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Presentación
La ANEP en obra
La Administración Nacional de Educación Pública es una de las instituciones que
involucra más personas en el Uruguay. A la fecha cuenta con 688.000 alumnos
matriculados y 57.000 funcionarios docentes y administrativos distribuidos en 2800
edificios dentro de todo el territorio nacional.
Estas dimensiones, unidas a la complejidad y variedad de los servicios que ofrece y a
los nuevos desafíos políticos, institucionales y pedagógicos llevó a la instalación de
nuevas formas de relacionamiento. La combinación de estas variables con diferentes
posturas sobre lo que debe considerarse “condiciones mínimas para la enseñanza y el
aprendizaje”, devino en culturas institucionales que priorizan y gestionan de forma
diferente carencias, recursos, metas y canales de comunicación, que no
necesariamente potencian lo mejor de cada institución.
Iniciando el año 2013, queremos informar a la ciudadanía en general y especialmente
a nuestros alumnos y sus familias, a nuestros docentes y funcionarios, el estado de
situación del área de infraestructura.
Nos proponemos transparentar la gestión en un tema complejo, sobre todo en lo que
refiere a la articulación de recursos humanos y materiales, culturas institucionales y
formas de interpretar la autonomía, a través de un documento de trabajo que si bien
sintetiza y propone, siempre será provisorio.
Continuidad y cambio
En estos meses de gestión nos dedicamos a la puesta a punto de un plan de trabajo
en el área de infraestructura que permita un abordaje coordinado del conjunto de
acciones implicadas.
Para construirlo tomamos el proyecto iniciado por los colegas que nos precedieron. A
partir del mismo, realizamos un plan de acciones pendientes en cada territorio.
Los principios del nuevo plan son, por un lado, la absoluta convicción de que ANEP,
por sus dimensiones y complejidad, necesariamente estará siempre “en obra”.
“Estar en obra” es algo positivo, en la medida en que nos lleva a atender la demanda
permanente por más y mejor educación, principios por los que siempre hemos
trabajado. En segundo lugar, la necesidad de que cada comunidad educativa se
haga responsable de generar el mínimo sentido positivo de pertenencia que
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