condecorado por ileana ros-lehtinen el líder pro - LibreOnline.com
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34<br />
MIERCOLES, 4 DE MARZO DE 2009<br />
POEMAS DE BONIFACIO BYRNE<br />
DOMINGO MUJICA<br />
Murió de cara al mar aqu<strong>el</strong> valiente,<br />
bañado <strong>por</strong> la luz de la alborada,<br />
noble, serena y firme la mirada,<br />
tranquilo <strong>el</strong> corazón, alta la frente.<br />
Cerca, la muchedumbre indiferente<br />
para ver aqu<strong>el</strong> crimen congregada,<br />
mejor hubiera estado arrodillada,<br />
que es la actitud que cuadra al impoten<br />
te.<br />
¡Murió de cara al mar, en hora impía!,<br />
y no rugió de rabia <strong>el</strong> océano,<br />
ni en noche eterna conviertióse <strong>el</strong> día.<br />
Murió con <strong>el</strong> valor de un espartano,<br />
mientras la libertad le sonreía<br />
señalándole <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o con la mano.<br />
NUESTRO IDIOMA<br />
Hallo más dulce <strong>el</strong> habla cast<strong>el</strong>lana<br />
que la quietud de la nativa aldea,<br />
más d<strong>el</strong>eitosa que la mi<strong>el</strong> hiblea,<br />
más flexible que espada toledana.<br />
Quiér<strong>el</strong>a <strong>el</strong> corazón <strong>com</strong>o una hermana<br />
desde que en <strong>el</strong> hogar se balbucea,<br />
<strong>por</strong>que está vinculada con la idea,<br />
<strong>com</strong>o la luz d<strong>el</strong> sol con la mañana.<br />
De la música tiene la armonía,<br />
de la irascible tempestad <strong>el</strong> grito,<br />
d<strong>el</strong> mar <strong>el</strong> eco y <strong>el</strong> fulgor d<strong>el</strong> día;<br />
la hermosa consistencia d<strong>el</strong> granito,<br />
de los claust<strong>ros</strong> la sacra poesía<br />
y la vasta amplitud d<strong>el</strong> infinito.<br />
BONIFACIO BYRNE<br />
José Lezama Lima<br />
Nació en Matanzas, en 1861. Realizó<br />
sus estudios en Matanzas, viaja a los<br />
Estados Unidos en 1896 y en 1915.<br />
Colaboró en La Primavera, El Ateneo,<br />
Diario de Matanzas, La Mañana, Yucayo,<br />
periódicos todos de su <strong>pro</strong>vincia. Después<br />
colaboró en Patria, El Porvenir, El<br />
Expedicionario, periódicos de la emigración<br />
separatista en los Estados Unidos.<br />
En 1893, publicó Excéntricas; en 1896,<br />
Efigies; en 1900, Lira y Espada; en 1903,<br />
Poesías; en 1914, En medio d<strong>el</strong> camino.<br />
Hay que escindir la <strong>pro</strong>ducción poética<br />
de Byrne en dos corrientes: su poesía<br />
patriótica y su otra poesía de exc<strong>el</strong>ente<br />
poeta modernista (Excéntricas). En la primera<br />
manera Byrne llega a convertirse en<br />
<strong>el</strong> poeta de la revolución, en <strong>el</strong> cantor d<strong>el</strong><br />
separatismo. Canta a los héroes, a los mártires,<br />
a los grandes días de la patria.<br />
La segunda corriente de interés mucho<br />
más mantenido, es la de Byrne poeta d<strong>el</strong><br />
modernismo, lleno de aciertos, de matizaciones,<br />
de riqueza verbal y de cierto intimismo,<br />
de una voz secreta que se rev<strong>el</strong>a con<br />
d<strong>el</strong>icadeza. En Los muebles, La alcolba,<br />
hay una poesía de evocación, de nostalgia,<br />
<strong>por</strong> las pequeñas cosas abandonadas, que<br />
serán después nota frecuente en la poesía de<br />
Antonio Machado. En la poesía de Byrne<br />
ha sido señalado cierto <strong>el</strong>emento nórdico,<br />
Casal diría escandinavo, de lejanía, de<br />
reminiscencia. Dentro de su <strong>pro</strong>ducción hay<br />
que señalar <strong>el</strong> logro de sus sonetos El sueño<br />
d<strong>el</strong> esclavo, Nuestro idioma, ¿Cuál sería?,<br />
Harén de estr<strong>el</strong>las, ofrecen una cumplida<br />
maestría, en esa forma su temperamento<br />
adquiere su total expresión.<br />
En 1903, con <strong>el</strong> título de Poemas, Byrne<br />
publicó una colección de poemas, El mendigo,<br />
El andamio, La granja, El r<strong>el</strong>icario,<br />
De buena raza, Reina, son poemas extensos,<br />
algunos de <strong>el</strong>los recuerdan a Leopoldo<br />
Lugones, claro que no hay que hablar de<br />
influencias, pues Byrne realizó los suyos<br />
mucho antes de que Logones encontrara su<br />
manera. Una lectura reciente de Byrne, nos<br />
sorprende <strong>por</strong> su rica intuición para nuevos<br />
caminos poéticos, que <strong>el</strong> poeta no pudo realizar,<br />
tal vez <strong>por</strong> limitación <strong>pro</strong>vincial, pues su<br />
<strong>pro</strong>vincia le dio <strong>el</strong>ementos poéticos, variados<br />
y frescos, pero le faltó lo que la <strong>pro</strong>vincia no<br />
le pudo dar, una preocupación más universal<br />
<strong>por</strong> <strong>el</strong> hombre y sus inquietudes.<br />
LOS MUEBLES<br />
¿Por qué no? Cada mueble<br />
puede hacernos alguna confidencia:<br />
en una alcoba triste un lecho endeble,<br />
no es difícil que pueble<br />
de trágicas visiones la conciencia.<br />
El armario de pino<br />
que en <strong>el</strong> rincón aqu<strong>el</strong> yace olvidado,<br />
¿no es verdad que parece un peregrino,<br />
rendido y fatigado,<br />
entre las asperezas d<strong>el</strong> camino?<br />
El mullido sofá semeja un lecho<br />
que al sueño y al d<strong>el</strong>eite os invita:<br />
cómplice d<strong>el</strong> amor está en acecho,<br />
atisbando <strong>el</strong> latido con <strong>el</strong> pecho<br />
los éxtasis presiente de la cita.<br />
¿Qué pretendéis, al sumergir la mano<br />
en aqu<strong>el</strong>la recóndita gaveta?<br />
¡Buscáis, buscáis en vano<br />
la página de amor, dulce y secreta,<br />
que <strong>el</strong>la retiene, así <strong>com</strong>o sujeta,<br />
al náufrago inf<strong>el</strong>iz <strong>el</strong> Oceano!<br />
Las sillas, con sus formas atrayentes,<br />
surgiendo en la solemne ceremonia,<br />
simulan magistrados imponentes,<br />
llenos de distinción y parsimonia.<br />
¿Habéis visto los viejos escritorios?<br />
Semejan, <strong>por</strong> su aspecto, emperadores<br />
que yacen en sus vastos dormitorios,<br />
pensando que la pompa y los honores<br />
son pálidos fantasmas ilusorios.<br />
Son los cofres adictos camaradas<br />
que con nosot<strong>ros</strong> van en nuest<strong>ros</strong> viajes;<br />
duermen en nuestra alcoba en las posa<br />
das,y en <strong>el</strong> andén les rinden homenajes<br />
<strong>com</strong>o si fuesen testas coronadas.<br />
M<strong>el</strong>ancólicos pasan <strong>por</strong> la vida;<br />
con inmenso pesar escuchan <strong>el</strong>los<br />
<strong>el</strong> sollozo, <strong>el</strong> adiós de la partida,<br />
y custodian <strong>el</strong> rizo de cab<strong>el</strong>los<br />
que ató, llorando, una mujer querida...<br />
Amontonados en su seno yacen<br />
versos de amor y cálices de <strong>ros</strong>as,<br />
que silenciosamente se deshacen<br />
debajo de las cartas amo<strong>ros</strong>as<br />
que entre suspi<strong>ros</strong> nacen<br />
para morir dispersas y bor<strong>ros</strong>as...<br />
Cuando vierte la tarde los reflejos<br />
que brotan de sus ojos entornados,<br />
dando un opaco tinte a los marfiles<br />
de los misales y los Cristos viejos...,<br />
decidme ¿no habéis visto en los espejos<br />
pavo<strong>ros</strong>os perfiles<br />
de <strong>ros</strong>t<strong>ros</strong> demacrados,<br />
que acaso llegarán desde muy lejos,<br />
tristemente impulsados<br />
<strong>por</strong> ráfagas errantes y sutiles?<br />
Si veis a media noche los estantes<br />
en donde los infolios permanecen,<br />
notaréis que los lib<strong>ros</strong> se estremecen<br />
en poder de unas manos vacilantes,<br />
que en <strong>el</strong> aire se alargan, y parecen<br />
lirios que van <strong>por</strong> <strong>el</strong> espacio errantes.<br />
El lecho es un amigo<br />
que nada exige de su afecto en pago:<br />
con idéntico halago<br />
recibe al pode<strong>ros</strong>o que al mendigo;<br />
él es quien oye <strong>el</strong> misterioso y vago<br />
paso exterminador d<strong>el</strong> enemigo,<br />
que nos hace pasar <strong>por</strong> <strong>el</strong> postigo<br />
que se abre y cierra en <strong>el</strong> postrer<br />
momento,<br />
y él es quien, m<strong>el</strong>ancólico, so<strong>por</strong>ta<br />
la rigidez d<strong>el</strong> cuerpo macilento,<br />
cuando la muerte con su soplo corta<br />
la frágil hebra d<strong>el</strong> vital aliento.<br />
Hay efigies muy b<strong>el</strong>las en las paredes<br />
próximas pendientes,<br />
que nos hablan de espíritus ausentes<br />
Bonifacio Byrne, nuestro poeta matancero.<br />
www.libreonline.<strong>com</strong><br />
cuando fijamos la mirada en <strong>el</strong>las.<br />
Pero hay otras de ceño cejijunto...<br />
¡esas parece que se están odiando!,<br />
y, al verlas, me pregunto:<br />
¿en qué estarán pensando?...<br />
¡Tal vez en las pupilas de un difunto<br />
que desde lejos las está mirando!<br />
Servidores amables y discretos<br />
que sabéis mis secretos,<br />
mis luchas y mis locos desvaríos;<br />
que me habéis visto caminar a oscuras<br />
en horas de funestos extravíos;<br />
que en momentos de angustia y de que<br />
branto,<br />
contemplando un cadáver, de mi llanto<br />
habéis visto correr las ondas puras;<br />
que me habéis visto sollozar d<strong>el</strong>ante<br />
de un libro fulgurante,<br />
besar la firma d<strong>el</strong> autor lejano,<br />
y su inmóvil y pálido semblante,<br />
lo mismo que si fuera <strong>el</strong> de un hermano;<br />
que de memoria conocéis mis versos<br />
que nacieron eufónicos y tersos,<br />
y que habéis presenciado la agonía<br />
de mis sueños errantes y dispersos...<br />
¡Oh muebles, muebles míos,<br />
trémulo de emoción y de alegría,<br />
dejadme a todas horas contempla<strong>ros</strong>,<br />
igual que los ava<strong>ros</strong><br />
contemplan su tesoro cada día!<br />
Cuando Dios justiciero<br />
me sentencie a morir, en ese instante<br />
<strong>por</strong> la postrera vez mira<strong>ros</strong> quiero,<br />
<strong>com</strong>o antes de expirar, <strong>el</strong> caminante<br />
se fija agradecido en <strong>el</strong> lucero<br />
que fue su misterioso a<strong>com</strong>pañante.<br />
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