MANUAL DE HOMILETICA - iglesia bautista getsemani de montreal
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INTRODUCCIÓN<br />
<strong>MANUAL</strong> <strong>DE</strong> <strong>HOMILETICA</strong><br />
Por muchos años hemos sentido en los países <strong>de</strong> habla española la necesidad <strong>de</strong> un<br />
libro que enseñara a los jóvenes creyentes que <strong>de</strong>sean tomar parte en el ministerio <strong>de</strong> la<br />
Palabra el modo <strong>de</strong> preparar y or<strong>de</strong>nar un sermón. El buen <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> testificar <strong>de</strong> las<br />
verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l Evangelio, la misma piedad o el fervor religioso, con ser virtu<strong>de</strong>s<br />
indispensables para la predicación eficaz, no son suficientes. Es necesario presentar las<br />
verda<strong>de</strong>s evangélicas, sobre todo a los nuevos oyentes, <strong>de</strong> un modo claro y lógico, que<br />
persuada sin fatigar las mentes. Para ello se necesita or<strong>de</strong>n, disposición y clara enunciación<br />
<strong>de</strong> la plática o sermón.<br />
Es cierto que el Espíritu Santo ha usado a veces para realizar su obra <strong>de</strong> salvación<br />
sermones muy <strong>de</strong>ficientes, carentes <strong>de</strong> lógica y débiles en argumentación. Tal es el caso <strong>de</strong>l<br />
sencillo sermón que ganó al que <strong>de</strong>spués fue famoso predicador Spurgeon. Pero éstos son<br />
casos excepcionales, en los cuales Dios ha querido llenar por una manifestación especial <strong>de</strong><br />
su gracia lo que faltaba al instrumento humano: Tales ejemplos no son, sin embargo, motivo<br />
alguno para menospreciar el arte <strong>de</strong> la Homilética, pues la preparación <strong>de</strong> sermones es un<br />
verda<strong>de</strong>ro arte que requiere estudio y adiestramiento, con la particularidad <strong>de</strong> que, por<br />
moverse en la más alta esfera <strong>de</strong> la vida humana, merece más que cualquier otro arte tal<br />
trabajo y esfuerzo.<br />
La cuidadosa preparación <strong>de</strong>l sermón no es, empero, suficiente sin el po<strong>de</strong>r o fuego<br />
<strong>de</strong>l Espíritu Santo, que no siempre es el fuego <strong>de</strong>l entusiasmo humano que se expresa con<br />
enérgicos gestos y gran<strong>de</strong>s gritos, sino aquella unción <strong>de</strong> lo Alto que da al sermón ese algo<br />
inexplicable que no se adquiere por medios humanos pero lleva a los corazones <strong>de</strong> los<br />
oyentes la impresión <strong>de</strong> que el mensaje es <strong>de</strong> Dios, porque es Dios mismo revelándose al<br />
corazón <strong>de</strong>l que escucha la Palabra. Si ambas cosas vienen unidas en el sermón, el<br />
predicador no podrá menos que ver <strong>de</strong> su siembra espiritual abundantes frutos para vida<br />
eterna.<br />
Hay que evitar ambos extremos. El predicador que <strong>de</strong>scuida la preparación <strong>de</strong><br />
sermones, confiando impru<strong>de</strong>ntemente en la inspiración divina, se encontrará<br />
frecuentemente con que no tendrá mensaje alguno para dar, y tendrá que sustituir<br />
rápidamente la falta <strong>de</strong> inspiración por una charla sin sentido que cansará a sus oyentes,<br />
pues el Espíritu Santo no suele otorgar premio a la holganza. Y el predicador que sólo confía<br />
en su arte y en sus cuartillas bien escritas, pue<strong>de</strong> hallarse falto <strong>de</strong> la unción santa y<br />
<strong>de</strong>scubrir con sorpresa que su palabra no llega a los corazones.<br />
Por esto el autor, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los días <strong>de</strong> su llamamiento al Ministerio hace 38 años, ha<br />
sentido la falta <strong>de</strong> un buen Manual <strong>de</strong> Homilética en lengua española, y más <strong>de</strong> una vez<br />
hablando con otros pastores ha expresado su extrañeza <strong>de</strong> que alguien bien capacitado para<br />
la tarea no lo haya dado a luz durante todo este tiempo.<br />
No po<strong>de</strong>mos menos que recordar el afán con que <strong>de</strong>vorábamos el brevísimo librito<br />
Ayuda <strong>de</strong>l predicador, <strong>de</strong>l Dr. Enrique Lund, y más tar<strong>de</strong> en la Revista Homilética la sección<br />
«Consejos», <strong>de</strong>l mismo tutor, en aquellos días <strong>de</strong> nuestra adolescencia, cuando todavía no<br />
teníamos acceso a la literatura escrita en lengua extranjera.<br />
Más tar<strong>de</strong>, vimos con gozo la publicación <strong>de</strong>l libro Tratado sobre la predicación, <strong>de</strong>l<br />
Dr. Broadus. Pero la mejor obra escrita para un ambiente extranjero no respon<strong>de</strong><br />
plenamente a las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l predicador <strong>de</strong> habla hispana; sobre todo para el que no ha<br />
tenido el privilegio <strong>de</strong> pisar las aulas <strong>de</strong> un Seminario o Colegio Bíblico. A la obra <strong>de</strong><br />
Broadus, con ser interesantísima como exposición teórica, le faltan ejemplos prácticos,<br />
bosquejos, con los cuales el profesor en el Seminario suele <strong>de</strong>mostrar a los alumnos sobre la
pizarra la aplicación práctica <strong>de</strong> los principios y reglas <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> texto. Lo propio se<br />
pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> otros volúmenes que tratan <strong>de</strong> la predicación.<br />
Tenemos que rendir un tributo <strong>de</strong> reconocimiento y aprecio a la labor <strong>de</strong>l misionero<br />
D. Nicolás Bengston, que fue el primer profesor que inició al autor en los estudios <strong>de</strong><br />
Homilética. Varias <strong>de</strong> las reglas y bosquejos que aparecen en el presente libro fueron<br />
aprendidos <strong>de</strong> sus labios en el Seminario Bautista <strong>de</strong> Barcelona.<br />
Asimismo el reverendo pastor D. Ambrosio Celma, que inició al autor en la<br />
Homilética <strong>de</strong> Vinet, y los consejos prácticos <strong>de</strong> Spurgeon. De todos ellos po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que,<br />
«difuntos, aún hablan».<br />
El pastor sudamericano M. E. Martínez ha sido, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l Dr. Lund, el primero que<br />
ha publicado reglas <strong>de</strong> Homilética acompañadas <strong>de</strong> ejemplos prácticos, en la introducción<br />
<strong>de</strong> su libro Luces para predicadores; pero es muy poca la Homilética que pue<strong>de</strong> darse en 18<br />
páginas que emplea para tal enseñanza.<br />
No faltan en castellano volúmenes <strong>de</strong> bosquejos y sermones <strong>de</strong> buenos autores, aunque no<br />
tantos como quisiéramos ver traducidos a nuestra lengua; sin embargo, creemos que es más<br />
importante para el predicador novel apren<strong>de</strong>r a preparar él mismo sus bosquejos que<br />
tenerlos en abundancia <strong>de</strong> otros predicadores. Un bosquejo propio se predica con mayor<br />
fuerza y claridad que el sermón ajeno, a menos que el predicador sepa adaptarlo y<br />
<strong>de</strong>sarrollarlo muy bien, vistiéndolo con su propio lenguaje e i<strong>de</strong>as.<br />
Por esto creemos será <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ra utilidad la presente obra y que tendrá amplia<br />
acogida, a juzgar por la que ha tenido la revista <strong>de</strong> carácter homilético El Cristiano Español,<br />
en cuyas páginas han visto ya la luz algunos capítulos, la cual cuenta con un número muy<br />
consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong> suscriptores en varias repúblicas <strong>de</strong> Sudamérica a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los <strong>de</strong> España.<br />
Si con la publicación <strong>de</strong> este mo<strong>de</strong>sto volumen <strong>de</strong> Homilética po<strong>de</strong>mos ayudar a los<br />
creyentes que sienten la vocación <strong>de</strong> anunciar el Evangelio, y mediante estas instrucciones<br />
dadas a los predicadores algunas almas pue<strong>de</strong>n compren<strong>de</strong>r más fácilmente el mensaje <strong>de</strong><br />
salvación, no dará el autor por vano este trabajo realizado con gran esfuerzo en medio <strong>de</strong><br />
muchas otras abrumadoras tareas. Sirva ello <strong>de</strong> disculpa a las <strong>de</strong>ficiencias que el libro<br />
pueda tener y <strong>de</strong> estímulo a otros compañeros en el Ministerio <strong>de</strong> la predicación y enseñanza<br />
para producir alguna obra similar, más amplia y completa.<br />
Samuel Vila<br />
Tarrasa (Barcelona), junio <strong>de</strong> 1954<br />
La necesidad <strong>de</strong> un libro <strong>de</strong> Homilética práctica a que aludíamos en la Introducción<br />
a la 1. a edición <strong>de</strong> este Manual, se ha visto confirmada con el notable éxito <strong>de</strong> venta <strong>de</strong>l<br />
mismo. A pesar <strong>de</strong> tratarse <strong>de</strong> un libro <strong>de</strong>stinado a un círculo <strong>de</strong> lectores necesariamente<br />
reducido, se han agotado ya tres ediciones <strong>de</strong>l mismo, la última <strong>de</strong> 5.000 ejemplares; y los<br />
numerosos pedidos pendientes nos obligan a proce<strong>de</strong>r a una 4. a edición sin más <strong>de</strong>mora. La<br />
mayor parte <strong>de</strong> la venta ha sido a Institutos Bíblicos, que lo adoptaron como libro <strong>de</strong> texto<br />
para sus cursos <strong>de</strong> Homilética.<br />
En esta 4. a edición hemos mejorado más que en otras el contenido <strong>de</strong>l libro,<br />
añadiendo diversos bosquejos en las secciones correspondientes, <strong>de</strong> maestros <strong>de</strong> la<br />
predicación, haciéndolos objeto <strong>de</strong> algunos comentarios prácticos que ayudarán al<br />
estudiante a enten<strong>de</strong>r cómo pue<strong>de</strong>n ampliar por sí mismos los esqueletos <strong>de</strong> sermones, <strong>de</strong><br />
este mismo libro o <strong>de</strong> otros libros <strong>de</strong> bosquejos homiléticos.<br />
El capítulo I, que se refiere a «La elección <strong>de</strong> Tema», ha sido objeto <strong>de</strong> una<br />
ampliación especial, incluyendo citas <strong>de</strong> Spurgeon y otros autores que aclaran los mismos<br />
puntos expuestos en ediciones anteriores, lo cual hace este capítulo mucho más claro y <strong>de</strong><br />
más valor.<br />
El capítulo IV, «Subdivisiones <strong>de</strong>l Sermón», viene ilustrado con un gráfico que aclara
todo el contenido teórico <strong>de</strong>l libro. Para mejor comprensión <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a gráfica <strong>de</strong>l bosquejo<br />
hemos hecho que el dibujo corresponda al ejemplo 2º <strong>de</strong>l capítulo XII, don<strong>de</strong> se halla el<br />
bosquejo completo.<br />
Hubiésemos querido exten<strong>de</strong>rnos más, presentando más ejemplos <strong>de</strong> cada clase <strong>de</strong><br />
sermones; pero, por una parte, la necesidad <strong>de</strong> no diferir la publicación <strong>de</strong>l libro y, por otra,<br />
el propósito <strong>de</strong> no hacer <strong>de</strong> él un volumen <strong>de</strong>masiado gran<strong>de</strong> y costoso, han puesto límite a<br />
nuestros <strong>de</strong>seos. De todos modos, la presente ampliación lo ha hecho bastante mayor que los<br />
otros.<br />
Quiera Dios usar esta 4. a edición, más aún que las tres anteriores, para ayudar a los<br />
ministros <strong>de</strong>l Evangelio, actuales y futuros, a «trazar bien la Palabra <strong>de</strong> Verdad», para el<br />
mejor beneficio espiritual <strong>de</strong> muchas almas en las tierras <strong>de</strong> habla hispana, tanto <strong>de</strong> América<br />
como en España.<br />
I El tema <strong>de</strong>l sermón<br />
Tarrasa (Barcelona), Septiembre <strong>de</strong> 1968<br />
La primera cosa para preparar un buen sermón es tener un mensaje <strong>de</strong>finido. Antes <strong>de</strong><br />
proce<strong>de</strong>r a la preparación <strong>de</strong> un sermón, todo predicador <strong>de</strong>be respon<strong>de</strong>rse esta sencilla<br />
pregunta: ¿De qué voy a hablar?<br />
Mientras el predicador no pueda contestar claramente tal pregunta, no <strong>de</strong>be seguir<br />
a<strong>de</strong>lante. Ha <strong>de</strong> tener un tema y <strong>de</strong>be saber con precisión cuál es. Sólo pue<strong>de</strong> estar seguro <strong>de</strong><br />
que lo sabe cuando pueda expresarlo en palabras. Si el tema está entre la bruma, también lo<br />
estará todo lo que le pertenece: su introducción, su arreglo, su prueba y su objeto.<br />
El tema <strong>de</strong>be ser la expresión exacta <strong>de</strong>l asunto, o la respuesta a la pregunta: ¿De qué<br />
voy a hablar? Nunca <strong>de</strong>be escogerse un tema por ser bonito o sonoro como fase, sino que ha<br />
<strong>de</strong> expresar claramente el objeto que el sermón persigue. Todo predicador, para preparar bien<br />
su sermón, <strong>de</strong>be respon<strong>de</strong>r a la pregunta: ¿Por qué voy a hablar <strong>de</strong> este tema? ¿Qué fin <strong>de</strong>seo<br />
lograr?<br />
El tema no sólo ha <strong>de</strong> abarcar o incluir lo que se va a <strong>de</strong>cir, sino que ha <strong>de</strong> excluir<br />
todo lo que no tenga que ver con el asunto.<br />
En toda preparación para el público, las primeras palabras que se escriban <strong>de</strong>ben ser la<br />
expresión exacta <strong>de</strong>l tema, o sea, la respuesta a la pregunta: ¿De qué voy a hablar?<br />
COMO ENCONTRAR UN TEMA<br />
El mensaje <strong>de</strong>be venir como una inspiración especial <strong>de</strong> Dios, y el predicador <strong>de</strong>be<br />
estar pidiendo mensajes a Dios para sus oyentes. Pero no es <strong>de</strong> esperar que venga siempre<br />
como una inspiración profética, sino que él mismo <strong>de</strong>be afanarse en buscarlos <strong>de</strong> diversas<br />
maneras.<br />
Spurgeon dice: «Confieso que me siento muchas veces, hora tras hora, pidiendo a<br />
Dios un asunto, y esperándolo, y que esto es la parte principal <strong>de</strong> mi estudio. He empleado<br />
mucho tiempo y trabajo pensando sobre tópicos, rumiando puntos doctrinales, haciendo<br />
esqueletos <strong>de</strong> sermones, y <strong>de</strong>spués sepultando todos sus huesos en las catacumbas <strong>de</strong>l olvido,<br />
continuando mi navegación a gran<strong>de</strong>s distancias sobre aguas tempestuosas hasta ver las luces<br />
<strong>de</strong> un faro para po<strong>de</strong>r dirigirme al puerto suspirado. Yo creo que casi todos los sábados formo<br />
suficientes esqueletos <strong>de</strong> sermones para abastecerme por un mes, si pudiera hacer uso <strong>de</strong><br />
ellos; pero no me atrevo, ni suelo hacerlo. Naturalmente, porque no da lugar a ello el hallazgo<br />
<strong>de</strong> otros mejores.»<br />
El predicador pue<strong>de</strong> recibir la inspiración <strong>de</strong> un mensaje:
a) Reflexionando sobre las necesida<strong>de</strong>s espirituales <strong>de</strong> sus oyentes.<br />
Debemos advertir al predicador novel acerca <strong>de</strong>l peligro <strong>de</strong> sermones particulares<br />
dirigidos a una familia o a un individuo <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Si tiene algo que <strong>de</strong>cir a un individuo,<br />
dígaselo particularmente, pero no <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el pulpito, que es la cátedra <strong>de</strong> toda la Iglesia, y no<br />
<strong>de</strong>be sacrificarla a las conveniencias particulares <strong>de</strong> unos pocos. A<strong>de</strong>más, se expone a que sus<br />
insinuaciones sean comprendidas por otros hermanos, como dirigidas a aquélla u otra persona<br />
y ello produciría murmuraciones, o podría ocurrir que la misma persona comprendiera<br />
<strong>de</strong>masiado bien el mensaje y se ofendiera con razón por la falta <strong>de</strong> tacto <strong>de</strong>l predicador. Pero<br />
cuando el predicador siente que la mayoría <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> adolece <strong>de</strong> algún <strong>de</strong>fecto o necesita<br />
una exhortación especial, hágala sin temor, pensando en su alta responsabilidad como siervo<br />
<strong>de</strong> Dios.<br />
El célebre Spurgeon dice en su libro Discursos a mis estudiantes: «Consi<strong>de</strong>rad bien<br />
qué pecados se encuentran en mayor número en la <strong>iglesia</strong> y la congregación. Ved si son la<br />
vanidad humana, la codicia, la falta <strong>de</strong> amor fraternal, la calumnia u otros <strong>de</strong>fectos<br />
semejantes. Tomad en cuenta cariñosamente las pruebas que la Provi<strong>de</strong>ncia plazca sujetar a<br />
vuestros oyentes, y buscad un bálsamo que pueda cicatrizar sus heridas. No es necesario<br />
hacer mención <strong>de</strong>talladamente, ni en la oración ni en el sermón, <strong>de</strong> todas estas dificulta<strong>de</strong>s<br />
con que luchen los miembros <strong>de</strong> vuestra congregación.» El autor quisiera añadir aquí: Que<br />
sientan vuestros miembros culpables, probados, afligidos o castigados por la mano <strong>de</strong>l Señor,<br />
que vuestra palabra <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el pulpito es a<strong>de</strong>cuada a su necesidad; que es bálsamo para sus<br />
heridas; pero sin empeñaros vosotros en rascar la Haga para que penetre más la medicina.<br />
Confiad esta tarea al Espíritu Santo. Dejad tan sólo caer vuestro mensaje como la nieve que<br />
se posa suavemente sobre los secos prados, y permitid a Dios hacer el resto.<br />
b) En sus lecturas <strong>de</strong>vocionales <strong>de</strong> la Biblia.<br />
El predicador no <strong>de</strong>be alimentar a otras almas manteniendo la suya a escasa dieta. Sin<br />
embargo, éste es el <strong>de</strong>fecto <strong>de</strong> muchos predicadores excesivamente ocupados. La lectura<br />
<strong>de</strong>vocional diaria, personal o en familia, proporcionará al predicador temas y le hará<br />
<strong>de</strong>scubrir filones <strong>de</strong> riqueza espiritual en lugares insospechados. Anote cuidadosamente las<br />
i<strong>de</strong>as que surjan en tales momentos.<br />
c) Leyendo sermones <strong>de</strong> otros predicadores.<br />
El predicador no <strong>de</strong>be ser insípido bajo la pretensión <strong>de</strong> ser original, ni <strong>de</strong>be fiar<br />
tampoco en las <strong>de</strong>spensas <strong>de</strong> otros para alimentar su propia familia. Ambos extremos son<br />
malos. El predicador <strong>de</strong>be tener tiempo para leer sermones <strong>de</strong> buenos predicadores, no sólo<br />
en el momento en que necesita algo con urgencia para preparar su mensaje, sino en otros<br />
momentos cuando no le interesa preparar ningún sermón, sino alimentar su propia alma. Es<br />
muy posible que si espera el momento <strong>de</strong> tener que preparar su propio sermón no encuentre<br />
nada a<strong>de</strong>cuado y tenga que emplear horas y más horas repasando libros <strong>de</strong> cubierta a cubierta,<br />
mientras que si hubiera empleado un poco más <strong>de</strong> tiempo en el cuidado <strong>de</strong> su propia alma, los<br />
mensajes a<strong>de</strong>cuados para las <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más le habrían venido sin esfuerzo, y quizá<br />
sacrificando para ello menos tiempo que el que en el momento <strong>de</strong>l apuro se ha visto obligado<br />
a emplear. Siempre los mejores mensajes <strong>de</strong>l predicador son aquellos que primero han hecho<br />
bien a sí mismo. Cualquier sermón o i<strong>de</strong>a que el predicador consi<strong>de</strong>re útil para sus oyentes<br />
<strong>de</strong>be anotarla cuidadosamente en su «Libreta <strong>de</strong> sugestiones», indicando el volumen y página<br />
don<strong>de</strong> podrá volver a encontrar tal i<strong>de</strong>a expuesta <strong>de</strong>talladamente.
Thomas Spencer escribió así: «Yo guardo un librito en que apunto cada texto <strong>de</strong> la<br />
Biblia que me ocurre como teniendo una fuerza y una hermosura especial. Si soñara en un<br />
pasaje <strong>de</strong> la Biblia, lo apuntaría; y cuando tengo que hacer un sermón, reviso el librito, y<br />
nunca me he encontrado <strong>de</strong>sprovisto <strong>de</strong> un asunto.»<br />
Usando <strong>de</strong> nuevo una <strong>de</strong> las figuras <strong>de</strong> Spurgeon, diremos que: «Cuando se quiere<br />
sacar agua con una bomba que no se haya usado por mucho tiempo, es necesario echar<br />
primero agua en ella, y entonces se podrá bombear con buen éxito. Profundizad los escritos<br />
<strong>de</strong> alguno <strong>de</strong> los maestros <strong>de</strong> la predicación, son<strong>de</strong>ad a fondo sus trabajos y pronto os<br />
encontraréis volando como una ave, y mentalmente activos y fecundos.»<br />
d) En sus visitas pastorales.<br />
Muchas veces la conversación con personas inconversas, o con miembros débiles <strong>de</strong><br />
la Iglesia, hacen sentir al pastor alguna necesidad espiritual común a muchos <strong>de</strong> sus oyentes.<br />
A veces aun el texto que respon<strong>de</strong> a tal necesidad es dado durante la conversación. Debe<br />
apresurarse a anotarlo en la misma calle, al salir <strong>de</strong> tal visita. Si espera a hacerlo podría<br />
borrarse <strong>de</strong> su memoria. Cuando el mensaje es sugerido en tal forma predíquelo con<br />
confianza y con la persuasión <strong>de</strong> que es Dios quien le ha dado su palabra, con la misma<br />
seguridad que lo haría un profeta <strong>de</strong>l antiguo tiempo.<br />
e) En la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> las cosas que le ro<strong>de</strong>an.<br />
El predicador <strong>de</strong>be ser un atento observador <strong>de</strong> la naturaleza y <strong>de</strong> los hombres. Todo lo que<br />
ve y oye <strong>de</strong>be archivarlo cuidadosamente en su memoria por si alguna vez pudiera serle útil<br />
como ilustración <strong>de</strong> un sermón. Y a veces una ilustración provee el tema <strong>de</strong> un sermón.<br />
Spurgeon cuenta <strong>de</strong> un predicador que <strong>de</strong>scubrió el tema <strong>de</strong> un magnífico sermón en un<br />
canario que vio cerca <strong>de</strong> su ventana con algunos gorriones que lo picoteaban sin compasión<br />
con ánimo <strong>de</strong> <strong>de</strong>strozarlo, lo que le hizo recordar Jeremías 12:9: «¿Es mi heredad <strong>de</strong> muchos<br />
colores? ¿No están contra ella aves en <strong>de</strong>rredor?» Meditando sobre este texto, predicó un<br />
sermón sobre las persecuciones que ha <strong>de</strong> sufrir el pueblo <strong>de</strong> Dios. Otro día encontró un tema<br />
en el hecho <strong>de</strong> un tizón que cayó <strong>de</strong>l hogar al estrado un domingo por la tar<strong>de</strong> en que necesitaba<br />
un tema para sermón, lo que le indujo a predicar sobre Zacarías 3:2. Dos personas<br />
vinieron <strong>de</strong>spués a <strong>de</strong>cirle que habían sido convertidas por este sermón.<br />
Es necesario, no obstante, que los sermones surgidos <strong>de</strong> tales observaciones prácticas<br />
sean verda<strong>de</strong>ros sermones, llevando un plan y un mensaje espiritual, y no una larga y<br />
<strong>de</strong>tallada exposición <strong>de</strong>l inci<strong>de</strong>nte que, no por interesar mucho al predicador, ha <strong>de</strong> interesar<br />
en la misma medida a los que no han sido afectados por la i<strong>de</strong>a o sugerencia, la cual <strong>de</strong>be ser<br />
puesta solamente como introducción, pero no ocupar el lugar <strong>de</strong>l sermón.<br />
f) Pidiéndolos a Dios en oración.<br />
Spurgeon dice: «Si alguien me preguntara: ¿Cómo puedo hacerme con el texto más<br />
oportuno? Le contestaría: Pedidlo a Dios.»<br />
Harrington Evans, en sus Reglas para hacer sermones, nos da como la primera:<br />
«Pedid a Dios la elección.»<br />
Si la dificultad <strong>de</strong> escoger un texto se hace más dura, multiplicad vuestras oraciones;<br />
será esto una gran bendición.<br />
Es notoria la frase <strong>de</strong> Lutero: «Haber bien orado, es más <strong>de</strong> la mitad estudiado.» Y<br />
este proverbio merece repetirse con frecuencia. Mezclad la oración con vuestros estudios <strong>de</strong><br />
la Biblia. Cuando vuestro texto viene como señal <strong>de</strong> que Dios ha aceptado vuestra oración,
será más precioso para vosotros, y tendrá un sabor y una unción enteramente <strong>de</strong>sconocidos al<br />
orador frío y formalista, para quien un tema es igual a otro. Y, citando a Gurnal, <strong>de</strong>clara:<br />
«Cuánto tiempo pue<strong>de</strong>n los ministros sentarse, hojeando sus libros y <strong>de</strong>vanándose los sesos,<br />
hasta que Dios venga a darles auxilio, y entonces se pone el sermón a su alcance, como<br />
servido en ban<strong>de</strong>ja. Si Dios no nos presta su ayuda, escribiremos con una pluma sin tinta. Si<br />
alguno tiene necesidad especial <strong>de</strong> apoyarse en Dios, es el ministro <strong>de</strong>l Evangelio.»<br />
g) Evitad la repetición.<br />
El predicador, al buscar su tema, <strong>de</strong>be tener presentes sus temas anteriores. Dice<br />
Spurgeon: «No sería provechoso insistir siempre en una sola doctrina, <strong>de</strong>scuidando las<br />
<strong>de</strong>más. Quizás algunos <strong>de</strong> nuestros hermanos más profundos pue<strong>de</strong>n ocuparse <strong>de</strong>l mismo<br />
asunto en una serie <strong>de</strong> discursos, y puedan, volteando el calidoscopio, presentar nuevas<br />
formas <strong>de</strong> hermosura sin cambiar <strong>de</strong> asuntos; pero la mayoría <strong>de</strong> nosotros, siendo menos<br />
fecundos intelectualmente, tendremos mejor éxito si estudiamos el modo <strong>de</strong> conseguir la<br />
variedad y <strong>de</strong> tratar <strong>de</strong> muchas clases <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>s. Me parece bien y necesario revisar con<br />
frecuencia la lista <strong>de</strong> mis sermones, para ver si en mi ministerio he <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> presentar alguna<br />
doctrina importante, o <strong>de</strong> insistir en el cultivo <strong>de</strong> alguna gracia cristiana. Es provechoso<br />
preguntarnos a nosotros mismos si hemos tratado recientemente <strong>de</strong>masiado <strong>de</strong> la mera<br />
doctrina, o <strong>de</strong> la mera práctica, o si nos hemos ocupado excesivamente <strong>de</strong> lo experimental.»<br />
EL TEMA Y EL TEXTO<br />
¿Debe predicarse sobre temas o sobre textos? ¿Debe elegirse primero el tema y<br />
<strong>de</strong>spués el texto, o viceversa?<br />
Es imposible respon<strong>de</strong>r a estas preguntas <strong>de</strong> un modo concreto dando reglas<br />
absolutas. En algunos casos, cuando el predicador tiene un tema <strong>de</strong>finido, sintiendo que <strong>de</strong>be<br />
predicar sobre aquel asunto; el tema prece<strong>de</strong>rá a la elección <strong>de</strong> texto. Pero en otros casos,<br />
cuando el tema es sugerido como resultado <strong>de</strong> meditación personal <strong>de</strong> la Sagrada Escritura,<br />
será el texto el que prece<strong>de</strong>rá y sugerirá el tema al predicador.<br />
¿Es fácil encontrar textos para predicar? Permítasenos citar otra vez a Spurgeon,<br />
quien dice: «No es que falten, sino que son <strong>de</strong>masiado abundantes; es como si a un amante <strong>de</strong><br />
las flores se le pusiera en un magnífico jardín con permiso para coger y llevarse una sola flor;<br />
no sabría cuál coger que fuera mejor. Así me ha pasado a mí —dice el gran predicador— al<br />
tratar <strong>de</strong> buscar un texto para un sermón. He pasado horas y horas escogiendo un texto entre<br />
muchos lamentando que hubiera tan sólo un domingo cada siete días.»<br />
¿Cómo llegar a <strong>de</strong>terminar el texto que se <strong>de</strong>be escoger, sobre todo cuando no se<br />
tiene antes escogido el tema <strong>de</strong>l sermón? Se pue<strong>de</strong> establecer esta regla, también <strong>de</strong><br />
Spurgeon: «Cuando un pasaje <strong>de</strong> la Escritura nos da como un cordial abrazo, no <strong>de</strong>bemos<br />
buscar más lejos. Cuando un texto se apo<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> nosotros, po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que aquél es el<br />
mensaje <strong>de</strong> Dios para nuestra congregación. Como un pez, podéis picar muchos cebos; pero,<br />
una vez tragado el anzuelo, no vagaréis ya más. Así, cuando un texto nos cautiva, po<strong>de</strong>mos<br />
estar ciertos <strong>de</strong> que a nuestra vez lo hemos conquistado, y ya entonces po<strong>de</strong>mos hacernos el<br />
ánimo con toda confianza <strong>de</strong> predicar sobre él. O, haciendo uso <strong>de</strong> otro símil, tomáis muchos<br />
textos en la mano y os esforzáis en romperlos: los amartilláis con toda vuestra fuerza, pero os<br />
afanáis inútilmente; al fin encontráis uno que se <strong>de</strong>smorona al primer golpe, y los diferentes<br />
pedazos lanzan chispas al caer, y veis las joyas más radiantes brillando en su interior. Crece a<br />
vuestra vista, a semejanza <strong>de</strong> la semilla <strong>de</strong> la fábula que se <strong>de</strong>sarrolló en un árbol, mientras<br />
que el observador lo miraba. Os encanta y fascina, u os hace caer <strong>de</strong> rodillas abrumándoos<br />
con la carga <strong>de</strong>l Señor. Sabed, entonces, que éste es el mensaje que el Señor quiere que
promulguéis, y estando ciertos <strong>de</strong> esto, os posesionaréis tanto <strong>de</strong> tal pasaje, que no podréis<br />
<strong>de</strong>scansar hasta que, hallándoos completamente sometidos a su influencia, prediquéis sobre él<br />
como el Señor os inspire que habléis.»<br />
FORMULACIÓN <strong>DE</strong>L TEMA<br />
Una vez elegido el texto, es indispensable concretarlo en un tema, si no se posee ya <strong>de</strong><br />
antemano.<br />
El tema es el resumen <strong>de</strong>l texto y <strong>de</strong>l sermón concretado en una corta sentencia. Ha <strong>de</strong><br />
ser, por tanto, no solamente la esencia <strong>de</strong>l texto, sino el lazo <strong>de</strong> unión <strong>de</strong> los diversos<br />
pensamientos que entrarán en el sermón. Hay una gran ventaja en poseer un tema para el<br />
arreglo <strong>de</strong>l sermón. Se ha dicho que el tema es el sermón con<strong>de</strong>nsado, y el sermón es el tema<br />
<strong>de</strong>sarrollado.<br />
El tema fomenta la unidad <strong>de</strong>l discurso, y si los argumentos, explicaciones y<br />
aplicaciones son a<strong>de</strong>cuados, permanece el tema como nota dominante sobre la mente.<br />
El tema ayuda para dar intensidad y firmeza al sermón y mantener el discurso <strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong> los límites razonables. Por esto es preferible tener el tema limitado y bien <strong>de</strong>finido y no<br />
<strong>de</strong>masiado amplio.<br />
Predicar un sermón sin tema, es como tirar sin blanco.<br />
EL TEMA Y EL TITULO<br />
Una vez escogido el tema, o sea, el asunto sobre el cual <strong>de</strong>sea el servidor <strong>de</strong> Dios<br />
predicar a una congregación, <strong>de</strong>be formular dicho tema en un título. Muchos predicadores y<br />
libros <strong>de</strong> Homilética confun<strong>de</strong>n el tema con el título. Al autor le ocurrió esto por un tiempo.<br />
A veces, y hasta cierto punto, no existe diferencia entre ambas cosas, pero a veces el título no<br />
es más que la puerta <strong>de</strong>l tema o asunto, el cual no pue<strong>de</strong> ser expresado plenamente por el<br />
título, por dos motivos:<br />
a) Porque el título <strong>de</strong>l sermón ha <strong>de</strong> ser exageradamente breve, y por tal razón no<br />
pue<strong>de</strong> a veces contener todos los pensamientos o partes que el predicador <strong>de</strong>sea <strong>de</strong>sarrollar en<br />
su tema.<br />
b) Porque, sobre todo en estos tiempos <strong>de</strong> abundante publicidad, ha <strong>de</strong> ser el título <strong>de</strong>l<br />
sermón especialmente chocante y atractivo, para <strong>de</strong>spertar la atención e intrigar al público.<br />
Esto pone al predicador en el peligro <strong>de</strong> formular su tema en un título que se aparte <strong>de</strong>l asunto<br />
<strong>de</strong>l cual realmente quiere tratar. En otras palabras: que sirva tan sólo <strong>de</strong> excusa o motivo para<br />
llamar la atención y no <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ra base al mensaje. En tal caso se expone a que el público,<br />
sintiéndose <strong>de</strong>fraudado, pierda confianza al predicador.<br />
El Dr. J. H. Jowett dice: «Tengo la convicción <strong>de</strong> que ningún sermón está en<br />
condiciones <strong>de</strong> ser escrito totalmente, y aún menos predicado, mientras no podamos expresar<br />
su tema en una sola oración gramatical breve, que sea a la vez vigorosa y tan clara como el<br />
cristal. Yo encuentro que la formulación <strong>de</strong> esa oración gramatical constituye la labor más<br />
difícil, más exigente y más fructífera <strong>de</strong> toda mi preparación. El hecho <strong>de</strong> obligarse uno a<br />
formular esa oración <strong>de</strong>sechando cada palabra imprecisa, áspera o ambigua, disciplinando el<br />
pensamiento hasta encontrar los términos que <strong>de</strong>finan el tema con escrupulosa exactitud,<br />
constituye uno <strong>de</strong> los factores más vitales y esenciales <strong>de</strong> la hechura <strong>de</strong>l sermón. Y no creo<br />
que ningún sermón pueda ser esbozado, ni predicado, mientras esa frase no haya surgido en<br />
la mente <strong>de</strong>l predicador con la claridad <strong>de</strong> luna llena en noche <strong>de</strong>spejada».<br />
Es afortunado el predicador que pue<strong>de</strong> encontrar un título que, al par que<br />
suficientemente interesante, breve y sugestivo, para ser puesto en la pizarra <strong>de</strong> anuncios, en el<br />
boletín <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> o en la prensa pública, sea a la vez tan expresivo y completo que no
necesite una segunda formulación <strong>de</strong>l tema para uso <strong>de</strong>l predicador, sino que título y tema se<br />
confundan en una sola cosa, abriendo la puerta al predicador para una eficaz y fructuosa<br />
exposición <strong>de</strong> alguna <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l Evangelio.<br />
Conviene que el tema o el título que se formule sea intrigante, <strong>de</strong> modo que <strong>de</strong>spierte<br />
el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> conocer lo que se oculta <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l mismo, o sea, a ver cómo lo <strong>de</strong>sarrollará el<br />
predicador. Observad cuan intrigantes son los títulos <strong>de</strong> ciertas novelas y películas mundanas.<br />
Debemos imitar en ello hasta cierto punto a los hijos <strong>de</strong> este siglo, que son «más sagaces que<br />
los hijos <strong>de</strong> luz», pero sin caer en exageraciones. En Norteamérica, don<strong>de</strong> los temas son<br />
generalmente anunciados por medio <strong>de</strong> un cartel en las afueras <strong>de</strong> las <strong>iglesia</strong>s, pue<strong>de</strong>n<br />
observarse muchos títulos <strong>de</strong> sermones ingeniosísimos.<br />
UN PENSAMIENTO CONCRETO<br />
El tema ha <strong>de</strong> ser corto, pero claro y expresivo. Un tema largo pier<strong>de</strong> toda su gracia y<br />
atractivo. Cierto predicador anunció el siguiente tema “Las opiniones falsas que los hombres<br />
se forman acerca <strong>de</strong> los juicios <strong>de</strong> Dios permite sobre nuestros prójimos y las opiniones<br />
rectas que se <strong>de</strong>ben formar sobre tales juicios». Con el anuncio <strong>de</strong> tal tema, el predicador<br />
casi podía haberse ahorrado el sermón. «El peligro <strong>de</strong> juicios erróneos» habría sido mucho<br />
más acertado para este mismo asunto, porque este tema no <strong>de</strong>talla lo que el predicador va a<br />
<strong>de</strong>cir, sino que <strong>de</strong>spierta interés por saber lo que dirá.<br />
Cuando el sermón es textual el tema <strong>de</strong>be ser tan <strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l texto que ha <strong>de</strong><br />
contener el principal pensamiento <strong>de</strong>l mismo.<br />
EJEMPLO: Para Rom. 12:2: «Alistados contra lo que nos ro<strong>de</strong>a».<br />
Cuando es para un sermón expositivo o sea, para la exposición <strong>de</strong> un pasaje o historia<br />
bíblica, el tema <strong>de</strong>be hacer énfasis sobre algún asunto <strong>de</strong>l pasaje, que sea la clave y base <strong>de</strong> la<br />
historia y su aplicación.<br />
EJEMPLO: Sobre Juan 9:25: «La confesión <strong>de</strong>l ciego».<br />
«La historia <strong>de</strong>l ciego» sería un tema <strong>de</strong>masiado vago.<br />
Poner por tema a Lucas 15:7: «El hambre <strong>de</strong>l alma», sería más a<strong>de</strong>cuado que «El hambre <strong>de</strong>l<br />
Hijo Pródigo». ¿Por qué? Consi<strong>de</strong>remos ambos temas. En el primer caso la palabra<br />
«confesión» es un juicio y comentario <strong>de</strong>l predicador que da base para un buen sermón acerca<br />
<strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> confesar nosotros a Cristo. En cambio, «El hambre <strong>de</strong>l Hijo Pródigo» no introduce<br />
nada nuevo. Es cosa harto sabida que el pródigo tenía hambre física, pero al <strong>de</strong>cir<br />
«Hombre <strong>de</strong>l alma», nos permite aplicar el texto al caso espiritual.<br />
El tema ha <strong>de</strong> ser una expresión completa que una las múltiples i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> un texto.<br />
He aquí algunos ejemplos <strong>de</strong> temas a<strong>de</strong>cuados:<br />
1) Sintéticos:<br />
«La dádiva <strong>de</strong> Dios a nosotros y la nuestra la El»: Tit. 2:14.<br />
«El tentado pecador y el tentado Salvador»: Hebr. 2:18.<br />
2) De frases escriturales:<br />
«Las fuentes <strong>de</strong> salud»: Is. 12:3.<br />
«Traerá el hombre provecho a Dios»: Job 22:2.<br />
«¿A quién iremos?»: Juan 6:58.<br />
3) Paradójicos:<br />
«Deberes que resultan privilegios»: Sal. 119:54.<br />
«Religión sin hacer la voluntad <strong>de</strong> Dios»: Mateo 7:21.<br />
«La eficacia <strong>de</strong> virtu<strong>de</strong>s pasivas»: Apoc. 1:9.<br />
«Luz el resultado <strong>de</strong> la vida»: Juan 1:4.
«El gozo <strong>de</strong> la abnegación»: 2.° Crón. 29:27.<br />
«Maravilla en sitio peligroso»: Luc. 8:25.<br />
«Lo incomprensible en el testimonio cristiano»; Hech. 4:20.<br />
Recomendamos al lector leer estos textos y consi<strong>de</strong>rarlos a la luz <strong>de</strong>l tema. Aunque no<br />
damos el sermón correspondiente a cada uno <strong>de</strong> estos temas, pues esto es tarea <strong>de</strong> próximos<br />
capítulos, verá cómo el tema le <strong>de</strong>spierta i<strong>de</strong>as sobre cada texto.<br />
<strong>DE</strong>SARROLLO <strong>DE</strong>L TEMA<br />
Una vez que el predicador ha concretado el asunto y el objeto <strong>de</strong> su sermón en una<br />
frase que se llama tema, la cuestión inmediata es cómo <strong>de</strong>be tratar el asunto para lograr el<br />
objeto que se propone. ¿Qué cosas tiene que <strong>de</strong>cir y en qué or<strong>de</strong>n ha <strong>de</strong> ir expresándolas? A<br />
este efecto transcribimos literalmente lo que dice el Dr. Herrick Johnson en su libro El<br />
Ministro I<strong>de</strong>al:<br />
«El tratamiento <strong>de</strong>l asunto significa plan, plan <strong>de</strong> algún género que agrupa todo para<br />
formar un organismo, que colocará las partes en or<strong>de</strong>n hacia un clímax, y presentará una<br />
sucesión natural y or<strong>de</strong>nada que excluya todo lo que no sea a propósito, y que haga que las<br />
diferentes líneas vayan creciendo en color, según convergen al foco ardiente, que es la<br />
exhortación final. Esto es esencial para la eficacia <strong>de</strong>l sermón. En la misma medida que el<br />
plan sea claro, comprensivo y acumulativo, el sermón hará mayor impresión a los oyentes.»<br />
Y Spurgeon dice: «Nuestros pensamientos <strong>de</strong>ben ser bien or<strong>de</strong>nados según las reglas<br />
propias <strong>de</strong> la arquitectura mental. No nos es permitido que pongamos inferencias prácticas<br />
como base, y doctrinas como piedras superiores; ni metáforas como cimiento y proposiciones<br />
encima <strong>de</strong> ellas; es <strong>de</strong>cir, no <strong>de</strong>bemos poner primero las verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> mayor importancia, y<br />
por último las inferiores, a semejanza <strong>de</strong> un anticlímax, sino que los pensamientos <strong>de</strong>ben<br />
subir y ascen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> modo que una escalera <strong>de</strong> enseñanza conduzca a otra, que una puerta <strong>de</strong><br />
raciocinio se comunique con otra, y que todo eleve al oyente hasta un cuarto, digámoslo así,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> cuyas ventanas se pueda ver la verdad resplan<strong>de</strong>ciendo con la luz <strong>de</strong> Dios. Al predicar,<br />
guardad un lugar a propósito para todo pensamiento respectivamente, y tened cuidado <strong>de</strong> que<br />
todo ocupe su propio lugar. Nunca <strong>de</strong>jéis que los pensamientos caigan <strong>de</strong> vuestros labios<br />
atrabancadamente, ni que se precipiten como una masa confusa, sino hacedlos marchar como<br />
una tropa <strong>de</strong> soldados. El or<strong>de</strong>n, que es la primera ley celestial, no <strong>de</strong>be ser <strong>de</strong>scuidado por<br />
los embajadores <strong>de</strong>l Cielo.»<br />
Esto requiere por lo regular una gran cantidad <strong>de</strong> trabajo. Con alguna frecuencia un<br />
plan relampaguea en la mente como una inspiración, y el sermón se formula en pocos<br />
instantes, por lo menos en forma <strong>de</strong> bosquejo o esqueleto; pero la inteligencia <strong>de</strong> ordinario no<br />
trabaja con rapi<strong>de</strong>z eléctrica, y sólo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un trabajo duro el bosquejo va alcanzando su<br />
forma satisfactoria. A veces hay una lucha larga con la oscuridad y confusión <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as. El<br />
pensamiento parece nadar en el caos, apareciendo una i<strong>de</strong>a aquí, otra allá, sin conexión, o se<br />
presentan i<strong>de</strong>as muy buenas pero que no vienen a propósito para el tema y hay que rehusarlas<br />
o diferirlas para un sermón <strong>de</strong> otro tema. Sin embargo, el trabajo persistente y la meditación<br />
sacará el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l caos y por fin un número consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as surgidas durante la<br />
meditación serán aptas para entrar en un plan armónico basado en el tema y su texto.<br />
Tal vez el predicador se sienta inclinado en alguna ocasión a renunciar al uso <strong>de</strong> un<br />
plan, por razón <strong>de</strong> la dificultad en prepararlo. Parece tanto más sencillo seguir a<strong>de</strong>lante<br />
diciendo buenas cosas, formulando argumentos y lanzando exhortaciones que no tienen<br />
mucha relación entre sí, sino que cada una engarza con la otra por la frase final, que da origen<br />
a otro párrafo con i<strong>de</strong>as totalmente diferentes.<br />
Esto pue<strong>de</strong> admitirse en la conversación, cuando nos <strong>de</strong>dicamos a «anunciar el
Evangelio» a otras personas. Pero en el pulpito nunca. Los oyentes no recibirán una<br />
impresión tan profunda y perdurable <strong>de</strong>l sermón si éste no sigue un plan mejor que un simple<br />
conjunto <strong>de</strong> buenas i<strong>de</strong>as.<br />
Es verdad que Dios se ha servido a veces <strong>de</strong> los medios más humil<strong>de</strong>s para realizar su<br />
gran obra <strong>de</strong> salvación <strong>de</strong> almas, y sermones sin or<strong>de</strong>n lógico no han sido siempre sin fruto,<br />
pero tal modo <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>r no es aconsejable en modo alguno cuando pue<strong>de</strong> haber un<br />
propósito y una or<strong>de</strong>nación clara <strong>de</strong>l sermón. Una aglomeración <strong>de</strong> pensamientos buenos<br />
pue<strong>de</strong> compararse a una turba que trata <strong>de</strong> apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> cierta fortaleza; pue<strong>de</strong> tener éxito en<br />
algunas ocasiones, pero no podrá obrar jamás con la eficacia <strong>de</strong> un ejército en el que cada<br />
hombre ocupa su lugar.<br />
Un plan es necesario en todas las cosas: un arquitecto no principia a edificar sin antes<br />
haber trazado un plano; un ingeniero civil no lanza sus brigadas al azar sobre las montañas<br />
sin haber antes i<strong>de</strong>ado por dón<strong>de</strong> <strong>de</strong>be pasar el camino que se propone construir. El<br />
predicador no <strong>de</strong>be lanzarse a trazar el camino que se propone hacer llegar hasta el mismo<br />
corazón <strong>de</strong> sus oyentes, sin plan, excepto en casos especiales en que tal preparación haya sido<br />
<strong>de</strong> todo punto imposible, y la inspiración <strong>de</strong>l Espíritu suple la imposibilidad <strong>de</strong>l predicador;<br />
pero aun en tales casos <strong>de</strong> improvisación, los predicadores convenientemente educados o<br />
experimentados suelen recibir la inspiración en forma <strong>de</strong> un plan rápidamente concebido y en<br />
cuyo <strong>de</strong>sarrollo pue<strong>de</strong> notarse el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> lo Alto. La misma ayuda y po<strong>de</strong>r pue<strong>de</strong> notarse en<br />
el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> un sermón formulado con más tiempo y oración, la cual el estudio <strong>de</strong> ningún<br />
modo pue<strong>de</strong> ni <strong>de</strong>be suplir.<br />
¿De qué maneras pue<strong>de</strong> formularse el plan <strong>de</strong> un sermón una vez <strong>de</strong>cidido el asunto o<br />
tema que se va a tratar?<br />
A continuación ponemos un gráfico que lo <strong>de</strong>muestra, a la vez que ilustrará y aclarará<br />
muchas <strong>de</strong> las instrucciones teóricas <strong>de</strong> este libro.<br />
EXPLICACIÓN <strong>DE</strong>L BOSQUEJO GRÁFICO<br />
La sencilla figura <strong>de</strong> un trompo dibujado en la pizarra nos ha servido muchas veces<br />
para ilustrar a estudiantes <strong>de</strong> Homilética el <strong>de</strong>sarrollo que conviene dar a cualquier sermón.<br />
La cabeza <strong>de</strong>l trompo representa el tema, <strong>de</strong>l cual parte la introducción; y el <strong>de</strong>sarrollo<br />
consiguiente va ampliando y robusteciendo el argumento hasta llegar a la conclusión, la cual<br />
es presionada por cada pensamiento <strong>de</strong>l sermón. Todos ellos pesan sobre la punta que<br />
<strong>de</strong>seamos clavar en las conciencias <strong>de</strong> nuestros oyentes, <strong>de</strong>terminando su <strong>de</strong>cisión por Cristo<br />
o su resolución <strong>de</strong> poner en práctica la amonestación <strong>de</strong>l predicador sobre el tema que sea.<br />
En el presente gráfico, y contando con la habilidad <strong>de</strong> un buen dibujante, hemos<br />
ampliado y completado la ilustración.<br />
El tema o asunto lo representamos por una nube que se forma como consecuencia <strong>de</strong><br />
la necesidad espiritual que el predicador apercibe, como ensombreciendo la vida <strong>de</strong> sus<br />
oyentes. Dicha nube produce un rayo que ilumina la mente <strong>de</strong>l predicador: Es el texto<br />
apropiado a tal necesidad, el cual origina un título a<strong>de</strong>cuado e interesante.<br />
Del mismo modo que antes <strong>de</strong> la caída <strong>de</strong> un chaparrón se producen muchos<br />
relámpagos innocuos, así surgen en la mente <strong>de</strong>l predicador temas y textos que no llegan a<br />
satisfacerle. Aparece, por fin, el más acertado <strong>de</strong> todos, el cual, rompiendo la nube, da lugar a<br />
una lluvia <strong>de</strong> pensamientos. Si la mente <strong>de</strong>l predicador ha sido bien preparada con una<br />
disciplina homilética, aunque caigan éstos dispersos y confusos serán encauzados por los<br />
canales <strong>de</strong> un plan bien dispuesto; <strong>de</strong> este modo todos aquellos pensamientos aprovechables<br />
entrarán, en su lugar y momento <strong>de</strong>bido, en el cauce <strong>de</strong>l río, que es la argumentación <strong>de</strong>l<br />
tema.<br />
El río es finalmente una corriente po<strong>de</strong>rosa que se lanza por la catarata <strong>de</strong> la
conclusión. Obsérvese cómo en el interior <strong>de</strong> ésta aparece la recapitulación, que consiste en<br />
una mención breve <strong>de</strong> los argumentos principales <strong>de</strong>l sermón. No todos los sermones<br />
necesitan una conclusión recapitulativa, pero siempre tendrá lugar un breve resumen, sea en<br />
la forma <strong>de</strong>tallada que indica el gráfico o <strong>de</strong> un modo más general.<br />
Obsérvese cómo el río que representa el caudal <strong>de</strong> pensamientos <strong>de</strong> un sermón pue<strong>de</strong><br />
venir <strong>de</strong> los montes <strong>de</strong> la imaginación <strong>de</strong>l predicador en dos formas diversas.<br />
Atropelladamente, como un chorro <strong>de</strong> frases e i<strong>de</strong>as sin distribuir (<strong>de</strong>jando en el ánimo <strong>de</strong> los<br />
oyentes la impresión <strong>de</strong> haber escuchado «un montón <strong>de</strong> cosas buenas», pero sin ser capaces<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>finir el curso que han seguido tales pensamientos), o bien, relacionados el uno con el<br />
otro, en la forma escalonada y or<strong>de</strong>nada que aparece en la supuesta red <strong>de</strong> canales <strong>de</strong> la<br />
izquierda.<br />
Del mismo modo que un caudal <strong>de</strong> agua es mucho más eficaz cuando es bien<br />
distribuido para regar la tierra y hacerla producir sus frutos, porque el líquido elemento en<br />
vez <strong>de</strong> pasar inútilmente se esparce y empapa los surcos, el sermón bien or<strong>de</strong>nado es mucho<br />
más susceptible <strong>de</strong> quedar retenido en las memorias y corazones <strong>de</strong> los oyentes que el sermón<br />
no homilético, <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nado y confuso, por abundante que sea el don <strong>de</strong> palabra <strong>de</strong>l<br />
predicador, e imponente el griterío y los a<strong>de</strong>manes con que fuera pronunciado.<br />
Tanto en el gráfico como en todos los bosquejos <strong>de</strong>l libro hemos adoptado, para las<br />
divisiones, los signos que suelen usar la generalidad <strong>de</strong> los predicadores. Así, los puntos<br />
principales son indicados por números romanos: I, II, III, IV. Las subdivisiones, por cifras:<br />
1.°, 2,°, 3.°, 4.°, etc. Y las subdivisiones secundarias, por letras: a), b), c), d), etc.<br />
II<br />
Sermones Textuales<br />
En líneas generales, el sermón bíblico pue<strong>de</strong> ser catalogado en tres clases:<br />
TEXTUAL, el que se limita a exponer y explicar un texto bíblico.<br />
TEMÁTICO, el que se basa sobre un tema o asunto.<br />
EXPOSITIVO, es el que comenta un pasaje bíblico, narración o parábola <strong>de</strong> la<br />
Sagrada Escritura.<br />
Estas tres clases se subdivi<strong>de</strong>n en muchas otras según el carácter o procedimiento que<br />
se adopte para el arreglo <strong>de</strong>l sermón, como tendremos ocasión <strong>de</strong> ver.<br />
Empezaremos hablando <strong>de</strong>l sermón textual por ser el más fácil, sobre todo en su<br />
forma simple o ilativa.<br />
DIVERSOS USOS <strong>DE</strong>L TEXTO<br />
La costumbre <strong>de</strong> basar el sermón evangélico sobre un texto bíblico es muy antigua y<br />
en gran modo recomendable. El texto bíblico da autoridad divina al sermón.<br />
Permítasenos, empero, <strong>de</strong>cir que los textos bíblicos suelen ser usados en tres formas<br />
por los predicadores:<br />
a) Como punto <strong>de</strong> partida para el sermón. Algunos predicadores hacen uso <strong>de</strong>l texto<br />
como <strong>de</strong> una especie <strong>de</strong> plataforma <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cual se lanzan a hablar sin acordarse <strong>de</strong>l lugar <strong>de</strong><br />
don<strong>de</strong> vinieron. Los que usan así su texto como excusa y no como base <strong>de</strong>l sermón muestran<br />
tener poco respeto a la Palabra <strong>de</strong> Dios y no serán estimados por una congregación <strong>de</strong><br />
creyentes espirituales y fervorosos.<br />
b) Como punto <strong>de</strong> socorro o apoyo. Otros predicadores dicen su texto y predican sin<br />
or<strong>de</strong>n pensamientos más o menos buenos, pero que por lo general no tienen mucha relación<br />
con su texto. Cuando el predicador se ve perdido, regresa al texto, lo repite y vuelve a<br />
lanzarse al mar <strong>de</strong> su palabrería, en otra dirección muy diferente que la primera vez, usando
como excusa <strong>de</strong> su nueva disertación alguna otra palabra <strong>de</strong>l mismo texto, pero el oyente que<br />
piensa lógicamente no pue<strong>de</strong> ver ninguna relación ni conexión entre esta segunda parte <strong>de</strong>l<br />
sermón y la primera. Las congregaciones sometidas a la tortura <strong>de</strong> esta clase <strong>de</strong> sermones<br />
nunca tienen una i<strong>de</strong>a clara <strong>de</strong> lo que se propone <strong>de</strong>cirles el predicador y les es muy difícil<br />
recordar otra cosa que sus frases sueltas <strong>de</strong>l sermón.<br />
c) Como verda<strong>de</strong>ro texto y fundamento <strong>de</strong>l sermón. En las formas que vamos a<br />
analizar.<br />
I. Sermón textual ilativo.<br />
El método más sencillo para preparar un sermón textual es el <strong>de</strong> comentar el texto<br />
palabra por palabra. Hay textos muy buenos para esta clase <strong>de</strong> sermones, pero no todos sirven<br />
para tal <strong>de</strong>sarrollo, y muchos textos no pue<strong>de</strong>n ser tratados <strong>de</strong> modo alguno en esta forma<br />
simple, pues darían como resultado un galimatías <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as sin or<strong>de</strong>n lógico.<br />
EJEMPLO 1º.<br />
Sobre 1. a Timoteo 1:15<br />
Después <strong>de</strong> formular un tema que concrete el mensaje <strong>de</strong>l texto, como:<br />
«EL FIEL MENSAJE» o «NOTICIA SIN IGUAL», pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollarse diciendo:<br />
Introducción. — La necesidad <strong>de</strong> verdad que tiene el mundo habiendo habido tantas<br />
enseñanzas <strong>de</strong> error. Afortunadamente hay un mensaje <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios que pue<strong>de</strong> con razón<br />
ser llamado:<br />
I. Palabra fiel. — Expónganse los motivos que tenemos para creer en la fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong><br />
la Sagrada Escritura, como son su enseñanza inigualable, profecías cumplidas, fi<strong>de</strong>lidad y<br />
pertinacia <strong>de</strong> los primeros propagadores <strong>de</strong>l Cristianismo, etc.<br />
II. Digna <strong>de</strong> ser recibida <strong>de</strong> todos. — Puntualícese la necesidad que todos los<br />
hombres tienen <strong>de</strong> salvación y, por tanto, <strong>de</strong> hacer caso <strong>de</strong>l llamamiento <strong>de</strong> Dios. (Resístase<br />
la inclinación que pueda sentir el predicador novato a explicar en este segundo punto el plan<br />
<strong>de</strong> salvación, pues esto ha <strong>de</strong> venir <strong>de</strong>spués. Hasta aquí no hay que hablar más que <strong>de</strong> la veracidad<br />
y necesidad <strong>de</strong>l mensaje.)<br />
Pásese luego al tercer punto diciendo: ¿En qué consiste tan gloriosa noticia que todo<br />
hombre necesita conocer?<br />
III. Que Cristo Jesús vino al mundo. — Cristo significa «ungido», elegido <strong>de</strong> Dios<br />
para una misión especial. Jesús significa «Salvador». Háblese <strong>de</strong> las repetidas promesas que<br />
Dios hizo <strong>de</strong> enviar a un Ser <strong>de</strong> tal naturaleza a través <strong>de</strong> los tiempos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que el primer<br />
hombre pecó. (Resista también aquí la tentación <strong>de</strong> explicar cómo Cristo nos salva, reservándolo<br />
para el punto que sigue.)<br />
IV. Para salvar a los pecadores. — Su venida habría sido <strong>de</strong> poco provecho a la<br />
Humanidad si no hubiera llegado a realizar el objeto <strong>de</strong> ella, si se hubiera limitado a ser un<br />
Maestro y no llegara a efectuar la salvación por su muerte re<strong>de</strong>ntora. Ilústrese con alguna<br />
anécdota <strong>de</strong> alguien que se haya sacrificado por un prójimo.<br />
V. De los cuales yo soy el primero. — Esta confesión <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> cada hombre es<br />
indispensable para po<strong>de</strong>r recibir el beneficio inmenso <strong>de</strong> este glorioso mensaje <strong>de</strong> indulto.<br />
Diga a los oyentes, personalizando ya el asunto: «Quizá no seas el más gran<strong>de</strong> pecador <strong>de</strong>l<br />
mundo, pero eres el primero, por cuanto ninguno hay más cercano y que te interese tanto<br />
salvar como tu propia alma inmortal.»<br />
Nótese el or<strong>de</strong>n lógico <strong>de</strong> este texto, que empieza con un preámbulo acreditando la
certeza <strong>de</strong> la fe cristiana y termina con una aplicación personal.<br />
Otro texto notable que viene lógicamente or<strong>de</strong>nado es Juan 10:27 y 28, el cual, por<br />
referirse a una metáfora —la <strong>de</strong>l Buen Pastor—, requerirá una explicación y aplicación<br />
especial.<br />
EJEMPLO 2º.<br />
LOS PRIVILEGIOS <strong>DE</strong>L REBAÑO <strong>DE</strong> CRISTO<br />
Introducción. — Referirse a la a<strong>de</strong>cuada figura <strong>de</strong>l Pastor que con frecuencia ocurre en la<br />
Biblia.<br />
I. «Mis ovejas oyen mi voz». — Explíquese quiénes son tales ovejas.<br />
II. «Yo las conozcan. — El privilegio y la responsabilidad que implica la<br />
omnisciencia <strong>de</strong> Cristo.<br />
III. «Y me siguen». — Defínase lo que significa seguir a Cristo, imitarlo, obe<strong>de</strong>cerle,<br />
etc.<br />
IV. «Yo les doy vida eterna». — Considérese la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> esta promesa.<br />
V. «Y no perecerán para siempre». — Una seguridad preciosa <strong>de</strong> la que no <strong>de</strong>bemos<br />
abusar.<br />
VI. «Ni nadie las arrebatará <strong>de</strong> mi mano». — Hágase observar la seguridad y<br />
consuelo que esta frase <strong>de</strong>l Salvador ofrece en horas <strong>de</strong> tentación.<br />
No <strong>de</strong>ben ser tratados en forma expositiva simple sino aquellos textos que contienen<br />
en sí mismos un or<strong>de</strong>n lógico y progresivo, es <strong>de</strong>cir, que van <strong>de</strong> lo general a lo particular y <strong>de</strong><br />
lo menos importante a lo más apremiante.<br />
Obsérvese este mismo or<strong>de</strong>n en Juan 3:16 y Lucas 19:10.<br />
II. Sistema textual analítico.<br />
Pue<strong>de</strong> añadirse fuerza a las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong>l texto si se concreta en una frase que las <strong>de</strong>fina <strong>de</strong><br />
un modo sugestivo, es <strong>de</strong>cir, formulando una especie <strong>de</strong> tema para cada parte <strong>de</strong>l texto.<br />
EJEMPLO 3º.<br />
LA PROMESA <strong>DE</strong>L LADRÓN ARREPENTIDO<br />
Lucas 23:43<br />
I. Seguridad preciosa. — «De cierto, <strong>de</strong> cierto te digo».<br />
II. Invitación admirable. — «Estarás en el Paraíso».<br />
III. Compañía gratísima. — «Estarás conmigo».<br />
IV. Promesa sin dilación. — «Estarás hoy».<br />
En este método se da prominencia más bien al pensamiento que a las palabras <strong>de</strong>l<br />
texto, y no hay tanto peligro <strong>de</strong> que se siga tan solamente un tratamiento verbal <strong>de</strong>l mismo, es<br />
<strong>de</strong>cir, una mera repetición <strong>de</strong> lo que el texto dice: porque estos epígrafes analíticos sugieren<br />
al predicador nuevas i<strong>de</strong>as.<br />
EJEMPLO 4º.<br />
UNA INVITACIÓN EVANGÉLICA Isaías 45:22.<br />
I. Un medio fácil. — «Mirad».<br />
II. Un objeto divino. — «A Mí».<br />
III. Una invitación amplia. — «Todos los términos <strong>de</strong> la tierra».
Veamos otro bosquejo en forma analítica sobre uno <strong>de</strong> los temas expuestos<br />
anteriormente, con un poco <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo por medio <strong>de</strong> subdivisiones:<br />
EJEMPLO 5.°<br />
LOS PRIVILEGIOS <strong>DE</strong>L REBAÑO <strong>DE</strong> CRISTO<br />
Juan 10:27<br />
I. Son pueblo especial. — «Mis ovejas».<br />
a) Expresa posesión: «Mis». Hemos sido comprados por El. 6) Expresa<br />
carácter: «ovejas», no lobos.<br />
II. Son pueblo atento. — «Oyen mi voz».<br />
a) Tienen oídos espirituales.<br />
b) Distinguen las voces mundanas y las <strong>de</strong>l diablo <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l Buen Pastor.<br />
III. Pueblo amado. — «Yo les conozco».<br />
a) Jesús los discierne.<br />
b) Jesús los aprueba.<br />
c) Jesús los vigila.<br />
IV. Pueblo obediente. — «Ellas me siguen».<br />
a) Abiertamente reconocen a su Pastor ante el mundo.<br />
b) Personalmente le obe<strong>de</strong>cen.<br />
III. Sistema analítico invertido.<br />
Algunos textos pue<strong>de</strong>n ser tratados provechosamente <strong>de</strong> diversos modos por medio <strong>de</strong><br />
la inversión <strong>de</strong> términos, o sea, variando el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> las frases que entran en el texto.<br />
EJEMPLO 6º.<br />
PRIVILEGIO QUE ENTRAÑA GRAN PELIGRO<br />
Tomando Efesios 4:30, pondríamos por título:<br />
I. Un gran beneficio. — «Sellados por el Espíritu».<br />
II. Una gran esperanza. — «El día <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción».<br />
III. Un gran requerimiento. — «No contristéis al Espíritu».<br />
O bien pue<strong>de</strong> compararse la condición <strong>de</strong>l creyente a la <strong>de</strong>l esclavo hebreo, que<br />
esperaba el Jubileo para obtener la libertad, y formular el bosquejo <strong>de</strong> esta otra forma:<br />
EJEMPLO 7°<br />
PRIVILEGIO QUE ENTRAÑA GRAN PELIGRO<br />
I. Un gran acontecimiento futuro. — «El día <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción». (Se refiere a la<br />
liberación <strong>de</strong> todos los males en la gloriosa Venida <strong>de</strong> Cristo.)<br />
II. Un privilegio presente. — «Sellados». O sea, escogidos en lista para el día <strong>de</strong> la<br />
gran libertad.<br />
III. Un gran requerimiento. — «No contristéis al Espíritu». Nos haríamos indignos <strong>de</strong><br />
tan gloriosa esperanza si viviéramos mundanalmente.<br />
Obsérvese que en ambos bosquejos hay un progreso <strong>de</strong> pensamiento hacia el objeto<br />
primordial <strong>de</strong>l texto, que es exhortar a los creyentes a vivir a la altura <strong>de</strong> nuestra soberana
vocación.<br />
IV. Sistema analítico-expositivo.<br />
El sistema analítico se emplea con gran provecho en textos largos, o sea, porciones<br />
formadas por varios versículos, <strong>de</strong> los cuales se toma, no cada palabra o frase para exponerla<br />
a consi<strong>de</strong>rarla, sino las que convienen al plan general <strong>de</strong>l sermón según el tema bajo el cual<br />
se comenta.<br />
Esta clase <strong>de</strong> sermones se llaman expositivos, y aunque trataremos <strong>de</strong> ellos<br />
ampliamente en otros capítulos, damos aquí estos ejemplos para mostrar cómo se aplica a<br />
ellos el método analítico la inversión <strong>de</strong> términos. No es posible la formulación homilética <strong>de</strong><br />
sermones expositivos si no es por el método analítico, ya que se trata <strong>de</strong> pensamientos<br />
diseminados en un largo pasaje y no <strong>de</strong> un solo texto que se divi<strong>de</strong> en partes. Por esta razón,<br />
sin las frases analíticas que relacionan sus partes con el tema, no tendrían sentido las frases<br />
escriturales que se escogen para comentar.<br />
EJEMPLO 8º.<br />
LA RELIGIÓN GENUINA<br />
Ezequiel 31:19-21<br />
I.Su autor. — «Yo Jehová».<br />
II.El cambio que produce. — «Corazón y espíritu nuevos».<br />
III.La obediencia que <strong>de</strong>manda. — «Para que an<strong>de</strong>n y guar<strong>de</strong>n».<br />
IV.La bendición que da. — «Serán mi pueblo».<br />
EJEMPLO 9º.<br />
DIOS, EL TODO EN LA VIDA <strong>DE</strong>L CREYENTE<br />
Salmo 73:24-26<br />
I.Su guía en la vida (vers. 24 a).<br />
II.Su sostén en la muerte (vers. 24 b).<br />
III.Su porción para siempre (vers. 26).<br />
Nótese cómo en el primer bosquejo todo el <strong>de</strong>sarrollo giró alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la palabra<br />
religión y en el segundo en la persona <strong>de</strong> Dios. Esta es la ventaja <strong>de</strong> tener un tema que une y<br />
da cohesión al sermón.<br />
En ambas porciones bíblicas hay muchas más palabras y frases interesantes que<br />
tientan al expositor a comentarlas, pero para que el discurso siga un plan <strong>de</strong>ben tomarse<br />
solamente aquellas que tienen relación con el tema y <strong>de</strong>sarrollarlas con la suficiente extensión<br />
para que el conjunto forme el sermón interesante y edificante que <strong>de</strong>seamos dar a nuestros<br />
oyentes.<br />
En el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l ejemplo 9 aparece <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l texto bíblico el vers. 25, el cual<br />
pue<strong>de</strong> ser citado, y hasta comentado, durante el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l vers. 26, explicando que a<br />
veces, con motivo <strong>de</strong> las tribulaciones con las cuales Dios prueba a sus hijos, el creyente es<br />
tentado a sentirse solo, abandonado <strong>de</strong> la Provi<strong>de</strong>ncia y llevado a pronunciar con ironía y<br />
amargura la pregunta <strong>de</strong>l versículo 25; pero, basado en la gloriosa esperanza <strong>de</strong>l vers. 24, se<br />
cambia la amargura en confianza, hasta po<strong>de</strong>r llegar a <strong>de</strong>cir en un sentido pon<strong>de</strong>rativo, no con<br />
signos interrogantes sino <strong>de</strong> admiración, la pregunta «¡A quién tengo yo en los Cielos!» Este<br />
cambio <strong>de</strong>l interrogante al admirativo pue<strong>de</strong> estar basado en el po<strong>de</strong>r y sabiduría <strong>de</strong> Dios que<br />
observamos en la Naturaleza, o en las promesas <strong>de</strong> la Biblia, y también en ambas cosas. Para
ello po<strong>de</strong>mos presentar a los oyentes ejemplos científicos o citas bíblicas.<br />
Pero en este comentario el vers. 25 <strong>de</strong>be entrar, no en el or<strong>de</strong>n en que lo hallamos en<br />
la Biblia, sino como un <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l vers. 26; o sea, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber explicado la primera<br />
parte <strong>de</strong>l texto que dice: «Mi carne y mi corazón <strong>de</strong>sfallecen, para terminar con el clímax<br />
optimista «Mi porción es Dios para siempre». Esto es: tanto en los días malos como en los<br />
días buenos.<br />
Si tratáramos <strong>de</strong> explicar el 25 antes <strong>de</strong>l 26, resultaría una regresión <strong>de</strong> pensamiento el<br />
tener que <strong>de</strong>cir: «Mi carne y mi corazón <strong>de</strong>sfallecen», <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber <strong>de</strong>clarado: «Fuera <strong>de</strong><br />
Ti nada <strong>de</strong>seo en la tierra.» Pero el esqueleto <strong>de</strong>l sermón, basado en su título «Dios, el todo<br />
en la vida <strong>de</strong>l creyente», nos ayuda a rectificar el vaivén <strong>de</strong> contrastes propio <strong>de</strong> la poesía<br />
hebrea, para construir un mensaje escalonado, que empieza por la guía divina que<br />
comenzamos a recibir <strong>de</strong>s<strong>de</strong> nuestra infancia, y termina en una preciosa seguridad para todo<br />
tiempo y circunstancia.<br />
Vamos a poner el ejemplo <strong>de</strong> un texto tratado en las tres formas que venimos<br />
explicando:<br />
EJEMPLO 10º.<br />
LA POBREZA <strong>DE</strong> CRISTO, NUESTRA RIQUEZA<br />
2ª. Corintios 8:9<br />
MÉTODO ILATIVO:<br />
I. Siendo rico. II.<br />
Se hizo pobre. III.<br />
Para que por su pobreza fuésemos enriquecidos.<br />
MÉTODO ANALÍTICO: I.<br />
I. Su incomparable riqueza original.<br />
II. Su extrema pobreza a que voluntariamente se sometió.<br />
III. La inmensa riqueza que con esto nos proporcionó.<br />
Nótese cómo en ambos casos se expresa lo mismo, pero el segundo bosquejo es más<br />
sugestivo para el predicador.<br />
MÉTODO ANALÍTICO-INVERTIDO:<br />
I.La incomparable riqueza original <strong>de</strong> Cristo. — «Siendo rico». El Cielo y el Universo le<br />
pertenecen.<br />
II.La incomparable riqueza moral <strong>de</strong> Cristo. — «La gracia». Dios no es solamente rico en<br />
po<strong>de</strong>r, en ciencia, en gloria, etc., sino que lo es en amor. «Dios es amor». Ilústrese<br />
con ejemplos <strong>de</strong> la Naturaleza y <strong>de</strong> la Biblia.<br />
III.El gran motivo que le movió. — «Por amor <strong>de</strong> nosotros». Compa<strong>de</strong>cido <strong>de</strong> nuestra<br />
miseria. Ilústrese con ejemplos <strong>de</strong> pecado y <strong>de</strong>sgracia en este mundo.<br />
IV.El admirable método que adoptó. — «Se hizo pobre». Confírmese e ilústrese con<br />
ejemplos <strong>de</strong> los cuatro Evangelios.<br />
V.La inmensa riqueza que con ello nos proporcionó. — «Fuésemos enriquecidos» con<br />
una paz y gozo presentes, y las riquezas <strong>de</strong>l Cielo por siglos sin fin.<br />
Obsérvese que en los dos primeros bosquejos hemos tenido que omitir frases muy<br />
importantes <strong>de</strong>l texto, como son: «la gracia» y «por amor a nosotros», porque no venían en el<br />
versículo en el or<strong>de</strong>n lógico que convenía, mientras que en éste, gracias al método analítico y<br />
a la inversión <strong>de</strong> términos, hemos hallado la manera <strong>de</strong> incorporar estos buenos pensamientos<br />
al bosquejo, sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> formar un conjunto lógico y or<strong>de</strong>nado bajo un plan.
Es natural que en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> los dos primeros bosquejos la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la gracia o amor<br />
<strong>de</strong>l Salvador habrá <strong>de</strong> entrar y el predicador tendrá ocasión <strong>de</strong> exponerla en sus puntos II y<br />
III, pero ello será en el curso <strong>de</strong> la explicación sin po<strong>de</strong>r formar una división especial, que no<br />
correspon<strong>de</strong>ría con las otras.<br />
Es indispensable usar el método analítico para po<strong>de</strong>r invertir los términos <strong>de</strong> un texto,<br />
pues sin la frase que analiza y completa la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l texto, el predicador no podría dar razón<br />
<strong>de</strong>l porqué <strong>de</strong> la inversión o cambio <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> las frases que entran en el texto.<br />
Supongamos que el lector hallara en algún libro <strong>de</strong> sermones un bosquejo bíblico formulado<br />
en esta forma:<br />
I. Siendo rico.<br />
II. La gracia.<br />
III. Se hizo pobre.<br />
IV. Para que fuésemos enriquecidos.<br />
Sentiría que el punto segundo rompe la relación entre el primero y el tercero; pero la<br />
<strong>de</strong>finición <strong>de</strong> la gracia como «riqueza moral <strong>de</strong> Cristo», une perfectamente el segundo punto<br />
con el primero y prepara el terreno para el tercero.<br />
V. Sermón textual-sintético.<br />
Denominados así aquellos sermones basados sobre un solo texto para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong><br />
los cuales el predicador no sigue las mismas palabras <strong>de</strong>l texto, ni en forma ilativa, ni<br />
tampoco por medio <strong>de</strong> frases analíticas, pero todas <strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong>l texto y relacionadas con<br />
éste.<br />
EJEMPLO 11º.<br />
Sobre Juan 6:37 y bajo el tema:<br />
SEGURA INVITACIÓN<br />
Como introducción pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse: Jesús no pue<strong>de</strong> echar a nadie fuera, <strong>de</strong> los que<br />
vienen a El, y las razones lógicas son:<br />
1. Sería en contra <strong>de</strong> su promesa.<br />
2. En contra <strong>de</strong> su oficio.<br />
3. En contra <strong>de</strong> su corazón.<br />
4. Sería en contra <strong>de</strong> su <strong>de</strong>seo, y<br />
5. Anularía la obra <strong>de</strong> gracia iniciada por el Espíritu Santo en el corazón que se<br />
siente constreñido a acudir a Cristo.<br />
Resumen: Pue<strong>de</strong>s acudir, pues, con confianza.<br />
EJEMPLO 12º.<br />
Sobre Mateo 9:9 y bajo el tema:<br />
SIGÚEME<br />
Introducción. — Describir gráficamente el caso <strong>de</strong> la vocación <strong>de</strong> Mateo, con cierto<br />
aire <strong>de</strong> misterio, sin citar el nombre sino <strong>de</strong>jándolo adivinar a los oyentes.<br />
Debe hacerse notar que todo el cambio fue realizado por una sola palabra. A nosotros<br />
nos cuesta a veces miles <strong>de</strong> palabras convencer a personas hasta hacerles tomar una
esolución quizá trivial. En e ste caso una sola palabra bastó para <strong>de</strong>terminar una <strong>de</strong>cisión<br />
trascen<strong>de</strong>ntal que cambió toda una vida. Tras esta introducción pue<strong>de</strong> proce<strong>de</strong>rse al<br />
<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l sermón formulando estas tres divisiones:<br />
1. ¿Quién es el que dice esta palabra?<br />
2. ¿Qué implica seguir a Cristo?<br />
3. Resultados <strong>de</strong> seguir a Cristo.<br />
Pue<strong>de</strong>n formularse estas cuatro divisiones:<br />
EJEMPLO 13º.<br />
Sobre Lucas 24:34, bajo el tema:<br />
PADRE, PERDÓNALOS<br />
1. ¿Quién suplicó esto?<br />
2. ¿Por qué pi<strong>de</strong> esta clemencia?<br />
3. La ocasión en que la pi<strong>de</strong>.<br />
4. Lo que apren<strong>de</strong>mos <strong>de</strong> esta súplica.<br />
Pero si se hacen las divisiones <strong>de</strong> tal modo que formen proposiciones u observaciones<br />
resulta aún más interesante y sugestivo el bosquejo. Se pue<strong>de</strong> entonces <strong>de</strong>cir:<br />
1.Es la primera oración jamás oída <strong>de</strong> tal índole en la tierra. Es la cruz <strong>de</strong> Cristo que<br />
introduce tal oración.<br />
2.Es el Hijo <strong>de</strong> Dios venido <strong>de</strong>l cielo que ora así por sus verdugos. La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> perdón ha<br />
venido <strong>de</strong>l Cielo.<br />
3.Es el reflejo <strong>de</strong> su hermoso carácter.<br />
a) Su ternura.<br />
b) Su clemencia.<br />
c) Benigna disposición.<br />
d) Amor.<br />
e) Nobleza.<br />
f) Abnegación.<br />
4. Es la prueba <strong>de</strong> que es el Re<strong>de</strong>ntor.<br />
a) Des<strong>de</strong> la misma cruz procura el perdón para los más indignos.<br />
b) Lo obtiene en virtud <strong>de</strong> su sacrificio.<br />
5. Estas palabras <strong>de</strong>jan ver a Cristo en calidad <strong>de</strong> Mediador.<br />
Nótese el argumento con que <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>: «No saben».<br />
Conclusión. — Esta oración proclama que la única manera para salvarnos es por la clemencia<br />
divina, por gracia.<br />
Obsérvese que en ambos bosquejos hay una gradación <strong>de</strong> pensamiento <strong>de</strong> lo general a<br />
lo particular, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l texto, pero sin sujetarse a la letra <strong>de</strong>l mismo.<br />
El sermón textual-sintético, más que ningún otro <strong>de</strong> los que hasta aquí hemos<br />
estudiado, reclama subdivisiones. Este bosquejo queda muy seco con sólo las cuatro<br />
divisiones principales, mientras que tratado por proposiciones resulta muy sugestivo.<br />
Aunque <strong>de</strong>bemos tratar <strong>de</strong> las subdivisiones <strong>de</strong>l sermón en otro capítulo más a<strong>de</strong>lante,<br />
pondremos aquí un bosquejo completo con sus subdivisiones para dar una i<strong>de</strong>a más clara <strong>de</strong>l
sermón textual-tópico.<br />
EJEMPLO 14º.<br />
AMAD A VUESTROS ENEMIGOS<br />
Mateo 5:44<br />
I. Quién lo manda.<br />
1. Jesús, el que tiene toda autoridad.<br />
2. El que lo practicó en su vida.<br />
3. El que lo practicó en su muerte.<br />
4. No hubiera podido ser sugerido por la Naturaleza.<br />
II. A quién lo manda.<br />
1.A los discípulos, seguidores, imitadores, que tienen el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> seguir sus pisadas.<br />
2.A los redimidos, los que le <strong>de</strong>ben el inmenso favor <strong>de</strong> la vida eterna; favor obliga.<br />
3.A los perdonados, los que eran a su vez enemigos.<br />
III. Por qué lo manda.<br />
1.Es agradable a Dios, Padre <strong>de</strong> todos los hombres.<br />
2.Es una señal segura <strong>de</strong> ser hijos <strong>de</strong> Dios.<br />
3.Es indispensable para asemejarnos a Cristo y prepararnos para la vida <strong>de</strong> amor en el<br />
Cielo.<br />
IV. Ventajas <strong>de</strong> cumplir este mandato.<br />
1.Impi<strong>de</strong> que perjudiquemos a otros.<br />
2.Nos libra a nosotros mismos <strong>de</strong> los peligros <strong>de</strong>l odio. (Don<strong>de</strong> las dan, las toman.)<br />
3.Convierte a los enemigos en amigos.<br />
4.Será el mejor medio para ganar almas para Cristo, y si son hermanos, para ayudar a<br />
elevarles a una vida superior.<br />
III<br />
Sermones Temáticos<br />
Sermón temático es la exposición <strong>de</strong> un asunto o tema bíblico, sin seguir las líneas <strong>de</strong><br />
un texto <strong>de</strong>terminado, sino el conjunto <strong>de</strong> enseñanza o doctrina que se encuentra en la Biblia<br />
sobre dicho tema.<br />
Una vez <strong>de</strong>terminado el asunto sobre el cual el predicador <strong>de</strong>sea hablar, escogerá una<br />
porción bíblica a<strong>de</strong>cuada al mensaje, y es preferible si tiene también su texto, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cual<br />
proce<strong>de</strong>rá al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l sermón; pero dicho texto formará la base, no el esqueleto <strong>de</strong>l<br />
sermón, como en los anteriores ejemplos.<br />
Supongamos que el predicador <strong>de</strong>sea hablar <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> evangelizar y formula<br />
el sugestivo tema <strong>de</strong>: «Por qué predicamos el Evangelio».<br />
Podrá tomar como texto Marcos 16:16, o Romanos 1:16, pero no se ceñirá a dichos<br />
versículos, aunque usará uno <strong>de</strong> ellos como texto y lo citará más <strong>de</strong> una vez en apoyo <strong>de</strong> su<br />
tesis; pero podrá formular el bosquejo tópico en esta forma:<br />
¿POR QUÉ PREDICAMOS EL EVANGELIO?<br />
I. Porque Cristo lo mandó. Es, pues, un <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> todo cristiano agra<strong>de</strong>cido.<br />
II. Es el beneficio mayor que se pue<strong>de</strong> hacer a individuos y naciones. (Pue<strong>de</strong>n citarse<br />
aquí muchos ejemplos como prueba e ilustración.)<br />
III. Es el único medio para lograr la salvación eterna <strong>de</strong> las almas.<br />
Al explicar el punto segundo el predicador no versado en Homilética corre mucho
peligro <strong>de</strong> a<strong>de</strong>lantarse al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> su tema diciendo que el mayor beneficio que recibe<br />
toda persona por la predicación es la salvación eterna <strong>de</strong> su alma. Pero <strong>de</strong>be evitar<br />
cuidadosamente entrar en este terreno en el segundo punto, en el cual <strong>de</strong>be explicar tan sólo<br />
los beneficios materiales que las personas reciben al aceptar a Cristo; <strong>de</strong> otro modo, no sabría<br />
qué <strong>de</strong>cir al llegar al tercer punto o tendría que incurrir en repeticiones fastidiosas. El asunto<br />
<strong>de</strong> la salvación <strong>de</strong>l alma es el más importante y el más a<strong>de</strong>cuado para el llamamiento final:<br />
déjese, pues, para el fin <strong>de</strong>l sermón.<br />
SERMÓN TEMÁTICO DOCTRINAL<br />
Es el que toma una i<strong>de</strong>a o doctrina bíblica y la sintetiza o resume, aportando en su<br />
apoyo diversos textos bíblicos, pero no todos los textos que hablan sobre tal asunto, ni un<br />
número excesivo <strong>de</strong> ellos.<br />
Hay sermones que apenas son otra cosa que una serie <strong>de</strong> textos bíblicos engarzados. A<br />
la gente le gusta ver que los pensamientos <strong>de</strong>l predicador están bien fundados en la Palabra <strong>de</strong><br />
Dios. Pue<strong>de</strong> observarse cómo el apóstol San Pablo cita una vez y otra las Escrituras <strong>de</strong>l<br />
Antiguo Testamento; por ejemplo, en apoyo <strong>de</strong> la tesis sobre la salvación por la fe, que<br />
<strong>de</strong>sarrolla en las cartas a los Romanos y a los Calatas, pero hay allí pensamientos originales<br />
que forman la carne <strong>de</strong> la disertación. Alguien ha dicho que antes que escuchar sermones que<br />
son meros esqueletos <strong>de</strong> textos preferirán los oyentes comprarse un diccionario bíblico <strong>de</strong><br />
paralelos, evitando a un predicador que no se toma la molestia <strong>de</strong> pensar y fía su discurso en<br />
la memorización <strong>de</strong> textos bíblicos.<br />
En ningún discurso, ya sea simplemente tópico como el anterior, o <strong>de</strong> estudio bíblico<br />
como el que sigue, <strong>de</strong>ben emplearse más <strong>de</strong> dos o tres textos bíblicos, como máximo, en<br />
apoyo <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> las partes. Pue<strong>de</strong> usarse más <strong>de</strong> un texto para cada parte o división<br />
cuando el segundo y el tercero contienen alguna i<strong>de</strong>a nueva que completa la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> los otros,<br />
pero en la mayoría <strong>de</strong> los casos un solo texto bien escogido será suficiente.<br />
EJEMPLO 1º.<br />
EL PROMETIDO MESÍAS<br />
Introducción. — La promesa <strong>de</strong> un Re<strong>de</strong>ntor fue hecha a nuestros primeros padres<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento <strong>de</strong> la caída; la Biblia va <strong>de</strong>finiendo el carácter <strong>de</strong> este enviado sin igual<br />
que vendría a efectuar la liberación espiritual <strong>de</strong> la Humanidad.<br />
Desarrollo. — Notemos sus características:<br />
I.Sería simiente <strong>de</strong> la mujer, lo que parece pre<strong>de</strong>cir su nacimiento virginal:<br />
Génesis 3:15.<br />
II.Sería un <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong> Abraham: Génesis 22:18.<br />
III.Sería un <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong> David: 2.° Samuel 7:13.<br />
IV.Nacería en Belem Miqueas 5:2.<br />
V.Horadarían sus manos y sus pies: Salmo 22:16.<br />
VI. Sería contado entre malhechores: Isaías 53:9.<br />
VI.Pero enterrado en rica tumba: Isaías 53:9.<br />
VII.No quedaría en el sepulcro: Salmo 16:10.<br />
Conclusión. — Cristo ha <strong>de</strong>mostrado ser el Mesías prometido y como tal <strong>de</strong>be ser<br />
aceptado.<br />
Como advertimos ya, el predicador encontrará muchos pasajes en que se <strong>de</strong>clara que
el Mesías sería hijo <strong>de</strong> Abraham o <strong>de</strong> David, pero uno solo escogido y explicado es mejor que<br />
muchos mal explicados.<br />
En un sentido general todos los sermones tópicos son sintéticos porque sintetizan o<br />
resumen alguna verdad o doctrina que se halla distribuida en toda la Biblia, pero en el<br />
ejemplo «Por qué predicamos el Evangelio» la síntesis <strong>de</strong> pasajes bíblicos no aparece tan<br />
clara como en éste <strong>de</strong>l Mesías, por esto lo consi<strong>de</strong>ramos simplemente tópico, o <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo<br />
<strong>de</strong> un tema. Mientras que llamamos al segundo sermón, doctrinal, o <strong>de</strong> síntesis bíblica,<br />
porque <strong>de</strong>sarrolla, no una i<strong>de</strong>a, motivo, apelación o exhortación, sino una doctrina, la <strong>de</strong>l<br />
Mesías. Algunos llaman a los sermones sintéticos sobre alguna enseñanza o doctrina espiritual,<br />
simplemente: Estudio Bíblico.<br />
Con la ayuda <strong>de</strong> un buen diccionario <strong>de</strong> paralelos, o aun con la mera ayuda <strong>de</strong> las<br />
notas marginales <strong>de</strong> la Biblia, es fácil componer buenos mensajes tópicos, <strong>de</strong> síntesis<br />
doctrinal.<br />
Otras veces el bosquejo sigue una serie <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>raciones acerca <strong>de</strong> un tema, algunas<br />
apoyadas con texto y otras sacadas <strong>de</strong> la experiencia.<br />
Véase:<br />
EJEMPLO 2º.<br />
LA ORACIÓN QUE DIOS ESCUCHA<br />
Proverbios 15:29<br />
I. Dios no escucha las oraciones <strong>de</strong>:<br />
1.° Los que miran la iniquidad en sus corazones: Salmo 66:18.<br />
2.° Los altivos y orgullosos: Lucas 18:11.<br />
3.° Los faltos <strong>de</strong> caridad: Proverbios 21:13. 4.° Los que no atien<strong>de</strong>n a la Palabra <strong>de</strong><br />
Dios: Proverbios 28:9. 5.° Los egoístas: Santiago 4:3.<br />
II. Dios escucha las oraciones <strong>de</strong>:<br />
1° Los humil<strong>de</strong>s: Lucas 18:13-14.<br />
2.° Los rectos: Santiago 5:16.<br />
3.° Los que permanecen en comunión con El: Juan 15:7.<br />
4.° Los <strong>de</strong>samparados: Salmo 102:17.<br />
5.° Los afligidos: Santiago 5:13.<br />
6.° Los que buscan la Ciencia Divina: Santiago 1:15.<br />
(Adaptado <strong>de</strong> Paul E. Holdcraft.)<br />
He aquí otro ejemplo <strong>de</strong> bosquejo para sermón doctrinal basado en enseñanzas <strong>de</strong> la<br />
Biblia y <strong>de</strong> la experiencia conjuntamente.<br />
EJEMPLO 3.°<br />
Tema: EL PECADO<br />
I. Qué es el pecado.<br />
1.Es trasgresión <strong>de</strong> la ley divina: 1. a Juan 3:4.<br />
2.Es obediencia al enemigo <strong>de</strong> Dios y nuestro: Romanos 6:17, 18.<br />
3.Es una prueba <strong>de</strong> ingratitud y <strong>de</strong>safecto al que merece todo amor y obediencia: Romanos<br />
1:21.<br />
4.Es una ten<strong>de</strong>ncia natural por herencia: Salmo 51:5.
II. Cómo se produce.<br />
1. En el pensamiento. Cuando es:<br />
1.° Consentido: Deuteronomio 12:19.<br />
2.° Acariciado: Proverbios 16:30.<br />
3.° Buscado: Génesis 6:5.<br />
2. De palabra:<br />
1.° Contra Dios; blasfemias: Levítico 24:15.<br />
2.° Insultos contra los semejantes: Mateo 5:22.<br />
3.° Mentiras (sobre todo en perjuicio <strong>de</strong>l prójimo): Jueces 12:22.<br />
4.° Chismes y murmuraciones: Lev. 19:16.<br />
3. De obra. Es todo acto prohibido por la ley divina, y las acciones conducentes a los<br />
mismos:<br />
1.° Crimen y otras relaciones favorables al al mismo: Éxodo 20:13.<br />
2.° Adulterio y actos <strong>de</strong> lascivia: Éxodo 20:14.<br />
3.° Violencia <strong>de</strong> obra: Isaías 3:12.<br />
III. Trágicas consecuencias <strong>de</strong>l pecado.<br />
1.Desasosiego en el alma; turbación <strong>de</strong> la paz interior: Isaías 48:22.<br />
2.Aumenta las dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la propia vida, ya bastante difícil a causa <strong>de</strong>l pecado reinante.<br />
A veces con la esperanza <strong>de</strong> mejorarlas (Ej.: el ladrón, timador, etc.): Proverbios<br />
4:19.<br />
3.Lleva el pecador a una pendiente peligrosa (la bola <strong>de</strong> nieve).<br />
4.Induce a otros a pecar: 2.° Samuel 12:14.<br />
5.Aparta el favor <strong>de</strong> Dios: Isaías 51:2.<br />
6.Conduce al apartamiento <strong>de</strong>finitivo, o sea, al infierno: Salmo 9:17.<br />
IV. El remedio para el pecado.<br />
1.Remedios ineficaces. Todos los que proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> nosotros mismos o <strong>de</strong> invención humana:<br />
a)Arrepentimiento sin fe en el Re<strong>de</strong>ntor.<br />
b)Sacrificios y penitencias.<br />
c)Dinero y ofrendas: Hebreos 8:20.<br />
2.El remedio eficaz: LA OBRA <strong>DE</strong> CRISTO. Por ser infinito su Autor y el mismo Hijo<br />
<strong>de</strong> Dios.<br />
3.Aplicación <strong>de</strong>l remedio:<br />
a)Por la fe: Efesios 2:8.<br />
b)Con arrepentimiento: Hechos 3:19.<br />
c)En novedad <strong>de</strong> vida: 2. a Corintios 5:17.<br />
Este bosquejo es excesivamente largo, lo que obliga a tratar sus partes muy<br />
someramente. Cuando esto ocurre en temas tales como el referido u otros, por ejemplo: la fe,<br />
el arrepentimiento, el amor <strong>de</strong> Dios, la salvación, etc., conviene <strong>de</strong>finir el título <strong>de</strong>l sermón un<br />
poco más y ceñirnos al mismo para evitar que el público <strong>de</strong>sorientado llegue a olvidar al final<br />
<strong>de</strong>l discurso lo que se ha dicho al principio.<br />
Po<strong>de</strong>mos tratar el tema <strong>de</strong>l pecado <strong>de</strong> un modo menos completo pero más expresivo y<br />
fácil <strong>de</strong> recordar a los oyentes, tomando como texto Hebreos 3:13. De este modo, asociando<br />
la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> «engaño» a la <strong>de</strong> «pecado», diremos:<br />
EJEMPLO 4º.
EL ENGAÑO <strong>DE</strong>L PECADO<br />
I.El pecado engaña en cuanto a su verda<strong>de</strong>ra culpa. Preten<strong>de</strong> que Dios no le da<br />
importancia.<br />
II.El pecado engaña acerca <strong>de</strong> las ventajas que por él se han <strong>de</strong> recoger.<br />
III.El pecado engaña acerca <strong>de</strong> los malos resultados <strong>de</strong> nuestros hechos.<br />
IV.El pecado engaña en cuanto a las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> ser librados <strong>de</strong> él cuando nos<br />
plazca.<br />
V.El pecado engaña en cuanto a su <strong>de</strong>sastroso fin.<br />
Búsquense textos bíblicos y, si es posible, alguna anécdota que ilustren estas<br />
afirmaciones y se obtendrá un sermón breve y sugestivo que todos los oyentes podrán<br />
recordar con facilidad.<br />
Asimismo, en lugar <strong>de</strong> tratar en un solo discurso <strong>de</strong> «la fe» en todos los aspectos, sería<br />
mejor tratar un día <strong>de</strong>: «La fe como único medio <strong>de</strong> salvación», o concretándolo en un tema<br />
más breve, «Salvación por la fe», y en otro discurso «EZ po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la fe», refiriéndonos, no al<br />
acto <strong>de</strong> fe por el cual recibimos a Cristo como Salvador, sino a la fe constante que obtiene el<br />
cumplimiento <strong>de</strong> las promesas <strong>de</strong> Dios por medio <strong>de</strong> la oración.<br />
Como quiera que nuestros públicos son generalmente mixtos, <strong>de</strong> personas inconversas y <strong>de</strong><br />
creyentes, es permitido al predicador, en un discurso sobre la salvación por la fe, referirse al<br />
final <strong>de</strong>l sermón a la constancia <strong>de</strong> la fe que nos permite vivir una vida victoriosa como<br />
creyentes, hasta el día que entramos en posesión <strong>de</strong> la promesa <strong>de</strong> salvación. Pero esto <strong>de</strong> un<br />
modo breve, sin exten<strong>de</strong>rse en aquellas consi<strong>de</strong>raciones que no son el objeto principal <strong>de</strong>l<br />
sermón. Asimismo, en un discurso para creyentes, refiriéndonos a la fe que obtiene victorias<br />
por la oración, nos es permitido poner, quizá como primer punto <strong>de</strong> la disertación, que la<br />
primera bendición <strong>de</strong> Dios que alcanzamos por medio <strong>de</strong> la fe es la salvación <strong>de</strong>l alma, lo que<br />
nos permitirá dirigir una llamada a algún oyente no convertido que pudiera hallarse entre la<br />
concurrencia, pasando inmediatamente a referirnos a las otras bendiciones <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> fe,<br />
con más <strong>de</strong>talle y extensión.<br />
Nunca hay que olvidar el propósito principal <strong>de</strong>l sermón, que es, en el primer caso,<br />
atraer a los in-conversos a una fe <strong>de</strong>finida en la obra re<strong>de</strong>ntora <strong>de</strong> Cristo, y en el segundo,<br />
alentar a los creyentes a una vida <strong>de</strong> fe.<br />
Un sermón que abarque completamente los dos aspectos <strong>de</strong> la fe es imposible, pues<br />
todos los sermones <strong>de</strong>ben tener un propósito principal. Tratar <strong>de</strong> cazar muchos pájaros <strong>de</strong> un<br />
solo tiro es seguro método para no alcanzar ninguno. Asimismo, un sermón que se extien<strong>de</strong><br />
por igual en dos propósitos diversos no alcanzará ninguno; siempre <strong>de</strong>be tener un propósito<br />
principal, aunque contenga alguna exhortación inci<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> otro carácter, la cual <strong>de</strong>be<br />
procurarse relacionar <strong>de</strong>l mejor modo posible con el propósito principal.<br />
SERMÓN TEXTUAL-TEMATICO<br />
Uniendo lo que hemos aprendido acerca <strong>de</strong> los sermones textuales y los temáticos,<br />
encontraremos que algunos textos se prestan para la construcción <strong>de</strong> sermones temáticos con<br />
la ayuda <strong>de</strong> otros textos <strong>de</strong> la Biblia, pero siguiendo un <strong>de</strong>sarrollo muy similar al sermón<br />
textual.<br />
En los sermones <strong>de</strong> esta clase hay por lo general una palabra clave que viene a<br />
constituir el tema <strong>de</strong>l discurso. Otros textos bíblicos en los cuales ocurre la misma palabra o<br />
i<strong>de</strong>a, son preciosos auxiliares para ilustrar las subdivisiones <strong>de</strong> tal discurso, aunque otras<br />
partes pue<strong>de</strong>n ser ilustradas también con ejemplos o circunstancias <strong>de</strong> la experiencia humana,<br />
y no por un texto bíblico.
Debe evitarse cuidadosamente el uso <strong>de</strong> textos ilustrativos con profusión excesiva.<br />
Nunca <strong>de</strong>ben tomarse textos por la simple razón <strong>de</strong> que la palabra o i<strong>de</strong>a clave concurre en<br />
ellos. Un sermón no es una concordancia <strong>de</strong> analogías bíblicas. De acuerdo con este<br />
principio, jamás <strong>de</strong>ben formularse subdivisiones para po<strong>de</strong>r encajar textos favoritos en un<br />
sermón, sino que los textos <strong>de</strong>ben buscarse <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber formulado las subdivisiones,<br />
con el exclusivo objeto <strong>de</strong> ilustrar el pensamiento que tenemos en mente.<br />
Obsérvense estas instrucciones en el siguiente<br />
EJEMPLO 5º.<br />
BUSCANDO AL SEÑOR<br />
Isaías 55:6<br />
I. Qué significa buscar al Señor.<br />
1.° Es buscar el conocimiento <strong>de</strong> El: Juan 1:18, 2. a Corintios 4:6, Juan 17:25-26 y<br />
Mateo 11:27.<br />
2.° Es buscar su favor: Efesios 2:3 y 1:6.<br />
3.° Es buscar su imagen: Génesis 1:27, Efesios 4:22-24.<br />
4.° Es buscar su comunión: Colosenses 1:21, 2. a Corintios 6:16 y Juan 14:23.<br />
5.° Es buscar su presencia y goce por la eternidad: Mateo 5:8, 1. a Juan 3:2, Apocalipsis<br />
21:3-7 y 22:3-4.<br />
II. Cómo <strong>de</strong>be buscarse al Señor.<br />
1° Conscientes <strong>de</strong> nuestra absoluta necesidad <strong>de</strong> El y <strong>de</strong> los privilegios arriba mencionados.<br />
2.° Con sinceros <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> tenerle: Salmo 42:1, 43:1 e Isaías 26:8-9.<br />
3.° Por medio <strong>de</strong> la oración: Mateo 7:7 y 6:6.<br />
4.° Con una búsqueda perseverante.<br />
III. Cuándo <strong>de</strong>bemos buscar al Señor. 1° Mientras vivimos. 2." Mientras gozamos <strong>de</strong><br />
salud.<br />
3.° En nuestra juventud.<br />
4.° Mientras dura el día <strong>de</strong> la gracia.<br />
IV.Su generosa oferta.<br />
1° Tendrá misericordia.<br />
2.° Dará abundante perdón: Isaías 55:7.<br />
3.° Nos renovará: Vers. 10 y 11.<br />
(Adaptado <strong>de</strong> Charles Simeón.)<br />
Obsérvese que algunas <strong>de</strong> las subdivisiones tienen textos ilustrativos y otras no. El<br />
mensaje es tan evangélico que fácilmente podrían hallarse textos para cada una <strong>de</strong> sus<br />
subdivisiones, pero los puntos III y IV son tan sencillos que no necesitan textos para su<br />
ilustración, y el aplicarlos a cada subdivisión haría el discurso <strong>de</strong>masiado largo y pesado. Hay<br />
casi <strong>de</strong>masiados en la primera parte.<br />
Quizá podrían suprimirse textos en las primeras secciones y poner otros en las<br />
últimas. Como un ejercicio práctico para el estudiante, vamos a poner citas bíblicas<br />
a<strong>de</strong>cuadas a estas últimas secciones, pero en <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n, para que el estudiante las coloque en<br />
el lugar que a su juicio correspon<strong>de</strong>n: Isaías 55:7. Eclesiastés 12:1. Isaías 65:6. Job 7:4-6.<br />
Eclesiastés 7:2. Salmo 111:2. Lucas 11:9.<br />
Notemos que cuando se citan varios textos para un mismo punto, éstos no están<br />
puestos en cualquier or<strong>de</strong>n, sino que hay entre ellos un <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> pensamiento. Por<br />
ejemplo, en la subdivisión 1. a «Es buscar el conocimiento <strong>de</strong> El», po<strong>de</strong>mos empezar diciendo,
<strong>de</strong> acuerdo con Juan 1:18, que la búsqueda <strong>de</strong>l Desconocido Invisible ha sido la gran<br />
incógnita <strong>de</strong> la Humanidad; pero no es tanto porque Dios se haya ocultado como porque el<br />
diablo ha cegado las mentes <strong>de</strong> los hombres para no ver a Dios en sus obras. Aquellos que<br />
reciben a Cristo son empero los que verda<strong>de</strong>ramente <strong>de</strong>scubren a Dios según Juan 17:25-26,<br />
ya que Dios tiene que ser buscado más con el corazón que con la mente. Por esto son las personas<br />
más sencillas y sinceras, y no los sabios <strong>de</strong> este mundo, quienes le encuentran más<br />
fácilmente (Mateo 11:27). Quien busque este supremo conocimiento lo hallará, por muy<br />
humil<strong>de</strong> e ignorante que sea.<br />
Relacionando estos textos auxiliares, el oyente se siente suavemente introducido en<br />
ellos por la argumentación lógica <strong>de</strong>l predicador. Nada hay peor que tratar <strong>de</strong> ilustrar un<br />
sermón con una retahíla <strong>de</strong> textos bíblicos sin conexión. Es necesario <strong>de</strong>sarrollar el tema <strong>de</strong><br />
modo que los textos caigan a propósito, como llaves que se aplican a sus cerraduras.<br />
Por otro lado, hay que tener gran cuidado en no caer en el peligro <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollar los<br />
textos ilustrativos <strong>de</strong>masiado extensamente, <strong>de</strong> modo que resulten nuevos sermones. Al<br />
<strong>de</strong>sarrollar el subtítulo antes referido con cuatro textos ilustrativos, no <strong>de</strong>be olvidar el<br />
predicador que el tema <strong>de</strong>l sermón es «BUSCANDO AL SEÑOR» y que «El conocimiento<br />
<strong>de</strong> Dios» es sólo un punto subsidiario <strong>de</strong>l argumento principal, que es: la necesidad y<br />
conveniencia <strong>de</strong> buscar a Dios, y que para este punto subsidiario no <strong>de</strong>be emplear el<br />
predicador más que unos breves minutos. Por consiguiente, las frases con las cuales una estos<br />
cuatro textos <strong>de</strong>ben ser concisas e incisivas.<br />
Cuando al estudiar una subdivisión le ocurran al predicador una superabundancia <strong>de</strong><br />
pensamientos, hará bien en anotarlos para otro sermón, que en este caso podría ser sobre el<br />
tema «EL MAYOR <strong>DE</strong>SCUBRIMIENTO <strong>DE</strong> TODOS», o bien «UN CONOCIMIENTO<br />
FELIZ», pero <strong>de</strong> ningún modo <strong>de</strong>be tratar <strong>de</strong> hacer <strong>de</strong> cada subtítulo un nuevo sermón, hasta<br />
hacerse cansado al auditorio.<br />
Con el ejemplo <strong>de</strong>l punto primero el estudiante podrá ver fácilmente la relación que<br />
existe entre los textos <strong>de</strong> los subtítulos 3.°, 4.° y 5.°.<br />
Los subtítulos <strong>de</strong>l punto 3.°, por ser tan breves y simples, convendría ilustrarlos con<br />
alguna anécdota, lo que daría variedad al sermón.<br />
Véase ese otro bosquejo <strong>de</strong> sermón textual sintético tomado <strong>de</strong> un famoso predicador,<br />
sin textos ilustrativos, lo que requerirá mayor número <strong>de</strong> anécdotas.<br />
I. «Necesidad <strong>de</strong> la conversión».<br />
EJEMPLO 6.°<br />
EL ARREPENTIMIENTO<br />
Isaías 55:7<br />
Algunas personas dudan <strong>de</strong> tal necesidad, pero ésta resulta evi<strong>de</strong>nte teniendo en<br />
cuenta:<br />
1.° La naturaleza <strong>de</strong> Dios. — ¿Cómo pue<strong>de</strong> un Dios Santo consentir el pecado o<br />
perdonar a pecadores que continúen en su iniquidad?<br />
2.° La naturaleza <strong>de</strong>l Evangelio. — Las Buenas Nuevas no son una proclamación <strong>de</strong><br />
tolerancia <strong>de</strong>l pecado, sino una liberación <strong>de</strong> él.<br />
3.° Los antece<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l Evangelio. — Tenemos muchos ejemplos <strong>de</strong> perdón en la<br />
Sagrada Escritura otorgado a personas que cambiaron <strong>de</strong> vida, pero ninguno <strong>de</strong><br />
perdón concedido a quienes persistieron en el mal camino.<br />
4.° El propio beneficio <strong>de</strong>l pecador requiere que abandone el pecado, ya que <strong>de</strong> otro<br />
modo éste <strong>de</strong>jaría sentir sus efectos.<br />
II. «La naturaleza <strong>de</strong> la conversión».
1.° Tiene que abandonar su «camino». Esto significa:<br />
a) Su camino natural, en el cual corre <strong>de</strong> por sí, según su propia ten<strong>de</strong>ncia.<br />
b) Su camino habitual, al cual está acostumbrado.<br />
c) Su camino preferido, en el cual encuentra los placeres <strong>de</strong>l pecado.<br />
d) El camino ancho por don<strong>de</strong> van muchos.<br />
2.° Debe <strong>de</strong>jar o abandonar tal camino. Pues no basta:<br />
a) Reconocer que es malo.<br />
b) Lamentarse <strong>de</strong> seguirlo.<br />
c) Resolverse a <strong>de</strong>jarlo alguna vez.<br />
d) Andar con más cuidado en él.<br />
3.° El pecador <strong>de</strong>be <strong>de</strong>jar también «sus pensamientos».<br />
Esto significa sus opiniones y nociones propias antiescriturales:<br />
a) Con respecto a Dios; su ley; su Evangelio; su pueblo.<br />
b) Respecto al pecado; al castigo; a la persona <strong>de</strong> Cristo; o a su propia<br />
persona.<br />
c) Respecto a su propio orgullo, negligencia, <strong>de</strong>sobediencia y <strong>de</strong>sconfianza.<br />
III. El Evangelio <strong>de</strong> la conversión.<br />
1.° Una promesa segura: «Tendrá <strong>de</strong> él misericordia».<br />
2.° Un perdón completo: «Será amplio en perdo-donar».<br />
Esta amplitud proviene <strong>de</strong>l Calvario, don<strong>de</strong> todo el pecado fue expiado. En virtud <strong>de</strong><br />
tal obra Dios pue<strong>de</strong> ser extraordinariamente generoso para con el pecador <strong>de</strong> conciencia<br />
<strong>de</strong>spierta, sin faltar a su justicia.<br />
Conclusión. — Oh, que el pecador consi<strong>de</strong>re la necesidad <strong>de</strong> un cambio total <strong>de</strong><br />
pensamiento en lo interior, y <strong>de</strong> conducta exterior. Si no es completo y radical sería vano.<br />
Total y terrible ruina será la consecuencia <strong>de</strong> seguir en el mal. Que sea ésta la hora crucial <strong>de</strong><br />
tu vida. Dios dice «vuélvete». ¿Qué te impi<strong>de</strong> hacerlo?<br />
IV<br />
Subdivisiones <strong>de</strong>l sermón<br />
(Adaptado <strong>de</strong> C. H. Spurgeon.)<br />
Concretando lo dicho en los capítulos anteriores, po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>finir la gestación <strong>de</strong> un<br />
sermón en la siguiente forma:<br />
1. El predicador recibe la inspiración <strong>de</strong>l asunto sobre el cual ha <strong>de</strong> hablar como un<br />
mensaje especial <strong>de</strong> Dios para sus oyentes; como respuesta a sus continuas oraciones<br />
pidiendo a Dios la inspiración <strong>de</strong> mensajes apropiados a las necesida<strong>de</strong>s espirituales <strong>de</strong> su<br />
público.<br />
2. Encuentra el texto a<strong>de</strong>cuado que <strong>de</strong>fine el mensaje. (A veces la inspiración <strong>de</strong>l<br />
mensaje viene con el texto, sobre todo si el predicador es un asiduo lector <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong><br />
Dios.)<br />
En otros casos querrá predicar sobre una doctrina bíblica y usará, no uno, sino muchos<br />
textos en su apoyo, escogiendo como texto <strong>de</strong>l sermón el que mejor <strong>de</strong>fina el mensaje o<br />
doctrina que <strong>de</strong>sea exponer.<br />
3. Concentrará el mensaje en una frase corta que se llama tema.<br />
4. Lo <strong>de</strong>finirá en varias proposiciones o divisiones principales, ya sea usando las<br />
palabras o frases más prominentes <strong>de</strong>l texto (sermón textual ilativo), o siguiendo un plan
lógico formulado en su mente acerca <strong>de</strong> los pensamientos que el texto le sugiere (sermón<br />
textual-tópico), o bien formará un plan que no tiene nada que ver con las palabras <strong>de</strong>l texto<br />
sino con algún mensaje o doctrina bíblica, para el cual el texto le sirve solamente <strong>de</strong><br />
introducción (sermón tópico).<br />
5. Escribirá una introducción que <strong>de</strong>spierte la atención y el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> los oyentes para<br />
escuchar el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l mensaje. Acerca <strong>de</strong> esta parte breve pero importantísima <strong>de</strong>l<br />
sermón hablamos en un capítulo especial.<br />
Hasta aquí tiene formulado el plan o esqueleto <strong>de</strong>l sermón. Aunque el esqueleto es el<br />
armazón o apoyo <strong>de</strong>l cuerpo, no constituye el cuerpo en sí, necesita la carne y los órganos<br />
que lo completen. Así el sermón con sólo sus divisiones principales no conseguiría el objeto<br />
<strong>de</strong> salvación o edificación <strong>de</strong> los oyentes. Algunos <strong>de</strong> los mismos puntos principales no<br />
serían ni siquiera comprendidos por los oyentes si no fueran acompañados <strong>de</strong> una<br />
explicación.<br />
El estudiante habrá notado cómo algunos <strong>de</strong> los bosquejos que dimos en el capítulo I,<br />
que se refiere a las diversas formas <strong>de</strong> sermón textual, los acompañamos <strong>de</strong> subdivisiones<br />
para hacerlos más comprensivos, mientras otros más claros o simples los <strong>de</strong>jamos en<br />
esqueleto, sin dar <strong>de</strong> ellos más que las divisiones principales.<br />
El objeto <strong>de</strong> las subdivisiones es ampliar el sentido <strong>de</strong> las divisiones principales para<br />
que el pensamiento sea más claro y <strong>de</strong>tallado.<br />
Por lo tanto, las subdivisiones <strong>de</strong>ben ser únicamente el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la división<br />
principal sin salirse <strong>de</strong> ella y, sobre todo, sin tratar <strong>de</strong> explicar lo que ha <strong>de</strong> exponerse más<br />
tar<strong>de</strong> en alguna otra división.<br />
Tomando el bosquejo que hemos tenido en el capítulo I, página 20, podremos<br />
<strong>de</strong>sarrollarlo en esta forma:<br />
EJEMPLO 1º<br />
Tema: LLAMAMIENTO EFICAZ<br />
Mateo 9:9<br />
Introducción. — Explicar la historia <strong>de</strong> Mateo <strong>de</strong> un modo vivo y dramático.<br />
Haciendo énfasis en la prontitud con que Mateo siguió a Cristo. Puntualícese lo que dijimos<br />
en la introducción <strong>de</strong>l anterior bosquejo: que una sola palabra bastó para cambiar la vida <strong>de</strong><br />
este hombre, pero:<br />
I. ¿Quién es el que hace el llamamiento?<br />
1. El Hijo <strong>de</strong> Dios venido como hombre a la tierra.<br />
2. El amante Salvador que <strong>de</strong>sea salvar a todos.<br />
3. El Divino Maestro.<br />
4. El que sabe lo que hay en el hombre.<br />
5. El que tiene toda autoridad para invitar y aun mandar.<br />
II. ¿A quién dirige esta exhortación?<br />
1.A un hombre avaro y entrometido en negocios mundanos.<br />
2.A uno <strong>de</strong>spreciado <strong>de</strong> todo el mundo por su carácter y conducta.<br />
3.A uno a quien el dinero no había podido satisfacer.<br />
Aplicación: ¿No hay muchos así hoy día y entre los oyentes?<br />
III. ¿Qué significa seguir a Cristo?<br />
1. Seguir su instrucción, sus enseñanzas.<br />
2. Imitar sus prácticas: oración, asistencia al culto, caridad, etc.<br />
3. Acompañarle en sus sentimientos y propósitos.<br />
4. Dejar la compañía que no sigue a Jesús.<br />
5. Dejar la ocupación que, por no correspon<strong>de</strong>r con el carácter o métodos <strong>de</strong> Cristo,
no pue<strong>de</strong> ejercerse siguiendo a Jesús.<br />
Aplicación: A las posibles circunstancias <strong>de</strong> los oyentes (sin entrar en <strong>de</strong>talles que pudieran<br />
tener un carácter personal para alguno <strong>de</strong> los asistentes, lo que sería fatalmente<br />
erróneo y contraproducente. Dejemos al Espíritu Santo aplicar la Palabra).<br />
IV. Resultados <strong>de</strong> seguir a Cristo.<br />
1. Cambio total <strong>de</strong> vida. No se avergonzó <strong>de</strong> seguir al Señor.<br />
2. Procuró que otros tuviesen contacto con Cristo.<br />
3. Generosidad. «Convidó a muchos».<br />
4. Recibió uno <strong>de</strong> los más altos cargos que Cristo podía dar a los mortales, el ser<br />
apóstol.<br />
5. Ha sido un medio <strong>de</strong> bendición por medio <strong>de</strong> su Evangelio no sólo a sus<br />
contemporáneos, sino a todas las generaciones <strong>de</strong> creyentes.<br />
Conclusión. — ¿No quieres seguir a Cristo hoy y servirle como Mateo para gozar <strong>de</strong><br />
sus beneficios y ser bendición a muchos?<br />
Las subdivisiones <strong>de</strong> los dos primeros puntos principales tienen que ver con la historia<br />
<strong>de</strong> Mateo y no requieren aplicación especial a los oyentes; sin embargo, al <strong>de</strong>sarrollar las<br />
subdivisiones <strong>de</strong>l primero, el predicador <strong>de</strong>be pensar en las almas que necesitan un Salvador,<br />
al igual que lo necesitó Mateo, y <strong>de</strong>be hablar con entusiasmo y convicción, aunque lo hará<br />
solamente refiriéndose a Mateo, sin hacer invitaciones especiales a los oyentes, pues tales<br />
invitaciones sólo en casos excepcionales pue<strong>de</strong>n hacerse en el primer punto <strong>de</strong>l sermón. Sin<br />
embargo, <strong>de</strong>be contar la historia <strong>de</strong> Mateo, pensando en la impresión que hará en el ánimo <strong>de</strong><br />
los oyentes inconversos lo que está <strong>de</strong>scribiendo como <strong>de</strong> paso, acerca <strong>de</strong>l amor y <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>l<br />
Señor Jesucristo <strong>de</strong> salvar a los pecadores.<br />
Al terminar el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las cuatro subdivisiones <strong>de</strong>l punto segundo pue<strong>de</strong> hacerse<br />
una aplicación personal, diciendo: ¿No te hallas satisfecho y feliz? Cristo te invita, etc.<br />
En el tercer punto casi olvidamos a Mateo, pero no nos apartamos <strong>de</strong>l temía, porque,<br />
sin duda, Mateo haría todas estas cosas, sobre todo la 5. a , que está bien <strong>de</strong>clarada en la<br />
narración evangélica.<br />
En las cinco subdivisiones <strong>de</strong>l punto cuarto pue<strong>de</strong> observarse una clara gradación que<br />
nos permite terminar hablando <strong>de</strong> la recompensa que Cristo otorga a los que le siguen.<br />
Las subdivisiones <strong>de</strong>ben, pues:<br />
1. Explicar lo que no sea bien claro en la división principal.<br />
2. Demostrar y probar que lo afirmado en la división principal es la verdad.<br />
Algunas veces las subdivisiones son respuestas a las preguntas <strong>de</strong> las divisiones<br />
principales, cuando el método <strong>de</strong> preguntas ha sido usado al hacer el plan general <strong>de</strong>l sermón.<br />
Veamos un ejemplo <strong>de</strong> ello en este bosquejo sobre Judas:<br />
EJEMPLO 2.°<br />
Tema: LA GRAN TRAICIÓN<br />
Lucas 22:48<br />
I. ¿Quién comete el gran pecado? «JUDAS». ¿Quién era? Explíquese la dignidad que Jesús<br />
le había dado.<br />
Lo que había experimentado en la compañía <strong>de</strong> Jesús.<br />
Aplicación: Háblese <strong>de</strong> la dignidad que el hombre ha recibido sobre todos los seres <strong>de</strong><br />
la Creación, y sobre <strong>de</strong>l privilegio <strong>de</strong> haber conocido a Cristo por el Evangelio, mientras<br />
millones <strong>de</strong> seres humanos se hallan en la oscuridad e ignorancia espiritual.<br />
II. ¿En qué consiste este pecado? «ENTREGAS».
1. Expóngase lo horrendo <strong>de</strong>l crimen. (Abuso <strong>de</strong> confianza, rechazamiento <strong>de</strong>l amor y<br />
advertencias dirigidas durante la última cena.)<br />
2. ¿Cuál es su intento o propósito? (¿El dinero? ¿El rencor por la reprensión en<br />
Betania?)<br />
Aplicación: Jesús dice que el que no es con El es contra El. Aquel que no lo acepta, le<br />
entrega; el que no le confiesa, le niega.<br />
III. ¿Contra quién lo comete? «AL HIJO <strong>DE</strong>L HOMBRE».<br />
1. Al único hombre puro que había habido.<br />
2. Al amante Salvador.<br />
3. Tu Maestro.<br />
4. Al que conoce todas las cosas.<br />
Aplicación: Todo esto es Jesús para cada alma.<br />
IV. ¿Cómo lo realiza? «CON UN BESO».<br />
1. Una señal <strong>de</strong> amistad.<br />
2. Acto <strong>de</strong> <strong>de</strong>scarada hipocresía.<br />
Aplicación: Muchos serán con<strong>de</strong>nados por sus actos <strong>de</strong> religiosidad hipócrita. ¿Serás<br />
tú uno <strong>de</strong> ellos?<br />
EJEMPLO 2º<br />
Tema: AMOR AGRA<strong>DE</strong>CIDO<br />
Lucas 7:36 al 50<br />
Las divisiones principales <strong>de</strong> este tema pue<strong>de</strong>n ser:<br />
I. Origen <strong>de</strong> este amor.<br />
II. Su manifestación.<br />
III. Su resultado.<br />
Detallándolo por medio <strong>de</strong> subdivisiones, sería:<br />
I. Origen <strong>de</strong> este amor.<br />
1.No era egoísta ni carnal. No iba a reportarle ningún provecho material a la pecadora,<br />
pues todo el mundo sabía cuan santo y puro era el Divino Maestro y cómo con<strong>de</strong>naba<br />
el pecado (Mateo 6:26).<br />
2. Era promovido por la fe (vers. 50).<br />
a)La pecadora creía en el amor salvador <strong>de</strong> Jesús. Había perdonado los pecados <strong>de</strong>l<br />
paralítico hacía poco en la misma ciudad (Lucas 5:20). ¿No querría perdonar a ella<br />
también?<br />
b)En su po<strong>de</strong>r para perdonar. Los fariseos lo ponían en duda, pero ella no. Tenía sus<br />
razones. (Expónganse éstas, basándose en los relatos evangélicos.)<br />
II. ¿Cómo se manifestó este amor al Salvador? 1. En un santo valor, porque:<br />
a)La casa don<strong>de</strong> entró esta pecadora no era la suya.<br />
b)Los invitados a la mesa eran <strong>de</strong> categoría superior.<br />
c)El caballero a quien se acercó era un alto personaje a quien todos llamaban el Señor.<br />
d)El papel que iba a <strong>de</strong>sempeñar en una fiesta era inoportuno y ridículo.<br />
2. En lágrimas <strong>de</strong> corazón quebrantado, promovidas por:<br />
a)Su pena y arrepentimiento por lo pasado.<br />
b)Un humillante servicio personal.
a)c) Expresiones <strong>de</strong>l más humil<strong>de</strong> efecto. Besar los pies.<br />
c)Una actitud paciente ante la crítica. No se levantó a discutir con el fariseo. El amor a<br />
Cristo da paciencia.<br />
III. Su resultado.<br />
1. De parte <strong>de</strong>l mundo, <strong>de</strong>sprecios, burlas, insultos. No <strong>de</strong>bemos extrañar que así ocurra<br />
siempre.<br />
2. De parte <strong>de</strong>l Señor:<br />
a)Perdón completo. «Tus muchos pecados». No una parte <strong>de</strong> ellos, ni un tanto <strong>de</strong> su<br />
culpabilidad <strong>de</strong>jando el «reato» para ser expiado aquí o en el purgatorio.<br />
b)Gratitud y elogio <strong>de</strong> Quien más valor tienen.<br />
Notemos que hubo para la pecadora:<br />
1.° Un momento <strong>de</strong> prueba ante la crítica.<br />
2.° Un momento <strong>de</strong> satisfacción y esperanza cuando oyó la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l Señor.<br />
3.° Un momento <strong>de</strong> gozo supremo cuando escuchó la palabra <strong>de</strong> perdón (vers. 48).<br />
c) Confirmación y adoctrinamiento (versículo 50).<br />
1.° Jesús quiso que supiera la razón <strong>de</strong> su perdón: la fe que había puesto en el po<strong>de</strong>r<br />
salvador <strong>de</strong> Cristo. No era ocasión para revelar aún la doctrina <strong>de</strong>l Calvario; pero, sin<br />
duda, la conoció más tar<strong>de</strong> la pecadora y le hizo amar aún más a su Salvador.<br />
2.° Quiso que <strong>de</strong>scansara en la seguridad <strong>de</strong> su salvación. «Ve en paz», no a cumplir<br />
penosas penitencias.<br />
Conclusión. — ¿No quieres amar a Cristo, confesarle con valor y sufrir el <strong>de</strong>sprecio <strong>de</strong>l<br />
mundo para obtener en cambio tan gran<strong>de</strong>s beneficios?<br />
Veamos otro bosquejo:<br />
EJEMPLO 4º<br />
Tema: LA ELECCIÓN <strong>DE</strong> MOISÉS<br />
Hebreos 11:24-26<br />
Introducción.—Pue<strong>de</strong> hacerse <strong>de</strong> dos maneras:<br />
1. a De carácter narrativo, refiriendo la historia bíblica, o<br />
2. a Argumentativa, diciendo a vía <strong>de</strong> Introducción:<br />
En varias ocasiones <strong>de</strong> la vida se nos presenta la necesidad <strong>de</strong> hacer elecciones que<br />
<strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n nuestro Porvenir, pero la principal <strong>de</strong> todas es aquella que tiene que ver con nuestra<br />
salvación y el porvenir eterno <strong>de</strong> nuestra alma. Moisés es un ejemplo <strong>de</strong> abnegación y <strong>de</strong>l<br />
po<strong>de</strong>r que un hombre pue<strong>de</strong> recibir Por la fe en Dios cuando se <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> a per<strong>de</strong>rlo todo Por<br />
amor a El.<br />
I. Lo que Moisés rehusó.<br />
1. La dignidad <strong>de</strong> príncipe. Muchos han arriesgado mucho para gozar tal triunfo.<br />
2. Los placeres <strong>de</strong> la corte. Seguramente eran muy atractivos.<br />
3. Las riquezas. Las había gozado y sabía el bien material que significaban.<br />
II. Lo que eligió.<br />
Sufrir con el pueblo <strong>de</strong> Dios. Esto en un tiempo cuando estaban oprimidos por un<br />
déspota.<br />
Compartir el <strong>de</strong>sprecio que sufría su pueblo, la burla <strong>de</strong> sus enemigos; quizás en parte<br />
motivado por la esperanza que tenía <strong>de</strong> un libertador prometido a los padres, el Mesías,<br />
la Estrella <strong>de</strong> Jacob. Por esto el apóstol lo llama «el vituperio <strong>de</strong> Cristo».<br />
III. El principio <strong>de</strong>cisivo <strong>de</strong> su elección.
La fe. Por medio <strong>de</strong> la fe inculcada por su piadosa madre, Dios le enseñó:<br />
1. A valorar lo mundano. Por eso consi<strong>de</strong>raba las riquezas <strong>de</strong> Egipto como:<br />
a) No satisfactorias. ¿Lo son hoy?<br />
b) Inciertas (ilústrese con alguna anécdota).<br />
c) Perjudiciales en su influencia. Descríbanse imaginativamente las luchas <strong>de</strong><br />
conciencia <strong>de</strong>l joven piadoso en una corte corrompida. El resultado fue <strong>de</strong>cidir<br />
la huida antes que fuera cogido <strong>de</strong>masiado fuertemente en los lazos <strong>de</strong>l pecado.<br />
2. A mirar a la remuneración. Esta podía tener dos aspectos:<br />
a)La promesa <strong>de</strong> libertad y salida <strong>de</strong> Egipto anticipada por los patriarcas Jacob y<br />
José (Génesis 49 y 50:24).<br />
b)La ciudad con fundamentos que esperaban los patriarcas (Hebreos 11:9-16). El<br />
Cielo.<br />
Ambas cosas parecían lejanas e improbables y <strong>de</strong> la segunda tenían menos <strong>de</strong>talles y<br />
garantía que las que tenemos nosotros <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la Venida <strong>de</strong> Cristo.<br />
Su fe, empero, le hizo valorar estas cosas lejanas por encima <strong>de</strong> lo presente y tangible.<br />
¿No lo hará con nosotros?<br />
DIVISIONES AMPLIADAS O EXPLICADAS<br />
Para predicadores noveles o muy ancianos, cuando empieza a fallarles la memoria, no<br />
será suficiente un bosquejo con escuetas divisiones y subdivisiones, sino que necesitará un<br />
poco <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo escrito. Aconsejamos, empero, que éste sea lo más conciso posible para no<br />
llevar al predicador a la tentación <strong>de</strong> leer el sermón palabra por palabra, lo que siempre resta<br />
vigor a la alocución, atando al predicador a un manuscrito. El lector encontrará numerosos<br />
e jemplos <strong>de</strong> bosquejos <strong>de</strong> esta clase en nuestro volumen <strong>de</strong> Sermones escogidos, don<strong>de</strong><br />
publicamos solamente dos, sobre inauguración <strong>de</strong> templos, transcritos palabra por palabra, y<br />
cuarenta y ocho sobre diversos temas en esta forma con<strong>de</strong>nsada, ocupando c ada bosquejo a lo<br />
más tres páginas, y una, aproximadamente, <strong>de</strong> anécdotas.<br />
Aquí nos limitaremos a transcribir un ejemplo exprofesamente escogido <strong>de</strong> otro autor.<br />
EJEMPLO 3º<br />
Tema: EL YUGO <strong>DE</strong> CRISTO<br />
Mateo 11:29-30<br />
Introducción. — El capítulo <strong>de</strong>l cual seleccionamos este ejemplo empieza con el<br />
mensaje enviado por Juan a Cristo y la respuesta <strong>de</strong> Este (vers. 3-6). Cristo ensalza el carácter<br />
<strong>de</strong> Juan (vers. 7-11) y censura al pueblo por su menosprecio, tanto <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> Juan<br />
como <strong>de</strong>j suyo propio, mostrándoles los vanos pretextos que presentan para justificarse.<br />
Finalmente profetiza la ruina <strong>de</strong> Corazín, Bethsaida y Capernaum, y concluye con esta<br />
afectuosa invitación a tales oyentes <strong>de</strong>saprensivos, que bien pue<strong>de</strong>n ser tomados como tipo <strong>de</strong><br />
la Humanidad entera. Consi<strong>de</strong>remos:<br />
I. El yugo que nos impone.<br />
El yugo es un instrumento puesto sobre el cuello <strong>de</strong>l buey por el cual éste queda<br />
sujeto a ciertas restricciones <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l labrador que le conduce y <strong>de</strong> su compañero o<br />
compañeros <strong>de</strong> labor. Cristo usa esta figura para aplicarla a la religión; e implica:<br />
1) El yugo <strong>de</strong> su doctrina. — Esto significa la sujeción <strong>de</strong> nuestra mente a su<br />
enseñanza. La recepción con humildad <strong>de</strong> las misteriosas doctrinas <strong>de</strong>l Cristianismo, como la
encarnación <strong>de</strong>l Verbo Divino, la Re<strong>de</strong>nción, la Resurrección, etc. Tales doctrinas eran<br />
tropeza<strong>de</strong>ro a los judíos y locura a los gentiles, mas a los creyentes son sabiduría y potencia<br />
<strong>de</strong> Dios.<br />
2) El yugo <strong>de</strong> sus leyes. — Cristo no abolió la ley moral, sino que la explicó,<br />
espiritualizó y amplió. «Amad a vuestros enemigos» (véase Mateo 5:7). No hay verda<strong>de</strong>ro<br />
discipulado sin obediencia: «Vosotros sois mis amigos», etc. «Si me amáis, guardad mis<br />
mandamientos.»<br />
3) El yugo <strong>de</strong> la cruz <strong>de</strong> Cristo. — «Si alguno quisiere ser mi discípulo tome cada día<br />
su cruz, etc.» Esto implica mucho: pública profesión <strong>de</strong> Cristo, negación <strong>de</strong> sí mismo, si es<br />
necesario abandono <strong>de</strong> amigos, esposa, hijos, casas, bienes, y aun <strong>de</strong> la misma vida, por causa<br />
<strong>de</strong> Cristo.<br />
II. La lección que nos enseña.<br />
«Apren<strong>de</strong>d <strong>de</strong> Mí». Esto significa tanto la doctrina que enseña como las reglas que<br />
nos impone y los sacrificios que <strong>de</strong>manda.<br />
Tenemos que apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> El:<br />
1) Escuchando sus palabras. — El es el Profeta Supremo prometido a Israel <strong>de</strong><br />
quien se dijo: «A El oíd.» Mandato divino enfatizado nuevamente por Dios en Su bautismo.<br />
2) Imitando su ejemplo. — Es nuestro mo<strong>de</strong>lo perfecto. No nos impone ningún<br />
<strong>de</strong>ber que El mismo no haya cumplido en su vida ejemplar. El abrió la senda y nosotros<br />
tenemos que seguir sus pasos.<br />
3) Adoptando su mente y espíritu. — «Que soy manso y humil<strong>de</strong> <strong>de</strong> corazón».<br />
Debemos compartir la mansedumbre y humildad <strong>de</strong> Cristo, pues: «Si alguno no tiene el<br />
Espíritu <strong>de</strong> Cristo, el tal no es <strong>de</strong> El.» La verda<strong>de</strong>ra humildad suprime el orgullo e imparte un<br />
carácter dócil y amable.<br />
III. La bendición que promete.<br />
«Hallaréis <strong>de</strong>scanso para vuestras almas». El reposo corporal es dulce e indispensable.<br />
¡Cuánto más e l <strong>de</strong>scanso <strong>de</strong>l alma! Esta promesa incluye:<br />
1) Descanso <strong>de</strong> la servidumbre <strong>de</strong>l pecado. — No existe labor más severa o cruel, ni<br />
acompañada <strong>de</strong> mayor miseria, que la <strong>de</strong>l pecado. Esclavitud <strong>de</strong> Satanás. Vasallaje <strong>de</strong> su<br />
maldito imperio.<br />
2) Descanso <strong>de</strong> la inquietud interior. — «Los impíos son como la mar en tempestad,<br />
que no pue<strong>de</strong> estarse quieta». «No hay paz, dice mi Dios, para los impíos, sino temor y<br />
constante recelo»; pero «Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios». Por esto el<br />
alma pue<strong>de</strong> cantar:<br />
Oí la voz <strong>de</strong>l Salvador<br />
Decir con tierno amor:<br />
Ven, ven a Mí, <strong>de</strong>scansarás,<br />
Cargado pecador.<br />
Tal como era, a mi Jesús,<br />
Cansado, yo acudí,<br />
Y luego dulce alivio y paz,<br />
Por fe, <strong>de</strong> El recibí.<br />
3) Eterno reposo en el Cielo. — Queda un reposo para el pueblo <strong>de</strong> Dios. De los<br />
trabajos, conflictos, tristezas, cruces, sufrimientos, etc. Reposo constante y eterno (Apoc.<br />
14:13). Para persuadir a los pecadores a aceptar esta invitación observad:
IV. El motivo que aduce.<br />
«Pues mi yugo es fácil y ligera mi carga». Así, es:<br />
1) Contrastado con el yugo <strong>de</strong>l pecado. — ¿Qué fruto teníais <strong>de</strong> aquellas cosas <strong>de</strong> las<br />
cuales os avergonzáis? El yugo <strong>de</strong>l pecado está lleno <strong>de</strong> amargura y su paga es «muerte».<br />
2) Comparado con las prácticas religiosas <strong>de</strong>l paganismo. — Por lo general están<br />
llenas <strong>de</strong> crueldad. Tales sistemas religiosos se hallan escritos con la sangre <strong>de</strong> sus<br />
adoradores. Niños inmolados, viudas quemadas, torturas <strong>de</strong> los faquires y santones. El yugo<br />
<strong>de</strong> Cristo, en cambio, está lleno <strong>de</strong> misericordia, bondad, paz y pureza.<br />
3) Comparado con las prácticas <strong>de</strong> la dispensación judía. — Aunque <strong>de</strong> divino<br />
origen, como Dispensación preliminar a la Cristiana, era, sin embargo, lo que Pedro llama:<br />
«Yugo que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido llevar.» Por sus numerosos servicios,<br />
sacrificios, purificaciones, oblaciones, etcétera, y por la severidad <strong>de</strong> su ley moral: «Ojo por<br />
ojo y diente por diente.»<br />
4) El yugo <strong>de</strong> Cristo es, en cambio, fácil por sí mismo. — Nada irracional, nada<br />
<strong>de</strong>gradante u opresivo se encuentra en su doctrina. «Sus mandamientos no son penosos».<br />
Amar a Dios, creer en Jesús, obe<strong>de</strong>cer las leyes divinas y la dirección <strong>de</strong>l Espíritu Santo; ser<br />
lleno <strong>de</strong> frutos <strong>de</strong> bondad, etc.<br />
5) Es fácil por la ayuda que al aceptarlo nos es otorgada. — «Yo estoy con vosotros<br />
todos los días», promete Cristo al partir. Su presencia infun<strong>de</strong> fortaleza y consuelo por su<br />
Santo Espíritu. (Cítense ejemplos <strong>de</strong> mártires.) «Bástate mi gracia» fue dicho a un hombre<br />
que pasó muchas tribulaciones en el servicio <strong>de</strong> Cristo, el cual pudo por su parte exclamar:<br />
«Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.»<br />
Aplicación: Exhortad al esclavo <strong>de</strong>l pecado acerca <strong>de</strong> la necedad y locura <strong>de</strong> continuar<br />
en su penosa vida <strong>de</strong> pecado.<br />
Invitadle a probar el suave yugo <strong>de</strong> Cristo.<br />
Animad a los discípulos <strong>de</strong> Cristo a «seguir al Cor<strong>de</strong>ro por don<strong>de</strong>quiera que fuere», imitando<br />
sus virtu<strong>de</strong>s.<br />
(Trad. <strong>de</strong> Sketches and Skeletons of<br />
Sermons, por J. Burns, D.D.)<br />
Nótese en este ejemplo <strong>de</strong> un gran maestro varios rasgos que hemos señalado en la parte<br />
teórica <strong>de</strong> este manual:<br />
1.° El sermón es en su planteamiento <strong>de</strong> carácter textual ilativo.<br />
2.° El exordio o introducción es <strong>de</strong>l contexto. El doctor Burns tiene una preferencia<br />
especial por las introducciones contextúales. Permítasenos <strong>de</strong>cir que éstas son siempre las<br />
más fáciles y ricas en enseñanza, pero no las recomendamos en todos los casos. El predicador<br />
que teniendo que -dirigirse a un mismo auditorio le diera siempre introducciones <strong>de</strong>l contexto<br />
llegaría a hacerse monótonamente pesado. Como explicaremos en el capítulo VIII, hay otras<br />
formas <strong>de</strong> introducción más atractivas para <strong>de</strong>spertar vivamente el interés <strong>de</strong>l público <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
el mismo principio <strong>de</strong>l mensaje.<br />
3.° Este sermón es, empero, en su <strong>de</strong>sarrollo, un sermón textual-analítico, porque hay<br />
una frase en cada división principal que analiza, o presenta en otras palabras que las <strong>de</strong>l<br />
propio texto, la verdad que expresan las frases textuales una tras otra.<br />
4.° La conclusión, o aplicación, como lo <strong>de</strong>nomina el Dr. Burns, es múltiple,<br />
conteniendo tres puntos. Ello es posible por tratarse <strong>de</strong> un texto largo y un sermón bastante<br />
extenso. Un texto más breve, raramente permite varias conclusiones.<br />
5.° Digamos, finalmente, que este bosquejo, <strong>de</strong> un autor clásico y maestro <strong>de</strong>
Homilética <strong>de</strong>l siglo pasado, resulta <strong>de</strong>masiado extenso para nuestra época mo<strong>de</strong>rna. El<br />
predicador <strong>de</strong> nuestro tiempo que quisiera adaptarlo literalmente podría dar muy poco<br />
<strong>de</strong>sarrollo a cada parte. Esto ocurre también con nuestro propio volumen <strong>de</strong> Sermones<br />
escogidos, preparado para predicadores noveles en tiempos <strong>de</strong> persecución, cuando los fieles<br />
se reunían por las casas, llenos <strong>de</strong> fervor espiritual, y no se sentían muy satisfechos si el<br />
sermón se circunscribía a una sola hora. Era necesario, pues, exten<strong>de</strong>r el mensaje por toda<br />
clase <strong>de</strong> ramificaciones en cada punto y enriquecerlo con muchas anécdotas. Pero ello da<br />
posibilidad al predicador actual a escoger lo mejor. Siempre es preferible en un bosquejo<br />
ajeno que nos proponemos adaptar, que haya exceso <strong>de</strong> material, que falta, para po<strong>de</strong>r<br />
escoger y omitir lo menos interesante, dando paso a pensamientos propios basados en<br />
aquellos puntos o proposiciones que más nos han llamado la atención. El autor tiene que<br />
confesar que ha adaptado muchos sermones <strong>de</strong> Spurgeon en sus 45 años <strong>de</strong> predicador, pero<br />
omitiendo las nueve décimas partes <strong>de</strong>l material, conservando tan sólo las divisiones<br />
principales y algunos pensamientos clave.<br />
V<br />
Buscando material para el sermón<br />
Muchas veces, los estudiantes <strong>de</strong> Homilética han dicho que ocurre con los bosquejos<br />
como con el huevo <strong>de</strong> Colón. Son muy fáciles cuando se ven escritos en la pizarra, pero lo<br />
difícil es que a uno se le ocurra el plan a <strong>de</strong>sarrollar, y una vez obtenido éste, queda la<br />
dificultad <strong>de</strong> llenarlo con i<strong>de</strong>as interesantes. ¿Cómo lo haremos para hacer surgir i<strong>de</strong>as acerca<br />
<strong>de</strong> un texto en nuestras mentes?<br />
La primera y más sencilla <strong>de</strong> las formas es sometiendo el mismo a un bombar<strong>de</strong>o <strong>de</strong><br />
preguntas prácticas.<br />
Supongamos que el texto es Romanos 1:16. Antes <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>r a ningún plan sobre<br />
este texto, el estudiante pue<strong>de</strong> preparar copioso material sometiéndole a las siguientes<br />
preguntas:<br />
Sobre el texto en general.<br />
¿Cuándo fueron escritas estas palabras? ¿En qué población? ¿Por quién? ¿A quiénes<br />
fueron dirigidas? ¿De qué estaba hablando el escritor? ¿Qué objeto se proponía al escribir<br />
este texto?<br />
Respecto a las palabras.<br />
¿Por qué dice no me avergüenzo? ¿Por qué dice potencia? ¿Qué significa salud?<br />
Búsquense otros textos don<strong>de</strong> salud significa salvación.<br />
EJEMPLO: Hechos 4:12. Romanos 10:10. Hebreos: 14. Hebreos 2:3. 1. a Pedro 1:5.<br />
Judas 3.<br />
¿Quién era el judío? ¿Quién era el griego? ¿Por ué nombra dos pueblos?<br />
Respecto a las frases.<br />
¿Cuántas hay en este texto? ¿Dón<strong>de</strong> hallaré aclaración sobre la palabra salud? ¿Dón<strong>de</strong><br />
hallaré aclara-ión <strong>de</strong> que el Evangelio es po<strong>de</strong>r?<br />
En la Biblia: Zaqueo. La pecadora. El carcelero e Filipos.<br />
En la historia: Recuér<strong>de</strong>se algún caso o anécdota. ¿Qué otros textos extien<strong>de</strong>n la
invitación a «todo 3uel»? Juan 3:16.<br />
Respecto a sí mismo.<br />
¿Peco yo <strong>de</strong> avergonzarme? ¿Recuerdo algún caso que lo haya hecho?<br />
¿He dudado <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios para convertir a alguien?<br />
¿He <strong>de</strong> buscar primero los que están más cerca los que están más lejos en mis<br />
trabajos? ¿Me indicaré sólo a una clase?<br />
Respecto a los oyentes<br />
.<br />
¿Qué verda<strong>de</strong>s he <strong>de</strong> inculcar a los creyentes? . Las que me he aplicado a mí.<br />
¿Y a los no creyentes? La realidad <strong>de</strong> un Evangelio que se ha <strong>de</strong>mostrado tan<br />
po<strong>de</strong>roso.<br />
La necesidad <strong>de</strong> creer para tener salvación.<br />
La inutilidad <strong>de</strong> las obras para salvar. Lo que hacían los judíos.<br />
La inutilidad <strong>de</strong> buscar a Dios en la filosofía natural sin revelación.<br />
ARREGLO <strong>DE</strong>L BOSQUEJO<br />
Puedo hacerlo <strong>de</strong> dos modos: Por el método textual-ilativo o por el temático.<br />
Si lo hago temático, ¿sobre qué palabra lo basaré?<br />
Hay tres frases en el texto que sugieren interesantes temas, los cuales son:<br />
1.° No me avergüenzo.<br />
2.° Del Evangelio <strong>de</strong> Cristo.<br />
3.° Porque es potencia <strong>de</strong> Dios.<br />
Y pue<strong>de</strong>n formularse así:<br />
1.° El <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> no avergonzarse.<br />
2.° l Evangelio, po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios.<br />
3.° Salvación para todo hombre.<br />
Respecto a las ilustraciones.<br />
¿Qué puntos conviene ilustrar? Especialmente: «avergüenzo» y «po<strong>de</strong>r».<br />
Respecto a la introducción.<br />
gentil.<br />
¿Cómo haré el exordio? De dos maneras:<br />
1. a Relacionándolo con el proyecto <strong>de</strong>l viaje a Roma.<br />
2. a Explicando el humil<strong>de</strong> origen <strong>de</strong>l Evangelio y su triunfo sobre el mundo judío y<br />
Qué luz echa el contexto sobre el texto?<br />
El vers. 14 ilustra la disposición <strong>de</strong> Pablo para anunciar el Evangelio a todo el mundo.<br />
La absoluta <strong>de</strong>pravación <strong>de</strong>scrita en el vers. 21 al 32 ilustra el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Evangelio para salvar<br />
a tan corruptos pecadores.<br />
El vers. 18 <strong>de</strong>clara la necesidad <strong>de</strong> la salvación.<br />
La respuesta a todas estas preguntas ofrece muchísimo material para hacer un buen
sermón. Probablemente más que el que el estudiante podrá incluir en una sola disertación y<br />
pue<strong>de</strong> ya proce<strong>de</strong>r arreglo <strong>de</strong>l bosquejo en alguna <strong>de</strong> las indicadas es formas.<br />
EJEMPLO 1."<br />
EL <strong>DE</strong>BER <strong>DE</strong> NO AVERGONZARSE Romanos 1:16<br />
Introducción. — Siempre ha sido difícil confesar a Cristo, en otros tiempos a causa <strong>de</strong><br />
la persecución; y día en que este motivo <strong>de</strong> temor ha casi <strong>de</strong>sparecido, la obra <strong>de</strong> Dios es<br />
<strong>de</strong>tenida por temores mucho menos fundados: el <strong>de</strong> la opinión pública, posible pérdida en los<br />
negocios, <strong>de</strong> prestigio o <strong>de</strong> fama.<br />
El apóstol tenía en contra suya motivos <strong>de</strong> toda índole; sin embargo, está dispuesto a<br />
avanzar en vez <strong>de</strong> retroce<strong>de</strong>r. Consi<strong>de</strong>remos:<br />
I. De qué no se avergonzaba el apóstol. — Del Evangelio, Buena Nueva <strong>de</strong>l perdón<br />
<strong>de</strong> Dios. ¿Qué motivos aparentes tenía para avergonzarse?<br />
1º. Era una religión nueva, sin tradición.<br />
2º. Despreciada <strong>de</strong> los sabios y po<strong>de</strong>rosos <strong>de</strong> su tiempo.<br />
3º. Perseguida en muchas partes: Hechos 28:23.<br />
4º. Profesada por los más pobres y humil<strong>de</strong>s: 1. a Corintios 1:27.<br />
5º. No siempre honrada por sus mismos seguidores: 1. a Corintios 6:6.<br />
6º. Vilipendiada y calumniada <strong>de</strong> muchas maneras.<br />
II. Por qué no se avergonzaba. — A pesar <strong>de</strong> todo lo dicho, no tenía temor ni vergüenza <strong>de</strong><br />
esta doctrina, porque era po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios:<br />
1º. Para persuadir y convencer: Hebreos 4:12.<br />
2º. Para dar salvación: Romanos 8:1.<br />
3º. Para regenerar y transformar: 1. a Corintios 6:11.<br />
4º. Para dar herencia eterna: Juan 1:12. Por eso era el Evangelio su mayor<br />
gloria: Gálatas 6:14.<br />
EJEMPLO 2º<br />
SALVACIÓN PARA TODO HOMBRE<br />
Romanos 1:16<br />
Introducción. — El mensaje <strong>de</strong>l Evangelio es universal. No conoce fronteras ni razas.<br />
Las religiones paganas solían tener un carácter nacional, pero el Cristianismo es para el<br />
mundo entero. No podía ser <strong>de</strong> otro modo por ser <strong>de</strong> Dios.<br />
Nadie lo comprendió mejor que el apóstol San Pablo cuando luchó para <strong>de</strong>sligarlo <strong>de</strong><br />
los prejuicios nacionales <strong>de</strong>l judaísmo (Romanos 9:30 y 31). Es un mensaje universal.<br />
I. Por su origen. — «De Dios».<br />
1º. Dios es Creador <strong>de</strong> todos: Hechos 17:26.<br />
2º. Dios es Señor <strong>de</strong> todos. En El no cabe parcialidad: Hechos 10:36.<br />
3º. Quiere ser Padre <strong>de</strong> todos: Juan 1:12.<br />
II. Por su maravilloso carácter. — «Po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios».<br />
1.° Otras religiones han sido impuestas por medios humanos.<br />
a) Por la espada (El Islam).<br />
b) Por la influencia política (Budismo y Shintoisismo).<br />
c) Por humana persuasión (Filosofía platónica, Confucionismo).
2° El Cristianismo lo fue por:<br />
a) Milagros evi<strong>de</strong>ntes: Hebreos 2:4.<br />
b) Operaciones <strong>de</strong>l Espíritu Santo. No sólo en los tiempos apostólicos, sino en<br />
nuestros días. Su obra regeneradora no ha sido estéril en ninguna raza ni<br />
pueblo. (Ilústrese con anécdotas misioneras.)<br />
III. Por su admirable medio <strong>de</strong> adaptación.—«A todo aquel que cree.»<br />
El método por el cual Dios quiere regenerar y salvar a las almas está al alcance <strong>de</strong><br />
todos: 1.° De los indoctos como <strong>de</strong> los sabios. 2.° De los pobres, sin que los ricos se<br />
hallen<br />
excluidos.<br />
3.° De los enfermos e inválidos como <strong>de</strong> los sanos, pues no requiere esfuerzo físico.<br />
No podía haber medio tan a<strong>de</strong>cuado como la fe. No hay otro más sencillo; sin embargo,<br />
no hay otro que honre más a Dios e influya más en el propio carácter humano.<br />
IV. Por lo universal <strong>de</strong> la necesidad que suple. — «Al judío primeramente y también al<br />
griego».<br />
1.° Incluye las dos clases religiosas en que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista judío se hallaba<br />
dividida la Humanidad. El apóstol <strong>de</strong>muestra que ambas se hallaban <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> pecado<br />
(Romanos 3:21-31).<br />
2.° El se consi<strong>de</strong>raba <strong>de</strong>udor <strong>de</strong> todos: Romanos 1:14. ¿No lo somos nosotros<br />
también?<br />
3.° En nuestros días po<strong>de</strong>mos aplicar la <strong>de</strong>signación <strong>de</strong>:<br />
a) Judíos, a los que tienen fe y conocimiento <strong>de</strong> Dios, pero equivocados.<br />
b) Gentiles, los ateos y paganos.<br />
Los primeros se hallan muy cerca <strong>de</strong>l Reino, pero están igualmente expuestos<br />
a perecer si rechazan el divino mensaje.<br />
Conclusión. — ¿Permitirás que el Evangelio salve a otros y no a ti? (Mateo 8:11).<br />
EJEMPLO 3.°<br />
EL EVANGELIO, PO<strong>DE</strong>R <strong>DE</strong> DIOS<br />
Romanos 1:16<br />
Introducción. — Hay una diferencia esencial entre el Cristianismo y las religiones<br />
humanas. Estas proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los hombres y necesitan apoyarse en el po<strong>de</strong>r humano<br />
(Mahometismo, Budismo, Catolicismo), pero el Evangelio ha triunfado a través <strong>de</strong> todos los<br />
po<strong>de</strong>res humanos. Ni ca<strong>de</strong>nas, ni potros, ni circos, ni hogueras han podido <strong>de</strong>tener ni impedir<br />
el anuncio <strong>de</strong> la Buena Nueva. Porque:<br />
I. El Evangelio es po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios.<br />
1. No es <strong>de</strong> carácter físico. Dios ha intervenido raramente con po<strong>de</strong>r físico en la era<br />
cristiana para que la prueba <strong>de</strong> la fe fuese perfecta.<br />
2. Pero en su triunfo el Evangelio ha <strong>de</strong>mostrado po<strong>de</strong>r espiritual, pues muy pronto<br />
habría <strong>de</strong>saparecido <strong>de</strong> la tierra <strong>de</strong> no ser un po<strong>de</strong>r sobrehumano.<br />
a) A causa <strong>de</strong> su humil<strong>de</strong> origen: Un carpintero <strong>de</strong> Nazaret, doce pescadores y<br />
y artesanos.<br />
b) Por tener a tantos po<strong>de</strong>res en contra.<br />
Sin embargo:<br />
a) Triunfó rápidamente en los primeros siglos. (Dicho <strong>de</strong> Tertuliano: «Somos
<strong>de</strong> ayer y llenamos el mundo».)<br />
b) Por los admirables frutos que ha producido en todos los tiempos.<br />
II. Es un po<strong>de</strong>r benéfico. — «Dar salud».<br />
1. Hay en el mundo po<strong>de</strong>res que tien<strong>de</strong>n a la <strong>de</strong>strucción: los vientos, el fuego, el<br />
rayo. Dejados los elementos <strong>de</strong> la Naturaleza a su arbitrio, al acaso, sin ser or<strong>de</strong>nados<br />
y controlados por un Po<strong>de</strong>r Supremo, darían como resultado inevitable el caos. Este<br />
Po<strong>de</strong>r se ha hecho tan evi<strong>de</strong>nte como benéfico en el or<strong>de</strong>n físico. ¿No lo será en el<br />
or<strong>de</strong>n moral? ¿Ha <strong>de</strong> triunfar el mal moral en el Universo?<br />
2. El Evangelio es este po<strong>de</strong>r moral que el mundo necesitaba.<br />
a) Para persuadir y redargüir <strong>de</strong> pecado.<br />
b) Para transformar los individuos: 2. a Corintios 6:11.<br />
c) Para sostener y dar valor en las pruebas y en la muerte: Filipenses 4:13.<br />
III. Es un po<strong>de</strong>r que <strong>de</strong>be ser recibido y asimilado.<br />
Los vientos, la electricidad, son po<strong>de</strong>res latentes en la Naturaleza, pero que <strong>de</strong>ben ser<br />
asimilados por medio <strong>de</strong> aparatos adaptados a sus leyes (molino <strong>de</strong> viento, dínamo).<br />
El medio o conducto para obtener toda bendición divina es la fe.<br />
1. Fe en Cristo como Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />
2. Fe en la eficacia <strong>de</strong> su Obra Re<strong>de</strong>ntora.<br />
3. Fe en su disposición para salvar inmediatamente y <strong>de</strong> un modo completo.<br />
4. Fe en sus infantiles promesas para el tiempo y la Eternidad. Se ha comparado la fe<br />
al conmutador eléctrico que trae la po<strong>de</strong>rosa corriente <strong>de</strong> todos sus bienes y beneficios<br />
al que hace uso <strong>de</strong> ella.<br />
IV. Es un po<strong>de</strong>r suficiente para alcanzar a los más alejados como a los más cercanos.<br />
1. Al judío.<br />
2. Al griego.<br />
(Véase apartado 3.° <strong>de</strong>l punto IV <strong>de</strong>l Ejemplo 2.°.)<br />
En estos tres bosquejos sobre un mismo texto hay mucho material que pue<strong>de</strong> ser<br />
intercalado con provecho <strong>de</strong>l uno y al otro. Por ejemplo: En la exposición que se hace <strong>de</strong>l<br />
Evangelio como po<strong>de</strong>r en el punto II <strong>de</strong>l Ejemplo 2.° hay algo que pue<strong>de</strong> ser dicho en el<br />
apartado 2.° <strong>de</strong>l Ejemplo 3.°, y viceversa; pero el sermón <strong>de</strong>be ser preparado con algún plan,<br />
haciendo énfasis sobre un asunto especial, y no <strong>de</strong>be preten<strong>de</strong>rse <strong>de</strong>cirlo todo en un solo<br />
sermón. Con trabajo y esfuerzo pue<strong>de</strong> ampliarse cualquier bosquejo <strong>de</strong> modo que llene todo<br />
el tiempo <strong>de</strong>l sermón, y con frecuencia más <strong>de</strong>l que disponemos, sin necesidad <strong>de</strong> salirse <strong>de</strong>l<br />
plan <strong>de</strong>l sermón.<br />
Se ha dicho que los dos elementos indispensables Para la composición <strong>de</strong> un sermón<br />
son: material y plan. A veces pue<strong>de</strong> tenerse mucho material sin plan, otras veces se tiene un<br />
magnífico plan sin que <strong>de</strong> momento aparezca todo el material que po<strong>de</strong>mos y <strong>de</strong>bemos usar,<br />
pero éste va viniendo poco a poco, ando lugar a los puntos subsidiarios si tenemos un buen<br />
bosquejo <strong>de</strong> puntos principales y <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> trabajar sin cansarnos hasta obtener un a<strong>de</strong>cuado<br />
menaje para las almas, fácil <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r y retener por su lógica or<strong>de</strong>nación.<br />
VI<br />
Sermones Expositivos
Se llama sermón expositivo al que toma como texto un largo pasaje bíblico. Los<br />
antiguos padres <strong>de</strong> la Iglesia llamaban a tales sermones «Homilías»; <strong>de</strong> ahí la palabra<br />
«Homilética», que se aplica al arte <strong>de</strong> preparar sermones religiosos.<br />
Los sermones expositivos pue<strong>de</strong>n estar basados sobre:<br />
Un capítulo <strong>de</strong> la Biblia. Una historia o parábola.<br />
Una serie <strong>de</strong> versículos que <strong>de</strong>sarrollan un pensamiento especial.<br />
Tomar todo un capítulo <strong>de</strong> la Biblia para un sermón, meramente por seguir la división <strong>de</strong><br />
capítulos, no es recomendable. Hay capítulos que sirven para tal objeto porque contienen un<br />
solo mensaje, pero hay otros que contienen materias tan diversas que, al querer comentar todo<br />
el capítulo, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> exponerse el predicador a predicar un sermón <strong>de</strong>masiado largo, corre<br />
el riesgo <strong>de</strong> que por la diversidad <strong>de</strong> materias borre con las últimas la impresión <strong>de</strong> las<br />
primeras sobre la mente <strong>de</strong> los oyentes. Solamente en una serie <strong>de</strong> estudios bíblicos en los<br />
cuales venga comentándose algún libro <strong>de</strong> la Biblia es admisible predicar sobre capítulos, y<br />
aun en tales casos es necesario no sujetarse a tal división, sino a los asuntos que se tratan en<br />
cada capítulo, predicando un sermón sobre aquel grupo <strong>de</strong> textos que <strong>de</strong>sarrollan un asunto.<br />
Esto es bastante difícil, especialmente en las epístolas <strong>de</strong> San Pedro y <strong>de</strong> San Juan y también<br />
en algunas porciones <strong>de</strong> las cartas <strong>de</strong> San Pablo. En todo caso <strong>de</strong>be procurarse agrupar<br />
aquellos textos que presentan un lazo <strong>de</strong> relación entre sí por alguna palabra o i<strong>de</strong>a común,<br />
como tendremos ocasión <strong>de</strong> ver. No obstante, se encuentran bastantes capítulos en la Biblia<br />
que ofrecen material para un solo sermón.<br />
SERMONES NARRATIVOS<br />
La mayor parte <strong>de</strong> los sermones expositivos suelen basarse sobre historias bíblicas o<br />
parábolas.<br />
Lo primero que tiene que hacer el predicador para preparar un sermón <strong>de</strong> esta clase es<br />
leer el relato con suma atención, anotando los hechos que más le interesen o contengan<br />
alguna aplicación práctica.<br />
1. Formule preguntas relacionadas con el hecho, como, por ejemplo: ¿Por qué<br />
pronunció Jesús esta parábola? Probablemente hallará la contestación en el contexto.<br />
¿Qué enseñanzas hay para los creyentes? Trate <strong>de</strong> aplicar en los <strong>de</strong>talles o en la<br />
totalidad <strong>de</strong>l pasaje.<br />
¿Qué enseñanzas hay para los creyentes? Trate <strong>de</strong> aplicar el pasaje a su propio<br />
corazón y piense en las necesida<strong>de</strong>s espirituales <strong>de</strong> su congregación a la vez <strong>de</strong>l pasaje leído.<br />
2. Anote las palabras principales <strong>de</strong> la narración busque su significado espiritual. Por<br />
ejemplo: Si se trata <strong>de</strong> la parábola <strong>de</strong>l sembrador, las palabras clave serán: sembrador,<br />
semilla, terreno, espinas, pedregales, aves, enemigo. Pregúntese y responda qué significado<br />
pue<strong>de</strong> tener cada una <strong>de</strong> ellas en el terreno espiritual.<br />
Si se trata <strong>de</strong> una historia <strong>de</strong>l Antiguo Testamento como, por ejemplo, la <strong>de</strong> Naamán,<br />
las palabras clave serán: lepra, profeta, criados, rey, Jordán, limpio, etc. Y, aplicando el<br />
sistema <strong>de</strong> preguntas, tendremos:<br />
¿Qué es la lepra? ¿Qué representa la lepra? ¿Quién era el profeta? ¿A quién pue<strong>de</strong><br />
representar? Y así a cada uno <strong>de</strong> los personajes. A<strong>de</strong>más pue<strong>de</strong> preguntarse: ¿Qué<br />
apren<strong>de</strong>mos <strong>de</strong> la conducta <strong>de</strong>l profeta? ¿Y <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l rey? ¿Y <strong>de</strong> los criados? ¿Y <strong>de</strong> la<br />
sirvienta? Con las respuestas a todas estas preguntas tendremos bastante material acumulado<br />
para un sermón, pero estará <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nado.<br />
Antes <strong>de</strong> entrar en las aplicaciones <strong>de</strong>l sermón, se procura referir la historia en un<br />
lenguaje vivo y dramático, sobre todo si hay en la congregación personas que nunca la han<br />
oído.
Al explicar la historia puntualice los <strong>de</strong>talles sobre los cuales quiere basar<br />
aplicaciones espirituales, por ejemplo: Lo incurable <strong>de</strong> la lepra, pues <strong>de</strong>spués tendrá que <strong>de</strong>cir<br />
que el pecado es una enfermedad incurable; el error <strong>de</strong> Naamán acudiendo a una alta<br />
recomendación, pues ello le servirá para combatir la mediación <strong>de</strong> los santos; la sencillez <strong>de</strong>l<br />
método <strong>de</strong> curación recomendado, pues luego tendrá que hablar <strong>de</strong> lo sencilla que es la<br />
salvación por la fe, etcétera. Pero resista la tentación <strong>de</strong> explicar la aplicación mientras cuenta<br />
la historia.<br />
Después podrá formular la aplicación en la siguiente forma o parecida:<br />
EJEMPLO 1º<br />
Tema: EL ERROR <strong>DE</strong> NAAMAN<br />
2ª Reyes 5<br />
I. La terrible enfermedad <strong>de</strong>l pecado.<br />
a) Aplíquese a gran<strong>de</strong>s y pequeños.<br />
b) Es inherente al hombre caído.<br />
c) Trae infaliblemente un <strong>de</strong>sastroso fin.<br />
II. El remedio infalible: El sacrificio <strong>de</strong> Cristo.<br />
a) Advertido por el testimonio personal.<br />
b) Definido por los servidores <strong>de</strong> Dios.<br />
III. Métodos erróneos para conseguirlo,<br />
á) No por dinero. Véanse Mateo 10:8; Hechos 8:20; 1ª Pedro 1:18.<br />
b) No por influencia: Juan 2:4; 1. a Timoteo 2:5.<br />
c) Consi<strong>de</strong>rar otras cosas tan buenas o mejores que lo que Dios ha revelado.<br />
Abana, Pharphar —religiones humanas, moralidad.<br />
IV. El método indispensable.<br />
á) Escuchar el mensaje con humildad.<br />
b) Creerlo <strong>de</strong> corazón.<br />
c) Obe<strong>de</strong>cer sin excusas y <strong>de</strong> un modo completo.<br />
Se pue<strong>de</strong>n hacer también sermones expositivos yendo directamente a las aplicaciones<br />
<strong>de</strong>l hecho sin referir la historia. Dicho método es recomendable cuando el tiempo es muy<br />
limitado y se está hablando exclusivamente a creyentes que conocen la historia<br />
sobradamente, pero el primer método es más recomendable si el predicador es un buen<br />
narrador y sabe poner colorido a la historia, refiriendo <strong>de</strong>talles que no están en la narración<br />
bíblica, pero que pudieron ocurrir con toda probabilidad.<br />
El autor tuvo el privilegio <strong>de</strong> oír al Dr. Billy Graham predicar en Winona Lake ante<br />
unas 20.000 personas, la mayoría <strong>de</strong> las cuales eran cristianas, sobre la conocidísima historia<br />
<strong>de</strong> Daniel en el foso <strong>de</strong> los leones. El gran orador pintó con tan vivos colores el <strong>de</strong>sespero <strong>de</strong>l<br />
rey, accionando con las dos manos, cogiéndose con ellas la cabeza, en contraste con la<br />
tranquilidad <strong>de</strong> Daniel que suponía escogiendo al león más gordo y haciéndolo acostar para<br />
reclinar su cabeza sobre el mismo como almohada, que todos nos <strong>de</strong>leitamos escuchando una<br />
historia conocidísima como si fuera nueva. Lo más admirable <strong>de</strong>l caso es que supo componer<br />
el sermón <strong>de</strong> tal forma que, sin forzar las aplicaciones <strong>de</strong> la historia, contenía un claro<br />
mensaje evangelístico, y cuando hizo un llamamiento final, unas 300 personas acudieron a la<br />
plataforma, muchas <strong>de</strong> ellas llorando, para testificar su aceptación <strong>de</strong> Cristo como Salvador<br />
personal.<br />
Sin embargo, el predicador <strong>de</strong>be tener mucho cuidado, sobre todo si es joven y novel<br />
en el arte <strong>de</strong> predicar, <strong>de</strong> no forzar su imaginación <strong>de</strong> tal modo que pinte la historia con<br />
colores extraños, añadiendo <strong>de</strong>talles inverosímiles. Hay que evitar <strong>de</strong>scribir a Noé, como hizo<br />
cierto predicador, a la puerta <strong>de</strong>l Arca leyendo la Biblia.
He aquí otro bosquejo sintético <strong>de</strong> un sermón narrativo sobre una historia bien<br />
conocida <strong>de</strong>l Nuevo Testamento.<br />
EJEMPLO 2º<br />
EL HALLAZGO <strong>DE</strong>L RICO PUBL1CANO <strong>DE</strong> JERICO.<br />
Lucas 19:9<br />
I. Impedimentos.<br />
1. Una dificultad popular: Publicano.<br />
2. Una dificultad moral: Pecador.<br />
3. Una dificultad financiera: Rico.<br />
II. Ventajas.<br />
1. Tenía un gran <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ver a Jesús.<br />
2. Hizo un gran esfuerzo para verle.<br />
3. Tenía voluntad <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer a Jesús.<br />
III. Resultados.<br />
1. Una gran confesión.<br />
2. Una gran restitución.<br />
3. Una gran<strong>de</strong> verdad proclamada (vers. 20).<br />
(C. L. Trawin)<br />
Este esqueleto requerirá una introducción a<strong>de</strong>cuada, según se explica en el capítulo<br />
VIII <strong>de</strong> este libro, y que se redon<strong>de</strong>e cada punto, explicando lo que era el publicano; así<br />
como, usando un poco la imaginación, conviene referirse a los pecados <strong>de</strong> Zaqueo, hágase<br />
notar la paradoja <strong>de</strong> que en los asuntos humanos la mayor dificultad es la pobreza, pero en los<br />
espirituales suele ser la riqueza.<br />
La parte <strong>de</strong> aplicación evangélica a los oyentes <strong>de</strong>be basarse muy bien en el último<br />
subtítulo y en texto en que se apoya. De esta manera el sermón terminará <strong>de</strong>l modo propio y<br />
lógico <strong>de</strong> los sermones avangelísticos, con una invitación a los pecadores y la llamada al<br />
corazón.<br />
EJEMPLO 3º<br />
LIBERACIÓN <strong>DE</strong>L LAGO CENAGOSO<br />
Salmo 40:1-6<br />
I. El lago cenagoso es el mundo.<br />
a) El pecado ha atascado nuestros pies <strong>de</strong>s<strong>de</strong> nuestra misma infancia. Nos<br />
hundimos en acciones y palabras malas y la muerte física y espiritual nos<br />
amenaza. ¿Qué po<strong>de</strong>mos hacer?<br />
b) Tratar <strong>de</strong> salvarnos a nosotros mismos: Tarea inútil.<br />
c) Clamar al que pue<strong>de</strong> salvarnos: «Oyó mi clamor».<br />
II. Cristo es el Salvador po<strong>de</strong>roso que levanta al caído.<br />
La encarnación <strong>de</strong>l Verbo, es Dios «inclinándose», bajándose para acercarse al<br />
pecador.<br />
III. Su salvación es firme y segura. — «Puso mis pies sobre peña». Vers. 2.<br />
IV. El Salvador se complace en guiar a los salvados por el camino que El anduvo.<br />
«En<strong>de</strong>rezó mis pasos».<br />
V. Pone en sus labios una canción nueva.<br />
La vieja era: «¡Ay! ¡Ay! ¡Socorro!» La nueva es: «Alabanza a nuestro Dios»<br />
(Apocalipsis 5:9).<br />
VI. Resultados <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> salvación.
a) Verán esto muchos.<br />
b) Temerán.<br />
c) Esperarán en Jehová.<br />
La imaginaria historia <strong>de</strong> un hombre hundiéndose en el cieno ha <strong>de</strong> ser solamente una<br />
ilustración, y sería un pecado contra el respeto que nos merece la Biblia <strong>de</strong>cir que ocurrió<br />
literalmente al rey David. Evi<strong>de</strong>ntemente, el autor no tiene en vista nada más que su<br />
experiencia moral.<br />
Siempre al añadir <strong>de</strong>talles a las historias bíblicas <strong>de</strong>bemos proce<strong>de</strong>r con sumo cuidado<br />
para distinguir lo que está referido en la Biblia y lo que es imaginación <strong>de</strong>l predicador. Nunca<br />
<strong>de</strong>ben darse tales i<strong>de</strong>as como si fuesen <strong>de</strong> la Biblia, sino que <strong>de</strong>bemos distinguirlas con un<br />
«probablemente...», «po<strong>de</strong>mos suponer...», «es posible que...», «podía ocurrir que...», y<br />
nunca hacer una afirmación concreta que no se halle contenida en las Sagradas Escrituras. La<br />
primera cualidad <strong>de</strong>l predicador es ser veraz.<br />
MÉTODO ANALÍTICO<br />
El sistema mayormente empleado en la clase <strong>de</strong> armones llamados expositivos es el<br />
método simple, que consiste en comentar versículo por versículo, este sistema, generalmente<br />
usado por los predicadores sin estudios, es también empleado por los gran<strong>de</strong>s expositores <strong>de</strong><br />
la Palabra <strong>de</strong> Dios. ¿La razón? pues que es el método que permite sacar más provecho <strong>de</strong> la<br />
porción que se estudia, ya que con él se analiza cada frase, cada sentencia, cada palabra, sin<br />
<strong>de</strong>jar nada por exprimir en consi<strong>de</strong>raciones y comentarios.<br />
El predicador sencillo lo encuentra maravilloso. No hay que preparar sermón alguno,<br />
ni bosquejo, con este sistema, sino tan sólo meditar cada versículo. Cuando se han terminado<br />
los pensamientos referentes a una frase se proce<strong>de</strong> a la siguiente; sin embargo, este sistema<br />
pue<strong>de</strong> hacerse muy pesado a los oyentes, sobre todo si éstos no son personas muy fervorosas,<br />
y el predicador es pobre <strong>de</strong> expresión y <strong>de</strong> conocimientos.<br />
Pero pue<strong>de</strong> resultar maravilloso si el predicador sabe ir <strong>de</strong> un texto a otro <strong>de</strong>l modo<br />
<strong>de</strong>bido, pues también este método más sencillo tiene su arte y sus reglas.<br />
Al exponer así la Sagrada Escritura es necesario no pasar bruscamente <strong>de</strong> un texto al<br />
siguiente o <strong>de</strong> una frase a otra <strong>de</strong>l mismo texto, sino que conviene relacionarlos.<br />
a) Por contraste. Por ejemplo, si estamos comentando <strong>de</strong>l Evangelio diremos: «El Señor nos<br />
<strong>de</strong>clara en la frase anterior tal o cual cosa; ahora nos dice esto», haciendo notar la relación,<br />
diferencia o avance <strong>de</strong> pensamiento que hay entre ambas frases.<br />
b) Por inferencia <strong>de</strong> lo no expresado, pero que se adivina o trasluce en el pasaje entre<br />
líneas. Las frases más diversas pue<strong>de</strong>n ser relacionadas <strong>de</strong> esta forma si el predicador es un<br />
pensador ágil. Rogamos al lector que lea el pasaje Juan 5:37 al 45. A primera vista le<br />
parecerá que el discurso <strong>de</strong> Cristo cambia completamente <strong>de</strong> sentido en cada texto <strong>de</strong> la<br />
porción leída. Pue<strong>de</strong>, naturalmente, comentarlo así, separadamente, haciendo como un<br />
pequeño sermón para cada texto. Sin embargo, por buenos que sean tales sermoncitos resulta<br />
<strong>de</strong>sorientador para la mente <strong>de</strong> los oyentes oírlos juntos uno tras otro sin conexión alguna<br />
entre sí.<br />
Pero pue<strong>de</strong> darse cohesión a estos pensamientos, al parecer tan diversos, preparando<br />
un sermón expositivo bajo un tema en la siguiente forma:<br />
EJEMPLO 3º<br />
LAS CRE<strong>DE</strong>NCIALES <strong>DE</strong> CRISTO<br />
Juan 5:36 al 45
Vers. 36. — El Señor está hablando <strong>de</strong>l testimonio <strong>de</strong> Juan, a quien los judíos<br />
enviaron a preguntar si era él el Mesías (véase Cap. 1; 19). Pero éste, en lugar <strong>de</strong> testificar <strong>de</strong><br />
sí mismo, habló en favor <strong>de</strong> Cristo (Cap. 1, vers. 29). Los judíos orgullosos no lo creyeron,<br />
sino tan sólo algunos pocos discípulos; por esto Jesucristo les señala en cuanto a sí mismo un<br />
testimonio superior, el <strong>de</strong> Dios.<br />
Vers. 37. — Ahora bien, la pregunta que ellos y cualquiera se haría es: « ¿Pero qué<br />
garantía tenemos <strong>de</strong> que Dios ha señalado a un humil<strong>de</strong> artesano <strong>de</strong> Nazaret como el<br />
Mesías?» Si pudiéramos ver a Dios, oír su voz haciéndonos tal <strong>de</strong>claración, bien, pero no hay<br />
tal cosa como esto. A este escepticismo alu<strong>de</strong> la segunda parte <strong>de</strong>l versículo.<br />
Vers. 38. — Dado el modo en que Dios se revela al mundo, el que no tiene el Espíritu<br />
<strong>de</strong> Dios en el corazón no sabe percibir el mensaje <strong>de</strong> Dios en boca <strong>de</strong> sus mensajeros. Esto<br />
observamos cada día en nuestros servicios religiosos y ocurría igualmente en los días <strong>de</strong><br />
Cristo. Sólo los que viven más cerca <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>scubren y entien<strong>de</strong>n por intuición espiritual lo<br />
que Dios quiere revelar a sus almas, por medio <strong>de</strong> sus siervos.<br />
Vers. 39. — Pero las profecías <strong>de</strong> la Sagrada Escritura son un testimonio evi<strong>de</strong>nte,<br />
aun para el que no tiene la intuición espiritual, con tal que tenga buena voluntad. Por eso<br />
Cristo les invita a escudriñarla, para que se persuadan <strong>de</strong> que lo que las Sagradas Escrituras<br />
dicen acerca <strong>de</strong>l Mesías que había <strong>de</strong> venir, estaba cumpliéndose en su persona.<br />
Vers. 40. — El resultado <strong>de</strong> tal estudio sería la vida eterna, pero no por el mero hecho<br />
<strong>de</strong> leer la Biblia como un libro mágico, sino solamente en el caso; que como resultado <strong>de</strong> tal<br />
estudio naciera en ellos la fe sincera que les hiciera aceptar a Cristo <strong>de</strong> un modo libre y<br />
espontáneo.<br />
Vers. 41. — Este reconocimiento no aprovecha al mismo Cristo, ya que aquel a quien<br />
adoran las criaturas celestes no necesita la poca gloria que po<strong>de</strong>mos darle.<br />
Vers. 42. — Pero El se goza <strong>de</strong> ver el amor <strong>de</strong> Dios reflejado en el corazón <strong>de</strong> los<br />
hombres hechos a su imagen. Cuando falta este amor todo está perdido.<br />
Vers. 43. — La locura humana consiste, empero, esto precisamente:<br />
a) Rehúsa glorificar a Dios y da la gloria a criaturas humanas (santos, papa, héroes,<br />
ídolos nacionales, etc.).<br />
Vers. 44. —<br />
b) Este gran error es fomentado por el humano orgullo, que procura obtener el honor<br />
para sí o para su grupo. (Mucho <strong>de</strong>l honor que se da a los santos canonizados en cada época<br />
es fomentado por el orgullo patriótico, <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n religioso, etcétera. Ejemplo: Juana <strong>de</strong> Arco y<br />
muchos otros.)<br />
Vers. 45-47. — La Palabra <strong>de</strong> Dios será, empero, el juez infalible que juzgará a los<br />
que se han extraviado <strong>de</strong> tal modo. ¡Qué <strong>de</strong>sengaño para los judíos cuando se <strong>de</strong>n cuenta <strong>de</strong><br />
que les con<strong>de</strong>na aquel a quien ellos idolatraban como su gran legislador y Caudillo!<br />
¡Qué <strong>de</strong>sengaño para muchos católicos cuando la bendita Virgen María pueda<br />
hablarles, no según la ilusión <strong>de</strong> los que hoy preten<strong>de</strong>n tener visiones, sino según ella es y<br />
piensa en verdad, lo cual conocemos por las enseñanzas <strong>de</strong>l Evangelio!<br />
Conclusión. — Nadie sino Cristo tiene cre<strong>de</strong>nciales divinas. Aceptémosle y<br />
<strong>de</strong>jémonos guiar sólo por El.<br />
Cualquier predicador inteligente sabrá <strong>de</strong>sarrollar estos puntos mucho más allá <strong>de</strong> lo<br />
aquí sugerido; pero el breve comentario que damos ofrece la clave para unir y relacionar<br />
estos versículos entre sí, haciéndolos la base <strong>de</strong> un sermón compacto. Nótese, empero, que<br />
para hacerlo así es indispensable tener un tema, y el <strong>de</strong> Las cre<strong>de</strong>nciales <strong>de</strong> Cristo es el mejor<br />
que correspon<strong>de</strong> a este pasaje.<br />
Supongamos que el capítulo a comentar es 1. a Pedro 1. También allí hay materiales<br />
diversos. ¿Cómo vamos a unirlos? En algunos casos es casi imposible, hay una brecha<br />
insalvable entre versículo y versículo; entonces convendrá agrupar el texto, o el grupo <strong>de</strong>
textos que sigue, bajo otro título, y así sucesivamente, formando tantos sermones como pasos<br />
infranqueables encontramos entre versículo y versículo.<br />
El análisis <strong>de</strong> 1. a Pedro 1, nos da cuatro temas.<br />
I. La esperanza <strong>de</strong> los peregrinos: Vers. <strong>de</strong>l 1 al 9.<br />
II. El misterio escondido a los profetas: Vers. 10 y 12.<br />
III. Exhortación a la santificación: Vers. 13 al 22.<br />
IV. Permanencia <strong>de</strong> la Biblia: Vers. 23 al 25.<br />
Tratemos ahora <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollar algunos <strong>de</strong> estos mas.<br />
EJEMPLO 4º<br />
LA ESPERANZA <strong>DE</strong> LOS PEREGRINOS<br />
1º. Pedro 1, <strong>de</strong>l 1 al 9<br />
Vers. 1. — El apóstol Pedro parece dirigirse a sus propios discípulos que creyeron a la<br />
palabra en el día <strong>de</strong> Pentecostés. Los comentadores difieren si el calificativo <strong>de</strong> extranjeros se<br />
refería a su calidad tales, como judíos <strong>de</strong> la dispersión en el mundo gentil, o a la condición <strong>de</strong><br />
extranjeros en que nos hallamos situados todos los cristianos en un mundo que no conoce al<br />
Señor ni obe<strong>de</strong>ce sus leyes.<br />
Vers. 2. — Si somos extranjeros entre el mundo por haber sido elegidos por la<br />
presencia <strong>de</strong> Dios para ser sus hijos. Sin embargo, tal presciencia implica nuestra voluntad <strong>de</strong><br />
obe<strong>de</strong>cer a su Palabra. Es por tal obediencia que nos es aplicada la virtud <strong>de</strong> sangre <strong>de</strong> Cristo,<br />
y cuando crecemos en la vida cristiana la gracia y la paz nos es multiplicada.<br />
Vers. 3. — Cuántos motivos tenemos, por lo tanto, para alabar al Señor por su gran<strong>de</strong><br />
misericordia que nos ha hecho nacer <strong>de</strong> nuevo, haciendo brotar en nuestros corazones una<br />
esperanza que es viva porque se asienta sobre un hecho comprobado: la Resurrección <strong>de</strong><br />
Jesucristo.<br />
Vers. 4. — Esta esperanza es la <strong>de</strong> que somos here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> una herencia que tiene<br />
estas dos preciosas condiciones, imposibles <strong>de</strong> hallar en este mundo:<br />
a) No se pasa ni marchita como todo lo que vemos.<br />
b) No pue<strong>de</strong> ser dañado ni contaminado por el pecado. Si hubiera la menor<br />
posibilidad <strong>de</strong> que el pecado pudiera entrar en el Cielo alguna vez, sería <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora un<br />
motivo <strong>de</strong> pesar para los creyentes.<br />
Vers. 5. — Esta herencia está reservada en los cielos para aquellos que somos<br />
guardados en la virtud <strong>de</strong> Dios aquí en la tierra. Es <strong>de</strong>cir, el que guarda la herencia en los<br />
Cielos, guarda a los here<strong>de</strong>ros sobre la tierra para que no perdamos nuestra posesión celestial,<br />
sino que obtengamos aquella salud, o sea, liberación, <strong>de</strong> todos los males que tendrá lugar en<br />
el postrimero tiempo.<br />
Vers. 6. — Es tan gloriosa esta esperanza que produce gozo aun en la aflicción, como<br />
ha sido el caso <strong>de</strong> muchos mártires y piadosos cristianos afligidos. (Cítese algún ejemplo.)<br />
Pues ante su gran<strong>de</strong>za y duración toda aflicción aquí resulta sin importancia y breve. Es un<br />
gran consuelo en las aflicciones saber:<br />
a) Que serán por poco tiempo.<br />
b) Si son necesarias. No nos gusta pa<strong>de</strong>cer inútilmente, y ésta es la tragedia <strong>de</strong> los<br />
mundanos que no conocen la promesa <strong>de</strong> 2. a Corintios 4:17.<br />
Vers. 7. — El apóstol nos <strong>de</strong>fine la principal razón Por la cual la tribulación pue<strong>de</strong><br />
hacerse necesaria en esta vida: Para que nuestra fe probada, como el oro, sea purificada <strong>de</strong> tal<br />
modo que, en el día <strong>de</strong> Cristo, el Supremo Juez no encuentre en nosotros sino motivos <strong>de</strong><br />
alabanza, gloria y honra. Es <strong>de</strong>cir, todo oro puro y ninguna escoria.
Vers. 8. — El apóstol recuerda que este Señor Jesucristo, cuya manifestación esperan<br />
sus lectores e hijos en la fe, nunca había sido visto por ellos; sin embargo, su fe es firme en<br />
El. Con tal motivo les admira. Po<strong>de</strong>mos figurarnos a los creyentes diciendo gran apóstol:<br />
«¿Qué privilegio tuviste tú <strong>de</strong> convivir con El, <strong>de</strong> andar en su compañía y oír las paladas <strong>de</strong><br />
su boca?» Y el apóstol respon<strong>de</strong>ría: «¡Qué privilegio tenéis vosotros que sin haberle visto le<br />
amáis! Mi fe no tiene importancia ni mérito alguno, la vuestra tiene mucho más valor en su<br />
presencia.» véase Juan 20:29.<br />
Por esto el gozo espiritual <strong>de</strong> los creyentes en el Señor tiene esta doble cualidad:<br />
a) Es inefable. Es <strong>de</strong>cir, no se pue<strong>de</strong> expresar con palabras.<br />
b) Glorificado. Propio <strong>de</strong> la gloria. De la misma clase que el que disfrutaremos en la<br />
Gloria, con la sola diferencia que aquí lo experimentamos a gotas, en momentos <strong>de</strong> especial<br />
emoción religiosa, y allí lo tendremos a torrentes.<br />
Vers. 9. — ¿Cuándo será esto? Cuando llegaremos al objetivo o meta <strong>de</strong> nuestra<br />
carrera. Vale, pues, la pena pasar tribulaciones durante el peregrinaje o prueba a que nos<br />
hallamos al presente sometidos.<br />
EJEMPLO 5º<br />
EL MISTERIO ESCONDIDO A LOS PROFETAS<br />
1. a Pedro 1:10-12<br />
Vers. 10. — La palabra «salud», o salvación, en el versículo anterior, sugiere al<br />
apóstol una serie <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>raciones sobre el tema <strong>de</strong> la salvación profesada en el Antiguo<br />
Testamento. Tenemos aquí una revelación <strong>de</strong> lo interesante que era para los mismos profetas<br />
el anuncio <strong>de</strong> los sufrimientos <strong>de</strong>l Mesías, como en Isaías 53.<br />
Vers. 11. — Era una cosa extraordinaria para ellos como judíos que aquel «Siervo <strong>de</strong><br />
Jehová», que tenía que «rociar a muchas gentes y <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l cual los reyes cerrarían sus<br />
bocas», hubiera <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer todo lo que se dice a continuación. Sin embargo, así ha sido.<br />
Vers. 12. — El Evangelio es una dispensación peculiar <strong>de</strong> nuestro tiempo. Este texto y<br />
otros <strong>de</strong> la Sagrada Escritura nos muestran que una cosa es el privilegio <strong>de</strong> los cristianos y<br />
otra el <strong>de</strong> los hombres fieles <strong>de</strong>l Antiguo Testamento, aunque formarán una misma compañía<br />
con los creyentes, pero probablemente aquéllos como «amigos <strong>de</strong>l esposo». Véase también<br />
Hebreos 11:40. La presente época <strong>de</strong> la Gracia, aunque más difícil quizá que ninguna para el<br />
ejercicio <strong>de</strong> la fe, es la más bienaventurada para los fieles <strong>de</strong> Dios.<br />
Todo en el Antiguo Testamento es una preparación <strong>de</strong> los propósitos <strong>de</strong> salvación<br />
revelados en el Nuevo.<br />
Vers. 12. — Esta salvación, con la maravilla <strong>de</strong> la encarnación <strong>de</strong>l Divino Verbo, y los<br />
frutos <strong>de</strong> ella, como son los milagros <strong>de</strong> la gracia en la transformación <strong>de</strong> pecadores, y el<br />
amor, heroísmo y consagración <strong>de</strong> los creyentes, son cosas tan admirables, por lo que<br />
glorifican a Dios y confun<strong>de</strong>n a Satanás, que los mismos ángeles fieles lo miran día tras día<br />
alborozados y gozosos. Véase Lucas 15:10.<br />
¿No nos sentimos privilegiados <strong>de</strong> ser protagonistas <strong>de</strong> Dios en este sublime<br />
espectáculo? ¿No procuraremos esmerarnos para actuar con la máxima perfección?<br />
MÉTODO SINTÉTICO<br />
Cuando el comentario abarca un capítulo fecundo, <strong>de</strong> las epístolas o <strong>de</strong> los salmos,<br />
por ejemplo, será conveniente para agruparlos bajo un tema omitir los textos que no se<br />
avienen al plan propuesto, haciendo la selección solamente <strong>de</strong> los que entran en el plan lógico<br />
<strong>de</strong>l sermón.<br />
Este método es aún más sugestivo que el explicar un versículo tras otro, y el público lo
aprecia más, porque le permite recordar el mensaje muchísimo mejor.<br />
Supongamos que se trata <strong>de</strong> exponer el capítulo 4 <strong>de</strong> Filipenses. El predicador pue<strong>de</strong><br />
agrupar los pensamientos principales <strong>de</strong> dicho riquísimo capítulo bajo un tema general, <strong>de</strong>l<br />
siguiente modo:<br />
EJEMPLO 6º<br />
SIETE PRIVILEGIOS <strong>DE</strong>L CREYENTE<br />
1. Gozo constante: Vers. 4.<br />
2. Liberación absoluta <strong>de</strong> cuidados: Vers. 6.<br />
3. Paz abundante: Vers. 7.<br />
4. Amigo siempre presente: Vers. 9.<br />
5. Contentamiento que nunca fracasa: Vers. 11.<br />
6. Po<strong>de</strong>r todo suficiente: Vers. 15.<br />
7. Una inagotable provisión para cada necesidad: Vers. 19.<br />
Del mismo modo pue<strong>de</strong> trazarse el conocido Salmo 23 bajo el tema:<br />
EJEMPLO 1°<br />
PRIVILEGIOS <strong>DE</strong> AQUEL CUYO PASTOR ES JEHOVA<br />
1. Toda necesidad suplida: Vers. 1-3.<br />
2. Todo temor expulsado: Vers. 4.<br />
3. Todo <strong>de</strong>seo satisfecho: Vers. 5-6.<br />
El mismo pasaje que comentamos antes por el sistema analítico, versículo tras<br />
versículo, pue<strong>de</strong> ser tratado por el sistema sintético <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> los privilegios,<br />
usando solamente aquellos textos que correspon<strong>de</strong>n al tema, en la siguiente forma:<br />
EJEMPLO 8º<br />
LO QUE GANAMOS POR LA FE EN CRISTO<br />
1. a Pedro 1:3-8<br />
1. Nuevo nacimiento: Vers. 3.<br />
2. Una esperanza viva garantizada por un hecho innegable: Vers. 3.<br />
3. Una herencia gloriosa (Vers. 4), cuyas características son:<br />
a) Incorruptible.<br />
b) Incontaminable.<br />
c) Reservada en los cielos.<br />
4. Seguridad <strong>de</strong> los here<strong>de</strong>ros: «Guardados por la virtud <strong>de</strong> Dios»: Vers. 5.<br />
5. Gozo inefable y glorificado: Vers. 8.<br />
6. Recompensa y honores en la aparición <strong>de</strong> Cristo: Vers. 7.<br />
El pasaje <strong>de</strong> Hechos 4, que refiere la actitud <strong>de</strong> los apóstoles cuando salieron <strong>de</strong> la<br />
cárcel, pue<strong>de</strong> ser usado provechosamente para una reunión <strong>de</strong> oración, bajo el tema:<br />
I. Calidad <strong>de</strong> esta oración apostólica.<br />
EJEMPLO 9º<br />
EL PO<strong>DE</strong>R <strong>DE</strong> LA ORACIÓN
1. Tenía un motivo especial: Vers. 24.<br />
2. Fue hecha con fe en el po<strong>de</strong>r y provi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dios.<br />
3. Fue unánime: Vers. 24 y 28.<br />
4. Se apoya en palabras <strong>de</strong> la Sagrada Escritura: Vers. 25-26.<br />
I. Resultado <strong>de</strong> dicha oración.<br />
1. Los discípulos llenos <strong>de</strong>l Espíritu Santo: Versículo 31.<br />
2. Dios levantó un <strong>de</strong>fensor entre sus mismos enemigos: Cap. 5:34.<br />
3. Recibieron valor para testificar, según pidieron: Cap. 4:33.<br />
4. Desarrolló la actividad y los frutos <strong>de</strong> la misma: Cap. 5:42.<br />
Obsérvese cómo las divisiones <strong>de</strong> este bosqueje abarcan más allá <strong>de</strong> la porción<br />
principal que señalamos como texto, entrando en el capítulo 5, que con en materias muy<br />
diversas que <strong>de</strong>ben omitirse como la mentira <strong>de</strong> Ananías y Safira; pero leyendo ambos<br />
capítulos pue<strong>de</strong> observarse que el final <strong>de</strong>l la continuación <strong>de</strong> la misma historia <strong>de</strong>l 4, y 1o<br />
que importa es presentar a los oyentes todos aquellos datos que pue<strong>de</strong>n apoyar la tesis <strong>de</strong>l<br />
tema, o sea, el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la creación.<br />
Para hacer buenos sermones expositivos <strong>de</strong> cualquier pasaje <strong>de</strong> las Sagradas<br />
Escrituras es necesario buscar una línea <strong>de</strong> pensamiento que engarce los principales textos<br />
como en una especie <strong>de</strong> collar d perlas. Será la manera <strong>de</strong> que la gente las retenga todas y no<br />
pierda ninguna. Si se las ofrecéis sueltas no recibirán tanta edificación espiritual, ni podrán<br />
recordar tan bien el sermón.<br />
Supongamos que el comentario que queremos hacer es sobre el 2.° capítulo <strong>de</strong> 1. a<br />
Juan. Este es un capítulo difícil <strong>de</strong> unir en una sola línea <strong>de</strong> pensamiento, pues el estilo <strong>de</strong><br />
San Juan no sigue un argumento continuo, como algunos capítulos <strong>de</strong> las epístolas <strong>de</strong> San<br />
Pablo, sino que varía constantemente sin embargo, pue<strong>de</strong> hallarse aquí un lazo <strong>de</strong> conexión<br />
en la persona <strong>de</strong> Jesús, y podremos <strong>de</strong>cir que el capítulo nos presenta:<br />
EJEMPLO 10º<br />
SIETE ASPECTOS CONSOLADORES <strong>DE</strong> CRISTO<br />
1. Jesús, abogado con el Padre: Vers. 1.<br />
2. Jesús, la propiciación por nuestro pecado: Ver. 2.<br />
3. Jesús, nuestra luz: Vers. 8.<br />
4. Jesús, dador <strong>de</strong>l Espíritu Santo: Vers. 20, 27.<br />
5. Jesús, el Hijo <strong>de</strong> Dios: Vers. 20, 23.<br />
6. Jesús, el prometido: Vers. 25.<br />
7. Jesús, el que ha <strong>de</strong> venir: Vers. 28.<br />
Cada uno <strong>de</strong> estos puntos pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollarse con preciosas enseñanzas acerca <strong>de</strong> la<br />
persona <strong>de</strong> Cristo. Claro está que este método no nos permite comentar otras enseñanzas muy<br />
importantes que el mismo capítulo nos ofrece acerca <strong>de</strong> los jóvenes y <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> vivir<br />
separados <strong>de</strong>l mundo. Para esto <strong>de</strong>biéramos tratar los versículos 12 al 17 bajo otros temas<br />
como «La victoria contra el pecado» o «Vanidad <strong>de</strong> las cosas presentes». Pero no pue<strong>de</strong>n<br />
mezclarse estos temas con el estudio <strong>de</strong> la persona <strong>de</strong> Cristo que nos ofrecen los otros textos<br />
escogidos, y el mensaje queda así más compacto y es más fácil <strong>de</strong> recordar.<br />
Si el capítulo objeto <strong>de</strong> nuestro estudio fuera el 3.° <strong>de</strong> la misma epístola <strong>de</strong> Juan, el<br />
mejor lazo <strong>de</strong> Unión para relacionar muchos textos sería la persona <strong>de</strong>l creyente. Así<br />
podríamos <strong>de</strong>cir que el capítulo nos Presenta:<br />
EJEMPLO 11º
SIETE GRAN<strong>DE</strong>S HECHOS RESPECTO A LOS CREYENTES<br />
1. Los creyentes son hijos <strong>de</strong> Dios: Vers. 1, 2.<br />
2. Los creyentes serán como Cristo cuando El venga: Vers. 2.<br />
3. Los creyentes no practican el pecado voluntariamente: Vers. 5, 6, 9 y 10.<br />
4. Los creyentes han pasado <strong>de</strong> muerte a vida: Vers. 14.<br />
5. Los creyentes tienen confianza ante Dios: Versículos 19 al 21.<br />
6. Los creyentes tienen el privilegio <strong>de</strong> recibir respuesta a la oración: Vers. 22.<br />
7. Los creyentes tienen el don <strong>de</strong>l Espíritu Santo: Vers. 24.<br />
El or<strong>de</strong>n en que presentamos estos puntos es tal como se hallan en el capítulo.<br />
Algunos predicadores prefieren presentarlos así, tratándose <strong>de</strong> sermones expositivos <strong>de</strong> largo<br />
texto, para facilitar a los oyentes la recomposición <strong>de</strong>l sermón con una mera lectura <strong>de</strong>l texto<br />
bíblico, sin tomar notas; pero otros prefieren presentarlos en un or<strong>de</strong>n lógico.<br />
Arreglado en esta segunda forma, el bosquejo <strong>de</strong>bería ser así:<br />
1. Los creyentes son hijos <strong>de</strong> Dios: Vers. 1 y 2.<br />
2. Los creyentes han pasado <strong>de</strong> muerte a vida: Vers. 14.<br />
3. Los creyentes tienen el don <strong>de</strong>l Espíritu Santo: Vers. 24.<br />
4. Los creyentes no practican pecados voluntarios: Vers. 5, 6, 9 y 10.<br />
5. Los creyentes tienen confianza en Dios: Versículos 19, 21.<br />
6. Los creyentes tienen el privilegio <strong>de</strong> recibir respuesta a la oración: Vers. 22.<br />
7. Los creyentes serán como Cristo cuando El vuelva: Vers. 2.<br />
Este segundo método facilita la comprensión y buen recuerdo <strong>de</strong>l sermón porque lleva<br />
a los oyentes por la mano con el mismo or<strong>de</strong>n en que tienen lugar los privilegios <strong>de</strong>l cristiano<br />
en la vida real.<br />
VII<br />
Or<strong>de</strong>nación <strong>de</strong>l sermón<br />
El or<strong>de</strong>n es la base y secreto <strong>de</strong>l sermón, como indicamos en el capítulo II.<br />
El arreglo <strong>de</strong>l esqueleto será la base <strong>de</strong> dicho or<strong>de</strong>n.<br />
No po<strong>de</strong>mos clasificar un montón <strong>de</strong> cartas si no tenemos a mano un archivador, y los<br />
mejores pensamientos <strong>de</strong> un sermón no podrían ser or<strong>de</strong>nados si carecemos <strong>de</strong> un bosquejo<br />
bajo cuyas divisiones principales po<strong>de</strong>mos agrupar los pensamientos que la meditación <strong>de</strong>l<br />
tema y las diversas lecturas que hemos hecho relacionadas con el mismo han traído a nuestra<br />
mente.<br />
Es necesario que dichos puntos principales vayan sucediéndose en valor creciente e<br />
interés. O sea, dicho negativamente: Que no se ponga lo que es <strong>de</strong> más peso primero, y que lo<br />
mismo las frases que los argumentos vayan disminuyendo en fuerza <strong>de</strong> modo que los más<br />
débiles vengan al fin. De esta manera no se pue<strong>de</strong> mantener el interés <strong>de</strong> la gente ni hacer<br />
impresión sobre los oyentes.<br />
El lector atento habrá podido observar un or<strong>de</strong>n evi<strong>de</strong>nte en los bosquejos que hemos<br />
dado en otros capítulos, y lo habrá notado también en otros bosquejos y en los sermones que<br />
haya oído <strong>de</strong> buenos predicadores. Esta lección tiene, empero, por objeto hacer resaltar este<br />
carácter esencial <strong>de</strong>l sermón, para lo cual daremos estas sencillas reglas:<br />
1.Lo general tiene que prece<strong>de</strong>r a lo particular personal. Por ejemplo: Si tratamos <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>scribir la universalidad <strong>de</strong>l pecado, nunca diremos: «Tú y yo somos pecadores,
todos los hombres <strong>de</strong>l mundo lo son», sino al contrario: «Todos los hombres son<br />
pecadores, tú yo lo somos también.»<br />
2.Si hay que relacionar algo presente con lo ausente, se toma lo ausente primero. Por<br />
ejemplo: El Señor, en Lucas 13, habla <strong>de</strong> «aquellos galileos», pero <strong>de</strong>spués dice: «Si<br />
vosotros no os arrepintiereis, pereceréis igualmente», aplicando el ejemplo <strong>de</strong> los<br />
ausentes a los presentes.<br />
3.Si se trata <strong>de</strong> un asunto don<strong>de</strong> entra el elemento tiempo, no se <strong>de</strong>be invertir el or<strong>de</strong>n,<br />
sino tomarlo en el <strong>de</strong> pasado, presente y futuro. Tenemos el ejemplo en Hebreos 13:8.<br />
No tendría la misma fuerza y belleza este pasaje si dijera: «Jesucristo es el mismo por<br />
los siglos, hoy y ayer.» Parece que esta regla cae por su propio peso; sin embargo,<br />
algunos predicadores faltan a ella con frecuencia.<br />
4.Si hay tales elementos como manifestación, causa y resultado, es natural que para tener<br />
or<strong>de</strong>n lógico principie por causa, luego manifestación y por último resultado.<br />
5.Siempre <strong>de</strong>bemos poner como en el último lugar aquel punto que lleve a la <strong>de</strong>cisión<br />
importante que se <strong>de</strong>sea producir por medio <strong>de</strong> un sermón.<br />
Estas reglas generales para las divisiones principales se aplican igualmente a las<br />
subdivisiones, y algunas <strong>de</strong> ellas aun a las mismas frases <strong>de</strong>l sermón. por ejemplo, si<br />
tomamos como tema:<br />
EJEMPLO 1º.<br />
UN CORAZÓN QUEBRANTADO<br />
Salmo 51:17<br />
Poniendo las subdivisiones en esta forma:<br />
I. Cómo se produce el quebrantamiento <strong>de</strong> corazón.<br />
II. Por qué se recomienda un corazón quebrantado.<br />
III. En qué consiste un corazón quebrantado.<br />
Se observará una falta <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n que impi<strong>de</strong> asimilar y retener la verdad.<br />
Pero si colocamos los puntos en este or<strong>de</strong>n:<br />
I. En qué consiste un corazón quebrantado.<br />
II. Por qué es indispensable y se recomienda un corazón quebrantado.<br />
III. Cómo se produce el quebrantamiento <strong>de</strong> corazón.<br />
Notaremos que este segundo bosquejo nos permite explicar el asunto <strong>de</strong> un modo<br />
lógico y seguido, pasando <strong>de</strong> un punto a otro y terminando con aplicaciones prácticas. Sería<br />
una insensatez tratar <strong>de</strong> explicar cómo se produce o se realiza una cosa sin antes saber lo que<br />
tal cosa es; por esto el or<strong>de</strong>n conveniente es el segundo.<br />
El or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l bosquejo <strong>de</strong>be abarcar no solamente los puntos principales sino<br />
exten<strong>de</strong>rse <strong>de</strong>l modo más escrupuloso y perfecto posible en las subdivisiones, pues traería la<br />
confusión igualmente a las mentes <strong>de</strong> los oyentes si se faltara a esta regla al explicar los<br />
<strong>de</strong>talles más ínfimos <strong>de</strong>l sermón.<br />
Veamos éste.<br />
EJEMPLO 2º<br />
LA PUERTA ESTRECHA<br />
Mateo 7:13-14<br />
Introducción. — Explicar la costumbre que había antiguamente <strong>de</strong> hacer puertas
estrechas en ciertas ciuda<strong>de</strong>s o fortalezas para facilitar su <strong>de</strong>fensa, y puntualizar el<br />
inconveniente que ello ofrecía a los hombres <strong>de</strong> regular estatura y a ciertos animales <strong>de</strong> carga<br />
como el camello (Mateo 19:24).<br />
También las calles y caminos eran más estrechos en aquellos tiempos, especialmente<br />
los que conducían a ciertas fortalezas. En todos los casos el camino ancho era el más<br />
transitado.<br />
Jesús nos exhorta a porfiar, a entrar por el lugar más difícil y a andar por el camino menos<br />
atractivo.<br />
I. Qué significa porfiar.<br />
1º Empeñarse en un propósito.<br />
2º Apartar los obstáculos (como se hacía quitando la carga al camello cuando ésta<br />
subía a la altura <strong>de</strong> la cabeza).<br />
3º Agacharse y aun doblegar la rodilla.<br />
4º Desoír los consejos <strong>de</strong> los que preten<strong>de</strong>n que la entrada es imposible, o arguyen<br />
que no hay peligro fuera.<br />
II. Por qué hemos <strong>de</strong> porfiar a entrar por la puerta estrecha.<br />
1º Por causa <strong>de</strong>l insidioso peligro que el camino ancho tiene en sí.<br />
a) Es atractivo a la carne y popular, mientras que el estrecho parece solitario.<br />
b) Por la naturaleza estamos acostumbrados al camino ancho.<br />
c) Lleva a la perdición.<br />
2º Porque el camino estrecho es el único <strong>de</strong> felicidad y vida.<br />
a) Es imposible encontrar felicidad en el camino <strong>de</strong>l mal.<br />
b) Sólo la regeneración conce<strong>de</strong> parte en el Reino <strong>de</strong> Dios (San Juan 3:3).<br />
3. Porque la vida eterna, que es la meta <strong>de</strong>l camino estrecho, merece todo esfuerzo.<br />
Ejemplo: Ilústrese con el ejemplo <strong>de</strong> que todo lo que es digno <strong>de</strong> ser alcanzado<br />
cuesta esfuerzo. Por ejemplo: Música, pintura, ciencias, etc.<br />
a) Esta vida significa liberación <strong>de</strong> la con<strong>de</strong>nación.<br />
b) Dulce comunión con Dios.<br />
c) Eterna felicidad y gloria.<br />
4º Porque habrá un día cuando no será posible entrar aunque se quiera (Luc. 13:24-<br />
25).<br />
Este bosquejo es bastante completo aunque no tiene más que dos divisiones, porque<br />
éstas contienen bastantes subdivisiones, con abundante material.<br />
Podría hacerse el bosquejo en otra forma transformando en título el punto primero:<br />
«POR QUÉ HEMOS <strong>DE</strong> PORFIAR A ENTRAR POR LA PUERTA ESTRECHA»<br />
Y en divisiones <strong>de</strong> primer or<strong>de</strong>n los cuatro puntos principales <strong>de</strong> esta división.<br />
Pero esto <strong>de</strong>jaría fuera <strong>de</strong>l sermón aquella <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la palabra porfiar que nos es<br />
una buena preparación para que los oyentes entiendan mejor las consi<strong>de</strong>raciones más<br />
importantes y prácticas <strong>de</strong>l segundo punto.<br />
Siempre los puntos principales <strong>de</strong>ben ser una preparación <strong>de</strong>l que le sigue.<br />
Veamos ahora lo que ocurre con las subdivisiones cuando se hallan <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nadas.<br />
Suponga el estudiante que hallara este mismo bos-[uejo redactado en la siguiente<br />
forma:<br />
I. Qué significa porfiar.<br />
4º Desoír los consejos <strong>de</strong> los que preten<strong>de</strong>n que la entrada es imposible o arguyen que
no hay peligro afuera.<br />
3º Agacharse o doblegar la rodilla.<br />
1º Empeñarse en un propósito.<br />
2º Apartar los obstáculos.<br />
El punto 4º parece ser tan bueno para empezar como el 1º, pero si empezamos por éste<br />
no podremos poner el 1º y se nota que la entrada es <strong>de</strong>masiado brusca.<br />
Por otra parte, el punto 4º nos permite hacer aplicaciones prácticas referentes a los que<br />
tratan <strong>de</strong> persuadirnos <strong>de</strong> que no hay peligro para nuestras almas, permaneciendo fuera <strong>de</strong>l<br />
Evangelio <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios, y siempre conviene que las exhortaciones prácticas vengan al<br />
final, ya sea <strong>de</strong>l sermón o en sus divisiones principales.<br />
La falta <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n se observa <strong>de</strong> un modo muy especial entre el segundo y tercer punto<br />
y se nota también que el 3º no pue<strong>de</strong> ir <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l 4º El único lugar que le conviene es el 1º<br />
Supongamos que las subdivisiones <strong>de</strong>l 2º punto las encontramos en el siguiente or<strong>de</strong>n:<br />
I. Por qué hemos <strong>de</strong> porfiar para entrar por la puerta estrecha.<br />
3º Porque la vida eterna, que es la meta <strong>de</strong>l camino estrecho, merece todo esfuerzo.<br />
4º Porque habrá un día cuando no será posible entrar aunque se quiera.<br />
2º Porque el camino estrecho es el único <strong>de</strong> felicidad y vida.<br />
1º Por causa <strong>de</strong>l insidioso peligro que el camino ancho tiene en sí.<br />
También aquí el punto 3º parece tan bueno como el 1º para empezar, pero <strong>de</strong>bemos<br />
tener en cuenta que el camino ancho es el que está siguiendo actualmente el pecador y, por lo<br />
tanto, es antes que todo lo <strong>de</strong>más.<br />
El punto 4º salta a la vista que tiene que ser último porque se refiere a una cosa final,<br />
la con<strong>de</strong>nación y <strong>de</strong>sespero <strong>de</strong>l pecador.<br />
El 2º tiene que ir inmediatamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l 1º porque se refiere a algo presente: la<br />
paz y felicidad <strong>de</strong> la vida cristiana, mientras que los puntos 3º y 4º tienen que ver con la vida<br />
veni<strong>de</strong>ra; por lo tanto, es natural que se expongan <strong>de</strong>spués.<br />
Veamos ahora las subdivisiones <strong>de</strong> segundo or<strong>de</strong>n.<br />
Si bajo la subdivisión:<br />
1º Por causa <strong>de</strong>l insidioso peligro que el camino ancho tiene.<br />
Ponemos:<br />
b) Por la naturaleza estamos acostumbrados a andar por camino ancho.<br />
c) Lleva a la perdición.<br />
a) Es atractivo y popular, mientras el estrecho parece solitario.<br />
Encontramos <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n, aunque también aquí el punto b) parece tan bueno como el o)<br />
para empezar; pero observemos que el punto a) se refiere a algo general, mientras que el b)<br />
tiene que ver con lo particular y personal, y tal or<strong>de</strong>nación contra<strong>de</strong>ciría la primera <strong>de</strong> las<br />
cinco reglas que hemos dado al principio <strong>de</strong> este capítulo.<br />
El punto c) <strong>de</strong>be ir en último lugar porque es lo final y patético.<br />
Si bajo la segunda subdivisión:<br />
2º Porque el camino estrecho es el único <strong>de</strong> felicidad y vida, <strong>de</strong>cimos:<br />
b) Sólo la regeneración conce<strong>de</strong> parte en el Reino <strong>de</strong> Dios.<br />
a) Es imposible encontrar felicidad en el camino <strong>de</strong>l mal.<br />
Notaremos la misma falta <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n porque primero es el camino <strong>de</strong>l mal y la falta <strong>de</strong><br />
felicidad que en él encontramos y <strong>de</strong>spués la regeneración y su fruto, el acceso a Dios.
Si bajo la subdivisión tercera:<br />
3º Porque la vida eterna, que es la meta <strong>de</strong>l camino estrecho, merece todo esfuerzo,<br />
<strong>de</strong>cimos:<br />
c) Esta vida significa eterna felicidad y y gloria.<br />
b) Dulce comunión con Dios, a) Liberación <strong>de</strong> la con<strong>de</strong>nación.<br />
Habremos faltado a las reglas tercera y cuarta, pues es evi<strong>de</strong>nte que lo primero que<br />
encuentra la gracia <strong>de</strong> Dios en nosotros es pecado y con<strong>de</strong>nación; que produce, ya en esta<br />
vida y se perpetuará en la veni<strong>de</strong>ra, es: dulce comunión con Dios; y lo último permanente<br />
será la felicidad eterna.<br />
En todo bosquejo <strong>de</strong>be notarse un avance en los puntos como un escalón que lleva a<br />
otro.<br />
Cualquier predicador pue<strong>de</strong> notar que un sermón <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nado no mantiene en el<br />
auditorio el mismo grado <strong>de</strong> interés que un sermón cuyos puntos llevan <strong>de</strong>l uno al otro <strong>de</strong> un<br />
modo lógico, claro y racional. Por esto es importantísimo apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> memoria y tener en<br />
cuenta las cinco reglas dadas al principio <strong>de</strong> este capítulo.<br />
VIII<br />
La introducción al sermón<br />
Se ha dicho que las dos partes más importantes <strong>de</strong>l sermón son la introducción y la<br />
conclusión. En la introducción obtenemos la atención <strong>de</strong> los oyentes. En la conclusión<br />
llevamos al auditorio al punto <strong>de</strong>cisivo, que es el objetivo <strong>de</strong> todo sermón, y «lo que bien<br />
empieza, bien acaba», por lo menos con cierta probabilidad. Un auditorio bien dispuesto<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio escuchará con mayor atención al predicador y sacará mayor provecho <strong>de</strong><br />
todo el contenido <strong>de</strong>l sermón.<br />
¿Cómo empezar <strong>de</strong> modo que se gane el interés y la simpatía <strong>de</strong> los oyentes?<br />
VENTAJAS Y PELIGROS <strong>DE</strong>L HUMORISMO<br />
Muchos predicadores mo<strong>de</strong>rnos, sobre todo en Norteamérica, han tomado la<br />
costumbre <strong>de</strong> contar un chascarrillo que <strong>de</strong>spierta la hilaridad. Como sería difícil hallar<br />
chascarrillos que se ajustaran al tema <strong>de</strong>l sermón, la mayor parte <strong>de</strong> las veces tales<br />
introducciones no son sino una especie <strong>de</strong> bufonada con la cual el predicador trata <strong>de</strong> hacerse<br />
simpático a los oyentes, procediendo <strong>de</strong>spués a la parte seria y espiritual.<br />
Aun gran<strong>de</strong>s predicadores usan este método, el cual no es <strong>de</strong> censurar cuando el<br />
predicador sabe hacerlo con mesura y verda<strong>de</strong>ra gracia. Lo malo son las burdas imitaciones<br />
<strong>de</strong> semejante proce<strong>de</strong>r.<br />
Hay predicadores que poseen un carácter tan simpático que no les «cae mal» este<br />
modo <strong>de</strong> <strong>de</strong>spertar la atención <strong>de</strong> sus oyentes; sus maneras y su sonrisa natural son el marco<br />
a<strong>de</strong>cuado <strong>de</strong> tales chascarrillos inocentes. Pero ¡ay! <strong>de</strong>l predicador que trate <strong>de</strong> hacerse<br />
«gracioso» sin serlo por naturaleza. Se hará soberanamente ridículo y <strong>de</strong>spreciable a la<br />
concurrencia a la cual trata <strong>de</strong> interesar o cautivar con sus ridiculeces. Por esto los<br />
predicadores noveles <strong>de</strong>ben compren<strong>de</strong>r que lo que es permisible en un gran predicador, no lo<br />
es siempre a los que no poseen la fama, la autoridad o las dotes personales le aquel a quien<br />
vanamente tratan <strong>de</strong> parodiar.<br />
El predicador que trate <strong>de</strong> ensayar este método, por el afán <strong>de</strong> hacerse gracioso, sino<br />
por el <strong>de</strong>cidido y serio propósito <strong>de</strong> ganar la atención <strong>de</strong> los oyentes, <strong>de</strong>be andar con mucha<br />
cautela sobre ese terreno resbaladizo y no exagerar al principio sus frases graciosas, sino<br />
procurando, discretamente, conocer la opinión que ellas han merecido a las personas más
sensatas <strong>de</strong> su auditorio. Las opiniones pue<strong>de</strong>n diferir a este respecto, pues hay personas<br />
excesivamente serias o pesimistas que siempre juzgarán mal una broma <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el pulpito, y<br />
otras que quisieran hallar en el pulpito casi tanta diversión como en un circo. El predicador<br />
sensato no tardará en compren<strong>de</strong>r cuál es el verda<strong>de</strong>ro sentir <strong>de</strong> la generalidad <strong>de</strong> sus oyentes,<br />
pero el que se cree a sí mismo gracioso, pue<strong>de</strong> pasar mucho tiempo sin darse cuenta <strong>de</strong> que<br />
en lugar <strong>de</strong> atraer repele y se hace ridículo por sus san<strong>de</strong>ces.<br />
Aunque consi<strong>de</strong>ramos estas advertencias extraordinariamente importantes, no es <strong>de</strong> esta clase<br />
<strong>de</strong> introducción que tenemos que hablar en esta lección, sino <strong>de</strong> la introducción <strong>de</strong>l sermón<br />
propiamente dicha.<br />
<strong>DE</strong>SPERTANDO EL INTERÉS<br />
Se ha dicho con razón que nunca <strong>de</strong>bemos empezar a servir la mesa <strong>de</strong> la predicación<br />
sin <strong>de</strong>spertar el apetito <strong>de</strong> los oyentes. Nunca <strong>de</strong>bemos empezar a exponer enseñanza,<br />
doctrina o exhortación sin haber antes hecho pensar a nuestros oyentes: «Hoy sí que vamos a<br />
tener un buen sermón.» «Parece que va a ser gran<strong>de</strong>mente interesante lo que el predicador va<br />
a <strong>de</strong>cirnos hoy.»<br />
Para esto, no basta con anunciar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio que vamos a predicar sobre un<br />
tema muy importante, pues cuando habremos usado esta expresión media docena <strong>de</strong> veces<br />
como introducción a nuestros sermones los oyentes ya no encontrarán interesante que lo<br />
digamos otra vez. El único medio para <strong>de</strong>spertar el interés es hacer una introducción tan interesante<br />
que ponga a los oyentes en favorable disposición para escuchar el resto <strong>de</strong>l sermón.<br />
I. Una <strong>de</strong> las mejores formas <strong>de</strong> introducción, siempre que exista tal posibilidad, es la<br />
referencia a un hecho actual, a un inci<strong>de</strong>nte que se ha publicado en los periódicos. Sin<br />
embargo, esta clase <strong>de</strong> introducción ofrece dos peligros:<br />
1º Que la introducción tenga poca o ninguna relación con el tema y aparezca forzada y<br />
fuera <strong>de</strong> lugar.<br />
2º Que el predicador, sobre todo si es más intelectual que un verda<strong>de</strong>ro servidor <strong>de</strong><br />
Dios, predique, no la Palabra, sino sus propios comentarios a los sucesos <strong>de</strong>l día. Tal<br />
introducción <strong>de</strong>be ser siempre solamente una excusa para entrar en materia, un medio para<br />
llamar la atención <strong>de</strong> los oyentes, pero no el verda<strong>de</strong>ro tema <strong>de</strong>l sermón, el cual ha <strong>de</strong> ser<br />
siempre Jesucristo, su obra y sus enseñanzas. No tenemos otro tema los predicadores<br />
cristianos; <strong>de</strong> otro modo, el predicador tendría honradamente que dimitir <strong>de</strong> su cargo <strong>de</strong><br />
predicador cristiano y hacerse conferenciante <strong>de</strong> club. Algunos predicadores harían un gran<br />
servicio a la obra <strong>de</strong> Dios si tomaran tal <strong>de</strong>cisión.<br />
II. Otro método <strong>de</strong> introducción es explicar el origen <strong>de</strong>l propio sermón. Esta es una<br />
introducción extraordinaria, <strong>de</strong> la que no se <strong>de</strong>be abusar. El público tolerará que el predicador<br />
le cuente sus experiencias íntimas <strong>de</strong> vez en cuando, sobre todo si nota en el mismo un<br />
sentimiento <strong>de</strong> sinceridad. Pero se hace ridículo y petulante el que está contando con<br />
frecuencia cómo Dios le inspiró el sermón. El auditorio se apercibirá muy pronto <strong>de</strong> si el<br />
predicador está haciendo una sincera confesión o está jactanciosamente presentándose como<br />
una especie <strong>de</strong> profeta.<br />
III. Pue<strong>de</strong> empezarse algunas veces con una pon<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> la verdad o doctrina que<br />
nos proponemos exponer. Como todas las <strong>de</strong>más clases <strong>de</strong> introducciones, ésta es buena<br />
cuando no se abusa <strong>de</strong> ella, o que se alterna con muchas otras.<br />
IV. A veces resulta necesario empezar el discurrir con una introducción sacada <strong>de</strong>l<br />
contexto. La ocasión en que fueron dichas las palabras <strong>de</strong>l texto, las circunstancias que<br />
ro<strong>de</strong>aban a la persona que las pronunció o escribió, etc.<br />
Supongamos ahora que el tema a <strong>de</strong>sarrollar sea Mateo 11:28: «Venid a Mí todos los<br />
que estáis trabajados y cargados y Yo os haré <strong>de</strong>scansar.» El predicador pue<strong>de</strong> formular la
introducción <strong>de</strong> las siguientes maneras:<br />
1. Del contexto. Leyendo atentamente los versículos 20 a 27 <strong>de</strong> este capítulo,<br />
encontrará que Jesús hizo en aquella ocasión una severa amonestación a las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
Corazín y Bethsaida, y asimismo una oración <strong>de</strong> alabanza al Padre por haber escondido las<br />
cosas <strong>de</strong>l Reino <strong>de</strong> los Cielos a los sabios y entendidos y haberlas revelado a los humil<strong>de</strong>s,<br />
terminando con las solemnes palabras: «Todas las cosas me son entregadas <strong>de</strong> Mi Padre, y<br />
nadie conoció al Hijo sino el Padre, y nadie conoció al Padre sino el Hijo y aquel a quien el<br />
Hijo lo quisiere revelar.»<br />
El predicador pue<strong>de</strong> empezar explicando en vigorosas frases los sentimientos <strong>de</strong>l<br />
corazón <strong>de</strong> Cristo ante la incredulidad y dureza <strong>de</strong> corazón <strong>de</strong> aquellos privilegiados<br />
habitantes <strong>de</strong> Galilea, <strong>de</strong>l gozo <strong>de</strong> Cristo mismo al ver que algunos habían comprendido las<br />
doctrinas <strong>de</strong>l Reino y Su misión divina, como fue con el apóstol Pedro y otros. Cristo se ve a<br />
sí mismo como el único recurso para las almas entenebrecidas y perdidas en sus pecados y<br />
ardorosamente parece exclamar: «Puesto que es así, puesto que estáis en el profundo abismo<br />
<strong>de</strong> las tinieblas y <strong>de</strong>l dolor humano y puesto que Dios ha enviado un Mediador Omnipotente<br />
para levantaros <strong>de</strong> vuestra condición caída y revelaros los sublimes misterios <strong>de</strong>l Reino <strong>de</strong><br />
Dios: No <strong>de</strong>saprovechéis tan precioso privilegio. Venid a Mí, etc.»<br />
2. Del autor <strong>de</strong>l libro. El predicador pue<strong>de</strong> también formular una buena introducción<br />
a este gran texto diciendo: «Había una vez un hombre que estaba terriblemente fatigado por<br />
el peso <strong>de</strong> sus pecados», pasando a contar muy brevemente la conversión <strong>de</strong> Mateo, y añadir:<br />
«A este publicano <strong>de</strong>bemos el haberse conservado las palabras que mayor consuelo han<br />
producido a la Humanidad»: «Venid a Mí, etcétera.»<br />
3. Por un inci<strong>de</strong>nte personal. El predicador podría <strong>de</strong>spertar interés para la enseñanza<br />
<strong>de</strong> este precioso texto si pudiera contar, por ejemplo, <strong>de</strong> un modo gráfico y vivo, <strong>de</strong> un<br />
hombre o mujer a quienes ido venir muy cargados, supongamos con un gran haz <strong>de</strong> leña, y lo<br />
feliz que fue tal persona cuando supo poner su carga sobre otro, quizás el marido o un hijo<br />
que salió en su auxilio. Pero tal ilustración carece <strong>de</strong> interés si el predicador no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir<br />
que es un inci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> su propia experiencia, y por su honra<strong>de</strong>z como servidor <strong>de</strong> Dios y<br />
como cristiano no pue<strong>de</strong> permitirse hacer tal afirmación si no fuera cierta.<br />
4. Haciendo referencia a un hecho <strong>de</strong> actualidad; por ejemplo, el <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> la<br />
bomba atómica. Bien podríamos empezar diciendo que «<strong>de</strong>s<strong>de</strong> que se <strong>de</strong>scubrió tal artefacto<br />
la Humanidad está viviendo con una pesada carga <strong>de</strong> temor sobre su corazón» <strong>de</strong> ahí empezar<br />
a <strong>de</strong>sarrollar la doctrina <strong>de</strong>l texto.<br />
5. Por una pon<strong>de</strong>ración <strong>de</strong>l propio texto. En tal caso, diríamos: «He aquí unas<br />
palabras misteriosas que nadie se ha atrevido a pronunciar. Palabras que serían una terrible<br />
blasfemia en labios <strong>de</strong> un simple mortal; ni Sócrates, ni Platón, ni Buda, ni Confucio, ni<br />
ninguno <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s maestros <strong>de</strong> la Humanidad ha soñado siquiera en arrogarse la facultad<br />
<strong>de</strong> auxiliar personalmente a todo el mundo. Todos ellos se tan limitado a dar consejos para el<br />
buen vivir; pero he aquí Uno que se levanta en medio <strong>de</strong> los siglos y exclama: «Venid a Mí,<br />
etc.» ¿Quién era el que tales palabras pronunció? ¿Tenía autoridad para hablar <strong>de</strong> esta<br />
forma?, etc.<br />
LIMITES <strong>DE</strong> LA INTRODUCCIÓN<br />
La introducción no <strong>de</strong>be ser excesivamente larga, se trata <strong>de</strong> preparar solamente el<br />
interés <strong>de</strong>l auditorio, y es un peligro <strong>de</strong>cir en el exordio lo que tiene que ser expuesto en el<br />
sermón. Igualmente lo es el divagar tanto con frases ampulosas y huecas en esta primera parte<br />
<strong>de</strong>l sermón que, en lugar <strong>de</strong> <strong>de</strong>spertar interés- el público lo pierda por cansancio. Spurgeon<br />
cuenta <strong>de</strong> una señora que <strong>de</strong>cía <strong>de</strong> su predicador: «Cuando nuestro pastor prepara la mesa<br />
está tanto tiempo haciendo ruido con los cuchillos y tenedores que cuando llegan las viandas
ya se ha perdido el apetito.»<br />
A veces sirve bien, a modo <strong>de</strong> introducción, una referencia al asunto tratado el<br />
domingo anterior; no una repetición o resumen <strong>de</strong>l sermón anterior, sino una mera referencia,<br />
quizá por contraste. Por ejemplo: «El domingo pasado hablamos <strong>de</strong> la fe, hoy tenemos otro<br />
asunto no menos importante, el <strong>de</strong> las obras.» «El domingo pasado se habló <strong>de</strong>l Juicio, hoy <strong>de</strong><br />
lo que sigue al Juicio, o sea, el Reino Eterno <strong>de</strong> los redimidos», etc. Pero esta introducción no<br />
es <strong>de</strong> las más interesantes y sería pueril hacerla si no existe una verda<strong>de</strong>ra relación <strong>de</strong><br />
continuación o <strong>de</strong> contraste con el tema <strong>de</strong>l domingo anterior.<br />
Entre las ilustraciones <strong>de</strong> carácter personal está la <strong>de</strong> referir algo <strong>de</strong> interés que el<br />
predicador ha visto y que sus oyentes <strong>de</strong>sconocen, como un monumento, una obra <strong>de</strong> arte,<br />
una costumbre indígena. Pues ello sirve muy bien para cautivar la atención. El doctor Torrey<br />
dice que ha usado como introducción <strong>de</strong> un sermón que ha predicado un sin fin <strong>de</strong> veces, y<br />
con el cual ha ganado millares <strong>de</strong> almas, la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> un cuadro que vio en una galería<br />
<strong>de</strong> pinturas <strong>de</strong> Europa; <strong>de</strong> modo que acostumbraba <strong>de</strong>cir que su viaje a Europa había quedado<br />
bien pagado por el interés <strong>de</strong>spertado por ese medio. Al público siempre le gusta apren<strong>de</strong>r, y<br />
por esto el predicador que viaja o lee mucho se hará cada vez más interesante, si es un buen<br />
observador y sabe almacenar en su mente, aaquellos inci<strong>de</strong>ntes que pue<strong>de</strong>n servirle como<br />
introducción o ilustración <strong>de</strong> sus sermones. Para el uso <strong>de</strong> tal clase <strong>de</strong> material el predicador<br />
<strong>de</strong>be, empero, hacerse cargo <strong>de</strong> que sus oyentes no han estado con él y la narración <strong>de</strong>be ser<br />
clara y <strong>de</strong>tallada, pero omitiendo cuidadosamente aquellos <strong>de</strong>talles que no tienen referencia al<br />
tema u objeto que se propone.<br />
Cierto predicador empezaba con frecuencia sus sermones sobre diversos temas<br />
refiriéndose al monumento a Colón en Valladolid, don<strong>de</strong> aparece el león <strong>de</strong> Castilla<br />
arrancando <strong>de</strong>l escudo español la palabra «Non» y <strong>de</strong>jando el «plus ultra». El predicador<br />
refería en tonos muy patéticos el sentir <strong>de</strong> los antiguos que creían que el Estrecho <strong>de</strong> Gibraltar<br />
era el fin <strong>de</strong>l mundo, y así escribieron en el escudo <strong>de</strong> Castilla la frase «Non plus ultra» («No<br />
más allá»), hasta que por la ayuda <strong>de</strong> la reina <strong>de</strong> Castilla, Colón <strong>de</strong>scubrió que existía un más<br />
allá, el Nuevo Mundo.<br />
Esta ilustración pue<strong>de</strong> ser usada provechosamente como introducción, a causa <strong>de</strong>l<br />
interés que <strong>de</strong>spierta; pero es necesario recordar que su carácter es naturalmente introductivo<br />
y, por consiguiente, una vez presentada la ilustración, no se pue<strong>de</strong> acompañar <strong>de</strong><br />
consi<strong>de</strong>raciones concluyentes tales como: <strong>de</strong>l mismo modo, Cristo, el que es llamado el León<br />
<strong>de</strong> Judá, nos ha hecho evi<strong>de</strong>nte la existencia <strong>de</strong> un mundo más allá y nos ofrece una gloriosa<br />
esperanza <strong>de</strong> la «vida eterna», pues tales frases son más a<strong>de</strong>cuadas para el final que para el<br />
principio <strong>de</strong>l sermón. Por eso, si queremos usar una ilustración como ésta para introducir el<br />
sermón, no po<strong>de</strong>mos agotar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio las consi<strong>de</strong>raciones naturales a que se presta,<br />
sino <strong>de</strong>cir: «Los hombres piensan que no existe nada más allá <strong>de</strong> la muerte. Como los<br />
antiguos, han puesto sobre el escudo <strong>de</strong> sus vidas la marca <strong>de</strong>l león plus ultra». ¿Pero pue<strong>de</strong><br />
conformarse el corazón con tan triste esperanza? ¿Será verdad que no existe nada más allá <strong>de</strong><br />
la tumba?»<br />
Si el predicador trae sus afirmaciones conclusivas al principio <strong>de</strong>l sermón, la gente<br />
consi<strong>de</strong>rará ocioso seguir el curso <strong>de</strong>l mismo, pero si formula preguntas <strong>de</strong> capital interés,<br />
poniéndose en el terreno <strong>de</strong>l escéptico, se <strong>de</strong>spertará el interés para saber cómo va a<br />
respon<strong>de</strong>r el predicador a tales preguntas y cautivará la atención hasta el final. Entonces, en<br />
muchas mejores condiciones <strong>de</strong> mente y espíritu <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los oyentes, podrá <strong>de</strong>jar caer la<br />
conclusión: «Ciertamente, Cristo ha venido a darnos una gloriosa esperanza y la tenemos<br />
asegurada por tales y tales pruebas», las que habrán sido expuestas antes en el curso <strong>de</strong>l<br />
sermón.<br />
Hay predicadores que empiezan a lanzar exhortaciones al arrepentimiento y a la<br />
conversión <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la introducción misma. No pue<strong>de</strong> hacerse mayor equivocación que ésta.
Aun cuando muchos <strong>de</strong> los oyentes hayan asistido mil veces a los cultos y conozcan el<br />
Evangelio tanto como el mismo predicador, éste ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>sconocerlo al preparar el sermón y<br />
hablarles como si fuera la primera vez que lo oyeran. En primer lugar, porque es posible que<br />
entre los oyentes haya uno o muchos que se hallen en semejante situación, y en estas<br />
personas hay que pensar sobre todo. En segundo lugar, porque a los mismos oyentes antiguos<br />
no les gusta oír un sermón <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nado, en el cual se dicen las últimas cosas al principio,<br />
sino que escuchan con mucho mayor <strong>de</strong>leite un discurso que empieza y sigue en un or<strong>de</strong>n<br />
lógico.<br />
IX<br />
La conclusión <strong>de</strong>l sermón<br />
Si empezar bien es importante, no lo es menos terminar bien y terminar a tiempo.<br />
Hay predicadores que no encuentran la manera <strong>de</strong> terminar y divagan repitiendo<br />
exhortaciones <strong>de</strong> carácter más o menos semejante, hasta que el público, en lugar <strong>de</strong> sentirse<br />
conmovido por tales llamamientos, sólo <strong>de</strong>sea angustiosamente que el predicador ponga fin a<br />
su perorata.<br />
«Di lo que tengas que <strong>de</strong>cir y termina cuando lo hayas dicho», es el consejo <strong>de</strong> todos<br />
los maestros en la predicación.<br />
¿Pero cómo se tiene que terminar?<br />
MÉTODO RECAPITULATIVO<br />
Una <strong>de</strong> las mejores formas y más comunes es haciendo una recapitulación <strong>de</strong> los<br />
puntos principales <strong>de</strong>l sermón. Esto no significa volver a explicar dichos puntos, sino<br />
simplemente mencionarlos para dar lugar con énfasis a un pensamiento final que será el<br />
llamamiento o exhortación. Esta clase <strong>de</strong> recapitulaciones suelen iniciarse con un:<br />
«Puesto que...»<br />
Supongamos que el sermón ha sido sobre: «Los privilegios <strong>de</strong>l rebaño <strong>de</strong> Cristo», que<br />
tenemos en la página ??. Una mención <strong>de</strong> tales privilegios, seguida <strong>de</strong> una exhortación <strong>de</strong><br />
poner la fe en Cristo para po<strong>de</strong>r gozar <strong>de</strong> los mismos, será una buena conclusión.<br />
Lo propio diremos sobre el bosquejo <strong>de</strong>l Salmo 23 <strong>de</strong>l que le sigue, que lleva por<br />
título «Lo que ganaos por la fe en Cristo».<br />
En cambio, el bosquejo «El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la oración», basado en Hechos 4 y 5, no permite<br />
una conclusión basada en los puntos principales, que son: «Calidad; la oración apostólica y<br />
resultados <strong>de</strong> la misma», habrá que buscar otra fórmula <strong>de</strong> recapitulación basada en los<br />
subtítulos y no en los puntos principales. Por ejemplo: «Si nuestras oraciones son <strong>de</strong>finidas,<br />
tienen un motivo especial, si son unánimes con nuestros hermanos y hechas con fe<br />
apoyándonos sobre las promesas <strong>de</strong> la Sagrada Escritura, recibiremos, sin duda, los mismos<br />
privilegios y recompensas que obtuvieron aquellos discípulos: gozo y valor y, por encima <strong>de</strong><br />
todo, el don <strong>de</strong>l Espíritu Santo.»<br />
La forma recapitulativa no es indispensable en todos los sermones. Po<strong>de</strong>mos terminar<br />
también el comentario <strong>de</strong> Filipenses 4 diciendo: «En vista <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s privilegios <strong>de</strong>l<br />
creyente y ante la realidad <strong>de</strong> las cosas que Dios nos ha prometido, ¿quién no querrá ser como<br />
el apóstol San Pablo? ¿Por qué hemos <strong>de</strong> serlo? ¿Qué nos hará <strong>de</strong>sistir <strong>de</strong> tal propósito? ¿Será<br />
el temor a la pobreza o al menosprecio? Lo había sufrido el apóstol (vers. 12). Pero las<br />
riquezas <strong>de</strong> Cristo superan a cualquier pérdida y la compensan mil veces. No du<strong>de</strong>mos, pues,<br />
en entrar y marchar con paso firme por el camino <strong>de</strong> fe.»<br />
En el bosquejo <strong>de</strong>l gráfico la recapitulación se ciñe a las subdivisiones <strong>de</strong>l punto II<br />
porque son las <strong>de</strong> carácter activo, o sea, las que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong>l oyente; dicha
mención pue<strong>de</strong> ser corroborada por una breve alusión a los resultados que se <strong>de</strong>scriben en las<br />
subdivisiones <strong>de</strong>l punto III. Pero en otros bosquejos la recapitulación pue<strong>de</strong> ser una breve<br />
mención <strong>de</strong> todas las divisiones principales <strong>de</strong>l sermón. Jamás <strong>de</strong>be ser una mención <strong>de</strong> todas<br />
las divisiones y subdivisiones, pues resultaría excesivamente largo y per<strong>de</strong>ría por ello toda<br />
fuerza y vigor, viniendo a resultar más bien una repetición <strong>de</strong>l sermón, lo cual <strong>de</strong>be evitarse a<br />
toda costa.<br />
VARIEDAD Y VIVACIDAD<br />
La conclusión no <strong>de</strong>be ser estereotipada y monótona. No hay nada que produzca peor<br />
efecto a los oyentes que ver que el predicador se inclina a leer las palabras finales <strong>de</strong>l sermón.<br />
Se le dispensará al predicador la necesidad <strong>de</strong> mirar al bosquejo en otras partes <strong>de</strong>l sermón,<br />
pero la conclusión es el punto culminante <strong>de</strong> su mensaje, y es en este momento cuando el<br />
predicador ha <strong>de</strong> hablar con la mayor solemnidad o el mayor ardor, según la naturaleza o<br />
carácter <strong>de</strong>l sermón. Es entonces cuando su corazón ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>sbordarse <strong>de</strong> tal modo que el<br />
auditorio sienta que el predicador está, no leyendo unos pensamientos escritos en su oficina,<br />
sino, bajo el impulso <strong>de</strong>l Espíritu Santo, tratando <strong>de</strong> hacer penetrar la palabra en los<br />
corazones.<br />
Por esto hay que evitar, en este momento más que nunca, el pronunciar frases vagas y <strong>de</strong><br />
poco sentido. Todo predicador ha notado que generalmente hay más facilidad <strong>de</strong> expresión al<br />
terminar el sermón, pero <strong>de</strong> ningún modo ha <strong>de</strong> confiarse a su facilidad <strong>de</strong> palabra en ese<br />
momento solemne y <strong>de</strong>cisivo. Tiene que llevar algunas frases bien estudiadas, que concreten<br />
el mensaje y lo hagan incisivo en el corazón <strong>de</strong> los oyentes; sin embargo, no <strong>de</strong>be imitarse a<br />
éstas. Si el Espíritu Santo le inspira nuevos pensamientos expóngalos sin temor, pero<br />
cuidando <strong>de</strong> que no sean simples repeticiones <strong>de</strong> lo ya dicho, sino pensamientos tajantes, más<br />
fuertes que todos los usados en el curso <strong>de</strong>l sermón y penetrantes hasta partir el alma. Evítese<br />
la excesiva extensión. La conclusión nunca <strong>de</strong>be exce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> unos pocos minutos. Es difícil<br />
fijar cuántos <strong>de</strong> un modo exacto, pues <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>l carácter <strong>de</strong>l propio sermón; pero lo que<br />
<strong>de</strong>be evitarse es que sea la conclusión en sí misma un nuevo sermón en miniatura.<br />
Tampoco <strong>de</strong>be ser una repetición <strong>de</strong> lo dicho en otros sermones. Hay predicadores<br />
que en cada conclusión usan argumentos muy similares como el <strong>de</strong>: mañana podría ser<br />
<strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong> para aceptar Cristo». Está bien que en cada sermón se haga énfasis sobre la<br />
necesidad <strong>de</strong> tomar una <strong>de</strong>cisión inmediata, pero si las frases son estereotipadas e idénticas<br />
para todos los sermones, el predicador se hará muy pesado y el público temerá verle llegar al<br />
final, por el fastidio <strong>de</strong> escuchar lo que ya se sabe e memoria.<br />
LOS LLAMAMIENTOS<br />
No queremos terminar sin <strong>de</strong>cir una palabra sobre la cuestión <strong>de</strong> los llamamientos. No<br />
estamos en contra <strong>de</strong>l sistema cuando el ambiente es propicio el predicador tiene la<br />
convicción <strong>de</strong> que hay entre el auditorio «oyentes maduros», es <strong>de</strong>cir, con bastante<br />
conocimiento <strong>de</strong>l Evangelio para compren<strong>de</strong>r en el paso que van a dar, faltándoles solamente<br />
la <strong>de</strong>cisión. En tales casos el llamamiento pue<strong>de</strong> ser una verda<strong>de</strong>ra bendición <strong>de</strong>l Cielo para<br />
tales almas, pero insistir e insistir hasta provocar <strong>de</strong>cisiones inmaturas <strong>de</strong> personas que<br />
ignoran los principios esenciales <strong>de</strong>l Evangelio, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ser insensato para el predicador,<br />
pue<strong>de</strong> resultar en perjuicio <strong>de</strong> tales almas, ya que tales personas pue<strong>de</strong>n venir a consi<strong>de</strong>rarse<br />
convertidas por medio <strong>de</strong> un acto mecánico que no afectó su corazón y que nada tiene que ver<br />
con el nuevo nacimiento. Es verdad que algunas veces estos oyentes, acudiendo a los cultos,<br />
llegan a compren<strong>de</strong>r más tar<strong>de</strong> aquella fe que profesaron inconscientemente, pero también<br />
pue<strong>de</strong> ser motivo a algunos para que <strong>de</strong>jen <strong>de</strong> asistir a los cultos, avergonzados por las burlas
<strong>de</strong> sus compañeros no convertidos, ya que no existe en ellos fundamento sólido para saber<br />
<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r su fe y llevar el oprobio <strong>de</strong> Cristo. Y en otros casos pue<strong>de</strong>n dar lugar al endurecimiento,<br />
en un falso concepto <strong>de</strong> conversión, siendo causa <strong>de</strong> que se introduzcan en la<br />
<strong>iglesia</strong> miembros no regenerados.<br />
Recuerdo el caso <strong>de</strong> una persona a la cual felicitaban los creyentes por haberse<br />
levantado manifestando aceptar a Cristo, la cual respondió: «No, yo no entiendo <strong>de</strong> estas<br />
cosas, pero me daba lástima aquel pobre señor que nos pedía que nos levantásemos con tanta<br />
insistencia.»<br />
Evitemos tanto la frialdad como los excesos en este momento solemne <strong>de</strong>l sermón;<br />
pues ni la excesiva insistencia ni la gritería extremada son señales evi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la inspiración<br />
<strong>de</strong>l Espíritu Santo. Es al final, más que en otro momento <strong>de</strong>l sermón, cuando <strong>de</strong>bemos<br />
movernos enteramente bajo su santa influencia; <strong>de</strong>jémonos, pues, conducir por El, pero recordando<br />
que el Espíritu Santo jamás ha inducido a nadie a empalagar a la gente, sino que es<br />
su gran propósito y objeto llevar las almas a Cristo, o, por lo menos, <strong>de</strong>jar en ellas tan<br />
favorable impresión que vengan a ser inexcusables si no se convierten.<br />
Se ha dicho con verdad que una conclusión fastidiosa pue<strong>de</strong> significar una piedra <strong>de</strong><br />
tropiezo para el corazón mejor impresionado por el mismo sermón. Es preferible que que<strong>de</strong>n<br />
los oyentes con <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> oír más, cuando el sermón ha sido bueno, que no que las buenas<br />
impresiones recibidas se borren por una inclusión <strong>de</strong>safortunada y <strong>de</strong>sastrosa.<br />
Podríamos resumir lo dicho en los siguientes<br />
CONSEJOS PRÁCTICOS<br />
1.° Sea cualquiera la forma <strong>de</strong> conclusión que uses, hazla a<strong>de</strong>cuada al conjunto <strong>de</strong>l<br />
mensaje. Que no a un nuevo sermón, sino la aplicación práctica <strong>de</strong> las verda<strong>de</strong>s expuestas<br />
anteriormente.<br />
2.° No uses frases estereotipadas en la conclusión; <strong>de</strong> cada sermón.<br />
3.° Sé breve. No <strong>de</strong>scribas círculos y más círculos, como un aeroplano en <strong>de</strong>scenso,<br />
repitiendo las mejores frases <strong>de</strong>l mismo sermón y añadiendo nuevos materiales. Descien<strong>de</strong> en<br />
línea recta, en picado, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las alturas <strong>de</strong> tu disertación al mismo corazón <strong>de</strong> los oyentes.<br />
Que nadie tenga que <strong>de</strong>cir lo que aclaró cierta labradora escocesa acerca <strong>de</strong> un buen sermón<br />
<strong>de</strong> conclusión interminable: «El pastor llegó casa en un viaje magnífico, pero tenía los<br />
caballos <strong>de</strong>sbocados y no los pudo parar.»<br />
4.° Acentúa el lado positivo más que el negativo, la conclusión. Durante el curso <strong>de</strong>l<br />
sermón pue<strong>de</strong>s tener que tratar con el lado negativo, pero no termines con imprecaciones,<br />
lamentaciones ni expresiones <strong>de</strong>salentadoras. El mensaje <strong>de</strong>l Evangelio es siempre mensaje<br />
<strong>de</strong> esperanza. Levanta los corazones a lo positivo, a lo bueno, a lo sublime <strong>de</strong> las promesas <strong>de</strong><br />
Dios, por grave o solemne que haya sido el sermón. Una conclusión neurasténica es la peor<br />
conclusión <strong>de</strong> un sermón.<br />
5.° Haz la conclusión personal, pero no excesivamente personal.<br />
6.° Nunca distraigas la atención ni <strong>de</strong>bilites la fuerza <strong>de</strong> la conclusión con una<br />
apología. En la introducción pue<strong>de</strong> alguna vez el predicador pedir excusas por su dificultad<br />
en hablar el idioma, su falta <strong>de</strong> tiempo para preparar el mensaje o su incapacidad para tratar el<br />
asunto; pero esto jamás es permisible en la conclusión. Si el sermón ha sido bueno, tal apología<br />
<strong>de</strong>muestra pedantería y orgullo por parte <strong>de</strong>l predicador. Si ha sido mediocre, sólo<br />
servirá para recalcar los <strong>de</strong>fectos <strong>de</strong>l propio sermón y <strong>de</strong>svalorizar lo bueno que en él haya<br />
podido haber.<br />
La conclusión <strong>de</strong>l segundo libro <strong>de</strong> los Macabeos produce una impresión penosa y es<br />
la mejor prueba <strong>de</strong> la no inspiración <strong>de</strong> tal apócrifo. Pero mucho más que en un escrito, es<br />
contraproducente toda apología al final <strong>de</strong> un discurso hablado.
Termina el mensaje con la mayor dignidad, y encomienda al Santo Espíritu <strong>de</strong> Dios lo<br />
que tú no has podido o sabido hacer, aun en aquellas ocasiones en que, por el motivo que sea,<br />
sientas en tu conciencia que fue un fracaso el sermón, comparado con otros tuyos o con lo<br />
que hubieses querido que fuera. Ten presente que esta experiencia ocurre no sólo a los<br />
predicadores mediocres (éstos generalmente quedan más satisfechos <strong>de</strong> sus propios sermones<br />
que lo que <strong>de</strong>bieran quedar), sino a los más gran<strong>de</strong>s predicadores. Resuelve en tu corazón en<br />
tales casos prepararte mejor otra vez. Tal resolución, hecha en el mismo pulpito al terminar<br />
un sermón <strong>de</strong>ficiente, ha sido la génesis <strong>de</strong> otro sermón po<strong>de</strong>roso, en muchos casos, y en la<br />
propia experiencia <strong>de</strong>l autor <strong>de</strong> estas páginas.<br />
7.° Evita las expresiones humorísticas en la conclusión. Ya hemos indicado con qué<br />
limitaciones y pru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>be hacerse uso <strong>de</strong> tales expresiones al principio o en el curso <strong>de</strong>l<br />
sermón, pero no es permitido <strong>de</strong> ningún modo al final. Como dice Reinold Niebuhr en un<br />
artículo titulado «Humor y Fe»: «Pue<strong>de</strong> haber risa en el vestíbulo <strong>de</strong>l templo, y el eco <strong>de</strong> la<br />
risa en el templo mismo; pero solamente fe y oración, y no risa, en el lugar santísimo», que es<br />
la conclusión <strong>de</strong>l mensaje.<br />
8.° Abstente <strong>de</strong> cualquier acto que distraiga la atención. Un gesto exagerado: quitarse<br />
y ponerse las gafas, levantar un himnario, o el acci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> caerse una hoja <strong>de</strong> los apuntes, no<br />
son inci<strong>de</strong>ntes tan graves en el curso <strong>de</strong> un sermón; pero <strong>de</strong>be hacerse todo lo posible para<br />
evitarlos al final. Algo semejante <strong>de</strong>be <strong>de</strong>cirse <strong>de</strong>l hábito <strong>de</strong> mirar al reloj <strong>de</strong> bolsillo o<br />
pulsera que tienen algunos predicadores. Unos porque, no sabiendo qué <strong>de</strong>cir, les convienen<br />
cerciorarse <strong>de</strong> que el sermón no ha sido <strong>de</strong>masiado corto, y otros porque, teniendo <strong>de</strong>masiado<br />
material, temen exce<strong>de</strong>rse <strong>de</strong>l tiempo. Huelga <strong>de</strong>cir que la impresión que producen estos<br />
últimos en el auditorio (el cual suele darse perfecta cuenta <strong>de</strong> la situación en ambos casos) no<br />
es tan <strong>de</strong>sastrosa como la que causan los primeros, pero aun en este último caso, más<br />
perdonable, esta sencilla acción pue<strong>de</strong> ser perjudicial para muchos espíritus superficiales. Es<br />
conveniente que haya en las capillas un reloj, bastante gran<strong>de</strong>, colocado en la parte posterior,<br />
jamás <strong>de</strong> cara al público, para que el predicador pueda seguir el curso <strong>de</strong>l tiempo sin que el<br />
auditorio se aperciba. A falta <strong>de</strong> tal reloj, es buena precaución por parte <strong>de</strong>l predicador poner<br />
su propio reloj sobre el pulpito en el momento <strong>de</strong> empezar, evitando hacerlo durante el curso<br />
<strong>de</strong>l sermón, y menos al final.<br />
LA IGLESIA EN LA CONCLUSIÓN<br />
Los diáconos y miembros <strong>de</strong> cada Iglesia <strong>de</strong>berían ser educados acerca <strong>de</strong> la<br />
solemnidad <strong>de</strong> la conclusión. A veces son estos mismos los que contribuyen a distraer la<br />
atención sin darse cuenta <strong>de</strong> ello, haciendo preparativos para la terminación, tales como abrir<br />
las puertas, repartir himnarios para el himno final, preparar las bolsas para la ofrenda a la<br />
vista <strong>de</strong>l público, etc.<br />
Otras veces, miembros más entusiastas que discretos intentan corroborar el «éxito»<br />
<strong>de</strong>l sermón susurrando exhortaciones o alabanzas acerca <strong>de</strong>l mismo a personas inconvertidas,<br />
o lo que es todavía peor, incitándolas a levantarse. Nada más equivocado. Tales momentos<br />
han <strong>de</strong> ser solamente <strong>de</strong> atención y oración silenciosa por parte <strong>de</strong> los fieles <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.<br />
Algunas veces el autor se ha sentido tentado a <strong>de</strong>tener el sermón y pedir misericordia<br />
a las personas que en aquellos solemnes momentos se les ha ocurrido levantarse para ir al<br />
patio o salir <strong>de</strong>l templo, a pesar <strong>de</strong> ver que el sermón estaba terminando y no corrían peligro<br />
<strong>de</strong> per<strong>de</strong>r ningún tren.<br />
Y no diremos nada <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sastre que significa un bebé que rompe a llorar o se inquieta<br />
durante los cinco minutos finales <strong>de</strong>l sermón. Algunos predicadores tienen la costumbre <strong>de</strong><br />
pararse y aguardar en silencio hasta haber pasado tal interrupción. Siempre es <strong>de</strong>sagradable<br />
tener que hacer esto, por lo que cuesta recoger <strong>de</strong> nuevo la atención <strong>de</strong>l auditorio. Ello es
posible cuando se dispone todavía <strong>de</strong> muchos minutos, pero es casi imposible al final. En ese<br />
período <strong>de</strong>l sermón, atención distraída es atención perdida. Por esto los miembros <strong>de</strong>bieran<br />
conjurarse en ayudar al pastor: Los diáconos, atajando <strong>de</strong>l modo más discreto y rápido<br />
cualquier perturbación. Los creyentes en general, bajando sus cabezas para orar, sin volverlas<br />
<strong>de</strong> un lado para otro para ver si se levanta alguien. Nada pue<strong>de</strong> perjudicar tanto las <strong>de</strong>cisiones<br />
como esta curiosidad impru<strong>de</strong>nte. Sabemos cuan grato es para el creyente fervoroso, que está<br />
oando por un <strong>de</strong>spertamiento, «ver» <strong>de</strong>cisiones; pero ¡más sensato limitarse a «oírlas» <strong>de</strong><br />
labios <strong>de</strong>l testificante o en la respuesta <strong>de</strong>l pastor, y será siempre mucho más gozoso para su<br />
propia conciencia haber mudado a tales <strong>de</strong>cisiones con oración que estorbarlas con actitu<strong>de</strong>s<br />
inconvenientes.<br />
Es necesario hacer énfasis sobre estos <strong>de</strong>talles en las reuniones <strong>de</strong> <strong>iglesia</strong>, para el<br />
mejor or<strong>de</strong>n y provecho en los cultos, sobre todo en los evangelísticos.<br />
X<br />
Clases <strong>de</strong> estudio Bíblico<br />
Hemos dicho que para la preparación <strong>de</strong> un sermón <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el pulpito no conviene<br />
tomar todo un capítulo, sino un hecho, parábola o porción que pueda ser conectada con<br />
alguna línea <strong>de</strong> pensamiento. La razón es que cuando el predicador habla él solo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
pulpito le conviene presentar un mensaje compacto y no excesivamente extenso.<br />
Pero hay otro método <strong>de</strong> instrucción, llamado Clase Bíblica, en la cual no sólo el<br />
predicador, sino los oyentes, pue<strong>de</strong>n tomar parte, y aunque ello exce<strong>de</strong> los límites <strong>de</strong> la<br />
Homilética, por lo importante que es para los pastores e instructores cristianos, no queremos<br />
<strong>de</strong>jar <strong>de</strong> ofrecer algunas sugestiones sobre dichos estudios.<br />
Se recomienda para la Clase Bíblica que todos los oyentes tengan su Biblia en la<br />
mano y, si el número <strong>de</strong> asistentes lo permite, estén sentados formando círculo.<br />
En las clases bíblicas no <strong>de</strong>ben usarse los sermones textuales, sino expositivos o<br />
tópicos, <strong>de</strong>sarrollando estos últimos a base <strong>de</strong> textos bíblicos.<br />
ESTUDIO <strong>DE</strong> LA BIBLIA POR LIBROS<br />
Pero es también recomendable en esta clase <strong>de</strong> reuniones el estudio <strong>de</strong> la Biblia por<br />
libros y capítulos. En tal caso cada asistente <strong>de</strong>biera conocer <strong>de</strong> antemano el capítulo o<br />
porción que se va a estudiar, aún es mejor si se han distribuido preguntas escritas que<br />
<strong>de</strong>spierten interés en el estudio. Dichas preguntas o sugestiones pue<strong>de</strong>n ser formuladas<br />
particularmente por el instructor para cada capítulo o libro, o bien utilizar las siguientes<br />
sugestiones <strong>de</strong> carácter general:<br />
a) ¿Quién escribió el libro?<br />
b) ¿A quién fue escrito?<br />
c) ¿Cuándo fue escrito?<br />
d) Motivo por el cual lo fue.<br />
e) Circunstancias <strong>de</strong> aquellos para los cuales fue escrito.<br />
f) ¿Qué referencias nos da el libro <strong>de</strong> la vida y carácter <strong>de</strong>l autor?<br />
g) ¿Cuáles son las principales i<strong>de</strong>as <strong>de</strong>l libro (o enseñanzas)?<br />
h) ¿Cuál es la verdad central <strong>de</strong>l libro?<br />
i) ¿Cuáles son las características <strong>de</strong>l libro?<br />
j) Que cada alumno haga una división analítica <strong>de</strong>l libro comparándola con la división<br />
que traiga el Director.<br />
k) Puntualícense las enseñanzas o aplicaciones espirituales que ocurren en cada
sección.<br />
El estudio será todavía más provechoso si en lugar <strong>de</strong> preguntas generales pue<strong>de</strong> usarse un<br />
bosquejo formulado por algún buen expositor <strong>de</strong> la Biblia. Hay libros interesantes y también<br />
cursos bíblicos que pue<strong>de</strong>n servir <strong>de</strong> ayuda al respecto. Como ejemplo ofrecemos a<br />
continuación uno <strong>de</strong> los estudios bíblicos por libros que se publicaron en nuestra revista El<br />
Cristiano Español. De una forma similar a la indicada, y usando los mismos epígrafes que<br />
ponemos en mayúsculas, pue<strong>de</strong>n estudiarse, no solamente los otros libros <strong>de</strong>l Pentateuco,<br />
sino casi todos los libros <strong>de</strong> la Biblia.<br />
Éxodo.<br />
EL NOMBRE «Éxodo» nos indica el contenido <strong>de</strong> este libro, la salida <strong>de</strong> Israel <strong>de</strong><br />
Egipto. Israel vuelve a su tierra prometida. Éxodo contiene la maravillosa e importante<br />
historia, empezada en Génesis, asumiendo una forma nacional, más bien que personal o<br />
familiar, y narrando los pasos que condujeron al establecimiento <strong>de</strong> la teocracia hebrea. En<br />
este hecho histórico vemos la figura <strong>de</strong> las verda<strong>de</strong>s fundamentales <strong>de</strong> toda salvación.<br />
Po<strong>de</strong>mos llamar a Éxodo «el libro <strong>de</strong> la salvación». Empieza con la oscuridad <strong>de</strong>l yugo<br />
egipcio y termina con la nube <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Dios en el tabernáculo.<br />
ÉXODO Y LOS CRISTIANOS. — El viaje <strong>de</strong> los israelitas <strong>de</strong> Egipto a Canaán es un<br />
símbolo <strong>de</strong> la peregrinación <strong>de</strong>l cristiano.<br />
1. Egipto = el reino <strong>de</strong> Satanás, el mundo <strong>de</strong>l cual tenemos que salir.<br />
2. Desierto = La condición <strong>de</strong>l creyente que ha <strong>de</strong>jado la vida antigua, pero que<br />
todavía no ha encontrado la plenitud <strong>de</strong> la vida nueva en Cristo.<br />
3. Canaán = La vida <strong>de</strong>l creyente que encontró en Cristo la vida abundante y<br />
victoriosa.<br />
LLAVES <strong>DE</strong>L LIBRO llamamos a los versículos <strong>de</strong> cada libro, que nos dan el conjunto <strong>de</strong>l<br />
contenido <strong>de</strong>l mismo, p. ej.:<br />
3:7-8... aflicción en Egipto... librado... sacado a buena tierra.<br />
12:13... la sangre os será por señal... Lo fundamental <strong>de</strong> la salvación.<br />
19:4-6... os he traído a Mí... para ser un especial tesoro sobre todos los pueblos.<br />
TIEMPO. — Entre Génesis y Éxodo hay un espacio <strong>de</strong> tres siglos y medio, sobre el<br />
cual no leemos nada en la Biblia. En este tiempo creció la familia Jacob (70 personas, Éxodo<br />
1:5) y se hizo nación numerosa (1:7).<br />
LA PRINCIPAL FIGURA <strong>de</strong> Éxodo es la <strong>de</strong> Moisés. El nos es presentado como<br />
representante <strong>de</strong> la ley y <strong>de</strong>l antiguo pacto (Juan 1:17). Mirando su historia po<strong>de</strong>mos dividirla<br />
en tres partes <strong>de</strong> 40 años cada una. 40 años <strong>de</strong> alta educación humana. Se hizo un varón<br />
po<strong>de</strong>roso.<br />
40 años <strong>de</strong> educación divina en la quietud <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto. Allí se hizo varón humil<strong>de</strong> y<br />
sencillo. 40 años ejerciendo su alta profesión y experimentando cómo Dios pue<strong>de</strong> utilizar<br />
po<strong>de</strong>rosamente a un hombre humillado.<br />
Nótese la importancia <strong>de</strong> la primera educación que recibió en su más tierna juventud<br />
en la casa paterna. Después <strong>de</strong> muchos años <strong>de</strong> estar en el palacio egipcio, se recordó <strong>de</strong> su<br />
Dios y <strong>de</strong> su pueblo (Hechos 11:24-26). El fue hecho salvador, guía y mediador <strong>de</strong> Israel.<br />
DIVISIÓN <strong>DE</strong>L LIBRO. — Po<strong>de</strong>mos dividirlo en tres partes:<br />
1. Israel en Egipto: Cap. 1-15:21.
a) Opresión por los egipcios. Por medio <strong>de</strong> ella, Dios preparó al pueblo para salir <strong>de</strong> la<br />
tierra rica <strong>de</strong> Gosén.<br />
b) Nacimiento y educación <strong>de</strong> Moisés. Dios preparó al salvador y guía.<br />
c) Plagas en Egipto, Pascua y salida. Dios preparó al enemigo para <strong>de</strong>jar ir al pueblo.<br />
2. Experiencias en el camino <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto: Capítulo 15:22, cap. 18.<br />
Mará, Elim, codornices, maná, agua <strong>de</strong> la peña, victoria sobre Amalec. El Señor, que<br />
sacó a Israel <strong>de</strong> Egipto, también los mantenía, protegía y guiaba.<br />
3. Israel al pie <strong>de</strong>l monte Sinaí: Cap. 19-40. Mandamientos <strong>de</strong> Dios, Alianza entre Dios y el<br />
pueblo, plan <strong>de</strong>l tabernáculo, becerro <strong>de</strong> oro, construcción <strong>de</strong>l tabernáculo. Los<br />
salvados, para permanecer con el Señor, necesitan:<br />
a) la ley, que es la norma <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Dios; y<br />
b) el sacrificio, cuya sangre limpia simbólicamente <strong>de</strong> las transgresiones <strong>de</strong> la ley.<br />
CRISTO EN EL ÉXODO.— Toda salvación <strong>de</strong> Dios es hecha por Jesucristo. Por lo<br />
tanto, es todo este «libro <strong>de</strong> la salvación» un símbolo <strong>de</strong> Cristo.<br />
1.El cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la pascua: Cristo el cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Dios: Juan 1:29, 1. a Cor. 5:6-8, 1. a Ped.<br />
1:18-19.<br />
2.Aarón: Cristo nuestro sumo sacerdote: Hebreos 5:5 y 9, 7:11.<br />
3.El mar Bermejo: La muerte <strong>de</strong> Cristo nos libra <strong>de</strong> la vida antigua: 1Cor. 10:2.<br />
4.El maná: Cristo es el pan vivo que <strong>de</strong>scendió <strong>de</strong>l Cielo: Juan 6:31, 35.<br />
5.El tabernáculo: Cristo habitó entre nosotros: Juan 1:14, Hebr. 9:23-24. Exteriormente<br />
no ofrece ningún atractivo: Filip. 2:6-8. Pero por <strong>de</strong>ntro todo es precioso, <strong>de</strong> oro fino<br />
con los colores <strong>de</strong> la gloria: Col. 2:3 y 9.<br />
No sólo el tabernáculo entero, sino también los objetos en él nos hablan <strong>de</strong> Cristo:<br />
La puerta (única): Juan 10:7.<br />
Altar <strong>de</strong>l holocausto: El lugar <strong>de</strong> la expiación: Hebr. 9:13-14, 10:12; Apoc. 13:8.<br />
Fuente <strong>de</strong> metal: El lavacro <strong>de</strong> la regeneración: Tito 3:5.<br />
Mesa <strong>de</strong> los panes: «Yo soy el pan <strong>de</strong> vida»: Juan 6:35, 48, 50, 51.<br />
Can<strong>de</strong>lero: «Yo soy la luz <strong>de</strong>l mundo»: Juan 8:12, 1:9.<br />
Altar <strong>de</strong> perfumes: La oración sacerdotal <strong>de</strong> Cristo: Juan 17.<br />
El arca conteniendo la ley <strong>de</strong> Dios, y la cubierta con los querubines, tenían que ser<br />
rociadas con la sangre <strong>de</strong>l sacrificio. Cristo, con su propia sangre, entró una vez a la<br />
presencia <strong>de</strong> Dios: Hebr. 9:12-14. El cumplió la ley y la cubrió con su sangre. La ley<br />
que pidió la muerte <strong>de</strong>l pecador está satisfecha por el sacrificio expiatorio <strong>de</strong> Cristo.<br />
EL MENSAJE <strong>DE</strong> ÉXODO es doble. Habla <strong>de</strong>l minio <strong>de</strong>l Señor y <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción. Su<br />
dominio se nota en sus palabras, ór<strong>de</strong>nes, mandamientos, juicios, su santidad, y también en su<br />
bondad y cuidado todas las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su pueblo. Por todo el libro pasa el hilo negro <strong>de</strong>l<br />
pecado <strong>de</strong>l pueblo y <strong>de</strong> personas individuales. Pero Dios, en su inmensa gracia, presenta un<br />
recurso <strong>de</strong> salvación por la sangre <strong>de</strong>l sustituto y abre a su pueblo pecador el camino a su<br />
trono <strong>de</strong> gracia.<br />
Todos los libros <strong>de</strong> la Biblia pue<strong>de</strong>n ser estudiados <strong>de</strong> una forma similar, buscando en<br />
ellos, por encima <strong>de</strong> sus datos históricos, profundas enseñanzas morales y espirituales.<br />
ERRORES A EVITAR<br />
Dos errores que el director <strong>de</strong> un Grupo <strong>de</strong> Estudio Bíblico <strong>de</strong>be evitar con gran<br />
cuidado son: Por un lado, darlo como un sermón <strong>de</strong> predicación monopolizado, y por el otro,<br />
convertirlo en una clase <strong>de</strong> Seminario, limitándolo a los datos históricos, cronológicos o
analíticos sin especial mención <strong>de</strong> la enseñanza espiritual. Jamás hay que olvidar que ésta<br />
tiene primordial importancia en la Iglesia, tratándose <strong>de</strong> libros <strong>de</strong> la Sagrada Escritura, cuyas<br />
mismas narraciones históricas fueron escritas: «para nuestra enseñanza y admonición» (1. a<br />
Cor. 10:11); pero quedará mejor fijada la verdad en la mente y resultará mucho más<br />
interesante y efectiva si, en lugar <strong>de</strong> ser administrada en dosis concentradas <strong>de</strong> incesante<br />
exhortación, va acompañada <strong>de</strong>l estudio histórico, y analítico y aun geográfico, que permita<br />
al estudiante conocer bien la proce<strong>de</strong>ncia y motivo <strong>de</strong> tales enseñanzas que surgen <strong>de</strong>l texto,<br />
ora por ejemplo histórico, o por simbolismo.<br />
En este último caso hay otros extremos que conviene evitar. Uno es el <strong>de</strong> forzar la<br />
imaginación para encontrar en todo <strong>de</strong>talle <strong>de</strong>l Antiguo Testamento símbolos y figuras <strong>de</strong> las<br />
doctrinas <strong>de</strong>l Nuevo. Hallamos esta ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> un modo exagerado en los escritos<br />
patrísticos. Orígenes, por ejemplo, veía un símbolo <strong>de</strong> la cruz hasta en la forma <strong>de</strong> cortar el<br />
cor<strong>de</strong>ro pascual. Un simbolismo ingenuo y sin base no resultaría edificante a un público <strong>de</strong><br />
nuestro siglo.<br />
El extremo opuesto es prescindir <strong>de</strong> toda aplicación simbólica, con lo que el Antiguo<br />
Testamento se convierte en una simple y árida narración histórica con ligeros matices éticos.<br />
El predicador mo<strong>de</strong>rno que asume tal actitud <strong>de</strong>spreciando todo simbolismo, <strong>de</strong>bería empezar<br />
por suprimir <strong>de</strong>l Nuevo Testamento varias epístolas como Romanos, Corintios y Hebreos,<br />
mejor que todo <strong>de</strong>bería <strong>de</strong>jar el ministerio cristiano <strong>de</strong> su <strong>iglesia</strong> en manos <strong>de</strong> alguien que<br />
crea en la Biblia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio al fin. Otro error funesto es el <strong>de</strong> introducir en los<br />
estudios, para hacer gala <strong>de</strong> erudición, discusiones hechas <strong>de</strong> carácter crítico acerca <strong>de</strong> los<br />
documentos originales <strong>de</strong> la Sagrada Escritura, códices y variantes, pseudo-autores, etc.<br />
Spurgeon <strong>de</strong>cía con mucha razón: «Nunca divulguéis el error tratando <strong>de</strong> combatirlo.» El<br />
pastor necesita estar bien orientado sobre tales asuntos, pero no para llevarlos al público, sino<br />
para po<strong>de</strong>r respon<strong>de</strong>r a cualquier pregunta al respecto.<br />
Si una <strong>de</strong> tales cuestiones surgiera en la clase <strong>de</strong> estudio Bíblico o en la Escuela<br />
Dominical, lo más conveniente es respon<strong>de</strong>rla <strong>de</strong> un modo general y breve e invitar al<br />
interpelante a una conversación más extensa en particular. Tal invitación <strong>de</strong>be ser hecha, si es<br />
en la clase, alegando falta <strong>de</strong> tiempo, aún mejor si pue<strong>de</strong> soslayarse y hacerla más tar<strong>de</strong> en<br />
privado, a fin <strong>de</strong> no levantar sospechas en aquellas a quienes no interesan o no convienen<br />
tales tesis, ora por su limitada cultura o por su <strong>de</strong>licada condición espiritual.<br />
Recordamos el caso <strong>de</strong> un joven pastor <strong>de</strong> un pueblo rural, recién salido <strong>de</strong>l<br />
Seminario, que, con pretexto <strong>de</strong> «instruir a la juventud <strong>de</strong> la Iglesia», empezó una serie <strong>de</strong><br />
clases <strong>de</strong> estudio bíblico en las cuales trataba <strong>de</strong> <strong>de</strong>slumbrar a sus oyentes llenando pizarra<br />
con textos griegos y hebreos, y acabó por arruinar la fe <strong>de</strong> muchos con sus discusiones<br />
críticas, totalmente impropias e ina<strong>de</strong>cuadas a la condición intelectual y espiritual <strong>de</strong> los<br />
sencillos fieles a quienes se dirigía.<br />
Fervorosamente exhortamos a los estudiantes bíblicos y predicadores en cuyas manos venga a<br />
parar el presente Manual <strong>de</strong> Homilética, a evitar y aun a huir <strong>de</strong> tales peligros, procurando la<br />
edificación espiritual <strong>de</strong> sus oyentes por encima <strong>de</strong> todo otro motivo.<br />
ESTUDIO <strong>DE</strong> LA BIBLIA POR CAPÍTULOS<br />
Tanto o más sugestivo que el estudio por libros es el estudio por capítulos, ya' que <strong>de</strong> este<br />
modo se pue<strong>de</strong> entrar con más <strong>de</strong>talle en cada asunto. Como quiera que éstos puedan<br />
repetirse en el curso <strong>de</strong>l libro, <strong>de</strong>be hacerse énfasis sobre verda<strong>de</strong>s nuevas cuando se repita un<br />
mismo asunto. Esta recomendación es especialmente importante para los libros doctrinales, o<br />
sea, las epístolas y los libros proféticos <strong>de</strong>l Antiguo Testamento.<br />
He aquí una serie <strong>de</strong> sugestiones <strong>de</strong> aplicación general:<br />
a) Defínase el tema <strong>de</strong>l capítulo o asunto principal <strong>de</strong> que trata, en una sola frase.
) Principales personajes <strong>de</strong>l capítulo.<br />
c) La verdad o doctrina más <strong>de</strong>stacada <strong>de</strong>l capítulo.<br />
d) La mejor lección <strong>de</strong>l capítulo.<br />
e) El mejor versículo <strong>de</strong>l capítulo. (Sugiérase que cada uno aprenda <strong>de</strong> memoria el<br />
versículo elegido.)<br />
El predicador pue<strong>de</strong> terminar haciendo énfasis sobre las principales lecciones <strong>de</strong>l<br />
capítulo, y lo hará con mucho más provecho si los asistentes han tenido ya que estudiarlo<br />
para respon<strong>de</strong>r a las anteriores preguntas.<br />
Estas preguntas pue<strong>de</strong>n ser usadas para clases elementales, incluso <strong>de</strong> niños.<br />
Para clases entre personas más a<strong>de</strong>lantadas en conocimientos bíblicos y experiencia<br />
espiritual, pue<strong>de</strong> usarse la siguiente serie <strong>de</strong> preguntas o sugestiones:<br />
a) Cítense uno por uno los principales hechos <strong>de</strong>l capítulo y las enseñanzas que contiene<br />
cada uno <strong>de</strong> ellos.<br />
b) Señálense los errores a evitar (con referencia a la conducta <strong>de</strong> personajes que<br />
aparecen en el capítulo o amonestaciones que contiene).<br />
c) Nótense las cosas dignas <strong>de</strong> imitación.<br />
d) Principales enseñanzas. (No <strong>de</strong> hecho como se señala en el apartado a), sino por<br />
precepto.)<br />
e) ¿Cuál <strong>de</strong> estas enseñanzas pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse interesante discusión?<br />
f) Preséntense copiados cada uno <strong>de</strong> los versículos principales por su enseñanza<br />
espiritual.<br />
g) Declárese cuál es la verdad o doctrina que se <strong>de</strong>staca en el capítulo.<br />
Para clases todavía más a<strong>de</strong>lantadas pue<strong>de</strong>n usarlas siguientes sugestiones:<br />
a) Léase el capítulo en dos o tres versiones diferentes (<strong>de</strong> Valera, Mo<strong>de</strong>rna, Católica,<br />
etc.) y cítense por escrito las principales variantes y <strong>de</strong>clarando cada uno cuál<br />
prefiere, teniendo en cuenta no sólo la elegancia <strong>de</strong>l lenguaje sino la verdad doctrinal,<br />
según se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong> la Biblia.<br />
b) Búsquense los pasajes paralelos <strong>de</strong> la referencia y cítese la diferencia entre ellos.<br />
c) Déle la fecha aproximada <strong>de</strong> los hechos a que se refiere el capítulo.<br />
d) Haga cada alumno un bosquejo o análisis <strong>de</strong>l capítulo.<br />
e) Cite cada uno los textos aptos para un sermón textual y formule sus principales<br />
divisiones.<br />
f) Señálense las frases o palabras más importantes.<br />
g) Puntualícense las lecciones más importantes e indíquese <strong>de</strong> ellas cuál es, en el<br />
concepto <strong>de</strong>l alumno, la principal.<br />
h) Cítense los lugares o ciuda<strong>de</strong>s que se nombran en el capítulo, y <strong>de</strong>se una breve<br />
historia <strong>de</strong> ellos según aparece en otras partes <strong>de</strong> la Biblia.<br />
i) Dificulta<strong>de</strong>s en el capítulo, si las encuentra.<br />
El principal peligro en las clases <strong>de</strong> estudio bíblico es que, con el pretexto <strong>de</strong> hacer<br />
preguntas sobre el texto o exponer verda<strong>de</strong>s aprendidas en el mismo, algunos <strong>de</strong> los<br />
concurrentes se aparten <strong>de</strong>l tema y hagan per<strong>de</strong>r el tiempo con frivolida<strong>de</strong>s. El predicador o<br />
director necesita mucha táctica y firmeza para obligar a concretar y ceñirse al asunto.<br />
Por esto un método recomendable es hacer que los participantes traigan sus<br />
sugestiones por escrito y usar el director, en la clase próxima, un resumen <strong>de</strong> las mejores y<br />
más sugestivas respuestas <strong>de</strong> cada uno. Los concurrentes se sienten interesados y halagados al
observar que se ha hecho caso <strong>de</strong> sus pensamientos, los cuales son expuestos por el director<br />
mucho más concretamente que si cada uno tomara la palabra por sí. Para aportar más interés<br />
a la reunión, pue<strong>de</strong>, empero, el predicador sugerir una exposición verbal <strong>de</strong> aquellas<br />
sugestiones que haya notado como <strong>de</strong> más valor, limitándose a citar él mismo las menos<br />
interesantes, pero que merezcan ser citadas.<br />
Para completar el estudio pue<strong>de</strong> aportar algunos pensamientos propios o sacados <strong>de</strong><br />
algún buen comentador como Meyer, Carroll, Ryle, etc., sobre el capítulo citado.<br />
Se ha dicho con razón que el buen predicador no sólo <strong>de</strong>be saber estudiar él mismo la<br />
Biblia sino hacer que otros la estudien, y éste es el objeto <strong>de</strong> las clases <strong>de</strong> estudio bíblico. Los<br />
gran<strong>de</strong>s discursos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el pulpito aportan mucha luz y dan mejor comprensión a los oyentes<br />
acerca <strong>de</strong> las verda<strong>de</strong>s bíblicas, pero no estimulan suficientemente el estudio personal.<br />
Deslumbrados por su arte y elocuencia, se sienten, por lo general, los oyentes incapaces <strong>de</strong><br />
estudiar la Biblia como lo ha hecho el predicador, y ello convierte a los miembros <strong>de</strong> la<br />
Iglesia en oyentes <strong>de</strong> inferencias religiosas, más bien que estudiantes; la Palabra <strong>de</strong> Dios.<br />
Aunque la predicación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> pulpito será siempre el medio indispensable <strong>de</strong> enseñanza y el<br />
más eficaz para ganar a los inconversos, las clases <strong>de</strong> estudio bíblico estimulan más el don <strong>de</strong><br />
cada uno y fomentan <strong>de</strong> un modo extraordinario la vida espiritual. Por esto son muy<br />
recomendables para los creyentes o miembros <strong>de</strong> <strong>iglesia</strong>s angélicas.<br />
XI<br />
El uso <strong>de</strong> ilustraciones<br />
Las imágenes son para el discurso lo que las ventanas para una casa: hacen entrar la<br />
luz <strong>de</strong>l argumento en las mentes más obtusas, a quienes las i<strong>de</strong>as abstractas resultan pesadas y<br />
a veces incomprensibles.<br />
El ejemplo <strong>de</strong> Jesús nos autoriza y estimula para el empleo <strong>de</strong> ilustraciones en la<br />
predicación. Hasta la cara <strong>de</strong> los pequeños se ilumina cuando el predicador empieza a contar<br />
alguna anécdota para ilustración <strong>de</strong> su sermón.<br />
Pero, aun cuando las ilustraciones son <strong>de</strong> tan gran<strong>de</strong> utilidad, no se <strong>de</strong>be abusar <strong>de</strong> su<br />
uso. Hay sermones que resultan enflaquecidos por un exceso <strong>de</strong> metáforas o anécdotas. Dicho<br />
uso excesivo pue<strong>de</strong> hacer que la gente preste <strong>de</strong>masiada atención a las anécdotas y olvi<strong>de</strong> los<br />
argumentos y exhortaciones <strong>de</strong>l sermón. Debemos recordar que nuestro objeto no es<br />
entretener o divertir a las personas sino hacerles sentir las verda<strong>de</strong>s espirituales. Volver el<br />
espíritu <strong>de</strong> nuestros oyentes <strong>de</strong>l objeto principal <strong>de</strong>l sermón para fijarlo en imágenes<br />
complacientes pue<strong>de</strong> resultar perjudicial.<br />
Las anécdotas han <strong>de</strong> ser usadas únicamente en los lugares apropiados y <strong>de</strong>ben ser<br />
ellas mismas a<strong>de</strong>cuada ilustración <strong>de</strong>l argumento que se viene exponiendo. No hay nada peor<br />
en un sermón que una anécdota colocada forzadamente en algún lugar que no le correspon<strong>de</strong>.<br />
Si no tenemos ninguna anécdota bien a<strong>de</strong>cuada e ilustrativa no usemos ninguna. Es mil veces<br />
preferible un sermón con pocas o ninguna anécdota que un sermón repleto <strong>de</strong> ilustraciones<br />
que o encajan con el argumento.<br />
ANÉCDOTAS HUMORÍSTICAS<br />
No está proscrito el uso <strong>de</strong> anécdotas humorísticas; al contrario, éstas son las más<br />
gratas y mejor recordadas; pero <strong>de</strong>be tenerse sumo cuidado en que no traspasen el límite <strong>de</strong>l<br />
humor; que no sean chabacanas o triviales. El pulpito es un lugar sagrado a los oyentes que<br />
acu<strong>de</strong>n a escuchar la Palabra <strong>de</strong> Dios esperan recibir pensamientos dignos y <strong>de</strong> acuerdo con<br />
el propósito a que está <strong>de</strong>stinado.<br />
Un ejemplo <strong>de</strong> anécdota humorística, pero a<strong>de</strong>cuada, es la <strong>de</strong>l salvaje que acudió
acongojado al misionero porque su perro había <strong>de</strong>vorado algunas hojas <strong>de</strong> la Biblia, y al<br />
<strong>de</strong>cirle éste que la pérdida no era tan consi<strong>de</strong>rable porque podía ofrecerle otra Biblia por poco<br />
dinero, el salvaje replicó que lo que sentía no era la pérdida <strong>de</strong>l libro, sino <strong>de</strong>l perro, ya le<br />
había observado que este libro tiene la virtud <strong>de</strong> hacer volver mansas a las personas, y temía<br />
que dicho efecto se produjera en su magnífico perro cazador.<br />
COMO REFERIR ANÉCDOTAS<br />
Lo más esencial en las anécdotas es el modo en que son contadas. Una anécdota<br />
excelente pue<strong>de</strong> producir muy poca impresión a los oyentes si es contada con indiferencia. El<br />
buen narrador <strong>de</strong> anécdotas <strong>de</strong>be mostrarse él mismo interesado en lo que cuenta y mantener<br />
el interés <strong>de</strong>l auditorio contando los inci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la anécdota por or<strong>de</strong>n sin a<strong>de</strong>lantarse a<br />
revelar el «final» <strong>de</strong>l caso, para que se mantenga latente el espíritu <strong>de</strong> sorpresa. A<strong>de</strong>lantar un<br />
solo <strong>de</strong>talle <strong>de</strong> una anécdota pue<strong>de</strong> estropearla completamente, pues la gente ya no escucha<br />
con interés cuando conoce el <strong>de</strong>senlace.<br />
Evítese, por lo tanto, el anunciar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio el final <strong>de</strong> la historia; por ejemplo:<br />
Hay una anécdota muy ilustrativa acerca <strong>de</strong> la fe. Se trata <strong>de</strong> un niño que es invitado a<br />
lanzarse en los brazos <strong>de</strong> su padre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el balcón <strong>de</strong> una casa que está ardiendo. El niño,<br />
azorado, no distingue al padre en la oscuridad <strong>de</strong> la estrecha calle, pero el padre pue<strong>de</strong> ver al<br />
niño a la luz <strong>de</strong> las llamas que salen <strong>de</strong> las ventanas altas <strong>de</strong>l edificio, y por fin éste se <strong>de</strong>ci<strong>de</strong><br />
a dar un salto en el espacio vacío confiando en la palabra <strong>de</strong>l padre, para encontrarse pronto a<br />
salvo en los fuertes brazos <strong>de</strong> éste.<br />
Al explicar esta anécdota hay que hacer vibrante el caso, poniendo algunas pinceladas<br />
que hagan a los oyentes ver en su imaginación la casa ardiendo y el angustioso movimiento<br />
<strong>de</strong>l vecindario. Es indispensable, asimismo, referir en forma <strong>de</strong> diálogo la conversación que<br />
tendría lugar entre padre e hijo, hasta que el público dé un suspiro <strong>de</strong> alivio al oír cómo el<br />
niño cayó sano y salvo en los brazos <strong>de</strong> este último.<br />
Evítese absolutamente <strong>de</strong>cir: «Lo que estoy diciendo acerca <strong>de</strong> la fe tiene mucho<br />
parecido con el caso <strong>de</strong> un niño que fue salvado por su padre, el cual le invitaba a lanzarse a<br />
sus brazos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el balcón <strong>de</strong> una casa que estaba ardiendo.» Este modo indiferente <strong>de</strong><br />
explicar la anécdota no da una impresión viva <strong>de</strong>l caso y suprime totalmente el elemento <strong>de</strong><br />
sorpresa al anunciar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio que el niño fue «salvado» por su padre. Procúrese que<br />
la gente no sepa si el niño fue salvado o pereció entre las llamas hasta que oigan el final.<br />
Sin embargo, la anécdota no <strong>de</strong>be ser contada con tantos <strong>de</strong>talles hasta el punto <strong>de</strong><br />
convertirla en una larga historia que haga olvidar a los oyentes la parte argumentativa <strong>de</strong>l<br />
sermón. Dense solamente aquellos <strong>de</strong>talles que puedan aumentar el interés <strong>de</strong> la narración, y<br />
ninguno más.<br />
COMO INTRODUCIR LAS ANÉCDOTAS<br />
Parece <strong>de</strong> poco interés, y sin embargo es muy importante, la forma <strong>de</strong> empezar a<br />
referir la anécdota. Hay predicadores que tienen siempre una misma forma: «Recuerdo haber<br />
leído...» A la gente no le interesa si el predicador ha leído la anécdota o la oído contar. Y<br />
todavía es peor cuando el predicador dice: «Recuerdo haber leído en un libro...», es todavía<br />
menos importante para el público si lo ha leído en un libro o en una revista. Evítense<br />
cuidadosamente en los sermones estas frases ociosas el sermón resultará más corto e<br />
interesante. Es mucho mejor empezar diciendo: «En cierta ocasión ocurrió tal o cual cosa», o<br />
bien: «Existía en el país tal o cual.» Este <strong>de</strong>talle no es ocioso, pues la gente le gusta que le<br />
cuenten historias verda<strong>de</strong>ras y la referencia <strong>de</strong> don<strong>de</strong> tuvo lugar el inci<strong>de</strong>nte, cuando es<br />
posible darla, aumenta el interés <strong>de</strong>l caso.
ANÉCDOTAS PERSONALES<br />
En mayor medida se acrecienta el interés <strong>de</strong>l público cuando el predicador pue<strong>de</strong><br />
contar algún caso vivido por él mismo. Los gran<strong>de</strong>s predicadores tienen generalmente un<br />
arsenal <strong>de</strong> inci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> su vida que usan como ilustraciones <strong>de</strong> sus sermones.<br />
Sin embargo, <strong>de</strong>be evitarse cuidadosamente la pedantería al referir tales casos y el uso<br />
excesivo <strong>de</strong>l pronombre personal. Procúrese sustituirlo tanto como se pueda por el plural, si<br />
en el hecho han intervenido varias personas, pues ello dirá mucho en favor <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>stia <strong>de</strong>l<br />
predicador.<br />
Otro peligro al contar anécdotas personales es el <strong>de</strong> referir casos triviales o poco<br />
ilustrativos, por el prurito <strong>de</strong> hablar el predicador <strong>de</strong> sí mismo. Un inci<strong>de</strong>nte que al que lo ha<br />
vivido pue<strong>de</strong> parecerle muy chocante e interesante, pue<strong>de</strong> resultar intrascen<strong>de</strong>nte y aburrido<br />
para el que lo oye contar. Pero nunca lo será para un auditorio inteligente, si el caso ilustra<br />
verda<strong>de</strong>ramente el argumento o contiene una evi<strong>de</strong>nte lección moral o espiritual.<br />
DISTRIBUCIÓN <strong>DE</strong> LAS ANÉCDOTAS<br />
Las anécdotas <strong>de</strong>ben ser bien distribuidas. Es magnífico el sermón que pue<strong>de</strong> tener<br />
una anécdota para ilustrar cada uno <strong>de</strong> sus puntos principales. Es mucho mejor si la anécdota<br />
pue<strong>de</strong> ser puesta al final <strong>de</strong>l punto; pero no siempre es posible. Muchas veces se nos ocurren<br />
anécdotas que ilustran un punto secundario o una frase <strong>de</strong>l sermón. Evítese, empero, poner<br />
una anécdota para ilustrar una simple frase, si ésta no es muy importante y contiene la esencia<br />
<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong>l sermón. En tal caso parece puesta solamente para dar lugar a la anécdota.<br />
Tiene que ser la anécdota para el sermón, y no viceversa.<br />
¿Pue<strong>de</strong>n usarse dos anécdotas para ilustrar un mismo pensamiento?<br />
Sí, pero <strong>de</strong> ningún modo <strong>de</strong>ben ser contadas una tras <strong>de</strong> otra. El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Evangelio<br />
para transformar las almas pue<strong>de</strong> ser bien ilustrado por la antes referida anécdota <strong>de</strong>l salvaje<br />
y su perro, y también por algún caso <strong>de</strong> conversión, por ejemplo el <strong>de</strong> «El borracho <strong>de</strong><br />
nacimiento», quien <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> convertirse, vendiendo periódicos en una taberna, fue invitado<br />
por sus antiguos compañeros, y al negarse a beber le arrojaron la cerveza en la cara<br />
diciéndole: «Si no por <strong>de</strong>ntro, por fuera.» El hombre, arremangando un brazo, les mostró sus<br />
fuertes músculos y dijo que en otro tiempo habría empezado una pelea, pero ahora no hacía<br />
sino perdonarles y así se limitaba a enjugarse la cara, encomendándoles a la gracia y<br />
misericordia <strong>de</strong>l Señor.<br />
Si contásemos la segunda anécdota inmediatamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la primera mientras<br />
aún se conserva el sentimiento <strong>de</strong> hilaridad en el auditorio, se per<strong>de</strong>ría totalmente el sentido<br />
<strong>de</strong> importancia <strong>de</strong> esta segunda. Pero si <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> contar la primera <strong>de</strong>cimos: tenía razón el<br />
pobre salvaje, pues ciertamente Dios es todopo<strong>de</strong>roso para transformar a las almas haciendo<br />
<strong>de</strong> los leones cor<strong>de</strong>ros, pues como dice el apóstol, si alguno está en Cristo, nueva criatura es,<br />
etc;», el público estará preparado por estas sencillas frases para oír la historia <strong>de</strong>l bebedor<br />
convertido, lucho más que si pasásemos <strong>de</strong> la primera anécdota a la segunda con un simple:<br />
«También recuerdo el caso <strong>de</strong> un hombre totalmente entregado a la bebida, etc.»<br />
Spurgeon dice: «Es feliz el predicador que encuentra una anécdota para el final <strong>de</strong> su<br />
sermón, una historieta o ejemplo que haga viva y patente la enseñanza <strong>de</strong>l mismo.» Este es el<br />
hermoso ejemplo que hallamos al final <strong>de</strong>l Sermón <strong>de</strong>l Monte, sin la parábola <strong>de</strong>l hombre que<br />
edificó su casa sobre la peña.<br />
COMO ARCHIVAR ANÉCDOTAS
Para disponer <strong>de</strong> anécdotas ilustrativas y a<strong>de</strong>cuadas es necesario tenerlas archivadas<br />
<strong>de</strong> antemano, ora en el cerebro, quien posea tan privilegiada memoria, o en un índice.<br />
Rebuscar libros y revistas en busca <strong>de</strong> anécdotas en el mismo momento <strong>de</strong> preparar el sermón<br />
es una pérdida <strong>de</strong> tiempo que ningún predicador ocupado pue<strong>de</strong> permitirse, y en la gran<br />
mayoría <strong>de</strong> los casos no da resultados satisfactorios. Por esto es aconsejable tener un índice<br />
bien clasificado.<br />
La clasificación <strong>de</strong> anécdotas no es tarea sencilla y no pue<strong>de</strong> darse acerca <strong>de</strong> ello una<br />
norma fija, ya que cada predicador suele tener sus peculiarida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> pensamiento, pero pue<strong>de</strong><br />
servir <strong>de</strong> pauta la clasificación siguiente:<br />
CRISTO. — Ilustraciones sobre su: Amor. Sacrificio. Sustitución. Perdón.<br />
PECADOR. — Ejemplos <strong>de</strong>: Degradación moral. Ignorancia. Resultado <strong>de</strong>l pecado.<br />
SALVACIÓN. — Medio o condiciones para obtenerla: Arrepentimiento. Fe.<br />
Abandono <strong>de</strong> impedimentos. Peligros <strong>de</strong> la indiferencia y tardanza. Su valor. Su alcance.<br />
BENEFICIOS <strong>DE</strong>L CRISTIANO. - Seguridad <strong>de</strong> la salvación. Cuidado y protección<br />
divina. El Cielo. Lechos <strong>de</strong> muerte <strong>de</strong> creyentes.<br />
FRUTOS <strong>DE</strong>L CRISTIANISMO. — Pasivos: Humildad. Verdad. Paciencia.<br />
Gratitud. Obediencia. Etc. Activos: Testimonio. Mayordomía cristiana. Filantropía.<br />
ORACIÓN. — Condiciones: Fe. Santidad. Sinceridad. — Respuestas: Inmediatas.<br />
Diferidas.<br />
BIBLIA. — Su influencia sobre individuos. Sobre naciones. Ejemplos <strong>de</strong> amor a la<br />
Sagrada Escritura. Informes acerca <strong>de</strong> la Biblia.<br />
ATEÍSMO. — Ilustraciones sobre lo razonable <strong>de</strong> la fe. Resultados <strong>de</strong>l ateísmo.<br />
ROMANISMO. — Papas. Intolerancia. Imágenes, purgatorio. Indulgencias. Etc.<br />
Pue<strong>de</strong> reservarse una o varias páginas <strong>de</strong> una libreta para cada título según las probabilida<strong>de</strong>s<br />
que existan <strong>de</strong> hallar anécdotas sobre cada clasificación, nótese el título, y si éste no es<br />
bastante <strong>de</strong>finido, añádase una frase que sintetice o recuer<strong>de</strong> la anécdota y a continuación el<br />
libro o revista y página don<strong>de</strong> se encuentra. (El libro Enciclopedia <strong>de</strong> Anécdotas e Ilustraciones,<br />
recientemente publicado por Editorial CLIE, contiene un plan clasificación <strong>de</strong> anécdotas que pue<strong>de</strong><br />
ser seguido o imitado, al archivo <strong>de</strong> nuevas anécdotas, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> las 1.314 que tiene el referido<br />
volumen).<br />
A menos <strong>de</strong> sernos muy familiar una anécdota y haberla contado muchas veces (lo<br />
que <strong>de</strong>be evitarse cuando se habla a un mismo público), es conveniente tenerla cada vez <strong>de</strong><br />
nuevo, a fin <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r referirla con la necesaria seguridad <strong>de</strong> <strong>de</strong>talle y vivacidad <strong>de</strong> estilo.<br />
XII<br />
El estilo <strong>de</strong> la predicación<br />
Hay muy diversas formas <strong>de</strong> tratar un texto o pasaje bíblico como hemos visto, y cada<br />
predicador suele aplicar a su estudio y <strong>de</strong>sarrollo su estilo personal.<br />
Al <strong>de</strong>cir estilo, no nos referimos aquí al estilo oratorio propiamente dicho, o sea: las<br />
frases y figuras retóricas peculiares <strong>de</strong> cada uno, sino a la forma <strong>de</strong> tratar el texto o el pasaje<br />
al componer el sermón.<br />
ESTILO NARRATIVO<br />
Es <strong>de</strong>cir, saben narrar historias y hacer vivir ante las mentes <strong>de</strong> sus oyentes las i<strong>de</strong>as<br />
que existen en su cerebro. Son poetas y artistas por naturaleza. Regularmente los poetas en el<br />
pulpito lo son también en su estudio y a ellos <strong>de</strong>bemos muchas <strong>de</strong> las buenas poesías<br />
evangélicas.
Todo predicador <strong>de</strong>biera poseer este arte en cierta medida, aun cuando jamás llegue a<br />
escribir un verso. El espíritu poético y una imaginación exuberante son cualida<strong>de</strong>s casi<br />
imprescindibles en el predicador.<br />
Sin embargo, un buen predicador, y sobre todo los que son poetas, <strong>de</strong>ben procurar no<br />
<strong>de</strong>jarse llevar <strong>de</strong>masiado lejos por este estilo, <strong>de</strong> modo que, pintando y floreando el sermón,<br />
se olvi<strong>de</strong>n <strong>de</strong> que el objeto esencial <strong>de</strong>l mismo es enseñar, convencer y edificar. Deben<br />
también velar para que sus figuras retóricas no sean tan exageradas que se hallen fuera el<br />
alcance <strong>de</strong> la mente y conocimiento <strong>de</strong> sus oyentes, y éstos salgan sin saber lo que ha dicho el<br />
predicador; o que, aun siendo comprensible, resulte, por ocupar <strong>de</strong>masiado tiempo en florida<br />
retórica, muy pobre el sermón en contenido espiritual. La narración agradable y las altas<br />
figuras poéticas son como la sal y el colorido <strong>de</strong>l sermón, pero <strong>de</strong>l mismo modo que nuestro<br />
paladar repudia un manjar salado y nuestros ojos sufren a la visión <strong>de</strong> colores <strong>de</strong>masiado<br />
subidos, las mentes <strong>de</strong> los oyentes, sobre todo si se trata <strong>de</strong> personas sencillas, sufren<br />
literalmente por lo que pue<strong>de</strong> llamarse «<strong>de</strong>slumbramiento intelectual», al verse obligados a<br />
escuchar continuamente frases <strong>de</strong> alto contenido poético en un sermón.<br />
Otros predicadores tienen una facultad extraordinaria para el<br />
ESTILO CONSI<strong>DE</strong>RATIVO<br />
Saben ver inmediatamente los diversos aspectos; una verdad, las aplicaciones que<br />
pue<strong>de</strong>n sacar <strong>de</strong> una palabra o frase <strong>de</strong> la Sagrada Escritura, <strong>de</strong> modo que las divisiones y<br />
subdivisiones <strong>de</strong> un texto salen fácilmente <strong>de</strong> su mente y <strong>de</strong> su pluma. Es ésta también una<br />
facultad preciosa en el predicador. Spurgeon la poseía en grado sumo, no careciendo tampoco<br />
el don narrativo y hasta cierto punto poético.<br />
La facultad consi<strong>de</strong>rativa sabe cavar hondo en el texto o pasaje leído como tema, y<br />
<strong>de</strong>sentraña sus tesoros con facilidad. Lo observa todo, lo ve todo, en la forma <strong>de</strong> una palabra,<br />
el or<strong>de</strong>n con que viene <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> otra, cualquier <strong>de</strong>talle, cualquier matiz <strong>de</strong>l texto le ofrece<br />
materia para un sermón. El conocimiento <strong>de</strong> las lenguas originales Hebreo y Griego favorece<br />
la facultad consi<strong>de</strong>rativa en el predicador. Pero muchos la poseen <strong>de</strong> un modo innato, sin<br />
haber estudiado jamás en un Seminario, como ocurrió con el propio Spurgeon, que careció <strong>de</strong><br />
tal oportunidad.<br />
El estilo consi<strong>de</strong>rativo es el más propio para la edificación <strong>de</strong> los creyentes. Pero este<br />
estilo expone, no <strong>de</strong>muestra, no razona; dando por sentada la verdad, la <strong>de</strong>senvuelve, y se<br />
acerca al corazón a ofrecerla, retirándose triste si la mente la rechaza. Tal fue el estilo <strong>de</strong><br />
Cristo al hablar a las multitu<strong>de</strong>s ignorantes por medio <strong>de</strong> parábolas y por las gran<strong>de</strong>s<br />
afirmaciones <strong>de</strong> sus admirables discursos. Este suele ser asimismo el estilo <strong>de</strong> muchos<br />
creyentes sencillos, que han recibido la verdad <strong>de</strong> Dios sin preguntarse el porqué, y apenas<br />
son capaces <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r que otras personas tengan necesidad <strong>de</strong> razonar.<br />
Pero el uso constante <strong>de</strong> este estilo, en toda clase <strong>de</strong> sermón y en todo período <strong>de</strong> cada<br />
sermón, es un <strong>de</strong>fecto en un buen predicador. Cristo usó los estilos narrativos y<br />
consi<strong>de</strong>rativos cuando hablaba con cierta clase <strong>de</strong> oyentes, pero con sus astutos enemigos que<br />
vinieron a acecharle con preguntas capciosas en el templo, no <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> emplear<br />
admirablemente la argumentación y la lógica.<br />
ESTILO ARGUMENTATIVO<br />
Algunos predicadores son especialistas en este estilo. Tienen en cuenta la mente <strong>de</strong> sus<br />
oyentes al formular su mensaje. Saben que la apelación última ha <strong>de</strong> ser al corazón, pues<br />
«ningún pecador se convierte por la cabeza, sino por el corazón» como se ha dicho con<br />
verdad; pero la mente pue<strong>de</strong> ofrecer obstáculos al corazón que <strong>de</strong>bieran ser removidos para
que éste no halle excusa al recibir el llamamiento final.<br />
El estilo argumentativo es el más propio para reuniones <strong>de</strong> evangelización en el<br />
presente siglo escéptico. Este estilo no significa siempre la presentación <strong>de</strong> pruebas o<br />
evi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> la religión cristiana, aunque éstas tienen una parte muy notable en tal clase <strong>de</strong><br />
estilo, sino que el estilo argumentativo se halla también en la predicación dirigida a los<br />
creyentes, cada vez que apelamos a un argumento lógico, a un motivo por el cual <strong>de</strong>biera<br />
hacerse tal o cual cosa.<br />
La facultad <strong>de</strong> razonar y hacer razonar es el don más precioso <strong>de</strong> todo predicador.<br />
Debemos tener en cuenta que no solamente razonan los sabios, sino también las personas más<br />
sencillas. «Convencer es vencer», se ha dicho con razón, y aun cuando no siempre los<br />
«vencidos» por la fuerza <strong>de</strong>l argumento se rin<strong>de</strong>n a la verdad para aceptar a Cristo, o para<br />
servirle como ellos mismos compren<strong>de</strong>n que <strong>de</strong>bieran, es una gran cosa quitar los obstáculos<br />
a la mente; y abrir a los oyentes el camino <strong>de</strong> su <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> modo que se hallen «sin excusa» si<br />
no han andado por el mismo.<br />
Los predicadores amantes <strong>de</strong> este estilo <strong>de</strong>bieran tener, empero, en cuenta al hablar en<br />
tonos argumentativos, no sus propias mentes, sino las <strong>de</strong> sus oyentes. Muchos predicadores<br />
fallan en el camino <strong>de</strong>l éxito por causa <strong>de</strong> este gran <strong>de</strong>fecto: Olvidan su auditorio cuando<br />
razonan. No tienen en cuenta que el mozo ten<strong>de</strong>ro, la criada y el barbero que se sientan en los<br />
bancos y no han pisado nunca las aulas <strong>de</strong> un Seminario o Universidad no tienen las mismas<br />
dudas que los sabios y eruditos; sin embargo, tienen sus dudas propias. Buscar cuáles son<br />
éstas, y respon<strong>de</strong>rlas, es el gran <strong>de</strong>ber <strong>de</strong>l predicador evangélico, y a esto <strong>de</strong>be <strong>de</strong>dicar sus<br />
esfuerzos y los conocimientos <strong>de</strong> su cultura un tanto superior a la <strong>de</strong> sus oyentes.<br />
Por otra parte, <strong>de</strong>be abstenerse cuidadosamente <strong>de</strong> <strong>de</strong>spertar, haciendo gala <strong>de</strong> su<br />
sabiduría, otras dudas que aquellos oyentes nunca han tenido. Spurgeon <strong>de</strong>cía: «No seáis el<br />
instrumento <strong>de</strong>l error esparciéndolo al tratar <strong>de</strong> combatirlo» El predicador que sabe ponerse al<br />
nivel <strong>de</strong> las mentes <strong>de</strong> sus oyentes cuando predica, será estimado y popular. Sería muy buena<br />
cosa para todo predicador entablar conversación durante la semana con oyentes <strong>de</strong> diversos<br />
niveles <strong>de</strong> cultura <strong>de</strong> su <strong>iglesia</strong> y hacerles explicar lo que recuerdan acerca <strong>de</strong>l sermón <strong>de</strong>l<br />
domingo. Algunos tendrían gran<strong>de</strong>s sorpresas al hacer esto, pero apren<strong>de</strong>rían mucho acerca<br />
<strong>de</strong> cómo <strong>de</strong>ben predicar en ocasiones próximas.<br />
El estilo argumentativo no se aplica solamente a los discursos propiamente<br />
apologéticos, sino que pue<strong>de</strong> ser empleado en cualquier clase <strong>de</strong> predicación o exhortación.<br />
El apóstol San Pablo emplea abundantemente este estilo, con diversidad <strong>de</strong> motivos. Tanto<br />
cuando habla a los eruditos <strong>de</strong> Atenas como cuando <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> su propio apostolado, o al<br />
exponer la salvación por gracia en la carta a los Romanos, el estilo <strong>de</strong>l apóstol es<br />
argumentativo, diferenciándose con esto notablemente <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más escritores <strong>de</strong>l Nuevo<br />
Testamento.<br />
A fin <strong>de</strong> dar una i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> lo expuesto acerca <strong>de</strong> la diversidad <strong>de</strong> estilos, vamos a<br />
insertar tres bosquejos concebidos en las tres indicadas modalida<strong>de</strong>s basadas sobre un mismo<br />
texto. Supongamos que éste es «Creced en la gracia y conocimiento <strong>de</strong> nuestro Señor<br />
Jesucristo», 2. a Pedro 3:18.<br />
EJEMPLO 1º<br />
Estilo narrativo, metafórico o poético<br />
EL MAYOR FENÓMENO <strong>DE</strong> LA ESPIRITUAL<br />
CREACIÓN. 2. a Pedro 3:18<br />
Introducción. — El predicador <strong>de</strong>scribirá con frases poéticas el crecimiento <strong>de</strong> una<br />
planta, mencionando el sol, la luna, los vientos, el rocío; con expresiones metafóricas,<br />
llamará, quizás, al sol «el astro rey» o «el rubicundo Apolo», si es un poco pedante, y al rocío<br />
«perlas <strong>de</strong> la mañana». Se referirá a la seda <strong>de</strong> los pétalos y al embriagador perfume <strong>de</strong> los
capullos en flor. Luego dirá:<br />
1.° El creyente es una planta espiritual.<br />
a) Ha recibido la vida <strong>de</strong> Dios; no pue<strong>de</strong> dársela a sí mismo.<br />
b) Es regado por los arroyos <strong>de</strong> la Palabra Divina.<br />
c) Recibe los vivificantes influjos <strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />
d) Es azotado por los vientos <strong>de</strong> la adversidad para que sea fortalecido.<br />
2.° El creyente <strong>de</strong>be crecer.<br />
a) Para <strong>de</strong>sarrollarse y subir a un nivel moral más alto que las personas que le<br />
ro<strong>de</strong>an, a fin <strong>de</strong> ser distinguido como testigo <strong>de</strong> Cristo.<br />
b) Debe dar frutos <strong>de</strong> trabajo activo.<br />
c) Debe <strong>de</strong>jar tras <strong>de</strong> sí perfume <strong>de</strong> santidad.<br />
d) Debe cobijar bajo la sombra <strong>de</strong> su carácter benéfico a los cargados y<br />
sedientos que andan por el camino <strong>de</strong> la vida.<br />
Conclusión. — Sólo así compensará los afanes <strong>de</strong>l gran Hortelano <strong>de</strong> la vida que le ha<br />
colmado <strong>de</strong> beneficios, y será una bendición en el árido <strong>de</strong>sierto <strong>de</strong> ese mundo <strong>de</strong> pecado.<br />
¿Lo eres tú? ¿No quieres crecer más?<br />
EJEMPLO 2º<br />
Estilo consi<strong>de</strong>rativo<br />
NECESIDAD <strong>DE</strong> PROGRESO EN LA VIDA ESPIRITUAL.<br />
2. a Pedro 3:18<br />
PIGMEOS O GIGANTES EN LA FE<br />
Introducción. — Dios ha dado a todos los seres el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la vida, pero por razones<br />
diversas <strong>de</strong> alimentación, ejercicio o mal estado <strong>de</strong> cierta glándula interna unas personas<br />
alcanzan estatura y fortaleza física muy superior a otras. Del mismo modo hay diversidad <strong>de</strong><br />
niveles espirituales en los hijos <strong>de</strong> Dios. Por ser esta vida una escuela <strong>de</strong> prueba para la<br />
eternidad, ha <strong>de</strong> ser nuestro mayor <strong>de</strong>seo alcanzar el grado máximo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las<br />
circunstancias en que Dios nos ha puesto. Por consiguiente, nos conviene consi<strong>de</strong>rar a la luz<br />
<strong>de</strong> nuestro texto:<br />
I. ¿QUE ES CRECER EN LA GRACIA?<br />
1.° Es crecer en fe y amor a Dios. Los discípulos dijeron: «Auméntanos la fe»,<br />
que no es credulidad, sino confianza en las promesas <strong>de</strong> Dios, ello hace<br />
sentirnos más cerca <strong>de</strong> El, en una intimidad amorosa y agra<strong>de</strong>cida.<br />
2.° Es aumentar nuestro conocimiento <strong>de</strong> su Palabra; <strong>de</strong> sus propósitos y<br />
<strong>de</strong>seos. No un mero conocimiento intelectual <strong>de</strong> historias o frases bíblicas,<br />
sino <strong>de</strong> experiencias personales con Dios andando a la luz <strong>de</strong> su palabra.<br />
3.° Es un aumento en sentimientos similares a los <strong>de</strong> nuestro mo<strong>de</strong>lo, Cristo,<br />
quien nos exhorta a ser perfectos como nuestro Padre que está en los Cielos, a<br />
renglón seguido <strong>de</strong> or<strong>de</strong>narnos amar aún a nuestros enemigos.<br />
4.° Es, resumiendo los tres puntos anteriores, un aumento en santidad, <strong>de</strong><br />
aborrecimiento al mal y acercamiento a todo lo bueno y a todo lo grato y<br />
agradable a la voluntad <strong>de</strong> Dios.<br />
II. MODOS <strong>DE</strong> CRECER.<br />
1.° Por la meditación <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios. El salmo 119 es un exponente <strong>de</strong>
la eficacia <strong>de</strong> la palabra divina para el crecimiento espiritual. Cítense los<br />
versículos 11, 105, 128, 165 u otros (no un número excesivo).<br />
2° Por la oración. Las personas más elevadas espiritualmente han sido<br />
hombres y mujeres <strong>de</strong> oración que vivieron en la presencia <strong>de</strong> Dios. Cítense<br />
ejemplos.<br />
3.° Por la actividad. Como el ejercicio <strong>de</strong>sarrolla y fortalece nuestros<br />
músculos, el tomar parte activa en la obra <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>sarrolla nuestra vida<br />
espiritual.<br />
4.° Por la abnegación. Es el aspecto doloroso <strong>de</strong> la actividad o <strong>de</strong> la<br />
inactividad forzada por enfermeda<strong>de</strong>s o pruebas que Dios nos permite, las<br />
cuales queman la escoria y <strong>de</strong>sarrollan nuestras virtu<strong>de</strong>s espirituales, si<br />
sabemos interpretarlas y aceptarlas como correspon<strong>de</strong> a hijos <strong>de</strong> Dios.<br />
III. RAZONES PARA CRECER.<br />
1.° Ningún padre se conforma con tener hijos enanos. Su <strong>de</strong>sarrollo en todos<br />
los aspectos es su gozo; así nuestro Padre que está en los Cielos se complace<br />
en nuestra superación moral, que ha <strong>de</strong> habilitarnos para las glorias y <strong>de</strong>beres<br />
celestiales <strong>de</strong> nuestro eterno porvenir.<br />
2.° En tanto estamos, empero, en el mundo, don<strong>de</strong> Cristo tiene su <strong>iglesia</strong><br />
militante. Como los cristianos fieles eran el gozo y gloria <strong>de</strong> Pablo, lo somos<br />
nosotros <strong>de</strong> Cristo, cuando andamos según su voluntad. Cada acto <strong>de</strong><br />
abnegación y <strong>de</strong> fe es una bofetada al rostro <strong>de</strong> Satanás y una <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong><br />
que el Hijo <strong>de</strong> Dios no ha fracasado en su propósito <strong>de</strong> atraer las almas por su<br />
sacrificio (Juan 12:32).<br />
a) La honra <strong>de</strong> Cristo en la <strong>iglesia</strong> local, don<strong>de</strong> otros apren<strong>de</strong>n <strong>de</strong> su<br />
ejemplo.<br />
b)En el mundo, por la atracción que ejerce sobre los inconversos.<br />
Cítense ejemplos.<br />
3.° La vida <strong>de</strong> un cristiano fiel no es en modo alguno una vida triste, pesarosa<br />
o llena <strong>de</strong> temor. Las personas más consagradas a Cristo se caracterizan por<br />
una sonrisa celestial que brilla en sus rostros, y sus días no transcurren en<br />
vano. Sienten en lo más íntimo <strong>de</strong> su alma la satisfacción <strong>de</strong> vivir una vida que<br />
vale la pena y esto mismo les da felicidad.<br />
4.° Tanto los evangelios como las epístolas están llenos <strong>de</strong> la doctrina <strong>de</strong> un<br />
más allá que ha <strong>de</strong> ser la contrapartida <strong>de</strong> la vida presente, empezando en las<br />
Bienaventuranzas y terminando en las glorias <strong>de</strong>l Apocalipsis. Por esto el<br />
apóstol Pedro, tras una enumeración <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s cristianas que ha sido<br />
llamada: la gra<strong>de</strong>ría <strong>de</strong> la santidad, concluye con la afirmación: «Porque haciendo<br />
estas cosas no caeréis jamás; y así os será otorgada una entrada amplia<br />
y abundante en el Reino eterno <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo» (2. a Pedro 1:10-<br />
11).<br />
Conclusión. — Si mantenéis latente en vuestros corazones el propósito <strong>de</strong> crecer en la<br />
gracia, o sea, superar vuestro nivel espiritual, y con oración usáis as métodos indicados:<br />
Meditación <strong>de</strong> la Escritura, ración, actividad y abnegación, sometiendo vuestra ida a la<br />
voluntad <strong>de</strong> Dios, creceréis verda<strong>de</strong>ramente en la gracia, para gozo <strong>de</strong> vuestra propia alma,<br />
para el bien <strong>de</strong> los que os ro<strong>de</strong>an y para la gloria e Dios, obteniendo, no una admisión<br />
vergonzante en 1 Cielo, como tizones arrebatados <strong>de</strong>l incendio, sino na «abundante entrada<br />
en el Reino eterno».<br />
EJEMPLO 3º
Estilo argumentativo<br />
EL SECRETO <strong>DE</strong>L CRECIMIENTO CRISTIANO<br />
2. a Pedro 3:18<br />
Introducción. — El crecimiento es un imperativo en el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la Naturaleza. Va<br />
unido a la vida en <strong>de</strong>l mundo vegetal, animal y mental; asimismo en el reino <strong>de</strong> la Gracia.<br />
I. El crecimiento <strong>de</strong> la gracia es un <strong>de</strong>ber cristiano.<br />
1.° Porque es mandado por Dios.<br />
a) Dios tiene autoridad para mandarnos crecer, porque es autor <strong>de</strong> la vida.<br />
b) Dios no fuerza nuestro crecimiento en gracia, caridad o bondad, porque<br />
somos libres; nuestras acciones buenas no tendrían valor alguno si fueran<br />
forzadas.<br />
c) Pero nos ro<strong>de</strong>a <strong>de</strong> condiciones que favorecen nuestro crecimiento.<br />
1) De carácter positivo: La Sagrada Escritura, los cultos, el ejemplo <strong>de</strong><br />
personas más santas, sus beneficios y favores, respuestas a la oración,<br />
etcétera.<br />
2) <strong>de</strong> carácter negativo: Las contrarieda<strong>de</strong>s que sirven para reforzar<br />
nuestro carácter y hacer nuestra fe <strong>de</strong> mejor calidad. Una fe sin prueba<br />
no sería fe, sino credulidad interesada.<br />
II. El crecimiento es ley en toda vida sana.<br />
a) En la Naturaleza, como en la gracia, o ganamos o per<strong>de</strong>mos. La planta que no crece<br />
se mustia.<br />
b) Si faltamos a las leyes <strong>de</strong> la Naturaleza poniendo una planta fuera <strong>de</strong> los rayos <strong>de</strong>l<br />
sol, enfermará. Asimismo si nos alejamos <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> gracia.<br />
III. La falta <strong>de</strong> crecimiento en gracia es el mayor perjuicio para nosotros mismos.<br />
a) El agua que no corre se corrompe. Así el creyente estancado e inactivo.<br />
b) La planta que se mustia produce frutos ácidos. Si no vivimos en la plenitud <strong>de</strong> la<br />
vida los frutos serán agrios y displicentes, haciéndose <strong>de</strong>sagradables a los que nos ro<strong>de</strong>an.<br />
c) La falta <strong>de</strong> frutos sanos a gloria y honor <strong>de</strong> Dios nos acarreará pobreza en el día <strong>de</strong><br />
la recompensa (2. a Pedro 1:11).<br />
Conclusión. — Para vosotros, cristianos, que lleváis el nombre <strong>de</strong> Cristo, es éste un<br />
privilegio que no pue<strong>de</strong> ser recibido o rehusado según plazca, sino un <strong>de</strong>ber vital. La palabra<br />
<strong>de</strong> Dios lo presenta como una prueba <strong>de</strong> ser discípulos <strong>de</strong> Cristo. Examinémonos a nosotros<br />
mismos para ver si estamos avanzando o retrocediendo, creciendo para la gloria <strong>de</strong> Dios o<br />
perdiendo nuestro primer amor y entibiándonos hasta tener que ser rechazados <strong>de</strong> su boca.<br />
Jamás Dios lo permita.<br />
Creemos que el estudiante habrá encontrado pensamientos útiles en cada uno <strong>de</strong> los<br />
tres métodos, a la vez que habrá <strong>de</strong>scubierto cuánta riqueza pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>sentrañarse <strong>de</strong> un mismo<br />
texto.<br />
Obsérvese cómo el primer método es pintoresco, pero sin carecer <strong>de</strong> enseñanza; el<br />
segundo es explanatorio y edificante, y el tercero es autoritario y conminatorio.<br />
Hemos presentado los tres bosquejos bien distintos porque estamos tratando <strong>de</strong>l<br />
estudio <strong>de</strong>l estilo en este capítulo; pero no queremos significar que todo sermón habrá <strong>de</strong><br />
hacerse en un estilo <strong>de</strong>terminado y seguir el mismo estilo en todo su <strong>de</strong>sarrollo, sino que el<br />
mejor predicador será el que sepa manejar y sacar partido <strong>de</strong> los diversos estilos que a veces
pue<strong>de</strong>n basarse alternadamente en un mismo sermón.<br />
(1) Este bosquejo fue modificado y consi<strong>de</strong>rablemente ampliado en la cuarta edición, para adaptarlo<br />
al gráfico que ilustra la construcción esquemática <strong>de</strong> sermones.<br />
XIII<br />
La preparación <strong>de</strong>l sermón<br />
El valor espiritual <strong>de</strong>l mensaje evangélico consiste en el contenido <strong>de</strong>l sermón, pero a<br />
los ojos <strong>de</strong> mucha gente ni el plan homilético, ni el valor <strong>de</strong> los argumentos importa tanto<br />
como la habilidad <strong>de</strong>l predicador en pronunciarlo.<br />
Se dice que Whitefield era más popular que profundo, mientras que Wesley era más<br />
profundo que popular. ¿Por qué? Whitefield se <strong>de</strong>stacaba en la elocución <strong>de</strong> sus mensajes. No<br />
se explica <strong>de</strong> otro modo el hecho <strong>de</strong> que conmoviera a gran<strong>de</strong>s multitu<strong>de</strong>s, que se <strong>de</strong>shacían<br />
en lágrimas, ante sermones que, al leerlos hoy día, nos parecen muy vulgares y sencillos.<br />
CONTENIDO Y EXPRESIÓN<br />
Mucha gente, si tuviera que elegir entre un predicador que habla bien y uno que<br />
presenta magníficos sermones homiléticos, elegiría el primero y le conceptuaría como gran<br />
predicador, por más que su exposición homilética <strong>de</strong>jara mucho que <strong>de</strong>sear. Por tal motivo, el<br />
predicador que quiere tener éxito y ser útil en la Obra, tiene que preparar muy bien sus<br />
mensajes, no solamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista homilético, sino también en el <strong>de</strong> su<br />
expresión.<br />
Debemos hacer notar que un sermón sin preparación homilética es mucho más fácil<br />
<strong>de</strong> ser presentado con aires <strong>de</strong> gran<strong>de</strong> oratoria que un sermón homilético. La or<strong>de</strong>nación <strong>de</strong>l<br />
sermón: sus divisiones subdivisiones son una gran ayuda para preparar un mensaje<br />
sustancioso y capaz <strong>de</strong> permanecer en la memoria <strong>de</strong> los oyentes durante mucho tiempo; pero<br />
el or<strong>de</strong>n impuesto en la preparación <strong>de</strong>l sermón resulta una restricción insoportable para<br />
ciertos oradores en el momento <strong>de</strong> ser pronunciado. De ahí que algunos que gozan <strong>de</strong>l<br />
inapreciable don <strong>de</strong> la facilidad <strong>de</strong> palabra, caigan en el lamentable exceso <strong>de</strong> confiar a ella<br />
todo el éxito y suban al pulpito sin la reparación a<strong>de</strong>cuada, o con una preparación<br />
insuficiente. Un rato <strong>de</strong> meditar sobre un texto o pasaje e la Biblia les parece bastante para<br />
pronunciar un sermón, el cual consiste en un conjunto <strong>de</strong> frases altisonantes, en un constante<br />
ir y venir sobre las contadas i<strong>de</strong>as sugeridas durante la breve meditación y en repeticiones<br />
diversas <strong>de</strong>l mismo concepto, un resumen, un discurso <strong>de</strong> altos vuelos y quizás en algunos<br />
casos magnífica expresión, pero sin contenido. El público recuerda durante la semana que<br />
pasaron un rato muy agradable el domingo, oyendo "frases bien redon<strong>de</strong>adas, dichas con<br />
galas <strong>de</strong> oratoria y facilidad <strong>de</strong> expresión, pero no pue<strong>de</strong> recordar qué mensaje dio el<br />
predicador, ni en qué consistió el sermón, aparte <strong>de</strong> algún pensamiento suelto que se pegó a la<br />
memoria.<br />
Sin embargo, este orador huero pue<strong>de</strong> ser mucho más apreciado que el que acu<strong>de</strong> al<br />
pulpito con un mensaje sustancioso y bien preparado, contenido <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un voluminoso<br />
pliego <strong>de</strong> notas, a las cuales tiene que atenerse a cada momento; que se ve obligado a hacer<br />
pausas para reanudar la lectura <strong>de</strong>l bosquejo, o se <strong>de</strong>tiene para buscar textos en la Biblia que<br />
no lleva preparados <strong>de</strong> antemano. Por bueno que sea el mensaje <strong>de</strong> tal predicador nunca será<br />
popular como el que posee facilidad <strong>de</strong> expresión.<br />
Pero ni uno ni otro serán verda<strong>de</strong>ramente eficaces. El predicador i<strong>de</strong>al es el que pue<strong>de</strong><br />
unir el contenido con la expresión, el fondo con la forma, lo que llamaríamos el alma <strong>de</strong>l<br />
sermón con su cuerpo, que es la forma <strong>de</strong> ser pronunciado.
Pero ¿cómo conseguirlo? Aparte <strong>de</strong> los dones naturales, la respuesta es solamente<br />
una: Trabajo, trabajo y trabajo.<br />
EL MAYOR PELIGRO: LA INDOLENCIA<br />
La ten<strong>de</strong>ncia dominante en nuestros días es no dar suficiente tiempo a la preparación<br />
<strong>de</strong> sermones. El predicador es generalmente un hombre excesivamente ocupado. Si se trata <strong>de</strong><br />
un predicador laico, será, naturalmente, una persona más inteligente que sus oyentes, y lo más<br />
probable es que por la misma razón muchas activida<strong>de</strong>s necesarias <strong>de</strong> la vida reclaman su<br />
tiempo y le quedan pocas horas para la Obra <strong>de</strong> Dios; sin embargo, la ama y quiere ocuparse<br />
<strong>de</strong> ella; sus hermanos menos privilegiados en cultura o inteligencia se lo reclaman y él no<br />
quiere eludir su <strong>de</strong>ber; pero el resultado es que prepara sus mensajes con excesiva prisa; tiene<br />
que repetir una y otra vez sus i<strong>de</strong>as favoritas, porque carece <strong>de</strong> otras, y no realiza la labor<br />
eficaz para su Maestro, que por sus dones naturales podría llevar a cabo, y siempre está en su<br />
corazón hacer, hasta que el curso <strong>de</strong> su edad le incapacita para las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su profesión<br />
y tiene más tiempo, en su senectud; pero..., ¡ay!, tampoco posee la luci<strong>de</strong>z <strong>de</strong> mente y los<br />
ánimos <strong>de</strong> sus años viriles.<br />
Por esto, y a pesar <strong>de</strong> la controversia que existe entre diversos sectores cristianos sobre este<br />
punto, es todavía oportuna la recomendación apostólica a «<strong>de</strong>sembarazarse <strong>de</strong> los negocios<br />
<strong>de</strong> la vida» (2. a Timoteo 2:4) aquel que siente una vocación especial para el ministerio. Es<br />
verdad que ello impone una carga al pueblo <strong>de</strong> Dios y esto es siempre sensible para la<br />
conciencia <strong>de</strong>licada y consagrada al Señor que tiene que recibir tal ayuda, pero es la mejor<br />
manera para que el servidor <strong>de</strong> Dios pueda hacer una obra totalmente eficaz.<br />
Con tal privilegio entra, empero, el predicador en una gran responsabilidad. ¿Dedicará<br />
a su obra real y efectivamente el mismo tiempo que empleaba para sus negocios u oficio<br />
manual antes <strong>de</strong> entrar en el Ministerio?<br />
Hay predicadores, lo sabemos, que <strong>de</strong>dican mucho más tiempo a la Obra <strong>de</strong> Dios que<br />
el que <strong>de</strong>dicarían a un trabajo secular, pero el peligro es gran<strong>de</strong> para algunos otros. Ningún<br />
obrero hay más libre que el predicador <strong>de</strong>l Evangelio. Ningún sobrestante o encargado viene<br />
a controlar su trabajo. Excepto las cuatro o cinco horas a la semana que aparece ante sus<br />
oyentes en la <strong>iglesia</strong>, apenas nadie sabe en qué ocupa las <strong>de</strong>más. Pero es terriblemente<br />
responsable <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l Señor por ello.<br />
El peligro <strong>de</strong> la indolencia, en lo que se refiere a la preparación <strong>de</strong>l sermón, existe<br />
tanto en los predicadores excesivamente ocupados como en aquellos que, por ministrar en<br />
<strong>iglesia</strong>s muy pequeñas a personas <strong>de</strong> cultura limitada, les parece innecesario preparar sus<br />
sermones con gran esmero. ¿Para qué? — se dice el predicador, entristecido—, si tampoco<br />
apreciarán mi esfuerzo estos pobres oyentes míos. Con ello olvida la advertencia <strong>de</strong>l Señor:<br />
«El que es fiel en lo muy poco, también en lo <strong>de</strong>más es fiel» (Lucas 16:10). El predicador<br />
rural que estudia y predica bien sus mensajes, sin <strong>de</strong>scuidar, naturalmente, la obra personal,<br />
no solamente será más apreciado por su congregación, por ruda que sea, sino que se está<br />
haciendo a sí mismo apto para superiores <strong>de</strong>beres que el Señor pue<strong>de</strong> confiarle <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />
haberse mostrado fiel en lo poco.<br />
El Dr. Andrés W. Blackwood, profesor <strong>de</strong> Homilética <strong>de</strong>l Seminario Teológico <strong>de</strong><br />
Princeton, dice: «Por lo menos durante los cinco primeros años un predicador joven <strong>de</strong>be<br />
<strong>de</strong>dicar <strong>de</strong> 15 a 20 horas a la preparación <strong>de</strong> su sermón principal <strong>de</strong>l domingo, y un número<br />
poco inferior a los mensajes <strong>de</strong> edificación para creyentes.» Uno <strong>de</strong> los más gran<strong>de</strong>s<br />
predicadores <strong>de</strong> nuestra época <strong>de</strong>clara que durante años ha venido empleando<br />
aproximadamente una hora <strong>de</strong> preparación por cada minuto <strong>de</strong> duración <strong>de</strong> su sermón. Pocos<br />
predicadores se entregan hoy día a una preparación tan cuidadosa <strong>de</strong> sus mensajes, pero estos<br />
ejemplos son dignos <strong>de</strong> ser tenidos en cuenta.
CUATRO MÉTODOS <strong>DE</strong> PREDICACIÓN<br />
Hay cuatro maneras <strong>de</strong> predicar un sermón, cada una <strong>de</strong> las cuales tiene sus ventajas y<br />
<strong>de</strong>sventajas:<br />
1. a Predicación sin notas. — A esta clase <strong>de</strong> predicación nos hemos referido al<br />
<strong>de</strong>scribir el predicador que se prepara insuficientemente. Pero nadie crea que éste sea el caso<br />
<strong>de</strong> todos los predicadores que suben al pulpito sin notas. Algunos predicadores <strong>de</strong><br />
privilegiada memoria pue<strong>de</strong>n predicar sin notas sermones homiléticos y sustanciosos, <strong>de</strong>bido<br />
a la esmerada preparación que han hecho <strong>de</strong>l tema por días y semanas. No improvisan <strong>de</strong><br />
ningún modo, aunque lo parezca; sino que llevan en la mente el plan <strong>de</strong>l sermón con todos<br />
sus puntos y sus frases más importantes.<br />
No obstante, están libres para ampliar y añadir cualquier i<strong>de</strong>a oportuna que se les<br />
ocurra en el momento <strong>de</strong> la elocución.<br />
Alexan<strong>de</strong>r Maclaren nos dice que acostumbraba tener fija en la memoria la primera y<br />
las últimas cuatro frases <strong>de</strong>l sermón, así como sus divisiones principales. Con muchas horas<br />
<strong>de</strong> estudio, llenaba su mente <strong>de</strong> aquellas verda<strong>de</strong>s que <strong>de</strong>seaba comunicar a sus oyentes y<br />
<strong>de</strong>jaba a la inspiración <strong>de</strong>l momento la forma <strong>de</strong> expresarlas. Pero, como pue<strong>de</strong> verse, el<br />
famosísimo predicador y escritor no subía en modo alguno al pulpito sin la <strong>de</strong>bida<br />
preparación. Este es el procedimiento i<strong>de</strong>al para predicar, pero pocos predicadores son<br />
capaces <strong>de</strong> adoptarlo, por la extraordinaria capacidad mental que requiere.<br />
2. a Memorización <strong>de</strong>l discurso. — Algunos predicadores dotados <strong>de</strong> buena memoria<br />
pero faltos <strong>de</strong>l valor y habilidad que requiere el método anterior, han adoptado el sistema <strong>de</strong><br />
apren<strong>de</strong>r el sermón <strong>de</strong> memoria. En Francia, durante el siglo xvii, gran<strong>de</strong>s oradores católicos<br />
romanos alcanzaron fama por sus sermones dichos <strong>de</strong> memoria. Pero pocos oradores son<br />
capaces <strong>de</strong> tal hazaña memorística. Por lo <strong>de</strong>más, aun cuando el predicador, por poseer buena<br />
memoria y facilidad <strong>de</strong> palabra, pueda dar con este sistema una impresión bastante parecida a<br />
la predicción sin notas, el público se apercibirá que no habla con entera libertad, sino<br />
enca<strong>de</strong>nado a un manuscrito, que no porque no aparece en el pulpito se hace menos evi<strong>de</strong>nte.<br />
Un tropiezo en la dicción, el error <strong>de</strong> una palabra que es necesario rectificar, etcétera, bastan<br />
para ponerle en evi<strong>de</strong>ncia ante la congregación, y cuando ésta se apercibe <strong>de</strong> que no está<br />
inventando el sermón sino recitándolo, por bueno que este sea, menospreciará al predicador y<br />
sospechará, aunque no sea cierto, que la lección aprendida <strong>de</strong> memoria no es suya, sino <strong>de</strong><br />
otro.<br />
3. a Lectura <strong>de</strong>l sermón. — Parece bastante raro, pero es cierto que algunos predicadores han<br />
alcanzado fama predicando sermones leídos. Este procedimiento es, naturalmente, el más<br />
eficaz para pronunciar sermones gramaticalmente perfectos y ricos en contenido, pues el<br />
manuscrito pue<strong>de</strong> ser pulido a la perfección, evitando pérdida <strong>de</strong> tiempo en repeticiones<br />
enojosas, a lo que tan expuesto se halla el predicador que habla sin notas y con poca<br />
preparación. Predicadores como Hooker, Taylor, Newman, Liddon, Farrar, Jonathan,<br />
Edwards, Shanning, Bushnell, Jorge A. Bordón y otros se han ganado la estima <strong>de</strong> multitu<strong>de</strong>s<br />
leyendo sus sermones, pero ¡qué modo <strong>de</strong> leer!<br />
El presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Harward solía enviar a sus estudiantes a la capilla<br />
don<strong>de</strong> predicaba Van Dyke para que aprendieran el arte <strong>de</strong> hablar en público. Ciertamente,<br />
Van Dyke tenía un manuscrito con el sermón escrito palabra por palabra, pero todo el mundo<br />
sentía que, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> en el papel, estaba el sermón escrito sobre su mente y su corazón. De<br />
vez en cuando, este maestro <strong>de</strong> multitu<strong>de</strong>s bajaba la cabeza, quizás al principio <strong>de</strong> un párrafo,<br />
pero la mayor parte <strong>de</strong>l tiempo se mantenía mirando a sus oyentes frente a frente. Se<br />
adivinaba que habría podido predicar el mismo sermón <strong>de</strong> haber traído al pulpito sólo sus<br />
puntos principales o principios <strong>de</strong> párrafo y que sólo una extremada precaución le inducía a
tomar el sermón entero.<br />
En cambio, el lector ordinario <strong>de</strong> sermones se hace siempre monótono, por buenos<br />
que sean los pensamientos que expone, y ¡no digamos nada <strong>de</strong>l mal lector, el cual resulta<br />
insoportable!<br />
El método <strong>de</strong> llevar todo el sermón escrito al pulpito no es recomendable en todas las<br />
ocasiones por las razones siguientes:<br />
En primer lugar, porque el predicador confiado en su manuscrito pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>scuidar aquella<br />
asimilación <strong>de</strong>l sermón que permitía a Van Dyke leerlo sin leer.<br />
En segundo lugar, el temor <strong>de</strong> apartarse <strong>de</strong> la perfección gramatical <strong>de</strong>l escrito le<br />
impi<strong>de</strong> lanzarse a expresar i<strong>de</strong>as sugeridas en el mismo momento <strong>de</strong> la predicación. Estas<br />
son, sin embargo, las mejores, muchas veces, y en todos los casos las que pue<strong>de</strong>n expresarse<br />
con mayor facilidad y elocuencia.<br />
No argüiremos nada en contra <strong>de</strong>l método <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> impedir la acción<br />
<strong>de</strong>l Espíritu Santo, porque éste pue<strong>de</strong> inspirar al predicador tanto en el pulpito como en el<br />
gabinete <strong>de</strong> estudio, pero lo cierto es que no parecerá a los oyentes tan inspirado por Dios lo<br />
que ven leer, como lo que oyen <strong>de</strong> labios <strong>de</strong> un predicador que, con la vista fija en el<br />
auditorio, pronuncia las palabras con la actitud <strong>de</strong> un verda<strong>de</strong>ro profeta <strong>de</strong>l Señor.<br />
Según el antiguo dicho «la mujer <strong>de</strong>l César no sólo <strong>de</strong>be ser honrada, sino también<br />
parecerlo», el servidor <strong>de</strong>l Señor no solamente <strong>de</strong>be ser real y verda<strong>de</strong>ramente inspirado por<br />
el Espíritu Santo, sino que <strong>de</strong>be dar la sensación <strong>de</strong> que lo es en todas sus activida<strong>de</strong>s. Un<br />
sermón realmente bajado <strong>de</strong>l Cielo, obtenido con mucha oración, pue<strong>de</strong> per<strong>de</strong>r gran parte e su<br />
eficacia al ser pronunciado por su predicador monótono, o exaltado con exceso, quizá por<br />
correr parejas su corto juicio con su sincero fervor espiritual. Tanto el sermón recitado <strong>de</strong><br />
memoria como el sermón leído, por bueno que sea, pier<strong>de</strong> mucho cuando el público se da<br />
cuenta <strong>de</strong> que no son espontáneos.<br />
4. a Predicación por bosquejo. — La mayoría <strong>de</strong> los predicadores usan este método<br />
porque reúne las ventajas <strong>de</strong> los tres anteriores sin caer en sus inconvenientes. Este sistema<br />
exige menos horas <strong>de</strong> preparación y no requiere tanto esfuerzo nervioso y mental en el<br />
pulpito como los dos primeros sistemas mencionados, ni corre tanto peligro <strong>de</strong> monotonía<br />
como el <strong>de</strong>l método tercero.<br />
Las notas breves, al par <strong>de</strong> ser un gran auxilio para la memoria, no imponen ninguna<br />
barrera al predicador, como ocurre con el sermón escrito palabra por palabra. Si el predicador<br />
sabe cómo hacer las notas y cómo usarlas, podrá mirarlas tan discretamente que el público<br />
apenas se dé cuenta <strong>de</strong> ello. Prácticamente, empero, pocos predicadores saben hacerlo sin<br />
<strong>de</strong>latarse ante el público.<br />
Un predicador experimentado pue<strong>de</strong> usar notas extensas, especialmente cuando por su<br />
edad empieza a fallarle la memoria. Su experiencia en la predicación le permitirá usar sus<br />
notas con bastante libertad, por amplias que sean, y añadir o quitar <strong>de</strong> ellas <strong>de</strong>l modo más<br />
natural, sin que el público lo note. Pero un predicador novicio difícilmente pue<strong>de</strong> hacer esto,<br />
y es un triste espectáculo verle tembloroso y atado a notas extensas, obligado a mirarlas a<br />
cada momento y arrastrándose, por así <strong>de</strong>cirlo, sobre un extenso manuscrito, cuando se halla<br />
en la edad <strong>de</strong> volar.<br />
El uso <strong>de</strong> notas extensas, que un excesivo temor induce a consi<strong>de</strong>rar como necesarias<br />
en los primeros tiempos a algunos predicadores, pue<strong>de</strong> convertirse en hábito vicioso cuando<br />
ya no las necesite realmente. El profesor Blackwood, antes citado, afirma que la extensión<br />
i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> las notas para un buen sermón <strong>de</strong> 35 a 40 minutos no <strong>de</strong>biera exce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> dos<br />
cuartillas <strong>de</strong> letra gran<strong>de</strong> y clara. Sería una equivocación tratar <strong>de</strong> ceñirse a tal espacio<br />
escribiendo en letra pequeña, porque su lectura se haría entonces más difícil y llamaría<br />
todavía más la atención <strong>de</strong> los oyentes, siendo en tal caso preferible usar más cuartillas.<br />
Las notas no <strong>de</strong>berían contener sino palabras clave, que sean como señales para el predicador
en un camino que <strong>de</strong>be haber recorrido ya varias veces <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su mente, <strong>de</strong> suerte que una<br />
palabra o una corta frase sea suficiente para recordarle todo un argumento.<br />
COMO PREPARAR UN BUEN SERMÓN<br />
Un predicador al cual se preguntó cuál <strong>de</strong> los cuatro métodos anteriormente <strong>de</strong>scritos<br />
usaba para su predicación, respondió con aplomo: «Uso los cuatro la vez», y explicó:<br />
«Primero formulo un plan <strong>de</strong> sermón con su tema, texto, introducción, puntos<br />
principales y aplicación conclusión, lo que me ocupa generalmente una sola cuartilla».<br />
»Luego escribo el sermón palabra por palabra en unas 20 ó 30 cuartillas; lo reviso<br />
cuidadosamente, tanto como el tiempo me lo permite, quitando <strong>de</strong> aquí añadiendo allá. A<br />
menudo cambio i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> lugar, usando tijeras y goma.<br />
»Cuando la obra me parece completa y bastante perfecta, trato <strong>de</strong> memorizarla,<br />
predicando el sermón mentalmente muchas veces en mis horas <strong>de</strong> <strong>de</strong>svelo y alguna que otra<br />
vez a las sillas <strong>de</strong> mi escritorio. Hago esto, primeramente, con el sermón entero a la vista,<br />
subrayando sus frases clave.<br />
»Luego vuelvo a con<strong>de</strong>nsar el sermón en un nuevo bosquejo <strong>de</strong> una o dos cuartillas.<br />
»A la vista <strong>de</strong> este segundo bosquejo, trato <strong>de</strong> traer a la memoria el sermón entero;<br />
pero a fin <strong>de</strong> recordar textualmente sus mejores frases, repito la lectura <strong>de</strong>l sermón escrito un<br />
par <strong>de</strong> veces, poco antes <strong>de</strong> subir al pulpito.<br />
»Traigo al pulpito el bosquejo últimamente formulado y procuro prescindir <strong>de</strong> él tanto<br />
como puedo, sin rehuir los pensamientos que el Espíritu Santo suele inspirarme a la vista <strong>de</strong><br />
los oyentes, siempre que ellos no me lleven <strong>de</strong>masiado lejos <strong>de</strong>l plan primitivo <strong>de</strong>l sermón; en<br />
tal caso los consi<strong>de</strong>raría pensamientos <strong>de</strong>l diablo y no <strong>de</strong>l Espíritu Santo, para <strong>de</strong>struir el<br />
sermón que Dios me dio en mi estudio en respuesta a la oración.»<br />
Esta es la manera i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> preparar un sermón. El predicador que practique este plan<br />
no estará mucho tiempo ocioso, pero será un predicador cada vez más elocuente y eficaz.<br />
XIV<br />
Elocuencia y retórica<br />
Se llama retórica, en un sentido general, al arte <strong>de</strong> componer y pronunciar una buena<br />
pieza oratoria. En este aspecto todo lo que hemos venido diciendo es una ayuda a semejante<br />
arte, el cual incluye tanto el contenido como la expresión <strong>de</strong> un mensaje oral.<br />
Pero en un sentido más particular se llama retórica o elocuencia a la forma externa <strong>de</strong>l<br />
sermón, que se obtiene mediante la selección <strong>de</strong> a<strong>de</strong>cuadas imágenes, y <strong>de</strong> frases reiteradas<br />
en formas diversas, que dan amenidad y fuerza a las i<strong>de</strong>as. En el sermón elocuente las i<strong>de</strong>as<br />
se graban en la memoria por el embeleso que causa a la mente la variedad <strong>de</strong> imágenes con<br />
que el predicador las presenta.<br />
La homilética, o sea, la buena or<strong>de</strong>nación <strong>de</strong>l sermón, es útil y necesaria para la buena<br />
comprensión, retención y efectividad <strong>de</strong>l mensaje. Pero la homilética, por referirse tan sólo al<br />
contenido básico, al esqueleto <strong>de</strong>l sermón, es seca <strong>de</strong> sí misma. Lo mismo ocurre con su<br />
hermana gemela, la lógica, que es grata a las mentes profundas, a los buenos pensadores, pero<br />
que no todos los oyentes saben apreciar <strong>de</strong>l modo <strong>de</strong>bido. Podríamos <strong>de</strong>cir que, si la<br />
homilética es el esqueleto <strong>de</strong>l sermón y la apologética los nervios y la sangre <strong>de</strong>l cuerpo<br />
oratorio, la retórica es la carne y los músculos. Es <strong>de</strong>cir, lo que o redon<strong>de</strong>a y lo llena,<br />
prestándole estética, color y amenidad. Una <strong>de</strong> las características o virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la oratoria es<br />
la <strong>de</strong> fijar los conceptos en la mente <strong>de</strong> los oyentes, por una reiteración <strong>de</strong> a<strong>de</strong>cuados<br />
sinónimos que prestan a las i<strong>de</strong>as nuevos y variados matices. Esta variedad <strong>de</strong> imágenes y <strong>de</strong>
frases bien redon<strong>de</strong>adas agrada al intelecto y entona el espíritu, <strong>de</strong>l mismo modo que una<br />
música <strong>de</strong> armónicos y variados tonos recrea el sentido acústico.<br />
Todos los predicadores <strong>de</strong>bieran someter su mente a la provechosa práctica <strong>de</strong> leer<br />
trozos selectos <strong>de</strong> literatura; no para imitar al pie <strong>de</strong> la letra, aquellas celebrida<strong>de</strong>s literarias,<br />
antiguas o mo<strong>de</strong>rnas. Nada ridiculiza más al predicador novato que el <strong>de</strong>fecto <strong>de</strong> la<br />
pedantería, <strong>de</strong>l que pronto se darán cuenta sus gentes cultos, por más que ello parezca<br />
acreditarle <strong>de</strong> sabio a los ojos <strong>de</strong> unos cuantos admiradores ignorantes, como aquella oyente<br />
que <strong>de</strong>cía <strong>de</strong> su pastor: «Debe haber dicho cosas muy profundas porque no he entendido ni<br />
una palabra <strong>de</strong>l sermón.»<br />
El aumento <strong>de</strong> la cultura en estos últimos tiempos hace, y hará cada vez más, que en<br />
todas las congregaciones cristianas se encuentren oyentes capaces <strong>de</strong> darse cuenta <strong>de</strong> si el<br />
predicador está usando un estilo superior a sus posibilida<strong>de</strong>s oratorias, y hasta <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar<br />
al autor a quien éste está remendando, quizá sin darse cuenta.<br />
Sin embargo, el joven predicador <strong>de</strong>be leer literatura selecta, para ir enriqueciendo<br />
poco a poco su propio vocabulario y habilitar su mente para po<strong>de</strong>r emplear frases propias,<br />
bien redon<strong>de</strong>adas, que <strong>de</strong>n expresión a sus propias i<strong>de</strong>as con una rica variedad <strong>de</strong> imágenes.<br />
Todo predicador <strong>de</strong>be familiarizarse con trozos <strong>de</strong> oratoria ejemplar, como el famoso<br />
discurso <strong>de</strong> Donoso Cortés en las Cortes Españolas, acerca <strong>de</strong> la Santa Biblia; así como obras<br />
clásicas <strong>de</strong> los maestros <strong>de</strong>l Siglo <strong>de</strong> Oro <strong>de</strong> nuestras letras. Obras dramáticas como El<br />
con<strong>de</strong>nado por <strong>de</strong>sconfiado, o La vida es sueño, <strong>de</strong> Lope <strong>de</strong> Vega, son especialmente útiles a<br />
tal objeto por su carácter teológico. No recomendamos a los predicadores emplear mucho<br />
tiempo en la lectura <strong>de</strong> novelas profanas, aun cuando pue<strong>de</strong>n ser útiles también para<br />
enriquecer su vocabulario y su sintaxis, ya que las horas <strong>de</strong> un servidor <strong>de</strong> Dios son<br />
<strong>de</strong>masiado preciosas para ser empleadas <strong>de</strong> este modo; pero el predicador <strong>de</strong>l Evangelio<br />
necesita aumentar su cultura por los medios más eficaces y que le roben menos tiempo<br />
(Recomendamos como ejercicio <strong>de</strong> oratoria la lectura <strong>de</strong> un pequeño libro <strong>de</strong>l doctor J. F. Rodríguez<br />
titulado El ángel <strong>de</strong> la bondad, consistente en quince mensajes radiofónicos, todos ellos expresados<br />
en un lenguaje altilocuente. Es común y propio entre los predicadores utilizar dicho estilo en algún<br />
párrafo selecto <strong>de</strong>l sermón; pero el doctor Rodríguez lo emplea en esta obrita casi <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la primera<br />
línea hasta la última. Por esto pue<strong>de</strong> ser un ejercicio muy útil a los estudiantes <strong>de</strong> homilética leer en<br />
alta voz esta serie <strong>de</strong> breves sermones, una y otra vez, hasta que consigan hacerlo <strong>de</strong> un modo<br />
corrido y con la más perfecta entonación).<br />
Vamos a exponer <strong>de</strong> modo muy breve los diversos recursos oratorios y figuras <strong>de</strong><br />
lenguaje más comunes.<br />
1.° La metáfora.<br />
La Biblia es el mejor mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> este estilo retórico por ser propio <strong>de</strong> los pueblos<br />
orientales y particularmente <strong>de</strong>l hebreo. Las gentes primitivas se veían obligadas a este<br />
recurso a causa <strong>de</strong> la pobreza <strong>de</strong> su lenguaje. Así, por ejemplo, la palabra «cuerno» era usada<br />
para <strong>de</strong>notar fuerza; «monte» significaba soberbia; «carne», los sentimientos ruines y<br />
pecaminosos <strong>de</strong>l ser humano; «llave», control o acceso, etc. De este modo las i<strong>de</strong>as abstractas<br />
o <strong>de</strong>sconocidas eran expresadas o aclaradas mediante otras <strong>de</strong>as familiares al oyente,<br />
aplicando las cualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> lo conocido a lo <strong>de</strong>sconocido. Esto se observa no solamente en<br />
las metáforas directas como las antes citadas, sino también a las comparativas, <strong>de</strong> las que nos<br />
ocuparemos a continuación. Obsérvese un bello uso <strong>de</strong> metáforas en pasajes bíblicos como el<br />
<strong>de</strong> Isaías 10:1-20; 11:1-9; 18:1-7 y muchos otros.<br />
El libro <strong>de</strong> Job está saturado <strong>de</strong> bellas imágenes que hablan a la mente con más<br />
elocuencia que todos los razonamientos. Es, esencialmente, un diálogo razonado con<br />
imágenes.<br />
Jesucristo usó abundantemente este lenguaje, no lamente en sus gran<strong>de</strong>s parábolas,<br />
sino también en sus discursos, como pue<strong>de</strong> observarse en Mateo 5:13-26; 7:7-20; etc.
El uso <strong>de</strong> la metáfora, aunque no con tanta abundancia como en los tiempos bíblicos,<br />
se practica todavía en el estilo oratorio. En ella encuentran fuerza y belleza <strong>de</strong> expresión los<br />
mejores autores mo<strong>de</strong>rnos. Es <strong>de</strong> admirar el siguiente párrafo <strong>de</strong> estilo metafórico que nos<br />
ofrece Donoso Cortés en su discurso sobre la Biblia:<br />
... «El Génesis es bello como la primera brisa que refresco a los mundos, como la<br />
primera aurora que se levantó en el cielo, como la primera flor que brotó los campos, como la<br />
primera palabra amorosa que pronunciaron los hombres, como el primer sol que apareció en<br />
Oriente. El Apocalipsis <strong>de</strong> San Juan es triste como la última palpitación <strong>de</strong> la naturaleza,<br />
como el último rayo <strong>de</strong> luz, como la última mirada <strong>de</strong> un moribundo. Y entre este himno<br />
fúnebre y aquel idilio, se ven pasar unas en pos <strong>de</strong> otras las generaciones, etc.» El autor <strong>de</strong><br />
este Manual no está completamente <strong>de</strong> acuerdo con el juicio que le merece el Apocalipsis al<br />
eximio autor, ya que en el Apocalipsis vemos, particularmente en sus últimos capítulos, el<br />
albor <strong>de</strong> un nuevo día para la Humanidad redimida; pero prescindiendo <strong>de</strong>l fondo no<br />
po<strong>de</strong>mos menos que admirar la bella y apasionada oratoria <strong>de</strong>l famosísimo discurso <strong>de</strong>l gran<br />
literato español, que cantó como nadie las excelencias <strong>de</strong> la Biblia.<br />
2.° La metáfora comparativa.<br />
Es la forma retórica más abundante en el texto bíblico, sobre todo en la poesía hebrea,<br />
en la cual aparecen dos términos: Uno principal que se quiere realzar, ilustrado por otro<br />
secundario, más familiar y más fácil <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r. Obsérvese la vivacidad <strong>de</strong> expresión y<br />
<strong>de</strong> significado en las siguientes metáforas bíblicas comparativas:<br />
«Como el agua fría al alma sedienta, así son las buenas nuevas <strong>de</strong> lejanas tierras»<br />
(Prov. 20:25). «Como zarzillo <strong>de</strong> oro en nariz <strong>de</strong> puerco, así es la mujer hermosa y faltada <strong>de</strong><br />
razón» «Prov. 11:22). «La esperanza que se prolonga es tormento <strong>de</strong>l corazón, mas árbol <strong>de</strong><br />
vida el <strong>de</strong>seo cumplido» (Proverbios 13:12).<br />
En vez <strong>de</strong> muchas metáforas para un solo concepto, pue<strong>de</strong> a veces usarse una misma<br />
metáfora para diversos casos. Un ejemplo <strong>de</strong> ello lo hallamos en los primeros párrafos <strong>de</strong> un<br />
mensaje radiofónico <strong>de</strong>l doctor J. F. Rodríguez sobre la paternidad. Helo aquí:<br />
«No solamente es padre el que transmite su sangre a otra persona que se llama su hijo. Todo<br />
el que promueve una empresa se consi<strong>de</strong>ra padre <strong>de</strong> la misma. Así, Stephen Douglas es el<br />
padre <strong>de</strong> la doctrina llamada «soberanía popular», en los Estados Unidos. Hipócrates es padre<br />
<strong>de</strong> la Medicina; Homero, <strong>de</strong> la épica; Esquilo, <strong>de</strong> la tragedia; Herodoto, <strong>de</strong> la historia;<br />
Rabelais, <strong>de</strong>l ridículo; Aristófanes, <strong>de</strong> la comedia; Jefferson, <strong>de</strong> la <strong>de</strong>mocracia; Abraham, <strong>de</strong><br />
la fe; Atanasio, <strong>de</strong> la ortodoxia, y Satanás, <strong>de</strong> la mentira».<br />
3.° La antítesis.<br />
Esta forma literaria consiste en poner en comparación dos cosas enteramente opuestas<br />
para hacer resaltar aquello que se propone exaltar. Este estilo es muy a<strong>de</strong>cuado para aplicarlo<br />
a sucesos tales como el nacimiento <strong>de</strong> Cristo, su resurrección o su ascensión. Véase, por<br />
ejemplo, este trozo <strong>de</strong> Fray Luís <strong>de</strong> Granada, que pone en contraste la gloriosa preexistencia<br />
<strong>de</strong> Cristo con su encarnación.<br />
«¡Oh venerable misterio, más para sentir que para <strong>de</strong>cir; no para explicarlo con<br />
palabras, sino para adorarlo con admiración y silencio! Qué cosa más admirable que ver<br />
aquel Señor a quien alababan las estrellas <strong>de</strong> la mañana, aquel que está sentado sobre los<br />
Querubines y que vuela sobre las plumas <strong>de</strong> los vientos, que tiene colgada <strong>de</strong> tres <strong>de</strong>dos la<br />
redon<strong>de</strong>z <strong>de</strong> la tierra, cuya silla es el cielo y estrado <strong>de</strong> sus pies la tierra, ¡que haya querido<br />
bajar a tanto extremo <strong>de</strong> pobreza, naciese, le pariese su madre en un establo y le acostase en<br />
un pesebre!».<br />
Obsérvese en este trozo cómo la metáfora es usada a cual antítesis. Lo mismo que en<br />
el pasaje bíblico siguiente:
«Al que no conoció pecado, hizo pecado por nosotros; para que nosotros fuésemos hechos<br />
justicia <strong>de</strong> Dios en El» (2. a Cor. 5:21).<br />
4.° La interrogación y la admiración.<br />
Hallamos en la Biblia abundantes ejemplos <strong>de</strong> estas formas <strong>de</strong> expresión como pue<strong>de</strong><br />
observarse particularmente en libro <strong>de</strong> Job, los Salmos y la carta a los Romanos. (Véanse Job<br />
7:17-21; 15:1-16 y 38; Salmos 22 y 74 y Romanos 3, 8, 9 y 11.) El predicador mo<strong>de</strong>rno que<br />
predica con énfasis, <strong>de</strong>seando que el mensaje llegue al corazón <strong>de</strong> sus oyentes, no podrá<br />
menos que hacer uso <strong>de</strong> tales formas incisivas <strong>de</strong> expresión, <strong>de</strong> las cuales no <strong>de</strong>be abusar<br />
hasta parecer un charlatán callejero, pero que no <strong>de</strong>be rehusar en lugares apropiados <strong>de</strong> su<br />
mensaje. Los predicadores fríos, o pagados <strong>de</strong> sí mismos, parecen avergonzarse <strong>de</strong> aquellas<br />
formas <strong>de</strong> lenguaje que enfatizan las i<strong>de</strong>as. Tal es su afán <strong>de</strong> no salirse <strong>de</strong> tono.<br />
5.° Figuras <strong>de</strong> reiteración.<br />
Estas son muy frecuentes en la Biblia y suelen ser usadas también por los<br />
predicadores mo<strong>de</strong>rnos más elocuentes, como hemos tenido ocasión <strong>de</strong> ver en el famoso<br />
discurso <strong>de</strong> Donoso Cortés. Debe procurarse, empero, que la reiteración tenga algún motivo y<br />
sentido, no una simple repetición. Es necesaria que la reiteración sea formulada mediante un<br />
sinónimo a<strong>de</strong>cuado que añada nueva luz y color a la inicial expresión <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a. Esto es lo<br />
que observarán nuestros lectores en el antedicho famosísimo discurso sobre la Biblia, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
el principio hasta el fin.<br />
Véase otro ejemplo <strong>de</strong> Miguel <strong>de</strong> Unamuno en su libro Del sentimiento trágico <strong>de</strong> la<br />
vida:<br />
«Una y otra vez, durante mi vida, heme visto en trance <strong>de</strong> suspensión ante el abismo; una y<br />
otra vez heme encontrado sobre encrucijadas en que se me abría un haz <strong>de</strong> sen<strong>de</strong>ros, tomando<br />
uno <strong>de</strong> los cuales renunciaba a los <strong>de</strong>más, pues que los caminos <strong>de</strong> la vida son irreversibles, y<br />
una y otra vez en tales únicos momentos he sentido el empuje <strong>de</strong> una fuerza consciente,<br />
soberana y amorosa. Y ábresele a uno luego la senda <strong>de</strong>l Señor».<br />
Vemos cómo la reiterada expresión «una y otra vez» embellece este párrafo<br />
poniéndole énfasis, y cómo su belleza oratoria es aumentada por algunas oportunas<br />
hipérboles. Nótese que podía el autor usar esta expresión al principio y luego enumerar todas<br />
sus experiencias. Se hubiera entendido lo mismo y hasta hubiera ganado en brevedad; pero<br />
carecería el po<strong>de</strong>r que le daba insistencia <strong>de</strong> la palabra «una otra vez» al principio <strong>de</strong> cada<br />
una <strong>de</strong> las frases. Consi<strong>de</strong>remos este otro párrafo <strong>de</strong>l mismo libro <strong>de</strong>l famoso catedrático <strong>de</strong><br />
Salamanca:<br />
«Hay que creer en la otra vida; en la vida eterna; el más allá <strong>de</strong> la tumba, y en una<br />
vida individual y personal; en una vida en la que cada uno <strong>de</strong> nosotros sienta su conciencia, y<br />
la sienta unirse, sin confundirse con las <strong>de</strong>más conciencias, en la Conciencia suprema, en<br />
Dios. Hay que creer en esa otra vida para po<strong>de</strong>r vivir ésta y soportarla y darle sentido y<br />
finalidad».<br />
6º Figuras <strong>de</strong> reiteración al comienzo <strong>de</strong> las partes <strong>de</strong> la cláusula.<br />
Un ejemplo <strong>de</strong> esta oratoria lo tenemos en el discurso <strong>de</strong> Anatole France ante los<br />
estudiantes <strong>de</strong> Buenos Aires:<br />
«Creo en el amor; creo en la belleza; creo en la justicia; creo, a pesar <strong>de</strong> todo, que en<br />
esta tierra el bien triunfará <strong>de</strong>l mal y los hombres creerán en Dios... ¡Soñad! Si en el sueño no<br />
hay ciencia, no hay sabiduría. ¡Soñad! Vuestros sueños no serán vanos. La Humanidad, tar<strong>de</strong><br />
o temprano, realiza los sueños <strong>de</strong> los sabios. ¡Soñad! No temáis la justicia, amad la verdad».<br />
Como pue<strong>de</strong> verse, todo el bellísimo efecto <strong>de</strong> este párrafo se <strong>de</strong>be a la repetición <strong>de</strong><br />
la palabra creo, cuatro veces en el primer párrafo, y <strong>de</strong> la palabra ¡soñad!, tres veces en el
segundo.<br />
Observamos un breve párrafo <strong>de</strong> este estilo en el antes citado libro <strong>de</strong>l doctor J. F.<br />
Rodríguez:<br />
«Hablemos <strong>de</strong> algo que parece irse <strong>de</strong> la tierra; hablemos <strong>de</strong> algo que parece morir<br />
bajo el peor odio constante <strong>de</strong> los egoísmos, las violencias y el materialismo que impera en<br />
esta edad <strong>de</strong>l siglo xx. Hablemos <strong>de</strong> la bondad».<br />
O este otro párrafo <strong>de</strong> su sermón radiofónico «El privilegio <strong>de</strong> llorar»:<br />
«Dios nos ha dado emoción porque en El mismo <strong>de</strong>be existir un caudal <strong>de</strong> ésta. Nos<br />
dio lágrimas porque El también llora; nos dio alegría porque El se alegra; e hizo posible la<br />
tristeza en nosotros porque su corazón se entristece.»<br />
«Abraham lloró por Sara; lloró José cuando se arrepintieron sus hermanos, lloró<br />
Jeremías la condición apóstata <strong>de</strong> su patria, lloró David la ruina <strong>de</strong> Absalón, lloró Pedro su<br />
dolorosa caída, lloró la pecadora a los pies <strong>de</strong>l Señor, lloraron reyes la pérdida <strong>de</strong> sus tronos.<br />
Y lloró nuestro Salvador, consagrando las lágrimas como un privilegiado cristiano».<br />
He aquí un bello párrafo, también <strong>de</strong>l doctor Rodríguez, con una reiteración basada en<br />
diversos aspectos <strong>de</strong> una misma persona, Cristo: «Nuevamente nos hallamos ante el Maestro.<br />
Ante Maestro con letra mayúscula. Nos hallamos ante el divino Rabí y Salvador Jesucristo.»<br />
7°. Reiteración al final <strong>de</strong> los períodos.<br />
A veces, la palabra que se repite pue<strong>de</strong> ser colocada al final <strong>de</strong> cada período,<br />
produciendo también un interesante efecto <strong>de</strong> reiteración. He aquí un ejemplo <strong>de</strong> un autor<br />
cubano:<br />
«Percibimos por hábito, imaginamos por hábito, sentimos por hábito, <strong>de</strong>cidimos por<br />
hábito, y nuestro carácter es el conjunto <strong>de</strong> nuestros hábitos».<br />
Obsérvese en este ejemplo cómo la frase final redon<strong>de</strong>a y concluye el párrafo;<br />
expresando la aplicación general <strong>de</strong> las afirmaciones anteriores que concluyen todas con la<br />
palabra hábito.<br />
8º. Al principio y al fin <strong>de</strong> los períodos.<br />
Esta forma es más rara, pero pue<strong>de</strong> observarse ejemplo que se hace incisivo por<br />
medio <strong>de</strong> preguntas:<br />
«¿Quién quitó la vida a su propia madre? ¿No fue Neron? ¿Quién hizo expirar con<br />
veneno a su maestro? El mismo Nerón. ¿Quién hizo llorar a la Humanidad? Sólo Nerón».<br />
En este párrafo la clave <strong>de</strong>l énfasis es el propio nombre. Pero la palabra Nerón es<br />
presentada <strong>de</strong> formas diversas, mediante «fue», «el mismo» y «sólo».<br />
Es esta variedad <strong>de</strong> formas, al par que las preguntas, lo que da belleza al párrafo.<br />
9.° Comenzar una frase con la palabra o i<strong>de</strong>a con que terminó la anterior.<br />
He aquí un ejemplo <strong>de</strong> esta forma retórica en la segunda epístola <strong>de</strong> San Pedro, cap. 1,<br />
vers. 5-7:<br />
«... vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, mostrad en vuestra fe<br />
virtud, en la virtud ciencia, en la ciencia templanza, en la templanza paciencia, en la<br />
paciencia temor <strong>de</strong> Dios y en el temor <strong>de</strong> Dios amor fraternal y en el amor fraternal<br />
caridad...»<br />
O este otro <strong>de</strong>l apóstol San Pablo:<br />
«Así también es la resurrección <strong>de</strong> los muertos. Se siembra en corrupción, se<br />
resucitará en incorrupción.<br />
»Se siembra en <strong>de</strong>shonra, se resucitará en gloria; se siembra en <strong>de</strong>bilidad, resucitará<br />
en po<strong>de</strong>r; se siembra cuerpo animal, resucitará en cuerpo espiritual; hay cuerpo animal y<br />
cuerpo espiritual... Cual el terrenal, tales también los terrenales, y cual el celestial, tales
también los celestiales; y así como hemos traído la imagen <strong>de</strong>l terrenal, traeremos la imagen<br />
<strong>de</strong>l celestial» (1. a Cor. 15:42-44 y 48-49).<br />
Po<strong>de</strong>mos observar en todos estos ejemplos cómo la retórica, cuando es fruto <strong>de</strong> una<br />
convicción sincera (como ocurre en el caso <strong>de</strong> los escritores apostólicos), no es una simple<br />
música <strong>de</strong> palabras, sino una reiteración que sale <strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l corazón y enfatiza las<br />
verda<strong>de</strong>s que se procura expresar.<br />
10º. Relación <strong>de</strong> la homilética con la elocuencia.<br />
Como hemos dicho al principio, la homilética parece ser enemiga <strong>de</strong> la elocuencia, ya<br />
que la ciencia homilética frena, <strong>de</strong>tiene, marca sen<strong>de</strong>ros al predicador y le obliga a volver al<br />
camino cuando éste ha alcanzado fogosamente su imaginación tras un bello párrafo oratorio.<br />
Pero la verdad es que la homilética representa el mejor apoyo <strong>de</strong> la oratoria.<br />
Volviendo a la comparación que expresábamos al principio, diremos que la homilética<br />
es tan útil y esencial a la oratoria como el esqueleto lo es <strong>de</strong>l cuerpo. ¿Qué sería, en efecto,<br />
nuestro cuerpo, sin el esqueleto que lo sostiene? Un montón informe <strong>de</strong> carne sin belleza ni<br />
estética alguna. Así son los sermones que el autor ha tenido a veces que sufrir, escuchándolos<br />
<strong>de</strong> labios <strong>de</strong> predicadores fogosos y bien intencionados, pero faltos <strong>de</strong> los necesarios<br />
cocimientos <strong>de</strong> homilética. Hablaban, gritaban, gesticulaban y se entusiasmaban diciendo<br />
«cosas buenas»; pero la gente <strong>de</strong>cía <strong>de</strong>spués, en nuestro expresivo catalán: «Saps lo mateix<br />
quan ha comencat com uan ha acabat» (Sabes lo mismo cuando empieza que cuando acaba).<br />
Porque lo cierto es que el mismo predicador no sabía por dón<strong>de</strong> andaba. Lo curioso <strong>de</strong>l caso<br />
es que tales predicadores escriben a veces sus bosquejos y los traen al pulpito. Pero son<br />
bosquejos disparatados, sin or<strong>de</strong>n lógico alguno, no forman un esqueleto or<strong>de</strong>nado, siguiendo<br />
un plan; sino que son un conjunto <strong>de</strong> frases <strong>de</strong> las que ellos mismos se han enamorado y las<br />
escriben como punto I, punto II, punto III <strong>de</strong>l bosquejo, aun ando no tengan relación lógica<br />
entre sí. Solamente les sirven para alargar el sermón, saltando <strong>de</strong> una frase a otra; no para dar<br />
al mensaje un sentido planificado.<br />
Algunas veces hemos recomendado a algunos predicadores enamorados <strong>de</strong> la retórica, pero<br />
faltos <strong>de</strong> homilética: «Ponga una cinta magnetofónica en operación y escúchese a sí mismo,<br />
<strong>de</strong>spués, a solas, procure seguir el hilo <strong>de</strong> su propio sermón y verá que no pue<strong>de</strong>. Se dará<br />
cuenta <strong>de</strong> los saltos <strong>de</strong> pensamiento que se ha visto obligado a hacer por falta <strong>de</strong> plan.»<br />
Sin embargo, hemos tenido que <strong>de</strong>cir a otros: «No se limite a presentar un esqueleto<br />
en el pulpito, pues la gente espera y necesita algo más.» Hay predicadores hábiles para<br />
escribir un buen bosquejo, pero que son incapaces <strong>de</strong> revestirlo con la carne y los músculos<br />
necesarios para darle cuerpo.<br />
Debemos <strong>de</strong>cir que abundan más los predicadores <strong>de</strong>l primer ejemplo que <strong>de</strong>l<br />
segundo, sobre todo entre la raza latina, ya que nuestra idiosincrasia es <strong>de</strong> gente habladora. Al<br />
famoso orador Emilio Castelar daba placer oírlo, pero se dice que la Cámara <strong>de</strong> los Diputados<br />
temblaba cuando se ponía en pie, pues nadie sabía cuándo iba a terminar. Es mucho peor con<br />
los malos «Castelares» que conocemos.<br />
El discurso oratorio es un arte <strong>de</strong> buena proporción. Es necesario revestir <strong>de</strong> carne el<br />
esqueleto en cada una <strong>de</strong> sus partes; pero no con exceso en ninguna <strong>de</strong> ellas ni tampoco en su<br />
totalidad. En el cuerpo oratorio, como en el cuerpo humano, es peor cuando el exceso es<br />
parcial que cuando es total.<br />
Recordamos a un predicador que a veces (no siempre) traía al pulpito bosquejos bastante<br />
aceptables, y cuando anunciaba su plan, o nosotros lo preveíamos, esperábamos oír un buen<br />
mensaje. Pero ocurría, por lo general, que ponía tanta carne en el primer punto o en los dos<br />
primeros; es <strong>de</strong>cir, hablaba tanto, extendiéndose en frases retóricas (que muchas veces poco<br />
tenían que ver con el mensaje), que al llegar a los últimos puntos, los mejores y que más se<br />
prestaban a una enseñanza espiritual, tenía que apresurarse por el imperativo <strong>de</strong>l reloj, a fin
<strong>de</strong> evitar que algún diácono impaciente apretara <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el vestíbulo el botón eléctrico que<br />
iluminaba el letrerito <strong>de</strong>l pulpito que <strong>de</strong>cía: «Su tiempo ha terminado»; y así nos <strong>de</strong>jaba<br />
contristados y vacíos.<br />
En cambio, hemos oído <strong>de</strong> otro predicador joven y <strong>de</strong> ten<strong>de</strong>ncia mo<strong>de</strong>rnista, quien se<br />
limitaba a leer muy lentamente, con muy poco comentario y pasaba un martirio, haciéndolo<br />
pasar también a sus oyentes, con su hábito <strong>de</strong> mirar a cada momento su reloj <strong>de</strong> pulsera para<br />
cerciorarse <strong>de</strong> que ya faltaban pocos minutos para la hora <strong>de</strong> terminar. ¡Y las manecillas se<br />
movían tan lentamente...! No hay que <strong>de</strong>cir que, aunque no le faltaba inteligencia, sus<br />
<strong>de</strong>fectos eran la pereza y su falta <strong>de</strong> fuego espiritual.<br />
El predicador <strong>de</strong>be cultivar el arte <strong>de</strong> la retórica y mantener un verda<strong>de</strong>ro arsenal <strong>de</strong><br />
frases bellas en el archivo <strong>de</strong> su mente; pero, sobre todo, <strong>de</strong>be llevar un plan bien estudiado,<br />
sobre el cual aplicar aquellas frases hermosas que ha tenido ocasión <strong>de</strong> pensar durante el<br />
estudio <strong>de</strong>l sermón.<br />
EJERCICIO PRÁCTICO<br />
Vístanse con frases retóricas a<strong>de</strong>cuadas los siguientes bosquejos homiléticos:<br />
EJEMPLO 1º<br />
LA MANO <strong>DE</strong> DIOS<br />
Salmo 19:1 y Juan 10:27-29<br />
Introducción. — Hacer notar el gran número <strong>de</strong> veces que la expresión «mano»<br />
aparece en la Biblia, y que en su mayoría se refieren a Dios.<br />
La figura es a<strong>de</strong>cuada, porque cualquier i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> nuestra mente la realizamos con nuestras<br />
manos. La expresión hiperbólica «mano» significa facultad <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r. No po<strong>de</strong>mos<br />
imaginarnos a Dios como un hombre, pero nos ayudará a compren<strong>de</strong>r a Dios (es <strong>de</strong>cir, lo que<br />
El es, lo que hace y se propone) el estudio <strong>de</strong> esta gráfica expresión en la Biblia.<br />
I. Las manos <strong>de</strong> Dios son GRAN<strong>DE</strong>S.<br />
«Los cielos cuentan la gloria <strong>de</strong> Dios y la expansión <strong>de</strong>nuncia la obra <strong>de</strong> sus manos»<br />
(Salmo 19:1).<br />
Hay billones <strong>de</strong> estrellas en el Universo, pero no circulan sin ton ni son. El .Universo<br />
se habría <strong>de</strong>struido a sí mismo si la fuerza que mueve los astros fuera un impulso ciego e<br />
ininteligente. Lo que llamamos leyes <strong>de</strong> la Naturaleza, <strong>de</strong>muestra un Legislador. Por esta<br />
razón los astrónomos pue<strong>de</strong>n pre<strong>de</strong>cir el eclipse, o el paso <strong>de</strong> un cometa <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un<br />
centenar <strong>de</strong> años, con la precisión <strong>de</strong> día, hora y minuto. (En cada uno <strong>de</strong> los puntos <strong>de</strong> este<br />
breve comentario hay lugar para bellas frases oratorias.)<br />
II. La mano <strong>de</strong> Dios es SABIA.<br />
«La diestra <strong>de</strong> Jehová hace maravillas» (Salmo 118:16).<br />
Considérese el «computador electrónico» <strong>de</strong>l cerebro humano, comparándolo con el<br />
complicadísimo instrumento inventado por la ciencia <strong>de</strong>l hombre. Obsérvese:<br />
a) Su pequeño tamaño comparativo.<br />
b) Su material: células <strong>de</strong> carne, en vez <strong>de</strong> voluminosos aparatos <strong>de</strong> metal, plásticos,<br />
cristal, cartón, etc.<br />
c) Sus variadísimas disposiciones y los numerosos órganos <strong>de</strong>l cuerpo que controla.<br />
De nada po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir: «Es imposible, contando con el po<strong>de</strong>r y sabiduría <strong>de</strong> Dios.»<br />
(Nueva oportunidad para poner párrafos que realcen y aclaren los pensamientos esenciales <strong>de</strong><br />
este apartado.)
III. La mano <strong>de</strong> Dios es PO<strong>DE</strong>ROSA.<br />
«Con mano fuerte y con brazo extendido» (Deuteronomio 5:13).<br />
Lo que para el hombre es completa imposibilidad es sencillísimo para los recursos <strong>de</strong><br />
Dios. Ilústrese comparando los recursos <strong>de</strong> un troglodita y los <strong>de</strong>l hombre civilizado,<br />
haciendo observar cómo los avances <strong>de</strong> la civilización tienen como base las leyes sabias <strong>de</strong> la<br />
Naturaleza. El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l hombre no es sino una débil consecuencia y reflejo <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r y<br />
sabiduría <strong>de</strong> Dios. (Aplíquese a esta lógica, seca por sí misma, los recursos <strong>de</strong> la elocuencia<br />
para revestir también esta parte <strong>de</strong>l mensaje con belleza oratoria.)<br />
IV. La mano <strong>de</strong> Dios pue<strong>de</strong> ser RESISTIDA.<br />
Los átomos y moléculas <strong>de</strong>l Universo entero obe<strong>de</strong>cen dócilmente a la voluntad <strong>de</strong>l<br />
Todopo<strong>de</strong>roso; pero no es así con los seres espirituales. Dios tiene servidores convencidos <strong>de</strong><br />
su sabiduría y amor (los ángeles), no robots. Compárese Isaías 53:1-2 con el vers. 3.<br />
La mano que nos creó con impon<strong>de</strong>rable sabiduría y po<strong>de</strong>r y nos redime <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />
Satanás no ha anulado nuestra voluntad. Podría aplastarnos, pero nos respeta; respeta nuestro<br />
yo malo, lo redime y colabora con nosotros en la formación <strong>de</strong> un nuevo carácter apto para el<br />
Reino <strong>de</strong> los Cielos. Esto nos lleva a <strong>de</strong>clarar que:<br />
V. La mano <strong>de</strong> Dios es <strong>DE</strong>LICADA.<br />
¿Habéis visto la mano <strong>de</strong> un escultor? Podría sacar kilogramos <strong>de</strong> piedra <strong>de</strong> un solo<br />
golpe y saca miligramos. ¿Habéis visto la <strong>de</strong> un cirujano? Nosotros cortaríamos nervios y<br />
tendones, venas y arterías; él sabe por dón<strong>de</strong> tiene que hacer pasar su bisturí y hasta dón<strong>de</strong><br />
tiene que llegar.<br />
En el terreno espiritual leemos: «Fiel es Dios que no os <strong>de</strong>jará ser tentados más <strong>de</strong> lo<br />
que podéis llevar...» (1. a Cor. 10:13). Su obra en nosotros sigue por toda la vida y proseguirá<br />
hasta el más allá. «Y conoceremos y proseguiremos en conocer a Jehová» (Oseas 6:3).<br />
«...Ahora conozco en parte, entonces conoceré como soy conocido...» (1. a Cor. 1:13).<br />
Por esto, imitando a nuestro Padre, Señor y Mo<strong>de</strong>lo, nuestra mano <strong>de</strong>be ser <strong>de</strong>licada<br />
con nuestros hermanos. Un pastor sabio que tiene que repren<strong>de</strong>r procurará no ofen<strong>de</strong>r al<br />
culpable, pero tampoco quiere <strong>de</strong>jar «pus <strong>de</strong> pecado». Se siente obligado a implorar: «¡Soy<br />
un ministro tuyo, Señor, dame sabiduría!»<br />
VI. La mano <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>be ser ACEPTADA.<br />
Nos ponemos en las manos <strong>de</strong>l médico. Así <strong>de</strong>bemos hacerlo en el terreno espiritual<br />
(Santiago 4:10 y Job 34:32). Sólo así daremos a Dios la ocasión <strong>de</strong> manifestar su gloria en<br />
nosotros. (Revístase también esta parte con bellos y sinceros párrafos oratorios.)<br />
VII. La mano <strong>de</strong> Dios es PROTECTORA.<br />
La diestra que nos ha creado, nos cuida y nos mol<strong>de</strong>a, también nos guarda (Juan<br />
10:27-30). Obsérvense en este pasaje dos manos unidas en el mismo: unas invisibles, las otras<br />
tangibles; si bien forman parte <strong>de</strong> un cuerpo glorificado (Juan 20:27).<br />
Una razón porque Dios no pue<strong>de</strong> abandonar a los suyos se halla en Isaías 49:16. Lo<br />
que era mera hipérbole en cuanto a Israel es realidad en nuestro caso, sus manos horadadas<br />
son testimonio perenne <strong>de</strong> su amor. ¿Cómo podría olvidarnos si le costamos tanto?<br />
VIII. Una última hipérbole GLORIOSA: Is. 62:2-3.<br />
Es una referencia a los gruesos anillos <strong>de</strong> los monarcas orientales. El pueblo redimido<br />
<strong>de</strong>l Señor será un día como «dia<strong>de</strong>ma <strong>de</strong> Reino» en la mano <strong>de</strong> Dios. (Véase Efesios 1:12.)<br />
Conclusión o recapitulación.
Somos mol<strong>de</strong>ados hoy por la mano fuerte, sabia, po<strong>de</strong>rosa y <strong>de</strong>licada <strong>de</strong> nuestro<br />
Creador y Re<strong>de</strong>ntor para que podamos venir a ser un día ejemplo y motivo <strong>de</strong> alabanza,<br />
cuando seremos presentados «a principados y potesta<strong>de</strong>s en los cielos»; «a los 99 justos» <strong>de</strong><br />
la parábola. Es <strong>de</strong>cir, a multitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> millones <strong>de</strong> millones <strong>de</strong> seres inteligentes que no han<br />
necesitado re<strong>de</strong>nción ni transformación por gracia, las cuales pueblan, indudablemente, el<br />
insondable Universo <strong>de</strong> Dios.<br />
Demos gracias por estas sabias manos y sometámonos a ellas, para que podamos un<br />
día ser por ellas elevados a las alturas <strong>de</strong> su propia gloría (Juan 17:24).<br />
EJEMPLO 2º<br />
LOS DOS PARAÍSOS<br />
Génesis 2:8-18 y Apocalipsis 21:1 a 22:6<br />
La Biblia empieza con un paraíso y acaba con otro. Ambos son lugares <strong>de</strong> felicidad.<br />
El primero fue preparado para el hombre natural; el segundo, para un hombre<br />
redimido.<br />
Los escépticos se burlan <strong>de</strong>l relato <strong>de</strong>l Edén. Dicen que es un mito hebreo.<br />
Pensémoslo serenamente.<br />
Hay un Ser en gran manera inteligente, según se observa en la Naturaleza, el cual<br />
estuvo durante siglos preparando las condiciones <strong>de</strong> la tierra para poner en ella toda clase <strong>de</strong><br />
seres vivos y, por fin, el hombre, el único que pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r, admirar y agra<strong>de</strong>cer las<br />
obras <strong>de</strong> su Creador. Si el hombre era la obra cúspi<strong>de</strong> <strong>de</strong> la Creación, si el mundo había sido<br />
preparado para él, ¿no es natural que fuera introducido en alguna especie <strong>de</strong> museo don<strong>de</strong><br />
pudiera apren<strong>de</strong>r más pronto y fácilmente lo que le convenía acerca <strong>de</strong>l hogar que iba a<br />
habitar? (Gen. 2:9). Un hijo <strong>de</strong> Dios, por su inteligencia y espíritu, no podía ser tratado como<br />
un irracional. Las pinturas rupestres prueban que el hombre troglodita era mucho más que un<br />
bruto. Por otra parte, la historia antigua está llena <strong>de</strong> tradiciones <strong>de</strong>l Paraíso: la «Edad <strong>de</strong><br />
Oro» <strong>de</strong> los poetas clásicos, el «Jardín <strong>de</strong> las Hespéri<strong>de</strong>s», etc. Todas coinci<strong>de</strong>n en que se<br />
perdió.<br />
Pero la Biblia termina con otro paraíso recobrado para el hombre, muy superior en<br />
todos sus aspectos. Es muy interesante consi<strong>de</strong>rar sus contrastes:<br />
I. EL PRIMERO ERA TERRENAL.<br />
Se <strong>de</strong>talla su emplazamiento en el Asia Occi<strong>de</strong>ntal. Estaba, por lo tanto, expuesto a<br />
las vicisitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la tierra y fue <strong>de</strong>struido, según parece, por el Diluvio.<br />
EL SEGUNDO PARAÍSO ES CELESTIAL.<br />
Se <strong>de</strong>talla su emplazamiento en el Asia Occi<strong>de</strong>ntal.<br />
Se <strong>de</strong>talla también su situación, nada menos que «el Cielo <strong>de</strong> Dios»; el lugar más<br />
elevado <strong>de</strong>l Universo (Apoc. 21:2). De allí <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> hacia la tierra. (Posiblemente la eleva,<br />
arrancándola <strong>de</strong> la órbita solar para llevar consigo al globo terráqueo renovado por fuego.)<br />
(Compárese 2. a Pedro 3:12-13 y Apocalipsis 21:26.)<br />
II. HABÍA NOCHE.<br />
Esta es necesaria a causa <strong>de</strong> la fragilidad <strong>de</strong> nuestros cuerpos, que requieren <strong>de</strong>scanso;<br />
pero significa casi media vida perdida.<br />
En el segundo no hay noche, porque no hay sol; Dios mismo es su lumbrera (Apoc.<br />
22:5). La actividad es, sin <strong>de</strong>scanso y sin cansancio. El gozo, las alabanzas y las recepciones<br />
<strong>de</strong> los que traen a este bendito lugar «la gloria y honor <strong>de</strong> todas las naciones» <strong>de</strong>l Universo es<br />
incesante (Apocalipsis 21:26).
III. ENTRO SATANÁS (Génesis 3:1).<br />
El gran enemigo <strong>de</strong> Dios, envidioso <strong>de</strong> la felicidad <strong>de</strong> nuestros padres, introdujo en su<br />
alma pura la <strong>de</strong>sconfianza y la ambición, los dos gran<strong>de</strong>s males <strong>de</strong>l mundo. ¿Por qué se<br />
pelean los hombres? Satanás ha manejado siempre la Humanidad tirando a su placer estas dos<br />
riendas.<br />
En el segundo, Satanás es excluido (Apoc. 20:10). Ello significa que no habrá más<br />
pensamientos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sconfianza hacia Dios y hacia el prójimo, ni más ambición, pues no habrá<br />
pecado.<br />
IV. ENTRO EL DOLOR (Génesis 3:17).<br />
La condición <strong>de</strong>l mundo parece que fue variada <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la caída y a causa <strong>de</strong> ella<br />
(Rom. 8:20-22). «Espinas y cardos» en la tierra, instintos feroces en los animales, bacterias<br />
que producen enfermeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las que parece se van produciendo nuevas formas. El dolor<br />
aumenta a medida que progresa el pecado. No somos más felices que los patriarcas, a pesar<br />
<strong>de</strong> que les aventajamos en tantas cosas.<br />
En el segundo, el dolor será quitado. Todos los motivos <strong>de</strong> dolor moral y físico<br />
<strong>de</strong>saparecerán: A la muerte, la enfermedad, la pobreza y el pecado se les llama «las primeras<br />
cosas», consi<strong>de</strong>rándolas sólo como un triste recuerdo <strong>de</strong>l pasado (Apoc. 21:4).<br />
V. ENTRO LA MALDICIÓN (Génesis 3:14).<br />
El único que tiene po<strong>de</strong>r para convertir su palabra en realidad, tuvo que pronunciar<br />
sentencia <strong>de</strong> mal. Nadie más que El pue<strong>de</strong> hacerlo (Salmo 109:28). Es una osadía para<br />
simples humanos el preten<strong>de</strong>r lanzar maldiciones, y más en la Era cristiana (San Mateo 6:44<br />
y Romanos 12:14). En muchos aspectos permanecen todavía los resultados <strong>de</strong> la maldición<br />
divina en el mundo.<br />
En el segundo no habrá maldición, pues no existirá ningún motivo para ella entre<br />
seres perfectos. La última maldición habrá sido pronunciada contra los réprobos y será la<br />
final en el Universo.<br />
VI. HUBO VERGÜENZA (Génesis 3:10).<br />
El hombre no pue<strong>de</strong> sufrir a Dios ni a su palabra cuando hace el mal. (Cítense los<br />
ejemplos <strong>de</strong> Caín huyendo <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong> Jehová, y <strong>de</strong> Joacín quemando el libro <strong>de</strong> la<br />
Ley.) Por esto el cristiano <strong>de</strong>be evitar el pecado, por ser templo <strong>de</strong> Dios mediante el Espíritu<br />
Santo.<br />
En el segundo Paraíso habrá confianza (Apocalipsis 22:4). A pesar <strong>de</strong> vivir en la<br />
presencia <strong>de</strong> Dios no tendrá temor <strong>de</strong> su omnisciencia, porque nada podrá ser hallado<br />
reprochable en sus felices habitantes. Debemos empezar aquí a vivir esta clase <strong>de</strong> vida.<br />
VII. SE CERRO LA ENTRADA.<br />
Dios no quitó inmediatamente el paraíso <strong>de</strong> la tierra, pero lo cerró (Gen. 3:22-24). Era<br />
para los primeros pecadores un testimonio <strong>de</strong> la felicidad perdida.<br />
El segundo paraíso está siempre abierto (Apocalipsis 21:25). Esto maravilló a Juan,<br />
acostumbrado i ver ciuda<strong>de</strong>s antiguas cuidadosamente amurállalas y cerradas. Pero no hay<br />
peligro <strong>de</strong> que entren enemigos en la ciudad celestial. Sus puertas abiertas son símbolo <strong>de</strong><br />
libertad.<br />
VIII. TUVO FIN (Génesis 3:24).<br />
No sabemos cuánto duró la felicidad <strong>de</strong>l primer paraíso, pero es <strong>de</strong> suponer que fue<br />
muy breve, ya que el primer hijo <strong>de</strong> Adán nació ya fuera <strong>de</strong>l Edén.<br />
El segundo no tendrá fin (Apoc. 22:5). Se ha dicho fue sólo lo eterno <strong>de</strong> la felicidad
es felicidad. Cuanto más preciosa y grata es una cosa, peor resulta el per<strong>de</strong>rla. Lo mejor <strong>de</strong>l<br />
cielo es que será nuestro hogar por la eternidad.<br />
¿Tenemos lugar en el segundo paraíso? Está allí nuestro tesoro y nuestra esperanza.<br />
Cualquier clase e bien fuera <strong>de</strong> éste es un engaño y ha <strong>de</strong> venir ser pronto una <strong>de</strong>silusión.<br />
Conclusión.<br />
El cielo, para muchos, ilusión mística, es la única realidad verda<strong>de</strong>ra por ser eterna. Cristo<br />
afirmó su existencia con su autoridad sin igual (Juan 14:2). Pensándolo racionalmente, no hay<br />
Imperio sin capital, como no hay cuerpo sin cabeza. El Universo no pue<strong>de</strong> estar sin un centro.<br />
Cristo nos asegura que tan elevado y bendito lugar será nuestra habitación eterna si nos<br />
unimos a El por la fe. Vino a abrirnos las puertas <strong>de</strong>l Paraíso superior con su muerte expiatoria;<br />
es el segundo Adán (Rom. 5:18-19). Su mayor satisfacción en la misma cruz fue<br />
ofrecer al ladrón moribundo inmediata entrada al nuevo Edén. ¿Está el Cielo abierto para ti?<br />
Estos dos bosquejos se prestan en su <strong>de</strong>sarrollo a altos vuelos oratorios; y son sólo dos<br />
ejemplos <strong>de</strong> una infinidad que pue<strong>de</strong>n ser encontrados por los predicadores mediante un<br />
estudio atento <strong>de</strong> las Sagradas Escrituras.<br />
Nuestro consejo es que se lleve al pulpito un bosquejo similar a éstos; es <strong>de</strong>cir, el<br />
argumento <strong>de</strong>l sermón, con una síntesis <strong>de</strong> las consi<strong>de</strong>raciones principales <strong>de</strong> sus diversas<br />
partes; pero no un escrito completo conteniendo las lucubraciones oratorias a que pue<strong>de</strong>n dar<br />
lugar estos pensamientos en el transcurso <strong>de</strong> la exposición <strong>de</strong>l mensaje. Resultará mucho más<br />
espontáneo si se <strong>de</strong>jan las bellas frases retóricas a la inspiración y emoción <strong>de</strong>l momento. Sin<br />
embargo, el predicador no <strong>de</strong>be esperar que la inspiración se produzca en el pulpito <strong>de</strong> un<br />
modo mágico. Esto no es confiar en que «el Señor dará el mensaje», sino simplemente un mal<br />
consejo <strong>de</strong> la pereza.<br />
A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> confeccionar el bosquejo argumentativo, el orador <strong>de</strong>be predicar el<br />
mensaje mentalmente (o en voz alta como hacen algunos en su <strong>de</strong>spacho), y allí exten<strong>de</strong>rse<br />
en frases oratorias, que no llevará en el papel, pero sí en la mente. Debe pensar o pronunciar<br />
estas frases <strong>de</strong> todo corazón en la presencia <strong>de</strong>l Señor antes <strong>de</strong> presentarse a <strong>de</strong>cirlas a la<br />
congregación, y <strong>de</strong>jar a la emoción <strong>de</strong>l momento escoger las más a<strong>de</strong>cuadas entre las diversas<br />
que, como oraciones <strong>de</strong> alabanza, <strong>de</strong> reconocimiento, <strong>de</strong> admiración y <strong>de</strong> gratitud y fe, haya<br />
pronunciado en su mente o con sus labios en la soledad, quizás en la misma cama, pensando<br />
en su sermón o sermones <strong>de</strong> a semana.<br />
Solamente entonces podrá estar seguro, al subir al pulpito, <strong>de</strong> que tiene algo que <strong>de</strong>cir<br />
a su congregación, y que el Espíritu <strong>de</strong>l Señor, que le acompaña, le «recordará las cosas» que<br />
el Señor le ha dicho en su <strong>de</strong>spacho en meditación y oración. Y las frases oratorias saldrán,<br />
no <strong>de</strong> un modo artificial porque están en el papel, sino real y, efectivamente, <strong>de</strong> su corazón.<br />
XV<br />
La elocución <strong>de</strong>l sermón<br />
Muletillas. — El predicador que no se ciñe estrictamente a un manuscrito, sino que<br />
predica con un simple bosquejo o sin él, se ve obligado a construir en el mismo pulpito<br />
muchas frases <strong>de</strong>l sermón. Muchas <strong>de</strong> ellas habrán sido pensadas <strong>de</strong> antemano durante el<br />
estudio y volverán a la mente <strong>de</strong>l predicador por asociación <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as, pero muchas tendrán<br />
que ser improvisadas en el mismo momento <strong>de</strong> la predicación, y si el predicador no viene<br />
muy bien preparado, encontrará dificultad en formular las frases con la rapi<strong>de</strong>z requerida. En<br />
tal caso corre gran peligro <strong>de</strong> introducir palabras <strong>de</strong> significado vago, que se avienen a toda<br />
clase <strong>de</strong> conceptos y se llaman «muletillas», o sea, apoyos que permitan al predicador<br />
<strong>de</strong>scansar un instante para buscar las palabras que le conviene hallar. Hay personas que se<br />
hacen insoportables por el gran abuso <strong>de</strong> muletillas que usan en la misma conversación, y no
menos pesado se hace el orador que cae en el hábito <strong>de</strong> usar alguna <strong>de</strong> tales muletillas con<br />
excesiva frecuencia durante la predicación. He aquí una lista <strong>de</strong> las<br />
MULETILLAS MÁS USUALES<br />
«Precisamente», «verda<strong>de</strong>ramente», «ciertamente», «sencillamente», «<strong>de</strong> cierto», «en<br />
verdad», «gran<strong>de</strong>mente», «oportunamente», «maravillosamente», «amigos míos», «queridas<br />
almas», «queridos hermanos», «en vista <strong>de</strong> esto», «en razón <strong>de</strong> lo dicho», «¿entendéis<br />
ahora?», «sabemos, pues», «comprén<strong>de</strong>los», «po<strong>de</strong>mos pensar», «po<strong>de</strong>mos estar seguros»,<br />
po<strong>de</strong>mos «afirmar», «po<strong>de</strong>mos creer», «es necesario suponer», «en conciencia», «con toda<br />
verdad», «con toda certeza», «es innegable», «lo cual».<br />
A veces se convierte en muletilla la repetición frecuente <strong>de</strong> un texto bíblico o <strong>de</strong> la<br />
línea <strong>de</strong> un himno. Hay predicadores que no pue<strong>de</strong>n terminar un sermón sin tratar <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>mostrar la absoluta perdición <strong>de</strong> la insuficiencia humana por medio <strong>de</strong> la frase <strong>de</strong> Isaías:<br />
«Todas nuestras injusticias son como trapos <strong>de</strong> inmundicia», o bien: «Pasóse la siega,<br />
acabóse el verano y nosotros no hemos sido salvos.» Frases que a causa <strong>de</strong> su alto<br />
simbolismo resultan incomprensibles para el oyente nuevo y, por lo tanto, <strong>de</strong>bieran evitarse,<br />
si no hay la oportunidad <strong>de</strong> explicar la figura.<br />
Spurgeon fue advertido por un crítico, quien cada domingo <strong>de</strong>jaba sus observaciones<br />
escritas sobre su púlpito, <strong>de</strong>l gran abuso que hacía <strong>de</strong> las siguientes líneas <strong>de</strong>l himno:<br />
Ningún precio traigo a ti,<br />
Mas tu cruz es para mí.<br />
Spurgeon reconoció la verdad <strong>de</strong> la crítica y nos dice que se esforzó en no abusar <strong>de</strong><br />
una estrofa tan apropiada y <strong>de</strong> gran significado, pero que al ser repetida en tantos <strong>de</strong> sus<br />
sermones había llegado a per<strong>de</strong>r gran parte <strong>de</strong> su valor para sus habituales oyentes.<br />
En las oraciones, las muletillas más corrientes y la propia mención <strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong>l Señor, que<br />
algunas veces se repite <strong>de</strong> un modo realmente abusivo, resultando, sin darse cuenta, un<br />
quebrantamiento <strong>de</strong>l tercer mandato <strong>de</strong>l <strong>de</strong>cálogo.<br />
Otros recurren a una muletilla más larga añadiendo algún adjetivo al nombre <strong>de</strong>l<br />
Señor como «Padre <strong>de</strong> misericordia», «Padre amantísimo», «Señor todopo<strong>de</strong>roso»,<br />
expresiones que repiten docenas <strong>de</strong> veces en unos minutos.<br />
Todas las palabras y frases que hemos citado, y muchas más que podríamos añadir,<br />
son correctas y útiles usadas alguna vez en el lugar que les correspon<strong>de</strong>, pero se convierten en<br />
fastidiosas muletillas tan pronto como se hace <strong>de</strong> ellas un uso abusivo. El predicador <strong>de</strong>be<br />
velar sobre sí mismo para evitar tales hábitos viciosos, y <strong>de</strong>be aun enseñar a sus miembros a<br />
evitarlos si es posible.<br />
PRONUNCIACIÓN Y ENTONACIÓN<br />
A la corrección <strong>de</strong> estilo sigue en importancia la buena elocución, o sea, la correcta<br />
pronunciación y entonación <strong>de</strong>l sermón.<br />
Spurgeon dice al respecto:<br />
«Empieza a hablar con calma y sin levantar excesivamente la voz <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio.<br />
Ya vendrá la ocasión <strong>de</strong> hablar con calor en el curso <strong>de</strong>l sermón. Sin embargo,<br />
principia con aire <strong>de</strong>cidido, como el que está seguro <strong>de</strong> que tiene algo importante que<br />
comunicar, y asegúrate <strong>de</strong> que el volumen <strong>de</strong> voz es suficiente para que los que están<br />
sentados en los últimos bancos puedan oír <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la primera palabra.»<br />
Aspira profundamente en las pausas, para que la falta <strong>de</strong> aire no te obligue en los
párrafos largos a apresurarte y bajar la voz.<br />
Articula las palabras distintamente. Procura corregir los <strong>de</strong>fectos <strong>de</strong> pronunciación regional.<br />
Los ingleses tienen sus propios <strong>de</strong>fectos regionales. En cuanto a nosotros, po<strong>de</strong>mos notar: las<br />
vocales abiertas, en los predicadores catalanes; la z en lugar le s y la falta <strong>de</strong> terminación <strong>de</strong><br />
muchas palabras, entre los <strong>de</strong> origen andaluz. Tanto unos como otros pue<strong>de</strong>n, con<br />
perseverancia y esfuerzo, lograr hablar buen español. No es excusa el origen regional <strong>de</strong>l<br />
predicador para no esforzarse a tal respecto. Todos <strong>de</strong>ben esforzarse en conseguir la<br />
pronunciación correcta y completa.<br />
Acostúmbrate —dice el Dr. Blackwood— a poner las pausas en el lugar que les<br />
correspon<strong>de</strong>. Tanto en textos bíblicos como los propios párrafos <strong>de</strong>l sermón resultan mucho<br />
más comprensibles para los oyentes si el predicador los pronuncia con las pausas a<strong>de</strong>cuadas.<br />
Haz la prueba con los siguientes textos, pronunciándolos, primero <strong>de</strong> corrido o como tienes<br />
por costumbre, y luego poniendo atención a las pausas según se indica.<br />
Mateo 11:28<br />
«Venid a Mí (pausa) todos los que estáis trabados y cargados (pausa) y Yo os haré<br />
(ligera pausa) <strong>de</strong>scansar»<br />
Juan 4:8<br />
«Dios es (pausa) amor.» Nótese la diferencia en el texto tan breve si se pronuncian las<br />
tres palabras <strong>de</strong> corrido sin hacer la pausa que se indica, si se pone antes <strong>de</strong>l verbo «es». En<br />
tal caso la solemne frase per<strong>de</strong>rá sentido, porque, sobre todo los oyentes <strong>de</strong> los últimos<br />
asientos, la percibirán como «dioses amor», expresión sin significado alguno.<br />
Juan 5:24<br />
«De cierto, <strong>de</strong> cierto os digo (pausa): El que cree en Mí (.pausa ligera) tiene (pausa) Vida<br />
Eterna (.) y no vendrá (pausa ligera) a con<strong>de</strong>nación (pausa), mas pasó (pausa ligera) <strong>de</strong><br />
muerte a vida» (.).<br />
Isaías 1:18<br />
«Venid luego (pausa ligera), dirá Jehová (pausa), y estemos (pausa ligera) a cuentas<br />
(pausa). Si vuestros pecados fueren (pausa ligera) como la grana (pausa), como la nieve<br />
(pausa ligera) serán emblanquecidos (pausa); si fueren rojos (pausa ligera) como el carmesí<br />
(pausa), vendrán a ser (pausaj como blanca lana.»<br />
Hágase la prueba <strong>de</strong> alterar las pausas aquí señaladas y se verá cómo se empeora la<br />
dicción y, por en<strong>de</strong>, la buena comprensión <strong>de</strong>l oyente.<br />
En las pausas marcadas como ligeras la voz <strong>de</strong>be mantenerse pronunciando la última<br />
sílaba más larga que las <strong>de</strong>más, mientras que en las pausas normales <strong>de</strong>be <strong>de</strong>tenerse la voz en<br />
la forma acostumbrada cuando hallamos una coma en el escrito.<br />
Al pronunciar frases muy solemnes y <strong>de</strong> amonestación y en todas las <strong>de</strong> alabanza a<br />
Dios, citas <strong>de</strong> la Sagrada Escritura, etc., la atención a las pausas es <strong>de</strong> gran importancia. En el<br />
calor <strong>de</strong>l discurso y <strong>de</strong> la argumentación el predicador no podrá prestar tanta atención a las<br />
pausas; pero si está habituado a observarlas <strong>de</strong> un modo correcto al hablar <strong>de</strong>spacio y con<br />
solemnidad, lo hará instintivamente al hablar aprisa. El sentido común, más que las reglas, ha<br />
<strong>de</strong> ser su guía al respecto. Si no se <strong>de</strong>tiene sino en las puntuaciones propias <strong>de</strong> la peroración,<br />
pue<strong>de</strong> privar a su público <strong>de</strong> parar atención a ciertas palabras principales y producir la<br />
<strong>de</strong>sagradable sensación <strong>de</strong> que está recitando su discurso como aprendido <strong>de</strong> memoria. Si,<br />
por el contrario, hace sus frases <strong>de</strong>masiado cortas o pone las pausas en lugar in<strong>de</strong>bido, corre<br />
el peligro <strong>de</strong> hacerse pesado a los oyentes, dando la impresión <strong>de</strong> un niño que empieza leer.<br />
Predicadores bastante cultos producen a veces esta impresión cuando, pretendiendo hacerse<br />
solemnes, en el algún período <strong>de</strong>l sermón apelan al curso <strong>de</strong> las frases cortas. El público<br />
inteligente: se da cuenta a la legua <strong>de</strong> cuando las frecuentes pausas y frases cortas son<br />
naturales y tienen como razón la solemnidad <strong>de</strong>l mensaje, o cuando obe<strong>de</strong>cen simplemente a
la falta, <strong>de</strong> palabras o a la vanidad <strong>de</strong>l predicador.<br />
VELOCIDAD EN LA DICCIÓN <strong>DE</strong>L DISCURSO<br />
¿Qué es preferible en el predicador, la predicación rápida, o la dicción lenta y<br />
pausada?<br />
No pue<strong>de</strong> darse regla fija al respecto, porque su conveniencia <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> muchos factores.<br />
En primer lugar el temperamento <strong>de</strong>l predicador. Hay predicares a quienes por su carácter les<br />
caería mal la predicación pausada. Parecería un fingimiento, para los que conocen al<br />
predicador en la intimidad. Otro factor <strong>de</strong>terminante <strong>de</strong> la velocidad es la clase <strong>de</strong> sermón y<br />
los diversos períodos <strong>de</strong>l mismo, ningún predicador sensato pronunciará su sermón <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
primera frase hasta la última a la misma velocidad, ya que con ello daría la sensación <strong>de</strong> que<br />
está recitando. Como indicamos en la cita <strong>de</strong> Spurgeon, es necesario empezar a paso<br />
mo<strong>de</strong>rado y aumentar naturalmente la velocidad al hablar con mayor vehemencia. Cuando<br />
lleguéis a alguna frase que seáis que el oyente recuer<strong>de</strong> bien, parad el ritmo <strong>de</strong>l discurso y<br />
pronunciad aquella frase con calma, o da una sensación <strong>de</strong> alivio a la mente <strong>de</strong> los oyentes,<br />
sobre todo si el predicador es fogoso y ya ha hablado largo rato a gran velocidad. Spurgeon<br />
acostumbraba hablar a razón <strong>de</strong> 140 palabras por minuto según su taquígrafo. La predicación<br />
por la radio suele hacerse a razón <strong>de</strong> 120. Estos datos se refieren a palabras <strong>de</strong> lengua inglesa.<br />
Las palabras españolas suelen ser más largas, y el número <strong>de</strong> ellas es inferior, excepto en<br />
predicadores muy fogosos. La predicación por la radio suele ser más regular que la <strong>de</strong>l<br />
pulpito, <strong>de</strong>bido a que la ausencia <strong>de</strong>l auditorio priva al orador <strong>de</strong>l entusiasmo que produce un<br />
público atento.<br />
XVI<br />
La actitud y el gesto<br />
Spurgeon <strong>de</strong>dica dos capítulos <strong>de</strong> su obra más popular sobre la predicación, al estudio<br />
y crítica <strong>de</strong>l gesto en los predicadores. Pero creemos que no es necesario hacerlo con tanta<br />
extensión en este libro. Con <strong>de</strong>cir que <strong>de</strong>be suprimirse todo gesto raro o ridículo y cultivar la<br />
naturalidad, está dicho todo lo esencial.<br />
El gesto ridículo suele producirse por las siguientes causas:<br />
1. a El temor. El predicador se siente objeto <strong>de</strong> todas las miradas y busca alivio en<br />
alguna acción, llevado por su nerviosismo.<br />
2. a La dificultad para encontrar la palabra a<strong>de</strong>cuada. Un predicador levantaba la<br />
cabeza e introducía dos <strong>de</strong>dos en el cuello <strong>de</strong> la camisa, paseándolos alre<strong>de</strong>dor, cada vez que<br />
sentía dificultad para hallar una palabra. Otros practican la fea costumbre <strong>de</strong> rascarse la<br />
cabeza, dando la falsa sensación <strong>de</strong> hallarse atormentados por parásitos. A los más les<br />
sobreviene una tos seca, forzada, artificial, que, al ser repetida constantemente por un<br />
predicador que no pa<strong>de</strong>ce catarro ni tuberculosis, <strong>de</strong>nuncia a la vista <strong>de</strong> todos que el motivo<br />
está en la mente y no en los bronquios <strong>de</strong>l orador.<br />
3. a El simple hábito, sin razón <strong>de</strong>terminante alguna, es muchas veces suficiente para<br />
crear y perpetuar un gesto ridículo en ciertos predicadores.<br />
He aquí algunos <strong>de</strong> los principales:<br />
GESTOS Y ACTITU<strong>DE</strong>S IMPROPIAS<br />
a) Balancear el cuerpo <strong>de</strong> un lado a otro <strong>de</strong>l púlpito en un movimiento que Spurgeon<br />
llama <strong>de</strong> péndulo.<br />
b) Levantar las hojas <strong>de</strong> una punta <strong>de</strong> la Biblia, rozándolas con el <strong>de</strong>do, como si<br />
estuviera buscando el número <strong>de</strong> una página que no encuentra.<br />
c) Romper la Biblia a puñetazos a cada pensamiento pronunciado con énfasis. Lutero
tenía tal hábito <strong>de</strong> golpear el pulpito, que se muestra todavía en Eisenach una gruesa plancha<br />
<strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra que rompió «golpeando un texto».<br />
d) Ponerse una mano en el bolsillo y para aliviar la tensión nerviosa mover algún<br />
objeto escondido en el mismo, una llave, cal<strong>de</strong>rilla, etc. Lo más <strong>de</strong>sastroso <strong>de</strong> este hábito es<br />
cuando el predicador produce ruido con dichos objetos, distrayendo la atención <strong>de</strong> los<br />
oyentes. Hace medio siglo había un pastor en Barcelona que era notable por esta perniciosa<br />
costumbre, que todos sus buenos miembros lamentaban, pues con ello distraía la atención y<br />
producía una impresión muy <strong>de</strong>sagradable a los nuevos oyentes, como si quisiera hacer<br />
ostentación <strong>de</strong>l dinero que llevaba en el bolsillo.<br />
é) Colocar ambas manos en la cintura, en la actitud que en el lenguaje vulgar se<br />
<strong>de</strong>nomina «en jarras», parece un gesto <strong>de</strong>masiado vulgar y excesivamente ridículo; sin<br />
embargo, algunos oradores han llegado a adoptarlo en ciertos momentos <strong>de</strong> nerviosismo.<br />
f) Levantar la palma <strong>de</strong> la mano izquierda y mirarla fijamente como si en ella<br />
estuviese escrito el sermón, es un gesto ridículo en el que han incurrido varios predicadores.<br />
Spurgeon cuenta <strong>de</strong> uno que tenía a<strong>de</strong>más la costumbre <strong>de</strong> tocar el centro <strong>de</strong> la mano con el<br />
índice <strong>de</strong> la <strong>de</strong>recha como si tratara <strong>de</strong> horadarla.<br />
g) Pasar el <strong>de</strong>do meñique sobre las pestañas cuando falla la memoria ha sido<br />
costumbre <strong>de</strong> muchos predicadores importantes, pero <strong>de</strong>be evitarse si se convierte en hábito.<br />
h) Levantar ambas manos a un tiempo es una actitud que no tiene nada <strong>de</strong> grotesco si<br />
no es exagerada. Rafael pintó a San Pablo en esta actitud, predicando en Atenas, pero pue<strong>de</strong><br />
resultar ridícula si se repite con exceso. Es más natural levantar una sola mano con el índice<br />
en alto y moverla al compás <strong>de</strong> la frase. Pero aun esta acción tan natural, si se repite<br />
constantemente y no sólo en los momentos a<strong>de</strong>cuados, que son al pronunciar consi<strong>de</strong>raciones<br />
sentenciosas, resulta petulante.<br />
Este mismo gesto, tan común en los buenos predicadores y el más a<strong>de</strong>cuado para<br />
muchos períodos <strong>de</strong>l sermón, resulta empero ina<strong>de</strong>cuado en una exhortación muy vehemente,<br />
para la cual es más propio levantar las dos manos.<br />
i) Una acción no permisible en ningún caso, pero en la cual han caído algunos<br />
predicadores, es la <strong>de</strong> cerrar el puño o a veces ambos puños y levantarlos en alto como si<br />
amenazaran con ellos a la concurrencia.<br />
j) Apoyarse sobre la Biblia, extendiendo el cuerpo hacia a<strong>de</strong>lante como para lanzarse sobre<br />
los oyentes, era una actitud característica y común <strong>de</strong> Juan Knox, que resultaba natural y<br />
a<strong>de</strong>cuada para el vehementísimo reformador (véase el último grabado sacado <strong>de</strong> un dibujo <strong>de</strong><br />
la época), pero que <strong>de</strong> ningún modo conviene a un predicador mo<strong>de</strong>rno si no es en un<br />
momento <strong>de</strong> gran emoción, que no en todos los sermones ha <strong>de</strong> producirse.<br />
LA RIGI<strong>DE</strong>Z<br />
Hay muchos predicadores que por temor a caer en gestos ridículos apenas gesticulan<br />
al predicar, ateniéndose en una pose rígida, calculada y fría, que en nada ayuda a la<br />
comprensión <strong>de</strong>l sermón, ni habla mucho en favor <strong>de</strong> la misma sinceridad <strong>de</strong>l predicador. Se<br />
cuenta a este propósito <strong>de</strong> un predicador anglicano, el cual preguntó a un popular dramaturgo:<br />
—¿Cómo es que diciéndoles la verdad <strong>de</strong> Dios el pueblo no acu<strong>de</strong> a escucharme y<br />
concurre en masa oír a usted que sólo representa farsas imaginarias?<br />
A lo que respondió, muy acertado, el actor teatral:<br />
—Es muy sencillo: Usted habla <strong>de</strong> la verdad como si fuese mentira, y yo presento la<br />
mentira como si fuese verdad.<br />
La gesticulación es muy útil en el sermón para dar énfasis y comprensión al mismo,<br />
siempre que se practica acertadamente y con mo<strong>de</strong>ración.<br />
GESTOS INOPORTUNOS
Una <strong>de</strong> las peores calamida<strong>de</strong>s gesticulatorias <strong>de</strong>l predicador es el gesto inoportuno.<br />
Parece imposible, pero algunos predicadores han adolecido <strong>de</strong> este <strong>de</strong>fecto. El gesto no<br />
correspon<strong>de</strong> con la frase o pensamiento en el mismo momento que se pronuncia.<br />
Spurgeon refiere <strong>de</strong> un evangelista que pronunciaba las palabras «Venid a Mí todos los que<br />
estáis trabajados, etc.» con el puño levantado, y ponía énfasis en la última frase <strong>de</strong>l texto «yo<br />
os haré <strong>de</strong>scansar», con una enérgica evolución <strong>de</strong>l puño en alto. Es fácil compren<strong>de</strong>r el<br />
efecto contraproducente <strong>de</strong> este gesto tan poco a<strong>de</strong>cuado a la frase que pretendía subrayar.<br />
El predicador <strong>de</strong>be estar alerta sobre sí mismo para <strong>de</strong>sarraigar cualquier hábito<br />
impropio, tanto <strong>de</strong> fraseología como <strong>de</strong> acción. Como todos los hábitos, es muy fácil suprimir<br />
un gesto ridículo al principio, pero cuesta mucho si se hace viejo. Cada predicador <strong>de</strong>be tener<br />
advertidos a sus íntimos <strong>de</strong> que le avisen si observan en él algún hábito anormal, y procurar<br />
corregirlo inmediatamente.<br />
Que ningún predicador se <strong>de</strong>je empero intimidar por el temor <strong>de</strong> incurrir en gestos<br />
ina<strong>de</strong>cuados, que sea natural, que exprese las cosas como las siente, accionando según sea su<br />
costumbre en la conversación, excepto en frases <strong>de</strong> exhortación sentenciosa que raramente<br />
ocurren en la conversación vulgar.<br />
El predicador es un servidor y un profeta <strong>de</strong> Dios y no un actor; por lo tanto, no <strong>de</strong>be,<br />
como éste, exagerar el gesto. Ningún gesto es malo si es suyo, es <strong>de</strong>cir, algo natural <strong>de</strong> su<br />
persona en el hablar común. Solamente en el caso <strong>de</strong> un gesto muy <strong>de</strong>sacertado, cuando corre<br />
el peligro <strong>de</strong> repetirlo para toda clase <strong>de</strong> frases convirtiéndose en hábito, es que <strong>de</strong>be mirar <strong>de</strong><br />
corregirlo. Pero como esto ocurre a los predicadores con excesiva frecuencia, por esto son<br />
necesarios estas advertencias y el estudio <strong>de</strong>l gesto en los seminarios y escuelas bíblicas.<br />
COMO CORREGIR EL GESTO Y LA DICCIÓN<br />
En ciertos colegios <strong>de</strong> predicadores se corrigen los <strong>de</strong>fectos <strong>de</strong>l orador sometiéndole a<br />
la crítica <strong>de</strong> sus compañeros, en la siguiente forma:<br />
El profesor distribuye hojas que contienen una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> todos los juicios posibles que<br />
pue<strong>de</strong> merecer el predicador a sus oyentes, y cada estudiante subraya <strong>de</strong> la lista lo que le<br />
parece aplicable al compañero predicador, el cual pue<strong>de</strong> ver la impresión que ha causado a la<br />
mayoría <strong>de</strong> sus oyentes por medio <strong>de</strong> las hojas referidas.<br />
Juicio crítico <strong>de</strong>l predicador X.<br />
Actitud general: ¿Descuidada? ¿Tiesa? ¿Cabeza atrás? ¿Inclinado a<strong>de</strong>lante? ¿Manos<br />
en los bolsillos? De puntillas? ¿Movimiento oscilante <strong>de</strong>l cuerpo?<br />
Actitud con respecto a los oyentes: ¿Pretenciosa? De superioridad? ¿Indiferente?<br />
¿Egoísta? ¿Absorbido en el sermón?<br />
Expresión facial: ¿Dura? ¿De estatua? ¿Cruza el entrecejo? ¿Muecas con la boca?<br />
¿Enseña los dientes?<br />
Los ojos: ¿Fijos en el espacio? ¿Mira a menudo el techo? ¿Al suelo? ¿Los fija en<br />
alguna puerta, ventana u otro objeto <strong>de</strong>l local?<br />
Primeras palabras <strong>de</strong>l sermón: ¿Demasiado altas <strong>de</strong> tono? ¿Demasiado fuertes?<br />
¿Demasiado débiles? Demasiado rápidas? ¿Indistinguibles? ¿Con expresión <strong>de</strong> enfado? ¿De<br />
timi<strong>de</strong>z?<br />
Voz: ¿De garganta? ¿Nasal? ¿Chillona? ¿Monona? ¿Normal?<br />
Alientos: ¿Respira poco? ¿Incluye <strong>de</strong>masiadas palabras entre respiración y<br />
respiración? ¿Queda sin aliento? ¿Rompe la frase para respirar?<br />
Volumen: ¿Insuficiente para la sala? ¿Insuficiente al principio? ¿Excesivo al final?
¿Demasiado débil al final? ¿Baja la voz al final <strong>de</strong> párrafo?<br />
Tono: ¿Demasiado alto al empezar? ¿Monótono? ¿Soporífico? ¿Olvida los cambios<br />
<strong>de</strong> tono?<br />
Velocidad: ¿Demasiado aprisa al principio? ¿Demasiado <strong>de</strong>spacio en general? ¿Poca<br />
variación <strong>de</strong> velocidad en el curso <strong>de</strong>l sermón? ¿Poca variación entre discurso y discurso?<br />
Fraseología: ¿Frases <strong>de</strong>masiado largas? ¿Í<strong>de</strong>m cortas? ¿Pausas impropias?<br />
Pronunciación: ¿Correcta? ¿Erres <strong>de</strong>masiado fuertes? ¿Í<strong>de</strong>m débiles? ¿Con sonido <strong>de</strong><br />
G? ¿Faltas entre B y V? ¿Vocales abiertas? ¿L <strong>de</strong>masiado pronunciadas con la lengua<br />
apretada al paladar? ¿Omite por provincialismo consonantes al final <strong>de</strong> palabras? (ejemplo:<br />
Madrí por Madrid). ¿Las sustituye por otra letra? (ejemplos: Madriz por Madrid; R por L, en<br />
curto por culto, arto por alto; J o X por Y, en cuyo, cayado, coyuntura (cuxo, caxado,<br />
cojuntura o coxuntura).<br />
Énfasis: ¿Lo pone equivocadamente en palabras que no lo requieren? ¿Deja <strong>de</strong><br />
ponerlo en palabras que lo necesitan? ¿Demasiado énfasis para ganar tiempo? ¿Demasiado<br />
poco, a estilo <strong>de</strong> recitación?<br />
Gestos: ¿Poco movimiento? ¿Excesivo? ¿Empieza a gesticular <strong>de</strong>masiado pronto?<br />
¿Demasiados gestos iguales? ¿Demasiado mover la mano <strong>de</strong> arriba a abajo? ¿Gestos<br />
espasmódicos impropios? ¿Demasiado índice doctoral? ¿Uso normal y correcto <strong>de</strong>l índice?<br />
¿Puño apretado? ¿Movimientos <strong>de</strong> charlatán con ambas manos?<br />
El estudio <strong>de</strong> las observaciones <strong>de</strong> los oyentes sobre una lista semejante es muy útil al<br />
predicador, por lo que recomendamos a los que nunca han pasado por esta prueba en un<br />
Seminario se sometan a ella poniendo esta lista en manos <strong>de</strong> la esposa o <strong>de</strong> amigos íntimos,<br />
<strong>de</strong> percepción aguda y buena comprensión.<br />
Sin embargo, queremos repetir con Spurgeon: «No se <strong>de</strong>je el lector intimidar por estos<br />
<strong>de</strong>talles temiendo a cada paso el ridículo. Corríjase <strong>de</strong> algún <strong>de</strong>fecto grave si tiene <strong>de</strong> ello<br />
necesidad; pero olvi<strong>de</strong> los juicios <strong>de</strong>l público al dar el mensaje <strong>de</strong> Dios. "La vida es más que<br />
el alimento y el cuerpo más que el vestido", dice Jesús. Del mismo modo, la parte espiritual<br />
<strong>de</strong>l mensaje es más que estos <strong>de</strong>talles. Predicadores correctos en sus maneras pue<strong>de</strong>n ser muy<br />
pobres espiritualmente o en contenido <strong>de</strong>l sermón, y predicadores cargados <strong>de</strong> <strong>de</strong>fectos <strong>de</strong><br />
expresión han sido gran<strong>de</strong>s profetas <strong>de</strong> Dios. Pero si es posible alcanzar ambas cosas, mayor<br />
será nuestra eficacia y más alto el crédito <strong>de</strong> la gloriosa causa que <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>mos.» Tratemos <strong>de</strong><br />
servir a nuestro adorable Señor con los mejores dotes que El mismo nos ha concedido y<br />
usémoslas <strong>de</strong>l modo más a<strong>de</strong>cuado y eficaz posible.<br />
***<br />
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN<br />
PRÓLOGO A LA CUARTA EDICIÓN<br />
I. El tema <strong>de</strong>l sermón<br />
II. Sermones textuales<br />
III. Sermones temáticos<br />
IV. Subdivisiones <strong>de</strong>l sermón<br />
V. Buscando material para el sermón<br />
VI. Sermones expositivos<br />
VII. Or<strong>de</strong>nación <strong>de</strong>l sermón<br />
VIII. La introducción <strong>de</strong>l sermón<br />
IX. La conclusión <strong>de</strong>l sermón<br />
X. Clases <strong>de</strong> estudio bíblico<br />
XI. El uso <strong>de</strong> ilustraciones<br />
XII. El estilo <strong>de</strong> la predicación<br />
XIII. La preparación <strong>de</strong>l sermón<br />
XIV. Elocuencia y retórica<br />
XV. La elocución <strong>de</strong>l sermón<br />
XVI. La actitud y el gesto<br />
ÍNDICE<br />
GRÁFICO <strong>DE</strong> POSICIONES INCORRECTAS BOSQUEJO GRÁFICO <strong>DE</strong> UN SERMÓN