Caracas
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Historia de la conquista de <strong>Caracas</strong><br />
El valle caraqueño embellecido por los colores<br />
del Waraira Repano, montaña sagrada, ha<br />
vivido acontecimientos históricos de gran importancia<br />
para Venezuela y Latinoamérica. Entenderlo,<br />
nos lleva a un viaje hacia la fundación<br />
de la ciudad, hacia los tiempos de la Conquista<br />
española y hacia los orígenes de los primeros<br />
rancheríos. El valle en toda su extensión fue un<br />
territorio inexpugnable, es decir, una fortaleza<br />
natural que escondía en sus entrañas riquezas,<br />
minerales y tierras fértiles para el cultivo. Los<br />
pueblos originarios que la habitaban estaban<br />
encabezados por los arbacos, toromaimas, caracas,<br />
mariches y teques, tribus pertenecientes al<br />
pueblo caribe. El imperio español, en sus ansias<br />
de riquezas, enviaba expediciones desde las islas<br />
ocupadas a tierra firme, procurando encontrar<br />
el oro y la plata que financiara su poderío.<br />
Ya sabían que el valle de <strong>Caracas</strong> y las montañas<br />
mirandinas eran tierras ricas. Guiados por<br />
esa codicia emprendieron la invasión.<br />
Fueron muchos los intentos para lograr el sometimiento<br />
de los pueblos indígenas, quienes<br />
resistieron durante décadas, ayudados por sus<br />
conocimientos de la naturaleza y sus deseos<br />
de libertad. El primer hombre elegido para la<br />
conquista de <strong>Caracas</strong> fue Francisco Fajardo, un<br />
mestizo de padre español y madre indígena. En<br />
1560 entró por las costas centrales y fundó el<br />
pueblo de El Collado, como honor al entonces<br />
gobernador de la provincia de Venezuela, Pablo<br />
Collado. Desde allí, Fajardo subió hasta la entrada<br />
del enorme valle, su meta era las minas<br />
de oro que se escondían en las montañas de<br />
Los Teques y la construcción de un fuerte militar.<br />
La sangre indígena de Fajardo le facilitaba<br />
la confianza de los pueblos, y el conquistador<br />
podía comunicarse gracias a su conocimiento<br />
de las lenguas. Todas las comunidades que<br />
iba encontrando a su paso por la actual Catia<br />
le regalaban piedras preciosas y adornos de oro<br />
como un gesto de amistad. Para los indígenas,<br />
el oro tenía un valor simbólico muy distinto al<br />
que le otorgaban los españoles. La ambición<br />
de Fajardo crecía, y cuando envió las muestras<br />
de las riquezas al gobernador de Venezuela, se<br />
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