ÁREA NACONAL DE DESARROLLO CRISTIANO

Libro del Profeta Oseas Material elaborado por Z.R.E.C.
Oseas, el profeta.
OSEAS Y SU ÉPOCA
En oposición a los profetas mayores, se llaman “profetas menores”
Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc,
Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías. Fueron llamados así
porque sus escritos y oráculos resultan reducidos en comparación
con los mayores. Esta denominación no implica diversidad
cualitativa o menor grado de inspiración. El nombre profetas
menores es más bien de la tradición latina. Los hebreos y los
griegos, ya desde tiempos muy antiguos, los llamaron “los doce”.
Los escritos de estos doce profetas, tanto por los autores como por la materia, se
extienden desde el principio hasta el fin de todo el período de los profetas escritores.
El nombre de “Oseas” como “Josué” y “Jesús”, proviene de la raíz hebrea que significa
“Salvación”.
El nombre del profeta coincide con el del último rey de Israel (2º. Reyes 17:1).
Se ignora el lugar y la fecha de su nacimiento. Aunque ocupa el primer lugar en el libro
de los profetas menores, cronológicamente es posterior a Amós y, en parte,
contemporáneo de Isaías. Los estudiosos opinan en cuanto al lugar de su nacimiento:
Del reino del norte: Como la predicación de Oseas se desarrolla en el reino del norte,
se supone que es oriundo del norte. Además, su perfecto conocimiento de las
condiciones políticas y religiosas, de la geografía e historia de dicho reino muestra que
debía ser de origen israelita. Del reino del Sur: Oseas muestra especial interés por las
ciudades de Benjamín (5:8). Jeremías oriundo de Benjamín, deja ver algunas señales
de influencia procedente de Oseas; se puede concluir que nuestro profeta era
ciertamente del reino septentrional y provenía quizá de la tierra de Benjamín.
No se dice nada para indicar con alguna certeza a qué clase social pertenecía el
profeta. Fue ciertamente un hombre instruido para seguir y juzgar la política de su país,
tanto la interior como la exterior (5:13-15; 7:1-11), y para formar un juicio sobre el curso
que siguió la historia nacional desde el principio. A juzgar por las metáforas e imágenes
de que abunda la profecía, sería Oseas, como Amós, más bien del campo que de la
ciudad.
Tanto como hombre así como profeta, Oseas es una persona llena de interés. Como
hombre que sentía profundamente, asimiló su evangelio a través de su aplicación. Era
un poeta con un penetrante discernimiento, aunque era hombre de contrastes. Podría
ser considerado el más triste y el más alegre de los hombres. El podía ver el cielo y el
infierno al mismo tiempo. Podía volar en las alas de un águila, y luego ser arrastrado
abajo en la tierra. Podía flamear como un volcán, y después sentir la calma de un
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