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{Read Online} La Santa Faz: En los documentos de la Iglesia (Spanish Edition)
La Santa Faz: En los documentos de la
Iglesia (Spanish Edition)
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{Read Online} La Santa Faz: En los documentos de la Iglesia (Spanish Edition)

Description
El rostro es el alma, es la persona, es la vida. En lenguaje bíblico, este es el “yo soy” del hombre
y el “yo soy” de Dios, quizás aún más del corazón. Cuando se habla de Jesús, ciertamente no se
debe separar Su Rostro de toda Su Humanidad, y además, no se debe considerar aparte de Su
Divinidad. Pero en la Santa Faz, como en el Sagrado Corazón, se ve la expresión de la plenitud
de amor y dolor que es el misterio de la Humanidad unida hipostáticamente a la Divinidad sin
perder nada de su natural capacidad de resignación, dolor y sentimiento: una comprende cómo en
la contemplación de este Divino Rostro la psicología humana es especialmente conmovedora e
impresionante, y que hay que dejar que el corazón se mueva a la adoración y a la oración. Sin
embargo, también en su “lugar”, siempre que no esté aislada del “todo” Humano - Divino a quien
pertenece, la Santa Faz es eminentemente digna de veneración, no menos que el Sagrado
Costado, las otras Llagas, la Sangre, el Sagrado Corazón. Queda por ver cuáles pueden ser los
resultados prácticos de su práctica, siempre a la luz de la teología, y siempre que en esta
devoción, como en otras, no se produzcan tortuosas confusiones, como podría ocurrir fácilmente
donde la ignorancia total podría conducir al fetichismo y a la superstición. Aquí, como siempre, la
Iglesia está dispuesta a ejercer una vigiliancia, como lo ha hecho en esta materia. Pero el buen
pueblo cristiano que en la ciudad de Lucca y en otros lugares vino a venerar la Santa Faz, no
veneraron una parte, por noble que fuera, del Cuerpo de Cristo, sino que lo adoraron Crucificado
por nuestra salvación. También en San Pedro el Domingo de Pasión, quien se postra, no lo hace
ante el Rostro impreso en el velo de la Verónica (según la tradición) y menos aún ante el mismo
velo - sino que con profundo respeto y corazón ardiente adoran e invocan a Aquel que en la Vía
Dolorosa llevó la Cruz, cayó bajo el santo madero, habló a las santas mujeres, imprimió su sudor
y su sangre en un pañuelo que le ofrecieron manos piadosas, y finalmente fue crucificado por
nosotros. Y ante el Crucificado del Beato Angélico[2], ese Rostro tan tierno y majestuoso, tan
silencioso y tan elocuente en su Divino dolor, ¿no está todo el misterio de su Vida y Muerte, que
resuena dentro de nuestra alma, y nos hace creer, adorar, ¿llorar y pedir perdón? Pongámonos
de pie con la Iglesia, con los Padres y Directores Espirituales para enseñar el verdadero camino
en la devoción y en la vida espiritual. El teólogo, por su parte, afronta y se esfuerza por resolver
cuestiones en el plano científico, como lo ha hecho muy bien Don Stefano Pedica en este
volumen. Esta enseñanza es un servicio prestado a todas las almas que son movidas y unidas
por la influencia misteriosa del Espíritu Santo, para buscar a Dios en Jesucristo según uno u otro
aspecto de Su Humanidad - sin separarlas nunca de todo Su Ser - sin dividirse jamás en partes
separadas incluso en la imaginación de las acentuaciones psicológicas de la piedad. El padre
Stefano Pedica, que ha vivido durante más de diez años entre el tumulto de las grandes ciudades
americanas, aún puede considerar que la sociedad moderna, mientras aparentemente busca
riquezas y placeres, alimenta en sí misma anhelos ocultos por los ideales de pureza y bondad que
se hacen. manifiesta en el Rostro del Salvador.