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DESCOLA TOLA Qué-es-la-naturaleza

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¿QUÉ ES

LA NATURALEZA?



¿QUÉ ES

LA NATURALEZA?

Philippe Descola • Florencia Tola


Descola , Philippe

¿Existe la naturaleza? : un enfoque antropológico / Philippe

Descola ; Florencia Tola. – 1a ed. – Ciudad Autónoma de Buenos

Aires : Libros del CCK. Sistema Federal de Medios y Contenidos

Públicos de Argentina, 2018.

54 p. ; 20 x 13 cm.

ISBN 978-987-46594-3-9

1. Antropología. I. Tola, Florencia II. Título

CDD 301

© Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos de Argentina

Fotografías: Philippe Descola

Diseño de tapa: Ingrid Seguel

Traducción: Eleonora Fernández

Entrevista filmada:

https://www.youtube.com/watch?v=OF9JlrkP2hY

ISBN: 9789874659439

Las opiniones y los contenidos incluidos en esta publicación son

responsabilidad exclusiva del/los autor/es.

¿Qué es

la naturaleza?

ExLibrisTeseoPress 9477. Sólo para uso personal


Índice

Agradecimientos................................................................... 9

Presentación de la colección Diálogos

Transatlánticos.................................................................... 11

Guillaume Boccara • Octavio Kulesz

1. Etnografía, etnología y antropología........................ 13

2. Los achuar y la “naturaleza”........................................ 19

3. Naturaleza/Cultura. ¿Una dicotomía universal? .. 25

4. La ambición comparativa ............................................ 31

5. Más allá de naturaleza y cultura. Las ontologías... 35

6. Las ontologías y las luchas políticas ......................... 41

Acerca de los autores ......................................................... 49

Bibliografía........................................................................... 51

7



Agradecimientos

La colección Diálogos Transatlánticos es fruto de la

colaboración entre los equipos del Sistema Federal

de Medios y Contenidos Públicos de la República

Argentina, y el Servicio de Cooperación y Acción

Cultural de la Embajada de Francia en Argentina.

La iniciativa se inserta dentro del Diálogo cultural

franco-argentino, programa que engloba las actividades

culturales planificadas entre ambos países

para el bienio 2018-2019.

Agradecemos profundamente el apoyo brindado

por las siguientes personas, cuyo aporte ha

sido decisivo para la realización del proyecto: el

Titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos

Públicos, el Ing. Hernán Lombardi; el Embajador

de Francia en Argentina, el señor Pierre-Henri

Guignard; la Secretaria de Contenidos Públicos, la

señora Gabriela Ricardes; el Director del Instituto

Francés en Argentina y consejero de Cooperación

y Acción Cultural, el señor Yann Lorvo; Frédéric

Vacheron, Director del Programa Villa Ocampo

de la Unesco; Fernanda Rotondaro, directora de

Canal Encuentro; Fernanda Cava (Sistema Federal

de Medios y Contenidos Públicos); Alejandro Arias,

director de la serie Diálogos Transatlánticos; Luciana

Bongiovani, Jimena D’Urso, Magali Barbatto y

Florencia Larregina, productoras de la serie Diálogos

Transatlánticos; María Cristina Stegmann, direc-

9


10 • ¿Qué es la naturaleza?

tora comercial del Hotel Club Francés de Buenos

Aires; Guillermo Stegmann, presidente del Hotel

Club Francés de Buenos Aires; Jean-Claude Reith,

consejero de Cooperación y Acción Cultural de la

Embajada de Francia en Chile; Laëtitia Quilichini,

Agregada de Cooperación regional de Francia en el

Cono sur; Jean-François Guéganno, ex director del

Instituto Francés en Argentina; Gloria Silva, Graciela

González e Inés Gaspari (Observatorio Unesco

Villa Ocampo); Mathieu Potte-Bonneville (Instituto

Francés en París); Hugo Feutray y Patricia

Caraguel, coordinadores del Centro Franco Argentino;

Andrea Utard, Sergio Morel, Laura Cambiaire

y Mateo Schapire (Instituto Francés en Argentina);

Ingrid Seguel; Heber Ostroviesky; Roberto Walton;

Mariana Larison y Celeste Medrano.


Presentación de la colección

Diálogos os Transatlánticcos

GUILLAUME BOCCARA • OCTAVIO KULESZ 1

¿Cómo pensar los grandes desafíos contemporáneos?

¿Cuál es el papel de los intelectuales en el

mundo de hoy? ¿En qué medida la historia, la antropología,

la filosofía y la sociología pueden aportar

una luz original sobre las dinámicas sociales y los

procesos históricos que estamos viviendo a escala

global?

Tales son algunas de las preguntas que guían

estos Diálogos Transatlánticos entre algunos de los

más destacados estudiosos franceses y argentinos

de hoy.

Unos diálogos que manifiestan la profundidad

de los vínculos intelectuales y afectivos que unen a

Argentina y Francia. Dos países que, en estos tiempos

de relativismo e incertidumbre, siguen apostando

al debate y a la producción de saberes, basándose

en investigaciones empíricas para la construcción

permanente de la democracia. Dos países cuyas

comunidades académicas saben que la cultura, la

1 Guillaume Boccara es antropólogo, Director del Centro Franco

Argentino, contenidista y guionista del programa Diálogos Transatlánticos.

Octavio Kulesz coordina la Editorial Teseo.

11


12 • ¿Qué es la naturaleza?

razón y la polifonía constituyen elementos fundamentales

en la construcción de un mundo más libre,

plural y fraternal.

En una era de polarización ideológica y de

autoritarismo, esta colección demuestra que solo el

diálogo entre el Norte y el Sur permitirá inventar

una nueva relación, rescatando huellas del pasado y

voces acalladas para imaginar futuros inéditos.


1

Etnografía, etnología y antropología

Florencia

Tola:

Buenas tardes, Philippe, bienvenido a la

Argentina. Es un placer tenerlo nuevamente por acá y

poder dialogar con usted. Para empezar, querría preguntarle

sobre sus ideas acerca de lo que son la antropología

y la etnografía. Específicamente, me gustaría saber qué

ideas tenía sobre la antropología y la etnografía antes

de empezar su trabajo de campo en un pueblo indígena

de la Amazonia ecuatoriana y qué ideas tuvo luego de

esa experiencia.

Philippe Descola: La antropología es el estudio de

las diversas maneras de vivir la condición humana.

En el interior de este programa muy, muy general,

hay diferentes enfoques, que pueden seguirse separadamente

o que pueden combinarse. El punto de

partida es el enfoque etnográfico, es decir, el estudio

en situación, por inmersión, de larga duración, dentro

de una comunidad determinada. Y esas comunidades

pueden ser de naturaleza muy variada.

Estuve en la Amazonia estudiando a los Amerindios,

pero tengo colegas que trabajan sobre las

patrullas de policía en los suburbios, al norte de

París. Y también pienso en el trabajo de Edwin Hutchins,

un colega estadounidense que trabajó sobre

13


14 • ¿Qué es la naturaleza?

un buque escuela de la Marina de guerra de su país.

Entonces cualquier colectivo al que ingresemos por

inmersión y que estudiemos durante mucho tiempo

puede constituir un objeto de estudio etnográfico.

La etnología es de por sí un primer nivel de

generalización, en el que nos interesamos por propiedades

compartidas por sociedades vecinas. En

Amazonia, por ejemplo, ¿hay comunidades de prácticas

de instituciones? Ese es el estudio etnológico

que se hace por inferencia y generalización, a partir

de casos particulares. Y la antropología, finalmente,

es el estudio de las propiedades formales

de la vida social. Y dichas propiedades formales,

en general, son estudiadas mediante la formulación

de hipótesis que se verifican a partir de los materiales

etnográficos acumulados, por supuesto, por

otros etnógrafos, por historiadores… Así, estos dos

enfoques que se suponen completamente diferentes

–etnografía, etnología por un lado y antropología

por el otro–, en realidad, se acercan mucho más de

lo que podríamos pensar: las preguntas que se plantea

un antropólogo se las formula, esencialmente,

porque las descubrió previamente en un enfoque

etnográfico, estando en contacto con una determinada

población, compartiendo la vida de personas

que, por su manera de vivir, por sus prácticas,

lo asombraron, lo sorprendieron y, finalmente, lo

alentaron a desarrollar un enfoque más general. Y

también, por otro lado, los materiales que utiliza un

antropólogo para realizar grandes comparaciones

son materiales que fueron filtrados previamente por

etnógrafos y etnólogos. Entonces, hay que saber qué


¿Qué es la naturaleza? • 15

procedimientos se utilizaron para filtrar esos materiales.

Es importante haber pasado por esa instancia

personalmente.

Cuando fui a hacer trabajo de campo, tenía una

formación previa como filósofo y sabía lo que era

la antropología, porque había leído a los grandes

antropólogos como quien fue mi maestro, Claude

Lévi-Strauss, pero al mismo tiempo me fascinaba la

idea de tener que estudiar localmente, en contextos

delimitados, poblaciones que, en definitiva, ponían

en marcha, día tras día, maneras de vivir, maneras

de pensar que yo intentaba comprender. Por eso me

dediqué a la antropología. La filosofía me parecía un

poco abstracta. Y en lugar de tener que tratar con

experiencias de pensamiento, me interesaba mucho

más la idea de observar experiencias de vida que son

de por sí experiencias de pensamiento, aunque no

se las formule de manera reflexiva.

FT: Retomando su experiencia etnográfica entre los

achuar, en la década de 1970 usted partió junto con

Anne-Christine Taylor –su esposa, ella también antropóloga–

a hacer trabajo de campo con este grupo jíbaro

que por aquellos años despertaba sin duda el imaginario

exotista occidental, a raíz de las famosas reducciones

de cabezas. ¿Cómo fue hacer etnografía de a dos

y cómo fue su experiencia inicial de trabajo de campo

entre los achuar?

PD: La decisión de ir a vivir con el pueblo achuar

nació de mi interés por la relación que existe entre

una sociedad y su entorno. Y para ello me pareció


16 • ¿Qué es la naturaleza?

útil estudiar a un grupo social que no había tenido

demasiado contacto con el exterior. Entonces, si

fuimos hacia los achuar, no fue por un deseo de primitivismo

o de autenticidad. Simplemente sucedía

que el sistema de uso de la naturaleza que este pueblo

había desarrollado –por lo menos, tal como yo

pensaba– tenía características que habían sido poco

modificadas por influencias externas. No había trabajo

asalariado, no había dinero, había pocas herramientas

metálicas. Y eso lo sabía porque los etnólogos

que habían estudiado a grupos jíbaros vecinos

hablaban de los achuar y decían: “Sí, hay un grupo

allí que se llama los achuar. Están más o menos por

ahí, no sabemos exactamente dónde y no han sido

objeto de indagación etnográfica alguna”.

La primera dificultad fue encontrarlos, porque

nadie sabía dónde estaban. Finalmente, cuando

logramos instalarnos, la experiencia etnográfica

consistió esencialmente en hacernos adoptar, como

si fuésemos unos niños un poco torpes –entiendo

que es una experiencia etnográfica compartida por

todos los etnólogos–. Una gran parte del tiempo que

les dedicamos a los achuar, al comienzo, viviendo

con ellos, la destinamos a hacer estudios precisamente

sobre su mundo circundante, porque había

una sola persona que hablaba algo de español, pero

los demás, obviamente, no hablaban ni una palabra,

por lo que tuvimos que aprender su lengua. Una

lengua que no era extremadamente difícil, pero que

tenía una estructura completamente diferente a la

de otras lenguas europeas que conozco. Y esto llevó

mucho tiempo.


¿Qué es la naturaleza? • 17

El trabajo de campo comenzó con estudios muy

concretos: medíamos las parcelas, contábamos la

cantidad de plantas de mandioca que había, pesábamos

lo que traían del huerto. Eran estudios un

poco aburridos… Trazar los planos de las poblaciones,

etc. Y, lentamente, fuimos aprendiendo su

lengua. Y fue un poco como sucede con una película

hablada en una lengua que desconocemos. De

golpe, aparecen fragmentos de subtítulos y empezamos

a entender algo, después los subtítulos se hacen

más completos y finalmente, un día, uno se dice:

“¡Entiendo todo lo que dicen! ¡Es maravilloso!”

Philippe Descola en Ecuador, durante su trabajo de campo (1976).

Por otro lado, generalmente decían cosas muy

banales. Pero, de todos modos, esa es evidentemente

la clave para acceder: el conocimiento de la lengua

es la llave de acceso. Además, es una sociedad que


18 • ¿Qué es la naturaleza?

mantiene una división sexual de tareas muy marcada.

Mi mujer, Anne-Christine Taylor, trabajaba

con las mujeres y yo con los hombres. Aunque ella

era muy competente porque trabajaba en la huerta,

estaba en la cocina, mientras que yo era totalmente

incompetente porque no soy un buen cazador. Llevé

un fusil, es cierto, pero la verdad es que ellos no

tenían muchas ganas de que los acompañara a cazar

porque yo asustaba a los animales. Entonces intenté

cumplir, lo mejor posible, mis funciones masculinas

entre los achuar. Esta manera de repartirnos las

tareas nos hacía lucir menos exóticos. Éramos una

pareja y creo que esa era una de las razones por

las que nos aceptaron, teniendo en cuenta que los

primeros contactos pacíficos habían sucedido poco

tiempo antes: éramos para ellos una fuente de distracción,

en una sociedad en la que esto no abunda.


2

Los achuar y la “naturaleza”

FT: Por la década de 1970, cuando ustedes se fueron,

los indígenas amazónicos llevaban un estilo de vida muy

distinto al que llevan hoy en día, y en cierto modo autodeterminaban

su forma de vida y su relación con la

naturaleza en base a sus reglas de vida. Ahora bien, la

antropología dominante en la época solía ver a los indígenas

amazónicos como un apéndice de la naturaleza. Es

decir que las instituciones sociales –en base a este determinismo

ambiental– eran concebidas como las formas

adaptativas a las limitaciones de un entorno. Por ejemplo,

la guerra muchas veces fue leída como consecuencia de la

carencia de proteínas para la alimentación. Usted partió

entonces a hacer trabajo de campo con la idea de rebatir

estos postulados teóricos del determinismo ambiental. Me

gustaría saber específicamente qué tipo de datos se dedicó

a registrar, con miras precisamente a discutir estas teorías

del determinismo ambiental tan elementales.

PD: Tal vez antes de responder debo decir que

hay una cosa muy llamativa que surge de la lectura

de las crónicas, de todo lo que se ha escrito sobre

los indios de la Amazonia antes de la aparición de

la antropología –porque los indios de las tierras

bajas de América del Sur ya estaban presentes en el

19


20 • ¿Qué es la naturaleza?

imaginario europeo mucho antes de que la antropología

profesional hiciese su aparición como disciplina

a fines del siglo XIX. Cuando leemos a los

cronistas franceses ubicados en la costa brasileña

y a los españoles y portugueses ubicados en otros

sectores, hay algo que llama la atención desde el

inicio, desde las cartas de Cristóbal Colón hasta los

trabajos de la escuela alemana de etnología a fines

del siglo XIX, y es que a los indios de la Amazonia

siempre se los presenta como un apéndice de la

naturaleza, retomando la expresión que usted utilizó

previamente. Es decir que desde una perspectiva

positiva, son –como diría Montaigne– filósofos

desnudos, que viven de los frutos que la naturaleza

generosa les entrega. Y desde una óptica negativa,

son bestias, salvajes o caníbales, totalmente dominados

por sus instintos. Sea cual fuere la hipótesis,

la idea es la misma. Es decir, se trata de seres naturales

que apenas se distinguen de la naturaleza. Y

la explicación que encontramos en los textos de un

gran número de teóricos, hasta fines del siglo XIX,

es la siguiente: no tienen instituciones sociales; son,

como se decía en francés –como manifestaron los

cronistas contemporáneos cuando descubrieron a

los Tupinambá, en el litoral brasileño–, gente “sin fe,

sin ley, sin rey”. Ninguna de las instituciones clásicas

que Europa conocía se hacía visible en esas sociedades.

Y, en definitiva, me dije: “Si esta calificación

es tan constante, probablemente lo es porque estas

personas tienen una relación muy particular con la

naturaleza”. Y por esta razón dirigí mi interés hacia

este aspecto en particular.


¿Qué es la naturaleza? • 21

Tal como usted señalaba, es cierto que en los

Estados Unidos, la escuela determinista quería en

aquella época que la mayor parte de las instituciones

y de las prácticas sociales fuesen totalmente delimitadas

por factores ecológicos. Yo tenía bastantes

dudas frente a esta postura, en particular porque en

Francia hay, en geografía, desde hace mucho tiempo,

una escuela posibilista –desarrollada a comienzos

del siglo XX– que pone el acento en el hecho de

que las limitaciones ambientales lo son solo en cierto

modo. Se trata, en realidad, de posibilidades que

se ofrecen a la vida social, de llevar tal o cual tipo

de existencia, de utilizar tal o cual recurso, y no son

limitaciones determinantes. Pero, al mismo tiempo,

había que llevar adelante un análisis que permitiese

invalidar estas teorías, no solo desde el punto de

vista epistemológico general sino también a través

de datos etnográficos y empíricos. Esto se puede

hacer de manera muy simple. Los achuar ocupaban

dos tipos de entornos: uno ribereño y otro interfluvial.

El entorno ribereño abarcaba las costas de los

grandes ríos, con particular abundancia de recursos,

en especial de peces. Y también tierras muy fértiles,

en las terrazas aluviales. Y además un ecosistema

ribereño con pequeñas colinas, suelos muy pobres

y fuentes de proteínas constituidas principalmente

por animales arborícolas, como monos, aves, etc. Y

en la teoría de la escuela determinista estadounidense,

las instituciones que derivaban de estos dos

tipos de entornos eran totalmente diferentes. Ahora

bien, por un lado, pude demostrar que los achuar

estaban allí instalados desde hacía mucho tiempo,


22 • ¿Qué es la naturaleza?

que ocupaban estos dos tipos de ambientes y que no

había ningún tipo de diferencia en sus instituciones

en virtud del tipo de entorno que explotaban. Esta

era una manera, en definitiva, de eliminar la idea

del determinismo.

Paantam en Sasaime, Amazonia ecuatoriana (1977).

Pero, particularmente, lo que pudimos demostrar

con otros colegas como William Balée –un

botánico estadounidense que hizo el mismo tipo de

trabajo en Brasil– es que las propias técnicas de uso

de la naturaleza, su agricultura itinerante de tala

y quema, la agricultura bajo cubierta forestal, etc.,

tenían por resultado la inexistencia de una separación

tajante entre el espacio hortícola –donde se

cultivaba la mandioca y un gran número de otras

especies– y la selva. Existía entonces una continuidad.

Y, en definitiva, la selva, a su vez, había sido


¿Qué es la naturaleza? • 23

profundamente modificada por estos hábitos culturales

y agrícolas, de modo tal que no había, en

el fondo, una sociedad que hubiese caído como del

cielo en un ambiente natural ya constituido en su

totalidad sino un proceso de evolución conjunta que

duró miles de años, entre una población humana y

poblaciones no humanas. Así, la selva es de por sí, en

parte, el producto de estas acciones humanas sobre

la naturaleza. Por lo tanto, no había determinación

sino, por el contrario, una acción humana muy presente

en la definición del medioambiente que los

achuar utilizaban.



3

Naturaleza/Cultura

¿Una dicotomía universal?

FT: Ahora bien –tal como sabemos por sus trabajos y los

de otros colegas– las relaciones que un pueblo indígena

mantiene con el entorno no se limitan a estas dimensiones

ecológicas y económicas. De hecho, cuando usted realizó

su investigación, se propuso abordar de manera simultánea

las dimensiones materiales e ideales de la relación

de los achuar con el entorno. Me gustaría que pudiera

contar cuáles aspectos de su etnografía lo fueron conduciendo

a lo que años más tarde denominó el “animismo”

y al cuestionamiento de la oposición –pretendidamente

universal– entre naturaleza y cultura, conocida también

como la gran división.

PD: Sí, es una buena pregunta, porque, en el fondo,

no hay un método privilegiado para descubrir este

tipo de cosas. Son las circunstancias y el azar los que

gobiernan la investigación etnográfica. Cuando uno

vive permanentemente con la gente, cuando uno

escucha todo lo que dicen –nosotros vivíamos en

las casas con los achuar–, en cierto momento, cuando

empezamos a comprender la lengua, hay cosas

25


26 • ¿Qué es la naturaleza?

que llaman la atención. Y voy a mencionar una de

ellas, que jugó un papel importante en mi manera

de comprender la relación que los achuar tenían

con su medioambiente, con los no humanos. En esa

sociedad, antes del amanecer, las personas se reúnen

alrededor de una fogata y hablan de los sueños que

unos y otros tuvieron durante la noche, para decidir

cuáles van a ser las actividades del día. Y, de

hecho, en general, había dos tipos de sueños: sueños

que se interpretaban de manera casi automática,

con reglas de conversión. Por ejemplo, si soñaban

que iban a pescar, que habían ido a pescar, era una

buena señal para cazar. Si soñaban que habían visto

un manada de pecarí, era una señal de que tal

vez iban a ser atacados por enemigos. Se trataba

entonces de conversiones totalmente automáticas.

Y además había otros sueños muy extraños, en los

que seres humanos visitaban al soñador para dejarle

un mensaje. Y estos humanos, muy a menudo, eran

plantas o animales. Recuerdo una mañana en la que

una mujer contaba que una planta de mandioca, en

realidad una jovencita, la había visitado en su sueño

para intentar envenenarla. Y, en realidad, se trataba

de una planta de mandioca que habían sembrado

muy cerca de otra planta que sirve para envenenar

a los peces. Se la pone en el agua, es una raíz

que desorienta a los peces. Es una técnica de pesca.

De modo que empecé a hacer preguntas. ¿Cómo es

esta historia? La mujer me respondió: “Sí, porque

en realidad todos piensan que las plantas de mandioca

son humanos. Entonces se puede conversar

con ellas, hablarles… Como se ven como humanos,


¿Qué es la naturaleza? • 27

nosotros las tratamos como tales. Evidentemente,

eso no nos impide comerlas, por supuesto, pero son

personas en gran medida como nosotros, porque

tienen un alma”. La expresión utilizada localmente

era “wacan”. Entonces son personas. La expresión

en achuar es “aents”. Personas son todos los seres

del mundo que tienen un alma con la que podemos

comunicarnos. Y existe una jerarquía, por supuesto,

entre estos seres. Algunos son humanos. Podemos

hablar con ellos y son humanos que hablan la misma

lengua que uno. Las aguas forman parte del mismo

conjunto. Y esto fue, entonces, una primera sorpresa.

En definitiva, la mayor parte de las plantas y de

los animales eran personas con las que podíamos

comunicarnos a través de los sueños.

Y una segunda sorpresa fue que me di cuenta

de que los achuar entonaban, todo el tiempo, cantos

mágicos destinados a las plantas y a los animales,

aunque eran encantamientos mentales. Evidentemente,

no se veían. Eran discursos del alma, cantos

muy poéticos, por cierto, dirigidos al alma de las

plantas y de los animales, pero también dirigidos

al alma de humanos que se encontraban lejos. Un

marido va a entonar, cuando se dirige a la guerra,

por ejemplo, cantos mágicos para que su mujer no

lo olvide, para que piense en él. Se trata entonces de

una técnica para actuar sobre los demás.

Así, las mujeres entonaban estos cantos, mentalmente,

para las plantas que cultivaban. Los hombres

entonaban estos cantos, mentalmente, para los

animales que cazaban. Y noté que, en definitiva, lo

que había ido a estudiar –las relaciones entre una


28 • ¿Qué es la naturaleza?

sociedad y su ambiente natural– estaba conformado

por una multiplicidad de relaciones interpersonales

entre humanos y no humanos, que eran relaciones

de complicidad, de antagonismo, de seducción, de

depredación… Y no se trataba, en absoluto, de la

adaptación de una sociedad a un ambiente dado.

Y en ese momento me dije que esta noción, esta

oposición entre naturaleza y sociedad, que como

filósofo había utilizado y que era la cosa más común

para nosotros –porque, particularmente en las ciencias

sociales, gracias a esta oposición entre naturaleza

y cultura podemos estudiar desde una abadía

medieval o una ciudad griega hasta una población

amazónica, etc.–, para toda esta gente no tenía ningún

significado. Y, en el fondo, ese fue el elemento

disparador que motivó mi interés posterior por

el tema, y que me llevó a definir, en un primer

momento, lo que tenía frente a mis ojos en la comunidad

achuar y en otras partes de la Amazonia.

Posteriormente, leyendo bibliografía etnográfica,

comprendí que la situación que había observado

no era tan diferente –aun cuando los etnógrafos no

la formulaban exactamente del mismo modo–, ya

que en toda la Amazonia no había un distinción clara

entre naturaleza y sociedad. Por eso decidí llamar

a esto “animismo”. Se trata de una noción antigua,

inventada a fines del siglo XIX, que perdió un poco

de crédito, pero que me parecía que ponía claramente

el acento en el hecho de que, por un lado,

los Amerindios de las tierras bajas consideraban que

la mayoría de las plantas y de los animales tenían

una vida interior análoga a la suya pero, por otro


¿Qué es la naturaleza? • 29

lado, las plantas y los animales, también los espíritus,

tenían cuerpos que les daban acceso a mundos

particulares. Esta es una idea muy interesante, en

definitiva, que fue desarrollada por un gran etólogo,

Jakob von Uexküll: me refiero a la idea de que un

ser tiene acceso a un mundo que es la extensión

de sus órganos. Así, el mundo de un pez no es el

mundo de una mariposa. El mundo de una mariposa

no es el mundo de un yaguareté. El mundo de un

yaguareté no es el mundo de un humano. El mundo

de un humano no es el mundo de un tucán o de

un águila. Porque cada uno de estos seres, por sus

propias capacidades biológicas, vive en mundos que

son bastante específicos. Y la genialidad del animismo

consiste en que, a pesar de que estos mundos

son tan diversos, las diferentes especies que componen

lo que nosotros vemos como un mundo único

pueden comunicarse entre ellas mismas, gracias a

una vivencia interior idéntica. En eso consiste el

animismo.



4

La ambición comparativa

FT: Me gustaría referirme brevemente a algunas cuestiones

de método. Sin duda, la etnografía es el sustrato

inicial que da estímulo a una reflexión antropológica

de orden más general. En sus libros La selva culta y

Las lanzas del crepúsculo, de algún modo se traduce

esa experiencia etnográfica. Ahora bien, en Más allá de

naturaleza y cultura, usted no procede por generalizaciones

sucesivas de casos particulares, sino que parte de

una hipótesis antropológica más amplia, más general. Me

gustaría que cuente cómo es este paso entre una experiencia

etnográfica como la que tuvo entre los achuar

de la Amazonia ecuatoriana y su labor antropológica de

mayor envergadura, plasmada en el libro Más allá de

naturaleza y cultura.

PD: El primer tipo de comparatismo que practica

un antropólogo es el comparatismo entre la situación

que observa y lo que sabe del mundo del que

él proviene. Y era evidente, entre los achuar, que la

manera en que ellos concebían las relaciones con los

no humanos era inversa a la nuestra. Es decir que

nosotros pensamos –desde el siglo XVII, digamos–

que los humanos forman una especie aparte, por

su mundo interior, por sus capacidades subjetivas,

31


32 • ¿Qué es la naturaleza?

por sus capacidades de reflexión, etc. Pero, al mismo

tiempo, sabemos también, prácticamente desde esa

misma época, que los humanos están gobernados

por las leyes de la física y de la química y que no

se distinguen, en realidad, de los demás seres del

mundo desde este punto de vista. Con los achuar

era exactamente al revés. Ellos decían: los humanos

no son para nada singulares por sus cualidades

morales, ya que las plantas y los animales se

ven como humanos con los que se puede entablar

una comunicación. Mientras que, en realidad, desde

el punto de vista físico, cada especie vegetal, cada

especie animal tiene acceso a mundos singulares y

forma así una naturaleza que le es propia. Entonces,

primera oposición central. Y esta oposición se basó,

precisamente, en la idea de que todos los humanos

pueden observar continuidades o discontinuidades

entre ellos mismos y otros seres que los rodean,

desde el punto de vista de las inferencias que hacen

respecto del mundo interior, respecto de las dimensiones

físicas. Entonces, primera oposición entre lo

que llamé “animismo” y lo que llamé, para calificar

nuestro propio mundo, “naturalismo”.

Pero no alcanzaba, porque era evidente que

cuando leemos bibliografía etnográfica, aparecen

otras fórmulas que son muy diversas, bastante diferentes

de las dos ya mencionadas. Entonces, a través

de la lectura etnográfica, a través del aprendizaje,

a través de los seminarios de investigación

y de los debates con colegas, se me ocurrió que

había otras dos fórmulas posibles, al margen de las

que ya cité –el naturalismo y el animismo. Y que


¿Qué es la naturaleza? • 33

consisten, por el contrario, en considerar que todos

los seres del mundo se encuentran segmentados en

bloques, dentro de los cuales se encuentran humanos

y no humanos, que comparten las mismas cualidades

físicas y morales. Esto es el totemismo. El

totemismo australiano constituye un caso emblemático.

¿Qué es una clase totémica? Una clase en la

que hay determinado grupo de humanos y no otros,

con canguros, ballenas, acacias, etc. Y se supone que

todos ellos tienen las mismas cualidades, es decir

que son más bien rápidos o algo lentos, bastante

redondeados o más angulosos. Y el nombre que va

a designar al tótem se refiere a una cualidad que

englobará todas esas cualidades morales y físicas,

compartidas por el grupo. Algo muy curioso, muy

contraintuitivo.

Y luego hay otra fórmula, que es la inversa.

Todo es diferente. El mundo está compuesto por

singularidades y como un mundo compuesto por

singularidades es difícil de habitar, incluso es difícil

de pensar, hay que poder encontrar, entre estas

singularidades, relaciones de analogía, relaciones de

correspondencia. Y vamos entonces a alinear de

algún modo estos elementos variados, para ubicarlos

en clasificaciones muy clásicas –valga la redundancia–,

que conocemos tanto en el sur de los Estados

Unidos como en el pensamiento chino o en

las ideas renacentistas, vamos a ordenar por color,

función, oficio, clase animal, etc. Y cada una de

estas series, de algún modo, permitirá poner orden

en un mundo extremadamente diverso. He llamado

a este sistema “analogismo”, porque se basa en el


34 • ¿Qué es la naturaleza?

razonamiento analógico, que por otro lado es universal,

pero que aquí es utilizado de manera sistemática

para conectar singularidades. Entonces, a

lo largo del tiempo –y, evidentemente, con muchas

lecturas en mi haber–, estas cuatro fórmulas finalmente

se me impusieron.


5

Más allá de naturaleza y cultura

Las ontologías

FT: Me gustaría entonces precisar el sentido de ciertos

conceptos que usted utiliza. Su libro Más allá de naturaleza

y cultura es una obra de síntesis comparativa de

gran ambición. Es un ejercicio de “ontología estructural”.

Ahora, cuando usted recurre al concepto de ontología, se

está refiriendo a algo distinto de aquello a lo cual los

filósofos se refieren cuando emplean este mismo concepto.

Hoy en día, el concepto es usado por antropólogos del

mundo entero. Incluso algunos de ellos utilizan el término

“ontología” como un sinónimo de “cultura”. Me gustaría

pedirle entonces si puede aclarar el sentido antropológico

que le asigna al concepto de ontología y que cuente cuál

sería la ventaja de utilizar este concepto. O sea, en qué

nos diferenciaría de un estudio de la cultura.

PD: Comencé a utilizar esta noción, este concepto

de ontología, hace unos veinte años, no para designar

una cosa sustantiva sino un nivel de análisis. Al

hablar de nivel ontológico, lo que quería era poner

en evidencia la necesidad de que la antropología

se interesara por las realidades que estudiaba, antes

35


36 • ¿Qué es la naturaleza?

de que esas realidades estuviesen ya constituidas

en instituciones, las que generalmente eran analizadas

a partir de conceptos que provenían de nuestro

propio mundo eurocentrado. Y así, en definitiva,

la ontología es lo que se refiere a lo que es. Es el

mobiliario del mundo. La hipótesis que yo formulaba

sostenía que el mobiliario del mundo varía,

porque a ese nivel tan elemental, lo que va a llamar

la atención, lo que va a constituir esos mundos

singulares son elementos que van a variar según las

formas de socialización que hemos recibido. Tomo

un ejemplo muy simple. Nosotros, en las ciencias

sociales, no solo en antropología, solemos utilizar

el término sociedad. Estudiamos la sociedad. Ahora

bien, este término alude a una realidad muy particular,

que surgió progresivamente a lo largo de los

siglos XVII y XVIII, con la filosofía de la Ilustración,

y que trata de la asociación de los humanos que

pactan libremente para auto-organizarse. Pero esta

situación no se corresponde con la manera en que

los achuar, los aborígenes australianos, los chinos

y muchas otras civilizaciones del mundo conciben

la forma de su asociación, porque en el interior

de estas asociaciones hay muchos no humanos o

los mismos no humanos se asocian en sociedades

y en estos supuestos el concepto de sociedad solo

designa una cosa muy particular y es la que implementamos

de manera reflexiva, para concebirnos a

nosotros mismos.

La ontología designa ese movimiento que en

términos filosóficos podemos llamar antepredicativo.

Es el antes en el que se crean las instituciones


¿Qué es la naturaleza? • 37

que estudiamos como resultado de los procesos de

inferencia, los cuales se ven condicionados por los

modos de socialización, por las elecciones –ontológicas,

si se quiere– de base. Y, en este sentido, digo

a menudo que hablar de ontología es una forma

de higiene conceptual, es una forma de despojarse

del eurocentrismo, del antropocentrismo, de conceptos

que utilizamos en ciencias sociales para ir a

un nivel más elemental de constitución de la vida

colectiva, en el que no se va a prejuzgar la identidad

de las entidades que componen el mundo en

el que vivimos.

FT: Bien, y continuando entonces con esta idea que acaba

de expresar: en su obra juega un papel fundamental la

noción de modo de identificación, entendido como un

tipo particular de esquema ontológico adquirido en la

socialización temprana. Me pregunto qué es lo que un

etnógrafo observa durante su trabajo de campo que le

permite identificar estos filtros ontológicos que –tal como

entiendo– orientan las prácticas de las personas de las

cuales nosotros lo que vemos son las experiencias de la

vida cotidiana.

PD: Un modo de identificación no se observa,

por lo menos no más de lo que se observa un

esquema. La noción de esquema en Kant o en Piaget,

por ejemplo, en psicología evolutiva, funciona

como un dispositivo para filtrar la realidad, la

organización de la realidad, en el que solo podemos

observar los efectos. ¿Y cuáles son esos efectos?

Tomemos el ejemplo del animismo. ¿Cómo se


38 • ¿Qué es la naturaleza?

construye un esquema de este tipo? Aunque recurramos

a una resonancia magnética y pongamos a

un achuar en el escáner, nunca veremos aparecer un

esquema. La psicología cognitiva parte del principio

de que el esquema es un instrumento indispensable

para movilizar económicamente conocimientos

muy variados, que pueden ser reagrupados en una

categoría más general. ¿Cómo funciona en el caso

del animismo? Un niño escucha todos los días o

casi todos los días historias que cuentan los adultos.

Muchas de estas historias tratan de los espíritus:

“Estuve en un lugar, escuché un ruido raro y

como no veía nada y estaba en la orilla del río, se

trataba probablemente de un espíritu de las aguas.

Era seguramente Sunui”. Y sigue. Todos los días, el

niño escucha esta historia. Es lo que se llama saber

condescendiente, es decir, ser condescendiente respecto

de lo que te enseñan. Cuando este niño o

esta niña se encuentre, a su vez, en una situación

en la que vea o escuche algo un poco fuera de lo

común, automáticamente, su interpretación será la

misma. Es decir que, en realidad, el animal que lo

mira, en lugar de huir, no es un animal normal, sino

que se trata de un animal cuya alma fue lacerada

por los humanos, que tal vez quiere vengarse, etc.

Así, este tipo de interpretación se va a presentar de

manera totalmente espontánea. Y nosotros mismos

podemos hacer inferencias animistas cuando nuestra

computadora o la cámara de televisión deja de

funcionar: prácticamente, vamos a inferir o a imputarle

a estos objetos una cierta maldad voluntaria.

Esto no sorprende en absoluto.


¿Qué es la naturaleza? • 39

Un niño achuar de la Amazonia ecuatoriana (1977).


40 • ¿Qué es la naturaleza?

Pero un esquema se convierte en un modo de

identificación cuando se inhiben otras formas de

inferencia. Si yo, a partir de hoy, digo que las plantas

y los animales tienen almas, viven en sociedad, realizan

todo tipo de acciones, me van a mirar raro. Se

acepta para los indios, pero no funciona para nosotros.

¿Por qué? Porque durante nuestra socialización

naturalista, hemos inhibido progresivamente

las inferencias de esta índole. Las hacemos espontáneamente,

pero no vamos a sistematizarlas, a darles

una dimensión pública. Y es lo mismo para todos los

modos de identificación. En el fondo, se basan en

capacidades de inferencia que cada uno de nosotros

posee, pero la socialización va a cortar las vías de

inferencia que no son estándar y que resultan extrañas

en el marco cultural general de la sociedad en la

que fuimos educados.


6

Las ontologías y las luchas políticas

FT: Volviendo entonces a esta idea de los modos de identificación

como un tipo de esquema, me gustaría compartir

con usted algunas dudas derivadas del trabajo de campo

etnográfico que llevo adelante desde hace ya varios

años entre los tobas (Qom) del Chaco argentino, área

que conoce bien, tanto por la lectura de los antropólogos

clásicos como por haberme acompañado hace ya varios

años a una estadía de campo, en la época en que yo estaba

haciendo el doctorado en Francia bajo su dirección.

Como bien sabe, los indígenas tobas habitan un mundo

hecho de plantas, animales, chamanes, pájaros que comunican,

espíritus, muertos, pero también un mundo hecho

de montes talados, contaminación, discriminación, racismo.

Aun así, existen entre ellos maneras particularmente

tobas de vincularse con el entorno y entre sí. Maneras

que no responden para nada a los modos de identificación

naturalista. Teniendo en cuenta este panorama chaqueño

–pero que es tan común a otros pueblos indígenas de

América–, ¿qué pasa en estos contextos contemporáneos

en los que los indígenas adquieren desde su infancia

esquemas de objetivación de la realidad de corte animista

pero también naturalista? Es decir, ¿qué pasa con estos

41


42 • ¿Qué es la naturaleza?

esquemas? ¿Ellos transitan por ontologías distintas cuando

alternan su cura chamánica con una salida al hospital

o con un culto evangélico?

PD: Hay que tener muy en cuenta el hecho de

que estos modos de identificación son modelos. Son

modelos analíticos y no describen ni la complejidad

ni la riqueza de la vida social y cultural en general.

Eso no sería posible. Pero pienso que la capacidad

de moverse en mundos bastante distintos es una

característica del movimiento de globalización, de

hibridación, que conocemos en este momento. Voy

a dar un ejemplo. Uno de mis estudiantes trabajó

sobre el chamanismo de los Shuar, que son los

vecinos de los achuar. Los Shuar están en contacto

con el frente de colonización desde hace mucho más

tiempo que los achuar. Me relataba esta escena de

un chamán shuar, que atendía a otro shuar con técnicas

clásicas del chamanismo shuar. En la misma

casa después de esta primera curación, atendió a

un mestizo ecuatoriano, un colono, con otra técnica

que es la “soplada”, que consiste en barrer todo el

cuerpo para que salgan los elementos patógenos. Y

resulta que en esa casa había también dos franceses

que hacían turismo neochamánico. Entonces explicó,

en español, a estos dos jóvenes franceses que los

Shuar eran guardianes de la naturaleza, que eran los

mejores, en definitiva, por la relación íntima que

tenían con las plantas y los animales. Estaban, de

alguna manera, en condiciones de ser ecologistas

refinados. Así, este hombre se desplazaba por tres

registros diferentes. Podríamos decir que el primero


¿Qué es la naturaleza? • 43

era animista, el segundo analogista, si se quiere, y el

tercero naturalista. Lo hacía sin grandes dificultades,

aun cuando, en el fondo, pienso, se había mantenido

completamente animista. Pero el vocabulario

que usaba en cada uno de los casos podía adaptarse

a las circunstancias de modo tal que, sin fingir,

lograba moverse en los tres universos sin dificultad.

Florencia Tola y Philippe Descola en la comunidad toba San Carlos,

con Paulino Álvarez, Gregorio López, Mercedes Fernández y sus

hijos (2000).

FT: Me gustaría seguir con el Chaco, pero ahora

prestando atención a sus particularidades, así como a la

antropología dedicada a esta región del mundo. A diferencia

de lo que pasó en los Andes o en Amazonia, en

el Gran Chaco no se desarrolló una obra que continuara

con los trabajos pioneros de Alfred Métraux, Lucien

Sebag o Pierre Clastres. Sin embargo, en el Chaco, desde

la década de 1970, sí abundó una producción local


44 • ¿Qué es la naturaleza?

muy importante. Desde hace algunos años, la antropología

chaqueña comenzó a interesarse por estos conflictos

ontológicos diversos surgidos entre los pueblos indígenas

chaqueños y los estados nacionales. Quería saber si para

usted la lucha por la autodeterminación política de los

pueblos indígenas chaqueños podría ser pensada también

como una lucha por la autodeterminación ontológica. ¿La

lucha de los pueblos indígenas va al margen de las ontologías

o puede ser también estudiada a partir de un enfoque

ontológico? Le pregunto esto porque me gustaría saber

si le parece que la antropología contiene en sí misma

un proyecto político.

PD: ¡Es evidente que la antropología tiene un proyecto

político! Uno de los fundadores de la antropología,

Edward Tylor, decía a fines del siglo XIX

que, esencialmente, los antropólogos son reformistas.

Bueno, reformistas es tal vez un término un

poco tibio. Podríamos decir que los antropólogos

son revolucionarios. Pensemos por ejemplo en

Lévi-Strauss, a quien se acusaba de ser conservador.

Se publicó recientemente una conferencia que dio

en la CGT –el gran sindicato comunista francés–

en 1936, cuando había vuelto por poquito tiempo

de Brasil, en la que argumentó, frente a sindicalistas

que eran esencialmente comunistas, que la

etnología era una ciencia revolucionaria. ¿Y cuál fue

el argumento que expuso? ¡Pues el argumento más

sencillo del mundo! Cuando uno tiene la costumbre

de mirar las cosas, tomando un desvío y adoptando

el punto de vista de otras civilizaciones, las instituciones

de la civilización de la cual uno proviene le


¿Qué es la naturaleza? • 45

parecen a uno extrañas y, la mayor parte del tiempo,

injustas. Así es como la etnología permite este

desfase, este movimiento, este paso al costado, que

de algún modo ubica bajo una luz cruda y crítica

las instituciones de la sociedad de la que proviene

el observador.

Pero para volver a la pregunta sobre la ontología

política, es evidente que los aborígenes del Chaco

o los indios de la Amazonia no comparten los

mismos mundos que las empresas multinacionales

o los estados dentro de los cuales intentan desarrollar

su propia existencia. Dicho de otro modo,

estos conflictos son, sin dudas, conflictos políticos.

Se trata, por supuesto, de una hegemonía o de

un intento de hegemonía de los estados y de las

grandes empresas, incluso de los colonos, sobre los

Amerindios, que se observa cotidianamente. Pero la

manera en que los Amerindios van a percibir esta

situación no es necesariamente como una lucha de

clases sino, por el contrario, como una competencia

entre maneras de relacionarse con el mundo que

son totalmente incompatibles. Es, por otra parte,

uno de los obstáculos que la izquierda latinoamericana

encontró cuando intentó pensar las luchas

amerindias. Muchos amigos míos latinoamericanos

se inclinaron por interpretarlas en términos de análisis

marxista clásico. Veían a los indios en los Andes

como campesinos que luego se transformarían en

proletarios y que, en lo sucesivo, constituirían la

vanguardia del proletariado, cuando, en realidad,

lo que querían esos indios eran derechos culturales,

entre comillas. En definitiva, querían que se


46 • ¿Qué es la naturaleza?

respetara el mundo en el que vivían y que era realmente

diferente respecto de aquel de la sociedad

dominante. Y pienso que las formas de acción política

que desarrollaron los Amerindios, por tomar el

ejemplo de América del Sur, desde los Andes hasta

las Tierras Bajas, son formas muy interesantes porque

muestran, justamente, el alcance político de las

reivindicaciones territoriales. Cuando en los Andes

hay comunidades que protestan contra el proyecto

de radicación de una mina, resulta evidente que

se trata de protestar contra la degradación de las

condiciones de existencia, contra la contaminación,

etc. Pero se trata también de manifestar que tal vertiente,

o tal río o tal montaña que fueron maltratadas

por una explotación capitalista son, en realidad,

elementos de un colectivo más amplio. Y los

humanos, dentro de ese colectivo, entienden haber

recibido la misión de defender un elemento de ese

colectivo, que es un elemento no humano. Se trata

entonces de una forma de acción política completamente

original, que encontramos por todas partes,

en los Andes.

De igual modo, en la Amazonia, cuando los

Amerindios desean proteger un territorio, van a

decir: “Hay que proteger este territorio porque dentro

de este territorio hay relaciones muy particulares,

muy singulares, entre los humanos y los animales”.

Y tengo un ejemplo muy reciente de una

petición presentada en la conferencia de la COP21

en París, en 2015, por una comunidad indígena de

la Amazonia ecuatorial. Son casos muy precisos de


¿Qué es la naturaleza? • 47

reivindicaciones ontológicas que no son reivindicaciones

políticas o territoriales, en el sentido clásico

del término.

FT: Muchísimas gracias, Philippe, por este diálogo transatlántico,

por haber tenido la oportunidad de conversar

sobre todos estos temas tan apasionantes, que sin

duda ayudarán a nutrir los debates contemporáneos de la

antropología argentina. Muchas gracias.

PD: Muchas gracias, Florencia. Siempre es un placer

seguir conversando con usted. Y siempre es un

placer volver a la Argentina.



Acerca de los autores

Philippe Descola realizó sus estudios en la École

Normale Supérieure de Saint-Cloud y obtuvo su

doctorado en antropología en la École des hautes

études en sciences sociales (París) bajo la dirección

de Claude Lévi-Strauss en 1983. En 1990, fue elegido

profesor en el Collège de France, donde se

desempeña como titular de la cátedra “Antropología

de la naturaleza”. Ha sido profesor en la Universidad

Católica de Quito, Visiting Scholar en el King’s

College de Cambridge y miembro de la American

Academy of Arts and Sciences. En 2012, recibió la

Medalla de Oro del CNRS. Es autor y editor de más

de una quincena de libros y de más de 150 artículos

y capítulos de libros. Ha realizado trabajos de campo

primero en México (1973) y luego, desde 1976,

entre los achuar de la Amazonia ecuatoriana.

Florencia Tola es licenciada en Ciencias Antropológicas

por la Universidad de Buenos Aires y doctora

en Antropología Social por la École des hautes

études en sciences sociales (París). Luego de concluir

su tesis de doctorado bajo la dirección de Philippe

Descola, ingresó a la carrera del CONICET.

Principal renovadora de la antropología chaqueña

argentina, es docente en las Universidades de Buenos

Aires y Nacional de San Martín. Investigadora

asociada del Equipo “Enseignement et Recherche

49


50 • ¿Qué es la naturaleza?

en Ethnologie Amérindienne” (EREA) del CNRS, es

fundadora y directora de la colección Etnographica

de la editorial Rumbo Sur.


Bibliografía

BALÉE, William L. (1999). Footprints of the Forest.

Columbia University Press.

DESCOLA, Philippe (2016). La composición de los

mundos. Conversaciones con Pierre Charbonnier.

Buenos Aires, Ed. Capital Intelectual.

___________, 2016. Diversidad de naturalezas, diversidad

de culturas. Buenos Aires, Ed. Capital Intelectual.

___________, 2012. Más allá de naturaleza y cultura.

Madrid, Amorrortu Editores.

___________, 2005. Las lanzas del crepúsculo. Relatos

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Económica.

HUTCHINS, Edwin (1995). Cognition in the wild.

Cambridge, MIT Press.

TOLA, Florencia (2012). Yo no estoy solo en mi cuerpo.

Cuerpos-personas múltiples entre los tobas del Chaco

argentino. Buenos Aires, Biblos.

TOLA, Florencia; MEDRANO Celeste & CARDÍN,

Lorena (eds.) (2013). Chaco. Ontologías, poder y

afectividad. Ed. Rumbo Sur/IGWIA.

TOLA, Florencia & SUAREZ, Valentín (2016). El

teatro chaqueño de las crueldades. Memorias qom de

la violencia y el poder. Buenos Aires, Ed. Rumbo

Sur.

51




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