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Pastor <strong>Cash</strong> <strong>Luna</strong><br />
Él llevó nuestros pecados en Su cuerpo, y por Sus heridas fuimos sanados. Padeció<br />
por nosotros, nos enseñó a perdonar y a soportar las ofensas sin pensar en<br />
venganzas. Devuelve bien por mal y bendice a tus ofensores para ser vivo ejemplo<br />
de tu Salvador.<br />
Mártires en la vida diaria<br />
Dice la Palabra en Hechos 7:54-55: Oyendo estas cosas se enfurecían en sus corazones,<br />
y crujían los dientes contra él. Pero Esteban, lleno <strong>del</strong> Espíritu Santo, puestos los ojos en<br />
el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios.<br />
Cuando estamos llenos <strong>del</strong> Espíritu Santo las ofensas son una oportunidad para ver la<br />
gloria de Dios. Cuando te ofendan, no mires a la gente, sino a Dios que te sonreirá en<br />
medio de las calumnias y problemas en tu contra. Nada importa si eres aprobado por<br />
el Señor con tu actitud humilde que perdona.<br />
Hechos 7:56-60 continúa el relato: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo <strong>del</strong> Hombre<br />
que está a la diestra de Dios. Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos,<br />
y arremetieron a una contra él. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los<br />
testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. Y apedreaban<br />
a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de<br />
rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho<br />
esto, durmió.<br />
Este pasaje narra el martirio de Esteban, un hombre de Dios. Muchos anhelan ser<br />
mártires y morir por el Señor, pero nos son capaces de soportar la convivencia con<br />
el primo, suegro o hermano en Cristo. Dios no quiere que te apedreen, sino que seas<br />
capaz de tolerar los conflictos de la vida diaria. Además, Esteban no murió amargado<br />
sino en paz, perdonando a sus agresores y con los ojos puestos en Jesucristo que lo<br />
esperaba en el cielo. Pablo decía que debíamos morir cada día, o sea, necesitamos<br />
morir a nuestra carne para ser humildes y perdonar las ofensas.<br />
Poner siempre la otra mejilla<br />
La palabra <strong>del</strong> Señor nos enseña en Romanos 12:17-22: No paguéis a nadie mal por<br />
mal; procurad lo bueno <strong>del</strong>ante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa<br />
de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos,<br />
amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza,<br />
yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere<br />
sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonaras sobre su cabeza.<br />
No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.