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IX.4. Sexualidad en la adolescencia
Francisco Hijano Bandera, Patricio José Ruiz Lázaro, Gonzalo
Lumbreras García, Javier Villalba Nogales, Elena Onecha González
Revisión: Manuel Ballarín Bardají
La sexualidad es una característica consustancial del ser humano que se expresa en todo lo que
sentimos, pensamos y hacemos. Como seres sexuados experimentamos desde niños
sensaciones placenteras al tocarnos, ser acariciados o besados, expresamos y sentimos afecto,
nos identificamos con nuestro sexo, desempeñamos un rol sexual,...
Abarca por tanto aspectos relativos a la afectividad, los sentimientos, las emociones, que
pueden ser expresados a través de la genitalidad, pero no de forma exclusiva a través de ella.
A lo largo de la historia normas sociales, culturales y religiosas han tratado de regular la
actividad sexual de sus miembros. En la actualidad, fruto del reconocimiento de la autonomía
como el valor más preciado del individuo, se admite como lícita toda relación que es elegida
libremente por sus practicantes y que no conlleve un carácter lesivo para los mismos.
Durante la adolescencia es cuando el ser humano adquiere la capacidad de procreación. Ello
desde siempre ha generado preocupación en los adultos, por temor a que los jóvenes no
adopten un comportamiento sexual responsable.
Como pediatras de Atención Primaria debemos integrar la educación sexual dentro de los
programas preventivos, complementando la información que reciben en su familia y en la
escuela, y con el propósito de que los jóvenes adopten y mantengan hábitos y actitudes de
respuesta saludables en relación a su sexualidad.
IX.4.1. Situación actual en España
En nuestro medio, las primeras relaciones con coito suelen ocurrir en torno a los 17 años y
medio en los varones y un año más tarde en las mujeres. En un estudio reciente (2004) en la
Comunidad de Madrid, el 26,8% de los jóvenes de entre 15 y 16 años refirieron haber
mantenido relaciones sexuales con coito, observándose un predominio en los varones (28,3%
vs 25,4% en mujeres), y en los de mayor edad (25,4% a los 16 años vs 13,4% a los 15).
Aunque lo habitual es que éstas tengan lugar el seno de una relación afectiva estable, también
son frecuentes las relaciones esporádicas, no planeadas y sin protección, con el consiguiente
riesgo de embarazo y de adquisición de infecciones de transmisión sexual (ITS).
En el citado estudio, el 87 % de los jóvenes refirieron utilizar el preservativo durante la última
relación sexual, aunque el porcentaje de los que no lo utilizaron fue ligeramente superior al
observado en los últimos años.
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Respecto a los embarazos no intencionados entre las adolescentes de 15 a 19 años, se sabe
que casi la mitad de ellos concluyen en aborto. Las tasas de interrupción voluntaria del
embarazo (IVE) en la Comunidad de Madrid en dicho grupo etario se han incrementado un 250
% entre 1996 y 2004, pasando del 4,5 al 11,3 por mil respectivamente.
IX.4.2. Educación sexual
La educación sexual debe iniciarse desde que el niño es pequeño. Los padres se deben referir
a los órganos sexuales sin eufemismos, considerar normal la curiosidad por los genitales
propios y ajenos, y responder a las preguntas que les hagan sobre el sexo con naturalidad y de
acuerdo a su nivel madurativo.
Durante la adolescencia los jóvenes necesitan algo más que conocimiento para poder adoptar
comportamientos saludables y responsables. Es necesario un abordaje basado en la adquisición
de habilidades cognoscitivas, sociales y técnicas, y no sólo en la resolución de problemas.
Una buena forma de llevarlo a cabo es mediante la creación de programas en los que se
propicie la participación activa de los jóvenes en su diseño, prestación y evaluación. La
interacción con sus pares les hace sentir más cómodos, compartir preocupaciones, y permite la
práctica de ejercicios interactivos basados en la vida real.
En cuanto a los contenidos, se sabe que aquellos basados exclusivamente en la promoción de la
abstinencia no han demostrado su eficacia para demorar el inicio de las relaciones sexuales con
coito, ni para que éstas sean más seguras; además, el término abstinencia conlleva un modelo
de sexualidad genitalizado, al considerar que el coito es la única forma de obtener una
satisfacción sexual plena; éstas creencias son a veces el germen de futuras disfunciones
sexuales. En cambio, sí han sido eficaces los que junto a la promoción de prácticas sexuales
aconceptivas (sin coito), presentan un modelo de sexualidad no exclusivamente genital,
fomentando el desarrollo de habilidades y ofreciendo información sobre métodos de prevención
de ITS y anticonceptivos.
IX.4.3. Entrevista con el/la adolescente en Atención
Primaria
Para lograr que los adolescentes se expresen libremente y verbalicen lo que les preocupa
(necesidades, temores, inquietudes,...) es deseable que la entrevista tenga lugar de forma
individualizada; si vienen acompañados por sus padres, se les rogará a éstos que salgan de la
consulta por unos minutos, explicándoles los contenidos de los temas que se van a tratar y el
carácter confidencial de la información que se nos revele. A todo adolescente se le garantizará
la confidencialidad siempre y cuando no haya riesgo para su vida o para la de los demás o
detectemos actividad criminal o maltrato.
Hemos de procurar hablar poco y escuchar mucho, evitando preguntas cerradas y el empleo de
un lenguaje excesivamente científico o un tono moralizador (no emplear el “deberías”). Es
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importante durante la misma identificar a aquellos que son sexualmente activos, y en especial
los que practican sexo inseguro.
IX.4.3.1. Características cognitivas del adolescente
Cuando se trabaja con jóvenes es necesario conocer que su desarrollo cognitivo transcurre a
través de una serie de etapas:
Los jóvenes de entre 12 – 14 años tienden a ser cognitivamente concretos, y no prevén las
consecuencias negativas de sus actos.
Entre los 15 y los 17 años muestran inconsistencia en la resolución de problemas, y aunque
consideran los riesgos que pueden derivarse de sus acciones, estiman que es muy
improbable que les afecte a ellos.
Es a partir de los 18 años cuando se desarrolla el pensamiento abstracto o formal y surge la
capacidad para la resolución de problemas: comprenden los riesgos y son conscientes de su
vulnerabilidad.
No obstante, y pese a lo dicho, algunos adolescentes muestran un pensamiento formal en las
fases iniciales de la adolescencia, en tanto que otros no lo adquieren nunca de forma completa.
Además, puede ocurrir que apliquen las operaciones formales en su trabajo escolar diario pero
no a las cuestiones personales.
IX.4.3.2. Mensajes para los jóvenes
La sexualidad debe ser una fuente de gozo y bienestar, libremente elegida y que puede se
expresada de diferentes formas, no solo a través de la genitalidad. Para ello es importante
reconocer que los órganos sexuales no se limitan a los genitales sino que incluyen la mente, la
piel, las mucosas,... y que son relaciones sexuales: los besos, las caricias, los sentimientos y las
emociones que se sienten y comparten.
Debemos corregir la percepción distorsionada que tienen sobre las relaciones sexuales
propiciada por los medios de comunicación, que se centran sólo en el coito.
Se ha de fomentar la autoestima, la asertividad (la capacidad de hacer valer su opinión
frente a los demás), el desarrollo de aptitudes de comunicación y negociación, el respeto a las
creencias y valores de las personas y a los distintos modos de vivir la sexualidad.
Se ha de potenciar la reflexión y el análisis anticipatorio en la toma de decisiones. Deben
reconocer su vulnerabilidad, las consecuencias (embarazo, ITS) que se pueden derivar de sus
actos, y los beneficios que entraña la adopción de medidas de prevención y protección.
Durante la adolescencia (sobre todo en los primeros años), se aconsejan mensajes claros y
coherentes sobre los métodos aconceptivos, esto es, prescindir del coito. Los que optan por
ellos no prescinden ni de su cuerpo, ni de sus valores, ni de sus afectos, ni de sus placeres.
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Se debe proporcionar información médica precisa sobre los distintos métodos
anticonceptivos, y destacar la importancia de la responsabilidad compartida en el seno de la
pareja. Así mismo deben conocer que la eficacia teórica de un método puede distar mucho de
la real si no es empleado de un modo continuado y correcto.
Se ha de proporcionar información sobre el aparato reproductor masculino y femenino, el
ciclo menstrual y sobre cómo y cuándo ocurre el embarazo.
Deben conocer y evitar los comportamientos de riesgo (múltiples parejas sexuales,
prácticas sexuales con extraños, no empleo de métodos barrera durante las relaciones con
coito), señalando que éstos frecuentemente se asocian al consumo de alcohol y otras drogas
que disminuyen el control sobre sus propios actos.
En los que mantienen relaciones genitales se debe destacar el placer que entrañan los
prolegómenos y el acto en sí, no siendo conveniente centrarlas en la búsqueda exclusiva de
orgasmos.
Se les ha de informar de los recursos que el Plan de Atención Sanitaria a la Sexualidad
Juvenil en la Comunidad de Madrid pone a su disposición. Se pueden consultar en la web
http://www.sitelias.net/wwwpnup/index.aspx [Fecha de acceso: 18 de diciembre de 2005].
IX.4.3.3. Mensajes para los padres
Aunque el sexo ha dejado de ser un tema tabú, muchos padres se sienten incómodos al
abordar este tema con sus hijos adolescentes, y estos a su vez se sienten violentos al preguntar
a sus padres; de hecho se estima que solo el 20 % de los jóvenes hablan de sexo con sus
padres.
Se debe ayudar a los padres a que adquieran los conocimientos y aptitudes necesarios en esta
materia, ya que son los agentes más eficientes en promover en sus hijos un comportamiento
sexual responsable. La campaña “Habla con ellos”, puesta en marcha por el comité
Anticoncepción Siglo XXI, ofrece una serie de consejos para ayudar a los padres en esta labor.
Disponible en: http://www.anticoncepcionsiglo21.com/gif/habla/programa.pdf [Fecha de
acceso: 18 de diciembre de 2005].
La moderación en las normas (ni muy permisivos, ni excesivamente rígidos), dosificando la
libertad de acuerdo con la edad de los hijos, y fomentando la comunicación intrafamiliar, han
demostrado su eficacia para retrasar el inicio de las relaciones sexuales coitales.
IX.4.4. Métodos aconceptivos y anticonceptivos
Para que los jóvenes puedan tomar una decisión informada, deben conocer las distintas
opciones aconceptivas y anticonceptivas, y elegir libremente la que más se adecua a sus valores
y creencias, tipo de prácticas sexuales y frecuencia de las mismas.
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Partiendo de la premisa de que no existe un método ideal, y de que las necesidades
contraceptivas pueden variar a lo largo del tiempo, todo aquel que se recomiende en la
adolescencia debe reunir las siguientes características: reversibilidad, facilidad de uso,
adecuación a la actividad sexual, y no interferencia con el desarrollo físico.
IX.4.4.1. Métodos aconceptivos
Muchos jóvenes que iniciaron sus relaciones coitales precozmente, refieren que no estaban
preparados para mantenerlas. La aconcepción (prescindir del coito en las relaciones sexuales)
es especialmente recomendable en los más jóvenes, y constituye la forma más eficaz de
prevenir el embarazo y las ITS (en este caso, si se evitan también las prácticas orogenitales sin
protección).
A la hora de promover la aconcepción y la abstinencia de prácticas orogenitales sin protección,
debemos tener presente que no sólo deben aprender a decir NO, si éste es su deseo, sino cómo
han de hacerlo.
Además, siempre se han de comentar los métodos anticonceptivos por si ocurriera un cambio
de actitud sin consulta previa. En anticoncepción se denomina “tiempo de riesgo” aquel que
transcurre desde el comienzo de las relaciones coitales y el empleo de un método
anticonceptivo seguro, y se estima que es de 3 meses en el 50 % de los jóvenes, de 1 año en
el 21 % y superior a un año en el 29 %.
IX.4.4.2. Métodos anticonceptivos de barrera
Comprenden el condón masculino y femenino, los espermicidas, el diafragma y el capuchón
cervical. Los dos últimos requieren asesoramiento por un especialista para determinar el
adecuado y proporcionar adiestramiento para su correcta colocación.
Deben saber que ni el diafragma ni los espermicidas protegen frente a las ITS, que los
espermicidas no es conveniente utilizarlos de forma aislada, y que cuando se emplea el
diafragma se debe asociar un espermicida para aumentar su eficacia anticonceptiva.
Condón. A menudo es considerado más un método contraceptivo que de prevención de ITS,
cuando en realidad es ésta su principal ventaja.
Son seguros, fácilmente accesibles, y no tiene efectos sistémicos, salvo en aquellos que son
alérgicos al látex ( en ellos emplear los de poliuretano).
Se ha de informar sobre su uso correcto. Ver tabla 1
Fomentar su empleo de forma sistemática para la prevención de ITS, independientemente
de la utilización de otros métodos anticonceptivos.
Incidir en los problemas que pueden obstaculizar su empleo. Por ejemplo, si un/a
adolescente nos comenta que en su última relación no lo empleó, se le ha de preguntar por
qué no lo hizo. Si no describe los motivos, se debe incidir en ellos mediante una serie de
preguntas: ¿se rompió?, ¿se deslizó?, ¿no lo teníais en ese momento?, ¿a tu compañero o
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a ti no te gusta ponértelo?,... A partir de las respuestas el consejo se dirigirá a resolver
la/las causas por las que no fue usado.
IX.4.4.3. Anticoncepción hormonal oral
Se aconseja demorar su empleo hasta 2 años después de tener menstruaciones con
regularidad. Suelen ser combinaciones de estrógenos y progesterona que han de tomarse a
diario y actúan impidiendo la ovulación. Los que contienen sólo un progestágeno actúan
alterando el transporte en la trompa de Falopio y la composición del moco cervical, y en menor
medida inhibiendo la ovulación. Su efecto desaparece tan pronto como dejan de tomarse.
Aunque la tasa de embarazos con un empleo correcto es del 0.1 % / año, en adolescentes de
15 – 19 con un uso habitual ésta se cifra en un 18 %.
A las adolescentes que consideren su empleo, y en las que no existan contraindicaciones (ver
tabla 2), se les debe preguntar por los aspectos que más le preocupan o qué es lo peor que
han oído hablar acerca de la píldora.
A menudo su principal preocupación es que creen que engorda, debiéndoles informar que
estudios controlados han demostrado que esto no es cierto.
También temen olvidar tomarlas. Una forma práctica de evitar que ello ocurra, es indicarles que
las tengan junto al cepillo de dientes o en el cajón de la ropa interior.
En caso de que la olvidaran se les ha de informar cómo deben actuar y ofrecerles un teléfono
de contacto para resolver las dudas que se le planteen.
Otro motivo que puede contribuir a su rechazo es el temor a la práctica de un examen
ginecológico. Se les ha de informar que éste no es necesario realizarlo de entrada, aunque con
posterioridad tendrá que ser realizado de forma regular.
IX.4.4.4. Métodos anticonceptivos hormonales que no
precisan administración diaria
Anillo anticonceptivo mensual (se mantiene durante 3 semanas en la vagina; no contiene látex);
parche anticonceptivo semanal (requiere recambio semanal durante 3 semanas); implantes
subdérmicos que liberan un progestágeno durante 3 - 5 años; anticonceptivos hormonales
inyectables de administración mensual, trimestral o semestral.
IX.4.4.5. Métodos anticonceptivos naturales
Se basan en el conocimiento del ciclo menstrual y de cuándo ocurre el embarazo. El ciclo
menstrual comienza el primer día en que la joven menstrua, y comprende dos fases, separadas
entre sí por la ovulación. La segunda fase suele ser más constante que la primera, y viene a ser
de 2 semanas en una mujer cuyos ciclos son regulares. A partir del conocimiento de este dato,
y sabiendo que la viabilidad de los espermatozoides es de 5 días y la del óvulo de 24 horas,
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puede estimarse el periodo fértil de una mujer (desde 6 días antes de la ovulación hasta 24
horas después de esta).
Las jóvenes deben saber que los primeros ciclos menstruales tras la menarquia suelen ser
irregulares, lo que dificulta el método del calendario.
Otros métodos naturales más eficaces (patrón del moco cervical – Billings –, determinación de
la temperatura basal) requieren de adiestramiento y práctica.
IX.4.4.6. Contracepción de emergencia o intercepción
postcoital
Los jóvenes deben saber que no es un método anticonceptivo alternativo sino una medida
excepcional cuya finalidad es evitar un embarazo cuando se han mantenido relaciones sexuales
sin protección o se ha producido un fallo en el método habitual. También deben conocer dónde
se la pueden facilitar.
Actúan retrasando la ovulación y disminuyendo la probabilidad de fertilización después de la
misma, pero no interfieren con un embarazo establecido. De los 2 regímenes existentes, el que
emplea sólo levonorgestrel es el preferido por ser más efectivo y mejor tolerado (2 dosis de
0.75 mg en una sola toma).
El tratamiento debe ser instaurado independientemente del día del ciclo menstrual en que se
encuentre, no siendo necesario realizar previamente un test de embarazo si la joven refiere
regularidad en sus ciclos y no presenta retraso menstrual.
Aunque se la conoce como “píldora del día siguiente”, puede ser administrada en las primeras
72 horas tras una relación no protegida, aunque su eficacia contraceptiva se reduce cuanto más
se demora su empleo (95 % de eficacia en las primeras 24 horas, 85 % entre las 24 – 48 horas
y del 58 % entre las 48 – 72 horas).
IX.4.5. La masturbación
La masturbación, acariciarse o estimularse para lograr satisfacción sexual, inicialmente puede
ser una forma de conocer el cuerpo y sus reacciones. Más adelante será un modo de
proporcionarse sensaciones placenteras. Eso es lo que es y nada más. No indica otra cosa. Si es
buena o mala, adecuada o inadecuada, dependerá de los valores de quien la practique.
Tan importante es transmitir que, con independencia de su frecuencia y de la edad en la que se
practique, no perjudica la salud como que no es obligatoria. Dicha información puede ayudar a
desterrar mitos que impulsan su práctica (“quien no se masturba está reprimido o es tonto o
tonta”, “es más hombre o es más mujer quien más veces lo hace”) o la dificultan (“quienes la
practican están salidos”,“salen granos”, “es signo de inmadurez”, “afecta al desarrollo”,
“provoca esterilidad”, “es exclusiva de la adolescencia”, “es cosa de quien no tiene pareja”).
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IX.4.6. Reconocimiento de las distintas identidades
y orientaciones sexuales
Hay que transmitir tanto a padres como a niños y adolescentes que en sexualidad cada hombre
y cada mujer son únicos, por eso cada cual es como es y así hay que quererle, respetarle y
aceptarle.
La identidad sexual se define entre los 2 y los 6 años de edad, como resultado de la interacción
de condicionamientos biológicos, psicológicos y ambientales. Hace referencia a la forma en que
una persona se identifica como perteneciente a uno u otro sexo (identidad de género) y hace
pública dicha identidad (rol sexual). Identidad sexual no es lo mismo que orientación sexual
(atracción por personas del mismo o distinto sexo).
La homosexualidad se define como una inclinación erótica persistente hacia personas del mismo
sexo, y hoy se considera que la cifra de individuos con orientación homosexual exclusiva está
entre el 3 y el 5 % de la población.
Generalmente los jóvenes con orientación homosexual suelen referir atracción por compañeros
del mismo sexo en la preadolescencia, presentando las primeras fantasías homoeróticas en
torno a los 13 años. Sin embargo hemos de ser cautos al interpretar este hecho, ya que en
condiciones normales durante la pubertad, muchos varones experimentan algún tipo de
conducta homosexual, que no es más que una conducta exploratoria en la evolución de su
desarrollo psicosexual.
La aceptación de la orientación sexual no suele ocurrir hasta los 20 años de edad en el varón
homosexual, y algo más tarde en las mujeres lesbianas.
A la hora de entrevistar a los adolescentes no debemos dar por hecho la heterosexualidad.
Preguntas como “¿te atraen las chicas, los chicos, o ambos, o todavía no lo tienes claro?” son
de ayuda para hablar del tema.
IX.4.7. Aspectos legales de la atención a los
adolescentes
Entre los derechos de la personalidad reconocidos a los menores de edad se encuentran el
derecho a: la vida, la integridad física y moral, el honor, la intimidad, la sexualidad y la opinión.
La Ley 41/2002 reguladora de la autonomía del paciente reconoce la mayoría de edad sanitaria
en los 16 años de edad, considerándolo competente para la toma de decisiones cuando
comprenda la información que se le brinda y posea un nivel de razonamiento que le permita
evaluar los riesgos y las consecuencias futuras de sus decisiones. Sin embargo, la interrupción
voluntaria del embarazo, la práctica de ensayos clínicos y la práctica de técnicas de
reproducción humana asistida, se rigen por lo establecido con carácter general para la mayoría
de edad.
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Sin embargo el Código Penal presupone legalmente la autodeterminación sexual a partir de los
13 años, edad en la que se reconoce la capacidad de establecer libremente relaciones sexuales
consentidas, y por ende, se deduce, la capacidad de adoptar las medidas anticonceptivas que
considere convenientes.
Las situaciones conflictivas surgen cuando padres e hijos están enfrentados y mantienen
intereses contrarios. En estos casos al médico le corresponde actuar como defensor del menor,
procurando el mayor beneficio para éste. Para ello el facultativo tendrá que juzgar la condición
de madurez del menor.
Si se trata de un menor maduro hará prevalecer la opinión del menor sobre la de sus padres
siempre que ello no le perjudique clínicamente. En caso de actuación de grave riesgo (según el
criterio del facultativo) sobre el menor maduro, los padres serán informados y su opinión será
tenida en cuenta para la toma de la decisión correspondiente.
Si es inmaduro y los padres no consienten la asistencia, se ha de solicitar la intervención del
Ministerio Fiscal para que asuma la representación del menor. Así mismo se ha de solicitar dicha
intervención si se trata de un menor maduro y su decisión va en contra de sus propios
intereses.
En cuanto a la necesidad de autorización paterna para recibir tratamiento anticonceptivo o
intercepción poscoital, se seguirán, como marco general, los siguientes criterios:
a) Si tiene 16 años cumplidos: no necesita autorización de los padres o tutores.
b) Si no tiene 16 años cumplidos pero es madura a juicio del facultativo: puede tomar la
decisión la menor sin la autorización de los padres o tutores.
c) Si es menor de 16 años y el facultativo tiene dudas de su madurez para el acto
concreto de recibir tratamiento anticonceptivo o intercepción postcoital: se necesita la
autorización de sus padres o tutores.
d) Si es incapaz de hecho o de derecho: se requiere la autorización del representante
legal.
Si los padres de una menor madura exigen ser informados sobre la eventual petición por parte
de ésta de tratamientos anticonceptivos, se ha de respetar la decisión de la menor y garantizar
la confidencialidad siempre que el tratamiento no la perjudique clínicamente.
En los supuestos en que se brinda tratamiento a una menor entre 13 – 16 años sin el
consentimiento / conocimiento de los padres, se ha de recoger con precisión en la historia
clínica:
que la menor ha comprendido la información que le ha sido facilitada y posee un nivel de
razonamiento que le permite evaluar los riesgos.
que no existe contraindicación alguna de tipo clínico para seguir el tratamiento.
que se le ha aconsejado informar a los padres, o hacerlo personalmente en su lugar, pero
que la menor lo ha rechazado.
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Los informes de asistencia a un menor maduro le serán entregados directamente a él, pero se
le aconsejará que también éste se lo facilite a sus padres. Excepción a esta norma, aún con la
oposición del menor maduro, son:
que fuera necesario garantizar la protección médica al menor,
y en caso de riesgo para la salud de terceras personas, debiendo entonces el médico dar
cumplida información al tercero interesado.
Todas estas situaciones y su justificación deben quedar recogidas en la historia clínica.
Sin embargo, la situación ideal es que los hijos compartan con los padres la toma de decisiones
en estos temas por lo que el médico procurará, en el transcurso de la relación clínica, incluso en
las circunstancias en las que por la madurez de la menor a ella le competa la toma de
decisiones, transmitir a la menor esta conveniencia.
TELÉFONOS de INTERES
Línea Sex Joven:
Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid (Asociación de Planificación Familiar de
Madrid): 900 70 69 69 (Lunes de 10.00 a 13.00 h. Lunes a Viernes de 16.00 a 20.00 h.
Sábados y Domingos de 10.00 – 22.00 h. Llamada gratuita).
Ámbito Estatal (Federación de Planificación Familiar de España): 608 10 23 13. Sábados y
Domingos de 10.00-22.00 h. Coste de llamada a móvil.
Sex-Inform (Fundación Sexpol: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales):
91 522 23 33 / 91 522 23 34. Consultorio telefónico gratuito sobre sexualidad y temas afines.
Lunes-Viernes: 10:00-14:30h. Consultas anónimas sin límite de tiempo y sin coste adicional.
SITUACIONES DE RIESGO
Fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo)
Teléfono del niño y del adolescente: 900 20 20 10. Atención profesional y asesoramiento
jurídico. No es necesario dar nombre. Cobertura 24 h todos los días.
Teléfono del adulto: 91 726 01 01. Para todos aquellos adultos que pueden encontrarse ante
un problema en el que hay niños involucrados: pueden ser padres, familiares, profesores o
incluso vecinos.
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Tabla 1. Instrucciones para el uso correcto del preservativo
– Comprobar que no están caducados y están homologados.
– No exponerlo al sol, al calor o la humedad para evitar su deterioro. Se han de guardar en un lugar
fresco y seco, nunca en la cartera o en la guantera del coche o de la moto.
– Abrir con cuidado para evitar rasgar el condón.
– No desenrollarlo antes de ponérselo.
– Se han de colocar sobre el pene en erección, apretando la punta del preservativo para crear un
reservorio de 1-2 cm libre de aire, donde se depositará el semen.
– Si se usa un lubricante, debe ser acuoso (glicerina); los aceites vegetales o minerales, las cremas de
manos o similares y la vaselina pueden debilitar el látex y favorecer su rotura.
– Después de la eyaculación y antes de que el pene pierda su erección, retirar el pene de la vagina
sujetando el borde del preservativo para evitar que se deslice o salga el semen .
– Cerrar el preservativo con un nudo y comprobar su integridad antes de tirarlo. Nunca se deben reutilizar.
– Si se produce la rotura o la retención de un preservativo, valorar la utilización de anticoncepción
postcoital en las siguientes 72 horas.
Tabla 2. Recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud para el uso
de anticonceptivos orales
No restringen la
indicación
- Epilepsia
- Admón. concomitante
de antibióticos (salvo
rifampicina)
- Ectropión cervical
- Enfermedad mamaria
benigna
- Trastornos de tiroides
- Enfermedad pelviana
inflamatoria
- Cefalea leve
Indicación con
precaución,
aunque las ventajas
superan a los
riesgos
- Menstruación irregular - Retraso mental
- ITS
- Ant. familiares de
cáncer de mama.
- Drepanocitosis
- HTA moderada
- Cáncer cervical
- Nódulos mamarios no
diagnosticados
- Cirugía mayor sin
inmovilización
prolongada
- Diabetes mellitus sin
complicaciones
- Cefaleas graves
- Trastornos
psiquiátricos graves
- Drogadicción o
alcoholismo
No indicados,
a menos que no
existan otras
alternativas
- Menos de 2 días
posparto
- Enfermedad vesicular
- Lactancia (después de
la 6ª semana
posparto)
- Sangrado vaginal no
diagnosticado
- Empleo de fármacos
que disminuyen la
eficacia de los AO:
o Griseofulvina
o Rifampicina
o Barbitúricos
o Carbamacepina
o Felbamato
No se deben indicar
- Trombosis venosa
profunda/ embolia
pulmonar
- Lactancia ( < de 6
semanas posparto)
- Diabetes mellitus con
complicaciones
- HTA grave
- Enfermedad cardiaca
congénita con
complicaciones
- Cáncer de mama
- Cirugía con
inmovilización
prolongada
- Migraña con déficits
neurológicos focales
- Enfermedad
cerebrovascular
- Enf coronaria
- Enf hepática
- Embarazo.
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Bibliografía
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