Sonia Izquierdo Gutiérrez

El FUTURO DE CHIPRE EN MANOS DE EUROPA
Sonia Izquierdo Gutiérrez
Historiadora.
Curso de la Unión Europea del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación
Chipre ya tiene nuevo presidente; el conservador Nikos Anastasiadis, que ha ganado
en segunda ronda de las elecciones. Desde ahora va a liderar un país sumido en una
gravísima crisis económica en recesión desde 2011 y con un sector bancario al borde la
insolvencia
Su partido Coalición Democrática (DISY) ha obtenido el 57,4% de los votos en segunda
vuelta, frente a su rival el izquierdista independiente Stavros Malas con el 42,5%,
apoyado por los comunistas hasta ahora en el poder.
A pesar de que el presidente por medio de su portavoz ha anunciado que su intención
es formar un gobierno de salvación nacional para restablecer la confianza económica y
política, no lo va a tener sencillo, simplemente con tener en cuenta que es el único
partidario de las privatizaciones.
El pueblo Chipriota ha escogido la opción de recurrir al recate de Bruselas, frente a la
de plantarle cara a la UE. Rescate que necesita para evitar la suspensión de pagos en
abril. Además Anastasiadis era el candidato favorito de Ángela Merkel. No hay que
olvidar que estas elecciones han tenido un interés inédito en la Unión, ya que estaba y
está en juego la viabilidad económica de la isla y por ende del euro.
En junio de 2012 Chipre pedía oficialmente ayuda financiera a la UE para sanear su
sistema bancario. Se sumaba a sí a Grecia, Irlanda y Portugal. La noticia llegaba el
mismo día en que la agencia crediticia Fitch decidió degradar el bono de Chipre a la
categoría de bono basura. Esta misma agencia estimó las necesidades de la banca
chipriota en por lo menos 4000 millones de euros. Se sumaba de este forma a las
calificaciones anteriores de Moody,s y Standar and Poor,s

Su enorme exposición a los bancos locales de la economía griega ha sido unos de los
principales problemas de la economía chipriota. Dos de las mayores entidades del
país, Banco de Chipre y Laiki Bank, tienen un agujero de 3000 millones de euros por su
exposición a la deuda griega y a la quita del 50% aplicada por Bruselas.
Además el 30% de los depósitos en bancos chipriotas y hasta 22.000 millones de euros
en préstamos dependen del país heleno. Grecia supone el 24% de la inversión
extranjera en el país y el 20% de su comercio. El efecto dominó de un colapso heleno
apunta a la economía chipriota, fuertemente apoyada en una cada vez más debilitada
Atenas.
Unos días más tarde de la petición de rescate Chipre, pidió un préstamo a Rusia de
5000 millones. La intención, combinar ambas ayudas, que según el presidente saliente
eran perfectamente compatibles.
Pero precisamente en Rusia está el gran inconveniente para que la UE se decida a
poner por efecto tal rescate. ¿Por qué los ministros de finanzas son reacios a ponerlo
en marcha?, por cierto, valorado en 17.000 millones de euros. Porque se considera a
Chipre un paraíso fiscal de blanqueo de dinero, especialmente para los rusos. Los
ministros de economía de la eurozona han acordado pedir una auditoría
independiente en Chipre a cargo de una empresa privada con el fin de verificar si la isla
aplica correctamente la legislación contra el blanqueo. La auditoría es una nueva
condición previa para el rescate, lo que hace que este se retrase al menos hasta marzo.
Esta auditoría es una exigencia de Alemania, que teme que el dinero del rescate acabe
en manos de la mafia rusa. La oposición alemana ha puesto el grito en el cielo, y
Merkel no opina distinto. No olvidemos que se encuentra en pleno proceso electoral. Y
los españoles, y el resto de Europa ya sabemos lo que está suponiendo esto de cara a
la crisis de Europa.
Pero no se puede decir que los alemanes anden descaminados. Hablar de Chipre es
hablar de un país que en las últimas cuatro décadas ha mantenido un política de bajos
impuestos y servicios financieros opacos que lo han convertido en una atractivo
paraíso fiscal y que además desde la caía del Unión Soviética ha venido sirviendo de
puente al dinero negro del este para entrar y operar dentro de la eurozona. Según los
cálculos del FMI, hay unos 25.000 millones en depósitos rusos en sus bancos y los
activos de los bancos que operan en la isla se acercan al 1000% del PIB.
¿Sería posible por tanto dejar caer a Chipre? Alemania se lo plantea y técnicamente es
posible, apenas supone el 0,2% de la eurozona. Quizá por eso se siguen dando largas. A
su favor el nuevo presidente tiene que Merkel le apoya y Anastasiadis está dispuesto al
plan de privatizaciones que le piden.

Quizás lo más lamentable de esta situación no es la caída de Chipre y su posible salida
de la UE, sino cómo es que entró a formar parte de la Unión. Chipre entro en la UE en
2004 y se unió a la eurozona tres años y medio más tarde. Tengamos en cuenta que se
pide el rescate apenas cuatro años después. ¿En qué condiciones fue admitida?
Chipre contaba y cuenta con un gran problema político y militar de gran envergadura,
dado que desde 1974 el país se halla dividido por una ocupación militar turca. En el
norte se hallan los turco-chipriotas y en el sur los greco-chipriotas.
Aceptar a un Estado en tales condiciones estaba en contradicción con los principios de
la UE que pretende estados preparados para la libertad, la democracia, el respeto a las
minorías, la superación de las fronteras…etc.
Cierto es que las características se respetaban y respetan en la zona sur de la isla.
Efectivamente, las comprobaciones seguidas por la Comisión constataron que los
treinta y un criterios llamados de Copenhague recibían el visto bueno. Pero a decir
verdad, Chipre no es un estado y la Unión Europea tiene establecido que éste es
requisito fundamental para entrar en ella. No vale para entrar en la Unión Europea ser
sólo la parte de un Estado, como podría ser una región o una colonia.
Podría darse el caso de que se reconociera a Chipre del Sur como un Estado pero eso
no entra en ninguno de los proyectos. No lo desea la comunidad internacional pues
sería ratificar la bárbara acción del ejército turco (Turquía es candidata a ser miembro
de la UE) cuando invadió la isla de Chipre en 1974. Tampoco lo desean el gobierno y los
habitantes de la zona sur que ansían que un día vuelva a producirse la reunificación del
territorio.
La razón que tuvo la Unión Europea de aceptar a Chipre para la adhesión fue la presión
griega acompañada de la amenaza, de vetar el ingreso de los demás países si no se
incluía a Chipre entre los candidatos. Una amenaza que se extendía también a la
candidatura de la OTAN.
Chipre formó parte de la ampliación el 1 de mayo de de 2004. Diez nuevos países y
unos 75 millones de habitantes se adhirieron a la Unión Europea. Bulgaria y Rumanía lo
hicieron en 2007. La UE con 27 miembros constituye actualmente un espacio político y
económico de unos 500 millones de ciudadanos que comprenden tres antiguas
repúblicas soviéticas (Estonia, Letonia y Lituania), seis antiguos satélites de la URSS
(Polonia, República Checa, Hungría y Eslovaquia, Rumanía y Bulgaria), una antigua
república yugoslava (Eslovenia) y dos islas mediterráneas (Chipre y Malta).
Esta ampliación histórica de la Unión de 15 a 27 miembros cerró un largo proceso de
adhesión que ha permitido la reunificación del pueblo europeo, dividido durante
medio siglo por el telón de acero y la guerra fría. No dudamos que los procesos de
ampliación tengan una voluntad de materializar la paz, y la estabilidad del continente.
No obstante, tal voluntad responde pese a todo a una relación coste /beneficio que es

importante cuantificar, y que a la vista de lo acontecido no parece haberse tenido
siempre en cuenta.
En el ámbito institucional, la ampliación ha supuesto una ralentización en el avance de
la Unión Europea, que se manifiesta a través de mayores dificultades en la toma de
decisiones, lo que supone alcanzar acuerdos entre 27 países con el fin de adoptar
políticas y actuaciones necesarias para el correcto funcionamiento de la Unión.
Y no olvidemos que la próxima aspiración de la UE es la ampliación a 30, con Turquía,
Croacia, con un pie dentro y Macedonia.