Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
1
<strong>Mayday</strong> revista poética<br />
Es una publicación independiente con base en el aire.<br />
Febrero de 2018<br />
Numero 2<br />
Dirección<br />
El otro Miztlán<br />
V. G. M.<br />
Colaboradores<br />
Mariscela Z. Yatzil<br />
Andres O. Pantaleón<br />
V.Rodriguez<br />
Pintura<br />
Ery malzielo<br />
Uziel Levit M<br />
Relaciones públicas<br />
Mariscela Z. Yatzil<br />
yatzitlan@gmail.com<br />
http://maydayrevistapoetica.blogspot.com/<br />
FB: May Day
Una revista sin sobre guardar más que su silencio, más que entrelazar palabras,<br />
plasmar lo que ya está dicho y que de una forma u otra necesitamos remarcar<br />
la esencia que nos conduce, tal vez al irremediable olvido.<br />
En esta edición presenta al poeta Carlos Oquendo de Amat, Perú, y a Manuel<br />
Maples Arce, poeta mexicano, fundador del movimiento estridentista.<br />
El espacio angelino* lo cubre el poeta Iván Figueroa (Nicaragua), el poeta<br />
Daniel Baruc (República Dominicana), Mariscela M. Yatzil (México), Fernando<br />
Fernández C. (Honduras) y Andrés O. Pantaleón (México).<br />
3
¿Qué es poesía?<br />
¿Hay un punto donde la poesía se aleja de las palabrerías o las palabrerías también<br />
son poesía? Se ha dicho que se puede hablar de buena o mala música, pero<br />
no de mala poesía, porque la poesía existe o no, pero no puede ser mala, así de<br />
contundente es la afirmación, pero, ¿a qué se debe entonces cuando alguien<br />
agarra el micrófono y leen solo palabrerías, le aplauden, y le llaman poeta? ¿Es<br />
cuestión de gustos? ¿Dónde empieza y termina la poesía? Ahora con las redes<br />
sociales, se ha soltado una avalancha de poetas. Al parecer, solo es cuestión de<br />
coleccionar amigos, publicar un par de líneas para dejarse llamar poeta. (Y hay<br />
unos que se autonombran poetas). Revista Poética <strong>Mayday</strong>, intentará publicar<br />
la otra poesía, si es que existe la otra poesía. La que está más allá del monitor,<br />
del micrófono, más allá del libro, la que no cabe en un recital de señoritas.<br />
“Todos los escritores, incluso los más mediocres, los más falsos, los peores del<br />
mundo, han sentido la sombra de ese éxtasis de la creación.”<br />
Roberto Bolaño<br />
“Escribe y escribe, cuando llegues a cierto punto, tira de los puntales el poema,<br />
si se sostiene solo, entonces te llamaré poeta.”<br />
Ángel Negro<br />
4
Poemas de<br />
Carlos Oquendo de Amat<br />
Perú<br />
Cuarto de los espejos<br />
En estamedia noche<br />
con rejas de aire<br />
se agitan las manos<br />
¿Dónde estará la puerta? ¿Dónde estará la puerta?<br />
y siempre nos damos de bruces<br />
con los espejos de la vida<br />
con los espejos de la muerte<br />
ETERNA Juventud Vejez ETERNA<br />
Ser siempre el mismo espejo que le damos la vuelta<br />
Se agitan las manos amarillas<br />
y se pierden las otras manos<br />
y en este todo-nada de espejos<br />
ser de MADERA<br />
y sentir lo negro<br />
HACHAZOS DE TIEMPO<br />
6
Carlos Oquendo de Amat<br />
Perú<br />
Poema del manicomio<br />
Tuve miedo<br />
y me regresé de la locura<br />
Tuve miedo de ser<br />
una rueda<br />
un color<br />
un paso<br />
PORQUE MIS OJOS ERAN NIÑOS<br />
Y mi corazón<br />
un botón<br />
más<br />
de<br />
mi camisa de fuerza<br />
Pero hoy que mis ojos visten pantalones largos<br />
veo a la calle que está mendiga de pasos.<br />
7
Carlos Oquendo de Amat<br />
Perú<br />
Campo<br />
El paisaje salía de tu voz<br />
y las nubes dormían en la yema de tus dedos<br />
De tus ojos cintas de alegría colgaron<br />
la mañana<br />
Tus vestidos<br />
encendieron las hojas de los árboles<br />
la nostalgia<br />
En el tren lejano iba sentada<br />
Y en el campo volteaba la cara a la ciudad.<br />
8
Poetas angelinos y uno<br />
Que otro desarraigado<br />
De izquierda a derecha. Joaquín Martínez, Iván Figueroa, Fernando Fernández, Virgilio Miztlán<br />
9
Poemas satírico-críticos de<br />
Iván Figueroa<br />
Nicaragua<br />
Diasporeta<br />
¿Llamarse a sí mismo Quijote? No siendo genio ni siquiera<br />
loco genial, mejor le hubiese ido al igualado compararse con<br />
el rucio de Sancho Panza.<br />
Que otros le llamen poeta… es asunto suyo considerarse<br />
como tal.<br />
El ensimismado escribe para él mismo, sabe que la poesía no<br />
vende y ni se vende. La crítica a los que saben. Sin caer en el<br />
engaño de los que ven “bonita” toda poesía.<br />
Los que no soportan la crítica, ciegos en su propia vanidad,<br />
sedientos de protagonismo, no les basta el aplauso del público<br />
ni la tendencia viciosa de subir cada tontería en las redes<br />
sociales, no disimulan su enajenación a los que andan patrullando<br />
la diasporeta, doctores en manipulación de talentos<br />
y otros empíricos no menos aduladores que los anteriores,<br />
reclutando candidatos ansiosos de ser escuchados a cambio<br />
de nada y en el mejor de los casos un reconocimiento apergaminado,<br />
una chorcha, gafete o blimblim.<br />
Los verdaderos pertenecen a una elite sin ser elitistas, les<br />
distingue una rareza; ven lo que otros no ven, tratan con el<br />
espíritu de las cosas, las hacen hablar, descubren formas novedosas.<br />
Una aureola les envuelve al recibir el elogio y la aceptación<br />
de su trabajo. El premio intangible que motiva su creatividad.<br />
10
Poemas satírico-críticos de<br />
Iván Figueroa<br />
Nicaragua<br />
Blanquinegro<br />
El blanco dio en el blanco<br />
cuando disparó a un negro.<br />
Negro orgulloso de su color<br />
es blanco de ataques racistas.<br />
El negro huye del blanco<br />
por su discriminación,<br />
sobre el asfalto negro<br />
cae su humanidad<br />
víctima del negro pensamiento,<br />
palabra y omisión del blanco.<br />
El negro es negro parejo,<br />
nunca quiso ser blanco.<br />
El blanco cambia de color<br />
en un antagonismo de colores.<br />
El negro es blanco en poesía,<br />
canción, baile y tambor.<br />
El blanco adinerado<br />
esclaviza la vida<br />
en una película<br />
en blanco y negro.<br />
11
Poemas satírico-críticos de<br />
Iván Figueroa<br />
Nicaragua<br />
Inconcluso<br />
Duelo a muerte entre animalidad y raciocinio. En la incesante<br />
búsqueda los errores se vuelven aciertos. La inconformidad<br />
tienta la conveniencia de hacerse el loco. Duelo en el trauma<br />
de un comunista viviendo en paraíso capitalista. En pleno desarrollo<br />
tecnológico los indigentes pululan en calles convertidas<br />
en basureros.<br />
¿Vamos a la guerra para alcanzar la paz? Guerra contra una<br />
salsa de disparates: Frutas frescas con polvo de chile, fresas<br />
bañadas en chocolate, cerveza con jugo de tomate, whiskey<br />
con Coca Cola, sopa de mariscos con carne de res, ordenar<br />
pizza en un restaurante chino o viceversa, por la diversidad<br />
de los injertos y otros caprichos no siempre naturales en<br />
duelo eterno por la supervivencia.<br />
La irracionalidad de los poderosos y su consecuente lógica<br />
acumulativa, hackers de la humanidad en duelo inconcluso,<br />
sobornan la cacareada corrupción política y en complicidad,<br />
esquematizan la locura.<br />
12
Poemas satírico-críticos de<br />
Iván Figueroa<br />
Nicaragua<br />
Influencia de la cucaracha en la política<br />
La cuca<br />
racha<br />
la cuca<br />
cura cacha<br />
cacha ruca<br />
come papel<br />
rara caca<br />
enmohecidos<br />
por la cucha<br />
cara cursis<br />
arrastrados<br />
chacachaca<br />
raca chaca<br />
decretan<br />
defecan<br />
racu chaca<br />
cucurucú<br />
cacharacu<br />
inmunes<br />
cucharaca<br />
characacu<br />
ser viles<br />
dictiópteros<br />
dictadores<br />
bailan son<br />
ch acha cha<br />
ma cu<br />
cha ca<br />
can ra<br />
chas<br />
13
Mariscela Z. Yatzil<br />
Guerrero, México<br />
A quien corresponda:<br />
Nos unió la insensatez<br />
por querer ser la noche<br />
que se desprende de cualquier pedazo de papel.<br />
Se conjugó la nitidez<br />
con la creencia de ser un Zen-tible<br />
de un cielo opaco<br />
a punto de caer.<br />
Entre serias advertencias,<br />
locas variaciones,<br />
libros de todo tipo,<br />
palabras raras,<br />
algunas<br />
en el diccionario<br />
no encontradas.<br />
Místicas,<br />
extrañas:<br />
Saraswati,<br />
hozo,<br />
paroxismo,<br />
paramnesia,<br />
febreral,<br />
letras<br />
que<br />
solo en su mente encajan.<br />
14
Las guardo,<br />
las saco,<br />
las estudio,<br />
las medito,<br />
las releo,<br />
las mastico,<br />
las trago y re trago,<br />
las pronuncio,<br />
las incrusto<br />
en una pared de papel.<br />
¿Cómo dejar de escribir<br />
panegíricos poemas<br />
sin eludir<br />
el concierto<br />
de espermatozoides en su cuerpo durmiendo?<br />
Entre cuerpo y cuerpo,<br />
en el tamiz del silencio<br />
mis hematíes friccionan la vida<br />
destrozan el ego.<br />
Y con mi falda<br />
al caminar<br />
hundida<br />
en una encrucijada<br />
baje el vencejo y anide<br />
en mi litoral.<br />
Enhiesta en la sombra<br />
se agazapa noviembre<br />
trisando hosannas<br />
así terminar la confusión<br />
de este himeneo.<br />
15
La inventiva de palabras<br />
caracteriza la poesía de<br />
Fernando Fernández<br />
Honduras<br />
Solóculos<br />
En la ausencia del medio día, el crepúsculo deposita su ósculo<br />
en los labios de la tarde. Observo el natural espectáculo sin<br />
molestias, sin obstáculos desde lo alto de un montículo, con<br />
un par de binóculos descubro reducido grupo de corpúsculos<br />
en un cerrado círculo, parecen inóculos desplazándose sobre<br />
un báculo, sin prisa abordan el vehículo propiedad de los<br />
oráculos.<br />
En una esquina del pueblículo un solóculo fanático predica<br />
desaforado sus salmos y sus versículos, se asemeja a un<br />
ventrículo precipitándose al ridículo.<br />
Adelante estacionado está un zaga vendedor con sus ávidos<br />
tentáculos manoseando el artículo de una joven provinciana,<br />
me acerco a la plaza donde un grupo de músicos ejecutan<br />
sones y cantares vernáculos.<br />
Cansado de andar regreso a mi habitáculo, espero no soñar<br />
con tubérculos insípidos ni promiscuos semiflósculos.<br />
16
Andrés O. Pantaleón<br />
Guerrero, México<br />
La hacienda<br />
Como arca anclada en el campo,<br />
se erigen sus torres entre cantos.<br />
Unicornios galopan al remanso,<br />
que plebeyos y doncellas han labrado.<br />
Frutos de generosa alfombra fértil,<br />
se dispersan en nobles manos,<br />
y un mosaico de aromas y colores,<br />
deleita en la aurora a los aldeanos.<br />
Cascadas sudorosas por trabajo,<br />
resbalan del cálido balcón de afanadores,<br />
y el amo paga el salario,<br />
como un Dios santo juzgando por los actos.<br />
Por veredas que asemejan avenidas pletóricas,<br />
el ganado regresa presuroso a los corrales;<br />
mientras jinetes corpulentos silban,<br />
y cuidan con empeño los rebaños.<br />
Un prisma luminoso cubre el cielo,<br />
en la fiesta litúrgica venerada,<br />
y en instantes de gozo que contagia,<br />
descansan y brindan por su encanto.<br />
17
Andrés O. Pantaleón<br />
Guerrero, México<br />
El charco<br />
Pareciera que hierve el charco de agua en la madrugada,<br />
al recibir de las nubes la lluvia que también se dispersa<br />
donde termina el valle y comienza la colina alfombrada de<br />
sembradíos.<br />
Junto al charco, el concreto de la avenida luce húmedo,<br />
y cruzando la calle, la lámpara que pende del fierro forjado,<br />
baña con su luz desvaneciéndose en la fila de locales.<br />
Nada más tiene contacto con el charco,<br />
excepto las gotas de agua, y luego, ante el crepúsculo,<br />
otras imágenes refracta,<br />
y siente los pasos de la mascota que escapa de las manos de<br />
un niño.<br />
Los autobuses y camiones de carga, arriban a la nave comercial,<br />
y propician que la naturaleza se manifieste en el charco,<br />
desalojando líquido cuando los neumáticos pisan ahí,<br />
una y otra vez.<br />
Durante el día, los rayos del sol evaporan las últimas moléculas<br />
de agua en el charco,<br />
y que se negaban a morir; el aspecto ahora es el de un minúsculo<br />
cráter,<br />
que pide clemencia a Tláloc, para renacer de las cenizas como<br />
el Ave Fénix.<br />
18
Daniel Baruc Espinal<br />
República Dominicana<br />
Nada más me fue dado<br />
Nada más me fue dado<br />
que las cuatro paredes del cristal,<br />
un ajado pedazo de tiempo y de intemperie<br />
y la brevedad rabiosa con que el día despedaza sus esquinas.<br />
Mendigo de eternidad, camino ansioso:<br />
Busco en tus sombras lo que el día me niega.<br />
19
Daniel Baruc Espinal<br />
República Dominicana<br />
Mi padre<br />
I<br />
Mi padre no fue un arameo errante,<br />
ni durmió bajo lunas de cristal<br />
en la asfixiante luz de las arenas.<br />
No estuvo en el acto fundacional<br />
de la primera piedra que sepultaron<br />
como semilla túrgida<br />
para que de ella nacieran las pirámides<br />
de Keops, Kefrén y Micerino.<br />
No se bañó en el Nilo con Cleopatra,<br />
ni estuvo en el sitio de Troya,<br />
ni con las hordas de Atila<br />
asoló los estremecidos territorios<br />
donde ya jamás volvió a crecer la hierba.<br />
Tampoco vio el sol de medianoche<br />
en las regiones antárticas,<br />
ni apacentó rebaños en las praderas de altura<br />
de las Montañas Rocallosas,<br />
ni se embriagó de verde y de frescura<br />
en los ríos y canales de Bangkok,<br />
No hizo el amor con una muchacha tibia<br />
de pelo ensortijado y oloroso a lavanda<br />
que gustaba olvidar sus depresiones<br />
teniendo cada noche un hombre entre las piernas.<br />
20
II<br />
Mi padre no fue un arameo errante,<br />
ni tampoco fue un inca,<br />
y por eso nunca rezó de hinojos<br />
ante una soberbia siembra de maíz<br />
al dios Sol o Inti<br />
que lo fecunda todo;<br />
y nunca conoció el gran templo inmemorial<br />
de la ciudad de Cuzco.<br />
Mi padre no fue un azteca<br />
y por eso no estuvo en Tenochtitlan<br />
cuando el hombre con barba y cuatro patas y una cola,<br />
el que venía del mar, rasgó la piel del mundo<br />
y profanó a los dioses;<br />
nunca abrió el pecho de otro hombre<br />
buscando su corazón aún palpitante<br />
para ofrecerlo a la voracidad sagrada<br />
del gran Huitzilopochtli,<br />
ni bajó a lo profundo de las minas<br />
donde se suicidaban los subyugados indios<br />
del nuevo mundo<br />
ganado con la cruz y con la espada;<br />
ni en los molinos o en los ingenios de azúcar<br />
adoró a ningún ser venido desde el África,<br />
en el corazón doliente de los que fueron arrebatados<br />
de su tierra, sus ríos y su dicha.<br />
21
III<br />
Mi padre no fue un arameo errante.<br />
Mi padre fue un obrero.<br />
Un obrero antillano, simplemente.<br />
Un obrero con luz en sus pupilas<br />
y mares que le corrían por las venas<br />
con la misma alegría de la lluvia temprana<br />
mojando las colinas;<br />
un obrero de bronce, y nada menos,<br />
que un hombre de acero y resolana,<br />
fuerte como los cedros y los toros del sur<br />
que mugen mientras pastan con estrellas y cardos.<br />
Él conoció muy bien<br />
los tambores terribles de la fiebre,<br />
el cantar de la ausencia<br />
y las saetas del huracán<br />
sobre el parcelamiento infinito de las islas.<br />
22
IV<br />
Ya esta altura precisa del poema<br />
tengo que repetir, por enésima vez,<br />
que mi padre no fue un arameo errante,<br />
no fue un visir, ni fue un maquinista<br />
de una locomotora de vapor, ni un alfarero,<br />
ni un productor de cine,<br />
ni el dueño de un hotel de cinco estrellas;<br />
no surcó los cielos y puso un pie en la luna,<br />
ni firmó ningún tratado de fin de hostilidades,<br />
ni escribió una novela que se volvió best-seller,<br />
pero nunca faltó en mi casa<br />
pan o leña para quemar inviernos,<br />
y siempre su palabra estuvo a ras de todos<br />
como un inmenso árbol cargado de manzanas.<br />
23
V<br />
Mi padre no fue un arameo errante.<br />
Tampoco vio el fragor paradigmático<br />
de la toma feliz de la Bastilla,<br />
ni las cabezas que fueron al patíbulo<br />
a ser cortadas por la guillotina,<br />
ni coqueteó con la mujer de Urías,<br />
ni conoció a Natán, el gran profeta.<br />
ni junto con Moisés cruzó el Mar Rojo.<br />
ni levantó el vilo la serpiente,<br />
ni estuvo con Borges cuando escribía <br />
o con Dido cuando se suicidaba por el amor de Eneas;<br />
ni siquiera oyó hablar largo de Cervantes<br />
y jamás estuvo de acuerdo con la agonía de Sísifo<br />
y la espada terrible de Damocles;<br />
con Edipo lloró, por su destino,<br />
y acompañó a Ulises hasta Ítaca;<br />
a Neruda lo amó en la Isla Negra<br />
en su casa llena de caracoles y de libros,<br />
y a Hemingway en Cuba,<br />
antes de abandonarnos para siempre;<br />
un día le hablé ( seguro que lo hice)<br />
de Cabrera Infante y sus tres tristes tigres,<br />
pero él se conmovió recordando a Aureliano Buendía<br />
amarrado al castaño del olvido y la muerte,<br />
y a otro que llegó a Comala en busca de su padre:<br />
un tal Pedro Páramo…<br />
24
VI<br />
Mi padre no fue un arameo errante,<br />
tampoco fue un cosmos, un hijo de Manhattan<br />
como Walt Whitman;<br />
no mereció medallas del congreso,<br />
ni tuvo calles con su propio nombre,<br />
pero fue lo mejor que pudo darme el cielo,<br />
pues tuvo un corazón dulce y tan grande<br />
como un árbol cargado de manzanas.<br />
Mi padre fue un obrero<br />
apegado a su viejo testamento de sueños<br />
y amor de antepasados…<br />
25
Manuel Maples Arce<br />
(1900-1982). Poeta mexicano.<br />
Nació en Papantla, Veracruz, murió en la ciudad de México.<br />
Fundador del movimiento estridentista:<br />
Fue autor de poesía, narrativa y ensayo sobre literatura y arte.<br />
Algunos de sus libros son: Tintas de abanico (1920), Andamios interiores<br />
(1922), Urbe (1924), Poemas interdictos (1927), A la orilla de este río<br />
(1964), El paisaje en la literatura mexicana (1944), El arte mexicano moderno<br />
(1945), Incitaciones y valoraciones (1957) y Ensayos japoneses (1959).<br />
26
Manuel Maples Arce<br />
Prisma<br />
Yo soy un punto muerto en medio de la hora,<br />
equidistante al grito náufrago de una estrella.<br />
Un parque de manubrio se engarrota en la sombra,<br />
y la luna sin cuerda<br />
me oprime en las vidrieras.<br />
Margaritas de oro<br />
deshojadas al viento.<br />
La ciudad insurrecta de anuncios luminosos<br />
flota en los almanaques,<br />
y allá de tarde en tarde,<br />
por la calle planchada se desangra un eléctrico.<br />
El insomnio, lo mismo que una enredadera,<br />
se abraza a los andamios sinoples del telégrafo,<br />
y mientras que los ruidos descerrajan las puertas,<br />
la noche ha enflaquecido lamiendo su recuerdo.<br />
El silencio amarillo suena sobre mis ojos.<br />
¡Prismal, diáfana mía, para sentirlo todo!<br />
Yo departí sus manos,<br />
pero en aquella hora<br />
gris de las estaciones,<br />
las palabras mojadas se me echaron al cuello,<br />
y una locomotora<br />
sedienta de kilómetros la arrancó de mis brazos.<br />
27
Hoy suenan sus palabras más heladas que nunca.<br />
¡Y la locura de Edison a manos de la lluvia!<br />
El cielo es un obstáculo para el hotel inverso<br />
refractado en las lunas sombrías de los espejos;<br />
los violines se suben como la champaña,<br />
y mientras las ojeras sondean la madrugada,<br />
el invierno huesoso tirita en los percheros.<br />
Mis nervios se derraman.<br />
La estrella del recuerdo<br />
naufragada en el agua<br />
del silencio.<br />
Tú y yo<br />
coincidimos<br />
en la noche terrible,<br />
meditación temática<br />
deshojada en jardines.<br />
Locomotoras, gritos,<br />
arsenales, telégrafos.<br />
El amor y la vida<br />
son hoy sindicalistas,<br />
y todo se dilata en círculos concéntricos.<br />
28
Manuel Maples Arce<br />
Saudade<br />
Estoy solo en el último tramo de la ausencia<br />
y el dolor hace horizonte en mi demencia.<br />
Allá lejos,<br />
el panorama maldito.<br />
¡Yo abandoné la Confederación sonora de su carne!<br />
Sore todo su voz,<br />
hecha pedazos<br />
entre los tubos de la música!<br />
En el jardín interdicto<br />
-azoro unánimeel<br />
auditorio congelado de la luna.<br />
Su recuerdo es sólo una resonancia<br />
entre la arquitectura del insomnio.<br />
¡Dios mío,<br />
tengo las manos llenas de sangre!<br />
Y los aviones,<br />
pájaros de estos climas estéticos,<br />
no escribirán su nombre<br />
en el agua del cielo.<br />
29
Manuel Maples Arce<br />
Paroxismo<br />
Camino de otros sueños salimos con la tarde;<br />
una extraña aventura<br />
nos deshojó en la dicha de la carne,<br />
y el corazón fluctúa<br />
entre ella y la desolación del viaje.<br />
En la aglomeración de los andenes<br />
rompieron de pronto los sollozos;<br />
después, toda la noche<br />
debajo de mis sueños,<br />
escucho sus lamentos<br />
y sus ruegos.<br />
El tren es una ráfaga de hierro<br />
que azota el panorama y lo conmueve todo.<br />
Apruo su recuerdo<br />
hasta el fondo<br />
del éxtasis,<br />
y laten en el pecho<br />
los colores lejanos de sus ojos.<br />
Hoy pasaremos junto del otoño<br />
y estarán amarillas las praderas.<br />
¡Me estremezco por ella!<br />
¡Horizontes deshabitados de la ausencia!<br />
Mañana estará todo<br />
nublado de sus lágrimas<br />
y la vida que llega<br />
es débil como un soplo.<br />
30