Historias que cambian vida - Clínica IMAT Oncomédica Auna - Montería

Está en tus manos
escribir tu historia
¡Está en tus manos!
Detéctalo y salva tu vida.

“
El cáncer no es una sentencia
de muerte. Es una sentencia de
vida que te empuja a vivir
”

Para todas aquellas que lloraron, se desesperaron, lucharon,
sobrevivieron, no miraron atrás y apoyaron.

Mes de la lucha contra
el cáncer de mama

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María del Rosario López Bedoya
Sandra Marcela Díaz
Natalia García Corrales
Lady Luz Humanez Arroyo
Diana Pérez Duran
Lila María Tamara
Eucaris López Iglesias
Narly de la Ossa
Leanys Lozano Negrete
Martha Rodríguez

María del Rosario
López Bedoya
Mi nombre es María del Rosario López
Bedoya y mi historia inicia en el mes
de agosto del año 2015. En ese tiempo
era enfermera de quimioterapia en una
clínica y una noche al llegar a mi casa
del trabajo me cambié el uniforme,
tomé un baño, me realicé un
autoexamen en el seno y me di cuenta
que algo estaba mal. Esa noche no
dormí pensando en qué era lo que
había sentido, no le dije nada a
ninguno de mis familiares y al día
siguiente consulté a diferentes
oncólogos en busca de respuestas.
El doctor me revisó y en un inicio me
dijo que no había nada, sin embargo,
tomé el dedo de su mano y le indiqué el
sitio donde había visto algo raro la
noche anterior, al sentirlo me ordenó
una ecografía y al tener los resultados
vimos que tenía una masita en el seno
derecho e inmediatamente me ordenó
una mamografía.
Con el resultado en mano fui con el
oncólogo y juntos buscamos al
mastólogo, él me revisó y ordenó una
biopsia de mama. Al ser enfermera de
quimioterapia no podía faltar a mi
trabajo, ese día llegué a mi puesto
para canalizar pacientes y al terminar
mi labor bajé a imágenes diagnósticas
para realizarme la biopsia; a modo de
broma, le dije al doctor que tomará
muestra suficiente para el examen y
al terminar me dio las indicaciones
de cuidado.
Cuando tuve los resultados fui al
doctor, le pregunté qué había visto y
cómo veía la muestra, en ese
momento no sabía cómo reaccionar a
sus palabras y al salir de la consulta fui
directo a la sala de quimioterapia y
empecé a llorar, el resultado dio
positivo para cáncer de mama. No

podía hablar y le reclamé a Dios por
qué a mí, en ese momento solo
pensaba en mis hijos y en mi familia,
era tanta mi angustia que al no poder
hablar, uno de los médicos llamó mis a
hijos y junto con mi hermana fueron a
buscarme a la clínica.
El siguiente paso fue realizar una serie
de estudios para luego programar una
cirugía y sacar la masa que había en
mi pecho. Todos los médicos me
daban ánimo y constantemente me
decían que todo iba a salir bien, si
algo puedo decir y agradecer es que
en todo momento tuve su apoyo y
acompañamiento, nunca me dejaron
sola.
El día de la cirugía se acercaba y la
verdad es que yo no quería hacerlo, no
sabía cómo sentirme y me sentía muy
nerviosa por toda la situación. El día de
la cirugía fui acompañada de mis hijos,
mis hermanas y amigas, ese día
sacaron la masa que se encontraba en
mi seno y procedieron a analizarla
para determinar si necesitaba
quimioterapias para combatir el
cáncer. Gracias a Dios todo salió
satisfactoriamente, el resultado de los
análisis dio positivo, pero no tuve
necesidad de someterme a
quimioterapias y radioterapias solo
tenía que comenzar un tratamiento
hormonal que duró 5 años. En el 2020
por fin terminé con mi lucha y
actualmente me encuentro sana y sin
recibir ningún tratamiento.
Espero que esta historia ayude a
otras pacientes que están
empezando este proceso que es
largo y doloroso y que piensan que la
vida se les acaba cuando le
diagnostican esta enfermedad. A
todos esos pacientes quiero decirles
que no es así, hay que luchar y seguir
adelante con la ayuda de Dios y
todos esos profesionales que se
cruzan en nuestro camino.

“
Esta enfermedad me enseñó
a ser más empática, más
humana y a aprovechar el
tiempo al máximo, así como
yo tuve a mi lado personas
que fueron una luz para mí,
yo fui esa luz para algunos
pacientes sin importar la
clase social o la religión a la
que pertenecían.
Mi mensaje para todas las
mujeres es que se hagan el
autoexamen de mama,
conozcan su cuerpo, no les
tomará mucho tiempo; con
solo tocarse pueden
detectar alguna anomalía en
sus senos y consultar a
tiempo con sus médicos.
”

Sandra
Marcela Díaz
Mi nombre es Sandra Marcela Díaz,
soy Ingeniera de sistemas de
profesión y actualmente tengo 35
años, estoy casada y soy madre de
dos hermosos hijos, Mathias de 12
años y Gabriela Sofía de 7. Hoy
comparto mi historia contigo y espero
que te llene de fuerzas para seguir
adelante.
En enero del 2021 comencé a vivir uno
de los episodios más difíciles de toda
mi vida, un día cualquiera me levanté y
al verme al espejo pude notar que mi
seno izquierdo tenía un pequeño bulto,
al percatarme de ello comencé a
tocarlo para tratar de averiguar qué
era, bien dicen que uno conoce su
cuerpo y sabe cuando algo no está
bien, en ese momento me alarmé y
decidí ir por consulta particular a
realizarme una ecografía de mama y
tejidos blandos, ya que por mi edad
(ese momento tenía 33 años) no podía
realizarme una mamografía. Mi
sorpresa fue grande fue al ver que la
ecografía había mostrado tres nódulos,
dos de apariencia normal y uno que era
irregular y diferente a los otros dos, al
ver eso, la especialista me aconsejó
hacerme una biopsia y así saber con
seguridad si aquellos nódulos que tenía
en mi seno era malignos o benignos.
Nunca imaginé todo lo que me
esperaba vivir, fui muy diligente y
comencé a hacer todas las vueltas
para realizarme la biopsia. El 30 de
marzo del 2021 llegó a mi correo
electrónico el resultado, mis ojos leían
pero poco podía entender lo que ahí
decía, lo único que comprendí en su
totalidad fue la palabra “maligno”. En
ese pequeño instante mi mundo se
cayó a pedazos, al principio estaba en
shock, no entendía lo que pasaba ni
por qué me pasaba a mí, solo tenía 33
años, me encontraba en la mejor etapa
de mi vida, a mitad de mis estudios
universitarios con tantos sueños en
familia que en ese momento
comenzaron a derrumbarse, y lo peor,
la palabra “muerte” rondando
constantemente por mi cabeza al ser
ese el primer pensamiento que se viene
a la mente al hablar de cáncer.
Lloré desesperadamente, pero tomé
fuerzas y llamé a mi esposo para
contarle la situación. Ese día jamás
se va a borrar de mi cabeza, él al
igual que yo estaba desconcertado
pero el tiempo de llorar se había
acabado, debía elegir entre
quedarme en el lamento y el dolor o
darle la pelea a una enfermedad en
la que aún nada estaba escrito.

El día en el que todo empezó fue el día
que comenzaba la semana santa, pero
eso no fue ningún impedimento para
iniciar mí tratamiento, desde ese día mi
esposo y yo iniciamos una carrera
contra reloj para no dejarnos vencer
de esta enfermedad tan cruel que
llega para quitarte todo lo que tienes
en la vida, tu familia, tus sueños, tu
VIDA. Acudimos a todas las citas y uno
de los exámenes que debía hacerme
mostró 5 tumores pequeños, pero
bastante agresivos y en ese momento
me enfrenté a la segunda noticia más
dolorosa, mi seno no podía ser
salvado, debían retirarlo todo por la
distancia que había entre cada
tumor. No puedo negar que escuchar
eso me volvió a derrumbar, pero era
perder el seno o seguir viviendo al
lado de mis hijos, verlos crecer y
tener la oportunidad de compartir
sus etapas felices, también las duras
y simplemente ESTAR. No lo pensé y
dije SÍ a la cirugía. Créanme si les digo
que en medio del desierto Dios envía
tantos ángeles a tu vida, y a mí me
envió demasiados, personas que
ayudaron a que mi dolor fuera más
pequeño, desde el personal médico,
familia, amigos y hasta gente que no
conocía.
Me enfrenté a una mastectomía
radical en mi seno izquierdo, 8
quimios fuertes que me quitaron
cosas, me fui despidiendo poco a
poco de mi cabello, cejas, pestañas y
uñas, había momentos en que pensé
que no lo iba a lograr, me miraba al
espejo y no conocía a la persona del
reflejo, era otra, pero era en ese
instante era cuando más le pedía a
Dios no perder la fe y eso fue algo
que la enfermedad nunca me quitó,
la FE en un Dios supremo que puede
cambiar cualquier diagnóstico y
cualquier situación. Después de esas 8
fuertes quimios, siguieron 18 ciclos de
quimios menos agresivas pues mi
cáncer era hormonal y simultáneo a
ese tratamiento me realicé 16
radioterapias.
Hoy después de 2 años soy una mujer
SANA, sigo tomando una pastilla diaria
y yendo a controles trimestrales donde

gracias a Dios los exámenes de rutina
van bien, he sido una mujer muy
juiciosa, luché y jamás me rendí. Seguí
adelante sin saber qué me esperaba,
viví momentos de angustia, depresión y
dolor, pero el amor de Dios y mi familia
me reconfortó, tengo un esposo
maravilloso que vivió mi enfermedad,
me ayudó, se hizo cargo de mi atención
y la de nuestros hijos, hizo todo lo que
estaba a su alcance para tenerme a su
lado, él nunca se quebró y supo
esperarme, siempre me miraba con
ojos de amor y no le importa hecho de
que ya no tuviese un seno.
Mis hijos, mis más grandes maestros,
mi mayor motivación, los verdaderos
guerreros, me demostraron su amor
infinito, ellos siempre me vieron
hermosa a pesar de mi estado, me
hablaban de Dios a pesar de su corta
edad, oraban por mí y por ellos estoy
hoy aquí. Mi familia más cercana y
amigos siempre estuvieron a mi lado
acompañándome en todo el proceso y
luego de haber pasado por esa lucha
se siguen preocupando por mí,
escribiéndome y dando ánimos para
nunca desfallecer.
La enfermedad solo me ha traído
cosas buenas, nunca lo miré como
algo negativo, toda mi vida ha
cambiado para bien, ahora disfruto de
todas las pequeñas cosas, no
abandoné mis anhelos y ni mis estudios
por una enfermedad, con todo y
quimios me esforcé por terminar y
tener un buen promedio.
Dios me regala la bendición más
grande todos los días, DESPERTAR,
estar materializando todos mis sueños
y tener la oportunidad de dar a
conocer mi historia para ayudar a
otras personas, para que sepan que el
cáncer no distingue de edad ni
condición económica, que esa
enfermedad puede tocarle a
cualquiera y que está en tus manos
empezar a tomar conciencia y
conocer nuestro cuerpo, a tocarnos sin
pena, porque tocarte puede salvar tu
vida.
TODO PASA, no hay plazo que no se
venza, el cabello, las cejas y todo lo
que se ha ido vuelve a crecer y más
hermoso que antes, Dios te enseña
que mientras haya vida ¡hay
esperanza!, que tu proceso es
único y no puedes compararlo con
el de otra persona, que te ha dado
la oportunidad de seguir viviendo
y que él ¡nunca te abandonará!,
que todo lo que la vida te ha
quitado él lo retribuye en mayor
cantidad y que con tomar la
determinación de dar la pelea
¡Ya eres ganadora!

Natalia
García Corrales
Cuando era pequeña y escuchaba la
palabra "cáncer" siempre era un
susurro, parecía que a todos les daba
miedo o pena hablar de ello y era difícil
expresar todos los sentimientos que
surgían al escucharla, supongo que en
ese tiempo el cáncer era sinónimo de
muerte.
Para quienes hemos padecido una
enfermedad catastrófica como lo es el
cáncer, caemos en cuenta que la vida
es pasajera, así que debemos utilizar
nuestro tiempo decidiendo cómo
vamos a vivir, dejando a un lado otros
pensamientos que bloquean la
oportunidad de experimentar lo
desconocido. Hoy gracias a Dios
ocupó un lugar en la gran y creciente
lista de sobrevivientes, ahora puedo
contar mi historia llena de retos y
confianza.
falleció cuando yo tenía pocos meses
de vida, cuando tenía 20 años mi
padre fue diagnosticado con cáncer y
falleció antes de cumplir los 2 años
batallando con esta enfermedad. En
el 2021 a la edad de 37 años, me
encontraba cuidando a mi madre
quien luchaba con la enfermedad,
cuando noté un bultito pequeño e
incómodo en mi seno derecho; a partir
de ese momento los días pasaron con
una velocidad vertiginosa, en ese
convertí en un paciente de cáncer de
mama, y ahora, en sobreviviente.
Esta enfermedad ha rodeado mi vida
desde la juventud y eso me ayudó a no
vivir tan llena de miedo durante todo
mi proceso. Mi primer acercamiento
fue cuando escuché hablar de la lucha
de mi abuelo contra el cáncer quien

Es imposible enumerar cuantas
preguntas pasaban por mi mente, las
más comunes eran “¿Me va a doler?,
¿Por cuánto tiempo voy a estar
enferma?, ¿Quién me va a
acompañar?, ¿Por qué a mí?,
¿voy a quedar deforme?, ¿No voy
a poder trabajar?, ¿Hasta aquí
llegaron mis sueños?”, las
preguntas y dudas eran tantas que
tomé la decisión de silenciar todas esas
voces que llenaban mi cabeza y solo
me dije a mí misma “Yo no sé, sólo sé
que todo va a estar bien”.
Este proceso no fue divertido, fue difícil
ver la mirada de angustia de quienes
me rodeaban y lidiar con la
incomodidad de realizarme exámenes,
cirugías, tratamientos y citas, incluso en
la actualidad aún me cuesta reconocer
la persona que era al mirarme en el
espejo, porque tuve muchos cambios
físicos a medida que iba avanzando el
tratamiento. Al mirar atrás, siento que
fue más fácil de lo que imaginé en un
inicio y que las respuestas a esas
preguntas y dudas que abrumaban mi
cabeza al enterarme de mi condición,
fueron llegando poco a poco y al final
la respuesta era...
“
todo
está
bien
”

Lady Luz
Humanez Arroyo
Hola, soy Lady Luz Humanez Arroyo,
sobreviviente de Cáncer de mama
etapa 3 y ésta es mi historia.
Tratando de encontrar un poco de paz
en medio de la situación vivida por la
pandemia en el año 2020, mi familia y
yo nos fuimos a pasar esa temporada a
una casa finca a las afueras de la
ciudad sin imaginar que la vida me
estaba preparando no solo para
enfrentar las dificultades del
coronavirus, sino, una de las pruebas
más difíciles que me ha tocado
atravesar. Para ese mismo año 2020 en
el mes de noviembre, empiezo a sentir
mi cuerpo diferente, no tengo una
explicación para ello, solo sé que me
sentía diferente.
tanto tiempo.
Ese 14 de diciembre, luego de ser
atendida por el radiólogo, él me
advierte insistentemente que
solicitará los servicios de un
mastólogo urgente; algo que era muy
difícil de lograr en plena época de
pandemia y más acercándose las
fiestas navideña, pero la providencia
divina no se hizo esperar, en respuesta
a las oraciones de mi familia, Dios en
su misericordia fue colocando en mi
camino a las personas que hicieron
todo lo posible para que el 22 de
diciembre de 2020, el Doctor Gustavo
Martínez, me atendiera en la que sería
su última consulta del año.
Yo siempre había pensado que si
llegaba a pasar por un cáncer jamás
me daría cuenta porque nunca tuve la
precaución de hacerme el
autoexamen con regularidad, sin
embargo, para esa época algo en mi
corazón me alertó y decidí realizarme
una ecografía mamaria particular el 14
de diciembre de 2020, ya que por la
EPS me la habían programado para el
mes de marzo del siguiente año y no
me sentía en capacidad de esperar

Ese es un día que nunca olvidaré por
ser la primera vez que escuché al
Doctor Gustavo Martínez decir:
“tienes Cáncer de Seno”. Luego de
haber revisado mis exámenes médicos
y explicarme la situación, me advirtió:
“necesitamos jugar con el tiempo” …
(Tiempo que yo pensaba que ya se
detenía) ese día se me desmoronó el
mundo, todo se nubló y pensé: “me
voy a morir... y mi hija… ¿qué voy a
hacer?”.
Mientras el doctor me explicaba la
situación, sentía que todo se
desvanecía, como si estuviera en un
estado de disociación de esta realidad
que vivía. No sé cuánto tiempo pasó,
para que mi cerebro procesara y
regresara al mundo real, para volver a
conectarme con aquello que el doctor
me recomendaba, solo recuerdo
cuando me dijo “necesito saber a qué
me voy a enfrentar”, “Si quieres
mañana mismo te hago la biopsia y en
8 días tenemos los resultados”, mi
reacción inmediata fue mirar a mi
mamá quien me acompañaba y sin
pensar di mi aprobación.
Luego de la cita médica llegué a mi
casa devastada, reuní a mi esposo, mis
hermanas y mis padres para darles la
noticia, fue uno de los momentos
más difíciles, más aún cuando
pensaba en mi hija, luego me
encerré en mi habitación y mirando
un crucifijo lloré como nunca, me
sequé las lágrimas y le dije a mi Dios
y salvador: “mi Señor Jesús te doy
gracias porque me escogiste a mí,
ahora necesito que no me vayas a
dejar sola, te necesito conmigo”, esa
oración que me llenó de fuerzas,
para contarle a mi hija lo que sucedía,
no sin antes preguntarme cómo le
explicaba todo lo que nos iba a pasar,
pero ahí en medio de esa situación
estaba mi Señor Jesús y su madre la
virgen María, acompañándome
mientras hablaba con mi hija, en ese
momento lloramos y compartimos un
abrazo tan fuerte que logré sentir
como mi hija temblaba mientras me
decía: “mamá prométeme que te vas
a curar y que todo va a estar bien”;
solo Dios y su madre Santísima, saben
lo difícil que fue prometer algo que
para ese momento ni yo estaba segura
de lograr.
A primera hora del día siguiente, 23 de
diciembre de 2020, en la clínica IMAT
me hicieron mi procedimiento para la
biopsia. Por la tarde llegue a la casa,
dejando atrás todo sentimiento de
tristeza para proceder a preparar
junto a mi familia una celebración
navideña para mi hija, resaltando lo
mucho que había que agradecer y
como si nada nos perturbara,
aunque por dentro todos llevamos
una tristeza que buscábamos
sobrellevar con la esperanza en el
nacimiento del Salvador.
Días después, un viernes a las 2:00 pm
llegan los resultados de la biopsia
donde se leía “Cáncer en etapa 3”, se
me silenció aún más el alma. Esa
primera sensación es de una total
incertidumbre, uno no sabe qué hacer,
dónde ir, nada… un mundo totalmente
desconocido para mí, no sabía a quién
preguntar… y en plena pandemia, todo
se complicaba aún más.
La primera acción fue buscar refugio

en Dios y nuevamente su providencia
no se hizo esperar, con la ayuda de
familia y amigos logramos conseguir
una cita con el Doctor Manuel
González, quien nos habló claro y nos
explicó lo complejo del asunto, nos
íbamos a enfrentar a un tipo de cáncer
raro para mi edad y la mayor
preocupación era el comportamiento
acelerado del mismo. Yo en esos
momentos, nuevamente volví a
experimentar como una disociación de
la realidad, me encontraba ausente y
perdida en medio de tantas opiniones
médicas; solo Dios me sostenía en ese
momento, porque todo lo contestaba
como por inercia; los médicos me
hablaron de un programa de
investigación y yo sin pensarlo dije “Sí”,
y ahí empezó todo, trámites, papeles y
muchos exámenes porque al principio
no sabían qué tratamiento aplicar.
siempre agradeceré es el apoyo de
mi esposo, mis padres y mis
hermanas que siempre estuvieron
ahí sosteniéndome.
Dios siempre es bueno, aunque a
veces sea un poco difícil ver esa
bondad en medio de las pruebas.
Curiosamente mientras yo
atravesaba mi proceso con un
cáncer bastante agresivo, en una
época difícil para todos por la
pandemia mundial que se llevó a
tantos seres queridos, también
experimente justo en días de
programación de quimioterapias la
pérdida de 3 familiares, uno en el
mes de marzo, otro en abril y el
último en mayo, lo que hizo más
agotadora sobrellevar la situación,
pero cuando Dios te sostiene, puedes
mantener la fe en medio de toda
adversidad.
El 5 de febrero de 2021 empecé la
primera quimioterapia de las 16 que
me mandaron, fue un proceso duro, a
la vez que enfrentamos los temores del
covid. Algo que nunca me faltó fue el
auxilio de la Madre celestial María
santísima y de mi madre biológica a
quien debo la vida, siempre presentes,
recibiendo también el apoyo de toda
mi familia y amigos que me sostuvieron
en oración y con ayudas visibles como
la de mi hermana mayor quien acogió
a mi hija.
Las primeras 12 quimioterapias que me
programaron eran cada 8 días y luego
4 cada 21 días, donde llegaba muy
temprano a la clínica IMAT y pasaba
ahí todo el día hasta finalizar la tarde,
lo que me hacía llegar a mí casa por
las noches muy agotada; algo que

Después de tanto, llegó la etapa de la
tan esperada cirugía, la cual se realizó
el 20 de agosto de 2021, contando
siempre con la oración de familiares y
amigos.
La cirugía fue un éxito para gloria de
Dios, no obstante, ese día mi ser
experimentó algo diferente, al
despertar de la cirugía lloraba
desconsoladamente y sin razón
aparente; hasta que entendí que era
mi momento de duelo, donde fui
consciente de que perdí una parte
de mi cuerpo y de toda la lucha que
había atravesado por tanto tiempo.
Ese momento es único y me
atrevería a decir que todas las que
hemos pasado por este proceso lo
hemos experimentado cada una en
su esencia y de manera única,
porque ninguna experiencia es igual
a la otra, pero algo que nos une es el
espíritu de lucha y la fe.
Mi proceso aún continúa, después de la
cirugía vinieron más quimios, después
radioterapias y aún sigo en tratamiento
con la hormonoterapia, pero me
encuentro llena de vida y esperanza en
que todo sucede para bien y que el
mañana siempre será mejor.
Este es un proceso en el que se
experimentan momentos muy duros,
pero también se crece, se dona y
recibe, se desarrollan habilidades
inimaginables y se conocen ángeles
que con su sonrisa y amabilidad se
ganan un espacio en tu lista personal
de amigos. Mi ángel siempre será la
Jefa Helena, quien ha sido mi más
grande regalo de Dios en la clínica
IMAT, mis doctores estrellas Gustavo
Martínez y José Lobatón, y como
olvidar a mi coordinadora de
investigación Martha Martínez. A
ellos y a todo IMAT, gracias.
Ya son casi 3 años
de este caminar,
que sin la ayuda
de Dios y María
Santísima no
hubiera sido
posible, a mi
familia... mi todo,
los amo.

Diana
Pérez Duran
Dios es tan maravilloso que en
ocasiones para que lo sientas cerquita
a tu corazón nos manda algunas
pruebas, ninguna es difícil de superar,
lo importante es aceptar y dar
gracias por cada situación, cada
momento, no preguntar ¿por qué? Si
no ¿Para qué?, creyendo siempre que
el único que nos puede mantener
firme es Jesús.
El cáncer es un aprendizaje, una
oportunidad de vivir realmente, y
aunque no quiero que el cáncer jamás
regrese, doy gracias a Dios porque
desaprendí para aprender.
Anualmente después de los 40 años
(hoy tengo 57), siempre me hacía la
mamografía, no por prevención (yo era
de las que pensaba que a mí jamás me
daría una enfermedad como esa) sino
por un problema hormonal que tuve.
Generalmente me dolían los senos y se
me inflamaban, por eso en varias
ocasiones sentí susto, pero
afortunadamente decían que era por
el problema hormonal que presentaba.
A mediados de noviembre de 2021 me
hice la mamografía, pero en esa
ocasión se me olvidó enviar a alguien
por los resultados, los recibí los
primeros días de diciembre y como en
otras ocasiones había la nota que
decía que debía realizarme una
ecografía mamaria. Un médico
conocido me dijo que dejara pasar las
fiestas y que en enero me realizara la
mamografía, yo le hice caso pensando
que sería igual a otras ocasiones y que
solo era por prevención.
El mes de enero llegó y por fin me hice
la ecografía, al tener los resultados
tuve la consulta con la radióloga me
dijo había una leve sospecha pero que
era mejor hacerse la biopsia para
descartar cualquier percance.
El 25 de enero de 2022, el resultado
de la biopsia fue positivo. En ese
momento se une el cielo y la tierra
cuando el mastólogo dio finalmente
su confirmación y me dio las órdenes
para ir al oncólogo. No sabía qué
sentir, pero de lo que sí estoy segura
es que no renegué, no me hice el
interrogante de ¿por qué a mí?, y
tampoco pregunté ¿para qué? Me
sentí muy triste, pero decidí no ser
víctima ni actuar
desconsoladamente o llena de
tristeza, siempre tuve claro que la

actitud es la que te ayuda y como
soy creyente de Dios, la virgen y San
José, les pedí que estuvieran
conmigo en todo el proceso y así lo
sentí.
Jamás sentí que me iba a morir,
aunque es algo que puede pasar ya es
tu realidad. Los médicos te explican
todo el proceso que hay detrás del
tratamiento y en ese momento aflora
la vanidad y es cuando crees que lo
peor que te puede pasar es perder el
cabello y efectivamente cuando
tocaron esa fibra lloré muy duro y
desconsoladamente.
Inicié la quimio el 22 de febrero de
2022, para mi fueron dos procesos: uno
al programar mi el tratamiento de
quimioterapias y el otro que era
meramente mío, en el que buscaba en
todos medios diferentes maneras para
evitar la caída del cabello. Investigué y
encontré una página en la que
hablaban de “quimio con pelo”, donde
se usaban unos cascos fríos que
ayudaban a evitar la caída del
cabello. Yo lo intenté, pero no
funcionó y después de 15 días de la
primera quimio el cabello empezó a
caer. Afortunadamente el casco no
quedó bien, y digo afortunadamente
porque así tenía que ser, si hubiese
sido de otra manera, no hubiera
aprovechado los ratos de tertulias y
lazos que se formaron con las
compañeras con las que compartí
en esa sala rosa.
importantes que el cabello. Pero en
ese momento aún no había entendido
el propósito de todo esto, así que
insistí con la peluca, nunca me
identifique con ella si soy sincera, pero
me sentía con cabello, sin embargo,
eso duró poco.
A través de ángeles que aparecen
entendí que el propósito era vivir
este proceso de la manera más
natural posible y así empecé a verlo,
buscando turbantes, pañoletas que
compraba o me regalaban y aprendí
a colocarlas agradeciendo a Dios
cada momento, no es fácil asumirlo
cuando ya no tienes cabello, cejas y
pestañas. Te miras al espejo, y es en
esa etapa en la que debes sacar la
mejor versión de ti y decirte “¡pilas!
para adelante que aquí no cabe la
tristeza, ¡tú puedes!”, disfrutando (por
así decirlo), de esa condición temporal
Muchas anécdotas pasaron durante
ese proceso, anécdotas que son más

porque siempre dije “esto es un
proceso y todo proceso tiene su final”.
Fue difícil la etapa de las quimios, pero
la compañía y respaldo de la familia
fue importante, determinante y
fundamental. El 4 de octubre de 2022,
Llega el momento de la cirugía y fue
todo un éxito, cada día sentía que
Dios me iba mostrando que mi
sanación total era pronto, además
tuve la oportunidad de vivir el mes de
octubre del 2022 como la imagen de
la campaña de Fundación IMAT,
experiencia vivida con muchas
enseñanzas, conocí muchas personas,
me volví famosa por un día y lo
disfruté.
A partir de ese momento me quité el
turbante, gorros, pañoletas y
aprendí a verme y aceptarme tal y
como estaba. Considero que esa fue
la mejor etapa, coleccioné muchos
recuerdos, los valoré y aprecié cada
momento, pero aún debía continuar,
siempre pensando en cuenta
regresiva. Ya faltaba poco, era todo
un proceso, seguían las radioterapias y
alternadamente las quimioterapias
con trastuzumac, ese era un
medicamento autoinmune y menos
invasivo (era igual de molesto) sin
embargo, se debe sacar solo lo bueno
y tener una actitud positiva ¡siempre!
El 25 de mayo de 2023 fue el último
proceso, me sentía feliz, plena,
agradecida y rodeada de familia,
amigos, y sobre todo de los ángeles
que me acompañaron en el proceso.
Desde que entraba al IMAT me
recibían con cariño desde la
portería, enfermeros y enfermeras,
las jefes, médicos, secretarías y todo
el grupo de la Fundación
encabezada por su bella líder. Me
sentí en casa, en esos duros
momentos siempre había
camaradería, risas y ángeles que se
convierten en amigos y te dan ánimos
cada día. No tengo palabras, solo
agradecimiento porque todos hicieron
que ese proceso fuera más llevadero y
los llevo en mi corazón para siempre.
Tocar la campana es un acto
emblemático que llena mucho y te
ayuda asimilar que ya terminaste
ese ciclo, en mi caso un “Final Rosa”
gracias a Dios.
Fue un proceso duro, enriquecedor,
profundo y trascendental en mi vida,
proceso lleno de mucho aprendizaje,
donde descubrí que soy más fuerte de
lo que pensaba y aprendí a valorarme
más, a admirarme también por mi
valentía a felicitarme por mi actitud
positiva ante esta situación, a sacar
provecho y aprendizaje de esa
experiencia maravillosa que Dios me
permitió vivir y que logre ver más allá
de mis ojos todo lo que me rodeaba,
familia maravillosa, ángeles que se
convirtieron en amigos, amigos,
conocidos que se acercaron tanto que
ya son amigos también, porque
oraron, te acompañaron con un
mensaje, una nota, hay que agradecer
todo.
Agradezco primero a Dios por su
bondad y por su gran amor,
agradezco a todos los que hicieron
parte de esta experiencia de vida que
fue tan enriquecedora para mí.
¡Pa’ Lante! Fue mi lema en cada paso.

¡Pa’ Lante!

“
No todas las heroínas llevan
capa. Son las guerreras que
luchan cada día por su vida
con coraje, esperanza y
valentía.
”

Lila María
Tamara Reyes
Como una pequeña introducción
antes de empezar a relatarles un poco
mi experiencia de vivir esta
enfermedad, quiero citar una palabra
bíblica que está en libro de Romanos
8: 28 que dice: “y sabemos que en
todas las cosas Dios obra por el bien
de aquellos que lo aman, que han
sido llamados de acuerdo con su
propósito”. Esta es una palabra
hermosa que reta al ser humano a que
ha puesto su confianza en Dios ha
esperar que en medio de sus
circunstancias sea cual sea ver lo
bonito que ella trae por muy difícil que
parezca.
Una vez dicho lo anterior, empiezo por
contar que el día 10 de febrero de este
año al recibir mi biopsia me enteré que
era positiva para cáncer de mama,
esta noticia me dejó un poco en
estado de negación, pues no lo podía
creer, yo siempre había sido una mujer
muy cuidadosa con mi salud, siempre
haciéndome chequeos médicos
anualmente y nunca dejada de mi
salud, pues siempre cuidé mi
alimentación y hacía ejercicio muy
responsablemente. Estaba muy
sorprendida por todo lo que estaba
sucediéndome, las personas a mi
alrededor tampoco podían creerlo,
todo fue muy impactante, pero tuve
el privilegio de contar con personas
maravillosas a mi lado como mi
familia y mis amigos que desde este
mismo instante muy fueron un
apoyo incondicional e importante en
mi proceso.
El día 24 de febrero llega mi cita con el
mastólogo, me hace claridad de lo
que está sucediendo y me indica que
el paso a seguir es realizarme 16
quimioterapias, luego una cirugía una
vez terminada la fase de quimio y
posterior a la mastectomía radical la
radioterapia y hormonoterapia. En ese
momento pasaron tantos
pensamientos por mi cabeza, empecé
a pensar en un sin número de
posibilidades.
No fue fácil, todo esto significaba
demasiado para mi vida, pero algo si
sabía, aunque estuviese pasando por
todo eso, tenía la certeza de que
debía continuar y aún más cuando a
mi alrededor estaban personas que
me daban ánimos todos los días, me
daban un abrazo, una palabra, que
me decían “pronto esto pasará” y
que me infundían fe para creer en un

milagro de Dios en mi vida.
Llegó el 2 de marzo, día en el cual
tenía programada mi primera quimio,
estaba muy asustada y tenía
demasiado miedo. Al llegar al lugar me
encontré con tantas personas con
diferentes diagnósticos iguales o
peores al mío, pero también encontré
a un grupo de enfermeros
maravillosos, que me mostraban
gentileza y mucha alegría en cada
oportunidad.
Empezando todo este proceso, tuve
que tomar la decisión de rapar mi
cabeza, no fue fácil, lloré mucho en
ese momento, pero encontré que
tenía otras alternativas para superar
este momento, usé pañoletas muy
hermosas, la cuales combinaba con
mi atuendo para ir a trabajar (en mi
trabajo también encontré algo en que
enfocar mis pensamiento, además del
inmenso amor que muchos me
expresaron) y salir cuando debía
hacerlo, hasta que dentro de mi hallé
la valentía para dejar de usarlas y
así mostrarme tal cual como era,
con mi cabecita pelada.
Fue una transición muy bonita en
medio de todo, porque pude
conocerme más, amarme más y
aceptarme más en esta etapa difícil
de la vida, donde incluso me veía
muy hermosa, en pocas palabras
“atreverse”.

Este 11 de septiembre me realizaron mi
cirugía, solo puedo describir este
momento como UN MILAGRO EN MI
VIDA, y lo considero así porque siento
que en medio de lo que viví, Dios me
dio una nueva oportunidad de vida.
Afortunadamente y para gloria de
Dios, él puso a las personas idóneas en
este momento para cuidar de mí en la
clínica, y vi su mano poderosa
guardándome y ayudándome en todo
momento.
Finalizo diciendo que, en este camino,
Dios puso muchos ángeles a mi
alrededor y que lo más importante es
la fe y tener la mejor actitud para
luchar en contra de esta
enfermedad. Siento que mi vida se
partió en dos, en un antes y un después,
pero como dije antes, reitero que la
familia y los amigos sinceros son una
herramienta hermosa en la mano de
Dios, pues sus oraciones por mi vida y
salud siempre han sido escuchadas por
él.
Espero que esta
experiencia motive
a muchas personas
más a luchar por su
vida y a seguir
viviendo. Dios es
quien nos da la
fortaleza.
Hoy siento que todo ha valido la pena,
he encontrado amor en muchas
personas y en la forma en que quizás
no lo esperé, y hoy siento que soy más
esforzada, valiente, agradecida y llena
de vida en Dios, por ello pienso que
todo ha sido para bien, porque hoy soy
una versión súper mejorada de mi
misma.

Eucaris
López Iglesias
Hola a todos, la verdad no sé por
dónde empezar y quisiera decirles
tantas cosas, darles todo el ánimo que
se merecen y ojalá estas palabras los
acompañen al igual que me sentí
acompañada muchas veces de las
personas más hermosas que tuve
cerca: mi esposo Carlos, mis hijos y
todos los que Dios fue colocando en el
camino.
Agradezco esta linda oportunidad
que me ha dado la clínica IMAT de
poder contarles algo de lo que viví y
cómo son las cosas después. Tuve 2
diagnósticos malignos diferentes y al
tiempo, fue un momento realmente
duro y difícil, en mi corazón solo
pensaba en mis hijos; Sergio e Isabel y
en mi esposo Carlos, pero ellos
tomaron este asunto con mucha
valentía, más que yo, que me la
pasaba llorando, eso lo rectificar
Gloria, la auxiliar de la sala de quimios
de la torre 1 en el piso 1, porque vi
como señal de Dios que tuviera el
mismo nombre de mi mamá. Hasta mi
hija me regaló su gato de peluche y
antes de las quimios me dejaban notas
de corazones para llevarme a las
quimioterapias.
¿Qué les puedo decir del tratamiento
de quimioterapia? Es muy fuerte, pero
valió la pena, hay que prepararse para
los efectos y tratar de comer muy bien
antes del día de la quimio, en mi caso
baje 11 kilos en 15 días, imagínense.
Gracias a Dios llegué a las buenas
manos del doctor José Lobaton, mi
oncólogo, que tomó la mejor decisión
para esos 2 diagnósticos, y del Dr. Juan
Carlos Degiovani, mi médico del dolor,
un gran ser humano, siendo ambos
excelentes médicos.
En las salas de quimioterapias de
pronto se encuentren con Gloria,
Tomasita, Jorge, la jefa Samia y los
demás que no recuerdo el nombre
(perdón), son excelentes en lo que
hacen, le ponen mucho empeño y
corazón. Acá en consulta externa
tengo mucho que agradecerle a
Jesica y a Kelly, siempre me
ayudaron en mis olvidos jejeje, en
cirugía al Dr. Juan Carlos Acosta por
su ánimo en ese momento, a Melisa y
a Kelly de recuperación y
preparación que me ayudaron
mucho, y de más profesionales de la
clínica IMAT Oncomedica Auna.

Particularmente en la parte física, me
sirvió mucho comer mucha proteína y
alimentos salados, recuerden que el
dulce y el azúcar no les hace bien, y lo
que más me ayudó a encontrar
tranquilidad fue hablar con Dios, en
última entendí que no hago nada
estresándome y pensando mucho en
lo que no puedo controlar, he
aprendido a hacer lo que puedo y lo
que no puedo.
Valoro mucho la compañía, les cuento
que a pesar de mi apariencia bastante
delgada, mi esposo siempre trataba
de salir conmigo ya sea a hacer
mercado o ir al centro comercial, y mis
hijos a pesar de mi aspecto hacían
como si nada estuviera pasando, ellos
felices tomándose fotos conmigo, tuve
hermosas visitas de mi familia y
amigos de verdad y comprendí que
era Dios regalándome cariño a través
de ellos.
A los familiares de ustedes les puedo
decir, que no los dejen solos, que los
acompañen, que los llamen, que no
piensen que es mal momento para
acompañar, al contrario, en el
corazón esperamos que aparezcan
para hablar de otras cosas y reírnos
de recuerdos.

En mi caso han pasado 9 meses desde
la última quimioterapia, aún sigo en
controles con el Dr. Lobaton y el Dr.
Degiovani, aún siento mucho dolor
articular y fatiga, mis médicos me han
hecho varios exámenes y todo sale
bien; gracias a Dios.
Estoy trabajando desde el mes de
marzo de este año, mis compañeros
me recibieron con un camino de
aplausos y bombas, fue hermoso,
nunca lo olvidaré, lloré hasta que me
cansé, como siempre Dios,
llenándome de mucho cariño de todos
mis compañeros.
Les aconsejo que no estén muy quietos,
en lo que puedan traten de hacer algo
de ejercicio, tomen el sol y duerman
bien, eso ayuda mucho, pero sobre
todo no se asusten, oren dando
gracias, que Dios ya los sanó, háganlo
tal cual, así: “gracias señor porque
estoy san@.”
Solo me queda decirle a la clínica IMAT
Oncomedica Auna, Gracias de todo
corazón.
les dejo un abrazo enorme y que Dios
los bendiga.
Estoy tratando de subir de peso,
alimentándome bien, caminando y
haciendo algo de ejercicio.

Narly
de la Ossa
Mi nombre es Narlis De La Ossa, tengo
57 años y soy sobreviviente de cáncer
de mama desde el 2020.
Un día me estoy bañando y al tocarme
el seno izquierdo sentí algo duro en mi
pezón, me asusté y en ese instante me
vinieron tantas cosas a la cabeza, no
sabía si decirlo a mi familia o
quedarme callada, porque yo tenía
conocimiento del tratamiento tan
fuerte que es (Quimioterapia e
irradiaciones) y sabía las
consecuencias.
estaban a mi alrededor me daban
voz de aliento, pero yo no podía
evitar estar en mi mundo (tristeza,
depresión, en fin...).
Vuelvo a IMAT y el médico me dice los
pasos a seguir. Inicié el tratamiento y
mi cabello empezó a caer, el día de mi
primera quimioterapia ya estaba sin
cabello, me acomplejé mucho y tuve
que ir con un psicólogo y psiquiatra.
En un control del cáncer de tiroides en
la clínica IMAT, le comenté al médico lo
que me sentía en el seno, revisó y me
mandó una serie de exámenes, para
colmo se mete la pandemia, todo
restringido, todo cerrado, pero la
clínica tenía sus puertas abiertas con
sus protocolos cumpliendo con sus
pacientes.
El resultado de los exámenes
(ecografía, biopsia, mamografía), fue
enviado por medio de un mensaje de
WhatsApp, al momento de leerlos veo
las palabras "positivo para..."; en ese
momento lloré, no quería que nadie
me dijera nada, entré en un estado
emocional deprimente, los que

Fueron 6 quimioterapias antes de la
cirugía ya que me realizaron
mastectomía de ambos senos por
petición mía. Voy a cita nuevamente,
según patología era necesario
realizarme 18 quimioterapias más y 16
radioterapias. Con el apoyo de mi
familia y el grupo de galenos y
enfermeras he salido adelante en
todo esto.
En la sala de quimioterapia me sentía
súper bien porque allí es donde uno ve
de todo, pero sus jefes, auxiliares son
un amor y dan un excelente trato.
A mi Oncóloga y Mastólogo, no tengo
palabras; divinas personas y
excelentes médicos.
Esto es un resumen de mi
vida con relación a esta
enfermedad, luché,
guerrié y ¡aquí estoy en
pie!
Gracias Familia IMAT.
Los quiero mucho; soy
una sobreviviente más...

Leanys
Lozano Negrete
Mi nombre es Leanys Lozano Negrete,
tengo 43 años y esta es mi historia…
Cuando tenía 19 años fui operada de
mi seno derecho, gracias a Dios todo
salió bien, el resultado de la biopsia de
esa muestra salió negativa, me
mandaron a hacer seguimiento y estar
en control todos los años, lo hice
juiciosamente los primeros 5 años y
luego no lo hice más. Pasaron 21 años y
en el año 2021 me volvió a salir la
masita en el mismo seno derecho, fui a
la Liga Cordobesa Contra el Cáncer a
realizarme una mamografía particular,
estos resultados los llevé a la EPS donde
estoy afiliada, fui atendida por un
médico de medicina general quien me
remitió al cirujano, el cirujano me revisa
y me envía al anestesiólogo (sin realizar
una Biopsia), sin embargo, mientras nos
encontrábamos en ese proceso me dio
Covid 19, por lo que tuve que pasar por
cuarentena y al salir de esta inicié
nuevamente todos los trámites para ser
operada.
tomaran la muestra. Quien me atiende
en ese momento fue el Dr. Gustavo
Martínez, al cual le doy muchísimas
gracias porque al inicio no me gustó el
diagnóstico que me dio (en las
consultas le dije lo que pensé, y le di las
gracias por su ayuda) al realizar la
biopsia me da su diagnóstico, con su
experiencia al ver el color de esa
toma efectivamente fue lo que él
presentía, tenía cáncer en el seno.
El Dr. Valbuena de la Clínica Montería,
me atiende y en ese momento me
manda hacer una biopsia, porque al
revisar no le gusta el tamaño de la
masa. Llegué a la clínica IMAT para
realizarme el examen y a que me

El proceso fue más rápido gracias a que
me realicé todos los exámenes que
debía tener para cuando llegara el
resultado de la biopsia, antes del mes
yo tenía todos los resultados de todos
los exámenes que el Dr. Gustavo me
había enviado. Recuerdo que todo
inició un 11 de septiembre y el 17 de
septiembre ya estaban los resultados
de la biopsia, los exámenes de
gammagrafía ósea, tomografía de
tórax abdomen, pelvis, cardiograma y
resultados de laboratorio.
Me atiende el Dr. Manuel González
(excelente su apoyo y le doy infinitas
gracias) e inicio quimioterapias el 8 de
octubre de 2021. No es fácil, pero con
Dios todo se hace más seguro y con el
apoyo de las personas que amas a tu
lado se hace más llevadero el
proceso, mi familia, mi esposo que
estuvo conmigo todo el tiempo y es mi
apoyo incondicional, mis amigos que
me tuvieron en sus oraciones siempre.
Esa fue una experiencia para mejorar
en la vida, no fue un castigo como
algunas personas expresan, es para
acercarnos más a Dios.
Fueron 4 quimios y se cayó mí cabello,
las uñas se me desprendieron de las
manos, adelgacé 11 kilos e incluso perdí
el apetito. Luego de esto me realizaron
12 quimioterapias más, estás fueron un
poco más leves, sin embargo, tenía que
tener cuidado en la alimentación e
higiene.
En el mes de abril del 2022 me hicieron
una cirugía conservadora, 20
radioterapias y sigo con un
medicamento (Trastuzumab) hasta el
mes de marzo del 2023. En ese tiempo
me realizaron nuevamente todos los
exámenes y el resultado fue
negativo… Bendito Dios, gracias, fui
sana gracias a Dios. Gracias a Dios
por nunca abandonarme, gracias a
mi esposo, mis hijos, madre, tíos y
tías, sobrinos, suegros, cuñados, a
todo el equipo médico y enfermeras
de la clínica IMAT que siempre me
apoyaron.
Hasta este momento he tenido una
ayuda constante y a ellos les
agradezco de todo corazón, sobre
todo a alguien muy especial, “Doña
Mayo” como la llamamos mucho, a
“María López”, a ella le debo como
manejar cada momento de este
proceso. Gracias a todos y
principalmente a Dios.

Martha Ligia
Rodríguez Saladen
Esta es mi historia, por Martha Ligia
Rodríguez Saladen, la guerrera
favorita de Dios…
Todo empezó antes de la pandemia, la
vida transcurría con aparente
normalidad, hacía ejercicio tres veces
por semana e hidroterapia dos veces
por semana. De pronto un día empecé
a notar, después de venir de piscina,
que el pezón me sangraba mucho,
pensé que era una infección por lo que
no le preste mucha atención, pero los
días pasaban y me sangraba más, la
piel se me despellejaba y lloraba cada
vez que me bañaba, estaba sufriendo
buscando explicaciones en mi cabeza.
Llegó el día que todos padecimos la
pandemia, sufrí por todos en mi casa.
Por esos días llenos de angustia, mi
hija me dijo: “mami parece que es un
cáncer de piel”, me inquieté y quedé
en shock por completo. Por la
pandemia no me pude atender en
seguida, mientras tanto oraba y
pedía a mi padre celestial que me
sanara, esto fue la puerta a una
relación hermosa con mi “ABBA”
PADRE. Posteriormente, conseguí cita
con un médico particular y me dijo que
era un cáncer de pezón, sin embargo,
mandó a realizarme una biopsia para
confirmar, y cuando tuve los resultados
que dolor me causó ver que tenía

cáncer, dolor que no fue solo mío, sino
para toda mi familia.
El tiempo transcurría, entré a citas,
exámenes y empezó mi proceso
paulatino con Dios y con mis ángeles
en la tierra, o sea ustedes, mis
enfermeras, médicos y todo el personal
de IMAT, con los cuales estoy muy
agradecida. Me hicieron la primera
cirugía y esperé el resultado de la
segunda biopsia, el cual mostró que el
cáncer se había expandido como
pimienta en el seno, ya no solo en el
pezón, entonces el doctor dijo: “bueno,
hay que realizar otra cirugía y otra
biopsia”.
Para este tiempo ya estaba alineada
en los caminos de Dios, el médico me
dijo que cortaría la mitad del seno,
pero le dije que mejor quitará de una,
todo el seno y ganglios, y por
supuesto decreté que “¡era sana en el
nombre poderoso de Jesús!”, lo
decreté y se lo dije al oncólogo que ni
quimio ni radio ni pastillas iba a
tomar por que Dios me sanó. Por
supuesto que fui diligente en mi
proceso, hice todo lo que mis médicos
dijeron y como dije anteriormente, eran
mis ángeles en la tierra.
Cuando llega la última biopsia después
de la cirugía, ¿qué creen?, el oncólogo
miró los resultados, y dijo: “caramba
ni quimio ni radio, espera y verifico si
tienes que tomar pastilla de por
vida… y nada ni pastilla”.
¡Dios me sanó!, él es bueno y nos
escucha, hay una palabra que la llevo
en mi corazón, está en proverbios 18:14
y dice: “el ánimo del hombre soporta
su enfermedad. ¿más? Quién
soportará al ánimo angustiado.”, yo lo
hice, di la batalla con entereza, con fe y
sabiendo que tenía a Dios de mi lado
con mis médicos y enfermeras, los
cuales colocó Dios a mi lado y ¡gané!,
gané la batalla, Dios me sanó y le estoy
eternamente agradecida.
Así les puede pasar a ustedes
también que se encuentran pasando
por algún proceso, ¡crean, crean! Dios
sana y nos da las armas para sanar y
luchar, gracias a todos por estar allí y
ayudarme cuando caí y ayudaron a
levantarme. Gracias Dios por tu
inmensa misericordia, lo mejor es que al
ser obedientes a Dios, él me colocó en
la lista de reconstrucción de mi seno, o
sea, lo que el enemigo me quitó, Dios lo
devuelve con creces, y sé que si creen y
son diligentes también ganarán la
batalla de la mano de Dios.
Gracias por permitirme contar mi
historia de vida, bendiciones y muy
agradecida.
Martha Ligia Rodríguez Saladen una
orgullosa SOBREVIVIENTE de CA de
mama.

“
Un día te daras cuenta, que no
eres una sobreviviente más,
sino una guerrera que jamas,
se rindió.
”