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Aislados

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AISLADOS

¿antes o después de

la cuarentena?

Historias de contacto humano




“Todo ser humano necesita de otro, desea ser amado,

ansía la necesidad del otro y que esa necesidad esté dirigida

a él. No se trata de un egoísmo, dado que cada

persona va elaborando sujeciones a diferentes personas.

Lo que deseamos es un lugar al cual acudir, unas condiciones

particulares de diálogo, una disposición de otro

para acoger-se con él, para renovarse y seguir andando

los propios trayectos”. - J - J. Rousseau

AUTORES

Laura Ximena Aria Urrea

Santiago Gómez Mesa

Juan Esteban Loaiza Niño

María Camila Pinto

UNIVERSIDAD DE LOS ANDES

Departamentos de Diseño e Historia


¿Cómo nos

alejamos

Bien cierto es que las relaciones humanas constituyen

uno de los principales pilares de nuestra vida, pues las

personas buscamos las unas en las otras conexiones

que nos permitan acompañarnos durante el camino.

Naturalmente, estas inician a partir del contacto humano,

el cual permite conocer al otro a través de la

experiencia que nos brindan los sentidos (saber cómo

se ve, cómo habla y cómo lo puedo identificar) y luego

se construyen a través de la comunicación, que revela

aquello que los sentidos no pueden percibir (quién es).

inicialmente?

Requerimos de un constante intercambio, retroalimentación

y/o conversación que nos permita establecer relaciones tanto

para mantener una relación tranquila con nosotros mismos,

como construir comunidad, en las cual surge una identidad

colectiva en respuesta a un acuerdo entre las identidades respectivas

de cada uno de nosotros.


Así se manifiestan los componentes de una relación.

El yo: quién soy, cómo me identifico

El tú: quién eres, cómo te diferencias conmigo

El nosotros: quiénes somos después del encuentro

En estas comunidades toman lugar interacciones de valor en

las que surge el espacio afectivo, un espacio en el cual podemos

ser vulnerables, descubrirnos, descubrir al otro y afianzar

lazos de confianza. Los efectos de estos espacios se traducen

en bienestar personal y en el fortalecimiento de las relaciones

que mantenemos con los demás.

En la actualidad las cosas son muy diferentes. La humanidad

ha evolucionado ampliamente en lo que refiere a la constitución

de sociedades políticas en las cuales se establecen normas

que formalmente garantizan una convivencia entre los

individuos, resguardando el orden y paz. Sin embargo, las

guerras y los nuevos sistemas de ideas que direccionan a las

personas a una visión individualista de la vida, han reducido

drásticamente el contacto que permite esos espacios afectivos.

Con una nueva forma de relacionarnos, apareció la era digital

y los medios virtuales, que en las últimas décadas, nos han demostrado

su capacidad de reproducir nuestras dinámicas más

humanas al permitirnos mantener el contacto con quienes conocemos

e incluso establecerlo con desconocidos en espacios

intangibles. De igual forma, estos medios nos dan la posibilidad

de re-interpretar las experiencias sensoriales propias del

contacto humano mediante registro audiovisual y re-formular

la manera en que desarrollamos nuestra identidad personal y

colectiva. Hace falta simplemente observar las redes sociales

y su vigencia en la cultura popular contemporánea para evidenciar

lo anterior.

En el presente, encontramos una sociedad fragmentada, que

acompañada del refugio que permiten los aparatos que nos

conectan a una mundo virtual elegido por nosotros, ha reducido

el contacto humano de antaño.

Adicionalmente la pandemia del COVID-19 ha exterminado no

solo a una gran parte de la población mundial, sino también

los espacios sociales tangibles que daban lugar al contacto

humano. El Estado y los medios de comunicación han hablado

bastante sobre la necesidad de un aislamiento que nos resguarda

del contagio. Parece que ahora el otro no es alguien

al que necesitamos (de lo cual no se habla), sino alguien que

debemos resguardar y del cual resguardarnos. Las reacciones

por parte de humanos que sienten esta ausencia son variadas,

pues cada persona enfrenta de una manera distinta el aislamiento,

un aislamiento que trasciende del COVID-19. Esta

bitácora recoge dichas reacciones.



Yo guardo de

mi guardián

Mi nombre es María. Soy contadora pública y tengo 42

años de edad. Me ha dado duro estar sola, pues no vivo

con nadie en mi apartamento. Antes todo el tiempo estaba

ocupada afuera, me la pasaba en la oficina o en la casa de

mi hermana con mis sobrinos... Realmente me hacen mucha

falta, nunca había sentido la soledad tan de cerca.

Este tiempo me ha servido para aprender a apreciar los trabajos

que son la base, los trabajos importantes. Por ejemplo:

sin mi portero o las trabajadoras de aseo, realmente yo no estaría

tranquila si ellos no cuidaran del conjunto. Fue así como

me acostumbré a que cada vez que hago mercado, compro

algo demás para dárselo a ellos, pues quiero que se sientan

queridos y que de verdad valoramos su trabajo. Igualmente,

a la hora del almuerzo cocino un poco de más y les bajo un

plato de comida o si pido domicilio de postre les dejo uno

también. Cuando salgo, trato de hablar un poco con ellos, de

preguntarles cómo se sienten, como está su familia. Les digo

que si necesitan algo que no duden en llamarme, que estoy

muy pendiente de ellos.

Hace poco me enteré que uno de mis porteros, Don Nestor,

tenía un niño pequeño como de 5 años al que veía mucho

ahorita por el trabajo y porque le daba miedo contagiarlo por

lo que él tenía que salir a trabajar. Así que le pedí a mi hermana

juguetes de mi sobrino y le hice un paquetico con cosas

para que el niño no estuviera tan triste.

Cuando le di el paquete al portero, se puso muy feliz y me lo

agradeció mucho, incluso aún es el momento que me agradece

y ya pasó casi un mes desde eso. A lo que me refiero es

que hay trabajos que no pueden parar, la sociedad necesita

mantenerlos para tener un orden. Entonces lo veo más que sin

su esfuerzo muchas personas no podrían sentirse tranquilas de

que no les va a pasar nada o nadie se les va a entrar a robar,

más bien creo que es como algo de desconfianza al otro y

claro como esta idea de cuidar lo que es mío.


“...Quiero que se sientan queridos y que de verdad

valoramos su trabajo”.


A una torre

de distancia

Mi nombre es Pablo, soy profesor de Química en el Colegio

Cristiano Emmanuel ubicado en Engativá. Un día, yo tenía que

dar la clase virtual de la tarde y me quedé sin internet. Ese

mismo día tenía que bajar a ayudar con el problema de unas

matas que se estaban muriendo y con mis vecinos íbamos a

cuadrar cómo sembrarlas. Cuando me encontré con la gente

del conjunto, yo dije ahí por el ladito que me había quedado

sin internet y que tenía que subir a posponer mis clases.

Creo que ahora la gente se siente más tranquila de contar sus

preocupaciones. Por lo general, todo el mundo andaba como

en su propia vaina y no tenía tiempo ni de compartir sus problemas

ni de ayudar a otros. Ahora como que toda la gente

del conjunto sabe que de puertas para adentro hay muchos

problemas y la gente trata de ayudar como puede porque

sabe que después puede necesitar que le ayuden también.

Entonces la señora Leidy de la Torre 7, me dijo que por qué no

iba a dar la clase a su casa, que ella me prestaba el internet.

Entonces fui y ella se portó súper bien conmigo, y yo apenitas

la conocía. Me dieron comida, conocí a su dos hijos y terminé

quedándome hasta las 12 de la noche porque nos pusimos a

ver la Casa de las Flores. Ahora yo le estoy ayudando a la hija

con refuerzos de química y ella me ayuda a promocionar las

tortas que estoy haciendo, también me ha comprado varias.


“...Toda la gente del conjunto sabe que de puertas

para adentro hay muchos problemas y la gente

trata de ayudar como puede..”


Riesgo mutuo para

establecer un lazo

Mi nombre es Felipe, tengo 22 años y soy piloto comercial, también estudio lenguas

modernas. Antes de la cuarentena empecé a ir a un gimnasio al frente de mi casa y con

el tiempo me di cuenta de que dos personas más de mi conjunto también iban a ese

mismo gimnasio. A veces nos saludábamos, sin embargo no hablábamos más allá de

eso. Cuando cerraron el gimnasio, una de ellos se me acercó, su nombre era Natalia y

empezamos a hablar porque me dio follow en Instagram. Hacíamos chistes sobre que

ahora sin el gimnasio íbamos a engorda muchísimo.

Después de dos semanas de chat, decidimos salir al tiempo por las mañanas a la hora

que dejaban a hacer ejercicio en el parque del conjunto. Entrenar juntos nos parecía

más cool porque uno solo no es lo mismo. Luego de hacerlo por unos días, bajó otro

man que también iba al mismo gimnasio, su nombre era Nicolás y se nos unió también

todos los días. Antes de todo esto, no creo que él se nos habría acercado.

Sin darme cuenta, se volvió para mi muy importante hacer ejercicio con ellos. En esos

momentos que tenemos juntos al día, como que no pienso tanto en todo esto y como

que me gusta estar con ellos porque nos llevamos muy bien. Desde que empezamos a

salir juntos todas las mañanas, pude reflexionar lo importante que era para mi conocer

gente, porque siento que ahorita mis amigos se han aislado mucho. Nunca imaginé que

personas desconocidas se pudieran volver tan importantes para mí en tan poco tiempo

y menos en estas condiciones...


“... Pude reflexionar lo importante que era para mi

conocer gente, porque siento que ahorita mis amigos

se han aislado mucho”.


Prometo nunca

dejarte solo

Mi nombre es Laura, soy pintora y tengo 22 años. Hace cinco

o seis años conocí a Isabella y se convirtió una de mis mejores

amigas, pero con el tiempo nos alejamos un poco, estudiamos

carreras diferentes y yo me cambié de universidad. Pero

siempre a final de semestre nos veíamos para almorzar o simplemente

para charlar y no perdernos tanto, ya que ella se

devolvía para su casa en Cúcuta.

Este semestre no hable mucho con ella, pero apenas nos aislaron

pensé en ella de una, estaba preocupada porque ella

aquí en Bogotá estaba sola... No sabía cómo estaba, qué iba

a hacer o si necesitaba algo; así que le escribí por whatssapp.

Primero hablamos de la universidad y ella estaba muy preocupada

porque allá no se habían puesto al día con las clases

virtuales y simplemente les dijeron que tomaran este tiempo

como adelanto de las vacaciones mientras se normalizaba la

situación. Por otro lado, ella estaba aún más preocupada porque

sus papás se quedaron sin trabajo por toda esta situación,

entonces ella no tenía plata ni para devolverse a Cúcuta ni

para mantenerse mucho tiempo aquí en Bogotá.

Al contarme todo por lo que estaba pasado me preocupe mucho,

así que hable con mis papás y llegamos a la idea de querer

ayudarle con lo que pudiéramos para que ella tampoco se

sintiera completamente sola acá. Decidimos cada dos semanas

llevarle un mini mercadito, con cosas que tenemos de más

aquí en mi casa. Mis papás tienen una empresa de enlatados,

así que aprovechamos también eso y le mandamos muchas

cosas. Al tiempo ella me contó que con todo lo que le mandamos

empezó a hacer postres y venderlos ahí en su conjunto o

a amigos que viven cerca de ella y de ahí estaba recolectando

dinero para sus necesidades. Incluso nos mandó una vez un

postre delicioso de arroz con leche y uvas pasas.

Quiero que sepa que yo estoy aquí para ella y que me preocupo

por como esté y que haré lo que este en mis manos para

que así sea un poco poder liberarla de sus preocupaciones y

problemas. Porque si no soy yo, entonces ¿quién?


“... Haré lo que este en mis manos para que así sea un poco

poder liberarla de sus preocupaciones y problemas”.


Encuentro

con el pasado

Mi nombre es Wendy, tengo 29 años y soy ingeniera ambiental.

Ahora la única forma que tengo de comunicarme con mis

seres queridos es whatssapp y a veces hacemos con mi familia

reuniones por zoom. Para nosotros ha sido una oportunidad

chévere porque hemos hecho reuniones con personas que no

están en el país o en la ciudad desde hace mucho tiempo,

entonces como que nos ha dado la oportunidad de reencontrarnos

con ellos, cosa que antes no hacíamos como familia.

No sé, siento que de repente todos estamos, así como más

disponibles y el hecho del encierro nos hace sentir más esa distancia.

Antes la sentíamos, pero como que no era tan evidente,

ahorita si, y pues el hecho de que estemos en estos espacios

también hace que tengamos más tiempo libre para poder

coordinar una reunión así más grande juntos. Entonces pues

en la primera reunión había personas en México, en Alemania,

una prima en el Guaviare, otra en Cali... Y estuvo muy chévere.

Esa llamada de zoom fue muy especial de verdad.

Hace mucho tiempo no nos reuníamos todos, entonces se

abrió la oportunidad de conectarnos todos. Antes, a veces venía

a la ciudad uno, pero no estaba por ejemplo mi hermano,

que está en Alemania, o no estaba la chica que ahorita en

México que es mi prima. Había personas que no se veían hacía

más de 4 años, 5 años... Entonces fue muy bonito también ver

a mis primos que estaban más grandes de lo que recordaba.

Fue muy lindo ver a mi primo Andrés que estuvo enfrentando

un tema fuerte así de que no salía de la cama para nada...

Él ya tenía una idea en la cabeza muy fija así de suicidarse, y

pues, un médico lo incentivó a temas de psiquiatría y a medicarse

y todo eso. Ver el antes y el ver el ahora... Es increíble.

La verdad nada más verlo salir de su cuarto y que se dejara

ver en pantalla... Fue muy bonito. Y mi familia estaba, como

siempre, molestando. Entonces es bonito porque se tiene más

o menos esa cotidianidad presente.


“... Entonces como que nos ha dado la oportunidad de

reencontrarnos con ellos, cosa que antes no hacíamos

como familia”.


Un poquito de fe

Mi nombre es Sofía tengo 21 años y estudio comunicación social, me encanta

conocer gente nueva soy fiel creyente de que cada uno tiene algo que ofrecer a

mi vida, me mantengo en contacto con todos mis amigos por whatssapp o facetime,

sin embargo entiendo que cada uno se comunica a su manera durante este

tiempo. Ahorita mis amigos en general se distanciaron un montón y como que he

percibido mucho como su ausencia, por eso decidí dejar el tabú a un lado y descargar

bumble y tinder, donde después conocí a “mi novio” jajaja.

Todo comenzó con un like mutuo y pues seguimos hablando, la verdad muy poco

respondo por estas aplicaciones por lo que fue extraño solo entrar a contestarle

a él, después de unos días hablando se establece una cierta confianza y así pues

seguimos hablando por WA, luego por insta, es como dar un pasos en la relación,

hasta que me pidió hablar por facetime. Cuando te piden esto es como si la cosa

ya se pusiera más seria. Tenía muchos nervios, no sabía que persona estaría tras

la pantalla, pero afortunadamente todo salió bien.

Desde casi el inicio de la cuarentena hablamos, nunca lo he visto pero es impresionante

como puedes conocer tanto a una persona por cámara y audio, el conoce

mi familia y yo la de él, hablamos hasta muy tarde nos llamamos todos los días. Me

hace sentir tranquila, pues cuando necesito como un respiro del ambiente en mi

casa o solo me siento sola, él está ahí. Todavía tengo miedo porque soy consciente

de la importancia vernos en vida real, más aún con todo lo que está pasando, no

estoy 100% segura de si vaya a funcionar, pero tampoco me siento dispuesta a

renunciar a un futuro posible con él.


“Me hace sentir tranquila, pues cuando necesito como un respiro

del ambiente en mi casa o solo me siento sola, él está ahí.




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