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Entrelazamientos deseantes. La intervención en lo social y sus puntos de referencia

"Entrelazamientos deseantes. La intervención en lo social y sus puntos de referencia", de Nelson Arellano-Escudero y Borja Castro-Serrano (Nadar Ediciones, 2022). El libro propone ciertas coordenadas, trayectorias y líneas, pero no desde la razón moderna que “explica algo ya sabido”, sino que indagando una comprensión de ciertos trayectos deseantes desde múltiples encuentros que no sería más que una vida filosófica con historia. Queremos abrir postulados que contribuyen a recuperar al pasado y el olvido de la importancia perdida y con ello pretendemos, bajo tintes contemporáneos, restituirle cierto peso histórico-filosófico a la intervención. Se posibilita volver a pensarla en sus articulaciones teórico-prácticas para despuntarla como categoría política que transforme su impronta social y sus derivas planetarias más allá de nosotros como seres humanos.

"Entrelazamientos deseantes. La intervención en lo social y sus puntos de referencia", de Nelson Arellano-Escudero y Borja Castro-Serrano (Nadar Ediciones, 2022).

El libro propone ciertas coordenadas, trayectorias y líneas, pero no desde la razón moderna que “explica algo ya sabido”, sino que indagando una comprensión de ciertos trayectos deseantes desde múltiples encuentros que no sería más que una vida filosófica con historia. Queremos abrir postulados que contribuyen a recuperar al pasado y el olvido de la importancia perdida y con ello pretendemos, bajo tintes contemporáneos, restituirle cierto peso histórico-filosófico a la intervención. Se posibilita volver a pensarla en sus articulaciones teórico-prácticas para despuntarla como categoría política que transforme su impronta social y sus derivas planetarias más allá de nosotros como seres humanos.

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Entrelazamientos deseantes.

La intervención en lo social

y sus puntos de referencia



Nelson Arellano-Escudero | Borja Castro-Serrano

Entrelazamientos deseantes.

La intervención en lo social

y sus puntos de referencia

Presentación

Claudia Gutiérrez Olivares

Prólogo

María José Correa Gómez


colección

horizontes

de sentido

La filosofía siempre vuelve a encontrarse frente a la tarea de definir rigurosamente el concepto

de exigencia. Esta definición es tan urgente que podría decirse que, sin ningún juego de palabras,

que la filosofía exige esta definición y que su posibilidad coincide totalmente con esta exigencia.

— Giorgio Agamben

Arellano-Escudero, Nelson; Castro-Serrano, Borja

Entrelazamientos deseantes.

La intervención en lo social y sus puntos de referencia.

- 1 a ed. - Santiago de Chile : Nadar Ediciones, 2022

224 pp.; 15×20 cms. (Horizontes de sentido.6)

ISBN 978-956-9552-33-5

1. Filosofía Política 2. Intervención Social 3. Pensamiento Contemporáneo

4. Trabajo Social I. Título.

La presente publicación ha sido evaluada por pares externos.

P r o y e c t o gráfic o Diego Mellado Gómez

E q u i p o editori a l Diego Mellado Gómez, Slavia Maggio Fabres

D e r e c h o s Reserva d o s © 2022, Nelson Arellano-Escudero, Borja Castro-Serrano

N a da r Ediciones Ltda.

Teatinos 371, Of. 511,

Santiago Centro, Santiago, RM, Chile

https://www.nadarediciones.cl

contacto@nadarediciones.cl

Este libro ha contado con el apoyo de los proyectos FONDECYT Iniciación nº11180158

(2018-2021) “Las fronteras solares de Chile: Desierto, Antártica, Polinesia y

Espacio. Una historia de gobernanza y valores sociales de tecnologías solares

en zonas extremas (1976-2011)" y FONDECYT/ANID Regular nº1210033,

“Cartografías críticas de la intervención para una invención institucional: por

otros saberes y otra política” (2021-2024).

Se permite la reproducción total o parcial de esta obra sea cual fuere el

medio, sin fines comerciales y previo acuerdo con sus editores.

Impreso en Chile




Dra. Claudia Gutiérrez Olivares*

¿De qué nos habla este libro? Presentar un libro no es tarea fácil. Antes

de lanzarnos a esa labor, quizás conviene recordar la pregunta que hiciera

Virginia Woolf “¿Cómo hay que leer un libro?” 1 . A esta inmensa

pregunta la autora sugiere una respuesta no menos extraordinaria. Es

necesario, estima la escritora, identificarnos con el autor, “ser su cómplice”.

Pocas veces pensamos en ello, en este registro de la complicidad

como criterio de comprensión y lectura de un texto. Pareciera que nada

* Doctora en Filosofía por la Universidad de Paris VIII; músico, violoncellista por la

PUC, Santiago; Profesora e Investigadora en el Departamento de Filosofía, Universidad

de Chile. Áreas de investigación filosófica: Fenomenología en las líneas y problemáticas

de Lévinas, Sartre y Merleau-Ponty, y filosofía política centrada en la construcción de

la memoria política en vinculación con la narrativa testimonial. Co-investigadora de

los proyectos Fondecyt nº 1210033 y Nº1190337. Últimas publicaciones, artículos y

capítulos de libros: “Memorias inconvenientes: el eclipse de las víctimas" (Hermenéutica

Intercultural, 2022); “Georges Navet lecteur de Miguel Abensour” (Cahiers critiques de

philosophie, 2022); “Politique de la lecture, politique de l'écriture: le lieu de l’utopie”

(L'Harmattan, 2022). Libro (en coedición) La filosofía eclipsada. Exigencias de la justicia,

las memorias y las instituciones (Tirant lo Blanch, 2022).

1. Virginia Woolf, La torre inclinada, 1 a ed. (Barcelona: Editorial Lumen, 1980).

9


es más difícil que declararse cómplices de la escritura de otros, antes

de saber en qué consiste la trama de un texto. Ese es el desafío de toda

lectura, optar, de alguna manera, por una disposición de escucha. La

intimidad de un texto puede destilarse al lector, bajo la condición de

hacer acto de despojo de todo resguardo y previsión teórica, y solo así, en

esa medida, en esa concesión, acceder quizás a los encantos de una trama

clandestina. Intentemos destilar algunas líneas cómplices de este libro

Entrelazamientos deseantes. La intervención en lo social y sus puntos de referencia.

Empezaré diciendo que este libro está escrito, de pies a cabeza, bajo

el tono de una secreta confabulación. En primer término, la de sus

autores y la historia de vida que va urdiendo sus biografías intelectuales

y personales. Los autores hacen la elección de escribir un libro a

contracorriente de la impronta académica, que muchas veces pone a

distancia el mundo y su opacidad para asegurar la trasparencia de las

ideas. Aquí la opción es deliberadamente otra, ella consiste en hacer

entrar en la construcción teórica, el espesor de la amistad filosófica de

los autores, apostando así a la elaboración de ideas que no se permiten

renunciar al arraigo mundano. Los autores intentan hacer entrar el

mundo, con sus planicies y montañas, con sus luces y sombras, en un

discurso teórico que se deja teñir sin disimulos por entrelazamientos

de todo orden, en el que la amistad intelectual se transforma en un

argumento capaz de construir sentido. En muchos aspectos este libro

es un pretexto para celebrar el entrecruce de historias de vida comunes.

En segundo término, una complicidad teórica y crítica direcciona

inequívocamente el sentido del libro. No se trata de ceder a la letanía,

muchas veces acrítica, de la intervención social que apostando por lo

“viable” –y clausurando “lo deseable”– implementa acciones y prácticas

sin preguntarse sobre las circunstancias teórico-prácticas de su

ejercicio. Más bien, proponen los autores, aquí se trata de interrogar

las condiciones de posibilidad de la intervención bajo la égida de una

intervención en lo social. En esta clave, el cielo de lo deseable podría

10 Entrelazamientos deseantes


encontrar un asidero. La expresión “en lo social” no es anodina. En

ella se amarra la apuesta teórica del libro. Si la intervención social

es un “texto a descifrar”, entonces ella está hecha de bordes difusos,

de contornos aun indómitos, cuestión que redunda en preguntarse

justamente en qué consiste lo social, cuál es su territorio y sus modos

de aparecer. En esta doble indicación para la intervención social, en

cuanto texto que debe ser descifrado y movimiento interventor que

opera en lo social, el libro destraba cerrojos de la tradición y propone,

en su lugar, una operación de centinela capaz de distinguir numerosos

registros, “trayectorias, líneas, deseos y encuentros”, por donde transitan

las prácticas y apuestas teóricas de la intervención.

¿Cuál es la diferencia entre una intervención de lo social y una intervención

en lo social? Entre la pulsión normalizadora de una intervención

de lo social y una práctica múltiple y diversa de la intervención en lo

social, se despeja un terreno agonístico en el que se componen variadas

escenas, teórico-prácticas, necesarias de interrogar. Pues, una cosa es

operar sobre un terreno social tomado como algo dado e incuestionado,

a la manera de un a priori delimitado, sobre el cual parecen no caber

réplicas, y cuyas acciones se acotan a marcos que buscan restaurar sin

transformar, y otra cosa muy diferente es operar sobre un terreno en

el que lo social nunca está dado, sino más bien está en potencia de

aparecer e irrumpir en las formas rígidas de la institución, permitiendo

procesos de transformación sin nostalgia de restauración.

De alguna manera, la proposición “en lo social” que busca destrabar

gestos y escenas restablecedoras de un orden determinado, alimentado

por el paradigma del cálculo, resuena con el gesto intelectual abensouriano

que pondera la “vuelta de las cosas políticas” 2 . Esta vuelta, como

sabemos, se piensa en detrimento de la vuelta “a las cosas políticas”.

Se trata de un gesto filosófico que busca delinear la diferencia entre

volver a un cierto paradigma político-institucional, vertebrado por la

2. Miguel Abensour, Pour une philosophie politique critique (Paris: Sens & Tonka, 2009), 59.

Presentación

11


añoranza de un orden normalizador de los asuntos políticos, empapado

podríamos decir, de un anhelo restaurador, y de esta otra vuelta de las

cosas políticas que irrumpen en la trama de un presente, e impactan

en las formas tradicionales del quehacer político. A grandes rasgos, las

apuestas de la intervención social cartográfica, como intervención en lo

social, prosigue subrepticiamente el gesto intelectual de Abensour, en

la medida que, de un gesto al otro lo que se busca es liberar la trama

de lo social y político, de la captura del cálculo y control de lo social,

y permitir que las cosas políticas, las cosas sociales, irrumpan desde

un fondo indeterminado.

Las apuestas de un trabajo “en lo social” dispone de una gran fecundidad

especulativa. Como terreno indeterminado, la irrupción de

lo social libera un nuevo campo de sujetos sociales, y que constituyen

nuevas formas en las que la existencia puede cuajarse. En efecto, bajo este

paradigma, la existencia parece modalizarse de maneras diferenciadas,

muchas veces impensadas, que permite atisbar un vasto prontuario de

sujetos sociales, otras cartografías podrían decir los autores, de sujetos

excluidos, marginados, ontológicamente degradados, que comprende

lo humano y sus bordes que van más allá de lo humano. La desigualdad,

el sufrimiento, la vulnerabilidad, la exclusión, las prácticas de

violencia y degradación no son un asunto puramente humano. Los

circuitos de exclusión diseñan territorios, “portulanos”, interhumanos,

interespecie, e internarrativos podría agregarse. En efecto, la fragilidad

puede narrarse respecto de muchos circuitos existenciales, que van

desde lo humano y sus formas de vida, pasando por el destino de los

muertos que nadie llora, hasta el ámbito socio ambiental. Narrativas

olvidadas o en disputa, si pensamos en el conflicto de las memorias a

propósito de la construcción de la memoria histórica y política de los

pueblos, y la batalla constante contra la tiranía del tiempo de la gran

Historia que olvida, o se vuelve amnésica de las pequeñas historias en

las que se desenvuelven sujetos sociales que han quedado sin rostro.

12 Entrelazamientos deseantes


En este horizonte se hace necesaria una intervención en la memoria,

como manera de liberar las historias perdidas y ponernos a la escucha

de esas otras narrativas.

Bajo esta mirada de cruces narrativos, sería posible entrever un nuevo

orden social, uno que se piensa en constante proceso de desciframiento

y construcción, apostando en esa lectura la posibilidad de inéditas

“vidas interventivas”, que puedan a su turno, alimentar proyectos de

colaboración para que la vida sea más vivible. En esta medida, se podría

intentar revertir el creciente sentimiento de inhabitabilidad que está

golpeando en el mundo, y dirigirnos quizás hacia un futuro donde

la vida sea vivible, parafraseando aquí las palabras de Judith Butler

cuando pregunta “¿Qué hace que una vida sea vivible?" 3 . Sin duda

un mundo habitable permite que la vida anide. Por ello, los desafíos

que atañen la intervención se traducen en acciones que afectan otras

formas de existencias, reconduciendo la mirada hacia formas relacionales

de órdenes nuevos, “interespecie” dirán los autores, más solidarios

y en circuitos de colaboración entre registros existenciales diversos:

entrecruces humanos y no solo humanos, institucionales, ecológicos.

Al final de estas líneas cómplices, queda el sentimiento de que este

libro no está del todo acabado. No porque esté incompleto o defectuoso,

sino porque su propia estructura “helicoidal” no permite una clausura.

Más bien queda abierto a otras cartografías y juegos temporales en los

que se debate el destino inconcluso de la intervención en lo social. Como

escriben los autores: “Los entrelazamientos deseantes han circulado

entre nosotros al escribir este libro, pero también al poner en el centro

la propia noción de intervención del presente, o bien, de los múltiples

presentes que cohabitan en distintos espacios temporales desafiando

a la geografía y a las ciencias sociales”, y por supuesto a la Filosofía.

3. Videoconferencia de Judith Butler. TV UNAM, "Festival Aleph 2020. What Makes

for a Livable Life". Youtube, 28:35. En: https://youtu.be/4qhh0SAcqtc

Presentación

13



Dra. María José Correa Gómez*

La intervención social tiene en este volumen un protagonismo ineludible

no tanto por su condición de objeto de estudio, sino por la

determinación de los autores de expandir sus dimensiones de significación.

La invitación realizada es a perforar y traspasar designaciones

disciplinares para buscar nuevos accesos a una categoría que se interroga

* PhD History of Medicine, University College London. Académica del Departamento

de Humanidades, Universidad Andrés Bello. Se ha especializado en historia de la ciencia

y de la medicina para el periodo entre 1850 y 1930 en Chile. Actualmente investiga,

apoyada por un proyecto Fondecyt, sobre calidad alimentaria en el periodo de industrialización

temprana. Ha publicado artículos, capítulos de libros y libros de autoría,

así como coordinado dossiers y libros colectivos sobre la medicalización de la locura,

artefactos terapéuticos y procesos de profesionalización científica. Entre sus últimas

publicaciones se encuentra el libro co-escrito con Mauro Vallejo, Cuando la hipnosis

cruzó Los Andes: magnetizadores y taumaturgos entre Buenos Aires y Santiago de Chile

(1880-1920) (Pólvora, 2019) y los artículos “El control científico del fraude alimentario:

del Instituto de Higiene al Laboratorio Municipal. Chile 1892-1902” (Atenea, 2021)

e “Industriales y comerciantes en busca de “calidad”: la certificación alimentaria en los

inicios del Instituto de Higiene. Chile, fines del siglo XIX” (Historia Unisinos, 2021).

15


desde aportes mixtos, en los que priman los recursos ofrecidos por

las humanidades, a la vez que se pone énfasis en sus diversos campos

epistémicos, metodológicos y políticos. Esta intención de amplitud

es uno de los principales atributos de este texto que, escrito a cuatro

manos y organizado en tres tiempos, se presenta como una entrega

novedosa, ágil y profunda en sus contenidos. En él, la intervención

social se preposiciona y a través de este ejercicio se direcciona el estudio

de las formas de gestión de lo social hacia perspectivas más amplias y

flexibles, en términos de los saberes, los tiempos y los territorios.

El estímulo inicial de este proyecto surge de la necesidad de aproximarse

al estudio de las acciones orientadas al cambio y a la transformación

–sean concebidas, discutidas o implementadas– desde una

perspectiva crítica. También se nutre del reconocimiento de que estas

acciones interventoras se insertan en una trama social compleja y situada

que deriva de experiencias diversas con alcances teóricos y prácticos.

Para analizar estos movimientos el trabajo se nutre primeramente

de los recorridos biográficos de sus autores. Es un trabajo que surge

desde trayectorias personales y laborales, que se ensamblan a través de

experiencias, compromisos profesionales e inquietudes intelectuales

compartidas y discutidas. Esto hace de este escrito una entrega íntima,

cuyos atributos se descubren desde el inicio de sus páginas y se asumen

tácitamente como parte de la riqueza del trabajo, de sus alcances y de

sus límites. Este recorrido compartido también da cuenta de un texto

que se arma con la pretensión de ofrecer una mirada amplia pero atenta

al contexto, apoyada metodológica y conceptualmente por aportes

interdisciplinarios, relacionados con las experiencias formativas y

profesionales vivenciadas por los autores, en los que priman recursos

relacionados con la filosofía y con la historia.

En esta dirección, las reflexiones y los análisis que se despliegan en

el texto responden a la necesidad ya enunciada de revisar en profundidad

la noción de intervención. Esta intención se implementa a través

16 Entrelazamientos deseantes


de tres medios, que se presentan como alternativas sugerentes para

el estado actual de la literatura nacional, y que se despliegan desde

los aportes de lo onírico, lo cartográfico y lo subjetivo. Esta entrada

se extiende como un recurso “irónico y contestatario” que intenta

remecer aproximaciones habituales y estáticas. Como resultado,

en una primera instancia se apuesta por explorar la vida onírica de

la intervención, aquellos “sueños en vigilia” que guían, empujan,

acompañan y participan de los procesos de transformación. Con

ello la posibilidad de comprensión de la intervención se traslada no

solo al mundo onírico que acompaña al descanso sino a un marco

que considera desde la ideación de un posible futuro, al sentir que

convoca una ilusión. La apertura del ángulo de acción hace posible

problematizar, en consonancia con lo planteado por la historiografía

interesada en cuestiones relacionadas con la conformación de

disciplinas y profesiones durante los siglos XIX y XX, no solo el

desplazamiento y silenciamiento histórico de ciertos actores en las

prácticas de intervención, sino también los alcances y las consecuencias

de la visibilización de aquellos sindicados como encargados de

implementar dicha mediación.

En una segunda instancia, el problema de análisis se asienta sobre

el método y, en pos del reconocimiento de la complejidad que atañe

a lo social, en los ensamblajes necesarios de realizar para expandir la

noción misma de intervención. La propuesta sugerida afirma el valor

de lo cartográfico, por su apertura y por sus maneras de trazar lo social,

por su carácter representacional y su condición menos dogmática.

Esta noción amplía porque excede al estado y al ciudadano y porque

determina flujos que activan las acciones y que delimitan esas formas

de intervención que se escapan de las miradas disciplinares y hegemónicas.

Sin duda, la entrada cartográfica permite re-territorializar la

noción de intervención social con el objeto de enfrentar la soberanía

estatal y los modos subjetivantes del capitalismo contemporáneo para

Prólogo

17


replantear las jerarquías y diálogos posibles en consonancia con las

demandas actuales.

Interesante resulta también la atención a la cultura material y a sus

elementos técnicos que resitúan a los actores y demarcan la intervención

y sus variantes. Por un lado, la atención a las “prácticas menores

e intersticiales” es sugerente en tanto se reconoce el valor y centralidad

de objetos mediales, que circulan y en ocasiones desaparecen, pero que

constituyen el soporte físico de las posibilidades de acción. Por otro

lado, la utilización de elementos simbólicos asociados a lo cartográfico

como los portulanos y el mapamundi, complementan la relevancia de

los objetos para pensar y proyectar los diversos problemas asociados

al trabajo de inter-venir lo social en contextos dolorosos y complejos,

como lo son la articulación memoria-olvido y el resguardo del cuerpo

muerto, o el manejo de las controversias medioambientales y de las

intervenciones socioambientales.

El interés por estudiar la intervención sobre lo humano queda

manifiesto en el estudio de caso de la Palma chilena y el conflicto

tecnoambiental generado por la relación interespecies. El análisis de

sus trayectorias en la zona central del país es pertinente y necesario,

particularmente porque introduce en disputas y tensiones específicas

que se gestan en la relación sociedad-naturaleza. La Palma constituye

uno de tantos otros no humanos que son parte de las intervenciones

en lo social. Su estudio traza líneas sobre la co-construcción de acciones

de transformación entre actores que superan considerablemente

a aquellos referidos por la historia o por otras disciplinas, así como

revela intereses que exceden los diseños estatales y que incorporan

necesidades comerciales, estéticas, sociales y emocionales, entre otras.

Este libro invita a los y las lectoras a pensar en las diversas formas

de intervención social posibles y en las fuerzas que las determinan. Al

interrogar los saberes, disciplinas y profesiones que se han perfilado

como rectoras del sentido de lo social, expande el ángulo de análisis

18 Entrelazamientos deseantes


e invita a una lectura dialogante con nuevos contextos y actores. El

estudio del pasado-presente, que hace algunos años era visto como un

repositorio de trayectorias biográficas limitadas o de intervenciones

estatales jerarquizadas, ha pasado a configurarse como un rico y nutrido

gabinete de paisajes, agencias y subjetividades que cobran en este

volumen un interesante protagonismo para estudiar la transformación

y sus procesos. Bajo esta constatación, las siguientes páginas constituyen

un viaje a la deconstrucción de las jerarquías y las hegemonías del

cambio, en el que se da paso a la pluralidad, la fluidez y la variedad

de proyectos y experiencias que conformaron y conforman lo social y

sus variadas formas de gestión.

Prólogo

19



Vivo en un reino de impunidad y de avaricia.

Evelyn Cornejo

La chusma inconsciente (2017)

Quien busca su destino no tiene ya modelos

ni ideales, amores ni consuelos.

Hermann Hesse

Demian (1919)

Society, have mercy on me

I hope you`re not angry if I

disagree

Society, crazy indeed

I hope you`re not lonely

Without me

Eddie Vedder

Society – Into the Wild (2007)

Si por tan poco te asqueas del oficio, no te subas a nuestro barco,

pues nuestro carburante es el fracaso cotidiano,

nuestras velas se inflan de risitas burlonas,

y trabajamos mucho para llevar a puerto pequeñísimos

arenques aunque salgamos a pescar ballenas.

Es un oficio de niños, es un oficio de apóstol,

Un oficio de ajustador o mejor, de planchadora.

Fernand Deligny, pedagogo francés

Semilla de crápula (1945)



Este es un libro que surge intempestivamente, sin aviso y producto

del azar y conversaciones infinitas con mi amigo y colega Dr. Nelson

Arellano Escudero. En un trazo de 10 años de historia nos ha juntado

el riesgo, la profunda convicción interdisciplinaria y las ganas de poder

generar ‘vidas dignas’ desde el mundo de la escritura y las letras;

pero siempre entrelazando temáticas, disciplinas, métodos y vidas. Es

gracias a este encuentro que el libro surge. Por esto y mucho más le

agradezco; agradezco su pedagogía histórica, social y ambiental pues

yo nada sé de aquello. He aprendido junto a él para poder filosofar

sobre esos asuntos haciendo germinar nuestro Proyecto Mosaico. Nos

ha reunido la posibilidad de transitar un lugar oblicuo, extravagante,

en el cual he entendido después de 15 años que gracias a este no

me he sentido tan solo en un mundo académico tantas veces desolador

y aspiracional. No obstante, debo agradecer a ese mundo, a la

Universidad y su hábitat porque es ahí donde he peleado, luchado y

disfrutado, tal como se dispone toda vida finita. Lo primero que me

surge es agradecerle a mi amigo y autor de este libro, pues gracias a

su ímpetu el libro se construyó y decantó en una nueva tesis luego

23


de tantos años de hacer, corregir y leer otras tesis. Mi cansancio es

crónico, mi ahogo es posibilitador, pero neurótico; por eso valen mis

agradecimientos a Nelson.

Sin embargo, sabemos que los autores de un libro no son los protagonistas,

los libros surgen gracias a otros: sus miradas, orientaciones,

críticas, comentarios y halagos. Intentaré hacer una breve lista y espero

no olvidar a nadie en ella, si lo hago es solo mi ya mencionado cansancio.

Comienzo por nuestro editor, Diego Mellado. Un erudito de la

edición, un filósofo antiguo aunque joven, quien siempre ha confiado

en los proyectos que se abren para seguir pensando la filosofía y sus

múltiples aristas; sumo a todo el grupo y comité de Nadar Ediciones

por su gestión, mirada y atenta lectura a este proyecto. Agradezco

también a la Decana de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales

de la UNAB, María Gabriela Huidobro, por su apoyo constante durante

estos años en mi rol de investigador de la facultad; también al

Doctorado TECSA por su apertura a recibir y difundir mis escritos,

actividades y perspectivas dentro de aquel claustro académico. Me extiendo

también a muchos colegas que me dieron sus miradas tanto del

mundo de la filosofía, la sociología y el trabajo social, pero puntualizo

en la Dra. Claudia Gutiérrez, por su escrito como presentación a este

libro y su guía constante desde el 2008; al Dr. Patricio Peñalver, por

estar siempre presente cuando intento hacer filosofía. Al grupo de

estudiantes que han sido parte de mis clases en los años 2020 y 2021

por sus comentarios, críticas y buena vibra; es imposible olvidar aquí

a mis tesistas de postgrado, al equipo del proyecto Fondecyt que hoy

llevo adelante: este libro tiene trazos y retazos de todos ellos.

Por último, agradezco el financiamiento otorgado por el Proyecto

de Investigación FONDECYT/ANID nº1210033, el cual ha permitido

poder dedicarse largas horas a este trabajo y a seguir investigando. Sin

embargo, dejo para el final lo más importante: agradezco a mis hijos,

Nicolás, Samuel y Pascal, porque sin entender qué significa escribir

24 Entrelazamientos deseantes


un libro me aguantan (en mi neurosis escritural) quitándoles horas

de juego y de fútbol. Sin duda, a Javiera por quitarle horas de amor

después de 16 años en ruta.

Borja

Una larga cadena de conexiones ha hecho posible la existencia del estudio

y reflexión que pudo plasmarse en este libro: en la década de 1990,

mientras era un estudiante de pre-grado la influencia de Domingo Asún

Salazar, Leonardo Oneto Piazze, Francisco Javier Román Verdugo, la

conexión con Hugo Villela Guerrero, la participación en el programa

ConoSur, el nacimiento de “La Runfla”, fueron los prolegómenos para la

vida laboral en Servicio País en ese año (1998-1999) que sigue durando

toda la vida; el trabajo municipal en Viña del Mar (2001-2004) junto con

Francisco Rojas Advis, Sergio Espinoza Méndez, Ingrid Robert Calisto,

entre muchos otros fue un tiempo de trabajo profesional donde la investigación

empezó a ser un quehacer con resultados significativos como,

por ejemplo, la historia del poblamiento popular en la ciudad jardín,

lo que fue posible gracias a las enseñanzas de Luis Vildósola Basualto.

Luego, los años de trabajo en la Comisión Nacional del Medio

Ambiente (CONAMA) de la región de Valparaíso fueron un tiempo

de formación en el oficio de la intervención socioambiental definitivamente

invaluable gracias a los saberes compartidos por Daniel Álvarez

Pardo, Gabriel Mendoza Miranda, Esther Parodi Muñoz, Oriana Salazar

Harvey, entre muchos otros colegas de todo Chile.

Todos estos tiempos se anudaron con el tiempo reciente de este

primer cuarto del siglo XXI donde la guía y el apoyo del Dr. Antoni

Roca-Rosell, en Barcelona, la Dra. Maria Paula Diogo, en Lisboa, la

Dra. Ana Cardoso do Matos, en Évora, fueron fundamentales para

reunir la historia de la tecnología y la historia ambiental.

Pero nada de ello hubiera sido posible sin el soporte emocional y

logístico que vino de más cerca; evidentemente la familia: Debora,

Agradecimientos

25


Simona y Samuel, los primeros y más afectados por ausencias y distancias

en búsqueda de archivos, visitas de investigación y demás labores

académicas que conllevan un costo personal que jamás se incluye en

ningún formulario de postulación para conseguir fondos para esos

proyectos. Así mismo, mi prima Carolina Vidal Escudero y mi tío Jorge

Vidal Hernández, desde Boston siempre han hecho contribuciones para

que esas investigaciones fuesen viables. Esa paciencia y generosidad es

simplemente la piedra angular de esta filosofía de vida.

En un plano menos nítido, es decir, que no es un agradecimiento,

pero si una constatación para los efectos del cómo se hace ciencia en

Chile, El Magister de Investigación Social aplicada al Medio Ambiente,

impartido por la Universidad Pablo de Olavide en Sevilla, España, y la

estadía respectiva, debí costearla con un crédito bancario. Una iniciativa

privada que ha demostrado aportar al beneficio público.

El apoyo institucional siempre fue algo difuso o más bien colateral

hasta encontrar el decidido soporte de la Universidad Academia de

Humanismo Cristiano, en especial en el Núcleo de Investigación y

Docencia en Ambiente y Sociedad (nidas.cl) del Instituto de Humanidades

con el doctorado DETLA; este espacio de reflexión e intercambio de

conocimiento facilitó la cristalización de la exploración que se venía

desarrollando en la asignatura de “Intervención Socioambiental” del

Magister de Psicología Social de la Universidad de Valparaíso, gracias a

la gentil acogida del Dr. Héctor Berroeta Torres y la eficaz contribución

de la generación 2020: Marjorie, Ricardo, Francisca, Dennys, Iván,

Guillermo, Raúl y Soraya.

El proceso, en especial para el campo de la Historia de la Tecnología,

tuvo un gran impulso gracias a los proyectos FONDECYT Postdoctoral

3160197 e Iniciación 11180158, además del proyecto bajo responsabilidad

del Dr. Borja Castro Serrano FONDECYT 1210033.

Quedan muchos más nombres, instancias y momentos por incluir

en esta lista nada exhaustiva, pero cabrá destacar por una parte la

26 Entrelazamientos deseantes


contribución eficaz y de una diligencia de gran profesionalismo de

Flavio Alvarado Hernández y, de manera excluyente, la receptividad,

apertura y amistad de Borja Castro Serrano que siendo coautor de este

libro es además cómplice en las distintas facetas de este programa de

trabajo al que hemos llamado Proyecto Mosaico. Es justamente Borja

quien ha puesto la mayor atención y cabida en sus propios trayectos

a estos derroteros que entrelazamos aquí en este libro producto de la

libertad del pensamiento colectivo. El afecto, cariño, receptividad y el

cultivo de la amistad ha sido un baluarte donde guarecerse en tiempos

aciagos, duros y de desaliento. La apertura a la discusión en conversaciones

infinitas supera la distancia geográfica aunque, debo decirlo,

no la asimetría de la metrópoli con el puerto, donde la distancia para

ir no fue la misma que para volver. Valga aquí un emoji sonriente con

el guiño de un ojo más todavía porque las coordenadas en el futuro

han de cambiar y habrá una otra vida que re-ubicar.

Todo lo anterior y más, que se enlaza a través del tiempo, ha sido

posible traer a la materialidad de las interacciones de la tinta y el papel

gracias a Nadar Ediciones cuya sensibilidad y amor por el trabajo

reflexivo meticuloso ha conducido a este momento virtuoso en que al

fin la utopía se puede tocar, oler y ver en este libro de una vida onírica

que aspira a reconducir las fuerzas de la historia al alcance de la persistencia:

para muestra, en 2021 un joven de 35 años pronunció, en

la misma esquina de calles, las palabras de Salvador Allende en 1970

para celebrar en paz “la alegría sana de la limpia victoria alcanzada”.

Aquella noche de alivio y alegrías del siglo XXI, al decir “a hombros

de gigantes” traía a Isaac Newton en 1675, quien recogía esas palabras

atribuidas a Bernardo de Chartes, en el siglo XII.

A todos quienes alguna vez se cruzaron con alguna parte de todo

este trayecto, con su apoyo o indiferencia, le va este agradecimiento

por haber contribuido con el aprendizaje de aquel momento.

Nelson

Agradecimientos

27



Se puede decir que nos encontramos en un esfuerzo de síntesis de

formas de comprender el quehacer y el oficio de la intervención social.

Invitamos al diálogo a las humanidades, allí donde las ciencias sociales

han sostenido un monólogo. Hay quienes ven en ello poesía, no

por la belleza, sino por la inutilidad que se le antoja al pensamiento

pragmático atado a los recetarios. Pero, lejos de rebatir esto más bien

apostamos a incorporarlo.

La forma hegemónica en que se han construido los manuales y el

modo social de comportarse en torno a ese tipo de literatura es una

cuestión que debemos interrogar y queremos rebatir, volver a apreciar

que no hay nada más práctico que una buena teoría, que se requiere

de una idea concienzuda y clara para atender una emergencia. Pero,

aunque las urgencias requieren respuestas contingentes ello nunca está

exento de creatividad, de un trabajo de arte que es el que produce la

respuesta pertinente, cuando acierta.

29


La intervención social es la constitución de un texto que debe ser

descifrado.

Descifrar la textualidad de un proceso social, que en su esfuerzo

modernizador se propone reconducir la historia cambiando el derrotero

o los resultados de la organización de la vida humana, por supuesto en

vinculación con los actores no humanos, requiere estudiar trayectorias,

líneas, deseos y encuentros 1 . ¿Por qué decimos que se requiere esto?

Trayectorias porque en todo ahora-presente se expresa el devenir y, en

el decir de William Faulkner, el pasado nunca puede enterrarse pues,

de hecho, no es pasado. La observación de los eventos en el tiempo no

son un mero antecedente, sino la evidencia de su ontología.

Decimos, además, líneas, porque la antropología de Tim Ingold abre

esa ventana para el aire refrescante de la categoría de categorías donde

cada elemento del universo va adoptando una forma, se va modelando

en el tiempo, va desplegando una o muchas o infinitas líneas. Pero el

tiempo y el espacio no son si no es con testigos; la superficialidad del

fenómeno es disputado por un pensamiento racionalista que intenta

discriminar entre objeto y sujeto, dicotomizando la objetividad de la

subjetividad cuando lo que debemos establecer es un binomio agonal

suturado por el deseo. Se trata de la aparición del inconsciente maquínico

y las rupturas con las significaciones dominantes, evidenciando las

problemáticas micropolíticas del agenciamiento del deseo y su manera de

1. La Nueva historia socio-cultural propuesta a inicios del siglo XX, en las cuatro

variantes que propone Peter Burke, a saber, historia de la vida privada, desde abajo, de

las mentalidades y microhistoria, abren un camino que debe combinarse con la historia

económica, la ambiental y de la ciencia y la tecnología. Peter Burke, What is cultural

history?, 3 rd ed. (London: John Wiley & Sons, 2019); Richard Grove, Green imperialism:

colonial expansion, tropical island Edens and the origins of environmentalism, 1600-1860,

1 st ed. (Cambridge: Cambridge University Press, 1996); George Basalla, The evolution of

technology, 1 st ed. (Cambridge: Cambridge University Press, 1988); Franco Amatori and

Geoffrey Jones (Eds.), Business history around the world, 1 st ed. (Cambridge: Cambridge

University Press, 2003).

30 Entrelazamientos deseantes


cartografiarlas 2 . Las trayectorias de las líneas y la producción deseante

es lo que genera los encuentros donde, a su vez, se sintetiza el todo en

su conjunto. El tiempo, las formas y el deseo configuran los universos

de significados y los de las posibilidades. Este libro es un recorrido por

algunos de esos encuentros.

Así las cosas, en todo proceso social, o bien, en una socialidad

más-que-humana 3 vienen dadas trayectorias que desean encuentros bajo

la idea de entrelazamientos de líneas; vidas que se juntan por fricción o

tensión pudiendo establecerse cuestiones relacionales, sociales y políticas

siempre en movimiento 4 . Irrumpen modos de aproximarse a nuestras

maneras de crear socialidad; modos de instituir costumbres, de hacer

política e intervenir el mundo para ir transformándolo. No obstante,

es necesario decir que históricamente estas trayectorias se han cristalizado

vía control de lo social, vía intervenciones de lo social como si

el proceso no importara, enmudeciendo los saberes y sus dimensiones

ontológicas de todo cruce teórico-práctico, siendo lo social algo dado

a priori una vez instituida la cultura. Toda intervención de lo social

pretende normalizar en base a ciertas acciones que se creen “puras” en

tanto describen una realidad ontológicamente dada y que podría de

esta manera, antropológicamente, hacerle frente a toda crisis (siempre

humana). Para nosotros, lo anterior es insistir en esfuerzos modernos

2. Félix Guattari y Suely Rolnik, Micropolítica. Cartografías del deseo, 1ª ed. (Buenos Aires:

Tinta Limón ediciones, 2005), 37-39, 311 y 493. Aclaremos, brevemente, que tanto el

inconsciente, la subjetividad, el deseo, como otros conceptos, bajo el entendido de lo

maquínico refiere a una idea marxiana de Guattari (que también suscribe Deleuze) que

implica su naturaleza industrial: ellos son fabricados, modelados, recibidos y consumidos.

3. Jorge Sánchez-Maldonado, “Familias-más-que-humanas: sobre las relaciones humanos/no-humanos

y las posibilidades de una etnografía inter-especies en Colombia”,

Desenvolvimento e Meio Ambiente, 49 (2018): 305-317, doi: http://dx.doi.org/10.5380/

dma.v49i0.53754.

4. Tim Ingold, La vida de las líneas, 1ª ed. (Santiago de Chile: Ediciones Alberto

Hurtado, 2018), 25-28.

Introducción

31


y modernizadores que intentan descifrar un social al modo puramente

estatal desde un humanismo antropológico y sociológico que puede

aplicar técnicas psico-sociales.

Dicho de otro modo, aparece un sueño moderno que, si bien tiene

su propia vida onírica, se ha querido hacer vivir como “la” realidad,

como si ella fuera el trayecto a devenir monolíticamente sin mayores

problematizaciones. El sueño cumplido por la ciencia como plan de

futuro deja toda vida onírica como algo difuso y poco relevante. El

capitalismo ya hacía su trabajo 5 . Pareciera ser un sueño que en su

“fachada” nos dice todo, explica todo y se sumerge en una relación

simbiótica entre consciente e inconsciente, en donde algo se esconde

inconscientemente lo cual debe ser develado al consciente. Esta es,

justamente, la gran discusión onírica entre Carl Jung con su maestro

Freud 6 , la cual los separó: para el primero no hay deseos que se ocultan

en la vida onírica, tal como creía el segundo en tanto los sueños nos

podían develar ciertos engaños que nos hacíamos a nosotros mismos

respecto a nuestras figuras parentales. En esta línea freudiana es lo

que la modernidad ha creído con los pueblos primitivos y luego con

los sectores populares: en sus prácticas se ocultarían los deseos oníricos

por la modernización y el progreso. Pero al seguir con esta clave

psicoanalítica, ahora del lado de Jung, vemos que los sueños pueden

ser también producción de deseo como expresión: no hay engaño y

no hay nada exclusivamente familiar en los sueños, sino que ellos son

también expresión de algo histórico y colectivo que deviene y se produce

inconscientemente. Tienen una función prospectiva, pero no en

un intento por encerrar la realidad en un plan de proyección: el sueño

solo nos ayuda a bosquejar un mañana. De fondo, la vida onírica puede

5. Sidarta Ribeiro, El oráculo de la noche. Historia y ciencia de los sueños, 1ª ed. (Barcelona:

Penguin Random House Grupo Editorial, 2021), 23-24.

6. Carl Jung, Recuerdos, sueños, pensamientos, 3ª ed. (Barcelona: Editorial Seix Barral,

2001), 192-203.

32 Entrelazamientos deseantes


ser trabajada más allá del mero eje consciente/inconsciente individual

para también indagar una vida social y colectiva. Lo anterior, sugiere

la posibilidad de transformación en un plano de corte político.

Desde aquí se hace posible entender esa magnífica obra de los años 70

de Deleuze y Guattari 7 , en donde lo deseante se entrelaza con lo social

y está anclada a una cuestión productiva en tanto máquina deseante,

siendo el inconsciente una máquina productora y no un teatro griego

(ahora se hace comprensible lo expresado más arriba por Guattari y

Rolnik cuando recorren Brasil en los años 1980s). El deseo se politiza

y expresa, recorre las cuestiones productivas sin representar nada en su

afán moderno. Más bien circula, crea agenciamientos y relaciones entre

agentes humanos y no humanos sin familiarizar ninguna relación de

modo intersubjetivo. Podemos decir, desde los filósofos, que todo deseo

se agencia de modo colectivo, es un constructivismo que va haciendo

historia desde lo múltiple y con maquinaciones más-que-humanas 8 .

En base a lo anterior, ¿habrá otro modo de aproximarse a la intervención

desenvolviendo otras trayectorias oníricas de la transformación

social? Más allá de lo moderno de la propia idea marxiana de transformación

del mundo 9 , ¿podrá haber otro modo de expresión del sueño de

aquella vida onírica de la intervención como posibilidad transformativa

en una vida más-que-humana? Dando otro paso a las aproximaciones

marxianas, pero en el intento por sustraerse de las categorías humanistas

recién descritas para así re-entender otras claves oníricas, deseantes y

materiales, podemos pensar una intervención que intente transformar la

realidad desde la fuerza de un pensamiento, sus afectos e imaginaciones

7. Gilles Deleuze y Félix Guattari, El Anti-Edipo. Capitalismo y Esquizofrenia, 6ª reimpresión

(Madrid: Paidós, 2010), 50-51.

8. L’Abécédaire de Gilles Deleuze (“D” comme “Désir”), Temporada 1, Dirigido por

Pierre – André Boutang y Michel Pamart (Francia: La Femis, 1996) DVD.

9. Karl Marx, La ideología alemana (I) y otros escritos filosóficos, 1ª ed. (Buenos Aires:

Editorial Losada, 2010), 11.

Introducción

33


posibles permitiendo otras potencias de existir 10 . Queremos proponer

ciertas coordenadas, trayectorias y líneas, pero no desde la razón moderna

que “explica algo ya sabido”, sino que se quiere indagar en la

comprensión de trayectos deseantes desde múltiples encuentros que

no sería más que una vida filosófica con historia. Expresión de una

vida onírica que produce, desea y hace emerger enclaves históricos y

colectivos que devienen múltiples posibilidades. A veces más cerca de

unos postulados, pero sin olvidar los otros pues en conjunto contribuyen

a recuperar al pasado y el olvido de la importancia perdida y con

ello pretendemos, bajo tintes contemporáneos, restituirle cierto peso

histórico-filosófico a la intervención, permitiéndonos volver a pensarla

en sus articulaciones teórico-prácticas para despuntarla como categoría

política que transforme su impronta social y sus derivas planetarias más

allá de nosotros como seres humanos.

De lo anterior se desprende y se entiende de mejor manera porqué

la noción se ha acuñado como “intervención social”; no obstante,

aquí pretendemos desentrañar su anatomía filosófica e histórica del

porqué de aquella articulación. De fondo, queremos tanto filosofar

sobre la intervención como hacer emerger una historización de ella;

ahí el desafío de su textualidad en tanto modo de aproximarnos a la

intervención en lo social pues este se construye, se hace proceso en sus

propias dimensiones teórico-prácticas para habilitar interdisciplinas,

sus resonancias sonoras y su heterogeneidad de sentidos, situando a

la intervención como una práctica crítica, política, textual, histórica

y material 11 . De este modo, podemos decir que la intervención social

es filosofía en acción en la historia tanto como la acción de la historia

10. Isabelle Stengers, En tiempos de catástrofes. Cómo resistir a la barbarie que viene, 1ª ed.

(Barcelona: Ned ediciones, 2017); Diego Sztulwark, La ofensiva sensible. Neoliberalismo,

populismo y el reverso de lo político, 1ª ed. (Buenos Aires: Caja Negra Editora, 2019).

11. María Eugenia Hermida, “Contribuciones desde una epistemología plebeya al Trabajo

Social frente a la restauración neoliberal”, RevIISE 9, nº9 (2017): 131.

34 Entrelazamientos deseantes


en la filosofía. Es también historia de una filosofía de la acción. Se

puede agregar que la filosofía de la historia es una intervención en lo

social. Y así, otros órdenes de los mismos factores, a la vez, alteran y

no alteran el producto.

Si desde el mundo económico se entiende que todo trabajo es social,

nada impide entender que toda relación social es una intervención.

Toda historia es social. Somos la historia que hacemos la historia y esta

puede desentrañarse filosóficamente. Nadie ni nada está determinado,

aunque las condiciones, ciertamente, imponen restricciones ineludibles.

Probablemente existe un futuro anterior tanto como el pasado

reciente es una frecuencia conectada con la historia del tiempo largo;

se agitan los saberes y memorias a veces de manera browniana al estilo

cortaziano 12 en conjunto con las estructuras sociales de larga data en

un movimiento helicoidal.

La invitación a navegar por estas páginas implica encarar y acometer

una ruta que de lejos se aprecia enmarañada, propia del tiempo del

enredo, pero que justamente apunta, en un acercamiento paulatino

y progresivo, a destrabar aquellos automatismos que producen los

puntos ciegos de toda perspectiva que se cree única 13 . En el plano del

conocimiento, como se irá viendo, ni aun la Filosofía y la Historia

son suficientes para comprender la complejidad y circulan, por tanto,

ideas, conceptos y enunciados provenientes de saberes diversos cuya

participación contribuye al ensamblaje del puzle que aclara el enigma.

12. Tal como cuenta la magnífica obra Rayuela de Julio Cortázar.

13. Este punto de la introducción parece oportuno para presentar esta advertencia:

plegándonos a un lenguaje no sexista y queriendo alejarnos de los rótulos hetero-patriarcales

por motivos estéticos no utilizaremos grafías de reemplazo (la equis, por ejemplo)

o añadidos binarios. En vez de ello, conservando la masculinización de los términos

hemos preferido tachar al sujeto macho. En esto, sin embargo, también asumimos la

inconsistencia escritural: no siempre estará tachado el masculino. Con ello también se

quiere representar la transición que implica pasar del régimen hetero-normativo a un

encuadre no binario, no convencional o de anarquía relacional.

Introducción

35


Es el inicio de ciertos entrelazamientos deseantes: en donde trayectorias

y líneas históricas permiten encuentros filosóficos para pensar la

intervención en lo social y sus ribetes más-que-humanos.

Dicho lo anterior, hemos optado por un libro que intente consolidar

un trayecto histórico que ha pretendido reivindicar el lugar de las

humanidades y su escritura para los mundos de la intervención social.

En todo texto se vislumbran procesos de intervención en lo social, por

muy enigmático que aquello parezca, permitiendo sedimentos filosóficos

e históricos que pueden dotar crítica y políticamente toda práctica de

intervención que pretende graficar la tan compleja transformación. Se

hace, por tanto, necesario volver a ciertas preguntas iniciales que nos

hicimos hace ya más de cinco años cuando, producto de una condición

azarosa de la vida, nos encontramos en la Escuela de Trabajo Social

de la Universidad Andrés Bello, con unas trayectorias que anudaban

formación en ciencias sociales con estudios en las humanidades, una

curiosa combinación en el mundo de la intervención. Ya no somos los

mismos y en esta transformación vital, profesional y académica nos

situamos desde la Filosofía y la Historia para interrogar la intervención

y su creación social. ¿Qué queremos compartir en este libro, sino es

más que un suspiro en la historia o en la historia de las ideas? ¿Será

mejor insistir y usar lo gráfico como materia propia de las humanidades

para que focalicemos y sobrevolemos el trasfondo de lo que aquí

presentamos, pero sin olvidar nuestras trayectorias biográficas que han

estado antes, durante y después de todas estas líneas escritas, vitales y

sociales que aquí se anudan?

Todo trabajo no es en solitario, hay tantos que aparecen en cada

redacción de la gráfica, pero también tantos otros que irrumpen en lo

biográfico para dar vida a un modo de escribir, de graficar un trazo de

la historia filosóficamente. Este es un trabajo a dos voces en las conexiones

y disputas desde estas disciplinas de las humanidades hacia la

noción extraña, violenta y apasionante de la intervención social, con

36 Entrelazamientos deseantes


sus derivas, tensiones y deseos. Es una apuesta por desentrañar sus

modos de pensar-hacer que rivalizan con su aceptación anclada a un

mero campo práctico, un solo asunto profesional y técnico-social como

ya establecimos, para desde ahí ver si la filosofía y la historia permiten

abrir su campo heterogéneo, vital y crítico: un mundo de posibles al

decir de Guattari 14 . Es un libro personal y plural que quiere interrogar

la cuestión de la intervención del presente respecto a lo social sin dejar

de historizarla y filosofarla; ahí se juega la tesis que guía este libro.

Ahora podemos decir que este inicio abre un libro que se plantea

como un texto que expresa tres momentos. Tal vez son momentos que

despliegan, pliegan y hacen comprender mejor este comienzo, pero

sí sabemos que están en sordina en cada uno de los seis capítulos del

escrito (incluyendo la Apostilla). El primer momento da cuenta de

un final de las trayectorias personales, pero que articula nuestro nuevo

escrito a dúo. Lo podemos llamar así: … de lo gráfico y sus trayectorias

(bio)gráficas.

Como dijimos, nuestro encuentro académico y gráfico devino por

entendernos, por comprendernos desde una propia identidad que se

fugaba en las historias personales y en las trayectorias académicas:

uno céntrico santiaguino, el otro porteño viñamarino; uno psicólogo

con formación doctoral en filosofía, el otro trabajador social con

formación doctoral en historia de la tecnología y la sustentabilidad.

Esto nos hizo, a modo de inspiración, entendernos y completarnos,

o bien, despersonalizarnos para singularizarnos uno en el otro, algo

similar a lo que contó Deleuze al vivir su encuentro con Guattari 15 .

14. Félix Guattari, Líneas de fuga. Por otro mundo de posibles, 1ª ed. (Buenos Aires:

Cactus, 2013).

15. Vale la pena explicitar lo que Deleuze relata respecto a su escritura con Guattari,

pues justamente usa las palabras que hemos escrito arriba. A partir de este encuentro

nos pareció relevante poder resaltar la posibilidad de singularidad y diálogo desde la

escritura que este libro pretende, más que hacer una pretensiosa comparación. Gilles

Deleuze, Conversaciones, 4ª ed. (Valencia: Pre-Textos, 2006), 15.

Introducción

37


Y esta oportunidad de hacer un acto escritural, es un modo de ver los

ensamblajes de las partes, complejizando el mero acto de publicar un

texto en tanto es solo un hito en la trayectoria que traza una historia.

Vemos unos inicios en que nos convoca el trabajo social y la intervención

social, pero ya escudriñábamos elementos desde la filosofía y un

modo de hacer historia de lo nuevo, como fue publicado en revista

Katálysis. La cuestión, posteriormente, se hizo más compleja: uno se

hizo editor del libro Imaginarios de transformación: el Trabajo Social

revisitado (2018) y el otro devino articulista del libro. Paralelamente,

en esos años entre 2016 y 2018, ya salía un texto en que pretendimos

acometer la noción de intervención social desde la filosofía y la historia,

artículo que amablemente nos publicó la Revista Intervención 16 . Y hay

más, pues paralelamente a esta escritura conjunta compartíamos mesas

y diálogos en seminarios y coloquios. Este sería el trayecto gráfico en

clave biográfico el cual nos hace iniciar el libro con un último escrito,

pues queremos comenzar por el final.

Así la deriva del capítulo 1 se escoró hacia una exploración hermenéutica

donde lo subconsciente y lo inconsciente comenzó a cobrar

fuerza y dotar de un sentido otro lo que podía ser visualizado desde la

interpretación psicosocial con sustento psicoanalítico. Ya no se trataba

solo de interpretar textos, sino de apreciar las formas de la subjetividad

en donde sea posible acceder a los deseos reprimidos. Escogimos los

sueños. No obstante, es una suerte de mapa conceptual que navega y

deriva por los sueños y sus mundos posibles. Intentamos hacer aperturas

16. Nelson Arellano-Escudero y Borja Castro-Serrano, “Participación, ciudadanía y

voto: reflexiones para el Trabajo Social a partir del caso chileno”, Revista Katálysis 2,

n°2 (2016): 232-240, doi: https://doi.org/10.1590/1414-49802016.00200008; Borja

Castro-Serrano y Nelson Arellano-Escudero, “Humanidades para el Trabajo Social y su

intervención: Apuesta por una identidad ‘descalzada’”, Revista Intervención 1, n°7 (2017):

27-35, https://intervencion.uahurtado.cl/index.php/intervencion/article/view/45; Borja

Castro-Serrano y Marcela Flotts (Eds.), Imaginarios de transformación: el trabajo social

revisitado, 1ª ed. (Santiago de Chile: Ril Editores, 2018).

38 Entrelazamientos deseantes


a otras narrativas para implicarlas con una vida onírica; el Chile de hoy

se juega en esta trama, al igual que los conflictos mundiales y globales,

en tanto nuevos modos de subjetivación se disputan entre una realidad

asfixiante y sus sueños posibles. Hay tanto que explicar, pero es difícil.

Este capítulo continúa con la hermenéutica de los sueños en sus claves

temporales, subjetivas, históricas y políticas, trazando un recorrido que

especula que toda vida onírica se entrelaza a los sueños en vigilia de las

personas implicadas en los procesos de intervención social.

Aquí se jugaría, para nosotros, una nueva manera de intervenir

en lo social permitiendo otra óptica de ensoñación cartográfica: otra

carta de navegación para otros posibles territorios, mapas, geografías,

con otros bordes, deslindes y fronteras que no apelan al mismo léxico

que ya conocemos de las profesiones sociales que hacen intervención:

pedagogías, trabajo social, psicología, terapia ocupacional, entre tantas

otras. La vida onírica, en el fondo, nos abre caminos interpretativos

y analíticos hacia mundos históricos, poéticos, filosóficos, ecológicos,

estéticos y neurocientíficos, que, al decir de Guattari, “no implican

en absoluto un repliegue sobre sí (tipo meditación trascendental) o

una renuncia al compromiso político. Requiere, por el contrario, una

refundación de las praxis políticas” 17 .

El segundo momento sería algo así como lo gráfico y sus entrelazamientos

de la historia trazada. Es el momento intermedio del libro, un

espacio medular donde lo gráfico se separa en tramas que interlocutan

con la intervención desde los propios campos disciplinares haciendo

explotar múltiples sentidos, múltiples aristas: se entrelazan las palabras

con las expansiones posibles de la intervención en lo social, intentando

hacer devenir cartografías que muestran la relevancia de la historia y

la filosofía para despuntar el concepto central. Hablamos en tramas

separadas, pero en donde cada capítulo sigue urdiendo la misma tesis

que queremos proponer.

17. Félix Guattari, Caosmosis, 1ª ed. (Buenos Aires: Manantial, 1996), 147.

Introducción

39


En el capítulo 2, “Pensamiento, cartografías y líneas: problematizando

más allá del método y contra toda figura de identidad”, nos

dedicamos a la articulación entre configuración social e intervención

para ser pensadas desde la cuestión del método cartográfico. Se intenta,

bajo una lógica metodológica del patchwork o bien de retazos conceptuales

desde la obra filosófica de Gilles Deleuze, desentrañar cómo la

articulación entre lo social y la intervención pasa por (re)definir las

nociones de líneas, cartografías y sus procesos de subjetivación que se

ven ahí involucradas, permitiendo atisbar un pensamiento móvil, no

jerárquico y rizomático que descentra la propia noción de intervención.

De esta manera, esta última puede actuar en la realidad potenciando

su relación teórico-práctico como un conjunto de prácticas cotidianas

que van politizando inventivamente acciones y métodos para aproximarse

a otras formas de vida en lo social sin concebir a éste como un

campo geopolítico y territorial que ejerce su construcción a priori,

exclusivamente desde lógicas soberanas y estatales.

Bajo este respecto, entramos al capítulo 3, “Pensar cartográfico y

subjetivación: retazos metódicos y geopolíticos para una intervención

social cartográfica”. Sin preámbulos, indagamos ahí la siguiente pregunta:

¿es posible pensar la intervención en lo social bajo categorías

construidas/creadas por un método rizomático fundado en el pensar

como cartografía? La interrogación nos orienta a darle espesor teórico-práctico

a la noción acuñada de “intervención social cartográfica”,

la cual se instala a partir de un método de pensamiento que ejerce una

crítica potente al pensar dogmático. Desde aquí insistimos en bordear la

cuestión de la subjetividad y los gestos deleuzeanos contra-identitarios

ya revisados en el capítulo anterior, pues se hace necesario mostrar las

implicancias de este nuevo pensar cartográfico en tanto es un modelo

metódico de experimentación que nutre a toda práctica de intervención

hacia nuevas aproximaciones geopolíticas. Este piso teórico nos hace

pensar una intervención en lo social que se articula con lo político en

40 Entrelazamientos deseantes


un entramado de líneas, de poderes, de liberaciones y capturas de lo

social siempre intentando devenires. Así, se evidencian resistencias

mediante los distintos procesos de subjetivación que se ven tensados

entre modos de vida estandarizados y otras formas de vida en el contexto

actual del capitalismo 18 . El capítulo cierra esbozando las implicancias

epistemológicas/metodológicas y políticas que la intervención social

cartográfica fuerza a pensar.

Con la ruta demarcada pasamos al capítulo 4: “Otras cartografías:

intervención social en la memoria e intervención socioambiental”.

Luego de haber sumado la comprensión de la filosofía y la historia a las

herramientas analíticas para configurar una intervención social cartográfica

sumamos las lecturas que permiten referenciar coordenadas en las que

entran mundos más que humanos. La fragmentación de la memoria

y la navegación por los olvidos se transforma en Portulanos donde las

informaciones dispersas pueden agruparse y, luego, será posible dibujar

Mapamundis en tanto la Economía Ecológica presenta la complejidad

de los fenómenos que se conciben en la era del Antropoceno. Estas

18. Es relevante entender que la figura del capitalismo actual no solo esboza un modo

de producción, sino también un modo de “captura” de la propia subjetividad y ciertos

procesos de subjetivación (Gilles Deleuze y Félix Guattari, El Anti-Edipo, 229). Además,

permea todo un proceso económico político que impone una axiomática como captura

de las relaciones sociales (Gilles Deleuze y Félix Guattari, Mil Mesetas. Capitalismo y

Esquizofrenia, 8ª ed. (Valencia: Pre-Textos, 2008), 465). Actualmente, donde el horizonte

es el capitalismo como única opción, el modelo socio-económico neoliberal impregna

todo proceso de intervención y toda aproximación a las subjetividades que se efectúan

en un tipo de sujeto predefinido e individuado monolíticamente. No obstante, en todo

momento nos plegamos a una lectura de la Historia económica donde la racionalidad

de la modernidad es mucho más que el Capitalismo, de tal manera que cada vez que se

le enuncie siempre debe leerse como la fórmula o cosmovisión incapaz de conectarse

con las formas de la economía plural, su presencia y efectos históricos y situados. Al

respecto, ver: Raúl González (Ed.), Ensayos sobre economía cooperativa, solidaria y autogestionaria:

Hacia una economía plural, 1ª ed. (Santiago de Chile: Editorial Forja, 2017);

Karl Polanyi, La gran transformación: los orígenes políticos y económicos de nuestro tiempo,

1ª ed. (Madrid: Ediciones de La Piqueta, 1989).

Introducción

41


cartografías de la intervención social en la memoria y de la intervención

socioambiental se verán en acción al analizar el caso de la Palma Chilena

en el siguiente capítulo.

Nuestro recorrido de esta ocasión cierra, en este libro, con el capítulo

5: “La Palma chilena: desglobalización, gobernanza ambiental

y el antropoceno contra la intervención social”. El ensamblaje que se

presenta ha enrolado a distintos integrantes del actor-red y su agencia,

observando la trayectoria, las contradicciones y controversias que se

constatan en la vida social de la Palma Chilena; son la lógica de la

solidaridad interespecies y la revisión crítica al anti-antropocentrismo

las que nos facilitan el rediseño de los mapas conceptuales habituales y

convocan a una intervención cartográfica que debe ser una intervención

social en la memoria, al mismo tiempo que se enlaza con la intervención

socioambiental. Como se verá en este capítulo, al mismo tiempo que

la intervención desborda el conocimiento académico, los otros conocimientos

desbordan a la propia intervención. Este punto de arribo

nos llevará a la Apostilla de este libro donde no nos queda más camino

que volver a iniciar.

Entender los problemas de la desigualdad también como desafíos

ambientales es una tarea en la que debe persistir la intervención social.

Una lectura acerca del Antropoceno poniendo en debate a Virginia

García Costa, desde Nuestra América, con Amelia Moore, en el norte

global, nos permitirá explorar los lugares potenciales en los que la

intervención social se puede situar para contribuir a los desafíos de

la sustentabilidad 19 . Una cuestión empíricamente constatable es que

en el mundo de la intervención social lleva como aparejo la ansiedad

19. Para ahondar en las perspectivas y compararlas ver: Virginia García Acosta, “Presentación:

La incursión del antropoceno en el sur del planeta”, Desacatos, n°54 (2017): 8-15 (en

número monográfico de “Cambio Climático y Antropoceno”). Además, ver Environment

and Society 1 (2015): 1-187 (Issue “The Anthropocene: A Critical Exploration”, Guest

Editor: Amelia Moore).

42 Entrelazamientos deseantes


por ofrecer respuestas y soluciones, incluso antes de haber pensado

el problema. Esto es lo que descifraron Elena de la Aldea e Ignacio

Lewkowicz a inicios del siglo XXI: la Subjetividad Heroica, donde

siempre encontramos a la urgencia, esa tramposa, en el decir de ellos.

La apuesta gráfica era, entonces, la de anteponer los tiempos de las

humanidades: actuar el pensamiento que debía pensar la acción.

Básicamente, esta sección central nos muestra la posibilidad de hacer

una lectura histórica que problematice el reconocimiento de la vitalidad

del pasado en el tiempo actual, casi como un deber de memoria, interpelando

no solo a ciertas lecturas históricas oficiales, sino que también

a ciertas ideologías recursivas frente al tópico de la memoria profesional

de la intervención social. Lo anterior, no era posible sin una articulación

filosófica –en este caso deleuzeana– la cual tensiona la categoría

temporal del pensar, preguntándose: ¿qué sostiene el pensamiento? Aquí

se abre una metódica que entiende el pensamiento como un flujo que

en su devenir puede filosóficamente abrirse a una creación de conceptos,

criticando la misma noción subjetiva de pensar. Toda cartografía de

pensamiento no depende del sujeto o del pensador, forzándonos a pensar

lo que acontece ya no como hechos muertos y fosilizados para ser

contemplados y reflexionados (de ahí una re-comprensión de la historia

y sus acontecimientos). Esta articulación instala un pensar renovado

desde múltiples cartografías, instalando una noción de intervención

social que rivaliza con una de carácter universal, homogénea y referida

históricamente a la experticia de saberes por parte de quien interviene.

En estos capítulos interpelamos críticamente a la intervención social

pues cuando se instala solo desde coordenadas antropocéntricas, ella se

cree poder sedimentar un saber replicable y aplicable a priori a ciertos

grupos sociales de modo mecánico y técnico. En su acápite central, el

libro pretende remover estas premisas.

Como enunciamos, el tercer momento y final implica un retorno

al inicio; es un cerrar el escrito con una revisión en detalle de la

Introducción

43


trayectoria: lo gráfico ya publicado derivando hacia nuevas trayectorias.

Lo que ya se publicó, o bien, lo que ya se escribió hace gala del devenir

de este mismo libro; desde el camino que hemos trazado estos años el

escrito termina por consolidar y dar a entender los capítulos anteriores.

Las trayectorias gráficas y biográficas explicitadas, muestran que este ha

intentado ser un proceso reflexivo mucho más extenso que el trabajo que

pueda reunir un libro, por eso es que no queremos cerrar sin dar cuenta

del pasado reciente. Habiendo trazado un plan quinquenal, sabemos

que esta es una historia que es “pensada” desde un lugar cartográfico que

implica otra relación entre el tiempo, el pensamiento y la memoria, las

cuales nos fuerzan y obligan a pensar de vuelta los impactos epistémicos,

metódicos y políticos que tiene este trayecto para la intervención social.

Por lo mismo, la apostilla recogida desde la idea de Giorgio Agamben,

es un colofón que completa sin alterar. Constatamos aquí algunos de

los elementos del estado de situación: la fragmentación. Nos encontramos

en un momento de crisis civilizatoria en este primer cuarto del

siglo XXI cuyo punto de inflexión nos propone encarar alternativas y

posibilidades formulando las preguntas que descalzan los moldes para

volver, una vez más, a iniciar. En la búsqueda de cerrar este libro con

lo que ya hemos trazado en estos años, se hace interesante reflotar una

conclusión esbozaba, pero no incluida en aquel artículo publicado en

el año 2017. La habíamos titulado: “Aperturas conclusivas”, cuestión

que mapea algo del final de este libro.

Ahí ya decíamos que la búsqueda de su destino por la que continúa

atravesando la intervención social también pasa porque esta Penélope

abandone Ítaca: en realidad no hay porqué esperar a Odiseo. O, como

nos enseñara Elikura Chihuailaf en Recado confidencial a los chilenos,

Raiman y la familia encantada han de dejar su sitio para ir en busca de la

paz. Este no es, bajo ningún punto de vista, un llamado a abandonarlo

todo; menos a tratar de renegar los recursos que otorgan las ciencias

sociales, sino que abrimos una invitación a explorar posibilidades y

44 Entrelazamientos deseantes


alternativas: descalzarse, fomentar la apertura, renunciar a las certezas

de siempre. Tal como González-Geraldo le atribuye a Mario Benedetti:

“Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron

todas las preguntas”.

Es necesario volver a leer y releer con atención algo ya dicho en la

disciplina del Trabajo Social en un texto emblemático, pero que ya tiene

más de 40 años. Aquí se esboza un camino que nunca acaba pues más

bien siempre deviene más allá del tiempo transcurrido: “La historia del

trabajo social latinoamericano está aún pendiente. Los estudios existentes

son parciales y su carácter es introductorio. Ellos son contribuciones

reales al tema en la medida que ofrecen pistas de investigación a ser

profundizadas; como tentativas que permiten disponer de coberturas

parciales, de levantamientos y formulaciones efectuados para diversos

países” 20 . Pero insistamos que este no es solo un asunto del Trabajo

Social pues también toca a las pedagogías, a la psicología, la terapia

ocupacional, la enfermería, la medicina, la ingeniería, el diseño, entre

tantos otros saberes que provocan impacto en la vida cotidiana y en

el devenir del tiempo de los actores humanos y no humanos bajo la

intervención que despliegan.

La mirada rizomática y cartográfica, la del adentro/afuera, nos hará

reformular el mandato porque la historia de la intervención social latinoamericana

no está pendiente, básicamente porque los únicos que

hacen la Historia somos los seres vivos. La Historia somos nosotros y

nosotras, nuestras diversidades y las entidades con las que somos. Otra

cosa es que nuestras narraciones deban ser revisadas y re-constituidas

porque se encuentran ancladas a unos ritualismos que insisten en la

liturgia del funcionalismo estructural y se alimentan del higienismo y

el darwinismo social del siglo XX. Esta mirada a la continuidad en el

cambio es la apertura que produce una integración de la Filosofía ya no

20. Manuel Manrique y Marilda Iamamoto, “Hacia el estudio de la historia del Trabajo

social en América Latina”, Revista Acción Crítica, n°5 (1979): 2.

Introducción

45


como una materia antecedente o fundadora de modelos teóricos de la

intervención social, sino como la praxis misma, donde el pensamiento

es la materia sobre la que se debe discutir la intervención.

De aquí en más, ya está propuesta la ruta para el/la lector/a. Sin

embargo, es necesario un excurso acerca de cómo este trabajo monográfico-colaborativo

ha llegado a constituirse en el libro en sus manos.

Se nos hace necesario, casi como un (des)control de impulsos, relatar

los contrapuntos y las contrapartes de un proyecto que nace hace años,

que configura relatos, trayectos, fragmentos y amistad. Es un texto que

permite cerrar esta introducción como ya lo dijimos: un volver al inicio,

un volver a un intercambio epistolar entre los autores que devino un

escrito que ha permitido el nacimiento de este libro. Tal vez no es el

inicio pues todo comenzó mucho antes, pero sí es la sistematización de

un trayecto, de una ruta. Es lo que llamamos: Proyecto Mosaico: Visita a

las prospectivas de una disciplina como el Trabajo Social en el siglo XXII.

Escrito en clave Trabajo Social, es sin duda posible de extrapolar a las

profesiones que ya mencionamos.

***

Trayectorias, líneas, deseos y encuentros han tenido una materialidad

que imbrica una cierta trama de combinaciones algo improbables, pero

que no se pueden considerar externas, ajenas o desconectadas. La posibilidad

de ambos autores de trabajar en la misma unidad académica (en

Trabajo Social), aunque en locaciones diferentes, en el lapso de 2012 a

2016, ofreció un punto de encuentro. A partir de allí y de entonces se

fraguaron las piezas que hoy permiten el andamiaje desde el cual nos

disponemos a elaborar este ensamblaje, o mejor, este entrelazamiento

deseante, siguiendo a Ingold.

De eso se trata, de un ensamblaje en el que cada pieza en sí misma

es el conjunto pero que se encuentra en un nivel de fragmentación

46 Entrelazamientos deseantes


que solo puede tener sentido si se le integra a un conjunto mayor: un

mosaico en donde en cada pieza hay un entre-medio que no tiene claro

sus destinos. Vemos en esta forma de ilación una traducción operativa

de las experiencias de intervención social en tanto son justamente los

contrapuntos, lo alto y lo bajo, lo de un lado y el otro, lo que se muestra

como inorgánico en el quehacer cotidiano de unas actividades que parecen

no transformar nada y, más bien, sostenerlas en su mismo estado

y condición. Sin embargo, los contrapuntos tienen sus contrapartes,

el enlace covalente con los que los átomos forman una molécula. El

sinsentido que en vez de obturar genera aperturas, es decir, nuevos

modos de comprender: la posibilidad de sostener el optimismo entre

las ruinas de la catástrofe. En este giro, siguiendo a Stengers 21 en una

entrevista reciente, el optimismo en las ruinas de la catástrofe es un

modo de escapar de las evidencias, de no dar nada por sentado pues

se asume la imposibilidad de lo autovidente de las ciencias modernas;

es atreverse a pensar a que mañana no será tal cual como hoy, aunque

no lo evidenciemos. Este giro de optimismo en las ruinas nos a forzado

a pensar y en algo hace de correlato de este encuentro.

Sabiendo entonces que la pintura es más amplia y compleja hacemos

un intento por interrogar otra materialidad a los ámbitos conceptuales,

políticos y metodológicos de la intervención social y el modo cómo

ello se entiende ahí. Esto impactaba en los proyectos de investigación

(tanto en filosofía como en historia), en los modos de intervenir en

el aula (tanto en la docencia como en la guía de procesos de investigación).

Entonces, lo que aquí quisimos fue sostener que materializar

la conjunción de la Historia y la Filosofía, como componentes de las

Humanidades, era posible y, bajo esa convicción, reunir intereses para

21. Isabelle Stengers, Entrevistada por Jade Lindgaar, “Hacer común frente al desastre”,

Mayo 2020. https://movimientosaberrantes.net/entrevista-a-isabelle-stengers-emisionpresentada-por-jade-lindgaard-hacer-comun-frente-al-desastre-mayo-de-2020-subtituladoen-espanol/

Introducción

47


abordar algunos aspectos que debaten ciertas trayectorias conservadoras

de la Intervención Social identitariamente. Se requiere ejercer modos de

criticar esas trayectorias conservadoras en tanto siempre están referidas

a taxonomías sociológicas, mirando o remirando la Historia oficial para

interpelarle y, en general, basándose en modos de entender la filosofía

como una mera reflexión contemplativa (por tanto, no situada). Aquí

nos ubicamos desde otro lugar.

Con todo, Proyecto Mosaico no ha sido nuestro punto de inicio,

sino la apuesta sistemática de organizar lo que venía ocurriendo.

Es la constatación de la categoría de planificación que aspiraba a

trazar un itinerario de trabajo de reflexión-acción que brindara una

organicidad a los actos-más-que-académicos que ocurrían de manera

pulsional y aparentemente fragmentario. La autoconvocatoria nacía

de una apreciación del quehacer disciplinar del Trabajo Social en el

siglo XXI deseando que contuviese un acercamiento desde los campos

de la Filosofía y la Historia de modo que fuera factible la integración

y agregación de factores incidentes en el devenir de éste. Se trataba

de abordar el desafío de la interlocución entre el mundo académico,

el profesional y del oficio. Con ello fue creciendo la idea de que los

postulados elaborados y elegidos tenían una proyección mayor, fuera

del ámbito de un saber en particular y anudando patrones comunes

con la intervención social dada su inespecificidad disciplinaria y su

transversalidad de oficio.

Este desafío implica considerar una dimensión de contrapuntos en

los que se ha de fomentar el debate de los saberes, poniendo en diálogo

el conocimiento científico, el del sentido común y la producción de las

humanidades y las artes. Una segunda dimensión, es la de las contrapartes,

que desafía la cartografía del mapa de actores sociales con los

que la disciplina del Trabajo Social se vincula en sentidos horizontales y

asimétricos, indagando en el pensamiento y las ideas que los no interventores/as

sociales tienen acerca del oficio, la profesión y la disciplina.

48 Entrelazamientos deseantes


Contrapuntos y contrapartes habrían de producir un reensamblaje

del habla en la que el mosaico de argumentos y hablantes favoreciera

la comprensión del estado de situación y facilitase la consolidación de

proyectos de sentido del quehacer de la intervención social. El programa

de trabajo que se establece en Proyecto Mosaico demanda una

labor sistemática que se agencia en el proceso de constitución de una

comunidad epistémica con capacidad de gestión, en la que el procedimiento

fundamental es la interpelación a las agendas académica y

gremial como conjunto. Este es el camino que proponemos recorrer

en los capítulos de este libro.

Introducción

49





El hombre que vive y no Sueña es un hombre

muerto en vida. Mas ¡ay de aquel que Sueña y no

realiza sus Sueños! Acosado por las pesadillas acaba

por sucumbir al insomnio de una realidad que

no es suya. Realizando tus Sueños no serás esclavo

de nadie, ni pretenderás someter a otros porque

habrás probado los caminos de tu verdadera liberación.

Recuerda siempre que, en el universo de la

Naturaleza, los Sueños se convierten en realidad.

La lluvia es el Sueño del agua.

Abuelo Cocom Pech en Elikura Chihuailaf,

Recado confidencial a los chilenos (p. 38).

¿Una vida onírica de la intervención (social)?

En el pensamiento occidental contemporáneo pareciera que entre la

crisis y la interpretación de un sueño no hay ninguna relación. Sin embargo,

en el griego antiguo la palabra krisis (κρίσις) en una de sus acepciones

alude exactamente a ello. Habitualmente, además, la vida industrial del

positivismo epistémico relega a los sueños solo al espacio vital del descanso

en el tiempo del dormir, como si no se pudiera soñar despierto.

53


La vida pasa la mayor parte del tiempo en el pasado y en los sueños.

El futuro no existe y el presente es un pequeño instante de reacción

sináptica el cual apenas puede ser aprehendido por una consciencia

capaz de almacenar millones de datos de información en una memoria

que luego no se es capaz de acceder o bien de organizar.

Pero el pasado no se puede enterrar, de hecho no es del todo pasado.

Este es un contrapunto que debemos asimilar: el presente es

fundamentalmente una expresión del pasado, el tiempo rizomático

sin afuera ni adentro en el que la mayoría de las horas de la vida humana

se las lleva el sueño. Y nos interrogamos ¿por qué el empeño de

diseñar el futuro en vigilia? ¿Por qué esto se acentúa en el marco del

capitalismo –desde sus inicios hasta la actualidad– haciendo trampa

a la temporalidad del sueño como proyecto futuro para conectarlo

con un deseo de “algo” que se quiere poseer? Pero seguimos soñando

en vigilia, también por la noche; a veces aparece el insomnio y, no

obstante, seguimos soñando. Otras veces son las pesadillas las que nos

acechan, pero su función es hacernos recordar un sueño, tal vez la necesidad

de interpretar la crisis vital que se vive. Sueño y temporalidad

se juegan desde tiempos remotos y cada época histórica los repiensa,

aunque siempre estén ahí haciendo su juego. Su función es hacernos

recordar, expresar historias que si bien nosotros mismos las soñamos

claramente no hablan solo del movimiento solipsista de la consciencia.

Digamos, recordando nuestra introducción, que la relevancia de los

sueños y el inconsciente disputado entre dos colosos de la modernidad

como Freud y Jung, nos permite pensar que nada se olvida, todo recuerdo

por muy horrible o grato que pueda ser no se olvida, ejercen funciones en

su soterramiento. La vida onírica conecta las vivencias, los recuerdos y el

inconsciente con funciones ancestrales, sociales y sus posibles devenires 1 .

1. Carl Jung, Recuerdos, sueños, pensamientos, 3ª ed. (Barcelona: Editorial Seix Barral, 2001).

54 Parte Uno. El final como escrito nuevo


Bajo este respecto, nadie sueña sin haber vivido; nadie sueña por la

noche o en vigilia si no se vive. Como señala el neurocientífico Ribeiro 2 ,

las disputas históricas de la ciencia del sujeto y los sueños durante el

siglo XX han sido muchísimas: su psicología, su relación y tensión entre

consciente e inconsciente, las refutaciones biológicas antifreudianas

del inconsciente y de los sueños, entre tantas otras. No obstante, la

cuestión de fondo es que en base a esa historia podemos señalar que

en toda esta trama “(…) toma cuerpo una teoría general del sueño

y los sueños que concilian pasado y futuro para explicar la función

onírica como herramienta crucial de supervivencia en el presente”. Es

un punto inicial enigmático para este libro, pero crucial y paradójico

en tanto es lo último escrito por nosotros dejando un sedimento de

todo este trayecto editorial que acá presentamos. Y, además, señala de

modo sucinto que la vida onírica ha jugado un rol relevante en nuestra

historia mucho más allá de ese espacio de indiferencia e irrelevancia a

la luz del “sueño moderno” del siglo XIX y sus profesiones modernas.

Es un modo de entrada oblicua a la cuestión de la modernidad y la

intervención en nuestra época contemporánea.

Los sueños, la vida onírica y sus despuntes en una realidad múltiple

nos propone una articulación temporal que también desprende acciones

de gran relevancia en una realidad subjetiva, colectiva e histórica.

Su irrelevancia moderna es relativa pues la realidad que acciona es de

máxima importancia. Las humanidades han colaborado para que esto

pueda ser así, siendo una de las tramas que este libro quiere sostener.

Esta múltiple realidad que teje la vida onírica en los sueños no privilegia

solamente un plan futuro en términos capitalistas orientado a la

obtención de mercancías. Insistimos en que los sueños y sus deseos

no pueden ser cooptados exclusivamente en una lógica productiva

del capital para, a su vez, dejar al deseo psíquico solo bajo la trama de

2. Sidarta Ribeiro, El oráculo de la noche. Historia y ciencia de los sueños, 1ª ed. (Barcelona:

Penguin Random House Grupo Editorial, 2021), 21.

1. Descifrando la vida onírica de la intervención social

55


Edipo y los conflictos familiares 3 . Retomando la disputa entre Freud

y Jung, creemos que algo de esta discusión se juega ahí. No podemos

obviar el lugar de Freud en este sentido: el sueño y su interpretación

es un canal indispensable en la investigación del psiquismo humano

y sus deseos, traumas y derivados, más allá de la realidad existente.

Sin embargo, como también señalamos, podemos ir más allá de la

mera experiencia subjetiva y psíquica: Jung juega un papel activo

en esto pues sabía que también el sueño pasaba a través de nosotros.

En la antigüedad el sueño era el oráculo 4 , había una prospectiva de

los sueños, pero fue Jung quien articuló en un escenario moderno la

relevancia de la temporalidad de los sueños. El austríaco sostenía que

si bien estos últimos pueden ser un plan de anticipación del inconsciente

y sus conquistas futuras, no hay necesaria concordancia con el

lato desarrollo de la realidad fosilizada, pues en un entrelazamiento

entre la consciencia y su interioridad, en la posibilidad de volar hacia

múltiples historias y temporalidades se podía visitar a los ancestros y

expandir toda consciencia subjetiva. El volver a los sueños va mucho

más allá de una subjetividad, pues siempre el soñar está situado en una

historia, en un plano de símbolos que conectan con deseos de cambio

colectivo 5 . Lo político no está fuera de esta trama planteada.

Dicho lo anterior, hemos pensado que ya no se trataba solo de

interpretar textos, sino de apreciar las formas y producciones de la

subjetividad en donde sea posible acceder a los deseos reprimidos que

3. Ni entendemos ni proponemos que esto sea una especie de “única ruta” o la consecuencia

obvia y evidente, sino que expresamos una ruta analítica conocida a la que,

por ejemplo, debiera añadirse la de Electra, lo que por supuesto requiere otra analítica

y considera otras complejidades. Así también habrá una pluralidad metodológica que

sometida a la respectiva vigilancia epistemológica permitirá interpretar y comprender

individuos y colectivos de modos variados.

4. Ribeiro, El oráculo de la noche. Historia y ciencia de los sueños, 38-42.

5. Jean Chevalier y Alain Gheerbrant, Diccionario de los Símbolos, 1ª ed. (Barcelona:

Herder, 2018), 965.

56 Parte Uno. El final como escrito nuevo


los sueños nos arrojan. Casi en un gesto metafórico, pero también

literal, queremos diseñar un mapa conceptual que navegue y derive

por los sueños y sus mundos posibles. Un soñar de noche y un soñar

de día, como nos señala la poética de Chihuailaf. Intentamos hacer

aperturas a otras narrativas para implicarlas con una vida onírica; el

Chile de hoy se juega en esta trama, al igual que los conflictos mundiales

y globales, en tanto nuevos modos de subjetivación se disputan

entre una realidad asfixiante y sus sueños posibles. Claramente, la

vida onírica es un espacio de análisis donde la brecha de lo racional y

lo irracional está completamente descalzada, es decir, son dos tramas

que se desmontan una de la otra sin necesidad de ser un par binario.

La disonancia entre realidad y sueño se nos agudiza, pero es la posibilidad

de contraponer una lectura otra que le resista al poder entre

cierta lógica científica moderna y el capital, en donde los sueños son

desplazados al mundo de lo irrelevante. No está demás señalar que en

esta tensión están muchas de las disciplinas, oficios y ciencias sociales

modernas que actúan en el campo de la intervención (ya sea médica,

social, del cuidado, educativa, entre otros ámbitos).

Por lo mismo, mientras que la concepción reificante de las instituciones

impone la doctrina weberiana de la burocracia como métrica

para la solidez, el análisis de programa 6 permite adentrarse en las lógicas

de la subjetividad que completan los múltiples y variados vacíos

que deja la ceguera del poder. Ya lo decían los referentes polémicos

de los sueños y el inconsciente, Freud y Jung: toda actividad onírica

nos muestra deseos, miedos y mundos posibles históricos de quienes

sueñan. Pero, para ser precisos respecto a lo descrito más arriba: cuando

6. Un referente importante para esta visión alternativa la encontramos en la propuesta de

Pichon-Riviere y el Esquema Conceptual Referencial Operativo (ECRO), que examina

el desborde y los vacíos programáticos institucionales que son completados y activados

por la subjetividad de los y las participantes de los proyectos de intervención. Claras son

las referencias al psicoanálisis y su relevancia histórica-filosófica.

1. Descifrando la vida onírica de la intervención social

57


decimos vida onírica también aludimos –de manera ambigua y sin respuestas

definidas, porque esto requiere un programa de investigación

de largo alcance– a los sueños en vigilia de las personas implicadas en

los procesos de intervención social.

El soñar despierto ha sido una de las tantas materias proscritas en

diversas culturas y por largo tiempo; así como la polémica por la risa, el

humor, el sexo y el imperativo monogámico heteropatriarcal, las trabas

a la imaginación en tanto vida onírica en vigilia han operado como un

modo de control de las posibilidades: un ámbito riesgoso para el orden

establecido que el saber-poder hegemónico se desvive en su ceguera por

controlar, regular o canalizar. El soñar despierto deberá ser el arte, es

decir, todo lo artificial o toda creación humana, una concreción que le

haga mensurable y clasificable. El sueño de la vigilia tendrá entonces,

también, el nombre de utopía: un pliegue de lo posible restringido a lo

imposible. Un horizonte utópico, en las palabras de Eduardo Galeano,

que nos sirve de punto de referencia en una cartografía imaginaria.

Con lo anterior, asumimos que el rango y estatuto de la utopía es otro

de los tantos aspectos abandonados en el despoblado de las reflexiones

olvidadas o directamente perseguidas. Entendemos que en los sueños

se presenta una posibilidad valiosa de reemprender la comprensión del

ahora-presente y su pasado, pero también de la prospectiva y los futuribles.

Es una lectura que de alguna u otra manera apela a una perspectiva

filosófica que atraviesa la historia: filosofía e historia se requieren para

pensar su acción conceptual en clave intervención (cuestión que incluye

otras referencias más obvias y recurrentes de las ciencias sociales).

¿Filosofía e Historia en acción? Cartografiar la

intervención social

En esta medida, la intervención social requiere examinar su vida

onírica en una posición transfronteriza, donde lo que cuenta e interesa

58 Parte Uno. El final como escrito nuevo


son los desbordes y ya no tanto sus alcances y limitaciones. Las relaciones

entre vida onírica e intervención social requieren entonces adentrarse a

los entrelazamientos que ofrece el deseo en tanto flujo expresivo que se

cuela entre el ahora-presente y los mundos posibles que devienen. Irrumpe

la expresión de un devenir que puede abrir mundos otros, mundos utópicos,

mundos transmutados en posibilidad. Entre el sueño, la vigilia

y el descalce entre vida y muerte es que se hace camino la posibilidad

como realidad que siempre ha estado ahí, pero con la que nunca nadie

se encontró. Los encuentros inimaginados de la vida onírica pueden

transformar y repensar en otras coordenadas la intervención del presente,

incluyendo toda intervención en lo social, lo que colinda con los inicios

de este libro. Es también un gesto que tanto la filosofía contemporánea

de corte posestructural, la llamada sociología crítica como también la

historia del pasado reciente han reivindicado para reentender los sueños

y el inconsciente en sus disposiciones sociales sin agotarlas en su pura

dimensión societal y antropocéntrica.

Se intenta un guiño hacia la cuestión de la realidad, pero sobre la cual

habrá que sostener críticamente su pretensión imposible de verificación.

Mostramos su posibilidad de delinearse, o bien de reensamblarse potenciando

una realidad que se dispone como campo social móvil siempre

posible de devenires, sueños y utopías. ¿No se trata de este gesto inicial

toda prolongación interventiva en lo social? Se establece claramente

una apertura hacia la posibilidad de caminar por la trama de una vida

onírica que permite otros posibles pudiendo devenir por caminos que

nos llevan más allá de categorías sociales entendidas a priori. El tiempo

(pasado-presente-futuro) se articula con una vida en vigilia, pero la cual

también se entreteje en ensueños, proyectando sueños de un mundo con

otros posibles que nos acercan de modo oblicuo a lo colectivo, lo arcaico

y lo pre-moderno. ¿Será posible resignificar las categorías de verdad que

han permeado a la intervención, inhabilitándola para preguntarse por

el despliegue de lo social sobre el cual ella misma interviene?

1. Descifrando la vida onírica de la intervención social

59


La pregunta planteada no es puramente retórica, más bien pone

en acción teorías que entrelazan una sociología crítica con premisas

filosóficas: tal como crisis implica la posibilidad de interpretar sueños, se

hace necesario registrar la sensación de crisis de lo social, dada su cada

vez más restrictiva acepción del latín socius, intentando ampliarla hacia

nuevas conexiones. Lo social no puede entenderse como una propiedad

segura, como si ella estuviera allí a disposición de todo cientista social o

interventor; ella podría ser una cierta propiedad, pero problemática, en

el decir de Latour. Dicho de otro modo, lo social es posible de pensarse

como un campo de asociaciones. Lo social se puede conceptualizar

como un espacio conjuntivo y disyuntivo de conectores que ponen

en cuestión todo espacio social monolítico, estático y representativo,

al estilo durkheimiano 7 . Por lo mismo, es necesario conectar con la

cuestión vitalista e histórica de las líneas: hay que ampliar la mirada

hacia una lógica de la sensación que transita por las derivas del flujo,

del deseo y los sueños 8 , ya que desde aquí se entiende que podamos

accionar el pensamiento, la subjetividad y su relación con la Historia.

Aunque también con nuestras propias historias que se consolidan en

la irrupción del acontecimiento. Si lo social queda inmovilizado nada

se entrelaza, no hay interconexión con un social humano y con un

mundo más-que-humano. Estas cuestiones han sido pensadas hace

más de un siglo, aunque antes también.

Digamos que la pregunta planteada no es puramente retórica también

porque en las articulaciones recién establecidas entre lo social,

el colectivo y sus disposiciones oníricas e inconscientes, se desprende

toda una trama económica-política del propio capitalismo, como una

más de las economías de la modernidad. Retornando hacia algunos

7. Bruno Latour, Reensamblar lo social. Una introducción a la teoría del actor-red, 1ª ed.

(Buenos Aires: Manantial, 2008), 18-19, 23 y 30.

8. Gabriel Tarde, Creencias, deseos, sociedades, 1ª ed. (Buenos Aires: Cactus, 2011), 11; Tim

Ingold, La vida de las líneas, 1ª ed. (Santiago de Chile: Ediciones Alberto Hurtado, 2018).

60 Parte Uno. El final como escrito nuevo


puntos de referencias relevantes del siglo XX, en ellos se muestran las

relaciones dadas en las perspectivas freudo-marxistas, desde Reich y

Marcuse hasta Althusser y muchos otros. Es de suma relevancia esta

articulación dada en el siglo pasado, pues ella venía instalándose a partir

de la fuerte crítica que se realizó al positivismo imperante sostenido en

la racionalidad instrumental que pretendía una noción monolítica de las

ciencias humanas, su capacidad de representación y su normatividad.

Digamos primero que ya se había establecido una nueva configuración

crítica del Hombre a la luz de repensar la Historia; dicho de otro modo,

a inicios del siglo XX tanto la psicología, la sociología y el lenguaje

estaban en una etapa positiva-representacional estableciéndose una

historia lineal de ellas. Por lo mismo, derribando tanto “prestigio”

depositado en las ciencias, lo que se quiso hacer era dotar de un otro

sentido a la sospecha que imprimían ciertas “contra-ciencias” 9 , tal como

les llamó Foucault al Psicoanálisis, al Marxismo y la Etnología. Ellas

no pretendían un estatuto de verificación de la realidad, sino sospechar

de toda realidad prístina impuesta por cada época dada.

En este sentido, la sospecha se entrelazaba en el sujeto del inconsciente

propuesto por el Psicoanálisis como lucha contra la representación; en

el tejido socioeconómico vía las contradicciones del Marxismo y su

gesto contra el idealismo como estudio económico, político y social;

y, por último, en la relación cultural de la Etnografía posibilitando el

estudio de las costumbres de los pueblos, abriendo un conocimiento

de los pueblos sin historia, enmarcados sin tiempo cronológico. En

este contexto, ya en la segunda mitad del siglo pasado, se produce la

activación del freudo-marxismo. Este intenta situar un pensamiento que

9. Otto Kernberg, Ideología, conflicto y liderazgo en grupos y organizaciones, 1ª ed.

(Barcelona: Ed. Paidós, 1999), 34-36; Gilles Deleuze y Félix Guattari, El Anti-Edipo.

Capitalismo y Esquizofrenia, 6ª reimpresión (Madrid: Paidós, 2010), 36; Michel Foucault,

¿Qué es usted, profesor Foucault? Sobre la arqueología y su método, 1ª ed. (Buenos Aires:

Ed. Siglo XXI, 2013), 280.

1. Descifrando la vida onírica de la intervención social

61


fuerce a pensar y que pueda conectar con el malestar, con el síntoma en

tanto expresión que no es solo psíquico o perteneciente a la lógica de lo

familiar burgués, sino que instala una deriva socio-política que apunta

hacia una producción deseante. Esta fluye en las estructuras productivas

capitalistas pudiendo ser reprimida desde el campo de lo social para

insistir en la mera producción capturada. No obstante, también puede

ser un flujo deseante que instale fugas de nuevos escenarios posibles, tal

como vieron Deleuze y Guattari en su obra anti-edípica 10 . Ahora bien,

lo interesante para nosotros es instalar las siguientes interrogantes: ¿qué

sucede si entendemos de otro modo lo social? ¿Si lo comprendemos

como un territorio que activa devenires, ensamblajes, líneas y relaciones

con los mecanismos de deseo (y también de represión) para potenciar

sueños en vida en un espacio tiempo que vivimos entrelazadamente?

¿Qué podemos accionar filosófica e históricamente en la intervención

social para que pueda decir sus múltiples textos y textualidades? 11

Si bien estas preguntas se van desimplicando en los próximos

capítulos, qué duda cabe que ya no podemos olvidar la cuestión de

la historia, sus recomprensiones de lo reciente o el presente 12 , ya no

como mera “Historia oficial”, sino como “pensamiento de archivo” que

10. Deleuze y Guattari, El Anti-Edipo. Capitalismo y Esquizofrenia.

11. Enrique Aliste y Andrés Núñez, Geografías del devenir. Narración y hermenéutica

geográfica, 1ª ed. (Santiago de Chile: Lom ediciones, 2021), 24-25.

12. Mario Garcés et al., Memoria para un nuevo siglo. Chile, miradas a la segunda mitad

del siglo XX, 1 a ed. (Santiago de Chile: LOM, 2000); Igor Goicovic, “Consideraciones

teóricas sobre la violencia social en Chile (1850-1930)”, Última década 12, n°21 (2004):

121-145, doi: http://dx.doi.org/10.4067/S0718-22362004000200006; María Illanes,

La batalla de la memoria: ensayos históricos de nuestro siglo: Chile, 1900-2000 (Vol. 21), 1 a

ed. (Santiago de Chile: Planeta, 2002); Steve Stern, “De la memoria suelta a la memoria

emblemática: hacia el recordar y el olvidar como proceso histórico (Chile, 1973-1998)”,

en Memoria para un nuevo siglo: Chile miradas a la segunda mitad del siglo XX, ed. por

Myriam Olguín, 1 a ed. (Santiago de Chile: LOM, 2000), 11-33; Peter Winn et al., No

hay mañana sin ayer: batallas por la memoria histórica en el Cono sur, 1 a ed. (Santiago de

Chile: LOM, 2014), 222.

62 Parte Uno. El final como escrito nuevo


activa filosófica y socialmente territorios, narrativas, sueños y verdades

que se anclan en distintas memorias que no se pueden echar al olvido.

Hemos apostado por accionar un pensamiento filosófico con historia,

el cual pretende cartografiar otros terrenos y territorios que no son

meros espacios temporales, sino que son activación de recuerdos y reminiscencias

del pasado en el presente permitiéndonos abrir el campo

de la intervención, sin olvido y con justicia. Por eso hemos insistido en

repensar los modos de subjetivación actuales y sus derivas históricas;

hemos insistido en apostar por la intervención en la memoria, pero

también por ampliar cartografías de la intervención social.

Más directamente, nuestra apuesta es por una nueva manera de

intervenir en lo social permitiendo otra óptica de ensoñación cartográfica:

otra carta de navegación para otros posibles territorios,

mapas, geografías, con otros bordes, deslindes y fronteras que no

apelan al mismo léxico que ya conocemos de las profesiones sociales

que hacen intervención: pedagogías, trabajo social, psicología, terapia

ocupacional, entre tantas otras. La vida onírica, en el fondo, nos abre

caminos interpretativos y analíticos hacia mundos históricos, poéticos,

filosóficos, ecológicos, estéticos y neurocientíficos, que, al decir de

Guattari, “(…) no implican en absoluto un repliegue sobre sí (tipo

meditación trascendental) o una renuncia al compromiso político.

Requiere, por el contrario, una refundación de las praxis políticas” 13 .

No cabe duda de que era en este sentido que Guattari, ya próximo a

su muerte, continuaba pensando en la producción de subjetividad y

sus construcciones históricas, pero no como meros episodios macro

13. Félix Guattari, Caosmosis, 1ª ed. (Buenos Aires: Manantial, 1996), 147. La cursiva

es nuestra. Vale la pena volver sobre el libro que compila textos de Guattari que reúnen

15 años de investigación e intervención, pues tal como señalan en Acerca de la presente

edición, “(…) se trata de textos de intervención (…)”. Félix Guattari, Plan sobre el planeta.

Capitalismo mundial integrado y revoluciones moleculares, 1ª ed. (Madrid: Traficantes de

sueños, 2004), 15.

1. Descifrando la vida onírica de la intervención social

63


sociales o solo aludiendo a las formaciones sociales, sino como líneas

y fugas posibles para dar cuenta de cómo es que opera políticamente

aquella construcción subjetivante, la que no difiere respecto a la del

uso del agua o la producción de energía.

En esta relación maquínica entre sociedad y naturaleza, es que se

quiere hacer ver que la crisis planetaria actual (y que en realidad se

viene urdiendo desde hace un siglo y medio) no es solo una debacle

en este ámbito, sino que también lo es a nivel social, político y existencial,

como señala Guattari. De ahí la necesidad de una revolución

de las mentalidades que abre una pregunta pesada. Citamos in extenso:

Entonces, lancinante, retorna la pregunta: ¿cómo modificar las

mentalidades, cómo reinventar prácticas sociales que devuelvan

a la humanidad –si alguna vez la tuvo– el sentido de las

responsabilidades, no sólo respecto de su propia supervivencia

sino igualmente del futuro de cualquier vida en este planeta,

la de especies animales y vegetales como la de las especies incorporales,

como la música, las artes, el cine, la relación con el

tiempo, el amor y la compasión por el otro, el sentimiento de

fusión en el seno del cosmos? 14

Sin duda hay que recomponer distintos ámbitos, tal como la acción

colectiva en una nueva era subjetivante e histórica. No obstante,

también debemos entender que escasean los avances geopolíticos pues

los Estados también titubean y nuestro presente está sometido a un

aceleracionismo contemporáneo que se cree sin límites. Por lo mismo,

se requiere otro compromiso político, uno que abra distintos espacios

subjetivos de la Historia pudiendo inventar y crear nuevos modos y

realidades por-venir. He aquí el desafío.

14. Guattari, Caosmosis, 145-146.

64 Parte Uno. El final como escrito nuevo


En este sentido es que la ecosofía nos introduce a un espacio, pero

que es más amplio que solo un paisaje territorial finito que pretende

cierta seguridad, como refiere aquello que llamamos “lugar”, “país”,

“nación”. Es una intención directa el señalar que las posibles fugas de la

historia, de la filosofía, de la estética y del arte, permiten ampliar todo

territorio hacia campos extensos y articulados en ámbitos mentales,

psíquicos, sociales, políticos y medioambientales 15 . Y la intervención

en lo social –en este espacio que hemos definido de lo social como

conectivo vía asociaciones, líneas y novedosos deseos, en el decir de

Tarde– no está exenta a profundizar sus trazos y conexiones según las

tramas que acá presentamos. Por eso pretendemos un entrelazamiento

de deseos y sueños que descalce la figura identitaria de la consciencia y

sus posibilidades de objetivar una realidad sobre la cual creemos poder

ejercer, dominar y controlar los destinos de nosotros los humanos y

su ambiente circundante. Sin duda, a partir de este movimiento de la

razón, que se sustenta en un campo ideológico, epistemológico, político

y metodológico, es que el sueño moderno se hizo monolítico: su ejercicio

fue desplazar los sueños a lo irrelevante y monopolizar la naturaleza vía la

cultura, el progreso y el sistema capitalista ya imperante. ¿Cuánto de esto

permeó al campo interventivo en su anclaje normalizador y restaurador

de toda normalidad mediante el ejercicio de las profesiones modernas?

Cartografías de las profesiones (sociales): entre oficio,

sueños e intervención

Se instala, sin duda, un desafío para las profesiones de la intervención,

para los profesionales sociales y técnicos de un mundo sobre el cual nos

15. Guattari, Caosmosis, 146; Félix Guattari, Las tres ecologías, 3ª reimpresión (Valencia:

Pre-Textos, 2017), 10. Aquí el francés es más preciso en señalar que la ecosofía es una

articulación ético-política que combina los tres registros ecológicos: el del medio ambiente,

el de las relaciones sociales y, finalmente, el de la subjetividad humana.

1. Descifrando la vida onírica de la intervención social

65


han enseñado a operar, pero sin las acciones que despliegan y ejercen

también las humanidades, en especial la Filosofía y la Historia que

nos fuerzan a pensar, a recordar y a crear conceptos. Deleuze y Guattari

definen esta última como la tarea exclusiva de la filosofía aunque sin

darle privilegios: en su función son capaces de trabajar con el flujo del

pensamiento y los elementos extra-filosóficos de los afectos para crear

conceptos que no están exentos de historias, devenires, pasando por

el margen de toda voluntad subjetiva 16 . Dicho de otro modo, no se

pretende monopolizar una razón instrumental moderna, sino que se

perfila una razón práctica que está en relación con los objetos que producimos

mediante un pensar-hacer para abrir otros mundos posibles 17 .

Se comprende de mejor manera aquella noción de cartografía sobre

la que queremos pensar: una fuerza teórico-práctica del pensamiento

que vuelve y replantea los bordes y los deslindes de la intervención

social y su campo interventivo. Sin estas acciones, que se pliegan en

un flujo del pensamiento y en una observación de los acontecimientos

históricos y sus devenires, la intervención no podría ejercer su acción,

paradójicamente.

Sin embargo, para que lo recientemente enunciado se pueda

comprender, se requiere sacudirnos, soñar, recordar e intervenir sobre

una operativa que no es de resorte exclusivo de las ciencias sociales, y

menos –como señalan Deleuze y Guattari– de las acciones y conceptos

desarrollados por las formaciones profesionales de lo social en su amplio

espectro. Creemos que el ejercicio es inverso: desde la operación

y las acciones del pensamiento, de los archivos, de los devenires de la

16. Gilles Deleuze y Félix Guattari, ¿Qué es Filosofía?, 6ª ed. (Barcelona: Editorial

Anagrama, 2001), 14; Claudia Gutiérrez y Borja Castro-Serrano, “El método del asedio:

sentido y pensamiento en Lévinas y Deleuze”, HYBRIS Revista de Filosofía 9, nº2 (2018):

53, doi: 10.5281/zenodo.1575097.

17. Fernando García, Las prácticas como apertura de mundos, 1ª ed. (Santiago de Chile:

Universidad Academia Ediciones, 2019).

66 Parte Uno. El final como escrito nuevo


historia y sus acontecimientos (no necesariamente los “oficiales”), es

que la intervención social puede realizar mejor su oficio. Desde aquí

puede operar una pragmática que implica no solo ser capaz de caminar

críticamente, sino de revalorizar la capacitación en el ejercicio del oficio

más allá de los diplomas: un desarrollo capaz de observar nuestro desempeño

en tanto “oficio de planchador”, al decir de Deligny, en que

la Justicia es demasiado abstracta para los proyectos que pretendemos

siempre orbitando la “adaptación, inclusión, inserción, supervisión,

concientización, reinserción” 18 , y un largo etcétera. Justamente por esto

es que toda creación de conceptos (y sus pliegues del pensamiento) que

permitan inventar y repensar las cartografías y sus paisajes subjetivantes,

históricos y recientes, ampliarán el oficio de la intervención hacia uno

más “realista”. Tal vez sería mejor decir: un oficio que pueda sobrevolar

una vida onírica que no confunde ni olvida la realidad, sus recuerdos

y memorias bajo el pretexto moderno positivista de la razón instrumental.

Pues como se sabe, esta última ha determinado “la” realidad,

es decir, la sociedad, sus soberanías y acciones geopolíticas estatales

sin poder ni mejorar la intervención de los interventores sociales ni,

mucho menos, la de las poblaciones humanas y más-que-humanas que

son intervenidas a diario.

En este mismo sentido, poner en juego un mapa que pueda diseñar

un plano cartográfico, solo ilustrativo, de algunas categorías desplegadas

por las profesiones de la intervención en lo social es de suma relevancia.

Este libro quiere pensar con las disciplinas que intervienen la realidad,

con sus luces y sombras, tal como ha sido señalado en referencia al

trabajo social 19 . Comencemos con esta última. Ella ha objetivado la

intervención social haciéndola parte de un objeto de estudio que ha sido

18. Fernand Deligny, Semilla de crápula. Consejos para los educadores que quieran cultivarla,

1ª ed. (Buenos Aires: Ed. Cactus y Tinta Limón, 2017), 7-9.

19. Cecilia Aguayo, Rayen Cornejo y Teresa López, Luces y Sombras del Trabajo Social

Chileno, 1ª ed. (Buenos Aires: Ed. Espacio, 2018), 21-29.

1. Descifrando la vida onírica de la intervención social

67


muy relevante tanto para la formación de la profesión y su oficio como

también para ir asentando sus derivas investigativas y epistemológicas,

las cuales se han ido ampliando hacia distintos modos de desplegar el

saber 20 . En este sentido, su modus vivendi está atravesado por un eje

que se ha ido adaptando entre la normalización de la intervención, pero

sin querer renunciar a la transformación. El trabajo social se ve tensionado

entre sus modos de prácticas como oficio, disciplina y ciencia.

Su manera de intervenir está tensado, en el decir de Dubet 21 , entre

las propias ilusiones de autonomía de los usuarios pues igualmente

quedan amparados en la maquinaria de control estatal, por un lado;

y por otro, su modo de intervenir puede también ser el despliegue

de un Estado proveedor que permite asentar derechos y dignificar las

vidas cotidianas. Por lo mismo, la disciplina se ha visto siempre en un

tránsito entre vocación y profesión, sin lograr estructurar y centralizar

una fuerte identidad profesional.

Sin embargo, en el desarrollo actual de la profesión el intento por

descentrar estas tensiones ha ido en aumento. Ha sido siempre un

desafío, pues si bien se sabe que su formación profesional insiste en

ser parte de una adaptación cientificista de la intervención social para

poder reducirla a la métrica de los datos de una realidad social que

se cree poder objetivar (al estilo Ander-Egg), irrumpen otros modos

de hacer intervención. Por eso relevamos los Prólogos de Ruth Lizana

y Jovino Pizzi del libro de Aguayo, López y Cornejo 22 : el tránsito ha

20. Borja Castro-Serrano, “Tensiones epistemológicas y políticas desde apuntes filosóficos

que (re)sitúan el Deseo y la Alteridad: reflexiones para la investigación en trabajo social”,

Revista Cuadernos de Trabajo Social (USS), n°18 (2019): 1-21.

21. François Dubet, El declive de la institución. Profesiones, sujetos, individuos en la

modernidad, 1ª ed. (Barcelona: Gedisa editorial, 2013), 263-304.

22. Aguayo, Cornejo y López, Luces y Sombras del Trabajo Social Chileno, 17. Ver también:

Cecilia Aguayo, Teresa López y Teresa Quiroz (Eds.), Ética y trabajo social en las voces de

sus actores: un estudio desde la práctica profesional, 1ª ed. (Santiago de Chile: Colegio de

Asistentes Sociales de Chile, 2007).

68 Parte Uno. El final como escrito nuevo


sido ir abriendo el oficio con su historia, activando filosofías de la

existencia, de las narrativas y los testimonios para buscar descentrar el

pensamiento hegemónico y así “reencontrar las raíces de las memorias

y, además, buscar alternativas a las políticas sociales y a la formación de

la identidad”. Esto podría resumir un gesto ilustrativo de una profesión

de la intervención que en cada paso que da, en cada gesto que emite,

se está repensando en sus propias prácticas interventivas.

Respecto a la Psicología, las derivas epistemológicas, científicas e

interventivas en un campo social no están lejanas a las del trabajo social.

Retomando una constelación de textos compilados a fines de 1990,

bajo la autoría de Carlos Pérez Soto 23 , nos ilustran las disputas sobre

el carácter científico de la Psicología, la cual nunca deja de entroncarse

con las fuentes filosóficas y su propia historia disciplinar. Esta discusión,

parafraseando la estructura que nos entrega Pérez Soto en la primera

parte del libro, despunta las ya sabidas tensiones sobre las Teorías y

los Sistemas Psicológicos, sus Paradigmas y su campo institucional

de ocupación. Como sabemos que ella es un discurso sobre el sujeto

moderno, sus derivas y sus crisis, su condición científica no es del

todo clara. En este sentido, no hay una unidad del saber psicológico.

Estas problemáticas instaladas por los casos de Wundt, Titchener,

Watson, Freud, entre otros, abrieron el debate epistemológico sobre el

objeto de estudio de la psicología, cuestión central para su desarrollo

en el siglo XX. La discusión abarcaba la psicología experimental investigando

la “experiencia inmediata”, o bien, la conciencia (Wundt);

también la psicología como campo de las ciencias naturales relacionando

fenómenos de la vida mental con sus justificaciones fisiológicas

(Titchener); y finalmente, era la conducta y sus comportamientos uno

de los caminos establecidos para definir su objeto de estudio (Watson-

Skinner). Lo anterior, no excluye las tramas de la Psicología profunda

23. Carlos Pérez Soto, Sobre la condición social de la Psicología, 1ª ed. (Santiago de Chile:

LOM Ediciones y Universidad Arcis, 1997), 11-63.

1. Descifrando la vida onírica de la intervención social

69


con el impacto que produjo la sola idea de un “sujeto inconsciente”.

Vemos la dificultad de definir, por lo tanto, un “objeto”, y esto de “las

Psicologías” también impactó en que parecía “(…) no existir ningún

criterio claro para organizar una formación completa”. Este es el dilema

constante que enfrenta la Psicología desde sus inicios en Europa hasta

sus incursiones latinoamericanas 24 . Lo anterior, por supuesto, impacta

en su campo de intervención, en sus “vicios” moralizantes, universalistas

y que, muchas veces al decir de Pérez Soto, terminan en enemistades

personales según el recorte teórico al cual cada psicólogo se adscriba.

No obstante, desde estas tensiones y vicios, es que también se puede

entender su ampliación hacia tantos campos de la realidad social: lo

laboral/organizacional, lo educativo, lo comunitario, entre otros, entregando

riqueza y posibilidades de trasformación individual y social.

Dicho lo anterior, sabemos que esta disciplina deriva de una crisis

de la subjetividad moderna pretendiendo resaltar científicamente la noción

de autonomía, pero a su vez no podemos negar que en sus propias

disputas epistémicas, políticas e interventivas devela cuánta “mistificación

había en su objeto supuesto”. Sabemos que en su afán disciplinar

práctico y científico, sus modos de intervención individual y terapéutico

surgen y se consolidan, aunque no podamos negar esta consolidación al

alero del siglo XX: una construcción de sujeto que requiere de ciertas

técnicas para poder sostener los modos de sufrimiento moderno. Por

lo mismo, sabemos que los psicólogos no intervienen sino desde un

lugar de enunciación conceptual, o bien, intentan operar desde ciertas

tramas epistémicas que muchas veces rigidizan su ejercicio interventivo

en los marcos institucionales. No obstante, volviendo a Pérez Soto, en

estas múltiples encrucijadas, no podemos negar “la condición social de

24. Georges Canguilhem, “¿Qué es la Psicología?”. En Estudios de historia y de filosofía

de las ciencias, 1ª ed. (Buenos Aires: Amorrortu Editores, 2009), 389-407; Néstor

Braunstein, “¿Qué entienden los psicólogos por psicología?”. En Psicología, Ideología y

Ciencia, 22ª ed. (Buenos Aires: Editorial Siglo XXI, 1991), 25-41.

70 Parte Uno. El final como escrito nuevo


la Psicología” 25 , pues ella también muestra sus posibilidades alternativas

en su campo de intervención, la cual no siempre está anclada a procesos

de normalización y “sometimiento social”. Se hace necesario persistir

y visualizar aquella idea de una Psicología Crítica: una que indaga en

los campos de intervención respecto a los problemas de salud pública,

que trabaja en el campo de las comunidades desechadas y manipuladas

por los procesos políticos imperantes.

En un ámbito un poco más alejado de las Ciencias Sociales y sus

polémicas, se sabe de otras profesiones del ámbito de la salud en donde

el lugar de la intervención es central y colindan en cierto sentido con

el Trabajo Social y la Psicología. La enfermería se encuentra en ese

ámbito que señalan María José Correa y María Soledad Zárate:

Una cualidad común al crecimiento de profesiones paramédicas

–como las de enfermeras, matronas y asistentes sociales– ha

sido su directa relación con la marginación de la beneficencia

y de la caridad como políticas de cuidado y el crecimiento del

aparato administrativo asistencial del Estado, quien conforma

y legitima relaciones de género. 26

Esta caracterización precisa conlleva una ampliación de márgenes

de la intervención social en tanto el cuerpo-objeto está transitado y

reconfigurado por el cuerpo-significante que hace de la biología una

materia cultural: la elaboración del naturfacto. Una deriva similar es la

que podríamos inscribir para la Terapia Ocupacional. Sin embargo, allí

25. Pérez Soto, Sobre la condición social de la Psicología, 207-223.

26. María José Correa y María Soledad Zárate, “Historizar la profesionalización sanitaria:

perspectivas desde Chile y Argentina”, Dynamis 37, n°2 (2017): 265; Pamela Paredes

y Edith Rivas, “Historia del ejercicio profesional de enfermeras hospitalarias del sur

de Chile (1940-1980)”, Ciencia y enfermería 20, n°1 (2014): 9-21, doi: http://dx.doi.

org/10.4067/S0717-95532014000100002.

1. Descifrando la vida onírica de la intervención social

71


encontraremos una configuración de debate interno donde es posible

reconocer una decena de tendencias que cubren el espectro biologicista

tanto como el comunitario de corte social-explicativo 27 . La diversidad

que Mónica Díaz y Ana Paula Serrata Malfitano identifican al punto

de plantear la pluralidad de Terapias Ocupacionales ilustra de manera

cristalina la heterogeneidad de la comprensión de lo social como campo

de intervención, lo que no nos aleja del Trabajo Social y la Psicología

con que combinamos.

Otras profesiones como la ingeniería usualmente no serían consideradas

como parte del espectro de la intervención social. La traemos aquí

dados los fundamentos que nos otorgan tanto los asuntos de Ciencia,

Tecnología y Sociedad como la Historia de la Tecnología. La ingeniería,

como base de la producción de la vida social de los objetos no puede ser

si no una acción de intervención capaz de modificar los escenarios por

donde transitan las vidas de los mundos humanos y más-que-humanos.

Bien sabemos los efectos que genera la introducción de carreteras, puertos,

edificios, termoeléctricas, cableados submarinos, barcos, computadores,

lavadoras, por ejemplo, en la vida cotidiana. La humanidad es con sus

objetos y, por lo tanto, su extensión –tal como se explicará en los capítulos

venideros– no puede ser sino intervención social. A ello debemos agregar

la dimensión de la escala: no todas las intervenciones de la ingeniería

actúan en la gran infraestructura; esto lo saben bien los ingenieros que

privilegian las labores en espacios rurales, trabajo con sectores populares

o en el ámbito de las tecnologías apropiadas.

Una ingeniería pensada desde, por ejemplo, la economía a escala

humana 28 adquiere formas y características cuyos resultados dan pistas

27. Mónica Díaz-Leiva y Ana Malfitano, “Reflexiones sobre la idea de América Latina

y sus contribuciones a las terapias ocupacionales del sur”, Cadernos Brasileiros de Terapia

Ocupacional, 29 (2021): 1-14, https://doi.org/10.1590/2526-8910.ctoEN1961

28. Manfred Max-Neef, Antonio Elizalde y Martín Hopenhayn, Desarrollo a escala

humana. Una opción para el futuro, 1 a ed. (Santiago de Chile: CEPAUR, 1986).

72 Parte Uno. El final como escrito nuevo


de otras formas de creación donde la obsesión compulsiva por la invención

es reemplazada por las dotes de la observación que busca una

solución oportuna y pertinente para el problema en su escala y según

las condiciones existentes; una mirada que también piensa en el mantenimiento

y la reparación, es decir, hacer longevos a los objetos. Con

todo, uno de los aspectos que resalta en este ámbito profesional es la

cuestión de la producción de conocimiento. Las características asociadas

a la movilidad, la circulación y el intercambio hacen del quehacer ingenieril

un modo de vida transfronterizo no solo en el orden geográfico,

sino también de idiomas, temporalidades y disciplinariedades 29 .

En esta grilla estabularia por supuesto que emergen propuestas interdisciplinarias

que darán existencia a la psicología social, la sociología

histórica, el trabajo social clínico, la ingeniería social, la socioeconomía,

solo por nombrar algunos campos que se movilizan para recomponer

la teoría de conjuntos de los saberes profesionales. Ello, sin embargo,

no obsta la aparición de unos otros saberes que combinados pueden

alcanzar aquella condición transdisciplinaria donde el arte o los otros

conocimientos tienen cabida. No se puede omitir la existencia de la

propuesta de los Eneagramas de Claudio Naranjo 30 , la biodanza de

Rolando Toro 31 , el paradigma de la integración en la psiquiatría de

29. Nelson Arellano, “Los ingenieros británicos en la Sudamérica del Siglo XIX”, Quipu,

Revista Latinoamericana de las Ciencias y la Tecnología 16, n°1 (2014): 39-62; Jaime

Parada, “La Profesión de Ingeniero y los Anales del Institutos de Ingenieros de Chile.

1840-1927” en Anales del Instituto de Ingenieros de Chile. Ingeniería y sociedad, ed. por

Rafael Sagredo, 1ª ed. (Santiago de Chile: Centro de Investigaciones Diego Barros Arana

de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, 2011), ix-lxxvii.

30. Claudio Naranjo, 27 personajes en busca del ser. Experiencias de transformación a la

luz del eneagrama, 7 a ed. (Barcelona: La Llave, 2015).

31. Rolando Toro, Biodanza, 1 a ed. (Santiago de Chile: Cuarto Propio, 2007). Otra

propuesta interesante de rastrear es la de Roberto Freire y la Somaterapia en Brasil, quien

combina la teoría de Wilhelm Reich, el anarquismo y el capoiera.

1. Descifrando la vida onírica de la intervención social

73


Luis Weinstein 32 , todo lo cual puede relacionarse (o no) con el mundo

de las Artes Terapias y la amplia gama de combinaciones de formas de

creatividad o la expresión para restituir el bienestar de las personas 33 .

En el cierre de nuestro listado, que no pretende ser exhaustivo

sino solo ilustrativo de otras coordenadas para una cartografía de la

intervención social, proponemos agregar a la Educación Popular porque

también se trata de una apreciación que se abre al atravieso transdisciplinario

en el que distintas formas del saber tienen una participación

equivalente. La perspectiva de largo plazo, que ya identifica la acción

de la educación popular en el siglo XIX 34 , transcurre a lo largo del siglo

XX tomando un lugar protagónico en la defensa por la democracia

en la década de 1980. Resaltan aquí las posteriores apreciaciones de

sus formas posibles como Concientización Política, Acción cultural,

Acción terapéutica y como capacitación que se pusieron en debate 35

como prolegómeno al tiempo del siglo XXI donde la segregación a

su discurso y acción en los ámbitos de la educación institucional y

la universidad se agudizó todavía más 36 . La recuperación de esa ruta

32. Luis Weinstein, Hacia el Homo Sapiens: El encuentro del asombro, la poesía y el

paradigma de la integración, 1 a ed. (Santiago: Editorial Universidad Bolivariana, 2006).

33. Mimí Marinovic, “Fundamentos de las terapias de artes”, Psiquiatría, salud mental

19, n°1 (2002):34-39; Helen Payne, Dance movement therapy: Theory, research and practice,

2 nd ed. (Londres: Routledge, 2002); Martin Payne, Terapia narrativa. Una introducción

para profesionales, 1 a ed. (Barcelona: Paidós, 2002).

34. Miguel Fuentes, “Educación popular en la Sociedad de Artesanos de la Serena:

Escuela nocturna 1874-1884”, Universum (Talca) 1, n°24 (2009): 42-57, doi: http://

dx.doi.org/10.4067/S0718-23762009000100004.

35. Sergio Ibáñez, Fernando Maureira y Carlos Álvarez, El discurso de los educadores

populares en el Chile de los noventa: su relación con el Estado y las demandas de los sectores

populares, 1 a ed. (Santiago de Chile: CIDE, 1995); Silvia Cheuquepil, “La educación

popular en el Chile de los 90”, Última Década 4, n°4 (1996): 60-73.

36. Marcela Gómez, “Educación popular, alternativas pedagógicas y sistematización de

experiencias. Historia y horizontes”, Praxis & Saber 6, n°12 (2015): 129-148.

74 Parte Uno. El final como escrito nuevo


que se señalara, por ejemplo, en El Mensajero 37 combinando saberes

y conocimientos también se puede encontrar en la tesis doctoral de

Iván Ortiz Cáceres que en 1991 conectó identidad social, educación

popular y acción colectiva 38 . Esta obra innovadora en vez de encontrar

conexiones y espacios de expansión fue descartada en los circuitos

institucionales. Aquí nos planteamos la posibilidad de reconocer la

condición transdisciplinar que allí se aloja 39 y, por lo tanto, que nos

lleve a recomponer el sistema de coordenadas de lo formal en los modos

de producción de conocimiento.

Sin embargo, sabemos que los ámbitos que se entrelazan entre

educación popular, transdisciplina y otros saberes dan cuenta de cierta

imagen de pensamiento que permite cartografíar roles que no son

parte del establishment, sino todo lo contrario: poseen efectos bastante

anti-institucionales. Si bien esto no quita la necesidad de recomponer el

sistema de coordenadas y líneas formales (o duras, al decir de Deleuze)

en la producción de conocimientos, creemos que las distintas profesiones

aquí referidas y, más aún, la educación popular, nos muestra su

potencia y potencialidad a partir de la reivindicación del oficio.

Ahí radicaría la irreductibilidad que posee la intervención social, en

tanto articula saberes académicos y oficiales, pero sin poder olvidar otros

37. Es interesante referirse a El Mensajero nº37, Octubre-Noviembre 1990 donde se

incluyen intervenciones de Manfred Max-Neef, o el Fascículo Educativo nº7 de Mayo de

1990 de El mensajero, que aborda el tema de “La educación popular y los movimientos

sociales en Chile” a partir de una charla de Gabriel Salazar. https://repositorio.uahurtado.cl

38. Iván Ortiz Caceres, “Identité sociale, éducation populaire et action collective” (Tesis

Doctoral, Université Catholique de Louvain, 1991), http://repositorio.uahurtado.cl/

handle/11242/9202.

39. Pablo Cottet, “Contribuciones para unas praxis transdisciplinares y estudios dedisciplinares”,

en Producción interdisciplinaria: respuestas institucionales a la transversalidad

del conocimiento, coordinado por Roberto Aceituno, Svenska Arensburg y César Castillo,

1 a ed. (Santiago de Chile: Social-Ediciones, 2017), 19-32; Hilton Japiassu, “O sonho

transdisciplinar”, Revista Desafíos 3, n°1 (2016): 3-9, doi: https://doi.org/10.20873/

uft.2359-3652.2016v3n1p3.

1. Descifrando la vida onírica de la intervención social

75


conocimientos situados en el propio lugar donde interviene o, dicho de

otro modo, localizados en los propios “sujetos de intervención” con los

que opera. Se requiere el oficio. Pero no nos alejemos de la educación

popular para terminar: en la segunda mitad del siglo XX en Europa

aparece el francés Deligny para indicarnos la relevancia del oficio y la

cuestión del lazo y de la red arácnida como plano cartográfico que si

bien no se ve, muestra efectos posibles sobre los modos de intervenir

(en este caso con niños autistas) 40 . Propone sin duda una cartografía, tal

como decía Deleuze respecto de Deligny 41 : muchas líneas enmarañadas

que tienen dimensiones duras, flexibles y también errantes; cuestión

que se veía en su oficio con los niños.

Esta lógica de los encuentros multilineales que no son una construcción,

sino un tejido que se compone y se traza en conjunto, es lo que

en Nuestra América logra instalar el maestro Freire. Un encuentro con

los educandos que implicaba compromiso relacional para salir de todo

sometimiento y educación bancaria; una pedagogía que transita desde

la opresión hacia la esperanza. Bajo este respecto, podemos terminar

señalando que aquí radica la importancia y la función crítica de los

sueños y las utopías: si bien las lógicas funcionalistas y adaptativas

querrán medir y precisar el campo de la intervención (cualquiera

sea ella), seguirán “(…) acusando al sueño y la utopía no solo de ser

inútiles, sino también inoportunos en cuanto elementos que necesariamente

forman parte de toda práctica educativa” 42 para desenmascarar

toda realidad que se presenta hegemónicamente. Tal vez, el pensar y

presentar una vida onírica de la intervención social es lo que también

hace a este libro inoportuno.

40. Deligny, Semilla de crápula, 15; Fernand Deligny, Cartas a un trabajador social, 1ª

ed. (Buenos Aires: Cactus, 2021), 23.

41. Gilles Deleuze y Claire Parnet, Diálogos, 3ª ed. (Valencia: Pre-Textos, 2004), 145.

42. Paulo Freire, La pedagogía de la esperanza: un reencuentro con la Pedagogía del oprimido,

2ª ed. (Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2009), 23.

76 Parte Uno. El final como escrito nuevo




Aperturas y (entre)cruces de líneas: decantando un

problema

De las cuestiones interesantes en la filosofía y en la historia es plantearse

un problema; es de lo más atractivo porque sería el ejercicio inventivo

del flujo de pensamiento, pero sin el intento obstinado de encontrar

una solución. Sería, también, el lograr entender cómo y por qué ocurrieron

ciertos eventos. Construir problemas es siempre un escapar(se),

un volver sobre la pregunta aunque sepamos que ese “movimiento

se produce a espaldas del pensador o en el preciso instante en que se

parpadea”, como dice Deleuze. Inventar problemas se trata de percibir

los movimientos, es rodear en las preguntas los pequeños movimientos,

devenires que son imperceptibles; por lo mismo, para evitar cualquier

confusión, digamos que los movimientos de desterritorialización y

(re)territorialización tienen que ver con arrancar todo término de su

79


dominio para territorializar otro paisaje u otra entrada a los eventos, es

indagar en otras nociones o problemas. Es una posibilidad de inventar

nuevos territorios 1 .

Es un problema, siguiendo a Ingold, que se construye interrogando

la vida social, sus movimientos, combinaciones y líneas vitales posibles

entre procesos que quieren territorializar y desterritorializar superficies

humanas y sociales. Nos interesa entrelazar una multiplicidad

de líneas que, si bien no se anudan del todo, muestran sus agarres,

torsiones, flexiones y trayectorias vitales que abren filosóficamente un

campo material que repiensa lo social y el modo de intervenirlo, si así

podemos llamarle. Cómo nos aproximamos a lo social, también será

cómo alcanzamos a pensar el modo de intervenirlo. Se hace necesario

tener presente los ensamblajes de lo social, sus figuras, grupalidades y

materialidades humanas que se suman y se restan, pero sin olvidar las

líneas: ellas cartografían vitalmente la idea de fricción y tensión “que

hace posible que personas y cosas se agarren entre ellas” 2 . Al ser un libro

sobre las humanidades y sus aportes al campo de lo social para ampliar

la noción misma de intervención del presente, se hace necesario (des)

territorializar la articulación entre configuración social e intervención;

y este cruce lo trabajaremos desde un tipo de pensamiento multilineal

tal como es el método cartográfico.

Sin muchas distinciones aún, digamos que esta metódica es una forma

de pensamiento que se mueve sin fijar ni representar la realidad. Actúa

en ella potenciando su relación teórico-práctica en tanto despliega un

conjunto de prácticas cotidianas que van politizando inventivamente

acciones y metodologías para aproximarse a otras formas de vida y

subjetivaciones en lo social. Vuelven a resonar las distinciones realizadas

anteriormente respecto a intervenciones “de” lo social versus “en” lo social.

1. Gilles Deleuze y Claire Parnet, Diálogos, 3ª ed. (Valencia: Pre-Textos, 2004), 5-6, 22-23.

2. Tim Ingold, La vida de las líneas, 1ª ed. (Santiago de Chile: Ediciones Alberto

Hurtado, 2018), 28.

80 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


Señalamos que en la ironía del “sueño moderno” se ha fijado la realidad

social como si la sociología del antropoceno fuese la autorizada para

intervenir el campo de lo social en tanto terreno a priori preexistente,

solamente humano. Este monólogo ha sido un obstáculo para abrir

paso a otros cruces y entrelazamientos para la intervención. Queremos

abrir el campo de la intervención al desplegar teorizaciones prácticas

“en” un social que se moldea y construye, o bien, el cual es inventado,

reensamblado y delineado como un terreno inagotable que no habría

que normalizar o gubernamentalizar en la era actual del capitalismo 3 .

Por lo tanto, el plano social no estaría concebido exclusivamente

como un campo de prácticas que operan de modo geopolítico y territorial

en tanto una construcción a priori para ser ordenadas, dominadas

y controladas al estilo clásico de Hobbes vía lógicas estatales y soberanas

4 . Más bien, lo social está entrelazado con ciertas orientaciones y

movimientos que cartografían políticamente las prácticas de múltiples

maneras ejerciendo una resistencia activa a los modos identitarios

que son producidos, que son moldeados, en definitiva, que son subjetivados

en el presente vía una definición monolítica de la sociedad.

Bajo este respecto, pretendemos, a modo de patchwork con distintos

momentos de la obra filosófica de Gilles Deleuze 5 y sus alrededores,

3. Jacques Donzelot, La invención de lo social. Ensayo sobre la declinación de las pasiones

políticas, 1ª ed. (Buenos Aires: Nueva Visión, 2007); Bruno Latour, Reensamblar lo social.

Una introducción a la teoría del actor-red, 1ª ed. (Buenos Aires: Manantial, 2008); Gilles

Deleuze, “El ascenso de lo social”, en Jacques Donzelot, La policía de las familias. Familia,

sociedad y poder (Buenos Aires: Nueva Visión, 2008), 215-222.

4. Theodore R. Schatzki, “Introduction: Practice theory”, in The Practice Turn in

Contemporary Theory ed. by Theodore Schatzki, Karin Knorr-Cetina and Eike Von

Savigny (London/NY: Routledge, 2001), 13.

5. Este uso del patchwork de la obra de Deleuze no es baladí para nosotros, pues será el

modo que nos impone la cartografía como método, pero también como flujo de pensamiento

que abre distintos campos epistémicos, políticos y metodológicos, por eso va

más allá de una metódica. Y aclaremos lo siguiente: Deleuze cree que la filosofía opera

de este modo bajo su propio mandato que es la construcción e invención de conceptos;

2. Pensamiento, cartografías y líneas

81


desentrañar cómo la articulación entre lo social y la intervención pasa

por (re)definir la noción de cartografía con sus líneas y procesos de

subjetivación que se ven ahí involucradas. Se hace necesario deslizar

un pensamiento móvil, no jerárquico y rizomático el cual se entreteje

y articula con la propia noción de intervención potenciando su vínculo

teórico-práctico 6 . Dicho de otro modo, estas redefiniciones cartográficas

de las líneas y los planos sociales en donde se articulan distintos

procesos de subjetivación, otra noción de intervención puede irrumpir

y funcionar del lado de la transformación. Esto, para complejizar aún

más el dispositivo analítico, en concomitancia con lo que podremos

sindicar como la Modernidad Barroca aludida por Bolívar Echeverría 7 .

Dar cuenta de este objetivo nos permite hacer múltiples conexiones

con las posibilidades de recomprender la noción de intervención que

se despunta en todo campo social, siempre en un intento por desmarcarnos

de una intervención de lo social como ímpetu normalizador. No

obstante, ciertas interrogantes nos acechan: ¿cómo hemos construido

filosófica e históricamente los conceptos de líneas, lo social, lo político

y sus prácticas de subjetivación en tanto elementos que devienen e

interactúan en nuestros planos socio-políticos? ¿Existen vinculaciones

filosóficas, históricas, antropológicas y políticas con las cuestiones de

las líneas como vitalismo que abre otro modo de cartografiar nuestras

pero, existiría lo que él llamó plano de inmanencia el cual está poblado de multiplicidades,

singularidades y signos pre-individuales que conectan devenires y procesos. En

este plano es donde se dan y funcionan los conceptos de modo local. Por tanto, bajo

una metódica que opera más allá de un formalismo, los conceptos se despliegan como

imágenes del pensamiento en la inmanencia del plano. “El concepto es un compuesto

de líneas o curvas consolidadas (…) la potencia del concepto radica en la repetición:

es una conexión de una región con otra. Esta conexión es una actividad indispensable,

perpetua, el mundo como patchwork”. Gilles Deleuze, Conversaciones, 4ª ed. (Valencia:

Pre-Textos, 2006), 233-234.

6. Gilles Deleuze, La isla desierta y otros textos (1953-1974), 1ª ed. (Valencia: Pre-textos,

2005), 267-268.

7. Bolívar Echeverría, La modernidad de lo barroco, 1ª ed. (México: Ediciones Era, 2000).

82 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


realidades para poder intervenir de otro modo el presente permitiendo

la emergencia de otros planos de subjetivación?

Sobrevolaremos estas preguntas en este y el próximo capítulo, sin

duda; pero digamos inmediatamente que las segmentaridades en sus

líneas, sus entrelazamientos, tensiones y nudos implican cuestiones

de orden crítico a modos estáticos de entender lo espacial, lo social

y sus derivas políticas. Al decir de Deleuze y Guattari, la vida y todo

lo vivido está segmentarizado socialmente; de ahí que los tipos de

segmentaridad societal (primitiva-flexible y moderna-dura) puedan

incluir figuras binarias, circulares y lineales. La dupla, en un homenaje

al microsociólogo Gabriel Tarde, establecen (contra Durkheim)

que lo social no es una mera representación, sino la distinción de

líneas de segmentos y flujos deseantes que circulan. El campo social

es movimiento en que se territorializa molarmente, pero en el que

a su vez hay movimientos de descodificación que desterritorializan

desplegando fugas moleculares, rizomáticas. Se hace necesario entender

que el mapa, esta otra manera de mapear y cartografiar lo

social, implica la convivencia de líneas flexibles (entretejido de códigos

y territorialidades), líneas duras o molares (figura del aparato

de Estado), y una variedad de líneas de fuga (descodificaciones y

desterritorialización) 8 . Dicho esto, se comprende el giro a la noción

de cartografía que se propone, pues ella opera al interior de un plano

de inmanencia en donde las distintas líneas le dan vida, lo cruzan, lo

conectan y desconectan, permitiendo que se construyan las cosas, los

acontecimientos y los modos de subjetivación 9 . Entre líneas molares,

8. Deleuze y Parnet, Diálogos, 145-152; Gilles Deleuze y Félix Guattari, Mil Mesetas.

Capitalismo y Esquizofrenia, 8ª ed. (Valencia: Pre-Textos, 2008), 225-230.

9. Gilles Deleuze, “Ecrivain non: un nouveau cartographe”, Critique, 343 (1975):

1218-1222. Ver también Borja Castro-Serrano, Resonancias políticas de la alteridad.

Emmanuel Lévinas y Gilles Deleuze frente a la institución, 1ª ed. (Santiago de Chile:

Nadar ediciones, 2018), 321-326.

2. Pensamiento, cartografías y líneas

83


moleculares y de fuga (todas con sus peligros) se articula un método

y una posible geopolítica, surgen nuevas creaciones posibles en sus

despuntes y agotamientos a nivel territorial, estatal, entre otros.

No es de extrañarse que en la antropología filosófica de Ingold,

específicamente en The life of lines, la interlocución deleuzeana sea

central. Su mirada antropológica con vínculos filosóficos, históricos,

sociológicos y psicológicos, indaga en las cosmovisiones y el modo en

cómo desarticular el pensamiento occidental, por lo mismo no es de

extrañarse el uso de Deleuze y Guattari. En la obra referenciada se pone

el foco en la relación entre la tierra, los territorios y sus vínculos con la

vida humana, social y política, intentando filosofar sobre lo social más

allá de la sociología. También en un gesto contra-Durkheim, manifiesta

que lo social no sería la pura objetivación en la llamada “sociedad” y su

orden institucional. Más bien se sitúa la cuestión de la interpenetración

entre pensamiento, cuerpo y acción como algo central en la vida social:

“(…) nuestras vidas están atadas o juntas, como dos manos agarrándose”,

dice Ingold. Se prioriza la alianza entre líneas en el movimiento vital de

la correspondencia, ellas nos configuran en la vida social más allá que la

mera sumatoria de superficies que se adicionan. Si hay totalidad es en

movimiento, es entrelazando especies, vidas humanas y no humanas

que crean un mundo ecológico que no puede separar lo social de lo

ambiental, de lo humano. Y esto es permitido por las líneas, con sus

distintas cargas, vidas, prácticas y políticas: es un pasar entre-medio de

varios medios, hábitats (milieu), los cuales se entrelazan, con mayor o

menor fuerza, para crear lo social bajo afectos y vitalismos activos que no

predefinen los inicios y los finales; no hay destinación preconcebida 10 .

10. Ingold, La vida de las líneas, ver cap. II; 69-81; 85 y 206. Subrayamos la importancia

de la expresión “milieu” a partir del uso del francés que hace Stengers en la expresión

deleuzeana: pensar par le milieu. Aquí ella misma introduce su doble acepción: como

mitad (middle) y medio/hábitat (surroundings/habitat). Este pasar por el medio o hábitat

remarca el intento de des-fundamentación que su instancia de “ecología de prácticas”

84 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


Por lo mismo, los planos de subjetivación pueden derivar y recrearse

de modo multilineal. Es necesario mencionar que en la actualidad el

campo de modelamiento de la subjetividad es el administrado por el

capitalismo contemporáneo bajo el alero de la gubernamentalidad y

ese campo de disputa será tratado en el siguiente capítulo.

Dicho lo anterior, visualizamos que los cruces de líneas tienen

implicancias en lo social, pero conjuntamente en las superficies

territoriales, en sus acciones políticas y su modo de generación del

conocimiento. Podemos, desde aquí, recomprender la intervención

misma del presente. Advertimos, entonces, que este modo de entender

la articulación social, política y epistémica implica darle prioridad a

un gesto de no jerarquización del pensamiento, no hay una teoría que

totalice, clasifique y narre lo ya mencionado. Es salirse de una cartografía

de punto fijo, pues no se procede de modo estático. El pensamiento

cartográfico es un modo de pensar-hacer en un movimiento que es

abierto y exploratorio que, a su vez, puede dar cuenta de otras maneras

de subjetivarse hoy en día, lo que tiene implicancias para pensar la

noción de intervención en lo social.

Bajo este respecto, el objetivo mencionado más arriba se comprende

mejor y orienta la siguiente pregunta: ¿es posible volver a pensar la

intervención en lo social en clave de líneas creadas por un método rizomático,

fundado en el pensamiento cartográfico, que hagan irrumpir

otras formas de vida respecto a la subjetivación neoliberal del presente?

Esta pregunta desplegada nos obliga a indagar en este capítulo ciertas

cuestiones de un método filosófico y sus vínculos con el pensamiento 11 .

quiere proponer en tanto no se puede pensar fuera o desenredado de nuestro medio o

hábitat. Isabelle Stengers, “Introductory Notes on an Ecology of Practices”, Cultural

Studies Review 11, n°1 (2005): 187, 10.5130/csr.v11i1.3459.

11. Por estas razones se hace pertinente ver este capítulo y los siguientes como parte de

una trayectoria de investigación, que comenzó por: analizar el voto y la invisibilidad a un

sujeto marginal en el plano de la intervención (2016); luego, puntualizar la cuestión de las

humanidades y las artes para repensar la intervención social ya mostrando articulaciones

2. Pensamiento, cartografías y líneas

85


Primero, en el próximo apartado recorremos un método de pensamiento,

como es la cartografía, para ir más allá del método. La cartografía ejerce

una crítica severa al pensar dogmático que se basa en la universalidad, la

identidad, la verdad y la formalización de método. En contraposición,

la cartografía como gesto metódico y geopolítico instala acciones que

van más allá del Estado, sin negarlo, pero tensionando la cuestión de

la soberanía, la tierra y el modo de cartografiarla. Nutre desde otro

lugar las prácticas de intervención en el presente.

Lo anterior se comprende mejor estipulando algunas premisas

teóricas en el apartado tres con que cerramos el capítulo. Conectamos

y bordeamos lo de la cartografía con la cuestión del pensamiento y el

necesario gesto deleuzeano contra-identitario que reentiende cuestiones

de la subjetividad; esto permite entender lo cartográfico como un

pensar que se erige desde la disparidad y la diferencia. Es clave decir

que todo proceso de individuación que se da en un plano, de modo

filosóficas e históricas de la cartografía (2017); indagamos así, posteriormente, toda una

apuesta para proponer otros modos de aproximación a la disciplina del trabajo social

desde una filosofía activa del pensar sin amparar el olvido, sino potenciando la memoria

(2018). Recomendamos volver a la nota 16 de la Introducción. No obstante este camino,

aquí también entrelazamos la trayectoria con nuevos procesos de trabajo en un artículo

reciente donde volvemos al sujeto violentamente tachado en el Chile ultraliberal actual,

proponiendo un estudio de caso de la Mina El Turco que nos permite hacer memoria

de nuestra historia reciente para pensar componentes de una ‘democracia insurgente’

desde la filosofía política (Borja Castro-Serrano & Nelson Arellano-Escudero, “La

tachadura del Sujeto en el Chile ultraliberal. Apuntes para un tejido institucional de una

‘democracia insurgente”, Revista Anthropos, 254 (2020): 105-125). De este sedimento

no solo nace el libro, sino que también se articulan los terrenos de una filosofía y una

historia en acción, que no caen en solo abstracciones ni tampoco en representaciones

fijas de ciertas realidades históricas. Lo que se lee en esta parte intermedia del escrito,

envuelve el mismo gesto del caso de estudio sin olvidar las relaciones entre pensamiento,

método y geopolítica. Por eso el caso de estudio de la Palma chilena adquiere toda la

potencia de su singularidad permitiéndonos (des)territorializar un terreno que encarna

un tipo de intervención social cartográfica. Y, en su calidad de potencia encarnada, la

despunta sin agotarla.

86 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


inmanente, no refiere a un Sujeto en tanto facultad de un yo estático

y monolítico, sino a un conjunto de líneas y relaciones que abren paso

a desimplicar otro mundo de posibles. Esto se daría a partir de cierta

noción de alteridad que permite repensar lo social y sus despliegues

subjetivantes. Este desfase de una subjetividad individuada, hace visualizar

la relación entre una metódica del pensamiento como fuerza

y flujo de experimentaciones para resistir al presente, más allá de un

sujeto monolítico. Se dejan ver nuevas maneras de cartografiar cuestiones

de orden geopolítico, tensionando las relaciones entre Estado,

gobierno, política, territorio y modos de subjetivación. Estas últimas

articulaciones serán desarrolladas en el capítulo 3.

Método cartográfico como nuevo pensamiento: un gesto

contra el pensar dogmático

La relación entre pensamiento y cartografía en Deleuze nace de su

lectura comentada sobre Michel Foucault. En plenos años 1970s, luego

del Mayo ‘68, el aire epocal inspiraba fuertes críticas a la cuestión de un

pensamiento puramente representacional abogando por una escritura

comprometida y experimental, en pro de minorías no subjetivadas por

la fuerza de la razón capitalista, y en contra de los grandes meta-relatos

modernos que instalaban un Sujeto de la razón. En este sentido, grosso

modo, coexistían nuevas lecturas a los cánones del psicoanálisis, del

marxismo, entre otros, intentado dar cuenta de un vínculo deseante

entre lo social y lo político más allá de lo psíquico 12 .

12. El ambiente del momento europeo también debe ser entendido como el tiempo

posterior de la segunda guerra mundial en el que se producían movimientos tan contradictorios

como la recuperación de la memoria de la Shoah u Holocausto (ver, por ejemplo,

la filmografía de Claude Lanzmann; Shoah, dirigida por Claude Lanzmann (Francia: Les

Films Aleph, 1985) DVD; The last of the Unjust, dirigida por Claude Lanzmann (Francia:

Les Films Aleph, 2013), DVD), la persecución a criminales de guerra o su liberación

(consultar: Hilary Earl, The Nurembergs SS-Einsatzgruppen trial, 1945-1958: atrocity,

2. Pensamiento, cartografías y líneas

87


Se intentaba tematizar un deseo que fluía por toda la estructura social

operando más allá de las premisas psíquicas: la producción deseante se

articulaba en los mundos de la producción económica e impactaba también

en los procesos de subjetivación y su despunte político. En el artículo ya

citado en que Deleuze homenajea a Foucault, “Ecrivain non: un nouveau

cartographe”, no solo se deja ver un comentario, sino que instalaba con

fuerza su propia filosofía social y política al precisar cuestiones del libro

Surveiller et Punir: Naissance de la prison. El gesto-comentario le permite

ir trazando sus propias coordenadas, metódicas, conceptos, en donde

el pensamiento, la creación conceptual y la dimensión senso-afectiva/

perceptiva se entrelazan cartográficamente mapeando un ir y venir en el

plano de inmanencia 13 ; crecen y decrecen procesos que se actualizan. Por

lo mismo no es de extrañarse que en los años 80, luego de la obra Mille

Plateux (Mil Mesetas), Deleuze, ya en conjunto con Guattari, retomen

nuevos comentarios y clases a partir de Foucault; ahí despuntan y articulan

cuestiones tales como los procesos maquínicos de la subjetividad

sin perder la crítica a cierto pensar dogmático representacional y sus

entramados capitalistas 14 .

law and history, 1 st ed. (Cambridge: Cambridge University Press, 2009), la existencia de

la dictadura de Franco en España (Joan Maria Thomàs, “La llarga ombra de la Guerra

Civil: Espanya i les grans potències (1939-1953)”, Journal of History and Culture 8, n°2

(2020): 11-26, doi: https://doi.org/10.7238/dd.v0i8.3171) o las discusiones acerca del

lugar de Europa en el mundo (Gianni Toniolo, Economic growth in Europe since 1945,

1 st ed. (Cambridge: Cambridge University Press, 1996).

13. “Trazar un plano de inmanencia (…) Lo Abstracto no explica nada, necesita ser

explicado: no hay universales, no hay trascendencia, no hay Uno, no hay sujeto (ni objeto),

no hay Razón; sólo hay procesos: pueden ser procesos de unificación, de subjetivación,

de racionalización, eso es todo”. Deleuze, Conversaciones, 231-232.

14. Esto será desarrollado en el siguiente capítulo, con este recorrido medular: Gilles

Deleuze, La subjetivación: curso sobre Foucault III, 1ª ed. (Buenos Aires: Cactus, 2015);

Gilles Deleuze, “Los pliegues o el adentro del pensamiento (subjetivación)”, en Foucault,

1ª ed. (Buenos Aires: Editorial Paidós, 1987), 125; Gilles Deleuze, “Sobre los principales

conceptos de Michel Foucault” y “¿Qué es un dispositivo?”, en Dos regímenes de locos.

88 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


Continuando con la cartografía, ella da cuenta de un gesto crítico

respecto a un tipo de pensamiento representacional y formalizador, lo

que se concatena con un tipo de crítica filosófica que se configura desde la

creación de nuevas imágenes de pensamiento hasta la resistencia respecto

a modos de producción de subjetividad desplegados en las sociedades de

control del capitalismo de los años 1990s, postdisciplinar 15 . Sin perder

de vista el artículo del año 1975 y todo su contexto, Deleuze establecía

diez años más tarde en una versión ampliada de ese mismo escrito,

un elemento clave: “De ahí la triple definición de escribir: escribir es

luchar, resistir; escribir es devenir; escribir es cartografiar, ‘soy un cartógrafo’”

16 . Como en una estructura gramatical, la sintaxis da cuenta

de algo más que lo escritural, por eso la escritura filosófica despunta un

método al estilo cartográfico, el cual, no obstante, perfila una política

de orden cartográfica. Este mapa que nunca se fija comienza en una

Textos y entrevistas (1975-1995), 1ª ed. (Valencia: Pre-Textos, 2007); Félix Guattari y

Suely Rolnik, Micropolítica. Cartografías del deseo, 2ª ed. (Buenos Aires: Tinta Limón

ediciones, 2013), 37-57.

15. La relación entre pensamiento, cartografía, política y crítica se gesta tempranamente

en Deleuze y ya refiere de su dimensión política incluso antes de Mayo de 1968 y sus

escritos conjuntos con Guattari. Esta misma crítica filosófica persiste hasta los tardíos

años 1980s e inicios de los 1990s cuando despliega sus escritos sobre resistencia, subjetivación

y sociedades de control en plena consolidación capitalista post caída del Muro

de Berlín. A inicios de 1968 Deleuze resalta dos modos de criticar: por un lado, la de los

contenidos falsos que solo buscan verdades para reponer (como la mera “denuncia” de

errores del capitalismo, dice Deleuze); y por otro, la “verdadera crítica” la cual desarticule

las formas verdaderas poniendo esas verdades en contingencia. Y, en esta última versión

de la crítica, lo que sobresale es la fuerza que la filosofía tiene para crear los modos de

pensar; aquello que nos fuerza a pensar implica la posibilidad de volver a cartografiar

las formas verdaderas que hacen representar al mundo anquilosándolo. Deleuze, La isla

desierta y otros textos (1953-1974), 180; Mariano Alberto Repossi, “Presencia y función

de Granel en El Anti-Edipo. La psiquiatría materialista de Deleuze y Guattari", Actuel

Marx / Intervenciones, nº18 (2015): 79.

16. Deleuze, “Un nuevo cartógrafo”, en Foucault, 71. Gilles Deleuze, “Un nouveau

cartographe”, en Foucault, 1ª ed. (Paris: Les Éditions de Minuit, 1986), 51.

2. Pensamiento, cartografías y líneas

89


escritura filosófica que crea, lucha, resiste y piensa desde los procesos,

desde un devenir-mapa. Es decir, devienen diagramas, planos en donde

el “estado de cosas” se entrecruzan y crean nuevos mapas. Pero, ¿qué

puede significar lo de la cartografía y su relación con el pensamiento y

el plano o diagrama? ¿Cómo entenderlo? 17

En primer lugar, digamos frontalmente que cartografiar es un modo

de pensar para orientar y entender cómo se despliegan acciones; sería

un nuevo pensamiento que no se “llena” de conceptos, sino que en

su flujo permite la creación de ellos. En su despliege de acciones, de

prácticas que delinean otras rutas en el plano social, la filosofía como

cartografía no funciona para pensar y representar un mundo que ya

preexiste (puramente teorético), sino que se abre a la irrupción de

acontecimientos que nos fuerzan a pensar en tanto no dependen de la

facultad del yo como sujeto de la razón moderna. Lo cartográfico abre

una resistencia activa que se opone a la “objetivación” de una realidad.

Posibilita un flujo del pensamiento como apertura en tanto inestabiliza

lo hegemónico y se permite rizomáticamente la construcción y creación

conceptual sin olvidar la articulación con lo senso-afectivo y los

mundos perceptivos (perceptos) 18 .

Ahora bien, profundicemos más. Si la cartografía implica un nuevo

modo de pensar que abre estas posibilidades, ¿qué sostiene el pensamiento

y las posibilidades filosóficas de la creación de conceptos? 19

17. Para un estudio filosófico más acabado consultar Borja Castro-Serrano y Pedro

Moscoso-Flores, “Pensamiento, Método y Política: una intervención como cartografía

(para pensar geopolíticamente Nuestra América)”, en Luchas minoritarias y líneas de

fuga en América Latina, ed. por Patricio Landaeta y José Ezcurdia (Santiago: Metales

Pesados, 2022). En edición.

18. Gilles Deleuze y Félix Guattari, ¿Qué es Filosofía?, 6ª ed. (Barcelona: Editorial

Anagrama, 2001), 11-16.; Deleuze, Conversaciones, 222.

19. A modo de precisión, si bien en la cuestión de la “creación conceptual” se establece

una crítica a Kant en cuanto al “concepto” y su necesidad de generar una representación,

a su vez, en el pensamiento tardío de los años 90, donde ya se estipula esta misión de la

90 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


Aquí radica la preocupación por la pregunta deleuzeana ¿qué es pensar?

Sintéticamente, es el intento por proponer un piso crítico al pensar

dogmático. Este último, como ya esbozamos, se basa en un pensar

radicado en la verdad del pensador como si dependiera de una facultad

racional que está a priori de todo concepto; se basa en la mirada al

error como el efecto del pensar, teniendo que estar atento a no tomar

lo falso por lo verdadero; y por último, se cree en un formalismo del

método: pareciera que solo así podemos alejar el error y encontrar una

cierta naturaleza del pensar 20 . Tal como iniciamos este escrito, aquí no

habría posibilidad de inventar problemas, más bien esta “imagen del

pensamiento” se basa en una representación categorial abstracta, la cual

referiría al “concepto” como lugar de encierro. En contraposición, se

pretende proponer un pensamiento del pliegue, lo que Deleuze llamó

una “nueva imagen del pensamiento” que nos introduce a otra noción

de concepto que es posible de crear, de construir como territorio nuevo,

siendo esta última la labor de la filosofía. No obstante, para este

acometido filosófico se depende del flujo del pensamiento, que más

allá de un método, sería “algo más profundo, algo siempre presupuesto,

un sistema de coordenadas, de dinamismos de orientación” 21 . Y

este orientarse en el pensamiento se basa en un abrir posibilidades para

cartografiar sus flujos de líneas, retazos y planos potenciando otros

filosofía como creadora de conceptos, hay guiños que siguen a Kant en cuanto a la división

de las tres críticas de la razón. En Kant lo que interesa es la crítica que separa entre razón

teórica y razón práctica. La primera concierne al conocimiento de los objetos por medio

de los sentidos, como lo hace la ciencia. Y la segunda, apunta a una razón que está en

relación con objetos que producimos mediante acciones en concordancia con ciertos

principios, lo que permite pensar la cartografía en su fuerza teórico-práctica. Claudia

Gutiérrez y Borja Castro-Serrano, “El método del asedio: sentido y pensamiento en

Lévinas y Deleuze”, HYBRIS Revista de Filosofía 9, nº2 (2018): 52-53.

20. Gilles Deleuze, Nietzsche y la filosofía, 8ª ed. (Barcelona: Editorial Anagrama, 2008),

146-156. Aquí comenzaría el tránsito en los años 60, aunque Deleuze persiste en ilustrarnos

sobre “qué es pensar” hasta los años 90 en su obra conjunta con Guattari, ¿Qué es Filosofía?

21. Deleuze, Conversaciones, 235; Deleuze y Guattari, ¿Qué es Filosofía?, 17-18; 21; 164.

2. Pensamiento, cartografías y líneas

91


saberes y otras prácticas inventivamente; por eso es vital comprender

que desde el flujo pre-filosófico del pensamiento es que la filosofía

puede crear, inventar y construir conceptos, sin nunca olvidar la tarea

extra-filosófica sensible que funciona por afectos y perceptos. Esta es la

vitalidad del pensar y su flujo, lo que nunca depende de una voluntad

y facultad subjetiva.

En segundo lugar, articulemos lo dicho con el diagrama. Si establecemos

que la cartografía construye un nuevo tipo de realidad, un

nuevo modelo de verdad que fisura el pensamiento dogmático, debemos

decir que instala otro modo de pensar el presente, de actuar en

él y mapearlo. Queda fisurado ese pensamiento del “sentido común”

dogmático y neoconservador que funciona dicotómicamente, separando

lo subjetivo-objetivo, lo teórico-práctico, lo estatal-ciudadano

para subjetivar, como identidades racionales y estables, todo modo de

percibir, sentir y pensar en la actualidad. En este marco, las crisis y

tensiones actuales, en tanto acontecimientos indomables, ejercen una

transformación y apertura de posibilidades para la experimentación

de encuentros sensibles en donde la filosofía cartográfica puede justamente

desplegar su creación conceptual en diversos planos. En esta

creación la cartografía va articulando una realidad que es un plano,

un diagrama como escala “intersocial” y coextensiva a todo el campo

social funcionando sin dicotomizar la realidad. El diagrama, entonces,

opera cartográficamente como aquella madeja descrita arriba: un

conjunto multilineal que orienta el pensar tanto del presente como de

otras “imágenes del pensamiento” de la historia (por esto es que existen

tantos diagramas como campos sociales en la historia, dice Deleuze).

El pensar y escribir cartográfico deja aparecer un entramado de

líneas. Y su entrelazamiento en el diagrama implican todo un circuito

de poderes, de producciones deseantes, de políticas estatales, de

liberaciones y fugas que se ejercen en el campo social, pero que a su

vez son contrarrestadas por ciertas capturas de lo social. No obstante,

92 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


la cuestión cartográfica del diagrama está en devenir, pues intenta

deshacer las realidades y significaciones precedentes constituyendo

amarres creativos, conjunciones intempestivas e improbables, así

hace su historia. Y si bien sabemos que el devenir en sí no siempre

es perceptible, lo interesante de recalcar es que el diagrama subyace a

la historia como devenir. En sus alianzas y articulaciones como “red

flexible y transversal” define una práctica, ciertos métodos y estrategias,

que en su intensificación permite nuevas combinatorias para

lo social 22 . De este modo, los conceptos de líneas y segmentaridades

se despliegan en los cruces diagramáticos entre el deseo y el aparato

de captura estatal; entre el deseo y su represión; y también en la resistencia

activa como posibilidad de liberación 23 y creación de otra

realidad. Vemos en esto cómo el deseo fluye en el plano/diagrama,

22. Deleuze, “Un nuevo cartógrafo”, en Foucault, 61-63. En estas páginas Deleuze

recurre al micro sociólogo Gabriel Tarde, quien sería de los precursores para comprender

de otro modo lo social. Este no se explicaría por el individuo, sino que por los grandes

conjuntos de relaciones imitativas y creativas que se dan, en donde se propaga una alianza

por creencias y deseos en que su eje central es la “invención” de múltiples encuentros.

Así se entreteje lo social.

23. Es por esto que Deleuze y Guattari creen que la cuestión de la servidumbre voluntaria

es importante para toda filosofía política, ella es la que debe desarticularse para

hacer fluir el deseo. No solo es relevante cómo el deseo implica la producción social

(y viceversa), sino también el diagnóstico crítico que existe aquí al pensar uno de los

problemas fundamentales de la filosofía política (planteado por Spinoza). “Por ello, el

problema fundamental de la filosofía política sigue siendo el que Spinoza supo plantear

(y que Reich redescubrió): ‘¿Por qué combaten los hombres por su servidumbre como

si se tratase de su salvación?’ Cómo es posible que se llegue a gritar: ¡queremos más

impuestos! ¡Menos pan! Como dice Reich, lo sorprendente no es que la gente robe, o

que haga huelgas; lo sorprendente es que los hambrientos no roben siempre y que los

explotados no estén siempre en huelga. ¿Por qué soportan los hombres desde siglos la

explotación, la humillación, la esclavitud, hasta el punto de quererlas no sólo para los

demás, sino también para sí mismos?”. Gilles Deleuze y Félix Guattari, El Anti-Edipo.

Capitalismo y Esquizofrenia, 6ª reimpresión (Madrid: Paidós, 2010), 36.

2. Pensamiento, cartografías y líneas

93


lo que da cuenta de una circulación en lo social, no importando si es

objetual o subjetivo 24 .

Entrelazando ambos elementos, el método cartográfico en tanto

modo de pensar que mapea pero sin fijar ni geolocalizar rígidamente,

delinea trayectos e intensidades conceptuales, afectivas y perceptivas

que en sus líneas de fuerza permite encuentros multiescalares que (des)

territorializan la tierra y las soberanías. En este despliegue se abren

posibilidades para ir más allá del dogmatismo de una geopolítica que

está sometida a las lógicas del Estado gubernamental y neoliberal actual.

Lo que está en juego es cómo pensar y producir nuevos mapas que

resistan a lo “objetivo”, a una representación que no puede colmar ni

agotar la realidad y su proceso deseante. Como veremos en el siguiente

capítulo, esta apertura geopolítica penetra y devela crítica y medularmente

un elemento de la intervención: su deseo de querer transformar,

pero tantas veces sin cambio. De ahí que la hipótesis de lectura, que

hemos venido trabajando 25 , radique en que para volver a rearticular

la cuestión de la intervención necesitemos “pensar la transformación

antes de la propia transformación”. Para esto es fundamental poner en

juego la metódica cartográfica, pues repiensa y sitúa rizomáticamente la

cuestión de lo social, sus líneas y prácticas desplegadas. La cartografía

permite ir pensando la praxis de toda disciplina social y de la misma

24. Gilles Deleuze y Claire Parnet, El abecedario de Gilles Deleuze (en línea), 1998.

Sánchez Cedillo, Raúl, (trad.), https://es.scribd.com/document/402796413/Abecedario-

Deleuze-docx (consulta: 20 marzo 2015), 30. “(…) En Proust es muy hermoso: no deseo

a una mujer, deseo a su vez un paisaje que está envuelto en esa mujer (…) Yo no deseo

nunca algo y nunca más; asimismo, tampoco deseo en conjunto, sino que deseo en un

conjunto”. Siguiendo a Tarde y esta cita, entendemos que el deseo fluye en un plano/

diagrama como red intersocial, nunca siendo objetual o subjetivo.

25. Borja Castro-Serrano y Marcela Flotts, “¿Transformación social sin cambio?

Puntualizaciones para un nuevo imaginario del Trabajo Social”, en Imaginarios de

transformación: el trabajo social revisitado, ed. por Borja Castro-Serrano y Marcela Flotts,

(Santiago de Chile: Ril Editores, 2018), 22.

94 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


intervención para abrirla a estos modos de construcción, invención y

experimentación que pueden tensionar lo estatal, su instrumentalización

y su soberanía. En este sentido, se hace más nítido comprender que la

cartografía llama a repensar lo geopolítico, pues no pretende imponer

mapas representativos ni colonizadores delineados en la descodificación

de la axiomática capitalista 26 , sino que pretende forzar devenires como

movimientos desterritorializantes. Lo cartográfico como método-pensamiento

despliega otros criterios epistémicos y políticos, pues mapea

determinadas prácticas colectivas que se imponen de modo móvil,

creativa y afectivamente como una manera de aproximarse a nuevas

formas de vida en lo social. Y esto es relevante para volver a pensar la

cuestión de la intervención y su posibilidad de producir otros tipos de

subjetivaciones y pliegues a partir de su conjunto de prácticas.

Sinteticemos algunas ideas. Las relaciones entre cartografía, pensamiento

y crítica despliegan un gesto contra todo concepto vacío

que quiera reponer “verdades”; se aboga por conceptos y líneas que se

construyan para hacer emerger nuevos territorios y nuevos mapas, y

aunque “nuevos” siempre han estado ahí. En este sentido, estamos en

una concepción constructivista de la filosofía, sin historia, que desde

el flujo del pensar puede crear conceptos que no representan nada

preestablecido, sino que privilegian el devenir y la posibilidad de traer

nuevos modos de pensar, de hacer, historizar y cartografiar 27 . Por esta

26. En la axiomática capitalista, Deleuze y Guattari articulan política y ciencia para

describir la manera en que contemporáneamente opera el capital como apropiación de

las relaciones sociales en un modo de experimentación, siempre articulando captura y

flexibilidad. De esta manera, entrelaza lo económico, lo social y lo político de distintos

modos. Deleuze y Guattari, Mil Mesetas, 465-476. Algunas lecturas atractivas para pensar

esto en América Latina, ver Marcelo Antonelli, “El capitalismo según Gilles Deleuze:

inmanencia y fin de la historia”. Cuadernos de filosofía 1, n°57 (2012): 51-66, doi: https://

doi.org/10.34096/cf.n57.122; Diego Sztulwark, La ofensiva sensible. Neoliberalismo,

populismo y el reverso de lo político, 1ª ed. (Buenos Aires, Caja Negra Editora, 2019).

27. Paul Patton, Deleuze and the political, 1 st ed. (London/NY: Routledge, 2000), 139.

2. Pensamiento, cartografías y líneas

95


misma razón, es necesario precisar el gesto contra identitario que ya

se construía en el pensamiento deleuzeano de finales de los años 60;

este no solo hará comprender mejor la crítica a todo pensamiento

identitario que desplegamos a partir de la noción de cartografía, sino

que permite profundizar el recorrido conceptual en el que insistiremos:

desde la noción de subjetividad, sujeto y su aparición hasta su producción

como modos de subjetivación 28 . Se esboza que toda producción

de subjetividad da cuenta de un pliegue, permitiendo visualizar que

los modos de subjetivación serán importantes para poder disputar el

poder de sus formas hegemónicas en la era actual del capitalismo. De

aquí se siguen las posibilidades para resistir a los modos estandarizados

de vida que impone el presente. Este gesto de la cartografía erigido

contra toda identidad y el despliegue de las subjetivaciones más allá

de la noción de sujeto, nos encamina en lo que viene. Y este recorrido

desembocará en el intento por preguntarnos respecto a la cuestión de la

transformación siempre mencionada en las intervenciones en lo social.

28. Este recorrido refiere al paso del estructuralismo de los años 60 hacia el enfoque

llamado posestructural. En la década de los 60 se estaba amparado en la estructura y

aún el sujeto estaba contenido ahí adentro pudiendo cambiar y ser diferenciante vía

la ‘casilla vacía’. Era un anti-humanismo en tanto el sujeto no era relevante más que

como efecto. Gilles Deleuze, Lógica del sentido, 1ª ed. (Buenos Aires: Paidós, 2005),

70. Posteriormente, ya no hay estructura como intercambio cerrado entre significante/

significado, el sentido de las cosas puede entenderse ahora como el diagrama en tanto red

flexible que va produciendo modos de subjetividad que resisten no estando clausurados

en la estructura (Deleuze, “Un nuevo cartógrafo”, en Foucault, 62; Castro-Serrano,

Resonancias políticas de la alteridad, 291.) De aquí se sigue que en los años 1980s ya se

afirmara lo siguiente: “La producción de subjetividad tal vez sea más importante que

cualquier otro tipo de producción, más esencial que el petróleo y que las energías”,

Guattari y Rolnik, Micropolítica, 38. Guattari está pensando fuera de la estructura e instala

lo social de modo maquínico: hay singularidades que se repiten como diferencia, pero

no es intercambiable en la estructura. Por lo tanto, hay una producción de subjetividad

que puede resistir e idear modos políticos de combatir.

96 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


Un regreso contra identitario: individuación, diferencia,

subjetividad y alteridad 29

Lo que nos interesa del pensamiento cartográfico es su posibilidad

de apertura y desestabilización de lo hegemónico que comprende a la

filosofía como creación de conceptos. De alguna manera, la cartografía es

“un gran plan de fuga” para escapar “de nuestra ‘realidad’ normalizada

y viscosa” 30 , la cual impone un método que asedia las cosas, los planos

y sus prácticas para poder hacer emerjer otros paisajes posibles, otros

territorios. Por esta razón es un método que nos hace repensar los

mapas y las cuestiones geopolíticas, y en la articulación de estos retazos

se impone un “pensamiento-práctico” que nos atraviesa; atraviesa los

cuerpos y nuestros modos de subjetividad que pretenden ser estables e

identitarios bajo la rúbrica de un sujeto preciso. Este modo de resistencia

que activa la cartografía se impone desde una sensibilidad activa que

precede al mundo del Yo, de las ideas; de ahí su “ofensiva sensible” 31 .

Este elemento nos obliga a volver hacia finales de los años 1960s, para

mostrar un cierto movimiento deleuzeano que indaga críticamente

en el tránsito de lo pre-individual hacia planos de individuación que

no pretenden ser predefinidos meramente desde la representación de

individuos ya constituidos y compuestos. Como se dijo, serían los

primeros flagelos (aún estructuralistas) a la cuestión de la identidad/

individuación/subjetividad-alteridad. Indaguemos en esto.

En un intento por ser precisos, digamos que lo aquí esbozado se

relaciona con las lecturas que hace Deleuze sobre el filósofo Gilbert

29. Para detalles específicos sobre este entramado, ver Borja Castro-Serrano y Gonzalo

Montenegro, “Sentido y Otro (Autrui) en Deleuze”, Aurora 26, n°39 (2014): 839-866.

30. José Luis Pardo, A propósito de Deleuze, 1ª ed. (Valencia: Pre-Textos, 2014), 177.

31. Sztulwark, La ofensiva sensible, 26. El pensar cartográfico es cercano a una política de

la sensación, en donde lo subjetivo pierde su condición monolítica pues se impone un

modo de trazar líneas de vida que van atravesando los mundos geográficos, territoriales

y antropológicos. Ingold, La vida de las líneas, 28.

2. Pensamiento, cartografías y líneas

97


Simondon y la cuestión de la individuación, conectando con su trabajo

ontológico de Différence et répétition (1968) 32 . El intento versa por

mostrar la conexión entre la noción de singularidades pre-individuales

que emergen de lo cartográfico y su entrelazamiento en la disparidad

(disparation), en la diferencia, permitiendo la existencia de múltiples

conjunciones y devenires desde una radical disimetría. Es a partir de la

cuestión del mapa y lo cartográfico que emergen distintas singularidades

pre-individuales disímiles que pueden o no individuarse, lo que daría

pistas de los desarrollos posteriores ya revisados respecto al plano de

inmanencia y sus devenires procesuales en lo multilineal del diagrama.

Siguiendo a Durán 33 y enfocado en estas cuestiones de los años

1960s en la Europa de postguerra, podemos decir que las relaciones

entre singularidades son dimensiones de multiplicidades implicadas que

anteceden a la individuación permitiendo comunicar las diferencias en

la noción de individuo (mediante procesos de intensificación). El lugar

donde las diferencias se comunican en tanto diferencias es el individuo,

por lo mismo: “El individuo no es solamente un resultado, sino un

entorno de individuación” 34 . ¿Cuál sería entonces el giro crítico a la

32. Es relevante tener presente el breve artículo de 1966, “Gilbert Simondon: El individuo

y su génesis físico-biológica” en Deleuze, La isla desierta y otros textos (1953-1974),

115-119; Gilles Deleuze, Différence et répétition, 1ère éd. (Paris: PUF, 1968), 316-327;

Gilles Deleuze, Diferencia y repetición, 1ª ed. (Buenos Aires: Amorrortu, 2006), 367.

33. Cristóbal Durán, “Una lógica disyuntiva de la relación. La elaboración del concepto de

singularidades pre-individuales en Deleuze” (comunicación presentada en 2º Encuentro,

Partes del Discurso, Santiago de Chile, 30 de junio de 2016).

34. Deleuze, La isla desierta y otros textos (1953-1974), 115. Unas páginas más adelante

describe los diferentes dominios de la individuación en Simondon. El primer centro

establece diferencias entre la individuación: la física (recibe información y se prolonga

en el límite del cuerpo); la vital (la información permite crecer desde el interior y el

exterior); y, por último, la psíquica (niveles de complejidad creciente abriéndose un

“colectivo transindividual”). No obstante, a partir de esto último se describe un segundo

centro de análisis que nos interesa mencionar: “la visión moral del mundo”. Aquí lo

relevante es que se ejerce un tipo de movimiento que transita desde lo pre-individual

98 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


noción de individuo e individuación? ¿Qué gesto es el que quiere hacer

ver Deleuze en estos análisis para no confundir al individuo con un

plano subjetivo, sustantivo u objetual? Digamos que la individuación

no sería, por tanto, un sustrato sustancial ni algo personal, sino ante

todo una serie de signos que comprende o envuelve el tejido de relaciones

entre diferencias pre-individuales. Es capaz, así, de expresar lo

que está implicado en él sin hacerlo desaparecer 35 . Estos entramados no

refieren de modo inmediato a una subjetividad individuada coherente

y natural. Es más, en este contexto, al final del capítulo V de la obra

de 1968, Deleuze sitúa elementos que en cierta condición de alteridad

dan cuenta de estos desarrollos; es decir, instala la cuestión de “el

otro” (autrui) 36 en el marco de su teoría de la individuación. Respecto

de ello digamos primero que se establece una fina distinción entre el

dominio de la implicación y el de la explicación. Esta última refiere al

proceso de diferenciación entre entidades ya constituidas, es decir, la

individuación propiamente tal ya se ha producido cuando aparece la

necesidad de la diferenciación al interior de una especie. Es por esto que

decíamos que la individuación acontece en otro territorio, en el de la

hacia lo transindividual pero que pasa por la individuación, sugiriendo una ética de lo

colectivo que restaura un Yo individuado “como ser desfasado o polifásico” (119). No

habría cabida a una identidad monolítica en los estudios de Simondon.

35. Stéphane Lléres, “Autrui et l´image de la pensée chez Gilles Deleuze”, Multitudes,

25 (2006): [http://multitudes.samizdat.net, Acceso 10 de marzo 2021]. Creemos que

este gesto es una suerte de prolegómeno y desarrollo relevante para comprender su

teorización tardía respecto a las subjetivaciones, sus pliegues y modos de fabricarse

maquínicamente, cuestión que trabaja con Guattari años más adelante y que para

nosotros es relevante pues permite una analítica política para indagar en la articulación

entre lo social y la intervención.

36. Traduciremos “autrui” por “el otro”. En francés dicho término constituye un pronombre

referido exclusivamente a personas que también podría entenderse como “los

demás”. En español, se aplica tanto a personas como cosas. Deleuze, como veremos,

intenta que el término gane una neutralidad ajena incluso a las personas, convirtiéndose

así en condición de alteridad.

2. Pensamiento, cartografías y líneas

99


implicación: esta determina un ámbito de comunicación de diferencias

dispares las cuales persisten en el individuo en estado virtual. Están

envueltas o contenidas dentro de él 37 . De aquí se sigue que la semejanza

encargada de establecer las diferencias de entidades constituidas, en

cambio, depende necesariamente de un ámbito empírico actual que

corresponde situar del lado de la explicación. En esta doble distinción

se traza un plano de inmanencia.

En segundo lugar y en el marco de estos análisis, bajo las premisas

de la condición del otro es que Deleuze argumenta contra la idea de

una subjetividad individuada coherente. En estas mismas páginas,

identifica un centro de implicación que caracterizaría nuestra propia

individuación como sujetos, el cual denomina: sistema psíquico Je-Moi.

De la mano de Kant, el francés efectúa una distinción clave 38 : el yo que

se piensa a sí mismo se divide al funcionar, por un lado, como acto de

pensamiento (Je) y, por otro, como objeto pasivo de su propio pensar

(Moi). En efecto, dado que Je y Moi no coinciden exactamente, ¿por

qué no suponer que entre ellos se desliza un abismo? Sin poder detallar

mucho más de esta disputa entre Kant y Descartes, lo relevante aquí

es que este gesto crítico hace de la identidad del sujeto una identidad

rasgada (Je fêlé) e impide sustentar la débil unidad empírica en la que

se basa el sujeto pasivo (Moi dissous). Si Je no coincide consigo mismo,

su identidad se ve gravemente puesta en tela de juicio. Por su parte, sin

condición formal de unidad (sin Je) el sujeto pasivo no puede más que

disolverse. Sobre este sustento filosófico de la tradición, Deleuze efectúa

una aproximación crítica al denominado sistema Je-Moi. Sostiene que en

dicho sistema no podemos identificar factor individuante alguno porque

correspondería a un sistema de explicación, a una especie ya actualizada y

supuestamente constituida. No obstante, Deleuze establece que el individuo

intensivo (diferencia como proceso de intensificación) encuentra

37. Deleuze, Différence et répétition, 23.

38. Deleuze, Différence et répétition, 116-120; Deleuze, Diferencia y repetición, 141-143.

100 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


su imagen psíquica más bien en un Je fisurado y en un Moi disuelto; o

como se sugería a partir de Simondon en un Yo desfasado o polifásico.

En este marco donde la desemejanza operaría tras los factores individuantes

tensionando al sistema psíquico, es que Deleuze identifica la

estructura del otro (autrui). Esta estructura identificada se hace relevante,

pues siendo parte de lo individuado del sistema psíquico no se reduce

ni a la forma activa ni pasiva de la subjetividad: “Esos centros no están

constituidos, evidentemente, ni por el Yo [Je] ni por el Yo [Moi], sino

por una estructura completamente diferente que pertenece al sistema

Yo [Je] - Yo [Moi]. Esa estructura debe designarse con el nombre de

«otro»” 39 . Una estructura de alteridad, una estructura del otro como

mundo de diferencias e intensificaciones que envuelve centros de implicación.

De este modo se articulan implicación y explicación, ya que

los sistemas psíquicos que están en vías de explicarse, dependen de

la existencia de valores de implicación, centros de envoltura que den

pruebas de la existencia de factores individuantes. Por lo mismo, la

estructura otro expresa el mundo posible implicado en el individuo (el

cual es medio de individuación y provee de un campo de percepción):

“El otro a priori se define en cada sistema por su valor expresivo, es

decir, implícito y envolvente” 40 . En el entendido de la importancia

del lenguaje, en donde un signo puede circular en una estructura

expresiva, se denota que expresión y posible son conceptos relevantes.

Nos dice que el primero implica ese punto de inflexión entre aquello

que expresa y lo expresado. Lo expresado no existe fuera de aquello

que lo expresa, pero no son lo mismo. El segundo, da cuenta no de la

semejanza, sino de aquel estado de lo implicado y de lo envuelto que

es heterogéneo con aquello que lo envuelve. Deleuze lo ejemplifica

maravillosamente con la noción de rostro y su despliegue expresivo:

39. Deleuze, Diferencia y repetición, 386.

40. Deleuze, Diferencia y repetición, 386.

2. Pensamiento, cartografías y líneas

101


“[…] el rostro aterrorizado no se asemeja a lo que lo aterra, pero lo

envuelve en el estado de mundo aterrador” 41 . Este punto es muy relevante,

pues da a entender la relación entre yo y el otro, siendo este

último una estructura que permite expresión de mundos implicados

en el sistema de individuación que hormiguea tras el aparentemente

bien constituido sistema psíquico Je-Moi. Se perfila más claramente el

intento por desbaratar un tipo de individuación puramente explicativo

y sustentado en una razón del Yo.

Lo relevante de entender acá es que no es necesario explicar la

estructura otro, siendo esta la regla que nos impone el proceso de individuación

para permitir incesantemente lo diferente en sí. La explicación

instalaría un sistema psíquico de equilibrios que homogeneiza

la diferencia para hacer posible que Je y Moi respondan a la misma

condición y queden a resguardo de cualquier alteridad que pueda

atravesarlos. Para Deleuze, en cambio, se trata de entender que esta

estructura invita a multiplicar nuestro mundo poblándolo de todas las

cosas expresadas que no existen fuera de sus expresiones. Es una manera

de comprender que el habla (del otro) no agota el lenguaje: “Proferidas

por el otro, las palabras confieren una posición de realidad a lo posible

como tal” 42 . Es así como la estructura otro podría perfilarse como una

suerte de inmanencia de la diferencia en sus centros de implicación, la

cual está antes que el yo, dándole percepción de mundos posibles. El

giro que instala la estructura otro señala que siempre está antes de ese

sujeto representativo, actualizado en el sentido común, la semejanza y

la identidad; y queda en claro el acometido de fisurarlo 43 . No podemos

41. Deleuze, Diferencia y repetición, 386-387.

42. Deleuze, Diferencia y repetición, 388.

43. Para un detallado análisis ver Castro-Serrano, Resonancias políticas de la alteridad,

258-290. Si bien estas notas sobre la cuestión de la alteridad/otredad no son lo medular

del capítulo, sí abren un análisis pertinente para indagar el gesto contra toda identidad

predefinida en una subjetividad individuada, aún en una época estructuralista. Lo anterior,

permite comprender mejor la potencia de un pensar cartográfico que intenta buscar otros

102 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


obviar el impacto que tiene el pensar la cuestión de la alteridad, ya que

permite hacer de bisagra y de articulador con el pensamiento metódico

cartográfico y los procesos de subjetivación que despuntan todo un

componente político.

Si bien estas formulaciones teóricas deleuzeanas radican a finales

de los años 1960s en Europa, son relevantes en tanto indagan sobre

una subjetividad desfasada que perfilan el gesto contra una identidad

predefinida y supuesta a una naturaleza humana. No obstante, en sus

trabajos con Guattari de las próximas décadas (años 1970s hasta los

1990s) persisten sobre estas distinciones. A partir de una trama posestructural,

Guattari, en sus conversaciones con Suely Rolnik, señala

las diferencias (y articulaciones) entre individuo y subjetividad. Ya se

propone una noción amplia de subjetividad como producción maquínica,

fabricada y modelada en el entramado de lo social. A partir de

aquello es que se pueden entender “como casos particulares los modos

de individuación de la subjetividad” 44 . Se desvanece lo subjetivo y su

estatuto de sujeto como identidad pre-definida y como una exclusiva

producción de subjetividad individuada. Se perfila una pulcra disputa

por la noción de subjetividad y sus derivados de sujeto e identidad,

instalando un campo abierto para combatir los modos de subjetivación

que irrumpen actualmente.

pliegues de subjetivaciones en el agobio de la actualidad política y gubernamental. En

Nuestra América se han seguido otras rutas en una extensa literatura y trabajos de arte.

44. Guattari y Rolnik, Micropolítica, 46-48. Ahora, ya fuera de la lógica estructural,

se comprende nítidamente la cita de la nota 26: la subjetividad es una producción tal

como la energía y el petróleo.

2. Pensamiento, cartografías y líneas

103



Según las tramas articuladas en el capítulo anterior, hemos instalado

concepciones teórico-filosóficas y su devenir profundizando la cuestión

de la cartografía con el mundo de las líneas. A su vez, a partir de este

sedimento filosófico queremos puntualizar los procesos de subjetivación

y toda una política que se desprende desde estos para la intervención.

De este modo, podemos darle espesor teórico-práctico a la noción de

intervención social cartográfica. Se hace necesario entender qué implican

los procesos de subjetivación en el contexto del capitalismo neoliberal en

tanto se articulan a una racionalidad política de la gubernamentalidad.

Esta racionalidad capitalista, en su camuflaje identitario, nos agobia

pensando que no existe posibilidad de resistencia, pero por lo mismo

se hace necesario disputarle espacios; se hace necesario abrirnos a otros

modos de intervenir lo social con otro acento a nivel de las subjetividades.

Habrá que indagar una intervención en lo social que actúe bajo

un ejercicio de pensamiento cartográfico para volver sobre los procesos

105


históricos, su desenvoltura actual y abrirnos a otros modos de experimentación

teórico-práctica. Como sabemos, el pensar cartográfico, en

su metódica, articularía sus saberes con lo político bajo acciones que no

olvidan el entramado de líneas, de poderes, de liberaciones y capturas

que existen en lo social siempre intentando devenires 1 . Y así, volvemos

a comprender que la resistencia opera mediante distintos procesos de

subjetivación que se ven tensados entre modos de vida estandarizados

y otras (nuevas) formas de vida en este contexto capitalista. En lo que

sigue, haremos estas precisiones filosóficas de corte socio-político,

para así finalizar el capítulo esbozando y clarificando los devenires, las

fisuras y las prácticas que despliega la intervención social cartográfica,

en tanto fuerza en su modo de pensar-hacer relevantes implicancias

epistemológicas/metodológicas y políticas. Estas precisiones filosóficas

de corte cartográfico que piensan la intervención, están en constante

diálogo con modos de entender nuestra historia reciente, sin olvidar

las humanidades, pero a su vez, intentan cruces interdisciplinares que

siguen abriendo otros modos de enfrentar el presente y el mundo de

la intervención. Así, el concepto de intervención social cartográfica no

solo requiere de estas precisiones, sino que también lo que viene a

continuación: otros despliegues cartográficos en el campo de la memoria

y lo socioambiental para llegar a nuestro nuevo estudio de caso,

la Palma chilena.

Subjetivaciones y devenires para la intervención social:

un contra la racionalidad gubernamental dogmática del

presente

Lo cartográfico pretende otro modo de pensar y operar en la realidad

que va produciendo distintos modos de subjetivación, lo que tensiona

1. Gilles Deleuze, “El ascenso de lo social”, en Jacques Donzelot, La policía de las familias.

Familia, sociedad y poder, (Buenos Aires: Nueva Visión, 2008), 222.

106 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


la producción de subjetividad actual. Sin embargo, no es de extrañarse

que el tema de la subjetividad y su historia de emergencia a favor de

las tecnologías de poder y modelamientos del yo quede “subsumida bajo

un régimen identitario que la organiza a partir de una imagen fija

y estable y la ata a una identidad como si fuese una unidad cerrada

(…)” 2 . Esto es visualizado en la lógica gubernamental imperante del

capitalismo neoliberal actual 3 . Empero, algunas esperanzas emergen:

toda producción y consumo tiene posibilidades de resistir vía nuevas

formas de vida que entrelazan líneas orientadas a otras composiciones

intensivas individuales, societales y políticas 4 . Es en este mismo sentido

que la teoría deleuzeana -desde sus articulaciones con Guattari entre

los años 1970 y 1990 pasando por los comentarios a Foucault hasta

sus recepciones mundiales y latinoamericanas actuales- despliega con

2. Sandra Uicich, “Procesos de subjetivación, sujeción e invención: sobre el sujeto colectivo”,

en Debates Actuales de la Teoría Política Contemporánea, ed. por Ricardo Esteves et

al. (Rosario: Ed. Debates Actuales, 2016), 165. Es por esta razón que Guattari prefiere

hablar de subjetivación (o bien, producción de subjetividad) y no de ideología, pues como

ya dijimos: en la naturaleza industrial y maquínica de la subjetividad como pliegue se

juegan las variaciones de sujetos y no en lo ideológico. De ahí que surja la ‘subjetividad

capitalística’, por ejemplo. Félix Guattari y Suely Rolnik, Micropolítica. Cartografías del

deseo, 2ª ed. (Buenos Aires: Tinta Limón ediciones, 2013), 37 y 50.

3. Si volvemos al curso de Foucault de finales de los años 1970, es claro en precisar que

el concepto de gubernamentalidad es justamente el espacio en donde intersectan las

tecnologías de dominación (de poder) sobre los demás con aquellas que refieren a las

de uno mismo (tecnologías del yo). Michel Foucault, Seguridad, territorio y población.

Curso en el Collège de France (1977–1978), 1ª ed. (Buenos Aires: Fondo de Cultura

Económica, 2006), 45-73.

4. Un aspecto a considerar de la recomposición económica es la recuperación/liberación

del Mercado como una institución mucho anterior al Capitalismo y las formas económicas

de la Modernidad. Para ampliar apreciaciones acerca de las otras economías o una

economía plural, ver: Raúl González (Ed.), Ensayos sobre economía cooperativa, solidaria

y autogestionaria: Hacia una economía plural, 1ª ed. (Santiago de Chile: Forja, 2017);

Joan Martínez y Jordi Roca, Economía ecológica y política ambiental, 1 a ed. (México DF:

Fondo de cultura económica, 2001).

3. Pensar cartográfico y subjetivación

107


fuerza un eco crítico al capitalismo, sus formas de captura, buscando

modos de resistencia mediante nuevos pliegues de subjetivación. Es

una crítica deconstructiva que comprende una noción de subjetividad

como “proceso”. Esta transitaría por fuera de la cuestión del sujeto;

desborda la propia noción de identidad 5 . No obstante, es imposible

negar la clave latinoamericana actual que establece Sztulwark leyendo

a Rolnik 6 : “El inconsciente colonial identifica toda desestabilización

como una amenaza, y tiende a aferrarse a la ‘identidad’: perfila así un

sujeto modélico de las políticas neoliberales”. Con todo lo revisado,

es necesario repensar estas disputas para la cuestión de la intervención

a nivel de políticas sociales y modos de gobiernos.

Es necesario indagar el plano de la disputa, en donde por un lado,

política, gobierno y subjetividad se engarzan a lógicas gubernamentales

permeando una intervención de lo social bajo cierta captura

capitalista neoliberal de las subjetivaciones 7 . En este plano, por otro

lado, podemos fisurar este modo de subjetivación a partir de líneas

creativas y cartográficas que referencian de otro modo estas lógicas que

permean la intervención y su comprensión de lo social. Irrumpe así

nuestra noción, a saber, la intervención social cartográfica. Este tipo de

intervención, creemos, podría despuntar no solo otros asuntos para

cuestiones sociales y geopolíticas estatales dada su metódica cartográfica,

sino que también entrelazar otros modos de funcionamientos en los

planos epistémicos, metodológicos y políticos.

5. Suely Rolnik, Esferas de la insurrección. Apuntes para descolonizar el inconsciente, 1ª

ed. (Buenos Aires: Tinta Limón, 2019), 99-100.

6. Diego Sztulwark, La ofensiva sensible. Neoliberalismo, populismo y el reverso de lo político,

1ª ed. (Buenos Aires, Caja Negra Editora, 2019), 104.

7. Para un estudio acabado sobre este asunto aplicado al operar de las políticas de

Estado en el ámbito de la pobreza, ver Taly Reininger and Borja Castro-Serrano,

“Poverty and Human Capital in Chile: the processes of subjectivation in conditional

cash transfer programs”, Critical Social Policy 41, n°2 (2021): 229–248, doi: https://

doi.org/10.1177/0261018320929644.

108 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


Comencemos dando cuenta de esta subjetivación administrada

y gubernamentalizada. Sin olvidar el capítulo anterior retornemos a

los escritos de Deleuze de sus últimos 10 años de vida, sobrevolando

también a comentadores actuales. Lo medular radica en la fina mirada

respecto a la obra foucaultiana. En ese momento histórico Foucault

estaba expuesto a una gran crítica por la limitación de su teoría del

poder y sus relaciones de saber/verdad en el campo de lo soberano y lo

disciplinar, estableciéndose lo que Deleuze llamó el “impasse teórico” 8 .

Este dio paso a la cuestión del sujeto abriendo la tercera dimensión

teórica de su obra: la subjetivación. Engarzando con lo ya dicho, precisemos

ahora: la subjetividad no es tematizada como la intersección

entre el saber y el poder tipo “el prisionero, el loco”, sino como procesos

de subjetivación que pueden resistir a la dominación, o bien, a las ya

referidas “tecnologías de poder” foucaultianas 9 .

En este nuevo contexto es como se perfilan las tramas de la subjetividad

desafiando las prácticas sociales contemporáneas y sus intervenciones,

pues sabemos que muchas de estas prácticas persisten en imponer mecanismos

y tecnologías que modelan y dan una forma hegemónica a

las subjetividades bajo un modo de vida estandarizado. Se impone un

tipo de identidad que se efectúa amparada en la lógica estatal gubernamental,

la cual es impuesta por la racionalidad neoliberal de la trama

axiomática capitalista 10 . Aquí se fijaría la subjetividad en un terreno

social predefinido que no se desprende del pensamiento dogmático

neoliberal. Siguiendo a Sztulwark en sus análisis sobre Foucault y el

neoliberalismo, hagamos la precisión de que esta trama analítica haría

8. Gilles Deleuze, Conversaciones, 4ª ed. (Valencia: Pre-Textos, 2006), 175.

9. Santiago Castro-Gómez, Historia de la gubernamentalidad. Razón de Estado, liberalismo

y neo liberalismo, en Michel Foucault, 2ª ed. (Bogotá: Siglo del Hombre Editores;

Pontificia Universidad Javeriana-Instituto Pensar; Universidad Santo Tomás de Aquino,

2015), 15 y 27.

10. Uicich, “Procesos de subjetivación, sujeción e invención: sobre el sujeto colectivo”, 164.

3. Pensar cartográfico y subjetivación

109


emerger un dispositivo de mercado que cuadraría y reorganizaría las

relaciones sociales precarizando el campo del trabajo respecto al flujo

del capital. No obstante, lo neoliberal va más allá del liberalismo. Este

coopta el campo geopolítico decodificando todo axiomáticamente a

partir de lógicas estatales buscando intervenir los mercados desde los

dispositivos de gobierno 11 . Desde aquí se logra subjetivar a los sujetos

instalando nuevas maneras de entender la cooperación inscrita en la

lógica de la “forma empresa”. Esta racionalidad penetra y permea en

la criticada intervención de lo social.

Lo anterior nos permite trazar una línea entre estas prácticas tradicionales

de la intervención con las políticas sociales del Estado y

su modo de gobierno bajo esta racionalidad política. El juego entre

gubernamentalidad y Estado implica ciertas prácticas de gobierno que

no denotan un régimen de poder en particular cristalizado en el Estado,

sino que entramos al campo de micropoderes que se manifiestan en

distintas tecnologías de gobierno. Esta analítica no busca la instalación

de una verdad política, sino designar cómo es que “se conducen

a los hombres” bajo estas prácticas gubernamentales, su racionalidad

11. Sztulwark, La ofensiva sensible, 49-50. El término “neoliberal” es abstracto, ambiguo

e impreciso según el argentino, postura con la que coincidimos. En sus fronteras difusas,

señalemos a lo menos dos sentidos que este tiene: por un lado, sería la dinámica de un

capitalismo que reestructura toda relación social a partir de la fuerza del capital sobre

el trabajo vía políticas sociales globales y estructurantes en donde la vida es monetarizada

y toda ella está incluida “en la esfera de su valorización”. Por otro, lo neoliberal

también es un proyecto político particular que ordena la vida en la “forma empresa”,

lo que termina siendo la referencia para pensar la relación individual-colectiva. Ambas

tramas se articulan en asignarle un valor extremo al capital por sobre la vida, por sobre

la posibilidad de creaciones vitales que vuelvan a pensar en lo común (45). En este

marco es atractiva la analítica filosófica de Foucault a partir de la gubernamentalidad

y el biopoder. Estas cuestiones y otras derivas las hemos trabajado en nuestro libro

editado: Borja Castro-Serrano; Alex Cea y Nelson Arellano-Escudero, Materiales (de)

Construcción. Crítica, Neoliberalismo e Intervención Social, 1ª ed. (Santiago de Chile,

Nadar Ediciones/NIS, 2020).

110 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


y el tipo de sujeto que se prioriza como producción de estas mismas 12 .

La gubernamentalidad en tanto cruza la cuestión de la vida -como

biopoder- se transforma en un modo de subjetivación precisa, la cual

es predefinida para ser modelada en ciertas intervenciones a la forma

empresa de la vida actual. Las intervenciones en su intento por restaurar

una normalidad bajo la racionalidad imperante, terminan por modelar

el tipo de subjetivación al proceso histórico vigente, sin poder historizar

otras experiencias políticas que puedan crear otras formas de vida 13 .

En este entramado, sin excluir la intervención desde la lógica estatal

geopolítica de la gubernamentalidad a escala global, el neoliberalismo

sigue produciendo capital al alero de la creación de subjetividad 14 .

Dicho lo anterior, la cuestión de la subjetivación sin embargo no

implica una necesidad de introducir al sujeto para reivindicar derechos

individuales y sus libertades. Sin pretensiones humanistas, se quiere

llegar a una nueva analítica del poder en donde este pueda estar separado

de la dominación, sin negar cierta racionalidad imperante. El poder

implica ahora un juego de acciones 15 en un marco de libertad y este es

el modo en que opera la analítica de la gubernamentalidad. Ahora se

hace nítida la necesidad de volver sobre el sujeto y su subjetivación en

tanto implica precisar su irrupción en la intersección entre la cuestión

de la dominación (tecnologías de poder) y el sí mismo (tecnologías del

12. Paula Mussetta, “Foucault y los anglofoucaultianos: una reseña del Estado y la gubernamentalidad”,

Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales 51, n°205 (2009): 48-49.

13. “La historicidad es la experiencia política y poética en la que se crean formas de

vida”, Sztulwark, La ofensiva sensible, 46. En este sentido el modo de vida está vinculado

a un estilo estandarizado bajo el consumo y la valorización, y la forma de vida supondría

ciertos procesos de autonomía y singularidad.

14. Sztulwark, La ofensiva sensible, 50. Por esto es que Sztulwark siguiendo a Lazzarato

da cuenta que hoy en día las empresas no solo producen mercancías, sino que se ha

instalado un mundo donde esa mercancía es realización del deseo.

15. Michel Foucault, “El sujeto y el poder”, en Foucault: más allá del estructuralismo y

la hermenéutica, ed. por Hubert Dreyfus y Paul Rainbow, (Buenos Aires: Nueva Visión,

2001), 241–261.

3. Pensar cartográfico y subjetivación

111


yo), posibilitando modos de resistencia versus la violencia puramente

como dominación. Había una necesidad de salir hacia un “afuera” de

la fuerza del poder mismo, pues desde ahí podrían “venir las resistencias”

16 . Se instala otro modo de entendimiento del poder en el marco

del “impasse teórico” de Foucault.

Digamos, por lo tanto, que existen implicancias entre la noción

de afuera y el proceso de subjetivación desde esta analítica de la gubernamentalidad.

Como primer elemento, este tercer eje descrito en

Foucault, según Deleuze, es el movimiento de salida respecto al poder,

es la posibilidad de pensar la cuestión de la línea del afuera y su modo

de ser adentro, de plegarse. “La subjetivación se hace por plegamiento”

17 , lo que también implica pensar que este “adentro” sería el efecto,

el resultado del afuera: por tanto, una subjetivación 18 . De fondo, este

interior puede adoptar distintas figuras o modos “(…) según la manera

en que se realice el pliegue” 19 . Así, como segundo elemento, vemos

que las disposiciones de control actuales y ya no disciplinares, instalan

un proceso de subjetivación que no se descalza de la racionalidad

neoliberal, cuestión distinta de lo analizado por Foucault en la “ciudad

griega”, en el “cristianismo” o en la “sociedad moderna” 20 . Ahora, bajo la

racionalidad neoliberal gubernamental y su dispositivo desplegado es la

subjetivación que se da hegemónicamente. Es necesario decir, entonces,

que el dispositivo aquí es entendido como “un conjunto heterogéneo

que comprende discursos, instituciones, instalaciones arquitectónicas,

16. Gilles Deleuze, La subjetivación: curso sobre Foucault III, 1ª ed. (Buenos Aires:

Cactus, 2015), 12 y 15.

17. Deleuze, “Los pliegues o el adentro del pensamiento (subjetivación)”, en Foucault,

1ª ed. (Buenos Aires: Editorial Paidós, 1987), 137.

18. Deleuze, “Sobre los principales conceptos de Michel Foucault”, en Dos regímenes de

locos. Textos y entrevistas (1975-1995), 1ª ed. (Valencia: Pre-Textos, 2007), 233.

19. Deleuze, “Sobre los principales conceptos de Michel Foucault”, en Dos regímenes

de locos, 235.

20. Deleuze, “¿Qué es un dispositivo?”, en Dos regímenes de locos, 307.

112 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados

científicos, proposiciones morales, filosóficas y filantrópicas” 21 , cuestión

que se articula como nuevo modo de gobierno que se ampara en

la seguridad de la población desde el juego de las libertades. Al comprender

el dispositivo como “una madeja, un conjunto multilineal” 22

se entiende a su vez como el saber, el poder y la subjetivación se van

articulando bajo la nueva noción de gubernamentalidad.

Por lo tanto, es en este sentido como operan los modos neoliberales

del dispositivo de seguridad gubernamental actuales respecto a la propia

producción de subjetividad: ya no hay coerción externa, sino que ahora

somos nosotros mismos los que sentimos culpas, exigencia y la necesidad

de rendir en todos los ámbitos. El rendimiento es el nuevo modo de

control de las subjetivaciones y “se hace a sí mismo responsable (…)

en lugar de poner en duda a la sociedad o el sistema” 23 . Ahora, si bien

esta temática es mucho más compleja y requeriría un tratamiento más

extenso, para nuestros fines es relevante comprender que el “cómo” se

subjetivan los sujetos para Foucault, implica un gesto contra el sujeto de

la Razón universal en tanto fundador, en tanto interioridad de conciencia.

Por lo mismo, eran relevantes las precisiones filosóficas, históricas

y antropológicas realizadas en el capítulo anterior; hay que indagar en

recorrer otros modos de subjetivación, otros modos de individuación

que no tengan el fundamento del Sujeto, sino que a su vez puedan a

despuntar otras subjetivaciones y despliegues más-que-humanos para

toda dinámica de intervención.

A la luz de estos análisis, las intervenciones sociales tradicionales desplegarían

sus acciones, teorías, métodos y técnicas en un social definido

a priori bajo el rendimiento y la forma empresa. Nos preguntamos, por

21. Michel Foucault, Saber y verdad, 1ª ed. (Madrid: La Piqueta, 1991), 131.

22. Deleuze, “¿Qué es un dispositivo?”, en Dos regímenes de locos, 305.

23. Byung-Chul Han, Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas del poder, 1ª ed.

(Barcelona: Herder, 2014), 18.

3. Pensar cartográfico y subjetivación

113


un lado, ¿cómo la subjetividad producida actualmente se entrelaza

con los programas sociales estatales desde donde se despliegan intervenciones

de lo social? ¿No es mediante esta vía que se gobiernan las

conductas hoy en continuidad con una geopolítica de la soberanía?

Y, por otro lado, ¿por qué es difícil resistir a esta subjetivación que

perfilan las intervenciones tradicionales? Estas preguntas despuntarían

lo que hemos denominado una intervención “de” lo social, donde esta

lógica empresarial (del “capital humano”, el “self emprendedor”) logra

subjetivarnos e impactar en los mundos interventivos. Lo anterior, se

despliega desde las intervenciones universitarias, laborales hasta las

referidas a la pobreza, la salud o el rótulo de medioambiente 24 . Habría

que tener claridad de estas herramientas analíticas para visualizar las

subjetivaciones que perfilan los modos de gobiernos de las realidades

latinoamericanas y, específicamente, chilena. Sin embargo, también

habría que ir más allá de la dicotomía de estas tramas interrogativas

que cuestionan el modo de intervención social tradicional, y para

aquello es interesante seguir a Bröckling. El meollo del asunto no

está en solo, por un lado, analizar las formas interventivas que actúan

sobre los grupos de individuos subjetivándolos, o por otro, identificar

los mecanismos de oposición subjetivos que resisten. Más bien, la

clave metódica es precisar el choque de ambas, pudiendo así identificar

los regímenes de subjetividad que moldean o fabrican un sujeto

hegemónico. “Los regímenes de subjetivación requieren de directores

artísticos de subjetivación” 25 . La articulación de la cartografía, sus

líneas y subjetivaciones se aprecia como relevante para repensar la

intervención.

Se hace necesario comprender, como segunda parte de la disputa

respecto a la subjetividad, que este modo de subjetivación del sujeto

24. Castro-Gómez, Historia de la gubernamentalidad, 231-237.

25. Ulrich Bröckling, El self emprendedor. Sociología de una forma de subjetivación, 1ª

ed. (Santiago de Chile: Ediciones UAH, 2015), 53.

114 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


neoliberal actual no es el único modo. Dice Deleuze, “Quienes (se)

subjetivan no son solamente los nobles (…) son también los excluidos,

lo malvados (…)” 26 ; por lo tanto, reafirmando el gesto antihumanista

hay que entender que el sujeto implica una “subjetivación

en gerundio”, el impersonal del verbo 27 . La magnífica pregunta de

Deleuze en su Foucault consolida el camino para entender la fisura

de la subjetivación: “¿Cuáles son los nuevos modos de subjetivación

sin identidad más bien que creadores de identidad?” 28 . Como ya

sabemos que los procesos de subjetivación son procesos maquínicos

y modelados, la apuesta de Guattari y Deleuze es comprender que

en estos procesos pueden producirse subjetivaciones singulares que

derroquen las nociones identitarias universales, incluso inventando

otras concepciones sobre lo social, la intervención, sus prácticas, el

trabajo colectivo y las profesiones.

Toda esta deriva analítica, por cierto, debe también articularse con

la trayectoria del tiempo largo 29 y asociarse con la irrupción del acontecimiento

30 . El problema que se introduce con ello desde la historia

26. Deleuze, “¿Qué es un dispositivo?”, en Dos regímenes de locos, 308.

27. Bröckling, El self emprendedor, 35.

28. Deleuze, “Los pliegues o el adentro del pensamiento (subjetivación)”, en Foucault, 149.

En la clase en que Deleuze invita a Guattari el año 86, este último precisa una cuestión

relevante: existen subjetivaciones particulares a distintos grupos sociales que operan en

diferentes temáticas, de ahí que señale que existen subjetivaciones que se han efectuado

de “forma estallada”. La fisura es clara, existen distintos operadores de la subjetividad que

pueden efectuarla de múltiples maneras, de modo singular en la intervención y desde las

distintas profesiones sociales. Deleuze, La subjetivación, 149-150.

29. Fernand Braudel, La historia y las ciencias sociales, 2ª ed. (Madrid: Alianza, 1970),

60-107.

30. Enzo Traverso, La historia como campo de batalla. Interpretar las violencias del siglo

XX, 1ª ed. (México: Fondo de Cultura Económica de España, 2016). Una perspectiva

del conservadurismo contemporáneo es la que se puede encontrar en: Niall Ferguson,

La guerra del mundo: los conflictos del siglo XX y el declive de Occidente (1904-1953), 1 a

ed. (Madrid: Debate, 2011).

3. Pensar cartográfico y subjetivación

115


es ¿cuánto tiempo dura el tiempo? y ¿cómo conviven o co-existen

los tiempos? Esto nos dibujará un movimiento de los márgenes, la

movilidad de las fronteras, los límites y facilitará una comprensión de

la trayectoria en que se encuentra el cambio cultural asumiendo una

hipótesis de base: el tiempo presente está indesligablemente atado a

los distintos tiempos del pasado; no hay, por tanto, más que un mero

mito en la idea de revolución y solo es posible acoplar la cultura a

una evolución. Este supuesto marca la ruptura y distanciamiento con

el aforismo que presenta a la violencia como la partera de la historia

y orbita en el área de las políticas del cuidado como principal campo

explicativo de la reproducción de la vida 31 .

La cartografía de la intervención, por lo tanto, no es más que una

síntesis del momento de un tiempo que viene ocurriendo y mutando:

en las prácticas culturales encontraremos mucho menos innovación

de la que se suele resaltar y muchas más huellas de los tiempos pasados:

el siglo XX, el siglo XIX, la era colonial hispánica, el tiempo

precolombino, el pasado imperial romano, por ejemplo, se enlazan

en cuanto entramos en un proceso legal donde lo institucional toma

por referencia los “actos propios”, un concepto legal reconocido en el

derecho pretoriano de la era romana 32 ; es decir, un concepto que data

de hace 2000 años atrás y sigue vigente.

Con todo lo anterior, la subjetividad tendrá entonces también este

carácter de palimpsesto en el que se borronean, superponen y acumulan

los acontecimientos, es decir, las rupturas de las continuidades tanto

como la propia imposibilidad de los sistemas culturales para generar

una novedad tal que haga de la reproducción de la vida un hecho

31. Elena de la Aldea, Los cuidados en tiempos de descuido, 1 a ed. (Santiago de Chile:

LOM, 2019).

32. Inés Pardo de Carvallo, “La doctrina de los actos propios”, Revista de Derecho de

la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso n°14 (2010): 49-69, URL: http://www.

rdpucv.cl/index.php/rderecho/article/view/244/225.

116 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


completamente nuevo. El proceso de transformación, por lo tanto,

se aprecia como un ligero matiz de la trayectoria de un recorrido que

viene de una distancia mayor.

Se abren preguntas que son la contracara de la disputa, ¿cómo producir

un pensamiento cartográfico que mapee de otro modo la intervención

social para así resistir activamente a la subjetivación actual e inventar

otro sujeto? O bien, frente al recorrido establecido, ¿qué nexos existen

entre la intervención social con la cartografía como nuevo pensamiento

para la creación conceptual y su modo de develar tipos de subjetivación

como aperturas políticas y sociales a los modos estandarizados de vida?

A la luz de autores y autoras latinoamericanas, el gesto de Deleuze y

Guattari hace irrumpir “una política de la subjetividad diferente” 33 ,

la cual impone una sensibilidad afectiva con la realidad operando de

otra manera: entrelaza afectos que potencien la vida misma con nuevas

visiones de la realidad, permitiendo reestablecer nuevos criterios para

fisurar el sentido común. El entrelazamiento de afectos, perceptos y

conceptos despliega inventivamente una cartografía que mapea de otra

manera los territorios y las subjetividades deslizando otra noción de

intervención. La subjetividad “fuera-del-sujeto” está permeada por las

fuerzas vitales que agitan nuestro mundo 34 , sus territorios, pudiendo

descentrar toda forma de gobierno o geopolítica soberana estatal. Y

bajo este respecto, también nos permite pensar la noción de intervención,

pues ella puede desplegar nuevos conjuntos y constelaciones de

prácticas que vayan perfiladas como experimentación. O incluso más,

podría despuntar o hacer emerger prácticas divergentes que subjetiven

de otro modo, que instalen otras formas de vida al interior del propio

contexto geopolítico y capitalista actual. ¿Será esto lo que queremos

proponer bajo el rótulo de intervención social cartográfica?

33. Sztulwark, La ofensiva sensible, 104-105.

34. Rolnik, Esferas de la insurrección, 100.

3. Pensar cartográfico y subjetivación

117


Por una Intervención social cartográfica

Es posible filosofar desde el pensar cartográfico respecto a la intervención,

sus prácticas y modos de articularse en un social inventivo.

También es posible problematizarlo en su trayectoria a través del tiempo.

La intervención en lo social desde este entramado filosófico y su

carácter histórico, con sus otros guiños disciplinares, pone en juego su

versatilidad teórica y metódica para despuntar, desarrollar, producir y

crear acciones que sean aperturas y resistencias activas que reentiendan

las cuestiones individuales, colectivas y sociales. El plano epistémico

no puede desanclarse de una cierta ética vitalista, de una política cartográfica

que es sostenida por la creación de conceptos que impone

movimientos metodológicos en un pensar-hacer. Estos son elementos

que se entrelazan para repotenciar la intervención. Queda más en claro

que los campos disciplinares de la intervención (de sobremanera el gesto

del propio Trabajo Social) han caído permanentemente en el equívoco

de cierta lucha identitaria sobre su definición para terminar separando

teoría y práctica, haciendo de lo social un campo que preescribe recetas

para ir en ayuda de “simples beneficiarios” 35 .

Existe la necesidad de asumir la indesligable vinculación entre

teoría y práctica que nos aporta el pensar cartográfico dándole fuerza

a un accionar político inventivo, creativo, que fisura, abre y despliega

subjetivaciones que resisten activamente toda objetivación de lo social

y su captura (cuestión que está siempre en tensión con la represión del

deseo y la colonización de la subjetividad en ciertos modos imperantes

e históricos de subjetivaciones). Podemos pensar en giros posibles para

hacer transformaciones que realmente transformen y no dejen a las

intervenciones como meras acciones que solo reproducen el espacio de

35. Teresa Matus, “Los desafíos de refundar paradojas de redistribución y reconocimiento

en el trabajo social chileno”, en Trabajo Social en Chile. Un siglo de trayectoria, ed. por

Paula Vidal (Santiago de Chile: Ril Editores, 2016), 312-313.

118 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


lo social y no maticen el tiempo y la reproducción de la vida; habría

un intento por reescribir los modos de entender los eventos de nuestra

historia larga y, también, reciente.

En este recorrido hemos hecho precisiones sobre cómo es que se

puede desplegar el accionar de las intervenciones. Sintéticamente, por

un lado, esbozamos un tipo de intervención de lo social que se mueve

alrededor de un pensamiento dogmático a partir de una identidad fija

situada en categorías modernas que no dejan de insistir en la cuestión

estatal, gubernamental y exclusivamente anclada en políticas sociales

operadas de modo funcionalista. Sin embargo, por otro lado, también

delineamos preguntas que quieren sobrevolar otro modo de entender

una intervención en lo social: ¿cómo se sale del tipo de subjetivaciones

gubernamentalizadas? ¿Qué tipo de líneas entrelazamos para rearticular

lo social, la subjetividad y la intervención? ¿Qué impactos teórico-prácticos

tiene la cuestión de la subjetivación y sus pliegues para pensar

la intervención en lo social? Al tenor de estas preguntas, señalemos

frontalmente: es necesario cartografiar nuevos entramados de líneas

para entender lo social y así permitir una invención de prácticas que

puedan crear nuevas formas interventivas.

Bajo este respecto, nuestro acometido central es desterritorializar

la noción de intervención social y así reterritorializarla en otro paisaje

cartográfico que pueda enfrentar el sentido común de la figura estatal

contemporánea, sus modos soberanos y sus modulaciones subjetivantes

en las sociedades de control capitalistas que hoy imperan sutilmente 36 .

No es el intento de una afrenta anti-estatal, sino de un replanteamiento

institucional que también permee estas lógicas soberanas del Estado,

pudiendo abrir espacios, resituar cartografías de la historia reciente que

nos hagan reencontrarnos con la institución estatal, la población y los

muchos movimientos sociales que pretenden hacer repensar el territorio

36. Deleuze, “¿Qué es el acto de creación?”, en Dos regímenes de locos, 287-288; Deleuze,

Conversaciones, 277.

3. Pensar cartográfico y subjetivación

119


psíquico, social y ambiental actual 37 . Creemos que no había forma de solo

filosofar sobre la intervención, tal como hemos pretendido en estos dos

capítulos de la sección central. Es necesario ir hacia otras cartografías,

otros modos de intervenir la historia, la memoria, para no desprendernos

de los rasgos de justicia social y política que toda intervención

requiere. No obstante, con eso no basta. Hay que indagar la fuerza de

los sujetos políticos que hoy demandan no solo “pan y trabajo”, sino

otros cuidados: los mundos humanos y más-que-humanos. Existe una

demanda por repensar la geología con el antropoceno, el planeta que

hoy se nos presenta y la necesidad de una solidaridad inter-especies,

que complementa a la lectura moderna de la sobrevivencia. Más allá de

este excurso, volvamos a lo que estábamos anteriormente: para pensar

la intervención hoy en día creemos que se requiere de otra metódica

del pensamiento que se ciña a la creación, a la intensificación de los

encuentros para proyectar tramas epistémicas y políticas que de alguna

manera se diferencien de la axiomática moderna, su control, captura

y constante flexibilidad que nos envuelve.

Pongamos el énfasis en lo que señalaba Guattari respecto a los

procesos de subjetivación: estos se inscriben en un social que también

se pueden vivir desde la creación y expresión de posibilidades

para reapropiarse del proceso subjetivo y despuntar invenciones de

singularización 38 . De esto trata la posibilidad de salir de toda práctica

estatal gubernamentalizada que tantas veces solo aliena y oprime en su

subjetivación; es un modo de contrapoder que apuesta por la potencia

37. Manuel Antonio Garretón (coordinador), Política y movimientos sociales en Chile:

Antecedentes y proyecciones del estallido social de Octubre 2019, 1ª ed. (Santiago de Chile:

LOM ediciones, 2021); Borja Castro-Serrano, Alex Cea y Nelson Arellano-Escudero,

“Presentación: Crítica, Política e Intervención en los intersticios de las soberanías disciplinares”,

en Materiales (de)Construcción. Crítica, Neoliberalismo e Intervención Social,

ed. por Borja Castro-Serrano, Alex Cea y Nelson Arellano-Escudero, (Santiago de Chile,

Nadar Ediciones/NIS, 2020), 14-19.

38. Guattari y Rolnik, Micropolítica, 48.

120 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


de la invención permitiendo instalar formas de resistencias inventivas,

activas y experimentales, como lo ilustraremos al final del capítulo.

“La invención implica un doble juego de ‘desubjetivación’ y ‘resubjetivacion’”

39 para desde ahí abrir nuevos procesos subjetivantes. Estas

lecturas reentienden lo social: la sociedad no sería aquello que trasciende

sus partes, sino que más bien implica lazos, producciones singulares

creativas, deseantes e inventivas que tienen que ver con una lógica de

la multiplicidad de singularidades. Así las cosas, la intervención debe

transitar por este entendimiento de lo social con sus implicancias hacia

lo colectivo. Proponemos un tipo de intervención que se inscribe en

estos otros marcos epistémicos, metódicos y políticos, la cual hemos

denominado, Intervención Social cartográfica.

Esta invención, por otra parte, como acontecimiento, se puede

comprender desde la historia de la tecnología como un artefacto ya

desplegado anteriormente 40 . Se trata de la duración intermitente de

los objetos. Es un hecho demostrado que las invenciones aparecen

en la historia de la humanidad más de una vez en tiempos diferentes

y en geografías alejadas. Distintas culturas le dan usos diferentes al

mismo objeto. Por ejemplo, se podría especular que las labores de

Berta Recabarren de Abadie en 1927 41 contratada en Lota en el primer

39. Uicich, “Procesos de subjetivación, sujeción e invención: sobre el sujeto colectivo”,

166-167; 170-171. Resuenan las lecturas de Lazzarato sobre Gabriel Tarde y la cuestión

de la invención y creación que nosotros disponemos para pensar la intervención. Maurizio

Lazzarato, Por una política menor. Acontecimiento y política en las sociedades de control,

1ª ed. (Madrid: Traficantes de sueños, 2006) y Potencias de la invención. La psicología

económica de Gabriel Tarde contra la economía política, 1ª ed. (Buenos Aires: Cactus,

2018). Tarde pensó en la invención para problematizar la cuestión del lazo social más

allá de las estructuras jurídicas y económicas del orden macropolítico; de este modo la

invención no tiene que ver con un creador aislado, sino con una creación de modos

de reorganización en tanto capacidad agenciante y deseante. Gabriel Tarde, Creencias,

deseos, sociedades, 1ª ed. (Buenos Aires: Cactus, 2011), 44-45.

40. George Basalla, La evolución de la tecnología, 2 a ed. (Barcelona: Crítica, 2011)

41. María Angélica Illanes,Cuerpo y sangre de la política: la construcción histórica de las

3. Pensar cartográfico y subjetivación

121


tercio del siglo XX para ejercer labores de visitadora social y, por lo

tanto, encargarse del bienestar de los mineros del carbón, tuvieron una

deriva cartográfica. Berta reconfiguró su aproximación de intervención

al situar otras coordenadas que le llevaron a priorizar la alfabetización

de las mujeres, esto es, enfatizar en una herramienta elemental para

la emancipación femenina en una cultura letrada haciéndoles entrar

en los códigos y habilitando la construcción de sujeto político. La

disposición a la transformación emerge en la intervención en el uso de

los elementos técnicos (papel, lápiz, pizarra, tiza, etc.) enrolados en el

actor-red del dispositivo político que re-encuadró el paisaje político de

la zona. De este modo, la invención no tiene que ver ni con un creador

aislado ni con un negocio orientado a las ganancias en un contexto

capitalista, sino con la creación de modos de reorganización en tanto

capacidad agenciante y deseante. Al decir de Bifo, la invención puede

ser también una “vibración viva” 42 , cuestión que permite sugerentes

aportes a la cuestión de la intervención y sus múltiples modos de

enunciarse y practicarse.

En otros lugares hemos esbozado ya ciertas tramas que nos ayudan a

pensar esta noción propuesta 43 , pues este tipo de intervención esclarece

visitadoras sociales, Chile, 1887-1940. 1 a ed. (Santiago de Chile: LOM, 2007); Julieta

Kirkwood, Ser política en Chile. Las feministas y los partidos, 1 a ed. (Santiago: FLACSO,

1986); Luis Vitale, La mitad invisible de la historia. El protagonismo social de la mujer

latinoamericana, 1 a ed. (Buenos Aires: Sudamericana/Planeta, 1987); María Angélica

Illanes, Chile des-centrado: formación socio-cultural republicana y transición capitalista,

1810-1910, 1ª ed. (Santiago de Chile: LOM, 2003).

42. Franco “Bifo” Berardi, Futurabilidad. La era de la impotencia y el horizonte de la

posibilidad, 1ª ed. (Buenos Aires: Caja Negra, 2019), 241.

43. Borja Castro-Serrano y Nelson Arellano-Escudero, “Humanidades para el TS y su

intervención: apuesta por una identidad descalzada”, Revista Intervención, n°7 (2017):

27-35; Borja Castro-Serrano, Cristian Ceruti y Cristian Fernández, “Desterritorialización

e intervención social cartográfica: otros saberes, otra institucionalidad... ¿y entonces,

la Universidad?”, en Materiales (de)Construcción, 182-219; Borja Castro-Serrano,

“Cartografías críticas de la intervención para una invención institucional: por otros

122 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


el intento por territorializar la idea de filosofar críticamente sobre la

intervención sin olvidar las humanidades. De hecho, esta intervención se

inscribiría en un social sin a priori, sino más bien uno móvil, pudiendo

leerse la intervención filosóficamente como una construcción de sentido

que en su despunte epistemológico se despliega como una práctica

crítica y política. Así, en su accionar metódico en tanto práctica que

es discursiva, histórica y material, no se desprende de los modos de

gobierno y sus prácticas históricas que quieren neutralizarla y hacerla

funcional, sino que les interpela. La intervención social cartográfica

es un modo de creación de prácticas que no separa sus saberes, su

método y su política, sino que los entrelaza críticamente para que en

su movimiento cartográfico descentre toda práctica de una creación

como algo subjetivo y solitario. Entonces, se superponen los planos

para realizar una lectura compleja del conjunto.

Lo que acá vemos es la estimulación de otra política que entrelaza lo

teórico-práctico para permitir potencias creativas e inventivas asociadas

a “prácticas menores e intersticiales”, desplegando otras fuerzas de existencia.

Siguiendo a Stengers, es arrojarse a aquella instancia denominada

“ecología de prácticas”, que como esbozamos sería un “pasar por la mitad

(milieu)” que se perfila como herramienta teórica, metódica y política

entrelazada con una potencia que nos fuerza a pensar en el presente.

Esto nos resitúa en torno a otras posibilidades de acciones, visiones y

conceptos que no pretenden fundamentar definiciones ni horizontes

ideales normativos, pues siempre habría que pensar entrelazado con

nuestro medio, nuestro hábitat 44 . A esto referíamos más arriba con la

saberes y otra política”, (Proyecto ANID/Fondecyt Regular Nº1210033, Universidad

Andrés Bello, 2020).

44. Isabelle Stengers, “Introductory Notes on an Ecology of Practices”, Cultural Studies

Review 11, n°1 (2005): 186-187, 10.5130/csr.v11i1.3459; Isabelle Stengers, entrevistada

por Érik Bordeleau, “El cuidado de los posibles, Julio 2010. Publicada por Editorial

Cactus (2020). https://editorialcactus.com.ar/blog/el-cuidado-de-los-posibles/?fbclid=IwAR2fG_eakRBksUR4VvHqGBnV09tApSL5b0m3AVJpk5z2zWRaIBO5refl_k4

3. Pensar cartográfico y subjetivación

123


instalación de una filosofía e historia de la intervención, pues se debe

desplegar como una creación de conceptos a partir de un flujo de

pensamiento que nos fuerce a pensar, que nos convoque a un encuentro

afectivo y violento con los elementos que se han puesto en juego para

crear el concepto (este es el spinozismo deleuzeano). De aquí nace el

impulso para pensar la intervención y sus prácticas. Esta constelación

de prácticas en “clave menor” crean diferentes paisajes de prácticas,

al estilo cartográfico, implicando una necesidad de inscribirse en este

otro modo de geolocalizar. Siguiendo nuestros inicios con Ingold y

en conexión con Stengers, esta intervención despunta prácticas que

“pueden fabricarse una vida propia” 45 porque tienen su propia historia

tecno-ambiental 46 .

Digamos, a su vez, que las disciplinas profesionales que insisten en

trabajar desde la llamada “perspectiva crítica”, o que pretenden instalarse

desde un terreno crítico, como el Trabajo Social, las pedagogías populares,

entre otras, generan vinculaciones con el sedimento filosófico e

histórico aquí descrito. Ellas intentan salir de la lógica normalizadora,

funcional y neutralizante, lo que persiste en mostrar la relevancia de las

humanidades para pensar la intervención en lo social 47 . No obstante,

aquello queda omitido tantas veces que creemos que hay que insistir,

martillar e iterar en este tipo de trabajo de las humanidades para volver

sobre los planos epistemológico-teóricos, metódicos y políticos al que

45. Stengers, “El cuidado de los posibles”.

46. Edmund Russell et al., “The nature of power: Synthesizing the history of technology

and environmental history”. Technology and Culture 52, n°2 (2011): 246-259.

47. Melisa Campana, “Crítica y resistencias: ¿Cuáles son las trincheras posibles?”,

Propuestas Críticas en Trabajo Social - Critical Proposals in Social Work 1, n°1 (2021):

18-20 y 25, doi: 10.5354/2735-6620.2021.61228; Abraham Magendzo, “Pedagogía

crítica y educación en derechos humanos”, Paulo Freire, Revista De Pedagogía Crítica,

n°2 (2017): 19-27, doi: https://doi.org/10.25074/07195532.2.516; Alfredo Carballeda,

Los cuerpos fragmentados. La intervención en lo social en los escenarios de la exclusión y el

desencanto, 1ª ed. (Buenos Aires: Paidós, 2008).

124 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


nos convoca la intervención social cartográfica, pues nos llama a repensar

los conceptos y las prácticas, sus modos interventivos sin olvidar la

disputa por la producción de subjetividad. Se puede así ir delineando un

pensamiento-de-la-intervención por fuera de los modos de subjetivación

gubernamentalizados que se efectúan desde los programas sociales de

las políticas públicas, para ir hacia aquel “afuera-del-sujeto” y desde ahí

volver a nutrir el Estado, las instituciones y sus lineamientos estratégicos.

El tocar la cuestión de la subjetividad y su resistencia según el modo

de aproximación a las prácticas, nos indica la imposibilidad de olvidar

la invención y creación pues desde aquí podemos desfundamentar la

intervención social para situarla como categoría teórico-práctica que

queda habilitada por la cuestión cartográfica. Y como ya sabemos que

el pensamiento cartográfico es una acción teórica que crea conceptos

para poder mapear de otro modo la realidad, su despligue de prácticas

implica procesos de subjetivación para resistir deviniendo y así incidir

en otras maneras de intervenir lo social. La intervención social cartográfica

muestra la potencia de un pensamiento/tiempo que cartografía,

que opera como método de la intervención, pero a su vez va más allá:

permite mapear y aproximarse de otro modo a lo social, subjetivar de

otra manera y territorializar políticamente. Como titulamos este capítulo,

esta intervención despliega retazos metódicos para instalar otros

saberes y otros modos políticos, y así permear, fisurar la subjetividad, la

institucionalidad y sus improntas geopolíticas estatales para desplegar

nuevas instituciones en el tiempo presente como continuidad dispuesta

al acontecimiento.

Es en este mismo sentido que visualizamos implicancias epistemológicas/metodológicas

y políticas de la intervención social cartográfica

48 . Profundizando en estos campos de implicación, digamos que el

48. Castro-Serrano, Ceruti y Fernández, “Desterritorialización e intervención social

cartográfica: otros saberes, otra institucionalidad... ¿y entonces, la Universidad?”, en

Materiales (de)Construcción, 201-202.

3. Pensar cartográfico y subjetivación

125


primero se articula con el pensar cartográfico como una grieta en los

modos de conocer/hacer. No se puede intervenir sin teorizar ni teorizar

sin intervenir: episteme y método se yuxtaponen, se entrelazan para

apuntalar con fuerza estas indicaciones interventivas. Dicho de otro

modo y engarzando el terreno teorizado en el capítulo anterior, es una

intervención que en esta implicancia epistemológica/metodológica

busca posibilitar una lógica de lo múltiple que no pretende diseñar sus

prácticas desde un pensar como mero cálculo de verdad ni tampoco

como una simple metódica de inferencias respecto a una identidad

presupuesta, individuada y subjetivada a priori. Lo que aquí se pone

en juego implica una “epistemología creadora”, material, social y relacional

49 que promueve una dinámica de nuevas prácticas que nunca

olvidan lo productivo y afectivo, pudiendo así inventar y promover

formas y acciones distintas metodológicamente. Un método que más

allá de sí mismo, puede abrirse a modos otros de operar y conocer en

la homogénea realidad que tanto nos agobia.

Y, el segundo campo de implicación articula lo anterior con una

política. Esta intervención emprende una acción política que pretende

rastrear las inagotables dinámicas sociales, ya sean virtuales o actuales.

Instala una política de resistencia a las regulaciones capitalistas

y subjetivantes para abrir nuevos ritmos y escalas en el juego de lo

colectivo, con el objetivo de pensar desde diferentes prácticas que se

instituyen en la vida social y colectiva. Por lo tanto, a lo que convoca

la intervención aquí propuesta, es a poner el acento en la potencia e

invención del cuerpo vibrátil, de su flujo vital y las múltiples relaciones

creativas con el mundo. Esto implica que lo otro, el otro y los otros

están en un contacto sensible con nuestro cuerpo vía los afectos; desde

aquí se pueden generar otros mundos que están ahí virtualmente para

49. Carla Fardella y Francisca Carvajal, “Los estudios sociales de la práctica y la práctica

como unidad de estudio”, Psicoperspectivas 17, n°1 (2018): 4 doi: https://doi.org/10.5027/

psicoperspectivas-vol17-issue1-fulltext-1241

126 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


poder engendrar siempre novedosos modos de existencia humana y

no-humana, los cuales están del lado de lo creativo e inventivo de la

vida misma para protegerla y potenciarla.

Es preciso señalar que estos campos indagan en una esfera micropolítica

que desestabiliza e intensifica lo establecido por lo macropolítico,

en el intento por ratificar una “subjetividad diferente”, como

ya señaló Sztulwark. No obstante, para que esto se dé, implica salir de

aquella subjetividad individuada bajo la voluntad de un sujeto creador.

Insistamos con Stengers cuando señala que las nuevas prácticas del

presente requieren “creaciones menores” en tanto colectivas que nos

permitan hacer los “relevos”, los “agarres” necesarios sin quedarnos

estupefactos frente al desastre planetario, capitalista, estatal y, porque

no, de los procesos interventivos tradicionales, en suma: la modernidad.

Requerimos prácticas que cartografíen de otra manera la cuestión

micro y macropolítica bajo nuevos espesores subjetivantes, para que

inventen otras respuestas en el modo de intervenir el mundo, derivando

“precisamente de los efectos de la alteridad (humana y no humana) en

los cuerpos que componen el tejido social” 50 .

Este filosofar sobre la intervención en lo social, también como

relato historiográfico, vinculando la cuestión de la cartografía, sus

acontecimientos y sus procesos subjetivantes no se da en abstracto.

Creemos que es posible identificar una intervención social cartográfica

en ciertos modos de aproximación a la realidad o, mejor dicho: en

ciertos modos de producir la realidad. De hecho, en los siguientes

capítulos podremos pesquisar cuestiones de este orden respecto a otras

cartografías, las cuales nos muestran devenires que no olvidan este

filosofar para encarnar la historia, la memoria y sus ribetes socioambientales.

Desde ahí que hayamos escogido el caso de estudio de la

Palma chilena, porque muestra su potencia al generar nexos filosóficos,

50. Rolnik, Esferas de la insurrección, 100-101 y 109; Stengers, “El cuidado de los

posibles”; Guattari y Rolnik, Micropolítica, 464.

3. Pensar cartográfico y subjetivación

127


históricos, sociales y de las otras economías. No obstante, a partir de

lo que viene no es solo el incorporar una crítica al antropoceno y su

gobernanza ambiental. Más bien, queremos instalar conexiones con

una deriva inventiva para la intervención en lo social, logrando una

cartografía que extiende prácticas de otro modo y que imprime una

tensión a las clásicas formas institucionales. Nuestra intención es no

dejar de sobrevolar lo social bajo una impronta de la historiografía

social y de la ciencia, para disponer de la relevancia de las relaciones

inter-especies. Así, se perfila, con vocación definitiva, un intento por

agrietar la noción de intervención para despuntar una intervención

en lo social desde la historia tecno-ambiental. Como veremos en la

intervención socioambiental, como otra cartografía, el caso de estudio

de la Palma chilena pretende explorar las potencias de una intervención

que pueda atender a los desafíos de la sustentabilidad.

Y para no quedarnos solo en lo que este libro propone en su estudio

de caso, es necesario engrosar lo ya revisado en el capítulo primero: se

visualizan otras experiencias que podrían cartografiarse de este modo en

Chile y en el mundo. Solo como una pequeña ilustración, es sugerente

pesquisar algunas intervenciones en lo social que pueden ser atractivas

de mirar en nuestro país. Una de ellas se despliega en sectores populares

de los campamentos de Viña del Mar. Es una intervención en lo social

en tanto es conceptualizada desde distintas líneas que se van articulando

para fisurar otra noción de territorio/espacio, de acción política y de

aperturas subjetivantes entre dirigentes sociales, académicos y estudiantes.

Más allá de las discusiones teóricas, metódicas y políticas que

podríamos sostener con los autores, nos parece de suma relevancia el

modo en como es desplegada la intervención: como una “práctica de

resistencia al modelo de política pública establecida por el Estado de

Chile” 51 . De sus retazos metódicos hacia un gesto contra geopolítico

51. Rodrigo Cortés, “Una práctica-teórica rizomática des/territorializada. Intervención

en co-labor con el campamento Felipe Camiroaga”, TS Cuadernos de trabajo social, n°20

128 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


que nutre de otro modo los colectivos y su soberanía respecto al Estado

y sus territorios. En los últimos años el poder cartografiar estos modos

de intervención, tanto en lo social como en lo político o en los distintos

ámbitos de conocimiento, se ha multiplicado 52 .

Cruzando la frontera, vale la pena mencionar lo que Verónica

Gago ha investigado en la feria de La Salada en Buenos Aires. Si bien

aquí no hay intervenciones diseñadas y planificadas desde un ente en

particular, lo que se muestra son claves existenciales que resisten a los

modos de vida al interior de la propia subjetivación hegemónica del

modelo neoliberal gubernamental actual. No obstante, hay múltiples

organizaciones involucradas operando en esta resistencia y la propia

investigación de Gago nos señala algo muy atractivo respecto a lo

(2020): 79-82 y 84-85. Si bien esta reflexión vincula tomas de terreno con intervención

social, habría que señalar que las formas de vida popular y la construcción de ciudad

es un campo de investigación de larga data y muy fecundo. Solo para ilustrar parte

del debate de la compleja relación del Estado con pobladores y poblantes ver: Mario

Garcés, Tomando su sitio: el movimiento de pobladores de Santiago, 1957-1910, 1 a ed.

(Santiago: LOM, 2002); Vicente Espinoza, Para una historia de los pobres de la ciudad,

1 a ed. (Santiago: Sur, 1988); Nelson Arellano, “Historia local del acceso popular al

suelo. El caso de la ciudad de Viña del Mar”, Revista INVI 20, n°54 (2005): 56-84;

cabe una mención especial, por su originalidad y apertura a nuevas coordenadas, la

investigación de Ignacia Ossul-Vermehren, “Lo político de hacer hogar: una mirada de

género a la vivienda autoconstruida”, Revista INVI 33, n°93 (2018): 9-51, doi: http://

dx.doi.org/10.4067/S0718-83582018000200009. Y su tesis doctoral: Ignacia Ossul-

Vermehren, “The Politics of Home-Making: The case of informal settlements in Viña

del Mar, Chile” (Tesis doctoral, University College London, 2019),

https://discovery.ucl.ac.uk/id/eprint/10066816/1/Ossul%20Vermehren_10066816_thesis_redacted.pdf

52. Si bien lo relatado se inscribe en un ámbito social, no podemos dejar de mencionar

otros modos de intervención del presente que se inscriben en la potencia de las artes y

las humanidades, tal como han sido los movimientos sociales feministas y su modo de

performance crítico, antes y después de la revuelta social de Octubre 2019. Ver Pedro

Moscoso-Flores, “Imágenes en movimiento(s): representaciones de los cuerpos de encapuchadas

en las manifestaciones sociales de 2018 en Santiago de Chile”, Revista Austral de

Ciencias Sociales, n°39 (2020): 219-239. doi:10.4206/rev.austral.cienc.soc.2020.n39-11.

3. Pensar cartográfico y subjetivación

129


que ahí ocurre con esos colectivos: una manera distinta de pensar la

gubernamentalidad y los procesos de subjetivación “desde abajo” para

dejar de moralizar las clases populares, pues en ese contexto de precariedad

y explotación que se da en La Salada, a su vez, se despliegan

mecanismos de resistencia en lo informal que puede ser leído como

un “vitalismo pragmático”. Es otro modo de cartografiar prácticas que

de alguna manera en su metódica política y epistémica descomponen

lo nacional-estatal produciendo otras territorialidades, “donde se mixturan

elementos globales y nacionales, produciendo tipos nuevos de

articulación entre territorio, autoridad y derechos” 53 .

Por último, en el hemisferio norte, también hay experiencias

interventivas dignas de reconocer. Es interesante remarcar un modo

de intervención colectivo en el campo de las finanzas y los mercados

mundiales y globales. Aquí, una dupla de investigadores de Noruega

y Finlandia nos permiten adentrarnos a un conjunto de prácticas que

pretenden intervenir el mercado financiero sin desconocer los múltiples

movimientos sociales críticos del norte global, tal como Occupy

Wall Streeet. Nos ilustran intentos para desconcentrar las riquezas y los

capitales vía prácticas menores que desubjetivaban los modos de hacer

inversiones, creando cooperativas con fines colectivos para que todo

tipo de inversionistas puedan reagruparse y luchar contra todo tipo de

información privilegiada de solo unos pocos inversores 54 . Habrá que

seguir rastreando estos modos de intervenir en lo social de modo cartográfico,

pues sus implicancias epistémicas, metodológicas y políticas

pueden ser de gran aporte para una reflexión en los tiempos que corren.

Para finalizar, al leer el recorrido hasta aquí desplegado nos

53. Verónica Gago, La razón neoliberal: economías barrocas y pragmática popular, 1ª ed.

(Madrid: Traficantes de Sueños, 2015), 67.

54. Liisa Välikangas and Arne Carlsen, “Spitting in the Salad: Minor Rebellion as

Institutional Agency”, Organization Studies 41, n°4 (2020): 543-561, doi: https://doi.

org/10.1177/0170840619831054.

130 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


preguntamos, ¿será posible desimplicar este tipo de intervención en lo

social? ¿Será posible que la filosofía y sus incursiones históricas aporten

a los saberes, metódicas y despliegues políticos de la intervención social

con que actúan las profesiones sociales hoy? ¿Es posible filosofar a este

respecto bajo la noción de intervención social cartográfica en el marco

capitalista actual (neoliberal o ultramonerarista) 55 ? Un camino se abre

en tanto es un modo de hacerle frente a la racionalidad neoliberal para

pensar de otro modo la analítica de la subjetivación colectiva. Es el

desplegar de otras líneas las que pretendemos puntualizar bajo el pensar

cartográfico de la intervención, pero no solo eso: es también el intento

de proponer otras vías a las profesiones que intervienen lo social. Algo

de esto estamos viendo en el Chile actual, en sus múltiples despliegues

culturales e interculturales más allá del clivaje de las derechas (neoconservadoras)

y las izquierdas (en su “voluntad de inclusión” progresistas).

El intento es pervertir esta racionalidad neoliberal, pero no solo

desde una filosofía que desentraña cierta analítica del poder, sino

instalando una filosofía que potencie elementos que han sido claves

para pensar la intervención: el deseo, la creación, el devenir y las líneas

de fuga de todo campo social 56 . Así las cosas, digamos que la filosofía

deleuzeana abre varios de estos caminos y nos hace conectar con otros

modos históricos de aproximarnos a la intervención social. Su impronta

55. Vale la pena insistir en este punto: la denominación del régimen económico -habitualmente

designado como modelo- es un asunto mayor; en ello también podemos

inscribir la discusión acerca de las distintas frecuencias de los liberalismos, como el

Ordoliberalismo de inicios del siglo XX. Ver Adán Salinas, “El análisis foucultiano del

neoliberalismo. Elementos para un balance actual”, Revista de Estudios Foucultianos n°8

(2020): 35-72, doi: http://dx.doi.org/10.5281/zenodo.3901007. De ahí que se subentienda

que al decir neo sabremos que se quiere decir actual o contemporáneo, pero no

auténticamente nuevo pues, de cualquier manera, es apenas una duración intermitente

en la historia de las ideas.

56. Sztulwark, La ofensiva sensible, 99-102; Marcelo Antonelli, “La cuestión del poder

en la obra de Deleuze”, Eidos 36, n°36 (2021): 17-43.

3. Pensar cartográfico y subjetivación

131


política también nos permite resistir activamente al capitalismo actual

bajo un pensamiento que abre dinámicas sociales, instala otros modos

de instituir el colectivo, abriendo mundos posibles que liberan el ejercicio

de la propia intervención social. Tal vez coincidamos en que esta

extraña filosofía política nos abre justamente a las zonas de indistinción

que escapan a lógicas representacionales y de control, permitiéndonos

pensar la multiplicidad en términos de nuevos puntos de conexión,

de aperturas a nuevas formas de pensar y no solo desde los “clásicos”

modos de conceptualizar e intervenir. Lo que viene, sin olvidar esta

excéntrica filosofía, podría ser una bocanada de aire para pensar la

intervención social. Por ello, en el próximo capítulo, le abrimos la

puerta a esas metódicas que desbordan la filosofía, las humanidades,

el saber académico y que buscan en la intervención social en la memoria

y la intervención socioambiental otras cartografías.

132 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


Preámbulo

Los dos capítulos anteriores han señalado que una filosofía cartográfica

implica una apertura de mundo. Esta dispone el pensamiento en un

pliegue de un flujo que puede variar y rediseñarse, siempre dependiendo

de una constelación, o bien al decir de Deleuze, de un componente

extra-filosófico: los afectos. Allí, en una articulación entre filosofía,

pensamiento y afectos, encontramos una posibilidad de diálogo con

los elementos implicados en las tramas de la intervención social y, de

ellos, abordamos en este capítulo dos dimensiones: la memoria y el

medio ambiente 1 .

1. Este capítulo es una ampliación de dos publicaciones anteriores que, de modo inductivo,

interactúan en una lógica de producción de categorías analíticas. Para más detalle ver:

Nelson Arellano, “El deseo del Trabajo social y la Historia. Claves para una intervención

social en la memoria”, en Imaginarios de transformación: el Trabajo social revisitado, ed.

133


Estas cartografías desbordan límites disciplinarios, por una parte, en

su posición que le antecede, la operatoria de las capacidades del cuerpo

humano con el registro bioquímico y biofísico de eventos vitales, a las

que llamamos memoria y que, en sus procesos de lenguaje, son amplificados

protésicamente 2 para convertirles en una práctica cultural 3 .

Por la otra, la dinámica físico-química del cosmos que produce los

mundos más que humanos, aquello que designamos como naturaleza.

La cadena de conexiones no tiene un único correlato lineal. Tal como

han señalado los precursores de la teoría de la complejidad, cada una de

las leyes físicas es relativamente simple: el problema se produce cuando

interactúan unas con otras porque el universo se va enmarañando e

incrementando en su interdependencia. A este sendero, expresamente

sobre-simplificado solo para fines didácticos, le podemos señalar un

punto de referencia inicial: la sinapsis. El impulso eléctrico del cerebro y

todos los elementos que tiene asociado como fenómeno físico-químico

adopta forma de sueños, ideas, imaginación, observación, aprendizaje.

El encaje evolutivo humano genera aquella transformación interna

del cuerpo, con el entrelazamiento de redes neuronales, que antes no

estaban enlazadas, conectándose con una anatomía que fue capaz de

por Borja Castro-Serrano y Marcela Flotts de los Hoyos (Santiago: RIL editores, 2018),

49-72; Nelson Arellano, “Intervención socioambiental: intersecciones del Trabajo social

y la institucionalidad ambiental”, Trabajo Social [PUC], n°91 (2017): 3-11.

2. Ángela Camargo y Christian Hederich, “Jerome Bruner: dos teorías cognitivas, dos

formas de significar, dos enfoques para la enseñanza de la ciencia”, Psicogente 13, n°24

(2010): 329-346; Jerome Bruner, Acción, pensamiento y lenguaje, 1 a ed. (Madrid: Alianza,

1984); Jerome Bruner, Realidad mental y mundos posibles. Los actos de la imaginación que

dan sentido a la experiencia, 1 a ed. (Barcelona: Gedisa, 1986); Jerome Bruner, La educación,

puerta de la cultura, 1 a ed. (Madrid: Editorial Visor, 1997); Jerome Bruner, Actos

de significación. Más allá de la revolución cognitiva, 1 a ed. (Barcelona: Alianza, 1991);

Jerome Bruner, El proceso mental en el aprendizaje, 1 a ed. (Madrid: Narcea, 2001); Jerome

Bruner, Desarrollo cognitivo y educación, 7 a ed. (Madrid: Morata, 2018).

3. Michel De Certeau, La invención de lo cotidiano. 2. Habitar, Cocinar, 1 a ed. (México

D.F.: Universidad Iberoamericana, 2010).

134 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


reubicar el dedo pulgar de las manos para transformarle en un órgano

prensil, nuestro primer naturfacto, es decir, un elemento de la naturaleza

que se usa como herramienta. Los objetos aprehendidos por esta

mano adquieren una valencia y significación que, como una prótesis,

extienden y amplifican las capacidades fisiológicas y biomecánicas del

cuerpo humano. La especie, en su historia evolutiva, comenzó así a

reubicar los elementos de la naturaleza y, todavía más, a comprender

sus modos de relación. Esta secuencia es la geología-geografía capaz

de generar una biosfera capaz de generar una noosfera que se ha convertido

en una tecnósfera 4 .

En aquel continuo co-evolutivo la arqueología y la historia de

la tecnología nos permiten acceder a ese mundo del despertar de la

conciencia, libre de autorías individuales, donde se produjeron la invención

de la agricultura, la domesticación del fuego, como actos de

convivencia de la especie con otras especies y con los elementos de la

naturaleza, para abrirle paso a la invención de la cerámica y de la mesa.

En varios miles de años se produjo el ensamblaje de la civilización: la

producción de alimentos cocinados para compartir. Esto es el desarrollo

protésico pues la prótesis, instrumento de la metabolización de

la energía exosomática, amplía las posibilidades de la termodinámica

endosomática 5 , es decir, el cuerpo humano a lo largo de docenas de

miles de años comenzó a metabolizar muchísima más energía que la

4. Para una ampliación de estos temas ver: Francisco Anguita, “Geología y ciencias de

la tierra: etimología y un poco de historia”, Enseñanza de las ciencias de la tierra 4, n°3

(1996): 177-180; George Hutchinson, “The Biosphere”, Scientific American 233, n°3

(1970): 44-53; Jonathan Oldfield and Denis Shaw, “V.I. Vernadsky and the noosphere

concept: Russian understandings of society–nature interaction”, Geoforum 37, n°1 (2006):

145-154; Jan Zalasiewicz et al., “Scale and diversity of the physical technosphere: A

geological perspective”, The Anthropocene Review 4, n°1 (2017): 9-22; Raúl Claro, La

tecnosfera, 1 a ed. (Santiago de Chile: LOM, 2017).

5. Gonzalo García et al., “Metabolismo social”, Revibec: revista iberoamericana de economía

ecológica, 33 (2020): 99-111.

4. Otras cartografías

135


necesaria para la sola vida en el sentido de la zoé (ζωή) en su tránsito

hacia la bios (βίος) como vida política o el vivir bien.

Los puntos de referencia de estas dimensiones del tiempo presente

en el universo, como síntesis de todos los tiempos, plantean escalas de

tratamiento que, a su vez, despuntan desafíos en los que la elección

de coordenadas, como toda metodología, condiciona las formas de

representación y las necesarias distorsiones de cualquier producto

gráfico. Se trata por tanto, de ampliar las posibilidades de herramientas

para la intervención entendiendo que el mero mapeo es siempre una

simplificación de un paisaje complejo que excede las habilidades de

comprensión en su totalidad. No obstante, ya sabemos que el mapeo, o

la cartografía, es también un modo de pensar (o bien, de conectar con

aquello que fuerza el pensar) que pretende ampliar límites, acciones y

sus propias implicancias en un pensar-hacer que no pretende apuntalar

una intervención que dicotomice teoría y práctica 6 . Todo lo contrario,

como algo inherente a su metódica o a su constelación de herramientas

pretende potenciar acciones y prácticas inventivas que desbordan los

mapas y sus deslindes; desbordan las fijaciones de la representación.

En consecuencia, se propone aquí apostar a la lógica de los Portulanos

para la memoria y el Mapamundi para el medioambiente. Es decir,

volvemos sobre la posibilidad de abrir el campo de la intervención

desplegando teorizaciones prácticas en un social que se moldea y

construye: o bien, el cual es inventado, (re)creado, reensamblado y

delineado como un terreno fecundo que no habría que normalizar o

gubernamentalizar en el agotamiento del presente, cuestión que también

desmonta toda lógica antrópica 7 . Ampliar cartografías y puntos

6. Gilles Deleuze, La isla desierta y otros textos (1953-1974), 1ª ed. (Valencia: Pre-textos,

2005), 267-268; Gilbert Simondon, El modo de existencia de los objetos técnicos, 2ª ed.

(Buenos Aires: Prometeo Libros, 2007).

7. “En otras palabras, uno no puede escribir la historia del ‘trabajo libre’ sin tener en

cuenta el lugar que los combustibles fósiles han jugado en él”. Dipesh Chakrabarty, Clima

136 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


de referencia es necesario, por lo que escogemos la ruta de entrelazar

memoria y medioambiente para encarnar de otro modo posibilidades

de la ya esbozada intervención social cartográfica.

Los Portulanos de la Memoria

Los portulanos eran manuales medievales resultado del empaste

de los mapas y cartas de navegación, fundamentalmente por el mar

Mediterráneo y, en el tiempo de la modernidad, algunas zonas del

Atlántico. En un sentido metafórico, la memoria es un cuerpo acuoso

en el que permanece un cierto archipiélago de recuerdos emergentes en

un amplio campo del olvido y, a veces, de la negación. Las cartografías

para la intervención social en la memoria están, por tanto, más bien

constituidas por cartas de navegación en áreas de extrema complejidad,

donde las experiencias traumáticas tienen una presencia continua y

constante aunque la sobre-adaptación les domestique.

Esta situación es la que atienden tanto el psicoanálisis como la antropología,

la historia y la filosofía. Tomemos como ejemplo la “Clínica de

lo extremo” 8 . Es el testimonio de Dori Laub el que se abre a reconocer

el complejo recorrido de la Catábasis para acceder al Anábasis, es decir,

pasar por el inframundo para volver al mundo, “para permitirme abrir

la puerta que yo había cerrado sobre el espanto de mi propia historia,

la que revelaba una experiencia histórica más vasta” 9 .

Dori Laub vivió la Shoah u Holocausto siendo niño y, habiendo

sobrevivido al exterminio, el acto mismo de vivir sostuvo el silencio sobre

su experiencia. Luego, el psicoanálisis le permitió abrir aquella puerta

al pasado que no hizo sino re-conectarle con el tiempo presente y el

y Capital, la vida bajo el antropoceno, 1ª ed. (Santiago de Chile: Mimesis, 2021), 143.

8. Françoise Davoine, “Clínica de lo extremo, Entrevista con Dori Laub”, Le Coq-Héron,

n°214 (2013): 143-158.

9. Davoine, “Clínica de lo extremo, Entrevista con Dori Laub”, 144.

4. Otras cartografías

137


futuro. Esto y una cadena de eventos terminó por producir el Fortunoff

Video Archives Testimony, un enorme archivo visual con testimonios

de miles de sobrevivientes que, luego de la segunda guerra mundial,

se disgregaron por todo el mundo occidental. El mismo Dori Laub,

en esta entrevista, hace una conexión explícita de este acontecimiento

de la Historia con varios de los que le sucederían: Ruanda, Camboya,

Armenia, América Latina.

Este listado, genérico y muy lejos de querer ser exhaustivo, incluye

como región a Chile y en este punto del planeta encontraremos una

ruta que también cruzó las fronteras de la psicología y de la historia.

Se trata de Elizabeth Lira Knorfeld. El 9 de septiembre de 2015 la

entonces decana de la Facultad de Psicología de la Universidad Alberto

Hurtado, inauguraba un seminario en la Universidad de Valparaíso 10 .

En esta ocasión, su alocución incluyó el testimonio de sus primeras

actividades en la Vicaría de la Solidaridad en los primeros años de la

dictadura cívico-militar y el impacto que le provocó encontrarse primera

vez con un sobreviviente de las torturas que las fuerzas de seguridad

le aplicaran a los disidentes políticos de manera sistemática 11 . Le describió

como un joven devastado no solo física sino moralmente. Se

cuestionó ella acerca de los alcances de las herramientas que disponía

para prestarle ayuda.

El trayecto de Elizabeth Lira, como profesional, no solo integró el

testimonio sino que desbordó las fronteras disciplinarias para comprender

el fenómeno desde una producción historiográfica de gran alcance

y valor 12 . Este modo de situar la acción terapéutica en las fuerzas de

10. Elizabeth Lira Kornfled, “25 Años de Psicología: Desafíos y Proyecciones” (Comunicación

presentada en Seminario, Valparaíso, 02 de septiembre de 2015), https://psicologia.uv.cl/sitio/

index.php/actividad/18-2015/175-seminario-25-anos-de-psicologia-desafios-y-proyecciones.

11. Instituto Nacional de los Derechos Humanos, INDH, 29 de agosto de 2021, https://

www.indh.cl/destacados/comision-valech

12. Brian Loveman y Elizabeth Lira, Las suaves cenizas del olvido: vía chilena de reconciliación

política, 1814-1932, 1 a ed. (Santiago de Chile: LOM, 1999); Brian Loveman

138 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


la historia dota de una densidad profunda y protectora al proceso de

la intervención social. No solo conocer los hechos, sino entender por

qué fue posible que acaecieran y, también, por qué fueron olvidados.

La articulación del ocuparse de las formas del olvido 13 y las reglas del

hablar y callar 14 se encuentra en la zona liminar de la intervención social,

que es antecedida por las regulaciones sociales en donde se pacta este

tipo de invención de lo cotidiano y se enrola a los actantes de la red.

Este tipo de problematización requiere que precisemos algunas tensiones

que, en su modo agonal, no se pueden sintetizar pues son una

co-existencia en la que se debe transitar. Este es el estatuto de la díada

olvido-memoria. Cuando Marc Augé señala que las sociedades y las

personas necesitamos olvidar 15 nos conecta con lo que en el Manual de

Introducción a la Psicología de Linda Davidoff se refiere en el capítulo

de “Memoria” 16 . Davidoff recoge el testimonio de Alexander Luria,

publicado en 1968, donde refiere al caso de “un hombre que recordaba

demasiado”. Luria estudió la memoria de su consultante por cerca de

30 años sin llegar a establecer el límite de su memoria: podía recordar

extensos listados de palabras, por días y meses e incluso hasta con 16

años de diferencia. Esta memoria prodigiosa, no obstante, generaba

un problema: el exceso de información interfería con la organización

de su pensamiento y tenía dificultades para comprender relaciones

complejas e ideas abstractas porque su mente viajaba de una imagen a

otra por recuerdos agolpados que no cesaban de emerger. En términos

y Elizabeth Lira, Las ardientes cenizas del olvido: vía chilena de reconciliación política,

1932-1994, 1 a ed. (Santiago de Chile: LOM, 2000).

13. Marc Augé, Las formas del olvido, 1 a ed. (Barcelona: Gedisa, 1998).

14. Peter Burke, Hablar y callar: funciones sociales del lenguaje a través de la historia, 1ª

ed. (Barcelona: Gedisa, 1996).

15. Augé, Las formas del olvido, 6.

16. Linda Davidoff, Introducción a la Psicología, 3ª ed. (Distrito Federal: McGraw Hill,

1989), 270.

4. Otras cartografías

139


individuales, por tanto, existe un proceso de selección de experiencias

al que tenemos acceso en el tiempo ex post de manera diferenciada.

Luego, esta apreciación clínica de Luria nos debe conducir a la reflexión

de la memoria como fenómeno colectivo y como herramienta

de producción de conocimiento. Memoria y olvido son, en esta lectura,

factores o momentos de un mismo proceso que no se encuentra bajo

control, pero que se intenta gestionar. La articulación memoria-olvido

requiere de una narrativa que se esforzará, infructuosamente, por totalizar

el tiempo. Aquí se conectan las capacidades y habilidades inventivas,

dada la activación de la imaginación individual-colectiva en tanto

potencia de creación técnica que combina “(…) la irracionalidad de

lo lúdico y fantástico, la racionalidad de lo científico, el materialismo

de lo económico y la diversidad de lo social y cultural” 17 . Así como el

dedo prensil, la memoria es también un naturfacto.

Dicho lo anterior, en la memoria de ciertos sectores de la sociedad

en la chilenidad, circulan cientos de referentes entre los cuales existen

ciertas hegemonías, lo que ocurre en consonancia con ciertos procesos

de patrimonialización de las narrativas y que se imbrican en los

debidos esfuerzos por mantener en el presente los hechos del pasado

que se prefiere negar o desplazar al campo del olvido 18 . Los campos de

exterminio o lugares de secuestro y tortura son un ejemplo de ello. La

iniciativa “Londres 38” 19 , que permite tanto el acceso a testimonios de

sobrevivientes como a una parte de los archivos secretos de la Central

17. Basalla, La evolución de la tecnología, 166.

18. Pablo Aravena, “Patrimonio, historiografía y memoria social: presentismo radical y

abdicación de la operación histórica”, Diálogo andino n°45 (2014): 77-84, doi: http://

dx.doi.org/10.4067/S0719-26812014000300008.

19. Ver en https://www.londres38.cl la descripción de este espacio que: “(...) fue un

centro de represión, tortura y exterminio de la dictadura civil militar (...) [y] hoy es un

sitio de memorias recuperado y abierto a la comunidad y organizaciones sociales”. Se

dispone en este sitio web de un archivo digital con audios, textos, imágenes y videos.

140 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


Nacional de Informaciones (CNI) 20 , se puede ubicar en las mismas

coordenadas que iniciativas como Corporación Parque por la Paz Villa

Grimaldi 21 desde donde se hace la conexión con otros sitios de memoria

en Chile y un par de experiencias en Argentina.

El proceso de recuperación de memoria, no obstante los esfuerzos

que ya se comprometen en las experiencias señaladas, tiene un amplio

espectro de crecimiento en eventos silenciados o que, tal vez, por su

ubicación en el extrarradio metropolitano, tienen una resonancia

limitada en el imaginario de los lugares de memoria. Lo anterior,

precisamente ha ocurrido con la Corporación de Memoria y Cultura

de Puchuncaví en tanto expresión de la ampliación de la geografía del

recuerdo, además, en una doble dimensión en tanto no se limita al

reconocimiento del sitio como campo de concentración de prisioneros

políticos en estado de excepción entre 1973 y 1976, sino que anuda

esta historia con el programa de gobierno de la Unidad Popular en

donde se incluía el proyecto de Balnearios populares 22 . No se puede

20. La CNI era la policía política de la dictadura civil-militar entre los años 1977 y 1990

que sucedió a la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) que perpetró los crímenes

de lesa humanidad desde 1974 hasta ser reemplazada por la CNI, que continuó con las

actividades de terrorismo de Estado. Para profundizar estas informaciones ver: Marcia

Esperanza, “Casi la verdad: silencios y secretos en la posdictadura del general Augusto

Pinochet en Chile”, Antípoda. Revista de Antropología y Arqueología, n°5 (2007): 121-

142, doi: https://doi.org/10.7440/antipoda5.2007.06.

21. Ver en https://villagrimaldi.cl el detalle de la organización La Corporación Parque

por la Paz Villa Grimaldi que conserva Espacios de Memoria, entre los que se cuenta

“un archivo testimonial que rescate y difunda la memoria de Villa Grimaldi, ex centro

clandestino de detención, tortura y desaparición de la dictadura cívico-militar (denominado

‘Cuartel Terranova’ por la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA)”.

22. Para mayores antecedentes ver: https://melinkapuchuncavi.cl; en cuanto a los

Balnearios populares, historia conocida como la medida 29 del programa del gobierno

de la Unidad Popular, véase: Valentina Rey, “Cabañas a la orilla del mar. Una promesa

de la Unidad Popular”, en La vía chilena al socialismo 50 años después: Tomo

II. Memoria, ed. por Robert Austin, Joana Salém y Viviana Canibilo (Buenos Aires:

CLACSO, 2020), 61-78, http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20201201032252/

4. Otras cartografías

141


dejar de mencionar que Puchuncaví también es un lugar relevante para

la intervención socioambiental.

La brecha de cobertura a las memorias traumáticas también incluye

a personas que en el tiempo de la persecución y violencia política

eran menores de edad. La agrupación de ex menores, al igual que el

testimonio de Dori Laub, abre una dimensión de la lectura crítica a la

cultura adultocéntrica que invisibilizó por décadas los efectos devastadores

que tuvo y ha tenido la condición de negación del terrorismo

de Estado que se aplicó a jóvenes, niños y niñas 23 . Como veremos,

estos procesos de transformación cultural también conectan diversas

formas de violencias 24 con las que convivimos pero, además, permite

apreciar la enorme extensión del umbral por donde transitan, en el

silencio y el olvido, sujetos de categorías sociales donde el estado de

excepción conculca sus derechos por Fuerza de Ley y sostiene el Estado

de Excepción en que su existencia ha sido desplazada a la categoría

de Homo Sacer. Esto ocurre con las Personas en Situación de Calle.

Para encarar lo anterior, sigamos algunos elementos filosóficos, éticos

y políticos de Derrida en Fuerza de ley 25 . Es posible sostener algunas

distinciones acerca de los modos en que persiste la violencia en el Estado

a través del derecho y la aplicación de la ley (la forma abstracta de querer

ser justo). Si bien se distingue de la violencia que es anterior a la del

derecho, aquella con la que se suele explicar el origen del Estado por

La-via-chilena-al-socialismo-Tomo-II.pdf. Además, ver el reportaje documental: Balnearios

Populares, Dirigido por Héctor Flores, Leopoldo Valdés, Luigi Hernández y Oscar Caro,

1972, https://www.cclm.cl/cineteca-online/balnearios-populares/.

23. Ver, por ejemplo, las implicaciones de la agrupación de Ex-Menores víctimas de

prisión política y tortura en Chile en la siguiente página web: https://www.centroexil.

org/programas/8-asociacion_exil_chile.

24. Elena de la Aldea, La violencia, las violencias. Reflexiones, experiencias e intervenciones,

1 a ed. (Viña del Mar: Sangría Editores, 2008), 21-42.

25. Jacques Derrida, Fuerza de Ley. El “fundamento místico de la autoridad”, 3ª ed.

(Madrid: Ed. Tecnos, 2018), 11 y ss.

142 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


la guerra de las leyes de naturaleza, no podemos obviar que el Estado

nace bajo una autoridad fundada en el piso del derecho. Sin embargo,

Derrida distingue a la justicia, de toda aplicabilidad de la fuerza de la

ley y su violencia, “sea directa, indirecta, física o simbólica, exterior

o interior, brutal o sutilmente discursiva –o incluso hermenéutica–,

coercitiva o regulativa, etc.” 26 . En síntesis, cuando se pregunta por

la justicia, no cabe sino un cuestionamiento y distinción respecto al

sujeto de derecho, al sujeto de la moral, lo que termina estableciendo

un gesto deconstructivo hacia el derecho y la política que lo sostiene.

Pareciera que la justicia se traiciona al querer ser justo, y es el derecho

el que podría operar pragmáticamente.

Ese gesto complejo nos hace pensar que se puede intentar diferenciar

las leyes (o la cuestión del derecho) de la justicia, permitiendo

comprender que se requiere de otra institucionalidad, incluso otro

marco democrático, para pensarla 27 . Nada garantiza la justicia, por lo

mismo, es que requerimos también pensar de otro modo las temporalidades

y su entramado institucional para la justicia, pues existiría un

silencio en el “golpe de fuerza” que implica el derecho y la aplicación

de la ley, y ese silencio sería un fundamento místico de una autoridad

que se requiere para fundar este tipo de institución, implicando una

violencia sin fundamento. Dicho esto, para Derrida, lo único deconstruible/criticable

es la ‘justicia como derecho’, lo que puede abrir una

oportunidad política en tanto se comprende que la justicia en sí no es

abordable de forma abstracta y universal como lo hace el derecho 28 .

Para sostener lo anterior, es necesario añadir la distinción entre agresión

y violencia, estableciendo una divisoria entre ese comportamiento

26. Derrida, Fuerza de Ley, 16-17.

27. Borja Castro-Serrano, “Estado, violencia y Justicia: notas sobre otra institucionalidad

para la intervención social”, Revista Rumbos TS. Un Espacio Crítico Para La Reflexión En

Ciencias Sociales, nº21 (2020): 27-47, doi: https://doi.org/10.51188/rrts.num21.390.

28. Derrida, Fuerza de Ley, 32-36.

4. Otras cartografías

143


asociado a la sobrevivencia y a la violencia que aquí referimos. Cuando

predominan los impulsos dotados por la biología de los mamíferos

y otras especies, en que se genera una respuesta ante la amenaza o el

peligro a la integridad física o se evalúa un riesgo vital, la llamaremos

agresión, a diferencia de los procesos de institucionalización de los

sistemas de vida de grupos humanos donde la agresión es convertida

en una práctica cultural mediante violencias instituidas en lo cotidiano.

La conexión entre las violencias políticas podemos recorrerla comenzando

por “El Patio”. Este documental fue estrenado en 2016,

dirigido por Elvira Díaz, hija de un exiliado chileno en Francia, que

ya en el siglo XXI, reabrió, una vez más, las tumbas del Patio 29 del

Cementerio General de Santiago de Chile. Ahí se esclarece -tal como

escribieron en 2014 Steve Stern, Peter Winn y otros- que “Pinochet

hubiera deseado imponer el olvido a los abusos cometidos contra los

derechos humanos de su pasado, y Frei hubiera preferido cerrar el libro

del pasado traumático con el fin de centrarse en el éxito económico

y la modernización de hoy, pero los escándalos acerca de la memoria

siguieron la erupción y pusieron al descubierto los conflictos no resueltos

debajo de la superficie aparentemente triunfal de Chile en la

década de 1990. Irónicamente un período en que el modelo chileno de

la democracia neoliberal con rostro humano era aclamado internacionalmente.

Algunas de estas erupciones parecen de menos importancia

comparadas con el alboroto que causaron, hecho que revela el grado

de sensibilidad de los conflictos no resueltos sobre la dividida memoria

histórica de Chile” 29 .

Continuemos. Elikura Chihuailaf escribió: “Nosotros morimos tres

veces: la primera en nuestra carne, la segunda en el corazón de aquellos

que nos sobreviven y la tercera en sus memorias, dice una mujer

29. Peter Winn et al., No hay mañana sin ayer: batallas por la memoria histórica en el

Cono Sur, 1 a ed. (Santiago de Chile: LOM, 2014), 222.

144 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


desde su cultura wayuu” 30 . La poética de la memoria, la muerte y la

vida la vinculamos con lo que Elvira Díaz expone en el centro de las

memorias fragmentadas. Son los relatos de tres sepultureros que entre

1973 y 1974 poblaron de cuerpos anonimizados por la brutalidad y la

violencia política que les quitó, además, la vida. Ni vida ni nombre ni

rito. Murió la carne, pero siguieron vivos en el corazón de aquellos que

les sobrevivieron. Como muestra el documental, el Estado ha debido

reconocer su quehacer terrorista, haber criado cuervos y cultivado sus

danzas y emprender acciones de reconocimiento y reparación.

Pero estos, nuestros muertos, no son los únicos. El mapa, la cartografía

y sus posibilidades de marcarnos puntos de referencias históricos

y filosóficos, poseen territorios más vastos aún. Chile tiene una muy

larga producción de desaparecidos, como los cuerpos nunca hallados

de miles de pescadores artesanales que se diluyen en el océano en medio

de faenas carentes de las mínimas medidas de seguridad, mineros

sepultados o montañistas extraviados. Todos riesgos distintos con

diferentes tramas que desembocaron en la tragedia de una muerte

prematura y evitable. Entonces, parece ser relevante para las posibilidades

de recrear unos portulanos de la memoria el continuar con la

exploración de estas herramientas, posibilidades, fronteras y conceptos

en tanto incidan en otra manera de intervenir el presente. Y con esto

no excluimos la intervención social, pues ella no puede operar sin la

memoria, aunque sepamos que tantas veces la propia intervención en

su operativa funcional y mecánica quiere olvidar todo, más allá de

las importancias de una historia que nos permea, de una historia que

recrea a nuestros muertos en su amplio sentido. La intervención en la

memoria permite otros modos de subjetivaciones, de producciones de

subjetividad que, en su artificio institucional, podrían abrir sueños y

otro mundo de posibles, en el decir de Guattari.

30. Elicura Chihuailaf, Recado confidencial a los Chilenos, 1 a ed. (Santiago de Chile:

LOM, 1999), 38.

4. Otras cartografías

145


Profundicemos aún más. El habitar de los muertos en la ciudad, sin

embargo, nos habla con un rumor peculiar porque en medio de todos

ellos que tienen lápida, nombre, fechas y ritos, hay los que viven rodeados

por el silencio. Son los muertos condenados al “inxilio”: la amarra

a la imposibilidad de escapar del horroroso Chile, como lo escribió en

Valparaíso Juan de Quintil, pseudónimo de Hernán Carvajal 31 . Hay

puntos de esta sociedad que construimos en donde la violencia llega

a tal punto que la ruptura del lazo social deja a docenas de miles de

personas en un estado de excepción en el que, tal como nos enseñara

Giorgio Agamben, la pérdida de la vida de esa persona simplemente

no es responsabilidad de nadie. Son expulsados desaparecidos. Ahora

si: es el resultado del inxilio en el metabolismo urbano el que genera

el estado o circunstancia de Persona en Situación de Calle.

Estos seres, habitantes de las urbes mayores, viven tal situación de

violencia cotidiana que sus cuerpos resisten hasta llegar, en promedio,

a los 50 años de edad. Mueren en un envejecimiento prematuro producto

del exceso de alcohol -como el Ron Pelacable- de la exposición

a la intemperie que debilita su aparato respiratorio, de los problemas

de su sistema circulatorio sanguíneo sobre-exigido por el estrés, la

incertidumbre, y, de manera significativa, por el trauma-violencia de

la disputa por la sobrevivencia diaria.

El itinerario de esos cuerpos muertos es, por ahora, en una parte

importante, un enigma. Las distintas rutas de sus cuerpos son desconocidas

para los agentes del Estado: El Instituto Médico Legal,

la Policía de investigaciones de Chile, El Ministerio de Desarrollo

Social, entre otras agencias del Estado, cada quien tiene respuestas

diferentes o asume que el otro organismo debe tener la respuesta a

esta situación que, hasta el momento, podemos conjeturar, mata a

31. Felipe Mondaca, “El inixilio de Juan de Quintil”, Ediciones Inubicalistas (blog), 2

de febrero de 2016, http://edicionesinubicalistas.blogspot.com/2016/02/el-inxilio-dejuan-de-quintil.html

146 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


una persona cada día, al menos desde 2017 según una versión de los

datos de la Oficina Nacional de Calle de la Subsecretaría de Servicios

Sociales del Ministerio de Desarrollo Social y Familia del Gobierno de

Chile, hasta mayo de 2021. No es que los datos indiquen que antes la

situación fuese mejor, es que simplemente no los había. Pero, recibidas

dos comunicaciones nos han enviado dos series de datos distintos. La

única conclusión posible hasta ahora es que no se sabe y nadie sabe. A

lo anterior agreguemos en calidad de hipótesis: probablemente se trata

de una cifra conservadora porque este único registro desde el Estado

es el resultado del procedimiento de eliminar las personas fallecidas

del Anexo Calle del Registro Social de Hogares. Esto implica que se

asume la subdeclaración de un número indeterminado de Personas en

Situación de Calle que no están indexadas en este registro 32 .

Así como El Patio de Elvira Díaz actúa en la intervención social de

la memoria de los cuerpos muertos de Ejecutados Políticos y Detenidos

Desaparecidos en tiempo de la última dictadura civil-militar, gracias a

Los Otros Vecinos: Una etnografía audiovisual reflexiva, realizada en 2004

por Guillermo Molina Holmes, accedemos a la memoria de Barrientos

32. Nelson Arellano, “Estado de Excepción y Fuerza de Ley: La vida Social de los Cuerpos

Muertos de Personas en Situación de Calle (2008-2018)” (comunicación presentada en

Núcleo de Intervención Social de la Universidad Alberto Hurtado, Santiago de Chile, 30

de abril de 2020); Nelson Arellano, “El habitar de los muertos: rastros y testimonios del

rutinario Estado de Excepción de Personas en situación de calle” (comunicación presentada

en Simposio S112: Habitar la ciudad y ciudadanía en situación de calle: ¿Utopía, oxímoron

o exclusión?, VI Congreso Asociación Latinoamericana de Antropología (ALA), Modalidad

Virtual Montevideo, 23-28 de noviembre de 2020); Nelson Arellano, “La intervención

social en la memoria del habitar de los muertos: Personas en Situación de Calle y Proyecto

Dignidad” (comunicación presentada en Coloquio Las posibilidades inventivas de la

intervención, Modalidad Virtual Santiago de Chile, 25 de agosto de 2021) https://youtu.

be/00NYcjYh4BM. Estas actividades fueron resultados parciales del Proyecto de investigación

FIIC N° 2019-02-05, Universidad Academia de Humanismo Cristiano: Nelson

Arellano, “Estado de excepción y fuerza de ley: la vida social de los cuerpos muertos de

Personas en Situación de Calle (2008-2018)”, Cuadernos Médico Sociales, 60 (2020): 69-77.

4. Otras cartografías

147


quien, “El sábado 13 de abril de 2003 murió (...) de un golpe en la

cabeza, al caer de una camilla en la asistencia pública, en donde lo

atendían de una intoxicación alcohólica” 33 . El itinerario de ese cuerpo

fue documentado, filmado en su tránsito, en el rito cementerial y funerario

hasta el momento de su entierro. Pero no sabemos su devenir.

No sabemos si es el caso de los restos mortales de Barrientos; sabemos

que una parte significativa de los cuerpos tendrán como destino la fosa

común. Sucede que los cementerios diferencian entre lo temporal y la

perpetuidad a través del costo de la tumba y, en el caso de las Personas

en Situación de Calle, es usual que no haya parentela o red social de

soporte que se haga cargo de esos gastos y costos. Por supuesto, tampoco

hay ninguna institucionalidad que atienda este vacío.

En la funebria, que la entendemos siguiendo a Dávila y otros, como:

“el comportamiento mortuorio [que] refleja la cosmovisión de una

sociedad más que su organización práctica. Las prácticas asociadas a

la funebria pueden ser vistas como resultado de una serie de decisiones

ideológicas, políticas, identitarias y económicas, que pueden ser

manipuladas para legitimar un orden social que se requiere establecer

o perpetuar” 34 . En este sentido, lo nuestro en tanto intervención social

en la memoria, es un acto forense que vino a emerger de la experiencia

vital de Francisco Javier Román Verdugo y Francisco Lagos Díaz que

en virtud de las labores cotidianas de Fundación Gente de la Calle en

Santiago de Chile, con foco especial en la comuna de Recoleta, han

debido colabor en distintas instancias de la muerte de usuarios ligados

a esta organización que brinda esta organización.

33. Los otros vecinos: Una etnografía audiovisual reflexiva, dirigida por Guillermo Molina

Holmes, 2004, https://vimeo.com/10467349.

34. Cristian Dávila et al., “Interacción social al sur de Collasuyu. Alfarería funeraria

del periodo tardío (1400-1563 DC) en la cuenca maipo-mapocho”, Chungará (Arica)

50, n°4 (2018): 577-59, 578. Adicionalmente ver Mike Parker, “The Powerful of Dead:

Archeological relationships between the Living and Dead”, Cambridge Archeological

Journal 3, n°2 (1993): 203-229.

148 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


Javier y Francisco estuvieron en el funeral de una persona que

sin techo ni domicilio su cuerpo terminó depositado en una tumba

temporal. Esta condición, que entregaba en manos de la institucionalidad

un cuerpo muerto condenado al olvido fue el gatillante de

las labores de la memoria. Se incubó así lo que hoy se conoce como

“Proyecto Dignidad” y que, según se lee en la página web de la

Fundación Gente de la Calle tiene coordenadas claras: “El Objetivo

de Mausoleo Memorial Dignidad de Fundación Gente de la Calle

es honrar los restos de personas en situación de calle a través de la

construcción de un sitio de memoria en el Cementerio General.

Fundación Gente de la Calle conjuntamente con otros actores, concretó

un sueño que se venía tejiendo desde hace más de un lustro

atrás. El Mausoleo Memorial Dignidad representa un espacio para

el reencuentro y la memoria” 35 .

El proyecto, que aquí podemos decir es un esfuerzo por la restitución

de la memoria y, por lo tanto, de la verdad y la justicia, apuesta

por la articulación de tres ejes de trabajo que buscan el levantamiento

de un panteón dedicado a las personas en situación de calle y de

esta manera evitar que el destino final de estas personas sea una fosa

común. A través de una Red colaborativa ha interactuado la Escuela

de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile, la

Municipalidad de Recoleta y la Confederación de la Producción y el

Comercio. El resultado es la Construcción de un sitio Memorial para

personas en situación de calle en el Cementerio General de Santiago

con el que se contempla el traslado de restos mortales de personas

en situación de calle, de fosas comunes a este lugar para la memoria,

donde 375 personas tendrán un lugar que nos recuerde la violencia

que se desató sobre ellos. Sus cuerpos que en vida no consiguieron

vivir domiciliados ahora, inanimados, tendrán un sitio en la ciudad.

35. Fundación Gente de la Calle, “Memorial Mausoleo Dignidad”, Fundación Gente

de la Calle, 2021, www.gentedelacalle.cl

4. Otras cartografías

149


Esa violencia es la que ha constatado Francisco Lagos en el libro

Eran nuestros los que han partido, donde se retratan seis biografías de

personas que se encontraban en situación de calle al momento de su

fallecimiento: Francisco Luis Llanquén Araya, Elías Samuel Antilef

Imio, Kerby Saintelus, Jonas Leonard y Jean-Claude Verite 36 .

El recorrido que hemos hecho, en clave vida descartada, por la

memoria fragmentada a la memoria emblemática es una de las posibilidades

inventivas de la intervención que nos impulsa al reconocimiento

de la multiplicidad de campos. En el caso del itinerario de los

cuerpos muertos de las Personas en Situación de Calle, la intervención

social en la memoria traza una conexión de las escalas intersectadas

de las historias sociales, políticas, económicas, ambientales y de la

tecnología, donde la huella antrópica lejos de alcanzar un cénit de

la transformación social apenas descubre la azimut con que orientar

su devenir aunque, valga la aclaración, más que buscar el norte, en

nuestro hemisferio iremos en la dirección que señalaron los Yámanas:

la ilaia, el sur “más allá, hacia el sur”. Nuestras coordenadas hilvanan

el quipu de una otra cartografía donde pretendemos encontrar

posibilidades inventivas de la intervención para así poder repensar

lo social, lo metódico y lo político.

Lo anterior es la expresión de lo que hemos querido hilvanar,

mostrar y compartir en los tres capítulos anteriores. Una impronta en

donde lo social no puede ser leída desde una sociología tradicional,

sino a partir de un modo de filosofar que despunta una perspectiva

crítica al querer resaltar el modo de funcionamiento de una particular

noción de lo social. Esta última la hemos leído y comprendido

como una que se inventa, se crea y se moviliza en sus conexiones,

articulaciones y afecciones tanto con el Estado, desde sus asfixiantes

implementaciones de políticas públicas, como en sus disposiciones

36. Francisco Lagos, Eran nuestros los que han partido, 1 a ed. (Santiago de Chile:

Fundación Gente de la Calle, 2020).

150 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


a lo individual y, en este sentido, hacia los modos en que se puede

disputar toda producción de subjetividad en nuestro horizonte actual.

En este sentido, la acción y todo conjunto de prácticas de una

intervención en lo social no se da en abstracto, sino que nos ilustra

múltiples agarres, torsiones, flexiones y trayectorias vitales que abren

un nuevo campo político y material que instala un gesto inventivo y

existencial, siendo imposible olvidar este repensar todo campo de lo

social. Este es un ejercicio de puesta en diálogo con la intervención

social cartográfica, en tanto pueden producir la realidad reinventándola.

Por lo señalado, es que parece relevante seguir indagando otros

recorridos, que ha sido el intento del presente capítulo. Estos recorridos

y puntos de referencia cartografiados aquí, también reconfiguran

la producción narrativa de los sectores populares y dan luces de un

eventual método de intervención social que se reúne con la memoria 37 .

Como podemos constatar, los espacios, lugares y actores sociales que

se pueden beneficiar de una intervención social en la memoria, son

muchos y múltiples. No obstante, tal cual como iniciamos, digamos

que el quehacer de este tipo de intervención social, en tanto acción

sobre la trama política que constituye la subjetividad y sobre la cual

se pueden abrir resistencias y nuevas formas de vida subjetiva y social,

habría que añadir una escala o dimensión diferente donde la subjetividad

alcanza el grado de irrelevancia que tiene también para las

personas fallecidas. En esas condiciones hablaremos de Intervención

socioambiental.

37. Luis Vildósola, “‘A los 14 años mi papá se sentía que ya era un hombre’. El sujeto

popular en Viña del Mar durante la primera mitad el siglo XX”, Última Década, n°3

(1995): 4-26; Luis Vildósola, Achupallas: historia de muchas manos, semilla de nuevos sueños,

1ª ed. (Viña del Mar: CIDPA-CICU, 1998); Igor Goicovic, “Movimientos sociales en

la encrucijada. Entre la integración y la ruptura”, Última década 4, nº5 (1996): 1-14.

4. Otras cartografías

151


La intervención Socioambiental: Cosmografía y

Mapamundi

Los portulanos de la memoria nos ayudan a conectar los elementos,

aparentemente episódicos de una Historia posible de ser narrada en

tanto enlace de memorias sueltas devenidas en emblemáticas, haciendo

emerger los cuerpos de los olvidados. Y habiendo explorado lo anterior,

hay un paso más: la cosmografía y el mapamundi de la intervención

socioambiental nos llevará a la elaboración del atlas del sufrimiento

ambiental y rediseñar el modo de vida que re-sitúa el antropocentrismo

en un mundo de relaciones más que humanas. Para efectos de esta

cartografía los puntos de referencias en su trigonometría son la institucionalidad

38 , el mapa de actores 39 y el territorio 40 . La conjunción de sus

interacciones, en un movimiento helicoidal, es aquello que podríamos

denominar el proceso co-evolutivo 41 de modificación geológica producto

de la intervención antrópica, es decir, de la especie humana a la que se

denomina extra-oficialmente hasta ahora, Antropoceno.

La escala del impacto de la vida humana, esto es, de una sola especie

de toda la biota en el planeta se puede apreciar y medir de muchas

maneras, con distintas escalas y variadas conceptualizaciones, pero aquí

38. Nelson Arellano-Escudero, “Intervención socioambiental: intersecciones del Trabajo

Social y la institucionalidad ambiental”, Trabajo social [PUC], n°91 (2017): 3-11.

39. Nelson Arellano-Escudero, “Análisis social multicriterio: reflexiones en torno a la

institucionalidad ambiental en la región de Valparaíso”, Trabajo social, n°16 (2014):

175-186.

40. Nelson Arellano-Escudero, “Arsénico sobre Puchuncaví: metabolismo de la minería

y sufrimiento ambiental”, Revista Iberoamericana de Viticultura, Agroindustria y Ruralidad

3, n°10 (2017): 71-91; Borja Castro-Serrano y Nelson Arellano-Escudero, “La tachadura

del Sujeto en el Chile ultraliberal. Apuntes para un tejido institucional de una “democracia

insurgente”, Revista Anthropos, 254 (2020): 105-125.

41. Giorgios Kallis y Richard Norgaard, “Coevolutionary ecological economics”, Ecological

economics 69, n°4 (2010): 690-699.

152 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


escogemos un fenómeno que ya fue pesquisado a fines del siglo XIX 42 .

El estilo de vida humana -de unos más que otros, bien lo sabemos- ha

generado una modificación perceptible en las emisiones de dióxido de

carbono o anhídrido carbónico que alcanzan unos niveles que el planeta

tuvo alguna vez hace 15 millones de años 43 . Con esto hablar de calentamiento

global es un hecho, plantear que exista un cambio climático

puede ser más controversial y la intervención socioambiental es, en

buena medida, la gestión de esas controversias y el conflicto (¿social?)

que allí se anida 44 .

El territorio, los actores y la institucionalidad, decíamos, es el actor-red

(TAR o ANT por sus siglas en inglés) en el sentido ya esbozado

de Latour; aquí lo social insiste en lo inventivo y en sus posibilidades

de cartografiarse en un crecer y decrecer de paisajes, territorios y subjetividades.

Esta lectura multilineal que hemos realizado anteriormente

nos permite instalar el gesto crítico al par identidad-representación

que puede disputarle algunos espacios a la subjetividad gubernamental

neoliberal. No obstante, ahora este enrolamiento entre territorio, actores

42. Svante Arrhenius, “XXXI. On the influence of carbonic acid in the air upon the

temperature of the ground”, The London, Edinburg, and Dublin Philosophical Magazine

and Journal of Science 41, n°251 (1886): 237-276.

43. Julia Thomas, “Historia económica en el Antropoceno: cuatro modelos”, Desacatos.

Revista de Ciencias Sociales, n°54 (2017): 28-39.

44. En el debate de los autores aparece la pregunta: ¿Qué conflicto no es social? Para

indagar proponemos la hipótesis siguiente: todo lo que no sea cultural es básicamente

metabolismo. Por ejemplo, el puma no tiene “conflicto” con las ovejas; se trata de su

alimento y por tanto es la energía endosomática que requiere para la reproducción de

la especie. No obstante, el proceso metabólico se convierte en conflicto social porque

el puma (especie autóctona) elimina una oveja importada (especie alóctona) por la

hacienda británica desde otro lugar del planeta. El servicio ecosistémico, entonces, ha

sido reducido a la condición de mercancía, transado en dinero y convertido en Capital.

El problema humano contemporáneo es, por cierto, el excedente y no el de la necesidad.

Para otra interpretación ver: Franz Hinkelammert, “Fetichismo de la mercancía,

del dinero y del capital (la crítica marxista de la religión)”, Boletín del Centro Crítico

Universitario 2, n°5 (1971): 2-33.

4. Otras cartografías

153


e institucionalidad articula las capacidades de agencia de las entidades

humanas y no humanas. Un territorio, donde se despliegan los servicios

ecosistémicos que movilizan la circulación de energía y materia, y se

enlazan los procesos físico-químicos, bio-químicos con la articulación

del biotopo con la biocenosis, es el espacio-tiempo 45 donde se presenta la

naturaleza artificializada por los procesos instituyentes que van generando

pautas de comportamiento, sistemas de vida humana o modos de vida en

los que se presume es posible regular la dicotomía Naturaleza/Sociedad.

Esa conceptualización ecosistémica, probablemente, sea mejor

explicada por las disputas teóricas de la Economía partiendo desde la

apreciación de la filosofía política de Giorgio Agamben a partir del

problema del Reino y la Gloria 46 . La secuencia que nos plantea es que

el problema de la administración de la casa (oikos/nomia) fue conducido

a la exploración teológica de la economía de la divina trinidad y, en las

indagaciones morales del siglo XVIII en Glasgow, Adam Smith conectó

ese estudio del orden divino con la producción de riqueza brindándole

a la administración la oportunidad de convertirse en régimen.

Fue la emergencia de la economía clásica la que se constituyó en

argumento del proyecto de la modernidad con su apetito por el crecimiento

infinito. Pero esta concepción de mundo nunca fue monolítica

y, alguna vez, tampoco fue hegemónica 47 . Otras derivas llevaron al

planteamiento de una Economía Institucional, donde se criticaba la

metáfora de la “mano invisible” que dirige el Mercado, es decir, que

las rentas pudieran ser conducidas por una divinidad y se aludía a

la necesidad de regular a los actores del Mercado; pero no será sino

45. Jérôme Pelenc, Didier Bazile and Cristian Ceruti, “Collective capability and collective

agency for sustainability: A case study”, Ecological economics, 118 (2015): 226-239, doi:

https://doi.org/10.1016/j.ecolecon.2015.07.001.

46. Giorgio Agamben, El reino y la gloria: una genealogía de la economía y del gobierno,

1 a ed. (Valencia: Pre-Textos, 2007).

47. Jorge Juanes, “Los Fisiócratas: El nacimiento de la economía política”, Investigación

económica 35, n°138 (1976): 405-413.

154 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


hasta mediados del siglo XX que se conecten los procesos productivos

con el conocimiento de la física y la biología de modo que sea posible

comenzar a identificar a la Economía Ecológica como una perspectiva

capaz de desarticular varios de los mitos fundantes de la Economía

clásica en tanto proyecto de la Modernidad.

La Economía Ecológica es, conjeturamos, el campo con mayor

potencial transdisciplinar dada su inmediata base interdisciplinaria 48 .

La comprensión de los flujos de energía y materia como factor de

intercambio entre los seres humanos a través de los continentes y los

océanos desnuda la precariedad del crematos, el dinero, como unidad de

medida única y universal. De ahí las discusiones que interpelan al uso

del Producto Interno Bruto (PIB) con otras lógicas de cálculo, como

Ahorro Genuino 49 , Apropiación Humana de la Producción Primaria

Neta o Flujos de energía y materiales 50 . La agroecología, por ejemplo,

detectó hace largo tiempo la irracional compensación de la disminución

de rendimiento productivo con el incremento de insumos derivados

de los hidrocarburos 51 . En definitiva, la revolución verde convierte

48. Nicholas Greorgescu-Roegen, “¿Qué puede enseñar a los economistas la termodinámica

y la biología?”, ed. por Federico Aguilera y Vicent Alcántara, De la economía

ambiental a la economía ecológica (Madrid: Icaria Ed., 1994), 303-319.

49. J. Ram Pillarisetti, “The World Bank’s ‘genuine savings’ measure and sustainability”,

Ecological Economics 55, n°4 (2005): 599-600.

50. Helmut Haberl and Helga Weisz, “The potential use of the Materials and Energy

Flow Analysis (MEFA) framework to evaluate the environmental costs of agricultural

production systems and possible applications to aquaculture”, Comparative assessment of

the environmental costs of aquaculture and other food production sectors, Expert Workshop,

ed. by Bartley, D.M., Brugère, C., Soto, D., Gerber, P. (Vancouver: FAO, 2007), 103.

51. Stephen Gliessman et al., “Agroecología: un enfoque sustentable de la agricultura ecológica.

¿Qué es la agroecología?” (Lectura nº 2-1 del módulo de trabajo personal: programa

interuniversitario oficial de posgrado, Universidad Complutense de Madrid, 2006), https://

www.ucm.es/data/cont/media/www/pag-104576/5.%20Agroecolog%C3%ADa.%20

Un%20enfoque%20sustentable%20de%20la%20agricultura%20ecol%C3%B3gica%20

(%20Stephen%20Gliessman%20et%20al.).pdf

4. Otras cartografías

155


petróleo en semillas al mismo tiempo que lleva, por ejemplo, al desierto

de Atacama a fertilizar los suelos del mundo 52 .

Este nodo conceptual-operativo Actores-Territorio-Instituciones

genera, entre otras manifestaciones, lo que se conoce como Complejo

Tecno-institucional 53 : un entramado de reglas técnicas -ineludibles por

su condición físico-química- y reglas legales cuya normatividad incide

en la continuidad de los procesos sociales. Esta es nuestra cosmografía

para la intervención socioambiental. Así las cosas, la comprensión

multiescalar del fenómeno, tal como aquí lo vamos presentando, es

un paso esencial para pensar una intervención socioambiental que

dialogue con la filosofía de la cartografía crítica de la intervención y la

intervención social en la memoria, en tanto la vida humana es la vida

planetaria, tal como lo es y sucede con todas las especies pero, a su

vez, de las fuerzas geológicas que van modelando el escenario. La clave

y el desafío es que la humanidad es a la vez actor 54 , fuerza geológica

e institución: un rizoma en el que el adentro es a la vez el afuera. Lo

que cambia en un sitio cambia todo lo demás.

El proyecto de la modernidad aspiraba a convertir el planeta en un

jardín olvidando -o desconociendo- que las leyes de la termodinámica

contemplan un límite en el que aunque toda la energía se transforma,

a su vez en esa transformación se degrada. Este modo de vida, por

supuesto, tiene tales grados de complejidad que es por lo mismo que

Julia Thomas identificó al menos cuatro modelos de pensamiento

académico que intentan comprender el Antropoceno.

52. Brett Clark and John Foster, “Ecological Imperialism and the Global Metabolic Rift:

Unequal Exchange and the Guano/Nitrates Trade”, International Journal of Comparative

Sociology 50, n°3-4 (2009): 311-334, doi: https://doi.org/10.1177/0020715209105144.

53. Gregory Unruh and Pablo del Río, “Unlocking the unsustainable techno-institutional

complex”, in Creating a Suitable Economy. An Institutional and Evolutionary Approach to

Environmental Policy, ed. by Gerardo Marletto (London: Routledge, 2013), 251-275.

54. Diane Papalia, Sally Wendkos y Ruth Duskin, Desarrollo Humano, 9ª ed. (Bogotá:

Mc Graw-Hill, 2004).

156 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


La intervención socioambiental, como proceso creativo e inventivo

expresa también el trabajo de arte que requiere toda intervención:

intentar fundar una gobernanza en que el cambio en el orden de los

factores altere el producto. Se trata de re-conducir el Antropoceno y,

por lo tanto, generar cartografías otras para sostener los mundos más

que humanos que permiten la solidaridad interespecies y la convivencia

de los servicios ecosistémicos. Sobre esta base, en la que no solo existe el

conflicto socioambiental 55 , el sufrimiento ambiental 56 , los ecologismos y

las sustentabilidades 57 , la limitada y lineal mirada del extractivismo 58 , es

que emerge la gobernanza ambiental 59 . Bajo un esquema de pensamiento

donde la ciencia post normal o ciencia con la gente y herramientas como

el Análisis Social Multicriterio permiten darle cabida a procesos de diálogo

y sentido de mediano y largo plazo a los procesos de intervención,

los cuales habitualmente están sujetos a las contingencias debido a la

búsqueda constante de resultados inmediatos.

Un caso relevante para poner de manifiesto un campo de acción para

la intervención socioambiental es el de convivencia humana con la Palma

Chilena, lo que veremos en el capítulo siguiente.

55. Gabriela Merlinsky, “Conflicto Ambiental, organizaciones y territorio en el Área

Metropolitana de Buenos Aires”, en Sociedad civil y Desarrollo local, coord. por Andrés

Solari y Anabel Cruz (Morelia: Porrúa, 2007), 27-54.

56. Javier Auyero and Débora Swistun, Flammable: Environmental Suffering in an

Argentine Shantytown, 1 st ed. (Oxford: Oxford University Press, 2009).

57. Joan Martínez-Alier, El ecologismo de los pobres, Conflictos Ambientales y lenguajes

de valores, 3ª ed. (Ulzama: Icaria Antrazyt, 2009); Joan Martínez-Alier y Jordi Roca,

Economía Ecología y Política Ambiental, 1ª ed. (México D.F.: Fondo de Cultura Económica,

2001), 367-420.

58. Maristella Svampa, “Extractivismo neodesarrollista y movimientos sociales. ¿Un giro

ecoterritorial hacia nuevas alternativas?”, en Más allá del desarrollo, ed. por Miriam Lang

y Dunia Mokrani (Quito: Fundación Rosa Luxemburg / Abya Yala, 2011), 185-218.

59. Gerard Delanty and Aurea Mota, “Governing the Anthropocene: Agency, governance,

Knowledge”, European Journal of Social Theory 20, n°1 (2017): 9-38.

4. Otras cartografías

157



En este capítulo retomamos lo señalado en la introducción: entender

los problemas de la desigualdad también como desafíos ambientales

es una tarea en la que debe persistir la intervención. El debate acerca

del Antropoceno que encontramos al contrastar la versión de Virginia

García Costa, desde nuestra América, con la de Amelia Moore desde el

norte global, resalta la condición situada de los fenómenos globales 1 .

Una y otra escala son indesligables, pero su conducción es un desafío

inabordable para las actuales condiciones de la humanidad.

Las herramientas del proceso analítico que fue agregando filosofía,

historia y economía ecológica a la intervención social, despunta ahora

en un territorio acotado con un sujeto político en construcción que

buscamos performar. Este recorrido, situado, puntualiza el momento

1. Virginia García, “Presentación: La incursión del antropoceno en el sur del planeta”,

Desacatos, n°54 (2017): 8-15; Amelia Moore, “The Anthropocene: A critical exploration”,

Environment and Society 6, n°1 (2015): 1-3.

159


presente en el que el proceso de desglobalización que se iniciara en la

segunda década del siglo XXI 2 reaparece dentro de la era de la Gran

aceleración económica, aunque recalcamos que los eventos de los siglos

anteriores (XIX y XX) no enfrentaron una situación de crisis ambiental

como la que se ha constituido en el tiempo presente, asociada a la que

se pronostica para el futuro previsible. Este contexto vuelve a tensionar

los esfuerzos por una gestión de la gobernanza ambiental con alcances

que tengan efectos globales sin poder desprenderse de los espacios

locales y sus dinámicas.

Así derivamos en una historia ambiental (biósfera-noosfera-tecnósfera)

que favorece un estudio de caso que relaciona la Palma chilena

con territorios en disputa develando la tensión en la convivencia entre

una especie protegida y comunidades humanas. Por ello se propone

la problematización del conflicto tecnoambiental de una relación

interespecies, la agencia de los actores humanos y no humanos y la

mediación de las instituciones.

Como se irá viendo en detalle a lo largo del capítulo, la configuración

de la narrativa ha sido posible gracias a una paulatina aproximación

a diferentes tipos de archivos y testimonios, es decir, mediante la intervención

social en la memoria, en donde se registran las posiciones

contrapuestas de los integrantes enrolados en el Actor-red de la protección/convivencia

de la Palma Chilena y los sectores populares del

área urbana de Viña del Mar.

El capítulo aborda la problematización de las relaciones entre

Sociedad, Naturaleza e intervención social desde donde se sitúa las

relaciones interespecies que debemos conocer a través de una metódica

peculiar que sea pertinente para una intervención socioambiental; se

enfrenta aquí una paradoja: aproximarse al caso desborda los saberes

2. Geoffrey Jones, “We are in a deglobalization period”, Mint, 18 Feb 2017, https://www.

livemint.com/Companies/tKamdGDvvyCt8Smn39TQMK/We-are-in-a-deglobalizationperiod-Business-historian-Geoff.html

160 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


académicos porque constataremos que la Palma Chilena es un habitante

que permanece. Bajo estas condiciones es que veremos cómo esta

entidad no humana ejerce una capacidad de agencia que resalta las

posibilidades para la intervención en lo social. En suma, los entrelazamientos

deseantes, desde su vida onírica y sus saberes se presentan de

aquel modo irreductible en el que la inventiva nos propone, siempre,

un próximo desafío.

Sociedad, naturaleza e intervención social:

problematización y sus tensiones

Existe una relación entre humanos y la Palma Chilena, en algunos

puntos es domesticación, en otros exterminio, pero también es de solidaridad

interespecies. Una lectura desde los estudios sociales de la ciencia

da cuenta de la concentración del interés investigativo en los efectos de

incendios en palmares y una aproximación preliminar al caso de Olmué,

pero deja expuesta la falta de información acerca de la relación entre los

habitantes y esta especie protegida por la legislación desde 1941. El estudio

demostrará que la relación entre Humanos y las Palmas se encuentra

mediada por las instituciones del Estado y el Mercado. La comprobación

de la hipótesis permitirá acumular información para plantear una segunda

fase de investigación a desarrollar en el tiempo por venir.

El estudio de esta relación contribuirá a profundizar en el conocimiento

acerca de los tópicos de las crisis ambientales, donde se ha concentrado

una gran atención en el problema de la dicotomía Naturaleza-Cultura 3 .

Estas lecturas propuestas desde la historia, la filosofía, la antropología,

3. Tim Ingold, Lines: A brief History, 1 st ed. (Oxon: Routledge, 2007); Tim Ingold, Being

Alive, Essays on movement knowledge and description, 1 st ed. (Oxon: Routledge, 2011);

Philippe Descola y Gísli Pállson, Naturaleza y sociedad: perspectivas antropológicas, 1 a

ed. (México D.F.: Siglo XXI, 2001); Neil Everden, The social creation of nature, 1 st ed.

(Baltimore: John Hopkins University Press, 1992).

5. La Palma chilena...

161


la economía, la zoología, la botánica y una amplia gama de disciplinas

científicas se condicen con la comprensión de la teoría de la complejidad

y su apertura hacia la transdiciplinariedad 4 .

Esta relectura de la relación Sociedad-Naturaleza contra-argumenta

la concepción cartesiana de la realidad que ha construido un imaginario

que segrega el mundo de lo natural con respecto a lo artificial, incentivando

así la conformación de una ideología de la explotación de la

producción primaria neta (la energía y materia y su dinámica autónoma)

como forma de apropiación por parte de la especie humana 5 . Diremos,

entonces, que se refunde allí la cuestión de la administración de los

servicios ecosistémicos en la cooptación económica de la biopolítica

y su extensión: la tanatopolítica 6 , es decir, las eventuales formas de

administración de la muerte.

Dada esta problematización se visualiza la necesidad de estudiar el

campo de actividad humana de gran alcance que pone de manifiesto

la situación de conflicto por la disputa en el acceso a los servicios

ecosistémicos, tal como se evidencia en el crecimiento urbano por los

requerimientos de energía y materia que demanda de manera intensiva 7 .

Como se verá el caso de la Palma chilena en las comunas de Valparaíso,

Viña del Mar y Olmué representa una excelente oportunidad para

efectuar una investigación de carácter etno-historiográfico acerca de la

agencia de actores sociales humanos y no humanos en la convivencia

de un espacio territorial compartido.

4. Nigel Goldenfeld y Leo Kadanoff, “Simple Lessons from Complexity”, Science 284,

n°5411 (1999): 87-89.

5. Richard Norgaard, “Coevolutionary development potential”, Land Economics 60, n°2

(1984): 160-173; Joan Martínez y Jordi Roca, Economía ecológica y política ambiental,

1 a ed. (México DF: Fondo de Cultura Económica, 2001).

6. Giorgio Agamben, El reino y la gloria: una genealogía de la economía y del gobierno,

1 a ed. (Valencia: Pre-Textos, 2007).

7. Manuel Fuenzalida y Rodolfo Quiroz, “La dimensión espacial de los conflictos

ambientales en Chile”, Polis Revista Latinoamericana 11, nº31 (2012): 157-168.

162 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


Esta investigación, por cierto que ha venido siendo formulada desde

el año 2014, ha incorporado en su proceso los efectos de la pandemia

por SARS-COVID19 en los procesos de producción de datos; dadas

las restricciones de movilidad y de acceso a fuentes documentales es

que se puede caracterizar la aproximación como un resultado de las

Humanidades digitales 8 . Este trabajo integra, por tanto, a seres nacidos

hace más de 600 años, como algunos ejemplares de la Palma Chilena,

tanto como los métodos de la modernidad electrónica que, dadas las

tecnologías de información y la comunicación del siglo XXI, reconfiguran

los modos de intervenir en la memoria.

Conflictos del Estado con contenido ambiental: vivienda, personas y

la Palma Chilena

Vistos estos antecedentes resulta pertinente plantear una observación

y estudio detenido al fenómeno de la sustentabilidad (servicios

ecosistémicos y apropiación humana de la producción primaria neta)

con una combinatoria de actores sociales (Análisis social multicriterio:

Estado, Mercado y Sociedad) en condición de conflicto (Expansión

Urbana junto a especies protegidas).

Dado el desarrollo incipiente de la apreciación de puntos de conflicto

o áreas en disputa para diferentes fuerzas sociales, dado el funcionamiento

contrapuesto de los aparatos del Estado, a través de sus ministerios o

carteras sectoriales, la pregunta que surge frente a esta conjunción de

variables es: ¿qué lugar tiene la Palma Chilena en el actor-red de los

procesos de intervención social? Uno de los fundamentos de mayor

relevancia para emprender este estudio es el que aporta Agamben 9 en

8. Anaclet Pons, El desorden digital: guía para historiadores y humanistas, 1 a ed. (Madrid:

Siglo XXI, 2013).

9. Giorgio Agamben, Homo sacer. El poder soberano y la nueva vida, 1 a ed. (Valencia:

Pre-Textos, 1998); Giorgio Agamben, Lo que queda de Auschwitz. El archivo y el testigo.

5. La Palma chilena...

163


su investigación acerca de los estados de excepción de la vida. Esta

perspectiva se condice con los estudios realizados por Javier Auyero

acerca del sufrimiento ambiental y la violencia urbana en los márgenes

10 . Así, mientras unos aparatos del Estado en Chile intentan

implementar derechos de protección al medioambiente (biota y

especies animales) las distintas formas de urbanización –planificadas

o no- parecen implicar estados de excepción en los que sus derechos

políticos y sociales resultan conculcados 11 . El punto de mayor tensión

al respecto es aquel territorio donde las Políticas públicas yuxtaponen

la condición de protección de una especie no humana con la relegación

de un grupo humano cuyo tratamiento de Nuda vida bien puede ser

justificada por continuas y sistemáticas omisiones en la protección

de derechos tanto como por prácticas culturales que se expresan a

través del quehacer del Estado y/o el Mercado 12 .

Una expresión elocuente de esta tensión es la que plantea la protección

de la Jubaea chilensis o Palma chilena, que se caracteriza como

una especie singular. Esta aproximación que se hace pertinente como

caso de estudio, refleja una encarnación atractiva de plantearse en las

posibilidades que entrega al poder ampliar nuestras aproximaciones

a la intervención social sin olvidar sus articulaciones estatales, pero

también ambientales. Digamos que se estima que en el siglo XIX

existían alrededor de 5 millones de ejemplares, calculándose en la

Homo Sacer III, 2 a ed. (Valencia: Pre-Textos, 2005); Giorgio Agamben, Altísima pobreza.

Reglas monásticas y formas de vida, 1 a ed. (Buenos Aires: Adriana Hidalgo-editora, 2013).

10. Javier Auyero y María Berti, La violencia en los márgenes: una maestra y un sociólogo

en el conurbano bonaerense, 1 a ed. (Buenos Aires: Katz, 2013); Javier Auyero y Débora

Swistun, Inflamable: Estudio del sufrimiento ambiental, 1 a ed. (Buenos Aires: Paidós, 2008).

11. Elena de la Aldea, La violencia, las violencias. Reflexiones, experiencias e intervenciones,

1ª ed. (Viña del Mar: Sangría, 2008), 21-42.

12. Adriana Arias y Jaime Espinel, “Desplazados forzados y su participación en el mercado

laboral colombiano”, Investigación y Reflexión 21, n°1 (2013): 167-187.

164 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


década pasada que quedaban 120 mil individuos 13 . Esta drástica

disminución provocó que en 1941 se dictara el decreto N° 908 que

declaró forestales los terrenos que comprenden zonas de vegetación

natural de palma Chilena y reglamentó su explotación en su artículo

tercero: “Art. 3º. Queda prohibido la corta de palma chilena, sin

permiso previo del Ministerio de Tierras y Colonización, otorgada

a petición del interesado. Los favorecidos con este permiso estarán

obligados a replantar anualmente el número de árboles que le fije

el Ministerio de Tierras y Colonización y a atender a su cuidado y

conservación” 14 .

Esta situación de protección legal, no obstante, se ha encontrado

con la densificación de los asentamientos humanos y la expansión

del suelo urbano de manera que en diversos puntos del hábitat de

la palma Chilena las construcciones han llegado hasta la misma

frontera ecológica, tal como ha sucedido en Olmué, Viña del Mar

y Valparaíso. En particular interesa revisar la situación de lo que ha

sido definido como “artefactos residenciales urbanos (condominios

y complejos de vivienda social)” 15 y las eventuales afectaciones que

estos artefactos generan en las poblaciones humanas y su relación con

la Palma Chilena.

13. Luis González et al., “Ecology and management of the Chilean Palm (Jubaea chilensis):

history, current situation and perspectives” Palms 53 (2009): 68-74.

14. Ministerio de Tierras y Colonización, “Declara Forestales Los Terrenos Que

Comprenden Zonas De vegetación Natural De Palma Chilena Y Reglamenta Su

Explotación” (Decreto N° 908 – Art. 3º, 26 de julio de 1941), https://www.bcn.cl/

leychile/navegar?idNorma=194896&idParte=

15. Rodrigo Hidalgo y Hugo Zunino, “La urbanización de las áreas periféricas en

Santiago y Valparaíso: el papel de las relaciones de poder en el dibujo de la geografía

socioresidencial”, EURE-Revista de Estudios Urbano Regionales 37, n°111 (2011): 82,

doi: http://dx.doi.org/10.4067/S0250-71612011000200004.

5. La Palma chilena...

165


Mediaciones e Instituciones

Siguiendo el planteamiento de Latour 16 acerca de las mediaciones

en circunstancias de constructivismo radical simétrico, podemos

redibujar el mapa de actores sociales en términos de Actor-Red. Sin

embargo, dado el estudio preliminar del fenómeno, centraremos la

observación al campo institucional siguiendo la ruta analítica que

hemos propuesto en este libro 17 . Sobre el campo institucional hemos

publicado una deriva de la “democracia insurgente” con un análisis

de la institucionalidad ambiental en su relación con una comunidad

de la comuna de Cartagena que bien, en la ciencia política, podría ser

calificado como un conflicto de baja intensidad, es decir, de aquellos

que no tienen cabida en la agenda pública de los medios de comunicación

masivos, entre otras características 18 .

En el caso de la Palma Chilena puede ser visto a la luz de la Solidaridad

Interespecie que planteara Tim Heyward en la década de 1990 y que

vemos vinculado al problema de ciertas incomprensiones de la concepción

del Antropocentrismo 19 . Recogemos de allí la comprensión densa

acerca del Anti-antropocentrismo que no solo es conceptualmente

16. Bruno Latour, Reensamblar lo social. Una introducción a la teoría del actor-red, 1ª

ed. (Buenos Aires: Manantial, 2008).

17. Se puede revisar la trayectoria de ambos autores: Borja Castro-Serrano en el campo

institucional en sus investigaciones de tesis doctoral, Proyecto Fondecyt Iniciación Nº

11150317 y Fondecyt Regular Nº 1210033; y Nelson Arellano-Escudero en el campo

de historia de la tecnología y ambiental en sus investigaciones de tesis doctoral, Proyecto

Fondecyt Postdoctoral Nº 3160197 y Fondecyt Iniciación Nº 11180158.

18. Borja Castro y Nelson Arellano, “La tachadura del Sujeto en el Chile ultraliberal.

Apuntes para un tejido institucional de una «democracia insurgente»”, Anthropos, 254

(2020): 105-125.

19. Tim Hayward, “Anthropocentrism: a misunderstood problem”, Environmental Values

6, n°1 (1997): 49-63, doi:10.3197/096327197776679185

166 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


insatisfactorio, sino que es, en la práctica, contraproducente 20 . De

hecho, el argumento inicial de Heyward para abordar la solidaridad

interespecie es que: “hay un considerable incremento en la legislación

concentrada en el tratamiento que los humanos le dan al mundo

no-humano” 21 . En este caso planteado de la convivencia entre humanos

y palmas, como veremos, persisten modos de relación en

disputa entre el anti-antropocentrismo y la solidaridad interespecies.

Ciudad y medioambiente: metabolismo urbano

Se ha demostrado que la problematización del crecimiento urbano,

si bien ha sido inscrito en el campo de los procesos de industrialización,

dadas las dicotomías de las categorías tribal/masivo o local/

universal contribuye a una apreciación de la evolución de las ciudades

como preindustriales/industriales, lo que sería inadecuado para el

análisis histórico primario en América latina 22 . La complejidad del

fenómeno también queda explícita al considerar las múltiples fuerzas

que modelan los procesos de construcción de ciudad, que alternan

y conjugan, de manera agonal, intrincadas relaciones de interés de

distintos actores sociales con sus configuraciones ideológicas 23 . El

fenómeno puede ser abordado desde la óptica de los enfoques de

la sustentabilidad 24 y con ello abrir paso a las lecturas de la Ciencia

20. Tim Hayward, “Interspecies Solidarity: Care Operated upon by Justice”, in Justice,

Property and the Environment: social and legal perspectives, ed. by Tim Hayward y John

O’Neill (Oxon: Routledge, 1997), 67-84.

21. Hayward, “Interspecies Solidarity: Care Operated upon by Justice”, 67.

22. Richard Morse, “A Prolegomenon to Latin American Urban History”. The Hispanic

American Historical Review 52, n°3 (1972): 391.

23. Nelson Arellano, “Historia local del acceso popular al suelo. El caso de la ciudad de

Viña del Mar”, Revista INVI 20, n°54 (2005): 56-84.

24. Michael Redclift, “Sustainable development (1987-2005). An oxymoron comes

of age”. Horizontes Antropológicos 12, n°25 (2006): 65-84; Juan Ojeda, “Naturaleza y

5. La Palma chilena...

167


postnormal 25 , es decir, la ciencia con la gente y uno de sus modelos

derivados como es el Análisis Social Multicriterio 26 , elementos que

esbozamos al finalizar nuestro capítulo anterior.

En esta línea interpretativa de corte cualicuantitativo y socioespacial

se ponen en juego los criterios emanados de la discusión acerca

de la justicia ambiental y el ecologismo de los pobres en torno a los

conflictos con contenidos ambientales 27 . En algunos casos se ha realizado

una pesquisa acerca de las situaciones de solución, rescate o

mitigación ambiental en la que se han implicado los sectores populares

del área urbana 28 . Una revisión de la literatura revela que las revistas

chilenas especializadas EURE-Revista de Estudios Urbano Regionales

de la Pontificia Universidad Católica de Chile e INVI del Instituto

de la Vivienda de la Universidad de Chile, han sido plataformas para

el debate en torno al problema de la ciudad, la pobreza y el medio

ambiente 29 . Sin embargo, se ha detectado que en la posición especídesarrollo.

Cambios en la consideración política de lo ambiental durante la segunda

mitad del siglo XX”, Papeles de Geografía, n°30 (1999): 103-117.

25. Silvio Funtowicz y Jerome Raverz, La ciencia posnormal: ciencia con la gente, 1 a ed.

(Madrid: Icaria Antrazyt, 2000).

26. Giuseppe Munda, Social Multi-Criteria Evaluation for A Sustainable Economy, 1 st ed.

(Berlín: Springer, 2008); Nelson Arellano, “Análisis social multicriterio: reflexiones en

torno a la institucionalidad ambiental en la región de Valparaíso, Chile”, Revista Trabajo

Social 16, nº16 (2014): 175-186.

27. Joan Martínez-Alier, El ecologismo de los pobres, Conflictos Ambientales y lenguajes de

valores, 3ª ed. (Ulzama: Icaria Antrazyt, 2009); Mauricio Folchi, “Conflictos de contenido

ambiental y ecologismo de los pobres: no siempre pobres, ni siempre ecologistas”,

Ecología Política, n°22 (2001): 79-101.

28. Juan Skewes, Rodrigo Rehbein y Claudia Mancilla, “Ciudadanía y sustentabilidad

ambiental en la ciudad: la recuperación del humedal Angachilla y la organización local

en la Villa Claro de Luna, Valdivia, Chile”, EURE-Revista de Estudios Urbano Regionales

38, n°113 (2012): 127-145.

29. Vicente Sánchez, “Asuntos humanitarios, la pobreza y el medio ambiente”, EURE-

Revista de Estudios Urbano Regionales 14, n°43 (1988): 91-98; Alete Ramos, Françoise Legey

y Murilo De Godoy, “Planificación urbana y medio ambiente”, Revista latinoamericana

168 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


fica de las relaciones sociedad-naturaleza en las zonas de frontera de

la expansión urbana el despliegue académico ha sido menos activo,

quedando allí un amplio campo de producción de conocimiento

por explorar 30 . De cualquier manera en estas propuestas de análisis

se advierte la omisión del proceso tecnológico que constituye la

materialización cultural o, en términos de Bertrand Gille, Unruh,

Unruh y Carrillo-Hermosilla y George Basalla: las líneas técnicas

y los complejos tecnoinstitucionales de la evolución de la tecnología

31 . Este último enfoque se encuentra parcialmente desarrollado

en la investigación de Palmarola y Alonso 32 lo que permite conectar

la historia de la tecnología con la historia ambiental, tal como fue

abordado en el capítulo anterior 33 .

A ese respecto resulta interesante observar la situación de emplazamiento

de los condominios sociales y viviendas en general, ubicados

en áreas dislocadas, al parecer, en gran medida por el criterio de valor

del suelo que se regula en el mercado inmobiliario. Son entonces las

familias más pobres, pero con capacidad e interés de interlocución

de estudios urbanos regionales 4, nº12 (1975): 103-112.

30. Hidalgo y Zunino, “La urbanización de las áreas periféricas en Santiago y Valparaíso:

el papel de las relaciones de poder en el dibujo de la geografía socioresidencial”.

31. Bertrand Gille, Introducción a la historia de las técnicas, 1 a ed. (Barcelona: Crítica,

1999); Gregory Unruh, “Understanding Lock-in Carbon”, Energy Policy 28, n°12

(2000): 817-830; Gregory Unruh, “Escaping carbon lock-in”, Energy Policy 30, n°4

(2002): 317-325; Gregory Unruh and Javier Carrillo-Hermosilla, “Globalizing Carbon

Lock-in”, Energy Policy 34, n°10 (2006): 1185-1197; Geroge Basalla, La evolución de la

tecnología, 2 a ed. (Barcelona: Crítica, 2011).

32. Hugo Palmarola and Pedro Alonso, “Tropical Assemblage: The Soviet Large Panel in

Cuba”, in Beyond Imported Magic: Essays on Science, Technology, and Society in Latin America

ed. by Eden Medina, Ivan da Costa Marques and Christina Holmes (Massachusetts:

The MIT Press, 2014), 159-179.

33. Dolly Jorgensen, Finn Jorgensen and Sara Pritchard (Eds.), New Natures: Joining

Environmental History with Science and Technology Studies, 1 st ed. (Pittsburgh: University

of Pittsburgh Press, 2013).

5. La Palma chilena...

169


con el Estado quienes terminan poblando estas zonas de interés para

el conservacionismo botánico. Presentado así, el caso no debiera

constituir un fenómeno de ecologismo de los pobres, sino un caso de

conflicto con contenido ambiental, en donde el ejercicio sectorial del

Estado (vivienda) pone en riesgo el cumplimiento de otro mandato

sectorial (biotopo).

Una mirada descriptiva permitiría agregar las informaciones disponibles

para establecer el caso; no obstante, una descripción densa con

una aproximación etno-historiográfica permitirá explorar y describir

una situación que no ha sido tratada por las ciencias sociales ni las

humanidades en el modo que la intervención social y, puntualmente,

la intervención socioambiental puede hacerlo. Para ello se pone en

perspectiva el devenir de los acontecimientos y sus estructuras considerando

sus fuentes orales y escritas para configurar una etnografía

del Estado en las comunas de Valparaíso, Viña del Mar y Olmué,

performando el análisis social multicriterio del acaecer en los casos

de estudio, donde la violencia social -física y simbólica- coexiste con

ejemplares de una especie vegetal bajo condición de protección que,

no obstante su relevancia nacional e internacional, es un vecino casi

completamente desconocido para los habitantes del sector.

En una primera aproximación bibliográfica, veamos qué nos

arrojan ciertos trabajos sobre la palma Chilena, que ayudan a dar

más pistas de nuestro caso en perspectiva para la intervención social.

Google Books Ngram Viewer informa un interés intermitente, que

ha sido creciente hasta el año 2000 acerca de la Palma Chilena (la

bibliometría fue observada solo en castellano, dado que en inglés no

hubo reporte, incluyendo la nomenclatura de Jubaea chilensis), tal

como se ve en el gráfico:

170 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


Gráfico 1. Ngram viewer para Palma Chilena

Fuente: Google Books.

En el estudio de la Palma Chilena se han publicado 229 artículos

científicos, en el período 2015-2019, tanto en castellano como en

inglés. De estos, poco más de 40 aluden a Viña del Mar, cerca de 70 a

Valparaíso y 9 que abordan la zona de Olmué. La gran mayoría encaran

los aspectos botánicos y de ecología del biotopo 34 .

34. Rolando Díaz et al., “Descripción estructural de la formación vegetal subtipo Jubaea

chilensis-Lithraea caustica, al interior del Parque Nacional La Campana”, Idesia (Arica)

35, n°1 (2017): 107-117; Alejando Miranda et al., “Regeneración natural y patrones

de distribución espacial de la palma chilena Jubaea chilensis (Molina) Baillon en los

bosques mediterráneos de Chile central”, Gayana. Botanica 73, n°1 (2016): 54-63; Víctor

Quintanilla y Pedro Lozano, “Valoración biogeográfica del bosque mediterráneo esclerófilo

con palmeras (Jubaea chilensis Mol (Baillon)) en la cuenca del Quiteño (Chile), a partir

de la aplicación del método de valoración LANBIOEVA”, Pirineos, 171 (2016): e018,

doi: http://dx.doi.org/10.3989/Pirineos.2016.171002; Víctor Quintanilla y Mauricio

Morales, “Antecedentes sobre los impactos ecológicos de los fuegos y de otros factores

antrópicos en los bosques de Jubaea chilensis (Moll) Baillon: caso de estudio: microcuencas

periurbanas de las ciudades de Valparaíso y Viña del Mar, Chile”, Territorium,

n°25 (2018): 75-88; Marina Fleury et al., “Recruitment dynamics of the relict palm,

5. La Palma chilena...

171


Destacamos, sin embargo, la tesis de Martina Catalán (2015),

Relaciones humano-ambiente en el parque nacional La Campana. Una

trayectoria de encuentros y desencuentros entre comunidades locales y el

área protegida, la cual contribuyó al Proyecto FONDECYT 1140598

(2014-2016): “Antropología del bosque: Horizontes para una protección

socialmente inclusiva de los bosques esclerófilos y templados de Chile”

dirigido por el Dr. Juan Carlos Skewes 35 . Este proyecto demuestra la

necesidad de comprender las relaciones ecológicas de manera integrada

y no en la condición dicotómica Sociedad/Naturaleza y, agregamos para

nuestra propuesta de caso: ni en la dicotomía Urbano/Rural.

En el campo de las ciencias sociales, destacamos el trabajo de Mario

Catalán, del año 2017, Protagonismo Comunitario: prácticas pro-ambientales

articuladas por el equipo de trabajo del Centro Ecológico Jubaea,

tesis realizada para optar al grado de Magíster en Psicología, Mención

Psicología Comunitaria, de la Universidad de Chile.

Del conjunto destacamos el trabajo de Quintanilla y Morales porque

permite apreciar de modo gráfico todo el proceso de invasión de

la especie humana al hábitat de la Palma Chilena y las consecuencias

de estas interacciones 36 . Desde esta entrada bibliométrica y bibliográfica,

nos parece que el estado del arte es incipiente, pero da cuenta de

una zona problemática, la cual no podría ser obviada dado nuestro

intento por filosofar y poner en marcha una historia en acción para

la intervención social. El intento de pensar cartográfico es necesario,

Jubaea chilensis: intricate and pervasive effects of invasive herbivores and nurse shrubs

in central Chile”, PLOS one 10, n°7 (2015): e0133559, doi: https://doi.org/10.1371/

journal.pone.0133559.

35. Ver informe final en: http://repositorio.conicyt.cl/bitstream/handle/10533/220238/1140598.

pdf?sequence=1&isAllowed=y

36. Quintanilla y Morales, “Antecedentes sobre los impactos ecológicos de los fuegos y

de otros factores antrópicos en los bosques de Jubaea chilensis (Moll) Baillon: caso de

estudio: microcuencas periurbanas de las ciudades de Valparaíso y Viña del Mar, Chile”.

172 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


repensar los modos de producción de subjetividad en aquel contexto

es vital, y situarse contra cierto modo de gubernamentalización de la

intervención social es algo que proponemos enfrentar. Por lo mismo,

ampliar lo anterior con otras cartografías de la intervención es necesario

para nuestra actualidad sin menospreciar la historia reciente, la memoria

y su disposición, cuestión relevante para iniciar nuestra exploración

preliminar de esta intervención socioambiental.

Conocer las relaciones interespecies para una intervención

socioambiental

Como ha señalado Ana María Lorandi 37 intentamos conocer la

relación entre estructuras sociales y los acontecimientos que se han

capitalizado como experiencias. Siguiendo su análisis, nos desacoplamos

de la apreciación de una etnohistoria en la lógica de Pease donde se

superponen la etnicidad con la condición de los pueblos originarios,

dejando el campo de las demás alteridades para la Antropología Histórica

o la Historia. En este sentido, la aproximación que aquí se diseña tiene

un carácter etnológico 38 que, sin embargo, es conducido por el estudio

historiográfico donde la jerarquía mayor es de la palabra escrita, seguida

de las visualidades y la historia oral, todo como registro humano,

pero a lo que se podrá añadir la escrituración geológica, edafológica,

botánica o de otros registros no humanos al alcance de las capacidades

humanas de interpretación de las acciones de los actores no humanos

y su capacidad de agencia. Aunque no es parte del diseño de método

de investigación, tampoco se descarta la incursión en paisajes sonoros,

37. Ana María Lorandi, “¿Etnohistoria, Antropología histórica o simplemente Historia?”,

Memoria Americana. Cuadernos de Etnohistoria 20, n°1 (2012): 17-34.

38. Alicia Gonçalves, “Etnografia, etnologia & teoria antropológica”, Revista de ciências

sociais-política & trabalho 1, n°44 (2016): 247-261.

5. La Palma chilena...

173


odoríferos o táctiles, en general, con la sensorialidad de las geografías

emocionales 39 relacionados con el tópico de investigación.

En el campo de análisis se ha constatado el uso de una amplia variedad

de propuestas metodológicas, utilizándose métodos cuantitativos

y cualitativos por separado tanto como triangulaciones y mixturas o

hibridaciones de método 40 . Para nuestro estudio, y de acuerdo a esta

revisión, resulta apropiado sugerir aproximaciones complementarias

(sociales, geodésicas, ingeniería, botánica) para comprender el fenómeno

y responder a la pregunta de investigación.

Por lo anterior, este estudio propone una descripción densa del

fenómeno 41 a partir de la producción de datos generada por la revisión

sistemática de archivos físicos y electrónicos de revistas científicas y

tecnológicas del siglo XX, de entrevistas a la población local, a investigadores/as

relevantes del área de interés, además del examen de

archivos locales, personales y documentación generada por iniciativas

académicas de pre y postgrado.

39. Marta Tafalla, “Paisaje y sensorialidad”, en Teoría y paisaje II: Paisaje y emoción. El

resurgir de las geografías emocionales, ed. por Toni Luna e Isabel Valverde (Barcelona:

Observatorio del Paisaje de Cataluña y Universidad Pompeu Fabra, 2015).

40. Vicente Sánchez, “Asuntos humanitarios, la pobreza y el medio ambiente”, EURE-

Revista de Estudios Urbano Regionales 14, n°43 (1988): 91-98; Ramos, Legey y De Godoy,

“Planificación urbana y medio ambiente”; Gligo, “Medio ambiente en la planificación

latinoamericana: vías para una mayor incorporación”; Hidalgo y Zunino, “La urbanización

de las áreas periféricas en Santiago y Valparaíso: el papel de las relaciones de poder en

el dibujo de la geografía socioresidencial”; Isabel Brain, José Joaquín Prieto y Francisco

Sabatini, “Vivir en campamentos: ¿Camino hacia la vivienda formal o estrategia de localización

para enfrentar la vulnerabilidad?”, EURE-Revista de Estudios Urbano Regionales

36, nº109 (2010): 111-141; Skewes, Rehbein y Mancilla, “Ciudadanía y sustentabilidad

ambiental en la ciudad: la recuperación del humedal Angachilla y la organización local

en la Villa Claro de Luna, Valdivia, Chile”.

41. Clifford Greetz, La interpretación de las culturas, 12ª reimpresión (Barcelona: Gedisa,

2003), 387.

174 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


Se trata de una aproximación que puede ser caracterizada como etnografía

política en tanto pone el acento en fronteras urbanas interiores

o bien enclaves de especies protegidas rodeadas por la urbanización

como expresión de la acción colectiva, la vida cotidiana y la cultura

política. El proceso de producción de información utilizó la generación

de una narrativa resultante de un pluralismo metodológico que enlaza

textos y oralidad para que se expresaran las contrapartes en análisis.

Con todo, tampoco se puede perder de vista que las aplicaciones

cualitativas tienen limitaciones en su uso frente a las cuales se debe permanecer

alerta. Geertz dijo que: “El análisis cultural es intrínsecamente

incompleto. Y, lo que es peor, cuanto más profundamente se lo realiza

menos completo es. Es ésta una extraña ciencia cuyas afirmaciones más

convincentes son las que descansan sobre las bases más trémulas, de

suerte que estudiar la materia que se tiene entre manos es intensificar

las sospechas (tanto de uno mismo como de los demás) de que uno

no está encarando bien las cosas” 42 .

Este principio de incertidumbre se aplica a este estudio que, según

la información disponible hasta ahora, está en proceso de producir

series de datos y requiere de una inventiva que faculte una creatividad

razonable para completar, de un modo que se podría concebir como

gestáltico, un retazo de información que por satelital que pueda parecer

tendrá que ser integrado a la narrativa.

El estudio del caso elegido resulta particularmente competente para

el abordaje del desafío investigativo que se presenta 43 . Tal como se ha

señalado, es un procedimiento que ha venido estableciendo hitos y

42. Greetz, La interpretación de las culturas, 39.

43. James B. Conant, Harvard case histories in experimental science, Volume I, 1 st ed.

(Cambridge: Harvard University Press, 1957); Bent Flyvbjerg, “Cinco malentendidos

acerca de la investigación mediante los estudios de caso”, Reis. Revista Española de

Investigaciones Sociológicas 106, n°1 (2004): 33-62.

5. La Palma chilena...

175


testimonios con las informaciones recabadas a lo largo de los años y

los efectos en el ahora-presente 44 .

Una de las caras significativas de la propuesta integra el razonamiento

espacial como parte de la configuración del problema de intervención 45 .

Uno de los factores cruciales en el caso de estudio es la peculiaridad

de su ubicación y emplazamiento, en donde la factibilidad técnica del

artefacto compite con las condiciones naturales.

Por una parte, se pretende acudir a la documentación de la época

que entrega una representación socio-espacial del territorio en el que

ocurrieron los acontecimientos y, por la otra, se aporta información

acerca del estado actual del emplazamiento de las viviendas y el palmar,

lo que colabora en la consolidación e integración de datos, pues

la apreciación sobre el entorno facilita la conexión entre los elementos

físicos y los dispositivos culturales, estableciendo un diálogo de las

dicotomías objetividad-subjetividad/sociedad-naturaleza.

La ubicación espacial no sólo debe circunscribirse al sitio de

construcción de las viviendas, sino que la técnica empleada aborda

la circulación de los sujetos en función de sus requerimientos para el

funcionamiento en la vida cotidiana, lo que concierne a los canales de

comercialización, de producción y el acceso a los insumos que demanda

su modo de vida.

Son precisamente los flujos y la interacción de mercados los que

permiten la expansión urbana con su proceso de colonización del territorio

donde subsisten las Palmas Chilenas y, también, presumimos,

son determinantes en sus relaciones con el entorno. Desde el punto

de vista geográfico esto puede ser graficado, enriqueciendo el análisis

44. Walter Benjamin, “Sobre el concepto de historia”, en Estética y política, 1ª ed. (Buenos

Aires: Las Cuarenta, 2009), 129-152.

45. Javier Gutiérrez, “Sistemas de Información Geográfica: funcionalidades, aplicaciones

y perspectivas en Mato Grosso do Sul”, INTERAÇOES Revista Internacional de

Desenvolvimento Local 1, n°1 (2000): 41-48.

176 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


al incorporar factores biofísicos a la interpretación histórico-cultural.

El procesamiento mediante sistemas telemáticos, como Google Earth,

permite generar descripciones geográficas que debieran ser consideradas

en el análisis histórico del acceso popular al suelo, implementando al

menos en un nivel básico el uso Sistemas de Información Geográficos

que complementan la visita a terreno en el área 46 .

La Palma Chilena: el habitante que permanece

La Palma Chilena puede llegar a vivir 700 años. La situación de

convivencia de asentamientos humanos y palma chilena tiene varios

casos en la zona comprendida entre las regiones de Coquimbo y Maule

(habida la información de presencia de Jubaea chilensis en comunas

como Valdivia). En la Región de Valparaíso la situación se manifiesta

con contundencia en las comunas: 1) Olmué-Hijuelas, donde se encuentra

el Parque Nacional La Campana y los problemas de disputas

con la comunidad Mariana Osorio se han sostenido por décadas 47 ; 2)

Viña del Mar, con dos palmares relevantes, uno intervenido por las

obras de la Ruta 60CH y otro en la quebrada Francisco Vergara; 3)

Valparaíso, palmar ubicado en la quebrada Cabritería. Este último

espacio territorial ha sido lugar del Centro de Educación en Ecología

y Desarrollo Humano JUBAEA 48 .

46. Angel Felicísimo, “Aplicaciones de los modelos digitales del terreno en las ciencias

ambientales”. (Tesis Doctoral, Universidad de Oviedo, 1992).

47. Glenda Galleguillos y Carolina Torres, “Informe: Parque Nacional La Campana”.

(Informe final práctica nivel III, Universidad Nacional Andrés Bello, Viña del Mar). Inédito.

48. Mayra Salas y Pedro Contreras, “Informe: Jubaea”. (Informe final practica nivel I,

Universidad Nacional Andrés Bello, Viña del Mar). Inédito; Gabriela Araya, Romina

Baeza y Nicol Garrido, “Informe: Fortalecimiento de una organización”. (Informe

Práctica nivel mesosocial, Universidad Nacional Andrés Bello, Viña del Mar). Inédito;

Victoria Cortez, “Informe: Práctica microsocial”. (Informe final practica microsocial,

Universidad Nacional Andrés Bello, Viña del Mar). Inédito; Yasna Barrera y Franco

5. La Palma chilena...

177


Otros puntos de referencia, de un tiempo anterior, se encuentran

en la Revista En Viaje, editada mensualmente por la Empresa de

Ferrocarriles del Estado de Chile, que en su número 468 de mayo de

1973 publicó el artículo “Cocalán, palmerío de leyenda y realidad”,

escrito por Guillermo Yungue 49 donde se destaca que en 1972 se publicó

la ley 17.699 que declaró a “Las Palmas de Cocalán” como Parque

Nacional. Este documento enuncia una serie de representaciones,

significados y significantes enlazados con los palmares y los individuos.

Entre otros aspectos se describe la actividad productiva relacionada

con la miel de Palma.

El Decreto 908 y la clasificación de especies silvestres:

el vegetal interdicto

El Decreto del Ministerio de Tierras y Colonización 908, publicado

el 26 de Julio de 1941 abordó el problema de “la explotación intensiva

con que se viene realizando los palmares existentes en nuestro suelo, no

es difícil prever el exterminio en un futuro próximo de la palma chilena”.

Este interés en la regulación de las relaciones con algunas especies

vegetales en la década de 1940 no fue único. Por ejemplo, pocos meses

después, entre septiembre y octubre del mismo año se dictaría el Decreto

1.427 dado que: “(...) las medidas adoptadas administrativamente

para impedir la explotación indebida, por particulares, de la yareta, no

han dado resultados satisfactorios, ya que éstos continúan extrayendo

esta planta, sin los permisos correspondientes y sin pagar al Fisco los

derechos respectivos por verificarse la explotación en terrenos fiscales”.

Urrejola, “Informe: Intervención mesosocial”. (Informe de práctica, Universidad Nacional

Andrés Bello, Viña del Mar). Inédito.

49. Guillermo Yungue, “Cocalán, palmerio de leyenda y realidad”, Revista En viaje,

468 (1973): 19-25.

178 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


El Ministro de aquel momento, Rolando Merino Muñoz 50 , fue

quien firmó estas dos normativas el mismo año 1941. Desconocemos

hasta ahora qué circunstancias apuntalaron estas decisiones o cuál fue

la cadena de decisiones y los antecedentes tenidos a la vista a la hora

de establecer este grado de control y preocupación tanto por la Yareta

como por la Palma Chilena. No obstante ello, no deja de ser un acto

interesante de ser considerado para y por la Historia Ambiental 51 .

El caso es que el decreto 908 ya mencionado declaró, según indica

su título, “forestales los terrenos que comprenden zonas de Vegetación

natural de palma chilena y reglamenta su Explotación”. De los 5

artículos que componen el instrumento legal, el primero establece el

objeto, vinculando la Palma Chilena con un cierto medioambiente, el

segundo establece la obligación de declarar su presencia a los dueños de

terrenos con ejemplares de esta especie, el tercero prohibe la corta sin

autorización previa, la que, de ser expedida, obliga a la replantación de

la misma especie, el cuarto ofrece franquicias de la ley de bosques, que

correspondía al Decreto 4.363 del Ministerio de Tierras y Colonización,

publicado el 31 de Julio de 1931, es decir, 10 años antes.

En concordancia con ello, en 1965 el Decreto 30 del Ministerio

de Obras Públicas; Subsecretaría de Obras Públicas, estableció en el

artículo 35 del Plan Intercomunal y la Ordenanza de Valparaíso 52

que existían diversas áreas verdes e indicando que: “En estas zonas

no se permitirán las instalaciones de avisos o propaganda Comercial,

50. De Rolando Merino Muñoz sabemos que era abogado, militante del Partido Socialista

y que ejerció el cargo entre el 28 de septiembre de 1939 al 2 de abril de 1942.

51. Considérese que el mismo ministerio el 31 de Mayo de 1941 a través del Decreto

374 le dio existencia legal al Parque Nacional de Puyehue. Se pretendía evitar “el agotamiento

de las masas boscosas y la destrucción de las bellezas naturales panorámicas

admiradas por el turista”.

52. Decreto 30 Aprueba el plan intercomunal y la ordenanza de Valparaíso. Ministerio

de obras públicas; subsecretaría de obras públicas. Fecha Publicación: 01-MAR-1965.

Biblioteca del Congreso Nacional, www.bcn.cl

5. La Palma chilena...

179


con el objeto de proteger el paisaje.” Se agrega a continuación que:

“Para los efectos de su preservación, aquellos lugares en que exista

áreas de flora autóctona y de carácter especial, deberán ser consideradas

como áreas verdes de uso público por los Planos Reguladores

Comunales, cuando estén en el área urbana; los siguientes bosques

naturales deberán ser considerados: (...)”, incluyéndose en la lista

la Quebrada Quinta Vergara, que es nuestra área de interés 53 .

Este marco normativo nos ilustra el espacio institucional en el que

se desplegó la mediación del Estado en la convivencia interespecie 54 .

Esta cosmopolítica comenzó a interactuar de modo que, en el siglo

XXI, podemos comparar las fichas de “Antecedentes de Especie” 55

elaboradas por organismos públicos y disponibles desde el Ministerio

de Medio Ambiente de la república de Chile.

Como se verá, el Sujeto Palma Chilena se encuentra en estado

de interdicción y circunscrito a unas ciertas áreas de conocimiento

humano. En este ámbito, las ciencias sociales y las humanidades han

sido, al menos, omitidas. 56 En esta sección iremos desentramando el

53. Esta norma fue derogada, encontrándose vigente la “Resolución 31; Resolución

31/4/128. Promulga Plan Regulador Metropolitano de Valparaíso. Gobierno Regional V

Región De Valparaíso”. Aquí, además de incluirse la Quebrada Quinta Vergara se incluyó

Quebrada Cabritería, entre otros varios sitios ahora definidos como suelo Área Verde.

54. Bruno Latour, “De la mediación técnica: filosofía, sociología, genealogía” en Sociología

simétrica Ensayos sobre ciencia, tecnología y sociedad, ed. por Miquel Domènech y Francisco

Tirado (Barcelona: Gedisa, 1998), 249-302.

55. Otra ficha se encuentra disponible en: http://www.mma.gob.cl/clasificacionespecies/

Anexo_tercer_proceso/plantas/Jubaea_chilensis_FINAL.pdf

56. El 27 de septiembre de 2017 la página Web de la Corporación Nacional Forestal

(CONAF) publicó la noticia: “Analizan estado de conservación y herramientas de protección

de la palma chilena en Olmué”; en este comunicado se incluye una fotografía

que a pie de la imagen señala: “Ingenieros forestales, biólogos y geógrafos, entre otros

profesionales, evaluaron las medidas que implementó este año el organismo, con el fin

de resguardar la supervivencia de la palma chilena”. https://www.conaf.cl/analizan-estado-de-conservacion-y-herramientas-de-proteccion-de-la-palma-chilena-en-olmue/

180 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


enredo (entaglement) en el que se ha ido tejiendo su vida institucional

en el proceso de producción de una nueva naturaleza 57 .

40 años después de la dictación del Decreto 908 del Ministerio de

Tierras, en la década de 1980 varias iniciativas ampliaban el rango de

preocupación a un número cuantioso de especies que, en las lógicas

botánicas, debían ser clasificadas. Su génesis podría situarse en el libro

Chile: Plantas en extinción, del botánico Carlos Muñoz Pizarro de

manera que en 1989 pudo publicarse el Libro rojo de la flora terrestre

de Chile, editado por Iván Benoit y publicado por CONAF donde se

sistematizaron los resultados de un simposio realizado en Agosto de 1985.

Por supuesto que la Palma Chilena fue incluida en el Libro Rojo

clasificada en la Sección B de las especies arbóreas y arbustivas, en calidad

de Vulnerable 58 . Esta situación no se ha modificado hasta ahora,

en tanto la institucionalidad si ha ido experimentando mutaciones

que tendremos en consideración. Oficialmente se indica que: “En

Chile, entre el año 2005 y abril de 2012, esta clasificación fue efectuada

en virtud del Decreto N° 75 de 2004 del Ministerio Secretaría

General de la Presidencia del Medio Ambiente, mediante el cual se

dictó un procedimiento normalizado denominado “Reglamento para

la Clasificación de Especies Silvestres”, frecuentemente designado con

la sigla RCE. El 27 de abril de 2012, este reglamento fue remplazado

por el Decreto N° 29 de 2011 del Ministerio del Medio Ambiente que

dictó el nuevo Reglamento para Clasificar Especies según Estado de

Conservación (denominado con la sigla RCE). (...) Este Reglamento

es el procedimiento oficial que Chile debe utilizar” 59 .

57. Jorgensen, Jorgensen and Pritchard (Eds.), New Natures: Joining environmental history

with science and technology studies.

58. Iván Benoit, Libro rojo de la flora terrestre de Chile, 1 a ed. (Santiago de Chile:

CONAF, 1989), 85.

59. Ministerio Medio Ambiente, “Clasificación de Especies”, https://clasificacionespecies.mma.gob.cl.

5. La Palma chilena...

181


Este procedimiento administrativo, de corte cartesiano y con una

lógica administrativa borbónica incrustada en las derivas del derecho

positivo 60 , es el que le da origen a los “Procesos de clasificación RCE”

y desde donde emanan las “Fichas”. El registro de especies indica que

para las comunas de Valparaíso y Viña del Mar se pueden identificar

un total de 286 en condición de Vulnerabilidad, una de las cuales es

la Palma Chilena, Kankan o Jubaea Chilensis 61 .

La Vulnerabilidad, re-ensamblando lo global con la

intervención social

La institucionalidad, desde la primera parte del siglo XX, comenzó

a procesar la vulnerabilización de la Palma Chilena. Su ficha en el

“Inventario nacional de especies de Chile” detalla una gran cantidad de

datos relativos a su categoría de conservación, descripción morfológica,

historia natural, distribución, información poblacional y, nuestro foco

de interés, las amenazas.

Se indica que los tipos de amenazas para la especie son: “Pérdida

de Hábitat / Degradación (Causa antrópica); Especies Exóticas invasoras

(impactando directamente la especie); Cosecha (Caza/Captura);

Contaminación (afectando hábitat y/o especie); Desastres Naturales” 62 .

Luego, esta ficha de cuasi-caso social informa la “Descripción de amenazas”

en donde se sintetizan 8 factores identificados en el Palmar de

Ocoa, dentro del Parque Nacional La Campana extrapolando estos

datos a todos los territorios con presencia de Palma Chilena.

60. Arellano, “Análisis social multicriterio: reflexiones en torno a la institucionalidad

ambiental, en la región de Valparaíso, Chile”.

61. Ministerio Medio Ambiente, “Inventario nacional de especies de Chile”, Ficha Palma

Chilena en: http://especies.mma.gob.cl/CNMWeb/Web/WebCiudadana/ficha_indepen.

aspx?EspecieId=251&Version=1

62. Ministerio Medio Ambiente, “Inventario nacional de especies de Chile”.

182 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


Los 9 factores reconocidos como amenazas son:

1. Ganado doméstico por su herbivoría y ramoneo.

2. Extracción de agua.

3. Sequía y Cambio Climático.

4. Incendios Forestales.

5. Extracción de recursos biológicos del bosque.

6. Especies exóticas invasoras.

7. Expansión urbana.

8. Deforestación.

Vista esta lista no resulta comprensible que en los Tipos de amenaza

se haya incluido a los desastres naturales. Como se puede apreciar

a simple vista, todos los factores identificados son resultados de

la intervención antrópica, exactamente aquello que el concepto del

antropoceno intenta aprehender: la aparición de una especie dentro

de la natura que ha (o habría) tenido la capacidad de intervenir en los

procesos planetarios a escala geológica.

Mirando lo anterior y aquellos procesos de institucionalización es

que sostenemos aquí que esta situación podemos concebirla como el

antropoceno contra la Intervención Social en el caso de la Palma chilena.

El campo de disputa que se puede cartografiar aquí no apunta a

relativizar el daño infringido que equivaldría a negar la disminución

de 5 millones a 120 mil individuos en poco más de 150 años. Lo que

aquí debemos poner en tensión en virtud del análisis es el punto de

inflexión en que la misma especie que produce el problema es la que

elabora mecanismos de adaptación.

Concentraremos la mirada en uno de los factores que se ha establecido

como amenaza para la Jubaea Chilensis: la expansión urbana.

Al respecto se informa que: “Otra importante amenaza para la especie

es la expansión demográfica o expansión urbana, precisamente por

encontrarse en zonas altamente pobladas con centros urbanos de

5. La Palma chilena...

183


importancia nacional como la Conurbación Valparaíso Viña del Mar,

con una alta demanda de usos de suelo habitacional: ‘se intervienen en

primera instancia los bosques para ocupar terrenos en laderas de colinas,

y alrededor de 1960, este paisaje se va paulatinamente fragmentando,

lo cual al ir presentando espacios abiertos, permite que surja una nueva

amenaza a estos ecosistemas: la llegada anual y casi regular de los fuegos

forestales estivales’ (Quintanilla, 2009)” 63 .

Es algo desconcertante las combinatorias que se producen y que hemos

podido constatar en la secuencia de ensamblaje institucional Decreto-

Clasificación de Especies-Inventario de Especies. Resalta de inmediato

que la aclaración del parámetro de información, el Palmar de Ocoa,

tenga capacidad diagnóstica para un área urbana. Esta contradicción

es acompañada de otra inconsistencia en tanto la mayor consecuencia

de la expansión urbana sería, siguiendo la propia lista de amenazas, el

punto 4 referido precisamente a los incendios forestales y que no tiene

un solo dato atingente al Palmar de Ocoa y si alude exclusivamente a los

incendios de 2012 y 2017 que afectaron a 771 Palmas Chilenas. No se

puede soslayar que en este relato se incluye una expresión curiosa que

navega a la deriva en el campo de los juicios de valor responsabilizando

del problema, añadido a los incendios, de la extracción de semillas de

Palma a: “seres humanos inescrupulosos”.

También cabe hacer notar que la regulación en 1941 apuntó a

la prohibición de la tala de Palma Chilena sin autorización, la que

estaría ligada a la replantación, pero en ningún caso restringió una

convivencia que empezó a gestarse dado el crecimiento urbano en

dirección a las áreas de hábitat de esta especie amenazada y catalogada

como Vulnerable. Una observación preliminar nos permite hacer de

esa convivencia una vida examinada para recalibrar la solidaridad

interespecies que se ha generado a fuerza del encuentro entre Palmas

y humanos. Bajo este respecto y como podemos apreciar hasta aquí,

63. Ministerio Medio Ambiente, “Inventario nacional de especies de Chile”.

184 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


la institucionalidad ambiental ha procedido de manera de advertir

e intentar regular el comportamiento humano en clave dicotomía

Naturaleza/Sociedad 64 . Lo humano contra la naturaleza. Sin embargo,

en este modo anti-antropocéntrico o de “seres humanos inescrupulosos”

no se valora los otros modos de intervención en lo social implicados

en la convivencia y cercanía de los integrantes del actor-red y sus

respectivas capacidades de agencia.

La expansión urbana, como efecto metabólico, tiene una explicación

en la trayectoria del acceso popular al suelo que no resulta posible

desarrollar aquí, pero que no puede ser obviada 65 . La aproximación

etnológica aún no se encuentra consumada, pero aquí es posible compartir

las primeras aproximaciones de campo gracias a observaciones

esporádicas y un acercamiento a una de las zonas de la parte alta de

Viña del Mar, en el Área de Nueva Aurora, gracias a una tentativa de

proyecto de investigación que logró producir información preliminar 66

con la que podemos apreciar una contracara a las lógicas patrimonialistas

y de segregación.

El recorrido del punto puede comenzar por la Escuela Villa Monte,

de Nueva Aurora en Viña del Mar. Este establecimiento educacional,

la F-337 administrada por la Corporación Municipal Viña Del Mar

para el Desarrollo Social, en su Proyecto Educativo Institucional indica

que se encuentra en un barrio “próximo a un espacio natural de

64. Descola y Pállson, Naturaleza y sociedad: Perspectivas antropológicas.

65. Arellano, “Historia local del Acceso popular al Suelo. El caso de la ciudad de Viña

del Mar”; Ossul-Vermehren, “Lo político de hacer hogar: una mirada de género a la

vivienda autoconstruida”.

66. Ignacia Gamboa y Carolina Lucsich en su etapa preliminar de tesis de pregrado en

Trabajo Social realizaron un planteamiento que, dadas las restricciones de pandemia,

tuvo un giro que cambió el foco de interés. Sin embargo, del material gráfico y de algunas

entrevistas hemos recuperado algunos aspectos que resultan de gran utilidad para

nuestro recorrido analítico.

5. La Palma chilena...

185


reserva a la Palma Chilena, especie

protegida, actualmente patrimonio

natural” 67 . En su reseña histórica

se indica: “La Escuela Villa Monte

toma su nombre del barrio ubicado

en el tradicional sector de Nueva

Aurora, donde hasta la actualidad

existen palmares. Por esta razón,

nuestra insignia está representada

por tres palmas chilenas” 68 . Todavía

más, la escuela, durante un cierto

periodo de tiempo, ha hecho reflejo

de la relevancia del entorno

representando la vegetación pero,

especialmente la Palma Chilena,

en el frontis de la edificación con

un vistoso mural.

El entorno al que se refiere el

Proyecto Educativo Institucional es el

Fig. 1. Vista parcial del frontis de la Escuela

Villa Monte F-337 a inicios de 2020.

Fuente: Fotografía de Ignacia Gamboa

Fonfach y Carolina Luscich Montalva.

que se puede apreciar visitando el área, pero también gracias a herramientas

digitales como Google Maps, combinado con Google Street y Google Earth.

Respecto de esta imagen, la posición de el/la visitante la Escuela

Villa Monte se encuentra a la izquierda, en una cota superior en

varias docenas de metros. Este punto de observación se encuentra

en la quebrada en torno a la cual por el lado izquierdo fueron creciendo

las áreas de la Quinta Vergara, Viña del Mar Alto y Nueva

Aurora, mientras que a la derecha de la imagen se encuentra el sector

67. “Proyecto Educativo Institucional. Escuela Villa Monte F-337. Corporación Municipal

Viña Del Mar para el Desarrollo Social”, 8 de mayo de 2021,

http://wwwfs.mineduc.cl/Archivos/infoescuelas/documentos/1712/ProyectoEducativo1712.pdf

68. “Proyecto Educativo Institucional. Escuela Villa Monte F-337”.

186 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


Fig. 2. Vista desde Navarrete #324, Viña del Mar.

Fuente: Flavio Alvarado Hernández.

de Forestal, que abarca una enorme área geográfica que va desde

el Hospital Gustavo Fricke hasta la variante Agua Santa y ruta Las

Palmas, ambas conducentes a la Ruta 68 de Valparaíso a Santiago.

Son muchos los puntos de encuentro entre la ciudad y las Palmas,

y debemos decir que el acercamiento a esta zona en específico ha sido

solo producto de una elección aleatoria. Es apenas un cierto punto de

inicio para una indagación que requiere un proceso de inserción en la

investigación de más largo aliento y dotado de los recursos institucionales

y materiales apropiados para la envergadura de un programa de

estudios inter y transdisciplinarios. La figura 3 ilustra someramente

la complejidad del fenómeno a observar: la convivencia y solidaridad

interespecies.

5. La Palma chilena...

187


Fig. 3. Vista parcial desde Villa Monte. Se aprecia el tipo de constitución de

barrio. Las flechas indican algunos ejemplares de Palma Chilena Fuente: Archivo

personal Nelson Arellano-Escudero

Resulta evidente que las representaciones visuales del frontis de

la escuela y la domesticación de la Palma Chilena a través de su incorporación

en la insignia del colegio no son más que la extensión y

reconocimiento de una forma de vida. Desde luego, ello diluido en una

vida cotidiana donde los múltiples factores, demandas y condiciones

de la vida social contemporánea dejan poco lugar a la relevancia de

esta situación, al punto que todo ello debe ser relevado y puesto en el

campo discursivo como un hecho excepcional, en vez de desplegarlo

como un elemento más de la invención de lo cotidiano 69 .

La figura 4, la última de la serie, permite tener una vista cartográfica

de los tres principales puntos de conexión entre las institucionalidades

y los modos de vida en el territorio, donde se resumen los problemas

69. Michel De Certeau, La invención de lo cotidiano I: artes de hacer, 1ª ed. (México

D.F.: Universidad Iberoamericana, 2000), XLI - XLVIII.

188 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


Fig. 4. De izquierda a derecha: Vista parcial del Área de Villa Monte, Quebrada

Quinta Vergara y un segmento de Forestal. Fuente: Elaboración propia sobre

imagen de Google Earth (2021).

cosmopolíticos de la desglobalización, reseñada en las fragmentaciones

institucionales, sus contradicciones, con su arquetípico estructuralismo

que cercena las miradas, reduce y mecaniza las lógicas de pensamiento-acción

y fosiliza los discursos incapacitando a los actantes

en la labor de integración de los procesos complejos. Por lo mismo,

esta nueva entrada a la relación interespecies se hace vital para volver

sobre la intervención socio ambiental, haciéndonos repensar el modo

de intervención misma.

5. La Palma chilena...

189


La Palma Chilena y sus posibilidades para la intervención

socioambiental en lo social

El estudio realizado, en este caso, permite apreciar desde la intervención

socioambiental que, no obstante la fragmentación institucional,

cuyos intersticios habitualmente es llenado por la subjetividad de los

actores sociales humanos, es capaz de integrar los elementos dispersos

o bien considerados contrapuestos. En este sentido, en la Escuela Villa

Monte encontramos una tramitación institucional que se desacopla

de la tendencia Anti-antropocéntrica y se dirige hacia la solidaridad

interespecies en tanto constitución de un discurso político capaz de

recomponer la acción social y/o comunitaria. Un integrante de esta

comunidad educativa señala: “Somos la primera parte donde se mezcló

la palmas con la gente, porque hay sectores en Viña del Mar y en

Valparaíso, donde está la gente y al frente y están las Palmas, bajas la

quebrada y puedes ver las Palmas, aquí lo que pasó es que la conurbación

se mezcló con el palmar y si tú miras acá afuera, hay muchas casas que

en el patio tiene una Palma” (...) “aquí lo que se hizo fue un estudio, de

las características del barrio, nosotros cuando analizamos el barrio, no

llegamos a la conclusión de ser una escuela medio ambiental, cuando

analizamos el barrio, llegamos a la conclusión que había un factor en

el ecosistema del territorio que era determinantes para la identidad de

la escuela y del barrio” 70 .

Esta comprensión del entorno como un “sí-mismo” que puede

ser leído como un “en-sí-mismo” arroja un resultado completamente

distinto del pretendido por la regulación de mediados del siglo XX

donde la Jubaea Chilensis fue catalogada como un ser intocable, salvo

la exención otorgada por la autoridad respectiva. En la parte alta de

Viña del Mar la Palma no solo fue tocada, sino que está siendo cuidada

70. Docentes Escuela Villa Monte, entrevista realizada por Ignacio Gamboa y Carolina

Lucsich, Enero de 2020.

190 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


en la medida de las posibilidades de sus vecinos y vecinas de la especie

humana. “(…) los pobladores no cortan palmas y van pasando los

decenios y eso se mantiene, sin quien nadie le diga que no lo hagan”

(...) “hablando de gente en situación de pobreza extrema, también salió

entre otras cosas, la claridad respecto al valor económico que para ellos

tiene, porque si tú en tu casa tienes una Palma, esa Palma significa un

racimo, que cae más o menos en marzo o abril, o sea, cuidar la Palma

significa una ganancia económica directa, que puede ser otra razón del

por qué las cuidan” (...) “Nos dimos cuenta que en el territorio hay un

saber sobre las Palmas, que tiene una historia de vida social, porque es

muy común que, en época de cosecha, los niños traen [a la escuela] de

colación coquitos de Palma, lo venden en la calle, es como algo muy

instalado en su vida diaria y para nosotros ha sido bien exitoso trabajar

el tema” 71 .

La intervención en lo social no es un proceso continuo ni homogéneo,

pero sin embargo, tal como en la investigación social según

Geertz, las premisas aunque febles deben ser consistentes: “Se podría

concluir que todas nuestras prácticas ambientales están bajo de un

objetivo, que es de generar un ciudadano responsable en cuanto a su

territorio, con sentido crítico, siempre, si buscamos alguna iniciativa

o actividad, es buscando estas características en el alumno nuestro” 72 .

En esta aproximación preliminar se constata que la pluralidad del

Actor-Red requiere un ensamblaje de los componentes institucionales

con sus derivas en los modos de vida.

Si bien no cabe aquí desplegar mayores informaciones, no se puede

dejar de considerar una iniciativa que en Google Street aparece domiciliada

en calle Navarrete #324, Viña del Mar y que se autodenomina

71. Docentes Escuela Villa Monte, entrevista realizada por Ignacia Gamboa Fonfach y

Carolina Luscich Montalva, Enero de 2020.

72. Docentes Escuela Villa Monte, entrevista realizada por Ignacia Gamboa Fonfach y

Carolina Luscich Montalva, Enero de 2020.

5. La Palma chilena...

191


“Parque Natural KanKan” 73 . Su declaración establece que: “El Parque

Natural Kan-kan nace de la idea de proteger la quebrada Quinta

Vergara, que actualmente es parte del Santuario de la Naturaleza El

Salto. En su recorrido se pueden presenciar una gran cantidad de

Palmas Chilenas siendo una de ellas, y el atractivo principal, la famosa

Palma en Espiral”. Digamos, entonces, que las formas de convivencia

son múltiples y esta diversidad es la principal virtud que debiera ser

resguardada, en vez de las lógicas de extracción, apropiación y despojo.

Sin duda que los estudios de la Economía Ecológica y de la Economía

de lo Común podrán aportar elementos que desmitifiquen el imaginario

de la “Tragedia de los Comunes” 74 .

En nuestro desafío aquí presentado, que ha sido la problematización,

hemos podido contemplar un cierto campo conceptual que permite

restituir el binomio Naturaleza/Sociedad, que ha sido fragmentado por

la dicotomía Naturaleza/Sociedad. La comprensión de la vida social

también como vida natural o, como ya lo dijimos con Agamben, para

el griego antiguo, la zoe (Ζωή) como vida y la bios (βιο) como vida

política, impulsa una reflexión acerca de la vida política de la Palma

Chilena, en tanto sujeto protegido y considerado vulnerable en el

ámbito ecosistémico. Y por las circunstancias de los modos de vida en

la actual República de Chile, llega a enfrentar una condición de convivencia

forzada con un segmento de la población: los sujetos vulnerables

de la especie humana. Esta condición, no obstante, resultar evidente

en un espacio territorial definido, dialoga de manera heterodoxa con

73. Ver https://www.facebook.com/parquenaturalkankan/about Para más imágenes,

aunque combinadas con el Jardín Botánico de Viña del Mar, ver https://www.flickr.

com/photos/fjbn/3100843453/in/photostream/. Es posible visualizar un recorrido de

caminata por el área de Quebrada Quinta Vergara gracias al video: “Parque Natural Kan

Kan, Viña del Mar”, https://youtu.be/-6niwLe307s

74. Elinor Ostrom, Governing the commons: The evolution of institutions for collective

action, 1 st ed. (Cambridge University Press, 1990).

192 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social


distintas entidades del Estado en donde encontramos diferentes formas

de tratamiento para las distintas características del mismo fenómeno.

La desglobalización que presenciamos aquí, situados en un relativamente

pequeño espacio de frontera en la que, por supuesto, se establece

una convivencia, es decir una vivencia compartida de lo cotidiano, nos

ofrece un caso de estudio para comprender la fractalidad del Estado y

la fragmentación Antropocénica que en conjunto fracturan el antropocentrismo,

criminalizándolo, despojando de vida política tanto a la

Palma Chilena como a los humanos que conviven con ella. Dos sujetos

quedan en condición de Nuda Vida institucional en circunstancias

que sus vidas cotidianas demuestran formas de solidaridad que aún

no llegamos a estudiar.

Sabemos que esta es solo una primera aproximación a la observación

de esta solidaridad interespecie, no obstante, ella nos permite establecer

la hipótesis de que la sobrevivencia de las especies depende de las formas

de colaboración que encuentran o producen entre sí. En este sentido,

la intervención social acaecida en el dispositivo de un establecimiento

educacional, merece una atención especial en tanto avance significativo

en el reconocimiento de un saber local, originado en el conocimiento

de sentido común, que también parece haber contribuido a la sobrevivencia

de una especie que pasó en pocos siglos de una población de

5 millones, a unos cientos de miles.

Como se puede colegir y aprender de esta aproximación, la intervención

social necesita mirar más y mejor la biocenosis, y escuchar

más para aprehender mejor.

5. La Palma chilena...

193





Proyecto Mosaico cierra aquí una etapa de su proceso mayor. Sin duda,

no se agota, pero lo medular ha podido ser descrito según lo señalado

al iniciar: como un trayecto de lo gráfico y sus entrelazamientos de la

historia trazada en el espacio inter-medio del escrito (Parte dos). La

apuesta por un recorrido exploratorio comprensivo, que le adosa

Humanidades a la intervención social, ha encontrado (descubierto) e

inventado (creado) una serie de combinaciones que ofrecen aperturas

para generar conexiones y perspectivas. Este descubrir, inventar y crear

ha intentado tomar distancia de la lógica científica epistemológica del

“producto”, de aquella lógica de las mercancías que fácilmente nos

subjetiva el capitalismo actual, en el decir de Bifo. Creemos que las

invenciones y creaciones desplegadas en este libro tienen que ver con

su tesis central: agujerear la noción de intervención desde miradas y

lecturas que al entrelazarse con otros planos permitieron pensar más

allá de lo meramente humano en su campo social y planetario. Por

197


supuesto, sin obviar enfoques y perspectivas desde sus posibilidades

interescalares; sin olvidar los aportes filosóficos e históricos, en un intento

por complementar el largo monólogo que las Ciencias Sociales

han impartido.

Por eso es que la deriva de filosofía a la historia, de las Humanidades

a la economía ecológica y la integración de los tiempos en el tiempo

permitieron apreciar la cristalización de la intervención social cartográfica.

Y desde ahí tomamos nota de las otras cartografías, permitiendo

que estas derivas produjeran enrolamientos y ensamblajes que problematizan,

sin duda, la aproximación al mundo social sin restringirlo a

un plano puramente humano. Se hace otro tipo de cartografía, una

que se pliega al pensamiento para hacer descalzar una realidad dicotómica

permitiendo que los territorios no coincidan con los mapas,

aperturando otras geografías y otros mapas de relaciones más allá del

antropoceno, sin olvidar sus apuntes y derivas en el marco capitalista

histórico, actual, y su impronta de la modernidad.

En este nuevo plano, que delinea una mirada oblicua de la realidad,

dejamos circular la intervención social mostrando que tiene algo que

pensar y decir. Dicho de otro modo, es posible repensarla, es posible

refundar prácticas sociales a partir de buscar nuevas (o distintas) entradas

a la noción de intervención social para retomar sus distintos

campos epistémicos, metódicos y políticos sin olvidar los aportes de las

Humanidades; ahí se juega la posibilidad de continuar ampliando su modo

de pensar-acción. Sin duda, este camino será la persistencia del Proyecto

Mosaico, pues aún queda mucho por hacer, por estudiar e investigar.

La gestualidad entrelazada se logra forjar con cierta nitidez en este libro

como artefacto inicial, pues aquí hemos logrado plasmar discusiones de

varios años en que los contextos de la revuelta social chilena, la pandemia

mundial, que con sus esperanzas y desesperanzas, también se entretejen.

No obstante, el desarrollo de la obra y su proceso escritural (tanto el

sedimento de los años anteriores como lo resultante del mismo libro),

198 Parte Tres. El inicio como revisión de una trayectoria


fue presentándonos obstáculos que fueron abordados y que generaron

resultados diversos; algunos resueltos, otros que han quedado abiertos

a un desarrollo posterior y un grupo de desafíos que abren nuevas-otras

preguntas y tareas para el programa de desarrollo de las Humanidades

para la intervención social. Sin ir muy lejos, ampliar los recorridos

sociales de la propia intervención en sus campos epistémicos y políticos

con la ayuda de la filosofía y la historia consolidaba nuestra historia

de trabajos. Sin embargo, abrirnos a discusiones de orden teóricas y

metodológicas en un entrecruce de distintas perspectivas para abordar

estas cuestiones no fueron fáciles, había que realizar el trabajo investigativo

respecto a lo señalado de la intervención social: ella era un texto

a descifrar e intentar desmontarla de un marco referido a un proceso

social modernizador y humanista era un desafío mayor.

Si imponía un desafío de gran alcance, ya que seguir la trama

que habíamos supuesto respecto a la intervención implicaba abrir

las relaciones entre procesos sociales, las prácticas que ahí se involucraban

y sus vinculaciones con los espacios territoriales en un juego

inter-especies (o más-que-humanas, como hemos señalado). Como lo

ha hecho la geografía en lecturas recientes 1 , fue relevante abrirnos a

perspectivas que iban más allá de nuestras miradas disciplinares para

lograr hacer devenir una lectura en que realmente la filosofía y la historia

se urdieran con cierta noción de pensamiento, acontecimiento,

cartografía, memoria, ecología, instituciones y relación inter-especie.

Más allá de las materialidades y sus objetivaciones de la realidad, en

estos engranajes pretendimos ir descifrando la intervención social

como texto, en que sus textualidades fueran arrojando otros sentidos

y otros modos de aproximarnos a una fabricación particular de modos

de prácticas sociales y culturales. Había que ir deviniendo, había que

ir reentendiendo lo de la subjetividad, su producción contingente en

1. Enrique Aliste y Andrés Núñez, Geografías del devenir. Narración y hermenéutica

geográfica, 1ª ed. (Santiago de Chile: Lom ediciones, 2021), 44-50.

Apostilla. Devenires y proyecto Mosaico: volver a iniciar

199


un espacio temporal y territorial amplio (de modo ecosófico) en que se

pudiese volver a comprender las cartografías trazadas, sus fronteras,

sus modos de instituirse y de generación de ciertas relaciones más que

humanas. En este sentido, las preguntas emergentes que se abren son

variadas y desafiantes: ¿cuán social es la agencia de los naturfactos?

¿aquella intervención en la naturaleza (humana y más-que-humana)

qué lógica requiere? ¿de qué maneras integramos la estética y ya no

solo la ética a los desafíos de los proyectos políticos? ¿la intervención

cartográfica debería alentar una democracia insurgente?, solo por

mencionar algunas búsquedas posibles.

Ahora bien, retornemos sobre algo de lo señalado en el punto anterior

de esta apostilla. La posibilidad de repensar las propias prácticas

sociales de la intervención social no solo fue el impulso inicial para

armar la parte dos e intermedia del libro, sino que nos percatamos

que fue también el impulso para abordar aquel trayecto primero: …

de lo gráfico y sus trayectorias (bio)gráficas. Lo nuevo que abría el libro

en el capítulo uno, al intentar situar la relevancia (y también sus

dificultades) de la filosofía y la historia para la intervención social,

estaba asociado a un proceso de refundación de las prácticas sociales,

pero sin olvidar los ámbitos epistémicos, políticos y metodológicos

de la intervención social. Era necesario imponer un gesto irónico y

contestatario: elegimos la vida onírica de la intervención social como

posibilidad de apertura de mundos en donde la filosofía y la historia

podían accionarse para mapear y volver a cartografiar ciertos campos

para la intervención y sus profesiones, a pesar de verse sobrepasadas

por ello, de ahí una nueva expansión de campos de conocimiento

para hacer ese recorrido. Ese inicio como nuevo escrito, que básicamente

impone interrogantes a la trama de la intervención social en

tanto noción que urdió el libro completo, logra tejer una textualidad

de la vida onírica con sus posibilidades ciertas de abrir los sueños

en vigilia, las utopías con las derivas que activa y nos presentan el

200 Parte Tres. El inicio como revisión de una trayectoria


pensamiento como flujo y la memoria como imposibilidad de olvido

de los acontecimientos pasados.

No obstante, tal vez lo más relevante es que en este mismo proceso

las bio/grafías se (re)plegaron en sus propias fisuras. Las biografías ya

señaladas en sus trayectorias fueron repensadas en el proceso de lo

escritural, es decir, en la gráfica de este libro. Nos queda claro que no

nos podemos desprender de los sentidos y del vitalismo de nuestros

trayectos anteriores; su historia se hace más clara, más evidente. Los

entrelazamientos deseantes han circulado entre nosotros al escribir este

libro, pero también al poner en el centro la propia noción de intervención

del presente, o bien, de los múltiples presentes que cohabitan en

distintos espacios temporales desafiando a la geografía y a las ciencias

sociales. Sin duda estos entrelazamientos nos cruzan y atraviesan, persisten

en sus velocidades y estancamientos en tanto muchos de ellos

tienen que ver con lo escrito en una historia reciente, aunque más

larga que este puro escrito. Y, todas aquellas historias han marcado y

han resonado, en sordina, sobre la cuestión de la intervención social,

sus prácticas, sus violencias, pero también en todas las posibilidades

transformadoras que ella puede desplegar.

Así, nos dimos cuenta que entró, de manera inesperada e imprevista,

la intervención social en la memoria con una activación de una sincronía

de los autores en el siglo XX. Por eso es que la cuestión de refundar

las prácticas sociales que vislumbramos, siempre estuvieron ahí. Esta

digresión no puede ser sino parte de la propia historia de este libro. De

manera circunstancial 1996 y 1997 fueron años compartidos en los

pasillos y aulas de la Universidad Diego Portales, en calle Vergara 275

en Santiago de Chile. Era un tiempo paralelo de pre y posgrado en una

circulación de los mismos actores, pero con diferentes perspectivas de los

efectos de esa convivencia académica. Un hito sincrónico de paralelismo.

Aquel momento promovía una conexión lateral impensada: La

publicación de “Una refundación de las prácticas sociales” de Félix

Apostilla. Devenires y proyecto Mosaico: volver a iniciar

201


Guattari 2 , leída en Santiago de Chile, generó un texto producido por

el sociólogo Hugo Villela Guerrero titulado Para una refundación de

las prácticas sociales 3 . Por aquel tiempo en que la internet era más bien

un elemento desconocido y sin masificación, su circulación a través

de fotocopias entre Santiago y Valparaíso, gracias a Domingo Asún

Salazar, dispuso las condiciones para la elaboración de una reflexión

titulada: En la refundación de las prácticas de intervención social 4 . No

se trata de una iluminación precoz, sino de las bases de una reflexión

que, en la subsidencia y como mandato inconsciente, se mantuvo en

desarrollo por 25 años de manera intermitente y sin una conducción

evidente, sino más bien intuitiva.

Lo atractivo es la resonancia actual de aquellos textos. Leer a

Guattari en sus últimos años de vida, un año después de haber estado

en las calles de Santiago de Chile 5 , no deja de impresionar respecto a

lo que vivenciábamos en esos años 1990s de la transición chilena ¿post

dictadura? Cabe señalar que Guattari como interventor, psicoanalista

y emparentado con una filosofía de la diferencia gracias a sus encuentros

con Deleuze, ya tenía puesto sus ojos en la catástrofe planetaria

que se vivía globalmente. Si bien es un breve texto que podría haber

sido escrito hoy, ahí ya señalaba la relevancia de ir pensando esta trama

de la intervención desde múltiples lugares que pudieran hacerle

2. Félix Guattari, “Pour une refondation des pratiques sociales”, Le Monde diplomatique,

463, Octobre 1992, 26-27, https://www.monde-diplomatique.fr/1992/10/

GUATTARI/44749. Traducción en Félix Guattari, Plan sobre el planeta. Capitalismo

mundial integrado y revoluciones moleculares, 1ª ed. (Madrid: Traficantes de sueños,

2004), 119-132.

3. Hugo Villela, Para una refundación de las prácticas sociales, (Santiago de Chile: texto

inédito, fotocopiado, 1994).

4. Nelson Arellano, En la refundación de las prácticas de intervención social, (tesina post-título

Modelos de Intervención Psicosocial, Universidad Diego Portales, 1997).

5. Félix Guattari, Las luchas del deseo. Capitalismo, territorio, ecología. Escritos para un

encuentro 1989-1991, 1ª ed. (Santiago de Chile: Pólvora Ed., 2020).

202 Parte Tres. El inicio como revisión de una trayectoria


frente a la problemática vivida. “(…) preconizo -bajo la tutela de una

articulación inédita entre ecología medioambiental, ecología social y

ecología mental- la invención de nuevos agenciamientos colectivos de

enunciación, que atañen a la pareja, a la familia, a la escuela, al barrio,

etc.”, decía Guattari 6 . Qué duda cabe que esto habrá influido en el

sociólogo chileno Villela, pues era el momento de pasar a la realización

de nuevas prácticas sin perder la innovación en un mundo que se creyó

estable luego del triunfo del capitalismo y cierto pensamiento de la

modernidad pos guerra fría (tal vez por eso hablaban de “refundar”).

Estos textos eran la persistencia respecto del agotamiento de esos

paradójicos años triunfalistas, por lo que se hacía necesario insistir en

la relevancia del cambio de mentalidades y su cuestión multiescalar,

más allá de la acumulación capitalista y su progreso devastador. Era

necesario un pensar ecosófico en momentos de microfascismo que

se traducían, según el francés, en xenofobia, racismo, militarismo y

opresión de género; y aunque eso era descrito en 1992 no está nada

de alejado a nuestro presente.

Por lo tanto, en esos años se instalaba la necesidad de comenzar a

revisitar y revisar el pensamiento de la intervención social. Si bien a

finales de esos años 1990s empezaba a aparecer una inquietud crítica

al Estado y sus políticas públicas inclusivas, pero neoliberales, lo central

apuntaba a intentar decir otra cosa de la intervención. Había una

necesidad de comprensión mayor, lo que llevó a pensar otros sentidos

para el campo propio de la intervención social y la refundación de sus

propias prácticas 7 . Algo de esta protoimpresión sensible inicial, en tanto

dato primario en jerga fenomenológica, es lo que consolida este libro

tantos años después.

6. Guattari, Plan sobre el planeta, 120.

7. Arellano, En la refundación de las prácticas de intervención social, último apartado

“Construyendo un sentido”.

Apostilla. Devenires y proyecto Mosaico: volver a iniciar

203


En la Universidad Diego Portales, Eugenio Lahera era capaz de

reconocer que para 1996 la situación de inequidad en la distribución

de los ingresos seguía en el mismo estado de situación que casi todo el

siglo XX: el 10% más rico de la población se quedaba con el 40% de

los ingresos totales del país mientras el 10% más pobre debía repartirse

el 2% del total nacional. Pero reconociéndolo destacaba el gran progreso

en la disminución de la pobreza y la capacidad del Estado para

organizar a la sociedad civil en programas y proyectos orientados a la

creación de empleo e instalación de capacidades. Las bondades de la

transición plagaban de paradojas una vida social y política cooptada por

un monetarismo que blandía los bienes materiales como documento

probatorio de su legitimidad.

Esta línea trazada y descubierta hace que su trayecto, sus propias

creencias y deseos, se conecten con la manera en que este libro toma

aquellas lecturas y las hace propia permitiendo abrir nuevas trayectorias

tanto vitales como académicas. Fueron las andanzas filosóficas actuales

de uno lo que hizo recordar estos trabajos de hace 25 años del otro.

Una propia intervención social en la memoria: la actualización de un

camino recorrido, habiendo perdido de vista el punto de referencia

inicial. Aunque en realidad, como señalamos, ha sido el desarrollo

intermitente de un camino que se fue entrelazando en torno a la intervención

social y su posibilidad de refundarla, porque si bien el trayecto

comenzó hace muchos años, solo hace unos pocos pudimos vislumbrar

la relevancia de la Filosofía y la Historia para su mejor comprensión.

En esos pasillos de la Universidad Diego Portales solo hubo cruces,

pero sin palabras; se compartió un espacio, un territorio bajo significaciones

personales, aunque este libro las entrelace más de veinte años

después. Aquí cerramos y abrimos un proceso escritural, personal y

académico, puntualizando las pesquisas respecto a las mutaciones de

las producciones de subjetividad actuales, haciendo posible cartografiar

otro modo de pensamiento para el tiempo presente, pero sin

204 Parte Tres. El inicio como revisión de una trayectoria


nunca olvidar otras cartografías e invenciones que recaen en nuestro

pasado para así proyectar otro futuro. Este fue el caso de estudio que

mostramos con la Palma chilena. No obstante, sabemos que nunca lo

que se piensa es tan novedoso, en realidad nunca es una innovación,

porque estos procesos se construyen con otros, se reiteran a través del

tiempo, se replican en distintas generaciones humanas sin que haya

habido contacto entre ellas. Guattari ya lo había señalado en las páginas

finales de su texto, lo que además ha sido procesado por tantos aquí en

Nuestra América: “Las ‘cartografías ecosóficas’ que habría que instituir

tendrán como particularidad el hecho de no asumir únicamente las

dimensiones del presente, sino también las del futuro” 8 , sin dejar de

lado la responsabilidad de memoria.

No cabe duda que, desde aquí, se abren nuevos trayectos, encuentros

y deseos que habrá que seguir explorando. Este libro es un entrelazamiento

deseante, una monografía que busca perderse en los límites,

las fronteras de uno y otro, aunque cada uno se pueda reconocer en el

escrito: es también la instalación de lo gráfico derivando hacia nuevas

trayectorias. Como hemos dilucidado, los entrelazamientos deseantes son

un camino a recorrer y por descubrir. En la deriva que nos puso ante la

vida onírica entramos desde la filosofía para luego combinarla con la

historia y arremeter en puntos de referencia que facilitaran entender el

mundo multiescalar en el que vivimos, queriendo descifrar su devenir,

descifrar el texto de la intervención.

Este libro son dos textos en paralelo, enunciando la bitácora de los

viajes para dialogar en torno a la intervención, por una parte, mientras,

por la otra, un nutrido mosaico de notas al pie son los souvenirs con

cuya colección ha sido posible desatar amarras para anudar las mismas

cuerdas en una secuencia diferente. Comprobamos que no estamos lejos

del punto de partida. Es un recorrido que solo puede ser un periplo. No

ha sido más que un ir para un venir que permita re-examinar(nos) en

8. Guattari, Plan sobre el planeta, 131.

Apostilla. Devenires y proyecto Mosaico: volver a iniciar

205


la vida interventiva, apreciar el modus operandi de este modus vivendi,

para desplegar mapas, portulanos, planos, diagramas, mapamundis,

archivos kmz y kml, tizar cuadrículas, conciliar trigonometrías y un sin

fin más de posibles referentes que dibujen y desdibujen coordenadas

en el andar extraviado de la intervención en lo social.

De todos estos devenires es que surgió proyecto Mosaico. Esta forma

de respuesta que buscaba la integración como reivindicación ante la

fragmentación y las múltiples fragmentaciones del proyecto cultural

neoliberal, más bien monetarista. Ante la mecanicidad de la convivencia

institucional y todo su instrumentalismo fuimos construyendo nuestras

propias Políticas de la amistad; ante la celosa y frenética definición de

feudos disciplinares aplicamos recorridos interdisciplinarios; frente a

la ruptura de la díada Naturaleza/Sociedad indagamos otras cosmovisiones.

Así, la urdimbre de líneas de distintas conversaciones, análisis

y digresiones fue revistiendo áreas de cobertura de este interés por las

metódicas y mecanismos que apuestan por la transformación social,

entendiendo aquí que los mundos más-que-humanos también tienen

una vida social que se debe considerar.

La trenza de este recorrido es el movimiento helicoidal que se perfila

con una prospectiva en la que el tiempo plegado sobre sí mismo

podrá indicar las derivas que vayan germinando. Los aprendizajes

acerca de la intervención social cartográfica favorecen la configuración

de un clivaje oportuno para la acogida de proyectos de colaboración

para la superación de la Situación de Calle, la Educación Ambiental,

la Gestión Municipal, la Consultoría Organizacional e Institucional,

entre muchas otras posibilidades.

El futurible de la intervención social, desde luego, es un campo de

interés cuya semántica debe abrirse a las posibilidades de imaginar no

solo escenarios viables sino también los deseables: intuir otros entrelazamientos

deseantes. El camino hacia ello por supuesto que demanda

un desaprendizaje de los automatismos de las respuestas consideradas

206 Parte Tres. El inicio como revisión de una trayectoria


evidentes. No tiene por qué ser el Estado el referente principal ni se

puede seguir sosteniendo que los financiamientos deben ser asignados

vía fondos concursables, entre tantos temas sensibles en que las tecnocracias,

hasta ahora, han demostrado una gobernabilidad incontestable,

pero incapaz de sostener ninguna gobernanza.

Volver a iniciar no quiere decir ni borrón y cuenta nueva ni la

innovación como dogma. Es considerar el camino recorrido para

recorrerlo nuevamente de un modo que ya es imposible sea una pura

réplica o una simple reiteración. Es que la vida no puede representarse

pues, sencilla y complejamente, solo le es posible presentarse. Se trata

de explorar aquella vida examinada donde la filosofía, la historia, las

formas del arte y la amplia gama de las ciencias son requeridas por su

sistematicidad y rigor, pero donde todo saber académico es detectado

en sus limitaciones y debe ser auxiliado por otros conocimientos que

pueden, incluso, no reconocer el estatuto de progreso que ofrece.

Volver a iniciar es también recalcular las rutas de intervención en lo

social sumándose a llamados tan urgentes como el “Prevenir, detener

y revertir la degradación de los ecosistemas en todo el mundo” al que

convoca El Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los

Ecosistemas; el tiempo de 2021 a 2030 es una década que debe estar

orientada a sanar nuestro planeta. No compartimos que deba ser, según

su eslogan, un “grito de guerra”, porque, bien sabemos en Chile,

NO estamos en guerra, pero sí somos adeptos a la pregunta de este

llamado que el trabajo colaborativo acierta a convocar: “¿Tú qué vas a

restaurar?”. Esa pregunta, tan moderna, al mismo tiempo tan plagada

de sentido y tan vacía, tan en el progreso y tan en la urgencia, nos

devuelve -una vez más, en el movimiento helicoidal- a poner enfrente

de la pregunta: ¿qué es intervenir en lo social?

Si en el siglo XIX la imaginación occidental pensó al siglo XX como

un tiempo desbordado de objetos con capacidad de reemplazar el trabajo

humano y simplificar las tareas de la reproducción de la vida, nuestro

Apostilla. Devenires y proyecto Mosaico: volver a iniciar

207


siglo XXI tiene la necesidad de imaginar la vida con menos objetos y

más abundante en seres y entidades con quienes compartir una historia

geológica que sea posible de leerse con esperanza en el siglo XXII.

La historia no nos pertenece, pero sí somos la historia.

208 Parte Tres. El inicio como revisión de una trayectoria


Esta selección de referencias realizadas se aboca exclusivamente

a los libros y capítulos de libros usados. No obstante, ella es solo

una guía general dado que el escrito en su totalidad posee muchas

más referencias de artículos y reseñas de revistas especializadas.

Agamben, Giorgio. Homo sacer. El poder soberano y la nueva vida, 1 a ed. (Valencia:

Pre-Textos, 1998).

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Agamben, Giorgio. El reino y la gloria: una genealogía de la economía y del

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(Santiago de Chile: Colegio de Asistentes Sociales de Chile, 2007).

Aguayo, Cecilia; Cornejo, Rayen y López, Teresa. Luces y Sombras del Trabajo

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De la Aldea, Elena. La violencia, las violencias. Reflexiones, experiencias e intervenciones,

1 a ed. (Viña del Mar: Sangría Editores, 2008).

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Doctor en Sostenibilidad, Tecnología y

Humanismo por la Universidad Politécnica

de Cataluña. Es investigador y académico

del Instituto de Humanidades de la

Universidad Academia de Humanismo

Cristiano. Fue investigador responsable del

proyecto Fondecyt Iniciación nº11180158

(2018-2021) “Las fronteras solares de

Chile: Desierto, Antártica, Polinesia y

Espacio. Una historia de gobernanza y

valores sociales de tecnologías solares en

zonas extremas (1976-2011)” y Postdoc

3160197 (2015-2018) de energía solar

en la industria del Salitre. Sus líneas de

investigación se encuentran en los campos

de la Sustentabilidad, la Historia de la

Tecnología y los conflictos tecnoambientales.

Ha editado el libro Situaciones de

calle: abandonos y sobrevivencias. Miradas

desde las praxis. Chile – Argentina – Costa

Rica – México (RIL Editores, 2019) y

co-editado Materiales (de)Construcción.

Crítica, neoliberalismo e intervención social

(Nadar Ediciones, 2020) junto a Borja-

Castro Serrano y Alex Cea Cea, además

de actuar como editor invitado para las

revistas Cuadernos Médico Sociales y Revista

de la Academia. Ha publicado artículos

en revistas especializadas de Historia y

Trabajo Social, es miembro de varias

sociedades científicas en Europa y Chile y

académico del claustro del Doctorado en

Estudios Transdisciplinares Latinoamericanos

(DETLA) en la Universidad Academia

de Humanismo Cristiano, así como

profesor colaborador en las Universidades

Alberto Hurtado y de Valparaíso, en

Chile. Recientemente, ha sido reconocido

como investigador visitante con la beca

Erasmus Mundus en Portugal y en el

Centro Maria Sibylla Merian de Estudios

Latinoamericanos Avanzados (CALAS) que

se dedica a fortalecer la cooperación académica

transdisciplinaria y transregional

en las Ciencias Sociales y Humanidades

entre América Latina y Alemania.


Doctor en Filosofía de la U. de Murcia,

España; Magíster en Filosofía, U. de

Chile; y Psicólogo UDP.

Paralelamente a sus estudios, desempeñó

cargos académicos en el área

educativa​y participó en la creación de

organismos del tercer sector y consultoras

privadas, todas organizaciones orientadas

a la investigación social. Actualmente es

investigador y profesor Asociado de la

Facultad de ​Educación y ​Ciencias Sociales

de la ​Universidad Andrés Bello, donde es

docente de la carrera de Trabajo Social

y otros programas de postgrado, además

de profesor y miembro del claustro del

Doctorado en Teoría Crítica y Sociedad

Actual (TECSA). Sus líneas de trabajo

articulan la filosofía de la alteridad y las

relaciones entre ética y política en el pensamiento

francés; el análisis institucional

y organizacional; y la intervención social

en pobreza y salud mental. Sus referentes

de análisis son los trabajos filosóficos y

políticos de Emmanuel Lévinas, Miguel

Abensour, Félix Guattari, Gilles Deleuze

y su recepción latinoamericana. Genera

publicaciones especializadas, y en los

últimos años ha lanzado libros, tales

como: Resonancias políticas de la Alteridad

con Nadar Ed. (2018); Imaginarios de

transformación: el Trabajo Social revisitado

con Ril Editores (2018, editado

junto a Marcela Flotts); y recientemente,

Materiales (de)construcción. Crítica,

Neoliberalismo e Intervención social con

Nadar Ed. (2020, editado junto a Nelson

Arellano-Escudero y Alex Cea Cea) y el

Núcleo interdisciplinario de intervención

social y políticas sociales (NIS, UAH). Ha

sido investigador principal del proyecto

FONDECYT de Iniciación nº11150317

(2015-2018) y hoy en día es investigador

responsable del proyecto FONDECYT/

ANID Regular nº1210033, “Cartografías

críticas de la intervención para una invención

institucional: por otros saberes

y otra política” (2021-2024).



Este libro terminó de imprimirse en

abril de 2022, en los talleres de Imprenta

Donnebaum, Santiago de Chile.


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