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sus organizaciones, por ejemplo, grupos indígenas, él habla y a la vez está contando.<br />
Hace referencia a momentos de su vida. Cuando se encuentra con grupos de la clase<br />
media es más discreto, a veces más incisivo y duro. Pero no es irrespetuoso”.<br />
Para uno de los hombres más cercanos a Morales, Juan Ramón Quintana, las<br />
palabras de Evo buscan visibilizar el proceso, despertar un sentimiento de dignidad,<br />
de orgullo, de autoestima, por eso es un discurso de enmienda. Visibiliza a la<br />
nación en medio de la comunidad internacional, para que deje de ser una pequeña<br />
colonia despreciada por el resto. “Es el discurso de un mundo que esta emergiendo<br />
a la superficie”. Lejos de lo cartesiano, condimentado con humor, bajo su propio<br />
orden que puede significar desorden para las reglas tradicionales. “Su discurso es<br />
él, traduce lo que es su historia, su pasado”. Es una suma de aprendizajes y por eso<br />
es versátil, explica.<br />
Juan Evo Morales Ayma en ojos ajenos<br />
¿Y qué ve la oposición? El personaje es otro, claro. Carlos Böhrt, senador de la<br />
agrupación ciudadana Podemos y uno de sus principales intelectuales, nos dice que<br />
estamos ante el discurso propio de un dirigente sindical: agresivo, con una elevada<br />
dosis de irresponsabilidad. “Dice lo que se le ocurre, no termina de entender que lo<br />
que él dice ahora tiene repercusiones no sólo nacionales sino internacionales”, afirma<br />
mientras cruzamos una calle del centro de la sede de gobierno. Aunque para esta ala<br />
opositora se ha percibido un aprendizaje y mayor cautela, siguen los problemas de<br />
lectura, de inexactitudes, de exageraciones. El periodista Archondo responde a esto<br />
desde una oficina cuya hospitalidad se traduce en un exquisito capuchino: “Los que<br />
dicen que el discurso de Morales sigue siendo sindical no han hecho una comparación<br />
completa. Hay un salto enorme: han cambiado los temas. Ahora sus discursos son<br />
mucho más tranquilos, mucho más administrativos. Me parece que el hilo conductor<br />
es más bien el discurso político propiamente de izquierda. Ni siquiera el indigenismo<br />
o el indianismo”. Böhrt retoma la comparación con otros presidentes: “Los anteriores<br />
medían más, calculaban más, mentían más o no decían toda la verdad”.<br />
Días después, Samuel Doria Medina, reconocido empresario y jefe del partido<br />
opositor Unidad Nacional, piensa en el tema y dice que Evo Morales tenía un<br />
discurso nacionalista, anti-neoliberal, muy tenuemente indígena. “Sin embargo,<br />
cuando llega al gobierno cambia. Se convierte en el vocero más importante de los<br />
indígenas porque es políticamente correcto a nivel internacional. (…)Utiliza muy bien<br />
los medios de comunicación para mostrar cosas que en realidad no hace”. Para este<br />
ex candidato a la presidencia, el discurso evista sigue siendo antiimperialista y tiene<br />
una mala relación con Estados Unidos pero en general una mala relación con todos<br />
los socios importantes de Bolivia. “Cuando se escucha el discurso del Presidente,<br />
parecería ser que vivimos en un país de sólo indígenas. Lo que mantiene constante es<br />
la confrontación, la generación de problemas, que es natural en el sindicalismo pero<br />
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