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San Valentín en el IES
¿QUÉ ES EL AMOR?
El amor es un sentimiento que ha inspirado a
escritores y poetas desde la antigüedad. La
concepción del amor romántico, en su a veces casi
mimesis con la toxicidad, ha sido representado con
gran frecuencia a través de la tragedia en la literatura.
Prueba de ello, Rodolfo Recio escribió un relato basado
en un caso real, el de Ángeles Valle Antúnez y Juan
Manuel Ortega. Escrito tras un exhaustivo proceso de
investigación, el autor desarrolla los hechos en su libro
‘Los amantes de Galaroza’.
LOS AMANTES
DE GALAROZA
La historia nos sitúa en el segundo decenio del siglo
XX, en Galaroza, un pueblo de Huelva cuyo nombre en
árabe significa “el valle de la novia”. España se
convulsiona inmersa en el sistema caciquil de la última
etapa de la Restauración. La guerra está a punto de
estallar, y parte del ejército español se encuentra
desplegado en África. La mayor parte de la población
española se encontraba sumida en la pobreza más
absoluta, repartida entre jornaleros y otras clases
populares. Las costumbres y los modismos del
lenguaje local serrano transitan por toda la obra,
trasladando al lector y acompañándolo en un viaje en el
tiempo hacia la comarca serrana, dónde aconteció
esta historia real.
Vecinos de Galaroza, Ángeles y Juan Manuel se
conocieron y enamoraron a los 19 años de edad, y el
desenlace de este sentimiento les hizo convertirse en
protagonistas de la tragedia. El amor que ambos
sentían no fue secundado por los padres de Ángeles
Valle, que no consideraban a Juan Manuel un candidato
apropiado para su hija. Para Dolores Antúnez, ver
casada a su Angelita con un jornalero suponía un
fracaso. Sobre todo, después de la inversión que ella y
su marido habían realizado para poder casarla con un
marido que, ante todo, pudiese contribuir
positivamente a la situación económica de la familia.
En el verano de 1917, con el Gobierno Conservador de
Eduardo Dato extendiendo sus redes desde la capital,
los jornaleros comenzaban a hablar de boicot a los
patronos.
Sumado a esto, Juan Manuel sufría la presión de una
guerra inminente que le destinaría a África. La idea de
no volver jamás de la guerra, sumado al hecho de que si
lo hacía, probablemente encontraría a Ángeles ya
casada con otro, provocó que la situación psicológica
del joven no hiciese más que empeorar. Por aquel
entonces la familia de Ángeles ya había prohibido a los
jóvenes verse, las familias estaban enemistadas, y la
ansiedad de Juan Manuel hacía que la idea del suicidio
se le apareciera como una solución.
El 19 de agosto de 1919 Ángeles y Juan Manuel
desaparecieron. Cada joven dio una disculpa diferente
a su familia. Es un hecho comprobado que Juan Manuel
pasó por la Casucha para despedirse de la familia para
la que estaba trabajando. Al parecer, los Perreau lo
interpretaron entonces como una despedida del
muchacho, que pronto partiría a la guerra.
Tras varios días de búsqueda por los alrededores de la
sierra, los jóvenes aparecieron muertos el día 21 de
agosto. Hallaron a Ángeles ahogada en una alberca en
los alrededores de Galaroza. Juan Manuel, un joven
fuerte dedicado a la jardinería y que seguramente
contaría con gran agilidad, apareció muerto también en
los alrededores, enredado en los cables eléctricos.
Ángeles y Juan Manuel fueron enterrados en el
cementerio civil, al que los lugareños llamaban el
‘corralito’ (destinado dar refugio a los cuerpos de
suicidas y otros heterodoxos de la apostólica y
romana). Las familias de los amantes hicieron las paces
y decidieron ubicar las sepulturas una junto a la otra.
Por estos motivos, el caso quedó como un suicidio en el
imaginario de la Galaroza de la época.
A medida que el amor entre la pareja madura, la
amenaza de la peste sobre la localidad y la situación
poco halagüeña de los trabajadores, debido a la
escasez de recursos que padecían, van tornando el
ambiente cada vez más oscuro.
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