Circular lo cotidiano, territotializar lo inconcluso.
"Circular lo cotidiano; territorializar lo inconcluso" es una serie de intervenciones con carteles realizadas en establecimientos privados bogotanos, pertenencientes a grandes cadenas, en 2021. Nace de nuestra obsesión con lo objetos que definen la cotidianidad colombiana. De lo que es tan propio que no se siente. Elegimos objetos que representan nuestra identidad, y los colocamos en oposición a sus reemplazos importados: un roscón frende a un McMuffin. Proponemos en este ejercicio unir/sobreponer miradas ajenas entre sí mismas, trayendo a la luz objetos que desde su desplazamiento revelan esa cotidianidad tan íntima, tan colombiana, tan en riesgo. Trazar de algún modo lo permanente, lo remanente, lo que se instala y se resiste.
"Circular lo cotidiano; territorializar lo inconcluso" es una serie de intervenciones con carteles realizadas en establecimientos privados bogotanos, pertenencientes a grandes cadenas, en 2021.
Nace de nuestra obsesión con lo objetos que definen la cotidianidad colombiana. De lo que es tan propio que no se siente. Elegimos objetos que representan nuestra identidad, y los colocamos en oposición a sus reemplazos importados: un roscón frende a un McMuffin.
Proponemos en este ejercicio unir/sobreponer miradas ajenas entre sí mismas, trayendo a la luz objetos que desde su desplazamiento revelan esa cotidianidad tan íntima, tan colombiana, tan en riesgo. Trazar de algún modo lo permanente, lo remanente, lo que se instala y se resiste.
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Circular lo
cotidiano:
territorializar lo
inconcluso.
edit.
Entrega final: Estética Latinoamericana.
Dirigido por Bárbara Virginia Muñoz Porqué.
Departamento de Diseño, Universidad de los Andes.
Bogotá, Colombia.
Sofía Castañeda - 201813071
David Hernández - 201912823
Gabriela Rincón- 201632058
Carolina Sarmiento - 201921221
Ana María Tamara-201921243
Circular lo
cotidiano:
territorializar lo
inconcluso.
Se ha convertido en una obsesión [nuestra] trazar los recorridos que realizan nuestros objetos
cotidianos. Observamos a través de ellos cartografías inconclusas: la caminata constante que hacen
desde lo íntimo hacia lo público (y viceversa); su trayectoria caótica, silenciosa e infinita por
territorios propios y ajenos. Circulan ampliamente entre fronteras aparentemente indelebles,
convirtiéndose en portadores de significado más allá de su forma: el objeto cotidiano, en su
sigilosa gloria, se convierte en ícono de lo no dicho, de lo omnipresente. De lo que es tan propio
que no se siente.
Esta mirada al imaginario popular, que se transfigura a medida que se desplaza, da cuenta de la
transculturación imparable que sucede entre lo extranjero y lo local. Su óptica nos permite hacer
sentido de los significados cambiantes entre lo privado y lo público, lo propio y lo ajeno.
Circular lo cotidiano: territorializar lo inconcluso explora esta aparente contradicción y se pregunta,
¿cómo dialogan estas dimensiones cuando se enfrentan una a la otra? ¿O cuándo invaden
fronteras, y ponen en entredicho lo implícito? Proponemos en este ejercicio unir/sobreponer
miradas ajenas entre sí mismas, trayendo a la luz objetos que desde su desplazamiento revelan esa
cotidianidad tan íntima, tan colombiana, tan en riesgo. Trazar de algún modo lo permanente, lo
remanente, lo que se instala y se resiste.
Lo identitario, los
objetos, las inquietudes.
Esta propuesta nace del proyecto “Archivo de lo mundano,” en el cual se entendió
la cotidianidad de los objetos encontrados en la intimidad de las billeteras
personales como herramienta de análisis de vidas individuales y,
sorprendentemente, de puntos de unión entre singularidades. Lo cotidiano
comenzó a leerse de esta manera tanto en el plano individual, como en el plano
colectivo, generando similitudes y diálogos entre objetos provenientes de
diferentes dueños y creando historias macro a partir de lo micro. Este nuevo
proyecto Circular lo cotidiano: territorializar lo inconcluso retoma entonces el uso de
objetos de la cotidianidad que construyen discursos comunes entre individuos.
En este orden de ideas, se seleccionaron objetos que han pasado desapercibidos
por su carácter habitual o común, pero que han logrado conformar una identidad
nacional. Estos objetos emblema, ubicados en un segundo plano de la
cotidianidad colombiana, serán protagonistas de esta intervención. Dicho esto,
no se busca simplemente exponer estos íconos de identificación nacional en el
espacio público, sino generar una crítica en torno a los discursos entrecruzados
de lo local, lo global y lo cotidiano. Con relación a esto, se buscó mostrar las
tensiones y diálogos entre lo local y lo extranjero, entre lo propio y lo impuesto.
Las tensiones, el
espectador, el mensaje.
Entendiendo el espacio público como un escenario en el que se conforma y moldea el
imaginario colectivo, decidimos contraponer la identidad nacional con la extranjera, utilizando
el cartel como frontera -como ventana-. Reunimos en un espacio común perspectivas opuestas
y creamos así inquietud en el lector. Establecimos temas compartidos (buena fortuna, antojo,
antídoto, “galguería”, “emperifolleo”), y exploramos las miradas desde lo periférico y lo central a
partir de la conjunción de un ícono colombiano sobre una manifestación extranjera. Es decir,
al pegar nuestro ícono cotidiano sobre su versión extranjerizada, manifestamos las tensiones
subyacentes de cada mirada sobre el objeto retratado. Así, al ofrecer una mirada doble sobre
un mismo tema, aspiramos a que emerja en el espectador un cuestionamiento sobre la
adopción que tienen hacia el objeto, en ambas de sus manifestaciones.
Comenzaremos explicando las tensiones que existen entre esta identidad nacional reflejada
por los objetos escogidos y una identidad construida proveniente de otros países del norte
global. Existe un alto contraste entre los objetos colombianos y los extranjeros, inherente a su
naturaleza discursiva, que se presenta e identifica desde lo que no es. Al respecto, Rodríguez
(2004) afirma que “la modernidad necesitaba su otro, esto es, un otro repudiado construido en la
representación como una cultura local incapaz de insertarse en el proyecto universal moderno. La localidad
de la cultura debía reemplazarse o ser reprimida por la universalidad de la cultura occidental”. Por ello, se
entiende lo popular desde una mirada jerarquizada, que aunque reinvindica sus maneras de
ser y hacer, se lee desde la diferencia y la periferia.
Si bien lo popular se ha visto desplazado y modificado en este proceso, no se ha insertado por
completo en la cultura occidental, ni han desaparecido sus raíces que lo atan a la identidad
colombiana. Este acto de resistencia y negociación responde a las dinámicas de lo glocal,
descritas por Rodríguez (2004) como “una nueva cartografía colonial donde lo global se localiza a
través de la acción de actores locales (...) y donde lo local ya no es una periferia aislada sino un espacio
específico globalizado. Los diálogos, conflictos y negociaciones culturales se enfrentan y negocian de manera
compleja, lo hegemónico,lo subalterno, lo nacional y lo extranjero, lo canónico y lo popular. La globalización
ha puesto en escena nuevas estrategias disciplinarias y procesos de representación”. Estas nuevas
estrategias de representación descartan lo binario como narrativa única y cuestionan la
exclusión como óptica para entender al otro.
Aunque la propuesta busque hacer reflexionar al transeúnte sobre sus dinámicas de consumo corporativo
y sobre su olvido de las alternativas locales, nuestro entendimiento anterior de la esencia híbrida de lo
latinoamericano y lo colombiano nos llevó a agregar una capa más de complejidad a la propuesta. Lo local
y lo externo no son opuestos eternos y forman parte de nuestro país, dialogando o influyendo el uno
sobre el otro. Por lo tanto, cuando hablamos de domicilios nuestra mente piensa automáticamente en
Rappi, a diferencia de lo que pensarían nuestros padres o abuelos quienes se acordarán de las típicas cajas
de icopor en las que empacan los almuerzos corrientes de un negocio de la esquina. Entendemos que este
fenómeno surge inevitablemente de la globalización y la rapidez con la que las tecnologías de afuera se
expanden a nuestros contextos, mostrando un ejemplo claro de estos intercambios local-global que
permiten cambios, mutaciones o hibridaciones en las dinámicas de consumo. Decidimos entonces reflejar
en la propuesta ese punto medio que se encontraba en nuestros objetos y los lugares públicos escogidos.
Para ello, asociamos cada objeto a uno de los pecados capitales, estableciendo como punto en común el
valor culposo al que se apela (tanto lo nacional como lo extranjero) desde el consumo. Adyacente a cada
uno de los objetos retratados, debajo de la palabra descriptiva, se encuentra la inscripción de un pecado
capital representativo de los dos productos. Por ejemplo, el poster del Roscón tenía inscrito “La gula”,
pecado encontrado cuando se compra un postre sin tener necesariamente hambre. Lo paradójico es que
el consumo de ambos artículos, tanto el globalizado como el local, apelan al pecado capital. Así, en cada
ejercicio la contraposición es doble: lo rico del roscón con la culpa de comérselo, yuxtapuesto al local que
abiertamente comercializa el pecado. Al exponer este valor culposo, aspiramos disminuir los contrastes
establecidos por el espectador al ver por primera vez el póster, ya que al encontrarse con la acusación del
póster, comienzan a plantearse relaciones más finas entre lo local y lo externo. En este momento ya no se
está creando una narrativa de antagonistas, desdibujando los límites entre héroe y villano. Los dos
promueven un mismo pecado capital a su manera, los dos tienen entonces virtudes y vicios por mejorar.
Finalmente, se genera la pregunta: ¿Fue lo externo que conllevó a lo local al pecado o ya existía en lo
propio antes que lo externo llegara? Es una pregunta sin respuesta correcta que dará más importancia a
los diálogos, problemas, conflictos y negociaciones culturales encontradas entre estos dos polos
aparentemente opuestos.
Lo material, el
soporte, la forma.
En cuanto a la parte formal para la intervención del espacio decidimos hacer cinco pósters en los que retrató un roscón, un
agua de panela, una caja de icopor (de domicilio), unas ranas metálicas (del juego de puntería) y maquillaje barato (un labial
mágico + una fresita Ésika). Los pósters contienen una imagen del objeto, un concepto abstracto y el pecado capital pertinente.
La imagen debía ser frontal, completa y en fondo blanco para no generar ningún tipo de distracción. Digitalmente fue tratada
con semitono, para generar un efecto más apto al formato público. En cuanto al soporte, se eligió papel bond de 80x80cm,
con impresión en offset, ideal para el pegado con engrudo de maicena, colbón y agua. Las tipografías fueron escogidas con dos
criterios en mente; transmitir la naturaleza popular del objeto pero a la vez alejarse de la gráfica corporativa, por ello se
eligieron tipografías de display, con serifas exageradas y grosor amplio, apto para la lectura desde lejos. Todo el proceso fue
registrado en video y fotografía, enfatizando la presencia de los logos corporativos junto a los carteles en cada toma.
La ruta, el espacio,
el performance.
Para el proceso de montaje en el espacio público, escogimos lugares cuya disposición generara tensión con el objeto específico escogido,
interviniendo espacios en la 63 con 13 (zona de juegos de azar), en la 72 con 9na y en la 93 (zonas de consumo comercial). El proceso fue
complejo pues en dos ocasiones los carteles fueron removidos y se generó incomodidad en los transeúntes ante la modificación de la
pared. No obstante, en las demás ubicaciones los carteles permanecieron sin mayor roce, y captaron la atención de las personas alrededor.
El acto de acercarse, pegar y montar en espacios inesperados dió a las piezas mayor contundencia en su mensaje.
El fin
Circular lo cotidiano: territorializar lo inconcluso se originó como un
proyecto que buscaba desplazar los discursos extranjeros en pro de
aquellos que rescataban la identidad nacional, pero a fin de cuentas,
más que desalojar, buscamos explorar las contradicciones y construir a
partir de ellas un discurso común. Reconociendo lo heterogéneo y
sumergiéndonos en ello creamos un discurso más matizado, más
sincero, que visualizó lo local como una maraña de interjecciones y
ajustes.
Este proceso de investigación, creación, montaje -y desmontaje
forzado- nos permitió articular distintos discursos en un formato
común, que aún cuando cuestionó los mensajes de cada parte, logró
multiplicar sus maneras de hablar al generar discusión y nuevas
asociaciones. Aquí hallamos pertinente rescatar las apreciaciones de
Barriga (2015) sobre el trabajo de Adolfo Bernal, quien al describir los
carteles tipográficos del artista destacaba que “llevar esas asociaciones
libres de sentido al espacio público, para que de alguna manera el transeúnte
intentara construir vínculos entre esas palabras aparentemente opuestas y sin
relación”. Consideramos que establecer un mensaje ambigüo dió al
proyecto esta capacidad de interrumpir la mirada y el pensamiento del
espectador, dejando ideas e inquietudes sueltas. Por lo tanto, este
ejercicio se vuelve pertinente en la medida en que permite repensar lo
cotidiano y lo identitario en un contexto en el que no se cuestiona la
pérdida de lo nacional, puesto que es una pérdida que se da casi
orgánica e imperceptiblemente.
Cotidiano #1, 2021. Impresión offset sobre
papel bond 90g, 80x80cm.
Buena fortuna - La avaricia
Proverbios 28:22 El hombre avaro corre tras la riqueza, y no sabe que la miseria vendrá sobre él.
Cotidiano #2, 2021. Impresión offset sobre
papel bond 90g, 80x80cm.
Galguería - La gula
Filipenses 3:19 Cuyo fin es perdición, cuyo dios es su apetito y cuya gloria está en su vergüenza, los cuales piensan
sólo en las cosas terrenales.
Cotidiano #3, 2021. Impresión offset sobre
papel bond 90g, 80x80cm.
Emperifolleo - La vanidad
Gálatas 6:3 Porque si alguno se cree que es algo, no siendo nada, se engaña a sí mismo.
Cotidiano #4, 2021. Impresión offset sobre
papel bond 90g, 80x80cm.
El antídoto - La soberbia
Santiago 4:15 En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quisiere, y si viviéremos, haremos esto, o aquello.
Cotidiano #5, 2021. Impresión offset sobre
papel bond 90g, 80x80cm.
Antojo - La pereza
Proverbios 10:4 Pobre es el que trabaja con mano negligente, más la mano de los diligentes enriquece.
El equipo
créditos / ref
Barriga, J. (2015). Los carteles de un adelantado. Semana. Recuperado de: https://
www.semana.com/impresa/arte/articulo/exposicion-adolfo-bernal/41519/
Juan Pelaez (2009). Portafolio; American Dream - Próximamente Starbucks en Cali.
Recuperado de: https://issuu.com/confidenceartist/docs/juanpelaez-2009
Novoa, A (2021) De la piratería publicitaria a los brándalos, puro boicot cultural. Carte
Urbano. Recuperado de: https://cartelurbano.com/brandalismo/de-la-pirateriapublicitaria-los-brandalos-puro-boicot-cultural
Rodríguez, V. (2004) El retorno de lo local: topografías glocales y representación
artística en América Latina. A*sterisco.
TRUE (2007). Life instructions. TRUEsamples.
Recuperado de: http://www.trueart.biz/cityarts/life_instructions.html
Agradecemos especialmente a
Bárbara y a Sofía por su apoyo
durante el desarrollo del curso.