Defendiendo a Themis- Versión original
La Cristiandad ha sido rebautizada como Civilización Occidental y Cristiana, y luego como Occidente. Ha olvidado que nació de las enseñanzas de Jesucristo, y que se hizo liberal como consecuencia del cristianismo, y sus actuales miembros se dicen liberales pero admiran a su opuesto, el Iluminismo y su consecuente Revolución Francesa. El comunismo lo continuó, y entre ambos, iluminismo y comunismo, han preparado el camino para un Nuevo Orden Mundial totalitario. Pese al amor que tengo a este libro, recomiendo su segunda versión, bastante más completa que ésta.
La Cristiandad ha sido rebautizada como Civilización Occidental y Cristiana, y luego como Occidente. Ha olvidado que nació de las enseñanzas de Jesucristo, y que se hizo liberal como consecuencia del cristianismo, y sus actuales miembros se dicen liberales pero admiran a su opuesto, el Iluminismo y su consecuente Revolución Francesa. El comunismo lo continuó, y entre ambos, iluminismo y comunismo, han preparado el camino para un Nuevo Orden Mundial totalitario.
Pese al amor que tengo a este libro, recomiendo su segunda versión, bastante más completa que ésta.
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
DEFENDIENDO A THEMIS
La Cristiandad grecorromana liberal
y sus atacantes iluministas y marxistas
EL ATAQUE A LA CRISTIANDAD LIBERAL POR SU MELLIZA
MALVADA ILUMINISTA Y SU CARICATURA COMUNISTA, HOY
ALIADAS ENSAYANDO UN NUEVO ORDEN MUNDIAL LIBERTICIDA
DEFENDIENDO A THEMIS
La Cristiandad grecorromana liberal
y sus atacantes iluministas y marxistas
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS
EX JUEZ CIVIL Y COMERCIAL COMÚN. EX PROFESOR DE DERECHO CIVIL IV
(ASOCIADO EN LA UNIVERSIDAD DEL NORTE SANTO TOMÁS DE AQUINO,
TITULAR EN LA ESCUELA DE DERECHO DE CATAMARCA). ASESOR DE
EMPRESAS. Y SOBRE TODO, Y A MUCHA HONRA, ABOGADO DE PASILLO
EL ATAQUE A LA CRISTIANDAD LIBERAL POR SU MELLIZA
MALVADA ILUMINISTA Y SU CARICATURA COMUNISTA, HOY
ALIADAS ENSAYANDO UN NUEVO ORDEN MUNDIAL LIBERTICIDA
© Rougès, Marcos Aníbal
DEFENDIENDO A THEMIS
El ataque a la cristiandad liberal por su melliza malvada
iluminista y su caricatura comunista, hoy aliadas ensayando un
nuevo orden mundial liberticida
Marcos Aníbal Rougès. 1a ed. - Tucumán: Belle Époque, 2.021.
v. 1, 140 p. ; 21x15 cm.
ISBN
1. Teoría Política. Título CDD 340.1
FECHA DE CATALOGACIÓN: //
© MARCOS ANÍBAL ROUGÈS
DISEÑO DE TAPA:
Caballero cruzado defendiendo las imágenes de tapa de los dos
libros anteriores, “Las vendas de nuestra falsa Themis” y
“Descubriendo a Themis” (Tapa inspirada en dibujos de Sebastiani
Baroni)
©MARCOS ANÍBAL ROUGÈS
HECHO EL DEPÓSITO QUE ESTABLECE LA LEY 11.723. DERECHOS
RESERVADOS
IMPRESO PARA ARGENTINA.
SE TERMINÓ DE IMPRIMIR EL DÍA ……
TIRADA: EJEMPLARES
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS
ÍNDICE
1
Página
Dedicatorias........................................................................................ 7
Palabras del Autor.......................................................................................9
I.— MIS PRESUPUESTOS BÁSICOS...................................................15
1.- Themis, la armonía natural y la antigua Cristiandad............... 15
2.- Mi visión cristiana y empirista de la filosofía liberal.................20
3.- Algo sobre la composición y forma del Universo.......................25
4.- Más allá de la materia bariónica.................................................31
5.- Dos conjeturas, una mucho más probable que la otra.............. 35
6.- Racionalidad del teísmo.............................................................. 45
II.— MI VISIÓN PERSONAL CRISTIANA Y LIBERAL.................55
7.- La Cristiandad como civilización en busca de Dios...................55
8.- Subsistencia de la Cristiandad como comunidad de valores..... 57
9.- Un discurso esclarecedor de Solzhenitzyn..................................65
10.- Existen dos diferentes versiones del liberalismo......................69
11.- Las dos versiones del liberalismo en autores liberales............. 74
12.- El ambivalente liberalismo del iluminismo..............................79
13.- El nihilista y destructor liberalismo franco prusiano..............84
14.- La relación de ambos liberalismos con la Iglesia..................... 87
15.- La historia de la libertad es la de la Cristiandad......................91
16.- Liberalismo clásico austro británico y cristianismo................ 94
17.- Liberalismo iluminista franco prusiano y cristianismo...........98
18.- Liberalismo iluminista franco prusiano y marxismo.............100
19.- Confusión de la Iglesia por el liberalismo iluminista............. 106
III.— ALGO SOBRE LA CRISTIANDAD..........................................111
20.- La Cristiandad como verdadera fuente del liberalismo.........111
21.- La Cristiandad y la civilización occidental ........................... 118
22.- La Cristiandad, el individuo y la libertad.............................. 127
23.- La Cristiandad, el liberalismo y el conservadurismo.............131
24.- La Cristiandad como Civilización opuesta a la barbarie....... 136
25.- La Cristiandad como Civilización multicultural....................145
26.- La Cristiandad liberal no es el mal llamado capitalismo.......148
IV.— LOS VALORES DE LA CRISTIANDAD................................. 153
27.- La Cristiandad rechazada como distopía general.................. 153
28.- La Cristiandad y su visión sobre la familia............................ 158
29.- La Cristiandad, la superación personal y la pobreza.............166
DEFENDIENDO A THEMIS
2
ÍNDICE
Página
30.- La Cristiandad, la moral de límites y la de objetivos............ 171
31.- La Cristiandad, el liberalismo y la justicia.............................174
32.- La Cristiandad, la prosperidad y la caridad cristiana........... 177
33.- La Cristiandad en la base del liberalismo clásico...................180
34.- La Cristiandad, la caridad y la coerción.................................184
35.- La Cristiandad y sus valores................................................... 189
36.- La Cristiandad como comunidad de valores.......................... 196
V.— LA ANTIGÜEDAD SE TIÑE DE CRISTIANDAD..................201
37.- El liberalismo como consecuencia del catolicismo.................201
38.- Nacimiento del libre intercambio antes de Jesucristo...........206
39.- Nacimiento de la Cristiandad con las persecuciones..............209
40.- Maduración de la Cristiandad liberal en las Cruzadas...........216
41.- El triunfo de la Cristiandad y el avance a la modernidad.....219
42.- Auge de la investigación científica antes del Renacimiento. 222
43.- Florecimiento de la Cristiandad antes de la Bastilla............. 228
44.- El fin de la Cristiandad como comunidad de reinos católicos234
VI.— LA CRISTIANDAD SE TIÑE DE ILUMINISMO...................237
45.- El Siglo de las luces y los dos liberalismos..............................237
46.- Modernidad e Iluminismo. Términos mal asimilados............244
47.- Francia y el primer divorcio entre libertad y Cristiandad.... 248
48.- Francia y el iluminismo en acción. Historia del Terror.........250
49.- Rechazo del Terror por el liberalismo clásico.........................255
50.- El fin de la Cristiandad como unidad de reinos cristianos.... 257
VII.— EL NEOILUMINISMO ATACA A LA CRISTIANDAD....... 263
51.- La Cristiandad Republicana y la sonrisa de la libertad........ 263
52.- Ayn Rand y el segundo divorcio entre Iglesia y liberalismo.267
53.- Ayn Rand y la crítica al altruismo......................................... 268
54.- Ayn Rand y una definición errónea elevada a filosofía.........275
55.- Ayn Rand y el supuesto egoísmo racional............................. 281
56.- Ayn Rand y la confusión de liberalismo con capitalismo..... 288
57.- Ayn Rand y el liberalismo clásico de dejar hacer, dejar pasar290
58.- Ayn Rand reivindicada como elocuente economista.............297
59.- Antonio Gramsci y la aceptación del regalo de Rand............304
60.- Antonio Gramsci y la Escuela de Frankfurt.......................... 308
61.- Los ataques interno y externo a la Cristiandad..................... 312
VIII.— EL NEOILUMINISMO SE TIÑE DE COMUNISMO.......... 319
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS
3
ÍNDICE
Página
62.- La brillante y maligna tarea de destruir la Cristiandad........319
63.- Elogio de Marx y Engels al mundo que combatían...............322
64.- El fracaso teórico de las bases del marxismo......................... 328
65.- El fracaso práctico de las predicciones marxistas..................333
66.- El comunismo como ideólogo del ataque a la Cristiandad....336
67.- La violencia, característica inherente al comunismo.............342
68.- El comunismo y su primitivo brazo armado, el KGB........... 348
69.- El multiculturalismo mal entendido, estrategia de atraso....352
70.- Toda revolución actual es sospechosa de marxismo..............354
71.- Pérdida de sentido de la vida y marxismo............................. 357
72.- La falaz negación del liberalismo conservador...................... 362
IX.— EL ATAQUE A LA VIDA.......................................................... 371
73.- El ataque a la vida humana del aborto..................................371
74.- El ataque a la vida como manzana de discordia....................377
75.- El ataque a la vida como táctica comunista.......................... 382
76.- El ataque a la vida como método de control poblacional..... 385
77.- El ataque a la vida como actividad económica funesta........ 388
78.- El ataque a la vida como negación de la objetividad............ 391
79.- El ataque a la vida como quiebre de un límite moral............394
80.- El ataque a la vida como ataque a la individualidad............ 399
81.- El ataque a la vida que se agosta............................................402
82.- El ataque a la vida y la defensa de la buena muerte............. 403
83.- El ataque a la vida y la noosfera de la Cristiandad............... 407
X.— EL ATAQUE A LA SOCIEDAD..................................................411
84.- El nuevo disfraz de rediseñador del capitalismo....................411
85.- Algo sobre estos nuevos frentes de conflicto.......................... 414
86.- Discriminación inversa y acción positiva...............................419
87.- Feminismo como reivindicación liberal. Precursoras............ 424
88.- Feminismo como reivindicación liberal. Realizadoras.......... 427
89.- Feminismo como agresión marxista. Precursoras................. 429
90.- Feminismo como agresión marxista. Realizadoras............... 433
91.- Feminismo de la diferencia y de la igualdad.......................... 436
92.- Feminismo radical, marxista y liberal....................................438
93.- Ideología de género y homosexualidad de izquierda............. 443
94.- La teoría queer como culminación de la confusión................447
95.- La proliferación de la droga como agresión marxista............451
DEFENDIENDO A THEMIS
4
ÍNDICE
Página
96.- La infiltración de la Iglesia como agresión marxista.............457
97.- El atentado a Juan Pablo II como agresión marxista.......... 461
98.- Tergiversación de la religión como agresión marxista...........463
XI.— EL ATAQUE A LA ECONOMÍA...............................................467
99.- La Cristiandad como sistema de Estados limitados.............. 467
100.- Políticas confluyentes hacia el comunismo..........................468
101.- El comunismo como camino hacia las hambrunas.............. 472
102.- El keynesianismo como socialismo encubierto.................... 478
103.- La inflación como camino a la miseria................................. 481
104.- El monetarismo como keynesianismo atenuado..................489
105.- El neoliberalismo como dirigismo atenuado........................ 493
106.- El socialismo nacional como camino al comunismo............ 498
107.- El populismo. Bonapartismo y cesarismo............................504
108.- El populismo como camino ecléctico al comunismo............506
109.- El populismo como destructor de la economía.................... 510
110.- El milagro socialista escandinavo no existe......................... 517
111.- El populismo es siempre de izquierda...................................520
112.- El populismo de derecha no existe........................................523
113.- El populismo de verdad y la corrección política..................527
114.- La síntesis de los opuestos. El Nuevo Orden Mundial.........532
XII.— EL COMUNISMO SE TIÑE DE CAPITALISMO..................535
115.- Anticipación sobre el Nuevo Orden Mundial.......................535
116.- Un poco de historia. China cambia para seguir igual.......... 537
117.- Mao Tse Tung y la Revolución Cultural.............................. 542
118.- Deng Xiao Ping y los colores de los gatos............................ 548
119.- Grandes empresas y totalitarismo aceptado........................ 551
120.- Redes sociales globales y Nuevo Orden Mundial.................557
121.- Prensa, censura y Nuevo Orden Mundial.............................562
122.- Prensa, pauta publicitaria y Nuevo Orden Mundial........... 564
XIII.— COMUNISMO, CAPITALISMO Y LIBERTAD...................569
123.- Conspiraciones y conspiranoicos...........................................569
124.- El impacto de la insospechada prosperidad china............... 574
125.- Nuevo Orden Mundial como comunismo embozado........... 576
126.- La nueva izquierda. Nuevas tácticas y un mismo fin......... 577
127.- Resurge la izquierda con el Nuevo socialismo..................... 582
128.- Nuevo Orden Mundial y comunismo capitalista................. 585
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS
5
ÍNDICE
Página
129.- Comunismo y capitalismo prebendario global.....................587
130.- Nuevo Orden Mundial. Predicciones de Davos....................590
XIV.— ¿QUIÉNES DEBEN DEFENDER A LA CRISTIANDAD?597
131.- Defensa de la Cristiandad por los liberales...........................597
132.- Defensa de la Cristiandad por los conservadores................. 600
133.- Defensa de la Cristiandad por los cristianos.........................604
134.- Defensa de la Cristiandad por la Iglesia............................... 607
135.- Defensa de la Cristiandad por los no cristianos................... 613
136.- Defensa de la Cristiandad por los ateos................................619
137.- Defensa de la Cristiandad por el autor................................. 621
138.- Defensa de la Cristiandad contra el egoísmo........................624
139.- Redescubrir el liberalismo clásico de la Cristiandad............630
141.- Llamado a defender el Occidente Cristiano..........................637
APÉNDICE I......................................................................................... 643
SUMA CONTRA LIBERALES POCO GENTILES......................... 643
(ILUMINISTAS, RANDIANOS Y LIBERPROGRES).................643
XV.— LA LUCHA POR LA LIBERTAD TERGIVERSADA..........643
142.- El porqué de este Apéndice................................................... 643
143.- Visión tergiversada claramente liberal iluminista...............645
144.- El Ensayo utiliza una errónea visión católica antiliberal... 648
145.- Visión tergiversada de la antigüedad................................... 651
146.- Visión tergiversada de la Edad Media..................................658
147.- Visión tergiversada del Renacimiento..................................662
148.- Visión tergiversada del Derecho Natural............................. 668
149.- Visión tergiversada de la filosofía del siglo XVIII.............. 675
150.- Visión tergiversada de la modernidad.................................. 678
151.- Visión tergiversada del romanticismo.................................. 682
152.- Visión tergiversada de la persecución a los filósofos............685
153.- La racionalidad del empirismo de Hume y Popper............. 687
154.- Karl Popper y la falsacionabilidad.......................................692
155.- Kant, paradigma del totalitarismo liberal iluminista......... 694
XVII.— LA HISTORIA ARGENTINA TERGIVERSADA.............701
156.- Visión tergiversada de la Independencia argentina.............701
157.- Visión tergiversada del sacrílego rosismo.............................708
158.- Visión tergiversada de la “línea nacional y popular”.......... 713
APÉNDICE II....................................................................................... 717
DEFENDIENDO A THEMIS
6
ÍNDICE
Página
EL FRACASO ARGENTINO Y LOS DOS ROSISMOS...................717
(RADICALISMO Y PERONISMO).................................................. 717
XVIII.— CÓMO ARGENTINA ELIGIÓ SU FRUSTRACIÓN........ 717
159.- Una visión liberal clásica conservadora de la historia.........717
160.- Aprender de los errores para no repetirlos........................... 719
161.- La Argentina que fuimos y decidimos no ser....................... 722
162.- El ascenso del radicalismo, primer heredero del rosismo.....726
163.- El atardecer de la República conservadora liberal.............. 732
164.- Un ejemplo cercano del ánimo destructivo del radicalismo734
165.- Caen las tinieblas sobre la República conservadora liberal.739
166.- El ocaso definitivo de la República conservadora liberal... 743
167.- El imprevisto final de los proyectos de Justo y Alvear.......749
168.- El ascenso del peronismo, segundo heredero del rosismo.... 755
169.- El peronismo como último bastión del nazi-fascismo..........759
170.- El ejemplo argentino de populismo y keynesianismo..........764
171.- El fracaso argentino según un Premio Nobel de Economía 767
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 7
Dedicatorias
A mi hijito Marcos Aníbal Rougès (h). si se
quiere más liberal clásico que yo, con quien
aspiro a encontrarme alguna vez en otro plano
de existencia libre de malvados. Él
primeramente anticipó este Nuevo Orden
Mundial que nos acecha, y murió asesinado por
la barbarie estatal devenido en bandas de
asesinos usualmente impunes, en el caso un
estúpido error de imbéciles y homicidas fuerzas
parapoliciales de la Provincia de Tucumán,
horrible crimen groseramente encubierto hasta
hoy por todo el Estado tucumano pese a todas
sus evidencias.
A mi mujer y a mi otro hijo, Juan Pablo, para
que perseveren y acrecienten siempre su fe
cristiana y católica, perseveren en su oposición
al Nuevo Orden Mundial que se nos pretende
imponer, y para que entiendan mejor, tal como
con asombrosa precocidad lo había entendido
Marquitos, que un sano liberalismo económico
no solamente es totalmente compatible con una
profunda fe católica, sino que ha nacido de una
Cristiandad cuyas huellas se pretende destruir.
Dedico finalmente este libro a todas las víctimas
de la violencia estatal que no comprenden que el
Estado populista aparentemente generoso,
necesita sustentarse en esas lacras de sicarios.
DEFENDIENDO A THEMIS 8
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 9
Palabras del Autor
He nacido y vivido encaballado entre dos mundos. Pude
disfrutar los restos de la Argentina culta y señorial que fuimos, y la
terrible contundencia de la Argentina analfabeta, bárbara,
corrupta y mazorquera que somos hoy. Nací y crecí entre gente
profundamente religiosa y naturalmente filosófica. Aún antes de
nacer yo, ya mi casa paterna era refugio obligado de las mejores
tertulias políticas y filosóficas de Tucumán, habida cuenta de que
de mis dos abuelos paternos eran hermanos menores uno, Marcos
Rougès, del efímero gobernador de Tucumán León Rougès y del
prestigioso filósofo Alberto Rougès, y otra, María Hipólita Terán,
del gran historiador, filósofo y jurista Juan B. Terán.
Ambos abuelos paternos tuvieron fuerte involucramiento
político y religioso. Él fundó el Partido Liberal del Tucumán
pujante de la “Belle Époque”, y ella la Obra Doctrinal de los
Pobres de Cristo, originariamente para alimentar físicamente a los
más necesitados, y luego para catequizarlos, siendo además
continua promotora de la Sociedad de Beneficencia de Tucumán.
Papá y sus hermanos salieron así filósofos, religiosos y políticos,
siempre de corte conservador-liberal.
Tuve el privilegio de admirar la profundidad filosófica de papá,
y la religiosidad de tres de sus hermanos, mis tíos Juan Carlos
Rougès, sacerdote jesuita y Doctor en Teología, y mis tías Beba y
DEFENDIENDO A THEMIS 10
Pola Rougès, que tomaron los hábitos de monjas carmelita y
adoratriz respectivamente.
Del lado materno, mi abuelo Víctor Manuel Gámez era un
reconocido jurista jujeño, Doctor en Derecho, condiscípulo de
grandes abogados del nivel de Ricardo Rojas y de Héctor Lafaille,
a quienes les ganó la Medalla de Oro de su promoción. Una
brillante promesa que falleció a muy temprana edad siendo ya para
entonces Vocal de la Corte Suprema de Jujuy. Mi madre, aun joven
y huérfana, propició el emplazamiento de la capilla en Río Blanco
en Jujuy, y luego de casada y hasta su muerte fue autoridad
directiva de la Sociedad de Beneficencia de Tucumán.
A su vez, fui ahijado de otro sacerdote secular, José Padilla,
quien cuenta en su memoria con una calle propia en la ciudad de
Lules en donde ejercía su apostolado como párroco. Él era primo,
compañero de estudios e íntimo amigo de papá. Ejemplo de la
santa alegría de la fe, con una continua sonrisa a flor de labios, casi
recibido de abogado recibió el llamado de la vocación sacerdotal.
Para poder seguirla, fundó el Seminario de las Vocaciones Tardías.
Así, mi formación católica, filosófica, conservadora y liberal no
es solamente intelectual sino también profundamente vivencial.
Soy y fui desde siempre liberal clásico y cristiano a la vez,
considerando tan natural la unión de esas visiones, que durante
mucho tiempo no entendí que había otro liberalismo anticristiano.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 11
Esta prevención era entonces simplemente mirada por mí como
una serie de delirios antimodernos de curitas decimonónicos,
creencia de la cual debí rectificarme escribiendo este libro,
reivindicando el liberalismo clásico, pero a la vez diferenciándolo
perfectamente de otra versión iluminista, ya que descubrí que la
falta de conceptos claros al respecto es una de las causas de que ese
sistema, que bien entendido es el mejor sistema, solamente se
propague a través de remedos y tergiversaciones más o menos
soportables.
Luego de haber revistado como Juez y profesor de Derecho Civil,
escribí dos libros de filosofía jurídica denominados “Las vendas de
nuestra falsa Themis” y “Descubriendo a Themis”, cuyas etiquetas
identificatorias son las que en la tapa de este nuevo libro figuran
abajo del caballero cruzado, en los que desarrollaba una versión
iusfilosófica que reivindicaba la teoría de los Derechos Individuales
subjetivos del antiguo iusnaturalismo clásico, anterior y superior al
iusnaturalismo racionalista de Hugo Grocio y Samuel Pufendorf.
Mi hijo mayor, liberal clásico como yo, había comenzado a
seguir mis pasos, con amplias perspectivas de superarlos
ampliamente, ya que a los dieciséis años presentó por su cuenta en
un Concurso de la Mont Pelerin Society un único y corto ensayo,
escrito en una sola noche, merecidamente premiado por la Mont
Pelerin Society y por el Centro Adam Smith, sin saber que su autor
DEFENDIENDO A THEMIS 12
era un niño del secundario que contaba entonces con dieciséis años,
y que puede aún hoy leerse en la página web
https://centroadamsmith.files.wordpress.com/2011/04/marcos-rou
gc3a9s-h.pdf, Pocos años después tuve la inmensa desgracia de que
cuando iba a rendir una materia en la Facultad de Derecho, fuera
interceptado por sicarios de un maligno cuerpo parapolicial de la
Policía de Tucumán, “las Brigadas de Investigaciones”, una
formidable banda de delincuentes asimilables a las antiguas
“mazorcas” rosistas, en el caso sicópatas estatales presuntamente
narcotraficantes que aparentemente confundiéndolo con un
“dealer”, acribillaron su automóvil. Él, de cuya inteligencia me
sentía justamente orgulloso, murió ejecutado de un artero balazo
en la sien disparado desde atrás, sin ningún motivo, por algún
abyecto “servidor público”, sicario de narcogobiernos populistas.
Pese a su evidencia, ya que la emboscada preliminar y el
acribillamiento surgen claramente de las cámaras de seguridad,
este horrible episodio es hasta hoy negado por el Estado tucumano.
Pude comprobar la inmensa trama de autoría, complicidad,
complacencia y encubrimiento en el asesinato de todo el Estado y
sociedad tucumanos, incluyendo principalmente a quienes debían
investigarlo, esto es el Ministerio Público Fiscal, que para tender
un velo de silencio dispusieron un absurdo archivo alegando que se
trataba de un “suicidio” efectuado por mi hijo, mientras manejaba
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 13
y con el auto en movimiento. Una versión absolutamente absurda.
Pude comprobar en carne propia cómo el Poder estatal
populista y totalitario, no solamente tucumano sino argentino y
hasta internacional hacían oídos sordos a lo ocurrido, esto es, que
se convirtieron por obra de sus proclamados socialismo, estatismo,
dirigismo y populismo, en totalitarismos tendientes a cobijar en su
seno a verdaderas bandas de delincuentes asesinos y usualmente
narcotraficantes, apañados por incapaces y corruptos que no
trepidan en mantener modernas “Mazorcas”, ordenar muertes u
ocultar homicidios con tal de conservar sus inmerecidos privilegios.
Entendí que no tenemos gobiernos que delinquen, sino
delincuentes que gobiernan, y que será así mientras existan el
populismo y la izquierda, ya que en la medida en que las soluciones
distributistas no solamente no son capaces de generar un mundo
próspero sino que con su rechazo al derecho de propiedad conspiran
delilberadamente contra el mejoramiento de la población, crean
delincuentes.
La desocupación endémica que generan sus supuestas “políticas
sociales”, lleva a los menos capacitados hacia la droga cuyos jefes
suelen ser las propias autoridades, hacia la delincuencia, y también
paradójicamente hacia la política, no vista como preocupación
genuina por la “polis” sino como actividad delictiva poco riesgosa
y altamente rentable. Y que por ende debía hacer algo para
DEFENDIENDO A THEMIS 14
mejorar el mundo en que vivo denunciando las causas de nuestra
decadencia como Civilización, como primer paso para superarla.
Marquitos había descubierto y tomado como propia la feliz frase
de Wilheim Röepke, economista liberal y cristiano, padre del
“Milagro Alemán” y autor en su libro “Civitas Humana”, de que
“un buen cristiano es un liberal que se ignora”. Por eso dedico este
libro a los millones de cristianos de todas las ramas separadas pese
a nuestra común convicción en las enseñanzas de Jesucristo,
liberales que a lo largo del planeta ignoran serlo, huérfanos de una
Cristiandad que ha perdido la conciencia de sí misma y que gracias
a los valores que recibieron de sus padres rechazan la maldad ínsita
en el gigantismo estatal y las prebendas de los políticos.
A ellos quiero traerles el mensaje de que para amar la libertad
no es en absoluto necesario ser egoístas, ni convertirse en
liberprogresistas ni en ateas, ni olvidar la memoria de sus mayores,
su fe o la esperanza de la subsistencia del espíritu, ni considerarse
meras motas de polvo perdidas en la inmensidad el espacio-tiempo,
sin sentido, pasado ni futuro posible. Esa visión es parte de un
liberalismo falsificado que termina siendo funcional a un Nuevo
Orden Mundial sin Dios, sin valores y sin libertad, que se nos
pretende vender como un “Mundo Feliz”, tal como ocurre en todas
las distopías.
Marcos Aníbal Rougès
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 15
I.— MIS PRESUPUESTOS BÁSICOS
1.- Themis, la armonía natural y la antigua Cristiandad
Es sorprendente que estas líneas comenzaran como un
comentario crítico y terminaron convirtiéndose en un libro. El
disparador fue la excelente reseña de Eduardo Marty difundiendo
y elogiando la simplificada, ingenua y errónea visión de la historia,
en clave iluminista, atea y randiana redactada por Onkar Ghate,
reseña publicado en el periódico argentino Infobae del 25 de Abril
de 2.021 con el título de “La lucha por la libertad”, que puesto que
por su contenido es randiano y por las citas a la historia argentina
tiene aportes indudables del reseñador, menciono en el futuro como
“el ensayo randiano de Ghate/Marty”.
Quedé tristemente asombrado por la cantidad de presupuestos
ideológicos ateos, antirreligiosos y en especial anticristianos —y
por ende paradójicamente antioccidentales y antiliberales— que
contenía, por la cantidad relativamente elevada de comentarios
laudatorios desde el desprevenido espectro liberal, y sobre todo,
decepcionado al constatar la falta de voces liberales clásicas
criticándolo. Parecía como si todos los liberales vernáculos
coincidieran con esa visión, o que no conocieran ninguna otra.
La convicción de que debía contribuir a deshacer el daño al
liberalismo clásico que hizo y hace el pensamiento iluminista que
DEFENDIENDO A THEMIS 16
reflejaba ese ensayo, me decidieron a robar tiempo a la solitaria
tarea de esclarecimiento del asesinato de mi hijo, convencido de la
relación que existe entre la entronización del totalitarismo al que
conduce el ataque a la Cristiandad, y ese episodio.
Voy a intentar ordenar las ideas de forma fluida, para lo cual
imitando a Paul Johnson en su “Historia del Cristianismo”,
prescindiré de notas. Ojalá crean que cada cosa que se dice está
debidamente fundada en los autores y fuentes que menciono, y
espero que la falta de citas puede acicatear a alguien a profundizar
los temas que se trata. Y así como los libros de matemáticas
comienzan con una serie de presupuestos básicos, mencionaré
primero, sin ánimo de polemizar, los presupuestos básicos de mi
forma de pensar. El liberalismo clásico conservador.
Este libro es la continuación lógica de “Las vendas de nuestra
falsa Themis” y “Descubriendo a Themis”, mis dos anteriores
atípicas obras jurídicas en donde a la par que reflexionaba acerca
de los problemas del Poder Judicial y defendía desde un punto de
vista trialista al clásico Derecho Natural de los antiguos, ya
esbozaba conceptos relativos a la necesidad de una reconciliación
entre liberalismo y cristianismo. Usé algunos conceptos ya
esbozados en ellos, y también muchas de las notas y reflexiones
efectuadas en discusiones por Facebook a lo largo de años, que
descubrí que en general guardaban una inusual coherencia como
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 17
una suerte de “Escolios a un texto implícito” —feliz título de
Nicolás Gómez Dávila— cuyo sentido fui desentrañando al armar
esta obra.
La Themis de la que hablaba en esos libros era la Diosa de la
Justicia y con ese sentido fue que la invoqué anteriormente. Pero
Themis era también la Diosa del orden natural, la encarnación del
orden divino, las leyes y las costumbres, la tradición, la correcta
relación entre el hombre y la mujer, la base de la familia legítima y
ordenada. Así, y puesto que el título de mi penúltimo libro era
“Descubriendo a Themis”, decidí llamar a este último
“Defendiendo a Themis”, como llamado a defender lo que llamo
—tal como se denominó durante siglos— el orden natural de las
cosas, tarea que antaño cumplió la Cristiandad, fértil terreno del
que germinó espontáneamente, sin revoluciones ni masacres, el
liberalismo clásico como síntesis de lo mejor de sus enseñanzas.
Anticipo desde ya que el liberalismo natural que nace
espontáneamente de la libertad y del respeto recíproco a lo largo de
los siglos, es bautizado aquí como “liberalismo clásico conservador
austro británico”. Me comprometo a hablar mucho más
extensamente de él más adelante. En cambio el ensayo reseñado
por Eduardo Marty a la obra del canadiense Onkar Ghate, expone
otra visión randiana e iluminista que sentí la necesidad de refutar,
no tanto por el ensayo en sí de unas pocas páginas, como porque
DEFENDIENDO A THEMIS 18
me permitió de golpe ver hasta qué punto el iluminismo, y luego su
versión actual, el randianismo, están pretendiendo ilegítimamente
apropiarse y monopolizar el liberalismo escindiéndolo de la
Cristiandad en un continuo ejercicio de “neolengua” —feliz
término con la que George Orwell describiera en su libro “1.984” la
manía totalitaria de alterar el sentido de las palabras para
dificultar el pensamiento crítico— que termina conspirando
contra las raíces individualistas del propio liberalismo, tal como
Rothbard reprochó a Ayn Rand.
Dicho ensayo pese a sus tergiversaciones —o quizá por ellas—
tuvo el mérito de mostrarme con claridad cómo se está
confundiendo a los liberales con el pernicioso engendro que
denomino aquí como “liberalismo iluminista franco prusiano”,
permitiéndome aguzar la comprensión de que la táctica de los
enemigos de la Cristiandad ha consistido desde antaño en dividirla
en dos: Cristianismo y Occidente, para acabar primero con el
Cristianismo, y luego terminar fácilmente con Occidente. Esa
táctica comenzó probablemente cuando algún autor cambió el
nombre de “la Cristiandad” por el de “Civilización Occidental y
Cristiana”, que rápidamente se cambió por “Occidente”.
Entender la diferencia entre los dos liberalismos recién
esbozados es esencial para la subsistencia de lo que resta de esa
Cristiandad y por ende también para la subsistencia del liberalismo,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 19
ya que la versión iluminista franco-prusiana que pretende
reemplazarlo, será incapaz de subsistir por sí misma y derivará
imperceptiblemente en un totalitarismo que sus propios seguidores
reivindicarán como una lucha contra los “enemigos de la libertad”,
sin entender que quizá los enemigos de la libertad serán ellos
mismos. Tal como ocurrió en la horrorosa Revolución Francesa
que tanto se ufana esa versión de haber propiciado.
El progreso actual nace del empuje empresarial propio del
liberalismo, sí. Pero a su vez éste se desprende de los principios
trabajosamente elaborados por la Cristiandad a lo largo de su
historia, y esta Civilización a su vez surgió victorioso de los
principios del Cristianismo. A los liberales iluministas que hoy se
ríen de la ingenuidad del comunismo preguntando “¿No es ridículo
que critiquen al capitalismo desde sus IPhones y por Internet?”,
debería preguntárseles a la vez “¿No es ridículo que critiquen al
Cristianismo desde países formados por la Cristiandad, e invocando
los principios de “respetar la palabra empeñada”, “cumplir los
contratos”, “no mentir”, “no robar”, “no codiciar los bienes
ajenos” y “no juzgar a los demás” que predicaba Jesucristo?”
La tesis central de este nuevo libro es entonces que antes de que
sea demasiado tarde, el cristianismo y la filosofía empirista
conservadora liberal austro británica deben recordar sus raíces
comunes —”La Cristiandad”— , y unirse para defender la
DEFENDIENDO A THEMIS 20
Civilización que entre otros también ellos crearon, contra las
tentativas de armar un antiliberal comunismo capitalista
anticristiano, liberticida y claramente funcional a su mayor
enemigo, el marxismo y sus variantes, con la aquiescencia de la
peligrosa y deletérea versión liberal iluminista franco prusiana.
2.- Mi visión cristiana y empirista de la filosofía liberal
Ya que vamos a iniciar un camino juntos, estimado lector que se
arriesgó a abrir este libro, y antes de hablar de lo que creo que
constituye el actual drama de lo que ahora se conoce como
“Occidente”, que no es otra cosa que la Cristiandad espiritualizada
que subsiste en muchísimos millones de personas que no lo
entienden, y luego de haber decidido relegar al Apéndice las
falacias que contiene la sesgada “Historia de la Libertad” que me
motivara a escribirlo, decidí incluir al comienzo mis propios puntos
de vista, ya que el hecho de que hable luego de diversas posturas
filosóficas no significa necesariamente que comulgue con todas
ellas, y el hecho de que considere que la Cristiandad debe ser
defendida inclusive por los ateos, no significa que yo lo sea. Así que
abusaré de la paciencia de los lectores para exponer someramente
mis propios puntos de vista en materia filosófica y religiosa.
A lo largo de estas páginas expreso mis marcadas simpatías
tanto por el realismo aristotélico tomista como por el empirismo
británico, y los identificaré como las sólidas bases filosóficas del
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 21
liberalismo clásico. Existen otras versiones que se arrogan el
monopolio de la filosofía liberal, como las de Ayn Rand, Juan José
Sebreli, Stephen Hicks y Onkar Ghate, todos ateos y simpatizantes
del iluminismo. Estos autores son lo que más adelante definiré
como Liberales Iluministas, ya que usan criterios claramente
tomados de los filósofos racionalistas del Iluminismo, para,
incurriendo paradójicamente en contra de ellos en prejuicios
similares a los que dicen criticar en homenaje a la libertad de
pensamiento, anatemizar como “irracionales” a muchos grandes
pensadores liberales de tradición anglosajona que cometieron el
pecado de desconfiar de la razón y confiar en la experiencia y
tradición, tales como David Hume o siglos después Karl Popper.
Este libro se inscribe en la misma línea, pero con un enfoque
totalmente diferente, que Juan José Sebreli en “El olvido de la
razón” y en “Asedio a la Modernidad”, o que Stephen Hicks en su
libro “Explicando el Posmodernismo”, siempre desde una visión
liberal clásica, conservadora, austro británica y profundamente
teísta, particularmente cristiana y especialmente católica.
En ese sentido el ensayo randiano de Ghate/Marty es mucho
menos objetivo que los otros citados. Hicks, sin renunciar a atacar
a los filósofos empiristas que fundaron el liberalismo clásico,
empero reconoce la benéfica influencia de lo que llama el
“Iluminismo Inglés”, al que contrapone el “Contra-Iluminismo
DEFENDIENDO A THEMIS 22
francés y prusiano”, con lo que se acerca mucho más que Onkar
Ghate a la visión esbozada en el presente Ensayo del efecto nefasto
sobre la historia de la libertad, del liberalismo iluminista franco
prusiano.
Dice Hicks que “…de los miles de brillantes y laboriosos
individuos que hicieron que la Ilustración tuviera lugar, los tres
hombres, todos ellos ingleses, que frecuentemente son identificados
como los que en mayor grado influenciaron e hicieron posible la
Ilustración, son Francis Bacon, por su trabajo sobre el empirismo y
el método científico, Isaac Newton, por su trabajo en física, y John
Locke, por su trabajo sobre la razón, el empirismo y la teoría
política del liberalismo”. Puede verse que se pone aquí en el campo
de “la Ilustración” a tres empiristas británicos. Pero sigue con la
ojeriza propia de los racionalistas contra David Hume, diciendo
que “La confianza de la Ilustración en la razón, sobre la cual se
basó todo el progreso, siempre fue, sin embargo, incompleta y
vulnerable, en términos filosóficos. Dichas debilidades filosóficas
surgieron con claridad a mediados del siglo XVIII, en el
escepticismo propio del empirismo de David Hume y en el callejón
sin salida al que había llegado el racionalismo tradicional. La
detectada vulnerabilidad de la razón ilustrada fue uno de los
principales lugares comunes para una emergente
Contrailustración”.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 23
Así, con elegantes fintas intelectuales, pone en el campo de “la
Ilustración” a los filósofos con los que simpatiza, y en “la
Contrailustración” a los que le disgustan, incluyendo a Hume en
indeseada compañía de muchos de los franceses y prusianos que
fueron los verdaderos motores de la barbarie totalitaria, diciendo
que “La ilustración comenzó en Inglaterra y, de ser una potencia
europea de segundo orden, la impulsó hasta convertirla en una de
primer orden. El resto de Europa lo percibió. Especialmente lo
notaron los franceses y los alemanes. Los franceses fueron los
primeros en adoptar la Ilustración inglesa y transformaron
brillantemente su propia cultura intelectual, tomándola como base,
antes de que los rousseaunianos distorsionaran la Revolución,
alejándola de los lockistas, y la convirtieran en el caos del terror”.
Hicks pretende salvar el prestigio que erróneamente tiene la
Ilustración ante el liberalismohaciendo piruetas, quitándole su
terrible carga totalitaria y asesina, y para ello incorpora en sus filas
a buena parte de la filosofía británica, aun cuando discriminando a
los empiristas, verdaderos padres del liberalismo clásico
conservador austro británico. Reconoce la realidad pero
trastocando los conceptos. Con estas piruetas intelectuales,
redefine la Ilustración para llamar “Contrailustración” a los
filósofos iluminista franco prusiano que no le gustan e
“Ilustración” a los británicos que sí le simpatizan, para así
DEFENDIENDO A THEMIS 24
reconocer los benéficos aportes del empirismo británico mientras
mantiene sus críticas como “irracional” a su exponente máximo, el
liberal David Hume, criticado por sostener algo evidentemente
equilibrado y prudente, como es que el razonamiento debe ser
avalado por el método experimental para no caer en inducciones
indebidas, sobre cuya veracidad no se puede predicar nada con
certeza por exorbitar el margen de lo observado, cuestión ya
planteada desde el inicio mismo de este nuevo modo de hacer
filosofía en Bacon al que elogia, y que sostenía la necesidad de
conjugar la especulación con la experimentación.
Hicks dice verdades aun cuando cambiando nombres. Esto es,
que al hablar de “Iluminismo” apoyando al británico y llamando
“Contrailuminismo” al franco prusiano, lo que defiende Hicks es
mucho más cercano al empirista “Individualismo verdadero” de
Von Hayek, y alejado del “individualismo falso” que critica el
genial Premio Nobel, distinción de la que hablaré más adelante.
En cambio el ensayo randiano de Ghate/Marty defiende al
racionalista y destructor “Iluminismo” franco prusiano, casi
exactamente identificable con el que elogia Friedrich Engels en su
obra “Del socialismo utópico al socialismo científico”, y en lugar de
torcer los nombres y conceptos como Hicks, pretende torcer los
hechos para adecuarlos a sus teorías y elogia a los peores, en una
actitud que recuerda sin esfuerzo a la frase que se atribuye al más
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 25
consecuente de los Racionalistas prusianos, Georg Friedrich Hegel,
en el sentido de que “Si los hechos contradicen a mi teoría,
tanto peor para los hechos”.
Pero no nos adelantemos, y sigamos con mis propios
presupuestos filosóficos, que decidí incluir como una síntesis inicial
de mis puntos de vista, ya que en una primera redacción había
decidido, como Juan José Sebreli en “El olvido de la razón”,
silenciar mi propia visión, hasta percatarme de que era injusto
citar con profusión las posturas ajenas, y que las propias solamente
pudieran entreverse como “Escolios a un texto implícito”, tal como
en el título del instructivo libro de Nicolás Gómez Dávila.
3.- Algo sobre la composición y forma del Universo
Usualmente los terrícolas somos parte de una de las tantísimas
aglomeraciones de seres humanos que llamamos ciudades, que
pertenecen a unas artificiales denominaciones de provincias, países,
continentes, etc., cuyo conjunto de millones de semejantes, son
solamente pecas en nuestro casi despoblado planeta Tierra, que
otrora considerábamos el centro del Universo. Sabemos que no lo
es, y que giramos en torno al Sol. Somos muchos menos y nos
creemos mucho más de lo que nos muestra la realidad. Para que
atisbemos la patética profundidad de nuestra insignificancia
debemos pensar que toda la humanidad cabe en la isla de
Madagascar aún sin edificar en altura. Sus 587.041 km² equivalen a
DEFENDIENDO A THEMIS 26
5.870.410.000.000 m², por lo que entran holgadamente los
7.700.000.000 habitantes de la Tierra, con 762 m² para cada uno,
sin edificar en altura. Y todavía sobra espacio. Y ya que hablamos
de espacio, iremos entonces al Espacio.
No me referiré a los planetas en donde llueven diamantes,
zafiros o rubíes, ni a otros que son ellos mismos un gigantesco
diamante sideral, ni a los de los eternos hielos flamígeros, a los que
exhalan el mortal cianuro de hidrógeno, o a los cubiertos de lagos
de petróleo. Tampoco de la insospechada pared de fuego que rodea
a todo nuestro sistema solar convirtiéndolo en una enorme burbuja
ardiente según fuera recientemente descubierto por las sondas
Voyager. Tampoco hablaré de las estrellas enanas amarillas como
el sol, marrones y blancas, de las gigantes rojas, ni de las enérgicas
estrellas enanas del tamaño de la Tierra, que giran sobre sí mismas
en veinticinco segundos, o de las que vagan por el Espacio tan
inimaginablemente veloces como un ocho por ciento de la
velocidad de la luz, ni de otras tan masivas que trituraron antaño a
sus electrones y protones para convertirlos en una informe sopa de
neutrones, dando origen a estrellas de neutrones, pulsares y
magnetares de una energía casi inimaginable, por no referirnos a
los ya casi pasados de moda agujeros negros, tan conocidos hoy por
todos los niños del mundo a través de los dibujos animados, o a las
menos conocidas y nunca encontradas estrellas de quarks, en
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 27
donde los neutrones habrían degradado en quarks y en gluones sin
llegar a la densidad necesaria para convertirse en agujeros negros,
cuerpos celestiales hasta el día de hoy conocidos como hipótesis
matemáticas jamás observadas, tal como también los agujeros
blancos, y tal como fueron los agujeros negros años atrás. Las
maravillas que hay a nivel de satélites, planetas y estrellas es
fascinante, pero me referiré a una escala mucho más vasta.
Todos hemos visto los aparentemente imponentes Pilares de la
Creación descubiertos por el telescopio Hubble, masivas columnas
de polvo estelar, sin sospechar que su tamaño de cinco años luz, es
tan solo un poco mayor que la distancia entre dos estrellas
cualesquiera, esto es, que son ínfimos a escala cósmica. En efecto,
muchos de nosotros ni siquiera imaginamos que prácticamente la
totalidad de las estrellas que vemos en el firmamento son
simplemente parte de las “apenas” cuatrocientos mil millones de
estrellas de la Vía Láctea, y que el Sol es solamente una más de
ellas, sin aparentemente nada especial, salvo nosotros.
Probablemente no sabemos que toda la Vía Láctea no es sino
una galaxia menor en relación a nuestra vecina Andrómeda, que se
encuentra a tan solo dos millones y medio de años luz de distancia
y cuenta con un billón de estrellas. Con esa galaxia y con la de El
Triángulo formamos un muy humilde barrio —el Grupo Local—
de un escaso billón y medio de estrellas. Quizá unos cuantos cientos
DEFENDIENDO A THEMIS 28
de miles de millones más, contando nuestras galaxias satélites
Enana de Sagitario, Enana Can Mayor, Nube de Magallanes,
Enana Osa Menor, Enana de Draco, Enana Carina, Enana Sextans,
Enana Sculptor, Enana Fornax, Leo I, Leo II, y Enana Tucana,
como también las galaxias satélites de Andrómeda y el Triángulo,
esto es M32, M110, NGC 147, NGC 185, Enana de Piscis,
Andrómeda I, Andrómeda II, Andrómeda III, Andrómeda IV,
Andrómeda V, Andrómeda VI y Andrómeda VII. Todas éstas son
galaxias satélites a las tres principales, una suerte de “galaxias
lunas” que giran en torno a las tres más grandes.
Ese Grupo Local, de un ínfimo tamaño de solamente cinco
millones de años luz de diámetro, conforma una especie de lunar en
el meñique de un pie del supercúmulo de Virgo, formado por unas
cien mil galaxias de billones de estrellas cada una, el que a la vez es
uno de los muchos supercúmulos de galaxias que forman la Cadena
Virgo-Hidra-Centauro. De hecho Virgo, la dueña de nuestro Grupo
Local, es a la vez una actriz secundaria en un escenario dominado
por la aparente lucha entre nuestro mucho más grande
Supercúmulo de Laniakea, del que Virgo es solamente una de las
muchas fibras, y otro Supercúmulo igualmente masivo, el de
Perseo-Piscis, los cuales se enfrentan en lo que parece una riña de
dos pequeños gallos observada por Supercúmulos aún más grandes.
Ni hablemos del gigantesco vacío de Bootes, inexplicable espacio
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 29
sin galaxias ni estrellas de doscientos cincuenta millones de años
luz de diámetro. Ni de las Grandes Murallas de Boss, de Sloan o del
Polo Sur, que dividen el Universo con longitudes tan inimaginables
como mil millones de años luz cada una, o la gigantesca muralla de
Hércules-Corona Boreal, formada hace diez mil millones de años y
de una longitud también de diez mil millones de años luz de un
extremo a otro, ocupando casi el once por ciento del Universo
observable, cuyo tamaño y complejidad desafían todos los
conceptos previos sobre la formación presuntamente aleatoria,
homogénea e isotrópica del Universo, ya que los modelos actuales
de la evolución del mismo no permitirían que una estructura como
ésta se formase en poco más de “solamente” 3 mil millones de años
después del Big Bang. Algo que también ocurre con nuestra vecina
estrella de Matusalén, que según los cálculos tiene una antigüedad
anterior al Big Bang, y por ende desafía todos nuestros actuales
conocimientos acerca de los primeros años del Universo. Y menos
conocido es que todos estos hiperfilamentos de galaxias a la vez
giran sobre sí mismos enrollándose o que mientras forman una
intrincada y casi uniforme telaraña cósmica, están sometidas al
inconmensurable tirón gravitatorio de Dang, el desconocido Gran
Atractor, bestia estelar desconocida con fuerza suficiente para
arrastrar a cientos de millones de galaxias hacia quién sabe dónde.
Si los lectores están asombrados con estas descripciones de lo
DEFENDIENDO A THEMIS 30
que hemos podido descubrir en los últimos años acerca de la
estructura del Universo, mucho se sorprenden al saber que todo
este increíble escenario, también llamado horizonte del universo u
horizonte cosmológico, constituye solamente la parte visible del
universo total, con unos cuarenta y seis mil quinientos millones de
años luz. No sabemos qué más hay allá afuera —ni siquiera qué
significa “afuera”— porque la Creación o Big Bang ocurrió hace
solamente unos catorce mil millones de años, que multiplicados por
Pi (π) dan aproximadamente ese perímetro.
Católicos, les recomiendo no asustarse con la mención al Big
Bang y la expansión del Universo, sino recordar alborozados que
tales conceptos fueron originariamente postulados por un
sacerdote jesuita, Georges Lemaître para apuntalar la historia
bíblica de la creación desde la nada, y después plagiado por Edwin
Hubble, único al que recuerdan los ateos, para llevarse honores
ajenos que no aumentaron sino disminuyeron los propios del
malintencionadamente celebrado astrónomo plagiario.
Si los lectores profundizan un poco en los últimos estudios de la
Física teórica, leerán seguramente las cinco diferentes teorías de
supercuerdas como fundamento mínimo de la materia bariónica, y
que en 1.995 Edward Witten conjeturó que las cinco eran casos de
una desconocida teoría de once dimensiones llamada Teoría-M. La
conferencia donde Witten mostró algunos de sus resultados inició
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 31
la llamada “segunda revolución” de supercuerdas. Y finalmente
leerán la Conjetura de nuestro argentino Juan Martín Maldacena
postulando que todo eso no es sino una proyección holográfica en
once dimensiones, de una realidad con cinco dimensiones. Esa
Conjetura es hoy por hoy el “non plus ultra” de la Física teórica,
que permite integrar la Física Newtoniana, la Teoría de la
Relatividad, la Mecánica Cuántica y la gran unificación M de
Witten, de las cinco teorías de Cuerdas referida anteriormente. Así
que cuando pensemos que lo sabemos todo o que somos muy
importantes, recordemos esta descripción. Si alguien no creyera
que todo esto sea parte de la creación de una inteligencia y un
poder tan apabullante como inimaginable, deberías creer ser
simplemente una chispita perdida en la eternidad del tiempo y del
espacio, cuya existencia carecería de todo sentido, finalidad y
trascendencia... justo lo que se nos quiere hacer creer.
4.- Más allá de la materia bariónica
Cuando los estimados lectores estén repuestos de estas sorpresas,
les aclararé también que todo esto anterior es solamente una
descripción de la materia bariónica visible, y que existe un ochenta
y cinco por ciento de materia oscura que no se entiende en qué
consiste. Y más aún. Se sabe desde Albert Einstein que la materia
no es otra cosa que energía concentrada. Justamente partiendo de
esa base fue que Julius Robert Oppenheimer y su equipo pudieron
DEFENDIENDO A THEMIS 32
construir la Bomba Atómica. Pues bien, la materia bariónica, esto
es, la totalidad de la materia y energía que conocemos, incluyendo
todas las galaxias y cúmulos de galaxias mencionados
anteriormente, constituye solamente el cinco por ciento de la
densidad del universo, habiéndose descubierto hace muy poco que
la mitad de ella estaba dispersa en el espacio intergaláctico con una
densidad tan baja como un átomo por metro cúbico. Un veintisiete
por ciento está formado por la elusiva materia oscura y el sesenta y
ocho por ciento restante por la energía oscura, ambos de naturaleza
desconocida y que solamente conocemos por sus efectos, el tirón
gravitatorios en un caso, y la expansión del Universo en el otro.
Basta para entender el grado de nuestro desconocimiento con
leer la página oficial de la Agencia Espacial de los Estados Unidos
(la NASA, National Aeronautics and Space Administration) que
explica que “Cuando los científicos estudian nuestro universo,
observan que se está expandiendo. Pero si el universo solo
estuviera compuesto de galaxias, estrellas, planetas y demás cosas
que ya conocemos, no debería estar expandiéndose. Hay algo más
allá afuera. Tiene que haber una energía que está haciendo que el
universo se expanda. Es solo que no sabemos qué es esa energía.
Tampoco sabemos de dónde proviene. Pero sí sabemos que está allí.
Los científicos denominan a esta energía, energía oscura. No
sabemos mucho sobre la energía oscura, pero sí sabemos que hay
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 33
muchísima. El 68% del universo, es decir, casi dos tercios, está
compuesto de energía oscura…Hecha con... bueno, no sabemos.
¡Expande tu universo!”
“También hay cosas en el espacio exterior que tienen fuerza de
gravedad. Podemos ver su atracción sobre la materia, como las
estrellas y las galaxias. Pero no materia común. No es un agujero
negro. No es nada de lo cual hayamos escuchado jamás. Pero sin
duda está allí. Los científicos la denominan materia oscura. Al
igual que la energía oscura, hay mucho de lo que no sabemos sobre
la materia oscura. Pero al parecer, un 27% del universo, o cerca de
un cuarto, está compuesto de esa cosa extraña… En conjunto, la
energía oscura y la materia oscura componen el 95% del universo.
Eso es casi todo el universo. Eso quiere decir que lo que nosotros
conocemos y comprendemos es tan solo un 5%. La energía como la
luz, el calor y los rayos X, junto con la materia, las personas, los
elefantes, el planeta Tierra, el sol y todas las galaxias son solo un
5% del universo”.
En otras palabras: Cada estrella que vemos en el firmamento, es
solamente parte de una única galaxia, la Vía Láctea, que con sus
cuatrocientos mil millones de estrellas es una mota de polvo en el
Universo. Pero cuando conozcamos perfectamente no solamente
cada una de esas estrellas, sino también todos y cada uno de los
satélites, cometas, planetas y asteroides que hay en cada uno de los
DEFENDIENDO A THEMIS 34
billones de supercúmulos de billones de galaxias… recién podremos
decir que conoceremos el cinco por ciento de la materia bariónica
existente. Ni hablemos de que, puesto que nuestro Universo se
expande, y su trama constitutiva es el espacio-tiempo, en donde se
expande es… ¡en otra dimensión no espaciotemporal cuyas
características nos son absolutamente desconocidas!
Y estamos hablando del mundo físico, sin hablar de nuestro casi
total desconocimiento de todo lo relativo al mundo espiritual, cuya
existencia solamente podemos avizorar a través de manifestaciones
que no entendemos de fenómenos extrasensoriales como la
telepatía —cuya existencia experimenté personalmente— y que
pueden aparentemente constituir un sistema complejo de
información que se transmite a lo largo del Universo sin ser
materia ni energía, y a una velocidad muy superior a la de la luz. Y
esa hipervelocidad no es rara ni siquiera a nivel físico. El
“entrelazamiento cuántico” genera reacciones totalmente
instantáneas e independientes de la distancia, en sistemas
entrelazados. Esto, que aún no comprendemos, es la base de
tecnologías en fase de desarrollo, tales como la computación
cuántica, la criptografía cuántica, y hasta en proyectados futuros
experimentos de teleportación cuántica.
Quizá con estas pequeñas pinceladas haya conseguido minar la
confianza de quienes dicen que “lo científico” es ser ateo. Sabemos
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 35
tan poco del Universo como el niño de la anécdota de San Agustín,
que intentaba poner todo el océano en un pozo, y es imposible que
lleguemos a conocer más que una parte patéticamente limitada de
sus insondables misterios.
Lo único que nos puede redimir de nuestra nada es la confianza
en que ya varios siglos antes de Jesucristo, la Biblia ya decía que
había existido una Creación del Universo (Génesis, 1 y sstes.), y
que las estrellas del cielo eran tan numerosas como la arena que
hay a orillas del mar (Génesis, 22), afirmaciones de las cuales los
ateos reían a carcajadas —¿cómo podría surgir algo de la nada?
¿No es obvio que hay más granos de arena que estrellas=— y de lo
cual hoy se apropiaron como nueva supuesta fuente de su ateísmo.
Y luego Jesucristo, que manifestaba traer la palabra del Creador y
que muchos testimoniaron con su vida que resucitó —lo que sería
un trabajo menor para alguien que hubiera armado todo esto—
dijo que si respetamos su ley del Amor, tendríamos Vida Eterna a
su lado. No porque merezcamos algo, sino solamente porque Dios
ama nuestros esfuerzos por entenderlo y hacer su voluntad, lo que
es posible solamente porque, también sin merecerlo, hemos sido
creados a su imagen y semejanza.
5.- Dos conjeturas, una mucho más probable que la otra
El más extraño de los planetas del Universo es nuestra querida
Tierra. El único planeta que a la fecha conocemos con una increíble
DEFENDIENDO A THEMIS 36
explosión de vida. El ala de cualquier mariposa hace empalidecer
de envidia al más bello diamante alienígena. El carbono, en lugar
de formar bellos diamantes, estalla en seres de todos colores,
diseños, formas y aptitudes, incluyendo a mí, a Ud. y OTROS seres
humanos que discuten teísmo y ateísmo, azar y diseño inteligente.
En tal discusión simplemente pueden esbozarse dos conjeturas,
pero una de ellas —la más improbable, la que postula ser obra del
azar— se arroga unilateralmente el monopolio de la racionalidad, a
despecho de la infantilidad de su explicación. Sin embargo, tal
como expliqué en mis libros “Las vendas de nuestra falsa Themis”
y “Descubriendo a Themis”, “…solamente omitiendo todo análisis
científico del cálculo de probabilidades puede eludirse el hecho de
que la acumulación de las probabilidades es potencial, y obtener
resultados azarosos sucesivos acumulados tiene una probabilidad
tan ínfima que el tiempo calculado desde el Big Bang sería
insuficiente para una ocurrencia por azar. Para dar una idea de lo
expresado, basta con efectuar unos pocos cálculos para tener en
claro su improbabilidad”. No somos probablemente consecuencia
de un azar casi imposible sino de un ordenamiento inteligente.
Es lo mismo que descubrió Anthony Flew casi al final de su vida.
Era un ateo librepensador que después de escribir unos treinta
libros defendiendo el ateísmo, encontró a Dios y escribió un último
en colaboración con Roy Abraham Varghese, cuyo título comienza
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 37
diciendo simplemente “Dios Existe”, y a continuación “Cómo
cambió de opinión el ateo más famoso del mundo”. En un reportaje,
satirizando la explicación del azar, dijo que “Si este es el mejor
argumento que se tiene, entonces el asunto queda zanjado”.
El ateísmo para hablar de azar, tiene que eludir los cálculos de la
posibilidad de que ese supuesto azar al que atribuye la existencia se
produzca, ya que las propias reglas del azar se vuelcan en contra de
la teoría. Flew dice con elegancia que “Hacer una argumentación
racional implica necesariamente aportar razones que sustenten una
tesis… pues si la afirmación es verdaderamente racional, si es
realmente un argumento, debe ciertamente proporcionar razones
científicas o filosóficas que la sustenten”. Así que oigamos lo que
dijo uno de los ex ateos más empedernidos y famosos del mundo.
“Creo ahora que el universo fue traído a la existencia por una
Inteligencia infinita. Creo que las intrincadas leyes de este universo
manifiestan lo que los científicos han llamado la Mente de Dios.
Creo que la vida y la reproducción tienen su origen en una fuente
divina… tal es la imagen del mundo que, en mi opinión, ha
emergido de la ciencia moderna. La ciencia atisba tres dimensiones
de la naturaleza que apuntan hacia Dios. La primera es el hecho de
que la naturaleza obedece leyes. La segunda es la dimensión de la
vida, la existencia de seres organizados inteligentemente y guiados
por propósitos, que surgieron de la materia. Tercera es la propia
DEFENDIENDO A THEMIS 38
existencia de la naturaleza… “Tres áreas de la indagación
científica han resultado especialmente importantes para mí, y voy
a examinarlas a continuación, a la luz de los datos actualmente
disponibles. La primera es la cuestión que ha intrigado siempre y
continúa intrigando a los científicos reflexivos: ¿cómo llegaron a
existir las leyes de la naturaleza? La segunda es una cuestión
evidente para todos: ¿cómo pudo emerger el fenómeno de la vida a
partir de lo no vivo? Y la tercera es el problema que los filósofos
legaron a los cosmólogos: ¿cómo llegó a existir el universo
(entendiendo por universo todo lo que es físico)?”.
Por mi parte, decía en mis libros arriba citados, efectuando
cálculos que se hoy se pueden comprobar rápidamente: “Para que
en una ruleta salgan seguidos y en orden sucesivo los 37 números
que van del 0 al 36, algo —creo— infinitamente más trivial que
obtener por azar alguno de los complejos mecanismos que
constituyen un organismo vivo, cuyos elementos componentes se
cuentan por millones, la probabilidad de que ello ocurra
aleatoriamente —compruébelo Ud. mismo con una planilla de
Cálculos Excel o similar— es una cifra tan increíblemente larga de
10.555.134.955.777.800.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.
000.000.000 que resulta de calcular una sobre treinta y siete a la
treinta y sieteava potencia. Pero si es así, los escasos
15.000.000.000 de años transcurridos desde el Big Bang no
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 39
bastarían para atribuir al azar ni siquiera una sencilla sucesión de
treinta y siete números de ruleta… Para darse una idea, el tiempo
transcurrido desde el Big Bang no es muy superior a
473.364.000.000.000.000 segundos. Con la misma Planilla de
Cálculos he multiplicado los 15.000.000.000 de años que la ciencia
ha determinado que transcurrieron desde entonces en 365,25 días
de cada año, en 24 horas de cada día, en 60 minutos de cada hora y
en 60 segundos de cada minuto, y no consigo arribar a una cifra
más relevante”.
Continuaba diciendo en mis libros “Y no estamos todavía
hablando de la probabilidad de obtener una cadena genética de
millones de genes diferentes, sino solamente de combinar en orden
treinta y siete simples números seguidos en una ruleta. Imagine
entonces el lector cuál es la probabilidad de obtener por simple
casualidad una cadena de ADN de millones de genes diversos, con
un sentido invariable, en un código común inteligible por células,
vegetales y animales que participan de un idéntico “Sistema
Operativo”, cadenas que permiten formar seres con posibilidades
de defenderse y autorreproducirse, y menos aún de la posibilidad
de obtenernos a nosotros, con inteligencia, autoconocimiento y
capacidad de amar, en fin, con toda la parafernalia de asombrosas
cualidades que caracteriza a los seres humanos, a la que estamos
tan acostumbrados, y que se pretende explicar por el azar”.
DEFENDIENDO A THEMIS 40
Y voy a ampliar. Un solo cero de diferencia significaría que
tiene que repetirse diez veces toda la edad del Universo conocido
para conseguir ese resultado. Y dividiendo ambas cifras
precedentes, la cantidad de veces en que debería repetirse toda la
edad del Universo para conseguir solamente treinta y siete
números de ruleta en un orden secuencial, es de
22.298.136.224.507.600.000.000.000.000.000.000.000 veces.
Recordando que un millón tiene seis ceros, faltan casi veintitrés
millones de millones de millones de millones de millones de millones
de nuevos Universos para conseguir que salga por una sola vez
aleatoriamente la secuencia de treinta y siete números de ruleta
seguidos... azar que no serviría absolutamente para nada. A todo
esto, esos cálculos se hicieron dando el enorme hándicap de
envejecer el Big Bang hasta 15.000.000.000 de años y contar desde
el principio de los tiempos y no solamente el periodo de
enfriamiento y condensación del polvo cósmico, todo lo cual
disminuiría la cantidad de segundos transcurridos a una tercera
parte, ni tampoco que, para mayor dificultad, la pelotita de
nuestra supuesta ruleta debería venir de otro casino porque
nuestro pobre Sol únicamente puede transformar hidrógeno en
helio. Somos polvos cósmicos reunidos de las explosiones de
millones de supernovas de galaxias distantes a lo largo y ancho del
Universo que llegaron en las exactas proporciones.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 41
No los voy a aburrir más con matemáticas. Creo demostrado
que el azar no consigue explicar racionalmente una simple serie de
treinta y siete números de ruleta, cuya posibilidad es muy inferior
a la de uno dividido en todos los milisegundos transcurridos desde
el Big Bang, y por ende menos aún puede explicar la más elemental
cadena de ADN de la primera célula (la escurridiza LUCA, Last
Universal Common Ancestor), que al ser primera no puede
explicarse como evolución de una anterior, y que no tiene treinta y
siete números sino miles y millones de eslabones de cadenas de
proteínas puestas en un único orden que las convierte en células
vivas. Menos aún puede el azar explicar cómo esas células
formaron partes de organismos aún mucho más complejos que un
simple unicelular, y más de seres como somos nosotros, cómo se
inventaron nuestras funciones, nuestros sentidos, nuestros
procesos bioquímicos, y cómo adquirimos conciencia de nosotros
mismos y la capacidad de retener nuestra vivencias.
La burla a las religiones mostrando la existencia de muchas
diferentes y preguntando “¿Cuál de estos es tu Dios?”, o la
pregunta de Borges “¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza?”
son totalmente falaces. Solamente demuestran nuestra ignorancia
metafísica. Pero basta imaginar que Robinson Crusoe, luego de ver
una huella humana, se preguntara “¿A cuál de las mil quinientos
millones de personas que hay en la Tierra pertenece esa huella?
DEFENDIENDO A THEMIS 42
¡Como no puedo deducir qué humano la habría estampado, no
pertenece a ningún ser humano, y por ende se hizo por azar!”, o que
un robot admirador de Jorge Luis Borges negara ser artificial
porque de serlo, no sabría qué dios detrás del científico humano
que lo creó comenzó la trama, para entender su debilidad.
Y entiendo que todo es un Plan genial —y al escribir esto pienso
en el caso de mi hijo asesinado— que no puede ser frustrado por
unos pocos gramos de plomo disparados por lacras subnormales, o
por el mero transcurso de una vida que supuestamente concluya
para siempre. Presuponiendo la existencia de un plan, que el
mismo termine en la nada parece tan ilógico como dedicar horas a
cargar pen-drives en una computadora, para luego de cargados
tirarlos a la basura. Así que la pretensión pseudo-científica de los
liberprogresistas modernos —usualmente los más analfabetos
herederos de los iluministas— de que la suya es la única
explicación “racional” del Universo, no pasan de ser una expresión
de anhelos, tan soberbia como iletrada como la de sus antecesores
iluministas, pero sin contar con la excusa de ser al menos expertos
en alguna rama de la ciencia.
Un filósofo norteamericano, Ken Wilber, lo resume
perfectamente: “…el Big Bang desafía cualquier actitud
materialista: “Primero no había absolutamente nada, después
¡Bang! y Algo. Esto es mucho más que raro. Del puro Vacío,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 43
aparece la manifestación (en un momento específico y
determinable mediante cálculos astrofísicos). Es una pesadilla para
la ciencia tradicional, porque pone un límite al tiempo de ciegas
mutaciones aleatorias que se supone explican el Universo”. Un
argumento supone que dado suficiente tiempo, cien monos
golpeando al azar teclados de ordenador podrían escribir una obra
de Shakespeare. Pero el universo tiene sólo trece mil quinientos
millones de años (aproximadamente), tiempo insuficiente para que
cien monos escriban siquiera un párrafo.
Refiriéndose al Big Bang, Ken Wilber alega que “esto cambia
todo. Los cálculos de los científicos desde Fred Hoyle hasta F.B.
Salisbury, muestran consistentemente que doce mil millones de
años no es tiempo suficiente para crear una sola enzima por
casualidad. En otras palabras, algo distinto a la casualidad está
impulsando al universo. Para los científicos tradicionales, el azar
era la salvación. El azar era su dios. El azar y las probabilidades
podrían explicarlo todo. Pero al no disponer de ese tiempo infinito,
su dios les falla miserablemente. Ese dios está muerto. El azar no es
lo que explica el universo”.
Aclaro para enrabiar a los randianos ateos que debo estas
preciosas citas de Ken Wilber a la transcripción que hace de él un
gran autor argentino, Fredy Kofman en su espectacular obra
“Metamanagement”. Éste, aparte de vivir en Estados Unidos, es
DEFENDIENDO A THEMIS 44
hijo de Rosa Pelz, la súper randiana editora que tiene adquiridos
todos los derechos de las obras de Ayn Rand a la cual los randianos
deben la publicación de sus libros de cabecera, y que
generosamente me regaló el libro de donde extraje la cita.
La aceptación de las explicaciones azarosas, y el ulterior
subterfugio de que existen infinitos multiversos, con el que vuelven
a recostarse en infinitos en los cuales cualquier cosa puede
predicarse, demuestra que no es cierto que los ateos no quieran
creer en explicaciones indemostrables. Cuando imperceptiblemente
se sacan el delantal de científicos y se ponen a pontificar como
filósofos están llenos de explicaciones no solamente indemostrables
sino también altamente improbables, y con un grado de delirio que
haría empalidecer de envidia al propio Georg Friedrich Hegel, y
tienen una imaginación febril para inventar continuamente otras
nuevas divagaciones que los profanos, aterrados por el aura de
cientificidad de quienes las postulan, paan automáticamente a
considerarlas el “non plus ultra” de la cientificidad actual. Los
científicos actuales adoran creer en explicaciones indemostrables.
En la única de ellas que no quieren creer, es en un Dios creador.
Para concluir este apartado matemático, una anécdota. Grigori
Yakolevch Perelmán, el hombre que se hizo famoso tanto por
verificar la “Conjetura de Poincaré”, uno de los siete problemas
matemáticos más difíciles del Milenio, como por rechazar el premio
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 45
de un millón de dólares por ello, dice haber demostrado
matemáticamente la existencia de Dios. Desconozco cómo lo hizo,
pero no debe estar demasiado lejos de mi propia demostración
conjetural por vía probabilística.
6.- Racionalidad del teísmo
A la luz de lo anterior, recuerdo que Sócrates, citado por Platón
en “La República”, decía que “La razón nos guía, la razón nos
arrastra, los argumentos nos pueden forzar, vayamos por donde el
razonamiento, como el viento, nos empuje” ¿Es irracional a la luz
de nuestra experiencia y estado actual de conocimientos, ser teístas,
y racional ser ateos? Por el contrario, puede decirse que los ateos
son gente dispuesta a creer en cualquier cosa, menos en Dios.
En su libro “La dimensión tácita”, dice Michael Polanyi,
científico, filósofo y padre tanto del Premio Nobel de Física
Charles Polanyi como del reconocido economista Karl Polanyi, que
“Todos los procesos de las células vivas están de acuerdo con la
química y la física, pero hay una estructura jerárquica con la
emergencia de niveles superiores que no son predecibles a partir de
las propiedades de los niveles inferiores. La emergencia de la vida
no es predecible a partir del mundo inorgánico: la emergencia de la
inteligencia no es predecible a partir de la existencia de las algas…
Las operaciones de un nivel superior no pueden derivarse a partir
de las leyes que gobiernan sus partes aisladas. Es decir, ninguna de
DEFENDIENDO A THEMIS 46
las operaciones bióticas (de las cosas vivas) puede explicarse por
leyes de la química y la física. Y sin embargo, todavía entre los
biólogos se da por sentado que todas las manifestaciones de la vida
pueden ser explicadas en última instancia por las leyes que
gobiernan la materia inerte”.
Los carilindos divulgadores televisivos de impostadas voces y
guiones elaborados por terceros, y los corifeos divulgadores de esos
supuestos “conocimientos” tilingos para consumo popular suelen
ser ateos, pero muchos de los principales científicos del Siglo XX y
XXI —varios de ellos Premios Nobel en Física, Química o
Medicina— son teístas. Hasta hay libros de Jacinto Peraire Ferrer,
“Dios en el laboratorio: 53 científicos Nobel que armonizaron fe y
razón”, y de Tihomir Dimitrov “50 Premios Nobel y otros grandes
científicos que creen en Dios”, que demuestran lo erróneo de pensar
que “la ciencia” es contraria a la religiosidad. Este último también
escribió “La dimensión espiritual de algunos grandes filósofos y
premios Nobel”, en donde efectúa vívidas semblanzas no
solamente de científicos, sino de todo tipo de Premios Nobel,
incluyendo pacifistas y literatos creyentes.
Por supuesto, ni siquiera todos los científicos del mundo podrán
convencerme de que dos más dos son cinco. La verdad no se vota ni
se cuenta con los dedos. El argumento de autoridad es de por sí
odioso. Pero los ateos tienen la mala costumbre, con la cual
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 47
convencen a los incautos, de decir que “la ciencia” o “los
científicos” —así, en forma impersonal, como si la ciencia fuera
una única persona, o como si no existieran millones de científicos,
cada uno con sus propios pensamientos— supuestamente son ateos.
Esto es, recurren a un argumento de autoridad… ¡pero sin siquiera
decir cuál es la autoridad a la que reverencian y rinden pleitesía!
Por eso, basado en mis propias investigaciones, sin que la lista
sea exhaustiva y eludiendo la casi irresistible tentación de
incluirme a mí mismo, acompaño una lista de más de ciento veinte
de los más destacados científicos del mundo declaradamente
creyentes de los dos últimos siglos.
Fueron creyentes Angelo Secchi, George Gabriel Stokes, George
Salmon, Hippolyte Fizeau, Louis Pasteur, Gregor Mendel, Henry
Baker Tristram, Louis-Ovide Brunet, James Clerk Maxwell,
George Mary Searle, John William Strutt, Georg Cantor, John
Ambrose Fleming, Giuseppe Mercalli, Santiago Ramón y Cajal,
Henri Becquerel, Paul Sabatier, Nikola Tesla, Joseph John
Thomson, Ronald Ross, Heinrich Rudolf Hertz, Charles Scott
Sherrington, Max Plank, Howard Atwood Kelly, William Bragg,
Franz Xaver Kugler, George Washington Carver, José Gregorio
Hernández, James Cullen, Karl Landsteiner, Robert Andrews
Millikan, Henrietta Swan Leavitt, Maria Montessori, Ernest
Ruthenford, Alexis Carrel, Edmund Taylor Whittaker, Guglielmo
DEFENDIENDO A THEMIS 48
Marconi, José Agustín Pérez del Pulgar, Henri Breuil, Julius
Aloysius Arthur Nieuwland, Albert Einstein, Giuseppe Moscati,
Alexander Fleming, Pierre Teilhard de Chardin, Max Born,
Charles Stine, Arthur Stanley Eddington, Victor Francis Hess,
Pierre Lecomte du Noüy, Peter Debye, George Hevesy, Niels Bohr,
Gregorio Marañón, Michael Polanyi, Arthur Compton, Georges
Lemaître, Gerty Cori, Isidor Isaac Rabi, Albert Claude, Wolfgang
Pauli, Theodosius Dobzhansky, Antonio Romañá Pujó, Werner
Heisenberg, Paul Dirac, José María Albareda, John Carfew Eccles,
John von Neumann, Nevill Francis Mott, George Wald, Ernst
Boris Chain, Karl Stern, Takashi Nagai, Pierre Duhem, Charles
Coulson, Mary Kenneth Keller, Charles Hard Townes, Christian
Anfisen, David Joseph Bohm, Derek Harold Richard Barton,
Joseph Edward Murray, Clyde Cowan, Arthur Leonard Schawlow,
Walter Kohn, Raoul Bott, Antony Hewish, Stanley László Jáki,
Arthur Peacocke, Abdus Salam, Jérôme Lejeune, Werner Arber,
William Thomson, Antonino Zichichi, John Charles Polanyi, Buzz
Aldrin, Owen Gingerich, John C. Polkinghorne, Pierre Macq,
Russell Stannard, Manuel Carreira, John Gurdon, Arno Allan
Penzias, Carlo Rubbia, Michał Heller, Robert James “Sam” Berry,
Salvador Cervera, Jean Baptiste Carnoy, Piedad de la Cierva,
Donald Knuth, Peter Grünberg, George Ellis, Joseph Hooton
Taylor jr., Richard Smalley, Mario Molina, Ahmed Hassan Zewail,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 49
César Nombela Cano, Eric Wieschaus, William Daniel Phillips,
Francis Collins, Brian Kobilka, Laurent Lafforgue. Últimamente
puedo citar a Michael Behe, Lothar Schaäfer, Grigori Yakolevch
Perelmán, Roger Penrose y Stuart Hameroff, Juan Martín
Maldacena y Michio Kaku. Todos ellos laureados genios científicos,
y muchos de ellos premios Nobel en ciencias “duras”.
Michel J. Behe, conocido microbiólogo norteamericano, escribió
un “best seller” llamado “La Caja Negra de Darwin”, explicando la
enorme complejidad de los propios sistemas unicelulares, cuya
estructura era desconocida (una caja negra) en tiempos de Darwin.
Él nos dice como comienzo de su brillante exposición que “Los
científicos usan el término “caja negra” para referirse a un sistema
del cual se desconoce su funcionamiento. Para Charles Darwin y
sus contemporáneos, la célula viva era una caja negra, pues su
mecánica fundamental era totalmente desconocida. Ahora
sabemos que, muy lejos de estar formada por un tipo simple de
protoplasma uniforme (como creían muchos de los científicos del
Siglo XIX) cada célula viva contiene muchas máquinas
moleculares ultra sofisticadas”. No puede entenderse la vida sin
asumir que cada célula está compuesta por máquinas moleculares
menores al tamaño de una célula.
De hecho las proteínas—entran aquí las hormonas, las enzimas,
los anticuerpos— son cadenas de otras moléculas más pequeñas,
DEFENDIENDO A THEMIS 50
los aminoácidos. Estas cadenas se pliegan en enrevesadas
configuraciones que determinan su función. De allí y conforme a
las múltiples formas que asumen forman diversas máquinas
moleculares que llevan a cabo las funciones básicas de la vida,
desde una cadena de ADN hasta los humildes cilios, una suerte de
motores a hélice que permiten a la célula avanzar. En el ADN de
cada célula están escritas todas las recetas de todas las proteínas
que cualquier célula necesita para funcionar y para agruparse para
formar cualquier ser vivo. Y la propia célula lee y ejecuta sus
propios programas. Pero nada sorprende ni conmueve a un ateo.
Un autor confesadamente ateo pero rigurosamente objetivo,
Jacques Monod, Premio Nobel en Medicina por sus estudios sobre
la regulación genética del metabolismo de las células, no hesita
pese a todo su ateísmo en afirmar en su libro “Azar y necesidad”
que “Todas las adaptaciones funcionales de los seres vivos, como
todos los artefactos que ellos producen, cumplen propósitos
particulares que pueden ser considerados como varios aspectos de
fragmentos de un proyecto único primario, el cual es la
preservación y multiplicación de la especie”… “Una de las
características fundamentales comunes a todos los seres vivos sin
excepción es la de ser objetos dotados de propósito o proyecto, lo
cual muestran en su propia estructura y al mismo tiempo
manifiestan en sus acciones… Tenemos que sostener que son
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 51
distintos de todas las estructuras o sistemas presentes en el
universo por esta propiedad característica que llamamos
teleonomía”. Vemos en esta afirmación efectuada por un ateo, algo
muy parecido al mandato que Dios dio a todos los seres vivientes
conforme a la tradición bíblica: “¡Creced y reproducíos!”.
Si se observa a un ateo que desde el Big Bang no alcanza el
tiempo para explicar la programación contenida en las células de
ADN partiendo de la base del azar —ya se calculó la absoluta
inverosimilitud de tal explicación— echarán mano a sostener que
nuestro Universo es uno de muchísimos universos incontables
como burbujas, y/o dirán que con el colapso de la función de onda
de un sistema cuántico que determina el valor actual del estado
entre todos los valores posibles, en realidad a cada momento se está
creando nuevos e infinitos universos paralelos para cada estado
cuántico. Esto es, que para eludir el cerco de la inexistencia de una
infinitud temporal, echan mano a la conjetura de infinitudes
espaciales o infinitudes multidimensionales. En los juegos
infantiles de pilladitas, un punto llamado “Salvo” permite a los
perseguidos evitar ser alcanzados. La mención a infinitos y
multiversos es el “Salvo” que usa el ateísmo para seguir
sosteniendo posturas cada vez más inverosímiles a la luz de los
últimos descubrimientos.
Sir John Polkinghorne, un físico y matemático especializado en
DEFENDIENDO A THEMIS 52
mecánica cuántica que a raíz de eso se hizo profundamente
creyente —al punto de dejar sus cátedras en Cambridge para
convertirse en sacerdote anglicano— lo dice con mucha precisión y
elegancia: “El multiverso no es más que una especulación
metafísica con un exceso de prodigalidad ontológica”. En la misma
línea, el Profesor de Ciencias Complejas y Matemáticas Aplicadas,
George Ellis, también prolífico autor teísta, nos dice que “es una
propuesta extraordinariamente extravagante postular
innumerables universos inobservables, solo para explicar una
única entidad (el universo observable). No podemos caracterizarla
precisamente como un ejercicio de parsimonia, tal como defendía
Guillermo de Ockham”.
Pero los científicos muchas veces prefieren pasar por idiotas a
pasar por creyentes, y en su soberbia se niegan a reconocer que no
entienden algo. Así sacan de la escena a la explicación más
probable… tal como sus antecesores explicaban que nuestro
Planeta estaba sostenido por una enorme torre de tortugas o
elefantes. Para no creer en un Dios, prefieren creer en infinitos
universos o en explicaciones mucho más inconsistentes, cuando no
en la inmanencia de la “madre naturaleza”, un heterogéneo
conjunto de objetos bariónicos que alguna mente eleva a la
categoría de ente a la vez inanimado e infinitamente inteligente.
El racionalismo implícito del ateísmo falla en su comprensión
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 53
del mundo por creer que la razón humana es capaz de entender un
cosmos que cada día se muestra más y más complejo y lleno de
variables desconocidas. Si algo ha demostrado el estudio científico,
es justamente que muchas veces los que se habían considerado
descubrimientos consolidados y petrificados de la ciencia, caen de
la noche a la mañana ante nuevas observaciones empíricas que
obligan a un total replanteo de las teorías. George Paget Thomson
obtuvo el Premio Nobel por demostrar que los electrones son ondas,
mientras su padre, Joseph John Thomson, lo había ganado
décadas antes por probar que los electrones son partículas. Y
ambos tenían razón conforme a lo que hoy se conoce como “la
dualidad onda/partícula”. Esto es, que la experiencia demostró el
acierto de los sólidos fundamentos de los filósofos empiristas que el
ensayo randiano de Ghate/Marty rechaza por “irracionales”.
Debe aclararse que lo que los empiristas negaban no era “la
posibilidad de descubrir Ley alguna”, sino la validez universal e
invariable que el racionalismo pretendía dar a las apresuradas
conclusiones provisorias basadas simplemente en la razón sobre las
inconsistentes premisas de unas pocas observaciones e inducciones
imperfectas. Tanta razón tenían los empiristas al respecto, que los
científicos modernos han establecido que toda la Mecánica
Cuántica y la composición última de la materia es probabilística y
no fatalista. Y está constituida no por materia, sino por energía
DEFENDIENDO A THEMIS 54
vibrando, muy probablemente en forma de cuerdas, formando
funciones de onda que colapsan en realidades no cuánticas.
Efectuada esta introducción de mi propio pensamiento, que no
por estar enraizado en conceptos antiguos es en modo alguno
desactualizado, vamos a incardinarlo en una visión del mundo
moderno. Intenten por favor los amables lectores superar el primer
impulso que seguramente surgirá de etiquetar a esta obra como
“retrógrada” al hablar de la Cristiandad, supuestamente superada
a finales del Medioevo, o como “fascista” al referirme a tradiciones,
valores, moral y conceptos que ahora muchas veces mueven a
burla, como “conspiranoica” al referirme a veces a conspiraciones
reconocidas por sus propios autores, como causa de fenómenos
sociales que normalmente se considera que nacieron
espontáneamente, como “izquierdista” al hablar de algunos
defectos de empresarios prebendarios que ensucian la visión del
mercado libre, como “herético” al sostener el parentesco cercano de
todas las ramas del cristianismo, católicas o no, y peor aún, abogar
por la compatibilidad de liberalismo con el cristianismo.
Solamente pido ser leído con espíritu crítico intentando sacar lo
poco o mucho de bueno que pueda extraerse. Quizá descubra el
lector que no soy retrógrado, ni fascista, ni conspiranoico, ni
izquierdista ni derechista, ni herético como quizá me había
rotulado.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 55
II.— MI VISIÓN PERSONAL CRISTIANA Y LIBERAL
7.- La Cristiandad como civilización en busca de Dios
Nunca leí más bella y elocuente descripción de la Cristiandad
anterior a la Revolución Francesa que la que poco antes de
comenzar el Siglo XIX hacía Georg Philipp Friedrich von
Hardenberg, poeta alemán conocido como Novalis, en “La
Cristiandad o Europa”, así que transcribo uns párrafos como
homenaje a nuestra olvidada madre común, la Cristiandad.
Anecdóticamente, habiendo muerto el autor poco después, sus
amigos iluministas demoraron casi un siglo en publicarla:
“Era una época hermosa, resplandeciente, aquella en la que
Europa era un país cristiano, en la que una única Cristiandad
habitaba esta parte del mundo humanamente configurada... Aun
sin poseer extensas posesiones de tierra, un único jefe guiaba y
aunaba a las grandes fuerzas políticas. Una corporación numerosa
a la que cualquiera tenía acceso se hallaba bajo su directa
dependencia, atendía a sus gestos y se empeñaba con ahínco en
consolidar su poder benefactor. Cada miembro de dicha sociedad
era honrado por doquier y si bien la gente común acudía a él en
busca de consuelo o ayuda, protección o consejo, dispuesta a
proveer abundantemente a sus múltiples necesidades, también
entre los poderosos hallaba protección, prestigio y audiencia; todos
DEFENDIENDO A THEMIS 56
cuidaban de estos hombres electos, dotados de poderes
extraordinarios, como hijos del cielo, cuya presencia y buena
voluntad esparcían los más variados beneficios. Una infantil
confianza vinculaba a los hombres a su palabra ¡Cuán serenamente
podía cada quién llevar a cabo su terrenal labor cotidiana, puesto
que merced a esos santos varones se le preparaba un futuro seguro,
se le perdonaba todo paso en falso, y cancelaba y aclaraba
cualquier aspecto descolorido de su vida! Eran experimentados
pilotos en un océano desconocido, bajo cuya custodia cabía
desdeñar cualquier tempestad y, lleno de esperanza, contar con un
arribo y desembarco seguros en la costa de la propia tierra patria.
Las más salvajes y voraces inclinaciones cedían ante la
reverencia y obediencia a sus palabras. De ellas promanaba paz.
No predicaban sino amor a la santa, maravillosa señora de la
Cristiandad, que provista de poderes divinos estaba preparada
para salvar a todos los creyentes de los peligros más atroces.
Contaban de hombres celestes, muertos desde hacía tiempo, que
gracias al apego y a la lealtad a aquella Madre bienaventurada y a
su celeste y amigable Hijo, habían llegado a vencer las tentaciones
del mundo terrenal, obtener honores divinos y llegado a ser fuerzas
tutelares y benefactoras para sus hermanos vivientes, voluntarios
asistentes en la necesidad, mediadores para las flaquezas humanas
y eficaces amigos de la humanidad ante el trono celeste.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 57
¡Con qué serenidad se dejaban las pulcras congregaciones en las
iglesias llenas de misterio, adornadas de imágenes edificantes,
melosamente perfumadas y con solemne música sacra vivficadas!
En ellas, delicadas urnas agradecidamente preservaban los restos
bendecidos de hombres antaño temerosos de Dios”.
De allí, veremos, nació el liberalismo. Y también de allí nació
una buena parte de todo lo valioso que tiene nuestra vida actual,
tal como lo recalcara Murray Rothbard, un autor
incuestionablemente liberal y a la vez ferviente admirador de la
Cristiandad pese a ser ateo y de ascendencia judía.
8.- Subsistencia de la Cristiandad como comunidad de valores
Algunos autores consideran que la Cristiandad ya no existe, que
su cabeza fue simbólicamente cortada por la Revolución Francesa
que se postula falsamente como nacimiento del liberalismo, echada
a la canasta con el debilitamiento de la Santa Alianza, y enterrada
definitivamente con la casi total desaparición de las monarquías y
la limitación de sus poderes luego de la Primera Guerra Mundial.
Pero eso es propaganda ideológica, y corresponde simplemente a la
aspiración iluminista de erigirse en la única vertiente del
liberalismo, siendo en realidad su tergiversación totalitaria.
Pese al relativo sustento fáctico de esa visión, pretender que la
Cristiandad habría desaparecido es un parecer erróneo, ya que
restringe el concepto a la relativa unidad de los reinos europeos
DEFENDIENDO A THEMIS 58
occidentales enlazados por similares valores, en lugar de enfocarse
en la unidad espiritual de los pueblos, derivada de profesar todos
valores comunes. La Cristiandad no subsiste en los monarcas, sino
en el pueblo, y en los valores eternos que supo acumular a lo largo
de los siglos y que son mantenidos por todas las ramas del
cristianismo, y no en sus contingentes manifestaciones temporales,
y que son la sólida base de nuestra Civilización actual. Bien dice
Christopher Lasch en “La Rebelión de las Elites” que “Los
liberales concedían mucho más a la virtud privada de lo que
estaban dispuestos a reconocer. Incluso actualmente, los liberales
que defienden esta concepción mínima de la ciudadanía meten de
matute un cierto grado de ciudadanía en las rendijas de su
ideología del mercado libre… siempre ha estado claro que una
sociedad liberal exige más virtud de lo que Friedman acepta. Un
sistema que se apoya con tanta fuerza en el concepto de derecho
presupone individuos que respeten los derechos de los demás”.
En el argot bursátil se habla de la importancia de las “ballenas”,
los grandes inversores ocultos que pese a todo, terminan causando
las grandes subas y bajas de los diversos activos, bonos, acciones,
commodities y hasta monedas y criptomonedas que en esos
mercados se negocian. Con la Cristiandad ocurre igual. No ha
desaparecido porque no han desaparecido los valores en que se
sustentaba. Simplemente ha perdido conciencia de sí misma, y
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 59
para peor sus detractores y enemigos la mantienen sumergida y
amnésica, por lo que su existencia solamente puede ser detectada
en virtud de algunos movimientos espontáneos que sus propios
integrantes no atinan a atribuirlos a esa Cristiandad subsistentes.
Este libro constituye así un llamado a defender esa Cristiandad,
concepto hoy mucho más espiritualizado que perdido, aclarando
que a despecho de su nombre no es necesario ser cristiano para
admirarla y defenderla, como no es necesario adorar a Amon Ra, a
Isis o a Osiris, para admirar la Civilización egipcia, a Zeus, Hera o
Poseidón para admirar la griega, o a sus contrapartes Júpiter,
Juno o Neptuno para admirar la romana.
La Cristiandad, entonces y ahora, presuponen la férrea
convicción en la existencia objetiva de la realidad, y que la misma
está llena de leyes naturales independientes de los seres humanos,
que todos podemos y debemos intentar descubrir, manteniendo
para ello los conocimientos adquiridos a lo largo de siglos pero a la
vez aceptando que la verdad se impone sobre nuestras ideas
preconcebidas, y podemos ir descubriéndola a través de pequeños o
grandes ajustes. También en materia jurídica, supone la férrea
convicción en que nadie es superior a nosotros mismos y tenemos
derechos subjetivos independientes de su reconocimiento estatal,
que se traducen en la defensa de la vida, la libertad y la propiedad.
Decía Lord Acton en sus cartas que “Toda libertad consiste y
DEFENDIENDO A THEMIS 60
radica en la preservación de una esfera interior exenta del poder del
Estado. Tal reverencia a la conciencia es el germen de toda libertad
civil, y en este camino se vio servida por la Cristiandad... (la
libertad es así) la seguridad de que todo hombre se sienta protegido
para hacer lo que crea su deber contra la influencia de la autoridad
y las mayorías, la costumbre y la opinión”.
Con ese concepto de Cristiandad espiritualizada en valores
comunes —concepto mucho más histórico, sociológico y político
que religioso— es que su defensa no se efectúa desde el cristianismo
sino básicamente desde el liberalismo clásico que ha sido su feliz
consecuencia, nacida de la fusión de varios grandes vórtices de
acumulación de sabiduría que pretendieron tomar para sí lo mejor
de todos los conocimientos de sus épocas.
Esta Cristiandad ahora espiritualizada en algún momento
contenía una materialización supranacional. Su bagaje espiritual
había nacido de la fusión de la filosofía griega, el derecho romano y
la religión cristiana, continuó con el agregado de los estudios
neoescoásticos de la Escuela de Salamanca. A medida que se iba
espiritualizando se enriqueció también con la visión humanista de
Erasmo de Rotterdam y Santo Tomás Moro, los alegatos sobre la
tolerancia y caridad de Francisco de Vitoria, Bartolomé de las
Casas y Francisco Suárez, el ensayo “De los delitos y de las penas”
de Cesare Beccaria, y habiendo tenido una vertiente nominalista
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 61
con Guillermo de Ockham, se hizo empirista también con George
Berkeley, John Locke y la escuela escocesa de economía y moral de
David Hume, Adam Ferguson y Adam Smith, dio origen a la
escuela francesa clásica de los fisiócratas y Federico Bastiat, y
actualmente continúa en la escuela austríaca de economía.
Lo que unifica todas estas versiones, desde los presocráticos
griegos hasta Jesucristo y hasta la escuela austríaca de economía,
es su invariable acento en el individuo y sus derechos individuales,
y no en la sociedad. Ni siquiera se enfoca tanto en la economía
como en la existencia de un orden natural derivado de la decisiones
personales. Su enfoque es estrictamente individualista, viendo con
malos ojos cualquier pretensión —salvo para salvaguardar iguales
derechos ajenos— de dictar a otros cómo pensar o actuar. Esto
diferencia claramente ese enfoque de otro liberalismo que busca
indicar a los demás cómo supuestamente “deben” ser, y que a veces
hasta cortó cabezas a quienes no pensaran como ellos.
Para poder visualizar el fenómeno del nacimiento del
liberalismo clásico de todas estas diferentes fuentes tan dispares y a
la vez tan coherentes en su filosofía básica debemos recurrir a una
brillante explicación sobre la comprensión humana del sacerdote
jesuita canadiense Bernard Lonergan, economista, teólogo y
filósofo tomista al que recordé en “Las vendas de nuestra falsa
Themis”, que en su señera obra “Insight. Estudio sobre la
DEFENDIENDO A THEMIS 62
comprensión humana”, nos brinda unas palabras que permiten
entender el nacimiento real del liberalismo.
Lonergan señala cuatro pasos o niveles del conocer humano, a
saber, el nivel de experiencia, el de intelección, el de afirmación o
juicio, y el de decisión. Comienza con una acumulación de
conocimientos, pero lo fundamental es el nivel de la intelección. No
es una actividad automática sino una revelación que se produce en
el ánimo de las personas. Este nivel, que Lonergan llama “insight”,
es algo así como el “satori” de los orientales o el “hunch” o
corazonada de los americanos, que produce una suerte de “salto
cuántico” en el conocimiento, un cambio de paradigmas, al
permitir dar sentido a toda una serie de saberes y experiencias
dispersas previamente acumulados en forma aparentemente
caótica, integrándolos como parte de un todo al que se tuvo acceso
no solamente por la acumulación misma, sino por una brillante
inspiración ordenadora.
Dice este autor: “En la novela policíaca ideal, el lector cuenta
con todas las pistas pero no logra dar con el criminal. Bien puede
percatarse de cada pista cuando se presenta. No necesita más
pistas para resolver el misterio. Con todo puede quedar a oscuras
por la simple razón de que llegar a la solución no es la mera
aprehensión de alguna pista, ni el simple recuerdo de todas ellas,
sino una actividad muy distinta de la inteligencia organizadora
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 63
que ordena el conjunto íntegro de pistas en una perspectiva
explicativa única”. El liberalismo clásico es así un deslumbrante
“insight” de la humanidad, derivado de un estadio de maduración
de la Cristiandad que predicaba respetar los derechos individuales.
Como consecuencia natural de los Diez Mandamientos y de las
enseñanzas de Jesucristo, quedó perfectamente establecida la
libertad y valor de todos los seres humanos, que conlleva el respeto
a la persona humana (vida), a ser dueño de su futuro (libertad), y a
gozar de los bienes que adquirió en su pasado (propiedad). En otros
términos, el liberalismo, al respetar la vida, la libertad y la
propiedad, en definitiva respeta el pasado, el presente y el futuro
de todos y cada uno de los seres humanos. Ni más ni menos. Eso
permite a Jesucristo reprender a quienes cuestionaban que hubiera
pagado en forma desigualitaria: “¿No puedo hacer yo con lo mío lo
que quiero? ¿O es que vas a ver con malos ojos que yo sea bueno?”
El carácter celebrantemente humanista del liberalismo clásico y
su total compatibilidad con la religión se desprende de la preciosa
introducción que hace Federico Bastiat a su fantástica obra
“Armonías Económicas”: “Afición a estudiar, necesidad de creer,
un espíritu desasido de viejas preocupaciones, un corazón exento
de odios, celo propagandista, ardientes simpatías, desinterés,
abnegación, buena fe, entusiasmo por todo lo bueno, bello,
inocente, grande, honesto, justo, religioso; tales son los preciosos
DEFENDIENDO A THEMIS 64
atributos de la juventud, y por eso a ellos les dedico este libro”.
En emotivas palabras lo expresa Peter Drucker, uno de los más
reconocidos filósofos austríacos en materia de administración de
empresas, en “El futuro del hombre industrial”: “La única base de
la libertad es el concepto cristiano de la naturaleza del hombre:
imperfecto, débil, un pecador y polvo destinado al polvo; pero aún
así, hecho a imagen de Dios y responsable de sus actos. Solamente
si el hombre es concebido como básica e inmutablemente
imperfecto y temporal, la libertad es filosóficamente tanto natural
como necesaria. Y solamente si el hombre es visto como básico e
inexorablemente responsable de sus actos y decisiones, a pesar de
sus imperfecciones y su temporalidad, la libertad es éticamente
posible tanto como requerida”
Aún los más impenitentes liberales iluministas franco prusianos,
sin reconocer en el cristianismo y su Cristiandad al antecesor
directo del liberalismo, consideraban que las creencias religiosas
eran absolutamente neutras a la militancia liberal. Recién con el
neoiluminismo de Ayn Rand se estableció desde el lado liberal el
pernicioso mito, simétrico al similar que surgió en la Iglesia, de que
existiría una supuesta incompatibilidad insubsanable entre
liberalismo y religión. Veremos a lo largo de estas páginas que ésa
es la creencia que está matando a la Cristiandad, y con ella al
verdadero Liberalismo clásico. O viceversa.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 65
9.- Un discurso esclarecedor de Solzhenitzyn
Poco después de ser asilado en Occidente, el Premio Nobel de
Literatura Alexander Solzhenitzyn dio en Harvard una
conferencia que entonces me sacudió, en donde criticaba a la
cultura Occidental que había encontrado ¿Podía ser tan ingrato
alguien que debía en gran medida su liberación a las gestiones de
los Occidentales? Sin embargo, era él quien, al mirar nuestra
civilización en perspectiva luego de años de reclusión en Siberia,
podía ver mejor que nosotros y efectuar mejor la descripción de sus
entonces incipientes síntomas de decadencia, consecuencia de la
espiritualización de la Cristiandad, y la materialización del
Iluminismo. Resumo lo principal de ese brillante discurso:
“Hace tres años en Estados Unidos, dije ciertas cosas que
parecían inaceptables. Hoy, sin embargo, mucha gente coincide
con lo que yo he dicho… Sin embargo, la comprensión de esta
división a menudo está limitada a la concepción política, a la
ilusión de que el peligro puede ser conjurado mediante
negociaciones diplomáticas exitosas o por un cuidadoso equilibrio
de fuerzas armadas. La verdad es que esta división es mucho más
profunda y más alienante; la ruptura es mayor de lo que puede
parecer a primera vista…”
“…La sociedad Occidental se expandió como un triunfo de
humana independencia y poder. Y de repente, en el siglo XX, se
DEFENDIENDO A THEMIS 66
descubre su fragilidad e inconsistencia… La merma de coraje
puede ser la característica más sobresaliente que un observador
imparcial nota en Occidente en nuestros días. El mundo Occidental
ha perdido en su vida civil el coraje, tanto global como
individualmente, en cada país, en cada gobierno, cada partido
político y por supuesto en las Naciones Unidas…”
“…Cuando se formaron los Estados occidentales modernos, se
proclamó como principio fundamental que los gobiernos están para
servir al hombre y que éste vive para ser libre y alcanzar la
felicidad. (Véase, por ejemplo, la Declaración de Independencia
norteamericana)... Exigir una autolimitación o una renuncia a
estos derechos, convocar al sacrificio y a asumir riesgos con
abnegación, sonaría a algo simplemente absurdo. El autocontrol
voluntario es algo casi desconocido: todo el mundo se afana por
lograr la máxima expansión posible del límite extremo impuesto
por los marcos legales…”
“…He pasado toda mi vida bajo un régimen comunista y les
diré que una sociedad carente de un marco legal objetivo es algo
terrible, en efecto. Pero una sociedad sin otra escala que la legal
tampoco es completamente digna del hombre…”
“… ¿Cómo es que se ha producido esta adversa relación de
fuerzas? ¿Cómo es que Occidente ha caído de su marcha triunfal
hasta su debilidad presente? ¿Acaso han existido desvíos fatales y
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 67
pérdidas de orientación en su desarrollo?... el error debe estar en la
raíz, en la misma base del pensamiento humano de los últimos
siglos. Me refiero a la visión occidental que prevalece en el mundo
de hoy, que nace del Renacimiento y encuentra su expresión
política a partir de la Ilustración. Esta visión se convirtió en la
base de todas las doctrinas políticas o sociales y podríamos
llamarla humanismo racionalista o autarquía humanística. Es la
autoproclamada y practicada autonomía del ser humano de
cualquier fuerza superior…”
“…en las primeras democracias, como en la democracia
norteamericana por la época de su nacimiento, todos los derechos
humanos fueron conferidos sobre la base de que el ser humano es
una criatura de Dios. Esto es: la libertad le fue conferida al
individuo en forma condicional, en la presunción de su constante
responsabilidad religiosa. Esa era la tradición de los mil años
precedentes… Después, sin embargo, todas estas limitaciones
resultaron erosionadas en la totalidad de Occidente. Se produjo
una emancipación absoluta de la herencia moral de los siglos
cristianos con sus grandes reservas de misericordia y sacrificio... En
la medida en que el humanismo en su desarrollo se fue volviendo
más y más materialista, progresivamente permitió conceptos que
resultaron utilizados por el socialismo primero y por el comunismo
después. De este modo, Carlos Marx pudo decir, en 1.844, que el
DEFENDIENDO A THEMIS 68
“comunismo es humanismo naturalizado”. Esta afirmación no es
enteramente irracional. Uno puede detectar las mismas piedras
fundamentales de un humanismo erosionado en cualquier tipo de
socialismo: materialismo ilimitado; liberación de la religión y de la
responsabilidad religiosa (algo que en los regímenes comunistas
llega al estadio de la dictadura antirreligiosa); concentración de las
estructuras sociales bajo un criterio supuestamente científico.
(Esto último es típico tanto de la Ilustración como del
marxismo)…”
“…A primera vista parece un feo paralelismo: ¿Tendencias
comunes en el pensamiento y en el estilo de vida del Occidente y del
Este actuales? Pero ésa es la lógica del desarrollo materialista…
Más aún, la interrelación es tal que la corriente materialista que
está más hacia la izquierda, siendo que de este modo es la más
consistente, siempre demuestra ser la más fuerte, la más atractiva
y victoriosa. El humanismo ha perdido su herencia cristiana y no
puede prevalecer en esta competencia… el liberalismo resultó
inevitablemente desplazado por el extremismo; el extremismo tuvo
que rendirse ante el socialismo y el socialismo no pudo resistirse al
comunismo… Hoy sería retrógrado aferrarnos a las petrificadas
fórmulas de la Ilustración. Un dogmatismo social de esa especie nos
deja inermes frente a los desafíos de nuestros tiempos…”
¿Quién se creía ese Alexander Solzhenitzyn para hablar así?
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 69
Pues… algún mérito probablemente sí tenía: Ensayista, disidente
a riesgo de su vida, Premio Nobel de Literatura, preso en Siberia,
pensador y filósofo. Merecía entonces que se intentase explicar lo
que pasó, no para él que no podrá escuchar la respuesta, sino para
todos quienes se formulan igual interrogante.
La respuesta es que el “Occidente” del que hablaba el Premio
Nobel es un concepto equívoco. Ya se hablará en extenso de eso.
La civilización ahora llamada “Occidental” en realidad fue durante
un milenio “la Cristiandad”, un concepto que devino en liberalismo
clásico austro británico, y como un mellizo maligno, en liberalismo
franco prusiano. A su vez, el pensamiento materialista y
presuntamente “racional” que inspiraba al iluminismo no
solamente derivó en liberalismo iluminista, sino también en
marxismo,. Por eso, el que se ve ahora en Occidente es el segundo,
y el que no se ve es el liberalismo de la Cristiandad que quizá desde
Gulag el Premio Nobel soñaba que subsistía en Occidente.
10.- Existen dos diferentes versiones del liberalismo
El choque que detectaba Solzhenitzyn es el que ha ocurrido
entre dos visiones del liberalismo, y por ende, de una buena parte
de los liberales que olvidó su filiación con la Cristiandad. Para
ampliar la visión de los liberales y evitar la confusión con algunas
de las posturas de liberprogresistas que terminan siendo
funcionales al socialismo, aclaro desde ya que desde antiguo
DEFENDIENDO A THEMIS 70
existieron entremezcladas esas dos versiones del liberalismo.Una es
heredera directa de la Cristiandad, filosóficamente realista
aristotélico-tomista o bien empirista escocés, y acepta el libre
devenir de las instituciones, sin intentar voltearlas por discutibles
fundamentalismos racionalistas. La otra versión, nacida con la
Ilustración, es filosóficamente racionalista francés o idealista
alemán. Nació cuando la gente buscaba destruir el “Ancien
Régim” monárquico para cambiarlo por instituciones emergentes
de la cabeza de sus líderes. Hasta hoy, cuando uno entra en redes
sociales liberales inmediatamente ve la diferencia, patentizada por
la arrogancia —la fatal arrogancia, diría Von Hayek— y la falta de
espíritu autocrítico de esa segunda rama, para la cual quien no
piensa igual que él o que Ayn Rand es necesariamente un idiota, un
irracional que no la entendió, y/o un peligroso enemigo a destruir.
Adam Ferguson, sucesor de David Hume en sus cátedras en la
Universidad de Edimburgo, decía en su “Ensayo sobre la historia
de la sociedad civil”, que “Los hombres en general están
suficientemente dispuestos a ocuparse de la elaboración de
proyectos y esquemas, pero aquel que proyecta para otros
encontrará un oponente en toda persona que esté dispuesta a
proyectar para sí misma. Como los vientos que vienen de donde no
sabemos… las formas de la sociedad derivan de un distante y
oscuro pasado; se originan mucho antes del comienzo de la filosofía
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 71
en los instintos, no en las especulaciones de los hombres. La masa
de la humanidad está dirigida en sus leyes e instituciones por las
circunstancias que la rodean, y muy pocas veces es apartada de su
camino para seguir el plan de un proyectista individual.
Cada paso y cada movimiento de la multitud, aun en épocas
supuestamente ilustradas, fueron dados con igual desconocimiento
de los hechos futuros; y las naciones se establecen sobre
instituciones que son ciertamente el resultado de las acciones
humanas, pero no de la ejecución de un designio humano. Si
Cromwell dijo que un hombre nunca escala tan alto como cuando
ignora su destino, con más razón se puede afirmar lo mismo de
comunidades que admiten grandes revoluciones sin tener vocación
alguna para el cambio, y donde hasta los más refinados políticos no
siempre saben si son sus propias ideas y proyectos las que están
conduciendo el estado”.
Surgen perfiladas en estas palabras de este digno sucesor de
David Hume las dos formas de entender al liberalismo: La que lo
asimila como una consecuencia de la evolución de las instituciones,
y la que lo considera como producto de la mente de planificadores
que pergeñaron una revolución, en este caso la francesa. El
liberalismo clásico y el liberalismo iluminista quedan de este modo
esbozados con maestría.
Dejaré la palabra al gran Ludwig Von Mises en “La Acción
DEFENDIENDO A THEMIS 72
Humana”, refiriéndose a la impronta totalitaria del Iluminismo:
“Hubo , desde luego, a lo largo de la historia, sistemas filosóficos
que indudablemente exageraban la capacidad de la razón,
ideólogos que suponían cabíale al hombre descubrir, mediante el
raciocinio, las causas originarias de los eventos cósmicos y hasta los
objetivos que aquella prístina fuerza, creadora del universo y
determinante de su evolución perseguía. Abordaban “lo Absoluto”
con la misma tranquilidad con que contemplarían el
funcionamiento de su reloj de bolsillo. Descubrían valores
inconmovibles y eternos; proclamaban normas morales que todos
los hombres habrían de respetar incondicionalmente.
Recordemos, en este sentido, a tantos creadores de utopías,
lucubrando siempre en torno a imaginarios paraísos terrenales
donde sólo la razón pura prevalecería. No advertían, desde luego,
que aquellos imperativos absolutos y aquellas verdades
manifiestas, tan pomposamente proclamadas, constituían sólo
fantasías de sus propias mentes. Considerábanse infalibles,
abogando, con el máximo desenfado, por la intolerancia y la
violenta supresión de heterodoxos y disidentes. Aspiraban a la
dictadura, bien para sí, bien para gentes que fielmente ejecutarían
sus planes. La doliente humanidad no podía salvarse más que si,
sumisa, aceptaba las fórmulas por ellos recomendadas.
Acordémonos de Hegel. Fue ciertamente un pensador profundo;
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 73
sus escritos son un rico acervo de atractivas ideas. Actuó, sin
embargo, siempre bajo el error de suponer que el Geist, “lo
Absoluto”, manifestábase por su intermedio. Nada había
demasiado arcano ni recóndito en el universo para la sagacidad de
Hegel. Claro que se cuidaba siempre de emplear expresiones tan
ambiguas que luego han podido ser interpretadas del modo más
diverso. Los hegelianos de derechas entienden que sus teorías
apoyan a la autocracia prusiana y a la iglesia teutona. Para los
hegelianos de izquierdas, en cambio, el mismo ideario aboga por el
ateísmo, el radicalismo revolucionario más intransigente y las
doctrinas anarquistas.
No descuidemos, en el mismo sentido, a Augusto Comte.
Convencido estaba de hallarse en posesión de la verdad;
considerábase perfectamente informado del futuro que la
humanidad tenía reservado. Erigióse, pues, en supremo legislador.
Pretendió prohibir los estudios astronómicos por considerarlos
inútiles. Quiso reemplazar el cristianismo por una nueva religión e
incluso arbitró una mujer que había de ocupar el puesto de la
Virgen. A Comte cabe disculparle sus locuras, ya que era un
verdadero demente, en el más estricto sentido patológico del
vocablo. Pero, ¿cómo exonerar a sus seguidores?”.
Puede verse en las palabras de Ludwig Von Mises que el
liberalismo clásico es básicamente antitotalitario.
DEFENDIENDO A THEMIS 74
11.- Las dos versiones del liberalismo en autores liberales
Ya desde antiguo y casi contemporáneamente con la
Revolución Francesa, unos pocos autores liberales como Edmond
Burke o Benjamin Constant, y luego Isaiah Berlin, Friedrich Von
Hayek y Raymond Aron, —y también Friederich Engels al que se
mencionará después para demostrar las carnales relaciones entre el
liberalismo iluminista franco prusiano y el marxismo— avizoraron
con lucidez la existencia, muchas veces entremezcladas, de dos
ramas del liberalismo muy diferentes entre sí.
Así lo vislumbra Benjamin Constant en su ensayo “De la
libertad de los antiguos comparada con la de los modernos”. Este
autor es muy trascendente, porque habiendo vivido en la época, e
inclusive integrado a veces el gobierno francés con Napoleón, pudo
ver directamente en acción a ambos tipos de liberales, y en especial
a los jacobinos franceses. Dice Constant que en el sentido moderno
—lo que para él viene a ser el liberalismo clásico— “…es el derecho
a no estar sometido sino a las leyes, de no poder ser detenido, ni
condenado a muerte, ni maltratado de ningún modo, por el efecto
de la voluntad arbitraria de uno o varios individuos. Es para cada
uno el derecho de dar su opinión, de escoger su industria y de
ejercerla; de disponer de su propiedad, de abusar de ella incluso; de
ir y venir, sin requerir permiso y si dar cuenta de sus motivos o de
sus gestiones. Para cada uno es el derecho de reunirse con otros
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 75
individuos, sea para dialogar sobre sus intereses, sea para profesar
el culto que él y sus asociados prefieren, sea simplemente para
colmar sus días y sus horas de un modo más conforme a sus
inclinaciones, a sus fantasías. Finalmente, es el derecho, de cada
uno, de influir sobre la administración del gobierno, sea por el
nombramiento de todos o de algunos funcionarios, sea a través de
representaciones, peticiones, demandas que la autoridad está más o
menos obligada a tomar en consideración”.
Y la compara con lo que denomina la “libertad de los antiguos”,
claramente totalitaria: “Ésta consistía en ejercer colectiva pero
directamente varios aspectos incluidos en la soberanía: deliberar en
la plaza pública sobre la guerra y la paz, celebrar alianzas con los
extranjeros, votar las leyes, pronunciar sentencias, controlar la
gestión de los magistrados, hacerles comparecer delante de todo el
pueblo, acusarles, condenarles o absolverles; al mismo tiempo que
los antiguos llamaban libertad a todo esto, además admitían como
compatible con esta libertad colectiva, la sujeción completa del
individuo a la autoridad del conjunto. No encontraréis entre ellos
ninguno de los goces que como vimos forman parte de la libertad de
los modernos… Todas las acciones privadas estaban sometidas a
una severa vigilancia. Nada se abandonaba a la independencia
individual, ni en relación con las opiniones, ni con la industria ni
sobre todo en relación con la religión. La facultad de escoger el
DEFENDIENDO A THEMIS 76
culto, facultad que observamos como uno de nuestros más
preciosos derechos, habría parecido a los antiguos un crimen y un
sacrilegio. En las cosas que nos parecen más fútiles, la autoridad
del cuerpo social se interponía y se entorpecía la voluntad de los
individuos. Terpadro no pudo añadir ni una cuerda a su lira sin que
los éforos se ofendieran”.
Un nuevo desarrollo del concepto es efectuado por Isaiah Berlin,
en su ensayo “Dos conceptos de libertad”. Aun con el
inconveniente de llamar “libertad negativa” al liberalismo que Von
Hayek denominaría “individualismo verdadero”, y “libertad
positiva” al que aquél denominaría “individualismo falso”, Berlin
elogia a la primera y no a la segunda. Con esa prevención
semántica lo oigamos. Dice que hay dos conceptos de libertad, “La
libertad que consiste en ser dueño de sí mismo, y la libertad que
consiste en que otros hombres no me impidan decidir como quiera”,
y que de esa sutil y casi semántica diferencia inicial surgen enormes
consecuencias: “…pueden parecer a primera vista conceptos que
lógicamente no distan mucho uno del otro y que no son más que las
formas negativa y positiva de decir la misma cosa. Sin embargo, las
ideas “positiva” y “negativa” de libertad se desarrollaron
históricamente en direcciones divergentes, no siempre por pasos
lógicamente aceptables, hasta que al final entraron en conflicto
directo la una con la otra”… “La Revolución francesa, como todas
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 77
las grandes revoluciones, fue, por lo menos en su forma jacobina,
precisamente una tal erupción del deseo de libertad “positiva” de
autodirección colectiva por parte de un gran número de franceses
que se sentían liberados como nación, aunque, para muchos de
ellos, el resultado fue una fuerte restricción de las libertades
individuales… “
Isaiah Berlin rememora a Constant: “Nadie vio mejor —o lo
expresó con más claridad— el conflicto que hay entre estos dos
tipos de libertad que Benjamín Constant. Él señaló que la
transferencia de libertad de unas manos a otras, mediante el
aumento de la autoridad ilimitada, comúnmente llamada
soberanía, no aumenta la libertad, sino simplemente desplaza el
peso de la esclavitud. Con mucha razón preguntaba por qué un
hombre debe preocuparse profundamente de si es oprimido por un
gobierno popular, por un monarca, o incluso por un conjunto de
leyes represivas”.
Igualmente Friederich Von Hayek en su ensayo
“Individualismo verdadero y falso” expone que “El verdadero
individualismo que trataré de defender empezó su desarrollo
moderno con John Locke, y particularmente con Bernard
Mandeville y David Hume, y alcanzó sus dimensiones completas
por primera vez en las obras del Josiah Tucker, Adam Ferguson y
Adam Smith, y en la del gran contemporáneo de aquéllos, Edmund
DEFENDIENDO A THEMIS 78
Burke, el hombre a quien Adam Smith describió como la única
persona que pensaba exactamente como él en asuntos económicos,
sin que hubiera existido ninguna comunicación previa entre los
dos… No puedo dar mejor ilustración de la confusión corriente
acerca del significado del individualismo que el hecho de que uno
de los más grandes representantes del verdadero individualismo,
Edmund Burke, es comúnmente (y con razón) presentado como el
principal oponente del supuesto “individualismo” de Rousseau”.
Puede verse que Friederich Von Hayek llama “Individualismo
verdadero” al de John Locke, Bernard Mandeville, Federico
Bastiat, David Hume, Josiah Tucker, Adam Ferguson, Adam
Smith, Edmund Burke, Alexis de Tocqueville y Lord Acton. Y la
mención a Josiah Tucker por parte de Von Hayek es todo un
símbolo, ya que demuestra a la vez la unidad de valores y la
heterogeneidad del grupo, ya que Tucker —sacerdote anglicano y
liberal— discutía mucho a su contemporáneo Edmund Burke y
cuestionaba la visión política de John Locke.
Puedo agregar en esa lista al omitido Dugald Steward y
últimamente a Bertrand de Jouvenel, Ludwig Von Mises, Ortega y
Gasset, el propio Friedrich Von Hayek, Isaiah Berlin, Wilhelm
Röepke, Leonard Read, Murray Rothbard, Robert Nozik, Michael
Novak, hasta a Walter Block —que a fuer de defender lo
indefendible, también defiende a la Cristiandad siendo él a título
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 79
personal un ateo confeso— y un glorioso número de etcéteras.
Entre los autores más conocidos en Argentina, es el liberalismo de
Alberto Benegas Lynch, Alberto Benegas Lynch (h), Emilio
Hardoy, César Augusto Gigena Lamas, Alejandro Chafuen,
Gabriel Zanotti, Armando Ribas, Elena Valero Narváez, María
Fiallo Flor, Nicolás Márquez y Agustín Laje Arrigone. Y
obviamente también el mío.
Este es el liberalismo clásico al que —a veces sin decirlo y ni
siquiera entenderlo como tal— fueron adhiriendo en los hechos los
Mecenas, los Monarcas Ilustrados y los grandes regentes de los
Siglos XV al XIX, y con el advenimiento de las ideas republicanas,
las Monarquías constitucionales, las emergentes Repúblicas
exitosas de la “Belle Époque” —por cierto con la Argentina entre
las primeras de ellas— y los más grandes economistas mundiales,
tanto de la Escuela Austríaca como también —con algunas
reservas— de la Escuela de Chicago. Éste es el liberalismo clásico
que fue y sigue siendo a la vez un producto y un motor de la
Cristiandad. Lo llamaré “liberalismo conservador austro
británico”.
12.- El ambivalente liberalismo del iluminismo
A su vez, como se anticipó, existe otro liberalismo totalmente
diferente, racionalista, básicamente francés y alemán, que Von
Hayek llamaba “individualismo falso”, que a fuer de más
DEFENDIENDO A THEMIS 80
escandaloso ha sido terriblemente sobrevalorado y confundido con
el primero. Ése es el liberalismo del “iluminismo”, origen remoto de
todos los totalitarismos modernos. El liberalismo de Rousseau, de
la Revolución Francesa, de los anarquistas proto-comunistas,
inclusive de muchos marxistas, y ahora el de Ayn Rand.
Bien destaca Bertrand de Jouvenel en su magnífica y
esclarecedora obra “Sobre el poder- Historia natural de su
crecimiento”: “... si tomamos el sistema del derecho divino en el
momento de su expansión, desde el siglo XI al XIV ¿qué es lo que
observamos? Se repite la fórmula de San Pablo: “Todo poder viene
de Dios”, pero no tanto para instar a los sujetos a la obediencia al
Poder como para invitar al Poder... a la obediencia a Dios. Lejos de
querer la Iglesia, al llamar a los príncipes representantes o
ministros de Dios, conferirles la omnipotencia divina, se propone
por el contrario hacerles comprender que no tienen su autoridad
sino como un mandato, por lo que deben emplearla según la
intención y la voluntad del Señor de quien la han recibido. No se
trata de permitir al príncipe hacer sin más la ley, sino más bien de
doblegar el Poder a una ley divina que le domina y obliga”.
Más adelante, refiriéndose a la iconoclasia del Racionalismo
iluminista, expone que “ ¿Cómo no subrayar la coincidencia del
derrumbamiento de las creencias de los siglos XVI al XVIII con la
constitución de las monarquías absolutas? ¿Cómo no ver que esta
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 81
ascensión se produce en virtud de ese derrumbamiento? ¿Cómo no
reconocer que el gran siglo del racionalismo es también el de los
déspotas ilustrados, incrédulos, todos ellos convencidos del
carácter convencional de las instituciones, todos ellos seguros de
que pueden y deben subvertir las costumbres de sus pueblos para
conformarlas a la razón, todos ellos partidarios de desarrollar una
burocracia enorme para que sirva a sus propósitos y una policía
capaz de quebrar toda resistencia?
Se pensaba entonces que la voluntad dirigente es capaz de
reordenarlo todo; se desplegó el poder legislativo, y el derecho, que
dejó de dominar y guiar las prescripciones humanas, se convirtió en
un mero código.
Nada se ha producido en la historia que más haya contribuido a
la expansión del Poder. Y los más grandes espíritus del siglo XVIII
lo comprendieron tan bien, que quisieron ofrecer al legislador un
dique y una guía incontestable: la “religión natural” de Rousseau,
y hasta la “moral natural” de Voltaire. Ya veremos cómo estos
frenos funcionaron en el siglo XIX, y cómo acabaron cediendo.
Lógicamente, no podían mantenerse. Porque cuando se
proclama al hombre como “medida de todas las cosas”,
desaparecen la verdad, el bien y la justicia, y sólo quedan las
opiniones iguales en derecho, cuyo conflicto sólo puede dirimirse
por la fuerza política o militar; y cada fuerza triunfante entroniza a
DEFENDIENDO A THEMIS 82
su vez su verdad, su bien y su justicia, que durarán lo que ella
dure”.
Si bien en su origen el Iluminismo contaba tanto con teístas
como Voltaire y Juan Jacobo Rousseau como con ateos como
Denis Diderot, Claudio Adriano Helvecio y Pablo Enrique
Holbach, unía a todos en su común odio a la Iglesia Católica, las
instituciones existentes y a la religión en general. Impacientes por
destruir el “Ancien Régim” que veían se iba modernizando a un
ritmo inferior al que querían, fue un grupo proto-terrorista que
buscaba y consiguió en gran medida, destruir el sistema político
anterior a costa de desconocer el respeto por la persona, por la Vida,
por la Libertad y por la Propiedad, esto es, todos los derechos
individuales que proclamaba. Militan en esta rama el fundador del
Racionalismo René Descartes, una buena parte de los
Enciclopedistas, Juan Jacobo Rousseau, algunos fisiócratas y
hasta Jeremías Bentham y John Stuart Mill. Volney, en muchos
aspectos un liberal clásico, en los albores de la Revolución
Francesa fue representante por el Tercer Estado en los Estados
Generales de 1.789 rechazando sentarse en las filas de la nobleza
pese a que era Conde, y fue secretario de la Asamblea Nacional
Constituyente en 1.790.
Entre los alemanes, Kant en “El Conflicto de las Facultades”
expone que “La revolución de un pueblo de tanto ingenio, que
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 83
hemos visto desarrollarse en nuestros días… encuentra en los
ánimos de todos los espectadores... una participación de deseo, que
linda con el entusiasmo, y cuya manifestación … no puede tener
como causa más que una disposición moral del género humano”.
Johann Gottlieb Fichte publicó en 1.793, en lo más álgido del
Terror, una defensa denominada “Contribución a la rectificación
de las opiniones del público sobre la revolución francesa”, y en una
carta decía que “… esta nación (Francia) ha liberado a la
humanidad de la cadenas materiales”. Como era de suponer, su
postura política era socialista, de cierre económico y control
poblacional. Y Georg Friedrich Hegel, antecesor filosófico de Marx,
conmemoró la Revolución francesa durante toda su vida. Se
cuenta que cuando era joven, junto a Schelling y a Hölderlin,
plantó un árbol en honor a la libertad, en la plaza de Tübingen
—otros dicen que en un prado de las afueras de la ciudad— y que
cada año celebraba el aniversario de la toma de la Bastilla
brindando por la Revolución. Víctor Cousin en sus “Recuerdos de
Alemania” dice que él consideraba a la revolución francesa como el
paso más grande del género humano después del cristianismo.
Éste es el liberalismo iluminista y materialista que sembró la
idea de que la horrorosa Revolución Francesa fue liberal. Al que
Marx y Engels rendían expreso tributo. Un liberalismo armado
sobre un Rousseau que decía que los ciudadanos entregaban todos
DEFENDIENDO A THEMIS 84
sus derechos naturales al Estado, y un Kant que decía que el
ciudadano “...no tiene nada que hacer sino obedecer”. Lo llamaré
“liberalismo iluminista franco prusiano”. Allí militan juntos hoy
sus descendientes, los liberprogresistas, las feministas, los
ecologistas, los curas tercermundistas, los randianos y muchos
otros heteróclitos grupos cuyo único punto en común es su
animadversión al Mundo Occidental y Cristiano construido en
miles de años y uno de cuyos más preciados frutos fue el liberalismo
clásico.
13.- El nihilista y destructor liberalismo franco prusiano
La característica esencial del liberalismo franco prusiano es su
afán, compartido por todos los revolucionarios totalitarios, sean
ellos anarquistas, socialistas, comunistas, feministas,
anarcocapitalistas o quienes fueren, de destruir la Sociedad para
reedificarla conforme a lo que su “razón” les dicta como una mejor,
que ven como un supuesto paraíso a su alcance.
Ese nihilismo destructor es propiciado por intelectuales
frustrados y magnates inescrupulosos, pero es ajeno al sentir de la
clase media. Dice Gilbert K. Chesterton en “El hombre que fue
Jueves”, describiendo con rara precisión el fenómeno actual,
entonces tildado como anarquismo: “Yo me refiero a un vasto
movimiento filosófico, en el que hay un círculo externo y un círculo
interno. El círculo externo podemos decir que es el elemento laico;
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 85
y el interno, el elemento sacerdotal. Pero prefiero llamar, al círculo
externo, la sección inocente; y al interno, la sección criminal. El
círculo externo —el más numeroso— está constituido por simples
anarquistas; es decir, hombres que creen que las reglas y las
fórmulas han acabado con la humana felicidad. Así, están
convencidos de que los siniestros efectos del crimen son el resultado
natural del sistema que le ha dado el nombre de crimen. No creen
que el crimen engendra el castigo, sino que el castigo engendra el
crimen. El hombre que ha seducido a siete mujeres les parece, en sí
mismo, tan irreprochable como las flores de la primavera. El
cortador de bolsas les resulta, en sí mismo, un hombre de exquisita
bondad. A éstos, pues, llamo yo, la sección de los inocentes... Esta
gente, naturalmente, está siempre anunciando una futura era de
bienaventuranza, un paraíso por venir, la liberación de las cadenas
de la virtud y el vicio, y otras cosas por el estilo”.
“Y también hablan así los del círculo interno, los del sacerdocio
sagrado. También hablan, ante las arrebatadas multitudes, de la
felicidad futura y la liberación de los hombres. Sólo que en boca de
éstos, esas halagüeñas palabras tienen un sentido espantoso.
Porque éstos no se hacen ilusiones; son demasiado intelectuales
para creer que el hombre se verá alguna vez libre, en este mundo,
del pecado original y de la necesidad de la lucha. Cuando hablan así,
se refieren a la muerte. Cuando auguran la liberación final de la
DEFENDIENDO A THEMIS 86
humanidad, quieren significar con eso el suicidio futuro de la
humanidad. Cuando hablan de un paraíso sin bien ni mal, hablan
de la tumba. Sólo dos fines se proponen: primero, destruir a la
humanidad, y después, destruirse a sí mismos. Por eso lanzan
bombas en vez de disparar pistolas. La sección o fila de los
inocentes queda contrariada al ver que la bomba no mata al rey;
pero el alto sacerdocio se regocija porque, en todo caso, la bomba
ha matado a alguien...” En el liberalismo franco prusiano, la
destrucción es entronizada como un bien.
En Argentina se notó con claridad las diferencias sustanciales
entre ambos liberalismos en el debate relativo a la legalización o no
del aborto, que los enfrentó abiertamente pese a que ambos
coincidían en su animadversión hacia la intromisión estatal.
Los liberales clásicos mantuvieron firmes sus posturas de
respeto irrestricto a la Vida y a la no intromisión estatal mediante
subsidios para abortos supuestamente “legales, seguros y
gratuitos”, y en cambio los liberprogresistas armaron conferencias
y debates para tratar de explicar a sus seguidores, y peor, a quienes
se oponían abiertamente a estos proyectos, que supuestamente
matar bebés inocentes en el vientre de sus madres no iba en contra
del Derecho a la Vida ni contra el Principio de No Agresión, y que
aceptar que el Estado se hiciera cargo de ello con el dinero extraído
de los impuestos de quienes no estaban de acuerdo, no chocaba
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 87
contra sus posturas antiestatistas. Y ello, a despecho de las
advertencias no solamente morales, sino también hasta de índole
económica, que se hicieron acerca de la falta de recursos estatales
para afrontar esta aberración y la existencia de muchos otros
problemas más acuciantes de Salud Pública a resolver.
14.- La relación de ambos liberalismos con la Iglesia
Dejemos por un momento de lado la división tajante entre estas
dos concepciones del liberalismo, y vamos a la relación de ambas
ramas con la religión, y en particular con la Iglesia Católica. Para
los liberales clásicos no existen mayores conflictos, como que varios
de sus primeros cultores eran profundamente creyentes, y en
cambio los liberprogresistas son mayoritariamente ateos o
agnósticos, subsidiariamente protestantes, o residualmente
islamitas... Cualquier cosa menos el catolicismo, al que pintan
como la gran rémora de la Civilización mundial globalizada, y no
como el esqueleto sobre el cual se armó la Civilización que durante
muchísimo tiempo fue llamada a la vez “Occidental y Cristiana” o
en forma más galana aún, como “La Cristiandad”.
Los liberales clásicos, o conservadores liberales si así se los
prefiere llamar —ya que no debe ser considerado una ofensa
pretender conservar esa Cristiandad que es la joya de nuestro
Universo, hoy en peligro— no consideran en absoluto que
cristianismo y liberalismo se excluyan entre sí sino que por el
DEFENDIENDO A THEMIS 88
contrario, a diferencia de lo que pese a su mutua animadversión,
pregonan al unísono los sacerdotes populistas y los
liberprogresistas, entienden que por los motivos ya antes
explicados, el liberalismo clásico, en el sentido antes esbozado y
cuyos alcances se precisa más abajo, es en realidad el hijo
usualmente no reconocido por la Iglesia, de la más pura y auténtica
prédica cristiana.
El liberalismo clásico así definido, se desarrolló como
consecuencia de que luego de las enseñanzas de Jesucristo las
perspectivas históricas mutaron, cambiando una cosmovisión
totalitaria que consideraba que los protagonistas de la historia
eran los grupos humanos como tales, la manada devenida en
sociedad —la tribu, la polis, el reino y sus monarcas, apoyados por
cierto por sus respectivos dioses y en continua guerra entre sí,
concepción de los babilonios, egipcios, y todos los pueblos antiguos,
incluyendo Grecia y Roma—, por otra visión radicalmente
diferente e individualista proporcionada por Él, que produjo un
“giro copernicano” en la visión del hombre y su destino, conforme
al cual todos y cada uno de los individuos somos la parte más
importante de un Plan divino que incluye nuestra propia e
individual resurrección y salvación. Somos invitados de lujo a un
Banquete Celestial, y el Estado y sus regentes son simplemente un
instrumento más al servicio de los individuos y jamás sus dueños.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 89
Por supuesto existieron desde siempre pensadores
individualistas anteriores o contemporáneos a Jesucristo... Lao Tsé,
Heráclito, Sócrates, Aristóteles, Cicerón. Pero siempre en un
entorno en que la sociedad era el protagonista principal. Inclusive
en el Antiguo Testamento el protagonista básico era el pueblo
judío y sus dirigentes, y no el ser humano individual. Y Sócrates
prefirió morir envenenado a exiliarse y abandonar Atenas. En
cambio el protagonista esencial en la Palabra de Jesús es cada uno
de nosotros, el rey y el mendigo. Todos somos hijos de Dios,
estamos todos previstos para alcanzar su Reino conforme a
nuestras acciones, que son libres. No dependemos para eso de nadie
más que de nosotros y de la Gracia de Dios. Hay únicamente dos
mandamientos y en eso se resumen toda la Ley y los Profetas:
Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo.
San Agustín lo resume aún más: “Ama y haz lo que quieras”. Si
amas no robaras, no matarás, no perjudicarás a terceros. La
Civilización cristiana en su teoría —no así en sus encarnaciones
temporales— es la Civilización del Amor, el respeto, de la
tolerancia, de la verdad, de la bondad y del bien.
Es fácil comprender que el mensaje de Jesucristo fue resistido
por los Estados de la época y sus monarcas porque disminuía la
importancia de ellos mismos en la vida social. Persiguieron a los
portadores del “eu ángelus”, la “buena noticia”, y los mataron sin
DEFENDIENDO A THEMIS 90
poder empero matar su mensaje de amor y de esperanza. Sobrecoge
ver las catacumbas romanas e imaginar los riesgos que corrieron los
primeros cristianos para mantener viva la Fe que hoy profesamos
los cristianos, y que algunos liberprogresistas pretenden descartar
de un plumazo como desechos inútiles.
Siglos después se produjo la adopción del cristianismo como
religión oficial del Imperio Romano, acontecimiento histórico e
impensado que tuvo un aspecto positivo y otro negativo. El
positivo fue que permitió la rápida expansión de la ya no tan nueva
religión, pero el negativo fue el oscurecimiento de su
individualismo de base, y la confusión de la religión con la Iglesia
creada para preservar la Palabra. Pero si bien esta Institución es
importantísima como receptora y cuidadora de su Palabra,
Jesucristo había dicho que aun cuando solamente dos personas se
reunieran en su nombre, allí estaría Él.
La Iglesia como tal es buena en la medida en que sigue,
mantiene, clarifica y difunde las enseñanzas de Jesucristo. Él
mismo previno contra cualquiera que, aun invocando su nombre,
no siguiera sus enseñanzas ni enseñara sus preceptos. Hubieron así
Papas buenos y Papas malos. Hasta Papas Borgia llenos de hijos,
presuntamente incestuosos, taimados, sedientos de poder y de
conductas retorcidas.
Pero cumpliendo otra profecía de Jesús, la Iglesia terminó
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 91
siempre sobreponiéndose a las tinieblas del pecado y la corrupción,
perfeccionándose y adaptándose cada vez mejor al mensaje de su
fundador, así que presumiblemente alguna vez terminará
reconociendo a su hijo pródigo, el liberalismo conservador austro
británico, como ya tímidamente lo insinuaron Juan Pablo II y
Benedicto XVI.
15.- La historia de la libertad es la de la Cristiandad
El liberalismo ha sido, según ya dije antes, el producto
espontáneo de la libre voluntad e iniciativa de millones de personas.
Causa gracia leer a algunos iluministas sostener que el liberalismo
es obra de algún pálido trasnochado que escribiera a la luz de las
velas y con plumas de ganso algunas verdades que los comerciantes
conocían y practicaban sin necesidad de libros más de dos mil años
atrás. Pero para armar con esas prácticas comerciales individuales
una civilización liberal clásica mundial, la libre iniciativa humana
debió ser modelada y moderada por el respeto y amor al prójimo y
los sólidos principios morales enseñados por el Cristianismo.
Es que a diferencia de la visión anticlerical de los Iluministas
franco prusianos, el mensaje individualista de Jesús, conservado y
transmitido por los cristianos, y no otro, fue la semilla de la que
germinó el liberalismo clásico mucho antes de que se hablara
siquiera de democracia o de que se escribieran libros de economía.
Amar a Dios implica amar su creación, amar la vida, amar todo lo
DEFENDIENDO A THEMIS 92
bueno, amar al prójimo como a uno mismo, y amarse a uno mismo
también. La filosofía cristiana fue siempre por naturaleza
individualista en su enfoque: Estamos individualmente unidos a
Dios. No es el Dios del pueblo sino el de cada uno, y a la vez el
mismo para todos. De ahí derivan todos los principios caros al
liberalismo: Solo Dios y no un monarca o un tercero puede disponer
de la vida, la libertad y la propiedad ajenas, que deben ser
respetadas a rajatablas.
Es de por sí liberal, ya que no puede haber caridad real sin
propiedad privada, y no existiría mérito en entregar algo de su
propiedad si no existiera el derecho a no hacerlo. No puede haber
mérito o demérito sin libertad de acción. No puede haber tampoco
premios o castigos sin libertad de conciencia. Así, el irrestricto
respeto a la individualidad y sus derechos esenciales de vida,
libertad y propiedad (redescubiertos por Locke dieciséis siglos
después de Jesucristo) están por ende ya implícitos en toda la
enseñanza de Jesús, que a su vez contiene una relectura
humanística de las Escrituras del Antiguo Testamento. Eso no es
usualmente entendido por los liberales libertarios y ateos que creen
que el liberalismo nació con la Ilustración y sin historia, y ven a la
Iglesia como predicadora del sacrificio y la auto negación. Pero es
al revés. Es una enseñanza de vida, de libertad, de alegría y de
amor. Los dos mandamientos que da Jesucristo a sus apóstoles
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 93
contienen el amor a Dios, el amor al prójimo, y el amor a sí mismo.
Esto es, que en ellos se engloba el amor a toda la Creación.
Sin embargo, a partir de la Revolución Francesa, el iluminismo
en historia, aprovechando que ya Cristóbal Celarius a principios
del Siglo XVIII marcaba como etapas de la Historia una “Edad
Antigua”, una “Edad Media” y una “Edad Moderna”,
proclamaron que la Revolución Francesa supuestamente marcaba
el comienzo de una nueva era, poniéndola como presunto hito
fundamental de comienzo de una llamada “Edad Contemporánea”,
buscando así, y en cierta medida consiguiéndolo, relegar a la
Cristiandad a la Edad Media y al olvido. Más prudentes, los
británicos hablan aún hoy de una “Early Modern Age” y una
“Later Modern Age”.
Y sociológicamente, se comenzó una campaña pertinaz como
una llovizna, de invisibilización de los individuos que mantienen
los valores de la Cristiandad, con las tres estratagemas típicas de
ese proceso: Estereotipación, violencia simbólica y
deslegitimación.
En cuanto a la estereotipación, puede verse en “El Faro del Fin
del Mundo”, excelente película de suspenso, que el asesino era un
fanático cristiano. Igualmente en “El código Da Vinci”, en donde
los malvados pertenecen al Opus Dei. Por no recordar a Flanders,
el católico vecino de Homero Simpson, a quien se describe en
DEFENDIENDO A THEMIS 94
actitudes ridiculizantes, y al mismo tiempo relatando que en su
otra personalidad es el mismísimo Satanás.
La violencia simbólica contra todo lo que represente la
Cristiandad puede verse en las continuas campañas para erradicar
símbolos religiosos de cuanto lugar se pueda, llegando a violencias
físicas mediante persecuciones en diversas partes del mundo y
continuas quemas de Iglesias, que según algunas investigaciones
podrían haber afectado a la mismísima Iglesia de Notre Dame.
Y la deslegitimación se da sobre la base del argumento “ad
hominem” que lleva a ignorar todo cuanto dice un cristiano como
si sus posturas fueran absolutamente indefendibles desde un punto
de vista científico.
Pese a todo, reitero, la Cristiandad subsiste en sus valores, ya
que por suerte la bondad forma parte de la esencia del ser humano.
16.- Liberalismo clásico austro británico y cristianismo
Perfilaré un poco más el liberalismo clásico. Debemos recordar
siempre lo que Alejandro Chafuen destaca en su libro denomina
“Las raíces cristianas del libre mercado”: La teoría del
pensamiento liberal tuvo sus primerísimos orígenes en la cristiana
Escuela de Salamanca, y fue redescubierta dos siglos después por
los autores empiristas ingleses. El mayor intérprete de ellos fue
Adam Smith en su monumental libro “Una investigación sobre la
naturaleza y causas de la Riqueza de las Naciones”. Y él era íntimo
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 95
amigo del mayor filósofo empirista británico —y también otro de
los precursores de la Teoría Económica— David Hume. Hay una
mezcla de influencias cristianas y empiristas, no tan lejanas entre sí
como se proclaman, al punto tal que ambas reclaman ser
seguidoras de Aristóteles, a quien los empiristas consideran uno de
los primeros empiristas y los cristianos uno de los mayores
antecesores filosóficos previos al advenimiento de Jesucristo.
Según expone Friedrich Von Hayek en “Los fundamentos de la
libertad”, “El verdadero liberalismo no tiene pleito con la religión,
siendo muy de lamentar la postura furibundamente antirreligiosa”,
y es lamentable que el liberalismo haya sido siempre tergiversado
por los enemigos de la libertad para mostrarlo como un
pensamiento político y económico inaceptable para los creyentes”.
En “La fatal arrogancia”, reitera en la importancia de las
instituciones fundamentales como la familia, la propiedad y la
justicia (regulación de intercambios) como motores esenciales en el
desarrollo de la humanidad, al punto que las sociedades que han
mantenido esas instituciones fundamentales han sobrevivido y
prosperado, y es claro que en su mantenimiento han jugado un
papel preponderante la tradición y el cristianismo
inextricablemente unidos.
Puede verse que ni el cristianismo ni específicamente la religión
cristiana católica son incompatibles ni deben necesariamente reñir
DEFENDIENDO A THEMIS 96
con el liberalismo bien entendido, ya que como vimos, el
liberalismo clásico se nutre de manera espontánea de las
enseñanzas del judaísmo y sobre todo del cristianismo. Murray
Rothbard, que si bien era ateo era tolerante y estaba casado con
una cristiana, JoAnn Schumacher- Rothbard, historiadora que
luego ayudó a su marido corrigiendo y mecanografiando los
dictados de aquél en los cinco tomos de su monumental Historia de
Estados Unidos, “Concebido en libertad”, explica eso en su ensayo
“Seis mitos sobre el liberalismo”: “No hay ninguna conexión
necesaria entre las adscripción al liberalismo y la posición religiosa
de cada uno… Hay muchos liberales que son ateos, judíos o
cristianos. Entre los liberales clásicos precursores del liberalismo
moderno en una época más religiosa que ésta encontramos una
miríada de cristianos: desde John Lilburne, Roger Williams, Anne
Hutchinson y John Locke en el siglo XVII hasta Cobden y Bright,
Frederic Bastiat y los liberales franceses del laissez-faire y el gran
Lord Acton”.
Con relación al empirismo británico debo observar que desde los
albores de la sistematización doctrinaria de los efectos benéficos de
la libertad económica, fue fuertemente cristiano aun cuando desde
un punto de vista crítico a la Escolástica aristotélica, y a veces un
poquitín agnóstico. Guillermo de Ockham era monje franciscano,
George Berkeley era obispo cristiano, Francis Bacon decía que
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 97
“Los que niegan a Dios destruyen la nobleza del hombre, pues
ciertamente el hombre es pariente de las bestias por su cuerpo; y si
no es pariente de Dios por su espíritu, es una criatura baja e
innoble”, John Locke escribía un libro con el categórico título “La
razonabilidad del cristianismo” y atacaba con fiereza al ateísmo.
David Hume, gran incomprendido al que me refiero en otra parte,
decía en sus “Diálogos sobre la religión natural”: “Pasad vuestra
mirada por el mundo, contempladlo en su totalidad y a cada una de
sus partes: encontraréis que no es sino una gran máquina,
subdividida en un infinito número de máquinas más pequeñas…
Todas esas diferentes máquinas y hasta sus partes más diminutas,
están ajustadas entre sí con una precisión que cautiva la
admiración de cuantos hombres las han contemplado”, mientras el
padre de la sistematización teórica del liberalismo económico,
Adam Smith —que al igual que su amigo David Hume era filósofo
moral tanto como economista— indicaba que: “La religión, incluso
en su forma más burda, sancionó las normas morales mucho antes
de la era del razonamiento artificial y de la filosofía”. Y Federico
Bastiat en su “Fisiología de la Expoliación” se preguntaba “Hay
algún medio más poderoso de moralizar a un pueblo que la religión?
¿Y ha existido jamás religión alguna más favorable a la paz y más
generalmente difundida que el cristianismo?”.
Lord Acton era católico, y Alexis de Tocqueville a su turno,
DEFENDIENDO A THEMIS 98
explicaba el florecimiento de los Estados Unidos de Norteamérica
recientemente independizados , diciendo que los colonos “trajeron
al nuevo mundo un cristianismo que no podría describirse mejor
que llamándolo democrático y republicano: Esto favorecerá
particularmente el establecimiento de la república y la democracia
en los negocios. Desde el principio, la política y la religión
estuvieron de acuerdo, y desde entonces no han dejado de serlo”.
17.- Liberalismo iluminista franco prusiano y cristianismo
Mientras la rama liberal conservadora austro británica
celebraba la unión de libertad y cristianismo, la rama liberal
iluminista y franco prusiana, visceralmente anti cristiana, incurría
desde su origen y por su filiación idealista en un grueso error
doctrinario que la volvía peligrosamente absolutista, soberbia y
proclive a aliarse al totalitarismo.
La Revolución Francesa y el Genocidio de La Vendée que serán
luego relatados, pintan de cuerpo entero a esta rama. Esta rama
totalitaria y soberbia fue la culpable de la incorrecta, mistificada y
tergiversada asimilación de cristianismo, primero con monarquía y
luego con socialismo, y es la que por su oposición a la tradición, al
sentir de la gente y a la Iglesia, por su afán de destruir todo para
reconstruir un “mundo mejor”, termina siendo funcional al
totalitarismo que en un primer momento dice combatir. No
consiguió volver atea a la humanidad sino por el contrario, obtener
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 99
el consecuente rechazo de los cristianos, a los que les exigió perder
la fe, la esperanza de redención y todas las enseñanzas morales de
sus padres, para ser supuestamente “auténticos” liberales. Por
desgracia es la más orgánica, y la que recibe todos los apoyos de
parte de las Fundaciones liberales que rara vez entienden lo que
ocurre.
El liberalismo clásico y conservador está implícito en la
naturaleza misma de la población, conforma su esencia, pero en
general carece de voceros, y mientras tanto el liberalismo libertario,
el liberprogresismo que mira con cierto desprecio al hombre común,
al que considera atrasado y lleno de prejuicios, es proclamado como
el único y verdadero liberalismo.
Y es este último en realidad el liberalismo al que combatía la
Iglesia Católica, el liberalismo de corte franco prusiano, el del
Iluminismo, el fundamentalista y proto-comunista según Von
Hayek. Bien dice Gabriel Zanotti en sus “Reflexiones sobre la
Encíclica “Libertas” de León XIII (en su Centenario)”que “Si
ahora analizamos este “liberalismo” condenado por León XIII a la
luz de la historia de la filosofía nos damos cuenta de que se trata
estrictamente del más genuino iluminismo racionalista,
caracterizado por una esencial voluntad de inmanencia, lo cual
implica una cerrazón a lo trascendente, y una autonomía absoluta
de la razón y libertad, sobre la base del rechazo de le existencia y/o
DEFENDIENDO A THEMIS 100
la autoridad de Dios y su ley eterna”.
Ése es según se dijo, el antecesor del que hoy se hace llamar
liberprogresismo. La diferencia es que en el camino abandonó la
cultura que lo caracterizaba, conservando solamente su fanatismo,
su falta de atención a los argumentos ajenos y su prepotencia que
la hace —por ejemplo— defecar en los altares, realizar
exhibiciones obscenas o parodias de vírgenes abortando…
¡supuestamente en nombre de la Civilización!
18.- Liberalismo iluminista franco prusiano y marxismo
En realidad, según veremos, lo poco que tiene de rescatable la
Revolución Francesa como hito en el camino de la libertad, eran
simples conclusiones ya asumidas por la Cristiandad años antes de
que ese movimiento terrorista las proclamara.
En Argentina, Nicolás Avellaneda, que antes de ser Presidente
él también, era Ministro de Educación y amigo personal de
Sarmiento, relata el pensamiento claramente liberal clásico de su
mentor: “...Sarmiento profesa opiniones extrañas, profundas, que
colocan la historia de las ideas de los desenvolvimientos
progresivos del espíritu humano sobre otras bases… ¿Qué es para
Sarmiento la Revolución Francesa?... ¡Un motín de estudiantes
sublimes que pusieron en delirios a la Europa!... La proclamación
de los derechos de los pueblos y del hombre pertenece a un
movimiento consumado ya en la humanidad hace tres siglos… La
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 101
declaración de los derechos del hombre, que era el evangelio de la
Revolución Francesa, usted la encuentra en la primera
Constitución que ha aparecido en el mundo, en la del Estado de
Massachusets, de donde la toma Sieyés palabra por palabra. Los
revolucionarios franceses, aparentando romper con las tradiciones
de la humanidad, sólo fueron unos plagiarios”.
En cambio el co-fundador del marxismo, Friedrich Engels en su
obra “Del socialismo utópico al socialismo científico” se refería
encomiosamente a los “liberales” del Terror diciendo que “Los
materialistas franceses no limitaban su crítica simplemente a las
materias religiosas, sino que la hacían extensiva a todas las
tradiciones científicas y a todas las instituciones políticas de su
tiempo; para demostrar la posibilidad de aplicación universal de su
teoría, siguieron el camino más corto: la aplicaron audazmente a
todos los objetos del saber en la “Encyclopédie”, la obra gigantesca
que les valió el nombre de “enciclopedistas”. De este modo, el
materialismo, bajo una u otra forma —como materialismo
declarado o como teísmo—, se convirtió en el credo de toda la
juventud culta de Francia, hasta tal punto, que durante la Gran
Revolución la teoría creada por los realistas ingleses (esto es, del
liberalismo conservador austro británico) sirvió de bandera teórica
a los republicanos y terroristas franceses, y de ella salió el texto de
la “Declaración de los Derechos del Hombre”. Y vio tan clara
DEFENDIENDO A THEMIS 102
Friedrich Engels la diferencia filosófica aludida entre este
liberalismo proto-terrorista y el conservador austro británico, y las
consecuencias de la pérdida de la religiosidad, que dice también que
“cuanto más se convertía el materialismo en el credo de la
revolución francesa, tanto más se aferraba el piadoso burgués
británico a su religión. ¿Acaso la época del terror en París no había
demostrado lo que ocurre, cuando el pueblo pierde la religión?
Conforme se extendía el materialismo de Francia a los países
vecinos y recibía el refuerzo de otras corrientes teóricas afines,
principalmente el de la filosofía alemana; conforme en el
continente ser materialista y librepensador era, en realidad, una
cualidad indispensable para ser persona culta, más tenazmente se
afirmaba la clase media inglesa en sus diversas confesiones
religiosas. Por mucho que variasen las unas de las otras, todas eran
confesiones decididamente religiosas, cristianas”.
La fluida relación entre el marxismo y el liberalismo Iluminista
franco prusiano se ve desde un primer momento y aunque los
liberales franco prusianos la niegan avergonzados, no pretende ser
ocultado por los marxistas. Puede leerse al más lúcido liberal de
izquierda francamente iluminista, Juan José Sebreli —un muy
original liberal iluminista franco prusiano infinitamente más
ilustrado que sus actuales admiradores postmodernos, tan lúcido
que a veces parece un liberal conservador austro británico, lo que
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 103
él seguramente rechazaría— decir refiriéndose a Georg Lukács y su
“Historia y conciencia de clase”, que según aquél “el estalinismo
representaba la herencia de la Ilustración”. Esta afirmación
sorprende a Sebreli que como buen liberal es contrario al
totalitarismo. Al enfocarse Sebreli en el aspecto liberal, pero no en
el sesgo proto-comunista del liberalismo al que adhiere,
probablemente el equivocado sea él y no Lukács, que debe haber
captado el sustrato común dentro de las diferencias aparentes.
Es que la primera alianza de la izquierda con el liberprogresismo
se produjo a partir de sus precursores de la Ilustración. En la
Revolución Francesa se vio muy en claro la diferencia de los dos
liberalismos, a través de las memorables palabras de un liberal
conservador austro británico, Edmund Burke, vertidas en sus
“Reflexiones sobre la Revolución Francesa” y que demuestran que
la misma fue una revolución de izquierda que luego se consiguió
vender como liberal para confundir a los liberales y convertir a
muchos de ellos en una confusa mezcla de destructivos odiadores
izquierdistas de libre mercado, bastante similares a nuestros
liberprogresistas actuales. Edmund Burke escribió justamente
mientras esa Revolución se llevaba a cabo, y no es poca cosa que su
visión de esa Revolución sea negativa, ya que Friedrich Von
Hayek recuerda que Adam Smith dijo que pensaba exactamente
igual que él sin haberse ambos conocido.
DEFENDIENDO A THEMIS 104
Pues bien, dice Burke refiriéndose a las confiscaciones francesas:
“Pero este acto de secuestro de la propiedad parece ser un juicio
legal y no una confiscación. Parece que en las academias del Paláis
Royal y de los Jacobinos han descubierto que ciertos hombres no
tenían derecho a las propiedades de que estaban en posesión por la
ley, el uso y las decisiones judiciales, y la acumulada prescripción
de mil años. Dicen que los eclesiásticos son personas ficticias,
criaturas del Estado a quienes pueden destruir a su placer, y por
supuesto limitar y modificar en cualquier punto particular; que los
bienes que poseen no son propiamente suyos, sino que pertenecen
al Estado creador de la ficción; y que por lo tanto no debemos
preocuparnos con lo que puedan sufrir en sus sentimientos
naturales y en sus personas físicas, con motivo de lo que se les hace
en ese carácter ficticio”.
Luego enumera una serie de características claramente de
izquierda de la Revolución Francesa y sobre la típica falacia de que
cualquiera que está en contra de ellos está necesariamente con el
gobierno anterior: “Cuando producen su efecto natural todos los
fraudes, impostura, violencias, rapiñas, incendios, asesinatos,
confiscaciones, emisiones de papel de curso forzoso, y todas las
especies de tiranía y crueldad empleadas para procurar y sostener
esta revolución, a saber, el efecto de chocar los sentimientos
morales de los espíritus virtuosos y sobrios, los defensores de este
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 105
sistema filosófico inmediatamente esfuerzan su garganta con
declamaciones contra el antiguo sistema monárquico de Francia.
Una vez que han ennegrecido lo suficiente aquel poder depuesto,
prosiguen su argumentación como si todos quienes desaprueban
sus nuevos abusos, debieran ser necesariamente partidarios de los
antiguos; como si quienes reprueban sus crudos y violentos planes
de libertad, debieran ser tratados como abogados de la
servidumbre”.
Burke muestra el carácter populista, demagógico, opresivo y
tiránico del régimen de la Revolución Francesa, diciendo “No sé
bajo qué denominación clasificar la autoridad que actualmente
rige Francia. Pretende ser una democracia pura, aunque creo que
va en camino directo a transformase a corto plazo en una innoble y
perversa oligarquía... Si recuerdo correctamente, Aristóteles señala
que una democracia tiene muchos notables puntos de semejanza
con una tiranía. Estoy seguro, en cualquier caso, de que una
democracia la mayoría de los ciudadanos es capaz de ejercer sobre
la minoría más cruel opresión, cuando quiera que existan
profundas divisiones en una política de esa especie, domo debe de
ocurrir a menudo; y dicha opresión de la minoría se extenderá a un
número mucho mayor, y será llevada adelante con mucha mayor
furia de la que casi siempre se puede temer del cetro de una sola
persona. Bajo semejante persecución popular, los individuos que
DEFENDIENDO A THEMIS 106
sufren están en una situación mucho más deplorable que bajo
cualquier otra”.
Concluye Edmund Burke con reflexiones que demuestran a las
claras las diferencias entre ambas visiones del liberalismo: “…
¿Será entonces verdad que el gobierno francés era tal que no
merecía o no era susceptible de reforma, de modo que era
absolutamente necesario echar abajo de una vez toda su estructura,
y limpiar el terreno para levantar un edificio teórico experimental
en su lugar?… Para darles crédito por lo que han hecho en virtud
de la autoridad que han usurpado, y poder excusarlos de los
crímenes con que adquirieron dicha autoridad, debe probarse que
las mismas cosas no podían haberse llevado a cabo sin producir
semejante revolución”.
19.- Confusión de la Iglesia por el liberalismo iluminista
Como se ve, ni el liberalismo clásico avaló la Revolución
Francesa, ni mucho menos merecía ser atacado como lo fue por la
Iglesia. Tampoco la Iglesia merecía ser atacada como lo fue por el
liberalismo iluminista franco prusiano —con asesinatos masivos de
sacerdotes inclusive— para solaz de sus seguidores actuales que
curiosamente hasta el día de hoy rara vez atacan al verdadero
enemigo de la libertad que es el totalitarismo, ni a su versión más
acabada, el comunismo.
El pensamiento liberal clásico derivó de toda una evolución del
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 107
pensamiento que fue obra y esencia de la Cristiandad, la
Civilización creada por el cristianismo, y por ende era y fue siempre
totalmente compatible con las enseñanzas cristianas. Las
diferencias del cristianismo con el liberalismo clásico —dos de los
componentes básicos de la misma Cristiandad— eran solamente de
detalle y más de índole terminológica que conceptual, ya que el
liberalismo clásico era el último y más formidable destilado de esa
civilización, que no llegó a ser digerido totalmente por la Iglesia
simplemente por su prematura e ilegítima apropiación por la
Enciclopedia.
Es por eso que economistas liberales como Rothbard y Rallo o
filósofos como Gabriel Zanotti en Argentina, coinciden en que en
muchos aspectos la encíclica “Rerum Novarum”, inicio de la
Doctrina Social de la Iglesia, es compatible con sus posturas
liberales en la medida en que la caridad que predicaba sea
voluntaria y la acción del Estado, residual. Leámosla con
objetividad y sin preconceptos:
“…(el socialismo) Es discusión peligrosa, porque de ella se
sirven con frecuencia hombres turbulentos y astutos para torcer el
juicio de la verdad y para incitar sediciosamente a las turbas… los
socialistas, atizando el odio de los indigentes contra los ricos,
tratan de acabar con la propiedad privada de los bienes, estimando
mejor que, en su lugar, todos los bienes sean comunes y
DEFENDIENDO A THEMIS 108
administrados por las personas que rigen el municipio o gobiernan
la nación. Creen que con este traslado de los bienes de los
particulares a la comunidad, distribuyendo por igual las riquezas y
el bienestar entre todos los ciudadanos, se podría curar el mal
presente. Pero esta medida es tan inadecuada para resolver la
contienda, que incluso llega a perjudicar a las propias clases
obreras; y es, además, sumamente injusta, pues ejerce violencia
contra los legítimos poseedores, altera la misión de la república y
agita fundamentalmente a las naciones… si, reduciendo sus gastos,
ahorra algo e invierte el fruto de sus ahorros en una finca, con lo
que puede asegurarse más su manutención, esta finca realmente no
es otra cosa que el mismo salario revestido de otra apariencia, y de
ahí que la finca adquirida por el obrero de esta forma debe ser tan
de su dominio como el salario ganado con su trabajo. Ahora bien:
es en esto precisamente en lo que consiste, como fácilmente se
colige, la propiedad de las cosas, tanto muebles como inmuebles”.
En sus primeros momentos el liberalismo iluminista buscó
descalificar las enseñanzas del cristianismo por considerarlo en
forma errónea necesariamente aliado de la Monarquía, sin
comprender su función básica de freno al despotismo. La izquierda
actual, versión caricaturesca del Iluminismo, ha tomado la
absurda bandera de sus mayores con una finalidad diametralmente
opuesta, buscando captar a la comunidad cristiana persiguiéndola
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 109
en cuanto afirma al individuo y la libertad, y llevándola hacia la
izquierda. Mientras tanto el liberalismo iluminista actual, aliado
natural de la izquierda devenido en randianismo, aún creyéndose
enemigo del socialismo y comunismo, contribuye predicando la
supuesta incompatibilidad entre cristianismo y liberalismo.
La presunta oposición entre cristianismo y libertad es una falsa
idea nacida de la izquierda, en otra época disfrazada de
“Ilustración”, y hoy caricaturizada por el liberprogresismo, que
carece del rigor científico y hambre de razón de los izquierdistas de
entonces. La visión liberal iluminista jacobina, autora del Terror
francés, fue el gran culpable del desprestigio del liberalismo en
general, pese a que la versión liberal clásica era no solamente una
digna heredera de la tradición judeocristiana y coincidía en que el
cristianismo llevaba necesariamente a la libertad, sino inclusive la
conclusión económica y filosófica de las más precisadas partes
componentes de la civilización que se dio en llamar “La
Cristiandad”.
Ese mal entendido liberalismo revolucionario y destructor de
instituciones militan por eso juntos hoy los descendientes incultos
del liberalismo iluminista franco prusiano, esto es, los
liberprogresistas, las feministas, los ecologistas, los curas
tercermundistas y muchos otros heteróclitos grupos cuyo único
punto en común es su animadversión al Mundo Occidental y
DEFENDIENDO A THEMIS 110
Cristiano construido en miles de años y cuyo fruto preciado es el
liberalismo clásico... ¡juntos en esa tarea destructiva, con
trasnochados yuppies libertarios y neoiluministas randianos, que
atacan la tradición, la moral burguesa, la familia, las instituciones
intermedias, todas las instituciones de donde nació el liberalismo, y
todas las defensas del individuo para armar un refugio privado
contra la intromisión estatal! Rechazan con mucho mayor vigor los
principios de la Cristiandad que del comunismo, considerando a
aquéllos poco menos que fascistas, y al comunismo chino como un
sistema malo pero perfectible, pero al que ven bastante cercano al
“Capitalismo, ese ideal desconocido” del que hablaba su gurú...
Por supuesto, ambas vertientes son muchas veces difíciles de
diferenciar. Paradigmático de esto es el caso de Llewellyn Harrison
Rockwell, Jr. , más conocido como Lew Rockwell, a la vez
Presidente de la Fundación Mises, compilador póstumo de la obra
de Murray Rothbard y admirador de Ayn Rand, lo que demuestra
lo fusionadas que están las diferentes líneas del liberalismo incluso
en el ideario de sus más firmes defensores.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 111
III.— ALGO SOBRE LA CRISTIANDAD
20.- La Cristiandad como verdadera fuente del liberalismo
Soy tan o más liberal que Ghate o que Marty, pero con una
versión infinitamente más antigua, respetable y clásica que la
iluminista que ellos profesan y expanden. Es la que deriva de la
Cristiandad, y que los liberales que defino como “iluministas”
suelen llamar “conservadores”. Sin perjuicio de eso, en mi caso
particular me considero profundamente cristiano y estoy
comprometido con la versión que creo que, pese a todos sus
defectos humanos más se ajusta a la palabra de Jesucristo, que a
mi juicio es la católica, lo que expongo como un dato personal
carente de relevancia en la exposición.
Wilheim Röepke, economista liberal y cristiano, padre del
“Milagro Alemán” y autor en su libro “Civitas Humana”, de la
feliz frase de que “un buen cristiano es un liberal que se ignora”,
decía en un opúsculo denominado “La necesidad moral de la
libertad económica” que “Uno de los mas graves errores de nuestra
época es el de creer que la libertad económica y la sociedad que en
ella se basa, difícilmente son compatibles con la posición moral de
una actitud estrictamente cristiana... las más poderosas razones
para defender la libertad económica y la economía de mercado son
precisamente de carácter moral. Los valores morales del verdadero
DEFENDIENDO A THEMIS 112
cristianismo exigen la libertad económica y la economía de
mercado, y nunca pedirían el sistema económico opuesto: el
socialismo. Sin embargo al mismo tiempo es necesario enfatizar
que la libertad económica y la economía de mercado exigen esos
valores, es decir, se condicionan mutuamente”.
En su libro “Un enemigo del Estado. La vida de Murray N.
Rothbard”, su biógrafo Justin Raimondo transcribe una misiva en
donde aquél, gran economista e historiador liberal ateo, le decía
lisa y llanamente que “Estoy convencido de que no es casualidad
que la libertad, el gobierno limitado, los derechos naturales y la
economía de mercado sólo se hayan desarrollado realmente en la
civilización occidental. Estoy convencido de que la razón es la
actitud desarrollada por la Iglesia cristiana en general, y la católica
en particular.
En contraste con el pensamiento griego, en el que la
ciudad-estado era el lugar de la virtud y la acción, el cristianismo,
con su enfoque único en el individuo como creado a imagen de Dios
y en el misterio central de la Encarnación —Dios creó a su Hijo
como una persona totalmente humana— significa que cada
individuo y su salvación son de interés divino central. La Iglesia no
estaba vinculada a ningún rey o Estado y, por lo tanto, servía
como un control vital del poder estatal. El concepto de tiranicidio
y del derecho a la revolución fue desarrollado por los escolásticos
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 113
católicos. Locke (y sus seguidores en la Revolución estadounidense)
fue un escolástico protestante que desarrolló y afinó la doctrina
escolástica católica. Por lo tanto, aunque no soy creyente, aclamo
al cristianismo, y especialmente al catolicismo, como el sustento de
la libertad. (Y también del arte, la música y la arquitectura, pero
ese es otro tema)”.
La Cristiandad implicó una enorme acumulación de capital
humano, presupuesto para cualquier empresa. En este caso, fue
una acumulación de saberes, valores y principios. Por eso,
comparando la Revolución Francesa con la inglesa, decía Edmond
Burke que “Nosotros quisimos durante nuestra Revolución (la
inglesa de 1.688) y lo seguimos queriendo ahora, derivar todo lo
que poseemos como una herencia de nuestros padres. Sobre ese
cuerpo heredado hemos procurado no inocular ninguna hierba
extraña a la naturaleza de la planta original… De esta manera,
preservando el método de la naturaleza en la conducción del estado,
en lo que progresamos no somos nunca enteramente nuevos, y en lo
que retenemos no somos nunca completamente obsoletos…
Ustedes eligieron actuar como si nunca hubieran sido moldeados en
la sociedad civil y tuvieron que empezar todo de cero. Empezaron
enfermos, porque comenzaron por despreciar todo lo que les
pertenecía. Empezaron su negocio sin capital”. Eso mismo podría
decirse de los liberales iluministas modernos.
DEFENDIENDO A THEMIS 114
Usaré aquí la terminología de otro liberal clásico, el Premio
Nobel Gary Becker, en su libro “El capital humano”: “Voy a
hablar sobre un tipo diferente de capital. La educación, un curso en
computación, gastos en atención médica y conferencias sobre las
virtudes de la puntualidad y la honestidad también son capital en
el sentido de que mejoran la salud, elevan las ganancias o añaden a
la apreciación que tiene una persona por la literatura en el curso de
su vida. En consecuencia, concuerda con el concepto tradicional de
capital decir que los gastos en educación, entrenamiento, atención
medica, etc., son inversiones de capital. Sin embargo, estos
producen capital humano, no físico o financiero porque no se puede
separar a una persona de su conocimiento, capacidades, salud o
valores de la misma forma que es posible mover activos financieros
y físicos mientras que el dueño se mantiene en el lugar’’.
Así, desaprovechar esa acumulación de capital humano
proveniente de siglos de enseñanza cristiana en los derechos
individuales a la vida, a la libertad y a la propiedad como valores
derivados del sentimiento de amor al prójimo y también como
mandamientos de Dios, para intentar fundar otro liberalismo que
busque defender exactamente los mismos valores pero sobre la base
de un supuesto “egoísmo racional”, y de la negación sistemática de
la existencia de trascendencia o motivos reales para crecer material
y espiritualmente, honrar los contratos y producir ganancias para
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 115
sí y para los demás, resulta un esfuerzo innecesario, intrusivo y
destructivo.
Sin embargo, pese al pasado ilustre que avala a nuestra
Civilización, a veces en forma bulliciosa y otras en forma silenciosa
y solapada, utilizando al Racionalismo y al Iluminismo como
arietes, voluntariamente o por falta de perspectiva histórica, desde
la Revolución Francesa en adelante, luego durante la Guerra Fría,
y de una forma que ha arreciado notoriamente después de la caída
del comunismo soviético, se ha venido produciendo un ataque
sistemático a ese capital humano, en el marco de un
reacomodamiento global de civilizaciones en perjuicio de nuestro
mundo, la “Cristiandad” como era conocido desde antaño antes de
que fuera rebautizada como “Civilización Occidental y Cristiana”,
y luego “Occidente” para olvidar su origen cristiano, civilización
que creyéndose vencedora, está siendo derrotada culturalmente, al
punto de peligrar su subsistencia, por la malvada y brillante tarea
clandestina de los derrotados. Cada avance de esa Civilización en el
respeto a los derechos individuales es paradójicamente celebrado
como un supuesto retroceso de la visión cristiana, y no como su
reafirmación.
Para destruir esa Cristiandad sucedieron al menos cinco oleadas
de asedios, que como ocurre con las olas del mar, se terminaron
superponiendo y montando las unas encima de las otras. Para
DEFENDIENDO A THEMIS 116
coordinarlas con mi visión de la existencia de un engañoso
liberalismo franco prusiano, a las tres primeras las denominaré el
“Asedio Francés”, del Iluminismo y la Revolución Francesa, el
“Asedio Soviético” del comunismo soviético, y el “Asedio Franco
Prusiano” de los intelectuales de la nueva izquierda de la Escuela
alemana de Frankfurt. Aclaro de paso que el Comunismo soviético
y sus múltiples tretas que se verán a lo largo de este libro son
también de innegable filiación prusiana. Sus ideólogos fueron los
alemanes Karl Marx y Friederich Engels, siguiendo ambos ideas
del alemán Georg Friedrich Hegel. Además el Tren de Lenin a
Rusia fue posible gracias a los diplomáticos alemanes. Y
finalmente en su continuación contribuyó y contribuye
grandemente la mentada Escuela de Franckfurt.
El cuarto de los asedios es el “Asedio Caribeño” motorizado por
Cuba, que comenzó como parte del “Asedio Soviético” para luego
tomar su propia autonomía luego de la caída de su mentor inicial, y
el quinto, el más peligroso de todos, es el actual “Asedio Chino”,
que pergeñó a partir de la caída del comunismo soviético, un
Nuevo Orden Mundial que se pretende imponer, utilizando
elementos de todos los asedios anteriores, sofisticándolos y
generando la convicción de que ese comunismo aberrante se trata
del triunfo de un capitalismo renovado. Y en lo que todos coinciden
es en la destrucción de la Cristiandad como método de conquista.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 117
Anticipo la situación actual. Tal como el superviviente Horacio
romano para derrotar a los Curiacios de la hoy inexistente Alba
Longa, el comunismo, siguiendo los pasos del Iluminismo, primero
con la Unión Soviética y cuba, y ahora con China, está dividiendo
a la Cristiandad en sus tres partes componentes: Su religión, su
economía y su sociedad. Ataca primero a la religión al cambiar el
concepto de “Cristiandad” por el de “Civilización Occidental y
Cristiana”, a la Sociedad yendo contra sus fundamentos básicos
cambiando “Matrimonio” por “Pareja”. y finalmente a la
economía, sustituyendo “Liberalismo” por “Capitalismo”.
Mientras tanto, los actuales miembros de la amenazada Alba
Longa, en lugar de gritar a los Curiacios para que se reagrupen, y
en vez de consternarse con el ataque a cada uno de ellos, se
regocijan sin entender lo que está ocurriendo, convencidos de que
es un amigo el Horacio que los pretende matar uno por uno.
El ataque a la Cristiandad tiene sus orígenes remotos en el
Iluminismo y la mal reputada como liberal Revolución Francesa,
orgía de terror de izquierda falsamente entronizada como base del
mundo moderno, y sigue hasta hoy en su negación de las bases de
la Cristiandad de la que emergió el liberalismo clásico, al que
pretende sustituir por su iluminista y advenediza versión posterior,
violenta, atea y finalmente marxistoide, a veces sin saberlo sus
propios cultores, que pronuncian invectivas contra la Cristiandad
DEFENDIENDO A THEMIS 118
convencidos de que la versión distorsionada iluminista es
realmente un liberalismo “verdadero” y el motor de la civilización
actual. Tanto éxito tuvieron que inclusive los liberales clásicos se
terminan a veces convenciendo de que su insistencia en valores
cristianos es una señal de “incoherencia”, cuando según se verá, es
la única postura realmente coherente.
Así, desde entonces y hasta ahora, coexisten muchas veces
entremezclados, el liberalismo clásico emergente de la Cristiandad
con el liberalismo iluminista emergente de la Enciclopedia y la
Revolución Francesa, motores respectivos de lo que describiré
como la Cristiandad subsistente y el Nuevo Orden Mundial,
convencidos sus cultores de estar hablando de lo mismo, cuando
hablan de dos posturas radicalmente opuestas.
21.- La Cristiandad y la civilización occidental
Existe aún en la mente de toda la gente de buena voluntad en el
mundo Occidental, el recuerdo de una civilización que proclamaba
las virtudes reales o imaginarias de príncipes buenos y valientes
que rescataban princesas en apuros, de princesas buenas que
vivían felices para siempre, de padres de ambos sexos que tenían
hijos a los que amaban y que los amaban a ellos, una civilización
que buscaba la excelencia, era intolerante hacia la corrupción, la
maldad y el aprovechamiento de los niños y de los débiles. En
donde se admiraba la belleza y la armonía, en donde todos juntos
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 119
rezaban a la noche para agradecer a Dios por todo lo que tenían, y
pedían poder encontrarse con Él al final de sus venturosos días
terrenales. Gente que anhelaba los simples placeres de una sopa
caliente en invierno, que veía en el arcoíris una alianza con Dios y
no un símbolo homosexual, de mariposas a las que se admiraba por
su belleza y libertad y no como símbolos de conductas
antinaturales, del asombro ante las primeras flores que
anticipaban una nueva primavera. Una civilización en donde la
gente se conocía y ayudaba a sus vecinos, amaba el orden, la
belleza, la armonía y la bondad.
Decía un explícito paladín de la misma, el Quijote de la Mancha
de Cervantes, que “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos
dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden
igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la
libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”.
Esa gloriosa civilización que por suerte subsiste en la forma de
pensar de muchos hombres de bien, aun cuando terriblemente
confundidos, era liberal sin saberlo. Esa aún subsistente
civilización milenaria a la que pertenezco, era y es “la Cristiandad”.
Amaba la libertad y la belleza, pero como el Quijote, sabía ser fiera
en la defensa de sus valores. “Creando lanza en mano el reino de
Dios, cuyo advenimiento se pide en oración”, dice el manchego.
Expone el ya citado Murray Rothbard en su “Historia del
DEFENDIENDO A THEMIS 120
Pensamiento Liberal” que “Todo lo bueno en la civilización
occidental, desde la libertad individual hasta las artes, se debe al
cristianismo”. Ese autor, contra lo que pueda creerse, no era un
devoto cristiano español sino un ateo de orígenes judíos.
Puesto que existe hoy también a partir del Iluminismo y la
Revolución Francesa una línea del pensamiento en Occidente
contrario a esos valores, preferí rescatar el nombre original, y
llamar a esa Civilización como “la Cristiandad” en lugar de
llamarla simplemente “Occidente”, para evitar confusiones
neolingüísticas. No en vano “Cristiandad” es el nombre que se
daba orgullosamente a nuestra Civilización en el Cantar del Mío
Cid, en el Quijote de la Mancha o en Ivanhoe. También así lo llama
Alexander Von Humbolt en su libro “Acerca de la Esclavitud”. Es
también el nombre que en su obra “Historia de la Cultura
Cristiana”, reflota Christopher Dawson, ex anglicano convertido al
catolicismo y figura ineludible en el estudio de la historia de la
Cristiandad, para esa Civilización dos veces milenaria, definiéndola
como una “…civilización o cultura que supera el ámbito de lo
religioso (de las prácticas y creencias religiosas), para determinar
un corpus de creaciones artísticas y literarias, una concepción del
mundo (cosmovisión) y un conjunto de costumbres y usos sociales,
estudiables a través de la estética, la iconografía y las ciencias
sociales; sobre todo historiográfica, antropológica y
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 121
sociológicamente, pero también desde el punto de vista de las
ciencias políticas y la historia de las ideas. Junto con la cultura
clásica y otras aportaciones (judías -o judeocristianas-, islámicas,
seculares) es el elemento central de la civilización occidental”.
Señalo que pese a su admiración por la Cristiandad, Dawson ya cae
en la trampa de llamarla como “civilización occidental”.
Samuel P. Huntington, pese a usar igual fonema, en “El choque
de civilizaciones” ratifica que “Hoy en día, el término “Occidente”
se usa universalmente para referirse a lo que se solía denominar
“Cristiandad Occidental”“. Uso por eso la palabra “Cristiandad”
por ser la forma más contundente de diferenciarla del violento
“Occidente” devenido iluminista.
Como clásico, y a fuer de liberal y de cristiano soy también
conservador. No considero en absoluto a estas visiones
incompatibles entre sí, sino por el contrario, y contra lo que se
quiere sostener desde la versión iluminista, complementarias y
profundamente emparentadas.
Asumo que la experiencia de varios miles de años ha decantado
en una serie de principios arraigados acerca de cuáles son las
recetas exitosas para el armado de una sociedad justa, próspera y
libre, como es la Civilización Occidental y Cristiana, “la
Cristiandad”, aun cuando, reitero, no sea necesario ser cristiano
para admirarla. Entiendo que la férrea defensa de la individualidad,
DEFENDIENDO A THEMIS 122
de la belleza, de la justicia y la bondad que caracterizó a sus
afluentes, es la que hizo a esta Cristiandad liberal y contraria al
totalitarismo, a diferencia de este otro Occidente iluminista, más
igualitarista, populista y capitalista que auténticamente liberal.
Un gran sacerdote y pensador cubano, Félix Francisco José
María de la Concepción Varela y Morales, más conocido como Félix
Varela, decía en su obra “Cartas a Elpidio”, un monumental
cuerpo de reflexiones en tres tomos en forma de epístolas,
refiriéndose a la Iglesia Católica, pero en palabras aplicables a la
totalidad de lo que aquí denomino “la Cristiandad”, que “Varias
veces he meditado, mi caro Elpidio, sobre la analogía entre la
Iglesia Católica y las sociedades libres, y siempre he concluido que
el Cristianismo y la libertad son inseparables; y que ésta, cuando se
halla perseguida, sólo encuentra refugio en los templos del Dios de
los cristianos... Fórmase, pues, en el santo templo una junta
celestial, en que reina una santa libertad unida a una justa
sumisión, y aprenden los hombres a ser iguales sin dejar de ser
diferentes, puesto que los ricos y los pobres, los sabios y los
ignorantes, los poderosos y los débiles, y aun los mismos príncipes,
unidos con sus vasallos, todos forman una familia, todos se
consideran sujetos a las leyes y libres de opresión y de injusticia...
Con tales sentimientos salen del santo templo los verdaderos
cristianos, y si los conservasen, ¿crees, mi amigo, que podrían ser
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 123
déspotas? ¿Crees que hollarían las leyes, infringirían los derechos,
destruirían la paz y encenderían la guerra? Es, pues, evidente que
el Cristianismo es irreconciliable con la tiranía y que toda sociedad
verdaderamente cristiana es verdaderamente libre…”
La refutación del ensayo randiano de Ghate/Marty me llevó a
intentar ordenar una serie de reflexiones relativas a su relación con
el liberalismo clásico, al que llamo “liberalismo conservador austro
británico”, como también sobre el cristianismo como motor de
jerarquización de la individualidad y del respeto a los derechos de
vida, propiedad y libertad, el conservadurismo como medio de
mantenimiento del orden espontáneo social constituido no
solamente por las enseñanzas cristianas sino también por los
mejores frutos de la inteligencia humana a lo largo de los siglos, y
por el otro lado el liberprogresismo y el randianismo como
pretensiones gemelas de erigir un nuevo liberalismo anti-religioso y
anti-conservador, el capitalismo como supuesto sinónimo del
liberalismo, el ateísmo iluminista como trasfondo del randianismo,
su actual versión caricaturesca del liberprogresismo, carente de la
cultura de los izquierdistas de entonces, el marxismo del Siglo XXI
y el Nuevo Orden Mundial que nace de la confluencia de
liberprogresismo, totalitarismo y capitalismo de amigos (sobre
todo provenientes del ámbito informático o financiero),
mezcolanza que hoy se nos pretende imponer entre pandemias de
DEFENDIENDO A THEMIS 124
dudoso origen, conspiraciones de dictadores totalitarios e
intromisiones mediáticas e informáticas que pueden llegar
inclusive a torcer la elección de presidentes en todo el mundo, como
se sospecha que ocurrió en Estados Unidos últimamente.
Por supuesto, los nombres que doy a ambos liberalismos
(“franco prusiano” y “austro británico” en lugar de “verdadero y
falso” como hace por ejemplo Von Hayek), sirven para
relacionarlos con los países donde nacieron, sin que necesariamente
todos los miembros de cada país cultiven el respectivo tipo de
liberalismo. Jeremías Bentham y John Stuart Mill eran ingleses y
filosóficamente pueden ser ubicados como “franco prusianos”, y
viceversa, Benjamin Constant, Federico Bastiat, Bertrand de
Jouvenel, Guy Sorman o Jean François Revel son franceses y
pueden ser ubicados como “austro británicos”. Tampoco la
división es tajante, ya que la gran mayoría de los autores liberales
reconocen influencia de una y otra vertiente. Y en las primeras
páginas transcribí el elogio de la Cristiandad por un poeta alemán .
Sin embargo, no es casual que los referentes y simpatizantes
actuales de la liberprogresía en sus diversas manifestaciones
(feminismo, ideología de género, pedofilia, homosexualidad
masculina y femenina) sean los referentes del Mayo francés, los
existencialistas franceses y la Escuela de Frankfurt. En sus obras
continuamente se ven citas de Friedrich Nietzsche, de Jean-Paul
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 125
Sartre, de Simone de Beauvoir, de Karl Jaspers, de Gabriel Marcel,
de Martin Heidegger, de Albert Camus… ¡Todos francos o
prusianos!
Samuel P. Huntington en “El choque de civilizaciones”, citando
a diversos autores, expone que una civilización contiene “valores,
normas, instituciones y formas de pensamiento a las que sucesivas
generaciones dentro de una sociedad dada han atribuido una
importancia fundamental… una particular concatenación de
cosmovisión, costumbres, estructuras y cultura… que forma una
especie de todo histórico… una especie de medio ambiente moral
que abarca un determinado número de naciones, siendo cada
cultura nacional sólo una forma particular del todo”, mencionando
que actualmente pueden diferenciarse las civilizaciones
“occidental”, latinoamericana, africana, islámica, sínica, hindú,
ortodoxa, budista y japonesa.
Este autor me merece ciertos reparos ya que su brillante
exposición no contempla la incidencia de las ideologías políticas,
grave error que vela la acción coordinada y global de comunistas
de diversas civilizaciones —chinos y palestinos, latinoamericanos y
norteamericanos, africanos y rusos— en procura de objetivos
comunes. Además incurriendo en una neolengua desgraciadamente
usual, llama “Occidente” a la que pese a todos los embates que
recibe, sigue siendo aún “La civilización Occidental y Cristiana” o
DEFENDIENDO A THEMIS 126
mejor, “la Cristiandad”.
Si bien exclama que “…la supervivencia de Occidente depende
de que los estadounidenses reafirmen su identidad occidental y los
occidentales acepten su civilización como única y no universal, así
como de que se unan para renovarla y preservarla frente a los
ataques procedentes de sociedades no occidentales”, omite con ello
referirse a los ataques que si bien pueden proceder de sociedades no
occidentales, utilizan a aliados internos que no entienden o no
comulgan con los valores de la Cristiandad a la que pertenecen.
Pero de todas formas y al margen de estas disquisiciones, lo que
queda en claro si repasamos todas las demás, es que solamente en
una Civilización, la Occidental y Cristiana —la Cristiandad—
históricamente alguna vez fructificó el liberalismo. No fue entre los
inventivos chinos de los Mandarines, ni en las heladas estepas rusas
de los Zares, ni en los áridos desiertos de los Califas y Sultanes, ni
en las salvajes sabanas africanas, que la llama de la libertad insufló
de prosperidad a una civilización como lo hizo la Cristiandad.
Eso de por sí constituye un fuerte argumento para defenderla de
ataques externos y peor aún, internos que luego de obtener la caída
de las monarquías absolutas, intentaron reescribir la historia
soslayando a su verdadero creador, y evitando que esa Cristiandad
que viene desde hace dos mil años acumulando recetas exitosas
para mejorar la vida del hombre sobre la Tierra, brinde todo el
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 127
potencial de que es capaz para mejorar la prosperidad material y
espiritual de todos con su fantástica concepción de simplemente
respetar los derechos individuales. Haré entonces una pequeña
historia de la Cristiandad.
22.- La Cristiandad, el individuo y la libertad
La verdadera historia de la Libertad, que es también la de la
Cristiandad, es la tarea tanto de los filósofos griegos y juristas
romanos y sus seguidores, como la de los diversos estudiosos de
todos los tiempos sin importar su origen, amalgamados por la
visión cristiana de que toda verdad es cristiana y debe ser adoptada.
Como también los griegos y los romanos tenían una vocación
integradora, se terminaron todas las vertientes fusionando y
adaptando unas a las otras en una amalgama genial,
tremendamente exitosa y altamente tolerante. Ésta era la versión
del liberalismo de nuestros Padres Fundadores, y la versión que se
fue perdiendo en manos de la mistificación iluminista y una de sus
herederas, la mistificación randiana.
En particular el cristianismo en todas sus variantes no
solamente es compatible con el liberalismo —bien entendido como
“dejar hacer, dejar pasar” y no sus deformaciones roussonianas y
randianas— sino que forjó las bases para su nacimiento y
desarrollo, al reivindicar al individuo como tal y sus derechos, y no
al Rey o al Estado, como eje central de su filosofía, teología y
DEFENDIENDO A THEMIS 128
prédica religiosa al sostener que todos tenemos la jerarquía y
dignidad de Hijos de Dios, y llamados a la Vida Eterna. Con
solamente dictar los mandamientos de “No Matar”, estaba ya
desde unos catorce siglos antes de Jesucristo proclamando el
Derecho a la Vida. con el de “No Robar” y el de “No codiciar los
bienes ajenos” estaba proclamando el Derecho a la Propiedad, y
cuando Jesucristo enseñó “Amad al prójimo como a vosotros
mismos”, “No juzguéis y no seréis juzgados”, “con la misma vara
que midáis seréis medidos”, completó a Moisés con la Libertad y la
Tolerancia. La Cristiandad daba así sus bases al liberalismo, al
enseñar que una vida cristiana consiste en respetar los Derechos a
la Vida, a la Libertad y a la Propiedad, y ser tolerante con los
defectos de los demás.
Si alguien piensa que considerar que los Derechos a la Vida, la
Libertad y la Propiedad son mandamientos del propio Dios es ser
antiliberal, es que no tiene idea de lo que es el cristianismo ni de lo
que es el liberalismo, error en que incurren tanto los liberales
anticristianos como los cristianos antiliberales. Vanesa Vallejo,
gran periodista colombiana y editora de PanamPost, lo resume
perfectamente así: “los diez mandamientos, practicados por
católicos, evangélicos y judíos, le impiden a un creyente de verdad
ser socialista. Dios prohíbe robar, matar, envidiar, odiar, mentir: y
para implantar el socialismo es necesario hacer todo eso.”
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 129
El supuesto gran “pecado” del cristianismo es predicar la
Caridad como decisión voluntaria en lugar de endiosar el Egoísmo
como Ayn Rand. Pero como por ahora estamos hablando de
filosofía, historia y política y no de religión, seguiré con la relación
entre esas enseñanzas y el liberalismo.
Contrariamente a la tesitura implícita del ensayo randiano de
Ghate/Marty que se refuta en el Apéndice 1 y en lo que al
cristianismo se refiere, el requisito básico indispensable para que
una conducta sea religiosamente virtuosa es que sea libre. Así, el
cristianismo no solamente no se opone a la libertad, sino que
presupone desde su origen la libertad del ser humano de optar entre
el bien y el mal. Ningún sistema de premios y castigos tendría
sentido sin una libertad de opción entre conductas. La siempre
aguda Oriana Fallaci lo definía muy bien, cuando se declaraba una
“atea cristiana”: “Soy cristiana porque me gusta el discurso en que
se sustenta el cristianismo. Me convence. Me seduce, hasta tal
punto que no encuentro en él conflicto alguno con mi ateísmo y con
mi laicismo... El discurso, quiero decir, que apeando la metafísica
se concentra sobre el Hombre. Que reconociendo el libre albedrío,
es decir reivindicando la conciencia del Hombre, nos hace
responsables de nuestras acciones, señores de nuestro destino. En
ese discurso veo un himno a la Razón, al raciocinio. Y porque
donde hay raciocinio ha posibilidad de elegir, donde hay
DEFENDIENDO A THEMIS 130
posibilidad de elegir hay libertad, veo en él un himno a la
Libertad”.
En el epílogo de su monumental “Historia del cristianismo”,
Paul Johnson dice que “Europa fue una creación cristiana no solo
por la esencia sino por los más mínimos detalles. Allí estuvo la
fuerza específica europea, pues el cristianismo se convirtió en una
combinación inigualada de espiritualidad y dinamismo… La
naturaleza del cristianismo dio a Europa un marco flexible de
conceptos intelectuales y morales, y le permitió adaptarse al
cambio económico y tecnológico, aprovechando cada nueva
oportunidad a medida que se presentaba. De este modo, Europa se
convirtió en la sociedad del siglo XX dominada por
Occidente…Los conceptos de libertad política y económica se
originan ambos en la acción de la conciencia cristiana como fuerza
histórica; por consiguiente, no es casualidad que todas las
afirmaciones de la libertad en el mundo en definitiva tengan origen
cristiano”.
Incluso la atea Ayn Rand, involuntaria antecesora de los
modernos liberprogresistas, y bisagra entre el liberalismo clásico y
el liberprogresismo, reconoce en una carta del 23 de octubre de
1.943 dirigido al Reverendo Dudley que fue el cristianismo la
primera escuela que proclamó la suprema santidad del individuo, y
que la moralidad apropiada para el hombre no contradice ninguna
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 131
creencia religiosa, ya que si esa creencia incluye fe en el libre
albedrío del hombre, la facultad racional lo hace hombre e
individualista: “Si alguien mantiene que el hombre ha sido creado
por Dios, dotado de un alma inmortal, y con la razón siendo un
atributo de su alma, sigue siendo verdad que él debe actuar de
acuerdo con su naturaleza, la naturaleza que Dios le dio, y que
haciendo eso estará haciendo la voluntad de Dios. Pero eso implica
que Dios dotó al hombre de libre albedrío y con la capacidad de
decidir… La salvación de la propia alma significa la preservación
de la integridad del propio ego. El alma es el ego. Por lo tanto, el
cristianismo predicó el egoísmo en mi sentido de la palabra, en un
sentido alto, noble y espiritual. Jesucristo dijo que amaras a tu
prójimo como a ti mismo, pero nunca dijo que amaras a tu prójimo
más que a ti mismo, que es la monstruosa doctrina del altruismo y
el colectivismo”.
Si bien eso de la supuestamente “monstruosa doctrina del
altruismo” denostada por Ayn Rand merece una explicación ya
que es parte de una visión filosófica que tiene sus propias
definiciones, la cita demuestra que ni siquiera ella era tan
radicalmente anticristiana como sus seguidores.
23.- La Cristiandad, el liberalismo y el conservadurismo
Debo mencionar algo de mis fuentes, ya que no aspiro a que lo
que digo sea considerado original. En términos similares a los que
DEFENDIENDO A THEMIS 132
aquí se expone, escribieron doradas y eruditas páginas grandes
autores tales como Christopher Dawson en “La formación de
Europa”, “Ensayos medievales”, “La religión y el nacimiento de la
cultura Occidental” y “Progreso y Religión”, Paul Johnson en
“Historia del cristianismo”, Bertrand de Jouvenal en “Sobre el
poder- Historia natural de su crecimiento”, Alain Corbin en su
“Historia del cristianismo”, Michael Novak en “La ética católica y
el espíritu del capitalismo”, Larry Siedentop en “Inventando al
Individuo (los orígenes del liberalismo Occidental)”, Ulrich L.
Lehner en “La Ilustración católica: La historia olvidada de un
movimiento global”, Vicente Guillamón en su “Defensa Cristiana
del Liberalismo”, Francisco José Contreras en “Nueva izquierda y
cristianismo”, “La batalla por la familia en Europa”, “Una defensa
del liberalismo conservador”, “Liberalismo, catolicismo y ley
natural”, Dalmacio Negro Pavón en “Lo que debe Europa al
cristianismo”, Gabriel Zanotti en “Judeocristianismo, Civilización
Occidental y Libertad. Ensayo sobre el origen esencialmente
judeocristiano de la libertad en Occidente”, Alejandro Chafuen en
“Las raíces cristianas del libre mercado”, Armando Ribas en “Los
fundamentos éticos de la libertad”, Marcello Pera en “Por qué
debemos considerarnos cristianos. Un alegato liberal”, entre
muchísimos otros libros y autores a la vez conservadores o liberales
y cristianos.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 133
Como bien dice Alejandro Chafuen, “El choque de las ideas y el
cambio de la estructura de poder que tuvo lugar con la Revolución
francesa fue suficiente para que durante casi doscientos años nadie
hablara de los puntos comunes entre las ideas de juristas y
moralistas católicos y las ideas de autores anglosajones
considerados como los pilares de la economía libre… (aunque) las
ideas que culminaron con la revolución industrial, en la cual
seguimos viviendo, tuvieron sus orígenes en pensadores católicos.
H. M. Robertson llegó a decir que “puede asegurarse que la religión
subyacente al espíritu capitalista es más bien el jesuitismo que el
calvinismo”“. Aquí está resumido el conflicto, y cómo el
liberalismo iluminista de la Revolución Francesa intentó ocultar
las raíces cristianas y católicas del libre mercado, desentrañadas
primero por Max Weber en “La ética protestante y el espíritu del
capitalismo” aunque lo hiciera atribuyéndolas a Calvino, y luego
por Marjorie Grice-Hutchinson en “Pensamiento económico en
España 1.177-1.740”, demostrando que en realidad antes del
calvinismo, los sacerdotes católicos habían sido los primeros
precursores del liberalismo económico.
Esta confluencia del liberalismo con la dignidad del individuo es
resumido por el Papa Benedicto XVI en el prefacio al libro del
filósofo agnóstico y liberal Marcello Pera, "Por qué debemos
considerarnos cristianos. Un alegato liberal": “El énfasis en la idea
DEFENDIENDO A THEMIS 134
de la libertad humana, que caracteriza al pensamiento liberal,
presupone la idea del hombre como imagen cristiana de Dios, cuya
consecuencia es precisamente la libertad del hombre ... Al tema de
la relación del liberalismo con el cristianismo pertenecen también
las reflexiones acerca de la crisis ética. En efecto, Pera muestra
cómo la ética liberal está íntimamente emparentada con la
doctrina cristiana del bien y cómo ambas pueden y deben
vincularse entre sí en la lucha por el hombre”.
Tampoco hablar de un liberalismo clásico y asociarlo con el
pensamiento conservador es patrimonio propio. Dice Michael
Oakeshott, conocido autor conservador inglés, que “Si el presente
es notablemente inestable, la inclinación se manifestará en una
búsqueda de un terreno más firme y, en consecuencia, en una
vuelta al pasado y una exploración de tal pasado”. Este autor
aclara que ser “conservador” es una actitud ante la vida: “Ser
conservador es preferir lo familiar a lo desconocido, preferir lo
experimentado a lo no experimentado, el hecho al misterio, lo
efectivo a lo posible, lo limitado a lo ilimitado, lo cercano a lo
distante, lo suficiente a lo excesivo, lo conveniente a lo perfecto, la
risa presente a la felicidad utópica”. Y poniendo el acento en que la
actitud conservadora lleva naturalmente a un gobierno limitado
—que es lo que proclaman los liberales— dice: “Así pues, gobernar
—tal como lo entiende un conservador— es proveer un vinculum
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 135
iuris para los modos de conducta que, en ciertas circunstancias,
tienen menos probabilidades de conducir a un enfrentamiento
frustrante de intereses; proveer reparación y medios de
compensación para quienes sufren porque otros se comporten de
un modo contrario; a veces aplicar castigo a quienes persiguen sus
propios intereses independientemente de las reglas; y, por supuesto,
proveer una fuerza suficiente para mantener la autoridad de un
árbitro de esta clase. Así pues, se reconoce la gobernación como una
actividad específica y limitada; no la administración de una
empresa, sino la reglamentación de quienes se ocupan de una gran
diversidad de empresas de su propia elección… su función es
mantener a sus súbditos en paz entre sí en las actividades en las que
han optado por buscar su felicidad”.
Solamente agregaría que ser conservador significa evaluar
siempre lo nuevo para compararlo con lo ya conocido, y aceptarlo
recién cuando quede claro que la innovación es mejor que lo
innovado. Así, se consigue fusionar lo antiguo con lo moderno
procurando que ambos sean excelentes. Por lo que ser conservador
es amar la permanente búsqueda de excelencia. Ni más ni menos.
Es posible que por su origen más confrontativo en contra de una
rama del liberalismo que pocos se atreven a señalar y menos aún a
cuestionar abiertamente —el iluminista franco prusiano y sus hijos,
el randianismo y el liberprogresismo—, este ensayo pueda resultar
DEFENDIENDO A THEMIS 136
de más fácil lectura para los interesados, que espero sean todos los
que consideran que debemos conservar las mejores adquisiciones
de la sociedad, por todos los cristianos, por todos los liberales y
todos quienes ven preocupados cómo se va instaurando un Nuevo
Orden Mundial totalitario, un comunismo encubierto que a veces
se hace pasar por capitalista. O peor aún, que realmente es
capitalista... aun cuando no sea en absoluto liberal.
24.- La Cristiandad como Civilización opuesta a la barbarie
La paz conduce a la civilización, y la violencia a la barbarie. Es
imposible construir una civilización próspera y digna de ser vivida
sobre la base de la violencia permanente, así que todo lo que
contribuya a la paz, como es el cristianismo, contribuye a la
prosperidad, y todo lo que contribuya a enraizar la violencia
—incluyendo ahí al totalitarismo estatal, al egoísmo y al
anarquismo, ilusión libertaria que históricamente degrada en
caudillismos y feudalismos— ahuyenta la inversión y por ende
contribuye a la pobreza y afecta la calidad de vida y felicidad de los
pueblos.
Dice Lord Acton en su “Historia de la libertad en la
cristiandad” que “Los bárbaros, que no poseían libros ni
conocimiento secular ni educación, excepto en las escuelas del clero,
y que escasamente tenían nociones de instrucción religiosa, se
volvieron con apego infantil a los hombres con conocimientos de
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 137
las Escrituras, de Cicerón y San Agustín. En el reducido mundo de
sus ideas, la Iglesia fue considerada como algo infinitamente más
amplio, fuerte y santo que los Estados recién formados. El clero
proporcionaba los medios para guiar a los nuevos gobiernos”. Esto
nos muestra que la Teoría del Derecho Divino de los monarcas no
fue un medio de cimentar su autoritarismo sino su autolimitación.
Si esto ocurría en el Occidente bárbaro, otro tanto ocurría en el
Oriente Bizantino. El mismo Lord Acton en su discurso expone que
“el Imperio (se refiere al Imperio Romano de Oriente) empleó su
refinada civilización, la acumulada sabiduría de los antiguos, la
racionalidad y sutileza del Derecho Romano, y toda la herencia del
mundo cristiano, judío y pagano, para hacer que la Iglesia sirviera
como soporte dorado del absolutismo”.
Si bien en un primer momento esta fusión puede haber tenido
esa intención absolutista, en los hechos lo que obtuvo fue moderar
el absolutismo de los Césares y someterlo a los Mandamientos de
Dios. Dice así Lord Acton: “Al adoptar el cristianismo,
Constantino no intentaba abandonar el esquema político de su
predecesor ni renunciar a los encantos de la autoridad arbitraria,
sino que fortalecer su trono con el apoyo de una religión que había
sorprendido al mundo con su poder de resistencia. Y para obtener
ese apoyo en forma absoluta y sin inconvenientes, estableció la
sede de su gobierno en el Oriente, en un patriarcado de su propia
DEFENDIENDO A THEMIS 138
creación. Nadie le advirtió que al promover la religión cristiana se
estaba atando una de sus manos y renunciando al privilegio de los
césares”.
Por eso el cristianismo ha contribuido más a la causa de la
Libertad con su obra civilizadora predicando sus mejores hombres
la bondad y respeto mutuo en medio de salvajes, antropófagos,
ostrogodos y visigodos, hunos y cosacos, aztecas y diaguitas, que
muchos trasnochados escritores que creen poder armar de la nada
un liberalismo partiendo de anomia, egoísmo, anarquía y barbarie.
Los más necesitados son los que más paz requieren para
prosperar, y desgraciadamente son los más azuzados a recurrir a la
violencia, generando así un círculo vicioso que no comprenden y
del que usualmente no pueden escapar, llevándolos a creer que lo
que falta es más violencia o más prebendas estatales, y no más
armonía, paz y trabajo.
Paradójicamente, muchas veces quienes promueven la
violencia son los más ricos, los que aspiran a obtener —o peor aún,
ya deben— sus fortunas en base al saqueo y la apropiación de las
arcas estatales, muchas veces realizada supuestamente “en
beneficio del pueblo”. Eso no ocurre hoy solamente desde el lado
del comunismo, sino también desde cierto “capitalismo”
prebendario, lobo disfrazado de cordero que usa la ideología liberal
iluminista franco prusiana y ahora se alía al comunismo para
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 139
implantar una distopía mundial que se pretende presentar como un
avance de la Libertad. De eso se hablará al referirme al Nuevo
Orden Mundial que se cierne hoy como nuestra máxima amenaza.
El gran pensador y presidente argentino Domingo Faustino
Sarmiento escribió un libro llamado precisamente “El Facundo o
Civilización y Barbarie en las Pampas argentinas”, usando al
caudillo Facundo Quiroga como modelo para retratar a la
Argentina sanguinaria de Juan Manuel de Rosas. Sarmiento
atribuía la barbarie al campo y la civilización a la ciudad, error
conceptual bien denunciado por su gran polemista liberal y
cristiano, mi comprovinciano Juan Bautista Alberdi en su obra
póstuma “Faustino” (obviamente parafraseando a “Facundo”)
observando que del campo salieron los empresarios opositores a
Rosas, y de la ciudad los burócratas y los más salvajes de los
irregulares mazorqueros que lo apoyaron. Pero al margen de los
citadinos errores conceptuales de Sarmiento, su libro planteaba
perfectamente la disyuntiva básica de la Humanidad: La paz o la
violencia, bases respectivas de la Civilización y la Barbarie.
Gilbert K. Chesterton avizoró el caos actual a principios del
siglo XX en “El hombre que fue Jueves”, haciendo decir a uno de
sus personajes con relación al anarquismo terrorista de entonces:
“Habla usted de multitudes y de la clase obrera como si de eso se
tratara. Participa usted por lo visto de esa estúpida teoría que pone
DEFENDIENDO A THEMIS 140
en las clases pobres el origen del anarquismo. ¿Por qué ha de ser así?
Los pobres han sido rebeldes, pero nunca anarquistas. Están más
que nadie interesados en mantener un gobierno honrado. El pobre
tiene profundas raíces en su tierra. El rico no: puede un buen día
tomar el yate y marcharse hacia la nueva Guinea. El pobre ha
protestado a veces contra el mal gobierno; pero el rico ha
protestado contra todo gobierno... la mayoría de los auxiliares (del
plan anarquista) son millonarios sudafricanos y americanos. Por
eso se ha apoderado de todas las comunicaciones” Según se detalla
al hablar del Nuevo Orden Mundial, las palabras del gran autor
británico eran proféticas.
Aclaro que también incluyo en el amplio concepto de
“Cristiandad” —les guste o no a sus practicantes— tanto al
catolicismo, como a las otras ramas del cristianismo (ortodoxos
orientales, ortodoxos, protestantes, anglicanos, testigos de Jehová,
mormones, etc.), y a todas las religiones que enseñan el respeto por
el individuo, espectro que abarca entre otros al taoísmo de Lao Tsé
y a los practicantes de la religión judía.
Como todo mensaje de paz, el taoísmo debe ser reivindicado
como el más antiguo mensaje liberal chino, y por eso es perseguido
en la China comunista en sus manifestaciones de Falum Gong y
Falum Dafa. Decía Lao Tsé que “A medida que aumentan las leyes
limitando la acción de los hombres, éstos se empobrecen; si
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 141
abundan armas poderosas el estado se vuelve caótico; si la técnica
adelante, la producción aumenta”. Y en cuanto al judaísmo, debe
recordarse que ésa era la religión del propio Jesucristo, quien era
rabí y predicaba en los templos, como puede leerse en los
Evangelios. Activamente profesaba el judaísmo un liberal clásico
de la talla de Israel Kirzner, que aparte de eterno candidato al
Premio Nobel de Economía, era también un rabino haredí
especializado en el Talmud. Y de origen judío son Michael Polanyi
y sus hijos John Charles y Karl Polanyi, y economistas de la talla
de Ludwig Von Mises como Milton Friedman, Gary Becker y
Walter Block, entre tantos otros. Dicho sea de paso, también un
gran historiador, sociólogo y estudioso de la Civilización
Occidental y Cristiana —la Cristiandad— el liberal Raymond
Aron, esclarecido seguidor de Oswald Spengler y de Arnold
Toynbee, era judío.
En cambio no incluyo aquí al Islam, enemigo histórico de la
Cristiandad, ya que pese a algunos casos aislados y a despecho de la
prosperidad que debe a las demandas de combustibles de la
Cristiandad, aún la sigue considerando injustamente el “Gran
Satán” a destruir. Eso debieron aprender los estadounidenses en
carne propia y en un mensaje grabado a fuego, luego de apoyar a
Bin Laden, y recibir de él la destrucción de las Torres Gemelas.
Estoy resignado a que también este ensayo sea repudiado a
DEFENDIENDO A THEMIS 142
unísono por populistas, socialistas y comunistas que consideren
herético repulsar sus posturas, por cristianos que consideren
pecaminoso declamarse liberal, por liberales de izquierda,
randianos, iluministas franco prusianos y multiculturalistas que
consideren irracional declamarse a la vez liberal y cristiano, por
liberprogresistas que me tilden de conservador, por protestantes
que no acepten que se defienda al cristianismo desde la religión
católica, por católicos que consideren que mis interpretaciones
religiosas me convierten casi en un protestante, por nacionalistas
que repudien el libre mercado como sinónimo de un nuevo orden
mundial globalizado, y por partidarios del nuevo orden mundial
que acusen a quienes hablan siquiera del tema de conspiranoicos.
Pero, como dijo Jesucristo, “la verdad os hará libres”. Así, no
expongo “mi verdad” —porque la verdad es una sola— sino mi
visión personal, que es a la vez empirista británica, conservadora,
liberal, cristiana y católica, que entiendo se aproxima bastante a la
verdad, a despecho de quienes denuncian a varias de esas fuentes
como incompatibles. Como advertía el sacerdote Félix Francisco
José María de la Concepción Varela y Morales —más conocido
como Félix Varela— respecto de su libro, “Las Cartas a Elpidio no
contienen una defensa de la religión, aunque, por incidencia, se
prueban en ellas algunos de sus dogmas. Mi objeto solo ha sido,
como anuncia el título, considerar la impiedad, la superstición y el
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 143
fanatismo en sus relaciones con el bienestar de los hombres,
reservándome para otro tiempo presentar un tratado polémico
sobre esta importante materia”.
Anticipando conceptos: No hay una enseñanza más contraria al
comunismo que la cristiana. No porque lo diga la Iglesia desde
antaño, sino también por la comparación de sus preceptos y de las
bases de su prédica. El cristianismo hereda del judaísmo y como
“Antiguo Testamento”, que pese a deber ser interpretado a la luz
de Jesucristo mantiene su vigencia, los Diez Mandamientos de
Moisés. Tomaré una versión resumida para compararlos con la
prédica comunista y demostrar la radical incompatibilidad entre
ambas visiones:
1. ¿Amar a Dios sobre todas las cosas? El comunismo predica el
Ateísmo. 2. ¿No tomar su santo nombre en vano? El comunismo
profiere continas diatribas contra Dios y de la religión, a la que
considera “el opio de los pueblos”. 3. ¿Santificar las fiestas? El
comunismo reclama suprimir todas las fiestas religiosas. 4.
¿Honrar padre y madre? El comunismo busca sustituir la
paternidad y maternidad por el cuidado y enseñanza estatal. 5.
¿No matar? El comunismo se dedica a sesinar a los disidentes. Sus
diversas versiones llevan más de doscientos millones de muertos. 6.
¿No fornicar? El comunismo propicia el amor libre y últimamente
la homosexualidad y la pedofilia también. 7. ¿No robar? Por
DEFENDIENDO A THEMIS 144
definición el comunismo odia cualquier propiedad privada así que
su primer paso es siempre robar a los propietarios para redistribuir
sus riquezas. 8. ¿No dar falso testimonio ni mentir? El comunismo
engaña continuamente al pueblo según veremos a lo largo de este
libro. 9. ¿No desear la mujer de tu prójimo? El comunismo con el
amor libre busca justamente que cada cual desee la mujer ajena, o
más aún, que ninguna mujer sea ajena. 10. ¿No codiciar los bienes
ajenos? El comunismo nace justamente de codiciar los bienes
ajenos.
Aunque más no fuera por eso, la Cristiandad debe ser defendida
por todos los hombres de buena voluntad y que buscan un mundo
mejor, inclusive por los ateos que no estén cegados por el
comunismo.
Como dice Walter Block, otro heterodoxo autor liberal que
entra a duras penas como “clásico”, ya que pese a ser ateo enseña
en una Universidad católica y no se dedica a denostar al
cristianismo sino a reconocer los beneficios de su prédica
antitotalitaria, “Todos los enemigos del estado omnipotente,
entonces, harían bien en adoptar la religión y la familia como sus
amigos, sean ellos mismos ateos o no, padres o no”.
Tomo así el guante lanzado por Murray Rothbard cuando dijo
que “Es hora de que todos los liberales, cristianos y ateos,
denuncien el abuso anticristiano que ha infectado el movimiento
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 145
durante tanto tiempo”.
25.- La Cristiandad como Civilización multicultural
Habiendo recogido ese guante, deberé hacer una pequeña
acotación acerca de la Cristiandad. Como dije, puede y debe ser
perfectamente defendida no solamente desde el cristianismo sino
también inclusive y hasta principalmente desde el ateísmo, de
igual manera que no es necesario adorar a Amon Ra, Isis u Osiris
para maravillarse por los logros de la Civilización Egipcia. No será
éste un ensayo religioso.
Pese a eso, para entender de qué estamos hablando, y puesto
que el ateísmo pretende presentar a la religión en general, al
cristianismo en particular, y a la Iglesia Católica en especial como
supuesta fuente de maldad y oscurantismo olvidando que fueron
precisamente el egoísmo, la maldad y la búsqueda desenfrenada del
Poder que la Iglesia combatió continuamente, las verdaderas
fuentes de los males que se le pretende endilgar, y las benéficas
enseñanzas cristianas, el fértil abono del que nació y según se verá,
se nutre el liberalismo clásico.
Decía Wilhelm Röepke, un autor liberal y cristiano, que “La
autodisciplina, el sentido de la justicia, la honestidad, la equidad,
la caballería, la moderación, el espíritu público, el respeto a la
dignidad humana, las normas éticas firmes, son cosas que las
personas poseen antes de entrar en el mercado y competir entre sí.
DEFENDIENDO A THEMIS 146
Estos son los soportes necesarios que preservan tanto el mercado
como la competencia de la degeneración”. El respeto al prójimo a
partir de la religión también es enseñado por otro gran autor liberal,
Leonard Read (el mismo de “Yo, el lápiz”) diciendo que
“…cualquiera que reconozca una conciencia infinita no puede
dejar de respetar a los demás seres humanos como las aberturas a
través de las cuales fluye y se manifiesta la conciencia infinita”.
En su clásico libro “El choque de civilizaciones” Samuel P.
Huntington anticipó con gran claridad el conflicto: “… las
pretensiones universalistas de Occidente le hacen entrar cada vez
más en conflicto con otras civilizaciones, de forma más grave con el
islam y China…”. Sin embargo aclaro que la cultura que prohijó la
Cristiandad en los últimos dos mil años es ahora mal llamada
“Occidental”, ya que está llena de aportes de todo el mundo. Hasta
el papel donde se plasmó, la brújula con que se expandió y la
pólvora con que se impuso, son de origen chino. Los números con
que se calcula son hindúes y arábigos, la propia religión cristiana
nació en Judea, muchos de los mejores cuentos infantiles —Alí
Baba, Aladino y Simbad el Marino sin ir más lejos— son árabes.
En el desayuno optamos por té chino, chocolate centroamericano,
café yemení o mate argentino y paraguayo.
Ese mundo mal llamado “occidental” es el fantástico destilado
de miles de años de crecimiento material, intelectual y moral que
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 147
conoció la Humanidad. Podemos conocer prácticamente de todo en
la Wikipedia, palabra de raíz hawaiana que proviene de wiki,
“rápido”. Tenemos Paypal gracias a un sudafricano, Elon Musk, y
Bitcoin gracias a un programador desconocido que se hace llamar
Satoshi Nakamoto, quizá el australiano Craig Steven Wright. La
tecnología es americana, rusa, japonesa, alemana, china y coreana.
La filosofía es griega pero también romana, china, hindú, alemana,
escocesa, nórdica y francesa.
Al nutrirse a la vez de las habilidades matemáticas de los
hindúes, el álgebra de los árabes, la geometría, la filosofía y los
conocimientos medicinales de los griegos, la física de los sicilianos,
los grandes descubrimientos de los chinos, los conocimientos
náuticos de los vikingos, la alquimia de los europeos, el derecho de
los romanos y la religión de los judíos, es claramente una
Civilización multicultural. En los últimos tiempos se sumaron a los
conocimientos ancestrales de los europeos, la poderosa inventiva de
los norteamericanos; la armonía matemática de la música europea,
el ritmo de la africana; la perfección de la pintura y escultura
italiana, la desbordante imaginación de los impresionistas
franceses y holandeses; el misticismo y la épica de las pinturas de
los clásicos, la cotidianeidad de los modernos; la galanura de las
letras inglesas, francesas y españolas, la señorial sobriedad de los
alemanes y los rusos, y el realismo mágico de los sudamericanos.
DEFENDIENDO A THEMIS 148
A esta cultura universal, multifacética, brillante y que puede ser
aún mejorada pero siempre desde la base de sus valores
consolidados, para convertirla en imperecedera, se la llamó en
forma confusionista como “Occidental” porque allí estaban
radicados sus más activos difusores y más celosos guardianes, pero
en modo alguno pertenecía solamente a unos pocos pueblos
europeos. Es en realidad la Cristiandad. El destilado producto de
las mentes más brillantes de la humanidad, con abstracción de
épocas e independencia de su país de origen.
Ella es el verdadero multiculturalismo, una cultura única con
aportes de todo el mundo y fundadas pretensiones de universalidad.
Es una cultura mundial. Cuando se habla de que esa cultura deba
ser combatida simplemente por ser “occidental”, que no lo es, y se
la pretende poner a la altura de alguna manifestación cultural
regional, debemos entender que estamos solamente en presencia de
una táctica comunista para evitar que las masas puedan ser
iluminadas y continúen con sus atavismos localistas, a los que se
les infiltra resentimiento e izquierdismo con mayor facilidad.
26.- La Cristiandad liberal no es el mal llamado capitalismo
Aquí debemos hacer una nueva digresión, ya que los liberales
clásicos solemos automáticamente, por oposición a quienes critican
el sistema en que vivimos, defender al “capitalismo”, palabreja que
genera muchísimos equívocos, tanto como la de “occidental”, otra
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 149
palabreja tendiente a generar confusiones que se analizó recién.
La palabra “capitalismo” no es una palabra correspondiente al
modo de pensamiento liberal clásico. Los empresarios de la época
de Marx —los que él bautizó de “capitalistas”— no se
denominaban a sí mismos como tales, porque les parecía tan
natural que alguien que hubiera puesto una empresa con sus
ahorros, fuera el dueño de sus ganancias, que no se les ocurría que
eso pudiera ser considerado solamente una forma supuestamente
sesgada de ver la realidad. De igual manera, los perros cuando
entierran un hueso para comerlo después, o las abejas cuando
elaboran la miel de sus panales, o las hormigas cuando acumulan
alimentos para el invierno, no se autodenominan —puedo decir
“autoperciben” para usar un término en boga— “capitalistas”, ni
consideran “socialistas” sino depredadores a quienes se los sacan.
El primer uso de la palabra capitalista (capitalist en inglés)
parece pertenecer a Arthur Young en su obra de 1.792 “Travels
1.787-89; undertaken with a view of ascertaining the cultivation,
etc. of the kingdom of France”, un relato de viajes realizado por el
autor muy poco antes de la Revolución Francesa y publicado en
plena época del Terror. Luego fue tomado por Karl Marx en “Das
Kapital”. Para Marx los dueños del capital supuestamente arman
una “superestructura ideológica” de dominación para sostener una
“infraestructura económica”. Entonces, todo el que quiere sostener
DEFENDIENDO A THEMIS 150
que lo que ganó es de él y no de otro, o que él tiene la libertad de
hacer de su propio patrimonio lo que le plazca, es automáticamente
designado como un “capitalista”.
Con eso, el término “capitalista” pasa a ser el estigma a endilgar
a cualquiera que piense naturalmente, y a convertir al
pensamiento natural en —supuestamente— una simple
superestructura ideológica. El más gigantesco “argumento ad
hominem” de la historia de la humanidad.
“Capitalismo” así pasó a ser desde su nacimiento una palabra
socialista para denominar a sus opositores, que supuestamente
eran —por definición— los dueños del capital aunque no lo
tuvieran, y que supuestamente usaban el capital para condicionar
inclusive el pensamiento de los explotados, que eran los socialistas
—aun cuando la experiencia muestre que los jerarcas socialistas
son multimillonarios prebendarios y dueños reales de todas las
empresas de los países que someten—. Eso llevó con el correr del
tiempo a que, cada vez que fracasan los experimentos socialistas, lo
imputen a que no fueron “ellos” sino “otros” los dueños del capital,
los cuales pasan a ser, por definición, “capitalistas”. Así, para
hablar del comunismo fracasado, sugieren que se trata de un
“capitalismo de Estado”, y deciden buscar otro sistema en donde
quienes tienen el capital no den instrucciones sobre cómo utilizarlo,
lo que es un imposible, salvo consiguiendo que el capital no sea de
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 151
nadie, ni siquiera del Estado. Ya se dirá en unos años que Fidel
Castro o Kim Jong Un eran “capitalistas”, y que por eso
fracasaron sus experimentos comunistas.
Con ese sencillo truco, además, apenas uno —queriendo
defender la Cristiandad— defiende el “capitalismo” es oído por un
pueblo que ya se ha embebido de esa visión distorsionada, como un
defensor de la explotación. El liberalismo clásico muchas veces
tomó como propia esa palabra estigmatizadora, y defendió el
“capitalismo” en lugar de defender los eternos valores de la vida, la
libertad, la propiedad, el respeto al prójimo, la igualdad de
oportunidades, la república, la limitación del poder estatal, etc.,
aceptando así de entrada que la visión socialista no es en realidad
la sencilla máscara ideológica de los depredadores de todos los
tiempos sino “otra” visión posible de la realidad, y peor aún, que la
de ellos es una visión “capitalista” y no “cristiana”.
Hay por ende un gigantesco error conceptual en la defensa del
capitalismo, y es el siguiente: En un sistema de libre mercado, el
“capitalismo”, en la acepción marxista del término, no existe. Es
un invento del comunismo. Simplemente al sistema tradicional de
respeto de los derechos individuales, se le endilgó injustamente el
tratarse de un sistema que conduce a la explotación de algunos (los
trabajadores) por parte de otros que son los grandes propietarios
del Capital (los capitalistas), que también supuestamente crearon
DEFENDIENDO A THEMIS 152
una inmensa “superestructura ideológica” para defender el
Capital.
Todo eso es falso. Lo que propiciamos tradicionalmente
(sacándole el mote comunista de “capitalismo” a esa propuesta) es
un sistema que reconoce a cada uno sus derechos individuales a la
búsqueda de la felicidad, para lo cual se debe respetar los medios
que permiten tal búsqueda: Vida, libertad y propiedad.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 153
IV.— LOS VALORES DE LA CRISTIANDAD
27.- La Cristiandad rechazada como distopía general
Debo volver al discurso de Alexander Solzhenitzyn alertando
sobre los problemas que había encontrado en nuestra Civilización.
Él, como Premio Nobel literario que salía de una distopía
comunista, con seguridad tenía en claro que si bien en las distopías
literarias más conocidas de ese entonces, los mundos que allí se
describían no eran muy distintos al que acababa de abandonar,
tampoco diferían demasiado de aquél que lo recibía.
Los elementos comunes de todas las distopías es que confluyen
en la anonadación de la individualidad en el colectivo a través de la
manipulación de los nacimientos, los abortos, la eutanasia, la
ruptura de la familia tradicional, el libertinaje, la droga, la
prohibición de los libros, y en general, en políticas estatales
tendientes a incentivar todo lo que impida a los hombres pensar y
paralelamente prohibir todo lo que los induzca a hacerlo o les
facilite el acceso a sistemas de pensamiento diferentes a aquéllos a
los que están acostumbrados, en los cuales es siempre un tercero el
que se dedica a indicar a las personas qué es lo que deben pensar,
cómo deben actuar y en qué o en quién deben creer o no creer. En
definitiva, modernas reediciones de la antiquísima receta romana
“panem et circenses”. Solamente que ni siquiera gasta el Estado en
DEFENDIENDO A THEMIS 154
proveer al circo, sino que incentiva a las personas a armar sus
propios circos creyendo con eso estar ejerciendo su libertad.
Primeramente hablaré de unas cuantas distopías literarias
necesarias para entender lo que luego veremos que está ocurriendo
a nivel mundial. Veamos las tres más conocidas, “Mundo Feliz” de
Aldous Huxley, “Fahrenheit 451” de Ray Bradbury, y “1.984” de
George Orwell para notar que en todas ellas el enemigo común es lo
que en este libro se llama la Cristiandad.
En el “Mundo Feliz” de Aldous Huxley, se expone así ese
mundo, por contraposición al “horrible” mundo anterior que se
enseña a los chiquillos más despiertos:
“…volviéndose después hacia los estudiantes, prosiguió
—: Lo que ahora voy a decirles puede parecer increíble. Pero
cuando no se está acostumbrado a la Historia, la mayoría de los
hechos del pasado parecen increíbles.
Y les comunicó la asombrosa verdad. Durante un largo período
de tiempo, antes de la época de Nuestro Ford, y aun durante
algunas generaciones subsiguientes, los juegos eróticos entre
chiquillos habían sido considerados como algo anormal (estallaron
sonoras risas); y no sólo anormal, sino realmente inmoral (¡No!), y,
en consecuencia, estaban rigurosamente prohibidos…
—Hasta a los adolescentes se les prohibía —siguió el DIC—; a
los adolescentes como ustedes…
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 155
—¡Es imposible!
—Dejando aparte un poco de autoerotismo subrepticio y la
homosexualidad, nada estaba permitido.
—¿Nada?
—En la mayoría de los casos, hasta que tenían más de veinte
años.
—¿Veinte años? —repitieron, como un eco, los estudiantes, en
un coro de incredulidad.
—Veinte —repitió a su vez el director—. Ya les dije que les
parecería increíble.
—Pero, ¿qué pasaba? —preguntaron los muchachos—. ¿Cuáles
eran los resultados?
—Los resultados eran terribles.”
En este mismo libro, poco más adelante y a propósito de la
prohibición de leer libros de Shakespeare que da el Interventor al
Salvaje que sí los leía, comparándolos con la supuesta perfección
del Mundo Feliz, leemos este diálogo:
“—¿Por qué no?
—Porque nuestro mundo no es el mundo de Otelo. No se pueden
fabricar coches sin acero; y no se pueden crear tragedias sin
inestabilidad social. Actualmente el mundo es estable. La gente es
feliz; tiene lo que desea, y nunca desea lo que no puede obtener.
Está a gusto; está a salvo; nunca está enferma; no teme la muerte;
DEFENDIENDO A THEMIS 156
ignora la pasión y la vejez; no hay padres ni madres que estorben;
no hay esposas, ni hijos, ni amores excesivamente fuertes. Nuestros
hombres están condicionados de modo que apenas pueden obrar de
otro modo que como deben obrar. Y si algo marcha mal, siempre
queda el soma (en el libro, la droga “perfecta” para no pensar). El
soma que usted arroja por la ventana en nombre de la libertad, Mr.
Salvaje. ¡La libertad!
—El Interventor soltó una carcajada—. ¡Suponer que los
Deltas pueden saber lo que es la libertad! ¡Y que puedan entender
Otelo! Pero, ¡muchacho!
El Salvaje guardó silencio un momento”.
También Ray Bradbury en Fahrenheit 451 pinta el mundo en el
que los bomberos se dedicaban a quemar libros en forma muy
parecida a la Sociedad que Solzhenitzyn había encontrado en
Occidente, ya que el Capitán Beatty decía hablando de una
disidente:
“Afortunadamente, los casos extremos como ella no aparecen a
menudo. Sabemos cómo eliminarlos en embrión. No se puede
construir una casa sin clavos en la madera. Si no quieres que un
hombre se sienta políticamente desgraciado, no le enseñes dos
aspectos de una misma cuestión, para preocuparle; enséñale sólo
uno o, mejor aún, no le des ninguno… Si el Gobierno es poco
eficiente, excesivamente intelectual o aficionado a aumentar los
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 157
impuestos, mejor es que sea todo eso que no que la gente se
preocupe por ello. Tranquilidad, Montag. Dale a la gente concursos
que puedan ganar recordando la letra de las canciones más
populares, o los nombres de las capitales de Estado, o cuánto maíz
produjo lowa el año pasado. Atibórralos de datos no combustibles,
lánzales encima tantos “hechos” que se sientan abrumados, pero
totalmente al día en cuanto a información. Entonces, tendrán la
sensación de que piensan, tendrán la impresión de que se mueven
sin moverse. Y serán felices, porque los hechos de esta naturaleza
no cambian.
No les des ninguna materia delicada como Filosofía o Sociología
para que empiecen a atar cabos. Por ese camino se encuentra la
melancolía. Cualquier hombre que pueda desmontar un mural de
televisión y volver a armarlo luego, y, en la actualidad, la mayoría
de los hombres pueden hacerlo, es más feliz que cualquier otro que
trata de medir, calibrar y sopesar el Universo, que no puede ser
medido ni sopesado sin que un hombre se sienta bestial y solitario.
Lo sé, lo he intentado ¡Al diablo con ello! Así, pues, adelante con
los clubs las fiestas, los acróbatas y los prestidigitadores, los coches
a reacción, las bicicletas helicópteros, el sexo y las drogas, más de
todo lo que esté relacionado con reflejos automáticos. Si el drama
es malo, si la película no dice nada, si la comedia carece de sentido,
dame una inyección de teramina. Me parecerá que reacciono con la
DEFENDIENDO A THEMIS 158
obra, cuando sólo se trata de una reacción táctil a las vibraciones.
Pero no me importa. Prefiero un entretenimiento completo”.
No es muy diferente la descripción de George Orwell del
distópico mundo de 1.984, en donde se sometía a la población a
controles aún mayores mientras se la entretenía con noticias
banales y pornografía:
“…el Ministerio no sólo tenía que atender a las múltiples
necesidades del Partido, sino repetir toda la operación en un nivel
más bajo a beneficio del proletariado. Había toda una cadena de
secciones separadas que se ocupaban de la literatura, la música, el
teatro y, en general, de todos los entretenimientos para los
proletarios. Allí se producían periódicos que no contenían más que
informaciones deportivas, sucesos y astrología, noveluchas
sensacionalistas, películas que rezumaban sexo y canciones
sentimentales compuestas por medios exclusivamente mecánicos
en una especie de calidoscopio llamado versificador. Había incluso
una sección conocida en neolengua con el nombre de Pornosec,
encargada de producir pornografía de clase ínfima…”
28.- La Cristiandad y su visión sobre la familia
Puede verse que uno de los puntos en común de todas las
distopías es el ataque sistemático a la familia tradicional. Y eso
tiene una explicación: Allí —valga la redundancia— se guarda la
tradición familiar, allí se disuade de la corrupción para mantener el
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 159
buen nombre familiar, allí nace el incentivo para acumular un
patrimonio que supere las propias necesidades.
La fuerza cohesiva de la familia es tan grande, que el mayor
experimento humano por suprimirla, que fue el iniciado
inmediatamente de la Revolución Rusa de 1.917, inspirado a Lenin
por dos conocidas activistas feministas y comunistas, Inessa
Armand y Aleksandra Kolontai, con una oleada de destrucción de
las familias como supuesto medio de “liberación” de las mujeres,
fracasó estrepitosamente. Como era de esperar, una institución
derivada de la experiencia de siglos de la humanidad mostró ser
mejor que otra derivada de la mente de burócratas. Wendy
Goldman, investigadora norteamericana, escribió un libro
denominado “Mujeres, Estado y Revolución”, en donde concluye
con que “fue una burla a la idea de que las mujeres eran personas
libres e independientes”, explicando que el régimen dio a los
hombres la excusa perfecta para abandonar a sus familias y que las
promesas de que el gobierno se haría cargo de los niños no se
cumplió. A poco andar, el experimento social fue abandonado.
A diferencia de la visión distorsionada de los comunistas Marx y
Engels, y de todos sus seguidores, si algo caracteriza a la familia
tradicional típica de la cristiandad, estable, exogámica, biparental,
monogámica, con roles claramente diferenciados y una
organización jerárquica —ideal compartido por muchas familias, sean
DEFENDIENDO A THEMIS 160
cristianas o no—, no es una “explotación heteropatriarcal” sino una
suave armonía que, como la luciérnaga que irrita al sapo solamente
porque brilla, en la fábula de Juan Eugenio Hartzenbusch que
relata José Ingenieros en “El hombre mediocre”, irrita a los
comunistas por establecer burbujas de amor recíproco.
El padre en una familia tradicional cuando la fortuna le sonríe
puede combinar su trabajo con sus descansos, sus hobbies, sus
deportes, su tiempo libre, sus reuniones con amigos. Pero en caso
de ser necesario, alegremente dejará de lado todo eso para trabajar
en beneficio de su esposa y sus hijos, sabiendo que ellos le
retribuirán ese sacrificio manteniendo la alegría, la belleza, la
armonía, el orden, la limpieza y el humor, dentro de su hogar con
un amor genuino, en un ámbito que ama ¿Cómo no considerar a ese
ámbito una propiedad, algo propio que defender? ¿Cómo no
recordar en las palabras de los queridos mayores, una tradición que
respetar? ¿Cómo no intentar mejorar tanto por la alegría de los
seres amados, como por el legítimo orgullo de sentirse querido y
admirado por ellos? ¿Cómo no intentar que al final de los días
propios, todo el fruto de ese trabajo quede para ellos?
Es muy claro que una sociedad armada como fractales a gran
escala del grupo familiar, no podrá ser jamás socialista ni
comunista, sino que estará conformada por grupos de células de
pequeños y grandes propietarios felices, al ver pasar los cuales los
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 161
resentidos de siempre —socialistas, comunistas, liberprogres y
todo tipo de pretensos intelectuales que al estarles vedados esos
placeres por su propia soberbia, detestan los pequeños gustos que
hacen la felicidad de la gente simple— mascullarán con un
resentimiento no exento de envidia “¡Pequeños burgueses!”.
Paradójicamente, puede decirse que si existe un lugar en donde
se practica exitosamente una suerte de “comunismo” que al ser
voluntario es lo opuesto al comunismo, es en el seno de una familia
bien constituida: Cada cual aporta al grupo familiar conforme a sus
posibilidades, y ese producido se distribuye entre todos conforme a
sus necesidades. El dinero ganado por los padres en este sistema,
suele pasar automáticamente a un fondo común destinado a
satisfacer las necesidades de toda esa pequeña comunidad
cohesionada tanto por el recíproco amor entre sus integrantes,
como por el genuino amor hacia sus queridos mayores ya fallecidos.
Pero el detalle fundamental de ser siempre actitudes voluntarias y
no coactivas es lo que hace que el comunismo odie a la familia
tradicional y la pretenda redefinir como un supuesto régimen de
explotación por parte del hombre hacia su esposa y sus hijos.
Ante los nuevos peligros de un poder estatal ilimitado basado
en la manipulación de las masas democráticas, los liberales clásicos
como Benjamin Constant hablaron de la religión, la fe, el localismo
y las tradiciones voluntarias de un pueblo como bastiones frente al
DEFENDIENDO A THEMIS 162
estado. Alexis de Tocqueville desarrolló esa postura constantiana,
convirtiéndose en el gran analista de su época y opositor al
creciente estado omnipresente y burocrático.
En esa misma época, en “La Cristiandad o Europa” el ya citado
poeta alemán Georg Philipp Friedrich von Hardenberg, Novalis,
exponía que “El Cristianismo tiene una triple configuración. Una
es el elemento procreativo de la religión, en cuanto alegría de toda
religión. Otra es la mediación en general, como fe en la plena
capacidad de todo lo terreno para ser vino y pan de la vida eterna.
Y otra, la fe en Cristo, en su Madre y en los Santos. Elegid la que
queráis, elegid a las tres, resulta indiferente; así os haréis cristianos
y miembros de una única comunidad eterna, beata hasta lo
inexpresable.
Un cristianismo realizado y devenido vital era la antigua fe
católica, la última de dichas configuraciones. Su omnipresencia en
la vida, su amor al arte, su profunda humanidad, la
indestructibilidad de sus matrimonios, su pro-humana
comunicabilidad, su alegría en la pobreza, la obediencia y la
fidelidad inconfundiblemente hacen de ella la verdadera religión y
albergan los rasgos fundamentales de su constitución. Purificada
por el flujo de los tiempos, dicha fe, en íntima e inseparable
conexión con las otras dos formas de cristianismo, llenará por
siempre de dicha el suelo terrestre”.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 163
En cambio liberales con veleidades “iluministas”, como
Jeremías Bentham o John Stuart Mill, contrapusieron no
solamente al individuo con el Estado sino también con todo otro
límite social. Mientras que el liberalismo clásico ve a los cuerpos
intermedios voluntarios, como las familias o las congregaciones
religiosas, como un resultado natural de la acción individual, y
como firmes barreras frente al Estado, ellos condenaron cualquier
conexión con la tradición social generada espontáneamente y con
la autoridad libremente aceptada. Mill por ejemplo, en su libro
“Sobre la libertad” dice que el jesuita es un “esclavo” de su orden,
desconociendo la radical diferencia existente entre un sistema
impuesto y otro asumido voluntariamente por el sacerdote al
tomar la libre decisión de adoptar los hábitos sacerdotales.
Otro liberal clásico, Ludwig Von Mises, adalid de la Escuela
Austriaca, expone en su obra “El socialismo” que los enemigos del
libre mercado lo son también de la familia: “Las propuestas de
transformación de las relaciones entre los sexos han ido siempre de
la mano con los planes de socialización de los medios de
producción”… “el amor libre es la solución del socialista para los
problemas sexuales”. Y también, cuando el feminismo recién nacía,
proféticamente Von Mises decía: “Cuando el feminismo ataca las
instituciones de la vida social bajo la impresión de que así será
capaz de derribar las barreras naturales, se convierte en un hijo
DEFENDIENDO A THEMIS 164
espiritual del socialismo”.
También Friederich Von Hayek, en una definición propia del
conservadurismo que caracteriza a este autor pese a su negativa de
serlo, se expide así en “La fatal arrogancia”: “Aunque se supone
que el concepto de “liberación” es nuevo, sus demandas de
exoneración de las costumbres morales son arcaicas. Los que
defienden esta liberación podrían destruir las bases de la libertad y
romperían los diques que impiden que los hombres dañen
irreparablemente las condiciones que hacen posible la civilización”.
Y Robert P. George en su libro “¿Qué es el matrimonio?, dictamina
que “El gobierno limitado no puede mantenerse allí donde colapsa
la cultura del matrimonio, y las familias, o bien no llegan a
formarse, o bien se disuelven”. El “nuevo desorden amoroso”, que
ellos celebran como conquista libertaria, al final se traduce en
volatilidad de las familias (aumento de los divorcios,
monoparentalidad, etc.). Y, cuanto más frágiles sean las familias,
más serán los individuos en situación de vulnerabilidad, a los que el
Estado tendrá que auxiliar con sus servicios. A menos familia, más
Estado”.
Esa percepción de disolución de la familia tradicional también
es denunciada por Hans- Herman Hoppe, quien en su obra
“Monarquía, Democracia y Orden Natural” habla de la
“descivilización” como parte de los problemas, destacando que el
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 165
enemigo es la “… decadencia familiar, el divorcio, la bastardía, la
pérdida de autoridad, el multiculturalismo, los estilos de vida
extravagantes, la desintegración social, el sexo y el crimen”,
preocupándose por el “…aumento de todos los indicadores de
desintegración y disfuncionalidad de la familia (tasas de divorcio,
bastardía, abusos infantiles y conyugales, familias monoparentales,
soltería, estilo de vida excéntricos y aborto)”, quejándose de “la
vulgaridad, la obscenidad, la profanación, el uso de drogas, la
promiscuidad, la pornografía, la prostitución, la homosexualidad,
la poligamia, la pedofilia o cualquier perversión o anormalidad
concebible”.
Hoppe también ve con claridad que el mantenimiento de la
Cristiandad —básicamente, de la familia tradicional— es la mejor
respuesta contra el totalitarismo estatal, y explica que “Las
utopías no pueden cambiar el hecho de que el mantenimiento de las
instituciones básicas del Estado de bienestar contemporáneo y el
deseo de volver a las familias, normas y conductas tradicionales,
son metas incompatibles”, y destaca que “…se equivocan
queriendo sintetizar economía de mercado y el
multiculturalismo… la degeneración moral y la decadencia
cultural que nos rodean —los signos de la descivilización— son, si
no totalmente al menos en parte, las consecuencias inevitables del
Estado de bienestar y sus instituciones centrales”.
DEFENDIENDO A THEMIS 166
29.- La Cristiandad, la superación personal y la pobreza
El cristianismo predica la superación personal, no la
anonadación, el pobrismo ni el igualitarismo. No olvidemos la
citada parábola de los Trabajadores de la Hora Nona en donde al
decir “¿No puedo hacer yo con lo mío lo que quiero? ¿O es que vas
a ver con malos ojos que yo sea bueno?”, Jesucristo defiende el
derecho del patrón de usar y disponer de su propiedad beneficiando
en forma desigualitaria, justamente invocando para ello su derecho
de propiedad, mientras cumpla con lo prometido.
Igual filosofía surge de la Parábola de los Talentos, según la cual
a cada uno se le exigirá más cuanto más talentos le hayan
concedidos. Es de destacar que en esa parábola el señor que había
dado los talentos, premia más al que más dinero había ganado, y
castiga al que no había trabajado para hacer rendir los talentos
otorgados. Hasta sugiere poner el dinero a interés.
Y fundamentalmente, Jesucristo enseñaba a sus discípulos “No
juzguéis y no seréis juzgados, porque con el juicio con que juzguéis
seréis juzgados, y con la medida con que midáis seréis medidos.
¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no
reparas en la viga que hay en tu ojo?” Es quizá el mejor resumen
posible de una filosofía sanamente liberal, severa pero tolerante, y
antitotalitaria por definición.
Deberé entonces referirme en especial al episodio del Joven Rico,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 167
ya que siempre, sea para alabar la pobreza o la riqueza, el
altruismo o el egoísmo, la religión o el ateísmo, para elogiar a la
Iglesia o para criticarla, se recuerda este episodio como ejemplo de
la presunta incompatibilidad de las enseñanzas de Jesucristo con la
natural y respetable búsqueda de progreso y prosperidad por
medios lícitos que caracteriza al género humano.
Creo que todo es parte de un garrafal equívoco que se debe
aclarar, ya que las explicaciones que pretenden referir las palabras
de Jesucristo a la “pobreza espiritual” constituyen una explicación
insuficiente, propia de izquierdistas vergonzantes: Si se quiere
hacer una lectura equivocada pero honesta de los textos, para ser
coherentes con su errada interpretación deberían salir
inmediatamente a vender sus bienes y distribuir su producido entre
los pobres, y ninguno quiere hacerlo. Los izquierdistas quieren
criticar los éxitos ajenos en la lucha contra la pobreza, diciendo que
supuestamente Jesucristo ha dicho que ésos no entrarán en el reino
de los cielos, pero como a su vez no están dispuestos ellos mismos a
desprenderse de sus bienes materiales, refieren la riqueza y la
pobreza al ámbito espiritual.
No es así. Los textos claramente hablan de la riqueza material,
nos guste o no, y desentrañar su sentido es esencial. Yo no quiero
dejar de ser cristiano por buscar lo mejor para mí y mi familia, ni
considero que hacerlo sea de mal cristiano, o que me deba convertir
DEFENDIENDO A THEMIS 168
en protestante, ateo, randiano, populista, socialista o comunista
para estar de acuerdo con las enseñanzas de Jesucristo. Por eso
destaco que a mi juicio es muy claro que en todas las versiones del
famoso pasaje hay dos momentos y dos respuestas diferentes, una
sobre qué es necesario para acceder al Reino de los Cielos, y otra
sobre qué es necesario para obtener ahí un tesoro, esto es, para ser
uno de los preferidos de Dios.
Glosaré las tres versiones del episodio, obrantes en los
Evangelios Sinópticos de San Marcos, San Lucas y San Mateo,
para demostrar que de los tres se desprende que para acceder al
Reino de los Cielos se debe seguir los Mandamientos. Aguzando la
respuesta, para obtener un lugar preferencial, un tesoro allí,
sugiere que quien quiera seguir ese camino se convierta en su
discípulo, esto es, en un sacerdote, entregue sus bienes —que es
justamente lo que estos hacen con el voto de pobreza—, tome su
cruz y lo siga predicando su palabra.
Veamos cómo lo expone San Marcos, en una forma bastante
explícita para diferenciar los dos momentos. Dice su diálogo:
“—Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
— Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No
hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre
y a tu madre.
— El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 169
guardado desde mi juventud.
— Entonces Jesús, mirándole, le amó”.
Jesús/Dios seguramente aún antes de la contestación, ya
conocía su valor, y amaba a esta persona porque cumplía fielmente
con los mandamientos. Y por eso quiso convertirlo en su apóstol, y
fue a la segunda parte:
“... y le dijo: — Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes,
y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme,
tomando tu cruz”.
Lo que le faltaba, no era algo que necesitara para salvarse, sino
para tener un tesoro en el cielo. Lo estaba invitando a ser uno de
sus elegidos.
San Lucas es un poco menos claro en separar los dos momentos,
pero quedan bastante diferenciados:
“— Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
Jesús le dijo:
— ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino solo Dios. ...
Los mandamientos sabes: “No adulterarás; no matarás; no
hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre”.
— Él dijo:
— Todo esto lo he guardado desde mi juventud”.
Aun cuando aquí no aparece tan claro como en el anterior para
qué le pedía que vendiera sus bienes, el concepto es el mismo, y lo
DEFENDIENDO A THEMIS 170
aclara: Para tener un tesoro en el cielo. Oigamos:
“Al oír esto, Jesús le dijo:
— Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes y dalo a los
pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme”.
¿Por qué le dijo que vendiera todo y que lo siguiera, cuando oyó
que era casi santo? Para convertirlo en su apóstol. Era lo único que
le faltaba. No le pedía eso porque considerara que fuera eso un
requisito necesario para heredar la vida eterna.
Y en donde más claro está la diferencia de momentos es en San
Mateo:
“—Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?
... Él le dijo:
— ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino uno: Dios.
Pero si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos”.
Clarísimo. Y sigue preguntando el Joven Rico:
“... Le preguntó:
— ¿Cuáles?
Y Jesús le contestó:
— No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso
testimonio. Honra a tu padre y a tu madre. Y amarás a tu prójimo
como a ti mismo.
... El joven le dijo:
— Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 171
falta? “
Y viene aquí la contestación, que ya no es para salvarse, para
entrar en el Reino de los Cielos, para alcanzar la vida eterna, sino
para ser perfecto y no solo tener el cielo, sino un tesoro en el cielo,
convirtiéndose en un apóstol de Él:
“... Jesús le dijo:
— Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los
pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme”.
Puede verse con claridad que de la desapasionada lectura de los
tres Evangelios Sinópticos, surgen las conclusiones que yo puse
más arriba y que reitero: Si quieres entrar en la vida eterna, guarda
los mandamientos. Si quieres más que eso, quieres ser perfecto,
anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el
cielo; y ven, sígueme. Esto es, conviértete en uno de mis sacerdotes.
Eso último es lo único que, y con tristeza, no quiso hacer el Joven
Rico. Y Jesús, que expresamente se dice que lo amó por su
perfección moral, quedó muy triste de que no aceptara ser uno de
sus apóstoles.
30.- La Cristiandad, la moral de límites y la de objetivos
En los párrafos anteriores encontramos bien diferenciadas dos
concepciones de lo que debe hacer el ser humano, una sobre la base
de límites del deber (“guarda los mandamientos”), y otra sobre la
base de objetivos de perfección (“Si quieres ser perfecto, anda,
DEFENDIENDO A THEMIS 172
vende lo que tienes”). Pero Jesucristo aclaraba que la primera era
la condición para entrar en el Reino de los Cielos, y la segunda era
un objetivo sugerido, a ser aceptado voluntariamente o no, y no ya
para entrar en el Reino de los Cielos sino para ser perfecto. La
confusión de ambos conceptos de moral es base de todo
totalitarismo, ya que cuando se exorbita la postura de imponer
unos ciertos límites, no trasgredidos los cuales el hombre es libre de
hacer lo que quiera, y se le intenta imponer coactivamente los
objetivos del gobernante, se desconoce la libertad intrínseca del ser
humano.
Como exponía en mis libros jurídicos “Las vendas de nuestra
falsa Themis” y sobre todo “Descubriendo a Themis”, Lon Fuller,
debemos a un gran filósofo del Derecho norteamericano y uno de
los autores del renacimiento de la filosofía del Derecho Natural,
esta distinción que efectúa en su libro “La moral del Derecho”, que
considero esencial en materia de filosofía moral y política, y que
normalmente no están bien diferenciadas.
Hay dos concepciones de moral primas entre sí, que Lon Fuller
llama “moral de deber” y “moral de aspiración”, y que yo prefiero
por cuestiones de claridad denominar “moral de límites” y “moral
de objetivos”. La primera considera moral toda acción que no vaya
contra unas pocas prohibiciones, en cambio la segunda considera
moral solamente una acción que coincida con los objetivos del
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 173
moralista. La primera es una moral realmente liberal —y de paso,
la implementación de la cristiana norma dada por Jesucristo de no
juzgar para no ser juzgados—, y la segunda es la pretensión moral
de todos los totalitarismos: Debes odiar a los monarcas y a los
nobles, debes ser ateo, debes ser religioso. Otros “imperativos
morales” de esta totalitaria “moral de aspiración” o “de objetivos”
indican que debes ser gimnasta, debes ser ario, debes amar a los
judíos, debes odiar a los judíos, debes amar a los negros, debes
odiar a los negros, debes amar a los homosexuales, debes odiar a los
homosexuales, debes ser egoísta, debes ser altruista, debes rechazar
el altruismo, debes buscar el interés material, debes... debes...
debes. Forman así quienes predican morales de aspiración o de
objetivos, fanáticas sectas tan totalitarias como las que combaten.
Por ejemplo, desde el grupo de Ayn Rand se enseña otra moral
de objetivos autoproclamada “racionalista” y “objetivista”:
“Debes ser egoísta”. “Debes rechazar el altruismo”. “Debes
rechazar la religión”. Por ello quisieron prohibir al gran
economista liberal Murray Rothbard continuar su idilio con su
esposa, “acusándola” por ser cristiana, y por eso él abandonó el
grupo. Aclaró Rothbard que el randianismo, al pretender
pontificar sobre como “debe” actuar un hombre, “¡de hecho niega
todo individualismo por completo!”.
En un reportaje Ayn Rand dice que “El capitalismo no puede
DEFENDIENDO A THEMIS 174
funcionar según una moralidad que afirma que es tu deber el servir
a otros; en cuanto introduces un elemento de deber, estás en el
camino del comunismo”. Aquí ella ataca la base del liberalismo.
Justamente el liberalismo implica servir al otro como medio para
su propia superación: Mientras mejor se sirva al demandante,
mayores ganancias obtiene el oferente.
Y si bien avizoró el peligro de una moral de aspiración u
objetivos, le faltó sentido autocrítico para descubrir que la suya,
pretendidamente “racional”, era una moral tan totalitaria como la
que combatía, y que al afirmar que su “hombre ideal” debía ser
egoístas, introducía también un elemento de deber. En cambio la
moral cristiana, bien entendida como “No juzguéis y no seréis
juzgados”, constituye una “moral de límites” o “moral de deber”,
esto es, que simplemente fija unos cuantos límites a observar, y
dentro de ellos es mucho más liberal que cualquier moral randiana.
“Ama, y haz lo que quieras”, decía San Agustín en su “Séptima
homilía sobre la Primera carta de San Juan”. Ser egoísta o ser
altruista es decisión de cada uno. Nadie debe meterse en la vida, la
libertad y la propiedad ajena para pontificar qué debe hacer con
ella. Si actúa dentro de los límites de no dañar al prójimo, la
evaluación de su conducta corresponde a Dios y no a los hombres.
31.- La Cristiandad, el liberalismo y la justicia
Pocas dudas pueden caber ya de la superioridad técnica del
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 175
mercado libre para conducir al crecimiento económico, por lo que
la izquierda cambió el eje de la lucha al terreno moral. Los
pensadores de izquierda dejaron de utilizar las apocalípticas
imágenes de Marx del liberalismo como un sistema de paro y
recesión, y ahora critican que genera una “Sociedad de Consumo”,
con grandes beneficios para unos pocos y supuestos grandes
perjuicios para la mayoría, que —también supuestamente—
demostrarían su inferioridad ética y lo descalificarían.
Para refutar teóricamente este parecer seleccionaré a otro autor
liberal, Robert Nozick, porque elude cualquier crítica al conceder
de entrada al interlocutor que su postura, sea cual fuere, ha
triunfado y realizando su utópica sociedad ideal. Y a partir de ello,
demuele cualquier criterio de justicia que no sea simplemente
respetar las decisiones del mercado, recurriendo al hipotético
basquetbolista Wilt Chamberlain, y mostrando disyuntivas que
carecen de solución salvo aceptando la libertad. Supongamos
—dice Nozick— que la situación original es justa según cualquier
principio de justicia que se postule como “acertado”, y veamos la
influencia de la aparición de Wilt Chamberlain, un jugador
excepcional, cuyo talento atrae a una multitud considerable y al
que un club acuerda el 25% de los ingresos recogidos en cada uno
de los partidos en los que él participa. Todas las semanas, acuden
decenas de miles de espectadores, y al poco tiempo la sociedad deje
DEFENDIENDO A THEMIS 176
de ser “justa” conforme a los parámetros originales, justamente
como consecuencia de la euforia desatada por ver a Chamberlain en
acción. ¿Qué hacer?
Revela así una contradicción insoluble en cualquier sistema no
liberal clásico. Por hipótesis la situación inicial era justa, y ha
mutado voluntariamente, pues los espectadores, en lugar de otros
bienes supuestamente mejores, prefirieron transferir parte de sus
bienes a Wilt Chamberlain, que gracias a ello llegó a ser
fabulosamente rico, en violación del principio de justicia original,
sea éste cual fuere en un primer momento. Para respetar este
supuesto principio de justicia, debería inevitablemente impedirse
innumerables transacciones voluntarias, prohibirlas o anular sus
efectos. Concluye diciendo Nozick que “Ningún principio de
justicia final o configuracional puede ser realizado de manera
continua sin interferencia continua con la vida de la gente”.
Concluye: “Si cometer una injusticia es atacar los derechos
fundamentales de los individuos, la justicia consiste en respetarlos,
y por ende es justo todo aquello que resulta del libre ejercicio de los
derechos inviolables de cada uno.
Igualmente decía yo en “Las vendas de nuestra falsa Themis”
que “Ninguna riqueza es de por sí injusta si proviene de la suma de
voluntades libres de pagar en cada operación individual las sumas
que se le pide, ya que en cada caso individual quien las pagó
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 177
subjetivamente consideró que lo que recibía era más valioso que lo
que entregaba (es por eso que realizó su operación). En
consecuencia, luego de una operación libremente concertada y
fielmente cumplida, cada uno de los cocontratantes es
subjetivamente más rico que antes de ella”.
32.- La Cristiandad, la prosperidad y la caridad cristiana
Mirando retrospectivamente, me doy cuenta que la apología de
la libertad económica que hacía en mis libros anteriores era tan
irrefutable como éticamente insuficiente, y eso me lleva ahora a
una ampliación. Hay gente marginada del mercado, las más de las
veces paradójicamente como consecuencia de la legislación
pergeñada para protegerlos. Los menos dotados física, intelectual,
volitiva o emocionalmente, como suelen ser los más pobres, los
niños, los ancianos o los discapacitados, a veces no tienen qué
ofrecer al mercado por su falta de conocimientos o habilidades para
interactuar en dicho ámbito ofreciendo bienes o servicios. Para
asegurar que también el mercado soluciona esto debemos recordar
que “mercado libre” es una generalización, una hipóstasis de
millones de decisiones y acciones humanas. Es el portentoso
accionar de individuos únicos e irrepetibles en todo su esplendor,
seres humanos que mueven montañas conforme a sus propios
criterios y parámetros, valoraciones, amores y odios, emociones,
decisiones racionales y aun irracionales.
DEFENDIENDO A THEMIS 178
En un mercado libre, los beneficiarios del sistema rápidamente
encuentran que la satisfacción de los intereses espirituales,
incluyendo mejorar el nivel general de vida de los más necesitados,
constituyen quizá la mejor aplicación a dar al dinero. En la caridad
se puede obtener prestigio, tranquilidad espiritual, emoción, y un
sentido de la vida. En un mercado libre, la ley de la utilidad
marginal decreciente lleva rápidamente a los beneficiarios del
sistema a ser caritativos, ya que a diferencia de los bienes
materiales, la caridad proporciona beneficios espirituales
inagotables. A ellos se refería Jesucristo cuando hablaba de
concedernos “el ciento por uno en esta vida, y después la vida
eterna”.
Prevengo una vez más contra la aceptación irrestricta del
pensamiento de Ayn Rand. Dije antes que conforme a Lon Fuller,
existen dos concepciones morales diferentes, primas entre sí, una
llamada “moral de deber” y otra “moral de aspiración”. La
primera considera moral toda acción que no vaya contra unas
pocas prohibiciones y por eso prefiero llamarla “moral de límites”,
en cambio la segunda considera moral solamente una acción que
coincida con la aspiración del moralista y por eso prefiero llamarla
“moral de objetivos”. La primera es una moral realmente liberal (y
de paso, cristiana), la segunda —incluyendo ahí a Ayn Rand— es
una moral totalitaria en cuanto propicia el egoísmo y no la libertad
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 179
de ser egoísta o lo que ella llama ser “altruista” en una definición
claramente confusionista.
Ayn Rand, siguiendo una desafortunada definición de un
sociólogo totalitario, Augusto Comte, entendía por “altruismo”
algo así como “poner los intereses de otros por encima de los tuyos,
existir por el bien de los demás”. Al margen de las profundas dudas
praxeológicas que provoca esta esquizofrénica definición —ya que
nadie hace algo que no quiere hacer, y si lo hace nadie tiene derecho
a cuestionar en qué usó el vecino su propio tiempo, dinero, bienes o
servicios— la pregunta es otra: Cumplido el mínimo moral exigible,
es decir, realizando una conducta que no sea ilícita ¿Alguien puede
cuestionar qué hace el vecino con lo propio? ¿No consiste
exactamente en eso el derecho de propiedad? ¿En poder usar lo
propio para lo que uno quiera?
Si alguien, con dinero adquirido legítimamente, quisiera
solazarse comiendo una apetitosa comida en un restaurante de
moda, o mirando a un eximio deportista, Rand lo aceptaría
gustosa: Ese dinero es suyo. Pero… ¿Y si quiere usarlo para obras
de caridad? … ¿Quién es Rand para juzgar si alguien está usando
su dinero según parámetros diferentes a los de ella? ¿No es su
dinero? Más liberal, Jesucristo decía a los Trabajadores de la Hora
nona “¿No puedo hacer yo con lo mío lo que quiero? ¿O es que vas
a ver con malos ojos que yo sea bueno?”
DEFENDIENDO A THEMIS 180
El altruismo bien entendido es simplemente la benevolencia que
Rand acepta, y no la esquizofrenia autodestructiva que describe.
La caridad es otra manifestación de la libertad y la propiedad,
perfectamente válida, y solamente tiene mala prensa entre los
liberales por confusión con su antítesis, la exacción. Pero un
verdadero altruismo solamente puede hacerse disponiendo de sus
propios bienes, no de los ajenos. Hablar de una supuesta “caridad”
o altruismo compulsivos olvida que solamente una acción
voluntaria puede ser virtuosa. La voluntariedad es lo que
diferencia una noche de amor de una violación.
Bien dice Federico Bastiat: “Nosotros también deseamos ver a
los individuos, a las familias, a las naciones asociarse, ayudarse
mutuamente, socorrerse en el penoso viaje de la vida mortal.
Nosotros también sentimos palpitar nuestro corazón y correr
nuestras lágrimas con el relato de acciones generosas… (pero) La
fraternidad es espontánea o no lo es. Decretarla es aniquilarla”.
Con tan solo decretar una desgravación impositiva del cien por
ciento de la inversión en caridad, el mercado solucionaría en un
santiamén los problemas —que serían marginales— de las
personas que carecen de aptitudes para generar bienes o servicios
que puedan aportar en beneficio de los demás.
33.- La Cristiandad en la base del liberalismo clásico
El amor al prójimo, que fue una de las enseñanzas esenciales de
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 181
Jesucristo, se fue a veces perdiendo en medio de discusiones
teológicas bizantinas, y puesto que esa parte esencial de su mensaje
había quedado minimizada, fue rescatada por los pensadores
liberales. El “Elogio de la Locura” de Erasmo de Rotterdam, los
alegatos sobre la tolerancia y caridad de Francisco de Vitoria,
Bartolomé de las Casas y Francisco Suárez, la “Carta de la
Tolerancia” de John Locke, el ensayo “De los delitos y de las
penas” de Cesare Beccaria, demuestran a las claras la benéfica
influencia del liberalismo tradicional en la suavización del
cristianismo de la época. Era el enfoque que quizá en algún
momento le faltaba a la Iglesia, que volvía a sus orígenes y
recuperaba su esencia.
Nacida en el ámbito económico y en sintonía con las enseñanzas
de Jesucristo al decir “¿No puedo hacer yo con lo mío lo que
quiero?” o “No juzquéis y no seréis juzgados”, la frase “Laissez
faire et laissez passer, le monde va de lui même” (dejad hacer,
dejad pasar, el mundo va por sí mismo), usada por primera vez por
el fisiócrata Vincent de Gournay contra el intervencionismo estatal,
pronto fue más allá hasta convertirse en el feliz y difundido lema
del auténtico liberalismo. Otro liberal clásico, Dugald Steward, lo
recalca en su “Memoria biográfica de Adam Smith”: “Poco más es
necesario para llevar a un estado a su máximo nivel de opulencia
desde el más bajo barbarismo, salvo paz, bajos impuestos y una
DEFENDIENDO A THEMIS 182
administración tolerable de justicia: el resto lo traerá el curso
natural de las cosas”. Es que el cristianismo, en contra de la
opinión común actual, predicaba justamente seguir unas pocas
reglas y luego de ello… ¡Dejar hacer, dejar pasar!: “Ama, y haz lo
que quieras”, decía San Agustín. El cristianismo predica desde los
Diez Mandamientos lo que definiremos como “moral de límites”, y
no “moral de objetivos”. Aconseja pero no impone.
El cristianismo se conformaba desde siempre con que sus
feligreses siguieran unos pocos mandamientos. Así,
tradicionalmente ni combatió la riqueza, ni exaltó la pobreza como
un valor en sí, ni menos aún la comunidad forzosa de bienes.
Francisco de Vitoria, uno de los fundadores de la Escuela de
Salamanca, decía con claridad que “Si los bienes se poseyeran en
común serían los hombres malvados e incluso los avaros y ladrones
quienes más se beneficiarían. Sacarían más y pondrían menos en el
granero de la comunidad”.
Gracias a su aporte liberal y en contra de la opinión
generalizada entre los no cristianos, la Iglesia, ya apaciguados los
reinos cristianos, no tiene ahora ninguna aspiración de regir la
totalidad de la vida de los demás y mucho menos la de los no
cristianos. Y es lógico que así sea. No tendría sentido predicar la
Caridad sin aceptar que se generase riqueza individual para ayudar
a los pobres, porque ni los ricos existirían en un mundo sin riqueza,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 183
ni podrían ayudar a los pobres a dejar de serlo si antes no
consiguieran qué entregarles. Tampoco tendría sentido alentar la
caridad individual, si ya antes se hubiera obligado a todos a
aportar al granero de la comunidad. Y a la vez ninguno de estos
remedios a la pobreza —ni siquiera la comunidad forzosa de
bienes— tendría sentido si la pobreza fuera de por sí una virtud.
Aclaro esto porque últimamente la Iglesia y sus detractores
asumen erróneamente que el cristianismo ensalza la miseria y la
comunidad de bienes, que cuando no es voluntaria es propiciar la
violencia, la codicia de bienes ajenos y el despojo.
Con perspicacia, Alberto Benegas Lynch (h) en un artículo
denominado “Pobreza: dos perspectivas opuestas dentro de la
Iglesia”, publicado en Infobae y que gentilmente me facilitara
luego de leer un primer borrador de este libro, expone que existe un
milenario contrapunto respecto a interpretaciones disímiles de
temas teológicos, y en particular sobre la idea de pobreza, que nace
desde las épocas en que mientras Pablo de Tarso exaltaba el dinero
bien habido (Segunda Epístola a los Tesalonicenses, 3: 8/10, 11 y
12), Santiago El Mayor exaltaba la pobreza material (Epístola de
Santiago, 5: 1), recordando que con sus vacilaciones, la Iglesia
tradicional apostó por la interpretación de Pablo y no por la de
Santiago. Esto es, que es contraria al pecado, y no de por sí a la
riqueza bien lograda.
DEFENDIENDO A THEMIS 184
Benegas Lynch (h) reafirma su visión citando párrafos de León
XIII en la Encíclica “Rerum Novarum”: “Quede, pues, sentado
que cuando se busca el modo de aliviar a los pueblos, lo que
principalmente, y como fundamento de todo se ha de tener es esto:
que se ha de guardar intacta la propiedad privada… Afánense en
verdad, los socialistas; pero vano es este afán, y contra la
naturaleza misma de las cosas. Porque ha puesto en los hombres la
naturaleza misma grandísimas y muchísimas desigualdades. No
son iguales los talentos de todos, ni igual el ingenio, ni la salud ni la
fuerza; y a la necesaria desigualdad de estas cosas le sigue
espontáneamente la desigualdad en la fortuna…”.
También cita a Pío XI en “Quadragesimo Anno”: “Socialismo
religioso y socialismo cristiano son términos contradictorios; nadie
puede al mismo tiempo ser buen católico y socialista verdadero”, y
a Juan Pablo II en la “Centesimus Annus”, cuyas sabias
reflexiones se recordará al explicar por qué la Iglesia debe defender
la Cristiandad, bien entendida como liberalismo clásico. Y puedo
agregar en un sentido concordante a Benedicto XVI en su “Caritas
in veritatis”, que será transcripta en extenso más abajo como
muestra de la última postura del Papado a favor del mercado libre.
34.- La Cristiandad, la caridad y la coerción
La Cristiandad, según se desarrollará, está fuertemente
amenazada, y con ella también, muchas veces sin entenderlo, el
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 185
liberalismo nacido de ella y que se nutre de sus valores.
Multiculturalismo mal entendido, feminismo, abortismo,
gerontocidio disfrazado de “eutanasia”, islamismo, orientalismo,
satanismo, son todas cabezas de la misma hidra. Al margen de lo
respetable de algunas de sus reivindicaciones, la forma en que han
sido utilizadas es nefasta, ya que no buscan una rectificación
puntual de rumbos parcialmente equivocados, sino la destrucción
de la Civilización que, con sus imperfecciones propias de toda obra
humana, constituyen el tesoro adquirido a lo largo de siglos.
La dilapidación de ese tesoro es la mejor garantía de extinción
de una sociedad, aun cuando se pretenda, como con los venenos,
recubrir esas enseñanzas disolventes con una cobertura atractiva y
supuestamente libertaria. El cristianismo no puede ser separado de
la Civilización Occidental sin que la misma derive en otra cosa
totalmente diferente, en una distopía totalitaria. Es hora de cerrar
la artificial brecha abierta entre el cristianismo y su más preciado
fruto, el liberalismo.
En última instancia, todo esto de la presunta incompatibilidad
del cristianismo con el liberalismo siempre ha derivado de
considerar, quizá originariamente con buenas intenciones, que la
caridad hacia el prójimo puede ser impuesta por la fuerza de un
régimen estatal, y no ser consecuencia de una decisión virtuosa y
voluntaria.
DEFENDIENDO A THEMIS 186
Afortunadamente Benedicto XVI en su Encíclica “Caritas in
veritatis” aclaró que el acento eclesiástico en la caridad no significa
en modo alguno propiciar la falsa “caridad” de la izquierda, de
quedarse con fortunas ajenas con el cuento de una “redistribución”
que ahuyenta la inversión y todos los recursos productivos, y que
para peor, jamás llega a otras personas que los gobernantes de
turno. Dijo este Papa que “La Iglesia no tiene soluciones técnicas
que ofrecer y no pretende “de ninguna manera mezclarse en la
política de los Estados”. No obstante, tiene una misión de verdad
que cumplir en todo tiempo y circunstancia en favor de una
sociedad a medida del hombre, de su dignidad y de su vocación”.
En párrafos que enaltecen al mercado libre, dice Benedicto XVI
que “Si hay confianza recíproca y generalizada, el mercado es la
institución económica que permite el encuentro entre las personas,
como agentes económicos que utilizan el contrato como norma de
sus relaciones y que intercambian bienes y servicios de consumo
para satisfacer sus necesidades y deseos. El mercado está sujeto a
los principios de la llamada justicia conmutativa, que regula
precisamente la relación entre dar y recibir entre iguales”.
Si bien expone que “…la doctrina social de la Iglesia no ha
dejado nunca de subrayar la importancia de la justicia distributiva
y de la justicia social para la economía de mercado…” poco más
adelante acentúa que la misma debe fundarse más en la caridad
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 187
que en el asistencialismo al decir que “… “No se trata sólo de
remediar el mal funcionamiento con las ayudas. No se debe
considerar a los pobres como un “fardo”, sino como una riqueza
incluso desde el punto de vista estrictamente económico. No
obstante, se ha de considerar equivocada la visión de quienes
piensan que la economía de mercado tiene necesidad estructural de
una cuota de pobreza y de subdesarrollo para funcionar mejor. Al
mercado le interesa promover la emancipación, pero no puede
lograrlo por sí mismo, porque no puede producir lo que está fuera
de su alcance. Ha de sacar fuerzas morales de otras instancias que
sean capaces de generarlas”, y que “… “ se debe tener presente que
separar la gestión económica, a la que correspondería únicamente
producir riqueza, de la acción política, que tendría el papel de
conseguir la justicia mediante la redistribución, es causa de graves
desequilibrios”.
Más aún, elogia a los empresarios al decir que “La Iglesia
sostiene siempre que la actividad económica no debe considerarse
antisocial… La sociedad no debe protegerse del mercado, pensando
que su desarrollo comporta ipso facto la muerte de las relaciones
auténticamente humanas”. .. “El sector económico no es ni
éticamente neutro ni inhumano o antisocial por naturaleza. Es una
actividad del hombre y, precisamente porque es humana, debe ser
articulada e institucionalizada éticamente”.
DEFENDIENDO A THEMIS 188
No ataca la mentalidad empresaria sino la falta de ética, cuando
dice que “…no se pueden olvidar o debilitar los principios
tradicionales de la ética social, como la trasparencia, la honestidad
y la responsabilidad…” continuando con la prédica de la caridad
voluntaria diciendo que “…en las relaciones mercantiles el
principio de gratuidad y la lógica del don, como expresiones de
fraternidad, pueden y deben tener espacio en la actividad
económica ordinaria. Esto es una exigencia del hombre en el
momento actual, pero también de la razón económica misma. Una
exigencia de la caridad y de la verdad al mismo tiempo”.
Así aclarada la postura eclesiástica, debe reafirmarse la fuerza
de la caridad, y entender que la única caridad virtuosa —y la única
real— es la de quien puede hacer algo o rehusar hacerlo, esto es, la
de quien es libre. En la voluntariedad está la diferencia entre una
noche de amor y una violación, entre un acto de caridad y un robo,
entre una inmolación y un homicidio. Así, el cristianismo requiere
necesariamente la libertad. Cuando algún sacerdote habla de
socialismo como método para beneficiar a los necesitados, reniega
de sus raíces. Y al decir (sin distinguir los dos tipos de liberalismo)
que el liberalismo es incompatible con las enseñanzas cristianas,
reniega de su propia esencia.
El verdadero pensamiento cristiano de la caridad solamente
cobra sentido cuando es libre, voluntario, personal y afecta a uno
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 189
mismo en su persona o en sus bienes. Cuando es un pedido interno y
personal de perfeccionamiento espiritual propio y no una exigencia
externa. ¿Qué clase de altruismo o de sacrificio es regalar lo ajeno?
¿O desprenderse coactivamente de lo propio? Al revés, el único
sacrificio real es el voluntario desprendimiento de lo propio en
interés de los demás, y esta actitud noble y generosa presupone el
derecho de propiedad, y la libertad de elegir si hacerlo o no. Es por
eso que entre los mandamientos figura “No robar” y “No codiciar
los bienes ajenos”.
35.- La Cristiandad y sus valores
El mero devenir de esa heteróclita sociedad embebida de
Cristiandad descubrió que los individuos agrupados en familias
monogámicas y heterosexuales estables y bien constituidas, en
donde existe una división de trabajos que da al padre una cierta
preeminencia en las decisiones externas al grupo familiar, y a la
madre una cierta preeminencia en las decisiones internas,
agrupados en sociedades en donde se tomaba como guía el respeto
irrestricto a los tres derechos individuales básicos de vida, libertad
y propiedad, constituyen la receta que suele dar mejores resultados
individuales, familiares y sociales. También paradójicamente
descubrió con su mero devenir que lo mejor para la felicidad de
todos era dejar a cada uno desarrollar su propia vida conforme a su
propia percepción. Unido a las enseñanzas cristianas, se hizo
DEFENDIENDO A THEMIS 190
tolerante, y por ende espontáneamente liberal. Dice así un
explícito defensor de la Cristiandad, el Quijote de la Mancha, que
un verdadero caballero “… ha de guardar la fe a Dios y a su dama;
ha de ser casto en los pensamientos, honesto en las palabras, liberal
en las obras, valiente en los hechos, sufrido en los trabajos,
caritativo con los menesterosos y, finalmente, mantenedor de la
verdad, aunque le cueste la vida el defenderla. De todas estas
grandes y mínimas partes se compone un buen caballero andante”.
Es curioso que desde todos los partidos políticos se larguen
continuas diatribas en contra de la mentalidad conservadora y un
poco menos en contra de la mentalidad liberal. Es que los más
ideologizados son quienes saben mejor que los propios interesados,
que la mentalidad general de la sociedad es espontánea y
subconscientemente conservadora porque no le gusta los grandes
cambios inmotivados, y liberal porque es en general muy tolerante
hacia los demás. Entonces, mientras a veces permiten los fuegos
artificiales del liberalismo iluminista, soplan fuertemente el fósforo
del liberalismo clásico, sabiendo que es el único que puede
incendiar el bosque del totalitarismo.
Pese a ser perfectible, el liberalismo clásico prosperó
espontáneamente, sin necesidad de ninguna imposición estatal
para propiciarla, pero repudiando durante mucho tiempo que se
buscara desde el Estado modificarla. En general la Civilización
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 191
formada en esa sociedad acepta una serie de pautas mínimas, fuera
de las cuales deja a cada cual la libertad de hacer lo que quiera, no
inmiscuyéndose para cambiar ese orden espontáneo. Ésa es la
Civilización Occidental y Cristiana, a la que en este libro llamo “la
Cristiandad” por su afinidad con las enseñanzas del cristianismo,
aun cuando para admirarla y defenderla no sea necesario en modo
alguno ser cristiano. Pero como personalmente lo soy, no me
limitaré a defender esa Sociedad como un contingente producto
espontáneo y a veces contradictorio entre liberalismo y
cristianismo, sino que defenderé la absoluta compatibilidad entre
ambas corrientes, y su importancia como motor de una civilización
moderna.
Esa Civilización es naturalmente conservadora. Bien dice John
Locke en su “Ensayo sobre el gobierno civil”, que “Como la unión
entre el varón y la mujer no tiene, simplemente, por objeto la
procreación, sino la continuación de la especie, esa unión debe
persistir incluso después de la procreación, mientras sea necesaria
para alimentar y proteger a los hijos”. Así como el átomo es la
unidad mínima de los elementos, pero la diversidad del Universo
está formada básicamente por moléculas, emergentes de la unión
de varios átomos para formar el agua, el alcohol, las maquinarias
moleculares de una célula, el ADN, etc., también en una sociedad,
si bien el individuo es su elemento mínimo, la familia es la molécula
DEFENDIENDO A THEMIS 192
social derivada de la unión libre de individuos, cuyos intereses por
la perpetuación y el legado de una herencia, forman las sociedades.
Y la forma más eficiente que se ha encontrado de ello es el
“Patriarcado”.
Una gran pensadora liberal clásica ecuatoriana que vivió en
argentina, María Fiallo Flor, y que me honra con su cálida amistad
virtual, resume el motivo del ataque socialista a lo que se llama “el
Patriarcado” en un artículo en Panam Post denominado “Sin
feminismo no hay socialismo”, diciendo que “La intromisión en el
ámbito privado es parte intrínseca del socialismo. Desde los
tiempos del ideólogo del socialismo científico, Karl Marx, quedó
claro que para desmantelar el capitalismo primero se debe
desmontar la estructura familiar, porque en la distribución de
tareas en el hogar comienza la distribución del trabajo necesaria
para el libre mercado”.
Cita a Marx en “La ideología alemana”, diciendo que “Con la
división del trabajo… se da, al mismo tiempo, la distribución y
concretamente, la distribución desigual del trabajo y sus productos,
es decir, la propiedad sobre los mismos[sic], cuyo primer germen se
contiene ya en la familia, donde la mujer y los hijos son los esclavos
del marido” , y a Engels en “El origen del Estado, la familia y la
propiedad privada”, ratificando que “La primera división del
trabajo fue la que se hizo entre el hombre y la mujer para la
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 193
procreación de los hijos, y hoy puedo añadir: el primer
antagonismo de clases que apareció en la historia coincide con el
desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer en la
monogamia, y la primera opresión de clases, con la del sexo
femenino por el masculino”… “el derrocamiento del derecho
materno fue la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el
mundo. El hombre empuñó también las riendas de la casa, la mujer
se vio degradada, convertida en una servidora, en la esclava de la
lujuria del hombre, en un simple instrumento de reproducción”…
“el hombre es en la familia el burgués, la mujer representa en ella al
proletariado”.
Concluye nuestra autora que “De eso modo, se deshace de la
figura del padre como proveedor y consagra al partido, la
revolución y/o el Estado, dependiendo de la faceta del socialismo
del momento para instaurar lo que el feminismo denomina
patriarcado. Solo que en lugar de ser guiado por el padre como
figura central, es el representante del socialismo quien ocupa su
función… Esto no es casual. Engels sostenía que el fin expreso del
hombre en la familia es “procrear hijos cuya paternidad sea
indiscutible, y esta paternidad indiscutible se exige porque los hijos,
en calidad de herederos directos, han de entrar un día en posesión
de los bienes de su padre”.
Por eso es a través del matrimonio que los hijos se vuelven
DEFENDIENDO A THEMIS 194
acreedores del patrimonio y la familia asegura la sucesión de la
propiedad privada que el socialismo aspira a abolir. Lo cual genera
un desincentivo adicional a la maternidad, sobre todo a la
participación paternal.
Pues, en palabras de Engels, “la verdadera emancipación de la
mujer solo vendrá tras la supresión de las clases y la propiedad
privada, entonces se verá que la manumisión de la mujer exige,
como condición primera, la reincorporación de todo el sexo
femenino a la industria social, lo que a su vez requiere que se
suprima la familia individual como unidad económica de la
sociedad”. Por su parte, la escritora marxista, a su vez madre de la
tercera ola del feminismo, Simone de Beauvoir, afirmaba esta
hipótesis diciendo que “Si la mujer ha franqueado en gran medida
la distancia que le separaba del varón, ha sido gracias al trabajo; el
trabajo es lo único que puede garantizarle una libertad concreta”.
En síntesis, el socialismo muestra su naturaleza materialista al
reducir el valor de una mujer a su capacidad productiva. Para
lograrlo, pretende desmerecer su capacidad reproductiva. Y en
lugar de resaltar como virtud lo que le distingue del varón,
pretende lograr la tan ansiada igualdad anulando lo que le permite
dar vida”.
El socialismo busca argumentos para perpetrarse, escarbando
en las propias ruinas que genera con sus políticas. Las nuevas
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 195
necesidades de la producción, la modificación de los hábitos de
consumo y también, las pésimas políticas populistas y socialistas
que naturalmente empobrecen a las sociedades, hicieron que desde
el siglo XX fuera necesario que ambos cónyuges procuraran el
sustento familiar, generando algunas rispideces derivadas de la
comparación de eficiencia relativa entre ambos integrantes, que
muchas veces favorece a la mujer, y en todo caso, por la necesidad
de una nueva asignación de funciones para una división de trabajos
más eficiente y equitativa.
Para agravar esto, el ser humano tiene una natural tendencia a
repulsar lo diferente, y máxime cuando el diferente demuestra ser
mejor que él. Esa mentalidad generó y genera algunas tensiones
menores con grupos que —a veces con razón y otras sin ella— se
sintieron excluidos por la cultura de la Cristiandad, tensiones
muchas veces exageradas para victimizarse, y en todo caso,
superables sin necesidad de hacer volar por los aires una excelente
estructura armada a lo largo de siglos.
La naturaleza humana tiende a discriminar, no solamente entre
hombres y mujeres, y eso no es monopolio de ninguna filiación
política, ni conduce necesariamente a aceptar recetas que llevan al
totalitarismo. En Cuba se fusilaba a los homosexuales, o aún ahora
en Oriente se los arroja hacia la muerte desde edificios de varios
pisos de altura. Evidentemente eso no se soluciona dando más
DEFENDIENDO A THEMIS 196
poder a las autoridades, sino por el contrario predicando el amor, el
respeto y la tolerancia. Esto es, que aún con sus imperfecciones, los
valores de la Cristiandad siguen siendo esenciales.
36.- La Cristiandad como comunidad de valores
Siempre existen grandes grupos de pensamientos que oscilan
durante años entre el ocultamiento y la confrontación. Son los que
producen las grandes sorpresas en sistemas establecidos que no
existen hasta verlos aparecer o reaparecer ante sus narices, y
preguntarse de dónde salieron esos movimientos espontáneos.
Así, entre muchísimos ejemplos de apariciones repentinas
buenas y malas —a estos fines solamente interesa destacar la
aparición sorpresiva de corrientes de opinión desconocidas que
hasta entonces nadie había tenido demasiado en consideración ni
tomado muy en serio— ocurrió con la propia Revolución Francesa,
con Mathma Ghandi, con la Revolución Rusa, con el ascenso de
Benito Mussolini, Adolf Hitler o Juan Domingo Perón, con el
movimiento hippie en la década del 60, con el Mayo francés de
1.968, con las primaveras de Hungría, Polonia y Checoeslovaquia,
con la sorpresiva elección por Alberto Fujimori en Perú, con la
caída del Muro de Berlín, con el sorpresivo renacimiento del
cristianismo ortodoxo ruso, con las elecciones que proclamaron a
Jair Bolsonaro en Brasil o a Donald Trump en Estados Unidos, con
los movimientos antiaborto a lo largo del Planeta.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 197
Y así pasa con la Cristiandad. La Cristiandad que se pretende
desaparecida, subsiste firmemente arraigada en sus valores a
través del Liberalismo clásico austro británico, de parte de la
Iglesia Católica, en nuestros primos ortodoxos y protestantes, y en
sobre todo en el corazón de todos los hombres de buena voluntad,
incluyendo por cierto a ateos como Kelsey Hazzard, fundadora de
Secular Pro-life, un influyente grupo de ateos antiabortistas, o
Guadalupe Batallán, otra atea autora de “Hermana, date cuenta.
No es revolución. Es negocio”.
Decía yo en “Las vendas de nuestra falsa Themis” refiriéndome
al liberalismo, pero en palabras que hoy veo son también y por tal
motivo aplicables más en propiedad a la Cristiandad, que la aman
sin saberlo quienes protestan contra la intromisión estatal, la
inseguridad jurídica, las jubilaciones de privilegio, los corralitos
bancarios, los saqueos a los ahorros para jubilaciones, la exacción
de los depósitos a plazo fijo, la pesificación, las retenciones a las
exportaciones, los impuestos agobiantes, los monopolios
concedidos por decreto... Es tan natural en el espíritu de la gente
común la visión de la Cristiandad, que el autoritarismo tiene una y
mil veces que denostarla para evitar que resurja, aún en países
como la Argentina donde ningún partido político quiere asumirse
abiertamente como su defensor.
Las multitudinarias y espontáneas marchas, artículos y
DEFENDIENDO A THEMIS 198
polémicas en contra del aborto y la eutanasia, contra la
inseguridad, contra la corrupción, contra la prepotencia estatal, las
tentativas de los gobernantes de diversos países de armar mercados
comunes en donde los ciudadanos de cada lugar tengan similares
tratamientos, los enojos de católicos y no católicos con cada
tentativa de secularizar la Iglesia y convertirla en una mera
institución de Beneficencia carente de espiritualidad y de valores,
hasta los conatos cismáticos de Marcel Lefebvre y otros cristianos
tradicionalistas, como también la propia sensación de ansiedad y
desazón de muchísimos hombres modernos que notan que algo les
está faltando, son demostraciones de la subsistencia de los valores
propios de la Cristiandad.
Y sobre todo, su subsistencia, —aunque sea confusamente
entremezclada con otros sesgos ideológicos a veces contradictorios,
en particular con manchas de nacionalismo, de keynesianismo, de
populismo, de socialismo y comunismo, y por supuesto del
liberalismo iluminista franco prusiano— puede detectarse
fácilmente en los continuos movimientos de sus detractores y
enemigos para evitar que emerja y tome nuevo aliento, ya que
nadie ataca buscando aniquilar algo que no existe.
Como bien decía Wilheim Röepke en su libro “Civitas Humana”,
“un buen cristiano es un liberal que se ignora”, y también la
recíproca es verdadera: “Un verdadero liberal es un defensor de los
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 199
valores de la Cristiandad que se ignora”, ya que el liberalismo
verdadero del que hablaba Von Hayek —no el franco-prusiano—
no es otra cosa que el destilado de las enseñanzas de una
Cristiandad de valores que erróneamente se considera superada.
Esta Cristiandad, no como término religioso, geográfico ni
político, subsiste en sus valores. Conservo el nombre antiguo para
enfatizar que el liberalismo clásico austro británico actual no es
otra cosa que la espiritualización de lo que antes era un bloque
político y geográfico, que no ha desaparecido sino evolucionado en
una comunión de valores, profesados a lo largo y ancho de todo el
Planeta. Siendo así, la Cristiandad puede decir como decía Pierre
Corneille ya en 1.643, “les gens que vous touez se portent assez
bien”. “Los muertos que vos matáis, gozan de buena salud”.
DEFENDIENDO A THEMIS 200
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 201
V.— LA ANTIGÜEDAD SE TIÑE DE CRISTIANDAD
37.- El liberalismo como consecuencia del catolicismo
Contar la historia del liberalismo clásico es contar la historia de
la humanidad, y sobre todo del poderoso influjo de la Cristiandad.
Ése, y no su usurpadora contrafigura malvada del Iluminismo, es
el liberalismo en el que yo creo. Veremos entonces cómo el
liberalismo nació con el ser humano y cómo fue adoptado por la
Cristiandad, gran motor de la libertad desde entonces, y también
durante el Renacimiento, el Absolutismo Ilustrado y aún durante
los trescientos años que transcurrieron desde el descubrimiento de
América hasta que rodara la cabeza de Luis XVI —rebautizado
“Ciudadano Capeto”— durante la pérfida Revolución Francesa.
Y en sus valores esa Cristiandad subsiste hasta el día de hoy en
el sentir de la gente común, como fundamento de la verdadera
libertad. El liberalismo clásico es un deslumbrante “insight” de la
humanidad, derivado de un estadio de maduración de los valores
de la Cristiandad, durante mucho tiempo sinónimo de Catolicismo,
que predicó desde siempre el respeto a los derechos individuales.
La lectura de Joseph A. Schumpeter en su “Historia del Análisis
económico”, Marjorie Grice-Hutchinson en “La Escuela de
Salamanca”, Emil Kauder en su “Génesis de la Teoría de la
Utilidad Marginal” y en su “Aceptación retardada de la Teoría de
DEFENDIENDO A THEMIS 202
la Utilidad Marginal”, Raymond de Roover en “Economía
Escolástica: Supervivencia y durable influencia desde el Siglo 16
hasta Adam Smith”, y por supuesto de Murray Rothbard en su
“Historia del Pensamiento Liberal”, deparará por ende a los
liberprogres una sorpresa. Según estos autores, cuya autoridad es
indiscutible, el liberalismo debe mucho más a la Cristiandad, a la
católica escolástica tardía y a olvidados economistas católicos
italianos como De Volterra, Davanzatti, Montanari, Galiani, o
franceses como Turgot y Condillac, de lo que usualmente se cree.
Estos autores escribían sobre un fenómeno que había comenzado
antes de ellos: El libre comercio entre los grandes polos económicos
de Génova, Flandes y la Liga Hanseática entre sí a través de
Francia y su Feria de Champagne, y con Oriente a través de la
Ruta de la Seda.
Randall Collins, un sociólogo weberiano, en su “Teoría
Sociológica Weberiana” se rebela por eso contra la famosa tesitura
de Max Weber expuesta en “La ética protestante y el espíritu del
capitalismo”, de que el liberalismo naciera con, por y gracias al
protestantismo, exponiendo en cambio que “La Cristiandad fue la
principal revolución weberiana, creando los marcos institucionales
dentro de las cuales el capitalismo podía surgir. La Reforma
Protestante es sólo una crisis particular en el final de un ciclo de
largo plazo; ello dio origen a un segundo despegue que
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 203
erróneamente vemos como el primero”.
Murray Rothbard lo sintetiza así, citando a Ludwig Von Mises
en su apoyo: “Weber invirtió el orden causal verdadero, esto es,
que el capitalismo llegó primero y que los calvinistas adaptaron sus
enseñanzas a la creciente influencia de la burguesía, y no al revés”.
Ellos reformulan por ende las posturas de Max Weber sobre que el
“capitalismo” —no me resigno a leer ese odioso término en boca de
liberales— fue mérito del protestantismo, de Calvino o del
pensamiento inglés, indicando que realmente comenzó a florecer no
en Gran Bretaña sino en las ciudades italianas del siglo XIV, esto
es, en áreas claramente católicas, pasando luego a Inglaterra.
Armando Ribas, amigo mío liberal cubano-argentino
recientemente fallecido, autor de “Los fundamentos éticos de la
libertad”, lo sintetizaba así en un artículo denominado
“Civilización, cultura y riqueza”: “¿Por qué no fue en Alemania, la
tierra de Lutero, donde se produjo el desenlace de la libertad?...
debemos recordar que el Anglicanismo es Catolicismo sin el Papa y
con el monarca de Inglaterra”.
Más aún, Emil Kauder en su “Génesis de la Teoría de la Utilidad
Marginal” destaca que Adam Smith y David Ricardo desarrollaron
la “teoría del valor trabajo” influenciados por el protestantismo,
omitiendo los mejores desarrollos previos de los escolásticos y los
católicos italianos y franceses influenciados por aquéllos sobre la
DEFENDIENDO A THEMIS 204
teoría de la utilidad, la soberanía del consumidor y los precios de
mercado, y sugiere que ellos retrasaron el pensamiento económico
por cien años al introducir la teoría del “valor trabajo”, base de la
teoría marxista de la “plusvalía”, y generando la teoría de que los
bienes tienen un valor inherente y objetivo, concepto que ayuda al
Estado a justificar su intención de dirigir la economía.
Dicho sea de paso, si bien coincido con la apreciación, no lo hago
con la subvaloración de la fantástica tarea de Adam Smith al
integrar todas las enseñanzas económicas previas en su
monumental libro “Una investigación sobre la naturaleza y causas
de la Riqueza de las Naciones”, y por el contrario destaco que
justamente el empirismo británico, a fuer de tal, considera un
mérito la experimentación, pero uno mucho mayor el integrar los
conocimientos previos y valerse de experiencia acumulada pero
dispersa para armar una obra monumental, que aún fundada en la
experiencia, parece creada de la nada.
Decía papá que “inimitable no es aquél que no imita a nadie,
sino aquél a quien nadie puede imitar”, frase que mucho después y
gracias a Internet descubrí que pertenecía a una actriz mexicana
de su época, María de los Ángeles Félix Güereña, conocida
popularmente por María Félix, por cierto notablemente parecida a
mamá. Así, nada de contradictorio hay en reconocer todos los
aportes previos mencionados, y pese a ello elogiar a la vez el
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 205
monumental e imperecedero regalo del empirismo británico al
conocimiento humano.
Como dije anteriormente, esa Cristiandad ya desmaterializada,
subsiste aún ahora en los valores que difundió durante un milenio.
Su enorme carga espiritual subsiste, aún ciega y amnésica, hasta el
día de hoy. Si no se reconoce como tal es básicamente por la tarea
deletérea y propagandística de otra versión de liberalismo, la del
iluminismo, que a poco andar y como consecuencia de ser sus
cultores una minoría consciente de sí mismo, terminaron
usurpando al liberalismo clásico, más diseminado, disperso y de
fuentes más heterogéneas, el mérito de la Modernidad y de todo el
crecimiento de los siglos XIX, XX y XXI que en realidad, no son
sino consecuencias de lo mejor de la Cristiandad subsistente.
Los momentos cumbres de la Humanidad han sido siempre
aquéllos en los cuales el liberalismo clásico marchó adunada a
valores inculcados por el cristianismo, como heredero de la
Cristiandad, y los momentos más aciagos, cuando arreció el
ateísmo en sus versiones iluminista franco prusiana y comunista,
dos adversarios entre sí pero con tantas cosas en común que
muchas veces terminan confluyendo, y que ahora pretenden entre
ambos instaurar un totalitario Nuevo Orden Mundial. Pero no nos
adelantemos, y empecemos la historia por el pasado, clave para
entender el presente.
DEFENDIENDO A THEMIS 206
38.- Nacimiento del libre intercambio antes de Jesucristo
Ya desde varios siglos antes del nacimiento de Jesucristo, el
mundo había comenzado a integrarse intercambiando sus
productos, sus conocimientos y sus invenciones gracias a un libre
comercio espontáneo entre las naciones. En cierta forma podría
decirse que el liberalismo entonces nació con el mundo civilizado.
Es el producto espontáneo de la libre voluntad e iniciativa de los
seres humanos.
En particular, desde tiempos inmemoriales estuvo abierta una
mutuamente fructífera comunicación entre Oriente y Occidente a
través de la conocida como “Ruta de la seda”. A lo largo de sus
ocho mil kilómetros se erigieron grandes ciudades cuyos nombres
resuenan hoy en los oídos de cualquier persona civilizada como
sinónimos de exotismo, belleza y opulencia, uniendo el
Mediterráneo y las “tierras lejanas” de Oriente. Tan antiguo es esto,
que los orígenes de la “ruta” (en realidad varias rutas diferentes) se
remontan probablemente a dos mil años antes de Jesucristo,
cuando los primeros Mandarines chinos trazaron vías de
comunicación con las regiones desérticas y montañosas de su
imperio y el Este de Asia central, y tuvo un enorme impulso
cuando cuatro siglos antes de Jesucristo Alejandro Magno, el
belicoso discípulo de Aristóteles que jamás perdió una batalla,
edificó un imperio que se extendía desde Grecia y Egipto hasta el
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 207
norte de Afganistán y el occidente de la India, arrogándose de paso
el control de los territorios occidentales de la ruta de la seda y
sellando definitivamente la comunicación entre el mundo oriental
y el occidental.
Nada detuvo a la iniciativa humana lanzada en busca del éxito
individual. Terrenos inhóspitos, desiertos helados y abrasadores,
cadenas montañosas, calores y fríos extremos, bandidos y tiranos
de toda laya. Gracias a esos héroes anónimos llegaron luego a
Europa el satén y la seda, el almizcle, los rubíes y los diamantes, el
jade, las perlas y esmeraldas, el sándalo, el incienso y las especias
—particularmente importantes para conservar la carne y realzar
su sabor cuando no existían heladeras como ahora—, como
también la aritmética, la geografía, la brújula, la pólvora y el papel.
Todos fueron consecuencias de ese libre comercio inmemorial.
En esa ruta florecieron mucho antes de Jesucristo, Alejandría en
Egipto, Tiro en Fenicia, Damasco en Siria, Bagdad en Irak, Bam
en Persia, Antioquía en Anatolia, Constantinopla en el Imperio
Bizantino, Bujará y Samarcanda en Uzbekistán, hasta arribar el
viajero a Kashgar, oasis en el desierto de Taklamakán, para luego
llegar a Dunhuang, puerta de entrada de Asia Central a la
misteriosa China, y luego, a través de la Gran Muralla, a Lanzhou
y Xi'an, inicio y final de la Ruta de la Seda y sede de los
impertérritos guerreros de terracota hallados en la tumba del
DEFENDIENDO A THEMIS 208
primer emperador, Qin Shihuang. Quizá los Reyes Magos de los
Evangelios estaban transitando una de esas rutas cuando
encontraron a Jesús recién nacido.
Junto con el intercambio de los productos del quehacer humano,
se fue produciendo también un enriquecedor intercambio de las
ideas. Pensadores jonios como Tales, Anaximandro, Anaxímenes,
Jenófanes y Heráclito, rivalizando en profundidad con el occidente
griego de Pitágoras, Parménides, Zenón de Elea, Empédocles,
Filolao y el pitagorismo del siglo V antes de Cristo, y la “respuesta
jonia” de Anaxágoras, Arquelao y Meliso, los atomistas, con
Demócrito a la cabeza, y Diógenes de Apolonia.
Toda la filosofía griega presocrática tuvo una gran fusión en la
obra de Sócrates relatada por Platón, quien también tomó
historias de los egipcios —la Atlántida entre ellos— fusión
perfeccionada luego en la magna obra de Aristóteles, que
consultando lo mejor de sus predecesores, adoptó sus logros y
refutó sus errores. Quedaron ya perfilados en Grecia el Idealismo
hegeliano en Parménides, el cientificismo de Newton en Pitágoras,
el Empirismo de Hume en Demócrito, el Realismo tomista en
Aristóteles...
Y la filosofía griega pasó a Roma casi conjuntamente con el
cristianismo, de la mano del abogado y filósofo Marco Tulio
Cicerón, fusionándose con el iusnaturalista Derecho Romano,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 209
recién embarcado en la aventura de construir una Civilización
mediante la desacralización del calendario de días fastos y nefastos
del Escriba Néstor, los inolvidables discursos de Cicerón y las
primeras y enriquecedoras disputas entre Sabinianos y
Proculeyanos.
39.- Nacimiento de la Cristiandad con las persecuciones
En esa misma época nació y predicó Jesucristo. No voy a
contar su historia por considerarla suficientemente conocida. El
cristianismo comenzó a unificarse con la filosofía griega desde la
célebre alocución al Dios Desconocido de San Pablo de Tarso en
Atenas. Más tarde él y San Pedro llevarían su prédica al Imperio
Romano a costa de su vida. Por eso Jesucristo figura ya en las
historias de Tácito, Cayo Suetonio, Flavio Josefo y Plinio el Joven.
El cristianismo, luego de sufrir innumerables persecuciones y
gracias al conmovedor heroísmo de los primeros mártires que se
negaron a aceptar la divinidad de los emperadores romanos, fue
poco a poco siendo receptado por Roma y su imperio gracias a
Panteno, Clemente y Orígenes de Alejandría. Este último obtuvo
la benevolencia de Julia Avita Mamea, madre del emperador
romano Alejandro Severo, y pudo trabajar en convertir en
Teología lo mejor de la filosofía griega previa, tomando conceptos
de Pitágoras, Platón y Aristóteles y de los más importantes
medioplatónicos y neopitagóricos de entonces, tales como
DEFENDIENDO A THEMIS 210
Numenio de Apamea, Cronio, Apolófanes, Longino, Moderato de
Gades, Nicómaco de Gerasa, Queremón y Cornuto. Tambén se
enriqueció con la prédica de estoicos romanos de la talla de Cicerón,
Catón el Joven, Séneca, Epicteto y el propio Emperador Marco
Aurelio, el único monarca realmente filósofo de la antigüedad.
Pese a esa fuerte y enriquecedora asimilación cultural, luego del
asesinato del citado Alejandro Severo el cristianismo sufrió otro
período de fuertes persecuciones hasta el famoso Edicto de Milán,
en que Constantino I apaciguó los ánimos al declarar la libertad de
culto con dando de paso un gran impulso a la religión cristiana al
propiciar el Primer Concilio de Nicea. Contra la creencia común, no
estaba él bautizado, lo que hizo recién en su lecho de muerte, ni fue
él sino quien Teodosio declaró al cristianismo la religión del
Imperio Romano. Pero fue él quien adoptó la liberal enseñanza
cristiana de la libertad de cultos y de conciencia.
La posterior Antigüedad grecorromana y la Edad Media en que
fue desarrollándose la Cristiandad constituyeron un período muy
complicado de la historia. San Agustín, contemporáneo del primer
saqueo a Roma por Alarico I, escribía al respecto en su “Ciudad de
Dios”: “¿O es que no son enemigos encarnizados de Cristo aquellos
romanos a quienes los bárbaros, por respeto a Cristo, les
perdonaron la vida? Testigos son de ello los santuarios de los
mártires y las basílicas de los Apóstoles, que en aquella
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 211
devastación de la gran Urbe acogieron a cuantos en ella se
refugiaron, tanto propios como extraños. Allí se moderaba la furia
encarnizada del enemigo; allí ponía fin el exterminador a su saña;
allí conducían los enemigos, tocados de benignidad, a quienes,
fuera de aquellos lugares, habían perdonado la vida, y los
aseguraban de las manos de quienes no tenían tal misericordia.
Incluso aquellos mismos que en otras partes, al estilo de un
enemigo, realizaban matanzas llenas de crueldad, se acercaban a
estos lugares en los que estaba vedado lo que por derecho de guerra
se permite en otras partes, refrenaban toda la saña de su espada y
renunciaban al ansia que tenían de hacer cautivos...”.
Y continúa en otros párrafos diciendo “...estas basílicas de
Cristo fueron elegidas por la humilde compasión de los bárbaros,
incluso inhumanos... lo insólito allí ha ocurrido, el que, cambiando
su rumbo los acontecimientos de una manera insospechada, el
salvajismo de los bárbaros se haya mostrado blando hasta el punto
de dejar establecidas, por elección, las basílicas más capaces para
que el público las llenase y evitaran la condena, se lo debemos al
nombre de Cristo: allí a nadie se atacaba; de allí nadie podía ser
llevado preso; a sus recintos los enemigos conducían por compasión
a muchos para darles la libertad; allí ni la crueldad de los enemigos
sacaría cautivo a uno solo. Todo esto, repito, se lo debemos al
nombre cristiano, esto se lo debemos a la época de cristianismo.
DEFENDIENDO A THEMIS 212
Quien esto no vea está ciego. Quien lo vea y no lo alabe es un
ingrato. Quien se muestre en contra de quien lo alaba es un
mentecato. ¡No quiera Dios que un hombre en sus cabales atribuya
estos datos a la fiereza de los bárbaros! Él fue quien a los pechos
feroces y sanguinarios los llenó de terror, les fue poniendo freno y
los ablandó milagrosamente”.
Fueron indudablemente tiempos de zozobra. Pero no por obra
de la Iglesia, sino por la inseguridad que producían las sucesivas
invasiones y continuas incursiones de los ávaros, los hunos, los
búlgaros, los vendos, los eslavos, los escitas, los alanos, los
ostrogodos, los visigodos, los suevos, vándalos, hérulos, anglos,
sajones, jutos, francos, burgundios, longobardos, alamanes, a los
que se sumaban los omnipresentes vikingos, y a partir de Mahoma,
los árabes, los turcos y los piratas sarracenos en el Mediterráneo,
invadiendo e incendiando ciudades y matando a sus habitantes.
Durante esa etapa, la valiente abnegación de cientos y miles de
santos mártires que convirtieron a los bárbaros o tomaron ventaja
de su mentalidad supersticiosa, fue la magnífica obra que evitó la
total desaparición de la cultura grecorromana. Recordemos al
Papa León I Magno ordenando a Atila el Huno, “El azote de Dios”,
alzar su campamento y dar la media vuelta cuando Roma estaba
desprotegida, o tres años después su convenio con el Rey de los
Vándalos, Genserico, para que respetara las iglesias y edificios
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 213
públicos y la vida de sus pobladores. Sus prédicas limitaron a los
monarcas, y muchas veces sublimando sus instintos guerreros,
sicópatas asesinos seriales tornaron en valientes caballeros de la
Cristiandad.
Una nueva unificación entre Cristianismo y filosofía griega fue
efectuada en esa misma época por San Agustín de Hipona
incorporando conceptos de Plotino, gran filósofo con raíces
neoplatónicas, dando origen a la Patrística. Dividido el Imperio
Romano en dos, de Oriente y Occidente, y rápidamente
conquistado el de Occidente por los bárbaros, el Cristianismo
empero consiguió subsistir con los nuevos gobernantes, al punto tal
que líderes bárbaros de la talla de Genserico y Atila respetaron a la
desguarnecida Roma por intercesión del Papa León Magno, y que
con Carlomagno se estableciera como base de la Cristiandad al
Imperio Carolingio, que luego de su división derivó en el Sacro
Imperio Romano Germánico.
También el Derecho Romano cristianizado fue incorporado al
Occidente bárbaro a través del Código de Eurico, el Breviario de
Alarico o Aniano, la Lex Romana Visigothorum, el Código de
Leovigildo o Codex Revisus, y el Código de Recesvinto, Liber
Iudiciorum o Lex Visigothorum, el importantísimo Fuero Juzgo, el
Edicto de Teodorico, la Ley romana de los borgoñoses. A la vez, en
el Imperio Romano de Oriente el ya cristianizado Derecho
DEFENDIENDO A THEMIS 214
Romano se pulió en Constantinopla con el monumental “Corpus
Iuris Civilis” del Emperador Justiniano, base de todo el Derecho
actual. Y Teodosio II convirtió en irrefutables las opiniones
coincidentes de Papiniano, Gayo, Ulpiano, Paulo y Modestino.
Así, en Occidente el saber de la Humanidad, los descubrimientos
y cultura de los antiguos se refugiaron en esos usualmente
respetados monasterios, conventos y abadías, en donde todas las
personas de bien rezaban por un mundo mejor mientras los monjes
copistas dedicaban a Dios toda su existencia traduciendo libros
griegos y romanos, o aún copiando otros cuyos caracteres a veces ni
siquiera entendían, para brindarlos a las futuras generaciones y
evitar la extinción del saber de los antiguos, y sus colegas seculares
enseñaban a los jóvenes a leer y escribir. En Oriente también se
mantuvo el enorme caudal del conocimiento humano en la
subsistente Capital del Imperio Romano oriental, Constantinopla.
Y en ambos los cristianos pagaron con la sangre de sus mártires la
conversión de los triunfantes bárbaros al cristianismo para
terminar siendo los garridos y nobles caballeros del Medioevo.
Los nombres de bárbaros como Alarico, Teodorico,
Hermenerico, Genserico, Gundicaro, Ataulfo y Atila, “el azote de
Dios”, y luego los musulmanes Harun Al Rashid o Saladino el
Grande y los grandes Cruzados, Godofredo de Bouillón, Federico
Barbarroja, Ricardo Corazón de León, Felipe II de Francia,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 215
campean toda la Edad Media como frutos de esas turbulentas
épocas. Y ni los musulmanes del sur, ni los bárbaros del norte y del
oeste eran salvajes en comparación con los mogoles que de la mano
de Gengis Khan, llegaron a bordear la desamparada Europa,
precedidos de la funesta reputación de haber asesinado durante la
conquista de Khwarezm a casi dos millones de personas en un solo
día, masacre opacada poco después por Tamerlán, de quien se dice
que a lo largo de sus campañas asesinó a unos diecisiete millones de
personas, el cinco por ciento de la población mundial... Con tales
antecedentes mueve a asombro que desde las filas liberales
iluministas se postule seriamente que el verdadero problema de
esas épocas fuera que los sacerdotes enseñaran a amar al prójimo,
en lugar de recalcar la supuesta “virtud del egoísmo”.
Fueron tiempos complicados sin lugar a dudas. Pero reitero, no
precisamente por la acción de la Iglesia. La furia de los bárbaros, la
pérdida de los valores y las leyes que habían gobernado el Imperio
Romano, el más grande y más fuerte que jamás hubiera existido
hasta entonces, convirtieron en una diaria zozobra las vidas de
hombres y mujeres. En este escenario, no es de extrañar que
muchos buscaron consuelo y seguridad en la fe, eligiendo abrazar
un estilo de vida ermitaño, ascético y solitario, abandonando el
mundo para vivir en cuevas inaccesibles, en la punta de columnas
como Simeón el Estilita, o en monasterios tan respetados como
DEFENDIENDO A THEMIS 216
aislados y fortificados.
40.- Maduración de la Cristiandad liberal en las Cruzadas
Ya consolidada la Cristiandad con su fusión con el Imperio
Romano y su derecho, en el Siglo VI nació Mahoma, y con él la
amenaza musulmana que desplazó a las demás. Al respecto, seguiré
al erudito Thomas F. Madden, que en su ensayo “Las Cruzadas y el
mundo moderno” reivindica su importancia política y su carácter
de guerra defensiva y no ofensiva, aclarando que fue el complejo de
culpa del actual Occidente no cristiano, iluminista y tergiversador,
el que que entregó a Osama Bin Laden y a Mouammar el Kadhafi
su propia visión distorsionada de las Cruzadas.
“Hoy en día —dice este autor— en la cultura popular de
Occidente, las cruzadas generalmente se recuerdan como una
especie de guerras santas contra el islam, conducidas por papas
sedientos de poder y libradas por fanáticos religiosos. Usualmente,
se describen como el epítome de la altanería y la intolerancia, y se
las caracteriza como una mancha negra en la historia de la Iglesia
Católica, en especial, y de la civilización occidental en general…
Una raza de puristas, los cruzados introdujeron la agresión en el
pacífico Medio Oriente y luego deformaron la avanzada cultura
musulmana, dejándola en ruinas. Para abundar en este tema no
hay que buscar muy lejos. Desde documentales de la BBC, por
ejemplo, o del History Channel, hasta películas de cine como
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 217
Kingdom of Heaven de Ridley Scott…
Pero no era así como veían los europeos las cruzadas cuando
ocurrieron. En realidad, lejos de ser un ataque ofensivo por las
tierras del islam, los cristianos occidentales vieron las cruzadas
como una acción defensiva ante la presión de los musulmanes. Y
algo de razón tenían. Los cristianos del siglo XI no eran fanáticos
paranoicos. Realmente había musulmanes que los atacaban.
Desde el tiempo de Mahoma los musulmanes se habían
expandido por medio de la guerra con mucho éxito. El
pensamiento musulmán tradicional divide el mundo en dos esferas,
llamadas el lugar del islam y el lugar de la guerra. La cristiandad y
otras religiones no musulmanas no tenían lugar. Los cristianos y
los judíos se podían tolerar dentro de un Estado musulmán,
gobernado por musulmanes, pero sus Estados había que destruirlos
y conquistarlos.
En la época de Mahoma, en el siglo VII, el cristianismo era la
religión dominante. Como fe del Imperio Romano cubría todo el
Mediterráneo, incluyendo el Medio Oriente, donde había nacido. El
mundo cristiano, entonces, era un gran objetivo para los primeros
califas. Y así seguiría para los líderes musulmanes por los próximos
mil años. Con enorme energía, los guerreros del islam atacaron a los
cristianos poco después de la muerte de Mahoma, en el año 632, y
tuvieron tremendo éxito. Palestina, Siria, Egipto, las más
DEFENDIENDO A THEMIS 218
densamente pobladas áreas cristianas del mundo, sucumbieron
rápidamente.
Para el siglo VIII los musulmanes habían conquistado todo el
norte cristiano de África y España. En el siglo XI los turcos
selyúcidas conquistaron Asia Menor, es decir, la Turquía de la
actualidad, que había sido cristiana desde los días de San Pablo. El
antiguo Imperio Romano cristiano, conocido como el Imperio
Bizantino en la historia moderna, se redujo a poco más que Grecia.
Desesperado, el emperador de Constantinopla escribió a los
cristianos de Europa Occidental pidiéndoles que ayudaran a sus
hermanos y hermanas del Oriente, o lo que quedaba de ellos. Eso es
lo que en realidad dio origen a las cruzadas. Fue en esencia una
reacción tras más de cuatro siglos de conquista, en el cual los
ejércitos musulmanes habían ya capturado a dos tercios del
antiguo mundo cristiano. En algún momento, la cristiandad como
fe y cultura o bien se defendía o quedaría sometida al islam. Los
cruzados fueron esa defensa”.
Luego acota provocativamente este autor que “El problema fue
que (las Cruzadas) nunca tuvieron verdadero éxito. El último
puesto cristiano en Tierra Santa cayó en 1.291. En los siglos
siguientes, el crecimiento dramático del poderío musulmán,
especialmente bajo el imperio otomano, trajo solamente derrotas
para Occidente. En el siglo XIV los cruzados ya no eran capaces de
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 219
derrotar a los musulmanes en estas tierras lejanas, y estaban
desesperados tratando de defender Europa contra la invasión
musulmana. En el siglo XVI los turcos otomanos habían
conquistado todo el Medio Oriente, la parte norte de África y el
sudeste de Europa, incluyendo Grecia, Albania, Hungría y otros.
El sultán Solimán el Magnífico estuvo muy cerca de conquistar
Viena. Si lo hubiese hecho, habría quedado toda Alemania a su
merced. Viena fue salvado por una tormenta de lluvia, no por los
cruzados. Fue en el siglo XVI cuando Europa Occidental estaba en
el peor de los peligros de caer bajo el yugo musulmán y la cruzada
como institución comenzó a colapsar de manera total… Durante
mil años, después de la muerte del profeta, los ejércitos
musulmanes habían conquistado tres cuartos de todo el mundo
cristiano antiguo, a pesar de los esfuerzos de generaciones de
cruzados de detener ese avance. Observadores imparciales de ese
tiempo, podrían haber concluido que el cristianismo era un reto
que no tenía posibilidad de éxito contra el Imperio Otomano, y que
estaba a punto de ser suplantado por la religión y cultura del islam,
mucho más joven y enérgica”. Anticipo por qué no ocurrió así:
Porque la Cristiandad se fue haciendo más liberal.
41.- El triunfo de la Cristiandad y el avance a la modernidad
Dejemos por un momento de lado las Cruzadas y sigamos con la
Cristiandad. De las fusiones entre Derecho Romano, Filosofía y
DEFENDIENDO A THEMIS 220
Teología surgieron el Derecho Canónigo y todas las doctrinas de los
Glosadores y los Postglosadores, mucho antes de la unificación de
sus preceptivas en el Código Napoleón.
Un estudioso romanista italiano, Salvatore Riccobono, dice en
su obra “Roma, madre de las leyes”, que “El nuevo ideal cristiano
de la justicia penetra en todo el organismo del derecho... el Derecho
Romano ha llegado a su perfección porque está nutrido de una
nueva conciencia moral, y solo y esencialmente porque ha sido
iluminado por la ética cristiana y por ello ha podido continuar y
dirigir la vida social moderna. Y este espíritu es la causa profunda
de su universalidad”.
Ya recordé que a través de la Iglesia se mantuvieron la filosofía
griega y los conocimientos antiguos, habiendo sido la prédica
cristiana el motor de la culturalización de los bárbaros y de la
sublimación de sus ímpetus guerreros en la defensa de las causas
nobles, convirtiendo a salvajes temerarios en cruzados y en
caballeros andantes, y siendo los monjes copistas —que dedicaban
a Dios toda su existencia copiando libros griegos y romanos cuyo
significado les era a veces inescrutable y hasta sus caracteres
desconocían, para brindarlos a las futuras generaciones y evitar la
extinción del saber de los antiguos— los anónimos héroes del
redescubrimiento de la filosofía griega, del Derecho Romano, de las
invenciones de Arquímedes, de los métodos de cosecha cartagineses,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 221
y de prácticamente todos los libros antiguos, que se reescribieron y
tradujeron con plumas de ganso antes de la invención de la
Imprenta por Gütenberg.
Con el paso del tiempo, y mientras caían los puestos cristianos
en Tierra Santa en 1.291, la filosofía de Aristóteles era retomada
por San Alberto Magno y su discípulo Santo Tomás de Aquino,
dando origen a la Escolástica. A fines de la Edad Media, el
humanismo grecorromano nacido tanto de la tradición filosófica
griega como de la tradición jurídica iusnaturalista romana,
confluyeron finalmente en forma orgánica con las enseñanzas de la
Iglesia Católica a través de la obra de dos santos teólogos católicos,
San Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino.
Sin negar la feliz circunstancia de que la obra prácticamente
completa de Aristóteles fue puesta a disposición del gran público
por los escritores y filósofos musulmanes Avicena y Averroes, debe
empero aclararse que durante siglos el hacer comentarios a la obra
de Aristóteles era ya una forma de hacer filosofía, tanto por parte
de los filósofos peripatéticos como de los neoplatónicos y los
bizantinos. Existía una glosa completa de aquél por Alejandro de
Afrodisias. El Islam por ende no “preservó” ni menos aún
“descubrió” a Aristóteles como a veces se sostiene, sino solamente
lo hizo un poco más asequible al público, mérito que es compartido
con la cristiana y liberal Escuela de Traductores de Toledo. Como
DEFENDIENDO A THEMIS 222
fuere, sus comentarios terminaron interesando a San Alberto
Magno y su discípulo Santo Tomás de Aquino en el reanálisis de su
filosofía.
Sin desmerecer la monumental obra del primero, fue gracias al
segundo que se unificaron finalmente en la Summa Teológica la
tradición filosófica griega, el derecho romano y las enseñanzas de la
Iglesia, las corrientes principales del saber universal que habían
discurrido relativamente separadas hasta entonces. Hasta el día de
hoy, filósofos y iusfilósofos de la talla de Joseph Raz, Michel Villey,
Jacques Maritain, Georges Kalinowski, Lon Fuller, John Finnis,
Robert Alexy, Norberto Bobbio o Werner Goldschmidt extraen de
las páginas de su inspirada obra valiosos conceptos que
continuamente reflotan en sus propios desarrollos, tal como
destaqué en mi libro “Descubriendo a Themis”.
42.- Auge de la investigación científica antes del Renacimiento
Pese a que se pretende caricaturizar la teología medieval como
una suma de indagaciones estériles sobre el sexo de los ángeles, sus
desarrollos, y en particular el intento de unificación del
aristotelismo griego con la visión platónico-agustiniana de la
Patrística modelaron una síntesis modernista y cientificista. San
Buenaventura subrayaba que “la ciencia filosófica no es otra cosa
que el conocimiento cierto de la verdad en cuanto objeto de
investigación”. En Gran Bretaña el Franciscano Robert
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 223
Grosseteste mencionaba las “leyes económicas de los fenómenos
naturales” según las cuales la naturaleza se comporta y funciona de
la forma más rápida y organizada posible, y su discípulo Roger
Bacon puso énfasis en la observación y la experiencia y acuñó la
frase, base de toda la ciencia posterior, de que “la matemática es la
puerta y la llave de toda ciencia”.
Así, las bases del espíritu científico moderno pueden encontrarse
sin esfuerzo en las supuestamente estériles especulaciones
teológicas de los sacerdotes medievales y en su inacabada
“Controversia de los Universales”. Tan es así que Stephen
Hawking en un famoso debate sostenido con su colega, colaborador
y Premio Nobel de Física Roger Penrose, relatado en su libro “La
naturaleza del espacio y del tiempo”, nos dice para explicar sus
diferencias que “Roger es Platónico mientras yo soy Positivista”.
Y no son dos sacerdotes medievales sino dos de los más
importantes físicos teóricos de nuestros tiempos.
Volvamos a Thomas F. Madden y a su ensayo “Las Cruzadas y
el mundo moderno”. Habíamos quedado en que cualquier
observador imparcial hubiera predicho que, luego de un milenio, el
Islam estaba a punto de conquistar la Cristiandad. Y dice Madden:
“Sin embargo, ese observador habría estado equivocado. Dentro
de Europa nuevas ideas estaban surgiendo, las cuales tendrían un
impacto y repercusión sin precedentes. No solo en el Mediterráneo,
DEFENDIENDO A THEMIS 224
sino en todo el mundo. Habían nacido una mezcla única de fe,
razón, individualismo y emprendimiento. Esas ideas produjeron
un aumento rápido, sin precedentes en la experimentación
científica, con aplicaciones prácticas inmediatas”.
Es que los Caballeros del Tempo, los Templarios, habían
armado el primer Banco multinacional del mundo, una empresa
omnipresente en donde los peregrinos podían depositar su dinero
en París y retirarlo en Jerusalén. Los venecianos habían
conseguido con Marco Polo llegar a Oriente siguiendo la Ruta de la
Seda y las Especias. Italia quedó al centro de una antigua red vial
romana y al medio del Mediterráneo. Por ello, y como consecuencia
de las cruzadas, sus ciudades controlaron el comercio con Oriente.
Los puertos más beneficiados con ello fueron Venecia, Génova y
Pisa. A través del Mediterráneo, Italia comenzó a vender en
Oriente productos propios y artículos traídos del norte de Europa,
y traer desde allí especias, sedas y perfumes.
En Flandes se armó otra zona comercial que gozaba de una
situación estratégica ya que se hallaba frente al mar del Norte y en
la que desembocaban varios ríos europeos, como el Rin y el Mosna.
Allí surgió la liga Hanseática, cuya sede se hallaba en Lübeck, que
comerciantes alemanes habían organizado con las ciudades de
Hamburgo, Lübeck, Rostock y Stettin a la cabeza. Esta liga llegó a
incluir 200 ciudades. La naves hanseáticas transportaban una gran
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 225
variedad de artículos: miel y pieles de Rusia, pescado de
Escandinavia y lana de Inglaterra, entre otros productos más.
Monopolizó esta Liga las exportaciones del norte de Europa, desde
Novgorod en la actual Rusia, hasta Londres, con tráfico de trigo,
madera y pieles que, en Flandes, se reunía en la ciudad de Brujas,
principal puerto de almacenaje y redistribución. Flandes
exportaba los productos de estas regiones al resto de Europa a
cambio de artículos de Europa del centro y del sur y de objetos de
Oriente. Exportaba, también, sus propios tejidos.
Así, la actividad comercial se impuso en toda Europa a partir de
los siglos XIII y XIV. Con una conciencia general de plenitud
económica, alcanzaron gran importancia las ferias, grandes
mercados situados en zonas de contacto entre el comercio
mediterráneo y el nórdico, a las que acudían mercaderes de todos
los lugares de Europa. Su celebración duraba varios días. A estas
citas comerciales acudían también titiriteros y juglares, que
añadían a la celebración un carácter festivo. De todas las ferias
medievales, las que alcanzaron mayor renombre fueron las de
Champaña, que se instalaban en la llanura francesa de ese nombre,
a medio camino entre Venecia y Brujas. Las ferias de Champaña
eran, por lo tanto, privilegiados lugares de encuentro entre los
comerciantes flamencos e italianos.
Paralelamente se produjo el desarrollo monetario a través del
DEFENDIENDO A THEMIS 226
cual la acuñación y la circulación monetaria aumentaron,
organizándose monedas con valor internacional y que por lo tanto,
tenían vigencia en varios países. Primero a fines del siglo XII en
Venecia los matapanes de plata. Después, Francia, Flandes e
Inglaterra acuñaron también otras monedas internacionales de
plata. Luego comenzó la acuñación de oro y el bimetalismo. Para
agilizar las transacciones comerciales y a imagen de la corporación
de los Templarios, se formaron los primeros bancos y casas de
cambio, y para favorecer el comercio internacional aparecieron los
títulos de crédito abstractos como las letras de cambio, brillantes
instrumentos de los que luego derivarían los pagarés y cheques.
Mientras tanto los enfrentamientos y tentativas por una
convergencia entre la escuela franciscana, fiel al tradicional
neoplatonismo agustiniano, y la dominicana basada en el
aristotélico-tomismo, derivaron en nuevos y enriquecedores puntos
de vista científicos y económicos modernos y liberales.
Entre los franciscanos, además del citado Roger Bacon, Duns
Escoto diferenció los objetivos de aprendizaje del conocimiento
implicados en el proceso de abstracción y estableció una gran
distinción entre la comprensión de entes físicos, por un lado, y
entidades espirituales, siendo sus enseñanzas semilla tanto de René
Descartes y el cartesianismo como del empirismo nominalista de
otro franciscano, Guillermo de Ockham, que desconfiaba de la
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 227
mera filosofía como método de conocer a Dios. De ahí al empirismo
de Roger y Francis Bacon, John Locke, George Berkeley y David
Hume, y de allí directamente a su discípulo y amigo Adam Smith,
fundador de la economía moderna, no hay sino unos pocos pasos.
Mientras tanto en España el pensamiento aristotélico- tomista
se desenvolvía en la escolástica tardía de la Escuela de Salamanca,
con pensadores de la talla de Francisco de Vitoria, Francisco
Suárez, Domingo de Soto, Luis de Molina, Juan de Mariana,
Martín de Azpilcueta, que dieron forma a la teoría económica y la
embebieron de cristianismo y de liberalismo, bien entendido como
simplemente respetar los derechos individuales de todos.
El sistema que el Comunismo hasta el día de hoy busca destruir,
la Cristiandad, se fue armando según puede verse, a través de la
fusión de lo mejor de las ideas de los mejores pensadores del mundo
a lo largo de muchos siglos. El liberalismo clásico no nació violenta
y espontáneamente de la relativamente tibia Revolución Inglesa,
de la sangrienta Francesa ni de la Reforma protestante de Lutero,
sino que fue el producto natural de siglos de fusión de las más
felices ideas de los mejores pensadores de la historia humana.
La realidad desmitifica la leyenda que pretende que
supuestamente luego de un milenio de oscurantismo católico, la
libertad habría nacido de la nada, de la poderosa cabeza de
filósofos trasnochados cuyas ideas fueron utilizadas por sicópatas
DEFENDIENDO A THEMIS 228
asesinos como excusa para su sangrienta toma del poder en Francia.
Pero no nos adelantemos y sigamos rearmando la historia de las
ideas liberales anterior a ese período, y sobre todo, de ese vómito de
maldad que se pretende instaurar como su pérfida base.
43.- Florecimiento de la Cristiandad antes de la Bastilla
Una vez acoplado el conocimiento tecnológico y las más
eficientes formas de generación de energía al motor de la iniciativa
privada y el incentivo de un sano crecimiento económico derivado
de la posibilidad de ahorrar, unido a una moneda estable y a
sistemas jurídicos armados espontáneamente pero que
funcionaban perfectamente (los refinados instrumentos
comerciales, la letra de cambio, el pagaré y el cheque nacen en esta
época como medios de trasladar sumas importantes de dinero sin
peligro de ser despojados por los salteadores de caminos), comenzó
un frenético avance hacia la prosperidad de los pueblos,
progresando todos a niveles antaño insospechados, al punto tal que
un trabajador de hoy en día sin lugar a dudas tiene mayor calidad
de vida que un rey de dos siglos atrás.
La imprenta expandió todo el conocimiento atesorado por la
Cristiandad, y los engranajes, tornillos y palancas que descubriera
Arquímedes en la antigüedad, se acoplaron con las bielas,
manivelas y resortes inventados en el Renacimiento, con la energía
de los molinos de agua y de viento, y la precisión de los relojes
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 229
medievales, dando paso a máquinas primeramente movidas por
animales, luego por el agua o el viento, hasta llegar al vapor y la
electricidad, hilanderías industriales y cientos de nuevas
invenciones.
Contribuyeron también a ese Renacimiento la caída de
Constantinopla, porque así el saber conservado por el Bizancio
civilizado fluyó hacia Occidente, y el desarrollo económico de las
magníficas Ciudades Estado italianas, la Liga Hanseática y el
descubrimiento de América, para dar origen a esa explosión de
inteligencia, cultura y arte inigualables. Mientras tanto el
insospechado flujo de riquezas desde América hacia el Imperio
Español y la inflación, llevaron a un grupo de teólogos españoles
católicos seguidores de Santo Tomás de la Escuela de Salamanca a
pensar en torno al libre comercio y el mercado desde la moral
cristiana y el derecho natural, y elaborar las primeras
disquisiciones de Teoría Económica dejando en claro que el
cristianismo no es incompatible con el libre mercado, sino que más
bien le otorga bases éticas y morales de actuación.
Es por eso sabido —lo ratifican las investigaciones de Marjorie
Grice-Hutchinson, baronesa von Schlippenbach, dirigida por su
mentor Friedrich Von Hayek, y su brillante exposición por el
argentino Alejandro Chafuen en su libro “Las raíces cristianas del
libre mercado”— que la teoría del pensamiento liberal ha tenido
DEFENDIENDO A THEMIS 230
uno de sus primerísimos orígenes en la Escuela de Salamanca.
Francisco de Vitoria elogia el espíritu emprendedor para realizar
actividades mercantiles con fines de lucro, y le siguen Francisco
Suárez, Domingo de Soto, Luis de Molina, Juan de Mariana,
Martín de Azpilcueta, todos ellos nacidos casi
contemporáneamente con el descubrimiento de América y que
estudiaron el impacto de ello en la economía. La negación de esta
comunión previa entre Cristiandad y Libertad por antiliberales
católicos como Daniel Marin Arriba en “Destapando al liberalismo:
la Escuela Austriaca no nació en Salamanca”, conforma una
aislada y errada voz que confunde y equivoca a propios y extraños.
Cuenta Alejandro Chafuen que en un libro que le regaló
Friedrich Von Hayek, había escrito que “la elaboración formal de
estas ideas (esto es, el liberalismo clásico) en el continente estuvo a
cargo de los escolásticos, principalmente después de haber recibido
su primer sistematización sobre bases precedentes de Aristóteles en
manos de Tomás de Aquino. En efecto, a fines del siglo XVI había
sido desarrollada por algunos filósofos jesuitas españoles una teoría
económica y política esencialmente liberal, donde se anticipó
mucho de lo que revivieron los filósofos escoceses del siglo XVIII”.
Así, sepan los liberales anticatólicos que los grandes gurús de la
economía que admiran, reconocen casi unánimemente que los
primeros economistas del liberalismo fueron sacerdotes católicos.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 231
Ya veremos que también ese Renacimiento que admiran como
precedente del Iluminismo, fue prohijado por el mecenazgo de
varios Papas ... y nació en un baptisterio católico.
También antes de la Revolución Francesa, Francia fue una gran
precursora del liberalismo clásico. Posterior a la Escuela de
Salamanca pero antes de los estudios de Adam Smith, oponiéndose
al mercantilismo de Jean Baptiste Colbert —antecesor, según
demuestra Henry Haziltt, de todo el keynesianismo actual— en
Francia los fisiócratas habían desarrollado un liberalismo clásico:
Paul Mercier de la Rivière hablaba del “orden natural”, Jean
Vincent de Gournay acuñaba la frase emblemática del liberalismo
“laissez faire, laissez passer”, y con ellos François Quesnay, Du
Pont de Nemours, Víctor Riquetti, Marqués de Mirabeau —no se
debe confundir con su hijo Honoré Gabriel, espía doble de la
Monarquía y la Revolución Francesa—, y Anne Robert Jacques
Turgot, Ministro de Hacienda de la Corte de Luis XVI...
Aunque a veces con ideas contaminadas del incipiente
enciclopedismo, y de idolización de la agricultura y simétrica
oposición al comercio y a la industria —sin entender que cada cual
es quien debe determinar si dedica sus esfuerzos a la agricultura, al
comercio, a la industria o a lo que fuere— los fisiócratas eran
proto-liberales opuestos al mercantilismo, el dirigismo y el
proteccionismo. De ellos deriva la optimista escuela liberal clásica
DEFENDIENDO A THEMIS 232
francesa con su brillante Federico Bastiat, que en su ensayo sobre
“El Estado”, jocosamente se quejaba de ser acusado de ser “...un
economista de la escuela inglesa o estadounidense”, y que en su
ensayo “La Ley” decía que “Cada uno de nosotros ha recibido
ciertamente de la naturaleza, de Dios, el derecho de defender su
personalidad, su libertad y su propiedad”.
Así, la prédica cristiana y la práctica generalizada del respeto a
los derechos individuales destacados por los romanos, además de
la fuerte e insoslayable promoción por la Iglesia de la ciencia, la
cultura, la filosofía, la historia, la música, la escultura, la pintura y
las artes en general, y la obra de las principales vertientes
teológicas cristianas —la Patrística agustiniana y la Escolástica
aristotélico-tomista— españoles, ingleses, franceses e italianos
llegaron todos al liberalismo como respuesta cristiana a las
demandas de prosperidad de la Sociedad. Ésa es en breve síntesis,
la historia del florecimiento dentro del seno de la Cristiandad, del
liberalismo clásico.
Por eso, en “Las Cruzadas y el mundo moderno” dice Thomas F.
Madden que “En el siglo XVII las cosas ya habían cambiado tanto
que la riqueza y poder europeos estaban creciendo de manera
exponencial. Estaban entrando a una nueva era sin comparación.
Es uno de los eventos más importantes de la historia: el Occidente
cristiano, que estaba dividido internamente y a punto de ser
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 233
conquistado por un imperio poderoso, de pronto se proyectó con
una energía increíble, neutralizando a sus enemigos y
expandiéndose en todo el globo. El fantasma del ejército
musulmán que avanzaba, y que por siglos había representado tal
peligro para el oeste cristiano, ya no constituía una amenaza seria.
De hecho, a medida que los europeos se expandían por los
horizontes globales, olvidaron que esa amenaza había existido. El
mundo musulmán ya no se veía como un enemigo, sino
simplemente como una cultura atrasada. Desde esa perspectiva,
las cruzadas medievales comenzaron a aparecer distantes e
innecesarias. Un artefacto descartado de la niñez de la
civilización”.
Puedo decir de otra forma en qué consistió ese impulso
sorprendente que dejó sumido en el pasado al Islam, al que luego se
derrotó definitivamente en Lepanto: La Cristiandad medieval
había tenido su “insight” conforme a la terminología de Bernard
Lonergan, y una Cristiandad liberal había nacido, tan pujante en
la Europa medieval tardía como en el Renacimiento, tres siglos
anterior a la Revolución Francesa, como la que luego vimos en los
Estados Unidos y la Argentina liberales y cristianos, un modo de
ser que indefectiblemente destaca en cada lugar en que
cristianismo y libertad marchan unidos, ya que el liberalismo
clásico nace espontáneamente de lo mejor del alma humana, de la
DEFENDIENDO A THEMIS 234
bondad, la caballerosidad, el irrestricto respeto a los derechos de
los demás cada vez que se suprimen las restricciones estatales.
Sin embargo, en el momento de su apogeo vino el perigeo de la
Cristiandad como comunidad de reinos católicos, de la mano de
varios acontecimientos sincrónicos que minaron sus bases. Luego
subsistió como unidad de reinos cristianos, y finalmente subsiste
ahora espiritualizada a través de los valores que inculcó a la
humanidad a lo largo de un fructífero milenio.
44.- El fin de la Cristiandad como comunidad de reinos católicos
En este momento histórico que va entre la caída de
Constantinopla, el Renacimiento, la Reforma Protestante, el
descubrimiento de América y el Absolutismo Ilustrado es que
algunos historiadores quieren situar la presunta desaparición de la
Cristiandad. En realidad, ya lo dije otras veces, desapareció como
comunidad de reinos católicos, no como sistema de valores.
Es que con el Islam en la ex Capital del Imperio Romano, el
Protestantismo expandiéndose por lo que fuera el Sacro Imperio
Romano Germánico y el Anglicanismo decretado por Enrique VIII
de Inglaterra, otrora “Defensor de la Fe Católica”, se tornó
imposible mantener la comunidad derivada del acatamiento a una
única autoridad papal. Mientras algunos Estados permanecieron
católicos, otros, muchas veces pensando en tomar para sí los
cuantiosos bienes de la Iglesia, se hicieron Protestantes o
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 235
Anglicanos. Pese a la subsistencia de muchos valores comunes
inculcados por la Iglesia Católica durante un milenio, se disolvió
rápidamente la idea de una comunidad de reinos católicos, y
surgieron en reemplazo de ellos los Estados modernos. Si bien
entiendo que la Cristiandad subsiste hasta el día de hoy en sus
valores, no se puede negar que su representación material como
comunidad de reinos unidos por su común devoción a la Iglesia
Católica quedó en este período ya herida de muerte.
Refiriéndose a uno de esos hitos, la caída de Constantinopla,
dice Jan Duglosz, historiador polaco de esa misma época y autor de
una monumental “Historia de Polonia”, que “...la fe católica fue
atacada, la religión confundida, el nombre de Cristo insultado y
envilecido. De los dos ojos de la cristiandad, uno quedó ciego; de
sus dos manos, una fue cortada. Con las bibliotecas quemadas y los
libros destruidos, la doctrina y la ciencia de los griegos, sin las que
nadie se podría considerar sabio, se desvaneció”-
Dice por eso Mark Greengrass en su libro “La destrucción de la
Cristiandad. Europa 1.517-1.648” que “Lo que se produjo fue una
sustitución progresiva de la Cristiandad por Europa (definida
como una noción geográfica en una relación de distancia con otras
partes del mundo). Estas dos entidades diferían fundamentalmente.
La Cristiandad reclamaba la lealtad en la comunidad de creencias
de los que habían sido bautizados y que se relacionaban de modo
DEFENDIENDO A THEMIS 236
acorde con el mundo exterior. Europa, en cambio, no reclamaba
una unidad más allá de la masa continental geográfica que
representaba y la percepción emergente de la superioridad moral y
civilizadora de los diferentes estados y pueblos que la ocupaban. La
Cristiandad occidental era un gran proyecto sobre la unidad
europea que duraba más de un milenio. Su destrucción, en cambio,
fue rápida y total. En poco más de un siglo ya no quedaba de ella
más que el recuerdo”.
Pero aunque la Cristiandad se iba desgajando en nacionalidades,
subsiste hasta hoy como una feliz comunidad de valores inculcados
por el cristianismo a lo largo de un milenio, y es esa Cristiandad
subsistente la que iluminismo y marxismo se afanan por destruir, y
la que en este libro se pretende defender.
Igualmente hago notar que inclusive su sustrato material
subsistió al menos hasta la Primera Guerra Mundial, no ya como
una comunidad de reinos católicos, pero sí como una unidad de
gobiernos cristianos emparentados entre sí y partícipes todos de
similares valores. Esta versión menor de la Cristiandad, triste
remedo de la originaria comunidad de reinos católicos, subsistió
empero hasta fines de la Primera Guerra Mundial según veremos
un poco más adelante.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 237
VI.— LA CRISTIANDAD SE TIÑE DE ILUMINISMO
45.- El Siglo de las luces y los dos liberalismos
Anticipé ya que la Cristiandad, hoy subsistente en sus valores,
fue y sigue siendo objeto de asedios, y ya que remotamente derivan
del Iluminismo Franco Prusiano, los bautizaré como el “Asedio
Francés” (el Iluminismo y la Revolución Francesa) y el “Asedio
Prusiano” (el Comunismo y sus múltiples tretas que se verán más
adelante en este libro). Vamos a ver ahora al primero de ellos.
Siglos después del Renacimiento, siguiendo la historia una vez
más los rumbos abiertos por otro sacerdote —Nicolás Copérnico—
la filosofía y la metafísica quedaron rezagadas ante el saber más
constatable de los descubrimientos astronómicos y físicos y las
elucubraciones matemáticas de genios cristianos como Galileo
Galilei, Isaac Newton, Johannes Kepler.
Comenzó una tendencia a transpolar el razonamiento
matemático al ámbito filosófico, dando preeminencia a filósofos
científicos y matemáticos de la talla de René Descartes, Blas
Pascal, Gottfried Leibniz, Baruj Spinoza, y enciclopedistas como
Denis Diderot, Voltaire, Montesquieu, Juan Jacobo Rousseau,
sobre filósofos y teólogos que daban vueltas sobre lo mismo. Se
DEFENDIENDO A THEMIS 238
pensó que el elusivo “Arkhé” buscado desde los presocráticos,
estaba en las matemáticas como quería Pitágoras, y que en
consecuencia las elucubraciones metafísicas de los teólogos
pasaban a retiro. La Filosofía y el Derecho, que eran con el
cristianismo las corrientes formadoras de Occidente, fueron
erróneamente tomados como saberes deducibles racionalmente por
genios inspirados, y no como el destilado de conocimientos
acumulado por la experiencia, sistematizada en elucubraciones de
muchos siglos. Así llegamos al Racionalismo Idealista en materia
gnoseológica, filosófica y jurídica.
Mientras tanto en Gran Bretaña surgían los filósofos empiristas
británicos, como Guillermo de Ockham, George Berkeley, Francis
Bacon, John Locke y David Hume, que desconfiaban tanto de los
límites de la razón ante las magras posibilidades de acceso a los
conocimientos a través de los sentidos, como de la arrogante
pretensión del Racionalismo de ensayar leyes sociales sin el auxilio
de la experiencia. No desconfiaban en absoluto de la razón como se
los pretende presentar, sino que por el contrario, consideraban que
la razón era el instrumento que mejor permitía procesar los datos
acarreados por los sentidos, pero no el reemplazante de la
experiencia.
Si hay algo que no tienen los razonamientos de ellos es
irracionalidad. De hecho, prácticamente todo el ulterior desarrollo
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 239
de las ciencias derivó de esta reconciliación entre razón y
experiencia, y ese respeto a los conocimientos adquiridos por los
seres humanos a lo largo de siglos… pero siempre conservando el
espíritu crítico y una sana humildad ante las claras limitaciones de
nuestra razón. Dice el ya citado Wilhelm Röepke que “El extravío
del racionalismo consiste en dejarse llevar por la ilimitada
confianza en la razón, en considerarla una guía que nunca se
equivoca”… “Es el extravío de no creer en ninguna posibilidad de
extravío, de omitir todas las advertencias, barandillas y señales, y
de pasar por alto todos los enredos, engaños, trampas y paradojas
de las que se vuelve capaz el intelecto humano”.
El enfoque puesto en la individualidad desde antes del
Renacimiento, y la ola de libertad que conllevaba la Modernidad,
debían necesariamente tropezar en su camino con la Iglesia. Esto
generó según se dijo dos corrientes, que aun cuando en un primer
momento fuera difícil diferenciarlas, con perspectiva histórica
resultaron claramente distintas y en algunos aspectos, inclusive
antitéticas. Existieron por un lado muchísimos filósofos liberales,
aun agnósticos o ateos, que intentaron conciliar ambas prédicas,
tarea que no resultaba en absoluto complicada según se dijo, por la
identidad de puntos de partida de esas concepciones, respetuosas
de los derechos subjetivos básicos de Vida, Libertad y Propiedad.
Intentaron esta unificación no solamente los mentados teólogos
DEFENDIENDO A THEMIS 240
escolásticos de la Escuela de Salamanca, sino antes y después
muchos otros precursores del liberalismo cristiano, incluyendo a
Erasmo de Rotterdam y el propio John Locke. Inclusive muchos
monarcas del Despotismo Ilustrado aclararon perfectamente que
no consideraban tener más derechos que sus semejantes, sino ser
los encargados de defender los derechos subjetivos de todos los
demás.
Herederos de Guillermo de Ockham, George Berkeley, Francis
Bacon, John Locke y David Hume, los liberales Adam Smith,
Edmund Burke, Benjamín Constant, Federico Bastiat, Lord Acton,
Alexis de Tocqueville, Dugald Steward y muchos más consolidaron
esta corriente. Esta rama no confiaba tanto en la razón como en la
experiencia, y en materia económica celebraba las consecuencias
del orden espontáneo derivado de la sumatoria de millones de
voluntades individuales. A la vez era sumamente respetuosa tanto
de los derechos individuales como de las creencias e instituciones
nacidas del orden social espontáneo, en la consideración de que ello
no es en definitiva sino la manifestación libre de los pareceres de
cada uno... Era la aplicación al ámbito social del mismo principio
de respeto al orden espontáneo que preconizaban en la economía.
Eran filosófica y prácticamente empiristas-realistas de tipo
anglosajón o bien aristotélico-tomistas, muchos a la vez liberales y
cristianos —aun cuando algunos también ateos o solamente teístas,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 241
pero no opuestos a la religión—, eran prácticos y confiaban más en
la experiencia acumulada que en la razón. No eran revolucionarios
a ultranza, sino que buscaban conservar y mejorar el orden
preexistente, limitando el Poder e insuflando al mismo el credo
humanista del liberalismo.
Ésta es la corriente liberal clásica o liberal conservadora que
siguieron en América Benjamín Franklin, John Adams, Alexander
Hamilton, John Jay, Thomas Jefferson, James Madison y el
propio George Washington, y aquí Manuel Belgrano, Esteban
Echeverría, Juan Bautista Alberdi, Nicolás Avellaneda y hasta
Julio Argentino Roca pese a sus peleas con la miope curia de su
época. Esa línea es también la que continuaron en el siglo XX
Ludwig Von Mises, Friedrich Von Hayek, Wilhelm Röepke,
Leonard Read, Karl Popper, Murray Rothbard, en cierta forma
Walter Block y por supuesto Michael Novak, católico, asesor de los
más altos dignatarios de su Iglesia y pensador liberal.
Sincrónicamente, desde esa época y pese a los continuos embates
de sus enemigos, el mundo progresó en una forma increíble, como
nunca antes viera la Humanidad. De esa línea de pensamiento es
que somos directos herederos.
Pero mientras tanto fue también delineándose la otra rama del
liberalismo, la que derivaba políticamente del pensamiento
racionalista e idealista (en el sentido filosófico de los términos) de
DEFENDIENDO A THEMIS 242
corte franco—alemán y continental, usualmente atea o de un vago
teísmo, exclusivamente teórica y confiado en haber descubierto la
Piedra Filosofal de la Sociedad Perfecta a partir de las
elucubraciones de sus pensadores, esto es, de la nada. Entonces,
toda limitación que derivase de los usos y costumbres ancestrales
fue vista como una limitación a destruir: La Iglesia, la monarquía,
los Diez Mandamientos, la división de roles entre varones y
mujeres, la familia tradicional, hasta la existencia misma de los
sexos. Este otro liberalismo al que Von Hayek denomina
apropiadamente “individualismo falso”, se rió de la evolución
natural de las ideas y de la vida social, del orden espontáneo
derivado de la resultante de millones de sentires individuales y,
encabezado por la Revolución Francesa y su “Diosa Razón”, se
dedicó a intentar destruir todo lo antiguo, incluyendo a la Iglesia a
la que atacó sin intentar comprenderla, produciendo en nombre de
la libertad masacres tales como el Genocidio de La Vendée.
Esa otra rama, que ponía el acento mucho más en el ámbito
político y social que en el económico, en la libertad de las
costumbres más que en el perfeccionamiento de las instituciones
para que resultaran seguras garantías de los derechos de todos, y
en destruir lo antiguo más que en perfeccionarlo, que podríamos
denominar “liberalismo iluminista franco prusiano”, y su versión
semi analfabeta moderna del liberprogresismo, hicieron muchísimo
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 243
daño a la causa de la Libertad por su afán de destruir todo para
reconstruirlo desde cero. Ésta es la rama que con convicción dijo
—paradójicamente al igual que los socialistas, comunistas... y que
muchos de los sacerdotes a los que perseguía— que su versión del
liberalismo y el cristianismo eran incompatibles.
Aquí milita también en el Siglo XX Ayn Rand, numen
inspiradora del ensayo randiano de Ghate/Marty que se refuta en el
Apéndice 1, una “rara avis” liberal, atea y abortista, que pretendió
efectuar una síntesis del realismo aristotélico de la otra rama,
rebautizado como “objetivismo”, con bastante de Nietzsche en
cuanto a la reafirmación del ego y la negación del individuo como
prójimo y de la religión, especialmente la cristiana, y el
fundamentalismo idealista de los iluministas. Más que por su
ateísmo, por su cerrada antirreligiosidad Rand se peleó con
Friedrich Von Hayek y Murray Rothbard cuando ellos osaron
elogiar la tarea histórica de la Iglesia, y jamás perdonó que el
segundo de ellos se casara con una cristiana practicante.
Si bien en una conocida entrevista, al preguntársele cuáles son
las tradiciones intelectuales en las que se había nutrido, respondió
que todo había brotado solo de su cabeza, y por eso manifestaba no
tener ninguna deuda filosófica más que una pequeña hacia
Aristóteles —típica respuesta racionalista iluminista, que niega
por principio cualquier raíz previa—, su negada mezcla de
DEFENDIENDO A THEMIS 244
influencias aristotélicas y nietzscheanas la hizo tan proclive a
enunciar grandes verdades como a proclamar barbaridades y sumir
a muchos liberales en posturas antiliberales, dogmáticas y
cerradamente opuestas a una convergencia con el cristianismo.
De ella hablaré en extenso, por la influencia que ejerció y ejerce
en los nuevos liberprogresistas, entre ellos en el ensayo randiano de
Ghate/Marty que se refuta en el Apéndice, y que originaria e
involuntariamente motivara estas líneas.
46.- Modernidad e Iluminismo. Términos mal asimilados
En la introducción al breve pero jugoso ensayo del filósofo
argentino y liberal clásico Gabriel Zanotti denominado
“Modernidad e Iluminismo”, publicado por la Revista de Centro
de Estudios Públicos de Chile, un prologuista no identificado
—que quizá fuera el propio autor— resume el contenido del
artículo diciendo que “…la tendencia histórica que identifica a la
Modernidad con el Iluminismo es errónea. La primera no es en sí
misma iluminista y reúne ciertas características básicas que no son
contradictorias con el Catolicismo: Un proceso hacia una mayor
distinción entre las ciencias positivas y la metafísica, con un
consiguiente progreso en el desarrollo de las primeras. Una mayor
profundización en las exigencias del derecho natural y una mayor
distinción de competencias específicas de Iglesia y Estado. La
Modernidad más bien, a través del Humanismo y Renacimiento,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 245
constituye un nuevo paso en la profundización de la visión
teocéntrica del Medioevo.
Por otra parte, el esquema histórico habitual no logra distinguir
los elementos no iluministas de los iluministas en la época
postmedieval. Confundir los elementos sanos de la Modernidad con
los malsanos del Iluminismo sólo conduce a que dichos elementos
sanos no encuentren refugio en la filosofía cristiana. En síntesis, el
Iluminismo constituye una deformación de la Modernidad en el
sentido del quiebre del equilibrio natural-sobrenatural debido al
racionalismo.”
Más adelante se pregunta: “¿Es correcta esa valoración del
mundo moderno, si se comparte —como el autor de estas líneas—
la Fe Católica?”. Podrá verse cuando se refute el Ensayo de
Ghate/Marty en el Apéndice de este libro, que Zanotti desde el lado
católico —y caricaturizándolo— al relatar el pensamiento de
católicos decimonónicos anticipa literalmente, treinta y dos años
atrás de que éste se escribiera... ¡exactamente el mismo discurso
iluminista de Ghate/Marty! Es claro que unos para enaltecer, otros
para criticar ese estado de cosas, ambos, el liberalismo iluminista
franco prusiano y una parte de la Iglesia Católica que se resiste a la
Modernidad, recurren a idéntico y falaz discurso.
Expone Zanotti que: “El Iluminismo constituye, precisamente,
los elementos culturales del mundo postmedieval que son
DEFENDIENDO A THEMIS 246
incompatibles con una filosofía cristiana fundamental y la Fe
Católica. No distinguirlo de la Modernidad como tal es lo que ha
originado tantas confusiones. No es de fácil caracterización, pues
abarca autores, épocas y geografías diversas. Pero si hay algo que
constituye su más profunda esencia es su radical voluntad de
inmanencia”… “la nueva ciencia física es tomada como una
bandera contra la metafísica y la teología, elementos típicos del
“oscurantismo medieval”. La ciencia positiva y su método, más sus
resultados tecnológicos, son para el Iluminismo la única
posibilidad de conocimiento racional, quedando todo lo demás en el
reino del absurdo y el sinsentido. La afirmación de los derechos del
hombre y su libertad es afirmada sobre la base de una progresiva
negación de Dios”… “La libertad de cultos es para el Iluminismo
un resultado del indiferentismo religioso, pero no del respeto a la
conciencia”.
Más adelante expresa que “Todo esto nos es útil para aclarar
una vez más los diversos sentidos del término “liberalismo”. León
XIII llamó “liberalismo de tercer grado” precisamente a la
secularización iluminista (en su encíclica Libertas) Pero el término
también puede hacer referencia a la afirmación de los derechos
humanos —basados en la ley natural cristiana— contra el
despotismo del Estado. Y tal cosa, ¿es acaso contradictoria con la
influencia social del cristianismo? ¿No es más bien lo contrario? Un
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 247
mundo que respeta los auténticos derechos del hombre —donde el
derecho a la vida sea el más importante—; un mundo donde el
poder de los hombres esté limitado por leyes justas que impidan el
despotismo; un mundo donde la capacidad creadora y
productividad de las personas se respete, ¿qué tiene de
“secularizado” en el sentido iluminista del término? Un mundo tal
es un mundo lleno de Dios, y no al contrario”.
Concluye nuestro autor diciendo que “Confundir a los sanos
elementos de la Modernidad con los elementos malsanos del
Iluminismo sólo conduce a que dichos sanos elementos encuentren
refugio no en la filosofía cristiana, sino en los elementos iluministas
con los cuales no deberían estar. Con esa actitud, no hacemos más
que colaborar a la confusión general y consolidar el surgimiento
injusto de mucha gente, del cual habitualmente no nos
consideramos culpables. La condena ridícula a Galileo, por ejemplo,
sólo condujo a que casi toda la ciencia moderna se desarrollara
fuera del contacto con la Fe”… “Quiera Dios que todos los
pensadores católicos sigan el ejemplo de Santo Tomás, quien supo
cristianizar a toda la verdad que encontraba a veces mezclada con
el error”.
Pueden verse ahí resumidos los lineamientos centrales de este
libro. Hay que liberarse de la confusión de iluminismo con
modernismo y con liberalismo, de los cuales el iluminismo se
DEFENDIENDO A THEMIS 248
intenta continuamente apoderar como si fueran un patrimonio
personal que no le corresponde, y que por el contrario, está
continuamente pretendiendo birlar al liberalismo clásico como
manifestación laica de lo mejor de la Cristiandad.
Primeramente hablaremos de los hechos históricos que
conforme a la sesgada versión liberal iluminista franco prusiana,
dan supuestamente origen al nacimiento del liberalismo.
Por eso para terminar de redondear la historia y conocer de paso
en acción al otro liberalismo, al iluminista, tan proclamadamente
opuesto al comunismo en sus declaraciones, y a la vez tan parecido
en sus manifestaciones concretas, haré referencia a la oprobiosa
Revolución Francesa.
47.- Francia y el primer divorcio entre libertad y Cristiandad
La difundida y falaz versión de la historia de Occidente —no ya
la Cristiandad— la ve como supuesto producto del Iluminismo
francés y de la “Encyclopédie”, derivada poco después en una
sangrienta revolución que se autopostuló como el pretenso punto
de partida del liberalismo y de la modernidad. Es el que origina la
capciosa imagen del liberalismo como fundado en, y como fuente
de, egoísmo, maldad, envidia y ansias de “destrucción creadora”.
El Iluminismo fue una mera derivación menor del progreso de la
Cristiandad y de la gigantesca tarea de fusión científica y filosófica
que produjo. La Revolución Francesa fue simplemente un episodio
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 249
sangriento más, una horrenda masacre, que con Napoleón, que
paradójicamente fue quien la sofocó, dio origen a un efímero
imperio guerrero. No fue punto de partida de la Civilización
Occidental, ni debe relegar a la subsistente Cristiandad al
tergiversado medioevo. Solo ocurre que sus rebeldes y sangrientos
cultores —incluyendo por cierto a Engels y Marx— tuvieron la vil
astucia de posicionarse a sí mismos en la cronología occidental
como si sus fracasadas guerras y revoluciones hubieran sido punto
de partida de algo supuestamente nuevo y mejor, entregando el
mensaje subliminar de que las mejoras sociales pueden nacer del
caos, del asesinato, del crimen, la confiscación y la violencia.
Desgraciadamente muchos liberales actuales, de la mano de Ayn
Rand, consideran ésa la única versión del liberalismo, a la que
suelen llamar “capitalismo”, sustituyendo adoración a la libertad
por adoración al capital, como si fueran sinónimos.
La falsía de considerar a la Revolución Francesa como
verdaderamente liberal no es algo nuevo. Pero como bien señalaba
Edmund Burke al que me referiré más adelante, solamente en una
versión totalitaria iluminista y racionalista franco prusiana puede
llamarse liberal a un sistema de gobierno basado en el Terror, que
juzgaba a través de tribunales populares, y cuyos jerarcas se
sentían autorizados a confiscar propiedades, perseguir a quienes
querían practicar libremente su culto, coartar el Derecho de
DEFENDIENDO A THEMIS 250
Defensa y cortar las cabezas de los adversarios políticos. Los
jacobinos comenzaron con reyes y nobles, luego siguieron con los
clérigos, luego con los relativamente moderados girondinos, y luego
asesinando disidentes, hasta terminar guillotinados ellos mismo.
Esas características en modo alguno se condicen con el respeto
de los derechos y garantías individuales propias del individualismo
liberal clásico conservador, que denominé austro británico, típico
de la Cristiandad respetuosa del individuo. Espero que los relatos
que viene harán que muchos liberales iluministas franco prusianos
se cuestionen su poco meditada adhesión a esta orgía de maldad,
comenzada con la ingenuidad de un Rey “bueno y débil”, que citó
a los Estados Generales de Francia y terminó perdiendo su reino,
su patrimonio, su libertad y su cabeza.
48.- Francia y el iluminismo en acción. Historia del Terror
Primeramente relataré cómo empezó el Terror, explícito
nombre con que es también conocida la intensificación jacobina de
la Revolución Francesa a partir de la toma de La Bastilla. Cuando
el pueblo enardecido marchó a tomarla, su defensor, el marqués
Bernard-René Jordan De Launay, tras cuatro horas de combate
decidió rendir la fortaleza a condición de salvar la vida de los
oficiales. Luego de aceptar la rendición, los revolucionarios, tal
como suele hacer la izquierda, incumplieron su palabra y las
cabezas de De Launay y varios de sus oficiales fueron paseadas en
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 251
picas y expuestas en el ayuntamiento.
Pronto se dispuso la confiscación de todas las tierras de la
Iglesia en Francia y su subasta para respaldar el “asignado”, la
nueva moneda revolucionaria cuyo mero nombre denotaba que la
filosofía era que fuera el Estado quien asignaba, y no cada cual
quien se ganara su propio pan. Se removieron estatuas, altares y
cualquier clase de iconografía de los lugares de culto, y se
destruyeron las cruces, campanas y otros signos externos de
religiosidad. Pero la agresión contra la Iglesia recién empezaba.
En septiembre de 1.792 para festejar la legalización del divorcio,
a la que la Iglesia se oponía, tres obispos y más de doscientos
sacerdotes fueron asesinados por la multitud enardecida. Esto
constituyó parte de los sucesos que luego vinieron en llamarse
“masacres de septiembre”. Jean-Baptiste Carrier ordenó las
ejecuciones de muchos de los religiosos por supuestos delitos de
traición, por ahogamiento en jaulas que se sumergían. También en
Lyon. Joseph Fouché y Collot d’Herbois acusaron a sacerdotes y
monjas de separatismo y ordenaron diversas ejecuciones. Cientos
de sacerdotes fueron encarcelados y torturados en el Puerto de
Roquefort.
Se dictó una Ley condenando a muerte a todos los sacerdotes
que no prestasen juramento de fidelidad al régimen. El clímax de
estas políticas se alcanzó con la celebración de un acto litúrgico
DEFENDIENDO A THEMIS 252
adorando a la Razón deificada en la Catedral de Notre Dame. Se
requirió a todos los sacerdotes y obispos jurar fidelidad al nuevo
orden republicano, bajo la amenaza de destitución, deportación o
guillotina.
Luis XVI, que estaba prisionero, fue condenado a muerte y
rápidamente ejecutado. “Ruego a Dios que mi sangre no caiga
nunca sobre Francia”, fueron sus últimas palabras, ahogadas por
un redoble de tambor llamando al silencio previo a la fatal caída de
la hoja de una guillotina. Después, un sicario estatal mostró a las
masas congregadas frente el patíbulo, la cabeza del Rey ejecutado,
ensartada en una pica. El Terror llegaba a su apogeo.
En noviembre de 1.793 el consejo departamental de
Indre-et-Loire suprimió la palabra “Domingo”, cuya etimología es
“día del Señor”. Asimismo el calendario gregoriano, instituido por
el papa Gregorio XIII en 1.582 fue reemplazado por el calendario
republicano. Éste abolía el sábado, los días de los santos, así como
cualquier otra referencia a la Iglesia.
Se organizaron desfiles anticlericales y el arzobispo de París fue
obligado a abandonar sus tareas y a reemplazar su mitra por el
gorro frigio rojo, símbolo de la república francesa. Robespierre y
sus seguidores decidieron suplantar tanto al catolicismo como a su
incipiente rival, el Culto a la Razón, con una versión renovada de
este último: el Culto al Ser Supremo.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 253
De ello resultó una escisión en la Iglesia Católica francesa entre
aquellos sacerdotes que según Pío VI habían abjurado de su
religión (al haber jurado lealtad al estado francés) y los que se
mantenían fieles a Roma. Los primeros eran denominados como
“clero constitucional” y los que habían rechazado el juramento
fueron conocidos como “clero refractario”. Algo similar a lo que
ahora ocurre en China comunista.
Transcribiré el vivo relato del Genocidio de La Vendée,
seguramente el primero de la Edad Moderna, efectuado en primera
persona por el jefe de los asesinos ¿Por qué se produjo esa masacre?
Como mencionaba anteriormente, la Constitución civil del clero
requería que todos los clérigos jurasen lealtad a la misma y a la
revolucionaria Asamblea Nacional Constituyente. Como siempre,
las jerarquías fueron más complacientes que los feligreses, y así,
siete de los ciento sesenta obispos franceses rechazaron prestar
juramento, y en cambio la valiente negativa fue la postura de la
mitad de los sacerdotes de las parroquias. La consecuente
persecución al “clero refractario” y sus feligreses fue el primer
desencadenante de la rebelión de la Vendée. Los sacerdotes no
juramentados fueron exiliados o encarcelados, y rápidamente se
manifestó el apoyo popular a su decisión, determinando que los
revolucionarios decidieran aplastar toda disidencia. La brutalidad
de la represión puede resumirse en el informe de su ejecutor.
DEFENDIENDO A THEMIS 254
Dice así la carta del General Westerman al Comité de Salud
Pública: “La Vendée, compatriotas republicanos, ya no existe.
Murió bajo nuestros sables, con sus mujeres y niños. Yo la enterré
en los pantanos y selvas de Savenay. Siguiendo las órdenes que
vosotros me disteis, he pisoteado a muerte a los niños con nuestros
caballos. Y he masacrado a las mujeres: no alumbrarán más
bandoleros. No pueden acusarme de tomar un sólo prisionero: Los
he exterminado a todos... Los caminos están cubiertos de
cadáveres, y abundan en varios sitios formando pirámides. Pero los
pelotones de fusilamiento aún trabajan incesantemente en
Savenay, porque a cada momento llegan bandoleros que pretenden
rendirse como prisioneros. ¡Y ya no más prisioneros! Estaríamos
obligados a alimentarlos con el pan de la libertad, mas la
compasión no es una virtud revolucionaria”.
¿Fue eso liberalismo? ¿Tan deleznable y digna de ser escondida
es la Partida de Nacimiento de nuestro mundo actual? Un
comunista como era Alberto Camus se conmueve y en su
imperdible libro “El hombre rebelde”, igual que George Orwell,
corta pese a todo con el totalitarismo asesino, y ataca a la
Revolución Francesa, repudiando “el asesinato público de un
hombre débil y bueno” como el rey Luis XVI, destacando que en la
etapa jacobina de la revolución “nacieron el Terror estatal, la
criminalización de los opositores, se llamó traición a la crítica y se
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 255
odió a quienes prefirieran el goce al compromiso con la causa, como
contra- revolucionarios”.
49.- Rechazo del Terror por el liberalismo clásico
No voy a contar cada horrible asesinato cometido durante la
Revolución Francesa supuestamente en nombre de la “libertad”,
mal entendida como sinónimo de “ausencia de límites morales”.
Injusticias, prepotencia, sadismo, torturas, descuartizamientos,
guillotinamientos, evisceraciones, todo lo peor del género humano
está presente en este espantoso episodio, más adecuado para ser
visto como un apocalipsis zombie de masas asesinas, que un
supuesto momento cenital que diera origen del liberalismo.
Aquí se produce el primer divorcio real entre ese liberalismo y el
cristianismo, que, a diferencia de lo que ocurría con el liberalismo
clásico, con justa razón rechazó a esa orgía de maldad como una
doctrina compatible con su prédica. Es que los liberales clásicos
repudiaron estas masacres. Edmund Burke, pensador conservador
liberal clásico admirado por Friederich Von Hayek, y del que
Adam Smith —con cuyo pensamiento se encontró gracias al gran
David Hume, otro de los liberales que el iluminismo rechaza—
manifestó que era el único que pensaba exactamente igual que él,
sin haberse jamás ambos conocido personalmente, escribía en una
carta dirigida a William Smith, que “Los Jacobinos han decidido
destruir todas las estructuras de las viejas sociedades del mundo
DEFENDIENDO A THEMIS 256
para regenerarlas a su manera. Para conseguir un ejército para ese
fin, en todas partes reclutan a los pobres, mostrándoles como cebo,
los despojos de los ricos. Esta me parece ser una descripción
acertada de los principios y máximas de los ilustrados de nuestro
tiempo, llamados comúnmente Jacobinos”.
De esa sangrienta revolución proto-comunista, y de todos los
filósofos que la motorizaron, se pretende desde entonces hacer
nacer nuestra Civilización Occidental, excluyendo a su verdadero,
paciente, lento y milenario motor, la Cristiandad.
Pero me resisto a aceptar que ese vómito de malevolencia sea
liberal, o que sea el origen de nuestro mundo moderno. Fue por el
contrario, totalitarismo de izquierda puro y duro, y ha sido
machaconamente ensalzado como el origen del liberalismo para
hundirlo, y dejar establecido sutilmente que de regímenes horribles
y asesinos puede surgir algo mejor para la Humanidad, y de paso
para sugerir —tanto para sus apologetas como para sus
detractores— que el único liberalismo posible es el advenedizo
liberalismo iluminista franco prusiano, el que naciera en forma tan
terrible con esa Revolución anti-monárquica justamente conocida
como “El Terror”, y no el otro, más tradicional, conservador,
austro británico, el de los caballeros como Edmond Burke
horrorizados por los asesinatos que ocurrían en las tierras de sus
vecinos, los mismos que la Baronesa Emma Orczy relatara en su
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 257
novela “Pimpinela escarlata” y toda su zaga.
Estos héroes de ficción son los que inspiraron luego a personajes
como El Zorro, La Sombra, El Hombre Araña, El Fantasma,
Superman, Batman y a todos los héroes de los niños anteriores a la
liberprogresía, buenos, valientes y caballerosos, esto es, los típicos
ejemplares que Ayn Rand consideraría despectivamente como
“altruistas”, que luchaban por mejorar la vida de los demás en
lugar de despreciar a la sociedad, trauma que la llevó a que en sus
novelas los personajes destruyeran sus propias creaciones o se
escondieran en un Valle inaccesible.
Anecdóticamente, Emma Orczy, que era creyente, escribió en su
autobiografía “Eslabones en la cadena de la vida”, que: “Muchas
veces me han preguntado: “¿Pero, cómo se le ocurrió La Pimpinela
Escarlata?” Y mi respuesta siempre ha sido: “Era la voluntad de
Dios que lo hiciera”. Y a ustedes, los modernos, que tal vez no sean
creyentes como yo, les diré: “En la cadena de mi vida había
muchos eslabones, todos los cuales tendían a llevarme al
cumplimiento de mi destino”.
50.- El fin de la Cristiandad como unidad de reinos cristianos
Pese a que como se dijo los cimientos materiales de la
Cristiandad como comunidad de reinos católicos habían sido
bombardeados por obra de la sincrónica caída de Constantinopla,
la Reforma Protestante, el surgimiento de las Nacionalidades, el
DEFENDIENDO A THEMIS 258
Iluminismo y la Revolución Francesa, empero la Cristiandad como
unidad material entre gobiernos cristianos emparentados y afines
entre sí subsistió aún un siglo más a la Revolución Francesa, con el
pacto que a iniciativa del Zar Alejandro I de Rusia, Francisco I de
Austria y Federico Guillermo III de Prusia, firmaron estos países
en Septiembre de 1.815, tres meses más tarde de la conclusión del
Congreso de Viena, en donde pretendieron adunar el absolutismo
monárquico con el cristianismo, básicamente esta vez el no católico.
Aunque era un pacto de naturaleza política, formalmente sus
signatarios se guiaron por principios de carácter religioso y
cristiano.
La Santa Alianza tuvo como objetivo primordial el
mantenimiento del absolutismo en Europa tras la caída de
Napoleón, e impedir el surgimiento y propagación de movimientos
revolucionarios. Luego se sumaron Inglaterra meses más tarde
(Cuádruple Alianza) y la propia Francia en 1.818 (Quíntuple
Alianza), celebrando varios congresos que sirvieron para
garantizar el mantenimiento del compromiso (Europa de los
Congresos) y mantener la situación internacional bajo control.
Esta Santa Alianza intervino en 1.821 cuando las tropas austríacas
se involucraron en Italia para restituir el absolutismo en el Reino
de las Dos Sicilias (Nápoles y Sicilia), o con la intervención de las
tropas francesas en 1.823 en España a través de los llamados “Cien
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 259
Mil Hijos de San Luis”, que terminaron con la experiencia
constitucional del denominado Trienio Liberal (1.820-1.823) y
restauraron al rey Fernando VII como rey absoluto. Pero esta
Santa Alianza concluyó su accionar en 1.825, tras la muerte del su
principal organizador, el Zar Alejandro I de Rusia.
Luego de ello, y pese a que su declive como centro material de
poder se hacía evidente, hasta la Primera Guerra Mundial Europa
la nueva generación de monarcas europeos seguía conformando
una red unida por estrechos vínculos de parentesco y una similitud
de pensamientos que, aún siendo algunos ortodoxos, otros
anglicanos, otros protestantes, y pese a que pocas de ellas
voluntariamente hubieran decidido autolimitarse con una
Constitución, incluían por cierto una idéntica fe cristiana que
atemperaba el absolutismo de sus funciones.
El zar Nicolás II, el káiser Guillermo II y el rey Jorge V de
Inglaterra eran primos. Asimismo, el káiser y el zar eran también
tataranietos del zar Pablo I. A la vez, el káiser, el rey de Inglaterra
y la esposa del zar, Alejandra de Hesse-Darmstadt, eran nietos de
la reina Victoria. En España, Alfonso XIII estaba casado también
con una nieta de ésta, y su madre estaba emparentada con el
emperador de Austria. En un intercambio epistolar Guillermo II de
Alemania se dirige al zar Nicolás II como “Tu sinceramente amigo
y primo”, y éste le contesta como “tu querido Nicky”. Al estallar la
DEFENDIENDO A THEMIS 260
Gran Guerra Guillermo II, refiriéndose al zar y al rey de Inglaterra,
exclamó “¿Pude acaso haber soñado que Nicolás y Georgie me
engañarían? ¡Si mi abuela viviera, jamás habría permitido esto!”.
Anecdóticamente, tras la efímera y olvidada “Primera guerra
balcánica” inmediatamente anterior a la Primera Guerra Mundial
—que fuera paradójicamente llamada en su momento la “Guerra
para terminar con todas las guerras” cuando fue la semilla de
prácticamente todas las siguientes— se reunieron en 1.912 en
Londres los embajadores de las grandes potencias para garantizar
la paz arribada entre el Imperio Otomano y los países balcánicos.
Y los representantes de Viena (conde Albert Mensdorff), Alemania
(príncipe Karl Lichnowsky) y Rusia (conde Alexander
Benckendorff) eran primos entre sí.
Con la Primera Guerra mundial todo cambió. Desaparecieron el
Imperio austro-húngaro y la Rusia zarista, y Alemania pasó a ser
una república. Las nacionalidades dejaron de estar unidas en una
única Cristiandad, para disgregarse en Naciones y Estados
aparentemente aislados entre sí.
En su libro “Democracia. El dios que fracasó”, el austríaco
Hans- Herman Hoppe, autor liberal clásico, lo resume: “La I
Guerra Mundial trazó una de las grandes divisorias de la historia
moderna. A su término se completó una transformación de todo el
mundo occidental, pues el gobierno democrático-republicano y la
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 261
soberanía popular que arrancaron con la Revolución francesa
sucedieron al gobierno monárquico y a la soberanía del Rey. En
1.914 sólo había en Europa tres repúblicas —Francia, Suiza y,
desde 1.911, Portugal—; únicamente la monarquía de Reino Unido,
entre todas las europeas, podría considerarse como un sistema
parlamentario, es decir, un régimen en el que el poder supremo está
investido en un Parlamento electo. Apenas cuatro años más tarde,
después de que los Estados Unidos entrasen en la contienda
europea, determinando decisivamente su resultado, casi todas las
monarquías desaparecieron”.
A consecuencia de ello, el iluminismo franco prusiano proclamó,
y mucha gente le creyó, que había sustituido a la Cristiandad, y
que de ella no quedaba más que el recuerdo. Desde el colegio
secundario se enseña que supuestamente el liberalismo nació con la
Revolución Francesa, cuando según vimos fue en realidad una
consecuencia natural de las enseñanzas cristianas a lo largo de
siglos. Para consolidar el relato iluminista, se cambió a la
Cristiandad de nombre para llamarla sucesivamente “mundo
Occidental y Cristiano”, “Civilización Occidental y Cristiana”,
“Civilización Occidental”, y finalmente “Occidente” o aún con el
mote marxista de “Sociedad Capitalista”, borrándose
continuamente el origen cristiano del mundo en que vivimos.
DEFENDIENDO A THEMIS 262
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 263
VII.— EL NEOILUMINISMO ATACA A LA CRISTIANDAD
51.- La Cristiandad Republicana y la sonrisa de la libertad.
Es sabido que un siglo y medio antes de la Revolución Francesa,
los Padres Peregrinos —nótese la connotación religiosa de la
denominación— un heroico grupo de 102 hombres, mujeres y niños
partieron de la ciudad inglesa de Plymouth en septiembre de 1.620
rumbo a Jamestown, en Virginia en la histórica Mayflower. Al
acercarse a las costas de la actual Massachusetts, las fuertes
corrientes y los vientos que dificultaban la navegación, los
decidieron a instalarse en las tierras que tenían enfrente. El 21 de
diciembre de ese año los 102 pasajeros del Mayflower y los 30
tripulantes desembarcaron, acontecimiento que se recuerda todos
los años en el “Día de Acción de Gracias”.
Así nació casi milagrosamente el primer ensayo de una
Cristiandad republicana, buscando armar una sociedad ideal
cristiana y libre en tierras entonces casi desérticas y salvajes,
tomando como normas de vida los valores de la Cristiandad y la
libertad, y enseñando con su ejemplo la tolerancia en materia
religiosa a la propia Inglaterra.
Siendo los Peregrinos del Mayflower religiosos, era lógico que
trasplantaran a Estados Unidos su visión, unida a una natural
repulsa cristiana por las guerras “religiosas” —en realidad, guerras
DEFENDIENDO A THEMIS 264
de poder disfrazadas de disputas que en el fondo a los monarcas
solían tener sin cuidado—, que habían llegado al extremo de que en
su Patria natal el anglicanismo había nacido decapitando a Santo
Tomás Moro por sostener la autoridad papal, y caóticamente se
persiguiera a los católicos por antimonárquicos y a los protestantes
por herejes.
Ese pensamiento perduró también durante su Independencia.
Para ellos la religión era esencial y vital para un buen gobierno.
George Washington decía que “No se puede gobernar
correctamente sin Dios y la Biblia”. Igual que en Inglaterra se
mantuvo allí una religiosidad que distinguía notoriamente a su
Revolución Americana de la Francesa, al punto que la Declaración
de la Independencia de Estados Unidos rezaba que “Sostenemos
como evidentes estas verdades: que los hombres son creados iguales;
que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables;
que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la
felicidad”, y en que el Dólar Estadounidense se grabó
expresamente “In God we trust”.
El carácter profundamente religioso y no ateo de la revolución
que tuvo su origen en Estados Unidos de Norteamérica es
destacado por el católico Gilbert K. Chesterton diciendo en “Lo
que vi en América” que “Estados Unidos es el único país del
mundo que está fundado sobre un credo. Ese credo aparece con
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 265
lucidez dogmática y aun teológica en la Declaración de la
Independencia”.
Todos los “Padres Fundadores” eran cristianos, salvo Jefferson
y Franklin que se proclamaban deístas —aunque el segundo
propuso que la Convención Constitucional se abriera con unas
sesiones de oración a un Dios personal, exponiendo que “He vivido,
Señor, mucho tiempo, y entre más vivo, más pruebas convincentes
veo de la verdad que Dios gobierna en los asuntos de los
hombres”— y ninguno era ateo. Charles Caroll, Robert Treat
Paine, Benjamin Rush, Richard Stockton, John Witherspoon,
John Hart, Roger Sherman, William Samuel Johnson, Patrick
Henry, eran claramente cristianos practicantes.
Los pocos “deístas” de los tiempos de la Independencia de los
Estados Unidos tenían una creencia que mezclaba cristianismo,
religión natural y racionalismo. Thomas Jefferson consideraba a
Jesús un buen maestro de moral aunque no aceptaba su deidad y
su poder de hacer milagros, y Benjamin Franklin según ya se relató,
propuso que la Convención Constitucional se abriera con unas
sesiones de oración a un Dios personal, lo que lo acercaba mucho a
una suerte de cristianismo primitivo. Luego de su Independencia, a
fines del siglo XIX y en contra de la visión franco prusiana, estaba
creciendo inconteniblemente en Estados Unidos la libertad sobre la
base de un republicanismo totalmente cristiano.
DEFENDIENDO A THEMIS 266
Mientras tanto en Europa, luego del apaciguamiento de la
Revolución Francesa vinieron tiempos un poco más tranquilos.
Con el advenimiento de Napoleón Bonaparte se produjo la
ejecución de sus sanguinarios cabecillas, empezando con
Maximiliano Robespierre, y siguiendo con la coronación de
Napoleón como Emperador en presencia del Papa Pío VII, que
demostró —al margen del detalle de no permitir el Corso ser
coronado por la Iglesia y ponerse él mismo la corona— la voluntad
de restablecer las relaciones entre Francia y la Iglesia, desgarradas
en la Vendée. El racionalismo iluminista estaba en declive.
Con el correr del tiempo, en el siglo XIX la izquierda se hizo
definitivamente totalitaria y destructiva, como lo demuestran los
continuos atentados de los anarquistas, y los primeros escritos de
Marx y Engels dedicando buena parte de su obra a criticar a las
otras versiones menos combativas del socialismo. Mientras tanto
su aliado liberal de entonces, el liberalismo iluminista franco
prusiano, embrionario germen del liberprogresismo en la
Ilustración, fue perdiendo en Francia su virulencia y, pese a
episodios aislados como la Comuna de París de 1.848, derivando
paulatina e imperceptiblemente hacia un liberalismo clásico, hasta
llegar ambos liberalismos a olvidar su pasado de disidencias e
inclusive la necesaria distinción entre los dos. De hecho, ya se
había volteado al Absolutismo.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 267
Este temporal adormecimiento del liberalismo iluminista franco
prusiano produjo, si no en las doctrinas, sí en la práctica un
relativo nuevo acercamiento del liberalismo al cristianismo en el
Siglo XIX, un súbito florecimiento económico de las naciones y un
relajamiento del autoritarismo. Si el cristianismo había podido
suavizar a los bárbaros y a los indígenas, también podía hacer lo
propio con los iluministas.
52.- Ayn Rand y el segundo divorcio entre Iglesia y liberalismo
Pero el venturoso acercamiento entre el liberalismo clásico y el
cristianismo fue prontamente saboteado a fines del siglo XIX y
principios del siglo XX por una segunda ola de intolerancias
mutuas. Tres precursores y sus seguidores minaron el precario y
feliz entendimiento entre el cristianismo y el liberalismo, esto es, el
nuevo florecimiento de la Cristiandad.
Este nuevo divorcio fue conducido y capitalizado
paradójicamente por tres pensadores irreconciliables entre sí: Pío
IX con su Encíclica “Quanta cura” (más conocida por su Syllabus),
denostó erróneamente al liberalismo en general, y al hacerlo tomó
distancia con la vida, la libertad y la propiedad que la Iglesia había
enseñado desde siempre, sin efectuar una clara distinción entre esos
dos liberalismos tan distintos antes de efectuar su generalizada
anatema. Años más adelante, ya a principios del Siglo XX, Ayn
Rand del lado liberal iluminista respondió armando un
DEFENDIENDO A THEMIS 268
neoiluminismo más soberbio y menos racional que el de siglos atrás,
reelaborando toda una teoría filosófica, “objetivismo”, que
tomaba prestados conceptos de dos brillantes y oscuros filósofos
que —más curiosa que paradójicamente—, terminaron sus días en
el manicomio: Friederich Nietzsche y Auguste Comte. Y
finalmente Antonio Gramsci capitalizó ese nuevo e innecesario
divorcio para el lado comunista
Mientras Ayn Rand seducía a los adormecidos liberales
iluministas con su furibunda antirreligiosidad, diciendo que la
madre de todos los problemas de la humanidad era la
“irracionalidad” de la religión, el “altruismo” (definido por ella
como un esquizofrénico sentimiento que lleva a la gente a hacer
voluntariamente lo que no quiere hacer, engendro
autocontradictorio si los hay ya que por definición lo que se hace
voluntariamente es lo que se quiere hacer), y haciendo a la vez un
elogio del “capitalismo” y del “egoísmo”, Antonio Gramsci
pretendió, aprovechando las desavenencias entre los otros dos,
llevar al bando socialista a todas las personas religiosas y de buena
voluntad con su táctica de sabotear desde adentro lo que él
denominaba la “Superestructura Ideológica” de la Cristiandad.
53.- Ayn Rand y la crítica al altruismo
¿Quién fue entonces, desde el lado liberal, la principal voz crítica
hacia la Iglesia a principios del Siglo XX? Ayn Rand. Una autora,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 269
novelista, ensayista y filósofa rusa que queriendo ser guionista
cinematográfica, había llegado en su juventud a Estados Unidos
huyendo del comunismo aprovechando una visa temporaria, y que
en su juventud trabajó de extra en Hollywood como una de las
judías que seguían a Jesucristo camino al Calvario en la obra “Rey
de Reyes”.
Aparentemente quedó tan impresionada por el sacrificio de Él
en la cruz, que llegó a convertir su oposición al sacrificio y al
altruismo en el centro de una visión filosófica que denominó
“objetivismo”, una suerte de “mélange” filosófica que reivindica a
Aristóteles como paladín de un neoiluminismo presuntamente
“racionalista” que hasta hoy repudia como “irracionales” a la flor
y nata del empirismo (John Locke, David Hume, Adam Smith y
Adam Ferguson), de cuyo seno habían surgido las mejores síntesis
del liberalismo clásico.
Fue ideológicamente más destructiva que los propios
iluministas anteriores, ya que ellos eran contrarios a la Iglesia
Católica, pero no a la religión en sí. La principal inquina de los
iluministas contra ella era su histórica cercanía con las monarquías
sin comprender que era la forma que había encontrado de limitar
su autoridad por la moral. Pero una vez efectuados los
acomodamientos políticos, ideológicamente podían buscarse
nuevos puntos de acercamiento. En definitiva, la búsqueda de
DEFENDIENDO A THEMIS 270
Libertad, Igualdad y Fraternidad de los iluministas primeros, aún
cuando en la práctica hubiera conducido al Terror, era conciliable
con una Iglesia que seguía creciendo con los aportes de cada
porción de la verdad emergente de cualquier fuente del intelecto
humano, convencida de que toda verdad es cristiana.
En cambio Rand armó una filosofía conforme a la cual
supuestamente no se pudiera ser a la vez liberal y cristiano. Tomó
para el liberalismo el mote despectivo de “capitalismo” que le
había dado Marx, proclamó como su motor el “egoísmo” en lugar
del respeto a los derechos del prójimo, y convirtió al “altruismo”
—una forma tan válida como cualquiera de disponer de su
propiedad— en un supuesto pecado contra la libertad. Consideró a
las limitaciones morales al egoísmo que proclama en una cuestión
de “racionalidad” y no de moralidad. Desacralizó la vida y por
atrás de ello, el carácter absoluto de todos los derechos subjetivos,
al proclamar que el hijo en gestación no tiene un derecho propio a
la vida en contra de la libertad de su madre. Sus personajes fueron
todos una mezcla del “Superhombre” de “Así hablaba Zaratustra”
de Friedrich Nietzsche, y de Thomas Stockmann, el “Enemigo del
Pueblo” del drama homónimo de Henrik Ibsen.
Toda su filosofía puede ser vista como una brillante exposición
de “neolengua” —el feliz término acuñado por George Orwell en su
novela “1.984” para referirse a las dificultades de pensar generadas
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 271
por deliberadas confusiones idiomáticas de términos cuyo sentido
se va perdiendo— explicada a veces como inverosímiles discursos
de los personajes de sus novelas por cierto subidas de tono, con un
estilo de proclama épica y motivadora curiosamente muy similar a
las del “Manifiesto Comunista”, y un indisimulable desprecio por
la ingenua alegría y bonhomía del hombre común. No es de
extrañar que sus personajes sean superhombres providenciales que
odian a sus enemigos, la gente común que no reconoce su
superioridad, personajes claramente similares al “Enemigo del
Pueblo” de Henrik Ibsen, o al “Superhombre” de Nietzsche…
precisamente dos de los autores favoritos de Adolf Hitler, ni que
uno de sus libros se titule justamente “Manifiesto Romántico”.
En sus discursos continuamente da Rand a las palabras sentidos
diferentes a los usuales, armando su propia jeringoza conforme a la
cual el “altruismo” supuestamente no resulta incompatible con
lesionar a los demás, sino más bien es por arte de birlibirloque la
causa que lleva a los guerrilleros musulmanes, supuestamente en
calidad de “sacrificio expiatorio”, a ponerse un chaleco erizado de
granadas y explotar llevándose consigo a trescientos inocentes.
Obviamente, decidir volarse en mil pedazos es una muestra de
sacrificio, pero no precisamente de “altruismo”, salvo torturando
el sentido de las palabras. La oigamos.
Con relación a quienes propician el altruismo, dice que “Los
DEFENDIENDO A THEMIS 272
condeno. Los considero “malvados”. Altruismo no significa
simplemente ayudar a otros. Significa sacrificarte a ti mismo por
otros. Poner el interés de otros por encima del tuyo. Es la persona
que se auto-sacrifica la que es un altruista”.
Por supuesto, su terminología es terriblemente equívoca.
Apenas indagamos qué significa para ella “auto sacrificarse” (ser
altruista, en su definición), llegamos a un círculo vicioso: Si alguien
lleva a cabo una obra generosa voluntariamente, por grande que
sea el desprendimiento, no es según ella un sacrificio. O sea, alguien
solamente es altruista según su extraña concepción, “cuando
-voluntariamente-quiere-hacer-lo-que-no-quieres-hacer”. Una
suerte de cuadratura del círculo, ya que en materia de acciones
voluntarias, si algo es hecho voluntariamente, por definición quien
lo hizo quería hacerlo, y por su propia definición, dejó de ser
altruismo, dejó de ser sacrificio.
Con esto, y como se dio cuenta de que su postura a favor del
egoísmo era insostenible al excluir todo tipo de benevolencia,
intentó reducir a su antagonista, el altruismo, a un caso
autocontradictorio “ex definitio” y en todo caso marginal. Y a
sabiendas de que una postura contraria a amar al prójimo no podía
ser aceptada salvo imponiendo a los demás su propia escala de
valores, dijo que contra lo que combatía no era contra la natural
benevolencia y amor al prójimo que todo el mundo entiende por
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 273
altruismo, sino contra la esquizofrénica definición que dimos
anteriormente.
La oigamos nuevamente: “Lo que quiero decir con “sacrificio”,
y lo que normalmente se entiende por ello, es abandonar algún
valor que es importante para ti, a cambio de otra cosa que es un
valor inferior o un “no-valor”. No, no apruebo. Ahora bien, si amas
a tu marido o a tu esposa, y tienes que, digamos, elegir entre gastar
dinero por tu cónyuge si está enfermo, o ir a una discoteca, no es un
sacrificio gastar dinero para tu cónyuge si él o ella es tu valor. Eso
es lo que quieres hacer. Pero si por ejemplo dejas que tu marido
muera para poder salvar al marido de tu vecino (o a la esposa), eso
sería altruismo”. “Si rechazas o renuncias a algo (o a alguien) que
es valioso para ti, en favor de alguien que es un completo extraño,
o peor aún, un enemigo; si sacrificas a un amigo por un enemigo,
eso es altruismo. Y la cuestión es, simplemente: ¿Cuál es la
jerarquía de valores? Si algo que es importante para ti requiere un
gran esfuerzo de tu parte, eso no es sacrificio. Pero si abandonas tu
carrera porque quieres que tu competidor o un rival tenga más
éxito, eso ciertamente sería un sacrificio repulsivo y muy
malvado”.
Esta balbuceante e incoherente explicación de su tesitura
demuestra sus enormes huecos lógicos, la velada intención de
imponer al otro cuál “debe” ser su escala de valores, y la negación
DEFENDIENDO A THEMIS 274
del principio básico de la praxeología de Ludwig Von Mises,
conforme al cual cada acción determina “ex post facto” cuál era la
preferencia. Por definición, si alguien dejó que su marido muera
para salvar al marido de su vecino es porque esa persona le importó
más que el marido propio, y si quiso abandonar su carrera porque
quería que otro tuviera éxito en la suya, eso le importó más que su
propia carrera. Y si es así, dentro de su definición, tampoco en esos
ejemplos existiría un “sacrificio”. O sea, para justificar su ataque
al altruismo, identifica altruismo con sacrificio, y a su vez sacrificio
con incoherencia y estupidez, con abandonar algo que uno desea
por algo que no desea. Dice atacar un sinsentido, y dice que para
ella altruismo y sacrificio es querer hacer lo que para uno mismo no
tiene sentido, porque es preferir algo que para uno tiene menor
valor a algo que para uno mismo tiene más valor. Así, “pour la
galerie” convierte su absurda crítica al altruismo en un
supuestamente convincente ataque a la incoherencia, y con eso
consigue en algunos casos convencer de que el altruismo es malo, y
de que combatirlo no es una tentativa de imponer su propia escala
de valores, sino ser “filósofa”. Pero siempre en sus ejemplos se
encierra en una definición de sacrificio que escapa de la tautología
básica implícita en la praxeología de Ludwig Von Mises —y de
todo el liberalismo— de que “si hago algo libremente, lo que hago
demuestra lo que quiero”.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 275
Así como los monarcas anteriores a la Revolución Francesa
prohijaban a los Rousseau y los Voltaire, Estados Unidos recibió
alborozado a Ayn Rand sin entender el seductor veneno que traía
consigo para herir de muerte a la Cristiandad. La aceptación de las
tesituras randianas llevan necesariamente a un choque absurdo y
artificial entre liberalismo —entendido a la manera randiana— y
cristianismo, ya que con ella los desencuentros entre el liberalismo
clásico dejan de ser simples incomprensiones mutuas subsanables,
para tornarse en una supuesta, artificial e inexistente
incompatibilidad lógica entre ser cristiano y liberal, ya que por
definición —en su definición, por supuesto— una enseña un
altruismo presuntamente opuesto a las enseñanzas del otro.
Pero la táctica era clara. Rand quiso —y en gran medida
consiguió— poner definitivamente y desde sus presupuestos
filosóficos de base, a la Iglesia en contra del liberalismo, para
quedar ella como la supuesta única defensora de la libertad,
atacando la idea misma de altruismo. El silogismo no explicitado
es muy simple: Si el altruismo es —supuestamente— la fuente de
todos los males, y quien enseña el altruismo es la Iglesia, la
enemiga del mundo es —también supuestamente— la Iglesia.
54.- Ayn Rand y una definición errónea elevada a filosofía
La definición de “altruismo” de Ayn Rand —tomada de
Auguste Comte, receptada acríticamente por la Real Academia
DEFENDIENDO A THEMIS 276
Española de la Lengua, y por desgracia especiosamente
interpretada por ella— considera tal a la “Diligencia en procurar el
bien ajeno aun a costa del propio”.
De por sí la definición es incorrecta, ya que basta con procurar el
bien del otro (“alter”) para ser altruista, no siendo necesario en
todos los casos, ni agregando nada a la definición, procurarlo “aun
a costa del bien propio”. Con su error de base, pese a todo, al menos
en la definición de Comte quedaba claro que la resignación del
interés propio no era esencial para que existiera altruismo, tal
como surge de la utilización de la palabra “aun”, que demuestra
que existen casos no límites de altruismo sin requerirse ese último
requisito del sacrificio del interés propio. De todas formas, aclaro,
Comte no era liberal ni siquiera en el sentido iluminista. Ya cité
que Von Mises recuerda que murió loco, al igual, dicho sea de paso,
que Nietzsche, otro de los ídolos de Ayn Rand. John Stuart Mill,
un liberal iluminista franco prusiano pese a ser inglés, dice empero
que Comte propicia “... un despotismo de la sociedad sobre el
individuo, imponiendo cualquier cosa contemplada en el ideal
político del más rígido disciplinario entre los filósofos antiguos”.
Pero eludiendo elementales nociones de teoría de conjuntos
(“altruismo” es un conjunto que contiene a “sacrificio”, pero que
no se identifica con aquél), Rand tergiversa esa mala definición
para decir que el altruista es alguien que siempre y necesariamente
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 277
procura el bien ajeno a costa del propio. Un razonamiento tan
obviamente falaz como oír decir “Para Argentina, tienen su
nacionalidad todos los nacidos en cualquier territorio argentino,
aun las Malvinas”, y sostener que de ello surge que para ser
argentino necesariamente haya que haber nacido en esas
disputadas islas. Claro, tergiversando la frase a criticar, la crítica es
muy sencilla. Basta con demostrar que hay gente nacida en Jujuy,
en Córdoba, en Buenos Aires, en Neuquén, en Mendoza o en
Corrientes, para demostrar la falsedad de la afirmación —que en
realidad no sostiene nadie— de que para ser argentino haya que ser
malvinense.
Con esa tergiversación y obvia falacia lógica, define al
“altruismo” como la actitud esquizofrénica de alguien que “quiere
hacer lo que no quiere hacer”. Y tal definición delirante la lleva a
criticar, no al altruismo en sí, sino su propia definición tergiversada,
como un caso de incoherencia interna, generando una confusión al
aceptar la benevolencia pero rechazar el altruismo, en su
antinatural definición.
Cuando se le muestra casos de altruismo verdadero, de amor al
prójimo, dice “eso es benevolencia”. La traducción de su
terminología en clave cristiana sería algo así como: “Altruismo”
randiano: Una contradicción en sus términos, consistente en algo
así como hacer lo que no se quiere hacer. “Benevolencia randiana”:
DEFENDIENDO A THEMIS 278
El verdadero altruismo, el amor al prójimo cristiano. “Egoísmo
racional” randiano: Comportamiento lícito pero no embellecido
por el amor al prójimo. “Egoísmo irracional” randiano:
Comportamiento ilícito. Con su lenguaje, que no es el coloquial,
generó así una serie de confusiones que alejaron del liberalismo en
forma absolutamente innecesaria a muchísima gente.
La disyuntiva real es entre libertad por un lado, que puede
derivar tanto de lo que Rand llamaría un egoísmo racional y
civilizado, como también de un altruismo racional y civilizado, y
siempre voluntario —lo que Ayn Rand llamaría “benevolencia”
para no tener que aceptar la existencia de un altruismo racional y
no sacrifical— y totalitarismo por el otro lado, que puede derivar
tanto del supuesto, sicópata y marginal falso “altruismo”
irracional, sacrifical, prepotente e impuesto coactivamente a los
demás, si es que algo de eso existe, como más normalmente, del
egoísmo irracional y prepotente de quien se hizo con el poder y lo
usa en su propio beneficio invocando un supuesto “altruismo”
fingido, haciendo caridad con dinero ajeno para sustraer el vuelto.
Sacando el común denominador, la verdadera alternativa se da
como siempre entre la libertad, racional y civilizada por un lado,
representado por las conductas que Rand llamaría “egoísmo
racional” y “benevolencia”, y un cristiano consideraría el mero
actuar lícito y el amor al prójimo; y totalitarismo, irracional y
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 279
prepotente por el otro, representados por lo que ella definiría
erróneamente como un “altruismo” sacrifical y un cristiano
llamaría incoherencia, y por lo que ella llamaría “egoísmo
irracional” y un cristiano denominaría un obrar malvado. En
realidad, así traducido su lenguaje críptico, las conductas que
acepta (“benevolencia” y “egoísmo racional”) en su definición, no
son otra cosa que las dos alternativas válidas del comportamiento
coherente lícito: Comportarse lícitamente, amando al prójimo, o
comportarse lícitamente pero sin hacer nada por él. Las otras dos
serían repudiadas por cualquier cristiano: El supuesto “altruismo”
por incoherente y autocontradictorio, y el “egoísmo irracional” por
ser el verdadero egoísmo malvado.
Hasta este punto, podría pensarse que todo se trata de una
confusión lingüística subsanable, de un juego de definiciones
absolutamente irreal en la cual se critica a alguien a la vez quiere
hacer algo y no quiere hacerlo, y Rand dice que es contra ese
imposible y no contra la natural “benevolencia” humana contra lo
que escribe. Pero los ejemplos que dan ella y sus seguidores
muestran que en realidad pretende imponer a los demás una escala
de valores.
En realidad la generosidad y la nobleza son tan naturales al
hombre como el egoísmo. Posiblemente nuestros antecesores se
unieron antes para defenderse entre sí, y no necesariamente por
DEFENDIENDO A THEMIS 280
cuestiones egoístas, que para comerciar. Cuestionar la generosidad,
la nobleza, la preocupación por los demás, aparte de falso y de
constituir una intromisión en las escalas de valores ajenas, es
desprestigiante del liberalismo frente a la mayoría, y termina
aceptando como supuestamente cierta y realmente cristiana una
versión socialista de la “caridad” que de ella no tiene más que el
nombre, consistente en sacar a unos con la excusa de dar un poco a
otros, y quedarse con la diferencia.
Predicar que no puede existir un altruismo que no llegue a la
alienación y negación propia, y asimilar además el sacrificio de lo
propio con el saqueo y la distribución de lo ajeno, son conceptos
neo lingüísticos totalmente erróneos sacados de una interpretación
mal hecha de una definición mal hecha por un orate como Auguste
Comte, y considerar que la prédica en beneficio del altruismo
primero implica abrir la puerta al saqueo, constituye un “non
sequitur”.
Es curioso recordar es que el liberalismo está en muchos lugares
del mundo sostenido por la filantropía de personas a las que los
“think tanks” les cobran ingentes sumas por enseñar que hacer
filantropía es malsano.
Y de todas formas, no resulta claro —al menos nunca terminé
de entender— por qué se asimila lo que Rand llama “moral del
sacrificio”, con sacar dinero a los demás para satisfacer las propias
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 281
ideas acerca de la distribución de la riqueza, que muchas veces
incluye quedarse con el vuelto, ensayo totalitario practicado una y
mil veces por el comunismo ateo, y considerarlo además una
supuesta característica de las enseñanzas religiosas, concepción
que tiende a abrir una brecha inexistente entre liberalismo y
religión, especialmente cristiana, con la consecuencia no deseada de
disminuir innecesariamente adhesiones al liberalismo.
Con estas piruetas incoherentes, a una sociedad que llevaba dos
mil años enseñándoseles de la virtud de amar al prójimo como a sí
mismo, se le dijo de repente que para ser liberal supuestamente
había que borrar toda una escala de valores que muchísimas
generaciones han aprendido y aprenden a lo largo de su vida. Y en
lugar de intentar asimilar como propias estas enseñanzas
milenarias, se las regaló apresurada e innecesariamente al
socialismo, que con mucho más inteligencia aceptó el regalo y se
dedicó a proclamar que lo suyo es lo más compatible con las
consignas cristianas.
55.- Ayn Rand y el supuesto egoísmo racional
Luego de vapulear su propia definición falaz de lo que es el
altruismo, Rand erige otro pilar del sistema de Rand en el egoísmo,
al que elogia en su libro “La virtud del egoísmo”. Con cierta
endeblez filosófica, y una irracionalidad que resulta curiosa en
quien se postula como adalid de la razón, Rand no encuentra un
DEFENDIENDO A THEMIS 282
límite al egoísmo del ser humano en el temor a ningún castigo
futuro, ni en la esperanza de ningún premio, en las enseñanzas
cristianas o religiosas, y ni siquiera en un sentimiento moral, en la
asociación de ideas, en la simpatía recíproca o en el sentido del
deber, todas para ella explicaciones irracionales, sino
supuestamente en la razón, dando nacimiento a su teoría del
“egoísmo racional”. Esta fe irracional en la razón es propia del
iluminismo, y por eso es que dije que su postura es neoiluminista.
Como ya anticipé, Rand considera que el egoísmo malo es el
irracional, y el bueno el racional. Rand se encandiló con las
afirmaciones sobre el egoísmo de Nietzsche y la “Voluntad de
Poder” de su “Superhombre” —de hecho, los libros de Nietzsche
fueron de los pocos que ella llevó consigo a Estados Unidos—, y
pretendió perfeccionar a ese maligno y seductor superhombre
amoral y depredador que tan bien describía el orate alemán,
intentando limitarlo a través de la razón, ya que consideraba que
las explicaciones cristianas acerca de que la conciencia moral nos
decía lo que era bueno o malo, supuestamente constituían una
explicación irracional. Y ahí está la base del problema, ya que al
limitar el egoísmo con la razón, Rand confundió moralidad con
racionalidad. Así, al presuponer que obrar el mal es irracional,
Rand incluyó de contrabando una premisa de deber ser moral en su
concepto de hombre racional, y por eso identificaba las acciones
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 283
inmorales como irracionales, cuando son dos conceptos totalmente
diferentes.
Limitar el egoísmo con la razón no solamente es peligroso, sino
también lógica y filosóficamente erróneo. Como bien lo destacara
siglos atrás David Hume en su famosa “guillotina de Hume”, la
moralidad no puede determinarse por la razón porque de premisas
de ser no pueden derivarse conclusiones de deber ser. Es lo que se
conoce en filosofía moral como “the is-ought problem”. Sí se puede
conocer racionalmente cuáles son las mejores formas técnicas de
conseguir un resultado, pero eso es un “deber ser” técnico, y no un
deber ser moral. El conocimiento del deber ser técnico es
totalmente diferente y a veces contrario al moral, y podría utilizar
ese conocimiento para torturar con más fruición y eficacia a los
humanos. Un buen razonamiento podría decir que aumentar el
voltaje de la picana generará más sufrimiento, pero ningún
razonamiento meramente intelectual podrá demostrar a un
psicópata por qué está mal torturar. Los Mengele, entre tantos
inteligentísimos psicópatas, serían impensables si la racionalidad
conllevara necesariamente moralidad. Existen muchísimos
delincuentes muy inteligentes y muy malos, no porque sean
irracionales sino porque son malos, y aúnan a su racionalidad su
carencia de una premisa deontológica de hacer el bien.
Si vamos a la generalidad de los casos, la experiencia nos
DEFENDIENDO A THEMIS 284
muestra que los delincuentes se mueven por fundamentos egoístas.
No se me diga que hay un egoísmo “racional” y un egoísmo
“irracional” ¿Qué tiene de irracional sacarle la limosna a un ciego?
¿Quieres algo más racional? No podrá reconocerte, no podrá
prevenir, no podrá perseguirte, no podrá contar a los demás cuáles
eran tus rasgos físicos...
En el caso de los gobernantes, ser corruptos no es para nada un
egoísmo irracional. ¿Qué tiene de irracional, teniendo las
posibilidades, el poder, la impunidad, el beneplácito de la
población y la complacencia de los Poderes Legislativo y Judicial,
el ganar fortunas ilegítimamente mediante actos de corrupción,
aprovechamiento de prebendas, utilización de la “inside
information”, la designación de la parentela? Desgraciadamente,
no se trata de conductas “irracionales”. Son sumamente racionales.
Buscan como finalidad la satisfacción de un interés propio, y usan
medios eficientes para ello (y vaya si lo son). Los actos de
corrupción no son irracionales sino inmorales. Como el
randianismo se niega a hablar de moralidad, llama “egoísmo
irracional” a lo que realmente es “egoísmo inmoral”.
No hay nada más racional ni más inmoral que robar la limosna a
un ciego paralítico cuando no hay nadie mirando, o de saquear un
país frente a votantes ciegos. Para desechar esa posibilidad, la
razón no puede dar ningún fundamento estrictamente racional.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 285
Cualquier razonamiento moral debe partir previamente de la
premisa de que eso está mal. Si el deber ser no está en las premisas
no puede estar en la conclusión. Y una supuesta conclusión
racional que no derive de las premisas por definición no es racional.
Puede ser inductiva, experimental, sentimental, autoreflexiva, etc.,
pero no racional. Si es una conclusión que no derivó de las premisas,
no fue la razón la que llegó a la conclusión, por más que se pretenda
sostenerlo con todo énfasis. Las reglas de la razón que avalan la
“guillotina de Hume” son inflexibles.
No se pretenda solucionar esta dificultad diciendo que no se
recurre a la deducción sino a la inducción. La inducción es muy
importante en la ciencia, pero no en la moral. Aquí debemos
recordar la “Paradoja de Goodman”, un moderno y muy
interesante seguidor de Hume, que observa que en materia moral
la inducción es siempre equívoca, ya que se selecciona
arbitrariamente lo que se considera ejemplos relevantes a partir de
los paradigmas morales preestablecidos a los cuales se pretende
asimilar la situación analizada. Entonces, no es la razón la que
determina el resultado, sino la voluntad del observador de
considerar relevantes determinados ejemplos para realizar la
inducción de la cual se pretende extraer el resultado deseado. Para
cuestionar las matanzas de animales un ecologista hará
inducciones morales tomando como ejemplos equiparables los seres
DEFENDIENDO A THEMIS 286
humanos, y un cazador las defenderá tomando como ejemplo
equiparables a las bacterias o las frutas.
El egoísmo no es una virtud, diga lo que diga Ayn Rand. Es la
más esencial y primitiva de las inclinaciones del ser humano, y su
verdadero límite es la moral, uno de cuyos principales maestros es
el cristianismo. El egoísmo de los particulares puede ser bien o mal
dirigido, pero en ningún caso es la razón, sino la moralidad, su
verdadera guía. En materia social, muchas veces el egoísmo de los
particulares termina perjudicando a la Sociedad. Pero ¿Puede
considerarse “irracional” a un marginal que se muere de hambre y
acepta una dádiva estatal? ¿Puede la moral de una actitud
depender del grado de conocimientos que tenga un marginal
analfabeto acerca de las consecuencias sociales a largo plazo del
clientelismo?
Por lo que se ha visto, todo lo que falla en el mundo es por el
contrario consecuencia del egoísmo. Egoísmo de gobernantes que
no vacilan en destruir países con tal de ganar unos cuantos
millones de pesos más. Egoísmo de guerrilleros que no vacilan en
matar miles de personas con la aspiración de llegar a ser
gobernantes. Egoísmo de gente que usa los bienes y dineros
públicos para sus propios placeres. Egoísmo de gente que acepta
cargos que sabe que están muy por encima de su real capacidad.
Egoísmo de gente que vota ser gobernada por delincuentes, con tal
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 287
de poder eventualmente ligar unas cuantas prebendas personales, o
peor, por un sándwich de milanesa y una ínfima suma de dinero.
Los “planeros” (neologismo argentino para definir a millones de
argentinos que viven únicamente de los “planes” de beneficencia
estatal), los políticos prebendarios, los jubilados de privilegio y
todos los demás parásitos del Estado, son egoístas que perjudican
a toda la Sociedad con sus depredaciones. Y en particular el
egoísmo de los gobernantes es definitivamente malo y genera
corrupción y miseria. Es el egoísmo el que los lleva a ser corruptos,
ladrones, e inclusive lo que los lleva a fingir el “altruismo”
bastardeado que tanto exaspera a los liberales y critica Ayn Rand.
Leonard Read, que pese a que introdujo en Estados Unidos el
malhadado término “libertarismo” por cuestiones de marketing
político, era un liberal clásico, decía en un discurso al grupo
“Estudiantes por la Libertad”, mostrando la similitud con las
enseñanzas cristianas, que “la alternativa a la violencia es el
amor....la aplicación de las virtudes bondadosas en las relaciones
humanas como la tolerancia, la caridad, el buen espíritu deportivo,
el derecho del otro a sus opiniones, la integridad, la práctica de no
hacer a los demás lo que no quieres que te hagan a ti, y otros
atributos que dan lugar a la confianza mutua, la cooperación
voluntaria y la justicia....¿Por qué, entonces, no acabamos con la
violencia?”... “El amor sólo prospera en la libertad. Genera y crece
DEFENDIENDO A THEMIS 288
entre los hombres libres... Así como la violencia engendra violencia,
también un acto personal de bondad engendra otro.”
56.- Ayn Rand y la confusión de liberalismo con capitalismo
Ya lanzada a cuestionar tanto las enseñanzas de la Iglesia como
las del marxismo y tirando por la borda todas las enseñanzas
cristianas contrarias al comunismo, saltó Rand en una defensa del
capitalismo, la “bête noire” de Marx, hablando de “Capitalismo, el
ideal desconocido”.
Desgraciadamente muchos liberales compraron para el
liberalismo esa palabreja cuyo origen comunista ya fue denunciado
por mí páginas atrás. Tan es así que además de Ayn Rand, Milton
Friedman, un autor liberal, premio Nobel de Economía y fundador
de la “Escuela de Chicago”, sobre cuyo “monetarismo” tengo mis
fundados reparos, escribió un libro llamado “Capitalismo y
Libertad” en donde expone que “hay que llamar capitalismo al
modo de organizar el grueso de la actividad económica por medio
del sector privado operando en un mercado libre”.
Más lógica me parece la prevención del Papa Juan Pablo II: “Si
por “capitalismo” se entiende un sistema económico que reconoce
el papel fundamental y positivo de la empresa, del mercado, de la
propiedad privada y de la consiguiente responsabilidad para con
los medios de producción, de la libre creatividad humana en el
sector de la economía, la respuesta (acerca de si es una solución)
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 289
ciertamente es positiva, aunque quizá sería más apropiado hablar
de “economía de empresa”, “economía de mercado”, o
simplemente de “economía libre”“.
Ninguno de los que defiende el sistema de la libertad busca
defender a los propietarios del capital por el hecho de tenerlo, y si
un “capitalista” grandote, por el hecho de serlo, viola los derechos
de un individuo desprotegido, la comunidad debe ponerse en
contra de aquél, ya que lo que defendemos no es la propiedad del
Capital, sino los derechos individuales de todos. En cuanto al
término “capitalismo”, en esta época de Google, se puede hacer un
experimento irrefutable acerca de su notorio y generalizado
desprestigio. Búsquese imágenes de “capitalismo” por Google y
sorpréndase al ver qué aparece. No las magníficas ciudades en
donde se respeta la propiedad privada y en general los derechos
individuales, y sus miserables contrapartidas comunistas en donde
medran verdaderos tiranos acumuladores de Capital, sino
inexorablemente aparecerá la imagen de un empresario
—preferiblemente gordo y con cara de malvado— que explota al
pueblo. En ese sentido desprestigiante que se quiso dar al término
desde un origen al término, los verdaderos “capitalistas” que
defienden a los poseedores del capital por el mero hecho de tenerlo,
son las Nomenklaturas de los países socialistas y sus Guardias
Pretorianas. El verdadero “ejército de desocupados” son las masas
DEFENDIENDO A THEMIS 290
famélicas como consecuencia de la pobreza generada por el
comunismo. La verdadera “plusvalía” es la explotación por el
estado a sus habitantes, y la verdadera “superestructura
ideológica” generada para defender a estos monstruosos
propietarios del capital, es el propio comunismo.
57.- Ayn Rand y el liberalismo clásico de dejar hacer, dejar pasar
El verdadero liberalismo austro británico implica algo tan
simple y tan complicado como dejar hacer, dejar pasar, no juzgar si
no se quiere ser juzgado. Ése es el verdadero liberalismo y también
el verdadero cristianismo. Aceptar las escalas de valores, creencias
y hasta prejuicios de los demás. Como bien observa Alberto
Benegas Lynch (h) en su libro “En ebullición”, eso va más mucho
más allá de “tolerar” al otro, término que implica adoptar una
posición de superioridad, desde la cual el tolerante condesciende
con los tolerados. Implica reconocer que todos, una vez sometidos a
determinados límites mínimos, pueden pensar o hacer lo que les
plazca sin que nadie tenga derecho a opinar sobre el particular.
En ese sentido de dejar hacer o dejar pasar, filosóficamente Ayn
Rand no es una liberal, al menos en el sentido austro británico en
que lo entiendo, aunque posiblemente sí lo sea en el sentido franco
prusiano. Lo digo a sabiendas del horror que esta afirmación va a
causar entre sus partidarios, pero para mí es —en un sentido
contrario— tan absolutista en cuanto al perfil de su “capitalista
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 291
ideal” como podría serlo un nacionalsocialista alemán o un
comunista ruso con sus supuestos ejemplos ideales. Basta discutir
dos minutos con un randiano para percatarse de su compulsión en
proclamar que el resto del mundo que no lo es, automáticamente
no es liberal. Alguna vez uno de ellos enojado me dijo
admonitoriamente “Jamás te vuelvas a llamar liberal. Te lo
prohíbo”, en palabras que jocosamente me recordaron a los tiernos
dibujos animados de Dumbo, en donde las elefantas que lo
rechazaban, frente a un accidente circense, declamaron indignadas
que “A partir de hoy... ¡Dumbo ha dejado de ser elefante!”.
Bien entendido esto, que alguien diga que los individuos dentro
de un sistema de libre mercado “deban” ser necesariamente
egoístas, es tan totalitario como que diga que todos deben ser
paracaidistas, monjes tibetanos, cosechadores de arroz o soldados
de élite. O que deban fumar para reflexionar, tal como fumaba ella
y pedía que hicieran los demás en su círculo, al punto que hace
decir a uno de sus personajes en “La Rebelión de Atlas: “… me
atrae la idea del fuego sostenido por la mano del hombre; el fuego,
esa fuerza peligrosa, domado con las puntas de los dedos. Con
frecuencia pienso en las horas que una persona permanece sentada
a solas, mirando el humo de su cigarrillo y meditando. Me pregunto
cuántas grandes ideas habrán surgido en esos momentos. Cuando
un hombre reflexiona, hay una brasa viva en su mente, y es
DEFENDIENDO A THEMIS 292
natural que tenga la brasa de su cigarrillo como la expresión de
dicha idea”.
Ese absolutismo, casi asimilable al de una secta según quienes se
apartaron de ella, le es criticado por prominentes liberales ex
randianos. David Kelley en su ensayo “Verdad y Tolerancia” y en
su libro “El controvertido legado de Ayn Rand” sostiene que el
movimiento así concebido es “anti intelectual” puesto que
patrocina un “sistema cerrado”. Nathalien Branden también
reniega de la intolerancia de la autora en un libro titulado “Los
beneficios y peligros de la filosofía de Ayn Rand” en el que se queja
y reclamar “una actitud de apertura mental”, rechaza la
persistente inclinación de Rand de condenar todo nuevo aporte
como “fraude” y tilda a todo lo que no coincide con su postura
como “irracional” y subestima las emociones con lo que conduce a
severas “represiones” en lugar de facilitar la armonía e integración
del ser humano. Esto también es el núcleo del libro de Jeff Walker,
“El culto de Ayn Rand”, en el que se explaya en esa línea
argumental apoyado el conocidísimo ensayo similar de Murray
Rothbard “La sociología del culto de Ayn Rand”.
Este último expone con claridad la compatibilidad del altruismo
con la búsqueda de prosperidad, diciendo que “… este ingreso
máximo puede ser utilizado para fines egoístas o altruistas. Los
fines que la gente persigue no son de interés para el praxeólogo. Un
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 293
empresario exitoso puede usar su dinero para comprar un yate o
para construir una casa para huérfanos indigentes. La elección
recae en él. Pero el punto es que cualquiera que sea la meta que
persiga, primero debe ganar el dinero antes de poder alcanzarla”.
El verdadero liberalismo, contrariamente a la exposición
totalitaria de Rand, es un individualismo se funda en el irrestricto
respeto a cada persona individual. Karl Popper en su imperdible
ensayo acerca de la Sociedad Abierta y sus Enemigos, realiza un
brillante análisis de las doctrinas de Platón como base de los
totalitarismos actuales, y allí nos advierte acerca de una común
confusión, la misma en que cae Rand, entre individualismo y
egoísmo: “La palabra “individualismo” puede emplearse de
acuerdo con el Oxford Dictionary de dos maneras diferentes: (a) En
oposición a colectivismo, y (b) En oposición a altruismo. No hay
ninguna otra palabra para expresar el sentido registrado en primer
término, pero sí para el segundo, por ejemplo, “egoísmo”. Por esta
razón, en todo lo que sigue utilizaremos el término
“individualismo” exclusivamente con el sentido definido en (a),
reservándonos la palabra “egoísmo” para aquellos casos en que
queramos expresar el sentido definido en (b). La tabla siguiente
puede sernos de cierta utilidad: (a) Individualismo es lo contrario
de (a”) Colectivismo; y (b) Egoísmo es lo contrario de (b”)
Altruismo”.
DEFENDIENDO A THEMIS 294
Y continúa diciendo Popper “El colectivismo no se opone al
egoísmo, ni tampoco es idéntico con el altruismo. El egoísmo
colectivo o de grupo, por ejemplo, el egoísmo de clase, es cosa muy
común (Platón lo sabía muy bien), y esto muestra con bastante
claridad que el colectivismo propiamente dicho no se opone al
egoísmo. Por otra parte, un anticolectivista, esto es, un
individualista puede, al mismo tiempo, ser un altruista; puede
hallarse pronto a hacer sacrificios si éstos ayudan a otros
individuos… La equiparación que hace Platón del individualismo
con el egoísmo le proporciona un arma poderosa para defender el
colectivismo y, al mismo tiempo, para atacar el individualismo. En
la defensa del colectivismo puede recurrir, así, a muchos
humanitarios sentimientos de generosidad; en el ataque, puede
tachar a todos los individualistas de egoístas e incapaces de amar
todo aquello que no les pertenezca directamente”.
Así, “liberalismo” no significa en modo alguno hablar de
“egoísmo”, sino tan solo de la irrestricta defensa de los derechos
individuales del individuo, de la persona humana, frente a las
aspiraciones de la colectividad, y sin perjuicio del irrestricto
derecho de cada persona de, conforme a su propia e irrepetible
individualidad, ser generoso o no, egoísta o altruista, respecto del
destino a dar a sus propios bienes y derechos, en la medida en que
no afecte los iguales derechos de los demás.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 295
No otro es el sentido de las palabras de Ludwig Von Mises en su
monumental libro “La Acción Humana”: “Conviene… evitar
errores bastante extendidos. … La acción humana pretende
invariablemente dar satisfacción al anhelo sentido por el actor.
Sólo a través de individualizados juicios de valoración se puede
ponderar la mayor o menor satisfacción personal, juicios que son
distintos según los diversos interesados y, aun para una misma
persona, diferentes según los momentos.
Tales afirmaciones en modo alguno afectan a la antítesis
existente entre el egoísmo y el altruismo, el materialismo y el
idealismo, el individualismo y el colectivismo, el ateísmo y la
religión. Hay quienes sólo se interesan por su propio bienestar
material. A otros, en cambio, las desgracias ajenas les producen
tanto o más malestar que sus propias desventuras. …
La praxeología no se interesa por los objetivos últimos que la
acción pueda perseguir. Sus enseñanzas resultan válidas para todo
tipo de actuación, independientemente del fin a que se aspire. Es
una ciencia que considera exclusivamente los medios; en modo
alguno los fines…
El eudemonismo y el hedonismo afirman que el malestar es el
incentivo de toda actuación humana... la mayoría de los
partidarios de dichas filosofías no advirtieron la condición
meramente formal de los conceptos de dolor y placer, dándoles en
DEFENDIENDO A THEMIS 296
cambio una significación sensual y materialista.
... El progreso del moderno eudemonismo, hedonismo y
utilitarismo consiste precisamente en haber alcanzado tal
formalismo, contrario al antiguo sentido materialista de dichos
modos de pensar; idéntico progreso ha supuesto la moderna teoría
subjetivista del valor comparativamente a la anterior teoría
objetivista propugnada por la escuela clásica.
Y precisamente en tal subjetivismo reside la objetividad de
nuestra ciencia. Por ser subjetivista y por aceptar los juicios de
apreciación del hombre actuante como datos últimos no
susceptibles de ningún examen crítico posterior, nuestra ciencia
queda emplazada por encima de las luchas de partidos y facciones;
no interviene en los conflictos que se plantean las diferentes
escuelas dogmáticas y éticas; se aparta de toda idea preconcebida,
de todo juicio o valoración; sus enseñanzas resultan
universalmente válidas y ella misma es humana absoluta y
puramente”.
Puede verse que la praxeología de Von Mises refuta la imagen
randiana de alguien que “quiere hacer lo que no quiere hacer”. Hay
quienes sólo se interesan por su propio bienestar material, y a otros
las desgracias ajenas les producen tanto o más malestar que sus
propias desventuras. Todos actúan siempre conforme a sus propias
preferencias, y a la praxeología no se interesan los objetivos
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 297
últimos que la acción pueda perseguir, aceptando todos los juicios
de apreciación del hombre actuante (fundados en altruismo o
egoísmo) como datos últimos no susceptibles de ningún examen
crítico posterior.
58.- Ayn Rand reivindicada como elocuente economista
Pese a todo, sin ser aclamada por su filosofía, Ayn Rand debe
ser reivindicada por su elocuencia en la difusión de algunos
principios básicos de la economía liberal, a la que pretende en
forma falaz y errónea adunar a su filosofía objetivista, concepto
que ha sido comprado sin reservas por muchos de sus seguidores.
Al respecto, corresponde una prevención: Rand hace un juego
de lógica inversa. En lugar de demostrar la validez de las premisas
“objetivistas” para cimentar la validez de las conclusiones liberales,
demuestra la validez de sus conclusiones liberales para pretender
con eso demostrar la validez de sus premisas objetivistas
totalmente escindibles del liberalismo. Y puesto que con singular
elocuencia demuestra acabadamente que la sociedad de libre
mercado es superior al socialismo, obtiene que sus lectores
concluyan con que su propia filosofía objetivista es correcta, y que
supuestamente el egoísmo, y no la libertad, es supuestamente el
único basamento “racional” del liberalismo, y que ello habría
nacido espontáneamente del cerebro de Ayn Rand, olvidando que
muchísimos siglos antes de ella y sin sus pretensiones de destruir
DEFENDIENDO A THEMIS 298
toda la filosofía y ciencia previas, existieron cientos y miles de
autores liberales que con sus aportes, grandes o chicos, hicieron
nacer y crecer paso a paso esta filosofía.
Efectuadas estas aclaraciones, debo recordar empero que aun de
presupuestos totalmente falsos pueden surgir conclusiones
acertadas, y cualquier verdad es de por sí, bienvenida para un
cristiano, provenga de donde provenga. Toda verdad es por su
propia naturaleza, cristiana, y por ende debo terminar este
capítulo reivindicando pese a todo a Ayn Rand como difusora de la
buena doctrina económica, aun cuando disienta totalmente con sus
originales premisas filosóficas. Rand seduce por sus conclusiones, y
por atrás de eso lleva agua para el molino de sus premisas,
totalmente escindibles de aquéllas.
En cuanto difusora de la economía liberal, es de una agudeza y
una capacidad de convicción asombrosas y totalmente admirables.
No por nada cuenta con tantos admiradores dentro del espectro
liberal, que confunden sus muchos aciertos en economía —que no
son otros que los dichos muchos siglos atrás por sacerdotes de
Salamanca y por liberales conservadores austro británicos que
desconocen— con su filosofía antirreligiosa y claramente
anticristiana, que es totalmente separable conceptualmente de
tales aciertos. Su análisis del mercado libre, la moneda, la inflación,
los incentivos, la maximización de las ganancias, etc., tiene
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 299
aciertos fantásticos.
El discurso sobre el comercio y la moneda, diciendo por ejemplo
que “Comerciar por medio de dinero es el código de los hombres de
buena voluntad. El dinero se basa en el axioma de que cada
hombre es dueño de su mente y de su esfuerzo. El dinero no da
poder para prescribir el valor de tu esfuerzo excepto por el juicio
voluntario del hombre que está dispuesto a entregarte su esfuerzo a
cambio. El dinero te permite obtener por tus bienes y tu trabajo lo
que ellos valen para los hombres que los compran, pero no más”, o
que “Siempre que aparecen destructores entre los hombres,
empiezan por destruir el dinero, porque éste es la protección de los
hombres y la base de una existencia moral. Los destructores se
apoderan del oro y les dejan a sus dueños un montón de papeles
falsos. Esto destruye todas las normas objetivas y deja a los
hombres a merced del poder arbitrario de un arbitrario
promulgador de valores”, son palabras realmente geniales.
Apabullan y dejan sin palabras.
Sería por eso injusto hacia Ayn Rand sostener que la
conspiración contra esta poderosa y venturosa conjunción entre
cristianismo y mercado libre haya sido deliberadamente planeada
por ella para destruir el sistema que admiraba. Pero el camino del
infierno está empedrado de buenas intenciones, y ella apuntó mal
al enemigo, que no es el altruismo sino el totalitarismo. El motor
DEFENDIENDO A THEMIS 300
del liberalismo no debió jamás ser el egoísmo, sino la libertad. La
libertad de ser generoso y la libertad de no serlo. En lugar de
debatir y cuestionar el sentimiento de nobleza y generosidad que es
tan poderoso en el hombre como el egoísmo, lo que correspondía
hacer era recordar que la caridad presupone una elección libre y
voluntaria, y un poder personal de decisión sobre qué hacer con los
propios bienes. En la Parábola de los Trabajadores de la Hora
Nona Jesucristo aclara el tema al preguntar: “¿No puedo hacer yo
con lo mío lo que quiero? ¿O es que vas a ver con malos ojos que yo
sea bueno?”. Además, debió destacar que empíricamente es
demostrable que en los lugares y entre las personas donde mayor
filantropía existe, es entre los países que adoptan el mercado libre.
Rand perfectamente pudo hablar de la mano invisible de Adam
Smith sin ponerse en contra de todo lo establecido, sin intentar
instituirse en la única visión posible del liberalismo, y sin pretender
tirar por la borda los acercamientos de Lord Acton, Alexis de
Tocqueville, Alberdi y tantos otros pensadores, con el pensamiento
religioso corriente de la época. Ayn Rand pudo decir todo lo bueno
que dijo sin incardinarlo en su filosofía “Objetivista”. Pero al
hacerlo incurrió en un “non sequitur”, ya que dio por supuesto que
quienes no comulgaban con su filosofía son necesariamente
antiliberales. Pero ese afán de destruir todo para reconstruirlo de la
nada es típico del iluminismo.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 301
Evidentemente hay verdaderos y muy valiosos liberales
randianos. Bienvenidos sean. Pero mientras sigan atacando al
cristianismo, estarán atacando la rama en donde están asentados.
Rand debe ser entendida como una más de las fuentes liberales, y
no como la piedra fundamental del pensamiento liberal, que de
todas formas no le corresponde ni por historia ni por su filosofía.
Hay que tener en claro que el ataque al altruismo y la defensa del
capitalismo, han sido posturas propias de Ayn Rand y no del
liberalismo.
Ellas le ayudaron tanto a vender sus libros con sus explicaciones
económicas, como desgraciadamente también a desprestigiar al
liberalismo con sus apreciaciones filosóficas. No solamente
confundió a los no liberales, sino también a los propios liberales,
que se dedican a atacar genéricamente al altruismo, como si
dedicarse a usar la plata propia o la vida propia para lo que a uno
se le dé la gana fuera cuestionable. Si alguien quiere dedicar su vida
a los leprosos o entregar su dinero para obras de caridad, no es
menos liberal que si la quiere dedicar a amasar dinero.
Discutir las opciones de vida ajenas porque no coincidan con la
propia es tan antiliberal si la opción que se cuestiona es ser egoísta,
como si la opción que se cuestiona es ser altruista. El problema es
otro, y es que a nadie se le puede sacar dinero voluntariamente
haciéndose el malo sino haciéndose el bueno, y por eso hay más
DEFENDIENDO A THEMIS 302
gente que se dice buena que la que se dice mala. Pero los que
redistribuyen con dinero ajeno no son buenos y altruistas sino
ladrones que quedan bien de arriba con dinero ajeno, que usan para
autopromocionarse y crecer en la política en campañas muchas
veces financiadas indirectamente con el dinero de sus víctimas.
Muchos de nuestros liberales están financiados parcialmente por
la Fundación Templeton, la Fundación Adenauer, la Fundación
Mises, la Fundación Atlas, etc., y me parece perfecto. No hay que
hacerle el juego al izquierdismo y al peronismo, que se llenan la
boca diciendo que ellos son los partidarios del altruismo, y los
liberales los partidarios del egoísmo, lo que es absolutamente falso.
Ningún gobernante populista es realmente altruista con su propio
bolsillo.
Y el límite a ello no es tampoco el “egoísmo racional”. ¿Por qué
no rapiñaría el dinero estatal un gobernante egoísta, teniendo la
posibilidad y el poder? ¿Sería “irracional”, o más bien sería
“inmoral”? Para ser un buen político se necesita pensar en el
interés de los demás (alter) y no en el propio (ego). ¿Cree acaso
alguien que realmente alguno de nuestros gobernantes practica
cohechos, se queda con tierras o dineros fiscales e hace sus
trapisondas... por altruismo?
En suma, Ayn Rand dice a veces cosas muy lindas pero
propiciando considerarlas atadas en forma causal y necesaria a
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 303
presupuestos filosóficos neoiluministas harto discutibles, y pese a
que se vanagloria de ser una flor sin raíces —lo que le permite
exculpar sus notorios huecos filosóficos— resulta obvia su filiación
franco prusiana y en particular nietzschiana. Su hombre ideal no
difiere mucho del “superhombre” del orate germano, pero con una
maldad limitada, no por la moral sino supuestamente por la
racionalidad. Considerada como un aporte más al caudaloso río
liberal, bienvenida sea. Pero no como alternativa a un movimiento
milenario. Debe ser aceptada tomándola con pinzas como todo
liberal debe tomar con pinzas todo pensamiento ajeno. E inclusive
el propio.
Veremos entonces cómo fue que, aprovechando la confusión
operada gracias a la filosofía atea y dizque racionalista de Ayn
Rand entre el liberalismo y el capitalismo, y la aceptación de
Keynes —otro de los grandes artífices de la catástrofe de
Occidente— como un supuesto “salvador” del “capitalismo”, se
está llevando a los liberales de las narices a aceptar como natural
un Nuevo Orden Mundial ateo, liberticida, populista, keynesiano e
inflacionario, comandado por comunistas millonarios. Cuando uno
ve que un sistema se caracteriza por combatir a las enseñanzas
milenarias del cristianismo, degradar la libertad y pretender
imponer el pensamiento único, debe encontrar la “marca de la
bestia”. No es un sistema deseable. No busca el bien individual sino
DEFENDIENDO A THEMIS 304
que constituye una falsificación derivada de la previa imposición
de una neolengua que impide a muchos entender que están
defendiendo el sistema que debían atacar, y atacando el que debían
defender.
59.- Antonio Gramsci y la aceptación del regalo de Rand
Ya hablé de la fuerte atracción mutua entre el liberalismo
franco prusiano y la izquierda. No voy a referirme a todos los
autores de una y otra corriente, lo que excedería los propósitos de
este breve ensayo, sino solamente a los que pusieron las bases de
sus versiones actuales, que llegaron últimamente a niveles
surrealistas en que se ve manifestaciones por el orgullo gay con
jóvenes de Partidos Libertarios marchando juntos con feministas
que llevan banderas multicolores con la hoces y martillos y la
omnipresente y salvaje figura del “Che Guevara”, el asesino de La
Cabaña que fusilaba tanto a gays como a libertarios y a feministas,
y a quien rara vez se veía con otro color que el apagado de su
uniforme, lo que se explica porque rara vez se lo sacaba, y más aún,
rara vez se bañaba. Estas manifestaciones, cuyo único factor
cohesionante es su común oposición a la Cristiandad, son
manifestaciones de una mélange que solamente puede ser explicada
a la luz de enormes malentendidos, tergiversaciones y ataques
intencionales.
Como se puede vislumbrar tanto de los elogios de Engels como
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 305
de las críticas de Burke, pese a que la Ilustración es venerada por
muchos liberales como un glorioso momento especial de la razón
humana, su aceptación sin reservas es desde siempre una manzana
podrida de la izquierda. Es parte de una glorificación falsa de un
movimiento con fuertes vínculos con la izquierda, siendo falso que
los progresos de la razón en el denominado “Siglo de las Luces”
fueran tan superiores a los de otros siglos, o una consecuencia
directa de la actitud crítica contra la Iglesia. Existieron grandes
invenciones —siempre son méritos individuales y no de una
“comunidad” o de una “época”, concepciones totalitarias— pero
incomparablemente menores a los producidos entre fines del Siglo
XIX y comienzos del XX, en donde los chisporroteos entre el
liberalismo y la Iglesia se habían acallado temporalmente, y
sincrónicamente aparecieron el automóvil y el avión, se dominaron
el vapor, la electricidad y el petróleo, se popularizaron los trenes,
los telégrafos y teléfonos, se inventaron las máquinas de escribir y
las fotografías.
Este insospechado regalo de ahuyentar cristianos del
liberalismo producido por pensadores de una y otra vertiente, fue
prontamente aprovechado por los comunistas y sus secuaces, que
de haber declarado al “materialismo histórico” como base de su
teoría y haber denostado a la religión como “el opio de los pueblos”,
de golpe y gracias a sus enemigos pudieron captar a miles de
DEFENDIENDO A THEMIS 306
millones de cristianos. Antonio Gramsci, fundador del Partido
Comunista Italiano y contemporáneo de Ayn Rand, escribía en ese
entonces que “Debemos darnos cuenta de que los que creen en la
religión son la mayoría. Si seguimos manteniendo relaciones
únicamente con los ateos seremos siempre una minoría. Hay
burgueses antisocialistas que son ateos, se burlan de los curas y no
van a la iglesia y sin embargo son intervencionistas y nos combaten
violentamente. En cambio, estos jóvenes —los cristianos— van a
misa, no son industriales y no piden más que trabajar con nosotros
para hacer cesar lo más pronto posible la guerra”.
Veía claro Gramsci que la tentativa de la Iglesia de armar una
teoría económica contraria al liberalismo era una forma suicida de
poner la suya como una opción temporal discutible desde el punto
de vista político, y celebraba eso diciendo: “El catolicismo entra de
esta forma en competencia, no ya con el liberalismo, no ya con el
estado laico; comienza a competir con el socialismo, se dirige a las
masas, como el socialismo, y será vencido por el socialismo, será
definitivamente expulsado de la historia por el socialismo... El
catolicismo democrático hace lo que el socialismo no podría hacer:
amalgama, ordena, vivifica y se suicida”. Le faltó decir que
también el liberalismo, al dejar de ser clásico y pasar a ser
liberprogresista y antirreligioso, estaba realizando un suicidio
similar. No lo dijo, pero lo motorizó como parte de su estrategia de
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 307
captación de la atmósfera cultural de la época, captación que
continúa hasta nuestros días.
Marx consideraba que la “infraestructura económica” de lo que
él llamaba “capitalismo” —término equívoco si los hay— estaba
cimentada y consolidada por una “superestructura ideológica”
conformada por tradiciones, creencias y principios morales que
constituían el basamento del sistema. Decían Marx y Engels en el
“Manifiesto Comunista”: “¿Hay necesidad de una gran perspicacia
para comprender que los conocimientos, las nociones y las
concepciones, en una palabra, la conciencia del hombre, cambia
con toda modificación sobrevenida en las relaciones sociales, en la
existencia colectiva? ¿Qué demuestra la historia del pensamiento
sino que la producción intelectual se transforma con la producción
material? Las ideas dominantes en una época no han sido nunca
más que las ideas de la clase dominante”.
Gramsci fue autor de una “revolución copernicana”, al estilo de
la de Copérnico al establecer que la Tierra giraba alrededor del Sol,
o la de Descartes al cambiar el objeto de la Filosofía de los objetos
al sujeto, Ontología por Gnoseología. Pero su revolución
copernicana ocurrió en el seno del pensamiento marxista, ya que
postuló que para superar el estadio capitalista no era suficiente
esperar que la dialéctica hegeliana del “materialismo histórico”
realizara su supuesto trabajo, sino que era necesario —para sus
DEFENDIENDO A THEMIS 308
fines, claro— atacar la superestructura ideológica que sustentaba
al sistema, esto es, destruir su sistema de valores: “Sólo se puede
hablar con propiedad de revolución cultural si la protesta va
dirigida al conjunto de la cultura, incluyendo los principios
morales de la sociedad”. Y también: “Podemos afirmar que la idea
tradicional de revolución y la idea tradicional de la estrategia
revolucionaria han terminado. Son ideas anticuadas. Lo que
debemos llevar a cabo es una forma difusa y dispersa de
desintegración del sistema cultural”.
Imposible expresar con más claridad que el propio Gramsci su
maligno ideario disolvente
60.- Antonio Gramsci y la Escuela de Frankfurt
Gramsci defendía la estrategia de una revolución que comenzare
infiltrándose en la cultura occidental para minar sus bases,
recurriendo en su caso a fórmulas psicológicas para acabar con las
tradiciones, las creencias y la moral que constituían la
superestructura: “El mundo civilizado ha sido saturado de
cristianismo durante dos mil años. Por ello, una tal cultura, basada
en tal religión, sólo puede ser vencida desde dentro”. Así
propiciaba Gramsci infiltrarse en la Iglesia Católica para
destruirlas desde adentro.
Pero no se quedaba ahí. No iba solamente por la Iglesia sino por
toda la Sociedad, y para ello debía según él mismo, contar con la
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 309
colaboración de los intelectuales —obviamente de izquierda— que
decidieran minar también desde adentro los conceptos morales
tradicionales, la familia, la nacionalidad, la inviolabilidad de la
propiedad. Por eso escribía en “Los intelectuales y la organización
de la cultura” que “… estas diversas categorías de intelectuales
tradicionales sienten con “espíritu de cuerpo” su no interrumpida
continuidad histórica y su “calificación” del mismo modo se
conservan a sí mismas como autónomas e independientes del grupo
social dominante. Esta autoposición no carece de consecuencias de
vasto alcance en el campo ideológico y político: Toda la filosofía
idealista se puede relacionar fácilmente con esta posición asumida
por el complejo social de los intelectuales y se puede definir la
expresión de esa utopía social según la cual los intelectuales se
creen “independientes”, autónomos, investidos de caracteres
propios, etc.”.… “El tipo tradicional y vulgarizado del intelectual
está dado por el literato, el filósofo y el artista. Por lo tanto los
periodistas, que pretenden ser literatos, filósofos y artistas,
pretenden también ser los “verdaderos” intelectuales. Con esta
base he trabajado el semanario Ordine Nuovo para desarrollar
ciertas formas de un nuevo intelectualismo… constructor,
organizador, persuasivo permanente no como simple orador”.
Posiblemente los periodistas de izquierda no sospechen jamás el
desprecio que Gramsci sentía hacia ellos, porque si no, no serían
DEFENDIENDO A THEMIS 310
todos tan fieles seguidores de su prédica. Estas palabras fueron
dichas en 1.924, y encontraron pronto eco en la Escuela de
Frankfurt.
Obra de un mecenas de izquierda argentino, Félix Weil,
expulsado de la universidad y del estado de Tubinga por
conspiración, en su primer seminario teórico convocó a marxistas
como George Lukács, Karl Korsch, Richard Sorge, Gertrud y
Eduard Alexander. Karl Korsch era por ese entonces ministro de
Justicia comunista de Turingia y diputado del Reichstag; Lukács
venía de una breve experiencia como comisario del Pueblo en la
República de los Consejos Húngara y había sido editor, hasta 1.921,
de la revista ultra izquierdista de la III Internacional,
Kommunismus. La filiación ideológica entonces es indudable.
Este primer seminario, denominado “Primera semana de
trabajo marxista” se discutieron las obras “Marxismo y Filosofía”
de Korsch, e “Historia y conciencia de clase” de Lukács, como
parte de un temario teórico-militante. No siendo una reunión
“orgánica” del partido comunista, empero varios de sus asistentes
ocupaban cargos en el Partido Comunista Alemán, la mayoría eran
redactores o colaboradores de la revista “La bandera roja” (“Die
Rote Fahne”), y algunos serían luego funcionarios de la
Internacional Comunista, la Komintern, o espías de la KGB.
“Marxismo y filosofía” era un análisis teórico del comunismo.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 311
Korsch identificaba dos etapas de teoría marxista. La primera,
hasta la derrota de la insurrección popular que tuvo lugar en París
en 1.848 y que obligó a Luis Felipe I de Francia a abdicar, en que
considera al marxismo una “totalidad viva” de filosofía, economía,
praxis e historia, y luego, con la derrota de 1.848, y hasta la
Comuna de 1.871, una segunda etapa de la teoría marxista. Aquí,
la obra de Marx, inmersa en el estudio del capital, es considerada
insuficiente por su economicismo, poniendo, tal como Gramsci,
énfasis de los fenómenos de “superestructura” olvidados por la
tradición economicista del marxismo.
En un sentido similar se orientaba Lukács. “Historia y
conciencia de clase” se centraba en estudiar la “superestructura”
de lo que llamaban “el capitalismo” como un sistema de
dominación cultural, y analizar las formas de destruirla, tal como
propiciaba por su lado Antonio Gramsci. Así, con el sólido
pegamento de Georg Lukács y su “Historia y conciencia de clase” y
Karl Korsch y “Marxismo y Filosofía”, ambas corrientes
terminaron fusionándose en el enfoque gramsciano.
Y no podía ser de otra manera. La postura gramsciana encontró
un campo fértil en Alemania y en Francia, hogares históricos del
iluminismo franco prusiano. La “Escuela de Frankfurt” era en su
origen un heterogéneo grupo de pensadores de izquierda
usualmente francos y prusianos, entre los que encontramos
DEFENDIENDO A THEMIS 312
nombres tales como Theodor W. Adorno, Herbert Marcuse, Erich
Fromm, Jürgen Habermas, y contaba con las simpatías de Walter
Benjamin, Hannah Arendt, Bertrand Russell y Michel Foucault,
por no citar más que los más relevantes. Esta Escuela de carácter
interdisciplinario tenía muy en claro y no lo ocultaba, su filiación
marxista y su carácter no objetivo, sino militante como una usina
filosófica tendiente a la destrucción de la Superestructura del
“capitalismo” que detestaba. Esta Escuela y su deletérea
influencia siguen vigentes hasta nuestros días.
Es de destacar que muchas de las ideas más nocivas de estos
pensadores, fueron realizadas con la participación, conocida o no
por ellos, primero del poderoso KGB a la que me referí
anteriormente, y hoy del aún más poderoso Partido Comunista
Chino, el partido de los corruptos multimillonarios de ese país.
61.- Los ataques interno y externo a la Cristiandad
Resulta curioso constatar que de todas las civilizaciones
actuales mencionadas por Hunting en “Choque de civilizaciones”,
en la única que nació el liberalismo es en la Cristiandad. En
Occidente, la tensión entre el liberalismo clásico conservador
austro británico, y el liberalismo iluminista franco prusiano
comenzó como un ataque interno a la Cristiandad nacido desde su
propio seno, en donde nuevas ideas buscaron apropiarse de esa
civilización que les era originariamente ajena, atacando a la
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 313
monarquía. Fue un problema de gobierno que derivó en un
cuestionamiento global que afectó a toda la Civilización. Como
bien dice el citado Von Hardenberg en “La Cristiandad o Europa”,
“El inicial odio personal contra la fe católica se transmutó
paulatinamente en odio contra la Biblia, contra la fe cristiana y,
finalmente, contra la religión. Más aún: el odio a la religión se
extendió natural y consecuentemente a todos los objetos del
entusiasmo, calumnió la fantasía y el sentimiento, la moralidad y
el amor al arte, el futuro y el pasado”.
El Iluminismo fue un movimiento netamente occidental de
rebelión anti monárquica nacida con la “Encyclopédie”, captado
luego por el comunismo. Engels, y luego Lenin, Gramsci y la
Escuela de Frankfurt entendieron mejor que Occidente cómo
consolidar ese movimiento como un cambio de era. Si en la
cronología occidental, Cristóbal Celarius marcaba una “Edad
Antigua”, una “Edad Media” y una “Edad Moderna”, el
Iluminismo rápidamente proclamó el comienzo de una nueva era, y
puso a la Revolución Francesa como hito fundamental de
comienzo de la llamada “Edad Contemporánea” que para destruir
la Monarquía, buscó destruir la Cristiandad. Ese desequilibrio
dentro de la Cristiandad, que poco a poco fue declinando en mera
“Civilización Occidental y Cristiana”, en “Civilización Occidental”
y en “Occidente” fue luego aprovechado por los representantes de
DEFENDIENDO A THEMIS 314
el Comunismo, movimiento global que había copado a las
civilizaciones ortodoxa (Rusia y Europa del Este) y sinoísta (China
e Indochina), para buscar la desaparición de la Occidental. No
olvidemos que el “Manifiesto Comunista” de Marx y Engels
llamaba a adoptar como propia cualquier rebelión contra el orden
establecido, y el Iluminismo jacobino tenía el traje de un
pensamiento occidental. Era el disfraz perfecto.
Se armó así una mélange poco incomprensible de ateísmo y
fanatismo, comunismo y libertarismo, que permitió que en tan solo
trescientos años, un Papa proclamara que los comunistas
supuestamente serían los verdaderos cristianos, y apoyara la
fallida candidatura de una abortista liberprogresista cuya tesis
doctoral fue la apología de un adorador de Lucifer, a la presidencia
del país más poderoso del planeta.
Desde entonces el ataque a la Cristiandad que aún subsiste en el
espíritu de nuestra gente en mucho mayor medida que en sus
gobernantes, tiene como los Trescientos Espartanos de las
Termópilas, sus propios Efialtes, no solamente en las filas del
socialismo, sino también en las del liberalismo iluminista. Voy a
mencionar uno de cada vertiente, para mostrar los puntos en
común existentes entre ellos. Ambos ejemplos son de Estados
Unidos de Norteamérica, el gran bastión de la Libertad. Y ambos
pertenecen al Partido Demócrata norteamericano.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 315
Entre los socialistas voy a recordar al inefable Bernie Sanders, el
político del Partido Demócrata que se reconoció abiertamente de
esa ideología, y mantiene pese a todo un cierto predicamento entre
ellos, con libros tales como “Nuestra Revolución” y “Contra el
Capitalismo Salvaje”. Dijo en un discurso que el público al que se
dirigía “Son trabajadores de Disney, Amazon, Walmart y la
industria de comida rápida, que luchan por un salario digno de al
menos U$S 15 por hora así como el derecho a sindicalizarse“.
Como siempre y en todo el mundo, el socialismo pone en su boca,
como en la de tantos otros a lo largo y ancho del Globo, un discurso
de resentimiento que obnubila la mente de la gente que vive en el
país más próspero y libre del mundo, para no agradecer su propia
prosperidad, sino enojarse de la mayor del vecino. Y como el pasto
del otro lado de la cerca siempre parece más verde a los burros, no
resulta difícil a los politicastros socialistas generar esos
resentimientos malsanos. Por eso, en lugar de referirse al fabuloso
nivel de vida de Estados Unidos, Sanders se dedica a hablar de la
supuesta asimetría en su distribución.
Seguramente ese politicastro pro Castro jamás contará a sus
oyentes que ese salario de U$S 15 por hora del que habla con el
olímpico desprecio propio de quien jamás hizo nada útil a la
sociedad para ganar un centavo, es en todo el mundo socialista una
pequeña fortuna por la cual muchos matarían o morirían, habida
DEFENDIENDO A THEMIS 316
cuenta de que en el paraíso que tiene frente a él, la Cuba de los
Castros, el sueldo de todo un mes asciende a U$S 30, los hoteles y
mansiones construidos antes de su entrada al poder están
semiderruídas, y los automóviles más modernos son los que
existían en el año 1.959.
Claro, seguramente Sanders conoce que si mencionara estos
“detalles” que no puede desconocer, sus seguidores huirían
espantados, cada uno en su propio automóvil de dos o tres años de
antigüedad, a refugiarse en sus casas allí consideradas “de clase
media”, y que en el resto del mundo ya quisieran para sí muchos
magnates.
Y como broche de oro que muestra la magnitud del ataque a la
Cristiandad, destaco otro ejemplo de traición interna, esta vez
desde el liberalismo iluminista, que es la estrecha relación
existente entre la ex candidata presidencial demócrata y hasta hoy
referente del Partido Demócrata norteamericano, Hillary Clinton,
con Saul Alinsky, escritor y sociólogo de la izquierda radical
estadounidense.
Fuera de Estados Unidos es poco conocido que Alinsky mostró
su admiración por Lucifer como revolucionario con las siguientes
palabras con que comienza su “Tratado para radicales”: “Para que
no olvidemos al menos un reconocimiento por encima del hombro
al primer radical: De todas nuestras leyendas, mitología e historia
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 317
(y quién debe saber dónde termina la mitología y comienza la
historia, o cuál es cuál), el primer radical conocido por el hombre
que se rebeló contra el establecimiento y lo hizo con tanta eficacia
que al menos ganó su propio reino: Lucifer”. Hillary Clinton dedicó
su tesis universitaria a Alinsky, e incluso mantuvo luego con él
correspondencia habitual, tal como destacó el precandidato
republicano Ben Carson en la convención que confirmó a Donald
Trump como candidato republicano a la presidencia. Como
“defensa”, Hillary Clinton dijo que a diferencia de Alinsky, que
buscaba destruir Occidente desde afuera, ella era diferente...
¡porque pensaba que más sencillo resultaría destruirlo desde
adentro!
¡Y vaya si hizo lo posible para cumplir esas finalidades! Como
secretaria de Estado, Hillary Clinton anunció que la
administración de Barak Obama promovería, financiaría y
colocaría en el primer lugar de su agenda internacional a los
llamados “derechos reproductivos”, entre los que se incluye el
aborto, en un discurso en la conferencia anual de la Planned
Parenthood Federation of America, la trasnacional abortista más
grande del mundo, y que presionaría también la anticoncepción,
incluyendo el aborto, a través de Naciones Unidas. “Vamos a
financiar una contribución de 50 millones de dólares en esta año
fiscal”.
DEFENDIENDO A THEMIS 318
En el tercer debate con Donald Trump, cuando cuando era
candidata a Presidente de Estados Unidos, sostuvo expresamente
que el bebé no nacido, aún ya íntegramente formado,
supuestamente carece de derechos constitucionales, y puede ser
víctima de la repugnante práctica que eufemísticamente se conoce
como un “aborto tardío de nacimiento parcial”, consistente en
sacarlo parcialmente del vientre de la madre solamente para
matarlo a los nueve meses.
De ese tipo de ataques a la Cristiandad se hablará en el capítulo
siguiente.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 319
VIII.— EL NEOILUMINISMO SE TIÑE DE COMUNISMO.
62.- La brillante y maligna tarea de destruir la Cristiandad
Voy a saltar ahora mucho de la historia del Siglo XIX,
hablando únicamente del gran contradictor nacido en ese período,
el Comunismo. Con esto omitiré hitos importantes en la Historia,
como sin ir más lejos, la propia Independencia argentina, las
Guerras entre Francia y Prusia, la Guerra de Crimea y la Guerra de
Secesión norteamericana.
La falta de mención detallada de acontecimientos históricos de
este siglo no deriva de que sea intrascendente. Muy por el contrario,
el Comunismo se fue gestando en Francia como remembranza de la
Revolución Francesa, y tuvo su apogeo teórico en Karl Marx y su
efímera expresión práctica en la Comuna de París de 1.848. Pero a
los fines expositivos prefiero focalizarme en las tácticas de
destrucción de la Cristiandad pergeñadas por el posterior nuevo
Terror iluminista, el comunismo.
Durante esa centuria continuaba malherida una cierta visión de
la Cristiandad, pero ya no como una unidad política sino como un
enfoque filosófico común para naciones totalmente beligerantes
entre sí. Un siglo plagado de conflictos bélicos nacionales, pero en
el que paradójicamente el mundo progresaba como pocas veces en
DEFENDIENDO A THEMIS 320
su historia ya que, atemperados los ardores de los revolucionarios
jacobinos, tanto las subsistentes monarquías europeas como las
nacientes Repúblicas independizadas, incluyendo mi Argentina
natal, coincidían con los postulados del liberalismo hasta el punto
de olvidar las marcadas diferencias entre ambas vertientes, la
clásica austro británica y la iluminista franco prusiana.
El nuevo enemigo de la Cristiandad fue más certero que el
anterior en sus tácticas para atacarla. Ya recordé al superviviente
Horacio romano derrotando a los Curiacios de la hoy inexistente
Alba Longa. Anticipo desde ya que el comunismo decidió dividir a
la Cristiandad y atacar separados a su religión, su sociedad y su
economía. La “superestructura ideológica” y la “infraestructura
económica”, para usar términos del propio Karl Marx. A la
primera comenzó a atacarla cambiando el concepto de
“Cristiandad” por el de “Civilización Occidental y Cristiana” y
luego por “Occidente”, a la segunda yendo contra los fundamentos
básicos de la sociedad, empezando por la familia. Y finalmente a la
economía sustituyendo conceptualmente “Liberalismo” por
“Capitalismo”, que permite incluir como economías “capitalistas”
a varias no solamente antiliberales, sino inclusive obviando que
muchas de ellas siguen a pie juntillas las recetas que da “Manifiesto
Comunista” para destrozar a la Cristiandad.
Y los actuales miopes habitantes de Alba Longa, la ciudad
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 321
condenada, en lugar de consternarse de la caída de cada Curiacio,
se regocijan y aplauden sin entender, convencidos de que el
Horacio que los mata uno a uno, es uno de los suyos.
Quizá en un primer momento hasta hace unos dos o más siglos,
algún aislado socialista utópico pensara sinceramente que podía
reemplazarse el sistema de libertad, sustituyendo al empresario
dueño de las empresas y de las ganancias generadas, por un Estado
dueño de las empresas y distribuidor de las ganancias. Tuvieron
quizá esos precursores la falsa ilusión de que podría mantener la
pujanza generada por la fuerza de la libertad e iniciativa humana
privándola del incentivo. Pero rápidamente se dieron cuenta de
que no se puede mantener la velocidad de un vehículo sacándole el
motor que lo impulsa, y que suprimiendo la expectativa de un
beneficio, la única forma que quedaba de obtener que la gente
actúe conforme a sus designios—y de cualquier forma, en forma
negligente— era recurriendo a castigos, amenazas, terror y
totalitarismo.
Y tal como ocurre hoy con los jerarcas y violentos cultores del
socialismo y del comunismo, no debe creerse que entonces los
antiguos disconformes con el mundo que progresaba considerasen
realmente que armarían un sistema mejor para el progreso de la
humanidad. Muy por el contrario, desde sus albores tuvieron
siempre muy en claro que el florecimiento de la libertad —que
DEFENDIENDO A THEMIS 322
según se dijo, se debía mucho más a la confluencia de la filosofía
griega, el Derecho Romano, el cristianismo humanista y el
liberalismo clásico, que a la ominosa Revolución Francesa—
habían provocado una gigantesca revolución nunca antes vista en
la historia de la Humanidad. Pero también tuvieron siempre en
claro combatirla para apropiársela en beneficio personal.
Luego se verá la influencia del Papa Pio IX en el siglo XIX, y
Ayn Rand y Antonio Gramsci a principios del siglo XX, en la
actual y más radical separación más radical entre la Cristiandad y
el Liberalismo, azuzada por el comunismo.
63.- Elogio de Marx y Engels al mundo que combatían
En el propio “Manifiesto Comunista” puede leerse la admiración
de sus autores por los logros del sistema que denostaban.
Solamente cambiaré las despectivas palabras “burguesía” por
“fuerza de la libertad e iniciativa humana”, “clase burguesa” por
“gente común” y “burgueses” por “empresarios” para demostrar
que con estas mínimas correcciones, y suprimiendo los párrafos
más ardorosos y menos objetivos, páginas enteras de ese panfleto
del odio de clases se convierten mágicamente en un paladino
reconocimiento de las virtudes del sistema que con ese papel
cargado de falsas diatribas se pretende destruir:
“El descubrimiento de América, la circunnavegación de Africa
abrieron nuevos horizontes e imprimieron nuevo impulso a la
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 323
fuerza de la libertad e iniciativa humana. El mercado de China y
de las Indias orientales, la colonización de América, el intercambio
con las colonias, el incremento de los medios de cambio y de las
mercaderías en general, dieron al comercio, a la navegación, a la
industria, un empuje jamás conocido, atizando con ello el elemento
revolucionario que se escondía en el seno de la sociedad feudal en
descomposición.
El régimen feudal o gremial de producción que seguía
imperando no bastaba ya para cubrir las necesidades que abrían
los nuevos mercados. Vino a ocupar su puesto la manufactura.
Los maestros de los gremios se vieron desplazados por la clase
media industrial, y la división del trabajo entre las diversas
corporaciones fue suplantada por la división del trabajo dentro de
cada taller.
Pero los mercados seguían dilatándose, las necesidades seguían
creciendo. Ya no bastaba tampoco la manufactura. El invento del
vapor y la maquinaria vinieron a revolucionar el régimen
industrial de producción. La manufactura cedió el puesto a la gran
industria moderna, y la clase media industrial hubo de dejar paso a
los magnates de la industria, jefes de grandes ejércitos industriales,
a los empresarios modernos.
La gran industria creó el mercado mundial, ya preparado por el
descubrimiento de América. El mercado mundial imprimió un
DEFENDIENDO A THEMIS 324
gigantesco impulso al comercio, a la navegación, a las
comunicaciones por tierra. A su vez, estos, progresos redundaron
considerablemente en provecho de la industria, y en la misma
proporción en que se dilataban la industria, el comercio, la
navegación, los ferrocarriles, se desarrollaba la fuerza de la libertad
e iniciativa humana, crecían sus capitales, iba desplazando y
esfumando a todas las clases heredadas de la Edad Media.Vemos,
pues, que la moderna fuerza de la libertad e iniciativa humana es,
como lo fueron en su tiempo las otras clases, producto de un largo
proceso histórico, fruto de una serie de transformaciones radicales
operadas en el régimen de cambio y de producción.
A cada etapa de avance recorrida por la fuerza de la libertad e
iniciativa humana corresponde una nueva etapa de progreso
político. Clase oprimida bajo el mando de los señores feudales, la
fuerza de la libertad e iniciativa humana forma en la “comuna”
una asociación autónoma y armada para la defensa de sus intereses;
en unos sitios se organiza en repúblicas municipales independientes;
en otros forma el tercer estado tributario de las monarquías; en la
época de la manufactura es el contrapeso de la nobleza dentro de la
monarquía feudal o absoluta y el fundamento de las grandes
monarquías en general, hasta que, por último, implantada la gran
industria y abiertos los cauces del mercado mundial, se conquista
la hegemonía política y crea el moderno Estado representativo.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 325
Hoy, el Poder público viene a ser, pura y simplemente, el Consejo
de administración que rige los intereses colectivos de la gente
común.
La fuerza de la libertad e iniciativa humana ha desempeñado,
en el transcurso de la historia, un papel verdaderamente
revolucionario… La fuerza de la libertad e iniciativa humana ha
producido maravillas mucho mayores que las pirámides de Egipto,
los acueductos romanos y las catedrales góticas; ha acometido y
dado cima a empresas mucho más grandiosas que las emigraciones
de los pueblos y las cruzadas.
La fuerza de la libertad e iniciativa humana no puede existir si
no es revolucionando incesantemente los instrumentos de la
producción, que tanto vale decir el sistema todo de la producción, y
con él todo el régimen social. Lo contrario de cuantas clases
sociales la precedieron, que tenían todas por condición primaria de
vida la intangibilidad del régimen de producción vigente. La época
de la fuerza de la libertad e iniciativa humana se caracteriza y
distingue de todas las demás por el constante y agitado
desplazamiento de la producción, por la conmoción ininterrumpida
de todas las relaciones sociales, por una inquietud y una dinámica
incesantes... La necesidad de encontrar mercados espolea a la
fuerza de la libertad e iniciativa humana de una punta o otra del
planeta. Por todas partes anida, en todas partes construye, por
DEFENDIENDO A THEMIS 326
doquier establece relaciones.
…La fuerza de la libertad e iniciativa humana, al explotar el
mercado mundial, da a la producción y al consumo de todos los
países un sello cosmopolita… Brotan necesidades nuevas que ya no
bastan a satisfacer, como en otro tiempo, los frutos del país, sino
que reclaman para su satisfacción los productos de tierras remotas.
Ya no reina aquel mercado local y nacional que se bastaba así
mismo y donde no entraba nada de fuera; ahora, la red del
comercio es universal y en ella entran, unidas por vínculos de
interdependencia, todas las naciones. Y lo que acontece con la
producción material, acontece también con la del espíritu. Los
productos espirituales de las diferentes naciones vienen a formar
un acervo común. Las limitaciones y peculiaridades del carácter
nacional van pasando a segundo plano, y las literaturas locales y
nacionales confluyen todas en una literatura universal.
La fuerza de la libertad e iniciativa humana, con el rápido
perfeccionamiento de todos los medios de producción, con las
facilidades increíbles de su red de comunicaciones, lleva la
civilización hasta a las naciones más salvajes. El bajo precio de sus
mercancías es la artillería pesada con la que derrumba todas las
murallas de la China, con la que obliga a capitular a las tribus
bárbaras más ariscas en su odio contra el extranjero. Obliga a
todas las naciones a abrazar el régimen de producción de la fuerza
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 327
de la libertad e iniciativa humana o perecer; las obliga a implantar
en su propio seno la llamada civilización, es decir, a hacerse
burguesas. Crea un mundo hecho a su imagen y semejanza.
La fuerza de la libertad e iniciativa humana somete el campo al
imperio de la ciudad. Crea ciudades enormes, intensifica la
población urbana en una fuerte proporción respecto a la campesina
y arranca a una parte considerable de la gente del campo al
cretinismo de la vida rural. Y del mismo modo que somete el
campo a la ciudad, somete los pueblos bárbaros y semibárbaros a
las naciones civilizadas, los pueblos campesinos a los pueblos
empresarios, el Oriente al Occidente.
En el siglo corto que lleva de existencia como clase soberana, la
fuerza de la libertad e iniciativa humana ha creado energías
productivas mucho más grandiosas y colosales que todas las
pasadas generaciones juntas. Basta pensar en el sometimiento de
las fuerzas naturales por la mano del hombre, en la maquinaria, en
la aplicación de la química a la industria y la agricultura, en la
navegación de vapor, en los ferrocarriles, en el telégrafo eléctrico,
en la roturación de continentes enteros, en los ríos abiertos a la
navegación, en los nuevos pueblos que brotaron de la tierra como
por ensalmo... ¿Quién, en los pasados siglos, pudo sospechar
siquiera que en el regazo de la sociedad fecundada por el trabajo del
hombre yaciesen soterradas tantas y tales energías y elementos de
DEFENDIENDO A THEMIS 328
producción?
Hemos visto que los medios de producción y de transporte sobre
los cuales se desarrolló la fuerza de la libertad e iniciativa humana
brotaron en el seno de la sociedad feudal. Cuando estos medios de
transporte y de producción alcanzaron una determinada fase en su
desarrollo, resultó que las condiciones en que la sociedad feudal
producía y comerciaba, la organización feudal de la agricultura y la
manufactura, en una palabra, el régimen feudal de la propiedad, no
correspondían ya al estado progresivo de las fuerzas productivas.
Obstruían la producción en vez de fomentarla. Se habían
convertido en otras tantas trabas para su desenvolvimiento. Era
menester hacerlas saltar, y saltaron.
Vino a ocupar su puesto la libre concurrencia, con la
constitución política y social a ella adecuada, en la que se revelaba
ya la hegemonía económica y política de la gente común”.
Resulta poco menos que desconcertante luego de leer estas
páginas, recordar que quienes dicen todo esto con relación a los
beneficios de la libertad no son Ludwig Von Mises, Friederich Von
Hayek, sino los indiscutidos fundadores del comunismo, Karl Marx
y Friedrich Engels.
64.- El fracaso teórico de las bases del marxismo
El asedio a la Cristiandad a partir del siglo XIX no fue
consecuencia de su fracaso sino del éxito de la libertad cristiana
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 329
que había contribuido a imponer. Era necesario encontrar reales o
supuestos vicios que se contrapusieran a los beneficios que Marx,
Engels y muchos de sus seguidores, reconocían y reconocen a
regañadientes al sistema que ellos llamaban “capitalista”. Por eso,
para contrapesar los beneficios del mercado libre que ellos
llamaban “capitalismo” —odiosa palabreja que rehúso utilizar
como descripción de la economía de mercado, y menos aún de la
Cristiandad— oponían ellos la supuesta fatalidad de la
“explotación” a que supuestamente sometería ese sistema a los
trabajadores, en virtud del pseudo-mecanismo que Marx describió
como la “plusvalía”, conforme al cual quienes tuvieran capital
necesariamente se apropiarían de la plusvalía que supuestamente
genera siempre el trabajo. Pero contrariando la idea de que el
trabajo necesariamente generaba valor, postulaba también Marx
que los “capitalistas” necesitaban mantener un “ejército industrial
de reserva” de desocupados. Estos conceptos fueron rápidamente
refutados en la teoría y luego en la práctica, según se relata.
Sobre la plusvalía, el esquema marxista era simple y simplista, y
constituía una conclusión falsa derivada de un razonamiento
fundado en premisas equivocadas. Los economistas anteriores
clásicos presuponían equivocadamente que el valor de las cosas era
consecuencia de que de algún modo mágico, el trabajo que tenían
incorporado en sí incrementaba su valor. Contraintuitiva como era
DEFENDIENDO A THEMIS 330
esta afirmación, era sostenida antes de Marx por Adam Smith,
quien en su monumental “Una investigación sobre la naturaleza y
causas de la riqueza de las Naciones” decía que “La palabra valor,
siendo observada, tiene dos significados diferentes y, a veces,
expresa la utilidad de algún objeto en particular y, a veces, el poder
de comprar otros bienes que transmiten la posesión de ese objeto.
El uno puede llamarse “valor en uso”; el otro, “valor a cambio”.
Las cosas que tienen el mayor valor en uso tienen con frecuencia
poco o ningún valor a cambio; y, por el contrario, los que tienen el
mayor valor a cambio tienen con frecuencia poco o ningún valor de
uso. Nada es más útil que el agua: pero apenas se compra; apenas
se puede tener nada a cambio. Un diamante, por el contrario, tiene
escaso valor de uso; pero con frecuencia se puede obtener una gran
cantidad de otros bienes a cambio de él”. Mientras tanto, siempre
según Adam Smith, el valor “en cambio” era la proporción relativa
con la que esta mercancía se intercambia por otra: “El valor de
cualquier mercancía... para la persona que la posee, y que no quiere
usarla ni consumirla él mismo, sino cambiarla por otras mercancías,
es igual a la cantidad de trabajo que le permite comprar o adquirir.
El trabajo, por tanto, es la medida real del valor de cambio de
todas las mercancías”.
Esta falsedad era también enseñada así por otro gran
economista, David Ricardo, y aplicada erróneamente a los sueldos,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 331
llegó a hacerle postular la igualmente falsa “Ley de hierro de los
sueldos”. Un socialista utópico como Ferdinand Lasalle, rebautizó
esa supuesta “ley” como “Ley de bronce de los salarios”. Y Marx
con su socialismo autotitulado “científico” dio una nueva vuelta
de tuerca al concepto: Si el valor de cambio es el trabajo
incorporado en una mercancía, y si la fuerza de trabajo humana es
una mercancía… ¿Cuál es su valor? Pues, la fuerza de trabajo
necesaria para producir… ¡Trabajo! Luego de darse esta respuesta,
se pregunta ¿Y cuál es el valor de uso de la fuerza de trabajo? ¡El
supuesto incremento automático de valor de todas las cosas a las
que el trabajador incorpora su trabajo! ¡Voilá! ¡Ahí está la trampa
de los malvados capitalistas! El dueño del capital pagará al
trabajador su “valor de cambio”, esto es, el mínimo necesario para
que pueda producir su fuerza de trabajo, lo que equivale a decir el
mínimo necesario para su subsistencia, y obtendrá a cambio su
“valor de uso”, es decir, todas las horas de trabajo que se haya
contratado, horas en las cuales el trabajador estará produciendo
valor, valor y valor…
Al ser la “plusvalía” en su análisis, una consecuencia técnica de
la diferencia entre “valor de uso” y “valor de cambio” de los bienes,
se produciría siempre, inclusive en una economía totalmente
comunista, pero como —supuestamente— no existirán clases ni
empresarios, ni dueños particulares de los medios de producción,
DEFENDIENDO A THEMIS 332
esa plusvalía se repartirá entre todos quienes la generaron, es decir,
los trabajadores, y serán todos felices y comerán perdices.
En realidad es tan falaz sostener que en una economía libre
exista una “ley de bronce” que baje los sueldos a algún mínimo,
como suponer que exista una “ley de bronce” que baje
necesariamente el precio de los tomates o de cualquier otro bien o
servicio. Dicho sea de paso, otro fantasma socialista es el supuesto
“deterioro de los términos del intercambio”, otra falacia parecida a
la de la “plusvalía”, tendiente a suponer una explotación de los
países subdesarrollados por los desarrollados. Al revés de los
postulados marxistas, lo que aumenta los sueldos es la subjetiva
apreciación de cada empresario de la productividad marginal de
cada trabajador, y el incremento de la demanda de mano de obra
que genera la libertad económica al aumentar la tasa de
capitalización y la capacidad de generar mayores empleos,
verdades tan elementales como olvidadas por los políticos que
castigan la inversión, como por los “piqueteros” que buscan
aumentar sueldos ahuyentando a las empresas cuya proliferación
les permitiría obtener mejores condiciones de trabajo.
Rápidamente los economistas clásicos se dieron cuenta de la
falacia. El valor no es consecuencia del trabajo, sino de la
valoración subjetiva que hace cada demandante de cada producto.
Esto llevó a “la revolución marginalista” desarrollada
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 333
sincrónicamente por el austríaco Carl Menger, el inglés William
Stanley Jevons y el francés León Walras en forma independiente
cada uno del otro, y sistematizada luego por Eugen Böhm-Bawerk,
discípulo de Menger.
Me centraré en Menger por considerarlo el más didáctico. En sus
“Principios de economía política”, obra publicada en 1.871
mientras Marx aún vivía, expone que el valor “es la significación
que unos concretos bienes o cantidades parciales de bienes
adquieren para nosotros, cuando somos conscientes de que
dependemos de ellos para la satisfacción de nuestras necesidades”,
aclarando en nota que “Así, pues, el valor no es algo inherente a
los bienes, no es una propiedad intrínseca de los mismos, sino
solo la significación que concedemos en primer término a la
satisfacción de nuestras necesidades o, lo que es lo mismo, a
nuestra vida y nuestro bienestar y que luego, con lógica
consecuencia, trasladamos a los bienes económicos, como causas
exclusivas de aquella satisfacción”. Tanto afectó en Marx la
lectura de la refutación de sus puntos de vista, que en vida jamás
publicó los tomos II y III de su obra “El Capital”, lo que hizo
Engels, más activista y menos teórico, luego de su muerte.
65.- El fracaso práctico de las predicciones marxistas
Los hechos dieron la razón a subjetivistas y marginalistas. El
incremento de la actividad económica y la diferencia subjetiva de
DEFENDIENDO A THEMIS 334
valores de las cosas para quien las demanda y quien las ofrece, ha
sido el motor del enorme crecimiento de la humanidad
experimentado cada vez que se dejó a la economía liberada a la
iniciativa y creatividad de las personas, que se convierten
continuamente en un armónico campo de oferentes y demandantes
de bienes y de servicios con mutuo beneficio. Mientras tanto el
comunismo propuesto originariamente como medio de eludir esa
inexistente “ley”, ha demostrado ser un régimen que en la práctica
lleva a la miseria, el atraso y la pérdida de la individualidad.
En forma contradictoria con la supuesta generación automática
de valor por el trabajo, también decía Marx que los empresarios
—en su terminología los “capitalistas”— requieren la existencia de
una desocupación crónica, lo que él llama un “ejército industrial de
reserva” y otros marxistas conocen como “el ejército de
desocupados”. Dice Marx que “… si la existencia de una
superpoblación obrera es producto necesario de la acumulación o
desarrollo de la riqueza sobre base capitalista, esta superpoblación
se convierte a su vez en palanca de la acumulación capitalista, más
aún, en una de las condiciones de vida del modo capitalista de
producción. Constituye un ejército industrial de reserva, un
contingente disponible, que pertenece al capital de un modo tan
absoluto como si se criase y se mantuviese a sus expensas”.
Debemos aclarar aquí las cosas, porque donde realmente existen
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 335
ejércitos de desocupados es en los países más dirigistas, y no en los
más liberales, que tienden al equilibrio de las cantidades ofertadas
y demandadas de cualquier tipo de bienes o servicios. La teoría
económica demuestra que la existencia de desocupación crónica
—sin llegar de cualquier forma a ser un “ejército de
desocupados”— es en realidad consecuencia de las medidas
estatales que queriendo proteger a los trabajadores, en realidad lo
que producen es el desaliento a la demanda de mano de obra y un
aliento artificial a la oferta de la misma, por vía de normas que
pretenden regular salarios mínimos. Con relación a estos, o son
realmente bajos y carecen de importancia, ya que la oferta y la
demanda los situarán en su verdadero punto de equilibrio, o son
ilusoriamente altos y producirán la desocupación que luego se
achacará al mal llamado “capitalismo”, por aumentar la cantidad
de oferentes, disminuir la cantidad de demandantes, y obligar a los
oferentes a exhibir una calificación de la que carecen, como
requisito para acceder a los caros e inalcanzables puestos de
trabajo. O, como alternativa, obligará a los trabajadores que
quieran trabajar, más allá de lo que digan las normas, a recibir
pagos inferiores a los que marcan las benditas normas, y
convertirse en trabajadores “en negro”.
Así, las bases teóricas del marxismo habían caído casi
conjuntamente con su formulación. Sus predicciones apocalípticas
DEFENDIENDO A THEMIS 336
de un futuro de miseria para los trabajadores, luego de fracasar en
la teoría se demostraron falaces también en la práctica. Pero sus
cultores, en lugar de reconocer de buena fe el fracaso teórico y
práctico de sus elucubraciones, se dedicaron a atacar a la economía
libre minando su sólida base, que era y es la Cristiandad, tarea que
se realizó tanto desde afuera como solapadamente desde adentro, y
a veces con la propia máscara de la libertad, a la que se supo poner
artificialmente como opuesta a la Cristiandad utilizando para ello
la prédica iluminista. De eso se hablará seguidamente.
66.- El comunismo como ideólogo del ataque a la Cristiandad
Tanto Hans-Herman Hoppe como Solzhenitzyn acertaron el
diagnóstico, pero no la causa de los problemas que describían, ni se
percataron claramente de que el virus que infectaba a Occidente
era un enemigo que ellos —y más que nadie Solzhenitzyn—
conocían perfectamente: El comunismo, tal como ya entonces lo
habían revelado fuentes dignas de crédito como los espías
soviéticos Yuri Alexandrovich Bezmenov y Oleg Gordievski, el
General rumano Ion Mihai Pacepa y el General de la Armada
checoeslovaca Jan Šejna, de quienes se habla en extenso en otro
momento.
Primeramente el comunismo soviético había minado la cultura
occidental con un discurso falaz, invocando que su ideología traería
la prosperidad a los más necesitados. Pero ante su fracaso, el éxito
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 337
de las economías de mercado, los deslumbrantes niveles de vida de
los trabajadores del mundo occidental, la implosión de la Unión
Soviética y la separación tanto de los países que integraban la
unión como los satélites, era claro que el comunismo soviético
había fracasado. Entonces como forma de asegurar su propia
supervivencia, el comunismo latinoamericano y el chino tomaron
la posta para reelaborar el discurso y estrategia, dejando de pintar
al comunismo como supuesto liberador de la pobreza, para pintarlo
ahora como fingido liberador de la injusticia.
No se trata de “conspiranoias” sino de constataciones. Basta
con leer los libros de los pensadores populistas, socialistas y
comunistas, las Actas de los Congresos del “Foro de São Paulo” o
las confesiones de ex espías prosoviéticos arrepentidos como los
citados Yuri Alexandrovich Bezmenov, Oleg Gordievski, Ion
Mihai Pacepa o Jan Šejna, de los que hablaré luego, para
percatarse de la real existencia de un ataque comunista a la
ideología de la Cristiandad. La “Declaración de México” de este
Foro de conspiradores dice que “Ante los enormes desafíos que
tenemos por delante no podemos pensar que el mejor camino para
los países de América Latina y el Caribe sea el de continuar cada
uno por su lado, atenidos a sus propios esfuerzos y desatendiendo
nuestras raíces comunes y las condiciones comunes que hoy viven
nuestros países frente al mundo desarrollado. La solución de fondo
DEFENDIENDO A THEMIS 338
a las dificultades y problemas se encuentra hoy en la
transformación profunda de nuestras sociedades y en la integración
política y económica de América Latina y del Caribe que ha sido
durante siglos incentivo en las luchas libertarias y constituye ahora
idea motora para impulsar nuestra cabal emancipación frente al
proceso de reestructuración del capitalismo a nivel mundial para
poder contribuir a forjar un nuevo orden internacional que respete
nuestros valores nacionales y satisfaga las necesidades de nuestros
pueblos”. En síntesis: unir a la izquierda para conspirar. No es ver
fantasmas, sino leer lo que ellos dicen.
El comunismo usó como ariete al comunismo, al socialismo, y al
gastarse estos, ahora usa el populismo y cien banderas más. El
comunismo que fusilaba homosexuales incendia iglesias en nombre
de los homosexuales; el comunismo que contaminara medio
planeta en Chernobyl y que hasta el día de hoy es a través de China
el máximo agente mundial de polución, sabotea fábricas en nombre
de la ecología; el comunismo que proclamaba que “la Religión es el
opio de los Pueblos” se calza sotanas y se vuelve de golpe católico y
tercermundista; el comunismo que eliminó etnias enteras se vuelve
étnico.
Esto es la “Nueva Izquierda”, el “comunismo del siglo XXI”,
uno de los grandes pilares del Nuevo Orden Mundial. Diría Jorge
Luis Borges refiriéndose al amor, en palabras perfectamente
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 339
aplicables a la perniciosa seducción del comunismo, “Crecen los
muros de su cárcel, como en un sueño atroz/ La hermosa máscara
ha cambiado, pero como siempre es la única”. Y la mano que mece
la cuna es siempre la misma.
Detrás de cada movimiento contra Occidente se avizora el
comunismo. Es el digno heredero del totalitarismo de todos los
tiempos, y en particular del nacido como supuesto ataque contra el
totalitarismo, la Revolución Francesa. Ideología que rechaza ser
considerada ideología, retrasa espantosamente el crecimiento
material de los países, inhibe las mejores tentativas de las
sociedades por establecer un mundo mejor, y sume a personas,
sociedades y países enteros en la miseria luego d estatal” de los
mismos, que en la práctica resulta en que exista de haberles
desconocido sus derechos. Su aspiración básica es la desaparición
de la propiedad privada de los medios de producción, y la
instauración de una supuesta “propiedad personal” de una
jerarquía política autodesignada —perfectamente descripta en el
libro “La Nomenklatura. Los privilegiados en la U.R.S.S”. de
Michael Voslenskii— que toma a su cargo la explotación de esas
propiedades ganando fortunas mientras los pueblos son sumidos en
la miseria.
Se verán seguidamente algunas de las variadas y sutiles vías que
utilizó la poderosa KGB, siguiendo enseñanzas de Engels, Lenin,
DEFENDIENDO A THEMIS 340
Gramsci y la Escuela de Franckfurt, intentando destruir la
Civilización que tanto admira como envidia, la Cristiandad, tarea
ahora proseguida eficazmente por el Partido Comunista Chino. Su
accionar recuerda a la poderosa Compañía del cuento de Jorge Luis
Borges en “La Lotería de Babilonia”, por la sutileza de las jugadas
a las que me referiré:
“… A veces un solo hecho -el tabernario asesinato de C, la
apoteosis misteriosa de B- era la solución genial de treinta o
cuarenta sorteos. Combinar las jugadas era difícil; pero hay que
recordar que los individuos de la Compañía eran (y son)
todopoderosos y astutos. En muchos casos, el conocimiento de que
ciertas felicidades eran simple fábrica del azar, hubiera aminorado
su virtud; para eludir ese inconveniente, los agentes de la
Compañía usaban de las sugestiones y de la magia. Sus pasos, sus
manejos, eran secretos. Para indagar las íntimas esperanzas y los
íntimos terrores de cada cual, disponían de astrólogos y de espías”.
A más de los casos puntuales que se relatará, me remito al
reciente libro “Esto no es propaganda. Aventuras en la guerra
contra la realidad” de Peter Pomerantsev, ruso que hoy vive en
Londres, y que demuestra que no se está hablando solamente de
historia. Él entrevista a Nigel Oakes (inspirador de Cambridge
Analytica, la agencia de publicidad política más conocida del
Planeta), y éste relata haber estado en un centro de investigación
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 341
de la KGB, en donde encontró que hacían pruebas de control en
pueblos enteros para comprobar hipótesis sobre persuasión: “La
población no siente siquiera que se está actuando sobre ella. Así
que el Estado no activa sus mecanismos de autodefensa”, explica.
La hidra comunista tuvo y tiene muchas cabezas: La Escuela de
Frankfurt, El Foro de São Paulo, el Grupo de Puebla, el Partido
Comunista chino, el Partido Comunista cubano con Castro a la
cabeza, la “Sluzba Bezpieczenstewa· (SB), Servicio Secreto polaco,
la Stasi, jovial apócope del “Ministerium für Staatssicherheit”,
Servicio Secreto de la extinta Alemania Oriental, el Servicio
Secreto búlgaro y por supuesto, el poderosísimo “Komitet
Gosudarstvenoi Bezopasnoti” o KGB. Pero todas las cabezas están
sincronizadas y responden a un único designio. Los diversos
“Asedios” descriptos páginas atrás, están todos coordinados.
Veamos a la hidra en acción y se entenderá mejor el porqué de la
analogía que efectúo de este “Comité de Seguridad” y la Compañía
del cuento de Borges, destacando que lo dicho, no es otra cosa que
lo que expusieron una y mil veces sus ex miembros. Pero para
entenderlo, antes hablaré del fracaso del comunismo, ya que el
ataque a la Cristiandad no es el ataque de una fiera hambrienta
que busca destruir y comer, sino más bien el de un parásito que
busca apoderarse de su víctima para ir comiéndola poco a poco sin
matarla jamás del todo, sabiendo mejor que nadie que no puede
DEFENDIENDO A THEMIS 342
subsistir sin su anfitrión.
67.- La violencia, característica inherente al comunismo
El comunismo es necesariamente violento. Es fácil deducirlo.
Salvo que la gente quisiera voluntariamente desprenderse de lo
propio en beneficio de la comunidad —en cuyo caso el fenómeno se
produciría naturalmente sin necesidad de imponer la redistribución
por vías políticas— la única forma de sacarle algo a alguien sin su
consentimiento es mediante la violencia. Y a su vez, la gente
común —esto es, la que no integra la Nomenklatura— pierde en el
comunismo la esperanza de mejorar su fortuna mediante su mayor
dedicación. Gane lo que gane, no irá para él mismo.
Pues bien, existen dos vías alternativas de obtener que alguien
actúe: O el incentivo de obtener un beneficio, o el temor de recibir
un castigo. Y si por definición en el comunismo se suprime el
incentivo de obtener beneficios, la única forma de obtener que la
gente actúe conforme a los designios estatales es recurriendo a la
amenaza de castigos. Es una conclusión lógica y casi matemática
de las premisas que utiliza este sistema.
El socialismo no es muy diferente, sino simplemente otro
nombre, una vía alternativa y más democrática, para llegar a la
misma aspiración comunista de que los medios de producción sean
centralizados por unos pocos burócratas llenos de dinero mientras
se llenan la boca de palabras bonitas como “solidaridad”,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 343
“comunidad”, “combate contra la pobreza”, que rechazan en los
hechos. Y el populismo es siempre socialista. Hablar de populismo,
de socialismo y de comunismo, es solamente una cuestión de grados
de comunismo. O lo propio depende de cada uno, o las autoridades
son libres de otorgarlo a cualquier otra persona conforme a sus
designios, en donde por cierto, los principales beneficiarios serán
ellos mismos.
En Argentina tenemos un dicho: “Dime de lo que te alabas, y te
diré de lo que careces”. Son tan inimaginables las fortunas que se
puede crear con este declamado comunismo, que muchas personas
son capaces de enviar a la muerte a millones de sus semejantes con
tal de instaurarla o mantenerla. En “El libro negro del
comunismo”, de Stéphane Courtois, Nicolas Werth, Jean-Louis
Panné, Andrzej Paczkowski, Karen Bartosek y Jean-Louis
Margolin, se dan las siguientes cifras estimativas de asesinados por
este sistema: sesenta millones en la República Popular China,
veinte millones en la Unión Soviética, dos millones en Corea del
Norte, dos millones en Camboya, cien mil en los regímenes
comunistas de Europa oriental, cien mil en Latinoamérica, treinta
mil en África, cien mil en España en la zona republicana durante la
Guerra Civil Española. Un total de Ciento dos millones trescientos
treinta mil muertos. Unos cuantos millones más son calculados por
Jean-François Revel en “La Gran Mascarada”. Igualmente por
DEFENDIENDO A THEMIS 344
Jon Halliday y Jung Chang en “Mao: la historia desconocida”, y
por Alexander Yakovlev en “Un siglo de violencia en la Rusia
Soviética”.
Este sistema es la reedición ampliada de las peores tiranías de la
antigüedad. Pese a que en todo momento se autoproclaman
“democracias”, los hechos demuestran que no es así. Para poner
unos pocos ejemplos, Corea tiene una dinastía de padre, hijo y
nieto (Kim Il Sung, Kim Jong Il y Kim Jong Uno) gobernando
desde hace más de setenta años, y Cuba estuvo regida por dos
hermanos (Fidel y Raúl Castro) durante unos sesenta y cinco años,
con mandato ininterrumpido del primero por cincuenta y dos años.
En toda su historia desde su creación hasta su caída, la Unión
Soviética tuvo menos de diez Presidentes (Vladímir Lenin, Iósif
Stalin, Nikita Krushchev, Leonid Brézhnev, Yuri Andrópov, K.
Chernenko, Mijaíl Gorbachov y Vladimir Ivashko) En Mongolia
rigió un único gobernante (Yumjaagiyn Tsedenbal) durante casi
medio siglo, al igual que en Libia (Mouammar el Kadhafi) y en
Zimbawe (Robert Mugabe). Mientras tanto, la miseria para todos
y la tortura sistemática a los opositores.
Leyendo libros tales como “Archipiélago Gulag” o “Un día en la
vida de Iván Denisovich” de Alexander Solzhenitzyn, “El
fenómeno socialista” de Igor Shafarevich, “Prisionero en Cuba” de
Javier Algarra, o “Balzac y la costurera china” de Sijie Dai —debo
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 345
esta recomendación a Alberto Benegas Lynch (h)— uno fácilmente
entiende cómo el manejo de todo el aparato estatal por parte de
unos pocos torna un infierno la vida de los opositores, como ocurrió
en Rusia, Cuba y China.
Para llegar, pulsan las teclas más oscuras del alma humana: La
envidia, la ambición, el resentimiento. Dice Peter Sloterdijk en
“Ira y tiempo”, que la izquierda es la “organización política de la
ira”, una suerte de “banco de ira”: “La gente depositaba allí sus
frustraciones y, como en un banco, otros gestionaban ese capital
para devolverle los intereses en forma de autoestima para ellos y
desprecio para sus enemigos”.
Las premisas del comunismo son falsas, sus medios viles, sus
consecuencias demostrablemente fatales, sus promesas son
engañosas y sus verdaderas intenciones son instaurar el caos para
llegar al poder, explotar los recursos de los países en beneficio de
unos pocos una vez conseguido, y someter a toda la población a
regímenes totalitarios y liberticidas. Es un sistema que nada tiene
de deseable, pero que tiene una gran habilidad de metamorfosearse
continuamente para engañar a las siempre renovadas generaciones
de ingenuos que no entienden que ése es siempre el verdadero y
gran enemigo, use el disfraz que use.
Un ex espía soviético, Yuri Alexandrovich Bezmenov, infiltrado
en Occidente durante la Guerra Fría con el alias de Tomas David
DEFENDIENDO A THEMIS 346
Schuman, quien luego de ser informante del KGB desertó a Canadá,
concedió en 1.984 —año simbólico si los hay— una entrevista a G.
Edward Griffin, luego titulada “Subversión soviética de la prensa
mundial libre”. En la entrevista, Bezmenov explicó los métodos
utilizados por el KGB para la subversión gradual del sistema
político de Estados Unidos, aclarando que el énfasis principal del
KGB no estaba en el área de inteligencia sino en un proceso lento
de subversión ideológica, medidas activas o guerra psicológica. Con
el seudónimo de Tomas D. Schuman, Bezmenov escribió un libro
“Carta de amor a América”. Otros libros de Bezmenov son:
“Ninguna noticia de Novosti es una Buena noticia”, “Policía
mundial del pensamiento”, y “Lo negro es hermoso, el comunismo
no lo es”.
En sus publicaciones denunciaba que la política del KGB
incluía cuatro fases: Desmoralización (entre quince y veinte años),
Desestabilización (de dos a cinco años), Crisis (dos a seis meses) y
Normalización (“indefinida”). Dentro de la etapa de
“desmoralización”, conforme a este autor, figuraba introducir una
duda sistemática en los valores de Occidente, es decir, la
destrucción de: creencias religiosas, institución familiar, sistemas
educativos, políticos y económicos, autoridades, paz social, etc.
Eso, utilizando a los naturales del país, ideologizando la educación
y los medios de comunicación, tomando para sí banderas de
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 347
aparente lucha por grupos marginados, como los homosexuales, las
mujeres, los niños; despreciando la excelencia y exaltando lo
mediocre, arropándose en los derechos humanos y colocando en
instituciones de prestigio e influencia a sus quintacolumnistas, que
luego propiciarían la neutralización e, incluso, la destrucción de
esas instituciones.
Así, continúa el ex espía, sucumbieron universidades
prestigiosas, convirtiéndose en promotoras del marxismo,
subvirtiendo las libertades desde adentro. Igualmente la industria
del entretenimiento, las películas de Hollywood y programas de
televisión. Se mostró como usual a empresarios depravados, crueles,
injustos, abyectos, en contraposición con trabajadores santísimos,
incitando con estereotipos al odio de clases, y se consagró a
personajes nada ejemplares, como héroes sólo por ser
homosexuales o pertenecer a una minoría.
Bezmenov atestigua cómo también varios sacerdotes y
predicadores pusieron al servicio del marxismo sus iglesias,
dañando no solamente sus instituciones, sino la moral de la
población. Esta descripción en primera persona y hecha mucho
antes de que los acontecimientos lo demostraran, aclara así para
quienes creen que se trata de visiones conspiranoicas, que la
principal víctima de los deseos de poder del comunismo es la
religión, básicamente el cristianismo, y por su mayor difusión y
DEFENDIENDO A THEMIS 348
quizá facilidad de captación, especialmente el catolicismo. Tal
como dice Henry Hazlitt en su obra “Fundamentos de la moral”,
“El marxismo no solo es beligerantemente ateo, sino que busca
destruir la religión porque cree que la misma es el “opio de los
pueblos”: es decir, porque apoya una moral “burguesa” que
desaprueba el engaño, la mentira, la traición, la ilegalidad, la
confiscación, la violencia, la guerra civil y el asesinato sistemático,
que el comunismo considera necesarios para derrocar o destruir al
capitalismo”. Hoy somos víctimas de esas tácticas.
Y hablando del opio, adelanto que tampoco la proliferación de
drogas en el mundo occidental es ajena al ataque comunista contra
la Cristiandad. Al menos, eso es lo que sostiene Ray Cline, ex
director de la CIA, en un libro denominado “Cocaína roja: la
drogadicción de Estados Unidos”. Ya hablaremos de eso.
68.- El comunismo y su primitivo brazo armado, el KGB
Perfilados en breves trazos los rasgos esenciales de la
Cristiandad, veremos ahora cuál es la causa de su ataque y cómo se
lleva a cabo, que es lo mismo que descubrir a su principal enemigo.
La tesis básica de este ensayo, como lo habrán adivinado, es que el
principal enemigo de la Cristiandad y en general de la Humanidad,
es el comunismo marxista-leninista, hijo ilegítimo no reconocido
del Iluminismo de antaño que adora el liberalismo iluminista
franco prusiano.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 349
Su principal ejecutor fue en la época de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas el ya mencionado Komitet Gosudarstvennoy
Bezopasnosti, traducido como Comité de Seguridad del Estado y
más conocido como el KGB, en estrecha colaboración con la
ominosa Cuba de los Castro y el “Che Guevara”, promotora de
guerrillas en África y Latinoamérica, y de China, que alentaba en
sus guerras a Corea del Norte y a Vietnam, y en sus ensayos
comunistas a Laos y a Camboya. Pero no menos virulenta aunque
menos conocida, fue su tarea de minado de la Cristiandad.
Si bien actualmente el gran ataque a la Cristiandad proviene de
China y en menor medida de Cuba, durante medio siglo el principal
brazo armado del comunismo fue el KGB, así que puesto que a lo
largo de este libro será citado con cierta asiduidad, debo mencionar
algo acerca de él para que no se crea que cuanto se dice es
supuestamente fruto de una imaginación febril y conspiranoica,
viendo fantasmas donde nada hay ¿Cómo era en realidad esa tan
mencionada como desconocida KGB?
Dice Ben MacIntyre en su libro “Espía y Traidor”, biografía del
espía Oleg Gordievski —dicho sea de paso, el hombre que evitó la
Tercera Guerra Mundial— que “El Komitet Gosudarstvennoy
Bezopasnosti, fue la agencia de espionaje comunista más compleja
y extensa jamás creada. Como sucesora directa de la red de espías
de Stalin, combinaba la obtención de información privilegiada en
DEFENDIENDO A THEMIS 350
su territorio y fuera de él con la aplicación de la seguridad interna,
amén de ejercer de policía estatal. El KGB, opresivo, misterioso y
omnipresente, permeaba y controlaba todos los aspectos de la vida
soviética. Erradicaba el disentimiento interno, custodiaba a los
líderes comunistas, diseñaba operaciones de espionaje y
contraespionaje contra potencias enemigas e intimidaba al pueblo
de la URSS para que mostrara una obediencia abyecta. Reclutaba
a miembros por todo el mundo y desperdigaba a espías que
obtenían, compraban y robaban secretos militares, políticos y
científicos en cualquier lugar. En el cénit de su poder, con más de
un millón de agentes e informantes, el KGB moldeó más a la
sociedad soviética que ninguna otra institución”.
“En Occidente, sus iniciales eran sinónimo de terror interno y
agresión y subversión externas, una referencia a la crueldad de un
régimen totalitario dominado por una mafia oficial sin rostro. Pero
el KGB no era visto así por quienes vivían bajo sus rígidos
dictámenes. Inspiraba miedo y obediencia, sí, pero también era
admirado como guardia pretoriana, como un bastión contra la
agresividad imperialista y capitalista de Occidente y como
guardián del comunismo. La pertenencia a esa fuerza privilegiada
y de élite era motivo de admiración y orgullo. Quienes se
incorporaban a ella lo hacían de por vida. “El concepto de
ex-agente del KGB no existe”, dijo en una ocasión Vladimir Putin,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 351
que también había militado en sus filas. Era un club exclusivo, y
abandonarlo era imposible. Entrar en el KGB era un honor y un
deber para quienes poseían talento y ambición suficientes”.
Antes, y sobre todo después de la caída de la Cortina de Hierro,
proliferaron los libros que explicaban la magnitud de su asedio a la
Cristiandad orquestado por el KGB. Por ejemplo, “KGB y la
desinformación soviética. Panorámica desde el interior” de
Ladislav Bittman; “Subversión soviética de la prensa mundial
libre”, “Carta de amor a América”, “Ninguna noticia de Novosti
(agencia de noticias soviética) es una Buena noticia”, “Policía
mundial del pensamiento”, y “Lo negro es hermoso, el comunismo
no lo es”, de Yuri Alexandrovich Bezmenov; “El Final y el
Principio”, biografía de Juan Pablo II de George Weigel, o “KGB:
Leales Camaradas, Asesinos Implacables” de Slava Katamidze.
Todos los comentarios de desertores del bloque soviético eran
coincidentes en la diversidad de las vías de ataque del KGB
ideológico a la Cristiandad, a veces hasta en detalles mínimos como
la concepción supuestamente “maximalista” de la Virgen María en
el Concilio Vaticano II.
Hasta es demostrable por los dichos de los propios agentes que
huyeron de la URSS, que la decadencia que menciona
Hans-Hermann Hoppe a quien transcribí anteriormente, no es
consecuencia de políticas socialistas, sino su causa intencional, ya
DEFENDIENDO A THEMIS 352
que fueron originariamente digitadas por el KGB, y luego seguidos
por sus herederos comunistas, principalmente de Cuba y China,
para el establecimiento de una nueva versión del totalitarismo
estatal, esta vez en la forma de un Nuevo Orden Mundial, según se
expone en el punto respectivo.
69.- El multiculturalismo mal entendido, estrategia de atraso
Una civilización que se precie de ser tal y no un infierno terrenal
debe simplemente poner una serie de límites, y después recurrir a la
fantástica filosofía de “dejar hacer, dejar pasar”, sin pretender
imponer ninguna aspiración sobre diferentes formas de ser. Si
alguien cree en Dios, en Yahvé, en Alá, en Manitú o en la
Pachamama, no puede ser tema de debate —en pro o en contra—
por supuestos esclarecidos guardianes de la Verdad con mayúsculas.
Ya hablé de la “moral de deber” y la “moral de aspiración”,
conceptos de Lon Fuller necesarios para entender que ésa es la
verdadera “Sociedad Abierta” de Karl Popper, término luego
captado por los enemigos de Occidente, que para más claridad
llamo “moral de límites” y “moral de objetivos”.
El mal llamado “multiculturalismo” moderno es lo opuesto a lo
que dice ser. Es un atentado contra la verdadera civilización
multicultural que se ha ido formando a lo largo de los siglos,
pretendiendo excluir los aportes foráneos, y la negación de la
importancia del acervo cultural de todos los tiempos
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 353
pacientemente incorporado mediante la selección de todo lo bueno
producido por toda la humanidad en todas sus épocas, en beneficio
de unas pocas tradiciones locales en ocaso, usualmente de pueblos
semi salvajes que miran con desconfianza provinciana el avance de
la humanidad y que luego de haber preferido mantenerse durante
siglos a la vera del camino ahora reclaman violentamente por el
mantenimiento de acervos culturales que antes no supieron
integrar, acrecentar ni modernizar.
Y lo hacen mientras a escondidas disfrutan de todos los
productos de la modernidad occidental que atacan. La
demonización de la mal llamada “cultura occidental” es la
reiteración a nivel internacional de las falacias de Marx de que los
ricos lo son por explotar a los pobres, y sus valores, la
“superestructura ideológica de dominación” a que recurren.
Traspolando, se dice que algunos países son ricos porque
“explotan” a los otros, como postula Eduardo Galeano en “La
venas abiertas de América Latina” Así, a nivel mundial, se
pretende que la fantástica cultura occidental es simplemente la
“superestructura ideológica” de dominación de los países ricos a los
pobres.
Pero en realidad, al margen de imposiciones religiosas, es
demostrable que la estructura de la familia exogénica,
monogámica y biparental ha resultado ser durante siglos la más
DEFENDIENDO A THEMIS 354
eficiente. Dentro de ella se suele practicar una suerte de
“socialismo” amoroso y voluntario en donde el padre, o ambos
padres, son quienes ganan dinero y lo reparten generosamente
hacia adentro, y con mayores reservas hacia afuera.
La familia, más que la persona individual, marca la frontera
entre lo propio y lo ajeno, y otorga un sentido al crecimiento, el
ahorro y la prosperidad. El incentivo para prosperar del lobo
solitario decae cuando ha satisfecho sus necesidades básicas. El
ideal del jefe de familia, en cambio, es obtener prosperidad no
solamente para sí sino también para sus aún no nacidos
tataranietos.
70.- Toda revolución actual es sospechosa de marxismo
En general, como destaca Bertrand de Jouvenel en su obra
“Sobre el poder- Historia natural de su crecimiento”, refiriéndose a
las revoluciones, “Mientras ésta (la Monarquía, o en general
cualquier sistema amenazado) se derrumba, se percibe a su
alrededor el estruendo que produce la caída de las autoridades
sociales. Sólo escombros encuentra a su paso la ola que trae en su
cresta a los hombres nuevos. Es una locura pretender que éstos
ofrezcan un programa. Son velas que hincha el viento de la época,
conchas en las que ruge su tempestad.
Pero el mar de la sociedad vuelve de nuevo a la calma. ¡Qué
oportunidad se les ofrece a quienes se instalan entonces en lo que
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 355
queda de la Ciudad del Mando! La refuerzan con los fragmentos
que encuentran entre las ruinas de los poderes sociales, extienden
su Poder sin que encuentren la menor resistencia. ¿Cómo no
presentir el fin predeterminado y providencial de todo el
cataclismo, que no es otro que la liquidación de un Poder débil y el
surgimiento de un Poder fuerte?”. De la violencia usualmente nace
un poder igual o peor que el saliente. A la caída del Zar Nicolás II
sobrevino la Unión Soviética, y a Fulgencio Batista, Fidel Castro.
Y un motivo más para recelar de los cambios es la declarada
intención del marxismo de infiltrarse en cualquier reclamo contra
el régimen social y político imperante. Oigamos a Marx y Engels y
su pérfido “Manifiesto Comunista”: “Resumiendo: los comunistas
apoyan en todas partes, como se ve, cuantos movimientos
revolucionarios se planteen contra el régimen social y político
imperante. En todos estos movimientos se ponen de relieve el
régimen de la propiedad, cualquiera que sea la forma más o menos
progresiva que revista, como la cuestión fundamental que se
ventila.
Finalmente, los comunistas laboran por llegar a la unión y la
inteligencia de los partidos democráticos de todos los países.
Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas
e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo
pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social
DEFENDIENDO A THEMIS 356
existente. Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes, ante la
perspectiva de una revolución comunista. Los proletarios, con ella,
no tienen nada que perder, como no sea sus cadenas. Tienen, en
cambio, un mundo entero que ganar. ¡Proletarios de todos los
Países, uníos!”.
Es fácil colegir que si los comunistas enseñan que quieren
adherirse a cualquier reclamo en contra del régimen social y
político imperante, también son firmes candidatos a efectuar
reclamos de cualquier índole contra ese régimen, precisamente para
poder adherirse a ellos posteriormente, y pintarlos como propios,
tal como se verá que hace el comunismo del Siglo XXI. Y como
desgraciadamente muchas veces los reclamos en los que se infiltran
son justos, consiguen siempre para su causa a gente de buen
corazón que de buena fe está convencido que al ser marxista está
realmente luchando por el mejoramiento de las condiciones de vida
de la humanidad.
Eso sirve para entender por qué en las manifestaciones de
homosexuales, de feministas, de ecologistas, de separatistas vascos
e irlandeses, de anticolonialistas en Tanzania, Angola, Mali,
Etiopía, Ghana, Mozambique, Egipto, Senegal, Guinea, Congo y
muchos más, y hasta en las justas reivindicaciones a las que asisto
continuamente en contra de la inseguridad, la violencia policial y el
“gatillo fácil” de los sicarios populistas que asesinaron a mi hijo,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 357
siempre puedo ver aparecer para mi desazón, carteles del Partido
Comunista, consignas socialistas y pancartas con el rostro del
“Che” Guevara.
71.- Pérdida de sentido de la vida y marxismo
Aparte de avivar las revoluciones y sacar a relucir lo peor del
alma humana, otra de las estrategias del marxismo es acentuar en
los seres humanos un cierto complejo de inferioridad. De que no
son nada de por sí, y solamente pasan a ser alguien cuando son
reseccionados de sus familias y comunidades intermedias, para
integrarse como anónimos miembros de una comunidad amorfa sin
vínculos horizontales entre sí, sino solamente verticales con el
Estado. La disolución de la familia heterosexual y biparental, y
muchos de los fenómenos actuales, son simplemente derivaciones
de las elucubraciones originales de Marx y Engels para formar
hordas irracionales (ése es el término utilizado por él), obviamente
para destruir el sistema que ellos llamaban “Capitalista”. También
el ateísmo, el abortismo y el gerontocidio disfrazado de
“eutanasia” son parte de esa táctica, según se detallará más abajo.
Dice Engels en su libro “El origen de la familia, la propiedad y el
Estado”, que “Allí donde está íntimamente unida la familia no
vemos formarse hordas, salvo raras excepciones. Por el contrario,
las hordas se constituyen casi de un modo natural donde reinan la
promiscuidad o la poligamia… Para que se produzca la horda se
DEFENDIENDO A THEMIS 358
precisa que los lazos familiares se hayan relajado y que el individuo
haya recobrado su libertad. Por eso tan rara vez observamos entre
las aves bandadas organizadas… En cambio, entre los mamíferos
es donde encontramos sociedades más o menos organizadas
precisamente porque en este caso el individuo no es absorbido por
la familia… Así, pues, la conciencia colectiva de la horda no puede
tener en su origen enemigo mayor que la conciencia colectiva de la
familia”.
Luego se refiere a Atenas “Tal fue el origen de la monogamia,
según hemos podido seguirla en el pueblo más culto y más
desarrollado de la antigüedad. De ninguna manera fue fruto del
amor sexual individual, con el que no tenía nada en común, siendo
el cálculo, ahora como antes, el móvil de los matrimonios. Fue la
primera forma de familia que no se basaba en condiciones
naturales, sino económicas, y concretamente en el triunfo de la
propiedad privada sobre la propiedad común primitiva, originada
espontáneamente. Preponderancia del hombre en la familia y
procreación de hijos que sólo pudieran ser de él y destinados a
heredarle”... “En un viejo manuscrito inédito, redactado en 1.846
por Marx y por mí, encuentro esta frase: “La primera división del
trabajo es la que se hizo entre el hombre y la mujer para la
procreación de hijos”. Y hoy puedo añadir: el primer antagonismo
de clases que apareció en la historia coincide con el desarrollo del
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 359
antagonismo entre el hombre y la mujer en la monogamia; y la
primera opresión de clases, con la del sexo femenino por el
masculino”.
No otra cosa surge del Manifiesto Comunista, cuya tercera
propuesta final es la eliminación de la herencia, finalidad última de
todo incentivo familiar: “¡Querer abolir la familia! Hasta los más
radicales se indignan de este infame designio de los comunistas.
¿Sobre qué base descansa la familia burguesa en nuestra época?
Sobre el capital, el provecho individual. En su plenitud, la familia
no existe sino para la burguesía, que encuentra su complemento en
la supresión forzosa de toda familia para el proletario y en la
prostitución pública… ¿Nos reprocháis el querer abolir la
explotación de los niños por sus familias? Confesamos este crimen.
Pero nosotros quebrantamos, decís, los lazos más sagrados,
sustituyendo la educación de la familia por la educación de la
sociedad”.
Y sobre la sexualidad, dice: “De la burguesía entera se eleva un
clamor: ¡Vosotros, comunistas, queréis establecer la comunidad de
las mujeres! Para el burgués su mujer no es otra cosa que un
instrumento de producción. Oye decir que los instrumentos de
producción deben ser puestos en común, y deduce naturalmente
que hasta las mujeres pertenecerán a la comunidad. No sospecha
que se trata precisamente de asignar a la mujer un papel distinto
DEFENDIENDO A THEMIS 360
del de simple instrumento de producción”.
Sobre las identidades nacionales, expresa: “Además, se acusa a
los comunistas de querer abolir la patria, la nacionalidad, Los
obreros no tienen patria. No se les puede arrebatar lo que no poseen.
Como el proletariado de cada país debe en primer lugar conquistar
el Poder político, erigirse en clase nacionalmente directora,
constituirse como nación, es todavía nacional, aunque de ninguna
manera en el sentido burgués”.
Bien dice el gran Thomas Sowell, autor que es a la vez liberal
clásico, afroamericano y ateo, criticando las tentativas de prohibir
la Navidad cristiana como parte de una campaña contra la
Cristiandad en busca de reivindicaciones raciales que nadie había
pedido, que “Estos no son puntos débiles aislados de los que nos
podamos reír. A largo plazo, ninguna sociedad puede sobrevivir si
no cuenta con la lealtad de su gente. El minar ese sentido de valor
de una sociedad mina esa lealtad y sin lealtad, no hay defensa”.
Elena Valero Narváez, una brillante historiadora, periodista y
ensayista argentina que me honra con su cálida amistad, reflexiona
en su libro “El crepúsculo argentino” sobre el totalitarismo, la
familia y la religión diciendo que “La revolución rusa (1.917)
ordenó, con Lenin en el poder, el primer modelo totalitario. Impuso
la doctrina marxista que se convirtió en una religión secular. Ella
fue la justificadora del terror y de las medidas para consolidar la
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 361
dictadura de los intelectuales revolucionarios (no de los obreros)
que intentaron ganar el favor de la clase obrera. El resultado fue
una tragedia…
Mussolini, como Hitler después, neutralizó el peligro comunista
y aprovechó los sentimientos nacionalistas que estaban a flor de
piel, aún después de la finalización de la guerra, para instalar un
régimen autoritario. La fórmula del fascismo fue: Socialismo más
nacionalismo… Los métodos diseñados por Lenin y puestos en
práctica tanto por Trotsky como por Stalin, fueron los que copiará
Hitler y aplicarán más blandamente Mussolini y Perón. Estos dos
sistemas políticos pertenecieron a los que se denominan gobiernos
dictatoriales porque allí existieron fuerzas sociales que no le
permitieron avanzar y cubrir casi toda la sociedad civil como, en
cambio, sucedió en la URSS, en la Alemania de Hitler, en Cuba con
Castro, o en Vietnam del Norte o Corea del Norte, en la actualidad.
En todos, la familia y la religión fueron los únicos refugios seguros
para los perseguidos”.
Los comunistas se dieron cuenta desde un primer momento, con
Engels y Lenin, y eso fue machacado en el siglo XX por Gramsci,
Lukács y la Escuela de Frankfurt, que si alguien cree que no debe
nada a sus padres, ni a sus hijos, si no debe ni puede dejar nada a
sus hijos, si no puede ni debe dejar ni un recuerdo de su paso por
este planeta, si puede eliminar a sus ascendientes, si puede eliminar
DEFENDIENDO A THEMIS 362
a sus descendientes, si no tiene ninguna misión aquí en la Tierra, si
da lo mismo una pareja homosexual, si da lo mismo que cambie
muchas parejas, si no tiene sentido luchar por nada, si solamente
existen el aquí y el ahora, si no existe el deber, si no existe el amor,
si no existe trascendencia, si no hay nada después… ¿Para qué va
nadie a pelear por la subsistencia del sistema de vida Occidental y
Cristiano? Lo más práctico es unirse a la horda e intentar sacar
contingentes ventajas de ello. ¿Con un sistema de creencias
liberprogresistas el mundo Occidental podrá resistir una
generación? No. Aun sin ser invadida por ninguna potencia
comunista, caerá por propia gravitación en una generación, o dos
cuando mucho.
72.- La falaz negación del liberalismo conservador
La negación de la mera posibilidad de un liberalismo cristiano y
conservador, la Cristiandad, el verdadero motor del cual
precisamente surgió el mundo en que vivimos, es otra táctica
derivada de un formidable ejercicio de “neolengua”, la
manipulación del lenguaje para manipular el pensamiento.
En su libro “1.984”, George Orwell escribe un diálogo ficticio
entre Syme —posiblemente el nombre fue puesto en homenaje a su
homónimo de “El hombre que fue Jueves”, de Gilbert K.
Chesterton— y el protagonista Winston, sobre el cambio de
sentido de las palabras, que ya cité en otros libros. Syme se queja
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 363
de su función de traducir libros a “neolengua”, diciendo que era
una forma de evitar que la gente piense: “… — ¿No ves que la
finalidad de la neolengua es limitar el alcance del pensamiento,
estrechar el radio de acción de la mente? Al final, acabaremos
haciendo imposible todo crimen del pensamiento… Toda la
literatura del pasado habrá sido destruida. Chaucer, Shakespeare,
Milton, Byron… sólo existirán en versiones neolingüísticas, no sólo
transformados en algo muy diferente, sino convertidos en lo
contrario de lo que eran… En realidad, no habrá pensamiento en el
sentido en que ahora lo entendemos. La ortodoxia significa no
pensar, no necesitar el pensamiento. Nuestra ortodoxia es la
inconsciencia.
De pronto tuvo Winston la profunda convicción de que uno de
aquellos días vaporizarían a Syme. Es demasiado inteligente. Lo ve
todo con demasiada claridad y habla con demasiada sencillez. Al
Partido no le gusta esta gente. Cualquier día desaparecerá. Lo lleva
escrito en la cara”.
El ensayo randiano de Ghate/Marty que se refuta en el Apéndice,
y su generalizado elogio como supuesto manifiesto liberal,
demuestran el triunfo de la “neolengua” para establecer la
confusión ideológica y la incapacidad de diferenciar al aliado del
adversario. Nadie tiene una idea clara de si es liberal o antiliberal,
socialista o antisocialista, conservador o anticonservador,
DEFENDIENDO A THEMIS 364
progresista o antiprogresista. Basta leer “Qué es ser conservador”
de Michael Oakeshott, “Qué significa ser conservador” de Rusell
Kirk, “Conservadurismo” o “Cómo ser conservador” de Sir Roger
Scruton, “La revolución conservadora americana” de Guy Sorman,
“La República Conservadora” de Ezequiel Gallo, o “Qué son los
conservadores” y “Defensa de la Responsabilidad” de Emilio
Hardoy, para entender que en Argentina y en el mundo, la palabra
“conservador” es el término que define lo que en este ensayo
menciono como liberalismo clásico austro británico.
A tanto llega esta neolengua, que algunos autores de esa
tendencia como Friedrich Von Hayek rechazan ser catalogados
como conservadores, y otros conservadores como Michael
Oakeshott o Rusell Kirk rechazan ser catalogados como liberales.
Pero todos ellos son admiradores de la Cristiandad. Ese disenso
nominal es parte del caos terminológico que deriva de las diversas
acepciones de la palabra “liberal”. Hans-Herman Hoppe en su
“Democracia, el Dios que fracasó”, dice que “… los conservadores
actuales deben ser libertarios antiestatistas y, a la inversa,… los
libertarios deben ser conservadores”. El uso por Hoppe del término
“libertario” deriva de otra confusión lingüística que aclaro al
referirme a las confusiones idiomáticas.
Otro de esos términos neolingüísticos en boga es ser
“Progresista”. Éste es un término tan equívoco como el anterior.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 365
Así como los “Racionalistas” se arrogaron el monopolio de la
racionalidad, los socialistas se arrogan en una forma igualmente
arbitraria el monopolio del progresismo, a despecho de que los
países que realmente progresan son los que rechazan de plano el
socialismo, y de que ellos claramente buscan retrotraernos a
épocas superadas, monarquías hereditarias, mercantilismo con
“capitalismo” (en el peor sentido del término) de amigos, y en
definitiva establecer sistemas de producción destinados al fracaso
de la sociedad y el progreso de los líderes autoritarios. El término
también es usado por los liberales iluministas franco prusianos que
anteriormente definía como liberprogresistas, para referirse a sus
posturas sociales usualmente contrarias al sistema de valores
Occidental y Cristiano.
Poniendo un poco de orden, aclaro que el conservadurismo es
una filosofía de vida que sabe que todo verdadero avance deriva de
una acumulación, y se ve bendecido por el consenso general y no
por la visión de un iluminado. Por eso acoge al liberalismo
económico, pero aplicando a la materia social una visión similar a
la económica, entendiendo que la determinación de los precios por
la sumatoria de millones de pareceres individuales es parte de algo
más amplio, un orden espontáneo en materia no solamente
económico sino también social, donde la vida cotidiana termina
siendo la resultante de los valores inconscientemente utilizados por
DEFENDIENDO A THEMIS 366
cada individuo como presupuestos de su libre accionar.
Como con elegancia dice Mayo Von Höltz —seudónimo de un
gran ensayista argentino platense, desgraciadamente aún
inédito— “No se puede estar a favor del orden espontáneo y en
contra de la tradición, ya que la tradición es la parte del orden
espontáneo que —por imperfectible— trasciende al tiempo, es
decir, la tradición es la selección imperecedera de lo mejor que tiene
el orden espontáneo de cada época. Dicho de otra forma, ser liberal
y estar en contra del conservadurismo es una contradicción en
términos…” y más adelante reitera “La tradición es el orden
espontáneo que el tiempo —que es el mejor y quizá único
antologista— maceró en imperecedero elixir, posibilitando de esta
forma su perpetuación para beneficio de las generaciones
venideras”.
La tradición e idiosincrasia de un país están también, igual que
los precios, conformadas por los pareceres y valoraciones de
millones de personas. Todos los pensamientos, inclusive cada juicio
y aun prejuicio, deben ser por ende respetados como
manifestaciones de ese orden espontáneo nacido de la experiencia
milenaria. Así como intentar dirigir la economía lleva al fracaso
económico, intentar dirigir las valoraciones de una comunidad
lleva al fracaso político y social. Que es lo que pasa con muchos
liberales que olvidan que pese a su importancia, la libertad no es el
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 367
único valor que persigue la gente común. También les interesa la
Seguridad, la Trascendencia, la Tolerancia, el Altruismo, la
Bondad y muchos otros valores ajenos a lo meramente económico.
Los liberales clásicos no dudamos jamás en considerar a los
liberprogresistas como liberales con grandes aporías en su
formación filosófica, usualmente randiana, pero en cambio estos se
resisten a reconocer como liberales a los austro británicos, pese a
que estos son los clásicos que Friedrich Von Hayek denominaría
“Individualismo verdadero”, y los otros fieles exponentes de lo que
este autor denominaría “Individualismo falso”. Pero los segundos
en cambio decidieron rechazar su parentesco con los liberales
clásicos. Para ellos, los primeros no serían supuestamente
“liberales” sino “conservadores”, denominación que por cierto no
es dicha con la devoción y respeto que merecen nuestros Padres
Fundadores, sino con una insólita intención vilipendiosa y
desprestigiante.
Argentina también se plegó a una tremenda confusión
terminológica acerca de las diferentes corrientes de pensamiento
que coinciden en la libertad económica, el mercado libre y la
repulsa al agigantamiento del Estado por cuanto frente al embate
de un Partido que buscaba erradicar “de raíz” al sistema, desde
hace más de un siglo que los liberales clásicos se llaman a sí mismos
“conservadores”. En Argentina “libertarismo” significa muchas
DEFENDIENDO A THEMIS 368
veces liberprogresismo por oposición al liberalismo clásico al que se
llama conservadurismo. Existen por ende graves diferencias
terminológicas que impiden afianzar el pensamiento crítico. El
liberalismo es víctima de la Neolengua que denunciaba George
Orwell en su obra “1.984”.
En Estados Unidos y a grandes rasgos, el término “liberalismo”
fue usurpado por la izquierda, y por ende, para diferenciarse, desde
entonces los liberales se mencionan a sí mismos como “libertarios”,
englobando allí a liberales clásicos y liberprogresistas. Mientras
tanto, también allí, la propia Ayn Rand utilizó en forma
confusionista la palabra “capitalismo” como sinónimo de
liberalismo, y criticaba al libertarismo, que en su terminología
implicaba el anarco-capitalismo, básicamente de Rothbard, su
amigo/enemigo, y en general a los anarcocapitalistas que en su
visión “claman simultáneamente ser seguidores de mi filosofía y
abogados del anarquismo”. En su terminología, los
liberprogresistas y una parte de los liberales clásicos serían
capitalistas, y la parte más radicalizada de los liberales clásicos y
de los liberprogresistas, los anarcocapitalistas seguidores de
Rothbard, serían libertarios. No imaginaba seguramente Rand que
con el correr del tiempo muchos de sus seguidores fueran a la vez
randianos, rothbardianos y anarcocapitalistas. Y a su vez también
en Estados Unidos, Rothbard llamaba a ambos liberalismos como
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 369
libertarios, pero diferenciando “Paleolibertarios” de “Libertarios
modales”, siendo los primeros en su terminología los liberales
clásicos y los segundos los liberprogresistas.
Eso explica por qué los liberprogresistas argentinos y de muchos
otros lugares del mundo idolatran a Ayn Rand pese a que ella
hable en contra de los libertarios: Entienden que ella usaba el
término como ataque al anarcocapitalismo rothbardiano, pero
teniendo en consideración que a la vez atacaba el altruismo,
propiciaba el aborto, despreciaba los valores cristianos, etc., y en
general despreciaba las bases filosóficas en que se fundó el Mundo
Occidental, esto es, la Cristiandad, les resultó irresistiblemente
atractiva.
Por supuesto que los liberales clásicos somos liberales en
materia económica —más aún, prácticamente todos los
doctrinarios que sistematizaron la economía como ciencia social
eran liberales clásicos—, pero lo hacemos dentro de un marco de
coordinación de la Economía con el respeto a los demás que escasea
entre quienes desde el liberprogresismo se dicen liberales “puros”
sin entender que el verdadero liberalismo no busca imponer formas
de pensar, sino meramente dejar a cada cual vivir su vida en paz.
Por eso dentro de un marco de respeto se permite un gran margen
de disidencias y ajustes finos.
El liberalismo clásico no quiere zombies y la izquierda sí. Por
DEFENDIENDO A THEMIS 370
eso ni el nazismo, ni el fascismo, ni el peronismo, ni en general el
populismo, pueden ser realmente de derecha.
Veremos entonces en puntos siguientes cómo ha desarrollado el
comunismo su ataque a la Cristiandad con una efectividad tan
grande que ni ella misma se reconoce como tal, y ha tomado de sus
enemigos todas las banderas, al punto tal de que los pensadores de
esa Civilización usualmente la denominan como “occidental” en
lugar de reconocerse como los actuales descendientes de la
Cristiandad, y mirarse como “capitalistas” en lugar de
orgullosamente mencionarse como liberales.
Con ello, hoy ser cristiano y liberal es una —y la menos común
cuando van combinadas— de las tantas formas de ser occidentales,
en lugar de ser, como era históricamente, los dos rasgos típicos
distintivos de la Cristiandad.
Luego de describir cómo la Cristiandad ha sido atacada, cómo la
falta de coherencia interna en su defensa hizo que ni siquiera se
diera cuenta de los ataques que recibía, cómo ha sido minada toda
su prédica en favor de la vida, de la soci8edad y de la economía,
describiré cómo sin darse cuenta la Cristiandad, que ya ni recuerda
su antiguo nombre, está siendo llevada a desaparecer como
Civilización, para integrarse en un distópico Nuevo Orden Mundial
liderado por China comunista.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 371
IX.— EL ATAQUE A LA VIDA
73.- El ataque a la vida humana del aborto
Empezaré aclarando que el aborto es un homicidio aberrante.
La mera descripción de los métodos de aborto espanta. Consisten
usualmente en desmembrar a los bebés en gestación con una pinza,
envenenarlos quemándolos con sustancias tóxicas, aplastarles el
aún blando cráneo con una pinza, o hacerlos pasar por una suerte
de siniestra licuadora. Hasta existen métodos caseros
atravesándolos con agujas de tejer. Otras vías son haciendo una
cesárea y tirándolos a la basura aún vivos, hasta que sus
pulmoncitos aún no totalmente desarrollados terminen fallando y
mueran asfixiados. En una completa incongruencia, en países
supuestamente “civilizados” en donde se puede abortar bebés
dentro del vientre, pero no asesinarlos luego de salidos, se los hace
nacer hasta que solamente queda la cabeza adentro, y allí se los
degüella. Esta práctica salvaje demuestra la radical falacia de toda
la teoría de hacer depender el derecho inalienable a la vida, y la
supuesta potestad exclusiva de la madre sobre su vida, de los pocos
centímetros que faltan al bebé para terminar de salir de la matriz.
Usualmente los abortistas, y sobre todo los legisladores,
esconden su bajeza moral para evitar que la gente los repulse con
asco, y llaman I.V.E. —ni siquiera usan la frase completa de
DEFENDIENDO A THEMIS 372
“Interrupción voluntaria del embarazo”— a un obvio asesinato
incausado de seres humanos inocentes, sin posibilidad de defensa y
previa tortura. Por eso empezaré —sobre todo para las niñas
quinceañeras que pretenden quedar como mujeres sofisticadas
frente a noviecitos cargados de hormonas, deseos sexuales e
irresponsabilidad— aclarando algo que normalmente no es dicho
con la fuerza emotiva que realmente tiene: El aborto es el más
salvaje y cruel asesinato de seres humanos que conozca la
humanidad. Lo que los abortistas intentan disfrazar con
estadísticas amañadas y filosofía barata es su apoyo irrestricto a la
más sádica aberración homicida que pudiera imaginarse, que de ser
practicado no ya a un ser humano mayor, sino a cualquier gatito de
la calle, a la vista de otros, sería sin lugar a dudas considerada la
sádica crueldad de un loco, propia de una película de horror.
Dentro de esa política de invisibilización de la enorme magnitud
del crimen del que se está hablando, los abortistas recurren a otras
artimañas, como ser declararse ofendidos cuando en una discusión
son llamados “aborteros” “¡No soy abortera, soy abortista!”,
claman pretendiendo indignación por el término despectivo.
Alguna vez en una discusión le pregunté a una contendiente virtual
si al bebé abortado le cambiaría un ápice su destino el ser asesinado
por una abortista o una abortera, y no supo qué contestar. Otra
variante de la política de invisibilización del crimen que propician
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 373
los abortistas es cuestionar a que quienes nos oponemos, llamenos
“bebés” a los seres humanos en la primera etapa de su formación.
Ellos preferirían que los llamáramos “embriones” o “fetos” para
deshumanizarlos y cosificarlos. Pero es una trampa, ya que aceptar
nominarlos de una forma diferente a “bebés en gestación”, que es
lo que son, implicaría ya resignar la mitad de las banderas de la
lucha contra su asesinato.
Aclaremos: A los ya nacidos se nos llama sucesivamente bebés
lactantes, bebés gateadores, niñitos, niños, preadolecentes,
adolescentes, jóvenes, adultos jóvenes, adultos medios, adultos
mayores, ancianos, y cualquier otra denominación que se nos
ocurra, lo que rápidamente permite a los interlocutores visualizar
en cada caso nuestra probable forma de vida, intereses e inserción
en la sociedad conforme a la edad, pero nadie imagina —al menos
aún— que ese cambio de nombre implique cambiar a nadie su
estatus en algo tan esencial como es su derecho a la vida.
Si no existieran abortistas, y por ende se reconociera —valga la
redundancia— la humanidad de todos los seres humanos vivos,
desde su concepción hasta su muerte, no habría drama en ir
cambiando de nombre a los seres humanos en cada etapa de su vida,
incluyendo las de desarrollo prenatal. La vida es tan rica y tan
diversa que hasta puede ser interesante diferenciar a los seres
humanos por edades para entender qué tipo de vivencias
DEFENDIENDO A THEMIS 374
experimentan. Pero justamente los que nos oponemos al aborto
seguimos usando el nombre de “bebés en gestación” en las
discusiones con los abortistas porque es obvio que con la utilización
pseudo-científica de la palabra “embrión” o “feto” se pretende
deshumanizar a un bebé y considerar que supuestamente es otra
cosa diferente a nosotros mismos ya que similar palabra se utiliza
para otras crías de mamíferos en etapa de gestación. La pregunta
entonces no es cuando se va a dejar de llamar bebés a los
“embriones” o a los “fetos” sino la opuesta: Cuándo los abortistas
van a dejar de despersonalizar a los bebés en su etapa gestacional.
Dentro del despliegue neolingüístico que usó el abortismo en
Argentina para obtener su legalización, descolla el planteo de la
discusión en todos los medios masivos de difusión, usinas de
neolengua abortista, como si fuera un debate entre quienes estaban
“a favor del aborto legal”, y quienes estaban “en contra del aborto
legal”. Con su aparente inocencia gramatical estaban en realidad
sugiriendo que el aborto de por sí era legal, y de que quieres nos
oponíamos éramos opuestos a la legalidad.
La realidad era totalmente al revés. El aborto era ilegal y sigue
siendo ilícito porque implica matar a un ser humano inocente, y
nos oponíamos a la legalización del aborto porque nos oponíamos a
cualquier homicidio, tuviera la víctima la edad que tuviera.
Imaginemos una noticia que ante un proyecto de ley que
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 375
autorizara a matar judíos, indios, negros y amarillos, un periódico
dijera que quienes marcharan contra ella fueran quienes “se
oponen al homicidio legal”. A veces hasta los propios
antiabortistas cayeron en la trampa, y hablaban de su “oposición
al aborto legal”, en lugar de decir que se oponían a la legalización
del aborto. Una muestra más de cómo los personeros del
proyectado y ominoso Nuevo Orden Mundial modifican la lengua
para modificar el pensamiento.
La excusa más usual para propiciar la legalización del aborto
fue que supuestamente existía una cantidad enorme de mujeres
muertas en abortos clandestinos, y que eso se terminaría con la
legalización, que bajaría rotundamente la tasa de mortalidad de
abortistas: “aborto legal, seguro y gratuito ya”, decían las
pancartas. Pero el argumento era triplemente falaz.
En primer lugar, hablar de que se debía buscar disminuir la tasa
de muertes por aborto implicaba de por sí dar por supuesto que era
bueno que se legalizara el aborto. Nadie haría manifestaciones
para propiciar la disminución del número de microbios muertos en
repeler una enfermedad, porque se daría por sentado que lo
importante es que se salve el enfermo y no los microbios que lo
amenazan. Esto es, se planteaba la discusión en términos de “cómo
disminuir las muertes maternas por aborto”, en lugar de “cómo
disminuir el número de abortos”, dando implícitamente por
DEFENDIENDO A THEMIS 376
sentado que el aborto de por sí era bueno, y que lo que había que
hacer era tornarlo seguro.
En segundo lugar, una ley no puede modificar la naturaleza de
las cosas. Al margen de ser un homicidio —matar un ser humano—
es una operación complicada y riesgosa, y no dejará de serlo porque
exista una ley que diga lo contrario. Un ejemplo trágico de ello en
Argentina fue el de María del Valle González López, presidente de
la Juventud Radical de La Paz, Provincia de Mendoza, joven de
poco más de veinte años que poco después de sancionada la Ley
que ella reclamaba, murió en un “aborto legal y gratuito” —los
hechos demostraron que no por estar convalidado por una ley se
hubiera convertido en “seguro”— con un cuadro de septicemia.
Y en tercer lugar, existe otro juego neolingüístico —y un
aprovechamiento de la ignorancia de la gente en materia de
estadísticas— al hablar de la supuesta disminución de la “tasa” de
muertas por aborto como supuesto sinónimo de disminución del
número de muertes, en lugar de directamente propiciar disminuir
el número de muertas por aborto. Porque ambos términos no son
sinónimos, y hasta pueden ser opuestos: Si en un pueblito perdido
en la montaña, con cien mujeres, abortan cuatro por año y muere
una, la tasa de mortalidad es del veinticinco por ciento (una de
cuatro) pero el número de muertas es una sola. Si luego de
legalizarse el aborto abortan las cien mujeres y mueren
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 377
veinticuatro, la progresía podrá decir que “se ha reducido la tasa de
mortalidad”, ya que de veinticinco por ciento se ha pasado a
veinticuatro por ciento… omitiendo que el número total de
muertas por aborto ha subido de una a veinticuatro, esto es, un
incremento de muertes del dos mil trescientos por ciento.
Si realmente se quiere terminar con las muertes por aborto, la
forma más rápida y efectiva por definición es evitando el aborto y
no incentivándolo. Pero esa alternativa está falazmente excluida
del esquema.
74.- El ataque a la vida como manzana de discordia
Ya aclaré antes varias veces que el concepto de “Cristiandad” es
más amplia que la del cristianismo. Es la Civilización Occidental y
Cristiana. Es la civilización que nace de la confluencia de la
filosofía griega, el Derecho Romano, el cristianismo y el liberalismo
clásico austro británico.
No necesito explicar que el aborto va en contra de las
enseñanzas del cristianismo. Ya en la “Didaché”, un fantástico y
muy poco conocido Catecismo escrito por los doce Apóstoles poco
después de haber visto a Jesucristo resucitado y emprendido su
apostolado —o si prefieren los incrédulos, poco después de haber
iniciado su astutísimo plan de, sin motivo alguno, hacer lo posible
para ser torturados y asesinados por “mentir” tal resurrección— se
habla expresamente de la prohibición del aborto diciendo
DEFENDIENDO A THEMIS 378
“Segundo mandamiento de la doctrina: No matarás... no matarás
al hijo en el seno de su madre, ni quitarás la vida al recién nacido”.
Debo aclarar que en eso coinciden todas las ramas del cristianismo,
aun cuando leí alguna vez publicaciones protestantes que imputan
al catolicismo una supuesta admisión del aborto, falsedad que se
desvirtúa simplemente leyendo las enseñanzas del Catecismo:
“La vida humana debe ser respetada y protegida de manera
absoluta desde el momento de la concepción” (2270) … Desde el
siglo primero, la Iglesia ha afirmado la malicia moral de todo
aborto provocado. Esta enseñanza no ha cambiado; permanece
invariable (2271) … La Iglesia sanciona con pena canónica de
excomunión este delito contra la vida humana. Quien procura el
aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae
(2272)… El derecho inalienable de todo individuo humano
inocente a la vida constituye un elemento constitutivo de la
sociedad civil y de su legislación (2273)… Puesto que debe ser
tratado como una persona desde la concepción, el embrión deberá
ser defendido en su integridad, cuidado y atendido médicamente en
la medida de lo posible, como todo otro ser humano (2274)… “Es
inmoral [...] producir embriones humanos destinados a ser
explotados como “material biológico” disponible”. “Algunos
intentos de intervenir en el patrimonio cromosómico y genético no
son terapéuticos, sino que miran a la producción de seres humanos
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 379
seleccionados en cuanto al sexo u otras cualidades prefijadas. Estas
manipulaciones son contrarias a la dignidad personal del ser
humano, a su integridad y a su identidad” (2275).
Y tampoco debería ser aceptado el aborto por un liberal. Lo
coherente es que el liberal defienda la vida y el socialismo defienda
la muerte. Que el liberal considere cada individuo como una
irrepetible bendición y un recurso productivo más, un nuevo
compañero en la aventura de la vida con potencialidades
inimaginables, y el socialista como una boca más para distribuir,
un número más, desechable e intercambiable, que puede ser
expulsado del festín que se dan las hienas más salvajes.
En principio, ya que el liberalismo conservador austro británico
es una derivación de lo mejor de las enseñanzas de la Iglesia y no de
la Enciclopedia francesa, no debería haber ningún tipo de
diferencias sobre este tema. Y no las hay. “Vida, Libertad y
Propiedad” son los valores que definen al verdadero liberalismo
clásico. Pero utilizando como argumento para aceptar el aborto la
libertad de la madre, se busca poner al liberalismo contra sí mismo,
y dejar como antiliberal al liberalismo clásico y conservador.
Para explicar la sutil insidia de las enseñanzas abortistas para
confundir a los liberales poco formados, deberé efectuar un muy
apretado resumen de un aspecto menor, casi humorístico, de la
“Rebelión en la Granja” de George Orwell:
DEFENDIENDO A THEMIS 380
El Cerdo Mayor, sabio y bueno, próximo a morir, decide
prevenir a los animales de la granja contra los seres humanos, y a
amarse los animales entre sí. En su discurso de despedida, el Cerdo
Mayor dice así: “Débiles o fuertes, listos o ingenuos, todos somos
hermanos. Ningún animal debe matar a otro animal”. Poco
después del discurso el Cerdo Mayor muere, y los animales deciden
anotar su pensamiento en Siete Mandamientos, para no olvidar sus
principios fundacionales. Luego se produce la rebelión de los
animales, inspirados por los Mandamientos del Cerdo Mayor,
tomando básicamente el poder los cerdos secundados por los perros
y un caballo, y los cerdos gobernantes entran a tergiversar los
Mandamientos.
No voy a pretender resumir esta fantástica obra, pero me
centraré en los mandamientos 4, 5 y 6 de los Siete Mandamientos
del Cerdo Mayor, que decían “4) Ningún animal dormirá en una
cama”, “5) Ningún animal beberá alcohol”, y “6) Ningún animal
matará a otro animal”. A lo largo del libro, imperceptiblemente
estos mandamientos van mutando con pequeños cambios que
terminan desvirtuando el sentido original: “4) Ningún animal
dormirá en una cama con sábanas”, “5) Ningún animal beberá
alcohol en exceso”, y “6) Ningún animal matará a otro animal sin
motivo”. Puede verse que con pequeños y sutiles aditamentos, se
permite dormir en camas mientras no se pusieran sábanas, se
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 381
permite beber alcohol mientras no sea en exceso, y se permite
matar a otro animal si se alega un motivo suficiente.
El libro termina con una fiesta entre cerdos y humanos, en
donde “Doce voces gritaban enfurecidas, y eran todas iguales. No
había duda de la transformación ocurrida en las caras de los cerdos.
Los animales asombrados, pasaron su mirada del cerdo al hombre
y del hombre al cerdo; y, nuevamente, del cerdo al hombre; pero ya
era imposible distinguir quién era uno y quién era otro”. Una
fantástica alegoría de la transformación de los revolucionarios en
un reflejo de la forma de ser de aquéllos a quienes habían
derrocado.
Muchas veces, con relación al debate relativo al aborto y frente
a algunos liberprogresistas que me atacaban tildándome de
“Conservador”, me vi en la necesidad de recordar que los principios
básicos del liberalismo fueron establecidos por John Locke: “Vida,
Libertad y Propiedad”, y aclarando que los derechos de cada uno
terminan donde empiezan los de los demás, y explicar que con los
principios de Locke estaba ocurriendo lo mismo que con la
Rebelión en la Granja. En nombre del liberalismo hablan de “Vida
extrauterina” en lugar de Vida, de “Libertad de hacer lo que se
quiera” en lugar de Libertad limitada por el igual derecho de los
demás, y de “Propiedad empresarial” en lugar de Propiedad. Así, a
veces en nombre del liberalismo se acepta el aborto, la pedofilia, o
DEFENDIENDO A THEMIS 382
inclusive la confiscación de ahorros a los jubilados.
Decir que el liberalismo implica adorar la libertad es una
definición básicamente cierta pero insuficiente si no se aclara sus
límites. No hay “libertad de abortar” porque tampoco hay
“libertad” de matar, de esclavizar o de robar, al violar derechos
básicos del liberalismo como la Vida, la Libertad y la Propiedad.
Sin el complemento de que los derechos de uno terminan donde
empiezan los de los demás, el liberalismo carece de todo contenido
que no sea la propia voluntad de cada uno.
Y con esa versión tergiversada del liberalismo, se pretende
suprimir la Libertad de Cultos, la Libertad de Enseñanza, hasta la
Libertad de a quién querer y a quién no, a quién vender y a quién
no, tildando de “discriminación” o de “fascismo” al simple uso de
la propia libertad, y sobre todo, a excluir del concepto de
“liberales”, a quienes todavía seguimos insistiendo en las ideas
originarias, a quienes se nos llama simplemente “conservadores”,
como si ambas ideas fueran antitéticas.
75.- El ataque a la vida como táctica comunista
La mejor vacuna contra el comunismo, socialismo, social
democracia y populismo no es tanto la prédica ideológica liberal
como el simple crecimiento vegetativo de la población. El natural
transcurso del tiempo y el crecimiento en número y en experiencia
de la población sin trabas estatales, son capaces de por sí de
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 383
derrotar esas lacras. Eso es así no solo porque la experiencia hace a
los mayores menos receptivos a los cantos de sirenas, sino también
porque el crecimiento del número y la continua necesidad de
incrementar la producción es incompatible con esos regímenes.
Ni siquiera países ordenados y disciplinados como Rusia,
Alemania o la China maoísta pudieron resistir el empuje de la
demografía. Menos que menos lo pueden resistir los países del
Hemisferio Sur, latinoamericanos o africanos. Con Cuba, Etiopía,
Venezuela, y tantos otros países menos ordenados que los del
Hemisferio Norte, los comunistas descubrieron que la presión
demográfica liquida en breve plazo todas sus ambiciones
totalitarias. Con toda su ciencia, sus bombas atómicas y sus misiles,
la URSS resistió solamente unos setenta años. En términos
históricos, un pestañeo.
Por eso esta nueva moda, inventada por los foros de izquierda
con la complacencia de China tiende a la vez al control poblacional,
a la limitación de los nacimientos y a la eliminación de los mayores.
El Nuevo Orden Mundial es una mezcla de resentimiento de
minorías excluidas del sistema vigente —homosexuales de todo
tipo, diversas etnias salvo la blanca, ateos, marginales, jóvenes
excluidos del sistema— con hipócritas declamaciones sobre
preocupación por la ecología (China es el mayor contaminador del
mundo), capitalismo de amigos (otorgando “concesiones” a los
DEFENDIENDO A THEMIS 384
grandes capitalistas para que manejen Empresas que siguen siendo
estatales), con comunismo, con exaltación de la juventud y
persecución a la vejez. Claro, a los mayores es a los que se les debe
devolver en jubilaciones el dinero que se les saca a lo largo de toda
la vida y que ya ha sido malgastado por los jerarcas, así que su
muerte anticipada es un negocio redondo. El principal exponente
actual es China, de donde vino el coronavirus del Covid19 —dicho
sea esto sin connotaciones conspiranoicas—, y parece tal como lo
preveía Aldous Huxley en su distópico ”Mundo Feliz”. Esa
neolengua explica con un siglo de atraso por qué con toda astucia
en Estados Unidos los izquierdistas se apropiaron del nombre
“liberalismo” y propiciaron que los liberales lo denominaran
“capitalismo”: Para confundir a los más jóvenes acerca de quiénes
son los verdaderos enemigos.
Así vemos a muchos liberprogresistas manifestando preferir a
una Hillary Clinton a un Donald Trump, y a proferir loas al
“capitalismo chino”, produciéndose el fenómeno de que ese
régimen es aplaudido por liberprogresistas que ven como pares a
supuestos “liberales” que no lo son —los “liberales”
norteamericanos no llegan ni siquiera a ser liberales iluministas
franco prusianos, siendo definitivamente socialistas—, alabando
mientras tanto a un “capitalismo” que no es el de su amada Ayn
Rand, sino la versión afiatada de las peores descripciones que Karl
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 385
Marx atribuía en sus libros a los dueños del Poder. En China se
hace realidad la última página del libro de la “Rebelión en la
Granja” de George Orwell: “Los animales de afuera miraron del
cerdo al hombre, y del hombre al cerdo, y nuevamente del cerdo al
hombre; pero ya era imposible discernir quién era quién”.
Ya veremos cómo hizo China —motor del Nuevo Orden
Mundial que se busca establecer con ese nombre, con el de Gran
Reseteo Capitalista o con varios otros más— para conseguir este
fenómeno.
76.- El ataque a la vida como método de control poblacional
Para cualquiera que tenga en claro que no se puede escindir el
liberalismo de la defensa de los derechos a la Vida, la Libertad y la
Propiedad, hablar de un liberalismo abortista es tan absurdo como
hablar de un liberalismo comunista. Son términos que solamente
pueden ser unidos pese a su autocontradicción, a través de una
neolengua que asimila al liberalismo con su melliza malvada, la
vertiente iluminista franco prusiana. Pero el Nuevo Orden
Mundial ataca contra de la propia especie humana en varios frentes,
y ha comenzado su lucha especialmente en contra de su más
indefensa expresión, los niños humanos en período de gestación,
rebautizados “científicamente” como “embriones” para disimular
que se está hablando de matar seres humanos. Ningún liberal
clásico, esto es, que defienda la Vida, la Libertad y la Propiedad,
DEFENDIENDO A THEMIS 386
puede coherentemente aceptar la sistemática violación de los
derechos individuales que eso significa, sin resignarse a relativizar
el carácter absoluto de la defensa de esos valores.
Reiteraré conceptos vertidos en “Las vendas de nuestra falsa
Themis” y “Descubriendo a Themis”, pero eludiendo las
argumentaciones estrictamente jurídicas. La ínfima diferencia
entre una situación que nadie dudaría calificar de un crimen
aberrante —dos padres que se confabularan y, para evitar las
complicaciones que significa mantener un hijo, contrataran a un
sicario con el objeto de que, con premeditación, alevosía y
ensañamiento asesinase a su bebé recién nacido, que no puede
defenderse y que, salvo existir, nada les hubiera hecho—, y el
aborto cuya ilegalidad e inmoralidad se dice dudar, es solamente
que el no nacido es solo unos pocos meses más chico que el recién
nacido, y que las posibilidades que tiene de ser defendido son aún
menores.
Básicamente esta “duda” sobre la inmoralidad del aborto deriva
únicamente del hecho de que, convirtiendo la matriz protectora en
una trampa mortal imposible de eludir por la víctima, se consigue
también un velo encubridor que hace difícil ver directamente cómo
se está matando de las más crueles formas posibles al bebé cautivo.
Y además, las probabilidades de que el asesinato quede impune
para los padres y para los médicos que cobran por la “operación”
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 387
son aún mayores, con lo que todos —salvo, claro, el bebé abortado,
cuya opinión aparentemente no cuenta— felices y contentos: Para
los padres un problema menos, para el médico unos pesos más.
¡Que el costo del bienestar de todos los partícipes recaiga entonces
sobre ese hijo no querido!
Debo destacar aquí que el freno a la actividad económica que
significa siempre el comunismo, unido al normal crecimiento
vegatativo de la población, impiden a la larga la subsistencia de ese
sistema. Una solución no grata a los jerarcas, si realmente se
preocuparan por el bienestar de sus pueblos, sería volver a la
Libertad. Eso sería la solución lógica. Pero en los “resort”
concesionados por Fidel Castro a los grandes empresarios hoteleros,
con demandas cautivas y horarios planificados, el comunismo
encontró otra solución: Una “economía de giro uniforme”
conforme a la afortunada definición de Ludwig Von Mises. Sin
libertad, sin creación de empresas salvo con la aquiescencia estatal,
sin riesgo empresario, sin perspectiva de futuro, y sin la
“destrucción creativa” de Joseph Schumpeter. Como el comunismo
no puede adaptarse a las continuas y diversas demandas de una
sociedad siempre en crecimiento aún dentro del comunismo, decide
que la sociedad no crezca. La uniformidad y la falta de libertad,
como en un gigantesco cuartel, permiten al totalitarismo el cálculo
y posibilitan su subsistencia.
DEFENDIENDO A THEMIS 388
En un mundo tal, las personas ajenas al círculo áulico de la
Nomenklatura no tendrían realmente vida, ni libertad ni
propiedad, sino solamente caricaturas de derechos individuales, y
una enorme e imperceptible noria en la que vida y muerte estarían
regulados como una cinta sinfín de los gimnasios, en donde se
podría caminar y caminar indefinidamente sin llegar jamás a
ningún lado, o peor aún, como las ruedas con que se entretiene a los
cobayos antes de someterlos a los experimentos, en donde cuanto
más rápidamente corrieran, más rápidamente giraría la rueda para
mantenerlos en el mismo lugar. Un mundo en donde con la excusa
de terminar con el riesgo de la vida, se hubiera eliminado
totalmente la libertad, en donde vida y muerte estarían
planificados por el Estado. Como les ocurre a las vacas o a las aves
de corral.
Y para eso, el aborto y la eutanasia serían el equivalente a las
planillas de ingreso y egreso de los Resorts. El control de la vida y
la muerte se perfilan así como el medio de ingresar al Nuevo Orden
Mundial... y para egresar de él conforme a la voluntad de la
Nomenklatura.
77.- El ataque a la vida como actividad económica funesta
Otro aspecto aterrador de este tipo de prácticas, una verdad
horrorosa que se disimula, es que en muchos casos lo que existe
debajo de esas defensas del supuesto “derecho” de abortar, es que
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 389
se pretende generar seres humanos con el único propósito de
matarlos antes de nacer, para integrarlos en una cadena de
producción similar a máquinas automáticas, convertidos en
paquetes, listos para su venta masiva en los supermercados, las
farmacias y las perfumerías.
A partir del avance de los experimentos científicos para su
utilización comercial, han aumentado las voces de quienes avalan
los abortos, considerándose quizá avanzadas del progresismo,
cuando en realidad son funcionales a la más inmoral de las
empresas concebidas por la humanidad en todo su curso. Si alguien
duda de que el fin de estas investigaciones es la masificación de la
producción de elementos cuya materia prima sean seres humanos
—chiquititos, pero seres humanos—, me remito a un conocido
autor de prospectiva económica de centro izquierda, Jeremy
Rifkin, quien sin excesivo ánimo crítico expone en un libro llamado
“El fin del trabajo” la cruda y horripilante realidad de la situación:
“Desde una perspectiva de producción, la importancia de la
reproducción genética radica en la capacidad de manipular entes
vivos, por vez primera en la historia, a nivel de sus partes
componentes, para tratar la vida como un conjunto de trazos
genéticos individuales. Mediante la eliminación de las restricciones
impuestas por los límites biológicos y la reducción de
microorganismos, plantas y animales hasta sus bloques básicos
DEFENDIENDO A THEMIS 390
constituyentes, los científicos pueden empezar a organizar la vida
como si de un proceso de producción se tratase… El gran potencial
económico de la biotecnología ha llevado a las empresas químicas,
farmacéuticas, médicas y de negocios relacionados con la
agricultura a tomar posiciones conjuntas en un nuevo complejo
científico vital cuyos efectos comerciales pueden igualar o
sobrepasar los de los complejos petroquímicos del siglo pasado”.
No es necesaria demasiada imaginación para recordar el
“Mundo Feliz” de Aldous Huxley: “Bajo los microscopios,
sacudiendo furiosamente su larga cola, los espermatozoides
abríanse camino, horadando de cabeza los óvulos, y los óvulos ya
fecundados se dilataban, se dividían, o si eran
“bokanowskyficados”, retoñaban y estallaban en poblaciones
enteras de distintos embriones. Desde la Sala de Predestinación
Social, los montacargas bajaban en la rojiza penumbra,
sazonándose al calor de su capa de peritoneo, y atiborrados de
sangre artificial y de hormonas, crecían y crecían los fetos, o bien,
envenenados, languidecían en una encanijada epsilonez . Con un
leve zumbido, y un ruido ligero, los portaenvases recorrían de un
modo imperceptible durante varias semanas todas las edades del
pasado en abreviatura, hasta que en la Sala de Decantación, los
recién desenvasados bebés lanzaban su primer vagido de horror y
pasmo”.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 391
Y en la comparación —triste es reconocerlo— claramente
ganarían los científicos del Mundo Feliz: Ellos no mataban a los
bebés de probeta para convertirlos en materia prima, sino que por
el contrario, aun cuando más no fuera para convertirlos en
idiotizadas piezas de una maquinaria social totalitaria, los
cuidaban concienzuda y pacientemente desde su concepción…
En esa cuestión se obliga a enfrentar, con las descargadas armas
de un positivismo jurídico ajeno a la justicia, a inocentes niños aún
no nacidos, con los torvos designios de padres desnaturalizados ,
deseosos de hacer prevaler sus propias consideraciones económicas
y sociales, cuando no su mera comodidad amenazada, sobre el
interés de las criaturas cuya custodia es su más primigenia
responsabilidad natural, aliados a los intereses de enormes
empresas dispuestas a comercializar miríadas de revolucionarios
productos que únicamente pueden ser extraídos de las activas
células madres de un bebé en pleno período de gestación.
78.- El ataque a la vida como negación de la objetividad
El ataque a la vida implica además renunciar a la objetividad.
Que a alguien le parezca bien o mal el aborto, no puede hacer negar
que todo cigoto a partir de su concepción está destinado a ser al
cabo de aproximadamente nueve meses un rozagante bebé.
Es por eso que falazmente se intenta negar la vida y humanidad
de los “embriones humanos”, soslayando la contradicción lógica
DEFENDIENDO A THEMIS 392
que significa eso. Llegan a decir que en realidad estos
conglomerados celulares no son aún seres humanos, y que las
posturas antiabortistas que lo proclaman son supuestamente
fundamentalistas. Sin embargo el verdadero fundamentalismo es el
contrario: Al igual que ningún cazador, salvo un homicida,
dispararía sobre un bulto movedizo antes de estar absolutamente
seguro de que no se trata de un ser humano, para ser antiabortista
no es necesario estar convencido de que ese grupo de células sea ya
un ser humano. Basta tan solo con dudar sobre su naturaleza. En
cambio, aún el abortismo mejor intencionado —suponiendo que lo
haya— es por naturaleza un fundamentalismo: Sus partidarios
dicen estar tan seguros de sus conclusiones que aceptan sin vacilar
ser los autores de la eventual masacre de millones de estos “seres”,
con tal de no reconocer que quizá puedan estar equivocados.
Paradójicamente, esta negación deriva de que está fuera de
discusión el carácter fundamental del derecho a la vida. Ningún
otro derecho sería posible sin este presupuesto. Violar el derecho a
la vida implica violar simultáneamente todos y cada uno de los
derechos constitucionales del muerto, ya que un muerto no puede
trabajar, ni comerciar, ni ejercer industrias lícitas (ilícitas
tampoco), navegar o comerciar; peticionar a las autoridades, ni
entrar, permanecer, transitar o salir del territorio argentino;
publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; usar y disponer
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 393
de su propiedad; asociarse con fines útiles; profesar libremente su
culto; no puede enseñar y aprender, no puede elegir ni ser elegido.
Ejemplifico con los derechos constitucionales emergentes de la
Constitución Argentina, pero cualquier otra contiene
enumeraciones similares.
Evidentemente, se ha banalizado la vida humana para obtener
que hasta grupos de izquierda, usualmente tan generosa y
desinteresadamente arriesgados defendiendo las causas de los
desprotegidos, de los delfines, de la ecología, y aun a veces en
Estados Unidos, de los vietnamitas, coreanos e iraquíes en guerra
contra su país, en lugar de preferir naturalmente la opción que allí
se llama “pro life” (por la vida), y argumentando que los niños
cuanto más jóvenes y débiles son, menos derechos tienen, sean los
principales defensores de la opción “pro choice” (por la elección de
abortar o no), que implica la matanza de millones de bebés,
muchas veces en beneficio de siniestras empresas cuyas
concepciones resultan en principio totalmente ajenas a su modo de
pensar.
La contestación no comprometida de quienes sustentan la
opción “pro choice”, “si no está a favor del aborto, no aborte”, es
elusiva de la discusión, ya que con el mismo criterio se podría
cohonestar cualquier otro asesinato: “Si no está a favor del
homicidio, no mate”. Eso es exactamente lo que los pro vida oyen
DEFENDIENDO A THEMIS 394
cuando los que apoyan el aborto les dicen, “Si no te gusta el aborto,
no lo practiques”, o “Soy pro elección y elijo mi posición”. Para
una persona pro vida, esto es como decirle a un abolicionista, “Si
no te gusta la esclavitud, no tengas un esclavo”, o decirle a Dietrich
Bonhoffer, “Si no te gusta el holocausto, no mates a un judío”.
79.- El ataque a la vida como quiebre de un límite moral
La admisión de la legitimidad, y hasta la subvención estatal
para el aborto, constituyen el quiebre de un límite moral que
debería ser considerado infranqueable. Es el principio de una
invasión, y como siempre ocurre en las invasiones, empieza por el
límite más lejano: Bebés no queridos por sus padres, no visibles, no
parlantes, no desarrollados, a veces no conscientes de sí mismos.
Pero que todos saben que de no ser asesinados tendrían un
venturoso futuro que se les expolia, y que en pocos meses serán
tiernos y balbuceantes recién nacidos.
Empezaron a atacar la vida y con mucha virulencia por ese caso
externo, seguirán con los niños down, los incapaces, los lisiados y
los viejos. Hay un plan en eso. Una explosión demográfica
fatalmente conduce al liberalismo. Hasta los chinos lo entendieron.
Por eso los dirigismos buscan limitar la población con “políticas
sociales”. No hay que creer jamás que las apetencias de poder se
limitarán a los excepcionalísimos casos testigos que se usa para
violar la Vida, la Libertad y la Propiedad.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 395
Así pasó aquí con la propiedad. Primero por la “Emergencia” se
admitió la Ley de alquileres. Hoy todos los derechos de propiedad
se reglamentan con fundamento en ese caso extremo. Con la
libertad empezaron con casos extremos de uso del cinturón o el
casco, hoy ya se reglamenta cualquier cosa. Con los impuestos,
empezaron con emergencias implantando el Impuesto a los Réditos
y lo mismo pasó con el Impuesto al Valor Agregado.
El liberalismo no puede predicar seriamente respetar los
derechos individuales a la libertad y propiedad de los demás y al
mismo tiempo aceptar y propiciar el ataque a la vida más
indefensa. Esto la priva de autoridad moral, y destroza toda su
concepción de que esos derechos son absolutos, al convertirlos en
relativos. Si se puede matar a alguien porque es chiquito ¿Por qué
no aceptar un robo si el monto robado es chico? ¿Por qué no
aceptar una pérdida de libertades si no es demasiado humillante?
Perdida el liberalismo su autoridad moral como un sistema
humanista, y aceptada la relatividad de los derechos esenciales a la
vida, libertad y propiedad, todo el esquema se cae en pedacitos.
Y una reflexión terrible: Si el Derecho a la Vida no es absoluto,
es relativo. Y si es relativo, necesariamente los límites del derecho a
la vida deben ser fijados por el Estado, ya que de lo contrario cada
cual se consideraría autorizado a matar conforme a sus propias
percepciones. O sea que lo que se obtiene con la falsa lucha
DEFENDIENDO A THEMIS 396
abortistas es obtener que sea el Estado el que fije los límites del
Derecho a la Vida: Hasta las catorce semanas no, después
depende… De ahí a que también el Estado “reglamente” a partir
de qué edad o cociente intelectual se puede matar, no hay más que
un paso. Habilitar el aborto es abrir la Caja de Pandora de la
intromisión estatal a cambio de poder asesinar a un inocente
coyunturalmente no deseado, una inseguridad que usualmente
despeja la primera sonrisa de un bebé recién nacido.
Aceptar el aborto implica abrogar todas las reglas morales
tradicionales: “Amar al prójimo como a ti mismo” de Jesucristo,
“respetar los derechos naturales a la vida, libertad y propiedad” de
Locke, y hasta “Obrar de tal modo que la máxima de tu voluntad
siempre pueda valer al mismo tiempo como principio de una
legislación universal” del iluminista Kant, e inclusive “Tratar a los
demás como uno quiere ser tratado” del anarquista Kropotkinn.
Solamente se puede aceptar esta barbaridad negando la existencia
de principios morales absolutos e independientes de la
conveniencia personal.
Destruidos esos principios básicos de la moral cristiana, la moral
natural, la moral kantiana y hasta la moral anarquista, y sentando
de paso el principio de que se pueden realizar homicidios de
personas inocentes solamente por la comodidad de sus madres
asesinas, todo está permitido.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 397
En cualquier sistema moral que se acepte, constituye una de las
premisas generalmente aceptadas que no debe hacerse a los demás
lo que no se quisiera que se hiciera con uno mismo. Y es obvio que
ningún abortista ha sido abortado durante su período de gestación,
ni probablemente —de contar entonces con discernimiento
suficiente para ello— hubiera aceptado gustoso serlo. Por
definición, propiciar el aborto es propiciar algo que nadie ha
experimentado ni quisiera experimentar para sí, lo que por ende
sería repulsado por cualquier sistema moral.
El aborto —el homicidio de bebés en gestación— constituye de
por sí una clarísima violación a varios de los principios más
elementales que informan a un espíritu noble: No frustrar una vida
humana, y menos aún la de un hijo propio, no tomar ventajas del
ocultamiento ni de la impunidad de la acción aleve, no conspirar
con terceros para hacerlos copartícipes para la ejecución de una
acción reprochable, no agredir a quien no puede defenderse, no
atacar a alguien más débil, no usar como razón válida para
infringir un mal el mero e inferior beneficio personal (evitar
dificultades monetarias, o la repulsa social, etc.) de quien ejecuta la
acción. Siendo así, es una acción innoble…
La frase “si nadie viene a la existencia nadie es dañado”
presupone desconocer que el niño en gestación, el ser humano
concebido, ya existe, ya ha venido a la existencia. ¿Alguien se
DEFENDIENDO A THEMIS 398
tomaría el trabajo de abortar lo que no existe? Reconocido es por
todos los científicos que “algo” existe, que ese niño en gestación
cuya existencia misma se quiere negar, constituye una vida, que
siente, que a las pocas semanas siente temores (lo demuestra el
aumento de sus latidos) y dolores. Eso es indudable y no lo rechaza
ni el más cerrado de los abortistas… Y siendo vida, no se me ocurre
de qué manera pueda negarse que sea una vida humana. A su vez,
si el derecho a la vida es el primer y principal derecho
constitucional según se dijo, es claro que debe ser reconocido a
todos los seres humanos. No puede establecerse diferencias de
grado: Dentro de esta postura que niega lo obvio, ¿Cuándo el
aborto pasaría —según esta tesitura— a ser punible? ¿Y si se pega
un martillazo en la cabeza del bebé que apenas asoma, pero antes
que termine de salir del seno materno? ¿Es un aborto no punible o
un crimen aberrante? ¿Puede la ubicación física de un ser humano,
unos centímetros más adentro o más afuera, determinar que un
hecho sea o no un delito?
¿De dejarse crecer esas mal llamadas “células”, caminarían,
hablarían, pensarían, amarían? ¿O seguirían siendo por siempre
células aisladas, como una colonia de amebas? ¿Al crecer se
convertirían en algo que no fuera un ser humano? ¿Son entonces
estas células idénticas, salvo en su menor edad, que aquellas otras
que un tiempo atrás se transformaron en nosotros mismos? Ningún
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 399
abortista, aun cuando pretenda eludir esta cuestión crucial, en su
fuero interno duda la respuesta Si el punto que supuestamente
diferencia a los mal llamados “embriones” del resto de los seres
humanos es que no tienen la misma forma que nosotros o que
carecen de uso completo de razón, ¿Por qué no matar a todos los
deformes de nacimiento, a todos quienes han sufrido quemaduras
deformantes, o hacer más bien volar por los aires los manicomios, y
luego de paso matar a todos quienes adolecen de coma irreversible,
parálisis cerebral, arteriosclerosis, mal de Alzheimer, vaca loca,
etc.? ¿Tan solo un resto de sentimentalismo, un homenaje a lo que
fueron o pudieron haber sido, o más bien una clara concepción
moral? Y si el problema es la falta de fondos de una familia
numerosa para alimentarlos, ¿por qué no matar a los hijos más
grandes, cuya manutención es claramente más onerosa que la de
los bebés? “¿Por qué no lo mata a él, que come más?”, se pregunta
un médico en una anécdota que cuenta Alberto Benegas Lynch (h).
Las preguntas no tienen respuestas.
80.- El ataque a la vida como ataque a la individualidad
No se debe dar tampoco argumentos que contemplen
supuestamente el interés de los bebés que se aborta. Al margen del
totalitarismo implícito en que sea alguien diferente del propio
interesado quien decida si vivir o no, la vida usualmente prefiere
continuar, aun en malas condiciones, que desaparecer. El genial
DEFENDIENDO A THEMIS 400
Fedor Dostoyevski hace decir a Raskólnikov en su inmortal novela
“Crimen y castigo”: “—Si debiera permanecer en el espacio de una
vara durante toda la vida, mil años, una eternidad, preferiría vivir
así que morir. ¡Vivir, como quiera que fuese, pero vivir!. ¡Qué
verdad más grande!
La determinación del estado de desarrollo del embrión como
parámetro para su eliminación incurre en una falacia. Cuando se
mata a alguien, sea un bebé en gestación o un Premio Nobel, lo que
se elimina no es su estado actual de desarrollo sino su futuro. Así
que el estado de desarrollo al momento de morir en lo único que
incide es en convertir en más trágica la pérdida. Matar a un
anciano que ya vivió una vida exitosa —a Jorge Luis Borges, a
Albert Einstein, a Nikola Tesla o a Roger Penrose— no matarían
todas las obras que realizaron antes de ser asesinados. En cambio
matar a un bebé no nacido implica matar todas las obras que
podrían haber realizado en caso de haber vivido. Así que mirando
no desde el punto de vista del estado actual de desarrollo del ser
humano, sino del futuro que se frustra, debería considerarse mucho
más grave matar a un bebé que a cualquiera de esos genios.
Y si alguien supone que al matar a bebés deformes o paralíticos
está contribuyendo a mejorar a la humanidad —lo que de
cualquier forma sería un argumento moralmente repugnante—,
debe recordar que con tal criterio debería haber matado antes de su
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 401
nacimiento a Ludwig Van Beethoven, a Stephen W. Hawking y a
tantos otros genios que tenían serios defectos genéticos de
nacimiento.
Gottfried Benn, conocido autor y poeta alemán que, luego de
repudiar al nazismo, en un esclarecedor ensayo destaca el notorio
paralelismo existente entre lo que muy probablemente se
consideraría “anormalidades” genéticas, y la genialidad científica o
artística, nos dice: “Padecieron una pronunciada esquizofrenia
clínica Tasso, Newton, Lenz, Hölderlin, Swedenborg, Panizza, van
Gogh, Gogol y Strindberg; fueron esquizofrénicos latentes Kleist y
Claude Lorraine; Gutzkow, Rousseau y Pascal fueron paranoicos;
de melancolía padecieron Thorvaldsen, Weber, Schubert, Chopin,
Liszt, Rossini, Molière y Lichtenberg; Mozart padeció una obsesiva
manía por el envenenamiento y Raimund por el suicidio; Platen,
Flaubert, Otto Ludwig y Molière padecieron ataques histéricos.
Makart, Manet, Maupassant, Lenau, Donizzetti, Schumann,
Nietzsche, Jules Goncourt, Baudelaire y Smetana fallecieron de
parálisis, en tanto Kant, Gottfried Keller, Stendhal, Linneo,
Böcklin y Faraday de demencia arteriosclerótica. Kleist, van Gogh,
Raimund, Weininger y Garshin se suicidaron… Muchos sufrieron
malformaciones: Mozart tenía orejas deformes de origen atávico,
Scarron era un inválido sin piernas, Toulouse Lautrec paralítico
desde la infancia, Verlaine era orejudo; uno fue hidrocefálico, otro
DEFENDIENDO A THEMIS 402
tenía la mandíbula superior afectada de prognatismo criminal, otro
una frente, una deprimida frente bestial, otro hijos idiotas; el
elemento productivo, donde se le halle, resulta una masa llena de
estigmas, ebriedad, somnolencia, paroxismos; una variedad de
anormalidades instintivas, anomalías, fetichismos, impotencias:
¿Existe acaso el genio sano?”
81.- El ataque a la vida que se agosta
Para terminar esta enumeración de horrores que tenemos a la
vuelta de la esquina, hablaré de la eutanasia, al que mencioné
como el previsto método de egreso al Nuevo Orden Mundial. En
ella se pone en manos de los herederos la vida o la muerte de las
personas cuya herencia siempre les viene muy bien. Algunos
obviamente se resistirán por amor o por cuestiones morales, pero el
problema ya está planteado. Quienes no quieren cambiar los
pañales de sus propios hijos, muy probablemente tampoco querrán
cambiar los pañales de sus propios padres o cónyuges.
El caso más emblemático de ello fue el de Vicent Lambert. En
un reportaje que me hiciera la ya citada María Fiallo Flor en
Panampost, denominado “Vincent Lambert: el mártir que murió
para exponer el control estatal”, ella lo resumió perfectamente:
“Aunque en Francia la eutanasia no es legal, la esposa de Vincent
alegaba que él quería morir y por tanto el Estado debía facilitarlo;
mientras tanto, los padres de él apelaron a todas las instancias e
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 403
instituciones nacionales e internacionales para salvar la vida de su
hijo, que no necesitaba de máquinas para respirar ni mantenerse
con vida. Es decir, no tenía un cuadro fatal. Pero aunque Vincent
no corría peligro de muerte, un juez ordenó que debía morir; nada
menos que omitiendo darle agua y comida.
Habiéndome consultado, yo expuse mi parecer, que reitero aquí:
“Es un precedente terrible. El Estado se ha arrogado la potestad de
decidir si una persona debe vivir o no, y de evitar que otras
personas lo mantengan con vida. Ni siquiera se podía suponer que
ésa era la voluntad presunta de Lambert, cuyas lágrimas
constituyen un idioma universal que todos entendimos”.
El grave problema de esas distopías que se van haciendo
realidad, es la total falta de respeto a los derechos individuales del
ser humano. Y todas comienzan con la falta de respeto a los
derechos individuales del bebé en gestación, que ha sido apuntado
como primer blanco de esta campaña, por tratarse del ser humano
menos visible, más débil, más desprotegido, menos querido. Luego
seguirán con los demás. Y todos estamos destinados por el tiempo a
ser poco visibles, débiles, desprotegidos y poco queridos.
82.- El ataque a la vida y la defensa de la buena muerte
Leí hace poco a un economista liberal polemizar con el filósofo
liberal clásico Gabriel Zanotti y aun cuando se pronunciaba en
contra del aborto, defendía a la eutanasia como derivación de lo
DEFENDIENDO A THEMIS 404
que él mencionaba como “derecho a suicidarse”, que en realidad es
más bien una mezcla de la impunidad de la tentativa y el carácter
abstracto de una punición al ya fallecido.
Ahí me di cuenta de que en el tema de la eutanasia, se intenta
hacer entrar el atroz homicidio de los desvalidos con el artilugio de
la confusión conceptual. En cada ejemplo que se pone para
justificar la eutanasia, se recurre a inventar situaciones en las
cuales no estamos en presencia de eso sino de otra cosa.
Deben diferenciarse perfectamente varios conceptos:
Básicamente el suicidio, la eutanasia, la ortotanasia y la distanasia.
La eutanasia es un término que etimológicamente significa “el bien
morir”. Siempre la izquierda se apropia de los términos más
vistosos para sus conceptos más oscuros (“libertad”, “progreso”,
“solidaridad”, “derecho de elegir”, “democracia popular”, y tantos
otros más), así que no es de extrañar que también hayan usado la
palabra más linda para la conducta más execrable. Pero la
eutanasia es “la conducta intencionalmente dirigida a terminar con
la vida de una persona”. Esto es, un asesinato.
La ortotanasia en cambio implica permitir que la muerte ocurra
“cuando deba de ocurrir, y sin sufrimiento”. Esto es, que los
familiares y los profesionales de la salud deben otorgar al paciente
todos los cuidados y tratamientos para disminuir su sufrimiento,
pero sin acelerar la muerte. Algunos liberprogresistas tergiversan
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 405
este concepto para exponer que supuestamente la ortotanasia
consiste en “mitigar los sufrimientos pero sin alterar el curso de la
enfermedad”, lo que es ridículo. Se debe combatir las enfermedades
y hacer todo lo posible por la persona, pero simplemente sin
incurrir en la distanasia, la prolongación artificial e innecesaria de
la vida o del sufrimiento.
El concepto de distanasia, como surge de lo expuesto
precedentemente, es la prolongación innecesaria de la vida, o peor
aún del sufrimiento de una persona con una enfermedad o situación
terminal, sin sentido, sin esperanza, y sobre todo sin tomar en
consideración la calidad de vida del paciente.
Algunas opiniones confundidas o confusionistas quieren
respaldar la eutanasia en el “derecho al suicidio”, otros llaman a la
ortotanasia como “eutanasia pasiva”, y al homicidio de los
desvalidos “eutanasia activa”, y así sobre la base de mezclar los
conceptos, justificar como deseable un crimen en el que son
usualmente cómplices en un acuerdo tácito e inconfesable ante sí
mismo, los herederos, las Obras Sociales, los sanatorios y el Estado.
Un tácito acuerdo homicida que ni siquiera quienes lo realizan se
atreven a explicitarlo ante sus propias conciencias, diluyendo cada
uno su propia responsabilidad en la de terceros no legitimados para
decidir la muerte de nadie, y por ende es un vulgar asesinato
dispuesto usualmente por los parientes, quizá en complicidad con
DEFENDIENDO A THEMIS 406
la Obra Social que quiere cobrar a los sanos con el pretexto de
luego cuidarlos cuando sean viejos, y luego cuando llega el
momento, ven que mucho mejor negocio es que se mueran, y el los
sanatorios, que en estos casos de enfermedades prolongadas son
mal pagados por las Obras Sociales y por eso buscan desocupar lo
más rápidamente posible la cama del desvalido.
Cuatro ejemplos aclararán la diferencia entre suicidio,
ortotanasia, eutanasia y distanasia. Pondré como ejemplo al Sr.
Clifford Burns, padre del Sr. Burns de Los Simpson, y las tres
actitudes posibles de personajes icónicos de la serie: Del propio
Clifford Burns, del buen Ned Flanders y del malvado Sr. Charles
Montgomery “Monty” Burns, heredero del moribundo millonario
y en este ejemplo, dueño de la clínica.
Si Clifford Burns se suicida, sea porque siente dolores
insoportables, porque se ha cansado de vivir o por lo que sea, hay
simplemente suicidio y no eutanasia. No existe posibilidad de
condenar al fallecido ni tiene el Estado nada que hacer aquí.
Diferente es el caso si Ned Flanders, a cargo del moribundo, decide
hacer una terapia paliativa y administrarle calmantes para que
muera en paz, dándole de beber, alimentándolo física y también
espiritualmente mientras Clifford Burns va declinando hasta morir
tranquilo y sin dolores, en lugar de hacerle diez reanimaciones
cardíacas por día aplicándole corrientes de cientos y miles de
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 407
voltios. En este caso hay ortotanasia y no eutanasia. No hay que
cambiar ninguna legislación para ello. Si en cambio Charles
Montgomery “Monty” Burns, dueño de la clínica, decide mantener
vivo a su padre cobrando una fortuna diaria a las empresas de las
que éste es dueño, habría distanasia. Y si el mismo, en tanto
heredero del moribundo, le dijera a los empleados de la clínica que
le pusieran una inyección letal o que le sacaran la comida y bebida
porque “pobrecito, ya está muy viejito”, habría eutanasia y por
ende asesinato. Ése fue el espeluznante caso de Vincent Lambert
en Francia al que me referí recientemente.
La eutanasia no consiste en avalar la voluntad del paciente sino
usualmente en sustituirla inclusive en ese caso en contra de la
voluntad de los propios pacientes o sus padres. En el caso de
Lambert ellos están los padres en una foto junto a su hijo
alimentándolo, y se opusieron infructuosamente a la voluntad
asesina de la esposa, demostrando las profundas fallas del sistema
europeo que avaló ese asesinato.
83.- El ataque a la vida y la noosfera de la Cristiandad
Existe una observación que cabalga entre la sociología y la
magia, acerca del “centésimo mono”. Lyall Watson prologó un
libro “Ritmos de la visión” de Lawrence Blair, y luego escribió uno
propio denominado “Marea vital, la biología de lo inconsciente”,
agrandado por Deepak Chopra. En síntesis, supuestamente en una
DEFENDIENDO A THEMIS 408
isla cercana a Japón se había hecho el experimento de cambiar la
alimentación de los monos par que aprendieran a comer papas, lo
que en un primer momento falló porque los monos rechazaban las
papas al verlas sucias. Una mona joven aprendió a lavarlas y
empezó a comerlas. Luego enseñó a los otros monos jóvenes a hacer
lo mismo. Lo curioso es que luego de llegarse a una “masa crítica”
de unos cien monos… ¡Esta conducta fue también llevada a cabo
por monos de otras islas, que jamás habían visto a sus congéneres
hacerlo! Se habría así supuestamente formado una noosfera, para
utilizar el acertado concepto de Pierre Theilhard de Chardin.
Esto viene al caso porque buscando por Internet encontré unas
muy meditadas conclusiones de Ética medicinal que comparto, y
que sugieren una noosfera común según se verá. Decía el artículo:
1. Jamás es lícito matar a una persona enferma para no verlo
sufrir, aunque ésta lo pidiera expresamente. No existe el derecho a
la elección del lugar y del momento de la muerte ajena.
2. No es lícita la acción que por su naturaleza provoca directa o
intencionalmente la muerte de una persona. Por ejemplo la
suministración de un fármaco u otro producto letal.
3. No es lícito omitir una prestación debida a una persona, sin la
cual va irremisiblemente a la muerte. Por ejemplo las curas vitales
debidas a todo paciente, aunque sufra de un mal incurable (suero).
4. Es lícito rehusar o renunciar a curas o tratamientos posibles y
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 409
disponibles, cuando se sabe que resultarán ineficaces.
5. No se deben realizar experimentaciones, de las que no se
tenga seguridad de un margen aceptable de eficacia respecto de la
salud de una persona, cuando tenga una enfermedad terminal, sin
su consentimiento previo.
6. Es lícito suministrar analgésico y narcóticos que alivien el
dolor, aunque atenúen la conciencia y provoquen de modo
secundario un acortamiento de la vida del paciente. Siempre que el
fin principal de la acción sea calmar el dolor y no provocar la
muerte.
7. El Estado no puede arrogarse el derecho de legalizar la
eutanasia, pues la vida es un bien que supera el poder tanto del
individuo como del estado. Estos sólo tienen derecho a establecer
una normativa sobre los tratamientos y las curas que han de
proporcionar a los enfermos terminales sin posibilidad de
recuperación.
8. Es lícito dejar de aplicar tratamientos extraordinarios a
enfermos en coma irreversible cuando hayan perdido toda
actividad cerebral.
9. Las personas minusválidas o con malformaciones tienen los
mismos derechos que las personas normales.
10. La eutanasia es un crimen contra la vida humana y contra el
orden natural, del que son responsables los que intervienen en la
DEFENDIENDO A THEMIS 410
decisión y ejecución del acto homicida.
Cuando leí el artículo por primera vez, no me fijé quién había
escrito estas sabias reglas. La segunda vez que lo leí, descubrí con
sorpresa que salían de la inspirada pluma de una abogada jujeña
radicada en Buenos Aires, María Sofía Pasquini... ¡casualmente
una sobrina mía! Vivimos en diferentes provincias, no nos vemos
desde hace años, jamás intercambiamos una palabra sobre este
tema, ni prácticamente sobre ningún otro. Si me cruzara con ella
por la calle probablemente no la reconocería. Sin embargo, puso en
sus conclusiones las palabras que a mí me hubiera gustado poner.
Así como en este caso que acabo de contar, al escribir este libro
encontré en muchos casos coincidencias asombrosas con puntos de
vista que creía propios, y que seguramente son consecuencia de que
la Cristiandad formó una noosfera que tiene varios siglos y que
constituye un rico y desaprovechado manantial del que los
humanos sin darnos cuenta sacamos a veces nuestras propias ideas
con cucharitas, sin percatarnos de que estamos bebiendo de las
mismas fuentes. Como mi sobrina y yo.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 411
X.— EL ATAQUE A LA SOCIEDAD
84.- El nuevo disfraz de rediseñador del capitalismo
En sus albores el comunismo pretendió que sería un motor del
progreso tan eficiente como la libertad. Pero para los últimos años
del siglo XX el comunismo tradicional marxista leninista ortodoxo
había fracasado. No podía atribuir su fracaso a nada más que a sí
mismo.
Las presuntuosas afirmaciones de que fuera económicamente
más eficiente que el mercado libre, no solamente estaban
rotundamente refutadas en la teoría por los marginalistas William
Jevons, Carl Menger y León Walras, por Eugen Böhm-Bawerk,
Ludwig Von Mises, Friedrich Von Hayek, Milton Friedman y
muchos pensadores liberales más, sino fundamentalmente habían
sido desmentidas aún más rotundamente por la práctica.
Si se comparaba el desempeño de países equiparables histórica,
sociológica y culturalmente similares era obvio el mucho mayor
progreso de las economías de libre mercado que las comunistas. La
comunista Alemania Oriental perdía frente a la libre Alemania
Occidental, la comunista Corea del Norte frente a la más libre
Corea del Sur, la comunista Cuba frente a las naciones más libres
del Caribe, y en general la siempre mayor prosperidad y calidad de
vida de los países que adoptaban la libertad era incomparable con
DEFENDIENDO A THEMIS 412
la inocultable miseria de los países comunistas. Los fantasmas de
los que hablaba Marx, la plusvalía, el ejército de desocupados, la
pauperización creciente de las masas, la caída de los salarios al
mínimo necesario para la subsistencia… absolutamente todas las
profecías apocalípticas de Marx habían sido desmentidas por la
rotunda realidad. Los trabajadores de todo el mundo eran
infinitamente más prósperos en sistemas con libertad económica
con relación a sus pares comunistas.
El comunismo se percató que debía cambiar el discurso. Y
entonces, probablemente en Mayo de 1.968 con las revueltas
parisinas, empezó a renegar de su base original. El comunismo dejó
de proclamarse como un camino a la prosperidad para disfrazarse
como un supuesto camino a la justicia y la igualdad, a la
reivindicación de las masas, a la corrección de lo que ellos
denominaron los “males del capitalismo”. Hasta dejó de combatir
abiertamente al mercado libre para adoptar la postura de
“benefactora”. Empezó insólitamente a hablar de igualdad, de
moralidad, de espiritualidad, hasta de rescatar la religión.
Bien dice Stephen Hicks en su “Explicando el Posmodernismo”
que “Un nuevo patrón ético era, por lo tanto, necesario. Con gran
fanfarria, entonces, buena parte de la izquierda cambió su patrón
ético oficial de la “necesidad”, al de la “igualdad”. La crítica
primaria al capitalismo no sería que no era capaz de satisfacer las
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 413
necesidades del pueblo, sino que el pueblo no obtenía una parte
equitativa en el reparto”… “Un nuevo énfasis en el principio de
igualdad y una disminución del énfasis en el principio de necesidad
eran comunes a todas estas variaciones. En efecto, al sustituir el
estándar ético de la necesidad por el de la igualdad, todas estas
nuevas variantes del socialismo de izquierda resolvieron citar
menos a Marx y más a Rousseau”. Aunque Stephan Hicks tiene
sus indisimuladas simpatías por el iluminismo, su indudable
perspicacia le permite reconocer en el aggiornado comunismo
actual al fantasma del liberalismo iluminista franco prusiano.
Así, el comunismo que fusilaba homosexuales de golpe se
convirtió en vocero y defensor de los homosexuales; el comunismo
que contaminara medio planeta en Chernobyl y que hasta el día de
hoy es a través de China el máximo agente mundial de polución, se
volvió ecologista; el comunismo que proclamaba que “la Religión
es el opio de los Pueblos” se convirtió de golpe en católico y
tercermundista; el comunismo que eliminó etnias enteras se tornó
étnico. Esto es la “Nueva Izquierda”, el “comunismo del siglo
XXI”, uno de los grandes pilares del Nuevo Orden Mundial.
Por cuestiones biológicas, obviamente el colectivo más
interesante por ganar fueron las mujeres. Estadísticamente son
más de la mitad de la población. Por eso, cuando sus muchas veces
justificadas luchas se convirtieron en una nueva fuente de
DEFENDIENDO A THEMIS 414
conflictos, siguiendo los consejos de Engels enfocaron sus antenas a
la captación como propia de esta reivindicación.
85.- Algo sobre estos nuevos frentes de conflicto
Empezaré por el final: En un libro denominado “Foucault para
encapuchadas”, de varias autoras autotituladas “Manada de
Lobxs”, leemos sostener que “…el cuerpo heterosexual es uno de
los artefactos del Capitalismo Global Integrado Heterosexual
(CGIH) más exitoso en el arte de gobernar con los que cuenta la
sexopolítica decimonónica, producto de una división del trabajo de
la carne según la cual cada parte del cuerpo se define respecto a su
función reproductora y productora de feminidad o masculinidad
(es decir, la estratificación). En tanto régimen político, el CGIH
opera desde la heterosexualidad para asegurar la relación
estructural entre producción de identidad de género (femenino/
masculino) y la distribución sexuada de ciertos órganos (llamados
“genitales” u “órganos sexuales o reproductivos”) y no otros, según
un orden binario que se pretende estable y definitivo. El régimen
(supuestamente no es la naturaleza, acoto) otorga a cada parte de
nuestro cuerpo una función única y por supuesto heterosexuada,
convirtiendo —subrepticiamente— los órganos de reproducción en
órganos sexuales”. Y en otros párrafos, “El mundo les pertenece a
los heteros y no lo cederán voluntariamente. Habremos de tomarlo
por la fuerza. Habremos de forzarles el c… para que lo abran…
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 415
Ustedes, heterosexuales, no nos gustan… son el despreciable
desperdicio del capitalismo que impulsan”.
Superado el asombro que causa este feminismo marxista, que no
trepida en hablar de “encapuchados” y de “tomar el mundo por la
fuerza”, nos queda claro que ese feminismo es una nueva táctica
marxista. Ya vimos cómo el “Manifiesto Comunista” recomienda
atizar todos los conflictos para la expansión del marxismo. Ya en
sus albores, Engels había apuntado a la explotación de las mujeres.
Ante el fracaso del comunismo como camino a la prosperidad, era
tiempo de desempolvar sus palabras para reconvertirlo en presunto
adalid de la igualdad.
Las mujeres estaban desde hace siglos inmersas en una lucha por
la igualdad de derechos y por otras banderas, que las convertían en
fáciles víctimas de las seducciones comunistas. Hablar de todos los
tipos de feminismos implicaría un libro entero. Basta con destacar
que se distinguen al menos dieciocho tipos de feminismo, que al
estar mencionados sin ningún orden metodológico, pueden
fácilmente ser llevados a muchos más: Feminismo filosófico,
feminismo radical, feminismo abolicionista, feminismo liberal,
feminismo de la igualdad, feminismo de la diferencia, feminismo
factual o científico, feminismo marxista, feminismo postcolonial,
feminismo anarquista, feminismo negro, feminismo lésbico,
feminismo cultural, feminismo separatista, ciberfeminismo,
DEFENDIENDO A THEMIS 416
ecofeminismo, feminismo disidente, feminismo pro—vida...
Intentaré poner algo de orden en esto, pero sin intenciones de
agotar esa fascinante temática. De todas formas, tanto con
relación al feminismo como con los movimientos homosexuales,
debo aclarar que no suscribo ninguna de esas luchas. Entiendo que
muchas de ellas tienen componentes muy valiosos y rescatables
desde una perspectiva liberal. Pero creo que es en una sociedad
libre donde los reclamos justos tienen mejores posibilidades de ser
oídos ¿No fueron las enseñanzas cristianas de amar al prójimo, y
las liberales de dejar hacer dejar pasar, la causa eficiente del
reconocimiento del estatus y dignidad jurídica de los colectivos
discriminados? No por nada los reclamos feministas, se hacen en
Occidente y no en el mundo musulmán, muchísimo más
discriminador y machista. Y al margen de ello, entiendo que se
debe efectuar tres aclaraciones.
La primera es que existe un “non sequitur” entre considerar que
existen discriminaciones, y que “por eso” deba sobrevenir un
sistema comunista. En todos los casos, el sistema de mercado libre
mejora la situación económica de todos. Un afroamericano que
vive en una casa de clase media en Harlem vivirá con mucho
mayor confort que el mismo afroamericano en una choza en lo
profundo de las selvas africanas. Siendo así ¿Vale la pena que la
justa lucha por menor discriminación se haga resignando en el
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 417
camino la mayor calidad de vida? ¿No se mantendría con el cambio
político la discriminación, agravada con la proverbial miseria que
causa el comunismo? Y de todas formas, ir al totalitarismo como
supuesto remedio contra la discriminación es entrar en la boca del
lobo ¿No hemos tenido cientos de ejemplos de discriminaciones
efectuadas por gobiernos totalitarios? ¿No se persiguió a
homosexuales, o se eliminaron etnias enteras en tales países? ¿Qué
tiene que ver la organización política con la antiquísima manía
humana de discriminar al diferente? Nada asegura que con un
sistema comunista los grupos minoritarios serían menos
discriminados, ya que será exactamente la misma la población que
los discriminaba en un sistema de libre mercado la que seguirá
circundándolos una vez sobrevenido el comunismo.
Para acabar con la discriminación se debe cambiar a la Sociedad,
y no al Sistema Político. Más que cualquier sistema político
—marxista, liberal o el que fuere— lo que puede hacer cesar las
discriminaciones es la clara conciencia de que se debe amar al
prójimo como a uno mismo como enseña el cristianismo.
Así dice el Catecismo católico que “El respeto a la persona
humana supone respetar este principio: “Que cada uno, sin
ninguna excepción, debe considerar al prójimo como “otro yo”,
cuidando, en primer lugar, de su vida y de los medios necesarios
para vivirla dignamente. Ninguna legislación podría por sí misma
DEFENDIENDO A THEMIS 418
hacer desaparecer los temores, los prejuicios, las actitudes de
soberbia y de egoísmo que obstaculizan el establecimiento de
sociedades verdaderamente fraternas. Estos comportamientos sólo
cesan con la caridad que ve en cada hombre un “prójimo”, un
hermano”…
La segunda aclaración es una diferenciación trialista entre lo
que es la dimensión normológica, y la dimensión sociológica del
Derecho. Normológicamente, creo que la igualdad de derechos de
hombres y mujeres es una exigencia del estado actual de nuestra
civilización y que surge de la naturaleza de las cosas y del texto de
todas las Constituciones civilizadas del mundo. También estoy
convencido por eso mismo de que nadie puede ser jurídicamente
discriminado por su condición, raza o preferencias sexuales. Que el
“bullying” al que a veces se somete a quienes son diferentes debe
cesar de una vez por todas.
Sociológicamente sin embargo, con relación a la discriminación
de hecho, entiendo que su desaparición debe ser consecuencia de
que poco a poco la Sociedad vaya asumiendo a tales características
diferenciales como intrascendentes, y nadie puede exigirla. Esto es,
que si bien todos tienen derecho a una igualdad jurídica, esto es, a
que nadie los moleste por cómo son, qué piensan o cuáles son sus
preferencias, nadie tiene derecho a que los demás lo acepten como
tal sin obligar a su vez a los demás a cambiar coactivamente su
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 419
forma de pensar.
Pensemos en un ejemplo inverso para entender lo que quiero
decir. Un homosexual tiene tanto o tan poco derecho a presentarse
exhibiendo tal condición en una mezquita, como un imán que fuera
con su indumentaria de culto a un club de homosexuales y en
medio de la jarana comenzara a gritar “Cambiad vuestras
conductas, sodomitas”. En el primer caso las autoridades de la
mezquita, y en el segundo las del club, podrían sacarlo de allí con
toda la razón del mundo. La idiosincrasia de cada cual es la suya, y
al que no le gusta que no vaya, y no que vaya a armar líos y luego
declararse discriminado.
La tercera aclaración merece un título propio, que es el peligro
de la paradójica discriminación que se puede efectuar utilizando la
bandera de la no discriminación. Es lo que se llama
“discriminación inversa” o “acción positiva”
86.- Discriminación inversa y acción positiva
Comenzaré este punto con una anécdota personal. Cuando
Marquitos, mi hijo mayor, fue asesinado por confusión por fuerzas
parapoliciales de la Provincia de Tucumán, intenté que los
organismos supuestamente “defensores” de derechos humanos
tomaran cartas en el asunto. Era un asunto obviamente
paradigmático: Violencia estatal, encubrimiento masivo por parte
de las autoridades, mentiras, adulteración de pruebas…
DEFENDIENDO A THEMIS 420
Sin embargo, como el gobierno de la provincia era afín al
peronismo, que en Argentina paradójicamente se denomina
“justicialismo”, y vaya a saber por qué ese movimiento goza con
simpatías entre la progresía mundial, me llegó un mail en donde se
excusaban de actuar diciendo que habida cuenta de que mi hijo no
descendía de “pueblos originarios” ni hubiera desarrollado a lo
largo de su vida conductas “diferentes”, su caso no revestía interés.
Como consuelo, me dijeron que habían tomado rápidas medidas
para excluirme de la lista de aportantes a sus campañas.
Cuando se deja de lado como criterio de no discriminación el
idéntico tratamiento a los casos similares, esto es, la igualdad “de
jure” o de derecho (igualdad normológica), en busca de la igualdad
“de facto” o de hecho (igualdad sociológica), no existe forma de
obtener la segunda sin violar a la primera. Ambas son lógicamente
incompatibles y la búsqueda de la igualdad “de facto” es
necesariamente una negación de la igualdad “de jure”. Es
neolengua para discriminar con la excusa de no discriminar.
Es lógico que en una carrera de automóviles se obligue a que
todos larguen al mismo tiempo —igualdad de derechos entre los
corredores—. Pero exigir también que lleguen todos al mismo
tiempo para mantener la misma igualdad que existía en la salida
—igualdad de hecho—, significa necesariamente perjudicar
coactivamente a los más rápidos y favorecer a los más lentos.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 421
Pongo un ejemplo práctico, ya presentado en Tucumán, que
publicó orgullosamente haber sido la primera Provincia que realizó
un “concurso democrático diferenciado” para incorporar travestis,
transexuales y transgéneros al Estado. Supongamos que hubiera
que cubrir diez cargos, y que se presentasen diez no LGBT que
salieran en los diez primeros lugares, y cinco LGBT, que salieran en
los lugares undécimo en adelante. En un concurso normal y
realmente igualitario no se miraría las preferencias sexuales, y se
elegiría a los diez primeros, esto es que los cinco LGBT quedarían
afuera, pero no por ser LGBT sino porque objetivamente su
performance en el concurso fue inferior.
Sin embargo, en un “concurso democrático diferenciado”, los
LGBT entrarían por serlo, pese a desplazar con eso a los que
estaban en los lugares sexto a décimo y en la competencia habían
demostrado mayor idoneidad. Esto es, que cinco no travestis, no
transexuales y no transgéneros, perderían su chance a obtener
puestos frente a cinco LGBT, por la única razón de no serlo. Esto es,
que se estaría creando privilegios en favor de los LGBT, y
otorgando incentivos para declararse tales.
Entiendo que la igualdad ante la Ley puede llegar a impedir
discriminar a alguien por sus preferencias sexuales, pero no resulta
correcto darle preferencia en el empleo en razón de tales
preferencias, lo que va directamente en contra de la Constitución
DEFENDIENDO A THEMIS 422
Argentina que en su artículo 16 dice que “Todos sus habitantes son
iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición
que la idoneidad”. Con concursos así se está creando otra condición
adicional, que es preferir a los que tienen preferencias sexuales no
tradicionales, sobre los que tienen preferencias sexuales más
usuales. Creo que se debe hacer Concursos y nombrar a los más
idóneos, y que las preferencias sexuales no pueden incidir en contra
de nadie. Ni de los LGBT, ni de los que no lo son.
La postura que acepta la “discriminación inversa”, considera
que el Estado no solamente debe garantizar el derecho a la
igualdad, sino que debe tener una posición activa.
Desgraciadamente esto ya se va imponiendo sutilmente en
Declaraciones, Tratados Internacionales, y por ende en Argentina
en su propia Constitución Nacional que los incorpora. Se dice que
el Estado debe remover los obstáculos de cualquier naturaleza que
traben o impidan una real vigencia sociológica de la igualdad, y
que es obligación de éste el garantizar a las personas el ejercicio de
los mismos. Hablé de la incompatibilidad de la igualdad sociológica
con la normológica, pero además… ¿Cómo se define qué tipo y
grado de discriminación se relevante y hasta qué punto el
discriminado merece preferencias compensatorias?
Estas teorías son peligrosísimas. La discriminación es mala,
provenga de donde provenga. La invocación de reales o supuestas
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 423
injusticias pasadas como justificación de injusticias presentes es
tan antigua como la humanidad. El lobo de la fábula de Esopo que
cuestionaba que la oveja al beber aguas abajo le ensuciaba el agua,
antes de devorarla clamaba que “si no fuiste tú, fue tu abuelo”. El
Genocidio en Ruanda se hizo bajo la alegación de que
históricamente los Tutsis habían discriminado a los Hutus. El
Holocausto nazi también se hizo alegando que supuestamente con
anterioridad los judíos habían explotado al pueblo alemán.
Dice Hitler en “Mi Lucha” que “En pocos días quedó
desvanecida toda la apariencia de ese infame engaño al pueblo y de
un momento a otro la banda de dirigentes judíos viose sola y
abandonada, como si no existiera huella del absurdo y del desvarío
que infiltraron en la psicología de las masas durante sesenta años.
Fue un instante sombrío para los defraudadores de la clase obrera
del pueblo alemán... Había llegado el momento de arremeter
contra toda la fraudulenta comunidad de estos judíos
envenenadores del pueblo”.
Puede verse que en la práctica, la discriminación inversa es un
arma maligna y neolingüística, ya que cualquier discriminación
puede ser efectuada y aplaudida con la mera invocación de ser
supuestamente “inversa”, esto es, una supuestamente justa
reivindicación contra pasados agravios.
En este tema resulta de lectura obligatoria el autor liberal
DEFENDIENDO A THEMIS 424
clásico Thomas Sowell, afroamericano que descolló como abogado,
quien escribió “La discriminación positiva en el mundo. Un estudio
empírico” en el que expone que la discriminación inversa es una
forma de victimización que inhibe la natural voluntad de
superación de todas las personas, y requiere siempre de más Estado
y populismo, que terminan manteniendo sumergidos a los grupos
más necesitados.
87.- Feminismo como reivindicación liberal. Precursoras
Hechas estas aclaraciones, aplicables tanto a la situación de
quienes integran cualquier etnia —también la blanca— como a las
dulces exponentes del sexo femenino, históricamente relegadas,
expongo algo de la historia del feminismo, mostrando cómo cambió
de ser una reivindicación liberal en procura de la igualdad de
derechos, para convertirse en una pseudo-reivindicación de la
igualdad de hecho, que en los hechos constituyó y constituye una
agresión marxista. Basta con ver los carteles comunistas que
portan en sus manifestaciones para entender que lo dicho no es una
visión conspiranoica, sino estrictamente realista.
Hay que destacar que la “Primera Ola” del feminismo era
básicamente liberal y luchaba por la igualdad de derechos entre
hombres y mujeres. Cité en mi libro “Descubriendo a Themis” a la
infortunada Marie-Olympe de Gouges y su “Declaración de los
Derechos de la Mujer y la Ciudadana” en la que confiando en el
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 425
liberalismo iluminista franco prusiano, exponía que “una vez en
libertad, el hombre ha sido injusto con su compañera”… “los
derechos naturales de la mujer están limitados por la tiranía del
hombre, situación que debe ser reformada según las leyes de la
naturaleza y la razón”. Esta afirmación le costó ser guillotinada
por el propio gobierno de Robespierre que ella apoyaba.
En el siglo XVIII Mary Wollstonecraft (madre de Mary Shelley,
la autora de “Frankestein”), escribió la “Vindicación de los
derechos de la mujer” intentando —infructuosamente— rebatir las
críticas de Edmund Burke a la Revolución Francesa citadas más
arriba, y planteando demandas que si hoy se siguen a veces
debatiendo, eran totalmente revolucionarias para su época:
Igualdad de derechos civiles, políticos, laborales y educativos, y
derecho al divorcio como libre decisión de las partes.
En el siglo XIX John Stuart Mill, muy conocido economista
liberal —aun con algunos desvíos socialistas propios de una época
de grandes cambios— quien además era un humanista y uno de los
primeros en pronunciarse sobre la lacra de la esclavitud todavía
vigente a esa fecha en Estados Unidos, mostraba la existencia de
límites morales al mercado libre, tomando la antorcha de la
reivindicación de los derechos de la mujer.
Mill se casó con una mujer que influyó mucho en su vida,
Harriet Taylor, llegando a poner bajo su nombre ensayos de ella,
DEFENDIENDO A THEMIS 426
tal como se supone que ocurrió con el ensayo “El derecho al voto
femenino”, que aparentemente ella insistió en que su marido
firmase en su lugar por tratarse de un caballero reconocido y
apreciado en su país. Cuando Stuart Mill enviudó, expuso en su
homenaje gran parte de la visión feminista de Harriet Taylor en su
obra “El sometimiento de la mujer”.
También en el siglo XIX comienza con Flora Tristán la
vinculación de las reivindicaciones de la mujer con las luchas
obreras. Publica en 1.842 “La Unión Obrera”, donde presenta el
primer proyecto de una Internacional de trabajadores, y expresa
“la mujer es la proletaria del proletariado... hasta el más oprimido
de los hombres quiere oprimir a otro ser: su mujer”.
Pero al margen de excepciones, en esta ola se buscaba promover
la igualdad de sexos. Que las mujeres tuvieran los mismos derechos
y las mismas oportunidades laborales que los hombres. También se
apoyaría en la escritura para denunciar la distinción que se hacía
en los tribunales. Los señores debían responder ante la justicia por
la violencia doméstica ejercida contra las mujeres.
El reconocimiento de la igualdad como seres humanos entre los
varones y las mujeres fue lento. Si bien los principios liberales
proclamaban la igualdad de derechos, la práctica demostró que
más bien se hablaba de los varones. Ya desde la Revolución
Francesa y Marie-Olympe de Gouges las mujeres se percataron de
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 427
que no existía aún similar tratamiento jurídico. Por eso siglos
después y con gran perspicacia, determinaron que su demanda
principal fuera el derecho al sufragio.
88.- Feminismo como reivindicación liberal. Realizadoras
Esta reivindicación, además de justa, era estratégica, ya que
llevaba en sí la semilla de todas las demás conquistas. En efecto,
una vez aceptado que las mujeres votaran, todos los partidos
políticos deberían en el futuro satisfacer poco a poco el resto de sus
demandas de igualdad, con la finalidad de obtener sus votos, cuyo
número sería desequilibrante en cualquier elección.
Aunque en general las líderes sufragistas fueron mujeres
relativamente acomodadas, también participaron otras de la clase
obrera. EE.UU. e Inglaterra fueron los países donde este
movimiento tuvo mayor fuerza y repercusión. En el primero, las
sufragistas participaron en las sociedades antiesclavistas de los
estados norteños, inclusive con el apoyo de Abraham Lincoln. En
1.848, convocadas por Elizabeth Cady Stanton, realizaron en una
iglesia de Séneca Falls el primer congreso para reclamar los
derechos civiles de las mujeres. Acabada la guerra civil, se concedió
la libertad y el voto a los negros… pero no a las mujeres. Eso
provocó una nueva etapa de luchas sufragistas hasta que en 1.920,
la enmienda 19 de la Constitución, con mayoría Republicana,
reconoció el derecho al voto sin discriminación de sexo.
DEFENDIENDO A THEMIS 428
En Gran Bretaña mientras tanto, las peticiones de las
sufragistas provocan desde el siglo XIX algunos debates
parlamentarios. El problema de la explotación de mujeres y niños
en las fábricas vinculó al movimiento con el fabianismo,
planteando reivindicaciones por mejoras en las condiciones de
trabajo. En 1.903 se creó la “Woman’s Social and Political Union”
comandada por Emmiline Pankhurst, que organizó actos de
sabotaje y manifestaciones violentas, propugnando la unión de las
mujeres más allá de sus diferencias de clase. La misma fue
declarada ilegal y sus integrantes, perseguidas y encarceladas.
La Primera Guerra mundial produjo un cambio inesperado, ya
que el gobierno británico declaró la amnistía para las sufragistas y
les encomendó la organización del reclutamiento de mujeres para
sustituir la mano de obra masculina en la producción durante la
guerra; finalizada ésta, se concedió el voto a las mujeres. Algo
similar ocurriría al finalizar la Segunda Guerra, en que se reconoció
el derecho al voto femenino en casi todos los países europeos, ya
que las mujeres, en oficinas y hospitales, habían peleado de igual a
igual con los hombres. Aquí aproximadamente terminó el
feminismo sufragista, que según los autores, es calificada como
“Primera ola” o “Segunda ola” del feminismo.
En América Latina el sufragismo no tuvo la misma relevancia
que en los Estados Unidos, en Gran Bretaña o Europa en general,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 429
aun cuando en Argentina en 1.918 se fundó una “Unión Feminista
Nacional”, presidida por Alicia Moreau de Justo, socialista, esposa
del diputado socialista Juan B. Justo y luego ambos fervientes
antiperonistas. Pero paradójicamente, correspondió a María Eva
Duarte de Perón, desde el Gobierno, el otorgamiento de derechos
políticos de la mujer, aun cuando posiblemente tuviera algún
ingrediente de especulación política coyuntural. El ciclo de
reconocimiento de derechos similares a los de los varones fue
completado por un gobierno militar en la década de 1.960, cuando
se reformó el Código Civil argentino y a iniciativa del Dr.
Guillermo Borda, un jurista cristiano, se derogaron las
decimonónicas normas que determinaban la incapacidad civil de la
mujer casada.
Paradójicamente, terminada la etapa sufragista, que pese a
algunos aislados intentos de izquierda por captarlas, bien puede
mirarse globalmente como una etapa liberal en búsqueda de la
igualdad de derechos, se produjo un resurgimiento de las luchas
feministas, ya convertidas en una causa muy ligada al comunismo,
dándose inicio a lo que se conoce, según los autores, como
“Segunda ola” o “Tercera ola”, que florece definitivamente en la
década de los sesenta.
89.- Feminismo como agresión marxista. Precursoras
Como todo movimiento, existen precursoras que recién a la luz
DEFENDIENDO A THEMIS 430
de los acontecimientos posteriores, pueden ser identificadas como
tales. Por ende se debe aclarar que la etapa marxistoide del
feminismo no nace exactamente en la década mencionada
anteriormente. Las tentativas de armar un feminismo comunista
reconocen sus primeros orígenes en el siglo XIX con la ya citada
Flora Tristán, y a principios del siglo XX en Emma Goldmann,
anarquista lituana acusada de un fallido atentado presidencial en
Estados Unidos, luego exiliada a la Unión Soviética y calificada
como “Enemiga pública número Uno”. Anecdóticamente, más
adelante y en la naciente Unión Soviética, Emma Goldmann
participó de la rebelión anarquista de Kronstadt en contra del
comunismo, y también escribió dos libros llamados “Mi desilusión
con Rusia” y “Mi posterior desilusión con Rusia”. Esta
permanente disconforme publicó “Anarquismo y otros ensayos”,
donde relacionaba la lucha feminista con la de la clase obrera y se
atrevía a hablar de la sexualidad femenina.
Para los liberales siempre atraídos por la palabra “anarquismo”,
aclaro que como movimiento político, a fines del Siglo XIX y
principios del XX y hasta ser absorbido por el naciente comunismo,
ese anarquismo fue una rama terrorista esencial en la prédica
izquierdista, causando entre otras cosas la Primera Guerra
mundial. Gilbert K. Chesterton en “El Hombre que fue Jueves”
hace deliciosas descripciones sobre este movimiento.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 431
Otra precursora de este nuevo enfoque pro comunista del
feminismo fue Simone de Beauvoir. Ella, eterna pareja del filósofo
existencialista Jean Paul Sartre, fue la fundadora de la revista
“Les Temps Modernes” (los tiempos modernos), que pretendía
difundir la corriente existencialista a través de la literatura
contemporánea. En sus ensayos y novelas recalcaba su
compromiso con el comunismo, el ateísmo y el existencialismo, y
mantuvo estrechas relaciones con Fidel Castro, Che Guevara y
Mao Tse Tung. Pero sobre este tema escribió “El Segundo sexo”,
libro al que me referiré más adelante como precursor también de la
denominada “Ideología de Género”.
La precursora más cercana al florecimiento de esta ola, sin ser
ella declaradamente comunista como las anteriores, pero dando los
cimientos a los movimientos más recientes, fue Betty Friedan con
su “Mística de la femineidad”. Ella como psicóloga, percibió una
sensación de vacío en la mujer, que denominó “el malestar sin
nombre”, en cierta forma similar a “La náusea” de Sartre, e indagó
sobre sus causas. Encontró que los hombres recién vueltos de la
Segunda Guerra, reclamaban sus empleos, dando por
sobreentendido que ellos correspondía a los hombres por derecho y
que habían sido tomados provisoria y precariamente por las
mujeres ante la forzada ausencia bélica de sus titulares.
Las mujeres, habiendo saboreado la sensación de ocupar
DEFENDIENDO A THEMIS 432
trabajos masculinos para ser luego desplazadas y vueltas a su
función de amas de casa, sentían que habían perdido algo
indefinible. Friedan denunciaba su malestar y el de todas las
norteamericanas de su generación, que, como ella, se veían
abocadas a cubrir un rol femenino que no les satisfacía. Mujeres
impelidas a renunciar a su individualidad, mujeres frustradas que
padecían el mismo “malestar sin nombre”“ y caían víctimas de la
depresión, el suicidio y el alcoholismo, engrosando las cuentas de
psicoanalistas y laboratorios farmacéuticos.
Su propia vida la marcó. En su libro —insólitamente en el año
1.963 fue uno de los más vendidos en Estados Unidos— expone que
“Una mujer debe poder decir, y no sentirse culpable al hacerlo,
¿quién soy? y ¿qué quiero hacer en mi vida? No debe sentirse
egoísta y neurótica si quiere alcanzar metas propias, que no estén
relacionadas con su esposo e hijos”. Betty Friedan declamaba —tal
como simultáneamente nuestra vernácula “Mafalda” al
caricaturizar a su madre, y sobre todo a “Susanita”— que tener
esposo e hijos no era todo a lo que las mujeres debían aspirar, ya
que necesitaban desarrollarse individualmente.
Betty Friedan sabía muy bien de qué hablaba. Hija de
inmigrantes judíos de la Europa Central, había tenido una infancia
difícil marcada por los constantes ataques de ira de su madre,
mujer inteligente frustrada tras abandonar su puesto como editora
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 433
en un diario para convertirse en ama de casa. Deseosa de
abandonar el hogar, Betty Friedan decidió graduarse en psicología.
Estudiante brillante, obtuvo dos becas pero aceptó la de la
Universidad de California en Berkeley tras renunciar a otras aún
mejores para complacer al hombre con el que salía entonces.
Terminada la relación en holocausto a la cual había renunciado
a sus becas, la joven decidió trasladarse a Nueva York a los 22 años,
colaborando con varias publicaciones obreras. Allí conoció a un
joven director teatral, Carl Friedan, con el que contrajo
matrimonio cuatro años después, y cuando él fichó por una agencia
publicitaria, ella se convirtió en ama de casa. Madre de tres hijos,
observó cómo su vida comenzaba a parecerse a la rechazada figura
materna.
Por eso volvió a colaborar en revistas, y cuando uno de sus
artículos fue rechazado, decidió concentrarse en la redacción de un
ensayo que reflejase cómo se sentía, naciendo así “La mística de la
feminidad”. Tres años después de su publicación, en 1.966, Betty
fue una de las fundadoras y primera presidente del NOW (National
Organization for Woman), organización que reunía a un gran
número de colectivos y grupos feministas de Estados Unidos.
90.- Feminismo como agresión marxista. Realizadoras
El “nuevo feminismo” como tal comienza a fines de 1.960
incardinándose dentro de los movimientos sociales surgidos
DEFENDIENDO A THEMIS 434
durante esa década en los países más desarrollados, y toma un cada
vez más definido cariz de izquierda. Empieza a hablar del
“patriarcado”, de “la opresión de la mujer”, su rol en la familia, la
división sexual del trabajo, la sexualidad, etc., exponiendo ya con
una orientación claramente marxistoide y postulando que
supuestamente no puede obtenerse un cambio social en las
estructuras económicas sin modificar las relaciones entre los sexos.
Así el feminismo, nacido como un liberal movimiento de
reivindicación de la igualdad de derechos de la mujer, terminó
convertido en un nuevo ariete del marxismo, planteando una
redefinición del rol femenino como parte de un cambio político
cuya bondad se daba por sobreentendida, partiendo de la base de
que la sociedad “capitalista” y su sistema de familia tradicional
heterosexual y patriarcal constituyen una fuente de opresión.
Pese a asumir la supuesta bondad del socialismo y comunismo,
el feminismo expone que éste está también impregnado de similar
ideología patriarcal. Por supuesto, esto último es más que nada un
disfraz tendiente a considerar que la suya es una causa que
atraviesa transversalmente las tensiones de los “dos bloques” de la
época, y disimular sus raíces y propuestas comunistas.
El nuevo feminismo considera que la naturaleza no encadena a
los seres humanos y les fija su destino: “No se nace mujer, se llega a
serlo”, decía Simone de Beauvoir. Reivindica el placer sexual por
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 435
parte de las mujeres y denuncia que la sexualidad femenina ha sido
negada por la supremacía de los varones, rescata el orgasmo
clitoridiano y el derecho a la libre elección sexual.
Hay por supuesto en esto todo esto una cierta exageración. Las
mujeres no hubieran aguantado estoicamente los dolores de parto
durante dos mil años, solamente por un supuesto sentido del deber.
El goce sexual es una parte ínsita al mecanismo reproductivo desde
cientos, miles y millones de siglos antes de que los seres humanos
aprendieran siquiera a encuadernar el primer libro.
Por primera vez se cuestionaba que por su capacidad de
reproducir la especie, la mujer debiera asumir como mandato
biológico la crianza de los hijos y el cuidado de la familia. Se
analiza el trabajo doméstico, denunciando su carácter de
adjudicado a ésta por nacimiento y de por vida, así como la función
social del mismo y su no remuneración.
Todo ello implicó una crítica radical a las bases de la
organización social imperante. “Ya no se acepta al hombre como
prototipo del ser humano, como universal. Luchamos, sí, porque
no se nos niegue ningún derecho, pero luchamos, sobre todo, para
acabar con la división de papeles en función del sexo”, dicen
Paloma Uría, Empar Pineda y Montse Oliván en una recopilación
de ensayos feministas sobre cuestiones teóricas y políticas relativas
a la opresión de la mujer y la historia del movimiento feminista.
DEFENDIENDO A THEMIS 436
91.- Feminismo de la diferencia y de la igualdad
Hablaré ahora de dos visiones casi contrapuestas del feminismo:
La que pone el acento en la igualdad entre varones y mujeres, y la
que pone el acento en las diferencias entre ambos. El concepto de
“feminismo de la diferencia” surge a comienzos de los setenta en los
EE.UU. y Francia con el eslogan “ser mujer es hermoso”. Propone
una revalorización de lo femenino, planteando una oposición
radical a la cultura patriarcal y a todas las formas de poder, por
considerarlo propio del varón; rechazan la organización, la
racionalidad y el discurso masculino, pero identificándose
decididamente como mujeres.
Este feminismo reúne tendencias muy diversas reivindicando
por ejemplo que lo irracional y sensible es lo característico de la
mujer, revaloriza la maternidad, exaltando las tareas domésticas
como algo creativo que se hace con las propias manos, rescata el
lenguaje del cuerpo, la inmensa capacidad de placer de la mujer y
su supremacía sobre la mente, la existencia de valores y culturas
distintas para cada sexo, que se corresponden con un espacio para
la mujer, y un espacio para el varón, etc. El mundo femenino se
define en términos de antipoder o no-poder.
Esta tendencia fue mayoría en Francia e Italia y tuvo bastante
fuerza en España. Sus principales ideólogas fueron Annie Leclerc y
Luce Yrigaray en Francia, Carla Lonzi en Italia y Victoria Sendón
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 437
de León en España.
Al anterior se contrapone el “feminismo de la igualdad”, que
reconoce sus fuentes en las raíces ilustradas y el sufragismo, pero se
plantea conseguir la profundización de esa igualdad hasta abolir
totalmente las diferencias, que denomina “artificiales”, en razón
del sexo. En España, las autoras feministas Empar Pineda Erdozi
y Celia Amorós cuestionaron las supuestas “implicancias
conservadoras” del feminismo de la diferencia, al que ven como un
retroceso. Igualmente Christine Delphy la designa como
“neofemineidad”, le encuentra “connotaciones biologistas y
esencialistas”, y considera que “en definitiva no hace sino afianzar
los estereotipos sexuales, propio de una ideología reaccionaria”.
Las defensoras de la igualdad niegan la existencia de valores
femeninos y señalan que la única diferencia válida es la que tiene su
origen en la opresión. La mencionada Delphy expone que “Lo que
se encuentra en la sociedad jerárquica actual no son machos o
hembras, sino construcciones sociales que son los hombres y las
mujeres”.
Cabe destacar también que, después de duras polémicas, ambas
visiones lograron eliminar las aristas más ríspidas de ambas
tendencias, e incluso se reconocen aportes mutuos, produciéndose
lo que Amorós llama “la diferenciación de la igualdad y la
igualación de la diferencia”.
DEFENDIENDO A THEMIS 438
Veremos ahora las principales corrientes actuales dentro del
feminismo, anticipando que las corrientes del feminismo que se
proponen como una alternativa de poder, como el feminismo
marxista y una parte del feminismo liberal, se pronuncian
usualmente por el “feminismo de la igualdad”, aunque esta noción
adquiere significados muy distintos para ambas.
En cambio, otra parte de las feministas liberales, y una buena
parte de las feministas radicales, que consideran que su
movimiento no se puede embanderar en ninguna visión política, se
pronuncian a favor del “feminismo de la diferencia”, lo que implica
una vuelta a las fuentes y un rechazo a la izquierdización de su
movimiento.
92.- Feminismo radical, marxista y liberal
Como se anticipó, dentro del feminismo contemporáneo existen
numerosos grupos con diversas tendencias y orientaciones por lo
cual es más correcto hablar de movimientos feministas en plural.
Según Norma Stoltz Chinchilla, también feminista y profesora
emérita en California, el feminismo es una ideología parcial que
tiene que estar ligada consciente o inconscientemente con otra
ideología de clase, diferenciando varios tipos de feminismo que a
veces se entrecruzan y otras se contraponen, básicamente el liberal,
el radical y el marxista.
Por supuesto, el ”feminismo liberal” es más bien identificable
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 439
con el liberalismo iluminista franco prusiana que con el liberalismo
conservador y clásico. Pero es el menos virulento. Heredero de las
primeras “olas” liberales, su máxima representante actual es
Rebecca Walker, antes Leventhal. Ella es autora de la división de
la historia del feminismo en diferentes “Olas”, y hasta hoy
contribuye al debate global sobre la identidad, la evolución de la
familia humana, el poder, la cultura, etc.
Su biografía la define. Hija de la feminista afroamericana Alice
Walker, autora de la novela “El color púrpura”, ganadora del
Premio Pulitzer y cuya obra fue llevada por Steven Spielberg a la
pantalla grande con singular éxito, y de un abogado judío
norteamericano, Melvyn Leventhal, tras el divorcio de sus padres
vivió parcialmente con su madre. Siendo a la vez negra, blanca y
judía, escribió un libro con ese nombre, “Negra, blanca y judía”, y
fundó el movimiento “Girlie”.
Su movimiento “Girlie” es un gran exponente del “feminismo de
la diferencia”, que sostiene que el feminismo es lo que cada mujer
quiera hacer de él y, por tanto, existen tantos feminismos como
mujeres en el mundo. El movimiento Girlie exalta la feminidad y
consideran que sus predecesoras cometieron el error de identificar
la feminidad con la sumisión y crearon un modelo de “buena
feminista” que desprecia toda actitud realmente femenina. En
oposición, este movimiento defiende el derecho a usar maquillaje,
DEFENDIENDO A THEMIS 440
minifaldas y tacones altos y ser feminista al mismo tiempo. Acepta
símbolos femeninos como el color rosa, la muñeca Barbie, etc.
Su visión de los feminismos radicales y marxistas como
excesivamente restrictivos, la lleva a rechazar toda norma y
animar a las mujeres a disfrutar de sus propias contradicciones. El
feminismo liberal, con peso en especial en Estados Unidos,
considera a la libertad —el “capitalismo” lo llaman— como el
sistema que ofrece mayores posibilidades de lograr la igualdad
entre los sexos. Cree que la causa principal de la opresión está dada
por la cultura tradicional, que implica atraso y no favorece la
emancipación de la mujer. El enemigo principal sería la falta de
educación y el propio temor de las mujeres al éxito, y busca
animarlas a demostrar toda la potencialidad de su sexo.
El “feminismo radical” en cambio sostiene que la mayor
contradicción social se produce en función del sexo y propugna una
confrontación de sexos, sin connotaciones explícitamente
partidarias, aun cuando como ya vimos, toda revolución contra el
orden establecido, si no lo es desde su origen, igualmente termina
siendo marxista. Las mujeres estarían oprimidas por las
instituciones patriarcales que tienen el control sobre ellas y,
fundamentalmente, sobre su reproducción. Reconoce como
objetivos centrales retomar el control sexual y reproductivo de las
mujeres y aumentar su poder económico, social y cultural, destruir
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 441
las jerarquías y la supremacía de la ciencia, crear organizaciones no
jerárquicas, solidarias y horizontales. Otro rasgo principal es la
proclamada independencia total de los partidos políticos y los
sindicatos.
Finalmente, el “feminismo marxista” coincide con algunos
análisis y aportes del feminismo radical, reconociendo la
especificidad de la lucha femenina, pero considera que ésta debe
insertarse en la problemática del enfrentamiento global al sistema
capitalista. Expresa también que los cambios en la estructura
económica no son suficientes para eliminar la opresión de las
mujeres. Relaciona la explotación de clase con la opresión de la
mujer, planteando que ésta es explotada por el capitalismo y
oprimida por el patriarcado, sistema que es anterior al capitalismo
y que fue variando históricamente. En general está a favor de la
doble militancia contra ambos. Esta corriente se destacó
principalmente en Inglaterra y en España, y en algunos países
latinoamericanos tuvo bastante importancia. En América Latina
el feminismo fue adquiriendo relevancia en los últimos años.
El Feminismo marxista puede ser representado ahora en
Estados Unidos en dos descendientes de hindúes, Shulamith Bath
Shmuel Ben Ari Feuerstein, más conocida como Shulamith
Firostene, y Tithi Bhattacharya. La primera en su ya clásico libro
“La dialéctica de los sexos. En defensa de la revolución feminista”,
DEFENDIENDO A THEMIS 442
considera a las mujeres como una clase social en un sentido sexual,
pero “al contrario que en las clases económicas, las clases sexuales
resultan directamente de una realidad biológica; el hombre y la
mujer fueron creados diferentes y recibieron privilegios desiguales”.
Propone como alternativa la necesidad de una nueva organización
social basada en comunidades donde se fomente la vida en común
de parejas y amigos sin formalidades legales. Algo similar a las
comunidades hippies o quizá a los ya demodés “Kibutz” israelíes.
O más probablemente, a los soviets de los primeros tiempos de la
Revolución rusa, o a las Comunas de la Revolución china.
La otra representante que selecciono es Tithi Bhattacharya,
quien considera que la idea de “empoderamiento” de las mujeres
evita preguntarse quién es la que se empodera y para qué fines, por
lo que en su visión, si el feminismo se contenta con la mera idea de
“empoderamiento” de las mujeres, solamente contribuye al éxito
de un sector muy pequeño de las mujeres de todo el mundo, como
políticas, como mujeres de negocios, como CEO, y que esto, que es
considerado un éxito para el feminismo, solamente reafirma al
“capitalismo”, cuando el verdadero problema es que, para la gran
mayoría de las mujeres en todo el mundo, eso continúa
—supuestamente— representando un empobrecimiento absoluto
de las condiciones de vida y las condiciones de trabajo. Por ende, si
el feminismo quiere convertirse en una amenaza para el sexismo y
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 443
la violencia capitalistas, en lugar de ser una sierva del desarrollo
capitalista, entonces tiene que ser un feminismo anticapitalista. En
esta autora y este discurso queda muy clara la capacidad
comunista de desviar la lucha de las mujeres a una lucha marxista.
Por supuesto, teniendo similares objetivos, son muchos los
puntos en común entre estos tres principales enfoques del
feminismo. No puedo aquí resistir la tentación de, siguiendo mi
orientación trialista expuesta en mis libros, decir que en realidad
considero que existe una falsa dicotomía, ya que
normológicamente las mujeres deben ser tratadas igualitariamente
con los hombres, sociológicamente son obviamente diferentes y eso
debe llevar a algunos tratamientos diferentes, y que
dikelógicamente para llegar a soluciones justas se debe contemplar
ambos aspectos de la relación entre sexos.
93.- Ideología de género y homosexualidad de izquierda
En la búsqueda de una nueva identidad del menguante
comunismo marxista, y a la vez de nuevas fuentes de conflictividad
de que nutrirse, el comunismo detectó otros grandes discriminados
en los homosexuales. La “ideología de género” armada por las
últimas olas del feminismo, venía como anillo al dedo a una nueva
visión de la homosexualidad.
Aclaro que rechazo hablar de “perspectiva de género”, porque
considero ese término como una brillante pirueta neolingüística:
DEFENDIENDO A THEMIS 444
Las ideologías se pueden cuestionar, las perspectivas no. Al hablar
de una “perspectiva” de género, se está poniendo a la ideología
subyacente al margen de cualquier posibilidad de debate: “Como
hablas desde otra perspectiva que la mía, puedes tener razón desde
tu perspectiva, pero no desde la mía”. La elevación de una
ideología al rango de una “perspectiva” es un salvoconducto para
evitar refutaciones. Eso le encanta hacer al marxismo, que sostiene
que a diferencia de las demás, la suya no es una ideología sino una
visión objetiva. Esta triquiñuela ya la utilizaba siglos atrás Marx
cuando escribía “El Capital”.
El feminismo de la igualdad terminaba necesariamente
aceptando la homosexualidad femenina y masculina. Desde las
premisas de que no se nace mujer sino que se llega a serlo como
decía Simone de Beauvoir, de que no se acepta la división de
papeles en función del sexo, como postulan Paloma Uría, Empar
Pineda y Montse Oliván, si lo que se encuentra en la sociedad
jerárquica actual no son machos o hembras sino construcciones
sociales que son los hombres y las mujeres como dice Christine
Delphy, y si las mujeres pueden ser a voluntad hombres o mujeres
conforme se “autoperciban”, por lógica consecuencia las mujeres
pueden decidir ser hombres y los hombres ser mujeres con idéntico
fundamento. La fidelidad a estas premisas las lleva a recibir con los
brazos abiertos a los hombres, apenas dicen proclamarse mujeres...
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 445
La idea de esta ideología es que hablar de “hombres” y
“mujeres” en función de su papel en la relación sexual, procreativa
o familiar, es supuestamente tan falaz como establecer diferencias
según se sea rubio o morocho, alto o bajo. Todo ello sería
simplemente una construcción artificial. Y así nace la “ideología
de género”, que sostiene que las diferencias entre el hombre y la
mujer —a pesar de las obvias diferencias anatómicas y
biológicas—, no corresponden a una naturaleza fija, sino que son
“construcciones culturales y convencionales”, hechas según los
roles y estereotipos que cada sociedad “le asigna a los sexos”.
Todo con las lógicas reservas de que en muchos casos la presunta
homosexualidad de muchas personas ilustres probablemente no es
más que una propaganda de los propios homosexuales, debo
admitir que siempre existieron a lo largo de la historia. Algunos
grandes guerreros como Aquiles o Alejandro Magno. Y como la
sensibilidad artística es muy propia de la feminidad, hubieron
otros con un talento artístico tan asombroso como se dice de
Sandro Botticelli, Michelangelo Merisi da Caravaggio, Leonardo
da Vinci, Miguel Ángel Buonarotti, o grandes escritores como
Oscar Wilde, Marcel Proust, Federico García Lorca o Truman
Capote. Oscar Wilde tiene un estudio en donde leyendo las poesías
del gran dramaturgo William Shakespeare entre líneas con la
sutileza que solamente él podía tener, intenta demostrar que
DEFENDIENDO A THEMIS 446
supuestamente el Bardo de Avón era uno de los suyos.
En menor medida también hubieron científicos homosexuales
como Georg Joachim Rheticus, discípulo de Copérnico, o el icónico
caso —inclusive llevado al cine— de Alan Turing. Entre las
mujeres, dejando de lado a Safo de Lesbos, son menos conocidos los
casos históricos de lesbianismo, aun cuando seguramente los había,
ya que recuerdo haber leído azorado cuando niño algún cuento de
“Las Mil y Una Noches”, de dos princesas enamoradas entre sí.
Muchos homosexuales eran y son extremadamente inteligentes,
usualmente artistas, y varios de ellos con buenos contactos en
Hollywood, los periódicos y los medios de difusión cultural.
Y así la Revolución Comunista —una revolución única en todo
tiempo y lugar, que muta como un virus— se hizo “gay friendly”,
olvidando que el estalinismo y el comunismo chino veían esto como
signos de “decadencia burguesa”, tal como también había definido
Lenin esas conductas. Fidel Castro declaró alguna vez que “Nunca
hemos creído que un homosexual pueda personificar las
condiciones y requisitos de conducta que nos permita considerarlo
un verdadero revolucionario, un verdadero comunista”.
Hasta el comunismo cambió para mal a la homosexualidad, ya
que originariamente era una manifestación de individualidad. Su
himno empezaba diciendo “Yo soy lo que soy, mi creación y mi
destino”. Los antiguos homosexuales se sabían diferentes,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 447
trasgresores y se enorgullecían de eso. Oscar Wilde se vanagloriaba
de su inclinación como supuesto símbolo de modernidad, algo
totalmente diferente al “homosexualismo populista” actual que
niega que lo suyo sea una transgresión y trata de que sea visto
como una forma de ser natural, que pueda convertirlos en “grupos
discriminados”. Esto es, que si antes los homosexuales querían ser
una vanguardia diferente que no aceptaba la normalidad, ahora
buscan ser una retaguardia supuestamente normal pero no
aceptada. No buscan ser individuos diferentes y respetados sino
colectivos normales y discriminados. En el fondo su búsqueda de
naturalizar sus orientaciones es una forma de despreciarlas, de no
asumirlas como una individual e incontrovertible decisión propia,
sino como una supuesta consecuencia de fuerzas naturales a las que
no pudieron resistirse.
94.- La teoría queer como culminación de la confusión
Hablaremos muy someramente de la “teoría queer”. Ella va
más allá del feminismo, y ha dado lo que se llama “un golpe
maestro en los círculos académicos”. Según ellos, aun el feminismo
es reaccionario por cuanto incurre en la “trampa” de razonar en
términos binarios, es decir presuponiendo la existencia de dos
géneros estables. Hasta hablar de “trans-sexuales” implica aceptar
que quienes lo son están trasvasando su propia naturaleza. La
teoría queer cuestiona por ende lo que llama la “oposición binaria”.
DEFENDIENDO A THEMIS 448
Los teóricos queer argumentan que las “oposiciones binarias” son
categorizaciones que llevan implícitamente un término
privilegiado o primario, y otro que es simplemente su derivado
desviado. Por ejemplo, según ellos, hablar de “hombre” es primario,
y hablar de “mujer” es simplemente la negación de hombre. La
teoría queer señala que debemos “deconstruir” todas estas
“oposiciones binarias” sociales. Por ejemplo hombre/mujer,
heterosexual/homosexual, natural/ artificial, y por supuesto,
capitalismo/ comunismo y adultos/ niños.
Esto se lleva a cabo mediante el “queering”, que básicamente
consiste en una estrategia de transgredir los bordes de los conceptos
y categorías, hasta que cada categoría se torne esencialmente sin
significado e indistinguible de otra. Por ejemplo, si tomamos
“hombre” y lo redefinimos para no ser quien tiene los atributos
sexuales masculinos sino “quien se autoperciba como hombre”,
entonces ha operado el queering, se ha “queerificado” esa categoría
y ya no es distinguible de “mujer”. Todo dependerá de cómo se
sienta cada uno y no de sus atributos masculinos o femeninos.
Para esta teoría, la fuente de la opresión no es una clase de
personas que subordine a otra y la explote para obtener su labor y
recursos, sino que la opresión surge de la propia existencia de la
estructura social, del propio acto de etiquetar a los grupos de una
forma binaria, lo que es considerado restrictivo y opresivo y hace
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 449
que supuestamente la gente no pueda expresar sus verdaderos “yo”.
La naturalidad —considerar que los hombres son hombres y las
mujeres, mujeres— es denominado “binarismo de género”, referido
también como “dualismo de género”. En contraposición al modelo
normal en que “sexo”, “género” y “sexualidad” van asociados
como accidentes naturalmente unidos, esta postura considera que
se debe aceptar cualquier matiz intermedio aunque no encaje en
aquéllos. Por eso busca instaurar cada vez más categorías
adicionales que definan a las personas sin “suposiciones previas”.
Un abogado tailandés, Vitit Muntarbhorn, Defensor Global LGBT
de las Naciones Unidas, expone que a su criterio hay “ciento doce”
supuestos “géneros” diferentes. Y con esta teoría, las personas
pueden cambiar sus supuestos géneros cada día.
Por supuesto, también la pedofilia queda convalidada dentro de
esta teoría como forma de terminar con la “oposición binaria”. Ya
ensalzada esa inclinación contra la inocencia infantil por feministas
como Simone de Beauvoir, la pedofilia fue también la acusación
que hiciera Guy Sorman a Michel Foucault, reclamándole haber
abusado sexualmente de niños de entre 8 y 10 años en la década del
60 mientras vivía en Túnez. Una autora norteamericana, Kathryn
Bond Stockton escribió un libro, “El niño Queer o crecer
oblicuamente en el vigésimo siglo”, sosteniendo que en razón de su
supuesta falta de identidad sexual definida —postura que implica
DEFENDIENDO A THEMIS 450
una contrafáctica petición de principios— detrás de todo niño se
esconde un queer “agredido” por una sociedad que supuestamente
en su beneficio le pretende “enseñar” a actuar conforme a una
identidad predeterminada socialmente. Así, pasar sobre lo padres y
enseñarle a los niños la posibilidad de ser homosexuales pasa a ser
una “liberación” y no una inadmisible intromisión estatal.
Para tornar más peligroso este movimiento en su variante
pedofílica, muchas veces el “queer” se disfraza de formas exóticas o
payasescas para ser asimilado en la mentalidad infantil con estas
personas de cuyas torpezas ellos ríen junto con sus padres ¿Cómo
desconfiar de esos estrambóticos hombres o mujeres que quizá los
sientan en sus rodillas y les sonríen amistosamente con sus pelucas
anaranjadas y blancas pinturas en la cara, si son tan parecidos a los
queridos payasos de McDonald o a los fantásticos seres
multicolores de que solamente pueden ver desde lejos en los circos o
los cinematógrafos, y apenas un poco más cerca en los cumpleaños
infantiles organizados por madres de familias bien constituidas?
Dicho sea de paso, Disney busca ser el centro vacacional del Nuevo
Orden Mundial y posiblemente por eso sus personajes son cada vez
menos inocentes y definidos. Pero eso es otra historia.
Es una nueva vuelta de tuerca al feminismo, que permite que
hombres disfrazados de mujer ganen concursos de belleza
femeninos aplaudidos por mujeres desplazadas —eso ocurrió en
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 451
Tarragona, España en 2.018— o que hombres con músculos
similares a los del Increíble Hulk muelan a palos a mujeres, como
en el sonado caso de Fallon Fox, solamente porque antes de subir al
ring se pusieron una peluca con el pelo largo usualmente de un
color antinatural, con el aplauso de los más “progresistas”. Esto ha
producido por lógica reacción el nacimiento de un sector feminista
un poco más razonable, contrario a la competencia directa de
mujeres con transexuales, que se llaman “transexcluyentes”.
El largo brazo de la tenaza constituido por el asedio a la familia
y sus roles tradicionales, a la idea de feminidad, y a algunos de los
más preciados tesoros de la Cristiandad —pudor inocencia de los
niños, derecho de los padres a definir su educación—, para llegar a
la despersonalización del individuo en lo que Engels llamaba “la
horda”, meros engranajes estatales desprovistos de una identidad
familiar y sexual definida, queda así debidamente presentado en
sus rasgos más básicos. Vamos a otro brazo de la tenaza: La droga.
95.- La proliferación de la droga como agresión marxista
Mi hijo Marquitos fue según mis investigaciones, asesinado
como consecuencia de una estúpida confusión de narcopolicías
sicarios que armaron una emboscada mortal destinada a
narcotraficantes por problemas relativos a un botín, así que este
tema es altamente sensible para mí. No entraré empero en la
discusión sobre las bondades o peligros de la liberalización del
DEFENDIENDO A THEMIS 452
tráfico de drogas, bastando con destacar que tanto quienes la
apoyan como quienes la rechazan coinciden en que la droga se
trata de un flagelo a combatir. Y desde ya anticipo que también es
un flagelo promovido deliberadamente desde el bando comunista.
Debe recordarse que en “Un mundo feliz”, Aldous Huxley
cuenta que los gobernantes mantenían a la totalidad de la
población estupidizada (no por nada se dice también “opificada”
en referencia a una droga) con una sustancia denominada “soma”,
para que no entendieran que eran parte de un sistema en donde no
se aceptaba la individualidad. Igualmente en “Farenheit 451” Ray
Bradbury describe a Linda como una drogadicta compulsiva.
Claramente la droga es un medio de manipulación social. No es
de extrañar entonces que los países comunistas fueran en
reiteradas ocasiones acusados de narcotráfico por las más
prestigiosas agencias de inteligencia en Occidente. Los funcionarios
de los distintos organismos estadounidenses de inteligencia militar
sospechaban desde los años mil novecientos cincuenta que existía
una conexión entre el aumento del tráfico de drogas y la Unión
Soviética. Y en 1.974, A. H. Stanton Candlin publicó la obra
“Guerra psicoquímica: La ofensiva de China Comunista contra
Occidente” (“Psycho-chemical Warfare: The Chinese Communist
Drug Offensive Against the West”), mencionando a diversos
funcionarios del gobierno chino que luego de obtener asilo político
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 453
denunciaron la red de narcotráfico estatal en China. Uno de ellos
describió una presunta reunión secreta del gobierno chino en 1.952
en la que se habría discutido la agenda de drogas para los siguientes
20 años. En esta reunión se tomaron decisiones para estandarizar
los grados de narcóticos, fijar regulaciones, establecer precios
diseñados para alentar el mercadeo agresivo; enviar representantes
de ventas, expandir la investigación y la producción de droga, así
como reorganizar las responsabilidades administrativas.
Supuestamente —y coincide con los otros nombres dados
anteriormente—, la información pudo ser confirmada con datos
suministrados por agentes de inteligencia soviéticos y
checoslovacos.
En su obra “Cocaína Roja, la drogadicción de América”, Clyde
Taylor, de la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos,
efectúa directas acusaciones de narcotráfico contra Rusia y China,
y Ray Cline, ex director de la CIA, dijo observar entre los años mil
novecientos cincuenta y sesenta afianzarse los vínculos entre
grupos políticos revolucionarios marxista-leninistas,
narcotraficantes que buscaban la protección que los grupos
revolucionarios, y traficantes de armas que operaban como
proveedores de armamento de los otros dos.
Expone Clyde Taylor en el libro mencionado que en 1.985
existían evidencias de que los Estados Comunistas habían
DEFENDIENDO A THEMIS 454
facilitado las actividades de grupos narcotraficantes, y que los
reportes de inteligencia señalaban que los cubanos recibieron,
desde Moscú, la orden de infiltrar con drogas a Estados Unidos y
Latinoamérica. Concordantemente, Jan Šejna, General de la
Armada de Checoeslovaquia exiliado en Occidente, escribió junto
con Joseph Douglass —uno de los grandes asesores de seguridad
nacional en Estados Unidos y ex Director adjunto de la CIA— un
libro denominado “Decisiones tomadas en países comunistas. Una
vista desde adentro” (“Decision-Making in Communist Countries:
An Inside View”). Dice este libro que “…la estrategia soviética
actual relacionada con el narcotráfico, el terrorismo y el crimen
organizado tuvo sus orígenes alrededor de 1.955, cuando Kruschev
se propuso modernizar la subversión soviética y poner de nuevo en
marcha el movimiento comunista mundial tras la muerte de
Stalin”.
Tampoco fue ajeno China a todo esto, según lo dicho por varios
agentes de inteligencia en el exilio que colaboraron con la prensa
británica. Más aún, según los datos de varias agencias tales como la
de Inteligencia de Japón, la Oficina de Narcóticos de Estados
Unidos, la Inteligencia de la Armada de Estados Unidos y la
CIA… el narcotráfico en China era una actividad “oficial”, es decir
que el gobierno usaba la estructura estatal para invadir Occidente
con drogas. Chou En Lai, ex primer ministro de China, fue
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 455
relacionado con la presunta red estatal de narcotráfico en China y
se le atribuyó la siguiente frase, refiriéndose a las drogas y
estupefacientes: “A los capitalistas hay que desarmarlos con las
cosas que les gusta probar”.
De acuerdo a Douglass, la producción y distribución de drogas
era una fuente valiosa de ingresos nacionales y una poderosa arma
de subversión para el gobierno chino. El narcotráfico en China
obedecía a tres objetivos básicos de su política exterior: Financiar
actividades subversivas en el extranjero, corromper y debilitar a la
gente del mundo libre, y finalmente destruir la moral de los
militares estadounidenses que entonces combatían en el sudeste
asiático. Esto había sido dicho veinte años antes por el
Comisionado de Narcóticos de los Estados Unidos, Harry
Anslinger; según estos analistas, la operación subversiva china
debía ser considerada una forma de guerra química clandestina en
contra de Occidente.
En Latinoamérica Panamá, Colombia, México, Cuba, y
Venezuela tienen o tuvieron gobiernos que buscaban convertirlos
en “narcoestados”. En los años sesenta, los servicios de inteligencia
occidentales señalaron que Fidel Castro había declarado que “las
drogas serán un arma decisiva en la lucha contra las democracias
de Occidente”. En el año 2.000, un informe de uno de los centros de
información del Departamento del Estado estadounidense señaló
DEFENDIENDO A THEMIS 456
que México estaba “en camino a convertirse en un narcoestado en
sentido pleno”, a la vez que calificó a Colombia de “narcoestado
incipiente”. El caso de Panamá es realmente interesante, puesto
que Noriega ha sido el único ex-presidente latinoamericano que ha
sido acusado, de manera directa y formal, por sus nexos con el
narcotráfico.
El caso de Fidel Castro es paradigmático. Según Douglass en su
libro mencionado: “Como centro revolucionario soviético en el
Caribe, Cuba es el centro operativo para el narcotráfico y la
capacitación de terroristas revolucionarios… Cuba proporciona un
refugio seguro para los narcotraficantes de América Latina con
destino a los Estados Unidos”. Y según un informe de inteligencia
fechado en julio de 1.961, rumores en la comunidad de exiliados
cubanos en Florida indicaban que un narcotraficante apellidado
Santos era la vía de Castro para distribuir las drogas en los Estados
Unidos; ya en 1.964, los informes comienzan a sugerir que la
participación de Castro en el negocio del narcotráfico era directa.
El 22 de noviembre de 1.982, catorce funcionarios cubanos
—cuatro de ellos parte del gobierno cubano— fueron acusados de
narcotráfico por un juez federal en Estados Unidos. Dos de estos
funcionarios eran además importantes miembros del Comité
Central del Partido Comunista de Cuba..
En Venezuela, la justicia norteamericana inculpó al presidente
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 457
comunista Nicolás Maduro de narcoterrorista y hasta hoy ofrece 15
millones de dólares de recompensa, y es de público conocimiento la
detención de los sobrinos del presidente comunista Nicolás Maduro,
quienes fueron condenados a 18 años de prisión. En la Argentina
semi comunista de los Kirchner aliada a Venezuela, al juzgarse el
homicidio de tres farmacéuticos involucrados en narcotráfico,
Martín Lanatta, sicario que confesó su autoría material de las tres
muertes, dijo que habían sido ordenados por el ex jefe de Gabinete
de Ministros argentino, Aníbal Fernández. Mafia pura y dura.
96.- La infiltración de la Iglesia como agresión marxista
La guerra psicológica comunista también llegó a la Iglesia. El
comunismo busca el establecimiento de una correlación entre sus
intereses y sus voluntarios o inclusive involuntarios gestores
extranjeros. Lenin acuñó la palabra “desinformación”, una
“información intencionalmente proporcionada al servicio de
ciertos fines”, táctica que en realidad eso se remonta a las
enseñanzas de Sun Tzu, estratega chino que vivió en la segunda
mitad del siglo sexto antes de Cristo, autor de “El arte de la
Guerra” que explica que le mejor pelea consiste en vencer la
resistencia del enemigo sin tener que enfrentarse directamente con
él en un campo de batalla.
Con Lenin la propaganda disimulada y abierta y la
desinformación fueron institucionalizadas y regularizados como
DEFENDIENDO A THEMIS 458
una práctica operacional en la URSS. En reiteradas ocasiones,
Lenin manifestó a sus seguidores la necesidad de infiltrarse en la
organización social de los países occidentales, para promover la
revolución proletaria mundial y fomentar la hegemonía de la
URSS en todo el mundo: “Nosotros debemos asumir la tarea de
organizar la lucha política, bajo la dirección de nuestro partido, en
forma tan múltiple que todos los sectores de oposición puedan
prestar, y presten de verdad, a esta lucha y a este partido la ayuda
que puedan. Nosotros debemos hacer de los militantes
socialdemócratas dedicados a la labor práctica líderes políticos que
sepan dirigir todas las manifestaciones de esta lucha múltiple, que
sepan, en el momento necesario, “dictar un programa positivo de
acción” a los estudiantes en efervescencia, a los descontentos de los
zemstvos, a los miembros indignados de las sectas religiosas, a los
maestros nacionales lesionados en sus intereses”, dice en su libro
“¿Qué hacer?”.
Por eso también la Iglesia Católica ha sido objeto de tentativas
de infiltración y captación por parte del comunismo. Decir eso no
me convierte en un “maccarthista conspiranoico”, ya que es lo que
surge del contenido de los archivos de los Servicios Secretos del
extinto bloque soviético. Sigo en esto al historiador católico
Roberto De Mattei, autor de varios libros sobre el tema, y en
particular de “El Concilio Vaticano II. Una historia no escrita”.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 459
Ese Concilio Vaticano fue convocado en una época atípica. Era
la década de 1.960, gobernada toda la humanidad por gente
supuestamente buena, amable, simpática y que, cada cual por su
lado, buscaba lo mejor para la Humanidad. Por un lado Juan
XXIII, el “Papa bueno”, por el otro John Kennedy, católico y
héroe de la Segunda Guerra Mundial, cuya epopeya como
comandante de la naufragada Lancha Patrullera PT109 embestida
por un buque japonés, fue objeto de una película, y finalmente
Nikita Kruschev, el comunista de rostro humano... Pero mientras
los comunistas soviéticos ponían su mejor sonrisa, en 1.961
levantaban el muro de Berlín y en 1.962 instalaban misiles en Cuba
mientras China proveía de armas a Vietnam. En ese marco se
inauguró el Concilio Vaticano II en Octubre de 1.962.
Con la apertura de los archivos de los Servicios Secretos de los
países del otro lado de la Cortina de Hierro, en este caso de Moscú,
se conoció que en agosto del 62, en la ciudad francesa de Metz, se
había llegado a un acuerdo secreto entre el cardenal Tisserant,
representante del Vaticano, y el nuevo arzobispo ortodoxo de
Yaroslav, monseñor Nicodemo, y que éste era un agente del KGB.
Aquí se comprometieron a no hablar del comunismo en el Concilio
a realizarse dos meses después, a cambio de que el Kremlin
autorizara la participación de observadores del Patriarcado de
Moscú en el Concilio Vaticano II. Esto lo menciona también Jean
DEFENDIENDO A THEMIS 460
Madiran en su publicación “El acuerdo de Metz”, publicado en la
revista Il Borghese en 2.011, y lo destaca Roberto De Mattei
agregando que un apunte de mano de Pablo VI, conservado en el
Archivo Secreto Vaticano, confirma la existencia de este acuerdo.
Conceptos coincidentes publica George Weigel en su biografía
de Juan Pablo II, “El Final y el Principio”, para escribir la cual el
autor consultó los archivos del KGB, del Sluzba Bezpieczenstewa
(SB), Servicio Secreto polaco y de la Stasi de Alemania del Este,
extrayendo documentos que confirman cómo los gobiernos
comunistas y los servicios secretos de los países orientales
estuvieron durante el Concilio Vaticano II infiltrados en las más
altas jerarquías católicas.
Según él, en los años del Concilio y del postconcilio, el Colegio
Húngaro se convirtió en una filial de los servicios secretos de
Budapest. Todos los rectores del Colegio, desde 1.965 a 1.987,
escribe Weigel, debían ser agentes adiestrados y capaces, con
competencia en las operaciones de desinformación y en la
instalación de micrófonos espías.
A su turno la Sluzba Bezpieczenstwa trató incluso de falsificar
las discusiones del Concilio sobre puntos de la teología católica,
como el papel de María en la historia de la salvación, y en tal
sentido el director del IV Departamento, coronel Stanislaw
Morawski, trabajó con una docena de colaboradores expertos en
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 461
mariología preparando una memoria para los obispos del Concilio,
criticando la concepción “maximalista” de la Bienaventurada
Virgen María que tenían el cardenal Wyszynski y otros prelados.
La constitución Gaudium et Spes, último documento
promulgado por el Concilio Vaticano II, llamaba al diálogo con el
mundo moderno, dando como un hecho que la destrucción de la
Cristiandad por el protestantismo, la Revolución francesa y el
marxismo era irreversible, y que “La negación de Dios o de la
religión no constituye, como en épocas pasadas, un hecho insólito e
individual; hoy día, en efecto, se presenta no rara vez como
exigencia del progreso científico y de un cierto humanismo nuevo”.
97.- El atentado a Juan Pablo II como agresión marxista
Años más tarde fue ungido como Papa el polaco Karol Wojtyla,
Juan Pablo II, primer Papa no italiano en siglos, y que además
venía de un país de atrás de la Cortina de Hierro, Polonia. El
protagonismo anticomunista y liderazgo de este Papa, su visita a
Polonia en 1.979 como el primer Papa que visitaba un país del
bloque soviético y la ola de anticomunismo que desató, llamaron la
atención del SB polaco y del KGB de Moscú. En Abril de 1.981 un
solitario terrorista turco, Ali Agca, efectuó cuatro disparos contra
el Papa, que milagrosamente sobrevivió pese a todo.
Años después Juan Pablo II se entrevistó con su agresor y lo
perdonó, y finalmente éste se convirtió al catolicismo, pero eso es
DEFENDIENDO A THEMIS 462
otra historia. Hasta el día de hoy se sigue especulando sobre los
motivos de Agca para cometer ese atentado. Está claro es que él
fue quien disparó el gatillo pero nunca aclaró por qué lo hizo, y a lo
largo de los años hizo declaraciones poco comprensibles y
contradictorias respecto a sus motivos para cometer el delito.
Durante mucho tiempo dijo haber actuado en soledad.
Más adelante salieron a luz sus conexiones con el servicio secreto
búlgaro. Ahora la hipótesis más probable que se maneja es que el
KGB había encargado al servicio secreto búlgaro que asesinara a
Juan Pablo II. Ésa fue la conclusión del senador italiano Paolo
Guzzanti, presidente de la Comisión creada en Italia para
esclarecer el atentado. Él dijo que no se debía hablar de una
“huella búlgara” en el crimen, sino de una “huella soviética roja”.
También es la afirmación rotunda de un antiguo oficial del KGB,
Oleg Gordievski, de quien ya hablé anteriormente.
Y desde su maligno punto de vista, los muy probables autores
intelectuales de ese atentado tenían razón: En septiembre de 1.981,
en un contexto de crisis económica, se celebraba en los astilleros de
Gdansk el primer congreso del sindicato Solidaridad de Lech
Walesa, quien poco después recibiera el premio Nobel de la Paz en
1.983, comenzando el “efecto dominó” que concluyó en la caída del
Muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética como tal.
Mijail Gorbachov, que encarnó las reformas de la perestroika
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 463
(reestructuración) y la glasnost (transparencia), llegó a reconocer
públicamente que la intervención de Juan Pablo II fue decisiva en
los acontecimientos que culminaron en 1.989 con el derribo del
muro de Berlín y con el posterior sistema comunista en Europa,
que ningún centro de análisis occidental había predicho, y hoy está
fuera de discusión que los viajes del Papa a Polonia fueron el
comienzo del “efecto dominó”, ya que si bien la perestroika
intentaba conservar el sistema soviético, la occidentalización de
Polonia contagió a las demás naciones y repúblicas del entorno,
precipitando la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas.
98.- Tergiversación de la religión como agresión marxista
En Sudamérica circula hoy sin problemas la llamada “Biblia
Latinoamericana”, originalmente publicada en Chile en la época de
su presidente comunista Salvador Allende. Ahora está muy
suavizada y vaciada de su contenido casi subversivo original, por
lo que pocos recuerdan que la revista “Gente y la Actualidad”,
entonces la de mayor circulación de Argentina, publicó el 26 de
agosto de 1.976 una nota titulada “Esto salió en una Biblia”. Para
entonces, esa Biblia llevaba diez ediciones y 800.000 mil ejemplares
distribuidos en América Latina y en España. La revista
denunciaba las “fotografías intencionadas”, “la poción de veneno”
y el “burdo muestrario marxista” que trasmitía la “Biblia
DEFENDIENDO A THEMIS 464
Latinoamericana”, y la describía diciendo que los editores
buscaban que el libro sagrado fuese leído “únicamente como una
guerra entre ricos y pobres, como un camino hacia la subversión y
la metralla. Como una grotesca opción entre La Habana y Nueva
York”. El 5 de septiembre de ese mismo año el diario La Razón se
hizo eco y reprodujo en el lugar más destacado de su tapa las
primeras declaraciones públicas sobre la “Biblia Latinoamericana”
emitidas por un miembro del clero, el obispo de San Juan,
monseñor Idelfonso María Sansierra, quien la calificó de “satánica,
sacrílega y mortal”. La Razón advertía sobre su bajo precio, su
amplia red de lugares de venta que incluía quiscos callejeros, y el
formato de la edición que la convertían en un libro de bolsillo.
Como destacaban los diarios y revistas, en su origen el texto
bíblico estaba acompañado de numerosas fotografías. Ante estas
imágenes, monseñor Octavio Derisi (fundador de la Universidad
Católica Argentina) expresaba: “Salta a la vista que las fotografías
que se han insertado están en una línea política izquierdizante.
Basta señalar la que reproduce un acto comunista, con la hoz y el
martillo”. En las fotografías, aparecían actos de protesta
comunista, una imagen de Lenin, otra de un guerrillero con
bandera y ametralladora, entre otros. Por supuesto, aparecían
fotos de Estados Unidos en todo su esplendor refiriéndose a él como
la “Babilonia” bíblica o “el gran Satán”. La tipografía era atípica,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 465
ya que usaba distintos tipos para destacar fragmentos del texto
bíblico. Para monseñor Sansierra, “La intención aviesa y sacrílega
queda de manifiesto en los caracteres tipográficos diferentes, de
modo que los pasajes que equivocadamente pueden ser
interpretados para la revolución, son los más legibles”.
¿Qué había pasado? Ya narré cómo el ex espía Yuri
Alexandrovich Bezmenov hace unos cuarenta o cincuenta años
contaba que el KGB había armado un sistema tendiente a la
destrucción de creencias religiosas, institución familiar, sistemas
educativos, políticos y económicos, autoridades, paz social, etc.
Era muy difícil que dentro de la Guerra Fría el Cristianismo no
fuera también objeto de infiltraciones. Eso lo atestiguó también el
general rumano Ion Mihai Pacepa, ex jefe del espionaje de la
Rumanía de Cauecescu durante la década de los sesenta y setenta,
cuando desertó y se marchó a Estados Unidos convirtiéndose en el
oficial comunista de más alto rango que huyó del bloque soviético a
Occidente durante la Guerra Fría.
Él relataba que la Teología de la Liberación fue obra de un jefe
del servicio de inteligencia en el extranjero de la URSS llamado
Aleksandr Sakharovsky, hombre de confianza de Nikita Kruschev.
Pacepa aseguraba que aprendió de la implicación que tuvo el KGB
con la Teología de la Liberación del general soviético. Explicó que
durante esos años la inteligencia soviética tuvo fuerte inclinación
DEFENDIENDO A THEMIS 466
por armar “movimientos de liberación” dando a entender una
opresión extranjera que utilizaba para sí a grupos privilegiados
locales. De ahí que creara grupos tales como el Ejército de
Liberación Nacional de Colombia, el de Bolivia o incluso la
Organización para la Liberación de Palestina de Arafat.
Para el general soviético, los mencionados “…son solo unos de
los pocos movimientos de “liberación” nacidos en Lubyanka (los
cuarteles del KGB)”. De ese contexto enrarecido, años después
emergió el actual Papa Francisco, compatriota argentino tan poco
convencional que parece dos diferentes, uno cuando dice sus bellas
homilías que seguí deleitado durante la cuarentena mundial del
año 2.020, y otro cuando toma actitudes o hace insólitos
comentarios claramente de izquierda, un Papa con fuertes lazos
con algunas versiones del populismo mundial, que con sus dichos,
diametralmente opuestos en materia política a los de sus dos
predecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI, genera una
impresión —totalmente coyuntural— de que existiría alguna
férrea oposición de la Iglesia en cuanto tal con el mercado libre o
peor aún, con la Cristiandad del propio Occidente que creó.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 467
XI.— EL ATAQUE A LA ECONOMÍA
99.- La Cristiandad como sistema de Estados limitados
Es de destacar que una de las características de la Cristiandad,
que fue apagándose luego de la Revolución Francesa y del divorcio
de Iglesia y liberalismo antes relatado, fueron los bajísimos
impuestos.
Dice Hans-Herman Hoppe en su libro “Democracia, el dios que
fracasó”, que “… a lo largo de la era monárquica, al menos hasta la
segunda mitad del siglo XIX, período que representa el punto de
inflexión histórica del proceso (antimonárquico) de la
democratización, iniciado por la Revolución francesa y concluido
por la I Guerra Mundial, la carga fiscal casi nunca excedió del 5%
del producto nacional. Desde entonces ha aumentado
permanentemente. En la Europa occidental de la primera
postguerra se colocó entre el 15 y el 20% del producto nacional,
suponiendo un incremento cercano al 50%. Tampoco el empleo
público, salvo raras excepciones, fue más allá del 2% de la fuerza
del trabajo en toda la época monárquica. Desde entonces no ha
dejado de crecer, manteniéndose actualmente entre el 15 y el 20%”.
Puede verse que, llámeselo como se lo quiera llamar, la intensidad
de la presión tributaria del sistema de la Cristiandad y el
liberalismo clásico que derivó de ella, serían la envidia de cualquier
DEFENDIENDO A THEMIS 468
movimiento “anarcocapitalista” actual.
En otros párrafos, recalca Hoppe que “El declive del liberalismo
clásico comenzó hace más de cien años. Desde la segunda mitad del
siglo XIX, la vida pública, tanto en los Estados Unidos como en la
Europa occidental, ha estado determinada de manera creciente por
las ideas socialistas. De hecho, el siglo XX puede muy bien
definirse como el siglo socialista par excellence: ¡Del comunismo,
del fascismo, del nacionalsocialismo y de la socialdemocracia, el
más persistente de todos los socialismos, que incluye a los
“liberales” y neoconservadores norteamericanos!”.
Las políticas menos utilizadas en general por los países del orbe
son las que usan los países más prósperos del mundo, que
indefectible y matemáticamente coinciden con los que los Índices
de Libertad Económica señalan como los más libres: “Laissez faire
et laissez passer, le monde va de lui même” sigue siendo la fórmula
insuperable para la prosperidad.
100.- Políticas confluyentes hacia el comunismo
Además de la destrucción de su sociedad, otro brazo de la tenaza
del ataque a la Cristiandad es la destrucción de su economía a
través de las interesadamente equivocadas teorías económicas del
comunismo, del socialismo, del populismo, del keynesianismo... y
hasta del mal llamado “neoliberalismo”. A ellas, al socialismo
nacional mal etiquetado como de derecha, y aun al monetarismo
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 469
como supuesta política tecno-liberal, me referiré seguidamente.
En realidad, todas las políticas que no sean liberales clásicas,
incluyendo por cierto a muchas políticas liberprogres con
burocráticos organismos tendientes a enseñar, practicar, difundir,
defender y expandir el Credo del Nuevo Orden Mundial
—incluyendo por cierto el “aborto legal, seguro y gratuito” del que
ya se habló—, parten de un denominador común: Que el Estado
tiene que sacar algo a alguien para darlo en forma directa o
indirecta a algún otro. Cuando ese “algo” que se saca a sus
propietarios supera lo necesario para el buen y austero
funcionamiento del Estado, resulta un despojo, y siendo así, que el
despojo sea efectuado por violencia o democráticamente, mediante
confiscación o por emisión, para entregarlo al pueblo o a unos
pocos, invocando la tradición o la compasión, en estados belicistas
o pacifistas, terminan siendo desde el punto de vista del afectado,
detalles prácticamente intrascendentales.
En su ensayo sobre “El Estado”, dice Federico Bastiat, otro
autor liberal clásico: “¿Adónde nos conducirá la ilusión de que el
Estado es un personaje poseedor de una fortuna inagotable e
independiente de la nuestra? Al pueblo se le hace creer que, si hasta
un punto ha llevado la peor parte de la carga, la República tiene
medios para lograr que, si aquélla se acrecienta, su peso acabará
recayendo en los ricos. ¡Funesta ilusión! No puede evitarse que, a la
DEFENDIENDO A THEMIS 470
postre, se reparta el peso entre todos, incluidos los pobres. Creo que
entramos en una senda en que, con formas muy suaves, muy sutiles,
muy ingeniosas y adornadas con los bonitos nombres de
“solidaridad” y “fraternidad”, la expoliación va a alcanzar un
desarrollo cuyas proporciones pueden ser incalculables. El Estado
no puede dar a sus ciudadanos más de lo que previamente les haya
quitado. Los únicos efectos de este intermediario son, en primer
lugar, un gran desperdicio de energías y, después, la completa
destrucción de la “equivalencia de los servicios”, porque cada cual
procurará entregar lo menos que pueda a las arcas del Estado y
sacar de ellas lo más posible, con lo cual el Tesoro público será un
mero objeto de pillaje. ¿No vemos ya hoy día algo de eso? ¿Qué
sector social no solicita los favores del Estado? Dejando aparte la
innumerable especie de sus propios agentes, la agricultura, la
industria, el comercio, las artes, los teatros, las colonias, la
navegación, lo esperan todo de él”…
“El Estado tiene dos manos, una para recibir y otra para dar;
dicho de otro modo, la mano fuerte y la mano suave. La actividad
de la segunda está necesariamente subordinada a la actividad de la
primera. En rigor, el Estado puede tomar y no dar, lo cual se
produce y explica por la naturaleza porosa y absorbente de sus
manos, que retienen siempre una parte y algunas veces la totalidad
de lo que tocan. Pero lo que nunca se ha visto, lo que jamás se verá
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 471
y ni siquiera puede concebirse, es que el Estado dé al público más
de lo que de él recibe Así, dos esperanzas en la gente y dos
promesas en el gobierno: muchos beneficios y ningún impuesto.
Esperanzas y promesas que, al ser contradictorias, jamás se
realizan… (El Estado) choca siempre con la contradicción: si
quiere ser filántropo, no tiene más remedio que forzar la fiscalidad;
si renuncia a la fiscalidad, tiene que renunciar también a la
filantropía. Estas dos promesas se contrarrestan entre sí siempre y
necesariamente. Usar el crédito, es decir, devorar el porvenir, es
ciertamente un medio actual de conciliarlos; se intenta hacer un
poco de bien en el presente a expensas de mucho mal en el futuro”.
Esta proliferación de recetas socialistoides es entonces el otro
brazo de la tenaza que pese a sus retrocesos aparentes (el fin de la
Segunda Guerra Mundial, la caída del Muro de Berlín, la supuesta
adopción por China de un sistema semi “capitalista”), en los hechos
va aumentando continuamente su presión. Por eso en este capítulo
se hablará de ese otro brazo de la tenaza del asedio a la Cristiandad,
que es la destrucción de su economía realizada a través de varios
disfraces cuyo punto en común es suponer que nadie tiene un
derecho de propiedad y que todo en definitiva pertenece al Estado:
Keynesianismo, nazismo, fascismo, socialismo, populismo, el
inexistente neoliberalismo y el monetarismo, todos caminos hacia
la miseria, y por ende hacia el marxismo como supuesta solución
DEFENDIENDO A THEMIS 472
alternativa, cuando este último constituye la causa, la promotora
embozada de las demás, y la peor solución posible a los problemas
generados por sus diferentes máscaras y hasta por sus
desprevenidos aliados circunstanciales.
101.- El comunismo como camino hacia las hambrunas
Casi la primera “conquista” del comunismo es el hambre. No el
hambre que conocemos en Occidente cuando alguien hace “ayuno
intermitente” para mejorar su aspecto físico. Hambre de verdad,
de notar que el propio cuerpo, ante la falta de nutrientes, se
empieza a alimentar de sí mismo reduciendo piernas, brazos,
hombros y pecho a su mínima expresión, y convirtiendo las
macilentas faces de las personas sometidas a estos regímenes en las
de verdaderos muertos vivientes.
Mientras se escribe estas líneas, pasan ese tipo de hambre 11
millones de personas —6,5 millones niños— en el Cuerno de África.
Los periodistas de todo el mundo, en lugar de darles una hogaza de
pan, sacan fotografías de estos trágicos ángeles negros, a veces
acechados por buitres u otras aves carroñeras para solaz de los
fotógrafos “progresistas”. Olvidan seguramente que los gobiernos
de esos países son indefectiblemente comunistas. Etiopía, Eritrea y
Somalia son comunistas. Hailé Mariam Mengistu llegó a la
presidencia de la República Democrática Popular de Etiopía en
1.987 y aliado a la Unión Soviética, instauró un régimen brutal y
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 473
autoritario conocido como el Terror rojo. Seguía al frente del país
cuando se desató la hambruna que mataría a más de un millón de
personas entre 1.984 y 1.985. Los experimentos colectivistas que
llevaba años realizando fueron los responsables de aquel desastre.
En 1.991 le tocó el turno a Somalia. La caída del dictador Siad
Barre empujó al país a la guerra civil. La estrategia de “tierra
quemada” de los clanes fue la que empezó a provocar el hambre
que mataría a unas 200 mil personas. Otros países en los
alrededores del Cuerno de África, incluidos Yibuti, Sudán, Sudán
del Sur y partes de Uganda, fueron también afectados por la crisis.
Búsquese la tendencia política de esos países y se tendrá la
explicación. Ésta es la hambruna actual más conocida. Pero hay en
la historia muchas otras anteriores que fueron también
responsabilidad indudable del comunismo.
La Unión Soviética dio el primer ejemplo. La hambruna de
1.921-22, que derivó de la interrupción de la producción agrícola,
que comenzó durante la Primera Guerra Mundial y siguió por las
perturbaciones de la Revolución rusa de 1.917 y la Guerra Civil
Rusa, fue potenciada por las sequías intermitentes de Rusia en
1.921 y que agravaron la situación hasta el nivel de catástrofe
nacional. Algunas fuentes estiman las víctimas en un millón de
muertos. Por su parte, el Holodomor, también llamado Genocidio
ucraniano u Holocausto ucraniano, es el nombre atribuido a la
DEFENDIENDO A THEMIS 474
hambruna que asoló el territorio de la República Socialista
Soviética de Ucrania como consecuencia de la política de
colectivización de la URSS durante los años de 1.932-1.933, en la
cual habrían muerto de hambre unos diez millones de personas,
afectando para peor a las mayores áreas productoras de grano de la
URSS, en particular las entonces repúblicas socialistas soviéticas
de Ucrania y Kazajistán, así como el Cáucaso Norte y la región del
río Volga, el sur de los Urales y Siberia Occidental. La Enciclopedia
Británica estima que de seis a ocho millones de personas murieron
debido a ella.
Otra de las peores catástrofes humanitarias que se recuerdan en
el continente asiático fue la gran hambruna de China de
1.958-1.961, durante el periodo denominado por el maoísmo con el
engañoso nombre de “Gran Salto Adelante”. Según las
estadísticas oficiales provocó 15 millones de muertos. Las
estimaciones no oficiales varían, pero son bastante más altas. Yang
Jisheng, reportero de la Xinhua News Agency que pasó más de
diez años reuniendo información, efectuó la estimación de 36
millones de vidas.
Tras unas inundaciones de 1.995 y 1.996, Corea del Norte cayó
en una similar espiral de pobreza: En 1.997, según un estudio de la
Unicef, más de ochocientos mil niños sufrían de severa desnutrición
y al menos cien mil estaban en peligro de morir. En 2.001, el propio
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 475
gobierno de Pionyang había admitido la muerte de cerca de
doscientos cincuenta mil personas por inanición, aunque según la
CNN, las cifras podrían haber alcanzado los dos millones, lo que
representaría al 10% de la población total.
La explicación de estos fracasos es sencilla. Solamente un
citadino poco advertido puede pensar que la fertilidad de la tierra
está divorciada del capital monetario y humano de quienes la
hacen productiva. Ni la explotación de tierra ni ninguna empresa
se sustentan si se persigue a los productores. Si no se invierte
tiempo y dinero aunque más no sea en poner espantapájaros, no
hay campo por feraz que sea que resista la desinversión. Las
malezas y plantas parásitas proliferan en libertad, y los pájaros,
cuadrúpedos e insectos devoran los pocos frutos alimenticios que
crecen de casualidad. Y lo primero que hace el comunismo es
fomentar la desinversión.
A esto se suma que aun cuando no ocurra eso de inmediato, la
Ley de Malthus comienza a funcionar indefectiblemente. Decía
Thomas Robert Malthus en su “Primer ensayo sobre la población”:
“…afirmo que la capacidad de crecimiento de la población es
infinitamente mayor que la capacidad de la tierra para producir
alimentos para el hombre. La Población, si no encuentra
obstáculos, aumenta en progresión geométrica. Los alimentos tan
sólo aumentan en progresión aritmética. Basta con poseer las más
DEFENDIENDO A THEMIS 476
elementales nociones de números para poder apreciar la inmensa
diferencia a favor de la primera de estas dos fuerzas”… “No veo
manera por la que el hombre pueda eludir el peso de esta ley, que
abarca y penetra toda la naturaleza animada. Ninguna pretendida
igualdad, ninguna reglamentación agraria, por radical que sea,
podrá eliminar, durante un siglo siquiera, la presión de esta ley,
que aparece, pues, como decididamente opuesta a la posible
existencia de una sociedad cuyos miembros puedan todos tener una
vida de reposo, felicidad y relativa holganza y no sientan ansiedad
ante la dificultad de proveerse de los medios de subsistencia que
necesitan ellos y sus familias”.
A lo largo del siglo XX la población se multiplicó
aproximadamente en cuatro veces, de un poco más de mil
quinientos millones de habitantes hasta aproximadamente siete
mil millones. El aumento poblacional del siglo XX, con los avances
de la medicina, la cirugía y la farmacología, los mejores remedios,
antibióticos y conocimientos nutricionales, recuerda a la conocida
historia del nenúfar que se desdobla cada día: admitamos que tarda
99 días en cubrir la mitad del estanque en que se desarrolla,
¿cuánto tiempo necesitará para cubrir la otra mitad?... ¡Un solo día!
Y peor aún, el nenúfar del acertijo se multiplica a un ritmo
constante (su “población” se duplica cada día). Y si la producción
económica no solamente no se acelera, sino que se estanca o
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 477
inclusive se torna negativa por falta de inversión, la hambruna
pasará a ser una consecuencia inevitable.
La economía de mercado moderna ha vencido al hambre. Pero
no porque la Ley de Malthus hubiera fallado o fuera falsa, sino
porque otros factores usualmente evitan que se vislumbrasen sus
efectos. Así como un planeador puede mantenerse volando
muchísimo tiempo —según el lugar, más de veinticuatro horas—
gracias a las corrientes térmicas ascendentes, sin que eso desmienta
la ley de la gravedad, las economías libres pueden subsistir y
prosperar gracias a las “corrientes térmicas ascendentes”
constituidas por las continuas inversiones de capital y trabajo, y
las continuas invenciones para hacer más y más productivas las
tierras, que evitan continuamente que la ley de Malthus actúe con
toda su fatídica carga de miseria. Sin embargo, es fácil advertir que
si de golpe acaban las corrientes térmicas, esto es, se frena el
crecimiento económico —lo que es una consecuencia fatal del
comunismo— y continúa el crecimiento vegetativo de la población,
la ley se cumplirá fatalmente, y el resultado será totalmente
previsible. La solución tramposa a esto sería cambiar el vuelo libre
de un planeador, por la farsa de un simulador de vuelo.
Y es esa la forma que usa el comunismo de subsistir, frenando el
crecimiento vegetativo de la población: aborto, eutanasia,
eugenesia, control de natalidad, prohibición de tener más de un
DEFENDIENDO A THEMIS 478
hijo, loas e incentivos a la ligadura de trompas y la vasectomía, etc.,
para intentar mantener una “economía de giro uniforme”,
conforme a la afortunada definición de Ludwig Von Mises, en
donde todo, desde el nacimiento hasta la muerte, estén planificados
por el Estado. Una ilusión de libertad para justificar la más
abyecta opresión por el Estado.
102.- El keynesianismo como socialismo encubierto
No podemos hacer una historia de las amenazas que soporta
Occidente sin referirnos a la economía y a Sir John Maynard
Keynes. Él debe ser, después de Marx, el autor de economía que
más influyó en la historia del siglo XX. Y si bien ambos estaban
errados, a diferencia de Marx que es con justicia considerado un
opositor al mundo Occidental, Keynes es considerado el “inventor”
de algo nuevo en beneficio de ese mundo.
Su más conocido difusor, el Premio Noble de economía Paul
Samuelson, cuyo “Manual de Economía Política” es hasta hoy —y
al margen de las veleidades neo-keynesianas que se infiltran en un
texto en muchas partes totalmente liberal— un clásico indiscutible,
describe así al libro clave de su mentor, la “Teoría General del
Empleo, del Interés y el Dinero”: “Es un libro mal escrito, mal
organizado; cualquier lego que, seducido por la previa reputación
del autor, haya comprado el libro, ha sido estafado en cinco
chelines. No es adecuado para usos docentes. Es arrogante,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 479
malhumorado, polémico, y no excesivamente generoso en su
gratitud. Abunda en falsedades y confusiones... En resumen, es la
obra de un genio”.
Este extraño elogio es falso. Keynes no fue un economista genial
sino un genial vendedor de humo. No hay nada nuevo bajo el sol
desde que los neo escolásticos de la Escuela de Salamanca, y luego
David Hume, Adam Smith, Jean Baptiste Say, Federico Bastiat,
David Ricardo y tantos otros (sin olvidar a nuestro Juan Bautista
Alberdi), describieran los principios de la Economía. Sin embargo
ese libro mal escrito, mal organizado y lleno de falsedades y
confusiones, no solamente estafó a sus compradores en cinco
chelines, sino que propuso y consiguió estafar a la humanidad en
fortunas inimaginables con su apología de la inflación, el dirigismo
y el control estatal de la moneda..
El keynesianismo no es una versión suave del socialismo sino en
cierta forma su profundización y la vía de hacer totalitarismo sin
que nadie se entere. Recuerda Henry Hazlitt que “En el prefacio
que escribió Keynes, en septiembre de 1936, a la edición alemana
de su General Theory, intentó “vender” su sistema a la Alemania
nazi al decir: “La teoría de la producción global, que es la meta del
presente libro, puede aplicarse mucho más fácilmente a las
condiciones de un Estado totalitario, que la teoría de la producción
y distribución de un determinado volumen de bienes obtenido en
DEFENDIENDO A THEMIS 480
condiciones de libre concurrencia y de un considerable grado de
laissez-faire”. Es un reconocimiento cabal de su totalitarismo.
En lugar de que la exacción sea particularizada sacándole su
patrimonio a los que más tienen, es repartida entre toda la
comunidad, inclusive los beneficiarios. Entonces, es en cierta forma
una “socialización del socialismo” en perjuicio de los más
necesitados.
El proceso de la inflación causada por la emisión es sencillo. Si
alguien en 1.900 quisiera vender algo —quizá una chuleta— que
costaba $ 1 tan solo a $ 2 (son ejemplos, no interesa el precio real),
se hubiera fundido porque no hubiera conseguido compradores. En
cambio si siguiera vivo hoy podría venderla a mil billones de
pesos... Que seguramente valdrían menos que los $ 2 de entonces.
Sin emisión, el aumento de demanda de un bien implica que la
demanda de otro disminuye y los precios relativos usualmente se
mantienen y solamente varían individualmente y por razones
intrínsecas. Cada oferta compite con las demás por las preferencias
del comprador, por lo que resulta imposible un aumento
generalizado como es el propio de la inflación.
En cambio, cuando el Estado sale a emitir, en un primer
momento parece que se puede comprar más bienes... y
efectivamente es así para los primeros receptores. Pero
imperceptiblemente va cambiando la demanda en términos
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 481
monetarios. Con la emisión habrá más circulante, el vendedor
podrá conseguir compradores a precios más caros, y el mercado irá
convalidando esos nuevos precios, hasta que la chuleta que costaba
$ 1 pase realmente a costar $ 2... cuyo poder adquisitivo será
aproximadamente igual al que antes tenía el $ 1. Un vendedor que
no incrementara sus precios notaría que tiene cada vez más
demanda, e inclusive que sus propios competidores le comprarían a
él, mientras aumentan sus costos, y su beneficio se desvanecería
hasta que rogara al público que dejen de comprarle y decidiera
aumentar sus precios.
Así, paso a paso la chuleta de $ 1 con el tiempo, pasa a costar el
equivalente a $ 1.000.000.000.000.000 de la vieja moneda, ya
totalmente desvalorizada, lo que es disfrazado por el Estado
cambiando el signo monetario para continuar con el sistema sin
que realmente la situación haya variado sustancialmente.
¿Gana algo el carnicero del ejemplo con este incremento? A la
larga no, porque al ser un incremento generalizado de precios,
también sus costos, sus trajes, su alimentación, etc., se multiplican
en magnitudes similares. Quienes realmente ganan son los más
cercanos a la fuente de la emisión, esto es, las autoridades y los
políticos, y en Argentina, geográficamente los porteños.
103.- La inflación como camino a la miseria
El gran Federico Bastiat en sus “Ensayos Económicos”
DEFENDIENDO A THEMIS 482
ejemplifica en forma perfecta el mecanismo esencialmente
tramposo de la emisión monetaria como base de la inflación, con
varios jugadores de cartas: “Reuníanse en un salón diez jugadores,
Para mayor conveniencia de todos, solían tomar diez fichas cada
uno, en cambio de los cuales dejaban cien francos en una cajita, de
manera que cada tanto o ficha representaba 10 francos. Al concluir
la sesión, ajustaban cuentas, y tomaban de la cajita tantas veces 10
francos cuantas eran las fichas que tenían. Uno de ellos, grande
aritmético quizás, pero pobre razonador, les dijo; señores, una
experiencia constante me ha enseñado que, al terminar el juego,
salgo tanto más rico cuanto más fichas tengo. ¿No habéis hecho
igual observación por lo que a cada uno corresponde? Lo que es
verdad con respecto a mí, lo ha de ser respecto de cada uno de
vosotros, y por consiguiente lo que es verdad en cada uno, lo es en
todos. Así, pues si todos tuviésemos mas fichas al concluir el juego,
todos seriamos más ricos; y no hay cosa más asequible: no tenemos
más que distribuir doble número de fichas. Así se hizo; pero, al
concluir la sesión y cuando se trató de ajustar cuentas, se vio que
los mil francos de la cajita no se habían multiplicado
milagrosamente, como esperaban todos. Fue menester distribuirlos
á prorrata, y el único resultado que obtuvieron (¡resultado bien
quimérico!) fue el siguiente: cada uno de los jugadores tenia
ciertamente doble número de fichas; pero las fichas en vez de
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 483
corresponder á 10 francos, solo correspondían á cinco, y entonces
quedó perfectamente demostrado que lo que es verdad en cada uno,
no siempre lo es en todos”. La anécdota precedente es una
clarísima demostración de que la economía general —contra lo que
dicen los keynesianos— no mejora con la inflación. Pero la emisión
usualmente no se distribuye a prorrata como en dicho ejemplo. El
Estado, que es quien puede emitir, se queda con el dinero de la
gente cuya fortuna se ha visto desvalorizada por la inflación, que
paradójicamente son usualmente los más pobres.
Tampoco el keynesianismo es algo nuevo. Es el nombre nuevo
de una vieja estafa que consistía en cambiar parte del contenido de
oro de los bienes cambiándolo por otros metales de menor valor,
sumada al viejo nacionalismo mercantilista. Dicho sea de paso,
según las leyendas el “Principio de Arquímedes” fue descubierto
por este gran científico de la antigüedad precisamente porque dos o
tres siglos antes de Jesucristo se utilizaba la trampa de cambiar oro
por otros metales, y el Rey Hierón II buscaba un método para
saber si el oro estaba o no adulterado. Ese mismo principio fue
luego utilizado por los reyes, antes de la invención del papel
moneda, para emitir más monedas que el oro que realmente estaba
en su poder.
Y el libro de Henry Stuart Hazlitt sobre “Los errores de la
nueva ciencia económica”, aparte de demoler a Keynes párrafo por
DEFENDIENDO A THEMIS 484
párrafo demostrando que todo lo que dice son falacias, demuestra
también que muchas de ellas son derivadas directamente del
Mercantilismo, el sistema económico de las monarquías que
combatían los economistas clásicos: “...las principales ideas
expuestas por Keynes en la General Theory, lejos de ser avanzadas
y originales, fueron un retorno a ideas mucho más viejas y más
primitivas. Y aunque Keynes se envaneció en el prefacio de la
General Theory de estar “ hollando caminos poco conocidos” y
“huyendo de las viejas ideas”, fue reconociendo cada vez más, a lo
largo de la General Theory, que realmente estaba volviendo, en sus
nociones esenciales, al pensamiento preclásico del siglo XVII, y
que sus ideas mostraban una sorprendente semejanza con las de los
mercantilistas”.
Y aún dos siglos antes, el mencionado Federico Bastiat
proféticamente decía “figuráos todas las perturbaciones, todos los
engaños que tienen que ocurrir en los cambios, cuando varía el
valor del (dinero) intermediario, sin que a nadie se le advierta por
medio de un cambio de denominación. Se emiten monedas
alteradas o billetes que tengan el nombre de 20 francos, cuyo
nombre conservarán pasando por todas las depreciaciones
ulteriores. El valor se reducirá en una cuarta parte, una mitad, y
no por eso dejarán de llamarse monchas o billetes de a 20 francos.
Las personas hábiles tendrán buen cuidado de no entregar sus
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 485
productos sino a cambio de un mayor número de billetes, o en otros
términos, pedirán 40 francos por las cosas que antes vendían a 20.
Los tontos caerán en el lazo, y se pasarán muchos años antes de
que la evolución se haya consumado con respecto a todos los
valores.
Bajo la influencia de la ignorancia y de la costumbre, el jornal
del albañil en el campo seguirá siendo de 1 franco, y entretanto se
habrá elevado el precio de todos los objetos de consumo que lo
rodeen. Caerá el albañil en una espantosa miseria, sin que acierte a
comprender su causa. En fin: señor mío, puesto que deseáis que
concluya, os suplico, concluyendo, que fijéis toda vuestra atención
en este punto esencial. Una vez puesta en circulación la moneda
falsa, cualquiera que sea su forma, tiene que llegar el deprecio, y
que manifestarse por medio del alza universal de todo lo
susceptible de menta. Pero esta alza no es instantánea e igual en
todas las cosas. Los hábiles, los mercaderes, los hombres de
negocios salen perfectamente del paso; porque su oficio consiste en
observar los movimientos de los precios, examinar sus causas y
especular con ellas. Pero los pobres marchantes, los campesinos, los
jornaleros, sufren toda la fuerza del choque. El rico no se hace más
rico, pero el pobre se empobrece más. Los expedientes de esta clase
dan, pues, por resultado aumentar la distancia que separa la
opulencia de la miseria, paralizar las tendencias sociales que van
DEFENDIENDO A THEMIS 486
acercando continuamente los hombres a un mismo nivel; y luego
las clases perjudicadas necesitan siglos enteros para recobrar el
terreno que han perdido en su marcha hacia la igualdad de
condiciones”.
Esto es, que la inflación santificada con el nuevo nombre de
keynesianismo, solamente genera redistribución en beneficio de la
clase política y sus amigos: Cuando se produce una nueva emisión,
los nuevos billetes no se reparten igualitaria ni proporcionalmente
entre toda la población, sino que la emisión es asignada a pagar las
prioridades que decide la clase política. Puesto que la cantidad de
bienes y servicios no varía, la desigual distribución de la moneda lo
que produce es una redistribución encubierta de la parte
monetizada del patrimonio, de los perjudicados a los beneficiados.
¿Y quiénes son unos y otros?
Alberto Benegas Lynch (h) lo explica muy bien en sus
“Fundamentos de Análisis Económico”: “Asumiendo el riesgo de
una sobresimplificación, digamos que el proceso inflacionario
puede dividirse en cinco grupos. El primer grupo está constituido
por los falsificadores, quienes “obtienen” las ya señaladas ventajas
(de disponer de dinero recién impreso). El segundo grupo recibe el
“dinero fresco”, cuando los precios de los bienes que consumen han
aumentado menos que proporcionalmente a sus ingresos. Un tercer
grupo lo recibe cuando los referidos precios ya han experimentado
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 487
un incremento proporcional al aumento de sus ingresos. El cuarto
sector, muy extendido por cierto, ve aumentar los precios en forma
más que proporcional a sus ingresos. Por último, un quinto grupo,
de ingresos fijos, sólo ve los precios subir”.
Simplificando aún más, los únicos beneficiarios reales son las
personas más cercanas a la fuente de emisión, esto es
sociológicamente los políticos y sus satélites clientelares, y
geográficamente en Argentina los porteños, que disfrutan de la
nueva emisión antes de que el mercado la desvalorice. Son los dos
primeros grupos de Benegas Lynch (h). Y junto con ellos, los
menos perjudicados son los del tercer grupo, que son los menos
monetizados y con mayores activos, esto es... ¡los más ricos! Los
inmuebles, las acciones, las monedas estables, el oro, que se
valorizan o al menos mantienen su valor.
Los perjudicados principales son los de los grupos cuarto y
quinto, esto es, los sectores menos cercanos al poder político y más
dependientes de ingresos monetarios: Los asalariados de la
actividad privada, jubilados, pensionados, viudas, pequeños
comerciantes, pequeños locadores de inmuebles. Este sector
termina empobrecido o, en raras ocasiones, accediendo por un
golpe de suerte al sector beneficiado por la inflación (empleados
públicos, contratistas, proveedores del Estado, etc.).
Pero los países como tales pierden. La prosperidad de un país
DEFENDIENDO A THEMIS 488
deriva de tener muchas empresas chicas repartidas en todo su
territorio y no unas pocas grandes concentradas en un único punto,
o macro empresas estatales de las que todos terminan dependiendo.
Los que emigran a Estados Unidos cuentan lo fácil que es obtener
empleos en bares, mensajerías, etc., que les pagan, pidiendo
disculpas por lo bajos, sueldos que en Argentina ya quisieran para
sí los mejores profesionales. A su vez, disminuye la posibilidad de
ahorro y de créditos a largo plazo y con tasas previsibles.
Créditos sin actualización o a tasa fija suelen ser ruinosos para el
prestamista, y créditos con actualización o a tasa variable,
ruinosos para el prestatario. Y al caer el crédito cae la demanda
tanto de bienes y servicios como de mano de obra, y por ende los
salarios reales disminuyen aun cuando se intente evitar esto por
decretos. La causa de esa emisión e inflación es la necesidad de
pagar más allá de lo recaudado por otras vías, esto es, el déficit
fiscal.
Por supuesto, quienes serían víctimas en el sistema socialista
respiran aliviados. En lugar de soportar una injusta exacción
personal, ven que la propia exacción se distribuye entre todos. Y
no solamente eso, sino que al ser más perspicaces pueden inclusive
aumentar su patrimonio jugando a la alza o a la baja de los activos
y las monedas. Aparte sus activos (fincas, casas, oro, moneda
extranjera), “flotan” sobre la inflación acompañando sus vaivenes.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 489
Quienes no entienden de economía (los más necesitados),
quienes tienen proporcionalmente más activos monetizados
(nuevamente los más necesitados, junto con los desprevenidos), y
quienes dependen de ingresos mensuales en dinero (también los
más necesitados, y los que reciben planes, subsidios, jubilaciones o
sueldos mensuales), son los más perjudicados y quienes
principalmente financian el sistema que paradójicamente dice ser
implantado en su beneficio. Los beneficiados principales son... ¡Los
políticos!
En los Apéndices 1 y 2, al referirme a las causas reales del
fracaso argentino, podrá el lector entender azorado cómo la
explosiva mezcla del populismo radical y peronista, unidos en su
práctica por un keynesianismo a la criolla, destrozaron Argentina.
104.- El monetarismo como keynesianismo atenuado
Una corriente que se dice —y en cierta forma lo es— opositora
al keynesianismo, es el “monetarismo” de la “Escuela de Chicago”
de Milton Friedman. Varias veces lo mencioné como un liberal que
me merece ciertos reparos, y debo decir por qué. En primer lugar,
debe diferenciarse el monetarismo en cuanto teoría económica y en
cuanto política económica. Sobre lo primero, sus tesis sobre el
dinero, la política monetaria, la inflación y las fluctuaciones
económicas, es acertado e indiscutible, y sus conclusiones han
pasado a formar parte de los contenidos de la macroeconomía. En
DEFENDIENDO A THEMIS 490
particular acierta cuando dice que “la inflación es siempre y en
todas partes un fenómeno monetario en el sentido de que es y sólo
puede ser producida por un aumento más rápido de la cantidad de
dinero que de la producción”. Igualmente esto ya estaba
anticipado siglos atrás por Federico Bastiat según se vio.
Pero de ahí surge una política monetaria, y eso es la parte
embozadamente keynesiana que contiene. Jesús Huerta de Soto,
economista liberal clásico, en “Dinero, crédito bancario y ciclos
económicos” lo define así: “...el propio Milton Friedman ha
reconocido que “Todos usamos el lenguaje y el instrumental
keynesianos. Ninguno de nosotros sigue aceptando las conclusiones
iniciales de Keynes”. El austríaco Peter Drucker, por su parte,
expone que Milton Friedman es esencial y epistemológicamente un
keynesiano: “Su economía es pura macroeconomía, en la que el
gobierno es la unidad y fuerza dinámica que controla la economía a
través de la oferta monetaria. La teoría de Friedman está
completamente centrada en el lado de la demanda. El dinero y el
crédito son la única realidad económica que todo lo inunda. El
hecho de que Friedman considere la oferta monetaria como el
origen y el tipo de interés como la consecuencia no es mucho más
que barniz menor sobre las escrituras keynesianas”.
Según la visión de Friedman, “una tasa de crecimiento
monetario estable a un nivel moderado puede proveer el marco
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 491
dentro del cual un país puede tener poca inflación y mucho
crecimiento. No producirá la estabilidad perfecta; no producirá el
cielo en la tierra pero puede hacer una contribución importante
para una sociedad económica estable”.
En sus “Sofismas Económicos”, Bastiat decía con entusiasmo
que “La sociedad disfruta de todos (los inventos y progresos)
porque los usa todos, y los disfruta gratuitamente, porque el
resultado de la mera existencia de tales instrumentos es la
disminución del precio de las cosas; y esa parte del precio que se
evapora, y que representa la intervención del instrumento en el
proceso de producción, es, obviamente, la medida en que el
producto se hace gratuito. Lo que queda por pagar es el trabajo
humano, que ciertamente se paga, prescindiendo del resultado
debido a la invención, al menos cuando éste haya recorrido
—según su destino— el ciclo que he descrito.
Supongamos que contrato a un obrero; éste llega con una sierra
y, después de que me haya fabricado veinticinco tablas, le abono su
jornal de dos francos. Si la sierra no se hubiera inventado, el obrero
tal vez no hubiera llegado a producir una sola tabla, pero no por
ello hubiera dejado yo de abonarle su jornal. Por lo tanto, la
utilidad generada por la sierra es para mí un don gratuito de la
naturaleza o, más bien, es una parte de la herencia que, procedente
de la inteligencia de nuestros ancestros, he recibido en común con
DEFENDIENDO A THEMIS 492
todos los hombres. Si contrato dos obreros agrícolas, uno con un
arado y el otro con una pala, el resultado del trabajo de ambos será
ciertamente distinto… “ “Si, por un feliz milagro, la fertilidad de
toda la tierra productiva se acrecentara, las ventajas de ese
fenómeno irían a parar no tanto al agricultor como al propio
consumidor, pues todo redundaría en una gran abundancia y en
precios más baratos”.
Todo lo que decía Bastiat era cierto. Sin embargo, un automóvil
de principios del siglo XX costaba —por poner un ejemplo, no son
números reales— quince mil dólares. Y hoy, a principios del siglo
XXI, con materiales mucho más baratos que entonces, con
sistemas automatizados que permiten una producción en masa
impensable entonces, con electricidad mucho más abundante, con
muchísimo mayor conocimiento acumulado sobre cómo hacer
automóviles, los mismos cuestan, por ejemplo… ¡Quince mil
dólares! ¿Qué ha pasado? ¿Se equivocó Bastiat?
No. Sencillamente ocurre que aun con el “monetarismo” no
keynesiano, el progreso tecnológico no es aquí primordialmente
aprovechado por los particulares sino por el Estado. Pero como en
términos monetarios los bienes siguen costando igual, los
consumidores no se dan cuenta de que los beneficios del progreso
económico en lugar de redundar en su favor como suponía
Bastiat… ¡Redundaron en beneficio del Estado emisor! Los precios
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 493
no subieron porque el incremento de la masa monetaria fue
proporcional al incremento del Producto Bruto, y por solo eso los
monetaristas se hinchan de orgullo. Pero sin la intervención estatal,
esos mismos precios deberían haber bajado enormemente en
beneficio de los particulares y no lo hicieron. En suma, el
monetarismo, bajo una capa de tecnocracia, lo que hace es captar
para el Estado el progreso tecnológico. Ni más ni menos.
105.- El neoliberalismo como dirigismo atenuado
Cuando el dirigismo es más bien suave, la intervención en la
economía relativamente escasa, y la emisión no llega a niveles
escandalosos, políticas en general propias del monetarismo y de la
escuela de Friedman, se suele hablar de recetas “neoliberales”,
generando la convicción falsa de que existe algo así como un nuevo
liberalismo diferente al clásico de siempre. La palabra es utilizada
usualmente en forma peyorativa.
Pero el “neoliberalismo” como tal no existe. En unos pocos
casos es simplemente el liberalismo, la receta que ha dado buenos
resultados siempre que ha sido aplicada, y en la gran mayoría de
ellos, es un mote descalificatorio puesto por comunistas, socialistas
y populistas a los dirigistas más tibios para políticas tibiamente
liberales propias del monetarismo, que en lo que aciertan son
liberales, y en lo que fallan son una mezcla de intervencionismo y
keynesianismo moderado. Sus opositores saben mejor que nadie
DEFENDIENDO A THEMIS 494
que en materia de aplicación de la libertad es necesario no ser tibio,
y que las políticas que ellos tildan de “neoliberales” fracasarán, no
por las pocas recetas liberales que aplican, sino por la falta de
aplicación completa de todo el recetario. Sin embargo, algunos
liberales clásicos prefirieron alguna vez —a mi juicio erróneamente,
porque contribuyen a armar una neolengua confusionista—
denominarse “neoliberales”. Esto tiene una explicación histórica.
En verano del año 1.938, antes de que se desatara la Segunda
Guerra Mundial, se reunieron en París Friedrich Von
Hayek, Ludwig von Mises, Raymond Aron, Jacques Rueff, Louis
Baudin y varios otros liberales, en lo que se llamó “Coloquio
Walter Lippmann”, tendiente a reformular las enseñanzas liberales.
Debe aclararse que Walter Lippmann, amigo personal y editor de
varios artículos de Keynes, no era un liberal sino claramente un
intervencionista, que en su libro “La buena sociedad” (“The good
Society”) proclama que supuestamente el liberalismo “no había
sido más que una objeción histórica a leyes superadas” y que las
recetas liberales “se transformaron en un dogma obscurantista y
pedantesco”.
En otros párrafos decía, refiriéndose a los liberales, que “... sus
cerebros habían dejado de funcionar. Afirmando en bloque que la
economía de intercambio era libre, es decir, situada fuera de la
competencia de la jurisdicción del Estado, se metieron en un
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 495
callejón sin salida… Es por esta razón que perdieron el control
intelectual de las grandes naciones y que el movimiento progresista
le dio la espalda al liberalismo”, y que “Si la propiedad privada
esta tan gravemente comprometida en el mundo es porque las
clases poseedoras, resistiendo a toda modificación de sus derechos,
provocaron un movimiento revolucionario que las tendió a abolir”.
Otro de los concurrentes, tampoco liberal, Alexander Rüstow
propuso adoptar el neologismo “neoliberalismo” para algunas
recetas dirigistas y populistas. En un libro llamado “El fracaso del
liberalismo económico” —que muestra lo antiliberal que era el
autor del neologismo— Rüstow dice que “Los neoliberales estamos
de acuerdo con los marxistas y socialistas en que el capitalismo es
imposible y necesita ser superado”.
Un aporte fundamental para pretender otorgarle una cierta
identidad propia a ese oxímoron es el denominado “Consenso de
Washington”, término acuñado por el economista John
Williamson para definir ciertas políticas comunes que varios
organismos mundialistas y dirigistas con sede en Washington,
como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y
Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, recomendaban a
los receptores de sus préstamos.
Encontró diez puntos en común que serán analizados, pero
antes de eso debo destacar que ninguno de estos tres organismos de
DEFENDIENDO A THEMIS 496
Washington es tampoco realmente una expresión del liberalismo,
sino de la burocracia global, que saca dinero a los contribuyentes
de los países, para prestarlo a tasas subsidiadas a países que
usualmente lo malgastan en populismo a despecho de todo consejo
bueno o malo. Son asociaciones estatales encargadas de rescatar a
Estados quebrados o de regular centralizadamente la vida de las
personas, que ahora forman la vanguardia del Nuevo Orden
Mundial. Vamos entonces a analizar muy someramente las
recomendaciones:
El primer consejo es la disciplina en la política fiscal,
enfocándose en evitar grandes déficits fiscales en relación con el
Producto Interno Bruto. Pero eso no es ser liberal ya que se puede
evitar déficits aumentando la presión fiscal o el endeudamiento. El
segundo es la dirección del gasto público en subsidios hacia una
mayor inversión en los puntos claves para el desarrollo, servicios
favorables para los pobres como la educación primaria, la atención
primaria de salud e infraestructura. Eso tampoco es liberal, ya que
los liberales son contrarios tanto al artificial redireccionamiento de
la economía hacia determinadas áreas que no determine el mercado,
como a los subsidios.
El tercer punto son las Reformas tributarias, ampliando la base
tributaria y la adopción de tipos impositivos marginales
moderados. Esto no es liberal porque tiende a aumentar y no a
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 497
disminuir la presión fiscal. El cuarto punto es propiciar que las
tasas de interés sean determinadas por el mercado y positivas pero
moderadas en términos reales. Tampoco esto es liberal, ya que se
pretende influir en las tasas de interés, lo que debe ser definido por
el mercado y no por los burócratas. El quinto punto son los tipos de
cambio competitivos, lo que tampoco es liberal ya que implica
propiciar devaluaciones para facilitar las exportaciones.
Y el sexto punto es la liberalización del comercio exterior:
Liberación de las importaciones, con un particular énfasis en la
eliminación de las restricciones cuantitativas y destacando que
cualquier protección comercial deberá tener aranceles bajos y
relativamente uniformes. Esto puede ser relativamente liberal en
la medida en que los tipos de cambio sean fijados por el mercado,
pero si son “competitivos” para exportar, es que son “poco
competitivos” para importar, y viceversa.
El séptimo punto, la liberalización de las barreras a la inversión
extranjera directa, el octavo, la privatización de las empresas
estatales, y el noveno, la abolición de regulaciones que impidan
acceso al mercado o restrinjan la competencia, excepto las que
estén justificadas por razones de seguridad, protección del medio
ambiente y al consumidor y una supervisión prudencial de
entidades financieras, pueden ser consideradas recetas liberales
tendientes a aumentar la demanda de mano de obra, disminuir las
DEFENDIENDO A THEMIS 498
exacciones estatales y propiciar el más libre acceso al mercado y a
la competencia. Pero las excepciones no son liberales, ya que
siembran las semillas de futuras regulaciones estatales nocivas.
El último punto, seguridad jurídica para los derechos de
propiedad, debió ser el primero, y casi el único de los consejos a dar
a las naciones emergentes.
Desde entonces el mal llamado “neoliberalismo” emergente de
estos “coloquios” y “consensos” usualmente es un dirigismo un
poco más suave, y se echa mano a tales recetas normalmente para
intentar solucionar problemas nacidos de otros dirigismos más
severos. Cuando se dice que algún gobierno usa recetas
“neoliberales”, usualmente quiere decir que está volviendo poco a
poco a la racionalidad económica. Pero no es de por sí ninguna
nueva vía. O es liberalismo a secas, lo que raramente ocurre, o es
simplemente un dirigismo un poco más atenuado que otros
dirigismos anteriores fracasados.
106.- El socialismo nacional como camino al comunismo
Es de advertir en primer lugar que, aún cuando sus seguidores
no lo quieran reconocer, el fascismo y el nazismo fueron siempre
movimientos socialistas. El nombre completo de Mussolini era
“Benito Amilcare Andrea”, decidido por su padre, un socialista
local, en memoria de Benito Juárez, reformista ex presidente de
México,Amilcare Cipriani, socialista italiano, y Andrea Costa,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 499
primer diputado socialista italiano.
Y Benito Mussolini era socialista, no solamente por su origen
sino también por su mentalidad. No solamente comenzó
políticamente en el Partido Socialista Italiano, sino que hasta fue
sido director de “¡Avanti!”, el periódico de cabecera del socialismo
en su país. La influencia del socialismo en el nacimiento del
fascismo es así recalcada por cientos de historiadores. Mussolini
hablaba duramente del capitalismo y de los mercados libres,
lamentándose de “la búsqueda egoísta de la prosperidad material”,
pidiendo a sus seguidores que “rechazaran la literatura
economicista de Adam Smith”. De hecho, las organizaciones
denominadas “fascios” que surgieron a finales del siglo XIX en
Italia eran un guiño evidente a los primeros movimientos obreros y
campesinos y a sus reivindicaciones sociales, tal y como explica
Íñigo Bolinaga en su “Breve historia del fascismo”. Dicho sea de
paso, la Reforma Constitucional argentino de 1.958 que incorpora
el art. 14 bis es casi calcado del Programa de Gobierno fascista de
Agosto de 1.919.
En un reportaje de la época apenas ascendido el fascismo, decía
un entrevistado fascista que “…antes éramos socialistas. Figúrese
usted que, en la provincia de Ferrara, hay 80 ayuntamientos que
hace dos años eran socialistas y ahora son todos fascistas. Todos
han sido ocupados. De los 63 ayuntamientos que hay en la
DEFENDIENDO A THEMIS 500
provincia de Rovigo, 61 son ahora fascistas y dos del partido
popular… el fascismo actual es propiamente el antiguo
socialismo… solo que ahora algunos señores están con nosotros”.
La única diferencia recalcable entre comunismo y nazi-fascismo
es su carácter internacional o nacional. Ya dije que en su libro “El
problema con el Socialismo” (“The Problem with Socialism”), el
economista Thomas Di Lorenzo defiende que el “fascismo siempre
ha sido un tipo de socialismo. Benito Mussolini fue un socialista
internacional antes de ser un socialista nacional, siendo esto último
la esencia del fascismo. Al socialismo nacionalista que éste defendía
no le importaba dejar sobrevivir a empresas privadas, siempre y
cuando éstas fueran controladas por políticas y subsidios
gubernamentales”.
Mientras tanto, en la Alemania nazi, la palabra “socialista” está
inscripta en su nombre del nazismo: “Partido nacional-socialista
alemán de los trabajadores”. “Las camisas marrones de Alemania
no habrían existido sin los camisas negras”, decía Hitler. En “Ira y
tiempo”, el ya citado Peter Sloterdijk (que llama al socialismo
nacional como “fascismo de izquierda”) dice “Que al fascismo de
izquierda le haya gustado presentarse como comunismo, era una
trampa para moralistas. Mao Tse Tung nunca fue otra cosa que un
nacionalista chino de la izquierda fascista, que en sus inicios
hablaba con la jerigonza de la Internacional Comunista de Moscú.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 501
Comparado con la placentera exterminación promovida por Mao,
Hitler parece un cartero raquítico. Sin embargo, la comparación
entre monstruos no es agradable a nadie. El engaño ideológico más
masivo del siglo XX fue precisamente, que después de 1.945 la
izquierda fascista acusó a los derechistas de fascismo, para quedar
finalmente como sus opositores. En realidad se trató de una
autoamnistía. Cuanto más se expusieran como imperdonables los
horrores de la “derecha”, más desaparecía la izquierda del campo
visual”.
Igualmente Friedrich Von Hayek, en su “Camino de
servidumbre” expone que “En Alemania, la conexión entre
socialismo y nacionalismo fue estrecha desde un principio. Es
significativo que los más importantes antecesores del
nacionalsocialismo —Fichte, Rodbertus y Lasalle— fueron al
mismo tiempo padres reconocidos del socialismo. Mientras el
socialismo teórico, en su forma marxista dirigía el movimiento
obrero alemán, el elemento autoritario y nacionalista retrocedía
temporalmente a segundo plano”… “No menos significativa es la
historia intelectual de muchos de los dirigentes nazis y fascistas.
Todo el que ha observado el desarrollo de estos movimientos en
Italia o Alemania se ha extrañado ante el número de dirigentes, de
Mussolini para abajo (y sin excluir a Laval y a Quisling), que
empezaron como socialistas y acabaron como fascistas o nazis Y lo
DEFENDIENDO A THEMIS 502
que es cierto de los dirigentes es todavía más verdad le las filas del
movimiento. La relativa facilidad con que un joven comunista
puede convertirse en un nazi, o viceversa, se conocía muy bien en
Alemania, y mejor que nadie lo sabían los propagandistas de
ambos partidos. Muchos profesores de universidad británicos han
visto en la década de 1.930 retornar del continente a estudiantes
ingleses y americanos que no sabían si eran comunistas o nazis,
pero estaban seguros de odiar la civilización liberal occidental”.
Dice también este autor, refiriéndose a la mentalidad alemana
posterior a la Primera Guerra Mundial, que “La lucha contra el
liberalismo en todas sus formas, el liberalismo que había derrotado
a Alemania, fue la idea común que unió a socialistas y
conservadores —en el contexto, está hablando de los
nacionalistas— en un frente único. Primero, fue principalmente en
el Movimiento Juvenil Alemán, casi por entero socialista en
inspiración y propósitos, donde estas ideas se aceptaron más
fácilmente y donde se completó la fusión del socialismo y el
nacionalismo… y es particularmente inquietante su semejanza con
tanta parte de la literatura que vemos en la Inglaterra de hoy,
donde podemos observar el mismo movimiento de aproximación
entre la derecha y los socialistas de la izquierda, y casi el mismo
desprecio por todo lo que es liberal en el viejo sentido”.
También Ludwig Von Mises define perfectamente el parentesco
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 503
entre los movimientos totalitarios en su libro “El socialismo”: “Por
espacio de más de setenta años, los profesores alemanes de ciencia
política, historia, derecho, geografía y filosofía, inculcaron
ansiosamente a sus discípulos un odio histérico contra el
capitalismo, y predicaron la guerra de “liberación” contra el
occidente capitalista. Los “socialistas de la cátedra” alemanes, tan
admirados en todos los países extranjeros, fueron quienes
allanaron el camino a las dos guerras mundiales. Ya al finalizar el
último siglo, la inmensa mayoría del pueblo alemán sostenía
radicalmente el socialismo y el nacionalismo agresivo. Desde
entonces estaban firmemente afiliados a los principios del nazismo
y lo que faltaba únicamente, pero que más tarde se agregó, era un
nuevo término para designar su doctrina”.
Y más adelante, demostrando la exacta correlación de medios
totalitarios de manipulación del poder, dice “Cuando la política
soviética de exterminio en masa de todos los disidentes y de
violencia despiadada, suprimió las inhibiciones en contra del
asesinato al por mayor, que todavía inquietaban a ciertos
alemanes, nada pudo detener por más tiempo el avance del
nazismo. Esta doctrina se apresuró a adoptar los métodos
soviéticos e importó de Rusia el sistema de un solo partido y el
predominio de este partido en la vida política; la posición
principalísima que se asignó a la policía secreta; los campos de
DEFENDIENDO A THEMIS 504
concentración; la ejecución o el encarcelamiento administrativo de
todos los contrarios; la exterminación de las familias de los
sospechosos y de los desterrados; los métodos de propaganda; la
organización de partidos filiales en el extranjero y su utilización a
fin de combatir a sus propios gobiernos, así como para llevar a cabo
trabajos de espionaje y sabotaje; el empleo de los servicios
diplomático y consular para fomentar la revolución; y muchas
otras cosas más. En ninguna parte hubo discípulos más dóciles de
Lenin, Trotsky y Stalin que los nazis”.
107.- El populismo. Bonapartismo y cesarismo
Ya en los albores del socialismo, Pierre Phroudom puso en boga
el término “cesarismo”, primero en “El manual del especulador de
la Bolsa” y luego en “Cesarismo y cristianismo”, para referirse a un
gobierno casi identificado con la autoridad de un líder, usualmente
nacido de movimientos revolucionarios, pero con una autoridad no
exclusivamente derivada de la fuerza de las armas, sino también en
la vasta aceptación popular que goza su liderazgo de corte
carismático. Un líder al que se le atribuyen rasgos heroicos,
capacidad personal y una gran vocación social, surgido en
momentos de inflexión o crisis de la política y que se presenta como
una alternativa viable y hasta deseable para regenerar el conjunto
de la sociedad y solucionar fracturas internas o amenazas externas.
El “hombre providencial” aceptado y hasta idolatrado por la
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 505
población, a despecho de su origen. Se solía citar en ese sentido a
Julio César, Oliver Cromwell, Napoleón I y Otto Von Bismarck.
Debo por ende dedicar unas palabras a los caudillos
antidemocráticos más recientes, sean ellos nacidos por elecciones o
por golpes militares, aclarando mi total desconfianza hacia todos
ellos.
Cuando son desde un primer momento funcionales al
comunismo, son apoyados calurosamente por sus mentores. Es o
fue el caso de Fidel Castro, de Raúl Castro, de Hugo Chávez, de
Nicolás Maduro, de Kim Il Sung, Kim Jong Il y Kim Jong Uno, de
Yumjaagiyn Tsedenbal, de Mouammar el Kadhafi, de Robert
Mugabe, entre muchísimos ejemplos. En cambio, cuando se trata
de caudillos antidemocráticos que originariamente no aceptan ser
funcionales al comunismo, su tratamiento es absolutamente
diferente, y son catalogados por la intelectualidad de izquierda
como casos de “cesarismo” o de “bonapartismo”, términos que a
veces son usados como sinónimos y otras como muy sutilmente
diferentes.
Denostado el cesarismo por Karl Marx en “El Dieciocho
Brumario” y por León Trotsky en “La Revolución Traicionada”,
—obra en la que atribuye cesarismo a Stalin— Antonio Gramsci es
más cauto, ya que con su enorme perspicacia rápidamente se dio
cuenta de que podía ser un arma de penetración comunista, y se
DEFENDIENDO A THEMIS 506
por eso que en sus “Notas sobre Maquiavelo, sobre política y el
estado moderno” dice que “...el cesarismo expresa siempre la
solución “arbitraria”, confiada a una gran personalidad, de una
situación histórico-política caracterizada por un equilibrio de
fuerzas de perspectiva catastrófica, no siempre tiene el mismo
significado histórico. Puede existir un cesarismo progresista y uno
regresivo; y el significado exacto de cada forma de cesarismo puede
ser reconstruido en última instancia por medio de la historia
concreta y no a través de un esquema sociológico”.
Es lo que pasó en Argentina con el peronismo, demonizado
primeramente por la izquierda como “fascista”, y últimamente
adoptado con entusiasmo como una alternativa de izquierda pura
y dura, sobre todo a partir del advenimiento del peronismo
kirchnerista. Es que muy rápidamente los movimientos que el
comunismo llaman “cesaristas” o “bonapartistas”, en la medida en
que no sean liberales y busquen reafirmar su liderazgo en la
aceptación popular, se volverán populistas y por ende terminarán
cayendo bajo la órbita comunista, siendo rápidamente adoptados,
y sus anteriores “pecados” les serán todos perdonados. Describiré
entonces cómo este camino destruye la economía y conduce al
comunismo y al Nuevo Orden Mundial.
108.- El populismo como camino ecléctico al comunismo
Para hablar del populismo es inevitable recordar una acertada
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 507
reflexión de John Stuart Mill, autor que en general no me
simpatiza demasiado, pero que en este tema acierta totalmente. En
su libro “Sobre la Libertad” previene: “Luego de siglos de resistirse
contra el poder gobernante, a partir de la elección periódica de los
gobernados, muchas personas comenzaron a sentir que limitar el
poder no era demasiado importante. La nación no tendría
necesidad de ser protegida contra su propia voluntad. No habría
temor de que se tiranizase a sí misma”. Conceptos similares vierten
Benjamin Constant e Isaiah Berlin. Dice el segundo en palabras ya
citadas anteriormente: “…la transferencia de libertad de unas
manos a otras, mediante el aumento de la autoridad ilimitada,
comúnmente llamada soberanía, no aumenta la libertad, sino
simplemente desplaza el peso de la esclavitud. Con mucha razón
preguntaba (Constant) por qué un hombre debe preocuparse
profundamente de si es oprimido por un gobierno popular, por un
monarca, o incluso por un conjunto de leyes represivas. Se dio
cuenta de que el problema fundamental que tienen los que quieren
libertad individual “negativa” no es el de quién ejerce la autoridad,
sino el de cuánta autoridad debe ponerse en unas manos”.
Bertrand de Jouvenel en su libro “Sobre el poder- Historia
natural de su crecimiento” expone que el efecto de la Revolución
francesa fue que “...al abrir a todas las ambiciones la perspectiva
del Poder, este régimen facilita mucho su extensión. En el antiguo
DEFENDIENDO A THEMIS 508
régimen, la gente capaz de ejercer una influencia, al ser conscientes
de que jamás podrían participar en el Poder, estaban dispuestos a
denunciar la menor usurpación. Mientras que ahora todos son
pretendientes, y nadie tiene interés en disminuir una posición a la
cual se espera acceder algún día, ni paralizar una máquina que
cuando llegue el momento le tocará manejar. Por eso observamos
en los círculos políticos de la sociedad moderna una amplia
complicidad en favor de la extensión del Poder... El ejemplo más
sorprendente lo ofrecen los socialistas. Su doctrina predica: El
Estado no es otra cosa que una máquina de opresión de una clase
por otra, y ello es así tanto en una república democrática como en
una monarquía. A través de las innumerables revoluciones cuyo
teatro ha sido Europa desde la caída del feudalismo, este aparato
burocrático y militar se ha venido desarrollando, perfeccionando y
reforzando... las revoluciones anteriores no han hecho más que
perfeccionar la máquina gubernamental, en lugar de derribarla y
destruirla”.
Estos autores vieron que la voluntad popular puede ser dirigida
por gente inescrupulosa que sepa deslumbrar a las masas con una
verborragia resplandeciente. Es que con una mente más práctica
que los economistas, muchos políticos sin formación pero con buen
dominio de masas entendieron que lo importante para un éxito
personal carente de virtud, es llegar al poder y aferrarse a él, más
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 509
que determinar con claridad qué hacer una vez allí. Por eso utilizan
con gran frecuencia el populismo.
Usualmente el populista, más cuando nace de un sistema
electoral, es un buen orador poco instruido pero con gran dominio
de la verborragia y el manejo de las masas, que sin un increíble
golpe del destino sería posiblemente un excelente vendedor de
peines en los vagones de los subterráneos: Adolf Hitler, ex cabo del
ejército, era un pintor desocupado, y Benito Mussolini un albañil
sindicalista con serias dificultades para concluir sus estudios
secundarios. En Argentina Hipólito Yrigoyen era un revoltoso
maestro de escuela de retorcida verba, Juan Domingo Perón un
oscuro Coronel próximo a su retiro, sus poderosas esposas Eva
Duarte una desconocida actriz radial y cinematográfica, e Isabel
Martínez una bataclana que casualmente conoció en un cabaret en
Panamá. Su contacto con el peronismo de izquierda era Héctor
Cámpora, un dentista, y su contacto con el peronismo de derecha,
José López Rega, un pianista del mismo cabaret de su segunda
esposa, devenido en brujo a falta de otra ocupación que requiriera
más capacidad de engaño que estudios previos. Hugo Chávez era
un oficial golpista de rango intermedio, Nicolás Maduro un chofer
de ómnibus, Evo Morales un sindicalista cocalero, Luiz Inácio Lula
da Silva un obrero metalúrgico hijo de una pareja de labradores
analfabetos, Saddam Hussein un joven rechazado en la Academia
DEFENDIENDO A THEMIS 510
Militar por su pobre currículum escolar.
Jorge Luis Borges en su “Utopía de un hombre que está
cansado” pone en boca del supuesto narrador Eudoro Acevedo,
obviamente él mismo (“...soy profesor de letras inglesas y
americanas y escritor de cuentos fantásticos”). una descripción
conforme a la cual con el fracaso del populismo
—desgraciadamente es una ficción, recordemos— “…los políticos
tuvieron que buscar oficios honestos; algunos fueron buenos
cómicos o buenos curanderos”.
109.- El populismo como destructor de la economía
Por su falta de formación, hambre atrasado y necesidad de
proveerse de dinero propio, en general los caudillos populistas
empiezan sus carreras con el socialismo —usualmente en su
variante nacional-socialista antes de llegar a la variante
internacional-comunista—, y pasan por el keynesianismo,
monetarismo y algunos atisbos del mal llamado “neoliberalismo”,
conjugados como un camino al fracaso y al comunismo, el que se
presenta como solución y no como la agravación del problema.
Pocas veces de buena fe creen que el populismo no generará tantos
problemas como los que se describirá seguidamente, y que un poco
de beneficencia podrá ser un motor de la economía y de
tranquilidad social. La mayor parte de las veces saben que sus
políticas empobrecerán a sus países, pero no les importa porque a
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 511
más pobres, más votos.
Los grandes capitales prebendarios hacen en ese primer
momento sus festines, a veces sin entender que el destino final de
este desquicio de sociedades occidentales imperfectas es el
advenimiento del comunismo, tal como se dijo anteriormente. Pero
cuando los países empiezan las variantes demagógicas y populistas
y desincentivan la producción rechazando intentar un desarrollo
armónico mediante impuestos razonables y moneda estable, el
colapso de la economía resulta inevitable.
La primera etapa de un gobierno populista suele ser un
socialismo nacional, aunque puede ser también un keynesianismo o
hasta un mal llamado “neoliberalismo”. El primer paso es tomar
un país relativamente rico, sea por un golpe de Estado o
democráticamente, prometiendo beneficencia y redistribución, y al
llegar al poder, consolidar la aprobación de las masas cumpliendo
—por una única vez— esas promesas. Para eso el gobernante
populista normalmente distribuye el ahorro acumulado por
gobiernos anteriores más austeros, enriqueciéndose a sí mismo y a
la vez generando una adhesión injustificada de quienes no asumen
que lo que obtienen ellos, alguien lo ha perdido.
Cuando esa distribución se termina, un gobierno populista, al
ser impopulares los impuestos regresivos y ser usualmente poco
preparados sus miembros, intenta cobrar más impuestos a la gente
DEFENDIENDO A THEMIS 512
más rica para pagar a los demás —entre ellos a sus propios
parientes, amigos y amantes— por encima de sus posibilidades.
Pero prontamente el Estado no consigue los recursos necesarios
para mantener el sistema, y para satisfacer las expectativas que ha
generado se ve obligado a aumentar la presión impositiva, primero
para los más ricos, luego para todos, ricos y pobres. La
arbitrariedad aumenta porque se fijan metas de recaudación
inalcanzables por la fuga de capitales que lógicamente genera la
voracidad estatal. Así empiezan la caza de brujas buscando
evasores y, si hasta entonces no existía, aparece el déficit fiscal.
Para pagar mayores gastos con menores recursos, se recurre
entonces a emitir dinero falso. Keynes ya les dio una
pseudo-justificación teórica. Papeles sin respaldo en un
crecimiento real, sino todo lo contrario. Y comienza la espiral
inflacionaria, que es como una droga de la que es difícil salir. Los
que están más cerca de la emisión pueden vivir como reyes, ya que
fabrican dinero, lo reciben y lo gastan antes de que se desvalorice.
Pero nada es gratis. Es solamente redistribuir la riqueza. Los
subsidiados y planeros reciben su moneda ya desvalorizada pero no
les interesa demasiado, porque no la ganaron con su trabajo. En
esta etapa el populismo se vuelve keynesiano, más por astucia que
por fidelidad a la teoría.
Así, todos los países populistas terminan siendo inflacionarios,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 513
con políticos ricos y pueblos pobres. Eso significa que mientras
algunos pocos ganan, para la generalidad el dinero se devalúa
como en una cinta caminadora de ejercicios. Las personas que no
viven del Estado tienen que trotar para seguir en el mismo lugar.
Los más lentos están continuamente cayendo en la miseria. Esa
confiscación silenciosa solamente beneficia a los cercanos a la
fuente de emisión, no a los generadores de riqueza, y amplía la
brecha entre ricos y pobres. Argentina ha devaluado su moneda
sacándole trece ceros a lo largo de su historia, su larga historia de
populismo. Venezuela y Cuba otro tanto. Así, un multimillonario
de principios del siglo XX que no hubiera incrementado sus
ingresos y tuviera su fortuna en dinero, no tendría hoy un peso.
Toda fortuna se evapora beneficiando burócratas y creando caldos
de cultivo de resentimiento.
En esta etapa la gente verdaderamente rica y ajena a las
prebendas gubernamentales sencillamente se va del país que la
quiere perseguir. Su hogar es el mundo, los paraísos fiscales o la
cueva de Galt. Dejan de invertir en ese país. Hoy es más fácil que
nunca, se digita unos cuantos números desde un celular y listo: La
riqueza que quieren confiscar los políticos ya está en las Islas
Caimán o en donde sea. Los verdaderamente ricos no se dejan
capturar por politicastros. También las personas más inteligentes,
laboriosas, emprendedoras y llenas de iniciativa, los profesionales
DEFENDIENDO A THEMIS 514
jóvenes y los verdaderos recursos humanos de cualquier país,
emigran en busca de mejores destinos.
Pero siempre hay gente que no puede irse porque tiene
inversiones en el país, tierras, capital de fábricas, una historia, un
nombre, etcétera. Esa gente, empresarios medianos o chicos, es la
que recibe ahora los golpes del populismo, y ante la inflación y el
incremento de los impuestos decide para poder mantener su nivel
de ganancias bajar la calidad de los productos. Si son profesionales,
buscarán quizá la forma de enquistarse en el Estado y convertirse
en parte del propio problema contra el que gritan.
Y como nadie quiere dinero que se devalúa, su precio cae aún
más. Cuando hay inflación más alta el Estado intenta atribuir el
hecho a las empresas y no a su propia acción de emitir, y fija
precios máximos para presentarse como el “salvador” del desastre
que él mismo ha causado.
Este es otro golpe a las empresas y otro de los hitos de la
decadencia, porque por supuesto las empresas no aceptan esto y
buscan cómo eludir eso de tener que vender a un precio fijado por
otros. ¿Vendería alguien su propio automóvil a un precio bajo
dispuesto por un tercero? Entonces lo que hacen los empresarios,
que cada vez son menos, es no vender, o disminuir la calidad, o la
cantidad de sus productos, o ambas cosas. O vender a sus propios
precios —y aun incrementados— en el “mercado negro”. En esta
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 515
etapa empieza el totalitarismo con la persecución a los
“agiotistas”.
Pero si la presión estatal sigue siendo fuerte, los empresarios
dejan de vender. Nadie puede obligarlos a vender a pérdida. Por
eso empiezan a escasear los productos hasta el punto de que en
Argentina en alguna época se armaban enormes filas para
conseguir papel higiénico y comprar un paquete de cigarrillos era
imposible. En ese momento el Estado empieza a apropiarse de la
Economía, aparte de romper el tejido social. Los consumidores
acusan a los vendedores de estar ocultando mercaderías o de hacer
trampas en precios y en calidades, los vendedores finales tratan de
ganar a costillas de los mayoristas, y éstos de los productores.
Todos se denuncian, y el único culpable —que es el Estado—,
aparece como el “salvador”.
En cierta forma todos tienen razón en sus denuncias recíprocas,
porque el Estado los ha convertido a todos en tramposos
necesitados de proceder así para sobrevivir a la presión impositiva
e inflacionaria. Pero ninguno tiene razón, porque ninguno osa
culpar al Estado, que es quien procedió a ponerlos en situación de
pelea recíproca. Se va disminuyendo la actividad económica, el
consumo y el ahorro. Y sin ahorro no hay inversión genuina ni
prosperidad, diga lo que diga Keynes. La economía se convierte en
una carrera despiadada de “sálvese quien pueda”, y quienes menos
DEFENDIENDO A THEMIS 516
pueden salvarse son los más pobres.
Este sistema ecléctico y pragmático termina siempre finalmente
siendo socialista y marxista. Al no poder aumentar la presión
impositiva ni la emisión, y lógicamente perder crédito externo, sus
alternativas son la confiscación de bienes internos y el acceso a los
créditos externos del comunismo.
Y entonces aparece China con su milenario “know how” de
totalitarismo, y sus créditos a cambio de soberanía y con nuevas
pretensiones territoriales, tal como ya lo hizo con Yibuti en África,
con la Patagonia en Argentina, y con sus aspiraciones sobre
convertir el Noroeste argentino donde vivo en una enorme granja
de cerdos.
Es la vieja receta del Manifiesto Comunista: “Resumiendo: los
comunistas apoyan en todas partes, como se ve, cuantos
movimientos revolucionarios se planteen contra el régimen social y
político imperante… Los comunistas no tienen por qué guardar
encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus
objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo
el orden social existente”.
También es la receta que detalla Lenin en su libro “¿Qué
hacer?”: “Nosotros debemos asumir la tarea de organizar la lucha
política, bajo la dirección de nuestro partido, en forma tan
múltiple que todos los sectores de oposición puedan prestar, y
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 517
presten de verdad, a esta lucha y a este partido la ayuda que
puedan. Nosotros debemos hacer de los militantes
socialdemócratas dedicados a la labor práctica líderes políticos que
sepan dirigir todas las manifestaciones de esta lucha múltiple, que
sepan, en el momento necesario, “dictar un programa positivo de
acción” a los estudiantes en efervescencia, a los descontentos de los
zemstvos, a los miembros indignados de las sectas religiosas, a los
maestros nacionales lesionados en sus intereses”.
110.- El milagro socialista escandinavo no existe
En una publicación de El Cato, una página liberal, encontré un
artículo de Victor H. Becerra y Miguel A. Cervantes analizando el
caso de Suecia, que se suele presentar como ejemplo —aislado, pero
que supuestamente demostraría la posibilidad empírica— de un
socialismo exitoso, que demuestra a las claras que lo bueno que
tiene, es obra del respeto a la libertad y propiedad, y no del
socialismo. Suecia ocupa hoy la posición 35 de 162 países en el
índice de libertad económica del Instituto Fraser.
Recuerdan los autores a Anders Chydenius, sacerdote de
Finlandia Occidental —entonces parte del Suecia— que se
adelantó una década a Adam Smith en muchos de sus hallazgos
económicos liberales. Las ideas de Chydenius empezaron a
enraizarse en su propio país y, en 1.840, el dirigente Johan August
Gripastedt trasladó las ideas de libre mercado a la política,
DEFENDIENDO A THEMIS 518
estableciendo las bases de la economía sueca moderna. Por cien
años hubo libre mercado en su más alto nivel con una intervención
mínima del gobierno, lapso en el que el Producto Bruto Interno per
cápita de los suecos se duplicó siete veces, la mortalidad infantil se
redujo y la esperanza de vida aumentó 26 años, pasando Suecia de
ser un país de agricultura de subsistencia a otro con una de las
economías más ricas del planeta. Los impuestos en Suecia eran más
bajos que en EE.UU. y que en Occidente en general. En ese tiempo
se construyeron las bellas ciudades de cantera que hoy todos
admiran.
Las grandes empresas suecas, que hoy son ejemplos de eficiencia
y calidad, buen ambiente de trabajo, avance tecnológico y trabajo
bien remunerado, se fundaron antes del frustrado y ahora
abandonado experimento socialista. Prácticamente ninguna gran
empresa sueca actual se creó después de 1.970.
En el período posterior a 1.970 los sindicatos suecos en
colaboración con el gobierno en el poder, crearon un estado
benefactor que cuidaría a los ciudadanos “desde la cuna hasta la
tumba” y que sería financiado mediante un gran aumento de
impuestos. Como era de esperar, los altos impuestos empezaron a
ahorcar la actividad empresarial. Los sindicatos reclamaron una
parte de las empresas y armaron un fondo de los trabajadores que
compraba a las propias empresas aportantes. Lógicamente devino
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 519
una enorme fuga de capitales.
Para 1.990 empiezan los vientos de cambio: se instrumentaron
las primeras reformas, el fondo de los trabajadores fue abolido, el
gasto del gobierno disminuyó, se privatizaron los ferrocarriles, se
abolieron los monopolios estatales, se eliminó el impuesto a la
herencia, se privatizaron varias empresas estatales, bajaron
impuestos, se reformaron las pensiones. Suecia se dio cuenta que
con monopolios estatales no había innovación. Hubo una gran
desregulación. Se permitió que el sector privado entrara en la
educación y el cuidado de personas mayores. Se permitieron los
bonos educativos, que crean competencia y mejor calidad en la
educación.
Hoy las empresas mineras consideran a Suecia como el séptimo
mejor país para invertir debido a la calidad de sus políticas mineras,
la certidumbre de sus regulaciones y su mínimo intervencionismo
estatal. El Informe Anual 2.019 del Instituto Fraser, cuyo Índice
de Libertad Económica fue considerado por el premio Nobel
Douglass North como la mejor medida para una descripción de “la
eficiencia de los mercados”, puntúa a Suecia con 7,56 puntos sobre
10, y lo clasifica, según se dijo, en el lugar 35 de 162 países en
materia de libertad económica.
De acuerdo al Banco Mundial, Suecia tiene gran certidumbre en
la compra y venta de bienes inmobiliarios: solo con un trámite se
DEFENDIENDO A THEMIS 520
hace una transacción inmobiliaria, se requieren solo 7 días, y tiene
un excelente sistema de catastro. Su moneda es muy sólida,
puntuada en 9,3 sobre 10, y está abierta de par en par al libre
comercio y la inversión extranjera. Para abrir una empresa e
requieren sólo 3 trámites y 7 días. En materia educativa utiliza un
sistema de vouchers escolares, sistema pergeñado por Milton
Friedman.
Así que la supuesta “excepción sueca” al previsible fracaso de
los sistemas socialistas no existe. En el período en que la izquierda
lo ponía como ejemplo, Suecia subsistía de los restos del éxito de
cien años de gobiernos libres, y cuando se hizo patente el fracaso
socialista, dio un golpe de timón hacia la libertad, hecho
sistemáticamente soslayado por la izquierda.
111.- El populismo es siempre de izquierda
Sobre el carácter izquierdista del populismo, basta solamente
con remontarse a sus raíces. En sus orígenes, el reconocido
fundador del populismo ruso fue Alexander Herzen. Era un
pensador muy originalmente individualista, como ocurría a veces
con los liberales iluministas franco prusianos, luego devenidos en
los socialistas a los que luego se llamó “utópicos” de su época,
dentro de la caracterización dada por Marx a sus competidores de
izquierda, para dar a entender que el suyo, el socialismo
“científico”, era realizable. Tan es así que un liberal clásico del
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 521
fuste de Isaiah Berlin, al escribir sobre “Los pensadores rusos”
aclara que “Fui a la Biblioteca de Londres y por pura casualidad
me topé con Herzen… Sabía que había un sabio barbudo, algo
pesado del siglo XIX, y luego vi su nombre, así que por pura
curiosidad saqué un volumen y nunca miré hacia atrás. Se
convirtió en una figura central en mi vida”.
Según Isaiah Berlin, Herzen le proporcionó “un arsenal general
de armas intelectuales” en la lucha contra el totalitarismo y el
fundamentalismo, al punto que escribió la Introducción a la
edición en inglés de 1.956 de “Desde la otra orilla” (From the Other
Shore) de Herzen, obra que consideró esencial para el siglo XX,
especialmente durante la era de la Guerra Fría. Berlin expone
cómo le sedujo el hecho de que “Herzen declara que todo intento de
explicar la conducta humana en función de alguna abstracción, o
de dedicar seres humanos a su servicio, por noble que sea tal
abstracción o justicia, progresos, nacionalidad, aun si es predicada
por grandes altruistas como Mazzini o Louis Blanc o Mill, siempre
conduce al final al holocausto y al sacrificio”.
Sin embargo, efectuadas esta brevísima semblanza
reivindicatoria de su respeto por la individualidad, vuelvo al punto
de sus ideas. En un artículo denominado “El paneslavismo
moscovita y el europeísmo” exponía Herzen que “Europa, en su
marcha hacia la revolución social, se encontrará con el pueblo ruso
DEFENDIENDO A THEMIS 522
que ha sabido realizar, aunque sea de forma salvaje y desordenada,
la distribución de las tierras entre los cultivadores... Tened en
cuenta que no ha sido la Rusia de los intelectuales la que ha dado
este ejemplo, sino las masas sencillas. En Occidente, el socialismo
está considerado casi como un sinónimo de desorden y de horrores,
mientras que en Rusia, por el contrario, aparece como el arco iris
del porvenir. Por ello, a través del socialismo, la idea de la
revolución puede convertirse en un ideal popular”. El populismo
era básicamente un socialismo que buscaba una revolución social a
través del campesinado y la reforma agraria. Era entonces desde su
origen, nada más que una vía edulcorada al socialismo.
Desde entonces nada ha cambiado. Se sincera Ernesto Laclau,
autor de “Hegemonía y estrategia socialista” y de “La Razón
populista”, cuando dice que a la larga todo populismo es socialista:
“Hay populismo siempre que las identidades colectivas se
construyen en términos de una frontera dicotómica que separa a
“los de arriba” de “los de abajo””. Esto es, que el populismo apela
siempre a la mal llamada “lucha de clases”. Y en eso acierta. El
populismo es un discurso de resentimiento, cuyo destino último
aun no querido es siempre el comunismo. Lo confiesa Laclau al
decir “En definitiva constituye la dialéctica entre pueblo y las
clases encuentra aquí el momento final de su unidad: No hay
socialismo sin populismo, pero las formas más altas de populismo
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 523
sólo pueden ser socialistas”. Laclau es en sí una demostración. Es
comunismo puro y duro.
112.- El populismo de derecha no existe
Hay un muy jugoso cuento relatado paradójicamente por Pablo
Giussiani, un ex guerrillero montonero argentino, en su libro
“Montoneros, la soberbia armada”, en donde reconoce haberse
equivocado. El cuento, que resumo, tiene por protagonista a un
explorador inglés que se pierde en una jungla y es conducido a un
enorme palacio. Es arbitrariamente condenado a muerte pero se le
permite salvar su vida si acierta con la solución de una adivinanza:
“Tengo cinco esclavas, tres de ellas con ojos azules y dos con
ojos negros”, dice el rey. “Estas mujeres tienen una particularidad:
las de ojos azules dicen siempre la verdad; las de ojos negros
siempre mienten. Usted podrá formularles sólo tres preguntas en
total. Si con ellas logra descubrir el color de los ojos de las cinco,
quedará en libertad y convertido en huésped de mi reino”. El
explorador, tras unos momentos de reflexión, pregunta a la
primera: “ ¿ Qué color de ojos tienes “. La mujer contesta en el
dialecto de su tribu, ininteligible para el prisionero. El inglés
protesta, se declara lesionado en su derecho al “fair play” y exige
que le traduzcan la respuesta. El anciano rey le explica que las
severas leyes de su reino no consienten agregar aclaraciones a una
respuesta ya formulada. “ Usted ya gastó una pregunta”, dice. “La
DEFENDIENDO A THEMIS 524
única concesión que le puedo hacer ahora es la de ordenar a las
esclavas que contesten en inglés a las otras dos”. El explorador
pregunta entonces a la segunda esclava: “¿ Qué color de ojos dijo
tener tu compañera?” Y la mujer contesta “Negros”. El cautivo
dirige luego la única pregunta que le queda a la tercera
encapuchada de la fila: “ ¿ De qué color son los ojos de la esclava
que acaba de contestarme?” La respuesta: “Azules”. El explorador
medita unos instantes y dice finalmente al rey: “Tengo la solución:
la primera esclava tiene ojos azules, la segunda y la tercera negros
y las otras dos azules”. Removidas las capuchas, se comprueba que
el explorador ha acertado.
“Fue una deducción lógica”, explica el inglés: “Aunque no
entendí a la primera esclava, yo sabía de antemano lo que iba a
contestarme. Forzosamente debía decirme que tenía ojos azules,
sea porque los tenía efectivamente de ese color, en cuyo caso me
diría la verdad, sea porque los tenía negros, en cuyo caso no podía
menos de mentirme diciendo que los tenía azules. Esto me permitió
saber que la segunda esclava era de ojos negros, pues era obvio que
mentía al afirmar que la primera había dicho tener ojos de ese color.
Del mismo modo deduje que también la tercera tenía ojos negros
porque había atribuido falsamente a la segunda ojos azules”.
Dice luego el autor que “Todo el razonamiento del explorador
inglés brota de la sencilla pero a la vez sorprendente evidencia de
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 525
que los dos grupos de esclavas, siendo representativas de principios
antagónicos —la Verdad y la Mentira, el Bien y el Mal—, y
precisamente por serlo, tienen que decir siempre y necesariamente
las mismas cosas”.
Bien entendido esto, no debemos suponer que todas las mujeres
que dicen ser rubias están mintiendo ni asumir que están diciendo
la verdad, ya que dirán lo mismo las rubias y las morochas. Y, en lo
relativo al tema que estoy tratando, el genuino y sincero discurso
de regreso a los valores será desgraciadamente bastante similar al
de los parlanchines populistas, pero eso no debe confundir: Hablar
de un populismo de derecha y otro de izquierda vacía al término de
su fin socializante que lo caracteriza. Es siempre intervencionista y
las medidas intervencionistas en la economía son siempre un
camino de servidumbre hacia el socialismo, como bien lo destacó
muchísimos años atrás Friederich Von Hayek en su recordado libro
“Camino a la Servidumbre”.
Debe advertirse por ende contra una distorsión neolingüística
propia de la izquierda, que a partir de Cas Mudde y su obra
“Partidos populistas de extrema derecha” habla de un “populismo
de derecha”. En iguales términos se refiere la icónica
liberprogresista Gloria Álvarez en su libro “El engaño populista”.
Para ellos, “populista” es cualquier discurso que ose hablar de
que existen élites corruptas. Pero si un partido denuncia la
DEFENDIENDO A THEMIS 526
existencia de élites corruptas —lo que es usualmente cierto— y que
hay que combatirlas, denuncia que es la esencia de un sistema
democrático, abrir los ojos de la gente y decir las cosas sin
eufemismos no significará ser “populista” sino simplemente saber
ver y transmitir la realidad. Según esta neolengua, con fuentes
claramente liberales iluministas franco prusianas e izquierdistas, el
“populismo de derecha” sería una ideología que concibe a la
sociedad dividida en dos grupos opuestos y homogéneos: un pueblo
puro y una élite corrupta. Estos supuestos “populistas” son
señalados porque piensan que la política debería ser expresión de la
voluntad general del pueblo y no de las élites políticas...
¿Está eso mal? ¿Denunciar a las élites corruptas no es la idea de
toda verdadera democracia? Eso no es populismo, sino el éxito de
la siempre tardía reacción de las masas contra el populismo
socialista, y eso asusta a la Nomenklatura y a sus corifeos.
Entonces, siguiendo la máxima de “si no puedes vencerlos,
confúndelos”, y las involuntarias enseñanzas de George Orwell al
explicar las ventajas confusionistas de la neolengua, la
Nomenklatura asigna el mote de “populismo de derecha” a
cualquier movimiento que rechace a la izquierda y a las
burocracias populistas y/o totalitarias como solución política.
La postura de Gloria Álvarez no debe extrañarnos. Es una
típica liberal iluminista franco prusiana, autora en un libro
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 527
titulado “Cómo hablar con un progre”, y también de otro titulado
“Cómo hablar con un conservador”, escrito quizá para aventar la
remotísima posibilidad de que alguien pretendiera identificarla
como tal pese a su obvio liberalismo iluminista franco prusiano…
Ella define como “progre” al interlocutor “perteneciente a un
colectivo de extrema izquierda que, desde una posición de
superioridad moral, dice defender los intereses de la clase
trabajadora”. Con tal definición, excluye a todos quienes atacan a
la cristiandad a través de la afectada defensa de cualquier otro
colectivo —homosexuales, feministas, etc.— que no sean los
trabajadores, como también a la izquierda mientras no sea
“extrema”, o a quienes hacen discursos “progres” sin afectar
superioridad moral. Ni sobre todo, a alguien que como los
liberprogres, ella incluida, usen el discurso liberal para atacar a la
Civilización Occidental y Cristiana, la Cristiandad. En suma, busca
aventar cualquier sospecha de ser ella misma una “progre”.
113.- El populismo de verdad y la corrección política
La finalidad de sugerir la existencia de un populismo de derecha
es clara: Si todos los signos ideológicos pueden ser populistas, el
populismo en sí como amenaza de izquierda y como camino al
comunismo, queda a un tiempo negado, redimido y vaciado de
contenido, y la lucha contra el populismo deja de ser una cuestión
de ideologías políticas para convertirse simplemente en una mera
DEFENDIENDO A THEMIS 528
lucha contra los exaltados, esto es, en una cuestión formal, aun
cuando los “exaltados” busquen restablecer el imperio de los
derechos individuales y del sistema republicano, y sus detractores
sean educados socialistas liberticidas. Solamente los
“políticamente correctos” quedan al margen de toda sospecha.
Así, no es inusual ver a liberprogresistas políticamente correctos
defender a flemáticos burócratas claramente socialistas,
considerando que sus exaltados opositores que arrastran los votos
de los sojuzgados que buscan libertad, son “populistas de derecha”.
Para ellos de por sí hablar de “pueblo”, “nación”, “patria”, “héroes
de la patria”, denunciar la existencia de élites corruptas o propiciar
combatirlas, es un pecado de lesa liberprogresía políticamente
correcta.
De más está decir que tales discursos no son en modo alguno
populismo, pese a lo que predica Gloria Álvarez, actual sacerdotisa
del liberalismo iluminista franco prusiano, sino simplemente saber
ver y transmitir la realidad. No niego que la mención a la
existencia de un pueblo puro y una élite corrupta pueden ser una
estratagema electoral, ya que nunca hay gente totalmente pura y
poca hay que sea totalmente corrupta, pero no es de por sí una
muestra de populismo con independencia de las medidas que se
propicia para combatir ese sistema.
Toda esa neolengua, en lo relativo al liberalismo clásico austro
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 529
británico, es falsa. Los movimientos conservadores y liberales
clásicos, y no el fascismo, el nazismo o el peronismo, son la única
verdadera derecha y sus emblemas de “vida, libertad y propiedad”
no pueden ser jamás populistas por enfáticamente que sean
pronunciados los discursos recordando tales raíces, ya que en
libertad cada ser humano es un individuo y no un engranaje de un
“pueblo”. Hasta los frecuentes fracasos electorales del liberalismo
clásico son su galardón por no adoctrinar masas irracionales que se
mueven por sentimientos, cuanto más bajos mejor, sino intentar
—en general infructuosamente— convencer a individuos
pensantes.
Existen cientos de definiciones de populismo, y no es raro
porque va mutando mientras siempre persigue el mismo fin:
Engañar al pueblo, sacarle su dinero, vivir sus cabecillas como
reyes y conducir a los países finalmente, voluntaria o
involuntariamente, al comunismo. En tren de buscar definiciones,
doy la mía: El populismo es todo movimiento político, sea nacido
de elecciones o no, en el poder o en la oposición, que no predique y
practique una filosofía liberal clásica. Así considero populistas a
todos quienes por razones electorales o las que fueren, no respeten
la vida, la libertad o la propiedad.
Eso incluye a todo tipo de irrespeto a estos principios. Irrespeto
a la vida por aborto, eutanasia o experimentos humanos no
DEFENDIENDO A THEMIS 530
consentidos, guerras, agresiones fundadas en diferencias de raza,
religión, ideas políticas o las que fueren, y en general, cualquier
ataque al proyecto de vida ajeno. Irrespeto a la libertad por
dificultar el comercio, atentar contra la libertad de culto, la
libertad de expresas sus ideas y cualquier tipo de expresión de
individualidad, a cualquier acción privada, por más que vaya en
contra de los propios parámetros culturales, que debe ser protegido
a rajatablas mientras se realice también en un marco de respeto a
la sensibilidad de quienes probablemente piensen de forma
diferente, libertad que incluye también por cierto la libertad de
pensamiento de no coincidir con las personas diferentes, también
en la medida en que se guarde el simétrico respeto a la sensibilidad
de quienes probablemente piensen de forma diferente. Irrespeto a
la propiedad por impuestos elevados, confiscaciones, trabas
aduaneras, expropiaciones tomando la posesión del bien antes del
pago de una indemnización justa, regulaciones económicas
absurdas, precios mínimos o máximos, etc.
Pero reitero: Pese a sus diferentes manifestaciones, el verdadero
populismo es siempre un movimiento de izquierda, usualmente
promovido desde su origen, o rápidamente cooptado desde su
infancia, por el comunismo. No hay que dejarse confundir. Los
ejemplos que se pone del oxímoron del “populismo de derecha”, o
no son de derecha sino por el contrario de izquierda —como ya se
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 531
aclaró que lo fueron el nazismo, el fascismo o el peronismo, aun
cuando se tratase de una izquierda nacional—, o no son realmente
partidos populistas —tal el caso del Partido Republicano de
Donald Trump o el Partido Social Liberal y ahora la Alianza para
Brasil de Jair Bolsonaro, que se suelen mencionar como ejemplos—
y cuyo “pecado” que los hace impopulares entre los liberprogres
consiste simplemente en haber tenido y mantener muchos votantes,
hablar del interés de su país, denunciar a las élites prebendarias
locales y las aspiraciones imperiales de China, y oponerse al aborto
y la eutanasia.
Retomando el hilo de la exposición, la mención de la existencia
de un populismo de derecha es simplemente una forma de convertir
a la lucha contra el verdadero populismo en una amanerada lucha
contra la presunta “incorrección política” de quienes alzan la voz
para denunciar las maniobras de las “nomenklaturas”
verdaderamente populistas, que son las de los políticos socialistas y
comunistas. En una neolengua que confunda a quienes luchan
contra el populismo, haciendo ver como sus enemigos a quienes
atacan al verdadero populismo de izquierda con ahínco, y como
supuestos “verdaderos” opositores al populismo a quienes incurren
en la trampa de izquierda de la “corrección política”, un opositor
que la experiencia de los años ha demostrado siempre incapaz de
enfrentar al populismo.
DEFENDIENDO A THEMIS 532
En definitiva... ¡La versión tergiversada del populismo que dan
los izquierdistas y sus involuntarios aliados liberprogres, es una
forma de convertir la lucha contra el populismo en una lucha
contra quienes promueven apasionadamente la vuelta a los ideales
liberales clásicos!
114.- La síntesis de los opuestos. El Nuevo Orden Mundial
La mención a la existencia de un “populismo de derecha” es un
formidable ejercicio de neolengua, cambiar el nombre de las cosas
para confundir y evitar el pensamiento racional, que permite
fusionar como si fueran dos formas de decir lo mismo, a todos los
admiradores de lo “políticamente correcto”, una serie de conceptos
usualmente socialistoides que se venden como una suerte de acervo
común de la humanidad, cuando son en realidad muchas vece
obviedades que desde hace siglos sostenía el liberalismo clásico,
mezcladas y bastardeadas con falsedades que desde hace siglos
sostenía infructuosamente el socialismo utópico.
Ya más que confundidas las tropas liberales con la fusión de
Iluminismo francés y Comunismo soviético, lo único que faltaba
para terminar de confundirlas era el aporte del Comunismo chino
tendiente a la creación de un Nuevo Orden Mundial comunista en
lo político y capitalista —en el sentido marxista del término— en
lo económico, con unos pocos empresarios prebendarios dedicados
a depredar mercados cautivos. Un mundo distópico en donde no
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 533
existirían la iniciativa privada, el crecimiento personal por el
propio mérito, ni ningún incentivo para ser algo más que una pieza
de una gigantesca maquinaria productiva en beneficio de unos
pocos privilegiados, y por supuesto, de los jerarcas del Partido.
Sintéticamente, ese Nuevo Orden Mundial, manteniendo la
postura comunista de que el Estado es el único dueño de los medios
de producción, empero los “concesiona” en unos pocos particulares
elegidos, que pagan cánones menos severos que los delirantes
impuestos propios de los países populistas y socialdemócratas. A
cambio, les ofrece monopolios, exclusividades y un gigantesco
mercado cautivo. La iniciativa individual, el sueño americano, la
privacidad, el ámbito privado, la familia, el ímpetu por trascender
y legar algo a sus descendientes, en suma, todo lo que caracteriza a
la verdadera libertad, desaparecen en medio de aplausos de
libertarios descendientes del liberalismo iluminista franco prusiano,
convencidos de que eso es el “Ideal desconocido” del que hablaba
su gurú Ayn Rand, la que, más inteligente que sus seguidores,
seguramente se espantaría, ya que a poco que uno lo mire, queda
claro que el Nuevo Orden Mundial es un muy refinado tipo nuevo
de fascismo. Tiene toda su iconografía, todo su discurso, toda su
crueldad totalitaria, todo su desprecio por el individuo. Y los
liberprogres, que ven fascismo en cualquier regulación social, serán
sin darse cuenta sus cultores, y probablemente cuando se imponga,
DEFENDIENDO A THEMIS 534
sus primeras víctimas.
El economista Thomas Di Lorenzo expone que el “fascismo
siempre ha sido un tipo de socialismo. Benito Mussolini fue un
socialista internacional antes de ser un socialista nacional, siendo
esto último la esencia del fascismo. Al socialismo nacionalista que
éste defendía no le importaba dejar sobrevivir a empresas privadas,
siempre y cuando éstas fueran controladas por políticas y subsidios
gubernamentales” Y en “Ira y tiempo”, el ya citado Peter
Sloterdijk (que llama al socialismo nacional como “fascismo de
izquierda”) dice “Que al fascismo de izquierda le haya gustado
presentarse como comunismo, era una trampa para moralistas.
Mao Tse Tung nunca fue otra cosa que un nacionalista chino de la
izquierda fascista”.
Esto sirve para explicar qué es en el fondo este “Nuevo Orden
Mundial”: Una nueva forma de nazi-fascismo, con sus
características de unión entre comunismo y capitalismo
prebendista más acentuados inclusive que en sus lejanos
antecesores del derrotado Eje, pero no realizado entre socialistas y
empresarios de un país sino entre todos los comunistas del mundo y
una élite de mega-empresarios corruptos de alcance global. Un
“capitalismo” no liberal, y un “socialismo” no humanista, que
confunde a los liberales y a los izquierdistas de buena voluntad.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 535
XII.— EL COMUNISMO SE TIÑE DE CAPITALISMO
115.- Anticipación sobre el Nuevo Orden Mundial
Aclarados en puntos anteriores los peligros del la alianza entre el
liberalismo iluminista franco prusiano y el comunismo —o el
verdadero populismo, el de izquierda, camino hacia él— debemos
ahora describir cómo continúa hoy este proceso en forma más sutil,
a través del aporte de la China Comunista y su milenaria sagacidad
para obtener lo que Sun Tzu en “El arte de la Guerra” llama la
mejor forma de victoria: Vencer sin necesidad de combatir.
Supuestamente un Nuevo Orden Mundial se avecina,
perniciosamente seductor para países poco desarrollados por su
invocada fusión de los opuestos. Pero debemos recordar que en el
“Mundo Feliz” de Huxley, un mundo totalitario de forma más sutil
que el “1.984” de George Orwell, —lo leí en las épocas de la Guerra
Fría y encontraba eso ficticio— se daba similar fusión. Una de las
protagonistas se llamaba Lenina Crowne en homenaje a Lenin y a
la Corona, pero curiosamente el ídolo máximo de ese mundo
distópico era Henry Ford. En materia religiosa la cruz había sido
sustituida por la T del Ford T. Los bebés se fabricaban en serie
para ser Alfa, Beta, Gamma o Delta, los humanos eran solamente
consumidores, vivían drogados con “soma”, y cuando llegan a
cierta edad eran asesinados.
DEFENDIENDO A THEMIS 536
Ese mundo solamente era “feliz” para los opificados que no se
daban cuenta de que eran solamente engranajes de una maquinaria,
y para quienes dominaban los medios de producción que no tenían
competencia ni existía posibilidad de que surgiera ya que no existía
la iniciativa individual. Su sistema —y el que pretende adoptar el
Nuevo Orden Mundial— era una “economía de giro uniforme”
conforme a la afortunada definición de Ludwig Von Mises. Allí no
había libertad, creación de empresas, riesgo empresario,
perspectiva de futuro, y ni siquiera la destrucción creativa de
Joseph Schumpeter. No había realmente vida, ni libertad ni
propiedad, sino solamente caricaturas de los derechos individuales.
Veremos que poco a poco todo eso está ocurriendo. Y lo están
motorizado grandes capitalistas, instituciones de gobierno mundial
como la ONU y la UE, Banco Mundial, FMI, magnates de Sillicon
Valley, viejos magos financieros y titanes de la producción en masa.
El Ford de la novela , multiplicado. Antes de que se me acuse de
“conspiranoico” debo aclarar que muchos de los conceptos que se
vierten son derivaciones de hechos profusamente documentados y
a disposición de cualquiera que los quiera leer.
Para que la gente no se percate, existe una “neolengua” como en
“1.984” de George Orwell. Está llegándose a una distopía mundial
en donde el gran capital ha renegado del liberalismo clásico, y lo
busca sustituir por un “empresarismo” monopólico. El empresario
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 537
siempre busca el monopolio, y su límite es la competencia ¿Qué
pasa cuando la competencia desaparece autoritariamente? El
laboratorio en donde se ensaya es China, en donde tienen su base
muchas de las más grandes empresas del mundo. El Estado es sin
que nadie se dé cuenta, el único dueño de las empresas, cuya
explotación “concesiona” particulares, que pagan un canon
inferior a los impuestos del Occidente socialdemócrata a cambio de
monopolios. Y por eso vemos darse la mano, unidos y alegres, a
grandes empresarios occidentales con jerarcas comunistas.
Todos, y en especial los liberprogresistas, deberían leer un poco
menos de “El manantial” de Ayn Rand, y un poco más de “Un
Mundo Feliz” de Aldous Huxley, de “1.984”, de “Rebelión en la
Granja” de George Orwell, y de “Farenheit 451” de Ray Bradbury,
para entender cómo viene el tema. Mientras tanto, mencionaré
seguidamente cómo se está gestando cada vez más
desembozadamente esa distopía mundial que debemos denunciar y
combatir. ¿O esperaremos la máquina de vaporización instantánea
entre nubes de droga, declamaciones negacionistas y loas a un
Nuevo Orden Mundial que conjugue lo peor de todas las pesadillas
literarias del pasado, hechas realidad por un nuevo “Gran
Hermane”?
116.- Un poco de historia. China cambia para seguir igual
¿Cómo estamos llegando a esto? Giuseppe Tomasi di
DEFENDIENDO A THEMIS 538
Lampedusa escribió la famosa novela “El Gatopardo”, en donde
las minorías gobernantes de Sicilia aceptan y propician una
aparente Revolución en su contra, para continuar en el Poder.
Cambiar todo para que nada cambie. Es lo que hizo China en una
síntesis terrible y genial de la que hablaremos seguidamente. Ese
país está acaparando ahora el mundo, cada vez menos
silenciosamente, gracias a su comprensión global del fenómeno del
capitalismo no liberal, el antiguo Mercantilismo, como forma de
realizar el totalitario “Mundo Feliz” de Aldous Huxley. El Nuevo
Orden Mundial.
Pese a los ribetes conspiranoicos con que se quiere pintar toda
mención a ello, la pretensión de implantar un Nuevo Orden
Mundial es una realidad. Es sabido que el Viejo Orden Mundial, los
dos bloques de Estados Unidos y Rusia, ha caído, y varios mundos
alternativos buscan emerger en su reemplazo. La canción “Winds
of change” de Skorpion, “El fin de la Historia” de Francis
Fukuyama, ““El advenimiento de la sociedad post-industrial” de
Daniel Bell, “La tercera ola” y “El choque de las Civilizaciones” de
Samuel Huntington, “Los próximos cien años” de George
Friedman, entre tantos otros libros, así lo proclaman. Algo
diferente viene. Y no para bien.
La historia moderna de este cambio coincide con la muerte de
Mao Tse Tung a principios de la década de 1.970. Justo en esos
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 539
momentos ya era notorio el fracaso del comunismo y la eficiencia
del mercado libre para generar prosperidad a la gente, por lo que se
llevó la teoría de la explotación de las personas por las personas, a
una nueva teoría de explotación de países por países, lo que
Eduardo Galeano llamara “La venas abiertas de América Latina”,
la supuesta exacción de recursos de Occidente a Sudamérica. Esa
postura fue brillantemente refutada por mi hermano Julio Marcos
Víctor Rougès en su irónico ensayo sobre “Las venas abiertas de
Canadá”, en donde demuestra que de ser ciertas las afirmaciones de
Galeano (de las que, dicho sea de paso, se retractó antes de morir),
el país más pobre de la tierra por su cercanía y comercio con
Estados Unidos, debería ser Canadá.
Sin embargo, con este argumento el G77 y el Movimiento de
Países No Alineados (NAM) fueron incrementando su acción
colectiva en la ONU para establecer con el apoyo de ese organismo
internacional un Nuevo Orden Económico Internacional (NIEO)
supuestamente tendiente a disminuir las asimetrías en perjuicio del
“Sur global” y buscando la creación de marcos institucionales,
regímenes legales y mecanismos redistributivos que corrigieran las
llamadas “disparidades centro-periferia”.
Los peligros de estos movimientos ya eran avizorado aún antes
del obvio punto de inflexión que fue el efímero triunfo de Occidente
con la caída del Muro de Berlín, por nuestro esclarecido Alberto
DEFENDIENDO A THEMIS 540
Benegas Lynch (h), en sus “Fundamentos de Análisis Económico”,
publicado aun antes de eso. Allí, citando a Karl Brunner y a Harry
George Johnson, hacía referencia al Nuevo Orden Económico
Internacional (NIEO por sus siglas en inglés) propiciado por la
Organización de las Naciones Unidas, diciendo que “En años
recientes la política de las Naciones Unidas ha estado cada vez más
referida a la idea de un “nuevo orden económico internacional”
(NIEO)… Sostienen que estas diferencias en la riqueza significan
una seria amenaza a la paz, lo cual sirve para legitimizar la
atención de las Naciones Unidas y para justificar la expansión de
nuevas instituciones… (que en definitiva significan) la
transferencia masiva de recursos desde Occidente a los países del
Tercer Mundo…. El NIEO surge como un nuevo manifiesto
marxista-leninista”.
China era entonces un callado y calculador espectador, presto a
agazaparse para tornarse en protagonista al primer descuido de las
superpotencias entonces en conflicto. Con una pobreza superior a
la de muchos de los países tercermundistas, tenía a la vez una
potencialidad militar tremenda, era potencia nuclear e integraba la
“mesa chica” de las Naciones Unidas. Era un país pobre para los
países pobres, pero un país rico y poderoso para los países ricos y
poderosos. Podía identificarse con ambos.
Las autoridades chinas estaban dotadas —valga la
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 541
redundancia— de una paciencia china, y sabían que su momento
aún no había llegado. Pero, como en el juego del Go, se dedicaban a
posicionar estratégicamente sus fichas. Viene al caso recordar el
antiquísimo cuento chino de un viejo hombre cuya mujer le hizo
ver que si se movía una montaña, podrían ver el mar, y empezó con
una pala a moverla, provocando la burla de un vecino con fama de
sabio. El viejo contestó así:
“— ¡Qué torpe es usted! Ni siquiera tiene la imaginación de los
niños vecinos. Cuando yo muera seguramente el trabajo estará aún
sin terminar. Pero quedarán mis hijos y los hijos de mis hijos. Así
continuará el trabajo por los años de los años. Y como, que yo sepa,
las montañas no crecen, algún día terminaremos y habrá un
camino directo entre mi casa y el mar. Entonces el anciano que
tenía fama de sabio no supo qué responder y se marchó”.
Con esa perspectiva temporal proceden los chinos. Hace más de
medio siglo, en 1.955 la “Conferencia Afro-asiática”, precursora del
Movimiento de Países No Alineados, permitió que la República
Popular de China tomara contacto con las naciones africanas
recientemente independizadas. Gracias a ello fue reconocida como
la China legítima en detrimento de la República de China,
confinada en la isla de Taiwán. En 1.971, la mayoría de los países
africanos en la Asamblea General de las Naciones Unidas votó a
favor del Gobierno de Pekín como representante legítimo de China
DEFENDIENDO A THEMIS 542
en la ONU.
Igualmente ocurrió con las naciones de Sudamérica y el Caribe.
En un libro que lleva el sugestivo título de “China, gobierno global
y futuro de Cuba”, Adrián H. Hearn describe el compromiso cada
vez más profundo de China con América Latina. Con cierta miopía
despeja las preocupaciones sobre la excesiva intervención estatal
china, diciendo que la razón de estos recelos se está disipando,
porque China ha ganado influencia en las instituciones
multilaterales, tiene dinero para mitigar las crisis financieras
occidentales, y fomenta la liberalización de las economías
comunistas.
Veremos cómo China ha capitalizado todo esto para ir armando
silenciosa e imperceptiblemente un Nuevo Orden Mundial, muy
cercano a las peores distopías totalitarias.
117.- Mao Tse Tung y la Revolución Cultural
Decía Napoleón Bonaparte que “China es un gigante dormido.
Dejadlo dormir porque, cuando despierte, el mundo temblará”. Y
alguna razón tenía, según se verá seguidamente.
Deberé hacer una pequeña reseña histórica para entender esta
súbita e imprevista aparición en el centro del escenario mundial, ya
que China ha despertado y el mundo debe comenzar a temblar.
Me referiré solamente de la historia reciente de China como
potencia comunista para entender la forma insidiosa en que,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 543
uniendo las enseñanzas del marxismo gramsciano y haciendo
realidad las palabras de Vladimir Lenin conforme a su conocida
frase de que “El comunismo es el poder de los Soviets más la
electricidad”, China decidió apropiarse de toda la ciencia del
“capitalismo”, no para ponerla al servicio y bajo control de los
trabajadores, sino para aplicar las recetas del Mercantilismo que
combatían los primeros liberales, y armar un “comunismo
capitalista” prebendario y antiliberal.
Según el marxismo clásico, luego del supuesto triunfo del
comunismo desaparecerían las clases sociales y por ende la
dialéctica de la lucha de clases se terminaría. Así, termina el
Manifiesto Comunista de Marx y Engels diciendo que “Una vez
que en el curso del desarrollo hayan desaparecido las diferencias de
clase y se haya concentrado toda la producción en manos de los
individuos asociados, el poder público perderá su carácter político.
El poder político, hablando propiamente, es la violencia
organizada de una clase para la opresión de otra. Si en la lucha
contra la burguesía el proletariado se constituye indefectiblemente
en clase; si mediante la revolución se convierte en clase dominante
y, en cuanto clase dominante, suprime por la fuerza las viejas
relaciones de producción, suprime, al mismo tiempo que estas
relaciones de producción, las condiciones para la existencia del
antagonismo de clase y de las clases en general, y, por tanto, su
DEFENDIENDO A THEMIS 544
propia dominación como clase. En sustitución de la antigua
sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismos de clase,
surgirá una asociación en que el libre desenvolvimiento de cada
uno será la condición del libre desenvolvimiento de todos”. Esto es,
que se acabaría la dialéctica de la Lucha de Clases y por ende, el
Materialismo Dialéctico, con su triunfo, habría producido su
propia extinción.
Pues bien, en China y llegado al poder, Mao Tse Tung se dio con
que esta predicción era demostrablemente falsa, ya que la
mentalidad de la gente seguía siendo contraria al comunismo. Con
una mentalidad voluntarista pero totalmente contraria a las
enseñanzas de la Economía Política, decidió realizar un salto hacia
la modernización que denominó el “Salto Hacia Adelante”,
intentando infructuosamente que las Comunas chinas,
equivalentes a los Soviets rusos, fueran el epicentro del Estado, con
el fin último de eliminar el dinero y la propiedad privada. Mao creó
45 mil comunas, con unas 5 mil familias en cada una de ellas, que
totalizaban más de 200 millones de supuestos motores de la
producción.
Ante la fantasía de las metas pedidas por los jerarcas partidarios,
muchos jefes de comunas comenzaron a mentir las cantidades de
granos obtenidas, lo que llevaba a que se les exigiera nuevas metas
aún más inalcanzables. Estos sucesivos fracasos económicos
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 545
obligaron a Mao a renunciar como Presidente, y todo su prestigio
como conductor de China se vio amenazado. Ya para 1.961 ese
“salto” había causado una terrible hambruna con un saldo cercano
a 45 millones de muertos, con grandes sospechas de que el propio
Partido Comunista mezquinaba los granos a quienes no les eran
adictos. El poder personal de Mao quedó fuertemente amenazado.
Entonces decidió, en medio de fuertes luchas internas por el
poder, armar lo que se llamó “La Revolución Cultural del
Proletariado” como método tanto de recuperación de prestigio y
demonización de terceros como supuestos culpables del fracaso,
como de purga de opositores, aun dentro del propio Partido
Comunista. Deng Xiao Ping fue de los sobrevivientes a esas purgas.
Así justificó Mao su proceder: “Aunque la burguesía ha sido
derrocada, todavía está tratando de usar las viejas ideas, cultura,
costumbres y hábitos de las clases explotadoras para corromper a
las masas, capturar sus mentes y organizar una restauración. El
proletariado debe hacer justo lo contrario: debe hacer frente a
todos los desafíos de la burguesía... para cambiar el punto de vista
de la sociedad. En la actualidad, nuestro objetivo es luchar y
aplastar a las personas en el poder que toman el camino capitalista,
criticar y repudiar a las “autoridades” académicas burguesas
reaccionarias y a la ideología de la burguesía y de todas las demás
clases explotadoras, y transformar la educación, la literatura y el
DEFENDIENDO A THEMIS 546
arte, así como todas las demás partes de la superestructura que no
corresponden a la base económica socialista, a fin de facilitar la
consolidación y el desarrollo del sistema socialista”.
Como digresión, aclaro que mientras tanto, como no podía ser
de otra manera, entre los perseguidos antes y después de la
Revolución Cultural, estuvieron los católicos. Se clausuraron las
iglesias en las zonas rurales y las universidades católicas pasaron a
ser controladas por el Estado. Se proclamó un Manifiesto del
movimiento referente a las “Tres autonomías”, que se refería a sus
limitaciones a: 1. La propaganda, con la prohibición de ejercicio de
su misión de los misioneros extranjeros. 2. El gobierno, obligando a
que las iglesias sean guiadas por personal nativo. 3. La financiación,
prohibiendo toda ayuda económica que provenga del extranjero.
Eran medios de asfixiar a la Iglesia con sus restricciones.
En 1.954 el Papa Pío XII publicó la encíclica “Ad signarum
gentes” en la que denunciaba al “Movimiento de las tres
autonomías” como contrario a la fe católica. Mao contraatacó
clausurando más conventos, y propiciando la creación de una
“Asociación Patriótica de los Católicos Chinos”, instrumento del
Partido Comunista —tal como unos cincuenta años después se
crearían las agrupaciones abortistas de “Católicos por el derecho de
decidir”— cuya función sería de gestionar el control de la Iglesia
Católica, y sobre todo obligar a los fieles a decidir su fácil adhesión
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 547
a la tramposa “Asociación Patriótica”, o la permanencia a la real
Iglesia católica, con los riesgos inherentes a ello. Siguieron años de
persecución a estos últimos, con detenciones de sacerdotes y
obispos, incluyendo también a algunos de la “Asociación
Patriótica” que no habían entendido que era una superchería para
entrampar católicos, hasta la muerte de Mao.
Volviendo a la Revolución Cultural, es claro el parentesco de las
acciones de Mao Tse Tung con las ideas de Gramsci de minar lo que
llamaba “la superestructura”. Pero aun cuando la finalidad de
instauración del comunismo fuera la misma, esta Revolución
Cultural constituía la contraprueba de las teorías de la infiltración
marxista de Gramsci, demostrando que si para llegar al poder el
comunismo no trepidaba en manipular los valores e idiosincrasia
de la gente para destruir la llamada “Superestructura de
dominación”, menos aún lo haría luego de llegar al poder. Así, en
China la Revolución Cultural no fue un sutil minado a la forma de
pensar de la gente tendiente a hacer caer por la astucia un sistema
dominante, sino directamente un lavado de cerebro impuesto por
la fuerza tendiente a consolidar por la fuerza el sistema contrario.
Es que en China no se procedía a implementar la Revolución
Cultural para voltear a autoridades contrarias al comunismo, sino
para perseguir las voces disidentes que alertaran sobre el fracaso de
un gobierno ya volcado al comunismo. Y a diferencia de las
DEFENDIENDO A THEMIS 548
propuestas de Gramsci, en China no se buscaba privilegiar la
participación de los intelectuales, sino directamente de la prensa
adicta. Quedaba claro que las posturas de Gramsci no eran
simplemente un método para llegar al poder, sino que luego del
acceso a él podían servir también como método de opresión y
lavado de cerebro.
118.- Deng Xiao Ping y los colores de los gatos
A la muerte de Mao, China no tenía en absoluto la pujanza
económica que adquirió luego de su muerte a través de Deng Xiao
Ping, sobreviviente de las purgas maoístas del período de la
Revolución Cultural, y autor de un giro de tuerca tan insólito como
peligroso para Occidente. Deng estaba entre los líderes que habían
sido puestos entre ojos y condenados por criticar las políticas
económicas de Mao. Luego de una serie de intrigas políticas en las
que desbarató las ideas continuistas de la Viuda de Mao y la
llamada “Banda de los Cuatro”, propuso llevar adelante las
llamadas “cuatro modernizaciones” que ya había propuesto en las
épocas de la Revolución Cultural, y que se referían a la Agricultura,
abandonando la colectivización y extendiendo las parcelas
privadas y el trabajo de tierras; Industria, abandonando la
autosuficiencia económica y abriendo zonas a favor de aumentar
las industrias. Se permitió otorgar incentivos a los trabajadores y
la libre elección del trabajo; Defensa nacional, aumentando el
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 549
ejército para convertirlo en una real potencia militar, y Ciencia y
Tecnología, becando a los mejores estudiantes para enviarlos a las
mejores universidades en el extranjero para aprender su cultura.
Es famosa su frase “No importa el color del gato…lo que
importa es que cace ratones”. Decidió que no tenía mayor sentido
otorgar la administración de las empresas a analfabetos Comisarios
de Partido, sino más bien utilizar el sistema de concesiones que tan
bien conocía a través de Hong Kong, que en última instancia no
era más que una concesión de China a Gran Bretaña, que había
demostrado tal pujanza que la propia China decidió mantenerla
con cierta autonomía dentro de su órbita. Esto es, China decidió
que resultaba más práctico hacer que los grandes Capitanes de la
Industria occidentales trabajaran para ellos, a que fueran sus
oponentes.
Estas reformas esencialmente subrayaron la autosuficiencia
económica. La República Popular China decidió acelerar el proceso
de modernización aumentando el volumen de comercio extranjero,
para lo que abrió sus mercados, destacando especialmente la
adquisición de maquinaria de Japón y el Mundo Occidental, y
vendiendo luego al mundo productos manufacturados a precios
increíblemente bajos. Con este crecimiento impulsado por las
exportaciones, China pudo acelerar su desarrollo económico
mediante el incremento de la inversión extranjera, un mercado más
DEFENDIENDO A THEMIS 550
abierto, acceso a tecnologías avanzadas y experiencia de gestión.
Pero esto no debe confundirnos.
Andrés Oppenheimer en sus “Cuentos Chinos” narra que en una
entrevista dijo “Jamás pensé que un 60 por ciento de la economía
china ya estuviera en manos del sector privado”, a lo que su
interlocutor le contestó “No está en manos del sector privado. Está
en manos del sector no gubernamental”. Oppenheimer preguntó
“¿Y cuál es la diferencia entre el sector no gubernamental y el
sector privado?”, sin encontrarse la respuesta. La respuesta es la
libertad. Sigue aún en vigencia el art. 7 de la Constitución china,
que reza así: “El sector estatal de la economía, es decir, el sector
económico de propiedad socialista de todo el pueblo, es la fuerza
rectora de la economía nacional”. Los occidentales no entienden,
pero si algo no tiene la economía china es ser una economía liberal.
Para prosperar hay que ser amigo del Poder.
Deng Xiao Ping puso a China nuevamente en el camino a
convertirse en una gran potencia mundial, lo que ya logró con
creces en poco tiempo. Pero su política económica es un espejismo,
amenazado siempre por la maldición de Malthus para el caso de no
generar incentivos a la producción. Es un sistema de corte
capitalista, en el peyorativo sentido que Marx asignaba al término.
Y su totalitarismo fue perfectamente demostrado en el episodio de
la represión de protestas de la Plaza de Tian'anmen. El interlocutor
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 551
de Oppenheimer había sido muy sincero. Las empresas
concesionadas a particulares constituían un “sector público no
gubernamental” del poder del Estado. Allí el mundo pudo entender
que la liberalización económica de Deng Xiao Ping no implicaba en
modo alguno que China hubiera renunciado a su opresión. El gato
había cambiado de color, pero seguía siendo un gato. Y lo sigue
siendo hasta hoy, y está agazapado.
119.- Grandes empresas y totalitarismo aceptado
Mientras Deng Xiao Ping buscaba empresarios, las empresas
occidentales estaban desde hace años agobiadas tributariamente
por la inflación, la presión fiscal y hasta el odio social en su contra,
dentro del mundo que supo ser occidental, hoy supuestamente
“progresista”. Argentina, en donde la marcha del partido
mayoritario habla de que su fundador “… se supo conquistar/ a la
gran masa del pueblo/ combatiendo al Capital”, es un ejemplo claro
de lo dicho. La primera solución de los empresarios a corto plazo
fue huir de los países en donde no eran bienvenidos. La fuga de
capitales monetarios y humanos es siempre una primera y
coyuntural alternativa de defensa contra el saqueo estatal. Ayn
Rand termina su Rebelión de Atlas con la huida de los empresarios
al “Valle de Galt”. Pero… ¿a dónde ir?. Ahí no puede terminar la
historia, si el sistema del país al que se llega es similar al del país del
que se pretende huir. La paradoja del populismo es que al conducir
DEFENDIENDO A THEMIS 552
a la miseria, los pueblos cada vez más empobrecidos por la falta de
inversiones de las empresas a las que ellos mismos persiguen los
asediarán en cualquier lugar a donde vayan.
Una primera alternativa de huida fueron los “paraísos fiscales”.
Islas Cayman, islas Seychelles, isla de Guernesey, isla de Mann,
Andorra, Liechtenstein, Mónaco… Sí. Son quizá lugares donde los
empresarios puedan refugiar sus ingresos de la voracidad fiscal.
Pero son lugares donde difícilmente alguien pueda instalar en
forma eficiente una fábrica de zapatillas. Se necesitaba algo más. Y
apareció China con sus “concesiones”, y con gran miopía, y
solamente comparando costos de producción y no la contribución
que hacían con ello a deteriorar su propio mundo Occidental,
muchas grandes empresas descubrieron que les resultaba más
barato renunciar a ser propietarios de los medios de producción,
para pasar a ser sus beneficiarios.
Sin embargo, si hay algo que no se puede predicar de China es
que sea un paraíso. Lee Edwards, historiador conservador
norteamericano de la Heritage Foundation, preguntándose si
China sigue siendo un país totalitario, recuerda su actitud agresiva
hacia Hong Kong y sus actividades en el Mar del Sur de China, sus
esfuerzos para atacar a Taiwán y convertirla en una provincia
china, las onerosas condiciones impuestas a sus grandes préstamos
a naciones hambrientas de efectivo en Asia, África y Sudamérica,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 553
sus flagrantes robos de propiedad intelectual de compañías
norteamericanas.
Asimismo, que en el Congreso del Pueblo del año 2.018 se
abolieron los límites a la reelección de su Presidente. Y recuerda
también los campos de concentración y prisiones para prisioneros
políticos, reconocidos a regañadientes por las Asociaciones de
Derechos Humanos, como también las desapariciones inexplicadas
y ulteriores “confesiones” de la actriz Fan Bingbing y del
Viceministro Meng Hongwei. Las confesiones supuestamente
públicas y espontáneas, son usuales. Fan Bingbing, actriz que
apareciera en la película “Iron Man 3,” confesó su falta y fue
multada por evasión impositiva en ciento veintinueve millones de
dólares.
Conforme a la BBC de Londres, las desapariciones forzosas son
comunes en China, y pueden pasar días os emanas hasta que el
Gobierno confirme si una persona ha sido detenida y cuáles son sus
cargos. La tortura es usual, los disidentes son sistemáticamente
reducidos, y lo más premiado y exaltado es la lealtad al Partido
Comunista. Los cristianos, los musulmanes y en particular los
practicantes de Falun Gong, cuyas prácticas alimenticias
garantizan órganos sanos, son sistemáticamente perseguidos.
Sobre estos últimos existen investigaciones de verdaderos
preocupados en Derechos Humanos como el canadiense David
DEFENDIENDO A THEMIS 554
Matas, el ex parlamentario David Kilgour y el periodista de
investigación Ethan Gutmann que demuestran la realidad de la
horripilante práctica de extracción y venta de órganos. Un
documental sobre la extracción de órganos de practicantes de
Falun Gong, Human Harvest, recibió un Premio Peabody en el
año 2.014.
Volviendo a referirnos al informe de Lee Edwards, destaca el
mismo que el Partido Comunista, con un presupuesto ilimitado,
controla todos los medios de comunicación masiva, en especial los
electrónicos. Cuando falleció Liu Xiabobo, Premio Nobel de la Paz
y permanente crítico del sistema chino, el gobierno chino impuso
una censura férrea a cualquier mención o imagen asociada a él.
Asimismo, ha desarrollado un sistema de monitoreo a través de
los consumos, el “crédito social”, que colecta información y otorga
puntajes en función del desempeño académico, violaciones de
tráfico, lectura de medios, amistades, adherencia a regímenes de
control de natalidad, performance en el empleo, consumo de
comidas y bebidas, y otros aspectos similares. Una persona que
tiene un buen “puntaje de crédito social” tiene mejores
perspectivas futuras. Por supuesto, un gran puntaje es otorgado
por sus delaciones.
Para las empresas del mundo occidental, perseguidas por los
impuestos destinados a financiar el populismo, bastaba con aliarse
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 555
al gigantesco Partido Comunista chino y convertirse en sus esbirros
para tener asegurado un lugar en donde sus ganancias serían
respetadas más que en el mismo Occidente. Salvo, por supuesto,
que dejaran de ser vistos con agrado por el Gobierno chino, caso en
el cual simplemente desaparecerían sin dejar rastros. Es un
inconveniente que debieron aprender en carne propia muchos
millonarios —usualmente locales, no vaya a ser que se espanten los
extranjeros— desaparecidos misteriosamente en China.
Paradigmático es el caso de Jack Ma, fundador de la famosísima
Alibaba, y uno de los dos o tres empresarios más ricos de China.
También él un día desapareció. Según Christina Boutrup, una
analista de temas de China que ha entrevistado a Ma en algunas
ocasiones, “Ese día aparentemente cruzó la línea roja invisible de
lo que se puede decir y hacer en la China de Xi Jinping. Creo que
fue una gran sorpresa para él. Nunca habría cruzado esa línea si
hubiera sabido lo mal que le podía ir”.
Jack Ma era demasiado famoso para morir. Después de meses,
este año 2.021 apareció con vida. Pero la conclusión más realista
sobre el episodio fue la da Samantha Hoffman, investigadora del
Instituto Australiano de Política Estratégica: “Hay comités del
partido Comunista allí para recordarles a las empresas que, en
última instancia, el partido tiene el poder, incluso sobre individuos
poderosos como Jack Ma”.
DEFENDIENDO A THEMIS 556
La silenciosa contrapartida de esto la podemos leer en los
periódicos independientes. En “France 24” puede leerse una
noticia sorprendente. O no tanto:
“La desaparición de más de quinientos millonarios chinos en los
últimos años ha levantado sospechas a nivel internacional. La
prensa económica occidental relaciona las desapariciones de
decenas de jefes de empresa, algunos incluso de las compañías más
importantes de China, con intereses del Gobierno de Beijing.
La Quinta Avenida en Nueva York se ha convertido en el
refugio de los hombres más ricos de China, entre estos el
multimillonario Guo Wengui, que dice ser uno de los empresarios
más buscados por Beijing. Guo hizo su fortuna con la especulación
inmobiliaria 20 años atrás en China. Y casi muere por ello.
“En 1.999 invertí en inmuebles y compré un terreno en Pekín
por 15 euros por kilómetro cuadrado. Cuando China se convirtió en
sede de los Juegos Olímpicos, en 2.001, el precio se multiplicó por
mil”, relata, aunque más que suerte, ese cambio de valores solo le
trajo desgracias… Según cuenta, las autoridades locales le pidieron
una parte de las ganancias. Al negarse, lo encarcelaron y luego
intentaron secuestrarlo, matarlo y encerrarlo, pero Guo se resistió
y huyó con su familia, primero a Hong Kong, luego a Londres y
finalmente a Nueva York.
Ahora, asentado en la “Gran Manzana”, su principal objetivo es
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 557
derrocar al Partido Comunista chino. Viaja a todas partes con un
complejo equipo de seguridad, pero dice no tener miedo y denuncia
regularmente ante miles de detractores de la cúpula del Gobierno
chino las sospechosas muertes o desapariciones de otros millonarios.
Según sus cuentas, son más de 500”.
Quien haya llegado a leer este libro hasta aquí, ya sabrá que
desconfiar de este régimen no significa ser “conspiranoico” sino
simplemente saber leer la realidad entre líneas.
120.- Redes sociales globales y Nuevo Orden Mundial
Hoy por hoy, la forma de difundir una idea o una noticia es
siempre a través de las redes sociales. Google, Facebook, Twitter,
Instagram, Tik-Tok y muchísimos más. Esto que comenzó siendo
una garantía de la libertad de expresión ha ido poco a poco
tornándose en una amenaza, luego de que Google aceptara para
ampliar su mercado con más de mil millones de clientes, utilizar su
extensión como un medio de censura a favor del régimen chino.
El experimento social de un internet controlado nació por ende
—como era de esperar— con el Google y el Facebook chinos, piezas
centrales de este Nuevo Orden Mundial que debemos entender y
combatir. Ya en enero de 2.006 Guy Sorman escribía que “Google
se instala en China. Pero el pacto de corrupción que la empresa
californiana acaba de firmar con el Partido Comunista para tener
acceso al mercado chino es aterrador: En la versión china de su
DEFENDIENDO A THEMIS 558
motor de búsqueda, Google suprimirá miles de palabras clave,
como democracia, libertad, Tibet, Dalai Lama o Taiwán. La
empresa se convierte así en cómplice del último partido totalitario
del planeta ¿Apenas un asunto de dinero y el precio a pagar para
conquistar China?. Peor que eso: Google y el Partido se merecen
porque se parecen. Ambos tienen ambiciones de poder mundial.
Los dirigentes de Google no cesan de repetirlo: Quieren controlar
internet y todas las bases de dato del mundo… Por su parte, el
Partido Comunista, más allá del control político y de la
explotación económica de mil millones de chinos, exige que estos
últimos piensen como el Partido y no reflexionen por sí mismos. No
hay duda de que el Partido, más allá de China, también tiene
ambiciones ilimitadas: El arsenal militar que está acumulando está
destinado a servir algún día”.
En la vereda contraria, durante una discusión virtual un liberal
libertario me dijo que puesto que Mark Zuckenberg era el dueño de
Facebook, tenía el de absoluto derecho de determinar que se
escribía y que no se escribía ahí y por ende que le parecía bien que
censurara pensamientos que considerara políticamente incorrectos,
y que la pretensión de impedir esto implicaba una práctica fascista.
Una vez más vemos al liberprogresismo convertirse en un
voluntario o involuntario aliado del totalitarismo invocando la
libertad.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 559
Facebook nació como un muro en el cual los estudiantes
universitarios de Harvard podían escribir lo que quisieran. Ese
concepto derivaba seguramente de los pizarrones que hay en las
universidades en donde se publicita la búsqueda de apuntes, de
compañeros de estudio o departamento para alquilar, etc. A su vez
deben haber tenido alguna influencia las puertas de los baños
públicos y los muros blancos, en donde mucha gente escribe ideas,
procacidades, dibujos, grafitis, lugares en los cuales mucha gente
escribe también todo lo que quiere (posiblemente esto fue la más
primitiva red social), y es lo que justifica que ahora en cualquier
red social se llame al espacio personal de cada uno, un “muro”. De
todo eso surgen estas espléndidas páginas en las que cualquiera, sin
necesidad de ser un programador, pueda difundir sus propios
pensamientos.
Ahora, cuando alguien por ser dueño de la fábrica de muros,
intenta controlar qué es lo que cada cual escribe en su muro y
determinar conforme a premisas discutibles qué es verdad y qué no,
ha pasado a ser de golpe un hiperperiódico personalizable que se
actualiza cada milisegundo y con miles de millones de periodistas
gratis, escribiendo solamente lo que quiere el dueño de la editorial.
Dejan de ser un muro y una red social, para convertirse en un
medio de prensa y difusión con sus propias tendencias. Un macro
periódico sin dos ejemplares idénticos entre sí, que como tal puede
DEFENDIENDO A THEMIS 560
tener sus políticas editoriales pero no puede pretender erigirse en
árbitro exclusivo de la verdad.
Peor aún, cuando finalmente un medio de prensa y difusión
alcanza determinado nivel de masividad y de repercusión social
(como indudablemente son Google, Facebook, Twitter, Instagram,
Tik-Tok, etc., con opiniones acotadas y censurables), pasa a ser
directamente un factor de poder. La prensa siempre fue un factor
de poder, a punto tal que es usualmente denominada “el Cuarto
Poder”, que se agrega a los tradicionales Ejecutivo, Legislativo y
Judicial, y que los limitaba. Pero también ella puede y debe ser
limitada cuando pretende indicar a los demás ya toda la
humanidad qué es lo que deben pensar.
El paso de red social a medio de prensa y difusión, y de ahí a
factor de poder es muy sutil y mucha gente no se da cuenta, lo que
lo hace aún más peligroso. Facebook tiene hoy miles de millones de
usuarios. Es de recordar que Lord Acton decía que el poder tiende a
corromper y el poder absoluto tiende a corromper absolutamente,
motivo por el cual entiendo que no resulta aplicable la
consideración de que el dueño de Facebook sea Mark Zuckenberg y
que por ende pueda determinar qué se escribe y qué no se escribe en
esa aplicación, ya que al pasar a ser un medio de prensa y difusión
y un factor de poder, es susceptible también de un control externo
justamente para garantizar la libertad de expresión.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 561
Las redes sociales comenzaron siendo un medio para expresarse
libremente, sin control y sin censura, pero fueron evolucionando
hasta convertirse en una gran herramienta para la difusión de
contenidos. Y los contenidos comenzaron a tener un gran impacto
en la realidad, tanto por la cantidad de información que circula en
las redes como por la velocidad de difusión, que tiene su nombre
propio de “viralización”. Esto lleva a la necesidad de definir si se
puede determinar y censurar el contenido de las redes. Entiendo
que no. Cuando se cierra la puerta a todas las mentiras, se deja
también afuera a la verdad. La gente es suficientemente adulta
como para discernir la verdad por sí misma, y nadie puede
considerarse el divino depositario y controlador de qué es verdad y
qué no, salvo cada uno de nosotros.
Existe por supuesto la posibilidad de que alguien exprese a
través de las redes sociales algo que algún gobierno no quiera que se
diga. Pero eso es justamente la mejor garantía de que los gobiernos
actuarán de forma tal de evitar las críticas que con redes sociales
libres, podrían ser rápidamente viralizadas y volverse masivas. Lo
contrario llevará a un absoluto control de la información, y por
ende del pensamiento, ya que todo razonamiento se funda en
premisas, y estableciendo la censura en Internet serán el Estado y
las grandes corporaciones quienes impondrán tales premisas.
Honor y gloria a Mark Zuckenberg, Larry Page, Sergey Brin, y
DEFENDIENDO A THEMIS 562
todos los desarrolladores de Internet y de las redes sociales, por
haber creado un mundo virtual de opiniones absolutamente
original. Pero no les permitamos convertirse en Emperadores de lo
que se puede pensar dentro de ese mundo, que no es creado ya por
ellos sino por millones de personas en el mundo a partir de sus ideas.
Lo contrario implicaría que por garantizar la opinión de
Zuckenberg, de Page, de Brin o de quien sea, se habría obligado al
resto de la humanidad a opinar como ellos.
121.- Prensa, censura y Nuevo Orden Mundial
Como suele ocurrir en todos los ámbitos, los dos fundamentos
básicos de la acción son el temor y el interés. El miedo se obtiene
con la práctica sistemática del autoritarismo, que llevan a la
censura y a la autocensura. El interés se compra con la pauta
publicitaria, esto es, con el dinero de toda la gente a la que se la
priva de conocer la verdad, o al menos, otra campana diferente a la
que siempre escuchan. Siendo China el motor del Nuevo Orden
Mundial, es importante saber cómo trata al periodismo.
Sobre la censura, el diario más crítico de Pekín en Hong Kong,
Apple Daily, puso punto final a sus actividades en el mes de Junio
de 2.021, después que sus activos fueron congelados por las
autoridades, con fundamento en la “Ley de seguridad nacional”,
una norma absolutamente ambigua que permite considerar
cualquier publicación como una traición a China. Ocho
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 563
asociaciones locales de periodistas dijeron que “Los hongkonenses
perdieron un medio de comunicación que se atrevió a hablar e
insistir en la defensa de la verdad”. Mientras tanto, su propietario
Jimmy Lai, encarcelado desde 2.019, fue acusado de instigar desde
la cárcel las publicaciones, y cinco ejecutivos, entre ellos el editor
jefe, Ryan Law, fueron detenidos acusados de “connivencia con
fuerzas extranjeras para debilitar la seguridad nacional china”. Su
principal columnista, Yeung Ching Kee, conocido como Li Ping,
también fue detenido. En la clasificación de libertad de prensa
elaborada por Reporteros sin Fronteras (RSF), en el año 2.021
China figura en el puesto 180 (Ciento ochenta), solamente delante
de Turkmenistán, Corea del Norte y Eritrea. Dichos sea de paso…
tres países gobernados por dictaduras comunistas.
Peor que la censura es la autocensura. La inclinación de la
Prensa a callar la verdad o sus opiniones por temor a las represalias
físicas y económicas. Cuando el Estado debe recurrir a la censura es
síntoma de que aún existe un periodismo combativo y valiente.
Cuando prevalece la autocensura, significa que el periodismo ha
decidido callar la boca y convertirse en funcional al totalitarismo.
Eso último lo pude experimentar en carne propia en el caso del
asesinato de mi hijo y la cerrada negativa de los medios de prensa
de ocuparse del asunto. Puedo asegurar que es aún peor y más
eficaz que la censura.
DEFENDIENDO A THEMIS 564
No solamente el miedo sino también la necesidad y la ambición
de recurrir a la publicidad oficial, llevan rápidamente a la
autocensura. Entre el cumplimiento de sus funciones informativas
y la obsecuencia a quienes les tiran dinero ajeno en calidad de
“pauta publicitaria”, los medios de prensa optan sin hesitaciones
por la pauta publicitaria. En mi caso, si el tema de ese horrible
asesinato sigue vigente es gracias al periodismo independiente, y no
a los grandes y medios de prensa nacionales, cuyo silencio paga a
veces el Estado a precios más elevados que la publicidad que se les
otorga.
122.- Prensa, pauta publicitaria y Nuevo Orden Mundial
El otrora “Cuarto Poder” ha sido tomado por asalto ante el
embate de Internet y las Redes Sociales, y muchas veces aspira o
hasta necesita para sobrevivir, de la “pauta publicitaria”, una
convalidada y continua estafa de los gobernantes para usar dinero
oficial para autopublicitarse, con la excusa de estar haciendo una
“republicana publicidad de los actos de gobierno”.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación argentina en el caso
“Emisiones Platenses S.A” resuelto en el año 1.997, aclaraba frente
a reclamos de publicidad de la prensa no privilegiada por la pauta,
que “…los arts. 14 y 32 de la Constitución Nacional y el art. 13 de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos no consagran
un derecho implícito de las empresas periodísticas a obtener fondos
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 565
estatales en concepto de publicidad…”.
Con eso, el Estado tuvo en claro que podía asignarla a quien
quisiera. Pero como la Prensa tenía bastante poder, más adelante
un grupo multimedia muy importante (“Grupo Clarín”) volvió a la
carga, y obtuvo el despacho favorable de una Acción de amparo
promovida por “Artear”, empresa integrante de ese grupo, que
reclamaba según el fallo “….que cese la asignación arbitraria y
discriminatoria de la pauta oficial con respecto a la actora.
Reclamó que se ordene mantener la distribución equilibrada —en
relación con la cantidad de publicidad recibida en años anteriores,
y en particular con anterioridad al año 2.008, así como la
adjudicada a las demás emisoras de similares características...”
Pero aun ratificando su postura de que “no existe un derecho
subjetivo por parte de los medios a obtener publicidad oficial…”
agregó que “Sin embargo, el Estado no puede asignar los recursos
por publicidad de manera arbitraria, en base a criterios
irrazonables” y que tal como decía la disidencia en el fallo anterior,
“es el Estado quien tiene la carga de probar la existencia de
motivos suficientes que justifiquen la interrupción abrupta de la
contratación de publicidad oficial…” El Jefe de Gabinete se airó y
anticipó que el Estado no lo cumpliría. Como el tema no pasó a
mayores y soy mal pensado, colijo que llegaron a un acuerdo, en
donde uno decidía incrementar la pauta, y el otro reducir el nivel
DEFENDIENDO A THEMIS 566
de sus críticas.
Entendiendo cómo funciona la llamada “prensa libre”,
entenderemos mejor cómo funciona la que no lo es. Reporteros sin
Fronteras publicó recientemente un informe denominado “El
nuevo orden mundial de los medios de comunicación según China”,
con conceptos aplicables a toda la prensa mundial. Allí expone “la
estrategia emprendida por el gobierno chino para controlar la
información más allá de sus fronteras. Un proyecto que amenaza a
la prensa de todo el mundo”, aclarando que “China, que ocupa el
lugar 176 entre 180 países en la Clasificación Mundial de la
Libertad de Prensa 2.018 de Reporteros sin Fronteras (RSF), tiene
cada vez mayor influencia más allá de sus fronteras para imponer
su vocabulario “ideológicamente correcto”, disuadir a las voces
críticas e intentar ocultar los capítulos negros de su historia. Este
proyecto, menos conocido que el de las nuevas rutas de la seda,
pero igual de ambicioso, amenaza directamente la libertad de
prensa en el mundo”.
Christophe Deloire, Secretario General de RSF, explica allí que
“la estrategia emprendida por el gobierno chino para alcanzar sus
objetivos: modernizar su red de medios de comunicación
audiovisuales al exterior del país, comprar publicidad de forma
masiva, infiltrarse en los medios de comunicación extranjeros, así
como el chantaje, la intimidación y el acoso que practica casi a
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 567
escala industrial.
En la forma de pensar del régimen chino los periodistas no
tienen la misión de ser un contrapoder sino que deben estar al
servicio de la propaganda de los Estados” “Si los países
democráticos no oponen resistencia, China hará que se imponga su
antimodelo y la propaganda “a la china” invadirá poco a poco los
medios de comunicación de todo el mundo, compitiendo con el
periodismo tal y como lo conocemos”.
Según ese informe, “en una década, China ha realizado enormes
inversiones en la modernización de su red de medios de
comunicación: el grupo China Global Television Network (CGTN)
emite ahora en 140 países y Radio China International (RCI)
transmite en 65 idiomas. El régimen logró convencer a decenas de
miles de periodistas de países emergentes para que fueran a Pekín,
con todos los gastos pagados, a “formar un pensamiento crítico”, a
cambio de que realizaran una cobertura periodística favorable al
régimen. En lo que respecta a los medios de comunicación de la
diáspora china, que antes eran críticos frente al régimen, casi todos
fueron comprados por el gobierno chino, que los ha integrado al
aparato de propaganda del Partido Comunista Chino (PCC).
Beijin también ha exportado sus herramientas de censura y
vigilancia, como el motor de búsqueda Baidu y el servicio de
mensajería instantánea WeChat. Asimismo, alienta a los Estados
DEFENDIENDO A THEMIS 568
autoritarios a copiar sus reglamentaciones represivas, una
estrategia muy eficaz en el sudeste asiático.
El gobierno chino también recurre a la intimidación y a la
violencia para hacer callar las voces disidentes, incluso en países
democráticos. De los periodistas independientes a los grandes
medios de comunicación, de las editoriales a las redes sociales,
ningún eslabón de la cadena de producción de información está a
salvo de la “mano invisible” de China. Incluso los embajadores de
este país ya no dudan en subir el tono, de manera poco diplomática,
para desacreditar los textos periodísticos que cuestionan la
narrativa oficial del régimen chino. Frente a estos ataques, las
democracias difícilmente reaccionan”.
Para terminar. Cualquiera que viva en países influenciados por
el Nuevo Orden Mundial emergente, sabe lo fácilmente que se
puede transpolar estas afirmaciones vertidas con relación a China,
a otros países. Y con el agravante de que el uso y abuso de los
medios de prensa es una forma muy cómoda de distraer fondos
públicos de destinos más nobles, para destinarlos a pagar a
periodistas adictos, cuando no a empresas de radiotelefonía
armadas por los propios políticos.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 569
XIII.— COMUNISMO, CAPITALISMO Y LIBERTAD
123.- Conspiraciones y conspiranoicos
En el curso de mis investigaciones por el asesinato de mi hijo
Marquitos, encontré alguna vez a un informante que decía —y sus
acciones parecían ratificar que efectivamente era así— haber
pertenecido a organismos de investigación. Él, una persona muy
inteligente aun cuando poco instruida, me ejemplificaba con una
pirámide con cuatro lados, totalmente separados y antagónicos en
las bases, pero que a medida que se ascendía terminaban
confluyendo en un único punto. Los cuatro lados que mencionaba
eran los políticos y los empresarios, los policías y los delincuentes.
Según su original punto de vista, en la cúspide de la pirámide todos
confluían. A medida que se acercaban a la cumbre, los grandes
políticos manejaban grupos policiales, grupos empresariales y/o
grupos delictivos. A la vez, los grandes delincuentes manejaban
grupos políticos, grupos empresariales y/o grupos policiales. Y así
sucesivamente, hasta que al llegar a la cima, eran todos
exactamente lo mismo. No me pareció una visión descabellada.
Así, terminé entendiendo que los grupos parapoliciales que
habían asesinado por error a mi hijo eran conducidos por un
político que en el ocaso de su vida había conseguido ser colocado
como Ministro Público Fiscal de la Provincia, que todo se trataba
DEFENDIENDO A THEMIS 570
de un absurdo ajuste de cuentas entre policías y vendedores de
drogas, y era por eso que ante el error de persona, habían armado
con la complicidad de las autoridades una monstruosa conspiración
de silencio sobre ese equivocado y absurdo acribillamiento
efectuado en pleno día. El concepto era sorprendente, pero
expandido y generalizado, me permitió entender bastante bien
igualmente la delictiva composición del Nuevo Orden Mundial ya
anticipado, y del que se hablará con más detalle seguidamente.
Siempre existieron teorías conspiranoicas, casi todas ellas falsas.
Desde hace más de un siglo que se ha sentido en Argentina
denuncias en contra de los siempre señalados Judaísmo y
Masonería, la Sinarquía y la Trilateral Comission de las que
hablaba Perón para encontrar enemigos. Hay a lo largo del mundo
muchos otros menos conocidos como el Grupo Bilderberg, el Plan
Kalergi, la Gran Logia Rockefeller, la Fundación Rockefeller, la
Fundación de Bill y Melinda Gates, la Fundación Open Society de
George Soros, los Illuminati, Skull and Bones, La Mesa Redonda
de Cecil Rhodes, The Council of Foreign Relations, La Mesa
Redonda de Industriales, Los Peregrinos de la Libertad, el
Instituto Tavistock, los Templarios, el Opus Dei, la conspiración
de QAnon, Cambridge Analytica y hasta de la liberal Mont Pelerin
Society. Yo mismo he mencionado antes al KGB, al Foro de São
Paulo y a su gemelo Grupo de Puebla
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 571
¿Estos grupos y sociedades existen o no? ¿Tienen el poder que se
les atribuye? ¿Algún grupo siniestro gobierna el mundo? ¿Y las
demás conspiraciones de las que tanto se habla? ¿Existen o no?
¿Existen acaso tenebrosas conspiraciones mundiales para aniquilar
al hombre común y crear un Nuevo Orden Mundial? ¿Dónde
encontrarlas? ¿O es todo un producto de la imaginación febril y
paranoica de unos cuantos desequilibrados? ¿O son simples
afirmaciones apocalípticas de fanáticos religiosos?
Creo que para dar una respuesta equilibrada hay que efectuar
algunas distinciones. Es obvio que muchas personas tratan de
realizar cambios en el mundo en que viven, y eso no es
necesariamente malo. El problema aparece cuando algunos de esos
grupos comienzan a utilizar sistemáticamente la mentira, la
tergiversación, la descalificación, la manipulación secreta a
gobiernos y funcionarios, y hasta el crimen organizado como parte
de sus planes.
La respuesta no es tan sencilla y voy a dar una que —espero—
no me conduzca directamente al manicomio: Que algunos grupos
así existen es casi con seguridad cierto. Se debe recordar un viejo
dicho español que dice humorísticamente “Yo no creo en las brujas,
pero que las hay, las hay”. Y en cuanto a dónde están y cuáles son,
a mi juicio, la pista la da Chesterton en “El hombre que fue
Jueves”, cuando pone en boca de un anarquista la explicación de
DEFENDIENDO A THEMIS 572
cuál era el mejor método para que nadie piense que alguien es
anarquista:
“—Óigame usted. Voy a contarle algo que le divertirá. Cuando
me hice neo-anarquista, intenté todos los disfraces respetables: por
ejemplo, me vestía yo de obispo. Leí todo lo que dicen nuestras
publicaciones anarquistas sobre los obispos, desde El Vampiro de
la Superstición hasta Sacerdotes de Presa. De aquí saqué la noción
de que los obispos son unos seres extraños y terribles que ocultan a
la humanidad unos crueles secretos. Pero yo me engañaba. La
primera vez que pisé un salón con mis botas episcopales y exclamé
con voz de trueno: “¡Humíllate, humíllate, oh presuntuosa razón
humana!” todos adivinaron no sé cómo, que yo no tenía nada de
obispo, y fui atrapado. Entonces me disfracé de millonario, pero
me puse a defender el capital con tanto talento, que todos se dieron
cuenta de que yo era un pobre diablo. Intenté el disfraz de
comandante. Yo soy humanitario, pero tengo bastante capacidad
mental para entender la posición de los que, con Nietzsche,
admiran la violencia, el orgullo, la guerra feroz de la naturaleza, y
todo eso que usted ya sabe. Me convertí, pues, en comandante. Y
todo el día desenvainaba la espada y gritaba: “¡Sangre!” como
quien pide vino. Repetía yo frecuentemente: “¡Perezcan los débiles:
es la Ley!” Pero parece que los comandantes no hacen nada de eso.
Y, claro, me cogieron otra vez. Entonces, desesperado, acudí al
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 573
presidente del Consejo Central Anarquista, que es el hombre más
notable de Europa.
—¿ Cómo se llama? —dijo Syme.
—Inútil; no lo conoce usted. En esto consiste su grandeza. César
y Napoleón agotaron su genio para que se hablara de ellos, y lo han
logrado. Pero éste aplica su genio a que no se hable de él, y también
lo ha conseguido. Pero no puede usted estar a su lado cinco minutos
sin sentir que César y Napoleón son unos niños comparados con él.
Calló un instante. Estaba pálido. Continuó:
—Sus consejos, con toda la sal de un epigrama, son a la vez tan
prácticos como el Banco de Inglaterra. Le pregunté: “¿Qué disfraz
debo adoptar? ¿Dónde encontrar personajes más respetables que
los obispos y los comandantes?” Él me miró con su cara enorme,
indescifrable. “¿Quieres un disfraz seguro? ¿Un traje que te haga
aparecer como inofensivo? ¿Un traje en el que nadie pueda
adivinar que llevas escondida una bomba?”
Asentí. Entonces, exaltando su voz de león: “¡Pues disfrázate de
anarquista, torpe!”, rugió haciendo retemblar la estancia. “Y no
habrá quien tenga miedo de ti”. Y sin decirme nada, me volvió la
espalda corpulenta. Seguí su consejo, y nunca tuve que
arrepentirme. Y he predicado día y noche sangre y matanzas a esas
pobres mujeres, y bien sabe Dios que me confiarían los cochecitos
en que sacan a paseo a sus nenes”.
DEFENDIENDO A THEMIS 574
Sabiendo eso puedo responder simplemente con algunas
conjeturas, ya que desgraciadamente si existieran una o varias
Sociedades Secretas cuya finalidad fuera dominar la Tierra, no
pondría carteles de neón proclamando su existencia ¿Existen estas
grandes conspiraciones? ¿Dónde se ocultan los conspiradores?:
Pues en las reuniones armadas abiertamente para conspirar, y que
nadie toma en serio como grupos conspiracionistas. Para ocultarlos
existen también grupos conspiranoicos claramente delirantes,
como los “terraplanistas”, un movimiento aparentemente alocado
que sostiene que la tierra es plana y que cuenta con una enorme
financiación, invento genial tendiente a descalificar en forma
subliminal cualquier opinión “políticamente incorrecta”, para
poner a todos al lado de los terraplanistas y con una sonrisa de
superioridad ignorar las críticas como si quieren la vertiera merecía
tan poca atención como aquéllos: ¿Cómo no va a haber quienes
nieguen —por ejemplo— las virtudes del comunismo, si hasta hay
quienes niegan la esfericidad de la Tierra?
124.- El impacto de la insospechada prosperidad china
Según dije, el mayor motor actual de ese Nuevo Orden Mundial
que se pretende imponer es China. Eso solamente puede sorprender
a quien no conozca la astucia y la paciencia que caracteriza a esta
más que milenaria sociedad, que aun cuando siempre participó
apoyando a los países comunistas, en Corea como en Vietnam, en
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 575
general asistió calladamente a la Guerra Fría entre Estados Unidos
y la Unión Soviética, hasta iniciar sus Reformas con Deng Xiao
Ping.
Tan fuerte ha sido el inesperado y perfectamente planeado
embate de China a Occidente que ahora los politicólogos anuncian
que la propia Rusia de Putin está evaluando seriamente un
profundo acercamiento a China. Recientemente Putin aseguró que
su país “considera las relaciones con China de máxima prioridad, y
continuará promoviendo la cooperación entre los dos países en
todas las áreas, fortaleciendo además los vínculos estratégicos y la
coordinación en el seno de la ONU para salvaguardar la estabilidad
estratégica y la seguridad en el mundo”. Por su parte, el Presidente
de China Xi Jinping felicitó a Putin por su victoria en el plebiscito
constitucional que le deja vía libre para permanecer en el poder
hasta 2.036, diciendo “Como siempre, China apoyará a Rusia a la
hora de elegir la senda de desarrollo que mejor se amolde a sus
características”. Quien pueda entender estas señales, que entienda.
Primeramente explicaré entonces cómo los países
sudamericanos en crisis armaron un poderoso centro mundial de
lavado de cerebros, que luego ofrecieron a la mucho más próspera
China, la cual con su más que milenaria astucia política aprovechó
mejor que nadie las apetencias económicas de los capitalistas
prebendarios y las apetencias totalitarias de los comunistas para
DEFENDIENDO A THEMIS 576
engañar a un pueblo que solamente apetece libertad y seguridad, y
armar un sistema que mezcla todo para que nada cambie,
expandiendo el sistema totalitario en que viven y vendiéndolo a los
desprevenidos como un supuesto sustituto de nuestra Cristiandad.
125.- Nuevo Orden Mundial como comunismo embozado
“Vida, Libertad y Propiedad” son los valores que definen al
verdadero liberalismo clásico. Son tan claros los tres derechos
individuales básicos que resulta a la vez sorprendente y triste tener
que recordarlos continuamente para explicar los motivos
subyacentes dentro de esta tentativa de instauración de un Nuevo
Orden Mundial, afirmación que pese a su rechazo como supuesta
teoría conspiranoica, es cada vez más difícil de negar. Y sobre todo,
entender estos principios básicos explica el por qué de este reciente
y continuo ataque al derecho básico dentro de un sistema liberal
clásico de pensamiento, que es el Derecho a la Vida. Eutanasia
—en realidad gerontocidio disfrazado—, eugenesia, abortismo,
negación de la familia tradicional monogámica y heterosexual, loas
e incentivos a la ligadura de trompas y la vasectomía. Todo está
ligado por muchísimas razones, desde psicológicas hasta
sociológicas y políticas, pero fundamentalmente por una razón
económica que voy a intentar explicar en pocas palabras:
Siempre debe recordarse que de todas las conspiraciones, la más
extendida es la conspiración contra la Cristiandad, y que siempre
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 577
que hay alguna rebelión que ataque algún aspecto de la misma, tan
solo con raspar su superficie aparece de una u otra forma el
comunismo por atrás, ya sea armándola, financiándola o
apoyándola, en forma directa o indirecta.
Esto, que no son más que las enseñanzas del Manifiesto
Comunista —ya recordé que el mismo sugiere tomar como propia y
apoyar toda rebelión contra el orden establecido— ocurría en la
época de la Guerra Fría pero con una finalidad diferente. Son
esclarecedoras las confesiones de ex espías prosoviéticos o altos
militares arrepentidos como Yuri Alexandrovich Bezmenov, Oleg
Gordievski, Ion Mihai Pacepa o Jan Šejna, todos coincidentes en la
participación directa de la Unión Soviética, sus países satélites y el
KGB en operativos tendientes a minar los cimientos de Occidente.
Pero la Unión Soviética enviaba a Occidente ideas disolventes en la
que ella misma no creía, como método de debilitarlo, y sin intentar
convertir al mundo a ese sistema. Desde un punto de vista social, la
Unión Soviética era bastante tradicionalista.
126.- La nueva izquierda. Nuevas tácticas y un mismo fin.
A comienzos de la década de 1.990, parecía que pese a sus
embates el comunismo se derrumbaba irremisiblemente por el
fracaso de la Unión Soviética y el derrumbe del Muro de Berlín.
Comandado por Mikjail Gorbachov, el poderoso bloque soviético
se habían lanzando las políticas de Perestroika (reforma) y
DEFENDIENDO A THEMIS 578
Glasnost (transparencia). El XXVII Congreso del Partido
Comunista casi ni hablaba de marxismo-leninismo. La caída del
precio del petróleo desde 1.986 conspiraba contra la economía del
imperio soviético. El sistema socialista estaba colapsando. Hasta
Rusia estaba sofocada por sus propios estados satélites, al punto
que eso produjo la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas. A su vez, en China Popular, desde hacía más de una
década el gigante venía aplicando reformas capitalistas. Recalco
“capitalistas” en el sentido comunista de la palabra, pero en modo
alguno liberales, según se detallará más abajo. Los países
occidentales y los propios comunistas creían —aunque Tian'anmen
demostró la dura realidad— que tras el eufemismo del “socialismo
con características chinas”, Beijing había abandonado el modelo
colectivista e iniciado su camino a convertirse en un miembro más
del Mundo Occidental...
En tanto, en Latinoamérica se habían producido cambios
políticos profundos. Desde la década anterior, habían surgido
gobiernos democráticos que siguiendo el ejemplo de Chile habían
iniciado reformas de apertura económica, incluyendo
privatizaciones, y buscado acercamientos con Estados Unidos. El
mundo parecía encaminarse hacia “El fin de la Historia” de
Francis Fukuyama, quien escribía alborozado que “Puede ser que
estemos asistiendo al final de la historia como tal : Esto es, al punto
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 579
final de la evolución ideológica del género humano y a la
universalización de la democracia liberal occidental como forma de
gobierno humano definitivo”.
Pero la izquierda jamás descansa ni desfallece. Como las víboras,
cuando se repliega es para atacar con mayor violencia. En este caso,
con lo que muchas páginas atrás denominé el “Asedio Caribeño” y
el “Asedio Chino”. Y mientras Occidente celebraba con Francis
Fukuyama el supuesto “Fin de la Historia”, Fidel Castro y Luiz
Inácio Lula da Silva, entonces fallido candidato a Presidente de
Brasil, armaban una terrible contraofensiva, el “Asedio Caribeño”,
menos teórico pero mucho más práctico y efectivo que los otros.
A mediados del año 1.990 el Presidente de Cuba convocó en
Brasil al Encuentro de Partidos y Movimientos Políticos de
América Latina y el Caribe que luego pasaría a denominarse como
“Foro de São Paulo” para crear un bloque de izquierda. Castro vio
con claridad que la violencia como método de lucha por el
comunismo que él mismo había apoyado desde el año 1.960
mediante guerrillas en África y Sudamérica había fracasado, y que
a su vez resultaba relativamente sencillo recurrir a la vía electoral,
unificando discursos para convertir a la claudicante izquierda
derrotada en una supuesta victoriosa “novedad progresista”.
Como digresión, en 1.931 —antes de la Segunda Guerra Mundial
y cuando Hitler recién surgía— el escritor italiano Curzio
DEFENDIENDO A THEMIS 580
Malaparte sacaba a la luz un libro denominado “Técnica del golpe
de estado”, en el que analizaba, capítulo a capítulo, diferentes
golpes de Estado, entre ellos el que perpetró Napoleón en Francia
en el 18 Brumario, y el bolchevique en Rusia, asesorado por Lenin
y Trotsky, creadores modernos de la toma del poder político a
través de acciones orientadas desde instituciones y poderes civiles
para generar inestabilidad y caos social. En su libro Malaparte
explicaba que el poder es “logístico” y no “estático”, que se
multiplica en redes de poder en constante mutación, y que su
alcance se decide sobre todo en las infraestructuras y en las
instituciones. Es lo que hizo este Foro, tomando para sí y en serio,
un discurso que había iniciado la Unión Soviética falsamente y
buscando destruir la confianza de Occidente en sí misma.
Pero desde ya sepamos que en su “Declaración de México” este
Foro de conspiradores decía que “Ante los enormes desafíos que
tenemos por delante no podemos pensar que el mejor camino para
los países de América Latina y el Caribe sea el de continuar cada
uno por su lado… la solución de fondo a las dificultades y
problemas se encuentra hoy en la transformación profunda de
nuestras sociedades… constituye ahora idea motora… impulsar
nuestra cabal emancipación frente al proceso de reestructuración
del capitalismo a nivel mundial para poder contribuir a forjar un
nuevo orden internacional”.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 581
Evidentemente ahí existía desde entonces una no embozada
conspiración izquierdista mundial, continuada años después en el
recientemente formado “Grupo de Puebla”, cuya diferencia con el
anterior es mínima aunque es un grupo de personas y no de
partidos. Su Declaración inicial del 14 de Julio de 2.019 dice: “1.
Objetivo: Los y las firmantes, reunidos en la Ciudad de Puebla -
México; decidimos constituir el Grupo Progresista
Latinoamericano, … tiene como objetivo analizar los desafíos
comunes y de trazar iniciativas conjuntas, en pos del desarrollo
integral de nuestros pueblos”. Es de destacar que comienza
hablando de “Los y las”, en un guiño de “lenguaje inclusivo”
indisimulable, como también la fecha de su firma, 14 de Julio, día
de la toma de la Bastilla, que demuestra hasta qué punto la
izquierda tiene en claro el carácter izquierdista de la Revolución
Francesa, y su declarado propósito inicial de “tratar iniciativas
conjuntas”.
Con este cambio de óptica buscaba Castro tomar por asalto la
rica y desorientada Sudamérica, sustituyendo el menguado oro
soviético por el nuevo petróleo venezolano, y de paso participando
en los negociados que llevarían adelante sus aliados. Ninguno de
los países democráticos de Sudamérica era, a diferencia del Estados
Unidos de Reagan, Gran Bretaña y los países liberados del yugo en
Europa del Este, ni remotamente liberal clásico. En el mejor de los
DEFENDIENDO A THEMIS 582
casos eran tibiamente socialdemócratas. Mientras tanto los países
más desarrollados del entonces triunfante Occidente celebraban
este giro del comunismo para cesar formalmente las guerrillas,
como una suerte de rendición y adaptación a la Democracia.
127.- Resurge la izquierda con el Nuevo socialismo
La realidad era otra. Los comunistas habían comprendido que
sin lo que Gramsci denominaba una “hegemonía cultural”, una
revolución comunista no podía tener éxito. Y les resultaba sencillo
retomar esa hegemonía. Bastaba con rescatar como una lucha
propia toda la parafernalia que el comunismo soviético había
introducido en Occidente para destruir sus instituciones, que tan
bien describiera el ex espía soviético Yuri Alexandrovich
Bezmenov/Tomas David Schuman y que recordé muchas páginas
atrás. Y retomarlas con seriedad como nuevos frentes de lucha,
para que la gente olvidara que originariamente el comunismo se
postulaba como una receta contra la pobreza.
Y así lo hicieron… Sus libros de cabecera fueron las enseñanzas
de Gramsci y de la Escuela de Frankfurt. Su relato, el mismo que
había propiciado la desaparecida Unión Soviética sin creerlo ni
utilizarlo para sí: Homosexualidad, poliamor, ideología de género,
aborto, teoría Queer. Todo el veneno para Occidente que sin
beberlo para sí había declamado la “Ródina” rusa, constituía una
preciosa herencia para que sus huérfanos, subdesarrollados y
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 583
famélicos hijos latinoamericanos, rearmaran un nuevo comunismo
desde la nada, apelando no ya sólo al resentimiento de los
marginados económicos, sino al de los marginados de cualquier
índole: Racial, cultural, sexual, religiosa, nacional, ideológica, por
condición social, por características físicas, o hasta por condenas
judiciales por sus pasados delitos. Florecieron paralelos discursos
de que todos sus males eran causados por Occidente en general, y
por el cristianismo y el catolicismo en particular. De todo eso se
encargó el Foro de São Paulo.
Tanto éxito tuvo ese Foro, que a principios del Siglo XXI,
miembros del Foro de São Paulo controlaban prácticamente toda
Sudamérica. Primeramente Chávez en Venezuela, luego Luiz
Inácio Lula da Silva del Partido de los Trabajadores en 2.002 en
Brasil, Néstor Kirchner en Argentina en 2.003, luego Tabaré
Vázquez del Frente Amplio en Uruguay en 2.004, Evo Morales por
el Movimiento al socialismo en Bolivia en 2.005, Michelle Bachelet
del Partido Socialista de Chile en 2.006, Rafael Correa por Alianza
PAIS en Ecuador en 2.006, Daniel Ortega por el Frente Sandinista
de Liberación Nacional de Nicaragua en 2.006, Cristina Fernández
de Kirchner en 2.007, Fernando Lugo por la Alianza Patriótica
para el Cambio (Frente Guasú) a la cual pertenecían varios
miembros del Foro de São Paulo en Paraguay en 2.008, José
Mujica por el Frente Amplio en Uruguay en 2.009, Mauricio Funes
DEFENDIENDO A THEMIS 584
del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional de El
Salvador en 2.009, Dilma Rousseff por el Partido de los
Trabajadores de Brasil en 2.010, Cristina Fernández de Kirchner
en Argentina en 2.011, Ollanta Humala por el Partido Nacionalista
Peruano en 2.011, Nicolás Maduro del Partido Socialista Unido de
Venezuela en 2.013. Michelle Bachelet del Partido Socialista de
Chile nuevamente ganó las elecciones en 2.014 y Salvador Sánchez
Cerén del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional en 2.014.
También puede destacarse que los partidos dominicanos Partido
Revolucionario Moderno Alianza País y Partido Revolucionario
Dominicano, miembros del Foro que gobernaron en República
Dominicana. En México, Morena con Andrés Manuel López
Obrador desde 2.018-2.024.
En ese contexto, se juntaron los dictadores de la Latinoamérica
empobrecida para ofrecer un menú geopolítico irresistible para los
dictadores de la China surgente, para entre ambos, utilizando como
ariete la llamada “Ideología de Género”, el aborto, la mal llamada
“eutanasia”, en la práctica gerontocidio, y otros pseudo-valores
histéricamente declamados, con la complicidad de un Partido
Demócrata de Estados Unidos que había pasado a militar
definitivamente en el socialismo, montar verdaderas dictaduras
socialistas del siglo XXI, que ahora se tienden a unificar como
sucursales de un Imperio mayor, comandado por el Partido
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 585
Popular Comunista de China... Así, se unían el comunismo del
“Asedio Caribeño” al similar del “Asedio Chino”, para pergeñar
entre ambos un Nuevo Orden Mundial, que a su vez, siguiendo la
experiencia de las Concesiones de playas en Cuba, y de todo Hong
Kong en China... ¡había decidido concesionar su éxito a los grandes
capitalistas prebendarios del maltrecho bloque Occidental, hartos
de los exorbitantes impuestos del populismo socialdemócrata!
Dejemos de lado Europa porque sus complejidades harían
interminable este capítulo, y vamos a nuestro vecino más cercano.
Estados Unidos es su próxima meta. La tradición conservadora
liberal franco británica norteamericana, elogiada por Guy Sorman
en “La Revolución Conservadora Americana”, mentalidad que
viene desde las épocas de su Independencia, sigue casi intacta, pero
el socialismo ha crecido exponencialmente. Bernie Sanders,
precandidato a Presidente, se definió abiertamente como socialista,
al igual que Alexandria Ocasio-Cortez y Rashida Tlaib. Y en el
poder, tanto en su momento Barak Obama como Hillary Clinton, y
actualmente Joe Biden y Kamala Harris —estos dos últimos
surgidos de elecciones muy dudosas— están aplicando políticas
claramente afines al socialismo.
128.- Nuevo Orden Mundial y comunismo capitalista
Empezaré con una prevención. No nos confundamos. China
puede ser capitalista en el más marxistamente abyecto sentido de
DEFENDIENDO A THEMIS 586
la palabra, pero no es liberal ni muchísimo menos. Es una élite de
asesinos explotadores. Su sistema es el maridaje de los asesinos
comunistas con los grandes capitanes de la industria. En lugar de
dar los capitalistas a los comunistas las sogas con que los
ahorcarían, como se burlaba Lenin, capitalistas prebendarios y
comunistas asesinos se aliaron para producir sogas en fábricas
estatales concesionadas por los grandes jerarcas, y con una
demanda de sogas asegurada por el Estado, no para ahorcar a los
capitalistas sino para —entre capitalistas y comunistas— ahorcar
a los disidentes.
Bien previene Guy Sorman en su ensayo “Wonderful World”
sobre el modo de vida capitalista —en el más marxista sentido del
término como una minoría explotadora que usa al Estado para
mantener el monopolio de los medios de producción— de los
jerarcas comunistas: “La frugalidad es lo que más le falta a la
oligarquía comunista y a las dinastías de aparatchiks que se
reparten el poder y el dinero. Esta nueva clase de súper ricos
explota (en el sentido marxista del término) la labor de mil
millones de campesinos pobres; la miseria económica y la
indigencia moral de un pueblo privado a menudo de colegios y de
medicinas. También privado de libertad religiosa, excepto cuando
se relega a los lugares de culto gestionados por el Partido
Comunista… La nueva China, la que nos seduce y nos soborna,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 587
desde los Juegos Olímpicos de Pekín hasta la Expo de Shangai,
detrás del telón, se desgarra entre dos mundos… (los dirigente
comunistas) se muestran totalmente influidos por sus interese
materiales: El poder les reporta demasiados beneficios como para
que lo ejerzan con mesura o impidan que sus familias se repartan
las prebendas inmobiliarias e industriales”.
Ese antiliberal maridaje capitalista/comunista es ominosamente
similar al “Mundo Feliz” de Aldous Huxley, a “1.984” de George
Orwell y a “Farenheit 451” de Ray Bradbury. No quiere reconocer
derechos individuales sino manejar esclavos y sabe que la presión
de la demografía lleva a romper los totalitarismos para eludir la
maldición malthusiana que afecta a las economías cuya población
crece y cuya economía se estanca. Eso explica un poco que la
movida abortista y gerontocida adune a liberprogresistas que
despotrican contra la injerencia estatal pero hablan de que el
Estado tome la horrenda función de abortar con el dinero de los
antiabortistas, con comunistas que detestan los derechos
individuales pero hablan de respetar supuestos derechos
individuales de la madre. Veremos entonces esta extraña unión
entre capitalismo y comunismo para acabar con el liberalismo.
129.- Comunismo y capitalismo prebendario global
El primero e indudable foco de conspiraciones actual es el Foro
de São Paulo, al que se agrega desde hace muy poco tiempo el
DEFENDIENDO A THEMIS 588
Grupo de Puebla, un hermano menor del anterior. Y dentro de la
enumeración de los focos actuales de conspiración desde el lado
comunista, no puede faltar la mención a la Asamblea Nacional
Popular china (ANP, el Parlamento chino). El ªAsedio Caribeño” y
el “Asedio Chino” trabajan en armonía.
Para ir hilvanando esto con el maridaje con los grandes
capitalistas mundiales, destaco que noventa de los casi tres mil
miembros de esa Asamblea figuran en la lista de los mil hombres
más ricos de China que publicaron el Hurun Report y la agencia
Bloomberg, gente con fortunas de unos mil ochocientos millones de
yuanes (unos trescientos millones de dólares). La fortuna promedio
de esos noventa asambleístas más ricos es de Mil cien millones de
dólares. Zong Qinghou, el hombre más rico de China con una
fortuna estimada en diecisiete mil millones de dólares, es a la vez
uno de los máximos jerarcas del Partido Comunista. Así... ¿Qué
jerarca no quiere ser comunista?
Dice un viejo dicho relativo a los hombres y las mujeres, que “El
hombre es fuego, la mujer estopa. Y viene el Diablo y sopla”. El
totalitarismo comunista y el capitalismo prebendario y globalista
se vieron y se amaron. En medio de todo, como veremos, nada hay
más cercano al “capitalismo”, en el despectivo sentido que daba
Marx al término, que los jerarcas comunistas.
Eso explica que otro importante grupo de conspiración sean los
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 589
grandes gurúes del globalismo, muchos de ellos reunidos en el Foro
Económico Mundial o Foro de Davos. Veo muchos capitalistas y
hasta algunos liberales iluministas franco prusianos. Pero entre
quienes están involucrados en estos proyectos, no veo ninguno que
sea genuinamente liberal conservador austro británico. Todos
parecen proclives a destruir el mundo preexistente, y por ende son
fácilmente identificables con el liberalismo iluminista franco
prusiano, cuya cercanía con el totalitarismo ya se previno páginas
atrás: Las Naciones Unidas, el Foro Económico Mundial, Bill
Gates y su Fundación de Bill y Melinda Gates, otras fundaciones
como la Fundación Rockefeller, la Fundación de las Naciones
Unidas y la Fundación Open Society de George Soros, Avanti
Communications, Vision y Frontier 2.030, Google, Mastercard,
Salesforce, Bloomberg Philanthropies, etc.
Entiendo que resulta improbable que toda reunión de gente
poderosa sea de por sí parte de un único plan mundialista, pero veo
muchísimo más improbable que personas con mucho poder y
dinero, personas cuyas fortunas a veces son superiores al Producto
Nacional Bruto de un país entero, luego de analizar los problemas
que afronta el mundo actual, se dediquen simplemente a tomar
cócteles mientras hablan de problemas comunes, de las soluciones
que propugnan y de bueyes perdidos, y no intenten al mismo
tiempo hacer nada para llevar adelante en la implementación de
DEFENDIENDO A THEMIS 590
las soluciones que propician, y de paso elaborar pingües negocios.
130.- Nuevo Orden Mundial. Predicciones de Davos
Para ratificar mi preocupación, en un video recientemente
lanzado con el título “8 predicciones para el mundo en 2.030”, el
Foro Económico Mundial (Foro de Davos) explica sus
“predicciones”, que más bien, por su poder para llevarlas adelante,
podrían ser consideradas sus propias aspiraciones, motivo por el
cual algunos es mencionada como “la Agenda 2.030”.
Comienza diciendo para dejar desde ya establecido su
comunismo de base, y su forma de despreciar la individualidad y la
iniciativa privada, que “...para entonces los ciudadanos no
poseerán ningún bien y serán felices por ello”. Curiosamente, son
casi exactamente las palabras que Ray Bradbury pone en
“Farenheit 451” en boca del Capitán Beatty: “...tendrán la
sensación de que piensan, tendrán la impresión de que se mueven
sin moverse. Y serán felices”. Y suenan también a las edulcoradas
elucubraciones comunistoides de John Lennon en “Imagínate”,
que podrían parecer sinceras a cualquiera que no supiera que
fueron escritas por un excéntrico beatle que podía darse el lujo de
comprar un Rolls-Royce Phantom V y pintarlo de amarillo y con
flores, y que acababa de adquirir la mansión Tittenhurst Park, con
un parque de 29 hectárea, agregando un lago artificial para verlo
desde la ventana de su dormitorio, y un estudio de grabación
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 591
conocido como Ascot Sound Studios en sus amplios sótanos. Así,
cualquiera puede cantar “No existe el paraíso ni el infierno, la
gente vive el hoy, no hay países ni religiones, ni propiedades”.
Todos vivan felices sin un peso haciendo el amor... ¡pero antes de
tomar sus drogas, no se olviden de pagar por escuchar mis discos! Y
recuerda también a lo que decía Chesterton en “El Hombre que fue
Jueves”: “Cuando auguran la liberación final de la humanidad,
quieren significar con eso el suicidio futuro de la humanidad.
Cuando hablan de un paraíso sin bien ni mal, hablan de la tumba”.
Desde ya, ese panorama de miles de millones de personas sin
propiedades viviendo el hoy sin poder prever el mañana,
obviamente dependientes del Estado, me causa terror, más cuando
la predicción viene del lado de personas que no son precisamente
quienes carecen hoy de bienes sino quienes en el esquema,
obviamente acapararían todos los bienes ajenos, convirtiendo la
vida de sus semejantes en una gigantesca noria de giro uniforme y
previsible final. Ya no buscan estos modernos aprendices de
dictadores ni siquiera cambiar oro por baratijas, sino oro por
felicidades fingidas y efímeras en un mundo distópico en que cada
individuo estará desprotegido frente al Estado, careciendo por
falta de pasado, de futuro, de familias y de propiedades, de libertad
de elegir y de medios para resguardar su propia integridad frente a
los ataques de terceros o del propio Estado, ni lugares para escapar
DEFENDIENDO A THEMIS 592
de ese sistema atroz. Sinceramente, preferiría que estos
“iluminados” me dejasen sus bienes y castillos a mí y fueran felices
ellos a su distópica manera, que no es la mía.
Recuerdo al Quijote, que en el segundo libro, al abandonar los
lujos gratuitos que les proporcionaban unos Duques que solamente
buscaban reírse a sus espaldas, explicaba a Sancho que se iba
“porque no lo gozaba con la libertad que lo gozaría si fueran míos”.
Es claro que el Quijote entendía que el fundamento de la libertad es
la propiedad privada, y que el verdadero gozo sólo es completo si
al gozar, la persona no ve a la vez recortada su capacidad de
iniciativa, su libertad de pensar y de actuar. Y dice este paladín de
la Cristiandad que “las obligaciones de las recompensas de los
beneficios y mercedes recibidos son ataduras que no dejan campear
al ánimo libre. ¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de
pan, sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo
cielo!”. Esto es, que la libertad individual no necesita de dádivas
malintencionadas. La libertad sin propiedad es totalitarismo y no
es tampoco realmente libertad, al depender de una voluntad ajena.
Con términos bonitos como “el reseteo del capitalismo”, “la
cuarta revolución industrial” y “una mejor reconstrucción” en ese
Foro Económico Mundial hablan de instalar un sistema totalitario
de control global y vigilancia tecnológica para mantener un orden
público del tipo del “Gran Hermano” de George Orwell,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 593
informando que la Reserva Federal de los Estados Unidos está
trabajando en una moneda digital de un banco central (CBDC, por
sus siglas en inglés), que servirá como medio de control social.
Se pretende con esto sustituir en el futuro a las criptomonedas
que a veces usa la gente como medio para resguardar sus ahorros de
la emisión estatal, entre las cuales hoy descollan Bitcoin,
Ethereum y un largo número de etcéteras, como Litecoin, Nxt,
Bitcoincash, Tron, Ripple, Dash, Iota, Monero, Zcash, Cardano,
Stellar, Nem, Neo, y unas dos mil más, por otras estatales. Pero sin
presiones monopolistas jamás se impondría una criptomoneda
estatal. Quienes usan actualmente criptomonedas buscan
justamente escapar del control estatal, así que jamás cambiarían
estas monedas libres por otras controladas, de donde surge que el
proyecto involucraría casi con seguridad hacer boicots de hecho e
imponer restricciones de derecho a las actualmente existentes.
En otras predicciones este video expone que supuestamente
unas mil millones de personas tendrán que desplazarse por el
cambio climático, un fantasma que ha venido a sustituir al del
“calentamiento global” que antaño se utilizaba. Es fácil demostrar
ahora que el mundo no se está calentando sino más bien enfriando,
pero es imposible discutir con alguien que habla del “cambio
climático”. Cualquier modificación podrá ser considerada una
demostración de la tesitura, aun cuando se le demuestre que a lo
DEFENDIENDO A THEMIS 594
largo de los siglos siempre el clima fue cambiando. Las empresas
“tendrán que pagar por emitir dióxido de carbono”, ya que habrá
un precio global por el carbono para eliminar los llamados
“combustibles fósiles”, se dice en una frase bastante dudosa. De
paso sea dicho, eso de que el petróleo sea un combustible fósil está
en tela de juicio desde que se encontraron gélidos mares
de hidrocarburos líquidos en Titán, una luna de Júpiter repleta de
metano y etano, sin que ello pueda atribuirse a ningún pasado que
recordara al Jurassic Park de las películas.
El anunciado sistema de moneda digital globalizable también
sería importante para la ingeniería social, ya que podría utilizarse
para incentivar los comportamientos que se desean. Esto es
peligrosamente similar a lo que China está haciendo ahora y que se
pretende generalizar más adelante, y es lo que ahora se está
ensayando con los inconstitucionales “pases sanitarios”.
El hecho de que poco antes del inicio de la llamada pandemia de
2.020 de Coronavirus este Grupo del que venía hablando hubiera
realizado a fines de 2.019 justamente un simulacro de pandemia,
aun cuando no sea de por sí concluyente y sus miembros nieguen
rotundamente su relación con ella, deja bastantes dudas, máxime
cuando a raíz de la misma este Grupo hable expresamente de la
supuesta necesidad de un futuro “gran reseteo del capitalismo”, no
para volver a la Cristiandad, sino para hacerlo más totalitario.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 595
No puedo dejar de destacar el hecho de que apenas comenzada
la pandemia de coronavirus en Marzo de 2.020, Microsoft anotó
una patente de criptomonedas extraídas de la propia actividad
eléctrica de los cuerpos humanos, que obtuvo el curiosísimo
número de WO/2020/060606. La inteligencia artificial, la vigilancia
digital, la recopilación de información, llegaron con esa patente
internacional cuyo número puede buscarse por Internet, referente
a un “sistema de criptomonedas que utiliza datos corporales”: “La
actividad del cuerpo humano relacionada con una tarea dada
puede utilizarse en el proceso de un sistema de criptomonedas. Un
servidor puede ofrecer una tarea a un dispositivo que está
relacionado al servidor. Un sensor relacionado al dispositivo o
incluido en él puede detectar la actividad del usuario. Se pueden
generar los datos de la actividad al basarse en la actividad
detectada del usuario. El sistema de criptomonedas relacionado al
dispositivo puede verificar si los datos cumplen con una o más
condiciones establecidas por el sistema de criptomonedas y otorgar
criptomonedas al usuario cuyos datos se verifican”.
No voy a decir, para no parecer delirante, que las letras WO
recuerdan sin esfuerzo a “World Order” (Orden Mundial), que el
número 2.020 remite fácilmente a la fecha de inicio de la pandemia,
que el 060606 de la referida patente recuerda sin esfuerzo al 666 del
Apocalipsis, y la descripción contenida en el texto bíblico suena
DEFENDIENDO A THEMIS 596
bastante similar al de la patente: “...todos, grandes y pequeños,
ricos y pobres, libres y esclavos, se pongan una marca en la mano
derecha o en la frente; ya nadie podrá comprar o vender si no está
marcado con el nombre de la bestia o con la cifra de su nombre... “,
para concluir con la famosísima frase “El que sea inteligente, que
interprete la cifra de la bestia. Es la cifra de un ser humano, y su
cifra es 666”. En los puntos 13:17 y 15:2 del Apocalipsis se dice que
el número 666 no es la “marca de la bestia”, sino el número del
nombre de la bestia. Sobre estas coincidencias solamente puedo
decir que si este número fue otorgado para esa patente porque
Microsoft la buscó deliberadamente, me pone en alerta. Y si le fue
asignada por pura coincidencia, me pone en una alerta aún mayor.
Como sea que fuere, el único “gran reseteo” liberal imaginable y
deseable —no “capitalista”, término cuya filiación marxista ya
aclaré— sería la vuelta al liberalismo clásico: Regímenes de
seguridad jurídica, estabilidad monetaria y bajos impuestos, para
armar un marco dentro del cual las autoridades digan solamente
las palabras equivalentes al “Fiat Lux” divino: “Laissez faire et
laissez passer, le monde va de lui même”. El resto, y la sola
asunción de este grupo de Davos como “capitalista”, sugieren más
bien manías totalitarias y ansias de dominación mundial que una
mera preocupación por los reales problemas del Planeta.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 597
XIV.— ¿QUIÉNES DEBEN DEFENDER A LA CRISTIANDAD?
131.- Defensa de la Cristiandad por los liberales
El liberalismo debe respetar y defender la Civilización de la que
emergió, la Cristiandad, y no atacar sus propias raíces.
Obviamente aquí cuando hablo de “los liberales” me refiero a
quienes jamás se plantearon siquiera la existencia de diferentes
versiones del liberalismo y piensan que todo es un único bloque
homogéneo de doctrinas, y por ello tienen mezclados en su
pensamiento conceptos liberales clásicos conservadores austro
británicos y conceptos liberales iluministas franco prusianos.
Para entender la innegable cercanía del liberalismo clásico
conservador austro británico con la defensa de la Cristiandad,
recordemos que el gran autor francés Jean François Revel dice en
su libro “La gran Mascarada” acerca del liberalismo, que “El
liberalismo… se contenta con comparar la diversas sociedades que
existen o han existido, y sacan las conclusiones pertinentes del
estudio de las que funcionan o han funcionado menos mal”.
Bien entendido su significado, el liberalismo clásico no puede
estar muy distante del conservadurismo, ya que también éste
consiste básicamente en reconocer el valor de la acumulación por la
sociedad de sus tradiciones, forma de ser e instituciones
—incluyendo obviamente a las creencias religiosas— que han
DEFENDIENDO A THEMIS 598
demostrado ser útiles a lo largo de los siglos, en suma, el respeto del
orden espontáneo surgido de la libre y a veces inconsciente acción
de la voluntad humana. A su vez, puesto que lo que procura
conservar —sin perjuicio de aceptar la libre interrelación e
influencia recíproca con otros países— es una determinada forma
de ser que a pesar de su necesaria mutabilidad es propia de un
territorio determinado, este conservadurismo liberal tiene
necesariamente que ser patriota sin caer en nacionalismos
xenofóbicos.
Esta conjunción de patriotismo, religión, conservadurismo,
iluminados por la luz del liberalismo, sin aceptar que el exceso de
uno de sus ingredientes desvirtúe el producto final, es la receta
milagrosa que históricamente ha demostrado producir y sustentar
el crecimiento de las naciones, y constituye el mismo orden
espontáneo que preconizan los liberales, cuyo desconocimiento es
indudablemente una de las principales causas de la decadencia
argentina, siendo a su vez absolutamente compatible con el
cristianismo con el cual comparte un idéntico respeto a la dignidad
de la persona humana como centro de su cosmovisión. Y podemos
observar que los países que en mayor medida han logrado unir
estas concepciones son los más desarrollados de la Tierra.
El liberalismo clásico surge como una defensa de la
individualidad humana frente al totalitarismo que implica
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 599
absolutismo estatal. Para entender esto, debemos entender cuál es
su opuesto, el totalitarismo. Dice al respecto Elena Valero Narváez
en su citado libro “El crepúsculo argentino”, que “Defino como
totalitarismo al gobierno que puede controlar todo acto y todo
interés de cada individuo o grupo, para utilizarlo en el incremento
de la fuerza nacional, el cual es ilimitado en su aplicación. Nada
escapa a su jurisdicción. En estos regímenes, se suspende la
distinción liberal entre lo privado y lo público, así como la
deliberación y negociación propia de los partidos y parlamentos.
Dejan de lado los principios liberales que surgieron de siglos de
experiencia política europea y se reemplazan por un partido único,
con la vigencia de puras, delaciones, persecución, cárceles,
adoctrinamiento, fanatismo y fusilamientos”. Y en otros párrafos,
amplía diciendo que “El Estado totalitario se casa con la
uniformidad de las ideas: todos deben estar de acuerdo con las
decisiones del gobierno”. Y citando a la descripción que hace
George Sabien del nazismo en su “Historia de la teoría política”
concluye con que en el totalitarismo “… el gobierno puede y debe
controlar todo acto y todo interés de cada individuo o grupo, para
utilizarlo en el incremento de la fuerza nacional; el gobierno no sólo
es absoluto sino ilimitado en su aplicación. Nada está fuera de su
jurisdicción. Todo interés y todo valor —económico, moral y
cultura—, como parte de los recursos nacionales, debía ser
DEFENDIENDO A THEMIS 600
controlados y utilizados por el gobierno”.
Esta aspiración de control de la individualidad es lo que debe ser
combatido. Y una de las mejores formas de combatirlo, es
defendiendo a la Cristiandad.
132.- Defensa de la Cristiandad por los conservadores
Las raíces del Conservadurismo —bien entendido como dejar
que libremente la comunidad determine su identidad mediante las
libres elecciones de cada individuo, mientras por cierto se respeta
cualquier otro tipo de elección— defienden valores caros a los
liberales, ya que se nutren del orden jurídico espontáneo. El
verdadero Conservadurismo busca preservar las tradiciones, la
forma de ser de su pueblo, su identidad nacional, su orgullo y su
dignidad, y por eso puede ser patriótico sin incurrir en
nacionalismos a ultranza. Como dice el conservador Edmund
Burke: “…en la conducción del estado, en lo que progresamos no
somos nunca enteramente nuevos, y en lo que retenemos no somos
nunca completamente obsoletos”.
El conservador es naturalmente activo en la defensa de lo que
busca conservar. Como ejemplo del compromiso conservador con el
mantenimiento de Occidente, que no encontramos en los
liberprogresistas, recordaré a un autor conservador recientemente
fallecido, Sir Roger Scruton, autor de más de cincuenta libros sobre
filosofía, arte, música, política, literatura, cultura, sexualidad y
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 601
religión, novelas y hasta dos óperas, que ayudó en la década de los
Ochenta a establecer redes académicas subterráneas en el este
europeo durante la era soviética, por lo que a la caída del Muro de
Berlín fue galardonado por el presidente Václav Havel con la
Medalla al Mérito de la República Checa en 1.998, y en 2.016 fue
nombrado en Inglaterra caballero por sus “servicios a la filosofía,
la enseñanza y la educación pública”.
El conservadurismo rápidamente entendió que el liberalismo
clásico como motor de la Cristiandad estaba claramente
incardinado entre los valores a conservar, porque era la
culminación del movimiento humanista cuyas tres vertientes, que
eran los movimientos individualistas griegos, los humanistas
cristianos y el iusnaturalismo romano, iban absorbiendo lo mejor
de la cultura mundial. Estas vertientes fueron unificadas
magistralmente por Santo Tomás como “Aristotélico-Tomismo” y
por la Escolástica Tardía que lo seguía, en la Escuela de Salamanca,
como también —aun con una actitud crítica hacia los teólogos—
por Erasmo de Rotterdam (el traductor de la Biblia católica actual)
en su “Elogio de la Locura”, y siglos después por los empiristas
británicos, desde John Locke y su libro “La Racionalidad del
cristianismo”, en adelante. La religión enseñaba el respeto entre los
hombres, y su conclusión natural era la libertad.
Dice Alberto Benegas Lynch (h) en su libro “Fundamentos de
DEFENDIENDO A THEMIS 602
Análisis Económico”, citando a Henry Hazlitt y Friedrich Von
Hayek, que “Sin duda, el estado más satisfactorio posible es la
perfección, es decir, Dios…. (y) a lo largo de la historia, el hombre
se ha percatado que el recurrir o aceptar ciertas reglas morales de
conducta lo beneficia a él y al conjunto de la comunidad…” “El
proceso por medio del cual el hombre ha detectado estas reglas
morales es uno de evolución cultural y de descubrimiento…” “Es
decir, se fueron seleccionando reglas morales por razones prácticas,
continuadas a través de la tradición (la cual se basa en el éxito que
se estima de ella deriva) antes de intentar su fundamentación, y no
provienen del designio humano, más bien el ser humano descubre
el significado de aquellas reglas morales”.
Las luchas nacionales que tanto nos conmueven desde la caída
de la Cortina de Hierro, bautizadas por Samuel P. Huntington
como “choque de civilizaciones”, tienen origen en la resistencia de
tales civilizaciones a desaparecer frente a la tentativa —aun quizá
con las mejores intenciones— de destruir idiosincrasias nacionales
o regionales y sustituirlas por sistemas de vida y de valores ajenos,
que produce como reacción una bien planificada tentativa de
aniquilar la nuestra.
Cayendo en la tentación de citarme a mí mismo, decía en “La
vendas de nuestra falsa Themis” que “Existe una serie de
preferencias que todos aprendimos desde nuestra infancia, no solo
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 603
en nuestras casas o en la escuela, sino también por nuestras propias
e intransmisibles revelaciones personales, que por acumulación
terminan constituyendo una esfera de valores en común, ideas
fuerza que no pueden ser descartadas como antiguallas: El amor a
la Patria, la importancia de una familia bien constituida, la
preferencia por la relación heterosexual y monogámica, el respeto
por los mayores… Cuando se desatan las guerras, son estos valores
concretos y no las posturas abstractas los que hacen que los
soldados peleen fieramente en defensa de todo lo que configura su
forma de ser, su “Ser Nacional”.
Son estas convicciones las que permitieron que nuestra
civilización existiera como la conocemos, Occidental y Cristiana, y
no es un dato menor que sus tremendos logros se hicieron bajo la
invocación de la Patria y de la Cruz. En los albores de la
Civilización Occidental, los espartanos frenaron a los persas en las
Termópilas y los atenienses los derrotaron en Salamina, con la
invocación de una noción difusa de Patria que —como lo habían
antes demostrado Troya y las Olimpíadas— obviamente los
griegos poseían pese a su fraccionamiento en Ciudades Estado.
Invocando la protección de la Cruz, el Papa San León Magno
disipó las hordas de Atila cuando Roma estaba desguarnecida. Con
la invocación de la Patria y de la Cruz las tropas de Flavio Aecio lo
batieron en los Campos Cataláunicos, Carlos Martel frenó el avance
DEFENDIENDO A THEMIS 604
musulmán en Poitiers, Niklas Graf Salm evitó la caída de Viena, y
Juan de Austria los derrotó en Lepanto. Y eso sin olvidar la
trascendencia de la prédica de Juan Pablo II en la caída de la
Cortina de Hierro. Existe pues, una fuerte unión entre
nacionalidad, cristianismo y liberalismo cristiano como
culminación de esta evolución, en los orígenes de nuestra
Civilización Occidental y Cristiana, o Cristiandad como aquí es
llamada. No resulta razonable ni prudente intentar disolver sin
motivos muy fuertes, que no los hay”.
133.- Defensa de la Cristiandad por los cristianos
Este sistema fue durante mucho tiempo insuflado por la prédica
de los cristianos al punto de ser denominada “Cristiandad”, así que
debemos decir algo acerca de este último calificativo, aun sin
pretender que todos los beneficiarios de esa civilización deban
profesar esa religión, o cualquiera. El cristianismo tiene una
vocación natural al universalismo, porque Jesucristo dijo que él
era el camino, la verdad y la vida. Si es cierto que Él es la verdad,
cualquier verdad es de por sí, bienvenida para un cristiano,
provenga de donde provenga. Toda verdad es por su propia
naturaleza, cristiana. Estas palabras servirán para disipar algunas
tergiversaciones hechas por quienes hablan de cristianismo sin
haber jamás bebido de sus fuentes.
Dice Paul Johnson en “Historia del cristianismo” que “El
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 605
Nuevo Testamento, que dibuja su filosofía (del cristianismo), es
esencialmente liberal e individualista, ya que afirma que la
personalidad única de cada individuo, tal como se refleja en sus
elecciones morales, es infinitamente más importante que cualquier
otra de sus características: la clase, color, status, sexo o
nacionalidad…” “Por lo tanto, el judeo cristianismo está basado
en una individualidad absoluta y en una igualdad espiritual total.
En el Contrato Divino, todos son iguales ante la ley y cada uno es
completamente responsable de sus acciones”. Y puedo ir más lejos,
ya que en el Antiguo Testamento Dios les dice a Adán y Eva que
no coman del árbol, pero no lo cerca. Les concede a ellos y a todos
los seres humanos libertad de obedecerle o no, siendo todos
responsables de nuestros actos y asumiendo nuestras
consecuencias.
Los cristianos creemos que Jesucristo era Hijo de Dios (o mejor
aún, el mismo Dios-Hijo), que nos trajo preceptos revolucionarios
no solamente para su época sino también para el día de hoy, tales
como respeto y amor al prójimo como medio de ser agradable a los
ojos de Dios, quien considera cada acto de caridad hacia los demás
como hecho a sí mismo. Para probar que estaba hablando en serio
y no era otro mistificador, creemos que murió y resucitó, de lo cual
dieron testimonio con su vida muchos de sus seguidores, para los
cuales hubiera sido infinitamente menos riesgoso negarlo. Cuenta
DEFENDIENDO A THEMIS 606
el Nuevo Testamento que Tomás el incrédulo al verlo resucitado
cayó de rodillas diciendo “Señor mío y Dios mío”. Seguir y
proclamar públicamente su adhesión a un crucificado y tratar de
instaurar una nueva religión a partir de una buena noticia (“eu
ángelus”, evangelio) dada por un ajusticiado, era para sus
seguidores una actitud casi suicida, tan suicida que solamente
tendría sentido para alguien que efectivamente lo hubiera visto
vivo después de haberlo visto morir crucificado.
Personalmente creo que esas enseñanzas son verdaderas, que
hay un Dios que nos ama, y que con nuestro buen comportamiento
en este período de prueba podemos acceder a una vida eterna, y veo
esa afirmación salvífica no solamente como una continua fuente de
esperanza —desde mucho antes de que mi hijo mayor fuera
asesinado por estúpidos policías en un homicidio absurdo que el
Estado se niega a investigar— sino también como un gran motor
de superación personal y de respeto casi sacramental a la
individualidad, totalmente opuesta al totalitarismo: Todos
guardamos en el fondo de nuestro espíritu una chispa, un hálito de
divinidad, pues Dios nos hizo “a su imagen y semejanza”, y nos
pide que hagamos lo posible por mantenerla y acrecentarla lo más
que podamos conforme a las capacidades que nos fueron otorgadas.
Ya fundamenté al principio de este libro los motivos por los
cuales considero que ser teísta, y en particular ser cristiano, es
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 607
bastante más racional que no serlo. Pero a los fines de este ensayo
eso carece de importancia. Basta con entender que, tengamos
razón o no los cristianos en nuestra visión, es cuando menos tan
inocua desde el punto de vista político como si prefiriéramos a los
equipos de fútbol de Barcelona o Real Madrid.
Que se combata al cristianismo desde el liberalismo es ridículo.
La Cristiandad fue el origen, la madre, la fuente y la raíz del
liberalismo. Y aun desde una visión liberal iluminista, es tan
ridículo combatir las creencias ajenas en materia religiosa y se las
adune a posturas políticas, como que se pretenda combatir como
antiliberales a los “culés” o a los “merengues” españoles, en una
actitud por otra parte funcional a los enemigos de la Civilización
que el cristianismo levantó, la Cristiandad.
Y ya que estamos hablando de España, no puedo dejar de
referirme a la espectacular frase, que me tiento a adoptar como
propia, de otro liberal, Jesús Huerta de Soto, que en un discurso
denominado “Dios y el anarcocapitalismo” expone que “yo estoy
orgulloso e intento ser el más católico de los anarcocapitalistas, o el
más anarcocapitalista de los católicos”.
134.- Defensa de la Cristiandad por la Iglesia
No solamente la grey cristiana —incluyo aquí a todos los
cristianos, incluyendo por ejemplo a católicos, protestantes,
ortodoxos orientales, ortodoxos, testigos de Jehová—, sino en
DEFENDIENDO A THEMIS 608
particular la poderosa y crónicamente confundida Iglesia Católica
deben aprender a defender la Cristiandad, la Civilización
Occidental y Cristiana que crearon entre todos, y que muchas veces
la propia Iglesia desconoce como propia y profiere invectivas
contra ella. Es un resabio de otras épocas en que la Iglesia
pretendía imponer la religión con el poder del aparato estatal, que
la hace reacia a aceptar que las verdaderas enseñanzas cristianas
solamente admiten la virtud de las acciones voluntarias, y no de las
imposiciones estatales.
Las citas de Alberto Benegas Lynch (h) al respecto son muy
claras. Ahora me limitaré, para desvirtuar esa creencia errónea, a
transcribir algunos de los más destacables párrafos de la Encíclica
“Centesimus annus”, mucho más expresivas que cien páginas de
argumentaciones. Ahí vamos:
“19. ...En algunos países y bajo ciertos aspectos, después de las
destrucciones de la guerra, se asiste a un esfuerzo positivo por
reconstruir una sociedad democrática ... Estas iniciativas tratan,
en general, de mantener los mecanismos de libre mercado,
asegurando, mediante la estabilidad monetaria y la seguridad de
las relaciones sociales, las condiciones para un crecimiento
económico estable y sano, dentro del cual los hombres, gracias a su
trabajo, puedan construirse un futuro mejor para sí y para sus
hijos.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 609
Existen, además, otras fuerzas sociales y movimientos ideales
que se oponen al marxismo con la construcción de sistemas de
“seguridad nacional”, que tratan de controlar capilarmente toda la
sociedad para imposibilitar la infiltración marxista. Se proponen
preservar del comunismo a sus pueblos exaltando e incrementando
el poder del Estado, pero con esto corren el grave riesgo de destruir
la libertad y los valores de la persona, en nombre de los cuales hay
que oponerse al comunismo.
Otra forma de respuesta práctica, finalmente, está representada
por la sociedad del bienestar o sociedad de consumo. Ésta tiende a
derrotar al marxismo en el terreno del puro materialismo,
mostrando cómo una sociedad de libre mercado es capaz de
satisfacer las necesidades materiales humanas más plenamente de
lo que aseguraba el comunismo”. Puede verse la clara oposición de
la Iglesia al marxismo y su receptividad hacia el mercado libre.
Sobre la crisis económica, dice la Encíclica que es consecuencia
del intervencionismo estatal: “24. El segundo factor de crisis es, en
verdad, la ineficiencia del sistema económico, lo cual no ha de
considerarse como un problema puramente técnico, sino más bien
como consecuencia de la violación de los derechos humanos a la
iniciativa, a la propiedad y a la libertad en el sector de la
economía”… “25. ...Donde la sociedad se organiza reduciendo de
manera arbitraria o incluso eliminando el ámbito en que se ejercita
DEFENDIENDO A THEMIS 610
legítimamente la libertad, el resultado es la desorganización y la
decadencia progresiva de la vida social...”“...El hombre tiende
hacia el bien, pero es también capaz del mal; puede trascender su
interés inmediato y, sin embargo, permanece vinculado a él. El
orden social será tanto más sólido cuanto más tenga en cuenta este
hecho y no oponga el interés individual al de la sociedad en su
conjunto, sino que busque más bien los modos de su fructuosa
coordinación. De hecho, donde el interés individual es suprimido
violentamente, queda sustituido por un oneroso y opresivo sistema
de control burocrático que esteriliza toda iniciativa y creatividad.
Cuando los hombres se creen en posesión del secreto de una
organización social perfecta que hace imposible el mal, piensan
también que pueden usar todos los medios, incluso la violencia o la
mentira, para realizarla. La política se convierte entonces en una
“religión secular”, que cree ilusoriamente que puede construir el
paraíso en este mundo”.
Más adelante, refiriéndose la Centesimus Annus a la Encíclica
cuyo centenario celebraba, dice “30. En la Rerum Novarum León
XIII afirmaba enérgicamente y con varios argumentos el carácter
natural del derecho a la propiedad privada, en contra del
socialismo de su tiempo. Este derecho, fundamental en toda
persona para su autonomía y su desarrollo, ha sido defendido
siempre por la Iglesia hasta nuestros días”. “32... La moderna
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 611
economía de empresa comporta aspectos positivos, cuya raíz es la
libertad de la persona, que se expresa en el campo económico y en
otros campos. En efecto, la economía es un sector de la múltiple
actividad humana y en ella, como en todos los demás campos, es
tan válido el derecho a la libertad como el deber de hacer uso
responsable del mismo”.
En cuanto al mercado libre internacional, dice la Encíclica “33...
En años recientes se ha afirmado que el desarrollo de los países más
pobres dependía del aislamiento del mercado mundial, así como de
su confianza exclusiva en las propias fuerzas. La historia reciente
ha puesto de manifiesto que los países que se han marginado han
experimentado un estancamiento y retroceso; en cambio, han
experimentado un desarrollo los países que han logrado
introducirse en la interrelación general de las actividades
económicas a nivel internacional”. “34. Da la impresión de que,
tanto a nivel de naciones, como de relaciones internacionales, el
libre mercado es el instrumento más eficaz para colocar los recursos
y responder eficazmente a las necesidades”.
Sobre el beneficio empresario y el funcionamiento de la
economía de mercado, expone: “35... La Iglesia reconoce la justa
función de los beneficios, como índice de la buena marcha de la
empresa. Cuando una empresa da beneficios significa que los
factores productivos han sido utilizados adecuadamente y que las
DEFENDIENDO A THEMIS 612
correspondientes necesidades humanas han sido satisfechas
debidamente” “40... Ciertamente, los mecanismos de mercado
ofrecen ventajas seguras; ayudan, entre otras cosas, a utilizar
mejor los recursos; favorecen el intercambio de los productos y,
sobre todo, dan la primacía a la voluntad y a las preferencias de la
persona, que, en el contrato, se confrontan con las de otras
personas”.
Volviendo a insistir contra el marxismo, esta vez como sistema
económico, dice: “41. El marxismo ha criticado las sociedades
burguesas y capitalistas, reprochándoles la mercantilización y la
alienación de la existencia humana. Ciertamente, este reproche
está basado sobre una concepción equivocada e inadecuada de la
alienación, según la cual ésta depende únicamente de la esfera de
las relaciones de producción y propiedad, esto es, atribuyéndole un
fundamento materialista y negando, además, la legitimidad y la
positividad de las relaciones de mercado incluso en su propio
ámbito. El marxismo acaba afirmando así que sólo en una sociedad
de tipo colectivista podría erradicarse la alienación. Ahora bien, la
experiencia histórica de los países socialistas ha demostrado
tristemente que el colectivismo no acaba con la alienación, sino que
más bien la incrementa, al añadirle la penuria de las cosas
necesarias y la ineficacia económica”.
Y para concluir diferenciando claramente economía de mercado
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 613
—la economía libre clásica— con el “capitalismo”, como su
caricatura liberal iluminista franco prusiana, nos dice el Papa Juan
Pablo II: “42. Volviendo ahora a la pregunta inicial, ¿se puede
decir quizá que, después del fracaso del comunismo, el sistema
vencedor sea el capitalismo, y que hacia él estén dirigidos los
esfuerzos de los países que tratan de reconstruir su economía y su
sociedad? ¿Es quizá éste el modelo que es necesario proponer a los
países del Tercer Mundo, que buscan la vía del verdadero progreso
económico y civil?
La respuesta obviamente es compleja. Si por “capitalismo” se
entiende un sistema económico que reconoce el papel fundamental
y positivo de la empresa, del mercado, de la propiedad privada y de
la consiguiente responsabilidad para con los medios de producción,
de la libre creatividad humana en el sector de la economía, la
respuesta ciertamente es positiva, aunque quizá sería más
apropiado hablar de “economía de empresa”, “economía de
mercado”, o simplemente de “economía libre”“.
135.- Defensa de la Cristiandad por los no cristianos
En este momento el ataque a la Cristiandad es cuando menos
triple. Por un lado por los musulmanes extremistas, tema del que
por exceder su marco no se hablará en este Ensayo más que para
destacar su existencia. Por el otro, por el resurgente comunismo,
disfrazado ahora de un “capitalismo” prebendario y liberticida. Y
DEFENDIENDO A THEMIS 614
finalmente por los liberprogresistas, los herederos semianalfabetos
del Iluminismo que creyendo que atacar a la Iglesia o al
cristianismo es liberal, terminan siendo funcionales a los otros dos,
sin sospechar que sus banderas fueron medio siglo atrás
introducidas como una quinta columna por ya desaparecidos
agentes soviéticos en el marco de la Guerra Fría, siguiendo en ello
tácticas nacidas hace más de un siglo de la inventiva de Engels,
Lenin y Gramsci, tal como se vio a lo largo de esta exposición.
Y este ataque interno es el más peligroso, porque es expuesto
como si fuera una defensa. Pese a sus enormes diferencias, hoy
todos los enemigos de Occidente están aliados. Contra todo ello
corresponde la defensa férrea de nuestro tradicional modo de vida
amenazado. El empecinamiento anticristiano de los actuales
libertarios agnósticos y ateos, herederos del liberalismo iluminista
franco prusiano, resulta perjudicial para esa civilización y para el
mantenimiento del que empíricamente se ha demostrado como
cimentado por las instituciones cristianas, que es un régimen de
libertad que no podrá sobrevivir sin tales cimientos.
Hay muchos grandes pensadores que son o fueron a la vez
cristianos y liberales, como el propio John Locke, reconocido
fundador del liberalismo, y también Lord Acton, Alexis de
Tocqueville, nuestro Juan Bautista Alberdi, que no queda a la
zaga de ninguno de ellos, o más recientemente Wilhelm Röpke,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 615
Leonard Read o Michael Novak, entre un gran número de etcéteras
que iré mencionando sin pretensiones de agotar exhaustivamente
el número de autores. No caeré pese a ello en la afirmación
contraria a la postura que se combate, de que para ser liberal
clásico haya que ser cristiano. Por el contrario, hay grandes
pensadores de otras confesiones, o ateos o agnósticos, que
reconocieron y reconocen la influencia benéfica del cristianismo en
el desarrollo de la Cristiandad y por ende del liberalismo.
En la página web de “Religión en Libertad” puede leerse
recordar a ateos y agnósticos actuales muy importantes como Niall
Ferguson diciendo “Creo realmente que con la sabiduría heredada
de una religión que tiene más de dos mil años tenemos un marco
bastante bueno con el que trabajar”, y narrar que poco antes de su
muerte el agnóstico Sir Roger Scruton comenzó a asistir a la Iglesia
y tocar regularmente el órgano en la Iglesia de Todos los Santos, en
Garsdon, y comentar que el cristianismo era, en muchos sentidos,
el alma de la civilización occidental. Esto es, la Cristiandad.
Cuenta también ese artículo cómo Douglas Murray se describe
al igual que Oriana Fallaci como un “ateo cristiano”, o más bien
como “un agnóstico incómodo que reconoce las virtudes y los
valores que ha aportado la fe cristiana”, cómo Charles Murray
reconoce que “es poco probable que la república estadounidense
sobreviva si el cristianismo no resurge”, y recuerda que Tom
DEFENDIENDO A THEMIS 616
Holland escribió “Dominio. Una nueva historia del cristianismo”
defendiendo desde su postura agnóstica la importancia de la
Cristiandad en la Civilización actual.
Pero eso no es nuevo. Antes que ellos alabaron a la Cristiandad
Karl Popper, Friedrich Von Hayek, Murray Rothbard, Walter
Block, Thomas Sowell u Oriana Fallaci. O, entre los de otras
confesiones, el ya citado rabino haredí Israel Kirzner.
Entre los agnósticos, en “La Sociedad Abierta y sus Enemigos”,
Karl Popper afirma que “…no creo que (la Sociedad Abierta) se
oponga de forma alguna a aquellas religiones edificadas sobre la
idea de la responsabilidad personal y la libertad de conciencia.
Claro está que al decir esto me refiero al cristianismo, por lo menos
como suele interpretárselo en los países democráticos; ese
cristianismo que, en oposición a todo tabuísmo, predica: “Habéis
oído lo que ellos han venido diciendo desde antiguo... Pero yo os
digo...”; contraponiendo permanentemente la voz de la conciencia
a la mera obediencia formal y a la observancia de la ley. No es
posible admitir que la concepción de que las leyes éticas son hechas
por el hombre sea incompatible, en ese sentido, con la teoría
religiosa de que proceden directamente de Dios. Históricamente, es
indudable que toda ética comienza con la religión…” Y más
adelante, “una y otra vez el cristianismo brota debajo de la capa
autoritaria (y es perseguido como herejía)”.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 617
José Ortega y Gasset, el gran filósofo liberal español y agnóstico,
decía en “El espíritu de la letra” que “yo no creo que España pueda
salir a la alta mar de la historia si no ayudan con entusiasmo y
pureza a la maniobra los católicos nacionales, deploro sobremanera
la ausencia de ese enérgico fermento en nuestra Iglesia oficial. Y el
caso es que el catolicismo significa hoy, dondequiera, una fuerza de
vanguardia, donde combaten mentes clarísimas, plenamente
actuales y creadoras”.
Y en otro libro, desmintiendo la leyenda negra de que la Iglesia
hubiera sido anticientífica, en su ensayo “En torno a Galileo”
expone que “…la suma originalidad del catolicismo frente a todas
las demás religiones consiste en que separa de manera radical la fe
de la ciencia y a la vez postula la una para la otra sin allanar
violentamente su fecunda diferencia. La “fides quaerens
intellectum” (la Fe busca entender) de San Anselmo es acaso el
lema más fértil que se ha inventado y el que más agudamente
define la mente del hombre”.
Tan compatible es la filosofía de Ortega y Gasset con el
cristianismo, que fueron fervientes católicos sus cuatro discípulos
más ilustres, Julián Marías, José Luis López Aranguren, Xavier
Zubiri y Manuel García Morente, y los dos últimos —García
Morente ya famoso y luego de una profunda experiencia
mística—tomaron los hábitos sacerdotales.
DEFENDIENDO A THEMIS 618
El último capítulo del libro del genial Premio Nobel de
Economía Friedrich Von Hayek, titulado “Los fundamentos de la
libertad”, se llama “La religión y los guardianes de la tradición”.
Allí habla sin tapujos de “la innegable conexión histórica entre la
religión y los valores que originaron y siguen sosteniendo nuestra
civilización, tales como la familia y la propiedad plural”, y
concluye diciendo que “Durante mucho tiempo he dudado si
debería incluir aquí esta nota personal, pero al fin me decidí a
hacerlo considerando que el apoyo de un agnóstico declarado puede
ayudar a otras personas religiosas más convencidas a seguir
avanzando en la búsqueda de conclusiones con las que pueda estar
de acuerdo”, para concluir con una frase terrible y motivadora:
“De esta cuestión puede depender la supervivencia de nuestra
Civilización”.
Von Hayek se consideraba un “viejo whig”, pero pese a
reconocerse agnóstico, seguía empero al católico Lord Acton,
admiraba a la Escuela de Salamanca, y a lo largo de su vida se
reunió e influyó en el pensamiento del Papa Juan Pablo II, al
punto tal que según expone el liberal y católico Michael Novak en
“El rostro humano del capitalismo”, las palabras de la Encíclica
“Centesimus Annus” abundantemente citadas más arriba, en
donde la Iglesia Católica a través del entonces Papa Juan Pablo II
apuesta expresamente por el modelo de libre mercado, y
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 619
específicamente por la economía austriaca, están inspiradas... ¡en
Ludwig Von Mises y Friedrich Von Hayek!
136.- Defensa de la Cristiandad por los ateos
Aclaro que la mentalidad abierta y empirista del liberalismo
clásico austro británico es más compatible con un pensamiento
agnóstico, y en cambio la mentalidad absolutista del liberalismo
iluminista franco prusiano, los vuelve más proclives a ser
fervientemente ateos. Sin embargo, también los ateos confesos
deben defender la Cristiandad.
Es que la Cristiandad en general, y el cristianismo en particular,
generan una serie de importantes anticuerpos contra el
totalitarismo. Eso lo destaca un ateo, Walter Block, en su ensayo
“Religión y libertarismo”: “Nos preguntamos entonces, ¿qué
instituciones fueron singularmente expuestas al oprobio por estos
dos ilustres rusos? (se refiere a Lenin y Stalin). Sólo puede haber
una respuesta: en primer lugar la religión, y en segundo la familia.
No fue por accidente que los soviets promulgaran leyes que
recompensaban a los niños para que entregaran a sus padres por
actividades anticomunistas. Con seguridad, no hay mejor manera
de disolver la familia que esta diabólica política. ¿Y cómo trataron
a la religión? Preguntar esto es responderlo. La religión se convirtió
en el enemigo público número uno, y sus practicantes fueron
cruelmente perseguidos. ¿Por qué meterse con la religión y la
DEFENDIENDO A THEMIS 620
familia? Porque son estos los dos grandes competidores del estado
por la lealtad de la gente. Desde su propia perspectiva malvada, los
comunistas estaban en lo cierto al fijar su atención en estas dos
instituciones. Por lo tanto, todos los enemigos del estado arrogante
harían bien en abrazar religión y familia como sus amigos, tanto si
ellos mismos son ateos como si no, tanto si son padres de familia
como si no. La principal razón de que la religión se les atragante a
los líderes laicos es que esta institución define la autoridad moral al
margen del poder que ellos ostentan”.
Este autor confiesa con todas las letras ser ateo: “Esa es mi
propia posición. Rechazo la religión, toda religión, ya que, como
ateo, no estoy convencido de la existencia de Dios. De hecho, voy
más allá. No soy agnóstico: estoy convencido de su inexistencia.
Sin embargo, como animal político, acojo con entusiasmo esta
institución. Es un baluarte contra el totalitarismo”.
Otra declarada atea, Oriana Fallaci, lo resume muy bien: “Si
dices lo que piensas sobre el Vaticano, sobre la Iglesia Católica,
sobre el Papa, sobre la Virgen, sobre Jesucristo, sobre los santos,
no te pasa nada. Pero si haces lo mismo con el islam, con el Corán,
con Mahoma o con los hijos de Alá, te conviertes en racista y en
xenófobo y blasfemo y culpable por discriminación racial”… “Es
una guerra cultural. Una guerra que, como diría Tocqueville, antes
que nuestro cuerpo quiere atacar nuestra alma. Nuestro sistema de
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 621
vida, nuestra filosofía de la Vida. Nuestra forma de pensar, de
actuar, de amar. Nuestra libertad. No te dejes engañar por sus
explosivos. Son sólo una estrategia. Los terroristas, los kamikazes,
no nos matan sólo por el gusto de matarnos. Nos matan para
doblarnos”. Y no olvidemos que ya habíamos citado a Murray
Rothbard decir que “Todo lo bueno en la civilización occidental,
desde la libertad individual a las artes, se debe al cristianismo”.
137.- Defensa de la Cristiandad por el autor
Ya que hablé de por qué deben defender la Cristiandad todos los
demás, voy a exponer por qué personalmente también la defiendo.
Y la primera y más obvia razón de ello es porque, or los motivos
referidos anteriormente, realmente creo que Dios existe, que no
somos obra del azar, que existe un plan divino y que nuestra
función es tratar de entenderlo y cumplirlo.
Más adelante daré mis propios fundamentos que me alejan
totalmente del ateísmo, defendiendo la racionalidad del teísmo.
Son argumentos bastante similares a los que descubriera Anthony
Flew casi al final de su vida. Éste era un ateo librepensador que
después de escribir unos treinta (sí, treinta) libros defendiendo el
ateísmo, encontró a Dios y escribió un libro en colaboración con
Roy Abraham Varghese, cuyo título comienza diciendo
simplemente “Dios Existe”, para aclarar a continuación “Cómo
cambió de opinión el ateo más famoso del mundo”. En un reportaje,
DEFENDIENDO A THEMIS 622
satirizando la explicación del azar, dijo que “Si este es el mejor
argumento que se tiene, entonces el asunto queda zanjado”. En
otra parte de este libro me refiero a todo ello más extensamente.
Además, al perder un hijo en manos de policías sicópatas y
asesinos, he podido experimentar en carne propia lo difícil que es
convencer de hechos evidentes a gente obstinada, y así sigo
luchando por que se investigue lo ocurrido ante miríadas de
obtusos, obsecuentes y encubridores que no quieren ver lo evidente
pese a que tengo filmaciones de cámaras de seguridad que
muestran el homicidio. Siendo así, entiendo que solamente un
milagro puede hacer que hace dos mil años, doce pescadores
analfabetos y muertos de miedo, hayan conseguido convencer a
una Humanidad que castigaba con la muerte tal afirmación, de la
resurrección de Jesucristo.
En su libro “Mero Cristianismo”, Clive Staples Lewis —el
mismo C. S. Lewis de las “Crónicas de Narnia” — refuta la
afirmación que veía en Jesús simplemente una guía moral: “Un
hombre que fuera simplemente un hombre y dijera el tipo de cosas
que dijo Jesús no sería un gran maestro moral. O sería un lunático,
al nivel del hombre que dice que es un huevo escalfado, o sería el
diablo del infierno. Debes hacer tu elección. O este hombre era, y es,
el Hijo de Dios, o un loco o algo peor… Ahora me parece obvio que
Él no era ni un lunático ni un demonio: y en consecuencia, por
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 623
extraño, aterrador o improbable que pueda parecer, tengo que
aceptar la opinión de que Él era y es Dios”. Por eso, aunque aliento
a defender la Cristiandad desde otros puntos de vista y aunque
como explico, no es necesario ser cristiano para defenderla,
personalmente no coincido con el llamado “ateísmo cristiano”.
Jesucristo no fue solamente una suerte de gurú moral, sino el
primero de nosotros en resucitar con un cuerpo glorioso haciendo
que Santo Tomás el Dídimo, el incrédulo, pasara a la vista de los
demás su dedo índice por los agujeros de sus manos atravesadas, y
dando a sus discípulos un ejemplo tan vívido que, de estar
escondidos, salieron a predicar la buena nueva a costa de sus vidas.
Eso quedó plasmado en la “Sábana Santa” o Sindona de Turín,
cuya información tridimensional resulta aún hoy inexplicable.
Partiendo de esa premisa e indagando sobre cuál es
presuntamente su voluntad, no puedo dejar de referirme a la
historia de Adán y Eva, que muestra que pese a que Dios quiere
que elijamos el bien, aún más que eso quiere que seamos libres de
elegir entre el bien y el mal. Cuando el hombre actúa en libertad es
cuando realmente puede ser, o no, virtuoso. No tiene ninguna
virtud la “caridad” impuesta en forma coactiva por la vía de
impuestos de dudosa legitimidad y más dudoso destino final. Y si
eso es así, no existe otra civilización que pueda hacer efectiva la
voluntad de Dios que una sociedad libre. Solamente cuando se deja
DEFENDIENDO A THEMIS 624
al ser humano en libertad es cuando podrá relucir no solamente lo
peor, sino también lo mejor de él.
138.- Defensa de la Cristiandad contra el egoísmo
Tanto el elogio al egoísmo cono el elogio al altruismo, al ser
posturas absolutistas, son antiliberales. La moral liberal es una
“moral de límites” y no una “moral de objetivos”. Nadie debe
pontificar a los demás qué hacer para ser un “hombre ideal” sino
solamente establecer unos pocos límites. Lo que se debe elogiar es
la libertad de cada individuo de ser altruista o egoísta con su vida
y sus bienes y no meterse en qué hace el prójimo con los suyos. En
la medida en que las personas actúen dentro de un marco de no
dañar a los demás, la evaluación de sus conductas está reservada a
Dios y no a los hombres. Jesucristo nos dice “No juzguéis y no
seréis juzgados. Con la misma vara que midáis seréis medidos”.
La sustitución randiana de esa libertad por el egoísmo como
motor esencial del liberalismo —devenido en “capitalismo”, que
muchas veces es su opuesto— y su manía de pontificar sobre cómo
supuestamente debería pensar y conducirse el vecino, están
matando al liberalismo al privarle de una verdadera defensa de la
libertad, ponerlo artificialmente de punta con la gente de bien,
atacar de lleno todas las enseñanzas cristianas que modelaron el
mundo occidental, y privar al liberalismo de contenido moral.
Ayn Rand es indudablemente un motor del actual liberalismo
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 625
iluminista, pero justamente por eso debe ser tomada con pinzas.
Elogia sin tapujos el egoísmo, cualidad que dicho sea de paso,
abunda entre los comunistas, los populistas y los políticos con
relación a sus propios bienes. El estereotipo del “socialista
altruista” y del “liberal egoísta” que contribuye a crear es falso y
claramente tendencioso. El liberal dice “si es su vida, su libertad o
su propiedad, es libre de hacer con ella lo que quiera mientras no
perjudique similares derechos de los demás”. Rand, buscando
modificar esas bases del liberalismo clásico, sostiene que para ser
“auténticamente” liberal hay que ser necesariamente egoísta, y
que el veneno de las sociedades es el altruismo, dos afirmaciones
inexactas y deletéreas. Tan correcto ejercicio de la autonomía
individual es dedicar su propia vida, libertad y propiedad a
disfrutarlos sin medida y sin amor, como a erigir un leprosario.
Rand en realidad habla de un “egoísmo racional” que ella
acepta y que no excluye la benevolencia, y de un “altruismo
sacrifical” que ella rechaza, que excluiría la racionalidad en las
decisiones y que propiciaría el terrorismo en interés social. Con sus
definiciones es imaginable un supuesto “egoísta” que dedique su
vida a realizar actos sumamente generosos, y también un supuesto
“altruista” asesino, con lo que trastoca todos los conceptos e
introduce una neolengua que inhibe la capacidad de pensar, aun
cuando efectuando una traducción de sus postulados a un lenguaje
DEFENDIENDO A THEMIS 626
corriente puede resultar aceptable aunque banal.
Pero es táctica para eludir críticas, ya que luego ella y sus
seguidores van más allá de sus definiciones y terminan sosteniendo
el egoísmo en el sentido corriente del término, olvidando que
cualquiera que quisiera imponer una forma de ser a los demás, no
estaría actuando de una forma liberal. Un liberal dice simplemente
que no tiene por qué meterse en cómo asume, actúa y vive cada
cual su propia vida, en la medida en que no trasgreda una serie de
principios mínimos de organización de la sociedad. De hecho,
solamente se puede respetar la propiedad privada asumiendo que el
vecino puede hacer con ella lo que quiere. Apenas alguien pretende
decir a otro qué debe hacer con lo suyo, deja de ser liberal.
Un gran triunfo del marxismo ha sido obtener a través de ella
que los liberales se auto-asuman como capitalistas —término
utilizado por Marx como sinónimo de exploradores— y como
necesariamente egoístas, que pongan el acento en una de las más
elementales y primitivas forma de ser y no en la libertad de ser
como quieran, cuando el liberal, en cuanto tal, no es “capitalista”
en el sentido en que Marx usó ese término. Un doctrinario liberal
no tiene ninguna preferencia por el capital o el trabajo sino por la
voluntariedad de sus relaciones recíprocas. Tampoco el sujeto ideal
del liberalismo es de por sí y en cuanto tal ni altruista ni egoísta
¡No existen tipos ideales! ¡El liberalismo adora la libertad!
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 627
El liberalismo clásico deja por ende un amplio marco para que
quienes quieran ser altruistas puedan serlo, y para que quienes
quieran ser egoístas también. Si muchas personas quieren poner
sus bienes en común —eso se ve en muchas familias bien
constituidas— el liberalismo lo aplaude. Pero siempre enfatizando
la voluntariedad. El liberalismo simplemente proclama el respeto
de los Derechos Individuales a la Vida, la Libertad y la Propiedad.
Predica que con eso y su voluntad, cada cual haga lo que quiera sin
perjudicar iguales derechos de los demás.
El liberalismo clásico es un credo simple y entrador, sumamente
compatible con el pensamiento natural de la gente y con la
enseñanza cristiana, que es desaprovechado por las tendencias
internas que pretenden imponer una forma de ser —egoísta— a
imagen y semejanza de las prédicas de su Gurú máxima. En
cambio, el “liberal-progresismo” implica, después de haber
acumulado instituciones y experiencias que llevaron al desarrollo
de la Cristiandad, la mal llamada “Civilización occidental”
(término equivoco, ya que tiene aportes importantísimos judíos,
chinos, árabes, hindúes, egipcios, cartagineses, bárbaros, etc.), a
renunciar a conservar todo ese bagaje para reiniciar desde cero.
Casualmente las encuestas demuestran que las sociedades más
felices son aquéllas que tienen un sólido entramado familiar y una
fuerte aceptación de valores sociales comunes. La familia
DEFENDIENDO A THEMIS 628
monogámica, la sociedad limitada, el respeto por el otro, la división
de poderes, el culto a los mayores, todos los pilares de la cultura, se
pretenden derrumbar como antiguallas para ver como “progreso” a
la adopción compulsiva y con intervención estatal, de sistemas que
el Orden Espontáneo había descartado siglos atrás por su
naturaleza disolvente: El asesinato de niños, el engaño al sexo
opuesto, el irrespeto a las creencias ajenas, el desacatamiento
sistemático a la autoridad legítima, la burla al altruismo natural
del ser humano.
Y por eso los enemigos de la Sociedad Occidental fogonean el
“liberal-progresismo”. Multiculturalismo, feminismo, abortismo,
islamismo, orientalismo, satanismo, son todas cabezas de una
misma hidra que busca dejar al hombre solo contra el Estado, sin
apoyos, sin amigos, sin parientes, sin socios, y sobre todo, sin
finalidades ni sentido de trascendencia, en una lucha de previsible
final. No conservar lo adquirido a lo largo de siglos es la mejor
garantía de extinción de una sociedad. Aunque se pretenda, como
con los venenos, recubrir esas enseñanzas disolventes con una
cobertura atractiva y supuestamente libertaria.
La solución no es el egoísmo. Todo lo que falla en el mundo es
por el contrario consecuencia del egoísmo. Egoísmo de gobernantes
que no vacilan en destruir países con tal de ganar unos cuantos
millones de pesos más. Egoísmo de guerrilleros que no vacilan en
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 629
matar miles de personas con la aspiración de llegar a ser
gobernantes. Egoísmo de gente que usa los bienes y dineros
públicos para sus propios placeres. Egoísmo de gente que acepta
cargos que sabe que están muy por encima de su real capacidad.
Egoísmo de gente que vota ser gobernada por delincuentes, con tal
de poder eventualmente ligar unas cuantas prebendas personales, o
peor, por un sándwich de milanesa y una ínfima suma de dinero.
Las mayores matanzas de la humanidad se hicieron en nombre
del ateísmo, como lo demuestra “El libro negro del comunismo”,
ya que el marxismo es precisamente tan ateo como los objetivistas.
Eso es negado por los randianos devolviendo la pelota al sostener
falazmente que “esos no son verdaderos ateos” sino simplemente
“una religión laica”, y que el verdadero ateísmo es el “tolerante”, el
de ellos. Pero basta hablar dos minutos con un liberprogresista o
un randiano para captar el grado de “tolerancia” que reconocen. El
que no piensa igual que ellos o es fascista, o idiota o ambas cosas.
Si alguien quiere ser ateo, es su convicción y su decisión. Pero sí
se debe rechazar el carácter supuestamente “altruista”, “religioso”
o “cristiano” del accionar de los guerrilleros. Esa presunta
“incompatibilidad” entre Iglesia y liberalismo es simplemente,
como vimos, una de las más refinadas tácticas de la izquierda para
tergiversar totalmente al cristianismo, al liberalismo y
básicamente al catolicismo, y llevar de golpe a miles de millones de
DEFENDIENDO A THEMIS 630
personas buenas y cristianas, a militar para la izquierda, dejando
del otro lado solamente a unos pocos y desorientados liberales ateos,
sabiendo ellos que el ateísmo es la semilla del izquierdismo, y que
esa minoría desaparecerá en una generación.
139.- Redescubrir el liberalismo clásico de la Cristiandad
Esto que propiciamos es llamado “liberalismo clásico” por
quienes ponen el enfoque en uno de sus postulados, la Libertad, o
también “individualismo” cuando se pone el enfoque en su defensa
a los Derechos Individuales. Otros, más melancólicos de otra época
en que ni siquiera se discutía estos derechos, lo llamarán
“conservadurismo”, que no quiere el mantenimiento del “statu
quo” por el hecho de existir, sino simplemente entendiendo que
nadie tiene derecho a violar los derechos individuales de otro,
determinados a través de siglos de crecimiento espiritual y moral, y
de prueba y error en materia económica. Algunos, que
consideramos que la búsqueda de la felicidad a través del respeto
de los derechos de los demás, y el paternal consejo de interesarse
por la felicidad de todos, dirán que esto es la forma actual de
realizar las verdaderas enseñanzas del cristianismo, la Cristiandad.
Así planteados los términos, queda claro que no existe una
diferencia demasiado grande entre todas las vertientes de la
oposición al comunismo. La cuestión es simplemente poner el
énfasis en el respeto de los Derechos Individuales. Las diferencias
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 631
surgen cuando alguna de esas vertientes atenta contra la base
fundante y esencial anteriormente mencionada. Y eso lo vemos
frecuentemente en los foros de discusión, en donde en lugar de
centrarse en discutir con el verdadero opositor, los foristas se
dedican tontamente —acicateados a veces por los propios
comunistas— a ahondar sus diferencias, y a renegar de la esencia
común que debería unificarlos. Así ocurre cuando en un foro liberal
un ateo considera que tiene derecho a burlarse del creyente, o
cuando un creyente considera que tiene derecho a burlarse del ateo,
o cuando se considera implícitamente que un millonario tiene
derecho a avasallar los derechos de un pobre, o que un pobre tiene
derecho a robar al millonario. Cuando un joven se burla de un
tradicionalista considerando que una nueva institución debe ser
preferida por el mero hecho de ser nueva aunque atente contra
siglos de tradición de defensa de la felicidad, o cuando un
tradicionalista pretende imponer siglos de tradiciones opresivas
por el solo hecho de ser antiguas, contra nuevas instituciones que
mejoran la búsqueda de la felicidad.
En suma, ser liberal clásico no es fácil. Obliga a mantener un
delicado equilibrio entre la firme defensa de las convicciones
propias, y el respeto de las convicciones ajenas. Obliga a
cuestionarse continuamente los propios postulados. A estar,
conforme a una feliz frase de Alberto Benegas Lynch (h),
DEFENDIENDO A THEMIS 632
continuamente en ebullición. A no encuadrar a los demás, ni
permitir ser encuadrados. Por supuesto, si un comunista ataca a la
Sociedad Libre llamándola “capitalismo”, uno debe defenderla.
Pero es fundamental no adoptar la terminología, ni menos aún la
forma de pensar del adversario. La inagotable riqueza de cada
individuo no puede ser resumida en una mera estúpida etiqueta de
“capitalismo”, como si todo lo que nos interesara fuera defender a
quienes tienen el Capital, independientemente de que se lo haya
acumulado sirviendo a los demás mediante libres transacciones,
como ocurre con la acumulación de capital en una Sociedad libre, o
explotando a los demás mediante saqueos, robos y homicidios,
como es de práctica en los países comunistas.
Como hasta el día de hoy no está suficientemente clara la
distinción y existen muchos autores que tienen afluentes de una y
otra vertiente liberales, existe la simplificación de que la Iglesia
está contra el liberalismo, cuando debe diferenciarse qué iglesia y
qué liberalismo, ya que igualmente en la Iglesia existen dos
corrientes, una tradicionalista, que es muy afín al conservadurismo,
al liberalismo clásico y al denominado “verdadero individualismo”
de Von Hayek, que considera a la propiedad privada un derecho
natural y a la acción estatal meramente subsidiaria, en la que
militan por ejemplo Juan Pablo II y Benedicto XVI, y otra que es
fundamentalista, contraria al mundo occidental, tercermundista y
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 633
revolucionaria, muy afín al enciclopedismo, que quiere modificar a
la propia Iglesia desde sus raíces, como la de Juan XXIII y quizá el
actual Papa Francisco, que puede derivar hacia el socialismo y el
comunismo.
Una variante atenuada de esta táctica genialmente perversa es
considerar que el Protestantismo puede ser liberal pero el
catolicismo no, tal como sugiriera Max Weber en su libro sobre “La
Ética Protestante y el Espíritu del capitalismo”. Esa visión
cristiana pero anticatólica es otra manzana podrida acogida por
varios autores liberales aun en libros por otra parte excelentes,
como “Las raíces torcidas de América Latina”, de Carlos Alberto
Montaner, o “Por qué crecen los países” de mi querido y admirado
comprovinciano José Ignacio García Hamilton.
Las enseñanzas de Jesucristo sobre el respeto a la
individualidad y la celebración de la libertad de elección del
hombre, son las mismas para cualquiera de los primos hermanos
cristianos, sea que las interpreten libremente como los Protestantes,
o conforme a las enseñanzas tradicionales como los Católicos. Bien
dice Paul Johnson que “…actualmente la mayoría de los
historiadores están de acuerdo que las raíces del capitalismo yacen
en la ética del cristianismo mucho antes de la llegada de Calvino y
su “pánico de salvación”…”
140.- Ataque a la Cristiandad y destrucción de Occidente
DEFENDIENDO A THEMIS 634
Precisamente las enseñanzas de la religión cristiana, bien
entendidas, llevaron y llevan necesariamente al respeto por los
demás individuos y sus propios derechos, de donde puede deducirse
que la religión cristiana tiene una relación directa con la libertad.
Atacar ese sistema de valores pretendiendo que se han vuelto
antiguallas, es funcional a los enemigos de Occidente.
Timón, el inmortal personaje de Shakespeare que tanto
encandilara a Marx —al punto de ser el único personaje de ese
autor que Marx cita en sus libros, en particular en su libro de
juventud “Manuscritos económico-filosóficos”, o “Cuadernos de
París”— explicaba cómo pretendía el personaje destruir a Atenas
atacando su “infraestructura económica”, no siendo de descartar
que de allí sacara los conceptos que vierte en “El Capital” y en el
“Manifiesto Comunista” sobre ese tema. Lo cito para que pueda
entenderse cómo tanto la civilización musulmana como el Nuevo
Orden Mundial antes mencionado, buscan destruir a Occidente a
través del liberprogresismo:
“¡Déjame que te mire todavía! ¡Oh tú, muralla/ que rodeas a
esos lobos, húndete en la tierra/y no protejas más a Atenas!
¡Matronas, volveos impúdicas!/ ¡Padres, que se cambien vuestros
hijos en desobedientes! ¡Esclavos y payasos,/ arrancad de sus
asientos a los graves senadores de arrugas venerables/ y gobernad
en su puesto! ¡Banqueros en quiebra, manteneos firmes,/ y antes de
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 635
pagar vuestras deudas, sacad vuestros cuchillos/ y cortad la cabeza
de vuestros prestamistas! ¡Criados de confianza, robad!/ ¡Vuestros
sesudos amos son unos ladrones de mangas anchas/ que saquean
con la autoridad de la ley!/ ¡Corred a los lupanares públicos,
jóvenes vírgenes,/ y hacedlo a la vista de vuestros padres!/
¡Sirvienta, entra en el lecho de tu amo:/ tu ama pertenece al
burdel!,/ ¡Hijo de dieciséis años,/ despoja al viejo cojitranco de tu
padre de su muleta aforrada/ y sírvete de ella para saltarle los
sesos!/¡Que la piedad, el temor, la religión hacia los dioses, la paz, la
Justicia, la verdad,/ el respeto de la familia, el descanso de las
noches, las relaciones de vecindad,/ la instrucción y los modales, los
cultos, los oficios,/ las jerarquías, las tradiciones, las costumbres y
las leyes,/se desvíen en las contrarias anarquías,/y reine la
confusión!/ ¡Plagas que atacáis a la Humanidad,/amontonad
vuestros contagios patentes e infecciosos/ sobre Atenas, madura
para vuestras pestes! ¡Fría ciática,/ tulle a nuestros senadores a fin
de que sus piernas cojeen/ tan fuertemente como cojean sus
costumbres! ¡Licencia y lubricidad/ deslizaos en las almas y en las
médulas de nuestros jóvenes,/ con objeto de que puedan luchar
contra la ola de la virtud/ y ahogarse en el libertinaje!/ ¡Sarnas,
úlceras,/esparcíos sobre todos los senos atenienses y llevad a ellos la
siembra/ de una lepra general! ¡Que el aliento infecte al aliento,/
para que su sociedad, como su amistad, no sea/ más que veneno!”.
DEFENDIENDO A THEMIS 636
¿No es eso lo que está ocurriendo aquí y ahora usando como
ariete al liberprogresismo? ¿No es la Cristiandad la Atenas
amenazada? Occidente está atacado por todos lados. Los
musulmanes extremistas y el resurgente comunismo, disfrazados
ambos ahora de un “capitalismo” prebendario y liberticida que
copia las recetas del primer antiguo enemigo de la libertad, que era
el Mercantilismo, se acercan a la Cristiandad con sendos puñales
bajo el brazo, y no son advertidos como enemigos. Y todo bajo el
marco de los liberprogresistas, herederos semianalfabetos del
Iluminismo que creyendo que atacar a la Iglesia o a la religión es
una forma de ser a la vez culto, moderno, liberal y progresista,
terminan siendo funcionales a los otros dos, que muchas veces los
financian en su ataque a Occidente.
Aun los ateos más recalcitrantes deben comprender que si no
resistimos en la defensa de los valores que forjaron nuestra
civilización, las mejores curvas de Laffer y de Paretto, las más
inexorables leyes de Ricardo y de Say, los mejores libros de Bastiat,
Von Mises y Henry Hazlitt, resultarán patéticamente
insuficientes.
El randianismo invita a una toma de posición innecesaria,
arrogándose indebidamente el centro de la cancha del liberalismo,
a donde llegó tan a último momento y sin reconocer ningún bagaje
filosófico previo, como llegó al país que acogió a su fundadora
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 637
como refugiada. Pelear con la religión cristiana es una forma
sencilla de simular hacer un liberalismo militante sin arriesgarse de
verdad, al menos en estas épocas. Siempre es más fácil pelear
contra curas decimonónicos que contra aguerridos comunistas o
musulmanes. Cuando hay que pelear contra el Estado autoritario,
muchas veces de golpe los liberales miran para otro lado, y dejan
que sea la Iglesia la que se oponga a las violaciones de los derechos
individuales. Así está ocurriendo tanto en los países islámicos y
africanos como en China, en estos momentos.
141.- Llamado a defender el Occidente Cristiano
Los enemigos de Occidente y de la menguada Cristiandad
planean continuamente cómo destruir a la primera, vaciándola de
su alma que históricamente ha sido siempre la segunda, mal que le
pese a los liberales iluministas franco prusianos. Y es muy fácil
entender por qué arrecia este ataque. Occidente es atacado no
solamente porque no se defiende sino también porque sus enemigos
notan que sus elementos constitutivos se atacan entre sí y discuten
sobre teoría liberal, y no sobre praxis de toma y conservación del
poder. Hemos visto en este breve repaso que los comunistas
teorizan menos pero analizan más en profundidad las recetas de
toma de poder. Tienen un único teórico, Marx, cuya prédicas
continúa indiscutible pese a que su teoría de la plusvalía fue
refutada hace siglos por Eugen Böhm-Bawerk, las bases teóricas de
DEFENDIENDO A THEMIS 638
su comunismo por Ludwig por Von Mises, y su práctica por la
historia, que en el caso de quienes lo siguieron ha sido siempre
desastrosa y llevó a países enteros a la miseria, en una loca carrera
de poder y prebendas tachonada de cadáveres.
Después de Marx, los pensadores comunistas no discutieron más
los fundamentos teóricos del marxismo, sino que a partir de él se
dedicaron a pensar cómo convertir ese ideal bastardo,
empobrecedor de gente y enriquecedor de burócratas, en realidad.
Engels, Lenin, Trotsky, Gramsci, Mao, Lukács, Adorno, Marcuse,
Foucault, Deng Xiao Ping, Laclau, todos los autores que mencioné,
analizan estrategias de ataque a Occidente, en lugar de continuar
analizando bases teóricas. Y han redescubierto que la forma de
eliminar esta civilización es atacando toda su cultura al mismo
tiempo, incluyendo sus tradiciones, su moral, sus relaciones
recíprocas, sus creencias, su sistema familiar y todo lo que la
convierte en refugio de la individualidad contra las maquinarias
totalitarias que la acechan.
Por eso mi conclusión final es que es fundamental que Occidente
analice cuáles son los ataques que está recibiendo, y cómo
defenderse de ellos. Y mi angustiado llamado no solamente como
cristiano, sino también como admirador de la Cristiandad, lo que
me hace a la vez conservador y liberal clásico, es la siguiente: Hay
un enemigo común, astuto, poderoso y mutante, que es el
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 639
comunismo. A veces se disfraza de colectivismo. A veces parecerá
de izquierda, a veces de derecha. Pero su característica esencial, su
“marca de la Bestia” será siempre su intención de dirigir la vida de
las personas y negarles sus derechos a la Vida, la Libertad y la
Propiedad. Atacará a la religión en nombre de la libertad, y a la
libertad en nombre de la religión. Si triunfa eliminará la religión y
la libertad, como ya hizo tantas veces.
Pero la religión y la libertad, las dos joyas con que Dios
engalanó a la Humanidad, siempre renacieron. Por eso dice
proféticamente Georg Philipp Friedrich von Hardenberg que “La
Cristiandad debe ser nuevamente vital y efectiva, y volver a hacer
una Iglesia visible sin consideración a las fronteras territoriales,
que acoja en su seno a todas las almas sedientas de lo ultraterreno,
convirtiéndose en voluntaria mediadora entre el viejo mundo y el
nuevo.
Tiene que volver a derramar sobre los pueblos la antigua
cornucopia de la bendición. Del sagrado regazo de un respetable
concilio europeo surgirá la Cristiandad, y el asunto del despertar
religioso se ejercerá de acuerdo con un plan divino universal. Nadie
protestará entonces contra la constricción cristiana y mundana,
pues la esencia de la Iglesia será pura libertad, y las necesarias
reformas se llevarán a cabo bajo su guía como procesos estatales
pacíficos y formales.
DEFENDIENDO A THEMIS 640
¿Cuánto de pronto? Eso no hay que preguntarlo. Sólo paciencia,
vendrá, tiene que llegar el tiempo sagrado de la paz perpetua, en el
que la nueva Jerusalén sea la capital del mundo; pero hasta
entonces, correligionarios míos, tened serenidad y valor ante las
adversidades del tiempo, anunciad con palabras y hechos el
Evangelio divino y permaneced fieles a la verdadera, infinita fe
hasta la muerte”.
Por eso: Conservadores... Continuemos siendo los fieles
guardianes de las instituciones y pensamientos acumulados a lo
largo de siglos, consagrados por lo mejor de la sabiduría de nuestros
antepasados, sin sofocar la libertad para las transgresiones
individuales que vayan poco a poco puliendo y suavizando la
severidad de sus convicciones. Entendamos que conservar lo bueno
no significa rechazar lo mejor, ni conservar también lo que se ha
demostrado como malo.
Cristianos.... No rechacen el liberalismo sin conocerlo, porque
bien entendido es la conclusión natural de todas las enseñanzas del
Antiguo y del Moderno Testamento. En su versión clásica, es
simplemente la puesta en práctica de la visión de Jesucristo. Es la
libertad fue el motor de la Cristiandad de la que se enorgullecen.
Liberales... Revaloricen al cristianismo, cuya Cristiandad está
en los orígenes históricos y filosóficos de su propio pensamiento. Si
quieren ser ateos séanlo. Y si quieren estudiar y volverse cristianos
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 641
también. Pero no intenten cambiar todo de un plumazo. El
liberalismo es por naturaleza incluyente para todos. Depongan las
hostilidades y los personalismos azuzados por el colectivismo.
Estamos todos en un mismo barco que, si se hunde, nos arrastrará
a todos.
No pretendan los cristianos excluir a los liberales, ni los liberales
excluir a los cristianos (e inclusive a los que no son ateos), ya que
no solamente ambos están errando históricamente, ni solamente
están errando doctrinariamente, sino que además estarán errando
estratégica y políticamente y están aceptando la falsa premisa que
se les pretende imponer, de que liberalismo y cristianismo son
incompatibles, cuando ambos juntos formaron la Cristiandad.
Están ambos cavando su propia fosa y, en lugar de aprovechar
sus claras confluencias para complementarse, estarán tirando por
la borda la tarea milenaria de construcción de la mejor Sociedad
que hemos tenido, nacida tanto de la ímproba tarea del liberalismo
de revalorizar al individuo, como de la heroica evangelización
emprendida por la Iglesia veintiún siglos atrás.
DEFENDIENDO A THEMIS 642
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 643
APÉNDICE I
SUMA CONTRA LIBERALES POCO GENTILES
(ILUMINISTAS, RANDIANOS Y LIBERPROGRES)
XV.— LA LUCHA POR LA LIBERTAD TERGIVERSADA
142.- El porqué de este Apéndice
Habiendo nacido este libro como consecuencia del ensayo de
Ghate/Marty y como ejemplo de las distorsiones que se denuncia,
para finalizar esta exposición me referiré directamente a la visión
iluminista randiana de la historia del ensayo de Ghate/Marty, que
como ya creo estará demostrado, es pese a sus engañosas mieles
una copa envenenada para el liberalismo, que genera convicciones
totalmente erróneas sobre la historia de la libertad y sobre la
relación entre el cristianismo, la ciencia y la libertad, como si la
primera y las otras dos estuvieren contrapuestas, dejando desde un
primer momento sentada la tesitura errónea de que la religiosidad
supuestamente fuera una actitud primitiva hoy superada y/o una
rémora del pasado que impidiese el desenvolvimiento del
liberalismo, y el ateísmo fuera supuestamente hoy una actitud
moderna y liberal, amén de que supuestamente existiría una
radical incompatibilidad entre cristianismo y libertad.
También ensaya una peligrosísima sinonimia entre liberalismo y
capitalismo, intenta una versión totalitaria acerca de cómo
DEFENDIENDO A THEMIS 644
supuestamente debe ser el “buen hombre randiano” y cómo una de
las tantas formas que puede elegir el ser humano para hacer su vida
y disponer de sus bienes —el altruismo— supuestamente debe ser
perseguida y erradicada. Con esas deletéreas premisas de que parte,
jamás se obtendrá imponer una visión liberal, lo que de todas
formas es una suerte, ya que no se trataría del liberalismo de
nuestros Padres Fundadores, sino de su caricatura liberprogre, un
distópico “Mundo Feliz” de Aldous Huxley, que se pretende hoy
plasmar en un capitalismo neo marxista en el peor sentido de
ambos términos.
Sinceramente, pese a la virtud movilizadora que tuvo ese
ensayo para escribir este libro, no sabía dónde ubicar estas
palabras. Al principio resultaban prematuras porque consideraba
previo aclarar mucho los conceptos relativos al liberalismo y su
relación con la Cristiandad, tergiversados desde hace tanto tiempo.
Al medio —donde estuvieron ubicadas durante mucho tiempo—
parecía en muchos casos una repetición de los temas que acababa
de exponer, y rompía la fluidez de la exposición. Así que por
descarte las ubiqué aquí al final, como apéndice.
Procederé por ende a analizar entonces el ensayo randiano de
Ghate/Marty que diera origen a lo que, habiendo sido iniciado
como un comentario a aquél, se convirtió por sí solo en este libro,
para después exponer, sin demasiado orden ni exhaustivamente,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 645
mis propios pensamientos relativos a varios de los temas
analizados precedentemente, y concluir con una brevísima historia
de la decadencia argentina.
Puesto que en lugar de combatir a los verdaderos enemigos de la
libertad que son los totalitarismos, el ensayo randiano de Gathe y
Marty se dedica a proferir invectivas contra la religión y los
religiosos, decidí llamarlos en el título como “liberales poco
gentiles”, en obvia referencia humorística a la Suma contra
Gentiles de Santo Tomás de Aquino.
143.- Visión tergiversada claramente liberal iluminista
Tal como se vio, la visión del ensayo está totalmente sesgada.
Tiene menor perspectiva y rigor históricos, no ya que la
monumental “Historia del pensamiento liberal” de Murray
Rothbard, sino también que el excelente trabajo de Lord Acton
hace dos siglos, denominado precisamente “Historia de la
Libertad”, o que el imperdible libro “Sobre el Poder- Historia
natural de su crecimiento” de Bertrand de Jouvenel, o el más
reciente, muy completo y hasta donde conozco, inédito ensayo de
“Historia de la Doctrina Liberal” de Sofanor Novillo Corvalán.
Filosóficamente es definitivamente inferior al ensayo de Stephen
Hicks “Explicando el posmodernismo”, por no hablar de los
excelentes de Juan José Sebreli, “El olvido de la razón” y “Asedio
a la Modernidad”, y de suyo que no solamente no sospecha los
DEFENDIENDO A THEMIS 646
trasfondos neomarxistas del posmodernismo que tan bien
patentizan Nicolás Márquez y Agustín Laje Arrigoni en su
excelente “El libro negro de la nueva izquierda- Ideología de
género o subversión cultural”, sino que constituye un nuevo
escalón de una escalera que se está construyendo para arreciar el
asedio, que más que a la modernidad ataca a la Cristiandad, mal
denominada como “Civilización Occidental y Cristiana” o
simplemente “Civilización Occidental”, para eliminar de su
denominación el complejo de valores que la posibilitaron.
El de Ghate/ Marty s a mi juicio —tal como nos acostumbran
Ayn Rand y sus seguidores— un ensayo que deslumbra con
algunos aciertos circunstanciales en materia económica,
lamentablemente desperdigados en el entorno de una visión
filosófica radicalmente equivocada —y peor aún, tergiversada
para acomodarla a una visión distorsionada— de las cosas, tanto
desde un punto de vista filosófico como desde un punto de vista
histórico, que lo convierten en una pieza envenenada que confunde
cuál es el enemigo, y por ende a dónde se debe direccionar los
cañones, y así vemos que el liberprogresismo los apunta con mucho
más frecuencia en contra del cristianismo que del marxismo.
Tiempo atrás había leído una aguda frase de Juan José Sebreli,
vertida en su obra “El olvido de la Razón” refiriéndose a Michael
Foucault, también citada —dicho sea de paso— en el excelente
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 647
libro de Nicolás Márquez y Agustín Laje Arrigone “El libro negro
de la nueva izquierda”, ya que pienso que es perfectamente
aplicable al caso del ensayo randiano que se analizará:
“(Michael Foucault) …manipulaba los datos históricos a su
antojo y a veces los falseaba; los historiadores lo perdonaban
porque creían que era un gran filósofo, los filósofos también lo
excusaban porque creían que era un gran historiador”. Dejando de
lado que el ensayo de Ghate/Marty es liberprogre, y la obra de
Foucault es una de las más difundidas obras de la nueva izquierda,
las similitudes entre ambas ameritan aplicar a Onkar Ghate lo que
se dice sobre Michael Foucault. Es que la tesis central del ensayo
aludido es que el liberalismo es un producto del iluminismo, lo que
constituye una terrible falsificación histórica cuya tarea de
esclarecimiento ha sido parte de la finalidad en este libro.
Para resumir mi visión sobre estos temas, haré una crítica a la
visión atea y claramente anticlerical emergente de la reseña de
Onkar Ghate efectuada por Eduardo Marty. De hecho, narré al
principio que este libro empezó como una refutación de aquél, aun
cuando luego se expandió como explicación de que en contra de lo
que dicen los randianos, ni el cristianismo ni el catolicismo son
necesariamente enemigos del mercado libre sino que por el
contrario, fueron sus artífices y sus valores son su sostén ideológico,
por lo que el ataque a la Iglesia es parte de una estrategia más
DEFENDIENDO A THEMIS 648
amplia de la que Rand es involuntariamente una de las culpables,
consistente en dividir a la Cristiandad en Cristianismo y Occidente,
para primeramente destruir el Cristianismo, y finalmente destruir
a Occidente.
144.- El Ensayo utiliza una errónea visión católica antiliberal
Ya me referí anteriormente a Gabriel Zanotti en un corto
ensayo denominado “Modernidad e Iluminismo”, publicado por la
Revista de Centro de Estudios Públicos de Chile, en donde un
prologuista no identificado —que quizá fuera el propio autor—
resume el contenido del artículo diciendo que “…la tendencia
histórica que identifica a la Modernidad con el Iluminismo es
errónea. La primera no es en sí misma iluminista y reúne ciertas
características básicas que no son contradictorias con el
Catolicismo: Un proceso hacia una mayor distinción entre las
ciencias positivas y la metafísica, con un consiguiente progreso en
el desarrollo de las primeras. Una mayor profundización en las
exigencias del derecho natural y una mayor distinción de
competencias específicas de Iglesia y Estado. La Modernidad más
bien, a través del Humanismo y Renacimiento, constituye un
nuevo paso en la profundización de la visión teocéntrica del
Medioevo”.
Lo más curioso es que el trabajo de marras, publicado en el año
1.989, contiene una caricatura del pensamiento católico
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 649
antimoderno que coincide casi exactamente con el que el que desde
la otra vereda hace el ensayo randiano de Ghate/Marty en 2.021
más de treinta años después: Oigamos a Zanotti:
“...la versión (católica antimoderna) habitual de los hechos es
presentar a “la Modernidad” como un movimiento dialécticamente
enfrentado con la Cristiandad. Según esta versión habitual, la
Modernidad es esencialmente anticatólica, en todos sus aspectos.
El nominalismo de Ockham, durante el siglo XIV, sentaría las
bases para la desconfianza en el conocimiento metafísico, cuya
consecuencia inmediata sería un individualismo ontológico y social
que rompe con el orden social medieval. El mundo se olvida de
Dios: de “teocéntrico” se vuelve “antropocéntrico”; de allí la
preocupación por el hombre en sí mismo (humanismo), más una
renovación de la confianza en sus solas fuerzas que, ligado esto al
surgimiento de una ciencia desvinculada de la metafísica y de la
autoridad de la Teología, deriva en un cientificismo y en una
exaltación de los poderes de una nueva tecnología.
Los estados, consiguientemente, se desligan de la autoridad de
la Iglesia y el individualismo tiene su culmen en la democracia
fundada en una voluntad de la mayoría de sintetizar a todas las
voluntades autónomas, desligadas de la “heteronomía” que la ley
de Dios establece. La religión ya no controla el aspecto social: como
mucho, se la tolera en el ámbito individual (secularismo). La razón
DEFENDIENDO A THEMIS 650
se repliega sobre sí misma, y el racionalismo y el idealismo,
contrarios al realismo tomista, son el resultado.
Todo este panorama tiene por supuesto sus nombres perversos.
Descartes sería el profeta del idealismo moderno, cuya culminación
es Hegel y el resultado es el ateísmo. Galileo es el héroe de la nueva
ciencia frente al “oscurantismo” medieval. Rousseau es el
prototipo de la democracia contemporánea y el liberalismo. Lutero
es el líder de la rebeldía contra la potente Iglesia de Roma. Todo
este panorama ha construido el mundo tal cual hoy lo conocemos,
donde la voluntad de la mayoría, la secularización, el culto a la
ciencia y el individualismo habrían sustituido a la santa aceptación
de la autoridad y la voluntad de Dios en la Cristiandad Medieval.
Los dos bloques del mundo contemporáneo serían hoy fruto de
esta modernidad perversa, que ha producido esta bomba de tiempo
donde estamos sentados. Por eso, liberalismo y marxismo serían
ambos hijos de un solo padre (el mundo moderno), perversos por
igual. Sólo la vuelta a los valores de la Cristiandad Medieval puede
(en esta visión) salvar a los hombres de la locura y perversidad de
la Modernidad. La Iglesia de Roma debería ser el líder de esta
“contra-revolución”. Ahora viene la obvia pregunta: ¿es
verdaderamente así?”
Es sorprendente constatar que, punto por punto, la caricatura
efectuada por Zanotti del pensamiento católico antiliberal,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 651
coincide casi al pie de la letra con lo que seriamente postulan
Ghate/Marty como el destilado del pensamiento liberal iluminista.
145.- Visión tergiversada de la antigüedad
Después de haber relatado la Historia de la Cristiandad,
recapitularé brevemente esta tergiversada historia de la
Humanidad en clave atea, nietzscheana y randiana, que se
pretende vender como el “non plus ultra” de la historia del
liberalismo cuando es su tergiversación liberprogre,
proto-izquierdista y atea, funcional a un Nuevo Orden Mundial
totalitario, y luego recordaré someramente la verdadera historia de
la Iglesia y su importancia histórica en la conservación de las
tradiciones culturales y en el desarrollo de una cultura universal
—la Occidental y Cristiana— que hoy se encuentra amenazada.
Voy a dejar de lado toda la simplificada conjetura histórica
respecto de los Neanderthales y los Homo Sapiens, en donde todo
es bastante debatido. De hecho, si bien tradicionalmente se
describía la evolución humana como un árbol con un tronco
principal y sucesivas evoluciones, hoy se identificaron muchas
ramas entrecruzadas cuyos genes podemos encontrar en cualquier
humano actual (cromañones, neandertales, denisovanos,
floresiensis, etc.) y empezaré donde comienza la verdadera historia
(no prehistoria) de la humanidad.
Comienza el Ensayo dando por sentado que no existe ningún
DEFENDIENDO A THEMIS 652
Dios, esto es, que “el hombre inventa a Dios”, como decía el
filósofo más admirado y negado por Rand y seguramente también
por Ghate y Marty, Friedrich Nietzsche. Así surge de cuando se
dice que “el sapiens inventa “el más allᔓ. Esto es parte de la
ridícula pretensión liberprogresista implantada por Rand para
hacer explotar al verdadero liberalismo, de que los supuestos
únicos y verdaderos sostenes posibles del mismo son el ateísmo y el
egoísmo. Esto no es así, sino simplemente parte de la visión
anticristiana que ya se definió como claramente funcional a Marx,
Engels, Lenin y Gramsci.
Debe aclararse una vez más que filosóficamente el ateísmo es
más propio de los racionalistas más modernos —no por ejemplo
Descartes, Spinoza o Leibniz— que de los prudentemente
agnósticos empiristas. No se entiende demasiado que el
racionalismo iluminista actual confíe tanto en la existencia de leyes
inmutables racionales que gobiernen el Universo, mientras a la vez
niegue que tal racionalidad tenga o al menos pueda tener alguna
fuente creadora. Hablan en una forma claramente deísta de “la
sabia Naturaleza” mientras niegan la mera posibilidad de que esa
“sabia naturaleza” no sea otra cosa que la manifestación en
nuestra dimensión terrenal, de una inteligencia superior, la
manifestación de Dios. Los empiristas son más prácticos. Tratan
de estudiar los hechos sin intentar conjeturar por su causa, y eso
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 653
enoja por igual a la Iglesia y a los racionalistas. Son por ende
usualmente agnósticos. Pero ésa es la verdadera actitud racional:
Llegar a Dios por la Fe o por la sumatoria de probabilidades, no
por una razón que siempre es insuficiente a tales fines.
Nada más lejano a la realidad que considerar irracional a la
religión y racional al ateísmo. Teísmo y ateísmo son las dos
explicaciones excluyentes de la existencia del orden en el cosmos: O
surge de una inteligencia superior, o surge del azar. No se puede
aún encontrar una prueba de ninguna de las dos explicaciones,
pero la más probable y por ende más racional es la primera, tal
como se demostró anteriormente. En cambio todos los simios, los
felinos, bovinos, caprinos y reptiles son ateos. Si hay algo típica y
exclusivamente humano es la religiosidad. La religión es y ha sido
siempre justamente el camino para la superación y el verdadero
descubrimiento de la ciencia, sobre la base de entender que nuestro
mundo no es azaroso sino regido por leyes que debemos
desentrañar.
Los sacerdotes tuvieron por ese motivo una importancia
definitiva en los grandes descubrimientos científicos que hoy
enorgullecen a los ateos que los pretenden pintar como pruebas de
la supuesta superioridad del ateísmo. Sin contar inclusive a Papas
científicos e inventores como Silvestre II o Juan XXI, podemos
ver que el heliocentrismo es obra de un sacerdote, Nicolás
DEFENDIENDO A THEMIS 654
Copérnico, cuyo libro estuvo dedicado al Papa de entonces; toda la
teoría de la Herencia, e indirectamente los estudios del ADN,
derivan de otro sacerdote, Gregor Mendel; la Paleontología
mantiene una gran deuda hacia otro sacerdote, Pierre Teilhard de
Chardin; y la teoría del Big Bang surge de los estudios de otro
sacerdote, Georges Lemaître, plagiado sin ruborizarse por Edwin
Hubble. Y estoy hablando solamente de los sacerdotes científicos,
y no de los millares de científicos, que fueron a la vez creyentes
convencidos, desde los albores de los tiempos hasta el último
Premio Nobel de Física, Roger Penrose con sus fascinantes
estudios junto con Stuart Hameroff sobre la inmortalidad del alma,
o el último “enfant terrible” de la física teórica, el argentino Juan
Martín Maldacena, hoy por hoy el físico más citado del mundo por
sus conjeturas relativas al Universo como una proyección
holográfica, que permiten la unificación de todas las teorías físicas
clásicas, relativistas y cuánticas, hoy dispersas y aparentemente
contradictorias.
Luego el ensayo comentado tira al ruedo la afirmación,
históricamente errónea, de que las religiones (y sobre todo el
cristianismo, al que luego direcciona la crítica) son funcionales al
Poder. Nada más lejano a la realidad. Como dice Bertrand de
Jouvenal, “Lejos de querer la Iglesia, al llamar a los príncipes
representantes o ministros de Dios, conferirles la omnipotencia
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 655
divina, se propone por el contrario hacerles comprender que no
tienen su autoridad sino como un mandato, por lo que deben
emplearla según la intención y la voluntad del Señor de quien la
han recibido. No se trata de permitir al príncipe hacer sin más la
ley, sino más bien de doblegar el Poder a una ley divina que le
domina y obliga”.
Cuatrocientos años antes de Jesucristo Sófocles hacía declamar
a Antígona su oposición a Creonte en nombre del Derecho Natural
de los dioses griegos. En esa tradición, el cristianismo claramente se
manifiesta en contra de la sumisión a los dictados de las
autoridades terrenales en cuanto fueran en contra de los mandatos
divinos. La obediencia a órdenes irracionales de los monarcas
derivaba en realidad del malvado salvajismo de los mismos (que
era criticado por los seguidores de las religiones cristianas aun a
riesgo de sus vidas), y no de consideraciones religiosas.
Los reyes a veces usaban el respeto a los dioses para sus
finalidades, pero decir que los pueblos se sometían a los monarcas
por consideraciones religiosas, es sencillamente falso. Se sometían
por el miedo, como ocurre en todos los totalitarismos, y más con los
totalitarismos ateos. Las continuas masacres de pueblos enteros se
hicieron en nombre de Nínive, de Asiria, de Caldea, de Egipto, de
Babilonia, de Persia, de Grecia, de Roma, y rara vez en nombre de
ninguno de sus dioses, pese a que se invocaba su divina protección.
DEFENDIENDO A THEMIS 656
En materia filosófica, coincido totalmente con las críticas al
pensamiento político totalitario de Platón, aclarando que no son
propias del autor sino simplemente un breve plagio de toda la
primera parte del libro de Karl Popper sobre “La Sociedad Abierta
y sus Enemigos”, un libro liberal clásico terriblemente tergiversado
tanto por los liberprogresistas como por los seguidores de George
Soros, suponiendo que ambos términos no sean sinónimos.
Lo curioso es que en lugar de criticar la postura política
totalitaria de Platón, Ghate critica su postura gnoseológica sobre
las limitaciones al conocimiento de las esencias, lo único que
actualmente la ciencia va poco a poco rescatando. De todas formas,
es sabido que pese a sus totalitarias aspiraciones de Gobierno de los
Filósofos (es decir, de él mismo), Platón no tuvo ninguna
incidencia política práctica. Su maestro Sócrates murió ajusticiado
por los gobernantes de Atenas, y él mismo debió huir a escondidas
de Sicilia para no ser ejecutado por Dionisio el Joven.
Coincido también con los elogios de Ghate a Aristóteles y su
comprensión sobre la enorme posibilidad de errar y su
consideración de que el hombre, aún sabiendo que no es
omnisciente, decide igualmente lanzarse a la aventura del
conocimiento, intentando descubrir a través de la observación y de
la interpretación de lo observado, aquellas conductas que lo
conducen a la felicidad y al florecimiento, y descartar aquellas
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 657
otras que lo dañan y perjudican. Pero eso no es contrario al
cristianismo, según se vio, sino justamente una parte importante
de su prédica. En Inglaterra por eso Aristóteles no es considerado
contrario al Empirismo sino justamente su precursor.
Personalmente creo que el famoso “problema de los
Universales” que campeaba la Antigüedad y la Edad Media es
falso. Que en el fondo, entre el empirismo nominalista británico y
el realismo aristotélico-tomista solamente existe una única
diferencia en materia de su enfoque ontológico: El empirismo es el
realismo de los agnósticos, y el realismo es el empirismo de los
creyentes.
Dos palabras sobre ello: Respecto de los artefactos humanos, no
puede haber dudas, ni en realistas aristotélicos o tomistas, ni en
nominalistas ockhamianos o humeanos, que lo que hace que sean
eso y no otra cosa —esto es, su “esencia” en términos aristotélicotomistas—
viene dada por el hombre que le otorga su finalidad.
Eso iguala a una impresora laser con una matricial, a una silla de
plástico con el trono de un Rey. La esencia viene impuesta por la
finalidad, y un cromagnon considerará un garrote tanto a una
rama seca caída en el piso, como a una sofisticada ametralladora. Y
dentro de su propio grado de cultura, tendrá razón. Pero respecto
de los objetos naturales, los animales, las plantas, etc., decir que
tienen una esencia propia que no le es otorgada por el hombre sino
DEFENDIENDO A THEMIS 658
impuesta desde afuera, es casi como reconocer que existe Dios. Los
empiristas, agnósticos, se niegan por ende a reconocer sin más
esencias universales que vienen impuestas desde afuera, y apuestan
al nominalismo.
Pero tanto da. El empirismo no es radicalmente contrario con la
religión. Es casi por definición agnóstico, ya que entiende que
nuestra capacidad de conocimiento es muy limitada. Y en eso los
empiristas se igualan con San Agustín y la anécdota del niño:
“—¿Cómo piensas meter toda el agua del océano que es tan
inmenso en un hoyo tan pequeñito? —Al igual que tú, que
pretendes comprender con tu mente finita el misterio de Dios que
es infinito”. Tan compatibles son en definitiva empirismo y
cristianismo, que históricamente en la Edad Media San Anselmo
escribía que “la fe busca conocer”, y a su vez poco antes del
Renacimiento encontramos entre los primeros empiristas a
sacerdotes de la talla de Guillermo de Ockham y George Berkeley,
dos de los fundadores del empirismo británico.
146.- Visión tergiversada de la Edad Media
Después la emprende nuevamente el ensayo randiano de
Ghate/Marty contra el cristianismo, diciendo falsamente que
“consagra la visión platónica de la existencia transformándola en
monoteísta” y que “el florecimiento de Grecia y Roma caen
entonces en el olvido. El olvidar la razón como fuente de
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 659
conocimiento conduce al mundo a la Edad Media y a 1.000 años de
nuevo oscurantismo”.
Esto es una absoluta tergiversación de la realidad histórica. La
relativa oscuridad de la Edad Media, que no es tan grande como el
Iluminismo hizo creer, derivó de la violencia... y también de la
anarquía que tanto alaban muchos liberales iluministas franco
prusianos.
En la antigüedad, el gran filósofo y teólogo cristiano Orígenes de
Alejandría realizó la misma tarea que luego en el Ensayo se
atribuye a Averroes con relación a Aristóteles, ya que rescató lo
mejor de la filosofía griega previa. El propio filósofo neoplatónico
Porfirio relata que Orígenes había estudiado extensamente las
enseñanzas de Pitágoras, Platón y Aristóteles, como también las de
importantes medioplatónicos, neopitagóricos y estoicos, incluido
Numenio de Apamea, Cronio, Apolófanes, Longino, Moderato de
Gades, Nicómaco de Gerasa, Queremón y Cornuto.
Esto es, que Orígenes fue —al igual que otro grande, Cicerón,
cuya monumental obra abarca varios libros— un puente para la
conservación en Roma de la filosofía griega, al punto que Julia
Avita Mamea, madre del emperador romano Alejandro Severo, lo
convocó a Roma para que le enseñase, y de paso discutir la filosofía
y doctrina cristiana con ella, mostrando que el acercamiento entre
el cristianismo y el Poder romano fue anterior a Constantino. Ese
DEFENDIENDO A THEMIS 660
primer florecimiento duró hasta que Alejandro Severo, que había
sido tolerante con los cristianos, fuera asesinado.
La visión del ensayo que se comenta, implica olvidar que el
oscurantismo derivó del salvajismo, la anarquía, y las continuas
incursiones de los ávaros, los hunos, los búlgaros, los vendos, los
eslavos, los escitas, los alanos, los ostrogodos, los visigodos, los
suevos, vándalos, hérulos, anglos, sajones, jutos, francos,
burgundios, longobardos, alamanes, a los que se sumaban los
omnipresentes vikingos, y a partir de Mahoma, los árabes y los
turcos en el Mediterráneo, invadiendo e incendiando ciudades y
matando a sus habitantes. Y desde el Oriente, Genghis Kahn y
Tamerlán con millones de muertos sobre sus estrechas conciencias.
Y mientras tanto fue la denostada Iglesia Católica la que conservó
el saber de los antiguos y civilizó a todos estos pueblos bárbaros.
Dicho sea de paso para que reflexionen los anarcocapitalistas,
siempre el anarquismo derivó en feudalismo. La oposición al
infierno de anarquía medieval fue la “seguridad privada” brindada
por los ejércitos de señores feudales y sus grandes castillos
fortificados —soluciones tan caras, dicho sea de paso, a los
anarcocapitalistas—, pero generando un nuevo problema y a una
nueva sumisión: La servidumbre de la gleba, el derecho de pernada
o “ius primae noctis”, los “pagos por seguridad”, todas
instituciones muy similares a las de los grupos mafiosos.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 661
Esta violencia en el saqueo y en la resistencia, esta anarquía
utilizada por los poderosos, es lo que dio origen al feudalismo y a la
Edad Media. Pero no... aparentemente la culpa de todo lo malo de
la Edad Media fueron los abnegados sacerdotes que dedicaban a
Dios su existencia copiando libros griegos y romanos cuyos
caracteres ni siquiera entendían, para evitar la extinción de los
saberes de los antiguos y brindarlos a nuevas generaciones que
pudieran descifrarlos, o enseñaban a leer y escribir a los más
jóvenes, o más aún, otros mártires que superando su miedo
intentaban enseñar a sicópatas asesinos a amar a su prójimo.
La conservación del tesoro del mundo grecorromano fue mérito
de los cristianos, y más a partir de 1.085, año en que Alfonso VI
conquistó Toledo, ciudad que se constituyó en un modelo de
tolerancia religiosa entre árabes, judíos y cristianos, además de un
importante centro de intercambio cultural, copiado y traducción
gracias a la fantástica y olvidada Escuela de Traductores de Toledo,
bajo la dirección del gran arzobispo Raimundo de Sauvetât, que
aprovechando la armonía existente entre cristianos, musulmanes y
judíos, puso a disposición del mundo lo mejor de todas sus culturas,
en un gesto típico de la búsqueda afanosa de la Verdad, signo de la
Cristiandad.
La Escuela de Traductores de Toledo fue la que efectuó la
traducción de las numerosas obras escritas en árabe al castellano, y
DEFENDIENDO A THEMIS 662
del castellano al latín, o a veces directamente del árabe o griego al
latín. Así, dio a conocer también al mundo de la filosofía árabe y
hebrea de corte aristotélico. La armonía claramente liberal con que
funcionaba la Escuela de Traductores, puede deducirse del hecho
de que algunos de sus más conocidos integrantes fueron el
mozárabe Domingo Gundisalvo, el judío converso Juan Hispalense,
el italiano Gerardo de Cremona y el escocés Miguel Escoto.
Anecdóticamente, dos siglos más adelante, Alfonso X el Sabio,
protector de la Escuela de Traductores de Toledo, cristalizó junto
con ellos el Derecho clásico en las Siete Partidas, que rigieron en
Argentina aún después de la Independencia, tal como lo establecía
el Reglamento Provisorio de 1.817, y hasta la sanción del Código
Civil de Vélez Sársfield en 1.869 .
147.- Visión tergiversada del Renacimiento
Después se sigue diciendo poco más o menos que el
Renacimiento fue obra del Islam y de Averroes. Sin embargo, el
renacimiento de las artes nació de un modo muy diferente a la
visión anticlerical de Ghate/Marty. En Florencia en el año 1.401, el
Arte de Calimala, patrón del baptisterio de San Juan, convocó a un
concurso para la realización de un portón que se pretendía que
combinara con la Puerta de Andrea Pisano, la primera en
ejecutarse, realizada entre 1.330-1.336. En las bases debió quedar
establecido que habría que hacer una pieza de bronce dorado con el
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 663
mismo formato mixtilíneo de cuatro lóbulos y cuatro puntas que
contenía las escenas de aquella. Se presentaron Filippo
Brunelleschi, Jacopo della Quercia, Simone da Colle Val d'Elsa,
Niccolò di Luca Spinelli, Francesco di Valdambrino, Niccolò di
Pietro Lamberti y Lorenzo Ghiberti, al que a la postre se adjudicó
la obra, aún cuando algunas fuentes relatan que se produjo un
empate entre éste y Brunelleschi. El hecho es que los elementos
helenísticos clásicos incorporados por Brunelleschi —en particular
una reproducción miniaturizada en bajorrelieve de “el Espinario”,
una bella escultura helenística del Siglo I—, son considerados el
comienzo de la estética renacentista.
Y tan importante como constatar que la técnica empleada en el
Renacimiento estaba ya desarrollada por los artesanos y artistas
de la Edad Media, como esta anécdota lo demuestra, es enterarse
de que... ¡de hecho, la estética propia del Renacimiento italiano
comenzó en una Iglesia florentina! No interesa que la realidad
histórica fuera que su origen fuera el concurso para el pórtico del
baptisterio de San Juan, empatado entre Ghiberti y Brunelleschi,
tal como se relató anteriormente, ni que los grandes artistas fueron
protegidos y pagados por la Iglesia. Bellini, Giorgione, Vecelli,
Miguel Ángel, Rafael, Tiziano, Perugino, Botticelli, Ghirlandaio o
Rafael Sanzio hicieron sus inigualables obras gracias al mecenazgo
de la Iglesia y no gracias al Islam.
DEFENDIENDO A THEMIS 664
De hecho, cuando el ensayo randiano de Ghate/Marty habla de
la cultura del Islam elude la enorme diferencia existente entre los
moros españoles de Andalucía y sus parientes norafricanos y
arábigos. El Magreb y el Mashrek. Los primeros gobernantes
musulmanes fueron los omeyas que se decían descendientes de
Mahoma, pero en el año 750 en Damasco fueron derrocados por la
familia de los abasídas, que mataron a casi todos sus miembros y
trasladaron el poder a Bagdad. Abderramán I se salvó de la
masacre debido a que su madre era una esclava bereber de la tribu
Nafza. En el año 756 huyó a España, y apoyado por mozárabes
cristianos consiguió que los musulmanes de Andalucía lo acogieran.
Se separó del poder de Bagdad, y Córdoba se convirtió en un
emirato totalmente independiente y tolerante. Como su madre
además de bereber era cristiana, Abderramán I, aun siendo un
feroz guerrero, fue sumamente tolerante en materia religiosa,
instaurando en Al-Ándalus un régimen totalmente distinto a los de
Arabia y norte de África. Mientras el resto del Islam se dedicaba a
asolar las costas del Mediterráneo —de ahí viene el famoso dicho
“¿Hay moros en la costa?”—, ahí convivían pacíficamente
cristianos, musulmanes y judíos. De ése contexto atípico y mucho
más cristianizado que Arabia, es que surgió Averroes.
También es falso que “la conservación de las enseñanzas de
Aristóteles por parte del Islam” hubiera permitido a Santo Tomás
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 665
de Aquino entrar en contacto con Aristóteles y que este hecho diera
lugar al Renacimiento. Todo esto constituye una visión muy
sesgada de la Historia. Para el caso, mil años antes de eso Orígenes
había rescatado lo esencial de la filosofía griega incorporándola al
cristianismo primitivo. Y durante siglos el hacer comentarios a la
obra de Aristóteles fue una forma de hacer filosofía, tanto por
parte de los filósofos peripatéticos como de los neoplatónicos y los
bizantinos. Existía desde el siglo II una glosa completa de aquél
efectuada por Alejandro de Afrodisias. Así, ni el Islam “preservó”
ni menos aún “descubrió” a Aristóteles, sino solamente lo hizo un
poco más asequible al gran público De cualquier forma, el
Renacimiento no fue obra de Avicena, de Averroes o de la Summa
Teológica, sino que tuvo su paradójico origen en la caída de
Constantinopla, que determinó que el saber conservado por el
Bizancio civilizado fluyera hacia Occidente, a lo que se unió el gran
desarrollo económico derivado del libre comercio a través de de las
magníficas Ciudades Estado italianas, de la Liga Hanséatica y de
las Ferias de Champagne, y la generosidad de los mecenazgos,
empezando por el más importante de todos, el de la Iglesia.
Fiel a Ayn Rand, a la que se pretende deificar por haber dicho
“A = A” (como si antes de ella no hubieran existido miles de
millones de personas que también lo sostenían), el ensayo randiano
de Ghate/Marty dice que “A partir de Aquino la razón vuelve a ser
DEFENDIENDO A THEMIS 666
apta para descubrir los secretos de la naturaleza e inventar “cosas
nuevas”, “crear riqueza”“, y que supuestamente el
redescubrimiento de Aristóteles produjo una “enorme revolución”
de “comprender que el conocimiento debe buscarse no ya en
intentar identificar los mandatos divinos sino en descifrar el
conocimiento que nos ofrece la naturaleza”.
Todo esto es falso. Invenciones existieron siempre, gracias a la
chispa divina de razón del ser humano. La idea de las matemáticas
como un entramado de teoremas sustentados en axiomas está
mencionada ya en los Elementos de Euclides en los años 300 antes
de Cristo, sin que sus autores presumieran por ello de ser
“racionalistas”. También la razón —no el soberbio “racionalismo”
del Iluminismo— iluminaba a los hombres en la Edad Media pese a
la mistificación iluminista posterior. Un fascinante libro de Isaac
Asimov “Historia y Cronología de la Ciencia y los
Descubrimientos” nos muestra claramente, año por año e
incluyendo por cierto a la Edad Media, cómo se fue forjando el
formidable acervo científico del mundo actual.
El oscurantismo que se atribuye a la Edad Media omite
referenciar las Catedrales medievales, el omnipresente papel —que
no existía en la antigüedad de papiros y pergaminos pero sí puede
verse en la Edad Media ya en el Misal de Silos del siglo XI—, la
propia encuadernación de libros tal como los conocemos, las
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 667
ventanas luminosas con vidrios, los vitraux, los espejos azogados,
hasta la ropa moderna gracias a la invención del botón, los relojes
mecánicos y por ende las maquinarias con engranajes en que se
basó siglos después la Revolución Industrial, la popularización de
la pólvora y la brújula, los anteojos, los tetragramas y
pentagramas para conservar la música, los tenedores y cucharas,
las primeras formas racionales de utilización de la energía eólica e
hidráulica a través de molinos de viento y de agua, las rotaciones
de cultivos y los arneses para caballos y bueyes para hacer más
eficientes las cosechas, las herraduras, la actual numeración
decimal... entre miles de otras invenciones medievales. Cuando los
técnicos de la NASA quisieron diseñar los primeros trajes
espaciales para los astronautas, usaron soluciones encontradas por
los medievales para las armaduras de los caballeros. Para el ensayo
randiano analizado, en su simplismo, nada de eso cuenta.
No se diga que algunas de estas invenciones eran originarias de
China, ya que también Marco Polo inmortalizó el libre comercio
que existía en la Edad Media a través de las caravanas y la Ruta de
la Seda a Oriente, ruta interrumpida precisamente por el
salvajismo de los amados islamitas de estos ensayistas.
Por cierto, está de más decir que resulta paradójico que
declarándose ateos, asignen tal importancia a una religión salvaje
como el Islam y a pueblos guerrero como los árabes y otomanos,
DEFENDIENDO A THEMIS 668
como supuestos conservadores y motores de la cultura durante la
Edad Media. Todo lo que denigre a la Cristiandad está permitido.
148.- Visión tergiversada del Derecho Natural
Sigue el ensayo randiano de Ghate/Marty diciendo —con un
simplismo que se pretende erigir en revelación— que “La
existencia existe y su existencia no depende de la consciencia del
observador. Está regida por leyes naturales de causa y efecto y por
la Ley de Identidad. La razón de esa forma es apta para identificar
aquellos caminos que conducen a una vida exitosa e incrementar
las chances de poder ser feliz. Los gobernantes no están allí para
cuidarnos o mandarnos, sino que son nuestros mandantes y son
contratados para asegurar nuestros derechos”.
Parece que esto fuera una revelación renacentista. Sin embargo
como se dijo, ya cuatrocientos años antes de Jesucristo y mil
seiscientos antes de Santo Tomás, Sófocles hacía declamar a
Antígona su oposición a Creonte en nombre del Derecho Natural.
El Derecho Natural y la existencia de derechos individuales
naturales fueron parte esencial de la cultura griega y romana desde
sus primeras épocas, ya que era ése el que aplicaban los Pretores
para quienes no eran ciudadanos romanos, coexistiendo entonces
un “ius civile” para los primeros, con un “ius gentium” para los
extranjeros ... y un “ius naturale” para confirmar la justicia de los
otros dos. Es por eso que el derecho natural está mencionado en las
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 669
Institutas de Gayo, en el Edicto Perpetuo de Salvio Juliano, en la
Ley de las XII Tablas, y en el Corpus Iuris Civilis de Justiniano,
muchísimos siglos antes de los aportes de Santo Tomás.
Y si bien podemos verlo también ensalzado en sacerdotes
neoescolásticos como Francisco Suárez y Francisco de Vitoria que
siguieron a Santo Tomás de Aquino, el ensayo presupone que se
trata de “descubrimientos”, cuando también era corriente referirse
al derecho natural en autores muchísimos siglos más antiguos,
como Justino Mártir, Ireneo de Lyon, Hipólito de Roma,
Novaciano, Tertuliano, Orígenes, Panteno, Cipriano de Cartago,
Clemente de Alejandría, Luciano de Antioquía, Clemente de Roma,
Ignacio de Antioquía, Papías de Hierápolis, Policarpo de
Esmirna... Hasta podemos remontarnos a las Epístolas de San
Pablo, y aún más a Cicerón, los estoicos, a Sócrates y a la Antígona
de Sófocles. Por no hablar de que toda la enseñanza de Jesucristo y
del cristianismo implícitamente presupone la existencia de
derechos naturales.
Nerviosos quizá los ensayistas por haber elogiado a Santo
Tomás de Aquino (pese a que de entrada le saca el denominativo de
“Santo” y hasta el nombre de “Tomás”, denominándolo
finalmente como “Aquino”, que es solamente un toponímico),
inmediatamente procede a degradarlo, diciendo que “Al rebelarse
contra la autoridad de la iglesia, los escritores del Renacimiento se
DEFENDIENDO A THEMIS 670
rebelan también contra Tomás de Aquino y aunque rescatan su
defensa de la razón humana, cuestionan el respeto a la autoridad de
la iglesia que emana de su “Suma Teológica”, y hasta sugiriendo
que “Es probable que Aquino actuara de esa forma intentando
escapar de la Inquisición; busca conciliar las “verdades de fe” de
las Santas Escrituras con las enseñanzas de Aristóteles”.
Sinceramente es la primera vez que leo a alguien suponer
siquiera que Santo Tomás tuviera miedo a la Iglesia a la que
pertenecía, cuando aún en vida era, junto con su mentor San
Alberto Magno, uno de los más reconocidos y respetados teólogos
de la época. Tan cercano era Santo Tomás a la Curia, que cuando
Guillermo de Saint-Amour publicó sus tratados, “Libro del
anticristo y sus ministros” y “Contra los peligros de los novísimos
tiempos”, Santo Tomás contestó a pedido del Papa Alejandro IV
con un ensayo llamado “Contra los que impugnan el culto divino”.
Ya de joven entonces, Santo Tomás contaba con un bien ganado
prestigio y la confianza papal en cuestiones teológicas, al punto de
que se le asignó también la refutación de las teorías de Joaquín de
Fiore sobre la Santísima Trinidad, así como la revisión de un
“Libro introductorio al Evangelio eterno” escrito por un seguidor
de aquél, Gerardo de Borgo.
Amén de ello, en contra de lo que usualmente se cree, la
Inquisición protestante fue mucho más salvaje que la católica, y
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 671
por ende arreció mucho más durante el Renacimiento que durante
la Edad Media, en la que existían solamente unos pequeños
Tribunales en España y Francia, lejos de Italia. Eso explica que
históricamente la Inquisición romana que juzgó a Giordano Bruno
y a Galileo Galilei, también llamada Congregación del Santo Oficio,
fuera creada en 1.542, y no en la Edad Media. Pese a su esclarecida
mente, mal podría haber tenido Santo Tomás miedo de ella tres
siglos antes de que se formara.
Sigue el ensayo randiano de Ghate/Marty con sus
tergiversaciones históricas, diciendo, “En reacción contra el
oscurantismo de la Inquisición y de Roma, los escritores del
renacimiento se vuelcan a la razón pero al hacerlo se distancian de
Aquino (por su respeto a la autoridad de la iglesia) y arrastran
también a Aristóteles en dicho distanciamiento. Orientan la
búsqueda a la “primacía de la conciencia” simbolizada en
Descartes (“Pienso, luego existo”)”. Esta afirmación constituye
una mezcolanza histórica increíble. Descartes no era en modo
alguno contrario a la religión. Tan es así que en sus libros se dedicó
a escribir argumentos para demostrar la existencia de Dios y la
inmortalidad del alma humana, porque sobre ellos se edificaba su
pensamiento metafísico. Su obra nace de sueños de juventud en
donde un libro le preguntaba “¿Qué es lo real? Allí se da cuenta de
que duda, y por ende, que existe. Hasta ahí lo conocido. Pero luego
DEFENDIENDO A THEMIS 672
dice que quien le garantiza que no se engaña al sentir que duda, es
la idea de un ser sumamente perfecto e infinito, que implica su
existencia, y por ende debe necesariamente ser veraz y bondadoso,
de lo contrario no sería Dios. Un Dios embaucador y mentiroso es
imposible. Siendo Dios, dice, un ser sumamente bueno, que lo ha
creado tal como es, no puede engañarlo con respecto a que es una
sustancia que piensa, ni tampoco hacer que siempre se equivoque,
lo que repugnaría a su bondad. Esto es, que la obra de Descartes
está fuertemente dedicada a Dios.
Al margen de que personalmente como empirista no comulgo
con la demostrabilidad de la existencia de Dios por vía
estrictamente racional, y creo que es más fácil colegir su existencia
por vía probabilística a la luz del cálculo de probabilidades que
demuestra la insuficiencia del azar como explicación —ya se habló
de eso al principio de este libro—, sus inquietudes y argumentos
para demostrar su existencia, demuestran que el racionalismo de
Descartes no era en absoluto antirreligioso.
Y de todas formas, la reacción renacentista contra la Escolástica
de Santo Tomás —más bien, contra considerar que con él el
Cristianismo se debía cristalizar— no provino de Descartes sino del
seno de la propia Iglesia, de la mano de Erasmo de Rotterdam en
su “Elogio de la Locura”. Y este típico genio renacentista, con una
cultura clásica impecable que luce en ese ensayo burlándose de los
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 673
teólogos, fue a la vez uno de los más respetados teólogos católicos,
y el primer traductor de la Biblia al lenguaje popular, para lo cual
aprendió los idiomas bíblicos antes de efectuar su traducción.
Debo destacar que los primeros iusnaturalistas del iluminismo
no inventaron el Derecho Natural ni renegaron en absoluto de la
tradición iusnaturalista grecorromana y cristiana previas. En mi
libro “Descubriendo a Themis” explico que el Derecho Natural
clásico grecorromano era idéntico a la Justicia del caso concreto, el
“ius”, y en cambio el Derecho Natural racionalista del iluminismo
buscó infructuosamente deducir un Código Racional universal.
Esto es, que el Derecho Natural racionalista de Grocio no es sino
una derivación del Derecho Natural clásico de la Cristiandad.
En el citado libro expongo que “La preocupación de Grocio fue
acercar el iusnaturalismo racionalista y protestante con el clásico y
cristiano, absurdo divorcio anterior al actual con el liberalismo”, y
que los primeros iusnaturalistas racionalistas reconocían su deuda
a la Cristiandad, tal como lo señala el profesor de La Sorbona
Michael Villey en su clásica obra “La formación del pensamiento
jurídico moderno. Curso de historia y filosofía del Derecho”,
refiriéndose al primero y más coherente defensor del
iusnaturalismo racionalista, Hugo Grocio.
Y citando a Villey, expongo que “… (el racionalismo de Grocio)
no le impidió recurrir a las Escrituras para apoyar sus soluciones
DEFENDIENDO A THEMIS 674
jurídicas. Europa, en el siglo XVII, es una comunidad cristiana y,
por más que no cuente con la ventaja de tener una teología
unitaria, al menos reconoce como fuente común a la Biblia; y la
razón a la que apelará Grocio es, al modo de Erasmo, una razón
cristianizada, fruto de la alianza entre el cristianismo y la cultura
humanista”... “Más allá de estas consideraciones. ¡No imaginamos
que la idea de “desacralizar” el derecho natural sea original de
Grocio! La misma formula (etsi daremus Deum non esse —si Dios
no existiera—-) está copiada casi literalmente de varios maestros
de la escolástica española: Suárez, De legibus, II, 6; Gabriel
Vázquez y antes que ellos, en Gabriel Biel (Super Sentent. II, dist.
3, art. 2) y en Gregorio de Rímini. En cuanto al fondo, si Santo
Tomás tomó de Aristóteles la doctrina del derecho natural, fue
precisamente para restablecer la competencia de la inteligencia
humana, contra los excesos del agustinismo y del clericalismo de
los sucesores de San Agustín, en su pretensión de deducir el derecho
de la Revelación Divina. El derecho natural, desde Aristóteles, es
profano de nacimiento. Sorprende entonces, que todavía existan
prejuicios en contrario”---“Esta laicidad del derecho estaba muy
discutida en tiempos de Grocio, tanto por los protestantes como
por los católicos clericales; por eso, merece nuestro reconocimiento
al haber optado claramente por ella, con esa mezcla de firmeza y
prudencia que lo caracterizan”-
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 675
XVI.— LA FILOSOFÍA LIBERAL TERGIVERSADA
149.- Visión tergiversada de la filosofía del siglo XVIII
Continúa la visión sesgada del ensayo randiano de Ghate/Marty
y sus profundas tergiversaciones históricas y filosóficas cuando
dice que “El intento renacentista es pues exitoso a medias: deciden
estudiar y concentrarse en el estudio de este mundo, logrando
éxitos evidentes y nunca vistos jamás antes, pero no logran
establecer con claridad la interactividad entre el mundo existente y
la mente humana. Locke intenta refutar a Descartes defendiendo
los sentidos, pero Hume primero y Kant después anulan este
intento, negando la Ley de Identidad, las Relaciones causa-efecto
y la posibilidad de descubrir Ley alguna”.
Ya hablaré luego sobre las diferencias entre Hume y Kant. Pero
anticipo desde ya que Stephen Hicks, filósofo con quien discrepo en
muchos aspectos pero que es mucho más sutil que Ghate, aclara en
su libro “Explicando el posmodernismo” que “Los empiristas
extrajeron de este análisis de la percepción sensorial la conclusión
de que, si bien debemos confiar en nuestras percepciones
sensoriales, siempre tenemos que ser prudentes con relación a
nuestra confianza en ellas. De la percepción sensorial no podemos
sacar conclusiones seguras. Los racionalistas llegaron a la
conclusión de que la experiencia sensorial es del todo inútil como
DEFENDIENDO A THEMIS 676
fuente de verdades significativas, y que para encontrar la fuente de
tales verdades, debemos buscar en otro sitio”. Sobre los
desencuentros y encuentros filosóficos del liberalismo clásico entre
sus vertientes aristotélico-tomista cristiana y empirista británica,
ya se habló páginas atrás.
Las afirmaciones transcriptas precedentemente constituyen
otra tergiversación histórica. Para quienes no lo tengan claro,
Locke fue un filósofo del siglo XVII y tanto Hume como Kant del
siglo XVIII, por lo que la mención de ellos como parte del
Renacimiento es al menos sorprendente. Los postulados del
empirismo británico son desarrollos de la afirmación básica de
Aristóteles de que “nada hay en el entendimiento que no haya
pasado antes por los sentidos”, afirmación gracias a la cual los
británicos lo ponen como uno de sus precursores y no de sus
oponentes.
Y a su vez, Hume y Kant (dos filósofos diametralmente
opuestos que sorprendentemente son frecuentemente equiparados
por los filósofos iluministas, soslayando sus profundas diferencias,
el primero empirista y el segundo racionalista), en lo que coincidían
era en la incognoscibilidad de las causas últimas de los fenómenos a
los que acceden los sentidos, y en la imposibilidad de formular leyes
con presunciones de validez inmutable, invariable y eterna, pero el
empirismo no postulaba la imposibilidad de formular hipótesis
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 677
cada vez más perfectas acerca del Universo. No negaba Hume la
probable existencia de identidades o relaciones causa-efecto, sino
su cognoscibilidad como un saber establecido e imposible de
cuestionar. Pero de los dos filósofos que menciona, quien recibe las
anatemas de Ghate y Marty —porque es el más opuesto a las
posturas randianas— es paradójicamente el liberal y empirista
David Hume y no el totalitario racionalista Emmanuel Kant.
Eso implica olvidar que el gran filósofo escocés David Hume fue
autor de brillantes ensayos económicos liberales como “Del
comercio”, “Del dinero”, “Del interés”, “De la balanza comercial”,
“De la suspicacia respecto al comercio”, “De los impuestos” o “Del
crédito público”, además de un precursor de las posturas
económicas y mentor nada menos que de Adam Smith, que publicó
su libro “Una investigación sobre la naturaleza y causas de la
Riqueza de las Naciones”, el mismo año de la muerte de aquél,
1.776. Smith fue su amigo, discípulo, albacea testamentario y
autor de un conmovedor relato acerca de la muerte de su mentor.
Pero como era empirista, y por ende según el iluminismo
“irracional”, los iluministas no le reconocen mayores méritos, y en
cambio se deshacen en elogios al racionalista Kant, que fue
paradójicamente el precursor del irracionalismo posmoderno,
amén de un filósofo terriblemente totalitario.
El endiosamiento de Kant como supuesto liberal es malsano y
DEFENDIENDO A THEMIS 678
confusionista. Sin embargo el Ensayo que comentamos dice “Que
un genio como Kant niegue la posibilidad de conocer “la realidad
tal cual es” hace que los intelectuales de la época renuncien a
defender la razón humana abriendo nuevamente el camino para
que la moral, la política y la vida privada pase nuevamente a
orientarse no ya por mandamientos, sino por “imperativos
categóricos” a los que se accede vía sentimientos y fe”. Puede verse
que los seguidores actuales de los liberales iluministas franco
prusianos adoran a Emmanuel Kant por lo malo —su oposición al
tamiz de la experiencia que propone el empirismo, y su defensa de
la objetividad de los Universales y Categorías “a priori” del
entendimiento— y por eso se sorprenden de una de las pocas cosas
buenas que dijo, que es que no debemos confiarnos de la razón, ya
que ella saca sus premisas de la experiencia y por ende de los
sentidos, y nuestros sentidos pueden engañarnos.
Ya hablaré del acierto y la racionalidad de las prevenciones de
Hume sobre las limitaciones de la razón, la injusticia de la
desvalorización de Hume y los peligros de la sobrevaloración de
Kant, que derivan de que el primero era británico y el segundo
prusiano, y a ellas me remito.
150.- Visión tergiversada de la modernidad
Como conclusión dice el Ensayo que “El impulso del
Renacimiento y el nivel de vida del mundo “moderno” se debe al
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 679
florecimiento de estos pensadores “iluministas” y románticos”. A
ellos se debe la Revolución Industrial, la Modernidad y el auge de
las artes y de las ciencias: de Gütenberg (1.468) a Da Vinci (1.519)
y Michelangelo (1.564), Bacon (1.626), Galileo (1.642), Rembrandt
(1.669), Vermeer (1.675), Spinoza (1.677), Locke (1.704), Newton
(1.727), Vivaldi (1.741), Bach (1.750), Voltaire (1.778), Adam
Smith (1.790), Franklin (1.790) y muchos otros que llegan hasta
fines del siglo XIX”..
Esto es un error. La falsa creencia de que durante la Edad Media
no se inventó nada, y que las invenciones florecieron de golpe con el
Renacimiento, es parte de las mistificaciones históricas del
Iluminismo. Isaac Asimov en su “Historia y Cronología de la
Ciencia y los Descubrimientos” muestra año por año e incluyendo
por cierto a la Edad Media, cómo se fue forjando el acervo
científico del mundo actual. ¿Cómo podrían los grandes pintores y
escultores italianos haber efectuado sus obras inmortales, si no
hubiera existido desde mucho antes del Renacimiento la técnica
para hacerlas?
Las supuestas “creatio ex nihilo” de la mente humana, tan
útiles para negar deuda a ningún predecesor, son típicas
características del Iluminismo: Destruir el pasado y pretender
empezar todo desde cero. No niego el valor de muchos de los
personajes que se menciona, pero como se dijo, no fueron
DEFENDIENDO A THEMIS 680
superiores a los de otros siglos, y menos aún una consecuencia
directa de una actitud crítica contra la religión, lo que constituye
una forma espuria de encontrar supuestos aliados que jamás lo
fueron. Veamos algunos rasgos de las personas que se menciona
como supuestos próceres de una inexistente reacción anticlerical
del Renacimiento:
El primer libro que imprimió Gütenberg fue La Biblia; Da
Vinci fue el autor de “La última Cena” y “La Virgen de las Rocas”;
Michelángelo hizo sus inolvidables Moisés, la Piedad y el David,
aparte de haber decorado la Capilla Sixtina; Francis Bacon era
anglicano y efectuaba disquisiciones sobre que la tentación original
fue no depender de la revelación de la voluntad de Dios; Galileo
defendía el sistema heliocéntrico del monje Copérnico, sistema que
había sido ya siglos antes sugerido por el propio Santo Tomás de
Aquino; Rembrandt, que se casó con su prima y modelo Saskia, lo
hizo por la Iglesia y solicitando dispensa eclesiástica para ello;
Vermeer fue bautizado y sepultado en la Iglesia de Delft en
Holanda; la filosofía racionalista de Spinoza era claramente
inmanentista, identificando una única realidad, la “sustancia o
Dios”, realidad eterna, infinita y perfecta; Locke escribió un libro
sobre “La racionalidad del cristianismo”; Isaac Newton dedicó una
buena parte de su vida a la lectura e interpretación de Las
Escrituras, y en la Segunda Edición de su “Principia” introdujo un
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 681
“Escolio General” en el que explícitamente se refiere a la relación
entre Dios y su Creación, considerando que sus trabajos
demuestran la existencia de un Dios Creador.
Y seguimos. Vivaldi era sacerdote católico y gran parte de su
obra fue escrita para el “Ospedale della Pietà“, un hogar para niños
abandonados; Bach fue organista de las Iglesias de Turingia y
Santo Tomás; Voltaire estudió con los jesuitas, fue siempre deísta y
murió pidiendo un confesor; Adam Smith en la Teoría de los
Sentimientos Morales escribía que las reglas de la moral “son
mandamientos y leyes de la Deidad”; y Benjamín Franklin, pese a
ser usualmente catalogado como deísta, propuso que la Convención
Constitucional se abriera con unas sesiones de oración a un Dios
personal, diciendo que “He vivido, Señor, mucho tiempo, y entre
más vivo, más pruebas convincentes veo de la verdad que Dios
gobierna en los asuntos de los hombres”. Esto es, que a la postre
creía en un Dios personal e interactivo y no en el impersonal Dios
de los deístas del racionalismo. Ninguna de las personas que
menciona el ensayo randiano de Ghate/Marty era atea. Puede
verse que la corriente racionalista original ni era atea, ni tan
anticristiana como se la quiere dibujar. Por el contrario, muchos de
ellos fueron prohijados por la propia Iglesia.
La visión del ensayo randiano de Ghate/Marty del
Renacimiento como un movimiento revolucionario que siguió
DEFENDIENDO A THEMIS 682
“hasta fines del Siglo XIX” es simplemente un subterfugio para
tomar como propios y aun como anticristianos a los grandes
períodos de auge de la libertad y de la prosperidad en los que el
cristianismo y la libertad caminaron armónicamente unidos de la
mano. Y en su ánimo de citar a su favor a personas ajenas a la
filosofía racionalista que considera motores del desarrollo, incluye
en su enumeración a empiristas de la talla de Bacon, Locke, Adam
Smith o Isaac Newton, cuando párrafos antes había criticado a los
empiristas como supuestamente “irracionales”. La verdad aflora
por cada resquicio. La filosofía británica empirista —a la que
adscribo con muy pocas reservas— no era filosóficamente
racionalista pero sí sólidamente racional.
151.- Visión tergiversada del romanticismo
Curiosamente —o no tanto, porque Ayn Rand escribió “El
Manifiesto Romántico”— se menciona al romanticismo como un
producto de la Ilustración, cuando es su opuesto. Seguiré en esto a
Sebreli. Tengo profundas disidencias con aquél, pero lo reconozco
como un verdadero y consecuente descendiente del liberalismo
iluminista franco prusiano, de una izquierda liberal coherente pero
errada, que sería injusto asimilar con otros seguidores, ya que a
fuer de admirador de la Ilustración, es infinitamente más ilustrado
que sus actuales admiradores postmodernos. Sebreli es mucho más
coherente en su defensa de la razón, ya que a diferencia de Rand,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 683
denuncia al romanticismo como el comienzo del irracionalismo y
del postmodernismo, de la rebelión del sentimiento contra la razón.
Dice Sebreli en sus “Cuadernos” que “... la historia de la cultura
es siempre contradictoria, y cuando aparece una idea nueva surge,
al mismo tiempo, la opuesta. Así, entre los siglos dieciocho y
diecinueve, contrapuesto al positivismo cientificista y al
racionalismo, emergió el romanticismo”. Y sus libros “El olvido de
la razón” y “Asedio a la modernidad” son definidos como una
dialéctica entre la Modernidad y el Romanticismo. Allí explica que
“El romanticismo no fue solo un estilo determinado en la cultura
occidental del siglo diecinueve, sino una visión del mundo… Es
posible descubrir una intrincada red de afinidades electivas entre el
romanticismo… y algunas corrientes decididamente
irracionalistas”.
Volviendo a Ghate/Marty y su versión sesgada de la Historia y
la Filosofía, leemos que se dice que “El cuestionamiento de la
modernidad y de la razón humana como herramienta de progreso y
de guía moral, implica el regreso al mundo de lo colectivo, en donde
lo correcto pasa a ser aquello que una mayoría “ungida” o “electa”
interpreta como el “bien común”. El sacrificio por el prójimo
(altruismo), la idea de que “la necesidad crea derechos” pasa a ser
el nuevo dogma moral no ya basado en Santas Escrituras sino en
una moral secular defensora de la justicia social y de la
DEFENDIENDO A THEMIS 684
redistribución de ingresos en beneficio “ de los más débiles”“.
Este párrafo está lleno de “non sequiturs” típicamente
randianos. Es cierto que el postmodernismo actual es un
cuestionamiento de la modernidad y de la razón humana como
herramienta de progreso, pero eso es justamente consecuencia del
voluntarismo romántico que admira su mentora. Y la tesis
implícita es que supuestamente ello constituye un regreso a las
épocas religiosas, cuando si hay algo que nos muestra el
postmodernismo es un irracionalismo y un ateísmo rampantes,
mientras a la vez las ciencias se van volviendo mucho más cercanas
a la teología.
La razón, como ya se explicó anteriormente, no es una guía
moral. La inclinación a hacer el bien y evitar el mal no surge de
ningún razonamiento, sino de un sentimiento y conciencia moral.
La afirmación randiana de que la inmoralidad es sinónimo de
irracionalidad, se ve desmentida día a día por la fría racionalidad
aplicada al mal de los delincuentes de todos los estratos sociales. Es
cierto que la postmodernidad implica promover el mundo de lo
colectivo, y en donde lo correcto pasa a ser aquello que una
mayoría “ungida” o “electa” interpreta como el “bien común”.
Pero eso es lo contrario a lo que enseña el cristianismo, en donde lo
bueno y lo malo son independientes de la voluntad de las mayorías.
El propio Jesucristo fue crucificado por una voluntad popular que
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 685
prefirió a Barrabás.
Y la frase de que “El sacrificio por el prójimo (altruismo), la idea
de que “la necesidad crea derechos” pasa a ser el nuevo dogma
moral no ya basado en Santas Escrituras sino en una moral secular
defensora de la justicia social y de la redistribución de ingresos en
beneficio “de los más débiles”, solamente puede ser aceptada por
alguien cegado por la visión randiana. Es que si los gobernantes
consideraran realmente que las necesidades crean derechos,
reconocer tales derechos tampoco sería altruismo. Si hay algo que
falta en los dirigentes populistas, socialistas y comunistas es real
altruismo. Son solamente declamaciones falsas, tendiente a
encandilar a sus votantes. Pero llegado el momento su conducta es
claramente egoísta. El egoísmo de los gobernantes, y no su
supuesto altruismo, es la semilla de la corrupción, y también del
populismo, y del comunismo como sistemas que permiten la
primera.
152.- Visión tergiversada de la persecución a los filósofos
Continúa el artículo —supongo que quien ahora habla es el
propio reseñador— diciendo que “Desafiar la fe cristiana o estatal
siempre fue peligroso para los valientes que lo intentaron:
Copérnico y Galileo fueron perseguidos por la Inquisición. Voltaire
debió escapar de París para no ser encarcelado, Locke de Londres
para escapar de la censura católica de la realeza. El mismo Spinoza
DEFENDIENDO A THEMIS 686
fue perseguido por su ateísmo dentro de la colectividad judía”.
Desde ya resulta curioso que se ponga en la misma bolsa “la fe
cristiana o estatal”, como si el cristianismo fuera la fe del Estado,
cuando justamente su historia nace como una rebelión contra el
Estado, y sus mártires murieron en manos del Estado.
Casualmente en donde el cristianismo ha sido prohibido ha sido fue
en los países estatistas socialistas y sobre todo comunistas, como la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, China y Corea. Hoy el
cristianismo es perseguido en muchísimos Estados islamistas,
orientales y africanos, todos ellos totalitarios, y algunos mirados
con gran simpatía por los pensadores liberprogresistas, olvidando
que cualquier persecución, y no solamente la de los amigos, es
inadmisible.
Aun limitados a la historia, Copérnico era sobrino de un Obispo
y jamás fue perseguido por la Inquisición católica, sino por el
supuestamente “progresista” Martín Lutero. Galileo fue
originariamente recibido cordialmente por el Papa, y escribía a su
discípulo Castelli que “Las Sagradas Escrituras no pueden errar,
pero sí sus intérpretes, especialmente si siempre se basan en el
significado literal de las palabras”. Su persecución más que por su
heliocentrismo, deriva de que en su “Diálogo sobre los dos
máximos sistemas del mundo” pone en boca de su personaje
“Simplicio” a los propios argumentos del Papa al respecto.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 687
Voltaire no escapó de ningún lado, para eludir a sus acreedores se
fue voluntariamente a vivir cerca de la frontera pero era
inmensamente rico y recibía el mecenazgo de los príncipes del
Absolutismo Ilustrado, Jorge I de Gran Bretaña, Luis XV de
Francia, Federico II de Prusia, Catalina II de Rusia. En cuanto a
Spinoza, no era ateo sino inmanentista, y aunque excomulgado,
jamás fue perseguido por la comunidad —judía y no cristiana— a
la que pertenecía.
153.- La racionalidad del empirismo de Hume y Popper
Mencioné anteriormente mi sorpresa al verificar que en la visión
randiana de Onkar Ghate y su reseñador Eduardo Marty figuren
juntos como supuestamente “irracionales” tanto la religión en
general, como David Hume, Emmanuel Kant y Karl Popper. Claro,
las voces disidentes son siempre “irracionales” para quien se auto
arroga el monopolio de la racionalidad. Destaco que esa visión es
bastante similar aun cuando menos profunda, que la de Stephen
Hicks en su explicación del postmodernismo. La clasificación que
ensayo por mi parte, por cierto muy esquemática, entre liberales
austro británicos y franco prusianos, surge de la lectura de diversos
autores, como de mi personal interpretación de Burke, Constant,
Popper, Rothbard y fundamentalmente Von Hayek.
Lo que se considera en materia filosófica como “Racionalismo”
asimila los términos y considera que ser racional es sinónimo de ser
DEFENDIENDO A THEMIS 688
filosóficamente racionalista, y por ende cualquiera que no adopta
en un todo esa filosofía es supuestamente irracional. Con este juego
dialéctico, la prudencia en la aceptación de las conclusiones de la
razón, sometiéndolas al tamiz final de la experiencia —y en
materia científica, a los experimentos corroborantes— implicaría
por algún motivo ser “irracional”, mientras que la confianza ciega
en conclusiones y elucubraciones racionales provisorias propia del
racionalismo filosófico, sería ser “racional”. Eso explica que Hicks
ponga a Hume y a Popper, dos de los más grandes filósofos en
materia epistemológica, en la lista de “irracionales”.
Aclaro que considero que todos los seres humanos cuando
actuamos guiados por la razón somos racionales, siendo éste el
maravilloso regalo al que hacen referencia las religiones
judeocristianas cuando dicen que fuimos creados “a imagen y
semejanza” de Dios. Entiendo que ser cristiano es una forma de ser
racional, recordando que John Locke, considerado el fundador del
liberalismo, escribió un ensayo denominado precisamente “La
racionalidad del cristianismo”. Por eso titulé a este acápite “La
racionalidad del empirismo”. Consideré necesario hacer esta
digresión, porque históricamente los grandes filósofos británicos
que consolidaron el liberalismo eran empiristas. John Locke,
David Hume, Adam Smith, Karl Popper, Friedrich Von Hayek…
Sin embargo, en una suicida actitud propia del Racionalismo
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 689
filosófico iluminista, que pretende voltear todo para reconstruirlo
de la nada, esos filósofos serían “irracionales”, y por ende parte de
un problema que Ayn Rand, con una postura filosófica
“objetivista” nacida supuestamente sin raíces, un liberalismo
pretendidamente derivado de su propia cabeza y no de siglos de
experiencias, habría solucionado.
La correlación entre las visiones empirista y liberal clásica se
reflejan en las palabras de Friedrich Von Hayek en su obra “El uso
del conocimiento en la sociedad”: “Debemos, más bien, demostrar
cómo se llega a una solución a través de interacciones entre
individuos que poseen, cada uno de ellos, un conocimiento parcial.
Por otro lado ¿Cómo suponer todo el conocimiento dado a una sola
mente, como suponemos que nos es dado a los economistas en
tanto que constructores de teorías explicativas? ¿Esto no es
suponer el problema resuelto e ignorar todo lo que es realmente
importante y significativo en el mundo real?”.
Tanto el ejemplo de Adam Smith de la fabricación de alfileres,
como el de Federico Bastiat sobre la alimentación diaria de toda
una ciudad, o el de Leonard Read en “Yo, el lápiz”, sobre la forma
en que funciona la Sociedad sobre la base de gente que carece de
conocimientos globales pero se une mágicamente para la
realización de actividades comunes gracias a su similar interés en
realizar intercambios mutuamente ventajosos, demuestran la clara
DEFENDIENDO A THEMIS 690
correlación entre los presupuestos del empirismo filosófico y del
liberalismo. Así que me limitaré a defender a Hume y Popper de las
injustas acusaciones de irracionalidad que se efectúa a su respecto.
David Hume —al que tengo una especial estima por ello— ha
sido el filósofo más incomprendido no solamente por las corrientes
principales de su época sino también nuestros días, tanto por los
religiosos como por los iluministas. En materia filosófica, demostró
los límites a nuestras pretendidas seguridades racionales. Demostró
que en realidad lo que llamamos sustancia se usa como forma de
asignar a algo la causa de las percepciones sensibles, sin poder
demostrarse que realmente exista. También negó la
demostrabilidad de la existencia real de algo así como la esencia
que unifique conceptos universales. Todas nuestras ideas son
particulares, y la existencia real de una relación entre ellas deriva
de nuestra necesidad de generalización. También negó la
demostrabilidad de las relaciones causales, ya que la sensibilidad
solamente ve las causas y los efectos, y lo que hace —con buenos
fundamentos pero sin una seguridad— es imputar a un hecho
antecedente la virtualidad de producir el subsiguiente, sin poder
demostrarse más que inductivamente la relación entre ambos
hechos. De hecho, va más allá, y niega la demostrabilidad racional
de la existencia del mundo, del alma y de Dios.
Es que al caer la demostrabilidad del principio de causalidad,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 691
pasa a ser indemostrable la propia existencia de objetos externos,
ya que de lo único que tenemos constancia es de nuestras propias e
intransferibles impresiones, pero no la tenemos de los supuestos
objetos externos que entendemos que las causan. Si bien Hume
cuestionó la idea de Dios, nunca afirmó que Dios no existiese,
simplemente porque tal afirmación iba en contra de su teoría del
conocimiento y de toda su filosofía. Decir que negaba la existencia
de Dios es tan erróneo como decir que realmente negaba la
existencia de nada fuera de él mismo. Él se refería a la
demostrabilidad gnoseológica, y no a la existencia ontológica.
Hume no niega realmente con sus elucubraciones ni las esencias, ni
la realidad, ni las sustancias, ni la causalidad, ni la existencia del
mundo, del alma o de Dios, sino simplemente su cognoscibilidad
por la vía racional, o la validez universal y necesaria de
conclusiones emergentes de experimentaciones por definición
individuales, parciales y contingentes.
Sus “Diálogos sobre la religión natural”, un homenaje a Cicerón,
filósofo romano que unió el Derecho Romano con la filosofía griega
y había escrito mil quinientos años antes que Hume un ensayo
“Sobre la naturaleza de los dioses”, demuestran a las claras que su
postura era infinitamente menos antirreligiosa y más racional de lo
que de un lado u otro —ateos o religiosos— se lo pretende
presentar para incurrir en injustas, infundadas e infundamentadas
DEFENDIENDO A THEMIS 692
etiquetas de las que rehuía.
154.- Karl Popper y la falsacionabilidad
Siglos después de David Hume, Karl Popper, consciente de esas
limitaciones del conocimiento humano, decía en “La lógica de la
investigación científica” que la ciencia no puede jamás verificar
experimentalmente si una hipótesis con pretensiones de validez
universal es cierta, porque por mucho que se experimente nunca se
podrá examinar todos los casos posibles. Como se ve, no es otra
cosa que lo que dice David Hume. Pero ante eso, recuerda que lo
que sí se puede demostrar sobre una hipótesis científica es si es
falsa. Así nace el “falsacionismo”.
Karl Popper presenció el nacimiento de dos de las corrientes
básicas del pensamiento moderno a principios del Siglo XX: la
Teoría de la Relatividad de Einstein, que postulaba la deformación
del espacio-tiempo por medio de la gravedad, y la Teoría
Psicoanalítica de Sigmund Freud, que postulaba en la sexualidad
la respuesta a toda la conducta humana. Y encontró una profunda
diferencia entre ellas: Mientras lo que decía Einstein —fuera cierto
o no— podía corroborarse mirando durante un eclipse solar total,
si las estrellas aparecían corridas con relación a su posición normal,
lo que ocurrió poco después en el eclipse solar en Sobral, una ignota
ciudad de Brasil, y llevó al mismo a decir que “La pregunta
planteada por mi mente fue respondida por el cielo luminoso de
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 693
Brasil”, mientras lo que decía Freud —fuera cierto o no— era
indemostrable.
Vio entonces la demarcación de la diferencia entre esos tipos de
postulados como un problema central en la filosofía de la ciencia.
Propuso el falsacionismo como una forma de determinar si una
teoría es científica o no. Simplificando, se podría decir que si una
teoría es falsable, entonces es científica; si no es falsable, entonces
no es científica. Popper no aceptó la certeza que caracteriza a los
racionalistas en materia filosófica, es decir, entiende que nunca se
puede saber cuándo nuestro conocimiento es cierto, y es esa
inquietud lo que hace avanzar el conocimiento y derrumbar
continuamente lo que se consideraba nuestras últimas fronteras,
sobre la base de entender que en última instancia todas son
hipótesis, y que aun en los casos en que se basen en la experiencia,
y aun cuando suelen ir más allá de esta y predecir nuevas
experiencias que se van corroborando o falsacionando, son siempre
provisorias, y un único caso en contra obliga a replantear todo el
andamiaje armado previamente, dando en su caso origen a nuevas
y más audaces hipótesis.
Hay que dejar en claro que lo dicho constituye un criterio de
diferenciación sobre la cientificidad y las afirmaciones no
científicas, y no sobre la veracidad. Ni el hecho de que un
conocimiento sea científico significa necesariamente que sea
DEFENDIENDO A THEMIS 694
verdadero, ni tampoco el hecho de que un conocimiento no sea
científico significa necesariamente que sea falso. Para poner un
ejemplo, la hipótesis geocentrista de Ptolomeo de que la Tierra era
el centro del Universo era falsacionable, y por eso era científica
aunque falsa, y en cambio la psicología freudiana podría ser
verdadera —no lo creo—, pero no es científica al no ser
falsacionable.
Puede verse que el motivo del ataque a Hume y a Popper no es
que sus afirmaciones sean irracionales, sino por el contrario,
porque utilizando las propias armas de la razón, demuestran sus
limitaciones. Eso ayuda a la ciencia a crecer, permitiendo como la
serpiente descartar pieles que quedaron chicas, pero es un crimen
imperdonable para el liberalismo Iluminista franco prusiano, que
ve más importante ser racionalista que Liberal.
155.- Kant, paradigma del totalitarismo liberal iluminista
Retrocederé ahora en el tiempo para volver a Emmanuel Kant,
cuyo endiosamiento como supuesto liberal es malsano, y así
concluiré este libro desenmascarando al más falso de los profetas
del liberalismo iluminista. En esto coincido plenamente con Hicks.
En realidad lo que involuntariamente hace Kant es voltear los
presupuestos racionales del iluminismo. Kant había llegado al
mismo obstáculo que Hume, pero dando una diferente conclusión.
Al coincidir con Hume en que la realidad externa es incognoscible,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 695
pero no resignarse a ir cada vez más aguzando el análisis para
acercarse a la verdad, sin estar jamás seguro de haberla alcanzado,
trata de dar por la razón explicaciones que la razón no puede
proporcionar. Busca certezas y no probabilidades, y por ello
termina sosteniendo que espacio y tiempo son solamente categorías
de nuestro entendimiento, y que por la razón práctica accedemos al
conocimiento del yo, del mundo y de Dios. La certeza que no le
daban los sentidos, se los termina dando su fe en la razón. Esto no
es una explicación racional sino la reafirmación de una propia
creencia. Amante de los absolutos sin fundamento, es en el fondo
un fideísta irracional.
Nos dice Hicks al respecto en su citado “Explicando el
posmodernismo”, en un sentido similar al que se expone, que
“Kant era, por lo tanto, diferente de los anteriores escépticos y de
los apologistas religiosos… la conclusión de esos argumentos
escépticos meramente sería que no podemos estar seguros de que
estamos en lo correcto sobre qué es la realidad. Podríamos estar en
lo correcto, concluirían los escépticos, pero no podemos
garantizarlos. La idea de Kant era más profunda, argumentaba
que, teóricamente, “una” conclusión alcanzada por “cualquiera”
de nuestras facultades, necesariamente, no debe tener nada que ver
con la realidad”.
Kant, pese a decirse racionalista, ataca los conceptos de razón
DEFENDIENDO A THEMIS 696
como medio de acceso inmaculado a la realidad, y la fe ciega en la
unidad y capacidad de esa razón, y propone una diferenciación
radical entre razón y realidad. Más aún, advierte contra el
entendimiento humano ya que excede las representaciones
fenoménicas (lo que ven los sentidos) y que le permite pensar
nóumenos (lo incognoscible que está debajo de la intuición
sensible). Y dice que puesto que lo único cuya existencia se puede
conocer son los fenómenos y no los nóumenos, es en los primeros en
lo único que se puede confiar, en forma absoluta. En la “Crítica de
la Razón Pura” no concluye la imposibilidad de los objetos
metafísicos sino su incognoscibilidad como “nóumenos”.
En la “Crítica de la Razón Práctica” los afirma como postulados,
como imperativos. El hecho moral se presenta como un dato de la
razón pura que, en este terreno, se demuestra práctica, es decir,
según Kant, “puede determinar por sí misma la voluntad
independientemente de todo dato empírico”. La ley moral se
impone como un hecho que los datos del mundo sensible y el uso
teórico de la razón no pueden explicar. Es un hecho de la razón
pura “del cual nosotros tenemos conciencia a priori” y como
“realidad objetiva de la ley moral no puede ser demostrada por
ninguna deducción, por ningún esfuerzo de la razón teórica”, ni
confirmada por la experiencia, pero está ahí, firme, en la conciencia.
Así termina aceptando entre sus absolutos el Deber Ser Puro y sin
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 697
fundamentos, lo que lo vuelve totalitario. Es el antecedente del
malhadado “deber ser lógico” de Hans Kelsen: Algo “debe ser”
porque así lo dice la norma, independientemente de que sea justo o
no, base del positivismo jurídico que critico como base jurídica de
toda dictadura en mis libros “Las vendas de nuestra falsa Themis”
y “Descubriendo a Themis”.
Hannah Arendt recuerda que durante el juicio a Eichmann, éste
mencionó en su defensa las posturas filosóficas de Emmanuel Kant.
Arendt, sorprendida al conocer personalmente a Eichmann, y
encontrarse más con un burócrata que con un ser demoníaco,
escribió su conocido ensayo sobre “La banalidad del mal”, en
donde protesta que esa cita constituye una deformación de las
posturas de Kant. Es lógica su protesta, porque ella misma tenía
sus simpatías por la Escuela de Frankfurt. Sin embargo Eichmann
no tergiversó, sino solamente siguió acríticamente y a pie juntillas
las enseñanzas de Kant, lo que no digo como defensa del primero
sino como cuestionamiento a las enseñanzas del segundo.
Decía Kant: “…es … un deber tener la ley por justa, incluso
suponiendo que el pueblo se halle en el presente en una situación o
en una disposición de su manera de pensar tales que, si se lo
interrogara a ese respecto, rehusaría probablemente su
asentimiento”... “Si, entonces, un pueblo que se halla bajo cierta
legislación actualmente en vigor juzgara que es muy probable que
DEFENDIENDO A THEMIS 698
pierda su felicidad, ¿qué ha de hacer?, ¿debe acaso resistir? La
respuesta sólo puede ser: no tiene nada que hacer sino obedecer”.
La obediencia por la obediencia misma.
Kant es frecuentemente citado como individualista, pero su
prédica es semilla de totalitarismo. El súbdito solamente debe
obedecer, y quien tiene el Poder puede decir y hacer cualquier cosa.
Coherente con esto, continúa Kant diciendo “En esto el jefe de
Estado tiene que estar facultado para juzgar él mismo, y sólo él, si
tales medidas son necesarias para la prosperidad de la comunidad,
prosperidad que es indispensable para asegurar la potencia y
solidez de la comunidad tanto en lo interior como contra los
enemigos externo” … “… si una ley pública es conforme al derecho,
por tanto irreprochable desde este punto de vista (irreprensible), se
une con ella la facultad de coaccionar, así como, por otra parte, la
prohibición de oponerse a la voluntad del legislador, incluso si no es
por actos; es decir, que el poder en el Estado que da a la ley su
efecto es tal que no se puede resistirlo (es irresistible), y no hay
comunidad que tenga existencia de derecho sin un poder semejante,
tal que suprima toda resistencia interior”… “De aquí se sigue que
toda oposición al poder legislativo supremo, toda sublevación que
permita traducir en actos el descontento de los súbditos, todo
levantamiento que estalle en rebelión es, en una comunidad, el
crimen más grave y condenable, pues arruina el fundamento
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 699
mismo de la comunidad. Y esta prohibición es incondicionada,
hasta tal punto que cuando incluso ese poder o su agente, el jefe de
Estado, han violado hasta el contrato originario y de ese modo se
han desposeído, a los ojos del súbdito, del derecho de ser
legisladores, puesto que autorizan al gobierno a proceder de
manera absolutamente violenta (tiránica), sin embargo al súbdito
no le está permitida resistencia alguna en tanto contraviolencia. El
que se encuentre en posesión de la administración pública suprema
de la justicia, y es precisamente el jefe de Estado el único en poder
hacerlo; y por tanto nadie, dentro de la comunidad, puede tener el
derecho de disputarle esa posesión”. Es clara la atracción fatal del
liberalismo iluminista franco prusiano con el totalitarismo, al
alabar a Kant, creador de todo el positivismo que afectó a la
humanidad, la causa de las mayores masacres de la Humanidad.
como supuesto “genio liberal”. La propia Ayn Rand en cambio,
para sacar lastre de encima al iluminismo, lo llamaba
contra-iluminista.
Decía en mi libro “Descubriendo a Themis” que las palabras de
Kant permiten introducir una forma de pensar totalitaria
olvidando que el Derecho —sea que se lo considere una ciencia o
no— y cualquier norma, es evidente y eminentemente, un saber
práctico. Siendo así, se lo busca conocer no solamente para conocer,
sino fundamentalmente para obrar. Y se lo debe acatar porque se
DEFENDIENDO A THEMIS 700
lo considera bueno y justo. Tal como ocurre con todos los
conocimientos prácticos, no puede prescindirse de la finalidad. En
materia de conocimientos prácticos, su criterio de verdad no es
simplemente conocer qué dice una instrucción, sino conocer si la
instrucción realmente sirve o no para cumplir con la finalidad para
la cual se busca adquirir el conocimiento. El Inspector y censor de
Aldous Huxley en “Un mundo feliz”, lo dice con toda claridad y
cinismo: “Una vez que se empiezan a admitir explicaciones de
orden finalista no se sabe dónde se irá a parar. Son esta clase de
ideas las que más fácilmente pueden desacondicionar las mentes
sólidamente encuadradas en las castas superiores”.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 701
XVII.— LA HISTORIA ARGENTINA TERGIVERSADA
156.- Visión tergiversada de la Independencia argentina
Continúa ahora el Ensayo —seguramente quien toma la
palabra es Eduardo Marty, ya que habla de la Argentina, y Onkar
Ghate es canadiense— diciendo que “En nuestro joven país un
pequeño grupo de patriotas se animó a desafiar el absolutismo
monárquico español en sus aspectos económicos y políticos
(Belgrano, Saavedra, Moreno, Rivadavia, Alberdi, Sarmiento,
Echeverría, Gutiérrez) e incluso cuestionó normas morales no solo
de la España absolutista y monárquica sino también de la
Inquisición rosista. Defendieron la libertad de comercio, la
propiedad privada y los derechos individuales. Pero a pesar de tan
loables intentos, el peso del colectivo nacionalista, religioso y
colectivista siguió y sigue pesando fuertemente sobre el sentido de
la vida y el “ser nacional”. Desprendernos del lastre feudal y
místico que nos mantiene estancados desde hace ya 90 años es y
será la madre de todas las batallas que deberemos enfrentar los
argentinos si queremos que el país se encamine nuevamente por la
senda de la modernidad y el progreso”.
Aquí se busca pintar a la Independencia argentina como un
movimiento anticlerical y al rosismo asesino como católico, lo que
es totalmente falso. Ambas afirmaciones son insostenibles. Ni la
DEFENDIENDO A THEMIS 702
gran mayoría de los próceres de la Independencia fueron
anticlericales, ni el rosismo era católico. Vamos a los hechos:
Recordemos en primer lugar que Cornelio Saavedra, Presidente
de nuestra Primera Junta, en su Testamento se comparaba con
George Washington y elogiaba la religiosidad de aquél: “…
conocía demasiado su insuficiencia, para creer probablemente
haber cometido muchos yerros; que, sean los que fuesen, rogaba
fervorosamente al Todopoderoso, se sirviese apartar o mitigar los
males que pudieran ocasionar: que llevaba también consigo la
esperanza de que la patria los miraría siempre con indulgencia”.
Su originario contrincante en la Primera Junta, Mariano
Moreno, el más jacobino de los primeros protagonistas de la
Independencia argentina, empero era religioso, puso a cargo de su
periódico al sacerdote Manuel Maximiliano Alberti, y en el prólogo
a su traducción de “El contrato social” de Rousseau, aclaraba:
“Como el autor (Rousseau) tuvo la desgracia de delirar en materias
religiosas, suprimo el capítulo y principales pasajes donde ha
tratado de ellas”.
Otro de los miembros de la Primera Junta del 25 de Mayo de
1.810, el citado sacerdote Manuel Maximiliano Alberti, el único
que valiente e infructuosamente se opuso al fusilamiento de
nuestro héroe máximo de entonces, Santiago de Liniers, era
párroco de la Iglesia de San Nicolás de Bari.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 703
Otro de ellos, Manuel Belgrano, era hermano del sacerdote
Domingo Estanislao Belgrano. Y recordemos que aún antes de la
gesta de Mayo de 1.810, Manuel Belgrano había encargado de su
propio peculio una impresión completa de Biblias para distribuir
entre la población. Antes de la Batalla de Tucumán —batalla que
definió la Independencia Argentina y por ende la de toda
Sudamérica— se encomendó a la Virgen de la Merced, y cuando
milagrosamente triunfó ante fuerzas muy superiores y más
organizadas, la nombró “Generala en Jefe del Ejército” y le cedió
su bastón de mando, que aun hoy es atesorado en su Tempo en
Tucumán y preside nuestras procesiones.
Más aún, en su Testamento ese General Manuel Belgrano tan
distinto al del ensayo Ghate/Marty escribía así: “…creyendo ante
todas las cosas como firmemente creo en el alto misterio de la
Santísima Trinidad, Padre Hijo y Espíritu Santo, tres personas
distintas y un solo Dios verdadero, y en todos los demás misterios y
sacramentos que tiene, cree y enseña nuestra Santa madre Iglesia
Católica Apostólica Romana, bajo cuya verdadera fe y creencia he
vivido y protesto vivir y morir como católico y fiel cristiano que
soy”.
Sigamos ahora con nuestro máximo héroe militar, el General
José de San Martín ¿Era ateo? En modo alguno. Él imitó en
Mendoza el gesto de Belgrano en Tucumán, encomendando su
DEFENDIENDO A THEMIS 704
ejército libertador a la Virgen del Carmen, cuyo escapulario
portaban casi todos los soldados. Luego en ceremonia oficial y al
igual que aquél, la nombró Generala e hizo bendecir la Bandera de
los Andes que cobijaría al ejército libertador. Y después de sus
triunfos, le entregó en silencio su bastón de mando con una carta
recientemente descubierta que decía: “La protección que ha
prestado al Ejército de los Andes su Patrona y Generala la Virgen
del Carmen son demasiado visibles…”Ambas reliquias, el bastón y
la carta, se conservan aún hoy en el camarín de esa Virgen en el
templo de San Francisco en Mendoza.
Más aún, dos veces, una en mayo de 1.818, cuando llegó cubierto
de laureles por la reciente victoria de Maipú, y otra en 1.823,
cuando muerta su esposa y con su Ejército en manos de Simón
Bolívar, partiría con su hija Manuelita a Europa, hizo San Martín
otras dos silenciosas peregrinaciones, esta vez a la Virgen del Luján,
luego designada Patrona de nuestro país.
Continuemos repasando nuestra Independencia, declarada en
mi querido Tucumán. El cuarenta por ciento de los signatarios de
la Declaración de la Independencia argentina fueron sacerdotes
católicos: Fray Justo Santa María de Oro, Pedro Miguel Aráoz,
José Ignacio Thames, Antonio Sáenz, Fray Cayetano José
Rodríguez, Pedro Ignacio de Castro Barros, José Andrés Pacheco
de Melo, Manuel Antonio de Acevedo y Torino, José Eusebio
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 705
Colombres, Pedro Francisco de Uriarte, Mariano Sánchez de Loria,
Miguel Calixto Del Corro, a los que poco después se unieron Diego
Estanislao de Zavaleta, José Benito Lascano, Felipe Antonio de
Iriarte, Domingo Victorio de Achega, el Deán Gregorio Funes y
Luis José Chorroarín. El antes Triunviro y entonces Director
Supremo, Juan Martín de Pueyrredón, era hermano del sacerdote
José Cipriano Andrés de Pueyrredón
No es por eso de extrañar que se lea en el Acta de Declaración de
la Independencia decir “Nos los Representantes de las Provincias
Unidas en Sud-América reunidos en Congreso General, invocando
al Eterno que preside al universo, en el nombre y por la autoridad
de los Pueblos que representamos, protestando al Cielo, a las
naciones y hombres todos del globo la justicia que regla nuestros
votos...” ¿Es éste acaso el puñado de anticlericales que en el ensayo
de Ghate/Marty se menciona como supuestamente rebelados
contra la Iglesia para fundar nuestro país?
Sigamos con los hechos: Nuestro primer Presidente, Bernardino
Rivadavia, aun cuando imbuido de ideas regalistas, también era
católico. Su reforma del régimen clerical fue implementada para
que salieran de los claustros a predicar la palabra de Dios, dándoles
explícitamente para eso todo su apoyo. Así decía en el Diario de
Sesiones respectivo: “Cuando se trata de la civilización del clero,
cuando el gobierno quiere dar a la religión todo el apoyo necesario,
DEFENDIENDO A THEMIS 706
dándole al clero toda la dignidad posible ¿será dispensable, será
político dejar esas comunidades? … lo que necesitaba el país eran
virtudes que edificasen, no que entusiasmasen; que éstas podrían
excitar esa piedad ascética, que entrasen en la sociedad y edificasen
con su ejemplo, e ilustrasen con sus luces”.
Sigamos con los patriotas supuestamente “ateos” nombrados en
el ensayo randiano de Gathe/Marty, los exiliados del rosismo. Es
sabido que Esteban Echeverría decía en el “Dogma” que “La
mejor de las religiones positivas es el Cristianismo, porque es la
revelación de los instintos morales de la humanidad. El Evangelio
es la ley de Dios porque es la ley moral de la conciencia y de la
razón. El cristianismo trajo al mundo la fraternidad y la libertad, y
rehabilitando el género humano en sus derechos, lo redimió. El
cristianismo es esencialmente civilizador y progresivo. El
Evangelio es la ley del amor. “Examinadlo todo y escoged lo
bueno” dice el Evangelio; y así ha proclamado la liberad de
conciencia, porque la libertad consiste precisamente en el derecho
de examen y de elección”. Más aún, Echeverría escribió un ensayo
denominado ni más ni menos que “Dios, centro y periferia de
nuestra creencia religiosa; el cristianismo su Ley”.
A su turno, Juan Bautista Alberdi en “El Crimen de la Guerra”
escribía apasionadamente en elogio al cristianismo: “Dad a leer el
Evangelio a un hombre de sentido común; y si no corren de sus ojos
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 707
esas dulces lágrimas que hace verter la más sublime acción, la más
alta y noble poesía, decid que ese hombre no tiene alma o carece de
un sentido, pues ni Rafael, ni el Ticiano, ni Miguel Ángel, han dado
a Jesús la belleza que tiene su doctrina por sí misma. Conquistando
a los conquistadores del mundo, el cristianismo ha probado ser la
moral de los hombres libres”.
Domingo Faustino Sarmiento, sobrino de Fray Justo Santa
María de Oro, Congresal de la Independencia en Tucumán, en su
exilio en Chile tradujo para los niños los Catecismos católicos. En
sus “Recuerdos de Provincia” habla de la religiosidad de su madre,
y en el “Facundo”, describiendo la barbarie rosista, dice que “La
religión sufre las consecuencias de la disolución de la sociedad; el
curato es nominal, el púlpito no tiene auditorio, el sacerdote huye
de la capilla solitaria, o se desmoraliza en la inacción y en la
soledad”.
El último de los citados en el ensayo como supuestamente
antirreligiosos es Juan María Gutiérrez. Pero él durante la secesión
de Buenos Aires y mientras era Ministro de Instrucción Pública de
la Confederación Argentina, dispuso extender “las ideas morales
cristianas y el conocimiento de los deberes sociales santificados por
la doctrina del Evangelio”. Por ello, dispuso distribuir
gratuitamente el libro “Instrucciones Cristianas” del clérigo jujeño
Escolástico Zegada para la educación primaria.
DEFENDIENDO A THEMIS 708
Esto es, que ya en los albores de nuestra nacionalidad, y más
que en nadie entre los más liberales y antirrosistas, estuvo
firmemente inserto el sentimiento cristiano como parte esencial en
la formación de nuestras queridas Provincias Unidas del Sur.
157.- Visión tergiversada del sacrílego rosismo
¿Podemos decir lo mismo del autodenominado “Restaurador de
las Leyes”, el asesino Juan Manuel de Rosas, al que en el ensayo
que se cuestiona se pretende pintar como un modelo de los
presuntos males del catolicismo? Con toda justicia, en el ensayo
que analizamos se habla muy mal de él. Pero con total injusticia se
endilga allí sus crímenes al supuesto catolicismo de Rosas.
¿Era Rosas acaso uno de esos fanáticos católicos que
caricaturizan las películas liberprogres de Hollywood, que matan
en nombre del amor y de la cruz? La respuesta es totalmente
negativa. El ensayo randiano de Ghate/Marty confunde las cosas
cuando describe al salvaje régimen asesino instaurado por la
Mazorca como un subproducto de la supuesta “Inquisición rosista”
(nótese la deliberada connotación religiosa de la palabra utilizada).
En realidad se trató de una barbarie populista que barrió con
muchos de nuestros próceres de la Independencia, claramente
similar —hasta en el método de ejecución cortando cabezas— a la
Revolución Francesa tan amada por los Iluministas como execrada
por los liberales clásicos, desde Burke hasta Von Hayek y Bertrand
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 709
de Jouvenel.
El pretendidamente “católico” Rosas, aparte de convertir a la
Argentina en un baño de sangre perfectamente descripto por
Esteban Echeverría en “El Matadero”, había impuesto sus grupos
parapoliciales de “La Mazorca”, cuyo brutal castigo a los unitarios,
el “Violín, Violón” —violación y degüello— está sugerido en “El
Matadero” de Esteban Echeverría, y perfectamente descripto en
“La Refalosa” de Hilario Ascasubi, era totalmente incompatible
con las enseñanzas cristianas.
Rosas había implantado para su uso personal una payasada de
religión en la que figuraba su propio retrato en los altares. “En el
pórtico de cada templo, el clero vestido de sobrepelliz, sonando el
órgano e iluminado el templo, recibía bajo palio el retrato de Rosas,
y colocándolo en el altar mayor le tributaban un culto bestial”,
recuerda José Rivera Indarte en un artículo publicado en “El
Nacional” de Montevideo. Y Félix Frías escribe “Doloroso es
decirlo, el púlpito se ha convertido también en instrumento del
crimen. La imagen de este crucificador del pueblo argentino se ha
colocado sobre el altar consagrado a la adoración del Salvador del
mundo ¡Recuerda jamás la historia una profanación más
sacrílega!”.
También se burlaba Rosas groseramente del Obispo Mariano
Medrano, siendo famoso que alguna vez, estando ambos reunidos,
DEFENDIENDO A THEMIS 710
levantó la pollera de una mujer que pasaba, le tocó sus partes
íntimas y luego sonriendo acercó sus dedos a la nariz del Obispo
diciendo “Huela su ilustrísima, que no debe estar acostumbrado a
oler estas fragancias”.
Tan poco en serio tomaba Rosas al cristianismo, que disfrazaba
de sacerdote a uno de sus bufones (“Padre Biguá” o “Viguá”), y en
el lecho de muerte negó a su esposa Encarnación Ezcurra su último
deseo de confesar sus pecados —ella era la jefa de la “Sociedad
Popular Restauradora”, la Mazorca, así que probablemente
cargaba varios sobre su conciencia—, y hasta para hacer una
broma, puso a uno de sus bufones disfrazado de Satanás para
despertarla en medio de su agonía y asustarla. Cuando ella murió,
armó una parodia de “confesión” para un sacerdote que creía o se
hacía de creer que hablaba con la verdadera Encarnación Ezcurra,
haciendo que terceras personas imitaran la voz de su esposa
fallecida y movieran el cadáver desde abajo. Uno de sus bufones
murió porque en una de sus tantas sanguinarias “bromas” le infló
los intestinos con un fuelle y se los reventó... ¿Ése es el “fanático
católico” que se pretende pintar como rémora a la libertad?
A tal punto era considerado Rosas un sacrílego malvado, que
luego de derrocado la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires
le inició un juicio en ausencia en el que se lo condenó a muerte entre
otros cargos, por el “atentado sacrílego de ofrecer sobre los altares
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 711
a la adoración pública la estampa del criminal al lado mismo de la
imagen de Dios”.
Y viceversa, en el ensayo se hace una semblanza de los exiliados
opositores a Rosas, pretendiendo pintarlos como anticristianos.
Muy por el contrario, quienes se oponían a los regímenes del terror,
tanto en la jacobina Francia del Iluminismo devenido en credo
asesino, como acá, eran justamente los verdaderos cristianos y los
verdaderos liberales. Quienes usualmente eran auténticos liberales
y verdaderos cristianos eran los exiliados. Los católicos fueron
quienes realmente se opusieron entonces al proto-populismo del
rosismo, como en general siempre se oponen a la injusticia.
Ya me referí páginas atrás a las visiones claramente cristianas
de Esteban Echeverría y Juan Bautista Alberdi, y al cristianismo
de la actuación de Domingo Faustino Sarmiento y Juan María
Gutiérrez, para mostrar la falacia del ensayo criticado. A esos
párrafos y anécdotas me remito.
Y agrego que el propio Justo José de Urquiza que derrocó a
Rosas resolvió, como ya se dijo al hablar de su Ministro José María
Gutiérrez, reeditar con fondos públicos el mencionado catecismo
“Instrucciones Cristianas” del clérigo jujeño Escolástico Zegada y
recomendarlo para la formación de niños. En una alocución ante
los alumnos del Colegio del Uruguay fundado por él, decía que
“Esta demostración me llena el corazón: son avanzadas del
DEFENDIENDO A THEMIS 712
porvenir. Decidles: que guarden la consigna: ¡Dios, y la patria! Que
guarden pura la fe cristiana de nuestros padres; que guarden la fe
en el código, política que asegura la Prosperidad de nuestra
patria… Ésta es la forma, aquélla la base eterna de nuestra
felicidad futura… Volvamos todos hacia Dios nuestros corazones,
porque nos hace recoger copioso el bien futuro de nuestras obras”.
De ese Colegio salieron, y posiblemente escucharon alocuciones
similares, los futuros Presidentes Julio Argentino Roca y Victorino
de la Plaza, o en mi Provincia de Tucumán los futuros
Gobernadores Miguel Macedonio Nougués y Lucas Córdoba, entre
tantos próceres del liberalismo clásico que fundó el país.
Evidentemente existían algunos liberales no demasiado
religiosos, pero de ahí a pintar la Independencia argentina o a la
lucha contra Rosas como una épica lucha del ateísmo
supuestamente progresista contra un catolicismo supuestamente
retardatario, hay un abismo. Tan es así, que el Preámbulo de la
gloriosa Constitución Argentina de 1.853 redactada por quienes
habían derrocado al pérfido Juan Manuel de Rosas, comienza
“invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia”.
Decir que hoy por hoy “el peso del colectivo nacionalista,
religioso y colectivista siguió y sigue pesando fuertemente sobre el
sentido de la vida y el “ser nacional”“, es confundir totalmente
quién es el verdadero contrincante, y mostrar falsamente a Rosas y
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 713
su régimen asesino y demencial como católicos, y a los próceres de
la Independencia y a los exiliados como anticatólicos, es una
broma de mal gusto. La pérdida de fe y de memoria en las
enseñanzas de Jesucristo fue uno de los grandes motivos del actual
declive del país.
El populismo rosista con su historia de degüellos de opositores,
atentaba contra el mandamiento de Jesucristo de “amar al prójimo
como a ti mismo”, y los jefes de los dos partidos descendientes de
allí, radical y peronista, de los que se hablará seguidamente, se
opusieron siempre de lleno al imperativo bíblico de “ganarás el pan
con el sudor de tu frente”, y al Mandamiento de “no codiciar los
bienes ajenos”.
Nuestro colectivo no es entonces en modo alguno religioso, ni
nuestros fracasos consecuencia del catolicismo. Tan es así que los
primeros descendientes del rosismo, los radicales, hicieron de la
“Universidad laica” una bandera. Nuestro pueblo, por desgracia,
es simplemente colectivista y optó siempre por soluciones
populistas. Es en eso en lo que falla, según se verá más adelante al
hablar del populismo como causa del fracaso argentino.
158.- Visión tergiversada de la “línea nacional y popular”
En contra de lo expuesto en el ensayo randiano de Ghate/Marty,
el fracaso de Argentina obedece a otras causas totalmente ajenas a
la religión católica y al cristianismo en general. Se busca colgar a la
DEFENDIENDO A THEMIS 714
Iglesia un sambenito totalmente injustificado.
Argentina es quizá la más antigua víctima en el mundo, y la más
persistente también en el error, de un populismo sin propuestas
fundado en discursos de resentimiento movilizadores de masas que
viene desde el caudillismo, cuya expresión más sangrienta fue el
rosismo, seguido luego por el radicalismo y luego por el peronismo,
lo que es conocido por ellos mismos como la “línea nacional”, tal
como mencionara el ensayista de izquierda Raúl Scalabrini Ortiz
en “Yrigoyen y Perón”. Esta línea maligna incluye a Rosas,
Yrigoyen y Perón, y sus seguidores. También a Alfonsín en el
radicalismo, a Cámpora en el peronismo, sin olvidar al
sobrevalorado Marcelo Torcuato de Alvear en el radicalismo e
Isabel Martínez de Perón y Carlos Saúl Menem en el peronismo,
pese a que a veces son repudiados por sus pares por ser menos
ostensiblemente populistas que los demás.
Ésa es la verdadera causa, y dista mucho de tener relación con el
catolicismo, el cristianismo o la religiosidad, al punto tal que uno
de los dos partidos de esa alternancia maligna, el radicalismo, se
postula expresamente como laico.
Vamos entonces a contar la trágica historia de nuestro país
desde el punto de vista conservador liberal, algo que últimamente
jamás se cuenta, ya que usualmente y con honrosas excepciones,
los historiadores consideran más productivo contarlo desde las
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 715
ópticas de los partidos gobernantes, esto es, lo que ellos mismos
llaman paradójicamente “revisionismo”, pese a que su relato es la
mentirosa historia oficial del último medio siglo.
Anticipo que el gran drama de nuestro país es que desde los
albores de nuestra organización nacional la población y su ejército,
que era una fuerza política por derecho propio, oscilaron sin
definirlo claramente entre liberales y caudillistas, primero con los
nombres de “unitarios” y “federales”, luego “civilización” y
“barbarie”, “federales rosistas” y “federales lomo negro”, hasta
que luego de un cierto período de alternancia empezaron a
alternarse dos representantes de la barbarie, dos descendientes del
rosismo.
Luego de derrotado Rosas y pese a un relativamente corto
triunfo de la línea liberal clásica, período de auge en el que de la
mano del liberalismo clásico fuimos la potencia mundial que
Ezequiel Gallo relata en “la República Conservadora”,
rápidamente se reagruparon las fuerzas del rosismo derrotado y
triunfaron sucesivamente sus dos partidos herederos, el
radicalismo y el peronismo, hasta llegar, con intervalos de militares
que habían asimilado las mismas nefastas ideologías de sus
parientes civiles y derrocaban sucesivamente peronistas para
encumbrar a radicales, o a radicales para encumbrar a peronistas, a
una alternancia maligna. Y así, Argentina oscila hoy entre dos
DEFENDIENDO A THEMIS 716
populismos, radical y peronista, desde hace más de un siglo.
Si bien en el exterior y en buena parte de los círculos locales se
dice con alguna razón que el principal causante de la decadencia de
la Argentina fue Perón, es falso que en Argentina el populismo
naciera con él, olvidando la previa responsabilidad del radicalismo
de Yrigoyen en la sistemática destrucción del que entonces era uno
de los países más prósperos del mundo.
Es tan relativamente larga ese historia, que me movió a escribir
un segundo apéndice para desmentir y quizá abrir los ojos a los
radicales y peronistas que hoy acaparan una gran parte del
electorado argentino.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 717
APÉNDICE II
EL FRACASO ARGENTINO Y LOS DOS ROSISMOS
(RADICALISMO Y PERONISMO)
XVIII.— CÓMO ARGENTINA ELIGIÓ SU FRUSTRACIÓN
159.- Una visión liberal clásica conservadora de la historia
Habiéndome tomado el trabajo de refutar la visión de la historia
del ensayo de Ghate/Marty, que por su filiación randiana, y por
ende liberal iluminista franco prusiana ensalza a nuestros
verdaderos próceres por las razones equivocadas, esto es, por un
supuesto ateísmo totalmente falso y denosta al cristianismo
achacándole una responsabilidad totalmente inexistente en la
decadencia argentina, decidí también desmentir las demás
historias o historietas armadas por los partidos políticos
mayoritarios, que a diferencia de aquel ensayo, denigran a nuestros
verdaderos próceres y ensalzan a los peores populistas, armando
versiones aún más falsas de la historia para esconder sus múltiples
y reiterados fracasos que llevaron a Argentina, de ser uno de los
países más prósperos y poderosos de la Tierra, a uno de los más
corruptos, débiles, inseguros, mal administrados y pauperizados
del planeta.
Al hablarse de populismo, es lógico que se ejemplifique con el
peronismo argentino que es su prototipo más conocido a nivel
DEFENDIENDO A THEMIS 718
mundial, aun cuando no fue él solo el responsable, sino que entre
ambos partidos populistas principales, y algunos gobiernos
militares con rasgos populistas que se intercalaron
esporádicamente en algunos interregnos, se destrozó a un país que
a principios del siglo XX competía en prosperidad con Estados
Unidos.
Es que en Argentina la historia está escrita, y peor aún
enseñada, con la expresa intención de lavar el cerebro a las nuevas
generaciones con un mal llamado “Revisionismo” que reivindica
las figuras de Rosas, Yrigoyen y Perón, la malhadada “línea
nacional” de la que ya hablé. Y aunque el revisionismo es de hecho
la versión oficial que lava los cerebros juveniles desde hace más de
medio siglo, se sigue pintando a sí misma como revisora de una hoy
inexistente “historia oficial” favorable a la República
Conservadora, que no puede leerse prácticamente en ningún libro,
y menos aún en libros de texto para los colegios primarios y
secundarios.
Para peor, a la deformación histórica rosista se suman la del
radicalismo, cronológicamente el primer heredero de Rosas,
siempre dispuesto a reescribir la historia de sus pésimos gobiernos
para pintarlos a las nuevas generaciones como paraísos que jamás
fueron. Es paradigmática en tal sentido la leyenda actual de las
supuestas bondades de la Presidencia de Raúl Alfonsín, el nefasto
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 719
presidente que causó la mayor hiperinflación de la historia
argentina, que casi llevó a la desaparición su partido y que hoy es
visto como un héroe de la democracia. He visto elogiarlo a gente
que perdió todo su patrimonio por culpa de Alfonsín, así que puedo
dar fe de la capacidad de sugestión que tienen estos embusteros. Y
finalmente se suma la deformación histórica del peronismo, que a
los revisionismos de los dos anteriores, suma loas a las inexistentes
virtudes de Juan Domingo Perón, Héctor Cámpora y varios de los
otros artífices de nuestro fracaso.
Esto es, que hoy por hoy, lo que escribí al cuestionar el ensayo
randiano, y por ende liberal iluminista franco prusiano de
Ghate/Marty, y lo que escribiré seguidamente para refutar las
historietas autodenominadas “revisionistas” escritas a unísono por
rosistas, radicales y peronistas, debería ser reconocido como el real
y verdadero revisionismo.
160.- Aprender de los errores para no repetirlos
En breve síntesis, el liberalismo clásico conservador cedió el
manejo de la Argentina a dos partidos cuyo lema definitorio era la
destrucción. El uno prometía y consiguió destrozar “de raíz” a la
Argentina que en poco más de medio siglo había pasado de ser un
territorio bárbaro y despoblado, a uno de los países más prósperos
del planeta. Y cuando luego llegó otro partido que proclamaba que
su idea de prosperidad consistía en “combatir al capital”, el primer
DEFENDIENDO A THEMIS 720
artífice del destrozo se postuló a sí mismo como la alternativa, para
desconcierto de una población que desde entonces se sumó al
primero para combatir al segundo o al segundo para combatir al
primero.
Las críticas de cada uno de esos partidos populistas al otro eran
ambas parcialmente acertadas, ya que si sus recíprocas
imputaciones de desgobierno, corrupción y mal manejo de la
economía eran seguramente ciertas, no era cierto que la conclusión
emergente de ello fuera votar a la otra, siendo ambos los dos brazos
de la misma tenaza que destroza al país desde hace más de un siglo.
Hablando de eso, debo destacar que desde el punto de vista
económico el punto de inflexión argentina fue el año 1.916 en que
por primera vez ascendió el radicalismo al poder. De 1.930, año del
primer golpe de Estado, hablan quienes quieren quedar bien con el
radicalismo. De 1.945, año del ascenso del peronismo, hablan
quienes quieren quedar bien con el antiperonismo. Que nuestro
fracaso comience en 1.916 nadie se anima a decirlo en voz alta pese
a que resulta obvio que la desaparición del liberalismo clásico y
conservador de la escena política del país necesariamente fue por
derecho propio un hito trascendental en su desarrollo, y ello aún al
margen de que además comenzara la alternancia en el poder entre
el partido que buscaba destruir todo de raíz y el que buscaba
combatir el capital.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 721
El liberalismo clásico conservador no quiso perder elecciones por
mantenerse firme en sus principios y propuestas, y terminó
perdiendo su esencia, absorbido como inorgánicas partículas
moderadas dentro del alvearismo, el justismo, el peronismo, el
radicalismo, el desarrollismo y de cuanto otro proyecto político de
bases heterogéneas y nulo contenido programático surgieron en
Argentina a lo largo del siglo XX, hasta llegar ahora sus actuales
integrantes a mirar con pánico la perspectiva de reconocerse
liberales clásicos o conservadores.
Si sus actuales descendientes buscan reagruparse, lo hacen
utilizando circunloquios como “economía social de mercado”,
“nueva fuerza”, “partidos de centro”, y si en un ataque de audacia
usan las palabras prohibidas, les ponen aditamentos vergonzantes
tales como “conservador- popular” o “liberalismo- libertario”.
Por eso deberé efectuar una brevísima historia liberal clásica y
conservadora de la decadencia argentina en el siglo XX,
anticipando como crítica que si algo surge de ella es que el
liberalismo clásico conservador que armó el país próspero que
fuimos, desapareció básicamente por desoír las enseñanzas de
Jesucristo de que “el que quiera salvar su alma, la perderá; pero el
que pierda su alma por causa de mí, la hallará”. Por buscar ganar
elecciones renunció a su identidad sin llegar a ser nada.
Pero básicamente la Argentina fue víctima de la falta de visión
DEFENDIENDO A THEMIS 722
de futuro de los otros dos partidos cuyos lemas eran el destrozo y
no la creación. Por eso no es de extrañar que Argentina cuente hoy
con una capacidad de vuelo para capear las turbulencias de la
economía mundial fácilmente asimilable a la de un piano de cola.
Hagamos entonces un breve “racconto” de la historia
económica argentina, sin intentar quedar bien con radicales, con
peronistas
161.- La Argentina que fuimos y decidimos no ser
Desde la caída de Rosas en Caseros en 1.852 y la sanción de la
Constitución Nacional en 1.853 siguiendo los lineamientos dados
por el ilustre liberal clásico tucumano Juan Bautista Alberdi en sus
“Bases y puntos de partida para la organización nacional”, y sobre
todo luego de la unificación nacional definitiva en 1.860 y en
especial desde el primer gobierno de Julio Argentino Roca y
durante todo el período que va desde 1.880 hasta el ascenso del
radicalismo en 1.916, la economía argentina pasó a ocupar en
América del Sur un lugar equivalente al de los Estados Unidos de
América del Norte en el otro hemisferio.
Según estudios de Roberto Cortés Conde en “La economía
argentina en el largo plazo (siglos XIX y XX)”, desde 1.880 hasta
1.916 la población se había triplicado, pero la economía y las
exportaciones se multiplicaron por nueve, con una tasa de
crecimiento del Producto Bruto Interno del 6% anual, y del
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 723
Producto per Cápita al 3% anual, impresionante en consideración
al número de inmigrantes que venían seducidos por lo que Rubén
Darío cantaba como una tierra de promisión. El crecimiento del
producto per cápita en la Argentina superaba, aunque levemente,
al de los Estados Unidos y sin esfuerzos al de Francia, Gran
Bretaña y Japón, los países que más crecían entonces.
Otra clave del desarrollo fueron las línea férreas. Alberdi
escribía poco antes del comienzo de la presidencia de Roca, “La
vida y los trabajos industriales de William Wheelwright en la
América del Sud”, relatando los proyectos de su cliente y amigo, el
empresario norteamericano que soñaba con tender una línea férrea
que uniera Brasil con Chile a través de Argentina, y otra que
uniera Valparaíso con Panamá en el Pacífico. Si estos sueños no se
concretaron, de todas formas al advenimiento de Yrigoyen el
sistema ferroviario había superado los 34.000 kilómetros, una cifra
mayor que los 25.000 de México y los 22.000 del Brasil.
Muchos inmigrantes se radicaban en feraces tierras vírgenes, en
colonias agrícolas, con parcelas de unas 50 hectáreas. Los colonos
trabajaban junto con sus familias. También entraron en
producción las grandes estancias que combinaban agricultura y
ganadería, y los arrrendatarios y aparceros, los chacareros. En el
caso de que el contrato fuera con un estanciero, los chacareros se
comprometían a dejar el campo alfalfado al finalizar el contrato,
DEFENDIENDO A THEMIS 724
para que sirviera para el engorde del ganado durante la invernada.
El negocio del estanciero invernador, en consecuencia, era triple:
cobraba la renta por la tierra alquilada, obtenía la tierra alfalfada
y en ella engordaban las vacas.
Si bien se ha discutido, esto permitía a chacareros con escaso
capital trabajar tierras de unas 200 hectáreas en lugar de colonatos
de 50. Entre 1880 y 1890, cuando las colonias concentraban el
grueso de la actividad, las exportaciones agrícolas pasaron de
450.000 a 25.000.000 pesos oro. En el siglo XX, con el auge de la
estancia mixta y contando, también, con el crecimiento de la
producción de las colonias), estas ventas al exterior pasaron de
70.000.000 pesos oro en 1900 a 300.000.000 en 1913.
La explicación del enorme flujo migratorio de la época es que
Argentina tenía niveles remunerativos muy superiores, no
solamente a África, Asia u otros de Sud América, sino que Italia,
España, y prácticamente toda Europa.
Para 1.910, en el centenario del primer gobierno patrio y a solo
un período presidencial de nuestra debacle, Argentina era uno de
los principales países del mundo. Era uno de los mayores
exportadores de granos y carne y su Producto Bruto Interno
equivalía a la mitad de todos los países hispanoamericanos,
ocupaba el décimo lugar entre las economías del mundo y su
comercio representaba 7% del total internacional. Las zonas
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 725
cultivadas con trigo, que en 1.872 cubrían 72.000 hectáreas,
llegaron a 6.918.000 hectáreas en 1.912. Las exportaciones de
cereales, que en 1.885 habían totalizado 389.000 toneladas,
alcanzaron 5.294.000 en 1.914.
El abogado, historiador, político y ensayista James Bryce,
embajador de Gran Bretaña en Estados Unidos y Juez de la Corte
Internacional de Justicia de La Haya, amigo de Lord Acton
designado Vizconde por la Reina Victoria por sus servicios, en su
obra “Sudamérica. Observaciones e impresiones”, después de
visitar Argentina, decía que “Buenos Aires... es algo entre París y
Nueva York... uno se siente (allí) más cerca de Europa que en
ninguna parte de Sudamérica" . Otro ensayista famoso de la época,
Anatole France, que nos visitó en 1.909, decía “¡Felices argentinos!
Vuestra fortuna no está fundada en los productos inseguros que la
moda que los sostiene puede muy luego abandonar, y basados en
substancias que el progreso de la industria puede despreciar en un
instante. No, vosotros producís para el inmortal consumidor...
Exportáis con los cueros y las lanas de vuestros rebaños, las carnes,
los cereales, los productos indispensables para la alimentación y el
vestido de los hombres y vuestra producción irá creciendo a
medida que vuestra población aumente, con la multiplicación de
vuestros centros ganaderos y la roturación de nuevas zonas
incultas de vuestro inmenso territorio..."
DEFENDIENDO A THEMIS 726
Ésa fue la Argentina liberal clásica y conservadora a la que
Rubén Darío en su “Canto a la Argentina” se refiriera con voz
vibrante, elogiándola como “¡Argentina, región de la aurora!/ ¡Oh,
tierra abierta al sediento/ de libertad y de vida,/dinámica y
creadora!”, que el radicalismo quiso y consiguió extirpar de raíz, de
una forma tal que ni siquiera con su posterior fracaso consiguió
resurgir, alternándose con otras formas de populismo que nos
fueron sumergiendo hasta el día de hoy.
162.- El ascenso del radicalismo, primer heredero del rosismo
Para entender mejor el fracaso de nuestro país debemos
recordar el común origen de nuestros dos partidos mayoritarios
como resabios históricamente superados de regímenes genocidas
extintos en el mundo hace más de un siglo en un caso, y casi un
siglo en el otro. El radicalismo es el heredero del rosismo, y el
peronismo tanto de las ramas más virulentas del radicalismo, como
del nazi-fascismo que caía en derrota en todo el mundo mientras
asincrónicamente ascendía al poder en Argentina.
Empecemos por el principio. Cuando por la “Ley Sáenz Peña”
dictada por los propios conservadores liberales en el poder
careciendo de un partido organizado y un candidato aglutinante, e
ingenuamente entregaron el poder al radicalismo triunfante para
no volver jamás, Yrigoyen, que cuatro veces había intentado
infructuosamente llegar por las armas, llegó por los votos en 1.916.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 727
Cuando asumió Yrigoyen comenzó el declive económico de
Argentina, pese a que los poco objetivos historiadores populistas
pretenden atribuirle los méritos de una prosperidad anterior que
entró en declive por su causa. Y cuando asumió Perón por primera
vez, Argentina, seguía siendo pese a los previos desaguisados
radicales uno de los diez países más desarrollados del Planeta, no
por méritos de estos sino simplemente porque los demás se habían
desangrado en una guerra mundial y recién estaban reponiéndose.
Hoy, pese a sus enormes recursos naturales y humanos, Argentina
es uno de los países más pobres de la tierra.
El radicalismo fue en su origen un movimiento revolucionario
de izquierda, que ni entonces ni ahora tenía ideas claras acerca de
qué hacer en el gobierno, salvo oponerse a lo bueno o malo que
hacían los demás. Un partido fundado en el resentimiento y no en
las ideas. El supuesto carácter democrático de este partido se ve
desmentido por sus cuatro revoluciones fracasadas en 1.890, 1.893
(dos seguidas) y 1.905.
El radicalismo originariamente fue el primitivo refugio
supuestamente democrático de los descendientes directos del
rosismo, los partidarios del sicópata “Restaurador” del que hablé
páginas atrás: Leandro Alem era hijo, e Hipólito Yrigoyen nieto,
del asesino Leandro Alén, uno de los más conspicuos mazorqueros
ejecutado públicamente por sus numerosos crímenes junto con su
DEFENDIENDO A THEMIS 728
jefe, Ciríaco Cutiño. Los mazorqueros eran los integrante de la
“Mazorca”, cuerpo parapolicial de asesinos degolladores que
respondían a Rosas a través de su jefa máxima, Doña Encarnación
Ezcurra, esposa de José Manuel de Rosas. El nombre de ese cuerpo
genera polémicas tan macabras que me excuso de comentarlas.
Elpidio González, vicepresidente de la Nación con Yrigoyen, era
hijo del coronel Domingo González, militar de las montoneras
federales en la época de la unificación, a las órdenes del caudillo
Juan Saá, y su abuelo luchaba con otro caudillo, Ángel Vicente
“Chacho” Peñaloza. Marcelo Torcuato de Alvear nieto del general
rosista Ángel Pacheco, y del general Carlos María de Alvear, ex
unitario tornado rosista, quien, al igual que Tomás de Anchorena,
primo de Rosas, fueron Ministros de Relaciones Exteriores de
aquél. Leonardo Pereyra Iraola (h), en cuyo predio “Jardín
Florida” nació el radicalismo, era nieto del rosista Simón Pereyra,
primo hermano de la jefe de la “Mazorca”.
Jorge Abelardo Ramos, historiador de izquierda, recuerda la
descripción de la asunción de Yrigoyen efectuada por el Dr. Benito
Ocampo, estatuario Secretario del Senado de la Nación:
“—…escupieron las alfombras… descolgaron las cortinas en el
empeño de verlo… en la calle, reemplazaron a los caballos y
empujaron el coche (…) —Fue muy desagradable… Han
desenganchado los caballos y han arrastrado la carroza
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 729
presidencial por las calles, vociferando injurias y lanzando vivas…
Hemos calzado el escarpín de baile durante tanto tiempo y ahora
dejamos que se nos metan en el salón con bota de potro”
Un legislador conservador liberal jujeño, Benjamín Villafañe,
en su libro “Yrigoyen, el último dictador”, describe la sensación de
opresión que generó a su llegada este caudillo, con su política de
erradicar “de raíz” —de ahí viene la palabra “radical” que los
identifica— todo vestigio del pasado conservador liberal del
Partido Autonomista Nacional. Dice que “Una ola de odio sopla
sin cesar desde la Casa Rosada hasta los lugares más apartados del
país, creando motivos de discordia para todos, para los hombres de
su mismo partido, como para los de las distintas clases sociales...
La injuria ha sido erigida en sistema de gobierno; ni una palabra
sale desde la Presidencia y las demás oficinas públicas sin que el
insulto deje de acompañarlas como la sombra al cuerpo”.
Por anécdotas familiares que relataban jocosamente el asedio
radical a la casa de mis abuelos para concluir con el efímero
gobierno de mi tío abuelo León Rougès en Tucumán, sé
positivamente que en su origen los conservadores liberales
argentinos con justa razón llamaban a los radicales como “los
mazorqueros”.
Es deliciosamente tragicómica una anécdota recogida por el
diario socialista “La Vanguardia” con motivo de la asunción de
DEFENDIENDO A THEMIS 730
Yrigoyen en 1.916:
“Dos santiagueños, padre e hijo, de la comitiva de un futuro
ministro, se detienen frente al edifico del Banco Nación.
—Aquí hay mucha plata m’ hijo…
—¿Y pa’ que?
—¡Oh, va’.... ¿Y pa’ quién? Pa’ nosotros, pues…”
Habiendo llegado el radicalismo al poder en 1.916, un año antes
de la Revolución Rusa de 1.917, una de sus primeras medidas de
desgobierno fue dedicarse a intervenir las Provincias donde había
perdido, que eran numéricamente muchas más que las propias, así
como perseguir a los principales dirigentes provinciales del viejo
Partido Autonomista Nacional, en realidad una alianza de partidos
conservadores liberales, otorgar a los revolucionarios rusos un
préstamo de Cinco millones de pesos recurriendo a las arcas
estatales bien cuidadas por los gobernantes liberales clásicos
anteriores —préstamo que por supuesto jamás nos fue devuelto—
y tomar una serie de medidas tendientes a estatizar el país.
Ese insólito préstamo merece dos palabras. Su monto era
escandaloso. Para dimensionar su importancia, hay que recordar
que a la moneda argentina se le agregaron desde entonces trece
ceros, con lo que llegaríamos a un número con diecinueve ceros. Las
palabras de Yrigoyen para pedirlo fueron, como siempre era él,
oscuras y ambivalentes: “Una cruel fatalidad aflige a toda Rusia,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 731
como es de universal notoriedad. La República Argentina no puede
permanecer indiferente ante tan dolorosa situación”. ¿Se refería a
la hambruna o a la Guerra Civil en curso, del Ejército Rojo contra
el Blanco conformado por los últimos resistentes del zarismo?
Así que, siendo concedido en 1.921, no es descabellado suponer
que la consolidación de la revolución comunista y la sofocación de
las heroicas luchas del Barón Roman Urgen Von Sternberg, el
Almirante Aleksandr Kolchak, el Barón Pyotr Nikoláievich
Wrangel o el luchador Antón Denikin, líderes del glorioso y
olvidado Ejército Voluntario de los Blancos, se hubieran debido a
la hoy casi inimaginable inyección de dinero argentino entonces
recibido por los soviets de manos del radicalismo.
Pese a ser retratado como un perdido anciano bueno, Hipólito
Yrigoyen fue implacable a la hora de ordenar la represión de las
protestas populares. Bajo su gobierno se produjeron las dos peores
masacres populares de aquellos tiempos, conocidas como “La
Patagonia Rebelde” y “La Semana Trágica”, con las que sofocó
revueltas de trabajadores disconformes con su manejo de la
economía, y que usualmente los medios de difusión, desinformados
y tendenciosos, suelen atribuir al conservadurismo.
Juan José Sebreli, sin poder extirpar su pasado marxista y por
ende contrario a reconocer nada al liberalismo clásico y
conservador, lo que lo lleva a dar por supuesto que cada vez que los
DEFENDIENDO A THEMIS 732
radicales perdían elecciones era consecuencia de un “fraude”,
costumbre inaugurada por Alvear y seguida por todos los
dirigentes radicales, dice empero en su “Crítica de las ideas
políticas argentinas” que “Yrigoyen sustituyó el fraude electoral
de los conservadores por la intervención a las provincias opositoras;
en su primera presidencia hubo veinte intervenciones, quince de
ellas por decreto y sin injerencia del Poder Legislativo”...
163.- El atardecer de la República conservadora liberal
Para entender la muerte del conservadurismo liberal argentino
y el nacimiento de la funesta alternancia entre radicalismo y
peronismo, debemos hacer referencia a su antecedente inmediato
anterior, el descrédito y ulterior derrocamiento del radical Hipólito
Yrigoyen.
Al vencer el primer mandato de Yrigoyen lo sucedió Marcelo
Torcuato de Alvear, un revoltoso “play boy” nieto de Carlos María
de Alvear, ilustre General de la Independencia, originariamente
unitario pero luego volcado al rosismo y con buenos contactos con
el conservadurismo a través de su padre Torcuato de Alvear,
Intendente de Buenos Aires en la época de Julio Argentino Roca.
Descendía también de Ángel Pacheco, general del rosismo, como
casi todos los primeros cuadros dirigentes radicales.
Alvear fue el verdadero verdugo del conservadurismo liberal, y
de paso y en especial, de la provincia de Tucumán, una de sus
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 733
usinas intelectuales de la época. Con una cuantiosa fortuna
personal, era famoso por sus excentricidades tales como la de
tomar champagne en los zapatitos de aguja de las coristas de la
época. Flechado por la voz de Regina Pacini, una joven y exitosa
soprano de ópera, la persiguió por los teatros de Madrid, París,
Londres, Montecarlo, Budapest y Odessa, llenando los camarines
de su amada con miles y miles de rosas rojas y blancas, hasta
quebrar su resistencia. Cuando se casaron, la multitud se agolpó en
la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación en Lisboa para ver
a la pareja, pero quienes aparecieron fueron una criada y un agente
de policía, rojos de vergüenza. Los verdaderos dos protagonistas se
habían casado en secreto a las siete de la mañana.
Gracias a su militancia y fortuna había sido antes de su ascenso
como Presidente, embajador argentino y vocero del radicalismo
neutral en Francia en la época de la firma del Tratado de Versalles
a donde Argentina fue invitada a la mesa de los vencedores sin
haber hecho nada para merecerlo. Intentó dar un nuevo perfil al
radicalismo, mejorando sus modales y atenuando el tono de su
prédica contra el conservadurismo, en lo que dio en llamarse el
radicalismo “antipersonalista”, lo que a la postre fue más nefasto
para los conservadores liberales que el propio yrigoyenismo. Eso es
ejemplificado más abajo refiriéndome a la forma en que destrozó al
Jardín de la República con sus políticas dirigistas encarnadas en el
DEFENDIENDO A THEMIS 734
malhadado “Laudo Alvear”, tan estúpidamente dirigista como
injustamente celebrado aún por los propios tucumanos que hasta
hoy no terminan de repudiar su venenosa seducción.
164.- Un ejemplo cercano del ánimo destructivo del radicalismo
Los desaguisados intervencionistas de Yrigoyen mantenían vivo
al sistema conservador. Fue Alvear quien más lo desarticuló con
una táctica de beneficiar al amigo y perjudicar al enemigo,
desdibujado los perfiles de la división entre unos y otros.
Voy a referirme al ejemplo que conozco acerca de cómo el
radicalismo antipersonalista atacó las bases liberales clásicas con
que las que el partido Conservador había construido uno de los
países más importantes de la época, con su destructiva consigna
nihilista de terminar con todo eso “de raíz”, tomando como
ejemplo la forma en que el más astuto y menos cuestionado Alvear
destrozó el espinazo del conservadurismo liberal de la época. El
caso que me tocó más de cerca fue su ataque al conservadurismo en
Tucumán, consciente quizá que era de allí de donde salían los más
grandes ideólogos y políticos del liberalismo clásico, tales como
Juan B. Alberdi, Marcos Paz, Nicolás Avellaneda, Julio Argentino
Roca, y tantos otros.
Para ponernos en contexto, aclaro que Tucumán, bautizado por
Sarmiento “Jardín de la República”, vivía entonces una situación
casi edénica gracias a la industria azucarera. Los pujantes
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 735
industriales radicados en Tucumán —entre ellos mis ancestros—,
aprovechando las vías férreas tendidas por Nicolás Avellaneda,
habían instalado enormes ingenios azucareros, la primera
agroindustria pesadas del país, y generosamente habían armado un
esquema que permitiera que los pequeños cañeros vendieran allí su
producción. Los industriales que muchas veces todavía estaban
pagando el precio de las modernas maquinarias importadas,
molían las cañas en un trapiche, transformaban el jugo resultante
en azúcar precipitándolo como azúcar crudo, lo refinaban, lo
fraccionaban en bolsas y lo vendían.
Los cañeros casi lo único que hacían entonces era ver crecer un
pasto prehistórico —la caña de azúcar es una gramínea, y aunque
muchísimo más grande, genéticamente equivalente al césped del
jardín del lector— y una vez al año ordenar a los zafreros cortarlo
para venderlo en el Ingenio, y volver a cortarlo una y otra vez
todos los años, cobrando fortunas por tan descansada labor. Los
cortadores de caña, los zafreros, en una actividad que muchas
veces involucraba a familias enteras, ganaban con esa zafra anual
cifras que alcanzaban a veces para descansar el resto del año.
Los industriales entonces, con tiempo y dinero en abundancia,
dedicaban ambos recursos a la política con una visión de futuro y
una generosidad que es hoy reconocida por sus adversarios,
formando lo que se conoce hoy como la gloriosa “Generación del
DEFENDIENDO A THEMIS 736
Centenario”, integrada por Juan Luis, Miguel Macedonio y
Ambrosio Nougués, Ángel, Ernesto y José Padilla, Juan B. Terán,
León, Alberto y Marcos Rougès, Miguel Ignacio Lillo; Juan Heller;
José Ignacio Araoz, Julio López Mañán, entre muchos otros,
varios de ellos descendientes de los primeros preclaros tucumanos,
y parientes o amigos entre sí. Un siglo después de haber sido sede
del histórico Congreso que declaró nuestra Independencia,
Tucumán gracias a la prosperidad de la industria azucarera, había
adquirido una nueva fisonomía y se había convertido en una de las
ciudades más bellas, modernas e influyentes del país.
Entre el establecimiento de los primeros ingenios en 1.870 y la
llegada del radicalismo en 1.916, la ciudad había incorporado la
electricidad, el agua corriente, el alcantarillado, el telégrafo y los
medios de transporte público. Estaba circulada por dentro con
tranvías, y por fuera, además de los trenes interprovinciales, los
propios industriales habían armado de su propio peculio un
circuito, hoy desaparecido, que los llevaba en un tren de trocha
angosta a sus ingenios, para recogerlos a la noche. Se habían
construido verdaderas mansiones señoriales, de estilo francés. La
Casa de Gobierno, el Teatro Alberdi, el Jockey Club y el conjunto
arquitectónico formado por el Hotel Savoy, el Teatro Odeón, hoy
San Martín, y el Casino sobre la avenida Sarmiento, el enorme
Colegio Nacional,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 737
Tucumán estaba envuelta del brillante resplandor francés
traído por antiguos oficiales de los ejércitos napoleónicos, Jean
Nougués y Emidio Salvigny, ya en la época del ejército del General
Manuel Belgrano; luego los siguieron ingenieros como Felipe
Bertrés, educadores como Amadeo Florentino Jacques, Edmundo
Buessard, Felisberto Pelissot, Juan Eugenio Labougle y más tarde
Paul Groussac, el sacerdote Fray Ángel María Boisdron y la
Congregación de padres Lourdistas, otros industriales como Luis
Dode, Julio Delacroix, Jorge Vergnés, Evaristo Etchecopar, León
Rougès, Clodomiro Hileret, Carlos Rougès y muchos más.
Tucumán no sólo se modernizaba desde el punto de vista
material sino también espiritual. En esa época comenzó a
publicarse una Revista de Letras y Ciencias Sociales, se crearon las
bibliotecas Sarmiento y Alberdi. Se creó una Escuela de Bellas
Artes en 1.909 como paso previo al objetivo final de erigir la
Universidad Nacional de Tucumán de acuerdo a un proyecto de
Juan B. Terán, proyecto concretado tres años después.
Otro francés, Jules Charles Thays, que luego diseñaría el Parque
de Palermo en Buenos Aires, lucía sus habilidades como paisajista
en el Parque 9 de Julio de Tucumán como parte de los festejos
patrios del Centenario de la Independencia en 1.916. Hasta
trajeron los conservadores tucumanos una rueda gigante diseñada
por Gustavo Eiffel, que los radicales apenas llegados al poder, para
DEFENDIENDO A THEMIS 738
que no quedaran rastros del esplendor de los conservadores a los
que desplazaban para mal de la Provincia y del país, vendieron
rápidamente a Córdoba en donde hasta hoy deslumbra a los
visitantes de esa Provincia.
Toda esta Provincia murió con el Laudo de Alvear, que con
fundamentos socialistoides daba a los cañeros, independientemente
del mercado, la mitad del producido de la venta del azúcar
elaborado. Como ocurre con cualquier precio artificial y
coactivamente fijado en un nivel superior al de mercado, eso
generó una sobreoferta y una disminución de la demanda de caña,
con la lógica consecuencia de superproducciones invendibles,
desincentivando la inversión tecnológica a unos como a los otros,
en un caso por falta de rentabilidad de los ingenios y en el otro por
el precio asegurado de la caña con independencia de su rendimiento
cultural y sacarino, convirtiendo de esa suerte una economía
pujante en una artificialmente dependiente de un monocultivo.
No es por eso de extrañar que este instrumento dirigista
terminara en crisis de superproducción, cierres de ingenios,
desocupación y miseria. Allí está la causa remota de la recesión, los
cupos cañeros y hasta de la ulterior guerrilla en Tucumán, como
bien lo recuerda José Manuel Avellaneda, dirigente conservador,
en su novela “Josefa. Nace la guerrilla”.
Y también fue el radicalismo alvearista el que en la década del
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 739
30 puso las bases dirigistas que luego utilizaría el peronismo. Meir
Zylberber las describe muy bien en “Las Raíces Totalitarias del
Fracaso Argentino”, achacándolas con cierta injusticia a los
conservadores en declive, eludiendo en su análisis la previa
responsabilidad de Yrigoyen y de Alvear, y olvidando que unamuy
buena parte del staff de esa década provenía de las filas radicales
alvearistas, ayudados por nacionalistas e inclusive socialistas.
Efectuada esta aclaración localista tanto para ejemplificar la
manera en que el radicalismo, con tal de atacar a las bases del
sistema conservador liberal que buscaba erradicar de raíz destrozó
la economía de una provincia pujante, como probablemente hizo
en otras con sus respectivas economías regionales, y desmitificar de
paso la sobredimensionada imagen del revoltoso y destructivo
“play boy” radical Marcelo Torcuato de Alvear, para que se
entienda que el fracaso de Argentina se debió a una permanente
fluctuación entre dos populismos similares y similarmente
destructivos.
165.- Caen las tinieblas sobre la República conservadora liberal
Al vencimiento de su propio mandato, Alvear decidió presentar
una lista radical “antipersonalista” conformada por Leopoldo Melo
y Vicente Gallo, para competir contra su mentor Hipólito
Yrigoyen. Algunos sectores conservadores liberales, que habían
formado el Partido Demócrata Nacional, se aglutinaron en torno a
DEFENDIENDO A THEMIS 740
él creyendo quizá eso de que “el enemigo de mi enemigo es mi
amigo”, lo que en materia política es muchas veces una forma de
suicidio, y apoyaron la fórmula alvearista. Como era de esperar,
este proyecto fue finalmente derrotado, y arrastró en su desgracia
al maltrecho conservadurismo.
Yrigoyen asumió su segunda presidencia con setenta y seis años
de edad y en la declinación de su nunca demasiado brillante
intelecto. Si su primer gobierno había sido de persecución al
conservadurismo, en el segundo se dedicó a perseguir también a los
propios radicales alvearistas, confiando en su carisma personal
pero olvidando que el ejército estaba conformado por personas más
leales a Alvear que a él mismo. Para peor, se estaba desatando en
esos momentos en todo el mundo una histórica crisis, y el
Presidente desde tiempo atrás no iba a la Casa de Gobierno y
gobernaba desde su propia residencia. Según dichos nunca
desmentidos ni confirmados, sus colaboradores le enviaban un
diario ficticio con alentadoras y falsas noticias ajenas a la realidad
del país, muy afectado por la crisis económica mundial. Esta
tragicómica situación, real o no, dio origen a que hasta hoy en
Argentina se hable del “diario de Yrigoyen” para referirse a las
noticias falsas que dan los colaboradores a los gobernantes.
El ejército argentino, de donde habían surgido antaño algunas
de las más señeras figuras de la organización nacional como Justo
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 741
José de Urquiza, Bartolomé Mitre, Marcos Paz, Julio Argentino
Roca, muchos de ellos liberales clásicos, había ido tornándose más
nacionalista y cercano a posiciones germanófilas. Así pasó también
con el propio conservadurismo, desgajado en dos facciones, una
liberal anglófila y la otra nacionalista germanófila.
Los rumores de golpe estaban a la orden del día. A poco andar,
el caudillo radical que tantos golpes de estado fracasados había
encabezado, terminó su carrera política en Septiembre de 1.930 con
un golpe incruento realizado por el General José Félix Uriburu.
Fue un desfile con tres escuadrones de caballería y 600 cadetes
aplaudidos alborozados por el pueblo. Hipólito Yrigoyen, sin
defensa alguna, renunció. Félix Luna, historiador radical, relata
no obstante con objetividad el momento: “La ciudad entera
acompañó a los cadetes del Colegio Militar desde San Martín hasta
Plaza de Mayo, entre apretadas filas de hombres, mujeres,
ancianos y niños que los victoreaban y arrojaban flores a su paso”-
Así, en su momento ese golpe contó con un muy fuerte apoyo
popular, no solamente de los grupos conservadores, sino también
de una muy buena parte del propio radicalismo, entre ellos el ex
Gobernador de la Provincia de Buenos Aires José Camilo Crotto,
los ex candidatos del Alvearismo, Leopoldo Melo y Vicente Gallo, y
el propio Marcelo T. de Alvear, que pocos días después del golpe
decía refiriéndose a su antiguo mentor que “Yrigoyen con una
DEFENDIENDO A THEMIS 742
ignorancia absoluta de toda la práctica de gobierno democrático,
parece que se hubiera complacido en menoscabar las instituciones.
Da pena cómo ese hombre, que encarnaba los anhelos de la libertad
del sufragio, que tenía un puesto ganado en la historia al dejar su
primera presidencia, destruyó su propia estatua”.
Esta asonada significó el quiebre de un régimen de pacíficas
sucesiones durante más de medio siglo. Como curiosidades
históricas, la proclama fue redactada por Leopoldo Lugones, el
mayor poeta argentino de la época, y en dicho golpe participó Juan
Domingo Perón, del que hay una fotografía en el pescante del
automóvil de Uriburu.
La propia democracia vacilaba en el mundo, que miraba con
admiración los aparentes éxitos de Benito Mussolini y Joseph
Stalin, y el fulgurante crecimiento de la figura de Adolf Hitler. En
ese contexto el golpe de Estado de Uriburu, pese a su hoy
generalizada demonización histórica, significó un simple interregno
que duró solamente un poco más de un año, sin que el también
General Agustín P. Justo —radical antipersonalista aún cuando
rápidamente se pusiera en punta con Alvear, de quien había sido
Ministro de Guerra— del que se hablará seguidamente, fuera su
continuador, visión establecida por el astuto Marcelo T. de Alvear.
En realidad Uriburu convocó a elecciones y entregó el poder a un
presidente elegido electoralmente.El radicalismo se abstuvo.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 743
166.- El ocaso definitivo de la República conservadora liberal
En contra de lo que se suele sostener, la elección de Justo no fue
fraudulenta, ni los gobiernos del período conformaron una “década
infame”. Es cierto que no se permitió la participación de Alvear,
pero el argumento para ello, pese a la minimización que efectúan
los historiadores, era objetivamente muy fuerte, ya que no habían
transcurrido seis años desde la finalización de su mandato en 1.928,
tal como entonces establecía la Constitución Nacional. La etiqueta
es injusta si se tiene en consideración que el radicalismo
voluntariamente había decidido no presentar candidatos, y
Agustín P. Justo había ganado entre los presentados.
Más probable parece que eso sirviera de excusa a Alvear para
decretar una “abstención patriótica” en elecciones en las que el
radicalismo no las tenía todas consigo, y aprovechar la situación
para tildar de “fraudulenta” a la contienda electora que determinó
el ascenso de este fuerte contrincante al alvearismo, para
permitirse a lo largo de todo el mandato de aquél enrostrarle una
inexistente ilegitimidad de origen, no como fin del ciclo de Uriburu,
sino como su continuación. Tan exitosa fue esa táctica, que hasta
hoy tirios y troyanos coinciden en que el período de Justo fue la
continuidad histórica del golpe de Uriburu, lo que mirando
objetivamente los documentos de la época parece falso.
Aunque el período de Agustín P. Justo es a veces mencionado
DEFENDIENDO A THEMIS 744
por parte de historiadores de izquierda, radicales y peronistas como
“la Restauración conservadora”, mirándolo con cierta perspectiva
histórica en realidad significó su muerte. El liberalismo
conservador, luego de haber conducido al país a la prosperidad
hasta 1.916, estaba siendo mientras tanto vaciado de su original
contenido, seducido por los cantos de sirena de los primeros
balbuceos del keynesianismo y absorbido por mitades entre el
radicalismo antipersonalista que buscaba sumarlo a un proyecto
que entonces parecía atractivo y que la historia demostró que
carecía de sustento a largo plazo, y un vago militarismo
nacionalista totalitario que, en el caso de los militares, terminaría
luego declinando en el Grupo de Oficiales Unidos, el G.O.U. una
“organización secreta” cuya existencia era un secreto a voces.
Lo cierto es que al igual que Marcelo T. de Alvear, el nuevo
Presidente Agustín P. Justo tenía su propio proyecto político
personal. Gozaba de prestigio en el ejército y en el radicalismo
antipersonalista, había sido Ministro de Guerra de aquél, había
declinado participar en el golpe de José Félix Uriburu, y era visto
esperanzadamente por los conservadores. Creía poder unir a estas
tres vertientes en un partido sincretista comandado por él, una
suerte de justismo que superara al radicalismo yrigoyenista y al
radicalismo alvearista, tomando elementos prestados del todavía
prestigioso conservadurismo liberal, que seguía buscando un
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 745
dirigente carismático. Pero ninguno de los dos proyectos políticos
del momento, ni el del justismo ni el del alvearismo, contemplaban
precisamente la subsistencia del conservadurismo como un partido,
sino por el contrario su absorción. Tanto él como Alvear se
presentaban como síntesis superadoras, pero el conservadurismo
tenía mayores afinidades con él que con Alvear. El Partido
Demócrata Nacional y sus demás partidos integrantes del antiguo
Partido Autonomista Nacional que con tanto éxito había regido la
vida argentina durante más de medio siglo, al perder por cuestiones
conyunturales —la crisis de los años ‘29 y ’30— el liberalismo que
los insuflara. se estaban convirtiendo en momias embalsamadas
carente de vida, y su espíritu fue desde entonces en Argentina el de
un fantasma errante.
Justo no era un conservador ni un liberal, aún cuando llevara de
compañero de fórmula a Julio Argentino Roca (h), hijo del caudillo
máximo del conservadurismo liberal de la República Conservadora.
De extracción radical antipersonalista, sometido a la influencia por
un lado de un tecnócrata proto-keynesiano, Raúl Prebisch, por el
otro de un entonces notorio dirigente socialista, Federico Pinedo,
que luego tardíamente cambiaría hacia posturas más liberales, y
contando con la participación activa de muchos dirigentes
radicales alvearistas. fue armando un sistema dirigista que Meir
Zylberber describiera en “Las Raíces Totalitarias del Fracaso
DEFENDIENDO A THEMIS 746
Argentino” como la cuna jurídica y económica del peronismo.
Pese a las críticas que me merece este período por esos motivos,
debo reconocer que, habiendo leído las “Memorias tras los dientes
del perro” de Helvio Ildefonso Botana, tengo una imagen bastante
positiva de él como alguien que buscaba rodearse con los mejores
hombres del país independientemente de su extracción política, y
un político que intentó infructuosamente armar una concordancia
nacional —de hecho su partido se llamó “La Concordancia”—,
proyecto frustrado por una sucesión de acontecimientos que se
mencionará seguidamente. Y debe destacarse que le tocó conducir
con mano firme al país durante la peor crisis económica de la
historia, la de los años 1.929 y 1.930, y su desempeño global fue
muy superior a la de la mayoría de los países civilizados de ese
entonces.
El Pacto Roca-Runciman celebrado por el Vicepresidente de la
Nación con el Ministro británico Sir Walter Runciman, piedra de
escándalo para el nacionalismo vernáculo, fue objetivamente un
brillante éxito diplomático. Como consecuencia de la crisis, Gran
Bretaña había decidido restringir sus importaciones salvo con sus
colonias, lo que de incidir sobre las exportaciones de Argentina, la
hubiera puesto en una situación ruinosa, habida cuenta de que la
exportación de carne vacuna era una de los principales actividades
económicas del país en ese momento. El pacto que dejó afuera a
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 747
Argentina de tal decisión solamente aludió a la históricamente
excelente relación económica entre ambos países, lo que
objetivamente era cierto. Aparte de ser nuestro principal
comprador de carnes, había contribuido a nuestro desarrollo a
través de una extensa red de ferrocarriles. Decir que ese pacto
implicó entregar el país o reconocerse como una colonia inglesa es
una imputación que solamente puede ser dicha de mala fe.
Otras de las medidas paliativas de la crisis fueron las obras
públicas. Aunque John Maynard Keynes no había escrito aún su
“Teoría General del Empleo, del Interés y el Dinero”, sus ideas
relativas a las obras públicas como medios de reactivar economías
durante una recesión evidentemente ya se manejaban en los
círculos académicos. Justo no anduvo en eso con medias tintas.
Probablemente jamás en la historia argentina se hicieron ni se
volverán a hacer tantas y tan importantes obras públicas.
Durante el gobierno de Agustín P. Justo se planificaron,
iniciaron o terminaron la primera etapa de la ampliación de la
Avenida 9 de Julio, el Puente Avellaneda, el Puente Uriburu y el
Puente La Noria (los tres sobre el Riachuelo, en Buenos Aires), el
Obelisco de Buenos Aires, las líneas C y D de subterráneos, y la
iniciación de las obras de la línea E, el Edificio del Ministerio de
Obras Públicas (Argentina) (hoy del Ministerio de Salud), la
Guarnición Aérea Córdoba, el Hospital Militar Central, la
DEFENDIENDO A THEMIS 748
modernización del Hospital Fernández, el Hospital Materno
Infantil Ramón Sardá, los edificios de las facultades de Medicina,
Bioquímica y Farmacia, Odontología y Derecho de la Universidad
de Buenos Aires, los gigantescos Monumento a Julio Argentino
Roca en Buenos Aires y a los Héroes de la Independencia
—simbolizados por el chasqui indio Pedro Socompa llevando la
noticia de la libertad— en Humahuaca, el estadio Monumental de
River Plate y el estadio La Bombonera de Boca Juniors, los dos
principales equipos de fútbol del país, la pavimentación de la ruta
a Córdoba, la pavimentación de la ruta a Mar del Plata, el Puente
Internacional Agustín P. Justo- Getúlio Vargas, entre Paso de los
Libres (Corrientes) y Uruguayana (Brasil), la Biblioteca Pública de
la Universidad Nacional de La Plata, El Observatorio de Física
Cósmica de San Miguel, y un extenso número de etcéteras. Obras
monumentales si las hay, que cambiaron para siempre la fisonomía
de Buenos Aires y de todo el país, y de las que cabe agradecer a este
período y a eficientes colaboradores de Justo tales como Salvador
Oría, Alberto Prebisch, Justiniano Allende Posse y Domingo Selva,
Carlos Thays, Mariano de Vedia y Mitre, Juan M. Obarrio, entre
otros, conducidas por el Ministro de Obras Públicas, Manuel R.
Alvarado y por el Ministro de Hacienda y futuro Presidente,
Roberto Marcelino Ortiz. Últimamente ese período, demonizado
por razones políticas por el radicalismo, ha sido revalorizado en
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 749
libros tales como “Ni década ni infame, del ´30 al ´43”, de Carlos E.
Aguinaga y Roberto A. Azaretto, prologado por Roberto Fraga, o
“Perón, el fetiche de las masas” de Nicolás Márquez.
Mientras tanto, el conservadurismo iba desapareciendo. Al
haber renunciado a su identidad y permitido ser absorbido por
mitades por los proyectos de Justo y de Alvear, la concordancia y
el radicalismo antipersonalista, ambos sin historia, unidad, ideas
claras ni destino, el conservadurismo liberal declinaba, y el
conservadurismo nacionalista se iba acercando a las facciones
germanófilas del ejército, semillas del futuro peronismo. Su última
actuación fue durante la efímera presidencia de Ramón S. Castillo,
vicepresidente de la Nación que la asumió como consecuencia de la
ceguera, renuncia y muerte de su antecesor.
167.- El imprevisto final de los proyectos de Justo y Alvear
Al finalizar el mandato de Agustín P. Justo, una inesperada
estrella, rutilante y efímera como una supernova apareció en el
horizonte. Un radical antipersonalista de pura cepa, Roberto
Marcelino Ortiz, ex Ministro de Obras Públicas de Alvear y ex
Ministro de Hacienda de Justo, en fórmula con un prestigiosísimo
abogado conservador, el catamarqueño Ramón S. Castillo, ex
Decano de la Facultad de Derecho de Buenos Aires y autor de un
Tratado de Derecho Comercial con el que se estudiaron las
materias que componen esa rama durante más de medio siglo,
DEFENDIENDO A THEMIS 750
enfrentaron a la fórmula radical de Marcelo Torcuato de Alvear,
que había decidido culminar con su abstención armando una
fórmula con su correligionario Enrique Mosca.
Alvear probablemente consideraba que el gobierno de Justo
estaba desacreditado y que culminar con la abstención precipitaría
un aluvión de votos para él mismo. Precavido, a lo largo de toda su
campaña anticipó que el justismo haría fraudes para triunfar.
Claro, diciendo eso, si ganaba convertiría en épico su triunfo
electoral, ya que lo habría obtenido “a pesar del fraude” , y si
perdía, la culpa no sería propia sino del “fraude”. Tuvo aquí Alvear
nuevamente éxito en imponer su discurso, ya que hasta hoy todos
los historiadores hablan del supuesto fraude de esas elecciones.
Pero el justismo ganó arrasando al radicalismo al obtener el 55%
de los votos para la concordancia, contra 41% de sus
contrincantes.
Como era de esperar, Alvear volvió a impugnar de fraudulentas
esas elecciones. Es posible que existiesen situaciones irregulares,
como las que desgraciadamente se producen en todas las elecciones
hasta el día de la fecha, tanto de parte del peronismo, verdadero
maestro en esa materia, como de los demás partidos que
actualmente cubren el espectro mayoritario, incluyendo por cierto
al radicalismo. Pero la magnitud de la diferencia de votos, y la
recurrencia del radicalismo hasta el día de hoy a impugnar
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 751
sistemáticamente de fraudulentas las elecciones que pierde, me
mueven a dudar que tales irregularidades hubieran tenido real
incidencia en el resultado final.
Entiendo que el alvearismo, que no se resignó a su desaparición
hasta el nacimiento del peronismo, generó con su frustración la
leyenda de que cada elección que perdía era fraudulenta, táctica
que si no le sirvió para ganar elecciones, sí funcionó para echar
sombras sobre los vencedores, y de paso para obtener que sus
miembros integraran sistemáticamente los primeros lugares de los
cuadros dirigentes en los gobiernos de Agustín Pedro Justo y
Roberto Marcelino Ortiz a los que intentaba reemplazar.
Pero no nos adelantemos. Agustín P. Justo seguramente se
frotaba las manos de contento. Su proyecto político parecía andar
de maravillas. Había superado la prueba de fuego de una elección
presidencial compitiendo contra el propio Marcelo T. de Alvear.
Una fórmula presidencial triunfadora integrada con un radical
antipersonalista y un conservador, parecían un mensaje de que por
fin el justismo había concretado su aspiración de constituirse en
una síntesis superadora, digno sustituto del Partido Autonomista
Nacional y del radicalismo. Su ex Ministro Ortiz sería en los hechos
simplemente su vocero, y el justismo terminaría de absorber de una
vez por todas los resabios que quedaban del conservadurismo, del
socialismo independiente y del radicalismo antipersonalista, a los
DEFENDIENDO A THEMIS 752
que tan bien había tratado a lo largo de su gestión.
No contó con un detalle. Roberto Marcelino Ortiz también tenía
su propio proyecto político personal. Seguramente su lectura de los
resultados electorales fue muy diferente a la de Justo. El
radicalismo antipersonalista, si bien encolumnado detrás de Alvear
carecía de chances de derrotar al justismo... en cambio, unido y
encolumnado detrás de él mismo podía convertir al propio Ortiz en
el digno sucesor de la Unión Cívica Radical de Yrigoyen. Y empezó
su campaña para demostrar a propios y extraños que él no era un
apéndice de Justo sino un radical de pura cepa, desempolvando la
más funesta arma de Yrigoyen, las intervenciones federales.
La primera de ellas fue un golpe bajo a su compañero de fórmula,
porque la provincia cuya intervención dispuso a fines de 1.939 fue
nada más y nada menos que Catamarca, la tierra de donde era
oriundo su compañero de fórmula Ramón S. Castillo. Y luego
siguió interviniendo a principios de 1.940 la Provincia de Buenos
Aires y dejando sin efecto los comicios que habían elegido al
caudillo conservador Alberto Barceló en reemplazo de Manuel A.
Fresco. Dicho sea de paso, el hecho de que luego de la intervención,
ya durante la presidencia de Castillo, volviera a triunfar otro
candidato conservador, el prestigioso tratadista de Derecho Penal,
Rodolfo Moreno, famoso por su prédica democrática y autor de
“Enfermedades de la política” y de “La cuestión democrática”,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 753
tornan cuando menos dudosa la existencia de un fraude tan
extendido como el que usualmente denuncia el radicalismo cada
vez que pierde una elección.
Volvamos a Roberto Marcelino Ortiz. El radicalismo
antipersonalista no podía creer su fortuna. El Presidente justista
contra el cual habían votado al apoyar a Alvear, se había
descubierto como el más radical de los radicales. Por eso volcó su
apoyo decidido hacia él, no como Presidente salido del justismo
sino como su propio vengador interno. Así Ortiz, con el apoyo
conjunto de las importantes filas del radicalismo antipersonalista
del justismo y del radicalismo antipersonalista de Alvear, se perfiló
fugazmente como la nueva y rutilante estrella del firmamento
político hasta entonces cubierto exclusivamente por Agustín P.
Justo y Marcelo T. de Alvear. Pero como una supernova, después
de brillar intensamente, Ortiz desapareció tan de golpe como había
nacido. Y con ello se inició otra etapa infinitamente peor de la
Argentina.
Muy poco después de decretar la intervención de la Provincia de
Buenos Aireas, Ortiz encegueció por la diabetes y debió por ende
delegar la presidencia justamente en el conservador Ramón S.
Castillo, su compañero de fórmula en la teoría y rival en la práctica,
que entró a gobernar teniendo en su contra a todas las fuerzas que
habían visto en Ortiz al nuevo y frustrado caudillo. Mientras tanto,
DEFENDIENDO A THEMIS 754
comenzaba la Segunda Guerra Mundial en la que tanto Ortiz como
Castillo decidieron que Argentina se mantuviera neutral, a
despecho de las intenciones de sus autoridades anglófilas y sus
tropas germanófilas.
El inesperado acabose del período fueron las sucesivas muertes
de Alvear en marzo de 1.942, Ortiz en julio de 1.942 y Justo en
enero de 1943, decapitándose casi al mismo tiempo los tres
proyectos de confluencia conservadora y liberal... Sic transit gloria
mundis. Con un ejército germanófilo, un presidente sin apoyos
populares y sin figuras carismáticas de por medio para reconstruir
el escenario político, el Grupo de Oficiales Unidos (G.O.U.) estaba
de parabienes.
En 1.944 se debían llevar a cabo elecciones, y se conocieron las
preferencias de Castillo por integrar una fórmula con Robustiano
Patrón Costas, un poderoso industrial azucarero salteño de
extracción conservadora. Y corrió el rumor de que el radicalismo
pensaba propiciar la candidatura del General Pedro Pablo Ramírez,
Ministro de Guerra de Castillo, a la presidencia de la Nación.
Castillo le solicitó explicaciones, y pese a que Ramírez negó la
versión, empezó a circular otra en el sentido de que se le pediría la
renuncia. Y así, en junio de 1.943, casi en el momento en que se
estaba por anunciar la candidatura de Robustiano Patrón Costas
por el subsistente justismo, el G.O.U. con la complacencia de
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 755
Ramírez armó un golpe de estado. Como no contaban con un solo
general en el grupo, se designó al general Arturo Rawson, quien
prácticamente no duró nada. Es que apenas asumió eligió sus
ministros unilateralmente y avisó su decisión de romper con el Eje,
justo el bando con el que simpatizaban los insurrectos del G.O.U.
Y así el propio General Pedro Pablo Ramírez, que
probablemente hubiera preferido permanecer en las sombras,
asumió como nuevo Presidente, con el General Edelmiro Farrell
como Ministro de Guerra, y uno de los más conspicuos
representantes de este grupo, el Coronel Juan Domingo Perón,
como Secretario de aquél.
Cuando apremiado por los Aliados Ramírez cortó relaciones con
el Eje, un golpe de estado interno lo alejó del poder, asumiendo
Edelmiro Farrell, y su secretario Juan Domingo Perón pasó a
revistar como Secretario de la recién formada Secretaría de
Trabajo y Previsión, como Ministro de Guerra y también como
Vicepresidente, en una insólita acumulación de cargos.
168.- El ascenso del peronismo, segundo heredero del rosismo
El peronismo nació como fiel imitador y salvaguarda neutral en
la retirada de los declinantes fascismo y nazismo recientemente
derrotados en la Segunda Guerra Mundial, de la mano del entonces
Coronel Juan Domingo Perón, viudo de Aurelia Gabriela Tizón,
que falleciera de cáncer a los treinta y seis años de edad, y agregado
DEFENDIENDO A THEMIS 756
militar argentino en la Italia de Benito Mussolini.
Nacido políticamente en la revolución de José Félix Uriburu
que derrocó a Yrigoyen, él y su segunda esposa Evita llevaron el
populismo a otro nivel, convirtiendo la demagogia clientelista, el
acceso y la conservación del poder sobre la base de la adulación del
pueblo votante, y sobre todo, el escandaloso enriquecimiento
personal sobre la base de la corrupción para todos los cercanos al
entorno gubernamental, en fines en sí mismos.
A comienzos de 1.944 un terremoto sacudió la ciudad de San
Juan, dejando un saldo de siete mil muertos y doce mil heridos. Se
realizaron colectas y campañas de solidaridad para socorrer a las
víctimas, y allí fue que Perón y Evita se conocieron y
complementaron. Perón era el Secretario de Trabajo y Previsión y
se le encomendó encargarse del problema. Evita era una actriz y
locutora radial que estaba haciendo una serie en la que
representaba a grandes mujeres de la historia, y por ello sabía de
memoria las palabras que debía decir para movilizar a la población.
Enrique Pavón Pereyra en “Vida íntima de Perón” cuenta que
supuestamente el propio Perón habría relatado así el momento:
Evita se dirigió a él diciendo “¿Señor coronel, ha terminado de
hablarnos? ¿Le permitiría opinar a esta actriz de radio?” Y luego
con voz autoritaria “Nada de festivales. ¿Qué es esto? ¿Un
carnaval? Iremos directamente a pedir sin ofrecer nada. En este
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 757
momento, no hay tiempo para organizar un espectáculo, un té, o
una canasta. Cosas viejas que no sirven para otra cosa que para
justificar la hipocresía. Nosotros vamos a patear la calle. Salgamos
a pedir a los lugares públicos, pero también vayamos al hipódromo,
al Jockey Club, a la Bolsa, a las Cámaras de Comercio, de la
Industria, a los bancos… En esos ambientes diremos a la gente:
“Nuestros hermanos están en desgracia, ¡vamos a ayudarlos!””. Y
luego, en una indirecta irresistible para el joven viudo, “Si, como
afirma, la causa del Pueblo es su propia causa, por lejos que vaya,
por grande que pueda ser el sacrificio, no dejaré de estar a su lado”.
Juan Domingo Perón había sido agregado militar en Italia, y
convertido en admirador del “Duce”, Benito Mussolini, así que
descubrió al instante el potencial que representaba el carisma de
esa bonita mujer rubia, delgada y con carácter. Prontamente eran
amantes y luego marido y mujer, casados en secreto ya que en el
ejército, —entonces y ahora también, aunque ninguna norma
escrita lo diga expresamente— se requería un permiso de la
Superioridad, que debía “aprobar” a la novia, aprobación que
difícilmente hubiera recibido Evita.
Perón era entonces el niño mimado de Alemania, que lo impulsó
al estrellato político. El plan se había venido construyendo desde
los albores del surgimiento del entonces Coronel, de la mano del
inmigrante alemán Ludwig Freude, que administraba el espionaje
DEFENDIENDO A THEMIS 758
nazi en Argentina y se hizo cargo de los fondos y las actividades
diplomáticas cuando la embajada del Tercer Reich tuvo que cerrar
en 1.944, y cuyo hijo Rodolfo Freude fue rápidamente catapultado
como una de las manos derechas de Juan Domingo Perón cuando
acumulara los cargos de Ministro de Guerra, Secretario de Trabajo
y Previsión y Vicepresidente de Edelmiro Farrell.
Cuando la derrota alemana hizo tambalear al gobierno militar y
a la vez el poder acumulado por Perón despertó justificadas
suspicacias, fue Ludwig Freude quien escondió a aquél y a Evita en
un departamento de la calle Posadas, y le ofreció su casa de fin de
semana en una apartada isla en el Tigre, la “casa Ostende”, chalet
de madera que los Freude importaron de Alemania. Allí sería
Perón arrestado por sus colegas del gobierno militar y recluido en
la isla Martín García, lo que dispararía el 17 de octubre, hasta hoy
celebrado como “Día de la Lealtad” por el peronismo.
Cuando el ejército, preocupado tanto por el poder que había ido
acumulando el Vicepresidente-Ministro de Guerra-Secretario de
Trabajo y Previsión, Coronel Perón como por su arrastre personal,
decidió destituirlo y encerrarlo en la isla-prisión de Martín García,
fue Evita la que peregrinó por los Sindicatos para movilizarlos el
17 de octubre hasta Plaza de Mayo para reclamar la liberación, lo
que es recordado hasta hoy dentro de ese partido como el
nacimiento del peronismo, y también como su “Día de la lealtad”.
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 759
La Segunda Guerra Mundial había terminado, y se decía que ni
los militares gobernantes, ni su díscolo sucesor, el Coronel Juan
Domingo Perón, podrían subsistir en la arena política, ya que
claramente eran los resabios del derrotado Eje. Pero el discurso
resultó contraproducente ya que Perón aprovechó esos rumores
para sugerir la existencia de una injerencia extranjera en las
elecciones argentinas, redoblando la apuesta y poniendo como eje
de su campaña la opción “Braden o Perón”, para referirse al
embajador estadounidense Duillio Braden, al que se imputó
pretender influir en la contienda.
Y así, convocadas las elecciones presidenciales, Perón llegó al
poder con una fórmula integrada con Hortensio Quijano,
derrotando a la fórmula de una heteróclita coalición de partidos
totalmente opuestos entre sí denominada Unión Democrática, que
incluía entre otros a comunistas, conservadores, radicales y
socialistas, conducidos todos por el declinante y casi acéfalo
radicalismo alvearista, que llevaba de candidatos a José Tamborini
y Enrique Mosca, el mismo que ya anteriormente había sido
derrotado como compañero de fórmula de Alvear.
169.- El peronismo como último bastión del nazi-fascismo
Así llegó el peronismo a la Argentina. Si el radicalismo había
sido muy malo, peor quizá para el país que el radicalismo fue el
peronismo, aunque es una muy difícil elección determinar cuál de
DEFENDIENDO A THEMIS 760
los dos fue más nocivo en el análisis global.
En Argentina, para poner un ejemplo, y pese a todas las
desavenencias narradas anteriormente, y a despecho de las
acusaciones de corrupción que se hicieron contra los gobiernos del
justismo, al llegar el peronismo al poder no se podía caminar por
los pasillos del Banco Central por la cantidad de lingotes de oro
acumulados. Cuando se fue, nada de eso quedaba. Pero a su turno,
jamás existió un gobierno tan inflacionario como el de Alfonsín.
Sobre el carácter originariamente nacional-socialista del
peronismo que se desprende de su relación con Ludwig y Rodolfo
Freude, recordaré una anécdota que viví en mis mocedades, y que
lo pinta de cuerpo entero. En 1.973, cuando Perón retornó luego de
dieciocho años de exilio poco antes de las elecciones que lo
consagrarían Presidente por última vez, pude ver en vivo un
reportaje televisivo en que le preguntaban qué era el “socialismo
nacional”, slogan electoral de todos los carteles de entonces, y él
respondió “socialismo nacional es nacional-socialismo”,
obteniendo muchísimos aplausos de quienes, entusiasmados por su
vuelta y por el retorno a un sistema democrático, no entendían
absolutamente nada de lo que acababa de decir su líder.
Está fuera de discusión que a la caída del Eje, Perón armó una
verdadera “Odessa”, una red de impunidad para posibilitar la
huida de los jerarcas nazis y facilitarles nuevas identidades. Un
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 761
libro de Uki Goñi, “La auténtica Odessa. La fuga nazi a la
Argentina de Perón”, lo demuestra sin lugar a hesitaciones. Josef
Mengele, Adolf Eichmann y Eric Priebke son solo tres de los más
conocidos y demostrables nombres de una lista interminable de
criminales de guerra que hallaron refugio en la Argentina de Perón.
Con esos antecedentes, no es de extrañar que Rodolfo Freude
fuera amigo íntimo y secretario de Perón, y llegara como “Director
de Informaciones” a comandar el servicio secreto peronista para
detectar opositores y colocar a alemanes refugiados, y que Otto
Skorzeny, oficial de la Waffen SS, soldado favorito de Hitler,
conocido como "el hombre más peligroso de Europa" durante la
Segunda Guerra Mundial, de fama mundial por conducir la
“Operación Roble” (Unternehmen Eiche) rescatando a Benito
Mussolini de un hotel en medio de los montes Apeninos en Italia...
¡fue luego guardaespaldas personal de Evita!
La prédica peronista inicial fue tan antiliberal como la de sus
mentores nacional-socialistas, con el estribillo de “combatir al
capital” que aparece como ideal en su marcha partidaria. Tenía un
aditamento demagógico que le dio un éxito indudable de la mano
de los grupos sindicales y empresariales próximos al poder, y por
cierto de su esposa Evita, bella actriz de muy humilde origen, tan
henchida de buenas intenciones como de resentimiento y
ambiciones, que casualmente había protagonizado en sus
DEFENDIENDO A THEMIS 762
mocedades una serie radial interpretando a mujeres relevantes de
la humanidad, detalle desconocido que le dio una experiencia
increíble para convertirse en una de ellas.
Perón en sus diversos gobiernos nacionalizó los servicios de
electricidad, gas, teléfono, ferrocarriles, transporte urbano, medios
de comunicación, y creó un Instituto Argentino para la Producción
y el Intercambio (IAPI), que eliminó las empresas exportadoras
privadas y fijó los precios internos de las cosechas por debajo de los
precios internacionales. Luego, el IAPI vendía esos productos en el
exterior y retenía la diferencia para aumentar el gasto público.
Subió los impuestos al sector exportador, al capital y,
especialmente, al sector rural, y dificultó las importaciones por
vías arancelarias. Efectuó rígidos controles sobre la producción y la
libre contratación de servicios y trabajadores; fijó precios en el
mercado del alquiler y suspendió los embargos inmobiliarios. Los
resultados están a la vista.
En las últimas etapas del peronismo anterior a la Revolución
Libertadora que lo derrocó, se había convertido en un gobierno
terriblemente totalitario, al punto tal que se enseñaba a los niños a
hablar, leer y escribir con frases de un libro de lectura que decía por
ejemplo “Perón me quiere” o “Evita me ama”, con personal
doméstico solamente podía ser contratado a través de la Unidad
Básica” de su cuadra, la que a cambio debía informar a la misma
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 763
de qué hablaba y no hablaba la gente para la que trabajaba.
La tan denostada Iglesia Católica que según el ensayo randiano
de Ghate/Marty supuestamente era recalcitrantemente peronista,
tuvo una importancia crucial en la caída del primer peronismo. El
catolicismo fue el primero en oponerse a ese lavado de cerebros, y la
oposición se refugió en los templos. Las procesiones de la Virgen del
08 de Diciembre de 1.954 y Corpus Christie del 11 de Junio de 1.955
fueron manifestaciones claramente antiperonistas.
Luego del fallido golpe militar del 16 de Junio de ese año, la
reacción, siguiendo instrucciones de Perón, cuyo discurso se había
tornado sumamente violento, fue el incendio de la Curia y la
quema y saqueo de las Iglesias de San Nicolás de Bari, La Merced,
San Juan Bautista, Santo Domingo, San Francisco de Asís, San
Ignacio, Nuestra Señora de la Victoria, San Miguel Arcángel y de
Nuestra Señora del Socorro, y de paso de las sedes del Jockey Club
y del . Perón fue excomulgado.
Cuando cayó Juan Domingo Perón unos meses más tarde de
este trágico episodio —en Septiembre de 1.955 y luego de otra
multitudinaria procesión antiperonista con motivo de la
celebración de las fiestas del Señor y la Virgen del Milagro en
Salta— los civiles y militares que participaron en ese golpe
cantaron a viva voz la “Marcha de la Libertad”, cuyas estrofas
habían sido ensayadas por primera vez en los sótanos de la Iglesia
DEFENDIENDO A THEMIS 764
de Nuestra Señora del Socorro en Buenos Aires.
La referida canción alude reiteradamente a la esperanza de la
resurrección, diciendo “... si la muerte siega/ tu vida al filo de una
madrugada/ perdurará tu nombre/ entre los héroes de la Patria
amada... Cantarás con nosotros camarada/ de guardia allá en la
Gloria Peregrina/ por esta tierra de Dios tuviera/ mil veces una
muerte argentina”. Y tampoco fue un golpe en contra de la
libertad de pensamiento, sino que por el contrario otra de las
canciones de las fuerzas victoriosas, “Córdoba la Heroica”,
justificaba el alzamiento diciendo en una de sus estrofas “No se
puede vivir así oprimidos/ sin derecho de acción ni de pensar”.
Sin intentar abrir un juicio contrafáctico acerca de si ese golpe
fue acertado o no desde un punto de vista político, ya que
probablemente determinó la subsistencia del peronismo entonces
en declive y luego resucitado como un supuesto tiempo edénico
frustrado por militares malvados, está claro que no fue en modo
alguno un golpe del ateísmo contra el supuesto “catolicismo” del
peronismo, sino todo lo contrario.
170.- El ejemplo argentino de populismo y keynesianismo
En Argentina, al populismo de los dos partidos rosistas que se
alternan en el poder se une el de la inflación keynesiana. Ambos
problemas van de la mano, ya que el populismo genera déficit fiscal,
y la forma más sencilla de afrontarlo es la emisión. Ambos
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 765
populismos son los corresponsables de nuestro retraso económico
aunque se culpen mutuamente. Y el desconocimiento del tema, de
sus causas y de la responsabilidad de la clase política en su
mantenimiento crónico, es la causa remota de votos a quienes no
solamente no traen soluciones sino que agravan el problema.
Para concluir este apéndice con un toque localista, cerraré estas
líneas explicando para los propios argentinos cuál es la causa real
de nuestro fracaso, que el ensayo randiano de Ghate/Marty
insólitamente quieren encontrar en el supuesto “exceso de
catolicismo” de su población, y para ello relataré cómo se devaluó
nuestra moneda desde su creación hasta la fecha.
Mientras el dólar de Estados Unidos, devaluado y todo, sigue
siendo el mismo desde su creación, en Argentina la devaluación fue
tan grande, que alguien que hubiera enterrado en 1.881 un tesoro
de mil billones de pesos de papel moneda, seguramente mucho más
que todo el presupuesto del país entonces, tendría hoy solamente
un peso.
Repasemos: Primeramente tuvimos en vigencia el Peso Moneda
Nacional (m$n), creado en 1.881 durante la presidencia de Julio
Argentino Roca, que aun devaluado se mantuvo durante casi un
siglo. Estos pesos duraron hasta 1.970. Sobrevivieron a dos guerras
mundiales, hasta la en su momento famosa Ley 18.188 ($ ley), en
que se le sacaron dos ceros. Luego se desató definitivamente la
DEFENDIENDO A THEMIS 766
inflación como método institucional de financiamiento. Estos
“Pesos Ley” duraron tan solo hasta 1.983 en que la inflación
devoró nuestras monedas, llegando a emitirse billetes de 1.000.000
de pesos ley. Ahí los militares poco antes de entregar el poder,
sacaron cuatro ceros y crearon el efímero Peso Argentino. Cada
Peso Argentino equivalía a 10.000 pesos ley. Luego con Alfonsín y
su hiperinflación, lo comieron en tan solo dos años, y en 1.985 el
peso argentino fue reemplazado por el austral, en donde le sacaron
tres ceros más. Con el desastre de Alfonsín —que no terminó su
mandato— llegaron a emitirse billetes de hasta 500.000 Australes
y para ahorrar costos de emisión se “resellaba” los antiguos, hasta
que con Carlos Saúl Menem el Austral fue reemplazado por el Peso,
suprimiéndose cuatro ceros más.
Ese billete, recordarán, equivalía a un dólar (la famosa
“Convertibilidad”) y se mantuvo casi estable por unos diez años,
mientras no se emitía sin respaldo en dólares. La contrapartida fue
que al no disminuirse los gastos estatales se recurrió al
endeudamiento externo, pero la estabilidad demostró
categóricamente que la única forma de evitar la inflación es no
emitir. A la fecha de escribir estas líneas un dólar vale unos
doscientos pesos, y más en las cotizaciones uruguayas. Esto es, que
casi le hemos sacado ya otros dos ceros más sin darnos cuenta.
Lo que ocurre es que por la emisión, la moneda Argentina se ha
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 767
devaluado tanto que para que no nos demos cuenta le sacaron cada
vez más ceros. Eso nos demuestra a las claras la estrecha relación
de inflación con emisión. Sin emisión serían impensables precios ni
billetes de miles de billones de pesos.
171.- El fracaso argentino según un Premio Nobel de Economía
Decía el popular y didáctico Premio Nobel de Economía Paul
Anthony Samuelson, antes mencionado, que “La sombra en el
muro para todos nosotros, me temo, no es la revolución totalitaria
de un Lenin o un Mao. Tampoco un retroceso hacia el laissez faire
de la reina Victoria o del presidente Coolidge. Me atrevo a decir que
Argentina constituye la pauta que ningún hombre moderno puede
contemplar sin persignarse y decir: “Dios no lo quiera...”. Y en otra
ocasión, exponía: “... no es absurdo deducir que los imperativos
populistas de los que Perón se sirvió tan habilidosamente
aparezcan como decisivos en la explicación del milagro del
estancamiento argentino. Hay una frase atribuida a Lenin que
viene a decir que arruinaremos el sistema capitalista corrompiendo
su moneda. En 1.945, ningún economista competente podría haber
predicho que países como Argentina o Chile no fuesen a crecer y
desarrollarse poderosamente en el siguiente cuarto de siglo. Con
climas templados, se hallaban en el punto de despegue del progreso
rápido. Sin embargo, aún antes de introducir las correcciones
necesarias para su creciente población, su tasa de crecimiento del
DEFENDIENDO A THEMIS 768
producto nacional bruto era casi desdeñable. ¿Cómo se logró ese
milagro?... ¿Por qué? Sospecho que la respuesta ha de buscarse en
la democracia populista”.
Para afianzar esa sospecha del Premio Nobel, destaco que los
resultados caóticos de la “línea nacional” populista están a la vista.
Desde que triunfó el radicalismo en 1.916, cada vez que Argentina
tuvo horizontes internacionales favorables para volver a
posicionarse como la Nación desarrollada que fue durante la
República Conservadora, y eventualmente como una potencia
mundial, se cruzó en su camino un gobierno populista: Cuando
comenzaba la Primera Guerra Mundial e inmediatamente antes de
la Revolución Rusa, apareció Hipólito Yrigoyen para
desaprovechar la enorme demanda de alimentos que sucedió y
financiar a los soviets —con un préstamo que según ya anticipé,
jamás se devolvió—. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial
y el mundo en reconstrucción clamaba por nuestros alimentos,
apareció Juan Domingo Perón para regalar trigo a España y
establecer un Instituto Argentino para la Producción y el
Intercambio (IAPI), que eliminó las empresas exportadoras
privadas y fijó los precios internos de las cosechas por debajo de los
precios internacionales . Cuando con las reformas de Deng Xiao
Ping comenzó la gigantesca demanda de alimentos de China y el
“viento de cola” del incremento espectacular del precio de la soja,
MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 769
tuvimos a un Néstor Kirchner estableciendo retenciones a las
exportaciones.
En suma, cada vez que Argentina pudo florecer en libertad,
apareció el populismo para capitalizar en beneficio propio las
condiciones favorables internacionales. Y así, Argentina fue
cayendo de líder en el mundo, a un patético líder mundial en
presión impositiva, en inflación, en ignorancia y en pobreza.