You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Historias e ilustraciones
de Maritza Karadza
las historias
de papita
Para niños de 3 a 7 años
Primera edición, Lima, junio 2021
© 2021, Maritza Karadza
© 2021, Mesa Redonda Editorial y Librería S.A.C.
Av. Manuel Olguín 970 oficina 4 Urbanización El Derby
Telf. (511) 989 798 175 - 996 164 206
www.editorialmesaredonda.com
contactos@editorialmesaredonda.com
comunidad@editorialmesaredonda.com
Producción general: Sandra López Vallejos
Editor general: Jorge Ureta Sandoval
Corrección de texto: Augusto Sandoval
Diseño de portada: Lucho Chumpitazi
Ilustraciones de Maritza Karadza
Idea inicial de diseño: María Paz Gomez Karadza
Diseño interno: Lucho Chumpitazi / M.R Design
Foto de la autora: Propiedad de la autora
Cuidado de edición: Mesa Redonda Editorial y Librería
Marketing y publicidad: FerddMarz S.A.C.
Historias e ilustraciones
de Maritza Karadza
Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú
N.º: 2021-06043
ISBN: 978-612-5038-01-2
Prohibida su total o parcial reproducción por cualquier medio de impresión o digital en
forma idéntica, extractada o modificada, en castellano o en cualquier otro idioma, sin
autorización expresa del autor.
Impreso en Perú por E. Apogeo E.I.R.L.
Av. Javier Prado Este 4921 Int. 07 Urb. Camacho, La Molina
R.U.C.: 20546922261
Tiraje: 500 ejemplares
El cuento de Las historias de Papita es un viaje en el que prima la ternura que provocan las
historias y su protagonista: una pequeña papa peruana. Ella nos conduce por los paisajes
andinos donde transcurren la mayoría de sus aventuras y nos permite acercarnos al
ecosistema cultural y ambiental que rodea a la papa peruana y a su diversidad.
La papa peruana es ciertamente un personaje de gran relevancia para la historia del Perú y
para la reflexión sobre la identidad a puertas del Bicentenario. Su diversidad es un reflejo
de la riqueza de recursos y culturas peruanas. Por ello la revaloración de sus tradiciones
requieren de una conversación abierta en torno a ella. Sobre este último punto se enfoca
el aporte del cuento, ya que contribuye en la difusión del patrimonio material e inmaterial
relacionado con la papa peruana, a niñas y niños. De esta manera, el cuento se alinea a las
disposiciones de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de
la UNESCO, en especial al Artículo 14 sobre educación, sensibilización y fortalecimiento
de capacidades en torno al patrimonio.
En el contexto de la crisis sanitaria, la difusión del patrimonio cultural se ha vuelto
doblemente necesaria, debido a la compleja situación que envuelve al ejercicio cultural
tras el cierre de sitios patrimoniales y la suspensión de actividades culturales. Ante este
panorama adverso, el texto de Maritza Karadza aporta a la revaloración del patrimonio
cultural a través de la lectura.
Las escenas creadas por la autora, a partir de tradiciones y paisajes de la vida cultural
andina, le dan al lector la posibilidad de descubrir la riqueza del Perú a pesar de las
limitaciones generadas por las medidas preventivas, deshaciendo las barreras de espacio
y tiempo a través de la imaginación.
Ernesto Fernández Polcuch
Representante de la UNESCO en Perú
P
A
R A
M A R
T I
N A
Son tiempos que han transformado nuestro entorno, por ello queremos
dejar los mejores recuerdos a los que amamos.
Mi vida gira alrededor del arte, la cultura y la investigación. Todo ello me
impulsa a transmitir a Martina el conocimiento y la creatividad, elementos
esenciales para el amor a sus orígenes, frutos que nos da la tierra, como el
reconocimiento de la fuerza femenina sobre el terreno fértil.
Vivimos tiempos que motivan la reflexión y avivan los deseos de proyectar
lo que nos da fuerza para seguir adelante y, así, fortalecer nuestros lazos
con los demás.
El amor y la inocencia de la infancia
reconstruye nuestra alma, por esto este
libro es dedicado a los niños y niñas del
mundo, y al que llevamos dentro.
7
Papita
y la Luna
Era una noche de domingo. Papita y su familia subieron a la montaña para
descansar. La Luna estaba hermosa y tan grande que iluminaba todo el
campo. ¡Brillaba!
La abuela de Papita llevó una manta, la tendió sobre la hierba y todos se
recostaron a ver el satélite. Mientras la miraban, Papita les contaba una
historia en la que todos subían hasta la Luna con una escalera hecha de
caramelos de muchos colores y chocolates elaborados con el cacao sagrado
de la Amazonía. En ella, encontrarían dinosaurios con los que jugarían.
Con uno de ellos harían gran amistad. Él podía volar y era de color verde
brillante como las alcachofas del valle. Papita comenzó a nombrar a sus
amigos y amigas con los que quería jugar ahí: Chanchis, Huairito, Rosa
Ada y Tanga. También imaginó una fiesta como las que se hacían en el
pueblo. De un gran árbol colgarían muchos juguetes hechos por su papá.
Terminada la historia, su mamá, emocionada por lo escuchado, la abrazó
y le dio un beso. Le agradeció porque los subió a todos por esa escalera de
imaginación hasta la Luna.
La abuela Tomasa dijo, con mucha alegría, que lo mejor de la historia fue
que invitó a todos y que, aunque ella estaba sin sus amigos y amigas en ese
momento, lo fantástico de imaginar es que siempre se está acompañada y
nunca se deja de jugar. Papita cerró los ojos y siguió imaginando.
8
D
I
B U
J
A
EL ÁRBOL QUE IMAGINÓ PAPITA
CON LOS JUGUETES QUE HIZO SU PAPÁ.
10 11
A DONDE SE FUE
GUINDA GASPAR
Guinda Gaspar —uno de los amigos de Papita— salió a pasear con su papá, mamá y
hermanito. Como todas las papas de los Andes, siempre estaban en el campo, donde
vuelan los cóndores, tan grandes como las nubes, y las flores huelen a felicidad.
Esa mañana despertaron muy temprano, hora en la que el sol enciende de color
naranja y amarillo las montañas. Papá preguntó si querían dar un paseo. Les dijo
que escogieran:
1. ¿Ir a los campos de quinua a ver los muchos colores que poseen?
2. ¿Ver volar a los cóndores, echarse bajo la sombra de sus alas y escuchar
el sonido del viento que es como el silbido de un duende?
3. ¿O ir al río a jugar con las piedras y ver a los peces bailar con la música
del agua?
12
C
O
L
O
R
E
A
A PAPITA EN LOS CAMPOS DE QUINUA
14 15
C
O
L
O
R
E
A
A PAPITA CON SU AMIGO EL CÓNDOR
16 17
C
O
L
O
R
E
A
A PAPITA EN EL RÍO
18 19
Papita,
Carpita
y Orfeo
Cuando Papita y Orfeo llegaron a la ciudad, trajeron a Carpita, la mascota de Papita.
Ella paseaba llevando a Carpita con un pabilo, que su mamá se la hizo cuando
apenas era un brotecito. Utilizó lanas de las ovejas del valle que teñía de diferentes
colores originando un peculiar pompón. Papita nunca dejó de jugar con Carpita;
luego, Orfeo también aprendió a hacerlo.
El pueblo al que llegó Papita no tenía campos ni flores, ni ríos, solo polvo y piedras.
Para llegar a su casita tenían que subir hasta la parte alta del cerro, por eso
Carpita cada día estaba más sucia, sus colores ya no eran brillantes, se oscurecían
más y más.
Papita extrañaba mucho el campo y todos los días les decía a Carpita y Orfeo que
algún día regresarían, que sus papás los llevarían porque nuevamente tendrían
cosecha. Pero la ciudad se convirtió en un dragón que no los dejó volver, apagando
así los colores de Carpita y volviéndolos de un solo color: gris, como el polvo
de sus calles.
21
Las flores
de Papita
¿Sabías que las papas tienen flores y son muy hermosas? Pues sí. Las tienen violetas
y blancas, con el pistilo amarillo como el sol.
Un día, Papita recogió muchas flores y se adornó con ellas. Las vizcachas del campo,
peludas y chismosas, salieron a verla; todas se reían. Se escondían detrás de las
piedras y se tapaban con la hierba.
Papita, entonces, se puso muy triste y se fue caminando hasta el río. Se sentó en
una roca para mirarse en el reflejo del agua: ella era hermosa y las flores la hacían
más aún.
Feliz, se dijo: «No les haré caso a las vizcachas, porque no me ven como soy». Siguió
sentada en la roca, y cantó acompañada del río hasta el atardecer.
22
¿SABES CÓMO ES UNA VIZCACHA?
24 25
Papita
ya no juega
en el parque
Papita ya no podía ir a jugar al parque porque un día llegó, de un país lejano, en
un avión, un virus que enfermaba a todos. Entonces dijeron que los niños y niñas
tenían que cuidarse mucho. Los parques estaban abandonados, los árboles lloraban.
Papita estaba muy triste porque extrañaba a Chanchis, Leona, Huairito y Rosa Ada.
Ahora solo jugaba con Carpita —su mascota— y su muñeca Choclo a la que le
contaba historias y peinaba su cabellera amarilla que tenía y que, de vez en cuando,
se le caía alguna cerda.
De repente, un día comunicaron que cuando salieran de sus casas tenían que usar,
todos, mascarillas de protección para no ser atacados por el virus que —como
un gran monstruo fantasmal— pasea por la ciudad. Desde ahí, Papita y todos sus
amigos y amigas se quedaron en sus casitas cuidándose.
26
D
I
B U
J
A
AL VIRUS MONSTRUOSO FANTASMAL
QUE IMAGINA PAPITA
28 29
La fiesta
de las papitas
Las papitas nacen en los Andes y, como nosotros, no son
iguales, pues tienen diferentes formas, colores y tamaños;
poseen flores muy bellas, algunas papitas se adornan con
ellas. Les encantan las fiestas, siempre están presentes cuando
hay una.
Las papitas, una a una, bailan y juegan con los adornos de
papel, a los que llaman cadenetas de colores, que hacen
sus papás.
30
¿TÚ SABES LOS NOMBRES
DE ALGUNAS PAPITAS DE LOS ANDES?
C
U
A
L
E S
S
O
N
32 33
Papita y
Jose, el sapo
La lluvia no cesaba. Todo el campo olía a humedad. La
hierba estaba cubierta de gotas de colores. Papita buscó
un lugar para guarecerse. Encontró un enorme tronco
que podía cubrirla y se sentó debajo a esperar que
llegue la quietud, hasta que nuevamente resplandezca
el sol. De repente escuchó: «croac, croac, croac». Buscó
con la mirada saber de dónde venía ese sonido, pero
no vio nada. Pasó un momento y nuevamente: «croac,
croac, croac».
Dando saltos pesados, un enorme sapo, viejo como la
tierra, con ojos enormes como la luna, se acercó a ella, la
quedó mirando y le sonrió. Papita lo miró, quiso decirle
algo, pero la voz no le salió, como si tuviera un grano de
maíz atorado en la garganta. Entonces, el sapo le dijo:
—Me llamo José, soy hijo de la Pachamama —la tierra—.
En tiempo de lluvia salgo para ver crecer las plantas y
cuidar las chacras.
Papita, por fin, pudo hablar y lo saludó emocionada:
34
—Soy Papita y también soy hija de la Pachamama,
cuando tú traes la lluvia, nosotras crecemos,
florecemos y nos convertimos en un rico alimento.
Nos quieren, pues siempre estamos presentes
en todas las casas. Estoy muy feliz de conocerte.
Seremos amigos y te prometo venir cada vez que te
escuche cantar, y como sé que serán días de lluvia,
nos sentaremos bajo este tronco a conversar.
José sonrió y, con su enorme boca, cogió una hoja
entre la hierba. Luego, dijo:
—Con esto nos cubriremos y saldremos a caminar,
te llevaré a la montaña donde podremos ver el
arcoíris que se posa ahí, cuando termina la lluvia.
Así lo hicieron. Llegaron a la parte alta y
contemplaron lo más hermoso que nunca haya
visto Papita. Contó los colores, eran siete como los
días de la semana; entonces pensó que cada día lo
llamaría por cada color del arcoíris. Se despidieron
y, luego, Papita regresó a su pueblo con una nueva
historia y un nuevo amigo: José, el Sapo.
37
¿SABES CUÁLES SON LOS COLORES
DEL ARCO IRIS?
P
I
N
T
A
UNO QUE TENGA CADA UNO DE ELLOS
38 39
Papita
y Choclo
Era domingo y la mamá de Papita tenía que ir
a la Feria.
Ese día, todas las papitas se ponían muy
elegantes ya que mucha gente las iba a ver.
Algunas se sentaban en grandes cajas; otras,
en coloridas mantas. Conversaban, cantaban y
contaban lo acontecido en cada chacra.
Al costado de las papas estaban los tomates y
el maíz.
La Feria era grande: todos se encontraban allí.
Papita, siempre inquieta, buscó a Choclo.
«¡Vayamos a correr por la maleza!», le dijo.
Choclo, feliz, respondió: «Sí». Y salió corriendo
con sus pelos alborotados.
Corrían, rodaban y no paraban de cantar hasta
que llegaron cerca de una cocha —laguna—
donde se encontraron con una enorme
serpiente de cuerpo brillante que se arrastraba
en silencio por la hierba.
40
Papita preguntó: «Cuál es tu nombre?» La serpiente,
mirándola fijamente, contestó: «Soy Amaru». Choclo,
entonces, le susurró a Papita: «A mis papás les he escuchado
hablar de Amaru, mejor vámonos». Pero ella, siempre curiosa,
apuntó: «Mejor le preguntamos quién es, no tengas miedo».
—¿De dónde viene, usted, arrastrándose?
—Vengo de las alturas. Soy yo quien trae el agua a los valles
cuando hay sequías. Yo, al abrir la boca, produzco la bruma.
Cuando muevo mis alas, comienza la lluvia. De mi cola se
desprende el granizo.
Papita y Choclo escucharon con mucha atención, sin miedo,
sorprendidos por haberse encontrado con un animal que
tuviera la fuerza de atravesar el mundo. Se despidieron de
Amaru, le dejaron continuar su camino hacia otros valles,
para que así llegase la lluvia y todas las plantas puedan crecer.
Con mucha alegría y emoción de saber a quién habían
conocido, regresaron a la Feria a contar una nueva historia.
43
PAPITA TIENE A LOS TOMATES COMO AMIGOS,
QUE TAMBIÉN CRECEN EN LA MISMA TIERRA Y JUEGAN
CON ELLA. SON DE UN COLOR ROJO MUY BONITO.
¿Crees que si los tomates viesen a la
serpiente Amaru se asustarían?
¿Qué le preguntarían?
¿Puedes dibujarlos?
44 45
LAS HISTORIAS DE PAPITA
NO TERMINAN ACÁ.
¿Puedes ayudar a contar una más?
46 47
ÚLTIMAS
PUBLICACIONES
PA´ BRAVO YO
Eloy Jaúregui
EDDIE PALMIERI
LA HISTORIA DEL SOL MAYOR
Eduardo Livia Daza
LÍRICA, A TIEMPO
Indran Amirthanayagam
YO FUI VÍCTIMA
Tatiana Ramirez Natteri
LA CIENCIA Y EL ARTE
DEL CONCRETO
Cristian Sotomayor Cruz
Este libro se terminó de imprimir en en junio de 2021
por encargo de Mesa Redonda Editorial y Librería SAC
BENITO FRENTE AL ESPEJO
Roosmery Solanye Rodríguez Haro
PARA LEER EN INVIERNO
Manuel Alonso Navazar
DESPLAZADO
Raúl R. Romero
KILLA, LA MARIPOSA
María Sara Rios Hermoza
Historias e ilustraciones
de Maritza Karadza
Alcanzar la Luna ascendiendo por una escalera de chocolate, del famoso cacao amazónico
del Perú, es una de las tantas aventuras que Papita nos comparte. Acompañada de sus
amiguitos Papita nos lleva a recorrer sus sueños y los mundos soñados de sus abuelas, que
habitaron los Andes. Un universo poblado de fabulosas Amaru, de peces que bailan, de
coloridos campos de quinua y de papitas adornadas con flores violetas como ella misma,
que puede acurrucarse bajo la sombra de las inmensas alas de los cóndores.
Los iluminados relatos e ilustraciones de Las Historias de Papita son de la artista plástica
Maritza Karadza, su obra siempre inspirada en la historia de las antiguas civilizaciones
peruanas, esta vez se ha dimensionado por el advenimiento de su nieta, así, le regala a ella,
como a todos los niños y niñas, la milenaria presencia de la papa y su mundo de flores que
huelen a felicidad.
Maritza Villavicencio
CAMINOS DE ESPERANZA
Raúl Samuel Aguado Girao
Mesa Redonda Editorial y Librería
_^cnilc[fg_m[l_^ih^[(]ig
48