A.OBANDO-REVISTA FINAL

PARADAS DE AUTOBUS
A pesar de las convulsiones experimentadas por el arte en
el ultimo Siglo, la estrecha vinculación entre escultura y diseño
urbano ha continuado casi inalterable. El ciudadano costarricense
del siglo XXI ., convive con las obras de Valverde, D’Heredia
o Sancho, de la misma manera que lo hacían los habitantes de
Roma del siglo XVI con las obras de Miguel Ángel o Bernini.
Las esculturas se apropian sutilmente de las plazas y de las viviendas,
se convierte en sus puntos de referencia, les confieren significados
añadidos, se superponen a la volumetría de los edificios,
a la textura de las fachadas, propician flujos de imágenes, hilvanan
asociaciones a través de sus ángulos y actúan como símbolos.
En los siglos anteriores, la escultura se encontraba
a menudo unidad a la arquitectura desde su origen.
Los edificios incorporaban estatuas y bajorrelieves en el proyecto.
En la actualidad la compenetración entre ambas disciplinas
es menor, pues la invitación al escultor habitualmente
se produce cuando el espacio arquitectónico esta completado.
La idea es convertir las paradas de autobús en piezas singulares, cada una
de ellas concebida como una obra artística aislada e independiente ,vinculada
aun emplazamiento especifico, recuperar ,en cierto modo, la tradición
perdida de combinar ambas disciplinas: Escultura y Arquitectura.
Los costarricense estamos acostumbrados a las paradas repetitivas
producidas en serie y colocadas de la misma manera en una
plaza céntrica e histórica de la ciudad o en una calle pequeña, algunas
de ellas son con poco trabajo a nivel de diseño, otras con posibilidades
de provocar accidentes a los peatones de una manera inocente
e intencionada. El simple hecho de procurar diseñar los objetos
del mobiliario urbano, paradas de autobús o cabinas telefónicas de
acuerdo con su emplazamiento, estudiando el contexto específico de
cada caso, se desarrollan proyectos distintos, es tan contradictorio.
Estas paradas de buses proponen precisamente lo contrario,
12