6 7 CURIOSIDADES EL ORIGEN DE SANTA CLAUS El actual «Santa Claus» norteamericano nació en el Mediterráneo, evolucionó hacia el norte de Europa y al fin tomó la forma que hoy nos es tan familiar en las orillas del nuevo mundo. Las imágenes de San Nicolás, el antepasado original de Santa Claus, varían considerablemente, pero ninguna de ellas se parece mucho al anciano de mejillas sonrosadas y barba blanca al que estamos acostumbrados. El santo original fue un griego que nació unos 280 años después de Cristo y que se convertiría en el obispo de Mira, una pequeña ciudad romana en la actual Turquía. Nicolás se forjó una reputación como defensor rebelde y apasionado de la doctrina de la Iglesia durante la «Gran Persecución», en las que se quemaban Biblias y se obligaba a los sacerdotes a renunciar al cristianismo. En torno al año 1200, Nicolás empezó a conocerse como patrón de los niños y portador de regalos mágicos por dos supuestas historias de su vida. En el relato más conocido, el joven obispo salvaba a tres jóvenes de una vida dedicada a la prostitución. La otra historia, muy popular en la Edad Media, cuenta que Nicolás habría resucitado a tres niños que habían sido asesinados y desmembrados. Estas leyendas, una llena de fantasías, fueron las que lo convirtieron en el santo patrón de los niños. Así, a lo largo de cientos de años San Nicolás sería el portador indiscutible de regalos y la estrella de las celebraciones que se producían en su día, el seis de diciembre. Adquiriendo rasgos de deidades europeas, como el Dios romano Saturno o el noruego Odín, con su barba blanca y poderes mágicos, como la capacidad de volar, Nicolás se aseguraba de que los niños cumplieran las normas, rezaran y se comportasen bien. Pero tras la reforma protestante, los santos cristianos cayeron en desgracia en gran parte de Europa, por ser antibíbilicos e idólatras; y en muchos casos, su tarea recayó sobre el Niño Jesús, y la fecha de celebración se cambió al 25 de diciembre. Pero este niño no daba nada de miedo, así que le inventaron un ayudante terrorífico que cargaba todos los regalos y amenazaba a los pequeños para que se portasen bien. Algunas de estas espeluznantes figuras germánicas, que iban con Jesús, estaban basadas en Nicolás que ya no era un santo sino un acompañante que esperaba un buen comportamiento de los niños, o de lo contrario sufrirían azotes y secuestros. Pero en los Países Bajos se negaron a renunciar a San Nicolás como portador de regalos. Adoptaron a Sinterklaas y lo llevaron consigo a las colonias del Nuevo Mundo. Las primeras navidades en los Estados Unidos eran algo parecidas a las festividades paganas que en sus días supieron ocupar su lugar en el calendario. Se celebraba como una especie de fiesta comunitaria llena de alcohol y alboroto, lo que más adelante, en las primeras décadas del siglo xix, cambió con la influencia de una serie de poetas y escritores que se esforzaron por convertir a la Navidad en una celebración familiar, hogareña, reviviendo y reformando a San Nicolás. Como un el libro de Washington Irving de 1809, Knickerbocker's History of New York, que retrató por primera vez a un Nicolás que fumaba en pipa mientras sobrevolaba los tejados de las casas en un vagón volador, repartiendo regalos entre niños y niñas buenos. Para 1822, Clement Clarke Moore escribía un cuento para sus hijos, el que se publicó de forma anónima al año siguiente; y hasta el día de hoy aquel Santa Claus regordete y alegre que se describe en él sigue en su trineo como un símbolo del capitalismo y una fecha comercial que se ha hecho popular en el mundo entero.