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Las ilusiones de la "identidad". La etnia como seudoconcepto

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3. <strong>La</strong> <strong>etnia</strong> <strong>como</strong> seudoi<strong>de</strong>ntidad (bio)cultural<br />

En los últimos veinticinco años, los humanos ya no nos c<strong>la</strong>sificamos en razas sino conforme a una<br />

referencia algo menos burda, cuya i<strong>de</strong>a este<strong>la</strong>r viene siendo <strong>la</strong> «i<strong>de</strong>ntidad». En el mercado teórico <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

ciencias sociales se advierte una creciente oferta para que todo el mundo adquiera su «i<strong>de</strong>ntidad étnica»,<br />

«i<strong>de</strong>ntidad cultural», «i<strong>de</strong>ntidad nacional», a veces hecha a <strong>la</strong> medida. Filones para <strong>la</strong> investigación y <strong>la</strong><br />

obtención <strong>de</strong> subvenciones. Causas irre<strong>de</strong>ntas para <strong>la</strong> movilización i<strong>de</strong>ológica, política y social <strong>de</strong><br />

cualesquiera indígenas. <strong>La</strong> alquimia etnológica <strong>de</strong> estos lustros no cesa <strong>de</strong> <strong>de</strong>sti<strong>la</strong>r elixires <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

i<strong>de</strong>ntidad que, sobre todo, los partidos nacionalistas administran a <strong>la</strong> credulidad <strong>de</strong> sus seguidores. Cada<br />

«pueblo» tien<strong>de</strong> a investirse <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>ntidad única y privilegiada que lo hace sentirse «pueblo elegido»,<br />

<strong>de</strong>stinado a <strong>la</strong> prepotencia, sea porque <strong>la</strong> ejerce, sea porque <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su postración aspira a el<strong>la</strong>. Consista<br />

en lo que consista, <strong>la</strong> «i<strong>de</strong>ntidad» colectiva se concibe, vive y sacraliza <strong>como</strong> propiedad privada <strong>de</strong> un<br />

pueblo, inalienable y excluyente; su meta sociopolítica reivindica ser una «nación», lo que implicaría el<br />

<strong>de</strong>recho a organizar un estado nacional soberano, si bien predican el dogma <strong>de</strong> poseer una «i<strong>de</strong>ntidad<br />

nacional» previa a <strong>la</strong> formación <strong>de</strong>l estado. Con lo cual el efecto preexistiría a <strong>la</strong> causa, puesto que<br />

estrictamente hab<strong>la</strong>ndo (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista antropológico y jurídico-político) una sociedad se<br />

instituye en nación al constituirse en estado nacional. Como, en realidad, una i<strong>de</strong>ntidad nacional sin<br />

estado está huérfana <strong>de</strong> fundamento, entonces <strong>la</strong> racionalización justificativa escarba en un estrato más<br />

profundo, a veces histórico, generalmente mítico, en ocasiones con pretensiones antropológicas: Se<br />

especu<strong>la</strong> que <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad nacional tiene su cimiento en una «i<strong>de</strong>ntidad étnica». Como <strong>la</strong> gente no sabe<br />

muy bien qué es eso <strong>de</strong> una <strong>etnia</strong>, y menos aún esa abstracción <strong>de</strong> <strong>la</strong> «etnicidad», tales pa<strong>la</strong>brejas<br />

ocupan el vacío <strong>de</strong> concepto y realidad, <strong>como</strong> coartada <strong>de</strong> un ser histórico dotado <strong>de</strong> personalidad<br />

propia, preexistente antes <strong>de</strong> los tiempos mo<strong>de</strong>rnos y acaso esencia eterna, alma <strong>de</strong>l pueblo, pueblo<br />

pre<strong>de</strong>stinado.<br />

El mecanismo funciona a veces a esca<strong>la</strong> microsocial. Ocurrió en una localidad <strong>de</strong> poco más <strong>de</strong> mil<br />

habitantes. En vísperas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s elecciones municipales, una mañana aparecen <strong>la</strong>s calles sembradas con<br />

unas octavil<strong>la</strong>s sin firma, en <strong>la</strong>s que se lee: «Los vecinos honrados y pacíficos <strong>de</strong> [Este Pueblo] estamos<br />

hartos <strong>de</strong> agresiones, chantajes, insultos, difamaciones, mentiras, corrupciones, calumnias, ilegalida<strong>de</strong>s,<br />

infundios, amenazas. ¡¡Basta ya!! Volved a [Vuestro Pueblo]». Aunque el panfleto es anónimo, allí todo el<br />

mundo sabe <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> proce<strong>de</strong>: <strong>de</strong> <strong>la</strong> candidatura <strong>de</strong>l PP, que había perdido <strong>la</strong> mayoría en <strong>la</strong>s anteriores<br />

elecciones y preveía una nueva <strong>de</strong>rrota frente a <strong>la</strong> otra candidatura presentada, <strong>la</strong> <strong>de</strong>l PSOE.<br />

Analicemos. En lugar <strong>de</strong> un <strong>de</strong>bate abierto, se acu<strong>de</strong> a una <strong>de</strong>nuncia anónima, cuya autoría se atribuye<br />

(falsamente, c<strong>la</strong>ro está) a los «vecinos honrados y pacíficos», con lo que el grupúsculo anónimo sup<strong>la</strong>nta<br />

el lugar <strong>de</strong> <strong>la</strong> mayoría vecinal y usurpa el lugar ético <strong>de</strong> <strong>la</strong> honra<strong>de</strong>z y el pacifismo. Se auto<strong>de</strong>nominan<br />

«honrados» en el acto mismo por el que practican un anonimato cobar<strong>de</strong> y una sup<strong>la</strong>ntación mendaz; y<br />

«pacíficos» en el acto <strong>de</strong> difamar y agredir simbólicamente a los adversarios políticos. <strong>La</strong> perversión <strong>de</strong>l<br />

lenguaje se usa <strong>como</strong> arma política, corrompiendo <strong>la</strong> actitud <strong>de</strong>mocrática, que ha <strong>de</strong> basarse en el<br />

diálogo público. <strong>La</strong> retahí<strong>la</strong> <strong>de</strong> pretendidos abusos <strong>de</strong> los que están «hartos» no es más que una sarta <strong>de</strong><br />

acusaciones sin base y vacías <strong>de</strong> contenido para cualquiera que haya seguido durante los cuatro años <strong>la</strong><br />

política municipal. Es más, en su conjunto lo que califican es más bien lo que están haciendo aquellos<br />

que han redactado y difundido el panfleto. Opera ahí un mecanismo proyectivo, que ve en el otro más <strong>la</strong><br />

propia sombra que <strong>la</strong> realidad ajena. El único hecho cierto es el que va implícito en <strong>la</strong> conminación <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

última frase: «Volved a [Vuestro Pueblo]». Y es que el alcal<strong>de</strong>, que repite <strong>como</strong> candidato, no es nacido<br />

en Este Pueblo (aunque lleva treinta y cinco años viviendo en él), sino que nació en Otro Pueblo, distante<br />

unos quince kilómetros. Este solo dato diferencial es instrumentalizado por los sedicentes «vecinos<br />

honrados y pacíficos» para inventar una especie <strong>de</strong> oposición «étnica» (los nacidos en <strong>la</strong> localidad, sólo<br />

ellos verda<strong>de</strong>ramente vecinos, frente a los no nacidos allí) y para rec<strong>la</strong>mar <strong>la</strong> «pureza étnica» <strong>como</strong>

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