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Defendiendo a Themis- Versión original

La Cristiandad ha sido rebautizada como Civilización Occidental y Cristiana, y luego como Occidente. Ha olvidado que nació de las enseñanzas de Jesucristo, y que se hizo liberal como consecuencia del cristianismo, y sus actuales miembros se dicen liberales pero admiran a su opuesto, el Iluminismo y su consecuente Revolución Francesa. El comunismo lo continuó, y entre ambos, iluminismo y comunismo, han preparado el camino para un Nuevo Orden Mundial totalitario. Pese al amor que tengo a este libro, recomiendo su segunda versión, bastante más completa que ésta.

La Cristiandad ha sido rebautizada como Civilización Occidental y Cristiana, y luego como Occidente. Ha olvidado que nació de las enseñanzas de Jesucristo, y que se hizo liberal como consecuencia del cristianismo, y sus actuales miembros se dicen liberales pero admiran a su opuesto, el Iluminismo y su consecuente Revolución Francesa. El comunismo lo continuó, y entre ambos, iluminismo y comunismo, han preparado el camino para un Nuevo Orden Mundial totalitario.
Pese al amor que tengo a este libro, recomiendo su segunda versión, bastante más completa que ésta.

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DEFENDIENDO A THEMIS

La Cristiandad grecorromana liberal

y sus atacantes iluministas y marxistas

EL ATAQUE A LA CRISTIANDAD LIBERAL POR SU MELLIZA

MALVADA ILUMINISTA Y SU CARICATURA COMUNISTA, HOY

ALIADAS ENSAYANDO UN NUEVO ORDEN MUNDIAL LIBERTICIDA



DEFENDIENDO A THEMIS

La Cristiandad grecorromana liberal

y sus atacantes iluministas y marxistas

MARCOS ANÍBAL ROUGÈS

EX JUEZ CIVIL Y COMERCIAL COMÚN. EX PROFESOR DE DERECHO CIVIL IV

(ASOCIADO EN LA UNIVERSIDAD DEL NORTE SANTO TOMÁS DE AQUINO,

TITULAR EN LA ESCUELA DE DERECHO DE CATAMARCA). ASESOR DE

EMPRESAS. Y SOBRE TODO, Y A MUCHA HONRA, ABOGADO DE PASILLO

EL ATAQUE A LA CRISTIANDAD LIBERAL POR SU MELLIZA

MALVADA ILUMINISTA Y SU CARICATURA COMUNISTA, HOY

ALIADAS ENSAYANDO UN NUEVO ORDEN MUNDIAL LIBERTICIDA


© Rougès, Marcos Aníbal

DEFENDIENDO A THEMIS

El ataque a la cristiandad liberal por su melliza malvada

iluminista y su caricatura comunista, hoy aliadas ensayando un

nuevo orden mundial liberticida

Marcos Aníbal Rougès. 1a ed. - Tucumán: Belle Époque, 2.021.

v. 1, 140 p. ; 21x15 cm.

ISBN

1. Teoría Política. Título CDD 340.1

FECHA DE CATALOGACIÓN: //

© MARCOS ANÍBAL ROUGÈS

DISEÑO DE TAPA:

Caballero cruzado defendiendo las imágenes de tapa de los dos

libros anteriores, “Las vendas de nuestra falsa Themis” y

“Descubriendo a Themis” (Tapa inspirada en dibujos de Sebastiani

Baroni)

©MARCOS ANÍBAL ROUGÈS

HECHO EL DEPÓSITO QUE ESTABLECE LA LEY 11.723. DERECHOS

RESERVADOS

IMPRESO PARA ARGENTINA.

SE TERMINÓ DE IMPRIMIR EL DÍA ……

TIRADA: EJEMPLARES


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS

ÍNDICE

1

Página

Dedicatorias........................................................................................ 7

Palabras del Autor.......................................................................................9

I.— MIS PRESUPUESTOS BÁSICOS...................................................15

1.- Themis, la armonía natural y la antigua Cristiandad............... 15

2.- Mi visión cristiana y empirista de la filosofía liberal.................20

3.- Algo sobre la composición y forma del Universo.......................25

4.- Más allá de la materia bariónica.................................................31

5.- Dos conjeturas, una mucho más probable que la otra.............. 35

6.- Racionalidad del teísmo.............................................................. 45

II.— MI VISIÓN PERSONAL CRISTIANA Y LIBERAL.................55

7.- La Cristiandad como civilización en busca de Dios...................55

8.- Subsistencia de la Cristiandad como comunidad de valores..... 57

9.- Un discurso esclarecedor de Solzhenitzyn..................................65

10.- Existen dos diferentes versiones del liberalismo......................69

11.- Las dos versiones del liberalismo en autores liberales............. 74

12.- El ambivalente liberalismo del iluminismo..............................79

13.- El nihilista y destructor liberalismo franco prusiano..............84

14.- La relación de ambos liberalismos con la Iglesia..................... 87

15.- La historia de la libertad es la de la Cristiandad......................91

16.- Liberalismo clásico austro británico y cristianismo................ 94

17.- Liberalismo iluminista franco prusiano y cristianismo...........98

18.- Liberalismo iluminista franco prusiano y marxismo.............100

19.- Confusión de la Iglesia por el liberalismo iluminista............. 106

III.— ALGO SOBRE LA CRISTIANDAD..........................................111

20.- La Cristiandad como verdadera fuente del liberalismo.........111

21.- La Cristiandad y la civilización occidental ........................... 118

22.- La Cristiandad, el individuo y la libertad.............................. 127

23.- La Cristiandad, el liberalismo y el conservadurismo.............131

24.- La Cristiandad como Civilización opuesta a la barbarie....... 136

25.- La Cristiandad como Civilización multicultural....................145

26.- La Cristiandad liberal no es el mal llamado capitalismo.......148

IV.— LOS VALORES DE LA CRISTIANDAD................................. 153

27.- La Cristiandad rechazada como distopía general.................. 153

28.- La Cristiandad y su visión sobre la familia............................ 158

29.- La Cristiandad, la superación personal y la pobreza.............166


DEFENDIENDO A THEMIS

2

ÍNDICE

Página

30.- La Cristiandad, la moral de límites y la de objetivos............ 171

31.- La Cristiandad, el liberalismo y la justicia.............................174

32.- La Cristiandad, la prosperidad y la caridad cristiana........... 177

33.- La Cristiandad en la base del liberalismo clásico...................180

34.- La Cristiandad, la caridad y la coerción.................................184

35.- La Cristiandad y sus valores................................................... 189

36.- La Cristiandad como comunidad de valores.......................... 196

V.— LA ANTIGÜEDAD SE TIÑE DE CRISTIANDAD..................201

37.- El liberalismo como consecuencia del catolicismo.................201

38.- Nacimiento del libre intercambio antes de Jesucristo...........206

39.- Nacimiento de la Cristiandad con las persecuciones..............209

40.- Maduración de la Cristiandad liberal en las Cruzadas...........216

41.- El triunfo de la Cristiandad y el avance a la modernidad.....219

42.- Auge de la investigación científica antes del Renacimiento. 222

43.- Florecimiento de la Cristiandad antes de la Bastilla............. 228

44.- El fin de la Cristiandad como comunidad de reinos católicos234

VI.— LA CRISTIANDAD SE TIÑE DE ILUMINISMO...................237

45.- El Siglo de las luces y los dos liberalismos..............................237

46.- Modernidad e Iluminismo. Términos mal asimilados............244

47.- Francia y el primer divorcio entre libertad y Cristiandad.... 248

48.- Francia y el iluminismo en acción. Historia del Terror.........250

49.- Rechazo del Terror por el liberalismo clásico.........................255

50.- El fin de la Cristiandad como unidad de reinos cristianos.... 257

VII.— EL NEOILUMINISMO ATACA A LA CRISTIANDAD....... 263

51.- La Cristiandad Republicana y la sonrisa de la libertad........ 263

52.- Ayn Rand y el segundo divorcio entre Iglesia y liberalismo.267

53.- Ayn Rand y la crítica al altruismo......................................... 268

54.- Ayn Rand y una definición errónea elevada a filosofía.........275

55.- Ayn Rand y el supuesto egoísmo racional............................. 281

56.- Ayn Rand y la confusión de liberalismo con capitalismo..... 288

57.- Ayn Rand y el liberalismo clásico de dejar hacer, dejar pasar290

58.- Ayn Rand reivindicada como elocuente economista.............297

59.- Antonio Gramsci y la aceptación del regalo de Rand............304

60.- Antonio Gramsci y la Escuela de Frankfurt.......................... 308

61.- Los ataques interno y externo a la Cristiandad..................... 312

VIII.— EL NEOILUMINISMO SE TIÑE DE COMUNISMO.......... 319


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS

3

ÍNDICE

Página

62.- La brillante y maligna tarea de destruir la Cristiandad........319

63.- Elogio de Marx y Engels al mundo que combatían...............322

64.- El fracaso teórico de las bases del marxismo......................... 328

65.- El fracaso práctico de las predicciones marxistas..................333

66.- El comunismo como ideólogo del ataque a la Cristiandad....336

67.- La violencia, característica inherente al comunismo.............342

68.- El comunismo y su primitivo brazo armado, el KGB........... 348

69.- El multiculturalismo mal entendido, estrategia de atraso....352

70.- Toda revolución actual es sospechosa de marxismo..............354

71.- Pérdida de sentido de la vida y marxismo............................. 357

72.- La falaz negación del liberalismo conservador...................... 362

IX.— EL ATAQUE A LA VIDA.......................................................... 371

73.- El ataque a la vida humana del aborto..................................371

74.- El ataque a la vida como manzana de discordia....................377

75.- El ataque a la vida como táctica comunista.......................... 382

76.- El ataque a la vida como método de control poblacional..... 385

77.- El ataque a la vida como actividad económica funesta........ 388

78.- El ataque a la vida como negación de la objetividad............ 391

79.- El ataque a la vida como quiebre de un límite moral............394

80.- El ataque a la vida como ataque a la individualidad............ 399

81.- El ataque a la vida que se agosta............................................402

82.- El ataque a la vida y la defensa de la buena muerte............. 403

83.- El ataque a la vida y la noosfera de la Cristiandad............... 407

X.— EL ATAQUE A LA SOCIEDAD..................................................411

84.- El nuevo disfraz de rediseñador del capitalismo....................411

85.- Algo sobre estos nuevos frentes de conflicto.......................... 414

86.- Discriminación inversa y acción positiva...............................419

87.- Feminismo como reivindicación liberal. Precursoras............ 424

88.- Feminismo como reivindicación liberal. Realizadoras.......... 427

89.- Feminismo como agresión marxista. Precursoras................. 429

90.- Feminismo como agresión marxista. Realizadoras............... 433

91.- Feminismo de la diferencia y de la igualdad.......................... 436

92.- Feminismo radical, marxista y liberal....................................438

93.- Ideología de género y homosexualidad de izquierda............. 443

94.- La teoría queer como culminación de la confusión................447

95.- La proliferación de la droga como agresión marxista............451


DEFENDIENDO A THEMIS

4

ÍNDICE

Página

96.- La infiltración de la Iglesia como agresión marxista.............457

97.- El atentado a Juan Pablo II como agresión marxista.......... 461

98.- Tergiversación de la religión como agresión marxista...........463

XI.— EL ATAQUE A LA ECONOMÍA...............................................467

99.- La Cristiandad como sistema de Estados limitados.............. 467

100.- Políticas confluyentes hacia el comunismo..........................468

101.- El comunismo como camino hacia las hambrunas.............. 472

102.- El keynesianismo como socialismo encubierto.................... 478

103.- La inflación como camino a la miseria................................. 481

104.- El monetarismo como keynesianismo atenuado..................489

105.- El neoliberalismo como dirigismo atenuado........................ 493

106.- El socialismo nacional como camino al comunismo............ 498

107.- El populismo. Bonapartismo y cesarismo............................504

108.- El populismo como camino ecléctico al comunismo............506

109.- El populismo como destructor de la economía.................... 510

110.- El milagro socialista escandinavo no existe......................... 517

111.- El populismo es siempre de izquierda...................................520

112.- El populismo de derecha no existe........................................523

113.- El populismo de verdad y la corrección política..................527

114.- La síntesis de los opuestos. El Nuevo Orden Mundial.........532

XII.— EL COMUNISMO SE TIÑE DE CAPITALISMO..................535

115.- Anticipación sobre el Nuevo Orden Mundial.......................535

116.- Un poco de historia. China cambia para seguir igual.......... 537

117.- Mao Tse Tung y la Revolución Cultural.............................. 542

118.- Deng Xiao Ping y los colores de los gatos............................ 548

119.- Grandes empresas y totalitarismo aceptado........................ 551

120.- Redes sociales globales y Nuevo Orden Mundial.................557

121.- Prensa, censura y Nuevo Orden Mundial.............................562

122.- Prensa, pauta publicitaria y Nuevo Orden Mundial........... 564

XIII.— COMUNISMO, CAPITALISMO Y LIBERTAD...................569

123.- Conspiraciones y conspiranoicos...........................................569

124.- El impacto de la insospechada prosperidad china............... 574

125.- Nuevo Orden Mundial como comunismo embozado........... 576

126.- La nueva izquierda. Nuevas tácticas y un mismo fin......... 577

127.- Resurge la izquierda con el Nuevo socialismo..................... 582

128.- Nuevo Orden Mundial y comunismo capitalista................. 585


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS

5

ÍNDICE

Página

129.- Comunismo y capitalismo prebendario global.....................587

130.- Nuevo Orden Mundial. Predicciones de Davos....................590

XIV.— ¿QUIÉNES DEBEN DEFENDER A LA CRISTIANDAD?597

131.- Defensa de la Cristiandad por los liberales...........................597

132.- Defensa de la Cristiandad por los conservadores................. 600

133.- Defensa de la Cristiandad por los cristianos.........................604

134.- Defensa de la Cristiandad por la Iglesia............................... 607

135.- Defensa de la Cristiandad por los no cristianos................... 613

136.- Defensa de la Cristiandad por los ateos................................619

137.- Defensa de la Cristiandad por el autor................................. 621

138.- Defensa de la Cristiandad contra el egoísmo........................624

139.- Redescubrir el liberalismo clásico de la Cristiandad............630

141.- Llamado a defender el Occidente Cristiano..........................637

APÉNDICE I......................................................................................... 643

SUMA CONTRA LIBERALES POCO GENTILES......................... 643

(ILUMINISTAS, RANDIANOS Y LIBERPROGRES).................643

XV.— LA LUCHA POR LA LIBERTAD TERGIVERSADA..........643

142.- El porqué de este Apéndice................................................... 643

143.- Visión tergiversada claramente liberal iluminista...............645

144.- El Ensayo utiliza una errónea visión católica antiliberal... 648

145.- Visión tergiversada de la antigüedad................................... 651

146.- Visión tergiversada de la Edad Media..................................658

147.- Visión tergiversada del Renacimiento..................................662

148.- Visión tergiversada del Derecho Natural............................. 668

149.- Visión tergiversada de la filosofía del siglo XVIII.............. 675

150.- Visión tergiversada de la modernidad.................................. 678

151.- Visión tergiversada del romanticismo.................................. 682

152.- Visión tergiversada de la persecución a los filósofos............685

153.- La racionalidad del empirismo de Hume y Popper............. 687

154.- Karl Popper y la falsacionabilidad.......................................692

155.- Kant, paradigma del totalitarismo liberal iluminista......... 694

XVII.— LA HISTORIA ARGENTINA TERGIVERSADA.............701

156.- Visión tergiversada de la Independencia argentina.............701

157.- Visión tergiversada del sacrílego rosismo.............................708

158.- Visión tergiversada de la “línea nacional y popular”.......... 713

APÉNDICE II....................................................................................... 717


DEFENDIENDO A THEMIS

6

ÍNDICE

Página

EL FRACASO ARGENTINO Y LOS DOS ROSISMOS...................717

(RADICALISMO Y PERONISMO).................................................. 717

XVIII.— CÓMO ARGENTINA ELIGIÓ SU FRUSTRACIÓN........ 717

159.- Una visión liberal clásica conservadora de la historia.........717

160.- Aprender de los errores para no repetirlos........................... 719

161.- La Argentina que fuimos y decidimos no ser....................... 722

162.- El ascenso del radicalismo, primer heredero del rosismo.....726

163.- El atardecer de la República conservadora liberal.............. 732

164.- Un ejemplo cercano del ánimo destructivo del radicalismo734

165.- Caen las tinieblas sobre la República conservadora liberal.739

166.- El ocaso definitivo de la República conservadora liberal... 743

167.- El imprevisto final de los proyectos de Justo y Alvear.......749

168.- El ascenso del peronismo, segundo heredero del rosismo.... 755

169.- El peronismo como último bastión del nazi-fascismo..........759

170.- El ejemplo argentino de populismo y keynesianismo..........764

171.- El fracaso argentino según un Premio Nobel de Economía 767


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 7

Dedicatorias

A mi hijito Marcos Aníbal Rougès (h). si se

quiere más liberal clásico que yo, con quien

aspiro a encontrarme alguna vez en otro plano

de existencia libre de malvados. Él

primeramente anticipó este Nuevo Orden

Mundial que nos acecha, y murió asesinado por

la barbarie estatal devenido en bandas de

asesinos usualmente impunes, en el caso un

estúpido error de imbéciles y homicidas fuerzas

parapoliciales de la Provincia de Tucumán,

horrible crimen groseramente encubierto hasta

hoy por todo el Estado tucumano pese a todas

sus evidencias.

A mi mujer y a mi otro hijo, Juan Pablo, para

que perseveren y acrecienten siempre su fe

cristiana y católica, perseveren en su oposición

al Nuevo Orden Mundial que se nos pretende

imponer, y para que entiendan mejor, tal como

con asombrosa precocidad lo había entendido

Marquitos, que un sano liberalismo económico

no solamente es totalmente compatible con una

profunda fe católica, sino que ha nacido de una

Cristiandad cuyas huellas se pretende destruir.

Dedico finalmente este libro a todas las víctimas

de la violencia estatal que no comprenden que el

Estado populista aparentemente generoso,

necesita sustentarse en esas lacras de sicarios.


DEFENDIENDO A THEMIS 8


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 9

Palabras del Autor

He nacido y vivido encaballado entre dos mundos. Pude

disfrutar los restos de la Argentina culta y señorial que fuimos, y la

terrible contundencia de la Argentina analfabeta, bárbara,

corrupta y mazorquera que somos hoy. Nací y crecí entre gente

profundamente religiosa y naturalmente filosófica. Aún antes de

nacer yo, ya mi casa paterna era refugio obligado de las mejores

tertulias políticas y filosóficas de Tucumán, habida cuenta de que

de mis dos abuelos paternos eran hermanos menores uno, Marcos

Rougès, del efímero gobernador de Tucumán León Rougès y del

prestigioso filósofo Alberto Rougès, y otra, María Hipólita Terán,

del gran historiador, filósofo y jurista Juan B. Terán.

Ambos abuelos paternos tuvieron fuerte involucramiento

político y religioso. Él fundó el Partido Liberal del Tucumán

pujante de la “Belle Époque”, y ella la Obra Doctrinal de los

Pobres de Cristo, originariamente para alimentar físicamente a los

más necesitados, y luego para catequizarlos, siendo además

continua promotora de la Sociedad de Beneficencia de Tucumán.

Papá y sus hermanos salieron así filósofos, religiosos y políticos,

siempre de corte conservador-liberal.

Tuve el privilegio de admirar la profundidad filosófica de papá,

y la religiosidad de tres de sus hermanos, mis tíos Juan Carlos

Rougès, sacerdote jesuita y Doctor en Teología, y mis tías Beba y


DEFENDIENDO A THEMIS 10

Pola Rougès, que tomaron los hábitos de monjas carmelita y

adoratriz respectivamente.

Del lado materno, mi abuelo Víctor Manuel Gámez era un

reconocido jurista jujeño, Doctor en Derecho, condiscípulo de

grandes abogados del nivel de Ricardo Rojas y de Héctor Lafaille,

a quienes les ganó la Medalla de Oro de su promoción. Una

brillante promesa que falleció a muy temprana edad siendo ya para

entonces Vocal de la Corte Suprema de Jujuy. Mi madre, aun joven

y huérfana, propició el emplazamiento de la capilla en Río Blanco

en Jujuy, y luego de casada y hasta su muerte fue autoridad

directiva de la Sociedad de Beneficencia de Tucumán.

A su vez, fui ahijado de otro sacerdote secular, José Padilla,

quien cuenta en su memoria con una calle propia en la ciudad de

Lules en donde ejercía su apostolado como párroco. Él era primo,

compañero de estudios e íntimo amigo de papá. Ejemplo de la

santa alegría de la fe, con una continua sonrisa a flor de labios, casi

recibido de abogado recibió el llamado de la vocación sacerdotal.

Para poder seguirla, fundó el Seminario de las Vocaciones Tardías.

Así, mi formación católica, filosófica, conservadora y liberal no

es solamente intelectual sino también profundamente vivencial.

Soy y fui desde siempre liberal clásico y cristiano a la vez,

considerando tan natural la unión de esas visiones, que durante

mucho tiempo no entendí que había otro liberalismo anticristiano.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 11

Esta prevención era entonces simplemente mirada por mí como

una serie de delirios antimodernos de curitas decimonónicos,

creencia de la cual debí rectificarme escribiendo este libro,

reivindicando el liberalismo clásico, pero a la vez diferenciándolo

perfectamente de otra versión iluminista, ya que descubrí que la

falta de conceptos claros al respecto es una de las causas de que ese

sistema, que bien entendido es el mejor sistema, solamente se

propague a través de remedos y tergiversaciones más o menos

soportables.

Luego de haber revistado como Juez y profesor de Derecho Civil,

escribí dos libros de filosofía jurídica denominados “Las vendas de

nuestra falsa Themis” y “Descubriendo a Themis”, cuyas etiquetas

identificatorias son las que en la tapa de este nuevo libro figuran

abajo del caballero cruzado, en los que desarrollaba una versión

iusfilosófica que reivindicaba la teoría de los Derechos Individuales

subjetivos del antiguo iusnaturalismo clásico, anterior y superior al

iusnaturalismo racionalista de Hugo Grocio y Samuel Pufendorf.

Mi hijo mayor, liberal clásico como yo, había comenzado a

seguir mis pasos, con amplias perspectivas de superarlos

ampliamente, ya que a los dieciséis años presentó por su cuenta en

un Concurso de la Mont Pelerin Society un único y corto ensayo,

escrito en una sola noche, merecidamente premiado por la Mont

Pelerin Society y por el Centro Adam Smith, sin saber que su autor


DEFENDIENDO A THEMIS 12

era un niño del secundario que contaba entonces con dieciséis años,

y que puede aún hoy leerse en la página web

https://centroadamsmith.files.wordpress.com/2011/04/marcos-rou

gc3a9s-h.pdf, Pocos años después tuve la inmensa desgracia de que

cuando iba a rendir una materia en la Facultad de Derecho, fuera

interceptado por sicarios de un maligno cuerpo parapolicial de la

Policía de Tucumán, “las Brigadas de Investigaciones”, una

formidable banda de delincuentes asimilables a las antiguas

“mazorcas” rosistas, en el caso sicópatas estatales presuntamente

narcotraficantes que aparentemente confundiéndolo con un

“dealer”, acribillaron su automóvil. Él, de cuya inteligencia me

sentía justamente orgulloso, murió ejecutado de un artero balazo

en la sien disparado desde atrás, sin ningún motivo, por algún

abyecto “servidor público”, sicario de narcogobiernos populistas.

Pese a su evidencia, ya que la emboscada preliminar y el

acribillamiento surgen claramente de las cámaras de seguridad,

este horrible episodio es hasta hoy negado por el Estado tucumano.

Pude comprobar la inmensa trama de autoría, complicidad,

complacencia y encubrimiento en el asesinato de todo el Estado y

sociedad tucumanos, incluyendo principalmente a quienes debían

investigarlo, esto es el Ministerio Público Fiscal, que para tender

un velo de silencio dispusieron un absurdo archivo alegando que se

trataba de un “suicidio” efectuado por mi hijo, mientras manejaba


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 13

y con el auto en movimiento. Una versión absolutamente absurda.

Pude comprobar en carne propia cómo el Poder estatal

populista y totalitario, no solamente tucumano sino argentino y

hasta internacional hacían oídos sordos a lo ocurrido, esto es, que

se convirtieron por obra de sus proclamados socialismo, estatismo,

dirigismo y populismo, en totalitarismos tendientes a cobijar en su

seno a verdaderas bandas de delincuentes asesinos y usualmente

narcotraficantes, apañados por incapaces y corruptos que no

trepidan en mantener modernas “Mazorcas”, ordenar muertes u

ocultar homicidios con tal de conservar sus inmerecidos privilegios.

Entendí que no tenemos gobiernos que delinquen, sino

delincuentes que gobiernan, y que será así mientras existan el

populismo y la izquierda, ya que en la medida en que las soluciones

distributistas no solamente no son capaces de generar un mundo

próspero sino que con su rechazo al derecho de propiedad conspiran

delilberadamente contra el mejoramiento de la población, crean

delincuentes.

La desocupación endémica que generan sus supuestas “políticas

sociales”, lleva a los menos capacitados hacia la droga cuyos jefes

suelen ser las propias autoridades, hacia la delincuencia, y también

paradójicamente hacia la política, no vista como preocupación

genuina por la “polis” sino como actividad delictiva poco riesgosa

y altamente rentable. Y que por ende debía hacer algo para


DEFENDIENDO A THEMIS 14

mejorar el mundo en que vivo denunciando las causas de nuestra

decadencia como Civilización, como primer paso para superarla.

Marquitos había descubierto y tomado como propia la feliz frase

de Wilheim Röepke, economista liberal y cristiano, padre del

“Milagro Alemán” y autor en su libro “Civitas Humana”, de que

“un buen cristiano es un liberal que se ignora”. Por eso dedico este

libro a los millones de cristianos de todas las ramas separadas pese

a nuestra común convicción en las enseñanzas de Jesucristo,

liberales que a lo largo del planeta ignoran serlo, huérfanos de una

Cristiandad que ha perdido la conciencia de sí misma y que gracias

a los valores que recibieron de sus padres rechazan la maldad ínsita

en el gigantismo estatal y las prebendas de los políticos.

A ellos quiero traerles el mensaje de que para amar la libertad

no es en absoluto necesario ser egoístas, ni convertirse en

liberprogresistas ni en ateas, ni olvidar la memoria de sus mayores,

su fe o la esperanza de la subsistencia del espíritu, ni considerarse

meras motas de polvo perdidas en la inmensidad el espacio-tiempo,

sin sentido, pasado ni futuro posible. Esa visión es parte de un

liberalismo falsificado que termina siendo funcional a un Nuevo

Orden Mundial sin Dios, sin valores y sin libertad, que se nos

pretende vender como un “Mundo Feliz”, tal como ocurre en todas

las distopías.

Marcos Aníbal Rougès


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 15

I.— MIS PRESUPUESTOS BÁSICOS

1.- Themis, la armonía natural y la antigua Cristiandad

Es sorprendente que estas líneas comenzaran como un

comentario crítico y terminaron convirtiéndose en un libro. El

disparador fue la excelente reseña de Eduardo Marty difundiendo

y elogiando la simplificada, ingenua y errónea visión de la historia,

en clave iluminista, atea y randiana redactada por Onkar Ghate,

reseña publicado en el periódico argentino Infobae del 25 de Abril

de 2.021 con el título de “La lucha por la libertad”, que puesto que

por su contenido es randiano y por las citas a la historia argentina

tiene aportes indudables del reseñador, menciono en el futuro como

“el ensayo randiano de Ghate/Marty”.

Quedé tristemente asombrado por la cantidad de presupuestos

ideológicos ateos, antirreligiosos y en especial anticristianos —y

por ende paradójicamente antioccidentales y antiliberales— que

contenía, por la cantidad relativamente elevada de comentarios

laudatorios desde el desprevenido espectro liberal, y sobre todo,

decepcionado al constatar la falta de voces liberales clásicas

criticándolo. Parecía como si todos los liberales vernáculos

coincidieran con esa visión, o que no conocieran ninguna otra.

La convicción de que debía contribuir a deshacer el daño al

liberalismo clásico que hizo y hace el pensamiento iluminista que


DEFENDIENDO A THEMIS 16

reflejaba ese ensayo, me decidieron a robar tiempo a la solitaria

tarea de esclarecimiento del asesinato de mi hijo, convencido de la

relación que existe entre la entronización del totalitarismo al que

conduce el ataque a la Cristiandad, y ese episodio.

Voy a intentar ordenar las ideas de forma fluida, para lo cual

imitando a Paul Johnson en su “Historia del Cristianismo”,

prescindiré de notas. Ojalá crean que cada cosa que se dice está

debidamente fundada en los autores y fuentes que menciono, y

espero que la falta de citas puede acicatear a alguien a profundizar

los temas que se trata. Y así como los libros de matemáticas

comienzan con una serie de presupuestos básicos, mencionaré

primero, sin ánimo de polemizar, los presupuestos básicos de mi

forma de pensar. El liberalismo clásico conservador.

Este libro es la continuación lógica de “Las vendas de nuestra

falsa Themis” y “Descubriendo a Themis”, mis dos anteriores

atípicas obras jurídicas en donde a la par que reflexionaba acerca

de los problemas del Poder Judicial y defendía desde un punto de

vista trialista al clásico Derecho Natural de los antiguos, ya

esbozaba conceptos relativos a la necesidad de una reconciliación

entre liberalismo y cristianismo. Usé algunos conceptos ya

esbozados en ellos, y también muchas de las notas y reflexiones

efectuadas en discusiones por Facebook a lo largo de años, que

descubrí que en general guardaban una inusual coherencia como


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 17

una suerte de “Escolios a un texto implícito” —feliz título de

Nicolás Gómez Dávila— cuyo sentido fui desentrañando al armar

esta obra.

La Themis de la que hablaba en esos libros era la Diosa de la

Justicia y con ese sentido fue que la invoqué anteriormente. Pero

Themis era también la Diosa del orden natural, la encarnación del

orden divino, las leyes y las costumbres, la tradición, la correcta

relación entre el hombre y la mujer, la base de la familia legítima y

ordenada. Así, y puesto que el título de mi penúltimo libro era

“Descubriendo a Themis”, decidí llamar a este último

“Defendiendo a Themis”, como llamado a defender lo que llamo

—tal como se denominó durante siglos— el orden natural de las

cosas, tarea que antaño cumplió la Cristiandad, fértil terreno del

que germinó espontáneamente, sin revoluciones ni masacres, el

liberalismo clásico como síntesis de lo mejor de sus enseñanzas.

Anticipo desde ya que el liberalismo natural que nace

espontáneamente de la libertad y del respeto recíproco a lo largo de

los siglos, es bautizado aquí como “liberalismo clásico conservador

austro británico”. Me comprometo a hablar mucho más

extensamente de él más adelante. En cambio el ensayo reseñado

por Eduardo Marty a la obra del canadiense Onkar Ghate, expone

otra visión randiana e iluminista que sentí la necesidad de refutar,

no tanto por el ensayo en sí de unas pocas páginas, como porque


DEFENDIENDO A THEMIS 18

me permitió de golpe ver hasta qué punto el iluminismo, y luego su

versión actual, el randianismo, están pretendiendo ilegítimamente

apropiarse y monopolizar el liberalismo escindiéndolo de la

Cristiandad en un continuo ejercicio de “neolengua” —feliz

término con la que George Orwell describiera en su libro “1.984” la

manía totalitaria de alterar el sentido de las palabras para

dificultar el pensamiento crítico— que termina conspirando

contra las raíces individualistas del propio liberalismo, tal como

Rothbard reprochó a Ayn Rand.

Dicho ensayo pese a sus tergiversaciones —o quizá por ellas—

tuvo el mérito de mostrarme con claridad cómo se está

confundiendo a los liberales con el pernicioso engendro que

denomino aquí como “liberalismo iluminista franco prusiano”,

permitiéndome aguzar la comprensión de que la táctica de los

enemigos de la Cristiandad ha consistido desde antaño en dividirla

en dos: Cristianismo y Occidente, para acabar primero con el

Cristianismo, y luego terminar fácilmente con Occidente. Esa

táctica comenzó probablemente cuando algún autor cambió el

nombre de “la Cristiandad” por el de “Civilización Occidental y

Cristiana”, que rápidamente se cambió por “Occidente”.

Entender la diferencia entre los dos liberalismos recién

esbozados es esencial para la subsistencia de lo que resta de esa

Cristiandad y por ende también para la subsistencia del liberalismo,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 19

ya que la versión iluminista franco-prusiana que pretende

reemplazarlo, será incapaz de subsistir por sí misma y derivará

imperceptiblemente en un totalitarismo que sus propios seguidores

reivindicarán como una lucha contra los “enemigos de la libertad”,

sin entender que quizá los enemigos de la libertad serán ellos

mismos. Tal como ocurrió en la horrorosa Revolución Francesa

que tanto se ufana esa versión de haber propiciado.

El progreso actual nace del empuje empresarial propio del

liberalismo, sí. Pero a su vez éste se desprende de los principios

trabajosamente elaborados por la Cristiandad a lo largo de su

historia, y esta Civilización a su vez surgió victorioso de los

principios del Cristianismo. A los liberales iluministas que hoy se

ríen de la ingenuidad del comunismo preguntando “¿No es ridículo

que critiquen al capitalismo desde sus IPhones y por Internet?”,

debería preguntárseles a la vez “¿No es ridículo que critiquen al

Cristianismo desde países formados por la Cristiandad, e invocando

los principios de “respetar la palabra empeñada”, “cumplir los

contratos”, “no mentir”, “no robar”, “no codiciar los bienes

ajenos” y “no juzgar a los demás” que predicaba Jesucristo?”

La tesis central de este nuevo libro es entonces que antes de que

sea demasiado tarde, el cristianismo y la filosofía empirista

conservadora liberal austro británica deben recordar sus raíces

comunes —”La Cristiandad”— , y unirse para defender la


DEFENDIENDO A THEMIS 20

Civilización que entre otros también ellos crearon, contra las

tentativas de armar un antiliberal comunismo capitalista

anticristiano, liberticida y claramente funcional a su mayor

enemigo, el marxismo y sus variantes, con la aquiescencia de la

peligrosa y deletérea versión liberal iluminista franco prusiana.

2.- Mi visión cristiana y empirista de la filosofía liberal

Ya que vamos a iniciar un camino juntos, estimado lector que se

arriesgó a abrir este libro, y antes de hablar de lo que creo que

constituye el actual drama de lo que ahora se conoce como

“Occidente”, que no es otra cosa que la Cristiandad espiritualizada

que subsiste en muchísimos millones de personas que no lo

entienden, y luego de haber decidido relegar al Apéndice las

falacias que contiene la sesgada “Historia de la Libertad” que me

motivara a escribirlo, decidí incluir al comienzo mis propios puntos

de vista, ya que el hecho de que hable luego de diversas posturas

filosóficas no significa necesariamente que comulgue con todas

ellas, y el hecho de que considere que la Cristiandad debe ser

defendida inclusive por los ateos, no significa que yo lo sea. Así que

abusaré de la paciencia de los lectores para exponer someramente

mis propios puntos de vista en materia filosófica y religiosa.

A lo largo de estas páginas expreso mis marcadas simpatías

tanto por el realismo aristotélico tomista como por el empirismo

británico, y los identificaré como las sólidas bases filosóficas del


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 21

liberalismo clásico. Existen otras versiones que se arrogan el

monopolio de la filosofía liberal, como las de Ayn Rand, Juan José

Sebreli, Stephen Hicks y Onkar Ghate, todos ateos y simpatizantes

del iluminismo. Estos autores son lo que más adelante definiré

como Liberales Iluministas, ya que usan criterios claramente

tomados de los filósofos racionalistas del Iluminismo, para,

incurriendo paradójicamente en contra de ellos en prejuicios

similares a los que dicen criticar en homenaje a la libertad de

pensamiento, anatemizar como “irracionales” a muchos grandes

pensadores liberales de tradición anglosajona que cometieron el

pecado de desconfiar de la razón y confiar en la experiencia y

tradición, tales como David Hume o siglos después Karl Popper.

Este libro se inscribe en la misma línea, pero con un enfoque

totalmente diferente, que Juan José Sebreli en “El olvido de la

razón” y en “Asedio a la Modernidad”, o que Stephen Hicks en su

libro “Explicando el Posmodernismo”, siempre desde una visión

liberal clásica, conservadora, austro británica y profundamente

teísta, particularmente cristiana y especialmente católica.

En ese sentido el ensayo randiano de Ghate/Marty es mucho

menos objetivo que los otros citados. Hicks, sin renunciar a atacar

a los filósofos empiristas que fundaron el liberalismo clásico,

empero reconoce la benéfica influencia de lo que llama el

“Iluminismo Inglés”, al que contrapone el “Contra-Iluminismo


DEFENDIENDO A THEMIS 22

francés y prusiano”, con lo que se acerca mucho más que Onkar

Ghate a la visión esbozada en el presente Ensayo del efecto nefasto

sobre la historia de la libertad, del liberalismo iluminista franco

prusiano.

Dice Hicks que “…de los miles de brillantes y laboriosos

individuos que hicieron que la Ilustración tuviera lugar, los tres

hombres, todos ellos ingleses, que frecuentemente son identificados

como los que en mayor grado influenciaron e hicieron posible la

Ilustración, son Francis Bacon, por su trabajo sobre el empirismo y

el método científico, Isaac Newton, por su trabajo en física, y John

Locke, por su trabajo sobre la razón, el empirismo y la teoría

política del liberalismo”. Puede verse que se pone aquí en el campo

de “la Ilustración” a tres empiristas británicos. Pero sigue con la

ojeriza propia de los racionalistas contra David Hume, diciendo

que “La confianza de la Ilustración en la razón, sobre la cual se

basó todo el progreso, siempre fue, sin embargo, incompleta y

vulnerable, en términos filosóficos. Dichas debilidades filosóficas

surgieron con claridad a mediados del siglo XVIII, en el

escepticismo propio del empirismo de David Hume y en el callejón

sin salida al que había llegado el racionalismo tradicional. La

detectada vulnerabilidad de la razón ilustrada fue uno de los

principales lugares comunes para una emergente

Contrailustración”.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 23

Así, con elegantes fintas intelectuales, pone en el campo de “la

Ilustración” a los filósofos con los que simpatiza, y en “la

Contrailustración” a los que le disgustan, incluyendo a Hume en

indeseada compañía de muchos de los franceses y prusianos que

fueron los verdaderos motores de la barbarie totalitaria, diciendo

que “La ilustración comenzó en Inglaterra y, de ser una potencia

europea de segundo orden, la impulsó hasta convertirla en una de

primer orden. El resto de Europa lo percibió. Especialmente lo

notaron los franceses y los alemanes. Los franceses fueron los

primeros en adoptar la Ilustración inglesa y transformaron

brillantemente su propia cultura intelectual, tomándola como base,

antes de que los rousseaunianos distorsionaran la Revolución,

alejándola de los lockistas, y la convirtieran en el caos del terror”.

Hicks pretende salvar el prestigio que erróneamente tiene la

Ilustración ante el liberalismohaciendo piruetas, quitándole su

terrible carga totalitaria y asesina, y para ello incorpora en sus filas

a buena parte de la filosofía británica, aun cuando discriminando a

los empiristas, verdaderos padres del liberalismo clásico

conservador austro británico. Reconoce la realidad pero

trastocando los conceptos. Con estas piruetas intelectuales,

redefine la Ilustración para llamar “Contrailustración” a los

filósofos iluminista franco prusiano que no le gustan e

“Ilustración” a los británicos que sí le simpatizan, para así


DEFENDIENDO A THEMIS 24

reconocer los benéficos aportes del empirismo británico mientras

mantiene sus críticas como “irracional” a su exponente máximo, el

liberal David Hume, criticado por sostener algo evidentemente

equilibrado y prudente, como es que el razonamiento debe ser

avalado por el método experimental para no caer en inducciones

indebidas, sobre cuya veracidad no se puede predicar nada con

certeza por exorbitar el margen de lo observado, cuestión ya

planteada desde el inicio mismo de este nuevo modo de hacer

filosofía en Bacon al que elogia, y que sostenía la necesidad de

conjugar la especulación con la experimentación.

Hicks dice verdades aun cuando cambiando nombres. Esto es,

que al hablar de “Iluminismo” apoyando al británico y llamando

“Contrailuminismo” al franco prusiano, lo que defiende Hicks es

mucho más cercano al empirista “Individualismo verdadero” de

Von Hayek, y alejado del “individualismo falso” que critica el

genial Premio Nobel, distinción de la que hablaré más adelante.

En cambio el ensayo randiano de Ghate/Marty defiende al

racionalista y destructor “Iluminismo” franco prusiano, casi

exactamente identificable con el que elogia Friedrich Engels en su

obra “Del socialismo utópico al socialismo científico”, y en lugar de

torcer los nombres y conceptos como Hicks, pretende torcer los

hechos para adecuarlos a sus teorías y elogia a los peores, en una

actitud que recuerda sin esfuerzo a la frase que se atribuye al más


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 25

consecuente de los Racionalistas prusianos, Georg Friedrich Hegel,

en el sentido de que “Si los hechos contradicen a mi teoría,

tanto peor para los hechos”.

Pero no nos adelantemos, y sigamos con mis propios

presupuestos filosóficos, que decidí incluir como una síntesis inicial

de mis puntos de vista, ya que en una primera redacción había

decidido, como Juan José Sebreli en “El olvido de la razón”,

silenciar mi propia visión, hasta percatarme de que era injusto

citar con profusión las posturas ajenas, y que las propias solamente

pudieran entreverse como “Escolios a un texto implícito”, tal como

en el título del instructivo libro de Nicolás Gómez Dávila.

3.- Algo sobre la composición y forma del Universo

Usualmente los terrícolas somos parte de una de las tantísimas

aglomeraciones de seres humanos que llamamos ciudades, que

pertenecen a unas artificiales denominaciones de provincias, países,

continentes, etc., cuyo conjunto de millones de semejantes, son

solamente pecas en nuestro casi despoblado planeta Tierra, que

otrora considerábamos el centro del Universo. Sabemos que no lo

es, y que giramos en torno al Sol. Somos muchos menos y nos

creemos mucho más de lo que nos muestra la realidad. Para que

atisbemos la patética profundidad de nuestra insignificancia

debemos pensar que toda la humanidad cabe en la isla de

Madagascar aún sin edificar en altura. Sus 587.041 km² equivalen a


DEFENDIENDO A THEMIS 26

5.870.410.000.000 m², por lo que entran holgadamente los

7.700.000.000 habitantes de la Tierra, con 762 m² para cada uno,

sin edificar en altura. Y todavía sobra espacio. Y ya que hablamos

de espacio, iremos entonces al Espacio.

No me referiré a los planetas en donde llueven diamantes,

zafiros o rubíes, ni a otros que son ellos mismos un gigantesco

diamante sideral, ni a los de los eternos hielos flamígeros, a los que

exhalan el mortal cianuro de hidrógeno, o a los cubiertos de lagos

de petróleo. Tampoco de la insospechada pared de fuego que rodea

a todo nuestro sistema solar convirtiéndolo en una enorme burbuja

ardiente según fuera recientemente descubierto por las sondas

Voyager. Tampoco hablaré de las estrellas enanas amarillas como

el sol, marrones y blancas, de las gigantes rojas, ni de las enérgicas

estrellas enanas del tamaño de la Tierra, que giran sobre sí mismas

en veinticinco segundos, o de las que vagan por el Espacio tan

inimaginablemente veloces como un ocho por ciento de la

velocidad de la luz, ni de otras tan masivas que trituraron antaño a

sus electrones y protones para convertirlos en una informe sopa de

neutrones, dando origen a estrellas de neutrones, pulsares y

magnetares de una energía casi inimaginable, por no referirnos a

los ya casi pasados de moda agujeros negros, tan conocidos hoy por

todos los niños del mundo a través de los dibujos animados, o a las

menos conocidas y nunca encontradas estrellas de quarks, en


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 27

donde los neutrones habrían degradado en quarks y en gluones sin

llegar a la densidad necesaria para convertirse en agujeros negros,

cuerpos celestiales hasta el día de hoy conocidos como hipótesis

matemáticas jamás observadas, tal como también los agujeros

blancos, y tal como fueron los agujeros negros años atrás. Las

maravillas que hay a nivel de satélites, planetas y estrellas es

fascinante, pero me referiré a una escala mucho más vasta.

Todos hemos visto los aparentemente imponentes Pilares de la

Creación descubiertos por el telescopio Hubble, masivas columnas

de polvo estelar, sin sospechar que su tamaño de cinco años luz, es

tan solo un poco mayor que la distancia entre dos estrellas

cualesquiera, esto es, que son ínfimos a escala cósmica. En efecto,

muchos de nosotros ni siquiera imaginamos que prácticamente la

totalidad de las estrellas que vemos en el firmamento son

simplemente parte de las “apenas” cuatrocientos mil millones de

estrellas de la Vía Láctea, y que el Sol es solamente una más de

ellas, sin aparentemente nada especial, salvo nosotros.

Probablemente no sabemos que toda la Vía Láctea no es sino

una galaxia menor en relación a nuestra vecina Andrómeda, que se

encuentra a tan solo dos millones y medio de años luz de distancia

y cuenta con un billón de estrellas. Con esa galaxia y con la de El

Triángulo formamos un muy humilde barrio —el Grupo Local—

de un escaso billón y medio de estrellas. Quizá unos cuantos cientos


DEFENDIENDO A THEMIS 28

de miles de millones más, contando nuestras galaxias satélites

Enana de Sagitario, Enana Can Mayor, Nube de Magallanes,

Enana Osa Menor, Enana de Draco, Enana Carina, Enana Sextans,

Enana Sculptor, Enana Fornax, Leo I, Leo II, y Enana Tucana,

como también las galaxias satélites de Andrómeda y el Triángulo,

esto es M32, M110, NGC 147, NGC 185, Enana de Piscis,

Andrómeda I, Andrómeda II, Andrómeda III, Andrómeda IV,

Andrómeda V, Andrómeda VI y Andrómeda VII. Todas éstas son

galaxias satélites a las tres principales, una suerte de “galaxias

lunas” que giran en torno a las tres más grandes.

Ese Grupo Local, de un ínfimo tamaño de solamente cinco

millones de años luz de diámetro, conforma una especie de lunar en

el meñique de un pie del supercúmulo de Virgo, formado por unas

cien mil galaxias de billones de estrellas cada una, el que a la vez es

uno de los muchos supercúmulos de galaxias que forman la Cadena

Virgo-Hidra-Centauro. De hecho Virgo, la dueña de nuestro Grupo

Local, es a la vez una actriz secundaria en un escenario dominado

por la aparente lucha entre nuestro mucho más grande

Supercúmulo de Laniakea, del que Virgo es solamente una de las

muchas fibras, y otro Supercúmulo igualmente masivo, el de

Perseo-Piscis, los cuales se enfrentan en lo que parece una riña de

dos pequeños gallos observada por Supercúmulos aún más grandes.

Ni hablemos del gigantesco vacío de Bootes, inexplicable espacio


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 29

sin galaxias ni estrellas de doscientos cincuenta millones de años

luz de diámetro. Ni de las Grandes Murallas de Boss, de Sloan o del

Polo Sur, que dividen el Universo con longitudes tan inimaginables

como mil millones de años luz cada una, o la gigantesca muralla de

Hércules-Corona Boreal, formada hace diez mil millones de años y

de una longitud también de diez mil millones de años luz de un

extremo a otro, ocupando casi el once por ciento del Universo

observable, cuyo tamaño y complejidad desafían todos los

conceptos previos sobre la formación presuntamente aleatoria,

homogénea e isotrópica del Universo, ya que los modelos actuales

de la evolución del mismo no permitirían que una estructura como

ésta se formase en poco más de “solamente” 3 mil millones de años

después del Big Bang. Algo que también ocurre con nuestra vecina

estrella de Matusalén, que según los cálculos tiene una antigüedad

anterior al Big Bang, y por ende desafía todos nuestros actuales

conocimientos acerca de los primeros años del Universo. Y menos

conocido es que todos estos hiperfilamentos de galaxias a la vez

giran sobre sí mismos enrollándose o que mientras forman una

intrincada y casi uniforme telaraña cósmica, están sometidas al

inconmensurable tirón gravitatorio de Dang, el desconocido Gran

Atractor, bestia estelar desconocida con fuerza suficiente para

arrastrar a cientos de millones de galaxias hacia quién sabe dónde.

Si los lectores están asombrados con estas descripciones de lo


DEFENDIENDO A THEMIS 30

que hemos podido descubrir en los últimos años acerca de la

estructura del Universo, mucho se sorprenden al saber que todo

este increíble escenario, también llamado horizonte del universo u

horizonte cosmológico, constituye solamente la parte visible del

universo total, con unos cuarenta y seis mil quinientos millones de

años luz. No sabemos qué más hay allá afuera —ni siquiera qué

significa “afuera”— porque la Creación o Big Bang ocurrió hace

solamente unos catorce mil millones de años, que multiplicados por

Pi (π) dan aproximadamente ese perímetro.

Católicos, les recomiendo no asustarse con la mención al Big

Bang y la expansión del Universo, sino recordar alborozados que

tales conceptos fueron originariamente postulados por un

sacerdote jesuita, Georges Lemaître para apuntalar la historia

bíblica de la creación desde la nada, y después plagiado por Edwin

Hubble, único al que recuerdan los ateos, para llevarse honores

ajenos que no aumentaron sino disminuyeron los propios del

malintencionadamente celebrado astrónomo plagiario.

Si los lectores profundizan un poco en los últimos estudios de la

Física teórica, leerán seguramente las cinco diferentes teorías de

supercuerdas como fundamento mínimo de la materia bariónica, y

que en 1.995 Edward Witten conjeturó que las cinco eran casos de

una desconocida teoría de once dimensiones llamada Teoría-M. La

conferencia donde Witten mostró algunos de sus resultados inició


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 31

la llamada “segunda revolución” de supercuerdas. Y finalmente

leerán la Conjetura de nuestro argentino Juan Martín Maldacena

postulando que todo eso no es sino una proyección holográfica en

once dimensiones, de una realidad con cinco dimensiones. Esa

Conjetura es hoy por hoy el “non plus ultra” de la Física teórica,

que permite integrar la Física Newtoniana, la Teoría de la

Relatividad, la Mecánica Cuántica y la gran unificación M de

Witten, de las cinco teorías de Cuerdas referida anteriormente. Así

que cuando pensemos que lo sabemos todo o que somos muy

importantes, recordemos esta descripción. Si alguien no creyera

que todo esto sea parte de la creación de una inteligencia y un

poder tan apabullante como inimaginable, deberías creer ser

simplemente una chispita perdida en la eternidad del tiempo y del

espacio, cuya existencia carecería de todo sentido, finalidad y

trascendencia... justo lo que se nos quiere hacer creer.

4.- Más allá de la materia bariónica

Cuando los estimados lectores estén repuestos de estas sorpresas,

les aclararé también que todo esto anterior es solamente una

descripción de la materia bariónica visible, y que existe un ochenta

y cinco por ciento de materia oscura que no se entiende en qué

consiste. Y más aún. Se sabe desde Albert Einstein que la materia

no es otra cosa que energía concentrada. Justamente partiendo de

esa base fue que Julius Robert Oppenheimer y su equipo pudieron


DEFENDIENDO A THEMIS 32

construir la Bomba Atómica. Pues bien, la materia bariónica, esto

es, la totalidad de la materia y energía que conocemos, incluyendo

todas las galaxias y cúmulos de galaxias mencionados

anteriormente, constituye solamente el cinco por ciento de la

densidad del universo, habiéndose descubierto hace muy poco que

la mitad de ella estaba dispersa en el espacio intergaláctico con una

densidad tan baja como un átomo por metro cúbico. Un veintisiete

por ciento está formado por la elusiva materia oscura y el sesenta y

ocho por ciento restante por la energía oscura, ambos de naturaleza

desconocida y que solamente conocemos por sus efectos, el tirón

gravitatorios en un caso, y la expansión del Universo en el otro.

Basta para entender el grado de nuestro desconocimiento con

leer la página oficial de la Agencia Espacial de los Estados Unidos

(la NASA, National Aeronautics and Space Administration) que

explica que “Cuando los científicos estudian nuestro universo,

observan que se está expandiendo. Pero si el universo solo

estuviera compuesto de galaxias, estrellas, planetas y demás cosas

que ya conocemos, no debería estar expandiéndose. Hay algo más

allá afuera. Tiene que haber una energía que está haciendo que el

universo se expanda. Es solo que no sabemos qué es esa energía.

Tampoco sabemos de dónde proviene. Pero sí sabemos que está allí.

Los científicos denominan a esta energía, energía oscura. No

sabemos mucho sobre la energía oscura, pero sí sabemos que hay


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 33

muchísima. El 68% del universo, es decir, casi dos tercios, está

compuesto de energía oscura…Hecha con... bueno, no sabemos.

¡Expande tu universo!”

“También hay cosas en el espacio exterior que tienen fuerza de

gravedad. Podemos ver su atracción sobre la materia, como las

estrellas y las galaxias. Pero no materia común. No es un agujero

negro. No es nada de lo cual hayamos escuchado jamás. Pero sin

duda está allí. Los científicos la denominan materia oscura. Al

igual que la energía oscura, hay mucho de lo que no sabemos sobre

la materia oscura. Pero al parecer, un 27% del universo, o cerca de

un cuarto, está compuesto de esa cosa extraña… En conjunto, la

energía oscura y la materia oscura componen el 95% del universo.

Eso es casi todo el universo. Eso quiere decir que lo que nosotros

conocemos y comprendemos es tan solo un 5%. La energía como la

luz, el calor y los rayos X, junto con la materia, las personas, los

elefantes, el planeta Tierra, el sol y todas las galaxias son solo un

5% del universo”.

En otras palabras: Cada estrella que vemos en el firmamento, es

solamente parte de una única galaxia, la Vía Láctea, que con sus

cuatrocientos mil millones de estrellas es una mota de polvo en el

Universo. Pero cuando conozcamos perfectamente no solamente

cada una de esas estrellas, sino también todos y cada uno de los

satélites, cometas, planetas y asteroides que hay en cada uno de los


DEFENDIENDO A THEMIS 34

billones de supercúmulos de billones de galaxias… recién podremos

decir que conoceremos el cinco por ciento de la materia bariónica

existente. Ni hablemos de que, puesto que nuestro Universo se

expande, y su trama constitutiva es el espacio-tiempo, en donde se

expande es… ¡en otra dimensión no espaciotemporal cuyas

características nos son absolutamente desconocidas!

Y estamos hablando del mundo físico, sin hablar de nuestro casi

total desconocimiento de todo lo relativo al mundo espiritual, cuya

existencia solamente podemos avizorar a través de manifestaciones

que no entendemos de fenómenos extrasensoriales como la

telepatía —cuya existencia experimenté personalmente— y que

pueden aparentemente constituir un sistema complejo de

información que se transmite a lo largo del Universo sin ser

materia ni energía, y a una velocidad muy superior a la de la luz. Y

esa hipervelocidad no es rara ni siquiera a nivel físico. El

“entrelazamiento cuántico” genera reacciones totalmente

instantáneas e independientes de la distancia, en sistemas

entrelazados. Esto, que aún no comprendemos, es la base de

tecnologías en fase de desarrollo, tales como la computación

cuántica, la criptografía cuántica, y hasta en proyectados futuros

experimentos de teleportación cuántica.

Quizá con estas pequeñas pinceladas haya conseguido minar la

confianza de quienes dicen que “lo científico” es ser ateo. Sabemos


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 35

tan poco del Universo como el niño de la anécdota de San Agustín,

que intentaba poner todo el océano en un pozo, y es imposible que

lleguemos a conocer más que una parte patéticamente limitada de

sus insondables misterios.

Lo único que nos puede redimir de nuestra nada es la confianza

en que ya varios siglos antes de Jesucristo, la Biblia ya decía que

había existido una Creación del Universo (Génesis, 1 y sstes.), y

que las estrellas del cielo eran tan numerosas como la arena que

hay a orillas del mar (Génesis, 22), afirmaciones de las cuales los

ateos reían a carcajadas —¿cómo podría surgir algo de la nada?

¿No es obvio que hay más granos de arena que estrellas=— y de lo

cual hoy se apropiaron como nueva supuesta fuente de su ateísmo.

Y luego Jesucristo, que manifestaba traer la palabra del Creador y

que muchos testimoniaron con su vida que resucitó —lo que sería

un trabajo menor para alguien que hubiera armado todo esto—

dijo que si respetamos su ley del Amor, tendríamos Vida Eterna a

su lado. No porque merezcamos algo, sino solamente porque Dios

ama nuestros esfuerzos por entenderlo y hacer su voluntad, lo que

es posible solamente porque, también sin merecerlo, hemos sido

creados a su imagen y semejanza.

5.- Dos conjeturas, una mucho más probable que la otra

El más extraño de los planetas del Universo es nuestra querida

Tierra. El único planeta que a la fecha conocemos con una increíble


DEFENDIENDO A THEMIS 36

explosión de vida. El ala de cualquier mariposa hace empalidecer

de envidia al más bello diamante alienígena. El carbono, en lugar

de formar bellos diamantes, estalla en seres de todos colores,

diseños, formas y aptitudes, incluyendo a mí, a Ud. y OTROS seres

humanos que discuten teísmo y ateísmo, azar y diseño inteligente.

En tal discusión simplemente pueden esbozarse dos conjeturas,

pero una de ellas —la más improbable, la que postula ser obra del

azar— se arroga unilateralmente el monopolio de la racionalidad, a

despecho de la infantilidad de su explicación. Sin embargo, tal

como expliqué en mis libros “Las vendas de nuestra falsa Themis”

y “Descubriendo a Themis”, “…solamente omitiendo todo análisis

científico del cálculo de probabilidades puede eludirse el hecho de

que la acumulación de las probabilidades es potencial, y obtener

resultados azarosos sucesivos acumulados tiene una probabilidad

tan ínfima que el tiempo calculado desde el Big Bang sería

insuficiente para una ocurrencia por azar. Para dar una idea de lo

expresado, basta con efectuar unos pocos cálculos para tener en

claro su improbabilidad”. No somos probablemente consecuencia

de un azar casi imposible sino de un ordenamiento inteligente.

Es lo mismo que descubrió Anthony Flew casi al final de su vida.

Era un ateo librepensador que después de escribir unos treinta

libros defendiendo el ateísmo, encontró a Dios y escribió un último

en colaboración con Roy Abraham Varghese, cuyo título comienza


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 37

diciendo simplemente “Dios Existe”, y a continuación “Cómo

cambió de opinión el ateo más famoso del mundo”. En un reportaje,

satirizando la explicación del azar, dijo que “Si este es el mejor

argumento que se tiene, entonces el asunto queda zanjado”.

El ateísmo para hablar de azar, tiene que eludir los cálculos de la

posibilidad de que ese supuesto azar al que atribuye la existencia se

produzca, ya que las propias reglas del azar se vuelcan en contra de

la teoría. Flew dice con elegancia que “Hacer una argumentación

racional implica necesariamente aportar razones que sustenten una

tesis… pues si la afirmación es verdaderamente racional, si es

realmente un argumento, debe ciertamente proporcionar razones

científicas o filosóficas que la sustenten”. Así que oigamos lo que

dijo uno de los ex ateos más empedernidos y famosos del mundo.

“Creo ahora que el universo fue traído a la existencia por una

Inteligencia infinita. Creo que las intrincadas leyes de este universo

manifiestan lo que los científicos han llamado la Mente de Dios.

Creo que la vida y la reproducción tienen su origen en una fuente

divina… tal es la imagen del mundo que, en mi opinión, ha

emergido de la ciencia moderna. La ciencia atisba tres dimensiones

de la naturaleza que apuntan hacia Dios. La primera es el hecho de

que la naturaleza obedece leyes. La segunda es la dimensión de la

vida, la existencia de seres organizados inteligentemente y guiados

por propósitos, que surgieron de la materia. Tercera es la propia


DEFENDIENDO A THEMIS 38

existencia de la naturaleza… “Tres áreas de la indagación

científica han resultado especialmente importantes para mí, y voy

a examinarlas a continuación, a la luz de los datos actualmente

disponibles. La primera es la cuestión que ha intrigado siempre y

continúa intrigando a los científicos reflexivos: ¿cómo llegaron a

existir las leyes de la naturaleza? La segunda es una cuestión

evidente para todos: ¿cómo pudo emerger el fenómeno de la vida a

partir de lo no vivo? Y la tercera es el problema que los filósofos

legaron a los cosmólogos: ¿cómo llegó a existir el universo

(entendiendo por universo todo lo que es físico)?”.

Por mi parte, decía en mis libros arriba citados, efectuando

cálculos que se hoy se pueden comprobar rápidamente: “Para que

en una ruleta salgan seguidos y en orden sucesivo los 37 números

que van del 0 al 36, algo —creo— infinitamente más trivial que

obtener por azar alguno de los complejos mecanismos que

constituyen un organismo vivo, cuyos elementos componentes se

cuentan por millones, la probabilidad de que ello ocurra

aleatoriamente —compruébelo Ud. mismo con una planilla de

Cálculos Excel o similar— es una cifra tan increíblemente larga de

10.555.134.955.777.800.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.

000.000.000 que resulta de calcular una sobre treinta y siete a la

treinta y sieteava potencia. Pero si es así, los escasos

15.000.000.000 de años transcurridos desde el Big Bang no


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 39

bastarían para atribuir al azar ni siquiera una sencilla sucesión de

treinta y siete números de ruleta… Para darse una idea, el tiempo

transcurrido desde el Big Bang no es muy superior a

473.364.000.000.000.000 segundos. Con la misma Planilla de

Cálculos he multiplicado los 15.000.000.000 de años que la ciencia

ha determinado que transcurrieron desde entonces en 365,25 días

de cada año, en 24 horas de cada día, en 60 minutos de cada hora y

en 60 segundos de cada minuto, y no consigo arribar a una cifra

más relevante”.

Continuaba diciendo en mis libros “Y no estamos todavía

hablando de la probabilidad de obtener una cadena genética de

millones de genes diferentes, sino solamente de combinar en orden

treinta y siete simples números seguidos en una ruleta. Imagine

entonces el lector cuál es la probabilidad de obtener por simple

casualidad una cadena de ADN de millones de genes diversos, con

un sentido invariable, en un código común inteligible por células,

vegetales y animales que participan de un idéntico “Sistema

Operativo”, cadenas que permiten formar seres con posibilidades

de defenderse y autorreproducirse, y menos aún de la posibilidad

de obtenernos a nosotros, con inteligencia, autoconocimiento y

capacidad de amar, en fin, con toda la parafernalia de asombrosas

cualidades que caracteriza a los seres humanos, a la que estamos

tan acostumbrados, y que se pretende explicar por el azar”.


DEFENDIENDO A THEMIS 40

Y voy a ampliar. Un solo cero de diferencia significaría que

tiene que repetirse diez veces toda la edad del Universo conocido

para conseguir ese resultado. Y dividiendo ambas cifras

precedentes, la cantidad de veces en que debería repetirse toda la

edad del Universo para conseguir solamente treinta y siete

números de ruleta en un orden secuencial, es de

22.298.136.224.507.600.000.000.000.000.000.000.000 veces.

Recordando que un millón tiene seis ceros, faltan casi veintitrés

millones de millones de millones de millones de millones de millones

de nuevos Universos para conseguir que salga por una sola vez

aleatoriamente la secuencia de treinta y siete números de ruleta

seguidos... azar que no serviría absolutamente para nada. A todo

esto, esos cálculos se hicieron dando el enorme hándicap de

envejecer el Big Bang hasta 15.000.000.000 de años y contar desde

el principio de los tiempos y no solamente el periodo de

enfriamiento y condensación del polvo cósmico, todo lo cual

disminuiría la cantidad de segundos transcurridos a una tercera

parte, ni tampoco que, para mayor dificultad, la pelotita de

nuestra supuesta ruleta debería venir de otro casino porque

nuestro pobre Sol únicamente puede transformar hidrógeno en

helio. Somos polvos cósmicos reunidos de las explosiones de

millones de supernovas de galaxias distantes a lo largo y ancho del

Universo que llegaron en las exactas proporciones.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 41

No los voy a aburrir más con matemáticas. Creo demostrado

que el azar no consigue explicar racionalmente una simple serie de

treinta y siete números de ruleta, cuya posibilidad es muy inferior

a la de uno dividido en todos los milisegundos transcurridos desde

el Big Bang, y por ende menos aún puede explicar la más elemental

cadena de ADN de la primera célula (la escurridiza LUCA, Last

Universal Common Ancestor), que al ser primera no puede

explicarse como evolución de una anterior, y que no tiene treinta y

siete números sino miles y millones de eslabones de cadenas de

proteínas puestas en un único orden que las convierte en células

vivas. Menos aún puede el azar explicar cómo esas células

formaron partes de organismos aún mucho más complejos que un

simple unicelular, y más de seres como somos nosotros, cómo se

inventaron nuestras funciones, nuestros sentidos, nuestros

procesos bioquímicos, y cómo adquirimos conciencia de nosotros

mismos y la capacidad de retener nuestra vivencias.

La burla a las religiones mostrando la existencia de muchas

diferentes y preguntando “¿Cuál de estos es tu Dios?”, o la

pregunta de Borges “¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza?”

son totalmente falaces. Solamente demuestran nuestra ignorancia

metafísica. Pero basta imaginar que Robinson Crusoe, luego de ver

una huella humana, se preguntara “¿A cuál de las mil quinientos

millones de personas que hay en la Tierra pertenece esa huella?


DEFENDIENDO A THEMIS 42

¡Como no puedo deducir qué humano la habría estampado, no

pertenece a ningún ser humano, y por ende se hizo por azar!”, o que

un robot admirador de Jorge Luis Borges negara ser artificial

porque de serlo, no sabría qué dios detrás del científico humano

que lo creó comenzó la trama, para entender su debilidad.

Y entiendo que todo es un Plan genial —y al escribir esto pienso

en el caso de mi hijo asesinado— que no puede ser frustrado por

unos pocos gramos de plomo disparados por lacras subnormales, o

por el mero transcurso de una vida que supuestamente concluya

para siempre. Presuponiendo la existencia de un plan, que el

mismo termine en la nada parece tan ilógico como dedicar horas a

cargar pen-drives en una computadora, para luego de cargados

tirarlos a la basura. Así que la pretensión pseudo-científica de los

liberprogresistas modernos —usualmente los más analfabetos

herederos de los iluministas— de que la suya es la única

explicación “racional” del Universo, no pasan de ser una expresión

de anhelos, tan soberbia como iletrada como la de sus antecesores

iluministas, pero sin contar con la excusa de ser al menos expertos

en alguna rama de la ciencia.

Un filósofo norteamericano, Ken Wilber, lo resume

perfectamente: “…el Big Bang desafía cualquier actitud

materialista: “Primero no había absolutamente nada, después

¡Bang! y Algo. Esto es mucho más que raro. Del puro Vacío,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 43

aparece la manifestación (en un momento específico y

determinable mediante cálculos astrofísicos). Es una pesadilla para

la ciencia tradicional, porque pone un límite al tiempo de ciegas

mutaciones aleatorias que se supone explican el Universo”. Un

argumento supone que dado suficiente tiempo, cien monos

golpeando al azar teclados de ordenador podrían escribir una obra

de Shakespeare. Pero el universo tiene sólo trece mil quinientos

millones de años (aproximadamente), tiempo insuficiente para que

cien monos escriban siquiera un párrafo.

Refiriéndose al Big Bang, Ken Wilber alega que “esto cambia

todo. Los cálculos de los científicos desde Fred Hoyle hasta F.B.

Salisbury, muestran consistentemente que doce mil millones de

años no es tiempo suficiente para crear una sola enzima por

casualidad. En otras palabras, algo distinto a la casualidad está

impulsando al universo. Para los científicos tradicionales, el azar

era la salvación. El azar era su dios. El azar y las probabilidades

podrían explicarlo todo. Pero al no disponer de ese tiempo infinito,

su dios les falla miserablemente. Ese dios está muerto. El azar no es

lo que explica el universo”.

Aclaro para enrabiar a los randianos ateos que debo estas

preciosas citas de Ken Wilber a la transcripción que hace de él un

gran autor argentino, Fredy Kofman en su espectacular obra

“Metamanagement”. Éste, aparte de vivir en Estados Unidos, es


DEFENDIENDO A THEMIS 44

hijo de Rosa Pelz, la súper randiana editora que tiene adquiridos

todos los derechos de las obras de Ayn Rand a la cual los randianos

deben la publicación de sus libros de cabecera, y que

generosamente me regaló el libro de donde extraje la cita.

La aceptación de las explicaciones azarosas, y el ulterior

subterfugio de que existen infinitos multiversos, con el que vuelven

a recostarse en infinitos en los cuales cualquier cosa puede

predicarse, demuestra que no es cierto que los ateos no quieran

creer en explicaciones indemostrables. Cuando imperceptiblemente

se sacan el delantal de científicos y se ponen a pontificar como

filósofos están llenos de explicaciones no solamente indemostrables

sino también altamente improbables, y con un grado de delirio que

haría empalidecer de envidia al propio Georg Friedrich Hegel, y

tienen una imaginación febril para inventar continuamente otras

nuevas divagaciones que los profanos, aterrados por el aura de

cientificidad de quienes las postulan, paan automáticamente a

considerarlas el “non plus ultra” de la cientificidad actual. Los

científicos actuales adoran creer en explicaciones indemostrables.

En la única de ellas que no quieren creer, es en un Dios creador.

Para concluir este apartado matemático, una anécdota. Grigori

Yakolevch Perelmán, el hombre que se hizo famoso tanto por

verificar la “Conjetura de Poincaré”, uno de los siete problemas

matemáticos más difíciles del Milenio, como por rechazar el premio


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 45

de un millón de dólares por ello, dice haber demostrado

matemáticamente la existencia de Dios. Desconozco cómo lo hizo,

pero no debe estar demasiado lejos de mi propia demostración

conjetural por vía probabilística.

6.- Racionalidad del teísmo

A la luz de lo anterior, recuerdo que Sócrates, citado por Platón

en “La República”, decía que “La razón nos guía, la razón nos

arrastra, los argumentos nos pueden forzar, vayamos por donde el

razonamiento, como el viento, nos empuje” ¿Es irracional a la luz

de nuestra experiencia y estado actual de conocimientos, ser teístas,

y racional ser ateos? Por el contrario, puede decirse que los ateos

son gente dispuesta a creer en cualquier cosa, menos en Dios.

En su libro “La dimensión tácita”, dice Michael Polanyi,

científico, filósofo y padre tanto del Premio Nobel de Física

Charles Polanyi como del reconocido economista Karl Polanyi, que

“Todos los procesos de las células vivas están de acuerdo con la

química y la física, pero hay una estructura jerárquica con la

emergencia de niveles superiores que no son predecibles a partir de

las propiedades de los niveles inferiores. La emergencia de la vida

no es predecible a partir del mundo inorgánico: la emergencia de la

inteligencia no es predecible a partir de la existencia de las algas…

Las operaciones de un nivel superior no pueden derivarse a partir

de las leyes que gobiernan sus partes aisladas. Es decir, ninguna de


DEFENDIENDO A THEMIS 46

las operaciones bióticas (de las cosas vivas) puede explicarse por

leyes de la química y la física. Y sin embargo, todavía entre los

biólogos se da por sentado que todas las manifestaciones de la vida

pueden ser explicadas en última instancia por las leyes que

gobiernan la materia inerte”.

Los carilindos divulgadores televisivos de impostadas voces y

guiones elaborados por terceros, y los corifeos divulgadores de esos

supuestos “conocimientos” tilingos para consumo popular suelen

ser ateos, pero muchos de los principales científicos del Siglo XX y

XXI —varios de ellos Premios Nobel en Física, Química o

Medicina— son teístas. Hasta hay libros de Jacinto Peraire Ferrer,

“Dios en el laboratorio: 53 científicos Nobel que armonizaron fe y

razón”, y de Tihomir Dimitrov “50 Premios Nobel y otros grandes

científicos que creen en Dios”, que demuestran lo erróneo de pensar

que “la ciencia” es contraria a la religiosidad. Este último también

escribió “La dimensión espiritual de algunos grandes filósofos y

premios Nobel”, en donde efectúa vívidas semblanzas no

solamente de científicos, sino de todo tipo de Premios Nobel,

incluyendo pacifistas y literatos creyentes.

Por supuesto, ni siquiera todos los científicos del mundo podrán

convencerme de que dos más dos son cinco. La verdad no se vota ni

se cuenta con los dedos. El argumento de autoridad es de por sí

odioso. Pero los ateos tienen la mala costumbre, con la cual


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 47

convencen a los incautos, de decir que “la ciencia” o “los

científicos” —así, en forma impersonal, como si la ciencia fuera

una única persona, o como si no existieran millones de científicos,

cada uno con sus propios pensamientos— supuestamente son ateos.

Esto es, recurren a un argumento de autoridad… ¡pero sin siquiera

decir cuál es la autoridad a la que reverencian y rinden pleitesía!

Por eso, basado en mis propias investigaciones, sin que la lista

sea exhaustiva y eludiendo la casi irresistible tentación de

incluirme a mí mismo, acompaño una lista de más de ciento veinte

de los más destacados científicos del mundo declaradamente

creyentes de los dos últimos siglos.

Fueron creyentes Angelo Secchi, George Gabriel Stokes, George

Salmon, Hippolyte Fizeau, Louis Pasteur, Gregor Mendel, Henry

Baker Tristram, Louis-Ovide Brunet, James Clerk Maxwell,

George Mary Searle, John William Strutt, Georg Cantor, John

Ambrose Fleming, Giuseppe Mercalli, Santiago Ramón y Cajal,

Henri Becquerel, Paul Sabatier, Nikola Tesla, Joseph John

Thomson, Ronald Ross, Heinrich Rudolf Hertz, Charles Scott

Sherrington, Max Plank, Howard Atwood Kelly, William Bragg,

Franz Xaver Kugler, George Washington Carver, José Gregorio

Hernández, James Cullen, Karl Landsteiner, Robert Andrews

Millikan, Henrietta Swan Leavitt, Maria Montessori, Ernest

Ruthenford, Alexis Carrel, Edmund Taylor Whittaker, Guglielmo


DEFENDIENDO A THEMIS 48

Marconi, José Agustín Pérez del Pulgar, Henri Breuil, Julius

Aloysius Arthur Nieuwland, Albert Einstein, Giuseppe Moscati,

Alexander Fleming, Pierre Teilhard de Chardin, Max Born,

Charles Stine, Arthur Stanley Eddington, Victor Francis Hess,

Pierre Lecomte du Noüy, Peter Debye, George Hevesy, Niels Bohr,

Gregorio Marañón, Michael Polanyi, Arthur Compton, Georges

Lemaître, Gerty Cori, Isidor Isaac Rabi, Albert Claude, Wolfgang

Pauli, Theodosius Dobzhansky, Antonio Romañá Pujó, Werner

Heisenberg, Paul Dirac, José María Albareda, John Carfew Eccles,

John von Neumann, Nevill Francis Mott, George Wald, Ernst

Boris Chain, Karl Stern, Takashi Nagai, Pierre Duhem, Charles

Coulson, Mary Kenneth Keller, Charles Hard Townes, Christian

Anfisen, David Joseph Bohm, Derek Harold Richard Barton,

Joseph Edward Murray, Clyde Cowan, Arthur Leonard Schawlow,

Walter Kohn, Raoul Bott, Antony Hewish, Stanley László Jáki,

Arthur Peacocke, Abdus Salam, Jérôme Lejeune, Werner Arber,

William Thomson, Antonino Zichichi, John Charles Polanyi, Buzz

Aldrin, Owen Gingerich, John C. Polkinghorne, Pierre Macq,

Russell Stannard, Manuel Carreira, John Gurdon, Arno Allan

Penzias, Carlo Rubbia, Michał Heller, Robert James “Sam” Berry,

Salvador Cervera, Jean Baptiste Carnoy, Piedad de la Cierva,

Donald Knuth, Peter Grünberg, George Ellis, Joseph Hooton

Taylor jr., Richard Smalley, Mario Molina, Ahmed Hassan Zewail,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 49

César Nombela Cano, Eric Wieschaus, William Daniel Phillips,

Francis Collins, Brian Kobilka, Laurent Lafforgue. Últimamente

puedo citar a Michael Behe, Lothar Schaäfer, Grigori Yakolevch

Perelmán, Roger Penrose y Stuart Hameroff, Juan Martín

Maldacena y Michio Kaku. Todos ellos laureados genios científicos,

y muchos de ellos premios Nobel en ciencias “duras”.

Michel J. Behe, conocido microbiólogo norteamericano, escribió

un “best seller” llamado “La Caja Negra de Darwin”, explicando la

enorme complejidad de los propios sistemas unicelulares, cuya

estructura era desconocida (una caja negra) en tiempos de Darwin.

Él nos dice como comienzo de su brillante exposición que “Los

científicos usan el término “caja negra” para referirse a un sistema

del cual se desconoce su funcionamiento. Para Charles Darwin y

sus contemporáneos, la célula viva era una caja negra, pues su

mecánica fundamental era totalmente desconocida. Ahora

sabemos que, muy lejos de estar formada por un tipo simple de

protoplasma uniforme (como creían muchos de los científicos del

Siglo XIX) cada célula viva contiene muchas máquinas

moleculares ultra sofisticadas”. No puede entenderse la vida sin

asumir que cada célula está compuesta por máquinas moleculares

menores al tamaño de una célula.

De hecho las proteínas—entran aquí las hormonas, las enzimas,

los anticuerpos— son cadenas de otras moléculas más pequeñas,


DEFENDIENDO A THEMIS 50

los aminoácidos. Estas cadenas se pliegan en enrevesadas

configuraciones que determinan su función. De allí y conforme a

las múltiples formas que asumen forman diversas máquinas

moleculares que llevan a cabo las funciones básicas de la vida,

desde una cadena de ADN hasta los humildes cilios, una suerte de

motores a hélice que permiten a la célula avanzar. En el ADN de

cada célula están escritas todas las recetas de todas las proteínas

que cualquier célula necesita para funcionar y para agruparse para

formar cualquier ser vivo. Y la propia célula lee y ejecuta sus

propios programas. Pero nada sorprende ni conmueve a un ateo.

Un autor confesadamente ateo pero rigurosamente objetivo,

Jacques Monod, Premio Nobel en Medicina por sus estudios sobre

la regulación genética del metabolismo de las células, no hesita

pese a todo su ateísmo en afirmar en su libro “Azar y necesidad”

que “Todas las adaptaciones funcionales de los seres vivos, como

todos los artefactos que ellos producen, cumplen propósitos

particulares que pueden ser considerados como varios aspectos de

fragmentos de un proyecto único primario, el cual es la

preservación y multiplicación de la especie”… “Una de las

características fundamentales comunes a todos los seres vivos sin

excepción es la de ser objetos dotados de propósito o proyecto, lo

cual muestran en su propia estructura y al mismo tiempo

manifiestan en sus acciones… Tenemos que sostener que son


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 51

distintos de todas las estructuras o sistemas presentes en el

universo por esta propiedad característica que llamamos

teleonomía”. Vemos en esta afirmación efectuada por un ateo, algo

muy parecido al mandato que Dios dio a todos los seres vivientes

conforme a la tradición bíblica: “¡Creced y reproducíos!”.

Si se observa a un ateo que desde el Big Bang no alcanza el

tiempo para explicar la programación contenida en las células de

ADN partiendo de la base del azar —ya se calculó la absoluta

inverosimilitud de tal explicación— echarán mano a sostener que

nuestro Universo es uno de muchísimos universos incontables

como burbujas, y/o dirán que con el colapso de la función de onda

de un sistema cuántico que determina el valor actual del estado

entre todos los valores posibles, en realidad a cada momento se está

creando nuevos e infinitos universos paralelos para cada estado

cuántico. Esto es, que para eludir el cerco de la inexistencia de una

infinitud temporal, echan mano a la conjetura de infinitudes

espaciales o infinitudes multidimensionales. En los juegos

infantiles de pilladitas, un punto llamado “Salvo” permite a los

perseguidos evitar ser alcanzados. La mención a infinitos y

multiversos es el “Salvo” que usa el ateísmo para seguir

sosteniendo posturas cada vez más inverosímiles a la luz de los

últimos descubrimientos.

Sir John Polkinghorne, un físico y matemático especializado en


DEFENDIENDO A THEMIS 52

mecánica cuántica que a raíz de eso se hizo profundamente

creyente —al punto de dejar sus cátedras en Cambridge para

convertirse en sacerdote anglicano— lo dice con mucha precisión y

elegancia: “El multiverso no es más que una especulación

metafísica con un exceso de prodigalidad ontológica”. En la misma

línea, el Profesor de Ciencias Complejas y Matemáticas Aplicadas,

George Ellis, también prolífico autor teísta, nos dice que “es una

propuesta extraordinariamente extravagante postular

innumerables universos inobservables, solo para explicar una

única entidad (el universo observable). No podemos caracterizarla

precisamente como un ejercicio de parsimonia, tal como defendía

Guillermo de Ockham”.

Pero los científicos muchas veces prefieren pasar por idiotas a

pasar por creyentes, y en su soberbia se niegan a reconocer que no

entienden algo. Así sacan de la escena a la explicación más

probable… tal como sus antecesores explicaban que nuestro

Planeta estaba sostenido por una enorme torre de tortugas o

elefantes. Para no creer en un Dios, prefieren creer en infinitos

universos o en explicaciones mucho más inconsistentes, cuando no

en la inmanencia de la “madre naturaleza”, un heterogéneo

conjunto de objetos bariónicos que alguna mente eleva a la

categoría de ente a la vez inanimado e infinitamente inteligente.

El racionalismo implícito del ateísmo falla en su comprensión


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 53

del mundo por creer que la razón humana es capaz de entender un

cosmos que cada día se muestra más y más complejo y lleno de

variables desconocidas. Si algo ha demostrado el estudio científico,

es justamente que muchas veces los que se habían considerado

descubrimientos consolidados y petrificados de la ciencia, caen de

la noche a la mañana ante nuevas observaciones empíricas que

obligan a un total replanteo de las teorías. George Paget Thomson

obtuvo el Premio Nobel por demostrar que los electrones son ondas,

mientras su padre, Joseph John Thomson, lo había ganado

décadas antes por probar que los electrones son partículas. Y

ambos tenían razón conforme a lo que hoy se conoce como “la

dualidad onda/partícula”. Esto es, que la experiencia demostró el

acierto de los sólidos fundamentos de los filósofos empiristas que el

ensayo randiano de Ghate/Marty rechaza por “irracionales”.

Debe aclararse que lo que los empiristas negaban no era “la

posibilidad de descubrir Ley alguna”, sino la validez universal e

invariable que el racionalismo pretendía dar a las apresuradas

conclusiones provisorias basadas simplemente en la razón sobre las

inconsistentes premisas de unas pocas observaciones e inducciones

imperfectas. Tanta razón tenían los empiristas al respecto, que los

científicos modernos han establecido que toda la Mecánica

Cuántica y la composición última de la materia es probabilística y

no fatalista. Y está constituida no por materia, sino por energía


DEFENDIENDO A THEMIS 54

vibrando, muy probablemente en forma de cuerdas, formando

funciones de onda que colapsan en realidades no cuánticas.

Efectuada esta introducción de mi propio pensamiento, que no

por estar enraizado en conceptos antiguos es en modo alguno

desactualizado, vamos a incardinarlo en una visión del mundo

moderno. Intenten por favor los amables lectores superar el primer

impulso que seguramente surgirá de etiquetar a esta obra como

“retrógrada” al hablar de la Cristiandad, supuestamente superada

a finales del Medioevo, o como “fascista” al referirme a tradiciones,

valores, moral y conceptos que ahora muchas veces mueven a

burla, como “conspiranoica” al referirme a veces a conspiraciones

reconocidas por sus propios autores, como causa de fenómenos

sociales que normalmente se considera que nacieron

espontáneamente, como “izquierdista” al hablar de algunos

defectos de empresarios prebendarios que ensucian la visión del

mercado libre, como “herético” al sostener el parentesco cercano de

todas las ramas del cristianismo, católicas o no, y peor aún, abogar

por la compatibilidad de liberalismo con el cristianismo.

Solamente pido ser leído con espíritu crítico intentando sacar lo

poco o mucho de bueno que pueda extraerse. Quizá descubra el

lector que no soy retrógrado, ni fascista, ni conspiranoico, ni

izquierdista ni derechista, ni herético como quizá me había

rotulado.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 55

II.— MI VISIÓN PERSONAL CRISTIANA Y LIBERAL

7.- La Cristiandad como civilización en busca de Dios

Nunca leí más bella y elocuente descripción de la Cristiandad

anterior a la Revolución Francesa que la que poco antes de

comenzar el Siglo XIX hacía Georg Philipp Friedrich von

Hardenberg, poeta alemán conocido como Novalis, en “La

Cristiandad o Europa”, así que transcribo uns párrafos como

homenaje a nuestra olvidada madre común, la Cristiandad.

Anecdóticamente, habiendo muerto el autor poco después, sus

amigos iluministas demoraron casi un siglo en publicarla:

“Era una época hermosa, resplandeciente, aquella en la que

Europa era un país cristiano, en la que una única Cristiandad

habitaba esta parte del mundo humanamente configurada... Aun

sin poseer extensas posesiones de tierra, un único jefe guiaba y

aunaba a las grandes fuerzas políticas. Una corporación numerosa

a la que cualquiera tenía acceso se hallaba bajo su directa

dependencia, atendía a sus gestos y se empeñaba con ahínco en

consolidar su poder benefactor. Cada miembro de dicha sociedad

era honrado por doquier y si bien la gente común acudía a él en

busca de consuelo o ayuda, protección o consejo, dispuesta a

proveer abundantemente a sus múltiples necesidades, también

entre los poderosos hallaba protección, prestigio y audiencia; todos


DEFENDIENDO A THEMIS 56

cuidaban de estos hombres electos, dotados de poderes

extraordinarios, como hijos del cielo, cuya presencia y buena

voluntad esparcían los más variados beneficios. Una infantil

confianza vinculaba a los hombres a su palabra ¡Cuán serenamente

podía cada quién llevar a cabo su terrenal labor cotidiana, puesto

que merced a esos santos varones se le preparaba un futuro seguro,

se le perdonaba todo paso en falso, y cancelaba y aclaraba

cualquier aspecto descolorido de su vida! Eran experimentados

pilotos en un océano desconocido, bajo cuya custodia cabía

desdeñar cualquier tempestad y, lleno de esperanza, contar con un

arribo y desembarco seguros en la costa de la propia tierra patria.

Las más salvajes y voraces inclinaciones cedían ante la

reverencia y obediencia a sus palabras. De ellas promanaba paz.

No predicaban sino amor a la santa, maravillosa señora de la

Cristiandad, que provista de poderes divinos estaba preparada

para salvar a todos los creyentes de los peligros más atroces.

Contaban de hombres celestes, muertos desde hacía tiempo, que

gracias al apego y a la lealtad a aquella Madre bienaventurada y a

su celeste y amigable Hijo, habían llegado a vencer las tentaciones

del mundo terrenal, obtener honores divinos y llegado a ser fuerzas

tutelares y benefactoras para sus hermanos vivientes, voluntarios

asistentes en la necesidad, mediadores para las flaquezas humanas

y eficaces amigos de la humanidad ante el trono celeste.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 57

¡Con qué serenidad se dejaban las pulcras congregaciones en las

iglesias llenas de misterio, adornadas de imágenes edificantes,

melosamente perfumadas y con solemne música sacra vivficadas!

En ellas, delicadas urnas agradecidamente preservaban los restos

bendecidos de hombres antaño temerosos de Dios”.

De allí, veremos, nació el liberalismo. Y también de allí nació

una buena parte de todo lo valioso que tiene nuestra vida actual,

tal como lo recalcara Murray Rothbard, un autor

incuestionablemente liberal y a la vez ferviente admirador de la

Cristiandad pese a ser ateo y de ascendencia judía.

8.- Subsistencia de la Cristiandad como comunidad de valores

Algunos autores consideran que la Cristiandad ya no existe, que

su cabeza fue simbólicamente cortada por la Revolución Francesa

que se postula falsamente como nacimiento del liberalismo, echada

a la canasta con el debilitamiento de la Santa Alianza, y enterrada

definitivamente con la casi total desaparición de las monarquías y

la limitación de sus poderes luego de la Primera Guerra Mundial.

Pero eso es propaganda ideológica, y corresponde simplemente a la

aspiración iluminista de erigirse en la única vertiente del

liberalismo, siendo en realidad su tergiversación totalitaria.

Pese al relativo sustento fáctico de esa visión, pretender que la

Cristiandad habría desaparecido es un parecer erróneo, ya que

restringe el concepto a la relativa unidad de los reinos europeos


DEFENDIENDO A THEMIS 58

occidentales enlazados por similares valores, en lugar de enfocarse

en la unidad espiritual de los pueblos, derivada de profesar todos

valores comunes. La Cristiandad no subsiste en los monarcas, sino

en el pueblo, y en los valores eternos que supo acumular a lo largo

de los siglos y que son mantenidos por todas las ramas del

cristianismo, y no en sus contingentes manifestaciones temporales,

y que son la sólida base de nuestra Civilización actual. Bien dice

Christopher Lasch en “La Rebelión de las Elites” que “Los

liberales concedían mucho más a la virtud privada de lo que

estaban dispuestos a reconocer. Incluso actualmente, los liberales

que defienden esta concepción mínima de la ciudadanía meten de

matute un cierto grado de ciudadanía en las rendijas de su

ideología del mercado libre… siempre ha estado claro que una

sociedad liberal exige más virtud de lo que Friedman acepta. Un

sistema que se apoya con tanta fuerza en el concepto de derecho

presupone individuos que respeten los derechos de los demás”.

En el argot bursátil se habla de la importancia de las “ballenas”,

los grandes inversores ocultos que pese a todo, terminan causando

las grandes subas y bajas de los diversos activos, bonos, acciones,

commodities y hasta monedas y criptomonedas que en esos

mercados se negocian. Con la Cristiandad ocurre igual. No ha

desaparecido porque no han desaparecido los valores en que se

sustentaba. Simplemente ha perdido conciencia de sí misma, y


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 59

para peor sus detractores y enemigos la mantienen sumergida y

amnésica, por lo que su existencia solamente puede ser detectada

en virtud de algunos movimientos espontáneos que sus propios

integrantes no atinan a atribuirlos a esa Cristiandad subsistentes.

Este libro constituye así un llamado a defender esa Cristiandad,

concepto hoy mucho más espiritualizado que perdido, aclarando

que a despecho de su nombre no es necesario ser cristiano para

admirarla y defenderla, como no es necesario adorar a Amon Ra, a

Isis o a Osiris, para admirar la Civilización egipcia, a Zeus, Hera o

Poseidón para admirar la griega, o a sus contrapartes Júpiter,

Juno o Neptuno para admirar la romana.

La Cristiandad, entonces y ahora, presuponen la férrea

convicción en la existencia objetiva de la realidad, y que la misma

está llena de leyes naturales independientes de los seres humanos,

que todos podemos y debemos intentar descubrir, manteniendo

para ello los conocimientos adquiridos a lo largo de siglos pero a la

vez aceptando que la verdad se impone sobre nuestras ideas

preconcebidas, y podemos ir descubriéndola a través de pequeños o

grandes ajustes. También en materia jurídica, supone la férrea

convicción en que nadie es superior a nosotros mismos y tenemos

derechos subjetivos independientes de su reconocimiento estatal,

que se traducen en la defensa de la vida, la libertad y la propiedad.

Decía Lord Acton en sus cartas que “Toda libertad consiste y


DEFENDIENDO A THEMIS 60

radica en la preservación de una esfera interior exenta del poder del

Estado. Tal reverencia a la conciencia es el germen de toda libertad

civil, y en este camino se vio servida por la Cristiandad... (la

libertad es así) la seguridad de que todo hombre se sienta protegido

para hacer lo que crea su deber contra la influencia de la autoridad

y las mayorías, la costumbre y la opinión”.

Con ese concepto de Cristiandad espiritualizada en valores

comunes —concepto mucho más histórico, sociológico y político

que religioso— es que su defensa no se efectúa desde el cristianismo

sino básicamente desde el liberalismo clásico que ha sido su feliz

consecuencia, nacida de la fusión de varios grandes vórtices de

acumulación de sabiduría que pretendieron tomar para sí lo mejor

de todos los conocimientos de sus épocas.

Esta Cristiandad ahora espiritualizada en algún momento

contenía una materialización supranacional. Su bagaje espiritual

había nacido de la fusión de la filosofía griega, el derecho romano y

la religión cristiana, continuó con el agregado de los estudios

neoescoásticos de la Escuela de Salamanca. A medida que se iba

espiritualizando se enriqueció también con la visión humanista de

Erasmo de Rotterdam y Santo Tomás Moro, los alegatos sobre la

tolerancia y caridad de Francisco de Vitoria, Bartolomé de las

Casas y Francisco Suárez, el ensayo “De los delitos y de las penas”

de Cesare Beccaria, y habiendo tenido una vertiente nominalista


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 61

con Guillermo de Ockham, se hizo empirista también con George

Berkeley, John Locke y la escuela escocesa de economía y moral de

David Hume, Adam Ferguson y Adam Smith, dio origen a la

escuela francesa clásica de los fisiócratas y Federico Bastiat, y

actualmente continúa en la escuela austríaca de economía.

Lo que unifica todas estas versiones, desde los presocráticos

griegos hasta Jesucristo y hasta la escuela austríaca de economía,

es su invariable acento en el individuo y sus derechos individuales,

y no en la sociedad. Ni siquiera se enfoca tanto en la economía

como en la existencia de un orden natural derivado de la decisiones

personales. Su enfoque es estrictamente individualista, viendo con

malos ojos cualquier pretensión —salvo para salvaguardar iguales

derechos ajenos— de dictar a otros cómo pensar o actuar. Esto

diferencia claramente ese enfoque de otro liberalismo que busca

indicar a los demás cómo supuestamente “deben” ser, y que a veces

hasta cortó cabezas a quienes no pensaran como ellos.

Para poder visualizar el fenómeno del nacimiento del

liberalismo clásico de todas estas diferentes fuentes tan dispares y a

la vez tan coherentes en su filosofía básica debemos recurrir a una

brillante explicación sobre la comprensión humana del sacerdote

jesuita canadiense Bernard Lonergan, economista, teólogo y

filósofo tomista al que recordé en “Las vendas de nuestra falsa

Themis”, que en su señera obra “Insight. Estudio sobre la


DEFENDIENDO A THEMIS 62

comprensión humana”, nos brinda unas palabras que permiten

entender el nacimiento real del liberalismo.

Lonergan señala cuatro pasos o niveles del conocer humano, a

saber, el nivel de experiencia, el de intelección, el de afirmación o

juicio, y el de decisión. Comienza con una acumulación de

conocimientos, pero lo fundamental es el nivel de la intelección. No

es una actividad automática sino una revelación que se produce en

el ánimo de las personas. Este nivel, que Lonergan llama “insight”,

es algo así como el “satori” de los orientales o el “hunch” o

corazonada de los americanos, que produce una suerte de “salto

cuántico” en el conocimiento, un cambio de paradigmas, al

permitir dar sentido a toda una serie de saberes y experiencias

dispersas previamente acumulados en forma aparentemente

caótica, integrándolos como parte de un todo al que se tuvo acceso

no solamente por la acumulación misma, sino por una brillante

inspiración ordenadora.

Dice este autor: “En la novela policíaca ideal, el lector cuenta

con todas las pistas pero no logra dar con el criminal. Bien puede

percatarse de cada pista cuando se presenta. No necesita más

pistas para resolver el misterio. Con todo puede quedar a oscuras

por la simple razón de que llegar a la solución no es la mera

aprehensión de alguna pista, ni el simple recuerdo de todas ellas,

sino una actividad muy distinta de la inteligencia organizadora


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 63

que ordena el conjunto íntegro de pistas en una perspectiva

explicativa única”. El liberalismo clásico es así un deslumbrante

“insight” de la humanidad, derivado de un estadio de maduración

de la Cristiandad que predicaba respetar los derechos individuales.

Como consecuencia natural de los Diez Mandamientos y de las

enseñanzas de Jesucristo, quedó perfectamente establecida la

libertad y valor de todos los seres humanos, que conlleva el respeto

a la persona humana (vida), a ser dueño de su futuro (libertad), y a

gozar de los bienes que adquirió en su pasado (propiedad). En otros

términos, el liberalismo, al respetar la vida, la libertad y la

propiedad, en definitiva respeta el pasado, el presente y el futuro

de todos y cada uno de los seres humanos. Ni más ni menos. Eso

permite a Jesucristo reprender a quienes cuestionaban que hubiera

pagado en forma desigualitaria: “¿No puedo hacer yo con lo mío lo

que quiero? ¿O es que vas a ver con malos ojos que yo sea bueno?”

El carácter celebrantemente humanista del liberalismo clásico y

su total compatibilidad con la religión se desprende de la preciosa

introducción que hace Federico Bastiat a su fantástica obra

“Armonías Económicas”: “Afición a estudiar, necesidad de creer,

un espíritu desasido de viejas preocupaciones, un corazón exento

de odios, celo propagandista, ardientes simpatías, desinterés,

abnegación, buena fe, entusiasmo por todo lo bueno, bello,

inocente, grande, honesto, justo, religioso; tales son los preciosos


DEFENDIENDO A THEMIS 64

atributos de la juventud, y por eso a ellos les dedico este libro”.

En emotivas palabras lo expresa Peter Drucker, uno de los más

reconocidos filósofos austríacos en materia de administración de

empresas, en “El futuro del hombre industrial”: “La única base de

la libertad es el concepto cristiano de la naturaleza del hombre:

imperfecto, débil, un pecador y polvo destinado al polvo; pero aún

así, hecho a imagen de Dios y responsable de sus actos. Solamente

si el hombre es concebido como básica e inmutablemente

imperfecto y temporal, la libertad es filosóficamente tanto natural

como necesaria. Y solamente si el hombre es visto como básico e

inexorablemente responsable de sus actos y decisiones, a pesar de

sus imperfecciones y su temporalidad, la libertad es éticamente

posible tanto como requerida”

Aún los más impenitentes liberales iluministas franco prusianos,

sin reconocer en el cristianismo y su Cristiandad al antecesor

directo del liberalismo, consideraban que las creencias religiosas

eran absolutamente neutras a la militancia liberal. Recién con el

neoiluminismo de Ayn Rand se estableció desde el lado liberal el

pernicioso mito, simétrico al similar que surgió en la Iglesia, de que

existiría una supuesta incompatibilidad insubsanable entre

liberalismo y religión. Veremos a lo largo de estas páginas que ésa

es la creencia que está matando a la Cristiandad, y con ella al

verdadero Liberalismo clásico. O viceversa.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 65

9.- Un discurso esclarecedor de Solzhenitzyn

Poco después de ser asilado en Occidente, el Premio Nobel de

Literatura Alexander Solzhenitzyn dio en Harvard una

conferencia que entonces me sacudió, en donde criticaba a la

cultura Occidental que había encontrado ¿Podía ser tan ingrato

alguien que debía en gran medida su liberación a las gestiones de

los Occidentales? Sin embargo, era él quien, al mirar nuestra

civilización en perspectiva luego de años de reclusión en Siberia,

podía ver mejor que nosotros y efectuar mejor la descripción de sus

entonces incipientes síntomas de decadencia, consecuencia de la

espiritualización de la Cristiandad, y la materialización del

Iluminismo. Resumo lo principal de ese brillante discurso:

“Hace tres años en Estados Unidos, dije ciertas cosas que

parecían inaceptables. Hoy, sin embargo, mucha gente coincide

con lo que yo he dicho… Sin embargo, la comprensión de esta

división a menudo está limitada a la concepción política, a la

ilusión de que el peligro puede ser conjurado mediante

negociaciones diplomáticas exitosas o por un cuidadoso equilibrio

de fuerzas armadas. La verdad es que esta división es mucho más

profunda y más alienante; la ruptura es mayor de lo que puede

parecer a primera vista…”

“…La sociedad Occidental se expandió como un triunfo de

humana independencia y poder. Y de repente, en el siglo XX, se


DEFENDIENDO A THEMIS 66

descubre su fragilidad e inconsistencia… La merma de coraje

puede ser la característica más sobresaliente que un observador

imparcial nota en Occidente en nuestros días. El mundo Occidental

ha perdido en su vida civil el coraje, tanto global como

individualmente, en cada país, en cada gobierno, cada partido

político y por supuesto en las Naciones Unidas…”

“…Cuando se formaron los Estados occidentales modernos, se

proclamó como principio fundamental que los gobiernos están para

servir al hombre y que éste vive para ser libre y alcanzar la

felicidad. (Véase, por ejemplo, la Declaración de Independencia

norteamericana)... Exigir una autolimitación o una renuncia a

estos derechos, convocar al sacrificio y a asumir riesgos con

abnegación, sonaría a algo simplemente absurdo. El autocontrol

voluntario es algo casi desconocido: todo el mundo se afana por

lograr la máxima expansión posible del límite extremo impuesto

por los marcos legales…”

“…He pasado toda mi vida bajo un régimen comunista y les

diré que una sociedad carente de un marco legal objetivo es algo

terrible, en efecto. Pero una sociedad sin otra escala que la legal

tampoco es completamente digna del hombre…”

“… ¿Cómo es que se ha producido esta adversa relación de

fuerzas? ¿Cómo es que Occidente ha caído de su marcha triunfal

hasta su debilidad presente? ¿Acaso han existido desvíos fatales y


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 67

pérdidas de orientación en su desarrollo?... el error debe estar en la

raíz, en la misma base del pensamiento humano de los últimos

siglos. Me refiero a la visión occidental que prevalece en el mundo

de hoy, que nace del Renacimiento y encuentra su expresión

política a partir de la Ilustración. Esta visión se convirtió en la

base de todas las doctrinas políticas o sociales y podríamos

llamarla humanismo racionalista o autarquía humanística. Es la

autoproclamada y practicada autonomía del ser humano de

cualquier fuerza superior…”

“…en las primeras democracias, como en la democracia

norteamericana por la época de su nacimiento, todos los derechos

humanos fueron conferidos sobre la base de que el ser humano es

una criatura de Dios. Esto es: la libertad le fue conferida al

individuo en forma condicional, en la presunción de su constante

responsabilidad religiosa. Esa era la tradición de los mil años

precedentes… Después, sin embargo, todas estas limitaciones

resultaron erosionadas en la totalidad de Occidente. Se produjo

una emancipación absoluta de la herencia moral de los siglos

cristianos con sus grandes reservas de misericordia y sacrificio... En

la medida en que el humanismo en su desarrollo se fue volviendo

más y más materialista, progresivamente permitió conceptos que

resultaron utilizados por el socialismo primero y por el comunismo

después. De este modo, Carlos Marx pudo decir, en 1.844, que el


DEFENDIENDO A THEMIS 68

“comunismo es humanismo naturalizado”. Esta afirmación no es

enteramente irracional. Uno puede detectar las mismas piedras

fundamentales de un humanismo erosionado en cualquier tipo de

socialismo: materialismo ilimitado; liberación de la religión y de la

responsabilidad religiosa (algo que en los regímenes comunistas

llega al estadio de la dictadura antirreligiosa); concentración de las

estructuras sociales bajo un criterio supuestamente científico.

(Esto último es típico tanto de la Ilustración como del

marxismo)…”

“…A primera vista parece un feo paralelismo: ¿Tendencias

comunes en el pensamiento y en el estilo de vida del Occidente y del

Este actuales? Pero ésa es la lógica del desarrollo materialista…

Más aún, la interrelación es tal que la corriente materialista que

está más hacia la izquierda, siendo que de este modo es la más

consistente, siempre demuestra ser la más fuerte, la más atractiva

y victoriosa. El humanismo ha perdido su herencia cristiana y no

puede prevalecer en esta competencia… el liberalismo resultó

inevitablemente desplazado por el extremismo; el extremismo tuvo

que rendirse ante el socialismo y el socialismo no pudo resistirse al

comunismo… Hoy sería retrógrado aferrarnos a las petrificadas

fórmulas de la Ilustración. Un dogmatismo social de esa especie nos

deja inermes frente a los desafíos de nuestros tiempos…”

¿Quién se creía ese Alexander Solzhenitzyn para hablar así?


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 69

Pues… algún mérito probablemente sí tenía: Ensayista, disidente

a riesgo de su vida, Premio Nobel de Literatura, preso en Siberia,

pensador y filósofo. Merecía entonces que se intentase explicar lo

que pasó, no para él que no podrá escuchar la respuesta, sino para

todos quienes se formulan igual interrogante.

La respuesta es que el “Occidente” del que hablaba el Premio

Nobel es un concepto equívoco. Ya se hablará en extenso de eso.

La civilización ahora llamada “Occidental” en realidad fue durante

un milenio “la Cristiandad”, un concepto que devino en liberalismo

clásico austro británico, y como un mellizo maligno, en liberalismo

franco prusiano. A su vez, el pensamiento materialista y

presuntamente “racional” que inspiraba al iluminismo no

solamente derivó en liberalismo iluminista, sino también en

marxismo,. Por eso, el que se ve ahora en Occidente es el segundo,

y el que no se ve es el liberalismo de la Cristiandad que quizá desde

Gulag el Premio Nobel soñaba que subsistía en Occidente.

10.- Existen dos diferentes versiones del liberalismo

El choque que detectaba Solzhenitzyn es el que ha ocurrido

entre dos visiones del liberalismo, y por ende, de una buena parte

de los liberales que olvidó su filiación con la Cristiandad. Para

ampliar la visión de los liberales y evitar la confusión con algunas

de las posturas de liberprogresistas que terminan siendo

funcionales al socialismo, aclaro desde ya que desde antiguo


DEFENDIENDO A THEMIS 70

existieron entremezcladas esas dos versiones del liberalismo.Una es

heredera directa de la Cristiandad, filosóficamente realista

aristotélico-tomista o bien empirista escocés, y acepta el libre

devenir de las instituciones, sin intentar voltearlas por discutibles

fundamentalismos racionalistas. La otra versión, nacida con la

Ilustración, es filosóficamente racionalista francés o idealista

alemán. Nació cuando la gente buscaba destruir el “Ancien

Régim” monárquico para cambiarlo por instituciones emergentes

de la cabeza de sus líderes. Hasta hoy, cuando uno entra en redes

sociales liberales inmediatamente ve la diferencia, patentizada por

la arrogancia —la fatal arrogancia, diría Von Hayek— y la falta de

espíritu autocrítico de esa segunda rama, para la cual quien no

piensa igual que él o que Ayn Rand es necesariamente un idiota, un

irracional que no la entendió, y/o un peligroso enemigo a destruir.

Adam Ferguson, sucesor de David Hume en sus cátedras en la

Universidad de Edimburgo, decía en su “Ensayo sobre la historia

de la sociedad civil”, que “Los hombres en general están

suficientemente dispuestos a ocuparse de la elaboración de

proyectos y esquemas, pero aquel que proyecta para otros

encontrará un oponente en toda persona que esté dispuesta a

proyectar para sí misma. Como los vientos que vienen de donde no

sabemos… las formas de la sociedad derivan de un distante y

oscuro pasado; se originan mucho antes del comienzo de la filosofía


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 71

en los instintos, no en las especulaciones de los hombres. La masa

de la humanidad está dirigida en sus leyes e instituciones por las

circunstancias que la rodean, y muy pocas veces es apartada de su

camino para seguir el plan de un proyectista individual.

Cada paso y cada movimiento de la multitud, aun en épocas

supuestamente ilustradas, fueron dados con igual desconocimiento

de los hechos futuros; y las naciones se establecen sobre

instituciones que son ciertamente el resultado de las acciones

humanas, pero no de la ejecución de un designio humano. Si

Cromwell dijo que un hombre nunca escala tan alto como cuando

ignora su destino, con más razón se puede afirmar lo mismo de

comunidades que admiten grandes revoluciones sin tener vocación

alguna para el cambio, y donde hasta los más refinados políticos no

siempre saben si son sus propias ideas y proyectos las que están

conduciendo el estado”.

Surgen perfiladas en estas palabras de este digno sucesor de

David Hume las dos formas de entender al liberalismo: La que lo

asimila como una consecuencia de la evolución de las instituciones,

y la que lo considera como producto de la mente de planificadores

que pergeñaron una revolución, en este caso la francesa. El

liberalismo clásico y el liberalismo iluminista quedan de este modo

esbozados con maestría.

Dejaré la palabra al gran Ludwig Von Mises en “La Acción


DEFENDIENDO A THEMIS 72

Humana”, refiriéndose a la impronta totalitaria del Iluminismo:

“Hubo , desde luego, a lo largo de la historia, sistemas filosóficos

que indudablemente exageraban la capacidad de la razón,

ideólogos que suponían cabíale al hombre descubrir, mediante el

raciocinio, las causas originarias de los eventos cósmicos y hasta los

objetivos que aquella prístina fuerza, creadora del universo y

determinante de su evolución perseguía. Abordaban “lo Absoluto”

con la misma tranquilidad con que contemplarían el

funcionamiento de su reloj de bolsillo. Descubrían valores

inconmovibles y eternos; proclamaban normas morales que todos

los hombres habrían de respetar incondicionalmente.

Recordemos, en este sentido, a tantos creadores de utopías,

lucubrando siempre en torno a imaginarios paraísos terrenales

donde sólo la razón pura prevalecería. No advertían, desde luego,

que aquellos imperativos absolutos y aquellas verdades

manifiestas, tan pomposamente proclamadas, constituían sólo

fantasías de sus propias mentes. Considerábanse infalibles,

abogando, con el máximo desenfado, por la intolerancia y la

violenta supresión de heterodoxos y disidentes. Aspiraban a la

dictadura, bien para sí, bien para gentes que fielmente ejecutarían

sus planes. La doliente humanidad no podía salvarse más que si,

sumisa, aceptaba las fórmulas por ellos recomendadas.

Acordémonos de Hegel. Fue ciertamente un pensador profundo;


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 73

sus escritos son un rico acervo de atractivas ideas. Actuó, sin

embargo, siempre bajo el error de suponer que el Geist, “lo

Absoluto”, manifestábase por su intermedio. Nada había

demasiado arcano ni recóndito en el universo para la sagacidad de

Hegel. Claro que se cuidaba siempre de emplear expresiones tan

ambiguas que luego han podido ser interpretadas del modo más

diverso. Los hegelianos de derechas entienden que sus teorías

apoyan a la autocracia prusiana y a la iglesia teutona. Para los

hegelianos de izquierdas, en cambio, el mismo ideario aboga por el

ateísmo, el radicalismo revolucionario más intransigente y las

doctrinas anarquistas.

No descuidemos, en el mismo sentido, a Augusto Comte.

Convencido estaba de hallarse en posesión de la verdad;

considerábase perfectamente informado del futuro que la

humanidad tenía reservado. Erigióse, pues, en supremo legislador.

Pretendió prohibir los estudios astronómicos por considerarlos

inútiles. Quiso reemplazar el cristianismo por una nueva religión e

incluso arbitró una mujer que había de ocupar el puesto de la

Virgen. A Comte cabe disculparle sus locuras, ya que era un

verdadero demente, en el más estricto sentido patológico del

vocablo. Pero, ¿cómo exonerar a sus seguidores?”.

Puede verse en las palabras de Ludwig Von Mises que el

liberalismo clásico es básicamente antitotalitario.


DEFENDIENDO A THEMIS 74

11.- Las dos versiones del liberalismo en autores liberales

Ya desde antiguo y casi contemporáneamente con la

Revolución Francesa, unos pocos autores liberales como Edmond

Burke o Benjamin Constant, y luego Isaiah Berlin, Friedrich Von

Hayek y Raymond Aron, —y también Friederich Engels al que se

mencionará después para demostrar las carnales relaciones entre el

liberalismo iluminista franco prusiano y el marxismo— avizoraron

con lucidez la existencia, muchas veces entremezcladas, de dos

ramas del liberalismo muy diferentes entre sí.

Así lo vislumbra Benjamin Constant en su ensayo “De la

libertad de los antiguos comparada con la de los modernos”. Este

autor es muy trascendente, porque habiendo vivido en la época, e

inclusive integrado a veces el gobierno francés con Napoleón, pudo

ver directamente en acción a ambos tipos de liberales, y en especial

a los jacobinos franceses. Dice Constant que en el sentido moderno

—lo que para él viene a ser el liberalismo clásico— “…es el derecho

a no estar sometido sino a las leyes, de no poder ser detenido, ni

condenado a muerte, ni maltratado de ningún modo, por el efecto

de la voluntad arbitraria de uno o varios individuos. Es para cada

uno el derecho de dar su opinión, de escoger su industria y de

ejercerla; de disponer de su propiedad, de abusar de ella incluso; de

ir y venir, sin requerir permiso y si dar cuenta de sus motivos o de

sus gestiones. Para cada uno es el derecho de reunirse con otros


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 75

individuos, sea para dialogar sobre sus intereses, sea para profesar

el culto que él y sus asociados prefieren, sea simplemente para

colmar sus días y sus horas de un modo más conforme a sus

inclinaciones, a sus fantasías. Finalmente, es el derecho, de cada

uno, de influir sobre la administración del gobierno, sea por el

nombramiento de todos o de algunos funcionarios, sea a través de

representaciones, peticiones, demandas que la autoridad está más o

menos obligada a tomar en consideración”.

Y la compara con lo que denomina la “libertad de los antiguos”,

claramente totalitaria: “Ésta consistía en ejercer colectiva pero

directamente varios aspectos incluidos en la soberanía: deliberar en

la plaza pública sobre la guerra y la paz, celebrar alianzas con los

extranjeros, votar las leyes, pronunciar sentencias, controlar la

gestión de los magistrados, hacerles comparecer delante de todo el

pueblo, acusarles, condenarles o absolverles; al mismo tiempo que

los antiguos llamaban libertad a todo esto, además admitían como

compatible con esta libertad colectiva, la sujeción completa del

individuo a la autoridad del conjunto. No encontraréis entre ellos

ninguno de los goces que como vimos forman parte de la libertad de

los modernos… Todas las acciones privadas estaban sometidas a

una severa vigilancia. Nada se abandonaba a la independencia

individual, ni en relación con las opiniones, ni con la industria ni

sobre todo en relación con la religión. La facultad de escoger el


DEFENDIENDO A THEMIS 76

culto, facultad que observamos como uno de nuestros más

preciosos derechos, habría parecido a los antiguos un crimen y un

sacrilegio. En las cosas que nos parecen más fútiles, la autoridad

del cuerpo social se interponía y se entorpecía la voluntad de los

individuos. Terpadro no pudo añadir ni una cuerda a su lira sin que

los éforos se ofendieran”.

Un nuevo desarrollo del concepto es efectuado por Isaiah Berlin,

en su ensayo “Dos conceptos de libertad”. Aun con el

inconveniente de llamar “libertad negativa” al liberalismo que Von

Hayek denominaría “individualismo verdadero”, y “libertad

positiva” al que aquél denominaría “individualismo falso”, Berlin

elogia a la primera y no a la segunda. Con esa prevención

semántica lo oigamos. Dice que hay dos conceptos de libertad, “La

libertad que consiste en ser dueño de sí mismo, y la libertad que

consiste en que otros hombres no me impidan decidir como quiera”,

y que de esa sutil y casi semántica diferencia inicial surgen enormes

consecuencias: “…pueden parecer a primera vista conceptos que

lógicamente no distan mucho uno del otro y que no son más que las

formas negativa y positiva de decir la misma cosa. Sin embargo, las

ideas “positiva” y “negativa” de libertad se desarrollaron

históricamente en direcciones divergentes, no siempre por pasos

lógicamente aceptables, hasta que al final entraron en conflicto

directo la una con la otra”… “La Revolución francesa, como todas


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 77

las grandes revoluciones, fue, por lo menos en su forma jacobina,

precisamente una tal erupción del deseo de libertad “positiva” de

autodirección colectiva por parte de un gran número de franceses

que se sentían liberados como nación, aunque, para muchos de

ellos, el resultado fue una fuerte restricción de las libertades

individuales… “

Isaiah Berlin rememora a Constant: “Nadie vio mejor —o lo

expresó con más claridad— el conflicto que hay entre estos dos

tipos de libertad que Benjamín Constant. Él señaló que la

transferencia de libertad de unas manos a otras, mediante el

aumento de la autoridad ilimitada, comúnmente llamada

soberanía, no aumenta la libertad, sino simplemente desplaza el

peso de la esclavitud. Con mucha razón preguntaba por qué un

hombre debe preocuparse profundamente de si es oprimido por un

gobierno popular, por un monarca, o incluso por un conjunto de

leyes represivas”.

Igualmente Friederich Von Hayek en su ensayo

“Individualismo verdadero y falso” expone que “El verdadero

individualismo que trataré de defender empezó su desarrollo

moderno con John Locke, y particularmente con Bernard

Mandeville y David Hume, y alcanzó sus dimensiones completas

por primera vez en las obras del Josiah Tucker, Adam Ferguson y

Adam Smith, y en la del gran contemporáneo de aquéllos, Edmund


DEFENDIENDO A THEMIS 78

Burke, el hombre a quien Adam Smith describió como la única

persona que pensaba exactamente como él en asuntos económicos,

sin que hubiera existido ninguna comunicación previa entre los

dos… No puedo dar mejor ilustración de la confusión corriente

acerca del significado del individualismo que el hecho de que uno

de los más grandes representantes del verdadero individualismo,

Edmund Burke, es comúnmente (y con razón) presentado como el

principal oponente del supuesto “individualismo” de Rousseau”.

Puede verse que Friederich Von Hayek llama “Individualismo

verdadero” al de John Locke, Bernard Mandeville, Federico

Bastiat, David Hume, Josiah Tucker, Adam Ferguson, Adam

Smith, Edmund Burke, Alexis de Tocqueville y Lord Acton. Y la

mención a Josiah Tucker por parte de Von Hayek es todo un

símbolo, ya que demuestra a la vez la unidad de valores y la

heterogeneidad del grupo, ya que Tucker —sacerdote anglicano y

liberal— discutía mucho a su contemporáneo Edmund Burke y

cuestionaba la visión política de John Locke.

Puedo agregar en esa lista al omitido Dugald Steward y

últimamente a Bertrand de Jouvenel, Ludwig Von Mises, Ortega y

Gasset, el propio Friedrich Von Hayek, Isaiah Berlin, Wilhelm

Röepke, Leonard Read, Murray Rothbard, Robert Nozik, Michael

Novak, hasta a Walter Block —que a fuer de defender lo

indefendible, también defiende a la Cristiandad siendo él a título


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 79

personal un ateo confeso— y un glorioso número de etcéteras.

Entre los autores más conocidos en Argentina, es el liberalismo de

Alberto Benegas Lynch, Alberto Benegas Lynch (h), Emilio

Hardoy, César Augusto Gigena Lamas, Alejandro Chafuen,

Gabriel Zanotti, Armando Ribas, Elena Valero Narváez, María

Fiallo Flor, Nicolás Márquez y Agustín Laje Arrigone. Y

obviamente también el mío.

Este es el liberalismo clásico al que —a veces sin decirlo y ni

siquiera entenderlo como tal— fueron adhiriendo en los hechos los

Mecenas, los Monarcas Ilustrados y los grandes regentes de los

Siglos XV al XIX, y con el advenimiento de las ideas republicanas,

las Monarquías constitucionales, las emergentes Repúblicas

exitosas de la “Belle Époque” —por cierto con la Argentina entre

las primeras de ellas— y los más grandes economistas mundiales,

tanto de la Escuela Austríaca como también —con algunas

reservas— de la Escuela de Chicago. Éste es el liberalismo clásico

que fue y sigue siendo a la vez un producto y un motor de la

Cristiandad. Lo llamaré “liberalismo conservador austro

británico”.

12.- El ambivalente liberalismo del iluminismo

A su vez, como se anticipó, existe otro liberalismo totalmente

diferente, racionalista, básicamente francés y alemán, que Von

Hayek llamaba “individualismo falso”, que a fuer de más


DEFENDIENDO A THEMIS 80

escandaloso ha sido terriblemente sobrevalorado y confundido con

el primero. Ése es el liberalismo del “iluminismo”, origen remoto de

todos los totalitarismos modernos. El liberalismo de Rousseau, de

la Revolución Francesa, de los anarquistas proto-comunistas,

inclusive de muchos marxistas, y ahora el de Ayn Rand.

Bien destaca Bertrand de Jouvenel en su magnífica y

esclarecedora obra “Sobre el poder- Historia natural de su

crecimiento”: “... si tomamos el sistema del derecho divino en el

momento de su expansión, desde el siglo XI al XIV ¿qué es lo que

observamos? Se repite la fórmula de San Pablo: “Todo poder viene

de Dios”, pero no tanto para instar a los sujetos a la obediencia al

Poder como para invitar al Poder... a la obediencia a Dios. Lejos de

querer la Iglesia, al llamar a los príncipes representantes o

ministros de Dios, conferirles la omnipotencia divina, se propone

por el contrario hacerles comprender que no tienen su autoridad

sino como un mandato, por lo que deben emplearla según la

intención y la voluntad del Señor de quien la han recibido. No se

trata de permitir al príncipe hacer sin más la ley, sino más bien de

doblegar el Poder a una ley divina que le domina y obliga”.

Más adelante, refiriéndose a la iconoclasia del Racionalismo

iluminista, expone que “ ¿Cómo no subrayar la coincidencia del

derrumbamiento de las creencias de los siglos XVI al XVIII con la

constitución de las monarquías absolutas? ¿Cómo no ver que esta


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 81

ascensión se produce en virtud de ese derrumbamiento? ¿Cómo no

reconocer que el gran siglo del racionalismo es también el de los

déspotas ilustrados, incrédulos, todos ellos convencidos del

carácter convencional de las instituciones, todos ellos seguros de

que pueden y deben subvertir las costumbres de sus pueblos para

conformarlas a la razón, todos ellos partidarios de desarrollar una

burocracia enorme para que sirva a sus propósitos y una policía

capaz de quebrar toda resistencia?

Se pensaba entonces que la voluntad dirigente es capaz de

reordenarlo todo; se desplegó el poder legislativo, y el derecho, que

dejó de dominar y guiar las prescripciones humanas, se convirtió en

un mero código.

Nada se ha producido en la historia que más haya contribuido a

la expansión del Poder. Y los más grandes espíritus del siglo XVIII

lo comprendieron tan bien, que quisieron ofrecer al legislador un

dique y una guía incontestable: la “religión natural” de Rousseau,

y hasta la “moral natural” de Voltaire. Ya veremos cómo estos

frenos funcionaron en el siglo XIX, y cómo acabaron cediendo.

Lógicamente, no podían mantenerse. Porque cuando se

proclama al hombre como “medida de todas las cosas”,

desaparecen la verdad, el bien y la justicia, y sólo quedan las

opiniones iguales en derecho, cuyo conflicto sólo puede dirimirse

por la fuerza política o militar; y cada fuerza triunfante entroniza a


DEFENDIENDO A THEMIS 82

su vez su verdad, su bien y su justicia, que durarán lo que ella

dure”.

Si bien en su origen el Iluminismo contaba tanto con teístas

como Voltaire y Juan Jacobo Rousseau como con ateos como

Denis Diderot, Claudio Adriano Helvecio y Pablo Enrique

Holbach, unía a todos en su común odio a la Iglesia Católica, las

instituciones existentes y a la religión en general. Impacientes por

destruir el “Ancien Régim” que veían se iba modernizando a un

ritmo inferior al que querían, fue un grupo proto-terrorista que

buscaba y consiguió en gran medida, destruir el sistema político

anterior a costa de desconocer el respeto por la persona, por la Vida,

por la Libertad y por la Propiedad, esto es, todos los derechos

individuales que proclamaba. Militan en esta rama el fundador del

Racionalismo René Descartes, una buena parte de los

Enciclopedistas, Juan Jacobo Rousseau, algunos fisiócratas y

hasta Jeremías Bentham y John Stuart Mill. Volney, en muchos

aspectos un liberal clásico, en los albores de la Revolución

Francesa fue representante por el Tercer Estado en los Estados

Generales de 1.789 rechazando sentarse en las filas de la nobleza

pese a que era Conde, y fue secretario de la Asamblea Nacional

Constituyente en 1.790.

Entre los alemanes, Kant en “El Conflicto de las Facultades”

expone que “La revolución de un pueblo de tanto ingenio, que


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 83

hemos visto desarrollarse en nuestros días… encuentra en los

ánimos de todos los espectadores... una participación de deseo, que

linda con el entusiasmo, y cuya manifestación … no puede tener

como causa más que una disposición moral del género humano”.

Johann Gottlieb Fichte publicó en 1.793, en lo más álgido del

Terror, una defensa denominada “Contribución a la rectificación

de las opiniones del público sobre la revolución francesa”, y en una

carta decía que “… esta nación (Francia) ha liberado a la

humanidad de la cadenas materiales”. Como era de suponer, su

postura política era socialista, de cierre económico y control

poblacional. Y Georg Friedrich Hegel, antecesor filosófico de Marx,

conmemoró la Revolución francesa durante toda su vida. Se

cuenta que cuando era joven, junto a Schelling y a Hölderlin,

plantó un árbol en honor a la libertad, en la plaza de Tübingen

—otros dicen que en un prado de las afueras de la ciudad— y que

cada año celebraba el aniversario de la toma de la Bastilla

brindando por la Revolución. Víctor Cousin en sus “Recuerdos de

Alemania” dice que él consideraba a la revolución francesa como el

paso más grande del género humano después del cristianismo.

Éste es el liberalismo iluminista y materialista que sembró la

idea de que la horrorosa Revolución Francesa fue liberal. Al que

Marx y Engels rendían expreso tributo. Un liberalismo armado

sobre un Rousseau que decía que los ciudadanos entregaban todos


DEFENDIENDO A THEMIS 84

sus derechos naturales al Estado, y un Kant que decía que el

ciudadano “...no tiene nada que hacer sino obedecer”. Lo llamaré

“liberalismo iluminista franco prusiano”. Allí militan juntos hoy

sus descendientes, los liberprogresistas, las feministas, los

ecologistas, los curas tercermundistas, los randianos y muchos

otros heteróclitos grupos cuyo único punto en común es su

animadversión al Mundo Occidental y Cristiano construido en

miles de años y uno de cuyos más preciados frutos fue el liberalismo

clásico.

13.- El nihilista y destructor liberalismo franco prusiano

La característica esencial del liberalismo franco prusiano es su

afán, compartido por todos los revolucionarios totalitarios, sean

ellos anarquistas, socialistas, comunistas, feministas,

anarcocapitalistas o quienes fueren, de destruir la Sociedad para

reedificarla conforme a lo que su “razón” les dicta como una mejor,

que ven como un supuesto paraíso a su alcance.

Ese nihilismo destructor es propiciado por intelectuales

frustrados y magnates inescrupulosos, pero es ajeno al sentir de la

clase media. Dice Gilbert K. Chesterton en “El hombre que fue

Jueves”, describiendo con rara precisión el fenómeno actual,

entonces tildado como anarquismo: “Yo me refiero a un vasto

movimiento filosófico, en el que hay un círculo externo y un círculo

interno. El círculo externo podemos decir que es el elemento laico;


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 85

y el interno, el elemento sacerdotal. Pero prefiero llamar, al círculo

externo, la sección inocente; y al interno, la sección criminal. El

círculo externo —el más numeroso— está constituido por simples

anarquistas; es decir, hombres que creen que las reglas y las

fórmulas han acabado con la humana felicidad. Así, están

convencidos de que los siniestros efectos del crimen son el resultado

natural del sistema que le ha dado el nombre de crimen. No creen

que el crimen engendra el castigo, sino que el castigo engendra el

crimen. El hombre que ha seducido a siete mujeres les parece, en sí

mismo, tan irreprochable como las flores de la primavera. El

cortador de bolsas les resulta, en sí mismo, un hombre de exquisita

bondad. A éstos, pues, llamo yo, la sección de los inocentes... Esta

gente, naturalmente, está siempre anunciando una futura era de

bienaventuranza, un paraíso por venir, la liberación de las cadenas

de la virtud y el vicio, y otras cosas por el estilo”.

“Y también hablan así los del círculo interno, los del sacerdocio

sagrado. También hablan, ante las arrebatadas multitudes, de la

felicidad futura y la liberación de los hombres. Sólo que en boca de

éstos, esas halagüeñas palabras tienen un sentido espantoso.

Porque éstos no se hacen ilusiones; son demasiado intelectuales

para creer que el hombre se verá alguna vez libre, en este mundo,

del pecado original y de la necesidad de la lucha. Cuando hablan así,

se refieren a la muerte. Cuando auguran la liberación final de la


DEFENDIENDO A THEMIS 86

humanidad, quieren significar con eso el suicidio futuro de la

humanidad. Cuando hablan de un paraíso sin bien ni mal, hablan

de la tumba. Sólo dos fines se proponen: primero, destruir a la

humanidad, y después, destruirse a sí mismos. Por eso lanzan

bombas en vez de disparar pistolas. La sección o fila de los

inocentes queda contrariada al ver que la bomba no mata al rey;

pero el alto sacerdocio se regocija porque, en todo caso, la bomba

ha matado a alguien...” En el liberalismo franco prusiano, la

destrucción es entronizada como un bien.

En Argentina se notó con claridad las diferencias sustanciales

entre ambos liberalismos en el debate relativo a la legalización o no

del aborto, que los enfrentó abiertamente pese a que ambos

coincidían en su animadversión hacia la intromisión estatal.

Los liberales clásicos mantuvieron firmes sus posturas de

respeto irrestricto a la Vida y a la no intromisión estatal mediante

subsidios para abortos supuestamente “legales, seguros y

gratuitos”, y en cambio los liberprogresistas armaron conferencias

y debates para tratar de explicar a sus seguidores, y peor, a quienes

se oponían abiertamente a estos proyectos, que supuestamente

matar bebés inocentes en el vientre de sus madres no iba en contra

del Derecho a la Vida ni contra el Principio de No Agresión, y que

aceptar que el Estado se hiciera cargo de ello con el dinero extraído

de los impuestos de quienes no estaban de acuerdo, no chocaba


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 87

contra sus posturas antiestatistas. Y ello, a despecho de las

advertencias no solamente morales, sino también hasta de índole

económica, que se hicieron acerca de la falta de recursos estatales

para afrontar esta aberración y la existencia de muchos otros

problemas más acuciantes de Salud Pública a resolver.

14.- La relación de ambos liberalismos con la Iglesia

Dejemos por un momento de lado la división tajante entre estas

dos concepciones del liberalismo, y vamos a la relación de ambas

ramas con la religión, y en particular con la Iglesia Católica. Para

los liberales clásicos no existen mayores conflictos, como que varios

de sus primeros cultores eran profundamente creyentes, y en

cambio los liberprogresistas son mayoritariamente ateos o

agnósticos, subsidiariamente protestantes, o residualmente

islamitas... Cualquier cosa menos el catolicismo, al que pintan

como la gran rémora de la Civilización mundial globalizada, y no

como el esqueleto sobre el cual se armó la Civilización que durante

muchísimo tiempo fue llamada a la vez “Occidental y Cristiana” o

en forma más galana aún, como “La Cristiandad”.

Los liberales clásicos, o conservadores liberales si así se los

prefiere llamar —ya que no debe ser considerado una ofensa

pretender conservar esa Cristiandad que es la joya de nuestro

Universo, hoy en peligro— no consideran en absoluto que

cristianismo y liberalismo se excluyan entre sí sino que por el


DEFENDIENDO A THEMIS 88

contrario, a diferencia de lo que pese a su mutua animadversión,

pregonan al unísono los sacerdotes populistas y los

liberprogresistas, entienden que por los motivos ya antes

explicados, el liberalismo clásico, en el sentido antes esbozado y

cuyos alcances se precisa más abajo, es en realidad el hijo

usualmente no reconocido por la Iglesia, de la más pura y auténtica

prédica cristiana.

El liberalismo clásico así definido, se desarrolló como

consecuencia de que luego de las enseñanzas de Jesucristo las

perspectivas históricas mutaron, cambiando una cosmovisión

totalitaria que consideraba que los protagonistas de la historia

eran los grupos humanos como tales, la manada devenida en

sociedad —la tribu, la polis, el reino y sus monarcas, apoyados por

cierto por sus respectivos dioses y en continua guerra entre sí,

concepción de los babilonios, egipcios, y todos los pueblos antiguos,

incluyendo Grecia y Roma—, por otra visión radicalmente

diferente e individualista proporcionada por Él, que produjo un

“giro copernicano” en la visión del hombre y su destino, conforme

al cual todos y cada uno de los individuos somos la parte más

importante de un Plan divino que incluye nuestra propia e

individual resurrección y salvación. Somos invitados de lujo a un

Banquete Celestial, y el Estado y sus regentes son simplemente un

instrumento más al servicio de los individuos y jamás sus dueños.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 89

Por supuesto existieron desde siempre pensadores

individualistas anteriores o contemporáneos a Jesucristo... Lao Tsé,

Heráclito, Sócrates, Aristóteles, Cicerón. Pero siempre en un

entorno en que la sociedad era el protagonista principal. Inclusive

en el Antiguo Testamento el protagonista básico era el pueblo

judío y sus dirigentes, y no el ser humano individual. Y Sócrates

prefirió morir envenenado a exiliarse y abandonar Atenas. En

cambio el protagonista esencial en la Palabra de Jesús es cada uno

de nosotros, el rey y el mendigo. Todos somos hijos de Dios,

estamos todos previstos para alcanzar su Reino conforme a

nuestras acciones, que son libres. No dependemos para eso de nadie

más que de nosotros y de la Gracia de Dios. Hay únicamente dos

mandamientos y en eso se resumen toda la Ley y los Profetas:

Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo.

San Agustín lo resume aún más: “Ama y haz lo que quieras”. Si

amas no robaras, no matarás, no perjudicarás a terceros. La

Civilización cristiana en su teoría —no así en sus encarnaciones

temporales— es la Civilización del Amor, el respeto, de la

tolerancia, de la verdad, de la bondad y del bien.

Es fácil comprender que el mensaje de Jesucristo fue resistido

por los Estados de la época y sus monarcas porque disminuía la

importancia de ellos mismos en la vida social. Persiguieron a los

portadores del “eu ángelus”, la “buena noticia”, y los mataron sin


DEFENDIENDO A THEMIS 90

poder empero matar su mensaje de amor y de esperanza. Sobrecoge

ver las catacumbas romanas e imaginar los riesgos que corrieron los

primeros cristianos para mantener viva la Fe que hoy profesamos

los cristianos, y que algunos liberprogresistas pretenden descartar

de un plumazo como desechos inútiles.

Siglos después se produjo la adopción del cristianismo como

religión oficial del Imperio Romano, acontecimiento histórico e

impensado que tuvo un aspecto positivo y otro negativo. El

positivo fue que permitió la rápida expansión de la ya no tan nueva

religión, pero el negativo fue el oscurecimiento de su

individualismo de base, y la confusión de la religión con la Iglesia

creada para preservar la Palabra. Pero si bien esta Institución es

importantísima como receptora y cuidadora de su Palabra,

Jesucristo había dicho que aun cuando solamente dos personas se

reunieran en su nombre, allí estaría Él.

La Iglesia como tal es buena en la medida en que sigue,

mantiene, clarifica y difunde las enseñanzas de Jesucristo. Él

mismo previno contra cualquiera que, aun invocando su nombre,

no siguiera sus enseñanzas ni enseñara sus preceptos. Hubieron así

Papas buenos y Papas malos. Hasta Papas Borgia llenos de hijos,

presuntamente incestuosos, taimados, sedientos de poder y de

conductas retorcidas.

Pero cumpliendo otra profecía de Jesús, la Iglesia terminó


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 91

siempre sobreponiéndose a las tinieblas del pecado y la corrupción,

perfeccionándose y adaptándose cada vez mejor al mensaje de su

fundador, así que presumiblemente alguna vez terminará

reconociendo a su hijo pródigo, el liberalismo conservador austro

británico, como ya tímidamente lo insinuaron Juan Pablo II y

Benedicto XVI.

15.- La historia de la libertad es la de la Cristiandad

El liberalismo ha sido, según ya dije antes, el producto

espontáneo de la libre voluntad e iniciativa de millones de personas.

Causa gracia leer a algunos iluministas sostener que el liberalismo

es obra de algún pálido trasnochado que escribiera a la luz de las

velas y con plumas de ganso algunas verdades que los comerciantes

conocían y practicaban sin necesidad de libros más de dos mil años

atrás. Pero para armar con esas prácticas comerciales individuales

una civilización liberal clásica mundial, la libre iniciativa humana

debió ser modelada y moderada por el respeto y amor al prójimo y

los sólidos principios morales enseñados por el Cristianismo.

Es que a diferencia de la visión anticlerical de los Iluministas

franco prusianos, el mensaje individualista de Jesús, conservado y

transmitido por los cristianos, y no otro, fue la semilla de la que

germinó el liberalismo clásico mucho antes de que se hablara

siquiera de democracia o de que se escribieran libros de economía.

Amar a Dios implica amar su creación, amar la vida, amar todo lo


DEFENDIENDO A THEMIS 92

bueno, amar al prójimo como a uno mismo, y amarse a uno mismo

también. La filosofía cristiana fue siempre por naturaleza

individualista en su enfoque: Estamos individualmente unidos a

Dios. No es el Dios del pueblo sino el de cada uno, y a la vez el

mismo para todos. De ahí derivan todos los principios caros al

liberalismo: Solo Dios y no un monarca o un tercero puede disponer

de la vida, la libertad y la propiedad ajenas, que deben ser

respetadas a rajatablas.

Es de por sí liberal, ya que no puede haber caridad real sin

propiedad privada, y no existiría mérito en entregar algo de su

propiedad si no existiera el derecho a no hacerlo. No puede haber

mérito o demérito sin libertad de acción. No puede haber tampoco

premios o castigos sin libertad de conciencia. Así, el irrestricto

respeto a la individualidad y sus derechos esenciales de vida,

libertad y propiedad (redescubiertos por Locke dieciséis siglos

después de Jesucristo) están por ende ya implícitos en toda la

enseñanza de Jesús, que a su vez contiene una relectura

humanística de las Escrituras del Antiguo Testamento. Eso no es

usualmente entendido por los liberales libertarios y ateos que creen

que el liberalismo nació con la Ilustración y sin historia, y ven a la

Iglesia como predicadora del sacrificio y la auto negación. Pero es

al revés. Es una enseñanza de vida, de libertad, de alegría y de

amor. Los dos mandamientos que da Jesucristo a sus apóstoles


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 93

contienen el amor a Dios, el amor al prójimo, y el amor a sí mismo.

Esto es, que en ellos se engloba el amor a toda la Creación.

Sin embargo, a partir de la Revolución Francesa, el iluminismo

en historia, aprovechando que ya Cristóbal Celarius a principios

del Siglo XVIII marcaba como etapas de la Historia una “Edad

Antigua”, una “Edad Media” y una “Edad Moderna”,

proclamaron que la Revolución Francesa supuestamente marcaba

el comienzo de una nueva era, poniéndola como presunto hito

fundamental de comienzo de una llamada “Edad Contemporánea”,

buscando así, y en cierta medida consiguiéndolo, relegar a la

Cristiandad a la Edad Media y al olvido. Más prudentes, los

británicos hablan aún hoy de una “Early Modern Age” y una

“Later Modern Age”.

Y sociológicamente, se comenzó una campaña pertinaz como

una llovizna, de invisibilización de los individuos que mantienen

los valores de la Cristiandad, con las tres estratagemas típicas de

ese proceso: Estereotipación, violencia simbólica y

deslegitimación.

En cuanto a la estereotipación, puede verse en “El Faro del Fin

del Mundo”, excelente película de suspenso, que el asesino era un

fanático cristiano. Igualmente en “El código Da Vinci”, en donde

los malvados pertenecen al Opus Dei. Por no recordar a Flanders,

el católico vecino de Homero Simpson, a quien se describe en


DEFENDIENDO A THEMIS 94

actitudes ridiculizantes, y al mismo tiempo relatando que en su

otra personalidad es el mismísimo Satanás.

La violencia simbólica contra todo lo que represente la

Cristiandad puede verse en las continuas campañas para erradicar

símbolos religiosos de cuanto lugar se pueda, llegando a violencias

físicas mediante persecuciones en diversas partes del mundo y

continuas quemas de Iglesias, que según algunas investigaciones

podrían haber afectado a la mismísima Iglesia de Notre Dame.

Y la deslegitimación se da sobre la base del argumento “ad

hominem” que lleva a ignorar todo cuanto dice un cristiano como

si sus posturas fueran absolutamente indefendibles desde un punto

de vista científico.

Pese a todo, reitero, la Cristiandad subsiste en sus valores, ya

que por suerte la bondad forma parte de la esencia del ser humano.

16.- Liberalismo clásico austro británico y cristianismo

Perfilaré un poco más el liberalismo clásico. Debemos recordar

siempre lo que Alejandro Chafuen destaca en su libro denomina

“Las raíces cristianas del libre mercado”: La teoría del

pensamiento liberal tuvo sus primerísimos orígenes en la cristiana

Escuela de Salamanca, y fue redescubierta dos siglos después por

los autores empiristas ingleses. El mayor intérprete de ellos fue

Adam Smith en su monumental libro “Una investigación sobre la

naturaleza y causas de la Riqueza de las Naciones”. Y él era íntimo


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 95

amigo del mayor filósofo empirista británico —y también otro de

los precursores de la Teoría Económica— David Hume. Hay una

mezcla de influencias cristianas y empiristas, no tan lejanas entre sí

como se proclaman, al punto tal que ambas reclaman ser

seguidoras de Aristóteles, a quien los empiristas consideran uno de

los primeros empiristas y los cristianos uno de los mayores

antecesores filosóficos previos al advenimiento de Jesucristo.

Según expone Friedrich Von Hayek en “Los fundamentos de la

libertad”, “El verdadero liberalismo no tiene pleito con la religión,

siendo muy de lamentar la postura furibundamente antirreligiosa”,

y es lamentable que el liberalismo haya sido siempre tergiversado

por los enemigos de la libertad para mostrarlo como un

pensamiento político y económico inaceptable para los creyentes”.

En “La fatal arrogancia”, reitera en la importancia de las

instituciones fundamentales como la familia, la propiedad y la

justicia (regulación de intercambios) como motores esenciales en el

desarrollo de la humanidad, al punto que las sociedades que han

mantenido esas instituciones fundamentales han sobrevivido y

prosperado, y es claro que en su mantenimiento han jugado un

papel preponderante la tradición y el cristianismo

inextricablemente unidos.

Puede verse que ni el cristianismo ni específicamente la religión

cristiana católica son incompatibles ni deben necesariamente reñir


DEFENDIENDO A THEMIS 96

con el liberalismo bien entendido, ya que como vimos, el

liberalismo clásico se nutre de manera espontánea de las

enseñanzas del judaísmo y sobre todo del cristianismo. Murray

Rothbard, que si bien era ateo era tolerante y estaba casado con

una cristiana, JoAnn Schumacher- Rothbard, historiadora que

luego ayudó a su marido corrigiendo y mecanografiando los

dictados de aquél en los cinco tomos de su monumental Historia de

Estados Unidos, “Concebido en libertad”, explica eso en su ensayo

“Seis mitos sobre el liberalismo”: “No hay ninguna conexión

necesaria entre las adscripción al liberalismo y la posición religiosa

de cada uno… Hay muchos liberales que son ateos, judíos o

cristianos. Entre los liberales clásicos precursores del liberalismo

moderno en una época más religiosa que ésta encontramos una

miríada de cristianos: desde John Lilburne, Roger Williams, Anne

Hutchinson y John Locke en el siglo XVII hasta Cobden y Bright,

Frederic Bastiat y los liberales franceses del laissez-faire y el gran

Lord Acton”.

Con relación al empirismo británico debo observar que desde los

albores de la sistematización doctrinaria de los efectos benéficos de

la libertad económica, fue fuertemente cristiano aun cuando desde

un punto de vista crítico a la Escolástica aristotélica, y a veces un

poquitín agnóstico. Guillermo de Ockham era monje franciscano,

George Berkeley era obispo cristiano, Francis Bacon decía que


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 97

“Los que niegan a Dios destruyen la nobleza del hombre, pues

ciertamente el hombre es pariente de las bestias por su cuerpo; y si

no es pariente de Dios por su espíritu, es una criatura baja e

innoble”, John Locke escribía un libro con el categórico título “La

razonabilidad del cristianismo” y atacaba con fiereza al ateísmo.

David Hume, gran incomprendido al que me refiero en otra parte,

decía en sus “Diálogos sobre la religión natural”: “Pasad vuestra

mirada por el mundo, contempladlo en su totalidad y a cada una de

sus partes: encontraréis que no es sino una gran máquina,

subdividida en un infinito número de máquinas más pequeñas…

Todas esas diferentes máquinas y hasta sus partes más diminutas,

están ajustadas entre sí con una precisión que cautiva la

admiración de cuantos hombres las han contemplado”, mientras el

padre de la sistematización teórica del liberalismo económico,

Adam Smith —que al igual que su amigo David Hume era filósofo

moral tanto como economista— indicaba que: “La religión, incluso

en su forma más burda, sancionó las normas morales mucho antes

de la era del razonamiento artificial y de la filosofía”. Y Federico

Bastiat en su “Fisiología de la Expoliación” se preguntaba “Hay

algún medio más poderoso de moralizar a un pueblo que la religión?

¿Y ha existido jamás religión alguna más favorable a la paz y más

generalmente difundida que el cristianismo?”.

Lord Acton era católico, y Alexis de Tocqueville a su turno,


DEFENDIENDO A THEMIS 98

explicaba el florecimiento de los Estados Unidos de Norteamérica

recientemente independizados , diciendo que los colonos “trajeron

al nuevo mundo un cristianismo que no podría describirse mejor

que llamándolo democrático y republicano: Esto favorecerá

particularmente el establecimiento de la república y la democracia

en los negocios. Desde el principio, la política y la religión

estuvieron de acuerdo, y desde entonces no han dejado de serlo”.

17.- Liberalismo iluminista franco prusiano y cristianismo

Mientras la rama liberal conservadora austro británica

celebraba la unión de libertad y cristianismo, la rama liberal

iluminista y franco prusiana, visceralmente anti cristiana, incurría

desde su origen y por su filiación idealista en un grueso error

doctrinario que la volvía peligrosamente absolutista, soberbia y

proclive a aliarse al totalitarismo.

La Revolución Francesa y el Genocidio de La Vendée que serán

luego relatados, pintan de cuerpo entero a esta rama. Esta rama

totalitaria y soberbia fue la culpable de la incorrecta, mistificada y

tergiversada asimilación de cristianismo, primero con monarquía y

luego con socialismo, y es la que por su oposición a la tradición, al

sentir de la gente y a la Iglesia, por su afán de destruir todo para

reconstruir un “mundo mejor”, termina siendo funcional al

totalitarismo que en un primer momento dice combatir. No

consiguió volver atea a la humanidad sino por el contrario, obtener


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 99

el consecuente rechazo de los cristianos, a los que les exigió perder

la fe, la esperanza de redención y todas las enseñanzas morales de

sus padres, para ser supuestamente “auténticos” liberales. Por

desgracia es la más orgánica, y la que recibe todos los apoyos de

parte de las Fundaciones liberales que rara vez entienden lo que

ocurre.

El liberalismo clásico y conservador está implícito en la

naturaleza misma de la población, conforma su esencia, pero en

general carece de voceros, y mientras tanto el liberalismo libertario,

el liberprogresismo que mira con cierto desprecio al hombre común,

al que considera atrasado y lleno de prejuicios, es proclamado como

el único y verdadero liberalismo.

Y es este último en realidad el liberalismo al que combatía la

Iglesia Católica, el liberalismo de corte franco prusiano, el del

Iluminismo, el fundamentalista y proto-comunista según Von

Hayek. Bien dice Gabriel Zanotti en sus “Reflexiones sobre la

Encíclica “Libertas” de León XIII (en su Centenario)”que “Si

ahora analizamos este “liberalismo” condenado por León XIII a la

luz de la historia de la filosofía nos damos cuenta de que se trata

estrictamente del más genuino iluminismo racionalista,

caracterizado por una esencial voluntad de inmanencia, lo cual

implica una cerrazón a lo trascendente, y una autonomía absoluta

de la razón y libertad, sobre la base del rechazo de le existencia y/o


DEFENDIENDO A THEMIS 100

la autoridad de Dios y su ley eterna”.

Ése es según se dijo, el antecesor del que hoy se hace llamar

liberprogresismo. La diferencia es que en el camino abandonó la

cultura que lo caracterizaba, conservando solamente su fanatismo,

su falta de atención a los argumentos ajenos y su prepotencia que

la hace —por ejemplo— defecar en los altares, realizar

exhibiciones obscenas o parodias de vírgenes abortando…

¡supuestamente en nombre de la Civilización!

18.- Liberalismo iluminista franco prusiano y marxismo

En realidad, según veremos, lo poco que tiene de rescatable la

Revolución Francesa como hito en el camino de la libertad, eran

simples conclusiones ya asumidas por la Cristiandad años antes de

que ese movimiento terrorista las proclamara.

En Argentina, Nicolás Avellaneda, que antes de ser Presidente

él también, era Ministro de Educación y amigo personal de

Sarmiento, relata el pensamiento claramente liberal clásico de su

mentor: “...Sarmiento profesa opiniones extrañas, profundas, que

colocan la historia de las ideas de los desenvolvimientos

progresivos del espíritu humano sobre otras bases… ¿Qué es para

Sarmiento la Revolución Francesa?... ¡Un motín de estudiantes

sublimes que pusieron en delirios a la Europa!... La proclamación

de los derechos de los pueblos y del hombre pertenece a un

movimiento consumado ya en la humanidad hace tres siglos… La


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 101

declaración de los derechos del hombre, que era el evangelio de la

Revolución Francesa, usted la encuentra en la primera

Constitución que ha aparecido en el mundo, en la del Estado de

Massachusets, de donde la toma Sieyés palabra por palabra. Los

revolucionarios franceses, aparentando romper con las tradiciones

de la humanidad, sólo fueron unos plagiarios”.

En cambio el co-fundador del marxismo, Friedrich Engels en su

obra “Del socialismo utópico al socialismo científico” se refería

encomiosamente a los “liberales” del Terror diciendo que “Los

materialistas franceses no limitaban su crítica simplemente a las

materias religiosas, sino que la hacían extensiva a todas las

tradiciones científicas y a todas las instituciones políticas de su

tiempo; para demostrar la posibilidad de aplicación universal de su

teoría, siguieron el camino más corto: la aplicaron audazmente a

todos los objetos del saber en la “Encyclopédie”, la obra gigantesca

que les valió el nombre de “enciclopedistas”. De este modo, el

materialismo, bajo una u otra forma —como materialismo

declarado o como teísmo—, se convirtió en el credo de toda la

juventud culta de Francia, hasta tal punto, que durante la Gran

Revolución la teoría creada por los realistas ingleses (esto es, del

liberalismo conservador austro británico) sirvió de bandera teórica

a los republicanos y terroristas franceses, y de ella salió el texto de

la “Declaración de los Derechos del Hombre”. Y vio tan clara


DEFENDIENDO A THEMIS 102

Friedrich Engels la diferencia filosófica aludida entre este

liberalismo proto-terrorista y el conservador austro británico, y las

consecuencias de la pérdida de la religiosidad, que dice también que

“cuanto más se convertía el materialismo en el credo de la

revolución francesa, tanto más se aferraba el piadoso burgués

británico a su religión. ¿Acaso la época del terror en París no había

demostrado lo que ocurre, cuando el pueblo pierde la religión?

Conforme se extendía el materialismo de Francia a los países

vecinos y recibía el refuerzo de otras corrientes teóricas afines,

principalmente el de la filosofía alemana; conforme en el

continente ser materialista y librepensador era, en realidad, una

cualidad indispensable para ser persona culta, más tenazmente se

afirmaba la clase media inglesa en sus diversas confesiones

religiosas. Por mucho que variasen las unas de las otras, todas eran

confesiones decididamente religiosas, cristianas”.

La fluida relación entre el marxismo y el liberalismo Iluminista

franco prusiano se ve desde un primer momento y aunque los

liberales franco prusianos la niegan avergonzados, no pretende ser

ocultado por los marxistas. Puede leerse al más lúcido liberal de

izquierda francamente iluminista, Juan José Sebreli —un muy

original liberal iluminista franco prusiano infinitamente más

ilustrado que sus actuales admiradores postmodernos, tan lúcido

que a veces parece un liberal conservador austro británico, lo que


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 103

él seguramente rechazaría— decir refiriéndose a Georg Lukács y su

“Historia y conciencia de clase”, que según aquél “el estalinismo

representaba la herencia de la Ilustración”. Esta afirmación

sorprende a Sebreli que como buen liberal es contrario al

totalitarismo. Al enfocarse Sebreli en el aspecto liberal, pero no en

el sesgo proto-comunista del liberalismo al que adhiere,

probablemente el equivocado sea él y no Lukács, que debe haber

captado el sustrato común dentro de las diferencias aparentes.

Es que la primera alianza de la izquierda con el liberprogresismo

se produjo a partir de sus precursores de la Ilustración. En la

Revolución Francesa se vio muy en claro la diferencia de los dos

liberalismos, a través de las memorables palabras de un liberal

conservador austro británico, Edmund Burke, vertidas en sus

“Reflexiones sobre la Revolución Francesa” y que demuestran que

la misma fue una revolución de izquierda que luego se consiguió

vender como liberal para confundir a los liberales y convertir a

muchos de ellos en una confusa mezcla de destructivos odiadores

izquierdistas de libre mercado, bastante similares a nuestros

liberprogresistas actuales. Edmund Burke escribió justamente

mientras esa Revolución se llevaba a cabo, y no es poca cosa que su

visión de esa Revolución sea negativa, ya que Friedrich Von

Hayek recuerda que Adam Smith dijo que pensaba exactamente

igual que él sin haberse ambos conocido.


DEFENDIENDO A THEMIS 104

Pues bien, dice Burke refiriéndose a las confiscaciones francesas:

“Pero este acto de secuestro de la propiedad parece ser un juicio

legal y no una confiscación. Parece que en las academias del Paláis

Royal y de los Jacobinos han descubierto que ciertos hombres no

tenían derecho a las propiedades de que estaban en posesión por la

ley, el uso y las decisiones judiciales, y la acumulada prescripción

de mil años. Dicen que los eclesiásticos son personas ficticias,

criaturas del Estado a quienes pueden destruir a su placer, y por

supuesto limitar y modificar en cualquier punto particular; que los

bienes que poseen no son propiamente suyos, sino que pertenecen

al Estado creador de la ficción; y que por lo tanto no debemos

preocuparnos con lo que puedan sufrir en sus sentimientos

naturales y en sus personas físicas, con motivo de lo que se les hace

en ese carácter ficticio”.

Luego enumera una serie de características claramente de

izquierda de la Revolución Francesa y sobre la típica falacia de que

cualquiera que está en contra de ellos está necesariamente con el

gobierno anterior: “Cuando producen su efecto natural todos los

fraudes, impostura, violencias, rapiñas, incendios, asesinatos,

confiscaciones, emisiones de papel de curso forzoso, y todas las

especies de tiranía y crueldad empleadas para procurar y sostener

esta revolución, a saber, el efecto de chocar los sentimientos

morales de los espíritus virtuosos y sobrios, los defensores de este


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 105

sistema filosófico inmediatamente esfuerzan su garganta con

declamaciones contra el antiguo sistema monárquico de Francia.

Una vez que han ennegrecido lo suficiente aquel poder depuesto,

prosiguen su argumentación como si todos quienes desaprueban

sus nuevos abusos, debieran ser necesariamente partidarios de los

antiguos; como si quienes reprueban sus crudos y violentos planes

de libertad, debieran ser tratados como abogados de la

servidumbre”.

Burke muestra el carácter populista, demagógico, opresivo y

tiránico del régimen de la Revolución Francesa, diciendo “No sé

bajo qué denominación clasificar la autoridad que actualmente

rige Francia. Pretende ser una democracia pura, aunque creo que

va en camino directo a transformase a corto plazo en una innoble y

perversa oligarquía... Si recuerdo correctamente, Aristóteles señala

que una democracia tiene muchos notables puntos de semejanza

con una tiranía. Estoy seguro, en cualquier caso, de que una

democracia la mayoría de los ciudadanos es capaz de ejercer sobre

la minoría más cruel opresión, cuando quiera que existan

profundas divisiones en una política de esa especie, domo debe de

ocurrir a menudo; y dicha opresión de la minoría se extenderá a un

número mucho mayor, y será llevada adelante con mucha mayor

furia de la que casi siempre se puede temer del cetro de una sola

persona. Bajo semejante persecución popular, los individuos que


DEFENDIENDO A THEMIS 106

sufren están en una situación mucho más deplorable que bajo

cualquier otra”.

Concluye Edmund Burke con reflexiones que demuestran a las

claras las diferencias entre ambas visiones del liberalismo: “…

¿Será entonces verdad que el gobierno francés era tal que no

merecía o no era susceptible de reforma, de modo que era

absolutamente necesario echar abajo de una vez toda su estructura,

y limpiar el terreno para levantar un edificio teórico experimental

en su lugar?… Para darles crédito por lo que han hecho en virtud

de la autoridad que han usurpado, y poder excusarlos de los

crímenes con que adquirieron dicha autoridad, debe probarse que

las mismas cosas no podían haberse llevado a cabo sin producir

semejante revolución”.

19.- Confusión de la Iglesia por el liberalismo iluminista

Como se ve, ni el liberalismo clásico avaló la Revolución

Francesa, ni mucho menos merecía ser atacado como lo fue por la

Iglesia. Tampoco la Iglesia merecía ser atacada como lo fue por el

liberalismo iluminista franco prusiano —con asesinatos masivos de

sacerdotes inclusive— para solaz de sus seguidores actuales que

curiosamente hasta el día de hoy rara vez atacan al verdadero

enemigo de la libertad que es el totalitarismo, ni a su versión más

acabada, el comunismo.

El pensamiento liberal clásico derivó de toda una evolución del


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 107

pensamiento que fue obra y esencia de la Cristiandad, la

Civilización creada por el cristianismo, y por ende era y fue siempre

totalmente compatible con las enseñanzas cristianas. Las

diferencias del cristianismo con el liberalismo clásico —dos de los

componentes básicos de la misma Cristiandad— eran solamente de

detalle y más de índole terminológica que conceptual, ya que el

liberalismo clásico era el último y más formidable destilado de esa

civilización, que no llegó a ser digerido totalmente por la Iglesia

simplemente por su prematura e ilegítima apropiación por la

Enciclopedia.

Es por eso que economistas liberales como Rothbard y Rallo o

filósofos como Gabriel Zanotti en Argentina, coinciden en que en

muchos aspectos la encíclica “Rerum Novarum”, inicio de la

Doctrina Social de la Iglesia, es compatible con sus posturas

liberales en la medida en que la caridad que predicaba sea

voluntaria y la acción del Estado, residual. Leámosla con

objetividad y sin preconceptos:

“…(el socialismo) Es discusión peligrosa, porque de ella se

sirven con frecuencia hombres turbulentos y astutos para torcer el

juicio de la verdad y para incitar sediciosamente a las turbas… los

socialistas, atizando el odio de los indigentes contra los ricos,

tratan de acabar con la propiedad privada de los bienes, estimando

mejor que, en su lugar, todos los bienes sean comunes y


DEFENDIENDO A THEMIS 108

administrados por las personas que rigen el municipio o gobiernan

la nación. Creen que con este traslado de los bienes de los

particulares a la comunidad, distribuyendo por igual las riquezas y

el bienestar entre todos los ciudadanos, se podría curar el mal

presente. Pero esta medida es tan inadecuada para resolver la

contienda, que incluso llega a perjudicar a las propias clases

obreras; y es, además, sumamente injusta, pues ejerce violencia

contra los legítimos poseedores, altera la misión de la república y

agita fundamentalmente a las naciones… si, reduciendo sus gastos,

ahorra algo e invierte el fruto de sus ahorros en una finca, con lo

que puede asegurarse más su manutención, esta finca realmente no

es otra cosa que el mismo salario revestido de otra apariencia, y de

ahí que la finca adquirida por el obrero de esta forma debe ser tan

de su dominio como el salario ganado con su trabajo. Ahora bien:

es en esto precisamente en lo que consiste, como fácilmente se

colige, la propiedad de las cosas, tanto muebles como inmuebles”.

En sus primeros momentos el liberalismo iluminista buscó

descalificar las enseñanzas del cristianismo por considerarlo en

forma errónea necesariamente aliado de la Monarquía, sin

comprender su función básica de freno al despotismo. La izquierda

actual, versión caricaturesca del Iluminismo, ha tomado la

absurda bandera de sus mayores con una finalidad diametralmente

opuesta, buscando captar a la comunidad cristiana persiguiéndola


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 109

en cuanto afirma al individuo y la libertad, y llevándola hacia la

izquierda. Mientras tanto el liberalismo iluminista actual, aliado

natural de la izquierda devenido en randianismo, aún creyéndose

enemigo del socialismo y comunismo, contribuye predicando la

supuesta incompatibilidad entre cristianismo y liberalismo.

La presunta oposición entre cristianismo y libertad es una falsa

idea nacida de la izquierda, en otra época disfrazada de

“Ilustración”, y hoy caricaturizada por el liberprogresismo, que

carece del rigor científico y hambre de razón de los izquierdistas de

entonces. La visión liberal iluminista jacobina, autora del Terror

francés, fue el gran culpable del desprestigio del liberalismo en

general, pese a que la versión liberal clásica era no solamente una

digna heredera de la tradición judeocristiana y coincidía en que el

cristianismo llevaba necesariamente a la libertad, sino inclusive la

conclusión económica y filosófica de las más precisadas partes

componentes de la civilización que se dio en llamar “La

Cristiandad”.

Ese mal entendido liberalismo revolucionario y destructor de

instituciones militan por eso juntos hoy los descendientes incultos

del liberalismo iluminista franco prusiano, esto es, los

liberprogresistas, las feministas, los ecologistas, los curas

tercermundistas y muchos otros heteróclitos grupos cuyo único

punto en común es su animadversión al Mundo Occidental y


DEFENDIENDO A THEMIS 110

Cristiano construido en miles de años y cuyo fruto preciado es el

liberalismo clásico... ¡juntos en esa tarea destructiva, con

trasnochados yuppies libertarios y neoiluministas randianos, que

atacan la tradición, la moral burguesa, la familia, las instituciones

intermedias, todas las instituciones de donde nació el liberalismo, y

todas las defensas del individuo para armar un refugio privado

contra la intromisión estatal! Rechazan con mucho mayor vigor los

principios de la Cristiandad que del comunismo, considerando a

aquéllos poco menos que fascistas, y al comunismo chino como un

sistema malo pero perfectible, pero al que ven bastante cercano al

“Capitalismo, ese ideal desconocido” del que hablaba su gurú...

Por supuesto, ambas vertientes son muchas veces difíciles de

diferenciar. Paradigmático de esto es el caso de Llewellyn Harrison

Rockwell, Jr. , más conocido como Lew Rockwell, a la vez

Presidente de la Fundación Mises, compilador póstumo de la obra

de Murray Rothbard y admirador de Ayn Rand, lo que demuestra

lo fusionadas que están las diferentes líneas del liberalismo incluso

en el ideario de sus más firmes defensores.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 111

III.— ALGO SOBRE LA CRISTIANDAD

20.- La Cristiandad como verdadera fuente del liberalismo

Soy tan o más liberal que Ghate o que Marty, pero con una

versión infinitamente más antigua, respetable y clásica que la

iluminista que ellos profesan y expanden. Es la que deriva de la

Cristiandad, y que los liberales que defino como “iluministas”

suelen llamar “conservadores”. Sin perjuicio de eso, en mi caso

particular me considero profundamente cristiano y estoy

comprometido con la versión que creo que, pese a todos sus

defectos humanos más se ajusta a la palabra de Jesucristo, que a

mi juicio es la católica, lo que expongo como un dato personal

carente de relevancia en la exposición.

Wilheim Röepke, economista liberal y cristiano, padre del

“Milagro Alemán” y autor en su libro “Civitas Humana”, de la

feliz frase de que “un buen cristiano es un liberal que se ignora”,

decía en un opúsculo denominado “La necesidad moral de la

libertad económica” que “Uno de los mas graves errores de nuestra

época es el de creer que la libertad económica y la sociedad que en

ella se basa, difícilmente son compatibles con la posición moral de

una actitud estrictamente cristiana... las más poderosas razones

para defender la libertad económica y la economía de mercado son

precisamente de carácter moral. Los valores morales del verdadero


DEFENDIENDO A THEMIS 112

cristianismo exigen la libertad económica y la economía de

mercado, y nunca pedirían el sistema económico opuesto: el

socialismo. Sin embargo al mismo tiempo es necesario enfatizar

que la libertad económica y la economía de mercado exigen esos

valores, es decir, se condicionan mutuamente”.

En su libro “Un enemigo del Estado. La vida de Murray N.

Rothbard”, su biógrafo Justin Raimondo transcribe una misiva en

donde aquél, gran economista e historiador liberal ateo, le decía

lisa y llanamente que “Estoy convencido de que no es casualidad

que la libertad, el gobierno limitado, los derechos naturales y la

economía de mercado sólo se hayan desarrollado realmente en la

civilización occidental. Estoy convencido de que la razón es la

actitud desarrollada por la Iglesia cristiana en general, y la católica

en particular.

En contraste con el pensamiento griego, en el que la

ciudad-estado era el lugar de la virtud y la acción, el cristianismo,

con su enfoque único en el individuo como creado a imagen de Dios

y en el misterio central de la Encarnación —Dios creó a su Hijo

como una persona totalmente humana— significa que cada

individuo y su salvación son de interés divino central. La Iglesia no

estaba vinculada a ningún rey o Estado y, por lo tanto, servía

como un control vital del poder estatal. El concepto de tiranicidio

y del derecho a la revolución fue desarrollado por los escolásticos


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 113

católicos. Locke (y sus seguidores en la Revolución estadounidense)

fue un escolástico protestante que desarrolló y afinó la doctrina

escolástica católica. Por lo tanto, aunque no soy creyente, aclamo

al cristianismo, y especialmente al catolicismo, como el sustento de

la libertad. (Y también del arte, la música y la arquitectura, pero

ese es otro tema)”.

La Cristiandad implicó una enorme acumulación de capital

humano, presupuesto para cualquier empresa. En este caso, fue

una acumulación de saberes, valores y principios. Por eso,

comparando la Revolución Francesa con la inglesa, decía Edmond

Burke que “Nosotros quisimos durante nuestra Revolución (la

inglesa de 1.688) y lo seguimos queriendo ahora, derivar todo lo

que poseemos como una herencia de nuestros padres. Sobre ese

cuerpo heredado hemos procurado no inocular ninguna hierba

extraña a la naturaleza de la planta original… De esta manera,

preservando el método de la naturaleza en la conducción del estado,

en lo que progresamos no somos nunca enteramente nuevos, y en lo

que retenemos no somos nunca completamente obsoletos…

Ustedes eligieron actuar como si nunca hubieran sido moldeados en

la sociedad civil y tuvieron que empezar todo de cero. Empezaron

enfermos, porque comenzaron por despreciar todo lo que les

pertenecía. Empezaron su negocio sin capital”. Eso mismo podría

decirse de los liberales iluministas modernos.


DEFENDIENDO A THEMIS 114

Usaré aquí la terminología de otro liberal clásico, el Premio

Nobel Gary Becker, en su libro “El capital humano”: “Voy a

hablar sobre un tipo diferente de capital. La educación, un curso en

computación, gastos en atención médica y conferencias sobre las

virtudes de la puntualidad y la honestidad también son capital en

el sentido de que mejoran la salud, elevan las ganancias o añaden a

la apreciación que tiene una persona por la literatura en el curso de

su vida. En consecuencia, concuerda con el concepto tradicional de

capital decir que los gastos en educación, entrenamiento, atención

medica, etc., son inversiones de capital. Sin embargo, estos

producen capital humano, no físico o financiero porque no se puede

separar a una persona de su conocimiento, capacidades, salud o

valores de la misma forma que es posible mover activos financieros

y físicos mientras que el dueño se mantiene en el lugar’’.

Así, desaprovechar esa acumulación de capital humano

proveniente de siglos de enseñanza cristiana en los derechos

individuales a la vida, a la libertad y a la propiedad como valores

derivados del sentimiento de amor al prójimo y también como

mandamientos de Dios, para intentar fundar otro liberalismo que

busque defender exactamente los mismos valores pero sobre la base

de un supuesto “egoísmo racional”, y de la negación sistemática de

la existencia de trascendencia o motivos reales para crecer material

y espiritualmente, honrar los contratos y producir ganancias para


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 115

sí y para los demás, resulta un esfuerzo innecesario, intrusivo y

destructivo.

Sin embargo, pese al pasado ilustre que avala a nuestra

Civilización, a veces en forma bulliciosa y otras en forma silenciosa

y solapada, utilizando al Racionalismo y al Iluminismo como

arietes, voluntariamente o por falta de perspectiva histórica, desde

la Revolución Francesa en adelante, luego durante la Guerra Fría,

y de una forma que ha arreciado notoriamente después de la caída

del comunismo soviético, se ha venido produciendo un ataque

sistemático a ese capital humano, en el marco de un

reacomodamiento global de civilizaciones en perjuicio de nuestro

mundo, la “Cristiandad” como era conocido desde antaño antes de

que fuera rebautizada como “Civilización Occidental y Cristiana”,

y luego “Occidente” para olvidar su origen cristiano, civilización

que creyéndose vencedora, está siendo derrotada culturalmente, al

punto de peligrar su subsistencia, por la malvada y brillante tarea

clandestina de los derrotados. Cada avance de esa Civilización en el

respeto a los derechos individuales es paradójicamente celebrado

como un supuesto retroceso de la visión cristiana, y no como su

reafirmación.

Para destruir esa Cristiandad sucedieron al menos cinco oleadas

de asedios, que como ocurre con las olas del mar, se terminaron

superponiendo y montando las unas encima de las otras. Para


DEFENDIENDO A THEMIS 116

coordinarlas con mi visión de la existencia de un engañoso

liberalismo franco prusiano, a las tres primeras las denominaré el

“Asedio Francés”, del Iluminismo y la Revolución Francesa, el

“Asedio Soviético” del comunismo soviético, y el “Asedio Franco

Prusiano” de los intelectuales de la nueva izquierda de la Escuela

alemana de Frankfurt. Aclaro de paso que el Comunismo soviético

y sus múltiples tretas que se verán a lo largo de este libro son

también de innegable filiación prusiana. Sus ideólogos fueron los

alemanes Karl Marx y Friederich Engels, siguiendo ambos ideas

del alemán Georg Friedrich Hegel. Además el Tren de Lenin a

Rusia fue posible gracias a los diplomáticos alemanes. Y

finalmente en su continuación contribuyó y contribuye

grandemente la mentada Escuela de Franckfurt.

El cuarto de los asedios es el “Asedio Caribeño” motorizado por

Cuba, que comenzó como parte del “Asedio Soviético” para luego

tomar su propia autonomía luego de la caída de su mentor inicial, y

el quinto, el más peligroso de todos, es el actual “Asedio Chino”,

que pergeñó a partir de la caída del comunismo soviético, un

Nuevo Orden Mundial que se pretende imponer, utilizando

elementos de todos los asedios anteriores, sofisticándolos y

generando la convicción de que ese comunismo aberrante se trata

del triunfo de un capitalismo renovado. Y en lo que todos coinciden

es en la destrucción de la Cristiandad como método de conquista.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 117

Anticipo la situación actual. Tal como el superviviente Horacio

romano para derrotar a los Curiacios de la hoy inexistente Alba

Longa, el comunismo, siguiendo los pasos del Iluminismo, primero

con la Unión Soviética y cuba, y ahora con China, está dividiendo

a la Cristiandad en sus tres partes componentes: Su religión, su

economía y su sociedad. Ataca primero a la religión al cambiar el

concepto de “Cristiandad” por el de “Civilización Occidental y

Cristiana”, a la Sociedad yendo contra sus fundamentos básicos

cambiando “Matrimonio” por “Pareja”. y finalmente a la

economía, sustituyendo “Liberalismo” por “Capitalismo”.

Mientras tanto, los actuales miembros de la amenazada Alba

Longa, en lugar de gritar a los Curiacios para que se reagrupen, y

en vez de consternarse con el ataque a cada uno de ellos, se

regocijan sin entender lo que está ocurriendo, convencidos de que

es un amigo el Horacio que los pretende matar uno por uno.

El ataque a la Cristiandad tiene sus orígenes remotos en el

Iluminismo y la mal reputada como liberal Revolución Francesa,

orgía de terror de izquierda falsamente entronizada como base del

mundo moderno, y sigue hasta hoy en su negación de las bases de

la Cristiandad de la que emergió el liberalismo clásico, al que

pretende sustituir por su iluminista y advenediza versión posterior,

violenta, atea y finalmente marxistoide, a veces sin saberlo sus

propios cultores, que pronuncian invectivas contra la Cristiandad


DEFENDIENDO A THEMIS 118

convencidos de que la versión distorsionada iluminista es

realmente un liberalismo “verdadero” y el motor de la civilización

actual. Tanto éxito tuvieron que inclusive los liberales clásicos se

terminan a veces convenciendo de que su insistencia en valores

cristianos es una señal de “incoherencia”, cuando según se verá, es

la única postura realmente coherente.

Así, desde entonces y hasta ahora, coexisten muchas veces

entremezclados, el liberalismo clásico emergente de la Cristiandad

con el liberalismo iluminista emergente de la Enciclopedia y la

Revolución Francesa, motores respectivos de lo que describiré

como la Cristiandad subsistente y el Nuevo Orden Mundial,

convencidos sus cultores de estar hablando de lo mismo, cuando

hablan de dos posturas radicalmente opuestas.

21.- La Cristiandad y la civilización occidental

Existe aún en la mente de toda la gente de buena voluntad en el

mundo Occidental, el recuerdo de una civilización que proclamaba

las virtudes reales o imaginarias de príncipes buenos y valientes

que rescataban princesas en apuros, de princesas buenas que

vivían felices para siempre, de padres de ambos sexos que tenían

hijos a los que amaban y que los amaban a ellos, una civilización

que buscaba la excelencia, era intolerante hacia la corrupción, la

maldad y el aprovechamiento de los niños y de los débiles. En

donde se admiraba la belleza y la armonía, en donde todos juntos


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 119

rezaban a la noche para agradecer a Dios por todo lo que tenían, y

pedían poder encontrarse con Él al final de sus venturosos días

terrenales. Gente que anhelaba los simples placeres de una sopa

caliente en invierno, que veía en el arcoíris una alianza con Dios y

no un símbolo homosexual, de mariposas a las que se admiraba por

su belleza y libertad y no como símbolos de conductas

antinaturales, del asombro ante las primeras flores que

anticipaban una nueva primavera. Una civilización en donde la

gente se conocía y ayudaba a sus vecinos, amaba el orden, la

belleza, la armonía y la bondad.

Decía un explícito paladín de la misma, el Quijote de la Mancha

de Cervantes, que “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos

dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden

igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la

libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”.

Esa gloriosa civilización que por suerte subsiste en la forma de

pensar de muchos hombres de bien, aun cuando terriblemente

confundidos, era liberal sin saberlo. Esa aún subsistente

civilización milenaria a la que pertenezco, era y es “la Cristiandad”.

Amaba la libertad y la belleza, pero como el Quijote, sabía ser fiera

en la defensa de sus valores. “Creando lanza en mano el reino de

Dios, cuyo advenimiento se pide en oración”, dice el manchego.

Expone el ya citado Murray Rothbard en su “Historia del


DEFENDIENDO A THEMIS 120

Pensamiento Liberal” que “Todo lo bueno en la civilización

occidental, desde la libertad individual hasta las artes, se debe al

cristianismo”. Ese autor, contra lo que pueda creerse, no era un

devoto cristiano español sino un ateo de orígenes judíos.

Puesto que existe hoy también a partir del Iluminismo y la

Revolución Francesa una línea del pensamiento en Occidente

contrario a esos valores, preferí rescatar el nombre original, y

llamar a esa Civilización como “la Cristiandad” en lugar de

llamarla simplemente “Occidente”, para evitar confusiones

neolingüísticas. No en vano “Cristiandad” es el nombre que se

daba orgullosamente a nuestra Civilización en el Cantar del Mío

Cid, en el Quijote de la Mancha o en Ivanhoe. También así lo llama

Alexander Von Humbolt en su libro “Acerca de la Esclavitud”. Es

también el nombre que en su obra “Historia de la Cultura

Cristiana”, reflota Christopher Dawson, ex anglicano convertido al

catolicismo y figura ineludible en el estudio de la historia de la

Cristiandad, para esa Civilización dos veces milenaria, definiéndola

como una “…civilización o cultura que supera el ámbito de lo

religioso (de las prácticas y creencias religiosas), para determinar

un corpus de creaciones artísticas y literarias, una concepción del

mundo (cosmovisión) y un conjunto de costumbres y usos sociales,

estudiables a través de la estética, la iconografía y las ciencias

sociales; sobre todo historiográfica, antropológica y


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 121

sociológicamente, pero también desde el punto de vista de las

ciencias políticas y la historia de las ideas. Junto con la cultura

clásica y otras aportaciones (judías -o judeocristianas-, islámicas,

seculares) es el elemento central de la civilización occidental”.

Señalo que pese a su admiración por la Cristiandad, Dawson ya cae

en la trampa de llamarla como “civilización occidental”.

Samuel P. Huntington, pese a usar igual fonema, en “El choque

de civilizaciones” ratifica que “Hoy en día, el término “Occidente”

se usa universalmente para referirse a lo que se solía denominar

“Cristiandad Occidental”“. Uso por eso la palabra “Cristiandad”

por ser la forma más contundente de diferenciarla del violento

“Occidente” devenido iluminista.

Como clásico, y a fuer de liberal y de cristiano soy también

conservador. No considero en absoluto a estas visiones

incompatibles entre sí, sino por el contrario, y contra lo que se

quiere sostener desde la versión iluminista, complementarias y

profundamente emparentadas.

Asumo que la experiencia de varios miles de años ha decantado

en una serie de principios arraigados acerca de cuáles son las

recetas exitosas para el armado de una sociedad justa, próspera y

libre, como es la Civilización Occidental y Cristiana, “la

Cristiandad”, aun cuando, reitero, no sea necesario ser cristiano

para admirarla. Entiendo que la férrea defensa de la individualidad,


DEFENDIENDO A THEMIS 122

de la belleza, de la justicia y la bondad que caracterizó a sus

afluentes, es la que hizo a esta Cristiandad liberal y contraria al

totalitarismo, a diferencia de este otro Occidente iluminista, más

igualitarista, populista y capitalista que auténticamente liberal.

Un gran sacerdote y pensador cubano, Félix Francisco José

María de la Concepción Varela y Morales, más conocido como Félix

Varela, decía en su obra “Cartas a Elpidio”, un monumental

cuerpo de reflexiones en tres tomos en forma de epístolas,

refiriéndose a la Iglesia Católica, pero en palabras aplicables a la

totalidad de lo que aquí denomino “la Cristiandad”, que “Varias

veces he meditado, mi caro Elpidio, sobre la analogía entre la

Iglesia Católica y las sociedades libres, y siempre he concluido que

el Cristianismo y la libertad son inseparables; y que ésta, cuando se

halla perseguida, sólo encuentra refugio en los templos del Dios de

los cristianos... Fórmase, pues, en el santo templo una junta

celestial, en que reina una santa libertad unida a una justa

sumisión, y aprenden los hombres a ser iguales sin dejar de ser

diferentes, puesto que los ricos y los pobres, los sabios y los

ignorantes, los poderosos y los débiles, y aun los mismos príncipes,

unidos con sus vasallos, todos forman una familia, todos se

consideran sujetos a las leyes y libres de opresión y de injusticia...

Con tales sentimientos salen del santo templo los verdaderos

cristianos, y si los conservasen, ¿crees, mi amigo, que podrían ser


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 123

déspotas? ¿Crees que hollarían las leyes, infringirían los derechos,

destruirían la paz y encenderían la guerra? Es, pues, evidente que

el Cristianismo es irreconciliable con la tiranía y que toda sociedad

verdaderamente cristiana es verdaderamente libre…”

La refutación del ensayo randiano de Ghate/Marty me llevó a

intentar ordenar una serie de reflexiones relativas a su relación con

el liberalismo clásico, al que llamo “liberalismo conservador austro

británico”, como también sobre el cristianismo como motor de

jerarquización de la individualidad y del respeto a los derechos de

vida, propiedad y libertad, el conservadurismo como medio de

mantenimiento del orden espontáneo social constituido no

solamente por las enseñanzas cristianas sino también por los

mejores frutos de la inteligencia humana a lo largo de los siglos, y

por el otro lado el liberprogresismo y el randianismo como

pretensiones gemelas de erigir un nuevo liberalismo anti-religioso y

anti-conservador, el capitalismo como supuesto sinónimo del

liberalismo, el ateísmo iluminista como trasfondo del randianismo,

su actual versión caricaturesca del liberprogresismo, carente de la

cultura de los izquierdistas de entonces, el marxismo del Siglo XXI

y el Nuevo Orden Mundial que nace de la confluencia de

liberprogresismo, totalitarismo y capitalismo de amigos (sobre

todo provenientes del ámbito informático o financiero),

mezcolanza que hoy se nos pretende imponer entre pandemias de


DEFENDIENDO A THEMIS 124

dudoso origen, conspiraciones de dictadores totalitarios e

intromisiones mediáticas e informáticas que pueden llegar

inclusive a torcer la elección de presidentes en todo el mundo, como

se sospecha que ocurrió en Estados Unidos últimamente.

Por supuesto, los nombres que doy a ambos liberalismos

(“franco prusiano” y “austro británico” en lugar de “verdadero y

falso” como hace por ejemplo Von Hayek), sirven para

relacionarlos con los países donde nacieron, sin que necesariamente

todos los miembros de cada país cultiven el respectivo tipo de

liberalismo. Jeremías Bentham y John Stuart Mill eran ingleses y

filosóficamente pueden ser ubicados como “franco prusianos”, y

viceversa, Benjamin Constant, Federico Bastiat, Bertrand de

Jouvenel, Guy Sorman o Jean François Revel son franceses y

pueden ser ubicados como “austro británicos”. Tampoco la

división es tajante, ya que la gran mayoría de los autores liberales

reconocen influencia de una y otra vertiente. Y en las primeras

páginas transcribí el elogio de la Cristiandad por un poeta alemán .

Sin embargo, no es casual que los referentes y simpatizantes

actuales de la liberprogresía en sus diversas manifestaciones

(feminismo, ideología de género, pedofilia, homosexualidad

masculina y femenina) sean los referentes del Mayo francés, los

existencialistas franceses y la Escuela de Frankfurt. En sus obras

continuamente se ven citas de Friedrich Nietzsche, de Jean-Paul


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 125

Sartre, de Simone de Beauvoir, de Karl Jaspers, de Gabriel Marcel,

de Martin Heidegger, de Albert Camus… ¡Todos francos o

prusianos!

Samuel P. Huntington en “El choque de civilizaciones”, citando

a diversos autores, expone que una civilización contiene “valores,

normas, instituciones y formas de pensamiento a las que sucesivas

generaciones dentro de una sociedad dada han atribuido una

importancia fundamental… una particular concatenación de

cosmovisión, costumbres, estructuras y cultura… que forma una

especie de todo histórico… una especie de medio ambiente moral

que abarca un determinado número de naciones, siendo cada

cultura nacional sólo una forma particular del todo”, mencionando

que actualmente pueden diferenciarse las civilizaciones

“occidental”, latinoamericana, africana, islámica, sínica, hindú,

ortodoxa, budista y japonesa.

Este autor me merece ciertos reparos ya que su brillante

exposición no contempla la incidencia de las ideologías políticas,

grave error que vela la acción coordinada y global de comunistas

de diversas civilizaciones —chinos y palestinos, latinoamericanos y

norteamericanos, africanos y rusos— en procura de objetivos

comunes. Además incurriendo en una neolengua desgraciadamente

usual, llama “Occidente” a la que pese a todos los embates que

recibe, sigue siendo aún “La civilización Occidental y Cristiana” o


DEFENDIENDO A THEMIS 126

mejor, “la Cristiandad”.

Si bien exclama que “…la supervivencia de Occidente depende

de que los estadounidenses reafirmen su identidad occidental y los

occidentales acepten su civilización como única y no universal, así

como de que se unan para renovarla y preservarla frente a los

ataques procedentes de sociedades no occidentales”, omite con ello

referirse a los ataques que si bien pueden proceder de sociedades no

occidentales, utilizan a aliados internos que no entienden o no

comulgan con los valores de la Cristiandad a la que pertenecen.

Pero de todas formas y al margen de estas disquisiciones, lo que

queda en claro si repasamos todas las demás, es que solamente en

una Civilización, la Occidental y Cristiana —la Cristiandad—

históricamente alguna vez fructificó el liberalismo. No fue entre los

inventivos chinos de los Mandarines, ni en las heladas estepas rusas

de los Zares, ni en los áridos desiertos de los Califas y Sultanes, ni

en las salvajes sabanas africanas, que la llama de la libertad insufló

de prosperidad a una civilización como lo hizo la Cristiandad.

Eso de por sí constituye un fuerte argumento para defenderla de

ataques externos y peor aún, internos que luego de obtener la caída

de las monarquías absolutas, intentaron reescribir la historia

soslayando a su verdadero creador, y evitando que esa Cristiandad

que viene desde hace dos mil años acumulando recetas exitosas

para mejorar la vida del hombre sobre la Tierra, brinde todo el


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 127

potencial de que es capaz para mejorar la prosperidad material y

espiritual de todos con su fantástica concepción de simplemente

respetar los derechos individuales. Haré entonces una pequeña

historia de la Cristiandad.

22.- La Cristiandad, el individuo y la libertad

La verdadera historia de la Libertad, que es también la de la

Cristiandad, es la tarea tanto de los filósofos griegos y juristas

romanos y sus seguidores, como la de los diversos estudiosos de

todos los tiempos sin importar su origen, amalgamados por la

visión cristiana de que toda verdad es cristiana y debe ser adoptada.

Como también los griegos y los romanos tenían una vocación

integradora, se terminaron todas las vertientes fusionando y

adaptando unas a las otras en una amalgama genial,

tremendamente exitosa y altamente tolerante. Ésta era la versión

del liberalismo de nuestros Padres Fundadores, y la versión que se

fue perdiendo en manos de la mistificación iluminista y una de sus

herederas, la mistificación randiana.

En particular el cristianismo en todas sus variantes no

solamente es compatible con el liberalismo —bien entendido como

“dejar hacer, dejar pasar” y no sus deformaciones roussonianas y

randianas— sino que forjó las bases para su nacimiento y

desarrollo, al reivindicar al individuo como tal y sus derechos, y no

al Rey o al Estado, como eje central de su filosofía, teología y


DEFENDIENDO A THEMIS 128

prédica religiosa al sostener que todos tenemos la jerarquía y

dignidad de Hijos de Dios, y llamados a la Vida Eterna. Con

solamente dictar los mandamientos de “No Matar”, estaba ya

desde unos catorce siglos antes de Jesucristo proclamando el

Derecho a la Vida. con el de “No Robar” y el de “No codiciar los

bienes ajenos” estaba proclamando el Derecho a la Propiedad, y

cuando Jesucristo enseñó “Amad al prójimo como a vosotros

mismos”, “No juzguéis y no seréis juzgados”, “con la misma vara

que midáis seréis medidos”, completó a Moisés con la Libertad y la

Tolerancia. La Cristiandad daba así sus bases al liberalismo, al

enseñar que una vida cristiana consiste en respetar los Derechos a

la Vida, a la Libertad y a la Propiedad, y ser tolerante con los

defectos de los demás.

Si alguien piensa que considerar que los Derechos a la Vida, la

Libertad y la Propiedad son mandamientos del propio Dios es ser

antiliberal, es que no tiene idea de lo que es el cristianismo ni de lo

que es el liberalismo, error en que incurren tanto los liberales

anticristianos como los cristianos antiliberales. Vanesa Vallejo,

gran periodista colombiana y editora de PanamPost, lo resume

perfectamente así: “los diez mandamientos, practicados por

católicos, evangélicos y judíos, le impiden a un creyente de verdad

ser socialista. Dios prohíbe robar, matar, envidiar, odiar, mentir: y

para implantar el socialismo es necesario hacer todo eso.”


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 129

El supuesto gran “pecado” del cristianismo es predicar la

Caridad como decisión voluntaria en lugar de endiosar el Egoísmo

como Ayn Rand. Pero como por ahora estamos hablando de

filosofía, historia y política y no de religión, seguiré con la relación

entre esas enseñanzas y el liberalismo.

Contrariamente a la tesitura implícita del ensayo randiano de

Ghate/Marty que se refuta en el Apéndice 1 y en lo que al

cristianismo se refiere, el requisito básico indispensable para que

una conducta sea religiosamente virtuosa es que sea libre. Así, el

cristianismo no solamente no se opone a la libertad, sino que

presupone desde su origen la libertad del ser humano de optar entre

el bien y el mal. Ningún sistema de premios y castigos tendría

sentido sin una libertad de opción entre conductas. La siempre

aguda Oriana Fallaci lo definía muy bien, cuando se declaraba una

“atea cristiana”: “Soy cristiana porque me gusta el discurso en que

se sustenta el cristianismo. Me convence. Me seduce, hasta tal

punto que no encuentro en él conflicto alguno con mi ateísmo y con

mi laicismo... El discurso, quiero decir, que apeando la metafísica

se concentra sobre el Hombre. Que reconociendo el libre albedrío,

es decir reivindicando la conciencia del Hombre, nos hace

responsables de nuestras acciones, señores de nuestro destino. En

ese discurso veo un himno a la Razón, al raciocinio. Y porque

donde hay raciocinio ha posibilidad de elegir, donde hay


DEFENDIENDO A THEMIS 130

posibilidad de elegir hay libertad, veo en él un himno a la

Libertad”.

En el epílogo de su monumental “Historia del cristianismo”,

Paul Johnson dice que “Europa fue una creación cristiana no solo

por la esencia sino por los más mínimos detalles. Allí estuvo la

fuerza específica europea, pues el cristianismo se convirtió en una

combinación inigualada de espiritualidad y dinamismo… La

naturaleza del cristianismo dio a Europa un marco flexible de

conceptos intelectuales y morales, y le permitió adaptarse al

cambio económico y tecnológico, aprovechando cada nueva

oportunidad a medida que se presentaba. De este modo, Europa se

convirtió en la sociedad del siglo XX dominada por

Occidente…Los conceptos de libertad política y económica se

originan ambos en la acción de la conciencia cristiana como fuerza

histórica; por consiguiente, no es casualidad que todas las

afirmaciones de la libertad en el mundo en definitiva tengan origen

cristiano”.

Incluso la atea Ayn Rand, involuntaria antecesora de los

modernos liberprogresistas, y bisagra entre el liberalismo clásico y

el liberprogresismo, reconoce en una carta del 23 de octubre de

1.943 dirigido al Reverendo Dudley que fue el cristianismo la

primera escuela que proclamó la suprema santidad del individuo, y

que la moralidad apropiada para el hombre no contradice ninguna


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 131

creencia religiosa, ya que si esa creencia incluye fe en el libre

albedrío del hombre, la facultad racional lo hace hombre e

individualista: “Si alguien mantiene que el hombre ha sido creado

por Dios, dotado de un alma inmortal, y con la razón siendo un

atributo de su alma, sigue siendo verdad que él debe actuar de

acuerdo con su naturaleza, la naturaleza que Dios le dio, y que

haciendo eso estará haciendo la voluntad de Dios. Pero eso implica

que Dios dotó al hombre de libre albedrío y con la capacidad de

decidir… La salvación de la propia alma significa la preservación

de la integridad del propio ego. El alma es el ego. Por lo tanto, el

cristianismo predicó el egoísmo en mi sentido de la palabra, en un

sentido alto, noble y espiritual. Jesucristo dijo que amaras a tu

prójimo como a ti mismo, pero nunca dijo que amaras a tu prójimo

más que a ti mismo, que es la monstruosa doctrina del altruismo y

el colectivismo”.

Si bien eso de la supuestamente “monstruosa doctrina del

altruismo” denostada por Ayn Rand merece una explicación ya

que es parte de una visión filosófica que tiene sus propias

definiciones, la cita demuestra que ni siquiera ella era tan

radicalmente anticristiana como sus seguidores.

23.- La Cristiandad, el liberalismo y el conservadurismo

Debo mencionar algo de mis fuentes, ya que no aspiro a que lo

que digo sea considerado original. En términos similares a los que


DEFENDIENDO A THEMIS 132

aquí se expone, escribieron doradas y eruditas páginas grandes

autores tales como Christopher Dawson en “La formación de

Europa”, “Ensayos medievales”, “La religión y el nacimiento de la

cultura Occidental” y “Progreso y Religión”, Paul Johnson en

“Historia del cristianismo”, Bertrand de Jouvenal en “Sobre el

poder- Historia natural de su crecimiento”, Alain Corbin en su

“Historia del cristianismo”, Michael Novak en “La ética católica y

el espíritu del capitalismo”, Larry Siedentop en “Inventando al

Individuo (los orígenes del liberalismo Occidental)”, Ulrich L.

Lehner en “La Ilustración católica: La historia olvidada de un

movimiento global”, Vicente Guillamón en su “Defensa Cristiana

del Liberalismo”, Francisco José Contreras en “Nueva izquierda y

cristianismo”, “La batalla por la familia en Europa”, “Una defensa

del liberalismo conservador”, “Liberalismo, catolicismo y ley

natural”, Dalmacio Negro Pavón en “Lo que debe Europa al

cristianismo”, Gabriel Zanotti en “Judeocristianismo, Civilización

Occidental y Libertad. Ensayo sobre el origen esencialmente

judeocristiano de la libertad en Occidente”, Alejandro Chafuen en

“Las raíces cristianas del libre mercado”, Armando Ribas en “Los

fundamentos éticos de la libertad”, Marcello Pera en “Por qué

debemos considerarnos cristianos. Un alegato liberal”, entre

muchísimos otros libros y autores a la vez conservadores o liberales

y cristianos.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 133

Como bien dice Alejandro Chafuen, “El choque de las ideas y el

cambio de la estructura de poder que tuvo lugar con la Revolución

francesa fue suficiente para que durante casi doscientos años nadie

hablara de los puntos comunes entre las ideas de juristas y

moralistas católicos y las ideas de autores anglosajones

considerados como los pilares de la economía libre… (aunque) las

ideas que culminaron con la revolución industrial, en la cual

seguimos viviendo, tuvieron sus orígenes en pensadores católicos.

H. M. Robertson llegó a decir que “puede asegurarse que la religión

subyacente al espíritu capitalista es más bien el jesuitismo que el

calvinismo”“. Aquí está resumido el conflicto, y cómo el

liberalismo iluminista de la Revolución Francesa intentó ocultar

las raíces cristianas y católicas del libre mercado, desentrañadas

primero por Max Weber en “La ética protestante y el espíritu del

capitalismo” aunque lo hiciera atribuyéndolas a Calvino, y luego

por Marjorie Grice-Hutchinson en “Pensamiento económico en

España 1.177-1.740”, demostrando que en realidad antes del

calvinismo, los sacerdotes católicos habían sido los primeros

precursores del liberalismo económico.

Esta confluencia del liberalismo con la dignidad del individuo es

resumido por el Papa Benedicto XVI en el prefacio al libro del

filósofo agnóstico y liberal Marcello Pera, "Por qué debemos

considerarnos cristianos. Un alegato liberal": “El énfasis en la idea


DEFENDIENDO A THEMIS 134

de la libertad humana, que caracteriza al pensamiento liberal,

presupone la idea del hombre como imagen cristiana de Dios, cuya

consecuencia es precisamente la libertad del hombre ... Al tema de

la relación del liberalismo con el cristianismo pertenecen también

las reflexiones acerca de la crisis ética. En efecto, Pera muestra

cómo la ética liberal está íntimamente emparentada con la

doctrina cristiana del bien y cómo ambas pueden y deben

vincularse entre sí en la lucha por el hombre”.

Tampoco hablar de un liberalismo clásico y asociarlo con el

pensamiento conservador es patrimonio propio. Dice Michael

Oakeshott, conocido autor conservador inglés, que “Si el presente

es notablemente inestable, la inclinación se manifestará en una

búsqueda de un terreno más firme y, en consecuencia, en una

vuelta al pasado y una exploración de tal pasado”. Este autor

aclara que ser “conservador” es una actitud ante la vida: “Ser

conservador es preferir lo familiar a lo desconocido, preferir lo

experimentado a lo no experimentado, el hecho al misterio, lo

efectivo a lo posible, lo limitado a lo ilimitado, lo cercano a lo

distante, lo suficiente a lo excesivo, lo conveniente a lo perfecto, la

risa presente a la felicidad utópica”. Y poniendo el acento en que la

actitud conservadora lleva naturalmente a un gobierno limitado

—que es lo que proclaman los liberales— dice: “Así pues, gobernar

—tal como lo entiende un conservador— es proveer un vinculum


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 135

iuris para los modos de conducta que, en ciertas circunstancias,

tienen menos probabilidades de conducir a un enfrentamiento

frustrante de intereses; proveer reparación y medios de

compensación para quienes sufren porque otros se comporten de

un modo contrario; a veces aplicar castigo a quienes persiguen sus

propios intereses independientemente de las reglas; y, por supuesto,

proveer una fuerza suficiente para mantener la autoridad de un

árbitro de esta clase. Así pues, se reconoce la gobernación como una

actividad específica y limitada; no la administración de una

empresa, sino la reglamentación de quienes se ocupan de una gran

diversidad de empresas de su propia elección… su función es

mantener a sus súbditos en paz entre sí en las actividades en las que

han optado por buscar su felicidad”.

Solamente agregaría que ser conservador significa evaluar

siempre lo nuevo para compararlo con lo ya conocido, y aceptarlo

recién cuando quede claro que la innovación es mejor que lo

innovado. Así, se consigue fusionar lo antiguo con lo moderno

procurando que ambos sean excelentes. Por lo que ser conservador

es amar la permanente búsqueda de excelencia. Ni más ni menos.

Es posible que por su origen más confrontativo en contra de una

rama del liberalismo que pocos se atreven a señalar y menos aún a

cuestionar abiertamente —el iluminista franco prusiano y sus hijos,

el randianismo y el liberprogresismo—, este ensayo pueda resultar


DEFENDIENDO A THEMIS 136

de más fácil lectura para los interesados, que espero sean todos los

que consideran que debemos conservar las mejores adquisiciones

de la sociedad, por todos los cristianos, por todos los liberales y

todos quienes ven preocupados cómo se va instaurando un Nuevo

Orden Mundial totalitario, un comunismo encubierto que a veces

se hace pasar por capitalista. O peor aún, que realmente es

capitalista... aun cuando no sea en absoluto liberal.

24.- La Cristiandad como Civilización opuesta a la barbarie

La paz conduce a la civilización, y la violencia a la barbarie. Es

imposible construir una civilización próspera y digna de ser vivida

sobre la base de la violencia permanente, así que todo lo que

contribuya a la paz, como es el cristianismo, contribuye a la

prosperidad, y todo lo que contribuya a enraizar la violencia

—incluyendo ahí al totalitarismo estatal, al egoísmo y al

anarquismo, ilusión libertaria que históricamente degrada en

caudillismos y feudalismos— ahuyenta la inversión y por ende

contribuye a la pobreza y afecta la calidad de vida y felicidad de los

pueblos.

Dice Lord Acton en su “Historia de la libertad en la

cristiandad” que “Los bárbaros, que no poseían libros ni

conocimiento secular ni educación, excepto en las escuelas del clero,

y que escasamente tenían nociones de instrucción religiosa, se

volvieron con apego infantil a los hombres con conocimientos de


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 137

las Escrituras, de Cicerón y San Agustín. En el reducido mundo de

sus ideas, la Iglesia fue considerada como algo infinitamente más

amplio, fuerte y santo que los Estados recién formados. El clero

proporcionaba los medios para guiar a los nuevos gobiernos”. Esto

nos muestra que la Teoría del Derecho Divino de los monarcas no

fue un medio de cimentar su autoritarismo sino su autolimitación.

Si esto ocurría en el Occidente bárbaro, otro tanto ocurría en el

Oriente Bizantino. El mismo Lord Acton en su discurso expone que

“el Imperio (se refiere al Imperio Romano de Oriente) empleó su

refinada civilización, la acumulada sabiduría de los antiguos, la

racionalidad y sutileza del Derecho Romano, y toda la herencia del

mundo cristiano, judío y pagano, para hacer que la Iglesia sirviera

como soporte dorado del absolutismo”.

Si bien en un primer momento esta fusión puede haber tenido

esa intención absolutista, en los hechos lo que obtuvo fue moderar

el absolutismo de los Césares y someterlo a los Mandamientos de

Dios. Dice así Lord Acton: “Al adoptar el cristianismo,

Constantino no intentaba abandonar el esquema político de su

predecesor ni renunciar a los encantos de la autoridad arbitraria,

sino que fortalecer su trono con el apoyo de una religión que había

sorprendido al mundo con su poder de resistencia. Y para obtener

ese apoyo en forma absoluta y sin inconvenientes, estableció la

sede de su gobierno en el Oriente, en un patriarcado de su propia


DEFENDIENDO A THEMIS 138

creación. Nadie le advirtió que al promover la religión cristiana se

estaba atando una de sus manos y renunciando al privilegio de los

césares”.

Por eso el cristianismo ha contribuido más a la causa de la

Libertad con su obra civilizadora predicando sus mejores hombres

la bondad y respeto mutuo en medio de salvajes, antropófagos,

ostrogodos y visigodos, hunos y cosacos, aztecas y diaguitas, que

muchos trasnochados escritores que creen poder armar de la nada

un liberalismo partiendo de anomia, egoísmo, anarquía y barbarie.

Los más necesitados son los que más paz requieren para

prosperar, y desgraciadamente son los más azuzados a recurrir a la

violencia, generando así un círculo vicioso que no comprenden y

del que usualmente no pueden escapar, llevándolos a creer que lo

que falta es más violencia o más prebendas estatales, y no más

armonía, paz y trabajo.

Paradójicamente, muchas veces quienes promueven la

violencia son los más ricos, los que aspiran a obtener —o peor aún,

ya deben— sus fortunas en base al saqueo y la apropiación de las

arcas estatales, muchas veces realizada supuestamente “en

beneficio del pueblo”. Eso no ocurre hoy solamente desde el lado

del comunismo, sino también desde cierto “capitalismo”

prebendario, lobo disfrazado de cordero que usa la ideología liberal

iluminista franco prusiana y ahora se alía al comunismo para


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 139

implantar una distopía mundial que se pretende presentar como un

avance de la Libertad. De eso se hablará al referirme al Nuevo

Orden Mundial que se cierne hoy como nuestra máxima amenaza.

El gran pensador y presidente argentino Domingo Faustino

Sarmiento escribió un libro llamado precisamente “El Facundo o

Civilización y Barbarie en las Pampas argentinas”, usando al

caudillo Facundo Quiroga como modelo para retratar a la

Argentina sanguinaria de Juan Manuel de Rosas. Sarmiento

atribuía la barbarie al campo y la civilización a la ciudad, error

conceptual bien denunciado por su gran polemista liberal y

cristiano, mi comprovinciano Juan Bautista Alberdi en su obra

póstuma “Faustino” (obviamente parafraseando a “Facundo”)

observando que del campo salieron los empresarios opositores a

Rosas, y de la ciudad los burócratas y los más salvajes de los

irregulares mazorqueros que lo apoyaron. Pero al margen de los

citadinos errores conceptuales de Sarmiento, su libro planteaba

perfectamente la disyuntiva básica de la Humanidad: La paz o la

violencia, bases respectivas de la Civilización y la Barbarie.

Gilbert K. Chesterton avizoró el caos actual a principios del

siglo XX en “El hombre que fue Jueves”, haciendo decir a uno de

sus personajes con relación al anarquismo terrorista de entonces:

“Habla usted de multitudes y de la clase obrera como si de eso se

tratara. Participa usted por lo visto de esa estúpida teoría que pone


DEFENDIENDO A THEMIS 140

en las clases pobres el origen del anarquismo. ¿Por qué ha de ser así?

Los pobres han sido rebeldes, pero nunca anarquistas. Están más

que nadie interesados en mantener un gobierno honrado. El pobre

tiene profundas raíces en su tierra. El rico no: puede un buen día

tomar el yate y marcharse hacia la nueva Guinea. El pobre ha

protestado a veces contra el mal gobierno; pero el rico ha

protestado contra todo gobierno... la mayoría de los auxiliares (del

plan anarquista) son millonarios sudafricanos y americanos. Por

eso se ha apoderado de todas las comunicaciones” Según se detalla

al hablar del Nuevo Orden Mundial, las palabras del gran autor

británico eran proféticas.

Aclaro que también incluyo en el amplio concepto de

“Cristiandad” —les guste o no a sus practicantes— tanto al

catolicismo, como a las otras ramas del cristianismo (ortodoxos

orientales, ortodoxos, protestantes, anglicanos, testigos de Jehová,

mormones, etc.), y a todas las religiones que enseñan el respeto por

el individuo, espectro que abarca entre otros al taoísmo de Lao Tsé

y a los practicantes de la religión judía.

Como todo mensaje de paz, el taoísmo debe ser reivindicado

como el más antiguo mensaje liberal chino, y por eso es perseguido

en la China comunista en sus manifestaciones de Falum Gong y

Falum Dafa. Decía Lao Tsé que “A medida que aumentan las leyes

limitando la acción de los hombres, éstos se empobrecen; si


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 141

abundan armas poderosas el estado se vuelve caótico; si la técnica

adelante, la producción aumenta”. Y en cuanto al judaísmo, debe

recordarse que ésa era la religión del propio Jesucristo, quien era

rabí y predicaba en los templos, como puede leerse en los

Evangelios. Activamente profesaba el judaísmo un liberal clásico

de la talla de Israel Kirzner, que aparte de eterno candidato al

Premio Nobel de Economía, era también un rabino haredí

especializado en el Talmud. Y de origen judío son Michael Polanyi

y sus hijos John Charles y Karl Polanyi, y economistas de la talla

de Ludwig Von Mises como Milton Friedman, Gary Becker y

Walter Block, entre tantos otros. Dicho sea de paso, también un

gran historiador, sociólogo y estudioso de la Civilización

Occidental y Cristiana —la Cristiandad— el liberal Raymond

Aron, esclarecido seguidor de Oswald Spengler y de Arnold

Toynbee, era judío.

En cambio no incluyo aquí al Islam, enemigo histórico de la

Cristiandad, ya que pese a algunos casos aislados y a despecho de la

prosperidad que debe a las demandas de combustibles de la

Cristiandad, aún la sigue considerando injustamente el “Gran

Satán” a destruir. Eso debieron aprender los estadounidenses en

carne propia y en un mensaje grabado a fuego, luego de apoyar a

Bin Laden, y recibir de él la destrucción de las Torres Gemelas.

Estoy resignado a que también este ensayo sea repudiado a


DEFENDIENDO A THEMIS 142

unísono por populistas, socialistas y comunistas que consideren

herético repulsar sus posturas, por cristianos que consideren

pecaminoso declamarse liberal, por liberales de izquierda,

randianos, iluministas franco prusianos y multiculturalistas que

consideren irracional declamarse a la vez liberal y cristiano, por

liberprogresistas que me tilden de conservador, por protestantes

que no acepten que se defienda al cristianismo desde la religión

católica, por católicos que consideren que mis interpretaciones

religiosas me convierten casi en un protestante, por nacionalistas

que repudien el libre mercado como sinónimo de un nuevo orden

mundial globalizado, y por partidarios del nuevo orden mundial

que acusen a quienes hablan siquiera del tema de conspiranoicos.

Pero, como dijo Jesucristo, “la verdad os hará libres”. Así, no

expongo “mi verdad” —porque la verdad es una sola— sino mi

visión personal, que es a la vez empirista británica, conservadora,

liberal, cristiana y católica, que entiendo se aproxima bastante a la

verdad, a despecho de quienes denuncian a varias de esas fuentes

como incompatibles. Como advertía el sacerdote Félix Francisco

José María de la Concepción Varela y Morales —más conocido

como Félix Varela— respecto de su libro, “Las Cartas a Elpidio no

contienen una defensa de la religión, aunque, por incidencia, se

prueban en ellas algunos de sus dogmas. Mi objeto solo ha sido,

como anuncia el título, considerar la impiedad, la superstición y el


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 143

fanatismo en sus relaciones con el bienestar de los hombres,

reservándome para otro tiempo presentar un tratado polémico

sobre esta importante materia”.

Anticipando conceptos: No hay una enseñanza más contraria al

comunismo que la cristiana. No porque lo diga la Iglesia desde

antaño, sino también por la comparación de sus preceptos y de las

bases de su prédica. El cristianismo hereda del judaísmo y como

“Antiguo Testamento”, que pese a deber ser interpretado a la luz

de Jesucristo mantiene su vigencia, los Diez Mandamientos de

Moisés. Tomaré una versión resumida para compararlos con la

prédica comunista y demostrar la radical incompatibilidad entre

ambas visiones:

1. ¿Amar a Dios sobre todas las cosas? El comunismo predica el

Ateísmo. 2. ¿No tomar su santo nombre en vano? El comunismo

profiere continas diatribas contra Dios y de la religión, a la que

considera “el opio de los pueblos”. 3. ¿Santificar las fiestas? El

comunismo reclama suprimir todas las fiestas religiosas. 4.

¿Honrar padre y madre? El comunismo busca sustituir la

paternidad y maternidad por el cuidado y enseñanza estatal. 5.

¿No matar? El comunismo se dedica a sesinar a los disidentes. Sus

diversas versiones llevan más de doscientos millones de muertos. 6.

¿No fornicar? El comunismo propicia el amor libre y últimamente

la homosexualidad y la pedofilia también. 7. ¿No robar? Por


DEFENDIENDO A THEMIS 144

definición el comunismo odia cualquier propiedad privada así que

su primer paso es siempre robar a los propietarios para redistribuir

sus riquezas. 8. ¿No dar falso testimonio ni mentir? El comunismo

engaña continuamente al pueblo según veremos a lo largo de este

libro. 9. ¿No desear la mujer de tu prójimo? El comunismo con el

amor libre busca justamente que cada cual desee la mujer ajena, o

más aún, que ninguna mujer sea ajena. 10. ¿No codiciar los bienes

ajenos? El comunismo nace justamente de codiciar los bienes

ajenos.

Aunque más no fuera por eso, la Cristiandad debe ser defendida

por todos los hombres de buena voluntad y que buscan un mundo

mejor, inclusive por los ateos que no estén cegados por el

comunismo.

Como dice Walter Block, otro heterodoxo autor liberal que

entra a duras penas como “clásico”, ya que pese a ser ateo enseña

en una Universidad católica y no se dedica a denostar al

cristianismo sino a reconocer los beneficios de su prédica

antitotalitaria, “Todos los enemigos del estado omnipotente,

entonces, harían bien en adoptar la religión y la familia como sus

amigos, sean ellos mismos ateos o no, padres o no”.

Tomo así el guante lanzado por Murray Rothbard cuando dijo

que “Es hora de que todos los liberales, cristianos y ateos,

denuncien el abuso anticristiano que ha infectado el movimiento


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 145

durante tanto tiempo”.

25.- La Cristiandad como Civilización multicultural

Habiendo recogido ese guante, deberé hacer una pequeña

acotación acerca de la Cristiandad. Como dije, puede y debe ser

perfectamente defendida no solamente desde el cristianismo sino

también inclusive y hasta principalmente desde el ateísmo, de

igual manera que no es necesario adorar a Amon Ra, Isis u Osiris

para maravillarse por los logros de la Civilización Egipcia. No será

éste un ensayo religioso.

Pese a eso, para entender de qué estamos hablando, y puesto

que el ateísmo pretende presentar a la religión en general, al

cristianismo en particular, y a la Iglesia Católica en especial como

supuesta fuente de maldad y oscurantismo olvidando que fueron

precisamente el egoísmo, la maldad y la búsqueda desenfrenada del

Poder que la Iglesia combatió continuamente, las verdaderas

fuentes de los males que se le pretende endilgar, y las benéficas

enseñanzas cristianas, el fértil abono del que nació y según se verá,

se nutre el liberalismo clásico.

Decía Wilhelm Röepke, un autor liberal y cristiano, que “La

autodisciplina, el sentido de la justicia, la honestidad, la equidad,

la caballería, la moderación, el espíritu público, el respeto a la

dignidad humana, las normas éticas firmes, son cosas que las

personas poseen antes de entrar en el mercado y competir entre sí.


DEFENDIENDO A THEMIS 146

Estos son los soportes necesarios que preservan tanto el mercado

como la competencia de la degeneración”. El respeto al prójimo a

partir de la religión también es enseñado por otro gran autor liberal,

Leonard Read (el mismo de “Yo, el lápiz”) diciendo que

“…cualquiera que reconozca una conciencia infinita no puede

dejar de respetar a los demás seres humanos como las aberturas a

través de las cuales fluye y se manifiesta la conciencia infinita”.

En su clásico libro “El choque de civilizaciones” Samuel P.

Huntington anticipó con gran claridad el conflicto: “… las

pretensiones universalistas de Occidente le hacen entrar cada vez

más en conflicto con otras civilizaciones, de forma más grave con el

islam y China…”. Sin embargo aclaro que la cultura que prohijó la

Cristiandad en los últimos dos mil años es ahora mal llamada

“Occidental”, ya que está llena de aportes de todo el mundo. Hasta

el papel donde se plasmó, la brújula con que se expandió y la

pólvora con que se impuso, son de origen chino. Los números con

que se calcula son hindúes y arábigos, la propia religión cristiana

nació en Judea, muchos de los mejores cuentos infantiles —Alí

Baba, Aladino y Simbad el Marino sin ir más lejos— son árabes.

En el desayuno optamos por té chino, chocolate centroamericano,

café yemení o mate argentino y paraguayo.

Ese mundo mal llamado “occidental” es el fantástico destilado

de miles de años de crecimiento material, intelectual y moral que


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 147

conoció la Humanidad. Podemos conocer prácticamente de todo en

la Wikipedia, palabra de raíz hawaiana que proviene de wiki,

“rápido”. Tenemos Paypal gracias a un sudafricano, Elon Musk, y

Bitcoin gracias a un programador desconocido que se hace llamar

Satoshi Nakamoto, quizá el australiano Craig Steven Wright. La

tecnología es americana, rusa, japonesa, alemana, china y coreana.

La filosofía es griega pero también romana, china, hindú, alemana,

escocesa, nórdica y francesa.

Al nutrirse a la vez de las habilidades matemáticas de los

hindúes, el álgebra de los árabes, la geometría, la filosofía y los

conocimientos medicinales de los griegos, la física de los sicilianos,

los grandes descubrimientos de los chinos, los conocimientos

náuticos de los vikingos, la alquimia de los europeos, el derecho de

los romanos y la religión de los judíos, es claramente una

Civilización multicultural. En los últimos tiempos se sumaron a los

conocimientos ancestrales de los europeos, la poderosa inventiva de

los norteamericanos; la armonía matemática de la música europea,

el ritmo de la africana; la perfección de la pintura y escultura

italiana, la desbordante imaginación de los impresionistas

franceses y holandeses; el misticismo y la épica de las pinturas de

los clásicos, la cotidianeidad de los modernos; la galanura de las

letras inglesas, francesas y españolas, la señorial sobriedad de los

alemanes y los rusos, y el realismo mágico de los sudamericanos.


DEFENDIENDO A THEMIS 148

A esta cultura universal, multifacética, brillante y que puede ser

aún mejorada pero siempre desde la base de sus valores

consolidados, para convertirla en imperecedera, se la llamó en

forma confusionista como “Occidental” porque allí estaban

radicados sus más activos difusores y más celosos guardianes, pero

en modo alguno pertenecía solamente a unos pocos pueblos

europeos. Es en realidad la Cristiandad. El destilado producto de

las mentes más brillantes de la humanidad, con abstracción de

épocas e independencia de su país de origen.

Ella es el verdadero multiculturalismo, una cultura única con

aportes de todo el mundo y fundadas pretensiones de universalidad.

Es una cultura mundial. Cuando se habla de que esa cultura deba

ser combatida simplemente por ser “occidental”, que no lo es, y se

la pretende poner a la altura de alguna manifestación cultural

regional, debemos entender que estamos solamente en presencia de

una táctica comunista para evitar que las masas puedan ser

iluminadas y continúen con sus atavismos localistas, a los que se

les infiltra resentimiento e izquierdismo con mayor facilidad.

26.- La Cristiandad liberal no es el mal llamado capitalismo

Aquí debemos hacer una nueva digresión, ya que los liberales

clásicos solemos automáticamente, por oposición a quienes critican

el sistema en que vivimos, defender al “capitalismo”, palabreja que

genera muchísimos equívocos, tanto como la de “occidental”, otra


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 149

palabreja tendiente a generar confusiones que se analizó recién.

La palabra “capitalismo” no es una palabra correspondiente al

modo de pensamiento liberal clásico. Los empresarios de la época

de Marx —los que él bautizó de “capitalistas”— no se

denominaban a sí mismos como tales, porque les parecía tan

natural que alguien que hubiera puesto una empresa con sus

ahorros, fuera el dueño de sus ganancias, que no se les ocurría que

eso pudiera ser considerado solamente una forma supuestamente

sesgada de ver la realidad. De igual manera, los perros cuando

entierran un hueso para comerlo después, o las abejas cuando

elaboran la miel de sus panales, o las hormigas cuando acumulan

alimentos para el invierno, no se autodenominan —puedo decir

“autoperciben” para usar un término en boga— “capitalistas”, ni

consideran “socialistas” sino depredadores a quienes se los sacan.

El primer uso de la palabra capitalista (capitalist en inglés)

parece pertenecer a Arthur Young en su obra de 1.792 “Travels

1.787-89; undertaken with a view of ascertaining the cultivation,

etc. of the kingdom of France”, un relato de viajes realizado por el

autor muy poco antes de la Revolución Francesa y publicado en

plena época del Terror. Luego fue tomado por Karl Marx en “Das

Kapital”. Para Marx los dueños del capital supuestamente arman

una “superestructura ideológica” de dominación para sostener una

“infraestructura económica”. Entonces, todo el que quiere sostener


DEFENDIENDO A THEMIS 150

que lo que ganó es de él y no de otro, o que él tiene la libertad de

hacer de su propio patrimonio lo que le plazca, es automáticamente

designado como un “capitalista”.

Con eso, el término “capitalista” pasa a ser el estigma a endilgar

a cualquiera que piense naturalmente, y a convertir al

pensamiento natural en —supuestamente— una simple

superestructura ideológica. El más gigantesco “argumento ad

hominem” de la historia de la humanidad.

“Capitalismo” así pasó a ser desde su nacimiento una palabra

socialista para denominar a sus opositores, que supuestamente

eran —por definición— los dueños del capital aunque no lo

tuvieran, y que supuestamente usaban el capital para condicionar

inclusive el pensamiento de los explotados, que eran los socialistas

—aun cuando la experiencia muestre que los jerarcas socialistas

son multimillonarios prebendarios y dueños reales de todas las

empresas de los países que someten—. Eso llevó con el correr del

tiempo a que, cada vez que fracasan los experimentos socialistas, lo

imputen a que no fueron “ellos” sino “otros” los dueños del capital,

los cuales pasan a ser, por definición, “capitalistas”. Así, para

hablar del comunismo fracasado, sugieren que se trata de un

“capitalismo de Estado”, y deciden buscar otro sistema en donde

quienes tienen el capital no den instrucciones sobre cómo utilizarlo,

lo que es un imposible, salvo consiguiendo que el capital no sea de


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 151

nadie, ni siquiera del Estado. Ya se dirá en unos años que Fidel

Castro o Kim Jong Un eran “capitalistas”, y que por eso

fracasaron sus experimentos comunistas.

Con ese sencillo truco, además, apenas uno —queriendo

defender la Cristiandad— defiende el “capitalismo” es oído por un

pueblo que ya se ha embebido de esa visión distorsionada, como un

defensor de la explotación. El liberalismo clásico muchas veces

tomó como propia esa palabra estigmatizadora, y defendió el

“capitalismo” en lugar de defender los eternos valores de la vida, la

libertad, la propiedad, el respeto al prójimo, la igualdad de

oportunidades, la república, la limitación del poder estatal, etc.,

aceptando así de entrada que la visión socialista no es en realidad

la sencilla máscara ideológica de los depredadores de todos los

tiempos sino “otra” visión posible de la realidad, y peor aún, que la

de ellos es una visión “capitalista” y no “cristiana”.

Hay por ende un gigantesco error conceptual en la defensa del

capitalismo, y es el siguiente: En un sistema de libre mercado, el

“capitalismo”, en la acepción marxista del término, no existe. Es

un invento del comunismo. Simplemente al sistema tradicional de

respeto de los derechos individuales, se le endilgó injustamente el

tratarse de un sistema que conduce a la explotación de algunos (los

trabajadores) por parte de otros que son los grandes propietarios

del Capital (los capitalistas), que también supuestamente crearon


DEFENDIENDO A THEMIS 152

una inmensa “superestructura ideológica” para defender el

Capital.

Todo eso es falso. Lo que propiciamos tradicionalmente

(sacándole el mote comunista de “capitalismo” a esa propuesta) es

un sistema que reconoce a cada uno sus derechos individuales a la

búsqueda de la felicidad, para lo cual se debe respetar los medios

que permiten tal búsqueda: Vida, libertad y propiedad.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 153

IV.— LOS VALORES DE LA CRISTIANDAD

27.- La Cristiandad rechazada como distopía general

Debo volver al discurso de Alexander Solzhenitzyn alertando

sobre los problemas que había encontrado en nuestra Civilización.

Él, como Premio Nobel literario que salía de una distopía

comunista, con seguridad tenía en claro que si bien en las distopías

literarias más conocidas de ese entonces, los mundos que allí se

describían no eran muy distintos al que acababa de abandonar,

tampoco diferían demasiado de aquél que lo recibía.

Los elementos comunes de todas las distopías es que confluyen

en la anonadación de la individualidad en el colectivo a través de la

manipulación de los nacimientos, los abortos, la eutanasia, la

ruptura de la familia tradicional, el libertinaje, la droga, la

prohibición de los libros, y en general, en políticas estatales

tendientes a incentivar todo lo que impida a los hombres pensar y

paralelamente prohibir todo lo que los induzca a hacerlo o les

facilite el acceso a sistemas de pensamiento diferentes a aquéllos a

los que están acostumbrados, en los cuales es siempre un tercero el

que se dedica a indicar a las personas qué es lo que deben pensar,

cómo deben actuar y en qué o en quién deben creer o no creer. En

definitiva, modernas reediciones de la antiquísima receta romana

“panem et circenses”. Solamente que ni siquiera gasta el Estado en


DEFENDIENDO A THEMIS 154

proveer al circo, sino que incentiva a las personas a armar sus

propios circos creyendo con eso estar ejerciendo su libertad.

Primeramente hablaré de unas cuantas distopías literarias

necesarias para entender lo que luego veremos que está ocurriendo

a nivel mundial. Veamos las tres más conocidas, “Mundo Feliz” de

Aldous Huxley, “Fahrenheit 451” de Ray Bradbury, y “1.984” de

George Orwell para notar que en todas ellas el enemigo común es lo

que en este libro se llama la Cristiandad.

En el “Mundo Feliz” de Aldous Huxley, se expone así ese

mundo, por contraposición al “horrible” mundo anterior que se

enseña a los chiquillos más despiertos:

“…volviéndose después hacia los estudiantes, prosiguió

—: Lo que ahora voy a decirles puede parecer increíble. Pero

cuando no se está acostumbrado a la Historia, la mayoría de los

hechos del pasado parecen increíbles.

Y les comunicó la asombrosa verdad. Durante un largo período

de tiempo, antes de la época de Nuestro Ford, y aun durante

algunas generaciones subsiguientes, los juegos eróticos entre

chiquillos habían sido considerados como algo anormal (estallaron

sonoras risas); y no sólo anormal, sino realmente inmoral (¡No!), y,

en consecuencia, estaban rigurosamente prohibidos…

—Hasta a los adolescentes se les prohibía —siguió el DIC—; a

los adolescentes como ustedes…


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 155

—¡Es imposible!

—Dejando aparte un poco de autoerotismo subrepticio y la

homosexualidad, nada estaba permitido.

—¿Nada?

—En la mayoría de los casos, hasta que tenían más de veinte

años.

—¿Veinte años? —repitieron, como un eco, los estudiantes, en

un coro de incredulidad.

—Veinte —repitió a su vez el director—. Ya les dije que les

parecería increíble.

—Pero, ¿qué pasaba? —preguntaron los muchachos—. ¿Cuáles

eran los resultados?

—Los resultados eran terribles.”

En este mismo libro, poco más adelante y a propósito de la

prohibición de leer libros de Shakespeare que da el Interventor al

Salvaje que sí los leía, comparándolos con la supuesta perfección

del Mundo Feliz, leemos este diálogo:

“—¿Por qué no?

—Porque nuestro mundo no es el mundo de Otelo. No se pueden

fabricar coches sin acero; y no se pueden crear tragedias sin

inestabilidad social. Actualmente el mundo es estable. La gente es

feliz; tiene lo que desea, y nunca desea lo que no puede obtener.

Está a gusto; está a salvo; nunca está enferma; no teme la muerte;


DEFENDIENDO A THEMIS 156

ignora la pasión y la vejez; no hay padres ni madres que estorben;

no hay esposas, ni hijos, ni amores excesivamente fuertes. Nuestros

hombres están condicionados de modo que apenas pueden obrar de

otro modo que como deben obrar. Y si algo marcha mal, siempre

queda el soma (en el libro, la droga “perfecta” para no pensar). El

soma que usted arroja por la ventana en nombre de la libertad, Mr.

Salvaje. ¡La libertad!

—El Interventor soltó una carcajada—. ¡Suponer que los

Deltas pueden saber lo que es la libertad! ¡Y que puedan entender

Otelo! Pero, ¡muchacho!

El Salvaje guardó silencio un momento”.

También Ray Bradbury en Fahrenheit 451 pinta el mundo en el

que los bomberos se dedicaban a quemar libros en forma muy

parecida a la Sociedad que Solzhenitzyn había encontrado en

Occidente, ya que el Capitán Beatty decía hablando de una

disidente:

“Afortunadamente, los casos extremos como ella no aparecen a

menudo. Sabemos cómo eliminarlos en embrión. No se puede

construir una casa sin clavos en la madera. Si no quieres que un

hombre se sienta políticamente desgraciado, no le enseñes dos

aspectos de una misma cuestión, para preocuparle; enséñale sólo

uno o, mejor aún, no le des ninguno… Si el Gobierno es poco

eficiente, excesivamente intelectual o aficionado a aumentar los


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 157

impuestos, mejor es que sea todo eso que no que la gente se

preocupe por ello. Tranquilidad, Montag. Dale a la gente concursos

que puedan ganar recordando la letra de las canciones más

populares, o los nombres de las capitales de Estado, o cuánto maíz

produjo lowa el año pasado. Atibórralos de datos no combustibles,

lánzales encima tantos “hechos” que se sientan abrumados, pero

totalmente al día en cuanto a información. Entonces, tendrán la

sensación de que piensan, tendrán la impresión de que se mueven

sin moverse. Y serán felices, porque los hechos de esta naturaleza

no cambian.

No les des ninguna materia delicada como Filosofía o Sociología

para que empiecen a atar cabos. Por ese camino se encuentra la

melancolía. Cualquier hombre que pueda desmontar un mural de

televisión y volver a armarlo luego, y, en la actualidad, la mayoría

de los hombres pueden hacerlo, es más feliz que cualquier otro que

trata de medir, calibrar y sopesar el Universo, que no puede ser

medido ni sopesado sin que un hombre se sienta bestial y solitario.

Lo sé, lo he intentado ¡Al diablo con ello! Así, pues, adelante con

los clubs las fiestas, los acróbatas y los prestidigitadores, los coches

a reacción, las bicicletas helicópteros, el sexo y las drogas, más de

todo lo que esté relacionado con reflejos automáticos. Si el drama

es malo, si la película no dice nada, si la comedia carece de sentido,

dame una inyección de teramina. Me parecerá que reacciono con la


DEFENDIENDO A THEMIS 158

obra, cuando sólo se trata de una reacción táctil a las vibraciones.

Pero no me importa. Prefiero un entretenimiento completo”.

No es muy diferente la descripción de George Orwell del

distópico mundo de 1.984, en donde se sometía a la población a

controles aún mayores mientras se la entretenía con noticias

banales y pornografía:

“…el Ministerio no sólo tenía que atender a las múltiples

necesidades del Partido, sino repetir toda la operación en un nivel

más bajo a beneficio del proletariado. Había toda una cadena de

secciones separadas que se ocupaban de la literatura, la música, el

teatro y, en general, de todos los entretenimientos para los

proletarios. Allí se producían periódicos que no contenían más que

informaciones deportivas, sucesos y astrología, noveluchas

sensacionalistas, películas que rezumaban sexo y canciones

sentimentales compuestas por medios exclusivamente mecánicos

en una especie de calidoscopio llamado versificador. Había incluso

una sección conocida en neolengua con el nombre de Pornosec,

encargada de producir pornografía de clase ínfima…”

28.- La Cristiandad y su visión sobre la familia

Puede verse que uno de los puntos en común de todas las

distopías es el ataque sistemático a la familia tradicional. Y eso

tiene una explicación: Allí —valga la redundancia— se guarda la

tradición familiar, allí se disuade de la corrupción para mantener el


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 159

buen nombre familiar, allí nace el incentivo para acumular un

patrimonio que supere las propias necesidades.

La fuerza cohesiva de la familia es tan grande, que el mayor

experimento humano por suprimirla, que fue el iniciado

inmediatamente de la Revolución Rusa de 1.917, inspirado a Lenin

por dos conocidas activistas feministas y comunistas, Inessa

Armand y Aleksandra Kolontai, con una oleada de destrucción de

las familias como supuesto medio de “liberación” de las mujeres,

fracasó estrepitosamente. Como era de esperar, una institución

derivada de la experiencia de siglos de la humanidad mostró ser

mejor que otra derivada de la mente de burócratas. Wendy

Goldman, investigadora norteamericana, escribió un libro

denominado “Mujeres, Estado y Revolución”, en donde concluye

con que “fue una burla a la idea de que las mujeres eran personas

libres e independientes”, explicando que el régimen dio a los

hombres la excusa perfecta para abandonar a sus familias y que las

promesas de que el gobierno se haría cargo de los niños no se

cumplió. A poco andar, el experimento social fue abandonado.

A diferencia de la visión distorsionada de los comunistas Marx y

Engels, y de todos sus seguidores, si algo caracteriza a la familia

tradicional típica de la cristiandad, estable, exogámica, biparental,

monogámica, con roles claramente diferenciados y una

organización jerárquica —ideal compartido por muchas familias, sean


DEFENDIENDO A THEMIS 160

cristianas o no—, no es una “explotación heteropatriarcal” sino una

suave armonía que, como la luciérnaga que irrita al sapo solamente

porque brilla, en la fábula de Juan Eugenio Hartzenbusch que

relata José Ingenieros en “El hombre mediocre”, irrita a los

comunistas por establecer burbujas de amor recíproco.

El padre en una familia tradicional cuando la fortuna le sonríe

puede combinar su trabajo con sus descansos, sus hobbies, sus

deportes, su tiempo libre, sus reuniones con amigos. Pero en caso

de ser necesario, alegremente dejará de lado todo eso para trabajar

en beneficio de su esposa y sus hijos, sabiendo que ellos le

retribuirán ese sacrificio manteniendo la alegría, la belleza, la

armonía, el orden, la limpieza y el humor, dentro de su hogar con

un amor genuino, en un ámbito que ama ¿Cómo no considerar a ese

ámbito una propiedad, algo propio que defender? ¿Cómo no

recordar en las palabras de los queridos mayores, una tradición que

respetar? ¿Cómo no intentar mejorar tanto por la alegría de los

seres amados, como por el legítimo orgullo de sentirse querido y

admirado por ellos? ¿Cómo no intentar que al final de los días

propios, todo el fruto de ese trabajo quede para ellos?

Es muy claro que una sociedad armada como fractales a gran

escala del grupo familiar, no podrá ser jamás socialista ni

comunista, sino que estará conformada por grupos de células de

pequeños y grandes propietarios felices, al ver pasar los cuales los


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 161

resentidos de siempre —socialistas, comunistas, liberprogres y

todo tipo de pretensos intelectuales que al estarles vedados esos

placeres por su propia soberbia, detestan los pequeños gustos que

hacen la felicidad de la gente simple— mascullarán con un

resentimiento no exento de envidia “¡Pequeños burgueses!”.

Paradójicamente, puede decirse que si existe un lugar en donde

se practica exitosamente una suerte de “comunismo” que al ser

voluntario es lo opuesto al comunismo, es en el seno de una familia

bien constituida: Cada cual aporta al grupo familiar conforme a sus

posibilidades, y ese producido se distribuye entre todos conforme a

sus necesidades. El dinero ganado por los padres en este sistema,

suele pasar automáticamente a un fondo común destinado a

satisfacer las necesidades de toda esa pequeña comunidad

cohesionada tanto por el recíproco amor entre sus integrantes,

como por el genuino amor hacia sus queridos mayores ya fallecidos.

Pero el detalle fundamental de ser siempre actitudes voluntarias y

no coactivas es lo que hace que el comunismo odie a la familia

tradicional y la pretenda redefinir como un supuesto régimen de

explotación por parte del hombre hacia su esposa y sus hijos.

Ante los nuevos peligros de un poder estatal ilimitado basado

en la manipulación de las masas democráticas, los liberales clásicos

como Benjamin Constant hablaron de la religión, la fe, el localismo

y las tradiciones voluntarias de un pueblo como bastiones frente al


DEFENDIENDO A THEMIS 162

estado. Alexis de Tocqueville desarrolló esa postura constantiana,

convirtiéndose en el gran analista de su época y opositor al

creciente estado omnipresente y burocrático.

En esa misma época, en “La Cristiandad o Europa” el ya citado

poeta alemán Georg Philipp Friedrich von Hardenberg, Novalis,

exponía que “El Cristianismo tiene una triple configuración. Una

es el elemento procreativo de la religión, en cuanto alegría de toda

religión. Otra es la mediación en general, como fe en la plena

capacidad de todo lo terreno para ser vino y pan de la vida eterna.

Y otra, la fe en Cristo, en su Madre y en los Santos. Elegid la que

queráis, elegid a las tres, resulta indiferente; así os haréis cristianos

y miembros de una única comunidad eterna, beata hasta lo

inexpresable.

Un cristianismo realizado y devenido vital era la antigua fe

católica, la última de dichas configuraciones. Su omnipresencia en

la vida, su amor al arte, su profunda humanidad, la

indestructibilidad de sus matrimonios, su pro-humana

comunicabilidad, su alegría en la pobreza, la obediencia y la

fidelidad inconfundiblemente hacen de ella la verdadera religión y

albergan los rasgos fundamentales de su constitución. Purificada

por el flujo de los tiempos, dicha fe, en íntima e inseparable

conexión con las otras dos formas de cristianismo, llenará por

siempre de dicha el suelo terrestre”.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 163

En cambio liberales con veleidades “iluministas”, como

Jeremías Bentham o John Stuart Mill, contrapusieron no

solamente al individuo con el Estado sino también con todo otro

límite social. Mientras que el liberalismo clásico ve a los cuerpos

intermedios voluntarios, como las familias o las congregaciones

religiosas, como un resultado natural de la acción individual, y

como firmes barreras frente al Estado, ellos condenaron cualquier

conexión con la tradición social generada espontáneamente y con

la autoridad libremente aceptada. Mill por ejemplo, en su libro

“Sobre la libertad” dice que el jesuita es un “esclavo” de su orden,

desconociendo la radical diferencia existente entre un sistema

impuesto y otro asumido voluntariamente por el sacerdote al

tomar la libre decisión de adoptar los hábitos sacerdotales.

Otro liberal clásico, Ludwig Von Mises, adalid de la Escuela

Austriaca, expone en su obra “El socialismo” que los enemigos del

libre mercado lo son también de la familia: “Las propuestas de

transformación de las relaciones entre los sexos han ido siempre de

la mano con los planes de socialización de los medios de

producción”… “el amor libre es la solución del socialista para los

problemas sexuales”. Y también, cuando el feminismo recién nacía,

proféticamente Von Mises decía: “Cuando el feminismo ataca las

instituciones de la vida social bajo la impresión de que así será

capaz de derribar las barreras naturales, se convierte en un hijo


DEFENDIENDO A THEMIS 164

espiritual del socialismo”.

También Friederich Von Hayek, en una definición propia del

conservadurismo que caracteriza a este autor pese a su negativa de

serlo, se expide así en “La fatal arrogancia”: “Aunque se supone

que el concepto de “liberación” es nuevo, sus demandas de

exoneración de las costumbres morales son arcaicas. Los que

defienden esta liberación podrían destruir las bases de la libertad y

romperían los diques que impiden que los hombres dañen

irreparablemente las condiciones que hacen posible la civilización”.

Y Robert P. George en su libro “¿Qué es el matrimonio?, dictamina

que “El gobierno limitado no puede mantenerse allí donde colapsa

la cultura del matrimonio, y las familias, o bien no llegan a

formarse, o bien se disuelven”. El “nuevo desorden amoroso”, que

ellos celebran como conquista libertaria, al final se traduce en

volatilidad de las familias (aumento de los divorcios,

monoparentalidad, etc.). Y, cuanto más frágiles sean las familias,

más serán los individuos en situación de vulnerabilidad, a los que el

Estado tendrá que auxiliar con sus servicios. A menos familia, más

Estado”.

Esa percepción de disolución de la familia tradicional también

es denunciada por Hans- Herman Hoppe, quien en su obra

“Monarquía, Democracia y Orden Natural” habla de la

“descivilización” como parte de los problemas, destacando que el


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 165

enemigo es la “… decadencia familiar, el divorcio, la bastardía, la

pérdida de autoridad, el multiculturalismo, los estilos de vida

extravagantes, la desintegración social, el sexo y el crimen”,

preocupándose por el “…aumento de todos los indicadores de

desintegración y disfuncionalidad de la familia (tasas de divorcio,

bastardía, abusos infantiles y conyugales, familias monoparentales,

soltería, estilo de vida excéntricos y aborto)”, quejándose de “la

vulgaridad, la obscenidad, la profanación, el uso de drogas, la

promiscuidad, la pornografía, la prostitución, la homosexualidad,

la poligamia, la pedofilia o cualquier perversión o anormalidad

concebible”.

Hoppe también ve con claridad que el mantenimiento de la

Cristiandad —básicamente, de la familia tradicional— es la mejor

respuesta contra el totalitarismo estatal, y explica que “Las

utopías no pueden cambiar el hecho de que el mantenimiento de las

instituciones básicas del Estado de bienestar contemporáneo y el

deseo de volver a las familias, normas y conductas tradicionales,

son metas incompatibles”, y destaca que “…se equivocan

queriendo sintetizar economía de mercado y el

multiculturalismo… la degeneración moral y la decadencia

cultural que nos rodean —los signos de la descivilización— son, si

no totalmente al menos en parte, las consecuencias inevitables del

Estado de bienestar y sus instituciones centrales”.


DEFENDIENDO A THEMIS 166

29.- La Cristiandad, la superación personal y la pobreza

El cristianismo predica la superación personal, no la

anonadación, el pobrismo ni el igualitarismo. No olvidemos la

citada parábola de los Trabajadores de la Hora Nona en donde al

decir “¿No puedo hacer yo con lo mío lo que quiero? ¿O es que vas

a ver con malos ojos que yo sea bueno?”, Jesucristo defiende el

derecho del patrón de usar y disponer de su propiedad beneficiando

en forma desigualitaria, justamente invocando para ello su derecho

de propiedad, mientras cumpla con lo prometido.

Igual filosofía surge de la Parábola de los Talentos, según la cual

a cada uno se le exigirá más cuanto más talentos le hayan

concedidos. Es de destacar que en esa parábola el señor que había

dado los talentos, premia más al que más dinero había ganado, y

castiga al que no había trabajado para hacer rendir los talentos

otorgados. Hasta sugiere poner el dinero a interés.

Y fundamentalmente, Jesucristo enseñaba a sus discípulos “No

juzguéis y no seréis juzgados, porque con el juicio con que juzguéis

seréis juzgados, y con la medida con que midáis seréis medidos.

¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no

reparas en la viga que hay en tu ojo?” Es quizá el mejor resumen

posible de una filosofía sanamente liberal, severa pero tolerante, y

antitotalitaria por definición.

Deberé entonces referirme en especial al episodio del Joven Rico,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 167

ya que siempre, sea para alabar la pobreza o la riqueza, el

altruismo o el egoísmo, la religión o el ateísmo, para elogiar a la

Iglesia o para criticarla, se recuerda este episodio como ejemplo de

la presunta incompatibilidad de las enseñanzas de Jesucristo con la

natural y respetable búsqueda de progreso y prosperidad por

medios lícitos que caracteriza al género humano.

Creo que todo es parte de un garrafal equívoco que se debe

aclarar, ya que las explicaciones que pretenden referir las palabras

de Jesucristo a la “pobreza espiritual” constituyen una explicación

insuficiente, propia de izquierdistas vergonzantes: Si se quiere

hacer una lectura equivocada pero honesta de los textos, para ser

coherentes con su errada interpretación deberían salir

inmediatamente a vender sus bienes y distribuir su producido entre

los pobres, y ninguno quiere hacerlo. Los izquierdistas quieren

criticar los éxitos ajenos en la lucha contra la pobreza, diciendo que

supuestamente Jesucristo ha dicho que ésos no entrarán en el reino

de los cielos, pero como a su vez no están dispuestos ellos mismos a

desprenderse de sus bienes materiales, refieren la riqueza y la

pobreza al ámbito espiritual.

No es así. Los textos claramente hablan de la riqueza material,

nos guste o no, y desentrañar su sentido es esencial. Yo no quiero

dejar de ser cristiano por buscar lo mejor para mí y mi familia, ni

considero que hacerlo sea de mal cristiano, o que me deba convertir


DEFENDIENDO A THEMIS 168

en protestante, ateo, randiano, populista, socialista o comunista

para estar de acuerdo con las enseñanzas de Jesucristo. Por eso

destaco que a mi juicio es muy claro que en todas las versiones del

famoso pasaje hay dos momentos y dos respuestas diferentes, una

sobre qué es necesario para acceder al Reino de los Cielos, y otra

sobre qué es necesario para obtener ahí un tesoro, esto es, para ser

uno de los preferidos de Dios.

Glosaré las tres versiones del episodio, obrantes en los

Evangelios Sinópticos de San Marcos, San Lucas y San Mateo,

para demostrar que de los tres se desprende que para acceder al

Reino de los Cielos se debe seguir los Mandamientos. Aguzando la

respuesta, para obtener un lugar preferencial, un tesoro allí,

sugiere que quien quiera seguir ese camino se convierta en su

discípulo, esto es, en un sacerdote, entregue sus bienes —que es

justamente lo que estos hacen con el voto de pobreza—, tome su

cruz y lo siga predicando su palabra.

Veamos cómo lo expone San Marcos, en una forma bastante

explícita para diferenciar los dos momentos. Dice su diálogo:

“—Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?

— Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No

hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre

y a tu madre.

— El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 169

guardado desde mi juventud.

— Entonces Jesús, mirándole, le amó”.

Jesús/Dios seguramente aún antes de la contestación, ya

conocía su valor, y amaba a esta persona porque cumplía fielmente

con los mandamientos. Y por eso quiso convertirlo en su apóstol, y

fue a la segunda parte:

“... y le dijo: — Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes,

y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme,

tomando tu cruz”.

Lo que le faltaba, no era algo que necesitara para salvarse, sino

para tener un tesoro en el cielo. Lo estaba invitando a ser uno de

sus elegidos.

San Lucas es un poco menos claro en separar los dos momentos,

pero quedan bastante diferenciados:

“— Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?

Jesús le dijo:

— ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino solo Dios. ...

Los mandamientos sabes: “No adulterarás; no matarás; no

hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre”.

— Él dijo:

— Todo esto lo he guardado desde mi juventud”.

Aun cuando aquí no aparece tan claro como en el anterior para

qué le pedía que vendiera sus bienes, el concepto es el mismo, y lo


DEFENDIENDO A THEMIS 170

aclara: Para tener un tesoro en el cielo. Oigamos:

“Al oír esto, Jesús le dijo:

— Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes y dalo a los

pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme”.

¿Por qué le dijo que vendiera todo y que lo siguiera, cuando oyó

que era casi santo? Para convertirlo en su apóstol. Era lo único que

le faltaba. No le pedía eso porque considerara que fuera eso un

requisito necesario para heredar la vida eterna.

Y en donde más claro está la diferencia de momentos es en San

Mateo:

“—Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?

... Él le dijo:

— ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino uno: Dios.

Pero si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos”.

Clarísimo. Y sigue preguntando el Joven Rico:

“... Le preguntó:

— ¿Cuáles?

Y Jesús le contestó:

— No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso

testimonio. Honra a tu padre y a tu madre. Y amarás a tu prójimo

como a ti mismo.

... El joven le dijo:

— Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 171

falta? “

Y viene aquí la contestación, que ya no es para salvarse, para

entrar en el Reino de los Cielos, para alcanzar la vida eterna, sino

para ser perfecto y no solo tener el cielo, sino un tesoro en el cielo,

convirtiéndose en un apóstol de Él:

“... Jesús le dijo:

— Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los

pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme”.

Puede verse con claridad que de la desapasionada lectura de los

tres Evangelios Sinópticos, surgen las conclusiones que yo puse

más arriba y que reitero: Si quieres entrar en la vida eterna, guarda

los mandamientos. Si quieres más que eso, quieres ser perfecto,

anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el

cielo; y ven, sígueme. Esto es, conviértete en uno de mis sacerdotes.

Eso último es lo único que, y con tristeza, no quiso hacer el Joven

Rico. Y Jesús, que expresamente se dice que lo amó por su

perfección moral, quedó muy triste de que no aceptara ser uno de

sus apóstoles.

30.- La Cristiandad, la moral de límites y la de objetivos

En los párrafos anteriores encontramos bien diferenciadas dos

concepciones de lo que debe hacer el ser humano, una sobre la base

de límites del deber (“guarda los mandamientos”), y otra sobre la

base de objetivos de perfección (“Si quieres ser perfecto, anda,


DEFENDIENDO A THEMIS 172

vende lo que tienes”). Pero Jesucristo aclaraba que la primera era

la condición para entrar en el Reino de los Cielos, y la segunda era

un objetivo sugerido, a ser aceptado voluntariamente o no, y no ya

para entrar en el Reino de los Cielos sino para ser perfecto. La

confusión de ambos conceptos de moral es base de todo

totalitarismo, ya que cuando se exorbita la postura de imponer

unos ciertos límites, no trasgredidos los cuales el hombre es libre de

hacer lo que quiera, y se le intenta imponer coactivamente los

objetivos del gobernante, se desconoce la libertad intrínseca del ser

humano.

Como exponía en mis libros jurídicos “Las vendas de nuestra

falsa Themis” y sobre todo “Descubriendo a Themis”, Lon Fuller,

debemos a un gran filósofo del Derecho norteamericano y uno de

los autores del renacimiento de la filosofía del Derecho Natural,

esta distinción que efectúa en su libro “La moral del Derecho”, que

considero esencial en materia de filosofía moral y política, y que

normalmente no están bien diferenciadas.

Hay dos concepciones de moral primas entre sí, que Lon Fuller

llama “moral de deber” y “moral de aspiración”, y que yo prefiero

por cuestiones de claridad denominar “moral de límites” y “moral

de objetivos”. La primera considera moral toda acción que no vaya

contra unas pocas prohibiciones, en cambio la segunda considera

moral solamente una acción que coincida con los objetivos del


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 173

moralista. La primera es una moral realmente liberal —y de paso,

la implementación de la cristiana norma dada por Jesucristo de no

juzgar para no ser juzgados—, y la segunda es la pretensión moral

de todos los totalitarismos: Debes odiar a los monarcas y a los

nobles, debes ser ateo, debes ser religioso. Otros “imperativos

morales” de esta totalitaria “moral de aspiración” o “de objetivos”

indican que debes ser gimnasta, debes ser ario, debes amar a los

judíos, debes odiar a los judíos, debes amar a los negros, debes

odiar a los negros, debes amar a los homosexuales, debes odiar a los

homosexuales, debes ser egoísta, debes ser altruista, debes rechazar

el altruismo, debes buscar el interés material, debes... debes...

debes. Forman así quienes predican morales de aspiración o de

objetivos, fanáticas sectas tan totalitarias como las que combaten.

Por ejemplo, desde el grupo de Ayn Rand se enseña otra moral

de objetivos autoproclamada “racionalista” y “objetivista”:

“Debes ser egoísta”. “Debes rechazar el altruismo”. “Debes

rechazar la religión”. Por ello quisieron prohibir al gran

economista liberal Murray Rothbard continuar su idilio con su

esposa, “acusándola” por ser cristiana, y por eso él abandonó el

grupo. Aclaró Rothbard que el randianismo, al pretender

pontificar sobre como “debe” actuar un hombre, “¡de hecho niega

todo individualismo por completo!”.

En un reportaje Ayn Rand dice que “El capitalismo no puede


DEFENDIENDO A THEMIS 174

funcionar según una moralidad que afirma que es tu deber el servir

a otros; en cuanto introduces un elemento de deber, estás en el

camino del comunismo”. Aquí ella ataca la base del liberalismo.

Justamente el liberalismo implica servir al otro como medio para

su propia superación: Mientras mejor se sirva al demandante,

mayores ganancias obtiene el oferente.

Y si bien avizoró el peligro de una moral de aspiración u

objetivos, le faltó sentido autocrítico para descubrir que la suya,

pretendidamente “racional”, era una moral tan totalitaria como la

que combatía, y que al afirmar que su “hombre ideal” debía ser

egoístas, introducía también un elemento de deber. En cambio la

moral cristiana, bien entendida como “No juzguéis y no seréis

juzgados”, constituye una “moral de límites” o “moral de deber”,

esto es, que simplemente fija unos cuantos límites a observar, y

dentro de ellos es mucho más liberal que cualquier moral randiana.

“Ama, y haz lo que quieras”, decía San Agustín en su “Séptima

homilía sobre la Primera carta de San Juan”. Ser egoísta o ser

altruista es decisión de cada uno. Nadie debe meterse en la vida, la

libertad y la propiedad ajena para pontificar qué debe hacer con

ella. Si actúa dentro de los límites de no dañar al prójimo, la

evaluación de su conducta corresponde a Dios y no a los hombres.

31.- La Cristiandad, el liberalismo y la justicia

Pocas dudas pueden caber ya de la superioridad técnica del


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 175

mercado libre para conducir al crecimiento económico, por lo que

la izquierda cambió el eje de la lucha al terreno moral. Los

pensadores de izquierda dejaron de utilizar las apocalípticas

imágenes de Marx del liberalismo como un sistema de paro y

recesión, y ahora critican que genera una “Sociedad de Consumo”,

con grandes beneficios para unos pocos y supuestos grandes

perjuicios para la mayoría, que —también supuestamente—

demostrarían su inferioridad ética y lo descalificarían.

Para refutar teóricamente este parecer seleccionaré a otro autor

liberal, Robert Nozick, porque elude cualquier crítica al conceder

de entrada al interlocutor que su postura, sea cual fuere, ha

triunfado y realizando su utópica sociedad ideal. Y a partir de ello,

demuele cualquier criterio de justicia que no sea simplemente

respetar las decisiones del mercado, recurriendo al hipotético

basquetbolista Wilt Chamberlain, y mostrando disyuntivas que

carecen de solución salvo aceptando la libertad. Supongamos

—dice Nozick— que la situación original es justa según cualquier

principio de justicia que se postule como “acertado”, y veamos la

influencia de la aparición de Wilt Chamberlain, un jugador

excepcional, cuyo talento atrae a una multitud considerable y al

que un club acuerda el 25% de los ingresos recogidos en cada uno

de los partidos en los que él participa. Todas las semanas, acuden

decenas de miles de espectadores, y al poco tiempo la sociedad deje


DEFENDIENDO A THEMIS 176

de ser “justa” conforme a los parámetros originales, justamente

como consecuencia de la euforia desatada por ver a Chamberlain en

acción. ¿Qué hacer?

Revela así una contradicción insoluble en cualquier sistema no

liberal clásico. Por hipótesis la situación inicial era justa, y ha

mutado voluntariamente, pues los espectadores, en lugar de otros

bienes supuestamente mejores, prefirieron transferir parte de sus

bienes a Wilt Chamberlain, que gracias a ello llegó a ser

fabulosamente rico, en violación del principio de justicia original,

sea éste cual fuere en un primer momento. Para respetar este

supuesto principio de justicia, debería inevitablemente impedirse

innumerables transacciones voluntarias, prohibirlas o anular sus

efectos. Concluye diciendo Nozick que “Ningún principio de

justicia final o configuracional puede ser realizado de manera

continua sin interferencia continua con la vida de la gente”.

Concluye: “Si cometer una injusticia es atacar los derechos

fundamentales de los individuos, la justicia consiste en respetarlos,

y por ende es justo todo aquello que resulta del libre ejercicio de los

derechos inviolables de cada uno.

Igualmente decía yo en “Las vendas de nuestra falsa Themis”

que “Ninguna riqueza es de por sí injusta si proviene de la suma de

voluntades libres de pagar en cada operación individual las sumas

que se le pide, ya que en cada caso individual quien las pagó


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 177

subjetivamente consideró que lo que recibía era más valioso que lo

que entregaba (es por eso que realizó su operación). En

consecuencia, luego de una operación libremente concertada y

fielmente cumplida, cada uno de los cocontratantes es

subjetivamente más rico que antes de ella”.

32.- La Cristiandad, la prosperidad y la caridad cristiana

Mirando retrospectivamente, me doy cuenta que la apología de

la libertad económica que hacía en mis libros anteriores era tan

irrefutable como éticamente insuficiente, y eso me lleva ahora a

una ampliación. Hay gente marginada del mercado, las más de las

veces paradójicamente como consecuencia de la legislación

pergeñada para protegerlos. Los menos dotados física, intelectual,

volitiva o emocionalmente, como suelen ser los más pobres, los

niños, los ancianos o los discapacitados, a veces no tienen qué

ofrecer al mercado por su falta de conocimientos o habilidades para

interactuar en dicho ámbito ofreciendo bienes o servicios. Para

asegurar que también el mercado soluciona esto debemos recordar

que “mercado libre” es una generalización, una hipóstasis de

millones de decisiones y acciones humanas. Es el portentoso

accionar de individuos únicos e irrepetibles en todo su esplendor,

seres humanos que mueven montañas conforme a sus propios

criterios y parámetros, valoraciones, amores y odios, emociones,

decisiones racionales y aun irracionales.


DEFENDIENDO A THEMIS 178

En un mercado libre, los beneficiarios del sistema rápidamente

encuentran que la satisfacción de los intereses espirituales,

incluyendo mejorar el nivel general de vida de los más necesitados,

constituyen quizá la mejor aplicación a dar al dinero. En la caridad

se puede obtener prestigio, tranquilidad espiritual, emoción, y un

sentido de la vida. En un mercado libre, la ley de la utilidad

marginal decreciente lleva rápidamente a los beneficiarios del

sistema a ser caritativos, ya que a diferencia de los bienes

materiales, la caridad proporciona beneficios espirituales

inagotables. A ellos se refería Jesucristo cuando hablaba de

concedernos “el ciento por uno en esta vida, y después la vida

eterna”.

Prevengo una vez más contra la aceptación irrestricta del

pensamiento de Ayn Rand. Dije antes que conforme a Lon Fuller,

existen dos concepciones morales diferentes, primas entre sí, una

llamada “moral de deber” y otra “moral de aspiración”. La

primera considera moral toda acción que no vaya contra unas

pocas prohibiciones y por eso prefiero llamarla “moral de límites”,

en cambio la segunda considera moral solamente una acción que

coincida con la aspiración del moralista y por eso prefiero llamarla

“moral de objetivos”. La primera es una moral realmente liberal (y

de paso, cristiana), la segunda —incluyendo ahí a Ayn Rand— es

una moral totalitaria en cuanto propicia el egoísmo y no la libertad


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 179

de ser egoísta o lo que ella llama ser “altruista” en una definición

claramente confusionista.

Ayn Rand, siguiendo una desafortunada definición de un

sociólogo totalitario, Augusto Comte, entendía por “altruismo”

algo así como “poner los intereses de otros por encima de los tuyos,

existir por el bien de los demás”. Al margen de las profundas dudas

praxeológicas que provoca esta esquizofrénica definición —ya que

nadie hace algo que no quiere hacer, y si lo hace nadie tiene derecho

a cuestionar en qué usó el vecino su propio tiempo, dinero, bienes o

servicios— la pregunta es otra: Cumplido el mínimo moral exigible,

es decir, realizando una conducta que no sea ilícita ¿Alguien puede

cuestionar qué hace el vecino con lo propio? ¿No consiste

exactamente en eso el derecho de propiedad? ¿En poder usar lo

propio para lo que uno quiera?

Si alguien, con dinero adquirido legítimamente, quisiera

solazarse comiendo una apetitosa comida en un restaurante de

moda, o mirando a un eximio deportista, Rand lo aceptaría

gustosa: Ese dinero es suyo. Pero… ¿Y si quiere usarlo para obras

de caridad? … ¿Quién es Rand para juzgar si alguien está usando

su dinero según parámetros diferentes a los de ella? ¿No es su

dinero? Más liberal, Jesucristo decía a los Trabajadores de la Hora

nona “¿No puedo hacer yo con lo mío lo que quiero? ¿O es que vas

a ver con malos ojos que yo sea bueno?”


DEFENDIENDO A THEMIS 180

El altruismo bien entendido es simplemente la benevolencia que

Rand acepta, y no la esquizofrenia autodestructiva que describe.

La caridad es otra manifestación de la libertad y la propiedad,

perfectamente válida, y solamente tiene mala prensa entre los

liberales por confusión con su antítesis, la exacción. Pero un

verdadero altruismo solamente puede hacerse disponiendo de sus

propios bienes, no de los ajenos. Hablar de una supuesta “caridad”

o altruismo compulsivos olvida que solamente una acción

voluntaria puede ser virtuosa. La voluntariedad es lo que

diferencia una noche de amor de una violación.

Bien dice Federico Bastiat: “Nosotros también deseamos ver a

los individuos, a las familias, a las naciones asociarse, ayudarse

mutuamente, socorrerse en el penoso viaje de la vida mortal.

Nosotros también sentimos palpitar nuestro corazón y correr

nuestras lágrimas con el relato de acciones generosas… (pero) La

fraternidad es espontánea o no lo es. Decretarla es aniquilarla”.

Con tan solo decretar una desgravación impositiva del cien por

ciento de la inversión en caridad, el mercado solucionaría en un

santiamén los problemas —que serían marginales— de las

personas que carecen de aptitudes para generar bienes o servicios

que puedan aportar en beneficio de los demás.

33.- La Cristiandad en la base del liberalismo clásico

El amor al prójimo, que fue una de las enseñanzas esenciales de


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 181

Jesucristo, se fue a veces perdiendo en medio de discusiones

teológicas bizantinas, y puesto que esa parte esencial de su mensaje

había quedado minimizada, fue rescatada por los pensadores

liberales. El “Elogio de la Locura” de Erasmo de Rotterdam, los

alegatos sobre la tolerancia y caridad de Francisco de Vitoria,

Bartolomé de las Casas y Francisco Suárez, la “Carta de la

Tolerancia” de John Locke, el ensayo “De los delitos y de las

penas” de Cesare Beccaria, demuestran a las claras la benéfica

influencia del liberalismo tradicional en la suavización del

cristianismo de la época. Era el enfoque que quizá en algún

momento le faltaba a la Iglesia, que volvía a sus orígenes y

recuperaba su esencia.

Nacida en el ámbito económico y en sintonía con las enseñanzas

de Jesucristo al decir “¿No puedo hacer yo con lo mío lo que

quiero?” o “No juzquéis y no seréis juzgados”, la frase “Laissez

faire et laissez passer, le monde va de lui même” (dejad hacer,

dejad pasar, el mundo va por sí mismo), usada por primera vez por

el fisiócrata Vincent de Gournay contra el intervencionismo estatal,

pronto fue más allá hasta convertirse en el feliz y difundido lema

del auténtico liberalismo. Otro liberal clásico, Dugald Steward, lo

recalca en su “Memoria biográfica de Adam Smith”: “Poco más es

necesario para llevar a un estado a su máximo nivel de opulencia

desde el más bajo barbarismo, salvo paz, bajos impuestos y una


DEFENDIENDO A THEMIS 182

administración tolerable de justicia: el resto lo traerá el curso

natural de las cosas”. Es que el cristianismo, en contra de la

opinión común actual, predicaba justamente seguir unas pocas

reglas y luego de ello… ¡Dejar hacer, dejar pasar!: “Ama, y haz lo

que quieras”, decía San Agustín. El cristianismo predica desde los

Diez Mandamientos lo que definiremos como “moral de límites”, y

no “moral de objetivos”. Aconseja pero no impone.

El cristianismo se conformaba desde siempre con que sus

feligreses siguieran unos pocos mandamientos. Así,

tradicionalmente ni combatió la riqueza, ni exaltó la pobreza como

un valor en sí, ni menos aún la comunidad forzosa de bienes.

Francisco de Vitoria, uno de los fundadores de la Escuela de

Salamanca, decía con claridad que “Si los bienes se poseyeran en

común serían los hombres malvados e incluso los avaros y ladrones

quienes más se beneficiarían. Sacarían más y pondrían menos en el

granero de la comunidad”.

Gracias a su aporte liberal y en contra de la opinión

generalizada entre los no cristianos, la Iglesia, ya apaciguados los

reinos cristianos, no tiene ahora ninguna aspiración de regir la

totalidad de la vida de los demás y mucho menos la de los no

cristianos. Y es lógico que así sea. No tendría sentido predicar la

Caridad sin aceptar que se generase riqueza individual para ayudar

a los pobres, porque ni los ricos existirían en un mundo sin riqueza,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 183

ni podrían ayudar a los pobres a dejar de serlo si antes no

consiguieran qué entregarles. Tampoco tendría sentido alentar la

caridad individual, si ya antes se hubiera obligado a todos a

aportar al granero de la comunidad. Y a la vez ninguno de estos

remedios a la pobreza —ni siquiera la comunidad forzosa de

bienes— tendría sentido si la pobreza fuera de por sí una virtud.

Aclaro esto porque últimamente la Iglesia y sus detractores

asumen erróneamente que el cristianismo ensalza la miseria y la

comunidad de bienes, que cuando no es voluntaria es propiciar la

violencia, la codicia de bienes ajenos y el despojo.

Con perspicacia, Alberto Benegas Lynch (h) en un artículo

denominado “Pobreza: dos perspectivas opuestas dentro de la

Iglesia”, publicado en Infobae y que gentilmente me facilitara

luego de leer un primer borrador de este libro, expone que existe un

milenario contrapunto respecto a interpretaciones disímiles de

temas teológicos, y en particular sobre la idea de pobreza, que nace

desde las épocas en que mientras Pablo de Tarso exaltaba el dinero

bien habido (Segunda Epístola a los Tesalonicenses, 3: 8/10, 11 y

12), Santiago El Mayor exaltaba la pobreza material (Epístola de

Santiago, 5: 1), recordando que con sus vacilaciones, la Iglesia

tradicional apostó por la interpretación de Pablo y no por la de

Santiago. Esto es, que es contraria al pecado, y no de por sí a la

riqueza bien lograda.


DEFENDIENDO A THEMIS 184

Benegas Lynch (h) reafirma su visión citando párrafos de León

XIII en la Encíclica “Rerum Novarum”: “Quede, pues, sentado

que cuando se busca el modo de aliviar a los pueblos, lo que

principalmente, y como fundamento de todo se ha de tener es esto:

que se ha de guardar intacta la propiedad privada… Afánense en

verdad, los socialistas; pero vano es este afán, y contra la

naturaleza misma de las cosas. Porque ha puesto en los hombres la

naturaleza misma grandísimas y muchísimas desigualdades. No

son iguales los talentos de todos, ni igual el ingenio, ni la salud ni la

fuerza; y a la necesaria desigualdad de estas cosas le sigue

espontáneamente la desigualdad en la fortuna…”.

También cita a Pío XI en “Quadragesimo Anno”: “Socialismo

religioso y socialismo cristiano son términos contradictorios; nadie

puede al mismo tiempo ser buen católico y socialista verdadero”, y

a Juan Pablo II en la “Centesimus Annus”, cuyas sabias

reflexiones se recordará al explicar por qué la Iglesia debe defender

la Cristiandad, bien entendida como liberalismo clásico. Y puedo

agregar en un sentido concordante a Benedicto XVI en su “Caritas

in veritatis”, que será transcripta en extenso más abajo como

muestra de la última postura del Papado a favor del mercado libre.

34.- La Cristiandad, la caridad y la coerción

La Cristiandad, según se desarrollará, está fuertemente

amenazada, y con ella también, muchas veces sin entenderlo, el


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 185

liberalismo nacido de ella y que se nutre de sus valores.

Multiculturalismo mal entendido, feminismo, abortismo,

gerontocidio disfrazado de “eutanasia”, islamismo, orientalismo,

satanismo, son todas cabezas de la misma hidra. Al margen de lo

respetable de algunas de sus reivindicaciones, la forma en que han

sido utilizadas es nefasta, ya que no buscan una rectificación

puntual de rumbos parcialmente equivocados, sino la destrucción

de la Civilización que, con sus imperfecciones propias de toda obra

humana, constituyen el tesoro adquirido a lo largo de siglos.

La dilapidación de ese tesoro es la mejor garantía de extinción

de una sociedad, aun cuando se pretenda, como con los venenos,

recubrir esas enseñanzas disolventes con una cobertura atractiva y

supuestamente libertaria. El cristianismo no puede ser separado de

la Civilización Occidental sin que la misma derive en otra cosa

totalmente diferente, en una distopía totalitaria. Es hora de cerrar

la artificial brecha abierta entre el cristianismo y su más preciado

fruto, el liberalismo.

En última instancia, todo esto de la presunta incompatibilidad

del cristianismo con el liberalismo siempre ha derivado de

considerar, quizá originariamente con buenas intenciones, que la

caridad hacia el prójimo puede ser impuesta por la fuerza de un

régimen estatal, y no ser consecuencia de una decisión virtuosa y

voluntaria.


DEFENDIENDO A THEMIS 186

Afortunadamente Benedicto XVI en su Encíclica “Caritas in

veritatis” aclaró que el acento eclesiástico en la caridad no significa

en modo alguno propiciar la falsa “caridad” de la izquierda, de

quedarse con fortunas ajenas con el cuento de una “redistribución”

que ahuyenta la inversión y todos los recursos productivos, y que

para peor, jamás llega a otras personas que los gobernantes de

turno. Dijo este Papa que “La Iglesia no tiene soluciones técnicas

que ofrecer y no pretende “de ninguna manera mezclarse en la

política de los Estados”. No obstante, tiene una misión de verdad

que cumplir en todo tiempo y circunstancia en favor de una

sociedad a medida del hombre, de su dignidad y de su vocación”.

En párrafos que enaltecen al mercado libre, dice Benedicto XVI

que “Si hay confianza recíproca y generalizada, el mercado es la

institución económica que permite el encuentro entre las personas,

como agentes económicos que utilizan el contrato como norma de

sus relaciones y que intercambian bienes y servicios de consumo

para satisfacer sus necesidades y deseos. El mercado está sujeto a

los principios de la llamada justicia conmutativa, que regula

precisamente la relación entre dar y recibir entre iguales”.

Si bien expone que “…la doctrina social de la Iglesia no ha

dejado nunca de subrayar la importancia de la justicia distributiva

y de la justicia social para la economía de mercado…” poco más

adelante acentúa que la misma debe fundarse más en la caridad


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 187

que en el asistencialismo al decir que “… “No se trata sólo de

remediar el mal funcionamiento con las ayudas. No se debe

considerar a los pobres como un “fardo”, sino como una riqueza

incluso desde el punto de vista estrictamente económico. No

obstante, se ha de considerar equivocada la visión de quienes

piensan que la economía de mercado tiene necesidad estructural de

una cuota de pobreza y de subdesarrollo para funcionar mejor. Al

mercado le interesa promover la emancipación, pero no puede

lograrlo por sí mismo, porque no puede producir lo que está fuera

de su alcance. Ha de sacar fuerzas morales de otras instancias que

sean capaces de generarlas”, y que “… “ se debe tener presente que

separar la gestión económica, a la que correspondería únicamente

producir riqueza, de la acción política, que tendría el papel de

conseguir la justicia mediante la redistribución, es causa de graves

desequilibrios”.

Más aún, elogia a los empresarios al decir que “La Iglesia

sostiene siempre que la actividad económica no debe considerarse

antisocial… La sociedad no debe protegerse del mercado, pensando

que su desarrollo comporta ipso facto la muerte de las relaciones

auténticamente humanas”. .. “El sector económico no es ni

éticamente neutro ni inhumano o antisocial por naturaleza. Es una

actividad del hombre y, precisamente porque es humana, debe ser

articulada e institucionalizada éticamente”.


DEFENDIENDO A THEMIS 188

No ataca la mentalidad empresaria sino la falta de ética, cuando

dice que “…no se pueden olvidar o debilitar los principios

tradicionales de la ética social, como la trasparencia, la honestidad

y la responsabilidad…” continuando con la prédica de la caridad

voluntaria diciendo que “…en las relaciones mercantiles el

principio de gratuidad y la lógica del don, como expresiones de

fraternidad, pueden y deben tener espacio en la actividad

económica ordinaria. Esto es una exigencia del hombre en el

momento actual, pero también de la razón económica misma. Una

exigencia de la caridad y de la verdad al mismo tiempo”.

Así aclarada la postura eclesiástica, debe reafirmarse la fuerza

de la caridad, y entender que la única caridad virtuosa —y la única

real— es la de quien puede hacer algo o rehusar hacerlo, esto es, la

de quien es libre. En la voluntariedad está la diferencia entre una

noche de amor y una violación, entre un acto de caridad y un robo,

entre una inmolación y un homicidio. Así, el cristianismo requiere

necesariamente la libertad. Cuando algún sacerdote habla de

socialismo como método para beneficiar a los necesitados, reniega

de sus raíces. Y al decir (sin distinguir los dos tipos de liberalismo)

que el liberalismo es incompatible con las enseñanzas cristianas,

reniega de su propia esencia.

El verdadero pensamiento cristiano de la caridad solamente

cobra sentido cuando es libre, voluntario, personal y afecta a uno


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 189

mismo en su persona o en sus bienes. Cuando es un pedido interno y

personal de perfeccionamiento espiritual propio y no una exigencia

externa. ¿Qué clase de altruismo o de sacrificio es regalar lo ajeno?

¿O desprenderse coactivamente de lo propio? Al revés, el único

sacrificio real es el voluntario desprendimiento de lo propio en

interés de los demás, y esta actitud noble y generosa presupone el

derecho de propiedad, y la libertad de elegir si hacerlo o no. Es por

eso que entre los mandamientos figura “No robar” y “No codiciar

los bienes ajenos”.

35.- La Cristiandad y sus valores

El mero devenir de esa heteróclita sociedad embebida de

Cristiandad descubrió que los individuos agrupados en familias

monogámicas y heterosexuales estables y bien constituidas, en

donde existe una división de trabajos que da al padre una cierta

preeminencia en las decisiones externas al grupo familiar, y a la

madre una cierta preeminencia en las decisiones internas,

agrupados en sociedades en donde se tomaba como guía el respeto

irrestricto a los tres derechos individuales básicos de vida, libertad

y propiedad, constituyen la receta que suele dar mejores resultados

individuales, familiares y sociales. También paradójicamente

descubrió con su mero devenir que lo mejor para la felicidad de

todos era dejar a cada uno desarrollar su propia vida conforme a su

propia percepción. Unido a las enseñanzas cristianas, se hizo


DEFENDIENDO A THEMIS 190

tolerante, y por ende espontáneamente liberal. Dice así un

explícito defensor de la Cristiandad, el Quijote de la Mancha, que

un verdadero caballero “… ha de guardar la fe a Dios y a su dama;

ha de ser casto en los pensamientos, honesto en las palabras, liberal

en las obras, valiente en los hechos, sufrido en los trabajos,

caritativo con los menesterosos y, finalmente, mantenedor de la

verdad, aunque le cueste la vida el defenderla. De todas estas

grandes y mínimas partes se compone un buen caballero andante”.

Es curioso que desde todos los partidos políticos se larguen

continuas diatribas en contra de la mentalidad conservadora y un

poco menos en contra de la mentalidad liberal. Es que los más

ideologizados son quienes saben mejor que los propios interesados,

que la mentalidad general de la sociedad es espontánea y

subconscientemente conservadora porque no le gusta los grandes

cambios inmotivados, y liberal porque es en general muy tolerante

hacia los demás. Entonces, mientras a veces permiten los fuegos

artificiales del liberalismo iluminista, soplan fuertemente el fósforo

del liberalismo clásico, sabiendo que es el único que puede

incendiar el bosque del totalitarismo.

Pese a ser perfectible, el liberalismo clásico prosperó

espontáneamente, sin necesidad de ninguna imposición estatal

para propiciarla, pero repudiando durante mucho tiempo que se

buscara desde el Estado modificarla. En general la Civilización


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 191

formada en esa sociedad acepta una serie de pautas mínimas, fuera

de las cuales deja a cada cual la libertad de hacer lo que quiera, no

inmiscuyéndose para cambiar ese orden espontáneo. Ésa es la

Civilización Occidental y Cristiana, a la que en este libro llamo “la

Cristiandad” por su afinidad con las enseñanzas del cristianismo,

aun cuando para admirarla y defenderla no sea necesario en modo

alguno ser cristiano. Pero como personalmente lo soy, no me

limitaré a defender esa Sociedad como un contingente producto

espontáneo y a veces contradictorio entre liberalismo y

cristianismo, sino que defenderé la absoluta compatibilidad entre

ambas corrientes, y su importancia como motor de una civilización

moderna.

Esa Civilización es naturalmente conservadora. Bien dice John

Locke en su “Ensayo sobre el gobierno civil”, que “Como la unión

entre el varón y la mujer no tiene, simplemente, por objeto la

procreación, sino la continuación de la especie, esa unión debe

persistir incluso después de la procreación, mientras sea necesaria

para alimentar y proteger a los hijos”. Así como el átomo es la

unidad mínima de los elementos, pero la diversidad del Universo

está formada básicamente por moléculas, emergentes de la unión

de varios átomos para formar el agua, el alcohol, las maquinarias

moleculares de una célula, el ADN, etc., también en una sociedad,

si bien el individuo es su elemento mínimo, la familia es la molécula


DEFENDIENDO A THEMIS 192

social derivada de la unión libre de individuos, cuyos intereses por

la perpetuación y el legado de una herencia, forman las sociedades.

Y la forma más eficiente que se ha encontrado de ello es el

“Patriarcado”.

Una gran pensadora liberal clásica ecuatoriana que vivió en

argentina, María Fiallo Flor, y que me honra con su cálida amistad

virtual, resume el motivo del ataque socialista a lo que se llama “el

Patriarcado” en un artículo en Panam Post denominado “Sin

feminismo no hay socialismo”, diciendo que “La intromisión en el

ámbito privado es parte intrínseca del socialismo. Desde los

tiempos del ideólogo del socialismo científico, Karl Marx, quedó

claro que para desmantelar el capitalismo primero se debe

desmontar la estructura familiar, porque en la distribución de

tareas en el hogar comienza la distribución del trabajo necesaria

para el libre mercado”.

Cita a Marx en “La ideología alemana”, diciendo que “Con la

división del trabajo… se da, al mismo tiempo, la distribución y

concretamente, la distribución desigual del trabajo y sus productos,

es decir, la propiedad sobre los mismos[sic], cuyo primer germen se

contiene ya en la familia, donde la mujer y los hijos son los esclavos

del marido” , y a Engels en “El origen del Estado, la familia y la

propiedad privada”, ratificando que “La primera división del

trabajo fue la que se hizo entre el hombre y la mujer para la


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 193

procreación de los hijos, y hoy puedo añadir: el primer

antagonismo de clases que apareció en la historia coincide con el

desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer en la

monogamia, y la primera opresión de clases, con la del sexo

femenino por el masculino”… “el derrocamiento del derecho

materno fue la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el

mundo. El hombre empuñó también las riendas de la casa, la mujer

se vio degradada, convertida en una servidora, en la esclava de la

lujuria del hombre, en un simple instrumento de reproducción”…

“el hombre es en la familia el burgués, la mujer representa en ella al

proletariado”.

Concluye nuestra autora que “De eso modo, se deshace de la

figura del padre como proveedor y consagra al partido, la

revolución y/o el Estado, dependiendo de la faceta del socialismo

del momento para instaurar lo que el feminismo denomina

patriarcado. Solo que en lugar de ser guiado por el padre como

figura central, es el representante del socialismo quien ocupa su

función… Esto no es casual. Engels sostenía que el fin expreso del

hombre en la familia es “procrear hijos cuya paternidad sea

indiscutible, y esta paternidad indiscutible se exige porque los hijos,

en calidad de herederos directos, han de entrar un día en posesión

de los bienes de su padre”.

Por eso es a través del matrimonio que los hijos se vuelven


DEFENDIENDO A THEMIS 194

acreedores del patrimonio y la familia asegura la sucesión de la

propiedad privada que el socialismo aspira a abolir. Lo cual genera

un desincentivo adicional a la maternidad, sobre todo a la

participación paternal.

Pues, en palabras de Engels, “la verdadera emancipación de la

mujer solo vendrá tras la supresión de las clases y la propiedad

privada, entonces se verá que la manumisión de la mujer exige,

como condición primera, la reincorporación de todo el sexo

femenino a la industria social, lo que a su vez requiere que se

suprima la familia individual como unidad económica de la

sociedad”. Por su parte, la escritora marxista, a su vez madre de la

tercera ola del feminismo, Simone de Beauvoir, afirmaba esta

hipótesis diciendo que “Si la mujer ha franqueado en gran medida

la distancia que le separaba del varón, ha sido gracias al trabajo; el

trabajo es lo único que puede garantizarle una libertad concreta”.

En síntesis, el socialismo muestra su naturaleza materialista al

reducir el valor de una mujer a su capacidad productiva. Para

lograrlo, pretende desmerecer su capacidad reproductiva. Y en

lugar de resaltar como virtud lo que le distingue del varón,

pretende lograr la tan ansiada igualdad anulando lo que le permite

dar vida”.

El socialismo busca argumentos para perpetrarse, escarbando

en las propias ruinas que genera con sus políticas. Las nuevas


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 195

necesidades de la producción, la modificación de los hábitos de

consumo y también, las pésimas políticas populistas y socialistas

que naturalmente empobrecen a las sociedades, hicieron que desde

el siglo XX fuera necesario que ambos cónyuges procuraran el

sustento familiar, generando algunas rispideces derivadas de la

comparación de eficiencia relativa entre ambos integrantes, que

muchas veces favorece a la mujer, y en todo caso, por la necesidad

de una nueva asignación de funciones para una división de trabajos

más eficiente y equitativa.

Para agravar esto, el ser humano tiene una natural tendencia a

repulsar lo diferente, y máxime cuando el diferente demuestra ser

mejor que él. Esa mentalidad generó y genera algunas tensiones

menores con grupos que —a veces con razón y otras sin ella— se

sintieron excluidos por la cultura de la Cristiandad, tensiones

muchas veces exageradas para victimizarse, y en todo caso,

superables sin necesidad de hacer volar por los aires una excelente

estructura armada a lo largo de siglos.

La naturaleza humana tiende a discriminar, no solamente entre

hombres y mujeres, y eso no es monopolio de ninguna filiación

política, ni conduce necesariamente a aceptar recetas que llevan al

totalitarismo. En Cuba se fusilaba a los homosexuales, o aún ahora

en Oriente se los arroja hacia la muerte desde edificios de varios

pisos de altura. Evidentemente eso no se soluciona dando más


DEFENDIENDO A THEMIS 196

poder a las autoridades, sino por el contrario predicando el amor, el

respeto y la tolerancia. Esto es, que aún con sus imperfecciones, los

valores de la Cristiandad siguen siendo esenciales.

36.- La Cristiandad como comunidad de valores

Siempre existen grandes grupos de pensamientos que oscilan

durante años entre el ocultamiento y la confrontación. Son los que

producen las grandes sorpresas en sistemas establecidos que no

existen hasta verlos aparecer o reaparecer ante sus narices, y

preguntarse de dónde salieron esos movimientos espontáneos.

Así, entre muchísimos ejemplos de apariciones repentinas

buenas y malas —a estos fines solamente interesa destacar la

aparición sorpresiva de corrientes de opinión desconocidas que

hasta entonces nadie había tenido demasiado en consideración ni

tomado muy en serio— ocurrió con la propia Revolución Francesa,

con Mathma Ghandi, con la Revolución Rusa, con el ascenso de

Benito Mussolini, Adolf Hitler o Juan Domingo Perón, con el

movimiento hippie en la década del 60, con el Mayo francés de

1.968, con las primaveras de Hungría, Polonia y Checoeslovaquia,

con la sorpresiva elección por Alberto Fujimori en Perú, con la

caída del Muro de Berlín, con el sorpresivo renacimiento del

cristianismo ortodoxo ruso, con las elecciones que proclamaron a

Jair Bolsonaro en Brasil o a Donald Trump en Estados Unidos, con

los movimientos antiaborto a lo largo del Planeta.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 197

Y así pasa con la Cristiandad. La Cristiandad que se pretende

desaparecida, subsiste firmemente arraigada en sus valores a

través del Liberalismo clásico austro británico, de parte de la

Iglesia Católica, en nuestros primos ortodoxos y protestantes, y en

sobre todo en el corazón de todos los hombres de buena voluntad,

incluyendo por cierto a ateos como Kelsey Hazzard, fundadora de

Secular Pro-life, un influyente grupo de ateos antiabortistas, o

Guadalupe Batallán, otra atea autora de “Hermana, date cuenta.

No es revolución. Es negocio”.

Decía yo en “Las vendas de nuestra falsa Themis” refiriéndome

al liberalismo, pero en palabras que hoy veo son también y por tal

motivo aplicables más en propiedad a la Cristiandad, que la aman

sin saberlo quienes protestan contra la intromisión estatal, la

inseguridad jurídica, las jubilaciones de privilegio, los corralitos

bancarios, los saqueos a los ahorros para jubilaciones, la exacción

de los depósitos a plazo fijo, la pesificación, las retenciones a las

exportaciones, los impuestos agobiantes, los monopolios

concedidos por decreto... Es tan natural en el espíritu de la gente

común la visión de la Cristiandad, que el autoritarismo tiene una y

mil veces que denostarla para evitar que resurja, aún en países

como la Argentina donde ningún partido político quiere asumirse

abiertamente como su defensor.

Las multitudinarias y espontáneas marchas, artículos y


DEFENDIENDO A THEMIS 198

polémicas en contra del aborto y la eutanasia, contra la

inseguridad, contra la corrupción, contra la prepotencia estatal, las

tentativas de los gobernantes de diversos países de armar mercados

comunes en donde los ciudadanos de cada lugar tengan similares

tratamientos, los enojos de católicos y no católicos con cada

tentativa de secularizar la Iglesia y convertirla en una mera

institución de Beneficencia carente de espiritualidad y de valores,

hasta los conatos cismáticos de Marcel Lefebvre y otros cristianos

tradicionalistas, como también la propia sensación de ansiedad y

desazón de muchísimos hombres modernos que notan que algo les

está faltando, son demostraciones de la subsistencia de los valores

propios de la Cristiandad.

Y sobre todo, su subsistencia, —aunque sea confusamente

entremezclada con otros sesgos ideológicos a veces contradictorios,

en particular con manchas de nacionalismo, de keynesianismo, de

populismo, de socialismo y comunismo, y por supuesto del

liberalismo iluminista franco prusiano— puede detectarse

fácilmente en los continuos movimientos de sus detractores y

enemigos para evitar que emerja y tome nuevo aliento, ya que

nadie ataca buscando aniquilar algo que no existe.

Como bien decía Wilheim Röepke en su libro “Civitas Humana”,

“un buen cristiano es un liberal que se ignora”, y también la

recíproca es verdadera: “Un verdadero liberal es un defensor de los


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 199

valores de la Cristiandad que se ignora”, ya que el liberalismo

verdadero del que hablaba Von Hayek —no el franco-prusiano—

no es otra cosa que el destilado de las enseñanzas de una

Cristiandad de valores que erróneamente se considera superada.

Esta Cristiandad, no como término religioso, geográfico ni

político, subsiste en sus valores. Conservo el nombre antiguo para

enfatizar que el liberalismo clásico austro británico actual no es

otra cosa que la espiritualización de lo que antes era un bloque

político y geográfico, que no ha desaparecido sino evolucionado en

una comunión de valores, profesados a lo largo y ancho de todo el

Planeta. Siendo así, la Cristiandad puede decir como decía Pierre

Corneille ya en 1.643, “les gens que vous touez se portent assez

bien”. “Los muertos que vos matáis, gozan de buena salud”.


DEFENDIENDO A THEMIS 200


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 201

V.— LA ANTIGÜEDAD SE TIÑE DE CRISTIANDAD

37.- El liberalismo como consecuencia del catolicismo

Contar la historia del liberalismo clásico es contar la historia de

la humanidad, y sobre todo del poderoso influjo de la Cristiandad.

Ése, y no su usurpadora contrafigura malvada del Iluminismo, es

el liberalismo en el que yo creo. Veremos entonces cómo el

liberalismo nació con el ser humano y cómo fue adoptado por la

Cristiandad, gran motor de la libertad desde entonces, y también

durante el Renacimiento, el Absolutismo Ilustrado y aún durante

los trescientos años que transcurrieron desde el descubrimiento de

América hasta que rodara la cabeza de Luis XVI —rebautizado

“Ciudadano Capeto”— durante la pérfida Revolución Francesa.

Y en sus valores esa Cristiandad subsiste hasta el día de hoy en

el sentir de la gente común, como fundamento de la verdadera

libertad. El liberalismo clásico es un deslumbrante “insight” de la

humanidad, derivado de un estadio de maduración de los valores

de la Cristiandad, durante mucho tiempo sinónimo de Catolicismo,

que predicó desde siempre el respeto a los derechos individuales.

La lectura de Joseph A. Schumpeter en su “Historia del Análisis

económico”, Marjorie Grice-Hutchinson en “La Escuela de

Salamanca”, Emil Kauder en su “Génesis de la Teoría de la

Utilidad Marginal” y en su “Aceptación retardada de la Teoría de


DEFENDIENDO A THEMIS 202

la Utilidad Marginal”, Raymond de Roover en “Economía

Escolástica: Supervivencia y durable influencia desde el Siglo 16

hasta Adam Smith”, y por supuesto de Murray Rothbard en su

“Historia del Pensamiento Liberal”, deparará por ende a los

liberprogres una sorpresa. Según estos autores, cuya autoridad es

indiscutible, el liberalismo debe mucho más a la Cristiandad, a la

católica escolástica tardía y a olvidados economistas católicos

italianos como De Volterra, Davanzatti, Montanari, Galiani, o

franceses como Turgot y Condillac, de lo que usualmente se cree.

Estos autores escribían sobre un fenómeno que había comenzado

antes de ellos: El libre comercio entre los grandes polos económicos

de Génova, Flandes y la Liga Hanseática entre sí a través de

Francia y su Feria de Champagne, y con Oriente a través de la

Ruta de la Seda.

Randall Collins, un sociólogo weberiano, en su “Teoría

Sociológica Weberiana” se rebela por eso contra la famosa tesitura

de Max Weber expuesta en “La ética protestante y el espíritu del

capitalismo”, de que el liberalismo naciera con, por y gracias al

protestantismo, exponiendo en cambio que “La Cristiandad fue la

principal revolución weberiana, creando los marcos institucionales

dentro de las cuales el capitalismo podía surgir. La Reforma

Protestante es sólo una crisis particular en el final de un ciclo de

largo plazo; ello dio origen a un segundo despegue que


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 203

erróneamente vemos como el primero”.

Murray Rothbard lo sintetiza así, citando a Ludwig Von Mises

en su apoyo: “Weber invirtió el orden causal verdadero, esto es,

que el capitalismo llegó primero y que los calvinistas adaptaron sus

enseñanzas a la creciente influencia de la burguesía, y no al revés”.

Ellos reformulan por ende las posturas de Max Weber sobre que el

“capitalismo” —no me resigno a leer ese odioso término en boca de

liberales— fue mérito del protestantismo, de Calvino o del

pensamiento inglés, indicando que realmente comenzó a florecer no

en Gran Bretaña sino en las ciudades italianas del siglo XIV, esto

es, en áreas claramente católicas, pasando luego a Inglaterra.

Armando Ribas, amigo mío liberal cubano-argentino

recientemente fallecido, autor de “Los fundamentos éticos de la

libertad”, lo sintetizaba así en un artículo denominado

“Civilización, cultura y riqueza”: “¿Por qué no fue en Alemania, la

tierra de Lutero, donde se produjo el desenlace de la libertad?...

debemos recordar que el Anglicanismo es Catolicismo sin el Papa y

con el monarca de Inglaterra”.

Más aún, Emil Kauder en su “Génesis de la Teoría de la Utilidad

Marginal” destaca que Adam Smith y David Ricardo desarrollaron

la “teoría del valor trabajo” influenciados por el protestantismo,

omitiendo los mejores desarrollos previos de los escolásticos y los

católicos italianos y franceses influenciados por aquéllos sobre la


DEFENDIENDO A THEMIS 204

teoría de la utilidad, la soberanía del consumidor y los precios de

mercado, y sugiere que ellos retrasaron el pensamiento económico

por cien años al introducir la teoría del “valor trabajo”, base de la

teoría marxista de la “plusvalía”, y generando la teoría de que los

bienes tienen un valor inherente y objetivo, concepto que ayuda al

Estado a justificar su intención de dirigir la economía.

Dicho sea de paso, si bien coincido con la apreciación, no lo hago

con la subvaloración de la fantástica tarea de Adam Smith al

integrar todas las enseñanzas económicas previas en su

monumental libro “Una investigación sobre la naturaleza y causas

de la Riqueza de las Naciones”, y por el contrario destaco que

justamente el empirismo británico, a fuer de tal, considera un

mérito la experimentación, pero uno mucho mayor el integrar los

conocimientos previos y valerse de experiencia acumulada pero

dispersa para armar una obra monumental, que aún fundada en la

experiencia, parece creada de la nada.

Decía papá que “inimitable no es aquél que no imita a nadie,

sino aquél a quien nadie puede imitar”, frase que mucho después y

gracias a Internet descubrí que pertenecía a una actriz mexicana

de su época, María de los Ángeles Félix Güereña, conocida

popularmente por María Félix, por cierto notablemente parecida a

mamá. Así, nada de contradictorio hay en reconocer todos los

aportes previos mencionados, y pese a ello elogiar a la vez el


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 205

monumental e imperecedero regalo del empirismo británico al

conocimiento humano.

Como dije anteriormente, esa Cristiandad ya desmaterializada,

subsiste aún ahora en los valores que difundió durante un milenio.

Su enorme carga espiritual subsiste, aún ciega y amnésica, hasta el

día de hoy. Si no se reconoce como tal es básicamente por la tarea

deletérea y propagandística de otra versión de liberalismo, la del

iluminismo, que a poco andar y como consecuencia de ser sus

cultores una minoría consciente de sí mismo, terminaron

usurpando al liberalismo clásico, más diseminado, disperso y de

fuentes más heterogéneas, el mérito de la Modernidad y de todo el

crecimiento de los siglos XIX, XX y XXI que en realidad, no son

sino consecuencias de lo mejor de la Cristiandad subsistente.

Los momentos cumbres de la Humanidad han sido siempre

aquéllos en los cuales el liberalismo clásico marchó adunada a

valores inculcados por el cristianismo, como heredero de la

Cristiandad, y los momentos más aciagos, cuando arreció el

ateísmo en sus versiones iluminista franco prusiana y comunista,

dos adversarios entre sí pero con tantas cosas en común que

muchas veces terminan confluyendo, y que ahora pretenden entre

ambos instaurar un totalitario Nuevo Orden Mundial. Pero no nos

adelantemos, y empecemos la historia por el pasado, clave para

entender el presente.


DEFENDIENDO A THEMIS 206

38.- Nacimiento del libre intercambio antes de Jesucristo

Ya desde varios siglos antes del nacimiento de Jesucristo, el

mundo había comenzado a integrarse intercambiando sus

productos, sus conocimientos y sus invenciones gracias a un libre

comercio espontáneo entre las naciones. En cierta forma podría

decirse que el liberalismo entonces nació con el mundo civilizado.

Es el producto espontáneo de la libre voluntad e iniciativa de los

seres humanos.

En particular, desde tiempos inmemoriales estuvo abierta una

mutuamente fructífera comunicación entre Oriente y Occidente a

través de la conocida como “Ruta de la seda”. A lo largo de sus

ocho mil kilómetros se erigieron grandes ciudades cuyos nombres

resuenan hoy en los oídos de cualquier persona civilizada como

sinónimos de exotismo, belleza y opulencia, uniendo el

Mediterráneo y las “tierras lejanas” de Oriente. Tan antiguo es esto,

que los orígenes de la “ruta” (en realidad varias rutas diferentes) se

remontan probablemente a dos mil años antes de Jesucristo,

cuando los primeros Mandarines chinos trazaron vías de

comunicación con las regiones desérticas y montañosas de su

imperio y el Este de Asia central, y tuvo un enorme impulso

cuando cuatro siglos antes de Jesucristo Alejandro Magno, el

belicoso discípulo de Aristóteles que jamás perdió una batalla,

edificó un imperio que se extendía desde Grecia y Egipto hasta el


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 207

norte de Afganistán y el occidente de la India, arrogándose de paso

el control de los territorios occidentales de la ruta de la seda y

sellando definitivamente la comunicación entre el mundo oriental

y el occidental.

Nada detuvo a la iniciativa humana lanzada en busca del éxito

individual. Terrenos inhóspitos, desiertos helados y abrasadores,

cadenas montañosas, calores y fríos extremos, bandidos y tiranos

de toda laya. Gracias a esos héroes anónimos llegaron luego a

Europa el satén y la seda, el almizcle, los rubíes y los diamantes, el

jade, las perlas y esmeraldas, el sándalo, el incienso y las especias

—particularmente importantes para conservar la carne y realzar

su sabor cuando no existían heladeras como ahora—, como

también la aritmética, la geografía, la brújula, la pólvora y el papel.

Todos fueron consecuencias de ese libre comercio inmemorial.

En esa ruta florecieron mucho antes de Jesucristo, Alejandría en

Egipto, Tiro en Fenicia, Damasco en Siria, Bagdad en Irak, Bam

en Persia, Antioquía en Anatolia, Constantinopla en el Imperio

Bizantino, Bujará y Samarcanda en Uzbekistán, hasta arribar el

viajero a Kashgar, oasis en el desierto de Taklamakán, para luego

llegar a Dunhuang, puerta de entrada de Asia Central a la

misteriosa China, y luego, a través de la Gran Muralla, a Lanzhou

y Xi'an, inicio y final de la Ruta de la Seda y sede de los

impertérritos guerreros de terracota hallados en la tumba del


DEFENDIENDO A THEMIS 208

primer emperador, Qin Shihuang. Quizá los Reyes Magos de los

Evangelios estaban transitando una de esas rutas cuando

encontraron a Jesús recién nacido.

Junto con el intercambio de los productos del quehacer humano,

se fue produciendo también un enriquecedor intercambio de las

ideas. Pensadores jonios como Tales, Anaximandro, Anaxímenes,

Jenófanes y Heráclito, rivalizando en profundidad con el occidente

griego de Pitágoras, Parménides, Zenón de Elea, Empédocles,

Filolao y el pitagorismo del siglo V antes de Cristo, y la “respuesta

jonia” de Anaxágoras, Arquelao y Meliso, los atomistas, con

Demócrito a la cabeza, y Diógenes de Apolonia.

Toda la filosofía griega presocrática tuvo una gran fusión en la

obra de Sócrates relatada por Platón, quien también tomó

historias de los egipcios —la Atlántida entre ellos— fusión

perfeccionada luego en la magna obra de Aristóteles, que

consultando lo mejor de sus predecesores, adoptó sus logros y

refutó sus errores. Quedaron ya perfilados en Grecia el Idealismo

hegeliano en Parménides, el cientificismo de Newton en Pitágoras,

el Empirismo de Hume en Demócrito, el Realismo tomista en

Aristóteles...

Y la filosofía griega pasó a Roma casi conjuntamente con el

cristianismo, de la mano del abogado y filósofo Marco Tulio

Cicerón, fusionándose con el iusnaturalista Derecho Romano,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 209

recién embarcado en la aventura de construir una Civilización

mediante la desacralización del calendario de días fastos y nefastos

del Escriba Néstor, los inolvidables discursos de Cicerón y las

primeras y enriquecedoras disputas entre Sabinianos y

Proculeyanos.

39.- Nacimiento de la Cristiandad con las persecuciones

En esa misma época nació y predicó Jesucristo. No voy a

contar su historia por considerarla suficientemente conocida. El

cristianismo comenzó a unificarse con la filosofía griega desde la

célebre alocución al Dios Desconocido de San Pablo de Tarso en

Atenas. Más tarde él y San Pedro llevarían su prédica al Imperio

Romano a costa de su vida. Por eso Jesucristo figura ya en las

historias de Tácito, Cayo Suetonio, Flavio Josefo y Plinio el Joven.

El cristianismo, luego de sufrir innumerables persecuciones y

gracias al conmovedor heroísmo de los primeros mártires que se

negaron a aceptar la divinidad de los emperadores romanos, fue

poco a poco siendo receptado por Roma y su imperio gracias a

Panteno, Clemente y Orígenes de Alejandría. Este último obtuvo

la benevolencia de Julia Avita Mamea, madre del emperador

romano Alejandro Severo, y pudo trabajar en convertir en

Teología lo mejor de la filosofía griega previa, tomando conceptos

de Pitágoras, Platón y Aristóteles y de los más importantes

medioplatónicos y neopitagóricos de entonces, tales como


DEFENDIENDO A THEMIS 210

Numenio de Apamea, Cronio, Apolófanes, Longino, Moderato de

Gades, Nicómaco de Gerasa, Queremón y Cornuto. Tambén se

enriqueció con la prédica de estoicos romanos de la talla de Cicerón,

Catón el Joven, Séneca, Epicteto y el propio Emperador Marco

Aurelio, el único monarca realmente filósofo de la antigüedad.

Pese a esa fuerte y enriquecedora asimilación cultural, luego del

asesinato del citado Alejandro Severo el cristianismo sufrió otro

período de fuertes persecuciones hasta el famoso Edicto de Milán,

en que Constantino I apaciguó los ánimos al declarar la libertad de

culto con dando de paso un gran impulso a la religión cristiana al

propiciar el Primer Concilio de Nicea. Contra la creencia común, no

estaba él bautizado, lo que hizo recién en su lecho de muerte, ni fue

él sino quien Teodosio declaró al cristianismo la religión del

Imperio Romano. Pero fue él quien adoptó la liberal enseñanza

cristiana de la libertad de cultos y de conciencia.

La posterior Antigüedad grecorromana y la Edad Media en que

fue desarrollándose la Cristiandad constituyeron un período muy

complicado de la historia. San Agustín, contemporáneo del primer

saqueo a Roma por Alarico I, escribía al respecto en su “Ciudad de

Dios”: “¿O es que no son enemigos encarnizados de Cristo aquellos

romanos a quienes los bárbaros, por respeto a Cristo, les

perdonaron la vida? Testigos son de ello los santuarios de los

mártires y las basílicas de los Apóstoles, que en aquella


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 211

devastación de la gran Urbe acogieron a cuantos en ella se

refugiaron, tanto propios como extraños. Allí se moderaba la furia

encarnizada del enemigo; allí ponía fin el exterminador a su saña;

allí conducían los enemigos, tocados de benignidad, a quienes,

fuera de aquellos lugares, habían perdonado la vida, y los

aseguraban de las manos de quienes no tenían tal misericordia.

Incluso aquellos mismos que en otras partes, al estilo de un

enemigo, realizaban matanzas llenas de crueldad, se acercaban a

estos lugares en los que estaba vedado lo que por derecho de guerra

se permite en otras partes, refrenaban toda la saña de su espada y

renunciaban al ansia que tenían de hacer cautivos...”.

Y continúa en otros párrafos diciendo “...estas basílicas de

Cristo fueron elegidas por la humilde compasión de los bárbaros,

incluso inhumanos... lo insólito allí ha ocurrido, el que, cambiando

su rumbo los acontecimientos de una manera insospechada, el

salvajismo de los bárbaros se haya mostrado blando hasta el punto

de dejar establecidas, por elección, las basílicas más capaces para

que el público las llenase y evitaran la condena, se lo debemos al

nombre de Cristo: allí a nadie se atacaba; de allí nadie podía ser

llevado preso; a sus recintos los enemigos conducían por compasión

a muchos para darles la libertad; allí ni la crueldad de los enemigos

sacaría cautivo a uno solo. Todo esto, repito, se lo debemos al

nombre cristiano, esto se lo debemos a la época de cristianismo.


DEFENDIENDO A THEMIS 212

Quien esto no vea está ciego. Quien lo vea y no lo alabe es un

ingrato. Quien se muestre en contra de quien lo alaba es un

mentecato. ¡No quiera Dios que un hombre en sus cabales atribuya

estos datos a la fiereza de los bárbaros! Él fue quien a los pechos

feroces y sanguinarios los llenó de terror, les fue poniendo freno y

los ablandó milagrosamente”.

Fueron indudablemente tiempos de zozobra. Pero no por obra

de la Iglesia, sino por la inseguridad que producían las sucesivas

invasiones y continuas incursiones de los ávaros, los hunos, los

búlgaros, los vendos, los eslavos, los escitas, los alanos, los

ostrogodos, los visigodos, los suevos, vándalos, hérulos, anglos,

sajones, jutos, francos, burgundios, longobardos, alamanes, a los

que se sumaban los omnipresentes vikingos, y a partir de Mahoma,

los árabes, los turcos y los piratas sarracenos en el Mediterráneo,

invadiendo e incendiando ciudades y matando a sus habitantes.

Durante esa etapa, la valiente abnegación de cientos y miles de

santos mártires que convirtieron a los bárbaros o tomaron ventaja

de su mentalidad supersticiosa, fue la magnífica obra que evitó la

total desaparición de la cultura grecorromana. Recordemos al

Papa León I Magno ordenando a Atila el Huno, “El azote de Dios”,

alzar su campamento y dar la media vuelta cuando Roma estaba

desprotegida, o tres años después su convenio con el Rey de los

Vándalos, Genserico, para que respetara las iglesias y edificios


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 213

públicos y la vida de sus pobladores. Sus prédicas limitaron a los

monarcas, y muchas veces sublimando sus instintos guerreros,

sicópatas asesinos seriales tornaron en valientes caballeros de la

Cristiandad.

Una nueva unificación entre Cristianismo y filosofía griega fue

efectuada en esa misma época por San Agustín de Hipona

incorporando conceptos de Plotino, gran filósofo con raíces

neoplatónicas, dando origen a la Patrística. Dividido el Imperio

Romano en dos, de Oriente y Occidente, y rápidamente

conquistado el de Occidente por los bárbaros, el Cristianismo

empero consiguió subsistir con los nuevos gobernantes, al punto tal

que líderes bárbaros de la talla de Genserico y Atila respetaron a la

desguarnecida Roma por intercesión del Papa León Magno, y que

con Carlomagno se estableciera como base de la Cristiandad al

Imperio Carolingio, que luego de su división derivó en el Sacro

Imperio Romano Germánico.

También el Derecho Romano cristianizado fue incorporado al

Occidente bárbaro a través del Código de Eurico, el Breviario de

Alarico o Aniano, la Lex Romana Visigothorum, el Código de

Leovigildo o Codex Revisus, y el Código de Recesvinto, Liber

Iudiciorum o Lex Visigothorum, el importantísimo Fuero Juzgo, el

Edicto de Teodorico, la Ley romana de los borgoñoses. A la vez, en

el Imperio Romano de Oriente el ya cristianizado Derecho


DEFENDIENDO A THEMIS 214

Romano se pulió en Constantinopla con el monumental “Corpus

Iuris Civilis” del Emperador Justiniano, base de todo el Derecho

actual. Y Teodosio II convirtió en irrefutables las opiniones

coincidentes de Papiniano, Gayo, Ulpiano, Paulo y Modestino.

Así, en Occidente el saber de la Humanidad, los descubrimientos

y cultura de los antiguos se refugiaron en esos usualmente

respetados monasterios, conventos y abadías, en donde todas las

personas de bien rezaban por un mundo mejor mientras los monjes

copistas dedicaban a Dios toda su existencia traduciendo libros

griegos y romanos, o aún copiando otros cuyos caracteres a veces ni

siquiera entendían, para brindarlos a las futuras generaciones y

evitar la extinción del saber de los antiguos, y sus colegas seculares

enseñaban a los jóvenes a leer y escribir. En Oriente también se

mantuvo el enorme caudal del conocimiento humano en la

subsistente Capital del Imperio Romano oriental, Constantinopla.

Y en ambos los cristianos pagaron con la sangre de sus mártires la

conversión de los triunfantes bárbaros al cristianismo para

terminar siendo los garridos y nobles caballeros del Medioevo.

Los nombres de bárbaros como Alarico, Teodorico,

Hermenerico, Genserico, Gundicaro, Ataulfo y Atila, “el azote de

Dios”, y luego los musulmanes Harun Al Rashid o Saladino el

Grande y los grandes Cruzados, Godofredo de Bouillón, Federico

Barbarroja, Ricardo Corazón de León, Felipe II de Francia,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 215

campean toda la Edad Media como frutos de esas turbulentas

épocas. Y ni los musulmanes del sur, ni los bárbaros del norte y del

oeste eran salvajes en comparación con los mogoles que de la mano

de Gengis Khan, llegaron a bordear la desamparada Europa,

precedidos de la funesta reputación de haber asesinado durante la

conquista de Khwarezm a casi dos millones de personas en un solo

día, masacre opacada poco después por Tamerlán, de quien se dice

que a lo largo de sus campañas asesinó a unos diecisiete millones de

personas, el cinco por ciento de la población mundial... Con tales

antecedentes mueve a asombro que desde las filas liberales

iluministas se postule seriamente que el verdadero problema de

esas épocas fuera que los sacerdotes enseñaran a amar al prójimo,

en lugar de recalcar la supuesta “virtud del egoísmo”.

Fueron tiempos complicados sin lugar a dudas. Pero reitero, no

precisamente por la acción de la Iglesia. La furia de los bárbaros, la

pérdida de los valores y las leyes que habían gobernado el Imperio

Romano, el más grande y más fuerte que jamás hubiera existido

hasta entonces, convirtieron en una diaria zozobra las vidas de

hombres y mujeres. En este escenario, no es de extrañar que

muchos buscaron consuelo y seguridad en la fe, eligiendo abrazar

un estilo de vida ermitaño, ascético y solitario, abandonando el

mundo para vivir en cuevas inaccesibles, en la punta de columnas

como Simeón el Estilita, o en monasterios tan respetados como


DEFENDIENDO A THEMIS 216

aislados y fortificados.

40.- Maduración de la Cristiandad liberal en las Cruzadas

Ya consolidada la Cristiandad con su fusión con el Imperio

Romano y su derecho, en el Siglo VI nació Mahoma, y con él la

amenaza musulmana que desplazó a las demás. Al respecto, seguiré

al erudito Thomas F. Madden, que en su ensayo “Las Cruzadas y el

mundo moderno” reivindica su importancia política y su carácter

de guerra defensiva y no ofensiva, aclarando que fue el complejo de

culpa del actual Occidente no cristiano, iluminista y tergiversador,

el que que entregó a Osama Bin Laden y a Mouammar el Kadhafi

su propia visión distorsionada de las Cruzadas.

“Hoy en día —dice este autor— en la cultura popular de

Occidente, las cruzadas generalmente se recuerdan como una

especie de guerras santas contra el islam, conducidas por papas

sedientos de poder y libradas por fanáticos religiosos. Usualmente,

se describen como el epítome de la altanería y la intolerancia, y se

las caracteriza como una mancha negra en la historia de la Iglesia

Católica, en especial, y de la civilización occidental en general…

Una raza de puristas, los cruzados introdujeron la agresión en el

pacífico Medio Oriente y luego deformaron la avanzada cultura

musulmana, dejándola en ruinas. Para abundar en este tema no

hay que buscar muy lejos. Desde documentales de la BBC, por

ejemplo, o del History Channel, hasta películas de cine como


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 217

Kingdom of Heaven de Ridley Scott…

Pero no era así como veían los europeos las cruzadas cuando

ocurrieron. En realidad, lejos de ser un ataque ofensivo por las

tierras del islam, los cristianos occidentales vieron las cruzadas

como una acción defensiva ante la presión de los musulmanes. Y

algo de razón tenían. Los cristianos del siglo XI no eran fanáticos

paranoicos. Realmente había musulmanes que los atacaban.

Desde el tiempo de Mahoma los musulmanes se habían

expandido por medio de la guerra con mucho éxito. El

pensamiento musulmán tradicional divide el mundo en dos esferas,

llamadas el lugar del islam y el lugar de la guerra. La cristiandad y

otras religiones no musulmanas no tenían lugar. Los cristianos y

los judíos se podían tolerar dentro de un Estado musulmán,

gobernado por musulmanes, pero sus Estados había que destruirlos

y conquistarlos.

En la época de Mahoma, en el siglo VII, el cristianismo era la

religión dominante. Como fe del Imperio Romano cubría todo el

Mediterráneo, incluyendo el Medio Oriente, donde había nacido. El

mundo cristiano, entonces, era un gran objetivo para los primeros

califas. Y así seguiría para los líderes musulmanes por los próximos

mil años. Con enorme energía, los guerreros del islam atacaron a los

cristianos poco después de la muerte de Mahoma, en el año 632, y

tuvieron tremendo éxito. Palestina, Siria, Egipto, las más


DEFENDIENDO A THEMIS 218

densamente pobladas áreas cristianas del mundo, sucumbieron

rápidamente.

Para el siglo VIII los musulmanes habían conquistado todo el

norte cristiano de África y España. En el siglo XI los turcos

selyúcidas conquistaron Asia Menor, es decir, la Turquía de la

actualidad, que había sido cristiana desde los días de San Pablo. El

antiguo Imperio Romano cristiano, conocido como el Imperio

Bizantino en la historia moderna, se redujo a poco más que Grecia.

Desesperado, el emperador de Constantinopla escribió a los

cristianos de Europa Occidental pidiéndoles que ayudaran a sus

hermanos y hermanas del Oriente, o lo que quedaba de ellos. Eso es

lo que en realidad dio origen a las cruzadas. Fue en esencia una

reacción tras más de cuatro siglos de conquista, en el cual los

ejércitos musulmanes habían ya capturado a dos tercios del

antiguo mundo cristiano. En algún momento, la cristiandad como

fe y cultura o bien se defendía o quedaría sometida al islam. Los

cruzados fueron esa defensa”.

Luego acota provocativamente este autor que “El problema fue

que (las Cruzadas) nunca tuvieron verdadero éxito. El último

puesto cristiano en Tierra Santa cayó en 1.291. En los siglos

siguientes, el crecimiento dramático del poderío musulmán,

especialmente bajo el imperio otomano, trajo solamente derrotas

para Occidente. En el siglo XIV los cruzados ya no eran capaces de


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 219

derrotar a los musulmanes en estas tierras lejanas, y estaban

desesperados tratando de defender Europa contra la invasión

musulmana. En el siglo XVI los turcos otomanos habían

conquistado todo el Medio Oriente, la parte norte de África y el

sudeste de Europa, incluyendo Grecia, Albania, Hungría y otros.

El sultán Solimán el Magnífico estuvo muy cerca de conquistar

Viena. Si lo hubiese hecho, habría quedado toda Alemania a su

merced. Viena fue salvado por una tormenta de lluvia, no por los

cruzados. Fue en el siglo XVI cuando Europa Occidental estaba en

el peor de los peligros de caer bajo el yugo musulmán y la cruzada

como institución comenzó a colapsar de manera total… Durante

mil años, después de la muerte del profeta, los ejércitos

musulmanes habían conquistado tres cuartos de todo el mundo

cristiano antiguo, a pesar de los esfuerzos de generaciones de

cruzados de detener ese avance. Observadores imparciales de ese

tiempo, podrían haber concluido que el cristianismo era un reto

que no tenía posibilidad de éxito contra el Imperio Otomano, y que

estaba a punto de ser suplantado por la religión y cultura del islam,

mucho más joven y enérgica”. Anticipo por qué no ocurrió así:

Porque la Cristiandad se fue haciendo más liberal.

41.- El triunfo de la Cristiandad y el avance a la modernidad

Dejemos por un momento de lado las Cruzadas y sigamos con la

Cristiandad. De las fusiones entre Derecho Romano, Filosofía y


DEFENDIENDO A THEMIS 220

Teología surgieron el Derecho Canónigo y todas las doctrinas de los

Glosadores y los Postglosadores, mucho antes de la unificación de

sus preceptivas en el Código Napoleón.

Un estudioso romanista italiano, Salvatore Riccobono, dice en

su obra “Roma, madre de las leyes”, que “El nuevo ideal cristiano

de la justicia penetra en todo el organismo del derecho... el Derecho

Romano ha llegado a su perfección porque está nutrido de una

nueva conciencia moral, y solo y esencialmente porque ha sido

iluminado por la ética cristiana y por ello ha podido continuar y

dirigir la vida social moderna. Y este espíritu es la causa profunda

de su universalidad”.

Ya recordé que a través de la Iglesia se mantuvieron la filosofía

griega y los conocimientos antiguos, habiendo sido la prédica

cristiana el motor de la culturalización de los bárbaros y de la

sublimación de sus ímpetus guerreros en la defensa de las causas

nobles, convirtiendo a salvajes temerarios en cruzados y en

caballeros andantes, y siendo los monjes copistas —que dedicaban

a Dios toda su existencia copiando libros griegos y romanos cuyo

significado les era a veces inescrutable y hasta sus caracteres

desconocían, para brindarlos a las futuras generaciones y evitar la

extinción del saber de los antiguos— los anónimos héroes del

redescubrimiento de la filosofía griega, del Derecho Romano, de las

invenciones de Arquímedes, de los métodos de cosecha cartagineses,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 221

y de prácticamente todos los libros antiguos, que se reescribieron y

tradujeron con plumas de ganso antes de la invención de la

Imprenta por Gütenberg.

Con el paso del tiempo, y mientras caían los puestos cristianos

en Tierra Santa en 1.291, la filosofía de Aristóteles era retomada

por San Alberto Magno y su discípulo Santo Tomás de Aquino,

dando origen a la Escolástica. A fines de la Edad Media, el

humanismo grecorromano nacido tanto de la tradición filosófica

griega como de la tradición jurídica iusnaturalista romana,

confluyeron finalmente en forma orgánica con las enseñanzas de la

Iglesia Católica a través de la obra de dos santos teólogos católicos,

San Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino.

Sin negar la feliz circunstancia de que la obra prácticamente

completa de Aristóteles fue puesta a disposición del gran público

por los escritores y filósofos musulmanes Avicena y Averroes, debe

empero aclararse que durante siglos el hacer comentarios a la obra

de Aristóteles era ya una forma de hacer filosofía, tanto por parte

de los filósofos peripatéticos como de los neoplatónicos y los

bizantinos. Existía una glosa completa de aquél por Alejandro de

Afrodisias. El Islam por ende no “preservó” ni menos aún

“descubrió” a Aristóteles como a veces se sostiene, sino solamente

lo hizo un poco más asequible al público, mérito que es compartido

con la cristiana y liberal Escuela de Traductores de Toledo. Como


DEFENDIENDO A THEMIS 222

fuere, sus comentarios terminaron interesando a San Alberto

Magno y su discípulo Santo Tomás de Aquino en el reanálisis de su

filosofía.

Sin desmerecer la monumental obra del primero, fue gracias al

segundo que se unificaron finalmente en la Summa Teológica la

tradición filosófica griega, el derecho romano y las enseñanzas de la

Iglesia, las corrientes principales del saber universal que habían

discurrido relativamente separadas hasta entonces. Hasta el día de

hoy, filósofos y iusfilósofos de la talla de Joseph Raz, Michel Villey,

Jacques Maritain, Georges Kalinowski, Lon Fuller, John Finnis,

Robert Alexy, Norberto Bobbio o Werner Goldschmidt extraen de

las páginas de su inspirada obra valiosos conceptos que

continuamente reflotan en sus propios desarrollos, tal como

destaqué en mi libro “Descubriendo a Themis”.

42.- Auge de la investigación científica antes del Renacimiento

Pese a que se pretende caricaturizar la teología medieval como

una suma de indagaciones estériles sobre el sexo de los ángeles, sus

desarrollos, y en particular el intento de unificación del

aristotelismo griego con la visión platónico-agustiniana de la

Patrística modelaron una síntesis modernista y cientificista. San

Buenaventura subrayaba que “la ciencia filosófica no es otra cosa

que el conocimiento cierto de la verdad en cuanto objeto de

investigación”. En Gran Bretaña el Franciscano Robert


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 223

Grosseteste mencionaba las “leyes económicas de los fenómenos

naturales” según las cuales la naturaleza se comporta y funciona de

la forma más rápida y organizada posible, y su discípulo Roger

Bacon puso énfasis en la observación y la experiencia y acuñó la

frase, base de toda la ciencia posterior, de que “la matemática es la

puerta y la llave de toda ciencia”.

Así, las bases del espíritu científico moderno pueden encontrarse

sin esfuerzo en las supuestamente estériles especulaciones

teológicas de los sacerdotes medievales y en su inacabada

“Controversia de los Universales”. Tan es así que Stephen

Hawking en un famoso debate sostenido con su colega, colaborador

y Premio Nobel de Física Roger Penrose, relatado en su libro “La

naturaleza del espacio y del tiempo”, nos dice para explicar sus

diferencias que “Roger es Platónico mientras yo soy Positivista”.

Y no son dos sacerdotes medievales sino dos de los más

importantes físicos teóricos de nuestros tiempos.

Volvamos a Thomas F. Madden y a su ensayo “Las Cruzadas y

el mundo moderno”. Habíamos quedado en que cualquier

observador imparcial hubiera predicho que, luego de un milenio, el

Islam estaba a punto de conquistar la Cristiandad. Y dice Madden:

“Sin embargo, ese observador habría estado equivocado. Dentro

de Europa nuevas ideas estaban surgiendo, las cuales tendrían un

impacto y repercusión sin precedentes. No solo en el Mediterráneo,


DEFENDIENDO A THEMIS 224

sino en todo el mundo. Habían nacido una mezcla única de fe,

razón, individualismo y emprendimiento. Esas ideas produjeron

un aumento rápido, sin precedentes en la experimentación

científica, con aplicaciones prácticas inmediatas”.

Es que los Caballeros del Tempo, los Templarios, habían

armado el primer Banco multinacional del mundo, una empresa

omnipresente en donde los peregrinos podían depositar su dinero

en París y retirarlo en Jerusalén. Los venecianos habían

conseguido con Marco Polo llegar a Oriente siguiendo la Ruta de la

Seda y las Especias. Italia quedó al centro de una antigua red vial

romana y al medio del Mediterráneo. Por ello, y como consecuencia

de las cruzadas, sus ciudades controlaron el comercio con Oriente.

Los puertos más beneficiados con ello fueron Venecia, Génova y

Pisa. A través del Mediterráneo, Italia comenzó a vender en

Oriente productos propios y artículos traídos del norte de Europa,

y traer desde allí especias, sedas y perfumes.

En Flandes se armó otra zona comercial que gozaba de una

situación estratégica ya que se hallaba frente al mar del Norte y en

la que desembocaban varios ríos europeos, como el Rin y el Mosna.

Allí surgió la liga Hanseática, cuya sede se hallaba en Lübeck, que

comerciantes alemanes habían organizado con las ciudades de

Hamburgo, Lübeck, Rostock y Stettin a la cabeza. Esta liga llegó a

incluir 200 ciudades. La naves hanseáticas transportaban una gran


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 225

variedad de artículos: miel y pieles de Rusia, pescado de

Escandinavia y lana de Inglaterra, entre otros productos más.

Monopolizó esta Liga las exportaciones del norte de Europa, desde

Novgorod en la actual Rusia, hasta Londres, con tráfico de trigo,

madera y pieles que, en Flandes, se reunía en la ciudad de Brujas,

principal puerto de almacenaje y redistribución. Flandes

exportaba los productos de estas regiones al resto de Europa a

cambio de artículos de Europa del centro y del sur y de objetos de

Oriente. Exportaba, también, sus propios tejidos.

Así, la actividad comercial se impuso en toda Europa a partir de

los siglos XIII y XIV. Con una conciencia general de plenitud

económica, alcanzaron gran importancia las ferias, grandes

mercados situados en zonas de contacto entre el comercio

mediterráneo y el nórdico, a las que acudían mercaderes de todos

los lugares de Europa. Su celebración duraba varios días. A estas

citas comerciales acudían también titiriteros y juglares, que

añadían a la celebración un carácter festivo. De todas las ferias

medievales, las que alcanzaron mayor renombre fueron las de

Champaña, que se instalaban en la llanura francesa de ese nombre,

a medio camino entre Venecia y Brujas. Las ferias de Champaña

eran, por lo tanto, privilegiados lugares de encuentro entre los

comerciantes flamencos e italianos.

Paralelamente se produjo el desarrollo monetario a través del


DEFENDIENDO A THEMIS 226

cual la acuñación y la circulación monetaria aumentaron,

organizándose monedas con valor internacional y que por lo tanto,

tenían vigencia en varios países. Primero a fines del siglo XII en

Venecia los matapanes de plata. Después, Francia, Flandes e

Inglaterra acuñaron también otras monedas internacionales de

plata. Luego comenzó la acuñación de oro y el bimetalismo. Para

agilizar las transacciones comerciales y a imagen de la corporación

de los Templarios, se formaron los primeros bancos y casas de

cambio, y para favorecer el comercio internacional aparecieron los

títulos de crédito abstractos como las letras de cambio, brillantes

instrumentos de los que luego derivarían los pagarés y cheques.

Mientras tanto los enfrentamientos y tentativas por una

convergencia entre la escuela franciscana, fiel al tradicional

neoplatonismo agustiniano, y la dominicana basada en el

aristotélico-tomismo, derivaron en nuevos y enriquecedores puntos

de vista científicos y económicos modernos y liberales.

Entre los franciscanos, además del citado Roger Bacon, Duns

Escoto diferenció los objetivos de aprendizaje del conocimiento

implicados en el proceso de abstracción y estableció una gran

distinción entre la comprensión de entes físicos, por un lado, y

entidades espirituales, siendo sus enseñanzas semilla tanto de René

Descartes y el cartesianismo como del empirismo nominalista de

otro franciscano, Guillermo de Ockham, que desconfiaba de la


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 227

mera filosofía como método de conocer a Dios. De ahí al empirismo

de Roger y Francis Bacon, John Locke, George Berkeley y David

Hume, y de allí directamente a su discípulo y amigo Adam Smith,

fundador de la economía moderna, no hay sino unos pocos pasos.

Mientras tanto en España el pensamiento aristotélico- tomista

se desenvolvía en la escolástica tardía de la Escuela de Salamanca,

con pensadores de la talla de Francisco de Vitoria, Francisco

Suárez, Domingo de Soto, Luis de Molina, Juan de Mariana,

Martín de Azpilcueta, que dieron forma a la teoría económica y la

embebieron de cristianismo y de liberalismo, bien entendido como

simplemente respetar los derechos individuales de todos.

El sistema que el Comunismo hasta el día de hoy busca destruir,

la Cristiandad, se fue armando según puede verse, a través de la

fusión de lo mejor de las ideas de los mejores pensadores del mundo

a lo largo de muchos siglos. El liberalismo clásico no nació violenta

y espontáneamente de la relativamente tibia Revolución Inglesa,

de la sangrienta Francesa ni de la Reforma protestante de Lutero,

sino que fue el producto natural de siglos de fusión de las más

felices ideas de los mejores pensadores de la historia humana.

La realidad desmitifica la leyenda que pretende que

supuestamente luego de un milenio de oscurantismo católico, la

libertad habría nacido de la nada, de la poderosa cabeza de

filósofos trasnochados cuyas ideas fueron utilizadas por sicópatas


DEFENDIENDO A THEMIS 228

asesinos como excusa para su sangrienta toma del poder en Francia.

Pero no nos adelantemos y sigamos rearmando la historia de las

ideas liberales anterior a ese período, y sobre todo, de ese vómito de

maldad que se pretende instaurar como su pérfida base.

43.- Florecimiento de la Cristiandad antes de la Bastilla

Una vez acoplado el conocimiento tecnológico y las más

eficientes formas de generación de energía al motor de la iniciativa

privada y el incentivo de un sano crecimiento económico derivado

de la posibilidad de ahorrar, unido a una moneda estable y a

sistemas jurídicos armados espontáneamente pero que

funcionaban perfectamente (los refinados instrumentos

comerciales, la letra de cambio, el pagaré y el cheque nacen en esta

época como medios de trasladar sumas importantes de dinero sin

peligro de ser despojados por los salteadores de caminos), comenzó

un frenético avance hacia la prosperidad de los pueblos,

progresando todos a niveles antaño insospechados, al punto tal que

un trabajador de hoy en día sin lugar a dudas tiene mayor calidad

de vida que un rey de dos siglos atrás.

La imprenta expandió todo el conocimiento atesorado por la

Cristiandad, y los engranajes, tornillos y palancas que descubriera

Arquímedes en la antigüedad, se acoplaron con las bielas,

manivelas y resortes inventados en el Renacimiento, con la energía

de los molinos de agua y de viento, y la precisión de los relojes


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 229

medievales, dando paso a máquinas primeramente movidas por

animales, luego por el agua o el viento, hasta llegar al vapor y la

electricidad, hilanderías industriales y cientos de nuevas

invenciones.

Contribuyeron también a ese Renacimiento la caída de

Constantinopla, porque así el saber conservado por el Bizancio

civilizado fluyó hacia Occidente, y el desarrollo económico de las

magníficas Ciudades Estado italianas, la Liga Hanseática y el

descubrimiento de América, para dar origen a esa explosión de

inteligencia, cultura y arte inigualables. Mientras tanto el

insospechado flujo de riquezas desde América hacia el Imperio

Español y la inflación, llevaron a un grupo de teólogos españoles

católicos seguidores de Santo Tomás de la Escuela de Salamanca a

pensar en torno al libre comercio y el mercado desde la moral

cristiana y el derecho natural, y elaborar las primeras

disquisiciones de Teoría Económica dejando en claro que el

cristianismo no es incompatible con el libre mercado, sino que más

bien le otorga bases éticas y morales de actuación.

Es por eso sabido —lo ratifican las investigaciones de Marjorie

Grice-Hutchinson, baronesa von Schlippenbach, dirigida por su

mentor Friedrich Von Hayek, y su brillante exposición por el

argentino Alejandro Chafuen en su libro “Las raíces cristianas del

libre mercado”— que la teoría del pensamiento liberal ha tenido


DEFENDIENDO A THEMIS 230

uno de sus primerísimos orígenes en la Escuela de Salamanca.

Francisco de Vitoria elogia el espíritu emprendedor para realizar

actividades mercantiles con fines de lucro, y le siguen Francisco

Suárez, Domingo de Soto, Luis de Molina, Juan de Mariana,

Martín de Azpilcueta, todos ellos nacidos casi

contemporáneamente con el descubrimiento de América y que

estudiaron el impacto de ello en la economía. La negación de esta

comunión previa entre Cristiandad y Libertad por antiliberales

católicos como Daniel Marin Arriba en “Destapando al liberalismo:

la Escuela Austriaca no nació en Salamanca”, conforma una

aislada y errada voz que confunde y equivoca a propios y extraños.

Cuenta Alejandro Chafuen que en un libro que le regaló

Friedrich Von Hayek, había escrito que “la elaboración formal de

estas ideas (esto es, el liberalismo clásico) en el continente estuvo a

cargo de los escolásticos, principalmente después de haber recibido

su primer sistematización sobre bases precedentes de Aristóteles en

manos de Tomás de Aquino. En efecto, a fines del siglo XVI había

sido desarrollada por algunos filósofos jesuitas españoles una teoría

económica y política esencialmente liberal, donde se anticipó

mucho de lo que revivieron los filósofos escoceses del siglo XVIII”.

Así, sepan los liberales anticatólicos que los grandes gurús de la

economía que admiran, reconocen casi unánimemente que los

primeros economistas del liberalismo fueron sacerdotes católicos.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 231

Ya veremos que también ese Renacimiento que admiran como

precedente del Iluminismo, fue prohijado por el mecenazgo de

varios Papas ... y nació en un baptisterio católico.

También antes de la Revolución Francesa, Francia fue una gran

precursora del liberalismo clásico. Posterior a la Escuela de

Salamanca pero antes de los estudios de Adam Smith, oponiéndose

al mercantilismo de Jean Baptiste Colbert —antecesor, según

demuestra Henry Haziltt, de todo el keynesianismo actual— en

Francia los fisiócratas habían desarrollado un liberalismo clásico:

Paul Mercier de la Rivière hablaba del “orden natural”, Jean

Vincent de Gournay acuñaba la frase emblemática del liberalismo

“laissez faire, laissez passer”, y con ellos François Quesnay, Du

Pont de Nemours, Víctor Riquetti, Marqués de Mirabeau —no se

debe confundir con su hijo Honoré Gabriel, espía doble de la

Monarquía y la Revolución Francesa—, y Anne Robert Jacques

Turgot, Ministro de Hacienda de la Corte de Luis XVI...

Aunque a veces con ideas contaminadas del incipiente

enciclopedismo, y de idolización de la agricultura y simétrica

oposición al comercio y a la industria —sin entender que cada cual

es quien debe determinar si dedica sus esfuerzos a la agricultura, al

comercio, a la industria o a lo que fuere— los fisiócratas eran

proto-liberales opuestos al mercantilismo, el dirigismo y el

proteccionismo. De ellos deriva la optimista escuela liberal clásica


DEFENDIENDO A THEMIS 232

francesa con su brillante Federico Bastiat, que en su ensayo sobre

“El Estado”, jocosamente se quejaba de ser acusado de ser “...un

economista de la escuela inglesa o estadounidense”, y que en su

ensayo “La Ley” decía que “Cada uno de nosotros ha recibido

ciertamente de la naturaleza, de Dios, el derecho de defender su

personalidad, su libertad y su propiedad”.

Así, la prédica cristiana y la práctica generalizada del respeto a

los derechos individuales destacados por los romanos, además de

la fuerte e insoslayable promoción por la Iglesia de la ciencia, la

cultura, la filosofía, la historia, la música, la escultura, la pintura y

las artes en general, y la obra de las principales vertientes

teológicas cristianas —la Patrística agustiniana y la Escolástica

aristotélico-tomista— españoles, ingleses, franceses e italianos

llegaron todos al liberalismo como respuesta cristiana a las

demandas de prosperidad de la Sociedad. Ésa es en breve síntesis,

la historia del florecimiento dentro del seno de la Cristiandad, del

liberalismo clásico.

Por eso, en “Las Cruzadas y el mundo moderno” dice Thomas F.

Madden que “En el siglo XVII las cosas ya habían cambiado tanto

que la riqueza y poder europeos estaban creciendo de manera

exponencial. Estaban entrando a una nueva era sin comparación.

Es uno de los eventos más importantes de la historia: el Occidente

cristiano, que estaba dividido internamente y a punto de ser


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 233

conquistado por un imperio poderoso, de pronto se proyectó con

una energía increíble, neutralizando a sus enemigos y

expandiéndose en todo el globo. El fantasma del ejército

musulmán que avanzaba, y que por siglos había representado tal

peligro para el oeste cristiano, ya no constituía una amenaza seria.

De hecho, a medida que los europeos se expandían por los

horizontes globales, olvidaron que esa amenaza había existido. El

mundo musulmán ya no se veía como un enemigo, sino

simplemente como una cultura atrasada. Desde esa perspectiva,

las cruzadas medievales comenzaron a aparecer distantes e

innecesarias. Un artefacto descartado de la niñez de la

civilización”.

Puedo decir de otra forma en qué consistió ese impulso

sorprendente que dejó sumido en el pasado al Islam, al que luego se

derrotó definitivamente en Lepanto: La Cristiandad medieval

había tenido su “insight” conforme a la terminología de Bernard

Lonergan, y una Cristiandad liberal había nacido, tan pujante en

la Europa medieval tardía como en el Renacimiento, tres siglos

anterior a la Revolución Francesa, como la que luego vimos en los

Estados Unidos y la Argentina liberales y cristianos, un modo de

ser que indefectiblemente destaca en cada lugar en que

cristianismo y libertad marchan unidos, ya que el liberalismo

clásico nace espontáneamente de lo mejor del alma humana, de la


DEFENDIENDO A THEMIS 234

bondad, la caballerosidad, el irrestricto respeto a los derechos de

los demás cada vez que se suprimen las restricciones estatales.

Sin embargo, en el momento de su apogeo vino el perigeo de la

Cristiandad como comunidad de reinos católicos, de la mano de

varios acontecimientos sincrónicos que minaron sus bases. Luego

subsistió como unidad de reinos cristianos, y finalmente subsiste

ahora espiritualizada a través de los valores que inculcó a la

humanidad a lo largo de un fructífero milenio.

44.- El fin de la Cristiandad como comunidad de reinos católicos

En este momento histórico que va entre la caída de

Constantinopla, el Renacimiento, la Reforma Protestante, el

descubrimiento de América y el Absolutismo Ilustrado es que

algunos historiadores quieren situar la presunta desaparición de la

Cristiandad. En realidad, ya lo dije otras veces, desapareció como

comunidad de reinos católicos, no como sistema de valores.

Es que con el Islam en la ex Capital del Imperio Romano, el

Protestantismo expandiéndose por lo que fuera el Sacro Imperio

Romano Germánico y el Anglicanismo decretado por Enrique VIII

de Inglaterra, otrora “Defensor de la Fe Católica”, se tornó

imposible mantener la comunidad derivada del acatamiento a una

única autoridad papal. Mientras algunos Estados permanecieron

católicos, otros, muchas veces pensando en tomar para sí los

cuantiosos bienes de la Iglesia, se hicieron Protestantes o


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 235

Anglicanos. Pese a la subsistencia de muchos valores comunes

inculcados por la Iglesia Católica durante un milenio, se disolvió

rápidamente la idea de una comunidad de reinos católicos, y

surgieron en reemplazo de ellos los Estados modernos. Si bien

entiendo que la Cristiandad subsiste hasta el día de hoy en sus

valores, no se puede negar que su representación material como

comunidad de reinos unidos por su común devoción a la Iglesia

Católica quedó en este período ya herida de muerte.

Refiriéndose a uno de esos hitos, la caída de Constantinopla,

dice Jan Duglosz, historiador polaco de esa misma época y autor de

una monumental “Historia de Polonia”, que “...la fe católica fue

atacada, la religión confundida, el nombre de Cristo insultado y

envilecido. De los dos ojos de la cristiandad, uno quedó ciego; de

sus dos manos, una fue cortada. Con las bibliotecas quemadas y los

libros destruidos, la doctrina y la ciencia de los griegos, sin las que

nadie se podría considerar sabio, se desvaneció”-

Dice por eso Mark Greengrass en su libro “La destrucción de la

Cristiandad. Europa 1.517-1.648” que “Lo que se produjo fue una

sustitución progresiva de la Cristiandad por Europa (definida

como una noción geográfica en una relación de distancia con otras

partes del mundo). Estas dos entidades diferían fundamentalmente.

La Cristiandad reclamaba la lealtad en la comunidad de creencias

de los que habían sido bautizados y que se relacionaban de modo


DEFENDIENDO A THEMIS 236

acorde con el mundo exterior. Europa, en cambio, no reclamaba

una unidad más allá de la masa continental geográfica que

representaba y la percepción emergente de la superioridad moral y

civilizadora de los diferentes estados y pueblos que la ocupaban. La

Cristiandad occidental era un gran proyecto sobre la unidad

europea que duraba más de un milenio. Su destrucción, en cambio,

fue rápida y total. En poco más de un siglo ya no quedaba de ella

más que el recuerdo”.

Pero aunque la Cristiandad se iba desgajando en nacionalidades,

subsiste hasta hoy como una feliz comunidad de valores inculcados

por el cristianismo a lo largo de un milenio, y es esa Cristiandad

subsistente la que iluminismo y marxismo se afanan por destruir, y

la que en este libro se pretende defender.

Igualmente hago notar que inclusive su sustrato material

subsistió al menos hasta la Primera Guerra Mundial, no ya como

una comunidad de reinos católicos, pero sí como una unidad de

gobiernos cristianos emparentados entre sí y partícipes todos de

similares valores. Esta versión menor de la Cristiandad, triste

remedo de la originaria comunidad de reinos católicos, subsistió

empero hasta fines de la Primera Guerra Mundial según veremos

un poco más adelante.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 237

VI.— LA CRISTIANDAD SE TIÑE DE ILUMINISMO

45.- El Siglo de las luces y los dos liberalismos

Anticipé ya que la Cristiandad, hoy subsistente en sus valores,

fue y sigue siendo objeto de asedios, y ya que remotamente derivan

del Iluminismo Franco Prusiano, los bautizaré como el “Asedio

Francés” (el Iluminismo y la Revolución Francesa) y el “Asedio

Prusiano” (el Comunismo y sus múltiples tretas que se verán más

adelante en este libro). Vamos a ver ahora al primero de ellos.

Siglos después del Renacimiento, siguiendo la historia una vez

más los rumbos abiertos por otro sacerdote —Nicolás Copérnico—

la filosofía y la metafísica quedaron rezagadas ante el saber más

constatable de los descubrimientos astronómicos y físicos y las

elucubraciones matemáticas de genios cristianos como Galileo

Galilei, Isaac Newton, Johannes Kepler.

Comenzó una tendencia a transpolar el razonamiento

matemático al ámbito filosófico, dando preeminencia a filósofos

científicos y matemáticos de la talla de René Descartes, Blas

Pascal, Gottfried Leibniz, Baruj Spinoza, y enciclopedistas como

Denis Diderot, Voltaire, Montesquieu, Juan Jacobo Rousseau,

sobre filósofos y teólogos que daban vueltas sobre lo mismo. Se


DEFENDIENDO A THEMIS 238

pensó que el elusivo “Arkhé” buscado desde los presocráticos,

estaba en las matemáticas como quería Pitágoras, y que en

consecuencia las elucubraciones metafísicas de los teólogos

pasaban a retiro. La Filosofía y el Derecho, que eran con el

cristianismo las corrientes formadoras de Occidente, fueron

erróneamente tomados como saberes deducibles racionalmente por

genios inspirados, y no como el destilado de conocimientos

acumulado por la experiencia, sistematizada en elucubraciones de

muchos siglos. Así llegamos al Racionalismo Idealista en materia

gnoseológica, filosófica y jurídica.

Mientras tanto en Gran Bretaña surgían los filósofos empiristas

británicos, como Guillermo de Ockham, George Berkeley, Francis

Bacon, John Locke y David Hume, que desconfiaban tanto de los

límites de la razón ante las magras posibilidades de acceso a los

conocimientos a través de los sentidos, como de la arrogante

pretensión del Racionalismo de ensayar leyes sociales sin el auxilio

de la experiencia. No desconfiaban en absoluto de la razón como se

los pretende presentar, sino que por el contrario, consideraban que

la razón era el instrumento que mejor permitía procesar los datos

acarreados por los sentidos, pero no el reemplazante de la

experiencia.

Si hay algo que no tienen los razonamientos de ellos es

irracionalidad. De hecho, prácticamente todo el ulterior desarrollo


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 239

de las ciencias derivó de esta reconciliación entre razón y

experiencia, y ese respeto a los conocimientos adquiridos por los

seres humanos a lo largo de siglos… pero siempre conservando el

espíritu crítico y una sana humildad ante las claras limitaciones de

nuestra razón. Dice el ya citado Wilhelm Röepke que “El extravío

del racionalismo consiste en dejarse llevar por la ilimitada

confianza en la razón, en considerarla una guía que nunca se

equivoca”… “Es el extravío de no creer en ninguna posibilidad de

extravío, de omitir todas las advertencias, barandillas y señales, y

de pasar por alto todos los enredos, engaños, trampas y paradojas

de las que se vuelve capaz el intelecto humano”.

El enfoque puesto en la individualidad desde antes del

Renacimiento, y la ola de libertad que conllevaba la Modernidad,

debían necesariamente tropezar en su camino con la Iglesia. Esto

generó según se dijo dos corrientes, que aun cuando en un primer

momento fuera difícil diferenciarlas, con perspectiva histórica

resultaron claramente distintas y en algunos aspectos, inclusive

antitéticas. Existieron por un lado muchísimos filósofos liberales,

aun agnósticos o ateos, que intentaron conciliar ambas prédicas,

tarea que no resultaba en absoluto complicada según se dijo, por la

identidad de puntos de partida de esas concepciones, respetuosas

de los derechos subjetivos básicos de Vida, Libertad y Propiedad.

Intentaron esta unificación no solamente los mentados teólogos


DEFENDIENDO A THEMIS 240

escolásticos de la Escuela de Salamanca, sino antes y después

muchos otros precursores del liberalismo cristiano, incluyendo a

Erasmo de Rotterdam y el propio John Locke. Inclusive muchos

monarcas del Despotismo Ilustrado aclararon perfectamente que

no consideraban tener más derechos que sus semejantes, sino ser

los encargados de defender los derechos subjetivos de todos los

demás.

Herederos de Guillermo de Ockham, George Berkeley, Francis

Bacon, John Locke y David Hume, los liberales Adam Smith,

Edmund Burke, Benjamín Constant, Federico Bastiat, Lord Acton,

Alexis de Tocqueville, Dugald Steward y muchos más consolidaron

esta corriente. Esta rama no confiaba tanto en la razón como en la

experiencia, y en materia económica celebraba las consecuencias

del orden espontáneo derivado de la sumatoria de millones de

voluntades individuales. A la vez era sumamente respetuosa tanto

de los derechos individuales como de las creencias e instituciones

nacidas del orden social espontáneo, en la consideración de que ello

no es en definitiva sino la manifestación libre de los pareceres de

cada uno... Era la aplicación al ámbito social del mismo principio

de respeto al orden espontáneo que preconizaban en la economía.

Eran filosófica y prácticamente empiristas-realistas de tipo

anglosajón o bien aristotélico-tomistas, muchos a la vez liberales y

cristianos —aun cuando algunos también ateos o solamente teístas,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 241

pero no opuestos a la religión—, eran prácticos y confiaban más en

la experiencia acumulada que en la razón. No eran revolucionarios

a ultranza, sino que buscaban conservar y mejorar el orden

preexistente, limitando el Poder e insuflando al mismo el credo

humanista del liberalismo.

Ésta es la corriente liberal clásica o liberal conservadora que

siguieron en América Benjamín Franklin, John Adams, Alexander

Hamilton, John Jay, Thomas Jefferson, James Madison y el

propio George Washington, y aquí Manuel Belgrano, Esteban

Echeverría, Juan Bautista Alberdi, Nicolás Avellaneda y hasta

Julio Argentino Roca pese a sus peleas con la miope curia de su

época. Esa línea es también la que continuaron en el siglo XX

Ludwig Von Mises, Friedrich Von Hayek, Wilhelm Röepke,

Leonard Read, Karl Popper, Murray Rothbard, en cierta forma

Walter Block y por supuesto Michael Novak, católico, asesor de los

más altos dignatarios de su Iglesia y pensador liberal.

Sincrónicamente, desde esa época y pese a los continuos embates

de sus enemigos, el mundo progresó en una forma increíble, como

nunca antes viera la Humanidad. De esa línea de pensamiento es

que somos directos herederos.

Pero mientras tanto fue también delineándose la otra rama del

liberalismo, la que derivaba políticamente del pensamiento

racionalista e idealista (en el sentido filosófico de los términos) de


DEFENDIENDO A THEMIS 242

corte franco—alemán y continental, usualmente atea o de un vago

teísmo, exclusivamente teórica y confiado en haber descubierto la

Piedra Filosofal de la Sociedad Perfecta a partir de las

elucubraciones de sus pensadores, esto es, de la nada. Entonces,

toda limitación que derivase de los usos y costumbres ancestrales

fue vista como una limitación a destruir: La Iglesia, la monarquía,

los Diez Mandamientos, la división de roles entre varones y

mujeres, la familia tradicional, hasta la existencia misma de los

sexos. Este otro liberalismo al que Von Hayek denomina

apropiadamente “individualismo falso”, se rió de la evolución

natural de las ideas y de la vida social, del orden espontáneo

derivado de la resultante de millones de sentires individuales y,

encabezado por la Revolución Francesa y su “Diosa Razón”, se

dedicó a intentar destruir todo lo antiguo, incluyendo a la Iglesia a

la que atacó sin intentar comprenderla, produciendo en nombre de

la libertad masacres tales como el Genocidio de La Vendée.

Esa otra rama, que ponía el acento mucho más en el ámbito

político y social que en el económico, en la libertad de las

costumbres más que en el perfeccionamiento de las instituciones

para que resultaran seguras garantías de los derechos de todos, y

en destruir lo antiguo más que en perfeccionarlo, que podríamos

denominar “liberalismo iluminista franco prusiano”, y su versión

semi analfabeta moderna del liberprogresismo, hicieron muchísimo


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 243

daño a la causa de la Libertad por su afán de destruir todo para

reconstruirlo desde cero. Ésta es la rama que con convicción dijo

—paradójicamente al igual que los socialistas, comunistas... y que

muchos de los sacerdotes a los que perseguía— que su versión del

liberalismo y el cristianismo eran incompatibles.

Aquí milita también en el Siglo XX Ayn Rand, numen

inspiradora del ensayo randiano de Ghate/Marty que se refuta en el

Apéndice 1, una “rara avis” liberal, atea y abortista, que pretendió

efectuar una síntesis del realismo aristotélico de la otra rama,

rebautizado como “objetivismo”, con bastante de Nietzsche en

cuanto a la reafirmación del ego y la negación del individuo como

prójimo y de la religión, especialmente la cristiana, y el

fundamentalismo idealista de los iluministas. Más que por su

ateísmo, por su cerrada antirreligiosidad Rand se peleó con

Friedrich Von Hayek y Murray Rothbard cuando ellos osaron

elogiar la tarea histórica de la Iglesia, y jamás perdonó que el

segundo de ellos se casara con una cristiana practicante.

Si bien en una conocida entrevista, al preguntársele cuáles son

las tradiciones intelectuales en las que se había nutrido, respondió

que todo había brotado solo de su cabeza, y por eso manifestaba no

tener ninguna deuda filosófica más que una pequeña hacia

Aristóteles —típica respuesta racionalista iluminista, que niega

por principio cualquier raíz previa—, su negada mezcla de


DEFENDIENDO A THEMIS 244

influencias aristotélicas y nietzscheanas la hizo tan proclive a

enunciar grandes verdades como a proclamar barbaridades y sumir

a muchos liberales en posturas antiliberales, dogmáticas y

cerradamente opuestas a una convergencia con el cristianismo.

De ella hablaré en extenso, por la influencia que ejerció y ejerce

en los nuevos liberprogresistas, entre ellos en el ensayo randiano de

Ghate/Marty que se refuta en el Apéndice, y que originaria e

involuntariamente motivara estas líneas.

46.- Modernidad e Iluminismo. Términos mal asimilados

En la introducción al breve pero jugoso ensayo del filósofo

argentino y liberal clásico Gabriel Zanotti denominado

“Modernidad e Iluminismo”, publicado por la Revista de Centro

de Estudios Públicos de Chile, un prologuista no identificado

—que quizá fuera el propio autor— resume el contenido del

artículo diciendo que “…la tendencia histórica que identifica a la

Modernidad con el Iluminismo es errónea. La primera no es en sí

misma iluminista y reúne ciertas características básicas que no son

contradictorias con el Catolicismo: Un proceso hacia una mayor

distinción entre las ciencias positivas y la metafísica, con un

consiguiente progreso en el desarrollo de las primeras. Una mayor

profundización en las exigencias del derecho natural y una mayor

distinción de competencias específicas de Iglesia y Estado. La

Modernidad más bien, a través del Humanismo y Renacimiento,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 245

constituye un nuevo paso en la profundización de la visión

teocéntrica del Medioevo.

Por otra parte, el esquema histórico habitual no logra distinguir

los elementos no iluministas de los iluministas en la época

postmedieval. Confundir los elementos sanos de la Modernidad con

los malsanos del Iluminismo sólo conduce a que dichos elementos

sanos no encuentren refugio en la filosofía cristiana. En síntesis, el

Iluminismo constituye una deformación de la Modernidad en el

sentido del quiebre del equilibrio natural-sobrenatural debido al

racionalismo.”

Más adelante se pregunta: “¿Es correcta esa valoración del

mundo moderno, si se comparte —como el autor de estas líneas—

la Fe Católica?”. Podrá verse cuando se refute el Ensayo de

Ghate/Marty en el Apéndice de este libro, que Zanotti desde el lado

católico —y caricaturizándolo— al relatar el pensamiento de

católicos decimonónicos anticipa literalmente, treinta y dos años

atrás de que éste se escribiera... ¡exactamente el mismo discurso

iluminista de Ghate/Marty! Es claro que unos para enaltecer, otros

para criticar ese estado de cosas, ambos, el liberalismo iluminista

franco prusiano y una parte de la Iglesia Católica que se resiste a la

Modernidad, recurren a idéntico y falaz discurso.

Expone Zanotti que: “El Iluminismo constituye, precisamente,

los elementos culturales del mundo postmedieval que son


DEFENDIENDO A THEMIS 246

incompatibles con una filosofía cristiana fundamental y la Fe

Católica. No distinguirlo de la Modernidad como tal es lo que ha

originado tantas confusiones. No es de fácil caracterización, pues

abarca autores, épocas y geografías diversas. Pero si hay algo que

constituye su más profunda esencia es su radical voluntad de

inmanencia”… “la nueva ciencia física es tomada como una

bandera contra la metafísica y la teología, elementos típicos del

“oscurantismo medieval”. La ciencia positiva y su método, más sus

resultados tecnológicos, son para el Iluminismo la única

posibilidad de conocimiento racional, quedando todo lo demás en el

reino del absurdo y el sinsentido. La afirmación de los derechos del

hombre y su libertad es afirmada sobre la base de una progresiva

negación de Dios”… “La libertad de cultos es para el Iluminismo

un resultado del indiferentismo religioso, pero no del respeto a la

conciencia”.

Más adelante expresa que “Todo esto nos es útil para aclarar

una vez más los diversos sentidos del término “liberalismo”. León

XIII llamó “liberalismo de tercer grado” precisamente a la

secularización iluminista (en su encíclica Libertas) Pero el término

también puede hacer referencia a la afirmación de los derechos

humanos —basados en la ley natural cristiana— contra el

despotismo del Estado. Y tal cosa, ¿es acaso contradictoria con la

influencia social del cristianismo? ¿No es más bien lo contrario? Un


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 247

mundo que respeta los auténticos derechos del hombre —donde el

derecho a la vida sea el más importante—; un mundo donde el

poder de los hombres esté limitado por leyes justas que impidan el

despotismo; un mundo donde la capacidad creadora y

productividad de las personas se respete, ¿qué tiene de

“secularizado” en el sentido iluminista del término? Un mundo tal

es un mundo lleno de Dios, y no al contrario”.

Concluye nuestro autor diciendo que “Confundir a los sanos

elementos de la Modernidad con los elementos malsanos del

Iluminismo sólo conduce a que dichos sanos elementos encuentren

refugio no en la filosofía cristiana, sino en los elementos iluministas

con los cuales no deberían estar. Con esa actitud, no hacemos más

que colaborar a la confusión general y consolidar el surgimiento

injusto de mucha gente, del cual habitualmente no nos

consideramos culpables. La condena ridícula a Galileo, por ejemplo,

sólo condujo a que casi toda la ciencia moderna se desarrollara

fuera del contacto con la Fe”… “Quiera Dios que todos los

pensadores católicos sigan el ejemplo de Santo Tomás, quien supo

cristianizar a toda la verdad que encontraba a veces mezclada con

el error”.

Pueden verse ahí resumidos los lineamientos centrales de este

libro. Hay que liberarse de la confusión de iluminismo con

modernismo y con liberalismo, de los cuales el iluminismo se


DEFENDIENDO A THEMIS 248

intenta continuamente apoderar como si fueran un patrimonio

personal que no le corresponde, y que por el contrario, está

continuamente pretendiendo birlar al liberalismo clásico como

manifestación laica de lo mejor de la Cristiandad.

Primeramente hablaremos de los hechos históricos que

conforme a la sesgada versión liberal iluminista franco prusiana,

dan supuestamente origen al nacimiento del liberalismo.

Por eso para terminar de redondear la historia y conocer de paso

en acción al otro liberalismo, al iluminista, tan proclamadamente

opuesto al comunismo en sus declaraciones, y a la vez tan parecido

en sus manifestaciones concretas, haré referencia a la oprobiosa

Revolución Francesa.

47.- Francia y el primer divorcio entre libertad y Cristiandad

La difundida y falaz versión de la historia de Occidente —no ya

la Cristiandad— la ve como supuesto producto del Iluminismo

francés y de la “Encyclopédie”, derivada poco después en una

sangrienta revolución que se autopostuló como el pretenso punto

de partida del liberalismo y de la modernidad. Es el que origina la

capciosa imagen del liberalismo como fundado en, y como fuente

de, egoísmo, maldad, envidia y ansias de “destrucción creadora”.

El Iluminismo fue una mera derivación menor del progreso de la

Cristiandad y de la gigantesca tarea de fusión científica y filosófica

que produjo. La Revolución Francesa fue simplemente un episodio


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 249

sangriento más, una horrenda masacre, que con Napoleón, que

paradójicamente fue quien la sofocó, dio origen a un efímero

imperio guerrero. No fue punto de partida de la Civilización

Occidental, ni debe relegar a la subsistente Cristiandad al

tergiversado medioevo. Solo ocurre que sus rebeldes y sangrientos

cultores —incluyendo por cierto a Engels y Marx— tuvieron la vil

astucia de posicionarse a sí mismos en la cronología occidental

como si sus fracasadas guerras y revoluciones hubieran sido punto

de partida de algo supuestamente nuevo y mejor, entregando el

mensaje subliminar de que las mejoras sociales pueden nacer del

caos, del asesinato, del crimen, la confiscación y la violencia.

Desgraciadamente muchos liberales actuales, de la mano de Ayn

Rand, consideran ésa la única versión del liberalismo, a la que

suelen llamar “capitalismo”, sustituyendo adoración a la libertad

por adoración al capital, como si fueran sinónimos.

La falsía de considerar a la Revolución Francesa como

verdaderamente liberal no es algo nuevo. Pero como bien señalaba

Edmund Burke al que me referiré más adelante, solamente en una

versión totalitaria iluminista y racionalista franco prusiana puede

llamarse liberal a un sistema de gobierno basado en el Terror, que

juzgaba a través de tribunales populares, y cuyos jerarcas se

sentían autorizados a confiscar propiedades, perseguir a quienes

querían practicar libremente su culto, coartar el Derecho de


DEFENDIENDO A THEMIS 250

Defensa y cortar las cabezas de los adversarios políticos. Los

jacobinos comenzaron con reyes y nobles, luego siguieron con los

clérigos, luego con los relativamente moderados girondinos, y luego

asesinando disidentes, hasta terminar guillotinados ellos mismo.

Esas características en modo alguno se condicen con el respeto

de los derechos y garantías individuales propias del individualismo

liberal clásico conservador, que denominé austro británico, típico

de la Cristiandad respetuosa del individuo. Espero que los relatos

que viene harán que muchos liberales iluministas franco prusianos

se cuestionen su poco meditada adhesión a esta orgía de maldad,

comenzada con la ingenuidad de un Rey “bueno y débil”, que citó

a los Estados Generales de Francia y terminó perdiendo su reino,

su patrimonio, su libertad y su cabeza.

48.- Francia y el iluminismo en acción. Historia del Terror

Primeramente relataré cómo empezó el Terror, explícito

nombre con que es también conocida la intensificación jacobina de

la Revolución Francesa a partir de la toma de La Bastilla. Cuando

el pueblo enardecido marchó a tomarla, su defensor, el marqués

Bernard-René Jordan De Launay, tras cuatro horas de combate

decidió rendir la fortaleza a condición de salvar la vida de los

oficiales. Luego de aceptar la rendición, los revolucionarios, tal

como suele hacer la izquierda, incumplieron su palabra y las

cabezas de De Launay y varios de sus oficiales fueron paseadas en


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 251

picas y expuestas en el ayuntamiento.

Pronto se dispuso la confiscación de todas las tierras de la

Iglesia en Francia y su subasta para respaldar el “asignado”, la

nueva moneda revolucionaria cuyo mero nombre denotaba que la

filosofía era que fuera el Estado quien asignaba, y no cada cual

quien se ganara su propio pan. Se removieron estatuas, altares y

cualquier clase de iconografía de los lugares de culto, y se

destruyeron las cruces, campanas y otros signos externos de

religiosidad. Pero la agresión contra la Iglesia recién empezaba.

En septiembre de 1.792 para festejar la legalización del divorcio,

a la que la Iglesia se oponía, tres obispos y más de doscientos

sacerdotes fueron asesinados por la multitud enardecida. Esto

constituyó parte de los sucesos que luego vinieron en llamarse

“masacres de septiembre”. Jean-Baptiste Carrier ordenó las

ejecuciones de muchos de los religiosos por supuestos delitos de

traición, por ahogamiento en jaulas que se sumergían. También en

Lyon. Joseph Fouché y Collot d’Herbois acusaron a sacerdotes y

monjas de separatismo y ordenaron diversas ejecuciones. Cientos

de sacerdotes fueron encarcelados y torturados en el Puerto de

Roquefort.

Se dictó una Ley condenando a muerte a todos los sacerdotes

que no prestasen juramento de fidelidad al régimen. El clímax de

estas políticas se alcanzó con la celebración de un acto litúrgico


DEFENDIENDO A THEMIS 252

adorando a la Razón deificada en la Catedral de Notre Dame. Se

requirió a todos los sacerdotes y obispos jurar fidelidad al nuevo

orden republicano, bajo la amenaza de destitución, deportación o

guillotina.

Luis XVI, que estaba prisionero, fue condenado a muerte y

rápidamente ejecutado. “Ruego a Dios que mi sangre no caiga

nunca sobre Francia”, fueron sus últimas palabras, ahogadas por

un redoble de tambor llamando al silencio previo a la fatal caída de

la hoja de una guillotina. Después, un sicario estatal mostró a las

masas congregadas frente el patíbulo, la cabeza del Rey ejecutado,

ensartada en una pica. El Terror llegaba a su apogeo.

En noviembre de 1.793 el consejo departamental de

Indre-et-Loire suprimió la palabra “Domingo”, cuya etimología es

“día del Señor”. Asimismo el calendario gregoriano, instituido por

el papa Gregorio XIII en 1.582 fue reemplazado por el calendario

republicano. Éste abolía el sábado, los días de los santos, así como

cualquier otra referencia a la Iglesia.

Se organizaron desfiles anticlericales y el arzobispo de París fue

obligado a abandonar sus tareas y a reemplazar su mitra por el

gorro frigio rojo, símbolo de la república francesa. Robespierre y

sus seguidores decidieron suplantar tanto al catolicismo como a su

incipiente rival, el Culto a la Razón, con una versión renovada de

este último: el Culto al Ser Supremo.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 253

De ello resultó una escisión en la Iglesia Católica francesa entre

aquellos sacerdotes que según Pío VI habían abjurado de su

religión (al haber jurado lealtad al estado francés) y los que se

mantenían fieles a Roma. Los primeros eran denominados como

“clero constitucional” y los que habían rechazado el juramento

fueron conocidos como “clero refractario”. Algo similar a lo que

ahora ocurre en China comunista.

Transcribiré el vivo relato del Genocidio de La Vendée,

seguramente el primero de la Edad Moderna, efectuado en primera

persona por el jefe de los asesinos ¿Por qué se produjo esa masacre?

Como mencionaba anteriormente, la Constitución civil del clero

requería que todos los clérigos jurasen lealtad a la misma y a la

revolucionaria Asamblea Nacional Constituyente. Como siempre,

las jerarquías fueron más complacientes que los feligreses, y así,

siete de los ciento sesenta obispos franceses rechazaron prestar

juramento, y en cambio la valiente negativa fue la postura de la

mitad de los sacerdotes de las parroquias. La consecuente

persecución al “clero refractario” y sus feligreses fue el primer

desencadenante de la rebelión de la Vendée. Los sacerdotes no

juramentados fueron exiliados o encarcelados, y rápidamente se

manifestó el apoyo popular a su decisión, determinando que los

revolucionarios decidieran aplastar toda disidencia. La brutalidad

de la represión puede resumirse en el informe de su ejecutor.


DEFENDIENDO A THEMIS 254

Dice así la carta del General Westerman al Comité de Salud

Pública: “La Vendée, compatriotas republicanos, ya no existe.

Murió bajo nuestros sables, con sus mujeres y niños. Yo la enterré

en los pantanos y selvas de Savenay. Siguiendo las órdenes que

vosotros me disteis, he pisoteado a muerte a los niños con nuestros

caballos. Y he masacrado a las mujeres: no alumbrarán más

bandoleros. No pueden acusarme de tomar un sólo prisionero: Los

he exterminado a todos... Los caminos están cubiertos de

cadáveres, y abundan en varios sitios formando pirámides. Pero los

pelotones de fusilamiento aún trabajan incesantemente en

Savenay, porque a cada momento llegan bandoleros que pretenden

rendirse como prisioneros. ¡Y ya no más prisioneros! Estaríamos

obligados a alimentarlos con el pan de la libertad, mas la

compasión no es una virtud revolucionaria”.

¿Fue eso liberalismo? ¿Tan deleznable y digna de ser escondida

es la Partida de Nacimiento de nuestro mundo actual? Un

comunista como era Alberto Camus se conmueve y en su

imperdible libro “El hombre rebelde”, igual que George Orwell,

corta pese a todo con el totalitarismo asesino, y ataca a la

Revolución Francesa, repudiando “el asesinato público de un

hombre débil y bueno” como el rey Luis XVI, destacando que en la

etapa jacobina de la revolución “nacieron el Terror estatal, la

criminalización de los opositores, se llamó traición a la crítica y se


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 255

odió a quienes prefirieran el goce al compromiso con la causa, como

contra- revolucionarios”.

49.- Rechazo del Terror por el liberalismo clásico

No voy a contar cada horrible asesinato cometido durante la

Revolución Francesa supuestamente en nombre de la “libertad”,

mal entendida como sinónimo de “ausencia de límites morales”.

Injusticias, prepotencia, sadismo, torturas, descuartizamientos,

guillotinamientos, evisceraciones, todo lo peor del género humano

está presente en este espantoso episodio, más adecuado para ser

visto como un apocalipsis zombie de masas asesinas, que un

supuesto momento cenital que diera origen del liberalismo.

Aquí se produce el primer divorcio real entre ese liberalismo y el

cristianismo, que, a diferencia de lo que ocurría con el liberalismo

clásico, con justa razón rechazó a esa orgía de maldad como una

doctrina compatible con su prédica. Es que los liberales clásicos

repudiaron estas masacres. Edmund Burke, pensador conservador

liberal clásico admirado por Friederich Von Hayek, y del que

Adam Smith —con cuyo pensamiento se encontró gracias al gran

David Hume, otro de los liberales que el iluminismo rechaza—

manifestó que era el único que pensaba exactamente igual que él,

sin haberse jamás ambos conocido personalmente, escribía en una

carta dirigida a William Smith, que “Los Jacobinos han decidido

destruir todas las estructuras de las viejas sociedades del mundo


DEFENDIENDO A THEMIS 256

para regenerarlas a su manera. Para conseguir un ejército para ese

fin, en todas partes reclutan a los pobres, mostrándoles como cebo,

los despojos de los ricos. Esta me parece ser una descripción

acertada de los principios y máximas de los ilustrados de nuestro

tiempo, llamados comúnmente Jacobinos”.

De esa sangrienta revolución proto-comunista, y de todos los

filósofos que la motorizaron, se pretende desde entonces hacer

nacer nuestra Civilización Occidental, excluyendo a su verdadero,

paciente, lento y milenario motor, la Cristiandad.

Pero me resisto a aceptar que ese vómito de malevolencia sea

liberal, o que sea el origen de nuestro mundo moderno. Fue por el

contrario, totalitarismo de izquierda puro y duro, y ha sido

machaconamente ensalzado como el origen del liberalismo para

hundirlo, y dejar establecido sutilmente que de regímenes horribles

y asesinos puede surgir algo mejor para la Humanidad, y de paso

para sugerir —tanto para sus apologetas como para sus

detractores— que el único liberalismo posible es el advenedizo

liberalismo iluminista franco prusiano, el que naciera en forma tan

terrible con esa Revolución anti-monárquica justamente conocida

como “El Terror”, y no el otro, más tradicional, conservador,

austro británico, el de los caballeros como Edmond Burke

horrorizados por los asesinatos que ocurrían en las tierras de sus

vecinos, los mismos que la Baronesa Emma Orczy relatara en su


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 257

novela “Pimpinela escarlata” y toda su zaga.

Estos héroes de ficción son los que inspiraron luego a personajes

como El Zorro, La Sombra, El Hombre Araña, El Fantasma,

Superman, Batman y a todos los héroes de los niños anteriores a la

liberprogresía, buenos, valientes y caballerosos, esto es, los típicos

ejemplares que Ayn Rand consideraría despectivamente como

“altruistas”, que luchaban por mejorar la vida de los demás en

lugar de despreciar a la sociedad, trauma que la llevó a que en sus

novelas los personajes destruyeran sus propias creaciones o se

escondieran en un Valle inaccesible.

Anecdóticamente, Emma Orczy, que era creyente, escribió en su

autobiografía “Eslabones en la cadena de la vida”, que: “Muchas

veces me han preguntado: “¿Pero, cómo se le ocurrió La Pimpinela

Escarlata?” Y mi respuesta siempre ha sido: “Era la voluntad de

Dios que lo hiciera”. Y a ustedes, los modernos, que tal vez no sean

creyentes como yo, les diré: “En la cadena de mi vida había

muchos eslabones, todos los cuales tendían a llevarme al

cumplimiento de mi destino”.

50.- El fin de la Cristiandad como unidad de reinos cristianos

Pese a que como se dijo los cimientos materiales de la

Cristiandad como comunidad de reinos católicos habían sido

bombardeados por obra de la sincrónica caída de Constantinopla,

la Reforma Protestante, el surgimiento de las Nacionalidades, el


DEFENDIENDO A THEMIS 258

Iluminismo y la Revolución Francesa, empero la Cristiandad como

unidad material entre gobiernos cristianos emparentados y afines

entre sí subsistió aún un siglo más a la Revolución Francesa, con el

pacto que a iniciativa del Zar Alejandro I de Rusia, Francisco I de

Austria y Federico Guillermo III de Prusia, firmaron estos países

en Septiembre de 1.815, tres meses más tarde de la conclusión del

Congreso de Viena, en donde pretendieron adunar el absolutismo

monárquico con el cristianismo, básicamente esta vez el no católico.

Aunque era un pacto de naturaleza política, formalmente sus

signatarios se guiaron por principios de carácter religioso y

cristiano.

La Santa Alianza tuvo como objetivo primordial el

mantenimiento del absolutismo en Europa tras la caída de

Napoleón, e impedir el surgimiento y propagación de movimientos

revolucionarios. Luego se sumaron Inglaterra meses más tarde

(Cuádruple Alianza) y la propia Francia en 1.818 (Quíntuple

Alianza), celebrando varios congresos que sirvieron para

garantizar el mantenimiento del compromiso (Europa de los

Congresos) y mantener la situación internacional bajo control.

Esta Santa Alianza intervino en 1.821 cuando las tropas austríacas

se involucraron en Italia para restituir el absolutismo en el Reino

de las Dos Sicilias (Nápoles y Sicilia), o con la intervención de las

tropas francesas en 1.823 en España a través de los llamados “Cien


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 259

Mil Hijos de San Luis”, que terminaron con la experiencia

constitucional del denominado Trienio Liberal (1.820-1.823) y

restauraron al rey Fernando VII como rey absoluto. Pero esta

Santa Alianza concluyó su accionar en 1.825, tras la muerte del su

principal organizador, el Zar Alejandro I de Rusia.

Luego de ello, y pese a que su declive como centro material de

poder se hacía evidente, hasta la Primera Guerra Mundial Europa

la nueva generación de monarcas europeos seguía conformando

una red unida por estrechos vínculos de parentesco y una similitud

de pensamientos que, aún siendo algunos ortodoxos, otros

anglicanos, otros protestantes, y pese a que pocas de ellas

voluntariamente hubieran decidido autolimitarse con una

Constitución, incluían por cierto una idéntica fe cristiana que

atemperaba el absolutismo de sus funciones.

El zar Nicolás II, el káiser Guillermo II y el rey Jorge V de

Inglaterra eran primos. Asimismo, el káiser y el zar eran también

tataranietos del zar Pablo I. A la vez, el káiser, el rey de Inglaterra

y la esposa del zar, Alejandra de Hesse-Darmstadt, eran nietos de

la reina Victoria. En España, Alfonso XIII estaba casado también

con una nieta de ésta, y su madre estaba emparentada con el

emperador de Austria. En un intercambio epistolar Guillermo II de

Alemania se dirige al zar Nicolás II como “Tu sinceramente amigo

y primo”, y éste le contesta como “tu querido Nicky”. Al estallar la


DEFENDIENDO A THEMIS 260

Gran Guerra Guillermo II, refiriéndose al zar y al rey de Inglaterra,

exclamó “¿Pude acaso haber soñado que Nicolás y Georgie me

engañarían? ¡Si mi abuela viviera, jamás habría permitido esto!”.

Anecdóticamente, tras la efímera y olvidada “Primera guerra

balcánica” inmediatamente anterior a la Primera Guerra Mundial

—que fuera paradójicamente llamada en su momento la “Guerra

para terminar con todas las guerras” cuando fue la semilla de

prácticamente todas las siguientes— se reunieron en 1.912 en

Londres los embajadores de las grandes potencias para garantizar

la paz arribada entre el Imperio Otomano y los países balcánicos.

Y los representantes de Viena (conde Albert Mensdorff), Alemania

(príncipe Karl Lichnowsky) y Rusia (conde Alexander

Benckendorff) eran primos entre sí.

Con la Primera Guerra mundial todo cambió. Desaparecieron el

Imperio austro-húngaro y la Rusia zarista, y Alemania pasó a ser

una república. Las nacionalidades dejaron de estar unidas en una

única Cristiandad, para disgregarse en Naciones y Estados

aparentemente aislados entre sí.

En su libro “Democracia. El dios que fracasó”, el austríaco

Hans- Herman Hoppe, autor liberal clásico, lo resume: “La I

Guerra Mundial trazó una de las grandes divisorias de la historia

moderna. A su término se completó una transformación de todo el

mundo occidental, pues el gobierno democrático-republicano y la


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 261

soberanía popular que arrancaron con la Revolución francesa

sucedieron al gobierno monárquico y a la soberanía del Rey. En

1.914 sólo había en Europa tres repúblicas —Francia, Suiza y,

desde 1.911, Portugal—; únicamente la monarquía de Reino Unido,

entre todas las europeas, podría considerarse como un sistema

parlamentario, es decir, un régimen en el que el poder supremo está

investido en un Parlamento electo. Apenas cuatro años más tarde,

después de que los Estados Unidos entrasen en la contienda

europea, determinando decisivamente su resultado, casi todas las

monarquías desaparecieron”.

A consecuencia de ello, el iluminismo franco prusiano proclamó,

y mucha gente le creyó, que había sustituido a la Cristiandad, y

que de ella no quedaba más que el recuerdo. Desde el colegio

secundario se enseña que supuestamente el liberalismo nació con la

Revolución Francesa, cuando según vimos fue en realidad una

consecuencia natural de las enseñanzas cristianas a lo largo de

siglos. Para consolidar el relato iluminista, se cambió a la

Cristiandad de nombre para llamarla sucesivamente “mundo

Occidental y Cristiano”, “Civilización Occidental y Cristiana”,

“Civilización Occidental”, y finalmente “Occidente” o aún con el

mote marxista de “Sociedad Capitalista”, borrándose

continuamente el origen cristiano del mundo en que vivimos.


DEFENDIENDO A THEMIS 262


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 263

VII.— EL NEOILUMINISMO ATACA A LA CRISTIANDAD

51.- La Cristiandad Republicana y la sonrisa de la libertad.

Es sabido que un siglo y medio antes de la Revolución Francesa,

los Padres Peregrinos —nótese la connotación religiosa de la

denominación— un heroico grupo de 102 hombres, mujeres y niños

partieron de la ciudad inglesa de Plymouth en septiembre de 1.620

rumbo a Jamestown, en Virginia en la histórica Mayflower. Al

acercarse a las costas de la actual Massachusetts, las fuertes

corrientes y los vientos que dificultaban la navegación, los

decidieron a instalarse en las tierras que tenían enfrente. El 21 de

diciembre de ese año los 102 pasajeros del Mayflower y los 30

tripulantes desembarcaron, acontecimiento que se recuerda todos

los años en el “Día de Acción de Gracias”.

Así nació casi milagrosamente el primer ensayo de una

Cristiandad republicana, buscando armar una sociedad ideal

cristiana y libre en tierras entonces casi desérticas y salvajes,

tomando como normas de vida los valores de la Cristiandad y la

libertad, y enseñando con su ejemplo la tolerancia en materia

religiosa a la propia Inglaterra.

Siendo los Peregrinos del Mayflower religiosos, era lógico que

trasplantaran a Estados Unidos su visión, unida a una natural

repulsa cristiana por las guerras “religiosas” —en realidad, guerras


DEFENDIENDO A THEMIS 264

de poder disfrazadas de disputas que en el fondo a los monarcas

solían tener sin cuidado—, que habían llegado al extremo de que en

su Patria natal el anglicanismo había nacido decapitando a Santo

Tomás Moro por sostener la autoridad papal, y caóticamente se

persiguiera a los católicos por antimonárquicos y a los protestantes

por herejes.

Ese pensamiento perduró también durante su Independencia.

Para ellos la religión era esencial y vital para un buen gobierno.

George Washington decía que “No se puede gobernar

correctamente sin Dios y la Biblia”. Igual que en Inglaterra se

mantuvo allí una religiosidad que distinguía notoriamente a su

Revolución Americana de la Francesa, al punto que la Declaración

de la Independencia de Estados Unidos rezaba que “Sostenemos

como evidentes estas verdades: que los hombres son creados iguales;

que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables;

que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la

felicidad”, y en que el Dólar Estadounidense se grabó

expresamente “In God we trust”.

El carácter profundamente religioso y no ateo de la revolución

que tuvo su origen en Estados Unidos de Norteamérica es

destacado por el católico Gilbert K. Chesterton diciendo en “Lo

que vi en América” que “Estados Unidos es el único país del

mundo que está fundado sobre un credo. Ese credo aparece con


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 265

lucidez dogmática y aun teológica en la Declaración de la

Independencia”.

Todos los “Padres Fundadores” eran cristianos, salvo Jefferson

y Franklin que se proclamaban deístas —aunque el segundo

propuso que la Convención Constitucional se abriera con unas

sesiones de oración a un Dios personal, exponiendo que “He vivido,

Señor, mucho tiempo, y entre más vivo, más pruebas convincentes

veo de la verdad que Dios gobierna en los asuntos de los

hombres”— y ninguno era ateo. Charles Caroll, Robert Treat

Paine, Benjamin Rush, Richard Stockton, John Witherspoon,

John Hart, Roger Sherman, William Samuel Johnson, Patrick

Henry, eran claramente cristianos practicantes.

Los pocos “deístas” de los tiempos de la Independencia de los

Estados Unidos tenían una creencia que mezclaba cristianismo,

religión natural y racionalismo. Thomas Jefferson consideraba a

Jesús un buen maestro de moral aunque no aceptaba su deidad y

su poder de hacer milagros, y Benjamin Franklin según ya se relató,

propuso que la Convención Constitucional se abriera con unas

sesiones de oración a un Dios personal, lo que lo acercaba mucho a

una suerte de cristianismo primitivo. Luego de su Independencia, a

fines del siglo XIX y en contra de la visión franco prusiana, estaba

creciendo inconteniblemente en Estados Unidos la libertad sobre la

base de un republicanismo totalmente cristiano.


DEFENDIENDO A THEMIS 266

Mientras tanto en Europa, luego del apaciguamiento de la

Revolución Francesa vinieron tiempos un poco más tranquilos.

Con el advenimiento de Napoleón Bonaparte se produjo la

ejecución de sus sanguinarios cabecillas, empezando con

Maximiliano Robespierre, y siguiendo con la coronación de

Napoleón como Emperador en presencia del Papa Pío VII, que

demostró —al margen del detalle de no permitir el Corso ser

coronado por la Iglesia y ponerse él mismo la corona— la voluntad

de restablecer las relaciones entre Francia y la Iglesia, desgarradas

en la Vendée. El racionalismo iluminista estaba en declive.

Con el correr del tiempo, en el siglo XIX la izquierda se hizo

definitivamente totalitaria y destructiva, como lo demuestran los

continuos atentados de los anarquistas, y los primeros escritos de

Marx y Engels dedicando buena parte de su obra a criticar a las

otras versiones menos combativas del socialismo. Mientras tanto

su aliado liberal de entonces, el liberalismo iluminista franco

prusiano, embrionario germen del liberprogresismo en la

Ilustración, fue perdiendo en Francia su virulencia y, pese a

episodios aislados como la Comuna de París de 1.848, derivando

paulatina e imperceptiblemente hacia un liberalismo clásico, hasta

llegar ambos liberalismos a olvidar su pasado de disidencias e

inclusive la necesaria distinción entre los dos. De hecho, ya se

había volteado al Absolutismo.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 267

Este temporal adormecimiento del liberalismo iluminista franco

prusiano produjo, si no en las doctrinas, sí en la práctica un

relativo nuevo acercamiento del liberalismo al cristianismo en el

Siglo XIX, un súbito florecimiento económico de las naciones y un

relajamiento del autoritarismo. Si el cristianismo había podido

suavizar a los bárbaros y a los indígenas, también podía hacer lo

propio con los iluministas.

52.- Ayn Rand y el segundo divorcio entre Iglesia y liberalismo

Pero el venturoso acercamiento entre el liberalismo clásico y el

cristianismo fue prontamente saboteado a fines del siglo XIX y

principios del siglo XX por una segunda ola de intolerancias

mutuas. Tres precursores y sus seguidores minaron el precario y

feliz entendimiento entre el cristianismo y el liberalismo, esto es, el

nuevo florecimiento de la Cristiandad.

Este nuevo divorcio fue conducido y capitalizado

paradójicamente por tres pensadores irreconciliables entre sí: Pío

IX con su Encíclica “Quanta cura” (más conocida por su Syllabus),

denostó erróneamente al liberalismo en general, y al hacerlo tomó

distancia con la vida, la libertad y la propiedad que la Iglesia había

enseñado desde siempre, sin efectuar una clara distinción entre esos

dos liberalismos tan distintos antes de efectuar su generalizada

anatema. Años más adelante, ya a principios del Siglo XX, Ayn

Rand del lado liberal iluminista respondió armando un


DEFENDIENDO A THEMIS 268

neoiluminismo más soberbio y menos racional que el de siglos atrás,

reelaborando toda una teoría filosófica, “objetivismo”, que

tomaba prestados conceptos de dos brillantes y oscuros filósofos

que —más curiosa que paradójicamente—, terminaron sus días en

el manicomio: Friederich Nietzsche y Auguste Comte. Y

finalmente Antonio Gramsci capitalizó ese nuevo e innecesario

divorcio para el lado comunista

Mientras Ayn Rand seducía a los adormecidos liberales

iluministas con su furibunda antirreligiosidad, diciendo que la

madre de todos los problemas de la humanidad era la

“irracionalidad” de la religión, el “altruismo” (definido por ella

como un esquizofrénico sentimiento que lleva a la gente a hacer

voluntariamente lo que no quiere hacer, engendro

autocontradictorio si los hay ya que por definición lo que se hace

voluntariamente es lo que se quiere hacer), y haciendo a la vez un

elogio del “capitalismo” y del “egoísmo”, Antonio Gramsci

pretendió, aprovechando las desavenencias entre los otros dos,

llevar al bando socialista a todas las personas religiosas y de buena

voluntad con su táctica de sabotear desde adentro lo que él

denominaba la “Superestructura Ideológica” de la Cristiandad.

53.- Ayn Rand y la crítica al altruismo

¿Quién fue entonces, desde el lado liberal, la principal voz crítica

hacia la Iglesia a principios del Siglo XX? Ayn Rand. Una autora,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 269

novelista, ensayista y filósofa rusa que queriendo ser guionista

cinematográfica, había llegado en su juventud a Estados Unidos

huyendo del comunismo aprovechando una visa temporaria, y que

en su juventud trabajó de extra en Hollywood como una de las

judías que seguían a Jesucristo camino al Calvario en la obra “Rey

de Reyes”.

Aparentemente quedó tan impresionada por el sacrificio de Él

en la cruz, que llegó a convertir su oposición al sacrificio y al

altruismo en el centro de una visión filosófica que denominó

“objetivismo”, una suerte de “mélange” filosófica que reivindica a

Aristóteles como paladín de un neoiluminismo presuntamente

“racionalista” que hasta hoy repudia como “irracionales” a la flor

y nata del empirismo (John Locke, David Hume, Adam Smith y

Adam Ferguson), de cuyo seno habían surgido las mejores síntesis

del liberalismo clásico.

Fue ideológicamente más destructiva que los propios

iluministas anteriores, ya que ellos eran contrarios a la Iglesia

Católica, pero no a la religión en sí. La principal inquina de los

iluministas contra ella era su histórica cercanía con las monarquías

sin comprender que era la forma que había encontrado de limitar

su autoridad por la moral. Pero una vez efectuados los

acomodamientos políticos, ideológicamente podían buscarse

nuevos puntos de acercamiento. En definitiva, la búsqueda de


DEFENDIENDO A THEMIS 270

Libertad, Igualdad y Fraternidad de los iluministas primeros, aún

cuando en la práctica hubiera conducido al Terror, era conciliable

con una Iglesia que seguía creciendo con los aportes de cada

porción de la verdad emergente de cualquier fuente del intelecto

humano, convencida de que toda verdad es cristiana.

En cambio Rand armó una filosofía conforme a la cual

supuestamente no se pudiera ser a la vez liberal y cristiano. Tomó

para el liberalismo el mote despectivo de “capitalismo” que le

había dado Marx, proclamó como su motor el “egoísmo” en lugar

del respeto a los derechos del prójimo, y convirtió al “altruismo”

—una forma tan válida como cualquiera de disponer de su

propiedad— en un supuesto pecado contra la libertad. Consideró a

las limitaciones morales al egoísmo que proclama en una cuestión

de “racionalidad” y no de moralidad. Desacralizó la vida y por

atrás de ello, el carácter absoluto de todos los derechos subjetivos,

al proclamar que el hijo en gestación no tiene un derecho propio a

la vida en contra de la libertad de su madre. Sus personajes fueron

todos una mezcla del “Superhombre” de “Así hablaba Zaratustra”

de Friedrich Nietzsche, y de Thomas Stockmann, el “Enemigo del

Pueblo” del drama homónimo de Henrik Ibsen.

Toda su filosofía puede ser vista como una brillante exposición

de “neolengua” —el feliz término acuñado por George Orwell en su

novela “1.984” para referirse a las dificultades de pensar generadas


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 271

por deliberadas confusiones idiomáticas de términos cuyo sentido

se va perdiendo— explicada a veces como inverosímiles discursos

de los personajes de sus novelas por cierto subidas de tono, con un

estilo de proclama épica y motivadora curiosamente muy similar a

las del “Manifiesto Comunista”, y un indisimulable desprecio por

la ingenua alegría y bonhomía del hombre común. No es de

extrañar que sus personajes sean superhombres providenciales que

odian a sus enemigos, la gente común que no reconoce su

superioridad, personajes claramente similares al “Enemigo del

Pueblo” de Henrik Ibsen, o al “Superhombre” de Nietzsche…

precisamente dos de los autores favoritos de Adolf Hitler, ni que

uno de sus libros se titule justamente “Manifiesto Romántico”.

En sus discursos continuamente da Rand a las palabras sentidos

diferentes a los usuales, armando su propia jeringoza conforme a la

cual el “altruismo” supuestamente no resulta incompatible con

lesionar a los demás, sino más bien es por arte de birlibirloque la

causa que lleva a los guerrilleros musulmanes, supuestamente en

calidad de “sacrificio expiatorio”, a ponerse un chaleco erizado de

granadas y explotar llevándose consigo a trescientos inocentes.

Obviamente, decidir volarse en mil pedazos es una muestra de

sacrificio, pero no precisamente de “altruismo”, salvo torturando

el sentido de las palabras. La oigamos.

Con relación a quienes propician el altruismo, dice que “Los


DEFENDIENDO A THEMIS 272

condeno. Los considero “malvados”. Altruismo no significa

simplemente ayudar a otros. Significa sacrificarte a ti mismo por

otros. Poner el interés de otros por encima del tuyo. Es la persona

que se auto-sacrifica la que es un altruista”.

Por supuesto, su terminología es terriblemente equívoca.

Apenas indagamos qué significa para ella “auto sacrificarse” (ser

altruista, en su definición), llegamos a un círculo vicioso: Si alguien

lleva a cabo una obra generosa voluntariamente, por grande que

sea el desprendimiento, no es según ella un sacrificio. O sea, alguien

solamente es altruista según su extraña concepción, “cuando

-voluntariamente-quiere-hacer-lo-que-no-quieres-hacer”. Una

suerte de cuadratura del círculo, ya que en materia de acciones

voluntarias, si algo es hecho voluntariamente, por definición quien

lo hizo quería hacerlo, y por su propia definición, dejó de ser

altruismo, dejó de ser sacrificio.

Con esto, y como se dio cuenta de que su postura a favor del

egoísmo era insostenible al excluir todo tipo de benevolencia,

intentó reducir a su antagonista, el altruismo, a un caso

autocontradictorio “ex definitio” y en todo caso marginal. Y a

sabiendas de que una postura contraria a amar al prójimo no podía

ser aceptada salvo imponiendo a los demás su propia escala de

valores, dijo que contra lo que combatía no era contra la natural

benevolencia y amor al prójimo que todo el mundo entiende por


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 273

altruismo, sino contra la esquizofrénica definición que dimos

anteriormente.

La oigamos nuevamente: “Lo que quiero decir con “sacrificio”,

y lo que normalmente se entiende por ello, es abandonar algún

valor que es importante para ti, a cambio de otra cosa que es un

valor inferior o un “no-valor”. No, no apruebo. Ahora bien, si amas

a tu marido o a tu esposa, y tienes que, digamos, elegir entre gastar

dinero por tu cónyuge si está enfermo, o ir a una discoteca, no es un

sacrificio gastar dinero para tu cónyuge si él o ella es tu valor. Eso

es lo que quieres hacer. Pero si por ejemplo dejas que tu marido

muera para poder salvar al marido de tu vecino (o a la esposa), eso

sería altruismo”. “Si rechazas o renuncias a algo (o a alguien) que

es valioso para ti, en favor de alguien que es un completo extraño,

o peor aún, un enemigo; si sacrificas a un amigo por un enemigo,

eso es altruismo. Y la cuestión es, simplemente: ¿Cuál es la

jerarquía de valores? Si algo que es importante para ti requiere un

gran esfuerzo de tu parte, eso no es sacrificio. Pero si abandonas tu

carrera porque quieres que tu competidor o un rival tenga más

éxito, eso ciertamente sería un sacrificio repulsivo y muy

malvado”.

Esta balbuceante e incoherente explicación de su tesitura

demuestra sus enormes huecos lógicos, la velada intención de

imponer al otro cuál “debe” ser su escala de valores, y la negación


DEFENDIENDO A THEMIS 274

del principio básico de la praxeología de Ludwig Von Mises,

conforme al cual cada acción determina “ex post facto” cuál era la

preferencia. Por definición, si alguien dejó que su marido muera

para salvar al marido de su vecino es porque esa persona le importó

más que el marido propio, y si quiso abandonar su carrera porque

quería que otro tuviera éxito en la suya, eso le importó más que su

propia carrera. Y si es así, dentro de su definición, tampoco en esos

ejemplos existiría un “sacrificio”. O sea, para justificar su ataque

al altruismo, identifica altruismo con sacrificio, y a su vez sacrificio

con incoherencia y estupidez, con abandonar algo que uno desea

por algo que no desea. Dice atacar un sinsentido, y dice que para

ella altruismo y sacrificio es querer hacer lo que para uno mismo no

tiene sentido, porque es preferir algo que para uno tiene menor

valor a algo que para uno mismo tiene más valor. Así, “pour la

galerie” convierte su absurda crítica al altruismo en un

supuestamente convincente ataque a la incoherencia, y con eso

consigue en algunos casos convencer de que el altruismo es malo, y

de que combatirlo no es una tentativa de imponer su propia escala

de valores, sino ser “filósofa”. Pero siempre en sus ejemplos se

encierra en una definición de sacrificio que escapa de la tautología

básica implícita en la praxeología de Ludwig Von Mises —y de

todo el liberalismo— de que “si hago algo libremente, lo que hago

demuestra lo que quiero”.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 275

Así como los monarcas anteriores a la Revolución Francesa

prohijaban a los Rousseau y los Voltaire, Estados Unidos recibió

alborozado a Ayn Rand sin entender el seductor veneno que traía

consigo para herir de muerte a la Cristiandad. La aceptación de las

tesituras randianas llevan necesariamente a un choque absurdo y

artificial entre liberalismo —entendido a la manera randiana— y

cristianismo, ya que con ella los desencuentros entre el liberalismo

clásico dejan de ser simples incomprensiones mutuas subsanables,

para tornarse en una supuesta, artificial e inexistente

incompatibilidad lógica entre ser cristiano y liberal, ya que por

definición —en su definición, por supuesto— una enseña un

altruismo presuntamente opuesto a las enseñanzas del otro.

Pero la táctica era clara. Rand quiso —y en gran medida

consiguió— poner definitivamente y desde sus presupuestos

filosóficos de base, a la Iglesia en contra del liberalismo, para

quedar ella como la supuesta única defensora de la libertad,

atacando la idea misma de altruismo. El silogismo no explicitado

es muy simple: Si el altruismo es —supuestamente— la fuente de

todos los males, y quien enseña el altruismo es la Iglesia, la

enemiga del mundo es —también supuestamente— la Iglesia.

54.- Ayn Rand y una definición errónea elevada a filosofía

La definición de “altruismo” de Ayn Rand —tomada de

Auguste Comte, receptada acríticamente por la Real Academia


DEFENDIENDO A THEMIS 276

Española de la Lengua, y por desgracia especiosamente

interpretada por ella— considera tal a la “Diligencia en procurar el

bien ajeno aun a costa del propio”.

De por sí la definición es incorrecta, ya que basta con procurar el

bien del otro (“alter”) para ser altruista, no siendo necesario en

todos los casos, ni agregando nada a la definición, procurarlo “aun

a costa del bien propio”. Con su error de base, pese a todo, al menos

en la definición de Comte quedaba claro que la resignación del

interés propio no era esencial para que existiera altruismo, tal

como surge de la utilización de la palabra “aun”, que demuestra

que existen casos no límites de altruismo sin requerirse ese último

requisito del sacrificio del interés propio. De todas formas, aclaro,

Comte no era liberal ni siquiera en el sentido iluminista. Ya cité

que Von Mises recuerda que murió loco, al igual, dicho sea de paso,

que Nietzsche, otro de los ídolos de Ayn Rand. John Stuart Mill,

un liberal iluminista franco prusiano pese a ser inglés, dice empero

que Comte propicia “... un despotismo de la sociedad sobre el

individuo, imponiendo cualquier cosa contemplada en el ideal

político del más rígido disciplinario entre los filósofos antiguos”.

Pero eludiendo elementales nociones de teoría de conjuntos

(“altruismo” es un conjunto que contiene a “sacrificio”, pero que

no se identifica con aquél), Rand tergiversa esa mala definición

para decir que el altruista es alguien que siempre y necesariamente


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 277

procura el bien ajeno a costa del propio. Un razonamiento tan

obviamente falaz como oír decir “Para Argentina, tienen su

nacionalidad todos los nacidos en cualquier territorio argentino,

aun las Malvinas”, y sostener que de ello surge que para ser

argentino necesariamente haya que haber nacido en esas

disputadas islas. Claro, tergiversando la frase a criticar, la crítica es

muy sencilla. Basta con demostrar que hay gente nacida en Jujuy,

en Córdoba, en Buenos Aires, en Neuquén, en Mendoza o en

Corrientes, para demostrar la falsedad de la afirmación —que en

realidad no sostiene nadie— de que para ser argentino haya que ser

malvinense.

Con esa tergiversación y obvia falacia lógica, define al

“altruismo” como la actitud esquizofrénica de alguien que “quiere

hacer lo que no quiere hacer”. Y tal definición delirante la lleva a

criticar, no al altruismo en sí, sino su propia definición tergiversada,

como un caso de incoherencia interna, generando una confusión al

aceptar la benevolencia pero rechazar el altruismo, en su

antinatural definición.

Cuando se le muestra casos de altruismo verdadero, de amor al

prójimo, dice “eso es benevolencia”. La traducción de su

terminología en clave cristiana sería algo así como: “Altruismo”

randiano: Una contradicción en sus términos, consistente en algo

así como hacer lo que no se quiere hacer. “Benevolencia randiana”:


DEFENDIENDO A THEMIS 278

El verdadero altruismo, el amor al prójimo cristiano. “Egoísmo

racional” randiano: Comportamiento lícito pero no embellecido

por el amor al prójimo. “Egoísmo irracional” randiano:

Comportamiento ilícito. Con su lenguaje, que no es el coloquial,

generó así una serie de confusiones que alejaron del liberalismo en

forma absolutamente innecesaria a muchísima gente.

La disyuntiva real es entre libertad por un lado, que puede

derivar tanto de lo que Rand llamaría un egoísmo racional y

civilizado, como también de un altruismo racional y civilizado, y

siempre voluntario —lo que Ayn Rand llamaría “benevolencia”

para no tener que aceptar la existencia de un altruismo racional y

no sacrifical— y totalitarismo por el otro lado, que puede derivar

tanto del supuesto, sicópata y marginal falso “altruismo”

irracional, sacrifical, prepotente e impuesto coactivamente a los

demás, si es que algo de eso existe, como más normalmente, del

egoísmo irracional y prepotente de quien se hizo con el poder y lo

usa en su propio beneficio invocando un supuesto “altruismo”

fingido, haciendo caridad con dinero ajeno para sustraer el vuelto.

Sacando el común denominador, la verdadera alternativa se da

como siempre entre la libertad, racional y civilizada por un lado,

representado por las conductas que Rand llamaría “egoísmo

racional” y “benevolencia”, y un cristiano consideraría el mero

actuar lícito y el amor al prójimo; y totalitarismo, irracional y


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 279

prepotente por el otro, representados por lo que ella definiría

erróneamente como un “altruismo” sacrifical y un cristiano

llamaría incoherencia, y por lo que ella llamaría “egoísmo

irracional” y un cristiano denominaría un obrar malvado. En

realidad, así traducido su lenguaje críptico, las conductas que

acepta (“benevolencia” y “egoísmo racional”) en su definición, no

son otra cosa que las dos alternativas válidas del comportamiento

coherente lícito: Comportarse lícitamente, amando al prójimo, o

comportarse lícitamente pero sin hacer nada por él. Las otras dos

serían repudiadas por cualquier cristiano: El supuesto “altruismo”

por incoherente y autocontradictorio, y el “egoísmo irracional” por

ser el verdadero egoísmo malvado.

Hasta este punto, podría pensarse que todo se trata de una

confusión lingüística subsanable, de un juego de definiciones

absolutamente irreal en la cual se critica a alguien a la vez quiere

hacer algo y no quiere hacerlo, y Rand dice que es contra ese

imposible y no contra la natural “benevolencia” humana contra lo

que escribe. Pero los ejemplos que dan ella y sus seguidores

muestran que en realidad pretende imponer a los demás una escala

de valores.

En realidad la generosidad y la nobleza son tan naturales al

hombre como el egoísmo. Posiblemente nuestros antecesores se

unieron antes para defenderse entre sí, y no necesariamente por


DEFENDIENDO A THEMIS 280

cuestiones egoístas, que para comerciar. Cuestionar la generosidad,

la nobleza, la preocupación por los demás, aparte de falso y de

constituir una intromisión en las escalas de valores ajenas, es

desprestigiante del liberalismo frente a la mayoría, y termina

aceptando como supuestamente cierta y realmente cristiana una

versión socialista de la “caridad” que de ella no tiene más que el

nombre, consistente en sacar a unos con la excusa de dar un poco a

otros, y quedarse con la diferencia.

Predicar que no puede existir un altruismo que no llegue a la

alienación y negación propia, y asimilar además el sacrificio de lo

propio con el saqueo y la distribución de lo ajeno, son conceptos

neo lingüísticos totalmente erróneos sacados de una interpretación

mal hecha de una definición mal hecha por un orate como Auguste

Comte, y considerar que la prédica en beneficio del altruismo

primero implica abrir la puerta al saqueo, constituye un “non

sequitur”.

Es curioso recordar es que el liberalismo está en muchos lugares

del mundo sostenido por la filantropía de personas a las que los

“think tanks” les cobran ingentes sumas por enseñar que hacer

filantropía es malsano.

Y de todas formas, no resulta claro —al menos nunca terminé

de entender— por qué se asimila lo que Rand llama “moral del

sacrificio”, con sacar dinero a los demás para satisfacer las propias


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 281

ideas acerca de la distribución de la riqueza, que muchas veces

incluye quedarse con el vuelto, ensayo totalitario practicado una y

mil veces por el comunismo ateo, y considerarlo además una

supuesta característica de las enseñanzas religiosas, concepción

que tiende a abrir una brecha inexistente entre liberalismo y

religión, especialmente cristiana, con la consecuencia no deseada de

disminuir innecesariamente adhesiones al liberalismo.

Con estas piruetas incoherentes, a una sociedad que llevaba dos

mil años enseñándoseles de la virtud de amar al prójimo como a sí

mismo, se le dijo de repente que para ser liberal supuestamente

había que borrar toda una escala de valores que muchísimas

generaciones han aprendido y aprenden a lo largo de su vida. Y en

lugar de intentar asimilar como propias estas enseñanzas

milenarias, se las regaló apresurada e innecesariamente al

socialismo, que con mucho más inteligencia aceptó el regalo y se

dedicó a proclamar que lo suyo es lo más compatible con las

consignas cristianas.

55.- Ayn Rand y el supuesto egoísmo racional

Luego de vapulear su propia definición falaz de lo que es el

altruismo, Rand erige otro pilar del sistema de Rand en el egoísmo,

al que elogia en su libro “La virtud del egoísmo”. Con cierta

endeblez filosófica, y una irracionalidad que resulta curiosa en

quien se postula como adalid de la razón, Rand no encuentra un


DEFENDIENDO A THEMIS 282

límite al egoísmo del ser humano en el temor a ningún castigo

futuro, ni en la esperanza de ningún premio, en las enseñanzas

cristianas o religiosas, y ni siquiera en un sentimiento moral, en la

asociación de ideas, en la simpatía recíproca o en el sentido del

deber, todas para ella explicaciones irracionales, sino

supuestamente en la razón, dando nacimiento a su teoría del

“egoísmo racional”. Esta fe irracional en la razón es propia del

iluminismo, y por eso es que dije que su postura es neoiluminista.

Como ya anticipé, Rand considera que el egoísmo malo es el

irracional, y el bueno el racional. Rand se encandiló con las

afirmaciones sobre el egoísmo de Nietzsche y la “Voluntad de

Poder” de su “Superhombre” —de hecho, los libros de Nietzsche

fueron de los pocos que ella llevó consigo a Estados Unidos—, y

pretendió perfeccionar a ese maligno y seductor superhombre

amoral y depredador que tan bien describía el orate alemán,

intentando limitarlo a través de la razón, ya que consideraba que

las explicaciones cristianas acerca de que la conciencia moral nos

decía lo que era bueno o malo, supuestamente constituían una

explicación irracional. Y ahí está la base del problema, ya que al

limitar el egoísmo con la razón, Rand confundió moralidad con

racionalidad. Así, al presuponer que obrar el mal es irracional,

Rand incluyó de contrabando una premisa de deber ser moral en su

concepto de hombre racional, y por eso identificaba las acciones


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 283

inmorales como irracionales, cuando son dos conceptos totalmente

diferentes.

Limitar el egoísmo con la razón no solamente es peligroso, sino

también lógica y filosóficamente erróneo. Como bien lo destacara

siglos atrás David Hume en su famosa “guillotina de Hume”, la

moralidad no puede determinarse por la razón porque de premisas

de ser no pueden derivarse conclusiones de deber ser. Es lo que se

conoce en filosofía moral como “the is-ought problem”. Sí se puede

conocer racionalmente cuáles son las mejores formas técnicas de

conseguir un resultado, pero eso es un “deber ser” técnico, y no un

deber ser moral. El conocimiento del deber ser técnico es

totalmente diferente y a veces contrario al moral, y podría utilizar

ese conocimiento para torturar con más fruición y eficacia a los

humanos. Un buen razonamiento podría decir que aumentar el

voltaje de la picana generará más sufrimiento, pero ningún

razonamiento meramente intelectual podrá demostrar a un

psicópata por qué está mal torturar. Los Mengele, entre tantos

inteligentísimos psicópatas, serían impensables si la racionalidad

conllevara necesariamente moralidad. Existen muchísimos

delincuentes muy inteligentes y muy malos, no porque sean

irracionales sino porque son malos, y aúnan a su racionalidad su

carencia de una premisa deontológica de hacer el bien.

Si vamos a la generalidad de los casos, la experiencia nos


DEFENDIENDO A THEMIS 284

muestra que los delincuentes se mueven por fundamentos egoístas.

No se me diga que hay un egoísmo “racional” y un egoísmo

“irracional” ¿Qué tiene de irracional sacarle la limosna a un ciego?

¿Quieres algo más racional? No podrá reconocerte, no podrá

prevenir, no podrá perseguirte, no podrá contar a los demás cuáles

eran tus rasgos físicos...

En el caso de los gobernantes, ser corruptos no es para nada un

egoísmo irracional. ¿Qué tiene de irracional, teniendo las

posibilidades, el poder, la impunidad, el beneplácito de la

población y la complacencia de los Poderes Legislativo y Judicial,

el ganar fortunas ilegítimamente mediante actos de corrupción,

aprovechamiento de prebendas, utilización de la “inside

information”, la designación de la parentela? Desgraciadamente,

no se trata de conductas “irracionales”. Son sumamente racionales.

Buscan como finalidad la satisfacción de un interés propio, y usan

medios eficientes para ello (y vaya si lo son). Los actos de

corrupción no son irracionales sino inmorales. Como el

randianismo se niega a hablar de moralidad, llama “egoísmo

irracional” a lo que realmente es “egoísmo inmoral”.

No hay nada más racional ni más inmoral que robar la limosna a

un ciego paralítico cuando no hay nadie mirando, o de saquear un

país frente a votantes ciegos. Para desechar esa posibilidad, la

razón no puede dar ningún fundamento estrictamente racional.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 285

Cualquier razonamiento moral debe partir previamente de la

premisa de que eso está mal. Si el deber ser no está en las premisas

no puede estar en la conclusión. Y una supuesta conclusión

racional que no derive de las premisas por definición no es racional.

Puede ser inductiva, experimental, sentimental, autoreflexiva, etc.,

pero no racional. Si es una conclusión que no derivó de las premisas,

no fue la razón la que llegó a la conclusión, por más que se pretenda

sostenerlo con todo énfasis. Las reglas de la razón que avalan la

“guillotina de Hume” son inflexibles.

No se pretenda solucionar esta dificultad diciendo que no se

recurre a la deducción sino a la inducción. La inducción es muy

importante en la ciencia, pero no en la moral. Aquí debemos

recordar la “Paradoja de Goodman”, un moderno y muy

interesante seguidor de Hume, que observa que en materia moral

la inducción es siempre equívoca, ya que se selecciona

arbitrariamente lo que se considera ejemplos relevantes a partir de

los paradigmas morales preestablecidos a los cuales se pretende

asimilar la situación analizada. Entonces, no es la razón la que

determina el resultado, sino la voluntad del observador de

considerar relevantes determinados ejemplos para realizar la

inducción de la cual se pretende extraer el resultado deseado. Para

cuestionar las matanzas de animales un ecologista hará

inducciones morales tomando como ejemplos equiparables los seres


DEFENDIENDO A THEMIS 286

humanos, y un cazador las defenderá tomando como ejemplo

equiparables a las bacterias o las frutas.

El egoísmo no es una virtud, diga lo que diga Ayn Rand. Es la

más esencial y primitiva de las inclinaciones del ser humano, y su

verdadero límite es la moral, uno de cuyos principales maestros es

el cristianismo. El egoísmo de los particulares puede ser bien o mal

dirigido, pero en ningún caso es la razón, sino la moralidad, su

verdadera guía. En materia social, muchas veces el egoísmo de los

particulares termina perjudicando a la Sociedad. Pero ¿Puede

considerarse “irracional” a un marginal que se muere de hambre y

acepta una dádiva estatal? ¿Puede la moral de una actitud

depender del grado de conocimientos que tenga un marginal

analfabeto acerca de las consecuencias sociales a largo plazo del

clientelismo?

Por lo que se ha visto, todo lo que falla en el mundo es por el

contrario consecuencia del egoísmo. Egoísmo de gobernantes que

no vacilan en destruir países con tal de ganar unos cuantos

millones de pesos más. Egoísmo de guerrilleros que no vacilan en

matar miles de personas con la aspiración de llegar a ser

gobernantes. Egoísmo de gente que usa los bienes y dineros

públicos para sus propios placeres. Egoísmo de gente que acepta

cargos que sabe que están muy por encima de su real capacidad.

Egoísmo de gente que vota ser gobernada por delincuentes, con tal


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 287

de poder eventualmente ligar unas cuantas prebendas personales, o

peor, por un sándwich de milanesa y una ínfima suma de dinero.

Los “planeros” (neologismo argentino para definir a millones de

argentinos que viven únicamente de los “planes” de beneficencia

estatal), los políticos prebendarios, los jubilados de privilegio y

todos los demás parásitos del Estado, son egoístas que perjudican

a toda la Sociedad con sus depredaciones. Y en particular el

egoísmo de los gobernantes es definitivamente malo y genera

corrupción y miseria. Es el egoísmo el que los lleva a ser corruptos,

ladrones, e inclusive lo que los lleva a fingir el “altruismo”

bastardeado que tanto exaspera a los liberales y critica Ayn Rand.

Leonard Read, que pese a que introdujo en Estados Unidos el

malhadado término “libertarismo” por cuestiones de marketing

político, era un liberal clásico, decía en un discurso al grupo

“Estudiantes por la Libertad”, mostrando la similitud con las

enseñanzas cristianas, que “la alternativa a la violencia es el

amor....la aplicación de las virtudes bondadosas en las relaciones

humanas como la tolerancia, la caridad, el buen espíritu deportivo,

el derecho del otro a sus opiniones, la integridad, la práctica de no

hacer a los demás lo que no quieres que te hagan a ti, y otros

atributos que dan lugar a la confianza mutua, la cooperación

voluntaria y la justicia....¿Por qué, entonces, no acabamos con la

violencia?”... “El amor sólo prospera en la libertad. Genera y crece


DEFENDIENDO A THEMIS 288

entre los hombres libres... Así como la violencia engendra violencia,

también un acto personal de bondad engendra otro.”

56.- Ayn Rand y la confusión de liberalismo con capitalismo

Ya lanzada a cuestionar tanto las enseñanzas de la Iglesia como

las del marxismo y tirando por la borda todas las enseñanzas

cristianas contrarias al comunismo, saltó Rand en una defensa del

capitalismo, la “bête noire” de Marx, hablando de “Capitalismo, el

ideal desconocido”.

Desgraciadamente muchos liberales compraron para el

liberalismo esa palabreja cuyo origen comunista ya fue denunciado

por mí páginas atrás. Tan es así que además de Ayn Rand, Milton

Friedman, un autor liberal, premio Nobel de Economía y fundador

de la “Escuela de Chicago”, sobre cuyo “monetarismo” tengo mis

fundados reparos, escribió un libro llamado “Capitalismo y

Libertad” en donde expone que “hay que llamar capitalismo al

modo de organizar el grueso de la actividad económica por medio

del sector privado operando en un mercado libre”.

Más lógica me parece la prevención del Papa Juan Pablo II: “Si

por “capitalismo” se entiende un sistema económico que reconoce

el papel fundamental y positivo de la empresa, del mercado, de la

propiedad privada y de la consiguiente responsabilidad para con

los medios de producción, de la libre creatividad humana en el

sector de la economía, la respuesta (acerca de si es una solución)


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 289

ciertamente es positiva, aunque quizá sería más apropiado hablar

de “economía de empresa”, “economía de mercado”, o

simplemente de “economía libre”“.

Ninguno de los que defiende el sistema de la libertad busca

defender a los propietarios del capital por el hecho de tenerlo, y si

un “capitalista” grandote, por el hecho de serlo, viola los derechos

de un individuo desprotegido, la comunidad debe ponerse en

contra de aquél, ya que lo que defendemos no es la propiedad del

Capital, sino los derechos individuales de todos. En cuanto al

término “capitalismo”, en esta época de Google, se puede hacer un

experimento irrefutable acerca de su notorio y generalizado

desprestigio. Búsquese imágenes de “capitalismo” por Google y

sorpréndase al ver qué aparece. No las magníficas ciudades en

donde se respeta la propiedad privada y en general los derechos

individuales, y sus miserables contrapartidas comunistas en donde

medran verdaderos tiranos acumuladores de Capital, sino

inexorablemente aparecerá la imagen de un empresario

—preferiblemente gordo y con cara de malvado— que explota al

pueblo. En ese sentido desprestigiante que se quiso dar al término

desde un origen al término, los verdaderos “capitalistas” que

defienden a los poseedores del capital por el mero hecho de tenerlo,

son las Nomenklaturas de los países socialistas y sus Guardias

Pretorianas. El verdadero “ejército de desocupados” son las masas


DEFENDIENDO A THEMIS 290

famélicas como consecuencia de la pobreza generada por el

comunismo. La verdadera “plusvalía” es la explotación por el

estado a sus habitantes, y la verdadera “superestructura

ideológica” generada para defender a estos monstruosos

propietarios del capital, es el propio comunismo.

57.- Ayn Rand y el liberalismo clásico de dejar hacer, dejar pasar

El verdadero liberalismo austro británico implica algo tan

simple y tan complicado como dejar hacer, dejar pasar, no juzgar si

no se quiere ser juzgado. Ése es el verdadero liberalismo y también

el verdadero cristianismo. Aceptar las escalas de valores, creencias

y hasta prejuicios de los demás. Como bien observa Alberto

Benegas Lynch (h) en su libro “En ebullición”, eso va más mucho

más allá de “tolerar” al otro, término que implica adoptar una

posición de superioridad, desde la cual el tolerante condesciende

con los tolerados. Implica reconocer que todos, una vez sometidos a

determinados límites mínimos, pueden pensar o hacer lo que les

plazca sin que nadie tenga derecho a opinar sobre el particular.

En ese sentido de dejar hacer o dejar pasar, filosóficamente Ayn

Rand no es una liberal, al menos en el sentido austro británico en

que lo entiendo, aunque posiblemente sí lo sea en el sentido franco

prusiano. Lo digo a sabiendas del horror que esta afirmación va a

causar entre sus partidarios, pero para mí es —en un sentido

contrario— tan absolutista en cuanto al perfil de su “capitalista


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 291

ideal” como podría serlo un nacionalsocialista alemán o un

comunista ruso con sus supuestos ejemplos ideales. Basta discutir

dos minutos con un randiano para percatarse de su compulsión en

proclamar que el resto del mundo que no lo es, automáticamente

no es liberal. Alguna vez uno de ellos enojado me dijo

admonitoriamente “Jamás te vuelvas a llamar liberal. Te lo

prohíbo”, en palabras que jocosamente me recordaron a los tiernos

dibujos animados de Dumbo, en donde las elefantas que lo

rechazaban, frente a un accidente circense, declamaron indignadas

que “A partir de hoy... ¡Dumbo ha dejado de ser elefante!”.

Bien entendido esto, que alguien diga que los individuos dentro

de un sistema de libre mercado “deban” ser necesariamente

egoístas, es tan totalitario como que diga que todos deben ser

paracaidistas, monjes tibetanos, cosechadores de arroz o soldados

de élite. O que deban fumar para reflexionar, tal como fumaba ella

y pedía que hicieran los demás en su círculo, al punto que hace

decir a uno de sus personajes en “La Rebelión de Atlas: “… me

atrae la idea del fuego sostenido por la mano del hombre; el fuego,

esa fuerza peligrosa, domado con las puntas de los dedos. Con

frecuencia pienso en las horas que una persona permanece sentada

a solas, mirando el humo de su cigarrillo y meditando. Me pregunto

cuántas grandes ideas habrán surgido en esos momentos. Cuando

un hombre reflexiona, hay una brasa viva en su mente, y es


DEFENDIENDO A THEMIS 292

natural que tenga la brasa de su cigarrillo como la expresión de

dicha idea”.

Ese absolutismo, casi asimilable al de una secta según quienes se

apartaron de ella, le es criticado por prominentes liberales ex

randianos. David Kelley en su ensayo “Verdad y Tolerancia” y en

su libro “El controvertido legado de Ayn Rand” sostiene que el

movimiento así concebido es “anti intelectual” puesto que

patrocina un “sistema cerrado”. Nathalien Branden también

reniega de la intolerancia de la autora en un libro titulado “Los

beneficios y peligros de la filosofía de Ayn Rand” en el que se queja

y reclamar “una actitud de apertura mental”, rechaza la

persistente inclinación de Rand de condenar todo nuevo aporte

como “fraude” y tilda a todo lo que no coincide con su postura

como “irracional” y subestima las emociones con lo que conduce a

severas “represiones” en lugar de facilitar la armonía e integración

del ser humano. Esto también es el núcleo del libro de Jeff Walker,

“El culto de Ayn Rand”, en el que se explaya en esa línea

argumental apoyado el conocidísimo ensayo similar de Murray

Rothbard “La sociología del culto de Ayn Rand”.

Este último expone con claridad la compatibilidad del altruismo

con la búsqueda de prosperidad, diciendo que “… este ingreso

máximo puede ser utilizado para fines egoístas o altruistas. Los

fines que la gente persigue no son de interés para el praxeólogo. Un


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 293

empresario exitoso puede usar su dinero para comprar un yate o

para construir una casa para huérfanos indigentes. La elección

recae en él. Pero el punto es que cualquiera que sea la meta que

persiga, primero debe ganar el dinero antes de poder alcanzarla”.

El verdadero liberalismo, contrariamente a la exposición

totalitaria de Rand, es un individualismo se funda en el irrestricto

respeto a cada persona individual. Karl Popper en su imperdible

ensayo acerca de la Sociedad Abierta y sus Enemigos, realiza un

brillante análisis de las doctrinas de Platón como base de los

totalitarismos actuales, y allí nos advierte acerca de una común

confusión, la misma en que cae Rand, entre individualismo y

egoísmo: “La palabra “individualismo” puede emplearse de

acuerdo con el Oxford Dictionary de dos maneras diferentes: (a) En

oposición a colectivismo, y (b) En oposición a altruismo. No hay

ninguna otra palabra para expresar el sentido registrado en primer

término, pero sí para el segundo, por ejemplo, “egoísmo”. Por esta

razón, en todo lo que sigue utilizaremos el término

“individualismo” exclusivamente con el sentido definido en (a),

reservándonos la palabra “egoísmo” para aquellos casos en que

queramos expresar el sentido definido en (b). La tabla siguiente

puede sernos de cierta utilidad: (a) Individualismo es lo contrario

de (a”) Colectivismo; y (b) Egoísmo es lo contrario de (b”)

Altruismo”.


DEFENDIENDO A THEMIS 294

Y continúa diciendo Popper “El colectivismo no se opone al

egoísmo, ni tampoco es idéntico con el altruismo. El egoísmo

colectivo o de grupo, por ejemplo, el egoísmo de clase, es cosa muy

común (Platón lo sabía muy bien), y esto muestra con bastante

claridad que el colectivismo propiamente dicho no se opone al

egoísmo. Por otra parte, un anticolectivista, esto es, un

individualista puede, al mismo tiempo, ser un altruista; puede

hallarse pronto a hacer sacrificios si éstos ayudan a otros

individuos… La equiparación que hace Platón del individualismo

con el egoísmo le proporciona un arma poderosa para defender el

colectivismo y, al mismo tiempo, para atacar el individualismo. En

la defensa del colectivismo puede recurrir, así, a muchos

humanitarios sentimientos de generosidad; en el ataque, puede

tachar a todos los individualistas de egoístas e incapaces de amar

todo aquello que no les pertenezca directamente”.

Así, “liberalismo” no significa en modo alguno hablar de

“egoísmo”, sino tan solo de la irrestricta defensa de los derechos

individuales del individuo, de la persona humana, frente a las

aspiraciones de la colectividad, y sin perjuicio del irrestricto

derecho de cada persona de, conforme a su propia e irrepetible

individualidad, ser generoso o no, egoísta o altruista, respecto del

destino a dar a sus propios bienes y derechos, en la medida en que

no afecte los iguales derechos de los demás.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 295

No otro es el sentido de las palabras de Ludwig Von Mises en su

monumental libro “La Acción Humana”: “Conviene… evitar

errores bastante extendidos. … La acción humana pretende

invariablemente dar satisfacción al anhelo sentido por el actor.

Sólo a través de individualizados juicios de valoración se puede

ponderar la mayor o menor satisfacción personal, juicios que son

distintos según los diversos interesados y, aun para una misma

persona, diferentes según los momentos.

Tales afirmaciones en modo alguno afectan a la antítesis

existente entre el egoísmo y el altruismo, el materialismo y el

idealismo, el individualismo y el colectivismo, el ateísmo y la

religión. Hay quienes sólo se interesan por su propio bienestar

material. A otros, en cambio, las desgracias ajenas les producen

tanto o más malestar que sus propias desventuras. …

La praxeología no se interesa por los objetivos últimos que la

acción pueda perseguir. Sus enseñanzas resultan válidas para todo

tipo de actuación, independientemente del fin a que se aspire. Es

una ciencia que considera exclusivamente los medios; en modo

alguno los fines…

El eudemonismo y el hedonismo afirman que el malestar es el

incentivo de toda actuación humana... la mayoría de los

partidarios de dichas filosofías no advirtieron la condición

meramente formal de los conceptos de dolor y placer, dándoles en


DEFENDIENDO A THEMIS 296

cambio una significación sensual y materialista.

... El progreso del moderno eudemonismo, hedonismo y

utilitarismo consiste precisamente en haber alcanzado tal

formalismo, contrario al antiguo sentido materialista de dichos

modos de pensar; idéntico progreso ha supuesto la moderna teoría

subjetivista del valor comparativamente a la anterior teoría

objetivista propugnada por la escuela clásica.

Y precisamente en tal subjetivismo reside la objetividad de

nuestra ciencia. Por ser subjetivista y por aceptar los juicios de

apreciación del hombre actuante como datos últimos no

susceptibles de ningún examen crítico posterior, nuestra ciencia

queda emplazada por encima de las luchas de partidos y facciones;

no interviene en los conflictos que se plantean las diferentes

escuelas dogmáticas y éticas; se aparta de toda idea preconcebida,

de todo juicio o valoración; sus enseñanzas resultan

universalmente válidas y ella misma es humana absoluta y

puramente”.

Puede verse que la praxeología de Von Mises refuta la imagen

randiana de alguien que “quiere hacer lo que no quiere hacer”. Hay

quienes sólo se interesan por su propio bienestar material, y a otros

las desgracias ajenas les producen tanto o más malestar que sus

propias desventuras. Todos actúan siempre conforme a sus propias

preferencias, y a la praxeología no se interesan los objetivos


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 297

últimos que la acción pueda perseguir, aceptando todos los juicios

de apreciación del hombre actuante (fundados en altruismo o

egoísmo) como datos últimos no susceptibles de ningún examen

crítico posterior.

58.- Ayn Rand reivindicada como elocuente economista

Pese a todo, sin ser aclamada por su filosofía, Ayn Rand debe

ser reivindicada por su elocuencia en la difusión de algunos

principios básicos de la economía liberal, a la que pretende en

forma falaz y errónea adunar a su filosofía objetivista, concepto

que ha sido comprado sin reservas por muchos de sus seguidores.

Al respecto, corresponde una prevención: Rand hace un juego

de lógica inversa. En lugar de demostrar la validez de las premisas

“objetivistas” para cimentar la validez de las conclusiones liberales,

demuestra la validez de sus conclusiones liberales para pretender

con eso demostrar la validez de sus premisas objetivistas

totalmente escindibles del liberalismo. Y puesto que con singular

elocuencia demuestra acabadamente que la sociedad de libre

mercado es superior al socialismo, obtiene que sus lectores

concluyan con que su propia filosofía objetivista es correcta, y que

supuestamente el egoísmo, y no la libertad, es supuestamente el

único basamento “racional” del liberalismo, y que ello habría

nacido espontáneamente del cerebro de Ayn Rand, olvidando que

muchísimos siglos antes de ella y sin sus pretensiones de destruir


DEFENDIENDO A THEMIS 298

toda la filosofía y ciencia previas, existieron cientos y miles de

autores liberales que con sus aportes, grandes o chicos, hicieron

nacer y crecer paso a paso esta filosofía.

Efectuadas estas aclaraciones, debo recordar empero que aun de

presupuestos totalmente falsos pueden surgir conclusiones

acertadas, y cualquier verdad es de por sí, bienvenida para un

cristiano, provenga de donde provenga. Toda verdad es por su

propia naturaleza, cristiana, y por ende debo terminar este

capítulo reivindicando pese a todo a Ayn Rand como difusora de la

buena doctrina económica, aun cuando disienta totalmente con sus

originales premisas filosóficas. Rand seduce por sus conclusiones, y

por atrás de eso lleva agua para el molino de sus premisas,

totalmente escindibles de aquéllas.

En cuanto difusora de la economía liberal, es de una agudeza y

una capacidad de convicción asombrosas y totalmente admirables.

No por nada cuenta con tantos admiradores dentro del espectro

liberal, que confunden sus muchos aciertos en economía —que no

son otros que los dichos muchos siglos atrás por sacerdotes de

Salamanca y por liberales conservadores austro británicos que

desconocen— con su filosofía antirreligiosa y claramente

anticristiana, que es totalmente separable conceptualmente de

tales aciertos. Su análisis del mercado libre, la moneda, la inflación,

los incentivos, la maximización de las ganancias, etc., tiene


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 299

aciertos fantásticos.

El discurso sobre el comercio y la moneda, diciendo por ejemplo

que “Comerciar por medio de dinero es el código de los hombres de

buena voluntad. El dinero se basa en el axioma de que cada

hombre es dueño de su mente y de su esfuerzo. El dinero no da

poder para prescribir el valor de tu esfuerzo excepto por el juicio

voluntario del hombre que está dispuesto a entregarte su esfuerzo a

cambio. El dinero te permite obtener por tus bienes y tu trabajo lo

que ellos valen para los hombres que los compran, pero no más”, o

que “Siempre que aparecen destructores entre los hombres,

empiezan por destruir el dinero, porque éste es la protección de los

hombres y la base de una existencia moral. Los destructores se

apoderan del oro y les dejan a sus dueños un montón de papeles

falsos. Esto destruye todas las normas objetivas y deja a los

hombres a merced del poder arbitrario de un arbitrario

promulgador de valores”, son palabras realmente geniales.

Apabullan y dejan sin palabras.

Sería por eso injusto hacia Ayn Rand sostener que la

conspiración contra esta poderosa y venturosa conjunción entre

cristianismo y mercado libre haya sido deliberadamente planeada

por ella para destruir el sistema que admiraba. Pero el camino del

infierno está empedrado de buenas intenciones, y ella apuntó mal

al enemigo, que no es el altruismo sino el totalitarismo. El motor


DEFENDIENDO A THEMIS 300

del liberalismo no debió jamás ser el egoísmo, sino la libertad. La

libertad de ser generoso y la libertad de no serlo. En lugar de

debatir y cuestionar el sentimiento de nobleza y generosidad que es

tan poderoso en el hombre como el egoísmo, lo que correspondía

hacer era recordar que la caridad presupone una elección libre y

voluntaria, y un poder personal de decisión sobre qué hacer con los

propios bienes. En la Parábola de los Trabajadores de la Hora

Nona Jesucristo aclara el tema al preguntar: “¿No puedo hacer yo

con lo mío lo que quiero? ¿O es que vas a ver con malos ojos que yo

sea bueno?”. Además, debió destacar que empíricamente es

demostrable que en los lugares y entre las personas donde mayor

filantropía existe, es entre los países que adoptan el mercado libre.

Rand perfectamente pudo hablar de la mano invisible de Adam

Smith sin ponerse en contra de todo lo establecido, sin intentar

instituirse en la única visión posible del liberalismo, y sin pretender

tirar por la borda los acercamientos de Lord Acton, Alexis de

Tocqueville, Alberdi y tantos otros pensadores, con el pensamiento

religioso corriente de la época. Ayn Rand pudo decir todo lo bueno

que dijo sin incardinarlo en su filosofía “Objetivista”. Pero al

hacerlo incurrió en un “non sequitur”, ya que dio por supuesto que

quienes no comulgaban con su filosofía son necesariamente

antiliberales. Pero ese afán de destruir todo para reconstruirlo de la

nada es típico del iluminismo.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 301

Evidentemente hay verdaderos y muy valiosos liberales

randianos. Bienvenidos sean. Pero mientras sigan atacando al

cristianismo, estarán atacando la rama en donde están asentados.

Rand debe ser entendida como una más de las fuentes liberales, y

no como la piedra fundamental del pensamiento liberal, que de

todas formas no le corresponde ni por historia ni por su filosofía.

Hay que tener en claro que el ataque al altruismo y la defensa del

capitalismo, han sido posturas propias de Ayn Rand y no del

liberalismo.

Ellas le ayudaron tanto a vender sus libros con sus explicaciones

económicas, como desgraciadamente también a desprestigiar al

liberalismo con sus apreciaciones filosóficas. No solamente

confundió a los no liberales, sino también a los propios liberales,

que se dedican a atacar genéricamente al altruismo, como si

dedicarse a usar la plata propia o la vida propia para lo que a uno

se le dé la gana fuera cuestionable. Si alguien quiere dedicar su vida

a los leprosos o entregar su dinero para obras de caridad, no es

menos liberal que si la quiere dedicar a amasar dinero.

Discutir las opciones de vida ajenas porque no coincidan con la

propia es tan antiliberal si la opción que se cuestiona es ser egoísta,

como si la opción que se cuestiona es ser altruista. El problema es

otro, y es que a nadie se le puede sacar dinero voluntariamente

haciéndose el malo sino haciéndose el bueno, y por eso hay más


DEFENDIENDO A THEMIS 302

gente que se dice buena que la que se dice mala. Pero los que

redistribuyen con dinero ajeno no son buenos y altruistas sino

ladrones que quedan bien de arriba con dinero ajeno, que usan para

autopromocionarse y crecer en la política en campañas muchas

veces financiadas indirectamente con el dinero de sus víctimas.

Muchos de nuestros liberales están financiados parcialmente por

la Fundación Templeton, la Fundación Adenauer, la Fundación

Mises, la Fundación Atlas, etc., y me parece perfecto. No hay que

hacerle el juego al izquierdismo y al peronismo, que se llenan la

boca diciendo que ellos son los partidarios del altruismo, y los

liberales los partidarios del egoísmo, lo que es absolutamente falso.

Ningún gobernante populista es realmente altruista con su propio

bolsillo.

Y el límite a ello no es tampoco el “egoísmo racional”. ¿Por qué

no rapiñaría el dinero estatal un gobernante egoísta, teniendo la

posibilidad y el poder? ¿Sería “irracional”, o más bien sería

“inmoral”? Para ser un buen político se necesita pensar en el

interés de los demás (alter) y no en el propio (ego). ¿Cree acaso

alguien que realmente alguno de nuestros gobernantes practica

cohechos, se queda con tierras o dineros fiscales e hace sus

trapisondas... por altruismo?

En suma, Ayn Rand dice a veces cosas muy lindas pero

propiciando considerarlas atadas en forma causal y necesaria a


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 303

presupuestos filosóficos neoiluministas harto discutibles, y pese a

que se vanagloria de ser una flor sin raíces —lo que le permite

exculpar sus notorios huecos filosóficos— resulta obvia su filiación

franco prusiana y en particular nietzschiana. Su hombre ideal no

difiere mucho del “superhombre” del orate germano, pero con una

maldad limitada, no por la moral sino supuestamente por la

racionalidad. Considerada como un aporte más al caudaloso río

liberal, bienvenida sea. Pero no como alternativa a un movimiento

milenario. Debe ser aceptada tomándola con pinzas como todo

liberal debe tomar con pinzas todo pensamiento ajeno. E inclusive

el propio.

Veremos entonces cómo fue que, aprovechando la confusión

operada gracias a la filosofía atea y dizque racionalista de Ayn

Rand entre el liberalismo y el capitalismo, y la aceptación de

Keynes —otro de los grandes artífices de la catástrofe de

Occidente— como un supuesto “salvador” del “capitalismo”, se

está llevando a los liberales de las narices a aceptar como natural

un Nuevo Orden Mundial ateo, liberticida, populista, keynesiano e

inflacionario, comandado por comunistas millonarios. Cuando uno

ve que un sistema se caracteriza por combatir a las enseñanzas

milenarias del cristianismo, degradar la libertad y pretender

imponer el pensamiento único, debe encontrar la “marca de la

bestia”. No es un sistema deseable. No busca el bien individual sino


DEFENDIENDO A THEMIS 304

que constituye una falsificación derivada de la previa imposición

de una neolengua que impide a muchos entender que están

defendiendo el sistema que debían atacar, y atacando el que debían

defender.

59.- Antonio Gramsci y la aceptación del regalo de Rand

Ya hablé de la fuerte atracción mutua entre el liberalismo

franco prusiano y la izquierda. No voy a referirme a todos los

autores de una y otra corriente, lo que excedería los propósitos de

este breve ensayo, sino solamente a los que pusieron las bases de

sus versiones actuales, que llegaron últimamente a niveles

surrealistas en que se ve manifestaciones por el orgullo gay con

jóvenes de Partidos Libertarios marchando juntos con feministas

que llevan banderas multicolores con la hoces y martillos y la

omnipresente y salvaje figura del “Che Guevara”, el asesino de La

Cabaña que fusilaba tanto a gays como a libertarios y a feministas,

y a quien rara vez se veía con otro color que el apagado de su

uniforme, lo que se explica porque rara vez se lo sacaba, y más aún,

rara vez se bañaba. Estas manifestaciones, cuyo único factor

cohesionante es su común oposición a la Cristiandad, son

manifestaciones de una mélange que solamente puede ser explicada

a la luz de enormes malentendidos, tergiversaciones y ataques

intencionales.

Como se puede vislumbrar tanto de los elogios de Engels como


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 305

de las críticas de Burke, pese a que la Ilustración es venerada por

muchos liberales como un glorioso momento especial de la razón

humana, su aceptación sin reservas es desde siempre una manzana

podrida de la izquierda. Es parte de una glorificación falsa de un

movimiento con fuertes vínculos con la izquierda, siendo falso que

los progresos de la razón en el denominado “Siglo de las Luces”

fueran tan superiores a los de otros siglos, o una consecuencia

directa de la actitud crítica contra la Iglesia. Existieron grandes

invenciones —siempre son méritos individuales y no de una

“comunidad” o de una “época”, concepciones totalitarias— pero

incomparablemente menores a los producidos entre fines del Siglo

XIX y comienzos del XX, en donde los chisporroteos entre el

liberalismo y la Iglesia se habían acallado temporalmente, y

sincrónicamente aparecieron el automóvil y el avión, se dominaron

el vapor, la electricidad y el petróleo, se popularizaron los trenes,

los telégrafos y teléfonos, se inventaron las máquinas de escribir y

las fotografías.

Este insospechado regalo de ahuyentar cristianos del

liberalismo producido por pensadores de una y otra vertiente, fue

prontamente aprovechado por los comunistas y sus secuaces, que

de haber declarado al “materialismo histórico” como base de su

teoría y haber denostado a la religión como “el opio de los pueblos”,

de golpe y gracias a sus enemigos pudieron captar a miles de


DEFENDIENDO A THEMIS 306

millones de cristianos. Antonio Gramsci, fundador del Partido

Comunista Italiano y contemporáneo de Ayn Rand, escribía en ese

entonces que “Debemos darnos cuenta de que los que creen en la

religión son la mayoría. Si seguimos manteniendo relaciones

únicamente con los ateos seremos siempre una minoría. Hay

burgueses antisocialistas que son ateos, se burlan de los curas y no

van a la iglesia y sin embargo son intervencionistas y nos combaten

violentamente. En cambio, estos jóvenes —los cristianos— van a

misa, no son industriales y no piden más que trabajar con nosotros

para hacer cesar lo más pronto posible la guerra”.

Veía claro Gramsci que la tentativa de la Iglesia de armar una

teoría económica contraria al liberalismo era una forma suicida de

poner la suya como una opción temporal discutible desde el punto

de vista político, y celebraba eso diciendo: “El catolicismo entra de

esta forma en competencia, no ya con el liberalismo, no ya con el

estado laico; comienza a competir con el socialismo, se dirige a las

masas, como el socialismo, y será vencido por el socialismo, será

definitivamente expulsado de la historia por el socialismo... El

catolicismo democrático hace lo que el socialismo no podría hacer:

amalgama, ordena, vivifica y se suicida”. Le faltó decir que

también el liberalismo, al dejar de ser clásico y pasar a ser

liberprogresista y antirreligioso, estaba realizando un suicidio

similar. No lo dijo, pero lo motorizó como parte de su estrategia de


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 307

captación de la atmósfera cultural de la época, captación que

continúa hasta nuestros días.

Marx consideraba que la “infraestructura económica” de lo que

él llamaba “capitalismo” —término equívoco si los hay— estaba

cimentada y consolidada por una “superestructura ideológica”

conformada por tradiciones, creencias y principios morales que

constituían el basamento del sistema. Decían Marx y Engels en el

“Manifiesto Comunista”: “¿Hay necesidad de una gran perspicacia

para comprender que los conocimientos, las nociones y las

concepciones, en una palabra, la conciencia del hombre, cambia

con toda modificación sobrevenida en las relaciones sociales, en la

existencia colectiva? ¿Qué demuestra la historia del pensamiento

sino que la producción intelectual se transforma con la producción

material? Las ideas dominantes en una época no han sido nunca

más que las ideas de la clase dominante”.

Gramsci fue autor de una “revolución copernicana”, al estilo de

la de Copérnico al establecer que la Tierra giraba alrededor del Sol,

o la de Descartes al cambiar el objeto de la Filosofía de los objetos

al sujeto, Ontología por Gnoseología. Pero su revolución

copernicana ocurrió en el seno del pensamiento marxista, ya que

postuló que para superar el estadio capitalista no era suficiente

esperar que la dialéctica hegeliana del “materialismo histórico”

realizara su supuesto trabajo, sino que era necesario —para sus


DEFENDIENDO A THEMIS 308

fines, claro— atacar la superestructura ideológica que sustentaba

al sistema, esto es, destruir su sistema de valores: “Sólo se puede

hablar con propiedad de revolución cultural si la protesta va

dirigida al conjunto de la cultura, incluyendo los principios

morales de la sociedad”. Y también: “Podemos afirmar que la idea

tradicional de revolución y la idea tradicional de la estrategia

revolucionaria han terminado. Son ideas anticuadas. Lo que

debemos llevar a cabo es una forma difusa y dispersa de

desintegración del sistema cultural”.

Imposible expresar con más claridad que el propio Gramsci su

maligno ideario disolvente

60.- Antonio Gramsci y la Escuela de Frankfurt

Gramsci defendía la estrategia de una revolución que comenzare

infiltrándose en la cultura occidental para minar sus bases,

recurriendo en su caso a fórmulas psicológicas para acabar con las

tradiciones, las creencias y la moral que constituían la

superestructura: “El mundo civilizado ha sido saturado de

cristianismo durante dos mil años. Por ello, una tal cultura, basada

en tal religión, sólo puede ser vencida desde dentro”. Así

propiciaba Gramsci infiltrarse en la Iglesia Católica para

destruirlas desde adentro.

Pero no se quedaba ahí. No iba solamente por la Iglesia sino por

toda la Sociedad, y para ello debía según él mismo, contar con la


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 309

colaboración de los intelectuales —obviamente de izquierda— que

decidieran minar también desde adentro los conceptos morales

tradicionales, la familia, la nacionalidad, la inviolabilidad de la

propiedad. Por eso escribía en “Los intelectuales y la organización

de la cultura” que “… estas diversas categorías de intelectuales

tradicionales sienten con “espíritu de cuerpo” su no interrumpida

continuidad histórica y su “calificación” del mismo modo se

conservan a sí mismas como autónomas e independientes del grupo

social dominante. Esta autoposición no carece de consecuencias de

vasto alcance en el campo ideológico y político: Toda la filosofía

idealista se puede relacionar fácilmente con esta posición asumida

por el complejo social de los intelectuales y se puede definir la

expresión de esa utopía social según la cual los intelectuales se

creen “independientes”, autónomos, investidos de caracteres

propios, etc.”.… “El tipo tradicional y vulgarizado del intelectual

está dado por el literato, el filósofo y el artista. Por lo tanto los

periodistas, que pretenden ser literatos, filósofos y artistas,

pretenden también ser los “verdaderos” intelectuales. Con esta

base he trabajado el semanario Ordine Nuovo para desarrollar

ciertas formas de un nuevo intelectualismo… constructor,

organizador, persuasivo permanente no como simple orador”.

Posiblemente los periodistas de izquierda no sospechen jamás el

desprecio que Gramsci sentía hacia ellos, porque si no, no serían


DEFENDIENDO A THEMIS 310

todos tan fieles seguidores de su prédica. Estas palabras fueron

dichas en 1.924, y encontraron pronto eco en la Escuela de

Frankfurt.

Obra de un mecenas de izquierda argentino, Félix Weil,

expulsado de la universidad y del estado de Tubinga por

conspiración, en su primer seminario teórico convocó a marxistas

como George Lukács, Karl Korsch, Richard Sorge, Gertrud y

Eduard Alexander. Karl Korsch era por ese entonces ministro de

Justicia comunista de Turingia y diputado del Reichstag; Lukács

venía de una breve experiencia como comisario del Pueblo en la

República de los Consejos Húngara y había sido editor, hasta 1.921,

de la revista ultra izquierdista de la III Internacional,

Kommunismus. La filiación ideológica entonces es indudable.

Este primer seminario, denominado “Primera semana de

trabajo marxista” se discutieron las obras “Marxismo y Filosofía”

de Korsch, e “Historia y conciencia de clase” de Lukács, como

parte de un temario teórico-militante. No siendo una reunión

“orgánica” del partido comunista, empero varios de sus asistentes

ocupaban cargos en el Partido Comunista Alemán, la mayoría eran

redactores o colaboradores de la revista “La bandera roja” (“Die

Rote Fahne”), y algunos serían luego funcionarios de la

Internacional Comunista, la Komintern, o espías de la KGB.

“Marxismo y filosofía” era un análisis teórico del comunismo.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 311

Korsch identificaba dos etapas de teoría marxista. La primera,

hasta la derrota de la insurrección popular que tuvo lugar en París

en 1.848 y que obligó a Luis Felipe I de Francia a abdicar, en que

considera al marxismo una “totalidad viva” de filosofía, economía,

praxis e historia, y luego, con la derrota de 1.848, y hasta la

Comuna de 1.871, una segunda etapa de la teoría marxista. Aquí,

la obra de Marx, inmersa en el estudio del capital, es considerada

insuficiente por su economicismo, poniendo, tal como Gramsci,

énfasis de los fenómenos de “superestructura” olvidados por la

tradición economicista del marxismo.

En un sentido similar se orientaba Lukács. “Historia y

conciencia de clase” se centraba en estudiar la “superestructura”

de lo que llamaban “el capitalismo” como un sistema de

dominación cultural, y analizar las formas de destruirla, tal como

propiciaba por su lado Antonio Gramsci. Así, con el sólido

pegamento de Georg Lukács y su “Historia y conciencia de clase” y

Karl Korsch y “Marxismo y Filosofía”, ambas corrientes

terminaron fusionándose en el enfoque gramsciano.

Y no podía ser de otra manera. La postura gramsciana encontró

un campo fértil en Alemania y en Francia, hogares históricos del

iluminismo franco prusiano. La “Escuela de Frankfurt” era en su

origen un heterogéneo grupo de pensadores de izquierda

usualmente francos y prusianos, entre los que encontramos


DEFENDIENDO A THEMIS 312

nombres tales como Theodor W. Adorno, Herbert Marcuse, Erich

Fromm, Jürgen Habermas, y contaba con las simpatías de Walter

Benjamin, Hannah Arendt, Bertrand Russell y Michel Foucault,

por no citar más que los más relevantes. Esta Escuela de carácter

interdisciplinario tenía muy en claro y no lo ocultaba, su filiación

marxista y su carácter no objetivo, sino militante como una usina

filosófica tendiente a la destrucción de la Superestructura del

“capitalismo” que detestaba. Esta Escuela y su deletérea

influencia siguen vigentes hasta nuestros días.

Es de destacar que muchas de las ideas más nocivas de estos

pensadores, fueron realizadas con la participación, conocida o no

por ellos, primero del poderoso KGB a la que me referí

anteriormente, y hoy del aún más poderoso Partido Comunista

Chino, el partido de los corruptos multimillonarios de ese país.

61.- Los ataques interno y externo a la Cristiandad

Resulta curioso constatar que de todas las civilizaciones

actuales mencionadas por Hunting en “Choque de civilizaciones”,

en la única que nació el liberalismo es en la Cristiandad. En

Occidente, la tensión entre el liberalismo clásico conservador

austro británico, y el liberalismo iluminista franco prusiano

comenzó como un ataque interno a la Cristiandad nacido desde su

propio seno, en donde nuevas ideas buscaron apropiarse de esa

civilización que les era originariamente ajena, atacando a la


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 313

monarquía. Fue un problema de gobierno que derivó en un

cuestionamiento global que afectó a toda la Civilización. Como

bien dice el citado Von Hardenberg en “La Cristiandad o Europa”,

“El inicial odio personal contra la fe católica se transmutó

paulatinamente en odio contra la Biblia, contra la fe cristiana y,

finalmente, contra la religión. Más aún: el odio a la religión se

extendió natural y consecuentemente a todos los objetos del

entusiasmo, calumnió la fantasía y el sentimiento, la moralidad y

el amor al arte, el futuro y el pasado”.

El Iluminismo fue un movimiento netamente occidental de

rebelión anti monárquica nacida con la “Encyclopédie”, captado

luego por el comunismo. Engels, y luego Lenin, Gramsci y la

Escuela de Frankfurt entendieron mejor que Occidente cómo

consolidar ese movimiento como un cambio de era. Si en la

cronología occidental, Cristóbal Celarius marcaba una “Edad

Antigua”, una “Edad Media” y una “Edad Moderna”, el

Iluminismo rápidamente proclamó el comienzo de una nueva era, y

puso a la Revolución Francesa como hito fundamental de

comienzo de la llamada “Edad Contemporánea” que para destruir

la Monarquía, buscó destruir la Cristiandad. Ese desequilibrio

dentro de la Cristiandad, que poco a poco fue declinando en mera

“Civilización Occidental y Cristiana”, en “Civilización Occidental”

y en “Occidente” fue luego aprovechado por los representantes de


DEFENDIENDO A THEMIS 314

el Comunismo, movimiento global que había copado a las

civilizaciones ortodoxa (Rusia y Europa del Este) y sinoísta (China

e Indochina), para buscar la desaparición de la Occidental. No

olvidemos que el “Manifiesto Comunista” de Marx y Engels

llamaba a adoptar como propia cualquier rebelión contra el orden

establecido, y el Iluminismo jacobino tenía el traje de un

pensamiento occidental. Era el disfraz perfecto.

Se armó así una mélange poco incomprensible de ateísmo y

fanatismo, comunismo y libertarismo, que permitió que en tan solo

trescientos años, un Papa proclamara que los comunistas

supuestamente serían los verdaderos cristianos, y apoyara la

fallida candidatura de una abortista liberprogresista cuya tesis

doctoral fue la apología de un adorador de Lucifer, a la presidencia

del país más poderoso del planeta.

Desde entonces el ataque a la Cristiandad que aún subsiste en el

espíritu de nuestra gente en mucho mayor medida que en sus

gobernantes, tiene como los Trescientos Espartanos de las

Termópilas, sus propios Efialtes, no solamente en las filas del

socialismo, sino también en las del liberalismo iluminista. Voy a

mencionar uno de cada vertiente, para mostrar los puntos en

común existentes entre ellos. Ambos ejemplos son de Estados

Unidos de Norteamérica, el gran bastión de la Libertad. Y ambos

pertenecen al Partido Demócrata norteamericano.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 315

Entre los socialistas voy a recordar al inefable Bernie Sanders, el

político del Partido Demócrata que se reconoció abiertamente de

esa ideología, y mantiene pese a todo un cierto predicamento entre

ellos, con libros tales como “Nuestra Revolución” y “Contra el

Capitalismo Salvaje”. Dijo en un discurso que el público al que se

dirigía “Son trabajadores de Disney, Amazon, Walmart y la

industria de comida rápida, que luchan por un salario digno de al

menos U$S 15 por hora así como el derecho a sindicalizarse“.

Como siempre y en todo el mundo, el socialismo pone en su boca,

como en la de tantos otros a lo largo y ancho del Globo, un discurso

de resentimiento que obnubila la mente de la gente que vive en el

país más próspero y libre del mundo, para no agradecer su propia

prosperidad, sino enojarse de la mayor del vecino. Y como el pasto

del otro lado de la cerca siempre parece más verde a los burros, no

resulta difícil a los politicastros socialistas generar esos

resentimientos malsanos. Por eso, en lugar de referirse al fabuloso

nivel de vida de Estados Unidos, Sanders se dedica a hablar de la

supuesta asimetría en su distribución.

Seguramente ese politicastro pro Castro jamás contará a sus

oyentes que ese salario de U$S 15 por hora del que habla con el

olímpico desprecio propio de quien jamás hizo nada útil a la

sociedad para ganar un centavo, es en todo el mundo socialista una

pequeña fortuna por la cual muchos matarían o morirían, habida


DEFENDIENDO A THEMIS 316

cuenta de que en el paraíso que tiene frente a él, la Cuba de los

Castros, el sueldo de todo un mes asciende a U$S 30, los hoteles y

mansiones construidos antes de su entrada al poder están

semiderruídas, y los automóviles más modernos son los que

existían en el año 1.959.

Claro, seguramente Sanders conoce que si mencionara estos

“detalles” que no puede desconocer, sus seguidores huirían

espantados, cada uno en su propio automóvil de dos o tres años de

antigüedad, a refugiarse en sus casas allí consideradas “de clase

media”, y que en el resto del mundo ya quisieran para sí muchos

magnates.

Y como broche de oro que muestra la magnitud del ataque a la

Cristiandad, destaco otro ejemplo de traición interna, esta vez

desde el liberalismo iluminista, que es la estrecha relación

existente entre la ex candidata presidencial demócrata y hasta hoy

referente del Partido Demócrata norteamericano, Hillary Clinton,

con Saul Alinsky, escritor y sociólogo de la izquierda radical

estadounidense.

Fuera de Estados Unidos es poco conocido que Alinsky mostró

su admiración por Lucifer como revolucionario con las siguientes

palabras con que comienza su “Tratado para radicales”: “Para que

no olvidemos al menos un reconocimiento por encima del hombro

al primer radical: De todas nuestras leyendas, mitología e historia


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 317

(y quién debe saber dónde termina la mitología y comienza la

historia, o cuál es cuál), el primer radical conocido por el hombre

que se rebeló contra el establecimiento y lo hizo con tanta eficacia

que al menos ganó su propio reino: Lucifer”. Hillary Clinton dedicó

su tesis universitaria a Alinsky, e incluso mantuvo luego con él

correspondencia habitual, tal como destacó el precandidato

republicano Ben Carson en la convención que confirmó a Donald

Trump como candidato republicano a la presidencia. Como

“defensa”, Hillary Clinton dijo que a diferencia de Alinsky, que

buscaba destruir Occidente desde afuera, ella era diferente...

¡porque pensaba que más sencillo resultaría destruirlo desde

adentro!

¡Y vaya si hizo lo posible para cumplir esas finalidades! Como

secretaria de Estado, Hillary Clinton anunció que la

administración de Barak Obama promovería, financiaría y

colocaría en el primer lugar de su agenda internacional a los

llamados “derechos reproductivos”, entre los que se incluye el

aborto, en un discurso en la conferencia anual de la Planned

Parenthood Federation of America, la trasnacional abortista más

grande del mundo, y que presionaría también la anticoncepción,

incluyendo el aborto, a través de Naciones Unidas. “Vamos a

financiar una contribución de 50 millones de dólares en esta año

fiscal”.


DEFENDIENDO A THEMIS 318

En el tercer debate con Donald Trump, cuando cuando era

candidata a Presidente de Estados Unidos, sostuvo expresamente

que el bebé no nacido, aún ya íntegramente formado,

supuestamente carece de derechos constitucionales, y puede ser

víctima de la repugnante práctica que eufemísticamente se conoce

como un “aborto tardío de nacimiento parcial”, consistente en

sacarlo parcialmente del vientre de la madre solamente para

matarlo a los nueve meses.

De ese tipo de ataques a la Cristiandad se hablará en el capítulo

siguiente.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 319

VIII.— EL NEOILUMINISMO SE TIÑE DE COMUNISMO.

62.- La brillante y maligna tarea de destruir la Cristiandad

Voy a saltar ahora mucho de la historia del Siglo XIX,

hablando únicamente del gran contradictor nacido en ese período,

el Comunismo. Con esto omitiré hitos importantes en la Historia,

como sin ir más lejos, la propia Independencia argentina, las

Guerras entre Francia y Prusia, la Guerra de Crimea y la Guerra de

Secesión norteamericana.

La falta de mención detallada de acontecimientos históricos de

este siglo no deriva de que sea intrascendente. Muy por el contrario,

el Comunismo se fue gestando en Francia como remembranza de la

Revolución Francesa, y tuvo su apogeo teórico en Karl Marx y su

efímera expresión práctica en la Comuna de París de 1.848. Pero a

los fines expositivos prefiero focalizarme en las tácticas de

destrucción de la Cristiandad pergeñadas por el posterior nuevo

Terror iluminista, el comunismo.

Durante esa centuria continuaba malherida una cierta visión de

la Cristiandad, pero ya no como una unidad política sino como un

enfoque filosófico común para naciones totalmente beligerantes

entre sí. Un siglo plagado de conflictos bélicos nacionales, pero en

el que paradójicamente el mundo progresaba como pocas veces en


DEFENDIENDO A THEMIS 320

su historia ya que, atemperados los ardores de los revolucionarios

jacobinos, tanto las subsistentes monarquías europeas como las

nacientes Repúblicas independizadas, incluyendo mi Argentina

natal, coincidían con los postulados del liberalismo hasta el punto

de olvidar las marcadas diferencias entre ambas vertientes, la

clásica austro británica y la iluminista franco prusiana.

El nuevo enemigo de la Cristiandad fue más certero que el

anterior en sus tácticas para atacarla. Ya recordé al superviviente

Horacio romano derrotando a los Curiacios de la hoy inexistente

Alba Longa. Anticipo desde ya que el comunismo decidió dividir a

la Cristiandad y atacar separados a su religión, su sociedad y su

economía. La “superestructura ideológica” y la “infraestructura

económica”, para usar términos del propio Karl Marx. A la

primera comenzó a atacarla cambiando el concepto de

“Cristiandad” por el de “Civilización Occidental y Cristiana” y

luego por “Occidente”, a la segunda yendo contra los fundamentos

básicos de la sociedad, empezando por la familia. Y finalmente a la

economía sustituyendo conceptualmente “Liberalismo” por

“Capitalismo”, que permite incluir como economías “capitalistas”

a varias no solamente antiliberales, sino inclusive obviando que

muchas de ellas siguen a pie juntillas las recetas que da “Manifiesto

Comunista” para destrozar a la Cristiandad.

Y los actuales miopes habitantes de Alba Longa, la ciudad


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 321

condenada, en lugar de consternarse de la caída de cada Curiacio,

se regocijan y aplauden sin entender, convencidos de que el

Horacio que los mata uno a uno, es uno de los suyos.

Quizá en un primer momento hasta hace unos dos o más siglos,

algún aislado socialista utópico pensara sinceramente que podía

reemplazarse el sistema de libertad, sustituyendo al empresario

dueño de las empresas y de las ganancias generadas, por un Estado

dueño de las empresas y distribuidor de las ganancias. Tuvieron

quizá esos precursores la falsa ilusión de que podría mantener la

pujanza generada por la fuerza de la libertad e iniciativa humana

privándola del incentivo. Pero rápidamente se dieron cuenta de

que no se puede mantener la velocidad de un vehículo sacándole el

motor que lo impulsa, y que suprimiendo la expectativa de un

beneficio, la única forma que quedaba de obtener que la gente

actúe conforme a sus designios—y de cualquier forma, en forma

negligente— era recurriendo a castigos, amenazas, terror y

totalitarismo.

Y tal como ocurre hoy con los jerarcas y violentos cultores del

socialismo y del comunismo, no debe creerse que entonces los

antiguos disconformes con el mundo que progresaba considerasen

realmente que armarían un sistema mejor para el progreso de la

humanidad. Muy por el contrario, desde sus albores tuvieron

siempre muy en claro que el florecimiento de la libertad —que


DEFENDIENDO A THEMIS 322

según se dijo, se debía mucho más a la confluencia de la filosofía

griega, el Derecho Romano, el cristianismo humanista y el

liberalismo clásico, que a la ominosa Revolución Francesa—

habían provocado una gigantesca revolución nunca antes vista en

la historia de la Humanidad. Pero también tuvieron siempre en

claro combatirla para apropiársela en beneficio personal.

Luego se verá la influencia del Papa Pio IX en el siglo XIX, y

Ayn Rand y Antonio Gramsci a principios del siglo XX, en la

actual y más radical separación más radical entre la Cristiandad y

el Liberalismo, azuzada por el comunismo.

63.- Elogio de Marx y Engels al mundo que combatían

En el propio “Manifiesto Comunista” puede leerse la admiración

de sus autores por los logros del sistema que denostaban.

Solamente cambiaré las despectivas palabras “burguesía” por

“fuerza de la libertad e iniciativa humana”, “clase burguesa” por

“gente común” y “burgueses” por “empresarios” para demostrar

que con estas mínimas correcciones, y suprimiendo los párrafos

más ardorosos y menos objetivos, páginas enteras de ese panfleto

del odio de clases se convierten mágicamente en un paladino

reconocimiento de las virtudes del sistema que con ese papel

cargado de falsas diatribas se pretende destruir:

“El descubrimiento de América, la circunnavegación de Africa

abrieron nuevos horizontes e imprimieron nuevo impulso a la


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 323

fuerza de la libertad e iniciativa humana. El mercado de China y

de las Indias orientales, la colonización de América, el intercambio

con las colonias, el incremento de los medios de cambio y de las

mercaderías en general, dieron al comercio, a la navegación, a la

industria, un empuje jamás conocido, atizando con ello el elemento

revolucionario que se escondía en el seno de la sociedad feudal en

descomposición.

El régimen feudal o gremial de producción que seguía

imperando no bastaba ya para cubrir las necesidades que abrían

los nuevos mercados. Vino a ocupar su puesto la manufactura.

Los maestros de los gremios se vieron desplazados por la clase

media industrial, y la división del trabajo entre las diversas

corporaciones fue suplantada por la división del trabajo dentro de

cada taller.

Pero los mercados seguían dilatándose, las necesidades seguían

creciendo. Ya no bastaba tampoco la manufactura. El invento del

vapor y la maquinaria vinieron a revolucionar el régimen

industrial de producción. La manufactura cedió el puesto a la gran

industria moderna, y la clase media industrial hubo de dejar paso a

los magnates de la industria, jefes de grandes ejércitos industriales,

a los empresarios modernos.

La gran industria creó el mercado mundial, ya preparado por el

descubrimiento de América. El mercado mundial imprimió un


DEFENDIENDO A THEMIS 324

gigantesco impulso al comercio, a la navegación, a las

comunicaciones por tierra. A su vez, estos, progresos redundaron

considerablemente en provecho de la industria, y en la misma

proporción en que se dilataban la industria, el comercio, la

navegación, los ferrocarriles, se desarrollaba la fuerza de la libertad

e iniciativa humana, crecían sus capitales, iba desplazando y

esfumando a todas las clases heredadas de la Edad Media.Vemos,

pues, que la moderna fuerza de la libertad e iniciativa humana es,

como lo fueron en su tiempo las otras clases, producto de un largo

proceso histórico, fruto de una serie de transformaciones radicales

operadas en el régimen de cambio y de producción.

A cada etapa de avance recorrida por la fuerza de la libertad e

iniciativa humana corresponde una nueva etapa de progreso

político. Clase oprimida bajo el mando de los señores feudales, la

fuerza de la libertad e iniciativa humana forma en la “comuna”

una asociación autónoma y armada para la defensa de sus intereses;

en unos sitios se organiza en repúblicas municipales independientes;

en otros forma el tercer estado tributario de las monarquías; en la

época de la manufactura es el contrapeso de la nobleza dentro de la

monarquía feudal o absoluta y el fundamento de las grandes

monarquías en general, hasta que, por último, implantada la gran

industria y abiertos los cauces del mercado mundial, se conquista

la hegemonía política y crea el moderno Estado representativo.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 325

Hoy, el Poder público viene a ser, pura y simplemente, el Consejo

de administración que rige los intereses colectivos de la gente

común.

La fuerza de la libertad e iniciativa humana ha desempeñado,

en el transcurso de la historia, un papel verdaderamente

revolucionario… La fuerza de la libertad e iniciativa humana ha

producido maravillas mucho mayores que las pirámides de Egipto,

los acueductos romanos y las catedrales góticas; ha acometido y

dado cima a empresas mucho más grandiosas que las emigraciones

de los pueblos y las cruzadas.

La fuerza de la libertad e iniciativa humana no puede existir si

no es revolucionando incesantemente los instrumentos de la

producción, que tanto vale decir el sistema todo de la producción, y

con él todo el régimen social. Lo contrario de cuantas clases

sociales la precedieron, que tenían todas por condición primaria de

vida la intangibilidad del régimen de producción vigente. La época

de la fuerza de la libertad e iniciativa humana se caracteriza y

distingue de todas las demás por el constante y agitado

desplazamiento de la producción, por la conmoción ininterrumpida

de todas las relaciones sociales, por una inquietud y una dinámica

incesantes... La necesidad de encontrar mercados espolea a la

fuerza de la libertad e iniciativa humana de una punta o otra del

planeta. Por todas partes anida, en todas partes construye, por


DEFENDIENDO A THEMIS 326

doquier establece relaciones.

…La fuerza de la libertad e iniciativa humana, al explotar el

mercado mundial, da a la producción y al consumo de todos los

países un sello cosmopolita… Brotan necesidades nuevas que ya no

bastan a satisfacer, como en otro tiempo, los frutos del país, sino

que reclaman para su satisfacción los productos de tierras remotas.

Ya no reina aquel mercado local y nacional que se bastaba así

mismo y donde no entraba nada de fuera; ahora, la red del

comercio es universal y en ella entran, unidas por vínculos de

interdependencia, todas las naciones. Y lo que acontece con la

producción material, acontece también con la del espíritu. Los

productos espirituales de las diferentes naciones vienen a formar

un acervo común. Las limitaciones y peculiaridades del carácter

nacional van pasando a segundo plano, y las literaturas locales y

nacionales confluyen todas en una literatura universal.

La fuerza de la libertad e iniciativa humana, con el rápido

perfeccionamiento de todos los medios de producción, con las

facilidades increíbles de su red de comunicaciones, lleva la

civilización hasta a las naciones más salvajes. El bajo precio de sus

mercancías es la artillería pesada con la que derrumba todas las

murallas de la China, con la que obliga a capitular a las tribus

bárbaras más ariscas en su odio contra el extranjero. Obliga a

todas las naciones a abrazar el régimen de producción de la fuerza


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 327

de la libertad e iniciativa humana o perecer; las obliga a implantar

en su propio seno la llamada civilización, es decir, a hacerse

burguesas. Crea un mundo hecho a su imagen y semejanza.

La fuerza de la libertad e iniciativa humana somete el campo al

imperio de la ciudad. Crea ciudades enormes, intensifica la

población urbana en una fuerte proporción respecto a la campesina

y arranca a una parte considerable de la gente del campo al

cretinismo de la vida rural. Y del mismo modo que somete el

campo a la ciudad, somete los pueblos bárbaros y semibárbaros a

las naciones civilizadas, los pueblos campesinos a los pueblos

empresarios, el Oriente al Occidente.

En el siglo corto que lleva de existencia como clase soberana, la

fuerza de la libertad e iniciativa humana ha creado energías

productivas mucho más grandiosas y colosales que todas las

pasadas generaciones juntas. Basta pensar en el sometimiento de

las fuerzas naturales por la mano del hombre, en la maquinaria, en

la aplicación de la química a la industria y la agricultura, en la

navegación de vapor, en los ferrocarriles, en el telégrafo eléctrico,

en la roturación de continentes enteros, en los ríos abiertos a la

navegación, en los nuevos pueblos que brotaron de la tierra como

por ensalmo... ¿Quién, en los pasados siglos, pudo sospechar

siquiera que en el regazo de la sociedad fecundada por el trabajo del

hombre yaciesen soterradas tantas y tales energías y elementos de


DEFENDIENDO A THEMIS 328

producción?

Hemos visto que los medios de producción y de transporte sobre

los cuales se desarrolló la fuerza de la libertad e iniciativa humana

brotaron en el seno de la sociedad feudal. Cuando estos medios de

transporte y de producción alcanzaron una determinada fase en su

desarrollo, resultó que las condiciones en que la sociedad feudal

producía y comerciaba, la organización feudal de la agricultura y la

manufactura, en una palabra, el régimen feudal de la propiedad, no

correspondían ya al estado progresivo de las fuerzas productivas.

Obstruían la producción en vez de fomentarla. Se habían

convertido en otras tantas trabas para su desenvolvimiento. Era

menester hacerlas saltar, y saltaron.

Vino a ocupar su puesto la libre concurrencia, con la

constitución política y social a ella adecuada, en la que se revelaba

ya la hegemonía económica y política de la gente común”.

Resulta poco menos que desconcertante luego de leer estas

páginas, recordar que quienes dicen todo esto con relación a los

beneficios de la libertad no son Ludwig Von Mises, Friederich Von

Hayek, sino los indiscutidos fundadores del comunismo, Karl Marx

y Friedrich Engels.

64.- El fracaso teórico de las bases del marxismo

El asedio a la Cristiandad a partir del siglo XIX no fue

consecuencia de su fracaso sino del éxito de la libertad cristiana


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 329

que había contribuido a imponer. Era necesario encontrar reales o

supuestos vicios que se contrapusieran a los beneficios que Marx,

Engels y muchos de sus seguidores, reconocían y reconocen a

regañadientes al sistema que ellos llamaban “capitalista”. Por eso,

para contrapesar los beneficios del mercado libre que ellos

llamaban “capitalismo” —odiosa palabreja que rehúso utilizar

como descripción de la economía de mercado, y menos aún de la

Cristiandad— oponían ellos la supuesta fatalidad de la

“explotación” a que supuestamente sometería ese sistema a los

trabajadores, en virtud del pseudo-mecanismo que Marx describió

como la “plusvalía”, conforme al cual quienes tuvieran capital

necesariamente se apropiarían de la plusvalía que supuestamente

genera siempre el trabajo. Pero contrariando la idea de que el

trabajo necesariamente generaba valor, postulaba también Marx

que los “capitalistas” necesitaban mantener un “ejército industrial

de reserva” de desocupados. Estos conceptos fueron rápidamente

refutados en la teoría y luego en la práctica, según se relata.

Sobre la plusvalía, el esquema marxista era simple y simplista, y

constituía una conclusión falsa derivada de un razonamiento

fundado en premisas equivocadas. Los economistas anteriores

clásicos presuponían equivocadamente que el valor de las cosas era

consecuencia de que de algún modo mágico, el trabajo que tenían

incorporado en sí incrementaba su valor. Contraintuitiva como era


DEFENDIENDO A THEMIS 330

esta afirmación, era sostenida antes de Marx por Adam Smith,

quien en su monumental “Una investigación sobre la naturaleza y

causas de la riqueza de las Naciones” decía que “La palabra valor,

siendo observada, tiene dos significados diferentes y, a veces,

expresa la utilidad de algún objeto en particular y, a veces, el poder

de comprar otros bienes que transmiten la posesión de ese objeto.

El uno puede llamarse “valor en uso”; el otro, “valor a cambio”.

Las cosas que tienen el mayor valor en uso tienen con frecuencia

poco o ningún valor a cambio; y, por el contrario, los que tienen el

mayor valor a cambio tienen con frecuencia poco o ningún valor de

uso. Nada es más útil que el agua: pero apenas se compra; apenas

se puede tener nada a cambio. Un diamante, por el contrario, tiene

escaso valor de uso; pero con frecuencia se puede obtener una gran

cantidad de otros bienes a cambio de él”. Mientras tanto, siempre

según Adam Smith, el valor “en cambio” era la proporción relativa

con la que esta mercancía se intercambia por otra: “El valor de

cualquier mercancía... para la persona que la posee, y que no quiere

usarla ni consumirla él mismo, sino cambiarla por otras mercancías,

es igual a la cantidad de trabajo que le permite comprar o adquirir.

El trabajo, por tanto, es la medida real del valor de cambio de

todas las mercancías”.

Esta falsedad era también enseñada así por otro gran

economista, David Ricardo, y aplicada erróneamente a los sueldos,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 331

llegó a hacerle postular la igualmente falsa “Ley de hierro de los

sueldos”. Un socialista utópico como Ferdinand Lasalle, rebautizó

esa supuesta “ley” como “Ley de bronce de los salarios”. Y Marx

con su socialismo autotitulado “científico” dio una nueva vuelta

de tuerca al concepto: Si el valor de cambio es el trabajo

incorporado en una mercancía, y si la fuerza de trabajo humana es

una mercancía… ¿Cuál es su valor? Pues, la fuerza de trabajo

necesaria para producir… ¡Trabajo! Luego de darse esta respuesta,

se pregunta ¿Y cuál es el valor de uso de la fuerza de trabajo? ¡El

supuesto incremento automático de valor de todas las cosas a las

que el trabajador incorpora su trabajo! ¡Voilá! ¡Ahí está la trampa

de los malvados capitalistas! El dueño del capital pagará al

trabajador su “valor de cambio”, esto es, el mínimo necesario para

que pueda producir su fuerza de trabajo, lo que equivale a decir el

mínimo necesario para su subsistencia, y obtendrá a cambio su

“valor de uso”, es decir, todas las horas de trabajo que se haya

contratado, horas en las cuales el trabajador estará produciendo

valor, valor y valor…

Al ser la “plusvalía” en su análisis, una consecuencia técnica de

la diferencia entre “valor de uso” y “valor de cambio” de los bienes,

se produciría siempre, inclusive en una economía totalmente

comunista, pero como —supuestamente— no existirán clases ni

empresarios, ni dueños particulares de los medios de producción,


DEFENDIENDO A THEMIS 332

esa plusvalía se repartirá entre todos quienes la generaron, es decir,

los trabajadores, y serán todos felices y comerán perdices.

En realidad es tan falaz sostener que en una economía libre

exista una “ley de bronce” que baje los sueldos a algún mínimo,

como suponer que exista una “ley de bronce” que baje

necesariamente el precio de los tomates o de cualquier otro bien o

servicio. Dicho sea de paso, otro fantasma socialista es el supuesto

“deterioro de los términos del intercambio”, otra falacia parecida a

la de la “plusvalía”, tendiente a suponer una explotación de los

países subdesarrollados por los desarrollados. Al revés de los

postulados marxistas, lo que aumenta los sueldos es la subjetiva

apreciación de cada empresario de la productividad marginal de

cada trabajador, y el incremento de la demanda de mano de obra

que genera la libertad económica al aumentar la tasa de

capitalización y la capacidad de generar mayores empleos,

verdades tan elementales como olvidadas por los políticos que

castigan la inversión, como por los “piqueteros” que buscan

aumentar sueldos ahuyentando a las empresas cuya proliferación

les permitiría obtener mejores condiciones de trabajo.

Rápidamente los economistas clásicos se dieron cuenta de la

falacia. El valor no es consecuencia del trabajo, sino de la

valoración subjetiva que hace cada demandante de cada producto.

Esto llevó a “la revolución marginalista” desarrollada


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 333

sincrónicamente por el austríaco Carl Menger, el inglés William

Stanley Jevons y el francés León Walras en forma independiente

cada uno del otro, y sistematizada luego por Eugen Böhm-Bawerk,

discípulo de Menger.

Me centraré en Menger por considerarlo el más didáctico. En sus

“Principios de economía política”, obra publicada en 1.871

mientras Marx aún vivía, expone que el valor “es la significación

que unos concretos bienes o cantidades parciales de bienes

adquieren para nosotros, cuando somos conscientes de que

dependemos de ellos para la satisfacción de nuestras necesidades”,

aclarando en nota que “Así, pues, el valor no es algo inherente a

los bienes, no es una propiedad intrínseca de los mismos, sino

solo la significación que concedemos en primer término a la

satisfacción de nuestras necesidades o, lo que es lo mismo, a

nuestra vida y nuestro bienestar y que luego, con lógica

consecuencia, trasladamos a los bienes económicos, como causas

exclusivas de aquella satisfacción”. Tanto afectó en Marx la

lectura de la refutación de sus puntos de vista, que en vida jamás

publicó los tomos II y III de su obra “El Capital”, lo que hizo

Engels, más activista y menos teórico, luego de su muerte.

65.- El fracaso práctico de las predicciones marxistas

Los hechos dieron la razón a subjetivistas y marginalistas. El

incremento de la actividad económica y la diferencia subjetiva de


DEFENDIENDO A THEMIS 334

valores de las cosas para quien las demanda y quien las ofrece, ha

sido el motor del enorme crecimiento de la humanidad

experimentado cada vez que se dejó a la economía liberada a la

iniciativa y creatividad de las personas, que se convierten

continuamente en un armónico campo de oferentes y demandantes

de bienes y de servicios con mutuo beneficio. Mientras tanto el

comunismo propuesto originariamente como medio de eludir esa

inexistente “ley”, ha demostrado ser un régimen que en la práctica

lleva a la miseria, el atraso y la pérdida de la individualidad.

En forma contradictoria con la supuesta generación automática

de valor por el trabajo, también decía Marx que los empresarios

—en su terminología los “capitalistas”— requieren la existencia de

una desocupación crónica, lo que él llama un “ejército industrial de

reserva” y otros marxistas conocen como “el ejército de

desocupados”. Dice Marx que “… si la existencia de una

superpoblación obrera es producto necesario de la acumulación o

desarrollo de la riqueza sobre base capitalista, esta superpoblación

se convierte a su vez en palanca de la acumulación capitalista, más

aún, en una de las condiciones de vida del modo capitalista de

producción. Constituye un ejército industrial de reserva, un

contingente disponible, que pertenece al capital de un modo tan

absoluto como si se criase y se mantuviese a sus expensas”.

Debemos aclarar aquí las cosas, porque donde realmente existen


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 335

ejércitos de desocupados es en los países más dirigistas, y no en los

más liberales, que tienden al equilibrio de las cantidades ofertadas

y demandadas de cualquier tipo de bienes o servicios. La teoría

económica demuestra que la existencia de desocupación crónica

—sin llegar de cualquier forma a ser un “ejército de

desocupados”— es en realidad consecuencia de las medidas

estatales que queriendo proteger a los trabajadores, en realidad lo

que producen es el desaliento a la demanda de mano de obra y un

aliento artificial a la oferta de la misma, por vía de normas que

pretenden regular salarios mínimos. Con relación a estos, o son

realmente bajos y carecen de importancia, ya que la oferta y la

demanda los situarán en su verdadero punto de equilibrio, o son

ilusoriamente altos y producirán la desocupación que luego se

achacará al mal llamado “capitalismo”, por aumentar la cantidad

de oferentes, disminuir la cantidad de demandantes, y obligar a los

oferentes a exhibir una calificación de la que carecen, como

requisito para acceder a los caros e inalcanzables puestos de

trabajo. O, como alternativa, obligará a los trabajadores que

quieran trabajar, más allá de lo que digan las normas, a recibir

pagos inferiores a los que marcan las benditas normas, y

convertirse en trabajadores “en negro”.

Así, las bases teóricas del marxismo habían caído casi

conjuntamente con su formulación. Sus predicciones apocalípticas


DEFENDIENDO A THEMIS 336

de un futuro de miseria para los trabajadores, luego de fracasar en

la teoría se demostraron falaces también en la práctica. Pero sus

cultores, en lugar de reconocer de buena fe el fracaso teórico y

práctico de sus elucubraciones, se dedicaron a atacar a la economía

libre minando su sólida base, que era y es la Cristiandad, tarea que

se realizó tanto desde afuera como solapadamente desde adentro, y

a veces con la propia máscara de la libertad, a la que se supo poner

artificialmente como opuesta a la Cristiandad utilizando para ello

la prédica iluminista. De eso se hablará seguidamente.

66.- El comunismo como ideólogo del ataque a la Cristiandad

Tanto Hans-Herman Hoppe como Solzhenitzyn acertaron el

diagnóstico, pero no la causa de los problemas que describían, ni se

percataron claramente de que el virus que infectaba a Occidente

era un enemigo que ellos —y más que nadie Solzhenitzyn—

conocían perfectamente: El comunismo, tal como ya entonces lo

habían revelado fuentes dignas de crédito como los espías

soviéticos Yuri Alexandrovich Bezmenov y Oleg Gordievski, el

General rumano Ion Mihai Pacepa y el General de la Armada

checoeslovaca Jan Šejna, de quienes se habla en extenso en otro

momento.

Primeramente el comunismo soviético había minado la cultura

occidental con un discurso falaz, invocando que su ideología traería

la prosperidad a los más necesitados. Pero ante su fracaso, el éxito


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 337

de las economías de mercado, los deslumbrantes niveles de vida de

los trabajadores del mundo occidental, la implosión de la Unión

Soviética y la separación tanto de los países que integraban la

unión como los satélites, era claro que el comunismo soviético

había fracasado. Entonces como forma de asegurar su propia

supervivencia, el comunismo latinoamericano y el chino tomaron

la posta para reelaborar el discurso y estrategia, dejando de pintar

al comunismo como supuesto liberador de la pobreza, para pintarlo

ahora como fingido liberador de la injusticia.

No se trata de “conspiranoias” sino de constataciones. Basta

con leer los libros de los pensadores populistas, socialistas y

comunistas, las Actas de los Congresos del “Foro de São Paulo” o

las confesiones de ex espías prosoviéticos arrepentidos como los

citados Yuri Alexandrovich Bezmenov, Oleg Gordievski, Ion

Mihai Pacepa o Jan Šejna, de los que hablaré luego, para

percatarse de la real existencia de un ataque comunista a la

ideología de la Cristiandad. La “Declaración de México” de este

Foro de conspiradores dice que “Ante los enormes desafíos que

tenemos por delante no podemos pensar que el mejor camino para

los países de América Latina y el Caribe sea el de continuar cada

uno por su lado, atenidos a sus propios esfuerzos y desatendiendo

nuestras raíces comunes y las condiciones comunes que hoy viven

nuestros países frente al mundo desarrollado. La solución de fondo


DEFENDIENDO A THEMIS 338

a las dificultades y problemas se encuentra hoy en la

transformación profunda de nuestras sociedades y en la integración

política y económica de América Latina y del Caribe que ha sido

durante siglos incentivo en las luchas libertarias y constituye ahora

idea motora para impulsar nuestra cabal emancipación frente al

proceso de reestructuración del capitalismo a nivel mundial para

poder contribuir a forjar un nuevo orden internacional que respete

nuestros valores nacionales y satisfaga las necesidades de nuestros

pueblos”. En síntesis: unir a la izquierda para conspirar. No es ver

fantasmas, sino leer lo que ellos dicen.

El comunismo usó como ariete al comunismo, al socialismo, y al

gastarse estos, ahora usa el populismo y cien banderas más. El

comunismo que fusilaba homosexuales incendia iglesias en nombre

de los homosexuales; el comunismo que contaminara medio

planeta en Chernobyl y que hasta el día de hoy es a través de China

el máximo agente mundial de polución, sabotea fábricas en nombre

de la ecología; el comunismo que proclamaba que “la Religión es el

opio de los Pueblos” se calza sotanas y se vuelve de golpe católico y

tercermundista; el comunismo que eliminó etnias enteras se vuelve

étnico.

Esto es la “Nueva Izquierda”, el “comunismo del siglo XXI”,

uno de los grandes pilares del Nuevo Orden Mundial. Diría Jorge

Luis Borges refiriéndose al amor, en palabras perfectamente


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 339

aplicables a la perniciosa seducción del comunismo, “Crecen los

muros de su cárcel, como en un sueño atroz/ La hermosa máscara

ha cambiado, pero como siempre es la única”. Y la mano que mece

la cuna es siempre la misma.

Detrás de cada movimiento contra Occidente se avizora el

comunismo. Es el digno heredero del totalitarismo de todos los

tiempos, y en particular del nacido como supuesto ataque contra el

totalitarismo, la Revolución Francesa. Ideología que rechaza ser

considerada ideología, retrasa espantosamente el crecimiento

material de los países, inhibe las mejores tentativas de las

sociedades por establecer un mundo mejor, y sume a personas,

sociedades y países enteros en la miseria luego d estatal” de los

mismos, que en la práctica resulta en que exista de haberles

desconocido sus derechos. Su aspiración básica es la desaparición

de la propiedad privada de los medios de producción, y la

instauración de una supuesta “propiedad personal” de una

jerarquía política autodesignada —perfectamente descripta en el

libro “La Nomenklatura. Los privilegiados en la U.R.S.S”. de

Michael Voslenskii— que toma a su cargo la explotación de esas

propiedades ganando fortunas mientras los pueblos son sumidos en

la miseria.

Se verán seguidamente algunas de las variadas y sutiles vías que

utilizó la poderosa KGB, siguiendo enseñanzas de Engels, Lenin,


DEFENDIENDO A THEMIS 340

Gramsci y la Escuela de Franckfurt, intentando destruir la

Civilización que tanto admira como envidia, la Cristiandad, tarea

ahora proseguida eficazmente por el Partido Comunista Chino. Su

accionar recuerda a la poderosa Compañía del cuento de Jorge Luis

Borges en “La Lotería de Babilonia”, por la sutileza de las jugadas

a las que me referiré:

“… A veces un solo hecho -el tabernario asesinato de C, la

apoteosis misteriosa de B- era la solución genial de treinta o

cuarenta sorteos. Combinar las jugadas era difícil; pero hay que

recordar que los individuos de la Compañía eran (y son)

todopoderosos y astutos. En muchos casos, el conocimiento de que

ciertas felicidades eran simple fábrica del azar, hubiera aminorado

su virtud; para eludir ese inconveniente, los agentes de la

Compañía usaban de las sugestiones y de la magia. Sus pasos, sus

manejos, eran secretos. Para indagar las íntimas esperanzas y los

íntimos terrores de cada cual, disponían de astrólogos y de espías”.

A más de los casos puntuales que se relatará, me remito al

reciente libro “Esto no es propaganda. Aventuras en la guerra

contra la realidad” de Peter Pomerantsev, ruso que hoy vive en

Londres, y que demuestra que no se está hablando solamente de

historia. Él entrevista a Nigel Oakes (inspirador de Cambridge

Analytica, la agencia de publicidad política más conocida del

Planeta), y éste relata haber estado en un centro de investigación


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 341

de la KGB, en donde encontró que hacían pruebas de control en

pueblos enteros para comprobar hipótesis sobre persuasión: “La

población no siente siquiera que se está actuando sobre ella. Así

que el Estado no activa sus mecanismos de autodefensa”, explica.

La hidra comunista tuvo y tiene muchas cabezas: La Escuela de

Frankfurt, El Foro de São Paulo, el Grupo de Puebla, el Partido

Comunista chino, el Partido Comunista cubano con Castro a la

cabeza, la “Sluzba Bezpieczenstewa· (SB), Servicio Secreto polaco,

la Stasi, jovial apócope del “Ministerium für Staatssicherheit”,

Servicio Secreto de la extinta Alemania Oriental, el Servicio

Secreto búlgaro y por supuesto, el poderosísimo “Komitet

Gosudarstvenoi Bezopasnoti” o KGB. Pero todas las cabezas están

sincronizadas y responden a un único designio. Los diversos

“Asedios” descriptos páginas atrás, están todos coordinados.

Veamos a la hidra en acción y se entenderá mejor el porqué de la

analogía que efectúo de este “Comité de Seguridad” y la Compañía

del cuento de Borges, destacando que lo dicho, no es otra cosa que

lo que expusieron una y mil veces sus ex miembros. Pero para

entenderlo, antes hablaré del fracaso del comunismo, ya que el

ataque a la Cristiandad no es el ataque de una fiera hambrienta

que busca destruir y comer, sino más bien el de un parásito que

busca apoderarse de su víctima para ir comiéndola poco a poco sin

matarla jamás del todo, sabiendo mejor que nadie que no puede


DEFENDIENDO A THEMIS 342

subsistir sin su anfitrión.

67.- La violencia, característica inherente al comunismo

El comunismo es necesariamente violento. Es fácil deducirlo.

Salvo que la gente quisiera voluntariamente desprenderse de lo

propio en beneficio de la comunidad —en cuyo caso el fenómeno se

produciría naturalmente sin necesidad de imponer la redistribución

por vías políticas— la única forma de sacarle algo a alguien sin su

consentimiento es mediante la violencia. Y a su vez, la gente

común —esto es, la que no integra la Nomenklatura— pierde en el

comunismo la esperanza de mejorar su fortuna mediante su mayor

dedicación. Gane lo que gane, no irá para él mismo.

Pues bien, existen dos vías alternativas de obtener que alguien

actúe: O el incentivo de obtener un beneficio, o el temor de recibir

un castigo. Y si por definición en el comunismo se suprime el

incentivo de obtener beneficios, la única forma de obtener que la

gente actúe conforme a los designios estatales es recurriendo a la

amenaza de castigos. Es una conclusión lógica y casi matemática

de las premisas que utiliza este sistema.

El socialismo no es muy diferente, sino simplemente otro

nombre, una vía alternativa y más democrática, para llegar a la

misma aspiración comunista de que los medios de producción sean

centralizados por unos pocos burócratas llenos de dinero mientras

se llenan la boca de palabras bonitas como “solidaridad”,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 343

“comunidad”, “combate contra la pobreza”, que rechazan en los

hechos. Y el populismo es siempre socialista. Hablar de populismo,

de socialismo y de comunismo, es solamente una cuestión de grados

de comunismo. O lo propio depende de cada uno, o las autoridades

son libres de otorgarlo a cualquier otra persona conforme a sus

designios, en donde por cierto, los principales beneficiarios serán

ellos mismos.

En Argentina tenemos un dicho: “Dime de lo que te alabas, y te

diré de lo que careces”. Son tan inimaginables las fortunas que se

puede crear con este declamado comunismo, que muchas personas

son capaces de enviar a la muerte a millones de sus semejantes con

tal de instaurarla o mantenerla. En “El libro negro del

comunismo”, de Stéphane Courtois, Nicolas Werth, Jean-Louis

Panné, Andrzej Paczkowski, Karen Bartosek y Jean-Louis

Margolin, se dan las siguientes cifras estimativas de asesinados por

este sistema: sesenta millones en la República Popular China,

veinte millones en la Unión Soviética, dos millones en Corea del

Norte, dos millones en Camboya, cien mil en los regímenes

comunistas de Europa oriental, cien mil en Latinoamérica, treinta

mil en África, cien mil en España en la zona republicana durante la

Guerra Civil Española. Un total de Ciento dos millones trescientos

treinta mil muertos. Unos cuantos millones más son calculados por

Jean-François Revel en “La Gran Mascarada”. Igualmente por


DEFENDIENDO A THEMIS 344

Jon Halliday y Jung Chang en “Mao: la historia desconocida”, y

por Alexander Yakovlev en “Un siglo de violencia en la Rusia

Soviética”.

Este sistema es la reedición ampliada de las peores tiranías de la

antigüedad. Pese a que en todo momento se autoproclaman

“democracias”, los hechos demuestran que no es así. Para poner

unos pocos ejemplos, Corea tiene una dinastía de padre, hijo y

nieto (Kim Il Sung, Kim Jong Il y Kim Jong Uno) gobernando

desde hace más de setenta años, y Cuba estuvo regida por dos

hermanos (Fidel y Raúl Castro) durante unos sesenta y cinco años,

con mandato ininterrumpido del primero por cincuenta y dos años.

En toda su historia desde su creación hasta su caída, la Unión

Soviética tuvo menos de diez Presidentes (Vladímir Lenin, Iósif

Stalin, Nikita Krushchev, Leonid Brézhnev, Yuri Andrópov, K.

Chernenko, Mijaíl Gorbachov y Vladimir Ivashko) En Mongolia

rigió un único gobernante (Yumjaagiyn Tsedenbal) durante casi

medio siglo, al igual que en Libia (Mouammar el Kadhafi) y en

Zimbawe (Robert Mugabe). Mientras tanto, la miseria para todos

y la tortura sistemática a los opositores.

Leyendo libros tales como “Archipiélago Gulag” o “Un día en la

vida de Iván Denisovich” de Alexander Solzhenitzyn, “El

fenómeno socialista” de Igor Shafarevich, “Prisionero en Cuba” de

Javier Algarra, o “Balzac y la costurera china” de Sijie Dai —debo


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 345

esta recomendación a Alberto Benegas Lynch (h)— uno fácilmente

entiende cómo el manejo de todo el aparato estatal por parte de

unos pocos torna un infierno la vida de los opositores, como ocurrió

en Rusia, Cuba y China.

Para llegar, pulsan las teclas más oscuras del alma humana: La

envidia, la ambición, el resentimiento. Dice Peter Sloterdijk en

“Ira y tiempo”, que la izquierda es la “organización política de la

ira”, una suerte de “banco de ira”: “La gente depositaba allí sus

frustraciones y, como en un banco, otros gestionaban ese capital

para devolverle los intereses en forma de autoestima para ellos y

desprecio para sus enemigos”.

Las premisas del comunismo son falsas, sus medios viles, sus

consecuencias demostrablemente fatales, sus promesas son

engañosas y sus verdaderas intenciones son instaurar el caos para

llegar al poder, explotar los recursos de los países en beneficio de

unos pocos una vez conseguido, y someter a toda la población a

regímenes totalitarios y liberticidas. Es un sistema que nada tiene

de deseable, pero que tiene una gran habilidad de metamorfosearse

continuamente para engañar a las siempre renovadas generaciones

de ingenuos que no entienden que ése es siempre el verdadero y

gran enemigo, use el disfraz que use.

Un ex espía soviético, Yuri Alexandrovich Bezmenov, infiltrado

en Occidente durante la Guerra Fría con el alias de Tomas David


DEFENDIENDO A THEMIS 346

Schuman, quien luego de ser informante del KGB desertó a Canadá,

concedió en 1.984 —año simbólico si los hay— una entrevista a G.

Edward Griffin, luego titulada “Subversión soviética de la prensa

mundial libre”. En la entrevista, Bezmenov explicó los métodos

utilizados por el KGB para la subversión gradual del sistema

político de Estados Unidos, aclarando que el énfasis principal del

KGB no estaba en el área de inteligencia sino en un proceso lento

de subversión ideológica, medidas activas o guerra psicológica. Con

el seudónimo de Tomas D. Schuman, Bezmenov escribió un libro

“Carta de amor a América”. Otros libros de Bezmenov son:

“Ninguna noticia de Novosti es una Buena noticia”, “Policía

mundial del pensamiento”, y “Lo negro es hermoso, el comunismo

no lo es”.

En sus publicaciones denunciaba que la política del KGB

incluía cuatro fases: Desmoralización (entre quince y veinte años),

Desestabilización (de dos a cinco años), Crisis (dos a seis meses) y

Normalización (“indefinida”). Dentro de la etapa de

“desmoralización”, conforme a este autor, figuraba introducir una

duda sistemática en los valores de Occidente, es decir, la

destrucción de: creencias religiosas, institución familiar, sistemas

educativos, políticos y económicos, autoridades, paz social, etc.

Eso, utilizando a los naturales del país, ideologizando la educación

y los medios de comunicación, tomando para sí banderas de


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 347

aparente lucha por grupos marginados, como los homosexuales, las

mujeres, los niños; despreciando la excelencia y exaltando lo

mediocre, arropándose en los derechos humanos y colocando en

instituciones de prestigio e influencia a sus quintacolumnistas, que

luego propiciarían la neutralización e, incluso, la destrucción de

esas instituciones.

Así, continúa el ex espía, sucumbieron universidades

prestigiosas, convirtiéndose en promotoras del marxismo,

subvirtiendo las libertades desde adentro. Igualmente la industria

del entretenimiento, las películas de Hollywood y programas de

televisión. Se mostró como usual a empresarios depravados, crueles,

injustos, abyectos, en contraposición con trabajadores santísimos,

incitando con estereotipos al odio de clases, y se consagró a

personajes nada ejemplares, como héroes sólo por ser

homosexuales o pertenecer a una minoría.

Bezmenov atestigua cómo también varios sacerdotes y

predicadores pusieron al servicio del marxismo sus iglesias,

dañando no solamente sus instituciones, sino la moral de la

población. Esta descripción en primera persona y hecha mucho

antes de que los acontecimientos lo demostraran, aclara así para

quienes creen que se trata de visiones conspiranoicas, que la

principal víctima de los deseos de poder del comunismo es la

religión, básicamente el cristianismo, y por su mayor difusión y


DEFENDIENDO A THEMIS 348

quizá facilidad de captación, especialmente el catolicismo. Tal

como dice Henry Hazlitt en su obra “Fundamentos de la moral”,

“El marxismo no solo es beligerantemente ateo, sino que busca

destruir la religión porque cree que la misma es el “opio de los

pueblos”: es decir, porque apoya una moral “burguesa” que

desaprueba el engaño, la mentira, la traición, la ilegalidad, la

confiscación, la violencia, la guerra civil y el asesinato sistemático,

que el comunismo considera necesarios para derrocar o destruir al

capitalismo”. Hoy somos víctimas de esas tácticas.

Y hablando del opio, adelanto que tampoco la proliferación de

drogas en el mundo occidental es ajena al ataque comunista contra

la Cristiandad. Al menos, eso es lo que sostiene Ray Cline, ex

director de la CIA, en un libro denominado “Cocaína roja: la

drogadicción de Estados Unidos”. Ya hablaremos de eso.

68.- El comunismo y su primitivo brazo armado, el KGB

Perfilados en breves trazos los rasgos esenciales de la

Cristiandad, veremos ahora cuál es la causa de su ataque y cómo se

lleva a cabo, que es lo mismo que descubrir a su principal enemigo.

La tesis básica de este ensayo, como lo habrán adivinado, es que el

principal enemigo de la Cristiandad y en general de la Humanidad,

es el comunismo marxista-leninista, hijo ilegítimo no reconocido

del Iluminismo de antaño que adora el liberalismo iluminista

franco prusiano.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 349

Su principal ejecutor fue en la época de la Unión de Repúblicas

Socialistas Soviéticas el ya mencionado Komitet Gosudarstvennoy

Bezopasnosti, traducido como Comité de Seguridad del Estado y

más conocido como el KGB, en estrecha colaboración con la

ominosa Cuba de los Castro y el “Che Guevara”, promotora de

guerrillas en África y Latinoamérica, y de China, que alentaba en

sus guerras a Corea del Norte y a Vietnam, y en sus ensayos

comunistas a Laos y a Camboya. Pero no menos virulenta aunque

menos conocida, fue su tarea de minado de la Cristiandad.

Si bien actualmente el gran ataque a la Cristiandad proviene de

China y en menor medida de Cuba, durante medio siglo el principal

brazo armado del comunismo fue el KGB, así que puesto que a lo

largo de este libro será citado con cierta asiduidad, debo mencionar

algo acerca de él para que no se crea que cuanto se dice es

supuestamente fruto de una imaginación febril y conspiranoica,

viendo fantasmas donde nada hay ¿Cómo era en realidad esa tan

mencionada como desconocida KGB?

Dice Ben MacIntyre en su libro “Espía y Traidor”, biografía del

espía Oleg Gordievski —dicho sea de paso, el hombre que evitó la

Tercera Guerra Mundial— que “El Komitet Gosudarstvennoy

Bezopasnosti, fue la agencia de espionaje comunista más compleja

y extensa jamás creada. Como sucesora directa de la red de espías

de Stalin, combinaba la obtención de información privilegiada en


DEFENDIENDO A THEMIS 350

su territorio y fuera de él con la aplicación de la seguridad interna,

amén de ejercer de policía estatal. El KGB, opresivo, misterioso y

omnipresente, permeaba y controlaba todos los aspectos de la vida

soviética. Erradicaba el disentimiento interno, custodiaba a los

líderes comunistas, diseñaba operaciones de espionaje y

contraespionaje contra potencias enemigas e intimidaba al pueblo

de la URSS para que mostrara una obediencia abyecta. Reclutaba

a miembros por todo el mundo y desperdigaba a espías que

obtenían, compraban y robaban secretos militares, políticos y

científicos en cualquier lugar. En el cénit de su poder, con más de

un millón de agentes e informantes, el KGB moldeó más a la

sociedad soviética que ninguna otra institución”.

“En Occidente, sus iniciales eran sinónimo de terror interno y

agresión y subversión externas, una referencia a la crueldad de un

régimen totalitario dominado por una mafia oficial sin rostro. Pero

el KGB no era visto así por quienes vivían bajo sus rígidos

dictámenes. Inspiraba miedo y obediencia, sí, pero también era

admirado como guardia pretoriana, como un bastión contra la

agresividad imperialista y capitalista de Occidente y como

guardián del comunismo. La pertenencia a esa fuerza privilegiada

y de élite era motivo de admiración y orgullo. Quienes se

incorporaban a ella lo hacían de por vida. “El concepto de

ex-agente del KGB no existe”, dijo en una ocasión Vladimir Putin,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 351

que también había militado en sus filas. Era un club exclusivo, y

abandonarlo era imposible. Entrar en el KGB era un honor y un

deber para quienes poseían talento y ambición suficientes”.

Antes, y sobre todo después de la caída de la Cortina de Hierro,

proliferaron los libros que explicaban la magnitud de su asedio a la

Cristiandad orquestado por el KGB. Por ejemplo, “KGB y la

desinformación soviética. Panorámica desde el interior” de

Ladislav Bittman; “Subversión soviética de la prensa mundial

libre”, “Carta de amor a América”, “Ninguna noticia de Novosti

(agencia de noticias soviética) es una Buena noticia”, “Policía

mundial del pensamiento”, y “Lo negro es hermoso, el comunismo

no lo es”, de Yuri Alexandrovich Bezmenov; “El Final y el

Principio”, biografía de Juan Pablo II de George Weigel, o “KGB:

Leales Camaradas, Asesinos Implacables” de Slava Katamidze.

Todos los comentarios de desertores del bloque soviético eran

coincidentes en la diversidad de las vías de ataque del KGB

ideológico a la Cristiandad, a veces hasta en detalles mínimos como

la concepción supuestamente “maximalista” de la Virgen María en

el Concilio Vaticano II.

Hasta es demostrable por los dichos de los propios agentes que

huyeron de la URSS, que la decadencia que menciona

Hans-Hermann Hoppe a quien transcribí anteriormente, no es

consecuencia de políticas socialistas, sino su causa intencional, ya


DEFENDIENDO A THEMIS 352

que fueron originariamente digitadas por el KGB, y luego seguidos

por sus herederos comunistas, principalmente de Cuba y China,

para el establecimiento de una nueva versión del totalitarismo

estatal, esta vez en la forma de un Nuevo Orden Mundial, según se

expone en el punto respectivo.

69.- El multiculturalismo mal entendido, estrategia de atraso

Una civilización que se precie de ser tal y no un infierno terrenal

debe simplemente poner una serie de límites, y después recurrir a la

fantástica filosofía de “dejar hacer, dejar pasar”, sin pretender

imponer ninguna aspiración sobre diferentes formas de ser. Si

alguien cree en Dios, en Yahvé, en Alá, en Manitú o en la

Pachamama, no puede ser tema de debate —en pro o en contra—

por supuestos esclarecidos guardianes de la Verdad con mayúsculas.

Ya hablé de la “moral de deber” y la “moral de aspiración”,

conceptos de Lon Fuller necesarios para entender que ésa es la

verdadera “Sociedad Abierta” de Karl Popper, término luego

captado por los enemigos de Occidente, que para más claridad

llamo “moral de límites” y “moral de objetivos”.

El mal llamado “multiculturalismo” moderno es lo opuesto a lo

que dice ser. Es un atentado contra la verdadera civilización

multicultural que se ha ido formando a lo largo de los siglos,

pretendiendo excluir los aportes foráneos, y la negación de la

importancia del acervo cultural de todos los tiempos


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 353

pacientemente incorporado mediante la selección de todo lo bueno

producido por toda la humanidad en todas sus épocas, en beneficio

de unas pocas tradiciones locales en ocaso, usualmente de pueblos

semi salvajes que miran con desconfianza provinciana el avance de

la humanidad y que luego de haber preferido mantenerse durante

siglos a la vera del camino ahora reclaman violentamente por el

mantenimiento de acervos culturales que antes no supieron

integrar, acrecentar ni modernizar.

Y lo hacen mientras a escondidas disfrutan de todos los

productos de la modernidad occidental que atacan. La

demonización de la mal llamada “cultura occidental” es la

reiteración a nivel internacional de las falacias de Marx de que los

ricos lo son por explotar a los pobres, y sus valores, la

“superestructura ideológica de dominación” a que recurren.

Traspolando, se dice que algunos países son ricos porque

“explotan” a los otros, como postula Eduardo Galeano en “La

venas abiertas de América Latina” Así, a nivel mundial, se

pretende que la fantástica cultura occidental es simplemente la

“superestructura ideológica” de dominación de los países ricos a los

pobres.

Pero en realidad, al margen de imposiciones religiosas, es

demostrable que la estructura de la familia exogénica,

monogámica y biparental ha resultado ser durante siglos la más


DEFENDIENDO A THEMIS 354

eficiente. Dentro de ella se suele practicar una suerte de

“socialismo” amoroso y voluntario en donde el padre, o ambos

padres, son quienes ganan dinero y lo reparten generosamente

hacia adentro, y con mayores reservas hacia afuera.

La familia, más que la persona individual, marca la frontera

entre lo propio y lo ajeno, y otorga un sentido al crecimiento, el

ahorro y la prosperidad. El incentivo para prosperar del lobo

solitario decae cuando ha satisfecho sus necesidades básicas. El

ideal del jefe de familia, en cambio, es obtener prosperidad no

solamente para sí sino también para sus aún no nacidos

tataranietos.

70.- Toda revolución actual es sospechosa de marxismo

En general, como destaca Bertrand de Jouvenel en su obra

“Sobre el poder- Historia natural de su crecimiento”, refiriéndose a

las revoluciones, “Mientras ésta (la Monarquía, o en general

cualquier sistema amenazado) se derrumba, se percibe a su

alrededor el estruendo que produce la caída de las autoridades

sociales. Sólo escombros encuentra a su paso la ola que trae en su

cresta a los hombres nuevos. Es una locura pretender que éstos

ofrezcan un programa. Son velas que hincha el viento de la época,

conchas en las que ruge su tempestad.

Pero el mar de la sociedad vuelve de nuevo a la calma. ¡Qué

oportunidad se les ofrece a quienes se instalan entonces en lo que


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 355

queda de la Ciudad del Mando! La refuerzan con los fragmentos

que encuentran entre las ruinas de los poderes sociales, extienden

su Poder sin que encuentren la menor resistencia. ¿Cómo no

presentir el fin predeterminado y providencial de todo el

cataclismo, que no es otro que la liquidación de un Poder débil y el

surgimiento de un Poder fuerte?”. De la violencia usualmente nace

un poder igual o peor que el saliente. A la caída del Zar Nicolás II

sobrevino la Unión Soviética, y a Fulgencio Batista, Fidel Castro.

Y un motivo más para recelar de los cambios es la declarada

intención del marxismo de infiltrarse en cualquier reclamo contra

el régimen social y político imperante. Oigamos a Marx y Engels y

su pérfido “Manifiesto Comunista”: “Resumiendo: los comunistas

apoyan en todas partes, como se ve, cuantos movimientos

revolucionarios se planteen contra el régimen social y político

imperante. En todos estos movimientos se ponen de relieve el

régimen de la propiedad, cualquiera que sea la forma más o menos

progresiva que revista, como la cuestión fundamental que se

ventila.

Finalmente, los comunistas laboran por llegar a la unión y la

inteligencia de los partidos democráticos de todos los países.

Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas

e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo

pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social


DEFENDIENDO A THEMIS 356

existente. Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes, ante la

perspectiva de una revolución comunista. Los proletarios, con ella,

no tienen nada que perder, como no sea sus cadenas. Tienen, en

cambio, un mundo entero que ganar. ¡Proletarios de todos los

Países, uníos!”.

Es fácil colegir que si los comunistas enseñan que quieren

adherirse a cualquier reclamo en contra del régimen social y

político imperante, también son firmes candidatos a efectuar

reclamos de cualquier índole contra ese régimen, precisamente para

poder adherirse a ellos posteriormente, y pintarlos como propios,

tal como se verá que hace el comunismo del Siglo XXI. Y como

desgraciadamente muchas veces los reclamos en los que se infiltran

son justos, consiguen siempre para su causa a gente de buen

corazón que de buena fe está convencido que al ser marxista está

realmente luchando por el mejoramiento de las condiciones de vida

de la humanidad.

Eso sirve para entender por qué en las manifestaciones de

homosexuales, de feministas, de ecologistas, de separatistas vascos

e irlandeses, de anticolonialistas en Tanzania, Angola, Mali,

Etiopía, Ghana, Mozambique, Egipto, Senegal, Guinea, Congo y

muchos más, y hasta en las justas reivindicaciones a las que asisto

continuamente en contra de la inseguridad, la violencia policial y el

“gatillo fácil” de los sicarios populistas que asesinaron a mi hijo,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 357

siempre puedo ver aparecer para mi desazón, carteles del Partido

Comunista, consignas socialistas y pancartas con el rostro del

“Che” Guevara.

71.- Pérdida de sentido de la vida y marxismo

Aparte de avivar las revoluciones y sacar a relucir lo peor del

alma humana, otra de las estrategias del marxismo es acentuar en

los seres humanos un cierto complejo de inferioridad. De que no

son nada de por sí, y solamente pasan a ser alguien cuando son

reseccionados de sus familias y comunidades intermedias, para

integrarse como anónimos miembros de una comunidad amorfa sin

vínculos horizontales entre sí, sino solamente verticales con el

Estado. La disolución de la familia heterosexual y biparental, y

muchos de los fenómenos actuales, son simplemente derivaciones

de las elucubraciones originales de Marx y Engels para formar

hordas irracionales (ése es el término utilizado por él), obviamente

para destruir el sistema que ellos llamaban “Capitalista”. También

el ateísmo, el abortismo y el gerontocidio disfrazado de

“eutanasia” son parte de esa táctica, según se detallará más abajo.

Dice Engels en su libro “El origen de la familia, la propiedad y el

Estado”, que “Allí donde está íntimamente unida la familia no

vemos formarse hordas, salvo raras excepciones. Por el contrario,

las hordas se constituyen casi de un modo natural donde reinan la

promiscuidad o la poligamia… Para que se produzca la horda se


DEFENDIENDO A THEMIS 358

precisa que los lazos familiares se hayan relajado y que el individuo

haya recobrado su libertad. Por eso tan rara vez observamos entre

las aves bandadas organizadas… En cambio, entre los mamíferos

es donde encontramos sociedades más o menos organizadas

precisamente porque en este caso el individuo no es absorbido por

la familia… Así, pues, la conciencia colectiva de la horda no puede

tener en su origen enemigo mayor que la conciencia colectiva de la

familia”.

Luego se refiere a Atenas “Tal fue el origen de la monogamia,

según hemos podido seguirla en el pueblo más culto y más

desarrollado de la antigüedad. De ninguna manera fue fruto del

amor sexual individual, con el que no tenía nada en común, siendo

el cálculo, ahora como antes, el móvil de los matrimonios. Fue la

primera forma de familia que no se basaba en condiciones

naturales, sino económicas, y concretamente en el triunfo de la

propiedad privada sobre la propiedad común primitiva, originada

espontáneamente. Preponderancia del hombre en la familia y

procreación de hijos que sólo pudieran ser de él y destinados a

heredarle”... “En un viejo manuscrito inédito, redactado en 1.846

por Marx y por mí, encuentro esta frase: “La primera división del

trabajo es la que se hizo entre el hombre y la mujer para la

procreación de hijos”. Y hoy puedo añadir: el primer antagonismo

de clases que apareció en la historia coincide con el desarrollo del


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 359

antagonismo entre el hombre y la mujer en la monogamia; y la

primera opresión de clases, con la del sexo femenino por el

masculino”.

No otra cosa surge del Manifiesto Comunista, cuya tercera

propuesta final es la eliminación de la herencia, finalidad última de

todo incentivo familiar: “¡Querer abolir la familia! Hasta los más

radicales se indignan de este infame designio de los comunistas.

¿Sobre qué base descansa la familia burguesa en nuestra época?

Sobre el capital, el provecho individual. En su plenitud, la familia

no existe sino para la burguesía, que encuentra su complemento en

la supresión forzosa de toda familia para el proletario y en la

prostitución pública… ¿Nos reprocháis el querer abolir la

explotación de los niños por sus familias? Confesamos este crimen.

Pero nosotros quebrantamos, decís, los lazos más sagrados,

sustituyendo la educación de la familia por la educación de la

sociedad”.

Y sobre la sexualidad, dice: “De la burguesía entera se eleva un

clamor: ¡Vosotros, comunistas, queréis establecer la comunidad de

las mujeres! Para el burgués su mujer no es otra cosa que un

instrumento de producción. Oye decir que los instrumentos de

producción deben ser puestos en común, y deduce naturalmente

que hasta las mujeres pertenecerán a la comunidad. No sospecha

que se trata precisamente de asignar a la mujer un papel distinto


DEFENDIENDO A THEMIS 360

del de simple instrumento de producción”.

Sobre las identidades nacionales, expresa: “Además, se acusa a

los comunistas de querer abolir la patria, la nacionalidad, Los

obreros no tienen patria. No se les puede arrebatar lo que no poseen.

Como el proletariado de cada país debe en primer lugar conquistar

el Poder político, erigirse en clase nacionalmente directora,

constituirse como nación, es todavía nacional, aunque de ninguna

manera en el sentido burgués”.

Bien dice el gran Thomas Sowell, autor que es a la vez liberal

clásico, afroamericano y ateo, criticando las tentativas de prohibir

la Navidad cristiana como parte de una campaña contra la

Cristiandad en busca de reivindicaciones raciales que nadie había

pedido, que “Estos no son puntos débiles aislados de los que nos

podamos reír. A largo plazo, ninguna sociedad puede sobrevivir si

no cuenta con la lealtad de su gente. El minar ese sentido de valor

de una sociedad mina esa lealtad y sin lealtad, no hay defensa”.

Elena Valero Narváez, una brillante historiadora, periodista y

ensayista argentina que me honra con su cálida amistad, reflexiona

en su libro “El crepúsculo argentino” sobre el totalitarismo, la

familia y la religión diciendo que “La revolución rusa (1.917)

ordenó, con Lenin en el poder, el primer modelo totalitario. Impuso

la doctrina marxista que se convirtió en una religión secular. Ella

fue la justificadora del terror y de las medidas para consolidar la


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 361

dictadura de los intelectuales revolucionarios (no de los obreros)

que intentaron ganar el favor de la clase obrera. El resultado fue

una tragedia…

Mussolini, como Hitler después, neutralizó el peligro comunista

y aprovechó los sentimientos nacionalistas que estaban a flor de

piel, aún después de la finalización de la guerra, para instalar un

régimen autoritario. La fórmula del fascismo fue: Socialismo más

nacionalismo… Los métodos diseñados por Lenin y puestos en

práctica tanto por Trotsky como por Stalin, fueron los que copiará

Hitler y aplicarán más blandamente Mussolini y Perón. Estos dos

sistemas políticos pertenecieron a los que se denominan gobiernos

dictatoriales porque allí existieron fuerzas sociales que no le

permitieron avanzar y cubrir casi toda la sociedad civil como, en

cambio, sucedió en la URSS, en la Alemania de Hitler, en Cuba con

Castro, o en Vietnam del Norte o Corea del Norte, en la actualidad.

En todos, la familia y la religión fueron los únicos refugios seguros

para los perseguidos”.

Los comunistas se dieron cuenta desde un primer momento, con

Engels y Lenin, y eso fue machacado en el siglo XX por Gramsci,

Lukács y la Escuela de Frankfurt, que si alguien cree que no debe

nada a sus padres, ni a sus hijos, si no debe ni puede dejar nada a

sus hijos, si no puede ni debe dejar ni un recuerdo de su paso por

este planeta, si puede eliminar a sus ascendientes, si puede eliminar


DEFENDIENDO A THEMIS 362

a sus descendientes, si no tiene ninguna misión aquí en la Tierra, si

da lo mismo una pareja homosexual, si da lo mismo que cambie

muchas parejas, si no tiene sentido luchar por nada, si solamente

existen el aquí y el ahora, si no existe el deber, si no existe el amor,

si no existe trascendencia, si no hay nada después… ¿Para qué va

nadie a pelear por la subsistencia del sistema de vida Occidental y

Cristiano? Lo más práctico es unirse a la horda e intentar sacar

contingentes ventajas de ello. ¿Con un sistema de creencias

liberprogresistas el mundo Occidental podrá resistir una

generación? No. Aun sin ser invadida por ninguna potencia

comunista, caerá por propia gravitación en una generación, o dos

cuando mucho.

72.- La falaz negación del liberalismo conservador

La negación de la mera posibilidad de un liberalismo cristiano y

conservador, la Cristiandad, el verdadero motor del cual

precisamente surgió el mundo en que vivimos, es otra táctica

derivada de un formidable ejercicio de “neolengua”, la

manipulación del lenguaje para manipular el pensamiento.

En su libro “1.984”, George Orwell escribe un diálogo ficticio

entre Syme —posiblemente el nombre fue puesto en homenaje a su

homónimo de “El hombre que fue Jueves”, de Gilbert K.

Chesterton— y el protagonista Winston, sobre el cambio de

sentido de las palabras, que ya cité en otros libros. Syme se queja


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 363

de su función de traducir libros a “neolengua”, diciendo que era

una forma de evitar que la gente piense: “… — ¿No ves que la

finalidad de la neolengua es limitar el alcance del pensamiento,

estrechar el radio de acción de la mente? Al final, acabaremos

haciendo imposible todo crimen del pensamiento… Toda la

literatura del pasado habrá sido destruida. Chaucer, Shakespeare,

Milton, Byron… sólo existirán en versiones neolingüísticas, no sólo

transformados en algo muy diferente, sino convertidos en lo

contrario de lo que eran… En realidad, no habrá pensamiento en el

sentido en que ahora lo entendemos. La ortodoxia significa no

pensar, no necesitar el pensamiento. Nuestra ortodoxia es la

inconsciencia.

De pronto tuvo Winston la profunda convicción de que uno de

aquellos días vaporizarían a Syme. Es demasiado inteligente. Lo ve

todo con demasiada claridad y habla con demasiada sencillez. Al

Partido no le gusta esta gente. Cualquier día desaparecerá. Lo lleva

escrito en la cara”.

El ensayo randiano de Ghate/Marty que se refuta en el Apéndice,

y su generalizado elogio como supuesto manifiesto liberal,

demuestran el triunfo de la “neolengua” para establecer la

confusión ideológica y la incapacidad de diferenciar al aliado del

adversario. Nadie tiene una idea clara de si es liberal o antiliberal,

socialista o antisocialista, conservador o anticonservador,


DEFENDIENDO A THEMIS 364

progresista o antiprogresista. Basta leer “Qué es ser conservador”

de Michael Oakeshott, “Qué significa ser conservador” de Rusell

Kirk, “Conservadurismo” o “Cómo ser conservador” de Sir Roger

Scruton, “La revolución conservadora americana” de Guy Sorman,

“La República Conservadora” de Ezequiel Gallo, o “Qué son los

conservadores” y “Defensa de la Responsabilidad” de Emilio

Hardoy, para entender que en Argentina y en el mundo, la palabra

“conservador” es el término que define lo que en este ensayo

menciono como liberalismo clásico austro británico.

A tanto llega esta neolengua, que algunos autores de esa

tendencia como Friedrich Von Hayek rechazan ser catalogados

como conservadores, y otros conservadores como Michael

Oakeshott o Rusell Kirk rechazan ser catalogados como liberales.

Pero todos ellos son admiradores de la Cristiandad. Ese disenso

nominal es parte del caos terminológico que deriva de las diversas

acepciones de la palabra “liberal”. Hans-Herman Hoppe en su

“Democracia, el Dios que fracasó”, dice que “… los conservadores

actuales deben ser libertarios antiestatistas y, a la inversa,… los

libertarios deben ser conservadores”. El uso por Hoppe del término

“libertario” deriva de otra confusión lingüística que aclaro al

referirme a las confusiones idiomáticas.

Otro de esos términos neolingüísticos en boga es ser

“Progresista”. Éste es un término tan equívoco como el anterior.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 365

Así como los “Racionalistas” se arrogaron el monopolio de la

racionalidad, los socialistas se arrogan en una forma igualmente

arbitraria el monopolio del progresismo, a despecho de que los

países que realmente progresan son los que rechazan de plano el

socialismo, y de que ellos claramente buscan retrotraernos a

épocas superadas, monarquías hereditarias, mercantilismo con

“capitalismo” (en el peor sentido del término) de amigos, y en

definitiva establecer sistemas de producción destinados al fracaso

de la sociedad y el progreso de los líderes autoritarios. El término

también es usado por los liberales iluministas franco prusianos que

anteriormente definía como liberprogresistas, para referirse a sus

posturas sociales usualmente contrarias al sistema de valores

Occidental y Cristiano.

Poniendo un poco de orden, aclaro que el conservadurismo es

una filosofía de vida que sabe que todo verdadero avance deriva de

una acumulación, y se ve bendecido por el consenso general y no

por la visión de un iluminado. Por eso acoge al liberalismo

económico, pero aplicando a la materia social una visión similar a

la económica, entendiendo que la determinación de los precios por

la sumatoria de millones de pareceres individuales es parte de algo

más amplio, un orden espontáneo en materia no solamente

económico sino también social, donde la vida cotidiana termina

siendo la resultante de los valores inconscientemente utilizados por


DEFENDIENDO A THEMIS 366

cada individuo como presupuestos de su libre accionar.

Como con elegancia dice Mayo Von Höltz —seudónimo de un

gran ensayista argentino platense, desgraciadamente aún

inédito— “No se puede estar a favor del orden espontáneo y en

contra de la tradición, ya que la tradición es la parte del orden

espontáneo que —por imperfectible— trasciende al tiempo, es

decir, la tradición es la selección imperecedera de lo mejor que tiene

el orden espontáneo de cada época. Dicho de otra forma, ser liberal

y estar en contra del conservadurismo es una contradicción en

términos…” y más adelante reitera “La tradición es el orden

espontáneo que el tiempo —que es el mejor y quizá único

antologista— maceró en imperecedero elixir, posibilitando de esta

forma su perpetuación para beneficio de las generaciones

venideras”.

La tradición e idiosincrasia de un país están también, igual que

los precios, conformadas por los pareceres y valoraciones de

millones de personas. Todos los pensamientos, inclusive cada juicio

y aun prejuicio, deben ser por ende respetados como

manifestaciones de ese orden espontáneo nacido de la experiencia

milenaria. Así como intentar dirigir la economía lleva al fracaso

económico, intentar dirigir las valoraciones de una comunidad

lleva al fracaso político y social. Que es lo que pasa con muchos

liberales que olvidan que pese a su importancia, la libertad no es el


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 367

único valor que persigue la gente común. También les interesa la

Seguridad, la Trascendencia, la Tolerancia, el Altruismo, la

Bondad y muchos otros valores ajenos a lo meramente económico.

Los liberales clásicos no dudamos jamás en considerar a los

liberprogresistas como liberales con grandes aporías en su

formación filosófica, usualmente randiana, pero en cambio estos se

resisten a reconocer como liberales a los austro británicos, pese a

que estos son los clásicos que Friedrich Von Hayek denominaría

“Individualismo verdadero”, y los otros fieles exponentes de lo que

este autor denominaría “Individualismo falso”. Pero los segundos

en cambio decidieron rechazar su parentesco con los liberales

clásicos. Para ellos, los primeros no serían supuestamente

“liberales” sino “conservadores”, denominación que por cierto no

es dicha con la devoción y respeto que merecen nuestros Padres

Fundadores, sino con una insólita intención vilipendiosa y

desprestigiante.

Argentina también se plegó a una tremenda confusión

terminológica acerca de las diferentes corrientes de pensamiento

que coinciden en la libertad económica, el mercado libre y la

repulsa al agigantamiento del Estado por cuanto frente al embate

de un Partido que buscaba erradicar “de raíz” al sistema, desde

hace más de un siglo que los liberales clásicos se llaman a sí mismos

“conservadores”. En Argentina “libertarismo” significa muchas


DEFENDIENDO A THEMIS 368

veces liberprogresismo por oposición al liberalismo clásico al que se

llama conservadurismo. Existen por ende graves diferencias

terminológicas que impiden afianzar el pensamiento crítico. El

liberalismo es víctima de la Neolengua que denunciaba George

Orwell en su obra “1.984”.

En Estados Unidos y a grandes rasgos, el término “liberalismo”

fue usurpado por la izquierda, y por ende, para diferenciarse, desde

entonces los liberales se mencionan a sí mismos como “libertarios”,

englobando allí a liberales clásicos y liberprogresistas. Mientras

tanto, también allí, la propia Ayn Rand utilizó en forma

confusionista la palabra “capitalismo” como sinónimo de

liberalismo, y criticaba al libertarismo, que en su terminología

implicaba el anarco-capitalismo, básicamente de Rothbard, su

amigo/enemigo, y en general a los anarcocapitalistas que en su

visión “claman simultáneamente ser seguidores de mi filosofía y

abogados del anarquismo”. En su terminología, los

liberprogresistas y una parte de los liberales clásicos serían

capitalistas, y la parte más radicalizada de los liberales clásicos y

de los liberprogresistas, los anarcocapitalistas seguidores de

Rothbard, serían libertarios. No imaginaba seguramente Rand que

con el correr del tiempo muchos de sus seguidores fueran a la vez

randianos, rothbardianos y anarcocapitalistas. Y a su vez también

en Estados Unidos, Rothbard llamaba a ambos liberalismos como


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 369

libertarios, pero diferenciando “Paleolibertarios” de “Libertarios

modales”, siendo los primeros en su terminología los liberales

clásicos y los segundos los liberprogresistas.

Eso explica por qué los liberprogresistas argentinos y de muchos

otros lugares del mundo idolatran a Ayn Rand pese a que ella

hable en contra de los libertarios: Entienden que ella usaba el

término como ataque al anarcocapitalismo rothbardiano, pero

teniendo en consideración que a la vez atacaba el altruismo,

propiciaba el aborto, despreciaba los valores cristianos, etc., y en

general despreciaba las bases filosóficas en que se fundó el Mundo

Occidental, esto es, la Cristiandad, les resultó irresistiblemente

atractiva.

Por supuesto que los liberales clásicos somos liberales en

materia económica —más aún, prácticamente todos los

doctrinarios que sistematizaron la economía como ciencia social

eran liberales clásicos—, pero lo hacemos dentro de un marco de

coordinación de la Economía con el respeto a los demás que escasea

entre quienes desde el liberprogresismo se dicen liberales “puros”

sin entender que el verdadero liberalismo no busca imponer formas

de pensar, sino meramente dejar a cada cual vivir su vida en paz.

Por eso dentro de un marco de respeto se permite un gran margen

de disidencias y ajustes finos.

El liberalismo clásico no quiere zombies y la izquierda sí. Por


DEFENDIENDO A THEMIS 370

eso ni el nazismo, ni el fascismo, ni el peronismo, ni en general el

populismo, pueden ser realmente de derecha.

Veremos entonces en puntos siguientes cómo ha desarrollado el

comunismo su ataque a la Cristiandad con una efectividad tan

grande que ni ella misma se reconoce como tal, y ha tomado de sus

enemigos todas las banderas, al punto tal de que los pensadores de

esa Civilización usualmente la denominan como “occidental” en

lugar de reconocerse como los actuales descendientes de la

Cristiandad, y mirarse como “capitalistas” en lugar de

orgullosamente mencionarse como liberales.

Con ello, hoy ser cristiano y liberal es una —y la menos común

cuando van combinadas— de las tantas formas de ser occidentales,

en lugar de ser, como era históricamente, los dos rasgos típicos

distintivos de la Cristiandad.

Luego de describir cómo la Cristiandad ha sido atacada, cómo la

falta de coherencia interna en su defensa hizo que ni siquiera se

diera cuenta de los ataques que recibía, cómo ha sido minada toda

su prédica en favor de la vida, de la soci8edad y de la economía,

describiré cómo sin darse cuenta la Cristiandad, que ya ni recuerda

su antiguo nombre, está siendo llevada a desaparecer como

Civilización, para integrarse en un distópico Nuevo Orden Mundial

liderado por China comunista.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 371

IX.— EL ATAQUE A LA VIDA

73.- El ataque a la vida humana del aborto

Empezaré aclarando que el aborto es un homicidio aberrante.

La mera descripción de los métodos de aborto espanta. Consisten

usualmente en desmembrar a los bebés en gestación con una pinza,

envenenarlos quemándolos con sustancias tóxicas, aplastarles el

aún blando cráneo con una pinza, o hacerlos pasar por una suerte

de siniestra licuadora. Hasta existen métodos caseros

atravesándolos con agujas de tejer. Otras vías son haciendo una

cesárea y tirándolos a la basura aún vivos, hasta que sus

pulmoncitos aún no totalmente desarrollados terminen fallando y

mueran asfixiados. En una completa incongruencia, en países

supuestamente “civilizados” en donde se puede abortar bebés

dentro del vientre, pero no asesinarlos luego de salidos, se los hace

nacer hasta que solamente queda la cabeza adentro, y allí se los

degüella. Esta práctica salvaje demuestra la radical falacia de toda

la teoría de hacer depender el derecho inalienable a la vida, y la

supuesta potestad exclusiva de la madre sobre su vida, de los pocos

centímetros que faltan al bebé para terminar de salir de la matriz.

Usualmente los abortistas, y sobre todo los legisladores,

esconden su bajeza moral para evitar que la gente los repulse con

asco, y llaman I.V.E. —ni siquiera usan la frase completa de


DEFENDIENDO A THEMIS 372

“Interrupción voluntaria del embarazo”— a un obvio asesinato

incausado de seres humanos inocentes, sin posibilidad de defensa y

previa tortura. Por eso empezaré —sobre todo para las niñas

quinceañeras que pretenden quedar como mujeres sofisticadas

frente a noviecitos cargados de hormonas, deseos sexuales e

irresponsabilidad— aclarando algo que normalmente no es dicho

con la fuerza emotiva que realmente tiene: El aborto es el más

salvaje y cruel asesinato de seres humanos que conozca la

humanidad. Lo que los abortistas intentan disfrazar con

estadísticas amañadas y filosofía barata es su apoyo irrestricto a la

más sádica aberración homicida que pudiera imaginarse, que de ser

practicado no ya a un ser humano mayor, sino a cualquier gatito de

la calle, a la vista de otros, sería sin lugar a dudas considerada la

sádica crueldad de un loco, propia de una película de horror.

Dentro de esa política de invisibilización de la enorme magnitud

del crimen del que se está hablando, los abortistas recurren a otras

artimañas, como ser declararse ofendidos cuando en una discusión

son llamados “aborteros” “¡No soy abortera, soy abortista!”,

claman pretendiendo indignación por el término despectivo.

Alguna vez en una discusión le pregunté a una contendiente virtual

si al bebé abortado le cambiaría un ápice su destino el ser asesinado

por una abortista o una abortera, y no supo qué contestar. Otra

variante de la política de invisibilización del crimen que propician


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 373

los abortistas es cuestionar a que quienes nos oponemos, llamenos

“bebés” a los seres humanos en la primera etapa de su formación.

Ellos preferirían que los llamáramos “embriones” o “fetos” para

deshumanizarlos y cosificarlos. Pero es una trampa, ya que aceptar

nominarlos de una forma diferente a “bebés en gestación”, que es

lo que son, implicaría ya resignar la mitad de las banderas de la

lucha contra su asesinato.

Aclaremos: A los ya nacidos se nos llama sucesivamente bebés

lactantes, bebés gateadores, niñitos, niños, preadolecentes,

adolescentes, jóvenes, adultos jóvenes, adultos medios, adultos

mayores, ancianos, y cualquier otra denominación que se nos

ocurra, lo que rápidamente permite a los interlocutores visualizar

en cada caso nuestra probable forma de vida, intereses e inserción

en la sociedad conforme a la edad, pero nadie imagina —al menos

aún— que ese cambio de nombre implique cambiar a nadie su

estatus en algo tan esencial como es su derecho a la vida.

Si no existieran abortistas, y por ende se reconociera —valga la

redundancia— la humanidad de todos los seres humanos vivos,

desde su concepción hasta su muerte, no habría drama en ir

cambiando de nombre a los seres humanos en cada etapa de su vida,

incluyendo las de desarrollo prenatal. La vida es tan rica y tan

diversa que hasta puede ser interesante diferenciar a los seres

humanos por edades para entender qué tipo de vivencias


DEFENDIENDO A THEMIS 374

experimentan. Pero justamente los que nos oponemos al aborto

seguimos usando el nombre de “bebés en gestación” en las

discusiones con los abortistas porque es obvio que con la utilización

pseudo-científica de la palabra “embrión” o “feto” se pretende

deshumanizar a un bebé y considerar que supuestamente es otra

cosa diferente a nosotros mismos ya que similar palabra se utiliza

para otras crías de mamíferos en etapa de gestación. La pregunta

entonces no es cuando se va a dejar de llamar bebés a los

“embriones” o a los “fetos” sino la opuesta: Cuándo los abortistas

van a dejar de despersonalizar a los bebés en su etapa gestacional.

Dentro del despliegue neolingüístico que usó el abortismo en

Argentina para obtener su legalización, descolla el planteo de la

discusión en todos los medios masivos de difusión, usinas de

neolengua abortista, como si fuera un debate entre quienes estaban

“a favor del aborto legal”, y quienes estaban “en contra del aborto

legal”. Con su aparente inocencia gramatical estaban en realidad

sugiriendo que el aborto de por sí era legal, y de que quieres nos

oponíamos éramos opuestos a la legalidad.

La realidad era totalmente al revés. El aborto era ilegal y sigue

siendo ilícito porque implica matar a un ser humano inocente, y

nos oponíamos a la legalización del aborto porque nos oponíamos a

cualquier homicidio, tuviera la víctima la edad que tuviera.

Imaginemos una noticia que ante un proyecto de ley que


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 375

autorizara a matar judíos, indios, negros y amarillos, un periódico

dijera que quienes marcharan contra ella fueran quienes “se

oponen al homicidio legal”. A veces hasta los propios

antiabortistas cayeron en la trampa, y hablaban de su “oposición

al aborto legal”, en lugar de decir que se oponían a la legalización

del aborto. Una muestra más de cómo los personeros del

proyectado y ominoso Nuevo Orden Mundial modifican la lengua

para modificar el pensamiento.

La excusa más usual para propiciar la legalización del aborto

fue que supuestamente existía una cantidad enorme de mujeres

muertas en abortos clandestinos, y que eso se terminaría con la

legalización, que bajaría rotundamente la tasa de mortalidad de

abortistas: “aborto legal, seguro y gratuito ya”, decían las

pancartas. Pero el argumento era triplemente falaz.

En primer lugar, hablar de que se debía buscar disminuir la tasa

de muertes por aborto implicaba de por sí dar por supuesto que era

bueno que se legalizara el aborto. Nadie haría manifestaciones

para propiciar la disminución del número de microbios muertos en

repeler una enfermedad, porque se daría por sentado que lo

importante es que se salve el enfermo y no los microbios que lo

amenazan. Esto es, se planteaba la discusión en términos de “cómo

disminuir las muertes maternas por aborto”, en lugar de “cómo

disminuir el número de abortos”, dando implícitamente por


DEFENDIENDO A THEMIS 376

sentado que el aborto de por sí era bueno, y que lo que había que

hacer era tornarlo seguro.

En segundo lugar, una ley no puede modificar la naturaleza de

las cosas. Al margen de ser un homicidio —matar un ser humano—

es una operación complicada y riesgosa, y no dejará de serlo porque

exista una ley que diga lo contrario. Un ejemplo trágico de ello en

Argentina fue el de María del Valle González López, presidente de

la Juventud Radical de La Paz, Provincia de Mendoza, joven de

poco más de veinte años que poco después de sancionada la Ley

que ella reclamaba, murió en un “aborto legal y gratuito” —los

hechos demostraron que no por estar convalidado por una ley se

hubiera convertido en “seguro”— con un cuadro de septicemia.

Y en tercer lugar, existe otro juego neolingüístico —y un

aprovechamiento de la ignorancia de la gente en materia de

estadísticas— al hablar de la supuesta disminución de la “tasa” de

muertas por aborto como supuesto sinónimo de disminución del

número de muertes, en lugar de directamente propiciar disminuir

el número de muertas por aborto. Porque ambos términos no son

sinónimos, y hasta pueden ser opuestos: Si en un pueblito perdido

en la montaña, con cien mujeres, abortan cuatro por año y muere

una, la tasa de mortalidad es del veinticinco por ciento (una de

cuatro) pero el número de muertas es una sola. Si luego de

legalizarse el aborto abortan las cien mujeres y mueren


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 377

veinticuatro, la progresía podrá decir que “se ha reducido la tasa de

mortalidad”, ya que de veinticinco por ciento se ha pasado a

veinticuatro por ciento… omitiendo que el número total de

muertas por aborto ha subido de una a veinticuatro, esto es, un

incremento de muertes del dos mil trescientos por ciento.

Si realmente se quiere terminar con las muertes por aborto, la

forma más rápida y efectiva por definición es evitando el aborto y

no incentivándolo. Pero esa alternativa está falazmente excluida

del esquema.

74.- El ataque a la vida como manzana de discordia

Ya aclaré antes varias veces que el concepto de “Cristiandad” es

más amplia que la del cristianismo. Es la Civilización Occidental y

Cristiana. Es la civilización que nace de la confluencia de la

filosofía griega, el Derecho Romano, el cristianismo y el liberalismo

clásico austro británico.

No necesito explicar que el aborto va en contra de las

enseñanzas del cristianismo. Ya en la “Didaché”, un fantástico y

muy poco conocido Catecismo escrito por los doce Apóstoles poco

después de haber visto a Jesucristo resucitado y emprendido su

apostolado —o si prefieren los incrédulos, poco después de haber

iniciado su astutísimo plan de, sin motivo alguno, hacer lo posible

para ser torturados y asesinados por “mentir” tal resurrección— se

habla expresamente de la prohibición del aborto diciendo


DEFENDIENDO A THEMIS 378

“Segundo mandamiento de la doctrina: No matarás... no matarás

al hijo en el seno de su madre, ni quitarás la vida al recién nacido”.

Debo aclarar que en eso coinciden todas las ramas del cristianismo,

aun cuando leí alguna vez publicaciones protestantes que imputan

al catolicismo una supuesta admisión del aborto, falsedad que se

desvirtúa simplemente leyendo las enseñanzas del Catecismo:

“La vida humana debe ser respetada y protegida de manera

absoluta desde el momento de la concepción” (2270) … Desde el

siglo primero, la Iglesia ha afirmado la malicia moral de todo

aborto provocado. Esta enseñanza no ha cambiado; permanece

invariable (2271) … La Iglesia sanciona con pena canónica de

excomunión este delito contra la vida humana. Quien procura el

aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae

(2272)… El derecho inalienable de todo individuo humano

inocente a la vida constituye un elemento constitutivo de la

sociedad civil y de su legislación (2273)… Puesto que debe ser

tratado como una persona desde la concepción, el embrión deberá

ser defendido en su integridad, cuidado y atendido médicamente en

la medida de lo posible, como todo otro ser humano (2274)… “Es

inmoral [...] producir embriones humanos destinados a ser

explotados como “material biológico” disponible”. “Algunos

intentos de intervenir en el patrimonio cromosómico y genético no

son terapéuticos, sino que miran a la producción de seres humanos


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 379

seleccionados en cuanto al sexo u otras cualidades prefijadas. Estas

manipulaciones son contrarias a la dignidad personal del ser

humano, a su integridad y a su identidad” (2275).

Y tampoco debería ser aceptado el aborto por un liberal. Lo

coherente es que el liberal defienda la vida y el socialismo defienda

la muerte. Que el liberal considere cada individuo como una

irrepetible bendición y un recurso productivo más, un nuevo

compañero en la aventura de la vida con potencialidades

inimaginables, y el socialista como una boca más para distribuir,

un número más, desechable e intercambiable, que puede ser

expulsado del festín que se dan las hienas más salvajes.

En principio, ya que el liberalismo conservador austro británico

es una derivación de lo mejor de las enseñanzas de la Iglesia y no de

la Enciclopedia francesa, no debería haber ningún tipo de

diferencias sobre este tema. Y no las hay. “Vida, Libertad y

Propiedad” son los valores que definen al verdadero liberalismo

clásico. Pero utilizando como argumento para aceptar el aborto la

libertad de la madre, se busca poner al liberalismo contra sí mismo,

y dejar como antiliberal al liberalismo clásico y conservador.

Para explicar la sutil insidia de las enseñanzas abortistas para

confundir a los liberales poco formados, deberé efectuar un muy

apretado resumen de un aspecto menor, casi humorístico, de la

“Rebelión en la Granja” de George Orwell:


DEFENDIENDO A THEMIS 380

El Cerdo Mayor, sabio y bueno, próximo a morir, decide

prevenir a los animales de la granja contra los seres humanos, y a

amarse los animales entre sí. En su discurso de despedida, el Cerdo

Mayor dice así: “Débiles o fuertes, listos o ingenuos, todos somos

hermanos. Ningún animal debe matar a otro animal”. Poco

después del discurso el Cerdo Mayor muere, y los animales deciden

anotar su pensamiento en Siete Mandamientos, para no olvidar sus

principios fundacionales. Luego se produce la rebelión de los

animales, inspirados por los Mandamientos del Cerdo Mayor,

tomando básicamente el poder los cerdos secundados por los perros

y un caballo, y los cerdos gobernantes entran a tergiversar los

Mandamientos.

No voy a pretender resumir esta fantástica obra, pero me

centraré en los mandamientos 4, 5 y 6 de los Siete Mandamientos

del Cerdo Mayor, que decían “4) Ningún animal dormirá en una

cama”, “5) Ningún animal beberá alcohol”, y “6) Ningún animal

matará a otro animal”. A lo largo del libro, imperceptiblemente

estos mandamientos van mutando con pequeños cambios que

terminan desvirtuando el sentido original: “4) Ningún animal

dormirá en una cama con sábanas”, “5) Ningún animal beberá

alcohol en exceso”, y “6) Ningún animal matará a otro animal sin

motivo”. Puede verse que con pequeños y sutiles aditamentos, se

permite dormir en camas mientras no se pusieran sábanas, se


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 381

permite beber alcohol mientras no sea en exceso, y se permite

matar a otro animal si se alega un motivo suficiente.

El libro termina con una fiesta entre cerdos y humanos, en

donde “Doce voces gritaban enfurecidas, y eran todas iguales. No

había duda de la transformación ocurrida en las caras de los cerdos.

Los animales asombrados, pasaron su mirada del cerdo al hombre

y del hombre al cerdo; y, nuevamente, del cerdo al hombre; pero ya

era imposible distinguir quién era uno y quién era otro”. Una

fantástica alegoría de la transformación de los revolucionarios en

un reflejo de la forma de ser de aquéllos a quienes habían

derrocado.

Muchas veces, con relación al debate relativo al aborto y frente

a algunos liberprogresistas que me atacaban tildándome de

“Conservador”, me vi en la necesidad de recordar que los principios

básicos del liberalismo fueron establecidos por John Locke: “Vida,

Libertad y Propiedad”, y aclarando que los derechos de cada uno

terminan donde empiezan los de los demás, y explicar que con los

principios de Locke estaba ocurriendo lo mismo que con la

Rebelión en la Granja. En nombre del liberalismo hablan de “Vida

extrauterina” en lugar de Vida, de “Libertad de hacer lo que se

quiera” en lugar de Libertad limitada por el igual derecho de los

demás, y de “Propiedad empresarial” en lugar de Propiedad. Así, a

veces en nombre del liberalismo se acepta el aborto, la pedofilia, o


DEFENDIENDO A THEMIS 382

inclusive la confiscación de ahorros a los jubilados.

Decir que el liberalismo implica adorar la libertad es una

definición básicamente cierta pero insuficiente si no se aclara sus

límites. No hay “libertad de abortar” porque tampoco hay

“libertad” de matar, de esclavizar o de robar, al violar derechos

básicos del liberalismo como la Vida, la Libertad y la Propiedad.

Sin el complemento de que los derechos de uno terminan donde

empiezan los de los demás, el liberalismo carece de todo contenido

que no sea la propia voluntad de cada uno.

Y con esa versión tergiversada del liberalismo, se pretende

suprimir la Libertad de Cultos, la Libertad de Enseñanza, hasta la

Libertad de a quién querer y a quién no, a quién vender y a quién

no, tildando de “discriminación” o de “fascismo” al simple uso de

la propia libertad, y sobre todo, a excluir del concepto de

“liberales”, a quienes todavía seguimos insistiendo en las ideas

originarias, a quienes se nos llama simplemente “conservadores”,

como si ambas ideas fueran antitéticas.

75.- El ataque a la vida como táctica comunista

La mejor vacuna contra el comunismo, socialismo, social

democracia y populismo no es tanto la prédica ideológica liberal

como el simple crecimiento vegetativo de la población. El natural

transcurso del tiempo y el crecimiento en número y en experiencia

de la población sin trabas estatales, son capaces de por sí de


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 383

derrotar esas lacras. Eso es así no solo porque la experiencia hace a

los mayores menos receptivos a los cantos de sirenas, sino también

porque el crecimiento del número y la continua necesidad de

incrementar la producción es incompatible con esos regímenes.

Ni siquiera países ordenados y disciplinados como Rusia,

Alemania o la China maoísta pudieron resistir el empuje de la

demografía. Menos que menos lo pueden resistir los países del

Hemisferio Sur, latinoamericanos o africanos. Con Cuba, Etiopía,

Venezuela, y tantos otros países menos ordenados que los del

Hemisferio Norte, los comunistas descubrieron que la presión

demográfica liquida en breve plazo todas sus ambiciones

totalitarias. Con toda su ciencia, sus bombas atómicas y sus misiles,

la URSS resistió solamente unos setenta años. En términos

históricos, un pestañeo.

Por eso esta nueva moda, inventada por los foros de izquierda

con la complacencia de China tiende a la vez al control poblacional,

a la limitación de los nacimientos y a la eliminación de los mayores.

El Nuevo Orden Mundial es una mezcla de resentimiento de

minorías excluidas del sistema vigente —homosexuales de todo

tipo, diversas etnias salvo la blanca, ateos, marginales, jóvenes

excluidos del sistema— con hipócritas declamaciones sobre

preocupación por la ecología (China es el mayor contaminador del

mundo), capitalismo de amigos (otorgando “concesiones” a los


DEFENDIENDO A THEMIS 384

grandes capitalistas para que manejen Empresas que siguen siendo

estatales), con comunismo, con exaltación de la juventud y

persecución a la vejez. Claro, a los mayores es a los que se les debe

devolver en jubilaciones el dinero que se les saca a lo largo de toda

la vida y que ya ha sido malgastado por los jerarcas, así que su

muerte anticipada es un negocio redondo. El principal exponente

actual es China, de donde vino el coronavirus del Covid19 —dicho

sea esto sin connotaciones conspiranoicas—, y parece tal como lo

preveía Aldous Huxley en su distópico ”Mundo Feliz”. Esa

neolengua explica con un siglo de atraso por qué con toda astucia

en Estados Unidos los izquierdistas se apropiaron del nombre

“liberalismo” y propiciaron que los liberales lo denominaran

“capitalismo”: Para confundir a los más jóvenes acerca de quiénes

son los verdaderos enemigos.

Así vemos a muchos liberprogresistas manifestando preferir a

una Hillary Clinton a un Donald Trump, y a proferir loas al

“capitalismo chino”, produciéndose el fenómeno de que ese

régimen es aplaudido por liberprogresistas que ven como pares a

supuestos “liberales” que no lo son —los “liberales”

norteamericanos no llegan ni siquiera a ser liberales iluministas

franco prusianos, siendo definitivamente socialistas—, alabando

mientras tanto a un “capitalismo” que no es el de su amada Ayn

Rand, sino la versión afiatada de las peores descripciones que Karl


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 385

Marx atribuía en sus libros a los dueños del Poder. En China se

hace realidad la última página del libro de la “Rebelión en la

Granja” de George Orwell: “Los animales de afuera miraron del

cerdo al hombre, y del hombre al cerdo, y nuevamente del cerdo al

hombre; pero ya era imposible discernir quién era quién”.

Ya veremos cómo hizo China —motor del Nuevo Orden

Mundial que se busca establecer con ese nombre, con el de Gran

Reseteo Capitalista o con varios otros más— para conseguir este

fenómeno.

76.- El ataque a la vida como método de control poblacional

Para cualquiera que tenga en claro que no se puede escindir el

liberalismo de la defensa de los derechos a la Vida, la Libertad y la

Propiedad, hablar de un liberalismo abortista es tan absurdo como

hablar de un liberalismo comunista. Son términos que solamente

pueden ser unidos pese a su autocontradicción, a través de una

neolengua que asimila al liberalismo con su melliza malvada, la

vertiente iluminista franco prusiana. Pero el Nuevo Orden

Mundial ataca contra de la propia especie humana en varios frentes,

y ha comenzado su lucha especialmente en contra de su más

indefensa expresión, los niños humanos en período de gestación,

rebautizados “científicamente” como “embriones” para disimular

que se está hablando de matar seres humanos. Ningún liberal

clásico, esto es, que defienda la Vida, la Libertad y la Propiedad,


DEFENDIENDO A THEMIS 386

puede coherentemente aceptar la sistemática violación de los

derechos individuales que eso significa, sin resignarse a relativizar

el carácter absoluto de la defensa de esos valores.

Reiteraré conceptos vertidos en “Las vendas de nuestra falsa

Themis” y “Descubriendo a Themis”, pero eludiendo las

argumentaciones estrictamente jurídicas. La ínfima diferencia

entre una situación que nadie dudaría calificar de un crimen

aberrante —dos padres que se confabularan y, para evitar las

complicaciones que significa mantener un hijo, contrataran a un

sicario con el objeto de que, con premeditación, alevosía y

ensañamiento asesinase a su bebé recién nacido, que no puede

defenderse y que, salvo existir, nada les hubiera hecho—, y el

aborto cuya ilegalidad e inmoralidad se dice dudar, es solamente

que el no nacido es solo unos pocos meses más chico que el recién

nacido, y que las posibilidades que tiene de ser defendido son aún

menores.

Básicamente esta “duda” sobre la inmoralidad del aborto deriva

únicamente del hecho de que, convirtiendo la matriz protectora en

una trampa mortal imposible de eludir por la víctima, se consigue

también un velo encubridor que hace difícil ver directamente cómo

se está matando de las más crueles formas posibles al bebé cautivo.

Y además, las probabilidades de que el asesinato quede impune

para los padres y para los médicos que cobran por la “operación”


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 387

son aún mayores, con lo que todos —salvo, claro, el bebé abortado,

cuya opinión aparentemente no cuenta— felices y contentos: Para

los padres un problema menos, para el médico unos pesos más.

¡Que el costo del bienestar de todos los partícipes recaiga entonces

sobre ese hijo no querido!

Debo destacar aquí que el freno a la actividad económica que

significa siempre el comunismo, unido al normal crecimiento

vegatativo de la población, impiden a la larga la subsistencia de ese

sistema. Una solución no grata a los jerarcas, si realmente se

preocuparan por el bienestar de sus pueblos, sería volver a la

Libertad. Eso sería la solución lógica. Pero en los “resort”

concesionados por Fidel Castro a los grandes empresarios hoteleros,

con demandas cautivas y horarios planificados, el comunismo

encontró otra solución: Una “economía de giro uniforme”

conforme a la afortunada definición de Ludwig Von Mises. Sin

libertad, sin creación de empresas salvo con la aquiescencia estatal,

sin riesgo empresario, sin perspectiva de futuro, y sin la

“destrucción creativa” de Joseph Schumpeter. Como el comunismo

no puede adaptarse a las continuas y diversas demandas de una

sociedad siempre en crecimiento aún dentro del comunismo, decide

que la sociedad no crezca. La uniformidad y la falta de libertad,

como en un gigantesco cuartel, permiten al totalitarismo el cálculo

y posibilitan su subsistencia.


DEFENDIENDO A THEMIS 388

En un mundo tal, las personas ajenas al círculo áulico de la

Nomenklatura no tendrían realmente vida, ni libertad ni

propiedad, sino solamente caricaturas de derechos individuales, y

una enorme e imperceptible noria en la que vida y muerte estarían

regulados como una cinta sinfín de los gimnasios, en donde se

podría caminar y caminar indefinidamente sin llegar jamás a

ningún lado, o peor aún, como las ruedas con que se entretiene a los

cobayos antes de someterlos a los experimentos, en donde cuanto

más rápidamente corrieran, más rápidamente giraría la rueda para

mantenerlos en el mismo lugar. Un mundo en donde con la excusa

de terminar con el riesgo de la vida, se hubiera eliminado

totalmente la libertad, en donde vida y muerte estarían

planificados por el Estado. Como les ocurre a las vacas o a las aves

de corral.

Y para eso, el aborto y la eutanasia serían el equivalente a las

planillas de ingreso y egreso de los Resorts. El control de la vida y

la muerte se perfilan así como el medio de ingresar al Nuevo Orden

Mundial... y para egresar de él conforme a la voluntad de la

Nomenklatura.

77.- El ataque a la vida como actividad económica funesta

Otro aspecto aterrador de este tipo de prácticas, una verdad

horrorosa que se disimula, es que en muchos casos lo que existe

debajo de esas defensas del supuesto “derecho” de abortar, es que


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 389

se pretende generar seres humanos con el único propósito de

matarlos antes de nacer, para integrarlos en una cadena de

producción similar a máquinas automáticas, convertidos en

paquetes, listos para su venta masiva en los supermercados, las

farmacias y las perfumerías.

A partir del avance de los experimentos científicos para su

utilización comercial, han aumentado las voces de quienes avalan

los abortos, considerándose quizá avanzadas del progresismo,

cuando en realidad son funcionales a la más inmoral de las

empresas concebidas por la humanidad en todo su curso. Si alguien

duda de que el fin de estas investigaciones es la masificación de la

producción de elementos cuya materia prima sean seres humanos

—chiquititos, pero seres humanos—, me remito a un conocido

autor de prospectiva económica de centro izquierda, Jeremy

Rifkin, quien sin excesivo ánimo crítico expone en un libro llamado

“El fin del trabajo” la cruda y horripilante realidad de la situación:

“Desde una perspectiva de producción, la importancia de la

reproducción genética radica en la capacidad de manipular entes

vivos, por vez primera en la historia, a nivel de sus partes

componentes, para tratar la vida como un conjunto de trazos

genéticos individuales. Mediante la eliminación de las restricciones

impuestas por los límites biológicos y la reducción de

microorganismos, plantas y animales hasta sus bloques básicos


DEFENDIENDO A THEMIS 390

constituyentes, los científicos pueden empezar a organizar la vida

como si de un proceso de producción se tratase… El gran potencial

económico de la biotecnología ha llevado a las empresas químicas,

farmacéuticas, médicas y de negocios relacionados con la

agricultura a tomar posiciones conjuntas en un nuevo complejo

científico vital cuyos efectos comerciales pueden igualar o

sobrepasar los de los complejos petroquímicos del siglo pasado”.

No es necesaria demasiada imaginación para recordar el

“Mundo Feliz” de Aldous Huxley: “Bajo los microscopios,

sacudiendo furiosamente su larga cola, los espermatozoides

abríanse camino, horadando de cabeza los óvulos, y los óvulos ya

fecundados se dilataban, se dividían, o si eran

“bokanowskyficados”, retoñaban y estallaban en poblaciones

enteras de distintos embriones. Desde la Sala de Predestinación

Social, los montacargas bajaban en la rojiza penumbra,

sazonándose al calor de su capa de peritoneo, y atiborrados de

sangre artificial y de hormonas, crecían y crecían los fetos, o bien,

envenenados, languidecían en una encanijada epsilonez . Con un

leve zumbido, y un ruido ligero, los portaenvases recorrían de un

modo imperceptible durante varias semanas todas las edades del

pasado en abreviatura, hasta que en la Sala de Decantación, los

recién desenvasados bebés lanzaban su primer vagido de horror y

pasmo”.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 391

Y en la comparación —triste es reconocerlo— claramente

ganarían los científicos del Mundo Feliz: Ellos no mataban a los

bebés de probeta para convertirlos en materia prima, sino que por

el contrario, aun cuando más no fuera para convertirlos en

idiotizadas piezas de una maquinaria social totalitaria, los

cuidaban concienzuda y pacientemente desde su concepción…

En esa cuestión se obliga a enfrentar, con las descargadas armas

de un positivismo jurídico ajeno a la justicia, a inocentes niños aún

no nacidos, con los torvos designios de padres desnaturalizados ,

deseosos de hacer prevaler sus propias consideraciones económicas

y sociales, cuando no su mera comodidad amenazada, sobre el

interés de las criaturas cuya custodia es su más primigenia

responsabilidad natural, aliados a los intereses de enormes

empresas dispuestas a comercializar miríadas de revolucionarios

productos que únicamente pueden ser extraídos de las activas

células madres de un bebé en pleno período de gestación.

78.- El ataque a la vida como negación de la objetividad

El ataque a la vida implica además renunciar a la objetividad.

Que a alguien le parezca bien o mal el aborto, no puede hacer negar

que todo cigoto a partir de su concepción está destinado a ser al

cabo de aproximadamente nueve meses un rozagante bebé.

Es por eso que falazmente se intenta negar la vida y humanidad

de los “embriones humanos”, soslayando la contradicción lógica


DEFENDIENDO A THEMIS 392

que significa eso. Llegan a decir que en realidad estos

conglomerados celulares no son aún seres humanos, y que las

posturas antiabortistas que lo proclaman son supuestamente

fundamentalistas. Sin embargo el verdadero fundamentalismo es el

contrario: Al igual que ningún cazador, salvo un homicida,

dispararía sobre un bulto movedizo antes de estar absolutamente

seguro de que no se trata de un ser humano, para ser antiabortista

no es necesario estar convencido de que ese grupo de células sea ya

un ser humano. Basta tan solo con dudar sobre su naturaleza. En

cambio, aún el abortismo mejor intencionado —suponiendo que lo

haya— es por naturaleza un fundamentalismo: Sus partidarios

dicen estar tan seguros de sus conclusiones que aceptan sin vacilar

ser los autores de la eventual masacre de millones de estos “seres”,

con tal de no reconocer que quizá puedan estar equivocados.

Paradójicamente, esta negación deriva de que está fuera de

discusión el carácter fundamental del derecho a la vida. Ningún

otro derecho sería posible sin este presupuesto. Violar el derecho a

la vida implica violar simultáneamente todos y cada uno de los

derechos constitucionales del muerto, ya que un muerto no puede

trabajar, ni comerciar, ni ejercer industrias lícitas (ilícitas

tampoco), navegar o comerciar; peticionar a las autoridades, ni

entrar, permanecer, transitar o salir del territorio argentino;

publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; usar y disponer


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 393

de su propiedad; asociarse con fines útiles; profesar libremente su

culto; no puede enseñar y aprender, no puede elegir ni ser elegido.

Ejemplifico con los derechos constitucionales emergentes de la

Constitución Argentina, pero cualquier otra contiene

enumeraciones similares.

Evidentemente, se ha banalizado la vida humana para obtener

que hasta grupos de izquierda, usualmente tan generosa y

desinteresadamente arriesgados defendiendo las causas de los

desprotegidos, de los delfines, de la ecología, y aun a veces en

Estados Unidos, de los vietnamitas, coreanos e iraquíes en guerra

contra su país, en lugar de preferir naturalmente la opción que allí

se llama “pro life” (por la vida), y argumentando que los niños

cuanto más jóvenes y débiles son, menos derechos tienen, sean los

principales defensores de la opción “pro choice” (por la elección de

abortar o no), que implica la matanza de millones de bebés,

muchas veces en beneficio de siniestras empresas cuyas

concepciones resultan en principio totalmente ajenas a su modo de

pensar.

La contestación no comprometida de quienes sustentan la

opción “pro choice”, “si no está a favor del aborto, no aborte”, es

elusiva de la discusión, ya que con el mismo criterio se podría

cohonestar cualquier otro asesinato: “Si no está a favor del

homicidio, no mate”. Eso es exactamente lo que los pro vida oyen


DEFENDIENDO A THEMIS 394

cuando los que apoyan el aborto les dicen, “Si no te gusta el aborto,

no lo practiques”, o “Soy pro elección y elijo mi posición”. Para

una persona pro vida, esto es como decirle a un abolicionista, “Si

no te gusta la esclavitud, no tengas un esclavo”, o decirle a Dietrich

Bonhoffer, “Si no te gusta el holocausto, no mates a un judío”.

79.- El ataque a la vida como quiebre de un límite moral

La admisión de la legitimidad, y hasta la subvención estatal

para el aborto, constituyen el quiebre de un límite moral que

debería ser considerado infranqueable. Es el principio de una

invasión, y como siempre ocurre en las invasiones, empieza por el

límite más lejano: Bebés no queridos por sus padres, no visibles, no

parlantes, no desarrollados, a veces no conscientes de sí mismos.

Pero que todos saben que de no ser asesinados tendrían un

venturoso futuro que se les expolia, y que en pocos meses serán

tiernos y balbuceantes recién nacidos.

Empezaron a atacar la vida y con mucha virulencia por ese caso

externo, seguirán con los niños down, los incapaces, los lisiados y

los viejos. Hay un plan en eso. Una explosión demográfica

fatalmente conduce al liberalismo. Hasta los chinos lo entendieron.

Por eso los dirigismos buscan limitar la población con “políticas

sociales”. No hay que creer jamás que las apetencias de poder se

limitarán a los excepcionalísimos casos testigos que se usa para

violar la Vida, la Libertad y la Propiedad.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 395

Así pasó aquí con la propiedad. Primero por la “Emergencia” se

admitió la Ley de alquileres. Hoy todos los derechos de propiedad

se reglamentan con fundamento en ese caso extremo. Con la

libertad empezaron con casos extremos de uso del cinturón o el

casco, hoy ya se reglamenta cualquier cosa. Con los impuestos,

empezaron con emergencias implantando el Impuesto a los Réditos

y lo mismo pasó con el Impuesto al Valor Agregado.

El liberalismo no puede predicar seriamente respetar los

derechos individuales a la libertad y propiedad de los demás y al

mismo tiempo aceptar y propiciar el ataque a la vida más

indefensa. Esto la priva de autoridad moral, y destroza toda su

concepción de que esos derechos son absolutos, al convertirlos en

relativos. Si se puede matar a alguien porque es chiquito ¿Por qué

no aceptar un robo si el monto robado es chico? ¿Por qué no

aceptar una pérdida de libertades si no es demasiado humillante?

Perdida el liberalismo su autoridad moral como un sistema

humanista, y aceptada la relatividad de los derechos esenciales a la

vida, libertad y propiedad, todo el esquema se cae en pedacitos.

Y una reflexión terrible: Si el Derecho a la Vida no es absoluto,

es relativo. Y si es relativo, necesariamente los límites del derecho a

la vida deben ser fijados por el Estado, ya que de lo contrario cada

cual se consideraría autorizado a matar conforme a sus propias

percepciones. O sea que lo que se obtiene con la falsa lucha


DEFENDIENDO A THEMIS 396

abortistas es obtener que sea el Estado el que fije los límites del

Derecho a la Vida: Hasta las catorce semanas no, después

depende… De ahí a que también el Estado “reglamente” a partir

de qué edad o cociente intelectual se puede matar, no hay más que

un paso. Habilitar el aborto es abrir la Caja de Pandora de la

intromisión estatal a cambio de poder asesinar a un inocente

coyunturalmente no deseado, una inseguridad que usualmente

despeja la primera sonrisa de un bebé recién nacido.

Aceptar el aborto implica abrogar todas las reglas morales

tradicionales: “Amar al prójimo como a ti mismo” de Jesucristo,

“respetar los derechos naturales a la vida, libertad y propiedad” de

Locke, y hasta “Obrar de tal modo que la máxima de tu voluntad

siempre pueda valer al mismo tiempo como principio de una

legislación universal” del iluminista Kant, e inclusive “Tratar a los

demás como uno quiere ser tratado” del anarquista Kropotkinn.

Solamente se puede aceptar esta barbaridad negando la existencia

de principios morales absolutos e independientes de la

conveniencia personal.

Destruidos esos principios básicos de la moral cristiana, la moral

natural, la moral kantiana y hasta la moral anarquista, y sentando

de paso el principio de que se pueden realizar homicidios de

personas inocentes solamente por la comodidad de sus madres

asesinas, todo está permitido.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 397

En cualquier sistema moral que se acepte, constituye una de las

premisas generalmente aceptadas que no debe hacerse a los demás

lo que no se quisiera que se hiciera con uno mismo. Y es obvio que

ningún abortista ha sido abortado durante su período de gestación,

ni probablemente —de contar entonces con discernimiento

suficiente para ello— hubiera aceptado gustoso serlo. Por

definición, propiciar el aborto es propiciar algo que nadie ha

experimentado ni quisiera experimentar para sí, lo que por ende

sería repulsado por cualquier sistema moral.

El aborto —el homicidio de bebés en gestación— constituye de

por sí una clarísima violación a varios de los principios más

elementales que informan a un espíritu noble: No frustrar una vida

humana, y menos aún la de un hijo propio, no tomar ventajas del

ocultamiento ni de la impunidad de la acción aleve, no conspirar

con terceros para hacerlos copartícipes para la ejecución de una

acción reprochable, no agredir a quien no puede defenderse, no

atacar a alguien más débil, no usar como razón válida para

infringir un mal el mero e inferior beneficio personal (evitar

dificultades monetarias, o la repulsa social, etc.) de quien ejecuta la

acción. Siendo así, es una acción innoble…

La frase “si nadie viene a la existencia nadie es dañado”

presupone desconocer que el niño en gestación, el ser humano

concebido, ya existe, ya ha venido a la existencia. ¿Alguien se


DEFENDIENDO A THEMIS 398

tomaría el trabajo de abortar lo que no existe? Reconocido es por

todos los científicos que “algo” existe, que ese niño en gestación

cuya existencia misma se quiere negar, constituye una vida, que

siente, que a las pocas semanas siente temores (lo demuestra el

aumento de sus latidos) y dolores. Eso es indudable y no lo rechaza

ni el más cerrado de los abortistas… Y siendo vida, no se me ocurre

de qué manera pueda negarse que sea una vida humana. A su vez,

si el derecho a la vida es el primer y principal derecho

constitucional según se dijo, es claro que debe ser reconocido a

todos los seres humanos. No puede establecerse diferencias de

grado: Dentro de esta postura que niega lo obvio, ¿Cuándo el

aborto pasaría —según esta tesitura— a ser punible? ¿Y si se pega

un martillazo en la cabeza del bebé que apenas asoma, pero antes

que termine de salir del seno materno? ¿Es un aborto no punible o

un crimen aberrante? ¿Puede la ubicación física de un ser humano,

unos centímetros más adentro o más afuera, determinar que un

hecho sea o no un delito?

¿De dejarse crecer esas mal llamadas “células”, caminarían,

hablarían, pensarían, amarían? ¿O seguirían siendo por siempre

células aisladas, como una colonia de amebas? ¿Al crecer se

convertirían en algo que no fuera un ser humano? ¿Son entonces

estas células idénticas, salvo en su menor edad, que aquellas otras

que un tiempo atrás se transformaron en nosotros mismos? Ningún


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 399

abortista, aun cuando pretenda eludir esta cuestión crucial, en su

fuero interno duda la respuesta Si el punto que supuestamente

diferencia a los mal llamados “embriones” del resto de los seres

humanos es que no tienen la misma forma que nosotros o que

carecen de uso completo de razón, ¿Por qué no matar a todos los

deformes de nacimiento, a todos quienes han sufrido quemaduras

deformantes, o hacer más bien volar por los aires los manicomios, y

luego de paso matar a todos quienes adolecen de coma irreversible,

parálisis cerebral, arteriosclerosis, mal de Alzheimer, vaca loca,

etc.? ¿Tan solo un resto de sentimentalismo, un homenaje a lo que

fueron o pudieron haber sido, o más bien una clara concepción

moral? Y si el problema es la falta de fondos de una familia

numerosa para alimentarlos, ¿por qué no matar a los hijos más

grandes, cuya manutención es claramente más onerosa que la de

los bebés? “¿Por qué no lo mata a él, que come más?”, se pregunta

un médico en una anécdota que cuenta Alberto Benegas Lynch (h).

Las preguntas no tienen respuestas.

80.- El ataque a la vida como ataque a la individualidad

No se debe dar tampoco argumentos que contemplen

supuestamente el interés de los bebés que se aborta. Al margen del

totalitarismo implícito en que sea alguien diferente del propio

interesado quien decida si vivir o no, la vida usualmente prefiere

continuar, aun en malas condiciones, que desaparecer. El genial


DEFENDIENDO A THEMIS 400

Fedor Dostoyevski hace decir a Raskólnikov en su inmortal novela

“Crimen y castigo”: “—Si debiera permanecer en el espacio de una

vara durante toda la vida, mil años, una eternidad, preferiría vivir

así que morir. ¡Vivir, como quiera que fuese, pero vivir!. ¡Qué

verdad más grande!

La determinación del estado de desarrollo del embrión como

parámetro para su eliminación incurre en una falacia. Cuando se

mata a alguien, sea un bebé en gestación o un Premio Nobel, lo que

se elimina no es su estado actual de desarrollo sino su futuro. Así

que el estado de desarrollo al momento de morir en lo único que

incide es en convertir en más trágica la pérdida. Matar a un

anciano que ya vivió una vida exitosa —a Jorge Luis Borges, a

Albert Einstein, a Nikola Tesla o a Roger Penrose— no matarían

todas las obras que realizaron antes de ser asesinados. En cambio

matar a un bebé no nacido implica matar todas las obras que

podrían haber realizado en caso de haber vivido. Así que mirando

no desde el punto de vista del estado actual de desarrollo del ser

humano, sino del futuro que se frustra, debería considerarse mucho

más grave matar a un bebé que a cualquiera de esos genios.

Y si alguien supone que al matar a bebés deformes o paralíticos

está contribuyendo a mejorar a la humanidad —lo que de

cualquier forma sería un argumento moralmente repugnante—,

debe recordar que con tal criterio debería haber matado antes de su


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 401

nacimiento a Ludwig Van Beethoven, a Stephen W. Hawking y a

tantos otros genios que tenían serios defectos genéticos de

nacimiento.

Gottfried Benn, conocido autor y poeta alemán que, luego de

repudiar al nazismo, en un esclarecedor ensayo destaca el notorio

paralelismo existente entre lo que muy probablemente se

consideraría “anormalidades” genéticas, y la genialidad científica o

artística, nos dice: “Padecieron una pronunciada esquizofrenia

clínica Tasso, Newton, Lenz, Hölderlin, Swedenborg, Panizza, van

Gogh, Gogol y Strindberg; fueron esquizofrénicos latentes Kleist y

Claude Lorraine; Gutzkow, Rousseau y Pascal fueron paranoicos;

de melancolía padecieron Thorvaldsen, Weber, Schubert, Chopin,

Liszt, Rossini, Molière y Lichtenberg; Mozart padeció una obsesiva

manía por el envenenamiento y Raimund por el suicidio; Platen,

Flaubert, Otto Ludwig y Molière padecieron ataques histéricos.

Makart, Manet, Maupassant, Lenau, Donizzetti, Schumann,

Nietzsche, Jules Goncourt, Baudelaire y Smetana fallecieron de

parálisis, en tanto Kant, Gottfried Keller, Stendhal, Linneo,

Böcklin y Faraday de demencia arteriosclerótica. Kleist, van Gogh,

Raimund, Weininger y Garshin se suicidaron… Muchos sufrieron

malformaciones: Mozart tenía orejas deformes de origen atávico,

Scarron era un inválido sin piernas, Toulouse Lautrec paralítico

desde la infancia, Verlaine era orejudo; uno fue hidrocefálico, otro


DEFENDIENDO A THEMIS 402

tenía la mandíbula superior afectada de prognatismo criminal, otro

una frente, una deprimida frente bestial, otro hijos idiotas; el

elemento productivo, donde se le halle, resulta una masa llena de

estigmas, ebriedad, somnolencia, paroxismos; una variedad de

anormalidades instintivas, anomalías, fetichismos, impotencias:

¿Existe acaso el genio sano?”

81.- El ataque a la vida que se agosta

Para terminar esta enumeración de horrores que tenemos a la

vuelta de la esquina, hablaré de la eutanasia, al que mencioné

como el previsto método de egreso al Nuevo Orden Mundial. En

ella se pone en manos de los herederos la vida o la muerte de las

personas cuya herencia siempre les viene muy bien. Algunos

obviamente se resistirán por amor o por cuestiones morales, pero el

problema ya está planteado. Quienes no quieren cambiar los

pañales de sus propios hijos, muy probablemente tampoco querrán

cambiar los pañales de sus propios padres o cónyuges.

El caso más emblemático de ello fue el de Vicent Lambert. En

un reportaje que me hiciera la ya citada María Fiallo Flor en

Panampost, denominado “Vincent Lambert: el mártir que murió

para exponer el control estatal”, ella lo resumió perfectamente:

“Aunque en Francia la eutanasia no es legal, la esposa de Vincent

alegaba que él quería morir y por tanto el Estado debía facilitarlo;

mientras tanto, los padres de él apelaron a todas las instancias e


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 403

instituciones nacionales e internacionales para salvar la vida de su

hijo, que no necesitaba de máquinas para respirar ni mantenerse

con vida. Es decir, no tenía un cuadro fatal. Pero aunque Vincent

no corría peligro de muerte, un juez ordenó que debía morir; nada

menos que omitiendo darle agua y comida.

Habiéndome consultado, yo expuse mi parecer, que reitero aquí:

“Es un precedente terrible. El Estado se ha arrogado la potestad de

decidir si una persona debe vivir o no, y de evitar que otras

personas lo mantengan con vida. Ni siquiera se podía suponer que

ésa era la voluntad presunta de Lambert, cuyas lágrimas

constituyen un idioma universal que todos entendimos”.

El grave problema de esas distopías que se van haciendo

realidad, es la total falta de respeto a los derechos individuales del

ser humano. Y todas comienzan con la falta de respeto a los

derechos individuales del bebé en gestación, que ha sido apuntado

como primer blanco de esta campaña, por tratarse del ser humano

menos visible, más débil, más desprotegido, menos querido. Luego

seguirán con los demás. Y todos estamos destinados por el tiempo a

ser poco visibles, débiles, desprotegidos y poco queridos.

82.- El ataque a la vida y la defensa de la buena muerte

Leí hace poco a un economista liberal polemizar con el filósofo

liberal clásico Gabriel Zanotti y aun cuando se pronunciaba en

contra del aborto, defendía a la eutanasia como derivación de lo


DEFENDIENDO A THEMIS 404

que él mencionaba como “derecho a suicidarse”, que en realidad es

más bien una mezcla de la impunidad de la tentativa y el carácter

abstracto de una punición al ya fallecido.

Ahí me di cuenta de que en el tema de la eutanasia, se intenta

hacer entrar el atroz homicidio de los desvalidos con el artilugio de

la confusión conceptual. En cada ejemplo que se pone para

justificar la eutanasia, se recurre a inventar situaciones en las

cuales no estamos en presencia de eso sino de otra cosa.

Deben diferenciarse perfectamente varios conceptos:

Básicamente el suicidio, la eutanasia, la ortotanasia y la distanasia.

La eutanasia es un término que etimológicamente significa “el bien

morir”. Siempre la izquierda se apropia de los términos más

vistosos para sus conceptos más oscuros (“libertad”, “progreso”,

“solidaridad”, “derecho de elegir”, “democracia popular”, y tantos

otros más), así que no es de extrañar que también hayan usado la

palabra más linda para la conducta más execrable. Pero la

eutanasia es “la conducta intencionalmente dirigida a terminar con

la vida de una persona”. Esto es, un asesinato.

La ortotanasia en cambio implica permitir que la muerte ocurra

“cuando deba de ocurrir, y sin sufrimiento”. Esto es, que los

familiares y los profesionales de la salud deben otorgar al paciente

todos los cuidados y tratamientos para disminuir su sufrimiento,

pero sin acelerar la muerte. Algunos liberprogresistas tergiversan


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 405

este concepto para exponer que supuestamente la ortotanasia

consiste en “mitigar los sufrimientos pero sin alterar el curso de la

enfermedad”, lo que es ridículo. Se debe combatir las enfermedades

y hacer todo lo posible por la persona, pero simplemente sin

incurrir en la distanasia, la prolongación artificial e innecesaria de

la vida o del sufrimiento.

El concepto de distanasia, como surge de lo expuesto

precedentemente, es la prolongación innecesaria de la vida, o peor

aún del sufrimiento de una persona con una enfermedad o situación

terminal, sin sentido, sin esperanza, y sobre todo sin tomar en

consideración la calidad de vida del paciente.

Algunas opiniones confundidas o confusionistas quieren

respaldar la eutanasia en el “derecho al suicidio”, otros llaman a la

ortotanasia como “eutanasia pasiva”, y al homicidio de los

desvalidos “eutanasia activa”, y así sobre la base de mezclar los

conceptos, justificar como deseable un crimen en el que son

usualmente cómplices en un acuerdo tácito e inconfesable ante sí

mismo, los herederos, las Obras Sociales, los sanatorios y el Estado.

Un tácito acuerdo homicida que ni siquiera quienes lo realizan se

atreven a explicitarlo ante sus propias conciencias, diluyendo cada

uno su propia responsabilidad en la de terceros no legitimados para

decidir la muerte de nadie, y por ende es un vulgar asesinato

dispuesto usualmente por los parientes, quizá en complicidad con


DEFENDIENDO A THEMIS 406

la Obra Social que quiere cobrar a los sanos con el pretexto de

luego cuidarlos cuando sean viejos, y luego cuando llega el

momento, ven que mucho mejor negocio es que se mueran, y el los

sanatorios, que en estos casos de enfermedades prolongadas son

mal pagados por las Obras Sociales y por eso buscan desocupar lo

más rápidamente posible la cama del desvalido.

Cuatro ejemplos aclararán la diferencia entre suicidio,

ortotanasia, eutanasia y distanasia. Pondré como ejemplo al Sr.

Clifford Burns, padre del Sr. Burns de Los Simpson, y las tres

actitudes posibles de personajes icónicos de la serie: Del propio

Clifford Burns, del buen Ned Flanders y del malvado Sr. Charles

Montgomery “Monty” Burns, heredero del moribundo millonario

y en este ejemplo, dueño de la clínica.

Si Clifford Burns se suicida, sea porque siente dolores

insoportables, porque se ha cansado de vivir o por lo que sea, hay

simplemente suicidio y no eutanasia. No existe posibilidad de

condenar al fallecido ni tiene el Estado nada que hacer aquí.

Diferente es el caso si Ned Flanders, a cargo del moribundo, decide

hacer una terapia paliativa y administrarle calmantes para que

muera en paz, dándole de beber, alimentándolo física y también

espiritualmente mientras Clifford Burns va declinando hasta morir

tranquilo y sin dolores, en lugar de hacerle diez reanimaciones

cardíacas por día aplicándole corrientes de cientos y miles de


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 407

voltios. En este caso hay ortotanasia y no eutanasia. No hay que

cambiar ninguna legislación para ello. Si en cambio Charles

Montgomery “Monty” Burns, dueño de la clínica, decide mantener

vivo a su padre cobrando una fortuna diaria a las empresas de las

que éste es dueño, habría distanasia. Y si el mismo, en tanto

heredero del moribundo, le dijera a los empleados de la clínica que

le pusieran una inyección letal o que le sacaran la comida y bebida

porque “pobrecito, ya está muy viejito”, habría eutanasia y por

ende asesinato. Ése fue el espeluznante caso de Vincent Lambert

en Francia al que me referí recientemente.

La eutanasia no consiste en avalar la voluntad del paciente sino

usualmente en sustituirla inclusive en ese caso en contra de la

voluntad de los propios pacientes o sus padres. En el caso de

Lambert ellos están los padres en una foto junto a su hijo

alimentándolo, y se opusieron infructuosamente a la voluntad

asesina de la esposa, demostrando las profundas fallas del sistema

europeo que avaló ese asesinato.

83.- El ataque a la vida y la noosfera de la Cristiandad

Existe una observación que cabalga entre la sociología y la

magia, acerca del “centésimo mono”. Lyall Watson prologó un

libro “Ritmos de la visión” de Lawrence Blair, y luego escribió uno

propio denominado “Marea vital, la biología de lo inconsciente”,

agrandado por Deepak Chopra. En síntesis, supuestamente en una


DEFENDIENDO A THEMIS 408

isla cercana a Japón se había hecho el experimento de cambiar la

alimentación de los monos par que aprendieran a comer papas, lo

que en un primer momento falló porque los monos rechazaban las

papas al verlas sucias. Una mona joven aprendió a lavarlas y

empezó a comerlas. Luego enseñó a los otros monos jóvenes a hacer

lo mismo. Lo curioso es que luego de llegarse a una “masa crítica”

de unos cien monos… ¡Esta conducta fue también llevada a cabo

por monos de otras islas, que jamás habían visto a sus congéneres

hacerlo! Se habría así supuestamente formado una noosfera, para

utilizar el acertado concepto de Pierre Theilhard de Chardin.

Esto viene al caso porque buscando por Internet encontré unas

muy meditadas conclusiones de Ética medicinal que comparto, y

que sugieren una noosfera común según se verá. Decía el artículo:

1. Jamás es lícito matar a una persona enferma para no verlo

sufrir, aunque ésta lo pidiera expresamente. No existe el derecho a

la elección del lugar y del momento de la muerte ajena.

2. No es lícita la acción que por su naturaleza provoca directa o

intencionalmente la muerte de una persona. Por ejemplo la

suministración de un fármaco u otro producto letal.

3. No es lícito omitir una prestación debida a una persona, sin la

cual va irremisiblemente a la muerte. Por ejemplo las curas vitales

debidas a todo paciente, aunque sufra de un mal incurable (suero).

4. Es lícito rehusar o renunciar a curas o tratamientos posibles y


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 409

disponibles, cuando se sabe que resultarán ineficaces.

5. No se deben realizar experimentaciones, de las que no se

tenga seguridad de un margen aceptable de eficacia respecto de la

salud de una persona, cuando tenga una enfermedad terminal, sin

su consentimiento previo.

6. Es lícito suministrar analgésico y narcóticos que alivien el

dolor, aunque atenúen la conciencia y provoquen de modo

secundario un acortamiento de la vida del paciente. Siempre que el

fin principal de la acción sea calmar el dolor y no provocar la

muerte.

7. El Estado no puede arrogarse el derecho de legalizar la

eutanasia, pues la vida es un bien que supera el poder tanto del

individuo como del estado. Estos sólo tienen derecho a establecer

una normativa sobre los tratamientos y las curas que han de

proporcionar a los enfermos terminales sin posibilidad de

recuperación.

8. Es lícito dejar de aplicar tratamientos extraordinarios a

enfermos en coma irreversible cuando hayan perdido toda

actividad cerebral.

9. Las personas minusválidas o con malformaciones tienen los

mismos derechos que las personas normales.

10. La eutanasia es un crimen contra la vida humana y contra el

orden natural, del que son responsables los que intervienen en la


DEFENDIENDO A THEMIS 410

decisión y ejecución del acto homicida.

Cuando leí el artículo por primera vez, no me fijé quién había

escrito estas sabias reglas. La segunda vez que lo leí, descubrí con

sorpresa que salían de la inspirada pluma de una abogada jujeña

radicada en Buenos Aires, María Sofía Pasquini... ¡casualmente

una sobrina mía! Vivimos en diferentes provincias, no nos vemos

desde hace años, jamás intercambiamos una palabra sobre este

tema, ni prácticamente sobre ningún otro. Si me cruzara con ella

por la calle probablemente no la reconocería. Sin embargo, puso en

sus conclusiones las palabras que a mí me hubiera gustado poner.

Así como en este caso que acabo de contar, al escribir este libro

encontré en muchos casos coincidencias asombrosas con puntos de

vista que creía propios, y que seguramente son consecuencia de que

la Cristiandad formó una noosfera que tiene varios siglos y que

constituye un rico y desaprovechado manantial del que los

humanos sin darnos cuenta sacamos a veces nuestras propias ideas

con cucharitas, sin percatarnos de que estamos bebiendo de las

mismas fuentes. Como mi sobrina y yo.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 411

X.— EL ATAQUE A LA SOCIEDAD

84.- El nuevo disfraz de rediseñador del capitalismo

En sus albores el comunismo pretendió que sería un motor del

progreso tan eficiente como la libertad. Pero para los últimos años

del siglo XX el comunismo tradicional marxista leninista ortodoxo

había fracasado. No podía atribuir su fracaso a nada más que a sí

mismo.

Las presuntuosas afirmaciones de que fuera económicamente

más eficiente que el mercado libre, no solamente estaban

rotundamente refutadas en la teoría por los marginalistas William

Jevons, Carl Menger y León Walras, por Eugen Böhm-Bawerk,

Ludwig Von Mises, Friedrich Von Hayek, Milton Friedman y

muchos pensadores liberales más, sino fundamentalmente habían

sido desmentidas aún más rotundamente por la práctica.

Si se comparaba el desempeño de países equiparables histórica,

sociológica y culturalmente similares era obvio el mucho mayor

progreso de las economías de libre mercado que las comunistas. La

comunista Alemania Oriental perdía frente a la libre Alemania

Occidental, la comunista Corea del Norte frente a la más libre

Corea del Sur, la comunista Cuba frente a las naciones más libres

del Caribe, y en general la siempre mayor prosperidad y calidad de

vida de los países que adoptaban la libertad era incomparable con


DEFENDIENDO A THEMIS 412

la inocultable miseria de los países comunistas. Los fantasmas de

los que hablaba Marx, la plusvalía, el ejército de desocupados, la

pauperización creciente de las masas, la caída de los salarios al

mínimo necesario para la subsistencia… absolutamente todas las

profecías apocalípticas de Marx habían sido desmentidas por la

rotunda realidad. Los trabajadores de todo el mundo eran

infinitamente más prósperos en sistemas con libertad económica

con relación a sus pares comunistas.

El comunismo se percató que debía cambiar el discurso. Y

entonces, probablemente en Mayo de 1.968 con las revueltas

parisinas, empezó a renegar de su base original. El comunismo dejó

de proclamarse como un camino a la prosperidad para disfrazarse

como un supuesto camino a la justicia y la igualdad, a la

reivindicación de las masas, a la corrección de lo que ellos

denominaron los “males del capitalismo”. Hasta dejó de combatir

abiertamente al mercado libre para adoptar la postura de

“benefactora”. Empezó insólitamente a hablar de igualdad, de

moralidad, de espiritualidad, hasta de rescatar la religión.

Bien dice Stephen Hicks en su “Explicando el Posmodernismo”

que “Un nuevo patrón ético era, por lo tanto, necesario. Con gran

fanfarria, entonces, buena parte de la izquierda cambió su patrón

ético oficial de la “necesidad”, al de la “igualdad”. La crítica

primaria al capitalismo no sería que no era capaz de satisfacer las


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 413

necesidades del pueblo, sino que el pueblo no obtenía una parte

equitativa en el reparto”… “Un nuevo énfasis en el principio de

igualdad y una disminución del énfasis en el principio de necesidad

eran comunes a todas estas variaciones. En efecto, al sustituir el

estándar ético de la necesidad por el de la igualdad, todas estas

nuevas variantes del socialismo de izquierda resolvieron citar

menos a Marx y más a Rousseau”. Aunque Stephan Hicks tiene

sus indisimuladas simpatías por el iluminismo, su indudable

perspicacia le permite reconocer en el aggiornado comunismo

actual al fantasma del liberalismo iluminista franco prusiano.

Así, el comunismo que fusilaba homosexuales de golpe se

convirtió en vocero y defensor de los homosexuales; el comunismo

que contaminara medio planeta en Chernobyl y que hasta el día de

hoy es a través de China el máximo agente mundial de polución, se

volvió ecologista; el comunismo que proclamaba que “la Religión

es el opio de los Pueblos” se convirtió de golpe en católico y

tercermundista; el comunismo que eliminó etnias enteras se tornó

étnico. Esto es la “Nueva Izquierda”, el “comunismo del siglo

XXI”, uno de los grandes pilares del Nuevo Orden Mundial.

Por cuestiones biológicas, obviamente el colectivo más

interesante por ganar fueron las mujeres. Estadísticamente son

más de la mitad de la población. Por eso, cuando sus muchas veces

justificadas luchas se convirtieron en una nueva fuente de


DEFENDIENDO A THEMIS 414

conflictos, siguiendo los consejos de Engels enfocaron sus antenas a

la captación como propia de esta reivindicación.

85.- Algo sobre estos nuevos frentes de conflicto

Empezaré por el final: En un libro denominado “Foucault para

encapuchadas”, de varias autoras autotituladas “Manada de

Lobxs”, leemos sostener que “…el cuerpo heterosexual es uno de

los artefactos del Capitalismo Global Integrado Heterosexual

(CGIH) más exitoso en el arte de gobernar con los que cuenta la

sexopolítica decimonónica, producto de una división del trabajo de

la carne según la cual cada parte del cuerpo se define respecto a su

función reproductora y productora de feminidad o masculinidad

(es decir, la estratificación). En tanto régimen político, el CGIH

opera desde la heterosexualidad para asegurar la relación

estructural entre producción de identidad de género (femenino/

masculino) y la distribución sexuada de ciertos órganos (llamados

“genitales” u “órganos sexuales o reproductivos”) y no otros, según

un orden binario que se pretende estable y definitivo. El régimen

(supuestamente no es la naturaleza, acoto) otorga a cada parte de

nuestro cuerpo una función única y por supuesto heterosexuada,

convirtiendo —subrepticiamente— los órganos de reproducción en

órganos sexuales”. Y en otros párrafos, “El mundo les pertenece a

los heteros y no lo cederán voluntariamente. Habremos de tomarlo

por la fuerza. Habremos de forzarles el c… para que lo abran…


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 415

Ustedes, heterosexuales, no nos gustan… son el despreciable

desperdicio del capitalismo que impulsan”.

Superado el asombro que causa este feminismo marxista, que no

trepida en hablar de “encapuchados” y de “tomar el mundo por la

fuerza”, nos queda claro que ese feminismo es una nueva táctica

marxista. Ya vimos cómo el “Manifiesto Comunista” recomienda

atizar todos los conflictos para la expansión del marxismo. Ya en

sus albores, Engels había apuntado a la explotación de las mujeres.

Ante el fracaso del comunismo como camino a la prosperidad, era

tiempo de desempolvar sus palabras para reconvertirlo en presunto

adalid de la igualdad.

Las mujeres estaban desde hace siglos inmersas en una lucha por

la igualdad de derechos y por otras banderas, que las convertían en

fáciles víctimas de las seducciones comunistas. Hablar de todos los

tipos de feminismos implicaría un libro entero. Basta con destacar

que se distinguen al menos dieciocho tipos de feminismo, que al

estar mencionados sin ningún orden metodológico, pueden

fácilmente ser llevados a muchos más: Feminismo filosófico,

feminismo radical, feminismo abolicionista, feminismo liberal,

feminismo de la igualdad, feminismo de la diferencia, feminismo

factual o científico, feminismo marxista, feminismo postcolonial,

feminismo anarquista, feminismo negro, feminismo lésbico,

feminismo cultural, feminismo separatista, ciberfeminismo,


DEFENDIENDO A THEMIS 416

ecofeminismo, feminismo disidente, feminismo pro—vida...

Intentaré poner algo de orden en esto, pero sin intenciones de

agotar esa fascinante temática. De todas formas, tanto con

relación al feminismo como con los movimientos homosexuales,

debo aclarar que no suscribo ninguna de esas luchas. Entiendo que

muchas de ellas tienen componentes muy valiosos y rescatables

desde una perspectiva liberal. Pero creo que es en una sociedad

libre donde los reclamos justos tienen mejores posibilidades de ser

oídos ¿No fueron las enseñanzas cristianas de amar al prójimo, y

las liberales de dejar hacer dejar pasar, la causa eficiente del

reconocimiento del estatus y dignidad jurídica de los colectivos

discriminados? No por nada los reclamos feministas, se hacen en

Occidente y no en el mundo musulmán, muchísimo más

discriminador y machista. Y al margen de ello, entiendo que se

debe efectuar tres aclaraciones.

La primera es que existe un “non sequitur” entre considerar que

existen discriminaciones, y que “por eso” deba sobrevenir un

sistema comunista. En todos los casos, el sistema de mercado libre

mejora la situación económica de todos. Un afroamericano que

vive en una casa de clase media en Harlem vivirá con mucho

mayor confort que el mismo afroamericano en una choza en lo

profundo de las selvas africanas. Siendo así ¿Vale la pena que la

justa lucha por menor discriminación se haga resignando en el


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 417

camino la mayor calidad de vida? ¿No se mantendría con el cambio

político la discriminación, agravada con la proverbial miseria que

causa el comunismo? Y de todas formas, ir al totalitarismo como

supuesto remedio contra la discriminación es entrar en la boca del

lobo ¿No hemos tenido cientos de ejemplos de discriminaciones

efectuadas por gobiernos totalitarios? ¿No se persiguió a

homosexuales, o se eliminaron etnias enteras en tales países? ¿Qué

tiene que ver la organización política con la antiquísima manía

humana de discriminar al diferente? Nada asegura que con un

sistema comunista los grupos minoritarios serían menos

discriminados, ya que será exactamente la misma la población que

los discriminaba en un sistema de libre mercado la que seguirá

circundándolos una vez sobrevenido el comunismo.

Para acabar con la discriminación se debe cambiar a la Sociedad,

y no al Sistema Político. Más que cualquier sistema político

—marxista, liberal o el que fuere— lo que puede hacer cesar las

discriminaciones es la clara conciencia de que se debe amar al

prójimo como a uno mismo como enseña el cristianismo.

Así dice el Catecismo católico que “El respeto a la persona

humana supone respetar este principio: “Que cada uno, sin

ninguna excepción, debe considerar al prójimo como “otro yo”,

cuidando, en primer lugar, de su vida y de los medios necesarios

para vivirla dignamente. Ninguna legislación podría por sí misma


DEFENDIENDO A THEMIS 418

hacer desaparecer los temores, los prejuicios, las actitudes de

soberbia y de egoísmo que obstaculizan el establecimiento de

sociedades verdaderamente fraternas. Estos comportamientos sólo

cesan con la caridad que ve en cada hombre un “prójimo”, un

hermano”…

La segunda aclaración es una diferenciación trialista entre lo

que es la dimensión normológica, y la dimensión sociológica del

Derecho. Normológicamente, creo que la igualdad de derechos de

hombres y mujeres es una exigencia del estado actual de nuestra

civilización y que surge de la naturaleza de las cosas y del texto de

todas las Constituciones civilizadas del mundo. También estoy

convencido por eso mismo de que nadie puede ser jurídicamente

discriminado por su condición, raza o preferencias sexuales. Que el

“bullying” al que a veces se somete a quienes son diferentes debe

cesar de una vez por todas.

Sociológicamente sin embargo, con relación a la discriminación

de hecho, entiendo que su desaparición debe ser consecuencia de

que poco a poco la Sociedad vaya asumiendo a tales características

diferenciales como intrascendentes, y nadie puede exigirla. Esto es,

que si bien todos tienen derecho a una igualdad jurídica, esto es, a

que nadie los moleste por cómo son, qué piensan o cuáles son sus

preferencias, nadie tiene derecho a que los demás lo acepten como

tal sin obligar a su vez a los demás a cambiar coactivamente su


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 419

forma de pensar.

Pensemos en un ejemplo inverso para entender lo que quiero

decir. Un homosexual tiene tanto o tan poco derecho a presentarse

exhibiendo tal condición en una mezquita, como un imán que fuera

con su indumentaria de culto a un club de homosexuales y en

medio de la jarana comenzara a gritar “Cambiad vuestras

conductas, sodomitas”. En el primer caso las autoridades de la

mezquita, y en el segundo las del club, podrían sacarlo de allí con

toda la razón del mundo. La idiosincrasia de cada cual es la suya, y

al que no le gusta que no vaya, y no que vaya a armar líos y luego

declararse discriminado.

La tercera aclaración merece un título propio, que es el peligro

de la paradójica discriminación que se puede efectuar utilizando la

bandera de la no discriminación. Es lo que se llama

“discriminación inversa” o “acción positiva”

86.- Discriminación inversa y acción positiva

Comenzaré este punto con una anécdota personal. Cuando

Marquitos, mi hijo mayor, fue asesinado por confusión por fuerzas

parapoliciales de la Provincia de Tucumán, intenté que los

organismos supuestamente “defensores” de derechos humanos

tomaran cartas en el asunto. Era un asunto obviamente

paradigmático: Violencia estatal, encubrimiento masivo por parte

de las autoridades, mentiras, adulteración de pruebas…


DEFENDIENDO A THEMIS 420

Sin embargo, como el gobierno de la provincia era afín al

peronismo, que en Argentina paradójicamente se denomina

“justicialismo”, y vaya a saber por qué ese movimiento goza con

simpatías entre la progresía mundial, me llegó un mail en donde se

excusaban de actuar diciendo que habida cuenta de que mi hijo no

descendía de “pueblos originarios” ni hubiera desarrollado a lo

largo de su vida conductas “diferentes”, su caso no revestía interés.

Como consuelo, me dijeron que habían tomado rápidas medidas

para excluirme de la lista de aportantes a sus campañas.

Cuando se deja de lado como criterio de no discriminación el

idéntico tratamiento a los casos similares, esto es, la igualdad “de

jure” o de derecho (igualdad normológica), en busca de la igualdad

“de facto” o de hecho (igualdad sociológica), no existe forma de

obtener la segunda sin violar a la primera. Ambas son lógicamente

incompatibles y la búsqueda de la igualdad “de facto” es

necesariamente una negación de la igualdad “de jure”. Es

neolengua para discriminar con la excusa de no discriminar.

Es lógico que en una carrera de automóviles se obligue a que

todos larguen al mismo tiempo —igualdad de derechos entre los

corredores—. Pero exigir también que lleguen todos al mismo

tiempo para mantener la misma igualdad que existía en la salida

—igualdad de hecho—, significa necesariamente perjudicar

coactivamente a los más rápidos y favorecer a los más lentos.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 421

Pongo un ejemplo práctico, ya presentado en Tucumán, que

publicó orgullosamente haber sido la primera Provincia que realizó

un “concurso democrático diferenciado” para incorporar travestis,

transexuales y transgéneros al Estado. Supongamos que hubiera

que cubrir diez cargos, y que se presentasen diez no LGBT que

salieran en los diez primeros lugares, y cinco LGBT, que salieran en

los lugares undécimo en adelante. En un concurso normal y

realmente igualitario no se miraría las preferencias sexuales, y se

elegiría a los diez primeros, esto es que los cinco LGBT quedarían

afuera, pero no por ser LGBT sino porque objetivamente su

performance en el concurso fue inferior.

Sin embargo, en un “concurso democrático diferenciado”, los

LGBT entrarían por serlo, pese a desplazar con eso a los que

estaban en los lugares sexto a décimo y en la competencia habían

demostrado mayor idoneidad. Esto es, que cinco no travestis, no

transexuales y no transgéneros, perderían su chance a obtener

puestos frente a cinco LGBT, por la única razón de no serlo. Esto es,

que se estaría creando privilegios en favor de los LGBT, y

otorgando incentivos para declararse tales.

Entiendo que la igualdad ante la Ley puede llegar a impedir

discriminar a alguien por sus preferencias sexuales, pero no resulta

correcto darle preferencia en el empleo en razón de tales

preferencias, lo que va directamente en contra de la Constitución


DEFENDIENDO A THEMIS 422

Argentina que en su artículo 16 dice que “Todos sus habitantes son

iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición

que la idoneidad”. Con concursos así se está creando otra condición

adicional, que es preferir a los que tienen preferencias sexuales no

tradicionales, sobre los que tienen preferencias sexuales más

usuales. Creo que se debe hacer Concursos y nombrar a los más

idóneos, y que las preferencias sexuales no pueden incidir en contra

de nadie. Ni de los LGBT, ni de los que no lo son.

La postura que acepta la “discriminación inversa”, considera

que el Estado no solamente debe garantizar el derecho a la

igualdad, sino que debe tener una posición activa.

Desgraciadamente esto ya se va imponiendo sutilmente en

Declaraciones, Tratados Internacionales, y por ende en Argentina

en su propia Constitución Nacional que los incorpora. Se dice que

el Estado debe remover los obstáculos de cualquier naturaleza que

traben o impidan una real vigencia sociológica de la igualdad, y

que es obligación de éste el garantizar a las personas el ejercicio de

los mismos. Hablé de la incompatibilidad de la igualdad sociológica

con la normológica, pero además… ¿Cómo se define qué tipo y

grado de discriminación se relevante y hasta qué punto el

discriminado merece preferencias compensatorias?

Estas teorías son peligrosísimas. La discriminación es mala,

provenga de donde provenga. La invocación de reales o supuestas


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 423

injusticias pasadas como justificación de injusticias presentes es

tan antigua como la humanidad. El lobo de la fábula de Esopo que

cuestionaba que la oveja al beber aguas abajo le ensuciaba el agua,

antes de devorarla clamaba que “si no fuiste tú, fue tu abuelo”. El

Genocidio en Ruanda se hizo bajo la alegación de que

históricamente los Tutsis habían discriminado a los Hutus. El

Holocausto nazi también se hizo alegando que supuestamente con

anterioridad los judíos habían explotado al pueblo alemán.

Dice Hitler en “Mi Lucha” que “En pocos días quedó

desvanecida toda la apariencia de ese infame engaño al pueblo y de

un momento a otro la banda de dirigentes judíos viose sola y

abandonada, como si no existiera huella del absurdo y del desvarío

que infiltraron en la psicología de las masas durante sesenta años.

Fue un instante sombrío para los defraudadores de la clase obrera

del pueblo alemán... Había llegado el momento de arremeter

contra toda la fraudulenta comunidad de estos judíos

envenenadores del pueblo”.

Puede verse que en la práctica, la discriminación inversa es un

arma maligna y neolingüística, ya que cualquier discriminación

puede ser efectuada y aplaudida con la mera invocación de ser

supuestamente “inversa”, esto es, una supuestamente justa

reivindicación contra pasados agravios.

En este tema resulta de lectura obligatoria el autor liberal


DEFENDIENDO A THEMIS 424

clásico Thomas Sowell, afroamericano que descolló como abogado,

quien escribió “La discriminación positiva en el mundo. Un estudio

empírico” en el que expone que la discriminación inversa es una

forma de victimización que inhibe la natural voluntad de

superación de todas las personas, y requiere siempre de más Estado

y populismo, que terminan manteniendo sumergidos a los grupos

más necesitados.

87.- Feminismo como reivindicación liberal. Precursoras

Hechas estas aclaraciones, aplicables tanto a la situación de

quienes integran cualquier etnia —también la blanca— como a las

dulces exponentes del sexo femenino, históricamente relegadas,

expongo algo de la historia del feminismo, mostrando cómo cambió

de ser una reivindicación liberal en procura de la igualdad de

derechos, para convertirse en una pseudo-reivindicación de la

igualdad de hecho, que en los hechos constituyó y constituye una

agresión marxista. Basta con ver los carteles comunistas que

portan en sus manifestaciones para entender que lo dicho no es una

visión conspiranoica, sino estrictamente realista.

Hay que destacar que la “Primera Ola” del feminismo era

básicamente liberal y luchaba por la igualdad de derechos entre

hombres y mujeres. Cité en mi libro “Descubriendo a Themis” a la

infortunada Marie-Olympe de Gouges y su “Declaración de los

Derechos de la Mujer y la Ciudadana” en la que confiando en el


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 425

liberalismo iluminista franco prusiano, exponía que “una vez en

libertad, el hombre ha sido injusto con su compañera”… “los

derechos naturales de la mujer están limitados por la tiranía del

hombre, situación que debe ser reformada según las leyes de la

naturaleza y la razón”. Esta afirmación le costó ser guillotinada

por el propio gobierno de Robespierre que ella apoyaba.

En el siglo XVIII Mary Wollstonecraft (madre de Mary Shelley,

la autora de “Frankestein”), escribió la “Vindicación de los

derechos de la mujer” intentando —infructuosamente— rebatir las

críticas de Edmund Burke a la Revolución Francesa citadas más

arriba, y planteando demandas que si hoy se siguen a veces

debatiendo, eran totalmente revolucionarias para su época:

Igualdad de derechos civiles, políticos, laborales y educativos, y

derecho al divorcio como libre decisión de las partes.

En el siglo XIX John Stuart Mill, muy conocido economista

liberal —aun con algunos desvíos socialistas propios de una época

de grandes cambios— quien además era un humanista y uno de los

primeros en pronunciarse sobre la lacra de la esclavitud todavía

vigente a esa fecha en Estados Unidos, mostraba la existencia de

límites morales al mercado libre, tomando la antorcha de la

reivindicación de los derechos de la mujer.

Mill se casó con una mujer que influyó mucho en su vida,

Harriet Taylor, llegando a poner bajo su nombre ensayos de ella,


DEFENDIENDO A THEMIS 426

tal como se supone que ocurrió con el ensayo “El derecho al voto

femenino”, que aparentemente ella insistió en que su marido

firmase en su lugar por tratarse de un caballero reconocido y

apreciado en su país. Cuando Stuart Mill enviudó, expuso en su

homenaje gran parte de la visión feminista de Harriet Taylor en su

obra “El sometimiento de la mujer”.

También en el siglo XIX comienza con Flora Tristán la

vinculación de las reivindicaciones de la mujer con las luchas

obreras. Publica en 1.842 “La Unión Obrera”, donde presenta el

primer proyecto de una Internacional de trabajadores, y expresa

“la mujer es la proletaria del proletariado... hasta el más oprimido

de los hombres quiere oprimir a otro ser: su mujer”.

Pero al margen de excepciones, en esta ola se buscaba promover

la igualdad de sexos. Que las mujeres tuvieran los mismos derechos

y las mismas oportunidades laborales que los hombres. También se

apoyaría en la escritura para denunciar la distinción que se hacía

en los tribunales. Los señores debían responder ante la justicia por

la violencia doméstica ejercida contra las mujeres.

El reconocimiento de la igualdad como seres humanos entre los

varones y las mujeres fue lento. Si bien los principios liberales

proclamaban la igualdad de derechos, la práctica demostró que

más bien se hablaba de los varones. Ya desde la Revolución

Francesa y Marie-Olympe de Gouges las mujeres se percataron de


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 427

que no existía aún similar tratamiento jurídico. Por eso siglos

después y con gran perspicacia, determinaron que su demanda

principal fuera el derecho al sufragio.

88.- Feminismo como reivindicación liberal. Realizadoras

Esta reivindicación, además de justa, era estratégica, ya que

llevaba en sí la semilla de todas las demás conquistas. En efecto,

una vez aceptado que las mujeres votaran, todos los partidos

políticos deberían en el futuro satisfacer poco a poco el resto de sus

demandas de igualdad, con la finalidad de obtener sus votos, cuyo

número sería desequilibrante en cualquier elección.

Aunque en general las líderes sufragistas fueron mujeres

relativamente acomodadas, también participaron otras de la clase

obrera. EE.UU. e Inglaterra fueron los países donde este

movimiento tuvo mayor fuerza y repercusión. En el primero, las

sufragistas participaron en las sociedades antiesclavistas de los

estados norteños, inclusive con el apoyo de Abraham Lincoln. En

1.848, convocadas por Elizabeth Cady Stanton, realizaron en una

iglesia de Séneca Falls el primer congreso para reclamar los

derechos civiles de las mujeres. Acabada la guerra civil, se concedió

la libertad y el voto a los negros… pero no a las mujeres. Eso

provocó una nueva etapa de luchas sufragistas hasta que en 1.920,

la enmienda 19 de la Constitución, con mayoría Republicana,

reconoció el derecho al voto sin discriminación de sexo.


DEFENDIENDO A THEMIS 428

En Gran Bretaña mientras tanto, las peticiones de las

sufragistas provocan desde el siglo XIX algunos debates

parlamentarios. El problema de la explotación de mujeres y niños

en las fábricas vinculó al movimiento con el fabianismo,

planteando reivindicaciones por mejoras en las condiciones de

trabajo. En 1.903 se creó la “Woman’s Social and Political Union”

comandada por Emmiline Pankhurst, que organizó actos de

sabotaje y manifestaciones violentas, propugnando la unión de las

mujeres más allá de sus diferencias de clase. La misma fue

declarada ilegal y sus integrantes, perseguidas y encarceladas.

La Primera Guerra mundial produjo un cambio inesperado, ya

que el gobierno británico declaró la amnistía para las sufragistas y

les encomendó la organización del reclutamiento de mujeres para

sustituir la mano de obra masculina en la producción durante la

guerra; finalizada ésta, se concedió el voto a las mujeres. Algo

similar ocurriría al finalizar la Segunda Guerra, en que se reconoció

el derecho al voto femenino en casi todos los países europeos, ya

que las mujeres, en oficinas y hospitales, habían peleado de igual a

igual con los hombres. Aquí aproximadamente terminó el

feminismo sufragista, que según los autores, es calificada como

“Primera ola” o “Segunda ola” del feminismo.

En América Latina el sufragismo no tuvo la misma relevancia

que en los Estados Unidos, en Gran Bretaña o Europa en general,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 429

aun cuando en Argentina en 1.918 se fundó una “Unión Feminista

Nacional”, presidida por Alicia Moreau de Justo, socialista, esposa

del diputado socialista Juan B. Justo y luego ambos fervientes

antiperonistas. Pero paradójicamente, correspondió a María Eva

Duarte de Perón, desde el Gobierno, el otorgamiento de derechos

políticos de la mujer, aun cuando posiblemente tuviera algún

ingrediente de especulación política coyuntural. El ciclo de

reconocimiento de derechos similares a los de los varones fue

completado por un gobierno militar en la década de 1.960, cuando

se reformó el Código Civil argentino y a iniciativa del Dr.

Guillermo Borda, un jurista cristiano, se derogaron las

decimonónicas normas que determinaban la incapacidad civil de la

mujer casada.

Paradójicamente, terminada la etapa sufragista, que pese a

algunos aislados intentos de izquierda por captarlas, bien puede

mirarse globalmente como una etapa liberal en búsqueda de la

igualdad de derechos, se produjo un resurgimiento de las luchas

feministas, ya convertidas en una causa muy ligada al comunismo,

dándose inicio a lo que se conoce, según los autores, como

“Segunda ola” o “Tercera ola”, que florece definitivamente en la

década de los sesenta.

89.- Feminismo como agresión marxista. Precursoras

Como todo movimiento, existen precursoras que recién a la luz


DEFENDIENDO A THEMIS 430

de los acontecimientos posteriores, pueden ser identificadas como

tales. Por ende se debe aclarar que la etapa marxistoide del

feminismo no nace exactamente en la década mencionada

anteriormente. Las tentativas de armar un feminismo comunista

reconocen sus primeros orígenes en el siglo XIX con la ya citada

Flora Tristán, y a principios del siglo XX en Emma Goldmann,

anarquista lituana acusada de un fallido atentado presidencial en

Estados Unidos, luego exiliada a la Unión Soviética y calificada

como “Enemiga pública número Uno”. Anecdóticamente, más

adelante y en la naciente Unión Soviética, Emma Goldmann

participó de la rebelión anarquista de Kronstadt en contra del

comunismo, y también escribió dos libros llamados “Mi desilusión

con Rusia” y “Mi posterior desilusión con Rusia”. Esta

permanente disconforme publicó “Anarquismo y otros ensayos”,

donde relacionaba la lucha feminista con la de la clase obrera y se

atrevía a hablar de la sexualidad femenina.

Para los liberales siempre atraídos por la palabra “anarquismo”,

aclaro que como movimiento político, a fines del Siglo XIX y

principios del XX y hasta ser absorbido por el naciente comunismo,

ese anarquismo fue una rama terrorista esencial en la prédica

izquierdista, causando entre otras cosas la Primera Guerra

mundial. Gilbert K. Chesterton en “El Hombre que fue Jueves”

hace deliciosas descripciones sobre este movimiento.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 431

Otra precursora de este nuevo enfoque pro comunista del

feminismo fue Simone de Beauvoir. Ella, eterna pareja del filósofo

existencialista Jean Paul Sartre, fue la fundadora de la revista

“Les Temps Modernes” (los tiempos modernos), que pretendía

difundir la corriente existencialista a través de la literatura

contemporánea. En sus ensayos y novelas recalcaba su

compromiso con el comunismo, el ateísmo y el existencialismo, y

mantuvo estrechas relaciones con Fidel Castro, Che Guevara y

Mao Tse Tung. Pero sobre este tema escribió “El Segundo sexo”,

libro al que me referiré más adelante como precursor también de la

denominada “Ideología de Género”.

La precursora más cercana al florecimiento de esta ola, sin ser

ella declaradamente comunista como las anteriores, pero dando los

cimientos a los movimientos más recientes, fue Betty Friedan con

su “Mística de la femineidad”. Ella como psicóloga, percibió una

sensación de vacío en la mujer, que denominó “el malestar sin

nombre”, en cierta forma similar a “La náusea” de Sartre, e indagó

sobre sus causas. Encontró que los hombres recién vueltos de la

Segunda Guerra, reclamaban sus empleos, dando por

sobreentendido que ellos correspondía a los hombres por derecho y

que habían sido tomados provisoria y precariamente por las

mujeres ante la forzada ausencia bélica de sus titulares.

Las mujeres, habiendo saboreado la sensación de ocupar


DEFENDIENDO A THEMIS 432

trabajos masculinos para ser luego desplazadas y vueltas a su

función de amas de casa, sentían que habían perdido algo

indefinible. Friedan denunciaba su malestar y el de todas las

norteamericanas de su generación, que, como ella, se veían

abocadas a cubrir un rol femenino que no les satisfacía. Mujeres

impelidas a renunciar a su individualidad, mujeres frustradas que

padecían el mismo “malestar sin nombre”“ y caían víctimas de la

depresión, el suicidio y el alcoholismo, engrosando las cuentas de

psicoanalistas y laboratorios farmacéuticos.

Su propia vida la marcó. En su libro —insólitamente en el año

1.963 fue uno de los más vendidos en Estados Unidos— expone que

“Una mujer debe poder decir, y no sentirse culpable al hacerlo,

¿quién soy? y ¿qué quiero hacer en mi vida? No debe sentirse

egoísta y neurótica si quiere alcanzar metas propias, que no estén

relacionadas con su esposo e hijos”. Betty Friedan declamaba —tal

como simultáneamente nuestra vernácula “Mafalda” al

caricaturizar a su madre, y sobre todo a “Susanita”— que tener

esposo e hijos no era todo a lo que las mujeres debían aspirar, ya

que necesitaban desarrollarse individualmente.

Betty Friedan sabía muy bien de qué hablaba. Hija de

inmigrantes judíos de la Europa Central, había tenido una infancia

difícil marcada por los constantes ataques de ira de su madre,

mujer inteligente frustrada tras abandonar su puesto como editora


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 433

en un diario para convertirse en ama de casa. Deseosa de

abandonar el hogar, Betty Friedan decidió graduarse en psicología.

Estudiante brillante, obtuvo dos becas pero aceptó la de la

Universidad de California en Berkeley tras renunciar a otras aún

mejores para complacer al hombre con el que salía entonces.

Terminada la relación en holocausto a la cual había renunciado

a sus becas, la joven decidió trasladarse a Nueva York a los 22 años,

colaborando con varias publicaciones obreras. Allí conoció a un

joven director teatral, Carl Friedan, con el que contrajo

matrimonio cuatro años después, y cuando él fichó por una agencia

publicitaria, ella se convirtió en ama de casa. Madre de tres hijos,

observó cómo su vida comenzaba a parecerse a la rechazada figura

materna.

Por eso volvió a colaborar en revistas, y cuando uno de sus

artículos fue rechazado, decidió concentrarse en la redacción de un

ensayo que reflejase cómo se sentía, naciendo así “La mística de la

feminidad”. Tres años después de su publicación, en 1.966, Betty

fue una de las fundadoras y primera presidente del NOW (National

Organization for Woman), organización que reunía a un gran

número de colectivos y grupos feministas de Estados Unidos.

90.- Feminismo como agresión marxista. Realizadoras

El “nuevo feminismo” como tal comienza a fines de 1.960

incardinándose dentro de los movimientos sociales surgidos


DEFENDIENDO A THEMIS 434

durante esa década en los países más desarrollados, y toma un cada

vez más definido cariz de izquierda. Empieza a hablar del

“patriarcado”, de “la opresión de la mujer”, su rol en la familia, la

división sexual del trabajo, la sexualidad, etc., exponiendo ya con

una orientación claramente marxistoide y postulando que

supuestamente no puede obtenerse un cambio social en las

estructuras económicas sin modificar las relaciones entre los sexos.

Así el feminismo, nacido como un liberal movimiento de

reivindicación de la igualdad de derechos de la mujer, terminó

convertido en un nuevo ariete del marxismo, planteando una

redefinición del rol femenino como parte de un cambio político

cuya bondad se daba por sobreentendida, partiendo de la base de

que la sociedad “capitalista” y su sistema de familia tradicional

heterosexual y patriarcal constituyen una fuente de opresión.

Pese a asumir la supuesta bondad del socialismo y comunismo,

el feminismo expone que éste está también impregnado de similar

ideología patriarcal. Por supuesto, esto último es más que nada un

disfraz tendiente a considerar que la suya es una causa que

atraviesa transversalmente las tensiones de los “dos bloques” de la

época, y disimular sus raíces y propuestas comunistas.

El nuevo feminismo considera que la naturaleza no encadena a

los seres humanos y les fija su destino: “No se nace mujer, se llega a

serlo”, decía Simone de Beauvoir. Reivindica el placer sexual por


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 435

parte de las mujeres y denuncia que la sexualidad femenina ha sido

negada por la supremacía de los varones, rescata el orgasmo

clitoridiano y el derecho a la libre elección sexual.

Hay por supuesto en esto todo esto una cierta exageración. Las

mujeres no hubieran aguantado estoicamente los dolores de parto

durante dos mil años, solamente por un supuesto sentido del deber.

El goce sexual es una parte ínsita al mecanismo reproductivo desde

cientos, miles y millones de siglos antes de que los seres humanos

aprendieran siquiera a encuadernar el primer libro.

Por primera vez se cuestionaba que por su capacidad de

reproducir la especie, la mujer debiera asumir como mandato

biológico la crianza de los hijos y el cuidado de la familia. Se

analiza el trabajo doméstico, denunciando su carácter de

adjudicado a ésta por nacimiento y de por vida, así como la función

social del mismo y su no remuneración.

Todo ello implicó una crítica radical a las bases de la

organización social imperante. “Ya no se acepta al hombre como

prototipo del ser humano, como universal. Luchamos, sí, porque

no se nos niegue ningún derecho, pero luchamos, sobre todo, para

acabar con la división de papeles en función del sexo”, dicen

Paloma Uría, Empar Pineda y Montse Oliván en una recopilación

de ensayos feministas sobre cuestiones teóricas y políticas relativas

a la opresión de la mujer y la historia del movimiento feminista.


DEFENDIENDO A THEMIS 436

91.- Feminismo de la diferencia y de la igualdad

Hablaré ahora de dos visiones casi contrapuestas del feminismo:

La que pone el acento en la igualdad entre varones y mujeres, y la

que pone el acento en las diferencias entre ambos. El concepto de

“feminismo de la diferencia” surge a comienzos de los setenta en los

EE.UU. y Francia con el eslogan “ser mujer es hermoso”. Propone

una revalorización de lo femenino, planteando una oposición

radical a la cultura patriarcal y a todas las formas de poder, por

considerarlo propio del varón; rechazan la organización, la

racionalidad y el discurso masculino, pero identificándose

decididamente como mujeres.

Este feminismo reúne tendencias muy diversas reivindicando

por ejemplo que lo irracional y sensible es lo característico de la

mujer, revaloriza la maternidad, exaltando las tareas domésticas

como algo creativo que se hace con las propias manos, rescata el

lenguaje del cuerpo, la inmensa capacidad de placer de la mujer y

su supremacía sobre la mente, la existencia de valores y culturas

distintas para cada sexo, que se corresponden con un espacio para

la mujer, y un espacio para el varón, etc. El mundo femenino se

define en términos de antipoder o no-poder.

Esta tendencia fue mayoría en Francia e Italia y tuvo bastante

fuerza en España. Sus principales ideólogas fueron Annie Leclerc y

Luce Yrigaray en Francia, Carla Lonzi en Italia y Victoria Sendón


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 437

de León en España.

Al anterior se contrapone el “feminismo de la igualdad”, que

reconoce sus fuentes en las raíces ilustradas y el sufragismo, pero se

plantea conseguir la profundización de esa igualdad hasta abolir

totalmente las diferencias, que denomina “artificiales”, en razón

del sexo. En España, las autoras feministas Empar Pineda Erdozi

y Celia Amorós cuestionaron las supuestas “implicancias

conservadoras” del feminismo de la diferencia, al que ven como un

retroceso. Igualmente Christine Delphy la designa como

“neofemineidad”, le encuentra “connotaciones biologistas y

esencialistas”, y considera que “en definitiva no hace sino afianzar

los estereotipos sexuales, propio de una ideología reaccionaria”.

Las defensoras de la igualdad niegan la existencia de valores

femeninos y señalan que la única diferencia válida es la que tiene su

origen en la opresión. La mencionada Delphy expone que “Lo que

se encuentra en la sociedad jerárquica actual no son machos o

hembras, sino construcciones sociales que son los hombres y las

mujeres”.

Cabe destacar también que, después de duras polémicas, ambas

visiones lograron eliminar las aristas más ríspidas de ambas

tendencias, e incluso se reconocen aportes mutuos, produciéndose

lo que Amorós llama “la diferenciación de la igualdad y la

igualación de la diferencia”.


DEFENDIENDO A THEMIS 438

Veremos ahora las principales corrientes actuales dentro del

feminismo, anticipando que las corrientes del feminismo que se

proponen como una alternativa de poder, como el feminismo

marxista y una parte del feminismo liberal, se pronuncian

usualmente por el “feminismo de la igualdad”, aunque esta noción

adquiere significados muy distintos para ambas.

En cambio, otra parte de las feministas liberales, y una buena

parte de las feministas radicales, que consideran que su

movimiento no se puede embanderar en ninguna visión política, se

pronuncian a favor del “feminismo de la diferencia”, lo que implica

una vuelta a las fuentes y un rechazo a la izquierdización de su

movimiento.

92.- Feminismo radical, marxista y liberal

Como se anticipó, dentro del feminismo contemporáneo existen

numerosos grupos con diversas tendencias y orientaciones por lo

cual es más correcto hablar de movimientos feministas en plural.

Según Norma Stoltz Chinchilla, también feminista y profesora

emérita en California, el feminismo es una ideología parcial que

tiene que estar ligada consciente o inconscientemente con otra

ideología de clase, diferenciando varios tipos de feminismo que a

veces se entrecruzan y otras se contraponen, básicamente el liberal,

el radical y el marxista.

Por supuesto, el ”feminismo liberal” es más bien identificable


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 439

con el liberalismo iluminista franco prusiana que con el liberalismo

conservador y clásico. Pero es el menos virulento. Heredero de las

primeras “olas” liberales, su máxima representante actual es

Rebecca Walker, antes Leventhal. Ella es autora de la división de

la historia del feminismo en diferentes “Olas”, y hasta hoy

contribuye al debate global sobre la identidad, la evolución de la

familia humana, el poder, la cultura, etc.

Su biografía la define. Hija de la feminista afroamericana Alice

Walker, autora de la novela “El color púrpura”, ganadora del

Premio Pulitzer y cuya obra fue llevada por Steven Spielberg a la

pantalla grande con singular éxito, y de un abogado judío

norteamericano, Melvyn Leventhal, tras el divorcio de sus padres

vivió parcialmente con su madre. Siendo a la vez negra, blanca y

judía, escribió un libro con ese nombre, “Negra, blanca y judía”, y

fundó el movimiento “Girlie”.

Su movimiento “Girlie” es un gran exponente del “feminismo de

la diferencia”, que sostiene que el feminismo es lo que cada mujer

quiera hacer de él y, por tanto, existen tantos feminismos como

mujeres en el mundo. El movimiento Girlie exalta la feminidad y

consideran que sus predecesoras cometieron el error de identificar

la feminidad con la sumisión y crearon un modelo de “buena

feminista” que desprecia toda actitud realmente femenina. En

oposición, este movimiento defiende el derecho a usar maquillaje,


DEFENDIENDO A THEMIS 440

minifaldas y tacones altos y ser feminista al mismo tiempo. Acepta

símbolos femeninos como el color rosa, la muñeca Barbie, etc.

Su visión de los feminismos radicales y marxistas como

excesivamente restrictivos, la lleva a rechazar toda norma y

animar a las mujeres a disfrutar de sus propias contradicciones. El

feminismo liberal, con peso en especial en Estados Unidos,

considera a la libertad —el “capitalismo” lo llaman— como el

sistema que ofrece mayores posibilidades de lograr la igualdad

entre los sexos. Cree que la causa principal de la opresión está dada

por la cultura tradicional, que implica atraso y no favorece la

emancipación de la mujer. El enemigo principal sería la falta de

educación y el propio temor de las mujeres al éxito, y busca

animarlas a demostrar toda la potencialidad de su sexo.

El “feminismo radical” en cambio sostiene que la mayor

contradicción social se produce en función del sexo y propugna una

confrontación de sexos, sin connotaciones explícitamente

partidarias, aun cuando como ya vimos, toda revolución contra el

orden establecido, si no lo es desde su origen, igualmente termina

siendo marxista. Las mujeres estarían oprimidas por las

instituciones patriarcales que tienen el control sobre ellas y,

fundamentalmente, sobre su reproducción. Reconoce como

objetivos centrales retomar el control sexual y reproductivo de las

mujeres y aumentar su poder económico, social y cultural, destruir


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 441

las jerarquías y la supremacía de la ciencia, crear organizaciones no

jerárquicas, solidarias y horizontales. Otro rasgo principal es la

proclamada independencia total de los partidos políticos y los

sindicatos.

Finalmente, el “feminismo marxista” coincide con algunos

análisis y aportes del feminismo radical, reconociendo la

especificidad de la lucha femenina, pero considera que ésta debe

insertarse en la problemática del enfrentamiento global al sistema

capitalista. Expresa también que los cambios en la estructura

económica no son suficientes para eliminar la opresión de las

mujeres. Relaciona la explotación de clase con la opresión de la

mujer, planteando que ésta es explotada por el capitalismo y

oprimida por el patriarcado, sistema que es anterior al capitalismo

y que fue variando históricamente. En general está a favor de la

doble militancia contra ambos. Esta corriente se destacó

principalmente en Inglaterra y en España, y en algunos países

latinoamericanos tuvo bastante importancia. En América Latina

el feminismo fue adquiriendo relevancia en los últimos años.

El Feminismo marxista puede ser representado ahora en

Estados Unidos en dos descendientes de hindúes, Shulamith Bath

Shmuel Ben Ari Feuerstein, más conocida como Shulamith

Firostene, y Tithi Bhattacharya. La primera en su ya clásico libro

“La dialéctica de los sexos. En defensa de la revolución feminista”,


DEFENDIENDO A THEMIS 442

considera a las mujeres como una clase social en un sentido sexual,

pero “al contrario que en las clases económicas, las clases sexuales

resultan directamente de una realidad biológica; el hombre y la

mujer fueron creados diferentes y recibieron privilegios desiguales”.

Propone como alternativa la necesidad de una nueva organización

social basada en comunidades donde se fomente la vida en común

de parejas y amigos sin formalidades legales. Algo similar a las

comunidades hippies o quizá a los ya demodés “Kibutz” israelíes.

O más probablemente, a los soviets de los primeros tiempos de la

Revolución rusa, o a las Comunas de la Revolución china.

La otra representante que selecciono es Tithi Bhattacharya,

quien considera que la idea de “empoderamiento” de las mujeres

evita preguntarse quién es la que se empodera y para qué fines, por

lo que en su visión, si el feminismo se contenta con la mera idea de

“empoderamiento” de las mujeres, solamente contribuye al éxito

de un sector muy pequeño de las mujeres de todo el mundo, como

políticas, como mujeres de negocios, como CEO, y que esto, que es

considerado un éxito para el feminismo, solamente reafirma al

“capitalismo”, cuando el verdadero problema es que, para la gran

mayoría de las mujeres en todo el mundo, eso continúa

—supuestamente— representando un empobrecimiento absoluto

de las condiciones de vida y las condiciones de trabajo. Por ende, si

el feminismo quiere convertirse en una amenaza para el sexismo y


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 443

la violencia capitalistas, en lugar de ser una sierva del desarrollo

capitalista, entonces tiene que ser un feminismo anticapitalista. En

esta autora y este discurso queda muy clara la capacidad

comunista de desviar la lucha de las mujeres a una lucha marxista.

Por supuesto, teniendo similares objetivos, son muchos los

puntos en común entre estos tres principales enfoques del

feminismo. No puedo aquí resistir la tentación de, siguiendo mi

orientación trialista expuesta en mis libros, decir que en realidad

considero que existe una falsa dicotomía, ya que

normológicamente las mujeres deben ser tratadas igualitariamente

con los hombres, sociológicamente son obviamente diferentes y eso

debe llevar a algunos tratamientos diferentes, y que

dikelógicamente para llegar a soluciones justas se debe contemplar

ambos aspectos de la relación entre sexos.

93.- Ideología de género y homosexualidad de izquierda

En la búsqueda de una nueva identidad del menguante

comunismo marxista, y a la vez de nuevas fuentes de conflictividad

de que nutrirse, el comunismo detectó otros grandes discriminados

en los homosexuales. La “ideología de género” armada por las

últimas olas del feminismo, venía como anillo al dedo a una nueva

visión de la homosexualidad.

Aclaro que rechazo hablar de “perspectiva de género”, porque

considero ese término como una brillante pirueta neolingüística:


DEFENDIENDO A THEMIS 444

Las ideologías se pueden cuestionar, las perspectivas no. Al hablar

de una “perspectiva” de género, se está poniendo a la ideología

subyacente al margen de cualquier posibilidad de debate: “Como

hablas desde otra perspectiva que la mía, puedes tener razón desde

tu perspectiva, pero no desde la mía”. La elevación de una

ideología al rango de una “perspectiva” es un salvoconducto para

evitar refutaciones. Eso le encanta hacer al marxismo, que sostiene

que a diferencia de las demás, la suya no es una ideología sino una

visión objetiva. Esta triquiñuela ya la utilizaba siglos atrás Marx

cuando escribía “El Capital”.

El feminismo de la igualdad terminaba necesariamente

aceptando la homosexualidad femenina y masculina. Desde las

premisas de que no se nace mujer sino que se llega a serlo como

decía Simone de Beauvoir, de que no se acepta la división de

papeles en función del sexo, como postulan Paloma Uría, Empar

Pineda y Montse Oliván, si lo que se encuentra en la sociedad

jerárquica actual no son machos o hembras sino construcciones

sociales que son los hombres y las mujeres como dice Christine

Delphy, y si las mujeres pueden ser a voluntad hombres o mujeres

conforme se “autoperciban”, por lógica consecuencia las mujeres

pueden decidir ser hombres y los hombres ser mujeres con idéntico

fundamento. La fidelidad a estas premisas las lleva a recibir con los

brazos abiertos a los hombres, apenas dicen proclamarse mujeres...


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 445

La idea de esta ideología es que hablar de “hombres” y

“mujeres” en función de su papel en la relación sexual, procreativa

o familiar, es supuestamente tan falaz como establecer diferencias

según se sea rubio o morocho, alto o bajo. Todo ello sería

simplemente una construcción artificial. Y así nace la “ideología

de género”, que sostiene que las diferencias entre el hombre y la

mujer —a pesar de las obvias diferencias anatómicas y

biológicas—, no corresponden a una naturaleza fija, sino que son

“construcciones culturales y convencionales”, hechas según los

roles y estereotipos que cada sociedad “le asigna a los sexos”.

Todo con las lógicas reservas de que en muchos casos la presunta

homosexualidad de muchas personas ilustres probablemente no es

más que una propaganda de los propios homosexuales, debo

admitir que siempre existieron a lo largo de la historia. Algunos

grandes guerreros como Aquiles o Alejandro Magno. Y como la

sensibilidad artística es muy propia de la feminidad, hubieron

otros con un talento artístico tan asombroso como se dice de

Sandro Botticelli, Michelangelo Merisi da Caravaggio, Leonardo

da Vinci, Miguel Ángel Buonarotti, o grandes escritores como

Oscar Wilde, Marcel Proust, Federico García Lorca o Truman

Capote. Oscar Wilde tiene un estudio en donde leyendo las poesías

del gran dramaturgo William Shakespeare entre líneas con la

sutileza que solamente él podía tener, intenta demostrar que


DEFENDIENDO A THEMIS 446

supuestamente el Bardo de Avón era uno de los suyos.

En menor medida también hubieron científicos homosexuales

como Georg Joachim Rheticus, discípulo de Copérnico, o el icónico

caso —inclusive llevado al cine— de Alan Turing. Entre las

mujeres, dejando de lado a Safo de Lesbos, son menos conocidos los

casos históricos de lesbianismo, aun cuando seguramente los había,

ya que recuerdo haber leído azorado cuando niño algún cuento de

“Las Mil y Una Noches”, de dos princesas enamoradas entre sí.

Muchos homosexuales eran y son extremadamente inteligentes,

usualmente artistas, y varios de ellos con buenos contactos en

Hollywood, los periódicos y los medios de difusión cultural.

Y así la Revolución Comunista —una revolución única en todo

tiempo y lugar, que muta como un virus— se hizo “gay friendly”,

olvidando que el estalinismo y el comunismo chino veían esto como

signos de “decadencia burguesa”, tal como también había definido

Lenin esas conductas. Fidel Castro declaró alguna vez que “Nunca

hemos creído que un homosexual pueda personificar las

condiciones y requisitos de conducta que nos permita considerarlo

un verdadero revolucionario, un verdadero comunista”.

Hasta el comunismo cambió para mal a la homosexualidad, ya

que originariamente era una manifestación de individualidad. Su

himno empezaba diciendo “Yo soy lo que soy, mi creación y mi

destino”. Los antiguos homosexuales se sabían diferentes,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 447

trasgresores y se enorgullecían de eso. Oscar Wilde se vanagloriaba

de su inclinación como supuesto símbolo de modernidad, algo

totalmente diferente al “homosexualismo populista” actual que

niega que lo suyo sea una transgresión y trata de que sea visto

como una forma de ser natural, que pueda convertirlos en “grupos

discriminados”. Esto es, que si antes los homosexuales querían ser

una vanguardia diferente que no aceptaba la normalidad, ahora

buscan ser una retaguardia supuestamente normal pero no

aceptada. No buscan ser individuos diferentes y respetados sino

colectivos normales y discriminados. En el fondo su búsqueda de

naturalizar sus orientaciones es una forma de despreciarlas, de no

asumirlas como una individual e incontrovertible decisión propia,

sino como una supuesta consecuencia de fuerzas naturales a las que

no pudieron resistirse.

94.- La teoría queer como culminación de la confusión

Hablaremos muy someramente de la “teoría queer”. Ella va

más allá del feminismo, y ha dado lo que se llama “un golpe

maestro en los círculos académicos”. Según ellos, aun el feminismo

es reaccionario por cuanto incurre en la “trampa” de razonar en

términos binarios, es decir presuponiendo la existencia de dos

géneros estables. Hasta hablar de “trans-sexuales” implica aceptar

que quienes lo son están trasvasando su propia naturaleza. La

teoría queer cuestiona por ende lo que llama la “oposición binaria”.


DEFENDIENDO A THEMIS 448

Los teóricos queer argumentan que las “oposiciones binarias” son

categorizaciones que llevan implícitamente un término

privilegiado o primario, y otro que es simplemente su derivado

desviado. Por ejemplo, según ellos, hablar de “hombre” es primario,

y hablar de “mujer” es simplemente la negación de hombre. La

teoría queer señala que debemos “deconstruir” todas estas

“oposiciones binarias” sociales. Por ejemplo hombre/mujer,

heterosexual/homosexual, natural/ artificial, y por supuesto,

capitalismo/ comunismo y adultos/ niños.

Esto se lleva a cabo mediante el “queering”, que básicamente

consiste en una estrategia de transgredir los bordes de los conceptos

y categorías, hasta que cada categoría se torne esencialmente sin

significado e indistinguible de otra. Por ejemplo, si tomamos

“hombre” y lo redefinimos para no ser quien tiene los atributos

sexuales masculinos sino “quien se autoperciba como hombre”,

entonces ha operado el queering, se ha “queerificado” esa categoría

y ya no es distinguible de “mujer”. Todo dependerá de cómo se

sienta cada uno y no de sus atributos masculinos o femeninos.

Para esta teoría, la fuente de la opresión no es una clase de

personas que subordine a otra y la explote para obtener su labor y

recursos, sino que la opresión surge de la propia existencia de la

estructura social, del propio acto de etiquetar a los grupos de una

forma binaria, lo que es considerado restrictivo y opresivo y hace


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 449

que supuestamente la gente no pueda expresar sus verdaderos “yo”.

La naturalidad —considerar que los hombres son hombres y las

mujeres, mujeres— es denominado “binarismo de género”, referido

también como “dualismo de género”. En contraposición al modelo

normal en que “sexo”, “género” y “sexualidad” van asociados

como accidentes naturalmente unidos, esta postura considera que

se debe aceptar cualquier matiz intermedio aunque no encaje en

aquéllos. Por eso busca instaurar cada vez más categorías

adicionales que definan a las personas sin “suposiciones previas”.

Un abogado tailandés, Vitit Muntarbhorn, Defensor Global LGBT

de las Naciones Unidas, expone que a su criterio hay “ciento doce”

supuestos “géneros” diferentes. Y con esta teoría, las personas

pueden cambiar sus supuestos géneros cada día.

Por supuesto, también la pedofilia queda convalidada dentro de

esta teoría como forma de terminar con la “oposición binaria”. Ya

ensalzada esa inclinación contra la inocencia infantil por feministas

como Simone de Beauvoir, la pedofilia fue también la acusación

que hiciera Guy Sorman a Michel Foucault, reclamándole haber

abusado sexualmente de niños de entre 8 y 10 años en la década del

60 mientras vivía en Túnez. Una autora norteamericana, Kathryn

Bond Stockton escribió un libro, “El niño Queer o crecer

oblicuamente en el vigésimo siglo”, sosteniendo que en razón de su

supuesta falta de identidad sexual definida —postura que implica


DEFENDIENDO A THEMIS 450

una contrafáctica petición de principios— detrás de todo niño se

esconde un queer “agredido” por una sociedad que supuestamente

en su beneficio le pretende “enseñar” a actuar conforme a una

identidad predeterminada socialmente. Así, pasar sobre lo padres y

enseñarle a los niños la posibilidad de ser homosexuales pasa a ser

una “liberación” y no una inadmisible intromisión estatal.

Para tornar más peligroso este movimiento en su variante

pedofílica, muchas veces el “queer” se disfraza de formas exóticas o

payasescas para ser asimilado en la mentalidad infantil con estas

personas de cuyas torpezas ellos ríen junto con sus padres ¿Cómo

desconfiar de esos estrambóticos hombres o mujeres que quizá los

sientan en sus rodillas y les sonríen amistosamente con sus pelucas

anaranjadas y blancas pinturas en la cara, si son tan parecidos a los

queridos payasos de McDonald o a los fantásticos seres

multicolores de que solamente pueden ver desde lejos en los circos o

los cinematógrafos, y apenas un poco más cerca en los cumpleaños

infantiles organizados por madres de familias bien constituidas?

Dicho sea de paso, Disney busca ser el centro vacacional del Nuevo

Orden Mundial y posiblemente por eso sus personajes son cada vez

menos inocentes y definidos. Pero eso es otra historia.

Es una nueva vuelta de tuerca al feminismo, que permite que

hombres disfrazados de mujer ganen concursos de belleza

femeninos aplaudidos por mujeres desplazadas —eso ocurrió en


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 451

Tarragona, España en 2.018— o que hombres con músculos

similares a los del Increíble Hulk muelan a palos a mujeres, como

en el sonado caso de Fallon Fox, solamente porque antes de subir al

ring se pusieron una peluca con el pelo largo usualmente de un

color antinatural, con el aplauso de los más “progresistas”. Esto ha

producido por lógica reacción el nacimiento de un sector feminista

un poco más razonable, contrario a la competencia directa de

mujeres con transexuales, que se llaman “transexcluyentes”.

El largo brazo de la tenaza constituido por el asedio a la familia

y sus roles tradicionales, a la idea de feminidad, y a algunos de los

más preciados tesoros de la Cristiandad —pudor inocencia de los

niños, derecho de los padres a definir su educación—, para llegar a

la despersonalización del individuo en lo que Engels llamaba “la

horda”, meros engranajes estatales desprovistos de una identidad

familiar y sexual definida, queda así debidamente presentado en

sus rasgos más básicos. Vamos a otro brazo de la tenaza: La droga.

95.- La proliferación de la droga como agresión marxista

Mi hijo Marquitos fue según mis investigaciones, asesinado

como consecuencia de una estúpida confusión de narcopolicías

sicarios que armaron una emboscada mortal destinada a

narcotraficantes por problemas relativos a un botín, así que este

tema es altamente sensible para mí. No entraré empero en la

discusión sobre las bondades o peligros de la liberalización del


DEFENDIENDO A THEMIS 452

tráfico de drogas, bastando con destacar que tanto quienes la

apoyan como quienes la rechazan coinciden en que la droga se

trata de un flagelo a combatir. Y desde ya anticipo que también es

un flagelo promovido deliberadamente desde el bando comunista.

Debe recordarse que en “Un mundo feliz”, Aldous Huxley

cuenta que los gobernantes mantenían a la totalidad de la

población estupidizada (no por nada se dice también “opificada”

en referencia a una droga) con una sustancia denominada “soma”,

para que no entendieran que eran parte de un sistema en donde no

se aceptaba la individualidad. Igualmente en “Farenheit 451” Ray

Bradbury describe a Linda como una drogadicta compulsiva.

Claramente la droga es un medio de manipulación social. No es

de extrañar entonces que los países comunistas fueran en

reiteradas ocasiones acusados de narcotráfico por las más

prestigiosas agencias de inteligencia en Occidente. Los funcionarios

de los distintos organismos estadounidenses de inteligencia militar

sospechaban desde los años mil novecientos cincuenta que existía

una conexión entre el aumento del tráfico de drogas y la Unión

Soviética. Y en 1.974, A. H. Stanton Candlin publicó la obra

“Guerra psicoquímica: La ofensiva de China Comunista contra

Occidente” (“Psycho-chemical Warfare: The Chinese Communist

Drug Offensive Against the West”), mencionando a diversos

funcionarios del gobierno chino que luego de obtener asilo político


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 453

denunciaron la red de narcotráfico estatal en China. Uno de ellos

describió una presunta reunión secreta del gobierno chino en 1.952

en la que se habría discutido la agenda de drogas para los siguientes

20 años. En esta reunión se tomaron decisiones para estandarizar

los grados de narcóticos, fijar regulaciones, establecer precios

diseñados para alentar el mercadeo agresivo; enviar representantes

de ventas, expandir la investigación y la producción de droga, así

como reorganizar las responsabilidades administrativas.

Supuestamente —y coincide con los otros nombres dados

anteriormente—, la información pudo ser confirmada con datos

suministrados por agentes de inteligencia soviéticos y

checoslovacos.

En su obra “Cocaína Roja, la drogadicción de América”, Clyde

Taylor, de la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos,

efectúa directas acusaciones de narcotráfico contra Rusia y China,

y Ray Cline, ex director de la CIA, dijo observar entre los años mil

novecientos cincuenta y sesenta afianzarse los vínculos entre

grupos políticos revolucionarios marxista-leninistas,

narcotraficantes que buscaban la protección que los grupos

revolucionarios, y traficantes de armas que operaban como

proveedores de armamento de los otros dos.

Expone Clyde Taylor en el libro mencionado que en 1.985

existían evidencias de que los Estados Comunistas habían


DEFENDIENDO A THEMIS 454

facilitado las actividades de grupos narcotraficantes, y que los

reportes de inteligencia señalaban que los cubanos recibieron,

desde Moscú, la orden de infiltrar con drogas a Estados Unidos y

Latinoamérica. Concordantemente, Jan Šejna, General de la

Armada de Checoeslovaquia exiliado en Occidente, escribió junto

con Joseph Douglass —uno de los grandes asesores de seguridad

nacional en Estados Unidos y ex Director adjunto de la CIA— un

libro denominado “Decisiones tomadas en países comunistas. Una

vista desde adentro” (“Decision-Making in Communist Countries:

An Inside View”). Dice este libro que “…la estrategia soviética

actual relacionada con el narcotráfico, el terrorismo y el crimen

organizado tuvo sus orígenes alrededor de 1.955, cuando Kruschev

se propuso modernizar la subversión soviética y poner de nuevo en

marcha el movimiento comunista mundial tras la muerte de

Stalin”.

Tampoco fue ajeno China a todo esto, según lo dicho por varios

agentes de inteligencia en el exilio que colaboraron con la prensa

británica. Más aún, según los datos de varias agencias tales como la

de Inteligencia de Japón, la Oficina de Narcóticos de Estados

Unidos, la Inteligencia de la Armada de Estados Unidos y la

CIA… el narcotráfico en China era una actividad “oficial”, es decir

que el gobierno usaba la estructura estatal para invadir Occidente

con drogas. Chou En Lai, ex primer ministro de China, fue


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 455

relacionado con la presunta red estatal de narcotráfico en China y

se le atribuyó la siguiente frase, refiriéndose a las drogas y

estupefacientes: “A los capitalistas hay que desarmarlos con las

cosas que les gusta probar”.

De acuerdo a Douglass, la producción y distribución de drogas

era una fuente valiosa de ingresos nacionales y una poderosa arma

de subversión para el gobierno chino. El narcotráfico en China

obedecía a tres objetivos básicos de su política exterior: Financiar

actividades subversivas en el extranjero, corromper y debilitar a la

gente del mundo libre, y finalmente destruir la moral de los

militares estadounidenses que entonces combatían en el sudeste

asiático. Esto había sido dicho veinte años antes por el

Comisionado de Narcóticos de los Estados Unidos, Harry

Anslinger; según estos analistas, la operación subversiva china

debía ser considerada una forma de guerra química clandestina en

contra de Occidente.

En Latinoamérica Panamá, Colombia, México, Cuba, y

Venezuela tienen o tuvieron gobiernos que buscaban convertirlos

en “narcoestados”. En los años sesenta, los servicios de inteligencia

occidentales señalaron que Fidel Castro había declarado que “las

drogas serán un arma decisiva en la lucha contra las democracias

de Occidente”. En el año 2.000, un informe de uno de los centros de

información del Departamento del Estado estadounidense señaló


DEFENDIENDO A THEMIS 456

que México estaba “en camino a convertirse en un narcoestado en

sentido pleno”, a la vez que calificó a Colombia de “narcoestado

incipiente”. El caso de Panamá es realmente interesante, puesto

que Noriega ha sido el único ex-presidente latinoamericano que ha

sido acusado, de manera directa y formal, por sus nexos con el

narcotráfico.

El caso de Fidel Castro es paradigmático. Según Douglass en su

libro mencionado: “Como centro revolucionario soviético en el

Caribe, Cuba es el centro operativo para el narcotráfico y la

capacitación de terroristas revolucionarios… Cuba proporciona un

refugio seguro para los narcotraficantes de América Latina con

destino a los Estados Unidos”. Y según un informe de inteligencia

fechado en julio de 1.961, rumores en la comunidad de exiliados

cubanos en Florida indicaban que un narcotraficante apellidado

Santos era la vía de Castro para distribuir las drogas en los Estados

Unidos; ya en 1.964, los informes comienzan a sugerir que la

participación de Castro en el negocio del narcotráfico era directa.

El 22 de noviembre de 1.982, catorce funcionarios cubanos

—cuatro de ellos parte del gobierno cubano— fueron acusados de

narcotráfico por un juez federal en Estados Unidos. Dos de estos

funcionarios eran además importantes miembros del Comité

Central del Partido Comunista de Cuba..

En Venezuela, la justicia norteamericana inculpó al presidente


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 457

comunista Nicolás Maduro de narcoterrorista y hasta hoy ofrece 15

millones de dólares de recompensa, y es de público conocimiento la

detención de los sobrinos del presidente comunista Nicolás Maduro,

quienes fueron condenados a 18 años de prisión. En la Argentina

semi comunista de los Kirchner aliada a Venezuela, al juzgarse el

homicidio de tres farmacéuticos involucrados en narcotráfico,

Martín Lanatta, sicario que confesó su autoría material de las tres

muertes, dijo que habían sido ordenados por el ex jefe de Gabinete

de Ministros argentino, Aníbal Fernández. Mafia pura y dura.

96.- La infiltración de la Iglesia como agresión marxista

La guerra psicológica comunista también llegó a la Iglesia. El

comunismo busca el establecimiento de una correlación entre sus

intereses y sus voluntarios o inclusive involuntarios gestores

extranjeros. Lenin acuñó la palabra “desinformación”, una

“información intencionalmente proporcionada al servicio de

ciertos fines”, táctica que en realidad eso se remonta a las

enseñanzas de Sun Tzu, estratega chino que vivió en la segunda

mitad del siglo sexto antes de Cristo, autor de “El arte de la

Guerra” que explica que le mejor pelea consiste en vencer la

resistencia del enemigo sin tener que enfrentarse directamente con

él en un campo de batalla.

Con Lenin la propaganda disimulada y abierta y la

desinformación fueron institucionalizadas y regularizados como


DEFENDIENDO A THEMIS 458

una práctica operacional en la URSS. En reiteradas ocasiones,

Lenin manifestó a sus seguidores la necesidad de infiltrarse en la

organización social de los países occidentales, para promover la

revolución proletaria mundial y fomentar la hegemonía de la

URSS en todo el mundo: “Nosotros debemos asumir la tarea de

organizar la lucha política, bajo la dirección de nuestro partido, en

forma tan múltiple que todos los sectores de oposición puedan

prestar, y presten de verdad, a esta lucha y a este partido la ayuda

que puedan. Nosotros debemos hacer de los militantes

socialdemócratas dedicados a la labor práctica líderes políticos que

sepan dirigir todas las manifestaciones de esta lucha múltiple, que

sepan, en el momento necesario, “dictar un programa positivo de

acción” a los estudiantes en efervescencia, a los descontentos de los

zemstvos, a los miembros indignados de las sectas religiosas, a los

maestros nacionales lesionados en sus intereses”, dice en su libro

“¿Qué hacer?”.

Por eso también la Iglesia Católica ha sido objeto de tentativas

de infiltración y captación por parte del comunismo. Decir eso no

me convierte en un “maccarthista conspiranoico”, ya que es lo que

surge del contenido de los archivos de los Servicios Secretos del

extinto bloque soviético. Sigo en esto al historiador católico

Roberto De Mattei, autor de varios libros sobre el tema, y en

particular de “El Concilio Vaticano II. Una historia no escrita”.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 459

Ese Concilio Vaticano fue convocado en una época atípica. Era

la década de 1.960, gobernada toda la humanidad por gente

supuestamente buena, amable, simpática y que, cada cual por su

lado, buscaba lo mejor para la Humanidad. Por un lado Juan

XXIII, el “Papa bueno”, por el otro John Kennedy, católico y

héroe de la Segunda Guerra Mundial, cuya epopeya como

comandante de la naufragada Lancha Patrullera PT109 embestida

por un buque japonés, fue objeto de una película, y finalmente

Nikita Kruschev, el comunista de rostro humano... Pero mientras

los comunistas soviéticos ponían su mejor sonrisa, en 1.961

levantaban el muro de Berlín y en 1.962 instalaban misiles en Cuba

mientras China proveía de armas a Vietnam. En ese marco se

inauguró el Concilio Vaticano II en Octubre de 1.962.

Con la apertura de los archivos de los Servicios Secretos de los

países del otro lado de la Cortina de Hierro, en este caso de Moscú,

se conoció que en agosto del 62, en la ciudad francesa de Metz, se

había llegado a un acuerdo secreto entre el cardenal Tisserant,

representante del Vaticano, y el nuevo arzobispo ortodoxo de

Yaroslav, monseñor Nicodemo, y que éste era un agente del KGB.

Aquí se comprometieron a no hablar del comunismo en el Concilio

a realizarse dos meses después, a cambio de que el Kremlin

autorizara la participación de observadores del Patriarcado de

Moscú en el Concilio Vaticano II. Esto lo menciona también Jean


DEFENDIENDO A THEMIS 460

Madiran en su publicación “El acuerdo de Metz”, publicado en la

revista Il Borghese en 2.011, y lo destaca Roberto De Mattei

agregando que un apunte de mano de Pablo VI, conservado en el

Archivo Secreto Vaticano, confirma la existencia de este acuerdo.

Conceptos coincidentes publica George Weigel en su biografía

de Juan Pablo II, “El Final y el Principio”, para escribir la cual el

autor consultó los archivos del KGB, del Sluzba Bezpieczenstewa

(SB), Servicio Secreto polaco y de la Stasi de Alemania del Este,

extrayendo documentos que confirman cómo los gobiernos

comunistas y los servicios secretos de los países orientales

estuvieron durante el Concilio Vaticano II infiltrados en las más

altas jerarquías católicas.

Según él, en los años del Concilio y del postconcilio, el Colegio

Húngaro se convirtió en una filial de los servicios secretos de

Budapest. Todos los rectores del Colegio, desde 1.965 a 1.987,

escribe Weigel, debían ser agentes adiestrados y capaces, con

competencia en las operaciones de desinformación y en la

instalación de micrófonos espías.

A su turno la Sluzba Bezpieczenstwa trató incluso de falsificar

las discusiones del Concilio sobre puntos de la teología católica,

como el papel de María en la historia de la salvación, y en tal

sentido el director del IV Departamento, coronel Stanislaw

Morawski, trabajó con una docena de colaboradores expertos en


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 461

mariología preparando una memoria para los obispos del Concilio,

criticando la concepción “maximalista” de la Bienaventurada

Virgen María que tenían el cardenal Wyszynski y otros prelados.

La constitución Gaudium et Spes, último documento

promulgado por el Concilio Vaticano II, llamaba al diálogo con el

mundo moderno, dando como un hecho que la destrucción de la

Cristiandad por el protestantismo, la Revolución francesa y el

marxismo era irreversible, y que “La negación de Dios o de la

religión no constituye, como en épocas pasadas, un hecho insólito e

individual; hoy día, en efecto, se presenta no rara vez como

exigencia del progreso científico y de un cierto humanismo nuevo”.

97.- El atentado a Juan Pablo II como agresión marxista

Años más tarde fue ungido como Papa el polaco Karol Wojtyla,

Juan Pablo II, primer Papa no italiano en siglos, y que además

venía de un país de atrás de la Cortina de Hierro, Polonia. El

protagonismo anticomunista y liderazgo de este Papa, su visita a

Polonia en 1.979 como el primer Papa que visitaba un país del

bloque soviético y la ola de anticomunismo que desató, llamaron la

atención del SB polaco y del KGB de Moscú. En Abril de 1.981 un

solitario terrorista turco, Ali Agca, efectuó cuatro disparos contra

el Papa, que milagrosamente sobrevivió pese a todo.

Años después Juan Pablo II se entrevistó con su agresor y lo

perdonó, y finalmente éste se convirtió al catolicismo, pero eso es


DEFENDIENDO A THEMIS 462

otra historia. Hasta el día de hoy se sigue especulando sobre los

motivos de Agca para cometer ese atentado. Está claro es que él

fue quien disparó el gatillo pero nunca aclaró por qué lo hizo, y a lo

largo de los años hizo declaraciones poco comprensibles y

contradictorias respecto a sus motivos para cometer el delito.

Durante mucho tiempo dijo haber actuado en soledad.

Más adelante salieron a luz sus conexiones con el servicio secreto

búlgaro. Ahora la hipótesis más probable que se maneja es que el

KGB había encargado al servicio secreto búlgaro que asesinara a

Juan Pablo II. Ésa fue la conclusión del senador italiano Paolo

Guzzanti, presidente de la Comisión creada en Italia para

esclarecer el atentado. Él dijo que no se debía hablar de una

“huella búlgara” en el crimen, sino de una “huella soviética roja”.

También es la afirmación rotunda de un antiguo oficial del KGB,

Oleg Gordievski, de quien ya hablé anteriormente.

Y desde su maligno punto de vista, los muy probables autores

intelectuales de ese atentado tenían razón: En septiembre de 1.981,

en un contexto de crisis económica, se celebraba en los astilleros de

Gdansk el primer congreso del sindicato Solidaridad de Lech

Walesa, quien poco después recibiera el premio Nobel de la Paz en

1.983, comenzando el “efecto dominó” que concluyó en la caída del

Muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética como tal.

Mijail Gorbachov, que encarnó las reformas de la perestroika


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 463

(reestructuración) y la glasnost (transparencia), llegó a reconocer

públicamente que la intervención de Juan Pablo II fue decisiva en

los acontecimientos que culminaron en 1.989 con el derribo del

muro de Berlín y con el posterior sistema comunista en Europa,

que ningún centro de análisis occidental había predicho, y hoy está

fuera de discusión que los viajes del Papa a Polonia fueron el

comienzo del “efecto dominó”, ya que si bien la perestroika

intentaba conservar el sistema soviético, la occidentalización de

Polonia contagió a las demás naciones y repúblicas del entorno,

precipitando la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas

Soviéticas.

98.- Tergiversación de la religión como agresión marxista

En Sudamérica circula hoy sin problemas la llamada “Biblia

Latinoamericana”, originalmente publicada en Chile en la época de

su presidente comunista Salvador Allende. Ahora está muy

suavizada y vaciada de su contenido casi subversivo original, por

lo que pocos recuerdan que la revista “Gente y la Actualidad”,

entonces la de mayor circulación de Argentina, publicó el 26 de

agosto de 1.976 una nota titulada “Esto salió en una Biblia”. Para

entonces, esa Biblia llevaba diez ediciones y 800.000 mil ejemplares

distribuidos en América Latina y en España. La revista

denunciaba las “fotografías intencionadas”, “la poción de veneno”

y el “burdo muestrario marxista” que trasmitía la “Biblia


DEFENDIENDO A THEMIS 464

Latinoamericana”, y la describía diciendo que los editores

buscaban que el libro sagrado fuese leído “únicamente como una

guerra entre ricos y pobres, como un camino hacia la subversión y

la metralla. Como una grotesca opción entre La Habana y Nueva

York”. El 5 de septiembre de ese mismo año el diario La Razón se

hizo eco y reprodujo en el lugar más destacado de su tapa las

primeras declaraciones públicas sobre la “Biblia Latinoamericana”

emitidas por un miembro del clero, el obispo de San Juan,

monseñor Idelfonso María Sansierra, quien la calificó de “satánica,

sacrílega y mortal”. La Razón advertía sobre su bajo precio, su

amplia red de lugares de venta que incluía quiscos callejeros, y el

formato de la edición que la convertían en un libro de bolsillo.

Como destacaban los diarios y revistas, en su origen el texto

bíblico estaba acompañado de numerosas fotografías. Ante estas

imágenes, monseñor Octavio Derisi (fundador de la Universidad

Católica Argentina) expresaba: “Salta a la vista que las fotografías

que se han insertado están en una línea política izquierdizante.

Basta señalar la que reproduce un acto comunista, con la hoz y el

martillo”. En las fotografías, aparecían actos de protesta

comunista, una imagen de Lenin, otra de un guerrillero con

bandera y ametralladora, entre otros. Por supuesto, aparecían

fotos de Estados Unidos en todo su esplendor refiriéndose a él como

la “Babilonia” bíblica o “el gran Satán”. La tipografía era atípica,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 465

ya que usaba distintos tipos para destacar fragmentos del texto

bíblico. Para monseñor Sansierra, “La intención aviesa y sacrílega

queda de manifiesto en los caracteres tipográficos diferentes, de

modo que los pasajes que equivocadamente pueden ser

interpretados para la revolución, son los más legibles”.

¿Qué había pasado? Ya narré cómo el ex espía Yuri

Alexandrovich Bezmenov hace unos cuarenta o cincuenta años

contaba que el KGB había armado un sistema tendiente a la

destrucción de creencias religiosas, institución familiar, sistemas

educativos, políticos y económicos, autoridades, paz social, etc.

Era muy difícil que dentro de la Guerra Fría el Cristianismo no

fuera también objeto de infiltraciones. Eso lo atestiguó también el

general rumano Ion Mihai Pacepa, ex jefe del espionaje de la

Rumanía de Cauecescu durante la década de los sesenta y setenta,

cuando desertó y se marchó a Estados Unidos convirtiéndose en el

oficial comunista de más alto rango que huyó del bloque soviético a

Occidente durante la Guerra Fría.

Él relataba que la Teología de la Liberación fue obra de un jefe

del servicio de inteligencia en el extranjero de la URSS llamado

Aleksandr Sakharovsky, hombre de confianza de Nikita Kruschev.

Pacepa aseguraba que aprendió de la implicación que tuvo el KGB

con la Teología de la Liberación del general soviético. Explicó que

durante esos años la inteligencia soviética tuvo fuerte inclinación


DEFENDIENDO A THEMIS 466

por armar “movimientos de liberación” dando a entender una

opresión extranjera que utilizaba para sí a grupos privilegiados

locales. De ahí que creara grupos tales como el Ejército de

Liberación Nacional de Colombia, el de Bolivia o incluso la

Organización para la Liberación de Palestina de Arafat.

Para el general soviético, los mencionados “…son solo unos de

los pocos movimientos de “liberación” nacidos en Lubyanka (los

cuarteles del KGB)”. De ese contexto enrarecido, años después

emergió el actual Papa Francisco, compatriota argentino tan poco

convencional que parece dos diferentes, uno cuando dice sus bellas

homilías que seguí deleitado durante la cuarentena mundial del

año 2.020, y otro cuando toma actitudes o hace insólitos

comentarios claramente de izquierda, un Papa con fuertes lazos

con algunas versiones del populismo mundial, que con sus dichos,

diametralmente opuestos en materia política a los de sus dos

predecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI, genera una

impresión —totalmente coyuntural— de que existiría alguna

férrea oposición de la Iglesia en cuanto tal con el mercado libre o

peor aún, con la Cristiandad del propio Occidente que creó.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 467

XI.— EL ATAQUE A LA ECONOMÍA

99.- La Cristiandad como sistema de Estados limitados

Es de destacar que una de las características de la Cristiandad,

que fue apagándose luego de la Revolución Francesa y del divorcio

de Iglesia y liberalismo antes relatado, fueron los bajísimos

impuestos.

Dice Hans-Herman Hoppe en su libro “Democracia, el dios que

fracasó”, que “… a lo largo de la era monárquica, al menos hasta la

segunda mitad del siglo XIX, período que representa el punto de

inflexión histórica del proceso (antimonárquico) de la

democratización, iniciado por la Revolución francesa y concluido

por la I Guerra Mundial, la carga fiscal casi nunca excedió del 5%

del producto nacional. Desde entonces ha aumentado

permanentemente. En la Europa occidental de la primera

postguerra se colocó entre el 15 y el 20% del producto nacional,

suponiendo un incremento cercano al 50%. Tampoco el empleo

público, salvo raras excepciones, fue más allá del 2% de la fuerza

del trabajo en toda la época monárquica. Desde entonces no ha

dejado de crecer, manteniéndose actualmente entre el 15 y el 20%”.

Puede verse que, llámeselo como se lo quiera llamar, la intensidad

de la presión tributaria del sistema de la Cristiandad y el

liberalismo clásico que derivó de ella, serían la envidia de cualquier


DEFENDIENDO A THEMIS 468

movimiento “anarcocapitalista” actual.

En otros párrafos, recalca Hoppe que “El declive del liberalismo

clásico comenzó hace más de cien años. Desde la segunda mitad del

siglo XIX, la vida pública, tanto en los Estados Unidos como en la

Europa occidental, ha estado determinada de manera creciente por

las ideas socialistas. De hecho, el siglo XX puede muy bien

definirse como el siglo socialista par excellence: ¡Del comunismo,

del fascismo, del nacionalsocialismo y de la socialdemocracia, el

más persistente de todos los socialismos, que incluye a los

“liberales” y neoconservadores norteamericanos!”.

Las políticas menos utilizadas en general por los países del orbe

son las que usan los países más prósperos del mundo, que

indefectible y matemáticamente coinciden con los que los Índices

de Libertad Económica señalan como los más libres: “Laissez faire

et laissez passer, le monde va de lui même” sigue siendo la fórmula

insuperable para la prosperidad.

100.- Políticas confluyentes hacia el comunismo

Además de la destrucción de su sociedad, otro brazo de la tenaza

del ataque a la Cristiandad es la destrucción de su economía a

través de las interesadamente equivocadas teorías económicas del

comunismo, del socialismo, del populismo, del keynesianismo... y

hasta del mal llamado “neoliberalismo”. A ellas, al socialismo

nacional mal etiquetado como de derecha, y aun al monetarismo


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 469

como supuesta política tecno-liberal, me referiré seguidamente.

En realidad, todas las políticas que no sean liberales clásicas,

incluyendo por cierto a muchas políticas liberprogres con

burocráticos organismos tendientes a enseñar, practicar, difundir,

defender y expandir el Credo del Nuevo Orden Mundial

—incluyendo por cierto el “aborto legal, seguro y gratuito” del que

ya se habló—, parten de un denominador común: Que el Estado

tiene que sacar algo a alguien para darlo en forma directa o

indirecta a algún otro. Cuando ese “algo” que se saca a sus

propietarios supera lo necesario para el buen y austero

funcionamiento del Estado, resulta un despojo, y siendo así, que el

despojo sea efectuado por violencia o democráticamente, mediante

confiscación o por emisión, para entregarlo al pueblo o a unos

pocos, invocando la tradición o la compasión, en estados belicistas

o pacifistas, terminan siendo desde el punto de vista del afectado,

detalles prácticamente intrascendentales.

En su ensayo sobre “El Estado”, dice Federico Bastiat, otro

autor liberal clásico: “¿Adónde nos conducirá la ilusión de que el

Estado es un personaje poseedor de una fortuna inagotable e

independiente de la nuestra? Al pueblo se le hace creer que, si hasta

un punto ha llevado la peor parte de la carga, la República tiene

medios para lograr que, si aquélla se acrecienta, su peso acabará

recayendo en los ricos. ¡Funesta ilusión! No puede evitarse que, a la


DEFENDIENDO A THEMIS 470

postre, se reparta el peso entre todos, incluidos los pobres. Creo que

entramos en una senda en que, con formas muy suaves, muy sutiles,

muy ingeniosas y adornadas con los bonitos nombres de

“solidaridad” y “fraternidad”, la expoliación va a alcanzar un

desarrollo cuyas proporciones pueden ser incalculables. El Estado

no puede dar a sus ciudadanos más de lo que previamente les haya

quitado. Los únicos efectos de este intermediario son, en primer

lugar, un gran desperdicio de energías y, después, la completa

destrucción de la “equivalencia de los servicios”, porque cada cual

procurará entregar lo menos que pueda a las arcas del Estado y

sacar de ellas lo más posible, con lo cual el Tesoro público será un

mero objeto de pillaje. ¿No vemos ya hoy día algo de eso? ¿Qué

sector social no solicita los favores del Estado? Dejando aparte la

innumerable especie de sus propios agentes, la agricultura, la

industria, el comercio, las artes, los teatros, las colonias, la

navegación, lo esperan todo de él”…

“El Estado tiene dos manos, una para recibir y otra para dar;

dicho de otro modo, la mano fuerte y la mano suave. La actividad

de la segunda está necesariamente subordinada a la actividad de la

primera. En rigor, el Estado puede tomar y no dar, lo cual se

produce y explica por la naturaleza porosa y absorbente de sus

manos, que retienen siempre una parte y algunas veces la totalidad

de lo que tocan. Pero lo que nunca se ha visto, lo que jamás se verá


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 471

y ni siquiera puede concebirse, es que el Estado dé al público más

de lo que de él recibe Así, dos esperanzas en la gente y dos

promesas en el gobierno: muchos beneficios y ningún impuesto.

Esperanzas y promesas que, al ser contradictorias, jamás se

realizan… (El Estado) choca siempre con la contradicción: si

quiere ser filántropo, no tiene más remedio que forzar la fiscalidad;

si renuncia a la fiscalidad, tiene que renunciar también a la

filantropía. Estas dos promesas se contrarrestan entre sí siempre y

necesariamente. Usar el crédito, es decir, devorar el porvenir, es

ciertamente un medio actual de conciliarlos; se intenta hacer un

poco de bien en el presente a expensas de mucho mal en el futuro”.

Esta proliferación de recetas socialistoides es entonces el otro

brazo de la tenaza que pese a sus retrocesos aparentes (el fin de la

Segunda Guerra Mundial, la caída del Muro de Berlín, la supuesta

adopción por China de un sistema semi “capitalista”), en los hechos

va aumentando continuamente su presión. Por eso en este capítulo

se hablará de ese otro brazo de la tenaza del asedio a la Cristiandad,

que es la destrucción de su economía realizada a través de varios

disfraces cuyo punto en común es suponer que nadie tiene un

derecho de propiedad y que todo en definitiva pertenece al Estado:

Keynesianismo, nazismo, fascismo, socialismo, populismo, el

inexistente neoliberalismo y el monetarismo, todos caminos hacia

la miseria, y por ende hacia el marxismo como supuesta solución


DEFENDIENDO A THEMIS 472

alternativa, cuando este último constituye la causa, la promotora

embozada de las demás, y la peor solución posible a los problemas

generados por sus diferentes máscaras y hasta por sus

desprevenidos aliados circunstanciales.

101.- El comunismo como camino hacia las hambrunas

Casi la primera “conquista” del comunismo es el hambre. No el

hambre que conocemos en Occidente cuando alguien hace “ayuno

intermitente” para mejorar su aspecto físico. Hambre de verdad,

de notar que el propio cuerpo, ante la falta de nutrientes, se

empieza a alimentar de sí mismo reduciendo piernas, brazos,

hombros y pecho a su mínima expresión, y convirtiendo las

macilentas faces de las personas sometidas a estos regímenes en las

de verdaderos muertos vivientes.

Mientras se escribe estas líneas, pasan ese tipo de hambre 11

millones de personas —6,5 millones niños— en el Cuerno de África.

Los periodistas de todo el mundo, en lugar de darles una hogaza de

pan, sacan fotografías de estos trágicos ángeles negros, a veces

acechados por buitres u otras aves carroñeras para solaz de los

fotógrafos “progresistas”. Olvidan seguramente que los gobiernos

de esos países son indefectiblemente comunistas. Etiopía, Eritrea y

Somalia son comunistas. Hailé Mariam Mengistu llegó a la

presidencia de la República Democrática Popular de Etiopía en

1.987 y aliado a la Unión Soviética, instauró un régimen brutal y


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 473

autoritario conocido como el Terror rojo. Seguía al frente del país

cuando se desató la hambruna que mataría a más de un millón de

personas entre 1.984 y 1.985. Los experimentos colectivistas que

llevaba años realizando fueron los responsables de aquel desastre.

En 1.991 le tocó el turno a Somalia. La caída del dictador Siad

Barre empujó al país a la guerra civil. La estrategia de “tierra

quemada” de los clanes fue la que empezó a provocar el hambre

que mataría a unas 200 mil personas. Otros países en los

alrededores del Cuerno de África, incluidos Yibuti, Sudán, Sudán

del Sur y partes de Uganda, fueron también afectados por la crisis.

Búsquese la tendencia política de esos países y se tendrá la

explicación. Ésta es la hambruna actual más conocida. Pero hay en

la historia muchas otras anteriores que fueron también

responsabilidad indudable del comunismo.

La Unión Soviética dio el primer ejemplo. La hambruna de

1.921-22, que derivó de la interrupción de la producción agrícola,

que comenzó durante la Primera Guerra Mundial y siguió por las

perturbaciones de la Revolución rusa de 1.917 y la Guerra Civil

Rusa, fue potenciada por las sequías intermitentes de Rusia en

1.921 y que agravaron la situación hasta el nivel de catástrofe

nacional. Algunas fuentes estiman las víctimas en un millón de

muertos. Por su parte, el Holodomor, también llamado Genocidio

ucraniano u Holocausto ucraniano, es el nombre atribuido a la


DEFENDIENDO A THEMIS 474

hambruna que asoló el territorio de la República Socialista

Soviética de Ucrania como consecuencia de la política de

colectivización de la URSS durante los años de 1.932-1.933, en la

cual habrían muerto de hambre unos diez millones de personas,

afectando para peor a las mayores áreas productoras de grano de la

URSS, en particular las entonces repúblicas socialistas soviéticas

de Ucrania y Kazajistán, así como el Cáucaso Norte y la región del

río Volga, el sur de los Urales y Siberia Occidental. La Enciclopedia

Británica estima que de seis a ocho millones de personas murieron

debido a ella.

Otra de las peores catástrofes humanitarias que se recuerdan en

el continente asiático fue la gran hambruna de China de

1.958-1.961, durante el periodo denominado por el maoísmo con el

engañoso nombre de “Gran Salto Adelante”. Según las

estadísticas oficiales provocó 15 millones de muertos. Las

estimaciones no oficiales varían, pero son bastante más altas. Yang

Jisheng, reportero de la Xinhua News Agency que pasó más de

diez años reuniendo información, efectuó la estimación de 36

millones de vidas.

Tras unas inundaciones de 1.995 y 1.996, Corea del Norte cayó

en una similar espiral de pobreza: En 1.997, según un estudio de la

Unicef, más de ochocientos mil niños sufrían de severa desnutrición

y al menos cien mil estaban en peligro de morir. En 2.001, el propio


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 475

gobierno de Pionyang había admitido la muerte de cerca de

doscientos cincuenta mil personas por inanición, aunque según la

CNN, las cifras podrían haber alcanzado los dos millones, lo que

representaría al 10% de la población total.

La explicación de estos fracasos es sencilla. Solamente un

citadino poco advertido puede pensar que la fertilidad de la tierra

está divorciada del capital monetario y humano de quienes la

hacen productiva. Ni la explotación de tierra ni ninguna empresa

se sustentan si se persigue a los productores. Si no se invierte

tiempo y dinero aunque más no sea en poner espantapájaros, no

hay campo por feraz que sea que resista la desinversión. Las

malezas y plantas parásitas proliferan en libertad, y los pájaros,

cuadrúpedos e insectos devoran los pocos frutos alimenticios que

crecen de casualidad. Y lo primero que hace el comunismo es

fomentar la desinversión.

A esto se suma que aun cuando no ocurra eso de inmediato, la

Ley de Malthus comienza a funcionar indefectiblemente. Decía

Thomas Robert Malthus en su “Primer ensayo sobre la población”:

“…afirmo que la capacidad de crecimiento de la población es

infinitamente mayor que la capacidad de la tierra para producir

alimentos para el hombre. La Población, si no encuentra

obstáculos, aumenta en progresión geométrica. Los alimentos tan

sólo aumentan en progresión aritmética. Basta con poseer las más


DEFENDIENDO A THEMIS 476

elementales nociones de números para poder apreciar la inmensa

diferencia a favor de la primera de estas dos fuerzas”… “No veo

manera por la que el hombre pueda eludir el peso de esta ley, que

abarca y penetra toda la naturaleza animada. Ninguna pretendida

igualdad, ninguna reglamentación agraria, por radical que sea,

podrá eliminar, durante un siglo siquiera, la presión de esta ley,

que aparece, pues, como decididamente opuesta a la posible

existencia de una sociedad cuyos miembros puedan todos tener una

vida de reposo, felicidad y relativa holganza y no sientan ansiedad

ante la dificultad de proveerse de los medios de subsistencia que

necesitan ellos y sus familias”.

A lo largo del siglo XX la población se multiplicó

aproximadamente en cuatro veces, de un poco más de mil

quinientos millones de habitantes hasta aproximadamente siete

mil millones. El aumento poblacional del siglo XX, con los avances

de la medicina, la cirugía y la farmacología, los mejores remedios,

antibióticos y conocimientos nutricionales, recuerda a la conocida

historia del nenúfar que se desdobla cada día: admitamos que tarda

99 días en cubrir la mitad del estanque en que se desarrolla,

¿cuánto tiempo necesitará para cubrir la otra mitad?... ¡Un solo día!

Y peor aún, el nenúfar del acertijo se multiplica a un ritmo

constante (su “población” se duplica cada día). Y si la producción

económica no solamente no se acelera, sino que se estanca o


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 477

inclusive se torna negativa por falta de inversión, la hambruna

pasará a ser una consecuencia inevitable.

La economía de mercado moderna ha vencido al hambre. Pero

no porque la Ley de Malthus hubiera fallado o fuera falsa, sino

porque otros factores usualmente evitan que se vislumbrasen sus

efectos. Así como un planeador puede mantenerse volando

muchísimo tiempo —según el lugar, más de veinticuatro horas—

gracias a las corrientes térmicas ascendentes, sin que eso desmienta

la ley de la gravedad, las economías libres pueden subsistir y

prosperar gracias a las “corrientes térmicas ascendentes”

constituidas por las continuas inversiones de capital y trabajo, y

las continuas invenciones para hacer más y más productivas las

tierras, que evitan continuamente que la ley de Malthus actúe con

toda su fatídica carga de miseria. Sin embargo, es fácil advertir que

si de golpe acaban las corrientes térmicas, esto es, se frena el

crecimiento económico —lo que es una consecuencia fatal del

comunismo— y continúa el crecimiento vegetativo de la población,

la ley se cumplirá fatalmente, y el resultado será totalmente

previsible. La solución tramposa a esto sería cambiar el vuelo libre

de un planeador, por la farsa de un simulador de vuelo.

Y es esa la forma que usa el comunismo de subsistir, frenando el

crecimiento vegetativo de la población: aborto, eutanasia,

eugenesia, control de natalidad, prohibición de tener más de un


DEFENDIENDO A THEMIS 478

hijo, loas e incentivos a la ligadura de trompas y la vasectomía, etc.,

para intentar mantener una “economía de giro uniforme”,

conforme a la afortunada definición de Ludwig Von Mises, en

donde todo, desde el nacimiento hasta la muerte, estén planificados

por el Estado. Una ilusión de libertad para justificar la más

abyecta opresión por el Estado.

102.- El keynesianismo como socialismo encubierto

No podemos hacer una historia de las amenazas que soporta

Occidente sin referirnos a la economía y a Sir John Maynard

Keynes. Él debe ser, después de Marx, el autor de economía que

más influyó en la historia del siglo XX. Y si bien ambos estaban

errados, a diferencia de Marx que es con justicia considerado un

opositor al mundo Occidental, Keynes es considerado el “inventor”

de algo nuevo en beneficio de ese mundo.

Su más conocido difusor, el Premio Noble de economía Paul

Samuelson, cuyo “Manual de Economía Política” es hasta hoy —y

al margen de las veleidades neo-keynesianas que se infiltran en un

texto en muchas partes totalmente liberal— un clásico indiscutible,

describe así al libro clave de su mentor, la “Teoría General del

Empleo, del Interés y el Dinero”: “Es un libro mal escrito, mal

organizado; cualquier lego que, seducido por la previa reputación

del autor, haya comprado el libro, ha sido estafado en cinco

chelines. No es adecuado para usos docentes. Es arrogante,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 479

malhumorado, polémico, y no excesivamente generoso en su

gratitud. Abunda en falsedades y confusiones... En resumen, es la

obra de un genio”.

Este extraño elogio es falso. Keynes no fue un economista genial

sino un genial vendedor de humo. No hay nada nuevo bajo el sol

desde que los neo escolásticos de la Escuela de Salamanca, y luego

David Hume, Adam Smith, Jean Baptiste Say, Federico Bastiat,

David Ricardo y tantos otros (sin olvidar a nuestro Juan Bautista

Alberdi), describieran los principios de la Economía. Sin embargo

ese libro mal escrito, mal organizado y lleno de falsedades y

confusiones, no solamente estafó a sus compradores en cinco

chelines, sino que propuso y consiguió estafar a la humanidad en

fortunas inimaginables con su apología de la inflación, el dirigismo

y el control estatal de la moneda..

El keynesianismo no es una versión suave del socialismo sino en

cierta forma su profundización y la vía de hacer totalitarismo sin

que nadie se entere. Recuerda Henry Hazlitt que “En el prefacio

que escribió Keynes, en septiembre de 1936, a la edición alemana

de su General Theory, intentó “vender” su sistema a la Alemania

nazi al decir: “La teoría de la producción global, que es la meta del

presente libro, puede aplicarse mucho más fácilmente a las

condiciones de un Estado totalitario, que la teoría de la producción

y distribución de un determinado volumen de bienes obtenido en


DEFENDIENDO A THEMIS 480

condiciones de libre concurrencia y de un considerable grado de

laissez-faire”. Es un reconocimiento cabal de su totalitarismo.

En lugar de que la exacción sea particularizada sacándole su

patrimonio a los que más tienen, es repartida entre toda la

comunidad, inclusive los beneficiarios. Entonces, es en cierta forma

una “socialización del socialismo” en perjuicio de los más

necesitados.

El proceso de la inflación causada por la emisión es sencillo. Si

alguien en 1.900 quisiera vender algo —quizá una chuleta— que

costaba $ 1 tan solo a $ 2 (son ejemplos, no interesa el precio real),

se hubiera fundido porque no hubiera conseguido compradores. En

cambio si siguiera vivo hoy podría venderla a mil billones de

pesos... Que seguramente valdrían menos que los $ 2 de entonces.

Sin emisión, el aumento de demanda de un bien implica que la

demanda de otro disminuye y los precios relativos usualmente se

mantienen y solamente varían individualmente y por razones

intrínsecas. Cada oferta compite con las demás por las preferencias

del comprador, por lo que resulta imposible un aumento

generalizado como es el propio de la inflación.

En cambio, cuando el Estado sale a emitir, en un primer

momento parece que se puede comprar más bienes... y

efectivamente es así para los primeros receptores. Pero

imperceptiblemente va cambiando la demanda en términos


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 481

monetarios. Con la emisión habrá más circulante, el vendedor

podrá conseguir compradores a precios más caros, y el mercado irá

convalidando esos nuevos precios, hasta que la chuleta que costaba

$ 1 pase realmente a costar $ 2... cuyo poder adquisitivo será

aproximadamente igual al que antes tenía el $ 1. Un vendedor que

no incrementara sus precios notaría que tiene cada vez más

demanda, e inclusive que sus propios competidores le comprarían a

él, mientras aumentan sus costos, y su beneficio se desvanecería

hasta que rogara al público que dejen de comprarle y decidiera

aumentar sus precios.

Así, paso a paso la chuleta de $ 1 con el tiempo, pasa a costar el

equivalente a $ 1.000.000.000.000.000 de la vieja moneda, ya

totalmente desvalorizada, lo que es disfrazado por el Estado

cambiando el signo monetario para continuar con el sistema sin

que realmente la situación haya variado sustancialmente.

¿Gana algo el carnicero del ejemplo con este incremento? A la

larga no, porque al ser un incremento generalizado de precios,

también sus costos, sus trajes, su alimentación, etc., se multiplican

en magnitudes similares. Quienes realmente ganan son los más

cercanos a la fuente de la emisión, esto es, las autoridades y los

políticos, y en Argentina, geográficamente los porteños.

103.- La inflación como camino a la miseria

El gran Federico Bastiat en sus “Ensayos Económicos”


DEFENDIENDO A THEMIS 482

ejemplifica en forma perfecta el mecanismo esencialmente

tramposo de la emisión monetaria como base de la inflación, con

varios jugadores de cartas: “Reuníanse en un salón diez jugadores,

Para mayor conveniencia de todos, solían tomar diez fichas cada

uno, en cambio de los cuales dejaban cien francos en una cajita, de

manera que cada tanto o ficha representaba 10 francos. Al concluir

la sesión, ajustaban cuentas, y tomaban de la cajita tantas veces 10

francos cuantas eran las fichas que tenían. Uno de ellos, grande

aritmético quizás, pero pobre razonador, les dijo; señores, una

experiencia constante me ha enseñado que, al terminar el juego,

salgo tanto más rico cuanto más fichas tengo. ¿No habéis hecho

igual observación por lo que a cada uno corresponde? Lo que es

verdad con respecto a mí, lo ha de ser respecto de cada uno de

vosotros, y por consiguiente lo que es verdad en cada uno, lo es en

todos. Así, pues si todos tuviésemos mas fichas al concluir el juego,

todos seriamos más ricos; y no hay cosa más asequible: no tenemos

más que distribuir doble número de fichas. Así se hizo; pero, al

concluir la sesión y cuando se trató de ajustar cuentas, se vio que

los mil francos de la cajita no se habían multiplicado

milagrosamente, como esperaban todos. Fue menester distribuirlos

á prorrata, y el único resultado que obtuvieron (¡resultado bien

quimérico!) fue el siguiente: cada uno de los jugadores tenia

ciertamente doble número de fichas; pero las fichas en vez de


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 483

corresponder á 10 francos, solo correspondían á cinco, y entonces

quedó perfectamente demostrado que lo que es verdad en cada uno,

no siempre lo es en todos”. La anécdota precedente es una

clarísima demostración de que la economía general —contra lo que

dicen los keynesianos— no mejora con la inflación. Pero la emisión

usualmente no se distribuye a prorrata como en dicho ejemplo. El

Estado, que es quien puede emitir, se queda con el dinero de la

gente cuya fortuna se ha visto desvalorizada por la inflación, que

paradójicamente son usualmente los más pobres.

Tampoco el keynesianismo es algo nuevo. Es el nombre nuevo

de una vieja estafa que consistía en cambiar parte del contenido de

oro de los bienes cambiándolo por otros metales de menor valor,

sumada al viejo nacionalismo mercantilista. Dicho sea de paso,

según las leyendas el “Principio de Arquímedes” fue descubierto

por este gran científico de la antigüedad precisamente porque dos o

tres siglos antes de Jesucristo se utilizaba la trampa de cambiar oro

por otros metales, y el Rey Hierón II buscaba un método para

saber si el oro estaba o no adulterado. Ese mismo principio fue

luego utilizado por los reyes, antes de la invención del papel

moneda, para emitir más monedas que el oro que realmente estaba

en su poder.

Y el libro de Henry Stuart Hazlitt sobre “Los errores de la

nueva ciencia económica”, aparte de demoler a Keynes párrafo por


DEFENDIENDO A THEMIS 484

párrafo demostrando que todo lo que dice son falacias, demuestra

también que muchas de ellas son derivadas directamente del

Mercantilismo, el sistema económico de las monarquías que

combatían los economistas clásicos: “...las principales ideas

expuestas por Keynes en la General Theory, lejos de ser avanzadas

y originales, fueron un retorno a ideas mucho más viejas y más

primitivas. Y aunque Keynes se envaneció en el prefacio de la

General Theory de estar “ hollando caminos poco conocidos” y

“huyendo de las viejas ideas”, fue reconociendo cada vez más, a lo

largo de la General Theory, que realmente estaba volviendo, en sus

nociones esenciales, al pensamiento preclásico del siglo XVII, y

que sus ideas mostraban una sorprendente semejanza con las de los

mercantilistas”.

Y aún dos siglos antes, el mencionado Federico Bastiat

proféticamente decía “figuráos todas las perturbaciones, todos los

engaños que tienen que ocurrir en los cambios, cuando varía el

valor del (dinero) intermediario, sin que a nadie se le advierta por

medio de un cambio de denominación. Se emiten monedas

alteradas o billetes que tengan el nombre de 20 francos, cuyo

nombre conservarán pasando por todas las depreciaciones

ulteriores. El valor se reducirá en una cuarta parte, una mitad, y

no por eso dejarán de llamarse monchas o billetes de a 20 francos.

Las personas hábiles tendrán buen cuidado de no entregar sus


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 485

productos sino a cambio de un mayor número de billetes, o en otros

términos, pedirán 40 francos por las cosas que antes vendían a 20.

Los tontos caerán en el lazo, y se pasarán muchos años antes de

que la evolución se haya consumado con respecto a todos los

valores.

Bajo la influencia de la ignorancia y de la costumbre, el jornal

del albañil en el campo seguirá siendo de 1 franco, y entretanto se

habrá elevado el precio de todos los objetos de consumo que lo

rodeen. Caerá el albañil en una espantosa miseria, sin que acierte a

comprender su causa. En fin: señor mío, puesto que deseáis que

concluya, os suplico, concluyendo, que fijéis toda vuestra atención

en este punto esencial. Una vez puesta en circulación la moneda

falsa, cualquiera que sea su forma, tiene que llegar el deprecio, y

que manifestarse por medio del alza universal de todo lo

susceptible de menta. Pero esta alza no es instantánea e igual en

todas las cosas. Los hábiles, los mercaderes, los hombres de

negocios salen perfectamente del paso; porque su oficio consiste en

observar los movimientos de los precios, examinar sus causas y

especular con ellas. Pero los pobres marchantes, los campesinos, los

jornaleros, sufren toda la fuerza del choque. El rico no se hace más

rico, pero el pobre se empobrece más. Los expedientes de esta clase

dan, pues, por resultado aumentar la distancia que separa la

opulencia de la miseria, paralizar las tendencias sociales que van


DEFENDIENDO A THEMIS 486

acercando continuamente los hombres a un mismo nivel; y luego

las clases perjudicadas necesitan siglos enteros para recobrar el

terreno que han perdido en su marcha hacia la igualdad de

condiciones”.

Esto es, que la inflación santificada con el nuevo nombre de

keynesianismo, solamente genera redistribución en beneficio de la

clase política y sus amigos: Cuando se produce una nueva emisión,

los nuevos billetes no se reparten igualitaria ni proporcionalmente

entre toda la población, sino que la emisión es asignada a pagar las

prioridades que decide la clase política. Puesto que la cantidad de

bienes y servicios no varía, la desigual distribución de la moneda lo

que produce es una redistribución encubierta de la parte

monetizada del patrimonio, de los perjudicados a los beneficiados.

¿Y quiénes son unos y otros?

Alberto Benegas Lynch (h) lo explica muy bien en sus

“Fundamentos de Análisis Económico”: “Asumiendo el riesgo de

una sobresimplificación, digamos que el proceso inflacionario

puede dividirse en cinco grupos. El primer grupo está constituido

por los falsificadores, quienes “obtienen” las ya señaladas ventajas

(de disponer de dinero recién impreso). El segundo grupo recibe el

“dinero fresco”, cuando los precios de los bienes que consumen han

aumentado menos que proporcionalmente a sus ingresos. Un tercer

grupo lo recibe cuando los referidos precios ya han experimentado


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 487

un incremento proporcional al aumento de sus ingresos. El cuarto

sector, muy extendido por cierto, ve aumentar los precios en forma

más que proporcional a sus ingresos. Por último, un quinto grupo,

de ingresos fijos, sólo ve los precios subir”.

Simplificando aún más, los únicos beneficiarios reales son las

personas más cercanas a la fuente de emisión, esto es

sociológicamente los políticos y sus satélites clientelares, y

geográficamente en Argentina los porteños, que disfrutan de la

nueva emisión antes de que el mercado la desvalorice. Son los dos

primeros grupos de Benegas Lynch (h). Y junto con ellos, los

menos perjudicados son los del tercer grupo, que son los menos

monetizados y con mayores activos, esto es... ¡los más ricos! Los

inmuebles, las acciones, las monedas estables, el oro, que se

valorizan o al menos mantienen su valor.

Los perjudicados principales son los de los grupos cuarto y

quinto, esto es, los sectores menos cercanos al poder político y más

dependientes de ingresos monetarios: Los asalariados de la

actividad privada, jubilados, pensionados, viudas, pequeños

comerciantes, pequeños locadores de inmuebles. Este sector

termina empobrecido o, en raras ocasiones, accediendo por un

golpe de suerte al sector beneficiado por la inflación (empleados

públicos, contratistas, proveedores del Estado, etc.).

Pero los países como tales pierden. La prosperidad de un país


DEFENDIENDO A THEMIS 488

deriva de tener muchas empresas chicas repartidas en todo su

territorio y no unas pocas grandes concentradas en un único punto,

o macro empresas estatales de las que todos terminan dependiendo.

Los que emigran a Estados Unidos cuentan lo fácil que es obtener

empleos en bares, mensajerías, etc., que les pagan, pidiendo

disculpas por lo bajos, sueldos que en Argentina ya quisieran para

sí los mejores profesionales. A su vez, disminuye la posibilidad de

ahorro y de créditos a largo plazo y con tasas previsibles.

Créditos sin actualización o a tasa fija suelen ser ruinosos para el

prestamista, y créditos con actualización o a tasa variable,

ruinosos para el prestatario. Y al caer el crédito cae la demanda

tanto de bienes y servicios como de mano de obra, y por ende los

salarios reales disminuyen aun cuando se intente evitar esto por

decretos. La causa de esa emisión e inflación es la necesidad de

pagar más allá de lo recaudado por otras vías, esto es, el déficit

fiscal.

Por supuesto, quienes serían víctimas en el sistema socialista

respiran aliviados. En lugar de soportar una injusta exacción

personal, ven que la propia exacción se distribuye entre todos. Y

no solamente eso, sino que al ser más perspicaces pueden inclusive

aumentar su patrimonio jugando a la alza o a la baja de los activos

y las monedas. Aparte sus activos (fincas, casas, oro, moneda

extranjera), “flotan” sobre la inflación acompañando sus vaivenes.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 489

Quienes no entienden de economía (los más necesitados),

quienes tienen proporcionalmente más activos monetizados

(nuevamente los más necesitados, junto con los desprevenidos), y

quienes dependen de ingresos mensuales en dinero (también los

más necesitados, y los que reciben planes, subsidios, jubilaciones o

sueldos mensuales), son los más perjudicados y quienes

principalmente financian el sistema que paradójicamente dice ser

implantado en su beneficio. Los beneficiados principales son... ¡Los

políticos!

En los Apéndices 1 y 2, al referirme a las causas reales del

fracaso argentino, podrá el lector entender azorado cómo la

explosiva mezcla del populismo radical y peronista, unidos en su

práctica por un keynesianismo a la criolla, destrozaron Argentina.

104.- El monetarismo como keynesianismo atenuado

Una corriente que se dice —y en cierta forma lo es— opositora

al keynesianismo, es el “monetarismo” de la “Escuela de Chicago”

de Milton Friedman. Varias veces lo mencioné como un liberal que

me merece ciertos reparos, y debo decir por qué. En primer lugar,

debe diferenciarse el monetarismo en cuanto teoría económica y en

cuanto política económica. Sobre lo primero, sus tesis sobre el

dinero, la política monetaria, la inflación y las fluctuaciones

económicas, es acertado e indiscutible, y sus conclusiones han

pasado a formar parte de los contenidos de la macroeconomía. En


DEFENDIENDO A THEMIS 490

particular acierta cuando dice que “la inflación es siempre y en

todas partes un fenómeno monetario en el sentido de que es y sólo

puede ser producida por un aumento más rápido de la cantidad de

dinero que de la producción”. Igualmente esto ya estaba

anticipado siglos atrás por Federico Bastiat según se vio.

Pero de ahí surge una política monetaria, y eso es la parte

embozadamente keynesiana que contiene. Jesús Huerta de Soto,

economista liberal clásico, en “Dinero, crédito bancario y ciclos

económicos” lo define así: “...el propio Milton Friedman ha

reconocido que “Todos usamos el lenguaje y el instrumental

keynesianos. Ninguno de nosotros sigue aceptando las conclusiones

iniciales de Keynes”. El austríaco Peter Drucker, por su parte,

expone que Milton Friedman es esencial y epistemológicamente un

keynesiano: “Su economía es pura macroeconomía, en la que el

gobierno es la unidad y fuerza dinámica que controla la economía a

través de la oferta monetaria. La teoría de Friedman está

completamente centrada en el lado de la demanda. El dinero y el

crédito son la única realidad económica que todo lo inunda. El

hecho de que Friedman considere la oferta monetaria como el

origen y el tipo de interés como la consecuencia no es mucho más

que barniz menor sobre las escrituras keynesianas”.

Según la visión de Friedman, “una tasa de crecimiento

monetario estable a un nivel moderado puede proveer el marco


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 491

dentro del cual un país puede tener poca inflación y mucho

crecimiento. No producirá la estabilidad perfecta; no producirá el

cielo en la tierra pero puede hacer una contribución importante

para una sociedad económica estable”.

En sus “Sofismas Económicos”, Bastiat decía con entusiasmo

que “La sociedad disfruta de todos (los inventos y progresos)

porque los usa todos, y los disfruta gratuitamente, porque el

resultado de la mera existencia de tales instrumentos es la

disminución del precio de las cosas; y esa parte del precio que se

evapora, y que representa la intervención del instrumento en el

proceso de producción, es, obviamente, la medida en que el

producto se hace gratuito. Lo que queda por pagar es el trabajo

humano, que ciertamente se paga, prescindiendo del resultado

debido a la invención, al menos cuando éste haya recorrido

—según su destino— el ciclo que he descrito.

Supongamos que contrato a un obrero; éste llega con una sierra

y, después de que me haya fabricado veinticinco tablas, le abono su

jornal de dos francos. Si la sierra no se hubiera inventado, el obrero

tal vez no hubiera llegado a producir una sola tabla, pero no por

ello hubiera dejado yo de abonarle su jornal. Por lo tanto, la

utilidad generada por la sierra es para mí un don gratuito de la

naturaleza o, más bien, es una parte de la herencia que, procedente

de la inteligencia de nuestros ancestros, he recibido en común con


DEFENDIENDO A THEMIS 492

todos los hombres. Si contrato dos obreros agrícolas, uno con un

arado y el otro con una pala, el resultado del trabajo de ambos será

ciertamente distinto… “ “Si, por un feliz milagro, la fertilidad de

toda la tierra productiva se acrecentara, las ventajas de ese

fenómeno irían a parar no tanto al agricultor como al propio

consumidor, pues todo redundaría en una gran abundancia y en

precios más baratos”.

Todo lo que decía Bastiat era cierto. Sin embargo, un automóvil

de principios del siglo XX costaba —por poner un ejemplo, no son

números reales— quince mil dólares. Y hoy, a principios del siglo

XXI, con materiales mucho más baratos que entonces, con

sistemas automatizados que permiten una producción en masa

impensable entonces, con electricidad mucho más abundante, con

muchísimo mayor conocimiento acumulado sobre cómo hacer

automóviles, los mismos cuestan, por ejemplo… ¡Quince mil

dólares! ¿Qué ha pasado? ¿Se equivocó Bastiat?

No. Sencillamente ocurre que aun con el “monetarismo” no

keynesiano, el progreso tecnológico no es aquí primordialmente

aprovechado por los particulares sino por el Estado. Pero como en

términos monetarios los bienes siguen costando igual, los

consumidores no se dan cuenta de que los beneficios del progreso

económico en lugar de redundar en su favor como suponía

Bastiat… ¡Redundaron en beneficio del Estado emisor! Los precios


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 493

no subieron porque el incremento de la masa monetaria fue

proporcional al incremento del Producto Bruto, y por solo eso los

monetaristas se hinchan de orgullo. Pero sin la intervención estatal,

esos mismos precios deberían haber bajado enormemente en

beneficio de los particulares y no lo hicieron. En suma, el

monetarismo, bajo una capa de tecnocracia, lo que hace es captar

para el Estado el progreso tecnológico. Ni más ni menos.

105.- El neoliberalismo como dirigismo atenuado

Cuando el dirigismo es más bien suave, la intervención en la

economía relativamente escasa, y la emisión no llega a niveles

escandalosos, políticas en general propias del monetarismo y de la

escuela de Friedman, se suele hablar de recetas “neoliberales”,

generando la convicción falsa de que existe algo así como un nuevo

liberalismo diferente al clásico de siempre. La palabra es utilizada

usualmente en forma peyorativa.

Pero el “neoliberalismo” como tal no existe. En unos pocos

casos es simplemente el liberalismo, la receta que ha dado buenos

resultados siempre que ha sido aplicada, y en la gran mayoría de

ellos, es un mote descalificatorio puesto por comunistas, socialistas

y populistas a los dirigistas más tibios para políticas tibiamente

liberales propias del monetarismo, que en lo que aciertan son

liberales, y en lo que fallan son una mezcla de intervencionismo y

keynesianismo moderado. Sus opositores saben mejor que nadie


DEFENDIENDO A THEMIS 494

que en materia de aplicación de la libertad es necesario no ser tibio,

y que las políticas que ellos tildan de “neoliberales” fracasarán, no

por las pocas recetas liberales que aplican, sino por la falta de

aplicación completa de todo el recetario. Sin embargo, algunos

liberales clásicos prefirieron alguna vez —a mi juicio erróneamente,

porque contribuyen a armar una neolengua confusionista—

denominarse “neoliberales”. Esto tiene una explicación histórica.

En verano del año 1.938, antes de que se desatara la Segunda

Guerra Mundial, se reunieron en París Friedrich Von

Hayek, Ludwig von Mises, Raymond Aron, Jacques Rueff, Louis

Baudin y varios otros liberales, en lo que se llamó “Coloquio

Walter Lippmann”, tendiente a reformular las enseñanzas liberales.

Debe aclararse que Walter Lippmann, amigo personal y editor de

varios artículos de Keynes, no era un liberal sino claramente un

intervencionista, que en su libro “La buena sociedad” (“The good

Society”) proclama que supuestamente el liberalismo “no había

sido más que una objeción histórica a leyes superadas” y que las

recetas liberales “se transformaron en un dogma obscurantista y

pedantesco”.

En otros párrafos decía, refiriéndose a los liberales, que “... sus

cerebros habían dejado de funcionar. Afirmando en bloque que la

economía de intercambio era libre, es decir, situada fuera de la

competencia de la jurisdicción del Estado, se metieron en un


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 495

callejón sin salida… Es por esta razón que perdieron el control

intelectual de las grandes naciones y que el movimiento progresista

le dio la espalda al liberalismo”, y que “Si la propiedad privada

esta tan gravemente comprometida en el mundo es porque las

clases poseedoras, resistiendo a toda modificación de sus derechos,

provocaron un movimiento revolucionario que las tendió a abolir”.

Otro de los concurrentes, tampoco liberal, Alexander Rüstow

propuso adoptar el neologismo “neoliberalismo” para algunas

recetas dirigistas y populistas. En un libro llamado “El fracaso del

liberalismo económico” —que muestra lo antiliberal que era el

autor del neologismo— Rüstow dice que “Los neoliberales estamos

de acuerdo con los marxistas y socialistas en que el capitalismo es

imposible y necesita ser superado”.

Un aporte fundamental para pretender otorgarle una cierta

identidad propia a ese oxímoron es el denominado “Consenso de

Washington”, término acuñado por el economista John

Williamson para definir ciertas políticas comunes que varios

organismos mundialistas y dirigistas con sede en Washington,

como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y

Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, recomendaban a

los receptores de sus préstamos.

Encontró diez puntos en común que serán analizados, pero

antes de eso debo destacar que ninguno de estos tres organismos de


DEFENDIENDO A THEMIS 496

Washington es tampoco realmente una expresión del liberalismo,

sino de la burocracia global, que saca dinero a los contribuyentes

de los países, para prestarlo a tasas subsidiadas a países que

usualmente lo malgastan en populismo a despecho de todo consejo

bueno o malo. Son asociaciones estatales encargadas de rescatar a

Estados quebrados o de regular centralizadamente la vida de las

personas, que ahora forman la vanguardia del Nuevo Orden

Mundial. Vamos entonces a analizar muy someramente las

recomendaciones:

El primer consejo es la disciplina en la política fiscal,

enfocándose en evitar grandes déficits fiscales en relación con el

Producto Interno Bruto. Pero eso no es ser liberal ya que se puede

evitar déficits aumentando la presión fiscal o el endeudamiento. El

segundo es la dirección del gasto público en subsidios hacia una

mayor inversión en los puntos claves para el desarrollo, servicios

favorables para los pobres como la educación primaria, la atención

primaria de salud e infraestructura. Eso tampoco es liberal, ya que

los liberales son contrarios tanto al artificial redireccionamiento de

la economía hacia determinadas áreas que no determine el mercado,

como a los subsidios.

El tercer punto son las Reformas tributarias, ampliando la base

tributaria y la adopción de tipos impositivos marginales

moderados. Esto no es liberal porque tiende a aumentar y no a


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 497

disminuir la presión fiscal. El cuarto punto es propiciar que las

tasas de interés sean determinadas por el mercado y positivas pero

moderadas en términos reales. Tampoco esto es liberal, ya que se

pretende influir en las tasas de interés, lo que debe ser definido por

el mercado y no por los burócratas. El quinto punto son los tipos de

cambio competitivos, lo que tampoco es liberal ya que implica

propiciar devaluaciones para facilitar las exportaciones.

Y el sexto punto es la liberalización del comercio exterior:

Liberación de las importaciones, con un particular énfasis en la

eliminación de las restricciones cuantitativas y destacando que

cualquier protección comercial deberá tener aranceles bajos y

relativamente uniformes. Esto puede ser relativamente liberal en

la medida en que los tipos de cambio sean fijados por el mercado,

pero si son “competitivos” para exportar, es que son “poco

competitivos” para importar, y viceversa.

El séptimo punto, la liberalización de las barreras a la inversión

extranjera directa, el octavo, la privatización de las empresas

estatales, y el noveno, la abolición de regulaciones que impidan

acceso al mercado o restrinjan la competencia, excepto las que

estén justificadas por razones de seguridad, protección del medio

ambiente y al consumidor y una supervisión prudencial de

entidades financieras, pueden ser consideradas recetas liberales

tendientes a aumentar la demanda de mano de obra, disminuir las


DEFENDIENDO A THEMIS 498

exacciones estatales y propiciar el más libre acceso al mercado y a

la competencia. Pero las excepciones no son liberales, ya que

siembran las semillas de futuras regulaciones estatales nocivas.

El último punto, seguridad jurídica para los derechos de

propiedad, debió ser el primero, y casi el único de los consejos a dar

a las naciones emergentes. ​

Desde entonces el mal llamado “neoliberalismo” emergente de

estos “coloquios” y “consensos” usualmente es un dirigismo un

poco más suave, y se echa mano a tales recetas normalmente para

intentar solucionar problemas nacidos de otros dirigismos más

severos. Cuando se dice que algún gobierno usa recetas

“neoliberales”, usualmente quiere decir que está volviendo poco a

poco a la racionalidad económica. Pero no es de por sí ninguna

nueva vía. O es liberalismo a secas, lo que raramente ocurre, o es

simplemente un dirigismo un poco más atenuado que otros

dirigismos anteriores fracasados.

106.- El socialismo nacional como camino al comunismo

Es de advertir en primer lugar que, aún cuando sus seguidores

no lo quieran reconocer, el fascismo y el nazismo fueron siempre

movimientos socialistas. El nombre completo de Mussolini era

“Benito Amilcare Andrea”, decidido por su padre, un socialista

local, en memoria de Benito Juárez, reformista ex presidente de

México,Amilcare Cipriani, socialista italiano, y Andrea Costa,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 499

primer diputado socialista italiano.

Y Benito Mussolini era socialista, no solamente por su origen

sino también por su mentalidad. No solamente comenzó

políticamente en el Partido Socialista Italiano, sino que hasta fue

sido director de “¡Avanti!”, el periódico de cabecera del socialismo

en su país. La influencia del socialismo en el nacimiento del

fascismo es así recalcada por cientos de historiadores. Mussolini

hablaba duramente del capitalismo y de los mercados libres,

lamentándose de “la búsqueda egoísta de la prosperidad material”,

pidiendo a sus seguidores que “rechazaran la literatura

economicista de Adam Smith”. De hecho, las organizaciones

denominadas “fascios” que surgieron a finales del siglo XIX en

Italia eran un guiño evidente a los primeros movimientos obreros y

campesinos y a sus reivindicaciones sociales, tal y como explica

Íñigo Bolinaga en su “Breve historia del fascismo”. Dicho sea de

paso, la Reforma Constitucional argentino de 1.958 que incorpora

el art. 14 bis es casi calcado del Programa de Gobierno fascista de

Agosto de 1.919.

En un reportaje de la época apenas ascendido el fascismo, decía

un entrevistado fascista que “…antes éramos socialistas. Figúrese

usted que, en la provincia de Ferrara, hay 80 ayuntamientos que

hace dos años eran socialistas y ahora son todos fascistas. Todos

han sido ocupados. De los 63 ayuntamientos que hay en la


DEFENDIENDO A THEMIS 500

provincia de Rovigo, 61 son ahora fascistas y dos del partido

popular… el fascismo actual es propiamente el antiguo

socialismo… solo que ahora algunos señores están con nosotros”.

La única diferencia recalcable entre comunismo y nazi-fascismo

es su carácter internacional o nacional. Ya dije que en su libro “El

problema con el Socialismo” (“The Problem with Socialism”), el

economista Thomas Di Lorenzo defiende que el “fascismo siempre

ha sido un tipo de socialismo. Benito Mussolini fue un socialista

internacional antes de ser un socialista nacional, siendo esto último

la esencia del fascismo. Al socialismo nacionalista que éste defendía

no le importaba dejar sobrevivir a empresas privadas, siempre y

cuando éstas fueran controladas por políticas y subsidios

gubernamentales”.

Mientras tanto, en la Alemania nazi, la palabra “socialista” está

inscripta en su nombre del nazismo: “Partido nacional-socialista

alemán de los trabajadores”. “Las camisas marrones de Alemania

no habrían existido sin los camisas negras”, decía Hitler. En “Ira y

tiempo”, el ya citado Peter Sloterdijk (que llama al socialismo

nacional como “fascismo de izquierda”) dice “Que al fascismo de

izquierda le haya gustado presentarse como comunismo, era una

trampa para moralistas. Mao Tse Tung nunca fue otra cosa que un

nacionalista chino de la izquierda fascista, que en sus inicios

hablaba con la jerigonza de la Internacional Comunista de Moscú.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 501

Comparado con la placentera exterminación promovida por Mao,

Hitler parece un cartero raquítico. Sin embargo, la comparación

entre monstruos no es agradable a nadie. El engaño ideológico más

masivo del siglo XX fue precisamente, que después de 1.945 la

izquierda fascista acusó a los derechistas de fascismo, para quedar

finalmente como sus opositores. En realidad se trató de una

autoamnistía. Cuanto más se expusieran como imperdonables los

horrores de la “derecha”, más desaparecía la izquierda del campo

visual”.

Igualmente Friedrich Von Hayek, en su “Camino de

servidumbre” expone que “En Alemania, la conexión entre

socialismo y nacionalismo fue estrecha desde un principio. Es

significativo que los más importantes antecesores del

nacionalsocialismo —Fichte, Rodbertus y Lasalle— fueron al

mismo tiempo padres reconocidos del socialismo. Mientras el

socialismo teórico, en su forma marxista dirigía el movimiento

obrero alemán, el elemento autoritario y nacionalista retrocedía

temporalmente a segundo plano”… “No menos significativa es la

historia intelectual de muchos de los dirigentes nazis y fascistas.

Todo el que ha observado el desarrollo de estos movimientos en

Italia o Alemania se ha extrañado ante el número de dirigentes, de

Mussolini para abajo (y sin excluir a Laval y a Quisling), que

empezaron como socialistas y acabaron como fascistas o nazis Y lo


DEFENDIENDO A THEMIS 502

que es cierto de los dirigentes es todavía más verdad le las filas del

movimiento. La relativa facilidad con que un joven comunista

puede convertirse en un nazi, o viceversa, se conocía muy bien en

Alemania, y mejor que nadie lo sabían los propagandistas de

ambos partidos. Muchos profesores de universidad británicos han

visto en la década de 1.930 retornar del continente a estudiantes

ingleses y americanos que no sabían si eran comunistas o nazis,

pero estaban seguros de odiar la civilización liberal occidental”.

Dice también este autor, refiriéndose a la mentalidad alemana

posterior a la Primera Guerra Mundial, que “La lucha contra el

liberalismo en todas sus formas, el liberalismo que había derrotado

a Alemania, fue la idea común que unió a socialistas y

conservadores —en el contexto, está hablando de los

nacionalistas— en un frente único. Primero, fue principalmente en

el Movimiento Juvenil Alemán, casi por entero socialista en

inspiración y propósitos, donde estas ideas se aceptaron más

fácilmente y donde se completó la fusión del socialismo y el

nacionalismo… y es particularmente inquietante su semejanza con

tanta parte de la literatura que vemos en la Inglaterra de hoy,

donde podemos observar el mismo movimiento de aproximación

entre la derecha y los socialistas de la izquierda, y casi el mismo

desprecio por todo lo que es liberal en el viejo sentido”.

También Ludwig Von Mises define perfectamente el parentesco


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 503

entre los movimientos totalitarios en su libro “El socialismo”: “Por

espacio de más de setenta años, los profesores alemanes de ciencia

política, historia, derecho, geografía y filosofía, inculcaron

ansiosamente a sus discípulos un odio histérico contra el

capitalismo, y predicaron la guerra de “liberación” contra el

occidente capitalista. Los “socialistas de la cátedra” alemanes, tan

admirados en todos los países extranjeros, fueron quienes

allanaron el camino a las dos guerras mundiales. Ya al finalizar el

último siglo, la inmensa mayoría del pueblo alemán sostenía

radicalmente el socialismo y el nacionalismo agresivo. Desde

entonces estaban firmemente afiliados a los principios del nazismo

y lo que faltaba únicamente, pero que más tarde se agregó, era un

nuevo término para designar su doctrina”.

Y más adelante, demostrando la exacta correlación de medios

totalitarios de manipulación del poder, dice “Cuando la política

soviética de exterminio en masa de todos los disidentes y de

violencia despiadada, suprimió las inhibiciones en contra del

asesinato al por mayor, que todavía inquietaban a ciertos

alemanes, nada pudo detener por más tiempo el avance del

nazismo. Esta doctrina se apresuró a adoptar los métodos

soviéticos e importó de Rusia el sistema de un solo partido y el

predominio de este partido en la vida política; la posición

principalísima que se asignó a la policía secreta; los campos de


DEFENDIENDO A THEMIS 504

concentración; la ejecución o el encarcelamiento administrativo de

todos los contrarios; la exterminación de las familias de los

sospechosos y de los desterrados; los métodos de propaganda; la

organización de partidos filiales en el extranjero y su utilización a

fin de combatir a sus propios gobiernos, así como para llevar a cabo

trabajos de espionaje y sabotaje; el empleo de los servicios

diplomático y consular para fomentar la revolución; y muchas

otras cosas más. En ninguna parte hubo discípulos más dóciles de

Lenin, Trotsky y Stalin que los nazis”.

107.- El populismo. Bonapartismo y cesarismo

Ya en los albores del socialismo, Pierre Phroudom puso en boga

el término “cesarismo”, primero en “El manual del especulador de

la Bolsa” y luego en “Cesarismo y cristianismo”, para referirse a un

gobierno casi identificado con la autoridad de un líder, usualmente

nacido de movimientos revolucionarios, pero con una autoridad no

exclusivamente derivada de la fuerza de las armas, sino también en

la vasta aceptación popular que goza su liderazgo de corte

carismático. Un líder al que se le atribuyen rasgos heroicos,

capacidad personal y una gran vocación social, surgido en

momentos de inflexión o crisis de la política y que se presenta como

una alternativa viable y hasta deseable para regenerar el conjunto

de la sociedad y solucionar fracturas internas o amenazas externas.

El “hombre providencial” aceptado y hasta idolatrado por la


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 505

población, a despecho de su origen. Se solía citar en ese sentido a

Julio César, Oliver Cromwell, Napoleón I y Otto Von Bismarck.

Debo por ende dedicar unas palabras a los caudillos

antidemocráticos más recientes, sean ellos nacidos por elecciones o

por golpes militares, aclarando mi total desconfianza hacia todos

ellos.

Cuando son desde un primer momento funcionales al

comunismo, son apoyados calurosamente por sus mentores. Es o

fue el caso de Fidel Castro, de Raúl Castro, de Hugo Chávez, de

Nicolás Maduro, de Kim Il Sung, Kim Jong Il y Kim Jong Uno, de

Yumjaagiyn Tsedenbal, de Mouammar el Kadhafi, de Robert

Mugabe, entre muchísimos ejemplos. En cambio, cuando se trata

de caudillos antidemocráticos que originariamente no aceptan ser

funcionales al comunismo, su tratamiento es absolutamente

diferente, y son catalogados por la intelectualidad de izquierda

como casos de “cesarismo” o de “bonapartismo”, términos que a

veces son usados como sinónimos y otras como muy sutilmente

diferentes.

Denostado el cesarismo por Karl Marx en “El Dieciocho

Brumario” y por León Trotsky en “La Revolución Traicionada”,

—obra en la que atribuye cesarismo a Stalin— Antonio Gramsci es

más cauto, ya que con su enorme perspicacia rápidamente se dio

cuenta de que podía ser un arma de penetración comunista, y se


DEFENDIENDO A THEMIS 506

por eso que en sus “Notas sobre Maquiavelo, sobre política y el

estado moderno” dice que “...el cesarismo expresa siempre la

solución “arbitraria”, confiada a una gran personalidad, de una

situación histórico-política caracterizada por un equilibrio de

fuerzas de perspectiva catastrófica, no siempre tiene el mismo

significado histórico. Puede existir un cesarismo progresista y uno

regresivo; y el significado exacto de cada forma de cesarismo puede

ser reconstruido en última instancia por medio de la historia

concreta y no a través de un esquema sociológico”.

Es lo que pasó en Argentina con el peronismo, demonizado

primeramente por la izquierda como “fascista”, y últimamente

adoptado con entusiasmo como una alternativa de izquierda pura

y dura, sobre todo a partir del advenimiento del peronismo

kirchnerista. Es que muy rápidamente los movimientos que el

comunismo llaman “cesaristas” o “bonapartistas”, en la medida en

que no sean liberales y busquen reafirmar su liderazgo en la

aceptación popular, se volverán populistas y por ende terminarán

cayendo bajo la órbita comunista, siendo rápidamente adoptados,

y sus anteriores “pecados” les serán todos perdonados. Describiré

entonces cómo este camino destruye la economía y conduce al

comunismo y al Nuevo Orden Mundial.

108.- El populismo como camino ecléctico al comunismo

Para hablar del populismo es inevitable recordar una acertada


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 507

reflexión de John Stuart Mill, autor que en general no me

simpatiza demasiado, pero que en este tema acierta totalmente. En

su libro “Sobre la Libertad” previene: “Luego de siglos de resistirse

contra el poder gobernante, a partir de la elección periódica de los

gobernados, muchas personas comenzaron a sentir que limitar el

poder no era demasiado importante. La nación no tendría

necesidad de ser protegida contra su propia voluntad. No habría

temor de que se tiranizase a sí misma”. Conceptos similares vierten

Benjamin Constant e Isaiah Berlin. Dice el segundo en palabras ya

citadas anteriormente: “…la transferencia de libertad de unas

manos a otras, mediante el aumento de la autoridad ilimitada,

comúnmente llamada soberanía, no aumenta la libertad, sino

simplemente desplaza el peso de la esclavitud. Con mucha razón

preguntaba (Constant) por qué un hombre debe preocuparse

profundamente de si es oprimido por un gobierno popular, por un

monarca, o incluso por un conjunto de leyes represivas. Se dio

cuenta de que el problema fundamental que tienen los que quieren

libertad individual “negativa” no es el de quién ejerce la autoridad,

sino el de cuánta autoridad debe ponerse en unas manos”.

Bertrand de Jouvenel en su libro “Sobre el poder- Historia

natural de su crecimiento” expone que el efecto de la Revolución

francesa fue que “...al abrir a todas las ambiciones la perspectiva

del Poder, este régimen facilita mucho su extensión. En el antiguo


DEFENDIENDO A THEMIS 508

régimen, la gente capaz de ejercer una influencia, al ser conscientes

de que jamás podrían participar en el Poder, estaban dispuestos a

denunciar la menor usurpación. Mientras que ahora todos son

pretendientes, y nadie tiene interés en disminuir una posición a la

cual se espera acceder algún día, ni paralizar una máquina que

cuando llegue el momento le tocará manejar. Por eso observamos

en los círculos políticos de la sociedad moderna una amplia

complicidad en favor de la extensión del Poder... El ejemplo más

sorprendente lo ofrecen los socialistas. Su doctrina predica: El

Estado no es otra cosa que una máquina de opresión de una clase

por otra, y ello es así tanto en una república democrática como en

una monarquía. A través de las innumerables revoluciones cuyo

teatro ha sido Europa desde la caída del feudalismo, este aparato

burocrático y militar se ha venido desarrollando, perfeccionando y

reforzando... las revoluciones anteriores no han hecho más que

perfeccionar la máquina gubernamental, en lugar de derribarla y

destruirla”.

Estos autores vieron que la voluntad popular puede ser dirigida

por gente inescrupulosa que sepa deslumbrar a las masas con una

verborragia resplandeciente. Es que con una mente más práctica

que los economistas, muchos políticos sin formación pero con buen

dominio de masas entendieron que lo importante para un éxito

personal carente de virtud, es llegar al poder y aferrarse a él, más


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 509

que determinar con claridad qué hacer una vez allí. Por eso utilizan

con gran frecuencia el populismo.

Usualmente el populista, más cuando nace de un sistema

electoral, es un buen orador poco instruido pero con gran dominio

de la verborragia y el manejo de las masas, que sin un increíble

golpe del destino sería posiblemente un excelente vendedor de

peines en los vagones de los subterráneos: Adolf Hitler, ex cabo del

ejército, era un pintor desocupado, y Benito Mussolini un albañil

sindicalista con serias dificultades para concluir sus estudios

secundarios. En Argentina Hipólito Yrigoyen era un revoltoso

maestro de escuela de retorcida verba, Juan Domingo Perón un

oscuro Coronel próximo a su retiro, sus poderosas esposas Eva

Duarte una desconocida actriz radial y cinematográfica, e Isabel

Martínez una bataclana que casualmente conoció en un cabaret en

Panamá. Su contacto con el peronismo de izquierda era Héctor

Cámpora, un dentista, y su contacto con el peronismo de derecha,

José López Rega, un pianista del mismo cabaret de su segunda

esposa, devenido en brujo a falta de otra ocupación que requiriera

más capacidad de engaño que estudios previos. Hugo Chávez era

un oficial golpista de rango intermedio, Nicolás Maduro un chofer

de ómnibus, Evo Morales un sindicalista cocalero, Luiz Inácio Lula

da Silva un obrero metalúrgico hijo de una pareja de labradores

analfabetos, Saddam Hussein un joven rechazado en la Academia


DEFENDIENDO A THEMIS 510

Militar por su pobre currículum escolar.

Jorge Luis Borges en su “Utopía de un hombre que está

cansado” pone en boca del supuesto narrador Eudoro Acevedo,

obviamente él mismo (“...soy profesor de letras inglesas y

americanas y escritor de cuentos fantásticos”). una descripción

conforme a la cual con el fracaso del populismo

—desgraciadamente es una ficción, recordemos— “…los políticos

tuvieron que buscar oficios honestos; algunos fueron buenos

cómicos o buenos curanderos”.

109.- El populismo como destructor de la economía

Por su falta de formación, hambre atrasado y necesidad de

proveerse de dinero propio, en general los caudillos populistas

empiezan sus carreras con el socialismo —usualmente en su

variante nacional-socialista antes de llegar a la variante

internacional-comunista—, y pasan por el keynesianismo,

monetarismo y algunos atisbos del mal llamado “neoliberalismo”,

conjugados como un camino al fracaso y al comunismo, el que se

presenta como solución y no como la agravación del problema.

Pocas veces de buena fe creen que el populismo no generará tantos

problemas como los que se describirá seguidamente, y que un poco

de beneficencia podrá ser un motor de la economía y de

tranquilidad social. La mayor parte de las veces saben que sus

políticas empobrecerán a sus países, pero no les importa porque a


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 511

más pobres, más votos.

Los grandes capitales prebendarios hacen en ese primer

momento sus festines, a veces sin entender que el destino final de

este desquicio de sociedades occidentales imperfectas es el

advenimiento del comunismo, tal como se dijo anteriormente. Pero

cuando los países empiezan las variantes demagógicas y populistas

y desincentivan la producción rechazando intentar un desarrollo

armónico mediante impuestos razonables y moneda estable, el

colapso de la economía resulta inevitable.

La primera etapa de un gobierno populista suele ser un

socialismo nacional, aunque puede ser también un keynesianismo o

hasta un mal llamado “neoliberalismo”. El primer paso es tomar

un país relativamente rico, sea por un golpe de Estado o

democráticamente, prometiendo beneficencia y redistribución, y al

llegar al poder, consolidar la aprobación de las masas cumpliendo

—por una única vez— esas promesas. Para eso el gobernante

populista normalmente distribuye el ahorro acumulado por

gobiernos anteriores más austeros, enriqueciéndose a sí mismo y a

la vez generando una adhesión injustificada de quienes no asumen

que lo que obtienen ellos, alguien lo ha perdido.

Cuando esa distribución se termina, un gobierno populista, al

ser impopulares los impuestos regresivos y ser usualmente poco

preparados sus miembros, intenta cobrar más impuestos a la gente


DEFENDIENDO A THEMIS 512

más rica para pagar a los demás —entre ellos a sus propios

parientes, amigos y amantes— por encima de sus posibilidades.

Pero prontamente el Estado no consigue los recursos necesarios

para mantener el sistema, y para satisfacer las expectativas que ha

generado se ve obligado a aumentar la presión impositiva, primero

para los más ricos, luego para todos, ricos y pobres. La

arbitrariedad aumenta porque se fijan metas de recaudación

inalcanzables por la fuga de capitales que lógicamente genera la

voracidad estatal. Así empiezan la caza de brujas buscando

evasores y, si hasta entonces no existía, aparece el déficit fiscal.

Para pagar mayores gastos con menores recursos, se recurre

entonces a emitir dinero falso. Keynes ya les dio una

pseudo-justificación teórica. Papeles sin respaldo en un

crecimiento real, sino todo lo contrario. Y comienza la espiral

inflacionaria, que es como una droga de la que es difícil salir. Los

que están más cerca de la emisión pueden vivir como reyes, ya que

fabrican dinero, lo reciben y lo gastan antes de que se desvalorice.

Pero nada es gratis. Es solamente redistribuir la riqueza. Los

subsidiados y planeros reciben su moneda ya desvalorizada pero no

les interesa demasiado, porque no la ganaron con su trabajo. En

esta etapa el populismo se vuelve keynesiano, más por astucia que

por fidelidad a la teoría.

Así, todos los países populistas terminan siendo inflacionarios,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 513

con políticos ricos y pueblos pobres. Eso significa que mientras

algunos pocos ganan, para la generalidad el dinero se devalúa

como en una cinta caminadora de ejercicios. Las personas que no

viven del Estado tienen que trotar para seguir en el mismo lugar.

Los más lentos están continuamente cayendo en la miseria. Esa

confiscación silenciosa solamente beneficia a los cercanos a la

fuente de emisión, no a los generadores de riqueza, y amplía la

brecha entre ricos y pobres. Argentina ha devaluado su moneda

sacándole trece ceros a lo largo de su historia, su larga historia de

populismo. Venezuela y Cuba otro tanto. Así, un multimillonario

de principios del siglo XX que no hubiera incrementado sus

ingresos y tuviera su fortuna en dinero, no tendría hoy un peso.

Toda fortuna se evapora beneficiando burócratas y creando caldos

de cultivo de resentimiento.

En esta etapa la gente verdaderamente rica y ajena a las

prebendas gubernamentales sencillamente se va del país que la

quiere perseguir. Su hogar es el mundo, los paraísos fiscales o la

cueva de Galt. Dejan de invertir en ese país. Hoy es más fácil que

nunca, se digita unos cuantos números desde un celular y listo: La

riqueza que quieren confiscar los políticos ya está en las Islas

Caimán o en donde sea. Los verdaderamente ricos no se dejan

capturar por politicastros. También las personas más inteligentes,

laboriosas, emprendedoras y llenas de iniciativa, los profesionales


DEFENDIENDO A THEMIS 514

jóvenes y los verdaderos recursos humanos de cualquier país,

emigran en busca de mejores destinos.

Pero siempre hay gente que no puede irse porque tiene

inversiones en el país, tierras, capital de fábricas, una historia, un

nombre, etcétera. Esa gente, empresarios medianos o chicos, es la

que recibe ahora los golpes del populismo, y ante la inflación y el

incremento de los impuestos decide para poder mantener su nivel

de ganancias bajar la calidad de los productos. Si son profesionales,

buscarán quizá la forma de enquistarse en el Estado y convertirse

en parte del propio problema contra el que gritan.

Y como nadie quiere dinero que se devalúa, su precio cae aún

más. Cuando hay inflación más alta el Estado intenta atribuir el

hecho a las empresas y no a su propia acción de emitir, y fija

precios máximos para presentarse como el “salvador” del desastre

que él mismo ha causado.

Este es otro golpe a las empresas y otro de los hitos de la

decadencia, porque por supuesto las empresas no aceptan esto y

buscan cómo eludir eso de tener que vender a un precio fijado por

otros. ¿Vendería alguien su propio automóvil a un precio bajo

dispuesto por un tercero? Entonces lo que hacen los empresarios,

que cada vez son menos, es no vender, o disminuir la calidad, o la

cantidad de sus productos, o ambas cosas. O vender a sus propios

precios —y aun incrementados— en el “mercado negro”. En esta


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 515

etapa empieza el totalitarismo con la persecución a los

“agiotistas”.

Pero si la presión estatal sigue siendo fuerte, los empresarios

dejan de vender. Nadie puede obligarlos a vender a pérdida. Por

eso empiezan a escasear los productos hasta el punto de que en

Argentina en alguna época se armaban enormes filas para

conseguir papel higiénico y comprar un paquete de cigarrillos era

imposible. En ese momento el Estado empieza a apropiarse de la

Economía, aparte de romper el tejido social. Los consumidores

acusan a los vendedores de estar ocultando mercaderías o de hacer

trampas en precios y en calidades, los vendedores finales tratan de

ganar a costillas de los mayoristas, y éstos de los productores.

Todos se denuncian, y el único culpable —que es el Estado—,

aparece como el “salvador”.

En cierta forma todos tienen razón en sus denuncias recíprocas,

porque el Estado los ha convertido a todos en tramposos

necesitados de proceder así para sobrevivir a la presión impositiva

e inflacionaria. Pero ninguno tiene razón, porque ninguno osa

culpar al Estado, que es quien procedió a ponerlos en situación de

pelea recíproca. Se va disminuyendo la actividad económica, el

consumo y el ahorro. Y sin ahorro no hay inversión genuina ni

prosperidad, diga lo que diga Keynes. La economía se convierte en

una carrera despiadada de “sálvese quien pueda”, y quienes menos


DEFENDIENDO A THEMIS 516

pueden salvarse son los más pobres.

Este sistema ecléctico y pragmático termina siempre finalmente

siendo socialista y marxista. Al no poder aumentar la presión

impositiva ni la emisión, y lógicamente perder crédito externo, sus

alternativas son la confiscación de bienes internos y el acceso a los

créditos externos del comunismo.

Y entonces aparece China con su milenario “know how” de

totalitarismo, y sus créditos a cambio de soberanía y con nuevas

pretensiones territoriales, tal como ya lo hizo con Yibuti en África,

con la Patagonia en Argentina, y con sus aspiraciones sobre

convertir el Noroeste argentino donde vivo en una enorme granja

de cerdos.

Es la vieja receta del Manifiesto Comunista: “Resumiendo: los

comunistas apoyan en todas partes, como se ve, cuantos

movimientos revolucionarios se planteen contra el régimen social y

político imperante… Los comunistas no tienen por qué guardar

encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus

objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo

el orden social existente”.

También es la receta que detalla Lenin en su libro “¿Qué

hacer?”: “Nosotros debemos asumir la tarea de organizar la lucha

política, bajo la dirección de nuestro partido, en forma tan

múltiple que todos los sectores de oposición puedan prestar, y


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 517

presten de verdad, a esta lucha y a este partido la ayuda que

puedan. Nosotros debemos hacer de los militantes

socialdemócratas dedicados a la labor práctica líderes políticos que

sepan dirigir todas las manifestaciones de esta lucha múltiple, que

sepan, en el momento necesario, “dictar un programa positivo de

acción” a los estudiantes en efervescencia, a los descontentos de los

zemstvos, a los miembros indignados de las sectas religiosas, a los

maestros nacionales lesionados en sus intereses”.

110.- El milagro socialista escandinavo no existe

En una publicación de El Cato, una página liberal, encontré un

artículo de Victor H. Becerra y Miguel A. Cervantes analizando el

caso de Suecia, que se suele presentar como ejemplo —aislado, pero

que supuestamente demostraría la posibilidad empírica— de un

socialismo exitoso, que demuestra a las claras que lo bueno que

tiene, es obra del respeto a la libertad y propiedad, y no del

socialismo. Suecia ocupa hoy la posición 35 de 162 países en el

índice de libertad económica del Instituto Fraser.

Recuerdan los autores a Anders Chydenius, sacerdote de

Finlandia Occidental —entonces parte del Suecia— que se

adelantó una década a Adam Smith en muchos de sus hallazgos

económicos liberales. Las ideas de Chydenius empezaron a

enraizarse en su propio país y, en 1.840, el dirigente Johan August

Gripastedt trasladó las ideas de libre mercado a la política,


DEFENDIENDO A THEMIS 518

estableciendo las bases de la economía sueca moderna. Por cien

años hubo libre mercado en su más alto nivel con una intervención

mínima del gobierno, lapso en el que el Producto Bruto Interno per

cápita de los suecos se duplicó siete veces, la mortalidad infantil se

redujo y la esperanza de vida aumentó 26 años, pasando Suecia de

ser un país de agricultura de subsistencia a otro con una de las

economías más ricas del planeta. Los impuestos en Suecia eran más

bajos que en EE.UU. y que en Occidente en general. En ese tiempo

se construyeron las bellas ciudades de cantera que hoy todos

admiran.

Las grandes empresas suecas, que hoy son ejemplos de eficiencia

y calidad, buen ambiente de trabajo, avance tecnológico y trabajo

bien remunerado, se fundaron antes del frustrado y ahora

abandonado experimento socialista. Prácticamente ninguna gran

empresa sueca actual se creó después de 1.970.

En el período posterior a 1.970 los sindicatos suecos en

colaboración con el gobierno en el poder, crearon un estado

benefactor que cuidaría a los ciudadanos “desde la cuna hasta la

tumba” y que sería financiado mediante un gran aumento de

impuestos. Como era de esperar, los altos impuestos empezaron a

ahorcar la actividad empresarial. Los sindicatos reclamaron una

parte de las empresas y armaron un fondo de los trabajadores que

compraba a las propias empresas aportantes. Lógicamente devino


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 519

una enorme fuga de capitales.

Para 1.990 empiezan los vientos de cambio: se instrumentaron

las primeras reformas, el fondo de los trabajadores fue abolido, el

gasto del gobierno disminuyó, se privatizaron los ferrocarriles, se

abolieron los monopolios estatales, se eliminó el impuesto a la

herencia, se privatizaron varias empresas estatales, bajaron

impuestos, se reformaron las pensiones. Suecia se dio cuenta que

con monopolios estatales no había innovación. Hubo una gran

desregulación. Se permitió que el sector privado entrara en la

educación y el cuidado de personas mayores. Se permitieron los

bonos educativos, que crean competencia y mejor calidad en la

educación.

Hoy las empresas mineras consideran a Suecia como el séptimo

mejor país para invertir debido a la calidad de sus políticas mineras,

la certidumbre de sus regulaciones y su mínimo intervencionismo

estatal. El Informe Anual 2.019 del Instituto Fraser, cuyo Índice

de Libertad Económica fue considerado por el premio Nobel

Douglass North como la mejor medida para una descripción de “la

eficiencia de los mercados”, puntúa a Suecia con 7,56 puntos sobre

10, y lo clasifica, según se dijo, en el lugar 35 de 162 países en

materia de libertad económica.

De acuerdo al Banco Mundial, Suecia tiene gran certidumbre en

la compra y venta de bienes inmobiliarios: solo con un trámite se


DEFENDIENDO A THEMIS 520

hace una transacción inmobiliaria, se requieren solo 7 días, y tiene

un excelente sistema de catastro. Su moneda es muy sólida,

puntuada en 9,3 sobre 10, y está abierta de par en par al libre

comercio y la inversión extranjera. Para abrir una empresa e

requieren sólo 3 trámites y 7 días. En materia educativa utiliza un

sistema de vouchers escolares, sistema pergeñado por Milton

Friedman.

Así que la supuesta “excepción sueca” al previsible fracaso de

los sistemas socialistas no existe. En el período en que la izquierda

lo ponía como ejemplo, Suecia subsistía de los restos del éxito de

cien años de gobiernos libres, y cuando se hizo patente el fracaso

socialista, dio un golpe de timón hacia la libertad, hecho

sistemáticamente soslayado por la izquierda.

111.- El populismo es siempre de izquierda

Sobre el carácter izquierdista del populismo, basta solamente

con remontarse a sus raíces. En sus orígenes, el reconocido

fundador del populismo ruso fue Alexander Herzen. Era un

pensador muy originalmente individualista, como ocurría a veces

con los liberales iluministas franco prusianos, luego devenidos en

los socialistas a los que luego se llamó “utópicos” de su época,

dentro de la caracterización dada por Marx a sus competidores de

izquierda, para dar a entender que el suyo, el socialismo

“científico”, era realizable. Tan es así que un liberal clásico del


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 521

fuste de Isaiah Berlin, al escribir sobre “Los pensadores rusos”

aclara que “Fui a la Biblioteca de Londres y por pura casualidad

me topé con Herzen… Sabía que había un sabio barbudo, algo

pesado del siglo XIX, y luego vi su nombre, así que por pura

curiosidad saqué un volumen y nunca miré hacia atrás. Se

convirtió en una figura central en mi vida”.

Según Isaiah Berlin, Herzen le proporcionó “un arsenal general

de armas intelectuales” en la lucha contra el totalitarismo y el

fundamentalismo, al punto que escribió la Introducción a la

edición en inglés de 1.956 de “Desde la otra orilla” (From the Other

Shore) de Herzen, obra que consideró esencial para el siglo XX,

especialmente durante la era de la Guerra Fría. Berlin expone

cómo le sedujo el hecho de que “Herzen declara que todo intento de

explicar la conducta humana en función de alguna abstracción, o

de dedicar seres humanos a su servicio, por noble que sea tal

abstracción o justicia, progresos, nacionalidad, aun si es predicada

por grandes altruistas como Mazzini o Louis Blanc o Mill, siempre

conduce al final al holocausto y al sacrificio”.

Sin embargo, efectuadas esta brevísima semblanza

reivindicatoria de su respeto por la individualidad, vuelvo al punto

de sus ideas. En un artículo denominado “El paneslavismo

moscovita y el europeísmo” exponía Herzen que “Europa, en su

marcha hacia la revolución social, se encontrará con el pueblo ruso


DEFENDIENDO A THEMIS 522

que ha sabido realizar, aunque sea de forma salvaje y desordenada,

la distribución de las tierras entre los cultivadores... Tened en

cuenta que no ha sido la Rusia de los intelectuales la que ha dado

este ejemplo, sino las masas sencillas. En Occidente, el socialismo

está considerado casi como un sinónimo de desorden y de horrores,

mientras que en Rusia, por el contrario, aparece como el arco iris

del porvenir. Por ello, a través del socialismo, la idea de la

revolución puede convertirse en un ideal popular”. El populismo

era básicamente un socialismo que buscaba una revolución social a

través del campesinado y la reforma agraria. Era entonces desde su

origen, nada más que una vía edulcorada al socialismo.

Desde entonces nada ha cambiado. Se sincera Ernesto Laclau,

autor de “Hegemonía y estrategia socialista” y de “La Razón

populista”, cuando dice que a la larga todo populismo es socialista:

“Hay populismo siempre que las identidades colectivas se

construyen en términos de una frontera dicotómica que separa a

“los de arriba” de “los de abajo””. Esto es, que el populismo apela

siempre a la mal llamada “lucha de clases”. Y en eso acierta. El

populismo es un discurso de resentimiento, cuyo destino último

aun no querido es siempre el comunismo. Lo confiesa Laclau al

decir “En definitiva constituye la dialéctica entre pueblo y las

clases encuentra aquí el momento final de su unidad: No hay

socialismo sin populismo, pero las formas más altas de populismo


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 523

sólo pueden ser socialistas”. Laclau es en sí una demostración. Es

comunismo puro y duro.

112.- El populismo de derecha no existe

Hay un muy jugoso cuento relatado paradójicamente por Pablo

Giussiani, un ex guerrillero montonero argentino, en su libro

“Montoneros, la soberbia armada”, en donde reconoce haberse

equivocado. El cuento, que resumo, tiene por protagonista a un

explorador inglés que se pierde en una jungla y es conducido a un

enorme palacio. Es arbitrariamente condenado a muerte pero se le

permite salvar su vida si acierta con la solución de una adivinanza:

“Tengo cinco esclavas, tres de ellas con ojos azules y dos con

ojos negros”, dice el rey. “Estas mujeres tienen una particularidad:

las de ojos azules dicen siempre la verdad; las de ojos negros

siempre mienten. Usted podrá formularles sólo tres preguntas en

total. Si con ellas logra descubrir el color de los ojos de las cinco,

quedará en libertad y convertido en huésped de mi reino”. El

explorador, tras unos momentos de reflexión, pregunta a la

primera: “ ¿ Qué color de ojos tienes “. La mujer contesta en el

dialecto de su tribu, ininteligible para el prisionero. El inglés

protesta, se declara lesionado en su derecho al “fair play” y exige

que le traduzcan la respuesta. El anciano rey le explica que las

severas leyes de su reino no consienten agregar aclaraciones a una

respuesta ya formulada. “ Usted ya gastó una pregunta”, dice. “La


DEFENDIENDO A THEMIS 524

única concesión que le puedo hacer ahora es la de ordenar a las

esclavas que contesten en inglés a las otras dos”. El explorador

pregunta entonces a la segunda esclava: “¿ Qué color de ojos dijo

tener tu compañera?” Y la mujer contesta “Negros”. El cautivo

dirige luego la única pregunta que le queda a la tercera

encapuchada de la fila: “ ¿ De qué color son los ojos de la esclava

que acaba de contestarme?” La respuesta: “Azules”. El explorador

medita unos instantes y dice finalmente al rey: “Tengo la solución:

la primera esclava tiene ojos azules, la segunda y la tercera negros

y las otras dos azules”. Removidas las capuchas, se comprueba que

el explorador ha acertado.

“Fue una deducción lógica”, explica el inglés: “Aunque no

entendí a la primera esclava, yo sabía de antemano lo que iba a

contestarme. Forzosamente debía decirme que tenía ojos azules,

sea porque los tenía efectivamente de ese color, en cuyo caso me

diría la verdad, sea porque los tenía negros, en cuyo caso no podía

menos de mentirme diciendo que los tenía azules. Esto me permitió

saber que la segunda esclava era de ojos negros, pues era obvio que

mentía al afirmar que la primera había dicho tener ojos de ese color.

Del mismo modo deduje que también la tercera tenía ojos negros

porque había atribuido falsamente a la segunda ojos azules”.

Dice luego el autor que “Todo el razonamiento del explorador

inglés brota de la sencilla pero a la vez sorprendente evidencia de


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 525

que los dos grupos de esclavas, siendo representativas de principios

antagónicos —la Verdad y la Mentira, el Bien y el Mal—, y

precisamente por serlo, tienen que decir siempre y necesariamente

las mismas cosas”.

Bien entendido esto, no debemos suponer que todas las mujeres

que dicen ser rubias están mintiendo ni asumir que están diciendo

la verdad, ya que dirán lo mismo las rubias y las morochas. Y, en lo

relativo al tema que estoy tratando, el genuino y sincero discurso

de regreso a los valores será desgraciadamente bastante similar al

de los parlanchines populistas, pero eso no debe confundir: Hablar

de un populismo de derecha y otro de izquierda vacía al término de

su fin socializante que lo caracteriza. Es siempre intervencionista y

las medidas intervencionistas en la economía son siempre un

camino de servidumbre hacia el socialismo, como bien lo destacó

muchísimos años atrás Friederich Von Hayek en su recordado libro

“Camino a la Servidumbre”.

Debe advertirse por ende contra una distorsión neolingüística

propia de la izquierda, que a partir de Cas Mudde y su obra

“Partidos populistas de extrema derecha” habla de un “populismo

de derecha”. En iguales términos se refiere la icónica

liberprogresista Gloria Álvarez en su libro “El engaño populista”.

Para ellos, “populista” es cualquier discurso que ose hablar de

que existen élites corruptas. Pero si un partido denuncia la


DEFENDIENDO A THEMIS 526

existencia de élites corruptas —lo que es usualmente cierto— y que

hay que combatirlas, denuncia que es la esencia de un sistema

democrático, abrir los ojos de la gente y decir las cosas sin

eufemismos no significará ser “populista” sino simplemente saber

ver y transmitir la realidad. Según esta neolengua, con fuentes

claramente liberales iluministas franco prusianas e izquierdistas, el

“populismo de derecha” sería una ideología que concibe a la

sociedad dividida en dos grupos opuestos y homogéneos: un pueblo

puro y una élite corrupta. Estos supuestos “populistas” son

señalados porque piensan que la política debería ser expresión de la

voluntad general del pueblo y no de las élites políticas...

¿Está eso mal? ¿Denunciar a las élites corruptas no es la idea de

toda verdadera democracia? Eso no es populismo, sino el éxito de

la siempre tardía reacción de las masas contra el populismo

socialista, y eso asusta a la Nomenklatura y a sus corifeos.

Entonces, siguiendo la máxima de “si no puedes vencerlos,

confúndelos”, y las involuntarias enseñanzas de George Orwell al

explicar las ventajas confusionistas de la neolengua, la

Nomenklatura asigna el mote de “populismo de derecha” a

cualquier movimiento que rechace a la izquierda y a las

burocracias populistas y/o totalitarias como solución política.

La postura de Gloria Álvarez no debe extrañarnos. Es una

típica liberal iluminista franco prusiana, autora en un libro


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 527

titulado “Cómo hablar con un progre”, y también de otro titulado

“Cómo hablar con un conservador”, escrito quizá para aventar la

remotísima posibilidad de que alguien pretendiera identificarla

como tal pese a su obvio liberalismo iluminista franco prusiano…

Ella define como “progre” al interlocutor “perteneciente a un

colectivo de extrema izquierda que, desde una posición de

superioridad moral, dice defender los intereses de la clase

trabajadora”. Con tal definición, excluye a todos quienes atacan a

la cristiandad a través de la afectada defensa de cualquier otro

colectivo —homosexuales, feministas, etc.— que no sean los

trabajadores, como también a la izquierda mientras no sea

“extrema”, o a quienes hacen discursos “progres” sin afectar

superioridad moral. Ni sobre todo, a alguien que como los

liberprogres, ella incluida, usen el discurso liberal para atacar a la

Civilización Occidental y Cristiana, la Cristiandad. En suma, busca

aventar cualquier sospecha de ser ella misma una “progre”.

113.- El populismo de verdad y la corrección política

La finalidad de sugerir la existencia de un populismo de derecha

es clara: Si todos los signos ideológicos pueden ser populistas, el

populismo en sí como amenaza de izquierda y como camino al

comunismo, queda a un tiempo negado, redimido y vaciado de

contenido, y la lucha contra el populismo deja de ser una cuestión

de ideologías políticas para convertirse simplemente en una mera


DEFENDIENDO A THEMIS 528

lucha contra los exaltados, esto es, en una cuestión formal, aun

cuando los “exaltados” busquen restablecer el imperio de los

derechos individuales y del sistema republicano, y sus detractores

sean educados socialistas liberticidas. Solamente los

“políticamente correctos” quedan al margen de toda sospecha.

Así, no es inusual ver a liberprogresistas políticamente correctos

defender a flemáticos burócratas claramente socialistas,

considerando que sus exaltados opositores que arrastran los votos

de los sojuzgados que buscan libertad, son “populistas de derecha”.

Para ellos de por sí hablar de “pueblo”, “nación”, “patria”, “héroes

de la patria”, denunciar la existencia de élites corruptas o propiciar

combatirlas, es un pecado de lesa liberprogresía políticamente

correcta.

De más está decir que tales discursos no son en modo alguno

populismo, pese a lo que predica Gloria Álvarez, actual sacerdotisa

del liberalismo iluminista franco prusiano, sino simplemente saber

ver y transmitir la realidad. No niego que la mención a la

existencia de un pueblo puro y una élite corrupta pueden ser una

estratagema electoral, ya que nunca hay gente totalmente pura y

poca hay que sea totalmente corrupta, pero no es de por sí una

muestra de populismo con independencia de las medidas que se

propicia para combatir ese sistema.

Toda esa neolengua, en lo relativo al liberalismo clásico austro


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 529

británico, es falsa. Los movimientos conservadores y liberales

clásicos, y no el fascismo, el nazismo o el peronismo, son la única

verdadera derecha y sus emblemas de “vida, libertad y propiedad”

no pueden ser jamás populistas por enfáticamente que sean

pronunciados los discursos recordando tales raíces, ya que en

libertad cada ser humano es un individuo y no un engranaje de un

“pueblo”. Hasta los frecuentes fracasos electorales del liberalismo

clásico son su galardón por no adoctrinar masas irracionales que se

mueven por sentimientos, cuanto más bajos mejor, sino intentar

—en general infructuosamente— convencer a individuos

pensantes.

Existen cientos de definiciones de populismo, y no es raro

porque va mutando mientras siempre persigue el mismo fin:

Engañar al pueblo, sacarle su dinero, vivir sus cabecillas como

reyes y conducir a los países finalmente, voluntaria o

involuntariamente, al comunismo. En tren de buscar definiciones,

doy la mía: El populismo es todo movimiento político, sea nacido

de elecciones o no, en el poder o en la oposición, que no predique y

practique una filosofía liberal clásica. Así considero populistas a

todos quienes por razones electorales o las que fueren, no respeten

la vida, la libertad o la propiedad.

Eso incluye a todo tipo de irrespeto a estos principios. Irrespeto

a la vida por aborto, eutanasia o experimentos humanos no


DEFENDIENDO A THEMIS 530

consentidos, guerras, agresiones fundadas en diferencias de raza,

religión, ideas políticas o las que fueren, y en general, cualquier

ataque al proyecto de vida ajeno. Irrespeto a la libertad por

dificultar el comercio, atentar contra la libertad de culto, la

libertad de expresas sus ideas y cualquier tipo de expresión de

individualidad, a cualquier acción privada, por más que vaya en

contra de los propios parámetros culturales, que debe ser protegido

a rajatablas mientras se realice también en un marco de respeto a

la sensibilidad de quienes probablemente piensen de forma

diferente, libertad que incluye también por cierto la libertad de

pensamiento de no coincidir con las personas diferentes, también

en la medida en que se guarde el simétrico respeto a la sensibilidad

de quienes probablemente piensen de forma diferente. Irrespeto a

la propiedad por impuestos elevados, confiscaciones, trabas

aduaneras, expropiaciones tomando la posesión del bien antes del

pago de una indemnización justa, regulaciones económicas

absurdas, precios mínimos o máximos, etc.

Pero reitero: Pese a sus diferentes manifestaciones, el verdadero

populismo es siempre un movimiento de izquierda, usualmente

promovido desde su origen, o rápidamente cooptado desde su

infancia, por el comunismo. No hay que dejarse confundir. Los

ejemplos que se pone del oxímoron del “populismo de derecha”, o

no son de derecha sino por el contrario de izquierda —como ya se


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 531

aclaró que lo fueron el nazismo, el fascismo o el peronismo, aun

cuando se tratase de una izquierda nacional—, o no son realmente

partidos populistas —tal el caso del Partido Republicano de

Donald Trump o el Partido Social Liberal y ahora la Alianza para

Brasil de Jair Bolsonaro, que se suelen mencionar como ejemplos—

y cuyo “pecado” que los hace impopulares entre los liberprogres

consiste simplemente en haber tenido y mantener muchos votantes,

hablar del interés de su país, denunciar a las élites prebendarias

locales y las aspiraciones imperiales de China, y oponerse al aborto

y la eutanasia.

Retomando el hilo de la exposición, la mención de la existencia

de un populismo de derecha es simplemente una forma de convertir

a la lucha contra el verdadero populismo en una amanerada lucha

contra la presunta “incorrección política” de quienes alzan la voz

para denunciar las maniobras de las “nomenklaturas”

verdaderamente populistas, que son las de los políticos socialistas y

comunistas. En una neolengua que confunda a quienes luchan

contra el populismo, haciendo ver como sus enemigos a quienes

atacan al verdadero populismo de izquierda con ahínco, y como

supuestos “verdaderos” opositores al populismo a quienes incurren

en la trampa de izquierda de la “corrección política”, un opositor

que la experiencia de los años ha demostrado siempre incapaz de

enfrentar al populismo.


DEFENDIENDO A THEMIS 532

En definitiva... ¡La versión tergiversada del populismo que dan

los izquierdistas y sus involuntarios aliados liberprogres, es una

forma de convertir la lucha contra el populismo en una lucha

contra quienes promueven apasionadamente la vuelta a los ideales

liberales clásicos!

114.- La síntesis de los opuestos. El Nuevo Orden Mundial

La mención a la existencia de un “populismo de derecha” es un

formidable ejercicio de neolengua, cambiar el nombre de las cosas

para confundir y evitar el pensamiento racional, que permite

fusionar como si fueran dos formas de decir lo mismo, a todos los

admiradores de lo “políticamente correcto”, una serie de conceptos

usualmente socialistoides que se venden como una suerte de acervo

común de la humanidad, cuando son en realidad muchas vece

obviedades que desde hace siglos sostenía el liberalismo clásico,

mezcladas y bastardeadas con falsedades que desde hace siglos

sostenía infructuosamente el socialismo utópico.

Ya más que confundidas las tropas liberales con la fusión de

Iluminismo francés y Comunismo soviético, lo único que faltaba

para terminar de confundirlas era el aporte del Comunismo chino

tendiente a la creación de un Nuevo Orden Mundial comunista en

lo político y capitalista —en el sentido marxista del término— en

lo económico, con unos pocos empresarios prebendarios dedicados

a depredar mercados cautivos. Un mundo distópico en donde no


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 533

existirían la iniciativa privada, el crecimiento personal por el

propio mérito, ni ningún incentivo para ser algo más que una pieza

de una gigantesca maquinaria productiva en beneficio de unos

pocos privilegiados, y por supuesto, de los jerarcas del Partido.

Sintéticamente, ese Nuevo Orden Mundial, manteniendo la

postura comunista de que el Estado es el único dueño de los medios

de producción, empero los “concesiona” en unos pocos particulares

elegidos, que pagan cánones menos severos que los delirantes

impuestos propios de los países populistas y socialdemócratas. A

cambio, les ofrece monopolios, exclusividades y un gigantesco

mercado cautivo. La iniciativa individual, el sueño americano, la

privacidad, el ámbito privado, la familia, el ímpetu por trascender

y legar algo a sus descendientes, en suma, todo lo que caracteriza a

la verdadera libertad, desaparecen en medio de aplausos de

libertarios descendientes del liberalismo iluminista franco prusiano,

convencidos de que eso es el “Ideal desconocido” del que hablaba

su gurú Ayn Rand, la que, más inteligente que sus seguidores,

seguramente se espantaría, ya que a poco que uno lo mire, queda

claro que el Nuevo Orden Mundial es un muy refinado tipo nuevo

de fascismo. Tiene toda su iconografía, todo su discurso, toda su

crueldad totalitaria, todo su desprecio por el individuo. Y los

liberprogres, que ven fascismo en cualquier regulación social, serán

sin darse cuenta sus cultores, y probablemente cuando se imponga,


DEFENDIENDO A THEMIS 534

sus primeras víctimas.

El economista Thomas Di Lorenzo expone que el “fascismo

siempre ha sido un tipo de socialismo. Benito Mussolini fue un

socialista internacional antes de ser un socialista nacional, siendo

esto último la esencia del fascismo. Al socialismo nacionalista que

éste defendía no le importaba dejar sobrevivir a empresas privadas,

siempre y cuando éstas fueran controladas por políticas y subsidios

gubernamentales” Y en “Ira y tiempo”, el ya citado Peter

Sloterdijk (que llama al socialismo nacional como “fascismo de

izquierda”) dice “Que al fascismo de izquierda le haya gustado

presentarse como comunismo, era una trampa para moralistas.

Mao Tse Tung nunca fue otra cosa que un nacionalista chino de la

izquierda fascista”.

Esto sirve para explicar qué es en el fondo este “Nuevo Orden

Mundial”: Una nueva forma de nazi-fascismo, con sus

características de unión entre comunismo y capitalismo

prebendista más acentuados inclusive que en sus lejanos

antecesores del derrotado Eje, pero no realizado entre socialistas y

empresarios de un país sino entre todos los comunistas del mundo y

una élite de mega-empresarios corruptos de alcance global. Un

“capitalismo” no liberal, y un “socialismo” no humanista, que

confunde a los liberales y a los izquierdistas de buena voluntad.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 535

XII.— EL COMUNISMO SE TIÑE DE CAPITALISMO

115.- Anticipación sobre el Nuevo Orden Mundial

Aclarados en puntos anteriores los peligros del la alianza entre el

liberalismo iluminista franco prusiano y el comunismo —o el

verdadero populismo, el de izquierda, camino hacia él— debemos

ahora describir cómo continúa hoy este proceso en forma más sutil,

a través del aporte de la China Comunista y su milenaria sagacidad

para obtener lo que Sun Tzu en “El arte de la Guerra” llama la

mejor forma de victoria: Vencer sin necesidad de combatir.

Supuestamente un Nuevo Orden Mundial se avecina,

perniciosamente seductor para países poco desarrollados por su

invocada fusión de los opuestos. Pero debemos recordar que en el

“Mundo Feliz” de Huxley, un mundo totalitario de forma más sutil

que el “1.984” de George Orwell, —lo leí en las épocas de la Guerra

Fría y encontraba eso ficticio— se daba similar fusión. Una de las

protagonistas se llamaba Lenina Crowne en homenaje a Lenin y a

la Corona, pero curiosamente el ídolo máximo de ese mundo

distópico era Henry Ford. En materia religiosa la cruz había sido

sustituida por la T del Ford T. Los bebés se fabricaban en serie

para ser Alfa, Beta, Gamma o Delta, los humanos eran solamente

consumidores, vivían drogados con “soma”, y cuando llegan a

cierta edad eran asesinados.


DEFENDIENDO A THEMIS 536

Ese mundo solamente era “feliz” para los opificados que no se

daban cuenta de que eran solamente engranajes de una maquinaria,

y para quienes dominaban los medios de producción que no tenían

competencia ni existía posibilidad de que surgiera ya que no existía

la iniciativa individual. Su sistema —y el que pretende adoptar el

Nuevo Orden Mundial— era una “economía de giro uniforme”

conforme a la afortunada definición de Ludwig Von Mises. Allí no

había libertad, creación de empresas, riesgo empresario,

perspectiva de futuro, y ni siquiera la destrucción creativa de

Joseph Schumpeter. No había realmente vida, ni libertad ni

propiedad, sino solamente caricaturas de los derechos individuales.

Veremos que poco a poco todo eso está ocurriendo. Y lo están

motorizado grandes capitalistas, instituciones de gobierno mundial

como la ONU y la UE, Banco Mundial, FMI, magnates de Sillicon

Valley, viejos magos financieros y titanes de la producción en masa.

El Ford de la novela , multiplicado. Antes de que se me acuse de

“conspiranoico” debo aclarar que muchos de los conceptos que se

vierten son derivaciones de hechos profusamente documentados y

a disposición de cualquiera que los quiera leer.

Para que la gente no se percate, existe una “neolengua” como en

“1.984” de George Orwell. Está llegándose a una distopía mundial

en donde el gran capital ha renegado del liberalismo clásico, y lo

busca sustituir por un “empresarismo” monopólico. El empresario


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 537

siempre busca el monopolio, y su límite es la competencia ¿Qué

pasa cuando la competencia desaparece autoritariamente? El

laboratorio en donde se ensaya es China, en donde tienen su base

muchas de las más grandes empresas del mundo. El Estado es sin

que nadie se dé cuenta, el único dueño de las empresas, cuya

explotación “concesiona” particulares, que pagan un canon

inferior a los impuestos del Occidente socialdemócrata a cambio de

monopolios. Y por eso vemos darse la mano, unidos y alegres, a

grandes empresarios occidentales con jerarcas comunistas.

Todos, y en especial los liberprogresistas, deberían leer un poco

menos de “El manantial” de Ayn Rand, y un poco más de “Un

Mundo Feliz” de Aldous Huxley, de “1.984”, de “Rebelión en la

Granja” de George Orwell, y de “Farenheit 451” de Ray Bradbury,

para entender cómo viene el tema. Mientras tanto, mencionaré

seguidamente cómo se está gestando cada vez más

desembozadamente esa distopía mundial que debemos denunciar y

combatir. ¿O esperaremos la máquina de vaporización instantánea

entre nubes de droga, declamaciones negacionistas y loas a un

Nuevo Orden Mundial que conjugue lo peor de todas las pesadillas

literarias del pasado, hechas realidad por un nuevo “Gran

Hermane”?

116.- Un poco de historia. China cambia para seguir igual

¿Cómo estamos llegando a esto? Giuseppe Tomasi di


DEFENDIENDO A THEMIS 538

Lampedusa escribió la famosa novela “El Gatopardo”, en donde

las minorías gobernantes de Sicilia aceptan y propician una

aparente Revolución en su contra, para continuar en el Poder.

Cambiar todo para que nada cambie. Es lo que hizo China en una

síntesis terrible y genial de la que hablaremos seguidamente. Ese

país está acaparando ahora el mundo, cada vez menos

silenciosamente, gracias a su comprensión global del fenómeno del

capitalismo no liberal, el antiguo Mercantilismo, como forma de

realizar el totalitario “Mundo Feliz” de Aldous Huxley. El Nuevo

Orden Mundial.

Pese a los ribetes conspiranoicos con que se quiere pintar toda

mención a ello, la pretensión de implantar un Nuevo Orden

Mundial es una realidad. Es sabido que el Viejo Orden Mundial, los

dos bloques de Estados Unidos y Rusia, ha caído, y varios mundos

alternativos buscan emerger en su reemplazo. La canción “Winds

of change” de Skorpion, “El fin de la Historia” de Francis

Fukuyama, ““El advenimiento de la sociedad post-industrial” de

Daniel Bell, “La tercera ola” y “El choque de las Civilizaciones” de

Samuel Huntington, “Los próximos cien años” de George

Friedman, entre tantos otros libros, así lo proclaman. Algo

diferente viene. Y no para bien.

La historia moderna de este cambio coincide con la muerte de

Mao Tse Tung a principios de la década de 1.970. Justo en esos


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 539

momentos ya era notorio el fracaso del comunismo y la eficiencia

del mercado libre para generar prosperidad a la gente, por lo que se

llevó la teoría de la explotación de las personas por las personas, a

una nueva teoría de explotación de países por países, lo que

Eduardo Galeano llamara “La venas abiertas de América Latina”,

la supuesta exacción de recursos de Occidente a Sudamérica. Esa

postura fue brillantemente refutada por mi hermano Julio Marcos

Víctor Rougès en su irónico ensayo sobre “Las venas abiertas de

Canadá”, en donde demuestra que de ser ciertas las afirmaciones de

Galeano (de las que, dicho sea de paso, se retractó antes de morir),

el país más pobre de la tierra por su cercanía y comercio con

Estados Unidos, debería ser Canadá.

Sin embargo, con este argumento el G77 y el Movimiento de

Países No Alineados (NAM) fueron incrementando su acción

colectiva en la ONU para establecer con el apoyo de ese organismo

internacional un Nuevo Orden Económico Internacional (NIEO)

supuestamente tendiente a disminuir las asimetrías en perjuicio del

“Sur global” y buscando la creación de marcos institucionales,

regímenes legales y mecanismos redistributivos que corrigieran las

llamadas “disparidades centro-periferia”.

Los peligros de estos movimientos ya eran avizorado aún antes

del obvio punto de inflexión que fue el efímero triunfo de Occidente

con la caída del Muro de Berlín, por nuestro esclarecido Alberto


DEFENDIENDO A THEMIS 540

Benegas Lynch (h), en sus “Fundamentos de Análisis Económico”,

publicado aun antes de eso. Allí, citando a Karl Brunner y a Harry

George Johnson, hacía referencia al Nuevo Orden Económico

Internacional (NIEO por sus siglas en inglés) propiciado por la

Organización de las Naciones Unidas, diciendo que “En años

recientes la política de las Naciones Unidas ha estado cada vez más

referida a la idea de un “nuevo orden económico internacional”

(NIEO)… Sostienen que estas diferencias en la riqueza significan

una seria amenaza a la paz, lo cual sirve para legitimizar la

atención de las Naciones Unidas y para justificar la expansión de

nuevas instituciones… (que en definitiva significan) la

transferencia masiva de recursos desde Occidente a los países del

Tercer Mundo…. El NIEO surge como un nuevo manifiesto

marxista-leninista”.

China era entonces un callado y calculador espectador, presto a

agazaparse para tornarse en protagonista al primer descuido de las

superpotencias entonces en conflicto. Con una pobreza superior a

la de muchos de los países tercermundistas, tenía a la vez una

potencialidad militar tremenda, era potencia nuclear e integraba la

“mesa chica” de las Naciones Unidas. Era un país pobre para los

países pobres, pero un país rico y poderoso para los países ricos y

poderosos. Podía identificarse con ambos.

Las autoridades chinas estaban dotadas —valga la


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 541

redundancia— de una paciencia china, y sabían que su momento

aún no había llegado. Pero, como en el juego del Go, se dedicaban a

posicionar estratégicamente sus fichas. Viene al caso recordar el

antiquísimo cuento chino de un viejo hombre cuya mujer le hizo

ver que si se movía una montaña, podrían ver el mar, y empezó con

una pala a moverla, provocando la burla de un vecino con fama de

sabio. El viejo contestó así:

“— ¡Qué torpe es usted! Ni siquiera tiene la imaginación de los

niños vecinos. Cuando yo muera seguramente el trabajo estará aún

sin terminar. Pero quedarán mis hijos y los hijos de mis hijos. Así

continuará el trabajo por los años de los años. Y como, que yo sepa,

las montañas no crecen, algún día terminaremos y habrá un

camino directo entre mi casa y el mar. Entonces el anciano que

tenía fama de sabio no supo qué responder y se marchó”.

Con esa perspectiva temporal proceden los chinos. Hace más de

medio siglo, en 1.955 la “Conferencia Afro-asiática”, precursora del

Movimiento de Países No Alineados, permitió que la República

Popular de China tomara contacto con las naciones africanas

recientemente independizadas. Gracias a ello fue reconocida como

la China legítima en detrimento de la República de China,

confinada en la isla de Taiwán. En 1.971, la mayoría de los países

africanos en la Asamblea General de las Naciones Unidas votó a

favor del Gobierno de Pekín como representante legítimo de China


DEFENDIENDO A THEMIS 542

en la ONU.

Igualmente ocurrió con las naciones de Sudamérica y el Caribe.

En un libro que lleva el sugestivo título de “China, gobierno global

y futuro de Cuba”, Adrián H. Hearn describe el compromiso cada

vez más profundo de China con América Latina. Con cierta miopía

despeja las preocupaciones sobre la excesiva intervención estatal

china, diciendo que la razón de estos recelos se está disipando,

porque China ha ganado influencia en las instituciones

multilaterales, tiene dinero para mitigar las crisis financieras

occidentales, y fomenta la liberalización de las economías

comunistas.

Veremos cómo China ha capitalizado todo esto para ir armando

silenciosa e imperceptiblemente un Nuevo Orden Mundial, muy

cercano a las peores distopías totalitarias.

117.- Mao Tse Tung y la Revolución Cultural

Decía Napoleón Bonaparte que “China es un gigante dormido.

Dejadlo dormir porque, cuando despierte, el mundo temblará”. Y

alguna razón tenía, según se verá seguidamente.

Deberé hacer una pequeña reseña histórica para entender esta

súbita e imprevista aparición en el centro del escenario mundial, ya

que China ha despertado y el mundo debe comenzar a temblar.

Me referiré solamente de la historia reciente de China como

potencia comunista para entender la forma insidiosa en que,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 543

uniendo las enseñanzas del marxismo gramsciano y haciendo

realidad las palabras de Vladimir Lenin conforme a su conocida

frase de que “El comunismo es el poder de los Soviets más la

electricidad”, China decidió apropiarse de toda la ciencia del

“capitalismo”, no para ponerla al servicio y bajo control de los

trabajadores, sino para aplicar las recetas del Mercantilismo que

combatían los primeros liberales, y armar un “comunismo

capitalista” prebendario y antiliberal.

Según el marxismo clásico, luego del supuesto triunfo del

comunismo desaparecerían las clases sociales y por ende la

dialéctica de la lucha de clases se terminaría. Así, termina el

Manifiesto Comunista de Marx y Engels diciendo que “Una vez

que en el curso del desarrollo hayan desaparecido las diferencias de

clase y se haya concentrado toda la producción en manos de los

individuos asociados, el poder público perderá su carácter político.

El poder político, hablando propiamente, es la violencia

organizada de una clase para la opresión de otra. Si en la lucha

contra la burguesía el proletariado se constituye indefectiblemente

en clase; si mediante la revolución se convierte en clase dominante

y, en cuanto clase dominante, suprime por la fuerza las viejas

relaciones de producción, suprime, al mismo tiempo que estas

relaciones de producción, las condiciones para la existencia del

antagonismo de clase y de las clases en general, y, por tanto, su


DEFENDIENDO A THEMIS 544

propia dominación como clase. En sustitución de la antigua

sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismos de clase,

surgirá una asociación en que el libre desenvolvimiento de cada

uno será la condición del libre desenvolvimiento de todos”. Esto es,

que se acabaría la dialéctica de la Lucha de Clases y por ende, el

Materialismo Dialéctico, con su triunfo, habría producido su

propia extinción.

Pues bien, en China y llegado al poder, Mao Tse Tung se dio con

que esta predicción era demostrablemente falsa, ya que la

mentalidad de la gente seguía siendo contraria al comunismo. Con

una mentalidad voluntarista pero totalmente contraria a las

enseñanzas de la Economía Política, decidió realizar un salto hacia

la modernización que denominó el “Salto Hacia Adelante”,

intentando infructuosamente que las Comunas chinas,

equivalentes a los Soviets rusos, fueran el epicentro del Estado, con

el fin último de eliminar el dinero y la propiedad privada. Mao creó

45 mil comunas, con unas 5 mil familias en cada una de ellas, que

totalizaban más de 200 millones de supuestos motores de la

producción.

Ante la fantasía de las metas pedidas por los jerarcas partidarios,

muchos jefes de comunas comenzaron a mentir las cantidades de

granos obtenidas, lo que llevaba a que se les exigiera nuevas metas

aún más inalcanzables. Estos sucesivos fracasos económicos


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 545

obligaron a Mao a renunciar como Presidente, y todo su prestigio

como conductor de China se vio amenazado. Ya para 1.961 ese

“salto” había causado una terrible hambruna con un saldo cercano

a 45 millones de muertos, con grandes sospechas de que el propio

Partido Comunista mezquinaba los granos a quienes no les eran

adictos. El poder personal de Mao quedó fuertemente amenazado.

Entonces decidió, en medio de fuertes luchas internas por el

poder, armar lo que se llamó “La Revolución Cultural del

Proletariado” como método tanto de recuperación de prestigio y

demonización de terceros como supuestos culpables del fracaso,

como de purga de opositores, aun dentro del propio Partido

Comunista. Deng Xiao Ping fue de los sobrevivientes a esas purgas.

Así justificó Mao su proceder: “Aunque la burguesía ha sido

derrocada, todavía está tratando de usar las viejas ideas, cultura,

costumbres y hábitos de las clases explotadoras para corromper a

las masas, capturar sus mentes y organizar una restauración. El

proletariado debe hacer justo lo contrario: debe hacer frente a

todos los desafíos de la burguesía... para cambiar el punto de vista

de la sociedad. En la actualidad, nuestro objetivo es luchar y

aplastar a las personas en el poder que toman el camino capitalista,

criticar y repudiar a las “autoridades” académicas burguesas

reaccionarias y a la ideología de la burguesía y de todas las demás

clases explotadoras, y transformar la educación, la literatura y el


DEFENDIENDO A THEMIS 546

arte, así como todas las demás partes de la superestructura que no

corresponden a la base económica socialista, a fin de facilitar la

consolidación y el desarrollo del sistema socialista”.

Como digresión, aclaro que mientras tanto, como no podía ser

de otra manera, entre los perseguidos antes y después de la

Revolución Cultural, estuvieron los católicos. Se clausuraron las

iglesias en las zonas rurales y las universidades católicas pasaron a

ser controladas por el Estado. Se proclamó un Manifiesto del

movimiento referente a las “Tres autonomías”, que se refería a sus

limitaciones a: 1. La propaganda, con la prohibición de ejercicio de

su misión de los misioneros extranjeros. 2. El gobierno, obligando a

que las iglesias sean guiadas por personal nativo. 3. La financiación,

prohibiendo toda ayuda económica que provenga del extranjero.

Eran medios de asfixiar a la Iglesia con sus restricciones.

En 1.954 el Papa Pío XII publicó la encíclica “Ad signarum

gentes” en la que denunciaba al “Movimiento de las tres

autonomías” como contrario a la fe católica. Mao contraatacó

clausurando más conventos, y propiciando la creación de una

“Asociación Patriótica de los Católicos Chinos”, instrumento del

Partido Comunista —tal como unos cincuenta años después se

crearían las agrupaciones abortistas de “Católicos por el derecho de

decidir”— cuya función sería de gestionar el control de la Iglesia

Católica, y sobre todo obligar a los fieles a decidir su fácil adhesión


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 547

a la tramposa “Asociación Patriótica”, o la permanencia a la real

Iglesia católica, con los riesgos inherentes a ello. Siguieron años de

persecución a estos últimos, con detenciones de sacerdotes y

obispos, incluyendo también a algunos de la “Asociación

Patriótica” que no habían entendido que era una superchería para

entrampar católicos, hasta la muerte de Mao.

Volviendo a la Revolución Cultural, es claro el parentesco de las

acciones de Mao Tse Tung con las ideas de Gramsci de minar lo que

llamaba “la superestructura”. Pero aun cuando la finalidad de

instauración del comunismo fuera la misma, esta Revolución

Cultural constituía la contraprueba de las teorías de la infiltración

marxista de Gramsci, demostrando que si para llegar al poder el

comunismo no trepidaba en manipular los valores e idiosincrasia

de la gente para destruir la llamada “Superestructura de

dominación”, menos aún lo haría luego de llegar al poder. Así, en

China la Revolución Cultural no fue un sutil minado a la forma de

pensar de la gente tendiente a hacer caer por la astucia un sistema

dominante, sino directamente un lavado de cerebro impuesto por

la fuerza tendiente a consolidar por la fuerza el sistema contrario.

Es que en China no se procedía a implementar la Revolución

Cultural para voltear a autoridades contrarias al comunismo, sino

para perseguir las voces disidentes que alertaran sobre el fracaso de

un gobierno ya volcado al comunismo. Y a diferencia de las


DEFENDIENDO A THEMIS 548

propuestas de Gramsci, en China no se buscaba privilegiar la

participación de los intelectuales, sino directamente de la prensa

adicta. Quedaba claro que las posturas de Gramsci no eran

simplemente un método para llegar al poder, sino que luego del

acceso a él podían servir también como método de opresión y

lavado de cerebro.

118.- Deng Xiao Ping y los colores de los gatos

A la muerte de Mao, China no tenía en absoluto la pujanza

económica que adquirió luego de su muerte a través de Deng Xiao

Ping, sobreviviente de las purgas maoístas del período de la

Revolución Cultural, y autor de un giro de tuerca tan insólito como

peligroso para Occidente. Deng estaba entre los líderes que habían

sido puestos entre ojos y condenados por criticar las políticas

económicas de Mao. Luego de una serie de intrigas políticas en las

que desbarató las ideas continuistas de la Viuda de Mao y la

llamada “Banda de los Cuatro”, propuso llevar adelante las

llamadas “cuatro modernizaciones” que ya había propuesto en las

épocas de la Revolución Cultural, y que se referían a la Agricultura,

abandonando la colectivización y extendiendo las parcelas

privadas y el trabajo de tierras; Industria, abandonando la

autosuficiencia económica y abriendo zonas a favor de aumentar

las industrias. Se permitió otorgar incentivos a los trabajadores y

la libre elección del trabajo; Defensa nacional, aumentando el


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 549

ejército para convertirlo en una real potencia militar, y Ciencia y

Tecnología, becando a los mejores estudiantes para enviarlos a las

mejores universidades en el extranjero para aprender su cultura.

Es famosa su frase “No importa el color del gato…lo que

importa es que cace ratones”. Decidió que no tenía mayor sentido

otorgar la administración de las empresas a analfabetos Comisarios

de Partido, sino más bien utilizar el sistema de concesiones que tan

bien conocía a través de Hong Kong, que en última instancia no

era más que una concesión de China a Gran Bretaña, que había

demostrado tal pujanza que la propia China decidió mantenerla

con cierta autonomía dentro de su órbita. Esto es, China decidió

que resultaba más práctico hacer que los grandes Capitanes de la

Industria occidentales trabajaran para ellos, a que fueran sus

oponentes.

Estas reformas esencialmente subrayaron la autosuficiencia

económica. La República Popular China decidió acelerar el proceso

de modernización aumentando el volumen de comercio extranjero,

para lo que abrió sus mercados, destacando especialmente la

adquisición de maquinaria de Japón y el Mundo Occidental, y

vendiendo luego al mundo productos manufacturados a precios

increíblemente bajos. Con este crecimiento impulsado por las

exportaciones, China pudo acelerar su desarrollo económico

mediante el incremento de la inversión extranjera, un mercado más


DEFENDIENDO A THEMIS 550

abierto, acceso a tecnologías avanzadas y experiencia de gestión.

Pero esto no debe confundirnos.

Andrés Oppenheimer en sus “Cuentos Chinos” narra que en una

entrevista dijo “Jamás pensé que un 60 por ciento de la economía

china ya estuviera en manos del sector privado”, a lo que su

interlocutor le contestó “No está en manos del sector privado. Está

en manos del sector no gubernamental”. Oppenheimer preguntó

“¿Y cuál es la diferencia entre el sector no gubernamental y el

sector privado?”, sin encontrarse la respuesta. La respuesta es la

libertad. Sigue aún en vigencia el art. 7 de la Constitución china,

que reza así: “El sector estatal de la economía, es decir, el sector

económico de propiedad socialista de todo el pueblo, es la fuerza

rectora de la economía nacional”. Los occidentales no entienden,

pero si algo no tiene la economía china es ser una economía liberal.

Para prosperar hay que ser amigo del Poder.

Deng Xiao Ping puso a China nuevamente en el camino a

convertirse en una gran potencia mundial, lo que ya logró con

creces en poco tiempo. Pero su política económica es un espejismo,

amenazado siempre por la maldición de Malthus para el caso de no

generar incentivos a la producción. Es un sistema de corte

capitalista, en el peyorativo sentido que Marx asignaba al término.

Y su totalitarismo fue perfectamente demostrado en el episodio de

la represión de protestas de la Plaza de Tian'anmen. El interlocutor


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 551

de Oppenheimer había sido muy sincero. Las empresas

concesionadas a particulares constituían un “sector público no

gubernamental” del poder del Estado. Allí el mundo pudo entender

que la liberalización económica de Deng Xiao Ping no implicaba en

modo alguno que China hubiera renunciado a su opresión. El gato

había cambiado de color, pero seguía siendo un gato. Y lo sigue

siendo hasta hoy, y está agazapado.

119.- Grandes empresas y totalitarismo aceptado

Mientras Deng Xiao Ping buscaba empresarios, las empresas

occidentales estaban desde hace años agobiadas tributariamente

por la inflación, la presión fiscal y hasta el odio social en su contra,

dentro del mundo que supo ser occidental, hoy supuestamente

“progresista”. Argentina, en donde la marcha del partido

mayoritario habla de que su fundador “… se supo conquistar/ a la

gran masa del pueblo/ combatiendo al Capital”, es un ejemplo claro

de lo dicho. La primera solución de los empresarios a corto plazo

fue huir de los países en donde no eran bienvenidos. La fuga de

capitales monetarios y humanos es siempre una primera y

coyuntural alternativa de defensa contra el saqueo estatal. Ayn

Rand termina su Rebelión de Atlas con la huida de los empresarios

al “Valle de Galt”. Pero… ¿a dónde ir?. Ahí no puede terminar la

historia, si el sistema del país al que se llega es similar al del país del

que se pretende huir. La paradoja del populismo es que al conducir


DEFENDIENDO A THEMIS 552

a la miseria, los pueblos cada vez más empobrecidos por la falta de

inversiones de las empresas a las que ellos mismos persiguen los

asediarán en cualquier lugar a donde vayan.

Una primera alternativa de huida fueron los “paraísos fiscales”.

Islas Cayman, islas Seychelles, isla de Guernesey, isla de Mann,

Andorra, Liechtenstein, Mónaco… Sí. Son quizá lugares donde los

empresarios puedan refugiar sus ingresos de la voracidad fiscal.

Pero son lugares donde difícilmente alguien pueda instalar en

forma eficiente una fábrica de zapatillas. Se necesitaba algo más. Y

apareció China con sus “concesiones”, y con gran miopía, y

solamente comparando costos de producción y no la contribución

que hacían con ello a deteriorar su propio mundo Occidental,

muchas grandes empresas descubrieron que les resultaba más

barato renunciar a ser propietarios de los medios de producción,

para pasar a ser sus beneficiarios.

Sin embargo, si hay algo que no se puede predicar de China es

que sea un paraíso. Lee Edwards, historiador conservador

norteamericano de la Heritage Foundation, preguntándose si

China sigue siendo un país totalitario, recuerda su actitud agresiva

hacia Hong Kong y sus actividades en el Mar del Sur de China, sus

esfuerzos para atacar a Taiwán y convertirla en una provincia

china, las onerosas condiciones impuestas a sus grandes préstamos

a naciones hambrientas de efectivo en Asia, África y Sudamérica,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 553

sus flagrantes robos de propiedad intelectual de compañías

norteamericanas.

Asimismo, que en el Congreso del Pueblo del año 2.018 se

abolieron los límites a la reelección de su Presidente. Y recuerda

también los campos de concentración y prisiones para prisioneros

políticos, reconocidos a regañadientes por las Asociaciones de

Derechos Humanos, como también las desapariciones inexplicadas

y ulteriores “confesiones” de la actriz Fan Bingbing y del

Viceministro Meng Hongwei. Las confesiones supuestamente

públicas y espontáneas, son usuales. Fan Bingbing, actriz que

apareciera en la película “Iron Man 3,” confesó su falta y fue

multada por evasión impositiva en ciento veintinueve millones de

dólares.

Conforme a la BBC de Londres, las desapariciones forzosas son

comunes en China, y pueden pasar días os emanas hasta que el

Gobierno confirme si una persona ha sido detenida y cuáles son sus

cargos. La tortura es usual, los disidentes son sistemáticamente

reducidos, y lo más premiado y exaltado es la lealtad al Partido

Comunista. Los cristianos, los musulmanes y en particular los

practicantes de Falun Gong, cuyas prácticas alimenticias

garantizan órganos sanos, son sistemáticamente perseguidos.

Sobre estos últimos existen investigaciones de verdaderos

preocupados en Derechos Humanos como el canadiense David


DEFENDIENDO A THEMIS 554

Matas, el ex parlamentario David Kilgour y el periodista de

investigación Ethan Gutmann que demuestran la realidad de la

horripilante práctica de extracción y venta de órganos. Un

documental sobre la extracción de órganos de practicantes de

Falun Gong, Human Harvest, recibió un Premio Peabody en el

año 2.014.

Volviendo a referirnos al informe de Lee Edwards, destaca el

mismo que el Partido Comunista, con un presupuesto ilimitado,

controla todos los medios de comunicación masiva, en especial los

electrónicos. Cuando falleció Liu Xiabobo, Premio Nobel de la Paz

y permanente crítico del sistema chino, el gobierno chino impuso

una censura férrea a cualquier mención o imagen asociada a él.

Asimismo, ha desarrollado un sistema de monitoreo a través de

los consumos, el “crédito social”, que colecta información y otorga

puntajes en función del desempeño académico, violaciones de

tráfico, lectura de medios, amistades, adherencia a regímenes de

control de natalidad, performance en el empleo, consumo de

comidas y bebidas, y otros aspectos similares. Una persona que

tiene un buen “puntaje de crédito social” tiene mejores

perspectivas futuras. Por supuesto, un gran puntaje es otorgado

por sus delaciones.

Para las empresas del mundo occidental, perseguidas por los

impuestos destinados a financiar el populismo, bastaba con aliarse


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 555

al gigantesco Partido Comunista chino y convertirse en sus esbirros

para tener asegurado un lugar en donde sus ganancias serían

respetadas más que en el mismo Occidente. Salvo, por supuesto,

que dejaran de ser vistos con agrado por el Gobierno chino, caso en

el cual simplemente desaparecerían sin dejar rastros. Es un

inconveniente que debieron aprender en carne propia muchos

millonarios —usualmente locales, no vaya a ser que se espanten los

extranjeros— desaparecidos misteriosamente en China.

Paradigmático es el caso de Jack Ma, fundador de la famosísima

Alibaba, y uno de los dos o tres empresarios más ricos de China.

También él un día desapareció. Según Christina Boutrup, una

analista de temas de China que ha entrevistado a Ma en algunas

ocasiones, “Ese día aparentemente cruzó la línea roja invisible de

lo que se puede decir y hacer en la China de Xi Jinping. Creo que

fue una gran sorpresa para él. Nunca habría cruzado esa línea si

hubiera sabido lo mal que le podía ir”.

Jack Ma era demasiado famoso para morir. Después de meses,

este año 2.021 apareció con vida. Pero la conclusión más realista

sobre el episodio fue la da Samantha Hoffman, investigadora del

Instituto Australiano de Política Estratégica: “Hay comités del

partido Comunista allí para recordarles a las empresas que, en

última instancia, el partido tiene el poder, incluso sobre individuos

poderosos como Jack Ma”.


DEFENDIENDO A THEMIS 556

La silenciosa contrapartida de esto la podemos leer en los

periódicos independientes. En “France 24” puede leerse una

noticia sorprendente. O no tanto:

“La desaparición de más de quinientos millonarios chinos en los

últimos años ha levantado sospechas a nivel internacional. La

prensa económica occidental relaciona las desapariciones de

decenas de jefes de empresa, algunos incluso de las compañías más

importantes de China, con intereses del Gobierno de Beijing.

La Quinta Avenida en Nueva York se ha convertido en el

refugio de los hombres más ricos de China, entre estos el

multimillonario Guo Wengui, que dice ser uno de los empresarios

más buscados por Beijing. Guo hizo su fortuna con la especulación

inmobiliaria 20 años atrás en China. Y casi muere por ello.

“En 1.999 invertí en inmuebles y compré un terreno en Pekín

por 15 euros por kilómetro cuadrado. Cuando China se convirtió en

sede de los Juegos Olímpicos, en 2.001, el precio se multiplicó por

mil”, relata, aunque más que suerte, ese cambio de valores solo le

trajo desgracias… Según cuenta, las autoridades locales le pidieron

una parte de las ganancias. Al negarse, lo encarcelaron y luego

intentaron secuestrarlo, matarlo y encerrarlo, pero Guo se resistió

y huyó con su familia, primero a Hong Kong, luego a Londres y

finalmente a Nueva York.

Ahora, asentado en la “Gran Manzana”, su principal objetivo es


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 557

derrocar al Partido Comunista chino. Viaja a todas partes con un

complejo equipo de seguridad, pero dice no tener miedo y denuncia

regularmente ante miles de detractores de la cúpula del Gobierno

chino las sospechosas muertes o desapariciones de otros millonarios.

Según sus cuentas, son más de 500”.

Quien haya llegado a leer este libro hasta aquí, ya sabrá que

desconfiar de este régimen no significa ser “conspiranoico” sino

simplemente saber leer la realidad entre líneas.

120.- Redes sociales globales y Nuevo Orden Mundial

Hoy por hoy, la forma de difundir una idea o una noticia es

siempre a través de las redes sociales. Google, Facebook, Twitter,

Instagram, Tik-Tok y muchísimos más. Esto que comenzó siendo

una garantía de la libertad de expresión ha ido poco a poco

tornándose en una amenaza, luego de que Google aceptara para

ampliar su mercado con más de mil millones de clientes, utilizar su

extensión como un medio de censura a favor del régimen chino.

El experimento social de un internet controlado nació por ende

—como era de esperar— con el Google y el Facebook chinos, piezas

centrales de este Nuevo Orden Mundial que debemos entender y

combatir. Ya en enero de 2.006 Guy Sorman escribía que “Google

se instala en China. Pero el pacto de corrupción que la empresa

californiana acaba de firmar con el Partido Comunista para tener

acceso al mercado chino es aterrador: En la versión china de su


DEFENDIENDO A THEMIS 558

motor de búsqueda, Google suprimirá miles de palabras clave,

como democracia, libertad, Tibet, Dalai Lama o Taiwán. La

empresa se convierte así en cómplice del último partido totalitario

del planeta ¿Apenas un asunto de dinero y el precio a pagar para

conquistar China?. Peor que eso: Google y el Partido se merecen

porque se parecen. Ambos tienen ambiciones de poder mundial.

Los dirigentes de Google no cesan de repetirlo: Quieren controlar

internet y todas las bases de dato del mundo… Por su parte, el

Partido Comunista, más allá del control político y de la

explotación económica de mil millones de chinos, exige que estos

últimos piensen como el Partido y no reflexionen por sí mismos. No

hay duda de que el Partido, más allá de China, también tiene

ambiciones ilimitadas: El arsenal militar que está acumulando está

destinado a servir algún día”.

En la vereda contraria, durante una discusión virtual un liberal

libertario me dijo que puesto que Mark Zuckenberg era el dueño de

Facebook, tenía el de absoluto derecho de determinar que se

escribía y que no se escribía ahí y por ende que le parecía bien que

censurara pensamientos que considerara políticamente incorrectos,

y que la pretensión de impedir esto implicaba una práctica fascista.

Una vez más vemos al liberprogresismo convertirse en un

voluntario o involuntario aliado del totalitarismo invocando la

libertad.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 559

Facebook nació como un muro en el cual los estudiantes

universitarios de Harvard podían escribir lo que quisieran. Ese

concepto derivaba seguramente de los pizarrones que hay en las

universidades en donde se publicita la búsqueda de apuntes, de

compañeros de estudio o departamento para alquilar, etc. A su vez

deben haber tenido alguna influencia las puertas de los baños

públicos y los muros blancos, en donde mucha gente escribe ideas,

procacidades, dibujos, grafitis, lugares en los cuales mucha gente

escribe también todo lo que quiere (posiblemente esto fue la más

primitiva red social), y es lo que justifica que ahora en cualquier

red social se llame al espacio personal de cada uno, un “muro”. De

todo eso surgen estas espléndidas páginas en las que cualquiera, sin

necesidad de ser un programador, pueda difundir sus propios

pensamientos.

Ahora, cuando alguien por ser dueño de la fábrica de muros,

intenta controlar qué es lo que cada cual escribe en su muro y

determinar conforme a premisas discutibles qué es verdad y qué no,

ha pasado a ser de golpe un hiperperiódico personalizable que se

actualiza cada milisegundo y con miles de millones de periodistas

gratis, escribiendo solamente lo que quiere el dueño de la editorial.

Dejan de ser un muro y una red social, para convertirse en un

medio de prensa y difusión con sus propias tendencias. Un macro

periódico sin dos ejemplares idénticos entre sí, que como tal puede


DEFENDIENDO A THEMIS 560

tener sus políticas editoriales pero no puede pretender erigirse en

árbitro exclusivo de la verdad.

Peor aún, cuando finalmente un medio de prensa y difusión

alcanza determinado nivel de masividad y de repercusión social

(como indudablemente son Google, Facebook, Twitter, Instagram,

Tik-Tok, etc., con opiniones acotadas y censurables), pasa a ser

directamente un factor de poder. La prensa siempre fue un factor

de poder, a punto tal que es usualmente denominada “el Cuarto

Poder”, que se agrega a los tradicionales Ejecutivo, Legislativo y

Judicial, y que los limitaba. Pero también ella puede y debe ser

limitada cuando pretende indicar a los demás ya toda la

humanidad qué es lo que deben pensar.

El paso de red social a medio de prensa y difusión, y de ahí a

factor de poder es muy sutil y mucha gente no se da cuenta, lo que

lo hace aún más peligroso. Facebook tiene hoy miles de millones de

usuarios. Es de recordar que Lord Acton decía que el poder tiende a

corromper y el poder absoluto tiende a corromper absolutamente,

motivo por el cual entiendo que no resulta aplicable la

consideración de que el dueño de Facebook sea Mark Zuckenberg y

que por ende pueda determinar qué se escribe y qué no se escribe en

esa aplicación, ya que al pasar a ser un medio de prensa y difusión

y un factor de poder, es susceptible también de un control externo

justamente para garantizar la libertad de expresión.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 561

Las redes sociales comenzaron siendo un medio para expresarse

libremente, sin control y sin censura, pero fueron evolucionando

hasta convertirse en una gran herramienta para la difusión de

contenidos. Y los contenidos comenzaron a tener un gran impacto

en la realidad, tanto por la cantidad de información que circula en

las redes como por la velocidad de difusión, que tiene su nombre

propio de “viralización”. Esto lleva a la necesidad de definir si se

puede determinar y censurar el contenido de las redes. Entiendo

que no. Cuando se cierra la puerta a todas las mentiras, se deja

también afuera a la verdad. La gente es suficientemente adulta

como para discernir la verdad por sí misma, y nadie puede

considerarse el divino depositario y controlador de qué es verdad y

qué no, salvo cada uno de nosotros.

Existe por supuesto la posibilidad de que alguien exprese a

través de las redes sociales algo que algún gobierno no quiera que se

diga. Pero eso es justamente la mejor garantía de que los gobiernos

actuarán de forma tal de evitar las críticas que con redes sociales

libres, podrían ser rápidamente viralizadas y volverse masivas. Lo

contrario llevará a un absoluto control de la información, y por

ende del pensamiento, ya que todo razonamiento se funda en

premisas, y estableciendo la censura en Internet serán el Estado y

las grandes corporaciones quienes impondrán tales premisas.

Honor y gloria a Mark Zuckenberg, Larry Page, Sergey Brin, y


DEFENDIENDO A THEMIS 562

todos los desarrolladores de Internet y de las redes sociales, por

haber creado un mundo virtual de opiniones absolutamente

original. Pero no les permitamos convertirse en Emperadores de lo

que se puede pensar dentro de ese mundo, que no es creado ya por

ellos sino por millones de personas en el mundo a partir de sus ideas.

Lo contrario implicaría que por garantizar la opinión de

Zuckenberg, de Page, de Brin o de quien sea, se habría obligado al

resto de la humanidad a opinar como ellos.

121.- Prensa, censura y Nuevo Orden Mundial

Como suele ocurrir en todos los ámbitos, los dos fundamentos

básicos de la acción son el temor y el interés. El miedo se obtiene

con la práctica sistemática del autoritarismo, que llevan a la

censura y a la autocensura. El interés se compra con la pauta

publicitaria, esto es, con el dinero de toda la gente a la que se la

priva de conocer la verdad, o al menos, otra campana diferente a la

que siempre escuchan. Siendo China el motor del Nuevo Orden

Mundial, es importante saber cómo trata al periodismo.

Sobre la censura, el diario más crítico de Pekín en Hong Kong,

Apple Daily, puso punto final a sus actividades en el mes de Junio

de 2.021, después que sus activos fueron congelados por las

autoridades, con fundamento en la “Ley de seguridad nacional”,

una norma absolutamente ambigua que permite considerar

cualquier publicación como una traición a China. Ocho


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 563

asociaciones locales de periodistas dijeron que “Los hongkonenses

perdieron un medio de comunicación que se atrevió a hablar e

insistir en la defensa de la verdad”. Mientras tanto, su propietario

Jimmy Lai, encarcelado desde 2.019, fue acusado de instigar desde

la cárcel las publicaciones, y cinco ejecutivos, entre ellos el editor

jefe, Ryan Law, fueron detenidos acusados de “connivencia con

fuerzas extranjeras para debilitar la seguridad nacional china”. Su

principal columnista, Yeung Ching Kee, conocido como Li Ping,

también fue detenido. En la clasificación de libertad de prensa

elaborada por Reporteros sin Fronteras (RSF), en el año 2.021

China figura en el puesto 180 (Ciento ochenta), solamente delante

de Turkmenistán, Corea del Norte y Eritrea. Dichos sea de paso…

tres países gobernados por dictaduras comunistas.

Peor que la censura es la autocensura. La inclinación de la

Prensa a callar la verdad o sus opiniones por temor a las represalias

físicas y económicas. Cuando el Estado debe recurrir a la censura es

síntoma de que aún existe un periodismo combativo y valiente.

Cuando prevalece la autocensura, significa que el periodismo ha

decidido callar la boca y convertirse en funcional al totalitarismo.

Eso último lo pude experimentar en carne propia en el caso del

asesinato de mi hijo y la cerrada negativa de los medios de prensa

de ocuparse del asunto. Puedo asegurar que es aún peor y más

eficaz que la censura.


DEFENDIENDO A THEMIS 564

No solamente el miedo sino también la necesidad y la ambición

de recurrir a la publicidad oficial, llevan rápidamente a la

autocensura. Entre el cumplimiento de sus funciones informativas

y la obsecuencia a quienes les tiran dinero ajeno en calidad de

“pauta publicitaria”, los medios de prensa optan sin hesitaciones

por la pauta publicitaria. En mi caso, si el tema de ese horrible

asesinato sigue vigente es gracias al periodismo independiente, y no

a los grandes y medios de prensa nacionales, cuyo silencio paga a

veces el Estado a precios más elevados que la publicidad que se les

otorga.

122.- Prensa, pauta publicitaria y Nuevo Orden Mundial

El otrora “Cuarto Poder” ha sido tomado por asalto ante el

embate de Internet y las Redes Sociales, y muchas veces aspira o

hasta necesita para sobrevivir, de la “pauta publicitaria”, una

convalidada y continua estafa de los gobernantes para usar dinero

oficial para autopublicitarse, con la excusa de estar haciendo una

“republicana publicidad de los actos de gobierno”.

La Corte Suprema de Justicia de la Nación argentina en el caso

“Emisiones Platenses S.A” resuelto en el año 1.997, aclaraba frente

a reclamos de publicidad de la prensa no privilegiada por la pauta,

que “…los arts. 14 y 32 de la Constitución Nacional y el art. 13 de

la Convención Americana sobre Derechos Humanos no consagran

un derecho implícito de las empresas periodísticas a obtener fondos


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 565

estatales en concepto de publicidad…”.

Con eso, el Estado tuvo en claro que podía asignarla a quien

quisiera. Pero como la Prensa tenía bastante poder, más adelante

un grupo multimedia muy importante (“Grupo Clarín”) volvió a la

carga, y obtuvo el despacho favorable de una Acción de amparo

promovida por “Artear”, empresa integrante de ese grupo, que

reclamaba según el fallo “….que cese la asignación arbitraria y

discriminatoria de la pauta oficial con respecto a la actora.

Reclamó que se ordene mantener la distribución equilibrada —en

relación con la cantidad de publicidad recibida en años anteriores,

y en particular con anterioridad al año 2.008, así como la

adjudicada a las demás emisoras de similares características...”

Pero aun ratificando su postura de que “no existe un derecho

subjetivo por parte de los medios a obtener publicidad oficial…”

agregó que “Sin embargo, el Estado no puede asignar los recursos

por publicidad de manera arbitraria, en base a criterios

irrazonables” y que tal como decía la disidencia en el fallo anterior,

“es el Estado quien tiene la carga de probar la existencia de

motivos suficientes que justifiquen la interrupción abrupta de la

contratación de publicidad oficial…” El Jefe de Gabinete se airó y

anticipó que el Estado no lo cumpliría. Como el tema no pasó a

mayores y soy mal pensado, colijo que llegaron a un acuerdo, en

donde uno decidía incrementar la pauta, y el otro reducir el nivel


DEFENDIENDO A THEMIS 566

de sus críticas.

Entendiendo cómo funciona la llamada “prensa libre”,

entenderemos mejor cómo funciona la que no lo es. Reporteros sin

Fronteras publicó recientemente un informe denominado “El

nuevo orden mundial de los medios de comunicación según China”,

con conceptos aplicables a toda la prensa mundial. Allí expone “la

estrategia emprendida por el gobierno chino para controlar la

información más allá de sus fronteras. Un proyecto que amenaza a

la prensa de todo el mundo”, aclarando que “China, que ocupa el

lugar 176 entre 180 países en la Clasificación Mundial de la

Libertad de Prensa 2.018 de Reporteros sin Fronteras (RSF), tiene

cada vez mayor influencia más allá de sus fronteras para imponer

su vocabulario “ideológicamente correcto”, disuadir a las voces

críticas e intentar ocultar los capítulos negros de su historia. Este

proyecto, menos conocido que el de las nuevas rutas de la seda,

pero igual de ambicioso, amenaza directamente la libertad de

prensa en el mundo”.

Christophe Deloire, Secretario General de RSF, explica allí que

“la estrategia emprendida por el gobierno chino para alcanzar sus

objetivos: modernizar su red de medios de comunicación

audiovisuales al exterior del país, comprar publicidad de forma

masiva, infiltrarse en los medios de comunicación extranjeros, así

como el chantaje, la intimidación y el acoso que practica casi a


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 567

escala industrial.

En la forma de pensar del régimen chino los periodistas no

tienen la misión de ser un contrapoder sino que deben estar al

servicio de la propaganda de los Estados” “Si los países

democráticos no oponen resistencia, China hará que se imponga su

antimodelo y la propaganda “a la china” invadirá poco a poco los

medios de comunicación de todo el mundo, compitiendo con el

periodismo tal y como lo conocemos”.

Según ese informe, “en una década, China ha realizado enormes

inversiones en la modernización de su red de medios de

comunicación: el grupo China Global Television Network (CGTN)

emite ahora en 140 países y Radio China International (RCI)

transmite en 65 idiomas. El régimen logró convencer a decenas de

miles de periodistas de países emergentes para que fueran a Pekín,

con todos los gastos pagados, a “formar un pensamiento crítico”, a

cambio de que realizaran una cobertura periodística favorable al

régimen. En lo que respecta a los medios de comunicación de la

diáspora china, que antes eran críticos frente al régimen, casi todos

fueron comprados por el gobierno chino, que los ha integrado al

aparato de propaganda del Partido Comunista Chino (PCC).

Beijin también ha exportado sus herramientas de censura y

vigilancia, como el motor de búsqueda Baidu y el servicio de

mensajería instantánea WeChat. Asimismo, alienta a los Estados


DEFENDIENDO A THEMIS 568

autoritarios a copiar sus reglamentaciones represivas, una

estrategia muy eficaz en el sudeste asiático.

El gobierno chino también recurre a la intimidación y a la

violencia para hacer callar las voces disidentes, incluso en países

democráticos. De los periodistas independientes a los grandes

medios de comunicación, de las editoriales a las redes sociales,

ningún eslabón de la cadena de producción de información está a

salvo de la “mano invisible” de China. Incluso los embajadores de

este país ya no dudan en subir el tono, de manera poco diplomática,

para desacreditar los textos periodísticos que cuestionan la

narrativa oficial del régimen chino. Frente a estos ataques, las

democracias difícilmente reaccionan”.

Para terminar. Cualquiera que viva en países influenciados por

el Nuevo Orden Mundial emergente, sabe lo fácilmente que se

puede transpolar estas afirmaciones vertidas con relación a China,

a otros países. Y con el agravante de que el uso y abuso de los

medios de prensa es una forma muy cómoda de distraer fondos

públicos de destinos más nobles, para destinarlos a pagar a

periodistas adictos, cuando no a empresas de radiotelefonía

armadas por los propios políticos.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 569

XIII.— COMUNISMO, CAPITALISMO Y LIBERTAD

123.- Conspiraciones y conspiranoicos

En el curso de mis investigaciones por el asesinato de mi hijo

Marquitos, encontré alguna vez a un informante que decía —y sus

acciones parecían ratificar que efectivamente era así— haber

pertenecido a organismos de investigación. Él, una persona muy

inteligente aun cuando poco instruida, me ejemplificaba con una

pirámide con cuatro lados, totalmente separados y antagónicos en

las bases, pero que a medida que se ascendía terminaban

confluyendo en un único punto. Los cuatro lados que mencionaba

eran los políticos y los empresarios, los policías y los delincuentes.

Según su original punto de vista, en la cúspide de la pirámide todos

confluían. A medida que se acercaban a la cumbre, los grandes

políticos manejaban grupos policiales, grupos empresariales y/o

grupos delictivos. A la vez, los grandes delincuentes manejaban

grupos políticos, grupos empresariales y/o grupos policiales. Y así

sucesivamente, hasta que al llegar a la cima, eran todos

exactamente lo mismo. No me pareció una visión descabellada.

Así, terminé entendiendo que los grupos parapoliciales que

habían asesinado por error a mi hijo eran conducidos por un

político que en el ocaso de su vida había conseguido ser colocado

como Ministro Público Fiscal de la Provincia, que todo se trataba


DEFENDIENDO A THEMIS 570

de un absurdo ajuste de cuentas entre policías y vendedores de

drogas, y era por eso que ante el error de persona, habían armado

con la complicidad de las autoridades una monstruosa conspiración

de silencio sobre ese equivocado y absurdo acribillamiento

efectuado en pleno día. El concepto era sorprendente, pero

expandido y generalizado, me permitió entender bastante bien

igualmente la delictiva composición del Nuevo Orden Mundial ya

anticipado, y del que se hablará con más detalle seguidamente.

Siempre existieron teorías conspiranoicas, casi todas ellas falsas.

Desde hace más de un siglo que se ha sentido en Argentina

denuncias en contra de los siempre señalados Judaísmo y

Masonería, la Sinarquía y la Trilateral Comission de las que

hablaba Perón para encontrar enemigos. Hay a lo largo del mundo

muchos otros menos conocidos como el Grupo Bilderberg, el Plan

Kalergi, la Gran Logia Rockefeller, la Fundación Rockefeller, la

Fundación de Bill y Melinda Gates, la Fundación Open Society de

George Soros, los Illuminati, Skull and Bones, La Mesa Redonda

de Cecil Rhodes, The Council of Foreign Relations, La Mesa

Redonda de Industriales, Los Peregrinos de la Libertad, el

Instituto Tavistock, los Templarios, el Opus Dei, la conspiración

de QAnon, Cambridge Analytica y hasta de la liberal Mont Pelerin

Society. Yo mismo he mencionado antes al KGB, al Foro de São

Paulo y a su gemelo Grupo de Puebla


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 571

¿Estos grupos y sociedades existen o no? ¿Tienen el poder que se

les atribuye? ¿Algún grupo siniestro gobierna el mundo? ¿Y las

demás conspiraciones de las que tanto se habla? ¿Existen o no?

¿Existen acaso tenebrosas conspiraciones mundiales para aniquilar

al hombre común y crear un Nuevo Orden Mundial? ¿Dónde

encontrarlas? ¿O es todo un producto de la imaginación febril y

paranoica de unos cuantos desequilibrados? ¿O son simples

afirmaciones apocalípticas de fanáticos religiosos?

Creo que para dar una respuesta equilibrada hay que efectuar

algunas distinciones. Es obvio que muchas personas tratan de

realizar cambios en el mundo en que viven, y eso no es

necesariamente malo. El problema aparece cuando algunos de esos

grupos comienzan a utilizar sistemáticamente la mentira, la

tergiversación, la descalificación, la manipulación secreta a

gobiernos y funcionarios, y hasta el crimen organizado como parte

de sus planes.

La respuesta no es tan sencilla y voy a dar una que —espero—

no me conduzca directamente al manicomio: Que algunos grupos

así existen es casi con seguridad cierto. Se debe recordar un viejo

dicho español que dice humorísticamente “Yo no creo en las brujas,

pero que las hay, las hay”. Y en cuanto a dónde están y cuáles son,

a mi juicio, la pista la da Chesterton en “El hombre que fue

Jueves”, cuando pone en boca de un anarquista la explicación de


DEFENDIENDO A THEMIS 572

cuál era el mejor método para que nadie piense que alguien es

anarquista:

“—Óigame usted. Voy a contarle algo que le divertirá. Cuando

me hice neo-anarquista, intenté todos los disfraces respetables: por

ejemplo, me vestía yo de obispo. Leí todo lo que dicen nuestras

publicaciones anarquistas sobre los obispos, desde El Vampiro de

la Superstición hasta Sacerdotes de Presa. De aquí saqué la noción

de que los obispos son unos seres extraños y terribles que ocultan a

la humanidad unos crueles secretos. Pero yo me engañaba. La

primera vez que pisé un salón con mis botas episcopales y exclamé

con voz de trueno: “¡Humíllate, humíllate, oh presuntuosa razón

humana!” todos adivinaron no sé cómo, que yo no tenía nada de

obispo, y fui atrapado. Entonces me disfracé de millonario, pero

me puse a defender el capital con tanto talento, que todos se dieron

cuenta de que yo era un pobre diablo. Intenté el disfraz de

comandante. Yo soy humanitario, pero tengo bastante capacidad

mental para entender la posición de los que, con Nietzsche,

admiran la violencia, el orgullo, la guerra feroz de la naturaleza, y

todo eso que usted ya sabe. Me convertí, pues, en comandante. Y

todo el día desenvainaba la espada y gritaba: “¡Sangre!” como

quien pide vino. Repetía yo frecuentemente: “¡Perezcan los débiles:

es la Ley!” Pero parece que los comandantes no hacen nada de eso.

Y, claro, me cogieron otra vez. Entonces, desesperado, acudí al


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 573

presidente del Consejo Central Anarquista, que es el hombre más

notable de Europa.

—¿ Cómo se llama? —dijo Syme.

—Inútil; no lo conoce usted. En esto consiste su grandeza. César

y Napoleón agotaron su genio para que se hablara de ellos, y lo han

logrado. Pero éste aplica su genio a que no se hable de él, y también

lo ha conseguido. Pero no puede usted estar a su lado cinco minutos

sin sentir que César y Napoleón son unos niños comparados con él.

Calló un instante. Estaba pálido. Continuó:

—Sus consejos, con toda la sal de un epigrama, son a la vez tan

prácticos como el Banco de Inglaterra. Le pregunté: “¿Qué disfraz

debo adoptar? ¿Dónde encontrar personajes más respetables que

los obispos y los comandantes?” Él me miró con su cara enorme,

indescifrable. “¿Quieres un disfraz seguro? ¿Un traje que te haga

aparecer como inofensivo? ¿Un traje en el que nadie pueda

adivinar que llevas escondida una bomba?”

Asentí. Entonces, exaltando su voz de león: “¡Pues disfrázate de

anarquista, torpe!”, rugió haciendo retemblar la estancia. “Y no

habrá quien tenga miedo de ti”. Y sin decirme nada, me volvió la

espalda corpulenta. Seguí su consejo, y nunca tuve que

arrepentirme. Y he predicado día y noche sangre y matanzas a esas

pobres mujeres, y bien sabe Dios que me confiarían los cochecitos

en que sacan a paseo a sus nenes”.


DEFENDIENDO A THEMIS 574

Sabiendo eso puedo responder simplemente con algunas

conjeturas, ya que desgraciadamente si existieran una o varias

Sociedades Secretas cuya finalidad fuera dominar la Tierra, no

pondría carteles de neón proclamando su existencia ¿Existen estas

grandes conspiraciones? ¿Dónde se ocultan los conspiradores?:

Pues en las reuniones armadas abiertamente para conspirar, y que

nadie toma en serio como grupos conspiracionistas. Para ocultarlos

existen también grupos conspiranoicos claramente delirantes,

como los “terraplanistas”, un movimiento aparentemente alocado

que sostiene que la tierra es plana y que cuenta con una enorme

financiación, invento genial tendiente a descalificar en forma

subliminal cualquier opinión “políticamente incorrecta”, para

poner a todos al lado de los terraplanistas y con una sonrisa de

superioridad ignorar las críticas como si quieren la vertiera merecía

tan poca atención como aquéllos: ¿Cómo no va a haber quienes

nieguen —por ejemplo— las virtudes del comunismo, si hasta hay

quienes niegan la esfericidad de la Tierra?

124.- El impacto de la insospechada prosperidad china

Según dije, el mayor motor actual de ese Nuevo Orden Mundial

que se pretende imponer es China. Eso solamente puede sorprender

a quien no conozca la astucia y la paciencia que caracteriza a esta

más que milenaria sociedad, que aun cuando siempre participó

apoyando a los países comunistas, en Corea como en Vietnam, en


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 575

general asistió calladamente a la Guerra Fría entre Estados Unidos

y la Unión Soviética, hasta iniciar sus Reformas con Deng Xiao

Ping.

Tan fuerte ha sido el inesperado y perfectamente planeado

embate de China a Occidente que ahora los politicólogos anuncian

que la propia Rusia de Putin está evaluando seriamente un

profundo acercamiento a China. Recientemente Putin aseguró que

su país “considera las relaciones con China de máxima prioridad, y

continuará promoviendo la cooperación entre los dos países en

todas las áreas, fortaleciendo además los vínculos estratégicos y la

coordinación en el seno de la ONU para salvaguardar la estabilidad

estratégica y la seguridad en el mundo”. Por su parte, el Presidente

de China Xi Jinping felicitó a Putin por su victoria en el plebiscito

constitucional que le deja vía libre para permanecer en el poder

hasta 2.036, diciendo “Como siempre, China apoyará a Rusia a la

hora de elegir la senda de desarrollo que mejor se amolde a sus

características”. Quien pueda entender estas señales, que entienda.

Primeramente explicaré entonces cómo los países

sudamericanos en crisis armaron un poderoso centro mundial de

lavado de cerebros, que luego ofrecieron a la mucho más próspera

China, la cual con su más que milenaria astucia política aprovechó

mejor que nadie las apetencias económicas de los capitalistas

prebendarios y las apetencias totalitarias de los comunistas para


DEFENDIENDO A THEMIS 576

engañar a un pueblo que solamente apetece libertad y seguridad, y

armar un sistema que mezcla todo para que nada cambie,

expandiendo el sistema totalitario en que viven y vendiéndolo a los

desprevenidos como un supuesto sustituto de nuestra Cristiandad.

125.- Nuevo Orden Mundial como comunismo embozado

“Vida, Libertad y Propiedad” son los valores que definen al

verdadero liberalismo clásico. Son tan claros los tres derechos

individuales básicos que resulta a la vez sorprendente y triste tener

que recordarlos continuamente para explicar los motivos

subyacentes dentro de esta tentativa de instauración de un Nuevo

Orden Mundial, afirmación que pese a su rechazo como supuesta

teoría conspiranoica, es cada vez más difícil de negar. Y sobre todo,

entender estos principios básicos explica el por qué de este reciente

y continuo ataque al derecho básico dentro de un sistema liberal

clásico de pensamiento, que es el Derecho a la Vida. Eutanasia

—en realidad gerontocidio disfrazado—, eugenesia, abortismo,

negación de la familia tradicional monogámica y heterosexual, loas

e incentivos a la ligadura de trompas y la vasectomía. Todo está

ligado por muchísimas razones, desde psicológicas hasta

sociológicas y políticas, pero fundamentalmente por una razón

económica que voy a intentar explicar en pocas palabras:

Siempre debe recordarse que de todas las conspiraciones, la más

extendida es la conspiración contra la Cristiandad, y que siempre


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 577

que hay alguna rebelión que ataque algún aspecto de la misma, tan

solo con raspar su superficie aparece de una u otra forma el

comunismo por atrás, ya sea armándola, financiándola o

apoyándola, en forma directa o indirecta.

Esto, que no son más que las enseñanzas del Manifiesto

Comunista —ya recordé que el mismo sugiere tomar como propia y

apoyar toda rebelión contra el orden establecido— ocurría en la

época de la Guerra Fría pero con una finalidad diferente. Son

esclarecedoras las confesiones de ex espías prosoviéticos o altos

militares arrepentidos como Yuri Alexandrovich Bezmenov, Oleg

Gordievski, Ion Mihai Pacepa o Jan Šejna, todos coincidentes en la

participación directa de la Unión Soviética, sus países satélites y el

KGB en operativos tendientes a minar los cimientos de Occidente.

Pero la Unión Soviética enviaba a Occidente ideas disolventes en la

que ella misma no creía, como método de debilitarlo, y sin intentar

convertir al mundo a ese sistema. Desde un punto de vista social, la

Unión Soviética era bastante tradicionalista.

126.- La nueva izquierda. Nuevas tácticas y un mismo fin.

A comienzos de la década de 1.990, parecía que pese a sus

embates el comunismo se derrumbaba irremisiblemente por el

fracaso de la Unión Soviética y el derrumbe del Muro de Berlín.

Comandado por Mikjail Gorbachov, el poderoso bloque soviético

se habían lanzando las políticas de Perestroika (reforma) y


DEFENDIENDO A THEMIS 578

Glasnost (transparencia). El XXVII Congreso del Partido

Comunista casi ni hablaba de marxismo-leninismo. La caída del

precio del petróleo desde 1.986 conspiraba contra la economía del

imperio soviético. El sistema socialista estaba colapsando. Hasta

Rusia estaba sofocada por sus propios estados satélites, al punto

que eso produjo la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas

Soviéticas. A su vez, en China Popular, desde hacía más de una

década el gigante venía aplicando reformas capitalistas. Recalco

“capitalistas” en el sentido comunista de la palabra, pero en modo

alguno liberales, según se detallará más abajo. Los países

occidentales y los propios comunistas creían —aunque Tian'anmen

demostró la dura realidad— que tras el eufemismo del “socialismo

con características chinas”, Beijing había abandonado el modelo

colectivista e iniciado su camino a convertirse en un miembro más

del Mundo Occidental...

En tanto, en Latinoamérica se habían producido cambios

políticos profundos. Desde la década anterior, habían surgido

gobiernos democráticos que siguiendo el ejemplo de Chile habían

iniciado reformas de apertura económica, incluyendo

privatizaciones, y buscado acercamientos con Estados Unidos. El

mundo parecía encaminarse hacia “El fin de la Historia” de

Francis Fukuyama, quien escribía alborozado que “Puede ser que

estemos asistiendo al final de la historia como tal : Esto es, al punto


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 579

final de la evolución ideológica del género humano y a la

universalización de la democracia liberal occidental como forma de

gobierno humano definitivo”.

Pero la izquierda jamás descansa ni desfallece. Como las víboras,

cuando se repliega es para atacar con mayor violencia. En este caso,

con lo que muchas páginas atrás denominé el “Asedio Caribeño” y

el “Asedio Chino”. Y mientras Occidente celebraba con Francis

Fukuyama el supuesto “Fin de la Historia”, Fidel Castro y Luiz

Inácio Lula da Silva, entonces fallido candidato a Presidente de

Brasil, armaban una terrible contraofensiva, el “Asedio Caribeño”,

menos teórico pero mucho más práctico y efectivo que los otros.

A mediados del año 1.990 el Presidente de Cuba convocó en

Brasil al Encuentro de Partidos y Movimientos Políticos de

América Latina y el Caribe que luego pasaría a denominarse como

“Foro de São Paulo” para crear un bloque de izquierda. Castro vio

con claridad que la violencia como método de lucha por el

comunismo que él mismo había apoyado desde el año 1.960

mediante guerrillas en África y Sudamérica había fracasado, y que

a su vez resultaba relativamente sencillo recurrir a la vía electoral,

unificando discursos para convertir a la claudicante izquierda

derrotada en una supuesta victoriosa “novedad progresista”.

Como digresión, en 1.931 —antes de la Segunda Guerra Mundial

y cuando Hitler recién surgía— el escritor italiano Curzio


DEFENDIENDO A THEMIS 580

Malaparte sacaba a la luz un libro denominado “Técnica del golpe

de estado”, en el que analizaba, capítulo a capítulo, diferentes

golpes de Estado, entre ellos el que perpetró Napoleón en Francia

en el 18 Brumario, y el bolchevique en Rusia, asesorado por Lenin

y Trotsky, creadores modernos de la toma del poder político a

través de acciones orientadas desde instituciones y poderes civiles

para generar inestabilidad y caos social. En su libro Malaparte

explicaba que el poder es “logístico” y no “estático”, que se

multiplica en redes de poder en constante mutación, y que su

alcance se decide sobre todo en las infraestructuras y en las

instituciones. Es lo que hizo este Foro, tomando para sí y en serio,

un discurso que había iniciado la Unión Soviética falsamente y

buscando destruir la confianza de Occidente en sí misma.

Pero desde ya sepamos que en su “Declaración de México” este

Foro de conspiradores decía que “Ante los enormes desafíos que

tenemos por delante no podemos pensar que el mejor camino para

los países de América Latina y el Caribe sea el de continuar cada

uno por su lado… la solución de fondo a las dificultades y

problemas se encuentra hoy en la transformación profunda de

nuestras sociedades… constituye ahora idea motora… impulsar

nuestra cabal emancipación frente al proceso de reestructuración

del capitalismo a nivel mundial para poder contribuir a forjar un

nuevo orden internacional”.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 581

Evidentemente ahí existía desde entonces una no embozada

conspiración izquierdista mundial, continuada años después en el

recientemente formado “Grupo de Puebla”, cuya diferencia con el

anterior es mínima aunque es un grupo de personas y no de

partidos. Su Declaración inicial del 14 de Julio de 2.019 dice: “1.

Objetivo: Los y las firmantes, reunidos en la Ciudad de Puebla -

México; decidimos constituir el Grupo Progresista

Latinoamericano, … tiene como objetivo analizar los desafíos

comunes y de trazar iniciativas conjuntas, en pos del desarrollo

integral de nuestros pueblos”. Es de destacar que comienza

hablando de “Los y las”, en un guiño de “lenguaje inclusivo”

indisimulable, como también la fecha de su firma, 14 de Julio, día

de la toma de la Bastilla, que demuestra hasta qué punto la

izquierda tiene en claro el carácter izquierdista de la Revolución

Francesa, y su declarado propósito inicial de “tratar iniciativas

conjuntas”.

Con este cambio de óptica buscaba Castro tomar por asalto la

rica y desorientada Sudamérica, sustituyendo el menguado oro

soviético por el nuevo petróleo venezolano, y de paso participando

en los negociados que llevarían adelante sus aliados. Ninguno de

los países democráticos de Sudamérica era, a diferencia del Estados

Unidos de Reagan, Gran Bretaña y los países liberados del yugo en

Europa del Este, ni remotamente liberal clásico. En el mejor de los


DEFENDIENDO A THEMIS 582

casos eran tibiamente socialdemócratas. Mientras tanto los países

más desarrollados del entonces triunfante Occidente celebraban

este giro del comunismo para cesar formalmente las guerrillas,

como una suerte de rendición y adaptación a la Democracia.

127.- Resurge la izquierda con el Nuevo socialismo

La realidad era otra. Los comunistas habían comprendido que

sin lo que Gramsci denominaba una “hegemonía cultural”, una

revolución comunista no podía tener éxito. Y les resultaba sencillo

retomar esa hegemonía. Bastaba con rescatar como una lucha

propia toda la parafernalia que el comunismo soviético había

introducido en Occidente para destruir sus instituciones, que tan

bien describiera el ex espía soviético Yuri Alexandrovich

Bezmenov/Tomas David Schuman y que recordé muchas páginas

atrás. Y retomarlas con seriedad como nuevos frentes de lucha,

para que la gente olvidara que originariamente el comunismo se

postulaba como una receta contra la pobreza.

Y así lo hicieron… Sus libros de cabecera fueron las enseñanzas

de Gramsci y de la Escuela de Frankfurt. Su relato, el mismo que

había propiciado la desaparecida Unión Soviética sin creerlo ni

utilizarlo para sí: Homosexualidad, poliamor, ideología de género,

aborto, teoría Queer. Todo el veneno para Occidente que sin

beberlo para sí había declamado la “Ródina” rusa, constituía una

preciosa herencia para que sus huérfanos, subdesarrollados y


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 583

famélicos hijos latinoamericanos, rearmaran un nuevo comunismo

desde la nada, apelando no ya sólo al resentimiento de los

marginados económicos, sino al de los marginados de cualquier

índole: Racial, cultural, sexual, religiosa, nacional, ideológica, por

condición social, por características físicas, o hasta por condenas

judiciales por sus pasados delitos. Florecieron paralelos discursos

de que todos sus males eran causados por Occidente en general, y

por el cristianismo y el catolicismo en particular. De todo eso se

encargó el Foro de São Paulo.

Tanto éxito tuvo ese Foro, que a principios del Siglo XXI,

miembros del Foro de São Paulo controlaban prácticamente toda

Sudamérica. Primeramente Chávez en Venezuela, luego Luiz

Inácio Lula da Silva del Partido de los Trabajadores en 2.002 en

Brasil, Néstor Kirchner en Argentina en 2.003, luego Tabaré

Vázquez del Frente Amplio en Uruguay en 2.004, Evo Morales por

el Movimiento al socialismo en Bolivia en 2.005, Michelle Bachelet

del Partido Socialista de Chile en 2.006, Rafael Correa por Alianza

PAIS en Ecuador en 2.006, Daniel Ortega por el Frente Sandinista

de Liberación Nacional de Nicaragua en 2.006, Cristina Fernández

de Kirchner en 2.007, Fernando Lugo por la Alianza Patriótica

para el Cambio (Frente Guasú) a la cual pertenecían varios

miembros del Foro de São Paulo en Paraguay en 2.008, José

Mujica por el Frente Amplio en Uruguay en 2.009, Mauricio Funes


DEFENDIENDO A THEMIS 584

del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional de El

Salvador en 2.009, Dilma Rousseff por el Partido de los

Trabajadores de Brasil en 2.010, Cristina Fernández de Kirchner

en Argentina en 2.011, Ollanta Humala por el Partido Nacionalista

Peruano en 2.011, Nicolás Maduro del Partido Socialista Unido de

Venezuela en 2.013. Michelle Bachelet del Partido Socialista de

Chile nuevamente ganó las elecciones en 2.014 y Salvador Sánchez

Cerén del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional en 2.014.

También puede destacarse que los partidos dominicanos Partido

Revolucionario Moderno​ Alianza País y Partido Revolucionario

Dominicano, miembros del Foro que gobernaron en República

Dominicana. En México, Morena con Andrés Manuel López

Obrador desde 2.018-2.024.

En ese contexto, se juntaron los dictadores de la Latinoamérica

empobrecida para ofrecer un menú geopolítico irresistible para los

dictadores de la China surgente, para entre ambos, utilizando como

ariete la llamada “Ideología de Género”, el aborto, la mal llamada

“eutanasia”, en la práctica gerontocidio, y otros pseudo-valores

histéricamente declamados, con la complicidad de un Partido

Demócrata de Estados Unidos que había pasado a militar

definitivamente en el socialismo, montar verdaderas dictaduras

socialistas del siglo XXI, que ahora se tienden a unificar como

sucursales de un Imperio mayor, comandado por el Partido


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 585

Popular Comunista de China... Así, se unían el comunismo del

“Asedio Caribeño” al similar del “Asedio Chino”, para pergeñar

entre ambos un Nuevo Orden Mundial, que a su vez, siguiendo la

experiencia de las Concesiones de playas en Cuba, y de todo Hong

Kong en China... ¡había decidido concesionar su éxito a los grandes

capitalistas prebendarios del maltrecho bloque Occidental, hartos

de los exorbitantes impuestos del populismo socialdemócrata!

Dejemos de lado Europa porque sus complejidades harían

interminable este capítulo, y vamos a nuestro vecino más cercano.

Estados Unidos es su próxima meta. La tradición conservadora

liberal franco británica norteamericana, elogiada por Guy Sorman

en “La Revolución Conservadora Americana”, mentalidad que

viene desde las épocas de su Independencia, sigue casi intacta, pero

el socialismo ha crecido exponencialmente. Bernie Sanders,

precandidato a Presidente, se definió abiertamente como socialista,

al igual que Alexandria Ocasio-Cortez y Rashida Tlaib. Y en el

poder, tanto en su momento Barak Obama como Hillary Clinton, y

actualmente Joe Biden y Kamala Harris —estos dos últimos

surgidos de elecciones muy dudosas— están aplicando políticas

claramente afines al socialismo.

128.- Nuevo Orden Mundial y comunismo capitalista

Empezaré con una prevención. No nos confundamos. China

puede ser capitalista en el más marxistamente abyecto sentido de


DEFENDIENDO A THEMIS 586

la palabra, pero no es liberal ni muchísimo menos. Es una élite de

asesinos explotadores. Su sistema es el maridaje de los asesinos

comunistas con los grandes capitanes de la industria. En lugar de

dar los capitalistas a los comunistas las sogas con que los

ahorcarían, como se burlaba Lenin, capitalistas prebendarios y

comunistas asesinos se aliaron para producir sogas en fábricas

estatales concesionadas por los grandes jerarcas, y con una

demanda de sogas asegurada por el Estado, no para ahorcar a los

capitalistas sino para —entre capitalistas y comunistas— ahorcar

a los disidentes.

Bien previene Guy Sorman en su ensayo “Wonderful World”

sobre el modo de vida capitalista —en el más marxista sentido del

término como una minoría explotadora que usa al Estado para

mantener el monopolio de los medios de producción— de los

jerarcas comunistas: “La frugalidad es lo que más le falta a la

oligarquía comunista y a las dinastías de aparatchiks que se

reparten el poder y el dinero. Esta nueva clase de súper ricos

explota (en el sentido marxista del término) la labor de mil

millones de campesinos pobres; la miseria económica y la

indigencia moral de un pueblo privado a menudo de colegios y de

medicinas. También privado de libertad religiosa, excepto cuando

se relega a los lugares de culto gestionados por el Partido

Comunista… La nueva China, la que nos seduce y nos soborna,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 587

desde los Juegos Olímpicos de Pekín hasta la Expo de Shangai,

detrás del telón, se desgarra entre dos mundos… (los dirigente

comunistas) se muestran totalmente influidos por sus interese

materiales: El poder les reporta demasiados beneficios como para

que lo ejerzan con mesura o impidan que sus familias se repartan

las prebendas inmobiliarias e industriales”.

Ese antiliberal maridaje capitalista/comunista es ominosamente

similar al “Mundo Feliz” de Aldous Huxley, a “1.984” de George

Orwell y a “Farenheit 451” de Ray Bradbury. No quiere reconocer

derechos individuales sino manejar esclavos y sabe que la presión

de la demografía lleva a romper los totalitarismos para eludir la

maldición malthusiana que afecta a las economías cuya población

crece y cuya economía se estanca. Eso explica un poco que la

movida abortista y gerontocida adune a liberprogresistas que

despotrican contra la injerencia estatal pero hablan de que el

Estado tome la horrenda función de abortar con el dinero de los

antiabortistas, con comunistas que detestan los derechos

individuales pero hablan de respetar supuestos derechos

individuales de la madre. Veremos entonces esta extraña unión

entre capitalismo y comunismo para acabar con el liberalismo.

129.- Comunismo y capitalismo prebendario global

El primero e indudable foco de conspiraciones actual es el Foro

de São Paulo, al que se agrega desde hace muy poco tiempo el


DEFENDIENDO A THEMIS 588

Grupo de Puebla, un hermano menor del anterior. Y dentro de la

enumeración de los focos actuales de conspiración desde el lado

comunista, no puede faltar la mención a la Asamblea Nacional

Popular china (ANP, el Parlamento chino). El ªAsedio Caribeño” y

el “Asedio Chino” trabajan en armonía.

Para ir hilvanando esto con el maridaje con los grandes

capitalistas mundiales, destaco que noventa de los casi tres mil

miembros de esa Asamblea figuran en la lista de los mil hombres

más ricos de China que publicaron el Hurun Report y la agencia

Bloomberg, gente con fortunas de unos mil ochocientos millones de

yuanes (unos trescientos millones de dólares). La fortuna promedio

de esos noventa asambleístas más ricos es de Mil cien millones de

dólares. Zong Qinghou, el hombre más rico de China con una

fortuna estimada en diecisiete mil millones de dólares, es a la vez

uno de los máximos jerarcas del Partido Comunista. Así... ¿Qué

jerarca no quiere ser comunista?

Dice un viejo dicho relativo a los hombres y las mujeres, que “El

hombre es fuego, la mujer estopa. Y viene el Diablo y sopla”. El

totalitarismo comunista y el capitalismo prebendario y globalista

se vieron y se amaron. En medio de todo, como veremos, nada hay

más cercano al “capitalismo”, en el despectivo sentido que daba

Marx al término, que los jerarcas comunistas.

Eso explica que otro importante grupo de conspiración sean los


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 589

grandes gurúes del globalismo, muchos de ellos reunidos en el Foro

Económico Mundial o Foro de Davos. Veo muchos capitalistas y

hasta algunos liberales iluministas franco prusianos. Pero entre

quienes están involucrados en estos proyectos, no veo ninguno que

sea genuinamente liberal conservador austro británico. Todos

parecen proclives a destruir el mundo preexistente, y por ende son

fácilmente identificables con el liberalismo iluminista franco

prusiano, cuya cercanía con el totalitarismo ya se previno páginas

atrás: Las Naciones Unidas, el Foro Económico Mundial, Bill

Gates y su Fundación de Bill y Melinda Gates, otras fundaciones

como la Fundación Rockefeller, la Fundación de las Naciones

Unidas y la Fundación Open Society de George Soros, Avanti

Communications, Vision y Frontier 2.030, Google, Mastercard,

Salesforce, Bloomberg Philanthropies, etc.

Entiendo que resulta improbable que toda reunión de gente

poderosa sea de por sí parte de un único plan mundialista, pero veo

muchísimo más improbable que personas con mucho poder y

dinero, personas cuyas fortunas a veces son superiores al Producto

Nacional Bruto de un país entero, luego de analizar los problemas

que afronta el mundo actual, se dediquen simplemente a tomar

cócteles mientras hablan de problemas comunes, de las soluciones

que propugnan y de bueyes perdidos, y no intenten al mismo

tiempo hacer nada para llevar adelante en la implementación de


DEFENDIENDO A THEMIS 590

las soluciones que propician, y de paso elaborar pingües negocios.

130.- Nuevo Orden Mundial. Predicciones de Davos

Para ratificar mi preocupación, en un video recientemente

lanzado con el título “8 predicciones para el mundo en 2.030”, el

Foro Económico Mundial (Foro de Davos) explica sus

“predicciones”, que más bien, por su poder para llevarlas adelante,

podrían ser consideradas sus propias aspiraciones, motivo por el

cual algunos es mencionada como “la Agenda 2.030”.

Comienza diciendo para dejar desde ya establecido su

comunismo de base, y su forma de despreciar la individualidad y la

iniciativa privada, que “...para entonces los ciudadanos no

poseerán ningún bien y serán felices por ello”. Curiosamente, son

casi exactamente las palabras que Ray Bradbury pone en

“Farenheit 451” en boca del Capitán Beatty: “...tendrán la

sensación de que piensan, tendrán la impresión de que se mueven

sin moverse. Y serán felices”. Y suenan también a las edulcoradas

elucubraciones comunistoides de John Lennon en “Imagínate”,

que podrían parecer sinceras a cualquiera que no supiera que

fueron escritas por un excéntrico beatle que podía darse el lujo de

comprar un Rolls-Royce Phantom V y pintarlo de amarillo y con

flores, y que acababa de adquirir la mansión Tittenhurst Park, con

un parque de 29 hectárea, agregando un lago artificial para verlo

desde la ventana de su dormitorio, y un estudio de grabación


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 591

conocido como Ascot Sound Studios en sus amplios sótanos. Así,

cualquiera puede cantar “No existe el paraíso ni el infierno, la

gente vive el hoy, no hay países ni religiones, ni propiedades”.

Todos vivan felices sin un peso haciendo el amor... ¡pero antes de

tomar sus drogas, no se olviden de pagar por escuchar mis discos! Y

recuerda también a lo que decía Chesterton en “El Hombre que fue

Jueves”: “Cuando auguran la liberación final de la humanidad,

quieren significar con eso el suicidio futuro de la humanidad.

Cuando hablan de un paraíso sin bien ni mal, hablan de la tumba”.

Desde ya, ese panorama de miles de millones de personas sin

propiedades viviendo el hoy sin poder prever el mañana,

obviamente dependientes del Estado, me causa terror, más cuando

la predicción viene del lado de personas que no son precisamente

quienes carecen hoy de bienes sino quienes en el esquema,

obviamente acapararían todos los bienes ajenos, convirtiendo la

vida de sus semejantes en una gigantesca noria de giro uniforme y

previsible final. Ya no buscan estos modernos aprendices de

dictadores ni siquiera cambiar oro por baratijas, sino oro por

felicidades fingidas y efímeras en un mundo distópico en que cada

individuo estará desprotegido frente al Estado, careciendo por

falta de pasado, de futuro, de familias y de propiedades, de libertad

de elegir y de medios para resguardar su propia integridad frente a

los ataques de terceros o del propio Estado, ni lugares para escapar


DEFENDIENDO A THEMIS 592

de ese sistema atroz. Sinceramente, preferiría que estos

“iluminados” me dejasen sus bienes y castillos a mí y fueran felices

ellos a su distópica manera, que no es la mía.

Recuerdo al Quijote, que en el segundo libro, al abandonar los

lujos gratuitos que les proporcionaban unos Duques que solamente

buscaban reírse a sus espaldas, explicaba a Sancho que se iba

“porque no lo gozaba con la libertad que lo gozaría si fueran míos”.

Es claro que el Quijote entendía que el fundamento de la libertad es

la propiedad privada, y que el verdadero gozo sólo es completo si

al gozar, la persona no ve a la vez recortada su capacidad de

iniciativa, su libertad de pensar y de actuar. Y dice este paladín de

la Cristiandad que “las obligaciones de las recompensas de los

beneficios y mercedes recibidos son ataduras que no dejan campear

al ánimo libre. ¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de

pan, sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo

cielo!”. Esto es, que la libertad individual no necesita de dádivas

malintencionadas. La libertad sin propiedad es totalitarismo y no

es tampoco realmente libertad, al depender de una voluntad ajena.

Con términos bonitos como “el reseteo del capitalismo”, “la

cuarta revolución industrial” y “una mejor reconstrucción” en ese

Foro Económico Mundial hablan de instalar un sistema totalitario

de control global y vigilancia tecnológica para mantener un orden

público del tipo del “Gran Hermano” de George Orwell,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 593

informando que la Reserva Federal de los Estados Unidos está

trabajando en una moneda digital de un banco central (CBDC, por

sus siglas en inglés), que servirá como medio de control social.

Se pretende con esto sustituir en el futuro a las criptomonedas

que a veces usa la gente como medio para resguardar sus ahorros de

la emisión estatal, entre las cuales hoy descollan Bitcoin,

Ethereum y un largo número de etcéteras, como Litecoin, Nxt,

Bitcoincash, Tron, Ripple, Dash, Iota, Monero, Zcash, Cardano,

Stellar, Nem, Neo, y unas dos mil más, por otras estatales. Pero sin

presiones monopolistas jamás se impondría una criptomoneda

estatal. Quienes usan actualmente criptomonedas buscan

justamente escapar del control estatal, así que jamás cambiarían

estas monedas libres por otras controladas, de donde surge que el

proyecto involucraría casi con seguridad hacer boicots de hecho e

imponer restricciones de derecho a las actualmente existentes.

En otras predicciones este video expone que supuestamente

unas mil millones de personas tendrán que desplazarse por el

cambio climático, un fantasma que ha venido a sustituir al del

“calentamiento global” que antaño se utilizaba. Es fácil demostrar

ahora que el mundo no se está calentando sino más bien enfriando,

pero es imposible discutir con alguien que habla del “cambio

climático”. Cualquier modificación podrá ser considerada una

demostración de la tesitura, aun cuando se le demuestre que a lo


DEFENDIENDO A THEMIS 594

largo de los siglos siempre el clima fue cambiando. Las empresas

“tendrán que pagar por emitir dióxido de carbono”, ya que habrá

un precio global por el carbono para eliminar los llamados

“combustibles fósiles”, se dice en una frase bastante dudosa. De

paso sea dicho, eso de que el petróleo sea un combustible fósil está

en tela de juicio desde que se encontraron gélidos mares

de hidrocarburos líquidos en Titán, una luna de Júpiter repleta de

metano y etano, sin que ello pueda atribuirse a ningún pasado que

recordara al Jurassic Park de las películas.

El anunciado sistema de moneda digital globalizable también

sería importante para la ingeniería social, ya que podría utilizarse

para incentivar los comportamientos que se desean. Esto es

peligrosamente similar a lo que China está haciendo ahora y que se

pretende generalizar más adelante, y es lo que ahora se está

ensayando con los inconstitucionales “pases sanitarios”.

El hecho de que poco antes del inicio de la llamada pandemia de

2.020 de Coronavirus este Grupo del que venía hablando hubiera

realizado a fines de 2.019 justamente un simulacro de pandemia,

aun cuando no sea de por sí concluyente y sus miembros nieguen

rotundamente su relación con ella, deja bastantes dudas, máxime

cuando a raíz de la misma este Grupo hable expresamente de la

supuesta necesidad de un futuro “gran reseteo del capitalismo”, no

para volver a la Cristiandad, sino para hacerlo más totalitario.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 595

No puedo dejar de destacar el hecho de que apenas comenzada

la pandemia de coronavirus en Marzo de 2.020, Microsoft anotó

una patente de criptomonedas extraídas de la propia actividad

eléctrica de los cuerpos humanos, que obtuvo el curiosísimo

número de WO/2020/060606. La inteligencia artificial, la vigilancia

digital, la recopilación de información, llegaron con esa patente

internacional cuyo número puede buscarse por Internet, referente

a un “sistema de criptomonedas que utiliza datos corporales”: “La

actividad del cuerpo humano relacionada con una tarea dada

puede utilizarse en el proceso de un sistema de criptomonedas. Un

servidor puede ofrecer una tarea a un dispositivo que está

relacionado al servidor. Un sensor relacionado al dispositivo o

incluido en él puede detectar la actividad del usuario. Se pueden

generar los datos de la actividad al basarse en la actividad

detectada del usuario. El sistema de criptomonedas relacionado al

dispositivo puede verificar si los datos cumplen con una o más

condiciones establecidas por el sistema de criptomonedas y otorgar

criptomonedas al usuario cuyos datos se verifican”.

No voy a decir, para no parecer delirante, que las letras WO

recuerdan sin esfuerzo a “World Order” (Orden Mundial), que el

número 2.020 remite fácilmente a la fecha de inicio de la pandemia,

que el 060606 de la referida patente recuerda sin esfuerzo al 666 del

Apocalipsis, y la descripción contenida en el texto bíblico suena


DEFENDIENDO A THEMIS 596

bastante similar al de la patente: “...todos, grandes y pequeños,

ricos y pobres, libres y esclavos, se pongan una marca en la mano

derecha o en la frente; ya nadie podrá comprar o vender si no está

marcado con el nombre de la bestia o con la cifra de su nombre... “,

para concluir con la famosísima frase “El que sea inteligente, que

interprete la cifra de la bestia. Es la cifra de un ser humano, y su

cifra es 666”. En los puntos 13:17 y 15:2 del Apocalipsis se dice que

el número 666 no es la “marca de la bestia”, sino el número del

nombre de la bestia. Sobre estas coincidencias solamente puedo

decir que si este número fue otorgado para esa patente porque

Microsoft la buscó deliberadamente, me pone en alerta. Y si le fue

asignada por pura coincidencia, me pone en una alerta aún mayor.

Como sea que fuere, el único “gran reseteo” liberal imaginable y

deseable —no “capitalista”, término cuya filiación marxista ya

aclaré— sería la vuelta al liberalismo clásico: Regímenes de

seguridad jurídica, estabilidad monetaria y bajos impuestos, para

armar un marco dentro del cual las autoridades digan solamente

las palabras equivalentes al “Fiat Lux” divino: “Laissez faire et

laissez passer, le monde va de lui même”. El resto, y la sola

asunción de este grupo de Davos como “capitalista”, sugieren más

bien manías totalitarias y ansias de dominación mundial que una

mera preocupación por los reales problemas del Planeta.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 597

XIV.— ¿QUIÉNES DEBEN DEFENDER A LA CRISTIANDAD?

131.- Defensa de la Cristiandad por los liberales

El liberalismo debe respetar y defender la Civilización de la que

emergió, la Cristiandad, y no atacar sus propias raíces.

Obviamente aquí cuando hablo de “los liberales” me refiero a

quienes jamás se plantearon siquiera la existencia de diferentes

versiones del liberalismo y piensan que todo es un único bloque

homogéneo de doctrinas, y por ello tienen mezclados en su

pensamiento conceptos liberales clásicos conservadores austro

británicos y conceptos liberales iluministas franco prusianos.

Para entender la innegable cercanía del liberalismo clásico

conservador austro británico con la defensa de la Cristiandad,

recordemos que el gran autor francés Jean François Revel dice en

su libro “La gran Mascarada” acerca del liberalismo, que “El

liberalismo… se contenta con comparar la diversas sociedades que

existen o han existido, y sacan las conclusiones pertinentes del

estudio de las que funcionan o han funcionado menos mal”.

Bien entendido su significado, el liberalismo clásico no puede

estar muy distante del conservadurismo, ya que también éste

consiste básicamente en reconocer el valor de la acumulación por la

sociedad de sus tradiciones, forma de ser e instituciones

—incluyendo obviamente a las creencias religiosas— que han


DEFENDIENDO A THEMIS 598

demostrado ser útiles a lo largo de los siglos, en suma, el respeto del

orden espontáneo surgido de la libre y a veces inconsciente acción

de la voluntad humana. A su vez, puesto que lo que procura

conservar —sin perjuicio de aceptar la libre interrelación e

influencia recíproca con otros países— es una determinada forma

de ser que a pesar de su necesaria mutabilidad es propia de un

territorio determinado, este conservadurismo liberal tiene

necesariamente que ser patriota sin caer en nacionalismos

xenofóbicos.

Esta conjunción de patriotismo, religión, conservadurismo,

iluminados por la luz del liberalismo, sin aceptar que el exceso de

uno de sus ingredientes desvirtúe el producto final, es la receta

milagrosa que históricamente ha demostrado producir y sustentar

el crecimiento de las naciones, y constituye el mismo orden

espontáneo que preconizan los liberales, cuyo desconocimiento es

indudablemente una de las principales causas de la decadencia

argentina, siendo a su vez absolutamente compatible con el

cristianismo con el cual comparte un idéntico respeto a la dignidad

de la persona humana como centro de su cosmovisión. Y podemos

observar que los países que en mayor medida han logrado unir

estas concepciones son los más desarrollados de la Tierra.

El liberalismo clásico surge como una defensa de la

individualidad humana frente al totalitarismo que implica


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 599

absolutismo estatal. Para entender esto, debemos entender cuál es

su opuesto, el totalitarismo. Dice al respecto Elena Valero Narváez

en su citado libro “El crepúsculo argentino”, que “Defino como

totalitarismo al gobierno que puede controlar todo acto y todo

interés de cada individuo o grupo, para utilizarlo en el incremento

de la fuerza nacional, el cual es ilimitado en su aplicación. Nada

escapa a su jurisdicción. En estos regímenes, se suspende la

distinción liberal entre lo privado y lo público, así como la

deliberación y negociación propia de los partidos y parlamentos.

Dejan de lado los principios liberales que surgieron de siglos de

experiencia política europea y se reemplazan por un partido único,

con la vigencia de puras, delaciones, persecución, cárceles,

adoctrinamiento, fanatismo y fusilamientos”. Y en otros párrafos,

amplía diciendo que “El Estado totalitario se casa con la

uniformidad de las ideas: todos deben estar de acuerdo con las

decisiones del gobierno”. Y citando a la descripción que hace

George Sabien del nazismo en su “Historia de la teoría política”

concluye con que en el totalitarismo “… el gobierno puede y debe

controlar todo acto y todo interés de cada individuo o grupo, para

utilizarlo en el incremento de la fuerza nacional; el gobierno no sólo

es absoluto sino ilimitado en su aplicación. Nada está fuera de su

jurisdicción. Todo interés y todo valor —económico, moral y

cultura—, como parte de los recursos nacionales, debía ser


DEFENDIENDO A THEMIS 600

controlados y utilizados por el gobierno”.

Esta aspiración de control de la individualidad es lo que debe ser

combatido. Y una de las mejores formas de combatirlo, es

defendiendo a la Cristiandad.

132.- Defensa de la Cristiandad por los conservadores

Las raíces del Conservadurismo —bien entendido como dejar

que libremente la comunidad determine su identidad mediante las

libres elecciones de cada individuo, mientras por cierto se respeta

cualquier otro tipo de elección— defienden valores caros a los

liberales, ya que se nutren del orden jurídico espontáneo. El

verdadero Conservadurismo busca preservar las tradiciones, la

forma de ser de su pueblo, su identidad nacional, su orgullo y su

dignidad, y por eso puede ser patriótico sin incurrir en

nacionalismos a ultranza. Como dice el conservador Edmund

Burke: “…en la conducción del estado, en lo que progresamos no

somos nunca enteramente nuevos, y en lo que retenemos no somos

nunca completamente obsoletos”.

El conservador es naturalmente activo en la defensa de lo que

busca conservar. Como ejemplo del compromiso conservador con el

mantenimiento de Occidente, que no encontramos en los

liberprogresistas, recordaré a un autor conservador recientemente

fallecido, Sir Roger Scruton, autor de más de cincuenta libros sobre

filosofía, arte, música, política, literatura, cultura, sexualidad y


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 601

religión, novelas y hasta dos óperas, que ayudó en la década de los

Ochenta a establecer redes académicas subterráneas en el este

europeo durante la era soviética, por lo que a la caída del Muro de

Berlín fue galardonado por el presidente Václav Havel con la

Medalla al Mérito de la República Checa en 1.998, y en 2.016 fue

nombrado en Inglaterra caballero por sus “servicios a la filosofía,

la enseñanza y la educación pública”.

El conservadurismo rápidamente entendió que el liberalismo

clásico como motor de la Cristiandad estaba claramente

incardinado entre los valores a conservar, porque era la

culminación del movimiento humanista cuyas tres vertientes, que

eran los movimientos individualistas griegos, los humanistas

cristianos y el iusnaturalismo romano, iban absorbiendo lo mejor

de la cultura mundial. Estas vertientes fueron unificadas

magistralmente por Santo Tomás como “Aristotélico-Tomismo” y

por la Escolástica Tardía que lo seguía, en la Escuela de Salamanca,

como también —aun con una actitud crítica hacia los teólogos—

por Erasmo de Rotterdam (el traductor de la Biblia católica actual)

en su “Elogio de la Locura”, y siglos después por los empiristas

británicos, desde John Locke y su libro “La Racionalidad del

cristianismo”, en adelante. La religión enseñaba el respeto entre los

hombres, y su conclusión natural era la libertad.

Dice Alberto Benegas Lynch (h) en su libro “Fundamentos de


DEFENDIENDO A THEMIS 602

Análisis Económico”, citando a Henry Hazlitt y Friedrich Von

Hayek, que “Sin duda, el estado más satisfactorio posible es la

perfección, es decir, Dios…. (y) a lo largo de la historia, el hombre

se ha percatado que el recurrir o aceptar ciertas reglas morales de

conducta lo beneficia a él y al conjunto de la comunidad…” “El

proceso por medio del cual el hombre ha detectado estas reglas

morales es uno de evolución cultural y de descubrimiento…” “Es

decir, se fueron seleccionando reglas morales por razones prácticas,

continuadas a través de la tradición (la cual se basa en el éxito que

se estima de ella deriva) antes de intentar su fundamentación, y no

provienen del designio humano, más bien el ser humano descubre

el significado de aquellas reglas morales”.

Las luchas nacionales que tanto nos conmueven desde la caída

de la Cortina de Hierro, bautizadas por Samuel P. Huntington

como “choque de civilizaciones”, tienen origen en la resistencia de

tales civilizaciones a desaparecer frente a la tentativa —aun quizá

con las mejores intenciones— de destruir idiosincrasias nacionales

o regionales y sustituirlas por sistemas de vida y de valores ajenos,

que produce como reacción una bien planificada tentativa de

aniquilar la nuestra.

Cayendo en la tentación de citarme a mí mismo, decía en “La

vendas de nuestra falsa Themis” que “Existe una serie de

preferencias que todos aprendimos desde nuestra infancia, no solo


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 603

en nuestras casas o en la escuela, sino también por nuestras propias

e intransmisibles revelaciones personales, que por acumulación

terminan constituyendo una esfera de valores en común, ideas

fuerza que no pueden ser descartadas como antiguallas: El amor a

la Patria, la importancia de una familia bien constituida, la

preferencia por la relación heterosexual y monogámica, el respeto

por los mayores… Cuando se desatan las guerras, son estos valores

concretos y no las posturas abstractas los que hacen que los

soldados peleen fieramente en defensa de todo lo que configura su

forma de ser, su “Ser Nacional”.

Son estas convicciones las que permitieron que nuestra

civilización existiera como la conocemos, Occidental y Cristiana, y

no es un dato menor que sus tremendos logros se hicieron bajo la

invocación de la Patria y de la Cruz. En los albores de la

Civilización Occidental, los espartanos frenaron a los persas en las

Termópilas y los atenienses los derrotaron en Salamina, con la

invocación de una noción difusa de Patria que —como lo habían

antes demostrado Troya y las Olimpíadas— obviamente los

griegos poseían pese a su fraccionamiento en Ciudades Estado.

Invocando la protección de la Cruz, el Papa San León Magno

disipó las hordas de Atila cuando Roma estaba desguarnecida. Con

la invocación de la Patria y de la Cruz las tropas de Flavio Aecio lo

batieron en los Campos Cataláunicos, Carlos Martel frenó el avance


DEFENDIENDO A THEMIS 604

musulmán en Poitiers, Niklas Graf Salm evitó la caída de Viena, y

Juan de Austria los derrotó en Lepanto. Y eso sin olvidar la

trascendencia de la prédica de Juan Pablo II en la caída de la

Cortina de Hierro. Existe pues, una fuerte unión entre

nacionalidad, cristianismo y liberalismo cristiano como

culminación de esta evolución, en los orígenes de nuestra

Civilización Occidental y Cristiana, o Cristiandad como aquí es

llamada. No resulta razonable ni prudente intentar disolver sin

motivos muy fuertes, que no los hay”.

133.- Defensa de la Cristiandad por los cristianos

Este sistema fue durante mucho tiempo insuflado por la prédica

de los cristianos al punto de ser denominada “Cristiandad”, así que

debemos decir algo acerca de este último calificativo, aun sin

pretender que todos los beneficiarios de esa civilización deban

profesar esa religión, o cualquiera. El cristianismo tiene una

vocación natural al universalismo, porque Jesucristo dijo que él

era el camino, la verdad y la vida. Si es cierto que Él es la verdad,

cualquier verdad es de por sí, bienvenida para un cristiano,

provenga de donde provenga. Toda verdad es por su propia

naturaleza, cristiana. Estas palabras servirán para disipar algunas

tergiversaciones hechas por quienes hablan de cristianismo sin

haber jamás bebido de sus fuentes.

Dice Paul Johnson en “Historia del cristianismo” que “El


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 605

Nuevo Testamento, que dibuja su filosofía (del cristianismo), es

esencialmente liberal e individualista, ya que afirma que la

personalidad única de cada individuo, tal como se refleja en sus

elecciones morales, es infinitamente más importante que cualquier

otra de sus características: la clase, color, status, sexo o

nacionalidad…” “Por lo tanto, el judeo cristianismo está basado

en una individualidad absoluta y en una igualdad espiritual total.

En el Contrato Divino, todos son iguales ante la ley y cada uno es

completamente responsable de sus acciones”. Y puedo ir más lejos,

ya que en el Antiguo Testamento Dios les dice a Adán y Eva que

no coman del árbol, pero no lo cerca. Les concede a ellos y a todos

los seres humanos libertad de obedecerle o no, siendo todos

responsables de nuestros actos y asumiendo nuestras

consecuencias.

Los cristianos creemos que Jesucristo era Hijo de Dios (o mejor

aún, el mismo Dios-Hijo), que nos trajo preceptos revolucionarios

no solamente para su época sino también para el día de hoy, tales

como respeto y amor al prójimo como medio de ser agradable a los

ojos de Dios, quien considera cada acto de caridad hacia los demás

como hecho a sí mismo. Para probar que estaba hablando en serio

y no era otro mistificador, creemos que murió y resucitó, de lo cual

dieron testimonio con su vida muchos de sus seguidores, para los

cuales hubiera sido infinitamente menos riesgoso negarlo. Cuenta


DEFENDIENDO A THEMIS 606

el Nuevo Testamento que Tomás el incrédulo al verlo resucitado

cayó de rodillas diciendo “Señor mío y Dios mío”. Seguir y

proclamar públicamente su adhesión a un crucificado y tratar de

instaurar una nueva religión a partir de una buena noticia (“eu

ángelus”, evangelio) dada por un ajusticiado, era para sus

seguidores una actitud casi suicida, tan suicida que solamente

tendría sentido para alguien que efectivamente lo hubiera visto

vivo después de haberlo visto morir crucificado.

Personalmente creo que esas enseñanzas son verdaderas, que

hay un Dios que nos ama, y que con nuestro buen comportamiento

en este período de prueba podemos acceder a una vida eterna, y veo

esa afirmación salvífica no solamente como una continua fuente de

esperanza —desde mucho antes de que mi hijo mayor fuera

asesinado por estúpidos policías en un homicidio absurdo que el

Estado se niega a investigar— sino también como un gran motor

de superación personal y de respeto casi sacramental a la

individualidad, totalmente opuesta al totalitarismo: Todos

guardamos en el fondo de nuestro espíritu una chispa, un hálito de

divinidad, pues Dios nos hizo “a su imagen y semejanza”, y nos

pide que hagamos lo posible por mantenerla y acrecentarla lo más

que podamos conforme a las capacidades que nos fueron otorgadas.

Ya fundamenté al principio de este libro los motivos por los

cuales considero que ser teísta, y en particular ser cristiano, es


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 607

bastante más racional que no serlo. Pero a los fines de este ensayo

eso carece de importancia. Basta con entender que, tengamos

razón o no los cristianos en nuestra visión, es cuando menos tan

inocua desde el punto de vista político como si prefiriéramos a los

equipos de fútbol de Barcelona o Real Madrid.

Que se combata al cristianismo desde el liberalismo es ridículo.

La Cristiandad fue el origen, la madre, la fuente y la raíz del

liberalismo. Y aun desde una visión liberal iluminista, es tan

ridículo combatir las creencias ajenas en materia religiosa y se las

adune a posturas políticas, como que se pretenda combatir como

antiliberales a los “culés” o a los “merengues” españoles, en una

actitud por otra parte funcional a los enemigos de la Civilización

que el cristianismo levantó, la Cristiandad.

Y ya que estamos hablando de España, no puedo dejar de

referirme a la espectacular frase, que me tiento a adoptar como

propia, de otro liberal, Jesús Huerta de Soto, que en un discurso

denominado “Dios y el anarcocapitalismo” expone que “yo estoy

orgulloso e intento ser el más católico de los anarcocapitalistas, o el

más anarcocapitalista de los católicos”.

134.- Defensa de la Cristiandad por la Iglesia

No solamente la grey cristiana —incluyo aquí a todos los

cristianos, incluyendo por ejemplo a católicos, protestantes,

ortodoxos orientales, ortodoxos, testigos de Jehová—, sino en


DEFENDIENDO A THEMIS 608

particular la poderosa y crónicamente confundida Iglesia Católica

deben aprender a defender la Cristiandad, la Civilización

Occidental y Cristiana que crearon entre todos, y que muchas veces

la propia Iglesia desconoce como propia y profiere invectivas

contra ella. Es un resabio de otras épocas en que la Iglesia

pretendía imponer la religión con el poder del aparato estatal, que

la hace reacia a aceptar que las verdaderas enseñanzas cristianas

solamente admiten la virtud de las acciones voluntarias, y no de las

imposiciones estatales.

Las citas de Alberto Benegas Lynch (h) al respecto son muy

claras. Ahora me limitaré, para desvirtuar esa creencia errónea, a

transcribir algunos de los más destacables párrafos de la Encíclica

“Centesimus annus”, mucho más expresivas que cien páginas de

argumentaciones. Ahí vamos:

“19. ...En algunos países y bajo ciertos aspectos, después de las

destrucciones de la guerra, se asiste a un esfuerzo positivo por

reconstruir una sociedad democrática ... Estas iniciativas tratan,

en general, de mantener los mecanismos de libre mercado,

asegurando, mediante la estabilidad monetaria y la seguridad de

las relaciones sociales, las condiciones para un crecimiento

económico estable y sano, dentro del cual los hombres, gracias a su

trabajo, puedan construirse un futuro mejor para sí y para sus

hijos.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 609

Existen, además, otras fuerzas sociales y movimientos ideales

que se oponen al marxismo con la construcción de sistemas de

“seguridad nacional”, que tratan de controlar capilarmente toda la

sociedad para imposibilitar la infiltración marxista. Se proponen

preservar del comunismo a sus pueblos exaltando e incrementando

el poder del Estado, pero con esto corren el grave riesgo de destruir

la libertad y los valores de la persona, en nombre de los cuales hay

que oponerse al comunismo.

Otra forma de respuesta práctica, finalmente, está representada

por la sociedad del bienestar o sociedad de consumo. Ésta tiende a

derrotar al marxismo en el terreno del puro materialismo,

mostrando cómo una sociedad de libre mercado es capaz de

satisfacer las necesidades materiales humanas más plenamente de

lo que aseguraba el comunismo”. Puede verse la clara oposición de

la Iglesia al marxismo y su receptividad hacia el mercado libre.

Sobre la crisis económica, dice la Encíclica que es consecuencia

del intervencionismo estatal: “24. El segundo factor de crisis es, en

verdad, la ineficiencia del sistema económico, lo cual no ha de

considerarse como un problema puramente técnico, sino más bien

como consecuencia de la violación de los derechos humanos a la

iniciativa, a la propiedad y a la libertad en el sector de la

economía”… “25. ...Donde la sociedad se organiza reduciendo de

manera arbitraria o incluso eliminando el ámbito en que se ejercita


DEFENDIENDO A THEMIS 610

legítimamente la libertad, el resultado es la desorganización y la

decadencia progresiva de la vida social...”“...El hombre tiende

hacia el bien, pero es también capaz del mal; puede trascender su

interés inmediato y, sin embargo, permanece vinculado a él. El

orden social será tanto más sólido cuanto más tenga en cuenta este

hecho y no oponga el interés individual al de la sociedad en su

conjunto, sino que busque más bien los modos de su fructuosa

coordinación. De hecho, donde el interés individual es suprimido

violentamente, queda sustituido por un oneroso y opresivo sistema

de control burocrático que esteriliza toda iniciativa y creatividad.

Cuando los hombres se creen en posesión del secreto de una

organización social perfecta que hace imposible el mal, piensan

también que pueden usar todos los medios, incluso la violencia o la

mentira, para realizarla. La política se convierte entonces en una

“religión secular”, que cree ilusoriamente que puede construir el

paraíso en este mundo”.

Más adelante, refiriéndose la Centesimus Annus a la Encíclica

cuyo centenario celebraba, dice “30. En la Rerum Novarum León

XIII afirmaba enérgicamente y con varios argumentos el carácter

natural del derecho a la propiedad privada, en contra del

socialismo de su tiempo. Este derecho, fundamental en toda

persona para su autonomía y su desarrollo, ha sido defendido

siempre por la Iglesia hasta nuestros días”. “32... La moderna


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 611

economía de empresa comporta aspectos positivos, cuya raíz es la

libertad de la persona, que se expresa en el campo económico y en

otros campos. En efecto, la economía es un sector de la múltiple

actividad humana y en ella, como en todos los demás campos, es

tan válido el derecho a la libertad como el deber de hacer uso

responsable del mismo”.

En cuanto al mercado libre internacional, dice la Encíclica “33...

En años recientes se ha afirmado que el desarrollo de los países más

pobres dependía del aislamiento del mercado mundial, así como de

su confianza exclusiva en las propias fuerzas. La historia reciente

ha puesto de manifiesto que los países que se han marginado han

experimentado un estancamiento y retroceso; en cambio, han

experimentado un desarrollo los países que han logrado

introducirse en la interrelación general de las actividades

económicas a nivel internacional”. “34. Da la impresión de que,

tanto a nivel de naciones, como de relaciones internacionales, el

libre mercado es el instrumento más eficaz para colocar los recursos

y responder eficazmente a las necesidades”.

Sobre el beneficio empresario y el funcionamiento de la

economía de mercado, expone: “35... La Iglesia reconoce la justa

función de los beneficios, como índice de la buena marcha de la

empresa. Cuando una empresa da beneficios significa que los

factores productivos han sido utilizados adecuadamente y que las


DEFENDIENDO A THEMIS 612

correspondientes necesidades humanas han sido satisfechas

debidamente” “40... Ciertamente, los mecanismos de mercado

ofrecen ventajas seguras; ayudan, entre otras cosas, a utilizar

mejor los recursos; favorecen el intercambio de los productos y,

sobre todo, dan la primacía a la voluntad y a las preferencias de la

persona, que, en el contrato, se confrontan con las de otras

personas”.

Volviendo a insistir contra el marxismo, esta vez como sistema

económico, dice: “41. El marxismo ha criticado las sociedades

burguesas y capitalistas, reprochándoles la mercantilización y la

alienación de la existencia humana. Ciertamente, este reproche

está basado sobre una concepción equivocada e inadecuada de la

alienación, según la cual ésta depende únicamente de la esfera de

las relaciones de producción y propiedad, esto es, atribuyéndole un

fundamento materialista y negando, además, la legitimidad y la

positividad de las relaciones de mercado incluso en su propio

ámbito. El marxismo acaba afirmando así que sólo en una sociedad

de tipo colectivista podría erradicarse la alienación. Ahora bien, la

experiencia histórica de los países socialistas ha demostrado

tristemente que el colectivismo no acaba con la alienación, sino que

más bien la incrementa, al añadirle la penuria de las cosas

necesarias y la ineficacia económica”.

Y para concluir diferenciando claramente economía de mercado


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 613

—la economía libre clásica— con el “capitalismo”, como su

caricatura liberal iluminista franco prusiana, nos dice el Papa Juan

Pablo II: “42. Volviendo ahora a la pregunta inicial, ¿se puede

decir quizá que, después del fracaso del comunismo, el sistema

vencedor sea el capitalismo, y que hacia él estén dirigidos los

esfuerzos de los países que tratan de reconstruir su economía y su

sociedad? ¿Es quizá éste el modelo que es necesario proponer a los

países del Tercer Mundo, que buscan la vía del verdadero progreso

económico y civil?

La respuesta obviamente es compleja. Si por “capitalismo” se

entiende un sistema económico que reconoce el papel fundamental

y positivo de la empresa, del mercado, de la propiedad privada y de

la consiguiente responsabilidad para con los medios de producción,

de la libre creatividad humana en el sector de la economía, la

respuesta ciertamente es positiva, aunque quizá sería más

apropiado hablar de “economía de empresa”, “economía de

mercado”, o simplemente de “economía libre”“.

135.- Defensa de la Cristiandad por los no cristianos

En este momento el ataque a la Cristiandad es cuando menos

triple. Por un lado por los musulmanes extremistas, tema del que

por exceder su marco no se hablará en este Ensayo más que para

destacar su existencia. Por el otro, por el resurgente comunismo,

disfrazado ahora de un “capitalismo” prebendario y liberticida. Y


DEFENDIENDO A THEMIS 614

finalmente por los liberprogresistas, los herederos semianalfabetos

del Iluminismo que creyendo que atacar a la Iglesia o al

cristianismo es liberal, terminan siendo funcionales a los otros dos,

sin sospechar que sus banderas fueron medio siglo atrás

introducidas como una quinta columna por ya desaparecidos

agentes soviéticos en el marco de la Guerra Fría, siguiendo en ello

tácticas nacidas hace más de un siglo de la inventiva de Engels,

Lenin y Gramsci, tal como se vio a lo largo de esta exposición.

Y este ataque interno es el más peligroso, porque es expuesto

como si fuera una defensa. Pese a sus enormes diferencias, hoy

todos los enemigos de Occidente están aliados. Contra todo ello

corresponde la defensa férrea de nuestro tradicional modo de vida

amenazado. El empecinamiento anticristiano de los actuales

libertarios agnósticos y ateos, herederos del liberalismo iluminista

franco prusiano, resulta perjudicial para esa civilización y para el

mantenimiento del que empíricamente se ha demostrado como

cimentado por las instituciones cristianas, que es un régimen de

libertad que no podrá sobrevivir sin tales cimientos.

Hay muchos grandes pensadores que son o fueron a la vez

cristianos y liberales, como el propio John Locke, reconocido

fundador del liberalismo, y también Lord Acton, Alexis de

Tocqueville, nuestro Juan Bautista Alberdi, que no queda a la

zaga de ninguno de ellos, o más recientemente Wilhelm Röpke,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 615

Leonard Read o Michael Novak, entre un gran número de etcéteras

que iré mencionando sin pretensiones de agotar exhaustivamente

el número de autores. No caeré pese a ello en la afirmación

contraria a la postura que se combate, de que para ser liberal

clásico haya que ser cristiano. Por el contrario, hay grandes

pensadores de otras confesiones, o ateos o agnósticos, que

reconocieron y reconocen la influencia benéfica del cristianismo en

el desarrollo de la Cristiandad y por ende del liberalismo.

En la página web de “Religión en Libertad” puede leerse

recordar a ateos y agnósticos actuales muy importantes como Niall

Ferguson diciendo “Creo realmente que con la sabiduría heredada

de una religión que tiene más de dos mil años tenemos un marco

bastante bueno con el que trabajar”, y narrar que poco antes de su

muerte el agnóstico Sir Roger Scruton comenzó a asistir a la Iglesia

y tocar regularmente el órgano en la Iglesia de Todos los Santos, en

Garsdon, y comentar que el cristianismo era, en muchos sentidos,

el alma de la civilización occidental. Esto es, la Cristiandad.

Cuenta también ese artículo cómo Douglas Murray se describe

al igual que Oriana Fallaci como un “ateo cristiano”, o más bien

como “un agnóstico incómodo que reconoce las virtudes y los

valores que ha aportado la fe cristiana”, cómo Charles Murray

reconoce que “es poco probable que la república estadounidense

sobreviva si el cristianismo no resurge”, y recuerda que Tom


DEFENDIENDO A THEMIS 616

Holland escribió “Dominio. Una nueva historia del cristianismo”

defendiendo desde su postura agnóstica la importancia de la

Cristiandad en la Civilización actual.

Pero eso no es nuevo. Antes que ellos alabaron a la Cristiandad

Karl Popper, Friedrich Von Hayek, Murray Rothbard, Walter

Block, Thomas Sowell u Oriana Fallaci. O, entre los de otras

confesiones, el ya citado rabino haredí Israel Kirzner.

Entre los agnósticos, en “La Sociedad Abierta y sus Enemigos”,

Karl Popper afirma que “…no creo que (la Sociedad Abierta) se

oponga de forma alguna a aquellas religiones edificadas sobre la

idea de la responsabilidad personal y la libertad de conciencia.

Claro está que al decir esto me refiero al cristianismo, por lo menos

como suele interpretárselo en los países democráticos; ese

cristianismo que, en oposición a todo tabuísmo, predica: “Habéis

oído lo que ellos han venido diciendo desde antiguo... Pero yo os

digo...”; contraponiendo permanentemente la voz de la conciencia

a la mera obediencia formal y a la observancia de la ley. No es

posible admitir que la concepción de que las leyes éticas son hechas

por el hombre sea incompatible, en ese sentido, con la teoría

religiosa de que proceden directamente de Dios. Históricamente, es

indudable que toda ética comienza con la religión…” Y más

adelante, “una y otra vez el cristianismo brota debajo de la capa

autoritaria (y es perseguido como herejía)”.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 617

José Ortega y Gasset, el gran filósofo liberal español y agnóstico,

decía en “El espíritu de la letra” que “yo no creo que España pueda

salir a la alta mar de la historia si no ayudan con entusiasmo y

pureza a la maniobra los católicos nacionales, deploro sobremanera

la ausencia de ese enérgico fermento en nuestra Iglesia oficial. Y el

caso es que el catolicismo significa hoy, dondequiera, una fuerza de

vanguardia, donde combaten mentes clarísimas, plenamente

actuales y creadoras”.

Y en otro libro, desmintiendo la leyenda negra de que la Iglesia

hubiera sido anticientífica, en su ensayo “En torno a Galileo”

expone que “…la suma originalidad del catolicismo frente a todas

las demás religiones consiste en que separa de manera radical la fe

de la ciencia y a la vez postula la una para la otra sin allanar

violentamente su fecunda diferencia. La “fides quaerens

intellectum” (la Fe busca entender) de San Anselmo es acaso el

lema más fértil que se ha inventado y el que más agudamente

define la mente del hombre”.

Tan compatible es la filosofía de Ortega y Gasset con el

cristianismo, que fueron fervientes católicos sus cuatro discípulos

más ilustres, Julián Marías, José Luis López Aranguren, Xavier

Zubiri y Manuel García Morente, y los dos últimos —García

Morente ya famoso y luego de una profunda experiencia

mística—tomaron los hábitos sacerdotales.


DEFENDIENDO A THEMIS 618

El último capítulo del libro del genial Premio Nobel de

Economía Friedrich Von Hayek, titulado “Los fundamentos de la

libertad”, se llama “La religión y los guardianes de la tradición”.

Allí habla sin tapujos de “la innegable conexión histórica entre la

religión y los valores que originaron y siguen sosteniendo nuestra

civilización, tales como la familia y la propiedad plural”, y

concluye diciendo que “Durante mucho tiempo he dudado si

debería incluir aquí esta nota personal, pero al fin me decidí a

hacerlo considerando que el apoyo de un agnóstico declarado puede

ayudar a otras personas religiosas más convencidas a seguir

avanzando en la búsqueda de conclusiones con las que pueda estar

de acuerdo”, para concluir con una frase terrible y motivadora:

“De esta cuestión puede depender la supervivencia de nuestra

Civilización”.

Von Hayek se consideraba un “viejo whig”, pero pese a

reconocerse agnóstico, seguía empero al católico Lord Acton,

admiraba a la Escuela de Salamanca, y a lo largo de su vida se

reunió e influyó en el pensamiento del Papa Juan Pablo II, al

punto tal que según expone el liberal y católico Michael Novak en

“El rostro humano del capitalismo”, las palabras de la Encíclica

“Centesimus Annus” abundantemente citadas más arriba, en

donde la Iglesia Católica a través del entonces Papa Juan Pablo II

apuesta expresamente por el modelo de libre mercado, y


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 619

específicamente por la economía austriaca, están inspiradas... ¡en

Ludwig Von Mises y Friedrich Von Hayek!

136.- Defensa de la Cristiandad por los ateos

Aclaro que la mentalidad abierta y empirista del liberalismo

clásico austro británico es más compatible con un pensamiento

agnóstico, y en cambio la mentalidad absolutista del liberalismo

iluminista franco prusiano, los vuelve más proclives a ser

fervientemente ateos. Sin embargo, también los ateos confesos

deben defender la Cristiandad.

Es que la Cristiandad en general, y el cristianismo en particular,

generan una serie de importantes anticuerpos contra el

totalitarismo. Eso lo destaca un ateo, Walter Block, en su ensayo

“Religión y libertarismo”: “Nos preguntamos entonces, ¿qué

instituciones fueron singularmente expuestas al oprobio por estos

dos ilustres rusos? (se refiere a Lenin y Stalin). Sólo puede haber

una respuesta: en primer lugar la religión, y en segundo la familia.

No fue por accidente que los soviets promulgaran leyes que

recompensaban a los niños para que entregaran a sus padres por

actividades anticomunistas. Con seguridad, no hay mejor manera

de disolver la familia que esta diabólica política. ¿Y cómo trataron

a la religión? Preguntar esto es responderlo. La religión se convirtió

en el enemigo público número uno, y sus practicantes fueron

cruelmente perseguidos. ¿Por qué meterse con la religión y la


DEFENDIENDO A THEMIS 620

familia? Porque son estos los dos grandes competidores del estado

por la lealtad de la gente. Desde su propia perspectiva malvada, los

comunistas estaban en lo cierto al fijar su atención en estas dos

instituciones. Por lo tanto, todos los enemigos del estado arrogante

harían bien en abrazar religión y familia como sus amigos, tanto si

ellos mismos son ateos como si no, tanto si son padres de familia

como si no. La principal razón de que la religión se les atragante a

los líderes laicos es que esta institución define la autoridad moral al

margen del poder que ellos ostentan”.

Este autor confiesa con todas las letras ser ateo: “Esa es mi

propia posición. Rechazo la religión, toda religión, ya que, como

ateo, no estoy convencido de la existencia de Dios. De hecho, voy

más allá. No soy agnóstico: estoy convencido de su inexistencia.

Sin embargo, como animal político, acojo con entusiasmo esta

institución. Es un baluarte contra el totalitarismo”.

Otra declarada atea, Oriana Fallaci, lo resume muy bien: “Si

dices lo que piensas sobre el Vaticano, sobre la Iglesia Católica,

sobre el Papa, sobre la Virgen, sobre Jesucristo, sobre los santos,

no te pasa nada. Pero si haces lo mismo con el islam, con el Corán,

con Mahoma o con los hijos de Alá, te conviertes en racista y en

xenófobo y blasfemo y culpable por discriminación racial”… “Es

una guerra cultural. Una guerra que, como diría Tocqueville, antes

que nuestro cuerpo quiere atacar nuestra alma. Nuestro sistema de


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 621

vida, nuestra filosofía de la Vida. Nuestra forma de pensar, de

actuar, de amar. Nuestra libertad. No te dejes engañar por sus

explosivos. Son sólo una estrategia. Los terroristas, los kamikazes,

no nos matan sólo por el gusto de matarnos. Nos matan para

doblarnos”. Y no olvidemos que ya habíamos citado a Murray

Rothbard decir que “Todo lo bueno en la civilización occidental,

desde la libertad individual a las artes, se debe al cristianismo”.

137.- Defensa de la Cristiandad por el autor

Ya que hablé de por qué deben defender la Cristiandad todos los

demás, voy a exponer por qué personalmente también la defiendo.

Y la primera y más obvia razón de ello es porque, or los motivos

referidos anteriormente, realmente creo que Dios existe, que no

somos obra del azar, que existe un plan divino y que nuestra

función es tratar de entenderlo y cumplirlo.

Más adelante daré mis propios fundamentos que me alejan

totalmente del ateísmo, defendiendo la racionalidad del teísmo.

Son argumentos bastante similares a los que descubriera Anthony

Flew casi al final de su vida. Éste era un ateo librepensador que

después de escribir unos treinta (sí, treinta) libros defendiendo el

ateísmo, encontró a Dios y escribió un libro en colaboración con

Roy Abraham Varghese, cuyo título comienza diciendo

simplemente “Dios Existe”, para aclarar a continuación “Cómo

cambió de opinión el ateo más famoso del mundo”. En un reportaje,


DEFENDIENDO A THEMIS 622

satirizando la explicación del azar, dijo que “Si este es el mejor

argumento que se tiene, entonces el asunto queda zanjado”. En

otra parte de este libro me refiero a todo ello más extensamente.

Además, al perder un hijo en manos de policías sicópatas y

asesinos, he podido experimentar en carne propia lo difícil que es

convencer de hechos evidentes a gente obstinada, y así sigo

luchando por que se investigue lo ocurrido ante miríadas de

obtusos, obsecuentes y encubridores que no quieren ver lo evidente

pese a que tengo filmaciones de cámaras de seguridad que

muestran el homicidio. Siendo así, entiendo que solamente un

milagro puede hacer que hace dos mil años, doce pescadores

analfabetos y muertos de miedo, hayan conseguido convencer a

una Humanidad que castigaba con la muerte tal afirmación, de la

resurrección de Jesucristo.

En su libro “Mero Cristianismo”, Clive Staples Lewis —el

mismo C. S. Lewis de las “Crónicas de Narnia” — refuta la

afirmación que veía en Jesús simplemente una guía moral: “Un

hombre que fuera simplemente un hombre y dijera el tipo de cosas

que dijo Jesús no sería un gran maestro moral. O sería un lunático,

al nivel del hombre que dice que es un huevo escalfado, o sería el

diablo del infierno. Debes hacer tu elección. O este hombre era, y es,

el Hijo de Dios, o un loco o algo peor… Ahora me parece obvio que

Él no era ni un lunático ni un demonio: y en consecuencia, por


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 623

extraño, aterrador o improbable que pueda parecer, tengo que

aceptar la opinión de que Él era y es Dios”. Por eso, aunque aliento

a defender la Cristiandad desde otros puntos de vista y aunque

como explico, no es necesario ser cristiano para defenderla,

personalmente no coincido con el llamado “ateísmo cristiano”.

Jesucristo no fue solamente una suerte de gurú moral, sino el

primero de nosotros en resucitar con un cuerpo glorioso haciendo

que Santo Tomás el Dídimo, el incrédulo, pasara a la vista de los

demás su dedo índice por los agujeros de sus manos atravesadas, y

dando a sus discípulos un ejemplo tan vívido que, de estar

escondidos, salieron a predicar la buena nueva a costa de sus vidas.

Eso quedó plasmado en la “Sábana Santa” o Sindona de Turín,

cuya información tridimensional resulta aún hoy inexplicable.

Partiendo de esa premisa e indagando sobre cuál es

presuntamente su voluntad, no puedo dejar de referirme a la

historia de Adán y Eva, que muestra que pese a que Dios quiere

que elijamos el bien, aún más que eso quiere que seamos libres de

elegir entre el bien y el mal. Cuando el hombre actúa en libertad es

cuando realmente puede ser, o no, virtuoso. No tiene ninguna

virtud la “caridad” impuesta en forma coactiva por la vía de

impuestos de dudosa legitimidad y más dudoso destino final. Y si

eso es así, no existe otra civilización que pueda hacer efectiva la

voluntad de Dios que una sociedad libre. Solamente cuando se deja


DEFENDIENDO A THEMIS 624

al ser humano en libertad es cuando podrá relucir no solamente lo

peor, sino también lo mejor de él.

138.- Defensa de la Cristiandad contra el egoísmo

Tanto el elogio al egoísmo cono el elogio al altruismo, al ser

posturas absolutistas, son antiliberales. La moral liberal es una

“moral de límites” y no una “moral de objetivos”. Nadie debe

pontificar a los demás qué hacer para ser un “hombre ideal” sino

solamente establecer unos pocos límites. Lo que se debe elogiar es

la libertad de cada individuo de ser altruista o egoísta con su vida

y sus bienes y no meterse en qué hace el prójimo con los suyos. En

la medida en que las personas actúen dentro de un marco de no

dañar a los demás, la evaluación de sus conductas está reservada a

Dios y no a los hombres. Jesucristo nos dice “No juzguéis y no

seréis juzgados. Con la misma vara que midáis seréis medidos”.

La sustitución randiana de esa libertad por el egoísmo como

motor esencial del liberalismo —devenido en “capitalismo”, que

muchas veces es su opuesto— y su manía de pontificar sobre cómo

supuestamente debería pensar y conducirse el vecino, están

matando al liberalismo al privarle de una verdadera defensa de la

libertad, ponerlo artificialmente de punta con la gente de bien,

atacar de lleno todas las enseñanzas cristianas que modelaron el

mundo occidental, y privar al liberalismo de contenido moral.

Ayn Rand es indudablemente un motor del actual liberalismo


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 625

iluminista, pero justamente por eso debe ser tomada con pinzas.

Elogia sin tapujos el egoísmo, cualidad que dicho sea de paso,

abunda entre los comunistas, los populistas y los políticos con

relación a sus propios bienes. El estereotipo del “socialista

altruista” y del “liberal egoísta” que contribuye a crear es falso y

claramente tendencioso. El liberal dice “si es su vida, su libertad o

su propiedad, es libre de hacer con ella lo que quiera mientras no

perjudique similares derechos de los demás”. Rand, buscando

modificar esas bases del liberalismo clásico, sostiene que para ser

“auténticamente” liberal hay que ser necesariamente egoísta, y

que el veneno de las sociedades es el altruismo, dos afirmaciones

inexactas y deletéreas. Tan correcto ejercicio de la autonomía

individual es dedicar su propia vida, libertad y propiedad a

disfrutarlos sin medida y sin amor, como a erigir un leprosario.

Rand en realidad habla de un “egoísmo racional” que ella

acepta y que no excluye la benevolencia, y de un “altruismo

sacrifical” que ella rechaza, que excluiría la racionalidad en las

decisiones y que propiciaría el terrorismo en interés social. Con sus

definiciones es imaginable un supuesto “egoísta” que dedique su

vida a realizar actos sumamente generosos, y también un supuesto

“altruista” asesino, con lo que trastoca todos los conceptos e

introduce una neolengua que inhibe la capacidad de pensar, aun

cuando efectuando una traducción de sus postulados a un lenguaje


DEFENDIENDO A THEMIS 626

corriente puede resultar aceptable aunque banal.

Pero es táctica para eludir críticas, ya que luego ella y sus

seguidores van más allá de sus definiciones y terminan sosteniendo

el egoísmo en el sentido corriente del término, olvidando que

cualquiera que quisiera imponer una forma de ser a los demás, no

estaría actuando de una forma liberal. Un liberal dice simplemente

que no tiene por qué meterse en cómo asume, actúa y vive cada

cual su propia vida, en la medida en que no trasgreda una serie de

principios mínimos de organización de la sociedad. De hecho,

solamente se puede respetar la propiedad privada asumiendo que el

vecino puede hacer con ella lo que quiere. Apenas alguien pretende

decir a otro qué debe hacer con lo suyo, deja de ser liberal.

Un gran triunfo del marxismo ha sido obtener a través de ella

que los liberales se auto-asuman como capitalistas —término

utilizado por Marx como sinónimo de exploradores— y como

necesariamente egoístas, que pongan el acento en una de las más

elementales y primitivas forma de ser y no en la libertad de ser

como quieran, cuando el liberal, en cuanto tal, no es “capitalista”

en el sentido en que Marx usó ese término. Un doctrinario liberal

no tiene ninguna preferencia por el capital o el trabajo sino por la

voluntariedad de sus relaciones recíprocas. Tampoco el sujeto ideal

del liberalismo es de por sí y en cuanto tal ni altruista ni egoísta

¡No existen tipos ideales! ¡El liberalismo adora la libertad!


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 627

El liberalismo clásico deja por ende un amplio marco para que

quienes quieran ser altruistas puedan serlo, y para que quienes

quieran ser egoístas también. Si muchas personas quieren poner

sus bienes en común —eso se ve en muchas familias bien

constituidas— el liberalismo lo aplaude. Pero siempre enfatizando

la voluntariedad. El liberalismo simplemente proclama el respeto

de los Derechos Individuales a la Vida, la Libertad y la Propiedad.

Predica que con eso y su voluntad, cada cual haga lo que quiera sin

perjudicar iguales derechos de los demás.

El liberalismo clásico es un credo simple y entrador, sumamente

compatible con el pensamiento natural de la gente y con la

enseñanza cristiana, que es desaprovechado por las tendencias

internas que pretenden imponer una forma de ser —egoísta— a

imagen y semejanza de las prédicas de su Gurú máxima. En

cambio, el “liberal-progresismo” implica, después de haber

acumulado instituciones y experiencias que llevaron al desarrollo

de la Cristiandad, la mal llamada “Civilización occidental”

(término equivoco, ya que tiene aportes importantísimos judíos,

chinos, árabes, hindúes, egipcios, cartagineses, bárbaros, etc.), a

renunciar a conservar todo ese bagaje para reiniciar desde cero.

Casualmente las encuestas demuestran que las sociedades más

felices son aquéllas que tienen un sólido entramado familiar y una

fuerte aceptación de valores sociales comunes. La familia


DEFENDIENDO A THEMIS 628

monogámica, la sociedad limitada, el respeto por el otro, la división

de poderes, el culto a los mayores, todos los pilares de la cultura, se

pretenden derrumbar como antiguallas para ver como “progreso” a

la adopción compulsiva y con intervención estatal, de sistemas que

el Orden Espontáneo había descartado siglos atrás por su

naturaleza disolvente: El asesinato de niños, el engaño al sexo

opuesto, el irrespeto a las creencias ajenas, el desacatamiento

sistemático a la autoridad legítima, la burla al altruismo natural

del ser humano.

Y por eso los enemigos de la Sociedad Occidental fogonean el

“liberal-progresismo”. Multiculturalismo, feminismo, abortismo,

islamismo, orientalismo, satanismo, son todas cabezas de una

misma hidra que busca dejar al hombre solo contra el Estado, sin

apoyos, sin amigos, sin parientes, sin socios, y sobre todo, sin

finalidades ni sentido de trascendencia, en una lucha de previsible

final. No conservar lo adquirido a lo largo de siglos es la mejor

garantía de extinción de una sociedad. Aunque se pretenda, como

con los venenos, recubrir esas enseñanzas disolventes con una

cobertura atractiva y supuestamente libertaria.

La solución no es el egoísmo. Todo lo que falla en el mundo es

por el contrario consecuencia del egoísmo. Egoísmo de gobernantes

que no vacilan en destruir países con tal de ganar unos cuantos

millones de pesos más. Egoísmo de guerrilleros que no vacilan en


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 629

matar miles de personas con la aspiración de llegar a ser

gobernantes. Egoísmo de gente que usa los bienes y dineros

públicos para sus propios placeres. Egoísmo de gente que acepta

cargos que sabe que están muy por encima de su real capacidad.

Egoísmo de gente que vota ser gobernada por delincuentes, con tal

de poder eventualmente ligar unas cuantas prebendas personales, o

peor, por un sándwich de milanesa y una ínfima suma de dinero.

Las mayores matanzas de la humanidad se hicieron en nombre

del ateísmo, como lo demuestra “El libro negro del comunismo”,

ya que el marxismo es precisamente tan ateo como los objetivistas.

Eso es negado por los randianos devolviendo la pelota al sostener

falazmente que “esos no son verdaderos ateos” sino simplemente

“una religión laica”, y que el verdadero ateísmo es el “tolerante”, el

de ellos. Pero basta hablar dos minutos con un liberprogresista o

un randiano para captar el grado de “tolerancia” que reconocen. El

que no piensa igual que ellos o es fascista, o idiota o ambas cosas.

Si alguien quiere ser ateo, es su convicción y su decisión. Pero sí

se debe rechazar el carácter supuestamente “altruista”, “religioso”

o “cristiano” del accionar de los guerrilleros. Esa presunta

“incompatibilidad” entre Iglesia y liberalismo es simplemente,

como vimos, una de las más refinadas tácticas de la izquierda para

tergiversar totalmente al cristianismo, al liberalismo y

básicamente al catolicismo, y llevar de golpe a miles de millones de


DEFENDIENDO A THEMIS 630

personas buenas y cristianas, a militar para la izquierda, dejando

del otro lado solamente a unos pocos y desorientados liberales ateos,

sabiendo ellos que el ateísmo es la semilla del izquierdismo, y que

esa minoría desaparecerá en una generación.

139.- Redescubrir el liberalismo clásico de la Cristiandad

Esto que propiciamos es llamado “liberalismo clásico” por

quienes ponen el enfoque en uno de sus postulados, la Libertad, o

también “individualismo” cuando se pone el enfoque en su defensa

a los Derechos Individuales. Otros, más melancólicos de otra época

en que ni siquiera se discutía estos derechos, lo llamarán

“conservadurismo”, que no quiere el mantenimiento del “statu

quo” por el hecho de existir, sino simplemente entendiendo que

nadie tiene derecho a violar los derechos individuales de otro,

determinados a través de siglos de crecimiento espiritual y moral, y

de prueba y error en materia económica. Algunos, que

consideramos que la búsqueda de la felicidad a través del respeto

de los derechos de los demás, y el paternal consejo de interesarse

por la felicidad de todos, dirán que esto es la forma actual de

realizar las verdaderas enseñanzas del cristianismo, la Cristiandad.

Así planteados los términos, queda claro que no existe una

diferencia demasiado grande entre todas las vertientes de la

oposición al comunismo. La cuestión es simplemente poner el

énfasis en el respeto de los Derechos Individuales. Las diferencias


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 631

surgen cuando alguna de esas vertientes atenta contra la base

fundante y esencial anteriormente mencionada. Y eso lo vemos

frecuentemente en los foros de discusión, en donde en lugar de

centrarse en discutir con el verdadero opositor, los foristas se

dedican tontamente —acicateados a veces por los propios

comunistas— a ahondar sus diferencias, y a renegar de la esencia

común que debería unificarlos. Así ocurre cuando en un foro liberal

un ateo considera que tiene derecho a burlarse del creyente, o

cuando un creyente considera que tiene derecho a burlarse del ateo,

o cuando se considera implícitamente que un millonario tiene

derecho a avasallar los derechos de un pobre, o que un pobre tiene

derecho a robar al millonario. Cuando un joven se burla de un

tradicionalista considerando que una nueva institución debe ser

preferida por el mero hecho de ser nueva aunque atente contra

siglos de tradición de defensa de la felicidad, o cuando un

tradicionalista pretende imponer siglos de tradiciones opresivas

por el solo hecho de ser antiguas, contra nuevas instituciones que

mejoran la búsqueda de la felicidad.

En suma, ser liberal clásico no es fácil. Obliga a mantener un

delicado equilibrio entre la firme defensa de las convicciones

propias, y el respeto de las convicciones ajenas. Obliga a

cuestionarse continuamente los propios postulados. A estar,

conforme a una feliz frase de Alberto Benegas Lynch (h),


DEFENDIENDO A THEMIS 632

continuamente en ebullición. A no encuadrar a los demás, ni

permitir ser encuadrados. Por supuesto, si un comunista ataca a la

Sociedad Libre llamándola “capitalismo”, uno debe defenderla.

Pero es fundamental no adoptar la terminología, ni menos aún la

forma de pensar del adversario. La inagotable riqueza de cada

individuo no puede ser resumida en una mera estúpida etiqueta de

“capitalismo”, como si todo lo que nos interesara fuera defender a

quienes tienen el Capital, independientemente de que se lo haya

acumulado sirviendo a los demás mediante libres transacciones,

como ocurre con la acumulación de capital en una Sociedad libre, o

explotando a los demás mediante saqueos, robos y homicidios,

como es de práctica en los países comunistas.

Como hasta el día de hoy no está suficientemente clara la

distinción y existen muchos autores que tienen afluentes de una y

otra vertiente liberales, existe la simplificación de que la Iglesia

está contra el liberalismo, cuando debe diferenciarse qué iglesia y

qué liberalismo, ya que igualmente en la Iglesia existen dos

corrientes, una tradicionalista, que es muy afín al conservadurismo,

al liberalismo clásico y al denominado “verdadero individualismo”

de Von Hayek, que considera a la propiedad privada un derecho

natural y a la acción estatal meramente subsidiaria, en la que

militan por ejemplo Juan Pablo II y Benedicto XVI, y otra que es

fundamentalista, contraria al mundo occidental, tercermundista y


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 633

revolucionaria, muy afín al enciclopedismo, que quiere modificar a

la propia Iglesia desde sus raíces, como la de Juan XXIII y quizá el

actual Papa Francisco, que puede derivar hacia el socialismo y el

comunismo.

Una variante atenuada de esta táctica genialmente perversa es

considerar que el Protestantismo puede ser liberal pero el

catolicismo no, tal como sugiriera Max Weber en su libro sobre “La

Ética Protestante y el Espíritu del capitalismo”. Esa visión

cristiana pero anticatólica es otra manzana podrida acogida por

varios autores liberales aun en libros por otra parte excelentes,

como “Las raíces torcidas de América Latina”, de Carlos Alberto

Montaner, o “Por qué crecen los países” de mi querido y admirado

comprovinciano José Ignacio García Hamilton.

Las enseñanzas de Jesucristo sobre el respeto a la

individualidad y la celebración de la libertad de elección del

hombre, son las mismas para cualquiera de los primos hermanos

cristianos, sea que las interpreten libremente como los Protestantes,

o conforme a las enseñanzas tradicionales como los Católicos. Bien

dice Paul Johnson que “…actualmente la mayoría de los

historiadores están de acuerdo que las raíces del capitalismo yacen

en la ética del cristianismo mucho antes de la llegada de Calvino y

su “pánico de salvación”…”

140.- Ataque a la Cristiandad y destrucción de Occidente


DEFENDIENDO A THEMIS 634

Precisamente las enseñanzas de la religión cristiana, bien

entendidas, llevaron y llevan necesariamente al respeto por los

demás individuos y sus propios derechos, de donde puede deducirse

que la religión cristiana tiene una relación directa con la libertad.

Atacar ese sistema de valores pretendiendo que se han vuelto

antiguallas, es funcional a los enemigos de Occidente.

Timón, el inmortal personaje de Shakespeare que tanto

encandilara a Marx —al punto de ser el único personaje de ese

autor que Marx cita en sus libros, en particular en su libro de

juventud “Manuscritos económico-filosóficos”, o “Cuadernos de

París”— explicaba cómo pretendía el personaje destruir a Atenas

atacando su “infraestructura económica”, no siendo de descartar

que de allí sacara los conceptos que vierte en “El Capital” y en el

“Manifiesto Comunista” sobre ese tema. Lo cito para que pueda

entenderse cómo tanto la civilización musulmana como el Nuevo

Orden Mundial antes mencionado, buscan destruir a Occidente a

través del liberprogresismo:

“¡Déjame que te mire todavía! ¡Oh tú, muralla/ que rodeas a

esos lobos, húndete en la tierra/y no protejas más a Atenas!

¡Matronas, volveos impúdicas!/ ¡Padres, que se cambien vuestros

hijos en desobedientes! ¡Esclavos y payasos,/ arrancad de sus

asientos a los graves senadores de arrugas venerables/ y gobernad

en su puesto! ¡Banqueros en quiebra, manteneos firmes,/ y antes de


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 635

pagar vuestras deudas, sacad vuestros cuchillos/ y cortad la cabeza

de vuestros prestamistas! ¡Criados de confianza, robad!/ ¡Vuestros

sesudos amos son unos ladrones de mangas anchas/ que saquean

con la autoridad de la ley!/ ¡Corred a los lupanares públicos,

jóvenes vírgenes,/ y hacedlo a la vista de vuestros padres!/

¡Sirvienta, entra en el lecho de tu amo:/ tu ama pertenece al

burdel!,/ ¡Hijo de dieciséis años,/ despoja al viejo cojitranco de tu

padre de su muleta aforrada/ y sírvete de ella para saltarle los

sesos!/¡Que la piedad, el temor, la religión hacia los dioses, la paz, la

Justicia, la verdad,/ el respeto de la familia, el descanso de las

noches, las relaciones de vecindad,/ la instrucción y los modales, los

cultos, los oficios,/ las jerarquías, las tradiciones, las costumbres y

las leyes,/se desvíen en las contrarias anarquías,/y reine la

confusión!/ ¡Plagas que atacáis a la Humanidad,/amontonad

vuestros contagios patentes e infecciosos/ sobre Atenas, madura

para vuestras pestes! ¡Fría ciática,/ tulle a nuestros senadores a fin

de que sus piernas cojeen/ tan fuertemente como cojean sus

costumbres! ¡Licencia y lubricidad/ deslizaos en las almas y en las

médulas de nuestros jóvenes,/ con objeto de que puedan luchar

contra la ola de la virtud/ y ahogarse en el libertinaje!/ ¡Sarnas,

úlceras,/esparcíos sobre todos los senos atenienses y llevad a ellos la

siembra/ de una lepra general! ¡Que el aliento infecte al aliento,/

para que su sociedad, como su amistad, no sea/ más que veneno!”.


DEFENDIENDO A THEMIS 636

¿No es eso lo que está ocurriendo aquí y ahora usando como

ariete al liberprogresismo? ¿No es la Cristiandad la Atenas

amenazada? Occidente está atacado por todos lados. Los

musulmanes extremistas y el resurgente comunismo, disfrazados

ambos ahora de un “capitalismo” prebendario y liberticida que

copia las recetas del primer antiguo enemigo de la libertad, que era

el Mercantilismo, se acercan a la Cristiandad con sendos puñales

bajo el brazo, y no son advertidos como enemigos. Y todo bajo el

marco de los liberprogresistas, herederos semianalfabetos del

Iluminismo que creyendo que atacar a la Iglesia o a la religión es

una forma de ser a la vez culto, moderno, liberal y progresista,

terminan siendo funcionales a los otros dos, que muchas veces los

financian en su ataque a Occidente.

Aun los ateos más recalcitrantes deben comprender que si no

resistimos en la defensa de los valores que forjaron nuestra

civilización, las mejores curvas de Laffer y de Paretto, las más

inexorables leyes de Ricardo y de Say, los mejores libros de Bastiat,

Von Mises y Henry Hazlitt, resultarán patéticamente

insuficientes.

El randianismo invita a una toma de posición innecesaria,

arrogándose indebidamente el centro de la cancha del liberalismo,

a donde llegó tan a último momento y sin reconocer ningún bagaje

filosófico previo, como llegó al país que acogió a su fundadora


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 637

como refugiada. Pelear con la religión cristiana es una forma

sencilla de simular hacer un liberalismo militante sin arriesgarse de

verdad, al menos en estas épocas. Siempre es más fácil pelear

contra curas decimonónicos que contra aguerridos comunistas o

musulmanes. Cuando hay que pelear contra el Estado autoritario,

muchas veces de golpe los liberales miran para otro lado, y dejan

que sea la Iglesia la que se oponga a las violaciones de los derechos

individuales. Así está ocurriendo tanto en los países islámicos y

africanos como en China, en estos momentos.

141.- Llamado a defender el Occidente Cristiano

Los enemigos de Occidente y de la menguada Cristiandad

planean continuamente cómo destruir a la primera, vaciándola de

su alma que históricamente ha sido siempre la segunda, mal que le

pese a los liberales iluministas franco prusianos. Y es muy fácil

entender por qué arrecia este ataque. Occidente es atacado no

solamente porque no se defiende sino también porque sus enemigos

notan que sus elementos constitutivos se atacan entre sí y discuten

sobre teoría liberal, y no sobre praxis de toma y conservación del

poder. Hemos visto en este breve repaso que los comunistas

teorizan menos pero analizan más en profundidad las recetas de

toma de poder. Tienen un único teórico, Marx, cuya prédicas

continúa indiscutible pese a que su teoría de la plusvalía fue

refutada hace siglos por Eugen Böhm-Bawerk, las bases teóricas de


DEFENDIENDO A THEMIS 638

su comunismo por Ludwig por Von Mises, y su práctica por la

historia, que en el caso de quienes lo siguieron ha sido siempre

desastrosa y llevó a países enteros a la miseria, en una loca carrera

de poder y prebendas tachonada de cadáveres.

Después de Marx, los pensadores comunistas no discutieron más

los fundamentos teóricos del marxismo, sino que a partir de él se

dedicaron a pensar cómo convertir ese ideal bastardo,

empobrecedor de gente y enriquecedor de burócratas, en realidad.

Engels, Lenin, Trotsky, Gramsci, Mao, Lukács, Adorno, Marcuse,

Foucault, Deng Xiao Ping, Laclau, todos los autores que mencioné,

analizan estrategias de ataque a Occidente, en lugar de continuar

analizando bases teóricas. Y han redescubierto que la forma de

eliminar esta civilización es atacando toda su cultura al mismo

tiempo, incluyendo sus tradiciones, su moral, sus relaciones

recíprocas, sus creencias, su sistema familiar y todo lo que la

convierte en refugio de la individualidad contra las maquinarias

totalitarias que la acechan.

Por eso mi conclusión final es que es fundamental que Occidente

analice cuáles son los ataques que está recibiendo, y cómo

defenderse de ellos. Y mi angustiado llamado no solamente como

cristiano, sino también como admirador de la Cristiandad, lo que

me hace a la vez conservador y liberal clásico, es la siguiente: Hay

un enemigo común, astuto, poderoso y mutante, que es el


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 639

comunismo. A veces se disfraza de colectivismo. A veces parecerá

de izquierda, a veces de derecha. Pero su característica esencial, su

“marca de la Bestia” será siempre su intención de dirigir la vida de

las personas y negarles sus derechos a la Vida, la Libertad y la

Propiedad. Atacará a la religión en nombre de la libertad, y a la

libertad en nombre de la religión. Si triunfa eliminará la religión y

la libertad, como ya hizo tantas veces.

Pero la religión y la libertad, las dos joyas con que Dios

engalanó a la Humanidad, siempre renacieron. Por eso dice

proféticamente Georg Philipp Friedrich von Hardenberg que “La

Cristiandad debe ser nuevamente vital y efectiva, y volver a hacer

una Iglesia visible sin consideración a las fronteras territoriales,

que acoja en su seno a todas las almas sedientas de lo ultraterreno,

convirtiéndose en voluntaria mediadora entre el viejo mundo y el

nuevo.

Tiene que volver a derramar sobre los pueblos la antigua

cornucopia de la bendición. Del sagrado regazo de un respetable

concilio europeo surgirá la Cristiandad, y el asunto del despertar

religioso se ejercerá de acuerdo con un plan divino universal. Nadie

protestará entonces contra la constricción cristiana y mundana,

pues la esencia de la Iglesia será pura libertad, y las necesarias

reformas se llevarán a cabo bajo su guía como procesos estatales

pacíficos y formales.


DEFENDIENDO A THEMIS 640

¿Cuánto de pronto? Eso no hay que preguntarlo. Sólo paciencia,

vendrá, tiene que llegar el tiempo sagrado de la paz perpetua, en el

que la nueva Jerusalén sea la capital del mundo; pero hasta

entonces, correligionarios míos, tened serenidad y valor ante las

adversidades del tiempo, anunciad con palabras y hechos el

Evangelio divino y permaneced fieles a la verdadera, infinita fe

hasta la muerte”.

Por eso: Conservadores... Continuemos siendo los fieles

guardianes de las instituciones y pensamientos acumulados a lo

largo de siglos, consagrados por lo mejor de la sabiduría de nuestros

antepasados, sin sofocar la libertad para las transgresiones

individuales que vayan poco a poco puliendo y suavizando la

severidad de sus convicciones. Entendamos que conservar lo bueno

no significa rechazar lo mejor, ni conservar también lo que se ha

demostrado como malo.

Cristianos.... No rechacen el liberalismo sin conocerlo, porque

bien entendido es la conclusión natural de todas las enseñanzas del

Antiguo y del Moderno Testamento. En su versión clásica, es

simplemente la puesta en práctica de la visión de Jesucristo. Es la

libertad fue el motor de la Cristiandad de la que se enorgullecen.

Liberales... Revaloricen al cristianismo, cuya Cristiandad está

en los orígenes históricos y filosóficos de su propio pensamiento. Si

quieren ser ateos séanlo. Y si quieren estudiar y volverse cristianos


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 641

también. Pero no intenten cambiar todo de un plumazo. El

liberalismo es por naturaleza incluyente para todos. Depongan las

hostilidades y los personalismos azuzados por el colectivismo.

Estamos todos en un mismo barco que, si se hunde, nos arrastrará

a todos.

No pretendan los cristianos excluir a los liberales, ni los liberales

excluir a los cristianos (e inclusive a los que no son ateos), ya que

no solamente ambos están errando históricamente, ni solamente

están errando doctrinariamente, sino que además estarán errando

estratégica y políticamente y están aceptando la falsa premisa que

se les pretende imponer, de que liberalismo y cristianismo son

incompatibles, cuando ambos juntos formaron la Cristiandad.

Están ambos cavando su propia fosa y, en lugar de aprovechar

sus claras confluencias para complementarse, estarán tirando por

la borda la tarea milenaria de construcción de la mejor Sociedad

que hemos tenido, nacida tanto de la ímproba tarea del liberalismo

de revalorizar al individuo, como de la heroica evangelización

emprendida por la Iglesia veintiún siglos atrás.


DEFENDIENDO A THEMIS 642


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 643

APÉNDICE I

SUMA CONTRA LIBERALES POCO GENTILES

(ILUMINISTAS, RANDIANOS Y LIBERPROGRES)

XV.— LA LUCHA POR LA LIBERTAD TERGIVERSADA

142.- El porqué de este Apéndice

Habiendo nacido este libro como consecuencia del ensayo de

Ghate/Marty y como ejemplo de las distorsiones que se denuncia,

para finalizar esta exposición me referiré directamente a la visión

iluminista randiana de la historia del ensayo de Ghate/Marty, que

como ya creo estará demostrado, es pese a sus engañosas mieles

una copa envenenada para el liberalismo, que genera convicciones

totalmente erróneas sobre la historia de la libertad y sobre la

relación entre el cristianismo, la ciencia y la libertad, como si la

primera y las otras dos estuvieren contrapuestas, dejando desde un

primer momento sentada la tesitura errónea de que la religiosidad

supuestamente fuera una actitud primitiva hoy superada y/o una

rémora del pasado que impidiese el desenvolvimiento del

liberalismo, y el ateísmo fuera supuestamente hoy una actitud

moderna y liberal, amén de que supuestamente existiría una

radical incompatibilidad entre cristianismo y libertad.

También ensaya una peligrosísima sinonimia entre liberalismo y

capitalismo, intenta una versión totalitaria acerca de cómo


DEFENDIENDO A THEMIS 644

supuestamente debe ser el “buen hombre randiano” y cómo una de

las tantas formas que puede elegir el ser humano para hacer su vida

y disponer de sus bienes —el altruismo— supuestamente debe ser

perseguida y erradicada. Con esas deletéreas premisas de que parte,

jamás se obtendrá imponer una visión liberal, lo que de todas

formas es una suerte, ya que no se trataría del liberalismo de

nuestros Padres Fundadores, sino de su caricatura liberprogre, un

distópico “Mundo Feliz” de Aldous Huxley, que se pretende hoy

plasmar en un capitalismo neo marxista en el peor sentido de

ambos términos.

Sinceramente, pese a la virtud movilizadora que tuvo ese

ensayo para escribir este libro, no sabía dónde ubicar estas

palabras. Al principio resultaban prematuras porque consideraba

previo aclarar mucho los conceptos relativos al liberalismo y su

relación con la Cristiandad, tergiversados desde hace tanto tiempo.

Al medio —donde estuvieron ubicadas durante mucho tiempo—

parecía en muchos casos una repetición de los temas que acababa

de exponer, y rompía la fluidez de la exposición. Así que por

descarte las ubiqué aquí al final, como apéndice.

Procederé por ende a analizar entonces el ensayo randiano de

Ghate/Marty que diera origen a lo que, habiendo sido iniciado

como un comentario a aquél, se convirtió por sí solo en este libro,

para después exponer, sin demasiado orden ni exhaustivamente,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 645

mis propios pensamientos relativos a varios de los temas

analizados precedentemente, y concluir con una brevísima historia

de la decadencia argentina.

Puesto que en lugar de combatir a los verdaderos enemigos de la

libertad que son los totalitarismos, el ensayo randiano de Gathe y

Marty se dedica a proferir invectivas contra la religión y los

religiosos, decidí llamarlos en el título como “liberales poco

gentiles”, en obvia referencia humorística a la Suma contra

Gentiles de Santo Tomás de Aquino.

143.- Visión tergiversada claramente liberal iluminista

Tal como se vio, la visión del ensayo está totalmente sesgada.

Tiene menor perspectiva y rigor históricos, no ya que la

monumental “Historia del pensamiento liberal” de Murray

Rothbard, sino también que el excelente trabajo de Lord Acton

hace dos siglos, denominado precisamente “Historia de la

Libertad”, o que el imperdible libro “Sobre el Poder- Historia

natural de su crecimiento” de Bertrand de Jouvenel, o el más

reciente, muy completo y hasta donde conozco, inédito ensayo de

“Historia de la Doctrina Liberal” de Sofanor Novillo Corvalán.

Filosóficamente es definitivamente inferior al ensayo de Stephen

Hicks “Explicando el posmodernismo”, por no hablar de los

excelentes de Juan José Sebreli, “El olvido de la razón” y “Asedio

a la Modernidad”, y de suyo que no solamente no sospecha los


DEFENDIENDO A THEMIS 646

trasfondos neomarxistas del posmodernismo que tan bien

patentizan Nicolás Márquez y Agustín Laje Arrigoni en su

excelente “El libro negro de la nueva izquierda- Ideología de

género o subversión cultural”, sino que constituye un nuevo

escalón de una escalera que se está construyendo para arreciar el

asedio, que más que a la modernidad ataca a la Cristiandad, mal

denominada como “Civilización Occidental y Cristiana” o

simplemente “Civilización Occidental”, para eliminar de su

denominación el complejo de valores que la posibilitaron.

El de Ghate/ Marty s a mi juicio —tal como nos acostumbran

Ayn Rand y sus seguidores— un ensayo que deslumbra con

algunos aciertos circunstanciales en materia económica,

lamentablemente desperdigados en el entorno de una visión

filosófica radicalmente equivocada —y peor aún, tergiversada

para acomodarla a una visión distorsionada— de las cosas, tanto

desde un punto de vista filosófico como desde un punto de vista

histórico, que lo convierten en una pieza envenenada que confunde

cuál es el enemigo, y por ende a dónde se debe direccionar los

cañones, y así vemos que el liberprogresismo los apunta con mucho

más frecuencia en contra del cristianismo que del marxismo.

Tiempo atrás había leído una aguda frase de Juan José Sebreli,

vertida en su obra “El olvido de la Razón” refiriéndose a Michael

Foucault, también citada —dicho sea de paso— en el excelente


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 647

libro de Nicolás Márquez y Agustín Laje Arrigone “El libro negro

de la nueva izquierda”, ya que pienso que es perfectamente

aplicable al caso del ensayo randiano que se analizará:

“(Michael Foucault) …manipulaba los datos históricos a su

antojo y a veces los falseaba; los historiadores lo perdonaban

porque creían que era un gran filósofo, los filósofos también lo

excusaban porque creían que era un gran historiador”. Dejando de

lado que el ensayo de Ghate/Marty es liberprogre, y la obra de

Foucault es una de las más difundidas obras de la nueva izquierda,

las similitudes entre ambas ameritan aplicar a Onkar Ghate lo que

se dice sobre Michael Foucault. Es que la tesis central del ensayo

aludido es que el liberalismo es un producto del iluminismo, lo que

constituye una terrible falsificación histórica cuya tarea de

esclarecimiento ha sido parte de la finalidad en este libro.

Para resumir mi visión sobre estos temas, haré una crítica a la

visión atea y claramente anticlerical emergente de la reseña de

Onkar Ghate efectuada por Eduardo Marty. De hecho, narré al

principio que este libro empezó como una refutación de aquél, aun

cuando luego se expandió como explicación de que en contra de lo

que dicen los randianos, ni el cristianismo ni el catolicismo son

necesariamente enemigos del mercado libre sino que por el

contrario, fueron sus artífices y sus valores son su sostén ideológico,

por lo que el ataque a la Iglesia es parte de una estrategia más


DEFENDIENDO A THEMIS 648

amplia de la que Rand es involuntariamente una de las culpables,

consistente en dividir a la Cristiandad en Cristianismo y Occidente,

para primeramente destruir el Cristianismo, y finalmente destruir

a Occidente.

144.- El Ensayo utiliza una errónea visión católica antiliberal

Ya me referí anteriormente a Gabriel Zanotti en un corto

ensayo denominado “Modernidad e Iluminismo”, publicado por la

Revista de Centro de Estudios Públicos de Chile, en donde un

prologuista no identificado —que quizá fuera el propio autor—

resume el contenido del artículo diciendo que “…la tendencia

histórica que identifica a la Modernidad con el Iluminismo es

errónea. La primera no es en sí misma iluminista y reúne ciertas

características básicas que no son contradictorias con el

Catolicismo: Un proceso hacia una mayor distinción entre las

ciencias positivas y la metafísica, con un consiguiente progreso en

el desarrollo de las primeras. Una mayor profundización en las

exigencias del derecho natural y una mayor distinción de

competencias específicas de Iglesia y Estado. La Modernidad más

bien, a través del Humanismo y Renacimiento, constituye un

nuevo paso en la profundización de la visión teocéntrica del

Medioevo”.

Lo más curioso es que el trabajo de marras, publicado en el año

1.989, contiene una caricatura del pensamiento católico


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 649

antimoderno que coincide casi exactamente con el que el que desde

la otra vereda hace el ensayo randiano de Ghate/Marty en 2.021

más de treinta años después: Oigamos a Zanotti:

“...la versión (católica antimoderna) habitual de los hechos es

presentar a “la Modernidad” como un movimiento dialécticamente

enfrentado con la Cristiandad. Según esta versión habitual, la

Modernidad es esencialmente anticatólica, en todos sus aspectos.

El nominalismo de Ockham, durante el siglo XIV, sentaría las

bases para la desconfianza en el conocimiento metafísico, cuya

consecuencia inmediata sería un individualismo ontológico y social

que rompe con el orden social medieval. El mundo se olvida de

Dios: de “teocéntrico” se vuelve “antropocéntrico”; de allí la

preocupación por el hombre en sí mismo (humanismo), más una

renovación de la confianza en sus solas fuerzas que, ligado esto al

surgimiento de una ciencia desvinculada de la metafísica y de la

autoridad de la Teología, deriva en un cientificismo y en una

exaltación de los poderes de una nueva tecnología.

Los estados, consiguientemente, se desligan de la autoridad de

la Iglesia y el individualismo tiene su culmen en la democracia

fundada en una voluntad de la mayoría de sintetizar a todas las

voluntades autónomas, desligadas de la “heteronomía” que la ley

de Dios establece. La religión ya no controla el aspecto social: como

mucho, se la tolera en el ámbito individual (secularismo). La razón


DEFENDIENDO A THEMIS 650

se repliega sobre sí misma, y el racionalismo y el idealismo,

contrarios al realismo tomista, son el resultado.

Todo este panorama tiene por supuesto sus nombres perversos.

Descartes sería el profeta del idealismo moderno, cuya culminación

es Hegel y el resultado es el ateísmo. Galileo es el héroe de la nueva

ciencia frente al “oscurantismo” medieval. Rousseau es el

prototipo de la democracia contemporánea y el liberalismo. Lutero

es el líder de la rebeldía contra la potente Iglesia de Roma. Todo

este panorama ha construido el mundo tal cual hoy lo conocemos,

donde la voluntad de la mayoría, la secularización, el culto a la

ciencia y el individualismo habrían sustituido a la santa aceptación

de la autoridad y la voluntad de Dios en la Cristiandad Medieval.

Los dos bloques del mundo contemporáneo serían hoy fruto de

esta modernidad perversa, que ha producido esta bomba de tiempo

donde estamos sentados. Por eso, liberalismo y marxismo serían

ambos hijos de un solo padre (el mundo moderno), perversos por

igual. Sólo la vuelta a los valores de la Cristiandad Medieval puede

(en esta visión) salvar a los hombres de la locura y perversidad de

la Modernidad. La Iglesia de Roma debería ser el líder de esta

“contra-revolución”. Ahora viene la obvia pregunta: ¿es

verdaderamente así?”

Es sorprendente constatar que, punto por punto, la caricatura

efectuada por Zanotti del pensamiento católico antiliberal,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 651

coincide casi al pie de la letra con lo que seriamente postulan

Ghate/Marty como el destilado del pensamiento liberal iluminista.

145.- Visión tergiversada de la antigüedad

Después de haber relatado la Historia de la Cristiandad,

recapitularé brevemente esta tergiversada historia de la

Humanidad en clave atea, nietzscheana y randiana, que se

pretende vender como el “non plus ultra” de la historia del

liberalismo cuando es su tergiversación liberprogre,

proto-izquierdista y atea, funcional a un Nuevo Orden Mundial

totalitario, y luego recordaré someramente la verdadera historia de

la Iglesia y su importancia histórica en la conservación de las

tradiciones culturales y en el desarrollo de una cultura universal

—la Occidental y Cristiana— que hoy se encuentra amenazada.

Voy a dejar de lado toda la simplificada conjetura histórica

respecto de los Neanderthales y los Homo Sapiens, en donde todo

es bastante debatido. De hecho, si bien tradicionalmente se

describía la evolución humana como un árbol con un tronco

principal y sucesivas evoluciones, hoy se identificaron muchas

ramas entrecruzadas cuyos genes podemos encontrar en cualquier

humano actual (cromañones, neandertales, denisovanos,

floresiensis, etc.) y empezaré donde comienza la verdadera historia

(no prehistoria) de la humanidad.

Comienza el Ensayo dando por sentado que no existe ningún


DEFENDIENDO A THEMIS 652

Dios, esto es, que “el hombre inventa a Dios”, como decía el

filósofo más admirado y negado por Rand y seguramente también

por Ghate y Marty, Friedrich Nietzsche. Así surge de cuando se

dice que “el sapiens inventa “el más allᔓ. Esto es parte de la

ridícula pretensión liberprogresista implantada por Rand para

hacer explotar al verdadero liberalismo, de que los supuestos

únicos y verdaderos sostenes posibles del mismo son el ateísmo y el

egoísmo. Esto no es así, sino simplemente parte de la visión

anticristiana que ya se definió como claramente funcional a Marx,

Engels, Lenin y Gramsci.

Debe aclararse una vez más que filosóficamente el ateísmo es

más propio de los racionalistas más modernos —no por ejemplo

Descartes, Spinoza o Leibniz— que de los prudentemente

agnósticos empiristas. No se entiende demasiado que el

racionalismo iluminista actual confíe tanto en la existencia de leyes

inmutables racionales que gobiernen el Universo, mientras a la vez

niegue que tal racionalidad tenga o al menos pueda tener alguna

fuente creadora. Hablan en una forma claramente deísta de “la

sabia Naturaleza” mientras niegan la mera posibilidad de que esa

“sabia naturaleza” no sea otra cosa que la manifestación en

nuestra dimensión terrenal, de una inteligencia superior, la

manifestación de Dios. Los empiristas son más prácticos. Tratan

de estudiar los hechos sin intentar conjeturar por su causa, y eso


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 653

enoja por igual a la Iglesia y a los racionalistas. Son por ende

usualmente agnósticos. Pero ésa es la verdadera actitud racional:

Llegar a Dios por la Fe o por la sumatoria de probabilidades, no

por una razón que siempre es insuficiente a tales fines.

Nada más lejano a la realidad que considerar irracional a la

religión y racional al ateísmo. Teísmo y ateísmo son las dos

explicaciones excluyentes de la existencia del orden en el cosmos: O

surge de una inteligencia superior, o surge del azar. No se puede

aún encontrar una prueba de ninguna de las dos explicaciones,

pero la más probable y por ende más racional es la primera, tal

como se demostró anteriormente. En cambio todos los simios, los

felinos, bovinos, caprinos y reptiles son ateos. Si hay algo típica y

exclusivamente humano es la religiosidad. La religión es y ha sido

siempre justamente el camino para la superación y el verdadero

descubrimiento de la ciencia, sobre la base de entender que nuestro

mundo no es azaroso sino regido por leyes que debemos

desentrañar.

Los sacerdotes tuvieron por ese motivo una importancia

definitiva en los grandes descubrimientos científicos que hoy

enorgullecen a los ateos que los pretenden pintar como pruebas de

la supuesta superioridad del ateísmo. Sin contar inclusive a Papas

científicos e inventores como Silvestre II o Juan XXI, podemos

ver que el heliocentrismo es obra de un sacerdote, Nicolás


DEFENDIENDO A THEMIS 654

Copérnico, cuyo libro estuvo dedicado al Papa de entonces; toda la

teoría de la Herencia, e indirectamente los estudios del ADN,

derivan de otro sacerdote, Gregor Mendel; la Paleontología

mantiene una gran deuda hacia otro sacerdote, Pierre Teilhard de

Chardin; y la teoría del Big Bang surge de los estudios de otro

sacerdote, Georges Lemaître, plagiado sin ruborizarse por Edwin

Hubble. Y estoy hablando solamente de los sacerdotes científicos,

y no de los millares de científicos, que fueron a la vez creyentes

convencidos, desde los albores de los tiempos hasta el último

Premio Nobel de Física, Roger Penrose con sus fascinantes

estudios junto con Stuart Hameroff sobre la inmortalidad del alma,

o el último “enfant terrible” de la física teórica, el argentino Juan

Martín Maldacena, hoy por hoy el físico más citado del mundo por

sus conjeturas relativas al Universo como una proyección

holográfica, que permiten la unificación de todas las teorías físicas

clásicas, relativistas y cuánticas, hoy dispersas y aparentemente

contradictorias.

Luego el ensayo comentado tira al ruedo la afirmación,

históricamente errónea, de que las religiones (y sobre todo el

cristianismo, al que luego direcciona la crítica) son funcionales al

Poder. Nada más lejano a la realidad. Como dice Bertrand de

Jouvenal, “Lejos de querer la Iglesia, al llamar a los príncipes

representantes o ministros de Dios, conferirles la omnipotencia


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 655

divina, se propone por el contrario hacerles comprender que no

tienen su autoridad sino como un mandato, por lo que deben

emplearla según la intención y la voluntad del Señor de quien la

han recibido. No se trata de permitir al príncipe hacer sin más la

ley, sino más bien de doblegar el Poder a una ley divina que le

domina y obliga”.

Cuatrocientos años antes de Jesucristo Sófocles hacía declamar

a Antígona su oposición a Creonte en nombre del Derecho Natural

de los dioses griegos. En esa tradición, el cristianismo claramente se

manifiesta en contra de la sumisión a los dictados de las

autoridades terrenales en cuanto fueran en contra de los mandatos

divinos. La obediencia a órdenes irracionales de los monarcas

derivaba en realidad del malvado salvajismo de los mismos (que

era criticado por los seguidores de las religiones cristianas aun a

riesgo de sus vidas), y no de consideraciones religiosas.

Los reyes a veces usaban el respeto a los dioses para sus

finalidades, pero decir que los pueblos se sometían a los monarcas

por consideraciones religiosas, es sencillamente falso. Se sometían

por el miedo, como ocurre en todos los totalitarismos, y más con los

totalitarismos ateos. Las continuas masacres de pueblos enteros se

hicieron en nombre de Nínive, de Asiria, de Caldea, de Egipto, de

Babilonia, de Persia, de Grecia, de Roma, y rara vez en nombre de

ninguno de sus dioses, pese a que se invocaba su divina protección.


DEFENDIENDO A THEMIS 656

En materia filosófica, coincido totalmente con las críticas al

pensamiento político totalitario de Platón, aclarando que no son

propias del autor sino simplemente un breve plagio de toda la

primera parte del libro de Karl Popper sobre “La Sociedad Abierta

y sus Enemigos”, un libro liberal clásico terriblemente tergiversado

tanto por los liberprogresistas como por los seguidores de George

Soros, suponiendo que ambos términos no sean sinónimos.

Lo curioso es que en lugar de criticar la postura política

totalitaria de Platón, Ghate critica su postura gnoseológica sobre

las limitaciones al conocimiento de las esencias, lo único que

actualmente la ciencia va poco a poco rescatando. De todas formas,

es sabido que pese a sus totalitarias aspiraciones de Gobierno de los

Filósofos (es decir, de él mismo), Platón no tuvo ninguna

incidencia política práctica. Su maestro Sócrates murió ajusticiado

por los gobernantes de Atenas, y él mismo debió huir a escondidas

de Sicilia para no ser ejecutado por Dionisio el Joven.

Coincido también con los elogios de Ghate a Aristóteles y su

comprensión sobre la enorme posibilidad de errar y su

consideración de que el hombre, aún sabiendo que no es

omnisciente, decide igualmente lanzarse a la aventura del

conocimiento, intentando descubrir a través de la observación y de

la interpretación de lo observado, aquellas conductas que lo

conducen a la felicidad y al florecimiento, y descartar aquellas


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 657

otras que lo dañan y perjudican. Pero eso no es contrario al

cristianismo, según se vio, sino justamente una parte importante

de su prédica. En Inglaterra por eso Aristóteles no es considerado

contrario al Empirismo sino justamente su precursor.

Personalmente creo que el famoso “problema de los

Universales” que campeaba la Antigüedad y la Edad Media es

falso. Que en el fondo, entre el empirismo nominalista británico y

el realismo aristotélico-tomista solamente existe una única

diferencia en materia de su enfoque ontológico: El empirismo es el

realismo de los agnósticos, y el realismo es el empirismo de los

creyentes.

Dos palabras sobre ello: Respecto de los artefactos humanos, no

puede haber dudas, ni en realistas aristotélicos o tomistas, ni en

nominalistas ockhamianos o humeanos, que lo que hace que sean

eso y no otra cosa —esto es, su “esencia” en términos aristotélicotomistas—

viene dada por el hombre que le otorga su finalidad.

Eso iguala a una impresora laser con una matricial, a una silla de

plástico con el trono de un Rey. La esencia viene impuesta por la

finalidad, y un cromagnon considerará un garrote tanto a una

rama seca caída en el piso, como a una sofisticada ametralladora. Y

dentro de su propio grado de cultura, tendrá razón. Pero respecto

de los objetos naturales, los animales, las plantas, etc., decir que

tienen una esencia propia que no le es otorgada por el hombre sino


DEFENDIENDO A THEMIS 658

impuesta desde afuera, es casi como reconocer que existe Dios. Los

empiristas, agnósticos, se niegan por ende a reconocer sin más

esencias universales que vienen impuestas desde afuera, y apuestan

al nominalismo.

Pero tanto da. El empirismo no es radicalmente contrario con la

religión. Es casi por definición agnóstico, ya que entiende que

nuestra capacidad de conocimiento es muy limitada. Y en eso los

empiristas se igualan con San Agustín y la anécdota del niño:

“—¿Cómo piensas meter toda el agua del océano que es tan

inmenso en un hoyo tan pequeñito? —Al igual que tú, que

pretendes comprender con tu mente finita el misterio de Dios que

es infinito”. Tan compatibles son en definitiva empirismo y

cristianismo, que históricamente en la Edad Media San Anselmo

escribía que “la fe busca conocer”, y a su vez poco antes del

Renacimiento encontramos entre los primeros empiristas a

sacerdotes de la talla de Guillermo de Ockham y George Berkeley,

dos de los fundadores del empirismo británico.

146.- Visión tergiversada de la Edad Media

Después la emprende nuevamente el ensayo randiano de

Ghate/Marty contra el cristianismo, diciendo falsamente que

“consagra la visión platónica de la existencia transformándola en

monoteísta” y que “el florecimiento de Grecia y Roma caen

entonces en el olvido. El olvidar la razón como fuente de


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 659

conocimiento conduce al mundo a la Edad Media y a 1.000 años de

nuevo oscurantismo”.

Esto es una absoluta tergiversación de la realidad histórica. La

relativa oscuridad de la Edad Media, que no es tan grande como el

Iluminismo hizo creer, derivó de la violencia... y también de la

anarquía que tanto alaban muchos liberales iluministas franco

prusianos.

En la antigüedad, el gran filósofo y teólogo cristiano Orígenes de

Alejandría realizó la misma tarea que luego en el Ensayo se

atribuye a Averroes con relación a Aristóteles, ya que rescató lo

mejor de la filosofía griega previa. El propio filósofo neoplatónico

Porfirio relata que Orígenes había estudiado extensamente las

enseñanzas de Pitágoras, Platón y Aristóteles, como también las de

importantes medioplatónicos, neopitagóricos y estoicos, incluido

Numenio de Apamea, Cronio, Apolófanes, Longino, Moderato de

Gades, Nicómaco de Gerasa, Queremón y Cornuto.

Esto es, que Orígenes fue —al igual que otro grande, Cicerón,

cuya monumental obra abarca varios libros— un puente para la

conservación en Roma de la filosofía griega, al punto que Julia

Avita Mamea, madre del emperador romano Alejandro Severo, lo

convocó a Roma para que le enseñase, y de paso discutir la filosofía

y doctrina cristiana con ella, mostrando que el acercamiento entre

el cristianismo y el Poder romano fue anterior a Constantino. Ese


DEFENDIENDO A THEMIS 660

primer florecimiento duró hasta que Alejandro Severo, que había

sido tolerante con los cristianos, fuera asesinado.

La visión del ensayo que se comenta, implica olvidar que el

oscurantismo derivó del salvajismo, la anarquía, y las continuas

incursiones de los ávaros, los hunos, los búlgaros, los vendos, los

eslavos, los escitas, los alanos, los ostrogodos, los visigodos, los

suevos, vándalos, hérulos, anglos, sajones, jutos, francos,

burgundios, longobardos, alamanes, a los que se sumaban los

omnipresentes vikingos, y a partir de Mahoma, los árabes y los

turcos en el Mediterráneo, invadiendo e incendiando ciudades y

matando a sus habitantes. Y desde el Oriente, Genghis Kahn y

Tamerlán con millones de muertos sobre sus estrechas conciencias.

Y mientras tanto fue la denostada Iglesia Católica la que conservó

el saber de los antiguos y civilizó a todos estos pueblos bárbaros.

Dicho sea de paso para que reflexionen los anarcocapitalistas,

siempre el anarquismo derivó en feudalismo. La oposición al

infierno de anarquía medieval fue la “seguridad privada” brindada

por los ejércitos de señores feudales y sus grandes castillos

fortificados —soluciones tan caras, dicho sea de paso, a los

anarcocapitalistas—, pero generando un nuevo problema y a una

nueva sumisión: La servidumbre de la gleba, el derecho de pernada

o “ius primae noctis”, los “pagos por seguridad”, todas

instituciones muy similares a las de los grupos mafiosos.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 661

Esta violencia en el saqueo y en la resistencia, esta anarquía

utilizada por los poderosos, es lo que dio origen al feudalismo y a la

Edad Media. Pero no... aparentemente la culpa de todo lo malo de

la Edad Media fueron los abnegados sacerdotes que dedicaban a

Dios su existencia copiando libros griegos y romanos cuyos

caracteres ni siquiera entendían, para evitar la extinción de los

saberes de los antiguos y brindarlos a nuevas generaciones que

pudieran descifrarlos, o enseñaban a leer y escribir a los más

jóvenes, o más aún, otros mártires que superando su miedo

intentaban enseñar a sicópatas asesinos a amar a su prójimo.

La conservación del tesoro del mundo grecorromano fue mérito

de los cristianos, y más a partir de 1.085, año en que Alfonso VI

conquistó Toledo, ciudad que se constituyó en un modelo de

tolerancia religiosa entre árabes, judíos y cristianos, además de un

importante centro de intercambio cultural, copiado y traducción

gracias a la fantástica y olvidada Escuela de Traductores de Toledo,

bajo la dirección del gran arzobispo Raimundo de Sauvetât, que

aprovechando la armonía existente entre cristianos, musulmanes y

judíos, puso a disposición del mundo lo mejor de todas sus culturas,

en un gesto típico de la búsqueda afanosa de la Verdad, signo de la

Cristiandad.

La Escuela de Traductores de Toledo fue la que efectuó la

traducción de las numerosas obras escritas en árabe al castellano, y


DEFENDIENDO A THEMIS 662

del castellano al latín, o a veces directamente del árabe o griego al

latín. Así, dio a conocer también al mundo de la filosofía árabe y

hebrea de corte aristotélico. La armonía claramente liberal con que

funcionaba la Escuela de Traductores, puede deducirse del hecho

de que algunos de sus más conocidos integrantes fueron el

mozárabe Domingo Gundisalvo, el judío converso Juan Hispalense,

el italiano Gerardo de Cremona y el escocés Miguel Escoto.

Anecdóticamente, dos siglos más adelante, Alfonso X el Sabio,

protector de la Escuela de Traductores de Toledo, cristalizó junto

con ellos el Derecho clásico en las Siete Partidas, que rigieron en

Argentina aún después de la Independencia, tal como lo establecía

el Reglamento Provisorio de 1.817, y hasta la sanción del Código

Civil de Vélez Sársfield en 1.869 .

147.- Visión tergiversada del Renacimiento

Después se sigue diciendo poco más o menos que el

Renacimiento fue obra del Islam y de Averroes. Sin embargo, el

renacimiento de las artes nació de un modo muy diferente a la

visión anticlerical de Ghate/Marty. En Florencia en el año 1.401, el

Arte de Calimala, patrón del baptisterio de San Juan, convocó a un

concurso para la realización de un portón que se pretendía que

combinara con la Puerta de Andrea Pisano, la primera en

ejecutarse, realizada entre 1.330-1.336. En las bases debió quedar

establecido que habría que hacer una pieza de bronce dorado con el


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 663

mismo formato mixtilíneo de cuatro lóbulos y cuatro puntas que

contenía las escenas de aquella. Se presentaron Filippo

Brunelleschi, Jacopo della Quercia, Simone da Colle Val d'Elsa,

Niccolò di Luca Spinelli, Francesco di Valdambrino, Niccolò di

Pietro Lamberti y Lorenzo Ghiberti, al que a la postre se adjudicó

la obra, aún cuando algunas fuentes relatan que se produjo un

empate entre éste y Brunelleschi. El hecho es que los elementos

helenísticos clásicos incorporados por Brunelleschi —en particular

una reproducción miniaturizada en bajorrelieve de “el Espinario”,

una bella escultura helenística del Siglo I—, son considerados el

comienzo de la estética renacentista.

Y tan importante como constatar que la técnica empleada en el

Renacimiento estaba ya desarrollada por los artesanos y artistas

de la Edad Media, como esta anécdota lo demuestra, es enterarse

de que... ¡de hecho, la estética propia del Renacimiento italiano

comenzó en una Iglesia florentina! No interesa que la realidad

histórica fuera que su origen fuera el concurso para el pórtico del

baptisterio de San Juan, empatado entre Ghiberti y Brunelleschi,

tal como se relató anteriormente, ni que los grandes artistas fueron

protegidos y pagados por la Iglesia. Bellini, Giorgione, Vecelli,

Miguel Ángel, Rafael, Tiziano, Perugino, Botticelli, Ghirlandaio o

Rafael Sanzio hicieron sus inigualables obras gracias al mecenazgo

de la Iglesia y no gracias al Islam.


DEFENDIENDO A THEMIS 664

De hecho, cuando el ensayo randiano de Ghate/Marty habla de

la cultura del Islam elude la enorme diferencia existente entre los

moros españoles de Andalucía y sus parientes norafricanos y

arábigos. El Magreb y el Mashrek. Los primeros gobernantes

musulmanes fueron los omeyas que se decían descendientes de

Mahoma, pero en el año 750 en Damasco fueron derrocados por la

familia de los abasídas, que mataron a casi todos sus miembros y

trasladaron el poder a Bagdad. Abderramán I se salvó de la

masacre debido a que su madre era una esclava bereber de la tribu

Nafza. En el año 756 huyó a España, y apoyado por mozárabes

cristianos consiguió que los musulmanes de Andalucía lo acogieran.

Se separó del poder de Bagdad, y Córdoba se convirtió en un

emirato totalmente independiente y tolerante. Como su madre

además de bereber era cristiana, Abderramán I, aun siendo un

feroz guerrero, fue sumamente tolerante en materia religiosa,

instaurando en Al-Ándalus un régimen totalmente distinto a los de

Arabia y norte de África. Mientras el resto del Islam se dedicaba a

asolar las costas del Mediterráneo —de ahí viene el famoso dicho

“¿Hay moros en la costa?”—, ahí convivían pacíficamente

cristianos, musulmanes y judíos. De ése contexto atípico y mucho

más cristianizado que Arabia, es que surgió Averroes.

También es falso que “la conservación de las enseñanzas de

Aristóteles por parte del Islam” hubiera permitido a Santo Tomás


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 665

de Aquino entrar en contacto con Aristóteles y que este hecho diera

lugar al Renacimiento. Todo esto constituye una visión muy

sesgada de la Historia. Para el caso, mil años antes de eso Orígenes

había rescatado lo esencial de la filosofía griega incorporándola al

cristianismo primitivo. Y durante siglos el hacer comentarios a la

obra de Aristóteles fue una forma de hacer filosofía, tanto por

parte de los filósofos peripatéticos como de los neoplatónicos y los

bizantinos. Existía desde el siglo II una glosa completa de aquél

efectuada por Alejandro de Afrodisias. Así, ni el Islam “preservó”

ni menos aún “descubrió” a Aristóteles, sino solamente lo hizo un

poco más asequible al gran público De cualquier forma, el

Renacimiento no fue obra de Avicena, de Averroes o de la Summa

Teológica, sino que tuvo su paradójico origen en la caída de

Constantinopla, que determinó que el saber conservado por el

Bizancio civilizado fluyera hacia Occidente, a lo que se unió el gran

desarrollo económico derivado del libre comercio a través de de las

magníficas Ciudades Estado italianas, de la Liga Hanséatica y de

las Ferias de Champagne, y la generosidad de los mecenazgos,

empezando por el más importante de todos, el de la Iglesia.

Fiel a Ayn Rand, a la que se pretende deificar por haber dicho

“A = A” (como si antes de ella no hubieran existido miles de

millones de personas que también lo sostenían), el ensayo randiano

de Ghate/Marty dice que “A partir de Aquino la razón vuelve a ser


DEFENDIENDO A THEMIS 666

apta para descubrir los secretos de la naturaleza e inventar “cosas

nuevas”, “crear riqueza”“, y que supuestamente el

redescubrimiento de Aristóteles produjo una “enorme revolución”

de “comprender que el conocimiento debe buscarse no ya en

intentar identificar los mandatos divinos sino en descifrar el

conocimiento que nos ofrece la naturaleza”.

Todo esto es falso. Invenciones existieron siempre, gracias a la

chispa divina de razón del ser humano. La idea de las matemáticas

como un entramado de teoremas sustentados en axiomas está

mencionada ya en los Elementos de Euclides en los años 300 antes

de Cristo, sin que sus autores presumieran por ello de ser

“racionalistas”. También la razón —no el soberbio “racionalismo”

del Iluminismo— iluminaba a los hombres en la Edad Media pese a

la mistificación iluminista posterior. Un fascinante libro de Isaac

Asimov “Historia y Cronología de la Ciencia y los

Descubrimientos” nos muestra claramente, año por año e

incluyendo por cierto a la Edad Media, cómo se fue forjando el

formidable acervo científico del mundo actual.

El oscurantismo que se atribuye a la Edad Media omite

referenciar las Catedrales medievales, el omnipresente papel —que

no existía en la antigüedad de papiros y pergaminos pero sí puede

verse en la Edad Media ya en el Misal de Silos del siglo XI—, la

propia encuadernación de libros tal como los conocemos, las


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 667

ventanas luminosas con vidrios, los vitraux, los espejos azogados,

hasta la ropa moderna gracias a la invención del botón, los relojes

mecánicos y por ende las maquinarias con engranajes en que se

basó siglos después la Revolución Industrial, la popularización de

la pólvora y la brújula, los anteojos, los tetragramas y

pentagramas para conservar la música, los tenedores y cucharas,

las primeras formas racionales de utilización de la energía eólica e

hidráulica a través de molinos de viento y de agua, las rotaciones

de cultivos y los arneses para caballos y bueyes para hacer más

eficientes las cosechas, las herraduras, la actual numeración

decimal... entre miles de otras invenciones medievales. Cuando los

técnicos de la NASA quisieron diseñar los primeros trajes

espaciales para los astronautas, usaron soluciones encontradas por

los medievales para las armaduras de los caballeros. Para el ensayo

randiano analizado, en su simplismo, nada de eso cuenta.

No se diga que algunas de estas invenciones eran originarias de

China, ya que también Marco Polo inmortalizó el libre comercio

que existía en la Edad Media a través de las caravanas y la Ruta de

la Seda a Oriente, ruta interrumpida precisamente por el

salvajismo de los amados islamitas de estos ensayistas.

Por cierto, está de más decir que resulta paradójico que

declarándose ateos, asignen tal importancia a una religión salvaje

como el Islam y a pueblos guerrero como los árabes y otomanos,


DEFENDIENDO A THEMIS 668

como supuestos conservadores y motores de la cultura durante la

Edad Media. Todo lo que denigre a la Cristiandad está permitido.

148.- Visión tergiversada del Derecho Natural

Sigue el ensayo randiano de Ghate/Marty diciendo —con un

simplismo que se pretende erigir en revelación— que “La

existencia existe y su existencia no depende de la consciencia del

observador. Está regida por leyes naturales de causa y efecto y por

la Ley de Identidad. La razón de esa forma es apta para identificar

aquellos caminos que conducen a una vida exitosa e incrementar

las chances de poder ser feliz. Los gobernantes no están allí para

cuidarnos o mandarnos, sino que son nuestros mandantes y son

contratados para asegurar nuestros derechos”.

Parece que esto fuera una revelación renacentista. Sin embargo

como se dijo, ya cuatrocientos años antes de Jesucristo y mil

seiscientos antes de Santo Tomás, Sófocles hacía declamar a

Antígona su oposición a Creonte en nombre del Derecho Natural.

El Derecho Natural y la existencia de derechos individuales

naturales fueron parte esencial de la cultura griega y romana desde

sus primeras épocas, ya que era ése el que aplicaban los Pretores

para quienes no eran ciudadanos romanos, coexistiendo entonces

un “ius civile” para los primeros, con un “ius gentium” para los

extranjeros ... y un “ius naturale” para confirmar la justicia de los

otros dos. Es por eso que el derecho natural está mencionado en las


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 669

Institutas de Gayo, en el Edicto Perpetuo de Salvio Juliano, en la

Ley de las XII Tablas, y en el Corpus Iuris Civilis de Justiniano,

muchísimos siglos antes de los aportes de Santo Tomás.

Y si bien podemos verlo también ensalzado en sacerdotes

neoescolásticos como Francisco Suárez y Francisco de Vitoria que

siguieron a Santo Tomás de Aquino, el ensayo presupone que se

trata de “descubrimientos”, cuando también era corriente referirse

al derecho natural en autores muchísimos siglos más antiguos,

como Justino Mártir, Ireneo de Lyon, Hipólito de Roma,

Novaciano, Tertuliano, Orígenes, Panteno, Cipriano de Cartago,

Clemente de Alejandría, Luciano de Antioquía, Clemente de Roma,

Ignacio de Antioquía, Papías de Hierápolis, Policarpo de

Esmirna... Hasta podemos remontarnos a las Epístolas de San

Pablo, y aún más a Cicerón, los estoicos, a Sócrates y a la Antígona

de Sófocles. Por no hablar de que toda la enseñanza de Jesucristo y

del cristianismo implícitamente presupone la existencia de

derechos naturales.

Nerviosos quizá los ensayistas por haber elogiado a Santo

Tomás de Aquino (pese a que de entrada le saca el denominativo de

“Santo” y hasta el nombre de “Tomás”, denominándolo

finalmente como “Aquino”, que es solamente un toponímico),

inmediatamente procede a degradarlo, diciendo que “Al rebelarse

contra la autoridad de la iglesia, los escritores del Renacimiento se


DEFENDIENDO A THEMIS 670

rebelan también contra Tomás de Aquino y aunque rescatan su

defensa de la razón humana, cuestionan el respeto a la autoridad de

la iglesia que emana de su “Suma Teológica”, y hasta sugiriendo

que “Es probable que Aquino actuara de esa forma intentando

escapar de la Inquisición; busca conciliar las “verdades de fe” de

las Santas Escrituras con las enseñanzas de Aristóteles”.

Sinceramente es la primera vez que leo a alguien suponer

siquiera que Santo Tomás tuviera miedo a la Iglesia a la que

pertenecía, cuando aún en vida era, junto con su mentor San

Alberto Magno, uno de los más reconocidos y respetados teólogos

de la época. Tan cercano era Santo Tomás a la Curia, que cuando

Guillermo de Saint-Amour publicó sus tratados, “Libro del

anticristo y sus ministros” y “Contra los peligros de los novísimos

tiempos”, Santo Tomás contestó a pedido del Papa Alejandro IV

con un ensayo llamado “Contra los que impugnan el culto divino”.

Ya de joven entonces, Santo Tomás contaba con un bien ganado

prestigio y la confianza papal en cuestiones teológicas, al punto de

que se le asignó también la refutación de las teorías de Joaquín de

Fiore sobre la Santísima Trinidad, así como la revisión de un

“Libro introductorio al Evangelio eterno” escrito por un seguidor

de aquél, Gerardo de Borgo.

Amén de ello, en contra de lo que usualmente se cree, la

Inquisición protestante fue mucho más salvaje que la católica, y


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 671

por ende arreció mucho más durante el Renacimiento que durante

la Edad Media, en la que existían solamente unos pequeños

Tribunales en España y Francia, lejos de Italia. Eso explica que

históricamente la Inquisición romana que juzgó a Giordano Bruno

y a Galileo Galilei, también llamada Congregación del Santo Oficio,

fuera creada en 1.542, y no en la Edad Media. Pese a su esclarecida

mente, mal podría haber tenido Santo Tomás miedo de ella tres

siglos antes de que se formara.

Sigue el ensayo randiano de Ghate/Marty con sus

tergiversaciones históricas, diciendo, “En reacción contra el

oscurantismo de la Inquisición y de Roma, los escritores del

renacimiento se vuelcan a la razón pero al hacerlo se distancian de

Aquino (por su respeto a la autoridad de la iglesia) y arrastran

también a Aristóteles en dicho distanciamiento. Orientan la

búsqueda a la “primacía de la conciencia” simbolizada en

Descartes (“Pienso, luego existo”)”. Esta afirmación constituye

una mezcolanza histórica increíble. Descartes no era en modo

alguno contrario a la religión. Tan es así que en sus libros se dedicó

a escribir argumentos para demostrar la existencia de Dios y la

inmortalidad del alma humana, porque sobre ellos se edificaba su

pensamiento metafísico. Su obra nace de sueños de juventud en

donde un libro le preguntaba “¿Qué es lo real? Allí se da cuenta de

que duda, y por ende, que existe. Hasta ahí lo conocido. Pero luego


DEFENDIENDO A THEMIS 672

dice que quien le garantiza que no se engaña al sentir que duda, es

la idea de un ser sumamente perfecto e infinito, que implica su

existencia, y por ende debe necesariamente ser veraz y bondadoso,

de lo contrario no sería Dios. Un Dios embaucador y mentiroso es

imposible. Siendo Dios, dice, un ser sumamente bueno, que lo ha

creado tal como es, no puede engañarlo con respecto a que es una

sustancia que piensa, ni tampoco hacer que siempre se equivoque,

lo que repugnaría a su bondad. Esto es, que la obra de Descartes

está fuertemente dedicada a Dios.

Al margen de que personalmente como empirista no comulgo

con la demostrabilidad de la existencia de Dios por vía

estrictamente racional, y creo que es más fácil colegir su existencia

por vía probabilística a la luz del cálculo de probabilidades que

demuestra la insuficiencia del azar como explicación —ya se habló

de eso al principio de este libro—, sus inquietudes y argumentos

para demostrar su existencia, demuestran que el racionalismo de

Descartes no era en absoluto antirreligioso.

Y de todas formas, la reacción renacentista contra la Escolástica

de Santo Tomás —más bien, contra considerar que con él el

Cristianismo se debía cristalizar— no provino de Descartes sino del

seno de la propia Iglesia, de la mano de Erasmo de Rotterdam en

su “Elogio de la Locura”. Y este típico genio renacentista, con una

cultura clásica impecable que luce en ese ensayo burlándose de los


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 673

teólogos, fue a la vez uno de los más respetados teólogos católicos,

y el primer traductor de la Biblia al lenguaje popular, para lo cual

aprendió los idiomas bíblicos antes de efectuar su traducción.

Debo destacar que los primeros iusnaturalistas del iluminismo

no inventaron el Derecho Natural ni renegaron en absoluto de la

tradición iusnaturalista grecorromana y cristiana previas. En mi

libro “Descubriendo a Themis” explico que el Derecho Natural

clásico grecorromano era idéntico a la Justicia del caso concreto, el

“ius”, y en cambio el Derecho Natural racionalista del iluminismo

buscó infructuosamente deducir un Código Racional universal.

Esto es, que el Derecho Natural racionalista de Grocio no es sino

una derivación del Derecho Natural clásico de la Cristiandad.

En el citado libro expongo que “La preocupación de Grocio fue

acercar el iusnaturalismo racionalista y protestante con el clásico y

cristiano, absurdo divorcio anterior al actual con el liberalismo”, y

que los primeros iusnaturalistas racionalistas reconocían su deuda

a la Cristiandad, tal como lo señala el profesor de La Sorbona

Michael Villey en su clásica obra “La formación del pensamiento

jurídico moderno. Curso de historia y filosofía del Derecho”,

refiriéndose al primero y más coherente defensor del

iusnaturalismo racionalista, Hugo Grocio.

Y citando a Villey, expongo que “… (el racionalismo de Grocio)

no le impidió recurrir a las Escrituras para apoyar sus soluciones


DEFENDIENDO A THEMIS 674

jurídicas. Europa, en el siglo XVII, es una comunidad cristiana y,

por más que no cuente con la ventaja de tener una teología

unitaria, al menos reconoce como fuente común a la Biblia; y la

razón a la que apelará Grocio es, al modo de Erasmo, una razón

cristianizada, fruto de la alianza entre el cristianismo y la cultura

humanista”... “Más allá de estas consideraciones. ¡No imaginamos

que la idea de “desacralizar” el derecho natural sea original de

Grocio! La misma formula (etsi daremus Deum non esse —si Dios

no existiera—-) está copiada casi literalmente de varios maestros

de la escolástica española: Suárez, De legibus, II, 6; Gabriel

Vázquez y antes que ellos, en Gabriel Biel (Super Sentent. II, dist.

3, art. 2) y en Gregorio de Rímini. En cuanto al fondo, si Santo

Tomás tomó de Aristóteles la doctrina del derecho natural, fue

precisamente para restablecer la competencia de la inteligencia

humana, contra los excesos del agustinismo y del clericalismo de

los sucesores de San Agustín, en su pretensión de deducir el derecho

de la Revelación Divina. El derecho natural, desde Aristóteles, es

profano de nacimiento. Sorprende entonces, que todavía existan

prejuicios en contrario”---“Esta laicidad del derecho estaba muy

discutida en tiempos de Grocio, tanto por los protestantes como

por los católicos clericales; por eso, merece nuestro reconocimiento

al haber optado claramente por ella, con esa mezcla de firmeza y

prudencia que lo caracterizan”-


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 675

XVI.— LA FILOSOFÍA LIBERAL TERGIVERSADA

149.- Visión tergiversada de la filosofía del siglo XVIII

Continúa la visión sesgada del ensayo randiano de Ghate/Marty

y sus profundas tergiversaciones históricas y filosóficas cuando

dice que “El intento renacentista es pues exitoso a medias: deciden

estudiar y concentrarse en el estudio de este mundo, logrando

éxitos evidentes y nunca vistos jamás antes, pero no logran

establecer con claridad la interactividad entre el mundo existente y

la mente humana. Locke intenta refutar a Descartes defendiendo

los sentidos, pero Hume primero y Kant después anulan este

intento, negando la Ley de Identidad, las Relaciones causa-efecto

y la posibilidad de descubrir Ley alguna”.

Ya hablaré luego sobre las diferencias entre Hume y Kant. Pero

anticipo desde ya que Stephen Hicks, filósofo con quien discrepo en

muchos aspectos pero que es mucho más sutil que Ghate, aclara en

su libro “Explicando el posmodernismo” que “Los empiristas

extrajeron de este análisis de la percepción sensorial la conclusión

de que, si bien debemos confiar en nuestras percepciones

sensoriales, siempre tenemos que ser prudentes con relación a

nuestra confianza en ellas. De la percepción sensorial no podemos

sacar conclusiones seguras. Los racionalistas llegaron a la

conclusión de que la experiencia sensorial es del todo inútil como


DEFENDIENDO A THEMIS 676

fuente de verdades significativas, y que para encontrar la fuente de

tales verdades, debemos buscar en otro sitio”. Sobre los

desencuentros y encuentros filosóficos del liberalismo clásico entre

sus vertientes aristotélico-tomista cristiana y empirista británica,

ya se habló páginas atrás.

Las afirmaciones transcriptas precedentemente constituyen

otra tergiversación histórica. Para quienes no lo tengan claro,

Locke fue un filósofo del siglo XVII y tanto Hume como Kant del

siglo XVIII, por lo que la mención de ellos como parte del

Renacimiento es al menos sorprendente. Los postulados del

empirismo británico son desarrollos de la afirmación básica de

Aristóteles de que “nada hay en el entendimiento que no haya

pasado antes por los sentidos”, afirmación gracias a la cual los

británicos lo ponen como uno de sus precursores y no de sus

oponentes.

Y a su vez, Hume y Kant (dos filósofos diametralmente

opuestos que sorprendentemente son frecuentemente equiparados

por los filósofos iluministas, soslayando sus profundas diferencias,

el primero empirista y el segundo racionalista), en lo que coincidían

era en la incognoscibilidad de las causas últimas de los fenómenos a

los que acceden los sentidos, y en la imposibilidad de formular leyes

con presunciones de validez inmutable, invariable y eterna, pero el

empirismo no postulaba la imposibilidad de formular hipótesis


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 677

cada vez más perfectas acerca del Universo. No negaba Hume la

probable existencia de identidades o relaciones causa-efecto, sino

su cognoscibilidad como un saber establecido e imposible de

cuestionar. Pero de los dos filósofos que menciona, quien recibe las

anatemas de Ghate y Marty —porque es el más opuesto a las

posturas randianas— es paradójicamente el liberal y empirista

David Hume y no el totalitario racionalista Emmanuel Kant.

Eso implica olvidar que el gran filósofo escocés David Hume fue

autor de brillantes ensayos económicos liberales como “Del

comercio”, “Del dinero”, “Del interés”, “De la balanza comercial”,

“De la suspicacia respecto al comercio”, “De los impuestos” o “Del

crédito público”, además de un precursor de las posturas

económicas y mentor nada menos que de Adam Smith, que publicó

su libro “Una investigación sobre la naturaleza y causas de la

Riqueza de las Naciones”, el mismo año de la muerte de aquél,

1.776. Smith fue su amigo, discípulo, albacea testamentario y

autor de un conmovedor relato acerca de la muerte de su mentor.

Pero como era empirista, y por ende según el iluminismo

“irracional”, los iluministas no le reconocen mayores méritos, y en

cambio se deshacen en elogios al racionalista Kant, que fue

paradójicamente el precursor del irracionalismo posmoderno,

amén de un filósofo terriblemente totalitario.

El endiosamiento de Kant como supuesto liberal es malsano y


DEFENDIENDO A THEMIS 678

confusionista. Sin embargo el Ensayo que comentamos dice “Que

un genio como Kant niegue la posibilidad de conocer “la realidad

tal cual es” hace que los intelectuales de la época renuncien a

defender la razón humana abriendo nuevamente el camino para

que la moral, la política y la vida privada pase nuevamente a

orientarse no ya por mandamientos, sino por “imperativos

categóricos” a los que se accede vía sentimientos y fe”. Puede verse

que los seguidores actuales de los liberales iluministas franco

prusianos adoran a Emmanuel Kant por lo malo —su oposición al

tamiz de la experiencia que propone el empirismo, y su defensa de

la objetividad de los Universales y Categorías “a priori” del

entendimiento— y por eso se sorprenden de una de las pocas cosas

buenas que dijo, que es que no debemos confiarnos de la razón, ya

que ella saca sus premisas de la experiencia y por ende de los

sentidos, y nuestros sentidos pueden engañarnos.

Ya hablaré del acierto y la racionalidad de las prevenciones de

Hume sobre las limitaciones de la razón, la injusticia de la

desvalorización de Hume y los peligros de la sobrevaloración de

Kant, que derivan de que el primero era británico y el segundo

prusiano, y a ellas me remito.

150.- Visión tergiversada de la modernidad

Como conclusión dice el Ensayo que “El impulso del

Renacimiento y el nivel de vida del mundo “moderno” se debe al


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 679

florecimiento de estos pensadores “iluministas” y románticos”. A

ellos se debe la Revolución Industrial, la Modernidad y el auge de

las artes y de las ciencias: de Gütenberg (1.468) a Da Vinci (1.519)

y Michelangelo (1.564), Bacon (1.626), Galileo (1.642), Rembrandt

(1.669), Vermeer (1.675), Spinoza (1.677), Locke (1.704), Newton

(1.727), Vivaldi (1.741), Bach (1.750), Voltaire (1.778), Adam

Smith (1.790), Franklin (1.790) y muchos otros que llegan hasta

fines del siglo XIX”..

Esto es un error. La falsa creencia de que durante la Edad Media

no se inventó nada, y que las invenciones florecieron de golpe con el

Renacimiento, es parte de las mistificaciones históricas del

Iluminismo. Isaac Asimov en su “Historia y Cronología de la

Ciencia y los Descubrimientos” muestra año por año e incluyendo

por cierto a la Edad Media, cómo se fue forjando el acervo

científico del mundo actual. ¿Cómo podrían los grandes pintores y

escultores italianos haber efectuado sus obras inmortales, si no

hubiera existido desde mucho antes del Renacimiento la técnica

para hacerlas?

Las supuestas “creatio ex nihilo” de la mente humana, tan

útiles para negar deuda a ningún predecesor, son típicas

características del Iluminismo: Destruir el pasado y pretender

empezar todo desde cero. No niego el valor de muchos de los

personajes que se menciona, pero como se dijo, no fueron


DEFENDIENDO A THEMIS 680

superiores a los de otros siglos, y menos aún una consecuencia

directa de una actitud crítica contra la religión, lo que constituye

una forma espuria de encontrar supuestos aliados que jamás lo

fueron. Veamos algunos rasgos de las personas que se menciona

como supuestos próceres de una inexistente reacción anticlerical

del Renacimiento:

El primer libro que imprimió Gütenberg fue La Biblia; Da

Vinci fue el autor de “La última Cena” y “La Virgen de las Rocas”;

Michelángelo hizo sus inolvidables Moisés, la Piedad y el David,

aparte de haber decorado la Capilla Sixtina; Francis Bacon era

anglicano y efectuaba disquisiciones sobre que la tentación original

fue no depender de la revelación de la voluntad de Dios; Galileo

defendía el sistema heliocéntrico del monje Copérnico, sistema que

había sido ya siglos antes sugerido por el propio Santo Tomás de

Aquino; Rembrandt, que se casó con su prima y modelo Saskia, lo

hizo por la Iglesia y solicitando dispensa eclesiástica para ello;

Vermeer fue bautizado y sepultado en la Iglesia de Delft en

Holanda; la filosofía racionalista de Spinoza era claramente

inmanentista, identificando una única realidad, la “sustancia o

Dios”, realidad eterna, infinita y perfecta; Locke escribió un libro

sobre “La racionalidad del cristianismo”; Isaac Newton dedicó una

buena parte de su vida a la lectura e interpretación de Las

Escrituras, y en la Segunda Edición de su “Principia” introdujo un


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 681

“Escolio General” en el que explícitamente se refiere a la relación

entre Dios y su Creación, considerando que sus trabajos

demuestran la existencia de un Dios Creador.

Y seguimos. Vivaldi era sacerdote católico y gran parte de su

obra fue escrita para el “Ospedale della Pietà“, un hogar para niños

abandonados; Bach fue organista de las Iglesias de Turingia y

Santo Tomás; Voltaire estudió con los jesuitas, fue siempre deísta y

murió pidiendo un confesor; Adam Smith en la Teoría de los

Sentimientos Morales escribía que las reglas de la moral “son

mandamientos y leyes de la Deidad”; y Benjamín Franklin, pese a

ser usualmente catalogado como deísta, propuso que la Convención

Constitucional se abriera con unas sesiones de oración a un Dios

personal, diciendo que “He vivido, Señor, mucho tiempo, y entre

más vivo, más pruebas convincentes veo de la verdad que Dios

gobierna en los asuntos de los hombres”. Esto es, que a la postre

creía en un Dios personal e interactivo y no en el impersonal Dios

de los deístas del racionalismo. Ninguna de las personas que

menciona el ensayo randiano de Ghate/Marty era atea. Puede

verse que la corriente racionalista original ni era atea, ni tan

anticristiana como se la quiere dibujar. Por el contrario, muchos de

ellos fueron prohijados por la propia Iglesia.

La visión del ensayo randiano de Ghate/Marty del

Renacimiento como un movimiento revolucionario que siguió


DEFENDIENDO A THEMIS 682

“hasta fines del Siglo XIX” es simplemente un subterfugio para

tomar como propios y aun como anticristianos a los grandes

períodos de auge de la libertad y de la prosperidad en los que el

cristianismo y la libertad caminaron armónicamente unidos de la

mano. Y en su ánimo de citar a su favor a personas ajenas a la

filosofía racionalista que considera motores del desarrollo, incluye

en su enumeración a empiristas de la talla de Bacon, Locke, Adam

Smith o Isaac Newton, cuando párrafos antes había criticado a los

empiristas como supuestamente “irracionales”. La verdad aflora

por cada resquicio. La filosofía británica empirista —a la que

adscribo con muy pocas reservas— no era filosóficamente

racionalista pero sí sólidamente racional.

151.- Visión tergiversada del romanticismo

Curiosamente —o no tanto, porque Ayn Rand escribió “El

Manifiesto Romántico”— se menciona al romanticismo como un

producto de la Ilustración, cuando es su opuesto. Seguiré en esto a

Sebreli. Tengo profundas disidencias con aquél, pero lo reconozco

como un verdadero y consecuente descendiente del liberalismo

iluminista franco prusiano, de una izquierda liberal coherente pero

errada, que sería injusto asimilar con otros seguidores, ya que a

fuer de admirador de la Ilustración, es infinitamente más ilustrado

que sus actuales admiradores postmodernos. Sebreli es mucho más

coherente en su defensa de la razón, ya que a diferencia de Rand,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 683

denuncia al romanticismo como el comienzo del irracionalismo y

del postmodernismo, de la rebelión del sentimiento contra la razón.

Dice Sebreli en sus “Cuadernos” que “... la historia de la cultura

es siempre contradictoria, y cuando aparece una idea nueva surge,

al mismo tiempo, la opuesta. Así, entre los siglos dieciocho y

diecinueve, contrapuesto al positivismo cientificista y al

racionalismo, emergió el romanticismo”. Y sus libros “El olvido de

la razón” y “Asedio a la modernidad” son definidos como una

dialéctica entre la Modernidad y el Romanticismo. Allí explica que

“El romanticismo no fue solo un estilo determinado en la cultura

occidental del siglo diecinueve, sino una visión del mundo… Es

posible descubrir una intrincada red de afinidades electivas entre el

romanticismo… y algunas corrientes decididamente

irracionalistas”.

Volviendo a Ghate/Marty y su versión sesgada de la Historia y

la Filosofía, leemos que se dice que “El cuestionamiento de la

modernidad y de la razón humana como herramienta de progreso y

de guía moral, implica el regreso al mundo de lo colectivo, en donde

lo correcto pasa a ser aquello que una mayoría “ungida” o “electa”

interpreta como el “bien común”. El sacrificio por el prójimo

(altruismo), la idea de que “la necesidad crea derechos” pasa a ser

el nuevo dogma moral no ya basado en Santas Escrituras sino en

una moral secular defensora de la justicia social y de la


DEFENDIENDO A THEMIS 684

redistribución de ingresos en beneficio “ de los más débiles”“.

Este párrafo está lleno de “non sequiturs” típicamente

randianos. Es cierto que el postmodernismo actual es un

cuestionamiento de la modernidad y de la razón humana como

herramienta de progreso, pero eso es justamente consecuencia del

voluntarismo romántico que admira su mentora. Y la tesis

implícita es que supuestamente ello constituye un regreso a las

épocas religiosas, cuando si hay algo que nos muestra el

postmodernismo es un irracionalismo y un ateísmo rampantes,

mientras a la vez las ciencias se van volviendo mucho más cercanas

a la teología.

La razón, como ya se explicó anteriormente, no es una guía

moral. La inclinación a hacer el bien y evitar el mal no surge de

ningún razonamiento, sino de un sentimiento y conciencia moral.

La afirmación randiana de que la inmoralidad es sinónimo de

irracionalidad, se ve desmentida día a día por la fría racionalidad

aplicada al mal de los delincuentes de todos los estratos sociales. Es

cierto que la postmodernidad implica promover el mundo de lo

colectivo, y en donde lo correcto pasa a ser aquello que una

mayoría “ungida” o “electa” interpreta como el “bien común”.

Pero eso es lo contrario a lo que enseña el cristianismo, en donde lo

bueno y lo malo son independientes de la voluntad de las mayorías.

El propio Jesucristo fue crucificado por una voluntad popular que


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 685

prefirió a Barrabás.

Y la frase de que “El sacrificio por el prójimo (altruismo), la idea

de que “la necesidad crea derechos” pasa a ser el nuevo dogma

moral no ya basado en Santas Escrituras sino en una moral secular

defensora de la justicia social y de la redistribución de ingresos en

beneficio “de los más débiles”, solamente puede ser aceptada por

alguien cegado por la visión randiana. Es que si los gobernantes

consideraran realmente que las necesidades crean derechos,

reconocer tales derechos tampoco sería altruismo. Si hay algo que

falta en los dirigentes populistas, socialistas y comunistas es real

altruismo. Son solamente declamaciones falsas, tendiente a

encandilar a sus votantes. Pero llegado el momento su conducta es

claramente egoísta. El egoísmo de los gobernantes, y no su

supuesto altruismo, es la semilla de la corrupción, y también del

populismo, y del comunismo como sistemas que permiten la

primera.

152.- Visión tergiversada de la persecución a los filósofos

Continúa el artículo —supongo que quien ahora habla es el

propio reseñador— diciendo que “Desafiar la fe cristiana o estatal

siempre fue peligroso para los valientes que lo intentaron:

Copérnico y Galileo fueron perseguidos por la Inquisición. Voltaire

debió escapar de París para no ser encarcelado, Locke de Londres

para escapar de la censura católica de la realeza. El mismo Spinoza


DEFENDIENDO A THEMIS 686

fue perseguido por su ateísmo dentro de la colectividad judía”.

Desde ya resulta curioso que se ponga en la misma bolsa “la fe

cristiana o estatal”, como si el cristianismo fuera la fe del Estado,

cuando justamente su historia nace como una rebelión contra el

Estado, y sus mártires murieron en manos del Estado.

Casualmente en donde el cristianismo ha sido prohibido ha sido fue

en los países estatistas socialistas y sobre todo comunistas, como la

Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, China y Corea. Hoy el

cristianismo es perseguido en muchísimos Estados islamistas,

orientales y africanos, todos ellos totalitarios, y algunos mirados

con gran simpatía por los pensadores liberprogresistas, olvidando

que cualquier persecución, y no solamente la de los amigos, es

inadmisible.

Aun limitados a la historia, Copérnico era sobrino de un Obispo

y jamás fue perseguido por la Inquisición católica, sino por el

supuestamente “progresista” Martín Lutero. Galileo fue

originariamente recibido cordialmente por el Papa, y escribía a su

discípulo Castelli que “Las Sagradas Escrituras no pueden errar,

pero sí sus intérpretes, especialmente si siempre se basan en el

significado literal de las palabras”. Su persecución más que por su

heliocentrismo, deriva de que en su “Diálogo sobre los dos

máximos sistemas del mundo” pone en boca de su personaje

“Simplicio” a los propios argumentos del Papa al respecto.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 687

Voltaire no escapó de ningún lado, para eludir a sus acreedores se

fue voluntariamente a vivir cerca de la frontera pero era

inmensamente rico y recibía el mecenazgo de los príncipes del

Absolutismo Ilustrado, Jorge I de Gran Bretaña, Luis XV de

Francia, Federico II de Prusia, Catalina II de Rusia. En cuanto a

Spinoza, no era ateo sino inmanentista, y aunque excomulgado,

jamás fue perseguido por la comunidad —judía y no cristiana— a

la que pertenecía.

153.- La racionalidad del empirismo de Hume y Popper

Mencioné anteriormente mi sorpresa al verificar que en la visión

randiana de Onkar Ghate y su reseñador Eduardo Marty figuren

juntos como supuestamente “irracionales” tanto la religión en

general, como David Hume, Emmanuel Kant y Karl Popper. Claro,

las voces disidentes son siempre “irracionales” para quien se auto

arroga el monopolio de la racionalidad. Destaco que esa visión es

bastante similar aun cuando menos profunda, que la de Stephen

Hicks en su explicación del postmodernismo. La clasificación que

ensayo por mi parte, por cierto muy esquemática, entre liberales

austro británicos y franco prusianos, surge de la lectura de diversos

autores, como de mi personal interpretación de Burke, Constant,

Popper, Rothbard y fundamentalmente Von Hayek.

Lo que se considera en materia filosófica como “Racionalismo”

asimila los términos y considera que ser racional es sinónimo de ser


DEFENDIENDO A THEMIS 688

filosóficamente racionalista, y por ende cualquiera que no adopta

en un todo esa filosofía es supuestamente irracional. Con este juego

dialéctico, la prudencia en la aceptación de las conclusiones de la

razón, sometiéndolas al tamiz final de la experiencia —y en

materia científica, a los experimentos corroborantes— implicaría

por algún motivo ser “irracional”, mientras que la confianza ciega

en conclusiones y elucubraciones racionales provisorias propia del

racionalismo filosófico, sería ser “racional”. Eso explica que Hicks

ponga a Hume y a Popper, dos de los más grandes filósofos en

materia epistemológica, en la lista de “irracionales”.

Aclaro que considero que todos los seres humanos cuando

actuamos guiados por la razón somos racionales, siendo éste el

maravilloso regalo al que hacen referencia las religiones

judeocristianas cuando dicen que fuimos creados “a imagen y

semejanza” de Dios. Entiendo que ser cristiano es una forma de ser

racional, recordando que John Locke, considerado el fundador del

liberalismo, escribió un ensayo denominado precisamente “La

racionalidad del cristianismo”. Por eso titulé a este acápite “La

racionalidad del empirismo”. Consideré necesario hacer esta

digresión, porque históricamente los grandes filósofos británicos

que consolidaron el liberalismo eran empiristas. John Locke,

David Hume, Adam Smith, Karl Popper, Friedrich Von Hayek…

Sin embargo, en una suicida actitud propia del Racionalismo


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 689

filosófico iluminista, que pretende voltear todo para reconstruirlo

de la nada, esos filósofos serían “irracionales”, y por ende parte de

un problema que Ayn Rand, con una postura filosófica

“objetivista” nacida supuestamente sin raíces, un liberalismo

pretendidamente derivado de su propia cabeza y no de siglos de

experiencias, habría solucionado.

La correlación entre las visiones empirista y liberal clásica se

reflejan en las palabras de Friedrich Von Hayek en su obra “El uso

del conocimiento en la sociedad”: “Debemos, más bien, demostrar

cómo se llega a una solución a través de interacciones entre

individuos que poseen, cada uno de ellos, un conocimiento parcial.

Por otro lado ¿Cómo suponer todo el conocimiento dado a una sola

mente, como suponemos que nos es dado a los economistas en

tanto que constructores de teorías explicativas? ¿Esto no es

suponer el problema resuelto e ignorar todo lo que es realmente

importante y significativo en el mundo real?”.

Tanto el ejemplo de Adam Smith de la fabricación de alfileres,

como el de Federico Bastiat sobre la alimentación diaria de toda

una ciudad, o el de Leonard Read en “Yo, el lápiz”, sobre la forma

en que funciona la Sociedad sobre la base de gente que carece de

conocimientos globales pero se une mágicamente para la

realización de actividades comunes gracias a su similar interés en

realizar intercambios mutuamente ventajosos, demuestran la clara


DEFENDIENDO A THEMIS 690

correlación entre los presupuestos del empirismo filosófico y del

liberalismo. Así que me limitaré a defender a Hume y Popper de las

injustas acusaciones de irracionalidad que se efectúa a su respecto.

David Hume —al que tengo una especial estima por ello— ha

sido el filósofo más incomprendido no solamente por las corrientes

principales de su época sino también nuestros días, tanto por los

religiosos como por los iluministas. En materia filosófica, demostró

los límites a nuestras pretendidas seguridades racionales. Demostró

que en realidad lo que llamamos sustancia se usa como forma de

asignar a algo la causa de las percepciones sensibles, sin poder

demostrarse que realmente exista. También negó la

demostrabilidad de la existencia real de algo así como la esencia

que unifique conceptos universales. Todas nuestras ideas son

particulares, y la existencia real de una relación entre ellas deriva

de nuestra necesidad de generalización. También negó la

demostrabilidad de las relaciones causales, ya que la sensibilidad

solamente ve las causas y los efectos, y lo que hace —con buenos

fundamentos pero sin una seguridad— es imputar a un hecho

antecedente la virtualidad de producir el subsiguiente, sin poder

demostrarse más que inductivamente la relación entre ambos

hechos. De hecho, va más allá, y niega la demostrabilidad racional

de la existencia del mundo, del alma y de Dios.

Es que al caer la demostrabilidad del principio de causalidad,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 691

pasa a ser indemostrable la propia existencia de objetos externos,

ya que de lo único que tenemos constancia es de nuestras propias e

intransferibles impresiones, pero no la tenemos de los supuestos

objetos externos que entendemos que las causan. Si bien Hume

cuestionó la idea de Dios, nunca afirmó que Dios no existiese,

simplemente porque tal afirmación iba en contra de su teoría del

conocimiento y de toda su filosofía. Decir que negaba la existencia

de Dios es tan erróneo como decir que realmente negaba la

existencia de nada fuera de él mismo. Él se refería a la

demostrabilidad gnoseológica, y no a la existencia ontológica.

Hume no niega realmente con sus elucubraciones ni las esencias, ni

la realidad, ni las sustancias, ni la causalidad, ni la existencia del

mundo, del alma o de Dios, sino simplemente su cognoscibilidad

por la vía racional, o la validez universal y necesaria de

conclusiones emergentes de experimentaciones por definición

individuales, parciales y contingentes.

Sus “Diálogos sobre la religión natural”, un homenaje a Cicerón,

filósofo romano que unió el Derecho Romano con la filosofía griega

y había escrito mil quinientos años antes que Hume un ensayo

“Sobre la naturaleza de los dioses”, demuestran a las claras que su

postura era infinitamente menos antirreligiosa y más racional de lo

que de un lado u otro —ateos o religiosos— se lo pretende

presentar para incurrir en injustas, infundadas e infundamentadas


DEFENDIENDO A THEMIS 692

etiquetas de las que rehuía.

154.- Karl Popper y la falsacionabilidad

Siglos después de David Hume, Karl Popper, consciente de esas

limitaciones del conocimiento humano, decía en “La lógica de la

investigación científica” que la ciencia no puede jamás verificar

experimentalmente si una hipótesis con pretensiones de validez

universal es cierta, porque por mucho que se experimente nunca se

podrá examinar todos los casos posibles. Como se ve, no es otra

cosa que lo que dice David Hume. Pero ante eso, recuerda que lo

que sí se puede demostrar sobre una hipótesis científica es si es

falsa. Así nace el “falsacionismo”.

Karl Popper presenció el nacimiento de dos de las corrientes

básicas del pensamiento moderno a principios del Siglo XX: la

Teoría de la Relatividad de Einstein, que postulaba la deformación

del espacio-tiempo por medio de la gravedad, y la Teoría

Psicoanalítica de Sigmund Freud, que postulaba en la sexualidad

la respuesta a toda la conducta humana. Y encontró una profunda

diferencia entre ellas: Mientras lo que decía Einstein —fuera cierto

o no— podía corroborarse mirando durante un eclipse solar total,

si las estrellas aparecían corridas con relación a su posición normal,

lo que ocurrió poco después en el eclipse solar en Sobral, una ignota

ciudad de Brasil, y llevó al mismo a decir que “La pregunta

planteada por mi mente fue respondida por el cielo luminoso de


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 693

Brasil”, mientras lo que decía Freud —fuera cierto o no— era

indemostrable.

Vio entonces la demarcación de la diferencia entre esos tipos de

postulados como un problema central en la filosofía de la ciencia.

Propuso el falsacionismo como una forma de determinar si una

teoría es científica o no. Simplificando, se podría decir que si una

teoría es falsable, entonces es científica; si no es falsable, entonces

no es científica. Popper no aceptó la certeza que caracteriza a los

racionalistas en materia filosófica, es decir, entiende que nunca se

puede saber cuándo nuestro conocimiento es cierto, y es esa

inquietud lo que hace avanzar el conocimiento y derrumbar

continuamente lo que se consideraba nuestras últimas fronteras,

sobre la base de entender que en última instancia todas son

hipótesis, y que aun en los casos en que se basen en la experiencia,

y aun cuando suelen ir más allá de esta y predecir nuevas

experiencias que se van corroborando o falsacionando, son siempre

provisorias, y un único caso en contra obliga a replantear todo el

andamiaje armado previamente, dando en su caso origen a nuevas

y más audaces hipótesis.

Hay que dejar en claro que lo dicho constituye un criterio de

diferenciación sobre la cientificidad y las afirmaciones no

científicas, y no sobre la veracidad. Ni el hecho de que un

conocimiento sea científico significa necesariamente que sea


DEFENDIENDO A THEMIS 694

verdadero, ni tampoco el hecho de que un conocimiento no sea

científico significa necesariamente que sea falso. Para poner un

ejemplo, la hipótesis geocentrista de Ptolomeo de que la Tierra era

el centro del Universo era falsacionable, y por eso era científica

aunque falsa, y en cambio la psicología freudiana podría ser

verdadera —no lo creo—, pero no es científica al no ser

falsacionable.

Puede verse que el motivo del ataque a Hume y a Popper no es

que sus afirmaciones sean irracionales, sino por el contrario,

porque utilizando las propias armas de la razón, demuestran sus

limitaciones. Eso ayuda a la ciencia a crecer, permitiendo como la

serpiente descartar pieles que quedaron chicas, pero es un crimen

imperdonable para el liberalismo Iluminista franco prusiano, que

ve más importante ser racionalista que Liberal.

155.- Kant, paradigma del totalitarismo liberal iluminista

Retrocederé ahora en el tiempo para volver a Emmanuel Kant,

cuyo endiosamiento como supuesto liberal es malsano, y así

concluiré este libro desenmascarando al más falso de los profetas

del liberalismo iluminista. En esto coincido plenamente con Hicks.

En realidad lo que involuntariamente hace Kant es voltear los

presupuestos racionales del iluminismo. Kant había llegado al

mismo obstáculo que Hume, pero dando una diferente conclusión.

Al coincidir con Hume en que la realidad externa es incognoscible,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 695

pero no resignarse a ir cada vez más aguzando el análisis para

acercarse a la verdad, sin estar jamás seguro de haberla alcanzado,

trata de dar por la razón explicaciones que la razón no puede

proporcionar. Busca certezas y no probabilidades, y por ello

termina sosteniendo que espacio y tiempo son solamente categorías

de nuestro entendimiento, y que por la razón práctica accedemos al

conocimiento del yo, del mundo y de Dios. La certeza que no le

daban los sentidos, se los termina dando su fe en la razón. Esto no

es una explicación racional sino la reafirmación de una propia

creencia. Amante de los absolutos sin fundamento, es en el fondo

un fideísta irracional.

Nos dice Hicks al respecto en su citado “Explicando el

posmodernismo”, en un sentido similar al que se expone, que

“Kant era, por lo tanto, diferente de los anteriores escépticos y de

los apologistas religiosos… la conclusión de esos argumentos

escépticos meramente sería que no podemos estar seguros de que

estamos en lo correcto sobre qué es la realidad. Podríamos estar en

lo correcto, concluirían los escépticos, pero no podemos

garantizarlos. La idea de Kant era más profunda, argumentaba

que, teóricamente, “una” conclusión alcanzada por “cualquiera”

de nuestras facultades, necesariamente, no debe tener nada que ver

con la realidad”.

Kant, pese a decirse racionalista, ataca los conceptos de razón


DEFENDIENDO A THEMIS 696

como medio de acceso inmaculado a la realidad, y la fe ciega en la

unidad y capacidad de esa razón, y propone una diferenciación

radical entre razón y realidad. Más aún, advierte contra el

entendimiento humano ya que excede las representaciones

fenoménicas (lo que ven los sentidos) y que le permite pensar

nóumenos (lo incognoscible que está debajo de la intuición

sensible). Y dice que puesto que lo único cuya existencia se puede

conocer son los fenómenos y no los nóumenos, es en los primeros en

lo único que se puede confiar, en forma absoluta. En la “Crítica de

la Razón Pura” no concluye la imposibilidad de los objetos

metafísicos sino su incognoscibilidad como “nóumenos”.

En la “Crítica de la Razón Práctica” los afirma como postulados,

como imperativos. El hecho moral se presenta como un dato de la

razón pura que, en este terreno, se demuestra práctica, es decir,

según Kant, “puede determinar por sí misma la voluntad

independientemente de todo dato empírico”. La ley moral se

impone como un hecho que los datos del mundo sensible y el uso

teórico de la razón no pueden explicar. Es un hecho de la razón

pura “del cual nosotros tenemos conciencia a priori” y como

“realidad objetiva de la ley moral no puede ser demostrada por

ninguna deducción, por ningún esfuerzo de la razón teórica”, ni

confirmada por la experiencia, pero está ahí, firme, en la conciencia.

Así termina aceptando entre sus absolutos el Deber Ser Puro y sin


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 697

fundamentos, lo que lo vuelve totalitario. Es el antecedente del

malhadado “deber ser lógico” de Hans Kelsen: Algo “debe ser”

porque así lo dice la norma, independientemente de que sea justo o

no, base del positivismo jurídico que critico como base jurídica de

toda dictadura en mis libros “Las vendas de nuestra falsa Themis”

y “Descubriendo a Themis”.

Hannah Arendt recuerda que durante el juicio a Eichmann, éste

mencionó en su defensa las posturas filosóficas de Emmanuel Kant.

Arendt, sorprendida al conocer personalmente a Eichmann, y

encontrarse más con un burócrata que con un ser demoníaco,

escribió su conocido ensayo sobre “La banalidad del mal”, en

donde protesta que esa cita constituye una deformación de las

posturas de Kant. Es lógica su protesta, porque ella misma tenía

sus simpatías por la Escuela de Frankfurt. Sin embargo Eichmann

no tergiversó, sino solamente siguió acríticamente y a pie juntillas

las enseñanzas de Kant, lo que no digo como defensa del primero

sino como cuestionamiento a las enseñanzas del segundo.

Decía Kant: “…es … un deber tener la ley por justa, incluso

suponiendo que el pueblo se halle en el presente en una situación o

en una disposición de su manera de pensar tales que, si se lo

interrogara a ese respecto, rehusaría probablemente su

asentimiento”... “Si, entonces, un pueblo que se halla bajo cierta

legislación actualmente en vigor juzgara que es muy probable que


DEFENDIENDO A THEMIS 698

pierda su felicidad, ¿qué ha de hacer?, ¿debe acaso resistir? La

respuesta sólo puede ser: no tiene nada que hacer sino obedecer”.

La obediencia por la obediencia misma.

Kant es frecuentemente citado como individualista, pero su

prédica es semilla de totalitarismo. El súbdito solamente debe

obedecer, y quien tiene el Poder puede decir y hacer cualquier cosa.

Coherente con esto, continúa Kant diciendo “En esto el jefe de

Estado tiene que estar facultado para juzgar él mismo, y sólo él, si

tales medidas son necesarias para la prosperidad de la comunidad,

prosperidad que es indispensable para asegurar la potencia y

solidez de la comunidad tanto en lo interior como contra los

enemigos externo” … “… si una ley pública es conforme al derecho,

por tanto irreprochable desde este punto de vista (irreprensible), se

une con ella la facultad de coaccionar, así como, por otra parte, la

prohibición de oponerse a la voluntad del legislador, incluso si no es

por actos; es decir, que el poder en el Estado que da a la ley su

efecto es tal que no se puede resistirlo (es irresistible), y no hay

comunidad que tenga existencia de derecho sin un poder semejante,

tal que suprima toda resistencia interior”… “De aquí se sigue que

toda oposición al poder legislativo supremo, toda sublevación que

permita traducir en actos el descontento de los súbditos, todo

levantamiento que estalle en rebelión es, en una comunidad, el

crimen más grave y condenable, pues arruina el fundamento


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 699

mismo de la comunidad. Y esta prohibición es incondicionada,

hasta tal punto que cuando incluso ese poder o su agente, el jefe de

Estado, han violado hasta el contrato originario y de ese modo se

han desposeído, a los ojos del súbdito, del derecho de ser

legisladores, puesto que autorizan al gobierno a proceder de

manera absolutamente violenta (tiránica), sin embargo al súbdito

no le está permitida resistencia alguna en tanto contraviolencia. El

que se encuentre en posesión de la administración pública suprema

de la justicia, y es precisamente el jefe de Estado el único en poder

hacerlo; y por tanto nadie, dentro de la comunidad, puede tener el

derecho de disputarle esa posesión”. Es clara la atracción fatal del

liberalismo iluminista franco prusiano con el totalitarismo, al

alabar a Kant, creador de todo el positivismo que afectó a la

humanidad, la causa de las mayores masacres de la Humanidad.

como supuesto “genio liberal”. La propia Ayn Rand en cambio,

para sacar lastre de encima al iluminismo, lo llamaba

contra-iluminista.

Decía en mi libro “Descubriendo a Themis” que las palabras de

Kant permiten introducir una forma de pensar totalitaria

olvidando que el Derecho —sea que se lo considere una ciencia o

no— y cualquier norma, es evidente y eminentemente, un saber

práctico. Siendo así, se lo busca conocer no solamente para conocer,

sino fundamentalmente para obrar. Y se lo debe acatar porque se


DEFENDIENDO A THEMIS 700

lo considera bueno y justo. Tal como ocurre con todos los

conocimientos prácticos, no puede prescindirse de la finalidad. En

materia de conocimientos prácticos, su criterio de verdad no es

simplemente conocer qué dice una instrucción, sino conocer si la

instrucción realmente sirve o no para cumplir con la finalidad para

la cual se busca adquirir el conocimiento. El Inspector y censor de

Aldous Huxley en “Un mundo feliz”, lo dice con toda claridad y

cinismo: “Una vez que se empiezan a admitir explicaciones de

orden finalista no se sabe dónde se irá a parar. Son esta clase de

ideas las que más fácilmente pueden desacondicionar las mentes

sólidamente encuadradas en las castas superiores”.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 701

XVII.— LA HISTORIA ARGENTINA TERGIVERSADA

156.- Visión tergiversada de la Independencia argentina

Continúa ahora el Ensayo —seguramente quien toma la

palabra es Eduardo Marty, ya que habla de la Argentina, y Onkar

Ghate es canadiense— diciendo que “En nuestro joven país un

pequeño grupo de patriotas se animó a desafiar el absolutismo

monárquico español en sus aspectos económicos y políticos

(Belgrano, Saavedra, Moreno, Rivadavia, Alberdi, Sarmiento,

Echeverría, Gutiérrez) e incluso cuestionó normas morales no solo

de la España absolutista y monárquica sino también de la

Inquisición rosista. Defendieron la libertad de comercio, la

propiedad privada y los derechos individuales. Pero a pesar de tan

loables intentos, el peso del colectivo nacionalista, religioso y

colectivista siguió y sigue pesando fuertemente sobre el sentido de

la vida y el “ser nacional”. Desprendernos del lastre feudal y

místico que nos mantiene estancados desde hace ya 90 años es y

será la madre de todas las batallas que deberemos enfrentar los

argentinos si queremos que el país se encamine nuevamente por la

senda de la modernidad y el progreso”.

Aquí se busca pintar a la Independencia argentina como un

movimiento anticlerical y al rosismo asesino como católico, lo que

es totalmente falso. Ambas afirmaciones son insostenibles. Ni la


DEFENDIENDO A THEMIS 702

gran mayoría de los próceres de la Independencia fueron

anticlericales, ni el rosismo era católico. Vamos a los hechos:

Recordemos en primer lugar que Cornelio Saavedra, Presidente

de nuestra Primera Junta, en su Testamento se comparaba con

George Washington y elogiaba la religiosidad de aquél: “…

conocía demasiado su insuficiencia, para creer probablemente

haber cometido muchos yerros; que, sean los que fuesen, rogaba

fervorosamente al Todopoderoso, se sirviese apartar o mitigar los

males que pudieran ocasionar: que llevaba también consigo la

esperanza de que la patria los miraría siempre con indulgencia”.

Su originario contrincante en la Primera Junta, Mariano

Moreno, el más jacobino de los primeros protagonistas de la

Independencia argentina, empero era religioso, puso a cargo de su

periódico al sacerdote Manuel Maximiliano Alberti, y en el prólogo

a su traducción de “El contrato social” de Rousseau, aclaraba:

“Como el autor (Rousseau) tuvo la desgracia de delirar en materias

religiosas, suprimo el capítulo y principales pasajes donde ha

tratado de ellas”.

Otro de los miembros de la Primera Junta del 25 de Mayo de

1.810, el citado sacerdote Manuel Maximiliano Alberti, el único

que valiente e infructuosamente se opuso al fusilamiento de

nuestro héroe máximo de entonces, Santiago de Liniers, era

párroco de la Iglesia de San Nicolás de Bari.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 703

Otro de ellos, Manuel Belgrano, era hermano del sacerdote

Domingo Estanislao Belgrano. Y recordemos que aún antes de la

gesta de Mayo de 1.810, Manuel Belgrano había encargado de su

propio peculio una impresión completa de Biblias para distribuir

entre la población. Antes de la Batalla de Tucumán —batalla que

definió la Independencia Argentina y por ende la de toda

Sudamérica— se encomendó a la Virgen de la Merced, y cuando

milagrosamente triunfó ante fuerzas muy superiores y más

organizadas, la nombró “Generala en Jefe del Ejército” y le cedió

su bastón de mando, que aun hoy es atesorado en su Tempo en

Tucumán y preside nuestras procesiones.

Más aún, en su Testamento ese General Manuel Belgrano tan

distinto al del ensayo Ghate/Marty escribía así: “…creyendo ante

todas las cosas como firmemente creo en el alto misterio de la

Santísima Trinidad, Padre Hijo y Espíritu Santo, tres personas

distintas y un solo Dios verdadero, y en todos los demás misterios y

sacramentos que tiene, cree y enseña nuestra Santa madre Iglesia

Católica Apostólica Romana, bajo cuya verdadera fe y creencia he

vivido y protesto vivir y morir como católico y fiel cristiano que

soy”.

Sigamos ahora con nuestro máximo héroe militar, el General

José de San Martín ¿Era ateo? En modo alguno. Él imitó en

Mendoza el gesto de Belgrano en Tucumán, encomendando su


DEFENDIENDO A THEMIS 704

ejército libertador a la Virgen del Carmen, cuyo escapulario

portaban casi todos los soldados. Luego en ceremonia oficial y al

igual que aquél, la nombró Generala e hizo bendecir la Bandera de

los Andes que cobijaría al ejército libertador. Y después de sus

triunfos, le entregó en silencio su bastón de mando con una carta

recientemente descubierta que decía: “La protección que ha

prestado al Ejército de los Andes su Patrona y Generala la Virgen

del Carmen son demasiado visibles…”Ambas reliquias, el bastón y

la carta, se conservan aún hoy en el camarín de esa Virgen en el

templo de San Francisco en Mendoza.

Más aún, dos veces, una en mayo de 1.818, cuando llegó cubierto

de laureles por la reciente victoria de Maipú, y otra en 1.823,

cuando muerta su esposa y con su Ejército en manos de Simón

Bolívar, partiría con su hija Manuelita a Europa, hizo San Martín

otras dos silenciosas peregrinaciones, esta vez a la Virgen del Luján,

luego designada Patrona de nuestro país.

Continuemos repasando nuestra Independencia, declarada en

mi querido Tucumán. El cuarenta por ciento de los signatarios de

la Declaración de la Independencia argentina fueron sacerdotes

católicos: Fray Justo Santa María de Oro, Pedro Miguel Aráoz,

José Ignacio Thames, Antonio Sáenz, Fray Cayetano José

Rodríguez, Pedro Ignacio de Castro Barros, José Andrés Pacheco

de Melo, Manuel Antonio de Acevedo y Torino, José Eusebio


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 705

Colombres, Pedro Francisco de Uriarte, Mariano Sánchez de Loria,

Miguel Calixto Del Corro, a los que poco después se unieron Diego

Estanislao de Zavaleta, José Benito Lascano, Felipe Antonio de

Iriarte, Domingo Victorio de Achega, el Deán Gregorio Funes y

Luis José Chorroarín. El antes Triunviro y entonces Director

Supremo, Juan Martín de Pueyrredón, era hermano del sacerdote

José Cipriano Andrés de Pueyrredón

No es por eso de extrañar que se lea en el Acta de Declaración de

la Independencia decir “Nos los Representantes de las Provincias

Unidas en Sud-América reunidos en Congreso General, invocando

al Eterno que preside al universo, en el nombre y por la autoridad

de los Pueblos que representamos, protestando al Cielo, a las

naciones y hombres todos del globo la justicia que regla nuestros

votos...” ¿Es éste acaso el puñado de anticlericales que en el ensayo

de Ghate/Marty se menciona como supuestamente rebelados

contra la Iglesia para fundar nuestro país?

Sigamos con los hechos: Nuestro primer Presidente, Bernardino

Rivadavia, aun cuando imbuido de ideas regalistas, también era

católico. Su reforma del régimen clerical fue implementada para

que salieran de los claustros a predicar la palabra de Dios, dándoles

explícitamente para eso todo su apoyo. Así decía en el Diario de

Sesiones respectivo: “Cuando se trata de la civilización del clero,

cuando el gobierno quiere dar a la religión todo el apoyo necesario,


DEFENDIENDO A THEMIS 706

dándole al clero toda la dignidad posible ¿será dispensable, será

político dejar esas comunidades? … lo que necesitaba el país eran

virtudes que edificasen, no que entusiasmasen; que éstas podrían

excitar esa piedad ascética, que entrasen en la sociedad y edificasen

con su ejemplo, e ilustrasen con sus luces”.

Sigamos con los patriotas supuestamente “ateos” nombrados en

el ensayo randiano de Gathe/Marty, los exiliados del rosismo. Es

sabido que Esteban Echeverría decía en el “Dogma” que “La

mejor de las religiones positivas es el Cristianismo, porque es la

revelación de los instintos morales de la humanidad. El Evangelio

es la ley de Dios porque es la ley moral de la conciencia y de la

razón. El cristianismo trajo al mundo la fraternidad y la libertad, y

rehabilitando el género humano en sus derechos, lo redimió. El

cristianismo es esencialmente civilizador y progresivo. El

Evangelio es la ley del amor. “Examinadlo todo y escoged lo

bueno” dice el Evangelio; y así ha proclamado la liberad de

conciencia, porque la libertad consiste precisamente en el derecho

de examen y de elección”. Más aún, Echeverría escribió un ensayo

denominado ni más ni menos que “Dios, centro y periferia de

nuestra creencia religiosa; el cristianismo su Ley”.

A su turno, Juan Bautista Alberdi en “El Crimen de la Guerra”

escribía apasionadamente en elogio al cristianismo: “Dad a leer el

Evangelio a un hombre de sentido común; y si no corren de sus ojos


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 707

esas dulces lágrimas que hace verter la más sublime acción, la más

alta y noble poesía, decid que ese hombre no tiene alma o carece de

un sentido, pues ni Rafael, ni el Ticiano, ni Miguel Ángel, han dado

a Jesús la belleza que tiene su doctrina por sí misma. Conquistando

a los conquistadores del mundo, el cristianismo ha probado ser la

moral de los hombres libres”.

Domingo Faustino Sarmiento, sobrino de Fray Justo Santa

María de Oro, Congresal de la Independencia en Tucumán, en su

exilio en Chile tradujo para los niños los Catecismos católicos. En

sus “Recuerdos de Provincia” habla de la religiosidad de su madre,

y en el “Facundo”, describiendo la barbarie rosista, dice que “La

religión sufre las consecuencias de la disolución de la sociedad; el

curato es nominal, el púlpito no tiene auditorio, el sacerdote huye

de la capilla solitaria, o se desmoraliza en la inacción y en la

soledad”.

El último de los citados en el ensayo como supuestamente

antirreligiosos es Juan María Gutiérrez. Pero él durante la secesión

de Buenos Aires y mientras era Ministro de Instrucción Pública de

la Confederación Argentina, dispuso extender “las ideas morales

cristianas y el conocimiento de los deberes sociales santificados por

la doctrina del Evangelio”. Por ello, dispuso distribuir

gratuitamente el libro “Instrucciones Cristianas” del clérigo jujeño

Escolástico Zegada para la educación primaria.


DEFENDIENDO A THEMIS 708

Esto es, que ya en los albores de nuestra nacionalidad, y más

que en nadie entre los más liberales y antirrosistas, estuvo

firmemente inserto el sentimiento cristiano como parte esencial en

la formación de nuestras queridas Provincias Unidas del Sur.

157.- Visión tergiversada del sacrílego rosismo

¿Podemos decir lo mismo del autodenominado “Restaurador de

las Leyes”, el asesino Juan Manuel de Rosas, al que en el ensayo

que se cuestiona se pretende pintar como un modelo de los

presuntos males del catolicismo? Con toda justicia, en el ensayo

que analizamos se habla muy mal de él. Pero con total injusticia se

endilga allí sus crímenes al supuesto catolicismo de Rosas.

¿Era Rosas acaso uno de esos fanáticos católicos que

caricaturizan las películas liberprogres de Hollywood, que matan

en nombre del amor y de la cruz? La respuesta es totalmente

negativa. El ensayo randiano de Ghate/Marty confunde las cosas

cuando describe al salvaje régimen asesino instaurado por la

Mazorca como un subproducto de la supuesta “Inquisición rosista”

(nótese la deliberada connotación religiosa de la palabra utilizada).

En realidad se trató de una barbarie populista que barrió con

muchos de nuestros próceres de la Independencia, claramente

similar —hasta en el método de ejecución cortando cabezas— a la

Revolución Francesa tan amada por los Iluministas como execrada

por los liberales clásicos, desde Burke hasta Von Hayek y Bertrand


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 709

de Jouvenel.

El pretendidamente “católico” Rosas, aparte de convertir a la

Argentina en un baño de sangre perfectamente descripto por

Esteban Echeverría en “El Matadero”, había impuesto sus grupos

parapoliciales de “La Mazorca”, cuyo brutal castigo a los unitarios,

el “Violín, Violón” —violación y degüello— está sugerido en “El

Matadero” de Esteban Echeverría, y perfectamente descripto en

“La Refalosa” de Hilario Ascasubi, era totalmente incompatible

con las enseñanzas cristianas.

Rosas había implantado para su uso personal una payasada de

religión en la que figuraba su propio retrato en los altares. “En el

pórtico de cada templo, el clero vestido de sobrepelliz, sonando el

órgano e iluminado el templo, recibía bajo palio el retrato de Rosas,

y colocándolo en el altar mayor le tributaban un culto bestial”,

recuerda José Rivera Indarte en un artículo publicado en “El

Nacional” de Montevideo. Y Félix Frías escribe “Doloroso es

decirlo, el púlpito se ha convertido también en instrumento del

crimen. La imagen de este crucificador del pueblo argentino se ha

colocado sobre el altar consagrado a la adoración del Salvador del

mundo ¡Recuerda jamás la historia una profanación más

sacrílega!”.

También se burlaba Rosas groseramente del Obispo Mariano

Medrano, siendo famoso que alguna vez, estando ambos reunidos,


DEFENDIENDO A THEMIS 710

levantó la pollera de una mujer que pasaba, le tocó sus partes

íntimas y luego sonriendo acercó sus dedos a la nariz del Obispo

diciendo “Huela su ilustrísima, que no debe estar acostumbrado a

oler estas fragancias”.

Tan poco en serio tomaba Rosas al cristianismo, que disfrazaba

de sacerdote a uno de sus bufones (“Padre Biguá” o “Viguá”), y en

el lecho de muerte negó a su esposa Encarnación Ezcurra su último

deseo de confesar sus pecados —ella era la jefa de la “Sociedad

Popular Restauradora”, la Mazorca, así que probablemente

cargaba varios sobre su conciencia—, y hasta para hacer una

broma, puso a uno de sus bufones disfrazado de Satanás para

despertarla en medio de su agonía y asustarla. Cuando ella murió,

armó una parodia de “confesión” para un sacerdote que creía o se

hacía de creer que hablaba con la verdadera Encarnación Ezcurra,

haciendo que terceras personas imitaran la voz de su esposa

fallecida y movieran el cadáver desde abajo. Uno de sus bufones

murió porque en una de sus tantas sanguinarias “bromas” le infló

los intestinos con un fuelle y se los reventó... ¿Ése es el “fanático

católico” que se pretende pintar como rémora a la libertad?

A tal punto era considerado Rosas un sacrílego malvado, que

luego de derrocado la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires

le inició un juicio en ausencia en el que se lo condenó a muerte entre

otros cargos, por el “atentado sacrílego de ofrecer sobre los altares


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 711

a la adoración pública la estampa del criminal al lado mismo de la

imagen de Dios”.

Y viceversa, en el ensayo se hace una semblanza de los exiliados

opositores a Rosas, pretendiendo pintarlos como anticristianos.

Muy por el contrario, quienes se oponían a los regímenes del terror,

tanto en la jacobina Francia del Iluminismo devenido en credo

asesino, como acá, eran justamente los verdaderos cristianos y los

verdaderos liberales. Quienes usualmente eran auténticos liberales

y verdaderos cristianos eran los exiliados. Los católicos fueron

quienes realmente se opusieron entonces al proto-populismo del

rosismo, como en general siempre se oponen a la injusticia.

Ya me referí páginas atrás a las visiones claramente cristianas

de Esteban Echeverría y Juan Bautista Alberdi, y al cristianismo

de la actuación de Domingo Faustino Sarmiento y Juan María

Gutiérrez, para mostrar la falacia del ensayo criticado. A esos

párrafos y anécdotas me remito.

Y agrego que el propio Justo José de Urquiza que derrocó a

Rosas resolvió, como ya se dijo al hablar de su Ministro José María

Gutiérrez, reeditar con fondos públicos el mencionado catecismo

“Instrucciones Cristianas” del clérigo jujeño Escolástico Zegada y

recomendarlo para la formación de niños. En una alocución ante

los alumnos del Colegio del Uruguay fundado por él, decía que

“Esta demostración me llena el corazón: son avanzadas del


DEFENDIENDO A THEMIS 712

porvenir. Decidles: que guarden la consigna: ¡Dios, y la patria! Que

guarden pura la fe cristiana de nuestros padres; que guarden la fe

en el código, política que asegura la Prosperidad de nuestra

patria… Ésta es la forma, aquélla la base eterna de nuestra

felicidad futura… Volvamos todos hacia Dios nuestros corazones,

porque nos hace recoger copioso el bien futuro de nuestras obras”.

De ese Colegio salieron, y posiblemente escucharon alocuciones

similares, los futuros Presidentes Julio Argentino Roca y Victorino

de la Plaza, o en mi Provincia de Tucumán los futuros

Gobernadores Miguel Macedonio Nougués y Lucas Córdoba, entre

tantos próceres del liberalismo clásico que fundó el país.

Evidentemente existían algunos liberales no demasiado

religiosos, pero de ahí a pintar la Independencia argentina o a la

lucha contra Rosas como una épica lucha del ateísmo

supuestamente progresista contra un catolicismo supuestamente

retardatario, hay un abismo. Tan es así, que el Preámbulo de la

gloriosa Constitución Argentina de 1.853 redactada por quienes

habían derrocado al pérfido Juan Manuel de Rosas, comienza

“invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia”.

Decir que hoy por hoy “el peso del colectivo nacionalista,

religioso y colectivista siguió y sigue pesando fuertemente sobre el

sentido de la vida y el “ser nacional”“, es confundir totalmente

quién es el verdadero contrincante, y mostrar falsamente a Rosas y


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 713

su régimen asesino y demencial como católicos, y a los próceres de

la Independencia y a los exiliados como anticatólicos, es una

broma de mal gusto. La pérdida de fe y de memoria en las

enseñanzas de Jesucristo fue uno de los grandes motivos del actual

declive del país.

El populismo rosista con su historia de degüellos de opositores,

atentaba contra el mandamiento de Jesucristo de “amar al prójimo

como a ti mismo”, y los jefes de los dos partidos descendientes de

allí, radical y peronista, de los que se hablará seguidamente, se

opusieron siempre de lleno al imperativo bíblico de “ganarás el pan

con el sudor de tu frente”, y al Mandamiento de “no codiciar los

bienes ajenos”.

Nuestro colectivo no es entonces en modo alguno religioso, ni

nuestros fracasos consecuencia del catolicismo. Tan es así que los

primeros descendientes del rosismo, los radicales, hicieron de la

“Universidad laica” una bandera. Nuestro pueblo, por desgracia,

es simplemente colectivista y optó siempre por soluciones

populistas. Es en eso en lo que falla, según se verá más adelante al

hablar del populismo como causa del fracaso argentino.

158.- Visión tergiversada de la “línea nacional y popular”

En contra de lo expuesto en el ensayo randiano de Ghate/Marty,

el fracaso de Argentina obedece a otras causas totalmente ajenas a

la religión católica y al cristianismo en general. Se busca colgar a la


DEFENDIENDO A THEMIS 714

Iglesia un sambenito totalmente injustificado.

Argentina es quizá la más antigua víctima en el mundo, y la más

persistente también en el error, de un populismo sin propuestas

fundado en discursos de resentimiento movilizadores de masas que

viene desde el caudillismo, cuya expresión más sangrienta fue el

rosismo, seguido luego por el radicalismo y luego por el peronismo,

lo que es conocido por ellos mismos como la “línea nacional”, tal

como mencionara el ensayista de izquierda Raúl Scalabrini Ortiz

en “Yrigoyen y Perón”. Esta línea maligna incluye a Rosas,

Yrigoyen y Perón, y sus seguidores. También a Alfonsín en el

radicalismo, a Cámpora en el peronismo, sin olvidar al

sobrevalorado Marcelo Torcuato de Alvear en el radicalismo e

Isabel Martínez de Perón y Carlos Saúl Menem en el peronismo,

pese a que a veces son repudiados por sus pares por ser menos

ostensiblemente populistas que los demás.

Ésa es la verdadera causa, y dista mucho de tener relación con el

catolicismo, el cristianismo o la religiosidad, al punto tal que uno

de los dos partidos de esa alternancia maligna, el radicalismo, se

postula expresamente como laico.

Vamos entonces a contar la trágica historia de nuestro país

desde el punto de vista conservador liberal, algo que últimamente

jamás se cuenta, ya que usualmente y con honrosas excepciones,

los historiadores consideran más productivo contarlo desde las


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 715

ópticas de los partidos gobernantes, esto es, lo que ellos mismos

llaman paradójicamente “revisionismo”, pese a que su relato es la

mentirosa historia oficial del último medio siglo.

Anticipo que el gran drama de nuestro país es que desde los

albores de nuestra organización nacional la población y su ejército,

que era una fuerza política por derecho propio, oscilaron sin

definirlo claramente entre liberales y caudillistas, primero con los

nombres de “unitarios” y “federales”, luego “civilización” y

“barbarie”, “federales rosistas” y “federales lomo negro”, hasta

que luego de un cierto período de alternancia empezaron a

alternarse dos representantes de la barbarie, dos descendientes del

rosismo.

Luego de derrotado Rosas y pese a un relativamente corto

triunfo de la línea liberal clásica, período de auge en el que de la

mano del liberalismo clásico fuimos la potencia mundial que

Ezequiel Gallo relata en “la República Conservadora”,

rápidamente se reagruparon las fuerzas del rosismo derrotado y

triunfaron sucesivamente sus dos partidos herederos, el

radicalismo y el peronismo, hasta llegar, con intervalos de militares

que habían asimilado las mismas nefastas ideologías de sus

parientes civiles y derrocaban sucesivamente peronistas para

encumbrar a radicales, o a radicales para encumbrar a peronistas, a

una alternancia maligna. Y así, Argentina oscila hoy entre dos


DEFENDIENDO A THEMIS 716

populismos, radical y peronista, desde hace más de un siglo.

Si bien en el exterior y en buena parte de los círculos locales se

dice con alguna razón que el principal causante de la decadencia de

la Argentina fue Perón, es falso que en Argentina el populismo

naciera con él, olvidando la previa responsabilidad del radicalismo

de Yrigoyen en la sistemática destrucción del que entonces era uno

de los países más prósperos del mundo.

Es tan relativamente larga ese historia, que me movió a escribir

un segundo apéndice para desmentir y quizá abrir los ojos a los

radicales y peronistas que hoy acaparan una gran parte del

electorado argentino.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 717

APÉNDICE II

EL FRACASO ARGENTINO Y LOS DOS ROSISMOS

(RADICALISMO Y PERONISMO)

XVIII.— CÓMO ARGENTINA ELIGIÓ SU FRUSTRACIÓN

159.- Una visión liberal clásica conservadora de la historia

Habiéndome tomado el trabajo de refutar la visión de la historia

del ensayo de Ghate/Marty, que por su filiación randiana, y por

ende liberal iluminista franco prusiana ensalza a nuestros

verdaderos próceres por las razones equivocadas, esto es, por un

supuesto ateísmo totalmente falso y denosta al cristianismo

achacándole una responsabilidad totalmente inexistente en la

decadencia argentina, decidí también desmentir las demás

historias o historietas armadas por los partidos políticos

mayoritarios, que a diferencia de aquel ensayo, denigran a nuestros

verdaderos próceres y ensalzan a los peores populistas, armando

versiones aún más falsas de la historia para esconder sus múltiples

y reiterados fracasos que llevaron a Argentina, de ser uno de los

países más prósperos y poderosos de la Tierra, a uno de los más

corruptos, débiles, inseguros, mal administrados y pauperizados

del planeta.

Al hablarse de populismo, es lógico que se ejemplifique con el

peronismo argentino que es su prototipo más conocido a nivel


DEFENDIENDO A THEMIS 718

mundial, aun cuando no fue él solo el responsable, sino que entre

ambos partidos populistas principales, y algunos gobiernos

militares con rasgos populistas que se intercalaron

esporádicamente en algunos interregnos, se destrozó a un país que

a principios del siglo XX competía en prosperidad con Estados

Unidos.

Es que en Argentina la historia está escrita, y peor aún

enseñada, con la expresa intención de lavar el cerebro a las nuevas

generaciones con un mal llamado “Revisionismo” que reivindica

las figuras de Rosas, Yrigoyen y Perón, la malhadada “línea

nacional” de la que ya hablé. Y aunque el revisionismo es de hecho

la versión oficial que lava los cerebros juveniles desde hace más de

medio siglo, se sigue pintando a sí misma como revisora de una hoy

inexistente “historia oficial” favorable a la República

Conservadora, que no puede leerse prácticamente en ningún libro,

y menos aún en libros de texto para los colegios primarios y

secundarios.

Para peor, a la deformación histórica rosista se suman la del

radicalismo, cronológicamente el primer heredero de Rosas,

siempre dispuesto a reescribir la historia de sus pésimos gobiernos

para pintarlos a las nuevas generaciones como paraísos que jamás

fueron. Es paradigmática en tal sentido la leyenda actual de las

supuestas bondades de la Presidencia de Raúl Alfonsín, el nefasto


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 719

presidente que causó la mayor hiperinflación de la historia

argentina, que casi llevó a la desaparición su partido y que hoy es

visto como un héroe de la democracia. He visto elogiarlo a gente

que perdió todo su patrimonio por culpa de Alfonsín, así que puedo

dar fe de la capacidad de sugestión que tienen estos embusteros. Y

finalmente se suma la deformación histórica del peronismo, que a

los revisionismos de los dos anteriores, suma loas a las inexistentes

virtudes de Juan Domingo Perón, Héctor Cámpora y varios de los

otros artífices de nuestro fracaso.

Esto es, que hoy por hoy, lo que escribí al cuestionar el ensayo

randiano, y por ende liberal iluminista franco prusiano de

Ghate/Marty, y lo que escribiré seguidamente para refutar las

historietas autodenominadas “revisionistas” escritas a unísono por

rosistas, radicales y peronistas, debería ser reconocido como el real

y verdadero revisionismo.

160.- Aprender de los errores para no repetirlos

En breve síntesis, el liberalismo clásico conservador cedió el

manejo de la Argentina a dos partidos cuyo lema definitorio era la

destrucción. El uno prometía y consiguió destrozar “de raíz” a la

Argentina que en poco más de medio siglo había pasado de ser un

territorio bárbaro y despoblado, a uno de los países más prósperos

del planeta. Y cuando luego llegó otro partido que proclamaba que

su idea de prosperidad consistía en “combatir al capital”, el primer


DEFENDIENDO A THEMIS 720

artífice del destrozo se postuló a sí mismo como la alternativa, para

desconcierto de una población que desde entonces se sumó al

primero para combatir al segundo o al segundo para combatir al

primero.

Las críticas de cada uno de esos partidos populistas al otro eran

ambas parcialmente acertadas, ya que si sus recíprocas

imputaciones de desgobierno, corrupción y mal manejo de la

economía eran seguramente ciertas, no era cierto que la conclusión

emergente de ello fuera votar a la otra, siendo ambos los dos brazos

de la misma tenaza que destroza al país desde hace más de un siglo.

Hablando de eso, debo destacar que desde el punto de vista

económico el punto de inflexión argentina fue el año 1.916 en que

por primera vez ascendió el radicalismo al poder. De 1.930, año del

primer golpe de Estado, hablan quienes quieren quedar bien con el

radicalismo. De 1.945, año del ascenso del peronismo, hablan

quienes quieren quedar bien con el antiperonismo. Que nuestro

fracaso comience en 1.916 nadie se anima a decirlo en voz alta pese

a que resulta obvio que la desaparición del liberalismo clásico y

conservador de la escena política del país necesariamente fue por

derecho propio un hito trascendental en su desarrollo, y ello aún al

margen de que además comenzara la alternancia en el poder entre

el partido que buscaba destruir todo de raíz y el que buscaba

combatir el capital.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 721

El liberalismo clásico conservador no quiso perder elecciones por

mantenerse firme en sus principios y propuestas, y terminó

perdiendo su esencia, absorbido como inorgánicas partículas

moderadas dentro del alvearismo, el justismo, el peronismo, el

radicalismo, el desarrollismo y de cuanto otro proyecto político de

bases heterogéneas y nulo contenido programático surgieron en

Argentina a lo largo del siglo XX, hasta llegar ahora sus actuales

integrantes a mirar con pánico la perspectiva de reconocerse

liberales clásicos o conservadores.

Si sus actuales descendientes buscan reagruparse, lo hacen

utilizando circunloquios como “economía social de mercado”,

“nueva fuerza”, “partidos de centro”, y si en un ataque de audacia

usan las palabras prohibidas, les ponen aditamentos vergonzantes

tales como “conservador- popular” o “liberalismo- libertario”.

Por eso deberé efectuar una brevísima historia liberal clásica y

conservadora de la decadencia argentina en el siglo XX,

anticipando como crítica que si algo surge de ella es que el

liberalismo clásico conservador que armó el país próspero que

fuimos, desapareció básicamente por desoír las enseñanzas de

Jesucristo de que “el que quiera salvar su alma, la perderá; pero el

que pierda su alma por causa de mí, la hallará”. Por buscar ganar

elecciones renunció a su identidad sin llegar a ser nada.

Pero básicamente la Argentina fue víctima de la falta de visión


DEFENDIENDO A THEMIS 722

de futuro de los otros dos partidos cuyos lemas eran el destrozo y

no la creación. Por eso no es de extrañar que Argentina cuente hoy

con una capacidad de vuelo para capear las turbulencias de la

economía mundial fácilmente asimilable a la de un piano de cola.

Hagamos entonces un breve “racconto” de la historia

económica argentina, sin intentar quedar bien con radicales, con

peronistas

161.- La Argentina que fuimos y decidimos no ser

Desde la caída de Rosas en Caseros en 1.852 y la sanción de la

Constitución Nacional en 1.853 siguiendo los lineamientos dados

por el ilustre liberal clásico tucumano Juan Bautista Alberdi en sus

“Bases y puntos de partida para la organización nacional”, y sobre

todo luego de la unificación nacional definitiva en 1.860 y en

especial desde el primer gobierno de Julio Argentino Roca y

durante todo el período que va desde 1.880 hasta el ascenso del

radicalismo en 1.916, la economía argentina pasó a ocupar en

América del Sur un lugar equivalente al de los Estados Unidos de

América del Norte en el otro hemisferio.

Según estudios de Roberto Cortés Conde en “La economía

argentina en el largo plazo (siglos XIX y XX)”, desde 1.880 hasta

1.916 la población se había triplicado, pero la economía y las

exportaciones se multiplicaron por nueve, con una tasa de

crecimiento del Producto Bruto Interno del 6% anual, y del


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 723

Producto per Cápita al 3% anual, impresionante en consideración

al número de inmigrantes que venían seducidos por lo que Rubén

Darío cantaba como una tierra de promisión. El crecimiento del

producto per cápita en la Argentina superaba, aunque levemente,

al de los Estados Unidos y sin esfuerzos al de Francia, Gran

Bretaña y Japón, los países que más crecían entonces.

Otra clave del desarrollo fueron las línea férreas. Alberdi

escribía poco antes del comienzo de la presidencia de Roca, “La

vida y los trabajos industriales de William Wheelwright en la

América del Sud”, relatando los proyectos de su cliente y amigo, el

empresario norteamericano que soñaba con tender una línea férrea

que uniera Brasil con Chile a través de Argentina, y otra que

uniera Valparaíso con Panamá en el Pacífico. Si estos sueños no se

concretaron, de todas formas al advenimiento de Yrigoyen el

sistema ferroviario había superado los 34.000 kilómetros, una cifra

mayor que los 25.000 de México y los 22.000 del Brasil.

Muchos inmigrantes se radicaban en feraces tierras vírgenes, en

colonias agrícolas, con parcelas de unas 50 hectáreas. Los colonos

trabajaban junto con sus familias. También entraron en

producción las grandes estancias que combinaban agricultura y

ganadería, y los arrrendatarios y aparceros, los chacareros. En el

caso de que el contrato fuera con un estanciero, los chacareros se

comprometían a dejar el campo alfalfado al finalizar el contrato,


DEFENDIENDO A THEMIS 724

para que sirviera para el engorde del ganado durante la invernada.

El negocio del estanciero invernador, en consecuencia, era triple:

cobraba la renta por la tierra alquilada, obtenía la tierra alfalfada

y en ella engordaban las vacas.

Si bien se ha discutido, esto permitía a chacareros con escaso

capital trabajar tierras de unas 200 hectáreas en lugar de colonatos

de 50. Entre 1880 y 1890, cuando las colonias concentraban el

grueso de la actividad, las exportaciones agrícolas pasaron de

450.000 a 25.000.000 pesos oro. En el siglo XX, con el auge de la

estancia mixta y contando, también, con el crecimiento de la

producción de las colonias), estas ventas al exterior pasaron de

70.000.000 pesos oro en 1900 a 300.000.000 en 1913.

La explicación del enorme flujo migratorio de la época es que

Argentina tenía niveles remunerativos muy superiores, no

solamente a África, Asia u otros de Sud América, sino que Italia,

España, y prácticamente toda Europa.

Para 1.910, en el centenario del primer gobierno patrio y a solo

un período presidencial de nuestra debacle, Argentina era uno de

los principales países del mundo. Era uno de los mayores

exportadores de granos y carne y su Producto Bruto Interno

equivalía a la mitad de todos los países hispanoamericanos,

ocupaba el décimo lugar entre las economías del mundo y su

comercio representaba 7% del total internacional. Las zonas


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 725

cultivadas con trigo, que en 1.872 cubrían 72.000 hectáreas,

llegaron a 6.918.000 hectáreas en 1.912. Las exportaciones de

cereales, que en 1.885 habían totalizado 389.000 toneladas,

alcanzaron 5.294.000 en 1.914.

El abogado, historiador, político y ensayista James Bryce,

embajador de Gran Bretaña en Estados Unidos y Juez de la Corte

Internacional de Justicia de La Haya, amigo de Lord Acton

designado Vizconde por la Reina Victoria por sus servicios, en su

obra “Sudamérica. Observaciones e impresiones”, después de

visitar Argentina, decía que “Buenos Aires... es algo entre París y

Nueva York... uno se siente (allí) más cerca de Europa que en

ninguna parte de Sudamérica" . Otro ensayista famoso de la época,

Anatole France, que nos visitó en 1.909, decía “¡Felices argentinos!

Vuestra fortuna no está fundada en los productos inseguros que la

moda que los sostiene puede muy luego abandonar, y basados en

substancias que el progreso de la industria puede despreciar en un

instante. No, vosotros producís para el inmortal consumidor...

Exportáis con los cueros y las lanas de vuestros rebaños, las carnes,

los cereales, los productos indispensables para la alimentación y el

vestido de los hombres y vuestra producción irá creciendo a

medida que vuestra población aumente, con la multiplicación de

vuestros centros ganaderos y la roturación de nuevas zonas

incultas de vuestro inmenso territorio..."


DEFENDIENDO A THEMIS 726

Ésa fue la Argentina liberal clásica y conservadora a la que

Rubén Darío en su “Canto a la Argentina” se refiriera con voz

vibrante, elogiándola como “¡Argentina, región de la aurora!/ ¡Oh,

tierra abierta al sediento/ de libertad y de vida,/dinámica y

creadora!”, que el radicalismo quiso y consiguió extirpar de raíz, de

una forma tal que ni siquiera con su posterior fracaso consiguió

resurgir, alternándose con otras formas de populismo que nos

fueron sumergiendo hasta el día de hoy.

162.- El ascenso del radicalismo, primer heredero del rosismo

Para entender mejor el fracaso de nuestro país debemos

recordar el común origen de nuestros dos partidos mayoritarios

como resabios históricamente superados de regímenes genocidas

extintos en el mundo hace más de un siglo en un caso, y casi un

siglo en el otro. El radicalismo es el heredero del rosismo, y el

peronismo tanto de las ramas más virulentas del radicalismo, como

del nazi-fascismo que caía en derrota en todo el mundo mientras

asincrónicamente ascendía al poder en Argentina.

Empecemos por el principio. Cuando por la “Ley Sáenz Peña”

dictada por los propios conservadores liberales en el poder

careciendo de un partido organizado y un candidato aglutinante, e

ingenuamente entregaron el poder al radicalismo triunfante para

no volver jamás, Yrigoyen, que cuatro veces había intentado

infructuosamente llegar por las armas, llegó por los votos en 1.916.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 727

Cuando asumió Yrigoyen comenzó el declive económico de

Argentina, pese a que los poco objetivos historiadores populistas

pretenden atribuirle los méritos de una prosperidad anterior que

entró en declive por su causa. Y cuando asumió Perón por primera

vez, Argentina, seguía siendo pese a los previos desaguisados

radicales uno de los diez países más desarrollados del Planeta, no

por méritos de estos sino simplemente porque los demás se habían

desangrado en una guerra mundial y recién estaban reponiéndose.

Hoy, pese a sus enormes recursos naturales y humanos, Argentina

es uno de los países más pobres de la tierra.

El radicalismo fue en su origen un movimiento revolucionario

de izquierda, que ni entonces ni ahora tenía ideas claras acerca de

qué hacer en el gobierno, salvo oponerse a lo bueno o malo que

hacían los demás. Un partido fundado en el resentimiento y no en

las ideas. El supuesto carácter democrático de este partido se ve

desmentido por sus cuatro revoluciones fracasadas en 1.890, 1.893

(dos seguidas) y 1.905.

El radicalismo originariamente fue el primitivo refugio

supuestamente democrático de los descendientes directos del

rosismo, los partidarios del sicópata “Restaurador” del que hablé

páginas atrás: Leandro Alem era hijo, e Hipólito Yrigoyen nieto,

del asesino Leandro Alén, uno de los más conspicuos mazorqueros

ejecutado públicamente por sus numerosos crímenes junto con su


DEFENDIENDO A THEMIS 728

jefe, Ciríaco Cutiño. Los mazorqueros eran los integrante de la

“Mazorca”, cuerpo parapolicial de asesinos degolladores que

respondían a Rosas a través de su jefa máxima, Doña Encarnación

Ezcurra, esposa de José Manuel de Rosas. El nombre de ese cuerpo

genera polémicas tan macabras que me excuso de comentarlas.

Elpidio González, vicepresidente de la Nación con Yrigoyen, era

hijo del coronel Domingo González, militar de las montoneras

federales en la época de la unificación, a las órdenes del caudillo

Juan Saá, y su abuelo luchaba con otro caudillo, Ángel Vicente

“Chacho” Peñaloza. Marcelo Torcuato de Alvear nieto del general

rosista Ángel Pacheco, y del general Carlos María de Alvear, ex

unitario tornado rosista, quien, al igual que Tomás de Anchorena,

primo de Rosas, fueron Ministros de Relaciones Exteriores de

aquél. Leonardo Pereyra Iraola (h), en cuyo predio “Jardín

Florida” nació el radicalismo, era nieto del rosista Simón Pereyra,

primo hermano de la jefe de la “Mazorca”.

Jorge Abelardo Ramos, historiador de izquierda, recuerda la

descripción de la asunción de Yrigoyen efectuada por el Dr. Benito

Ocampo, estatuario Secretario del Senado de la Nación:

“—…escupieron las alfombras… descolgaron las cortinas en el

empeño de verlo… en la calle, reemplazaron a los caballos y

empujaron el coche (…) —Fue muy desagradable… Han

desenganchado los caballos y han arrastrado la carroza


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 729

presidencial por las calles, vociferando injurias y lanzando vivas…

Hemos calzado el escarpín de baile durante tanto tiempo y ahora

dejamos que se nos metan en el salón con bota de potro”

Un legislador conservador liberal jujeño, Benjamín Villafañe,

en su libro “Yrigoyen, el último dictador”, describe la sensación de

opresión que generó a su llegada este caudillo, con su política de

erradicar “de raíz” —de ahí viene la palabra “radical” que los

identifica— todo vestigio del pasado conservador liberal del

Partido Autonomista Nacional. Dice que “Una ola de odio sopla

sin cesar desde la Casa Rosada hasta los lugares más apartados del

país, creando motivos de discordia para todos, para los hombres de

su mismo partido, como para los de las distintas clases sociales...

La injuria ha sido erigida en sistema de gobierno; ni una palabra

sale desde la Presidencia y las demás oficinas públicas sin que el

insulto deje de acompañarlas como la sombra al cuerpo”.

Por anécdotas familiares que relataban jocosamente el asedio

radical a la casa de mis abuelos para concluir con el efímero

gobierno de mi tío abuelo León Rougès en Tucumán, sé

positivamente que en su origen los conservadores liberales

argentinos con justa razón llamaban a los radicales como “los

mazorqueros”.

Es deliciosamente tragicómica una anécdota recogida por el

diario socialista “La Vanguardia” con motivo de la asunción de


DEFENDIENDO A THEMIS 730

Yrigoyen en 1.916:

“Dos santiagueños, padre e hijo, de la comitiva de un futuro

ministro, se detienen frente al edifico del Banco Nación.

—Aquí hay mucha plata m’ hijo…

—¿Y pa’ que?

—¡Oh, va’.... ¿Y pa’ quién? Pa’ nosotros, pues…”

Habiendo llegado el radicalismo al poder en 1.916, un año antes

de la Revolución Rusa de 1.917, una de sus primeras medidas de

desgobierno fue dedicarse a intervenir las Provincias donde había

perdido, que eran numéricamente muchas más que las propias, así

como perseguir a los principales dirigentes provinciales del viejo

Partido Autonomista Nacional, en realidad una alianza de partidos

conservadores liberales, otorgar a los revolucionarios rusos un

préstamo de Cinco millones de pesos recurriendo a las arcas

estatales bien cuidadas por los gobernantes liberales clásicos

anteriores —préstamo que por supuesto jamás nos fue devuelto—

y tomar una serie de medidas tendientes a estatizar el país.

Ese insólito préstamo merece dos palabras. Su monto era

escandaloso. Para dimensionar su importancia, hay que recordar

que a la moneda argentina se le agregaron desde entonces trece

ceros, con lo que llegaríamos a un número con diecinueve ceros. Las

palabras de Yrigoyen para pedirlo fueron, como siempre era él,

oscuras y ambivalentes: “Una cruel fatalidad aflige a toda Rusia,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 731

como es de universal notoriedad. La República Argentina no puede

permanecer indiferente ante tan dolorosa situación”. ¿Se refería a

la hambruna o a la Guerra Civil en curso, del Ejército Rojo contra

el Blanco conformado por los últimos resistentes del zarismo?

Así que, siendo concedido en 1.921, no es descabellado suponer

que la consolidación de la revolución comunista y la sofocación de

las heroicas luchas del Barón Roman Urgen Von Sternberg, el

Almirante Aleksandr Kolchak, el Barón Pyotr Nikoláievich

Wrangel o el luchador Antón Denikin, líderes del glorioso y

olvidado Ejército Voluntario de los Blancos, se hubieran debido a

la hoy casi inimaginable inyección de dinero argentino entonces

recibido por los soviets de manos del radicalismo.

Pese a ser retratado como un perdido anciano bueno, Hipólito

Yrigoyen fue implacable a la hora de ordenar la represión de las

protestas populares. Bajo su gobierno se produjeron las dos peores

masacres populares de aquellos tiempos, conocidas como “La

Patagonia Rebelde” y “La Semana Trágica”, con las que sofocó

revueltas de trabajadores disconformes con su manejo de la

economía, y que usualmente los medios de difusión, desinformados

y tendenciosos, suelen atribuir al conservadurismo.

Juan José Sebreli, sin poder extirpar su pasado marxista y por

ende contrario a reconocer nada al liberalismo clásico y

conservador, lo que lo lleva a dar por supuesto que cada vez que los


DEFENDIENDO A THEMIS 732

radicales perdían elecciones era consecuencia de un “fraude”,

costumbre inaugurada por Alvear y seguida por todos los

dirigentes radicales, dice empero en su “Crítica de las ideas

políticas argentinas” que “Yrigoyen sustituyó el fraude electoral

de los conservadores por la intervención a las provincias opositoras;

en su primera presidencia hubo veinte intervenciones, quince de

ellas por decreto y sin injerencia del Poder Legislativo”...

163.- El atardecer de la República conservadora liberal

Para entender la muerte del conservadurismo liberal argentino

y el nacimiento de la funesta alternancia entre radicalismo y

peronismo, debemos hacer referencia a su antecedente inmediato

anterior, el descrédito y ulterior derrocamiento del radical Hipólito

Yrigoyen.

Al vencer el primer mandato de Yrigoyen lo sucedió Marcelo

Torcuato de Alvear, un revoltoso “play boy” nieto de Carlos María

de Alvear, ilustre General de la Independencia, originariamente

unitario pero luego volcado al rosismo y con buenos contactos con

el conservadurismo a través de su padre Torcuato de Alvear,

Intendente de Buenos Aires en la época de Julio Argentino Roca.

Descendía también de Ángel Pacheco, general del rosismo, como

casi todos los primeros cuadros dirigentes radicales.

Alvear fue el verdadero verdugo del conservadurismo liberal, y

de paso y en especial, de la provincia de Tucumán, una de sus


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 733

usinas intelectuales de la época. Con una cuantiosa fortuna

personal, era famoso por sus excentricidades tales como la de

tomar champagne en los zapatitos de aguja de las coristas de la

época. Flechado por la voz de Regina Pacini, una joven y exitosa

soprano de ópera, la persiguió por los teatros de Madrid, París,

Londres, Montecarlo, Budapest y Odessa, llenando los camarines

de su amada con miles y miles de rosas rojas y blancas, hasta

quebrar su resistencia. Cuando se casaron, la multitud se agolpó en

la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación en Lisboa para ver

a la pareja, pero quienes aparecieron fueron una criada y un agente

de policía, rojos de vergüenza. Los verdaderos dos protagonistas se

habían casado en secreto a las siete de la mañana.

Gracias a su militancia y fortuna había sido antes de su ascenso

como Presidente, embajador argentino y vocero del radicalismo

neutral en Francia en la época de la firma del Tratado de Versalles

a donde Argentina fue invitada a la mesa de los vencedores sin

haber hecho nada para merecerlo. Intentó dar un nuevo perfil al

radicalismo, mejorando sus modales y atenuando el tono de su

prédica contra el conservadurismo, en lo que dio en llamarse el

radicalismo “antipersonalista”, lo que a la postre fue más nefasto

para los conservadores liberales que el propio yrigoyenismo. Eso es

ejemplificado más abajo refiriéndome a la forma en que destrozó al

Jardín de la República con sus políticas dirigistas encarnadas en el


DEFENDIENDO A THEMIS 734

malhadado “Laudo Alvear”, tan estúpidamente dirigista como

injustamente celebrado aún por los propios tucumanos que hasta

hoy no terminan de repudiar su venenosa seducción.

164.- Un ejemplo cercano del ánimo destructivo del radicalismo

Los desaguisados intervencionistas de Yrigoyen mantenían vivo

al sistema conservador. Fue Alvear quien más lo desarticuló con

una táctica de beneficiar al amigo y perjudicar al enemigo,

desdibujado los perfiles de la división entre unos y otros.

Voy a referirme al ejemplo que conozco acerca de cómo el

radicalismo antipersonalista atacó las bases liberales clásicas con

que las que el partido Conservador había construido uno de los

países más importantes de la época, con su destructiva consigna

nihilista de terminar con todo eso “de raíz”, tomando como

ejemplo la forma en que el más astuto y menos cuestionado Alvear

destrozó el espinazo del conservadurismo liberal de la época. El

caso que me tocó más de cerca fue su ataque al conservadurismo en

Tucumán, consciente quizá que era de allí de donde salían los más

grandes ideólogos y políticos del liberalismo clásico, tales como

Juan B. Alberdi, Marcos Paz, Nicolás Avellaneda, Julio Argentino

Roca, y tantos otros.

Para ponernos en contexto, aclaro que Tucumán, bautizado por

Sarmiento “Jardín de la República”, vivía entonces una situación

casi edénica gracias a la industria azucarera. Los pujantes


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 735

industriales radicados en Tucumán —entre ellos mis ancestros—,

aprovechando las vías férreas tendidas por Nicolás Avellaneda,

habían instalado enormes ingenios azucareros, la primera

agroindustria pesadas del país, y generosamente habían armado un

esquema que permitiera que los pequeños cañeros vendieran allí su

producción. Los industriales que muchas veces todavía estaban

pagando el precio de las modernas maquinarias importadas,

molían las cañas en un trapiche, transformaban el jugo resultante

en azúcar precipitándolo como azúcar crudo, lo refinaban, lo

fraccionaban en bolsas y lo vendían.

Los cañeros casi lo único que hacían entonces era ver crecer un

pasto prehistórico —la caña de azúcar es una gramínea, y aunque

muchísimo más grande, genéticamente equivalente al césped del

jardín del lector— y una vez al año ordenar a los zafreros cortarlo

para venderlo en el Ingenio, y volver a cortarlo una y otra vez

todos los años, cobrando fortunas por tan descansada labor. Los

cortadores de caña, los zafreros, en una actividad que muchas

veces involucraba a familias enteras, ganaban con esa zafra anual

cifras que alcanzaban a veces para descansar el resto del año.

Los industriales entonces, con tiempo y dinero en abundancia,

dedicaban ambos recursos a la política con una visión de futuro y

una generosidad que es hoy reconocida por sus adversarios,

formando lo que se conoce hoy como la gloriosa “Generación del


DEFENDIENDO A THEMIS 736

Centenario”, integrada por Juan Luis, Miguel Macedonio y

Ambrosio Nougués, Ángel, Ernesto y José Padilla, Juan B. Terán,

León, Alberto y Marcos Rougès, Miguel Ignacio Lillo; Juan Heller;

José Ignacio Araoz, Julio López Mañán, entre muchos otros,

varios de ellos descendientes de los primeros preclaros tucumanos,

y parientes o amigos entre sí. Un siglo después de haber sido sede

del histórico Congreso que declaró nuestra Independencia,

Tucumán gracias a la prosperidad de la industria azucarera, había

adquirido una nueva fisonomía y se había convertido en una de las

ciudades más bellas, modernas e influyentes del país.

Entre el establecimiento de los primeros ingenios en 1.870 y la

llegada del radicalismo en 1.916, la ciudad había incorporado la

electricidad, el agua corriente, el alcantarillado, el telégrafo y los

medios de transporte público. Estaba circulada por dentro con

tranvías, y por fuera, además de los trenes interprovinciales, los

propios industriales habían armado de su propio peculio un

circuito, hoy desaparecido, que los llevaba en un tren de trocha

angosta a sus ingenios, para recogerlos a la noche. Se habían

construido verdaderas mansiones señoriales, de estilo francés. La

Casa de Gobierno, el Teatro Alberdi, el Jockey Club y el conjunto

arquitectónico formado por el Hotel Savoy, el Teatro Odeón, hoy

San Martín, y el Casino sobre la avenida Sarmiento, el enorme

Colegio Nacional,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 737

Tucumán estaba envuelta del brillante resplandor francés

traído por antiguos oficiales de los ejércitos napoleónicos, Jean

Nougués y Emidio Salvigny, ya en la época del ejército del General

Manuel Belgrano; luego los siguieron ingenieros como Felipe

Bertrés, educadores como Amadeo Florentino Jacques, Edmundo

Buessard, Felisberto Pelissot, Juan Eugenio Labougle y más tarde

Paul Groussac, el sacerdote Fray Ángel María Boisdron y la

Congregación de padres Lourdistas, otros industriales como Luis

Dode, Julio Delacroix, Jorge Vergnés, Evaristo Etchecopar, León

Rougès, Clodomiro Hileret, Carlos Rougès y muchos más.

Tucumán no sólo se modernizaba desde el punto de vista

material sino también espiritual. En esa época comenzó a

publicarse una Revista de Letras y Ciencias Sociales, se crearon las

bibliotecas Sarmiento y Alberdi. Se creó una Escuela de Bellas

Artes en 1.909 como paso previo al objetivo final de erigir la

Universidad Nacional de Tucumán de acuerdo a un proyecto de

Juan B. Terán, proyecto concretado tres años después.

Otro francés, Jules Charles Thays, que luego diseñaría el Parque

de Palermo en Buenos Aires, lucía sus habilidades como paisajista

en el Parque 9 de Julio de Tucumán como parte de los festejos

patrios del Centenario de la Independencia en 1.916. Hasta

trajeron los conservadores tucumanos una rueda gigante diseñada

por Gustavo Eiffel, que los radicales apenas llegados al poder, para


DEFENDIENDO A THEMIS 738

que no quedaran rastros del esplendor de los conservadores a los

que desplazaban para mal de la Provincia y del país, vendieron

rápidamente a Córdoba en donde hasta hoy deslumbra a los

visitantes de esa Provincia.

Toda esta Provincia murió con el Laudo de Alvear, que con

fundamentos socialistoides daba a los cañeros, independientemente

del mercado, la mitad del producido de la venta del azúcar

elaborado. Como ocurre con cualquier precio artificial y

coactivamente fijado en un nivel superior al de mercado, eso

generó una sobreoferta y una disminución de la demanda de caña,

con la lógica consecuencia de superproducciones invendibles,

desincentivando la inversión tecnológica a unos como a los otros,

en un caso por falta de rentabilidad de los ingenios y en el otro por

el precio asegurado de la caña con independencia de su rendimiento

cultural y sacarino, convirtiendo de esa suerte una economía

pujante en una artificialmente dependiente de un monocultivo.

No es por eso de extrañar que este instrumento dirigista

terminara en crisis de superproducción, cierres de ingenios,

desocupación y miseria. Allí está la causa remota de la recesión, los

cupos cañeros y hasta de la ulterior guerrilla en Tucumán, como

bien lo recuerda José Manuel Avellaneda, dirigente conservador,

en su novela “Josefa. Nace la guerrilla”.

Y también fue el radicalismo alvearista el que en la década del


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 739

30 puso las bases dirigistas que luego utilizaría el peronismo. Meir

Zylberber las describe muy bien en “Las Raíces Totalitarias del

Fracaso Argentino”, achacándolas con cierta injusticia a los

conservadores en declive, eludiendo en su análisis la previa

responsabilidad de Yrigoyen y de Alvear, y olvidando que unamuy

buena parte del staff de esa década provenía de las filas radicales

alvearistas, ayudados por nacionalistas e inclusive socialistas.

Efectuada esta aclaración localista tanto para ejemplificar la

manera en que el radicalismo, con tal de atacar a las bases del

sistema conservador liberal que buscaba erradicar de raíz destrozó

la economía de una provincia pujante, como probablemente hizo

en otras con sus respectivas economías regionales, y desmitificar de

paso la sobredimensionada imagen del revoltoso y destructivo

“play boy” radical Marcelo Torcuato de Alvear, para que se

entienda que el fracaso de Argentina se debió a una permanente

fluctuación entre dos populismos similares y similarmente

destructivos.

165.- Caen las tinieblas sobre la República conservadora liberal

Al vencimiento de su propio mandato, Alvear decidió presentar

una lista radical “antipersonalista” conformada por Leopoldo Melo

y Vicente Gallo, para competir contra su mentor Hipólito

Yrigoyen. Algunos sectores conservadores liberales, que habían

formado el Partido Demócrata Nacional, se aglutinaron en torno a


DEFENDIENDO A THEMIS 740

él creyendo quizá eso de que “el enemigo de mi enemigo es mi

amigo”, lo que en materia política es muchas veces una forma de

suicidio, y apoyaron la fórmula alvearista. Como era de esperar,

este proyecto fue finalmente derrotado, y arrastró en su desgracia

al maltrecho conservadurismo.

Yrigoyen asumió su segunda presidencia con setenta y seis años

de edad y en la declinación de su nunca demasiado brillante

intelecto. Si su primer gobierno había sido de persecución al

conservadurismo, en el segundo se dedicó a perseguir también a los

propios radicales alvearistas, confiando en su carisma personal

pero olvidando que el ejército estaba conformado por personas más

leales a Alvear que a él mismo. Para peor, se estaba desatando en

esos momentos en todo el mundo una histórica crisis, y el

Presidente desde tiempo atrás no iba a la Casa de Gobierno y

gobernaba desde su propia residencia. Según dichos nunca

desmentidos ni confirmados, sus colaboradores le enviaban un

diario ficticio con alentadoras y falsas noticias ajenas a la realidad

del país, muy afectado por la crisis económica mundial. Esta

tragicómica situación, real o no, dio origen a que hasta hoy en

Argentina se hable del “diario de Yrigoyen” para referirse a las

noticias falsas que dan los colaboradores a los gobernantes.

El ejército argentino, de donde habían surgido antaño algunas

de las más señeras figuras de la organización nacional como Justo


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 741

José de Urquiza, Bartolomé Mitre, Marcos Paz, Julio Argentino

Roca, muchos de ellos liberales clásicos, había ido tornándose más

nacionalista y cercano a posiciones germanófilas. Así pasó también

con el propio conservadurismo, desgajado en dos facciones, una

liberal anglófila y la otra nacionalista germanófila.

Los rumores de golpe estaban a la orden del día. A poco andar,

el caudillo radical que tantos golpes de estado fracasados había

encabezado, terminó su carrera política en Septiembre de 1.930 con

un golpe incruento realizado por el General José Félix Uriburu.

Fue un desfile con tres escuadrones de caballería y 600 cadetes

aplaudidos alborozados por el pueblo. Hipólito Yrigoyen, sin

defensa alguna, renunció. Félix Luna, historiador radical, relata

no obstante con objetividad el momento: “La ciudad entera

acompañó a los cadetes del Colegio Militar desde San Martín hasta

Plaza de Mayo, entre apretadas filas de hombres, mujeres,

ancianos y niños que los victoreaban y arrojaban flores a su paso”-

Así, en su momento ese golpe contó con un muy fuerte apoyo

popular, no solamente de los grupos conservadores, sino también

de una muy buena parte del propio radicalismo, entre ellos el ex

Gobernador de la Provincia de Buenos Aires José Camilo Crotto,

los ex candidatos del Alvearismo, Leopoldo Melo y Vicente Gallo, y

el propio Marcelo T. de Alvear, que pocos días después del golpe

decía refiriéndose a su antiguo mentor que “Yrigoyen con una


DEFENDIENDO A THEMIS 742

ignorancia absoluta de toda la práctica de gobierno democrático,

parece que se hubiera complacido en menoscabar las instituciones.

Da pena cómo ese hombre, que encarnaba los anhelos de la libertad

del sufragio, que tenía un puesto ganado en la historia al dejar su

primera presidencia, destruyó su propia estatua”.

Esta asonada significó el quiebre de un régimen de pacíficas

sucesiones durante más de medio siglo. Como curiosidades

históricas, la proclama fue redactada por Leopoldo Lugones, el

mayor poeta argentino de la época, y en dicho golpe participó Juan

Domingo Perón, del que hay una fotografía en el pescante del

automóvil de Uriburu.

La propia democracia vacilaba en el mundo, que miraba con

admiración los aparentes éxitos de Benito Mussolini y Joseph

Stalin, y el fulgurante crecimiento de la figura de Adolf Hitler. En

ese contexto el golpe de Estado de Uriburu, pese a su hoy

generalizada demonización histórica, significó un simple interregno

que duró solamente un poco más de un año, sin que el también

General Agustín P. Justo —radical antipersonalista aún cuando

rápidamente se pusiera en punta con Alvear, de quien había sido

Ministro de Guerra— del que se hablará seguidamente, fuera su

continuador, visión establecida por el astuto Marcelo T. de Alvear.

En realidad Uriburu convocó a elecciones y entregó el poder a un

presidente elegido electoralmente.El radicalismo se abstuvo.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 743

166.- El ocaso definitivo de la República conservadora liberal

En contra de lo que se suele sostener, la elección de Justo no fue

fraudulenta, ni los gobiernos del período conformaron una “década

infame”. Es cierto que no se permitió la participación de Alvear,

pero el argumento para ello, pese a la minimización que efectúan

los historiadores, era objetivamente muy fuerte, ya que no habían

transcurrido seis años desde la finalización de su mandato en 1.928,

tal como entonces establecía la Constitución Nacional. La etiqueta

es injusta si se tiene en consideración que el radicalismo

voluntariamente había decidido no presentar candidatos, y

Agustín P. Justo había ganado entre los presentados.

Más probable parece que eso sirviera de excusa a Alvear para

decretar una “abstención patriótica” en elecciones en las que el

radicalismo no las tenía todas consigo, y aprovechar la situación

para tildar de “fraudulenta” a la contienda electora que determinó

el ascenso de este fuerte contrincante al alvearismo, para

permitirse a lo largo de todo el mandato de aquél enrostrarle una

inexistente ilegitimidad de origen, no como fin del ciclo de Uriburu,

sino como su continuación. Tan exitosa fue esa táctica, que hasta

hoy tirios y troyanos coinciden en que el período de Justo fue la

continuidad histórica del golpe de Uriburu, lo que mirando

objetivamente los documentos de la época parece falso.

Aunque el período de Agustín P. Justo es a veces mencionado


DEFENDIENDO A THEMIS 744

por parte de historiadores de izquierda, radicales y peronistas como

“la Restauración conservadora”, mirándolo con cierta perspectiva

histórica en realidad significó su muerte. El liberalismo

conservador, luego de haber conducido al país a la prosperidad

hasta 1.916, estaba siendo mientras tanto vaciado de su original

contenido, seducido por los cantos de sirena de los primeros

balbuceos del keynesianismo y absorbido por mitades entre el

radicalismo antipersonalista que buscaba sumarlo a un proyecto

que entonces parecía atractivo y que la historia demostró que

carecía de sustento a largo plazo, y un vago militarismo

nacionalista totalitario que, en el caso de los militares, terminaría

luego declinando en el Grupo de Oficiales Unidos, el G.O.U. una

“organización secreta” cuya existencia era un secreto a voces.

Lo cierto es que al igual que Marcelo T. de Alvear, el nuevo

Presidente Agustín P. Justo tenía su propio proyecto político

personal. Gozaba de prestigio en el ejército y en el radicalismo

antipersonalista, había sido Ministro de Guerra de aquél, había

declinado participar en el golpe de José Félix Uriburu, y era visto

esperanzadamente por los conservadores. Creía poder unir a estas

tres vertientes en un partido sincretista comandado por él, una

suerte de justismo que superara al radicalismo yrigoyenista y al

radicalismo alvearista, tomando elementos prestados del todavía

prestigioso conservadurismo liberal, que seguía buscando un


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 745

dirigente carismático. Pero ninguno de los dos proyectos políticos

del momento, ni el del justismo ni el del alvearismo, contemplaban

precisamente la subsistencia del conservadurismo como un partido,

sino por el contrario su absorción. Tanto él como Alvear se

presentaban como síntesis superadoras, pero el conservadurismo

tenía mayores afinidades con él que con Alvear. El Partido

Demócrata Nacional y sus demás partidos integrantes del antiguo

Partido Autonomista Nacional que con tanto éxito había regido la

vida argentina durante más de medio siglo, al perder por cuestiones

conyunturales —la crisis de los años ‘29 y ’30— el liberalismo que

los insuflara. se estaban convirtiendo en momias embalsamadas

carente de vida, y su espíritu fue desde entonces en Argentina el de

un fantasma errante.

Justo no era un conservador ni un liberal, aún cuando llevara de

compañero de fórmula a Julio Argentino Roca (h), hijo del caudillo

máximo del conservadurismo liberal de la República Conservadora.

De extracción radical antipersonalista, sometido a la influencia por

un lado de un tecnócrata proto-keynesiano, Raúl Prebisch, por el

otro de un entonces notorio dirigente socialista, Federico Pinedo,

que luego tardíamente cambiaría hacia posturas más liberales, y

contando con la participación activa de muchos dirigentes

radicales alvearistas. fue armando un sistema dirigista que Meir

Zylberber describiera en “Las Raíces Totalitarias del Fracaso


DEFENDIENDO A THEMIS 746

Argentino” como la cuna jurídica y económica del peronismo.

Pese a las críticas que me merece este período por esos motivos,

debo reconocer que, habiendo leído las “Memorias tras los dientes

del perro” de Helvio Ildefonso Botana, tengo una imagen bastante

positiva de él como alguien que buscaba rodearse con los mejores

hombres del país independientemente de su extracción política, y

un político que intentó infructuosamente armar una concordancia

nacional —de hecho su partido se llamó “La Concordancia”—,

proyecto frustrado por una sucesión de acontecimientos que se

mencionará seguidamente. Y debe destacarse que le tocó conducir

con mano firme al país durante la peor crisis económica de la

historia, la de los años 1.929 y 1.930, y su desempeño global fue

muy superior a la de la mayoría de los países civilizados de ese

entonces.

El Pacto Roca-Runciman celebrado por el Vicepresidente de la

Nación con el Ministro británico Sir Walter Runciman, piedra de

escándalo para el nacionalismo vernáculo, fue objetivamente un

brillante éxito diplomático. Como consecuencia de la crisis, Gran

Bretaña había decidido restringir sus importaciones salvo con sus

colonias, lo que de incidir sobre las exportaciones de Argentina, la

hubiera puesto en una situación ruinosa, habida cuenta de que la

exportación de carne vacuna era una de los principales actividades

económicas del país en ese momento. El pacto que dejó afuera a


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 747

Argentina de tal decisión solamente aludió a la históricamente

excelente relación económica entre ambos países, lo que

objetivamente era cierto. Aparte de ser nuestro principal

comprador de carnes, había contribuido a nuestro desarrollo a

través de una extensa red de ferrocarriles. Decir que ese pacto

implicó entregar el país o reconocerse como una colonia inglesa es

una imputación que solamente puede ser dicha de mala fe.

Otras de las medidas paliativas de la crisis fueron las obras

públicas. Aunque John Maynard Keynes no había escrito aún su

“Teoría General del Empleo, del Interés y el Dinero”, sus ideas

relativas a las obras públicas como medios de reactivar economías

durante una recesión evidentemente ya se manejaban en los

círculos académicos. Justo no anduvo en eso con medias tintas.

Probablemente jamás en la historia argentina se hicieron ni se

volverán a hacer tantas y tan importantes obras públicas.

Durante el gobierno de Agustín P. Justo se planificaron,

iniciaron o terminaron la primera etapa de la ampliación de la

Avenida 9 de Julio, el Puente Avellaneda, el Puente Uriburu y el

Puente La Noria (los tres sobre el Riachuelo, en Buenos Aires), el

Obelisco de Buenos Aires, las líneas C y D de subterráneos, y la

iniciación de las obras de la línea E, el Edificio del Ministerio de

Obras Públicas (Argentina) (hoy del Ministerio de Salud), la

Guarnición Aérea Córdoba, el Hospital Militar Central, la


DEFENDIENDO A THEMIS 748

modernización del Hospital Fernández, el Hospital Materno

Infantil Ramón Sardá, los edificios de las facultades de Medicina,

Bioquímica y Farmacia, Odontología y Derecho de la Universidad

de Buenos Aires, los gigantescos Monumento a Julio Argentino

Roca en Buenos Aires y a los Héroes de la Independencia

—simbolizados por el chasqui indio Pedro Socompa llevando la

noticia de la libertad— en Humahuaca, el estadio Monumental de

River Plate y el estadio La Bombonera de Boca Juniors, los dos

principales equipos de fútbol del país, la pavimentación de la ruta

a Córdoba, la pavimentación de la ruta a Mar del Plata, el Puente

Internacional Agustín P. Justo- Getúlio Vargas, entre Paso de los

Libres (Corrientes) y Uruguayana (Brasil), la Biblioteca Pública de

la Universidad Nacional de La Plata, El Observatorio de Física

Cósmica de San Miguel, y un extenso número de etcéteras. Obras

monumentales si las hay, que cambiaron para siempre la fisonomía

de Buenos Aires y de todo el país, y de las que cabe agradecer a este

período y a eficientes colaboradores de Justo tales como Salvador

Oría, Alberto Prebisch, Justiniano Allende Posse y Domingo Selva,

Carlos Thays, Mariano de Vedia y Mitre, Juan M. Obarrio, entre

otros, conducidas por el Ministro de Obras Públicas, Manuel R.

Alvarado y por el Ministro de Hacienda y futuro Presidente,

Roberto Marcelino Ortiz. Últimamente ese período, demonizado

por razones políticas por el radicalismo, ha sido revalorizado en


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 749

libros tales como “Ni década ni infame, del ´30 al ´43”, de Carlos E.

Aguinaga y Roberto A. Azaretto, prologado por Roberto Fraga, o

“Perón, el fetiche de las masas” de Nicolás Márquez.

Mientras tanto, el conservadurismo iba desapareciendo. Al

haber renunciado a su identidad y permitido ser absorbido por

mitades por los proyectos de Justo y de Alvear, la concordancia y

el radicalismo antipersonalista, ambos sin historia, unidad, ideas

claras ni destino, el conservadurismo liberal declinaba, y el

conservadurismo nacionalista se iba acercando a las facciones

germanófilas del ejército, semillas del futuro peronismo. Su última

actuación fue durante la efímera presidencia de Ramón S. Castillo,

vicepresidente de la Nación que la asumió como consecuencia de la

ceguera, renuncia y muerte de su antecesor.

167.- El imprevisto final de los proyectos de Justo y Alvear

Al finalizar el mandato de Agustín P. Justo, una inesperada

estrella, rutilante y efímera como una supernova apareció en el

horizonte. Un radical antipersonalista de pura cepa, Roberto

Marcelino Ortiz, ex Ministro de Obras Públicas de Alvear y ex

Ministro de Hacienda de Justo, en fórmula con un prestigiosísimo

abogado conservador, el catamarqueño Ramón S. Castillo, ex

Decano de la Facultad de Derecho de Buenos Aires y autor de un

Tratado de Derecho Comercial con el que se estudiaron las

materias que componen esa rama durante más de medio siglo,


DEFENDIENDO A THEMIS 750

enfrentaron a la fórmula radical de Marcelo Torcuato de Alvear,

que había decidido culminar con su abstención armando una

fórmula con su correligionario Enrique Mosca.

Alvear probablemente consideraba que el gobierno de Justo

estaba desacreditado y que culminar con la abstención precipitaría

un aluvión de votos para él mismo. Precavido, a lo largo de toda su

campaña anticipó que el justismo haría fraudes para triunfar.

Claro, diciendo eso, si ganaba convertiría en épico su triunfo

electoral, ya que lo habría obtenido “a pesar del fraude” , y si

perdía, la culpa no sería propia sino del “fraude”. Tuvo aquí Alvear

nuevamente éxito en imponer su discurso, ya que hasta hoy todos

los historiadores hablan del supuesto fraude de esas elecciones.

Pero el justismo ganó arrasando al radicalismo al obtener el 55%

de los votos para la concordancia, contra 41% de sus

contrincantes.

Como era de esperar, Alvear volvió a impugnar de fraudulentas

esas elecciones. Es posible que existiesen situaciones irregulares,

como las que desgraciadamente se producen en todas las elecciones

hasta el día de la fecha, tanto de parte del peronismo, verdadero

maestro en esa materia, como de los demás partidos que

actualmente cubren el espectro mayoritario, incluyendo por cierto

al radicalismo. Pero la magnitud de la diferencia de votos, y la

recurrencia del radicalismo hasta el día de hoy a impugnar


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 751

sistemáticamente de fraudulentas las elecciones que pierde, me

mueven a dudar que tales irregularidades hubieran tenido real

incidencia en el resultado final.

Entiendo que el alvearismo, que no se resignó a su desaparición

hasta el nacimiento del peronismo, generó con su frustración la

leyenda de que cada elección que perdía era fraudulenta, táctica

que si no le sirvió para ganar elecciones, sí funcionó para echar

sombras sobre los vencedores, y de paso para obtener que sus

miembros integraran sistemáticamente los primeros lugares de los

cuadros dirigentes en los gobiernos de Agustín Pedro Justo y

Roberto Marcelino Ortiz a los que intentaba reemplazar.

Pero no nos adelantemos. Agustín P. Justo seguramente se

frotaba las manos de contento. Su proyecto político parecía andar

de maravillas. Había superado la prueba de fuego de una elección

presidencial compitiendo contra el propio Marcelo T. de Alvear.

Una fórmula presidencial triunfadora integrada con un radical

antipersonalista y un conservador, parecían un mensaje de que por

fin el justismo había concretado su aspiración de constituirse en

una síntesis superadora, digno sustituto del Partido Autonomista

Nacional y del radicalismo. Su ex Ministro Ortiz sería en los hechos

simplemente su vocero, y el justismo terminaría de absorber de una

vez por todas los resabios que quedaban del conservadurismo, del

socialismo independiente y del radicalismo antipersonalista, a los


DEFENDIENDO A THEMIS 752

que tan bien había tratado a lo largo de su gestión.

No contó con un detalle. Roberto Marcelino Ortiz también tenía

su propio proyecto político personal. Seguramente su lectura de los

resultados electorales fue muy diferente a la de Justo. El

radicalismo antipersonalista, si bien encolumnado detrás de Alvear

carecía de chances de derrotar al justismo... en cambio, unido y

encolumnado detrás de él mismo podía convertir al propio Ortiz en

el digno sucesor de la Unión Cívica Radical de Yrigoyen. Y empezó

su campaña para demostrar a propios y extraños que él no era un

apéndice de Justo sino un radical de pura cepa, desempolvando la

más funesta arma de Yrigoyen, las intervenciones federales.

La primera de ellas fue un golpe bajo a su compañero de fórmula,

porque la provincia cuya intervención dispuso a fines de 1.939 fue

nada más y nada menos que Catamarca, la tierra de donde era

oriundo su compañero de fórmula Ramón S. Castillo. Y luego

siguió interviniendo a principios de 1.940 la Provincia de Buenos

Aires y dejando sin efecto los comicios que habían elegido al

caudillo conservador Alberto Barceló en reemplazo de Manuel A.

Fresco. Dicho sea de paso, el hecho de que luego de la intervención,

ya durante la presidencia de Castillo, volviera a triunfar otro

candidato conservador, el prestigioso tratadista de Derecho Penal,

Rodolfo Moreno, famoso por su prédica democrática y autor de

“Enfermedades de la política” y de “La cuestión democrática”,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 753

tornan cuando menos dudosa la existencia de un fraude tan

extendido como el que usualmente denuncia el radicalismo cada

vez que pierde una elección.

Volvamos a Roberto Marcelino Ortiz. El radicalismo

antipersonalista no podía creer su fortuna. El Presidente justista

contra el cual habían votado al apoyar a Alvear, se había

descubierto como el más radical de los radicales. Por eso volcó su

apoyo decidido hacia él, no como Presidente salido del justismo

sino como su propio vengador interno. Así Ortiz, con el apoyo

conjunto de las importantes filas del radicalismo antipersonalista

del justismo y del radicalismo antipersonalista de Alvear, se perfiló

fugazmente como la nueva y rutilante estrella del firmamento

político hasta entonces cubierto exclusivamente por Agustín P.

Justo y Marcelo T. de Alvear. Pero como una supernova, después

de brillar intensamente, Ortiz desapareció tan de golpe como había

nacido. Y con ello se inició otra etapa infinitamente peor de la

Argentina.

Muy poco después de decretar la intervención de la Provincia de

Buenos Aireas, Ortiz encegueció por la diabetes y debió por ende

delegar la presidencia justamente en el conservador Ramón S.

Castillo, su compañero de fórmula en la teoría y rival en la práctica,

que entró a gobernar teniendo en su contra a todas las fuerzas que

habían visto en Ortiz al nuevo y frustrado caudillo. Mientras tanto,


DEFENDIENDO A THEMIS 754

comenzaba la Segunda Guerra Mundial en la que tanto Ortiz como

Castillo decidieron que Argentina se mantuviera neutral, a

despecho de las intenciones de sus autoridades anglófilas y sus

tropas germanófilas.

El inesperado acabose del período fueron las sucesivas muertes

de Alvear en marzo de 1.942, Ortiz en julio de 1.942 y Justo en

enero de 1943, decapitándose casi al mismo tiempo los tres

proyectos de confluencia conservadora y liberal... Sic transit gloria

mundis. Con un ejército germanófilo, un presidente sin apoyos

populares y sin figuras carismáticas de por medio para reconstruir

el escenario político, el Grupo de Oficiales Unidos (G.O.U.) estaba

de parabienes.

En 1.944 se debían llevar a cabo elecciones, y se conocieron las

preferencias de Castillo por integrar una fórmula con Robustiano

Patrón Costas, un poderoso industrial azucarero salteño de

extracción conservadora. Y corrió el rumor de que el radicalismo

pensaba propiciar la candidatura del General Pedro Pablo Ramírez,

Ministro de Guerra de Castillo, a la presidencia de la Nación.

Castillo le solicitó explicaciones, y pese a que Ramírez negó la

versión, empezó a circular otra en el sentido de que se le pediría la

renuncia. Y así, en junio de 1.943, casi en el momento en que se

estaba por anunciar la candidatura de Robustiano Patrón Costas

por el subsistente justismo, el G.O.U. con la complacencia de


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 755

Ramírez armó un golpe de estado. Como no contaban con un solo

general en el grupo, se designó al general Arturo Rawson, quien

prácticamente no duró nada. Es que apenas asumió eligió sus

ministros unilateralmente y avisó su decisión de romper con el Eje,

justo el bando con el que simpatizaban los insurrectos del G.O.U.

Y así el propio General Pedro Pablo Ramírez, que

probablemente hubiera preferido permanecer en las sombras,

asumió como nuevo Presidente, con el General Edelmiro Farrell

como Ministro de Guerra, y uno de los más conspicuos

representantes de este grupo, el Coronel Juan Domingo Perón,

como Secretario de aquél.

Cuando apremiado por los Aliados Ramírez cortó relaciones con

el Eje, un golpe de estado interno lo alejó del poder, asumiendo

Edelmiro Farrell, y su secretario Juan Domingo Perón pasó a

revistar como Secretario de la recién formada Secretaría de

Trabajo y Previsión, como Ministro de Guerra y también como

Vicepresidente, en una insólita acumulación de cargos.

168.- El ascenso del peronismo, segundo heredero del rosismo

El peronismo nació como fiel imitador y salvaguarda neutral en

la retirada de los declinantes fascismo y nazismo recientemente

derrotados en la Segunda Guerra Mundial, de la mano del entonces

Coronel Juan Domingo Perón, viudo de Aurelia Gabriela Tizón,

que falleciera de cáncer a los treinta y seis años de edad, y agregado


DEFENDIENDO A THEMIS 756

militar argentino en la Italia de Benito Mussolini.

Nacido políticamente en la revolución de José Félix Uriburu

que derrocó a Yrigoyen, él y su segunda esposa Evita llevaron el

populismo a otro nivel, convirtiendo la demagogia clientelista, el

acceso y la conservación del poder sobre la base de la adulación del

pueblo votante, y sobre todo, el escandaloso enriquecimiento

personal sobre la base de la corrupción para todos los cercanos al

entorno gubernamental, en fines en sí mismos.

A comienzos de 1.944 un terremoto sacudió la ciudad de San

Juan, dejando un saldo de siete mil muertos y doce mil heridos. Se

realizaron colectas y campañas de solidaridad para socorrer a las

víctimas, y allí fue que Perón y Evita se conocieron y

complementaron. Perón era el Secretario de Trabajo y Previsión y

se le encomendó encargarse del problema. Evita era una actriz y

locutora radial que estaba haciendo una serie en la que

representaba a grandes mujeres de la historia, y por ello sabía de

memoria las palabras que debía decir para movilizar a la población.

Enrique Pavón Pereyra en “Vida íntima de Perón” cuenta que

supuestamente el propio Perón habría relatado así el momento:

Evita se dirigió a él diciendo “¿Señor coronel, ha terminado de

hablarnos? ¿Le permitiría opinar a esta actriz de radio?” Y luego

con voz autoritaria “Nada de festivales. ¿Qué es esto? ¿Un

carnaval? Iremos directamente a pedir sin ofrecer nada. En este


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 757

momento, no hay tiempo para organizar un espectáculo, un té, o

una canasta. Cosas viejas que no sirven para otra cosa que para

justificar la hipocresía. Nosotros vamos a patear la calle. Salgamos

a pedir a los lugares públicos, pero también vayamos al hipódromo,

al Jockey Club, a la Bolsa, a las Cámaras de Comercio, de la

Industria, a los bancos… En esos ambientes diremos a la gente:

“Nuestros hermanos están en desgracia, ¡vamos a ayudarlos!””. Y

luego, en una indirecta irresistible para el joven viudo, “Si, como

afirma, la causa del Pueblo es su propia causa, por lejos que vaya,

por grande que pueda ser el sacrificio, no dejaré de estar a su lado”.

Juan Domingo Perón había sido agregado militar en Italia, y

convertido en admirador del “Duce”, Benito Mussolini, así que

descubrió al instante el potencial que representaba el carisma de

esa bonita mujer rubia, delgada y con carácter. Prontamente eran

amantes y luego marido y mujer, casados en secreto ya que en el

ejército, —entonces y ahora también, aunque ninguna norma

escrita lo diga expresamente— se requería un permiso de la

Superioridad, que debía “aprobar” a la novia, aprobación que

difícilmente hubiera recibido Evita.

Perón era entonces el niño mimado de Alemania, que lo impulsó

al estrellato político. El plan se había venido construyendo desde

los albores del surgimiento del entonces Coronel, de la mano del

inmigrante alemán Ludwig Freude, que administraba el espionaje


DEFENDIENDO A THEMIS 758

nazi en Argentina y se hizo cargo de los fondos y las actividades

diplomáticas cuando la embajada del Tercer Reich tuvo que cerrar

en 1.944, y cuyo hijo Rodolfo Freude fue rápidamente catapultado

como una de las manos derechas de Juan Domingo Perón cuando

acumulara los cargos de Ministro de Guerra, Secretario de Trabajo

y Previsión y Vicepresidente de Edelmiro Farrell.

Cuando la derrota alemana hizo tambalear al gobierno militar y

a la vez el poder acumulado por Perón despertó justificadas

suspicacias, fue Ludwig Freude quien escondió a aquél y a Evita en

un departamento de la calle Posadas, y le ofreció su casa de fin de

semana en una apartada isla en el Tigre, la “casa Ostende”, chalet

de madera que los Freude importaron de Alemania. Allí sería

Perón arrestado por sus colegas del gobierno militar y recluido en

la isla Martín García, lo que dispararía el 17 de octubre, hasta hoy

celebrado como “Día de la Lealtad” por el peronismo.

Cuando el ejército, preocupado tanto por el poder que había ido

acumulando el Vicepresidente-Ministro de Guerra-Secretario de

Trabajo y Previsión, Coronel Perón como por su arrastre personal,

decidió destituirlo y encerrarlo en la isla-prisión de Martín García,

fue Evita la que peregrinó por los Sindicatos para movilizarlos el

17 de octubre hasta Plaza de Mayo para reclamar la liberación, lo

que es recordado hasta hoy dentro de ese partido como el

nacimiento del peronismo, y también como su “Día de la lealtad”.


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 759

La Segunda Guerra Mundial había terminado, y se decía que ni

los militares gobernantes, ni su díscolo sucesor, el Coronel Juan

Domingo Perón, podrían subsistir en la arena política, ya que

claramente eran los resabios del derrotado Eje. Pero el discurso

resultó contraproducente ya que Perón aprovechó esos rumores

para sugerir la existencia de una injerencia extranjera en las

elecciones argentinas, redoblando la apuesta y poniendo como eje

de su campaña la opción “Braden o Perón”, para referirse al

embajador estadounidense Duillio Braden, al que se imputó

pretender influir en la contienda.

Y así, convocadas las elecciones presidenciales, Perón llegó al

poder con una fórmula integrada con Hortensio Quijano,

derrotando a la fórmula de una heteróclita coalición de partidos

totalmente opuestos entre sí denominada Unión Democrática, que

incluía entre otros a comunistas, conservadores, radicales y

socialistas, conducidos todos por el declinante y casi acéfalo

radicalismo alvearista, que llevaba de candidatos a José Tamborini

y Enrique Mosca, el mismo que ya anteriormente había sido

derrotado como compañero de fórmula de Alvear.

169.- El peronismo como último bastión del nazi-fascismo

Así llegó el peronismo a la Argentina. Si el radicalismo había

sido muy malo, peor quizá para el país que el radicalismo fue el

peronismo, aunque es una muy difícil elección determinar cuál de


DEFENDIENDO A THEMIS 760

los dos fue más nocivo en el análisis global.

En Argentina, para poner un ejemplo, y pese a todas las

desavenencias narradas anteriormente, y a despecho de las

acusaciones de corrupción que se hicieron contra los gobiernos del

justismo, al llegar el peronismo al poder no se podía caminar por

los pasillos del Banco Central por la cantidad de lingotes de oro

acumulados. Cuando se fue, nada de eso quedaba. Pero a su turno,

jamás existió un gobierno tan inflacionario como el de Alfonsín.

Sobre el carácter originariamente nacional-socialista del

peronismo que se desprende de su relación con Ludwig y Rodolfo

Freude, recordaré una anécdota que viví en mis mocedades, y que

lo pinta de cuerpo entero. En 1.973, cuando Perón retornó luego de

dieciocho años de exilio poco antes de las elecciones que lo

consagrarían Presidente por última vez, pude ver en vivo un

reportaje televisivo en que le preguntaban qué era el “socialismo

nacional”, slogan electoral de todos los carteles de entonces, y él

respondió “socialismo nacional es nacional-socialismo”,

obteniendo muchísimos aplausos de quienes, entusiasmados por su

vuelta y por el retorno a un sistema democrático, no entendían

absolutamente nada de lo que acababa de decir su líder.

Está fuera de discusión que a la caída del Eje, Perón armó una

verdadera “Odessa”, una red de impunidad para posibilitar la

huida de los jerarcas nazis y facilitarles nuevas identidades. Un


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 761

libro de Uki Goñi, “La auténtica Odessa. La fuga nazi a la

Argentina de Perón”, lo demuestra sin lugar a hesitaciones. Josef

Mengele, Adolf Eichmann y Eric Priebke son solo tres de los más

conocidos y demostrables nombres de una lista interminable de

criminales de guerra que hallaron refugio en la Argentina de Perón.

Con esos antecedentes, no es de extrañar que Rodolfo Freude

fuera amigo íntimo y secretario de Perón, y llegara como “Director

de Informaciones” a comandar el servicio secreto peronista para

detectar opositores y colocar a alemanes refugiados, y que Otto

Skorzeny, oficial de la Waffen SS, soldado favorito de Hitler,

conocido como "el hombre más peligroso de Europa" durante la

Segunda Guerra Mundial, de fama mundial por conducir la

“Operación Roble” (Unternehmen Eiche) rescatando a Benito

Mussolini de un hotel en medio de los montes Apeninos en Italia...

¡fue luego guardaespaldas personal de Evita!

La prédica peronista inicial fue tan antiliberal como la de sus

mentores nacional-socialistas, con el estribillo de “combatir al

capital” que aparece como ideal en su marcha partidaria. Tenía un

aditamento demagógico que le dio un éxito indudable de la mano

de los grupos sindicales y empresariales próximos al poder, y por

cierto de su esposa Evita, bella actriz de muy humilde origen, tan

henchida de buenas intenciones como de resentimiento y

ambiciones, que casualmente había protagonizado en sus


DEFENDIENDO A THEMIS 762

mocedades una serie radial interpretando a mujeres relevantes de

la humanidad, detalle desconocido que le dio una experiencia

increíble para convertirse en una de ellas.

Perón en sus diversos gobiernos nacionalizó los servicios de

electricidad, gas, teléfono, ferrocarriles, transporte urbano, medios

de comunicación, y creó un Instituto Argentino para la Producción

y el Intercambio (IAPI), que eliminó las empresas exportadoras

privadas y fijó los precios internos de las cosechas por debajo de los

precios internacionales. Luego, el IAPI vendía esos productos en el

exterior y retenía la diferencia para aumentar el gasto público.

Subió los impuestos al sector exportador, al capital y,

especialmente, al sector rural, y dificultó las importaciones por

vías arancelarias. Efectuó rígidos controles sobre la producción y la

libre contratación de servicios y trabajadores; fijó precios en el

mercado del alquiler y suspendió los embargos inmobiliarios. Los

resultados están a la vista.

En las últimas etapas del peronismo anterior a la Revolución

Libertadora que lo derrocó, se había convertido en un gobierno

terriblemente totalitario, al punto tal que se enseñaba a los niños a

hablar, leer y escribir con frases de un libro de lectura que decía por

ejemplo “Perón me quiere” o “Evita me ama”, con personal

doméstico solamente podía ser contratado a través de la Unidad

Básica” de su cuadra, la que a cambio debía informar a la misma


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 763

de qué hablaba y no hablaba la gente para la que trabajaba.

La tan denostada Iglesia Católica que según el ensayo randiano

de Ghate/Marty supuestamente era recalcitrantemente peronista,

tuvo una importancia crucial en la caída del primer peronismo. El

catolicismo fue el primero en oponerse a ese lavado de cerebros, y la

oposición se refugió en los templos. Las procesiones de la Virgen del

08 de Diciembre de 1.954 y Corpus Christie del 11 de Junio de 1.955

fueron manifestaciones claramente antiperonistas.

Luego del fallido golpe militar del 16 de Junio de ese año, la

reacción, siguiendo instrucciones de Perón, cuyo discurso se había

tornado sumamente violento, fue el incendio de la Curia y la

quema y saqueo de las Iglesias de San Nicolás de Bari, La Merced,

San Juan Bautista, Santo Domingo, San Francisco de Asís, San

Ignacio, Nuestra Señora de la Victoria, San Miguel Arcángel y de

Nuestra Señora del Socorro, y de paso de las sedes del Jockey Club

y del . Perón fue excomulgado.

Cuando cayó Juan Domingo Perón unos meses más tarde de

este trágico episodio —en Septiembre de 1.955 y luego de otra

multitudinaria procesión antiperonista con motivo de la

celebración de las fiestas del Señor y la Virgen del Milagro en

Salta— los civiles y militares que participaron en ese golpe

cantaron a viva voz la “Marcha de la Libertad”, cuyas estrofas

habían sido ensayadas por primera vez en los sótanos de la Iglesia


DEFENDIENDO A THEMIS 764

de Nuestra Señora del Socorro en Buenos Aires.

La referida canción alude reiteradamente a la esperanza de la

resurrección, diciendo “... si la muerte siega/ tu vida al filo de una

madrugada/ perdurará tu nombre/ entre los héroes de la Patria

amada... Cantarás con nosotros camarada/ de guardia allá en la

Gloria Peregrina/ por esta tierra de Dios tuviera/ mil veces una

muerte argentina”. Y tampoco fue un golpe en contra de la

libertad de pensamiento, sino que por el contrario otra de las

canciones de las fuerzas victoriosas, “Córdoba la Heroica”,

justificaba el alzamiento diciendo en una de sus estrofas “No se

puede vivir así oprimidos/ sin derecho de acción ni de pensar”.

Sin intentar abrir un juicio contrafáctico acerca de si ese golpe

fue acertado o no desde un punto de vista político, ya que

probablemente determinó la subsistencia del peronismo entonces

en declive y luego resucitado como un supuesto tiempo edénico

frustrado por militares malvados, está claro que no fue en modo

alguno un golpe del ateísmo contra el supuesto “catolicismo” del

peronismo, sino todo lo contrario.

170.- El ejemplo argentino de populismo y keynesianismo

En Argentina, al populismo de los dos partidos rosistas que se

alternan en el poder se une el de la inflación keynesiana. Ambos

problemas van de la mano, ya que el populismo genera déficit fiscal,

y la forma más sencilla de afrontarlo es la emisión. Ambos


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 765

populismos son los corresponsables de nuestro retraso económico

aunque se culpen mutuamente. Y el desconocimiento del tema, de

sus causas y de la responsabilidad de la clase política en su

mantenimiento crónico, es la causa remota de votos a quienes no

solamente no traen soluciones sino que agravan el problema.

Para concluir este apéndice con un toque localista, cerraré estas

líneas explicando para los propios argentinos cuál es la causa real

de nuestro fracaso, que el ensayo randiano de Ghate/Marty

insólitamente quieren encontrar en el supuesto “exceso de

catolicismo” de su población, y para ello relataré cómo se devaluó

nuestra moneda desde su creación hasta la fecha.

Mientras el dólar de Estados Unidos, devaluado y todo, sigue

siendo el mismo desde su creación, en Argentina la devaluación fue

tan grande, que alguien que hubiera enterrado en 1.881 un tesoro

de mil billones de pesos de papel moneda, seguramente mucho más

que todo el presupuesto del país entonces, tendría hoy solamente

un peso.

Repasemos: Primeramente tuvimos en vigencia el Peso Moneda

Nacional (m$n), creado en 1.881 durante la presidencia de Julio

Argentino Roca, que aun devaluado se mantuvo durante casi un

siglo. Estos pesos duraron hasta 1.970. Sobrevivieron a dos guerras

mundiales, hasta la en su momento famosa Ley 18.188 ($ ley), en

que se le sacaron dos ceros. Luego se desató definitivamente la


DEFENDIENDO A THEMIS 766

inflación como método institucional de financiamiento. Estos

“Pesos Ley” duraron tan solo hasta 1.983 en que la inflación

devoró nuestras monedas, llegando a emitirse billetes de 1.000.000

de pesos ley. Ahí los militares poco antes de entregar el poder,

sacaron cuatro ceros y crearon el efímero Peso Argentino. Cada

Peso Argentino equivalía a 10.000 pesos ley. Luego con Alfonsín y

su hiperinflación, lo comieron en tan solo dos años, y en 1.985 el

peso argentino fue reemplazado por el austral, en donde le sacaron

tres ceros más. Con el desastre de Alfonsín —que no terminó su

mandato— llegaron a emitirse billetes de hasta 500.000 Australes

y para ahorrar costos de emisión se “resellaba” los antiguos, hasta

que con Carlos Saúl Menem el Austral fue reemplazado por el Peso,

suprimiéndose cuatro ceros más.

Ese billete, recordarán, equivalía a un dólar (la famosa

“Convertibilidad”) y se mantuvo casi estable por unos diez años,

mientras no se emitía sin respaldo en dólares. La contrapartida fue

que al no disminuirse los gastos estatales se recurrió al

endeudamiento externo, pero la estabilidad demostró

categóricamente que la única forma de evitar la inflación es no

emitir. A la fecha de escribir estas líneas un dólar vale unos

doscientos pesos, y más en las cotizaciones uruguayas. Esto es, que

casi le hemos sacado ya otros dos ceros más sin darnos cuenta.

Lo que ocurre es que por la emisión, la moneda Argentina se ha


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 767

devaluado tanto que para que no nos demos cuenta le sacaron cada

vez más ceros. Eso nos demuestra a las claras la estrecha relación

de inflación con emisión. Sin emisión serían impensables precios ni

billetes de miles de billones de pesos.

171.- El fracaso argentino según un Premio Nobel de Economía

Decía el popular y didáctico Premio Nobel de Economía Paul

Anthony Samuelson, antes mencionado, que “La sombra en el

muro para todos nosotros, me temo, no es la revolución totalitaria

de un Lenin o un Mao. Tampoco un retroceso hacia el laissez faire

de la reina Victoria o del presidente Coolidge. Me atrevo a decir que

Argentina constituye la pauta que ningún hombre moderno puede

contemplar sin persignarse y decir: “Dios no lo quiera...”. Y en otra

ocasión, exponía: “... no es absurdo deducir que los imperativos

populistas de los que Perón se sirvió tan habilidosamente

aparezcan como decisivos en la explicación del milagro del

estancamiento argentino. Hay una frase atribuida a Lenin que

viene a decir que arruinaremos el sistema capitalista corrompiendo

su moneda. En 1.945, ningún economista competente podría haber

predicho que países como Argentina o Chile no fuesen a crecer y

desarrollarse poderosamente en el siguiente cuarto de siglo. Con

climas templados, se hallaban en el punto de despegue del progreso

rápido. Sin embargo, aún antes de introducir las correcciones

necesarias para su creciente población, su tasa de crecimiento del


DEFENDIENDO A THEMIS 768

producto nacional bruto era casi desdeñable. ¿Cómo se logró ese

milagro?... ¿Por qué? Sospecho que la respuesta ha de buscarse en

la democracia populista”.

Para afianzar esa sospecha del Premio Nobel, destaco que los

resultados caóticos de la “línea nacional” populista están a la vista.

Desde que triunfó el radicalismo en 1.916, cada vez que Argentina

tuvo horizontes internacionales favorables para volver a

posicionarse como la Nación desarrollada que fue durante la

República Conservadora, y eventualmente como una potencia

mundial, se cruzó en su camino un gobierno populista: Cuando

comenzaba la Primera Guerra Mundial e inmediatamente antes de

la Revolución Rusa, apareció Hipólito Yrigoyen para

desaprovechar la enorme demanda de alimentos que sucedió y

financiar a los soviets —con un préstamo que según ya anticipé,

jamás se devolvió—. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial

y el mundo en reconstrucción clamaba por nuestros alimentos,

apareció Juan Domingo Perón para regalar trigo a España y

establecer un Instituto Argentino para la Producción y el

Intercambio (IAPI), que eliminó las empresas exportadoras

privadas y fijó los precios internos de las cosechas por debajo de los

precios internacionales . Cuando con las reformas de Deng Xiao

Ping comenzó la gigantesca demanda de alimentos de China y el

“viento de cola” del incremento espectacular del precio de la soja,


MARCOS ANÍBAL ROUGÈS 769

tuvimos a un Néstor Kirchner estableciendo retenciones a las

exportaciones.

En suma, cada vez que Argentina pudo florecer en libertad,

apareció el populismo para capitalizar en beneficio propio las

condiciones favorables internacionales. Y así, Argentina fue

cayendo de líder en el mundo, a un patético líder mundial en

presión impositiva, en inflación, en ignorancia y en pobreza.

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