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Selección de citas de Arthur Schopenhauer (1788 ... - Bruno Stonek

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<strong>Selección</strong> <strong>de</strong> <strong>citas</strong> <strong>de</strong> <strong>Arthur</strong> <strong>Schopenhauer</strong> (<strong>1788</strong> - 1860) <strong>de</strong>l libro Parábolas, aforismos y<br />

comparaciones, traducción <strong>de</strong>l alemán, selección y edición <strong>de</strong> Andrés Sánchez Pascual.<br />

<strong>Bruno</strong> <strong>Stonek</strong><br />

1. La riqueza se parece al agua <strong>de</strong>l mar; cuanto más bebemos, tanto más sedientos nos<br />

sentimos.<br />

2. El medio más seguro <strong>de</strong> no llegar a ser muy infeliz es no preten<strong>de</strong>r ser muy feliz.<br />

3. Parler sans accent. Esta antigua regla <strong>de</strong> la gente <strong>de</strong> mundo tiene como objeto <strong>de</strong>jar que<br />

sea el entendimiento <strong>de</strong> los otros el que averigüe lo que hemos dicho. El entendimiento es<br />

lento y, antes <strong>de</strong> que haya llegado al final, nosotros nos hemos ido. En cambio, parler avec<br />

accent significa hablar al sentimiento, en el que todo ocurre al revés. A no pocas personas<br />

po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cirles con gestos corteses y tono amigable incluso verda<strong>de</strong>ras maja<strong>de</strong>rías, sin<br />

que ello represente un peligro inmediato para nosotros.<br />

4. En la vida ocurre lo que en el ajedrez. Trazamos un plan, pero ese plan está condicionado por<br />

lo que quiera hacer, en el ajedrez, el adversario, y en la vida, el <strong>de</strong>stino. Las modificaciones<br />

que el plan sufre con ello son casi siempre tan gran<strong>de</strong>s que en su ejecución apenas resulta<br />

ya reconocible algunos <strong>de</strong> sus rasgos básicos.<br />

5. Es tan gran<strong>de</strong> el campo <strong>de</strong> juego que el azar posee en todas las cosas humanas que, si<br />

intentamos enseguida prevenir, haciendo sacrificios, un peligro que nos amenaza <strong>de</strong> lejos,<br />

a menudo ese peligro se esfuma merced a que las cosas adopten un estado imprevisto, y<br />

entonces no sólo hemos perdido los sacrificios hechos, sino que a<strong>de</strong>más la modificación<br />

producida por ellos es ahora, en el modificado estado <strong>de</strong> las cosas, precisamente una<br />

<strong>de</strong>sventaja para nosotros. De ahí que no sea necesario a<strong>de</strong>ntrarse <strong>de</strong>masiado en el futuro<br />

con nuestras medidas <strong>de</strong> precaución, sino que hemos <strong>de</strong> contar también con el azar y mirar<br />

<strong>de</strong> frente con audacia no pocos peligros, con la esperanza <strong>de</strong> que también ellos pasen <strong>de</strong><br />

largo, como tantos otros nubarrones <strong>de</strong> tormenta.<br />

6. -¿Qué es lo que hay que <strong>de</strong>sear?<br />

-Una mirada que vea ponerse el Sol <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una cárcel igual que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un palacio. Esa mirada<br />

es lo que hay que <strong>de</strong>sear, y nada más.<br />

-¿Quién pue<strong>de</strong> tener esa mirada?<br />

-Cada uno <strong>de</strong> nosotros.<br />

-¿A quién le gustaría tenerla?<br />

-A todos.<br />

-¿Quién la quiere?<br />

-Uno <strong>de</strong> cada cien mil.<br />

7. ¡Qué novato es quien se figura que mostrar espíritu e inteligencia es un medio <strong>de</strong> hacerse<br />

querer en sociedad! Antes bien, tales cualida<strong>de</strong>s excitan en la prepon<strong>de</strong>rante mayoría <strong>de</strong> la<br />

gente un odio y un rencor que resultan tanto más amargos cuanto que quien los siente no<br />

está autorizado a <strong>de</strong>nunciar la causa que los origina e incluso la disimula ante sí mismo.<br />

8. Cuando en mis años <strong>de</strong> juventud llamaban a mi puerta, me ponía contento, pues pensaba:<br />

✭✭He aquí que llega✮✮. Pero en años posteriores la sensación que en esa misma ocasión<br />

yo experimentaba tenía más bien cierta afinidad con el espanto, pues pensaba: ✭✭Ya ha<br />

llegado✮✮.<br />

1


9. Una ojeada general nos muestra que los dos enemigos <strong>de</strong> la felicidad humana son el dolor<br />

y el aburrimiento. Cabe observar a<strong>de</strong>más que, en la medida en que logramos alejarnos <strong>de</strong><br />

uno <strong>de</strong> los dos, nos acercamos al otro, y a la inversa, <strong>de</strong> modo que nuestra vida representa<br />

realmente una oscilación más o menos fuerte entre ellos. Eso proce<strong>de</strong> <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que el<br />

dolor y el aburrimiento se encuentran mutuamente en un antagonismo doble, uno externo y<br />

objetivo y otro interno o subjetivo. Externamente, en efecto, las penurias y las privaciones<br />

alumbran el dolor; a la inversa, la seguridad y la abundancia alumbran el aburrimiento.<br />

De conformidad con eso, a las clases bajas <strong>de</strong>l pueblo las vemos entregadas a una lucha<br />

continua contra la penuria, es <strong>de</strong>cir, contra el dolor, y al mundo rico y aristocrático, en<br />

cambio, a una lucha continuna, a menudo realmente <strong>de</strong>sesperada, contra el aburrimiento.<br />

La vida nómada, que indica el escalón más bajo <strong>de</strong> la civilización, vuelve a reencontrarse en<br />

su escalón más alto en forma <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> turista, que tanto se ha generalizado. La primera,<br />

la vida nómada, la traía consigo la penuria; la segunda, la vida <strong>de</strong> turista, la trae consigo<br />

el aburrimiento.<br />

10. Que por el hecho <strong>de</strong> que también nosotros gritásemos un par <strong>de</strong> años tengamos que pasarnos<br />

la vida entera oyendo gritar diariamente a tantos niños, es justo, pero resulta duro.<br />

11. Las personas que en vez <strong>de</strong> aspirar a una vida virtuosa aspiran a una vida feliz, brillante y<br />

larga se parecen a los actores necios que siempre quieren tener papeles brillantes, triunfantes<br />

y largos y no ven que lo que importa no es qué ni cuánto representan, sino cómo lo hacen.<br />

12. Entre varones las personas queridas y buscadas por todos son las tontas e ignorantes; entre<br />

mujeres, las feas. Esas personas adquieren pronto fama <strong>de</strong> tener un corazón extremadamente<br />

bueno. Pues cada uno necesita, ante sí y ante otros, algo que excuse su inclinación por<br />

ellas. Justo por eso la superioridad espiritual <strong>de</strong> cualquier índole es una cualidad que aísla;<br />

la gente la rehúye, la odia, y como excusa inventa <strong>de</strong>fectos <strong>de</strong> todas clases a quien la posee.<br />

13. Así como la semilla necesita, para <strong>de</strong>sarrollarse, <strong>de</strong> la grosera materia que afluye a ella,<br />

así el pensamiento necesita <strong>de</strong> las palabras.<br />

14. En un joven es una mala señal, tanto en el aspecto intelectual como también en el moral,<br />

que sepa orientarse muy pronto en los asuntos y manejos humanos, que enseguida se<br />

encuentre en ellos como en su propia casa y entre en ella como si ya estuviera preparado.<br />

Es un anuncio <strong>de</strong> vulgaridad. Por el contrario, un comportamiento sorprendido, vacilante,<br />

torpe y errado en los citados aspectos indica una naturaleza <strong>de</strong> índole más noble.<br />

15. Para saber cuánta felicidad pue<strong>de</strong> recibir uno en la vida lo único que se necesita es saber<br />

cuánta felicidad pue<strong>de</strong> dar.<br />

16. De los males <strong>de</strong> la vida nos consolamos con la muerte, y <strong>de</strong> la muerte, con los males <strong>de</strong> la<br />

vida. Agradable situación.<br />

17. A veces hablo con los seres humanos como habla el niño con su muñeco. El niño sabe<br />

ciertamente que el muñeco no le entien<strong>de</strong>, pero, mediante un agradable autoengaño hecho<br />

a sabiendas, se da la alegría <strong>de</strong> comunicarse.<br />

18. Suele llamarse a la juventud la época feliz <strong>de</strong> la vida, y a la vejez, la triste. Eso sería<br />

verdad si las pasiones proporcionaran felicidad. La juventud es arrastrada <strong>de</strong> acá para<br />

allá por ellas, con pocas alegrías y muchas penas. A la fría vejez las pasiones la <strong>de</strong>jan<br />

tranquila y por eso adquiere pronto un aire contemplativo; pues el conocimiento se libera<br />

y obtiene la supremacía. La consciencia se torna tanto más feliz cuanto más domina en<br />

ella el conocimiento, pues en sí éste es indoloro.<br />

2


19. No <strong>de</strong>beríamos querer empequeñecer a nuestros rivales o contrincantes sólo son la censura<br />

o el <strong>de</strong>sprestigio, sino única y exclusivamente siendo gran<strong>de</strong>s nosotros. Eso los hace a<br />

ellos pequeños, pequeños, pequeños. Es lo peor que po<strong>de</strong>mos hacerles y por ello no lo<br />

perdonan jamás. —Si, por el contrario, queremos empequeñecerlos directamente, <strong>de</strong> la<br />

manera indicada en primer lugar, con ello mostramos que somos incapaces <strong>de</strong> hacerlo <strong>de</strong><br />

la segunda manera; y así erramos en nuestro fin, pues nos equiparamos a ellos.<br />

20. Si quitamos <strong>de</strong> la vida los pocos instantes <strong>de</strong> religión, <strong>de</strong> arte y <strong>de</strong> amor puro, ¿qué queda<br />

sino una serie <strong>de</strong> pensamientos triviales?<br />

21. La erudición es al genio lo que las notas son al texto (o también, lo que el planeta es al<br />

Sol).<br />

Un erudito es alguien que ha aprendido mucho; un genio, alguien <strong>de</strong>l que la humanidad ha<br />

<strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r algo que hasta ese momento ignoraba.<br />

22. El dolor no brota <strong>de</strong> no tener. Brota <strong>de</strong> querer tener, y sin embargo, no tener. Lo primero,<br />

el querer tener, es, por tanto, conditio sine qua non <strong>de</strong> la eficacia <strong>de</strong> lo segundo como<br />

dolor. La cumbre <strong>de</strong>l estoicismo, como ética <strong>de</strong> la razón pura, o la suma pru<strong>de</strong>ncia vital, es<br />

<strong>de</strong>sembarazarse lo más posible, a partir <strong>de</strong> esa intelección, <strong>de</strong>l querer. La suma pru<strong>de</strong>ncia<br />

vital es para la manifestación <strong>de</strong> la voluntad, para el individuo, lo que para la voluntad<br />

misma es su propia inversión, su negación.<br />

23. Ningún suceso <strong>de</strong>bería inducirnos a regocijarnos o a lamentarnos mucho <strong>de</strong> él, en parte por<br />

la mutabilidad <strong>de</strong> todas las cosas –la cual pue<strong>de</strong> en cualquier momento darle otra forma al<br />

suceso–, y en parte por la falibilidad <strong>de</strong> nuestro juicio acerca <strong>de</strong> lo que nos resulta ventajoso<br />

o <strong>de</strong>sventajoso. A consecuencia <strong>de</strong> esa falibilidad casi todos nos hemos lamentado alguna<br />

vez <strong>de</strong> algo que más tar<strong>de</strong> ha <strong>de</strong>mostrado ser nuestro mejor y verda<strong>de</strong>ro bien, o nos hemos<br />

regocijado <strong>de</strong> lo que luego se ha convertido en la fuente <strong>de</strong> nuestros mayores sufrimientos.<br />

24. Mo<strong>de</strong>stos trasnochadores que perturban su dormir, eso es lo que son para mucha gente los<br />

filósofos.<br />

25. Po<strong>de</strong>mos comparar la sociedad con una hoguera cerca <strong>de</strong> la cual se calienta la persona<br />

pru<strong>de</strong>nte, pero a la <strong>de</strong>bida distancia y sin meter las manos en ella, como hace el necio.<br />

Éste, tras haberse quemado, huye al frío <strong>de</strong> la soledad y se lamenta <strong>de</strong> que el fuego queme.<br />

26. Si este mundo lo ha hecho un dios, no quisiera yo ser él; los ayes <strong>de</strong>l mundo me romperían<br />

el corazón.<br />

27. Se dice que tras la muerte el cielo nos pedirá cuentas. Yo opino que primero podríamos<br />

pedirle nosotros cuentas al cielo por la mauvaise plaisanterie <strong>de</strong> esta existencia que hemos<br />

tenido que atravesar sin enterarnos nunca <strong>de</strong> por qué y para qué.<br />

28. Spinoza parece no haber conocido en absoluto a los perros. La mejor respuesta a la<br />

indignante frase que comienza el capítulo 26 <strong>de</strong> su Ética: ✭✭Excepto el hombre no hay en la<br />

Naturaleza ningún ser individual <strong>de</strong> cuyo espíritu podamos alegrarnos y al que podamos<br />

unirnos por amistad o por algún género <strong>de</strong> costumbre✮✮, la da un escritor español <strong>de</strong> nuestros<br />

días, Larra, en el capítulo 33 <strong>de</strong> El doncel <strong>de</strong> Don Enrique el Doliente, don<strong>de</strong> dice: ✭✭El que<br />

no ha tenido un perro no sabe lo que es querer y ser querido✮✮.<br />

29. La existencia no es más que un episodio <strong>de</strong> la nada.<br />

30. La persona pru<strong>de</strong>nte es aquella que no se <strong>de</strong>ja engañar por la aparente estabilidad y<br />

prevé a<strong>de</strong>más la dirección que tomará <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el inicio el cambio.<br />

3


31. La lógica es inútil en la práctica, pues en ésta las <strong>de</strong>ducciones falsas son muy raras y, en<br />

cambio, los juicios falsos son la cosa más cotidiana y habitual. Pero la lógica no enseña a<br />

corregir los juicios.<br />

32. Jamás un hombre <strong>de</strong> genio ha sido un bribón. Pues la maldad es la exteriorización <strong>de</strong> una<br />

voluntad tan violenta que usa el intelecto sólo para que le preste servicios y no permite<br />

que que<strong>de</strong> libre para consi<strong>de</strong>rar <strong>de</strong> manera puramente objetiva las cosas. Un bribón pue<strong>de</strong><br />

tener un intelecto enorme, pero sólo pue<strong>de</strong> dirigirlo a aquello que tiene alguna relación<br />

con su voluntad. De ahí que pueda ser un gran general, un gran hombre <strong>de</strong> Estado, etc.;<br />

pue<strong>de</strong> tener talento. Esta palabra significa en su origen dinero y <strong>de</strong>signa la capacidad para<br />

conquistar el aplauso <strong>de</strong> la masa, y consiguientemente, dinero.<br />

33. El estilo es la fisonomía <strong>de</strong>l espíritu, una fisonomía mucho menos engañosa que la <strong>de</strong>l<br />

cuerpo.<br />

34. Cuando leo que Plinio el Viejo leía o hacía que le leyesen continuamente, en la mesa, en los<br />

viajes, en el baño, la pregunta que a mí me importuna es ésta: ¿Pero es que ese hombre<br />

tenía una carencia tan total <strong>de</strong> pensamientos propios que era preciso estar insuflándole sin<br />

interrupción pensamientos ajenos?<br />

35. Nuestra cólera queda a menudo <strong>de</strong>sarmada cuando nos recuerdan que la persona contra<br />

la que se dirige ✭✭es <strong>de</strong>sgraciada✮✮. Pero eso pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse <strong>de</strong> todo el mundo y <strong>de</strong>bería<br />

disponernos a una paciencia e indulgencia universales.<br />

36. Resulta ciertamente muy triste la progresiva disminución <strong>de</strong> todas las fuerzas a medida<br />

que avanza la vejez; pero es una disminución necesaria e incluso beneficiosa, pues <strong>de</strong> lo<br />

contrario resultaría <strong>de</strong>masiado difícil la muerte, <strong>de</strong> la que es precursora. De ahí que la<br />

máxima ganancia que trae consigo el llegar a ser muy viejo sea la eutanasia, el morir con<br />

facilidad, un morir no iniciado por una enfermedad ni acompañado <strong>de</strong> convulsiones, un<br />

morir sin sentirlo.<br />

37. Un optimista me dice que abra los ojos y vea lo muy bello que es el mundo en sus montes,<br />

plantas, aire, animales, etc. Ciertamente esas cosas son bellas <strong>de</strong> ver, pero otra cosa<br />

completamente distinta es serlas. —¿Es que acaso es el mundo un calidoscopio?<br />

38. A mí la preocupación <strong>de</strong> que con la muerte pueda acabar todo se me aparece como si<br />

alguien, en el sueño, opinase que hay meramente sueños, pero no un soñante.<br />

La vida es un sueño y la muerte es el <strong>de</strong>spertar. Sólo la persona, el individuo, forma parte<br />

<strong>de</strong>l sueño, pero no forma parte <strong>de</strong> la consciencia <strong>de</strong>spierta <strong>de</strong>l soñante. De éste no queda,<br />

antes bien, nada en el sueño, nada ha entrado en él. De ahí que a la consciencia <strong>de</strong>l sueño<br />

la muerte se le presente como aniquilación.<br />

39. No hay acción sin motivo. Sólo <strong>de</strong> tres maneras pue<strong>de</strong> el motivo mover la voluntad. Pues<br />

lo que buscamos es, o el bien propio, o el bien ajeno, o el mal ajeno. —Según esto, en<br />

nuestra naturaleza hay tres cuerdas que pue<strong>de</strong>n ser pulsadas por el motivo, es <strong>de</strong>cir, tres<br />

fuentes <strong>de</strong> todas nuestras acciones: 1) el provecho propio (interés), 2) la compasión, y 3) la<br />

crueldad. —Ha <strong>de</strong> ser muy fácil reducir cada acción humana o una <strong>de</strong> esas tres cuerdas.<br />

—Las acciones realizadas por superstición religiosa fluyen <strong>de</strong>l provecho propio. —Todas las<br />

acciones nobles y virtuosas, <strong>de</strong> la compasión. —La venganza es crueldad.<br />

40. Para quien ve <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sí un valor mayor que fuera <strong>de</strong> sí y se da cuenta <strong>de</strong> que el conocer<br />

es mucho más agradable que el querer, su sabiduría vital consiste en reducir las necesida<strong>de</strong>s,<br />

para ampliar la libertad, y contentarse así con lo menos posible.<br />

4


41. Quien conoce y enseña la sabiduría, pero no la practica, se parece a quien ha <strong>de</strong> vigilar y<br />

mostrar tesoros, pero no tiene <strong>de</strong>recho a poseerlos ni disfrutarlos.<br />

42. A quien teme a los seres humanos lo llamamos cobar<strong>de</strong>; es alguien que muestra falta <strong>de</strong><br />

confianza en su fuerza corporal. Quien teme a la soledad muestra falta <strong>de</strong> confianza en su<br />

fuerza espiritual; mas a éste, ¿cómo le llamaremos?<br />

43. Des<strong>de</strong> luego yo creo que la gente se aburre cuando está sola; es incapaz <strong>de</strong> reír sola y<br />

consi<strong>de</strong>ra eso una necedad. ¿Es que acaso el reír es una señal para otros? ¿Un mero signo,<br />

como la palabra? El hecho <strong>de</strong> que la gente sea incapaz <strong>de</strong> reír sola es una prueba segura <strong>de</strong><br />

que su fantasía es <strong>de</strong>bilísima.<br />

44. ¿Qué es lo que hace al filósofo? El coraje <strong>de</strong> no reservarse en el corazón ninguna pregunta.<br />

45. La semejanza entre el genio y el <strong>de</strong>mente es que viven en un mundo diferente <strong>de</strong>l que<br />

está presente para todos.<br />

46. La paciencia es la consciencia clara y actual <strong>de</strong> que hay males mayores que los presentes en<br />

este momento y que por el hecho <strong>de</strong> huir o <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong> éstos con violencia podríamos<br />

hacer que aquéllos viniesen. —El coraje es evi<strong>de</strong>ntemente una especie <strong>de</strong> paciencia. —La<br />

paciencia es por ello una cualidad sumamente apreciable, pues la persona paciente recibe<br />

no los máximos males, sino sólo los males presentes.<br />

47. Un obstáculo capital <strong>de</strong>l progreso <strong>de</strong>l género humano es que la gente no escucha a quienes<br />

hablan con más sensatez, sino a quienes hablan más alto.<br />

48. Las más gran<strong>de</strong>s obras maestras <strong>de</strong> la poesía, <strong>de</strong> la música, <strong>de</strong> la pintura, ¿fueron provocadas<br />

por las Aca<strong>de</strong>mias y sus premios?, ¿o proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> tiempos en que no se conocían<br />

tales instituciones? ¿Florecieron Corneggio, Shakespeare y Mozart gracias a tales ayudas<br />

económicas?, ¿o vivieron en la pobreza y encontraron su felicidad en el arte? —Incluso<br />

Goethe y Jean Paul no habrían escrito tantos volúmenes mediocres, sino sólo los buenos, y<br />

a cambio habrían <strong>de</strong>dicado más tiempo a éstos. Especialmente Jean Paul fue corrompido<br />

por el ansia <strong>de</strong> ganar dinero. Y lo mismo le ocurrió a Victor Hugo.<br />

49. Cuando nuestro pensar ha encontrado palabras, ya no tiene unidad consigo mismo, ya no<br />

es entera y completamente serio. Cuando empieza a existir para otros, entonces <strong>de</strong>ja <strong>de</strong><br />

vivir en nosotros, igual que el niño, que, cuando ingresa en su propio existir, se <strong>de</strong>sliga <strong>de</strong><br />

su madre.<br />

Ihr müsst mich nicht durch Wie<strong>de</strong>rspruch verwirren.<br />

Es irrt <strong>de</strong>r Mensch sobald er spricht.<br />

[No hace falta que me confundáis contradiciéndome.<br />

El hombre yerra tan pronto como habla.]<br />

(Goethe)<br />

50. Si reinase la justicia bastaría con haber construido nuestra casa y no se necesitaría otra<br />

protección que la <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho público <strong>de</strong> propiedad. Pero como lo que está a la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l<br />

día es la injusticia, se exige que quien ha construido su casa esté también en condiciones<br />

<strong>de</strong> protegerla; <strong>de</strong> lo contrario, es incompleto su <strong>de</strong>recho a ella y el agresor tiene el <strong>de</strong>recho<br />

<strong>de</strong> la fuerza bruta. — Ésa es la norma por la que se han regido los Estados Unidos <strong>de</strong><br />

Norteamérica para lanzarse sobre México.<br />

51. La visión <strong>de</strong> la miseria <strong>de</strong> otros, ¿nos hará orgullosos o nos hará humil<strong>de</strong>s? En unos<br />

causará el primer efecto, en otros, el segundo. Y eso será un rasgo característico.<br />

5


52. Una corona <strong>de</strong> laurel es una corona <strong>de</strong> espinas revestida <strong>de</strong> hojas.<br />

53. Un <strong>de</strong>recho abeto alzaba su punta oscura y aguda <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> un manzano que <strong>de</strong>splegaba<br />

toda la magnificencia <strong>de</strong> sus flores. El manzano le dijo al abeto: ✭✭¡Mira estos millares <strong>de</strong><br />

bellas y alegres flores mías que me cubren! ¿Qué es lo que, en comparación con ellas, pue<strong>de</strong>s<br />

tú exhibir? Agujas <strong>de</strong> color verdinegro✮✮. – ✭✭Es cierto✮✮, replicó el abeto, ✭✭pero cuando<br />

llegue el invierno tú estarás ahí sin hojas y yo, en cambio, seré lo que soy ahora✮✮.<br />

54. La lejanía, que al ojo le empequeñece los objetos, al pensamiento se los agranda.<br />

55. Con una obra <strong>de</strong> arte hemos <strong>de</strong> comportarnos igual que con un rey: colocarnos <strong>de</strong>lante y<br />

esperar que nos diga algo.<br />

56. Los verda<strong>de</strong>ros iluminadores <strong>de</strong> la humanidad comparten el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> las estrellas fijas; su<br />

luz necesita muchos años para llegar al círculo <strong>de</strong> la visión <strong>de</strong> los seres humanos. Por ello<br />

les ocurre casi siempre lo mismo que a los santos: que no son canonizados hasta <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> muertos.<br />

57. La magnanimidad, la clementia, el perdonar, el <strong>de</strong>volver bien por mal son cosas que nos<br />

fuerzan a alabarlas y admirarlas con tanta <strong>de</strong>smesura porque quien las practica reconoce<br />

su propio ser también en el otro que ha <strong>de</strong>sconocido el suyo en él; y al mismo tiempo lo<br />

aparta <strong>de</strong> su error por el camino más suave y único seguro a la vez. Pues el otro se ve<br />

obligado a <strong>de</strong>cirse a sí mismo (en su sentimiento más íntimo): ✭✭El ser que yo he ofendido<br />

era yo mismo, pues me trata como a sí mismo✮✮. —¡Qué pocas cosas logra, por el contrario,<br />

el inseguro camino <strong>de</strong> los reproches!<br />

58. Ningún dinero está más ventajosamente empleado que el que nos estafan: pues lo cambiamos<br />

directamente por pru<strong>de</strong>ncia.<br />

59. Los salvajes se <strong>de</strong>voran los unos a los otros y los mansos se engañan mutuamente; ✭✭curso<br />

<strong>de</strong>l mundo✮✮se <strong>de</strong>nomina a eso. Los Estados con toda su artificiosa maquinaria dirigida<br />

hacia fuera y hacia <strong>de</strong>ntro y con sus medios <strong>de</strong> fuerza, ¿qué son sino precauciones tomadas<br />

para poner los límites a la ilimitada injusticia <strong>de</strong> los humanos? ¿Es que no vemos en toda<br />

la historia que cada rey, tan pronto como su posición es firme y su país disfruta <strong>de</strong> alguna<br />

prosperidad, se sirve <strong>de</strong> ella para lanzarse con su ejército como con una banda <strong>de</strong> ladrones<br />

sobre los Estados vecinos? ¿Es que no son casi todas las guerras en el fondo expediciones<br />

<strong>de</strong> rapiña? Tanto en la Antigüedad como, en parte, en la Edad Media los vencidos se<br />

convertían en esclavos <strong>de</strong> los vencedores, es <strong>de</strong>cir, en el fondo tenían que trabajar para<br />

ellos. Lo mismo han <strong>de</strong> hacer quienes pagan contribuciones <strong>de</strong> guerra; ce<strong>de</strong>n el fruto <strong>de</strong> su<br />

trabajo anterior. Dice Voltaire: Dans toutes les guerres il ne s’agit que <strong>de</strong> voler. Ténganlo<br />

por dicho los alemanes.<br />

60. La mejor ocasión <strong>de</strong> poner en prueba la autenticidad <strong>de</strong> un amigo la tenemos, a<strong>de</strong>más<br />

<strong>de</strong> en los casos en que necesitamos una ayuda seria y un sacrificio significativo <strong>de</strong> su<br />

parte, en el momento en que le contamos un infortunio que acaba <strong>de</strong> golpearnos. Pues o<br />

bien se dibuja al punto en su rostro una <strong>de</strong>solación verda<strong>de</strong>ra, íntima, pura, o bien ese<br />

rostro confirma, por su perfecta calma o por un fugaz movimiento, la conocida máxima<br />

<strong>de</strong> La Rouchefoucauld: Dans l’adversité <strong>de</strong> nos meilleurs amis, nous trouvons toujours<br />

quelque chose qui ne nous déplaît pas. Los <strong>de</strong>nominados amigos habituales apenas consiguen<br />

reprimir en tales ocasiones la sacudidad <strong>de</strong> una leve y complacida sonrisa.<br />

61. El mundo en que cada uno vive <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> en primer lugar <strong>de</strong> la concepción que tenga <strong>de</strong> él;<br />

ese mundo se rige, en consecuencia, por la diversidad <strong>de</strong> las cabezas. De acuerdo con esa<br />

6


diversidad será pobre, insípido y plano, o bien será rico, interesante y lleno <strong>de</strong> significado.<br />

Mientras que, por ejemplo, no pocos tienen envidia a otro por los sucesos interesantes que<br />

le han ocurrido en su vida, más bien <strong>de</strong>berían envidiarle sus dotes <strong>de</strong> comprensión, que<br />

son las que han otorgado a tales sucesos la significación que tienen cuando él los <strong>de</strong>scribe.<br />

Pues el mismo suceso que en una cabeza rica <strong>de</strong> espíritu se presenta tan interesante, ese<br />

mismo suceso, concebido por una cabeza plana y cotidiana, no sería otra cosa que una<br />

insípida escena <strong>de</strong>l mundo cotidiano.<br />

62. Encontré una flor silvestre, admiré su belleza, la perfección <strong>de</strong> todas sus partes, y exclamé:<br />

✭✭Pero todas esas cosas que hay en esta flor y en millares <strong>de</strong> otras como ella resplan<strong>de</strong>cen<br />

y se marchitan sin que nadie las contemple, más aún, sin que ningún ojo las vea✮✮. –Ella<br />

me respondió: ✭✭¡Qué necio eres! ¿Es que crees que yo florezco para que me vean? Para<br />

mí florezco, no para los <strong>de</strong>más, florezco porque me gusta; mi alegría y mi placer consisten<br />

en florecer y ser✮✮.<br />

63. En nuestros días el fumar cigarros puros y la politiquería han expulsado a la erudición, <strong>de</strong><br />

igual manera que libros ilustrados para niños gran<strong>de</strong>s han venido a sustituir las gacetas<br />

literarias.<br />

64. Tal vez no sería un mal tema para un pintor representar alguna vez el contraste entre la<br />

aristocracia natural y la aristocracia humana; representar, por ejemplo, el contraste entre<br />

un príncipe revestido con todas las insignias <strong>de</strong> sus prendas y una fisonomía <strong>de</strong> último<br />

rango, en conversación o interrelación con una fisonomía que hiciera visible la máxima<br />

superioridad espiritual, pero cubierta <strong>de</strong> andrajos.<br />

65. Hace tiempo que sostengo la opinión <strong>de</strong> que la cantidad <strong>de</strong> ruido que uno pue<strong>de</strong> soportar<br />

impasible está en relación inversa con sus faculta<strong>de</strong>s mentales y pue<strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>rada por<br />

tanto como una medida aproximada <strong>de</strong> las mismas, <strong>de</strong> modo que, cuando escucho ladrar a<br />

un perro durante horas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el patio <strong>de</strong> una casa sin que nadie lo apacigüe, ya sé lo que<br />

<strong>de</strong>bo pensar <strong>de</strong> las faculta<strong>de</strong>s mentales <strong>de</strong> sus habitantes. El que habitualmente cierra <strong>de</strong><br />

golpe las puertas <strong>de</strong> las habitaciones, en vez <strong>de</strong> hacerlo con la mano, o permite que eso<br />

suceda en su casa, no es solamente un maleducado, sino también una persona tosca y <strong>de</strong><br />

limitada inteligencia... No estaremos completamente civilizados hasta que el ruido que<strong>de</strong><br />

proscrito y nadie se arrogue el <strong>de</strong>recho a irrumpir en la consciencia <strong>de</strong> un ser pensante,<br />

por lo menos a mil pasos a la redonda, mediante silbatos, aullidos, etc.<br />

66. La filosofía nunca pue<strong>de</strong> hacer más que interpretar y explicar lo que está a la mano,<br />

convertir en un conocimiento claro y abstracto <strong>de</strong> la razón la esencia <strong>de</strong>l mundo, la cual se<br />

expresa intuitivamente a cada uno in conrecto, es <strong>de</strong>cir, en cuanto sentimiento.<br />

67. ¿Qué son las novelas sino calidoscopios en los que miramos los espasmos y convulsiones<br />

<strong>de</strong>l angustiado corazón humano?<br />

68. En los tiempos en que la superficie <strong>de</strong> la Tierra aún consistía en una lisa y uniforme corteza<br />

<strong>de</strong> granito y aún no había en ella ninguna disposición a que surgiesen seres vivos, una<br />

mañana salió el Sol. Iris, la mensajera <strong>de</strong> los dioses, que por encargo <strong>de</strong> Juno llegaba<br />

volando justo en aquel momento, le gritó al Sol al pasar a su lado: ✭✭¿Por qué te tomas la<br />

molestia <strong>de</strong> salir? ¡No existen ojos para verte ni una columna <strong>de</strong> Memnón para resonar!✮✮.<br />

La respuesta fue la siguiente: ✭✭Yo soy el Sol y salgo porque lo soy; que me vea quien<br />

pueda✮✮.<br />

7


69. Los bienes subjetivos, como un carácter noble, una cabeza capaz, un temperamento feliz,<br />

un ánimo jovial y un cuerpo bien constituido, completamente sano, o sea, mens sana in<br />

corpore sano, son los bienes primeros y más importantes para nuestra felicidad, por lo<br />

que <strong>de</strong>beríamos pensar mucho más en fomentarlos y conservarlos a ellos que no en poseer<br />

bienes y honores externos.<br />

70. A menudo se reprocha a la gente que sus <strong>de</strong>seos estén dirigidos principalmente al dinero y<br />

que lo amen por encima <strong>de</strong> todo. Sin embargo, resulta natural y hasta inevitable amar<br />

aquello que, cual si fuera un Proteo incansable, se halla dispuesto en todo momento a<br />

transformarse en el objeto momentáneo <strong>de</strong> nuestros <strong>de</strong>seos, tan mudables, y <strong>de</strong> nuestras<br />

necesida<strong>de</strong>s, tan variadas. Cada uno <strong>de</strong> los otros bienes, en efecto, pue<strong>de</strong> satisfacer sólo un<br />

<strong>de</strong>seo, una necesidad: las comidas son buenas únicamente para los hambrientos; el vino,<br />

para los sanos; los medicamentos, para los enfermos; un abrigo <strong>de</strong> piel, para el invierno; las<br />

mujeres, para los hombres jóvenes, etc. En consecuencia, todos estos bienes son sólo bienes<br />

para un fin <strong>de</strong>terminado, es <strong>de</strong>cir, son sólo bienes relativos. Únicamente el dinero es el bien<br />

absoluto: pues no provee meramente a una necesidad in concreto, sino a la necesidad en<br />

general, in abstracto.<br />

71. No cabe duda <strong>de</strong> que nada contribuye menos a la jovialidad que la riqueza, ni nada más<br />

que la salud. En las clases bajas y trabajadoras, especialmente en las que cultivan la tierra,<br />

están como en su casa y los rostros joviales y contentos; en las clases ricas y aristocráticas,<br />

los malhumorados.<br />

72. Dimi, in che modo si potranno correggere questi?<br />

Con toglierli via quel capo, e piantarline un altro.<br />

[Dime, ¿<strong>de</strong> qué modo podrán corregirse ésos?<br />

Quitándoles la cabeza y poniéndoles otra.]<br />

(Giord. <strong>Bruno</strong>, Cena <strong>de</strong>lle ceneri.)<br />

Es una gran verdad, que <strong>de</strong>bemos tener siempre presente; así no per<strong>de</strong>remos el tiempo<br />

impartiendo enseñanzas que no pue<strong>de</strong>n dar fruto.<br />

73. Un hermoso oasis ver<strong>de</strong>ante y florido miró a su alre<strong>de</strong>dor y no vio en torno a sí otra cosa<br />

que <strong>de</strong>sierto; en vano trató <strong>de</strong> divisar algo igual a sí mismo. Entonces prorrumpió en este<br />

lamento: ✭✭¡Ay <strong>de</strong> mí, infeliz oasis aislado! ¡He <strong>de</strong> permanecer solo! ¡En ninguna parte hay<br />

nada igual a mí, más aún, en ninguna parte hay siquiera unos ojos que me vean y se<br />

alegren con mis prados, mis fuentes, mis palmeras y arbustos! Lo único que me ro<strong>de</strong>a es el<br />

triste, arenoso, rocoso <strong>de</strong>sierto sin vida. ¡De qué me sirven en este abandono todas mis<br />

prendas, bellezas y riquezas!✮✮.<br />

74. El hombre rico <strong>de</strong> espíritu aspirará ante todo a no tener dolores, a no ser molestado, a<br />

la calma y el ocio. En consecuencia, buscará una vida tranquila, una vida mo<strong>de</strong>sta, pero<br />

con el menor número posible <strong>de</strong> estorbos; por tanto, tras haber conocido un poco a los<br />

<strong>de</strong>nominados hombres, elegirá el retraimiento y, si su espíritu es gran<strong>de</strong>, incluso la soledad.<br />

Pues cuantas más cosas tiene uno en sí mismo, tantas menos necesita <strong>de</strong> fuera y tanto<br />

menos pue<strong>de</strong>n ser los <strong>de</strong>más algo para él. Por ello la eminencia <strong>de</strong> espíritu lleva a la<br />

insociabilidad. Si cupiera reemplazar la cualidad <strong>de</strong> la sociedad por la cantidad, merecería<br />

la pena vivir incluso en el gran mundo; mas por <strong>de</strong>sgracia cien necios puestos en un montón<br />

no proporcionan un solo hombre inteligente.<br />

75. En la soledad, don<strong>de</strong> cada uno está remitido a sí, se muestra qué es lo que tiene en sí mismo.<br />

En la soledad el bobo vestido <strong>de</strong> púrpura suspira bajo la carga, que no pue<strong>de</strong> arrojar, <strong>de</strong><br />

8


su mísera individualidad, mientras que el hombre <strong>de</strong> dotes elevadas puebla y anima con<br />

sus pensamientos el entorno más árido. De ahí que sea muy verda<strong>de</strong>ro lo que dice Séneca:<br />

Omnis stultitia laborat fastidio sui [toda estulticia pa<strong>de</strong>ce el fastidio <strong>de</strong> sí], y que también<br />

sea muy verda<strong>de</strong>ro el dicho <strong>de</strong>l Eclesiástico: ✭✭La vida <strong>de</strong>l necio es peor que la muerte✮✮. De<br />

conformidad con eso, en conjunto encontraremos que cada uno es sociable en la medida<br />

en que es pobre <strong>de</strong> espíritu y, en general, vulgar. Lo que hace sociables a las personas es<br />

precisamente su pobreza.<br />

76. La gente habitual piensa únicamente en pasar el tiempo; quien tiene algún talento, en<br />

utilizarlo.<br />

77. Cuando se exclama con énfasis: ✭✭El honor está por encima <strong>de</strong> la vida✮✮, eso significa<br />

propiamente: ✭✭La existencia y el bienestar no son nada, sino que la cuestión es lo que los<br />

otros piensan <strong>de</strong> nosotros✮✮.<br />

78. La diferencia entre la vanidad y el orgullo consiste en lo siguiente: el orgullo es el firme<br />

convencimiento ya existente <strong>de</strong> la valía prepon<strong>de</strong>rante que tenemos en algún aspecto; la<br />

vanidad es, por el contrario, el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> <strong>de</strong>spertar en otros ese convencimiento, <strong>de</strong>seo<br />

acompañado casi siempre <strong>de</strong> la tácita esperanza <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, en consecuencia, apropiárnoslo.<br />

Según esto, el orgullo es la elevada estima <strong>de</strong> sí mismo que sale <strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro y que, en<br />

consencuencia, es directa; la vanidad es, por el contrario, la aspiración a conseguir esa<br />

estima <strong>de</strong> fuera, es <strong>de</strong>cir, indirectamente. En correspon<strong>de</strong>ncia con eso la vanidad hace<br />

parlanchinas a las personas, y el orgullo, taciturnas.<br />

79. Para enfrentarnos al aburrimiento arrimamos a la voluntad motivos pequeños, meramente<br />

provisionales y arbitrarios, con el fin <strong>de</strong> excitarla y activar así también el intelecto, que<br />

ha <strong>de</strong> captarlos. Esos motivos son, por tanto, a los motivos reales y naturales lo que el<br />

papel moneda es a la plata, pues su valor es convencional y arbitrario. Tales motivos son<br />

los juegos <strong>de</strong> carta, etc., inventados con el mencionado fin. El hombre <strong>de</strong> espíritu limitado<br />

recurre, si le faltan las cartas, a golpetear y tamborilear con lo que tenga a mano. También<br />

el cigarro puro es para él un bienvenido sustituto <strong>de</strong> los pensamientos. De ahí que en todos<br />

los países el juego <strong>de</strong> cartas se haya convertido en la ocupación principal <strong>de</strong> toda sociedad;<br />

él es el criterio <strong>de</strong> su valor y la bancarrota <strong>de</strong>clarada <strong>de</strong> todos sus pensamientos. Dado que<br />

esa gente no tiene pensamientos que intercambiar, intercambia cartas y procura <strong>de</strong>spojarse<br />

mutuamente <strong>de</strong> sus dineros.<br />

80. El gran público opina que con los libros es como con los huevos: hay que consumirlos<br />

frescos. Por ello echa mano siempre <strong>de</strong> las noveda<strong>de</strong>s.<br />

81. El <strong>de</strong>stino es cruel, y los seres humanos, míseros. En un mundo hecho <strong>de</strong> ese modo quien<br />

tiene muchas cosas en sí mismo se parece a la clara, templada y alegre habitación navi<strong>de</strong>ña<br />

en medio <strong>de</strong> la nieve y el hielo <strong>de</strong> la noche <strong>de</strong> diciembre.<br />

82. Tener una individualidad excelente, una individualidad rica, y, en especial, muchísimo<br />

espíritu, es sin duda la mejor suerte en esta tierra, por muy distinta que pueda parecer<br />

<strong>de</strong> la suerte más brillante. Sabias palabras fueron, pues las que contando sólo diecinueve<br />

años, dijo la reina Cristina <strong>de</strong> Suecia sobre Descartes. Hacía veinte años que Descartes<br />

vivía en Holanda en la más profunda soledad y la reina lo conocía por un solo artículo y<br />

por noticias orales. Cristina <strong>de</strong> Suecia dijo <strong>de</strong> él: Mr. Descartes est le plus heureux <strong>de</strong> tous<br />

les hommes, et sa condition me semble digne d’envie.<br />

9


83. La persona normal tendrá <strong>de</strong>seos y antojos siempre cambiantes. Si sus medios se lo<br />

permiten, unas veces comprará casas <strong>de</strong> campo, otras caballos, o bien dará fiestas, o<br />

empren<strong>de</strong>rá viajes, y, en general, <strong>de</strong>splegará un gran lujo; busca precisamente en cosas <strong>de</strong><br />

toda índole una satisfacción <strong>de</strong> fuera, <strong>de</strong> igual manera que la persona que ha perdido sus<br />

fuerzas espera obtener con consomés y drogas <strong>de</strong> los farmacéuticos la salud y el vigor cuya<br />

verda<strong>de</strong>ra fuente es la fuerza vital propia.<br />

84. Es difícil que un hombre <strong>de</strong> genio sea una persona sociable. ¿Pues qué diálogos serían tan<br />

inteligentes y entretenidos como sus monólogos? Mas si, por hastío <strong>de</strong>l monólogo, recurre<br />

ese hombre al diálogo, corre el riesgo <strong>de</strong> que la trivialidad <strong>de</strong> éste vuelva a arrastrarlo<br />

hacia aquél. Entonces la segunda persona <strong>de</strong>sempeña tan sólo un papel mudo.<br />

85. Uno <strong>de</strong> los estudios principales <strong>de</strong> la juventud <strong>de</strong>bería ser apren<strong>de</strong>r a soportar la soledad.<br />

Pues la soledad es una fuente <strong>de</strong> felicidad, <strong>de</strong> tranquilidad <strong>de</strong> ánimo.<br />

86. Si toda vida es un calvario, ¿por qué me censuráis que yo diga que la vida es sufrimiento?<br />

87. Un hombre cuerdo entre tontos y locos se parece a alguien cuyo reloj marcha bien en una<br />

ciudad don<strong>de</strong> los relojes <strong>de</strong> todas las torres marchan mal. Él es el único que sabe cuál es la<br />

hora exacta, ¿pero <strong>de</strong> qué le sirve? Todo el mundo se guía por los relojes <strong>de</strong> la ciudad, que<br />

marchan mal; lo hacen incluso quienes saben que su reloj es el único que marca la hora<br />

verda<strong>de</strong>ra.<br />

88. Las cosas gran<strong>de</strong>s y bellas <strong>de</strong>berían existir únicamente para sí mismas, pero pronto abusa<br />

<strong>de</strong> ellas la necesidad, que se les acerca <strong>de</strong>s<strong>de</strong> todos los lados con el fin <strong>de</strong> apoyarse y<br />

sostenerse en ellas, y así las tapa y estropea. Es cierto que eso no es algo sorpren<strong>de</strong>nte<br />

en este mundo <strong>de</strong> penurias y necesida<strong>de</strong>s, al servicio <strong>de</strong> las cuales ha <strong>de</strong> estar todo por<br />

doquier y que arrebatan todas las cosas para hacer <strong>de</strong> ellas instrumentos suyos, sin excluir<br />

siquiera a las que sólo han podido ser producidas en su ausencia momentánea: las cosas<br />

bellas y las verda<strong>de</strong>ras, buscadas por sí mismas.<br />

89. Conversación en el año 33 <strong>de</strong> nuestra era:<br />

A. ¿Conoce usted ya las últimas noveda<strong>de</strong>s?<br />

B. No, ¿qué ha pasado?<br />

A. ¡El mundo está redimido!<br />

B. ¿Pero qué me dice?<br />

A. Pues sí, Dios ha tomado figura humana, se ha <strong>de</strong>jado ejecutar en Jerusalén y con ello el<br />

mundo está redimido, y el diablo, timado.<br />

B. ¡Huy! Pero si eso es charmant.<br />

90. Las personas se parecen a los niños en esto: se vuelven malcriadas cuando se las mima.<br />

De ahí que no <strong>de</strong>beríamos ser <strong>de</strong>masiado complacientes ni afectuosos con nadie. De igual<br />

manera que por lo general no per<strong>de</strong>remos a un amigo por negarnos a hacerle un préstamo,<br />

pero sí, con mucha facilidad, si se lo conce<strong>de</strong>mos, tampoco es fácil que lo perdamos por un<br />

comportamiento orgulloso y un poco displicente <strong>de</strong> nuestra parte, pero sí, a menudo, como<br />

consecuencia <strong>de</strong>l exceso <strong>de</strong> amabilidad y <strong>de</strong>ferencia, que vuelve arrogantes e insoportables a<br />

las personas. Con lo que la ruptura está servida. Pero lo que la gente no pue<strong>de</strong> en absoluto<br />

conllevar es el pensamiento <strong>de</strong> que se la necesita: la arrogancia y la presunción son la<br />

inseparable consecuencia <strong>de</strong> ello.<br />

91. Un hombre rico <strong>de</strong> espíritu que se halle en completa soledad tiene en sus propios pensamientos<br />

y fantasías un entretenimiento excelente, mientras que a un hombre obtuso la continua<br />

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alternancia <strong>de</strong> compañías, espectáculos, excursiones y diversiones no conseguirá <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rlo<br />

<strong>de</strong>l aburrimiento que lo atormenta.<br />

92. Frente a los estúpidos y necios sólo hay una manera <strong>de</strong> poner <strong>de</strong> manifiesto nuestro<br />

entendimiento, y es no hablar con ellos. Pero entonces uno tendrá a veces en sociedad<br />

la impresión <strong>de</strong> ser un bailarín que ha ido a bailar y que se encuentra únicamente con<br />

tullidos: ¿con quién bailará?<br />

93. ✭✭¡Cuántas cosas hay que yo no necesito!✮✮, <strong>de</strong>cía Sócrates al ver artículos <strong>de</strong> lujo expuestos<br />

a la venta.<br />

94. La riqueza propiamente dicha, o sea, la sobreabundancia gran<strong>de</strong> pue<strong>de</strong> hacer poco por<br />

nuestra felicidad; <strong>de</strong> ahí que muchas personas ricas se sientan <strong>de</strong>sdichadas, pues al no poseer<br />

una auténtica formación espiritual, al no tener conocimientos, carecen <strong>de</strong> cualquier interés<br />

objetivo que pudiera capacitarlas para una ocupación espiritual. Aquello que la riqueza<br />

pue<strong>de</strong> todavía ofrecer, más allá <strong>de</strong> la satisfacción <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s reales y naturales,<br />

influye poco en nuestro bienestar propiamente dicho. Éste es más bien perturbado por<br />

muchas e inevitables preocupaciones que trae consigo la conservación <strong>de</strong> un gran patrimonio.<br />

95. Quien ha venido al mundo a impartirle enseñanzas en serio y sobre las cosas más importantes<br />

pue<strong>de</strong> darse por contento si no <strong>de</strong>ja la piel en el intento.<br />

96. La astrología nos ofrece una prueba grandiosa <strong>de</strong> la mísera subjetividad <strong>de</strong> las personas,<br />

que hace que refieran todo a sí y que <strong>de</strong> todo pensamiento regresen enseguida en línea<br />

recta a sí mismas. La astrología refiere al mezquino yo el curso <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s cuerpos<br />

celestes y pone en relación los cometas <strong>de</strong>l cielo con las disputas e imbecilida<strong>de</strong>s terrenales.<br />

Pero eso ha ocurrido en todos los tiempos, ya en los más antiguos.<br />

97. Toda limitación proporciona felicidad. Cuanto más estrecho es nuestro círculo <strong>de</strong> visión, <strong>de</strong><br />

acción o <strong>de</strong> roce, tanto más felices somos; y cuanto más amplio es, tanto más frecuentemente<br />

nos sentimos atormentados y angustiados. Pues al aumentar ese círculo aumentan y<br />

se agrandan las preocupaciones, los <strong>de</strong>seos, los miedos. Por ello los ciegos no son tan<br />

<strong>de</strong>sdichados como tendría que parecernos a priori; testimonio <strong>de</strong> ellos es la suave y casi<br />

jovial calma <strong>de</strong> las facciones <strong>de</strong> su rostro.<br />

98. El camino más errado para llegar a la felicidad es vivir en el gran mundo, <strong>de</strong>dicados a comer<br />

y beber (high life). Pues la finalidad <strong>de</strong> eso es transformar nuestra miserable existencia en<br />

una sucesión <strong>de</strong> alegrías, goces y diversiones, con lo que no <strong>de</strong>jará <strong>de</strong> aparecer la <strong>de</strong>silusión<br />

y también su obligado acompañamiento: el mentirse unos a otros.<br />

99. Si en la gente, tal como es en su gran mayoría, prepon<strong>de</strong>rase lo bueno sobre lo malo, sería<br />

más aconsejable fiarse <strong>de</strong> su justicia, equidad, gratitud, lealtad, amor y compasión que <strong>de</strong><br />

su miedo. Pero como ocurre lo contrario, también es más aconsejable hacer lo contrario.<br />

100. El afectar que se posee una cualidad, el alar<strong>de</strong>ar <strong>de</strong> ella, es una confesión espontánea <strong>de</strong><br />

que no se la tiene. Sea lo que sea aquello <strong>de</strong> que una persona se ufana —coraje, erudición,<br />

espíritu, ingenio, suerte con las mujeres, riqueza, posición elevada o cualquier otra cosa—,<br />

<strong>de</strong> ello pue<strong>de</strong> inferirse qué es exactamente lo que a ella le falta. Pues a la persona que<br />

posee realmente y <strong>de</strong> modo complejo una cualidad que no se le ocurre exhibirla y afectarla,<br />

sino que está <strong>de</strong>l todo tranquila acerca <strong>de</strong> ella.<br />

101. Los engaños que los placeres eróticos nos procuran son comparables a ciertas estatuas que,<br />

a consecuencia <strong>de</strong>l lugar en que se encuentran, están pensadas para ser vistas <strong>de</strong> frente<br />

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y ofrecen entonces un aspecto bello; en cambio, vistas por <strong>de</strong>trás, su aspecto no es nada<br />

bueno. De manera análoga, lo que el amorío nos simula, mientras lo tenemos en perspectiva<br />

y lo vemos venir, es un paraíso <strong>de</strong> <strong>de</strong>licias; pero cuando ha pasado y lo miramos por <strong>de</strong>trás,<br />

lo que aparece es algo baladí e insignificante, si no repulsivo.<br />

102. A la postre cada uno se queda solo, y lo que entonces importa es quién es ése que ahora<br />

está solo.<br />

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