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del Festival pero todavía me ronda la sensación<br />

de q ue algo importante ocurrió en ese<br />

momento, la sensación de que ocurrió algo<br />

malo. O tal vez no q uiero decir malo, tal vez<br />

quiero decir monstruoso.<br />

Todos ingerimos una droga, eso lo recuerdo.<br />

Era parte de l Festival, lo hebra sido<br />

desde tiempos inmemoriales. Creo que era<br />

una raíz que lavamos, cortamos y mascamos,<br />

y teníamos bolsas de seda especiales para escupir<br />

las partes duras. La ricbculez de ingerir<br />

una droga nos causó mucha gracia. Pero <strong>El</strong>laming<br />

se puso serio y dijo que la droga no era<br />

nec esaria para el Festival: se usa ba simplemente<br />

para calmar a 105 participantes y evitarles<br />

ansiedad Y explicó que 105 efectos de la<br />

drog a no duraba n más de cua renta horas y a<br />

veces había provocadoalucinaciones moderadas<br />

en el mo mento culminante de l efecto,<br />

pero q ue la experiencia era controlable y rara<br />

vez uno se desorientaba.<br />

<strong>El</strong>iaming normalmente se encargaba de<br />

av eriguar esascosas. YademAs habta preguntado<br />

a un doctor si era aconsejable que yo, un<br />

extraño, tomara la droga. <strong>El</strong>doctor le dijo que<br />

si aparentemente 105 otros alimentos de KaIdar<br />

no me acarreaba n problemas. cabía presumir<br />

q ue éste tampoco. Pero añadió que me<br />

convenía desistir si sentía alguna ansiedad.<br />

No senñ ansiedad. Tomé la droga con los<br />

demás.<br />

Luego hay una laguna en mi memoria. Lo<br />

que recuerdo a continuación es que estaba en<br />

un lugar con muchos colores brillantes y re­<br />

Iampagueantes. Los colores me hadan doler<br />

la cabeza, especialmente 105 rojos. Al cabo<br />

empezaron a cobrar fonna. Al principio se<br />

plasmaron en nubes, luegoencoIwnnas, y por<br />

último en formas humanas desnudas y sin rostro.<br />

Los ardientes colores siguieron quemándome<br />

los ojos hasta que yo, para defendenne,<br />

tambié n, empecé a palpitar y resp landecer de<br />

color.<br />

Supongo que eso era una a1ucinad6n.<br />

Luego hubooscuridad y una voz de hombre<br />

Ilade Doemícbe, creo, aunque él lo niega) que<br />

me decía:<br />

-Desde luego, no podfas saberlo, y desde<br />

luego, no podíamos decírtele.<br />

-Pero estás diciéndolo ahora -cdecíe yo.<br />

-No, en verdad no ; sólo estoy encamando<br />

411 I EL PENDULO 2<br />

lo qu e tu ser acaba de aprender mediante la<br />

transformación.<br />

-Debí haber podido intuirlo antes- decía<br />

yo con amargura-. La evidencia estaba aIlf,<br />

sólo había que buscarla.<br />

-No te habría servído de nada.<br />

-Eso lo sé -cdecíe yo, Uoriqueando-.<br />

Pero aun así preferiría haberlo sabido.<br />

Toda esa conversación, que parece haberse<br />

entablado en el limbo, me ha quedado grabadaen<br />

la memoria palabra porpalabra. Pero<br />

no tengo la menor idea de qu é debfa haber<br />

sabido. Doernic.he insiste en que nunca hubo<br />

tal concersecón, y losotros se resistena hablar<br />

del Festival o de cualquier cosa excepto su<br />

vida actual Ysus dificultades.<br />

Recu erdo una multitud aullante, pe rsonas<br />

que coman despavoridas por las calles de Moret<br />

Algunos viejos y niños no podían correr<br />

tanto. Cayeron y fueron pisoteados por los<br />

otros.. Y cuando la multitud terminó de pasar,<br />

eran iJTeconodbles como personas.<br />

Yo también sentí pAnko (aunque no recuerdo<br />

por qué) y un terror feroz. Vi que la<br />

multitud era peligrosa, y me encaramé a un<br />

alféizar. Esperé a que terminara de pasar, pensando<br />

que era un peligro más inmediato que<br />

cualquier otra cosa. Pero pagué un precio por<br />

mi Independencia Cua ndo me dispuse a marcharme<br />

el terror fue más profundo. Pensé que<br />

me perseguía a mí solo, y penséque moriría de<br />

espanto. Corrí con el miedo irre8exivo de un<br />

demente, y cuando akancé a mi grupo pensé<br />

que se me detendrfa el corazón.<br />

Recuerdo que an tes había estado en una<br />

habitadón. Las paredes eran de piedra, Yestahan<br />

cubiertas de inscripciones que no podía<br />

leer. Una lámpara de aceite llameaba en un<br />

rincón.<br />

Luego alcé 105 ojos y vi ante mí un hombre<br />

desnudo con cabeza de zorro. En una mano<br />

empuñaba un cuchillo de pedernal, en la otra<br />

una pifia. La cabezade zorro era una máscara,<br />

porsupuesto. Tenía que ser una máscara.<br />

--Ahora sabes -me dijo.<br />

- ¿Qué cosa si? ---le pregunté.<br />

-Sabescuál es el rostro del futuro.<br />

Títubée un largo rato.

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