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DOCUMENTO PARA EL FORO DE RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

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CORPORACIÓN UNIVERSITARIA MINUTO <strong>DE</strong> DIOS- UNIMINUTO<br />

CENTRO <strong>DE</strong> EDUCACION <strong>PARA</strong> <strong>EL</strong> <strong>DE</strong>SARROLLO<br />

<strong>RESOLUCIÓN</strong> <strong>DE</strong> CONFLCITOS<br />

<strong>DOCUMENTO</strong> <strong>PARA</strong> <strong>EL</strong> <strong>FORO</strong><br />

LA TEORÍA D<strong>EL</strong> NO CONFLICTO<br />

Toda la vida sobre la tierra está en cierta medida involucrada<br />

en situaciones adversas de distinta índole. Las inclemencias<br />

de la naturaleza, las catástrofes naturales, la lucha por la<br />

supervivencia, etc. El ser humano, obviamente no es la<br />

excepción a esta regla, pero incluso estas situaciones en las<br />

que inevitablemente está inmerso, aumentan y se complican<br />

de manera exponencial cuando contemplamos que el ser<br />

humano tiene una visión y percepción del mundo que es<br />

única para cada individuo. Hay tantas verdades como personas hay en el mundo, por lo que<br />

cualquier tarea por evitar o solucionar los problemas, parecería imposible ya que debemos<br />

sumarles los conflictos que estas percepciones generan entre la humanidad. Los conflictos<br />

son exclusividad del ser humano y están directamente relacionados con la subjetividad y las<br />

percepciones individuales, con sus deseos, con sus principios, con sus objetivos, con sus<br />

realidades.<br />

Es evidente que el ser humano está en conflicto constante desde siempre. Ahora, realmente<br />

considerar que esa característica es insuperable (con las consecuencias que esto trae en<br />

perder las esperanzas y la fe en el hombre, impidiendo o limitando nuestra capacidad para<br />

desarrollar verdaderas y duraderas soluciones a esos conflictos) es otra de las falacias en las<br />

que estamos inmersos, aunque nuestro conocimiento empírico nos parezca indicar lo<br />

contrario.<br />

Los conflictos del hombre son evidentemente problemas y los problemas, no necesariamente<br />

conflictos.<br />

Descartando entonces todos aquellos problemas que no generan conflicto, ya que serían<br />

aquellos que nadie evitaría solucionar, detengámonos un momento en los conflictos<br />

propiamente dichos, que evidentemente existen.<br />

Podríamos diferenciar tres grandes conjuntos de conflictos en el ser humano, que están<br />

absolutamente relacionados entre sí: El “conflicto del hombre con el entorno”, “el conflicto del<br />

hombre con el hombre” y “el conflicto interno”.<br />

Nuestro conflicto con el entorno:<br />

Las leyes naturales, tengamos conciencia de ellas o no, existen más allá de nosotros y son<br />

universales. Podemos darle el valor y el significado que queramos (de hecho, es algo que<br />

hace el ser humano constantemente y se relaciona con la percepción que cada individuo tiene<br />

del mundo), pero son leyes que están dadas y que de ellas depende el funcionamiento de los<br />

organismos y la naturaleza, no tiene importancia el valor que éstas tengan para un individuo,<br />

las leyes existen.<br />

La universalidad de estas leyes, las conozcamos o no, son exactamente las mismas para<br />

cada ser humano, de ahí obviamente el carácter universal de esas leyes. Nos guste o no,<br />

estamos todos sujetos a esas leyes.


El conflicto con el entorno natural en realidad no existe, puesto que, debido al carácter<br />

universal de las leyes naturales que en verdad lo rigen, serían únicamente problemáticas a<br />

resolver que son comunes a todos los seres humanos y no conflictos. El conflicto comienza a<br />

aparecer en la medida que el entorno se empieza a mezclar con las leyes y las estructuras<br />

que el ser humano ha creado. Desde luego, al ser seres sociales, hemos necesitado a lo largo<br />

de la historia, elementos que regulen los comportamientos para intentar lograr cierta<br />

convivencia, pero estos, a diferencia de las leyes naturales, son estructuras artificiales que<br />

han cambiado a lo largo de toda la historia de la humanidad y, sobre todo, debido a su<br />

carácter artificial, indefectiblemente en algún momento entran en conflicto con las<br />

necesidades, los intereses, deseos o libertades de otros. Uno de los mayores errores que se<br />

cometen al intentar solucionar dichas leyes y estructuras creadas por el hombre, está en<br />

analizar su funcionalidad de acuerdo a la percepción que tiene la mayoría sobre ellas (esto<br />

desde luego, en el mejor de los casos), ya que inevitablemente se cae en una falacia:<br />

el argumentum ad populum. Como no pueden ser universales ya que siempre parten de<br />

percepciones limitadas y subjetivas, éstas siempre generan, han generado y generarán<br />

conflictos.<br />

Entonces, y puesto que el verdadero conflicto que se genera entonces con el entorno, está<br />

generado en realidad por el conflicto con el hombre (o sus leyes y estructuras, pero que han<br />

surgido de la creación del hombre) y no con el entorno natural y las leyes que lo rigen (ya que<br />

estas como vimos son comunes a todos los seres humanos), el conflicto con el entorno no<br />

existe, sólo son problemas que todos necesitamos solucionar. El conflicto entonces, parecería<br />

ser generado desde nuestro segundo punto de análisis.<br />

Nuestro conflicto con el hombre:<br />

La humanidad, es una suma de individuos y el conflicto parecería inevitable. Uno de los<br />

mayores problemas para intentar solucionar los conflictos que generan las individualidades<br />

(donde también entra la libertad de pensamiento y la libertad de acción) es que usualmente no<br />

se hace otra cosa más que atacarlas; obligando o forzando conductas para unificar la manera<br />

que cada uno tiene de ver al mundo y para regular su comportamiento. Y esto no sólo no nos<br />

lleva a ninguna solución definitiva y sostenida, sino que es la peor y más perjudicial manera<br />

de encararlo. La individualidad es nuestra identificación, nuestra distinción; es tan importante<br />

como las huellas digitales o nuestro genoma, lo que nos hace únicos; es un derecho<br />

fundamental, tanto como el derecho que tenemos todos a la vida y por sobre todas las cosas<br />

es una necesidad imprescindible. Lamentablemente hemos transformado casi todas nuestras<br />

relaciones interpersonales (sobre todo con aquellas personas que no tenemos posibilidad de<br />

comprender porque ignoramos su contexto, sus conflictos, sus experiencias; y más triste aún,<br />

mayormente ni nos interesa comprenderlas) en una especie de juego, un juego en el que<br />

cada uno asume su visión como cierta. Es una especie de pulseada intelectual donde<br />

queremos demostrar al otro cuán fuerte somos. Esto está agravado, para colmo, porque<br />

generalmente uno se cree con derecho de juzgar y condenar al otro. Pero juzgar a otra<br />

persona desde la realidad de que cada uno tiene una visión parcial y limitada del mundo sin<br />

preocuparse por entender el contexto y la realidad a la que el otro está inmerso, es un grave<br />

síntoma de una de las mayores enfermedades de la historia de la humanidad.<br />

Cualquiera que intente imponer su visión o su percepción del mundo frente a otros, sea de la<br />

manera que sea, generará tarde o temprano conflictos.<br />

Existen hoy, quizás muchísimas maneras de imponer ideologías, de convencimiento, de<br />

manipulación; algunas más evidentes que otras. Pero no existe absolutamente ninguna<br />

manera de conseguir homogeneidad en la raza humana desde visiones subjetivas. Cualquier<br />

intento por subyugar, controlar, manipular, puede que sea efectivo un tiempo, pero nunca lo<br />

será indefinidamente y desde luego, nunca lo será para todo el mundo. La individualidad son


leyes que construye cada uno, es algo que forma parte de nosotros y de nuestra naturaleza,<br />

es el universo individual al que jamás nadie puede acceder si no queremos permitirlo.<br />

Entonces el problema del conflicto con el hombre está dado simplemente por la manera que<br />

tenemos de relacionarnos con otros, pero no es un conflicto en sí mismo porque todos<br />

necesitamos y tenemos derecho a todo lo que necesitamos y podemos obtener, a nuestra<br />

individualidad y a nuestra libertad. Si todos queremos y debemos obtener lo mismo, no existe<br />

absolutamente ningún conflicto, son solamente problemáticas a resolver.<br />

Podríamos pensar entonces que el conflicto viene dado por el miedo a perder la integridad, a<br />

perder el estatus, a perder los logros obtenidos, o cualquier conflicto interno que se pueda<br />

alimentar o generar de sus relaciones con los demás individuos. Esto entonces nos lleva a<br />

nuestro tercer punto.<br />

El conflicto interno:<br />

Como vimos, existen siete mil millones de individuos en el planeta. Siete mil millones de<br />

formas de ver el mundo. Cada uno con sus deseos, aspiraciones, necesidades, metas,<br />

creencias, ideologías, valores, conocimientos y un sin fin de etcéteras...<br />

El conflicto interno está dado cuando la realidad en la que estamos inmersos nos impiden o<br />

van en contra de todas esas cosas que cada uno quiere y necesita. Pero no es un conflicto<br />

entre uno mismo, sino que está relacionado con el entorno (repleto de leyes artificiales y<br />

arbitrarias) y las relaciones con las demás personas. Mientras uno tenga la posibilidad de<br />

cubrir y obtener todas esas cosas que necesita para alimentar su individualismo, si tiene la<br />

libertad de poder acceder a ellas, si no necesita ir en contra de nadie para obtenerlas, el<br />

conflicto jamás aparece.<br />

Un poderoso multimillonario no consideraría nunca el apoyar un cambio que él cree afectaría<br />

su posición, pero no es más que el miedo a perder. Lo mismo un político o cualquiera que<br />

goce con ciertos privilegios dentro de la estructura social establecida. Pero esto es normal y<br />

natural, no tiene nada que ver con el valor que otros le puedan dar o el juicio que cada uno<br />

haga sobre eso, nadie quiere perder lo que ha ganado. A un deportista acostumbrado a<br />

competir, nunca le gusta perder, podrá aprender a perderle el miedo, pero jamás le va a<br />

resultar reconfortante, por lo tanto también es algo que compartimos todos los seres humanos<br />

y esto entonces no es un conflicto.<br />

A fin de cuenta, los miedos no son más que conflictos generados por la relación y percepción<br />

que tenemos también del entorno, de nuestra relación con él y con los que están en él. Si<br />

todos tuviesen la oportunidad de no perder absolutamente nada, el conflicto no existiría.<br />

Conclusión:<br />

Seguir perdiendo el tiempo en analizar o atacar ideologías, puntos de vista o mismo las<br />

estructuras que actualmente nos regulan que todas son visiones limitadas, artificiales y<br />

subjetivas no nos llevan a ningún lado. Es hora de comenzar a solucionar los verdaderos<br />

problemas y no a intentar tapar o emparchar estas leyes artificiales que inevitablemente nos<br />

conducen a los conflictos.<br />

Si por una vez nos olvidásemos de los conflictos y realmente trabajáramos en la solución de<br />

los verdaderos problemas de la humanidad, desde una visión global y unificadora, atendiendo<br />

las necesidades y deseos individuales, lentamente se construiría un mundo donde todos<br />

ganen y nadie pierda.<br />

http://yoelijoelegir.blogspot.com.co/2012/06/la-teoria-del-no-conflicto.html<br />

ROGER DUARTE

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