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2 FESTIVAL DE TEATRO DE CCS / CIUDAD CCS / JUEVES 28 DE FEBRERO DE 2013 La obra propia del teatro del absurdo tiene todos los tonos existencialistas y examina la soledad y orfandad del ser humano. FOTO ENRIQUE RODRÍGUEZ El trágico hecho de vivir El grupo teatral penitenciario Fénix dio vida a la pieza del irlandés Samuel Beckett. CARLA A. REYES. Estragón: Ya debería estar aquí. —Vladimir: No aseguró que vendría. —Estragón: ¿Y si no viene? —Vladimir: Volveremos mañana. —Estragón: Y pasado mañana. —Vladimir: Quizá. —Estragón: Y así sucesivamente… Éste es quizás el diálogo que reúne todo el argumento de Esperando a Godot, pieza escrita por el gran dramaturgo irlandés y Premio Nobel de Literatura, Samuel Beckett, representada en el marco del Festival de Teatro de Caracas por el grupo teatral penitenciario Fénix, de la comunidad de Yare III e interpretada por Fabián Villegas, Rafael Crespo, Jackson Núñez y Aníbal Pereza. En las tablas del Teatro San Martín, en la parroquia San Juan, cobraron vida los personajes de esta pieza. La puesta en escena de sólo el primer acto de la obra bastó para exponer la absurda condición de la vida cuando la redención depende del otro. En ese caso la existencia será un eterno “no consigo marcharme”, atados a una esperanza que no se concreta en lo absoluto. Así dejan pasar el tiempo Didi y Gogo. Ambos esperan a Godot con quien, al parecer, tienen una cita. En el acto aparecen Pozzo y su esclavo Lucky, que sirven para que los primeros pasen el tiempo. La obra de la Comunidad Peniten- La producción se exhibió ayer en el Teatro San Martín, parroquia San Juan. ciaria de Yare III cierra con la llegada del enviado de Godot que anuncia: “Hoy no vendrá, mañana sí”. El público nunca llega a saber quién es Godot, o qué tipo de asunto han de tratar con él. El desamparo de los dos pobres hombres se conjuga con un espacio medianamente iluminado del que sobresale un árbol, para nada frondoso, pero que podría ser el medio para una eventual solución. Así lo asoma Estragón en sus palabras: “¿Y si nos ahorcáramos?” Y como la espera da para todo y nada al mismo tiempo, no terminan por tomar la decisión. “No hagamos nada. Es lo más prudente” se dicen. Esta pieza, propia del teatro del absurdo, tiene todos los tonos existencialistas y examina la radical soledad y orfandad del ser humano, que también se refleja en una punzante prosa, aunque austera. Breves frases terminan siendo tan lapidarias y corrosivas que sorprenden al público al final del primer acto, reflexionando si la existencia vale o no la pena: “He aquí el hombre íntegro arremetiendo contra su calzado cuando el culpable es el pie”, y más adelante: —Estragón: ¿Y nosotros? —Vladimir: ¿Qué dices? —Estragón: Digo, ¿y nosotros? —Vladimir: No comprendo. —Estragón: ¿Cuál es nuestro papel en este asunto? —Vladimir: ¿Nuestro papel? El de suplicante. El Teatro San Martín fue testigo por dos noches consecutivas del trabajo artístico que lleva adelante el Ministerio del Poder Popular para el Servicio Penitenciario, con el firme propósito de brindar a los privados de libertad herramientas necesarias para expresar lo puramente humano. Con la confianza de que el arte es un medio para reinventar, recrear, revivificar y liberar la existencia, los grupos de teatro de las cárceles de Yare y Coro participaron en la fiesta teatral. La primera presentación estuvo a cargo del Grupo Experimental de Teatro Alma Falconiana, de la Comunidad Penitenciaria de Coro, con El rey del basurero, dirigida por Kenia Vivas.
Un circo muy peculiar para soñar La Merecedora del Premio Municipal como Mejor Obra de Teatro para Niñas y Niños “Aquiles Nazoa” en el 2012, El circo ausente conquista a todo el que la ve. LIS VIELMA Damas y caballeros. Madame et monsieur. Niños y niñas. Ancianos y ancianas. El espectáculo va a comenzar.” Así abre sus puertas El circo ausente, con el anuncio de que el mago ha desaparecido, el domador se escapó con los leones, el hombre forzudo renunció y con él los payasos. Pero aún así... “esas criaturas, unas feas y otras más extrañas que las otras” (el público) va a ver una función, pues ésta debe siempre continuar. Con los actores en el proscenio, observando al público, contándolo, saludándolo; una música entusiasta y alegre que invade la Sala de Conciertos de la Unearte, los espectadores se ubican en sus asientos sin dejar ni un solo puesto vacío. Poco a poco y uno a uno estos personajes del circo se van adentrando en el escenario dejando atrás sus zapatos y maletas en hileras. Se apagan las luces y el circo abre sus puertas a todo aquel que quiera adentrarse en este mundo de fantasía, donde el hombre más fuerte del mundo es sustituido por el más débil y un payaso de cara triste es entusiasta del humo y mientras limpia esparce por todo el escenario esa bruma de la que están hechos la ilusión y el sueño. Habiendo sido escrita y dirigida en el 2009 por Jorge Cogollo, El circo ausente ha ido creciendo junto con sus actores, integrantes, en su mayoría, del programa NAVE: Niños Actores de Venezuela. Orgulloso comenta que la experiencia en estos cuatro años ha sido muy gratificante pues, a la par de la obra, ha visto crecer a los muchachos durante esa etapa adolescente. “Usar el teatro infantil para hablar del teatro, de lo que sucede dentro de él, en un elenco, cómo se resuelve tras bastidores”, esa es la intención que rondaba en la mente de este joven dramaturgo venezolano cuando creó este circo ausente. “Hay una responsabilidad con la audiencia, y como teatrero me ha sorprendido la cantidad de público asistente a todas las actividades del Festival; ahora se incrementa esa responsabilidad”, afirmó Cogollo. Considera que el Festival de Teatro de Caracas puede seguir creciendo, que estas maravillosas ediciones (2011/2013) han sido solo un abreboca para lo que puede seguir sucediendo en Caracas y en toda Venezuela. De igual forma, opina que la fiesta debe hacerse todo el año, en ello radica el darle vida a las salas y espacios que por toda Caracas se han dispuesto y que es responsabilidad de las agrupaciones mantener el entusiasmo de la audiencia antes, durante y después del Festival.“Hay que hacer que ir al teatro sea necesario, tan necesario como respirar”, expresó convencido y entusiasmado. “Noticia: La sonrisa ha desaparecido (...) Entre absurdos, las risas y carcajadas inundaron la sala de conciertos. FOTOS BORIS PLOTNIKOV La obra hace un llamado a creer y soñar una vez más. Cuando niños creíamos en los cuentos de hadas, incluso de vaqueros. Creíamos que la utopía del amor podía hacerse realidad. Ahora somos tan grandes, dejamos las fantasías a un lado de la almohada. Por eso, seres como nosotros, estamos cada vez más cerca de desaparecer”. El circo ausente pretende encontrar la sonrisa en cada función; cometido que cumple en todas y cada una de ellas. Recuperar el sueño y la ilusión en cada uno de los asistentes. En fin, darle vida una vez más a la magia del teatro dentro del teatro. El circo ausente es una pieza en la que grandes y chicos (incluso lactantes) podrán disfrutar. Lleno de música, absurdos, personajes coloridos y entusiastas, torpes, temerosos y jocosos; este circo es un espectáculo imperdible en este festival, cuya próxima función será hoy a las 3 pm, en la Sala de Conciertos de la Unearte. JUEVES 28 DE FEBRERO DE 2013 / CIUDAD CCS/ FESTIVAL DE TEATRO DE CCS 3 Walter De Andrade Entre el deber y el ser eterna disyuntiva entre lo normal y lo que no lo es, entre los preceptos sociales y los anhelos individuales, ¿qué es lo sano? ¿Quién realmente está enfermo: el individuo entregado con fervor a una pasión propia o la sociedad castradora que se obliga a un deber ser? De estas consideraciones va Equus, pieza original del británico Peter Shaffer, estrenada originalmente en Londres en 1973, galardonada con el Premio Tony a mejor obra en 1975, y cuya temporada en Broadway llegó a tener como protagonistas a Anthony Hopkins y Peter Firth. A un consultorio psiquiátrico llega el caso de un adolescente al que una extraña obsesión por los caballos lo lleva a cometer un acto de brutalidad indecible. Detrás de su crimen, una personalidad perturbada lucha por surgir entre los escombros de una crianza signada por el fanatismo religioso y las apariencias morales. Se trata en esencia de un oscuro drama en el que el autor cuestiona cómo la sociedad moderna ha destruido nuestra habilidad de sentir pasiones, en una historia detectivesca con elementos del psicoanálisis. Wilfredo Tortosa y su agrupación Kabré Teatro tomaron el reto de adaptarla y llevarla a escena en la Sala Rajatabla los días 23 y 24 de febrero, con resultados que pueden considerarse a medio camino entre intención y concreción. La puesta en escena alude a un evidente abrazo entre matices de lenguaje cinematográfico y teatral. Se desarrolló básicamente sobre una plataforma giratoria central que, impulsada por actores fuera de escena, cambiaban las perspectivas, alejando, acercando o modificando el punto de vista del espectador, y también ilustrando los cambios de espacio y tiempo. La representación de los caballos con actores usando cascos de aluminio que imitan la cabeza del animal resultó visual e interpretativamente atractiva. Pero los aciertos logrados en proposición escénica, se vieron erosionados por elementos estéticos discordantes y actuaciones deshilvanadas. El vestuario, por ejemplo, no parece responder a concepción alguna y pierde su significado expresivo. La iluminación, por su parte, logra su cometido y ambienta con satisfacción. Yurahi Castro en el papel de la psiquiatra –personaje conductor de la trama– no alcanza a construir una mínima cuota de personaje, incomprensible, no se asoma siquiera a la ingente duda de la doctora frente a la mediocridad de su propia vida y la libertad pasional del joven infractor, y que en esencia es el núcleo de la obra. El texto de la pieza se vocifera mecánicamente y con constantes trastabilleos. Hiram Gaviria y Nadeimi Armao muestran fuerza y potencial pero requieren guiatura. Resalta sí, el esfuerzo del joven Alirio Valero por alcanzar el espesor psicótico del adolescente. La obra se muestra más como un trabajo en proceso que como un producto final. Necesita conexión entre los distintos elementos. Con empuje sostenido podría resultar en un drama psicológico exultante.
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