ESCAPULARIO Noviembre 2022
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EL TEMPLO DE SALOMÓN
Algunos datos históricos
El rey David encargó a su hijo
Salomón la construcción del Templo
donde se adorara a Dios, se guardara
el Arca de la Alianza y se ofrecieran
los sacrificios rituales. En el Sancta
Sanctorum, lugar santo y reservado,
solamente podía entrar el Sumo
Sacerdote una vez al año. Desde los
12 años de edad, todos los judíos
tenían obligación de peregrinar al Templo unas cuantas veces al año.
El Templo de Salomón se terminó en el año 957 antes de Cristo. En el año
586 a. C. fue saqueado por el rey de Babilonia Nabucodonosor quien se llevó
cautivos a los judíos…
Al regreso del destierro, los judíos reconstruyeron el Templo: fue el segundo
Templo, según se cuenta en el libro Crónicas, capítulo 2 y 7.
En el año 170 a C, Antíoco IV saquea el Templo e instaura el culto de Júpiter.
Judas Macabeo reconquista Jerusalén el año 164 a. C., purifica el Templo,
para poder ofrecer los sacrificios rituales, pero no es hasta el año 20 a. C.
cuando Herodes comienza la reconstrucción del Templo.
El año 70 después de Cristo, el emperador Vespasiano encargó a su hijo Tito
que sofocara las revueltas de los judíos que no dejaban de rebelarse contra
los romanos. Fue un asedio terrible, según cuenta el historiador Flavio Josefo.
El ejército de Tito conquistó la ciudad de Jerusalén y destruyó el Templo.
Solamente quedó el Muro de las Lamentaciones donde siguen los judíos
acercándose para orar.
El Templo siempre fue el orgullo de los israelitas, lugar de toda veneración.
Hablar mal del Templo era una blasfemia con pena de muerte. Por eso a Jesucristo
lo acusaron de blasfemo cuando dijo: “Destruid este templo y yo lo reedificaré
en tres días”. No entendieron que él hablaba del templo de su cuerpo…
Pedro de Padilla, poeta carmelita del s. XVI, del que ya hemos comentado
algunos poemas suyos en esta revista, dedica un soneto al Templo de Salomón
(Jardín Espiritual, folio172).
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