23.10.2015 Views

Cincuenta-Sombras-de-Grey

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—¿Lo intentarías?<br />

—Sí. Te dije que lo haría.<br />

Pero mi motivo es otro. Si hago esto por él, quizá me <strong>de</strong>je tocarlo.<br />

Me mira extrañado.<br />

—Ana, me confun<strong>de</strong>s.<br />

—Yo también estoy confundida. Intento enten<strong>de</strong>r todo esto. Así sabremos los<br />

dos, <strong>de</strong> una vez por todas, si puedo seguir con esto o no. Si yo puedo, quizá tú…<br />

Mis propias palabras me traicionan y él me mira espantado. Sabe que me refiero<br />

a lo <strong>de</strong> tocarlo. Por un instante, parece consternado, pero entonces asoma a su<br />

rostro una expresión resuelta, frunce los ojos y me mira especulativo, como<br />

sopesando las alternativas.<br />

De repente me agarra con fuerza por el brazo, da media vuelta, me saca <strong>de</strong>l<br />

salón y me lleva arriba, al cuarto <strong>de</strong> juegos. Placer y dolor, premio y castigo… sus<br />

palabras <strong>de</strong> hace ya tanto tiempo resuenan en mi cabeza.<br />

—Te voy a enseñar lo malo que pue<strong>de</strong> llegar a ser y así te <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>s. —Se <strong>de</strong>tiene<br />

junto a la puerta—. ¿Estás preparada para esto?<br />

Asiento, <strong>de</strong>cidida, y me siento algo mareada y débil al tiempo que pali<strong>de</strong>zco.<br />

Abre la puerta y, sin soltarme el brazo, coge lo que parece un cinturón <strong>de</strong>l<br />

colgador <strong>de</strong> al lado <strong>de</strong> la puerta, antes <strong>de</strong> llevarme al banco <strong>de</strong> cuero rojo <strong>de</strong>l fondo<br />

<strong>de</strong> la habitación.<br />

—Inclínate sobre el banco —me susurra.<br />

Vale. Puedo con esto. Me inclino sobre el cuero suave y mullido. Me ha <strong>de</strong>jado<br />

quedarme con el albornoz puesto. En algún rincón silencioso <strong>de</strong> mi cerebro, estoy<br />

vagamente sorprendida <strong>de</strong> que no me lo haya hecho quitar. Maldita sea, esto me<br />

va a doler, lo sé.<br />

—Estamos aquí porque tú has accedido, Anastasia. A<strong>de</strong>más, has huido <strong>de</strong> mí.<br />

Te voy a pegar seis veces y tú vas a contarlas conmigo.<br />

¿Por qué no lo hace ya <strong>de</strong> una vez? Siempre tiene que montar el numerito<br />

cuando me castiga. Pongo los ojos en blanco, consciente <strong>de</strong> que no me ve.<br />

Levanta el bajo <strong>de</strong>l albornoz y, no sé bien por qué, eso me resulta más íntimo<br />

que ir <strong>de</strong>snuda. Me acaricia el trasero suavemente, pasando la mano caliente por<br />

ambas nalgas hasta el principio <strong>de</strong> los muslos.<br />

—Hago esto para que recuer<strong>de</strong>s que no <strong>de</strong>bes huir <strong>de</strong> mí, y, por excitante que<br />

sea, no quiero que vuelvas a hacerlo nunca más —susurra.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!