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CARLOS ALVAREZ-OSSORIO<br />
Durante muchos años (demasiados),<br />
la asignatura pendiente del<br />
<strong>teatro</strong> andaluz ha sido la gestión<br />
(todo lo relacionado con el proceso<br />
de producción, distribución y exhibición,<br />
es decir, con el proceso<br />
más empresarial e industrial del<br />
hecho teatral). Ésta ha parecido<br />
ser durante mucho tiempo una<br />
característica propia de los teatreros,<br />
que han gustado siempre<br />
de considerarse “artistas” (con<br />
toda la carga bohemia, dejada y<br />
desgarbada, que suele aplicarse<br />
a este término) más que “empresarios”<br />
(pues esto se ha entendido<br />
siempre como algo negativo, pe-<br />
yorativo, que degradaba el valor<br />
artístico de la obra teatral).<br />
Pero, desde hace algún tiempo,<br />
parece que hay un cambio en<br />
este sentido. Desde los programadores<br />
(convertidos ahora en “gestores<br />
culturales”, un concepto que<br />
intenta abarcar más funciones<br />
que la mera programación de<br />
espectáculos) hasta las compañías,<br />
se potencian por todas<br />
partes cursos, foros, encuentros,<br />
circuitos, asociaciones, proyectos<br />
de ley… que buscan dinamizar<br />
el sector de las artes escénicas<br />
como un sector industrial serio<br />
y competente. Como un sector<br />
más profesionalizado. Bienve-<br />
Enero-Marzo 2007<br />
Carlos Álvarez-Ossorio en “Hamletmaschine”, espectáculo que dirigió e interpretó<br />
EL PELIGRO DE LA<br />
PROFESIONALIZACIÓN<br />
DEL TEATRO<br />
nidas sean todas estas mejoras,<br />
evidentemente.<br />
Claro está que, por otro lado,<br />
esto también conlleva un cierto<br />
riesgo. ¿No es posible que esta<br />
nueva obsesión por lo empresarial<br />
y por las “estructuras teatrales”<br />
pueda llevar a dar de lado el aspecto<br />
más artístico y social del<br />
<strong>teatro</strong>? ¿No es posible que nos<br />
lleve a olvidar cuál es el sentido<br />
último de este medio? Siempre se<br />
habla de la continua crisis de las<br />
artes escénicas, y últimamente<br />
parece que se ha querido ver en la<br />
estructuración del sector la causa<br />
de dicha crisis. Pero, ¿no corremos<br />
el riesgo, centrando ahí el proble-<br />
la opinión del <strong>teatro</strong>