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Centurion Argentina Summer 2022

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Liberty. Su puerto

Liberty. Su puerto estratégicamente situado sufrió siglos de invasiones bélicas y, gracias a las influencias cartaginesas, fenicias, romanas, árabes, normandas y bizantinas, la ciudad goza de una arquitectura única con cerca de 64 iglesias, 36 museos y 44 palacios abiertos al público. Los monumentos se codean con viviendas destartaladas cubiertas de ropa tendida entre estrechos callejones empedrados, engalanados con improvisados santuarios de Santa Rosalía (patrona de Palermo), que desembocan en espléndidas plazas de piedra de color miel. Los títeres (no hay que perderse el Museo Internacional del Títere Antonio- Pasqualino, museodellemarionette.it) son todo un arte, y los pistaches los grandes protagonistas. El atracón de cannoli está asegurado, sobre todo la variedad verde pálido infusionada con nueces. Los sándwiches de helado comienzan en el desayuno, con una cucharada de granizado casero de almendras sobre un brioche recién horneado. El paisaje urbano de Palermo comenzó su transformación en 2015, cuando el alcalde Leoluca Orlando decidió transformar la congestionada vía principal, Corso Vittorio Emanuele, en una atractiva zona peatonal. El centro histórico —desde Porta Nuova hasta la Piazza dei Quattro Canti, donde confluyen cuatro barrios— es hoy un efervescente núcleo de actividad repleto de elegantes boutiques de marcas locales, cafés, galerías y pastelerías (haga una pausa para probar algún dulce en La Martorana, fb.com/lamartorana.palermo). Explore La Cala, el renovado puerto pesquero de Palmero y la fortaleza medieval Castello a Mare; pasee por el barrio de Kalsa, donde la reciente renovación de varios edificios en ruinas (bombardeados durante la Segunda Guerra Mundial) ha atraído a cafés de estilo bohemio y a una asociación de artesanos y artistas locales; encontrará joyas en Piccola Fabrica (fb.com/piccolafabrica), originales artículos de papelería en Edizioni Precarie (edizioniprecarie.it) y coloridas cestas de paja siciliana tejidas a mano en Torretta Vito (Via Aragona, 15). Para el aperitivo o la cena, diríjase al cercano Pablo’s Ristorante Lounge Bar (pablosristorante-lounge-bar.business.site) y pruebe los refinados platillos creativos del chef Paolo Romano elaborados con los ingredientes más frescos. Otra novedad culinaria es MEC (Meet Eat Connect, mecpalermo.it), una combinación de restaurante y museo tecnológico ubicado en el Palazzo Castrone - Santa Ninfa del siglo xvi, un palacio bellamente renovado cerca de la Catedral de Palermo. Fruto de un extravagante concepto surgido del arquitecto, coleccionista y fundador, Giuseppe Forello (quien posee más de cuatro mil piezas antiguas de Apple), y el chef Carmelo Trentacosti, los comensales cenan junto a recuerdos y a unos 200 equipos informáticos antiguos. La exquisitamente preparada cocina neosiciliana incluye platillos muy al gusto de los apasionados de las computadoras: un molde con forma de manzana mordida relleno de caponata picante y, de postre, una cassata di ricotta con la cara de Steve Jobs. En un callejón junto al bullicioso mercado del Capo se esconde Le Angeliche (leangeliche.it), un acogedor bistró con una terraza en el patio trasero dirigido por cuatro mujeres jóvenes. Veronica Schiera, la chef autodidacta, pasó un año viajando por toda Sicilia para recopilar las recetas de las abuelas: «¡Somos primas! —explica—. Nuestro objetivo es salvaguardar la memoria de los viejos sabores». Su lema es el sabor por encima de la estética. El menú de deliciosa comida cocinada a fuego lento está siempre cambiando e incluye raviolis verdes rellenos de sardinas, queso cremoso caciotta, pasas y piñones, rematado con una tarta de chocolate con mousse de naranja y pistaches. «Sicilia ha sido bendecida con una impresionante biodiversidad —reflexiona Schiera—. Lo tenemos todo: sol, tierra y alma», y los visitantes coinciden con esta afirmación. El patrimonio de Palermo, tanto terrenal como glamoroso, ya está listo para ser descubierto. ¬ Desde arriba: Nautoscopio, una instalación interactiva de Giuseppe Amato en el puerto de Palermo; cassata siciliana, elaborada con ricotta, fruta confitada y pasta de almendra; la panorámica perfecta de la costa frente a la localidad de Cefalù, en Palermo 58 CENTURION-MAGAZINE.COM

ETNA EN CUATRO BOTELLAS Y MEDIA Una de las regiones vitivinícolas más apasionantes del mundo está lista para darse a conocer. Por Bill Knott Durante la vendimia en Monaci delle Terre Nere, en el extremo oriental del Parque Nacional del Etna FOTOGRAFÍA ALFIO GAROZZO P ero ¿a quién se le ocurriría producir vino aquí? Puede que se le pase esta pregunta por la cabeza mientras atraviesa la carretera cubierta de ceniza que une Linguaglossa con Randazzo, en el norte de Sicilia, y contempla el enorme Etna ardiendo a su izquierda. Aun así, el paisaje repleto de viejas y nudosas vides, salpicado además de antiguos edificios de piedra, deja patente la larga trayectoria de la vitivinicultura en la zona. Estos viñedos no solo han sobrevivido, sino que han llegado a florecer hasta tal punto que la región del Etna se ha convertido en una de las más interesantes y avanzadas de Europa. Y el motivo es que, pese al peligro que supone el Etna, el volcán ofrece dos grandes ventajas a los vitivinicultores: por un lado, la altitud, que reduce las temperaturas, compensando así la latitud meridional de Sicilia y prolongando la temporada de cultivo, y, por otro, la tierra, que es volcánica y muy fértil. Acá, las grandes protagonistas son dos variedades de uva, la carricante, de la que se obtienen blancos firmes y vivaces, y la nerello mascalese, de la que nacen los expresivos, aromáticos y elegantes tintos de la región. Esta última se compara a menudo con la pinot noir y la nebbiolo, aunque su nivel de acidez es más bajo y suele alcanzar su mejor momento cinco años después del embotellado. Los otros protagonistas son el grupo cosmopolita que forman los vitivinicultores. El Etna ha despertado el interés tanto de los italianos —de hecho, el fundador de la finca Passopisciaro, Andrea Franchetti, fallecido el año pasado, fue uno de los pioneros—, como de los profesionales llegados de otros rincones del mundo; es el caso de Frank Cornelissen, un antiguo corredor de bolsa en Bélgica que elabora algunos de los vinos del Etna más distintivos, exigentes y, dicho sea de paso, caros, o el empresario de origen estadounidense Marco de Grazia, que en la actualidad se dedica a producir unos vinos magníficos en la Tenuta delle Terre Nere. Por otra parte, está la finca Vino di Anna, cuyos dueños son la enóloga australiana Anna Martens y su marido francés Eric Narioo, muy conocido en el sector por ser el cofundador del importador londinense de vinos Les Caves de Pyrene: «¡No podíamos llamarlo Vino di Eric porque, en italiano, Anna suena mucho mejor!». El primer vino de esta pareja, elaborado en 2009, se llama Jeudi 15, «porque recogimos las uvas el jueves 15 de octubre», y se sigue produciendo todos los años; también están los Palmento, que llevan el nombre de las tradicionales bodegas de piedra del Etna, divididas en dos niveles; sin olvidar varios vinos fermentados y envejecidos en qvevris georgianas. A Narioo le encanta el Etna por la libertad que brinda a los vitivinicultores. «Cuando llegamos en 2008, nos preguntamos: “¿Qué es el vino del Etna?”, y no hallamos respuesta. La mayor parte de este vino se transportaba a granel al norte de Italia para reforzar los tintos». En el Etna surgió la oportunidad de definir un estilo propio, «y descubrimos que no necesitábamos productos químicos ni tratamientos. Cultivamos nuestras uvas a una altitud de entre 760 y 1,100 metros porque a esa altura, y con el viento que sopla entre los viñedos, las vides no requieren ninguna ayuda artificial». Si bien la mayoría de las bodegas acogen a los visitantes que conciertan una cita previa (SRC cuenta con una nueva y bonita sala de catas anexa a su moderna bodega), el Etna no es el Valle de Napa. Las mejores «bodegas» son los restaurantes locales, donde la calidad de la comida siempre es exquisita y la carta de vinos es, por lo general, extensa y a buen precio. Presentamos a continuación cuatro botellas (y media) con los mejores caldos para disfrutar en algunos de los restaurantes más cautivadores de la región. › CENTURION-MAGAZINE.COM 59

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