BlackBook Un lugar inigualable En la actualidad, el Halas 71 es propiedad de la magnate textil turca Caroline Koç; Erozan y su equipo se encargan de gestionarlo. El barco se puede rentar por horas o incluso semanas para visitar las ruinas hundidas de Simena en la isla de Kekova o algunas de las impresionantes ciudades costeras como Bozburun y Göcek. A la altura del suntuoso lujo que caracteriza al Maçakizi, el yate cuenta con todo lo necesario para hacer windsurf, wakeboard o esquí acuático y, a partir de esta temporada, se añadirá una pista de baile donde disfrutar aún más de esas famosas fiestas nocturnas. Cuando subimos a bordo esa tarde, no me decepcionó descubrir que no había ningún DJ pinchando en la cubierta superior. Soplaba una brisa perfecta y se podía escuchar el sonido rítmico de las suaves olas rompiendo contra la proa. Nuestra suite, bautizada en honor a la princesa Margarita, estaba decorada con una mullida alfombra de seda, juegos de cama de Haremlique con cobijas de toile de Jouy y cortinas de lino en color topo y crema. Al lado, en la biblioteca, encontramos libros de historia turca y obras de Voltaire encuadernadas en cuero, y en el pasillo de abajo, un bar de coñac y una sauna de infrarrojos. Todo estaba revestido de paneles de caoba y decorado con obras de arte de inspiración marítima. Por la noche, cenamos risotto con bocek (langosta espinosa) elaborado por el chef veneciano Carlo Bernardini, quien se encarga de supervisar el catering del yate y de Villa Maçakizi. Junto al excepcional Derecha: entrada a Villa Maçakizi; abajo: lounge en una finca privada frente a la alberca risotto nos sirvieron mozzarella de búfala de elaboración local, jitomates secos y una selección de excelentes vinos de la zona. En la región de Urla, la denominada Toscana turca, un grupo de jóvenes ha comenzado a revolucionar el sector vinícola. El profundo conocimiento de Bernardini nos permitió descubrir sus mejores cosechas. El Porta Caeli Ament me recordó a un burdeos y el Kavaklidere Pendore Öküzgözü desplegaba intensas notas de frutos rojos. Ambos maridaban a la perfección con una focaccia fresca y un baklava de pistaches rociado con miel. El resto de los días navegamos con calma por el mar Egeo. Nos zambullimos en las oscuras aguas y, alrededor del yate, pudimos vislumbrar su enorme ancla, uno de los pocos restos que quedan de la vida anterior del barco. Una tarde, dejamos atrás un horizonte de rocas con forma de joroba hasta llegar a la deslumbrante localidad de Gümüslük, donde compramos joyas y cerámica en un mercado al aire libre y degustamos una delicia local, midye dolma (mejillones rellenos de un pilaf picante). De camino a Palm Tree Bay, el lugar donde amarramos esa noche, observamos cómo se iluminaban las islas griegas de Leros y Patmos a medida que se ponía el sol. Unos días después, cuando estaba tomando el sol en la cubierta superior, uno de mis flip-flops de Maçakizi alzó el vuelo impulsado por una repentina ráfaga de viento. Vi cómo volaba con elegancia por la bahía hasta aterrizar a poca distancia de una hermosa finca blanca que se asomaba a un paseo marítimo privado lleno de camastros. No era un hotel, como había pensado inicialmente, sino Villa Maçakizi, la nueva propiedad de Erozan para renta de uso exclusivo (anteriormente la finca albergó el hotel boutique Il Riccio Beach House). La villa cuenta con diez habitaciones, un spa con hamam, un gimnasio, una alberca y una playa privada que atrae a una serie de fieles seguidores en busca de privacidad y todas las precauciones frente al coronavirus. Las habitaciones —que pronto serán remodeladas al estilo Maçakizi— tienen su propio balcón o terraza con vistas a la alberca. Además, en los amplios terrenos hay un jardín lleno de olivos, lavandas y fresias (el lugar perfecto FOTOGRAFÍAS ENGIN AYDENIZ 16 CENTURION-MAGAZINE.COM
para practicar yoga al aire libre o tomar un coctel); camastros al borde del mar; y, por supuesto, una cabina de DJ para las largas fiestas nocturnas. Los huéspedes también pueden contratar excursiones privadas de pesca, rentar barcos, tomar clases de cocina, dar paseos a caballo y bucear entre naufragios cercanos. Visitar Villa Maçakizi estaba en nuestro itinerario de la tarde, pero una familia real de Medio Oriente la rentó a última hora, lo que frustró nuestros planes. Sin embargo, las vistas desde el Halas 71 de la reluciente alberca fueron suficientes para convencernos de cuál iba a ser nuestra estancia la próxima temporada. Llegamos al hotel a la hora del coctel. El Halas 71 acababa de entrar en el puerto deportivo cuando comenzó la sinfonía nocturna de los DJ. Los huéspedes emergieron de sus habitaciones: mujeres vestidas con fluidos caftanes y adornadas con infinidad de joyas, y hombres con los cuatro primeros botones desabrochados con orgullo. Durante un minuto, todos disfrutamos maravillados de la puesta de sol. El volumen de la música fue en aumento, animando a muchos a bailar. Mientras saboreaba un tequila con refresco, durante un breve momento de pura felicidad, comprendí lo que había querido decir aquel tipo inglés. Maçakizi es un club, y una vez que formas parte de él, quieres quedarte para siempre. macakizi.com • Un rincón tranquilo en la animada cubierta del hotel MÁS DESTINOS EN EL MEDITERRÁNEO ORIENTAL Cinco lugares apartados que no hay que perder de vista FOTOGRAFÍA MATTHIEU SALVAING CALILO Cuando Angelos Michalopoulos y Vassiliki Petridou comenzaron a comprar tierras en la isla griega de Ios, tenían un único propósito en mente: la conservación. Al día de hoy, la pareja tiene en propiedad una cuarta parte de la isla, sin embargo, solo han dedicado un uno por cierto de sus tierras a este pintoresco resort de 36 suites que se extiende a lo largo de casi diez kilómetros de costa privada en el mar Egeo. En medio de las 400 hectáreas de naturaleza virgen salpicadas de viejos olivos, podrá encontrar albercas de mosaico, restaurantes al aire libre y sinuosos muros de piedra. calilo.com ONE&ONLY PORTONOVI Con su inauguración prevista en marzo en la bahía montenegrina de Boka, el resort de seis hectáreas pretende poner de moda este tranquilo rincón del mar Adriático. Esta propiedad de tejados rojos dispone de marina con 238 amarres y 140 habitaciones, suites, villas y residencias. El chef encargado de supervisar la cocina es Giorgio Locatelli, del restaurante londinense Locanda Locatelli, galardonado con una estrella Michelin; el spa lo dirige la marca italiana de bienestar Chenot Espace, conocida por sus tratamientos detox. oneandonlyresorts.com ISLA PRIVADA PEGASSUS Esta pequeña isla del mar Egeo era uno de los secretos mejor guardados en el golfo de Petalioi hasta que el grupo griego Aria Hotels la convirtió en un refugio de uso exclusivo. La villa de cinco habitaciones está atendida por un mayordomo y un concierge privados; las 364 hectáreas de terreno albergan olivares y pinos centenarios, un huerto ecológico y un puerto deportivo con lanchas rápidas para ir de excursión a las playas y pueblos cercanos. ariahotels.gr VILLA KORTA KATARINA Esta histórica hacienda en la ciudad croata de Orebić está situada en una de las franjas más bellas de la costa dálmata. Alrededor de este hotel de ocho suites (con alberca, spa y restaurante de alta cocina) se extienden varias hectáreas de viñedos que proveen a la cava de variedades locales como pošip y plavac mali. Los huéspedes también pueden rentar el Katharine, el yate de seis cabinas y 61.3 metros de eslora. villakortakatarina.com KALESMA Como alternativa a la turística Miconos, en primavera abrirá sus puertas este hotel rodeado de colinas y con vistas a la bahía de Ornos. La finca, diseñada para asemejarse a un pueblo tradicional de Miconos, posee 25 suites de paredes blancas y dos villas, cada una con su propia terraza y alberca. En el restaurante Pere Ubu, con vistas al mar, se cocinan especialidades cícládicas como el pan horiatiko cocido en un tradicional horno de ladrillo. kalesmamykonos.com ANTES DE RESERVAR Y REALIZAR CUALQUIER VIAJE, COMPRUEBE LAS ÚLTIMAS RECOMENDACIONES DEL GOBIERNO CENTURION-MAGAZINE.COM 17
