Los gritos del silencio
Alissa, una adolescente de 17 años, conoce a Alex por medio de una red social, quien cambiará el rumbo de su vida.
Alissa, una adolescente de 17 años, conoce a Alex por medio de una red social, quien cambiará el rumbo de su vida.
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Los gritos del silencio
Un 10 de noviembre del 2017 fue el día en el que cambió radicalmente la vida de
Alissa, quien a sus cortos 17 años fue víctima de un terrible acto que la llevó a tomar una
terrible decisión.
***
Seis días antes…
Alissa se dirige a la universidad y en el trayecto se encuentra con su mejor amiga
Elizabeth.
— ¡Hey, Ali! Por aquí.
— Ho... hola, Eli —responde tímidamente.
— ¿Qué tal dormiste? ¿Pareces cansada?
— Mmm… sí. Estuve haciendo la tarea que dejaron para hoy, y también me la pasé chateando
hasta tarde.
— ¿Chateando hasta tarde? ¿Con quién? Tienes que contármelo.
— No… no es nadie importante. Mejor hay que apresuremos o llegaremos tarde a la clase.
Llegaron a la universidad y lograron ingresar al salón justo a tiempo. Sin embargo,
Elizabeth se quedó pensativa por la respuesta que su amiga había evadido. Fueron amigas
desde la secundaria y la conocía muy bien, por eso sabía que ahora le ocultaba algo.
Con el pasar de los días, el comportamiento de Alisa aún era extraño y su mejor amiga
no sabía el motivo. Quería preguntarle, pero entendía que era reservada. Trató de olvidar el
tema por el momento. Sabía que cuando decidiera contarle, ella estaría lista para escucharla.
Ya en casa, Alissa repetía la misma rutina. Llegaba, saludaba a su madre y subía a su
habitación donde permanecía aislada de su familia. Por las noches, las discusiones de sus
padres le causaban una profunda tristeza. En esos difíciles momentos, el único consuelo que
tenía eran los mensajes del chico con el que había hablado por varias noches.
— ¿Cómo te fue en la universidad?
— Como todos los días. No tan bien.
— Qué mal.
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— Sí…
— ¿Pensaste en lo que te dije ayer?
— Mmm… Sí. Creo que puedo mañana.
— ¡Genial! Me alegra que hayas aceptado.
— Ya, pero antes tengo que ir a la biblioteca.
— Podría ir a recogerte.
— Está bien.
Al día siguiente, Alissa se encontraba entusiasmada y nerviosa a la vez, pues iba a ser
su primera cita. Pasó la mañana imaginándose cómo sería Alex y cómo pasarían la tarde.
Llegó el momento deseado. Alissa se encontraba
fuera de la biblioteca. Mientras esperaba, sentía que dos
sentimientos se habían mezclado, eran la felicidad y la
angustia.
— ¡Hey! ¿Llevas tiempo esperando? —dijo sonrientemente
el chico.
— ¿Alex? —preguntó con voz temerosa.
— Sí… un gusto en conocerte, Alissa. ¿Te parece si
caminamos?
— Me parece una buena idea. ¿A dónde iremos?
— Cerca de aquí está el Real Plaza. Podemos ir a Starbucks, y tomamos algo mientras
conversamos.
— Está bien —sonríe.
Los nervios de Alissa se perdían a medida que iban conversando. Cuando hablaban
por chat, Alex le parecía un chicho genial, pero ahora había capturado todo su interés. Sus
ojos cafés le encantaban y su sonrisa le fascinaba. Era guapísimo.
Ya en el Starbucks, Alex le preguntó su sabor de frapuccino favorito.
— Frapuccino de fresa —dijo con una sonrisa.
— Un frapuccino de fresa y otro de Oreo, por favor —pidió Alex.
Alissa se sentía muy contenta por el momento tan especial que estaba pasando con
Alex. Se le notaba en la sonrisa.
—Que bien que aceptaste esta salida. Si no nunca hubiera podido conocer lo interesante y
linda que eres.
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— ¿De verdad piensas eso de mí?
— Por supuesto. Y eres muy dulce como este frapuccino.
Alissa se sonrojó. Nunca había recibido cumplidos tan bonitos en su vida. La hacían
sentir especial y poco a poco estaba ilusionándose de él. Y eso le asustaba un poco.
Luego, ambos decidieron ir a un parque que quedaba muy cerca del lugar. Cuando
llegaron, Alissa se sorprendió por lo bonito que era. Había piletas donde estaban las aves
bebiendo, arbustos recortados en formas de animales, juegos de recreación para niños y,
sobre todo, bancas donde podían sentarse a conversar más.
— ¿Qué tal te pareció el frapuccino? —preguntó Alex.
— Estuvo delicioso —respondió sonrientemente.
— Me alegra que te haya gustado. Según recuerdo eres demasiado fanática de las películas
de terror, ¿no es así?
— ¡Sí! ¡Me encantan! Hay una película en Netflix que es muy buena.
— ¿Cómo se llama?
— Hush. ¿La has visto?
— Creo que no. Pero la podemos ver juntos.
— Pero no está en cartelera.
— No hay problema. Si deseas podemos verla en mi departamento.
— ¿De verdad? ¿A tus padres no les importaría?
— No. Mis padres están fuera esta tarde. Llegarán en la noche.
—No sé… Ya es tarde.
—No te preocupes, yo puedo dejarte en tu casa luego de ver la peli.
—Mmm. Está bien. Pero primero pasemos por algo de comida. ¿Qué dices?
—Claro.
Caminaron cinco cuadras y se detuvieron en un restaurante. Pidieron algo para llevar
y luego se dirigieron al departamento. Alissa no paraba de sonreír en el camino. Era la mejor
noche de su vida.
Cuando llegaron a un edificio, él le dijo que vivía en el quinto piso y mientras subían
las escaleras Alex le dio un beso en la mejilla, que ocasionó que ella se incomode y empiece
a temblar.
— ¿Por qué tiemblas? —pregunta Alex.
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— No es nada. Solo que… no esperaba el beso. —respondió temblando aún más.
A partir del beso que recibió, cada grada que subía pensaba en cómo irse del lugar.
Pensó en diversas maneras de cómo poder irse tratando de no quedar mal con Alex. Pensó en
cómo sería su encuentro, pero no había pensado en lo que
podría pasar estando a solas con una persona que recién había
conocido.
Ni bien llegaron al quinto piso, Alex le dijo a Alissa
que fuera a la sala y se sentara en el mueble.
—Ponte cómoda.
Alissa veía esta como la oportunidad perfecta para irse
mientras Alex salía de la sala. Estando sentada, escuchaba
cómo Alex desaparecía por el pasillo. Dejó de oír sus pasos para poder salir.
De repente, se encienden los parlantes con un sonido muy fuerte. Alissa se dirige a
apagarlo cuando percibe la presencia de alguien detrás, y es así como al momento de voltear
recibe un golpe muy fuerte en la cabeza y se desmaya.
Cuando Alissa abre los ojos, ve que se encuentra en una sala y recostada sobre un
mueble. Percibe cómo el frio le roza el vientre y al dirigir su miraba hacia abajo se da cuenta
que está completamente desnuda. Al verse en este estado, su primera reacción es tratar de
cubrirse con los brazos, pero al moverse siente el cuerpo adolorido.
Intenta recordar qué fue lo que ocurrió. Trata de recomponer los hechos. Recuerda a
Alex, la comida, el departamento… De pronto, siente un dolor en la nuca y recuerda el golpe
antes de perder la conciencia.
Sin tener control de su cuerpo, comienza a temblar. El pánico se apoderó de ella. Las
lágrimas, a causa del miedo y del dolor que sentía, no dejaban de brotar y bañar su delicado
rostro. Temblando buscó su ropa para vestirse de inmediato. Se fijó en un reloj digital, que
colgaba en una de las paredes y que era lo único que daba luz a aquella habitación, este,
marcaba las 10:15 de la noche, ¿cuánto tiempo llevaba en aquel lugar? ¿Era ese el mismo
departamento de Alex?
Luego de vestirse, no pudo soportarlo más, dejó que su cuerpo cayera al suelo, y llevándose
las manos a la cara, lloró de impotencia. Cuando aún se encontraba en el suelo un ruido no
tan lejano la hizo reaccionar. Con las pocas fuerzas que le quedaban se puso de pie y trató de
ir hacia el lugar de donde provenía. Cuando llegó se dio cuenta que el sonido era de la ducha.
Una parte de ella quería salir del lugar, pues todo indicaba que habían abusado de ella. Tan
solo pensarlo la aterraba, habían destruido su vida para siempre. Las lágrimas no dejaban de
caer, se sentía desdichada. Luego, pensó en que si Alex se encontraba en la ducha y la casa
no tenía seguros, podía escapar fácilmente, sin embargo, otra parte de ella, sentía aversión y
ganas de enfrentar a aquel chico en el cual había confiado.
4
Mientras permanecía en la puerta, sintió cómo el cariño que había nacido por Alex se
convirtió en odio. Se cuestionó cómo había sido tan ingenua para confiar en un desconocido
y ponerse en esa situación. Nunca pensó que podía odiar tanto a una persona. Pero eso es lo
que sentía en ese momento odio, repudió, aberración.
Su cuerpo reaccionó, al fin, y alejándose de la puerta del baño, se dirigió hacia la que creía
que era la puerta principal. Cuando llegó, aún con el rostro cubierto de lágrimas, colocó su
mano sobre la perilla y la giró, para su sorpresa no tenía seguro. Cuando al fin dio un paso
para salir de aquel departamento, algo en ella le impedía dar
otro e irse. A partir del odio que sentía, obtuvo fuerzas para
enfrentarlo.
Cerró la puerta, regresó al baño y escuchó como Alex había
terminado de ducharse. Quería reclamarle, pero, si Alex
estaba acostumbrado a abusar de chicas tontas como ella,
seguro sabia defenderse.
Se dirigió a la cocina en busca de un cuchillo y lo esconde
detrás de ella. Regresó al cuarto donde había despertado.
Comenzó nuevamente a sollozar y a sentir vergüenza de sí
misma. Esperó a que Alex salga del baño, en ese instante, se abrió la puerta y esa mirada de
repudio, se congeló. El miedo había regresado. Para su sorpresa, el chico que apareció no era
Alex sino otra persona.
— ¿Qui…Quién eres tú? —pregunta entre lágrimas y enojo.
— ¡Vaya! No pensé que te despertarías pronto. De todas maneras, nunca más nos volveremos
a ver así que te diré. Soy la persona que pagó por ti y tu virginidad —responde el tipo de una
manera burlona.
— ¿Cómo? ¿Le pagaste a Alex? —pregunta algo confundida.
— ¿Quién es Alex? ¿Acaso creíste que se llamaba así? —responde riéndose.
—… (Alissa se queda en shock) No podía creer lo que estaba escuchando.
— Qué especialista resultó ese joven. Tiene talento para captar chicas hermosas y estúpidas
como tú.
— ¡¿Por qué a mí?!—llora desgarradoramente.
— Así son las cosas niña!. Así funciona este mundo. Cómo se les ocurre a niñas de tu edad
confiar en un tipo que conocen por las redes. Se lo merecen. En fin, adiós niña —dijo el tipo
tratando de acercarse a Alissa y darle un beso.
Alissa al escuchar esa respuesta se enfurece aún más, no podía contener el asco y el
horror, y tampoco iba a permitir que la volviera a tocar. En el momento que el tipo se le
acerca, saca el cuchillo que tenía guardado y lo clava en el pecho con todas sus fuerzas.
5
Salió del departamento, las calles estaban oscuras, trataba de fingir que todo estaba
bien en ella. Tuvo que pasar por el parque donde estuvo con Alex por la tarde para poder
ubicarse, pero no lograba hacerlo. Y ante eso optó mejor por tomar un taxi e irse a su hogar.
Llegando a casa, vio que las luces de la sala estaban encendidas. Y para no
encontrarse con su madre, optó por entrar por la parte
posterior de la casa. Subió por las escaleras para llegar a su
habitación y ni bien llegó se recostó sobre su cama. No paraba
de llorar. Pensaba en todo lo terrible que le había pasado y se
preguntaba por qué a ella, por qué tuvo que ser tan ingenua y
salir con alguien que apenas conocía.
Para tratar de tranquilizarse, llamó a Elizabeth, pero
no le contestaba. Necesitaba más que nunca a su mejor amiga,
pero al no recibir respuesta alguna se resignó aún más.
Después de llorar hasta quedar sin lágrimas, escucha
a su padre en la sala. Luego de unos minutos, se oyen gritos.
Sus padres estaban discutiendo nuevamente. A partir de este
hecho, Alissa se dio cuenta que nunca tendrá el cariño que
tanto necesitaba y que siempre estará sola.
Al día siguiente, Eli despierta asustada luego de una terrible pesadilla. Tiene un mal
presentimiento. Así que decide escribirle a su mejor amiga para tratar de calmarse, pero se
sorprende aún más al encontrar llamadas perdidas de Alissa. Inmediatamente, le devuelve la
llamada, pero no obtiene respuesta alguna. Se inquieta. La pesadilla que tuvo aún sigue en su
mente. Se levanta de la cama y opta por ir a ver a su amiga.
Una vez que llegó a la casa de Alissa, toca la puerta con desesperación y la señora
Fátima la recibe con amabilidad.
— Buenos días, señora.
— ¿Qué tal, Elizabeth? Pasa.
— Gracias. Mmm. ¿Ali ya despertó?
— Pensé que estaba contigo en tu casa — dijo sorprendida.
Elizabeth se quedó pensativa por unos segundos.
— Bueno, de seguro regresó muy temprano. Sube a verla, quizá aún sigue durmiendo.
Al llegar al segundo piso se preguntó por qué Alissa la había usado como excusa y
por qué la había llamado tantas veces. Tenía que aclararle todas sus dudas, así que entró de
inmediato a la habitación y no la encontró. Vio que su celular estaba en el piso y al tratar de
recogerlo notó que la puerta del baño estaba entreabierta. Se dirigió al baño lentamente y al
abrir la puerta se horrorizó. Encontró una navaja, sangre y el cuerpo de su mejor amiga sin
vida.
6
***
Alissa se cortó las venas con una navaja la noche anterior, pero minutos antes llamó
varias veces a su mejor amiga. Eli no pudo soportar ver su cuerpo. No pudo comprender qué
le llevó a suicidarse. No pudo comprender los gritos del silencio…
FIN
7