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OHMYDOG#70

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¿Cuál fue el primer recuerdo de un animal en tu vida?

El primer recuerdo de un animal en mi vida es un perro

que tenía mi abuelo que lo tomé como propio que se

llamaba Crique que estaba en Necochea, donde nací, y

era un ovejero alemán. Para mi tamaño era muy grande,

muy cariñoso y fue muy especial en mi vida porque lo tuve

desde los tres años hasta los once. También cuando partió

fue muy complicado para mí.

¿Cómo llegan John y Fruta a tu vida?

Yo había tenido otro weimaraner que se llamaba Ulla que

también salió en OHMYDOG! y cuando nacieron mis hijos

él estuvo con nosotros en su último año de vida y cuando

partió esperamos porque yo en ese momento no quería

tener más tiempo, pero no quería privar a los chicos de

la relación con un animal, así que llegó Fruta cuando

ellos tenían dos años. Ella tiene una deformación y en el

criadero no la podían vender porque tiene como unos

“cuernitos” que supuestamente la raza no puede tener,

pero a nosotros nos encantan.

John apareció porque en un momento la red “Fundación

4 Patas” me cuenta que tenían un perro abandonado

en una quinta y en ese momento me mandan la foto

porque se estaba quedando en un departamento. En ese

momento les dije: “bueno, tráiganlo (a mi casa) a ver como

funciona”. John tiene varios problemas de salud, tiene una

cardiopatía, toma un remedio a la mañana y a la noche.

Cuando lo encontraron estaba muy, pero muy flaco y casi

no comía… estaba muy arañado, se vé, que por un alambre

de púas. Cuando lo traen, nos encariñamos y se quedó

en casa.

¿Cómo es el vínculo de los perros con tus hijos?

Fruta es un cachorro de weimaraner y como todo bebé es

super intensa y movediza, la relación con los chicos por

ahora es un poco difícil porque es muy bruta y a veces

tienen ciertas peleas porque ella se come los juguetes

de ellos. La relación por ahora no estaría funcionando

del todo bien (risas), pero van a estar bien. Y con John

es diferente, los chicos lo aman realmente y él reacciona

muy cariñosamente con ellos. Ellos lo besan, lo abrazan y

lo acarician.

¿En qué se parecen a vos?

John en que es muy agradecido y Fruta en que es muy

movediza.

¿Crees que es cierto que tener un perro te prepara un

poco “para la paternidad”?

Me parece que todas las relaciones humanas y con

animales te preparan para ser padre, porque al perro lo

tenés que educar, le tenés que explicar que hacer y qué

no hacer, encontrar una forma de comunicarte para que

te entienda… a veces no entienden las palabras y hay

que reemplazarlas por gestos o premios. Mi otra perra,

Ulla, fue criada con mucha libertad. Es una metáfora muy

interesante porque ella sabía andar sola por la calle, se

quedaba en el cordón si venían autos, sabía cuándo

quedarse afuera y adentro de casa, fue educada con

mucha libertad y si se permite la comparación, aunque

suene extraño, pretendo criar a mis hijos con esa misma

libertad para que tomen sus propias decisiones o sepan

donde están los peligros

John tiene ciertos problemas de salud, ¿cómo llevas eso?

Si, tiene una cardiopatía y después encontramos con el

veterinario que también tiene problemas renales, así que

también toma un remedio para los riñones y una úlcera

en la próstata, que también está siendo tratada, pero está

bien y es muy tranquilo. Él cambió todo, su mirada, su cara

y es un perro contento. Nuestra casa es casi un hospital

para John, como que estuvo en rehabilitación El tiempo

que tenga preferimos que lo pase con nosotros y que sea

feliz.

Hablemos un poco sobre la premisa de tu nuevo resto y

la bajada de ‘no matarás animales’, ¿cómo surgió la idea ?

¿Qué es lo más importante a destacar?

Cuando pensé en el nuevo restaurante solés plantearte

sobre lo que cocinas y lo que no cocinas. La verdad es

que veníamos planteando platos vegetarianos hace ya un

tiempo. Hice una experiencia en Mendoza cuando “Tegui”

se mudó por dos meses en 2018 y 2019 y ahí dijimos:

“bueno, vamos a sacrificar nuestros propios animales con

respeto, los vamos a comer y vamos a usar las gallinas

libres, porque necesitamos alimentarnos”. Sacrificamos

nuestras propias truchas y gallinas, todo llegaba vivo y fue

una experiencia que nos parecía que era como respetar

al animal de alguna manera, pero terminó siendo algo que

nos frustró mucho a casi todos, fundamentalmente a mí,

porque fue muy doloroso. Yo creo que si todo el mundo

tuviera que hacer eso, en vez de encontrar carne en una

bandeja de supermercado, probablemente habría más

vegetarianos. La situación de tener un animal así me hizo

tomar conciencia de la brutalidad que significa eso, pero

a la vez mi camino como cocinero había ido tendiendo

siempre a usar más vegetales, porque me gustan y tienen

mucho sabor. Lo que pasó fue que durante la pandemia

empecé a meditar esa situación de matar animales y pensé

en que algo había que cambiar en el mundo… yo quería

tener un rol en eso, así que decidí que mi restaurante sea

vegetariano.

¿Por qué tener un perro es mejor para la vida?

Las personas que vivimos en ciudades tenemos un

contacto directo con la naturaleza a partir de los perros,

podemos ver en ellos como se mueven y se comunican,

son una gran compañía. He visto millones de cosas porque

desde chico tuve un perro y la relación para jugar e

interactuar es distinta. También tengo una experiencia

con mi madre que en un momento de su vida pasó por

una depresión muy fuerte y cuando le regalamos un perro

hizo que ella pueda salir a pasear. La ayudó a sentirse

acompañada. Ellos te dan mucho amor. Mientras que se

pueda y puedas tenerlos en condiciones decentes, yo lo

recomiendo.

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