Entrelazamientos deseantes. La intervención en lo social y sus puntos de referencia
"Entrelazamientos deseantes. La intervención en lo social y sus puntos de referencia", de Nelson Arellano-Escudero y Borja Castro-Serrano (Nadar Ediciones, 2022). El libro propone ciertas coordenadas, trayectorias y líneas, pero no desde la razón moderna que “explica algo ya sabido”, sino que indagando una comprensión de ciertos trayectos deseantes desde múltiples encuentros que no sería más que una vida filosófica con historia. Queremos abrir postulados que contribuyen a recuperar al pasado y el olvido de la importancia perdida y con ello pretendemos, bajo tintes contemporáneos, restituirle cierto peso histórico-filosófico a la intervención. Se posibilita volver a pensarla en sus articulaciones teórico-prácticas para despuntarla como categoría política que transforme su impronta social y sus derivas planetarias más allá de nosotros como seres humanos.
"Entrelazamientos deseantes. La intervención en lo social y sus puntos de referencia", de Nelson Arellano-Escudero y Borja Castro-Serrano (Nadar Ediciones, 2022).
El libro propone ciertas coordenadas, trayectorias y líneas, pero no desde la razón moderna que “explica algo ya sabido”, sino que indagando una comprensión de ciertos trayectos deseantes desde múltiples encuentros que no sería más que una vida filosófica con historia. Queremos abrir postulados que contribuyen a recuperar al pasado y el olvido de la importancia perdida y con ello pretendemos, bajo tintes contemporáneos, restituirle cierto peso histórico-filosófico a la intervención. Se posibilita volver a pensarla en sus articulaciones teórico-prácticas para despuntarla como categoría política que transforme su impronta social y sus derivas planetarias más allá de nosotros como seres humanos.
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Entrelazamientos deseantes.
La intervención en lo social
y sus puntos de referencia
Nelson Arellano-Escudero | Borja Castro-Serrano
Entrelazamientos deseantes.
La intervención en lo social
y sus puntos de referencia
Presentación
Claudia Gutiérrez Olivares
Prólogo
María José Correa Gómez
colección
horizontes
de sentido
La filosofía siempre vuelve a encontrarse frente a la tarea de definir rigurosamente el concepto
de exigencia. Esta definición es tan urgente que podría decirse que, sin ningún juego de palabras,
que la filosofía exige esta definición y que su posibilidad coincide totalmente con esta exigencia.
— Giorgio Agamben
Arellano-Escudero, Nelson; Castro-Serrano, Borja
Entrelazamientos deseantes.
La intervención en lo social y sus puntos de referencia.
- 1 a ed. - Santiago de Chile : Nadar Ediciones, 2022
224 pp.; 15×20 cms. (Horizontes de sentido.6)
ISBN 978-956-9552-33-5
1. Filosofía Política 2. Intervención Social 3. Pensamiento Contemporáneo
4. Trabajo Social I. Título.
La presente publicación ha sido evaluada por pares externos.
P r o y e c t o gráfic o Diego Mellado Gómez
E q u i p o editori a l Diego Mellado Gómez, Slavia Maggio Fabres
D e r e c h o s Reserva d o s © 2022, Nelson Arellano-Escudero, Borja Castro-Serrano
N a da r Ediciones Ltda.
Teatinos 371, Of. 511,
Santiago Centro, Santiago, RM, Chile
https://www.nadarediciones.cl
contacto@nadarediciones.cl
Este libro ha contado con el apoyo de los proyectos FONDECYT Iniciación nº11180158
(2018-2021) “Las fronteras solares de Chile: Desierto, Antártica, Polinesia y
Espacio. Una historia de gobernanza y valores sociales de tecnologías solares
en zonas extremas (1976-2011)" y FONDECYT/ANID Regular nº1210033,
“Cartografías críticas de la intervención para una invención institucional: por
otros saberes y otra política” (2021-2024).
Se permite la reproducción total o parcial de esta obra sea cual fuere el
medio, sin fines comerciales y previo acuerdo con sus editores.
Impreso en Chile
⸻
Dra. Claudia Gutiérrez Olivares*
¿De qué nos habla este libro? Presentar un libro no es tarea fácil. Antes
de lanzarnos a esa labor, quizás conviene recordar la pregunta que hiciera
Virginia Woolf “¿Cómo hay que leer un libro?” 1 . A esta inmensa
pregunta la autora sugiere una respuesta no menos extraordinaria. Es
necesario, estima la escritora, identificarnos con el autor, “ser su cómplice”.
Pocas veces pensamos en ello, en este registro de la complicidad
como criterio de comprensión y lectura de un texto. Pareciera que nada
* Doctora en Filosofía por la Universidad de Paris VIII; músico, violoncellista por la
PUC, Santiago; Profesora e Investigadora en el Departamento de Filosofía, Universidad
de Chile. Áreas de investigación filosófica: Fenomenología en las líneas y problemáticas
de Lévinas, Sartre y Merleau-Ponty, y filosofía política centrada en la construcción de
la memoria política en vinculación con la narrativa testimonial. Co-investigadora de
los proyectos Fondecyt nº 1210033 y Nº1190337. Últimas publicaciones, artículos y
capítulos de libros: “Memorias inconvenientes: el eclipse de las víctimas" (Hermenéutica
Intercultural, 2022); “Georges Navet lecteur de Miguel Abensour” (Cahiers critiques de
philosophie, 2022); “Politique de la lecture, politique de l'écriture: le lieu de l’utopie”
(L'Harmattan, 2022). Libro (en coedición) La filosofía eclipsada. Exigencias de la justicia,
las memorias y las instituciones (Tirant lo Blanch, 2022).
1. Virginia Woolf, La torre inclinada, 1 a ed. (Barcelona: Editorial Lumen, 1980).
9
es más difícil que declararse cómplices de la escritura de otros, antes
de saber en qué consiste la trama de un texto. Ese es el desafío de toda
lectura, optar, de alguna manera, por una disposición de escucha. La
intimidad de un texto puede destilarse al lector, bajo la condición de
hacer acto de despojo de todo resguardo y previsión teórica, y solo así, en
esa medida, en esa concesión, acceder quizás a los encantos de una trama
clandestina. Intentemos destilar algunas líneas cómplices de este libro
Entrelazamientos deseantes. La intervención en lo social y sus puntos de referencia.
Empezaré diciendo que este libro está escrito, de pies a cabeza, bajo
el tono de una secreta confabulación. En primer término, la de sus
autores y la historia de vida que va urdiendo sus biografías intelectuales
y personales. Los autores hacen la elección de escribir un libro a
contracorriente de la impronta académica, que muchas veces pone a
distancia el mundo y su opacidad para asegurar la trasparencia de las
ideas. Aquí la opción es deliberadamente otra, ella consiste en hacer
entrar en la construcción teórica, el espesor de la amistad filosófica de
los autores, apostando así a la elaboración de ideas que no se permiten
renunciar al arraigo mundano. Los autores intentan hacer entrar el
mundo, con sus planicies y montañas, con sus luces y sombras, en un
discurso teórico que se deja teñir sin disimulos por entrelazamientos
de todo orden, en el que la amistad intelectual se transforma en un
argumento capaz de construir sentido. En muchos aspectos este libro
es un pretexto para celebrar el entrecruce de historias de vida comunes.
En segundo término, una complicidad teórica y crítica direcciona
inequívocamente el sentido del libro. No se trata de ceder a la letanía,
muchas veces acrítica, de la intervención social que apostando por lo
“viable” –y clausurando “lo deseable”– implementa acciones y prácticas
sin preguntarse sobre las circunstancias teórico-prácticas de su
ejercicio. Más bien, proponen los autores, aquí se trata de interrogar
las condiciones de posibilidad de la intervención bajo la égida de una
intervención en lo social. En esta clave, el cielo de lo deseable podría
10 Entrelazamientos deseantes
encontrar un asidero. La expresión “en lo social” no es anodina. En
ella se amarra la apuesta teórica del libro. Si la intervención social
es un “texto a descifrar”, entonces ella está hecha de bordes difusos,
de contornos aun indómitos, cuestión que redunda en preguntarse
justamente en qué consiste lo social, cuál es su territorio y sus modos
de aparecer. En esta doble indicación para la intervención social, en
cuanto texto que debe ser descifrado y movimiento interventor que
opera en lo social, el libro destraba cerrojos de la tradición y propone,
en su lugar, una operación de centinela capaz de distinguir numerosos
registros, “trayectorias, líneas, deseos y encuentros”, por donde transitan
las prácticas y apuestas teóricas de la intervención.
¿Cuál es la diferencia entre una intervención de lo social y una intervención
en lo social? Entre la pulsión normalizadora de una intervención
de lo social y una práctica múltiple y diversa de la intervención en lo
social, se despeja un terreno agonístico en el que se componen variadas
escenas, teórico-prácticas, necesarias de interrogar. Pues, una cosa es
operar sobre un terreno social tomado como algo dado e incuestionado,
a la manera de un a priori delimitado, sobre el cual parecen no caber
réplicas, y cuyas acciones se acotan a marcos que buscan restaurar sin
transformar, y otra cosa muy diferente es operar sobre un terreno en
el que lo social nunca está dado, sino más bien está en potencia de
aparecer e irrumpir en las formas rígidas de la institución, permitiendo
procesos de transformación sin nostalgia de restauración.
De alguna manera, la proposición “en lo social” que busca destrabar
gestos y escenas restablecedoras de un orden determinado, alimentado
por el paradigma del cálculo, resuena con el gesto intelectual abensouriano
que pondera la “vuelta de las cosas políticas” 2 . Esta vuelta, como
sabemos, se piensa en detrimento de la vuelta “a las cosas políticas”.
Se trata de un gesto filosófico que busca delinear la diferencia entre
volver a un cierto paradigma político-institucional, vertebrado por la
2. Miguel Abensour, Pour une philosophie politique critique (Paris: Sens & Tonka, 2009), 59.
Presentación
11
añoranza de un orden normalizador de los asuntos políticos, empapado
podríamos decir, de un anhelo restaurador, y de esta otra vuelta de las
cosas políticas que irrumpen en la trama de un presente, e impactan
en las formas tradicionales del quehacer político. A grandes rasgos, las
apuestas de la intervención social cartográfica, como intervención en lo
social, prosigue subrepticiamente el gesto intelectual de Abensour, en
la medida que, de un gesto al otro lo que se busca es liberar la trama
de lo social y político, de la captura del cálculo y control de lo social,
y permitir que las cosas políticas, las cosas sociales, irrumpan desde
un fondo indeterminado.
Las apuestas de un trabajo “en lo social” dispone de una gran fecundidad
especulativa. Como terreno indeterminado, la irrupción de
lo social libera un nuevo campo de sujetos sociales, y que constituyen
nuevas formas en las que la existencia puede cuajarse. En efecto, bajo este
paradigma, la existencia parece modalizarse de maneras diferenciadas,
muchas veces impensadas, que permite atisbar un vasto prontuario de
sujetos sociales, otras cartografías podrían decir los autores, de sujetos
excluidos, marginados, ontológicamente degradados, que comprende
lo humano y sus bordes que van más allá de lo humano. La desigualdad,
el sufrimiento, la vulnerabilidad, la exclusión, las prácticas de
violencia y degradación no son un asunto puramente humano. Los
circuitos de exclusión diseñan territorios, “portulanos”, interhumanos,
interespecie, e internarrativos podría agregarse. En efecto, la fragilidad
puede narrarse respecto de muchos circuitos existenciales, que van
desde lo humano y sus formas de vida, pasando por el destino de los
muertos que nadie llora, hasta el ámbito socio ambiental. Narrativas
olvidadas o en disputa, si pensamos en el conflicto de las memorias a
propósito de la construcción de la memoria histórica y política de los
pueblos, y la batalla constante contra la tiranía del tiempo de la gran
Historia que olvida, o se vuelve amnésica de las pequeñas historias en
las que se desenvuelven sujetos sociales que han quedado sin rostro.
12 Entrelazamientos deseantes
En este horizonte se hace necesaria una intervención en la memoria,
como manera de liberar las historias perdidas y ponernos a la escucha
de esas otras narrativas.
Bajo esta mirada de cruces narrativos, sería posible entrever un nuevo
orden social, uno que se piensa en constante proceso de desciframiento
y construcción, apostando en esa lectura la posibilidad de inéditas
“vidas interventivas”, que puedan a su turno, alimentar proyectos de
colaboración para que la vida sea más vivible. En esta medida, se podría
intentar revertir el creciente sentimiento de inhabitabilidad que está
golpeando en el mundo, y dirigirnos quizás hacia un futuro donde
la vida sea vivible, parafraseando aquí las palabras de Judith Butler
cuando pregunta “¿Qué hace que una vida sea vivible?" 3 . Sin duda
un mundo habitable permite que la vida anide. Por ello, los desafíos
que atañen la intervención se traducen en acciones que afectan otras
formas de existencias, reconduciendo la mirada hacia formas relacionales
de órdenes nuevos, “interespecie” dirán los autores, más solidarios
y en circuitos de colaboración entre registros existenciales diversos:
entrecruces humanos y no solo humanos, institucionales, ecológicos.
Al final de estas líneas cómplices, queda el sentimiento de que este
libro no está del todo acabado. No porque esté incompleto o defectuoso,
sino porque su propia estructura “helicoidal” no permite una clausura.
Más bien queda abierto a otras cartografías y juegos temporales en los
que se debate el destino inconcluso de la intervención en lo social. Como
escriben los autores: “Los entrelazamientos deseantes han circulado
entre nosotros al escribir este libro, pero también al poner en el centro
la propia noción de intervención del presente, o bien, de los múltiples
presentes que cohabitan en distintos espacios temporales desafiando
a la geografía y a las ciencias sociales”, y por supuesto a la Filosofía.
3. Videoconferencia de Judith Butler. TV UNAM, "Festival Aleph 2020. What Makes
for a Livable Life". Youtube, 28:35. En: https://youtu.be/4qhh0SAcqtc
Presentación
13
⸻
Dra. María José Correa Gómez*
La intervención social tiene en este volumen un protagonismo ineludible
no tanto por su condición de objeto de estudio, sino por la
determinación de los autores de expandir sus dimensiones de significación.
La invitación realizada es a perforar y traspasar designaciones
disciplinares para buscar nuevos accesos a una categoría que se interroga
* PhD History of Medicine, University College London. Académica del Departamento
de Humanidades, Universidad Andrés Bello. Se ha especializado en historia de la ciencia
y de la medicina para el periodo entre 1850 y 1930 en Chile. Actualmente investiga,
apoyada por un proyecto Fondecyt, sobre calidad alimentaria en el periodo de industrialización
temprana. Ha publicado artículos, capítulos de libros y libros de autoría,
así como coordinado dossiers y libros colectivos sobre la medicalización de la locura,
artefactos terapéuticos y procesos de profesionalización científica. Entre sus últimas
publicaciones se encuentra el libro co-escrito con Mauro Vallejo, Cuando la hipnosis
cruzó Los Andes: magnetizadores y taumaturgos entre Buenos Aires y Santiago de Chile
(1880-1920) (Pólvora, 2019) y los artículos “El control científico del fraude alimentario:
del Instituto de Higiene al Laboratorio Municipal. Chile 1892-1902” (Atenea, 2021)
e “Industriales y comerciantes en busca de “calidad”: la certificación alimentaria en los
inicios del Instituto de Higiene. Chile, fines del siglo XIX” (Historia Unisinos, 2021).
15
desde aportes mixtos, en los que priman los recursos ofrecidos por
las humanidades, a la vez que se pone énfasis en sus diversos campos
epistémicos, metodológicos y políticos. Esta intención de amplitud
es uno de los principales atributos de este texto que, escrito a cuatro
manos y organizado en tres tiempos, se presenta como una entrega
novedosa, ágil y profunda en sus contenidos. En él, la intervención
social se preposiciona y a través de este ejercicio se direcciona el estudio
de las formas de gestión de lo social hacia perspectivas más amplias y
flexibles, en términos de los saberes, los tiempos y los territorios.
El estímulo inicial de este proyecto surge de la necesidad de aproximarse
al estudio de las acciones orientadas al cambio y a la transformación
–sean concebidas, discutidas o implementadas– desde una
perspectiva crítica. También se nutre del reconocimiento de que estas
acciones interventoras se insertan en una trama social compleja y situada
que deriva de experiencias diversas con alcances teóricos y prácticos.
Para analizar estos movimientos el trabajo se nutre primeramente
de los recorridos biográficos de sus autores. Es un trabajo que surge
desde trayectorias personales y laborales, que se ensamblan a través de
experiencias, compromisos profesionales e inquietudes intelectuales
compartidas y discutidas. Esto hace de este escrito una entrega íntima,
cuyos atributos se descubren desde el inicio de sus páginas y se asumen
tácitamente como parte de la riqueza del trabajo, de sus alcances y de
sus límites. Este recorrido compartido también da cuenta de un texto
que se arma con la pretensión de ofrecer una mirada amplia pero atenta
al contexto, apoyada metodológica y conceptualmente por aportes
interdisciplinarios, relacionados con las experiencias formativas y
profesionales vivenciadas por los autores, en los que priman recursos
relacionados con la filosofía y con la historia.
En esta dirección, las reflexiones y los análisis que se despliegan en
el texto responden a la necesidad ya enunciada de revisar en profundidad
la noción de intervención. Esta intención se implementa a través
16 Entrelazamientos deseantes
de tres medios, que se presentan como alternativas sugerentes para
el estado actual de la literatura nacional, y que se despliegan desde
los aportes de lo onírico, lo cartográfico y lo subjetivo. Esta entrada
se extiende como un recurso “irónico y contestatario” que intenta
remecer aproximaciones habituales y estáticas. Como resultado,
en una primera instancia se apuesta por explorar la vida onírica de
la intervención, aquellos “sueños en vigilia” que guían, empujan,
acompañan y participan de los procesos de transformación. Con
ello la posibilidad de comprensión de la intervención se traslada no
solo al mundo onírico que acompaña al descanso sino a un marco
que considera desde la ideación de un posible futuro, al sentir que
convoca una ilusión. La apertura del ángulo de acción hace posible
problematizar, en consonancia con lo planteado por la historiografía
interesada en cuestiones relacionadas con la conformación de
disciplinas y profesiones durante los siglos XIX y XX, no solo el
desplazamiento y silenciamiento histórico de ciertos actores en las
prácticas de intervención, sino también los alcances y las consecuencias
de la visibilización de aquellos sindicados como encargados de
implementar dicha mediación.
En una segunda instancia, el problema de análisis se asienta sobre
el método y, en pos del reconocimiento de la complejidad que atañe
a lo social, en los ensamblajes necesarios de realizar para expandir la
noción misma de intervención. La propuesta sugerida afirma el valor
de lo cartográfico, por su apertura y por sus maneras de trazar lo social,
por su carácter representacional y su condición menos dogmática.
Esta noción amplía porque excede al estado y al ciudadano y porque
determina flujos que activan las acciones y que delimitan esas formas
de intervención que se escapan de las miradas disciplinares y hegemónicas.
Sin duda, la entrada cartográfica permite re-territorializar la
noción de intervención social con el objeto de enfrentar la soberanía
estatal y los modos subjetivantes del capitalismo contemporáneo para
Prólogo
17
replantear las jerarquías y diálogos posibles en consonancia con las
demandas actuales.
Interesante resulta también la atención a la cultura material y a sus
elementos técnicos que resitúan a los actores y demarcan la intervención
y sus variantes. Por un lado, la atención a las “prácticas menores
e intersticiales” es sugerente en tanto se reconoce el valor y centralidad
de objetos mediales, que circulan y en ocasiones desaparecen, pero que
constituyen el soporte físico de las posibilidades de acción. Por otro
lado, la utilización de elementos simbólicos asociados a lo cartográfico
como los portulanos y el mapamundi, complementan la relevancia de
los objetos para pensar y proyectar los diversos problemas asociados
al trabajo de inter-venir lo social en contextos dolorosos y complejos,
como lo son la articulación memoria-olvido y el resguardo del cuerpo
muerto, o el manejo de las controversias medioambientales y de las
intervenciones socioambientales.
El interés por estudiar la intervención sobre lo humano queda
manifiesto en el estudio de caso de la Palma chilena y el conflicto
tecnoambiental generado por la relación interespecies. El análisis de
sus trayectorias en la zona central del país es pertinente y necesario,
particularmente porque introduce en disputas y tensiones específicas
que se gestan en la relación sociedad-naturaleza. La Palma constituye
uno de tantos otros no humanos que son parte de las intervenciones
en lo social. Su estudio traza líneas sobre la co-construcción de acciones
de transformación entre actores que superan considerablemente
a aquellos referidos por la historia o por otras disciplinas, así como
revela intereses que exceden los diseños estatales y que incorporan
necesidades comerciales, estéticas, sociales y emocionales, entre otras.
Este libro invita a los y las lectoras a pensar en las diversas formas
de intervención social posibles y en las fuerzas que las determinan. Al
interrogar los saberes, disciplinas y profesiones que se han perfilado
como rectoras del sentido de lo social, expande el ángulo de análisis
18 Entrelazamientos deseantes
e invita a una lectura dialogante con nuevos contextos y actores. El
estudio del pasado-presente, que hace algunos años era visto como un
repositorio de trayectorias biográficas limitadas o de intervenciones
estatales jerarquizadas, ha pasado a configurarse como un rico y nutrido
gabinete de paisajes, agencias y subjetividades que cobran en este
volumen un interesante protagonismo para estudiar la transformación
y sus procesos. Bajo esta constatación, las siguientes páginas constituyen
un viaje a la deconstrucción de las jerarquías y las hegemonías del
cambio, en el que se da paso a la pluralidad, la fluidez y la variedad
de proyectos y experiencias que conformaron y conforman lo social y
sus variadas formas de gestión.
Prólogo
19
Vivo en un reino de impunidad y de avaricia.
Evelyn Cornejo
La chusma inconsciente (2017)
Quien busca su destino no tiene ya modelos
ni ideales, amores ni consuelos.
Hermann Hesse
Demian (1919)
Society, have mercy on me
I hope you`re not angry if I
disagree
Society, crazy indeed
I hope you`re not lonely
Without me
Eddie Vedder
Society – Into the Wild (2007)
Si por tan poco te asqueas del oficio, no te subas a nuestro barco,
pues nuestro carburante es el fracaso cotidiano,
nuestras velas se inflan de risitas burlonas,
y trabajamos mucho para llevar a puerto pequeñísimos
arenques aunque salgamos a pescar ballenas.
Es un oficio de niños, es un oficio de apóstol,
Un oficio de ajustador o mejor, de planchadora.
Fernand Deligny, pedagogo francés
Semilla de crápula (1945)
⸻
Este es un libro que surge intempestivamente, sin aviso y producto
del azar y conversaciones infinitas con mi amigo y colega Dr. Nelson
Arellano Escudero. En un trazo de 10 años de historia nos ha juntado
el riesgo, la profunda convicción interdisciplinaria y las ganas de poder
generar ‘vidas dignas’ desde el mundo de la escritura y las letras;
pero siempre entrelazando temáticas, disciplinas, métodos y vidas. Es
gracias a este encuentro que el libro surge. Por esto y mucho más le
agradezco; agradezco su pedagogía histórica, social y ambiental pues
yo nada sé de aquello. He aprendido junto a él para poder filosofar
sobre esos asuntos haciendo germinar nuestro Proyecto Mosaico. Nos
ha reunido la posibilidad de transitar un lugar oblicuo, extravagante,
en el cual he entendido después de 15 años que gracias a este no
me he sentido tan solo en un mundo académico tantas veces desolador
y aspiracional. No obstante, debo agradecer a ese mundo, a la
Universidad y su hábitat porque es ahí donde he peleado, luchado y
disfrutado, tal como se dispone toda vida finita. Lo primero que me
surge es agradecerle a mi amigo y autor de este libro, pues gracias a
su ímpetu el libro se construyó y decantó en una nueva tesis luego
23
de tantos años de hacer, corregir y leer otras tesis. Mi cansancio es
crónico, mi ahogo es posibilitador, pero neurótico; por eso valen mis
agradecimientos a Nelson.
Sin embargo, sabemos que los autores de un libro no son los protagonistas,
los libros surgen gracias a otros: sus miradas, orientaciones,
críticas, comentarios y halagos. Intentaré hacer una breve lista y espero
no olvidar a nadie en ella, si lo hago es solo mi ya mencionado cansancio.
Comienzo por nuestro editor, Diego Mellado. Un erudito de la
edición, un filósofo antiguo aunque joven, quien siempre ha confiado
en los proyectos que se abren para seguir pensando la filosofía y sus
múltiples aristas; sumo a todo el grupo y comité de Nadar Ediciones
por su gestión, mirada y atenta lectura a este proyecto. Agradezco
también a la Decana de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales
de la UNAB, María Gabriela Huidobro, por su apoyo constante durante
estos años en mi rol de investigador de la facultad; también al
Doctorado TECSA por su apertura a recibir y difundir mis escritos,
actividades y perspectivas dentro de aquel claustro académico. Me extiendo
también a muchos colegas que me dieron sus miradas tanto del
mundo de la filosofía, la sociología y el trabajo social, pero puntualizo
en la Dra. Claudia Gutiérrez, por su escrito como presentación a este
libro y su guía constante desde el 2008; al Dr. Patricio Peñalver, por
estar siempre presente cuando intento hacer filosofía. Al grupo de
estudiantes que han sido parte de mis clases en los años 2020 y 2021
por sus comentarios, críticas y buena vibra; es imposible olvidar aquí
a mis tesistas de postgrado, al equipo del proyecto Fondecyt que hoy
llevo adelante: este libro tiene trazos y retazos de todos ellos.
Por último, agradezco el financiamiento otorgado por el Proyecto
de Investigación FONDECYT/ANID nº1210033, el cual ha permitido
poder dedicarse largas horas a este trabajo y a seguir investigando. Sin
embargo, dejo para el final lo más importante: agradezco a mis hijos,
Nicolás, Samuel y Pascal, porque sin entender qué significa escribir
24 Entrelazamientos deseantes
un libro me aguantan (en mi neurosis escritural) quitándoles horas
de juego y de fútbol. Sin duda, a Javiera por quitarle horas de amor
después de 16 años en ruta.
Borja
Una larga cadena de conexiones ha hecho posible la existencia del estudio
y reflexión que pudo plasmarse en este libro: en la década de 1990,
mientras era un estudiante de pre-grado la influencia de Domingo Asún
Salazar, Leonardo Oneto Piazze, Francisco Javier Román Verdugo, la
conexión con Hugo Villela Guerrero, la participación en el programa
ConoSur, el nacimiento de “La Runfla”, fueron los prolegómenos para la
vida laboral en Servicio País en ese año (1998-1999) que sigue durando
toda la vida; el trabajo municipal en Viña del Mar (2001-2004) junto con
Francisco Rojas Advis, Sergio Espinoza Méndez, Ingrid Robert Calisto,
entre muchos otros fue un tiempo de trabajo profesional donde la investigación
empezó a ser un quehacer con resultados significativos como,
por ejemplo, la historia del poblamiento popular en la ciudad jardín,
lo que fue posible gracias a las enseñanzas de Luis Vildósola Basualto.
Luego, los años de trabajo en la Comisión Nacional del Medio
Ambiente (CONAMA) de la región de Valparaíso fueron un tiempo
de formación en el oficio de la intervención socioambiental definitivamente
invaluable gracias a los saberes compartidos por Daniel Álvarez
Pardo, Gabriel Mendoza Miranda, Esther Parodi Muñoz, Oriana Salazar
Harvey, entre muchos otros colegas de todo Chile.
Todos estos tiempos se anudaron con el tiempo reciente de este
primer cuarto del siglo XXI donde la guía y el apoyo del Dr. Antoni
Roca-Rosell, en Barcelona, la Dra. Maria Paula Diogo, en Lisboa, la
Dra. Ana Cardoso do Matos, en Évora, fueron fundamentales para
reunir la historia de la tecnología y la historia ambiental.
Pero nada de ello hubiera sido posible sin el soporte emocional y
logístico que vino de más cerca; evidentemente la familia: Debora,
Agradecimientos
25
Simona y Samuel, los primeros y más afectados por ausencias y distancias
en búsqueda de archivos, visitas de investigación y demás labores
académicas que conllevan un costo personal que jamás se incluye en
ningún formulario de postulación para conseguir fondos para esos
proyectos. Así mismo, mi prima Carolina Vidal Escudero y mi tío Jorge
Vidal Hernández, desde Boston siempre han hecho contribuciones para
que esas investigaciones fuesen viables. Esa paciencia y generosidad es
simplemente la piedra angular de esta filosofía de vida.
En un plano menos nítido, es decir, que no es un agradecimiento,
pero si una constatación para los efectos del cómo se hace ciencia en
Chile, El Magister de Investigación Social aplicada al Medio Ambiente,
impartido por la Universidad Pablo de Olavide en Sevilla, España, y la
estadía respectiva, debí costearla con un crédito bancario. Una iniciativa
privada que ha demostrado aportar al beneficio público.
El apoyo institucional siempre fue algo difuso o más bien colateral
hasta encontrar el decidido soporte de la Universidad Academia de
Humanismo Cristiano, en especial en el Núcleo de Investigación y
Docencia en Ambiente y Sociedad (nidas.cl) del Instituto de Humanidades
con el doctorado DETLA; este espacio de reflexión e intercambio de
conocimiento facilitó la cristalización de la exploración que se venía
desarrollando en la asignatura de “Intervención Socioambiental” del
Magister de Psicología Social de la Universidad de Valparaíso, gracias a
la gentil acogida del Dr. Héctor Berroeta Torres y la eficaz contribución
de la generación 2020: Marjorie, Ricardo, Francisca, Dennys, Iván,
Guillermo, Raúl y Soraya.
El proceso, en especial para el campo de la Historia de la Tecnología,
tuvo un gran impulso gracias a los proyectos FONDECYT Postdoctoral
3160197 e Iniciación 11180158, además del proyecto bajo responsabilidad
del Dr. Borja Castro Serrano FONDECYT 1210033.
Quedan muchos más nombres, instancias y momentos por incluir
en esta lista nada exhaustiva, pero cabrá destacar por una parte la
26 Entrelazamientos deseantes
contribución eficaz y de una diligencia de gran profesionalismo de
Flavio Alvarado Hernández y, de manera excluyente, la receptividad,
apertura y amistad de Borja Castro Serrano que siendo coautor de este
libro es además cómplice en las distintas facetas de este programa de
trabajo al que hemos llamado Proyecto Mosaico. Es justamente Borja
quien ha puesto la mayor atención y cabida en sus propios trayectos
a estos derroteros que entrelazamos aquí en este libro producto de la
libertad del pensamiento colectivo. El afecto, cariño, receptividad y el
cultivo de la amistad ha sido un baluarte donde guarecerse en tiempos
aciagos, duros y de desaliento. La apertura a la discusión en conversaciones
infinitas supera la distancia geográfica aunque, debo decirlo,
no la asimetría de la metrópoli con el puerto, donde la distancia para
ir no fue la misma que para volver. Valga aquí un emoji sonriente con
el guiño de un ojo más todavía porque las coordenadas en el futuro
han de cambiar y habrá una otra vida que re-ubicar.
Todo lo anterior y más, que se enlaza a través del tiempo, ha sido
posible traer a la materialidad de las interacciones de la tinta y el papel
gracias a Nadar Ediciones cuya sensibilidad y amor por el trabajo
reflexivo meticuloso ha conducido a este momento virtuoso en que al
fin la utopía se puede tocar, oler y ver en este libro de una vida onírica
que aspira a reconducir las fuerzas de la historia al alcance de la persistencia:
para muestra, en 2021 un joven de 35 años pronunció, en
la misma esquina de calles, las palabras de Salvador Allende en 1970
para celebrar en paz “la alegría sana de la limpia victoria alcanzada”.
Aquella noche de alivio y alegrías del siglo XXI, al decir “a hombros
de gigantes” traía a Isaac Newton en 1675, quien recogía esas palabras
atribuidas a Bernardo de Chartes, en el siglo XII.
A todos quienes alguna vez se cruzaron con alguna parte de todo
este trayecto, con su apoyo o indiferencia, le va este agradecimiento
por haber contribuido con el aprendizaje de aquel momento.
Nelson
Agradecimientos
27
Se puede decir que nos encontramos en un esfuerzo de síntesis de
formas de comprender el quehacer y el oficio de la intervención social.
Invitamos al diálogo a las humanidades, allí donde las ciencias sociales
han sostenido un monólogo. Hay quienes ven en ello poesía, no
por la belleza, sino por la inutilidad que se le antoja al pensamiento
pragmático atado a los recetarios. Pero, lejos de rebatir esto más bien
apostamos a incorporarlo.
La forma hegemónica en que se han construido los manuales y el
modo social de comportarse en torno a ese tipo de literatura es una
cuestión que debemos interrogar y queremos rebatir, volver a apreciar
que no hay nada más práctico que una buena teoría, que se requiere
de una idea concienzuda y clara para atender una emergencia. Pero,
aunque las urgencias requieren respuestas contingentes ello nunca está
exento de creatividad, de un trabajo de arte que es el que produce la
respuesta pertinente, cuando acierta.
29
La intervención social es la constitución de un texto que debe ser
descifrado.
Descifrar la textualidad de un proceso social, que en su esfuerzo
modernizador se propone reconducir la historia cambiando el derrotero
o los resultados de la organización de la vida humana, por supuesto en
vinculación con los actores no humanos, requiere estudiar trayectorias,
líneas, deseos y encuentros 1 . ¿Por qué decimos que se requiere esto?
Trayectorias porque en todo ahora-presente se expresa el devenir y, en
el decir de William Faulkner, el pasado nunca puede enterrarse pues,
de hecho, no es pasado. La observación de los eventos en el tiempo no
son un mero antecedente, sino la evidencia de su ontología.
Decimos, además, líneas, porque la antropología de Tim Ingold abre
esa ventana para el aire refrescante de la categoría de categorías donde
cada elemento del universo va adoptando una forma, se va modelando
en el tiempo, va desplegando una o muchas o infinitas líneas. Pero el
tiempo y el espacio no son si no es con testigos; la superficialidad del
fenómeno es disputado por un pensamiento racionalista que intenta
discriminar entre objeto y sujeto, dicotomizando la objetividad de la
subjetividad cuando lo que debemos establecer es un binomio agonal
suturado por el deseo. Se trata de la aparición del inconsciente maquínico
y las rupturas con las significaciones dominantes, evidenciando las
problemáticas micropolíticas del agenciamiento del deseo y su manera de
1. La Nueva historia socio-cultural propuesta a inicios del siglo XX, en las cuatro
variantes que propone Peter Burke, a saber, historia de la vida privada, desde abajo, de
las mentalidades y microhistoria, abren un camino que debe combinarse con la historia
económica, la ambiental y de la ciencia y la tecnología. Peter Burke, What is cultural
history?, 3 rd ed. (London: John Wiley & Sons, 2019); Richard Grove, Green imperialism:
colonial expansion, tropical island Edens and the origins of environmentalism, 1600-1860,
1 st ed. (Cambridge: Cambridge University Press, 1996); George Basalla, The evolution of
technology, 1 st ed. (Cambridge: Cambridge University Press, 1988); Franco Amatori and
Geoffrey Jones (Eds.), Business history around the world, 1 st ed. (Cambridge: Cambridge
University Press, 2003).
30 Entrelazamientos deseantes
cartografiarlas 2 . Las trayectorias de las líneas y la producción deseante
es lo que genera los encuentros donde, a su vez, se sintetiza el todo en
su conjunto. El tiempo, las formas y el deseo configuran los universos
de significados y los de las posibilidades. Este libro es un recorrido por
algunos de esos encuentros.
Así las cosas, en todo proceso social, o bien, en una socialidad
más-que-humana 3 vienen dadas trayectorias que desean encuentros bajo
la idea de entrelazamientos de líneas; vidas que se juntan por fricción o
tensión pudiendo establecerse cuestiones relacionales, sociales y políticas
siempre en movimiento 4 . Irrumpen modos de aproximarse a nuestras
maneras de crear socialidad; modos de instituir costumbres, de hacer
política e intervenir el mundo para ir transformándolo. No obstante,
es necesario decir que históricamente estas trayectorias se han cristalizado
vía control de lo social, vía intervenciones de lo social como si
el proceso no importara, enmudeciendo los saberes y sus dimensiones
ontológicas de todo cruce teórico-práctico, siendo lo social algo dado
a priori una vez instituida la cultura. Toda intervención de lo social
pretende normalizar en base a ciertas acciones que se creen “puras” en
tanto describen una realidad ontológicamente dada y que podría de
esta manera, antropológicamente, hacerle frente a toda crisis (siempre
humana). Para nosotros, lo anterior es insistir en esfuerzos modernos
2. Félix Guattari y Suely Rolnik, Micropolítica. Cartografías del deseo, 1ª ed. (Buenos Aires:
Tinta Limón ediciones, 2005), 37-39, 311 y 493. Aclaremos, brevemente, que tanto el
inconsciente, la subjetividad, el deseo, como otros conceptos, bajo el entendido de lo
maquínico refiere a una idea marxiana de Guattari (que también suscribe Deleuze) que
implica su naturaleza industrial: ellos son fabricados, modelados, recibidos y consumidos.
3. Jorge Sánchez-Maldonado, “Familias-más-que-humanas: sobre las relaciones humanos/no-humanos
y las posibilidades de una etnografía inter-especies en Colombia”,
Desenvolvimento e Meio Ambiente, 49 (2018): 305-317, doi: http://dx.doi.org/10.5380/
dma.v49i0.53754.
4. Tim Ingold, La vida de las líneas, 1ª ed. (Santiago de Chile: Ediciones Alberto
Hurtado, 2018), 25-28.
Introducción
31
y modernizadores que intentan descifrar un social al modo puramente
estatal desde un humanismo antropológico y sociológico que puede
aplicar técnicas psico-sociales.
Dicho de otro modo, aparece un sueño moderno que, si bien tiene
su propia vida onírica, se ha querido hacer vivir como “la” realidad,
como si ella fuera el trayecto a devenir monolíticamente sin mayores
problematizaciones. El sueño cumplido por la ciencia como plan de
futuro deja toda vida onírica como algo difuso y poco relevante. El
capitalismo ya hacía su trabajo 5 . Pareciera ser un sueño que en su
“fachada” nos dice todo, explica todo y se sumerge en una relación
simbiótica entre consciente e inconsciente, en donde algo se esconde
inconscientemente lo cual debe ser develado al consciente. Esta es,
justamente, la gran discusión onírica entre Carl Jung con su maestro
Freud 6 , la cual los separó: para el primero no hay deseos que se ocultan
en la vida onírica, tal como creía el segundo en tanto los sueños nos
podían develar ciertos engaños que nos hacíamos a nosotros mismos
respecto a nuestras figuras parentales. En esta línea freudiana es lo
que la modernidad ha creído con los pueblos primitivos y luego con
los sectores populares: en sus prácticas se ocultarían los deseos oníricos
por la modernización y el progreso. Pero al seguir con esta clave
psicoanalítica, ahora del lado de Jung, vemos que los sueños pueden
ser también producción de deseo como expresión: no hay engaño y
no hay nada exclusivamente familiar en los sueños, sino que ellos son
también expresión de algo histórico y colectivo que deviene y se produce
inconscientemente. Tienen una función prospectiva, pero no en
un intento por encerrar la realidad en un plan de proyección: el sueño
solo nos ayuda a bosquejar un mañana. De fondo, la vida onírica puede
5. Sidarta Ribeiro, El oráculo de la noche. Historia y ciencia de los sueños, 1ª ed. (Barcelona:
Penguin Random House Grupo Editorial, 2021), 23-24.
6. Carl Jung, Recuerdos, sueños, pensamientos, 3ª ed. (Barcelona: Editorial Seix Barral,
2001), 192-203.
32 Entrelazamientos deseantes
ser trabajada más allá del mero eje consciente/inconsciente individual
para también indagar una vida social y colectiva. Lo anterior, sugiere
la posibilidad de transformación en un plano de corte político.
Desde aquí se hace posible entender esa magnífica obra de los años 70
de Deleuze y Guattari 7 , en donde lo deseante se entrelaza con lo social
y está anclada a una cuestión productiva en tanto máquina deseante,
siendo el inconsciente una máquina productora y no un teatro griego
(ahora se hace comprensible lo expresado más arriba por Guattari y
Rolnik cuando recorren Brasil en los años 1980s). El deseo se politiza
y expresa, recorre las cuestiones productivas sin representar nada en su
afán moderno. Más bien circula, crea agenciamientos y relaciones entre
agentes humanos y no humanos sin familiarizar ninguna relación de
modo intersubjetivo. Podemos decir, desde los filósofos, que todo deseo
se agencia de modo colectivo, es un constructivismo que va haciendo
historia desde lo múltiple y con maquinaciones más-que-humanas 8 .
En base a lo anterior, ¿habrá otro modo de aproximarse a la intervención
desenvolviendo otras trayectorias oníricas de la transformación
social? Más allá de lo moderno de la propia idea marxiana de transformación
del mundo 9 , ¿podrá haber otro modo de expresión del sueño de
aquella vida onírica de la intervención como posibilidad transformativa
en una vida más-que-humana? Dando otro paso a las aproximaciones
marxianas, pero en el intento por sustraerse de las categorías humanistas
recién descritas para así re-entender otras claves oníricas, deseantes y
materiales, podemos pensar una intervención que intente transformar la
realidad desde la fuerza de un pensamiento, sus afectos e imaginaciones
7. Gilles Deleuze y Félix Guattari, El Anti-Edipo. Capitalismo y Esquizofrenia, 6ª reimpresión
(Madrid: Paidós, 2010), 50-51.
8. L’Abécédaire de Gilles Deleuze (“D” comme “Désir”), Temporada 1, Dirigido por
Pierre – André Boutang y Michel Pamart (Francia: La Femis, 1996) DVD.
9. Karl Marx, La ideología alemana (I) y otros escritos filosóficos, 1ª ed. (Buenos Aires:
Editorial Losada, 2010), 11.
Introducción
33
posibles permitiendo otras potencias de existir 10 . Queremos proponer
ciertas coordenadas, trayectorias y líneas, pero no desde la razón moderna
que “explica algo ya sabido”, sino que se quiere indagar en la
comprensión de trayectos deseantes desde múltiples encuentros que
no sería más que una vida filosófica con historia. Expresión de una
vida onírica que produce, desea y hace emerger enclaves históricos y
colectivos que devienen múltiples posibilidades. A veces más cerca de
unos postulados, pero sin olvidar los otros pues en conjunto contribuyen
a recuperar al pasado y el olvido de la importancia perdida y con
ello pretendemos, bajo tintes contemporáneos, restituirle cierto peso
histórico-filosófico a la intervención, permitiéndonos volver a pensarla
en sus articulaciones teórico-prácticas para despuntarla como categoría
política que transforme su impronta social y sus derivas planetarias más
allá de nosotros como seres humanos.
De lo anterior se desprende y se entiende de mejor manera porqué
la noción se ha acuñado como “intervención social”; no obstante,
aquí pretendemos desentrañar su anatomía filosófica e histórica del
porqué de aquella articulación. De fondo, queremos tanto filosofar
sobre la intervención como hacer emerger una historización de ella;
ahí el desafío de su textualidad en tanto modo de aproximarnos a la
intervención en lo social pues este se construye, se hace proceso en sus
propias dimensiones teórico-prácticas para habilitar interdisciplinas,
sus resonancias sonoras y su heterogeneidad de sentidos, situando a
la intervención como una práctica crítica, política, textual, histórica
y material 11 . De este modo, podemos decir que la intervención social
es filosofía en acción en la historia tanto como la acción de la historia
10. Isabelle Stengers, En tiempos de catástrofes. Cómo resistir a la barbarie que viene, 1ª ed.
(Barcelona: Ned ediciones, 2017); Diego Sztulwark, La ofensiva sensible. Neoliberalismo,
populismo y el reverso de lo político, 1ª ed. (Buenos Aires: Caja Negra Editora, 2019).
11. María Eugenia Hermida, “Contribuciones desde una epistemología plebeya al Trabajo
Social frente a la restauración neoliberal”, RevIISE 9, nº9 (2017): 131.
34 Entrelazamientos deseantes
en la filosofía. Es también historia de una filosofía de la acción. Se
puede agregar que la filosofía de la historia es una intervención en lo
social. Y así, otros órdenes de los mismos factores, a la vez, alteran y
no alteran el producto.
Si desde el mundo económico se entiende que todo trabajo es social,
nada impide entender que toda relación social es una intervención.
Toda historia es social. Somos la historia que hacemos la historia y esta
puede desentrañarse filosóficamente. Nadie ni nada está determinado,
aunque las condiciones, ciertamente, imponen restricciones ineludibles.
Probablemente existe un futuro anterior tanto como el pasado
reciente es una frecuencia conectada con la historia del tiempo largo;
se agitan los saberes y memorias a veces de manera browniana al estilo
cortaziano 12 en conjunto con las estructuras sociales de larga data en
un movimiento helicoidal.
La invitación a navegar por estas páginas implica encarar y acometer
una ruta que de lejos se aprecia enmarañada, propia del tiempo del
enredo, pero que justamente apunta, en un acercamiento paulatino
y progresivo, a destrabar aquellos automatismos que producen los
puntos ciegos de toda perspectiva que se cree única 13 . En el plano del
conocimiento, como se irá viendo, ni aun la Filosofía y la Historia
son suficientes para comprender la complejidad y circulan, por tanto,
ideas, conceptos y enunciados provenientes de saberes diversos cuya
participación contribuye al ensamblaje del puzle que aclara el enigma.
12. Tal como cuenta la magnífica obra Rayuela de Julio Cortázar.
13. Este punto de la introducción parece oportuno para presentar esta advertencia:
plegándonos a un lenguaje no sexista y queriendo alejarnos de los rótulos hetero-patriarcales
por motivos estéticos no utilizaremos grafías de reemplazo (la equis, por ejemplo)
o añadidos binarios. En vez de ello, conservando la masculinización de los términos
hemos preferido tachar al sujeto macho. En esto, sin embargo, también asumimos la
inconsistencia escritural: no siempre estará tachado el masculino. Con ello también se
quiere representar la transición que implica pasar del régimen hetero-normativo a un
encuadre no binario, no convencional o de anarquía relacional.
Introducción
35
Es el inicio de ciertos entrelazamientos deseantes: en donde trayectorias
y líneas históricas permiten encuentros filosóficos para pensar la
intervención en lo social y sus ribetes más-que-humanos.
Dicho lo anterior, hemos optado por un libro que intente consolidar
un trayecto histórico que ha pretendido reivindicar el lugar de las
humanidades y su escritura para los mundos de la intervención social.
En todo texto se vislumbran procesos de intervención en lo social, por
muy enigmático que aquello parezca, permitiendo sedimentos filosóficos
e históricos que pueden dotar crítica y políticamente toda práctica de
intervención que pretende graficar la tan compleja transformación. Se
hace, por tanto, necesario volver a ciertas preguntas iniciales que nos
hicimos hace ya más de cinco años cuando, producto de una condición
azarosa de la vida, nos encontramos en la Escuela de Trabajo Social
de la Universidad Andrés Bello, con unas trayectorias que anudaban
formación en ciencias sociales con estudios en las humanidades, una
curiosa combinación en el mundo de la intervención. Ya no somos los
mismos y en esta transformación vital, profesional y académica nos
situamos desde la Filosofía y la Historia para interrogar la intervención
y su creación social. ¿Qué queremos compartir en este libro, sino es
más que un suspiro en la historia o en la historia de las ideas? ¿Será
mejor insistir y usar lo gráfico como materia propia de las humanidades
para que focalicemos y sobrevolemos el trasfondo de lo que aquí
presentamos, pero sin olvidar nuestras trayectorias biográficas que han
estado antes, durante y después de todas estas líneas escritas, vitales y
sociales que aquí se anudan?
Todo trabajo no es en solitario, hay tantos que aparecen en cada
redacción de la gráfica, pero también tantos otros que irrumpen en lo
biográfico para dar vida a un modo de escribir, de graficar un trazo de
la historia filosóficamente. Este es un trabajo a dos voces en las conexiones
y disputas desde estas disciplinas de las humanidades hacia la
noción extraña, violenta y apasionante de la intervención social, con
36 Entrelazamientos deseantes
sus derivas, tensiones y deseos. Es una apuesta por desentrañar sus
modos de pensar-hacer que rivalizan con su aceptación anclada a un
mero campo práctico, un solo asunto profesional y técnico-social como
ya establecimos, para desde ahí ver si la filosofía y la historia permiten
abrir su campo heterogéneo, vital y crítico: un mundo de posibles al
decir de Guattari 14 . Es un libro personal y plural que quiere interrogar
la cuestión de la intervención del presente respecto a lo social sin dejar
de historizarla y filosofarla; ahí se juega la tesis que guía este libro.
Ahora podemos decir que este inicio abre un libro que se plantea
como un texto que expresa tres momentos. Tal vez son momentos que
despliegan, pliegan y hacen comprender mejor este comienzo, pero
sí sabemos que están en sordina en cada uno de los seis capítulos del
escrito (incluyendo la Apostilla). El primer momento da cuenta de
un final de las trayectorias personales, pero que articula nuestro nuevo
escrito a dúo. Lo podemos llamar así: … de lo gráfico y sus trayectorias
(bio)gráficas.
Como dijimos, nuestro encuentro académico y gráfico devino por
entendernos, por comprendernos desde una propia identidad que se
fugaba en las historias personales y en las trayectorias académicas:
uno céntrico santiaguino, el otro porteño viñamarino; uno psicólogo
con formación doctoral en filosofía, el otro trabajador social con
formación doctoral en historia de la tecnología y la sustentabilidad.
Esto nos hizo, a modo de inspiración, entendernos y completarnos,
o bien, despersonalizarnos para singularizarnos uno en el otro, algo
similar a lo que contó Deleuze al vivir su encuentro con Guattari 15 .
14. Félix Guattari, Líneas de fuga. Por otro mundo de posibles, 1ª ed. (Buenos Aires:
Cactus, 2013).
15. Vale la pena explicitar lo que Deleuze relata respecto a su escritura con Guattari,
pues justamente usa las palabras que hemos escrito arriba. A partir de este encuentro
nos pareció relevante poder resaltar la posibilidad de singularidad y diálogo desde la
escritura que este libro pretende, más que hacer una pretensiosa comparación. Gilles
Deleuze, Conversaciones, 4ª ed. (Valencia: Pre-Textos, 2006), 15.
Introducción
37
Y esta oportunidad de hacer un acto escritural, es un modo de ver los
ensamblajes de las partes, complejizando el mero acto de publicar un
texto en tanto es solo un hito en la trayectoria que traza una historia.
Vemos unos inicios en que nos convoca el trabajo social y la intervención
social, pero ya escudriñábamos elementos desde la filosofía y un
modo de hacer historia de lo nuevo, como fue publicado en revista
Katálysis. La cuestión, posteriormente, se hizo más compleja: uno se
hizo editor del libro Imaginarios de transformación: el Trabajo Social
revisitado (2018) y el otro devino articulista del libro. Paralelamente,
en esos años entre 2016 y 2018, ya salía un texto en que pretendimos
acometer la noción de intervención social desde la filosofía y la historia,
artículo que amablemente nos publicó la Revista Intervención 16 . Y hay
más, pues paralelamente a esta escritura conjunta compartíamos mesas
y diálogos en seminarios y coloquios. Este sería el trayecto gráfico en
clave biográfico el cual nos hace iniciar el libro con un último escrito,
pues queremos comenzar por el final.
Así la deriva del capítulo 1 se escoró hacia una exploración hermenéutica
donde lo subconsciente y lo inconsciente comenzó a cobrar
fuerza y dotar de un sentido otro lo que podía ser visualizado desde la
interpretación psicosocial con sustento psicoanalítico. Ya no se trataba
solo de interpretar textos, sino de apreciar las formas de la subjetividad
en donde sea posible acceder a los deseos reprimidos. Escogimos los
sueños. No obstante, es una suerte de mapa conceptual que navega y
deriva por los sueños y sus mundos posibles. Intentamos hacer aperturas
16. Nelson Arellano-Escudero y Borja Castro-Serrano, “Participación, ciudadanía y
voto: reflexiones para el Trabajo Social a partir del caso chileno”, Revista Katálysis 2,
n°2 (2016): 232-240, doi: https://doi.org/10.1590/1414-49802016.00200008; Borja
Castro-Serrano y Nelson Arellano-Escudero, “Humanidades para el Trabajo Social y su
intervención: Apuesta por una identidad ‘descalzada’”, Revista Intervención 1, n°7 (2017):
27-35, https://intervencion.uahurtado.cl/index.php/intervencion/article/view/45; Borja
Castro-Serrano y Marcela Flotts (Eds.), Imaginarios de transformación: el trabajo social
revisitado, 1ª ed. (Santiago de Chile: Ril Editores, 2018).
38 Entrelazamientos deseantes
a otras narrativas para implicarlas con una vida onírica; el Chile de hoy
se juega en esta trama, al igual que los conflictos mundiales y globales,
en tanto nuevos modos de subjetivación se disputan entre una realidad
asfixiante y sus sueños posibles. Hay tanto que explicar, pero es difícil.
Este capítulo continúa con la hermenéutica de los sueños en sus claves
temporales, subjetivas, históricas y políticas, trazando un recorrido que
especula que toda vida onírica se entrelaza a los sueños en vigilia de las
personas implicadas en los procesos de intervención social.
Aquí se jugaría, para nosotros, una nueva manera de intervenir
en lo social permitiendo otra óptica de ensoñación cartográfica: otra
carta de navegación para otros posibles territorios, mapas, geografías,
con otros bordes, deslindes y fronteras que no apelan al mismo léxico
que ya conocemos de las profesiones sociales que hacen intervención:
pedagogías, trabajo social, psicología, terapia ocupacional, entre tantas
otras. La vida onírica, en el fondo, nos abre caminos interpretativos
y analíticos hacia mundos históricos, poéticos, filosóficos, ecológicos,
estéticos y neurocientíficos, que, al decir de Guattari, “no implican
en absoluto un repliegue sobre sí (tipo meditación trascendental) o
una renuncia al compromiso político. Requiere, por el contrario, una
refundación de las praxis políticas” 17 .
El segundo momento sería algo así como lo gráfico y sus entrelazamientos
de la historia trazada. Es el momento intermedio del libro, un
espacio medular donde lo gráfico se separa en tramas que interlocutan
con la intervención desde los propios campos disciplinares haciendo
explotar múltiples sentidos, múltiples aristas: se entrelazan las palabras
con las expansiones posibles de la intervención en lo social, intentando
hacer devenir cartografías que muestran la relevancia de la historia y
la filosofía para despuntar el concepto central. Hablamos en tramas
separadas, pero en donde cada capítulo sigue urdiendo la misma tesis
que queremos proponer.
17. Félix Guattari, Caosmosis, 1ª ed. (Buenos Aires: Manantial, 1996), 147.
Introducción
39
En el capítulo 2, “Pensamiento, cartografías y líneas: problematizando
más allá del método y contra toda figura de identidad”, nos
dedicamos a la articulación entre configuración social e intervención
para ser pensadas desde la cuestión del método cartográfico. Se intenta,
bajo una lógica metodológica del patchwork o bien de retazos conceptuales
desde la obra filosófica de Gilles Deleuze, desentrañar cómo la
articulación entre lo social y la intervención pasa por (re)definir las
nociones de líneas, cartografías y sus procesos de subjetivación que se
ven ahí involucradas, permitiendo atisbar un pensamiento móvil, no
jerárquico y rizomático que descentra la propia noción de intervención.
De esta manera, esta última puede actuar en la realidad potenciando
su relación teórico-práctico como un conjunto de prácticas cotidianas
que van politizando inventivamente acciones y métodos para aproximarse
a otras formas de vida en lo social sin concebir a éste como un
campo geopolítico y territorial que ejerce su construcción a priori,
exclusivamente desde lógicas soberanas y estatales.
Bajo este respecto, entramos al capítulo 3, “Pensar cartográfico y
subjetivación: retazos metódicos y geopolíticos para una intervención
social cartográfica”. Sin preámbulos, indagamos ahí la siguiente pregunta:
¿es posible pensar la intervención en lo social bajo categorías
construidas/creadas por un método rizomático fundado en el pensar
como cartografía? La interrogación nos orienta a darle espesor teórico-práctico
a la noción acuñada de “intervención social cartográfica”,
la cual se instala a partir de un método de pensamiento que ejerce una
crítica potente al pensar dogmático. Desde aquí insistimos en bordear la
cuestión de la subjetividad y los gestos deleuzeanos contra-identitarios
ya revisados en el capítulo anterior, pues se hace necesario mostrar las
implicancias de este nuevo pensar cartográfico en tanto es un modelo
metódico de experimentación que nutre a toda práctica de intervención
hacia nuevas aproximaciones geopolíticas. Este piso teórico nos hace
pensar una intervención en lo social que se articula con lo político en
40 Entrelazamientos deseantes
un entramado de líneas, de poderes, de liberaciones y capturas de lo
social siempre intentando devenires. Así, se evidencian resistencias
mediante los distintos procesos de subjetivación que se ven tensados
entre modos de vida estandarizados y otras formas de vida en el contexto
actual del capitalismo 18 . El capítulo cierra esbozando las implicancias
epistemológicas/metodológicas y políticas que la intervención social
cartográfica fuerza a pensar.
Con la ruta demarcada pasamos al capítulo 4: “Otras cartografías:
intervención social en la memoria e intervención socioambiental”.
Luego de haber sumado la comprensión de la filosofía y la historia a las
herramientas analíticas para configurar una intervención social cartográfica
sumamos las lecturas que permiten referenciar coordenadas en las que
entran mundos más que humanos. La fragmentación de la memoria
y la navegación por los olvidos se transforma en Portulanos donde las
informaciones dispersas pueden agruparse y, luego, será posible dibujar
Mapamundis en tanto la Economía Ecológica presenta la complejidad
de los fenómenos que se conciben en la era del Antropoceno. Estas
18. Es relevante entender que la figura del capitalismo actual no solo esboza un modo
de producción, sino también un modo de “captura” de la propia subjetividad y ciertos
procesos de subjetivación (Gilles Deleuze y Félix Guattari, El Anti-Edipo, 229). Además,
permea todo un proceso económico político que impone una axiomática como captura
de las relaciones sociales (Gilles Deleuze y Félix Guattari, Mil Mesetas. Capitalismo y
Esquizofrenia, 8ª ed. (Valencia: Pre-Textos, 2008), 465). Actualmente, donde el horizonte
es el capitalismo como única opción, el modelo socio-económico neoliberal impregna
todo proceso de intervención y toda aproximación a las subjetividades que se efectúan
en un tipo de sujeto predefinido e individuado monolíticamente. No obstante, en todo
momento nos plegamos a una lectura de la Historia económica donde la racionalidad
de la modernidad es mucho más que el Capitalismo, de tal manera que cada vez que se
le enuncie siempre debe leerse como la fórmula o cosmovisión incapaz de conectarse
con las formas de la economía plural, su presencia y efectos históricos y situados. Al
respecto, ver: Raúl González (Ed.), Ensayos sobre economía cooperativa, solidaria y autogestionaria:
Hacia una economía plural, 1ª ed. (Santiago de Chile: Editorial Forja, 2017);
Karl Polanyi, La gran transformación: los orígenes políticos y económicos de nuestro tiempo,
1ª ed. (Madrid: Ediciones de La Piqueta, 1989).
Introducción
41
cartografías de la intervención social en la memoria y de la intervención
socioambiental se verán en acción al analizar el caso de la Palma Chilena
en el siguiente capítulo.
Nuestro recorrido de esta ocasión cierra, en este libro, con el capítulo
5: “La Palma chilena: desglobalización, gobernanza ambiental
y el antropoceno contra la intervención social”. El ensamblaje que se
presenta ha enrolado a distintos integrantes del actor-red y su agencia,
observando la trayectoria, las contradicciones y controversias que se
constatan en la vida social de la Palma Chilena; son la lógica de la
solidaridad interespecies y la revisión crítica al anti-antropocentrismo
las que nos facilitan el rediseño de los mapas conceptuales habituales y
convocan a una intervención cartográfica que debe ser una intervención
social en la memoria, al mismo tiempo que se enlaza con la intervención
socioambiental. Como se verá en este capítulo, al mismo tiempo que
la intervención desborda el conocimiento académico, los otros conocimientos
desbordan a la propia intervención. Este punto de arribo
nos llevará a la Apostilla de este libro donde no nos queda más camino
que volver a iniciar.
Entender los problemas de la desigualdad también como desafíos
ambientales es una tarea en la que debe persistir la intervención social.
Una lectura acerca del Antropoceno poniendo en debate a Virginia
García Costa, desde Nuestra América, con Amelia Moore, en el norte
global, nos permitirá explorar los lugares potenciales en los que la
intervención social se puede situar para contribuir a los desafíos de
la sustentabilidad 19 . Una cuestión empíricamente constatable es que
en el mundo de la intervención social lleva como aparejo la ansiedad
19. Para ahondar en las perspectivas y compararlas ver: Virginia García Acosta, “Presentación:
La incursión del antropoceno en el sur del planeta”, Desacatos, n°54 (2017): 8-15 (en
número monográfico de “Cambio Climático y Antropoceno”). Además, ver Environment
and Society 1 (2015): 1-187 (Issue “The Anthropocene: A Critical Exploration”, Guest
Editor: Amelia Moore).
42 Entrelazamientos deseantes
por ofrecer respuestas y soluciones, incluso antes de haber pensado
el problema. Esto es lo que descifraron Elena de la Aldea e Ignacio
Lewkowicz a inicios del siglo XXI: la Subjetividad Heroica, donde
siempre encontramos a la urgencia, esa tramposa, en el decir de ellos.
La apuesta gráfica era, entonces, la de anteponer los tiempos de las
humanidades: actuar el pensamiento que debía pensar la acción.
Básicamente, esta sección central nos muestra la posibilidad de hacer
una lectura histórica que problematice el reconocimiento de la vitalidad
del pasado en el tiempo actual, casi como un deber de memoria, interpelando
no solo a ciertas lecturas históricas oficiales, sino que también
a ciertas ideologías recursivas frente al tópico de la memoria profesional
de la intervención social. Lo anterior, no era posible sin una articulación
filosófica –en este caso deleuzeana– la cual tensiona la categoría
temporal del pensar, preguntándose: ¿qué sostiene el pensamiento? Aquí
se abre una metódica que entiende el pensamiento como un flujo que
en su devenir puede filosóficamente abrirse a una creación de conceptos,
criticando la misma noción subjetiva de pensar. Toda cartografía de
pensamiento no depende del sujeto o del pensador, forzándonos a pensar
lo que acontece ya no como hechos muertos y fosilizados para ser
contemplados y reflexionados (de ahí una re-comprensión de la historia
y sus acontecimientos). Esta articulación instala un pensar renovado
desde múltiples cartografías, instalando una noción de intervención
social que rivaliza con una de carácter universal, homogénea y referida
históricamente a la experticia de saberes por parte de quien interviene.
En estos capítulos interpelamos críticamente a la intervención social
pues cuando se instala solo desde coordenadas antropocéntricas, ella se
cree poder sedimentar un saber replicable y aplicable a priori a ciertos
grupos sociales de modo mecánico y técnico. En su acápite central, el
libro pretende remover estas premisas.
Como enunciamos, el tercer momento y final implica un retorno
al inicio; es un cerrar el escrito con una revisión en detalle de la
Introducción
43
trayectoria: lo gráfico ya publicado derivando hacia nuevas trayectorias.
Lo que ya se publicó, o bien, lo que ya se escribió hace gala del devenir
de este mismo libro; desde el camino que hemos trazado estos años el
escrito termina por consolidar y dar a entender los capítulos anteriores.
Las trayectorias gráficas y biográficas explicitadas, muestran que este ha
intentado ser un proceso reflexivo mucho más extenso que el trabajo que
pueda reunir un libro, por eso es que no queremos cerrar sin dar cuenta
del pasado reciente. Habiendo trazado un plan quinquenal, sabemos
que esta es una historia que es “pensada” desde un lugar cartográfico que
implica otra relación entre el tiempo, el pensamiento y la memoria, las
cuales nos fuerzan y obligan a pensar de vuelta los impactos epistémicos,
metódicos y políticos que tiene este trayecto para la intervención social.
Por lo mismo, la apostilla recogida desde la idea de Giorgio Agamben,
es un colofón que completa sin alterar. Constatamos aquí algunos de
los elementos del estado de situación: la fragmentación. Nos encontramos
en un momento de crisis civilizatoria en este primer cuarto del
siglo XXI cuyo punto de inflexión nos propone encarar alternativas y
posibilidades formulando las preguntas que descalzan los moldes para
volver, una vez más, a iniciar. En la búsqueda de cerrar este libro con
lo que ya hemos trazado en estos años, se hace interesante reflotar una
conclusión esbozaba, pero no incluida en aquel artículo publicado en
el año 2017. La habíamos titulado: “Aperturas conclusivas”, cuestión
que mapea algo del final de este libro.
Ahí ya decíamos que la búsqueda de su destino por la que continúa
atravesando la intervención social también pasa porque esta Penélope
abandone Ítaca: en realidad no hay porqué esperar a Odiseo. O, como
nos enseñara Elikura Chihuailaf en Recado confidencial a los chilenos,
Raiman y la familia encantada han de dejar su sitio para ir en busca de la
paz. Este no es, bajo ningún punto de vista, un llamado a abandonarlo
todo; menos a tratar de renegar los recursos que otorgan las ciencias
sociales, sino que abrimos una invitación a explorar posibilidades y
44 Entrelazamientos deseantes
alternativas: descalzarse, fomentar la apertura, renunciar a las certezas
de siempre. Tal como González-Geraldo le atribuye a Mario Benedetti:
“Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron
todas las preguntas”.
Es necesario volver a leer y releer con atención algo ya dicho en la
disciplina del Trabajo Social en un texto emblemático, pero que ya tiene
más de 40 años. Aquí se esboza un camino que nunca acaba pues más
bien siempre deviene más allá del tiempo transcurrido: “La historia del
trabajo social latinoamericano está aún pendiente. Los estudios existentes
son parciales y su carácter es introductorio. Ellos son contribuciones
reales al tema en la medida que ofrecen pistas de investigación a ser
profundizadas; como tentativas que permiten disponer de coberturas
parciales, de levantamientos y formulaciones efectuados para diversos
países” 20 . Pero insistamos que este no es solo un asunto del Trabajo
Social pues también toca a las pedagogías, a la psicología, la terapia
ocupacional, la enfermería, la medicina, la ingeniería, el diseño, entre
tantos otros saberes que provocan impacto en la vida cotidiana y en
el devenir del tiempo de los actores humanos y no humanos bajo la
intervención que despliegan.
La mirada rizomática y cartográfica, la del adentro/afuera, nos hará
reformular el mandato porque la historia de la intervención social latinoamericana
no está pendiente, básicamente porque los únicos que
hacen la Historia somos los seres vivos. La Historia somos nosotros y
nosotras, nuestras diversidades y las entidades con las que somos. Otra
cosa es que nuestras narraciones deban ser revisadas y re-constituidas
porque se encuentran ancladas a unos ritualismos que insisten en la
liturgia del funcionalismo estructural y se alimentan del higienismo y
el darwinismo social del siglo XX. Esta mirada a la continuidad en el
cambio es la apertura que produce una integración de la Filosofía ya no
20. Manuel Manrique y Marilda Iamamoto, “Hacia el estudio de la historia del Trabajo
social en América Latina”, Revista Acción Crítica, n°5 (1979): 2.
Introducción
45
como una materia antecedente o fundadora de modelos teóricos de la
intervención social, sino como la praxis misma, donde el pensamiento
es la materia sobre la que se debe discutir la intervención.
De aquí en más, ya está propuesta la ruta para el/la lector/a. Sin
embargo, es necesario un excurso acerca de cómo este trabajo monográfico-colaborativo
ha llegado a constituirse en el libro en sus manos.
Se nos hace necesario, casi como un (des)control de impulsos, relatar
los contrapuntos y las contrapartes de un proyecto que nace hace años,
que configura relatos, trayectos, fragmentos y amistad. Es un texto que
permite cerrar esta introducción como ya lo dijimos: un volver al inicio,
un volver a un intercambio epistolar entre los autores que devino un
escrito que ha permitido el nacimiento de este libro. Tal vez no es el
inicio pues todo comenzó mucho antes, pero sí es la sistematización de
un trayecto, de una ruta. Es lo que llamamos: Proyecto Mosaico: Visita a
las prospectivas de una disciplina como el Trabajo Social en el siglo XXII.
Escrito en clave Trabajo Social, es sin duda posible de extrapolar a las
profesiones que ya mencionamos.
***
Trayectorias, líneas, deseos y encuentros han tenido una materialidad
que imbrica una cierta trama de combinaciones algo improbables, pero
que no se pueden considerar externas, ajenas o desconectadas. La posibilidad
de ambos autores de trabajar en la misma unidad académica (en
Trabajo Social), aunque en locaciones diferentes, en el lapso de 2012 a
2016, ofreció un punto de encuentro. A partir de allí y de entonces se
fraguaron las piezas que hoy permiten el andamiaje desde el cual nos
disponemos a elaborar este ensamblaje, o mejor, este entrelazamiento
deseante, siguiendo a Ingold.
De eso se trata, de un ensamblaje en el que cada pieza en sí misma
es el conjunto pero que se encuentra en un nivel de fragmentación
46 Entrelazamientos deseantes
que solo puede tener sentido si se le integra a un conjunto mayor: un
mosaico en donde en cada pieza hay un entre-medio que no tiene claro
sus destinos. Vemos en esta forma de ilación una traducción operativa
de las experiencias de intervención social en tanto son justamente los
contrapuntos, lo alto y lo bajo, lo de un lado y el otro, lo que se muestra
como inorgánico en el quehacer cotidiano de unas actividades que parecen
no transformar nada y, más bien, sostenerlas en su mismo estado
y condición. Sin embargo, los contrapuntos tienen sus contrapartes,
el enlace covalente con los que los átomos forman una molécula. El
sinsentido que en vez de obturar genera aperturas, es decir, nuevos
modos de comprender: la posibilidad de sostener el optimismo entre
las ruinas de la catástrofe. En este giro, siguiendo a Stengers 21 en una
entrevista reciente, el optimismo en las ruinas de la catástrofe es un
modo de escapar de las evidencias, de no dar nada por sentado pues
se asume la imposibilidad de lo autovidente de las ciencias modernas;
es atreverse a pensar a que mañana no será tal cual como hoy, aunque
no lo evidenciemos. Este giro de optimismo en las ruinas nos a forzado
a pensar y en algo hace de correlato de este encuentro.
Sabiendo entonces que la pintura es más amplia y compleja hacemos
un intento por interrogar otra materialidad a los ámbitos conceptuales,
políticos y metodológicos de la intervención social y el modo cómo
ello se entiende ahí. Esto impactaba en los proyectos de investigación
(tanto en filosofía como en historia), en los modos de intervenir en
el aula (tanto en la docencia como en la guía de procesos de investigación).
Entonces, lo que aquí quisimos fue sostener que materializar
la conjunción de la Historia y la Filosofía, como componentes de las
Humanidades, era posible y, bajo esa convicción, reunir intereses para
21. Isabelle Stengers, Entrevistada por Jade Lindgaar, “Hacer común frente al desastre”,
Mayo 2020. https://movimientosaberrantes.net/entrevista-a-isabelle-stengers-emisionpresentada-por-jade-lindgaard-hacer-comun-frente-al-desastre-mayo-de-2020-subtituladoen-espanol/
Introducción
47
abordar algunos aspectos que debaten ciertas trayectorias conservadoras
de la Intervención Social identitariamente. Se requiere ejercer modos de
criticar esas trayectorias conservadoras en tanto siempre están referidas
a taxonomías sociológicas, mirando o remirando la Historia oficial para
interpelarle y, en general, basándose en modos de entender la filosofía
como una mera reflexión contemplativa (por tanto, no situada). Aquí
nos ubicamos desde otro lugar.
Con todo, Proyecto Mosaico no ha sido nuestro punto de inicio,
sino la apuesta sistemática de organizar lo que venía ocurriendo.
Es la constatación de la categoría de planificación que aspiraba a
trazar un itinerario de trabajo de reflexión-acción que brindara una
organicidad a los actos-más-que-académicos que ocurrían de manera
pulsional y aparentemente fragmentario. La autoconvocatoria nacía
de una apreciación del quehacer disciplinar del Trabajo Social en el
siglo XXI deseando que contuviese un acercamiento desde los campos
de la Filosofía y la Historia de modo que fuera factible la integración
y agregación de factores incidentes en el devenir de éste. Se trataba
de abordar el desafío de la interlocución entre el mundo académico,
el profesional y del oficio. Con ello fue creciendo la idea de que los
postulados elaborados y elegidos tenían una proyección mayor, fuera
del ámbito de un saber en particular y anudando patrones comunes
con la intervención social dada su inespecificidad disciplinaria y su
transversalidad de oficio.
Este desafío implica considerar una dimensión de contrapuntos en
los que se ha de fomentar el debate de los saberes, poniendo en diálogo
el conocimiento científico, el del sentido común y la producción de las
humanidades y las artes. Una segunda dimensión, es la de las contrapartes,
que desafía la cartografía del mapa de actores sociales con los
que la disciplina del Trabajo Social se vincula en sentidos horizontales y
asimétricos, indagando en el pensamiento y las ideas que los no interventores/as
sociales tienen acerca del oficio, la profesión y la disciplina.
48 Entrelazamientos deseantes
Contrapuntos y contrapartes habrían de producir un reensamblaje
del habla en la que el mosaico de argumentos y hablantes favoreciera
la comprensión del estado de situación y facilitase la consolidación de
proyectos de sentido del quehacer de la intervención social. El programa
de trabajo que se establece en Proyecto Mosaico demanda una
labor sistemática que se agencia en el proceso de constitución de una
comunidad epistémica con capacidad de gestión, en la que el procedimiento
fundamental es la interpelación a las agendas académica y
gremial como conjunto. Este es el camino que proponemos recorrer
en los capítulos de este libro.
Introducción
49
El hombre que vive y no Sueña es un hombre
muerto en vida. Mas ¡ay de aquel que Sueña y no
realiza sus Sueños! Acosado por las pesadillas acaba
por sucumbir al insomnio de una realidad que
no es suya. Realizando tus Sueños no serás esclavo
de nadie, ni pretenderás someter a otros porque
habrás probado los caminos de tu verdadera liberación.
Recuerda siempre que, en el universo de la
Naturaleza, los Sueños se convierten en realidad.
La lluvia es el Sueño del agua.
Abuelo Cocom Pech en Elikura Chihuailaf,
Recado confidencial a los chilenos (p. 38).
¿Una vida onírica de la intervención (social)?
En el pensamiento occidental contemporáneo pareciera que entre la
crisis y la interpretación de un sueño no hay ninguna relación. Sin embargo,
en el griego antiguo la palabra krisis (κρίσις) en una de sus acepciones
alude exactamente a ello. Habitualmente, además, la vida industrial del
positivismo epistémico relega a los sueños solo al espacio vital del descanso
en el tiempo del dormir, como si no se pudiera soñar despierto.
53
La vida pasa la mayor parte del tiempo en el pasado y en los sueños.
El futuro no existe y el presente es un pequeño instante de reacción
sináptica el cual apenas puede ser aprehendido por una consciencia
capaz de almacenar millones de datos de información en una memoria
que luego no se es capaz de acceder o bien de organizar.
Pero el pasado no se puede enterrar, de hecho no es del todo pasado.
Este es un contrapunto que debemos asimilar: el presente es
fundamentalmente una expresión del pasado, el tiempo rizomático
sin afuera ni adentro en el que la mayoría de las horas de la vida humana
se las lleva el sueño. Y nos interrogamos ¿por qué el empeño de
diseñar el futuro en vigilia? ¿Por qué esto se acentúa en el marco del
capitalismo –desde sus inicios hasta la actualidad– haciendo trampa
a la temporalidad del sueño como proyecto futuro para conectarlo
con un deseo de “algo” que se quiere poseer? Pero seguimos soñando
en vigilia, también por la noche; a veces aparece el insomnio y, no
obstante, seguimos soñando. Otras veces son las pesadillas las que nos
acechan, pero su función es hacernos recordar un sueño, tal vez la necesidad
de interpretar la crisis vital que se vive. Sueño y temporalidad
se juegan desde tiempos remotos y cada época histórica los repiensa,
aunque siempre estén ahí haciendo su juego. Su función es hacernos
recordar, expresar historias que si bien nosotros mismos las soñamos
claramente no hablan solo del movimiento solipsista de la consciencia.
Digamos, recordando nuestra introducción, que la relevancia de los
sueños y el inconsciente disputado entre dos colosos de la modernidad
como Freud y Jung, nos permite pensar que nada se olvida, todo recuerdo
por muy horrible o grato que pueda ser no se olvida, ejercen funciones en
su soterramiento. La vida onírica conecta las vivencias, los recuerdos y el
inconsciente con funciones ancestrales, sociales y sus posibles devenires 1 .
1. Carl Jung, Recuerdos, sueños, pensamientos, 3ª ed. (Barcelona: Editorial Seix Barral, 2001).
54 Parte Uno. El final como escrito nuevo
Bajo este respecto, nadie sueña sin haber vivido; nadie sueña por la
noche o en vigilia si no se vive. Como señala el neurocientífico Ribeiro 2 ,
las disputas históricas de la ciencia del sujeto y los sueños durante el
siglo XX han sido muchísimas: su psicología, su relación y tensión entre
consciente e inconsciente, las refutaciones biológicas antifreudianas
del inconsciente y de los sueños, entre tantas otras. No obstante, la
cuestión de fondo es que en base a esa historia podemos señalar que
en toda esta trama “(…) toma cuerpo una teoría general del sueño
y los sueños que concilian pasado y futuro para explicar la función
onírica como herramienta crucial de supervivencia en el presente”. Es
un punto inicial enigmático para este libro, pero crucial y paradójico
en tanto es lo último escrito por nosotros dejando un sedimento de
todo este trayecto editorial que acá presentamos. Y, además, señala de
modo sucinto que la vida onírica ha jugado un rol relevante en nuestra
historia mucho más allá de ese espacio de indiferencia e irrelevancia a
la luz del “sueño moderno” del siglo XIX y sus profesiones modernas.
Es un modo de entrada oblicua a la cuestión de la modernidad y la
intervención en nuestra época contemporánea.
Los sueños, la vida onírica y sus despuntes en una realidad múltiple
nos propone una articulación temporal que también desprende acciones
de gran relevancia en una realidad subjetiva, colectiva e histórica.
Su irrelevancia moderna es relativa pues la realidad que acciona es de
máxima importancia. Las humanidades han colaborado para que esto
pueda ser así, siendo una de las tramas que este libro quiere sostener.
Esta múltiple realidad que teje la vida onírica en los sueños no privilegia
solamente un plan futuro en términos capitalistas orientado a la
obtención de mercancías. Insistimos en que los sueños y sus deseos
no pueden ser cooptados exclusivamente en una lógica productiva
del capital para, a su vez, dejar al deseo psíquico solo bajo la trama de
2. Sidarta Ribeiro, El oráculo de la noche. Historia y ciencia de los sueños, 1ª ed. (Barcelona:
Penguin Random House Grupo Editorial, 2021), 21.
1. Descifrando la vida onírica de la intervención social
55
Edipo y los conflictos familiares 3 . Retomando la disputa entre Freud
y Jung, creemos que algo de esta discusión se juega ahí. No podemos
obviar el lugar de Freud en este sentido: el sueño y su interpretación
es un canal indispensable en la investigación del psiquismo humano
y sus deseos, traumas y derivados, más allá de la realidad existente.
Sin embargo, como también señalamos, podemos ir más allá de la
mera experiencia subjetiva y psíquica: Jung juega un papel activo
en esto pues sabía que también el sueño pasaba a través de nosotros.
En la antigüedad el sueño era el oráculo 4 , había una prospectiva de
los sueños, pero fue Jung quien articuló en un escenario moderno la
relevancia de la temporalidad de los sueños. El austríaco sostenía que
si bien estos últimos pueden ser un plan de anticipación del inconsciente
y sus conquistas futuras, no hay necesaria concordancia con el
lato desarrollo de la realidad fosilizada, pues en un entrelazamiento
entre la consciencia y su interioridad, en la posibilidad de volar hacia
múltiples historias y temporalidades se podía visitar a los ancestros y
expandir toda consciencia subjetiva. El volver a los sueños va mucho
más allá de una subjetividad, pues siempre el soñar está situado en una
historia, en un plano de símbolos que conectan con deseos de cambio
colectivo 5 . Lo político no está fuera de esta trama planteada.
Dicho lo anterior, hemos pensado que ya no se trataba solo de
interpretar textos, sino de apreciar las formas y producciones de la
subjetividad en donde sea posible acceder a los deseos reprimidos que
3. Ni entendemos ni proponemos que esto sea una especie de “única ruta” o la consecuencia
obvia y evidente, sino que expresamos una ruta analítica conocida a la que,
por ejemplo, debiera añadirse la de Electra, lo que por supuesto requiere otra analítica
y considera otras complejidades. Así también habrá una pluralidad metodológica que
sometida a la respectiva vigilancia epistemológica permitirá interpretar y comprender
individuos y colectivos de modos variados.
4. Ribeiro, El oráculo de la noche. Historia y ciencia de los sueños, 38-42.
5. Jean Chevalier y Alain Gheerbrant, Diccionario de los Símbolos, 1ª ed. (Barcelona:
Herder, 2018), 965.
56 Parte Uno. El final como escrito nuevo
los sueños nos arrojan. Casi en un gesto metafórico, pero también
literal, queremos diseñar un mapa conceptual que navegue y derive
por los sueños y sus mundos posibles. Un soñar de noche y un soñar
de día, como nos señala la poética de Chihuailaf. Intentamos hacer
aperturas a otras narrativas para implicarlas con una vida onírica; el
Chile de hoy se juega en esta trama, al igual que los conflictos mundiales
y globales, en tanto nuevos modos de subjetivación se disputan
entre una realidad asfixiante y sus sueños posibles. Claramente, la
vida onírica es un espacio de análisis donde la brecha de lo racional y
lo irracional está completamente descalzada, es decir, son dos tramas
que se desmontan una de la otra sin necesidad de ser un par binario.
La disonancia entre realidad y sueño se nos agudiza, pero es la posibilidad
de contraponer una lectura otra que le resista al poder entre
cierta lógica científica moderna y el capital, en donde los sueños son
desplazados al mundo de lo irrelevante. No está demás señalar que en
esta tensión están muchas de las disciplinas, oficios y ciencias sociales
modernas que actúan en el campo de la intervención (ya sea médica,
social, del cuidado, educativa, entre otros ámbitos).
Por lo mismo, mientras que la concepción reificante de las instituciones
impone la doctrina weberiana de la burocracia como métrica
para la solidez, el análisis de programa 6 permite adentrarse en las lógicas
de la subjetividad que completan los múltiples y variados vacíos
que deja la ceguera del poder. Ya lo decían los referentes polémicos
de los sueños y el inconsciente, Freud y Jung: toda actividad onírica
nos muestra deseos, miedos y mundos posibles históricos de quienes
sueñan. Pero, para ser precisos respecto a lo descrito más arriba: cuando
6. Un referente importante para esta visión alternativa la encontramos en la propuesta de
Pichon-Riviere y el Esquema Conceptual Referencial Operativo (ECRO), que examina
el desborde y los vacíos programáticos institucionales que son completados y activados
por la subjetividad de los y las participantes de los proyectos de intervención. Claras son
las referencias al psicoanálisis y su relevancia histórica-filosófica.
1. Descifrando la vida onírica de la intervención social
57
decimos vida onírica también aludimos –de manera ambigua y sin respuestas
definidas, porque esto requiere un programa de investigación
de largo alcance– a los sueños en vigilia de las personas implicadas en
los procesos de intervención social.
El soñar despierto ha sido una de las tantas materias proscritas en
diversas culturas y por largo tiempo; así como la polémica por la risa, el
humor, el sexo y el imperativo monogámico heteropatriarcal, las trabas
a la imaginación en tanto vida onírica en vigilia han operado como un
modo de control de las posibilidades: un ámbito riesgoso para el orden
establecido que el saber-poder hegemónico se desvive en su ceguera por
controlar, regular o canalizar. El soñar despierto deberá ser el arte, es
decir, todo lo artificial o toda creación humana, una concreción que le
haga mensurable y clasificable. El sueño de la vigilia tendrá entonces,
también, el nombre de utopía: un pliegue de lo posible restringido a lo
imposible. Un horizonte utópico, en las palabras de Eduardo Galeano,
que nos sirve de punto de referencia en una cartografía imaginaria.
Con lo anterior, asumimos que el rango y estatuto de la utopía es otro
de los tantos aspectos abandonados en el despoblado de las reflexiones
olvidadas o directamente perseguidas. Entendemos que en los sueños
se presenta una posibilidad valiosa de reemprender la comprensión del
ahora-presente y su pasado, pero también de la prospectiva y los futuribles.
Es una lectura que de alguna u otra manera apela a una perspectiva
filosófica que atraviesa la historia: filosofía e historia se requieren para
pensar su acción conceptual en clave intervención (cuestión que incluye
otras referencias más obvias y recurrentes de las ciencias sociales).
¿Filosofía e Historia en acción? Cartografiar la
intervención social
En esta medida, la intervención social requiere examinar su vida
onírica en una posición transfronteriza, donde lo que cuenta e interesa
58 Parte Uno. El final como escrito nuevo
son los desbordes y ya no tanto sus alcances y limitaciones. Las relaciones
entre vida onírica e intervención social requieren entonces adentrarse a
los entrelazamientos que ofrece el deseo en tanto flujo expresivo que se
cuela entre el ahora-presente y los mundos posibles que devienen. Irrumpe
la expresión de un devenir que puede abrir mundos otros, mundos utópicos,
mundos transmutados en posibilidad. Entre el sueño, la vigilia
y el descalce entre vida y muerte es que se hace camino la posibilidad
como realidad que siempre ha estado ahí, pero con la que nunca nadie
se encontró. Los encuentros inimaginados de la vida onírica pueden
transformar y repensar en otras coordenadas la intervención del presente,
incluyendo toda intervención en lo social, lo que colinda con los inicios
de este libro. Es también un gesto que tanto la filosofía contemporánea
de corte posestructural, la llamada sociología crítica como también la
historia del pasado reciente han reivindicado para reentender los sueños
y el inconsciente en sus disposiciones sociales sin agotarlas en su pura
dimensión societal y antropocéntrica.
Se intenta un guiño hacia la cuestión de la realidad, pero sobre la cual
habrá que sostener críticamente su pretensión imposible de verificación.
Mostramos su posibilidad de delinearse, o bien de reensamblarse potenciando
una realidad que se dispone como campo social móvil siempre
posible de devenires, sueños y utopías. ¿No se trata de este gesto inicial
toda prolongación interventiva en lo social? Se establece claramente
una apertura hacia la posibilidad de caminar por la trama de una vida
onírica que permite otros posibles pudiendo devenir por caminos que
nos llevan más allá de categorías sociales entendidas a priori. El tiempo
(pasado-presente-futuro) se articula con una vida en vigilia, pero la cual
también se entreteje en ensueños, proyectando sueños de un mundo con
otros posibles que nos acercan de modo oblicuo a lo colectivo, lo arcaico
y lo pre-moderno. ¿Será posible resignificar las categorías de verdad que
han permeado a la intervención, inhabilitándola para preguntarse por
el despliegue de lo social sobre el cual ella misma interviene?
1. Descifrando la vida onírica de la intervención social
59
La pregunta planteada no es puramente retórica, más bien pone
en acción teorías que entrelazan una sociología crítica con premisas
filosóficas: tal como crisis implica la posibilidad de interpretar sueños, se
hace necesario registrar la sensación de crisis de lo social, dada su cada
vez más restrictiva acepción del latín socius, intentando ampliarla hacia
nuevas conexiones. Lo social no puede entenderse como una propiedad
segura, como si ella estuviera allí a disposición de todo cientista social o
interventor; ella podría ser una cierta propiedad, pero problemática, en
el decir de Latour. Dicho de otro modo, lo social es posible de pensarse
como un campo de asociaciones. Lo social se puede conceptualizar
como un espacio conjuntivo y disyuntivo de conectores que ponen
en cuestión todo espacio social monolítico, estático y representativo,
al estilo durkheimiano 7 . Por lo mismo, es necesario conectar con la
cuestión vitalista e histórica de las líneas: hay que ampliar la mirada
hacia una lógica de la sensación que transita por las derivas del flujo,
del deseo y los sueños 8 , ya que desde aquí se entiende que podamos
accionar el pensamiento, la subjetividad y su relación con la Historia.
Aunque también con nuestras propias historias que se consolidan en
la irrupción del acontecimiento. Si lo social queda inmovilizado nada
se entrelaza, no hay interconexión con un social humano y con un
mundo más-que-humano. Estas cuestiones han sido pensadas hace
más de un siglo, aunque antes también.
Digamos que la pregunta planteada no es puramente retórica también
porque en las articulaciones recién establecidas entre lo social,
el colectivo y sus disposiciones oníricas e inconscientes, se desprende
toda una trama económica-política del propio capitalismo, como una
más de las economías de la modernidad. Retornando hacia algunos
7. Bruno Latour, Reensamblar lo social. Una introducción a la teoría del actor-red, 1ª ed.
(Buenos Aires: Manantial, 2008), 18-19, 23 y 30.
8. Gabriel Tarde, Creencias, deseos, sociedades, 1ª ed. (Buenos Aires: Cactus, 2011), 11; Tim
Ingold, La vida de las líneas, 1ª ed. (Santiago de Chile: Ediciones Alberto Hurtado, 2018).
60 Parte Uno. El final como escrito nuevo
puntos de referencias relevantes del siglo XX, en ellos se muestran las
relaciones dadas en las perspectivas freudo-marxistas, desde Reich y
Marcuse hasta Althusser y muchos otros. Es de suma relevancia esta
articulación dada en el siglo pasado, pues ella venía instalándose a partir
de la fuerte crítica que se realizó al positivismo imperante sostenido en
la racionalidad instrumental que pretendía una noción monolítica de las
ciencias humanas, su capacidad de representación y su normatividad.
Digamos primero que ya se había establecido una nueva configuración
crítica del Hombre a la luz de repensar la Historia; dicho de otro modo,
a inicios del siglo XX tanto la psicología, la sociología y el lenguaje
estaban en una etapa positiva-representacional estableciéndose una
historia lineal de ellas. Por lo mismo, derribando tanto “prestigio”
depositado en las ciencias, lo que se quiso hacer era dotar de un otro
sentido a la sospecha que imprimían ciertas “contra-ciencias” 9 , tal como
les llamó Foucault al Psicoanálisis, al Marxismo y la Etnología. Ellas
no pretendían un estatuto de verificación de la realidad, sino sospechar
de toda realidad prístina impuesta por cada época dada.
En este sentido, la sospecha se entrelazaba en el sujeto del inconsciente
propuesto por el Psicoanálisis como lucha contra la representación; en
el tejido socioeconómico vía las contradicciones del Marxismo y su
gesto contra el idealismo como estudio económico, político y social;
y, por último, en la relación cultural de la Etnografía posibilitando el
estudio de las costumbres de los pueblos, abriendo un conocimiento
de los pueblos sin historia, enmarcados sin tiempo cronológico. En
este contexto, ya en la segunda mitad del siglo pasado, se produce la
activación del freudo-marxismo. Este intenta situar un pensamiento que
9. Otto Kernberg, Ideología, conflicto y liderazgo en grupos y organizaciones, 1ª ed.
(Barcelona: Ed. Paidós, 1999), 34-36; Gilles Deleuze y Félix Guattari, El Anti-Edipo.
Capitalismo y Esquizofrenia, 6ª reimpresión (Madrid: Paidós, 2010), 36; Michel Foucault,
¿Qué es usted, profesor Foucault? Sobre la arqueología y su método, 1ª ed. (Buenos Aires:
Ed. Siglo XXI, 2013), 280.
1. Descifrando la vida onírica de la intervención social
61
fuerce a pensar y que pueda conectar con el malestar, con el síntoma en
tanto expresión que no es solo psíquico o perteneciente a la lógica de lo
familiar burgués, sino que instala una deriva socio-política que apunta
hacia una producción deseante. Esta fluye en las estructuras productivas
capitalistas pudiendo ser reprimida desde el campo de lo social para
insistir en la mera producción capturada. No obstante, también puede
ser un flujo deseante que instale fugas de nuevos escenarios posibles, tal
como vieron Deleuze y Guattari en su obra anti-edípica 10 . Ahora bien,
lo interesante para nosotros es instalar las siguientes interrogantes: ¿qué
sucede si entendemos de otro modo lo social? ¿Si lo comprendemos
como un territorio que activa devenires, ensamblajes, líneas y relaciones
con los mecanismos de deseo (y también de represión) para potenciar
sueños en vida en un espacio tiempo que vivimos entrelazadamente?
¿Qué podemos accionar filosófica e históricamente en la intervención
social para que pueda decir sus múltiples textos y textualidades? 11
Si bien estas preguntas se van desimplicando en los próximos
capítulos, qué duda cabe que ya no podemos olvidar la cuestión de
la historia, sus recomprensiones de lo reciente o el presente 12 , ya no
como mera “Historia oficial”, sino como “pensamiento de archivo” que
10. Deleuze y Guattari, El Anti-Edipo. Capitalismo y Esquizofrenia.
11. Enrique Aliste y Andrés Núñez, Geografías del devenir. Narración y hermenéutica
geográfica, 1ª ed. (Santiago de Chile: Lom ediciones, 2021), 24-25.
12. Mario Garcés et al., Memoria para un nuevo siglo. Chile, miradas a la segunda mitad
del siglo XX, 1 a ed. (Santiago de Chile: LOM, 2000); Igor Goicovic, “Consideraciones
teóricas sobre la violencia social en Chile (1850-1930)”, Última década 12, n°21 (2004):
121-145, doi: http://dx.doi.org/10.4067/S0718-22362004000200006; María Illanes,
La batalla de la memoria: ensayos históricos de nuestro siglo: Chile, 1900-2000 (Vol. 21), 1 a
ed. (Santiago de Chile: Planeta, 2002); Steve Stern, “De la memoria suelta a la memoria
emblemática: hacia el recordar y el olvidar como proceso histórico (Chile, 1973-1998)”,
en Memoria para un nuevo siglo: Chile miradas a la segunda mitad del siglo XX, ed. por
Myriam Olguín, 1 a ed. (Santiago de Chile: LOM, 2000), 11-33; Peter Winn et al., No
hay mañana sin ayer: batallas por la memoria histórica en el Cono sur, 1 a ed. (Santiago de
Chile: LOM, 2014), 222.
62 Parte Uno. El final como escrito nuevo
activa filosófica y socialmente territorios, narrativas, sueños y verdades
que se anclan en distintas memorias que no se pueden echar al olvido.
Hemos apostado por accionar un pensamiento filosófico con historia,
el cual pretende cartografiar otros terrenos y territorios que no son
meros espacios temporales, sino que son activación de recuerdos y reminiscencias
del pasado en el presente permitiéndonos abrir el campo
de la intervención, sin olvido y con justicia. Por eso hemos insistido en
repensar los modos de subjetivación actuales y sus derivas históricas;
hemos insistido en apostar por la intervención en la memoria, pero
también por ampliar cartografías de la intervención social.
Más directamente, nuestra apuesta es por una nueva manera de
intervenir en lo social permitiendo otra óptica de ensoñación cartográfica:
otra carta de navegación para otros posibles territorios,
mapas, geografías, con otros bordes, deslindes y fronteras que no
apelan al mismo léxico que ya conocemos de las profesiones sociales
que hacen intervención: pedagogías, trabajo social, psicología, terapia
ocupacional, entre tantas otras. La vida onírica, en el fondo, nos abre
caminos interpretativos y analíticos hacia mundos históricos, poéticos,
filosóficos, ecológicos, estéticos y neurocientíficos, que, al decir de
Guattari, “(…) no implican en absoluto un repliegue sobre sí (tipo
meditación trascendental) o una renuncia al compromiso político.
Requiere, por el contrario, una refundación de las praxis políticas” 13 .
No cabe duda de que era en este sentido que Guattari, ya próximo a
su muerte, continuaba pensando en la producción de subjetividad y
sus construcciones históricas, pero no como meros episodios macro
13. Félix Guattari, Caosmosis, 1ª ed. (Buenos Aires: Manantial, 1996), 147. La cursiva
es nuestra. Vale la pena volver sobre el libro que compila textos de Guattari que reúnen
15 años de investigación e intervención, pues tal como señalan en Acerca de la presente
edición, “(…) se trata de textos de intervención (…)”. Félix Guattari, Plan sobre el planeta.
Capitalismo mundial integrado y revoluciones moleculares, 1ª ed. (Madrid: Traficantes de
sueños, 2004), 15.
1. Descifrando la vida onírica de la intervención social
63
sociales o solo aludiendo a las formaciones sociales, sino como líneas
y fugas posibles para dar cuenta de cómo es que opera políticamente
aquella construcción subjetivante, la que no difiere respecto a la del
uso del agua o la producción de energía.
En esta relación maquínica entre sociedad y naturaleza, es que se
quiere hacer ver que la crisis planetaria actual (y que en realidad se
viene urdiendo desde hace un siglo y medio) no es solo una debacle
en este ámbito, sino que también lo es a nivel social, político y existencial,
como señala Guattari. De ahí la necesidad de una revolución
de las mentalidades que abre una pregunta pesada. Citamos in extenso:
Entonces, lancinante, retorna la pregunta: ¿cómo modificar las
mentalidades, cómo reinventar prácticas sociales que devuelvan
a la humanidad –si alguna vez la tuvo– el sentido de las
responsabilidades, no sólo respecto de su propia supervivencia
sino igualmente del futuro de cualquier vida en este planeta,
la de especies animales y vegetales como la de las especies incorporales,
como la música, las artes, el cine, la relación con el
tiempo, el amor y la compasión por el otro, el sentimiento de
fusión en el seno del cosmos? 14
Sin duda hay que recomponer distintos ámbitos, tal como la acción
colectiva en una nueva era subjetivante e histórica. No obstante,
también debemos entender que escasean los avances geopolíticos pues
los Estados también titubean y nuestro presente está sometido a un
aceleracionismo contemporáneo que se cree sin límites. Por lo mismo,
se requiere otro compromiso político, uno que abra distintos espacios
subjetivos de la Historia pudiendo inventar y crear nuevos modos y
realidades por-venir. He aquí el desafío.
14. Guattari, Caosmosis, 145-146.
64 Parte Uno. El final como escrito nuevo
En este sentido es que la ecosofía nos introduce a un espacio, pero
que es más amplio que solo un paisaje territorial finito que pretende
cierta seguridad, como refiere aquello que llamamos “lugar”, “país”,
“nación”. Es una intención directa el señalar que las posibles fugas de la
historia, de la filosofía, de la estética y del arte, permiten ampliar todo
territorio hacia campos extensos y articulados en ámbitos mentales,
psíquicos, sociales, políticos y medioambientales 15 . Y la intervención
en lo social –en este espacio que hemos definido de lo social como
conectivo vía asociaciones, líneas y novedosos deseos, en el decir de
Tarde– no está exenta a profundizar sus trazos y conexiones según las
tramas que acá presentamos. Por eso pretendemos un entrelazamiento
de deseos y sueños que descalce la figura identitaria de la consciencia y
sus posibilidades de objetivar una realidad sobre la cual creemos poder
ejercer, dominar y controlar los destinos de nosotros los humanos y
su ambiente circundante. Sin duda, a partir de este movimiento de la
razón, que se sustenta en un campo ideológico, epistemológico, político
y metodológico, es que el sueño moderno se hizo monolítico: su ejercicio
fue desplazar los sueños a lo irrelevante y monopolizar la naturaleza vía la
cultura, el progreso y el sistema capitalista ya imperante. ¿Cuánto de esto
permeó al campo interventivo en su anclaje normalizador y restaurador
de toda normalidad mediante el ejercicio de las profesiones modernas?
Cartografías de las profesiones (sociales): entre oficio,
sueños e intervención
Se instala, sin duda, un desafío para las profesiones de la intervención,
para los profesionales sociales y técnicos de un mundo sobre el cual nos
15. Guattari, Caosmosis, 146; Félix Guattari, Las tres ecologías, 3ª reimpresión (Valencia:
Pre-Textos, 2017), 10. Aquí el francés es más preciso en señalar que la ecosofía es una
articulación ético-política que combina los tres registros ecológicos: el del medio ambiente,
el de las relaciones sociales y, finalmente, el de la subjetividad humana.
1. Descifrando la vida onírica de la intervención social
65
han enseñado a operar, pero sin las acciones que despliegan y ejercen
también las humanidades, en especial la Filosofía y la Historia que
nos fuerzan a pensar, a recordar y a crear conceptos. Deleuze y Guattari
definen esta última como la tarea exclusiva de la filosofía aunque sin
darle privilegios: en su función son capaces de trabajar con el flujo del
pensamiento y los elementos extra-filosóficos de los afectos para crear
conceptos que no están exentos de historias, devenires, pasando por
el margen de toda voluntad subjetiva 16 . Dicho de otro modo, no se
pretende monopolizar una razón instrumental moderna, sino que se
perfila una razón práctica que está en relación con los objetos que producimos
mediante un pensar-hacer para abrir otros mundos posibles 17 .
Se comprende de mejor manera aquella noción de cartografía sobre
la que queremos pensar: una fuerza teórico-práctica del pensamiento
que vuelve y replantea los bordes y los deslindes de la intervención
social y su campo interventivo. Sin estas acciones, que se pliegan en
un flujo del pensamiento y en una observación de los acontecimientos
históricos y sus devenires, la intervención no podría ejercer su acción,
paradójicamente.
Sin embargo, para que lo recientemente enunciado se pueda
comprender, se requiere sacudirnos, soñar, recordar e intervenir sobre
una operativa que no es de resorte exclusivo de las ciencias sociales, y
menos –como señalan Deleuze y Guattari– de las acciones y conceptos
desarrollados por las formaciones profesionales de lo social en su amplio
espectro. Creemos que el ejercicio es inverso: desde la operación
y las acciones del pensamiento, de los archivos, de los devenires de la
16. Gilles Deleuze y Félix Guattari, ¿Qué es Filosofía?, 6ª ed. (Barcelona: Editorial
Anagrama, 2001), 14; Claudia Gutiérrez y Borja Castro-Serrano, “El método del asedio:
sentido y pensamiento en Lévinas y Deleuze”, HYBRIS Revista de Filosofía 9, nº2 (2018):
53, doi: 10.5281/zenodo.1575097.
17. Fernando García, Las prácticas como apertura de mundos, 1ª ed. (Santiago de Chile:
Universidad Academia Ediciones, 2019).
66 Parte Uno. El final como escrito nuevo
historia y sus acontecimientos (no necesariamente los “oficiales”), es
que la intervención social puede realizar mejor su oficio. Desde aquí
puede operar una pragmática que implica no solo ser capaz de caminar
críticamente, sino de revalorizar la capacitación en el ejercicio del oficio
más allá de los diplomas: un desarrollo capaz de observar nuestro desempeño
en tanto “oficio de planchador”, al decir de Deligny, en que
la Justicia es demasiado abstracta para los proyectos que pretendemos
siempre orbitando la “adaptación, inclusión, inserción, supervisión,
concientización, reinserción” 18 , y un largo etcétera. Justamente por esto
es que toda creación de conceptos (y sus pliegues del pensamiento) que
permitan inventar y repensar las cartografías y sus paisajes subjetivantes,
históricos y recientes, ampliarán el oficio de la intervención hacia uno
más “realista”. Tal vez sería mejor decir: un oficio que pueda sobrevolar
una vida onírica que no confunde ni olvida la realidad, sus recuerdos
y memorias bajo el pretexto moderno positivista de la razón instrumental.
Pues como se sabe, esta última ha determinado “la” realidad,
es decir, la sociedad, sus soberanías y acciones geopolíticas estatales
sin poder ni mejorar la intervención de los interventores sociales ni,
mucho menos, la de las poblaciones humanas y más-que-humanas que
son intervenidas a diario.
En este mismo sentido, poner en juego un mapa que pueda diseñar
un plano cartográfico, solo ilustrativo, de algunas categorías desplegadas
por las profesiones de la intervención en lo social es de suma relevancia.
Este libro quiere pensar con las disciplinas que intervienen la realidad,
con sus luces y sombras, tal como ha sido señalado en referencia al
trabajo social 19 . Comencemos con esta última. Ella ha objetivado la
intervención social haciéndola parte de un objeto de estudio que ha sido
18. Fernand Deligny, Semilla de crápula. Consejos para los educadores que quieran cultivarla,
1ª ed. (Buenos Aires: Ed. Cactus y Tinta Limón, 2017), 7-9.
19. Cecilia Aguayo, Rayen Cornejo y Teresa López, Luces y Sombras del Trabajo Social
Chileno, 1ª ed. (Buenos Aires: Ed. Espacio, 2018), 21-29.
1. Descifrando la vida onírica de la intervención social
67
muy relevante tanto para la formación de la profesión y su oficio como
también para ir asentando sus derivas investigativas y epistemológicas,
las cuales se han ido ampliando hacia distintos modos de desplegar el
saber 20 . En este sentido, su modus vivendi está atravesado por un eje
que se ha ido adaptando entre la normalización de la intervención, pero
sin querer renunciar a la transformación. El trabajo social se ve tensionado
entre sus modos de prácticas como oficio, disciplina y ciencia.
Su manera de intervenir está tensado, en el decir de Dubet 21 , entre
las propias ilusiones de autonomía de los usuarios pues igualmente
quedan amparados en la maquinaria de control estatal, por un lado;
y por otro, su modo de intervenir puede también ser el despliegue
de un Estado proveedor que permite asentar derechos y dignificar las
vidas cotidianas. Por lo mismo, la disciplina se ha visto siempre en un
tránsito entre vocación y profesión, sin lograr estructurar y centralizar
una fuerte identidad profesional.
Sin embargo, en el desarrollo actual de la profesión el intento por
descentrar estas tensiones ha ido en aumento. Ha sido siempre un
desafío, pues si bien se sabe que su formación profesional insiste en
ser parte de una adaptación cientificista de la intervención social para
poder reducirla a la métrica de los datos de una realidad social que
se cree poder objetivar (al estilo Ander-Egg), irrumpen otros modos
de hacer intervención. Por eso relevamos los Prólogos de Ruth Lizana
y Jovino Pizzi del libro de Aguayo, López y Cornejo 22 : el tránsito ha
20. Borja Castro-Serrano, “Tensiones epistemológicas y políticas desde apuntes filosóficos
que (re)sitúan el Deseo y la Alteridad: reflexiones para la investigación en trabajo social”,
Revista Cuadernos de Trabajo Social (USS), n°18 (2019): 1-21.
21. François Dubet, El declive de la institución. Profesiones, sujetos, individuos en la
modernidad, 1ª ed. (Barcelona: Gedisa editorial, 2013), 263-304.
22. Aguayo, Cornejo y López, Luces y Sombras del Trabajo Social Chileno, 17. Ver también:
Cecilia Aguayo, Teresa López y Teresa Quiroz (Eds.), Ética y trabajo social en las voces de
sus actores: un estudio desde la práctica profesional, 1ª ed. (Santiago de Chile: Colegio de
Asistentes Sociales de Chile, 2007).
68 Parte Uno. El final como escrito nuevo
sido ir abriendo el oficio con su historia, activando filosofías de la
existencia, de las narrativas y los testimonios para buscar descentrar el
pensamiento hegemónico y así “reencontrar las raíces de las memorias
y, además, buscar alternativas a las políticas sociales y a la formación de
la identidad”. Esto podría resumir un gesto ilustrativo de una profesión
de la intervención que en cada paso que da, en cada gesto que emite,
se está repensando en sus propias prácticas interventivas.
Respecto a la Psicología, las derivas epistemológicas, científicas e
interventivas en un campo social no están lejanas a las del trabajo social.
Retomando una constelación de textos compilados a fines de 1990,
bajo la autoría de Carlos Pérez Soto 23 , nos ilustran las disputas sobre
el carácter científico de la Psicología, la cual nunca deja de entroncarse
con las fuentes filosóficas y su propia historia disciplinar. Esta discusión,
parafraseando la estructura que nos entrega Pérez Soto en la primera
parte del libro, despunta las ya sabidas tensiones sobre las Teorías y
los Sistemas Psicológicos, sus Paradigmas y su campo institucional
de ocupación. Como sabemos que ella es un discurso sobre el sujeto
moderno, sus derivas y sus crisis, su condición científica no es del
todo clara. En este sentido, no hay una unidad del saber psicológico.
Estas problemáticas instaladas por los casos de Wundt, Titchener,
Watson, Freud, entre otros, abrieron el debate epistemológico sobre el
objeto de estudio de la psicología, cuestión central para su desarrollo
en el siglo XX. La discusión abarcaba la psicología experimental investigando
la “experiencia inmediata”, o bien, la conciencia (Wundt);
también la psicología como campo de las ciencias naturales relacionando
fenómenos de la vida mental con sus justificaciones fisiológicas
(Titchener); y finalmente, era la conducta y sus comportamientos uno
de los caminos establecidos para definir su objeto de estudio (Watson-
Skinner). Lo anterior, no excluye las tramas de la Psicología profunda
23. Carlos Pérez Soto, Sobre la condición social de la Psicología, 1ª ed. (Santiago de Chile:
LOM Ediciones y Universidad Arcis, 1997), 11-63.
1. Descifrando la vida onírica de la intervención social
69
con el impacto que produjo la sola idea de un “sujeto inconsciente”.
Vemos la dificultad de definir, por lo tanto, un “objeto”, y esto de “las
Psicologías” también impactó en que parecía “(…) no existir ningún
criterio claro para organizar una formación completa”. Este es el dilema
constante que enfrenta la Psicología desde sus inicios en Europa hasta
sus incursiones latinoamericanas 24 . Lo anterior, por supuesto, impacta
en su campo de intervención, en sus “vicios” moralizantes, universalistas
y que, muchas veces al decir de Pérez Soto, terminan en enemistades
personales según el recorte teórico al cual cada psicólogo se adscriba.
No obstante, desde estas tensiones y vicios, es que también se puede
entender su ampliación hacia tantos campos de la realidad social: lo
laboral/organizacional, lo educativo, lo comunitario, entre otros, entregando
riqueza y posibilidades de trasformación individual y social.
Dicho lo anterior, sabemos que esta disciplina deriva de una crisis
de la subjetividad moderna pretendiendo resaltar científicamente la noción
de autonomía, pero a su vez no podemos negar que en sus propias
disputas epistémicas, políticas e interventivas devela cuánta “mistificación
había en su objeto supuesto”. Sabemos que en su afán disciplinar
práctico y científico, sus modos de intervención individual y terapéutico
surgen y se consolidan, aunque no podamos negar esta consolidación al
alero del siglo XX: una construcción de sujeto que requiere de ciertas
técnicas para poder sostener los modos de sufrimiento moderno. Por
lo mismo, sabemos que los psicólogos no intervienen sino desde un
lugar de enunciación conceptual, o bien, intentan operar desde ciertas
tramas epistémicas que muchas veces rigidizan su ejercicio interventivo
en los marcos institucionales. No obstante, volviendo a Pérez Soto, en
estas múltiples encrucijadas, no podemos negar “la condición social de
24. Georges Canguilhem, “¿Qué es la Psicología?”. En Estudios de historia y de filosofía
de las ciencias, 1ª ed. (Buenos Aires: Amorrortu Editores, 2009), 389-407; Néstor
Braunstein, “¿Qué entienden los psicólogos por psicología?”. En Psicología, Ideología y
Ciencia, 22ª ed. (Buenos Aires: Editorial Siglo XXI, 1991), 25-41.
70 Parte Uno. El final como escrito nuevo
la Psicología” 25 , pues ella también muestra sus posibilidades alternativas
en su campo de intervención, la cual no siempre está anclada a procesos
de normalización y “sometimiento social”. Se hace necesario persistir
y visualizar aquella idea de una Psicología Crítica: una que indaga en
los campos de intervención respecto a los problemas de salud pública,
que trabaja en el campo de las comunidades desechadas y manipuladas
por los procesos políticos imperantes.
En un ámbito un poco más alejado de las Ciencias Sociales y sus
polémicas, se sabe de otras profesiones del ámbito de la salud en donde
el lugar de la intervención es central y colindan en cierto sentido con
el Trabajo Social y la Psicología. La enfermería se encuentra en ese
ámbito que señalan María José Correa y María Soledad Zárate:
Una cualidad común al crecimiento de profesiones paramédicas
–como las de enfermeras, matronas y asistentes sociales– ha
sido su directa relación con la marginación de la beneficencia
y de la caridad como políticas de cuidado y el crecimiento del
aparato administrativo asistencial del Estado, quien conforma
y legitima relaciones de género. 26
Esta caracterización precisa conlleva una ampliación de márgenes
de la intervención social en tanto el cuerpo-objeto está transitado y
reconfigurado por el cuerpo-significante que hace de la biología una
materia cultural: la elaboración del naturfacto. Una deriva similar es la
que podríamos inscribir para la Terapia Ocupacional. Sin embargo, allí
25. Pérez Soto, Sobre la condición social de la Psicología, 207-223.
26. María José Correa y María Soledad Zárate, “Historizar la profesionalización sanitaria:
perspectivas desde Chile y Argentina”, Dynamis 37, n°2 (2017): 265; Pamela Paredes
y Edith Rivas, “Historia del ejercicio profesional de enfermeras hospitalarias del sur
de Chile (1940-1980)”, Ciencia y enfermería 20, n°1 (2014): 9-21, doi: http://dx.doi.
org/10.4067/S0717-95532014000100002.
1. Descifrando la vida onírica de la intervención social
71
encontraremos una configuración de debate interno donde es posible
reconocer una decena de tendencias que cubren el espectro biologicista
tanto como el comunitario de corte social-explicativo 27 . La diversidad
que Mónica Díaz y Ana Paula Serrata Malfitano identifican al punto
de plantear la pluralidad de Terapias Ocupacionales ilustra de manera
cristalina la heterogeneidad de la comprensión de lo social como campo
de intervención, lo que no nos aleja del Trabajo Social y la Psicología
con que combinamos.
Otras profesiones como la ingeniería usualmente no serían consideradas
como parte del espectro de la intervención social. La traemos aquí
dados los fundamentos que nos otorgan tanto los asuntos de Ciencia,
Tecnología y Sociedad como la Historia de la Tecnología. La ingeniería,
como base de la producción de la vida social de los objetos no puede ser
si no una acción de intervención capaz de modificar los escenarios por
donde transitan las vidas de los mundos humanos y más-que-humanos.
Bien sabemos los efectos que genera la introducción de carreteras, puertos,
edificios, termoeléctricas, cableados submarinos, barcos, computadores,
lavadoras, por ejemplo, en la vida cotidiana. La humanidad es con sus
objetos y, por lo tanto, su extensión –tal como se explicará en los capítulos
venideros– no puede ser sino intervención social. A ello debemos agregar
la dimensión de la escala: no todas las intervenciones de la ingeniería
actúan en la gran infraestructura; esto lo saben bien los ingenieros que
privilegian las labores en espacios rurales, trabajo con sectores populares
o en el ámbito de las tecnologías apropiadas.
Una ingeniería pensada desde, por ejemplo, la economía a escala
humana 28 adquiere formas y características cuyos resultados dan pistas
27. Mónica Díaz-Leiva y Ana Malfitano, “Reflexiones sobre la idea de América Latina
y sus contribuciones a las terapias ocupacionales del sur”, Cadernos Brasileiros de Terapia
Ocupacional, 29 (2021): 1-14, https://doi.org/10.1590/2526-8910.ctoEN1961
28. Manfred Max-Neef, Antonio Elizalde y Martín Hopenhayn, Desarrollo a escala
humana. Una opción para el futuro, 1 a ed. (Santiago de Chile: CEPAUR, 1986).
72 Parte Uno. El final como escrito nuevo
de otras formas de creación donde la obsesión compulsiva por la invención
es reemplazada por las dotes de la observación que busca una
solución oportuna y pertinente para el problema en su escala y según
las condiciones existentes; una mirada que también piensa en el mantenimiento
y la reparación, es decir, hacer longevos a los objetos. Con
todo, uno de los aspectos que resalta en este ámbito profesional es la
cuestión de la producción de conocimiento. Las características asociadas
a la movilidad, la circulación y el intercambio hacen del quehacer ingenieril
un modo de vida transfronterizo no solo en el orden geográfico,
sino también de idiomas, temporalidades y disciplinariedades 29 .
En esta grilla estabularia por supuesto que emergen propuestas interdisciplinarias
que darán existencia a la psicología social, la sociología
histórica, el trabajo social clínico, la ingeniería social, la socioeconomía,
solo por nombrar algunos campos que se movilizan para recomponer
la teoría de conjuntos de los saberes profesionales. Ello, sin embargo,
no obsta la aparición de unos otros saberes que combinados pueden
alcanzar aquella condición transdisciplinaria donde el arte o los otros
conocimientos tienen cabida. No se puede omitir la existencia de la
propuesta de los Eneagramas de Claudio Naranjo 30 , la biodanza de
Rolando Toro 31 , el paradigma de la integración en la psiquiatría de
29. Nelson Arellano, “Los ingenieros británicos en la Sudamérica del Siglo XIX”, Quipu,
Revista Latinoamericana de las Ciencias y la Tecnología 16, n°1 (2014): 39-62; Jaime
Parada, “La Profesión de Ingeniero y los Anales del Institutos de Ingenieros de Chile.
1840-1927” en Anales del Instituto de Ingenieros de Chile. Ingeniería y sociedad, ed. por
Rafael Sagredo, 1ª ed. (Santiago de Chile: Centro de Investigaciones Diego Barros Arana
de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, 2011), ix-lxxvii.
30. Claudio Naranjo, 27 personajes en busca del ser. Experiencias de transformación a la
luz del eneagrama, 7 a ed. (Barcelona: La Llave, 2015).
31. Rolando Toro, Biodanza, 1 a ed. (Santiago de Chile: Cuarto Propio, 2007). Otra
propuesta interesante de rastrear es la de Roberto Freire y la Somaterapia en Brasil, quien
combina la teoría de Wilhelm Reich, el anarquismo y el capoiera.
1. Descifrando la vida onírica de la intervención social
73
Luis Weinstein 32 , todo lo cual puede relacionarse (o no) con el mundo
de las Artes Terapias y la amplia gama de combinaciones de formas de
creatividad o la expresión para restituir el bienestar de las personas 33 .
En el cierre de nuestro listado, que no pretende ser exhaustivo
sino solo ilustrativo de otras coordenadas para una cartografía de la
intervención social, proponemos agregar a la Educación Popular porque
también se trata de una apreciación que se abre al atravieso transdisciplinario
en el que distintas formas del saber tienen una participación
equivalente. La perspectiva de largo plazo, que ya identifica la acción
de la educación popular en el siglo XIX 34 , transcurre a lo largo del siglo
XX tomando un lugar protagónico en la defensa por la democracia
en la década de 1980. Resaltan aquí las posteriores apreciaciones de
sus formas posibles como Concientización Política, Acción cultural,
Acción terapéutica y como capacitación que se pusieron en debate 35
como prolegómeno al tiempo del siglo XXI donde la segregación a
su discurso y acción en los ámbitos de la educación institucional y
la universidad se agudizó todavía más 36 . La recuperación de esa ruta
32. Luis Weinstein, Hacia el Homo Sapiens: El encuentro del asombro, la poesía y el
paradigma de la integración, 1 a ed. (Santiago: Editorial Universidad Bolivariana, 2006).
33. Mimí Marinovic, “Fundamentos de las terapias de artes”, Psiquiatría, salud mental
19, n°1 (2002):34-39; Helen Payne, Dance movement therapy: Theory, research and practice,
2 nd ed. (Londres: Routledge, 2002); Martin Payne, Terapia narrativa. Una introducción
para profesionales, 1 a ed. (Barcelona: Paidós, 2002).
34. Miguel Fuentes, “Educación popular en la Sociedad de Artesanos de la Serena:
Escuela nocturna 1874-1884”, Universum (Talca) 1, n°24 (2009): 42-57, doi: http://
dx.doi.org/10.4067/S0718-23762009000100004.
35. Sergio Ibáñez, Fernando Maureira y Carlos Álvarez, El discurso de los educadores
populares en el Chile de los noventa: su relación con el Estado y las demandas de los sectores
populares, 1 a ed. (Santiago de Chile: CIDE, 1995); Silvia Cheuquepil, “La educación
popular en el Chile de los 90”, Última Década 4, n°4 (1996): 60-73.
36. Marcela Gómez, “Educación popular, alternativas pedagógicas y sistematización de
experiencias. Historia y horizontes”, Praxis & Saber 6, n°12 (2015): 129-148.
74 Parte Uno. El final como escrito nuevo
que se señalara, por ejemplo, en El Mensajero 37 combinando saberes
y conocimientos también se puede encontrar en la tesis doctoral de
Iván Ortiz Cáceres que en 1991 conectó identidad social, educación
popular y acción colectiva 38 . Esta obra innovadora en vez de encontrar
conexiones y espacios de expansión fue descartada en los circuitos
institucionales. Aquí nos planteamos la posibilidad de reconocer la
condición transdisciplinar que allí se aloja 39 y, por lo tanto, que nos
lleve a recomponer el sistema de coordenadas de lo formal en los modos
de producción de conocimiento.
Sin embargo, sabemos que los ámbitos que se entrelazan entre
educación popular, transdisciplina y otros saberes dan cuenta de cierta
imagen de pensamiento que permite cartografíar roles que no son
parte del establishment, sino todo lo contrario: poseen efectos bastante
anti-institucionales. Si bien esto no quita la necesidad de recomponer el
sistema de coordenadas y líneas formales (o duras, al decir de Deleuze)
en la producción de conocimientos, creemos que las distintas profesiones
aquí referidas y, más aún, la educación popular, nos muestra su
potencia y potencialidad a partir de la reivindicación del oficio.
Ahí radicaría la irreductibilidad que posee la intervención social, en
tanto articula saberes académicos y oficiales, pero sin poder olvidar otros
37. Es interesante referirse a El Mensajero nº37, Octubre-Noviembre 1990 donde se
incluyen intervenciones de Manfred Max-Neef, o el Fascículo Educativo nº7 de Mayo de
1990 de El mensajero, que aborda el tema de “La educación popular y los movimientos
sociales en Chile” a partir de una charla de Gabriel Salazar. https://repositorio.uahurtado.cl
38. Iván Ortiz Caceres, “Identité sociale, éducation populaire et action collective” (Tesis
Doctoral, Université Catholique de Louvain, 1991), http://repositorio.uahurtado.cl/
handle/11242/9202.
39. Pablo Cottet, “Contribuciones para unas praxis transdisciplinares y estudios dedisciplinares”,
en Producción interdisciplinaria: respuestas institucionales a la transversalidad
del conocimiento, coordinado por Roberto Aceituno, Svenska Arensburg y César Castillo,
1 a ed. (Santiago de Chile: Social-Ediciones, 2017), 19-32; Hilton Japiassu, “O sonho
transdisciplinar”, Revista Desafíos 3, n°1 (2016): 3-9, doi: https://doi.org/10.20873/
uft.2359-3652.2016v3n1p3.
1. Descifrando la vida onírica de la intervención social
75
conocimientos situados en el propio lugar donde interviene o, dicho de
otro modo, localizados en los propios “sujetos de intervención” con los
que opera. Se requiere el oficio. Pero no nos alejemos de la educación
popular para terminar: en la segunda mitad del siglo XX en Europa
aparece el francés Deligny para indicarnos la relevancia del oficio y la
cuestión del lazo y de la red arácnida como plano cartográfico que si
bien no se ve, muestra efectos posibles sobre los modos de intervenir
(en este caso con niños autistas) 40 . Propone sin duda una cartografía, tal
como decía Deleuze respecto de Deligny 41 : muchas líneas enmarañadas
que tienen dimensiones duras, flexibles y también errantes; cuestión
que se veía en su oficio con los niños.
Esta lógica de los encuentros multilineales que no son una construcción,
sino un tejido que se compone y se traza en conjunto, es lo que
en Nuestra América logra instalar el maestro Freire. Un encuentro con
los educandos que implicaba compromiso relacional para salir de todo
sometimiento y educación bancaria; una pedagogía que transita desde
la opresión hacia la esperanza. Bajo este respecto, podemos terminar
señalando que aquí radica la importancia y la función crítica de los
sueños y las utopías: si bien las lógicas funcionalistas y adaptativas
querrán medir y precisar el campo de la intervención (cualquiera
sea ella), seguirán “(…) acusando al sueño y la utopía no solo de ser
inútiles, sino también inoportunos en cuanto elementos que necesariamente
forman parte de toda práctica educativa” 42 para desenmascarar
toda realidad que se presenta hegemónicamente. Tal vez, el pensar y
presentar una vida onírica de la intervención social es lo que también
hace a este libro inoportuno.
40. Deligny, Semilla de crápula, 15; Fernand Deligny, Cartas a un trabajador social, 1ª
ed. (Buenos Aires: Cactus, 2021), 23.
41. Gilles Deleuze y Claire Parnet, Diálogos, 3ª ed. (Valencia: Pre-Textos, 2004), 145.
42. Paulo Freire, La pedagogía de la esperanza: un reencuentro con la Pedagogía del oprimido,
2ª ed. (Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2009), 23.
76 Parte Uno. El final como escrito nuevo
Aperturas y (entre)cruces de líneas: decantando un
problema
De las cuestiones interesantes en la filosofía y en la historia es plantearse
un problema; es de lo más atractivo porque sería el ejercicio inventivo
del flujo de pensamiento, pero sin el intento obstinado de encontrar
una solución. Sería, también, el lograr entender cómo y por qué ocurrieron
ciertos eventos. Construir problemas es siempre un escapar(se),
un volver sobre la pregunta aunque sepamos que ese “movimiento
se produce a espaldas del pensador o en el preciso instante en que se
parpadea”, como dice Deleuze. Inventar problemas se trata de percibir
los movimientos, es rodear en las preguntas los pequeños movimientos,
devenires que son imperceptibles; por lo mismo, para evitar cualquier
confusión, digamos que los movimientos de desterritorialización y
(re)territorialización tienen que ver con arrancar todo término de su
79
dominio para territorializar otro paisaje u otra entrada a los eventos, es
indagar en otras nociones o problemas. Es una posibilidad de inventar
nuevos territorios 1 .
Es un problema, siguiendo a Ingold, que se construye interrogando
la vida social, sus movimientos, combinaciones y líneas vitales posibles
entre procesos que quieren territorializar y desterritorializar superficies
humanas y sociales. Nos interesa entrelazar una multiplicidad
de líneas que, si bien no se anudan del todo, muestran sus agarres,
torsiones, flexiones y trayectorias vitales que abren filosóficamente un
campo material que repiensa lo social y el modo de intervenirlo, si así
podemos llamarle. Cómo nos aproximamos a lo social, también será
cómo alcanzamos a pensar el modo de intervenirlo. Se hace necesario
tener presente los ensamblajes de lo social, sus figuras, grupalidades y
materialidades humanas que se suman y se restan, pero sin olvidar las
líneas: ellas cartografían vitalmente la idea de fricción y tensión “que
hace posible que personas y cosas se agarren entre ellas” 2 . Al ser un libro
sobre las humanidades y sus aportes al campo de lo social para ampliar
la noción misma de intervención del presente, se hace necesario (des)
territorializar la articulación entre configuración social e intervención;
y este cruce lo trabajaremos desde un tipo de pensamiento multilineal
tal como es el método cartográfico.
Sin muchas distinciones aún, digamos que esta metódica es una forma
de pensamiento que se mueve sin fijar ni representar la realidad. Actúa
en ella potenciando su relación teórico-práctica en tanto despliega un
conjunto de prácticas cotidianas que van politizando inventivamente
acciones y metodologías para aproximarse a otras formas de vida y
subjetivaciones en lo social. Vuelven a resonar las distinciones realizadas
anteriormente respecto a intervenciones “de” lo social versus “en” lo social.
1. Gilles Deleuze y Claire Parnet, Diálogos, 3ª ed. (Valencia: Pre-Textos, 2004), 5-6, 22-23.
2. Tim Ingold, La vida de las líneas, 1ª ed. (Santiago de Chile: Ediciones Alberto
Hurtado, 2018), 28.
80 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
Señalamos que en la ironía del “sueño moderno” se ha fijado la realidad
social como si la sociología del antropoceno fuese la autorizada para
intervenir el campo de lo social en tanto terreno a priori preexistente,
solamente humano. Este monólogo ha sido un obstáculo para abrir
paso a otros cruces y entrelazamientos para la intervención. Queremos
abrir el campo de la intervención al desplegar teorizaciones prácticas
“en” un social que se moldea y construye, o bien, el cual es inventado,
reensamblado y delineado como un terreno inagotable que no habría
que normalizar o gubernamentalizar en la era actual del capitalismo 3 .
Por lo tanto, el plano social no estaría concebido exclusivamente
como un campo de prácticas que operan de modo geopolítico y territorial
en tanto una construcción a priori para ser ordenadas, dominadas
y controladas al estilo clásico de Hobbes vía lógicas estatales y soberanas
4 . Más bien, lo social está entrelazado con ciertas orientaciones y
movimientos que cartografían políticamente las prácticas de múltiples
maneras ejerciendo una resistencia activa a los modos identitarios
que son producidos, que son moldeados, en definitiva, que son subjetivados
en el presente vía una definición monolítica de la sociedad.
Bajo este respecto, pretendemos, a modo de patchwork con distintos
momentos de la obra filosófica de Gilles Deleuze 5 y sus alrededores,
3. Jacques Donzelot, La invención de lo social. Ensayo sobre la declinación de las pasiones
políticas, 1ª ed. (Buenos Aires: Nueva Visión, 2007); Bruno Latour, Reensamblar lo social.
Una introducción a la teoría del actor-red, 1ª ed. (Buenos Aires: Manantial, 2008); Gilles
Deleuze, “El ascenso de lo social”, en Jacques Donzelot, La policía de las familias. Familia,
sociedad y poder (Buenos Aires: Nueva Visión, 2008), 215-222.
4. Theodore R. Schatzki, “Introduction: Practice theory”, in The Practice Turn in
Contemporary Theory ed. by Theodore Schatzki, Karin Knorr-Cetina and Eike Von
Savigny (London/NY: Routledge, 2001), 13.
5. Este uso del patchwork de la obra de Deleuze no es baladí para nosotros, pues será el
modo que nos impone la cartografía como método, pero también como flujo de pensamiento
que abre distintos campos epistémicos, políticos y metodológicos, por eso va
más allá de una metódica. Y aclaremos lo siguiente: Deleuze cree que la filosofía opera
de este modo bajo su propio mandato que es la construcción e invención de conceptos;
2. Pensamiento, cartografías y líneas
81
desentrañar cómo la articulación entre lo social y la intervención pasa
por (re)definir la noción de cartografía con sus líneas y procesos de
subjetivación que se ven ahí involucradas. Se hace necesario deslizar
un pensamiento móvil, no jerárquico y rizomático el cual se entreteje
y articula con la propia noción de intervención potenciando su vínculo
teórico-práctico 6 . Dicho de otro modo, estas redefiniciones cartográficas
de las líneas y los planos sociales en donde se articulan distintos
procesos de subjetivación, otra noción de intervención puede irrumpir
y funcionar del lado de la transformación. Esto, para complejizar aún
más el dispositivo analítico, en concomitancia con lo que podremos
sindicar como la Modernidad Barroca aludida por Bolívar Echeverría 7 .
Dar cuenta de este objetivo nos permite hacer múltiples conexiones
con las posibilidades de recomprender la noción de intervención que
se despunta en todo campo social, siempre en un intento por desmarcarnos
de una intervención de lo social como ímpetu normalizador. No
obstante, ciertas interrogantes nos acechan: ¿cómo hemos construido
filosófica e históricamente los conceptos de líneas, lo social, lo político
y sus prácticas de subjetivación en tanto elementos que devienen e
interactúan en nuestros planos socio-políticos? ¿Existen vinculaciones
filosóficas, históricas, antropológicas y políticas con las cuestiones de
las líneas como vitalismo que abre otro modo de cartografiar nuestras
pero, existiría lo que él llamó plano de inmanencia el cual está poblado de multiplicidades,
singularidades y signos pre-individuales que conectan devenires y procesos. En
este plano es donde se dan y funcionan los conceptos de modo local. Por tanto, bajo
una metódica que opera más allá de un formalismo, los conceptos se despliegan como
imágenes del pensamiento en la inmanencia del plano. “El concepto es un compuesto
de líneas o curvas consolidadas (…) la potencia del concepto radica en la repetición:
es una conexión de una región con otra. Esta conexión es una actividad indispensable,
perpetua, el mundo como patchwork”. Gilles Deleuze, Conversaciones, 4ª ed. (Valencia:
Pre-Textos, 2006), 233-234.
6. Gilles Deleuze, La isla desierta y otros textos (1953-1974), 1ª ed. (Valencia: Pre-textos,
2005), 267-268.
7. Bolívar Echeverría, La modernidad de lo barroco, 1ª ed. (México: Ediciones Era, 2000).
82 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
realidades para poder intervenir de otro modo el presente permitiendo
la emergencia de otros planos de subjetivación?
Sobrevolaremos estas preguntas en este y el próximo capítulo, sin
duda; pero digamos inmediatamente que las segmentaridades en sus
líneas, sus entrelazamientos, tensiones y nudos implican cuestiones
de orden crítico a modos estáticos de entender lo espacial, lo social
y sus derivas políticas. Al decir de Deleuze y Guattari, la vida y todo
lo vivido está segmentarizado socialmente; de ahí que los tipos de
segmentaridad societal (primitiva-flexible y moderna-dura) puedan
incluir figuras binarias, circulares y lineales. La dupla, en un homenaje
al microsociólogo Gabriel Tarde, establecen (contra Durkheim)
que lo social no es una mera representación, sino la distinción de
líneas de segmentos y flujos deseantes que circulan. El campo social
es movimiento en que se territorializa molarmente, pero en el que
a su vez hay movimientos de descodificación que desterritorializan
desplegando fugas moleculares, rizomáticas. Se hace necesario entender
que el mapa, esta otra manera de mapear y cartografiar lo
social, implica la convivencia de líneas flexibles (entretejido de códigos
y territorialidades), líneas duras o molares (figura del aparato
de Estado), y una variedad de líneas de fuga (descodificaciones y
desterritorialización) 8 . Dicho esto, se comprende el giro a la noción
de cartografía que se propone, pues ella opera al interior de un plano
de inmanencia en donde las distintas líneas le dan vida, lo cruzan, lo
conectan y desconectan, permitiendo que se construyan las cosas, los
acontecimientos y los modos de subjetivación 9 . Entre líneas molares,
8. Deleuze y Parnet, Diálogos, 145-152; Gilles Deleuze y Félix Guattari, Mil Mesetas.
Capitalismo y Esquizofrenia, 8ª ed. (Valencia: Pre-Textos, 2008), 225-230.
9. Gilles Deleuze, “Ecrivain non: un nouveau cartographe”, Critique, 343 (1975):
1218-1222. Ver también Borja Castro-Serrano, Resonancias políticas de la alteridad.
Emmanuel Lévinas y Gilles Deleuze frente a la institución, 1ª ed. (Santiago de Chile:
Nadar ediciones, 2018), 321-326.
2. Pensamiento, cartografías y líneas
83
moleculares y de fuga (todas con sus peligros) se articula un método
y una posible geopolítica, surgen nuevas creaciones posibles en sus
despuntes y agotamientos a nivel territorial, estatal, entre otros.
No es de extrañarse que en la antropología filosófica de Ingold,
específicamente en The life of lines, la interlocución deleuzeana sea
central. Su mirada antropológica con vínculos filosóficos, históricos,
sociológicos y psicológicos, indaga en las cosmovisiones y el modo en
cómo desarticular el pensamiento occidental, por lo mismo no es de
extrañarse el uso de Deleuze y Guattari. En la obra referenciada se pone
el foco en la relación entre la tierra, los territorios y sus vínculos con la
vida humana, social y política, intentando filosofar sobre lo social más
allá de la sociología. También en un gesto contra-Durkheim, manifiesta
que lo social no sería la pura objetivación en la llamada “sociedad” y su
orden institucional. Más bien se sitúa la cuestión de la interpenetración
entre pensamiento, cuerpo y acción como algo central en la vida social:
“(…) nuestras vidas están atadas o juntas, como dos manos agarrándose”,
dice Ingold. Se prioriza la alianza entre líneas en el movimiento vital de
la correspondencia, ellas nos configuran en la vida social más allá que la
mera sumatoria de superficies que se adicionan. Si hay totalidad es en
movimiento, es entrelazando especies, vidas humanas y no humanas
que crean un mundo ecológico que no puede separar lo social de lo
ambiental, de lo humano. Y esto es permitido por las líneas, con sus
distintas cargas, vidas, prácticas y políticas: es un pasar entre-medio de
varios medios, hábitats (milieu), los cuales se entrelazan, con mayor o
menor fuerza, para crear lo social bajo afectos y vitalismos activos que no
predefinen los inicios y los finales; no hay destinación preconcebida 10 .
10. Ingold, La vida de las líneas, ver cap. II; 69-81; 85 y 206. Subrayamos la importancia
de la expresión “milieu” a partir del uso del francés que hace Stengers en la expresión
deleuzeana: pensar par le milieu. Aquí ella misma introduce su doble acepción: como
mitad (middle) y medio/hábitat (surroundings/habitat). Este pasar por el medio o hábitat
remarca el intento de des-fundamentación que su instancia de “ecología de prácticas”
84 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
Por lo mismo, los planos de subjetivación pueden derivar y recrearse
de modo multilineal. Es necesario mencionar que en la actualidad el
campo de modelamiento de la subjetividad es el administrado por el
capitalismo contemporáneo bajo el alero de la gubernamentalidad y
ese campo de disputa será tratado en el siguiente capítulo.
Dicho lo anterior, visualizamos que los cruces de líneas tienen
implicancias en lo social, pero conjuntamente en las superficies
territoriales, en sus acciones políticas y su modo de generación del
conocimiento. Podemos, desde aquí, recomprender la intervención
misma del presente. Advertimos, entonces, que este modo de entender
la articulación social, política y epistémica implica darle prioridad a
un gesto de no jerarquización del pensamiento, no hay una teoría que
totalice, clasifique y narre lo ya mencionado. Es salirse de una cartografía
de punto fijo, pues no se procede de modo estático. El pensamiento
cartográfico es un modo de pensar-hacer en un movimiento que es
abierto y exploratorio que, a su vez, puede dar cuenta de otras maneras
de subjetivarse hoy en día, lo que tiene implicancias para pensar la
noción de intervención en lo social.
Bajo este respecto, el objetivo mencionado más arriba se comprende
mejor y orienta la siguiente pregunta: ¿es posible volver a pensar la
intervención en lo social en clave de líneas creadas por un método rizomático,
fundado en el pensamiento cartográfico, que hagan irrumpir
otras formas de vida respecto a la subjetivación neoliberal del presente?
Esta pregunta desplegada nos obliga a indagar en este capítulo ciertas
cuestiones de un método filosófico y sus vínculos con el pensamiento 11 .
quiere proponer en tanto no se puede pensar fuera o desenredado de nuestro medio o
hábitat. Isabelle Stengers, “Introductory Notes on an Ecology of Practices”, Cultural
Studies Review 11, n°1 (2005): 187, 10.5130/csr.v11i1.3459.
11. Por estas razones se hace pertinente ver este capítulo y los siguientes como parte de
una trayectoria de investigación, que comenzó por: analizar el voto y la invisibilidad a un
sujeto marginal en el plano de la intervención (2016); luego, puntualizar la cuestión de las
humanidades y las artes para repensar la intervención social ya mostrando articulaciones
2. Pensamiento, cartografías y líneas
85
Primero, en el próximo apartado recorremos un método de pensamiento,
como es la cartografía, para ir más allá del método. La cartografía ejerce
una crítica severa al pensar dogmático que se basa en la universalidad, la
identidad, la verdad y la formalización de método. En contraposición,
la cartografía como gesto metódico y geopolítico instala acciones que
van más allá del Estado, sin negarlo, pero tensionando la cuestión de
la soberanía, la tierra y el modo de cartografiarla. Nutre desde otro
lugar las prácticas de intervención en el presente.
Lo anterior se comprende mejor estipulando algunas premisas
teóricas en el apartado tres con que cerramos el capítulo. Conectamos
y bordeamos lo de la cartografía con la cuestión del pensamiento y el
necesario gesto deleuzeano contra-identitario que reentiende cuestiones
de la subjetividad; esto permite entender lo cartográfico como un
pensar que se erige desde la disparidad y la diferencia. Es clave decir
que todo proceso de individuación que se da en un plano, de modo
filosóficas e históricas de la cartografía (2017); indagamos así, posteriormente, toda una
apuesta para proponer otros modos de aproximación a la disciplina del trabajo social
desde una filosofía activa del pensar sin amparar el olvido, sino potenciando la memoria
(2018). Recomendamos volver a la nota 16 de la Introducción. No obstante este camino,
aquí también entrelazamos la trayectoria con nuevos procesos de trabajo en un artículo
reciente donde volvemos al sujeto violentamente tachado en el Chile ultraliberal actual,
proponiendo un estudio de caso de la Mina El Turco que nos permite hacer memoria
de nuestra historia reciente para pensar componentes de una ‘democracia insurgente’
desde la filosofía política (Borja Castro-Serrano & Nelson Arellano-Escudero, “La
tachadura del Sujeto en el Chile ultraliberal. Apuntes para un tejido institucional de una
‘democracia insurgente”, Revista Anthropos, 254 (2020): 105-125). De este sedimento
no solo nace el libro, sino que también se articulan los terrenos de una filosofía y una
historia en acción, que no caen en solo abstracciones ni tampoco en representaciones
fijas de ciertas realidades históricas. Lo que se lee en esta parte intermedia del escrito,
envuelve el mismo gesto del caso de estudio sin olvidar las relaciones entre pensamiento,
método y geopolítica. Por eso el caso de estudio de la Palma chilena adquiere toda la
potencia de su singularidad permitiéndonos (des)territorializar un terreno que encarna
un tipo de intervención social cartográfica. Y, en su calidad de potencia encarnada, la
despunta sin agotarla.
86 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
inmanente, no refiere a un Sujeto en tanto facultad de un yo estático
y monolítico, sino a un conjunto de líneas y relaciones que abren paso
a desimplicar otro mundo de posibles. Esto se daría a partir de cierta
noción de alteridad que permite repensar lo social y sus despliegues
subjetivantes. Este desfase de una subjetividad individuada, hace visualizar
la relación entre una metódica del pensamiento como fuerza
y flujo de experimentaciones para resistir al presente, más allá de un
sujeto monolítico. Se dejan ver nuevas maneras de cartografiar cuestiones
de orden geopolítico, tensionando las relaciones entre Estado,
gobierno, política, territorio y modos de subjetivación. Estas últimas
articulaciones serán desarrolladas en el capítulo 3.
Método cartográfico como nuevo pensamiento: un gesto
contra el pensar dogmático
La relación entre pensamiento y cartografía en Deleuze nace de su
lectura comentada sobre Michel Foucault. En plenos años 1970s, luego
del Mayo ‘68, el aire epocal inspiraba fuertes críticas a la cuestión de un
pensamiento puramente representacional abogando por una escritura
comprometida y experimental, en pro de minorías no subjetivadas por
la fuerza de la razón capitalista, y en contra de los grandes meta-relatos
modernos que instalaban un Sujeto de la razón. En este sentido, grosso
modo, coexistían nuevas lecturas a los cánones del psicoanálisis, del
marxismo, entre otros, intentado dar cuenta de un vínculo deseante
entre lo social y lo político más allá de lo psíquico 12 .
12. El ambiente del momento europeo también debe ser entendido como el tiempo
posterior de la segunda guerra mundial en el que se producían movimientos tan contradictorios
como la recuperación de la memoria de la Shoah u Holocausto (ver, por ejemplo,
la filmografía de Claude Lanzmann; Shoah, dirigida por Claude Lanzmann (Francia: Les
Films Aleph, 1985) DVD; The last of the Unjust, dirigida por Claude Lanzmann (Francia:
Les Films Aleph, 2013), DVD), la persecución a criminales de guerra o su liberación
(consultar: Hilary Earl, The Nurembergs SS-Einsatzgruppen trial, 1945-1958: atrocity,
2. Pensamiento, cartografías y líneas
87
Se intentaba tematizar un deseo que fluía por toda la estructura social
operando más allá de las premisas psíquicas: la producción deseante se
articulaba en los mundos de la producción económica e impactaba también
en los procesos de subjetivación y su despunte político. En el artículo ya
citado en que Deleuze homenajea a Foucault, “Ecrivain non: un nouveau
cartographe”, no solo se deja ver un comentario, sino que instalaba con
fuerza su propia filosofía social y política al precisar cuestiones del libro
Surveiller et Punir: Naissance de la prison. El gesto-comentario le permite
ir trazando sus propias coordenadas, metódicas, conceptos, en donde
el pensamiento, la creación conceptual y la dimensión senso-afectiva/
perceptiva se entrelazan cartográficamente mapeando un ir y venir en el
plano de inmanencia 13 ; crecen y decrecen procesos que se actualizan. Por
lo mismo no es de extrañarse que en los años 80, luego de la obra Mille
Plateux (Mil Mesetas), Deleuze, ya en conjunto con Guattari, retomen
nuevos comentarios y clases a partir de Foucault; ahí despuntan y articulan
cuestiones tales como los procesos maquínicos de la subjetividad
sin perder la crítica a cierto pensar dogmático representacional y sus
entramados capitalistas 14 .
law and history, 1 st ed. (Cambridge: Cambridge University Press, 2009), la existencia de
la dictadura de Franco en España (Joan Maria Thomàs, “La llarga ombra de la Guerra
Civil: Espanya i les grans potències (1939-1953)”, Journal of History and Culture 8, n°2
(2020): 11-26, doi: https://doi.org/10.7238/dd.v0i8.3171) o las discusiones acerca del
lugar de Europa en el mundo (Gianni Toniolo, Economic growth in Europe since 1945,
1 st ed. (Cambridge: Cambridge University Press, 1996).
13. “Trazar un plano de inmanencia (…) Lo Abstracto no explica nada, necesita ser
explicado: no hay universales, no hay trascendencia, no hay Uno, no hay sujeto (ni objeto),
no hay Razón; sólo hay procesos: pueden ser procesos de unificación, de subjetivación,
de racionalización, eso es todo”. Deleuze, Conversaciones, 231-232.
14. Esto será desarrollado en el siguiente capítulo, con este recorrido medular: Gilles
Deleuze, La subjetivación: curso sobre Foucault III, 1ª ed. (Buenos Aires: Cactus, 2015);
Gilles Deleuze, “Los pliegues o el adentro del pensamiento (subjetivación)”, en Foucault,
1ª ed. (Buenos Aires: Editorial Paidós, 1987), 125; Gilles Deleuze, “Sobre los principales
conceptos de Michel Foucault” y “¿Qué es un dispositivo?”, en Dos regímenes de locos.
88 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
Continuando con la cartografía, ella da cuenta de un gesto crítico
respecto a un tipo de pensamiento representacional y formalizador, lo
que se concatena con un tipo de crítica filosófica que se configura desde la
creación de nuevas imágenes de pensamiento hasta la resistencia respecto
a modos de producción de subjetividad desplegados en las sociedades de
control del capitalismo de los años 1990s, postdisciplinar 15 . Sin perder
de vista el artículo del año 1975 y todo su contexto, Deleuze establecía
diez años más tarde en una versión ampliada de ese mismo escrito,
un elemento clave: “De ahí la triple definición de escribir: escribir es
luchar, resistir; escribir es devenir; escribir es cartografiar, ‘soy un cartógrafo’”
16 . Como en una estructura gramatical, la sintaxis da cuenta
de algo más que lo escritural, por eso la escritura filosófica despunta un
método al estilo cartográfico, el cual, no obstante, perfila una política
de orden cartográfica. Este mapa que nunca se fija comienza en una
Textos y entrevistas (1975-1995), 1ª ed. (Valencia: Pre-Textos, 2007); Félix Guattari y
Suely Rolnik, Micropolítica. Cartografías del deseo, 2ª ed. (Buenos Aires: Tinta Limón
ediciones, 2013), 37-57.
15. La relación entre pensamiento, cartografía, política y crítica se gesta tempranamente
en Deleuze y ya refiere de su dimensión política incluso antes de Mayo de 1968 y sus
escritos conjuntos con Guattari. Esta misma crítica filosófica persiste hasta los tardíos
años 1980s e inicios de los 1990s cuando despliega sus escritos sobre resistencia, subjetivación
y sociedades de control en plena consolidación capitalista post caída del Muro
de Berlín. A inicios de 1968 Deleuze resalta dos modos de criticar: por un lado, la de los
contenidos falsos que solo buscan verdades para reponer (como la mera “denuncia” de
errores del capitalismo, dice Deleuze); y por otro, la “verdadera crítica” la cual desarticule
las formas verdaderas poniendo esas verdades en contingencia. Y, en esta última versión
de la crítica, lo que sobresale es la fuerza que la filosofía tiene para crear los modos de
pensar; aquello que nos fuerza a pensar implica la posibilidad de volver a cartografiar
las formas verdaderas que hacen representar al mundo anquilosándolo. Deleuze, La isla
desierta y otros textos (1953-1974), 180; Mariano Alberto Repossi, “Presencia y función
de Granel en El Anti-Edipo. La psiquiatría materialista de Deleuze y Guattari", Actuel
Marx / Intervenciones, nº18 (2015): 79.
16. Deleuze, “Un nuevo cartógrafo”, en Foucault, 71. Gilles Deleuze, “Un nouveau
cartographe”, en Foucault, 1ª ed. (Paris: Les Éditions de Minuit, 1986), 51.
2. Pensamiento, cartografías y líneas
89
escritura filosófica que crea, lucha, resiste y piensa desde los procesos,
desde un devenir-mapa. Es decir, devienen diagramas, planos en donde
el “estado de cosas” se entrecruzan y crean nuevos mapas. Pero, ¿qué
puede significar lo de la cartografía y su relación con el pensamiento y
el plano o diagrama? ¿Cómo entenderlo? 17
En primer lugar, digamos frontalmente que cartografiar es un modo
de pensar para orientar y entender cómo se despliegan acciones; sería
un nuevo pensamiento que no se “llena” de conceptos, sino que en
su flujo permite la creación de ellos. En su despliege de acciones, de
prácticas que delinean otras rutas en el plano social, la filosofía como
cartografía no funciona para pensar y representar un mundo que ya
preexiste (puramente teorético), sino que se abre a la irrupción de
acontecimientos que nos fuerzan a pensar en tanto no dependen de la
facultad del yo como sujeto de la razón moderna. Lo cartográfico abre
una resistencia activa que se opone a la “objetivación” de una realidad.
Posibilita un flujo del pensamiento como apertura en tanto inestabiliza
lo hegemónico y se permite rizomáticamente la construcción y creación
conceptual sin olvidar la articulación con lo senso-afectivo y los
mundos perceptivos (perceptos) 18 .
Ahora bien, profundicemos más. Si la cartografía implica un nuevo
modo de pensar que abre estas posibilidades, ¿qué sostiene el pensamiento
y las posibilidades filosóficas de la creación de conceptos? 19
17. Para un estudio filosófico más acabado consultar Borja Castro-Serrano y Pedro
Moscoso-Flores, “Pensamiento, Método y Política: una intervención como cartografía
(para pensar geopolíticamente Nuestra América)”, en Luchas minoritarias y líneas de
fuga en América Latina, ed. por Patricio Landaeta y José Ezcurdia (Santiago: Metales
Pesados, 2022). En edición.
18. Gilles Deleuze y Félix Guattari, ¿Qué es Filosofía?, 6ª ed. (Barcelona: Editorial
Anagrama, 2001), 11-16.; Deleuze, Conversaciones, 222.
19. A modo de precisión, si bien en la cuestión de la “creación conceptual” se establece
una crítica a Kant en cuanto al “concepto” y su necesidad de generar una representación,
a su vez, en el pensamiento tardío de los años 90, donde ya se estipula esta misión de la
90 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
Aquí radica la preocupación por la pregunta deleuzeana ¿qué es pensar?
Sintéticamente, es el intento por proponer un piso crítico al pensar
dogmático. Este último, como ya esbozamos, se basa en un pensar
radicado en la verdad del pensador como si dependiera de una facultad
racional que está a priori de todo concepto; se basa en la mirada al
error como el efecto del pensar, teniendo que estar atento a no tomar
lo falso por lo verdadero; y por último, se cree en un formalismo del
método: pareciera que solo así podemos alejar el error y encontrar una
cierta naturaleza del pensar 20 . Tal como iniciamos este escrito, aquí no
habría posibilidad de inventar problemas, más bien esta “imagen del
pensamiento” se basa en una representación categorial abstracta, la cual
referiría al “concepto” como lugar de encierro. En contraposición, se
pretende proponer un pensamiento del pliegue, lo que Deleuze llamó
una “nueva imagen del pensamiento” que nos introduce a otra noción
de concepto que es posible de crear, de construir como territorio nuevo,
siendo esta última la labor de la filosofía. No obstante, para este
acometido filosófico se depende del flujo del pensamiento, que más
allá de un método, sería “algo más profundo, algo siempre presupuesto,
un sistema de coordenadas, de dinamismos de orientación” 21 . Y
este orientarse en el pensamiento se basa en un abrir posibilidades para
cartografiar sus flujos de líneas, retazos y planos potenciando otros
filosofía como creadora de conceptos, hay guiños que siguen a Kant en cuanto a la división
de las tres críticas de la razón. En Kant lo que interesa es la crítica que separa entre razón
teórica y razón práctica. La primera concierne al conocimiento de los objetos por medio
de los sentidos, como lo hace la ciencia. Y la segunda, apunta a una razón que está en
relación con objetos que producimos mediante acciones en concordancia con ciertos
principios, lo que permite pensar la cartografía en su fuerza teórico-práctica. Claudia
Gutiérrez y Borja Castro-Serrano, “El método del asedio: sentido y pensamiento en
Lévinas y Deleuze”, HYBRIS Revista de Filosofía 9, nº2 (2018): 52-53.
20. Gilles Deleuze, Nietzsche y la filosofía, 8ª ed. (Barcelona: Editorial Anagrama, 2008),
146-156. Aquí comenzaría el tránsito en los años 60, aunque Deleuze persiste en ilustrarnos
sobre “qué es pensar” hasta los años 90 en su obra conjunta con Guattari, ¿Qué es Filosofía?
21. Deleuze, Conversaciones, 235; Deleuze y Guattari, ¿Qué es Filosofía?, 17-18; 21; 164.
2. Pensamiento, cartografías y líneas
91
saberes y otras prácticas inventivamente; por eso es vital comprender
que desde el flujo pre-filosófico del pensamiento es que la filosofía
puede crear, inventar y construir conceptos, sin nunca olvidar la tarea
extra-filosófica sensible que funciona por afectos y perceptos. Esta es la
vitalidad del pensar y su flujo, lo que nunca depende de una voluntad
y facultad subjetiva.
En segundo lugar, articulemos lo dicho con el diagrama. Si establecemos
que la cartografía construye un nuevo tipo de realidad, un
nuevo modelo de verdad que fisura el pensamiento dogmático, debemos
decir que instala otro modo de pensar el presente, de actuar en
él y mapearlo. Queda fisurado ese pensamiento del “sentido común”
dogmático y neoconservador que funciona dicotómicamente, separando
lo subjetivo-objetivo, lo teórico-práctico, lo estatal-ciudadano
para subjetivar, como identidades racionales y estables, todo modo de
percibir, sentir y pensar en la actualidad. En este marco, las crisis y
tensiones actuales, en tanto acontecimientos indomables, ejercen una
transformación y apertura de posibilidades para la experimentación
de encuentros sensibles en donde la filosofía cartográfica puede justamente
desplegar su creación conceptual en diversos planos. En esta
creación la cartografía va articulando una realidad que es un plano,
un diagrama como escala “intersocial” y coextensiva a todo el campo
social funcionando sin dicotomizar la realidad. El diagrama, entonces,
opera cartográficamente como aquella madeja descrita arriba: un
conjunto multilineal que orienta el pensar tanto del presente como de
otras “imágenes del pensamiento” de la historia (por esto es que existen
tantos diagramas como campos sociales en la historia, dice Deleuze).
El pensar y escribir cartográfico deja aparecer un entramado de
líneas. Y su entrelazamiento en el diagrama implican todo un circuito
de poderes, de producciones deseantes, de políticas estatales, de
liberaciones y fugas que se ejercen en el campo social, pero que a su
vez son contrarrestadas por ciertas capturas de lo social. No obstante,
92 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
la cuestión cartográfica del diagrama está en devenir, pues intenta
deshacer las realidades y significaciones precedentes constituyendo
amarres creativos, conjunciones intempestivas e improbables, así
hace su historia. Y si bien sabemos que el devenir en sí no siempre
es perceptible, lo interesante de recalcar es que el diagrama subyace a
la historia como devenir. En sus alianzas y articulaciones como “red
flexible y transversal” define una práctica, ciertos métodos y estrategias,
que en su intensificación permite nuevas combinatorias para
lo social 22 . De este modo, los conceptos de líneas y segmentaridades
se despliegan en los cruces diagramáticos entre el deseo y el aparato
de captura estatal; entre el deseo y su represión; y también en la resistencia
activa como posibilidad de liberación 23 y creación de otra
realidad. Vemos en esto cómo el deseo fluye en el plano/diagrama,
22. Deleuze, “Un nuevo cartógrafo”, en Foucault, 61-63. En estas páginas Deleuze
recurre al micro sociólogo Gabriel Tarde, quien sería de los precursores para comprender
de otro modo lo social. Este no se explicaría por el individuo, sino que por los grandes
conjuntos de relaciones imitativas y creativas que se dan, en donde se propaga una alianza
por creencias y deseos en que su eje central es la “invención” de múltiples encuentros.
Así se entreteje lo social.
23. Es por esto que Deleuze y Guattari creen que la cuestión de la servidumbre voluntaria
es importante para toda filosofía política, ella es la que debe desarticularse para
hacer fluir el deseo. No solo es relevante cómo el deseo implica la producción social
(y viceversa), sino también el diagnóstico crítico que existe aquí al pensar uno de los
problemas fundamentales de la filosofía política (planteado por Spinoza). “Por ello, el
problema fundamental de la filosofía política sigue siendo el que Spinoza supo plantear
(y que Reich redescubrió): ‘¿Por qué combaten los hombres por su servidumbre como
si se tratase de su salvación?’ Cómo es posible que se llegue a gritar: ¡queremos más
impuestos! ¡Menos pan! Como dice Reich, lo sorprendente no es que la gente robe, o
que haga huelgas; lo sorprendente es que los hambrientos no roben siempre y que los
explotados no estén siempre en huelga. ¿Por qué soportan los hombres desde siglos la
explotación, la humillación, la esclavitud, hasta el punto de quererlas no sólo para los
demás, sino también para sí mismos?”. Gilles Deleuze y Félix Guattari, El Anti-Edipo.
Capitalismo y Esquizofrenia, 6ª reimpresión (Madrid: Paidós, 2010), 36.
2. Pensamiento, cartografías y líneas
93
lo que da cuenta de una circulación en lo social, no importando si es
objetual o subjetivo 24 .
Entrelazando ambos elementos, el método cartográfico en tanto
modo de pensar que mapea pero sin fijar ni geolocalizar rígidamente,
delinea trayectos e intensidades conceptuales, afectivas y perceptivas
que en sus líneas de fuerza permite encuentros multiescalares que (des)
territorializan la tierra y las soberanías. En este despliegue se abren
posibilidades para ir más allá del dogmatismo de una geopolítica que
está sometida a las lógicas del Estado gubernamental y neoliberal actual.
Lo que está en juego es cómo pensar y producir nuevos mapas que
resistan a lo “objetivo”, a una representación que no puede colmar ni
agotar la realidad y su proceso deseante. Como veremos en el siguiente
capítulo, esta apertura geopolítica penetra y devela crítica y medularmente
un elemento de la intervención: su deseo de querer transformar,
pero tantas veces sin cambio. De ahí que la hipótesis de lectura, que
hemos venido trabajando 25 , radique en que para volver a rearticular
la cuestión de la intervención necesitemos “pensar la transformación
antes de la propia transformación”. Para esto es fundamental poner en
juego la metódica cartográfica, pues repiensa y sitúa rizomáticamente la
cuestión de lo social, sus líneas y prácticas desplegadas. La cartografía
permite ir pensando la praxis de toda disciplina social y de la misma
24. Gilles Deleuze y Claire Parnet, El abecedario de Gilles Deleuze (en línea), 1998.
Sánchez Cedillo, Raúl, (trad.), https://es.scribd.com/document/402796413/Abecedario-
Deleuze-docx (consulta: 20 marzo 2015), 30. “(…) En Proust es muy hermoso: no deseo
a una mujer, deseo a su vez un paisaje que está envuelto en esa mujer (…) Yo no deseo
nunca algo y nunca más; asimismo, tampoco deseo en conjunto, sino que deseo en un
conjunto”. Siguiendo a Tarde y esta cita, entendemos que el deseo fluye en un plano/
diagrama como red intersocial, nunca siendo objetual o subjetivo.
25. Borja Castro-Serrano y Marcela Flotts, “¿Transformación social sin cambio?
Puntualizaciones para un nuevo imaginario del Trabajo Social”, en Imaginarios de
transformación: el trabajo social revisitado, ed. por Borja Castro-Serrano y Marcela Flotts,
(Santiago de Chile: Ril Editores, 2018), 22.
94 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
intervención para abrirla a estos modos de construcción, invención y
experimentación que pueden tensionar lo estatal, su instrumentalización
y su soberanía. En este sentido, se hace más nítido comprender que la
cartografía llama a repensar lo geopolítico, pues no pretende imponer
mapas representativos ni colonizadores delineados en la descodificación
de la axiomática capitalista 26 , sino que pretende forzar devenires como
movimientos desterritorializantes. Lo cartográfico como método-pensamiento
despliega otros criterios epistémicos y políticos, pues mapea
determinadas prácticas colectivas que se imponen de modo móvil,
creativa y afectivamente como una manera de aproximarse a nuevas
formas de vida en lo social. Y esto es relevante para volver a pensar la
cuestión de la intervención y su posibilidad de producir otros tipos de
subjetivaciones y pliegues a partir de su conjunto de prácticas.
Sinteticemos algunas ideas. Las relaciones entre cartografía, pensamiento
y crítica despliegan un gesto contra todo concepto vacío
que quiera reponer “verdades”; se aboga por conceptos y líneas que se
construyan para hacer emerger nuevos territorios y nuevos mapas, y
aunque “nuevos” siempre han estado ahí. En este sentido, estamos en
una concepción constructivista de la filosofía, sin historia, que desde
el flujo del pensar puede crear conceptos que no representan nada
preestablecido, sino que privilegian el devenir y la posibilidad de traer
nuevos modos de pensar, de hacer, historizar y cartografiar 27 . Por esta
26. En la axiomática capitalista, Deleuze y Guattari articulan política y ciencia para
describir la manera en que contemporáneamente opera el capital como apropiación de
las relaciones sociales en un modo de experimentación, siempre articulando captura y
flexibilidad. De esta manera, entrelaza lo económico, lo social y lo político de distintos
modos. Deleuze y Guattari, Mil Mesetas, 465-476. Algunas lecturas atractivas para pensar
esto en América Latina, ver Marcelo Antonelli, “El capitalismo según Gilles Deleuze:
inmanencia y fin de la historia”. Cuadernos de filosofía 1, n°57 (2012): 51-66, doi: https://
doi.org/10.34096/cf.n57.122; Diego Sztulwark, La ofensiva sensible. Neoliberalismo,
populismo y el reverso de lo político, 1ª ed. (Buenos Aires, Caja Negra Editora, 2019).
27. Paul Patton, Deleuze and the political, 1 st ed. (London/NY: Routledge, 2000), 139.
2. Pensamiento, cartografías y líneas
95
misma razón, es necesario precisar el gesto contra identitario que ya
se construía en el pensamiento deleuzeano de finales de los años 60;
este no solo hará comprender mejor la crítica a todo pensamiento
identitario que desplegamos a partir de la noción de cartografía, sino
que permite profundizar el recorrido conceptual en el que insistiremos:
desde la noción de subjetividad, sujeto y su aparición hasta su producción
como modos de subjetivación 28 . Se esboza que toda producción
de subjetividad da cuenta de un pliegue, permitiendo visualizar que
los modos de subjetivación serán importantes para poder disputar el
poder de sus formas hegemónicas en la era actual del capitalismo. De
aquí se siguen las posibilidades para resistir a los modos estandarizados
de vida que impone el presente. Este gesto de la cartografía erigido
contra toda identidad y el despliegue de las subjetivaciones más allá
de la noción de sujeto, nos encamina en lo que viene. Y este recorrido
desembocará en el intento por preguntarnos respecto a la cuestión de la
transformación siempre mencionada en las intervenciones en lo social.
28. Este recorrido refiere al paso del estructuralismo de los años 60 hacia el enfoque
llamado posestructural. En la década de los 60 se estaba amparado en la estructura y
aún el sujeto estaba contenido ahí adentro pudiendo cambiar y ser diferenciante vía
la ‘casilla vacía’. Era un anti-humanismo en tanto el sujeto no era relevante más que
como efecto. Gilles Deleuze, Lógica del sentido, 1ª ed. (Buenos Aires: Paidós, 2005),
70. Posteriormente, ya no hay estructura como intercambio cerrado entre significante/
significado, el sentido de las cosas puede entenderse ahora como el diagrama en tanto red
flexible que va produciendo modos de subjetividad que resisten no estando clausurados
en la estructura (Deleuze, “Un nuevo cartógrafo”, en Foucault, 62; Castro-Serrano,
Resonancias políticas de la alteridad, 291.) De aquí se sigue que en los años 1980s ya se
afirmara lo siguiente: “La producción de subjetividad tal vez sea más importante que
cualquier otro tipo de producción, más esencial que el petróleo y que las energías”,
Guattari y Rolnik, Micropolítica, 38. Guattari está pensando fuera de la estructura e instala
lo social de modo maquínico: hay singularidades que se repiten como diferencia, pero
no es intercambiable en la estructura. Por lo tanto, hay una producción de subjetividad
que puede resistir e idear modos políticos de combatir.
96 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
Un regreso contra identitario: individuación, diferencia,
subjetividad y alteridad 29
Lo que nos interesa del pensamiento cartográfico es su posibilidad
de apertura y desestabilización de lo hegemónico que comprende a la
filosofía como creación de conceptos. De alguna manera, la cartografía es
“un gran plan de fuga” para escapar “de nuestra ‘realidad’ normalizada
y viscosa” 30 , la cual impone un método que asedia las cosas, los planos
y sus prácticas para poder hacer emerjer otros paisajes posibles, otros
territorios. Por esta razón es un método que nos hace repensar los
mapas y las cuestiones geopolíticas, y en la articulación de estos retazos
se impone un “pensamiento-práctico” que nos atraviesa; atraviesa los
cuerpos y nuestros modos de subjetividad que pretenden ser estables e
identitarios bajo la rúbrica de un sujeto preciso. Este modo de resistencia
que activa la cartografía se impone desde una sensibilidad activa que
precede al mundo del Yo, de las ideas; de ahí su “ofensiva sensible” 31 .
Este elemento nos obliga a volver hacia finales de los años 1960s, para
mostrar un cierto movimiento deleuzeano que indaga críticamente
en el tránsito de lo pre-individual hacia planos de individuación que
no pretenden ser predefinidos meramente desde la representación de
individuos ya constituidos y compuestos. Como se dijo, serían los
primeros flagelos (aún estructuralistas) a la cuestión de la identidad/
individuación/subjetividad-alteridad. Indaguemos en esto.
En un intento por ser precisos, digamos que lo aquí esbozado se
relaciona con las lecturas que hace Deleuze sobre el filósofo Gilbert
29. Para detalles específicos sobre este entramado, ver Borja Castro-Serrano y Gonzalo
Montenegro, “Sentido y Otro (Autrui) en Deleuze”, Aurora 26, n°39 (2014): 839-866.
30. José Luis Pardo, A propósito de Deleuze, 1ª ed. (Valencia: Pre-Textos, 2014), 177.
31. Sztulwark, La ofensiva sensible, 26. El pensar cartográfico es cercano a una política de
la sensación, en donde lo subjetivo pierde su condición monolítica pues se impone un
modo de trazar líneas de vida que van atravesando los mundos geográficos, territoriales
y antropológicos. Ingold, La vida de las líneas, 28.
2. Pensamiento, cartografías y líneas
97
Simondon y la cuestión de la individuación, conectando con su trabajo
ontológico de Différence et répétition (1968) 32 . El intento versa por
mostrar la conexión entre la noción de singularidades pre-individuales
que emergen de lo cartográfico y su entrelazamiento en la disparidad
(disparation), en la diferencia, permitiendo la existencia de múltiples
conjunciones y devenires desde una radical disimetría. Es a partir de la
cuestión del mapa y lo cartográfico que emergen distintas singularidades
pre-individuales disímiles que pueden o no individuarse, lo que daría
pistas de los desarrollos posteriores ya revisados respecto al plano de
inmanencia y sus devenires procesuales en lo multilineal del diagrama.
Siguiendo a Durán 33 y enfocado en estas cuestiones de los años
1960s en la Europa de postguerra, podemos decir que las relaciones
entre singularidades son dimensiones de multiplicidades implicadas que
anteceden a la individuación permitiendo comunicar las diferencias en
la noción de individuo (mediante procesos de intensificación). El lugar
donde las diferencias se comunican en tanto diferencias es el individuo,
por lo mismo: “El individuo no es solamente un resultado, sino un
entorno de individuación” 34 . ¿Cuál sería entonces el giro crítico a la
32. Es relevante tener presente el breve artículo de 1966, “Gilbert Simondon: El individuo
y su génesis físico-biológica” en Deleuze, La isla desierta y otros textos (1953-1974),
115-119; Gilles Deleuze, Différence et répétition, 1ère éd. (Paris: PUF, 1968), 316-327;
Gilles Deleuze, Diferencia y repetición, 1ª ed. (Buenos Aires: Amorrortu, 2006), 367.
33. Cristóbal Durán, “Una lógica disyuntiva de la relación. La elaboración del concepto de
singularidades pre-individuales en Deleuze” (comunicación presentada en 2º Encuentro,
Partes del Discurso, Santiago de Chile, 30 de junio de 2016).
34. Deleuze, La isla desierta y otros textos (1953-1974), 115. Unas páginas más adelante
describe los diferentes dominios de la individuación en Simondon. El primer centro
establece diferencias entre la individuación: la física (recibe información y se prolonga
en el límite del cuerpo); la vital (la información permite crecer desde el interior y el
exterior); y, por último, la psíquica (niveles de complejidad creciente abriéndose un
“colectivo transindividual”). No obstante, a partir de esto último se describe un segundo
centro de análisis que nos interesa mencionar: “la visión moral del mundo”. Aquí lo
relevante es que se ejerce un tipo de movimiento que transita desde lo pre-individual
98 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
noción de individuo e individuación? ¿Qué gesto es el que quiere hacer
ver Deleuze en estos análisis para no confundir al individuo con un
plano subjetivo, sustantivo u objetual? Digamos que la individuación
no sería, por tanto, un sustrato sustancial ni algo personal, sino ante
todo una serie de signos que comprende o envuelve el tejido de relaciones
entre diferencias pre-individuales. Es capaz, así, de expresar lo
que está implicado en él sin hacerlo desaparecer 35 . Estos entramados no
refieren de modo inmediato a una subjetividad individuada coherente
y natural. Es más, en este contexto, al final del capítulo V de la obra
de 1968, Deleuze sitúa elementos que en cierta condición de alteridad
dan cuenta de estos desarrollos; es decir, instala la cuestión de “el
otro” (autrui) 36 en el marco de su teoría de la individuación. Respecto
de ello digamos primero que se establece una fina distinción entre el
dominio de la implicación y el de la explicación. Esta última refiere al
proceso de diferenciación entre entidades ya constituidas, es decir, la
individuación propiamente tal ya se ha producido cuando aparece la
necesidad de la diferenciación al interior de una especie. Es por esto que
decíamos que la individuación acontece en otro territorio, en el de la
hacia lo transindividual pero que pasa por la individuación, sugiriendo una ética de lo
colectivo que restaura un Yo individuado “como ser desfasado o polifásico” (119). No
habría cabida a una identidad monolítica en los estudios de Simondon.
35. Stéphane Lléres, “Autrui et l´image de la pensée chez Gilles Deleuze”, Multitudes,
25 (2006): [http://multitudes.samizdat.net, Acceso 10 de marzo 2021]. Creemos que
este gesto es una suerte de prolegómeno y desarrollo relevante para comprender su
teorización tardía respecto a las subjetivaciones, sus pliegues y modos de fabricarse
maquínicamente, cuestión que trabaja con Guattari años más adelante y que para
nosotros es relevante pues permite una analítica política para indagar en la articulación
entre lo social y la intervención.
36. Traduciremos “autrui” por “el otro”. En francés dicho término constituye un pronombre
referido exclusivamente a personas que también podría entenderse como “los
demás”. En español, se aplica tanto a personas como cosas. Deleuze, como veremos,
intenta que el término gane una neutralidad ajena incluso a las personas, convirtiéndose
así en condición de alteridad.
2. Pensamiento, cartografías y líneas
99
implicación: esta determina un ámbito de comunicación de diferencias
dispares las cuales persisten en el individuo en estado virtual. Están
envueltas o contenidas dentro de él 37 . De aquí se sigue que la semejanza
encargada de establecer las diferencias de entidades constituidas, en
cambio, depende necesariamente de un ámbito empírico actual que
corresponde situar del lado de la explicación. En esta doble distinción
se traza un plano de inmanencia.
En segundo lugar y en el marco de estos análisis, bajo las premisas
de la condición del otro es que Deleuze argumenta contra la idea de
una subjetividad individuada coherente. En estas mismas páginas,
identifica un centro de implicación que caracterizaría nuestra propia
individuación como sujetos, el cual denomina: sistema psíquico Je-Moi.
De la mano de Kant, el francés efectúa una distinción clave 38 : el yo que
se piensa a sí mismo se divide al funcionar, por un lado, como acto de
pensamiento (Je) y, por otro, como objeto pasivo de su propio pensar
(Moi). En efecto, dado que Je y Moi no coinciden exactamente, ¿por
qué no suponer que entre ellos se desliza un abismo? Sin poder detallar
mucho más de esta disputa entre Kant y Descartes, lo relevante aquí
es que este gesto crítico hace de la identidad del sujeto una identidad
rasgada (Je fêlé) e impide sustentar la débil unidad empírica en la que
se basa el sujeto pasivo (Moi dissous). Si Je no coincide consigo mismo,
su identidad se ve gravemente puesta en tela de juicio. Por su parte, sin
condición formal de unidad (sin Je) el sujeto pasivo no puede más que
disolverse. Sobre este sustento filosófico de la tradición, Deleuze efectúa
una aproximación crítica al denominado sistema Je-Moi. Sostiene que en
dicho sistema no podemos identificar factor individuante alguno porque
correspondería a un sistema de explicación, a una especie ya actualizada y
supuestamente constituida. No obstante, Deleuze establece que el individuo
intensivo (diferencia como proceso de intensificación) encuentra
37. Deleuze, Différence et répétition, 23.
38. Deleuze, Différence et répétition, 116-120; Deleuze, Diferencia y repetición, 141-143.
100 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
su imagen psíquica más bien en un Je fisurado y en un Moi disuelto; o
como se sugería a partir de Simondon en un Yo desfasado o polifásico.
En este marco donde la desemejanza operaría tras los factores individuantes
tensionando al sistema psíquico, es que Deleuze identifica la
estructura del otro (autrui). Esta estructura identificada se hace relevante,
pues siendo parte de lo individuado del sistema psíquico no se reduce
ni a la forma activa ni pasiva de la subjetividad: “Esos centros no están
constituidos, evidentemente, ni por el Yo [Je] ni por el Yo [Moi], sino
por una estructura completamente diferente que pertenece al sistema
Yo [Je] - Yo [Moi]. Esa estructura debe designarse con el nombre de
«otro»” 39 . Una estructura de alteridad, una estructura del otro como
mundo de diferencias e intensificaciones que envuelve centros de implicación.
De este modo se articulan implicación y explicación, ya que
los sistemas psíquicos que están en vías de explicarse, dependen de
la existencia de valores de implicación, centros de envoltura que den
pruebas de la existencia de factores individuantes. Por lo mismo, la
estructura otro expresa el mundo posible implicado en el individuo (el
cual es medio de individuación y provee de un campo de percepción):
“El otro a priori se define en cada sistema por su valor expresivo, es
decir, implícito y envolvente” 40 . En el entendido de la importancia
del lenguaje, en donde un signo puede circular en una estructura
expresiva, se denota que expresión y posible son conceptos relevantes.
Nos dice que el primero implica ese punto de inflexión entre aquello
que expresa y lo expresado. Lo expresado no existe fuera de aquello
que lo expresa, pero no son lo mismo. El segundo, da cuenta no de la
semejanza, sino de aquel estado de lo implicado y de lo envuelto que
es heterogéneo con aquello que lo envuelve. Deleuze lo ejemplifica
maravillosamente con la noción de rostro y su despliegue expresivo:
39. Deleuze, Diferencia y repetición, 386.
40. Deleuze, Diferencia y repetición, 386.
2. Pensamiento, cartografías y líneas
101
“[…] el rostro aterrorizado no se asemeja a lo que lo aterra, pero lo
envuelve en el estado de mundo aterrador” 41 . Este punto es muy relevante,
pues da a entender la relación entre yo y el otro, siendo este
último una estructura que permite expresión de mundos implicados
en el sistema de individuación que hormiguea tras el aparentemente
bien constituido sistema psíquico Je-Moi. Se perfila más claramente el
intento por desbaratar un tipo de individuación puramente explicativo
y sustentado en una razón del Yo.
Lo relevante de entender acá es que no es necesario explicar la
estructura otro, siendo esta la regla que nos impone el proceso de individuación
para permitir incesantemente lo diferente en sí. La explicación
instalaría un sistema psíquico de equilibrios que homogeneiza
la diferencia para hacer posible que Je y Moi respondan a la misma
condición y queden a resguardo de cualquier alteridad que pueda
atravesarlos. Para Deleuze, en cambio, se trata de entender que esta
estructura invita a multiplicar nuestro mundo poblándolo de todas las
cosas expresadas que no existen fuera de sus expresiones. Es una manera
de comprender que el habla (del otro) no agota el lenguaje: “Proferidas
por el otro, las palabras confieren una posición de realidad a lo posible
como tal” 42 . Es así como la estructura otro podría perfilarse como una
suerte de inmanencia de la diferencia en sus centros de implicación, la
cual está antes que el yo, dándole percepción de mundos posibles. El
giro que instala la estructura otro señala que siempre está antes de ese
sujeto representativo, actualizado en el sentido común, la semejanza y
la identidad; y queda en claro el acometido de fisurarlo 43 . No podemos
41. Deleuze, Diferencia y repetición, 386-387.
42. Deleuze, Diferencia y repetición, 388.
43. Para un detallado análisis ver Castro-Serrano, Resonancias políticas de la alteridad,
258-290. Si bien estas notas sobre la cuestión de la alteridad/otredad no son lo medular
del capítulo, sí abren un análisis pertinente para indagar el gesto contra toda identidad
predefinida en una subjetividad individuada, aún en una época estructuralista. Lo anterior,
permite comprender mejor la potencia de un pensar cartográfico que intenta buscar otros
102 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
obviar el impacto que tiene el pensar la cuestión de la alteridad, ya que
permite hacer de bisagra y de articulador con el pensamiento metódico
cartográfico y los procesos de subjetivación que despuntan todo un
componente político.
Si bien estas formulaciones teóricas deleuzeanas radican a finales
de los años 1960s en Europa, son relevantes en tanto indagan sobre
una subjetividad desfasada que perfilan el gesto contra una identidad
predefinida y supuesta a una naturaleza humana. No obstante, en sus
trabajos con Guattari de las próximas décadas (años 1970s hasta los
1990s) persisten sobre estas distinciones. A partir de una trama posestructural,
Guattari, en sus conversaciones con Suely Rolnik, señala
las diferencias (y articulaciones) entre individuo y subjetividad. Ya se
propone una noción amplia de subjetividad como producción maquínica,
fabricada y modelada en el entramado de lo social. A partir de
aquello es que se pueden entender “como casos particulares los modos
de individuación de la subjetividad” 44 . Se desvanece lo subjetivo y su
estatuto de sujeto como identidad pre-definida y como una exclusiva
producción de subjetividad individuada. Se perfila una pulcra disputa
por la noción de subjetividad y sus derivados de sujeto e identidad,
instalando un campo abierto para combatir los modos de subjetivación
que irrumpen actualmente.
pliegues de subjetivaciones en el agobio de la actualidad política y gubernamental. En
Nuestra América se han seguido otras rutas en una extensa literatura y trabajos de arte.
44. Guattari y Rolnik, Micropolítica, 46-48. Ahora, ya fuera de la lógica estructural,
se comprende nítidamente la cita de la nota 26: la subjetividad es una producción tal
como la energía y el petróleo.
2. Pensamiento, cartografías y líneas
103
Según las tramas articuladas en el capítulo anterior, hemos instalado
concepciones teórico-filosóficas y su devenir profundizando la cuestión
de la cartografía con el mundo de las líneas. A su vez, a partir de este
sedimento filosófico queremos puntualizar los procesos de subjetivación
y toda una política que se desprende desde estos para la intervención.
De este modo, podemos darle espesor teórico-práctico a la noción de
intervención social cartográfica. Se hace necesario entender qué implican
los procesos de subjetivación en el contexto del capitalismo neoliberal en
tanto se articulan a una racionalidad política de la gubernamentalidad.
Esta racionalidad capitalista, en su camuflaje identitario, nos agobia
pensando que no existe posibilidad de resistencia, pero por lo mismo
se hace necesario disputarle espacios; se hace necesario abrirnos a otros
modos de intervenir lo social con otro acento a nivel de las subjetividades.
Habrá que indagar una intervención en lo social que actúe bajo
un ejercicio de pensamiento cartográfico para volver sobre los procesos
105
históricos, su desenvoltura actual y abrirnos a otros modos de experimentación
teórico-práctica. Como sabemos, el pensar cartográfico, en
su metódica, articularía sus saberes con lo político bajo acciones que no
olvidan el entramado de líneas, de poderes, de liberaciones y capturas
que existen en lo social siempre intentando devenires 1 . Y así, volvemos
a comprender que la resistencia opera mediante distintos procesos de
subjetivación que se ven tensados entre modos de vida estandarizados
y otras (nuevas) formas de vida en este contexto capitalista. En lo que
sigue, haremos estas precisiones filosóficas de corte socio-político,
para así finalizar el capítulo esbozando y clarificando los devenires, las
fisuras y las prácticas que despliega la intervención social cartográfica,
en tanto fuerza en su modo de pensar-hacer relevantes implicancias
epistemológicas/metodológicas y políticas. Estas precisiones filosóficas
de corte cartográfico que piensan la intervención, están en constante
diálogo con modos de entender nuestra historia reciente, sin olvidar
las humanidades, pero a su vez, intentan cruces interdisciplinares que
siguen abriendo otros modos de enfrentar el presente y el mundo de
la intervención. Así, el concepto de intervención social cartográfica no
solo requiere de estas precisiones, sino que también lo que viene a
continuación: otros despliegues cartográficos en el campo de la memoria
y lo socioambiental para llegar a nuestro nuevo estudio de caso,
la Palma chilena.
Subjetivaciones y devenires para la intervención social:
un contra la racionalidad gubernamental dogmática del
presente
Lo cartográfico pretende otro modo de pensar y operar en la realidad
que va produciendo distintos modos de subjetivación, lo que tensiona
1. Gilles Deleuze, “El ascenso de lo social”, en Jacques Donzelot, La policía de las familias.
Familia, sociedad y poder, (Buenos Aires: Nueva Visión, 2008), 222.
106 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
la producción de subjetividad actual. Sin embargo, no es de extrañarse
que el tema de la subjetividad y su historia de emergencia a favor de
las tecnologías de poder y modelamientos del yo quede “subsumida bajo
un régimen identitario que la organiza a partir de una imagen fija
y estable y la ata a una identidad como si fuese una unidad cerrada
(…)” 2 . Esto es visualizado en la lógica gubernamental imperante del
capitalismo neoliberal actual 3 . Empero, algunas esperanzas emergen:
toda producción y consumo tiene posibilidades de resistir vía nuevas
formas de vida que entrelazan líneas orientadas a otras composiciones
intensivas individuales, societales y políticas 4 . Es en este mismo sentido
que la teoría deleuzeana -desde sus articulaciones con Guattari entre
los años 1970 y 1990 pasando por los comentarios a Foucault hasta
sus recepciones mundiales y latinoamericanas actuales- despliega con
2. Sandra Uicich, “Procesos de subjetivación, sujeción e invención: sobre el sujeto colectivo”,
en Debates Actuales de la Teoría Política Contemporánea, ed. por Ricardo Esteves et
al. (Rosario: Ed. Debates Actuales, 2016), 165. Es por esta razón que Guattari prefiere
hablar de subjetivación (o bien, producción de subjetividad) y no de ideología, pues como
ya dijimos: en la naturaleza industrial y maquínica de la subjetividad como pliegue se
juegan las variaciones de sujetos y no en lo ideológico. De ahí que surja la ‘subjetividad
capitalística’, por ejemplo. Félix Guattari y Suely Rolnik, Micropolítica. Cartografías del
deseo, 2ª ed. (Buenos Aires: Tinta Limón ediciones, 2013), 37 y 50.
3. Si volvemos al curso de Foucault de finales de los años 1970, es claro en precisar que
el concepto de gubernamentalidad es justamente el espacio en donde intersectan las
tecnologías de dominación (de poder) sobre los demás con aquellas que refieren a las
de uno mismo (tecnologías del yo). Michel Foucault, Seguridad, territorio y población.
Curso en el Collège de France (1977–1978), 1ª ed. (Buenos Aires: Fondo de Cultura
Económica, 2006), 45-73.
4. Un aspecto a considerar de la recomposición económica es la recuperación/liberación
del Mercado como una institución mucho anterior al Capitalismo y las formas económicas
de la Modernidad. Para ampliar apreciaciones acerca de las otras economías o una
economía plural, ver: Raúl González (Ed.), Ensayos sobre economía cooperativa, solidaria
y autogestionaria: Hacia una economía plural, 1ª ed. (Santiago de Chile: Forja, 2017);
Joan Martínez y Jordi Roca, Economía ecológica y política ambiental, 1 a ed. (México DF:
Fondo de cultura económica, 2001).
3. Pensar cartográfico y subjetivación
107
fuerza un eco crítico al capitalismo, sus formas de captura, buscando
modos de resistencia mediante nuevos pliegues de subjetivación. Es
una crítica deconstructiva que comprende una noción de subjetividad
como “proceso”. Esta transitaría por fuera de la cuestión del sujeto;
desborda la propia noción de identidad 5 . No obstante, es imposible
negar la clave latinoamericana actual que establece Sztulwark leyendo
a Rolnik 6 : “El inconsciente colonial identifica toda desestabilización
como una amenaza, y tiende a aferrarse a la ‘identidad’: perfila así un
sujeto modélico de las políticas neoliberales”. Con todo lo revisado,
es necesario repensar estas disputas para la cuestión de la intervención
a nivel de políticas sociales y modos de gobiernos.
Es necesario indagar el plano de la disputa, en donde por un lado,
política, gobierno y subjetividad se engarzan a lógicas gubernamentales
permeando una intervención de lo social bajo cierta captura
capitalista neoliberal de las subjetivaciones 7 . En este plano, por otro
lado, podemos fisurar este modo de subjetivación a partir de líneas
creativas y cartográficas que referencian de otro modo estas lógicas que
permean la intervención y su comprensión de lo social. Irrumpe así
nuestra noción, a saber, la intervención social cartográfica. Este tipo de
intervención, creemos, podría despuntar no solo otros asuntos para
cuestiones sociales y geopolíticas estatales dada su metódica cartográfica,
sino que también entrelazar otros modos de funcionamientos en los
planos epistémicos, metodológicos y políticos.
5. Suely Rolnik, Esferas de la insurrección. Apuntes para descolonizar el inconsciente, 1ª
ed. (Buenos Aires: Tinta Limón, 2019), 99-100.
6. Diego Sztulwark, La ofensiva sensible. Neoliberalismo, populismo y el reverso de lo político,
1ª ed. (Buenos Aires, Caja Negra Editora, 2019), 104.
7. Para un estudio acabado sobre este asunto aplicado al operar de las políticas de
Estado en el ámbito de la pobreza, ver Taly Reininger and Borja Castro-Serrano,
“Poverty and Human Capital in Chile: the processes of subjectivation in conditional
cash transfer programs”, Critical Social Policy 41, n°2 (2021): 229–248, doi: https://
doi.org/10.1177/0261018320929644.
108 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
Comencemos dando cuenta de esta subjetivación administrada
y gubernamentalizada. Sin olvidar el capítulo anterior retornemos a
los escritos de Deleuze de sus últimos 10 años de vida, sobrevolando
también a comentadores actuales. Lo medular radica en la fina mirada
respecto a la obra foucaultiana. En ese momento histórico Foucault
estaba expuesto a una gran crítica por la limitación de su teoría del
poder y sus relaciones de saber/verdad en el campo de lo soberano y lo
disciplinar, estableciéndose lo que Deleuze llamó el “impasse teórico” 8 .
Este dio paso a la cuestión del sujeto abriendo la tercera dimensión
teórica de su obra: la subjetivación. Engarzando con lo ya dicho, precisemos
ahora: la subjetividad no es tematizada como la intersección
entre el saber y el poder tipo “el prisionero, el loco”, sino como procesos
de subjetivación que pueden resistir a la dominación, o bien, a las ya
referidas “tecnologías de poder” foucaultianas 9 .
En este nuevo contexto es como se perfilan las tramas de la subjetividad
desafiando las prácticas sociales contemporáneas y sus intervenciones,
pues sabemos que muchas de estas prácticas persisten en imponer mecanismos
y tecnologías que modelan y dan una forma hegemónica a
las subjetividades bajo un modo de vida estandarizado. Se impone un
tipo de identidad que se efectúa amparada en la lógica estatal gubernamental,
la cual es impuesta por la racionalidad neoliberal de la trama
axiomática capitalista 10 . Aquí se fijaría la subjetividad en un terreno
social predefinido que no se desprende del pensamiento dogmático
neoliberal. Siguiendo a Sztulwark en sus análisis sobre Foucault y el
neoliberalismo, hagamos la precisión de que esta trama analítica haría
8. Gilles Deleuze, Conversaciones, 4ª ed. (Valencia: Pre-Textos, 2006), 175.
9. Santiago Castro-Gómez, Historia de la gubernamentalidad. Razón de Estado, liberalismo
y neo liberalismo, en Michel Foucault, 2ª ed. (Bogotá: Siglo del Hombre Editores;
Pontificia Universidad Javeriana-Instituto Pensar; Universidad Santo Tomás de Aquino,
2015), 15 y 27.
10. Uicich, “Procesos de subjetivación, sujeción e invención: sobre el sujeto colectivo”, 164.
3. Pensar cartográfico y subjetivación
109
emerger un dispositivo de mercado que cuadraría y reorganizaría las
relaciones sociales precarizando el campo del trabajo respecto al flujo
del capital. No obstante, lo neoliberal va más allá del liberalismo. Este
coopta el campo geopolítico decodificando todo axiomáticamente a
partir de lógicas estatales buscando intervenir los mercados desde los
dispositivos de gobierno 11 . Desde aquí se logra subjetivar a los sujetos
instalando nuevas maneras de entender la cooperación inscrita en la
lógica de la “forma empresa”. Esta racionalidad penetra y permea en
la criticada intervención de lo social.
Lo anterior nos permite trazar una línea entre estas prácticas tradicionales
de la intervención con las políticas sociales del Estado y
su modo de gobierno bajo esta racionalidad política. El juego entre
gubernamentalidad y Estado implica ciertas prácticas de gobierno que
no denotan un régimen de poder en particular cristalizado en el Estado,
sino que entramos al campo de micropoderes que se manifiestan en
distintas tecnologías de gobierno. Esta analítica no busca la instalación
de una verdad política, sino designar cómo es que “se conducen
a los hombres” bajo estas prácticas gubernamentales, su racionalidad
11. Sztulwark, La ofensiva sensible, 49-50. El término “neoliberal” es abstracto, ambiguo
e impreciso según el argentino, postura con la que coincidimos. En sus fronteras difusas,
señalemos a lo menos dos sentidos que este tiene: por un lado, sería la dinámica de un
capitalismo que reestructura toda relación social a partir de la fuerza del capital sobre
el trabajo vía políticas sociales globales y estructurantes en donde la vida es monetarizada
y toda ella está incluida “en la esfera de su valorización”. Por otro, lo neoliberal
también es un proyecto político particular que ordena la vida en la “forma empresa”,
lo que termina siendo la referencia para pensar la relación individual-colectiva. Ambas
tramas se articulan en asignarle un valor extremo al capital por sobre la vida, por sobre
la posibilidad de creaciones vitales que vuelvan a pensar en lo común (45). En este
marco es atractiva la analítica filosófica de Foucault a partir de la gubernamentalidad
y el biopoder. Estas cuestiones y otras derivas las hemos trabajado en nuestro libro
editado: Borja Castro-Serrano; Alex Cea y Nelson Arellano-Escudero, Materiales (de)
Construcción. Crítica, Neoliberalismo e Intervención Social, 1ª ed. (Santiago de Chile,
Nadar Ediciones/NIS, 2020).
110 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
y el tipo de sujeto que se prioriza como producción de estas mismas 12 .
La gubernamentalidad en tanto cruza la cuestión de la vida -como
biopoder- se transforma en un modo de subjetivación precisa, la cual
es predefinida para ser modelada en ciertas intervenciones a la forma
empresa de la vida actual. Las intervenciones en su intento por restaurar
una normalidad bajo la racionalidad imperante, terminan por modelar
el tipo de subjetivación al proceso histórico vigente, sin poder historizar
otras experiencias políticas que puedan crear otras formas de vida 13 .
En este entramado, sin excluir la intervención desde la lógica estatal
geopolítica de la gubernamentalidad a escala global, el neoliberalismo
sigue produciendo capital al alero de la creación de subjetividad 14 .
Dicho lo anterior, la cuestión de la subjetivación sin embargo no
implica una necesidad de introducir al sujeto para reivindicar derechos
individuales y sus libertades. Sin pretensiones humanistas, se quiere
llegar a una nueva analítica del poder en donde este pueda estar separado
de la dominación, sin negar cierta racionalidad imperante. El poder
implica ahora un juego de acciones 15 en un marco de libertad y este es
el modo en que opera la analítica de la gubernamentalidad. Ahora se
hace nítida la necesidad de volver sobre el sujeto y su subjetivación en
tanto implica precisar su irrupción en la intersección entre la cuestión
de la dominación (tecnologías de poder) y el sí mismo (tecnologías del
12. Paula Mussetta, “Foucault y los anglofoucaultianos: una reseña del Estado y la gubernamentalidad”,
Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales 51, n°205 (2009): 48-49.
13. “La historicidad es la experiencia política y poética en la que se crean formas de
vida”, Sztulwark, La ofensiva sensible, 46. En este sentido el modo de vida está vinculado
a un estilo estandarizado bajo el consumo y la valorización, y la forma de vida supondría
ciertos procesos de autonomía y singularidad.
14. Sztulwark, La ofensiva sensible, 50. Por esto es que Sztulwark siguiendo a Lazzarato
da cuenta que hoy en día las empresas no solo producen mercancías, sino que se ha
instalado un mundo donde esa mercancía es realización del deseo.
15. Michel Foucault, “El sujeto y el poder”, en Foucault: más allá del estructuralismo y
la hermenéutica, ed. por Hubert Dreyfus y Paul Rainbow, (Buenos Aires: Nueva Visión,
2001), 241–261.
3. Pensar cartográfico y subjetivación
111
yo), posibilitando modos de resistencia versus la violencia puramente
como dominación. Había una necesidad de salir hacia un “afuera” de
la fuerza del poder mismo, pues desde ahí podrían “venir las resistencias”
16 . Se instala otro modo de entendimiento del poder en el marco
del “impasse teórico” de Foucault.
Digamos, por lo tanto, que existen implicancias entre la noción
de afuera y el proceso de subjetivación desde esta analítica de la gubernamentalidad.
Como primer elemento, este tercer eje descrito en
Foucault, según Deleuze, es el movimiento de salida respecto al poder,
es la posibilidad de pensar la cuestión de la línea del afuera y su modo
de ser adentro, de plegarse. “La subjetivación se hace por plegamiento”
17 , lo que también implica pensar que este “adentro” sería el efecto,
el resultado del afuera: por tanto, una subjetivación 18 . De fondo, este
interior puede adoptar distintas figuras o modos “(…) según la manera
en que se realice el pliegue” 19 . Así, como segundo elemento, vemos
que las disposiciones de control actuales y ya no disciplinares, instalan
un proceso de subjetivación que no se descalza de la racionalidad
neoliberal, cuestión distinta de lo analizado por Foucault en la “ciudad
griega”, en el “cristianismo” o en la “sociedad moderna” 20 . Ahora, bajo la
racionalidad neoliberal gubernamental y su dispositivo desplegado es la
subjetivación que se da hegemónicamente. Es necesario decir, entonces,
que el dispositivo aquí es entendido como “un conjunto heterogéneo
que comprende discursos, instituciones, instalaciones arquitectónicas,
16. Gilles Deleuze, La subjetivación: curso sobre Foucault III, 1ª ed. (Buenos Aires:
Cactus, 2015), 12 y 15.
17. Deleuze, “Los pliegues o el adentro del pensamiento (subjetivación)”, en Foucault,
1ª ed. (Buenos Aires: Editorial Paidós, 1987), 137.
18. Deleuze, “Sobre los principales conceptos de Michel Foucault”, en Dos regímenes de
locos. Textos y entrevistas (1975-1995), 1ª ed. (Valencia: Pre-Textos, 2007), 233.
19. Deleuze, “Sobre los principales conceptos de Michel Foucault”, en Dos regímenes
de locos, 235.
20. Deleuze, “¿Qué es un dispositivo?”, en Dos regímenes de locos, 307.
112 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados
científicos, proposiciones morales, filosóficas y filantrópicas” 21 , cuestión
que se articula como nuevo modo de gobierno que se ampara en
la seguridad de la población desde el juego de las libertades. Al comprender
el dispositivo como “una madeja, un conjunto multilineal” 22
se entiende a su vez como el saber, el poder y la subjetivación se van
articulando bajo la nueva noción de gubernamentalidad.
Por lo tanto, es en este sentido como operan los modos neoliberales
del dispositivo de seguridad gubernamental actuales respecto a la propia
producción de subjetividad: ya no hay coerción externa, sino que ahora
somos nosotros mismos los que sentimos culpas, exigencia y la necesidad
de rendir en todos los ámbitos. El rendimiento es el nuevo modo de
control de las subjetivaciones y “se hace a sí mismo responsable (…)
en lugar de poner en duda a la sociedad o el sistema” 23 . Ahora, si bien
esta temática es mucho más compleja y requeriría un tratamiento más
extenso, para nuestros fines es relevante comprender que el “cómo” se
subjetivan los sujetos para Foucault, implica un gesto contra el sujeto de
la Razón universal en tanto fundador, en tanto interioridad de conciencia.
Por lo mismo, eran relevantes las precisiones filosóficas, históricas
y antropológicas realizadas en el capítulo anterior; hay que indagar en
recorrer otros modos de subjetivación, otros modos de individuación
que no tengan el fundamento del Sujeto, sino que a su vez puedan a
despuntar otras subjetivaciones y despliegues más-que-humanos para
toda dinámica de intervención.
A la luz de estos análisis, las intervenciones sociales tradicionales desplegarían
sus acciones, teorías, métodos y técnicas en un social definido
a priori bajo el rendimiento y la forma empresa. Nos preguntamos, por
21. Michel Foucault, Saber y verdad, 1ª ed. (Madrid: La Piqueta, 1991), 131.
22. Deleuze, “¿Qué es un dispositivo?”, en Dos regímenes de locos, 305.
23. Byung-Chul Han, Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas del poder, 1ª ed.
(Barcelona: Herder, 2014), 18.
3. Pensar cartográfico y subjetivación
113
un lado, ¿cómo la subjetividad producida actualmente se entrelaza
con los programas sociales estatales desde donde se despliegan intervenciones
de lo social? ¿No es mediante esta vía que se gobiernan las
conductas hoy en continuidad con una geopolítica de la soberanía?
Y, por otro lado, ¿por qué es difícil resistir a esta subjetivación que
perfilan las intervenciones tradicionales? Estas preguntas despuntarían
lo que hemos denominado una intervención “de” lo social, donde esta
lógica empresarial (del “capital humano”, el “self emprendedor”) logra
subjetivarnos e impactar en los mundos interventivos. Lo anterior, se
despliega desde las intervenciones universitarias, laborales hasta las
referidas a la pobreza, la salud o el rótulo de medioambiente 24 . Habría
que tener claridad de estas herramientas analíticas para visualizar las
subjetivaciones que perfilan los modos de gobiernos de las realidades
latinoamericanas y, específicamente, chilena. Sin embargo, también
habría que ir más allá de la dicotomía de estas tramas interrogativas
que cuestionan el modo de intervención social tradicional, y para
aquello es interesante seguir a Bröckling. El meollo del asunto no
está en solo, por un lado, analizar las formas interventivas que actúan
sobre los grupos de individuos subjetivándolos, o por otro, identificar
los mecanismos de oposición subjetivos que resisten. Más bien, la
clave metódica es precisar el choque de ambas, pudiendo así identificar
los regímenes de subjetividad que moldean o fabrican un sujeto
hegemónico. “Los regímenes de subjetivación requieren de directores
artísticos de subjetivación” 25 . La articulación de la cartografía, sus
líneas y subjetivaciones se aprecia como relevante para repensar la
intervención.
Se hace necesario comprender, como segunda parte de la disputa
respecto a la subjetividad, que este modo de subjetivación del sujeto
24. Castro-Gómez, Historia de la gubernamentalidad, 231-237.
25. Ulrich Bröckling, El self emprendedor. Sociología de una forma de subjetivación, 1ª
ed. (Santiago de Chile: Ediciones UAH, 2015), 53.
114 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
neoliberal actual no es el único modo. Dice Deleuze, “Quienes (se)
subjetivan no son solamente los nobles (…) son también los excluidos,
lo malvados (…)” 26 ; por lo tanto, reafirmando el gesto antihumanista
hay que entender que el sujeto implica una “subjetivación
en gerundio”, el impersonal del verbo 27 . La magnífica pregunta de
Deleuze en su Foucault consolida el camino para entender la fisura
de la subjetivación: “¿Cuáles son los nuevos modos de subjetivación
sin identidad más bien que creadores de identidad?” 28 . Como ya
sabemos que los procesos de subjetivación son procesos maquínicos
y modelados, la apuesta de Guattari y Deleuze es comprender que
en estos procesos pueden producirse subjetivaciones singulares que
derroquen las nociones identitarias universales, incluso inventando
otras concepciones sobre lo social, la intervención, sus prácticas, el
trabajo colectivo y las profesiones.
Toda esta deriva analítica, por cierto, debe también articularse con
la trayectoria del tiempo largo 29 y asociarse con la irrupción del acontecimiento
30 . El problema que se introduce con ello desde la historia
26. Deleuze, “¿Qué es un dispositivo?”, en Dos regímenes de locos, 308.
27. Bröckling, El self emprendedor, 35.
28. Deleuze, “Los pliegues o el adentro del pensamiento (subjetivación)”, en Foucault, 149.
En la clase en que Deleuze invita a Guattari el año 86, este último precisa una cuestión
relevante: existen subjetivaciones particulares a distintos grupos sociales que operan en
diferentes temáticas, de ahí que señale que existen subjetivaciones que se han efectuado
de “forma estallada”. La fisura es clara, existen distintos operadores de la subjetividad que
pueden efectuarla de múltiples maneras, de modo singular en la intervención y desde las
distintas profesiones sociales. Deleuze, La subjetivación, 149-150.
29. Fernand Braudel, La historia y las ciencias sociales, 2ª ed. (Madrid: Alianza, 1970),
60-107.
30. Enzo Traverso, La historia como campo de batalla. Interpretar las violencias del siglo
XX, 1ª ed. (México: Fondo de Cultura Económica de España, 2016). Una perspectiva
del conservadurismo contemporáneo es la que se puede encontrar en: Niall Ferguson,
La guerra del mundo: los conflictos del siglo XX y el declive de Occidente (1904-1953), 1 a
ed. (Madrid: Debate, 2011).
3. Pensar cartográfico y subjetivación
115
es ¿cuánto tiempo dura el tiempo? y ¿cómo conviven o co-existen
los tiempos? Esto nos dibujará un movimiento de los márgenes, la
movilidad de las fronteras, los límites y facilitará una comprensión de
la trayectoria en que se encuentra el cambio cultural asumiendo una
hipótesis de base: el tiempo presente está indesligablemente atado a
los distintos tiempos del pasado; no hay, por tanto, más que un mero
mito en la idea de revolución y solo es posible acoplar la cultura a
una evolución. Este supuesto marca la ruptura y distanciamiento con
el aforismo que presenta a la violencia como la partera de la historia
y orbita en el área de las políticas del cuidado como principal campo
explicativo de la reproducción de la vida 31 .
La cartografía de la intervención, por lo tanto, no es más que una
síntesis del momento de un tiempo que viene ocurriendo y mutando:
en las prácticas culturales encontraremos mucho menos innovación
de la que se suele resaltar y muchas más huellas de los tiempos pasados:
el siglo XX, el siglo XIX, la era colonial hispánica, el tiempo
precolombino, el pasado imperial romano, por ejemplo, se enlazan
en cuanto entramos en un proceso legal donde lo institucional toma
por referencia los “actos propios”, un concepto legal reconocido en el
derecho pretoriano de la era romana 32 ; es decir, un concepto que data
de hace 2000 años atrás y sigue vigente.
Con todo lo anterior, la subjetividad tendrá entonces también este
carácter de palimpsesto en el que se borronean, superponen y acumulan
los acontecimientos, es decir, las rupturas de las continuidades tanto
como la propia imposibilidad de los sistemas culturales para generar
una novedad tal que haga de la reproducción de la vida un hecho
31. Elena de la Aldea, Los cuidados en tiempos de descuido, 1 a ed. (Santiago de Chile:
LOM, 2019).
32. Inés Pardo de Carvallo, “La doctrina de los actos propios”, Revista de Derecho de
la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso n°14 (2010): 49-69, URL: http://www.
rdpucv.cl/index.php/rderecho/article/view/244/225.
116 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
completamente nuevo. El proceso de transformación, por lo tanto,
se aprecia como un ligero matiz de la trayectoria de un recorrido que
viene de una distancia mayor.
Se abren preguntas que son la contracara de la disputa, ¿cómo producir
un pensamiento cartográfico que mapee de otro modo la intervención
social para así resistir activamente a la subjetivación actual e inventar
otro sujeto? O bien, frente al recorrido establecido, ¿qué nexos existen
entre la intervención social con la cartografía como nuevo pensamiento
para la creación conceptual y su modo de develar tipos de subjetivación
como aperturas políticas y sociales a los modos estandarizados de vida?
A la luz de autores y autoras latinoamericanas, el gesto de Deleuze y
Guattari hace irrumpir “una política de la subjetividad diferente” 33 ,
la cual impone una sensibilidad afectiva con la realidad operando de
otra manera: entrelaza afectos que potencien la vida misma con nuevas
visiones de la realidad, permitiendo reestablecer nuevos criterios para
fisurar el sentido común. El entrelazamiento de afectos, perceptos y
conceptos despliega inventivamente una cartografía que mapea de otra
manera los territorios y las subjetividades deslizando otra noción de
intervención. La subjetividad “fuera-del-sujeto” está permeada por las
fuerzas vitales que agitan nuestro mundo 34 , sus territorios, pudiendo
descentrar toda forma de gobierno o geopolítica soberana estatal. Y
bajo este respecto, también nos permite pensar la noción de intervención,
pues ella puede desplegar nuevos conjuntos y constelaciones de
prácticas que vayan perfiladas como experimentación. O incluso más,
podría despuntar o hacer emerger prácticas divergentes que subjetiven
de otro modo, que instalen otras formas de vida al interior del propio
contexto geopolítico y capitalista actual. ¿Será esto lo que queremos
proponer bajo el rótulo de intervención social cartográfica?
33. Sztulwark, La ofensiva sensible, 104-105.
34. Rolnik, Esferas de la insurrección, 100.
3. Pensar cartográfico y subjetivación
117
Por una Intervención social cartográfica
Es posible filosofar desde el pensar cartográfico respecto a la intervención,
sus prácticas y modos de articularse en un social inventivo.
También es posible problematizarlo en su trayectoria a través del tiempo.
La intervención en lo social desde este entramado filosófico y su
carácter histórico, con sus otros guiños disciplinares, pone en juego su
versatilidad teórica y metódica para despuntar, desarrollar, producir y
crear acciones que sean aperturas y resistencias activas que reentiendan
las cuestiones individuales, colectivas y sociales. El plano epistémico
no puede desanclarse de una cierta ética vitalista, de una política cartográfica
que es sostenida por la creación de conceptos que impone
movimientos metodológicos en un pensar-hacer. Estos son elementos
que se entrelazan para repotenciar la intervención. Queda más en claro
que los campos disciplinares de la intervención (de sobremanera el gesto
del propio Trabajo Social) han caído permanentemente en el equívoco
de cierta lucha identitaria sobre su definición para terminar separando
teoría y práctica, haciendo de lo social un campo que preescribe recetas
para ir en ayuda de “simples beneficiarios” 35 .
Existe la necesidad de asumir la indesligable vinculación entre
teoría y práctica que nos aporta el pensar cartográfico dándole fuerza
a un accionar político inventivo, creativo, que fisura, abre y despliega
subjetivaciones que resisten activamente toda objetivación de lo social
y su captura (cuestión que está siempre en tensión con la represión del
deseo y la colonización de la subjetividad en ciertos modos imperantes
e históricos de subjetivaciones). Podemos pensar en giros posibles para
hacer transformaciones que realmente transformen y no dejen a las
intervenciones como meras acciones que solo reproducen el espacio de
35. Teresa Matus, “Los desafíos de refundar paradojas de redistribución y reconocimiento
en el trabajo social chileno”, en Trabajo Social en Chile. Un siglo de trayectoria, ed. por
Paula Vidal (Santiago de Chile: Ril Editores, 2016), 312-313.
118 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
lo social y no maticen el tiempo y la reproducción de la vida; habría
un intento por reescribir los modos de entender los eventos de nuestra
historia larga y, también, reciente.
En este recorrido hemos hecho precisiones sobre cómo es que se
puede desplegar el accionar de las intervenciones. Sintéticamente, por
un lado, esbozamos un tipo de intervención de lo social que se mueve
alrededor de un pensamiento dogmático a partir de una identidad fija
situada en categorías modernas que no dejan de insistir en la cuestión
estatal, gubernamental y exclusivamente anclada en políticas sociales
operadas de modo funcionalista. Sin embargo, por otro lado, también
delineamos preguntas que quieren sobrevolar otro modo de entender
una intervención en lo social: ¿cómo se sale del tipo de subjetivaciones
gubernamentalizadas? ¿Qué tipo de líneas entrelazamos para rearticular
lo social, la subjetividad y la intervención? ¿Qué impactos teórico-prácticos
tiene la cuestión de la subjetivación y sus pliegues para pensar
la intervención en lo social? Al tenor de estas preguntas, señalemos
frontalmente: es necesario cartografiar nuevos entramados de líneas
para entender lo social y así permitir una invención de prácticas que
puedan crear nuevas formas interventivas.
Bajo este respecto, nuestro acometido central es desterritorializar
la noción de intervención social y así reterritorializarla en otro paisaje
cartográfico que pueda enfrentar el sentido común de la figura estatal
contemporánea, sus modos soberanos y sus modulaciones subjetivantes
en las sociedades de control capitalistas que hoy imperan sutilmente 36 .
No es el intento de una afrenta anti-estatal, sino de un replanteamiento
institucional que también permee estas lógicas soberanas del Estado,
pudiendo abrir espacios, resituar cartografías de la historia reciente que
nos hagan reencontrarnos con la institución estatal, la población y los
muchos movimientos sociales que pretenden hacer repensar el territorio
36. Deleuze, “¿Qué es el acto de creación?”, en Dos regímenes de locos, 287-288; Deleuze,
Conversaciones, 277.
3. Pensar cartográfico y subjetivación
119
psíquico, social y ambiental actual 37 . Creemos que no había forma de solo
filosofar sobre la intervención, tal como hemos pretendido en estos dos
capítulos de la sección central. Es necesario ir hacia otras cartografías,
otros modos de intervenir la historia, la memoria, para no desprendernos
de los rasgos de justicia social y política que toda intervención
requiere. No obstante, con eso no basta. Hay que indagar la fuerza de
los sujetos políticos que hoy demandan no solo “pan y trabajo”, sino
otros cuidados: los mundos humanos y más-que-humanos. Existe una
demanda por repensar la geología con el antropoceno, el planeta que
hoy se nos presenta y la necesidad de una solidaridad inter-especies,
que complementa a la lectura moderna de la sobrevivencia. Más allá de
este excurso, volvamos a lo que estábamos anteriormente: para pensar
la intervención hoy en día creemos que se requiere de otra metódica
del pensamiento que se ciña a la creación, a la intensificación de los
encuentros para proyectar tramas epistémicas y políticas que de alguna
manera se diferencien de la axiomática moderna, su control, captura
y constante flexibilidad que nos envuelve.
Pongamos el énfasis en lo que señalaba Guattari respecto a los
procesos de subjetivación: estos se inscriben en un social que también
se pueden vivir desde la creación y expresión de posibilidades
para reapropiarse del proceso subjetivo y despuntar invenciones de
singularización 38 . De esto trata la posibilidad de salir de toda práctica
estatal gubernamentalizada que tantas veces solo aliena y oprime en su
subjetivación; es un modo de contrapoder que apuesta por la potencia
37. Manuel Antonio Garretón (coordinador), Política y movimientos sociales en Chile:
Antecedentes y proyecciones del estallido social de Octubre 2019, 1ª ed. (Santiago de Chile:
LOM ediciones, 2021); Borja Castro-Serrano, Alex Cea y Nelson Arellano-Escudero,
“Presentación: Crítica, Política e Intervención en los intersticios de las soberanías disciplinares”,
en Materiales (de)Construcción. Crítica, Neoliberalismo e Intervención Social,
ed. por Borja Castro-Serrano, Alex Cea y Nelson Arellano-Escudero, (Santiago de Chile,
Nadar Ediciones/NIS, 2020), 14-19.
38. Guattari y Rolnik, Micropolítica, 48.
120 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
de la invención permitiendo instalar formas de resistencias inventivas,
activas y experimentales, como lo ilustraremos al final del capítulo.
“La invención implica un doble juego de ‘desubjetivación’ y ‘resubjetivacion’”
39 para desde ahí abrir nuevos procesos subjetivantes. Estas
lecturas reentienden lo social: la sociedad no sería aquello que trasciende
sus partes, sino que más bien implica lazos, producciones singulares
creativas, deseantes e inventivas que tienen que ver con una lógica de
la multiplicidad de singularidades. Así las cosas, la intervención debe
transitar por este entendimiento de lo social con sus implicancias hacia
lo colectivo. Proponemos un tipo de intervención que se inscribe en
estos otros marcos epistémicos, metódicos y políticos, la cual hemos
denominado, Intervención Social cartográfica.
Esta invención, por otra parte, como acontecimiento, se puede
comprender desde la historia de la tecnología como un artefacto ya
desplegado anteriormente 40 . Se trata de la duración intermitente de
los objetos. Es un hecho demostrado que las invenciones aparecen
en la historia de la humanidad más de una vez en tiempos diferentes
y en geografías alejadas. Distintas culturas le dan usos diferentes al
mismo objeto. Por ejemplo, se podría especular que las labores de
Berta Recabarren de Abadie en 1927 41 contratada en Lota en el primer
39. Uicich, “Procesos de subjetivación, sujeción e invención: sobre el sujeto colectivo”,
166-167; 170-171. Resuenan las lecturas de Lazzarato sobre Gabriel Tarde y la cuestión
de la invención y creación que nosotros disponemos para pensar la intervención. Maurizio
Lazzarato, Por una política menor. Acontecimiento y política en las sociedades de control,
1ª ed. (Madrid: Traficantes de sueños, 2006) y Potencias de la invención. La psicología
económica de Gabriel Tarde contra la economía política, 1ª ed. (Buenos Aires: Cactus,
2018). Tarde pensó en la invención para problematizar la cuestión del lazo social más
allá de las estructuras jurídicas y económicas del orden macropolítico; de este modo la
invención no tiene que ver con un creador aislado, sino con una creación de modos
de reorganización en tanto capacidad agenciante y deseante. Gabriel Tarde, Creencias,
deseos, sociedades, 1ª ed. (Buenos Aires: Cactus, 2011), 44-45.
40. George Basalla, La evolución de la tecnología, 2 a ed. (Barcelona: Crítica, 2011)
41. María Angélica Illanes,Cuerpo y sangre de la política: la construcción histórica de las
3. Pensar cartográfico y subjetivación
121
tercio del siglo XX para ejercer labores de visitadora social y, por lo
tanto, encargarse del bienestar de los mineros del carbón, tuvieron una
deriva cartográfica. Berta reconfiguró su aproximación de intervención
al situar otras coordenadas que le llevaron a priorizar la alfabetización
de las mujeres, esto es, enfatizar en una herramienta elemental para
la emancipación femenina en una cultura letrada haciéndoles entrar
en los códigos y habilitando la construcción de sujeto político. La
disposición a la transformación emerge en la intervención en el uso de
los elementos técnicos (papel, lápiz, pizarra, tiza, etc.) enrolados en el
actor-red del dispositivo político que re-encuadró el paisaje político de
la zona. De este modo, la invención no tiene que ver ni con un creador
aislado ni con un negocio orientado a las ganancias en un contexto
capitalista, sino con la creación de modos de reorganización en tanto
capacidad agenciante y deseante. Al decir de Bifo, la invención puede
ser también una “vibración viva” 42 , cuestión que permite sugerentes
aportes a la cuestión de la intervención y sus múltiples modos de
enunciarse y practicarse.
En otros lugares hemos esbozado ya ciertas tramas que nos ayudan a
pensar esta noción propuesta 43 , pues este tipo de intervención esclarece
visitadoras sociales, Chile, 1887-1940. 1 a ed. (Santiago de Chile: LOM, 2007); Julieta
Kirkwood, Ser política en Chile. Las feministas y los partidos, 1 a ed. (Santiago: FLACSO,
1986); Luis Vitale, La mitad invisible de la historia. El protagonismo social de la mujer
latinoamericana, 1 a ed. (Buenos Aires: Sudamericana/Planeta, 1987); María Angélica
Illanes, Chile des-centrado: formación socio-cultural republicana y transición capitalista,
1810-1910, 1ª ed. (Santiago de Chile: LOM, 2003).
42. Franco “Bifo” Berardi, Futurabilidad. La era de la impotencia y el horizonte de la
posibilidad, 1ª ed. (Buenos Aires: Caja Negra, 2019), 241.
43. Borja Castro-Serrano y Nelson Arellano-Escudero, “Humanidades para el TS y su
intervención: apuesta por una identidad descalzada”, Revista Intervención, n°7 (2017):
27-35; Borja Castro-Serrano, Cristian Ceruti y Cristian Fernández, “Desterritorialización
e intervención social cartográfica: otros saberes, otra institucionalidad... ¿y entonces,
la Universidad?”, en Materiales (de)Construcción, 182-219; Borja Castro-Serrano,
“Cartografías críticas de la intervención para una invención institucional: por otros
122 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
el intento por territorializar la idea de filosofar críticamente sobre la
intervención sin olvidar las humanidades. De hecho, esta intervención se
inscribiría en un social sin a priori, sino más bien uno móvil, pudiendo
leerse la intervención filosóficamente como una construcción de sentido
que en su despunte epistemológico se despliega como una práctica
crítica y política. Así, en su accionar metódico en tanto práctica que
es discursiva, histórica y material, no se desprende de los modos de
gobierno y sus prácticas históricas que quieren neutralizarla y hacerla
funcional, sino que les interpela. La intervención social cartográfica
es un modo de creación de prácticas que no separa sus saberes, su
método y su política, sino que los entrelaza críticamente para que en
su movimiento cartográfico descentre toda práctica de una creación
como algo subjetivo y solitario. Entonces, se superponen los planos
para realizar una lectura compleja del conjunto.
Lo que acá vemos es la estimulación de otra política que entrelaza lo
teórico-práctico para permitir potencias creativas e inventivas asociadas
a “prácticas menores e intersticiales”, desplegando otras fuerzas de existencia.
Siguiendo a Stengers, es arrojarse a aquella instancia denominada
“ecología de prácticas”, que como esbozamos sería un “pasar por la mitad
(milieu)” que se perfila como herramienta teórica, metódica y política
entrelazada con una potencia que nos fuerza a pensar en el presente.
Esto nos resitúa en torno a otras posibilidades de acciones, visiones y
conceptos que no pretenden fundamentar definiciones ni horizontes
ideales normativos, pues siempre habría que pensar entrelazado con
nuestro medio, nuestro hábitat 44 . A esto referíamos más arriba con la
saberes y otra política”, (Proyecto ANID/Fondecyt Regular Nº1210033, Universidad
Andrés Bello, 2020).
44. Isabelle Stengers, “Introductory Notes on an Ecology of Practices”, Cultural Studies
Review 11, n°1 (2005): 186-187, 10.5130/csr.v11i1.3459; Isabelle Stengers, entrevistada
por Érik Bordeleau, “El cuidado de los posibles, Julio 2010. Publicada por Editorial
Cactus (2020). https://editorialcactus.com.ar/blog/el-cuidado-de-los-posibles/?fbclid=IwAR2fG_eakRBksUR4VvHqGBnV09tApSL5b0m3AVJpk5z2zWRaIBO5refl_k4
3. Pensar cartográfico y subjetivación
123
instalación de una filosofía e historia de la intervención, pues se debe
desplegar como una creación de conceptos a partir de un flujo de
pensamiento que nos fuerce a pensar, que nos convoque a un encuentro
afectivo y violento con los elementos que se han puesto en juego para
crear el concepto (este es el spinozismo deleuzeano). De aquí nace el
impulso para pensar la intervención y sus prácticas. Esta constelación
de prácticas en “clave menor” crean diferentes paisajes de prácticas,
al estilo cartográfico, implicando una necesidad de inscribirse en este
otro modo de geolocalizar. Siguiendo nuestros inicios con Ingold y
en conexión con Stengers, esta intervención despunta prácticas que
“pueden fabricarse una vida propia” 45 porque tienen su propia historia
tecno-ambiental 46 .
Digamos, a su vez, que las disciplinas profesionales que insisten en
trabajar desde la llamada “perspectiva crítica”, o que pretenden instalarse
desde un terreno crítico, como el Trabajo Social, las pedagogías populares,
entre otras, generan vinculaciones con el sedimento filosófico e
histórico aquí descrito. Ellas intentan salir de la lógica normalizadora,
funcional y neutralizante, lo que persiste en mostrar la relevancia de las
humanidades para pensar la intervención en lo social 47 . No obstante,
aquello queda omitido tantas veces que creemos que hay que insistir,
martillar e iterar en este tipo de trabajo de las humanidades para volver
sobre los planos epistemológico-teóricos, metódicos y políticos al que
45. Stengers, “El cuidado de los posibles”.
46. Edmund Russell et al., “The nature of power: Synthesizing the history of technology
and environmental history”. Technology and Culture 52, n°2 (2011): 246-259.
47. Melisa Campana, “Crítica y resistencias: ¿Cuáles son las trincheras posibles?”,
Propuestas Críticas en Trabajo Social - Critical Proposals in Social Work 1, n°1 (2021):
18-20 y 25, doi: 10.5354/2735-6620.2021.61228; Abraham Magendzo, “Pedagogía
crítica y educación en derechos humanos”, Paulo Freire, Revista De Pedagogía Crítica,
n°2 (2017): 19-27, doi: https://doi.org/10.25074/07195532.2.516; Alfredo Carballeda,
Los cuerpos fragmentados. La intervención en lo social en los escenarios de la exclusión y el
desencanto, 1ª ed. (Buenos Aires: Paidós, 2008).
124 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
nos convoca la intervención social cartográfica, pues nos llama a repensar
los conceptos y las prácticas, sus modos interventivos sin olvidar la
disputa por la producción de subjetividad. Se puede así ir delineando un
pensamiento-de-la-intervención por fuera de los modos de subjetivación
gubernamentalizados que se efectúan desde los programas sociales de
las políticas públicas, para ir hacia aquel “afuera-del-sujeto” y desde ahí
volver a nutrir el Estado, las instituciones y sus lineamientos estratégicos.
El tocar la cuestión de la subjetividad y su resistencia según el modo
de aproximación a las prácticas, nos indica la imposibilidad de olvidar
la invención y creación pues desde aquí podemos desfundamentar la
intervención social para situarla como categoría teórico-práctica que
queda habilitada por la cuestión cartográfica. Y como ya sabemos que
el pensamiento cartográfico es una acción teórica que crea conceptos
para poder mapear de otro modo la realidad, su despligue de prácticas
implica procesos de subjetivación para resistir deviniendo y así incidir
en otras maneras de intervenir lo social. La intervención social cartográfica
muestra la potencia de un pensamiento/tiempo que cartografía,
que opera como método de la intervención, pero a su vez va más allá:
permite mapear y aproximarse de otro modo a lo social, subjetivar de
otra manera y territorializar políticamente. Como titulamos este capítulo,
esta intervención despliega retazos metódicos para instalar otros
saberes y otros modos políticos, y así permear, fisurar la subjetividad, la
institucionalidad y sus improntas geopolíticas estatales para desplegar
nuevas instituciones en el tiempo presente como continuidad dispuesta
al acontecimiento.
Es en este mismo sentido que visualizamos implicancias epistemológicas/metodológicas
y políticas de la intervención social cartográfica
48 . Profundizando en estos campos de implicación, digamos que el
48. Castro-Serrano, Ceruti y Fernández, “Desterritorialización e intervención social
cartográfica: otros saberes, otra institucionalidad... ¿y entonces, la Universidad?”, en
Materiales (de)Construcción, 201-202.
3. Pensar cartográfico y subjetivación
125
primero se articula con el pensar cartográfico como una grieta en los
modos de conocer/hacer. No se puede intervenir sin teorizar ni teorizar
sin intervenir: episteme y método se yuxtaponen, se entrelazan para
apuntalar con fuerza estas indicaciones interventivas. Dicho de otro
modo y engarzando el terreno teorizado en el capítulo anterior, es una
intervención que en esta implicancia epistemológica/metodológica
busca posibilitar una lógica de lo múltiple que no pretende diseñar sus
prácticas desde un pensar como mero cálculo de verdad ni tampoco
como una simple metódica de inferencias respecto a una identidad
presupuesta, individuada y subjetivada a priori. Lo que aquí se pone
en juego implica una “epistemología creadora”, material, social y relacional
49 que promueve una dinámica de nuevas prácticas que nunca
olvidan lo productivo y afectivo, pudiendo así inventar y promover
formas y acciones distintas metodológicamente. Un método que más
allá de sí mismo, puede abrirse a modos otros de operar y conocer en
la homogénea realidad que tanto nos agobia.
Y, el segundo campo de implicación articula lo anterior con una
política. Esta intervención emprende una acción política que pretende
rastrear las inagotables dinámicas sociales, ya sean virtuales o actuales.
Instala una política de resistencia a las regulaciones capitalistas
y subjetivantes para abrir nuevos ritmos y escalas en el juego de lo
colectivo, con el objetivo de pensar desde diferentes prácticas que se
instituyen en la vida social y colectiva. Por lo tanto, a lo que convoca
la intervención aquí propuesta, es a poner el acento en la potencia e
invención del cuerpo vibrátil, de su flujo vital y las múltiples relaciones
creativas con el mundo. Esto implica que lo otro, el otro y los otros
están en un contacto sensible con nuestro cuerpo vía los afectos; desde
aquí se pueden generar otros mundos que están ahí virtualmente para
49. Carla Fardella y Francisca Carvajal, “Los estudios sociales de la práctica y la práctica
como unidad de estudio”, Psicoperspectivas 17, n°1 (2018): 4 doi: https://doi.org/10.5027/
psicoperspectivas-vol17-issue1-fulltext-1241
126 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
poder engendrar siempre novedosos modos de existencia humana y
no-humana, los cuales están del lado de lo creativo e inventivo de la
vida misma para protegerla y potenciarla.
Es preciso señalar que estos campos indagan en una esfera micropolítica
que desestabiliza e intensifica lo establecido por lo macropolítico,
en el intento por ratificar una “subjetividad diferente”, como
ya señaló Sztulwark. No obstante, para que esto se dé, implica salir de
aquella subjetividad individuada bajo la voluntad de un sujeto creador.
Insistamos con Stengers cuando señala que las nuevas prácticas del
presente requieren “creaciones menores” en tanto colectivas que nos
permitan hacer los “relevos”, los “agarres” necesarios sin quedarnos
estupefactos frente al desastre planetario, capitalista, estatal y, porque
no, de los procesos interventivos tradicionales, en suma: la modernidad.
Requerimos prácticas que cartografíen de otra manera la cuestión
micro y macropolítica bajo nuevos espesores subjetivantes, para que
inventen otras respuestas en el modo de intervenir el mundo, derivando
“precisamente de los efectos de la alteridad (humana y no humana) en
los cuerpos que componen el tejido social” 50 .
Este filosofar sobre la intervención en lo social, también como
relato historiográfico, vinculando la cuestión de la cartografía, sus
acontecimientos y sus procesos subjetivantes no se da en abstracto.
Creemos que es posible identificar una intervención social cartográfica
en ciertos modos de aproximación a la realidad o, mejor dicho: en
ciertos modos de producir la realidad. De hecho, en los siguientes
capítulos podremos pesquisar cuestiones de este orden respecto a otras
cartografías, las cuales nos muestran devenires que no olvidan este
filosofar para encarnar la historia, la memoria y sus ribetes socioambientales.
Desde ahí que hayamos escogido el caso de estudio de la
Palma chilena, porque muestra su potencia al generar nexos filosóficos,
50. Rolnik, Esferas de la insurrección, 100-101 y 109; Stengers, “El cuidado de los
posibles”; Guattari y Rolnik, Micropolítica, 464.
3. Pensar cartográfico y subjetivación
127
históricos, sociales y de las otras economías. No obstante, a partir de
lo que viene no es solo el incorporar una crítica al antropoceno y su
gobernanza ambiental. Más bien, queremos instalar conexiones con
una deriva inventiva para la intervención en lo social, logrando una
cartografía que extiende prácticas de otro modo y que imprime una
tensión a las clásicas formas institucionales. Nuestra intención es no
dejar de sobrevolar lo social bajo una impronta de la historiografía
social y de la ciencia, para disponer de la relevancia de las relaciones
inter-especies. Así, se perfila, con vocación definitiva, un intento por
agrietar la noción de intervención para despuntar una intervención
en lo social desde la historia tecno-ambiental. Como veremos en la
intervención socioambiental, como otra cartografía, el caso de estudio
de la Palma chilena pretende explorar las potencias de una intervención
que pueda atender a los desafíos de la sustentabilidad.
Y para no quedarnos solo en lo que este libro propone en su estudio
de caso, es necesario engrosar lo ya revisado en el capítulo primero: se
visualizan otras experiencias que podrían cartografiarse de este modo en
Chile y en el mundo. Solo como una pequeña ilustración, es sugerente
pesquisar algunas intervenciones en lo social que pueden ser atractivas
de mirar en nuestro país. Una de ellas se despliega en sectores populares
de los campamentos de Viña del Mar. Es una intervención en lo social
en tanto es conceptualizada desde distintas líneas que se van articulando
para fisurar otra noción de territorio/espacio, de acción política y de
aperturas subjetivantes entre dirigentes sociales, académicos y estudiantes.
Más allá de las discusiones teóricas, metódicas y políticas que
podríamos sostener con los autores, nos parece de suma relevancia el
modo en como es desplegada la intervención: como una “práctica de
resistencia al modelo de política pública establecida por el Estado de
Chile” 51 . De sus retazos metódicos hacia un gesto contra geopolítico
51. Rodrigo Cortés, “Una práctica-teórica rizomática des/territorializada. Intervención
en co-labor con el campamento Felipe Camiroaga”, TS Cuadernos de trabajo social, n°20
128 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
que nutre de otro modo los colectivos y su soberanía respecto al Estado
y sus territorios. En los últimos años el poder cartografiar estos modos
de intervención, tanto en lo social como en lo político o en los distintos
ámbitos de conocimiento, se ha multiplicado 52 .
Cruzando la frontera, vale la pena mencionar lo que Verónica
Gago ha investigado en la feria de La Salada en Buenos Aires. Si bien
aquí no hay intervenciones diseñadas y planificadas desde un ente en
particular, lo que se muestra son claves existenciales que resisten a los
modos de vida al interior de la propia subjetivación hegemónica del
modelo neoliberal gubernamental actual. No obstante, hay múltiples
organizaciones involucradas operando en esta resistencia y la propia
investigación de Gago nos señala algo muy atractivo respecto a lo
(2020): 79-82 y 84-85. Si bien esta reflexión vincula tomas de terreno con intervención
social, habría que señalar que las formas de vida popular y la construcción de ciudad
es un campo de investigación de larga data y muy fecundo. Solo para ilustrar parte
del debate de la compleja relación del Estado con pobladores y poblantes ver: Mario
Garcés, Tomando su sitio: el movimiento de pobladores de Santiago, 1957-1910, 1 a ed.
(Santiago: LOM, 2002); Vicente Espinoza, Para una historia de los pobres de la ciudad,
1 a ed. (Santiago: Sur, 1988); Nelson Arellano, “Historia local del acceso popular al
suelo. El caso de la ciudad de Viña del Mar”, Revista INVI 20, n°54 (2005): 56-84;
cabe una mención especial, por su originalidad y apertura a nuevas coordenadas, la
investigación de Ignacia Ossul-Vermehren, “Lo político de hacer hogar: una mirada de
género a la vivienda autoconstruida”, Revista INVI 33, n°93 (2018): 9-51, doi: http://
dx.doi.org/10.4067/S0718-83582018000200009. Y su tesis doctoral: Ignacia Ossul-
Vermehren, “The Politics of Home-Making: The case of informal settlements in Viña
del Mar, Chile” (Tesis doctoral, University College London, 2019),
https://discovery.ucl.ac.uk/id/eprint/10066816/1/Ossul%20Vermehren_10066816_thesis_redacted.pdf
52. Si bien lo relatado se inscribe en un ámbito social, no podemos dejar de mencionar
otros modos de intervención del presente que se inscriben en la potencia de las artes y
las humanidades, tal como han sido los movimientos sociales feministas y su modo de
performance crítico, antes y después de la revuelta social de Octubre 2019. Ver Pedro
Moscoso-Flores, “Imágenes en movimiento(s): representaciones de los cuerpos de encapuchadas
en las manifestaciones sociales de 2018 en Santiago de Chile”, Revista Austral de
Ciencias Sociales, n°39 (2020): 219-239. doi:10.4206/rev.austral.cienc.soc.2020.n39-11.
3. Pensar cartográfico y subjetivación
129
que ahí ocurre con esos colectivos: una manera distinta de pensar la
gubernamentalidad y los procesos de subjetivación “desde abajo” para
dejar de moralizar las clases populares, pues en ese contexto de precariedad
y explotación que se da en La Salada, a su vez, se despliegan
mecanismos de resistencia en lo informal que puede ser leído como
un “vitalismo pragmático”. Es otro modo de cartografiar prácticas que
de alguna manera en su metódica política y epistémica descomponen
lo nacional-estatal produciendo otras territorialidades, “donde se mixturan
elementos globales y nacionales, produciendo tipos nuevos de
articulación entre territorio, autoridad y derechos” 53 .
Por último, en el hemisferio norte, también hay experiencias
interventivas dignas de reconocer. Es interesante remarcar un modo
de intervención colectivo en el campo de las finanzas y los mercados
mundiales y globales. Aquí, una dupla de investigadores de Noruega
y Finlandia nos permiten adentrarnos a un conjunto de prácticas que
pretenden intervenir el mercado financiero sin desconocer los múltiples
movimientos sociales críticos del norte global, tal como Occupy
Wall Streeet. Nos ilustran intentos para desconcentrar las riquezas y los
capitales vía prácticas menores que desubjetivaban los modos de hacer
inversiones, creando cooperativas con fines colectivos para que todo
tipo de inversionistas puedan reagruparse y luchar contra todo tipo de
información privilegiada de solo unos pocos inversores 54 . Habrá que
seguir rastreando estos modos de intervenir en lo social de modo cartográfico,
pues sus implicancias epistémicas, metodológicas y políticas
pueden ser de gran aporte para una reflexión en los tiempos que corren.
Para finalizar, al leer el recorrido hasta aquí desplegado nos
53. Verónica Gago, La razón neoliberal: economías barrocas y pragmática popular, 1ª ed.
(Madrid: Traficantes de Sueños, 2015), 67.
54. Liisa Välikangas and Arne Carlsen, “Spitting in the Salad: Minor Rebellion as
Institutional Agency”, Organization Studies 41, n°4 (2020): 543-561, doi: https://doi.
org/10.1177/0170840619831054.
130 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
preguntamos, ¿será posible desimplicar este tipo de intervención en lo
social? ¿Será posible que la filosofía y sus incursiones históricas aporten
a los saberes, metódicas y despliegues políticos de la intervención social
con que actúan las profesiones sociales hoy? ¿Es posible filosofar a este
respecto bajo la noción de intervención social cartográfica en el marco
capitalista actual (neoliberal o ultramonerarista) 55 ? Un camino se abre
en tanto es un modo de hacerle frente a la racionalidad neoliberal para
pensar de otro modo la analítica de la subjetivación colectiva. Es el
desplegar de otras líneas las que pretendemos puntualizar bajo el pensar
cartográfico de la intervención, pero no solo eso: es también el intento
de proponer otras vías a las profesiones que intervienen lo social. Algo
de esto estamos viendo en el Chile actual, en sus múltiples despliegues
culturales e interculturales más allá del clivaje de las derechas (neoconservadoras)
y las izquierdas (en su “voluntad de inclusión” progresistas).
El intento es pervertir esta racionalidad neoliberal, pero no solo
desde una filosofía que desentraña cierta analítica del poder, sino
instalando una filosofía que potencie elementos que han sido claves
para pensar la intervención: el deseo, la creación, el devenir y las líneas
de fuga de todo campo social 56 . Así las cosas, digamos que la filosofía
deleuzeana abre varios de estos caminos y nos hace conectar con otros
modos históricos de aproximarnos a la intervención social. Su impronta
55. Vale la pena insistir en este punto: la denominación del régimen económico -habitualmente
designado como modelo- es un asunto mayor; en ello también podemos
inscribir la discusión acerca de las distintas frecuencias de los liberalismos, como el
Ordoliberalismo de inicios del siglo XX. Ver Adán Salinas, “El análisis foucultiano del
neoliberalismo. Elementos para un balance actual”, Revista de Estudios Foucultianos n°8
(2020): 35-72, doi: http://dx.doi.org/10.5281/zenodo.3901007. De ahí que se subentienda
que al decir neo sabremos que se quiere decir actual o contemporáneo, pero no
auténticamente nuevo pues, de cualquier manera, es apenas una duración intermitente
en la historia de las ideas.
56. Sztulwark, La ofensiva sensible, 99-102; Marcelo Antonelli, “La cuestión del poder
en la obra de Deleuze”, Eidos 36, n°36 (2021): 17-43.
3. Pensar cartográfico y subjetivación
131
política también nos permite resistir activamente al capitalismo actual
bajo un pensamiento que abre dinámicas sociales, instala otros modos
de instituir el colectivo, abriendo mundos posibles que liberan el ejercicio
de la propia intervención social. Tal vez coincidamos en que esta
extraña filosofía política nos abre justamente a las zonas de indistinción
que escapan a lógicas representacionales y de control, permitiéndonos
pensar la multiplicidad en términos de nuevos puntos de conexión,
de aperturas a nuevas formas de pensar y no solo desde los “clásicos”
modos de conceptualizar e intervenir. Lo que viene, sin olvidar esta
excéntrica filosofía, podría ser una bocanada de aire para pensar la
intervención social. Por ello, en el próximo capítulo, le abrimos la
puerta a esas metódicas que desbordan la filosofía, las humanidades,
el saber académico y que buscan en la intervención social en la memoria
y la intervención socioambiental otras cartografías.
132 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
Preámbulo
Los dos capítulos anteriores han señalado que una filosofía cartográfica
implica una apertura de mundo. Esta dispone el pensamiento en un
pliegue de un flujo que puede variar y rediseñarse, siempre dependiendo
de una constelación, o bien al decir de Deleuze, de un componente
extra-filosófico: los afectos. Allí, en una articulación entre filosofía,
pensamiento y afectos, encontramos una posibilidad de diálogo con
los elementos implicados en las tramas de la intervención social y, de
ellos, abordamos en este capítulo dos dimensiones: la memoria y el
medio ambiente 1 .
1. Este capítulo es una ampliación de dos publicaciones anteriores que, de modo inductivo,
interactúan en una lógica de producción de categorías analíticas. Para más detalle ver:
Nelson Arellano, “El deseo del Trabajo social y la Historia. Claves para una intervención
social en la memoria”, en Imaginarios de transformación: el Trabajo social revisitado, ed.
133
Estas cartografías desbordan límites disciplinarios, por una parte, en
su posición que le antecede, la operatoria de las capacidades del cuerpo
humano con el registro bioquímico y biofísico de eventos vitales, a las
que llamamos memoria y que, en sus procesos de lenguaje, son amplificados
protésicamente 2 para convertirles en una práctica cultural 3 .
Por la otra, la dinámica físico-química del cosmos que produce los
mundos más que humanos, aquello que designamos como naturaleza.
La cadena de conexiones no tiene un único correlato lineal. Tal como
han señalado los precursores de la teoría de la complejidad, cada una de
las leyes físicas es relativamente simple: el problema se produce cuando
interactúan unas con otras porque el universo se va enmarañando e
incrementando en su interdependencia. A este sendero, expresamente
sobre-simplificado solo para fines didácticos, le podemos señalar un
punto de referencia inicial: la sinapsis. El impulso eléctrico del cerebro y
todos los elementos que tiene asociado como fenómeno físico-químico
adopta forma de sueños, ideas, imaginación, observación, aprendizaje.
El encaje evolutivo humano genera aquella transformación interna
del cuerpo, con el entrelazamiento de redes neuronales, que antes no
estaban enlazadas, conectándose con una anatomía que fue capaz de
por Borja Castro-Serrano y Marcela Flotts de los Hoyos (Santiago: RIL editores, 2018),
49-72; Nelson Arellano, “Intervención socioambiental: intersecciones del Trabajo social
y la institucionalidad ambiental”, Trabajo Social [PUC], n°91 (2017): 3-11.
2. Ángela Camargo y Christian Hederich, “Jerome Bruner: dos teorías cognitivas, dos
formas de significar, dos enfoques para la enseñanza de la ciencia”, Psicogente 13, n°24
(2010): 329-346; Jerome Bruner, Acción, pensamiento y lenguaje, 1 a ed. (Madrid: Alianza,
1984); Jerome Bruner, Realidad mental y mundos posibles. Los actos de la imaginación que
dan sentido a la experiencia, 1 a ed. (Barcelona: Gedisa, 1986); Jerome Bruner, La educación,
puerta de la cultura, 1 a ed. (Madrid: Editorial Visor, 1997); Jerome Bruner, Actos
de significación. Más allá de la revolución cognitiva, 1 a ed. (Barcelona: Alianza, 1991);
Jerome Bruner, El proceso mental en el aprendizaje, 1 a ed. (Madrid: Narcea, 2001); Jerome
Bruner, Desarrollo cognitivo y educación, 7 a ed. (Madrid: Morata, 2018).
3. Michel De Certeau, La invención de lo cotidiano. 2. Habitar, Cocinar, 1 a ed. (México
D.F.: Universidad Iberoamericana, 2010).
134 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
reubicar el dedo pulgar de las manos para transformarle en un órgano
prensil, nuestro primer naturfacto, es decir, un elemento de la naturaleza
que se usa como herramienta. Los objetos aprehendidos por esta
mano adquieren una valencia y significación que, como una prótesis,
extienden y amplifican las capacidades fisiológicas y biomecánicas del
cuerpo humano. La especie, en su historia evolutiva, comenzó así a
reubicar los elementos de la naturaleza y, todavía más, a comprender
sus modos de relación. Esta secuencia es la geología-geografía capaz
de generar una biosfera capaz de generar una noosfera que se ha convertido
en una tecnósfera 4 .
En aquel continuo co-evolutivo la arqueología y la historia de
la tecnología nos permiten acceder a ese mundo del despertar de la
conciencia, libre de autorías individuales, donde se produjeron la invención
de la agricultura, la domesticación del fuego, como actos de
convivencia de la especie con otras especies y con los elementos de la
naturaleza, para abrirle paso a la invención de la cerámica y de la mesa.
En varios miles de años se produjo el ensamblaje de la civilización: la
producción de alimentos cocinados para compartir. Esto es el desarrollo
protésico pues la prótesis, instrumento de la metabolización de
la energía exosomática, amplía las posibilidades de la termodinámica
endosomática 5 , es decir, el cuerpo humano a lo largo de docenas de
miles de años comenzó a metabolizar muchísima más energía que la
4. Para una ampliación de estos temas ver: Francisco Anguita, “Geología y ciencias de
la tierra: etimología y un poco de historia”, Enseñanza de las ciencias de la tierra 4, n°3
(1996): 177-180; George Hutchinson, “The Biosphere”, Scientific American 233, n°3
(1970): 44-53; Jonathan Oldfield and Denis Shaw, “V.I. Vernadsky and the noosphere
concept: Russian understandings of society–nature interaction”, Geoforum 37, n°1 (2006):
145-154; Jan Zalasiewicz et al., “Scale and diversity of the physical technosphere: A
geological perspective”, The Anthropocene Review 4, n°1 (2017): 9-22; Raúl Claro, La
tecnosfera, 1 a ed. (Santiago de Chile: LOM, 2017).
5. Gonzalo García et al., “Metabolismo social”, Revibec: revista iberoamericana de economía
ecológica, 33 (2020): 99-111.
4. Otras cartografías
135
necesaria para la sola vida en el sentido de la zoé (ζωή) en su tránsito
hacia la bios (βίος) como vida política o el vivir bien.
Los puntos de referencia de estas dimensiones del tiempo presente
en el universo, como síntesis de todos los tiempos, plantean escalas de
tratamiento que, a su vez, despuntan desafíos en los que la elección
de coordenadas, como toda metodología, condiciona las formas de
representación y las necesarias distorsiones de cualquier producto
gráfico. Se trata por tanto, de ampliar las posibilidades de herramientas
para la intervención entendiendo que el mero mapeo es siempre una
simplificación de un paisaje complejo que excede las habilidades de
comprensión en su totalidad. No obstante, ya sabemos que el mapeo, o
la cartografía, es también un modo de pensar (o bien, de conectar con
aquello que fuerza el pensar) que pretende ampliar límites, acciones y
sus propias implicancias en un pensar-hacer que no pretende apuntalar
una intervención que dicotomice teoría y práctica 6 . Todo lo contrario,
como algo inherente a su metódica o a su constelación de herramientas
pretende potenciar acciones y prácticas inventivas que desbordan los
mapas y sus deslindes; desbordan las fijaciones de la representación.
En consecuencia, se propone aquí apostar a la lógica de los Portulanos
para la memoria y el Mapamundi para el medioambiente. Es decir,
volvemos sobre la posibilidad de abrir el campo de la intervención
desplegando teorizaciones prácticas en un social que se moldea y
construye: o bien, el cual es inventado, (re)creado, reensamblado y
delineado como un terreno fecundo que no habría que normalizar o
gubernamentalizar en el agotamiento del presente, cuestión que también
desmonta toda lógica antrópica 7 . Ampliar cartografías y puntos
6. Gilles Deleuze, La isla desierta y otros textos (1953-1974), 1ª ed. (Valencia: Pre-textos,
2005), 267-268; Gilbert Simondon, El modo de existencia de los objetos técnicos, 2ª ed.
(Buenos Aires: Prometeo Libros, 2007).
7. “En otras palabras, uno no puede escribir la historia del ‘trabajo libre’ sin tener en
cuenta el lugar que los combustibles fósiles han jugado en él”. Dipesh Chakrabarty, Clima
136 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
de referencia es necesario, por lo que escogemos la ruta de entrelazar
memoria y medioambiente para encarnar de otro modo posibilidades
de la ya esbozada intervención social cartográfica.
Los Portulanos de la Memoria
Los portulanos eran manuales medievales resultado del empaste
de los mapas y cartas de navegación, fundamentalmente por el mar
Mediterráneo y, en el tiempo de la modernidad, algunas zonas del
Atlántico. En un sentido metafórico, la memoria es un cuerpo acuoso
en el que permanece un cierto archipiélago de recuerdos emergentes en
un amplio campo del olvido y, a veces, de la negación. Las cartografías
para la intervención social en la memoria están, por tanto, más bien
constituidas por cartas de navegación en áreas de extrema complejidad,
donde las experiencias traumáticas tienen una presencia continua y
constante aunque la sobre-adaptación les domestique.
Esta situación es la que atienden tanto el psicoanálisis como la antropología,
la historia y la filosofía. Tomemos como ejemplo la “Clínica de
lo extremo” 8 . Es el testimonio de Dori Laub el que se abre a reconocer
el complejo recorrido de la Catábasis para acceder al Anábasis, es decir,
pasar por el inframundo para volver al mundo, “para permitirme abrir
la puerta que yo había cerrado sobre el espanto de mi propia historia,
la que revelaba una experiencia histórica más vasta” 9 .
Dori Laub vivió la Shoah u Holocausto siendo niño y, habiendo
sobrevivido al exterminio, el acto mismo de vivir sostuvo el silencio sobre
su experiencia. Luego, el psicoanálisis le permitió abrir aquella puerta
al pasado que no hizo sino re-conectarle con el tiempo presente y el
y Capital, la vida bajo el antropoceno, 1ª ed. (Santiago de Chile: Mimesis, 2021), 143.
8. Françoise Davoine, “Clínica de lo extremo, Entrevista con Dori Laub”, Le Coq-Héron,
n°214 (2013): 143-158.
9. Davoine, “Clínica de lo extremo, Entrevista con Dori Laub”, 144.
4. Otras cartografías
137
futuro. Esto y una cadena de eventos terminó por producir el Fortunoff
Video Archives Testimony, un enorme archivo visual con testimonios
de miles de sobrevivientes que, luego de la segunda guerra mundial,
se disgregaron por todo el mundo occidental. El mismo Dori Laub,
en esta entrevista, hace una conexión explícita de este acontecimiento
de la Historia con varios de los que le sucederían: Ruanda, Camboya,
Armenia, América Latina.
Este listado, genérico y muy lejos de querer ser exhaustivo, incluye
como región a Chile y en este punto del planeta encontraremos una
ruta que también cruzó las fronteras de la psicología y de la historia.
Se trata de Elizabeth Lira Knorfeld. El 9 de septiembre de 2015 la
entonces decana de la Facultad de Psicología de la Universidad Alberto
Hurtado, inauguraba un seminario en la Universidad de Valparaíso 10 .
En esta ocasión, su alocución incluyó el testimonio de sus primeras
actividades en la Vicaría de la Solidaridad en los primeros años de la
dictadura cívico-militar y el impacto que le provocó encontrarse primera
vez con un sobreviviente de las torturas que las fuerzas de seguridad
le aplicaran a los disidentes políticos de manera sistemática 11 . Le describió
como un joven devastado no solo física sino moralmente. Se
cuestionó ella acerca de los alcances de las herramientas que disponía
para prestarle ayuda.
El trayecto de Elizabeth Lira, como profesional, no solo integró el
testimonio sino que desbordó las fronteras disciplinarias para comprender
el fenómeno desde una producción historiográfica de gran alcance
y valor 12 . Este modo de situar la acción terapéutica en las fuerzas de
10. Elizabeth Lira Kornfled, “25 Años de Psicología: Desafíos y Proyecciones” (Comunicación
presentada en Seminario, Valparaíso, 02 de septiembre de 2015), https://psicologia.uv.cl/sitio/
index.php/actividad/18-2015/175-seminario-25-anos-de-psicologia-desafios-y-proyecciones.
11. Instituto Nacional de los Derechos Humanos, INDH, 29 de agosto de 2021, https://
www.indh.cl/destacados/comision-valech
12. Brian Loveman y Elizabeth Lira, Las suaves cenizas del olvido: vía chilena de reconciliación
política, 1814-1932, 1 a ed. (Santiago de Chile: LOM, 1999); Brian Loveman
138 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
la historia dota de una densidad profunda y protectora al proceso de
la intervención social. No solo conocer los hechos, sino entender por
qué fue posible que acaecieran y, también, por qué fueron olvidados.
La articulación del ocuparse de las formas del olvido 13 y las reglas del
hablar y callar 14 se encuentra en la zona liminar de la intervención social,
que es antecedida por las regulaciones sociales en donde se pacta este
tipo de invención de lo cotidiano y se enrola a los actantes de la red.
Este tipo de problematización requiere que precisemos algunas tensiones
que, en su modo agonal, no se pueden sintetizar pues son una
co-existencia en la que se debe transitar. Este es el estatuto de la díada
olvido-memoria. Cuando Marc Augé señala que las sociedades y las
personas necesitamos olvidar 15 nos conecta con lo que en el Manual de
Introducción a la Psicología de Linda Davidoff se refiere en el capítulo
de “Memoria” 16 . Davidoff recoge el testimonio de Alexander Luria,
publicado en 1968, donde refiere al caso de “un hombre que recordaba
demasiado”. Luria estudió la memoria de su consultante por cerca de
30 años sin llegar a establecer el límite de su memoria: podía recordar
extensos listados de palabras, por días y meses e incluso hasta con 16
años de diferencia. Esta memoria prodigiosa, no obstante, generaba
un problema: el exceso de información interfería con la organización
de su pensamiento y tenía dificultades para comprender relaciones
complejas e ideas abstractas porque su mente viajaba de una imagen a
otra por recuerdos agolpados que no cesaban de emerger. En términos
y Elizabeth Lira, Las ardientes cenizas del olvido: vía chilena de reconciliación política,
1932-1994, 1 a ed. (Santiago de Chile: LOM, 2000).
13. Marc Augé, Las formas del olvido, 1 a ed. (Barcelona: Gedisa, 1998).
14. Peter Burke, Hablar y callar: funciones sociales del lenguaje a través de la historia, 1ª
ed. (Barcelona: Gedisa, 1996).
15. Augé, Las formas del olvido, 6.
16. Linda Davidoff, Introducción a la Psicología, 3ª ed. (Distrito Federal: McGraw Hill,
1989), 270.
4. Otras cartografías
139
individuales, por tanto, existe un proceso de selección de experiencias
al que tenemos acceso en el tiempo ex post de manera diferenciada.
Luego, esta apreciación clínica de Luria nos debe conducir a la reflexión
de la memoria como fenómeno colectivo y como herramienta
de producción de conocimiento. Memoria y olvido son, en esta lectura,
factores o momentos de un mismo proceso que no se encuentra bajo
control, pero que se intenta gestionar. La articulación memoria-olvido
requiere de una narrativa que se esforzará, infructuosamente, por totalizar
el tiempo. Aquí se conectan las capacidades y habilidades inventivas,
dada la activación de la imaginación individual-colectiva en tanto
potencia de creación técnica que combina “(…) la irracionalidad de
lo lúdico y fantástico, la racionalidad de lo científico, el materialismo
de lo económico y la diversidad de lo social y cultural” 17 . Así como el
dedo prensil, la memoria es también un naturfacto.
Dicho lo anterior, en la memoria de ciertos sectores de la sociedad
en la chilenidad, circulan cientos de referentes entre los cuales existen
ciertas hegemonías, lo que ocurre en consonancia con ciertos procesos
de patrimonialización de las narrativas y que se imbrican en los
debidos esfuerzos por mantener en el presente los hechos del pasado
que se prefiere negar o desplazar al campo del olvido 18 . Los campos de
exterminio o lugares de secuestro y tortura son un ejemplo de ello. La
iniciativa “Londres 38” 19 , que permite tanto el acceso a testimonios de
sobrevivientes como a una parte de los archivos secretos de la Central
17. Basalla, La evolución de la tecnología, 166.
18. Pablo Aravena, “Patrimonio, historiografía y memoria social: presentismo radical y
abdicación de la operación histórica”, Diálogo andino n°45 (2014): 77-84, doi: http://
dx.doi.org/10.4067/S0719-26812014000300008.
19. Ver en https://www.londres38.cl la descripción de este espacio que: “(...) fue un
centro de represión, tortura y exterminio de la dictadura civil militar (...) [y] hoy es un
sitio de memorias recuperado y abierto a la comunidad y organizaciones sociales”. Se
dispone en este sitio web de un archivo digital con audios, textos, imágenes y videos.
140 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
Nacional de Informaciones (CNI) 20 , se puede ubicar en las mismas
coordenadas que iniciativas como Corporación Parque por la Paz Villa
Grimaldi 21 desde donde se hace la conexión con otros sitios de memoria
en Chile y un par de experiencias en Argentina.
El proceso de recuperación de memoria, no obstante los esfuerzos
que ya se comprometen en las experiencias señaladas, tiene un amplio
espectro de crecimiento en eventos silenciados o que, tal vez, por su
ubicación en el extrarradio metropolitano, tienen una resonancia
limitada en el imaginario de los lugares de memoria. Lo anterior,
precisamente ha ocurrido con la Corporación de Memoria y Cultura
de Puchuncaví en tanto expresión de la ampliación de la geografía del
recuerdo, además, en una doble dimensión en tanto no se limita al
reconocimiento del sitio como campo de concentración de prisioneros
políticos en estado de excepción entre 1973 y 1976, sino que anuda
esta historia con el programa de gobierno de la Unidad Popular en
donde se incluía el proyecto de Balnearios populares 22 . No se puede
20. La CNI era la policía política de la dictadura civil-militar entre los años 1977 y 1990
que sucedió a la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) que perpetró los crímenes
de lesa humanidad desde 1974 hasta ser reemplazada por la CNI, que continuó con las
actividades de terrorismo de Estado. Para profundizar estas informaciones ver: Marcia
Esperanza, “Casi la verdad: silencios y secretos en la posdictadura del general Augusto
Pinochet en Chile”, Antípoda. Revista de Antropología y Arqueología, n°5 (2007): 121-
142, doi: https://doi.org/10.7440/antipoda5.2007.06.
21. Ver en https://villagrimaldi.cl el detalle de la organización La Corporación Parque
por la Paz Villa Grimaldi que conserva Espacios de Memoria, entre los que se cuenta
“un archivo testimonial que rescate y difunda la memoria de Villa Grimaldi, ex centro
clandestino de detención, tortura y desaparición de la dictadura cívico-militar (denominado
‘Cuartel Terranova’ por la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA)”.
22. Para mayores antecedentes ver: https://melinkapuchuncavi.cl; en cuanto a los
Balnearios populares, historia conocida como la medida 29 del programa del gobierno
de la Unidad Popular, véase: Valentina Rey, “Cabañas a la orilla del mar. Una promesa
de la Unidad Popular”, en La vía chilena al socialismo 50 años después: Tomo
II. Memoria, ed. por Robert Austin, Joana Salém y Viviana Canibilo (Buenos Aires:
CLACSO, 2020), 61-78, http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20201201032252/
4. Otras cartografías
141
dejar de mencionar que Puchuncaví también es un lugar relevante para
la intervención socioambiental.
La brecha de cobertura a las memorias traumáticas también incluye
a personas que en el tiempo de la persecución y violencia política
eran menores de edad. La agrupación de ex menores, al igual que el
testimonio de Dori Laub, abre una dimensión de la lectura crítica a la
cultura adultocéntrica que invisibilizó por décadas los efectos devastadores
que tuvo y ha tenido la condición de negación del terrorismo
de Estado que se aplicó a jóvenes, niños y niñas 23 . Como veremos,
estos procesos de transformación cultural también conectan diversas
formas de violencias 24 con las que convivimos pero, además, permite
apreciar la enorme extensión del umbral por donde transitan, en el
silencio y el olvido, sujetos de categorías sociales donde el estado de
excepción conculca sus derechos por Fuerza de Ley y sostiene el Estado
de Excepción en que su existencia ha sido desplazada a la categoría
de Homo Sacer. Esto ocurre con las Personas en Situación de Calle.
Para encarar lo anterior, sigamos algunos elementos filosóficos, éticos
y políticos de Derrida en Fuerza de ley 25 . Es posible sostener algunas
distinciones acerca de los modos en que persiste la violencia en el Estado
a través del derecho y la aplicación de la ley (la forma abstracta de querer
ser justo). Si bien se distingue de la violencia que es anterior a la del
derecho, aquella con la que se suele explicar el origen del Estado por
La-via-chilena-al-socialismo-Tomo-II.pdf. Además, ver el reportaje documental: Balnearios
Populares, Dirigido por Héctor Flores, Leopoldo Valdés, Luigi Hernández y Oscar Caro,
1972, https://www.cclm.cl/cineteca-online/balnearios-populares/.
23. Ver, por ejemplo, las implicaciones de la agrupación de Ex-Menores víctimas de
prisión política y tortura en Chile en la siguiente página web: https://www.centroexil.
org/programas/8-asociacion_exil_chile.
24. Elena de la Aldea, La violencia, las violencias. Reflexiones, experiencias e intervenciones,
1 a ed. (Viña del Mar: Sangría Editores, 2008), 21-42.
25. Jacques Derrida, Fuerza de Ley. El “fundamento místico de la autoridad”, 3ª ed.
(Madrid: Ed. Tecnos, 2018), 11 y ss.
142 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
la guerra de las leyes de naturaleza, no podemos obviar que el Estado
nace bajo una autoridad fundada en el piso del derecho. Sin embargo,
Derrida distingue a la justicia, de toda aplicabilidad de la fuerza de la
ley y su violencia, “sea directa, indirecta, física o simbólica, exterior
o interior, brutal o sutilmente discursiva –o incluso hermenéutica–,
coercitiva o regulativa, etc.” 26 . En síntesis, cuando se pregunta por
la justicia, no cabe sino un cuestionamiento y distinción respecto al
sujeto de derecho, al sujeto de la moral, lo que termina estableciendo
un gesto deconstructivo hacia el derecho y la política que lo sostiene.
Pareciera que la justicia se traiciona al querer ser justo, y es el derecho
el que podría operar pragmáticamente.
Ese gesto complejo nos hace pensar que se puede intentar diferenciar
las leyes (o la cuestión del derecho) de la justicia, permitiendo
comprender que se requiere de otra institucionalidad, incluso otro
marco democrático, para pensarla 27 . Nada garantiza la justicia, por lo
mismo, es que requerimos también pensar de otro modo las temporalidades
y su entramado institucional para la justicia, pues existiría un
silencio en el “golpe de fuerza” que implica el derecho y la aplicación
de la ley, y ese silencio sería un fundamento místico de una autoridad
que se requiere para fundar este tipo de institución, implicando una
violencia sin fundamento. Dicho esto, para Derrida, lo único deconstruible/criticable
es la ‘justicia como derecho’, lo que puede abrir una
oportunidad política en tanto se comprende que la justicia en sí no es
abordable de forma abstracta y universal como lo hace el derecho 28 .
Para sostener lo anterior, es necesario añadir la distinción entre agresión
y violencia, estableciendo una divisoria entre ese comportamiento
26. Derrida, Fuerza de Ley, 16-17.
27. Borja Castro-Serrano, “Estado, violencia y Justicia: notas sobre otra institucionalidad
para la intervención social”, Revista Rumbos TS. Un Espacio Crítico Para La Reflexión En
Ciencias Sociales, nº21 (2020): 27-47, doi: https://doi.org/10.51188/rrts.num21.390.
28. Derrida, Fuerza de Ley, 32-36.
4. Otras cartografías
143
asociado a la sobrevivencia y a la violencia que aquí referimos. Cuando
predominan los impulsos dotados por la biología de los mamíferos
y otras especies, en que se genera una respuesta ante la amenaza o el
peligro a la integridad física o se evalúa un riesgo vital, la llamaremos
agresión, a diferencia de los procesos de institucionalización de los
sistemas de vida de grupos humanos donde la agresión es convertida
en una práctica cultural mediante violencias instituidas en lo cotidiano.
La conexión entre las violencias políticas podemos recorrerla comenzando
por “El Patio”. Este documental fue estrenado en 2016,
dirigido por Elvira Díaz, hija de un exiliado chileno en Francia, que
ya en el siglo XXI, reabrió, una vez más, las tumbas del Patio 29 del
Cementerio General de Santiago de Chile. Ahí se esclarece -tal como
escribieron en 2014 Steve Stern, Peter Winn y otros- que “Pinochet
hubiera deseado imponer el olvido a los abusos cometidos contra los
derechos humanos de su pasado, y Frei hubiera preferido cerrar el libro
del pasado traumático con el fin de centrarse en el éxito económico
y la modernización de hoy, pero los escándalos acerca de la memoria
siguieron la erupción y pusieron al descubierto los conflictos no resueltos
debajo de la superficie aparentemente triunfal de Chile en la
década de 1990. Irónicamente un período en que el modelo chileno de
la democracia neoliberal con rostro humano era aclamado internacionalmente.
Algunas de estas erupciones parecen de menos importancia
comparadas con el alboroto que causaron, hecho que revela el grado
de sensibilidad de los conflictos no resueltos sobre la dividida memoria
histórica de Chile” 29 .
Continuemos. Elikura Chihuailaf escribió: “Nosotros morimos tres
veces: la primera en nuestra carne, la segunda en el corazón de aquellos
que nos sobreviven y la tercera en sus memorias, dice una mujer
29. Peter Winn et al., No hay mañana sin ayer: batallas por la memoria histórica en el
Cono Sur, 1 a ed. (Santiago de Chile: LOM, 2014), 222.
144 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
desde su cultura wayuu” 30 . La poética de la memoria, la muerte y la
vida la vinculamos con lo que Elvira Díaz expone en el centro de las
memorias fragmentadas. Son los relatos de tres sepultureros que entre
1973 y 1974 poblaron de cuerpos anonimizados por la brutalidad y la
violencia política que les quitó, además, la vida. Ni vida ni nombre ni
rito. Murió la carne, pero siguieron vivos en el corazón de aquellos que
les sobrevivieron. Como muestra el documental, el Estado ha debido
reconocer su quehacer terrorista, haber criado cuervos y cultivado sus
danzas y emprender acciones de reconocimiento y reparación.
Pero estos, nuestros muertos, no son los únicos. El mapa, la cartografía
y sus posibilidades de marcarnos puntos de referencias históricos
y filosóficos, poseen territorios más vastos aún. Chile tiene una muy
larga producción de desaparecidos, como los cuerpos nunca hallados
de miles de pescadores artesanales que se diluyen en el océano en medio
de faenas carentes de las mínimas medidas de seguridad, mineros
sepultados o montañistas extraviados. Todos riesgos distintos con
diferentes tramas que desembocaron en la tragedia de una muerte
prematura y evitable. Entonces, parece ser relevante para las posibilidades
de recrear unos portulanos de la memoria el continuar con la
exploración de estas herramientas, posibilidades, fronteras y conceptos
en tanto incidan en otra manera de intervenir el presente. Y con esto
no excluimos la intervención social, pues ella no puede operar sin la
memoria, aunque sepamos que tantas veces la propia intervención en
su operativa funcional y mecánica quiere olvidar todo, más allá de
las importancias de una historia que nos permea, de una historia que
recrea a nuestros muertos en su amplio sentido. La intervención en la
memoria permite otros modos de subjetivaciones, de producciones de
subjetividad que, en su artificio institucional, podrían abrir sueños y
otro mundo de posibles, en el decir de Guattari.
30. Elicura Chihuailaf, Recado confidencial a los Chilenos, 1 a ed. (Santiago de Chile:
LOM, 1999), 38.
4. Otras cartografías
145
Profundicemos aún más. El habitar de los muertos en la ciudad, sin
embargo, nos habla con un rumor peculiar porque en medio de todos
ellos que tienen lápida, nombre, fechas y ritos, hay los que viven rodeados
por el silencio. Son los muertos condenados al “inxilio”: la amarra
a la imposibilidad de escapar del horroroso Chile, como lo escribió en
Valparaíso Juan de Quintil, pseudónimo de Hernán Carvajal 31 . Hay
puntos de esta sociedad que construimos en donde la violencia llega
a tal punto que la ruptura del lazo social deja a docenas de miles de
personas en un estado de excepción en el que, tal como nos enseñara
Giorgio Agamben, la pérdida de la vida de esa persona simplemente
no es responsabilidad de nadie. Son expulsados desaparecidos. Ahora
si: es el resultado del inxilio en el metabolismo urbano el que genera
el estado o circunstancia de Persona en Situación de Calle.
Estos seres, habitantes de las urbes mayores, viven tal situación de
violencia cotidiana que sus cuerpos resisten hasta llegar, en promedio,
a los 50 años de edad. Mueren en un envejecimiento prematuro producto
del exceso de alcohol -como el Ron Pelacable- de la exposición
a la intemperie que debilita su aparato respiratorio, de los problemas
de su sistema circulatorio sanguíneo sobre-exigido por el estrés, la
incertidumbre, y, de manera significativa, por el trauma-violencia de
la disputa por la sobrevivencia diaria.
El itinerario de esos cuerpos muertos es, por ahora, en una parte
importante, un enigma. Las distintas rutas de sus cuerpos son desconocidas
para los agentes del Estado: El Instituto Médico Legal,
la Policía de investigaciones de Chile, El Ministerio de Desarrollo
Social, entre otras agencias del Estado, cada quien tiene respuestas
diferentes o asume que el otro organismo debe tener la respuesta a
esta situación que, hasta el momento, podemos conjeturar, mata a
31. Felipe Mondaca, “El inixilio de Juan de Quintil”, Ediciones Inubicalistas (blog), 2
de febrero de 2016, http://edicionesinubicalistas.blogspot.com/2016/02/el-inxilio-dejuan-de-quintil.html
146 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
una persona cada día, al menos desde 2017 según una versión de los
datos de la Oficina Nacional de Calle de la Subsecretaría de Servicios
Sociales del Ministerio de Desarrollo Social y Familia del Gobierno de
Chile, hasta mayo de 2021. No es que los datos indiquen que antes la
situación fuese mejor, es que simplemente no los había. Pero, recibidas
dos comunicaciones nos han enviado dos series de datos distintos. La
única conclusión posible hasta ahora es que no se sabe y nadie sabe. A
lo anterior agreguemos en calidad de hipótesis: probablemente se trata
de una cifra conservadora porque este único registro desde el Estado
es el resultado del procedimiento de eliminar las personas fallecidas
del Anexo Calle del Registro Social de Hogares. Esto implica que se
asume la subdeclaración de un número indeterminado de Personas en
Situación de Calle que no están indexadas en este registro 32 .
Así como El Patio de Elvira Díaz actúa en la intervención social de
la memoria de los cuerpos muertos de Ejecutados Políticos y Detenidos
Desaparecidos en tiempo de la última dictadura civil-militar, gracias a
Los Otros Vecinos: Una etnografía audiovisual reflexiva, realizada en 2004
por Guillermo Molina Holmes, accedemos a la memoria de Barrientos
32. Nelson Arellano, “Estado de Excepción y Fuerza de Ley: La vida Social de los Cuerpos
Muertos de Personas en Situación de Calle (2008-2018)” (comunicación presentada en
Núcleo de Intervención Social de la Universidad Alberto Hurtado, Santiago de Chile, 30
de abril de 2020); Nelson Arellano, “El habitar de los muertos: rastros y testimonios del
rutinario Estado de Excepción de Personas en situación de calle” (comunicación presentada
en Simposio S112: Habitar la ciudad y ciudadanía en situación de calle: ¿Utopía, oxímoron
o exclusión?, VI Congreso Asociación Latinoamericana de Antropología (ALA), Modalidad
Virtual Montevideo, 23-28 de noviembre de 2020); Nelson Arellano, “La intervención
social en la memoria del habitar de los muertos: Personas en Situación de Calle y Proyecto
Dignidad” (comunicación presentada en Coloquio Las posibilidades inventivas de la
intervención, Modalidad Virtual Santiago de Chile, 25 de agosto de 2021) https://youtu.
be/00NYcjYh4BM. Estas actividades fueron resultados parciales del Proyecto de investigación
FIIC N° 2019-02-05, Universidad Academia de Humanismo Cristiano: Nelson
Arellano, “Estado de excepción y fuerza de ley: la vida social de los cuerpos muertos de
Personas en Situación de Calle (2008-2018)”, Cuadernos Médico Sociales, 60 (2020): 69-77.
4. Otras cartografías
147
quien, “El sábado 13 de abril de 2003 murió (...) de un golpe en la
cabeza, al caer de una camilla en la asistencia pública, en donde lo
atendían de una intoxicación alcohólica” 33 . El itinerario de ese cuerpo
fue documentado, filmado en su tránsito, en el rito cementerial y funerario
hasta el momento de su entierro. Pero no sabemos su devenir.
No sabemos si es el caso de los restos mortales de Barrientos; sabemos
que una parte significativa de los cuerpos tendrán como destino la fosa
común. Sucede que los cementerios diferencian entre lo temporal y la
perpetuidad a través del costo de la tumba y, en el caso de las Personas
en Situación de Calle, es usual que no haya parentela o red social de
soporte que se haga cargo de esos gastos y costos. Por supuesto, tampoco
hay ninguna institucionalidad que atienda este vacío.
En la funebria, que la entendemos siguiendo a Dávila y otros, como:
“el comportamiento mortuorio [que] refleja la cosmovisión de una
sociedad más que su organización práctica. Las prácticas asociadas a
la funebria pueden ser vistas como resultado de una serie de decisiones
ideológicas, políticas, identitarias y económicas, que pueden ser
manipuladas para legitimar un orden social que se requiere establecer
o perpetuar” 34 . En este sentido, lo nuestro en tanto intervención social
en la memoria, es un acto forense que vino a emerger de la experiencia
vital de Francisco Javier Román Verdugo y Francisco Lagos Díaz que
en virtud de las labores cotidianas de Fundación Gente de la Calle en
Santiago de Chile, con foco especial en la comuna de Recoleta, han
debido colabor en distintas instancias de la muerte de usuarios ligados
a esta organización que brinda esta organización.
33. Los otros vecinos: Una etnografía audiovisual reflexiva, dirigida por Guillermo Molina
Holmes, 2004, https://vimeo.com/10467349.
34. Cristian Dávila et al., “Interacción social al sur de Collasuyu. Alfarería funeraria
del periodo tardío (1400-1563 DC) en la cuenca maipo-mapocho”, Chungará (Arica)
50, n°4 (2018): 577-59, 578. Adicionalmente ver Mike Parker, “The Powerful of Dead:
Archeological relationships between the Living and Dead”, Cambridge Archeological
Journal 3, n°2 (1993): 203-229.
148 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
Javier y Francisco estuvieron en el funeral de una persona que
sin techo ni domicilio su cuerpo terminó depositado en una tumba
temporal. Esta condición, que entregaba en manos de la institucionalidad
un cuerpo muerto condenado al olvido fue el gatillante de
las labores de la memoria. Se incubó así lo que hoy se conoce como
“Proyecto Dignidad” y que, según se lee en la página web de la
Fundación Gente de la Calle tiene coordenadas claras: “El Objetivo
de Mausoleo Memorial Dignidad de Fundación Gente de la Calle
es honrar los restos de personas en situación de calle a través de la
construcción de un sitio de memoria en el Cementerio General.
Fundación Gente de la Calle conjuntamente con otros actores, concretó
un sueño que se venía tejiendo desde hace más de un lustro
atrás. El Mausoleo Memorial Dignidad representa un espacio para
el reencuentro y la memoria” 35 .
El proyecto, que aquí podemos decir es un esfuerzo por la restitución
de la memoria y, por lo tanto, de la verdad y la justicia, apuesta
por la articulación de tres ejes de trabajo que buscan el levantamiento
de un panteón dedicado a las personas en situación de calle y de
esta manera evitar que el destino final de estas personas sea una fosa
común. A través de una Red colaborativa ha interactuado la Escuela
de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile, la
Municipalidad de Recoleta y la Confederación de la Producción y el
Comercio. El resultado es la Construcción de un sitio Memorial para
personas en situación de calle en el Cementerio General de Santiago
con el que se contempla el traslado de restos mortales de personas
en situación de calle, de fosas comunes a este lugar para la memoria,
donde 375 personas tendrán un lugar que nos recuerde la violencia
que se desató sobre ellos. Sus cuerpos que en vida no consiguieron
vivir domiciliados ahora, inanimados, tendrán un sitio en la ciudad.
35. Fundación Gente de la Calle, “Memorial Mausoleo Dignidad”, Fundación Gente
de la Calle, 2021, www.gentedelacalle.cl
4. Otras cartografías
149
Esa violencia es la que ha constatado Francisco Lagos en el libro
Eran nuestros los que han partido, donde se retratan seis biografías de
personas que se encontraban en situación de calle al momento de su
fallecimiento: Francisco Luis Llanquén Araya, Elías Samuel Antilef
Imio, Kerby Saintelus, Jonas Leonard y Jean-Claude Verite 36 .
El recorrido que hemos hecho, en clave vida descartada, por la
memoria fragmentada a la memoria emblemática es una de las posibilidades
inventivas de la intervención que nos impulsa al reconocimiento
de la multiplicidad de campos. En el caso del itinerario de los
cuerpos muertos de las Personas en Situación de Calle, la intervención
social en la memoria traza una conexión de las escalas intersectadas
de las historias sociales, políticas, económicas, ambientales y de la
tecnología, donde la huella antrópica lejos de alcanzar un cénit de
la transformación social apenas descubre la azimut con que orientar
su devenir aunque, valga la aclaración, más que buscar el norte, en
nuestro hemisferio iremos en la dirección que señalaron los Yámanas:
la ilaia, el sur “más allá, hacia el sur”. Nuestras coordenadas hilvanan
el quipu de una otra cartografía donde pretendemos encontrar
posibilidades inventivas de la intervención para así poder repensar
lo social, lo metódico y lo político.
Lo anterior es la expresión de lo que hemos querido hilvanar,
mostrar y compartir en los tres capítulos anteriores. Una impronta en
donde lo social no puede ser leída desde una sociología tradicional,
sino a partir de un modo de filosofar que despunta una perspectiva
crítica al querer resaltar el modo de funcionamiento de una particular
noción de lo social. Esta última la hemos leído y comprendido
como una que se inventa, se crea y se moviliza en sus conexiones,
articulaciones y afecciones tanto con el Estado, desde sus asfixiantes
implementaciones de políticas públicas, como en sus disposiciones
36. Francisco Lagos, Eran nuestros los que han partido, 1 a ed. (Santiago de Chile:
Fundación Gente de la Calle, 2020).
150 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
a lo individual y, en este sentido, hacia los modos en que se puede
disputar toda producción de subjetividad en nuestro horizonte actual.
En este sentido, la acción y todo conjunto de prácticas de una
intervención en lo social no se da en abstracto, sino que nos ilustra
múltiples agarres, torsiones, flexiones y trayectorias vitales que abren
un nuevo campo político y material que instala un gesto inventivo y
existencial, siendo imposible olvidar este repensar todo campo de lo
social. Este es un ejercicio de puesta en diálogo con la intervención
social cartográfica, en tanto pueden producir la realidad reinventándola.
Por lo señalado, es que parece relevante seguir indagando otros
recorridos, que ha sido el intento del presente capítulo. Estos recorridos
y puntos de referencia cartografiados aquí, también reconfiguran
la producción narrativa de los sectores populares y dan luces de un
eventual método de intervención social que se reúne con la memoria 37 .
Como podemos constatar, los espacios, lugares y actores sociales que
se pueden beneficiar de una intervención social en la memoria, son
muchos y múltiples. No obstante, tal cual como iniciamos, digamos
que el quehacer de este tipo de intervención social, en tanto acción
sobre la trama política que constituye la subjetividad y sobre la cual
se pueden abrir resistencias y nuevas formas de vida subjetiva y social,
habría que añadir una escala o dimensión diferente donde la subjetividad
alcanza el grado de irrelevancia que tiene también para las
personas fallecidas. En esas condiciones hablaremos de Intervención
socioambiental.
37. Luis Vildósola, “‘A los 14 años mi papá se sentía que ya era un hombre’. El sujeto
popular en Viña del Mar durante la primera mitad el siglo XX”, Última Década, n°3
(1995): 4-26; Luis Vildósola, Achupallas: historia de muchas manos, semilla de nuevos sueños,
1ª ed. (Viña del Mar: CIDPA-CICU, 1998); Igor Goicovic, “Movimientos sociales en
la encrucijada. Entre la integración y la ruptura”, Última década 4, nº5 (1996): 1-14.
4. Otras cartografías
151
La intervención Socioambiental: Cosmografía y
Mapamundi
Los portulanos de la memoria nos ayudan a conectar los elementos,
aparentemente episódicos de una Historia posible de ser narrada en
tanto enlace de memorias sueltas devenidas en emblemáticas, haciendo
emerger los cuerpos de los olvidados. Y habiendo explorado lo anterior,
hay un paso más: la cosmografía y el mapamundi de la intervención
socioambiental nos llevará a la elaboración del atlas del sufrimiento
ambiental y rediseñar el modo de vida que re-sitúa el antropocentrismo
en un mundo de relaciones más que humanas. Para efectos de esta
cartografía los puntos de referencias en su trigonometría son la institucionalidad
38 , el mapa de actores 39 y el territorio 40 . La conjunción de sus
interacciones, en un movimiento helicoidal, es aquello que podríamos
denominar el proceso co-evolutivo 41 de modificación geológica producto
de la intervención antrópica, es decir, de la especie humana a la que se
denomina extra-oficialmente hasta ahora, Antropoceno.
La escala del impacto de la vida humana, esto es, de una sola especie
de toda la biota en el planeta se puede apreciar y medir de muchas
maneras, con distintas escalas y variadas conceptualizaciones, pero aquí
38. Nelson Arellano-Escudero, “Intervención socioambiental: intersecciones del Trabajo
Social y la institucionalidad ambiental”, Trabajo social [PUC], n°91 (2017): 3-11.
39. Nelson Arellano-Escudero, “Análisis social multicriterio: reflexiones en torno a la
institucionalidad ambiental en la región de Valparaíso”, Trabajo social, n°16 (2014):
175-186.
40. Nelson Arellano-Escudero, “Arsénico sobre Puchuncaví: metabolismo de la minería
y sufrimiento ambiental”, Revista Iberoamericana de Viticultura, Agroindustria y Ruralidad
3, n°10 (2017): 71-91; Borja Castro-Serrano y Nelson Arellano-Escudero, “La tachadura
del Sujeto en el Chile ultraliberal. Apuntes para un tejido institucional de una “democracia
insurgente”, Revista Anthropos, 254 (2020): 105-125.
41. Giorgios Kallis y Richard Norgaard, “Coevolutionary ecological economics”, Ecological
economics 69, n°4 (2010): 690-699.
152 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
escogemos un fenómeno que ya fue pesquisado a fines del siglo XIX 42 .
El estilo de vida humana -de unos más que otros, bien lo sabemos- ha
generado una modificación perceptible en las emisiones de dióxido de
carbono o anhídrido carbónico que alcanzan unos niveles que el planeta
tuvo alguna vez hace 15 millones de años 43 . Con esto hablar de calentamiento
global es un hecho, plantear que exista un cambio climático
puede ser más controversial y la intervención socioambiental es, en
buena medida, la gestión de esas controversias y el conflicto (¿social?)
que allí se anida 44 .
El territorio, los actores y la institucionalidad, decíamos, es el actor-red
(TAR o ANT por sus siglas en inglés) en el sentido ya esbozado
de Latour; aquí lo social insiste en lo inventivo y en sus posibilidades
de cartografiarse en un crecer y decrecer de paisajes, territorios y subjetividades.
Esta lectura multilineal que hemos realizado anteriormente
nos permite instalar el gesto crítico al par identidad-representación
que puede disputarle algunos espacios a la subjetividad gubernamental
neoliberal. No obstante, ahora este enrolamiento entre territorio, actores
42. Svante Arrhenius, “XXXI. On the influence of carbonic acid in the air upon the
temperature of the ground”, The London, Edinburg, and Dublin Philosophical Magazine
and Journal of Science 41, n°251 (1886): 237-276.
43. Julia Thomas, “Historia económica en el Antropoceno: cuatro modelos”, Desacatos.
Revista de Ciencias Sociales, n°54 (2017): 28-39.
44. En el debate de los autores aparece la pregunta: ¿Qué conflicto no es social? Para
indagar proponemos la hipótesis siguiente: todo lo que no sea cultural es básicamente
metabolismo. Por ejemplo, el puma no tiene “conflicto” con las ovejas; se trata de su
alimento y por tanto es la energía endosomática que requiere para la reproducción de
la especie. No obstante, el proceso metabólico se convierte en conflicto social porque
el puma (especie autóctona) elimina una oveja importada (especie alóctona) por la
hacienda británica desde otro lugar del planeta. El servicio ecosistémico, entonces, ha
sido reducido a la condición de mercancía, transado en dinero y convertido en Capital.
El problema humano contemporáneo es, por cierto, el excedente y no el de la necesidad.
Para otra interpretación ver: Franz Hinkelammert, “Fetichismo de la mercancía,
del dinero y del capital (la crítica marxista de la religión)”, Boletín del Centro Crítico
Universitario 2, n°5 (1971): 2-33.
4. Otras cartografías
153
e institucionalidad articula las capacidades de agencia de las entidades
humanas y no humanas. Un territorio, donde se despliegan los servicios
ecosistémicos que movilizan la circulación de energía y materia, y se
enlazan los procesos físico-químicos, bio-químicos con la articulación
del biotopo con la biocenosis, es el espacio-tiempo 45 donde se presenta la
naturaleza artificializada por los procesos instituyentes que van generando
pautas de comportamiento, sistemas de vida humana o modos de vida en
los que se presume es posible regular la dicotomía Naturaleza/Sociedad.
Esa conceptualización ecosistémica, probablemente, sea mejor
explicada por las disputas teóricas de la Economía partiendo desde la
apreciación de la filosofía política de Giorgio Agamben a partir del
problema del Reino y la Gloria 46 . La secuencia que nos plantea es que
el problema de la administración de la casa (oikos/nomia) fue conducido
a la exploración teológica de la economía de la divina trinidad y, en las
indagaciones morales del siglo XVIII en Glasgow, Adam Smith conectó
ese estudio del orden divino con la producción de riqueza brindándole
a la administración la oportunidad de convertirse en régimen.
Fue la emergencia de la economía clásica la que se constituyó en
argumento del proyecto de la modernidad con su apetito por el crecimiento
infinito. Pero esta concepción de mundo nunca fue monolítica
y, alguna vez, tampoco fue hegemónica 47 . Otras derivas llevaron al
planteamiento de una Economía Institucional, donde se criticaba la
metáfora de la “mano invisible” que dirige el Mercado, es decir, que
las rentas pudieran ser conducidas por una divinidad y se aludía a
la necesidad de regular a los actores del Mercado; pero no será sino
45. Jérôme Pelenc, Didier Bazile and Cristian Ceruti, “Collective capability and collective
agency for sustainability: A case study”, Ecological economics, 118 (2015): 226-239, doi:
https://doi.org/10.1016/j.ecolecon.2015.07.001.
46. Giorgio Agamben, El reino y la gloria: una genealogía de la economía y del gobierno,
1 a ed. (Valencia: Pre-Textos, 2007).
47. Jorge Juanes, “Los Fisiócratas: El nacimiento de la economía política”, Investigación
económica 35, n°138 (1976): 405-413.
154 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
hasta mediados del siglo XX que se conecten los procesos productivos
con el conocimiento de la física y la biología de modo que sea posible
comenzar a identificar a la Economía Ecológica como una perspectiva
capaz de desarticular varios de los mitos fundantes de la Economía
clásica en tanto proyecto de la Modernidad.
La Economía Ecológica es, conjeturamos, el campo con mayor
potencial transdisciplinar dada su inmediata base interdisciplinaria 48 .
La comprensión de los flujos de energía y materia como factor de
intercambio entre los seres humanos a través de los continentes y los
océanos desnuda la precariedad del crematos, el dinero, como unidad de
medida única y universal. De ahí las discusiones que interpelan al uso
del Producto Interno Bruto (PIB) con otras lógicas de cálculo, como
Ahorro Genuino 49 , Apropiación Humana de la Producción Primaria
Neta o Flujos de energía y materiales 50 . La agroecología, por ejemplo,
detectó hace largo tiempo la irracional compensación de la disminución
de rendimiento productivo con el incremento de insumos derivados
de los hidrocarburos 51 . En definitiva, la revolución verde convierte
48. Nicholas Greorgescu-Roegen, “¿Qué puede enseñar a los economistas la termodinámica
y la biología?”, ed. por Federico Aguilera y Vicent Alcántara, De la economía
ambiental a la economía ecológica (Madrid: Icaria Ed., 1994), 303-319.
49. J. Ram Pillarisetti, “The World Bank’s ‘genuine savings’ measure and sustainability”,
Ecological Economics 55, n°4 (2005): 599-600.
50. Helmut Haberl and Helga Weisz, “The potential use of the Materials and Energy
Flow Analysis (MEFA) framework to evaluate the environmental costs of agricultural
production systems and possible applications to aquaculture”, Comparative assessment of
the environmental costs of aquaculture and other food production sectors, Expert Workshop,
ed. by Bartley, D.M., Brugère, C., Soto, D., Gerber, P. (Vancouver: FAO, 2007), 103.
51. Stephen Gliessman et al., “Agroecología: un enfoque sustentable de la agricultura ecológica.
¿Qué es la agroecología?” (Lectura nº 2-1 del módulo de trabajo personal: programa
interuniversitario oficial de posgrado, Universidad Complutense de Madrid, 2006), https://
www.ucm.es/data/cont/media/www/pag-104576/5.%20Agroecolog%C3%ADa.%20
Un%20enfoque%20sustentable%20de%20la%20agricultura%20ecol%C3%B3gica%20
(%20Stephen%20Gliessman%20et%20al.).pdf
4. Otras cartografías
155
petróleo en semillas al mismo tiempo que lleva, por ejemplo, al desierto
de Atacama a fertilizar los suelos del mundo 52 .
Este nodo conceptual-operativo Actores-Territorio-Instituciones
genera, entre otras manifestaciones, lo que se conoce como Complejo
Tecno-institucional 53 : un entramado de reglas técnicas -ineludibles por
su condición físico-química- y reglas legales cuya normatividad incide
en la continuidad de los procesos sociales. Esta es nuestra cosmografía
para la intervención socioambiental. Así las cosas, la comprensión
multiescalar del fenómeno, tal como aquí lo vamos presentando, es
un paso esencial para pensar una intervención socioambiental que
dialogue con la filosofía de la cartografía crítica de la intervención y la
intervención social en la memoria, en tanto la vida humana es la vida
planetaria, tal como lo es y sucede con todas las especies pero, a su
vez, de las fuerzas geológicas que van modelando el escenario. La clave
y el desafío es que la humanidad es a la vez actor 54 , fuerza geológica
e institución: un rizoma en el que el adentro es a la vez el afuera. Lo
que cambia en un sitio cambia todo lo demás.
El proyecto de la modernidad aspiraba a convertir el planeta en un
jardín olvidando -o desconociendo- que las leyes de la termodinámica
contemplan un límite en el que aunque toda la energía se transforma,
a su vez en esa transformación se degrada. Este modo de vida, por
supuesto, tiene tales grados de complejidad que es por lo mismo que
Julia Thomas identificó al menos cuatro modelos de pensamiento
académico que intentan comprender el Antropoceno.
52. Brett Clark and John Foster, “Ecological Imperialism and the Global Metabolic Rift:
Unequal Exchange and the Guano/Nitrates Trade”, International Journal of Comparative
Sociology 50, n°3-4 (2009): 311-334, doi: https://doi.org/10.1177/0020715209105144.
53. Gregory Unruh and Pablo del Río, “Unlocking the unsustainable techno-institutional
complex”, in Creating a Suitable Economy. An Institutional and Evolutionary Approach to
Environmental Policy, ed. by Gerardo Marletto (London: Routledge, 2013), 251-275.
54. Diane Papalia, Sally Wendkos y Ruth Duskin, Desarrollo Humano, 9ª ed. (Bogotá:
Mc Graw-Hill, 2004).
156 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
La intervención socioambiental, como proceso creativo e inventivo
expresa también el trabajo de arte que requiere toda intervención:
intentar fundar una gobernanza en que el cambio en el orden de los
factores altere el producto. Se trata de re-conducir el Antropoceno y,
por lo tanto, generar cartografías otras para sostener los mundos más
que humanos que permiten la solidaridad interespecies y la convivencia
de los servicios ecosistémicos. Sobre esta base, en la que no solo existe el
conflicto socioambiental 55 , el sufrimiento ambiental 56 , los ecologismos y
las sustentabilidades 57 , la limitada y lineal mirada del extractivismo 58 , es
que emerge la gobernanza ambiental 59 . Bajo un esquema de pensamiento
donde la ciencia post normal o ciencia con la gente y herramientas como
el Análisis Social Multicriterio permiten darle cabida a procesos de diálogo
y sentido de mediano y largo plazo a los procesos de intervención,
los cuales habitualmente están sujetos a las contingencias debido a la
búsqueda constante de resultados inmediatos.
Un caso relevante para poner de manifiesto un campo de acción para
la intervención socioambiental es el de convivencia humana con la Palma
Chilena, lo que veremos en el capítulo siguiente.
55. Gabriela Merlinsky, “Conflicto Ambiental, organizaciones y territorio en el Área
Metropolitana de Buenos Aires”, en Sociedad civil y Desarrollo local, coord. por Andrés
Solari y Anabel Cruz (Morelia: Porrúa, 2007), 27-54.
56. Javier Auyero and Débora Swistun, Flammable: Environmental Suffering in an
Argentine Shantytown, 1 st ed. (Oxford: Oxford University Press, 2009).
57. Joan Martínez-Alier, El ecologismo de los pobres, Conflictos Ambientales y lenguajes
de valores, 3ª ed. (Ulzama: Icaria Antrazyt, 2009); Joan Martínez-Alier y Jordi Roca,
Economía Ecología y Política Ambiental, 1ª ed. (México D.F.: Fondo de Cultura Económica,
2001), 367-420.
58. Maristella Svampa, “Extractivismo neodesarrollista y movimientos sociales. ¿Un giro
ecoterritorial hacia nuevas alternativas?”, en Más allá del desarrollo, ed. por Miriam Lang
y Dunia Mokrani (Quito: Fundación Rosa Luxemburg / Abya Yala, 2011), 185-218.
59. Gerard Delanty and Aurea Mota, “Governing the Anthropocene: Agency, governance,
Knowledge”, European Journal of Social Theory 20, n°1 (2017): 9-38.
4. Otras cartografías
157
En este capítulo retomamos lo señalado en la introducción: entender
los problemas de la desigualdad también como desafíos ambientales
es una tarea en la que debe persistir la intervención. El debate acerca
del Antropoceno que encontramos al contrastar la versión de Virginia
García Costa, desde nuestra América, con la de Amelia Moore desde el
norte global, resalta la condición situada de los fenómenos globales 1 .
Una y otra escala son indesligables, pero su conducción es un desafío
inabordable para las actuales condiciones de la humanidad.
Las herramientas del proceso analítico que fue agregando filosofía,
historia y economía ecológica a la intervención social, despunta ahora
en un territorio acotado con un sujeto político en construcción que
buscamos performar. Este recorrido, situado, puntualiza el momento
1. Virginia García, “Presentación: La incursión del antropoceno en el sur del planeta”,
Desacatos, n°54 (2017): 8-15; Amelia Moore, “The Anthropocene: A critical exploration”,
Environment and Society 6, n°1 (2015): 1-3.
159
presente en el que el proceso de desglobalización que se iniciara en la
segunda década del siglo XXI 2 reaparece dentro de la era de la Gran
aceleración económica, aunque recalcamos que los eventos de los siglos
anteriores (XIX y XX) no enfrentaron una situación de crisis ambiental
como la que se ha constituido en el tiempo presente, asociada a la que
se pronostica para el futuro previsible. Este contexto vuelve a tensionar
los esfuerzos por una gestión de la gobernanza ambiental con alcances
que tengan efectos globales sin poder desprenderse de los espacios
locales y sus dinámicas.
Así derivamos en una historia ambiental (biósfera-noosfera-tecnósfera)
que favorece un estudio de caso que relaciona la Palma chilena
con territorios en disputa develando la tensión en la convivencia entre
una especie protegida y comunidades humanas. Por ello se propone
la problematización del conflicto tecnoambiental de una relación
interespecies, la agencia de los actores humanos y no humanos y la
mediación de las instituciones.
Como se irá viendo en detalle a lo largo del capítulo, la configuración
de la narrativa ha sido posible gracias a una paulatina aproximación
a diferentes tipos de archivos y testimonios, es decir, mediante la intervención
social en la memoria, en donde se registran las posiciones
contrapuestas de los integrantes enrolados en el Actor-red de la protección/convivencia
de la Palma Chilena y los sectores populares del
área urbana de Viña del Mar.
El capítulo aborda la problematización de las relaciones entre
Sociedad, Naturaleza e intervención social desde donde se sitúa las
relaciones interespecies que debemos conocer a través de una metódica
peculiar que sea pertinente para una intervención socioambiental; se
enfrenta aquí una paradoja: aproximarse al caso desborda los saberes
2. Geoffrey Jones, “We are in a deglobalization period”, Mint, 18 Feb 2017, https://www.
livemint.com/Companies/tKamdGDvvyCt8Smn39TQMK/We-are-in-a-deglobalizationperiod-Business-historian-Geoff.html
160 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
académicos porque constataremos que la Palma Chilena es un habitante
que permanece. Bajo estas condiciones es que veremos cómo esta
entidad no humana ejerce una capacidad de agencia que resalta las
posibilidades para la intervención en lo social. En suma, los entrelazamientos
deseantes, desde su vida onírica y sus saberes se presentan de
aquel modo irreductible en el que la inventiva nos propone, siempre,
un próximo desafío.
Sociedad, naturaleza e intervención social:
problematización y sus tensiones
Existe una relación entre humanos y la Palma Chilena, en algunos
puntos es domesticación, en otros exterminio, pero también es de solidaridad
interespecies. Una lectura desde los estudios sociales de la ciencia
da cuenta de la concentración del interés investigativo en los efectos de
incendios en palmares y una aproximación preliminar al caso de Olmué,
pero deja expuesta la falta de información acerca de la relación entre los
habitantes y esta especie protegida por la legislación desde 1941. El estudio
demostrará que la relación entre Humanos y las Palmas se encuentra
mediada por las instituciones del Estado y el Mercado. La comprobación
de la hipótesis permitirá acumular información para plantear una segunda
fase de investigación a desarrollar en el tiempo por venir.
El estudio de esta relación contribuirá a profundizar en el conocimiento
acerca de los tópicos de las crisis ambientales, donde se ha concentrado
una gran atención en el problema de la dicotomía Naturaleza-Cultura 3 .
Estas lecturas propuestas desde la historia, la filosofía, la antropología,
3. Tim Ingold, Lines: A brief History, 1 st ed. (Oxon: Routledge, 2007); Tim Ingold, Being
Alive, Essays on movement knowledge and description, 1 st ed. (Oxon: Routledge, 2011);
Philippe Descola y Gísli Pállson, Naturaleza y sociedad: perspectivas antropológicas, 1 a
ed. (México D.F.: Siglo XXI, 2001); Neil Everden, The social creation of nature, 1 st ed.
(Baltimore: John Hopkins University Press, 1992).
5. La Palma chilena...
161
la economía, la zoología, la botánica y una amplia gama de disciplinas
científicas se condicen con la comprensión de la teoría de la complejidad
y su apertura hacia la transdiciplinariedad 4 .
Esta relectura de la relación Sociedad-Naturaleza contra-argumenta
la concepción cartesiana de la realidad que ha construido un imaginario
que segrega el mundo de lo natural con respecto a lo artificial, incentivando
así la conformación de una ideología de la explotación de la
producción primaria neta (la energía y materia y su dinámica autónoma)
como forma de apropiación por parte de la especie humana 5 . Diremos,
entonces, que se refunde allí la cuestión de la administración de los
servicios ecosistémicos en la cooptación económica de la biopolítica
y su extensión: la tanatopolítica 6 , es decir, las eventuales formas de
administración de la muerte.
Dada esta problematización se visualiza la necesidad de estudiar el
campo de actividad humana de gran alcance que pone de manifiesto
la situación de conflicto por la disputa en el acceso a los servicios
ecosistémicos, tal como se evidencia en el crecimiento urbano por los
requerimientos de energía y materia que demanda de manera intensiva 7 .
Como se verá el caso de la Palma chilena en las comunas de Valparaíso,
Viña del Mar y Olmué representa una excelente oportunidad para
efectuar una investigación de carácter etno-historiográfico acerca de la
agencia de actores sociales humanos y no humanos en la convivencia
de un espacio territorial compartido.
4. Nigel Goldenfeld y Leo Kadanoff, “Simple Lessons from Complexity”, Science 284,
n°5411 (1999): 87-89.
5. Richard Norgaard, “Coevolutionary development potential”, Land Economics 60, n°2
(1984): 160-173; Joan Martínez y Jordi Roca, Economía ecológica y política ambiental,
1 a ed. (México DF: Fondo de Cultura Económica, 2001).
6. Giorgio Agamben, El reino y la gloria: una genealogía de la economía y del gobierno,
1 a ed. (Valencia: Pre-Textos, 2007).
7. Manuel Fuenzalida y Rodolfo Quiroz, “La dimensión espacial de los conflictos
ambientales en Chile”, Polis Revista Latinoamericana 11, nº31 (2012): 157-168.
162 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
Esta investigación, por cierto que ha venido siendo formulada desde
el año 2014, ha incorporado en su proceso los efectos de la pandemia
por SARS-COVID19 en los procesos de producción de datos; dadas
las restricciones de movilidad y de acceso a fuentes documentales es
que se puede caracterizar la aproximación como un resultado de las
Humanidades digitales 8 . Este trabajo integra, por tanto, a seres nacidos
hace más de 600 años, como algunos ejemplares de la Palma Chilena,
tanto como los métodos de la modernidad electrónica que, dadas las
tecnologías de información y la comunicación del siglo XXI, reconfiguran
los modos de intervenir en la memoria.
Conflictos del Estado con contenido ambiental: vivienda, personas y
la Palma Chilena
Vistos estos antecedentes resulta pertinente plantear una observación
y estudio detenido al fenómeno de la sustentabilidad (servicios
ecosistémicos y apropiación humana de la producción primaria neta)
con una combinatoria de actores sociales (Análisis social multicriterio:
Estado, Mercado y Sociedad) en condición de conflicto (Expansión
Urbana junto a especies protegidas).
Dado el desarrollo incipiente de la apreciación de puntos de conflicto
o áreas en disputa para diferentes fuerzas sociales, dado el funcionamiento
contrapuesto de los aparatos del Estado, a través de sus ministerios o
carteras sectoriales, la pregunta que surge frente a esta conjunción de
variables es: ¿qué lugar tiene la Palma Chilena en el actor-red de los
procesos de intervención social? Uno de los fundamentos de mayor
relevancia para emprender este estudio es el que aporta Agamben 9 en
8. Anaclet Pons, El desorden digital: guía para historiadores y humanistas, 1 a ed. (Madrid:
Siglo XXI, 2013).
9. Giorgio Agamben, Homo sacer. El poder soberano y la nueva vida, 1 a ed. (Valencia:
Pre-Textos, 1998); Giorgio Agamben, Lo que queda de Auschwitz. El archivo y el testigo.
5. La Palma chilena...
163
su investigación acerca de los estados de excepción de la vida. Esta
perspectiva se condice con los estudios realizados por Javier Auyero
acerca del sufrimiento ambiental y la violencia urbana en los márgenes
10 . Así, mientras unos aparatos del Estado en Chile intentan
implementar derechos de protección al medioambiente (biota y
especies animales) las distintas formas de urbanización –planificadas
o no- parecen implicar estados de excepción en los que sus derechos
políticos y sociales resultan conculcados 11 . El punto de mayor tensión
al respecto es aquel territorio donde las Políticas públicas yuxtaponen
la condición de protección de una especie no humana con la relegación
de un grupo humano cuyo tratamiento de Nuda vida bien puede ser
justificada por continuas y sistemáticas omisiones en la protección
de derechos tanto como por prácticas culturales que se expresan a
través del quehacer del Estado y/o el Mercado 12 .
Una expresión elocuente de esta tensión es la que plantea la protección
de la Jubaea chilensis o Palma chilena, que se caracteriza como
una especie singular. Esta aproximación que se hace pertinente como
caso de estudio, refleja una encarnación atractiva de plantearse en las
posibilidades que entrega al poder ampliar nuestras aproximaciones
a la intervención social sin olvidar sus articulaciones estatales, pero
también ambientales. Digamos que se estima que en el siglo XIX
existían alrededor de 5 millones de ejemplares, calculándose en la
Homo Sacer III, 2 a ed. (Valencia: Pre-Textos, 2005); Giorgio Agamben, Altísima pobreza.
Reglas monásticas y formas de vida, 1 a ed. (Buenos Aires: Adriana Hidalgo-editora, 2013).
10. Javier Auyero y María Berti, La violencia en los márgenes: una maestra y un sociólogo
en el conurbano bonaerense, 1 a ed. (Buenos Aires: Katz, 2013); Javier Auyero y Débora
Swistun, Inflamable: Estudio del sufrimiento ambiental, 1 a ed. (Buenos Aires: Paidós, 2008).
11. Elena de la Aldea, La violencia, las violencias. Reflexiones, experiencias e intervenciones,
1ª ed. (Viña del Mar: Sangría, 2008), 21-42.
12. Adriana Arias y Jaime Espinel, “Desplazados forzados y su participación en el mercado
laboral colombiano”, Investigación y Reflexión 21, n°1 (2013): 167-187.
164 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
década pasada que quedaban 120 mil individuos 13 . Esta drástica
disminución provocó que en 1941 se dictara el decreto N° 908 que
declaró forestales los terrenos que comprenden zonas de vegetación
natural de palma Chilena y reglamentó su explotación en su artículo
tercero: “Art. 3º. Queda prohibido la corta de palma chilena, sin
permiso previo del Ministerio de Tierras y Colonización, otorgada
a petición del interesado. Los favorecidos con este permiso estarán
obligados a replantar anualmente el número de árboles que le fije
el Ministerio de Tierras y Colonización y a atender a su cuidado y
conservación” 14 .
Esta situación de protección legal, no obstante, se ha encontrado
con la densificación de los asentamientos humanos y la expansión
del suelo urbano de manera que en diversos puntos del hábitat de
la palma Chilena las construcciones han llegado hasta la misma
frontera ecológica, tal como ha sucedido en Olmué, Viña del Mar
y Valparaíso. En particular interesa revisar la situación de lo que ha
sido definido como “artefactos residenciales urbanos (condominios
y complejos de vivienda social)” 15 y las eventuales afectaciones que
estos artefactos generan en las poblaciones humanas y su relación con
la Palma Chilena.
13. Luis González et al., “Ecology and management of the Chilean Palm (Jubaea chilensis):
history, current situation and perspectives” Palms 53 (2009): 68-74.
14. Ministerio de Tierras y Colonización, “Declara Forestales Los Terrenos Que
Comprenden Zonas De vegetación Natural De Palma Chilena Y Reglamenta Su
Explotación” (Decreto N° 908 – Art. 3º, 26 de julio de 1941), https://www.bcn.cl/
leychile/navegar?idNorma=194896&idParte=
15. Rodrigo Hidalgo y Hugo Zunino, “La urbanización de las áreas periféricas en
Santiago y Valparaíso: el papel de las relaciones de poder en el dibujo de la geografía
socioresidencial”, EURE-Revista de Estudios Urbano Regionales 37, n°111 (2011): 82,
doi: http://dx.doi.org/10.4067/S0250-71612011000200004.
5. La Palma chilena...
165
Mediaciones e Instituciones
Siguiendo el planteamiento de Latour 16 acerca de las mediaciones
en circunstancias de constructivismo radical simétrico, podemos
redibujar el mapa de actores sociales en términos de Actor-Red. Sin
embargo, dado el estudio preliminar del fenómeno, centraremos la
observación al campo institucional siguiendo la ruta analítica que
hemos propuesto en este libro 17 . Sobre el campo institucional hemos
publicado una deriva de la “democracia insurgente” con un análisis
de la institucionalidad ambiental en su relación con una comunidad
de la comuna de Cartagena que bien, en la ciencia política, podría ser
calificado como un conflicto de baja intensidad, es decir, de aquellos
que no tienen cabida en la agenda pública de los medios de comunicación
masivos, entre otras características 18 .
En el caso de la Palma Chilena puede ser visto a la luz de la Solidaridad
Interespecie que planteara Tim Heyward en la década de 1990 y que
vemos vinculado al problema de ciertas incomprensiones de la concepción
del Antropocentrismo 19 . Recogemos de allí la comprensión densa
acerca del Anti-antropocentrismo que no solo es conceptualmente
16. Bruno Latour, Reensamblar lo social. Una introducción a la teoría del actor-red, 1ª
ed. (Buenos Aires: Manantial, 2008).
17. Se puede revisar la trayectoria de ambos autores: Borja Castro-Serrano en el campo
institucional en sus investigaciones de tesis doctoral, Proyecto Fondecyt Iniciación Nº
11150317 y Fondecyt Regular Nº 1210033; y Nelson Arellano-Escudero en el campo
de historia de la tecnología y ambiental en sus investigaciones de tesis doctoral, Proyecto
Fondecyt Postdoctoral Nº 3160197 y Fondecyt Iniciación Nº 11180158.
18. Borja Castro y Nelson Arellano, “La tachadura del Sujeto en el Chile ultraliberal.
Apuntes para un tejido institucional de una «democracia insurgente»”, Anthropos, 254
(2020): 105-125.
19. Tim Hayward, “Anthropocentrism: a misunderstood problem”, Environmental Values
6, n°1 (1997): 49-63, doi:10.3197/096327197776679185
166 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
insatisfactorio, sino que es, en la práctica, contraproducente 20 . De
hecho, el argumento inicial de Heyward para abordar la solidaridad
interespecie es que: “hay un considerable incremento en la legislación
concentrada en el tratamiento que los humanos le dan al mundo
no-humano” 21 . En este caso planteado de la convivencia entre humanos
y palmas, como veremos, persisten modos de relación en
disputa entre el anti-antropocentrismo y la solidaridad interespecies.
Ciudad y medioambiente: metabolismo urbano
Se ha demostrado que la problematización del crecimiento urbano,
si bien ha sido inscrito en el campo de los procesos de industrialización,
dadas las dicotomías de las categorías tribal/masivo o local/
universal contribuye a una apreciación de la evolución de las ciudades
como preindustriales/industriales, lo que sería inadecuado para el
análisis histórico primario en América latina 22 . La complejidad del
fenómeno también queda explícita al considerar las múltiples fuerzas
que modelan los procesos de construcción de ciudad, que alternan
y conjugan, de manera agonal, intrincadas relaciones de interés de
distintos actores sociales con sus configuraciones ideológicas 23 . El
fenómeno puede ser abordado desde la óptica de los enfoques de
la sustentabilidad 24 y con ello abrir paso a las lecturas de la Ciencia
20. Tim Hayward, “Interspecies Solidarity: Care Operated upon by Justice”, in Justice,
Property and the Environment: social and legal perspectives, ed. by Tim Hayward y John
O’Neill (Oxon: Routledge, 1997), 67-84.
21. Hayward, “Interspecies Solidarity: Care Operated upon by Justice”, 67.
22. Richard Morse, “A Prolegomenon to Latin American Urban History”. The Hispanic
American Historical Review 52, n°3 (1972): 391.
23. Nelson Arellano, “Historia local del acceso popular al suelo. El caso de la ciudad de
Viña del Mar”, Revista INVI 20, n°54 (2005): 56-84.
24. Michael Redclift, “Sustainable development (1987-2005). An oxymoron comes
of age”. Horizontes Antropológicos 12, n°25 (2006): 65-84; Juan Ojeda, “Naturaleza y
5. La Palma chilena...
167
postnormal 25 , es decir, la ciencia con la gente y uno de sus modelos
derivados como es el Análisis Social Multicriterio 26 , elementos que
esbozamos al finalizar nuestro capítulo anterior.
En esta línea interpretativa de corte cualicuantitativo y socioespacial
se ponen en juego los criterios emanados de la discusión acerca
de la justicia ambiental y el ecologismo de los pobres en torno a los
conflictos con contenidos ambientales 27 . En algunos casos se ha realizado
una pesquisa acerca de las situaciones de solución, rescate o
mitigación ambiental en la que se han implicado los sectores populares
del área urbana 28 . Una revisión de la literatura revela que las revistas
chilenas especializadas EURE-Revista de Estudios Urbano Regionales
de la Pontificia Universidad Católica de Chile e INVI del Instituto
de la Vivienda de la Universidad de Chile, han sido plataformas para
el debate en torno al problema de la ciudad, la pobreza y el medio
ambiente 29 . Sin embargo, se ha detectado que en la posición especídesarrollo.
Cambios en la consideración política de lo ambiental durante la segunda
mitad del siglo XX”, Papeles de Geografía, n°30 (1999): 103-117.
25. Silvio Funtowicz y Jerome Raverz, La ciencia posnormal: ciencia con la gente, 1 a ed.
(Madrid: Icaria Antrazyt, 2000).
26. Giuseppe Munda, Social Multi-Criteria Evaluation for A Sustainable Economy, 1 st ed.
(Berlín: Springer, 2008); Nelson Arellano, “Análisis social multicriterio: reflexiones en
torno a la institucionalidad ambiental en la región de Valparaíso, Chile”, Revista Trabajo
Social 16, nº16 (2014): 175-186.
27. Joan Martínez-Alier, El ecologismo de los pobres, Conflictos Ambientales y lenguajes de
valores, 3ª ed. (Ulzama: Icaria Antrazyt, 2009); Mauricio Folchi, “Conflictos de contenido
ambiental y ecologismo de los pobres: no siempre pobres, ni siempre ecologistas”,
Ecología Política, n°22 (2001): 79-101.
28. Juan Skewes, Rodrigo Rehbein y Claudia Mancilla, “Ciudadanía y sustentabilidad
ambiental en la ciudad: la recuperación del humedal Angachilla y la organización local
en la Villa Claro de Luna, Valdivia, Chile”, EURE-Revista de Estudios Urbano Regionales
38, n°113 (2012): 127-145.
29. Vicente Sánchez, “Asuntos humanitarios, la pobreza y el medio ambiente”, EURE-
Revista de Estudios Urbano Regionales 14, n°43 (1988): 91-98; Alete Ramos, Françoise Legey
y Murilo De Godoy, “Planificación urbana y medio ambiente”, Revista latinoamericana
168 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
fica de las relaciones sociedad-naturaleza en las zonas de frontera de
la expansión urbana el despliegue académico ha sido menos activo,
quedando allí un amplio campo de producción de conocimiento
por explorar 30 . De cualquier manera en estas propuestas de análisis
se advierte la omisión del proceso tecnológico que constituye la
materialización cultural o, en términos de Bertrand Gille, Unruh,
Unruh y Carrillo-Hermosilla y George Basalla: las líneas técnicas
y los complejos tecnoinstitucionales de la evolución de la tecnología
31 . Este último enfoque se encuentra parcialmente desarrollado
en la investigación de Palmarola y Alonso 32 lo que permite conectar
la historia de la tecnología con la historia ambiental, tal como fue
abordado en el capítulo anterior 33 .
A ese respecto resulta interesante observar la situación de emplazamiento
de los condominios sociales y viviendas en general, ubicados
en áreas dislocadas, al parecer, en gran medida por el criterio de valor
del suelo que se regula en el mercado inmobiliario. Son entonces las
familias más pobres, pero con capacidad e interés de interlocución
de estudios urbanos regionales 4, nº12 (1975): 103-112.
30. Hidalgo y Zunino, “La urbanización de las áreas periféricas en Santiago y Valparaíso:
el papel de las relaciones de poder en el dibujo de la geografía socioresidencial”.
31. Bertrand Gille, Introducción a la historia de las técnicas, 1 a ed. (Barcelona: Crítica,
1999); Gregory Unruh, “Understanding Lock-in Carbon”, Energy Policy 28, n°12
(2000): 817-830; Gregory Unruh, “Escaping carbon lock-in”, Energy Policy 30, n°4
(2002): 317-325; Gregory Unruh and Javier Carrillo-Hermosilla, “Globalizing Carbon
Lock-in”, Energy Policy 34, n°10 (2006): 1185-1197; Geroge Basalla, La evolución de la
tecnología, 2 a ed. (Barcelona: Crítica, 2011).
32. Hugo Palmarola and Pedro Alonso, “Tropical Assemblage: The Soviet Large Panel in
Cuba”, in Beyond Imported Magic: Essays on Science, Technology, and Society in Latin America
ed. by Eden Medina, Ivan da Costa Marques and Christina Holmes (Massachusetts:
The MIT Press, 2014), 159-179.
33. Dolly Jorgensen, Finn Jorgensen and Sara Pritchard (Eds.), New Natures: Joining
Environmental History with Science and Technology Studies, 1 st ed. (Pittsburgh: University
of Pittsburgh Press, 2013).
5. La Palma chilena...
169
con el Estado quienes terminan poblando estas zonas de interés para
el conservacionismo botánico. Presentado así, el caso no debiera
constituir un fenómeno de ecologismo de los pobres, sino un caso de
conflicto con contenido ambiental, en donde el ejercicio sectorial del
Estado (vivienda) pone en riesgo el cumplimiento de otro mandato
sectorial (biotopo).
Una mirada descriptiva permitiría agregar las informaciones disponibles
para establecer el caso; no obstante, una descripción densa con
una aproximación etno-historiográfica permitirá explorar y describir
una situación que no ha sido tratada por las ciencias sociales ni las
humanidades en el modo que la intervención social y, puntualmente,
la intervención socioambiental puede hacerlo. Para ello se pone en
perspectiva el devenir de los acontecimientos y sus estructuras considerando
sus fuentes orales y escritas para configurar una etnografía
del Estado en las comunas de Valparaíso, Viña del Mar y Olmué,
performando el análisis social multicriterio del acaecer en los casos
de estudio, donde la violencia social -física y simbólica- coexiste con
ejemplares de una especie vegetal bajo condición de protección que,
no obstante su relevancia nacional e internacional, es un vecino casi
completamente desconocido para los habitantes del sector.
En una primera aproximación bibliográfica, veamos qué nos
arrojan ciertos trabajos sobre la palma Chilena, que ayudan a dar
más pistas de nuestro caso en perspectiva para la intervención social.
Google Books Ngram Viewer informa un interés intermitente, que
ha sido creciente hasta el año 2000 acerca de la Palma Chilena (la
bibliometría fue observada solo en castellano, dado que en inglés no
hubo reporte, incluyendo la nomenclatura de Jubaea chilensis), tal
como se ve en el gráfico:
170 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
Gráfico 1. Ngram viewer para Palma Chilena
Fuente: Google Books.
En el estudio de la Palma Chilena se han publicado 229 artículos
científicos, en el período 2015-2019, tanto en castellano como en
inglés. De estos, poco más de 40 aluden a Viña del Mar, cerca de 70 a
Valparaíso y 9 que abordan la zona de Olmué. La gran mayoría encaran
los aspectos botánicos y de ecología del biotopo 34 .
34. Rolando Díaz et al., “Descripción estructural de la formación vegetal subtipo Jubaea
chilensis-Lithraea caustica, al interior del Parque Nacional La Campana”, Idesia (Arica)
35, n°1 (2017): 107-117; Alejando Miranda et al., “Regeneración natural y patrones
de distribución espacial de la palma chilena Jubaea chilensis (Molina) Baillon en los
bosques mediterráneos de Chile central”, Gayana. Botanica 73, n°1 (2016): 54-63; Víctor
Quintanilla y Pedro Lozano, “Valoración biogeográfica del bosque mediterráneo esclerófilo
con palmeras (Jubaea chilensis Mol (Baillon)) en la cuenca del Quiteño (Chile), a partir
de la aplicación del método de valoración LANBIOEVA”, Pirineos, 171 (2016): e018,
doi: http://dx.doi.org/10.3989/Pirineos.2016.171002; Víctor Quintanilla y Mauricio
Morales, “Antecedentes sobre los impactos ecológicos de los fuegos y de otros factores
antrópicos en los bosques de Jubaea chilensis (Moll) Baillon: caso de estudio: microcuencas
periurbanas de las ciudades de Valparaíso y Viña del Mar, Chile”, Territorium,
n°25 (2018): 75-88; Marina Fleury et al., “Recruitment dynamics of the relict palm,
5. La Palma chilena...
171
Destacamos, sin embargo, la tesis de Martina Catalán (2015),
Relaciones humano-ambiente en el parque nacional La Campana. Una
trayectoria de encuentros y desencuentros entre comunidades locales y el
área protegida, la cual contribuyó al Proyecto FONDECYT 1140598
(2014-2016): “Antropología del bosque: Horizontes para una protección
socialmente inclusiva de los bosques esclerófilos y templados de Chile”
dirigido por el Dr. Juan Carlos Skewes 35 . Este proyecto demuestra la
necesidad de comprender las relaciones ecológicas de manera integrada
y no en la condición dicotómica Sociedad/Naturaleza y, agregamos para
nuestra propuesta de caso: ni en la dicotomía Urbano/Rural.
En el campo de las ciencias sociales, destacamos el trabajo de Mario
Catalán, del año 2017, Protagonismo Comunitario: prácticas pro-ambientales
articuladas por el equipo de trabajo del Centro Ecológico Jubaea,
tesis realizada para optar al grado de Magíster en Psicología, Mención
Psicología Comunitaria, de la Universidad de Chile.
Del conjunto destacamos el trabajo de Quintanilla y Morales porque
permite apreciar de modo gráfico todo el proceso de invasión de
la especie humana al hábitat de la Palma Chilena y las consecuencias
de estas interacciones 36 . Desde esta entrada bibliométrica y bibliográfica,
nos parece que el estado del arte es incipiente, pero da cuenta de
una zona problemática, la cual no podría ser obviada dado nuestro
intento por filosofar y poner en marcha una historia en acción para
la intervención social. El intento de pensar cartográfico es necesario,
Jubaea chilensis: intricate and pervasive effects of invasive herbivores and nurse shrubs
in central Chile”, PLOS one 10, n°7 (2015): e0133559, doi: https://doi.org/10.1371/
journal.pone.0133559.
35. Ver informe final en: http://repositorio.conicyt.cl/bitstream/handle/10533/220238/1140598.
pdf?sequence=1&isAllowed=y
36. Quintanilla y Morales, “Antecedentes sobre los impactos ecológicos de los fuegos y
de otros factores antrópicos en los bosques de Jubaea chilensis (Moll) Baillon: caso de
estudio: microcuencas periurbanas de las ciudades de Valparaíso y Viña del Mar, Chile”.
172 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
repensar los modos de producción de subjetividad en aquel contexto
es vital, y situarse contra cierto modo de gubernamentalización de la
intervención social es algo que proponemos enfrentar. Por lo mismo,
ampliar lo anterior con otras cartografías de la intervención es necesario
para nuestra actualidad sin menospreciar la historia reciente, la memoria
y su disposición, cuestión relevante para iniciar nuestra exploración
preliminar de esta intervención socioambiental.
Conocer las relaciones interespecies para una intervención
socioambiental
Como ha señalado Ana María Lorandi 37 intentamos conocer la
relación entre estructuras sociales y los acontecimientos que se han
capitalizado como experiencias. Siguiendo su análisis, nos desacoplamos
de la apreciación de una etnohistoria en la lógica de Pease donde se
superponen la etnicidad con la condición de los pueblos originarios,
dejando el campo de las demás alteridades para la Antropología Histórica
o la Historia. En este sentido, la aproximación que aquí se diseña tiene
un carácter etnológico 38 que, sin embargo, es conducido por el estudio
historiográfico donde la jerarquía mayor es de la palabra escrita, seguida
de las visualidades y la historia oral, todo como registro humano,
pero a lo que se podrá añadir la escrituración geológica, edafológica,
botánica o de otros registros no humanos al alcance de las capacidades
humanas de interpretación de las acciones de los actores no humanos
y su capacidad de agencia. Aunque no es parte del diseño de método
de investigación, tampoco se descarta la incursión en paisajes sonoros,
37. Ana María Lorandi, “¿Etnohistoria, Antropología histórica o simplemente Historia?”,
Memoria Americana. Cuadernos de Etnohistoria 20, n°1 (2012): 17-34.
38. Alicia Gonçalves, “Etnografia, etnologia & teoria antropológica”, Revista de ciências
sociais-política & trabalho 1, n°44 (2016): 247-261.
5. La Palma chilena...
173
odoríferos o táctiles, en general, con la sensorialidad de las geografías
emocionales 39 relacionados con el tópico de investigación.
En el campo de análisis se ha constatado el uso de una amplia variedad
de propuestas metodológicas, utilizándose métodos cuantitativos
y cualitativos por separado tanto como triangulaciones y mixturas o
hibridaciones de método 40 . Para nuestro estudio, y de acuerdo a esta
revisión, resulta apropiado sugerir aproximaciones complementarias
(sociales, geodésicas, ingeniería, botánica) para comprender el fenómeno
y responder a la pregunta de investigación.
Por lo anterior, este estudio propone una descripción densa del
fenómeno 41 a partir de la producción de datos generada por la revisión
sistemática de archivos físicos y electrónicos de revistas científicas y
tecnológicas del siglo XX, de entrevistas a la población local, a investigadores/as
relevantes del área de interés, además del examen de
archivos locales, personales y documentación generada por iniciativas
académicas de pre y postgrado.
39. Marta Tafalla, “Paisaje y sensorialidad”, en Teoría y paisaje II: Paisaje y emoción. El
resurgir de las geografías emocionales, ed. por Toni Luna e Isabel Valverde (Barcelona:
Observatorio del Paisaje de Cataluña y Universidad Pompeu Fabra, 2015).
40. Vicente Sánchez, “Asuntos humanitarios, la pobreza y el medio ambiente”, EURE-
Revista de Estudios Urbano Regionales 14, n°43 (1988): 91-98; Ramos, Legey y De Godoy,
“Planificación urbana y medio ambiente”; Gligo, “Medio ambiente en la planificación
latinoamericana: vías para una mayor incorporación”; Hidalgo y Zunino, “La urbanización
de las áreas periféricas en Santiago y Valparaíso: el papel de las relaciones de poder en
el dibujo de la geografía socioresidencial”; Isabel Brain, José Joaquín Prieto y Francisco
Sabatini, “Vivir en campamentos: ¿Camino hacia la vivienda formal o estrategia de localización
para enfrentar la vulnerabilidad?”, EURE-Revista de Estudios Urbano Regionales
36, nº109 (2010): 111-141; Skewes, Rehbein y Mancilla, “Ciudadanía y sustentabilidad
ambiental en la ciudad: la recuperación del humedal Angachilla y la organización local
en la Villa Claro de Luna, Valdivia, Chile”.
41. Clifford Greetz, La interpretación de las culturas, 12ª reimpresión (Barcelona: Gedisa,
2003), 387.
174 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
Se trata de una aproximación que puede ser caracterizada como etnografía
política en tanto pone el acento en fronteras urbanas interiores
o bien enclaves de especies protegidas rodeadas por la urbanización
como expresión de la acción colectiva, la vida cotidiana y la cultura
política. El proceso de producción de información utilizó la generación
de una narrativa resultante de un pluralismo metodológico que enlaza
textos y oralidad para que se expresaran las contrapartes en análisis.
Con todo, tampoco se puede perder de vista que las aplicaciones
cualitativas tienen limitaciones en su uso frente a las cuales se debe permanecer
alerta. Geertz dijo que: “El análisis cultural es intrínsecamente
incompleto. Y, lo que es peor, cuanto más profundamente se lo realiza
menos completo es. Es ésta una extraña ciencia cuyas afirmaciones más
convincentes son las que descansan sobre las bases más trémulas, de
suerte que estudiar la materia que se tiene entre manos es intensificar
las sospechas (tanto de uno mismo como de los demás) de que uno
no está encarando bien las cosas” 42 .
Este principio de incertidumbre se aplica a este estudio que, según
la información disponible hasta ahora, está en proceso de producir
series de datos y requiere de una inventiva que faculte una creatividad
razonable para completar, de un modo que se podría concebir como
gestáltico, un retazo de información que por satelital que pueda parecer
tendrá que ser integrado a la narrativa.
El estudio del caso elegido resulta particularmente competente para
el abordaje del desafío investigativo que se presenta 43 . Tal como se ha
señalado, es un procedimiento que ha venido estableciendo hitos y
42. Greetz, La interpretación de las culturas, 39.
43. James B. Conant, Harvard case histories in experimental science, Volume I, 1 st ed.
(Cambridge: Harvard University Press, 1957); Bent Flyvbjerg, “Cinco malentendidos
acerca de la investigación mediante los estudios de caso”, Reis. Revista Española de
Investigaciones Sociológicas 106, n°1 (2004): 33-62.
5. La Palma chilena...
175
testimonios con las informaciones recabadas a lo largo de los años y
los efectos en el ahora-presente 44 .
Una de las caras significativas de la propuesta integra el razonamiento
espacial como parte de la configuración del problema de intervención 45 .
Uno de los factores cruciales en el caso de estudio es la peculiaridad
de su ubicación y emplazamiento, en donde la factibilidad técnica del
artefacto compite con las condiciones naturales.
Por una parte, se pretende acudir a la documentación de la época
que entrega una representación socio-espacial del territorio en el que
ocurrieron los acontecimientos y, por la otra, se aporta información
acerca del estado actual del emplazamiento de las viviendas y el palmar,
lo que colabora en la consolidación e integración de datos, pues
la apreciación sobre el entorno facilita la conexión entre los elementos
físicos y los dispositivos culturales, estableciendo un diálogo de las
dicotomías objetividad-subjetividad/sociedad-naturaleza.
La ubicación espacial no sólo debe circunscribirse al sitio de
construcción de las viviendas, sino que la técnica empleada aborda
la circulación de los sujetos en función de sus requerimientos para el
funcionamiento en la vida cotidiana, lo que concierne a los canales de
comercialización, de producción y el acceso a los insumos que demanda
su modo de vida.
Son precisamente los flujos y la interacción de mercados los que
permiten la expansión urbana con su proceso de colonización del territorio
donde subsisten las Palmas Chilenas y, también, presumimos,
son determinantes en sus relaciones con el entorno. Desde el punto
de vista geográfico esto puede ser graficado, enriqueciendo el análisis
44. Walter Benjamin, “Sobre el concepto de historia”, en Estética y política, 1ª ed. (Buenos
Aires: Las Cuarenta, 2009), 129-152.
45. Javier Gutiérrez, “Sistemas de Información Geográfica: funcionalidades, aplicaciones
y perspectivas en Mato Grosso do Sul”, INTERAÇOES Revista Internacional de
Desenvolvimento Local 1, n°1 (2000): 41-48.
176 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
al incorporar factores biofísicos a la interpretación histórico-cultural.
El procesamiento mediante sistemas telemáticos, como Google Earth,
permite generar descripciones geográficas que debieran ser consideradas
en el análisis histórico del acceso popular al suelo, implementando al
menos en un nivel básico el uso Sistemas de Información Geográficos
que complementan la visita a terreno en el área 46 .
La Palma Chilena: el habitante que permanece
La Palma Chilena puede llegar a vivir 700 años. La situación de
convivencia de asentamientos humanos y palma chilena tiene varios
casos en la zona comprendida entre las regiones de Coquimbo y Maule
(habida la información de presencia de Jubaea chilensis en comunas
como Valdivia). En la Región de Valparaíso la situación se manifiesta
con contundencia en las comunas: 1) Olmué-Hijuelas, donde se encuentra
el Parque Nacional La Campana y los problemas de disputas
con la comunidad Mariana Osorio se han sostenido por décadas 47 ; 2)
Viña del Mar, con dos palmares relevantes, uno intervenido por las
obras de la Ruta 60CH y otro en la quebrada Francisco Vergara; 3)
Valparaíso, palmar ubicado en la quebrada Cabritería. Este último
espacio territorial ha sido lugar del Centro de Educación en Ecología
y Desarrollo Humano JUBAEA 48 .
46. Angel Felicísimo, “Aplicaciones de los modelos digitales del terreno en las ciencias
ambientales”. (Tesis Doctoral, Universidad de Oviedo, 1992).
47. Glenda Galleguillos y Carolina Torres, “Informe: Parque Nacional La Campana”.
(Informe final práctica nivel III, Universidad Nacional Andrés Bello, Viña del Mar). Inédito.
48. Mayra Salas y Pedro Contreras, “Informe: Jubaea”. (Informe final practica nivel I,
Universidad Nacional Andrés Bello, Viña del Mar). Inédito; Gabriela Araya, Romina
Baeza y Nicol Garrido, “Informe: Fortalecimiento de una organización”. (Informe
Práctica nivel mesosocial, Universidad Nacional Andrés Bello, Viña del Mar). Inédito;
Victoria Cortez, “Informe: Práctica microsocial”. (Informe final practica microsocial,
Universidad Nacional Andrés Bello, Viña del Mar). Inédito; Yasna Barrera y Franco
5. La Palma chilena...
177
Otros puntos de referencia, de un tiempo anterior, se encuentran
en la Revista En Viaje, editada mensualmente por la Empresa de
Ferrocarriles del Estado de Chile, que en su número 468 de mayo de
1973 publicó el artículo “Cocalán, palmerío de leyenda y realidad”,
escrito por Guillermo Yungue 49 donde se destaca que en 1972 se publicó
la ley 17.699 que declaró a “Las Palmas de Cocalán” como Parque
Nacional. Este documento enuncia una serie de representaciones,
significados y significantes enlazados con los palmares y los individuos.
Entre otros aspectos se describe la actividad productiva relacionada
con la miel de Palma.
El Decreto 908 y la clasificación de especies silvestres:
el vegetal interdicto
El Decreto del Ministerio de Tierras y Colonización 908, publicado
el 26 de Julio de 1941 abordó el problema de “la explotación intensiva
con que se viene realizando los palmares existentes en nuestro suelo, no
es difícil prever el exterminio en un futuro próximo de la palma chilena”.
Este interés en la regulación de las relaciones con algunas especies
vegetales en la década de 1940 no fue único. Por ejemplo, pocos meses
después, entre septiembre y octubre del mismo año se dictaría el Decreto
1.427 dado que: “(...) las medidas adoptadas administrativamente
para impedir la explotación indebida, por particulares, de la yareta, no
han dado resultados satisfactorios, ya que éstos continúan extrayendo
esta planta, sin los permisos correspondientes y sin pagar al Fisco los
derechos respectivos por verificarse la explotación en terrenos fiscales”.
Urrejola, “Informe: Intervención mesosocial”. (Informe de práctica, Universidad Nacional
Andrés Bello, Viña del Mar). Inédito.
49. Guillermo Yungue, “Cocalán, palmerio de leyenda y realidad”, Revista En viaje,
468 (1973): 19-25.
178 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
El Ministro de aquel momento, Rolando Merino Muñoz 50 , fue
quien firmó estas dos normativas el mismo año 1941. Desconocemos
hasta ahora qué circunstancias apuntalaron estas decisiones o cuál fue
la cadena de decisiones y los antecedentes tenidos a la vista a la hora
de establecer este grado de control y preocupación tanto por la Yareta
como por la Palma Chilena. No obstante ello, no deja de ser un acto
interesante de ser considerado para y por la Historia Ambiental 51 .
El caso es que el decreto 908 ya mencionado declaró, según indica
su título, “forestales los terrenos que comprenden zonas de Vegetación
natural de palma chilena y reglamenta su Explotación”. De los 5
artículos que componen el instrumento legal, el primero establece el
objeto, vinculando la Palma Chilena con un cierto medioambiente, el
segundo establece la obligación de declarar su presencia a los dueños de
terrenos con ejemplares de esta especie, el tercero prohibe la corta sin
autorización previa, la que, de ser expedida, obliga a la replantación de
la misma especie, el cuarto ofrece franquicias de la ley de bosques, que
correspondía al Decreto 4.363 del Ministerio de Tierras y Colonización,
publicado el 31 de Julio de 1931, es decir, 10 años antes.
En concordancia con ello, en 1965 el Decreto 30 del Ministerio
de Obras Públicas; Subsecretaría de Obras Públicas, estableció en el
artículo 35 del Plan Intercomunal y la Ordenanza de Valparaíso 52
que existían diversas áreas verdes e indicando que: “En estas zonas
no se permitirán las instalaciones de avisos o propaganda Comercial,
50. De Rolando Merino Muñoz sabemos que era abogado, militante del Partido Socialista
y que ejerció el cargo entre el 28 de septiembre de 1939 al 2 de abril de 1942.
51. Considérese que el mismo ministerio el 31 de Mayo de 1941 a través del Decreto
374 le dio existencia legal al Parque Nacional de Puyehue. Se pretendía evitar “el agotamiento
de las masas boscosas y la destrucción de las bellezas naturales panorámicas
admiradas por el turista”.
52. Decreto 30 Aprueba el plan intercomunal y la ordenanza de Valparaíso. Ministerio
de obras públicas; subsecretaría de obras públicas. Fecha Publicación: 01-MAR-1965.
Biblioteca del Congreso Nacional, www.bcn.cl
5. La Palma chilena...
179
con el objeto de proteger el paisaje.” Se agrega a continuación que:
“Para los efectos de su preservación, aquellos lugares en que exista
áreas de flora autóctona y de carácter especial, deberán ser consideradas
como áreas verdes de uso público por los Planos Reguladores
Comunales, cuando estén en el área urbana; los siguientes bosques
naturales deberán ser considerados: (...)”, incluyéndose en la lista
la Quebrada Quinta Vergara, que es nuestra área de interés 53 .
Este marco normativo nos ilustra el espacio institucional en el que
se desplegó la mediación del Estado en la convivencia interespecie 54 .
Esta cosmopolítica comenzó a interactuar de modo que, en el siglo
XXI, podemos comparar las fichas de “Antecedentes de Especie” 55
elaboradas por organismos públicos y disponibles desde el Ministerio
de Medio Ambiente de la república de Chile.
Como se verá, el Sujeto Palma Chilena se encuentra en estado
de interdicción y circunscrito a unas ciertas áreas de conocimiento
humano. En este ámbito, las ciencias sociales y las humanidades han
sido, al menos, omitidas. 56 En esta sección iremos desentramando el
53. Esta norma fue derogada, encontrándose vigente la “Resolución 31; Resolución
31/4/128. Promulga Plan Regulador Metropolitano de Valparaíso. Gobierno Regional V
Región De Valparaíso”. Aquí, además de incluirse la Quebrada Quinta Vergara se incluyó
Quebrada Cabritería, entre otros varios sitios ahora definidos como suelo Área Verde.
54. Bruno Latour, “De la mediación técnica: filosofía, sociología, genealogía” en Sociología
simétrica Ensayos sobre ciencia, tecnología y sociedad, ed. por Miquel Domènech y Francisco
Tirado (Barcelona: Gedisa, 1998), 249-302.
55. Otra ficha se encuentra disponible en: http://www.mma.gob.cl/clasificacionespecies/
Anexo_tercer_proceso/plantas/Jubaea_chilensis_FINAL.pdf
56. El 27 de septiembre de 2017 la página Web de la Corporación Nacional Forestal
(CONAF) publicó la noticia: “Analizan estado de conservación y herramientas de protección
de la palma chilena en Olmué”; en este comunicado se incluye una fotografía
que a pie de la imagen señala: “Ingenieros forestales, biólogos y geógrafos, entre otros
profesionales, evaluaron las medidas que implementó este año el organismo, con el fin
de resguardar la supervivencia de la palma chilena”. https://www.conaf.cl/analizan-estado-de-conservacion-y-herramientas-de-proteccion-de-la-palma-chilena-en-olmue/
180 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
enredo (entaglement) en el que se ha ido tejiendo su vida institucional
en el proceso de producción de una nueva naturaleza 57 .
40 años después de la dictación del Decreto 908 del Ministerio de
Tierras, en la década de 1980 varias iniciativas ampliaban el rango de
preocupación a un número cuantioso de especies que, en las lógicas
botánicas, debían ser clasificadas. Su génesis podría situarse en el libro
Chile: Plantas en extinción, del botánico Carlos Muñoz Pizarro de
manera que en 1989 pudo publicarse el Libro rojo de la flora terrestre
de Chile, editado por Iván Benoit y publicado por CONAF donde se
sistematizaron los resultados de un simposio realizado en Agosto de 1985.
Por supuesto que la Palma Chilena fue incluida en el Libro Rojo
clasificada en la Sección B de las especies arbóreas y arbustivas, en calidad
de Vulnerable 58 . Esta situación no se ha modificado hasta ahora,
en tanto la institucionalidad si ha ido experimentando mutaciones
que tendremos en consideración. Oficialmente se indica que: “En
Chile, entre el año 2005 y abril de 2012, esta clasificación fue efectuada
en virtud del Decreto N° 75 de 2004 del Ministerio Secretaría
General de la Presidencia del Medio Ambiente, mediante el cual se
dictó un procedimiento normalizado denominado “Reglamento para
la Clasificación de Especies Silvestres”, frecuentemente designado con
la sigla RCE. El 27 de abril de 2012, este reglamento fue remplazado
por el Decreto N° 29 de 2011 del Ministerio del Medio Ambiente que
dictó el nuevo Reglamento para Clasificar Especies según Estado de
Conservación (denominado con la sigla RCE). (...) Este Reglamento
es el procedimiento oficial que Chile debe utilizar” 59 .
57. Jorgensen, Jorgensen and Pritchard (Eds.), New Natures: Joining environmental history
with science and technology studies.
58. Iván Benoit, Libro rojo de la flora terrestre de Chile, 1 a ed. (Santiago de Chile:
CONAF, 1989), 85.
59. Ministerio Medio Ambiente, “Clasificación de Especies”, https://clasificacionespecies.mma.gob.cl.
5. La Palma chilena...
181
Este procedimiento administrativo, de corte cartesiano y con una
lógica administrativa borbónica incrustada en las derivas del derecho
positivo 60 , es el que le da origen a los “Procesos de clasificación RCE”
y desde donde emanan las “Fichas”. El registro de especies indica que
para las comunas de Valparaíso y Viña del Mar se pueden identificar
un total de 286 en condición de Vulnerabilidad, una de las cuales es
la Palma Chilena, Kankan o Jubaea Chilensis 61 .
La Vulnerabilidad, re-ensamblando lo global con la
intervención social
La institucionalidad, desde la primera parte del siglo XX, comenzó
a procesar la vulnerabilización de la Palma Chilena. Su ficha en el
“Inventario nacional de especies de Chile” detalla una gran cantidad de
datos relativos a su categoría de conservación, descripción morfológica,
historia natural, distribución, información poblacional y, nuestro foco
de interés, las amenazas.
Se indica que los tipos de amenazas para la especie son: “Pérdida
de Hábitat / Degradación (Causa antrópica); Especies Exóticas invasoras
(impactando directamente la especie); Cosecha (Caza/Captura);
Contaminación (afectando hábitat y/o especie); Desastres Naturales” 62 .
Luego, esta ficha de cuasi-caso social informa la “Descripción de amenazas”
en donde se sintetizan 8 factores identificados en el Palmar de
Ocoa, dentro del Parque Nacional La Campana extrapolando estos
datos a todos los territorios con presencia de Palma Chilena.
60. Arellano, “Análisis social multicriterio: reflexiones en torno a la institucionalidad
ambiental, en la región de Valparaíso, Chile”.
61. Ministerio Medio Ambiente, “Inventario nacional de especies de Chile”, Ficha Palma
Chilena en: http://especies.mma.gob.cl/CNMWeb/Web/WebCiudadana/ficha_indepen.
aspx?EspecieId=251&Version=1
62. Ministerio Medio Ambiente, “Inventario nacional de especies de Chile”.
182 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
Los 9 factores reconocidos como amenazas son:
1. Ganado doméstico por su herbivoría y ramoneo.
2. Extracción de agua.
3. Sequía y Cambio Climático.
4. Incendios Forestales.
5. Extracción de recursos biológicos del bosque.
6. Especies exóticas invasoras.
7. Expansión urbana.
8. Deforestación.
Vista esta lista no resulta comprensible que en los Tipos de amenaza
se haya incluido a los desastres naturales. Como se puede apreciar
a simple vista, todos los factores identificados son resultados de
la intervención antrópica, exactamente aquello que el concepto del
antropoceno intenta aprehender: la aparición de una especie dentro
de la natura que ha (o habría) tenido la capacidad de intervenir en los
procesos planetarios a escala geológica.
Mirando lo anterior y aquellos procesos de institucionalización es
que sostenemos aquí que esta situación podemos concebirla como el
antropoceno contra la Intervención Social en el caso de la Palma chilena.
El campo de disputa que se puede cartografiar aquí no apunta a
relativizar el daño infringido que equivaldría a negar la disminución
de 5 millones a 120 mil individuos en poco más de 150 años. Lo que
aquí debemos poner en tensión en virtud del análisis es el punto de
inflexión en que la misma especie que produce el problema es la que
elabora mecanismos de adaptación.
Concentraremos la mirada en uno de los factores que se ha establecido
como amenaza para la Jubaea Chilensis: la expansión urbana.
Al respecto se informa que: “Otra importante amenaza para la especie
es la expansión demográfica o expansión urbana, precisamente por
encontrarse en zonas altamente pobladas con centros urbanos de
5. La Palma chilena...
183
importancia nacional como la Conurbación Valparaíso Viña del Mar,
con una alta demanda de usos de suelo habitacional: ‘se intervienen en
primera instancia los bosques para ocupar terrenos en laderas de colinas,
y alrededor de 1960, este paisaje se va paulatinamente fragmentando,
lo cual al ir presentando espacios abiertos, permite que surja una nueva
amenaza a estos ecosistemas: la llegada anual y casi regular de los fuegos
forestales estivales’ (Quintanilla, 2009)” 63 .
Es algo desconcertante las combinatorias que se producen y que hemos
podido constatar en la secuencia de ensamblaje institucional Decreto-
Clasificación de Especies-Inventario de Especies. Resalta de inmediato
que la aclaración del parámetro de información, el Palmar de Ocoa,
tenga capacidad diagnóstica para un área urbana. Esta contradicción
es acompañada de otra inconsistencia en tanto la mayor consecuencia
de la expansión urbana sería, siguiendo la propia lista de amenazas, el
punto 4 referido precisamente a los incendios forestales y que no tiene
un solo dato atingente al Palmar de Ocoa y si alude exclusivamente a los
incendios de 2012 y 2017 que afectaron a 771 Palmas Chilenas. No se
puede soslayar que en este relato se incluye una expresión curiosa que
navega a la deriva en el campo de los juicios de valor responsabilizando
del problema, añadido a los incendios, de la extracción de semillas de
Palma a: “seres humanos inescrupulosos”.
También cabe hacer notar que la regulación en 1941 apuntó a
la prohibición de la tala de Palma Chilena sin autorización, la que
estaría ligada a la replantación, pero en ningún caso restringió una
convivencia que empezó a gestarse dado el crecimiento urbano en
dirección a las áreas de hábitat de esta especie amenazada y catalogada
como Vulnerable. Una observación preliminar nos permite hacer de
esa convivencia una vida examinada para recalibrar la solidaridad
interespecies que se ha generado a fuerza del encuentro entre Palmas
y humanos. Bajo este respecto y como podemos apreciar hasta aquí,
63. Ministerio Medio Ambiente, “Inventario nacional de especies de Chile”.
184 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
la institucionalidad ambiental ha procedido de manera de advertir
e intentar regular el comportamiento humano en clave dicotomía
Naturaleza/Sociedad 64 . Lo humano contra la naturaleza. Sin embargo,
en este modo anti-antropocéntrico o de “seres humanos inescrupulosos”
no se valora los otros modos de intervención en lo social implicados
en la convivencia y cercanía de los integrantes del actor-red y sus
respectivas capacidades de agencia.
La expansión urbana, como efecto metabólico, tiene una explicación
en la trayectoria del acceso popular al suelo que no resulta posible
desarrollar aquí, pero que no puede ser obviada 65 . La aproximación
etnológica aún no se encuentra consumada, pero aquí es posible compartir
las primeras aproximaciones de campo gracias a observaciones
esporádicas y un acercamiento a una de las zonas de la parte alta de
Viña del Mar, en el Área de Nueva Aurora, gracias a una tentativa de
proyecto de investigación que logró producir información preliminar 66
con la que podemos apreciar una contracara a las lógicas patrimonialistas
y de segregación.
El recorrido del punto puede comenzar por la Escuela Villa Monte,
de Nueva Aurora en Viña del Mar. Este establecimiento educacional,
la F-337 administrada por la Corporación Municipal Viña Del Mar
para el Desarrollo Social, en su Proyecto Educativo Institucional indica
que se encuentra en un barrio “próximo a un espacio natural de
64. Descola y Pállson, Naturaleza y sociedad: Perspectivas antropológicas.
65. Arellano, “Historia local del Acceso popular al Suelo. El caso de la ciudad de Viña
del Mar”; Ossul-Vermehren, “Lo político de hacer hogar: una mirada de género a la
vivienda autoconstruida”.
66. Ignacia Gamboa y Carolina Lucsich en su etapa preliminar de tesis de pregrado en
Trabajo Social realizaron un planteamiento que, dadas las restricciones de pandemia,
tuvo un giro que cambió el foco de interés. Sin embargo, del material gráfico y de algunas
entrevistas hemos recuperado algunos aspectos que resultan de gran utilidad para
nuestro recorrido analítico.
5. La Palma chilena...
185
reserva a la Palma Chilena, especie
protegida, actualmente patrimonio
natural” 67 . En su reseña histórica
se indica: “La Escuela Villa Monte
toma su nombre del barrio ubicado
en el tradicional sector de Nueva
Aurora, donde hasta la actualidad
existen palmares. Por esta razón,
nuestra insignia está representada
por tres palmas chilenas” 68 . Todavía
más, la escuela, durante un cierto
periodo de tiempo, ha hecho reflejo
de la relevancia del entorno
representando la vegetación pero,
especialmente la Palma Chilena,
en el frontis de la edificación con
un vistoso mural.
El entorno al que se refiere el
Proyecto Educativo Institucional es el
Fig. 1. Vista parcial del frontis de la Escuela
Villa Monte F-337 a inicios de 2020.
Fuente: Fotografía de Ignacia Gamboa
Fonfach y Carolina Luscich Montalva.
que se puede apreciar visitando el área, pero también gracias a herramientas
digitales como Google Maps, combinado con Google Street y Google Earth.
Respecto de esta imagen, la posición de el/la visitante la Escuela
Villa Monte se encuentra a la izquierda, en una cota superior en
varias docenas de metros. Este punto de observación se encuentra
en la quebrada en torno a la cual por el lado izquierdo fueron creciendo
las áreas de la Quinta Vergara, Viña del Mar Alto y Nueva
Aurora, mientras que a la derecha de la imagen se encuentra el sector
67. “Proyecto Educativo Institucional. Escuela Villa Monte F-337. Corporación Municipal
Viña Del Mar para el Desarrollo Social”, 8 de mayo de 2021,
http://wwwfs.mineduc.cl/Archivos/infoescuelas/documentos/1712/ProyectoEducativo1712.pdf
68. “Proyecto Educativo Institucional. Escuela Villa Monte F-337”.
186 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
Fig. 2. Vista desde Navarrete #324, Viña del Mar.
Fuente: Flavio Alvarado Hernández.
de Forestal, que abarca una enorme área geográfica que va desde
el Hospital Gustavo Fricke hasta la variante Agua Santa y ruta Las
Palmas, ambas conducentes a la Ruta 68 de Valparaíso a Santiago.
Son muchos los puntos de encuentro entre la ciudad y las Palmas,
y debemos decir que el acercamiento a esta zona en específico ha sido
solo producto de una elección aleatoria. Es apenas un cierto punto de
inicio para una indagación que requiere un proceso de inserción en la
investigación de más largo aliento y dotado de los recursos institucionales
y materiales apropiados para la envergadura de un programa de
estudios inter y transdisciplinarios. La figura 3 ilustra someramente
la complejidad del fenómeno a observar: la convivencia y solidaridad
interespecies.
5. La Palma chilena...
187
Fig. 3. Vista parcial desde Villa Monte. Se aprecia el tipo de constitución de
barrio. Las flechas indican algunos ejemplares de Palma Chilena Fuente: Archivo
personal Nelson Arellano-Escudero
Resulta evidente que las representaciones visuales del frontis de
la escuela y la domesticación de la Palma Chilena a través de su incorporación
en la insignia del colegio no son más que la extensión y
reconocimiento de una forma de vida. Desde luego, ello diluido en una
vida cotidiana donde los múltiples factores, demandas y condiciones
de la vida social contemporánea dejan poco lugar a la relevancia de
esta situación, al punto que todo ello debe ser relevado y puesto en el
campo discursivo como un hecho excepcional, en vez de desplegarlo
como un elemento más de la invención de lo cotidiano 69 .
La figura 4, la última de la serie, permite tener una vista cartográfica
de los tres principales puntos de conexión entre las institucionalidades
y los modos de vida en el territorio, donde se resumen los problemas
69. Michel De Certeau, La invención de lo cotidiano I: artes de hacer, 1ª ed. (México
D.F.: Universidad Iberoamericana, 2000), XLI - XLVIII.
188 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
Fig. 4. De izquierda a derecha: Vista parcial del Área de Villa Monte, Quebrada
Quinta Vergara y un segmento de Forestal. Fuente: Elaboración propia sobre
imagen de Google Earth (2021).
cosmopolíticos de la desglobalización, reseñada en las fragmentaciones
institucionales, sus contradicciones, con su arquetípico estructuralismo
que cercena las miradas, reduce y mecaniza las lógicas de pensamiento-acción
y fosiliza los discursos incapacitando a los actantes
en la labor de integración de los procesos complejos. Por lo mismo,
esta nueva entrada a la relación interespecies se hace vital para volver
sobre la intervención socio ambiental, haciéndonos repensar el modo
de intervención misma.
5. La Palma chilena...
189
La Palma Chilena y sus posibilidades para la intervención
socioambiental en lo social
El estudio realizado, en este caso, permite apreciar desde la intervención
socioambiental que, no obstante la fragmentación institucional,
cuyos intersticios habitualmente es llenado por la subjetividad de los
actores sociales humanos, es capaz de integrar los elementos dispersos
o bien considerados contrapuestos. En este sentido, en la Escuela Villa
Monte encontramos una tramitación institucional que se desacopla
de la tendencia Anti-antropocéntrica y se dirige hacia la solidaridad
interespecies en tanto constitución de un discurso político capaz de
recomponer la acción social y/o comunitaria. Un integrante de esta
comunidad educativa señala: “Somos la primera parte donde se mezcló
la palmas con la gente, porque hay sectores en Viña del Mar y en
Valparaíso, donde está la gente y al frente y están las Palmas, bajas la
quebrada y puedes ver las Palmas, aquí lo que pasó es que la conurbación
se mezcló con el palmar y si tú miras acá afuera, hay muchas casas que
en el patio tiene una Palma” (...) “aquí lo que se hizo fue un estudio, de
las características del barrio, nosotros cuando analizamos el barrio, no
llegamos a la conclusión de ser una escuela medio ambiental, cuando
analizamos el barrio, llegamos a la conclusión que había un factor en
el ecosistema del territorio que era determinantes para la identidad de
la escuela y del barrio” 70 .
Esta comprensión del entorno como un “sí-mismo” que puede
ser leído como un “en-sí-mismo” arroja un resultado completamente
distinto del pretendido por la regulación de mediados del siglo XX
donde la Jubaea Chilensis fue catalogada como un ser intocable, salvo
la exención otorgada por la autoridad respectiva. En la parte alta de
Viña del Mar la Palma no solo fue tocada, sino que está siendo cuidada
70. Docentes Escuela Villa Monte, entrevista realizada por Ignacio Gamboa y Carolina
Lucsich, Enero de 2020.
190 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
en la medida de las posibilidades de sus vecinos y vecinas de la especie
humana. “(…) los pobladores no cortan palmas y van pasando los
decenios y eso se mantiene, sin quien nadie le diga que no lo hagan”
(...) “hablando de gente en situación de pobreza extrema, también salió
entre otras cosas, la claridad respecto al valor económico que para ellos
tiene, porque si tú en tu casa tienes una Palma, esa Palma significa un
racimo, que cae más o menos en marzo o abril, o sea, cuidar la Palma
significa una ganancia económica directa, que puede ser otra razón del
por qué las cuidan” (...) “Nos dimos cuenta que en el territorio hay un
saber sobre las Palmas, que tiene una historia de vida social, porque es
muy común que, en época de cosecha, los niños traen [a la escuela] de
colación coquitos de Palma, lo venden en la calle, es como algo muy
instalado en su vida diaria y para nosotros ha sido bien exitoso trabajar
el tema” 71 .
La intervención en lo social no es un proceso continuo ni homogéneo,
pero sin embargo, tal como en la investigación social según
Geertz, las premisas aunque febles deben ser consistentes: “Se podría
concluir que todas nuestras prácticas ambientales están bajo de un
objetivo, que es de generar un ciudadano responsable en cuanto a su
territorio, con sentido crítico, siempre, si buscamos alguna iniciativa
o actividad, es buscando estas características en el alumno nuestro” 72 .
En esta aproximación preliminar se constata que la pluralidad del
Actor-Red requiere un ensamblaje de los componentes institucionales
con sus derivas en los modos de vida.
Si bien no cabe aquí desplegar mayores informaciones, no se puede
dejar de considerar una iniciativa que en Google Street aparece domiciliada
en calle Navarrete #324, Viña del Mar y que se autodenomina
71. Docentes Escuela Villa Monte, entrevista realizada por Ignacia Gamboa Fonfach y
Carolina Luscich Montalva, Enero de 2020.
72. Docentes Escuela Villa Monte, entrevista realizada por Ignacia Gamboa Fonfach y
Carolina Luscich Montalva, Enero de 2020.
5. La Palma chilena...
191
“Parque Natural KanKan” 73 . Su declaración establece que: “El Parque
Natural Kan-kan nace de la idea de proteger la quebrada Quinta
Vergara, que actualmente es parte del Santuario de la Naturaleza El
Salto. En su recorrido se pueden presenciar una gran cantidad de
Palmas Chilenas siendo una de ellas, y el atractivo principal, la famosa
Palma en Espiral”. Digamos, entonces, que las formas de convivencia
son múltiples y esta diversidad es la principal virtud que debiera ser
resguardada, en vez de las lógicas de extracción, apropiación y despojo.
Sin duda que los estudios de la Economía Ecológica y de la Economía
de lo Común podrán aportar elementos que desmitifiquen el imaginario
de la “Tragedia de los Comunes” 74 .
En nuestro desafío aquí presentado, que ha sido la problematización,
hemos podido contemplar un cierto campo conceptual que permite
restituir el binomio Naturaleza/Sociedad, que ha sido fragmentado por
la dicotomía Naturaleza/Sociedad. La comprensión de la vida social
también como vida natural o, como ya lo dijimos con Agamben, para
el griego antiguo, la zoe (Ζωή) como vida y la bios (βιο) como vida
política, impulsa una reflexión acerca de la vida política de la Palma
Chilena, en tanto sujeto protegido y considerado vulnerable en el
ámbito ecosistémico. Y por las circunstancias de los modos de vida en
la actual República de Chile, llega a enfrentar una condición de convivencia
forzada con un segmento de la población: los sujetos vulnerables
de la especie humana. Esta condición, no obstante, resultar evidente
en un espacio territorial definido, dialoga de manera heterodoxa con
73. Ver https://www.facebook.com/parquenaturalkankan/about Para más imágenes,
aunque combinadas con el Jardín Botánico de Viña del Mar, ver https://www.flickr.
com/photos/fjbn/3100843453/in/photostream/. Es posible visualizar un recorrido de
caminata por el área de Quebrada Quinta Vergara gracias al video: “Parque Natural Kan
Kan, Viña del Mar”, https://youtu.be/-6niwLe307s
74. Elinor Ostrom, Governing the commons: The evolution of institutions for collective
action, 1 st ed. (Cambridge University Press, 1990).
192 Parte Dos. El inter-medio y sus entrelazamientos para la intervención social
distintas entidades del Estado en donde encontramos diferentes formas
de tratamiento para las distintas características del mismo fenómeno.
La desglobalización que presenciamos aquí, situados en un relativamente
pequeño espacio de frontera en la que, por supuesto, se establece
una convivencia, es decir una vivencia compartida de lo cotidiano, nos
ofrece un caso de estudio para comprender la fractalidad del Estado y
la fragmentación Antropocénica que en conjunto fracturan el antropocentrismo,
criminalizándolo, despojando de vida política tanto a la
Palma Chilena como a los humanos que conviven con ella. Dos sujetos
quedan en condición de Nuda Vida institucional en circunstancias
que sus vidas cotidianas demuestran formas de solidaridad que aún
no llegamos a estudiar.
Sabemos que esta es solo una primera aproximación a la observación
de esta solidaridad interespecie, no obstante, ella nos permite establecer
la hipótesis de que la sobrevivencia de las especies depende de las formas
de colaboración que encuentran o producen entre sí. En este sentido,
la intervención social acaecida en el dispositivo de un establecimiento
educacional, merece una atención especial en tanto avance significativo
en el reconocimiento de un saber local, originado en el conocimiento
de sentido común, que también parece haber contribuido a la sobrevivencia
de una especie que pasó en pocos siglos de una población de
5 millones, a unos cientos de miles.
Como se puede colegir y aprender de esta aproximación, la intervención
social necesita mirar más y mejor la biocenosis, y escuchar
más para aprehender mejor.
5. La Palma chilena...
193
Proyecto Mosaico cierra aquí una etapa de su proceso mayor. Sin duda,
no se agota, pero lo medular ha podido ser descrito según lo señalado
al iniciar: como un trayecto de lo gráfico y sus entrelazamientos de la
historia trazada en el espacio inter-medio del escrito (Parte dos). La
apuesta por un recorrido exploratorio comprensivo, que le adosa
Humanidades a la intervención social, ha encontrado (descubierto) e
inventado (creado) una serie de combinaciones que ofrecen aperturas
para generar conexiones y perspectivas. Este descubrir, inventar y crear
ha intentado tomar distancia de la lógica científica epistemológica del
“producto”, de aquella lógica de las mercancías que fácilmente nos
subjetiva el capitalismo actual, en el decir de Bifo. Creemos que las
invenciones y creaciones desplegadas en este libro tienen que ver con
su tesis central: agujerear la noción de intervención desde miradas y
lecturas que al entrelazarse con otros planos permitieron pensar más
allá de lo meramente humano en su campo social y planetario. Por
197
supuesto, sin obviar enfoques y perspectivas desde sus posibilidades
interescalares; sin olvidar los aportes filosóficos e históricos, en un intento
por complementar el largo monólogo que las Ciencias Sociales
han impartido.
Por eso es que la deriva de filosofía a la historia, de las Humanidades
a la economía ecológica y la integración de los tiempos en el tiempo
permitieron apreciar la cristalización de la intervención social cartográfica.
Y desde ahí tomamos nota de las otras cartografías, permitiendo
que estas derivas produjeran enrolamientos y ensamblajes que problematizan,
sin duda, la aproximación al mundo social sin restringirlo a
un plano puramente humano. Se hace otro tipo de cartografía, una
que se pliega al pensamiento para hacer descalzar una realidad dicotómica
permitiendo que los territorios no coincidan con los mapas,
aperturando otras geografías y otros mapas de relaciones más allá del
antropoceno, sin olvidar sus apuntes y derivas en el marco capitalista
histórico, actual, y su impronta de la modernidad.
En este nuevo plano, que delinea una mirada oblicua de la realidad,
dejamos circular la intervención social mostrando que tiene algo que
pensar y decir. Dicho de otro modo, es posible repensarla, es posible
refundar prácticas sociales a partir de buscar nuevas (o distintas) entradas
a la noción de intervención social para retomar sus distintos
campos epistémicos, metódicos y políticos sin olvidar los aportes de las
Humanidades; ahí se juega la posibilidad de continuar ampliando su modo
de pensar-acción. Sin duda, este camino será la persistencia del Proyecto
Mosaico, pues aún queda mucho por hacer, por estudiar e investigar.
La gestualidad entrelazada se logra forjar con cierta nitidez en este libro
como artefacto inicial, pues aquí hemos logrado plasmar discusiones de
varios años en que los contextos de la revuelta social chilena, la pandemia
mundial, que con sus esperanzas y desesperanzas, también se entretejen.
No obstante, el desarrollo de la obra y su proceso escritural (tanto el
sedimento de los años anteriores como lo resultante del mismo libro),
198 Parte Tres. El inicio como revisión de una trayectoria
fue presentándonos obstáculos que fueron abordados y que generaron
resultados diversos; algunos resueltos, otros que han quedado abiertos
a un desarrollo posterior y un grupo de desafíos que abren nuevas-otras
preguntas y tareas para el programa de desarrollo de las Humanidades
para la intervención social. Sin ir muy lejos, ampliar los recorridos
sociales de la propia intervención en sus campos epistémicos y políticos
con la ayuda de la filosofía y la historia consolidaba nuestra historia
de trabajos. Sin embargo, abrirnos a discusiones de orden teóricas y
metodológicas en un entrecruce de distintas perspectivas para abordar
estas cuestiones no fueron fáciles, había que realizar el trabajo investigativo
respecto a lo señalado de la intervención social: ella era un texto
a descifrar e intentar desmontarla de un marco referido a un proceso
social modernizador y humanista era un desafío mayor.
Si imponía un desafío de gran alcance, ya que seguir la trama
que habíamos supuesto respecto a la intervención implicaba abrir
las relaciones entre procesos sociales, las prácticas que ahí se involucraban
y sus vinculaciones con los espacios territoriales en un juego
inter-especies (o más-que-humanas, como hemos señalado). Como lo
ha hecho la geografía en lecturas recientes 1 , fue relevante abrirnos a
perspectivas que iban más allá de nuestras miradas disciplinares para
lograr hacer devenir una lectura en que realmente la filosofía y la historia
se urdieran con cierta noción de pensamiento, acontecimiento,
cartografía, memoria, ecología, instituciones y relación inter-especie.
Más allá de las materialidades y sus objetivaciones de la realidad, en
estos engranajes pretendimos ir descifrando la intervención social
como texto, en que sus textualidades fueran arrojando otros sentidos
y otros modos de aproximarnos a una fabricación particular de modos
de prácticas sociales y culturales. Había que ir deviniendo, había que
ir reentendiendo lo de la subjetividad, su producción contingente en
1. Enrique Aliste y Andrés Núñez, Geografías del devenir. Narración y hermenéutica
geográfica, 1ª ed. (Santiago de Chile: Lom ediciones, 2021), 44-50.
Apostilla. Devenires y proyecto Mosaico: volver a iniciar
199
un espacio temporal y territorial amplio (de modo ecosófico) en que se
pudiese volver a comprender las cartografías trazadas, sus fronteras,
sus modos de instituirse y de generación de ciertas relaciones más que
humanas. En este sentido, las preguntas emergentes que se abren son
variadas y desafiantes: ¿cuán social es la agencia de los naturfactos?
¿aquella intervención en la naturaleza (humana y más-que-humana)
qué lógica requiere? ¿de qué maneras integramos la estética y ya no
solo la ética a los desafíos de los proyectos políticos? ¿la intervención
cartográfica debería alentar una democracia insurgente?, solo por
mencionar algunas búsquedas posibles.
Ahora bien, retornemos sobre algo de lo señalado en el punto anterior
de esta apostilla. La posibilidad de repensar las propias prácticas
sociales de la intervención social no solo fue el impulso inicial para
armar la parte dos e intermedia del libro, sino que nos percatamos
que fue también el impulso para abordar aquel trayecto primero: …
de lo gráfico y sus trayectorias (bio)gráficas. Lo nuevo que abría el libro
en el capítulo uno, al intentar situar la relevancia (y también sus
dificultades) de la filosofía y la historia para la intervención social,
estaba asociado a un proceso de refundación de las prácticas sociales,
pero sin olvidar los ámbitos epistémicos, políticos y metodológicos
de la intervención social. Era necesario imponer un gesto irónico y
contestatario: elegimos la vida onírica de la intervención social como
posibilidad de apertura de mundos en donde la filosofía y la historia
podían accionarse para mapear y volver a cartografiar ciertos campos
para la intervención y sus profesiones, a pesar de verse sobrepasadas
por ello, de ahí una nueva expansión de campos de conocimiento
para hacer ese recorrido. Ese inicio como nuevo escrito, que básicamente
impone interrogantes a la trama de la intervención social en
tanto noción que urdió el libro completo, logra tejer una textualidad
de la vida onírica con sus posibilidades ciertas de abrir los sueños
en vigilia, las utopías con las derivas que activa y nos presentan el
200 Parte Tres. El inicio como revisión de una trayectoria
pensamiento como flujo y la memoria como imposibilidad de olvido
de los acontecimientos pasados.
No obstante, tal vez lo más relevante es que en este mismo proceso
las bio/grafías se (re)plegaron en sus propias fisuras. Las biografías ya
señaladas en sus trayectorias fueron repensadas en el proceso de lo
escritural, es decir, en la gráfica de este libro. Nos queda claro que no
nos podemos desprender de los sentidos y del vitalismo de nuestros
trayectos anteriores; su historia se hace más clara, más evidente. Los
entrelazamientos deseantes han circulado entre nosotros al escribir este
libro, pero también al poner en el centro la propia noción de intervención
del presente, o bien, de los múltiples presentes que cohabitan en
distintos espacios temporales desafiando a la geografía y a las ciencias
sociales. Sin duda estos entrelazamientos nos cruzan y atraviesan, persisten
en sus velocidades y estancamientos en tanto muchos de ellos
tienen que ver con lo escrito en una historia reciente, aunque más
larga que este puro escrito. Y, todas aquellas historias han marcado y
han resonado, en sordina, sobre la cuestión de la intervención social,
sus prácticas, sus violencias, pero también en todas las posibilidades
transformadoras que ella puede desplegar.
Así, nos dimos cuenta que entró, de manera inesperada e imprevista,
la intervención social en la memoria con una activación de una sincronía
de los autores en el siglo XX. Por eso es que la cuestión de refundar
las prácticas sociales que vislumbramos, siempre estuvieron ahí. Esta
digresión no puede ser sino parte de la propia historia de este libro. De
manera circunstancial 1996 y 1997 fueron años compartidos en los
pasillos y aulas de la Universidad Diego Portales, en calle Vergara 275
en Santiago de Chile. Era un tiempo paralelo de pre y posgrado en una
circulación de los mismos actores, pero con diferentes perspectivas de los
efectos de esa convivencia académica. Un hito sincrónico de paralelismo.
Aquel momento promovía una conexión lateral impensada: La
publicación de “Una refundación de las prácticas sociales” de Félix
Apostilla. Devenires y proyecto Mosaico: volver a iniciar
201
Guattari 2 , leída en Santiago de Chile, generó un texto producido por
el sociólogo Hugo Villela Guerrero titulado Para una refundación de
las prácticas sociales 3 . Por aquel tiempo en que la internet era más bien
un elemento desconocido y sin masificación, su circulación a través
de fotocopias entre Santiago y Valparaíso, gracias a Domingo Asún
Salazar, dispuso las condiciones para la elaboración de una reflexión
titulada: En la refundación de las prácticas de intervención social 4 . No
se trata de una iluminación precoz, sino de las bases de una reflexión
que, en la subsidencia y como mandato inconsciente, se mantuvo en
desarrollo por 25 años de manera intermitente y sin una conducción
evidente, sino más bien intuitiva.
Lo atractivo es la resonancia actual de aquellos textos. Leer a
Guattari en sus últimos años de vida, un año después de haber estado
en las calles de Santiago de Chile 5 , no deja de impresionar respecto a
lo que vivenciábamos en esos años 1990s de la transición chilena ¿post
dictadura? Cabe señalar que Guattari como interventor, psicoanalista
y emparentado con una filosofía de la diferencia gracias a sus encuentros
con Deleuze, ya tenía puesto sus ojos en la catástrofe planetaria
que se vivía globalmente. Si bien es un breve texto que podría haber
sido escrito hoy, ahí ya señalaba la relevancia de ir pensando esta trama
de la intervención desde múltiples lugares que pudieran hacerle
2. Félix Guattari, “Pour une refondation des pratiques sociales”, Le Monde diplomatique,
463, Octobre 1992, 26-27, https://www.monde-diplomatique.fr/1992/10/
GUATTARI/44749. Traducción en Félix Guattari, Plan sobre el planeta. Capitalismo
mundial integrado y revoluciones moleculares, 1ª ed. (Madrid: Traficantes de sueños,
2004), 119-132.
3. Hugo Villela, Para una refundación de las prácticas sociales, (Santiago de Chile: texto
inédito, fotocopiado, 1994).
4. Nelson Arellano, En la refundación de las prácticas de intervención social, (tesina post-título
Modelos de Intervención Psicosocial, Universidad Diego Portales, 1997).
5. Félix Guattari, Las luchas del deseo. Capitalismo, territorio, ecología. Escritos para un
encuentro 1989-1991, 1ª ed. (Santiago de Chile: Pólvora Ed., 2020).
202 Parte Tres. El inicio como revisión de una trayectoria
frente a la problemática vivida. “(…) preconizo -bajo la tutela de una
articulación inédita entre ecología medioambiental, ecología social y
ecología mental- la invención de nuevos agenciamientos colectivos de
enunciación, que atañen a la pareja, a la familia, a la escuela, al barrio,
etc.”, decía Guattari 6 . Qué duda cabe que esto habrá influido en el
sociólogo chileno Villela, pues era el momento de pasar a la realización
de nuevas prácticas sin perder la innovación en un mundo que se creyó
estable luego del triunfo del capitalismo y cierto pensamiento de la
modernidad pos guerra fría (tal vez por eso hablaban de “refundar”).
Estos textos eran la persistencia respecto del agotamiento de esos
paradójicos años triunfalistas, por lo que se hacía necesario insistir en
la relevancia del cambio de mentalidades y su cuestión multiescalar,
más allá de la acumulación capitalista y su progreso devastador. Era
necesario un pensar ecosófico en momentos de microfascismo que
se traducían, según el francés, en xenofobia, racismo, militarismo y
opresión de género; y aunque eso era descrito en 1992 no está nada
de alejado a nuestro presente.
Por lo tanto, en esos años se instalaba la necesidad de comenzar a
revisitar y revisar el pensamiento de la intervención social. Si bien a
finales de esos años 1990s empezaba a aparecer una inquietud crítica
al Estado y sus políticas públicas inclusivas, pero neoliberales, lo central
apuntaba a intentar decir otra cosa de la intervención. Había una
necesidad de comprensión mayor, lo que llevó a pensar otros sentidos
para el campo propio de la intervención social y la refundación de sus
propias prácticas 7 . Algo de esta protoimpresión sensible inicial, en tanto
dato primario en jerga fenomenológica, es lo que consolida este libro
tantos años después.
6. Guattari, Plan sobre el planeta, 120.
7. Arellano, En la refundación de las prácticas de intervención social, último apartado
“Construyendo un sentido”.
Apostilla. Devenires y proyecto Mosaico: volver a iniciar
203
En la Universidad Diego Portales, Eugenio Lahera era capaz de
reconocer que para 1996 la situación de inequidad en la distribución
de los ingresos seguía en el mismo estado de situación que casi todo el
siglo XX: el 10% más rico de la población se quedaba con el 40% de
los ingresos totales del país mientras el 10% más pobre debía repartirse
el 2% del total nacional. Pero reconociéndolo destacaba el gran progreso
en la disminución de la pobreza y la capacidad del Estado para
organizar a la sociedad civil en programas y proyectos orientados a la
creación de empleo e instalación de capacidades. Las bondades de la
transición plagaban de paradojas una vida social y política cooptada por
un monetarismo que blandía los bienes materiales como documento
probatorio de su legitimidad.
Esta línea trazada y descubierta hace que su trayecto, sus propias
creencias y deseos, se conecten con la manera en que este libro toma
aquellas lecturas y las hace propia permitiendo abrir nuevas trayectorias
tanto vitales como académicas. Fueron las andanzas filosóficas actuales
de uno lo que hizo recordar estos trabajos de hace 25 años del otro.
Una propia intervención social en la memoria: la actualización de un
camino recorrido, habiendo perdido de vista el punto de referencia
inicial. Aunque en realidad, como señalamos, ha sido el desarrollo
intermitente de un camino que se fue entrelazando en torno a la intervención
social y su posibilidad de refundarla, porque si bien el trayecto
comenzó hace muchos años, solo hace unos pocos pudimos vislumbrar
la relevancia de la Filosofía y la Historia para su mejor comprensión.
En esos pasillos de la Universidad Diego Portales solo hubo cruces,
pero sin palabras; se compartió un espacio, un territorio bajo significaciones
personales, aunque este libro las entrelace más de veinte años
después. Aquí cerramos y abrimos un proceso escritural, personal y
académico, puntualizando las pesquisas respecto a las mutaciones de
las producciones de subjetividad actuales, haciendo posible cartografiar
otro modo de pensamiento para el tiempo presente, pero sin
204 Parte Tres. El inicio como revisión de una trayectoria
nunca olvidar otras cartografías e invenciones que recaen en nuestro
pasado para así proyectar otro futuro. Este fue el caso de estudio que
mostramos con la Palma chilena. No obstante, sabemos que nunca lo
que se piensa es tan novedoso, en realidad nunca es una innovación,
porque estos procesos se construyen con otros, se reiteran a través del
tiempo, se replican en distintas generaciones humanas sin que haya
habido contacto entre ellas. Guattari ya lo había señalado en las páginas
finales de su texto, lo que además ha sido procesado por tantos aquí en
Nuestra América: “Las ‘cartografías ecosóficas’ que habría que instituir
tendrán como particularidad el hecho de no asumir únicamente las
dimensiones del presente, sino también las del futuro” 8 , sin dejar de
lado la responsabilidad de memoria.
No cabe duda que, desde aquí, se abren nuevos trayectos, encuentros
y deseos que habrá que seguir explorando. Este libro es un entrelazamiento
deseante, una monografía que busca perderse en los límites,
las fronteras de uno y otro, aunque cada uno se pueda reconocer en el
escrito: es también la instalación de lo gráfico derivando hacia nuevas
trayectorias. Como hemos dilucidado, los entrelazamientos deseantes son
un camino a recorrer y por descubrir. En la deriva que nos puso ante la
vida onírica entramos desde la filosofía para luego combinarla con la
historia y arremeter en puntos de referencia que facilitaran entender el
mundo multiescalar en el que vivimos, queriendo descifrar su devenir,
descifrar el texto de la intervención.
Este libro son dos textos en paralelo, enunciando la bitácora de los
viajes para dialogar en torno a la intervención, por una parte, mientras,
por la otra, un nutrido mosaico de notas al pie son los souvenirs con
cuya colección ha sido posible desatar amarras para anudar las mismas
cuerdas en una secuencia diferente. Comprobamos que no estamos lejos
del punto de partida. Es un recorrido que solo puede ser un periplo. No
ha sido más que un ir para un venir que permita re-examinar(nos) en
8. Guattari, Plan sobre el planeta, 131.
Apostilla. Devenires y proyecto Mosaico: volver a iniciar
205
la vida interventiva, apreciar el modus operandi de este modus vivendi,
para desplegar mapas, portulanos, planos, diagramas, mapamundis,
archivos kmz y kml, tizar cuadrículas, conciliar trigonometrías y un sin
fin más de posibles referentes que dibujen y desdibujen coordenadas
en el andar extraviado de la intervención en lo social.
De todos estos devenires es que surgió proyecto Mosaico. Esta forma
de respuesta que buscaba la integración como reivindicación ante la
fragmentación y las múltiples fragmentaciones del proyecto cultural
neoliberal, más bien monetarista. Ante la mecanicidad de la convivencia
institucional y todo su instrumentalismo fuimos construyendo nuestras
propias Políticas de la amistad; ante la celosa y frenética definición de
feudos disciplinares aplicamos recorridos interdisciplinarios; frente a
la ruptura de la díada Naturaleza/Sociedad indagamos otras cosmovisiones.
Así, la urdimbre de líneas de distintas conversaciones, análisis
y digresiones fue revistiendo áreas de cobertura de este interés por las
metódicas y mecanismos que apuestan por la transformación social,
entendiendo aquí que los mundos más-que-humanos también tienen
una vida social que se debe considerar.
La trenza de este recorrido es el movimiento helicoidal que se perfila
con una prospectiva en la que el tiempo plegado sobre sí mismo
podrá indicar las derivas que vayan germinando. Los aprendizajes
acerca de la intervención social cartográfica favorecen la configuración
de un clivaje oportuno para la acogida de proyectos de colaboración
para la superación de la Situación de Calle, la Educación Ambiental,
la Gestión Municipal, la Consultoría Organizacional e Institucional,
entre muchas otras posibilidades.
El futurible de la intervención social, desde luego, es un campo de
interés cuya semántica debe abrirse a las posibilidades de imaginar no
solo escenarios viables sino también los deseables: intuir otros entrelazamientos
deseantes. El camino hacia ello por supuesto que demanda
un desaprendizaje de los automatismos de las respuestas consideradas
206 Parte Tres. El inicio como revisión de una trayectoria
evidentes. No tiene por qué ser el Estado el referente principal ni se
puede seguir sosteniendo que los financiamientos deben ser asignados
vía fondos concursables, entre tantos temas sensibles en que las tecnocracias,
hasta ahora, han demostrado una gobernabilidad incontestable,
pero incapaz de sostener ninguna gobernanza.
Volver a iniciar no quiere decir ni borrón y cuenta nueva ni la
innovación como dogma. Es considerar el camino recorrido para
recorrerlo nuevamente de un modo que ya es imposible sea una pura
réplica o una simple reiteración. Es que la vida no puede representarse
pues, sencilla y complejamente, solo le es posible presentarse. Se trata
de explorar aquella vida examinada donde la filosofía, la historia, las
formas del arte y la amplia gama de las ciencias son requeridas por su
sistematicidad y rigor, pero donde todo saber académico es detectado
en sus limitaciones y debe ser auxiliado por otros conocimientos que
pueden, incluso, no reconocer el estatuto de progreso que ofrece.
Volver a iniciar es también recalcular las rutas de intervención en lo
social sumándose a llamados tan urgentes como el “Prevenir, detener
y revertir la degradación de los ecosistemas en todo el mundo” al que
convoca El Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los
Ecosistemas; el tiempo de 2021 a 2030 es una década que debe estar
orientada a sanar nuestro planeta. No compartimos que deba ser, según
su eslogan, un “grito de guerra”, porque, bien sabemos en Chile,
NO estamos en guerra, pero sí somos adeptos a la pregunta de este
llamado que el trabajo colaborativo acierta a convocar: “¿Tú qué vas a
restaurar?”. Esa pregunta, tan moderna, al mismo tiempo tan plagada
de sentido y tan vacía, tan en el progreso y tan en la urgencia, nos
devuelve -una vez más, en el movimiento helicoidal- a poner enfrente
de la pregunta: ¿qué es intervenir en lo social?
Si en el siglo XIX la imaginación occidental pensó al siglo XX como
un tiempo desbordado de objetos con capacidad de reemplazar el trabajo
humano y simplificar las tareas de la reproducción de la vida, nuestro
Apostilla. Devenires y proyecto Mosaico: volver a iniciar
207
siglo XXI tiene la necesidad de imaginar la vida con menos objetos y
más abundante en seres y entidades con quienes compartir una historia
geológica que sea posible de leerse con esperanza en el siglo XXII.
La historia no nos pertenece, pero sí somos la historia.
208 Parte Tres. El inicio como revisión de una trayectoria
Esta selección de referencias realizadas se aboca exclusivamente
a los libros y capítulos de libros usados. No obstante, ella es solo
una guía general dado que el escrito en su totalidad posee muchas
más referencias de artículos y reseñas de revistas especializadas.
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Doctor en Sostenibilidad, Tecnología y
Humanismo por la Universidad Politécnica
de Cataluña. Es investigador y académico
del Instituto de Humanidades de la
Universidad Academia de Humanismo
Cristiano. Fue investigador responsable del
proyecto Fondecyt Iniciación nº11180158
(2018-2021) “Las fronteras solares de
Chile: Desierto, Antártica, Polinesia y
Espacio. Una historia de gobernanza y
valores sociales de tecnologías solares en
zonas extremas (1976-2011)” y Postdoc
3160197 (2015-2018) de energía solar
en la industria del Salitre. Sus líneas de
investigación se encuentran en los campos
de la Sustentabilidad, la Historia de la
Tecnología y los conflictos tecnoambientales.
Ha editado el libro Situaciones de
calle: abandonos y sobrevivencias. Miradas
desde las praxis. Chile – Argentina – Costa
Rica – México (RIL Editores, 2019) y
co-editado Materiales (de)Construcción.
Crítica, neoliberalismo e intervención social
(Nadar Ediciones, 2020) junto a Borja-
Castro Serrano y Alex Cea Cea, además
de actuar como editor invitado para las
revistas Cuadernos Médico Sociales y Revista
de la Academia. Ha publicado artículos
en revistas especializadas de Historia y
Trabajo Social, es miembro de varias
sociedades científicas en Europa y Chile y
académico del claustro del Doctorado en
Estudios Transdisciplinares Latinoamericanos
(DETLA) en la Universidad Academia
de Humanismo Cristiano, así como
profesor colaborador en las Universidades
Alberto Hurtado y de Valparaíso, en
Chile. Recientemente, ha sido reconocido
como investigador visitante con la beca
Erasmus Mundus en Portugal y en el
Centro Maria Sibylla Merian de Estudios
Latinoamericanos Avanzados (CALAS) que
se dedica a fortalecer la cooperación académica
transdisciplinaria y transregional
en las Ciencias Sociales y Humanidades
entre América Latina y Alemania.
Doctor en Filosofía de la U. de Murcia,
España; Magíster en Filosofía, U. de
Chile; y Psicólogo UDP.
Paralelamente a sus estudios, desempeñó
cargos académicos en el área
educativay participó en la creación de
organismos del tercer sector y consultoras
privadas, todas organizaciones orientadas
a la investigación social. Actualmente es
investigador y profesor Asociado de la
Facultad de Educación y Ciencias Sociales
de la Universidad Andrés Bello, donde es
docente de la carrera de Trabajo Social
y otros programas de postgrado, además
de profesor y miembro del claustro del
Doctorado en Teoría Crítica y Sociedad
Actual (TECSA). Sus líneas de trabajo
articulan la filosofía de la alteridad y las
relaciones entre ética y política en el pensamiento
francés; el análisis institucional
y organizacional; y la intervención social
en pobreza y salud mental. Sus referentes
de análisis son los trabajos filosóficos y
políticos de Emmanuel Lévinas, Miguel
Abensour, Félix Guattari, Gilles Deleuze
y su recepción latinoamericana. Genera
publicaciones especializadas, y en los
últimos años ha lanzado libros, tales
como: Resonancias políticas de la Alteridad
con Nadar Ed. (2018); Imaginarios de
transformación: el Trabajo Social revisitado
con Ril Editores (2018, editado
junto a Marcela Flotts); y recientemente,
Materiales (de)construcción. Crítica,
Neoliberalismo e Intervención social con
Nadar Ed. (2020, editado junto a Nelson
Arellano-Escudero y Alex Cea Cea) y el
Núcleo interdisciplinario de intervención
social y políticas sociales (NIS, UAH). Ha
sido investigador principal del proyecto
FONDECYT de Iniciación nº11150317
(2015-2018) y hoy en día es investigador
responsable del proyecto FONDECYT/
ANID Regular nº1210033, “Cartografías
críticas de la intervención para una invención
institucional: por otros saberes
y otra política” (2021-2024).
Este libro terminó de imprimirse en
abril de 2022, en los talleres de Imprenta
Donnebaum, Santiago de Chile.