NUESTROS HIJOS Ser padre y madre, es un don muy grande que ...

NUESTROS HIJOS
Ser padre y madre, es un don muy grande que Dios nos ha dado, nuestros hijos son la
prolongación de nuestras vidas, si queremos estar orgullosos de ellos debemos estar
satisfechos con nosotros mismos recuerde que ellos son nuestros grandes
imitadores.
Queremos darle a nuestros hijos lo máximo. El mejor vestido, los mejores zapatos, el
mejor juguete, etc. No les enseñamos a manejar las carencias, ni les enseñamos a
perder, se nos olvida que no van a estar a nuestro lado siempre. Es triste ver este
niño contemplado cuando está adulto como sufre por el fracaso de una relación
amorosa o por la muerte de sus seres queridos; cometemos el grave error de ser
sobreprotectores.
Es triste ver los hijos que fueron un modelo y están muy preparados, pero al salir a
cumplir con su rol de adultos es difícil que vivan como sus padres, pues lo que ganan
no les alcanza para vivir, y muchas veces ni empleo fácil consiguen. ¿Qué locura
harán para vivir como les enseñamos? ¿O tendrán que pedirle ayuda a sus padres?
¿O serán hijos desadaptados.? ¿ O se meterán en malos negocios para vivir más
cómodamente?
Enseñémosles a nuestros hijos que lo más importante en la vida no es el dinero, ni la
belleza, ni el poder, lo importante es: Vivir en el amor, saber perdonar, ser muy
alegres, responsables, honestos, honrados, saber disfrutar con las pequeñas cosas y
aprovechar los pequeños o grandes logros que les da la vida.
Enseñémosles a ser personas que quieran mucho su trabajo, amar a toda la
humanidad, a tener conciencia social, a sentir el dolor ajeno, a conservar su niño
interior, a mantener su capacidad de disfrutar. Enseñémosles a perdonar, a que es
más importante el ser que el tener, enseñémosles a tener una autoestima muy alto,
recuerda: Lo más importante es que tengamos una meta muy clara de tener
hijos autónomos para que en su vida de adultos sean independientes, amorosos
y con mucha paz interior. Hijos que sean un orgullo para nosotros y para la
patria, hijos que vivan para servir, recuerda: “Quien no vive para servir, no sirve
para vivir” procuremos criar hijos para que vivan en una sociedad espiritualizada y
con valores, no en una sociedad en donde el dios sea el dinero y el tener.
Enséñales que cuando tengan su compañera ó compañero, lo amen y respeten
mucho sus sentimientos y no lo utilicen sólo en forma egoísta.
Tenemos que tener mucho cuidado porque nos tocó educar una juventud en una
sociedad de mucho sexo, licor, drogas, es triste ver esta sociedad cada vez más
invadida de toda la variedad de drogas (alucinógenos) y cada vez es más común en
las fiestas su consumo difundido en forma natural; por lo cual tengamos en nuestra
mente: Ser padres educadores, demos amor responsable, pongámosles límites a
nuestros hijos, siempre debemos de saber con quién están y donde están, seamos
padres correctivos, no seamos padres vacanos, no les llevemos todos los caprichos,
no les demos todo lo que pidan, vigilemos bien sus amistades , no olvides el dicho :
Dime con quien andas y te diré quién eres, ojo si está con bajo rendimiento
académico.

Recuerda: Nunca te sacrifiques por tus hijos, porque quien se sacrifica espera
recompensa y al no obtenerla esto te produce tristeza y resentimientos todo lo
que hagas por ellos hazlo con amor y porque lo disfrutas.
Desde pequeños fuimos educados para casarnos y tener hijos, cuando los tenemos
vivimos la mitad de nuestra vida en función de ellos: nos definen todas nuestras
acciones, las amistades que tenemos, el lugar donde vivimos, nuestra vida de pareja,
en una palabra dirigen nuestras vidas, pues vivimos para ellos, estamos felices cuando
ellos están bien y cuando nos dicen cosas buenas acerca de ellos, sufrimos mucho
cuando están enfermos, cuando les va mal académicamente o cuando están mal
emocionalmente.
Les dedicamos nuestros mejores años de vida y al llegar a la vejez, que sería cuando
más los necesitamos, ellos ya estarán haciendo su propia vida. Por esto es necesario
tener claro, aunque les demos lo mejor de nuestras vidas, no debemos descuidar
nuestro crecimiento personal, nuestro bienestar y darle una gran importancia a
nuestra pareja.
A pesar de todos los sabores dulces y amargos que dejan los hijos, es muy
satisfactorio y hermoso haberlos tenido y verlos crecer paralelos con nuestras vidas.
Recuerda: les damos lo mejor de nosotros y ellos decidirán si lo aprovechan o no, sin
que esto nos afecte.
A pesar de todo esto es hermoso y gratificante haber contribuido con la prolongación
de la humanidad y haber tenido la oportunidad de educar hijos para un mejor mañana.
Démosle gracias a Dios por habernos permitido ser PADRES.
Dra. MARIA STELLA RICAURTE BETANCUR