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Revelaciones (2)

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Monroy


Jonathan

V

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CIONES

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INTRODUCCIÓN

A menos de un año de habernos conocido, nos acercaba una

misma inquietud incómoda y silente. Ambos coincidíamos en que

los hombres son quienes históricamente más se han beneficiado

del sistema patriarcal. Sin embargo, a ambos nos era difícil

reconocernos en ese hombre dominante, opresivo y depredador

que ha sabido privilegiarse del uso sociopolítico de la categoría

sexo/género. Es más, sin comprender exactamente cómo,

sentíamos que nosotros dos, aun siendo hombres, habíamos sido

lacerados por el patriarcado. Fue entonces cuando nos inquietó

saber de qué manera el discurso de masculinidad hegemónica de

nuestro contexto había incidido en tantos hechos dolorosos aún

latentes en nuestra memoria: en nuestros cuerpos, nuestras

emociones.

Así surge Revelaciones, con el objetivo de reflexionar críticamente

sobre el discurso de masculinidad hegemónica de la Bogotá

patriarcal que habitamos, de sus violencias y la experiencia sensible

de esas violencias en hombres como nosotros: hombres adultos,

cisgénero, heterosexuales y homosexuales, románticos y

arrománticos, mestizos, trabajadores profesionales de clase media,

periféricos. Con esta reflexión, y asumiéndonos activamente en la

transformación del tejido social, este fotolibro también tiene la

intención de proponer, desde nuestra experiencia encarnada, otras

masculinidades más éticas, democráticas y afirmativas con la Vida.

En este sentido, en el capítulo I, Masculinidad Hegemónica,

develamos el imperativo de masculinidad hegemónica patriarcal

que, agazapado en una supuesta naturalidad, incidió en distintos

hechos violentos que nos sucedieron. Exponemos cómo, tras

diferentes símbolos, mitos y prácticas culturales cotidianas y

comunes de nuestra ciudad, distintas organizaciones e

instituciones sociales reproducen las cruentas normas que regulan

lo que debe ser un buen hombre en este sistema patriarcal.

3


lo que debe ser un buen hombre en este sistema patriarcal.

En el capítulo II, Autoetnografías: Memorias Corpoemocionales,

mostramos cómo, desde nuestros propios cuerpos, hemos

experimentado los dolorosos y traumáticos estragos de este

discurso de masculinidad hegemónica reproducido y legitimado en

nuestra Bogotá patriarcal. Con nuestros testimonios damos voz y

personificamos estas violencias que ocurren a tantos hombres,

estas violencias tantas veces anónimas e ignoradas, tantas veces

reducidas a frías cifras, deslegitimadas y estigmatizadas, estas

violencias cuya vulnerabilidad tantas veces se reprime, castiga y

acalla.

Finalmente, en el capítulo III, Manifiesto: Masculinidades

Feministas, representamos el compromiso político de

transformación que estamos asumiendo al acuerpar otras

masculinidades distintas a esas que resultaron violentas sobre

nuestras vidas. En sintonía con bell hooks, a estas otras

masculinidades que estamos encarnando las hemos nombrado

masculinidades feministas, pues los principios de nuestro

manifiesto se fundamentan en: 1) la restitución a los hombres de

nuestro valor ético y humano, entendiendo que no es nuestra

biología la determinante de desigualdades y opresiones sociales,

sino el patriarcado; 2) la instauración y promoción de otros

paradigmas y modelos de masculinidad fundamentados en el amor;

3) la comprensión de que la transformación social nos involucra a

los hombres, tanto en la participación activa por su consecución,

como en el goce de los posibles derechos que el cambio traiga

consigo; y 4) el apoyo y la intervención en toda lucha social que

apueste por la Vida.

Andrés Monroy &

Jonathan Villamil

4


CAPÍTULO I:


Masculinidad

hegemónica


PRIMER

MANDAMIENTO

No vivirá el amor


El cuerpo yerto de un hombre cuelga de una

viga.

8


SEGUNDO

MANDAMIENTO

Aprisionará su

emoción hasta

olvidar sentir


Este hombre adulto intenta en vano descubrir en el

espejo el reflejo desconocido de una parte de su ser:

su emoción extraviada.

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TERCER

MANDAMIENTO

Se impondrá

sobre los demás

seres y

gobernará sus

vidas


Dos niños juegan a la guerra en un parque de Suba, en

Bogotá; ambos dicen ser los buenos, el otro es el enemigo a

matar.

12


CUARTO

MANDAMIENTO

Vivirá para

saciar su

indómita lujuria


Vitrina en algún rincón de Bogotá. Un escaparate de

tantos otros que exigen virilidad.

14


QUINTO

MANDAMIENTO

Gustará de las

mujeres. Con una

de ellas se

desposará y

formará una familia


Inscripción en una pared de un barrio residencial de

Bogotá.

16


SEXTO

MANDAMIENTO

Proveerá,

aunque el

trabajo lo

consuma


Una nota que un hijo deja a su padre antes de dormir y ver

que no ha llegado.

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SEPTIMO

MANDAMIENTO

No generará

conexiones

corpoemocionales

con otros hombres


Un grupo de amigos en silencio en un plaza de

Bogotá

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OCTAVO

MANDAMIENTO

Esculpirá su

cuerpo, músculo

sobre músculo


Fachada de un local de venta de proteínas y suplementos

deportivos.

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CAPÍTULO II:


Autoetnografías:

Memorias

corpoemocionales


“A nivel global,

cerca del 95% de

los homicidas son

hombres, y son

hombres también

casi ocho de cada

diez víctimas”

* Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). (2019). Estudio

Mundial sobre el Homicidio


“En América

Latina y el Caribe,

el 92% de las

víctimas de

homicidio son

varones”

* Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). (2019). Estudio

Mundial sobre el Homicidio


El 3 de junio de 2018, en el Humedal Juan Amarillo, fui

apuñalado en el pecho, a tan sólo unos milímetros del

corazón; dos ladrones canjearon mi vida por una cicla y un

celular.

27


Estos dos ladrones dejaron en mí un

trauma que me aprisionó en mi hogar

durante meses, un hogar de

interminables noches pobladas de

pesadillas insomnes. Ante este

trauma, sin embargo, la atención

médica se redujo a la enojada

exhortación a calmarme. Como

hombre, me exigían ser

autosuficiente y tener bajo control

mis emociones. Para las y los

profesionales médicos era irrisible mi

falta de sentido común: cómo podía

alterarme tanto por una situación que

cotidianamente les acontece a tantos

hombres en Bogotá. Lo mejor, me

sugerían, era no volver a “dar papaya”.


Aquel 3 de junio, mientras me desangraba en el Hospital

de Engativá, creí que correría la misma suerte que mi

hermano: aquel joven de la foto al que mi mamá le reza,

al que salvajemente le arrebataron la vida una noche de

mayo de 2009.

29


¿Por qué no hay un dolor

colectivo por tantos hombres

asesinados, un clamor por sus

vidas acribilladas, arrebatadas

salvajemente? ¿Será porque

son tantos que sus muertes se

nos han vuelto una costumbre

más? ¿Será porque son tantos

que ya a nadie afectan, que

nuestra emoción se anestesia,

se entumece? ¿Será porque sus

victimarios también son

hombres, una especie de

equilibrio natural?... ¿Será? ¿Por

qué?...



“... Los hombres no

sabemos cuidar ni de

nosotros mismos. De

hecho, algunos no

cuidan porque no

saben hacerlo... y

seguramente, tampoco

han tenido ni el interés

ni la necesidad.”

* Red de Hombres por la Igualdad. .(2020) . Presentación del evento académico ¿Por qué

no cuidan los hombres?


Esta bolsa guarda las cenizas de mi madre. Desde el día

de su diagnóstico, miércoles 31 de mayo de 2017, hasta el

día de su muerte, domingo 3 de junio de 2018, viví en

función de su cuidado.

33


Durante un año y dos meses lidié

casi a diario con un sistema de

salud que parece funcionar con

la premisa de que el hombre no

es cuidador: agresiones, miradas

de sospecha, dudas infundadas

sobre mi capacidad para asumir

su cuidado como debía y, por

otro lado, preconceptos

familiares que dictan que el

lugar de un hombre en estas

situaciones es de proveedor,

nunca de cuidador.


¿De verdad

los hombres

no sabemos

cuidar?



“No creen que

podamos ser

víctimas de

violación porque

somos hombres”

* Onyango Otieno. (2021). Reportaje para BBC News Mundo a cerca de los hombres

como víctimas de violencia sexual en algunos países africanos.


El 6 de abril de 2017, lo que comenzó como una cita terminó

en una violación. A aquel hombre no le interesaba

conocerme, no quería que hablara - ”cállese, si no...” - me

amenazaba mientras su punzante sexo desgarraba el jardín

secreto entre mis piernas.

38


Aún me preguntó qué fue peor, si la

violación o su atención social e

institucional: profesionales médicos,

amigas y amigos me hacían sentir que

había traicionado a la hombría por

haber mostrado mi intimidad

vulnerada y que, por ello, se me infligía

un trato impersonal y sin compasión;

me hacían sentir que el abuso era un

castigo a mi aberrante disidencia

sexual; me hacían sentir culpa por

haber tentado a la natural e

incontenible lujuria de un hombre; no

me comprendían e ignoraban “cómo

es posible que a un hombre adulto lo

violen” “¿En serio no le gustó? Si a

ustedes los hombres, y más a los

maricas, les gusta tanto el sexo”.



"Mamá solo

hay una,

papá

cualquiera."

* Dicho popular colombiano.


"Como dijo

mi papá, los

abandono."

* Frase popular usada para despedirse.


Este reloj es el único objeto tangible de la

figura ausente de mi padre. Hace nueve años

que no lo veo y hace cuatro que no sé nada de él.

43


La idea arraigada de

masculinidad en nuestro país,

que dicta como imperativo la

distancia emocional, pudo haber

influido en nuestra incapacidad

para abordar nuestras

preocupaciones y conflictos de

manera abierta y compasiva.

Nuestra ruptura final,

comunicada a través de un

correo electrónico frío y

distante, parece reflejar la

dificultad de ambos para lidiar

con las emociones de manera

directa.



“Aunque la

psicología se ha

escrito desde la

tinta de los

hombres, se ha

vivido desde la

experiencia

femenina.”

Arenas Ortiz, C. (2020, 3 de julio). ¿Por qué los hombres no van a la psicóloga? El

Tiempo.


“El mundo del

bienestar emocional

es uno de los pocos

que no están

pensados para los

hombres.”

* Arenas Ortiz, C. (2020, 3 de julio). ¿Por qué los hombres no van a la psicóloga? El

Tiempo.


Así nos sentíamos: aislados, solos, al borde; el

salto al vacío como única salida.

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Esta sociedad patriarcal

sigue legitimando y

sedimentando su opresiva

masculinidad hegemónica

al no prestar atención a

los hombres y su

vulnerabilidad

corpoemocional, aun

cuando, como en nuestros

casos, se busque ayuda.



“Creo que a los hombres

se les ha convencido de

que el éxito en la vida no

necesariamente incluye

la amistad, que con tener

éxito en el trabajo o

formar una familia, ya

ganaron”

* Matt Ritter . (2022). Fragmento del podcast Man of the Year, del que Matt es

presentador, para el artículo ¿Por qué a los hombres les cuesta tanto hacer amigos

íntimos? del The New York Times


“En los círculos de hombres

la calidad e intensidad de las

relaciones son menores”

“Muchos hombres saben muy

poco de sus amigos” “Los

hombres no hablan de

emociones, suelen

relacionarse en torno a

actividades” “Los hombres no

suelen mantener un contacto

regular con el amigo”

* Robin Dunbar (2023). Fragmentos de la entrevista concedida a la BBC por el antropólogo

y psicólogo británico, a cerca de las amistades entre los hombres


Billar en el que solía reunirme con mis amigos para un chico

o un partido de ping pong acompañados de unas cuantas

polas.

53


¿Dónde estuvieron los amigos?

Como buenos hombres, nuestros

amigos no preguntaron cómo nos

sentíamos, como buenos

hombres prefirieron alejarse y no

hablar de esas cosas tan íntimas

que los hombres no debemos

hablar con otros hombres. Ya

luego aparecerieron de nuevo

para tomarnos una cerveza, para

jugar, pero jamás para preguntar

cómo estábamos, no, eso no,

como buenos hombres…



“El hombre no es violento

por naturaleza, pues

evolutivamente no hay

nada que nos obliga a

serlo, el cerebro, en

principio, no es violento y

todas las conductas son

moldeables”

Jesús Martín Ramírez (2016, 27 de octubre) El ser humano no es violento por

naturaleza. La Opinión


16

Durante nuestro momento más vulnerable nos calificaron

como violentos, impulsivos, narcisistas, hostiles. Somos esa

figura sospechosa.

57


Mi presencia parecía

siempre ser percibida

como amenazante. Era

agotador tratar de

convencer a los otros

de que yo no era una

amenaza para nadie.


CAPÍTULO III:


Manifiesto:

masculinidades

feministas


Momento de un ritual donde, ante la luz y el fuego de la

vela, reconocemos nuestras sombras y luces. Sanamos

heridas, quemamos lo no deseado y prometemos cuidarnos y

cuidar de manera amorosa, sana y compasiva.

60


En la sagrada exploración de nuestras

masculinidades, reconocemos las

sombras de un pasado donde

encarnamos nociones de masculinidad

que causaron daño. Nos

comprometemos a dejar atrás ese

legado, aspirando a ser hombres

diferentes: amorosos, comprensivos y

conscientes de nuestra sacralidad

negada. Este acto no es solo un cierre,

sino un renacer. Deseamos que cada

hombre cure sus heridas y perdone

transgresiones pasadas. Nos

comprometemos a cuidar y, a la vez,

cuidarnos. Nos proyectamos como

hombres capaces de cambiar hacia

formas más sanas y responsables.


Por primera vez en mi vida me atrevo a retratar

mi cuerpo desnudo, un cuerpo que hasta hace

poco no era más que la forma de la culpa y el

asco.

62


Amamos nuestros

cuerpos:

no permitimos que sean

meras contenciones de un

sórdido y ávido deseo

sexual, instrumentos de

colonización ni máquinas

de producción y provisión

capital.


Lloro cuando tengo rabia

Quiero sentirme orgulloso de mí

Temo la muerte de mis seres queridos

¡Siento como propias las emociones que mi amigo alguna vez

calló, que ahora confía en mí; en un grito las libero con

júbilo!

64


Redescubrimos

nuestra dimensión

emocional:

sanamos

aprendiendo a

sentir de nuevo.


Nos integramos sensiblemente con todas las formas de Vida

existentes en uno de los humedales de Bogotá.

66


Amamos la completitud

de nuestros seres:

reconciliamos e

integramos nuestras

existencias fragmentadas,

afirmando que son

sagradas e importan ante

un sistema que ha tasado

nuestras vidas según

nuestra capacidad de

sacrificio.


Por primera vez en mi vida contemplo la

posibilidad real de ser padre.

68


Trascendemos este

amor a nuestras

interacciones. Ante el

presente

desvanecimiento de

nuestros padres, no

renunciamos a este rito

de amor e ingeniamos su

acontecer a través del

arte y su poder creador

de realidades.


Este proyecto nos ha desafiado a sumergirnos en la

experiencia del Otro, a encarnar su dolor, entender sus

experiencias, a compartir la carga de nuestras historias

personales, a conocer las verdades del otro desde dentro y a

redescubrir las nuestras

70


Nos relacionamos

desde y en el amor

acuerpándonos

mutuamente al

sentir como propia

la experiencia

sensible del Otro.


La estatua de Gonzalo Jiménez de Quesada, hoy

ubicada en el Museo de Bogotá, fue derribada el 28

de abril de 2020 por indígenas Misak. Los

manifestantes sostenían, entre otras razones, que se

trataba de una figura violenta: “el más grande

masacrador, torturador, ladrón y violador". 72


Desafiamos

críticamente las

representaciones

masculinas arraigadas

en la violencia.

Aceptamos las

invitaciones a

reexaminar y reconstruir

definiciones colectivas,

buscando un futuro de

respeto, no opresión.


Durante meses trabajamos de maneras que

nunca habíamos experimentado, movilizando

pensamientos a partir de otras formas.

74


Exploramos formas de

conocer y significar que

nos permitan la

comprensión e

intervención social,

teorizando y politizando

desde nuestros propios

cuerpos y su

posicionamiento

interseccional en los

contextos que habitamos.


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