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Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia

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283<br />

cAPítuLo 23<br />

estar en vigor doquiera y para con quienquiera que lo llevaran <strong>los</strong><br />

él<strong>de</strong>res, <strong>los</strong> mensajeros <strong>de</strong> Dios autorizados. Así lo dijo José Smith,<br />

el muchacho indocto, poco sofisticado, sencillo, simple y honrado 4 .<br />

Yo tenía unos dieciocho años <strong>de</strong> edad <strong>la</strong> primera vez que vi al<br />

profeta José Smith. Fue alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l año 1832, en el otoño. Se rumoraba<br />

que el Profeta celebraría una reunión en Hiram, condado<br />

<strong>de</strong> Portage, Ohio, a unos tres kilómetros <strong>de</strong> <strong>la</strong> casa <strong>de</strong> mi padre.<br />

Puesto que había oído muchos re<strong>la</strong>tos sobre él, se <strong>de</strong>spertó consi<strong>de</strong>rablemente<br />

mi curiosidad y pensé que podría aprovechar <strong>la</strong><br />

oportunidad <strong>de</strong> verlo y escucharlo. Por consiguiente, fui a Hiram<br />

en compañía <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> <strong>los</strong> miembros <strong>de</strong> <strong>la</strong> familia <strong>de</strong> mi padre.<br />

Cuando llegamos allí, <strong>la</strong>s personas ya se habían congregado<br />

en un cobertizo pequeño; había unas ciento cincuenta o doscientas<br />

personas presentes. La reunión ya había comenzado y José Smith<br />

estaba <strong>de</strong> pie, en <strong>la</strong> puerta <strong>de</strong> <strong>la</strong> casa <strong>de</strong> [ John] Johnson, situado<br />

frente al cobertizo y dirigiéndose a <strong>la</strong> gente. Mientras le escuchaba<br />

hab<strong>la</strong>r realicé un examen crítico sobre su apariencia, su ropa y su<br />

comportamiento. Sus pa<strong>la</strong>bras se limitaban principalmente a sus<br />

propias experiencias, en especial <strong>la</strong> visita <strong>de</strong>l ángel, y dio un firme<br />

y potente testimonio en cuanto a esas manifestaciones maravil<strong>los</strong>as.<br />

Al principio parecía algo inseguro [titubeante] y hab<strong>la</strong>ba más bien<br />

en voz baja, mas conforme continuaba, se volvía firme y potente<br />

y parecía imbuir en todos sus oyentes el sentimiento <strong>de</strong> que era<br />

honrado y sincero. Ciertamente influyó en mí <strong>de</strong> ese modo, y me<br />

causó [ciertas] impresiones que perduran hasta el día <strong>de</strong> hoy 5 .<br />

Al contemp<strong>la</strong>rlo [esa primera vez] y escucharlo, me dije a mí<br />

mismo que un hombre que da un testimonio tan maravil<strong>los</strong>o como<br />

él dio y tiene un semb<strong>la</strong>nte tal como él poseía, difícilmente podría<br />

ser un falso profeta 6 . [Véase <strong>la</strong> sugerencia 2 en <strong>la</strong> página 288.]<br />

A lo <strong>la</strong>rgo <strong>de</strong> su vida, el profeta José mantuvo<br />

su honra<strong>de</strong>z y su gran integridad moral.<br />

Sé que José Smith, el Profeta, con quien me familiaricé estrechamente<br />

durante años —tan familiarizado como lo estaba con mi<br />

hermano— ha sido un hombre <strong>de</strong> integridad, un hombre <strong>de</strong>dicado<br />

a <strong>los</strong> intereses <strong>de</strong> <strong>la</strong> humanidad y a lo que Dios requería todos<br />

<strong>los</strong> días que se le permitió vivir. Nunca ha habido un hombre que

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