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ARRANDIS ARQUITECTURA, SL Promueve: PGOU ... - Hemeroteca

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¡Compre!<br />

Víctor Alós<br />

Anuncios… La manera que tienen los vendedores<br />

de hacernos caer en sus redes y provocar que vayamos<br />

en masa a la tienda que sea a dejarnos los<br />

cuartos en sus productos.<br />

Esos malditos cortos de menos de treinta segundos,<br />

con sus musiquitas maquiavélicas, sus incitaciones<br />

al consumo desmesurado, sus ganas de atraernos…<br />

Que le vamos a hacer: me gustan.<br />

Sí, amigo. Soy uno de esos bichos raros que disfrutan<br />

de verdad viendo anuncios. De coches, de bebidas refrescantes, de electrodomésticos,<br />

de muebles, de jabones y dentífricos… Todos son buenos.<br />

Sí, no pongas esa cara de extrañado. A ver, seguro que también eres capaz<br />

de descubrir la marca de tal o cual producto con sólo pasarte unos segundos<br />

de un spot, o reconocer a cual pertenece aquella canción, o quien era el famoso<br />

que se escondía bajo la peluca del tipo de Tulipán (que, por si no lo sabías,<br />

es Guillermo Fesser, la mitad de Gomaespuma).<br />

Queramos o no, los anuncios forman parte de nuestra infancia, de nuestra<br />

juventud y de … nuestra segunda juventud. Y hasta de la tercera, ya puestos.<br />

Veamos la tele, pongamos la rádio o veamos una revista, la publicidad se abre<br />

paso, como aquello que decían en Parque Jurásico, la película de Spielberg (que<br />

por cierto, tiene más publicidad encubierta que un descanso de una película en<br />

Antena 3) “no importa las trabas que pongas, la publicidad siempre encuentra<br />

la manera de abrirse paso”. Vale, se refería a otra cosa, pero seguro que entiendes<br />

la referencia.<br />

Un anuncio bien hecho trasciende el mero hecho de transmitir un mensaje<br />

(¡compra, compra, comprar!) para convertirse en una banda sonora, en un elemento<br />

recurrente de nuestra imaginación. Se aparece en los sueños, en la memoria,<br />

cuando te dispones a untar esa crema al cacao<br />

con leche, cacao y… Esa mismo.<br />

¿Lo ves? No puedes escapar. Los anuncios han invadido<br />

tu mente, han tomado el control y te conducen donde<br />

quieren. ¿Sabes cúal es la mejor tónica del mundo?<br />

Esssssshwepsaaaaaaaa mismo. O ¿cuál es la chispa de la<br />

vida? Enriquecer, no cocer, por supuesto.<br />

Lo curioso es que los que hemos crecido con estos<br />

anuncios, con esos mensajes tan claros y diáfanos, nos hemos vuelto un tanto<br />

retorcidos. ¿Por qué narices limitarnos en hacer un anuncio con el mensaje tan<br />

directo? ¿No sería mejor crear una obra de arte en veinte segundos, con un<br />

mensaje indirecto para fomentar el valor intrínseco del producto a vender?<br />

Que conste que esta frase no es mía. Me la dijo un buen amigo, director<br />

creativo de una importante agencia madrileña. Es que hace anuncios, el chico.<br />

Así, se puso manos a la obra y montó una película en la que no se quien<br />

perdía la inspiración, a su musa, y se lanzaba a buscarla por todo el mundo en<br />

un coche, que apenas salía en el comercial. Exacto, salían una<br />

máquina de escribir, bolígrafos, chaquetas, botas, paisajes, pero<br />

el anuncio era del coche. No recuerdo cual era, por cierto…<br />

En otra ocasión tiró a un solterón a una piscina vacía. Bueno,<br />

él no, sino un grupo de graciosas chicas. La cosa iba de secadoras…<br />

Para acabarlo de arreglar, ahora, si no te bebes un refresco,<br />

se convierte en una monstruosidad con patas y se come a todo el<br />

que pilla, o se pone a lanzar boomerangs. O se anuncian coches<br />

sin que salga nada más que la ventanilla y una mano…<br />

Uno se sienta a ver los anuncios, y se queda pensando en<br />

aquellas alegres melodías de los ochenta y noventa, cuando uno se dejaba seducir<br />

por lo que salía en la pantalla tonta, y se iba al súper a por un bote de<br />

esa crema al cacao con leche, cacao y… sí, esa, y un paquete de “panbinbo”<br />

para zampárselo sin más.<br />

Ahora, cuando llegas a casa con el tres-en-uno ese, de los huevos, te das<br />

cuenta de que el anuncio que te llama a ir al híper es de unas compresas que<br />

tan alas para viajar a Paguí pegando botes en unos círculos de colores mientras<br />

te engominan el pelo que te estiran hasta la cara, mientras te revienta una<br />

bomba de sabor a menta en la boca…<br />

Pues que quieres que te diga.<br />

Un saludín<br />

EL COLOR DE LA MAGIA<br />

Ferry Pratchett - Ramdom house–<br />

Mondadori<br />

La imaginación de los escritores<br />

suele rallar, en ocasiones, lo absurdo.<br />

Lo bueno es que, a medida que se<br />

vaya desarrollando la trama, lo que<br />

parece un despropósito se convierta<br />

en una original manera de narrar una<br />

historia, creando además una corriente<br />

que lo siga.<br />

Eso debe de haber pensado el creador<br />

de la saga de fantasía más popular<br />

del Reino Unido, y actualmente del<br />

mundo, Ferry Pratchett. La saga del<br />

Mundo Disco parte de una premisa<br />

muy sencilla : poner en un mundo<br />

ficticio los problemas cotidianos y las<br />

cosas que nos pasan y nos acompañan<br />

en nuestra vida diaria, disfrazándolas<br />

con un nada fino sentido del humor y<br />

poniéndo una buena dosis de ácido<br />

citrico en el camino.<br />

Con más de dieciséis libros publicados<br />

en España, pero alguno más en<br />

su país de origen, Pratchett se ha convertido<br />

en un gurú para los seguidores<br />

de este género, plagado de magos<br />

muy especiales, baúles con cientos de<br />

patas, duendes en cajitas para pintar<br />

paisajes y una Muerte que se coge<br />

vacaciones de tanto en tanto.<br />

No hay mejor, dicen, que comenzar<br />

por el principio, y en este caso se trata<br />

del libro EL COLOR DE LA MAGIA, una<br />

historia que presenta a los principales<br />

personajes, que no se repiten necesariamente<br />

en otros títulos de la saga,<br />

pero sí que son recurrentes e importantes<br />

en la mitología creada para la<br />

ocasión.<br />

EL COLOR DE LA MAGIA presenta a<br />

Rincewind, mago algo torpón que de<br />

repente se encuentra convertido en<br />

guía para el primer turista de Mundo<br />

Disco, situación que permite a Pratchett<br />

profundizar con su mordaz pluma<br />

en las costumbres y manías de los<br />

que solemos viajar en verano para ver<br />

otros lugares. Como excepción, esta<br />

primera novela está partida en dos<br />

partes, y continúa en LA LUZ FANTÁS-<br />

TICA.<br />

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