You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Desde que el ser humano pisa la tierra el
juego ha estado presente en sus ires i venires,
en cualquier lugar, a cualquier momento y fuera
cual fuera la edad. Sabemos que se practica en
solitario o en grupo, pero en esta ocasión nos
centraremos en los beneficios de compartir este
“mágico” momento con los demás. Y es que
jugar es crear un momento en el que nuestros
cinco sentidos se van a abrir al mismo tiempo
para perseguir un objetivo que seguramente
nos resultará atractivo, motivador y divertido,
que posiblemente compartiremos con otros
participantes y que de forma simplificada
refleja situaciones que vivimos a lo largo de
nuestra vida y cómo nos enfrentamos a ellas.
Fomentar el juego en niños y adultos es
aumentar las probabilidades de aprender
valiosas enseñanzas para todos. Hoy os
resumimos algunas de las razones que justifican
lo que acabamos de exponer:
Es motivador y divertido
Esta es una de sus principales
características. Jugar es divertido y una persona
que se divierte está motivada, atenta y
dispuesta a dar todo su potencial en la actividad
que está realizando. Esto multiplica los efectos
de aprendizaje que se obtienen, potencia el
desarrollo de la inteligencia y la creatividad y
aporta seguridad al individuo conforme este se
siente dominador de la tarea que se realiza.
Seguir las normas nos iguala a los demás y
nos socializa
Un entorno estructurado nos estructura,
nos ordena la mente. Y este orden es
beneficioso pues facilita la comprensión de la
realidad, creando habilidades para entender las
situaciones y mejorar nuestras actuaciones.
Para jugar es necesario seguir algunas
normas, y esas normas suelen ser iguales para
todos. Este punto de partida obliga a los
jugadores a ver al otro como un igual, en
idénticas condiciones. Se trata de uno de los
elementos inclusivos más fiables, es decir, todos
somos iguales ante los juegos con
independencia de edad, sexo, color de piel o
condición personal (Como tendría que ser en la
vida real, ¿no?).
En este marco de igualdad se trabajan
conductas de respeto y aceptación así como
colaboración y una competencia respetuosa
entre los jugadores. Además, hay que practicar
un respeto por las normas de inicio a fin del
juego. Hacer trampas no solo está mal visto sino
que suele invalidar el mismo juego. Una
enseñanza valiosa para el mundo real.
Jugando aprendemos a respetar a los
demás, tanto si ganamos como si perdemos.
Generamos estrategias de equipo para
conseguir los objetivos y esto produce el
desarrollo de habilidades de planificación y
creatividad.
Pone en marcha las emociones y permite
comprender las de los demás
Es fácil pasar por muchos estados de
ánimo cuando se juega; desde la frustración
hasta la euforia. Jugando aprendemos que no es
malo sentirnos de uno u otro modo si
canalizamos cualquier emoción para que nos