15.04.2013 Views

MANUAL DE HOMILETICA - iglesia bautista getsemani de montreal

MANUAL DE HOMILETICA - iglesia bautista getsemani de montreal

MANUAL DE HOMILETICA - iglesia bautista getsemani de montreal

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

INTRODUCCIÓN<br />

<strong>MANUAL</strong> <strong>DE</strong> <strong>HOMILETICA</strong><br />

Por muchos años hemos sentido en los países <strong>de</strong> habla española la necesidad <strong>de</strong> un<br />

libro que enseñara a los jóvenes creyentes que <strong>de</strong>sean tomar parte en el ministerio <strong>de</strong> la<br />

Palabra el modo <strong>de</strong> preparar y or<strong>de</strong>nar un sermón. El buen <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> testificar <strong>de</strong> las<br />

verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l Evangelio, la misma piedad o el fervor religioso, con ser virtu<strong>de</strong>s<br />

indispensables para la predicación eficaz, no son suficientes. Es necesario presentar las<br />

verda<strong>de</strong>s evangélicas, sobre todo a los nuevos oyentes, <strong>de</strong> un modo claro y lógico, que<br />

persuada sin fatigar las mentes. Para ello se necesita or<strong>de</strong>n, disposición y clara enunciación<br />

<strong>de</strong> la plática o sermón.<br />

Es cierto que el Espíritu Santo ha usado a veces para realizar su obra <strong>de</strong> salvación<br />

sermones muy <strong>de</strong>ficientes, carentes <strong>de</strong> lógica y débiles en argumentación. Tal es el caso <strong>de</strong>l<br />

sencillo sermón que ganó al que <strong>de</strong>spués fue famoso predicador Spurgeon. Pero éstos son<br />

casos excepcionales, en los cuales Dios ha querido llenar por una manifestación especial <strong>de</strong><br />

su gracia lo que faltaba al instrumento humano: Tales ejemplos no son, sin embargo, motivo<br />

alguno para menospreciar el arte <strong>de</strong> la Homilética, pues la preparación <strong>de</strong> sermones es un<br />

verda<strong>de</strong>ro arte que requiere estudio y adiestramiento, con la particularidad <strong>de</strong> que, por<br />

moverse en la más alta esfera <strong>de</strong> la vida humana, merece más que cualquier otro arte tal<br />

trabajo y esfuerzo.<br />

La cuidadosa preparación <strong>de</strong>l sermón no es, empero, suficiente sin el po<strong>de</strong>r o fuego<br />

<strong>de</strong>l Espíritu Santo, que no siempre es el fuego <strong>de</strong>l entusiasmo humano que se expresa con<br />

enérgicos gestos y gran<strong>de</strong>s gritos, sino aquella unción <strong>de</strong> lo Alto que da al sermón ese algo<br />

inexplicable que no se adquiere por medios humanos pero lleva a los corazones <strong>de</strong> los<br />

oyentes la impresión <strong>de</strong> que el mensaje es <strong>de</strong> Dios, porque es Dios mismo revelándose al<br />

corazón <strong>de</strong>l que escucha la Palabra. Si ambas cosas vienen unidas en el sermón, el<br />

predicador no podrá menos que ver <strong>de</strong> su siembra espiritual abundantes frutos para vida<br />

eterna.<br />

Hay que evitar ambos extremos. El predicador que <strong>de</strong>scuida la preparación <strong>de</strong><br />

sermones, confiando impru<strong>de</strong>ntemente en la inspiración divina, se encontrará<br />

frecuentemente con que no tendrá mensaje alguno para dar, y tendrá que sustituir<br />

rápidamente la falta <strong>de</strong> inspiración por una charla sin sentido que cansará a sus oyentes,<br />

pues el Espíritu Santo no suele otorgar premio a la holganza. Y el predicador que sólo confía<br />

en su arte y en sus cuartillas bien escritas, pue<strong>de</strong> hallarse falto <strong>de</strong> la unción santa y<br />

<strong>de</strong>scubrir con sorpresa que su palabra no llega a los corazones.<br />

Por esto el autor, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los días <strong>de</strong> su llamamiento al Ministerio hace 38 años, ha<br />

sentido la falta <strong>de</strong> un buen Manual <strong>de</strong> Homilética en lengua española, y más <strong>de</strong> una vez<br />

hablando con otros pastores ha expresado su extrañeza <strong>de</strong> que alguien bien capacitado para<br />

la tarea no lo haya dado a luz durante todo este tiempo.<br />

No po<strong>de</strong>mos menos que recordar el afán con que <strong>de</strong>vorábamos el brevísimo librito<br />

Ayuda <strong>de</strong>l predicador, <strong>de</strong>l Dr. Enrique Lund, y más tar<strong>de</strong> en la Revista Homilética la sección<br />

«Consejos», <strong>de</strong>l mismo tutor, en aquellos días <strong>de</strong> nuestra adolescencia, cuando todavía no<br />

teníamos acceso a la literatura escrita en lengua extranjera.<br />

Más tar<strong>de</strong>, vimos con gozo la publicación <strong>de</strong>l libro Tratado sobre la predicación, <strong>de</strong>l<br />

Dr. Broadus. Pero la mejor obra escrita para un ambiente extranjero no respon<strong>de</strong><br />

plenamente a las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l predicador <strong>de</strong> habla hispana; sobre todo para el que no ha<br />

tenido el privilegio <strong>de</strong> pisar las aulas <strong>de</strong> un Seminario o Colegio Bíblico. A la obra <strong>de</strong><br />

Broadus, con ser interesantísima como exposición teórica, le faltan ejemplos prácticos,<br />

bosquejos, con los cuales el profesor en el Seminario suele <strong>de</strong>mostrar a los alumnos sobre la


pizarra la aplicación práctica <strong>de</strong> los principios y reglas <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> texto. Lo propio se<br />

pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> otros volúmenes que tratan <strong>de</strong> la predicación.<br />

Tenemos que rendir un tributo <strong>de</strong> reconocimiento y aprecio a la labor <strong>de</strong>l misionero<br />

D. Nicolás Bengston, que fue el primer profesor que inició al autor en los estudios <strong>de</strong><br />

Homilética. Varias <strong>de</strong> las reglas y bosquejos que aparecen en el presente libro fueron<br />

aprendidos <strong>de</strong> sus labios en el Seminario Bautista <strong>de</strong> Barcelona.<br />

Asimismo el reverendo pastor D. Ambrosio Celma, que inició al autor en la<br />

Homilética <strong>de</strong> Vinet, y los consejos prácticos <strong>de</strong> Spurgeon. De todos ellos po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que,<br />

«difuntos, aún hablan».<br />

El pastor sudamericano M. E. Martínez ha sido, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l Dr. Lund, el primero que<br />

ha publicado reglas <strong>de</strong> Homilética acompañadas <strong>de</strong> ejemplos prácticos, en la introducción<br />

<strong>de</strong> su libro Luces para predicadores; pero es muy poca la Homilética que pue<strong>de</strong> darse en 18<br />

páginas que emplea para tal enseñanza.<br />

No faltan en castellano volúmenes <strong>de</strong> bosquejos y sermones <strong>de</strong> buenos autores, aunque no<br />

tantos como quisiéramos ver traducidos a nuestra lengua; sin embargo, creemos que es más<br />

importante para el predicador novel apren<strong>de</strong>r a preparar él mismo sus bosquejos que<br />

tenerlos en abundancia <strong>de</strong> otros predicadores. Un bosquejo propio se predica con mayor<br />

fuerza y claridad que el sermón ajeno, a menos que el predicador sepa adaptarlo y<br />

<strong>de</strong>sarrollarlo muy bien, vistiéndolo con su propio lenguaje e i<strong>de</strong>as.<br />

Por esto creemos será <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ra utilidad la presente obra y que tendrá amplia<br />

acogida, a juzgar por la que ha tenido la revista <strong>de</strong> carácter homilético El Cristiano Español,<br />

en cuyas páginas han visto ya la luz algunos capítulos, la cual cuenta con un número muy<br />

consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong> suscriptores en varias repúblicas <strong>de</strong> Sudamérica a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los <strong>de</strong> España.<br />

Si con la publicación <strong>de</strong> este mo<strong>de</strong>sto volumen <strong>de</strong> Homilética po<strong>de</strong>mos ayudar a los<br />

creyentes que sienten la vocación <strong>de</strong> anunciar el Evangelio, y mediante estas instrucciones<br />

dadas a los predicadores algunas almas pue<strong>de</strong>n compren<strong>de</strong>r más fácilmente el mensaje <strong>de</strong><br />

salvación, no dará el autor por vano este trabajo realizado con gran esfuerzo en medio <strong>de</strong><br />

muchas otras abrumadoras tareas. Sirva ello <strong>de</strong> disculpa a las <strong>de</strong>ficiencias que el libro<br />

pueda tener y <strong>de</strong> estímulo a otros compañeros en el Ministerio <strong>de</strong> la predicación y enseñanza<br />

para producir alguna obra similar, más amplia y completa.<br />

Samuel Vila<br />

Tarrasa (Barcelona), junio <strong>de</strong> 1954<br />

La necesidad <strong>de</strong> un libro <strong>de</strong> Homilética práctica a que aludíamos en la Introducción<br />

a la 1. a edición <strong>de</strong> este Manual, se ha visto confirmada con el notable éxito <strong>de</strong> venta <strong>de</strong>l<br />

mismo. A pesar <strong>de</strong> tratarse <strong>de</strong> un libro <strong>de</strong>stinado a un círculo <strong>de</strong> lectores necesariamente<br />

reducido, se han agotado ya tres ediciones <strong>de</strong>l mismo, la última <strong>de</strong> 5.000 ejemplares; y los<br />

numerosos pedidos pendientes nos obligan a proce<strong>de</strong>r a una 4. a edición sin más <strong>de</strong>mora. La<br />

mayor parte <strong>de</strong> la venta ha sido a Institutos Bíblicos, que lo adoptaron como libro <strong>de</strong> texto<br />

para sus cursos <strong>de</strong> Homilética.<br />

En esta 4. a edición hemos mejorado más que en otras el contenido <strong>de</strong>l libro,<br />

añadiendo diversos bosquejos en las secciones correspondientes, <strong>de</strong> maestros <strong>de</strong> la<br />

predicación, haciéndolos objeto <strong>de</strong> algunos comentarios prácticos que ayudarán al<br />

estudiante a enten<strong>de</strong>r cómo pue<strong>de</strong>n ampliar por sí mismos los esqueletos <strong>de</strong> sermones, <strong>de</strong><br />

este mismo libro o <strong>de</strong> otros libros <strong>de</strong> bosquejos homiléticos.<br />

El capítulo I, que se refiere a «La elección <strong>de</strong> Tema», ha sido objeto <strong>de</strong> una<br />

ampliación especial, incluyendo citas <strong>de</strong> Spurgeon y otros autores que aclaran los mismos<br />

puntos expuestos en ediciones anteriores, lo cual hace este capítulo mucho más claro y <strong>de</strong><br />

más valor.<br />

El capítulo IV, «Subdivisiones <strong>de</strong>l Sermón», viene ilustrado con un gráfico que aclara


todo el contenido teórico <strong>de</strong>l libro. Para mejor comprensión <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a gráfica <strong>de</strong>l bosquejo<br />

hemos hecho que el dibujo corresponda al ejemplo 2º <strong>de</strong>l capítulo XII, don<strong>de</strong> se halla el<br />

bosquejo completo.<br />

Hubiésemos querido exten<strong>de</strong>rnos más, presentando más ejemplos <strong>de</strong> cada clase <strong>de</strong><br />

sermones; pero, por una parte, la necesidad <strong>de</strong> no diferir la publicación <strong>de</strong>l libro y, por otra,<br />

el propósito <strong>de</strong> no hacer <strong>de</strong> él un volumen <strong>de</strong>masiado gran<strong>de</strong> y costoso, han puesto límite a<br />

nuestros <strong>de</strong>seos. De todos modos, la presente ampliación lo ha hecho bastante mayor que los<br />

otros.<br />

Quiera Dios usar esta 4. a edición, más aún que las tres anteriores, para ayudar a los<br />

ministros <strong>de</strong>l Evangelio, actuales y futuros, a «trazar bien la Palabra <strong>de</strong> Verdad», para el<br />

mejor beneficio espiritual <strong>de</strong> muchas almas en las tierras <strong>de</strong> habla hispana, tanto <strong>de</strong> América<br />

como en España.<br />

I El tema <strong>de</strong>l sermón<br />

Tarrasa (Barcelona), Septiembre <strong>de</strong> 1968<br />

La primera cosa para preparar un buen sermón es tener un mensaje <strong>de</strong>finido. Antes <strong>de</strong><br />

proce<strong>de</strong>r a la preparación <strong>de</strong> un sermón, todo predicador <strong>de</strong>be respon<strong>de</strong>rse esta sencilla<br />

pregunta: ¿De qué voy a hablar?<br />

Mientras el predicador no pueda contestar claramente tal pregunta, no <strong>de</strong>be seguir<br />

a<strong>de</strong>lante. Ha <strong>de</strong> tener un tema y <strong>de</strong>be saber con precisión cuál es. Sólo pue<strong>de</strong> estar seguro <strong>de</strong><br />

que lo sabe cuando pueda expresarlo en palabras. Si el tema está entre la bruma, también lo<br />

estará todo lo que le pertenece: su introducción, su arreglo, su prueba y su objeto.<br />

El tema <strong>de</strong>be ser la expresión exacta <strong>de</strong>l asunto, o la respuesta a la pregunta: ¿De qué<br />

voy a hablar? Nunca <strong>de</strong>be escogerse un tema por ser bonito o sonoro como fase, sino que ha<br />

<strong>de</strong> expresar claramente el objeto que el sermón persigue. Todo predicador, para preparar bien<br />

su sermón, <strong>de</strong>be respon<strong>de</strong>r a la pregunta: ¿Por qué voy a hablar <strong>de</strong> este tema? ¿Qué fin <strong>de</strong>seo<br />

lograr?<br />

El tema no sólo ha <strong>de</strong> abarcar o incluir lo que se va a <strong>de</strong>cir, sino que ha <strong>de</strong> excluir<br />

todo lo que no tenga que ver con el asunto.<br />

En toda preparación para el público, las primeras palabras que se escriban <strong>de</strong>ben ser la<br />

expresión exacta <strong>de</strong>l tema, o sea, la respuesta a la pregunta: ¿De qué voy a hablar?<br />

COMO ENCONTRAR UN TEMA<br />

El mensaje <strong>de</strong>be venir como una inspiración especial <strong>de</strong> Dios, y el predicador <strong>de</strong>be<br />

estar pidiendo mensajes a Dios para sus oyentes. Pero no es <strong>de</strong> esperar que venga siempre<br />

como una inspiración profética, sino que él mismo <strong>de</strong>be afanarse en buscarlos <strong>de</strong> diversas<br />

maneras.<br />

Spurgeon dice: «Confieso que me siento muchas veces, hora tras hora, pidiendo a<br />

Dios un asunto, y esperándolo, y que esto es la parte principal <strong>de</strong> mi estudio. He empleado<br />

mucho tiempo y trabajo pensando sobre tópicos, rumiando puntos doctrinales, haciendo<br />

esqueletos <strong>de</strong> sermones, y <strong>de</strong>spués sepultando todos sus huesos en las catacumbas <strong>de</strong>l olvido,<br />

continuando mi navegación a gran<strong>de</strong>s distancias sobre aguas tempestuosas hasta ver las luces<br />

<strong>de</strong> un faro para po<strong>de</strong>r dirigirme al puerto suspirado. Yo creo que casi todos los sábados formo<br />

suficientes esqueletos <strong>de</strong> sermones para abastecerme por un mes, si pudiera hacer uso <strong>de</strong><br />

ellos; pero no me atrevo, ni suelo hacerlo. Naturalmente, porque no da lugar a ello el hallazgo<br />

<strong>de</strong> otros mejores.»<br />

El predicador pue<strong>de</strong> recibir la inspiración <strong>de</strong> un mensaje:


a) Reflexionando sobre las necesida<strong>de</strong>s espirituales <strong>de</strong> sus oyentes.<br />

Debemos advertir al predicador novel acerca <strong>de</strong>l peligro <strong>de</strong> sermones particulares<br />

dirigidos a una familia o a un individuo <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Si tiene algo que <strong>de</strong>cir a un individuo,<br />

dígaselo particularmente, pero no <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el pulpito, que es la cátedra <strong>de</strong> toda la Iglesia, y no<br />

<strong>de</strong>be sacrificarla a las conveniencias particulares <strong>de</strong> unos pocos. A<strong>de</strong>más, se expone a que sus<br />

insinuaciones sean comprendidas por otros hermanos, como dirigidas a aquélla u otra persona<br />

y ello produciría murmuraciones, o podría ocurrir que la misma persona comprendiera<br />

<strong>de</strong>masiado bien el mensaje y se ofendiera con razón por la falta <strong>de</strong> tacto <strong>de</strong>l predicador. Pero<br />

cuando el predicador siente que la mayoría <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> adolece <strong>de</strong> algún <strong>de</strong>fecto o necesita<br />

una exhortación especial, hágala sin temor, pensando en su alta responsabilidad como siervo<br />

<strong>de</strong> Dios.<br />

El célebre Spurgeon dice en su libro Discursos a mis estudiantes: «Consi<strong>de</strong>rad bien<br />

qué pecados se encuentran en mayor número en la <strong>iglesia</strong> y la congregación. Ved si son la<br />

vanidad humana, la codicia, la falta <strong>de</strong> amor fraternal, la calumnia u otros <strong>de</strong>fectos<br />

semejantes. Tomad en cuenta cariñosamente las pruebas que la Provi<strong>de</strong>ncia plazca sujetar a<br />

vuestros oyentes, y buscad un bálsamo que pueda cicatrizar sus heridas. No es necesario<br />

hacer mención <strong>de</strong>talladamente, ni en la oración ni en el sermón, <strong>de</strong> todas estas dificulta<strong>de</strong>s<br />

con que luchen los miembros <strong>de</strong> vuestra congregación.» El autor quisiera añadir aquí: Que<br />

sientan vuestros miembros culpables, probados, afligidos o castigados por la mano <strong>de</strong>l Señor,<br />

que vuestra palabra <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el pulpito es a<strong>de</strong>cuada a su necesidad; que es bálsamo para sus<br />

heridas; pero sin empeñaros vosotros en rascar la Haga para que penetre más la medicina.<br />

Confiad esta tarea al Espíritu Santo. Dejad tan sólo caer vuestro mensaje como la nieve que<br />

se posa suavemente sobre los secos prados, y permitid a Dios hacer el resto.<br />

b) En sus lecturas <strong>de</strong>vocionales <strong>de</strong> la Biblia.<br />

El predicador no <strong>de</strong>be alimentar a otras almas manteniendo la suya a escasa dieta. Sin<br />

embargo, éste es el <strong>de</strong>fecto <strong>de</strong> muchos predicadores excesivamente ocupados. La lectura<br />

<strong>de</strong>vocional diaria, personal o en familia, proporcionará al predicador temas y le hará<br />

<strong>de</strong>scubrir filones <strong>de</strong> riqueza espiritual en lugares insospechados. Anote cuidadosamente las<br />

i<strong>de</strong>as que surjan en tales momentos.<br />

c) Leyendo sermones <strong>de</strong> otros predicadores.<br />

El predicador no <strong>de</strong>be ser insípido bajo la pretensión <strong>de</strong> ser original, ni <strong>de</strong>be fiar<br />

tampoco en las <strong>de</strong>spensas <strong>de</strong> otros para alimentar su propia familia. Ambos extremos son<br />

malos. El predicador <strong>de</strong>be tener tiempo para leer sermones <strong>de</strong> buenos predicadores, no sólo<br />

en el momento en que necesita algo con urgencia para preparar su mensaje, sino en otros<br />

momentos cuando no le interesa preparar ningún sermón, sino alimentar su propia alma. Es<br />

muy posible que si espera el momento <strong>de</strong> tener que preparar su propio sermón no encuentre<br />

nada a<strong>de</strong>cuado y tenga que emplear horas y más horas repasando libros <strong>de</strong> cubierta a cubierta,<br />

mientras que si hubiera empleado un poco más <strong>de</strong> tiempo en el cuidado <strong>de</strong> su propia alma, los<br />

mensajes a<strong>de</strong>cuados para las <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más le habrían venido sin esfuerzo, y quizá<br />

sacrificando para ello menos tiempo que el que en el momento <strong>de</strong>l apuro se ha visto obligado<br />

a emplear. Siempre los mejores mensajes <strong>de</strong>l predicador son aquellos que primero han hecho<br />

bien a sí mismo. Cualquier sermón o i<strong>de</strong>a que el predicador consi<strong>de</strong>re útil para sus oyentes<br />

<strong>de</strong>be anotarla cuidadosamente en su «Libreta <strong>de</strong> sugestiones», indicando el volumen y página<br />

don<strong>de</strong> podrá volver a encontrar tal i<strong>de</strong>a expuesta <strong>de</strong>talladamente.


Thomas Spencer escribió así: «Yo guardo un librito en que apunto cada texto <strong>de</strong> la<br />

Biblia que me ocurre como teniendo una fuerza y una hermosura especial. Si soñara en un<br />

pasaje <strong>de</strong> la Biblia, lo apuntaría; y cuando tengo que hacer un sermón, reviso el librito, y<br />

nunca me he encontrado <strong>de</strong>sprovisto <strong>de</strong> un asunto.»<br />

Usando <strong>de</strong> nuevo una <strong>de</strong> las figuras <strong>de</strong> Spurgeon, diremos que: «Cuando se quiere<br />

sacar agua con una bomba que no se haya usado por mucho tiempo, es necesario echar<br />

primero agua en ella, y entonces se podrá bombear con buen éxito. Profundizad los escritos<br />

<strong>de</strong> alguno <strong>de</strong> los maestros <strong>de</strong> la predicación, son<strong>de</strong>ad a fondo sus trabajos y pronto os<br />

encontraréis volando como una ave, y mentalmente activos y fecundos.»<br />

d) En sus visitas pastorales.<br />

Muchas veces la conversación con personas inconversas, o con miembros débiles <strong>de</strong><br />

la Iglesia, hacen sentir al pastor alguna necesidad espiritual común a muchos <strong>de</strong> sus oyentes.<br />

A veces aun el texto que respon<strong>de</strong> a tal necesidad es dado durante la conversación. Debe<br />

apresurarse a anotarlo en la misma calle, al salir <strong>de</strong> tal visita. Si espera a hacerlo podría<br />

borrarse <strong>de</strong> su memoria. Cuando el mensaje es sugerido en tal forma predíquelo con<br />

confianza y con la persuasión <strong>de</strong> que es Dios quien le ha dado su palabra, con la misma<br />

seguridad que lo haría un profeta <strong>de</strong>l antiguo tiempo.<br />

e) En la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> las cosas que le ro<strong>de</strong>an.<br />

El predicador <strong>de</strong>be ser un atento observador <strong>de</strong> la naturaleza y <strong>de</strong> los hombres. Todo lo que<br />

ve y oye <strong>de</strong>be archivarlo cuidadosamente en su memoria por si alguna vez pudiera serle útil<br />

como ilustración <strong>de</strong> un sermón. Y a veces una ilustración provee el tema <strong>de</strong> un sermón.<br />

Spurgeon cuenta <strong>de</strong> un predicador que <strong>de</strong>scubrió el tema <strong>de</strong> un magnífico sermón en un<br />

canario que vio cerca <strong>de</strong> su ventana con algunos gorriones que lo picoteaban sin compasión<br />

con ánimo <strong>de</strong> <strong>de</strong>strozarlo, lo que le hizo recordar Jeremías 12:9: «¿Es mi heredad <strong>de</strong> muchos<br />

colores? ¿No están contra ella aves en <strong>de</strong>rredor?» Meditando sobre este texto, predicó un<br />

sermón sobre las persecuciones que ha <strong>de</strong> sufrir el pueblo <strong>de</strong> Dios. Otro día encontró un tema<br />

en el hecho <strong>de</strong> un tizón que cayó <strong>de</strong>l hogar al estrado un domingo por la tar<strong>de</strong> en que necesitaba<br />

un tema para sermón, lo que le indujo a predicar sobre Zacarías 3:2. Dos personas<br />

vinieron <strong>de</strong>spués a <strong>de</strong>cirle que habían sido convertidas por este sermón.<br />

Es necesario, no obstante, que los sermones surgidos <strong>de</strong> tales observaciones prácticas<br />

sean verda<strong>de</strong>ros sermones, llevando un plan y un mensaje espiritual, y no una larga y<br />

<strong>de</strong>tallada exposición <strong>de</strong>l inci<strong>de</strong>nte que, no por interesar mucho al predicador, ha <strong>de</strong> interesar<br />

en la misma medida a los que no han sido afectados por la i<strong>de</strong>a o sugerencia, la cual <strong>de</strong>be ser<br />

puesta solamente como introducción, pero no ocupar el lugar <strong>de</strong>l sermón.<br />

f) Pidiéndolos a Dios en oración.<br />

Spurgeon dice: «Si alguien me preguntara: ¿Cómo puedo hacerme con el texto más<br />

oportuno? Le contestaría: Pedidlo a Dios.»<br />

Harrington Evans, en sus Reglas para hacer sermones, nos da como la primera:<br />

«Pedid a Dios la elección.»<br />

Si la dificultad <strong>de</strong> escoger un texto se hace más dura, multiplicad vuestras oraciones;<br />

será esto una gran bendición.<br />

Es notoria la frase <strong>de</strong> Lutero: «Haber bien orado, es más <strong>de</strong> la mitad estudiado.» Y<br />

este proverbio merece repetirse con frecuencia. Mezclad la oración con vuestros estudios <strong>de</strong><br />

la Biblia. Cuando vuestro texto viene como señal <strong>de</strong> que Dios ha aceptado vuestra oración,


será más precioso para vosotros, y tendrá un sabor y una unción enteramente <strong>de</strong>sconocidos al<br />

orador frío y formalista, para quien un tema es igual a otro. Y, citando a Gurnal, <strong>de</strong>clara:<br />

«Cuánto tiempo pue<strong>de</strong>n los ministros sentarse, hojeando sus libros y <strong>de</strong>vanándose los sesos,<br />

hasta que Dios venga a darles auxilio, y entonces se pone el sermón a su alcance, como<br />

servido en ban<strong>de</strong>ja. Si Dios no nos presta su ayuda, escribiremos con una pluma sin tinta. Si<br />

alguno tiene necesidad especial <strong>de</strong> apoyarse en Dios, es el ministro <strong>de</strong>l Evangelio.»<br />

g) Evitad la repetición.<br />

El predicador, al buscar su tema, <strong>de</strong>be tener presentes sus temas anteriores. Dice<br />

Spurgeon: «No sería provechoso insistir siempre en una sola doctrina, <strong>de</strong>scuidando las<br />

<strong>de</strong>más. Quizás algunos <strong>de</strong> nuestros hermanos más profundos pue<strong>de</strong>n ocuparse <strong>de</strong>l mismo<br />

asunto en una serie <strong>de</strong> discursos, y puedan, volteando el calidoscopio, presentar nuevas<br />

formas <strong>de</strong> hermosura sin cambiar <strong>de</strong> asuntos; pero la mayoría <strong>de</strong> nosotros, siendo menos<br />

fecundos intelectualmente, tendremos mejor éxito si estudiamos el modo <strong>de</strong> conseguir la<br />

variedad y <strong>de</strong> tratar <strong>de</strong> muchas clases <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>s. Me parece bien y necesario revisar con<br />

frecuencia la lista <strong>de</strong> mis sermones, para ver si en mi ministerio he <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> presentar alguna<br />

doctrina importante, o <strong>de</strong> insistir en el cultivo <strong>de</strong> alguna gracia cristiana. Es provechoso<br />

preguntarnos a nosotros mismos si hemos tratado recientemente <strong>de</strong>masiado <strong>de</strong> la mera<br />

doctrina, o <strong>de</strong> la mera práctica, o si nos hemos ocupado excesivamente <strong>de</strong> lo experimental.»<br />

EL TEMA Y EL TEXTO<br />

¿Debe predicarse sobre temas o sobre textos? ¿Debe elegirse primero el tema y<br />

<strong>de</strong>spués el texto, o viceversa?<br />

Es imposible respon<strong>de</strong>r a estas preguntas <strong>de</strong> un modo concreto dando reglas<br />

absolutas. En algunos casos, cuando el predicador tiene un tema <strong>de</strong>finido, sintiendo que <strong>de</strong>be<br />

predicar sobre aquel asunto; el tema prece<strong>de</strong>rá a la elección <strong>de</strong> texto. Pero en otros casos,<br />

cuando el tema es sugerido como resultado <strong>de</strong> meditación personal <strong>de</strong> la Sagrada Escritura,<br />

será el texto el que prece<strong>de</strong>rá y sugerirá el tema al predicador.<br />

¿Es fácil encontrar textos para predicar? Permítasenos citar otra vez a Spurgeon,<br />

quien dice: «No es que falten, sino que son <strong>de</strong>masiado abundantes; es como si a un amante <strong>de</strong><br />

las flores se le pusiera en un magnífico jardín con permiso para coger y llevarse una sola flor;<br />

no sabría cuál coger que fuera mejor. Así me ha pasado a mí —dice el gran predicador— al<br />

tratar <strong>de</strong> buscar un texto para un sermón. He pasado horas y horas escogiendo un texto entre<br />

muchos lamentando que hubiera tan sólo un domingo cada siete días.»<br />

¿Cómo llegar a <strong>de</strong>terminar el texto que se <strong>de</strong>be escoger, sobre todo cuando no se<br />

tiene antes escogido el tema <strong>de</strong>l sermón? Se pue<strong>de</strong> establecer esta regla, también <strong>de</strong><br />

Spurgeon: «Cuando un pasaje <strong>de</strong> la Escritura nos da como un cordial abrazo, no <strong>de</strong>bemos<br />

buscar más lejos. Cuando un texto se apo<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> nosotros, po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que aquél es el<br />

mensaje <strong>de</strong> Dios para nuestra congregación. Como un pez, podéis picar muchos cebos; pero,<br />

una vez tragado el anzuelo, no vagaréis ya más. Así, cuando un texto nos cautiva, po<strong>de</strong>mos<br />

estar ciertos <strong>de</strong> que a nuestra vez lo hemos conquistado, y ya entonces po<strong>de</strong>mos hacernos el<br />

ánimo con toda confianza <strong>de</strong> predicar sobre él. O, haciendo uso <strong>de</strong> otro símil, tomáis muchos<br />

textos en la mano y os esforzáis en romperlos: los amartilláis con toda vuestra fuerza, pero os<br />

afanáis inútilmente; al fin encontráis uno que se <strong>de</strong>smorona al primer golpe, y los diferentes<br />

pedazos lanzan chispas al caer, y veis las joyas más radiantes brillando en su interior. Crece a<br />

vuestra vista, a semejanza <strong>de</strong> la semilla <strong>de</strong> la fábula que se <strong>de</strong>sarrolló en un árbol, mientras<br />

que el observador lo miraba. Os encanta y fascina, u os hace caer <strong>de</strong> rodillas abrumándoos<br />

con la carga <strong>de</strong>l Señor. Sabed, entonces, que éste es el mensaje que el Señor quiere que


promulguéis, y estando ciertos <strong>de</strong> esto, os posesionaréis tanto <strong>de</strong> tal pasaje, que no podréis<br />

<strong>de</strong>scansar hasta que, hallándoos completamente sometidos a su influencia, prediquéis sobre él<br />

como el Señor os inspire que habléis.»<br />

FORMULACIÓN <strong>DE</strong>L TEMA<br />

Una vez elegido el texto, es indispensable concretarlo en un tema, si no se posee ya <strong>de</strong><br />

antemano.<br />

El tema es el resumen <strong>de</strong>l texto y <strong>de</strong>l sermón concretado en una corta sentencia. Ha <strong>de</strong><br />

ser, por tanto, no solamente la esencia <strong>de</strong>l texto, sino el lazo <strong>de</strong> unión <strong>de</strong> los diversos<br />

pensamientos que entrarán en el sermón. Hay una gran ventaja en poseer un tema para el<br />

arreglo <strong>de</strong>l sermón. Se ha dicho que el tema es el sermón con<strong>de</strong>nsado, y el sermón es el tema<br />

<strong>de</strong>sarrollado.<br />

El tema fomenta la unidad <strong>de</strong>l discurso, y si los argumentos, explicaciones y<br />

aplicaciones son a<strong>de</strong>cuados, permanece el tema como nota dominante sobre la mente.<br />

El tema ayuda para dar intensidad y firmeza al sermón y mantener el discurso <strong>de</strong>ntro<br />

<strong>de</strong> los límites razonables. Por esto es preferible tener el tema limitado y bien <strong>de</strong>finido y no<br />

<strong>de</strong>masiado amplio.<br />

Predicar un sermón sin tema, es como tirar sin blanco.<br />

EL TEMA Y EL TITULO<br />

Una vez escogido el tema, o sea, el asunto sobre el cual <strong>de</strong>sea el servidor <strong>de</strong> Dios<br />

predicar a una congregación, <strong>de</strong>be formular dicho tema en un título. Muchos predicadores y<br />

libros <strong>de</strong> Homilética confun<strong>de</strong>n el tema con el título. Al autor le ocurrió esto por un tiempo.<br />

A veces, y hasta cierto punto, no existe diferencia entre ambas cosas, pero a veces el título no<br />

es más que la puerta <strong>de</strong>l tema o asunto, el cual no pue<strong>de</strong> ser expresado plenamente por el<br />

título, por dos motivos:<br />

a) Porque el título <strong>de</strong>l sermón ha <strong>de</strong> ser exageradamente breve, y por tal razón no<br />

pue<strong>de</strong> a veces contener todos los pensamientos o partes que el predicador <strong>de</strong>sea <strong>de</strong>sarrollar en<br />

su tema.<br />

b) Porque, sobre todo en estos tiempos <strong>de</strong> abundante publicidad, ha <strong>de</strong> ser el título <strong>de</strong>l<br />

sermón especialmente chocante y atractivo, para <strong>de</strong>spertar la atención e intrigar al público.<br />

Esto pone al predicador en el peligro <strong>de</strong> formular su tema en un título que se aparte <strong>de</strong>l asunto<br />

<strong>de</strong>l cual realmente quiere tratar. En otras palabras: que sirva tan sólo <strong>de</strong> excusa o motivo para<br />

llamar la atención y no <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ra base al mensaje. En tal caso se expone a que el público,<br />

sintiéndose <strong>de</strong>fraudado, pierda confianza al predicador.<br />

El Dr. J. H. Jowett dice: «Tengo la convicción <strong>de</strong> que ningún sermón está en<br />

condiciones <strong>de</strong> ser escrito totalmente, y aún menos predicado, mientras no podamos expresar<br />

su tema en una sola oración gramatical breve, que sea a la vez vigorosa y tan clara como el<br />

cristal. Yo encuentro que la formulación <strong>de</strong> esa oración gramatical constituye la labor más<br />

difícil, más exigente y más fructífera <strong>de</strong> toda mi preparación. El hecho <strong>de</strong> obligarse uno a<br />

formular esa oración <strong>de</strong>sechando cada palabra imprecisa, áspera o ambigua, disciplinando el<br />

pensamiento hasta encontrar los términos que <strong>de</strong>finan el tema con escrupulosa exactitud,<br />

constituye uno <strong>de</strong> los factores más vitales y esenciales <strong>de</strong> la hechura <strong>de</strong>l sermón. Y no creo<br />

que ningún sermón pueda ser esbozado, ni predicado, mientras esa frase no haya surgido en<br />

la mente <strong>de</strong>l predicador con la claridad <strong>de</strong> luna llena en noche <strong>de</strong>spejada».<br />

Es afortunado el predicador que pue<strong>de</strong> encontrar un título que, al par que<br />

suficientemente interesante, breve y sugestivo, para ser puesto en la pizarra <strong>de</strong> anuncios, en el<br />

boletín <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> o en la prensa pública, sea a la vez tan expresivo y completo que no


necesite una segunda formulación <strong>de</strong>l tema para uso <strong>de</strong>l predicador, sino que título y tema se<br />

confundan en una sola cosa, abriendo la puerta al predicador para una eficaz y fructuosa<br />

exposición <strong>de</strong> alguna <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l Evangelio.<br />

Conviene que el tema o el título que se formule sea intrigante, <strong>de</strong> modo que <strong>de</strong>spierte<br />

el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> conocer lo que se oculta <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l mismo, o sea, a ver cómo lo <strong>de</strong>sarrollará el<br />

predicador. Observad cuan intrigantes son los títulos <strong>de</strong> ciertas novelas y películas mundanas.<br />

Debemos imitar en ello hasta cierto punto a los hijos <strong>de</strong> este siglo, que son «más sagaces que<br />

los hijos <strong>de</strong> luz», pero sin caer en exageraciones. En Norteamérica, don<strong>de</strong> los temas son<br />

generalmente anunciados por medio <strong>de</strong> un cartel en las afueras <strong>de</strong> las <strong>iglesia</strong>s, pue<strong>de</strong>n<br />

observarse muchos títulos <strong>de</strong> sermones ingeniosísimos.<br />

UN PENSAMIENTO CONCRETO<br />

El tema ha <strong>de</strong> ser corto, pero claro y expresivo. Un tema largo pier<strong>de</strong> toda su gracia y<br />

atractivo. Cierto predicador anunció el siguiente tema “Las opiniones falsas que los hombres<br />

se forman acerca <strong>de</strong> los juicios <strong>de</strong> Dios permite sobre nuestros prójimos y las opiniones<br />

rectas que se <strong>de</strong>ben formar sobre tales juicios». Con el anuncio <strong>de</strong> tal tema, el predicador<br />

casi podía haberse ahorrado el sermón. «El peligro <strong>de</strong> juicios erróneos» habría sido mucho<br />

más acertado para este mismo asunto, porque este tema no <strong>de</strong>talla lo que el predicador va a<br />

<strong>de</strong>cir, sino que <strong>de</strong>spierta interés por saber lo que dirá.<br />

Cuando el sermón es textual el tema <strong>de</strong>be ser tan <strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l texto que ha <strong>de</strong><br />

contener el principal pensamiento <strong>de</strong>l mismo.<br />

EJEMPLO: Para Rom. 12:2: «Alistados contra lo que nos ro<strong>de</strong>a».<br />

Cuando es para un sermón expositivo o sea, para la exposición <strong>de</strong> un pasaje o historia<br />

bíblica, el tema <strong>de</strong>be hacer énfasis sobre algún asunto <strong>de</strong>l pasaje, que sea la clave y base <strong>de</strong> la<br />

historia y su aplicación.<br />

EJEMPLO: Sobre Juan 9:25: «La confesión <strong>de</strong>l ciego».<br />

«La historia <strong>de</strong>l ciego» sería un tema <strong>de</strong>masiado vago.<br />

Poner por tema a Lucas 15:7: «El hambre <strong>de</strong>l alma», sería más a<strong>de</strong>cuado que «El hambre <strong>de</strong>l<br />

Hijo Pródigo». ¿Por qué? Consi<strong>de</strong>remos ambos temas. En el primer caso la palabra<br />

«confesión» es un juicio y comentario <strong>de</strong>l predicador que da base para un buen sermón acerca<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> confesar nosotros a Cristo. En cambio, «El hambre <strong>de</strong>l Hijo Pródigo» no introduce<br />

nada nuevo. Es cosa harto sabida que el pródigo tenía hambre física, pero al <strong>de</strong>cir<br />

«Hombre <strong>de</strong>l alma», nos permite aplicar el texto al caso espiritual.<br />

El tema ha <strong>de</strong> ser una expresión completa que una las múltiples i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> un texto.<br />

He aquí algunos ejemplos <strong>de</strong> temas a<strong>de</strong>cuados:<br />

1) Sintéticos:<br />

«La dádiva <strong>de</strong> Dios a nosotros y la nuestra la El»: Tit. 2:14.<br />

«El tentado pecador y el tentado Salvador»: Hebr. 2:18.<br />

2) De frases escriturales:<br />

«Las fuentes <strong>de</strong> salud»: Is. 12:3.<br />

«Traerá el hombre provecho a Dios»: Job 22:2.<br />

«¿A quién iremos?»: Juan 6:58.<br />

3) Paradójicos:<br />

«Deberes que resultan privilegios»: Sal. 119:54.<br />

«Religión sin hacer la voluntad <strong>de</strong> Dios»: Mateo 7:21.<br />

«La eficacia <strong>de</strong> virtu<strong>de</strong>s pasivas»: Apoc. 1:9.<br />

«Luz el resultado <strong>de</strong> la vida»: Juan 1:4.


«El gozo <strong>de</strong> la abnegación»: 2.° Crón. 29:27.<br />

«Maravilla en sitio peligroso»: Luc. 8:25.<br />

«Lo incomprensible en el testimonio cristiano»; Hech. 4:20.<br />

Recomendamos al lector leer estos textos y consi<strong>de</strong>rarlos a la luz <strong>de</strong>l tema. Aunque no<br />

damos el sermón correspondiente a cada uno <strong>de</strong> estos temas, pues esto es tarea <strong>de</strong> próximos<br />

capítulos, verá cómo el tema le <strong>de</strong>spierta i<strong>de</strong>as sobre cada texto.<br />

<strong>DE</strong>SARROLLO <strong>DE</strong>L TEMA<br />

Una vez que el predicador ha concretado el asunto y el objeto <strong>de</strong> su sermón en una<br />

frase que se llama tema, la cuestión inmediata es cómo <strong>de</strong>be tratar el asunto para lograr el<br />

objeto que se propone. ¿Qué cosas tiene que <strong>de</strong>cir y en qué or<strong>de</strong>n ha <strong>de</strong> ir expresándolas? A<br />

este efecto transcribimos literalmente lo que dice el Dr. Herrick Johnson en su libro El<br />

Ministro I<strong>de</strong>al:<br />

«El tratamiento <strong>de</strong>l asunto significa plan, plan <strong>de</strong> algún género que agrupa todo para<br />

formar un organismo, que colocará las partes en or<strong>de</strong>n hacia un clímax, y presentará una<br />

sucesión natural y or<strong>de</strong>nada que excluya todo lo que no sea a propósito, y que haga que las<br />

diferentes líneas vayan creciendo en color, según convergen al foco ardiente, que es la<br />

exhortación final. Esto es esencial para la eficacia <strong>de</strong>l sermón. En la misma medida que el<br />

plan sea claro, comprensivo y acumulativo, el sermón hará mayor impresión a los oyentes.»<br />

Y Spurgeon dice: «Nuestros pensamientos <strong>de</strong>ben ser bien or<strong>de</strong>nados según las reglas<br />

propias <strong>de</strong> la arquitectura mental. No nos es permitido que pongamos inferencias prácticas<br />

como base, y doctrinas como piedras superiores; ni metáforas como cimiento y proposiciones<br />

encima <strong>de</strong> ellas; es <strong>de</strong>cir, no <strong>de</strong>bemos poner primero las verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> mayor importancia, y<br />

por último las inferiores, a semejanza <strong>de</strong> un anticlímax, sino que los pensamientos <strong>de</strong>ben<br />

subir y ascen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> modo que una escalera <strong>de</strong> enseñanza conduzca a otra, que una puerta <strong>de</strong><br />

raciocinio se comunique con otra, y que todo eleve al oyente hasta un cuarto, digámoslo así,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> cuyas ventanas se pueda ver la verdad resplan<strong>de</strong>ciendo con la luz <strong>de</strong> Dios. Al predicar,<br />

guardad un lugar a propósito para todo pensamiento respectivamente, y tened cuidado <strong>de</strong> que<br />

todo ocupe su propio lugar. Nunca <strong>de</strong>jéis que los pensamientos caigan <strong>de</strong> vuestros labios<br />

atrabancadamente, ni que se precipiten como una masa confusa, sino hacedlos marchar como<br />

una tropa <strong>de</strong> soldados. El or<strong>de</strong>n, que es la primera ley celestial, no <strong>de</strong>be ser <strong>de</strong>scuidado por<br />

los embajadores <strong>de</strong>l Cielo.»<br />

Esto requiere por lo regular una gran cantidad <strong>de</strong> trabajo. Con alguna frecuencia un<br />

plan relampaguea en la mente como una inspiración, y el sermón se formula en pocos<br />

instantes, por lo menos en forma <strong>de</strong> bosquejo o esqueleto; pero la inteligencia <strong>de</strong> ordinario no<br />

trabaja con rapi<strong>de</strong>z eléctrica, y sólo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un trabajo duro el bosquejo va alcanzando su<br />

forma satisfactoria. A veces hay una lucha larga con la oscuridad y confusión <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as. El<br />

pensamiento parece nadar en el caos, apareciendo una i<strong>de</strong>a aquí, otra allá, sin conexión, o se<br />

presentan i<strong>de</strong>as muy buenas pero que no vienen a propósito para el tema y hay que rehusarlas<br />

o diferirlas para un sermón <strong>de</strong> otro tema. Sin embargo, el trabajo persistente y la meditación<br />

sacará el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l caos y por fin un número consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as surgidas durante la<br />

meditación serán aptas para entrar en un plan armónico basado en el tema y su texto.<br />

Tal vez el predicador se sienta inclinado en alguna ocasión a renunciar al uso <strong>de</strong> un<br />

plan, por razón <strong>de</strong> la dificultad en prepararlo. Parece tanto más sencillo seguir a<strong>de</strong>lante<br />

diciendo buenas cosas, formulando argumentos y lanzando exhortaciones que no tienen<br />

mucha relación entre sí, sino que cada una engarza con la otra por la frase final, que da origen<br />

a otro párrafo con i<strong>de</strong>as totalmente diferentes.<br />

Esto pue<strong>de</strong> admitirse en la conversación, cuando nos <strong>de</strong>dicamos a «anunciar el


Evangelio» a otras personas. Pero en el pulpito nunca. Los oyentes no recibirán una<br />

impresión tan profunda y perdurable <strong>de</strong>l sermón si éste no sigue un plan mejor que un simple<br />

conjunto <strong>de</strong> buenas i<strong>de</strong>as.<br />

Es verdad que Dios se ha servido a veces <strong>de</strong> los medios más humil<strong>de</strong>s para realizar su<br />

gran obra <strong>de</strong> salvación <strong>de</strong> almas, y sermones sin or<strong>de</strong>n lógico no han sido siempre sin fruto,<br />

pero tal modo <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>r no es aconsejable en modo alguno cuando pue<strong>de</strong> haber un<br />

propósito y una or<strong>de</strong>nación clara <strong>de</strong>l sermón. Una aglomeración <strong>de</strong> pensamientos buenos<br />

pue<strong>de</strong> compararse a una turba que trata <strong>de</strong> apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> cierta fortaleza; pue<strong>de</strong> tener éxito en<br />

algunas ocasiones, pero no podrá obrar jamás con la eficacia <strong>de</strong> un ejército en el que cada<br />

hombre ocupa su lugar.<br />

Un plan es necesario en todas las cosas: un arquitecto no principia a edificar sin antes<br />

haber trazado un plano; un ingeniero civil no lanza sus brigadas al azar sobre las montañas<br />

sin haber antes i<strong>de</strong>ado por dón<strong>de</strong> <strong>de</strong>be pasar el camino que se propone construir. El<br />

predicador no <strong>de</strong>be lanzarse a trazar el camino que se propone hacer llegar hasta el mismo<br />

corazón <strong>de</strong> sus oyentes, sin plan, excepto en casos especiales en que tal preparación haya sido<br />

<strong>de</strong> todo punto imposible, y la inspiración <strong>de</strong>l Espíritu suple la imposibilidad <strong>de</strong>l predicador;<br />

pero aun en tales casos <strong>de</strong> improvisación, los predicadores convenientemente educados o<br />

experimentados suelen recibir la inspiración en forma <strong>de</strong> un plan rápidamente concebido y en<br />

cuyo <strong>de</strong>sarrollo pue<strong>de</strong> notarse el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> lo Alto. La misma ayuda y po<strong>de</strong>r pue<strong>de</strong> notarse en<br />

el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> un sermón formulado con más tiempo y oración, la cual el estudio <strong>de</strong> ningún<br />

modo pue<strong>de</strong> ni <strong>de</strong>be suplir.<br />

¿De qué maneras pue<strong>de</strong> formularse el plan <strong>de</strong> un sermón una vez <strong>de</strong>cidido el asunto o<br />

tema que se va a tratar?<br />

A continuación ponemos un gráfico que lo <strong>de</strong>muestra, a la vez que ilustrará y aclarará<br />

muchas <strong>de</strong> las instrucciones teóricas <strong>de</strong> este libro.<br />

EXPLICACIÓN <strong>DE</strong>L BOSQUEJO GRÁFICO<br />

La sencilla figura <strong>de</strong> un trompo dibujado en la pizarra nos ha servido muchas veces<br />

para ilustrar a estudiantes <strong>de</strong> Homilética el <strong>de</strong>sarrollo que conviene dar a cualquier sermón.<br />

La cabeza <strong>de</strong>l trompo representa el tema, <strong>de</strong>l cual parte la introducción; y el <strong>de</strong>sarrollo<br />

consiguiente va ampliando y robusteciendo el argumento hasta llegar a la conclusión, la cual<br />

es presionada por cada pensamiento <strong>de</strong>l sermón. Todos ellos pesan sobre la punta que<br />

<strong>de</strong>seamos clavar en las conciencias <strong>de</strong> nuestros oyentes, <strong>de</strong>terminando su <strong>de</strong>cisión por Cristo<br />

o su resolución <strong>de</strong> poner en práctica la amonestación <strong>de</strong>l predicador sobre el tema que sea.<br />

En el presente gráfico, y contando con la habilidad <strong>de</strong> un buen dibujante, hemos<br />

ampliado y completado la ilustración.<br />

El tema o asunto lo representamos por una nube que se forma como consecuencia <strong>de</strong><br />

la necesidad espiritual que el predicador apercibe, como ensombreciendo la vida <strong>de</strong> sus<br />

oyentes. Dicha nube produce un rayo que ilumina la mente <strong>de</strong>l predicador: Es el texto<br />

apropiado a tal necesidad, el cual origina un título a<strong>de</strong>cuado e interesante.<br />

Del mismo modo que antes <strong>de</strong> la caída <strong>de</strong> un chaparrón se producen muchos<br />

relámpagos innocuos, así surgen en la mente <strong>de</strong>l predicador temas y textos que no llegan a<br />

satisfacerle. Aparece, por fin, el más acertado <strong>de</strong> todos, el cual, rompiendo la nube, da lugar a<br />

una lluvia <strong>de</strong> pensamientos. Si la mente <strong>de</strong>l predicador ha sido bien preparada con una<br />

disciplina homilética, aunque caigan éstos dispersos y confusos serán encauzados por los<br />

canales <strong>de</strong> un plan bien dispuesto; <strong>de</strong> este modo todos aquellos pensamientos aprovechables<br />

entrarán, en su lugar y momento <strong>de</strong>bido, en el cauce <strong>de</strong>l río, que es la argumentación <strong>de</strong>l<br />

tema.<br />

El río es finalmente una corriente po<strong>de</strong>rosa que se lanza por la catarata <strong>de</strong> la


conclusión. Obsérvese cómo en el interior <strong>de</strong> ésta aparece la recapitulación, que consiste en<br />

una mención breve <strong>de</strong> los argumentos principales <strong>de</strong>l sermón. No todos los sermones<br />

necesitan una conclusión recapitulativa, pero siempre tendrá lugar un breve resumen, sea en<br />

la forma <strong>de</strong>tallada que indica el gráfico o <strong>de</strong> un modo más general.<br />

Obsérvese cómo el río que representa el caudal <strong>de</strong> pensamientos <strong>de</strong> un sermón pue<strong>de</strong><br />

venir <strong>de</strong> los montes <strong>de</strong> la imaginación <strong>de</strong>l predicador en dos formas diversas.<br />

Atropelladamente, como un chorro <strong>de</strong> frases e i<strong>de</strong>as sin distribuir (<strong>de</strong>jando en el ánimo <strong>de</strong> los<br />

oyentes la impresión <strong>de</strong> haber escuchado «un montón <strong>de</strong> cosas buenas», pero sin ser capaces<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>finir el curso que han seguido tales pensamientos), o bien, relacionados el uno con el<br />

otro, en la forma escalonada y or<strong>de</strong>nada que aparece en la supuesta red <strong>de</strong> canales <strong>de</strong> la<br />

izquierda.<br />

Del mismo modo que un caudal <strong>de</strong> agua es mucho más eficaz cuando es bien<br />

distribuido para regar la tierra y hacerla producir sus frutos, porque el líquido elemento en<br />

vez <strong>de</strong> pasar inútilmente se esparce y empapa los surcos, el sermón bien or<strong>de</strong>nado es mucho<br />

más susceptible <strong>de</strong> quedar retenido en las memorias y corazones <strong>de</strong> los oyentes que el sermón<br />

no homilético, <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nado y confuso, por abundante que sea el don <strong>de</strong> palabra <strong>de</strong>l<br />

predicador, e imponente el griterío y los a<strong>de</strong>manes con que fuera pronunciado.<br />

Tanto en el gráfico como en todos los bosquejos <strong>de</strong>l libro hemos adoptado, para las<br />

divisiones, los signos que suelen usar la generalidad <strong>de</strong> los predicadores. Así, los puntos<br />

principales son indicados por números romanos: I, II, III, IV. Las subdivisiones, por cifras:<br />

1.°, 2,°, 3.°, 4.°, etc. Y las subdivisiones secundarias, por letras: a), b), c), d), etc.<br />

II<br />

Sermones Textuales<br />

En líneas generales, el sermón bíblico pue<strong>de</strong> ser catalogado en tres clases:<br />

TEXTUAL, el que se limita a exponer y explicar un texto bíblico.<br />

TEMÁTICO, el que se basa sobre un tema o asunto.<br />

EXPOSITIVO, es el que comenta un pasaje bíblico, narración o parábola <strong>de</strong> la<br />

Sagrada Escritura.<br />

Estas tres clases se subdivi<strong>de</strong>n en muchas otras según el carácter o procedimiento que<br />

se adopte para el arreglo <strong>de</strong>l sermón, como tendremos ocasión <strong>de</strong> ver.<br />

Empezaremos hablando <strong>de</strong>l sermón textual por ser el más fácil, sobre todo en su<br />

forma simple o ilativa.<br />

DIVERSOS USOS <strong>DE</strong>L TEXTO<br />

La costumbre <strong>de</strong> basar el sermón evangélico sobre un texto bíblico es muy antigua y<br />

en gran modo recomendable. El texto bíblico da autoridad divina al sermón.<br />

Permítasenos, empero, <strong>de</strong>cir que los textos bíblicos suelen ser usados en tres formas<br />

por los predicadores:<br />

a) Como punto <strong>de</strong> partida para el sermón. Algunos predicadores hacen uso <strong>de</strong>l texto<br />

como <strong>de</strong> una especie <strong>de</strong> plataforma <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cual se lanzan a hablar sin acordarse <strong>de</strong>l lugar <strong>de</strong><br />

don<strong>de</strong> vinieron. Los que usan así su texto como excusa y no como base <strong>de</strong>l sermón muestran<br />

tener poco respeto a la Palabra <strong>de</strong> Dios y no serán estimados por una congregación <strong>de</strong><br />

creyentes espirituales y fervorosos.<br />

b) Como punto <strong>de</strong> socorro o apoyo. Otros predicadores dicen su texto y predican sin<br />

or<strong>de</strong>n pensamientos más o menos buenos, pero que por lo general no tienen mucha relación<br />

con su texto. Cuando el predicador se ve perdido, regresa al texto, lo repite y vuelve a<br />

lanzarse al mar <strong>de</strong> su palabrería, en otra dirección muy diferente que la primera vez, usando


como excusa <strong>de</strong> su nueva disertación alguna otra palabra <strong>de</strong>l mismo texto, pero el oyente que<br />

piensa lógicamente no pue<strong>de</strong> ver ninguna relación ni conexión entre esta segunda parte <strong>de</strong>l<br />

sermón y la primera. Las congregaciones sometidas a la tortura <strong>de</strong> esta clase <strong>de</strong> sermones<br />

nunca tienen una i<strong>de</strong>a clara <strong>de</strong> lo que se propone <strong>de</strong>cirles el predicador y les es muy difícil<br />

recordar otra cosa que sus frases sueltas <strong>de</strong>l sermón.<br />

c) Como verda<strong>de</strong>ro texto y fundamento <strong>de</strong>l sermón. En las formas que vamos a<br />

analizar.<br />

I. Sermón textual ilativo.<br />

El método más sencillo para preparar un sermón textual es el <strong>de</strong> comentar el texto<br />

palabra por palabra. Hay textos muy buenos para esta clase <strong>de</strong> sermones, pero no todos sirven<br />

para tal <strong>de</strong>sarrollo, y muchos textos no pue<strong>de</strong>n ser tratados <strong>de</strong> modo alguno en esta forma<br />

simple, pues darían como resultado un galimatías <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as sin or<strong>de</strong>n lógico.<br />

EJEMPLO 1º.<br />

Sobre 1. a Timoteo 1:15<br />

Después <strong>de</strong> formular un tema que concrete el mensaje <strong>de</strong>l texto, como:<br />

«EL FIEL MENSAJE» o «NOTICIA SIN IGUAL», pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollarse diciendo:<br />

Introducción. — La necesidad <strong>de</strong> verdad que tiene el mundo habiendo habido tantas<br />

enseñanzas <strong>de</strong> error. Afortunadamente hay un mensaje <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios que pue<strong>de</strong> con razón<br />

ser llamado:<br />

I. Palabra fiel. — Expónganse los motivos que tenemos para creer en la fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong><br />

la Sagrada Escritura, como son su enseñanza inigualable, profecías cumplidas, fi<strong>de</strong>lidad y<br />

pertinacia <strong>de</strong> los primeros propagadores <strong>de</strong>l Cristianismo, etc.<br />

II. Digna <strong>de</strong> ser recibida <strong>de</strong> todos. — Puntualícese la necesidad que todos los<br />

hombres tienen <strong>de</strong> salvación y, por tanto, <strong>de</strong> hacer caso <strong>de</strong>l llamamiento <strong>de</strong> Dios. (Resístase<br />

la inclinación que pueda sentir el predicador novato a explicar en este segundo punto el plan<br />

<strong>de</strong> salvación, pues esto ha <strong>de</strong> venir <strong>de</strong>spués. Hasta aquí no hay que hablar más que <strong>de</strong> la veracidad<br />

y necesidad <strong>de</strong>l mensaje.)<br />

Pásese luego al tercer punto diciendo: ¿En qué consiste tan gloriosa noticia que todo<br />

hombre necesita conocer?<br />

III. Que Cristo Jesús vino al mundo. — Cristo significa «ungido», elegido <strong>de</strong> Dios<br />

para una misión especial. Jesús significa «Salvador». Háblese <strong>de</strong> las repetidas promesas que<br />

Dios hizo <strong>de</strong> enviar a un Ser <strong>de</strong> tal naturaleza a través <strong>de</strong> los tiempos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que el primer<br />

hombre pecó. (Resista también aquí la tentación <strong>de</strong> explicar cómo Cristo nos salva, reservándolo<br />

para el punto que sigue.)<br />

IV. Para salvar a los pecadores. — Su venida habría sido <strong>de</strong> poco provecho a la<br />

Humanidad si no hubiera llegado a realizar el objeto <strong>de</strong> ella, si se hubiera limitado a ser un<br />

Maestro y no llegara a efectuar la salvación por su muerte re<strong>de</strong>ntora. Ilústrese con alguna<br />

anécdota <strong>de</strong> alguien que se haya sacrificado por un prójimo.<br />

V. De los cuales yo soy el primero. — Esta confesión <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> cada hombre es<br />

indispensable para po<strong>de</strong>r recibir el beneficio inmenso <strong>de</strong> este glorioso mensaje <strong>de</strong> indulto.<br />

Diga a los oyentes, personalizando ya el asunto: «Quizá no seas el más gran<strong>de</strong> pecador <strong>de</strong>l<br />

mundo, pero eres el primero, por cuanto ninguno hay más cercano y que te interese tanto<br />

salvar como tu propia alma inmortal.»<br />

Nótese el or<strong>de</strong>n lógico <strong>de</strong> este texto, que empieza con un preámbulo acreditando la


certeza <strong>de</strong> la fe cristiana y termina con una aplicación personal.<br />

Otro texto notable que viene lógicamente or<strong>de</strong>nado es Juan 10:27 y 28, el cual, por<br />

referirse a una metáfora —la <strong>de</strong>l Buen Pastor—, requerirá una explicación y aplicación<br />

especial.<br />

EJEMPLO 2º.<br />

LOS PRIVILEGIOS <strong>DE</strong>L REBAÑO <strong>DE</strong> CRISTO<br />

Introducción. — Referirse a la a<strong>de</strong>cuada figura <strong>de</strong>l Pastor que con frecuencia ocurre en la<br />

Biblia.<br />

I. «Mis ovejas oyen mi voz». — Explíquese quiénes son tales ovejas.<br />

II. «Yo las conozcan. — El privilegio y la responsabilidad que implica la<br />

omnisciencia <strong>de</strong> Cristo.<br />

III. «Y me siguen». — Defínase lo que significa seguir a Cristo, imitarlo, obe<strong>de</strong>cerle,<br />

etc.<br />

IV. «Yo les doy vida eterna». — Considérese la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> esta promesa.<br />

V. «Y no perecerán para siempre». — Una seguridad preciosa <strong>de</strong> la que no <strong>de</strong>bemos<br />

abusar.<br />

VI. «Ni nadie las arrebatará <strong>de</strong> mi mano». — Hágase observar la seguridad y<br />

consuelo que esta frase <strong>de</strong>l Salvador ofrece en horas <strong>de</strong> tentación.<br />

No <strong>de</strong>ben ser tratados en forma expositiva simple sino aquellos textos que contienen<br />

en sí mismos un or<strong>de</strong>n lógico y progresivo, es <strong>de</strong>cir, que van <strong>de</strong> lo general a lo particular y <strong>de</strong><br />

lo menos importante a lo más apremiante.<br />

Obsérvese este mismo or<strong>de</strong>n en Juan 3:16 y Lucas 19:10.<br />

II. Sistema textual analítico.<br />

Pue<strong>de</strong> añadirse fuerza a las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong>l texto si se concreta en una frase que las <strong>de</strong>fina <strong>de</strong><br />

un modo sugestivo, es <strong>de</strong>cir, formulando una especie <strong>de</strong> tema para cada parte <strong>de</strong>l texto.<br />

EJEMPLO 3º.<br />

LA PROMESA <strong>DE</strong>L LADRÓN ARREPENTIDO<br />

Lucas 23:43<br />

I. Seguridad preciosa. — «De cierto, <strong>de</strong> cierto te digo».<br />

II. Invitación admirable. — «Estarás en el Paraíso».<br />

III. Compañía gratísima. — «Estarás conmigo».<br />

IV. Promesa sin dilación. — «Estarás hoy».<br />

En este método se da prominencia más bien al pensamiento que a las palabras <strong>de</strong>l<br />

texto, y no hay tanto peligro <strong>de</strong> que se siga tan solamente un tratamiento verbal <strong>de</strong>l mismo, es<br />

<strong>de</strong>cir, una mera repetición <strong>de</strong> lo que el texto dice: porque estos epígrafes analíticos sugieren<br />

al predicador nuevas i<strong>de</strong>as.<br />

EJEMPLO 4º.<br />

UNA INVITACIÓN EVANGÉLICA Isaías 45:22.<br />

I. Un medio fácil. — «Mirad».<br />

II. Un objeto divino. — «A Mí».<br />

III. Una invitación amplia. — «Todos los términos <strong>de</strong> la tierra».


Veamos otro bosquejo en forma analítica sobre uno <strong>de</strong> los temas expuestos<br />

anteriormente, con un poco <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo por medio <strong>de</strong> subdivisiones:<br />

EJEMPLO 5.°<br />

LOS PRIVILEGIOS <strong>DE</strong>L REBAÑO <strong>DE</strong> CRISTO<br />

Juan 10:27<br />

I. Son pueblo especial. — «Mis ovejas».<br />

a) Expresa posesión: «Mis». Hemos sido comprados por El. 6) Expresa<br />

carácter: «ovejas», no lobos.<br />

II. Son pueblo atento. — «Oyen mi voz».<br />

a) Tienen oídos espirituales.<br />

b) Distinguen las voces mundanas y las <strong>de</strong>l diablo <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l Buen Pastor.<br />

III. Pueblo amado. — «Yo les conozco».<br />

a) Jesús los discierne.<br />

b) Jesús los aprueba.<br />

c) Jesús los vigila.<br />

IV. Pueblo obediente. — «Ellas me siguen».<br />

a) Abiertamente reconocen a su Pastor ante el mundo.<br />

b) Personalmente le obe<strong>de</strong>cen.<br />

III. Sistema analítico invertido.<br />

Algunos textos pue<strong>de</strong>n ser tratados provechosamente <strong>de</strong> diversos modos por medio <strong>de</strong><br />

la inversión <strong>de</strong> términos, o sea, variando el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> las frases que entran en el texto.<br />

EJEMPLO 6º.<br />

PRIVILEGIO QUE ENTRAÑA GRAN PELIGRO<br />

Tomando Efesios 4:30, pondríamos por título:<br />

I. Un gran beneficio. — «Sellados por el Espíritu».<br />

II. Una gran esperanza. — «El día <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción».<br />

III. Un gran requerimiento. — «No contristéis al Espíritu».<br />

O bien pue<strong>de</strong> compararse la condición <strong>de</strong>l creyente a la <strong>de</strong>l esclavo hebreo, que<br />

esperaba el Jubileo para obtener la libertad, y formular el bosquejo <strong>de</strong> esta otra forma:<br />

EJEMPLO 7°<br />

PRIVILEGIO QUE ENTRAÑA GRAN PELIGRO<br />

I. Un gran acontecimiento futuro. — «El día <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción». (Se refiere a la<br />

liberación <strong>de</strong> todos los males en la gloriosa Venida <strong>de</strong> Cristo.)<br />

II. Un privilegio presente. — «Sellados». O sea, escogidos en lista para el día <strong>de</strong> la<br />

gran libertad.<br />

III. Un gran requerimiento. — «No contristéis al Espíritu». Nos haríamos indignos <strong>de</strong><br />

tan gloriosa esperanza si viviéramos mundanalmente.<br />

Obsérvese que en ambos bosquejos hay un progreso <strong>de</strong> pensamiento hacia el objeto<br />

primordial <strong>de</strong>l texto, que es exhortar a los creyentes a vivir a la altura <strong>de</strong> nuestra soberana


vocación.<br />

IV. Sistema analítico-expositivo.<br />

El sistema analítico se emplea con gran provecho en textos largos, o sea, porciones<br />

formadas por varios versículos, <strong>de</strong> los cuales se toma, no cada palabra o frase para exponerla<br />

a consi<strong>de</strong>rarla, sino las que convienen al plan general <strong>de</strong>l sermón según el tema bajo el cual<br />

se comenta.<br />

Esta clase <strong>de</strong> sermones se llaman expositivos, y aunque trataremos <strong>de</strong> ellos<br />

ampliamente en otros capítulos, damos aquí estos ejemplos para mostrar cómo se aplica a<br />

ellos el método analítico la inversión <strong>de</strong> términos. No es posible la formulación homilética <strong>de</strong><br />

sermones expositivos si no es por el método analítico, ya que se trata <strong>de</strong> pensamientos<br />

diseminados en un largo pasaje y no <strong>de</strong> un solo texto que se divi<strong>de</strong> en partes. Por esta razón,<br />

sin las frases analíticas que relacionan sus partes con el tema, no tendrían sentido las frases<br />

escriturales que se escogen para comentar.<br />

EJEMPLO 8º.<br />

LA RELIGIÓN GENUINA<br />

Ezequiel 31:19-21<br />

I.Su autor. — «Yo Jehová».<br />

II.El cambio que produce. — «Corazón y espíritu nuevos».<br />

III.La obediencia que <strong>de</strong>manda. — «Para que an<strong>de</strong>n y guar<strong>de</strong>n».<br />

IV.La bendición que da. — «Serán mi pueblo».<br />

EJEMPLO 9º.<br />

DIOS, EL TODO EN LA VIDA <strong>DE</strong>L CREYENTE<br />

Salmo 73:24-26<br />

I.Su guía en la vida (vers. 24 a).<br />

II.Su sostén en la muerte (vers. 24 b).<br />

III.Su porción para siempre (vers. 26).<br />

Nótese cómo en el primer bosquejo todo el <strong>de</strong>sarrollo giró alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la palabra<br />

religión y en el segundo en la persona <strong>de</strong> Dios. Esta es la ventaja <strong>de</strong> tener un tema que une y<br />

da cohesión al sermón.<br />

En ambas porciones bíblicas hay muchas más palabras y frases interesantes que<br />

tientan al expositor a comentarlas, pero para que el discurso siga un plan <strong>de</strong>ben tomarse<br />

solamente aquellas que tienen relación con el tema y <strong>de</strong>sarrollarlas con la suficiente extensión<br />

para que el conjunto forme el sermón interesante y edificante que <strong>de</strong>seamos dar a nuestros<br />

oyentes.<br />

En el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l ejemplo 9 aparece <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l texto bíblico el vers. 25, el cual<br />

pue<strong>de</strong> ser citado, y hasta comentado, durante el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l vers. 26, explicando que a<br />

veces, con motivo <strong>de</strong> las tribulaciones con las cuales Dios prueba a sus hijos, el creyente es<br />

tentado a sentirse solo, abandonado <strong>de</strong> la Provi<strong>de</strong>ncia y llevado a pronunciar con ironía y<br />

amargura la pregunta <strong>de</strong>l versículo 25; pero, basado en la gloriosa esperanza <strong>de</strong>l vers. 24, se<br />

cambia la amargura en confianza, hasta po<strong>de</strong>r llegar a <strong>de</strong>cir en un sentido pon<strong>de</strong>rativo, no con<br />

signos interrogantes sino <strong>de</strong> admiración, la pregunta «¡A quién tengo yo en los Cielos!» Este<br />

cambio <strong>de</strong>l interrogante al admirativo pue<strong>de</strong> estar basado en el po<strong>de</strong>r y sabiduría <strong>de</strong> Dios que<br />

observamos en la Naturaleza, o en las promesas <strong>de</strong> la Biblia, y también en ambas cosas. Para


ello po<strong>de</strong>mos presentar a los oyentes ejemplos científicos o citas bíblicas.<br />

Pero en este comentario el vers. 25 <strong>de</strong>be entrar, no en el or<strong>de</strong>n en que lo hallamos en<br />

la Biblia, sino como un <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l vers. 26; o sea, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber explicado la primera<br />

parte <strong>de</strong>l texto que dice: «Mi carne y mi corazón <strong>de</strong>sfallecen, para terminar con el clímax<br />

optimista «Mi porción es Dios para siempre». Esto es: tanto en los días malos como en los<br />

días buenos.<br />

Si tratáramos <strong>de</strong> explicar el 25 antes <strong>de</strong>l 26, resultaría una regresión <strong>de</strong> pensamiento el<br />

tener que <strong>de</strong>cir: «Mi carne y mi corazón <strong>de</strong>sfallecen», <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber <strong>de</strong>clarado: «Fuera <strong>de</strong><br />

Ti nada <strong>de</strong>seo en la tierra.» Pero el esqueleto <strong>de</strong>l sermón, basado en su título «Dios, el todo<br />

en la vida <strong>de</strong>l creyente», nos ayuda a rectificar el vaivén <strong>de</strong> contrastes propio <strong>de</strong> la poesía<br />

hebrea, para construir un mensaje escalonado, que empieza por la guía divina que<br />

comenzamos a recibir <strong>de</strong>s<strong>de</strong> nuestra infancia, y termina en una preciosa seguridad para todo<br />

tiempo y circunstancia.<br />

Vamos a poner el ejemplo <strong>de</strong> un texto tratado en las tres formas que venimos<br />

explicando:<br />

EJEMPLO 10º.<br />

LA POBREZA <strong>DE</strong> CRISTO, NUESTRA RIQUEZA<br />

2ª. Corintios 8:9<br />

MÉTODO ILATIVO:<br />

I. Siendo rico. II.<br />

Se hizo pobre. III.<br />

Para que por su pobreza fuésemos enriquecidos.<br />

MÉTODO ANALÍTICO: I.<br />

I. Su incomparable riqueza original.<br />

II. Su extrema pobreza a que voluntariamente se sometió.<br />

III. La inmensa riqueza que con esto nos proporcionó.<br />

Nótese cómo en ambos casos se expresa lo mismo, pero el segundo bosquejo es más<br />

sugestivo para el predicador.<br />

MÉTODO ANALÍTICO-INVERTIDO:<br />

I.La incomparable riqueza original <strong>de</strong> Cristo. — «Siendo rico». El Cielo y el Universo le<br />

pertenecen.<br />

II.La incomparable riqueza moral <strong>de</strong> Cristo. — «La gracia». Dios no es solamente rico en<br />

po<strong>de</strong>r, en ciencia, en gloria, etc., sino que lo es en amor. «Dios es amor». Ilústrese<br />

con ejemplos <strong>de</strong> la Naturaleza y <strong>de</strong> la Biblia.<br />

III.El gran motivo que le movió. — «Por amor <strong>de</strong> nosotros». Compa<strong>de</strong>cido <strong>de</strong> nuestra<br />

miseria. Ilústrese con ejemplos <strong>de</strong> pecado y <strong>de</strong>sgracia en este mundo.<br />

IV.El admirable método que adoptó. — «Se hizo pobre». Confírmese e ilústrese con<br />

ejemplos <strong>de</strong> los cuatro Evangelios.<br />

V.La inmensa riqueza que con ello nos proporcionó. — «Fuésemos enriquecidos» con<br />

una paz y gozo presentes, y las riquezas <strong>de</strong>l Cielo por siglos sin fin.<br />

Obsérvese que en los dos primeros bosquejos hemos tenido que omitir frases muy<br />

importantes <strong>de</strong>l texto, como son: «la gracia» y «por amor a nosotros», porque no venían en el<br />

versículo en el or<strong>de</strong>n lógico que convenía, mientras que en éste, gracias al método analítico y<br />

a la inversión <strong>de</strong> términos, hemos hallado la manera <strong>de</strong> incorporar estos buenos pensamientos<br />

al bosquejo, sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> formar un conjunto lógico y or<strong>de</strong>nado bajo un plan.


Es natural que en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> los dos primeros bosquejos la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la gracia o amor<br />

<strong>de</strong>l Salvador habrá <strong>de</strong> entrar y el predicador tendrá ocasión <strong>de</strong> exponerla en sus puntos II y<br />

III, pero ello será en el curso <strong>de</strong> la explicación sin po<strong>de</strong>r formar una división especial, que no<br />

correspon<strong>de</strong>ría con las otras.<br />

Es indispensable usar el método analítico para po<strong>de</strong>r invertir los términos <strong>de</strong> un texto,<br />

pues sin la frase que analiza y completa la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l texto, el predicador no podría dar razón<br />

<strong>de</strong>l porqué <strong>de</strong> la inversión o cambio <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> las frases que entran en el texto.<br />

Supongamos que el lector hallara en algún libro <strong>de</strong> sermones un bosquejo bíblico formulado<br />

en esta forma:<br />

I. Siendo rico.<br />

II. La gracia.<br />

III. Se hizo pobre.<br />

IV. Para que fuésemos enriquecidos.<br />

Sentiría que el punto segundo rompe la relación entre el primero y el tercero; pero la<br />

<strong>de</strong>finición <strong>de</strong> la gracia como «riqueza moral <strong>de</strong> Cristo», une perfectamente el segundo punto<br />

con el primero y prepara el terreno para el tercero.<br />

V. Sermón textual-sintético.<br />

Denominados así aquellos sermones basados sobre un solo texto para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong><br />

los cuales el predicador no sigue las mismas palabras <strong>de</strong>l texto, ni en forma ilativa, ni<br />

tampoco por medio <strong>de</strong> frases analíticas, pero todas <strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong>l texto y relacionadas con<br />

éste.<br />

EJEMPLO 11º.<br />

Sobre Juan 6:37 y bajo el tema:<br />

SEGURA INVITACIÓN<br />

Como introducción pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse: Jesús no pue<strong>de</strong> echar a nadie fuera, <strong>de</strong> los que<br />

vienen a El, y las razones lógicas son:<br />

1. Sería en contra <strong>de</strong> su promesa.<br />

2. En contra <strong>de</strong> su oficio.<br />

3. En contra <strong>de</strong> su corazón.<br />

4. Sería en contra <strong>de</strong> su <strong>de</strong>seo, y<br />

5. Anularía la obra <strong>de</strong> gracia iniciada por el Espíritu Santo en el corazón que se<br />

siente constreñido a acudir a Cristo.<br />

Resumen: Pue<strong>de</strong>s acudir, pues, con confianza.<br />

EJEMPLO 12º.<br />

Sobre Mateo 9:9 y bajo el tema:<br />

SIGÚEME<br />

Introducción. — Describir gráficamente el caso <strong>de</strong> la vocación <strong>de</strong> Mateo, con cierto<br />

aire <strong>de</strong> misterio, sin citar el nombre sino <strong>de</strong>jándolo adivinar a los oyentes.<br />

Debe hacerse notar que todo el cambio fue realizado por una sola palabra. A nosotros<br />

nos cuesta a veces miles <strong>de</strong> palabras convencer a personas hasta hacerles tomar una


esolución quizá trivial. En e ste caso una sola palabra bastó para <strong>de</strong>terminar una <strong>de</strong>cisión<br />

trascen<strong>de</strong>ntal que cambió toda una vida. Tras esta introducción pue<strong>de</strong> proce<strong>de</strong>rse al<br />

<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l sermón formulando estas tres divisiones:<br />

1. ¿Quién es el que dice esta palabra?<br />

2. ¿Qué implica seguir a Cristo?<br />

3. Resultados <strong>de</strong> seguir a Cristo.<br />

Pue<strong>de</strong>n formularse estas cuatro divisiones:<br />

EJEMPLO 13º.<br />

Sobre Lucas 24:34, bajo el tema:<br />

PADRE, PERDÓNALOS<br />

1. ¿Quién suplicó esto?<br />

2. ¿Por qué pi<strong>de</strong> esta clemencia?<br />

3. La ocasión en que la pi<strong>de</strong>.<br />

4. Lo que apren<strong>de</strong>mos <strong>de</strong> esta súplica.<br />

Pero si se hacen las divisiones <strong>de</strong> tal modo que formen proposiciones u observaciones<br />

resulta aún más interesante y sugestivo el bosquejo. Se pue<strong>de</strong> entonces <strong>de</strong>cir:<br />

1.Es la primera oración jamás oída <strong>de</strong> tal índole en la tierra. Es la cruz <strong>de</strong> Cristo que<br />

introduce tal oración.<br />

2.Es el Hijo <strong>de</strong> Dios venido <strong>de</strong>l cielo que ora así por sus verdugos. La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> perdón ha<br />

venido <strong>de</strong>l Cielo.<br />

3.Es el reflejo <strong>de</strong> su hermoso carácter.<br />

a) Su ternura.<br />

b) Su clemencia.<br />

c) Benigna disposición.<br />

d) Amor.<br />

e) Nobleza.<br />

f) Abnegación.<br />

4. Es la prueba <strong>de</strong> que es el Re<strong>de</strong>ntor.<br />

a) Des<strong>de</strong> la misma cruz procura el perdón para los más indignos.<br />

b) Lo obtiene en virtud <strong>de</strong> su sacrificio.<br />

5. Estas palabras <strong>de</strong>jan ver a Cristo en calidad <strong>de</strong> Mediador.<br />

Nótese el argumento con que <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>: «No saben».<br />

Conclusión. — Esta oración proclama que la única manera para salvarnos es por la clemencia<br />

divina, por gracia.<br />

Obsérvese que en ambos bosquejos hay una gradación <strong>de</strong> pensamiento <strong>de</strong> lo general a<br />

lo particular, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l texto, pero sin sujetarse a la letra <strong>de</strong>l mismo.<br />

El sermón textual-sintético, más que ningún otro <strong>de</strong> los que hasta aquí hemos<br />

estudiado, reclama subdivisiones. Este bosquejo queda muy seco con sólo las cuatro<br />

divisiones principales, mientras que tratado por proposiciones resulta muy sugestivo.<br />

Aunque <strong>de</strong>bemos tratar <strong>de</strong> las subdivisiones <strong>de</strong>l sermón en otro capítulo más a<strong>de</strong>lante,<br />

pondremos aquí un bosquejo completo con sus subdivisiones para dar una i<strong>de</strong>a más clara <strong>de</strong>l


sermón textual-tópico.<br />

EJEMPLO 14º.<br />

AMAD A VUESTROS ENEMIGOS<br />

Mateo 5:44<br />

I. Quién lo manda.<br />

1. Jesús, el que tiene toda autoridad.<br />

2. El que lo practicó en su vida.<br />

3. El que lo practicó en su muerte.<br />

4. No hubiera podido ser sugerido por la Naturaleza.<br />

II. A quién lo manda.<br />

1.A los discípulos, seguidores, imitadores, que tienen el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> seguir sus pisadas.<br />

2.A los redimidos, los que le <strong>de</strong>ben el inmenso favor <strong>de</strong> la vida eterna; favor obliga.<br />

3.A los perdonados, los que eran a su vez enemigos.<br />

III. Por qué lo manda.<br />

1.Es agradable a Dios, Padre <strong>de</strong> todos los hombres.<br />

2.Es una señal segura <strong>de</strong> ser hijos <strong>de</strong> Dios.<br />

3.Es indispensable para asemejarnos a Cristo y prepararnos para la vida <strong>de</strong> amor en el<br />

Cielo.<br />

IV. Ventajas <strong>de</strong> cumplir este mandato.<br />

1.Impi<strong>de</strong> que perjudiquemos a otros.<br />

2.Nos libra a nosotros mismos <strong>de</strong> los peligros <strong>de</strong>l odio. (Don<strong>de</strong> las dan, las toman.)<br />

3.Convierte a los enemigos en amigos.<br />

4.Será el mejor medio para ganar almas para Cristo, y si son hermanos, para ayudar a<br />

elevarles a una vida superior.<br />

III<br />

Sermones Temáticos<br />

Sermón temático es la exposición <strong>de</strong> un asunto o tema bíblico, sin seguir las líneas <strong>de</strong><br />

un texto <strong>de</strong>terminado, sino el conjunto <strong>de</strong> enseñanza o doctrina que se encuentra en la Biblia<br />

sobre dicho tema.<br />

Una vez <strong>de</strong>terminado el asunto sobre el cual el predicador <strong>de</strong>sea hablar, escogerá una<br />

porción bíblica a<strong>de</strong>cuada al mensaje, y es preferible si tiene también su texto, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cual<br />

proce<strong>de</strong>rá al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l sermón; pero dicho texto formará la base, no el esqueleto <strong>de</strong>l<br />

sermón, como en los anteriores ejemplos.<br />

Supongamos que el predicador <strong>de</strong>sea hablar <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> evangelizar y formula<br />

el sugestivo tema <strong>de</strong>: «Por qué predicamos el Evangelio».<br />

Podrá tomar como texto Marcos 16:16, o Romanos 1:16, pero no se ceñirá a dichos<br />

versículos, aunque usará uno <strong>de</strong> ellos como texto y lo citará más <strong>de</strong> una vez en apoyo <strong>de</strong> su<br />

tesis; pero podrá formular el bosquejo tópico en esta forma:<br />

¿POR QUÉ PREDICAMOS EL EVANGELIO?<br />

I. Porque Cristo lo mandó. Es, pues, un <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> todo cristiano agra<strong>de</strong>cido.<br />

II. Es el beneficio mayor que se pue<strong>de</strong> hacer a individuos y naciones. (Pue<strong>de</strong>n citarse<br />

aquí muchos ejemplos como prueba e ilustración.)<br />

III. Es el único medio para lograr la salvación eterna <strong>de</strong> las almas.<br />

Al explicar el punto segundo el predicador no versado en Homilética corre mucho


peligro <strong>de</strong> a<strong>de</strong>lantarse al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> su tema diciendo que el mayor beneficio que recibe<br />

toda persona por la predicación es la salvación eterna <strong>de</strong> su alma. Pero <strong>de</strong>be evitar<br />

cuidadosamente entrar en este terreno en el segundo punto, en el cual <strong>de</strong>be explicar tan sólo<br />

los beneficios materiales que las personas reciben al aceptar a Cristo; <strong>de</strong> otro modo, no sabría<br />

qué <strong>de</strong>cir al llegar al tercer punto o tendría que incurrir en repeticiones fastidiosas. El asunto<br />

<strong>de</strong> la salvación <strong>de</strong>l alma es el más importante y el más a<strong>de</strong>cuado para el llamamiento final:<br />

déjese, pues, para el fin <strong>de</strong>l sermón.<br />

SERMÓN TEMÁTICO DOCTRINAL<br />

Es el que toma una i<strong>de</strong>a o doctrina bíblica y la sintetiza o resume, aportando en su<br />

apoyo diversos textos bíblicos, pero no todos los textos que hablan sobre tal asunto, ni un<br />

número excesivo <strong>de</strong> ellos.<br />

Hay sermones que apenas son otra cosa que una serie <strong>de</strong> textos bíblicos engarzados. A<br />

la gente le gusta ver que los pensamientos <strong>de</strong>l predicador están bien fundados en la Palabra <strong>de</strong><br />

Dios. Pue<strong>de</strong> observarse cómo el apóstol San Pablo cita una vez y otra las Escrituras <strong>de</strong>l<br />

Antiguo Testamento; por ejemplo, en apoyo <strong>de</strong> la tesis sobre la salvación por la fe, que<br />

<strong>de</strong>sarrolla en las cartas a los Romanos y a los Calatas, pero hay allí pensamientos originales<br />

que forman la carne <strong>de</strong> la disertación. Alguien ha dicho que antes que escuchar sermones que<br />

son meros esqueletos <strong>de</strong> textos preferirán los oyentes comprarse un diccionario bíblico <strong>de</strong><br />

paralelos, evitando a un predicador que no se toma la molestia <strong>de</strong> pensar y fía su discurso en<br />

la memorización <strong>de</strong> textos bíblicos.<br />

En ningún discurso, ya sea simplemente tópico como el anterior, o <strong>de</strong> estudio bíblico<br />

como el que sigue, <strong>de</strong>ben emplearse más <strong>de</strong> dos o tres textos bíblicos, como máximo, en<br />

apoyo <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> las partes. Pue<strong>de</strong> usarse más <strong>de</strong> un texto para cada parte o división<br />

cuando el segundo y el tercero contienen alguna i<strong>de</strong>a nueva que completa la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> los otros,<br />

pero en la mayoría <strong>de</strong> los casos un solo texto bien escogido será suficiente.<br />

EJEMPLO 1º.<br />

EL PROMETIDO MESÍAS<br />

Introducción. — La promesa <strong>de</strong> un Re<strong>de</strong>ntor fue hecha a nuestros primeros padres<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento <strong>de</strong> la caída; la Biblia va <strong>de</strong>finiendo el carácter <strong>de</strong> este enviado sin igual<br />

que vendría a efectuar la liberación espiritual <strong>de</strong> la Humanidad.<br />

Desarrollo. — Notemos sus características:<br />

I.Sería simiente <strong>de</strong> la mujer, lo que parece pre<strong>de</strong>cir su nacimiento virginal:<br />

Génesis 3:15.<br />

II.Sería un <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong> Abraham: Génesis 22:18.<br />

III.Sería un <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong> David: 2.° Samuel 7:13.<br />

IV.Nacería en Belem Miqueas 5:2.<br />

V.Horadarían sus manos y sus pies: Salmo 22:16.<br />

VI. Sería contado entre malhechores: Isaías 53:9.<br />

VI.Pero enterrado en rica tumba: Isaías 53:9.<br />

VII.No quedaría en el sepulcro: Salmo 16:10.<br />

Conclusión. — Cristo ha <strong>de</strong>mostrado ser el Mesías prometido y como tal <strong>de</strong>be ser<br />

aceptado.<br />

Como advertimos ya, el predicador encontrará muchos pasajes en que se <strong>de</strong>clara que


el Mesías sería hijo <strong>de</strong> Abraham o <strong>de</strong> David, pero uno solo escogido y explicado es mejor que<br />

muchos mal explicados.<br />

En un sentido general todos los sermones tópicos son sintéticos porque sintetizan o<br />

resumen alguna verdad o doctrina que se halla distribuida en toda la Biblia, pero en el<br />

ejemplo «Por qué predicamos el Evangelio» la síntesis <strong>de</strong> pasajes bíblicos no aparece tan<br />

clara como en éste <strong>de</strong>l Mesías, por esto lo consi<strong>de</strong>ramos simplemente tópico, o <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo<br />

<strong>de</strong> un tema. Mientras que llamamos al segundo sermón, doctrinal, o <strong>de</strong> síntesis bíblica,<br />

porque <strong>de</strong>sarrolla, no una i<strong>de</strong>a, motivo, apelación o exhortación, sino una doctrina, la <strong>de</strong>l<br />

Mesías. Algunos llaman a los sermones sintéticos sobre alguna enseñanza o doctrina espiritual,<br />

simplemente: Estudio Bíblico.<br />

Con la ayuda <strong>de</strong> un buen diccionario <strong>de</strong> paralelos, o aun con la mera ayuda <strong>de</strong> las<br />

notas marginales <strong>de</strong> la Biblia, es fácil componer buenos mensajes tópicos, <strong>de</strong> síntesis<br />

doctrinal.<br />

Otras veces el bosquejo sigue una serie <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>raciones acerca <strong>de</strong> un tema, algunas<br />

apoyadas con texto y otras sacadas <strong>de</strong> la experiencia.<br />

Véase:<br />

EJEMPLO 2º.<br />

LA ORACIÓN QUE DIOS ESCUCHA<br />

Proverbios 15:29<br />

I. Dios no escucha las oraciones <strong>de</strong>:<br />

1.° Los que miran la iniquidad en sus corazones: Salmo 66:18.<br />

2.° Los altivos y orgullosos: Lucas 18:11.<br />

3.° Los faltos <strong>de</strong> caridad: Proverbios 21:13. 4.° Los que no atien<strong>de</strong>n a la Palabra <strong>de</strong><br />

Dios: Proverbios 28:9. 5.° Los egoístas: Santiago 4:3.<br />

II. Dios escucha las oraciones <strong>de</strong>:<br />

1° Los humil<strong>de</strong>s: Lucas 18:13-14.<br />

2.° Los rectos: Santiago 5:16.<br />

3.° Los que permanecen en comunión con El: Juan 15:7.<br />

4.° Los <strong>de</strong>samparados: Salmo 102:17.<br />

5.° Los afligidos: Santiago 5:13.<br />

6.° Los que buscan la Ciencia Divina: Santiago 1:15.<br />

(Adaptado <strong>de</strong> Paul E. Holdcraft.)<br />

He aquí otro ejemplo <strong>de</strong> bosquejo para sermón doctrinal basado en enseñanzas <strong>de</strong> la<br />

Biblia y <strong>de</strong> la experiencia conjuntamente.<br />

EJEMPLO 3.°<br />

Tema: EL PECADO<br />

I. Qué es el pecado.<br />

1.Es trasgresión <strong>de</strong> la ley divina: 1. a Juan 3:4.<br />

2.Es obediencia al enemigo <strong>de</strong> Dios y nuestro: Romanos 6:17, 18.<br />

3.Es una prueba <strong>de</strong> ingratitud y <strong>de</strong>safecto al que merece todo amor y obediencia: Romanos<br />

1:21.<br />

4.Es una ten<strong>de</strong>ncia natural por herencia: Salmo 51:5.


II. Cómo se produce.<br />

1. En el pensamiento. Cuando es:<br />

1.° Consentido: Deuteronomio 12:19.<br />

2.° Acariciado: Proverbios 16:30.<br />

3.° Buscado: Génesis 6:5.<br />

2. De palabra:<br />

1.° Contra Dios; blasfemias: Levítico 24:15.<br />

2.° Insultos contra los semejantes: Mateo 5:22.<br />

3.° Mentiras (sobre todo en perjuicio <strong>de</strong>l prójimo): Jueces 12:22.<br />

4.° Chismes y murmuraciones: Lev. 19:16.<br />

3. De obra. Es todo acto prohibido por la ley divina, y las acciones conducentes a los<br />

mismos:<br />

1.° Crimen y otras relaciones favorables al al mismo: Éxodo 20:13.<br />

2.° Adulterio y actos <strong>de</strong> lascivia: Éxodo 20:14.<br />

3.° Violencia <strong>de</strong> obra: Isaías 3:12.<br />

III. Trágicas consecuencias <strong>de</strong>l pecado.<br />

1.Desasosiego en el alma; turbación <strong>de</strong> la paz interior: Isaías 48:22.<br />

2.Aumenta las dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la propia vida, ya bastante difícil a causa <strong>de</strong>l pecado reinante.<br />

A veces con la esperanza <strong>de</strong> mejorarlas (Ej.: el ladrón, timador, etc.): Proverbios<br />

4:19.<br />

3.Lleva el pecador a una pendiente peligrosa (la bola <strong>de</strong> nieve).<br />

4.Induce a otros a pecar: 2.° Samuel 12:14.<br />

5.Aparta el favor <strong>de</strong> Dios: Isaías 51:2.<br />

6.Conduce al apartamiento <strong>de</strong>finitivo, o sea, al infierno: Salmo 9:17.<br />

IV. El remedio para el pecado.<br />

1.Remedios ineficaces. Todos los que proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> nosotros mismos o <strong>de</strong> invención humana:<br />

a)Arrepentimiento sin fe en el Re<strong>de</strong>ntor.<br />

b)Sacrificios y penitencias.<br />

c)Dinero y ofrendas: Hebreos 8:20.<br />

2.El remedio eficaz: LA OBRA <strong>DE</strong> CRISTO. Por ser infinito su Autor y el mismo Hijo<br />

<strong>de</strong> Dios.<br />

3.Aplicación <strong>de</strong>l remedio:<br />

a)Por la fe: Efesios 2:8.<br />

b)Con arrepentimiento: Hechos 3:19.<br />

c)En novedad <strong>de</strong> vida: 2. a Corintios 5:17.<br />

Este bosquejo es excesivamente largo, lo que obliga a tratar sus partes muy<br />

someramente. Cuando esto ocurre en temas tales como el referido u otros, por ejemplo: la fe,<br />

el arrepentimiento, el amor <strong>de</strong> Dios, la salvación, etc., conviene <strong>de</strong>finir el título <strong>de</strong>l sermón un<br />

poco más y ceñirnos al mismo para evitar que el público <strong>de</strong>sorientado llegue a olvidar al final<br />

<strong>de</strong>l discurso lo que se ha dicho al principio.<br />

Po<strong>de</strong>mos tratar el tema <strong>de</strong>l pecado <strong>de</strong> un modo menos completo pero más expresivo y<br />

fácil <strong>de</strong> recordar a los oyentes, tomando como texto Hebreos 3:13. De este modo, asociando<br />

la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> «engaño» a la <strong>de</strong> «pecado», diremos:<br />

EJEMPLO 4º.


EL ENGAÑO <strong>DE</strong>L PECADO<br />

I.El pecado engaña en cuanto a su verda<strong>de</strong>ra culpa. Preten<strong>de</strong> que Dios no le da<br />

importancia.<br />

II.El pecado engaña acerca <strong>de</strong> las ventajas que por él se han <strong>de</strong> recoger.<br />

III.El pecado engaña acerca <strong>de</strong> los malos resultados <strong>de</strong> nuestros hechos.<br />

IV.El pecado engaña en cuanto a las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> ser librados <strong>de</strong> él cuando nos<br />

plazca.<br />

V.El pecado engaña en cuanto a su <strong>de</strong>sastroso fin.<br />

Búsquense textos bíblicos y, si es posible, alguna anécdota que ilustren estas<br />

afirmaciones y se obtendrá un sermón breve y sugestivo que todos los oyentes podrán<br />

recordar con facilidad.<br />

Asimismo, en lugar <strong>de</strong> tratar en un solo discurso <strong>de</strong> «la fe» en todos los aspectos, sería<br />

mejor tratar un día <strong>de</strong>: «La fe como único medio <strong>de</strong> salvación», o concretándolo en un tema<br />

más breve, «Salvación por la fe», y en otro discurso «EZ po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la fe», refiriéndonos, no al<br />

acto <strong>de</strong> fe por el cual recibimos a Cristo como Salvador, sino a la fe constante que obtiene el<br />

cumplimiento <strong>de</strong> las promesas <strong>de</strong> Dios por medio <strong>de</strong> la oración.<br />

Como quiera que nuestros públicos son generalmente mixtos, <strong>de</strong> personas inconversas y <strong>de</strong><br />

creyentes, es permitido al predicador, en un discurso sobre la salvación por la fe, referirse al<br />

final <strong>de</strong>l sermón a la constancia <strong>de</strong> la fe que nos permite vivir una vida victoriosa como<br />

creyentes, hasta el día que entramos en posesión <strong>de</strong> la promesa <strong>de</strong> salvación. Pero esto <strong>de</strong> un<br />

modo breve, sin exten<strong>de</strong>rse en aquellas consi<strong>de</strong>raciones que no son el objeto principal <strong>de</strong>l<br />

sermón. Asimismo, en un discurso para creyentes, refiriéndonos a la fe que obtiene victorias<br />

por la oración, nos es permitido poner, quizá como primer punto <strong>de</strong> la disertación, que la<br />

primera bendición <strong>de</strong> Dios que alcanzamos por medio <strong>de</strong> la fe es la salvación <strong>de</strong>l alma, lo que<br />

nos permitirá dirigir una llamada a algún oyente no convertido que pudiera hallarse entre la<br />

concurrencia, pasando inmediatamente a referirnos a las otras bendiciones <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> fe,<br />

con más <strong>de</strong>talle y extensión.<br />

Nunca hay que olvidar el propósito principal <strong>de</strong>l sermón, que es, en el primer caso,<br />

atraer a los in-conversos a una fe <strong>de</strong>finida en la obra re<strong>de</strong>ntora <strong>de</strong> Cristo, y en el segundo,<br />

alentar a los creyentes a una vida <strong>de</strong> fe.<br />

Un sermón que abarque completamente los dos aspectos <strong>de</strong> la fe es imposible, pues<br />

todos los sermones <strong>de</strong>ben tener un propósito principal. Tratar <strong>de</strong> cazar muchos pájaros <strong>de</strong> un<br />

solo tiro es seguro método para no alcanzar ninguno. Asimismo, un sermón que se extien<strong>de</strong><br />

por igual en dos propósitos diversos no alcanzará ninguno; siempre <strong>de</strong>be tener un propósito<br />

principal, aunque contenga alguna exhortación inci<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> otro carácter, la cual <strong>de</strong>be<br />

procurarse relacionar <strong>de</strong>l mejor modo posible con el propósito principal.<br />

SERMÓN TEXTUAL-TEMATICO<br />

Uniendo lo que hemos aprendido acerca <strong>de</strong> los sermones textuales y los temáticos,<br />

encontraremos que algunos textos se prestan para la construcción <strong>de</strong> sermones temáticos con<br />

la ayuda <strong>de</strong> otros textos <strong>de</strong> la Biblia, pero siguiendo un <strong>de</strong>sarrollo muy similar al sermón<br />

textual.<br />

En los sermones <strong>de</strong> esta clase hay por lo general una palabra clave que viene a<br />

constituir el tema <strong>de</strong>l discurso. Otros textos bíblicos en los cuales ocurre la misma palabra o<br />

i<strong>de</strong>a, son preciosos auxiliares para ilustrar las subdivisiones <strong>de</strong> tal discurso, aunque otras<br />

partes pue<strong>de</strong>n ser ilustradas también con ejemplos o circunstancias <strong>de</strong> la experiencia humana,<br />

y no por un texto bíblico.


Debe evitarse cuidadosamente el uso <strong>de</strong> textos ilustrativos con profusión excesiva.<br />

Nunca <strong>de</strong>ben tomarse textos por la simple razón <strong>de</strong> que la palabra o i<strong>de</strong>a clave concurre en<br />

ellos. Un sermón no es una concordancia <strong>de</strong> analogías bíblicas. De acuerdo con este<br />

principio, jamás <strong>de</strong>ben formularse subdivisiones para po<strong>de</strong>r encajar textos favoritos en un<br />

sermón, sino que los textos <strong>de</strong>ben buscarse <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber formulado las subdivisiones,<br />

con el exclusivo objeto <strong>de</strong> ilustrar el pensamiento que tenemos en mente.<br />

Obsérvense estas instrucciones en el siguiente<br />

EJEMPLO 5º.<br />

BUSCANDO AL SEÑOR<br />

Isaías 55:6<br />

I. Qué significa buscar al Señor.<br />

1.° Es buscar el conocimiento <strong>de</strong> El: Juan 1:18, 2. a Corintios 4:6, Juan 17:25-26 y<br />

Mateo 11:27.<br />

2.° Es buscar su favor: Efesios 2:3 y 1:6.<br />

3.° Es buscar su imagen: Génesis 1:27, Efesios 4:22-24.<br />

4.° Es buscar su comunión: Colosenses 1:21, 2. a Corintios 6:16 y Juan 14:23.<br />

5.° Es buscar su presencia y goce por la eternidad: Mateo 5:8, 1. a Juan 3:2, Apocalipsis<br />

21:3-7 y 22:3-4.<br />

II. Cómo <strong>de</strong>be buscarse al Señor.<br />

1° Conscientes <strong>de</strong> nuestra absoluta necesidad <strong>de</strong> El y <strong>de</strong> los privilegios arriba mencionados.<br />

2.° Con sinceros <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> tenerle: Salmo 42:1, 43:1 e Isaías 26:8-9.<br />

3.° Por medio <strong>de</strong> la oración: Mateo 7:7 y 6:6.<br />

4.° Con una búsqueda perseverante.<br />

III. Cuándo <strong>de</strong>bemos buscar al Señor. 1° Mientras vivimos. 2." Mientras gozamos <strong>de</strong><br />

salud.<br />

3.° En nuestra juventud.<br />

4.° Mientras dura el día <strong>de</strong> la gracia.<br />

IV.Su generosa oferta.<br />

1° Tendrá misericordia.<br />

2.° Dará abundante perdón: Isaías 55:7.<br />

3.° Nos renovará: Vers. 10 y 11.<br />

(Adaptado <strong>de</strong> Charles Simeón.)<br />

Obsérvese que algunas <strong>de</strong> las subdivisiones tienen textos ilustrativos y otras no. El<br />

mensaje es tan evangélico que fácilmente podrían hallarse textos para cada una <strong>de</strong> sus<br />

subdivisiones, pero los puntos III y IV son tan sencillos que no necesitan textos para su<br />

ilustración, y el aplicarlos a cada subdivisión haría el discurso <strong>de</strong>masiado largo y pesado. Hay<br />

casi <strong>de</strong>masiados en la primera parte.<br />

Quizá podrían suprimirse textos en las primeras secciones y poner otros en las<br />

últimas. Como un ejercicio práctico para el estudiante, vamos a poner citas bíblicas<br />

a<strong>de</strong>cuadas a estas últimas secciones, pero en <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n, para que el estudiante las coloque en<br />

el lugar que a su juicio correspon<strong>de</strong>n: Isaías 55:7. Eclesiastés 12:1. Isaías 65:6. Job 7:4-6.<br />

Eclesiastés 7:2. Salmo 111:2. Lucas 11:9.<br />

Notemos que cuando se citan varios textos para un mismo punto, éstos no están<br />

puestos en cualquier or<strong>de</strong>n, sino que hay entre ellos un <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> pensamiento. Por<br />

ejemplo, en la subdivisión 1. a «Es buscar el conocimiento <strong>de</strong> El», po<strong>de</strong>mos empezar diciendo,


<strong>de</strong> acuerdo con Juan 1:18, que la búsqueda <strong>de</strong>l Desconocido Invisible ha sido la gran<br />

incógnita <strong>de</strong> la Humanidad; pero no es tanto porque Dios se haya ocultado como porque el<br />

diablo ha cegado las mentes <strong>de</strong> los hombres para no ver a Dios en sus obras. Aquellos que<br />

reciben a Cristo son empero los que verda<strong>de</strong>ramente <strong>de</strong>scubren a Dios según Juan 17:25-26,<br />

ya que Dios tiene que ser buscado más con el corazón que con la mente. Por esto son las personas<br />

más sencillas y sinceras, y no los sabios <strong>de</strong> este mundo, quienes le encuentran más<br />

fácilmente (Mateo 11:27). Quien busque este supremo conocimiento lo hallará, por muy<br />

humil<strong>de</strong> e ignorante que sea.<br />

Relacionando estos textos auxiliares, el oyente se siente suavemente introducido en<br />

ellos por la argumentación lógica <strong>de</strong>l predicador. Nada hay peor que tratar <strong>de</strong> ilustrar un<br />

sermón con una retahíla <strong>de</strong> textos bíblicos sin conexión. Es necesario <strong>de</strong>sarrollar el tema <strong>de</strong><br />

modo que los textos caigan a propósito, como llaves que se aplican a sus cerraduras.<br />

Por otro lado, hay que tener gran cuidado en no caer en el peligro <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollar los<br />

textos ilustrativos <strong>de</strong>masiado extensamente, <strong>de</strong> modo que resulten nuevos sermones. Al<br />

<strong>de</strong>sarrollar el subtítulo antes referido con cuatro textos ilustrativos, no <strong>de</strong>be olvidar el<br />

predicador que el tema <strong>de</strong>l sermón es «BUSCANDO AL SEÑOR» y que «El conocimiento<br />

<strong>de</strong> Dios» es sólo un punto subsidiario <strong>de</strong>l argumento principal, que es: la necesidad y<br />

conveniencia <strong>de</strong> buscar a Dios, y que para este punto subsidiario no <strong>de</strong>be emplear el<br />

predicador más que unos breves minutos. Por consiguiente, las frases con las cuales una estos<br />

cuatro textos <strong>de</strong>ben ser concisas e incisivas.<br />

Cuando al estudiar una subdivisión le ocurran al predicador una superabundancia <strong>de</strong><br />

pensamientos, hará bien en anotarlos para otro sermón, que en este caso podría ser sobre el<br />

tema «EL MAYOR <strong>DE</strong>SCUBRIMIENTO <strong>DE</strong> TODOS», o bien «UN CONOCIMIENTO<br />

FELIZ», pero <strong>de</strong> ningún modo <strong>de</strong>be tratar <strong>de</strong> hacer <strong>de</strong> cada subtítulo un nuevo sermón, hasta<br />

hacerse cansado al auditorio.<br />

Con el ejemplo <strong>de</strong>l punto primero el estudiante podrá ver fácilmente la relación que<br />

existe entre los textos <strong>de</strong> los subtítulos 3.°, 4.° y 5.°.<br />

Los subtítulos <strong>de</strong>l punto 3.°, por ser tan breves y simples, convendría ilustrarlos con<br />

alguna anécdota, lo que daría variedad al sermón.<br />

Véase ese otro bosquejo <strong>de</strong> sermón textual sintético tomado <strong>de</strong> un famoso predicador,<br />

sin textos ilustrativos, lo que requerirá mayor número <strong>de</strong> anécdotas.<br />

I. «Necesidad <strong>de</strong> la conversión».<br />

EJEMPLO 6.°<br />

EL ARREPENTIMIENTO<br />

Isaías 55:7<br />

Algunas personas dudan <strong>de</strong> tal necesidad, pero ésta resulta evi<strong>de</strong>nte teniendo en<br />

cuenta:<br />

1.° La naturaleza <strong>de</strong> Dios. — ¿Cómo pue<strong>de</strong> un Dios Santo consentir el pecado o<br />

perdonar a pecadores que continúen en su iniquidad?<br />

2.° La naturaleza <strong>de</strong>l Evangelio. — Las Buenas Nuevas no son una proclamación <strong>de</strong><br />

tolerancia <strong>de</strong>l pecado, sino una liberación <strong>de</strong> él.<br />

3.° Los antece<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l Evangelio. — Tenemos muchos ejemplos <strong>de</strong> perdón en la<br />

Sagrada Escritura otorgado a personas que cambiaron <strong>de</strong> vida, pero ninguno <strong>de</strong><br />

perdón concedido a quienes persistieron en el mal camino.<br />

4.° El propio beneficio <strong>de</strong>l pecador requiere que abandone el pecado, ya que <strong>de</strong> otro<br />

modo éste <strong>de</strong>jaría sentir sus efectos.<br />

II. «La naturaleza <strong>de</strong> la conversión».


1.° Tiene que abandonar su «camino». Esto significa:<br />

a) Su camino natural, en el cual corre <strong>de</strong> por sí, según su propia ten<strong>de</strong>ncia.<br />

b) Su camino habitual, al cual está acostumbrado.<br />

c) Su camino preferido, en el cual encuentra los placeres <strong>de</strong>l pecado.<br />

d) El camino ancho por don<strong>de</strong> van muchos.<br />

2.° Debe <strong>de</strong>jar o abandonar tal camino. Pues no basta:<br />

a) Reconocer que es malo.<br />

b) Lamentarse <strong>de</strong> seguirlo.<br />

c) Resolverse a <strong>de</strong>jarlo alguna vez.<br />

d) Andar con más cuidado en él.<br />

3.° El pecador <strong>de</strong>be <strong>de</strong>jar también «sus pensamientos».<br />

Esto significa sus opiniones y nociones propias antiescriturales:<br />

a) Con respecto a Dios; su ley; su Evangelio; su pueblo.<br />

b) Respecto al pecado; al castigo; a la persona <strong>de</strong> Cristo; o a su propia<br />

persona.<br />

c) Respecto a su propio orgullo, negligencia, <strong>de</strong>sobediencia y <strong>de</strong>sconfianza.<br />

III. El Evangelio <strong>de</strong> la conversión.<br />

1.° Una promesa segura: «Tendrá <strong>de</strong> él misericordia».<br />

2.° Un perdón completo: «Será amplio en perdo-donar».<br />

Esta amplitud proviene <strong>de</strong>l Calvario, don<strong>de</strong> todo el pecado fue expiado. En virtud <strong>de</strong><br />

tal obra Dios pue<strong>de</strong> ser extraordinariamente generoso para con el pecador <strong>de</strong> conciencia<br />

<strong>de</strong>spierta, sin faltar a su justicia.<br />

Conclusión. — Oh, que el pecador consi<strong>de</strong>re la necesidad <strong>de</strong> un cambio total <strong>de</strong><br />

pensamiento en lo interior, y <strong>de</strong> conducta exterior. Si no es completo y radical sería vano.<br />

Total y terrible ruina será la consecuencia <strong>de</strong> seguir en el mal. Que sea ésta la hora crucial <strong>de</strong><br />

tu vida. Dios dice «vuélvete». ¿Qué te impi<strong>de</strong> hacerlo?<br />

IV<br />

Subdivisiones <strong>de</strong>l sermón<br />

(Adaptado <strong>de</strong> C. H. Spurgeon.)<br />

Concretando lo dicho en los capítulos anteriores, po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>finir la gestación <strong>de</strong> un<br />

sermón en la siguiente forma:<br />

1. El predicador recibe la inspiración <strong>de</strong>l asunto sobre el cual ha <strong>de</strong> hablar como un<br />

mensaje especial <strong>de</strong> Dios para sus oyentes; como respuesta a sus continuas oraciones<br />

pidiendo a Dios la inspiración <strong>de</strong> mensajes apropiados a las necesida<strong>de</strong>s espirituales <strong>de</strong> su<br />

público.<br />

2. Encuentra el texto a<strong>de</strong>cuado que <strong>de</strong>fine el mensaje. (A veces la inspiración <strong>de</strong>l<br />

mensaje viene con el texto, sobre todo si el predicador es un asiduo lector <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong><br />

Dios.)<br />

En otros casos querrá predicar sobre una doctrina bíblica y usará, no uno, sino muchos<br />

textos en su apoyo, escogiendo como texto <strong>de</strong>l sermón el que mejor <strong>de</strong>fina el mensaje o<br />

doctrina que <strong>de</strong>sea exponer.<br />

3. Concentrará el mensaje en una frase corta que se llama tema.<br />

4. Lo <strong>de</strong>finirá en varias proposiciones o divisiones principales, ya sea usando las<br />

palabras o frases más prominentes <strong>de</strong>l texto (sermón textual ilativo), o siguiendo un plan


lógico formulado en su mente acerca <strong>de</strong> los pensamientos que el texto le sugiere (sermón<br />

textual-tópico), o bien formará un plan que no tiene nada que ver con las palabras <strong>de</strong>l texto<br />

sino con algún mensaje o doctrina bíblica, para el cual el texto le sirve solamente <strong>de</strong><br />

introducción (sermón tópico).<br />

5. Escribirá una introducción que <strong>de</strong>spierte la atención y el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> los oyentes para<br />

escuchar el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l mensaje. Acerca <strong>de</strong> esta parte breve pero importantísima <strong>de</strong>l<br />

sermón hablamos en un capítulo especial.<br />

Hasta aquí tiene formulado el plan o esqueleto <strong>de</strong>l sermón. Aunque el esqueleto es el<br />

armazón o apoyo <strong>de</strong>l cuerpo, no constituye el cuerpo en sí, necesita la carne y los órganos<br />

que lo completen. Así el sermón con sólo sus divisiones principales no conseguiría el objeto<br />

<strong>de</strong> salvación o edificación <strong>de</strong> los oyentes. Algunos <strong>de</strong> los mismos puntos principales no<br />

serían ni siquiera comprendidos por los oyentes si no fueran acompañados <strong>de</strong> una<br />

explicación.<br />

El estudiante habrá notado cómo algunos <strong>de</strong> los bosquejos que dimos en el capítulo I,<br />

que se refiere a las diversas formas <strong>de</strong> sermón textual, los acompañamos <strong>de</strong> subdivisiones<br />

para hacerlos más comprensivos, mientras otros más claros o simples los <strong>de</strong>jamos en<br />

esqueleto, sin dar <strong>de</strong> ellos más que las divisiones principales.<br />

El objeto <strong>de</strong> las subdivisiones es ampliar el sentido <strong>de</strong> las divisiones principales para<br />

que el pensamiento sea más claro y <strong>de</strong>tallado.<br />

Por lo tanto, las subdivisiones <strong>de</strong>ben ser únicamente el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la división<br />

principal sin salirse <strong>de</strong> ella y, sobre todo, sin tratar <strong>de</strong> explicar lo que ha <strong>de</strong> exponerse más<br />

tar<strong>de</strong> en alguna otra división.<br />

Tomando el bosquejo que hemos tenido en el capítulo I, página 20, podremos<br />

<strong>de</strong>sarrollarlo en esta forma:<br />

EJEMPLO 1º<br />

Tema: LLAMAMIENTO EFICAZ<br />

Mateo 9:9<br />

Introducción. — Explicar la historia <strong>de</strong> Mateo <strong>de</strong> un modo vivo y dramático.<br />

Haciendo énfasis en la prontitud con que Mateo siguió a Cristo. Puntualícese lo que dijimos<br />

en la introducción <strong>de</strong>l anterior bosquejo: que una sola palabra bastó para cambiar la vida <strong>de</strong><br />

este hombre, pero:<br />

I. ¿Quién es el que hace el llamamiento?<br />

1. El Hijo <strong>de</strong> Dios venido como hombre a la tierra.<br />

2. El amante Salvador que <strong>de</strong>sea salvar a todos.<br />

3. El Divino Maestro.<br />

4. El que sabe lo que hay en el hombre.<br />

5. El que tiene toda autoridad para invitar y aun mandar.<br />

II. ¿A quién dirige esta exhortación?<br />

1.A un hombre avaro y entrometido en negocios mundanos.<br />

2.A uno <strong>de</strong>spreciado <strong>de</strong> todo el mundo por su carácter y conducta.<br />

3.A uno a quien el dinero no había podido satisfacer.<br />

Aplicación: ¿No hay muchos así hoy día y entre los oyentes?<br />

III. ¿Qué significa seguir a Cristo?<br />

1. Seguir su instrucción, sus enseñanzas.<br />

2. Imitar sus prácticas: oración, asistencia al culto, caridad, etc.<br />

3. Acompañarle en sus sentimientos y propósitos.<br />

4. Dejar la compañía que no sigue a Jesús.<br />

5. Dejar la ocupación que, por no correspon<strong>de</strong>r con el carácter o métodos <strong>de</strong> Cristo,


no pue<strong>de</strong> ejercerse siguiendo a Jesús.<br />

Aplicación: A las posibles circunstancias <strong>de</strong> los oyentes (sin entrar en <strong>de</strong>talles que pudieran<br />

tener un carácter personal para alguno <strong>de</strong> los asistentes, lo que sería fatalmente<br />

erróneo y contraproducente. Dejemos al Espíritu Santo aplicar la Palabra).<br />

IV. Resultados <strong>de</strong> seguir a Cristo.<br />

1. Cambio total <strong>de</strong> vida. No se avergonzó <strong>de</strong> seguir al Señor.<br />

2. Procuró que otros tuviesen contacto con Cristo.<br />

3. Generosidad. «Convidó a muchos».<br />

4. Recibió uno <strong>de</strong> los más altos cargos que Cristo podía dar a los mortales, el ser<br />

apóstol.<br />

5. Ha sido un medio <strong>de</strong> bendición por medio <strong>de</strong> su Evangelio no sólo a sus<br />

contemporáneos, sino a todas las generaciones <strong>de</strong> creyentes.<br />

Conclusión. — ¿No quieres seguir a Cristo hoy y servirle como Mateo para gozar <strong>de</strong><br />

sus beneficios y ser bendición a muchos?<br />

Las subdivisiones <strong>de</strong> los dos primeros puntos principales tienen que ver con la historia<br />

<strong>de</strong> Mateo y no requieren aplicación especial a los oyentes; sin embargo, al <strong>de</strong>sarrollar las<br />

subdivisiones <strong>de</strong>l primero, el predicador <strong>de</strong>be pensar en las almas que necesitan un Salvador,<br />

al igual que lo necesitó Mateo, y <strong>de</strong>be hablar con entusiasmo y convicción, aunque lo hará<br />

solamente refiriéndose a Mateo, sin hacer invitaciones especiales a los oyentes, pues tales<br />

invitaciones sólo en casos excepcionales pue<strong>de</strong>n hacerse en el primer punto <strong>de</strong>l sermón. Sin<br />

embargo, <strong>de</strong>be contar la historia <strong>de</strong> Mateo, pensando en la impresión que hará en el ánimo <strong>de</strong><br />

los oyentes inconversos lo que está <strong>de</strong>scribiendo como <strong>de</strong> paso, acerca <strong>de</strong>l amor y <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesucristo <strong>de</strong> salvar a los pecadores.<br />

Al terminar el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las cuatro subdivisiones <strong>de</strong>l punto segundo pue<strong>de</strong> hacerse<br />

una aplicación personal, diciendo: ¿No te hallas satisfecho y feliz? Cristo te invita, etc.<br />

En el tercer punto casi olvidamos a Mateo, pero no nos apartamos <strong>de</strong>l temía, porque,<br />

sin duda, Mateo haría todas estas cosas, sobre todo la 5. a , que está bien <strong>de</strong>clarada en la<br />

narración evangélica.<br />

En las cinco subdivisiones <strong>de</strong>l punto cuarto pue<strong>de</strong> observarse una clara gradación que<br />

nos permite terminar hablando <strong>de</strong> la recompensa que Cristo otorga a los que le siguen.<br />

Las subdivisiones <strong>de</strong>ben, pues:<br />

1. Explicar lo que no sea bien claro en la división principal.<br />

2. Demostrar y probar que lo afirmado en la división principal es la verdad.<br />

Algunas veces las subdivisiones son respuestas a las preguntas <strong>de</strong> las divisiones<br />

principales, cuando el método <strong>de</strong> preguntas ha sido usado al hacer el plan general <strong>de</strong>l sermón.<br />

Veamos un ejemplo <strong>de</strong> ello en este bosquejo sobre Judas:<br />

EJEMPLO 2.°<br />

Tema: LA GRAN TRAICIÓN<br />

Lucas 22:48<br />

I. ¿Quién comete el gran pecado? «JUDAS». ¿Quién era? Explíquese la dignidad que Jesús<br />

le había dado.<br />

Lo que había experimentado en la compañía <strong>de</strong> Jesús.<br />

Aplicación: Háblese <strong>de</strong> la dignidad que el hombre ha recibido sobre todos los seres <strong>de</strong><br />

la Creación, y sobre <strong>de</strong>l privilegio <strong>de</strong> haber conocido a Cristo por el Evangelio, mientras<br />

millones <strong>de</strong> seres humanos se hallan en la oscuridad e ignorancia espiritual.<br />

II. ¿En qué consiste este pecado? «ENTREGAS».


1. Expóngase lo horrendo <strong>de</strong>l crimen. (Abuso <strong>de</strong> confianza, rechazamiento <strong>de</strong>l amor y<br />

advertencias dirigidas durante la última cena.)<br />

2. ¿Cuál es su intento o propósito? (¿El dinero? ¿El rencor por la reprensión en<br />

Betania?)<br />

Aplicación: Jesús dice que el que no es con El es contra El. Aquel que no lo acepta, le<br />

entrega; el que no le confiesa, le niega.<br />

III. ¿Contra quién lo comete? «AL HIJO <strong>DE</strong>L HOMBRE».<br />

1. Al único hombre puro que había habido.<br />

2. Al amante Salvador.<br />

3. Tu Maestro.<br />

4. Al que conoce todas las cosas.<br />

Aplicación: Todo esto es Jesús para cada alma.<br />

IV. ¿Cómo lo realiza? «CON UN BESO».<br />

1. Una señal <strong>de</strong> amistad.<br />

2. Acto <strong>de</strong> <strong>de</strong>scarada hipocresía.<br />

Aplicación: Muchos serán con<strong>de</strong>nados por sus actos <strong>de</strong> religiosidad hipócrita. ¿Serás<br />

tú uno <strong>de</strong> ellos?<br />

EJEMPLO 2º<br />

Tema: AMOR AGRA<strong>DE</strong>CIDO<br />

Lucas 7:36 al 50<br />

Las divisiones principales <strong>de</strong> este tema pue<strong>de</strong>n ser:<br />

I. Origen <strong>de</strong> este amor.<br />

II. Su manifestación.<br />

III. Su resultado.<br />

Detallándolo por medio <strong>de</strong> subdivisiones, sería:<br />

I. Origen <strong>de</strong> este amor.<br />

1.No era egoísta ni carnal. No iba a reportarle ningún provecho material a la pecadora,<br />

pues todo el mundo sabía cuan santo y puro era el Divino Maestro y cómo con<strong>de</strong>naba<br />

el pecado (Mateo 6:26).<br />

2. Era promovido por la fe (vers. 50).<br />

a)La pecadora creía en el amor salvador <strong>de</strong> Jesús. Había perdonado los pecados <strong>de</strong>l<br />

paralítico hacía poco en la misma ciudad (Lucas 5:20). ¿No querría perdonar a ella<br />

también?<br />

b)En su po<strong>de</strong>r para perdonar. Los fariseos lo ponían en duda, pero ella no. Tenía sus<br />

razones. (Expónganse éstas, basándose en los relatos evangélicos.)<br />

II. ¿Cómo se manifestó este amor al Salvador? 1. En un santo valor, porque:<br />

a)La casa don<strong>de</strong> entró esta pecadora no era la suya.<br />

b)Los invitados a la mesa eran <strong>de</strong> categoría superior.<br />

c)El caballero a quien se acercó era un alto personaje a quien todos llamaban el Señor.<br />

d)El papel que iba a <strong>de</strong>sempeñar en una fiesta era inoportuno y ridículo.<br />

2. En lágrimas <strong>de</strong> corazón quebrantado, promovidas por:<br />

a)Su pena y arrepentimiento por lo pasado.<br />

b)Un humillante servicio personal.


a)c) Expresiones <strong>de</strong>l más humil<strong>de</strong> efecto. Besar los pies.<br />

c)Una actitud paciente ante la crítica. No se levantó a discutir con el fariseo. El amor a<br />

Cristo da paciencia.<br />

III. Su resultado.<br />

1. De parte <strong>de</strong>l mundo, <strong>de</strong>sprecios, burlas, insultos. No <strong>de</strong>bemos extrañar que así ocurra<br />

siempre.<br />

2. De parte <strong>de</strong>l Señor:<br />

a)Perdón completo. «Tus muchos pecados». No una parte <strong>de</strong> ellos, ni un tanto <strong>de</strong> su<br />

culpabilidad <strong>de</strong>jando el «reato» para ser expiado aquí o en el purgatorio.<br />

b)Gratitud y elogio <strong>de</strong> Quien más valor tienen.<br />

Notemos que hubo para la pecadora:<br />

1.° Un momento <strong>de</strong> prueba ante la crítica.<br />

2.° Un momento <strong>de</strong> satisfacción y esperanza cuando oyó la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l Señor.<br />

3.° Un momento <strong>de</strong> gozo supremo cuando escuchó la palabra <strong>de</strong> perdón (vers. 48).<br />

c) Confirmación y adoctrinamiento (versículo 50).<br />

1.° Jesús quiso que supiera la razón <strong>de</strong> su perdón: la fe que había puesto en el po<strong>de</strong>r<br />

salvador <strong>de</strong> Cristo. No era ocasión para revelar aún la doctrina <strong>de</strong>l Calvario; pero, sin<br />

duda, la conoció más tar<strong>de</strong> la pecadora y le hizo amar aún más a su Salvador.<br />

2.° Quiso que <strong>de</strong>scansara en la seguridad <strong>de</strong> su salvación. «Ve en paz», no a cumplir<br />

penosas penitencias.<br />

Conclusión. — ¿No quieres amar a Cristo, confesarle con valor y sufrir el <strong>de</strong>sprecio <strong>de</strong>l<br />

mundo para obtener en cambio tan gran<strong>de</strong>s beneficios?<br />

Veamos otro bosquejo:<br />

EJEMPLO 4º<br />

Tema: LA ELECCIÓN <strong>DE</strong> MOISÉS<br />

Hebreos 11:24-26<br />

Introducción.—Pue<strong>de</strong> hacerse <strong>de</strong> dos maneras:<br />

1. a De carácter narrativo, refiriendo la historia bíblica, o<br />

2. a Argumentativa, diciendo a vía <strong>de</strong> Introducción:<br />

En varias ocasiones <strong>de</strong> la vida se nos presenta la necesidad <strong>de</strong> hacer elecciones que<br />

<strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n nuestro Porvenir, pero la principal <strong>de</strong> todas es aquella que tiene que ver con nuestra<br />

salvación y el porvenir eterno <strong>de</strong> nuestra alma. Moisés es un ejemplo <strong>de</strong> abnegación y <strong>de</strong>l<br />

po<strong>de</strong>r que un hombre pue<strong>de</strong> recibir Por la fe en Dios cuando se <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> a per<strong>de</strong>rlo todo Por<br />

amor a El.<br />

I. Lo que Moisés rehusó.<br />

1. La dignidad <strong>de</strong> príncipe. Muchos han arriesgado mucho para gozar tal triunfo.<br />

2. Los placeres <strong>de</strong> la corte. Seguramente eran muy atractivos.<br />

3. Las riquezas. Las había gozado y sabía el bien material que significaban.<br />

II. Lo que eligió.<br />

Sufrir con el pueblo <strong>de</strong> Dios. Esto en un tiempo cuando estaban oprimidos por un<br />

déspota.<br />

Compartir el <strong>de</strong>sprecio que sufría su pueblo, la burla <strong>de</strong> sus enemigos; quizás en parte<br />

motivado por la esperanza que tenía <strong>de</strong> un libertador prometido a los padres, el Mesías,<br />

la Estrella <strong>de</strong> Jacob. Por esto el apóstol lo llama «el vituperio <strong>de</strong> Cristo».<br />

III. El principio <strong>de</strong>cisivo <strong>de</strong> su elección.


La fe. Por medio <strong>de</strong> la fe inculcada por su piadosa madre, Dios le enseñó:<br />

1. A valorar lo mundano. Por eso consi<strong>de</strong>raba las riquezas <strong>de</strong> Egipto como:<br />

a) No satisfactorias. ¿Lo son hoy?<br />

b) Inciertas (ilústrese con alguna anécdota).<br />

c) Perjudiciales en su influencia. Descríbanse imaginativamente las luchas <strong>de</strong><br />

conciencia <strong>de</strong>l joven piadoso en una corte corrompida. El resultado fue <strong>de</strong>cidir<br />

la huida antes que fuera cogido <strong>de</strong>masiado fuertemente en los lazos <strong>de</strong>l pecado.<br />

2. A mirar a la remuneración. Esta podía tener dos aspectos:<br />

a)La promesa <strong>de</strong> libertad y salida <strong>de</strong> Egipto anticipada por los patriarcas Jacob y<br />

José (Génesis 49 y 50:24).<br />

b)La ciudad con fundamentos que esperaban los patriarcas (Hebreos 11:9-16). El<br />

Cielo.<br />

Ambas cosas parecían lejanas e improbables y <strong>de</strong> la segunda tenían menos <strong>de</strong>talles y<br />

garantía que las que tenemos nosotros <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la Venida <strong>de</strong> Cristo.<br />

Su fe, empero, le hizo valorar estas cosas lejanas por encima <strong>de</strong> lo presente y tangible.<br />

¿No lo hará con nosotros?<br />

DIVISIONES AMPLIADAS O EXPLICADAS<br />

Para predicadores noveles o muy ancianos, cuando empieza a fallarles la memoria, no<br />

será suficiente un bosquejo con escuetas divisiones y subdivisiones, sino que necesitará un<br />

poco <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo escrito. Aconsejamos, empero, que éste sea lo más conciso posible para no<br />

llevar al predicador a la tentación <strong>de</strong> leer el sermón palabra por palabra, lo que siempre resta<br />

vigor a la alocución, atando al predicador a un manuscrito. El lector encontrará numerosos<br />

e jemplos <strong>de</strong> bosquejos <strong>de</strong> esta clase en nuestro volumen <strong>de</strong> Sermones escogidos, don<strong>de</strong><br />

publicamos solamente dos, sobre inauguración <strong>de</strong> templos, transcritos palabra por palabra, y<br />

cuarenta y ocho sobre diversos temas en esta forma con<strong>de</strong>nsada, ocupando c ada bosquejo a lo<br />

más tres páginas, y una, aproximadamente, <strong>de</strong> anécdotas.<br />

Aquí nos limitaremos a transcribir un ejemplo exprofesamente escogido <strong>de</strong> otro autor.<br />

EJEMPLO 3º<br />

Tema: EL YUGO <strong>DE</strong> CRISTO<br />

Mateo 11:29-30<br />

Introducción. — El capítulo <strong>de</strong>l cual seleccionamos este ejemplo empieza con el<br />

mensaje enviado por Juan a Cristo y la respuesta <strong>de</strong> Este (vers. 3-6). Cristo ensalza el carácter<br />

<strong>de</strong> Juan (vers. 7-11) y censura al pueblo por su menosprecio, tanto <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> Juan<br />

como <strong>de</strong>j suyo propio, mostrándoles los vanos pretextos que presentan para justificarse.<br />

Finalmente profetiza la ruina <strong>de</strong> Corazín, Bethsaida y Capernaum, y concluye con esta<br />

afectuosa invitación a tales oyentes <strong>de</strong>saprensivos, que bien pue<strong>de</strong>n ser tomados como tipo <strong>de</strong><br />

la Humanidad entera. Consi<strong>de</strong>remos:<br />

I. El yugo que nos impone.<br />

El yugo es un instrumento puesto sobre el cuello <strong>de</strong>l buey por el cual éste queda<br />

sujeto a ciertas restricciones <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l labrador que le conduce y <strong>de</strong> su compañero o<br />

compañeros <strong>de</strong> labor. Cristo usa esta figura para aplicarla a la religión; e implica:<br />

1) El yugo <strong>de</strong> su doctrina. — Esto significa la sujeción <strong>de</strong> nuestra mente a su<br />

enseñanza. La recepción con humildad <strong>de</strong> las misteriosas doctrinas <strong>de</strong>l Cristianismo, como la


encarnación <strong>de</strong>l Verbo Divino, la Re<strong>de</strong>nción, la Resurrección, etc. Tales doctrinas eran<br />

tropeza<strong>de</strong>ro a los judíos y locura a los gentiles, mas a los creyentes son sabiduría y potencia<br />

<strong>de</strong> Dios.<br />

2) El yugo <strong>de</strong> sus leyes. — Cristo no abolió la ley moral, sino que la explicó,<br />

espiritualizó y amplió. «Amad a vuestros enemigos» (véase Mateo 5:7). No hay verda<strong>de</strong>ro<br />

discipulado sin obediencia: «Vosotros sois mis amigos», etc. «Si me amáis, guardad mis<br />

mandamientos.»<br />

3) El yugo <strong>de</strong> la cruz <strong>de</strong> Cristo. — «Si alguno quisiere ser mi discípulo tome cada día<br />

su cruz, etc.» Esto implica mucho: pública profesión <strong>de</strong> Cristo, negación <strong>de</strong> sí mismo, si es<br />

necesario abandono <strong>de</strong> amigos, esposa, hijos, casas, bienes, y aun <strong>de</strong> la misma vida, por causa<br />

<strong>de</strong> Cristo.<br />

II. La lección que nos enseña.<br />

«Apren<strong>de</strong>d <strong>de</strong> Mí». Esto significa tanto la doctrina que enseña como las reglas que<br />

nos impone y los sacrificios que <strong>de</strong>manda.<br />

Tenemos que apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> El:<br />

1) Escuchando sus palabras. — El es el Profeta Supremo prometido a Israel <strong>de</strong><br />

quien se dijo: «A El oíd.» Mandato divino enfatizado nuevamente por Dios en Su bautismo.<br />

2) Imitando su ejemplo. — Es nuestro mo<strong>de</strong>lo perfecto. No nos impone ningún<br />

<strong>de</strong>ber que El mismo no haya cumplido en su vida ejemplar. El abrió la senda y nosotros<br />

tenemos que seguir sus pasos.<br />

3) Adoptando su mente y espíritu. — «Que soy manso y humil<strong>de</strong> <strong>de</strong> corazón».<br />

Debemos compartir la mansedumbre y humildad <strong>de</strong> Cristo, pues: «Si alguno no tiene el<br />

Espíritu <strong>de</strong> Cristo, el tal no es <strong>de</strong> El.» La verda<strong>de</strong>ra humildad suprime el orgullo e imparte un<br />

carácter dócil y amable.<br />

III. La bendición que promete.<br />

«Hallaréis <strong>de</strong>scanso para vuestras almas». El reposo corporal es dulce e indispensable.<br />

¡Cuánto más e l <strong>de</strong>scanso <strong>de</strong>l alma! Esta promesa incluye:<br />

1) Descanso <strong>de</strong> la servidumbre <strong>de</strong>l pecado. — No existe labor más severa o cruel, ni<br />

acompañada <strong>de</strong> mayor miseria, que la <strong>de</strong>l pecado. Esclavitud <strong>de</strong> Satanás. Vasallaje <strong>de</strong> su<br />

maldito imperio.<br />

2) Descanso <strong>de</strong> la inquietud interior. — «Los impíos son como la mar en tempestad,<br />

que no pue<strong>de</strong> estarse quieta». «No hay paz, dice mi Dios, para los impíos, sino temor y<br />

constante recelo»; pero «Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios». Por esto el<br />

alma pue<strong>de</strong> cantar:<br />

Oí la voz <strong>de</strong>l Salvador<br />

Decir con tierno amor:<br />

Ven, ven a Mí, <strong>de</strong>scansarás,<br />

Cargado pecador.<br />

Tal como era, a mi Jesús,<br />

Cansado, yo acudí,<br />

Y luego dulce alivio y paz,<br />

Por fe, <strong>de</strong> El recibí.<br />

3) Eterno reposo en el Cielo. — Queda un reposo para el pueblo <strong>de</strong> Dios. De los<br />

trabajos, conflictos, tristezas, cruces, sufrimientos, etc. Reposo constante y eterno (Apoc.<br />

14:13). Para persuadir a los pecadores a aceptar esta invitación observad:


IV. El motivo que aduce.<br />

«Pues mi yugo es fácil y ligera mi carga». Así, es:<br />

1) Contrastado con el yugo <strong>de</strong>l pecado. — ¿Qué fruto teníais <strong>de</strong> aquellas cosas <strong>de</strong> las<br />

cuales os avergonzáis? El yugo <strong>de</strong>l pecado está lleno <strong>de</strong> amargura y su paga es «muerte».<br />

2) Comparado con las prácticas religiosas <strong>de</strong>l paganismo. — Por lo general están<br />

llenas <strong>de</strong> crueldad. Tales sistemas religiosos se hallan escritos con la sangre <strong>de</strong> sus<br />

adoradores. Niños inmolados, viudas quemadas, torturas <strong>de</strong> los faquires y santones. El yugo<br />

<strong>de</strong> Cristo, en cambio, está lleno <strong>de</strong> misericordia, bondad, paz y pureza.<br />

3) Comparado con las prácticas <strong>de</strong> la dispensación judía. — Aunque <strong>de</strong> divino<br />

origen, como Dispensación preliminar a la Cristiana, era, sin embargo, lo que Pedro llama:<br />

«Yugo que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido llevar.» Por sus numerosos servicios,<br />

sacrificios, purificaciones, oblaciones, etcétera, y por la severidad <strong>de</strong> su ley moral: «Ojo por<br />

ojo y diente por diente.»<br />

4) El yugo <strong>de</strong> Cristo es, en cambio, fácil por sí mismo. — Nada irracional, nada<br />

<strong>de</strong>gradante u opresivo se encuentra en su doctrina. «Sus mandamientos no son penosos».<br />

Amar a Dios, creer en Jesús, obe<strong>de</strong>cer las leyes divinas y la dirección <strong>de</strong>l Espíritu Santo; ser<br />

lleno <strong>de</strong> frutos <strong>de</strong> bondad, etc.<br />

5) Es fácil por la ayuda que al aceptarlo nos es otorgada. — «Yo estoy con vosotros<br />

todos los días», promete Cristo al partir. Su presencia infun<strong>de</strong> fortaleza y consuelo por su<br />

Santo Espíritu. (Cítense ejemplos <strong>de</strong> mártires.) «Bástate mi gracia» fue dicho a un hombre<br />

que pasó muchas tribulaciones en el servicio <strong>de</strong> Cristo, el cual pudo por su parte exclamar:<br />

«Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.»<br />

Aplicación: Exhortad al esclavo <strong>de</strong>l pecado acerca <strong>de</strong> la necedad y locura <strong>de</strong> continuar<br />

en su penosa vida <strong>de</strong> pecado.<br />

Invitadle a probar el suave yugo <strong>de</strong> Cristo.<br />

Animad a los discípulos <strong>de</strong> Cristo a «seguir al Cor<strong>de</strong>ro por don<strong>de</strong>quiera que fuere», imitando<br />

sus virtu<strong>de</strong>s.<br />

(Trad. <strong>de</strong> Sketches and Skeletons of<br />

Sermons, por J. Burns, D.D.)<br />

Nótese en este ejemplo <strong>de</strong> un gran maestro varios rasgos que hemos señalado en la parte<br />

teórica <strong>de</strong> este manual:<br />

1.° El sermón es en su planteamiento <strong>de</strong> carácter textual ilativo.<br />

2.° El exordio o introducción es <strong>de</strong>l contexto. El doctor Burns tiene una preferencia<br />

especial por las introducciones contextúales. Permítasenos <strong>de</strong>cir que éstas son siempre las<br />

más fáciles y ricas en enseñanza, pero no las recomendamos en todos los casos. El predicador<br />

que teniendo que -dirigirse a un mismo auditorio le diera siempre introducciones <strong>de</strong>l contexto<br />

llegaría a hacerse monótonamente pesado. Como explicaremos en el capítulo VIII, hay otras<br />

formas <strong>de</strong> introducción más atractivas para <strong>de</strong>spertar vivamente el interés <strong>de</strong>l público <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

el mismo principio <strong>de</strong>l mensaje.<br />

3.° Este sermón es, empero, en su <strong>de</strong>sarrollo, un sermón textual-analítico, porque hay<br />

una frase en cada división principal que analiza, o presenta en otras palabras que las <strong>de</strong>l<br />

propio texto, la verdad que expresan las frases textuales una tras otra.<br />

4.° La conclusión, o aplicación, como lo <strong>de</strong>nomina el Dr. Burns, es múltiple,<br />

conteniendo tres puntos. Ello es posible por tratarse <strong>de</strong> un texto largo y un sermón bastante<br />

extenso. Un texto más breve, raramente permite varias conclusiones.<br />

5.° Digamos, finalmente, que este bosquejo, <strong>de</strong> un autor clásico y maestro <strong>de</strong>


Homilética <strong>de</strong>l siglo pasado, resulta <strong>de</strong>masiado extenso para nuestra época mo<strong>de</strong>rna. El<br />

predicador <strong>de</strong> nuestro tiempo que quisiera adaptarlo literalmente podría dar muy poco<br />

<strong>de</strong>sarrollo a cada parte. Esto ocurre también con nuestro propio volumen <strong>de</strong> Sermones<br />

escogidos, preparado para predicadores noveles en tiempos <strong>de</strong> persecución, cuando los fieles<br />

se reunían por las casas, llenos <strong>de</strong> fervor espiritual, y no se sentían muy satisfechos si el<br />

sermón se circunscribía a una sola hora. Era necesario, pues, exten<strong>de</strong>r el mensaje por toda<br />

clase <strong>de</strong> ramificaciones en cada punto y enriquecerlo con muchas anécdotas. Pero ello da<br />

posibilidad al predicador actual a escoger lo mejor. Siempre es preferible en un bosquejo<br />

ajeno que nos proponemos adaptar, que haya exceso <strong>de</strong> material, que falta, para po<strong>de</strong>r<br />

escoger y omitir lo menos interesante, dando paso a pensamientos propios basados en<br />

aquellos puntos o proposiciones que más nos han llamado la atención. El autor tiene que<br />

confesar que ha adaptado muchos sermones <strong>de</strong> Spurgeon en sus 45 años <strong>de</strong> predicador, pero<br />

omitiendo las nueve décimas partes <strong>de</strong>l material, conservando tan sólo las divisiones<br />

principales y algunos pensamientos clave.<br />

V<br />

Buscando material para el sermón<br />

Muchas veces, los estudiantes <strong>de</strong> Homilética han dicho que ocurre con los bosquejos<br />

como con el huevo <strong>de</strong> Colón. Son muy fáciles cuando se ven escritos en la pizarra, pero lo<br />

difícil es que a uno se le ocurra el plan a <strong>de</strong>sarrollar, y una vez obtenido éste, queda la<br />

dificultad <strong>de</strong> llenarlo con i<strong>de</strong>as interesantes. ¿Cómo lo haremos para hacer surgir i<strong>de</strong>as acerca<br />

<strong>de</strong> un texto en nuestras mentes?<br />

La primera y más sencilla <strong>de</strong> las formas es sometiendo el mismo a un bombar<strong>de</strong>o <strong>de</strong><br />

preguntas prácticas.<br />

Supongamos que el texto es Romanos 1:16. Antes <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>r a ningún plan sobre<br />

este texto, el estudiante pue<strong>de</strong> preparar copioso material sometiéndole a las siguientes<br />

preguntas:<br />

Sobre el texto en general.<br />

¿Cuándo fueron escritas estas palabras? ¿En qué población? ¿Por quién? ¿A quiénes<br />

fueron dirigidas? ¿De qué estaba hablando el escritor? ¿Qué objeto se proponía al escribir<br />

este texto?<br />

Respecto a las palabras.<br />

¿Por qué dice no me avergüenzo? ¿Por qué dice potencia? ¿Qué significa salud?<br />

Búsquense otros textos don<strong>de</strong> salud significa salvación.<br />

EJEMPLO: Hechos 4:12. Romanos 10:10. Hebreos: 14. Hebreos 2:3. 1. a Pedro 1:5.<br />

Judas 3.<br />

¿Quién era el judío? ¿Quién era el griego? ¿Por ué nombra dos pueblos?<br />

Respecto a las frases.<br />

¿Cuántas hay en este texto? ¿Dón<strong>de</strong> hallaré aclaración sobre la palabra salud? ¿Dón<strong>de</strong><br />

hallaré aclara-ión <strong>de</strong> que el Evangelio es po<strong>de</strong>r?<br />

En la Biblia: Zaqueo. La pecadora. El carcelero e Filipos.<br />

En la historia: Recuér<strong>de</strong>se algún caso o anécdota. ¿Qué otros textos extien<strong>de</strong>n la


invitación a «todo 3uel»? Juan 3:16.<br />

Respecto a sí mismo.<br />

¿Peco yo <strong>de</strong> avergonzarme? ¿Recuerdo algún caso que lo haya hecho?<br />

¿He dudado <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios para convertir a alguien?<br />

¿He <strong>de</strong> buscar primero los que están más cerca los que están más lejos en mis<br />

trabajos? ¿Me indicaré sólo a una clase?<br />

Respecto a los oyentes<br />

.<br />

¿Qué verda<strong>de</strong>s he <strong>de</strong> inculcar a los creyentes? . Las que me he aplicado a mí.<br />

¿Y a los no creyentes? La realidad <strong>de</strong> un Evangelio que se ha <strong>de</strong>mostrado tan<br />

po<strong>de</strong>roso.<br />

La necesidad <strong>de</strong> creer para tener salvación.<br />

La inutilidad <strong>de</strong> las obras para salvar. Lo que hacían los judíos.<br />

La inutilidad <strong>de</strong> buscar a Dios en la filosofía natural sin revelación.<br />

ARREGLO <strong>DE</strong>L BOSQUEJO<br />

Puedo hacerlo <strong>de</strong> dos modos: Por el método textual-ilativo o por el temático.<br />

Si lo hago temático, ¿sobre qué palabra lo basaré?<br />

Hay tres frases en el texto que sugieren interesantes temas, los cuales son:<br />

1.° No me avergüenzo.<br />

2.° Del Evangelio <strong>de</strong> Cristo.<br />

3.° Porque es potencia <strong>de</strong> Dios.<br />

Y pue<strong>de</strong>n formularse así:<br />

1.° El <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> no avergonzarse.<br />

2.° l Evangelio, po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios.<br />

3.° Salvación para todo hombre.<br />

Respecto a las ilustraciones.<br />

¿Qué puntos conviene ilustrar? Especialmente: «avergüenzo» y «po<strong>de</strong>r».<br />

Respecto a la introducción.<br />

gentil.<br />

¿Cómo haré el exordio? De dos maneras:<br />

1. a Relacionándolo con el proyecto <strong>de</strong>l viaje a Roma.<br />

2. a Explicando el humil<strong>de</strong> origen <strong>de</strong>l Evangelio y su triunfo sobre el mundo judío y<br />

Qué luz echa el contexto sobre el texto?<br />

El vers. 14 ilustra la disposición <strong>de</strong> Pablo para anunciar el Evangelio a todo el mundo.<br />

La absoluta <strong>de</strong>pravación <strong>de</strong>scrita en el vers. 21 al 32 ilustra el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Evangelio para salvar<br />

a tan corruptos pecadores.<br />

El vers. 18 <strong>de</strong>clara la necesidad <strong>de</strong> la salvación.<br />

La respuesta a todas estas preguntas ofrece muchísimo material para hacer un buen


sermón. Probablemente más que el que el estudiante podrá incluir en una sola disertación y<br />

pue<strong>de</strong> ya proce<strong>de</strong>r arreglo <strong>de</strong>l bosquejo en alguna <strong>de</strong> las indicadas es formas.<br />

EJEMPLO 1."<br />

EL <strong>DE</strong>BER <strong>DE</strong> NO AVERGONZARSE Romanos 1:16<br />

Introducción. — Siempre ha sido difícil confesar a Cristo, en otros tiempos a causa <strong>de</strong><br />

la persecución; y día en que este motivo <strong>de</strong> temor ha casi <strong>de</strong>sparecido, la obra <strong>de</strong> Dios es<br />

<strong>de</strong>tenida por temores mucho menos fundados: el <strong>de</strong> la opinión pública, posible pérdida en los<br />

negocios, <strong>de</strong> prestigio o <strong>de</strong> fama.<br />

El apóstol tenía en contra suya motivos <strong>de</strong> toda índole; sin embargo, está dispuesto a<br />

avanzar en vez <strong>de</strong> retroce<strong>de</strong>r. Consi<strong>de</strong>remos:<br />

I. De qué no se avergonzaba el apóstol. — Del Evangelio, Buena Nueva <strong>de</strong>l perdón<br />

<strong>de</strong> Dios. ¿Qué motivos aparentes tenía para avergonzarse?<br />

1º. Era una religión nueva, sin tradición.<br />

2º. Despreciada <strong>de</strong> los sabios y po<strong>de</strong>rosos <strong>de</strong> su tiempo.<br />

3º. Perseguida en muchas partes: Hechos 28:23.<br />

4º. Profesada por los más pobres y humil<strong>de</strong>s: 1. a Corintios 1:27.<br />

5º. No siempre honrada por sus mismos seguidores: 1. a Corintios 6:6.<br />

6º. Vilipendiada y calumniada <strong>de</strong> muchas maneras.<br />

II. Por qué no se avergonzaba. — A pesar <strong>de</strong> todo lo dicho, no tenía temor ni vergüenza <strong>de</strong><br />

esta doctrina, porque era po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios:<br />

1º. Para persuadir y convencer: Hebreos 4:12.<br />

2º. Para dar salvación: Romanos 8:1.<br />

3º. Para regenerar y transformar: 1. a Corintios 6:11.<br />

4º. Para dar herencia eterna: Juan 1:12. Por eso era el Evangelio su mayor<br />

gloria: Gálatas 6:14.<br />

EJEMPLO 2º<br />

SALVACIÓN PARA TODO HOMBRE<br />

Romanos 1:16<br />

Introducción. — El mensaje <strong>de</strong>l Evangelio es universal. No conoce fronteras ni razas.<br />

Las religiones paganas solían tener un carácter nacional, pero el Cristianismo es para el<br />

mundo entero. No podía ser <strong>de</strong> otro modo por ser <strong>de</strong> Dios.<br />

Nadie lo comprendió mejor que el apóstol San Pablo cuando luchó para <strong>de</strong>sligarlo <strong>de</strong><br />

los prejuicios nacionales <strong>de</strong>l judaísmo (Romanos 9:30 y 31). Es un mensaje universal.<br />

I. Por su origen. — «De Dios».<br />

1º. Dios es Creador <strong>de</strong> todos: Hechos 17:26.<br />

2º. Dios es Señor <strong>de</strong> todos. En El no cabe parcialidad: Hechos 10:36.<br />

3º. Quiere ser Padre <strong>de</strong> todos: Juan 1:12.<br />

II. Por su maravilloso carácter. — «Po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios».<br />

1.° Otras religiones han sido impuestas por medios humanos.<br />

a) Por la espada (El Islam).<br />

b) Por la influencia política (Budismo y Shintoisismo).<br />

c) Por humana persuasión (Filosofía platónica, Confucionismo).


2° El Cristianismo lo fue por:<br />

a) Milagros evi<strong>de</strong>ntes: Hebreos 2:4.<br />

b) Operaciones <strong>de</strong>l Espíritu Santo. No sólo en los tiempos apostólicos, sino en<br />

nuestros días. Su obra regeneradora no ha sido estéril en ninguna raza ni<br />

pueblo. (Ilústrese con anécdotas misioneras.)<br />

III. Por su admirable medio <strong>de</strong> adaptación.—«A todo aquel que cree.»<br />

El método por el cual Dios quiere regenerar y salvar a las almas está al alcance <strong>de</strong><br />

todos: 1.° De los indoctos como <strong>de</strong> los sabios. 2.° De los pobres, sin que los ricos se<br />

hallen<br />

excluidos.<br />

3.° De los enfermos e inválidos como <strong>de</strong> los sanos, pues no requiere esfuerzo físico.<br />

No podía haber medio tan a<strong>de</strong>cuado como la fe. No hay otro más sencillo; sin embargo,<br />

no hay otro que honre más a Dios e influya más en el propio carácter humano.<br />

IV. Por lo universal <strong>de</strong> la necesidad que suple. — «Al judío primeramente y también al<br />

griego».<br />

1.° Incluye las dos clases religiosas en que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista judío se hallaba<br />

dividida la Humanidad. El apóstol <strong>de</strong>muestra que ambas se hallaban <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> pecado<br />

(Romanos 3:21-31).<br />

2.° El se consi<strong>de</strong>raba <strong>de</strong>udor <strong>de</strong> todos: Romanos 1:14. ¿No lo somos nosotros<br />

también?<br />

3.° En nuestros días po<strong>de</strong>mos aplicar la <strong>de</strong>signación <strong>de</strong>:<br />

a) Judíos, a los que tienen fe y conocimiento <strong>de</strong> Dios, pero equivocados.<br />

b) Gentiles, los ateos y paganos.<br />

Los primeros se hallan muy cerca <strong>de</strong>l Reino, pero están igualmente expuestos<br />

a perecer si rechazan el divino mensaje.<br />

Conclusión. — ¿Permitirás que el Evangelio salve a otros y no a ti? (Mateo 8:11).<br />

EJEMPLO 3.°<br />

EL EVANGELIO, PO<strong>DE</strong>R <strong>DE</strong> DIOS<br />

Romanos 1:16<br />

Introducción. — Hay una diferencia esencial entre el Cristianismo y las religiones<br />

humanas. Estas proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los hombres y necesitan apoyarse en el po<strong>de</strong>r humano<br />

(Mahometismo, Budismo, Catolicismo), pero el Evangelio ha triunfado a través <strong>de</strong> todos los<br />

po<strong>de</strong>res humanos. Ni ca<strong>de</strong>nas, ni potros, ni circos, ni hogueras han podido <strong>de</strong>tener ni impedir<br />

el anuncio <strong>de</strong> la Buena Nueva. Porque:<br />

I. El Evangelio es po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios.<br />

1. No es <strong>de</strong> carácter físico. Dios ha intervenido raramente con po<strong>de</strong>r físico en la era<br />

cristiana para que la prueba <strong>de</strong> la fe fuese perfecta.<br />

2. Pero en su triunfo el Evangelio ha <strong>de</strong>mostrado po<strong>de</strong>r espiritual, pues muy pronto<br />

habría <strong>de</strong>saparecido <strong>de</strong> la tierra <strong>de</strong> no ser un po<strong>de</strong>r sobrehumano.<br />

a) A causa <strong>de</strong> su humil<strong>de</strong> origen: Un carpintero <strong>de</strong> Nazaret, doce pescadores y<br />

y artesanos.<br />

b) Por tener a tantos po<strong>de</strong>res en contra.<br />

Sin embargo:<br />

a) Triunfó rápidamente en los primeros siglos. (Dicho <strong>de</strong> Tertuliano: «Somos


<strong>de</strong> ayer y llenamos el mundo».)<br />

b) Por los admirables frutos que ha producido en todos los tiempos.<br />

II. Es un po<strong>de</strong>r benéfico. — «Dar salud».<br />

1. Hay en el mundo po<strong>de</strong>res que tien<strong>de</strong>n a la <strong>de</strong>strucción: los vientos, el fuego, el<br />

rayo. Dejados los elementos <strong>de</strong> la Naturaleza a su arbitrio, al acaso, sin ser or<strong>de</strong>nados<br />

y controlados por un Po<strong>de</strong>r Supremo, darían como resultado inevitable el caos. Este<br />

Po<strong>de</strong>r se ha hecho tan evi<strong>de</strong>nte como benéfico en el or<strong>de</strong>n físico. ¿No lo será en el<br />

or<strong>de</strong>n moral? ¿Ha <strong>de</strong> triunfar el mal moral en el Universo?<br />

2. El Evangelio es este po<strong>de</strong>r moral que el mundo necesitaba.<br />

a) Para persuadir y redargüir <strong>de</strong> pecado.<br />

b) Para transformar los individuos: 2. a Corintios 6:11.<br />

c) Para sostener y dar valor en las pruebas y en la muerte: Filipenses 4:13.<br />

III. Es un po<strong>de</strong>r que <strong>de</strong>be ser recibido y asimilado.<br />

Los vientos, la electricidad, son po<strong>de</strong>res latentes en la Naturaleza, pero que <strong>de</strong>ben ser<br />

asimilados por medio <strong>de</strong> aparatos adaptados a sus leyes (molino <strong>de</strong> viento, dínamo).<br />

El medio o conducto para obtener toda bendición divina es la fe.<br />

1. Fe en Cristo como Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

2. Fe en la eficacia <strong>de</strong> su Obra Re<strong>de</strong>ntora.<br />

3. Fe en su disposición para salvar inmediatamente y <strong>de</strong> un modo completo.<br />

4. Fe en sus infantiles promesas para el tiempo y la Eternidad. Se ha comparado la fe<br />

al conmutador eléctrico que trae la po<strong>de</strong>rosa corriente <strong>de</strong> todos sus bienes y beneficios<br />

al que hace uso <strong>de</strong> ella.<br />

IV. Es un po<strong>de</strong>r suficiente para alcanzar a los más alejados como a los más cercanos.<br />

1. Al judío.<br />

2. Al griego.<br />

(Véase apartado 3.° <strong>de</strong>l punto IV <strong>de</strong>l Ejemplo 2.°.)<br />

En estos tres bosquejos sobre un mismo texto hay mucho material que pue<strong>de</strong> ser<br />

intercalado con provecho <strong>de</strong>l uno y al otro. Por ejemplo: En la exposición que se hace <strong>de</strong>l<br />

Evangelio como po<strong>de</strong>r en el punto II <strong>de</strong>l Ejemplo 2.° hay algo que pue<strong>de</strong> ser dicho en el<br />

apartado 2.° <strong>de</strong>l Ejemplo 3.°, y viceversa; pero el sermón <strong>de</strong>be ser preparado con algún plan,<br />

haciendo énfasis sobre un asunto especial, y no <strong>de</strong>be preten<strong>de</strong>rse <strong>de</strong>cirlo todo en un solo<br />

sermón. Con trabajo y esfuerzo pue<strong>de</strong> ampliarse cualquier bosquejo <strong>de</strong> modo que llene todo<br />

el tiempo <strong>de</strong>l sermón, y con frecuencia más <strong>de</strong>l que disponemos, sin necesidad <strong>de</strong> salirse <strong>de</strong>l<br />

plan <strong>de</strong>l sermón.<br />

Se ha dicho que los dos elementos indispensables Para la composición <strong>de</strong> un sermón<br />

son: material y plan. A veces pue<strong>de</strong> tenerse mucho material sin plan, otras veces se tiene un<br />

magnífico plan sin que <strong>de</strong> momento aparezca todo el material que po<strong>de</strong>mos y <strong>de</strong>bemos usar,<br />

pero éste va viniendo poco a poco, ando lugar a los puntos subsidiarios si tenemos un buen<br />

bosquejo <strong>de</strong> puntos principales y <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> trabajar sin cansarnos hasta obtener un a<strong>de</strong>cuado<br />

menaje para las almas, fácil <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r y retener por su lógica or<strong>de</strong>nación.<br />

VI<br />

Sermones Expositivos


Se llama sermón expositivo al que toma como texto un largo pasaje bíblico. Los<br />

antiguos padres <strong>de</strong> la Iglesia llamaban a tales sermones «Homilías»; <strong>de</strong> ahí la palabra<br />

«Homilética», que se aplica al arte <strong>de</strong> preparar sermones religiosos.<br />

Los sermones expositivos pue<strong>de</strong>n estar basados sobre:<br />

Un capítulo <strong>de</strong> la Biblia. Una historia o parábola.<br />

Una serie <strong>de</strong> versículos que <strong>de</strong>sarrollan un pensamiento especial.<br />

Tomar todo un capítulo <strong>de</strong> la Biblia para un sermón, meramente por seguir la división <strong>de</strong><br />

capítulos, no es recomendable. Hay capítulos que sirven para tal objeto porque contienen un<br />

solo mensaje, pero hay otros que contienen materias tan diversas que, al querer comentar todo<br />

el capítulo, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> exponerse el predicador a predicar un sermón <strong>de</strong>masiado largo, corre<br />

el riesgo <strong>de</strong> que por la diversidad <strong>de</strong> materias borre con las últimas la impresión <strong>de</strong> las<br />

primeras sobre la mente <strong>de</strong> los oyentes. Solamente en una serie <strong>de</strong> estudios bíblicos en los<br />

cuales venga comentándose algún libro <strong>de</strong> la Biblia es admisible predicar sobre capítulos, y<br />

aun en tales casos es necesario no sujetarse a tal división, sino a los asuntos que se tratan en<br />

cada capítulo, predicando un sermón sobre aquel grupo <strong>de</strong> textos que <strong>de</strong>sarrollan un asunto.<br />

Esto es bastante difícil, especialmente en las epístolas <strong>de</strong> San Pedro y <strong>de</strong> San Juan y también<br />

en algunas porciones <strong>de</strong> las cartas <strong>de</strong> San Pablo. En todo caso <strong>de</strong>be procurarse agrupar<br />

aquellos textos que presentan un lazo <strong>de</strong> relación entre sí por alguna palabra o i<strong>de</strong>a común,<br />

como tendremos ocasión <strong>de</strong> ver. No obstante, se encuentran bastantes capítulos en la Biblia<br />

que ofrecen material para un solo sermón.<br />

SERMONES NARRATIVOS<br />

La mayor parte <strong>de</strong> los sermones expositivos suelen basarse sobre historias bíblicas o<br />

parábolas.<br />

Lo primero que tiene que hacer el predicador para preparar un sermón <strong>de</strong> esta clase es<br />

leer el relato con suma atención, anotando los hechos que más le interesen o contengan<br />

alguna aplicación práctica.<br />

1. Formule preguntas relacionadas con el hecho, como, por ejemplo: ¿Por qué<br />

pronunció Jesús esta parábola? Probablemente hallará la contestación en el contexto.<br />

¿Qué enseñanzas hay para los creyentes? Trate <strong>de</strong> aplicar en los <strong>de</strong>talles o en la<br />

totalidad <strong>de</strong>l pasaje.<br />

¿Qué enseñanzas hay para los creyentes? Trate <strong>de</strong> aplicar el pasaje a su propio<br />

corazón y piense en las necesida<strong>de</strong>s espirituales <strong>de</strong> su congregación a la vez <strong>de</strong>l pasaje leído.<br />

2. Anote las palabras principales <strong>de</strong> la narración busque su significado espiritual. Por<br />

ejemplo: Si se trata <strong>de</strong> la parábola <strong>de</strong>l sembrador, las palabras clave serán: sembrador,<br />

semilla, terreno, espinas, pedregales, aves, enemigo. Pregúntese y responda qué significado<br />

pue<strong>de</strong> tener cada una <strong>de</strong> ellas en el terreno espiritual.<br />

Si se trata <strong>de</strong> una historia <strong>de</strong>l Antiguo Testamento como, por ejemplo, la <strong>de</strong> Naamán,<br />

las palabras clave serán: lepra, profeta, criados, rey, Jordán, limpio, etc. Y, aplicando el<br />

sistema <strong>de</strong> preguntas, tendremos:<br />

¿Qué es la lepra? ¿Qué representa la lepra? ¿Quién era el profeta? ¿A quién pue<strong>de</strong><br />

representar? Y así a cada uno <strong>de</strong> los personajes. A<strong>de</strong>más pue<strong>de</strong> preguntarse: ¿Qué<br />

apren<strong>de</strong>mos <strong>de</strong> la conducta <strong>de</strong>l profeta? ¿Y <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l rey? ¿Y <strong>de</strong> los criados? ¿Y <strong>de</strong> la<br />

sirvienta? Con las respuestas a todas estas preguntas tendremos bastante material acumulado<br />

para un sermón, pero estará <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nado.<br />

Antes <strong>de</strong> entrar en las aplicaciones <strong>de</strong>l sermón, se procura referir la historia en un<br />

lenguaje vivo y dramático, sobre todo si hay en la congregación personas que nunca la han<br />

oído.


Al explicar la historia puntualice los <strong>de</strong>talles sobre los cuales quiere basar<br />

aplicaciones espirituales, por ejemplo: Lo incurable <strong>de</strong> la lepra, pues <strong>de</strong>spués tendrá que <strong>de</strong>cir<br />

que el pecado es una enfermedad incurable; el error <strong>de</strong> Naamán acudiendo a una alta<br />

recomendación, pues ello le servirá para combatir la mediación <strong>de</strong> los santos; la sencillez <strong>de</strong>l<br />

método <strong>de</strong> curación recomendado, pues luego tendrá que hablar <strong>de</strong> lo sencilla que es la<br />

salvación por la fe, etcétera. Pero resista la tentación <strong>de</strong> explicar la aplicación mientras cuenta<br />

la historia.<br />

Después podrá formular la aplicación en la siguiente forma o parecida:<br />

EJEMPLO 1º<br />

Tema: EL ERROR <strong>DE</strong> NAAMAN<br />

2ª Reyes 5<br />

I. La terrible enfermedad <strong>de</strong>l pecado.<br />

a) Aplíquese a gran<strong>de</strong>s y pequeños.<br />

b) Es inherente al hombre caído.<br />

c) Trae infaliblemente un <strong>de</strong>sastroso fin.<br />

II. El remedio infalible: El sacrificio <strong>de</strong> Cristo.<br />

a) Advertido por el testimonio personal.<br />

b) Definido por los servidores <strong>de</strong> Dios.<br />

III. Métodos erróneos para conseguirlo,<br />

á) No por dinero. Véanse Mateo 10:8; Hechos 8:20; 1ª Pedro 1:18.<br />

b) No por influencia: Juan 2:4; 1. a Timoteo 2:5.<br />

c) Consi<strong>de</strong>rar otras cosas tan buenas o mejores que lo que Dios ha revelado.<br />

Abana, Pharphar —religiones humanas, moralidad.<br />

IV. El método indispensable.<br />

á) Escuchar el mensaje con humildad.<br />

b) Creerlo <strong>de</strong> corazón.<br />

c) Obe<strong>de</strong>cer sin excusas y <strong>de</strong> un modo completo.<br />

Se pue<strong>de</strong>n hacer también sermones expositivos yendo directamente a las aplicaciones<br />

<strong>de</strong>l hecho sin referir la historia. Dicho método es recomendable cuando el tiempo es muy<br />

limitado y se está hablando exclusivamente a creyentes que conocen la historia<br />

sobradamente, pero el primer método es más recomendable si el predicador es un buen<br />

narrador y sabe poner colorido a la historia, refiriendo <strong>de</strong>talles que no están en la narración<br />

bíblica, pero que pudieron ocurrir con toda probabilidad.<br />

El autor tuvo el privilegio <strong>de</strong> oír al Dr. Billy Graham predicar en Winona Lake ante<br />

unas 20.000 personas, la mayoría <strong>de</strong> las cuales eran cristianas, sobre la conocidísima historia<br />

<strong>de</strong> Daniel en el foso <strong>de</strong> los leones. El gran orador pintó con tan vivos colores el <strong>de</strong>sespero <strong>de</strong>l<br />

rey, accionando con las dos manos, cogiéndose con ellas la cabeza, en contraste con la<br />

tranquilidad <strong>de</strong> Daniel que suponía escogiendo al león más gordo y haciéndolo acostar para<br />

reclinar su cabeza sobre el mismo como almohada, que todos nos <strong>de</strong>leitamos escuchando una<br />

historia conocidísima como si fuera nueva. Lo más admirable <strong>de</strong>l caso es que supo componer<br />

el sermón <strong>de</strong> tal forma que, sin forzar las aplicaciones <strong>de</strong> la historia, contenía un claro<br />

mensaje evangelístico, y cuando hizo un llamamiento final, unas 300 personas acudieron a la<br />

plataforma, muchas <strong>de</strong> ellas llorando, para testificar su aceptación <strong>de</strong> Cristo como Salvador<br />

personal.<br />

Sin embargo, el predicador <strong>de</strong>be tener mucho cuidado, sobre todo si es joven y novel<br />

en el arte <strong>de</strong> predicar, <strong>de</strong> no forzar su imaginación <strong>de</strong> tal modo que pinte la historia con<br />

colores extraños, añadiendo <strong>de</strong>talles inverosímiles. Hay que evitar <strong>de</strong>scribir a Noé, como hizo<br />

cierto predicador, a la puerta <strong>de</strong>l Arca leyendo la Biblia.


He aquí otro bosquejo sintético <strong>de</strong> un sermón narrativo sobre una historia bien<br />

conocida <strong>de</strong>l Nuevo Testamento.<br />

EJEMPLO 2º<br />

EL HALLAZGO <strong>DE</strong>L RICO PUBL1CANO <strong>DE</strong> JERICO.<br />

Lucas 19:9<br />

I. Impedimentos.<br />

1. Una dificultad popular: Publicano.<br />

2. Una dificultad moral: Pecador.<br />

3. Una dificultad financiera: Rico.<br />

II. Ventajas.<br />

1. Tenía un gran <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ver a Jesús.<br />

2. Hizo un gran esfuerzo para verle.<br />

3. Tenía voluntad <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer a Jesús.<br />

III. Resultados.<br />

1. Una gran confesión.<br />

2. Una gran restitución.<br />

3. Una gran<strong>de</strong> verdad proclamada (vers. 20).<br />

(C. L. Trawin)<br />

Este esqueleto requerirá una introducción a<strong>de</strong>cuada, según se explica en el capítulo<br />

VIII <strong>de</strong> este libro, y que se redon<strong>de</strong>e cada punto, explicando lo que era el publicano; así<br />

como, usando un poco la imaginación, conviene referirse a los pecados <strong>de</strong> Zaqueo, hágase<br />

notar la paradoja <strong>de</strong> que en los asuntos humanos la mayor dificultad es la pobreza, pero en los<br />

espirituales suele ser la riqueza.<br />

La parte <strong>de</strong> aplicación evangélica a los oyentes <strong>de</strong>be basarse muy bien en el último<br />

subtítulo y en texto en que se apoya. De esta manera el sermón terminará <strong>de</strong>l modo propio y<br />

lógico <strong>de</strong> los sermones avangelísticos, con una invitación a los pecadores y la llamada al<br />

corazón.<br />

EJEMPLO 3º<br />

LIBERACIÓN <strong>DE</strong>L LAGO CENAGOSO<br />

Salmo 40:1-6<br />

I. El lago cenagoso es el mundo.<br />

a) El pecado ha atascado nuestros pies <strong>de</strong>s<strong>de</strong> nuestra misma infancia. Nos<br />

hundimos en acciones y palabras malas y la muerte física y espiritual nos<br />

amenaza. ¿Qué po<strong>de</strong>mos hacer?<br />

b) Tratar <strong>de</strong> salvarnos a nosotros mismos: Tarea inútil.<br />

c) Clamar al que pue<strong>de</strong> salvarnos: «Oyó mi clamor».<br />

II. Cristo es el Salvador po<strong>de</strong>roso que levanta al caído.<br />

La encarnación <strong>de</strong>l Verbo, es Dios «inclinándose», bajándose para acercarse al<br />

pecador.<br />

III. Su salvación es firme y segura. — «Puso mis pies sobre peña». Vers. 2.<br />

IV. El Salvador se complace en guiar a los salvados por el camino que El anduvo.<br />

«En<strong>de</strong>rezó mis pasos».<br />

V. Pone en sus labios una canción nueva.<br />

La vieja era: «¡Ay! ¡Ay! ¡Socorro!» La nueva es: «Alabanza a nuestro Dios»<br />

(Apocalipsis 5:9).<br />

VI. Resultados <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> salvación.


a) Verán esto muchos.<br />

b) Temerán.<br />

c) Esperarán en Jehová.<br />

La imaginaria historia <strong>de</strong> un hombre hundiéndose en el cieno ha <strong>de</strong> ser solamente una<br />

ilustración, y sería un pecado contra el respeto que nos merece la Biblia <strong>de</strong>cir que ocurrió<br />

literalmente al rey David. Evi<strong>de</strong>ntemente, el autor no tiene en vista nada más que su<br />

experiencia moral.<br />

Siempre al añadir <strong>de</strong>talles a las historias bíblicas <strong>de</strong>bemos proce<strong>de</strong>r con sumo cuidado<br />

para distinguir lo que está referido en la Biblia y lo que es imaginación <strong>de</strong>l predicador. Nunca<br />

<strong>de</strong>ben darse tales i<strong>de</strong>as como si fuesen <strong>de</strong> la Biblia, sino que <strong>de</strong>bemos distinguirlas con un<br />

«probablemente...», «po<strong>de</strong>mos suponer...», «es posible que...», «podía ocurrir que...», y<br />

nunca hacer una afirmación concreta que no se halle contenida en las Sagradas Escrituras. La<br />

primera cualidad <strong>de</strong>l predicador es ser veraz.<br />

MÉTODO ANALÍTICO<br />

El sistema mayormente empleado en la clase <strong>de</strong> armones llamados expositivos es el<br />

método simple, que consiste en comentar versículo por versículo, este sistema, generalmente<br />

usado por los predicadores sin estudios, es también empleado por los gran<strong>de</strong>s expositores <strong>de</strong><br />

la Palabra <strong>de</strong> Dios. ¿La razón? pues que es el método que permite sacar más provecho <strong>de</strong> la<br />

porción que se estudia, ya que con él se analiza cada frase, cada sentencia, cada palabra, sin<br />

<strong>de</strong>jar nada por exprimir en consi<strong>de</strong>raciones y comentarios.<br />

El predicador sencillo lo encuentra maravilloso. No hay que preparar sermón alguno,<br />

ni bosquejo, con este sistema, sino tan sólo meditar cada versículo. Cuando se han terminado<br />

los pensamientos referentes a una frase se proce<strong>de</strong> a la siguiente; sin embargo, este sistema<br />

pue<strong>de</strong> hacerse muy pesado a los oyentes, sobre todo si éstos no son personas muy fervorosas,<br />

y el predicador es pobre <strong>de</strong> expresión y <strong>de</strong> conocimientos.<br />

Pero pue<strong>de</strong> resultar maravilloso si el predicador sabe ir <strong>de</strong> un texto a otro <strong>de</strong>l modo<br />

<strong>de</strong>bido, pues también este método más sencillo tiene su arte y sus reglas.<br />

Al exponer así la Sagrada Escritura es necesario no pasar bruscamente <strong>de</strong> un texto al<br />

siguiente o <strong>de</strong> una frase a otra <strong>de</strong>l mismo texto, sino que conviene relacionarlos.<br />

a) Por contraste. Por ejemplo, si estamos comentando <strong>de</strong>l Evangelio diremos: «El Señor nos<br />

<strong>de</strong>clara en la frase anterior tal o cual cosa; ahora nos dice esto», haciendo notar la relación,<br />

diferencia o avance <strong>de</strong> pensamiento que hay entre ambas frases.<br />

b) Por inferencia <strong>de</strong> lo no expresado, pero que se adivina o trasluce en el pasaje entre<br />

líneas. Las frases más diversas pue<strong>de</strong>n ser relacionadas <strong>de</strong> esta forma si el predicador es un<br />

pensador ágil. Rogamos al lector que lea el pasaje Juan 5:37 al 45. A primera vista le<br />

parecerá que el discurso <strong>de</strong> Cristo cambia completamente <strong>de</strong> sentido en cada texto <strong>de</strong> la<br />

porción leída. Pue<strong>de</strong>, naturalmente, comentarlo así, separadamente, haciendo como un<br />

pequeño sermón para cada texto. Sin embargo, por buenos que sean tales sermoncitos resulta<br />

<strong>de</strong>sorientador para la mente <strong>de</strong> los oyentes oírlos juntos uno tras otro sin conexión alguna<br />

entre sí.<br />

Pero pue<strong>de</strong> darse cohesión a estos pensamientos, al parecer tan diversos, preparando<br />

un sermón expositivo bajo un tema en la siguiente forma:<br />

EJEMPLO 3º<br />

LAS CRE<strong>DE</strong>NCIALES <strong>DE</strong> CRISTO<br />

Juan 5:36 al 45


Vers. 36. — El Señor está hablando <strong>de</strong>l testimonio <strong>de</strong> Juan, a quien los judíos<br />

enviaron a preguntar si era él el Mesías (véase Cap. 1; 19). Pero éste, en lugar <strong>de</strong> testificar <strong>de</strong><br />

sí mismo, habló en favor <strong>de</strong> Cristo (Cap. 1, vers. 29). Los judíos orgullosos no lo creyeron,<br />

sino tan sólo algunos pocos discípulos; por esto Jesucristo les señala en cuanto a sí mismo un<br />

testimonio superior, el <strong>de</strong> Dios.<br />

Vers. 37. — Ahora bien, la pregunta que ellos y cualquiera se haría es: « ¿Pero qué<br />

garantía tenemos <strong>de</strong> que Dios ha señalado a un humil<strong>de</strong> artesano <strong>de</strong> Nazaret como el<br />

Mesías?» Si pudiéramos ver a Dios, oír su voz haciéndonos tal <strong>de</strong>claración, bien, pero no hay<br />

tal cosa como esto. A este escepticismo alu<strong>de</strong> la segunda parte <strong>de</strong>l versículo.<br />

Vers. 38. — Dado el modo en que Dios se revela al mundo, el que no tiene el Espíritu<br />

<strong>de</strong> Dios en el corazón no sabe percibir el mensaje <strong>de</strong> Dios en boca <strong>de</strong> sus mensajeros. Esto<br />

observamos cada día en nuestros servicios religiosos y ocurría igualmente en los días <strong>de</strong><br />

Cristo. Sólo los que viven más cerca <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>scubren y entien<strong>de</strong>n por intuición espiritual lo<br />

que Dios quiere revelar a sus almas, por medio <strong>de</strong> sus siervos.<br />

Vers. 39. — Pero las profecías <strong>de</strong> la Sagrada Escritura son un testimonio evi<strong>de</strong>nte,<br />

aun para el que no tiene la intuición espiritual, con tal que tenga buena voluntad. Por eso<br />

Cristo les invita a escudriñarla, para que se persuadan <strong>de</strong> que lo que las Sagradas Escrituras<br />

dicen acerca <strong>de</strong>l Mesías que había <strong>de</strong> venir, estaba cumpliéndose en su persona.<br />

Vers. 40. — El resultado <strong>de</strong> tal estudio sería la vida eterna, pero no por el mero hecho<br />

<strong>de</strong> leer la Biblia como un libro mágico, sino solamente en el caso; que como resultado <strong>de</strong> tal<br />

estudio naciera en ellos la fe sincera que les hiciera aceptar a Cristo <strong>de</strong> un modo libre y<br />

espontáneo.<br />

Vers. 41. — Este reconocimiento no aprovecha al mismo Cristo, ya que aquel a quien<br />

adoran las criaturas celestes no necesita la poca gloria que po<strong>de</strong>mos darle.<br />

Vers. 42. — Pero El se goza <strong>de</strong> ver el amor <strong>de</strong> Dios reflejado en el corazón <strong>de</strong> los<br />

hombres hechos a su imagen. Cuando falta este amor todo está perdido.<br />

Vers. 43. — La locura humana consiste, empero, esto precisamente:<br />

a) Rehúsa glorificar a Dios y da la gloria a criaturas humanas (santos, papa, héroes,<br />

ídolos nacionales, etc.).<br />

Vers. 44. —<br />

b) Este gran error es fomentado por el humano orgullo, que procura obtener el honor<br />

para sí o para su grupo. (Mucho <strong>de</strong>l honor que se da a los santos canonizados en cada época<br />

es fomentado por el orgullo patriótico, <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n religioso, etcétera. Ejemplo: Juana <strong>de</strong> Arco y<br />

muchos otros.)<br />

Vers. 45-47. — La Palabra <strong>de</strong> Dios será, empero, el juez infalible que juzgará a los<br />

que se han extraviado <strong>de</strong> tal modo. ¡Qué <strong>de</strong>sengaño para los judíos cuando se <strong>de</strong>n cuenta <strong>de</strong><br />

que les con<strong>de</strong>na aquel a quien ellos idolatraban como su gran legislador y Caudillo!<br />

¡Qué <strong>de</strong>sengaño para muchos católicos cuando la bendita Virgen María pueda<br />

hablarles, no según la ilusión <strong>de</strong> los que hoy preten<strong>de</strong>n tener visiones, sino según ella es y<br />

piensa en verdad, lo cual conocemos por las enseñanzas <strong>de</strong>l Evangelio!<br />

Conclusión. — Nadie sino Cristo tiene cre<strong>de</strong>nciales divinas. Aceptémosle y<br />

<strong>de</strong>jémonos guiar sólo por El.<br />

Cualquier predicador inteligente sabrá <strong>de</strong>sarrollar estos puntos mucho más allá <strong>de</strong> lo<br />

aquí sugerido; pero el breve comentario que damos ofrece la clave para unir y relacionar<br />

estos versículos entre sí, haciéndolos la base <strong>de</strong> un sermón compacto. Nótese, empero, que<br />

para hacerlo así es indispensable tener un tema, y el <strong>de</strong> Las cre<strong>de</strong>nciales <strong>de</strong> Cristo es el mejor<br />

que correspon<strong>de</strong> a este pasaje.<br />

Supongamos que el capítulo a comentar es 1. a Pedro 1. También allí hay materiales<br />

diversos. ¿Cómo vamos a unirlos? En algunos casos es casi imposible, hay una brecha<br />

insalvable entre versículo y versículo; entonces convendrá agrupar el texto, o el grupo <strong>de</strong>


textos que sigue, bajo otro título, y así sucesivamente, formando tantos sermones como pasos<br />

infranqueables encontramos entre versículo y versículo.<br />

El análisis <strong>de</strong> 1. a Pedro 1, nos da cuatro temas.<br />

I. La esperanza <strong>de</strong> los peregrinos: Vers. <strong>de</strong>l 1 al 9.<br />

II. El misterio escondido a los profetas: Vers. 10 y 12.<br />

III. Exhortación a la santificación: Vers. 13 al 22.<br />

IV. Permanencia <strong>de</strong> la Biblia: Vers. 23 al 25.<br />

Tratemos ahora <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollar algunos <strong>de</strong> estos mas.<br />

EJEMPLO 4º<br />

LA ESPERANZA <strong>DE</strong> LOS PEREGRINOS<br />

1º. Pedro 1, <strong>de</strong>l 1 al 9<br />

Vers. 1. — El apóstol Pedro parece dirigirse a sus propios discípulos que creyeron a la<br />

palabra en el día <strong>de</strong> Pentecostés. Los comentadores difieren si el calificativo <strong>de</strong> extranjeros se<br />

refería a su calidad tales, como judíos <strong>de</strong> la dispersión en el mundo gentil, o a la condición <strong>de</strong><br />

extranjeros en que nos hallamos situados todos los cristianos en un mundo que no conoce al<br />

Señor ni obe<strong>de</strong>ce sus leyes.<br />

Vers. 2. — Si somos extranjeros entre el mundo por haber sido elegidos por la<br />

presencia <strong>de</strong> Dios para ser sus hijos. Sin embargo, tal presciencia implica nuestra voluntad <strong>de</strong><br />

obe<strong>de</strong>cer a su Palabra. Es por tal obediencia que nos es aplicada la virtud <strong>de</strong> sangre <strong>de</strong> Cristo,<br />

y cuando crecemos en la vida cristiana la gracia y la paz nos es multiplicada.<br />

Vers. 3. — Cuántos motivos tenemos, por lo tanto, para alabar al Señor por su gran<strong>de</strong><br />

misericordia que nos ha hecho nacer <strong>de</strong> nuevo, haciendo brotar en nuestros corazones una<br />

esperanza que es viva porque se asienta sobre un hecho comprobado: la Resurrección <strong>de</strong><br />

Jesucristo.<br />

Vers. 4. — Esta esperanza es la <strong>de</strong> que somos here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> una herencia que tiene<br />

estas dos preciosas condiciones, imposibles <strong>de</strong> hallar en este mundo:<br />

a) No se pasa ni marchita como todo lo que vemos.<br />

b) No pue<strong>de</strong> ser dañado ni contaminado por el pecado. Si hubiera la menor<br />

posibilidad <strong>de</strong> que el pecado pudiera entrar en el Cielo alguna vez, sería <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora un<br />

motivo <strong>de</strong> pesar para los creyentes.<br />

Vers. 5. — Esta herencia está reservada en los cielos para aquellos que somos<br />

guardados en la virtud <strong>de</strong> Dios aquí en la tierra. Es <strong>de</strong>cir, el que guarda la herencia en los<br />

Cielos, guarda a los here<strong>de</strong>ros sobre la tierra para que no perdamos nuestra posesión celestial,<br />

sino que obtengamos aquella salud, o sea, liberación, <strong>de</strong> todos los males que tendrá lugar en<br />

el postrimero tiempo.<br />

Vers. 6. — Es tan gloriosa esta esperanza que produce gozo aun en la aflicción, como<br />

ha sido el caso <strong>de</strong> muchos mártires y piadosos cristianos afligidos. (Cítese algún ejemplo.)<br />

Pues ante su gran<strong>de</strong>za y duración toda aflicción aquí resulta sin importancia y breve. Es un<br />

gran consuelo en las aflicciones saber:<br />

a) Que serán por poco tiempo.<br />

b) Si son necesarias. No nos gusta pa<strong>de</strong>cer inútilmente, y ésta es la tragedia <strong>de</strong> los<br />

mundanos que no conocen la promesa <strong>de</strong> 2. a Corintios 4:17.<br />

Vers. 7. — El apóstol nos <strong>de</strong>fine la principal razón Por la cual la tribulación pue<strong>de</strong><br />

hacerse necesaria en esta vida: Para que nuestra fe probada, como el oro, sea purificada <strong>de</strong> tal<br />

modo que, en el día <strong>de</strong> Cristo, el Supremo Juez no encuentre en nosotros sino motivos <strong>de</strong><br />

alabanza, gloria y honra. Es <strong>de</strong>cir, todo oro puro y ninguna escoria.


Vers. 8. — El apóstol recuerda que este Señor Jesucristo, cuya manifestación esperan<br />

sus lectores e hijos en la fe, nunca había sido visto por ellos; sin embargo, su fe es firme en<br />

El. Con tal motivo les admira. Po<strong>de</strong>mos figurarnos a los creyentes diciendo gran apóstol:<br />

«¿Qué privilegio tuviste tú <strong>de</strong> convivir con El, <strong>de</strong> andar en su compañía y oír las paladas <strong>de</strong><br />

su boca?» Y el apóstol respon<strong>de</strong>ría: «¡Qué privilegio tenéis vosotros que sin haberle visto le<br />

amáis! Mi fe no tiene importancia ni mérito alguno, la vuestra tiene mucho más valor en su<br />

presencia.» véase Juan 20:29.<br />

Por esto el gozo espiritual <strong>de</strong> los creyentes en el Señor tiene esta doble cualidad:<br />

a) Es inefable. Es <strong>de</strong>cir, no se pue<strong>de</strong> expresar con palabras.<br />

b) Glorificado. Propio <strong>de</strong> la gloria. De la misma clase que el que disfrutaremos en la<br />

Gloria, con la sola diferencia que aquí lo experimentamos a gotas, en momentos <strong>de</strong> especial<br />

emoción religiosa, y allí lo tendremos a torrentes.<br />

Vers. 9. — ¿Cuándo será esto? Cuando llegaremos al objetivo o meta <strong>de</strong> nuestra<br />

carrera. Vale, pues, la pena pasar tribulaciones durante el peregrinaje o prueba a que nos<br />

hallamos al presente sometidos.<br />

EJEMPLO 5º<br />

EL MISTERIO ESCONDIDO A LOS PROFETAS<br />

1. a Pedro 1:10-12<br />

Vers. 10. — La palabra «salud», o salvación, en el versículo anterior, sugiere al<br />

apóstol una serie <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>raciones sobre el tema <strong>de</strong> la salvación profesada en el Antiguo<br />

Testamento. Tenemos aquí una revelación <strong>de</strong> lo interesante que era para los mismos profetas<br />

el anuncio <strong>de</strong> los sufrimientos <strong>de</strong>l Mesías, como en Isaías 53.<br />

Vers. 11. — Era una cosa extraordinaria para ellos como judíos que aquel «Siervo <strong>de</strong><br />

Jehová», que tenía que «rociar a muchas gentes y <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l cual los reyes cerrarían sus<br />

bocas», hubiera <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer todo lo que se dice a continuación. Sin embargo, así ha sido.<br />

Vers. 12. — El Evangelio es una dispensación peculiar <strong>de</strong> nuestro tiempo. Este texto y<br />

otros <strong>de</strong> la Sagrada Escritura nos muestran que una cosa es el privilegio <strong>de</strong> los cristianos y<br />

otra el <strong>de</strong> los hombres fieles <strong>de</strong>l Antiguo Testamento, aunque formarán una misma compañía<br />

con los creyentes, pero probablemente aquéllos como «amigos <strong>de</strong>l esposo». Véase también<br />

Hebreos 11:40. La presente época <strong>de</strong> la Gracia, aunque más difícil quizá que ninguna para el<br />

ejercicio <strong>de</strong> la fe, es la más bienaventurada para los fieles <strong>de</strong> Dios.<br />

Todo en el Antiguo Testamento es una preparación <strong>de</strong> los propósitos <strong>de</strong> salvación<br />

revelados en el Nuevo.<br />

Vers. 12. — Esta salvación, con la maravilla <strong>de</strong> la encarnación <strong>de</strong>l Divino Verbo, y los<br />

frutos <strong>de</strong> ella, como son los milagros <strong>de</strong> la gracia en la transformación <strong>de</strong> pecadores, y el<br />

amor, heroísmo y consagración <strong>de</strong> los creyentes, son cosas tan admirables, por lo que<br />

glorifican a Dios y confun<strong>de</strong>n a Satanás, que los mismos ángeles fieles lo miran día tras día<br />

alborozados y gozosos. Véase Lucas 15:10.<br />

¿No nos sentimos privilegiados <strong>de</strong> ser protagonistas <strong>de</strong> Dios en este sublime<br />

espectáculo? ¿No procuraremos esmerarnos para actuar con la máxima perfección?<br />

MÉTODO SINTÉTICO<br />

Cuando el comentario abarca un capítulo fecundo, <strong>de</strong> las epístolas o <strong>de</strong> los salmos,<br />

por ejemplo, será conveniente para agruparlos bajo un tema omitir los textos que no se<br />

avienen al plan propuesto, haciendo la selección solamente <strong>de</strong> los que entran en el plan lógico<br />

<strong>de</strong>l sermón.<br />

Este método es aún más sugestivo que el explicar un versículo tras otro, y el público lo


aprecia más, porque le permite recordar el mensaje muchísimo mejor.<br />

Supongamos que se trata <strong>de</strong> exponer el capítulo 4 <strong>de</strong> Filipenses. El predicador pue<strong>de</strong><br />

agrupar los pensamientos principales <strong>de</strong> dicho riquísimo capítulo bajo un tema general, <strong>de</strong>l<br />

siguiente modo:<br />

EJEMPLO 6º<br />

SIETE PRIVILEGIOS <strong>DE</strong>L CREYENTE<br />

1. Gozo constante: Vers. 4.<br />

2. Liberación absoluta <strong>de</strong> cuidados: Vers. 6.<br />

3. Paz abundante: Vers. 7.<br />

4. Amigo siempre presente: Vers. 9.<br />

5. Contentamiento que nunca fracasa: Vers. 11.<br />

6. Po<strong>de</strong>r todo suficiente: Vers. 15.<br />

7. Una inagotable provisión para cada necesidad: Vers. 19.<br />

Del mismo modo pue<strong>de</strong> trazarse el conocido Salmo 23 bajo el tema:<br />

EJEMPLO 1°<br />

PRIVILEGIOS <strong>DE</strong> AQUEL CUYO PASTOR ES JEHOVA<br />

1. Toda necesidad suplida: Vers. 1-3.<br />

2. Todo temor expulsado: Vers. 4.<br />

3. Todo <strong>de</strong>seo satisfecho: Vers. 5-6.<br />

El mismo pasaje que comentamos antes por el sistema analítico, versículo tras<br />

versículo, pue<strong>de</strong> ser tratado por el sistema sintético <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> los privilegios,<br />

usando solamente aquellos textos que correspon<strong>de</strong>n al tema, en la siguiente forma:<br />

EJEMPLO 8º<br />

LO QUE GANAMOS POR LA FE EN CRISTO<br />

1. a Pedro 1:3-8<br />

1. Nuevo nacimiento: Vers. 3.<br />

2. Una esperanza viva garantizada por un hecho innegable: Vers. 3.<br />

3. Una herencia gloriosa (Vers. 4), cuyas características son:<br />

a) Incorruptible.<br />

b) Incontaminable.<br />

c) Reservada en los cielos.<br />

4. Seguridad <strong>de</strong> los here<strong>de</strong>ros: «Guardados por la virtud <strong>de</strong> Dios»: Vers. 5.<br />

5. Gozo inefable y glorificado: Vers. 8.<br />

6. Recompensa y honores en la aparición <strong>de</strong> Cristo: Vers. 7.<br />

El pasaje <strong>de</strong> Hechos 4, que refiere la actitud <strong>de</strong> los apóstoles cuando salieron <strong>de</strong> la<br />

cárcel, pue<strong>de</strong> ser usado provechosamente para una reunión <strong>de</strong> oración, bajo el tema:<br />

I. Calidad <strong>de</strong> esta oración apostólica.<br />

EJEMPLO 9º<br />

EL PO<strong>DE</strong>R <strong>DE</strong> LA ORACIÓN


1. Tenía un motivo especial: Vers. 24.<br />

2. Fue hecha con fe en el po<strong>de</strong>r y provi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dios.<br />

3. Fue unánime: Vers. 24 y 28.<br />

4. Se apoya en palabras <strong>de</strong> la Sagrada Escritura: Vers. 25-26.<br />

I. Resultado <strong>de</strong> dicha oración.<br />

1. Los discípulos llenos <strong>de</strong>l Espíritu Santo: Versículo 31.<br />

2. Dios levantó un <strong>de</strong>fensor entre sus mismos enemigos: Cap. 5:34.<br />

3. Recibieron valor para testificar, según pidieron: Cap. 4:33.<br />

4. Desarrolló la actividad y los frutos <strong>de</strong> la misma: Cap. 5:42.<br />

Obsérvese cómo las divisiones <strong>de</strong> este bosqueje abarcan más allá <strong>de</strong> la porción<br />

principal que señalamos como texto, entrando en el capítulo 5, que con en materias muy<br />

diversas que <strong>de</strong>ben omitirse como la mentira <strong>de</strong> Ananías y Safira; pero leyendo ambos<br />

capítulos pue<strong>de</strong> observarse que el final <strong>de</strong>l la continuación <strong>de</strong> la misma historia <strong>de</strong>l 4, y 1o<br />

que importa es presentar a los oyentes todos aquellos datos que pue<strong>de</strong>n apoyar la tesis <strong>de</strong>l<br />

tema, o sea, el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la creación.<br />

Para hacer buenos sermones expositivos <strong>de</strong> cualquier pasaje <strong>de</strong> las Sagradas<br />

Escrituras es necesario buscar una línea <strong>de</strong> pensamiento que engarce los principales textos<br />

como en una especie <strong>de</strong> collar d perlas. Será la manera <strong>de</strong> que la gente las retenga todas y no<br />

pierda ninguna. Si se las ofrecéis sueltas no recibirán tanta edificación espiritual, ni podrán<br />

recordar tan bien el sermón.<br />

Supongamos que el comentario que queremos hacer es sobre el 2.° capítulo <strong>de</strong> 1. a<br />

Juan. Este es un capítulo difícil <strong>de</strong> unir en una sola línea <strong>de</strong> pensamiento, pues el estilo <strong>de</strong><br />

San Juan no sigue un argumento continuo, como algunos capítulos <strong>de</strong> las epístolas <strong>de</strong> San<br />

Pablo, sino que varía constantemente sin embargo, pue<strong>de</strong> hallarse aquí un lazo <strong>de</strong> conexión<br />

en la persona <strong>de</strong> Jesús, y podremos <strong>de</strong>cir que el capítulo nos presenta:<br />

EJEMPLO 10º<br />

SIETE ASPECTOS CONSOLADORES <strong>DE</strong> CRISTO<br />

1. Jesús, abogado con el Padre: Vers. 1.<br />

2. Jesús, la propiciación por nuestro pecado: Ver. 2.<br />

3. Jesús, nuestra luz: Vers. 8.<br />

4. Jesús, dador <strong>de</strong>l Espíritu Santo: Vers. 20, 27.<br />

5. Jesús, el Hijo <strong>de</strong> Dios: Vers. 20, 23.<br />

6. Jesús, el prometido: Vers. 25.<br />

7. Jesús, el que ha <strong>de</strong> venir: Vers. 28.<br />

Cada uno <strong>de</strong> estos puntos pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollarse con preciosas enseñanzas acerca <strong>de</strong> la<br />

persona <strong>de</strong> Cristo. Claro está que este método no nos permite comentar otras enseñanzas muy<br />

importantes que el mismo capítulo nos ofrece acerca <strong>de</strong> los jóvenes y <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> vivir<br />

separados <strong>de</strong>l mundo. Para esto <strong>de</strong>biéramos tratar los versículos 12 al 17 bajo otros temas<br />

como «La victoria contra el pecado» o «Vanidad <strong>de</strong> las cosas presentes». Pero no pue<strong>de</strong>n<br />

mezclarse estos temas con el estudio <strong>de</strong> la persona <strong>de</strong> Cristo que nos ofrecen los otros textos<br />

escogidos, y el mensaje queda así más compacto y es más fácil <strong>de</strong> recordar.<br />

Si el capítulo objeto <strong>de</strong> nuestro estudio fuera el 3.° <strong>de</strong> la misma epístola <strong>de</strong> Juan, el<br />

mejor lazo <strong>de</strong> Unión para relacionar muchos textos sería la persona <strong>de</strong>l creyente. Así<br />

podríamos <strong>de</strong>cir que el capítulo nos Presenta:<br />

EJEMPLO 11º


SIETE GRAN<strong>DE</strong>S HECHOS RESPECTO A LOS CREYENTES<br />

1. Los creyentes son hijos <strong>de</strong> Dios: Vers. 1, 2.<br />

2. Los creyentes serán como Cristo cuando El venga: Vers. 2.<br />

3. Los creyentes no practican el pecado voluntariamente: Vers. 5, 6, 9 y 10.<br />

4. Los creyentes han pasado <strong>de</strong> muerte a vida: Vers. 14.<br />

5. Los creyentes tienen confianza ante Dios: Versículos 19 al 21.<br />

6. Los creyentes tienen el privilegio <strong>de</strong> recibir respuesta a la oración: Vers. 22.<br />

7. Los creyentes tienen el don <strong>de</strong>l Espíritu Santo: Vers. 24.<br />

El or<strong>de</strong>n en que presentamos estos puntos es tal como se hallan en el capítulo.<br />

Algunos predicadores prefieren presentarlos así, tratándose <strong>de</strong> sermones expositivos <strong>de</strong> largo<br />

texto, para facilitar a los oyentes la recomposición <strong>de</strong>l sermón con una mera lectura <strong>de</strong>l texto<br />

bíblico, sin tomar notas; pero otros prefieren presentarlos en un or<strong>de</strong>n lógico.<br />

Arreglado en esta segunda forma, el bosquejo <strong>de</strong>bería ser así:<br />

1. Los creyentes son hijos <strong>de</strong> Dios: Vers. 1 y 2.<br />

2. Los creyentes han pasado <strong>de</strong> muerte a vida: Vers. 14.<br />

3. Los creyentes tienen el don <strong>de</strong>l Espíritu Santo: Vers. 24.<br />

4. Los creyentes no practican pecados voluntarios: Vers. 5, 6, 9 y 10.<br />

5. Los creyentes tienen confianza en Dios: Versículos 19, 21.<br />

6. Los creyentes tienen el privilegio <strong>de</strong> recibir respuesta a la oración: Vers. 22.<br />

7. Los creyentes serán como Cristo cuando El vuelva: Vers. 2.<br />

Este segundo método facilita la comprensión y buen recuerdo <strong>de</strong>l sermón porque lleva<br />

a los oyentes por la mano con el mismo or<strong>de</strong>n en que tienen lugar los privilegios <strong>de</strong>l cristiano<br />

en la vida real.<br />

VII<br />

Or<strong>de</strong>nación <strong>de</strong>l sermón<br />

El or<strong>de</strong>n es la base y secreto <strong>de</strong>l sermón, como indicamos en el capítulo II.<br />

El arreglo <strong>de</strong>l esqueleto será la base <strong>de</strong> dicho or<strong>de</strong>n.<br />

No po<strong>de</strong>mos clasificar un montón <strong>de</strong> cartas si no tenemos a mano un archivador, y los<br />

mejores pensamientos <strong>de</strong> un sermón no podrían ser or<strong>de</strong>nados si carecemos <strong>de</strong> un bosquejo<br />

bajo cuyas divisiones principales po<strong>de</strong>mos agrupar los pensamientos que la meditación <strong>de</strong>l<br />

tema y las diversas lecturas que hemos hecho relacionadas con el mismo han traído a nuestra<br />

mente.<br />

Es necesario que dichos puntos principales vayan sucediéndose en valor creciente e<br />

interés. O sea, dicho negativamente: Que no se ponga lo que es <strong>de</strong> más peso primero, y que lo<br />

mismo las frases que los argumentos vayan disminuyendo en fuerza <strong>de</strong> modo que los más<br />

débiles vengan al fin. De esta manera no se pue<strong>de</strong> mantener el interés <strong>de</strong> la gente ni hacer<br />

impresión sobre los oyentes.<br />

El lector atento habrá podido observar un or<strong>de</strong>n evi<strong>de</strong>nte en los bosquejos que hemos<br />

dado en otros capítulos, y lo habrá notado también en otros bosquejos y en los sermones que<br />

haya oído <strong>de</strong> buenos predicadores. Esta lección tiene, empero, por objeto hacer resaltar este<br />

carácter esencial <strong>de</strong>l sermón, para lo cual daremos estas sencillas reglas:<br />

1.Lo general tiene que prece<strong>de</strong>r a lo particular personal. Por ejemplo: Si tratamos <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>scribir la universalidad <strong>de</strong>l pecado, nunca diremos: «Tú y yo somos pecadores,


todos los hombres <strong>de</strong>l mundo lo son», sino al contrario: «Todos los hombres son<br />

pecadores, tú yo lo somos también.»<br />

2.Si hay que relacionar algo presente con lo ausente, se toma lo ausente primero. Por<br />

ejemplo: El Señor, en Lucas 13, habla <strong>de</strong> «aquellos galileos», pero <strong>de</strong>spués dice: «Si<br />

vosotros no os arrepintiereis, pereceréis igualmente», aplicando el ejemplo <strong>de</strong> los<br />

ausentes a los presentes.<br />

3.Si se trata <strong>de</strong> un asunto don<strong>de</strong> entra el elemento tiempo, no se <strong>de</strong>be invertir el or<strong>de</strong>n,<br />

sino tomarlo en el <strong>de</strong> pasado, presente y futuro. Tenemos el ejemplo en Hebreos 13:8.<br />

No tendría la misma fuerza y belleza este pasaje si dijera: «Jesucristo es el mismo por<br />

los siglos, hoy y ayer.» Parece que esta regla cae por su propio peso; sin embargo,<br />

algunos predicadores faltan a ella con frecuencia.<br />

4.Si hay tales elementos como manifestación, causa y resultado, es natural que para tener<br />

or<strong>de</strong>n lógico principie por causa, luego manifestación y por último resultado.<br />

5.Siempre <strong>de</strong>bemos poner como en el último lugar aquel punto que lleve a la <strong>de</strong>cisión<br />

importante que se <strong>de</strong>sea producir por medio <strong>de</strong> un sermón.<br />

Estas reglas generales para las divisiones principales se aplican igualmente a las<br />

subdivisiones, y algunas <strong>de</strong> ellas aun a las mismas frases <strong>de</strong>l sermón. por ejemplo, si<br />

tomamos como tema:<br />

EJEMPLO 1º.<br />

UN CORAZÓN QUEBRANTADO<br />

Salmo 51:17<br />

Poniendo las subdivisiones en esta forma:<br />

I. Cómo se produce el quebrantamiento <strong>de</strong> corazón.<br />

II. Por qué se recomienda un corazón quebrantado.<br />

III. En qué consiste un corazón quebrantado.<br />

Se observará una falta <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n que impi<strong>de</strong> asimilar y retener la verdad.<br />

Pero si colocamos los puntos en este or<strong>de</strong>n:<br />

I. En qué consiste un corazón quebrantado.<br />

II. Por qué es indispensable y se recomienda un corazón quebrantado.<br />

III. Cómo se produce el quebrantamiento <strong>de</strong> corazón.<br />

Notaremos que este segundo bosquejo nos permite explicar el asunto <strong>de</strong> un modo<br />

lógico y seguido, pasando <strong>de</strong> un punto a otro y terminando con aplicaciones prácticas. Sería<br />

una insensatez tratar <strong>de</strong> explicar cómo se produce o se realiza una cosa sin antes saber lo que<br />

tal cosa es; por esto el or<strong>de</strong>n conveniente es el segundo.<br />

El or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l bosquejo <strong>de</strong>be abarcar no solamente los puntos principales sino<br />

exten<strong>de</strong>rse <strong>de</strong>l modo más escrupuloso y perfecto posible en las subdivisiones, pues traería la<br />

confusión igualmente a las mentes <strong>de</strong> los oyentes si se faltara a esta regla al explicar los<br />

<strong>de</strong>talles más ínfimos <strong>de</strong>l sermón.<br />

Veamos éste.<br />

EJEMPLO 2º<br />

LA PUERTA ESTRECHA<br />

Mateo 7:13-14<br />

Introducción. — Explicar la costumbre que había antiguamente <strong>de</strong> hacer puertas


estrechas en ciertas ciuda<strong>de</strong>s o fortalezas para facilitar su <strong>de</strong>fensa, y puntualizar el<br />

inconveniente que ello ofrecía a los hombres <strong>de</strong> regular estatura y a ciertos animales <strong>de</strong> carga<br />

como el camello (Mateo 19:24).<br />

También las calles y caminos eran más estrechos en aquellos tiempos, especialmente<br />

los que conducían a ciertas fortalezas. En todos los casos el camino ancho era el más<br />

transitado.<br />

Jesús nos exhorta a porfiar, a entrar por el lugar más difícil y a andar por el camino menos<br />

atractivo.<br />

I. Qué significa porfiar.<br />

1º Empeñarse en un propósito.<br />

2º Apartar los obstáculos (como se hacía quitando la carga al camello cuando ésta<br />

subía a la altura <strong>de</strong> la cabeza).<br />

3º Agacharse y aun doblegar la rodilla.<br />

4º Desoír los consejos <strong>de</strong> los que preten<strong>de</strong>n que la entrada es imposible, o arguyen<br />

que no hay peligro fuera.<br />

II. Por qué hemos <strong>de</strong> porfiar a entrar por la puerta estrecha.<br />

1º Por causa <strong>de</strong>l insidioso peligro que el camino ancho tiene en sí.<br />

a) Es atractivo a la carne y popular, mientras que el estrecho parece solitario.<br />

b) Por la naturaleza estamos acostumbrados al camino ancho.<br />

c) Lleva a la perdición.<br />

2º Porque el camino estrecho es el único <strong>de</strong> felicidad y vida.<br />

a) Es imposible encontrar felicidad en el camino <strong>de</strong>l mal.<br />

b) Sólo la regeneración conce<strong>de</strong> parte en el Reino <strong>de</strong> Dios (San Juan 3:3).<br />

3. Porque la vida eterna, que es la meta <strong>de</strong>l camino estrecho, merece todo esfuerzo.<br />

Ejemplo: Ilústrese con el ejemplo <strong>de</strong> que todo lo que es digno <strong>de</strong> ser alcanzado<br />

cuesta esfuerzo. Por ejemplo: Música, pintura, ciencias, etc.<br />

a) Esta vida significa liberación <strong>de</strong> la con<strong>de</strong>nación.<br />

b) Dulce comunión con Dios.<br />

c) Eterna felicidad y gloria.<br />

4º Porque habrá un día cuando no será posible entrar aunque se quiera (Luc. 13:24-<br />

25).<br />

Este bosquejo es bastante completo aunque no tiene más que dos divisiones, porque<br />

éstas contienen bastantes subdivisiones, con abundante material.<br />

Podría hacerse el bosquejo en otra forma transformando en título el punto primero:<br />

«POR QUÉ HEMOS <strong>DE</strong> PORFIAR A ENTRAR POR LA PUERTA ESTRECHA»<br />

Y en divisiones <strong>de</strong> primer or<strong>de</strong>n los cuatro puntos principales <strong>de</strong> esta división.<br />

Pero esto <strong>de</strong>jaría fuera <strong>de</strong>l sermón aquella <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la palabra porfiar que nos es<br />

una buena preparación para que los oyentes entiendan mejor las consi<strong>de</strong>raciones más<br />

importantes y prácticas <strong>de</strong>l segundo punto.<br />

Siempre los puntos principales <strong>de</strong>ben ser una preparación <strong>de</strong>l que le sigue.<br />

Veamos ahora lo que ocurre con las subdivisiones cuando se hallan <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nadas.<br />

Suponga el estudiante que hallara este mismo bos-[uejo redactado en la siguiente<br />

forma:<br />

I. Qué significa porfiar.<br />

4º Desoír los consejos <strong>de</strong> los que preten<strong>de</strong>n que la entrada es imposible o arguyen que


no hay peligro afuera.<br />

3º Agacharse o doblegar la rodilla.<br />

1º Empeñarse en un propósito.<br />

2º Apartar los obstáculos.<br />

El punto 4º parece ser tan bueno para empezar como el 1º, pero si empezamos por éste<br />

no podremos poner el 1º y se nota que la entrada es <strong>de</strong>masiado brusca.<br />

Por otra parte, el punto 4º nos permite hacer aplicaciones prácticas referentes a los que<br />

tratan <strong>de</strong> persuadirnos <strong>de</strong> que no hay peligro para nuestras almas, permaneciendo fuera <strong>de</strong>l<br />

Evangelio <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios, y siempre conviene que las exhortaciones prácticas vengan al<br />

final, ya sea <strong>de</strong>l sermón o en sus divisiones principales.<br />

La falta <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n se observa <strong>de</strong> un modo muy especial entre el segundo y tercer punto<br />

y se nota también que el 3º no pue<strong>de</strong> ir <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l 4º El único lugar que le conviene es el 1º<br />

Supongamos que las subdivisiones <strong>de</strong>l 2º punto las encontramos en el siguiente or<strong>de</strong>n:<br />

I. Por qué hemos <strong>de</strong> porfiar para entrar por la puerta estrecha.<br />

3º Porque la vida eterna, que es la meta <strong>de</strong>l camino estrecho, merece todo esfuerzo.<br />

4º Porque habrá un día cuando no será posible entrar aunque se quiera.<br />

2º Porque el camino estrecho es el único <strong>de</strong> felicidad y vida.<br />

1º Por causa <strong>de</strong>l insidioso peligro que el camino ancho tiene en sí.<br />

También aquí el punto 3º parece tan bueno como el 1º para empezar, pero <strong>de</strong>bemos<br />

tener en cuenta que el camino ancho es el que está siguiendo actualmente el pecador y, por lo<br />

tanto, es antes que todo lo <strong>de</strong>más.<br />

El punto 4º salta a la vista que tiene que ser último porque se refiere a una cosa final,<br />

la con<strong>de</strong>nación y <strong>de</strong>sespero <strong>de</strong>l pecador.<br />

El 2º tiene que ir inmediatamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l 1º porque se refiere a algo presente: la<br />

paz y felicidad <strong>de</strong> la vida cristiana, mientras que los puntos 3º y 4º tienen que ver con la vida<br />

veni<strong>de</strong>ra; por lo tanto, es natural que se expongan <strong>de</strong>spués.<br />

Veamos ahora las subdivisiones <strong>de</strong> segundo or<strong>de</strong>n.<br />

Si bajo la subdivisión:<br />

1º Por causa <strong>de</strong>l insidioso peligro que el camino ancho tiene.<br />

Ponemos:<br />

b) Por la naturaleza estamos acostumbrados a andar por camino ancho.<br />

c) Lleva a la perdición.<br />

a) Es atractivo y popular, mientras el estrecho parece solitario.<br />

Encontramos <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n, aunque también aquí el punto b) parece tan bueno como el o)<br />

para empezar; pero observemos que el punto a) se refiere a algo general, mientras que el b)<br />

tiene que ver con lo particular y personal, y tal or<strong>de</strong>nación contra<strong>de</strong>ciría la primera <strong>de</strong> las<br />

cinco reglas que hemos dado al principio <strong>de</strong> este capítulo.<br />

El punto c) <strong>de</strong>be ir en último lugar porque es lo final y patético.<br />

Si bajo la segunda subdivisión:<br />

2º Porque el camino estrecho es el único <strong>de</strong> felicidad y vida, <strong>de</strong>cimos:<br />

b) Sólo la regeneración conce<strong>de</strong> parte en el Reino <strong>de</strong> Dios.<br />

a) Es imposible encontrar felicidad en el camino <strong>de</strong>l mal.<br />

Notaremos la misma falta <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n porque primero es el camino <strong>de</strong>l mal y la falta <strong>de</strong><br />

felicidad que en él encontramos y <strong>de</strong>spués la regeneración y su fruto, el acceso a Dios.


Si bajo la subdivisión tercera:<br />

3º Porque la vida eterna, que es la meta <strong>de</strong>l camino estrecho, merece todo esfuerzo,<br />

<strong>de</strong>cimos:<br />

c) Esta vida significa eterna felicidad y y gloria.<br />

b) Dulce comunión con Dios, a) Liberación <strong>de</strong> la con<strong>de</strong>nación.<br />

Habremos faltado a las reglas tercera y cuarta, pues es evi<strong>de</strong>nte que lo primero que<br />

encuentra la gracia <strong>de</strong> Dios en nosotros es pecado y con<strong>de</strong>nación; que produce, ya en esta<br />

vida y se perpetuará en la veni<strong>de</strong>ra, es: dulce comunión con Dios; y lo último permanente<br />

será la felicidad eterna.<br />

En todo bosquejo <strong>de</strong>be notarse un avance en los puntos como un escalón que lleva a<br />

otro.<br />

Cualquier predicador pue<strong>de</strong> notar que un sermón <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nado no mantiene en el<br />

auditorio el mismo grado <strong>de</strong> interés que un sermón cuyos puntos llevan <strong>de</strong>l uno al otro <strong>de</strong> un<br />

modo lógico, claro y racional. Por esto es importantísimo apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> memoria y tener en<br />

cuenta las cinco reglas dadas al principio <strong>de</strong> este capítulo.<br />

VIII<br />

La introducción al sermón<br />

Se ha dicho que las dos partes más importantes <strong>de</strong>l sermón son la introducción y la<br />

conclusión. En la introducción obtenemos la atención <strong>de</strong> los oyentes. En la conclusión<br />

llevamos al auditorio al punto <strong>de</strong>cisivo, que es el objetivo <strong>de</strong> todo sermón, y «lo que bien<br />

empieza, bien acaba», por lo menos con cierta probabilidad. Un auditorio bien dispuesto<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio escuchará con mayor atención al predicador y sacará mayor provecho <strong>de</strong><br />

todo el contenido <strong>de</strong>l sermón.<br />

¿Cómo empezar <strong>de</strong> modo que se gane el interés y la simpatía <strong>de</strong> los oyentes?<br />

VENTAJAS Y PELIGROS <strong>DE</strong>L HUMORISMO<br />

Muchos predicadores mo<strong>de</strong>rnos, sobre todo en Norteamérica, han tomado la<br />

costumbre <strong>de</strong> contar un chascarrillo que <strong>de</strong>spierta la hilaridad. Como sería difícil hallar<br />

chascarrillos que se ajustaran al tema <strong>de</strong>l sermón, la mayor parte <strong>de</strong> las veces tales<br />

introducciones no son sino una especie <strong>de</strong> bufonada con la cual el predicador trata <strong>de</strong> hacerse<br />

simpático a los oyentes, procediendo <strong>de</strong>spués a la parte seria y espiritual.<br />

Aun gran<strong>de</strong>s predicadores usan este método, el cual no es <strong>de</strong> censurar cuando el<br />

predicador sabe hacerlo con mesura y verda<strong>de</strong>ra gracia. Lo malo son las burdas imitaciones<br />

<strong>de</strong> semejante proce<strong>de</strong>r.<br />

Hay predicadores que poseen un carácter tan simpático que no les «cae mal» este<br />

modo <strong>de</strong> <strong>de</strong>spertar la atención <strong>de</strong> sus oyentes; sus maneras y su sonrisa natural son el marco<br />

a<strong>de</strong>cuado <strong>de</strong> tales chascarrillos inocentes. Pero ¡ay! <strong>de</strong>l predicador que trate <strong>de</strong> hacerse<br />

«gracioso» sin serlo por naturaleza. Se hará soberanamente ridículo y <strong>de</strong>spreciable a la<br />

concurrencia a la cual trata <strong>de</strong> interesar o cautivar con sus ridiculeces. Por esto los<br />

predicadores noveles <strong>de</strong>ben compren<strong>de</strong>r que lo que es permisible en un gran predicador, no lo<br />

es siempre a los que no poseen la fama, la autoridad o las dotes personales le aquel a quien<br />

vanamente tratan <strong>de</strong> parodiar.<br />

El predicador que trate <strong>de</strong> ensayar este método, por el afán <strong>de</strong> hacerse gracioso, sino<br />

por el <strong>de</strong>cidido y serio propósito <strong>de</strong> ganar la atención <strong>de</strong> los oyentes, <strong>de</strong>be andar con mucha<br />

cautela sobre ese terreno resbaladizo y no exagerar al principio sus frases graciosas, sino<br />

procurando, discretamente, conocer la opinión que ellas han merecido a las personas más


sensatas <strong>de</strong> su auditorio. Las opiniones pue<strong>de</strong>n diferir a este respecto, pues hay personas<br />

excesivamente serias o pesimistas que siempre juzgarán mal una broma <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el pulpito, y<br />

otras que quisieran hallar en el pulpito casi tanta diversión como en un circo. El predicador<br />

sensato no tardará en compren<strong>de</strong>r cuál es el verda<strong>de</strong>ro sentir <strong>de</strong> la generalidad <strong>de</strong> sus oyentes,<br />

pero el que se cree a sí mismo gracioso, pue<strong>de</strong> pasar mucho tiempo sin darse cuenta <strong>de</strong> que<br />

en lugar <strong>de</strong> atraer repele y se hace ridículo por sus san<strong>de</strong>ces.<br />

Aunque consi<strong>de</strong>ramos estas advertencias extraordinariamente importantes, no es <strong>de</strong> esta clase<br />

<strong>de</strong> introducción que tenemos que hablar en esta lección, sino <strong>de</strong> la introducción <strong>de</strong>l sermón<br />

propiamente dicha.<br />

<strong>DE</strong>SPERTANDO EL INTERÉS<br />

Se ha dicho con razón que nunca <strong>de</strong>bemos empezar a servir la mesa <strong>de</strong> la predicación<br />

sin <strong>de</strong>spertar el apetito <strong>de</strong> los oyentes. Nunca <strong>de</strong>bemos empezar a exponer enseñanza,<br />

doctrina o exhortación sin haber antes hecho pensar a nuestros oyentes: «Hoy sí que vamos a<br />

tener un buen sermón.» «Parece que va a ser gran<strong>de</strong>mente interesante lo que el predicador va<br />

a <strong>de</strong>cirnos hoy.»<br />

Para esto, no basta con anunciar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio que vamos a predicar sobre un<br />

tema muy importante, pues cuando habremos usado esta expresión media docena <strong>de</strong> veces<br />

como introducción a nuestros sermones los oyentes ya no encontrarán interesante que lo<br />

digamos otra vez. El único medio para <strong>de</strong>spertar el interés es hacer una introducción tan interesante<br />

que ponga a los oyentes en favorable disposición para escuchar el resto <strong>de</strong>l sermón.<br />

I. Una <strong>de</strong> las mejores formas <strong>de</strong> introducción, siempre que exista tal posibilidad, es la<br />

referencia a un hecho actual, a un inci<strong>de</strong>nte que se ha publicado en los periódicos. Sin<br />

embargo, esta clase <strong>de</strong> introducción ofrece dos peligros:<br />

1º Que la introducción tenga poca o ninguna relación con el tema y aparezca forzada y<br />

fuera <strong>de</strong> lugar.<br />

2º Que el predicador, sobre todo si es más intelectual que un verda<strong>de</strong>ro servidor <strong>de</strong><br />

Dios, predique, no la Palabra, sino sus propios comentarios a los sucesos <strong>de</strong>l día. Tal<br />

introducción <strong>de</strong>be ser siempre solamente una excusa para entrar en materia, un medio para<br />

llamar la atención <strong>de</strong> los oyentes, pero no el verda<strong>de</strong>ro tema <strong>de</strong>l sermón, el cual ha <strong>de</strong> ser<br />

siempre Jesucristo, su obra y sus enseñanzas. No tenemos otro tema los predicadores<br />

cristianos; <strong>de</strong> otro modo, el predicador tendría honradamente que dimitir <strong>de</strong> su cargo <strong>de</strong><br />

predicador cristiano y hacerse conferenciante <strong>de</strong> club. Algunos predicadores harían un gran<br />

servicio a la obra <strong>de</strong> Dios si tomaran tal <strong>de</strong>cisión.<br />

II. Otro método <strong>de</strong> introducción es explicar el origen <strong>de</strong>l propio sermón. Esta es una<br />

introducción extraordinaria, <strong>de</strong> la que no se <strong>de</strong>be abusar. El público tolerará que el predicador<br />

le cuente sus experiencias íntimas <strong>de</strong> vez en cuando, sobre todo si nota en el mismo un<br />

sentimiento <strong>de</strong> sinceridad. Pero se hace ridículo y petulante el que está contando con<br />

frecuencia cómo Dios le inspiró el sermón. El auditorio se apercibirá muy pronto <strong>de</strong> si el<br />

predicador está haciendo una sincera confesión o está jactanciosamente presentándose como<br />

una especie <strong>de</strong> profeta.<br />

III. Pue<strong>de</strong> empezarse algunas veces con una pon<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> la verdad o doctrina que<br />

nos proponemos exponer. Como todas las <strong>de</strong>más clases <strong>de</strong> introducciones, ésta es buena<br />

cuando no se abusa <strong>de</strong> ella, o que se alterna con muchas otras.<br />

IV. A veces resulta necesario empezar el discurrir con una introducción sacada <strong>de</strong>l<br />

contexto. La ocasión en que fueron dichas las palabras <strong>de</strong>l texto, las circunstancias que<br />

ro<strong>de</strong>aban a la persona que las pronunció o escribió, etc.<br />

Supongamos ahora que el tema a <strong>de</strong>sarrollar sea Mateo 11:28: «Venid a Mí todos los<br />

que estáis trabajados y cargados y Yo os haré <strong>de</strong>scansar.» El predicador pue<strong>de</strong> formular la


introducción <strong>de</strong> las siguientes maneras:<br />

1. Del contexto. Leyendo atentamente los versículos 20 a 27 <strong>de</strong> este capítulo,<br />

encontrará que Jesús hizo en aquella ocasión una severa amonestación a las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

Corazín y Bethsaida, y asimismo una oración <strong>de</strong> alabanza al Padre por haber escondido las<br />

cosas <strong>de</strong>l Reino <strong>de</strong> los Cielos a los sabios y entendidos y haberlas revelado a los humil<strong>de</strong>s,<br />

terminando con las solemnes palabras: «Todas las cosas me son entregadas <strong>de</strong> Mi Padre, y<br />

nadie conoció al Hijo sino el Padre, y nadie conoció al Padre sino el Hijo y aquel a quien el<br />

Hijo lo quisiere revelar.»<br />

El predicador pue<strong>de</strong> empezar explicando en vigorosas frases los sentimientos <strong>de</strong>l<br />

corazón <strong>de</strong> Cristo ante la incredulidad y dureza <strong>de</strong> corazón <strong>de</strong> aquellos privilegiados<br />

habitantes <strong>de</strong> Galilea, <strong>de</strong>l gozo <strong>de</strong> Cristo mismo al ver que algunos habían comprendido las<br />

doctrinas <strong>de</strong>l Reino y Su misión divina, como fue con el apóstol Pedro y otros. Cristo se ve a<br />

sí mismo como el único recurso para las almas entenebrecidas y perdidas en sus pecados y<br />

ardorosamente parece exclamar: «Puesto que es así, puesto que estáis en el profundo abismo<br />

<strong>de</strong> las tinieblas y <strong>de</strong>l dolor humano y puesto que Dios ha enviado un Mediador Omnipotente<br />

para levantaros <strong>de</strong> vuestra condición caída y revelaros los sublimes misterios <strong>de</strong>l Reino <strong>de</strong><br />

Dios: No <strong>de</strong>saprovechéis tan precioso privilegio. Venid a Mí, etc.»<br />

2. Del autor <strong>de</strong>l libro. El predicador pue<strong>de</strong> también formular una buena introducción<br />

a este gran texto diciendo: «Había una vez un hombre que estaba terriblemente fatigado por<br />

el peso <strong>de</strong> sus pecados», pasando a contar muy brevemente la conversión <strong>de</strong> Mateo, y añadir:<br />

«A este publicano <strong>de</strong>bemos el haberse conservado las palabras que mayor consuelo han<br />

producido a la Humanidad»: «Venid a Mí, etcétera.»<br />

3. Por un inci<strong>de</strong>nte personal. El predicador podría <strong>de</strong>spertar interés para la enseñanza<br />

<strong>de</strong> este precioso texto si pudiera contar, por ejemplo, <strong>de</strong> un modo gráfico y vivo, <strong>de</strong> un<br />

hombre o mujer a quienes ido venir muy cargados, supongamos con un gran haz <strong>de</strong> leña, y lo<br />

feliz que fue tal persona cuando supo poner su carga sobre otro, quizás el marido o un hijo<br />

que salió en su auxilio. Pero tal ilustración carece <strong>de</strong> interés si el predicador no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir<br />

que es un inci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> su propia experiencia, y por su honra<strong>de</strong>z como servidor <strong>de</strong> Dios y<br />

como cristiano no pue<strong>de</strong> permitirse hacer tal afirmación si no fuera cierta.<br />

4. Haciendo referencia a un hecho <strong>de</strong> actualidad; por ejemplo, el <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> la<br />

bomba atómica. Bien podríamos empezar diciendo que «<strong>de</strong>s<strong>de</strong> que se <strong>de</strong>scubrió tal artefacto<br />

la Humanidad está viviendo con una pesada carga <strong>de</strong> temor sobre su corazón» <strong>de</strong> ahí empezar<br />

a <strong>de</strong>sarrollar la doctrina <strong>de</strong>l texto.<br />

5. Por una pon<strong>de</strong>ración <strong>de</strong>l propio texto. En tal caso, diríamos: «He aquí unas<br />

palabras misteriosas que nadie se ha atrevido a pronunciar. Palabras que serían una terrible<br />

blasfemia en labios <strong>de</strong> un simple mortal; ni Sócrates, ni Platón, ni Buda, ni Confucio, ni<br />

ninguno <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s maestros <strong>de</strong> la Humanidad ha soñado siquiera en arrogarse la facultad<br />

<strong>de</strong> auxiliar personalmente a todo el mundo. Todos ellos se tan limitado a dar consejos para el<br />

buen vivir; pero he aquí Uno que se levanta en medio <strong>de</strong> los siglos y exclama: «Venid a Mí,<br />

etc.» ¿Quién era el que tales palabras pronunció? ¿Tenía autoridad para hablar <strong>de</strong> esta<br />

forma?, etc.<br />

LIMITES <strong>DE</strong> LA INTRODUCCIÓN<br />

La introducción no <strong>de</strong>be ser excesivamente larga, se trata <strong>de</strong> preparar solamente el<br />

interés <strong>de</strong>l auditorio, y es un peligro <strong>de</strong>cir en el exordio lo que tiene que ser expuesto en el<br />

sermón. Igualmente lo es el divagar tanto con frases ampulosas y huecas en esta primera parte<br />

<strong>de</strong>l sermón que, en lugar <strong>de</strong> <strong>de</strong>spertar interés- el público lo pierda por cansancio. Spurgeon<br />

cuenta <strong>de</strong> una señora que <strong>de</strong>cía <strong>de</strong> su predicador: «Cuando nuestro pastor prepara la mesa<br />

está tanto tiempo haciendo ruido con los cuchillos y tenedores que cuando llegan las viandas


ya se ha perdido el apetito.»<br />

A veces sirve bien, a modo <strong>de</strong> introducción, una referencia al asunto tratado el<br />

domingo anterior; no una repetición o resumen <strong>de</strong>l sermón anterior, sino una mera referencia,<br />

quizá por contraste. Por ejemplo: «El domingo pasado hablamos <strong>de</strong> la fe, hoy tenemos otro<br />

asunto no menos importante, el <strong>de</strong> las obras.» «El domingo pasado se habló <strong>de</strong>l Juicio, hoy <strong>de</strong><br />

lo que sigue al Juicio, o sea, el Reino Eterno <strong>de</strong> los redimidos», etc. Pero esta introducción no<br />

es <strong>de</strong> las más interesantes y sería pueril hacerla si no existe una verda<strong>de</strong>ra relación <strong>de</strong><br />

continuación o <strong>de</strong> contraste con el tema <strong>de</strong>l domingo anterior.<br />

Entre las ilustraciones <strong>de</strong> carácter personal está la <strong>de</strong> referir algo <strong>de</strong> interés que el<br />

predicador ha visto y que sus oyentes <strong>de</strong>sconocen, como un monumento, una obra <strong>de</strong> arte,<br />

una costumbre indígena. Pues ello sirve muy bien para cautivar la atención. El doctor Torrey<br />

dice que ha usado como introducción <strong>de</strong> un sermón que ha predicado un sin fin <strong>de</strong> veces, y<br />

con el cual ha ganado millares <strong>de</strong> almas, la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> un cuadro que vio en una galería<br />

<strong>de</strong> pinturas <strong>de</strong> Europa; <strong>de</strong> modo que acostumbraba <strong>de</strong>cir que su viaje a Europa había quedado<br />

bien pagado por el interés <strong>de</strong>spertado por ese medio. Al público siempre le gusta apren<strong>de</strong>r, y<br />

por esto el predicador que viaja o lee mucho se hará cada vez más interesante, si es un buen<br />

observador y sabe almacenar en su mente, aaquellos inci<strong>de</strong>ntes que pue<strong>de</strong>n servirle como<br />

introducción o ilustración <strong>de</strong> sus sermones. Para el uso <strong>de</strong> tal clase <strong>de</strong> material el predicador<br />

<strong>de</strong>be, empero, hacerse cargo <strong>de</strong> que sus oyentes no han estado con él y la narración <strong>de</strong>be ser<br />

clara y <strong>de</strong>tallada, pero omitiendo cuidadosamente aquellos <strong>de</strong>talles que no tienen referencia al<br />

tema u objeto que se propone.<br />

Cierto predicador empezaba con frecuencia sus sermones sobre diversos temas<br />

refiriéndose al monumento a Colón en Valladolid, don<strong>de</strong> aparece el león <strong>de</strong> Castilla<br />

arrancando <strong>de</strong>l escudo español la palabra «Non» y <strong>de</strong>jando el «plus ultra». El predicador<br />

refería en tonos muy patéticos el sentir <strong>de</strong> los antiguos que creían que el Estrecho <strong>de</strong> Gibraltar<br />

era el fin <strong>de</strong>l mundo, y así escribieron en el escudo <strong>de</strong> Castilla la frase «Non plus ultra» («No<br />

más allá»), hasta que por la ayuda <strong>de</strong> la reina <strong>de</strong> Castilla, Colón <strong>de</strong>scubrió que existía un más<br />

allá, el Nuevo Mundo.<br />

Esta ilustración pue<strong>de</strong> ser usada provechosamente como introducción, a causa <strong>de</strong>l<br />

interés que <strong>de</strong>spierta; pero es necesario recordar que su carácter es naturalmente introductivo<br />

y, por consiguiente, una vez presentada la ilustración, no se pue<strong>de</strong> acompañar <strong>de</strong><br />

consi<strong>de</strong>raciones concluyentes tales como: <strong>de</strong>l mismo modo, Cristo, el que es llamado el León<br />

<strong>de</strong> Judá, nos ha hecho evi<strong>de</strong>nte la existencia <strong>de</strong> un mundo más allá y nos ofrece una gloriosa<br />

esperanza <strong>de</strong> la «vida eterna», pues tales frases son más a<strong>de</strong>cuadas para el final que para el<br />

principio <strong>de</strong>l sermón. Por eso, si queremos usar una ilustración como ésta para introducir el<br />

sermón, no po<strong>de</strong>mos agotar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio las consi<strong>de</strong>raciones naturales a que se presta,<br />

sino <strong>de</strong>cir: «Los hombres piensan que no existe nada más allá <strong>de</strong> la muerte. Como los<br />

antiguos, han puesto sobre el escudo <strong>de</strong> sus vidas la marca <strong>de</strong>l león plus ultra». ¿Pero pue<strong>de</strong><br />

conformarse el corazón con tan triste esperanza? ¿Será verdad que no existe nada más allá <strong>de</strong><br />

la tumba?»<br />

Si el predicador trae sus afirmaciones conclusivas al principio <strong>de</strong>l sermón, la gente<br />

consi<strong>de</strong>rará ocioso seguir el curso <strong>de</strong>l mismo, pero si formula preguntas <strong>de</strong> capital interés,<br />

poniéndose en el terreno <strong>de</strong>l escéptico, se <strong>de</strong>spertará el interés para saber cómo va a<br />

respon<strong>de</strong>r el predicador a tales preguntas y cautivará la atención hasta el final. Entonces, en<br />

muchas mejores condiciones <strong>de</strong> mente y espíritu <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los oyentes, podrá <strong>de</strong>jar caer la<br />

conclusión: «Ciertamente, Cristo ha venido a darnos una gloriosa esperanza y la tenemos<br />

asegurada por tales y tales pruebas», las que habrán sido expuestas antes en el curso <strong>de</strong>l<br />

sermón.<br />

Hay predicadores que empiezan a lanzar exhortaciones al arrepentimiento y a la<br />

conversión <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la introducción misma. No pue<strong>de</strong> hacerse mayor equivocación que ésta.


Aun cuando muchos <strong>de</strong> los oyentes hayan asistido mil veces a los cultos y conozcan el<br />

Evangelio tanto como el mismo predicador, éste ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>sconocerlo al preparar el sermón y<br />

hablarles como si fuera la primera vez que lo oyeran. En primer lugar, porque es posible que<br />

entre los oyentes haya uno o muchos que se hallen en semejante situación, y en estas<br />

personas hay que pensar sobre todo. En segundo lugar, porque a los mismos oyentes antiguos<br />

no les gusta oír un sermón <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nado, en el cual se dicen las últimas cosas al principio,<br />

sino que escuchan con mucho mayor <strong>de</strong>leite un discurso que empieza y sigue en un or<strong>de</strong>n<br />

lógico.<br />

IX<br />

La conclusión <strong>de</strong>l sermón<br />

Si empezar bien es importante, no lo es menos terminar bien y terminar a tiempo.<br />

Hay predicadores que no encuentran la manera <strong>de</strong> terminar y divagan repitiendo<br />

exhortaciones <strong>de</strong> carácter más o menos semejante, hasta que el público, en lugar <strong>de</strong> sentirse<br />

conmovido por tales llamamientos, sólo <strong>de</strong>sea angustiosamente que el predicador ponga fin a<br />

su perorata.<br />

«Di lo que tengas que <strong>de</strong>cir y termina cuando lo hayas dicho», es el consejo <strong>de</strong> todos<br />

los maestros en la predicación.<br />

¿Pero cómo se tiene que terminar?<br />

MÉTODO RECAPITULATIVO<br />

Una <strong>de</strong> las mejores formas y más comunes es haciendo una recapitulación <strong>de</strong> los<br />

puntos principales <strong>de</strong>l sermón. Esto no significa volver a explicar dichos puntos, sino<br />

simplemente mencionarlos para dar lugar con énfasis a un pensamiento final que será el<br />

llamamiento o exhortación. Esta clase <strong>de</strong> recapitulaciones suelen iniciarse con un:<br />

«Puesto que...»<br />

Supongamos que el sermón ha sido sobre: «Los privilegios <strong>de</strong>l rebaño <strong>de</strong> Cristo», que<br />

tenemos en la página ??. Una mención <strong>de</strong> tales privilegios, seguida <strong>de</strong> una exhortación <strong>de</strong><br />

poner la fe en Cristo para po<strong>de</strong>r gozar <strong>de</strong> los mismos, será una buena conclusión.<br />

Lo propio diremos sobre el bosquejo <strong>de</strong>l Salmo 23 <strong>de</strong>l que le sigue, que lleva por<br />

título «Lo que ganaos por la fe en Cristo».<br />

En cambio, el bosquejo «El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la oración», basado en Hechos 4 y 5, no permite<br />

una conclusión basada en los puntos principales, que son: «Calidad; la oración apostólica y<br />

resultados <strong>de</strong> la misma», habrá que buscar otra fórmula <strong>de</strong> recapitulación basada en los<br />

subtítulos y no en los puntos principales. Por ejemplo: «Si nuestras oraciones son <strong>de</strong>finidas,<br />

tienen un motivo especial, si son unánimes con nuestros hermanos y hechas con fe<br />

apoyándonos sobre las promesas <strong>de</strong> la Sagrada Escritura, recibiremos, sin duda, los mismos<br />

privilegios y recompensas que obtuvieron aquellos discípulos: gozo y valor y, por encima <strong>de</strong><br />

todo, el don <strong>de</strong>l Espíritu Santo.»<br />

La forma recapitulativa no es indispensable en todos los sermones. Po<strong>de</strong>mos terminar<br />

también el comentario <strong>de</strong> Filipenses 4 diciendo: «En vista <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s privilegios <strong>de</strong>l<br />

creyente y ante la realidad <strong>de</strong> las cosas que Dios nos ha prometido, ¿quién no querrá ser como<br />

el apóstol San Pablo? ¿Por qué hemos <strong>de</strong> serlo? ¿Qué nos hará <strong>de</strong>sistir <strong>de</strong> tal propósito? ¿Será<br />

el temor a la pobreza o al menosprecio? Lo había sufrido el apóstol (vers. 12). Pero las<br />

riquezas <strong>de</strong> Cristo superan a cualquier pérdida y la compensan mil veces. No du<strong>de</strong>mos, pues,<br />

en entrar y marchar con paso firme por el camino <strong>de</strong> fe.»<br />

En el bosquejo <strong>de</strong>l gráfico la recapitulación se ciñe a las subdivisiones <strong>de</strong>l punto II<br />

porque son las <strong>de</strong> carácter activo, o sea, las que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong>l oyente; dicha


mención pue<strong>de</strong> ser corroborada por una breve alusión a los resultados que se <strong>de</strong>scriben en las<br />

subdivisiones <strong>de</strong>l punto III. Pero en otros bosquejos la recapitulación pue<strong>de</strong> ser una breve<br />

mención <strong>de</strong> todas las divisiones principales <strong>de</strong>l sermón. Jamás <strong>de</strong>be ser una mención <strong>de</strong> todas<br />

las divisiones y subdivisiones, pues resultaría excesivamente largo y per<strong>de</strong>ría por ello toda<br />

fuerza y vigor, viniendo a resultar más bien una repetición <strong>de</strong>l sermón, lo cual <strong>de</strong>be evitarse a<br />

toda costa.<br />

VARIEDAD Y VIVACIDAD<br />

La conclusión no <strong>de</strong>be ser estereotipada y monótona. No hay nada que produzca peor<br />

efecto a los oyentes que ver que el predicador se inclina a leer las palabras finales <strong>de</strong>l sermón.<br />

Se le dispensará al predicador la necesidad <strong>de</strong> mirar al bosquejo en otras partes <strong>de</strong>l sermón,<br />

pero la conclusión es el punto culminante <strong>de</strong> su mensaje, y es en este momento cuando el<br />

predicador ha <strong>de</strong> hablar con la mayor solemnidad o el mayor ardor, según la naturaleza o<br />

carácter <strong>de</strong>l sermón. Es entonces cuando su corazón ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>sbordarse <strong>de</strong> tal modo que el<br />

auditorio sienta que el predicador está, no leyendo unos pensamientos escritos en su oficina,<br />

sino, bajo el impulso <strong>de</strong>l Espíritu Santo, tratando <strong>de</strong> hacer penetrar la palabra en los<br />

corazones.<br />

Por esto hay que evitar, en este momento más que nunca, el pronunciar frases vagas y <strong>de</strong><br />

poco sentido. Todo predicador ha notado que generalmente hay más facilidad <strong>de</strong> expresión al<br />

terminar el sermón, pero <strong>de</strong> ningún modo ha <strong>de</strong> confiarse a su facilidad <strong>de</strong> palabra en ese<br />

momento solemne y <strong>de</strong>cisivo. Tiene que llevar algunas frases bien estudiadas, que concreten<br />

el mensaje y lo hagan incisivo en el corazón <strong>de</strong> los oyentes; sin embargo, no <strong>de</strong>be imitarse a<br />

éstas. Si el Espíritu Santo le inspira nuevos pensamientos expóngalos sin temor, pero<br />

cuidando <strong>de</strong> que no sean simples repeticiones <strong>de</strong> lo ya dicho, sino pensamientos tajantes, más<br />

fuertes que todos los usados en el curso <strong>de</strong>l sermón y penetrantes hasta partir el alma. Evítese<br />

la excesiva extensión. La conclusión nunca <strong>de</strong>be exce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> unos pocos minutos. Es difícil<br />

fijar cuántos <strong>de</strong> un modo exacto, pues <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>l carácter <strong>de</strong>l propio sermón; pero lo que<br />

<strong>de</strong>be evitarse es que sea la conclusión en sí misma un nuevo sermón en miniatura.<br />

Tampoco <strong>de</strong>be ser una repetición <strong>de</strong> lo dicho en otros sermones. Hay predicadores<br />

que en cada conclusión usan argumentos muy similares como el <strong>de</strong>: mañana podría ser<br />

<strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong> para aceptar Cristo». Está bien que en cada sermón se haga énfasis sobre la<br />

necesidad <strong>de</strong> tomar una <strong>de</strong>cisión inmediata, pero si las frases son estereotipadas e idénticas<br />

para todos los sermones, el predicador se hará muy pesado y el público temerá verle llegar al<br />

final, por el fastidio <strong>de</strong> escuchar lo que ya se sabe e memoria.<br />

LOS LLAMAMIENTOS<br />

No queremos terminar sin <strong>de</strong>cir una palabra sobre la cuestión <strong>de</strong> los llamamientos. No<br />

estamos en contra <strong>de</strong>l sistema cuando el ambiente es propicio el predicador tiene la<br />

convicción <strong>de</strong> que hay entre el auditorio «oyentes maduros», es <strong>de</strong>cir, con bastante<br />

conocimiento <strong>de</strong>l Evangelio para compren<strong>de</strong>r en el paso que van a dar, faltándoles solamente<br />

la <strong>de</strong>cisión. En tales casos el llamamiento pue<strong>de</strong> ser una verda<strong>de</strong>ra bendición <strong>de</strong>l Cielo para<br />

tales almas, pero insistir e insistir hasta provocar <strong>de</strong>cisiones inmaturas <strong>de</strong> personas que<br />

ignoran los principios esenciales <strong>de</strong>l Evangelio, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ser insensato para el predicador,<br />

pue<strong>de</strong> resultar en perjuicio <strong>de</strong> tales almas, ya que tales personas pue<strong>de</strong>n venir a consi<strong>de</strong>rarse<br />

convertidas por medio <strong>de</strong> un acto mecánico que no afectó su corazón y que nada tiene que ver<br />

con el nuevo nacimiento. Es verdad que algunas veces estos oyentes, acudiendo a los cultos,<br />

llegan a compren<strong>de</strong>r más tar<strong>de</strong> aquella fe que profesaron inconscientemente, pero también<br />

pue<strong>de</strong> ser motivo a algunos para que <strong>de</strong>jen <strong>de</strong> asistir a los cultos, avergonzados por las burlas


<strong>de</strong> sus compañeros no convertidos, ya que no existe en ellos fundamento sólido para saber<br />

<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r su fe y llevar el oprobio <strong>de</strong> Cristo. Y en otros casos pue<strong>de</strong>n dar lugar al endurecimiento,<br />

en un falso concepto <strong>de</strong> conversión, siendo causa <strong>de</strong> que se introduzcan en la<br />

<strong>iglesia</strong> miembros no regenerados.<br />

Recuerdo el caso <strong>de</strong> una persona a la cual felicitaban los creyentes por haberse<br />

levantado manifestando aceptar a Cristo, la cual respondió: «No, yo no entiendo <strong>de</strong> estas<br />

cosas, pero me daba lástima aquel pobre señor que nos pedía que nos levantásemos con tanta<br />

insistencia.»<br />

Evitemos tanto la frialdad como los excesos en este momento solemne <strong>de</strong>l sermón;<br />

pues ni la excesiva insistencia ni la gritería extremada son señales evi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la inspiración<br />

<strong>de</strong>l Espíritu Santo. Es al final, más que en otro momento <strong>de</strong>l sermón, cuando <strong>de</strong>bemos<br />

movernos enteramente bajo su santa influencia; <strong>de</strong>jémonos, pues, conducir por El, pero recordando<br />

que el Espíritu Santo jamás ha inducido a nadie a empalagar a la gente, sino que es<br />

su gran propósito y objeto llevar las almas a Cristo, o, por lo menos, <strong>de</strong>jar en ellas tan<br />

favorable impresión que vengan a ser inexcusables si no se convierten.<br />

Se ha dicho con verdad que una conclusión fastidiosa pue<strong>de</strong> significar una piedra <strong>de</strong><br />

tropiezo para el corazón mejor impresionado por el mismo sermón. Es preferible que que<strong>de</strong>n<br />

los oyentes con <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> oír más, cuando el sermón ha sido bueno, que no que las buenas<br />

impresiones recibidas se borren por una inclusión <strong>de</strong>safortunada y <strong>de</strong>sastrosa.<br />

Podríamos resumir lo dicho en los siguientes<br />

CONSEJOS PRÁCTICOS<br />

1.° Sea cualquiera la forma <strong>de</strong> conclusión que uses, hazla a<strong>de</strong>cuada al conjunto <strong>de</strong>l<br />

mensaje. Que no a un nuevo sermón, sino la aplicación práctica <strong>de</strong> las verda<strong>de</strong>s expuestas<br />

anteriormente.<br />

2.° No uses frases estereotipadas en la conclusión; <strong>de</strong> cada sermón.<br />

3.° Sé breve. No <strong>de</strong>scribas círculos y más círculos, como un aeroplano en <strong>de</strong>scenso,<br />

repitiendo las mejores frases <strong>de</strong>l mismo sermón y añadiendo nuevos materiales. Descien<strong>de</strong> en<br />

línea recta, en picado, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las alturas <strong>de</strong> tu disertación al mismo corazón <strong>de</strong> los oyentes.<br />

Que nadie tenga que <strong>de</strong>cir lo que aclaró cierta labradora escocesa acerca <strong>de</strong> un buen sermón<br />

<strong>de</strong> conclusión interminable: «El pastor llegó casa en un viaje magnífico, pero tenía los<br />

caballos <strong>de</strong>sbocados y no los pudo parar.»<br />

4.° Acentúa el lado positivo más que el negativo, la conclusión. Durante el curso <strong>de</strong>l<br />

sermón pue<strong>de</strong>s tener que tratar con el lado negativo, pero no termines con imprecaciones,<br />

lamentaciones ni expresiones <strong>de</strong>salentadoras. El mensaje <strong>de</strong>l Evangelio es siempre mensaje<br />

<strong>de</strong> esperanza. Levanta los corazones a lo positivo, a lo bueno, a lo sublime <strong>de</strong> las promesas <strong>de</strong><br />

Dios, por grave o solemne que haya sido el sermón. Una conclusión neurasténica es la peor<br />

conclusión <strong>de</strong> un sermón.<br />

5.° Haz la conclusión personal, pero no excesivamente personal.<br />

6.° Nunca distraigas la atención ni <strong>de</strong>bilites la fuerza <strong>de</strong> la conclusión con una<br />

apología. En la introducción pue<strong>de</strong> alguna vez el predicador pedir excusas por su dificultad<br />

en hablar el idioma, su falta <strong>de</strong> tiempo para preparar el mensaje o su incapacidad para tratar el<br />

asunto; pero esto jamás es permisible en la conclusión. Si el sermón ha sido bueno, tal apología<br />

<strong>de</strong>muestra pedantería y orgullo por parte <strong>de</strong>l predicador. Si ha sido mediocre, sólo<br />

servirá para recalcar los <strong>de</strong>fectos <strong>de</strong>l propio sermón y <strong>de</strong>svalorizar lo bueno que en él haya<br />

podido haber.<br />

La conclusión <strong>de</strong>l segundo libro <strong>de</strong> los Macabeos produce una impresión penosa y es<br />

la mejor prueba <strong>de</strong> la no inspiración <strong>de</strong> tal apócrifo. Pero mucho más que en un escrito, es<br />

contraproducente toda apología al final <strong>de</strong> un discurso hablado.


Termina el mensaje con la mayor dignidad, y encomienda al Santo Espíritu <strong>de</strong> Dios lo<br />

que tú no has podido o sabido hacer, aun en aquellas ocasiones en que, por el motivo que sea,<br />

sientas en tu conciencia que fue un fracaso el sermón, comparado con otros tuyos o con lo<br />

que hubieses querido que fuera. Ten presente que esta experiencia ocurre no sólo a los<br />

predicadores mediocres (éstos generalmente quedan más satisfechos <strong>de</strong> sus propios sermones<br />

que lo que <strong>de</strong>bieran quedar), sino a los más gran<strong>de</strong>s predicadores. Resuelve en tu corazón en<br />

tales casos prepararte mejor otra vez. Tal resolución, hecha en el mismo pulpito al terminar<br />

un sermón <strong>de</strong>ficiente, ha sido la génesis <strong>de</strong> otro sermón po<strong>de</strong>roso, en muchos casos, y en la<br />

propia experiencia <strong>de</strong>l autor <strong>de</strong> estas páginas.<br />

7.° Evita las expresiones humorísticas en la conclusión. Ya hemos indicado con qué<br />

limitaciones y pru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>be hacerse uso <strong>de</strong> tales expresiones al principio o en el curso <strong>de</strong>l<br />

sermón, pero no es permitido <strong>de</strong> ningún modo al final. Como dice Reinold Niebuhr en un<br />

artículo titulado «Humor y Fe»: «Pue<strong>de</strong> haber risa en el vestíbulo <strong>de</strong>l templo, y el eco <strong>de</strong> la<br />

risa en el templo mismo; pero solamente fe y oración, y no risa, en el lugar santísimo», que es<br />

la conclusión <strong>de</strong>l mensaje.<br />

8.° Abstente <strong>de</strong> cualquier acto que distraiga la atención. Un gesto exagerado: quitarse<br />

y ponerse las gafas, levantar un himnario, o el acci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> caerse una hoja <strong>de</strong> los apuntes, no<br />

son inci<strong>de</strong>ntes tan graves en el curso <strong>de</strong> un sermón; pero <strong>de</strong>be hacerse todo lo posible para<br />

evitarlos al final. Algo semejante <strong>de</strong>be <strong>de</strong>cirse <strong>de</strong>l hábito <strong>de</strong> mirar al reloj <strong>de</strong> bolsillo o<br />

pulsera que tienen algunos predicadores. Unos porque, no sabiendo qué <strong>de</strong>cir, les convienen<br />

cerciorarse <strong>de</strong> que el sermón no ha sido <strong>de</strong>masiado corto, y otros porque, teniendo <strong>de</strong>masiado<br />

material, temen exce<strong>de</strong>rse <strong>de</strong>l tiempo. Huelga <strong>de</strong>cir que la impresión que producen estos<br />

últimos en el auditorio (el cual suele darse perfecta cuenta <strong>de</strong> la situación en ambos casos) no<br />

es tan <strong>de</strong>sastrosa como la que causan los primeros, pero aun en este último caso, más<br />

perdonable, esta sencilla acción pue<strong>de</strong> ser perjudicial para muchos espíritus superficiales. Es<br />

conveniente que haya en las capillas un reloj, bastante gran<strong>de</strong>, colocado en la parte posterior,<br />

jamás <strong>de</strong> cara al público, para que el predicador pueda seguir el curso <strong>de</strong>l tiempo sin que el<br />

auditorio se aperciba. A falta <strong>de</strong> tal reloj, es buena precaución por parte <strong>de</strong>l predicador poner<br />

su propio reloj sobre el pulpito en el momento <strong>de</strong> empezar, evitando hacerlo durante el curso<br />

<strong>de</strong>l sermón, y menos al final.<br />

LA IGLESIA EN LA CONCLUSIÓN<br />

Los diáconos y miembros <strong>de</strong> cada Iglesia <strong>de</strong>berían ser educados acerca <strong>de</strong> la<br />

solemnidad <strong>de</strong> la conclusión. A veces son estos mismos los que contribuyen a distraer la<br />

atención sin darse cuenta <strong>de</strong> ello, haciendo preparativos para la terminación, tales como abrir<br />

las puertas, repartir himnarios para el himno final, preparar las bolsas para la ofrenda a la<br />

vista <strong>de</strong>l público, etc.<br />

Otras veces, miembros más entusiastas que discretos intentan corroborar el «éxito»<br />

<strong>de</strong>l sermón susurrando exhortaciones o alabanzas acerca <strong>de</strong>l mismo a personas inconvertidas,<br />

o lo que es todavía peor, incitándolas a levantarse. Nada más equivocado. Tales momentos<br />

han <strong>de</strong> ser solamente <strong>de</strong> atención y oración silenciosa por parte <strong>de</strong> los fieles <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.<br />

Algunas veces el autor se ha sentido tentado a <strong>de</strong>tener el sermón y pedir misericordia<br />

a las personas que en aquellos solemnes momentos se les ha ocurrido levantarse para ir al<br />

patio o salir <strong>de</strong>l templo, a pesar <strong>de</strong> ver que el sermón estaba terminando y no corrían peligro<br />

<strong>de</strong> per<strong>de</strong>r ningún tren.<br />

Y no diremos nada <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sastre que significa un bebé que rompe a llorar o se inquieta<br />

durante los cinco minutos finales <strong>de</strong>l sermón. Algunos predicadores tienen la costumbre <strong>de</strong><br />

pararse y aguardar en silencio hasta haber pasado tal interrupción. Siempre es <strong>de</strong>sagradable<br />

tener que hacer esto, por lo que cuesta recoger <strong>de</strong> nuevo la atención <strong>de</strong>l auditorio. Ello es


posible cuando se dispone todavía <strong>de</strong> muchos minutos, pero es casi imposible al final. En ese<br />

período <strong>de</strong>l sermón, atención distraída es atención perdida. Por esto los miembros <strong>de</strong>bieran<br />

conjurarse en ayudar al pastor: Los diáconos, atajando <strong>de</strong>l modo más discreto y rápido<br />

cualquier perturbación. Los creyentes en general, bajando sus cabezas para orar, sin volverlas<br />

<strong>de</strong> un lado para otro para ver si se levanta alguien. Nada pue<strong>de</strong> perjudicar tanto las <strong>de</strong>cisiones<br />

como esta curiosidad impru<strong>de</strong>nte. Sabemos cuan grato es para el creyente fervoroso, que está<br />

oando por un <strong>de</strong>spertamiento, «ver» <strong>de</strong>cisiones; pero ¡más sensato limitarse a «oírlas» <strong>de</strong><br />

labios <strong>de</strong>l testificante o en la respuesta <strong>de</strong>l pastor, y será siempre mucho más gozoso para su<br />

propia conciencia haber mudado a tales <strong>de</strong>cisiones con oración que estorbarlas con actitu<strong>de</strong>s<br />

inconvenientes.<br />

Es necesario hacer énfasis sobre estos <strong>de</strong>talles en las reuniones <strong>de</strong> <strong>iglesia</strong>, para el<br />

mejor or<strong>de</strong>n y provecho en los cultos, sobre todo en los evangelísticos.<br />

X<br />

Clases <strong>de</strong> estudio Bíblico<br />

Hemos dicho que para la preparación <strong>de</strong> un sermón <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el pulpito no conviene<br />

tomar todo un capítulo, sino un hecho, parábola o porción que pueda ser conectada con<br />

alguna línea <strong>de</strong> pensamiento. La razón es que cuando el predicador habla él solo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

pulpito le conviene presentar un mensaje compacto y no excesivamente extenso.<br />

Pero hay otro método <strong>de</strong> instrucción, llamado Clase Bíblica, en la cual no sólo el<br />

predicador, sino los oyentes, pue<strong>de</strong>n tomar parte, y aunque ello exce<strong>de</strong> los límites <strong>de</strong> la<br />

Homilética, por lo importante que es para los pastores e instructores cristianos, no queremos<br />

<strong>de</strong>jar <strong>de</strong> ofrecer algunas sugestiones sobre dichos estudios.<br />

Se recomienda para la Clase Bíblica que todos los oyentes tengan su Biblia en la<br />

mano y, si el número <strong>de</strong> asistentes lo permite, estén sentados formando círculo.<br />

En las clases bíblicas no <strong>de</strong>ben usarse los sermones textuales, sino expositivos o<br />

tópicos, <strong>de</strong>sarrollando estos últimos a base <strong>de</strong> textos bíblicos.<br />

ESTUDIO <strong>DE</strong> LA BIBLIA POR LIBROS<br />

Pero es también recomendable en esta clase <strong>de</strong> reuniones el estudio <strong>de</strong> la Biblia por<br />

libros y capítulos. En tal caso cada asistente <strong>de</strong>biera conocer <strong>de</strong> antemano el capítulo o<br />

porción que se va a estudiar, aún es mejor si se han distribuido preguntas escritas que<br />

<strong>de</strong>spierten interés en el estudio. Dichas preguntas o sugestiones pue<strong>de</strong>n ser formuladas<br />

particularmente por el instructor para cada capítulo o libro, o bien utilizar las siguientes<br />

sugestiones <strong>de</strong> carácter general:<br />

a) ¿Quién escribió el libro?<br />

b) ¿A quién fue escrito?<br />

c) ¿Cuándo fue escrito?<br />

d) Motivo por el cual lo fue.<br />

e) Circunstancias <strong>de</strong> aquellos para los cuales fue escrito.<br />

f) ¿Qué referencias nos da el libro <strong>de</strong> la vida y carácter <strong>de</strong>l autor?<br />

g) ¿Cuáles son las principales i<strong>de</strong>as <strong>de</strong>l libro (o enseñanzas)?<br />

h) ¿Cuál es la verdad central <strong>de</strong>l libro?<br />

i) ¿Cuáles son las características <strong>de</strong>l libro?<br />

j) Que cada alumno haga una división analítica <strong>de</strong>l libro comparándola con la división<br />

que traiga el Director.<br />

k) Puntualícense las enseñanzas o aplicaciones espirituales que ocurren en cada


sección.<br />

El estudio será todavía más provechoso si en lugar <strong>de</strong> preguntas generales pue<strong>de</strong> usarse un<br />

bosquejo formulado por algún buen expositor <strong>de</strong> la Biblia. Hay libros interesantes y también<br />

cursos bíblicos que pue<strong>de</strong>n servir <strong>de</strong> ayuda al respecto. Como ejemplo ofrecemos a<br />

continuación uno <strong>de</strong> los estudios bíblicos por libros que se publicaron en nuestra revista El<br />

Cristiano Español. De una forma similar a la indicada, y usando los mismos epígrafes que<br />

ponemos en mayúsculas, pue<strong>de</strong>n estudiarse, no solamente los otros libros <strong>de</strong>l Pentateuco,<br />

sino casi todos los libros <strong>de</strong> la Biblia.<br />

Éxodo.<br />

EL NOMBRE «Éxodo» nos indica el contenido <strong>de</strong> este libro, la salida <strong>de</strong> Israel <strong>de</strong><br />

Egipto. Israel vuelve a su tierra prometida. Éxodo contiene la maravillosa e importante<br />

historia, empezada en Génesis, asumiendo una forma nacional, más bien que personal o<br />

familiar, y narrando los pasos que condujeron al establecimiento <strong>de</strong> la teocracia hebrea. En<br />

este hecho histórico vemos la figura <strong>de</strong> las verda<strong>de</strong>s fundamentales <strong>de</strong> toda salvación.<br />

Po<strong>de</strong>mos llamar a Éxodo «el libro <strong>de</strong> la salvación». Empieza con la oscuridad <strong>de</strong>l yugo<br />

egipcio y termina con la nube <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Dios en el tabernáculo.<br />

ÉXODO Y LOS CRISTIANOS. — El viaje <strong>de</strong> los israelitas <strong>de</strong> Egipto a Canaán es un<br />

símbolo <strong>de</strong> la peregrinación <strong>de</strong>l cristiano.<br />

1. Egipto = el reino <strong>de</strong> Satanás, el mundo <strong>de</strong>l cual tenemos que salir.<br />

2. Desierto = La condición <strong>de</strong>l creyente que ha <strong>de</strong>jado la vida antigua, pero que<br />

todavía no ha encontrado la plenitud <strong>de</strong> la vida nueva en Cristo.<br />

3. Canaán = La vida <strong>de</strong>l creyente que encontró en Cristo la vida abundante y<br />

victoriosa.<br />

LLAVES <strong>DE</strong>L LIBRO llamamos a los versículos <strong>de</strong> cada libro, que nos dan el conjunto <strong>de</strong>l<br />

contenido <strong>de</strong>l mismo, p. ej.:<br />

3:7-8... aflicción en Egipto... librado... sacado a buena tierra.<br />

12:13... la sangre os será por señal... Lo fundamental <strong>de</strong> la salvación.<br />

19:4-6... os he traído a Mí... para ser un especial tesoro sobre todos los pueblos.<br />

TIEMPO. — Entre Génesis y Éxodo hay un espacio <strong>de</strong> tres siglos y medio, sobre el<br />

cual no leemos nada en la Biblia. En este tiempo creció la familia Jacob (70 personas, Éxodo<br />

1:5) y se hizo nación numerosa (1:7).<br />

LA PRINCIPAL FIGURA <strong>de</strong> Éxodo es la <strong>de</strong> Moisés. El nos es presentado como<br />

representante <strong>de</strong> la ley y <strong>de</strong>l antiguo pacto (Juan 1:17). Mirando su historia po<strong>de</strong>mos dividirla<br />

en tres partes <strong>de</strong> 40 años cada una. 40 años <strong>de</strong> alta educación humana. Se hizo un varón<br />

po<strong>de</strong>roso.<br />

40 años <strong>de</strong> educación divina en la quietud <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto. Allí se hizo varón humil<strong>de</strong> y<br />

sencillo. 40 años ejerciendo su alta profesión y experimentando cómo Dios pue<strong>de</strong> utilizar<br />

po<strong>de</strong>rosamente a un hombre humillado.<br />

Nótese la importancia <strong>de</strong> la primera educación que recibió en su más tierna juventud<br />

en la casa paterna. Después <strong>de</strong> muchos años <strong>de</strong> estar en el palacio egipcio, se recordó <strong>de</strong> su<br />

Dios y <strong>de</strong> su pueblo (Hechos 11:24-26). El fue hecho salvador, guía y mediador <strong>de</strong> Israel.<br />

DIVISIÓN <strong>DE</strong>L LIBRO. — Po<strong>de</strong>mos dividirlo en tres partes:<br />

1. Israel en Egipto: Cap. 1-15:21.


a) Opresión por los egipcios. Por medio <strong>de</strong> ella, Dios preparó al pueblo para salir <strong>de</strong> la<br />

tierra rica <strong>de</strong> Gosén.<br />

b) Nacimiento y educación <strong>de</strong> Moisés. Dios preparó al salvador y guía.<br />

c) Plagas en Egipto, Pascua y salida. Dios preparó al enemigo para <strong>de</strong>jar ir al pueblo.<br />

2. Experiencias en el camino <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto: Capítulo 15:22, cap. 18.<br />

Mará, Elim, codornices, maná, agua <strong>de</strong> la peña, victoria sobre Amalec. El Señor, que<br />

sacó a Israel <strong>de</strong> Egipto, también los mantenía, protegía y guiaba.<br />

3. Israel al pie <strong>de</strong>l monte Sinaí: Cap. 19-40. Mandamientos <strong>de</strong> Dios, Alianza entre Dios y el<br />

pueblo, plan <strong>de</strong>l tabernáculo, becerro <strong>de</strong> oro, construcción <strong>de</strong>l tabernáculo. Los<br />

salvados, para permanecer con el Señor, necesitan:<br />

a) la ley, que es la norma <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Dios; y<br />

b) el sacrificio, cuya sangre limpia simbólicamente <strong>de</strong> las transgresiones <strong>de</strong> la ley.<br />

CRISTO EN EL ÉXODO.— Toda salvación <strong>de</strong> Dios es hecha por Jesucristo. Por lo<br />

tanto, es todo este «libro <strong>de</strong> la salvación» un símbolo <strong>de</strong> Cristo.<br />

1.El cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la pascua: Cristo el cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Dios: Juan 1:29, 1. a Cor. 5:6-8, 1. a Ped.<br />

1:18-19.<br />

2.Aarón: Cristo nuestro sumo sacerdote: Hebreos 5:5 y 9, 7:11.<br />

3.El mar Bermejo: La muerte <strong>de</strong> Cristo nos libra <strong>de</strong> la vida antigua: 1Cor. 10:2.<br />

4.El maná: Cristo es el pan vivo que <strong>de</strong>scendió <strong>de</strong>l Cielo: Juan 6:31, 35.<br />

5.El tabernáculo: Cristo habitó entre nosotros: Juan 1:14, Hebr. 9:23-24. Exteriormente<br />

no ofrece ningún atractivo: Filip. 2:6-8. Pero por <strong>de</strong>ntro todo es precioso, <strong>de</strong> oro fino<br />

con los colores <strong>de</strong> la gloria: Col. 2:3 y 9.<br />

No sólo el tabernáculo entero, sino también los objetos en él nos hablan <strong>de</strong> Cristo:<br />

La puerta (única): Juan 10:7.<br />

Altar <strong>de</strong>l holocausto: El lugar <strong>de</strong> la expiación: Hebr. 9:13-14, 10:12; Apoc. 13:8.<br />

Fuente <strong>de</strong> metal: El lavacro <strong>de</strong> la regeneración: Tito 3:5.<br />

Mesa <strong>de</strong> los panes: «Yo soy el pan <strong>de</strong> vida»: Juan 6:35, 48, 50, 51.<br />

Can<strong>de</strong>lero: «Yo soy la luz <strong>de</strong>l mundo»: Juan 8:12, 1:9.<br />

Altar <strong>de</strong> perfumes: La oración sacerdotal <strong>de</strong> Cristo: Juan 17.<br />

El arca conteniendo la ley <strong>de</strong> Dios, y la cubierta con los querubines, tenían que ser<br />

rociadas con la sangre <strong>de</strong>l sacrificio. Cristo, con su propia sangre, entró una vez a la<br />

presencia <strong>de</strong> Dios: Hebr. 9:12-14. El cumplió la ley y la cubrió con su sangre. La ley<br />

que pidió la muerte <strong>de</strong>l pecador está satisfecha por el sacrificio expiatorio <strong>de</strong> Cristo.<br />

EL MENSAJE <strong>DE</strong> ÉXODO es doble. Habla <strong>de</strong>l minio <strong>de</strong>l Señor y <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción. Su<br />

dominio se nota en sus palabras, ór<strong>de</strong>nes, mandamientos, juicios, su santidad, y también en su<br />

bondad y cuidado todas las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su pueblo. Por todo el libro pasa el hilo negro <strong>de</strong>l<br />

pecado <strong>de</strong>l pueblo y <strong>de</strong> personas individuales. Pero Dios, en su inmensa gracia, presenta un<br />

recurso <strong>de</strong> salvación por la sangre <strong>de</strong>l sustituto y abre a su pueblo pecador el camino a su<br />

trono <strong>de</strong> gracia.<br />

Todos los libros <strong>de</strong> la Biblia pue<strong>de</strong>n ser estudiados <strong>de</strong> una forma similar, buscando en<br />

ellos, por encima <strong>de</strong> sus datos históricos, profundas enseñanzas morales y espirituales.<br />

ERRORES A EVITAR<br />

Dos errores que el director <strong>de</strong> un Grupo <strong>de</strong> Estudio Bíblico <strong>de</strong>be evitar con gran<br />

cuidado son: Por un lado, darlo como un sermón <strong>de</strong> predicación monopolizado, y por el otro,<br />

convertirlo en una clase <strong>de</strong> Seminario, limitándolo a los datos históricos, cronológicos o


analíticos sin especial mención <strong>de</strong> la enseñanza espiritual. Jamás hay que olvidar que ésta<br />

tiene primordial importancia en la Iglesia, tratándose <strong>de</strong> libros <strong>de</strong> la Sagrada Escritura, cuyas<br />

mismas narraciones históricas fueron escritas: «para nuestra enseñanza y admonición» (1. a<br />

Cor. 10:11); pero quedará mejor fijada la verdad en la mente y resultará mucho más<br />

interesante y efectiva si, en lugar <strong>de</strong> ser administrada en dosis concentradas <strong>de</strong> incesante<br />

exhortación, va acompañada <strong>de</strong>l estudio histórico, y analítico y aun geográfico, que permita<br />

al estudiante conocer bien la proce<strong>de</strong>ncia y motivo <strong>de</strong> tales enseñanzas que surgen <strong>de</strong>l texto,<br />

ora por ejemplo histórico, o por simbolismo.<br />

En este último caso hay otros extremos que conviene evitar. Uno es el <strong>de</strong> forzar la<br />

imaginación para encontrar en todo <strong>de</strong>talle <strong>de</strong>l Antiguo Testamento símbolos y figuras <strong>de</strong> las<br />

doctrinas <strong>de</strong>l Nuevo. Hallamos esta ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> un modo exagerado en los escritos<br />

patrísticos. Orígenes, por ejemplo, veía un símbolo <strong>de</strong> la cruz hasta en la forma <strong>de</strong> cortar el<br />

cor<strong>de</strong>ro pascual. Un simbolismo ingenuo y sin base no resultaría edificante a un público <strong>de</strong><br />

nuestro siglo.<br />

El extremo opuesto es prescindir <strong>de</strong> toda aplicación simbólica, con lo que el Antiguo<br />

Testamento se convierte en una simple y árida narración histórica con ligeros matices éticos.<br />

El predicador mo<strong>de</strong>rno que asume tal actitud <strong>de</strong>spreciando todo simbolismo, <strong>de</strong>bería empezar<br />

por suprimir <strong>de</strong>l Nuevo Testamento varias epístolas como Romanos, Corintios y Hebreos,<br />

mejor que todo <strong>de</strong>bería <strong>de</strong>jar el ministerio cristiano <strong>de</strong> su <strong>iglesia</strong> en manos <strong>de</strong> alguien que<br />

crea en la Biblia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio al fin. Otro error funesto es el <strong>de</strong> introducir en los<br />

estudios, para hacer gala <strong>de</strong> erudición, discusiones hechas <strong>de</strong> carácter crítico acerca <strong>de</strong> los<br />

documentos originales <strong>de</strong> la Sagrada Escritura, códices y variantes, pseudo-autores, etc.<br />

Spurgeon <strong>de</strong>cía con mucha razón: «Nunca divulguéis el error tratando <strong>de</strong> combatirlo.» El<br />

pastor necesita estar bien orientado sobre tales asuntos, pero no para llevarlos al público, sino<br />

para po<strong>de</strong>r respon<strong>de</strong>r a cualquier pregunta al respecto.<br />

Si una <strong>de</strong> tales cuestiones surgiera en la clase <strong>de</strong> estudio Bíblico o en la Escuela<br />

Dominical, lo más conveniente es respon<strong>de</strong>rla <strong>de</strong> un modo general y breve e invitar al<br />

interpelante a una conversación más extensa en particular. Tal invitación <strong>de</strong>be ser hecha, si es<br />

en la clase, alegando falta <strong>de</strong> tiempo, aún mejor si pue<strong>de</strong> soslayarse y hacerla más tar<strong>de</strong> en<br />

privado, a fin <strong>de</strong> no levantar sospechas en aquellas a quienes no interesan o no convienen<br />

tales tesis, ora por su limitada cultura o por su <strong>de</strong>licada condición espiritual.<br />

Recordamos el caso <strong>de</strong> un joven pastor <strong>de</strong> un pueblo rural, recién salido <strong>de</strong>l<br />

Seminario, que, con pretexto <strong>de</strong> «instruir a la juventud <strong>de</strong> la Iglesia», empezó una serie <strong>de</strong><br />

clases <strong>de</strong> estudio bíblico en las cuales trataba <strong>de</strong> <strong>de</strong>slumbrar a sus oyentes llenando pizarra<br />

con textos griegos y hebreos, y acabó por arruinar la fe <strong>de</strong> muchos con sus discusiones<br />

críticas, totalmente impropias e ina<strong>de</strong>cuadas a la condición intelectual y espiritual <strong>de</strong> los<br />

sencillos fieles a quienes se dirigía.<br />

Fervorosamente exhortamos a los estudiantes bíblicos y predicadores en cuyas manos venga a<br />

parar el presente Manual <strong>de</strong> Homilética, a evitar y aun a huir <strong>de</strong> tales peligros, procurando la<br />

edificación espiritual <strong>de</strong> sus oyentes por encima <strong>de</strong> todo otro motivo.<br />

ESTUDIO <strong>DE</strong> LA BIBLIA POR CAPÍTULOS<br />

Tanto o más sugestivo que el estudio por libros es el estudio por capítulos, ya' que <strong>de</strong> este<br />

modo se pue<strong>de</strong> entrar con más <strong>de</strong>talle en cada asunto. Como quiera que éstos puedan<br />

repetirse en el curso <strong>de</strong>l libro, <strong>de</strong>be hacerse énfasis sobre verda<strong>de</strong>s nuevas cuando se repita un<br />

mismo asunto. Esta recomendación es especialmente importante para los libros doctrinales, o<br />

sea, las epístolas y los libros proféticos <strong>de</strong>l Antiguo Testamento.<br />

He aquí una serie <strong>de</strong> sugestiones <strong>de</strong> aplicación general:<br />

a) Defínase el tema <strong>de</strong>l capítulo o asunto principal <strong>de</strong> que trata, en una sola frase.


) Principales personajes <strong>de</strong>l capítulo.<br />

c) La verdad o doctrina más <strong>de</strong>stacada <strong>de</strong>l capítulo.<br />

d) La mejor lección <strong>de</strong>l capítulo.<br />

e) El mejor versículo <strong>de</strong>l capítulo. (Sugiérase que cada uno aprenda <strong>de</strong> memoria el<br />

versículo elegido.)<br />

El predicador pue<strong>de</strong> terminar haciendo énfasis sobre las principales lecciones <strong>de</strong>l<br />

capítulo, y lo hará con mucho más provecho si los asistentes han tenido ya que estudiarlo<br />

para respon<strong>de</strong>r a las anteriores preguntas.<br />

Estas preguntas pue<strong>de</strong>n ser usadas para clases elementales, incluso <strong>de</strong> niños.<br />

Para clases entre personas más a<strong>de</strong>lantadas en conocimientos bíblicos y experiencia<br />

espiritual, pue<strong>de</strong> usarse la siguiente serie <strong>de</strong> preguntas o sugestiones:<br />

a) Cítense uno por uno los principales hechos <strong>de</strong>l capítulo y las enseñanzas que contiene<br />

cada uno <strong>de</strong> ellos.<br />

b) Señálense los errores a evitar (con referencia a la conducta <strong>de</strong> personajes que<br />

aparecen en el capítulo o amonestaciones que contiene).<br />

c) Nótense las cosas dignas <strong>de</strong> imitación.<br />

d) Principales enseñanzas. (No <strong>de</strong> hecho como se señala en el apartado a), sino por<br />

precepto.)<br />

e) ¿Cuál <strong>de</strong> estas enseñanzas pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse interesante discusión?<br />

f) Preséntense copiados cada uno <strong>de</strong> los versículos principales por su enseñanza<br />

espiritual.<br />

g) Declárese cuál es la verdad o doctrina que se <strong>de</strong>staca en el capítulo.<br />

Para clases todavía más a<strong>de</strong>lantadas pue<strong>de</strong>n usarlas siguientes sugestiones:<br />

a) Léase el capítulo en dos o tres versiones diferentes (<strong>de</strong> Valera, Mo<strong>de</strong>rna, Católica,<br />

etc.) y cítense por escrito las principales variantes y <strong>de</strong>clarando cada uno cuál<br />

prefiere, teniendo en cuenta no sólo la elegancia <strong>de</strong>l lenguaje sino la verdad doctrinal,<br />

según se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong> la Biblia.<br />

b) Búsquense los pasajes paralelos <strong>de</strong> la referencia y cítese la diferencia entre ellos.<br />

c) Déle la fecha aproximada <strong>de</strong> los hechos a que se refiere el capítulo.<br />

d) Haga cada alumno un bosquejo o análisis <strong>de</strong>l capítulo.<br />

e) Cite cada uno los textos aptos para un sermón textual y formule sus principales<br />

divisiones.<br />

f) Señálense las frases o palabras más importantes.<br />

g) Puntualícense las lecciones más importantes e indíquese <strong>de</strong> ellas cuál es, en el<br />

concepto <strong>de</strong>l alumno, la principal.<br />

h) Cítense los lugares o ciuda<strong>de</strong>s que se nombran en el capítulo, y <strong>de</strong>se una breve<br />

historia <strong>de</strong> ellos según aparece en otras partes <strong>de</strong> la Biblia.<br />

i) Dificulta<strong>de</strong>s en el capítulo, si las encuentra.<br />

El principal peligro en las clases <strong>de</strong> estudio bíblico es que, con el pretexto <strong>de</strong> hacer<br />

preguntas sobre el texto o exponer verda<strong>de</strong>s aprendidas en el mismo, algunos <strong>de</strong> los<br />

concurrentes se aparten <strong>de</strong>l tema y hagan per<strong>de</strong>r el tiempo con frivolida<strong>de</strong>s. El predicador o<br />

director necesita mucha táctica y firmeza para obligar a concretar y ceñirse al asunto.<br />

Por esto un método recomendable es hacer que los participantes traigan sus<br />

sugestiones por escrito y usar el director, en la clase próxima, un resumen <strong>de</strong> las mejores y<br />

más sugestivas respuestas <strong>de</strong> cada uno. Los concurrentes se sienten interesados y halagados al


observar que se ha hecho caso <strong>de</strong> sus pensamientos, los cuales son expuestos por el director<br />

mucho más concretamente que si cada uno tomara la palabra por sí. Para aportar más interés<br />

a la reunión, pue<strong>de</strong>, empero, el predicador sugerir una exposición verbal <strong>de</strong> aquellas<br />

sugestiones que haya notado como <strong>de</strong> más valor, limitándose a citar él mismo las menos<br />

interesantes, pero que merezcan ser citadas.<br />

Para completar el estudio pue<strong>de</strong> aportar algunos pensamientos propios o sacados <strong>de</strong><br />

algún buen comentador como Meyer, Carroll, Ryle, etc., sobre el capítulo citado.<br />

Se ha dicho con razón que el buen predicador no sólo <strong>de</strong>be saber estudiar él mismo la<br />

Biblia sino hacer que otros la estudien, y éste es el objeto <strong>de</strong> las clases <strong>de</strong> estudio bíblico. Los<br />

gran<strong>de</strong>s discursos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el pulpito aportan mucha luz y dan mejor comprensión a los oyentes<br />

acerca <strong>de</strong> las verda<strong>de</strong>s bíblicas, pero no estimulan suficientemente el estudio personal.<br />

Deslumbrados por su arte y elocuencia, se sienten, por lo general, los oyentes incapaces <strong>de</strong><br />

estudiar la Biblia como lo ha hecho el predicador, y ello convierte a los miembros <strong>de</strong> la<br />

Iglesia en oyentes <strong>de</strong> inferencias religiosas, más bien que estudiantes; la Palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

Aunque la predicación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> pulpito será siempre el medio indispensable <strong>de</strong> enseñanza y el<br />

más eficaz para ganar a los inconversos, las clases <strong>de</strong> estudio bíblico estimulan más el don <strong>de</strong><br />

cada uno y fomentan <strong>de</strong> un modo extraordinario la vida espiritual. Por esto son muy<br />

recomendables para los creyentes o miembros <strong>de</strong> <strong>iglesia</strong>s angélicas.<br />

XI<br />

El uso <strong>de</strong> ilustraciones<br />

Las imágenes son para el discurso lo que las ventanas para una casa: hacen entrar la<br />

luz <strong>de</strong>l argumento en las mentes más obtusas, a quienes las i<strong>de</strong>as abstractas resultan pesadas y<br />

a veces incomprensibles.<br />

El ejemplo <strong>de</strong> Jesús nos autoriza y estimula para el empleo <strong>de</strong> ilustraciones en la<br />

predicación. Hasta la cara <strong>de</strong> los pequeños se ilumina cuando el predicador empieza a contar<br />

alguna anécdota para ilustración <strong>de</strong> su sermón.<br />

Pero, aun cuando las ilustraciones son <strong>de</strong> tan gran<strong>de</strong> utilidad, no se <strong>de</strong>be abusar <strong>de</strong> su<br />

uso. Hay sermones que resultan enflaquecidos por un exceso <strong>de</strong> metáforas o anécdotas. Dicho<br />

uso excesivo pue<strong>de</strong> hacer que la gente preste <strong>de</strong>masiada atención a las anécdotas y olvi<strong>de</strong> los<br />

argumentos y exhortaciones <strong>de</strong>l sermón. Debemos recordar que nuestro objeto no es<br />

entretener o divertir a las personas sino hacerles sentir las verda<strong>de</strong>s espirituales. Volver el<br />

espíritu <strong>de</strong> nuestros oyentes <strong>de</strong>l objeto principal <strong>de</strong>l sermón para fijarlo en imágenes<br />

complacientes pue<strong>de</strong> resultar perjudicial.<br />

Las anécdotas han <strong>de</strong> ser usadas únicamente en los lugares apropiados y <strong>de</strong>ben ser<br />

ellas mismas a<strong>de</strong>cuada ilustración <strong>de</strong>l argumento que se viene exponiendo. No hay nada peor<br />

en un sermón que una anécdota colocada forzadamente en algún lugar que no le correspon<strong>de</strong>.<br />

Si no tenemos ninguna anécdota bien a<strong>de</strong>cuada e ilustrativa no usemos ninguna. Es mil veces<br />

preferible un sermón con pocas o ninguna anécdota que un sermón repleto <strong>de</strong> ilustraciones<br />

que o encajan con el argumento.<br />

ANÉCDOTAS HUMORÍSTICAS<br />

No está proscrito el uso <strong>de</strong> anécdotas humorísticas; al contrario, éstas son las más<br />

gratas y mejor recordadas; pero <strong>de</strong>be tenerse sumo cuidado en que no traspasen el límite <strong>de</strong>l<br />

humor; que no sean chabacanas o triviales. El pulpito es un lugar sagrado a los oyentes que<br />

acu<strong>de</strong>n a escuchar la Palabra <strong>de</strong> Dios esperan recibir pensamientos dignos y <strong>de</strong> acuerdo con<br />

el propósito a que está <strong>de</strong>stinado.<br />

Un ejemplo <strong>de</strong> anécdota humorística, pero a<strong>de</strong>cuada, es la <strong>de</strong>l salvaje que acudió


acongojado al misionero porque su perro había <strong>de</strong>vorado algunas hojas <strong>de</strong> la Biblia, y al<br />

<strong>de</strong>cirle éste que la pérdida no era tan consi<strong>de</strong>rable porque podía ofrecerle otra Biblia por poco<br />

dinero, el salvaje replicó que lo que sentía no era la pérdida <strong>de</strong>l libro, sino <strong>de</strong>l perro, ya le<br />

había observado que este libro tiene la virtud <strong>de</strong> hacer volver mansas a las personas, y temía<br />

que dicho efecto se produjera en su magnífico perro cazador.<br />

COMO REFERIR ANÉCDOTAS<br />

Lo más esencial en las anécdotas es el modo en que son contadas. Una anécdota<br />

excelente pue<strong>de</strong> producir muy poca impresión a los oyentes si es contada con indiferencia. El<br />

buen narrador <strong>de</strong> anécdotas <strong>de</strong>be mostrarse él mismo interesado en lo que cuenta y mantener<br />

el interés <strong>de</strong>l auditorio contando los inci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la anécdota por or<strong>de</strong>n sin a<strong>de</strong>lantarse a<br />

revelar el «final» <strong>de</strong>l caso, para que se mantenga latente el espíritu <strong>de</strong> sorpresa. A<strong>de</strong>lantar un<br />

solo <strong>de</strong>talle <strong>de</strong> una anécdota pue<strong>de</strong> estropearla completamente, pues la gente ya no escucha<br />

con interés cuando conoce el <strong>de</strong>senlace.<br />

Evítese, por lo tanto, el anunciar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio el final <strong>de</strong> la historia; por ejemplo:<br />

Hay una anécdota muy ilustrativa acerca <strong>de</strong> la fe. Se trata <strong>de</strong> un niño que es invitado a<br />

lanzarse en los brazos <strong>de</strong> su padre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el balcón <strong>de</strong> una casa que está ardiendo. El niño,<br />

azorado, no distingue al padre en la oscuridad <strong>de</strong> la estrecha calle, pero el padre pue<strong>de</strong> ver al<br />

niño a la luz <strong>de</strong> las llamas que salen <strong>de</strong> las ventanas altas <strong>de</strong>l edificio, y por fin éste se <strong>de</strong>ci<strong>de</strong><br />

a dar un salto en el espacio vacío confiando en la palabra <strong>de</strong>l padre, para encontrarse pronto a<br />

salvo en los fuertes brazos <strong>de</strong> éste.<br />

Al explicar esta anécdota hay que hacer vibrante el caso, poniendo algunas pinceladas<br />

que hagan a los oyentes ver en su imaginación la casa ardiendo y el angustioso movimiento<br />

<strong>de</strong>l vecindario. Es indispensable, asimismo, referir en forma <strong>de</strong> diálogo la conversación que<br />

tendría lugar entre padre e hijo, hasta que el público dé un suspiro <strong>de</strong> alivio al oír cómo el<br />

niño cayó sano y salvo en los brazos <strong>de</strong> este último.<br />

Evítese absolutamente <strong>de</strong>cir: «Lo que estoy diciendo acerca <strong>de</strong> la fe tiene mucho<br />

parecido con el caso <strong>de</strong> un niño que fue salvado por su padre, el cual le invitaba a lanzarse a<br />

sus brazos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el balcón <strong>de</strong> una casa que estaba ardiendo.» Este modo indiferente <strong>de</strong><br />

explicar la anécdota no da una impresión viva <strong>de</strong>l caso y suprime totalmente el elemento <strong>de</strong><br />

sorpresa al anunciar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio que el niño fue «salvado» por su padre. Procúrese que<br />

la gente no sepa si el niño fue salvado o pereció entre las llamas hasta que oigan el final.<br />

Sin embargo, la anécdota no <strong>de</strong>be ser contada con tantos <strong>de</strong>talles hasta el punto <strong>de</strong><br />

convertirla en una larga historia que haga olvidar a los oyentes la parte argumentativa <strong>de</strong>l<br />

sermón. Dense solamente aquellos <strong>de</strong>talles que puedan aumentar el interés <strong>de</strong> la narración, y<br />

ninguno más.<br />

COMO INTRODUCIR LAS ANÉCDOTAS<br />

Parece <strong>de</strong> poco interés, y sin embargo es muy importante, la forma <strong>de</strong> empezar a<br />

referir la anécdota. Hay predicadores que tienen siempre una misma forma: «Recuerdo haber<br />

leído...» A la gente no le interesa si el predicador ha leído la anécdota o la oído contar. Y<br />

todavía es peor cuando el predicador dice: «Recuerdo haber leído en un libro...», es todavía<br />

menos importante para el público si lo ha leído en un libro o en una revista. Evítense<br />

cuidadosamente en los sermones estas frases ociosas el sermón resultará más corto e<br />

interesante. Es mucho mejor empezar diciendo: «En cierta ocasión ocurrió tal o cual cosa», o<br />

bien: «Existía en el país tal o cual.» Este <strong>de</strong>talle no es ocioso, pues la gente le gusta que le<br />

cuenten historias verda<strong>de</strong>ras y la referencia <strong>de</strong> don<strong>de</strong> tuvo lugar el inci<strong>de</strong>nte, cuando es<br />

posible darla, aumenta el interés <strong>de</strong>l caso.


ANÉCDOTAS PERSONALES<br />

En mayor medida se acrecienta el interés <strong>de</strong>l público cuando el predicador pue<strong>de</strong><br />

contar algún caso vivido por él mismo. Los gran<strong>de</strong>s predicadores tienen generalmente un<br />

arsenal <strong>de</strong> inci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> su vida que usan como ilustraciones <strong>de</strong> sus sermones.<br />

Sin embargo, <strong>de</strong>be evitarse cuidadosamente la pedantería al referir tales casos y el uso<br />

excesivo <strong>de</strong>l pronombre personal. Procúrese sustituirlo tanto como se pueda por el plural, si<br />

en el hecho han intervenido varias personas, pues ello dirá mucho en favor <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>stia <strong>de</strong>l<br />

predicador.<br />

Otro peligro al contar anécdotas personales es el <strong>de</strong> referir casos triviales o poco<br />

ilustrativos, por el prurito <strong>de</strong> hablar el predicador <strong>de</strong> sí mismo. Un inci<strong>de</strong>nte que al que lo ha<br />

vivido pue<strong>de</strong> parecerle muy chocante e interesante, pue<strong>de</strong> resultar intrascen<strong>de</strong>nte y aburrido<br />

para el que lo oye contar. Pero nunca lo será para un auditorio inteligente, si el caso ilustra<br />

verda<strong>de</strong>ramente el argumento o contiene una evi<strong>de</strong>nte lección moral o espiritual.<br />

DISTRIBUCIÓN <strong>DE</strong> LAS ANÉCDOTAS<br />

Las anécdotas <strong>de</strong>ben ser bien distribuidas. Es magnífico el sermón que pue<strong>de</strong> tener<br />

una anécdota para ilustrar cada uno <strong>de</strong> sus puntos principales. Es mucho mejor si la anécdota<br />

pue<strong>de</strong> ser puesta al final <strong>de</strong>l punto; pero no siempre es posible. Muchas veces se nos ocurren<br />

anécdotas que ilustran un punto secundario o una frase <strong>de</strong>l sermón. Evítese, empero, poner<br />

una anécdota para ilustrar una simple frase, si ésta no es muy importante y contiene la esencia<br />

<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong>l sermón. En tal caso parece puesta solamente para dar lugar a la anécdota.<br />

Tiene que ser la anécdota para el sermón, y no viceversa.<br />

¿Pue<strong>de</strong>n usarse dos anécdotas para ilustrar un mismo pensamiento?<br />

Sí, pero <strong>de</strong> ningún modo <strong>de</strong>ben ser contadas una tras <strong>de</strong> otra. El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Evangelio<br />

para transformar las almas pue<strong>de</strong> ser bien ilustrado por la antes referida anécdota <strong>de</strong>l salvaje<br />

y su perro, y también por algún caso <strong>de</strong> conversión, por ejemplo el <strong>de</strong> «El borracho <strong>de</strong><br />

nacimiento», quien <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> convertirse, vendiendo periódicos en una taberna, fue invitado<br />

por sus antiguos compañeros, y al negarse a beber le arrojaron la cerveza en la cara<br />

diciéndole: «Si no por <strong>de</strong>ntro, por fuera.» El hombre, arremangando un brazo, les mostró sus<br />

fuertes músculos y dijo que en otro tiempo habría empezado una pelea, pero ahora no hacía<br />

sino perdonarles y así se limitaba a enjugarse la cara, encomendándoles a la gracia y<br />

misericordia <strong>de</strong>l Señor.<br />

Si contásemos la segunda anécdota inmediatamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la primera mientras<br />

aún se conserva el sentimiento <strong>de</strong> hilaridad en el auditorio, se per<strong>de</strong>ría totalmente el sentido<br />

<strong>de</strong> importancia <strong>de</strong> esta segunda. Pero si <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> contar la primera <strong>de</strong>cimos: tenía razón el<br />

pobre salvaje, pues ciertamente Dios es todopo<strong>de</strong>roso para transformar a las almas haciendo<br />

<strong>de</strong> los leones cor<strong>de</strong>ros, pues como dice el apóstol, si alguno está en Cristo, nueva criatura es,<br />

etc;», el público estará preparado por estas sencillas frases para oír la historia <strong>de</strong>l bebedor<br />

convertido, lucho más que si pasásemos <strong>de</strong> la primera anécdota a la segunda con un simple:<br />

«También recuerdo el caso <strong>de</strong> un hombre totalmente entregado a la bebida, etc.»<br />

Spurgeon dice: «Es feliz el predicador que encuentra una anécdota para el final <strong>de</strong> su<br />

sermón, una historieta o ejemplo que haga viva y patente la enseñanza <strong>de</strong>l mismo.» Este es el<br />

hermoso ejemplo que hallamos al final <strong>de</strong>l Sermón <strong>de</strong>l Monte, sin la parábola <strong>de</strong>l hombre que<br />

edificó su casa sobre la peña.<br />

COMO ARCHIVAR ANÉCDOTAS


Para disponer <strong>de</strong> anécdotas ilustrativas y a<strong>de</strong>cuadas es necesario tenerlas archivadas<br />

<strong>de</strong> antemano, ora en el cerebro, quien posea tan privilegiada memoria, o en un índice.<br />

Rebuscar libros y revistas en busca <strong>de</strong> anécdotas en el mismo momento <strong>de</strong> preparar el sermón<br />

es una pérdida <strong>de</strong> tiempo que ningún predicador ocupado pue<strong>de</strong> permitirse, y en la gran<br />

mayoría <strong>de</strong> los casos no da resultados satisfactorios. Por esto es aconsejable tener un índice<br />

bien clasificado.<br />

La clasificación <strong>de</strong> anécdotas no es tarea sencilla y no pue<strong>de</strong> darse acerca <strong>de</strong> ello una<br />

norma fija, ya que cada predicador suele tener sus peculiarida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> pensamiento, pero pue<strong>de</strong><br />

servir <strong>de</strong> pauta la clasificación siguiente:<br />

CRISTO. — Ilustraciones sobre su: Amor. Sacrificio. Sustitución. Perdón.<br />

PECADOR. — Ejemplos <strong>de</strong>: Degradación moral. Ignorancia. Resultado <strong>de</strong>l pecado.<br />

SALVACIÓN. — Medio o condiciones para obtenerla: Arrepentimiento. Fe.<br />

Abandono <strong>de</strong> impedimentos. Peligros <strong>de</strong> la indiferencia y tardanza. Su valor. Su alcance.<br />

BENEFICIOS <strong>DE</strong>L CRISTIANO. - Seguridad <strong>de</strong> la salvación. Cuidado y protección<br />

divina. El Cielo. Lechos <strong>de</strong> muerte <strong>de</strong> creyentes.<br />

FRUTOS <strong>DE</strong>L CRISTIANISMO. — Pasivos: Humildad. Verdad. Paciencia.<br />

Gratitud. Obediencia. Etc. Activos: Testimonio. Mayordomía cristiana. Filantropía.<br />

ORACIÓN. — Condiciones: Fe. Santidad. Sinceridad. — Respuestas: Inmediatas.<br />

Diferidas.<br />

BIBLIA. — Su influencia sobre individuos. Sobre naciones. Ejemplos <strong>de</strong> amor a la<br />

Sagrada Escritura. Informes acerca <strong>de</strong> la Biblia.<br />

ATEÍSMO. — Ilustraciones sobre lo razonable <strong>de</strong> la fe. Resultados <strong>de</strong>l ateísmo.<br />

ROMANISMO. — Papas. Intolerancia. Imágenes, purgatorio. Indulgencias. Etc.<br />

Pue<strong>de</strong> reservarse una o varias páginas <strong>de</strong> una libreta para cada título según las probabilida<strong>de</strong>s<br />

que existan <strong>de</strong> hallar anécdotas sobre cada clasificación, nótese el título, y si éste no es<br />

bastante <strong>de</strong>finido, añádase una frase que sintetice o recuer<strong>de</strong> la anécdota y a continuación el<br />

libro o revista y página don<strong>de</strong> se encuentra. (El libro Enciclopedia <strong>de</strong> Anécdotas e Ilustraciones,<br />

recientemente publicado por Editorial CLIE, contiene un plan clasificación <strong>de</strong> anécdotas que pue<strong>de</strong><br />

ser seguido o imitado, al archivo <strong>de</strong> nuevas anécdotas, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> las 1.314 que tiene el referido<br />

volumen).<br />

A menos <strong>de</strong> sernos muy familiar una anécdota y haberla contado muchas veces (lo<br />

que <strong>de</strong>be evitarse cuando se habla a un mismo público), es conveniente tenerla cada vez <strong>de</strong><br />

nuevo, a fin <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r referirla con la necesaria seguridad <strong>de</strong> <strong>de</strong>talle y vivacidad <strong>de</strong> estilo.<br />

XII<br />

El estilo <strong>de</strong> la predicación<br />

Hay muy diversas formas <strong>de</strong> tratar un texto o pasaje bíblico como hemos visto, y cada<br />

predicador suele aplicar a su estudio y <strong>de</strong>sarrollo su estilo personal.<br />

Al <strong>de</strong>cir estilo, no nos referimos aquí al estilo oratorio propiamente dicho, o sea: las<br />

frases y figuras retóricas peculiares <strong>de</strong> cada uno, sino a la forma <strong>de</strong> tratar el texto o el pasaje<br />

al componer el sermón.<br />

ESTILO NARRATIVO<br />

Es <strong>de</strong>cir, saben narrar historias y hacer vivir ante las mentes <strong>de</strong> sus oyentes las i<strong>de</strong>as<br />

que existen en su cerebro. Son poetas y artistas por naturaleza. Regularmente los poetas en el<br />

pulpito lo son también en su estudio y a ellos <strong>de</strong>bemos muchas <strong>de</strong> las buenas poesías<br />

evangélicas.


Todo predicador <strong>de</strong>biera poseer este arte en cierta medida, aun cuando jamás llegue a<br />

escribir un verso. El espíritu poético y una imaginación exuberante son cualida<strong>de</strong>s casi<br />

imprescindibles en el predicador.<br />

Sin embargo, un buen predicador, y sobre todo los que son poetas, <strong>de</strong>ben procurar no<br />

<strong>de</strong>jarse llevar <strong>de</strong>masiado lejos por este estilo, <strong>de</strong> modo que, pintando y floreando el sermón,<br />

se olvi<strong>de</strong>n <strong>de</strong> que el objeto esencial <strong>de</strong>l mismo es enseñar, convencer y edificar. Deben<br />

también velar para que sus figuras retóricas no sean tan exageradas que se hallen fuera el<br />

alcance <strong>de</strong> la mente y conocimiento <strong>de</strong> sus oyentes, y éstos salgan sin saber lo que ha dicho el<br />

predicador; o que, aun siendo comprensible, resulte, por ocupar <strong>de</strong>masiado tiempo en florida<br />

retórica, muy pobre el sermón en contenido espiritual. La narración agradable y las altas<br />

figuras poéticas son como la sal y el colorido <strong>de</strong>l sermón, pero <strong>de</strong>l mismo modo que nuestro<br />

paladar repudia un manjar salado y nuestros ojos sufren a la visión <strong>de</strong> colores <strong>de</strong>masiado<br />

subidos, las mentes <strong>de</strong> los oyentes, sobre todo si se trata <strong>de</strong> personas sencillas, sufren<br />

literalmente por lo que pue<strong>de</strong> llamarse «<strong>de</strong>slumbramiento intelectual», al verse obligados a<br />

escuchar continuamente frases <strong>de</strong> alto contenido poético en un sermón.<br />

Otros predicadores tienen una facultad extraordinaria para el<br />

ESTILO CONSI<strong>DE</strong>RATIVO<br />

Saben ver inmediatamente los diversos aspectos; una verdad, las aplicaciones que<br />

pue<strong>de</strong>n sacar <strong>de</strong> una palabra o frase <strong>de</strong> la Sagrada Escritura, <strong>de</strong> modo que las divisiones y<br />

subdivisiones <strong>de</strong> un texto salen fácilmente <strong>de</strong> su mente y <strong>de</strong> su pluma. Es ésta también una<br />

facultad preciosa en el predicador. Spurgeon la poseía en grado sumo, no careciendo tampoco<br />

el don narrativo y hasta cierto punto poético.<br />

La facultad consi<strong>de</strong>rativa sabe cavar hondo en el texto o pasaje leído como tema, y<br />

<strong>de</strong>sentraña sus tesoros con facilidad. Lo observa todo, lo ve todo, en la forma <strong>de</strong> una palabra,<br />

el or<strong>de</strong>n con que viene <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> otra, cualquier <strong>de</strong>talle, cualquier matiz <strong>de</strong>l texto le ofrece<br />

materia para un sermón. El conocimiento <strong>de</strong> las lenguas originales Hebreo y Griego favorece<br />

la facultad consi<strong>de</strong>rativa en el predicador. Pero muchos la poseen <strong>de</strong> un modo innato, sin<br />

haber estudiado jamás en un Seminario, como ocurrió con el propio Spurgeon, que careció <strong>de</strong><br />

tal oportunidad.<br />

El estilo consi<strong>de</strong>rativo es el más propio para la edificación <strong>de</strong> los creyentes. Pero este<br />

estilo expone, no <strong>de</strong>muestra, no razona; dando por sentada la verdad, la <strong>de</strong>senvuelve, y se<br />

acerca al corazón a ofrecerla, retirándose triste si la mente la rechaza. Tal fue el estilo <strong>de</strong><br />

Cristo al hablar a las multitu<strong>de</strong>s ignorantes por medio <strong>de</strong> parábolas y por las gran<strong>de</strong>s<br />

afirmaciones <strong>de</strong> sus admirables discursos. Este suele ser asimismo el estilo <strong>de</strong> muchos<br />

creyentes sencillos, que han recibido la verdad <strong>de</strong> Dios sin preguntarse el porqué, y apenas<br />

son capaces <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r que otras personas tengan necesidad <strong>de</strong> razonar.<br />

Pero el uso constante <strong>de</strong> este estilo, en toda clase <strong>de</strong> sermón y en todo período <strong>de</strong> cada<br />

sermón, es un <strong>de</strong>fecto en un buen predicador. Cristo usó los estilos narrativos y<br />

consi<strong>de</strong>rativos cuando hablaba con cierta clase <strong>de</strong> oyentes, pero con sus astutos enemigos que<br />

vinieron a acecharle con preguntas capciosas en el templo, no <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> emplear<br />

admirablemente la argumentación y la lógica.<br />

ESTILO ARGUMENTATIVO<br />

Algunos predicadores son especialistas en este estilo. Tienen en cuenta la mente <strong>de</strong> sus<br />

oyentes al formular su mensaje. Saben que la apelación última ha <strong>de</strong> ser al corazón, pues<br />

«ningún pecador se convierte por la cabeza, sino por el corazón» como se ha dicho con<br />

verdad; pero la mente pue<strong>de</strong> ofrecer obstáculos al corazón que <strong>de</strong>bieran ser removidos para


que éste no halle excusa al recibir el llamamiento final.<br />

El estilo argumentativo es el más propio para reuniones <strong>de</strong> evangelización en el<br />

presente siglo escéptico. Este estilo no significa siempre la presentación <strong>de</strong> pruebas o<br />

evi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> la religión cristiana, aunque éstas tienen una parte muy notable en tal clase <strong>de</strong><br />

estilo, sino que el estilo argumentativo se halla también en la predicación dirigida a los<br />

creyentes, cada vez que apelamos a un argumento lógico, a un motivo por el cual <strong>de</strong>biera<br />

hacerse tal o cual cosa.<br />

La facultad <strong>de</strong> razonar y hacer razonar es el don más precioso <strong>de</strong> todo predicador.<br />

Debemos tener en cuenta que no solamente razonan los sabios, sino también las personas más<br />

sencillas. «Convencer es vencer», se ha dicho con razón, y aun cuando no siempre los<br />

«vencidos» por la fuerza <strong>de</strong>l argumento se rin<strong>de</strong>n a la verdad para aceptar a Cristo, o para<br />

servirle como ellos mismos compren<strong>de</strong>n que <strong>de</strong>bieran, es una gran cosa quitar los obstáculos<br />

a la mente; y abrir a los oyentes el camino <strong>de</strong> su <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> modo que se hallen «sin excusa» si<br />

no han andado por el mismo.<br />

Los predicadores amantes <strong>de</strong> este estilo <strong>de</strong>bieran tener, empero, en cuenta al hablar en<br />

tonos argumentativos, no sus propias mentes, sino las <strong>de</strong> sus oyentes. Muchos predicadores<br />

fallan en el camino <strong>de</strong>l éxito por causa <strong>de</strong> este gran <strong>de</strong>fecto: Olvidan su auditorio cuando<br />

razonan. No tienen en cuenta que el mozo ten<strong>de</strong>ro, la criada y el barbero que se sientan en los<br />

bancos y no han pisado nunca las aulas <strong>de</strong> un Seminario o Universidad no tienen las mismas<br />

dudas que los sabios y eruditos; sin embargo, tienen sus dudas propias. Buscar cuáles son<br />

éstas, y respon<strong>de</strong>rlas, es el gran <strong>de</strong>ber <strong>de</strong>l predicador evangélico, y a esto <strong>de</strong>be <strong>de</strong>dicar sus<br />

esfuerzos y los conocimientos <strong>de</strong> su cultura un tanto superior a la <strong>de</strong> sus oyentes.<br />

Por otra parte, <strong>de</strong>be abstenerse cuidadosamente <strong>de</strong> <strong>de</strong>spertar, haciendo gala <strong>de</strong> su<br />

sabiduría, otras dudas que aquellos oyentes nunca han tenido. Spurgeon <strong>de</strong>cía: «No seáis el<br />

instrumento <strong>de</strong>l error esparciéndolo al tratar <strong>de</strong> combatirlo» El predicador que sabe ponerse al<br />

nivel <strong>de</strong> las mentes <strong>de</strong> sus oyentes cuando predica, será estimado y popular. Sería muy buena<br />

cosa para todo predicador entablar conversación durante la semana con oyentes <strong>de</strong> diversos<br />

niveles <strong>de</strong> cultura <strong>de</strong> su <strong>iglesia</strong> y hacerles explicar lo que recuerdan acerca <strong>de</strong>l sermón <strong>de</strong>l<br />

domingo. Algunos tendrían gran<strong>de</strong>s sorpresas al hacer esto, pero apren<strong>de</strong>rían mucho acerca<br />

<strong>de</strong> cómo <strong>de</strong>ben predicar en ocasiones próximas.<br />

El estilo argumentativo no se aplica solamente a los discursos propiamente<br />

apologéticos, sino que pue<strong>de</strong> ser empleado en cualquier clase <strong>de</strong> predicación o exhortación.<br />

El apóstol San Pablo emplea abundantemente este estilo, con diversidad <strong>de</strong> motivos. Tanto<br />

cuando habla a los eruditos <strong>de</strong> Atenas como cuando <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> su propio apostolado, o al<br />

exponer la salvación por gracia en la carta a los Romanos, el estilo <strong>de</strong>l apóstol es<br />

argumentativo, diferenciándose con esto notablemente <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más escritores <strong>de</strong>l Nuevo<br />

Testamento.<br />

A fin <strong>de</strong> dar una i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> lo expuesto acerca <strong>de</strong> la diversidad <strong>de</strong> estilos, vamos a<br />

insertar tres bosquejos concebidos en las tres indicadas modalida<strong>de</strong>s basadas sobre un mismo<br />

texto. Supongamos que éste es «Creced en la gracia y conocimiento <strong>de</strong> nuestro Señor<br />

Jesucristo», 2. a Pedro 3:18.<br />

EJEMPLO 1º<br />

Estilo narrativo, metafórico o poético<br />

EL MAYOR FENÓMENO <strong>DE</strong> LA ESPIRITUAL<br />

CREACIÓN. 2. a Pedro 3:18<br />

Introducción. — El predicador <strong>de</strong>scribirá con frases poéticas el crecimiento <strong>de</strong> una<br />

planta, mencionando el sol, la luna, los vientos, el rocío; con expresiones metafóricas,<br />

llamará, quizás, al sol «el astro rey» o «el rubicundo Apolo», si es un poco pedante, y al rocío<br />

«perlas <strong>de</strong> la mañana». Se referirá a la seda <strong>de</strong> los pétalos y al embriagador perfume <strong>de</strong> los


capullos en flor. Luego dirá:<br />

1.° El creyente es una planta espiritual.<br />

a) Ha recibido la vida <strong>de</strong> Dios; no pue<strong>de</strong> dársela a sí mismo.<br />

b) Es regado por los arroyos <strong>de</strong> la Palabra Divina.<br />

c) Recibe los vivificantes influjos <strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />

d) Es azotado por los vientos <strong>de</strong> la adversidad para que sea fortalecido.<br />

2.° El creyente <strong>de</strong>be crecer.<br />

a) Para <strong>de</strong>sarrollarse y subir a un nivel moral más alto que las personas que le<br />

ro<strong>de</strong>an, a fin <strong>de</strong> ser distinguido como testigo <strong>de</strong> Cristo.<br />

b) Debe dar frutos <strong>de</strong> trabajo activo.<br />

c) Debe <strong>de</strong>jar tras <strong>de</strong> sí perfume <strong>de</strong> santidad.<br />

d) Debe cobijar bajo la sombra <strong>de</strong> su carácter benéfico a los cargados y<br />

sedientos que andan por el camino <strong>de</strong> la vida.<br />

Conclusión. — Sólo así compensará los afanes <strong>de</strong>l gran Hortelano <strong>de</strong> la vida que le ha<br />

colmado <strong>de</strong> beneficios, y será una bendición en el árido <strong>de</strong>sierto <strong>de</strong> ese mundo <strong>de</strong> pecado.<br />

¿Lo eres tú? ¿No quieres crecer más?<br />

EJEMPLO 2º<br />

Estilo consi<strong>de</strong>rativo<br />

NECESIDAD <strong>DE</strong> PROGRESO EN LA VIDA ESPIRITUAL.<br />

2. a Pedro 3:18<br />

PIGMEOS O GIGANTES EN LA FE<br />

Introducción. — Dios ha dado a todos los seres el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la vida, pero por razones<br />

diversas <strong>de</strong> alimentación, ejercicio o mal estado <strong>de</strong> cierta glándula interna unas personas<br />

alcanzan estatura y fortaleza física muy superior a otras. Del mismo modo hay diversidad <strong>de</strong><br />

niveles espirituales en los hijos <strong>de</strong> Dios. Por ser esta vida una escuela <strong>de</strong> prueba para la<br />

eternidad, ha <strong>de</strong> ser nuestro mayor <strong>de</strong>seo alcanzar el grado máximo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las<br />

circunstancias en que Dios nos ha puesto. Por consiguiente, nos conviene consi<strong>de</strong>rar a la luz<br />

<strong>de</strong> nuestro texto:<br />

I. ¿QUE ES CRECER EN LA GRACIA?<br />

1.° Es crecer en fe y amor a Dios. Los discípulos dijeron: «Auméntanos la fe»,<br />

que no es credulidad, sino confianza en las promesas <strong>de</strong> Dios, ello hace<br />

sentirnos más cerca <strong>de</strong> El, en una intimidad amorosa y agra<strong>de</strong>cida.<br />

2.° Es aumentar nuestro conocimiento <strong>de</strong> su Palabra; <strong>de</strong> sus propósitos y<br />

<strong>de</strong>seos. No un mero conocimiento intelectual <strong>de</strong> historias o frases bíblicas,<br />

sino <strong>de</strong> experiencias personales con Dios andando a la luz <strong>de</strong> su palabra.<br />

3.° Es un aumento en sentimientos similares a los <strong>de</strong> nuestro mo<strong>de</strong>lo, Cristo,<br />

quien nos exhorta a ser perfectos como nuestro Padre que está en los Cielos, a<br />

renglón seguido <strong>de</strong> or<strong>de</strong>narnos amar aún a nuestros enemigos.<br />

4.° Es, resumiendo los tres puntos anteriores, un aumento en santidad, <strong>de</strong><br />

aborrecimiento al mal y acercamiento a todo lo bueno y a todo lo grato y<br />

agradable a la voluntad <strong>de</strong> Dios.<br />

II. MODOS <strong>DE</strong> CRECER.<br />

1.° Por la meditación <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios. El salmo 119 es un exponente <strong>de</strong>


la eficacia <strong>de</strong> la palabra divina para el crecimiento espiritual. Cítense los<br />

versículos 11, 105, 128, 165 u otros (no un número excesivo).<br />

2° Por la oración. Las personas más elevadas espiritualmente han sido<br />

hombres y mujeres <strong>de</strong> oración que vivieron en la presencia <strong>de</strong> Dios. Cítense<br />

ejemplos.<br />

3.° Por la actividad. Como el ejercicio <strong>de</strong>sarrolla y fortalece nuestros<br />

músculos, el tomar parte activa en la obra <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>sarrolla nuestra vida<br />

espiritual.<br />

4.° Por la abnegación. Es el aspecto doloroso <strong>de</strong> la actividad o <strong>de</strong> la<br />

inactividad forzada por enfermeda<strong>de</strong>s o pruebas que Dios nos permite, las<br />

cuales queman la escoria y <strong>de</strong>sarrollan nuestras virtu<strong>de</strong>s espirituales, si<br />

sabemos interpretarlas y aceptarlas como correspon<strong>de</strong> a hijos <strong>de</strong> Dios.<br />

III. RAZONES PARA CRECER.<br />

1.° Ningún padre se conforma con tener hijos enanos. Su <strong>de</strong>sarrollo en todos<br />

los aspectos es su gozo; así nuestro Padre que está en los Cielos se complace<br />

en nuestra superación moral, que ha <strong>de</strong> habilitarnos para las glorias y <strong>de</strong>beres<br />

celestiales <strong>de</strong> nuestro eterno porvenir.<br />

2.° En tanto estamos, empero, en el mundo, don<strong>de</strong> Cristo tiene su <strong>iglesia</strong><br />

militante. Como los cristianos fieles eran el gozo y gloria <strong>de</strong> Pablo, lo somos<br />

nosotros <strong>de</strong> Cristo, cuando andamos según su voluntad. Cada acto <strong>de</strong><br />

abnegación y <strong>de</strong> fe es una bofetada al rostro <strong>de</strong> Satanás y una <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong><br />

que el Hijo <strong>de</strong> Dios no ha fracasado en su propósito <strong>de</strong> atraer las almas por su<br />

sacrificio (Juan 12:32).<br />

a) La honra <strong>de</strong> Cristo en la <strong>iglesia</strong> local, don<strong>de</strong> otros apren<strong>de</strong>n <strong>de</strong> su<br />

ejemplo.<br />

b)En el mundo, por la atracción que ejerce sobre los inconversos.<br />

Cítense ejemplos.<br />

3.° La vida <strong>de</strong> un cristiano fiel no es en modo alguno una vida triste, pesarosa<br />

o llena <strong>de</strong> temor. Las personas más consagradas a Cristo se caracterizan por<br />

una sonrisa celestial que brilla en sus rostros, y sus días no transcurren en<br />

vano. Sienten en lo más íntimo <strong>de</strong> su alma la satisfacción <strong>de</strong> vivir una vida que<br />

vale la pena y esto mismo les da felicidad.<br />

4.° Tanto los evangelios como las epístolas están llenos <strong>de</strong> la doctrina <strong>de</strong> un<br />

más allá que ha <strong>de</strong> ser la contrapartida <strong>de</strong> la vida presente, empezando en las<br />

Bienaventuranzas y terminando en las glorias <strong>de</strong>l Apocalipsis. Por esto el<br />

apóstol Pedro, tras una enumeración <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s cristianas que ha sido<br />

llamada: la gra<strong>de</strong>ría <strong>de</strong> la santidad, concluye con la afirmación: «Porque haciendo<br />

estas cosas no caeréis jamás; y así os será otorgada una entrada amplia<br />

y abundante en el Reino eterno <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo» (2. a Pedro 1:10-<br />

11).<br />

Conclusión. — Si mantenéis latente en vuestros corazones el propósito <strong>de</strong> crecer en la<br />

gracia, o sea, superar vuestro nivel espiritual, y con oración usáis as métodos indicados:<br />

Meditación <strong>de</strong> la Escritura, ración, actividad y abnegación, sometiendo vuestra ida a la<br />

voluntad <strong>de</strong> Dios, creceréis verda<strong>de</strong>ramente en la gracia, para gozo <strong>de</strong> vuestra propia alma,<br />

para el bien <strong>de</strong> los que os ro<strong>de</strong>an y para la gloria e Dios, obteniendo, no una admisión<br />

vergonzante en 1 Cielo, como tizones arrebatados <strong>de</strong>l incendio, sino na «abundante entrada<br />

en el Reino eterno».<br />

EJEMPLO 3º


Estilo argumentativo<br />

EL SECRETO <strong>DE</strong>L CRECIMIENTO CRISTIANO<br />

2. a Pedro 3:18<br />

Introducción. — El crecimiento es un imperativo en el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la Naturaleza. Va<br />

unido a la vida en <strong>de</strong>l mundo vegetal, animal y mental; asimismo en el reino <strong>de</strong> la Gracia.<br />

I. El crecimiento <strong>de</strong> la gracia es un <strong>de</strong>ber cristiano.<br />

1.° Porque es mandado por Dios.<br />

a) Dios tiene autoridad para mandarnos crecer, porque es autor <strong>de</strong> la vida.<br />

b) Dios no fuerza nuestro crecimiento en gracia, caridad o bondad, porque<br />

somos libres; nuestras acciones buenas no tendrían valor alguno si fueran<br />

forzadas.<br />

c) Pero nos ro<strong>de</strong>a <strong>de</strong> condiciones que favorecen nuestro crecimiento.<br />

1) De carácter positivo: La Sagrada Escritura, los cultos, el ejemplo <strong>de</strong><br />

personas más santas, sus beneficios y favores, respuestas a la oración,<br />

etcétera.<br />

2) <strong>de</strong> carácter negativo: Las contrarieda<strong>de</strong>s que sirven para reforzar<br />

nuestro carácter y hacer nuestra fe <strong>de</strong> mejor calidad. Una fe sin prueba<br />

no sería fe, sino credulidad interesada.<br />

II. El crecimiento es ley en toda vida sana.<br />

a) En la Naturaleza, como en la gracia, o ganamos o per<strong>de</strong>mos. La planta que no crece<br />

se mustia.<br />

b) Si faltamos a las leyes <strong>de</strong> la Naturaleza poniendo una planta fuera <strong>de</strong> los rayos <strong>de</strong>l<br />

sol, enfermará. Asimismo si nos alejamos <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> gracia.<br />

III. La falta <strong>de</strong> crecimiento en gracia es el mayor perjuicio para nosotros mismos.<br />

a) El agua que no corre se corrompe. Así el creyente estancado e inactivo.<br />

b) La planta que se mustia produce frutos ácidos. Si no vivimos en la plenitud <strong>de</strong> la<br />

vida los frutos serán agrios y displicentes, haciéndose <strong>de</strong>sagradables a los que nos ro<strong>de</strong>an.<br />

c) La falta <strong>de</strong> frutos sanos a gloria y honor <strong>de</strong> Dios nos acarreará pobreza en el día <strong>de</strong><br />

la recompensa (2. a Pedro 1:11).<br />

Conclusión. — Para vosotros, cristianos, que lleváis el nombre <strong>de</strong> Cristo, es éste un<br />

privilegio que no pue<strong>de</strong> ser recibido o rehusado según plazca, sino un <strong>de</strong>ber vital. La palabra<br />

<strong>de</strong> Dios lo presenta como una prueba <strong>de</strong> ser discípulos <strong>de</strong> Cristo. Examinémonos a nosotros<br />

mismos para ver si estamos avanzando o retrocediendo, creciendo para la gloria <strong>de</strong> Dios o<br />

perdiendo nuestro primer amor y entibiándonos hasta tener que ser rechazados <strong>de</strong> su boca.<br />

Jamás Dios lo permita.<br />

Creemos que el estudiante habrá encontrado pensamientos útiles en cada uno <strong>de</strong> los<br />

tres métodos, a la vez que habrá <strong>de</strong>scubierto cuánta riqueza pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>sentrañarse <strong>de</strong> un mismo<br />

texto.<br />

Obsérvese cómo el primer método es pintoresco, pero sin carecer <strong>de</strong> enseñanza; el<br />

segundo es explanatorio y edificante, y el tercero es autoritario y conminatorio.<br />

Hemos presentado los tres bosquejos bien distintos porque estamos tratando <strong>de</strong>l<br />

estudio <strong>de</strong>l estilo en este capítulo; pero no queremos significar que todo sermón habrá <strong>de</strong><br />

hacerse en un estilo <strong>de</strong>terminado y seguir el mismo estilo en todo su <strong>de</strong>sarrollo, sino que el<br />

mejor predicador será el que sepa manejar y sacar partido <strong>de</strong> los diversos estilos que a veces


pue<strong>de</strong>n basarse alternadamente en un mismo sermón.<br />

(1) Este bosquejo fue modificado y consi<strong>de</strong>rablemente ampliado en la cuarta edición, para adaptarlo<br />

al gráfico que ilustra la construcción esquemática <strong>de</strong> sermones.<br />

XIII<br />

La preparación <strong>de</strong>l sermón<br />

El valor espiritual <strong>de</strong>l mensaje evangélico consiste en el contenido <strong>de</strong>l sermón, pero a<br />

los ojos <strong>de</strong> mucha gente ni el plan homilético, ni el valor <strong>de</strong> los argumentos importa tanto<br />

como la habilidad <strong>de</strong>l predicador en pronunciarlo.<br />

Se dice que Whitefield era más popular que profundo, mientras que Wesley era más<br />

profundo que popular. ¿Por qué? Whitefield se <strong>de</strong>stacaba en la elocución <strong>de</strong> sus mensajes. No<br />

se explica <strong>de</strong> otro modo el hecho <strong>de</strong> que conmoviera a gran<strong>de</strong>s multitu<strong>de</strong>s, que se <strong>de</strong>shacían<br />

en lágrimas, ante sermones que, al leerlos hoy día, nos parecen muy vulgares y sencillos.<br />

CONTENIDO Y EXPRESIÓN<br />

Mucha gente, si tuviera que elegir entre un predicador que habla bien y uno que<br />

presenta magníficos sermones homiléticos, elegiría el primero y le conceptuaría como gran<br />

predicador, por más que su exposición homilética <strong>de</strong>jara mucho que <strong>de</strong>sear. Por tal motivo, el<br />

predicador que quiere tener éxito y ser útil en la Obra, tiene que preparar muy bien sus<br />

mensajes, no solamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista homilético, sino también en el <strong>de</strong> su<br />

expresión.<br />

Debemos hacer notar que un sermón sin preparación homilética es mucho más fácil<br />

<strong>de</strong> ser presentado con aires <strong>de</strong> gran<strong>de</strong> oratoria que un sermón homilético. La or<strong>de</strong>nación <strong>de</strong>l<br />

sermón: sus divisiones subdivisiones son una gran ayuda para preparar un mensaje<br />

sustancioso y capaz <strong>de</strong> permanecer en la memoria <strong>de</strong> los oyentes durante mucho tiempo; pero<br />

el or<strong>de</strong>n impuesto en la preparación <strong>de</strong>l sermón resulta una restricción insoportable para<br />

ciertos oradores en el momento <strong>de</strong> ser pronunciado. De ahí que algunos que gozan <strong>de</strong>l<br />

inapreciable don <strong>de</strong> la facilidad <strong>de</strong> palabra, caigan en el lamentable exceso <strong>de</strong> confiar a ella<br />

todo el éxito y suban al pulpito sin la reparación a<strong>de</strong>cuada, o con una preparación<br />

insuficiente. Un rato <strong>de</strong> meditar sobre un texto o pasaje e la Biblia les parece bastante para<br />

pronunciar un sermón, el cual consiste en un conjunto <strong>de</strong> frases altisonantes, en un constante<br />

ir y venir sobre las contadas i<strong>de</strong>as sugeridas durante la breve meditación y en repeticiones<br />

diversas <strong>de</strong>l mismo concepto, un resumen, un discurso <strong>de</strong> altos vuelos y quizás en algunos<br />

casos magnífica expresión, pero sin contenido. El público recuerda durante la semana que<br />

pasaron un rato muy agradable el domingo, oyendo "frases bien redon<strong>de</strong>adas, dichas con<br />

galas <strong>de</strong> oratoria y facilidad <strong>de</strong> expresión, pero no pue<strong>de</strong> recordar qué mensaje dio el<br />

predicador, ni en qué consistió el sermón, aparte <strong>de</strong> algún pensamiento suelto que se pegó a la<br />

memoria.<br />

Sin embargo, este orador huero pue<strong>de</strong> ser mucho más apreciado que el que acu<strong>de</strong> al<br />

pulpito con un mensaje sustancioso y bien preparado, contenido <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un voluminoso<br />

pliego <strong>de</strong> notas, a las cuales tiene que atenerse a cada momento; que se ve obligado a hacer<br />

pausas para reanudar la lectura <strong>de</strong>l bosquejo, o se <strong>de</strong>tiene para buscar textos en la Biblia que<br />

no lleva preparados <strong>de</strong> antemano. Por bueno que sea el mensaje <strong>de</strong> tal predicador nunca será<br />

popular como el que posee facilidad <strong>de</strong> expresión.<br />

Pero ni uno ni otro serán verda<strong>de</strong>ramente eficaces. El predicador i<strong>de</strong>al es el que pue<strong>de</strong><br />

unir el contenido con la expresión, el fondo con la forma, lo que llamaríamos el alma <strong>de</strong>l<br />

sermón con su cuerpo, que es la forma <strong>de</strong> ser pronunciado.


Pero ¿cómo conseguirlo? Aparte <strong>de</strong> los dones naturales, la respuesta es solamente<br />

una: Trabajo, trabajo y trabajo.<br />

EL MAYOR PELIGRO: LA INDOLENCIA<br />

La ten<strong>de</strong>ncia dominante en nuestros días es no dar suficiente tiempo a la preparación<br />

<strong>de</strong> sermones. El predicador es generalmente un hombre excesivamente ocupado. Si se trata <strong>de</strong><br />

un predicador laico, será, naturalmente, una persona más inteligente que sus oyentes, y lo más<br />

probable es que por la misma razón muchas activida<strong>de</strong>s necesarias <strong>de</strong> la vida reclaman su<br />

tiempo y le quedan pocas horas para la Obra <strong>de</strong> Dios; sin embargo, la ama y quiere ocuparse<br />

<strong>de</strong> ella; sus hermanos menos privilegiados en cultura o inteligencia se lo reclaman y él no<br />

quiere eludir su <strong>de</strong>ber; pero el resultado es que prepara sus mensajes con excesiva prisa; tiene<br />

que repetir una y otra vez sus i<strong>de</strong>as favoritas, porque carece <strong>de</strong> otras, y no realiza la labor<br />

eficaz para su Maestro, que por sus dones naturales podría llevar a cabo, y siempre está en su<br />

corazón hacer, hasta que el curso <strong>de</strong> su edad le incapacita para las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su profesión<br />

y tiene más tiempo, en su senectud; pero..., ¡ay!, tampoco posee la luci<strong>de</strong>z <strong>de</strong> mente y los<br />

ánimos <strong>de</strong> sus años viriles.<br />

Por esto, y a pesar <strong>de</strong> la controversia que existe entre diversos sectores cristianos sobre este<br />

punto, es todavía oportuna la recomendación apostólica a «<strong>de</strong>sembarazarse <strong>de</strong> los negocios<br />

<strong>de</strong> la vida» (2. a Timoteo 2:4) aquel que siente una vocación especial para el ministerio. Es<br />

verdad que ello impone una carga al pueblo <strong>de</strong> Dios y esto es siempre sensible para la<br />

conciencia <strong>de</strong>licada y consagrada al Señor que tiene que recibir tal ayuda, pero es la mejor<br />

manera para que el servidor <strong>de</strong> Dios pueda hacer una obra totalmente eficaz.<br />

Con tal privilegio entra, empero, el predicador en una gran responsabilidad. ¿Dedicará<br />

a su obra real y efectivamente el mismo tiempo que empleaba para sus negocios u oficio<br />

manual antes <strong>de</strong> entrar en el Ministerio?<br />

Hay predicadores, lo sabemos, que <strong>de</strong>dican mucho más tiempo a la Obra <strong>de</strong> Dios que<br />

el que <strong>de</strong>dicarían a un trabajo secular, pero el peligro es gran<strong>de</strong> para algunos otros. Ningún<br />

obrero hay más libre que el predicador <strong>de</strong>l Evangelio. Ningún sobrestante o encargado viene<br />

a controlar su trabajo. Excepto las cuatro o cinco horas a la semana que aparece ante sus<br />

oyentes en la <strong>iglesia</strong>, apenas nadie sabe en qué ocupa las <strong>de</strong>más. Pero es terriblemente<br />

responsable <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l Señor por ello.<br />

El peligro <strong>de</strong> la indolencia, en lo que se refiere a la preparación <strong>de</strong>l sermón, existe<br />

tanto en los predicadores excesivamente ocupados como en aquellos que, por ministrar en<br />

<strong>iglesia</strong>s muy pequeñas a personas <strong>de</strong> cultura limitada, les parece innecesario preparar sus<br />

sermones con gran esmero. ¿Para qué? — se dice el predicador, entristecido—, si tampoco<br />

apreciarán mi esfuerzo estos pobres oyentes míos. Con ello olvida la advertencia <strong>de</strong>l Señor:<br />

«El que es fiel en lo muy poco, también en lo <strong>de</strong>más es fiel» (Lucas 16:10). El predicador<br />

rural que estudia y predica bien sus mensajes, sin <strong>de</strong>scuidar, naturalmente, la obra personal,<br />

no solamente será más apreciado por su congregación, por ruda que sea, sino que se está<br />

haciendo a sí mismo apto para superiores <strong>de</strong>beres que el Señor pue<strong>de</strong> confiarle <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

haberse mostrado fiel en lo poco.<br />

El Dr. Andrés W. Blackwood, profesor <strong>de</strong> Homilética <strong>de</strong>l Seminario Teológico <strong>de</strong><br />

Princeton, dice: «Por lo menos durante los cinco primeros años un predicador joven <strong>de</strong>be<br />

<strong>de</strong>dicar <strong>de</strong> 15 a 20 horas a la preparación <strong>de</strong> su sermón principal <strong>de</strong>l domingo, y un número<br />

poco inferior a los mensajes <strong>de</strong> edificación para creyentes.» Uno <strong>de</strong> los más gran<strong>de</strong>s<br />

predicadores <strong>de</strong> nuestra época <strong>de</strong>clara que durante años ha venido empleando<br />

aproximadamente una hora <strong>de</strong> preparación por cada minuto <strong>de</strong> duración <strong>de</strong> su sermón. Pocos<br />

predicadores se entregan hoy día a una preparación tan cuidadosa <strong>de</strong> sus mensajes, pero estos<br />

ejemplos son dignos <strong>de</strong> ser tenidos en cuenta.


CUATRO MÉTODOS <strong>DE</strong> PREDICACIÓN<br />

Hay cuatro maneras <strong>de</strong> predicar un sermón, cada una <strong>de</strong> las cuales tiene sus ventajas y<br />

<strong>de</strong>sventajas:<br />

1. a Predicación sin notas. — A esta clase <strong>de</strong> predicación nos hemos referido al<br />

<strong>de</strong>scribir el predicador que se prepara insuficientemente. Pero nadie crea que éste sea el caso<br />

<strong>de</strong> todos los predicadores que suben al pulpito sin notas. Algunos predicadores <strong>de</strong><br />

privilegiada memoria pue<strong>de</strong>n predicar sin notas sermones homiléticos y sustanciosos, <strong>de</strong>bido<br />

a la esmerada preparación que han hecho <strong>de</strong>l tema por días y semanas. No improvisan <strong>de</strong><br />

ningún modo, aunque lo parezca; sino que llevan en la mente el plan <strong>de</strong>l sermón con todos<br />

sus puntos y sus frases más importantes.<br />

No obstante, están libres para ampliar y añadir cualquier i<strong>de</strong>a oportuna que se les<br />

ocurra en el momento <strong>de</strong> la elocución.<br />

Alexan<strong>de</strong>r Maclaren nos dice que acostumbraba tener fija en la memoria la primera y<br />

las últimas cuatro frases <strong>de</strong>l sermón, así como sus divisiones principales. Con muchas horas<br />

<strong>de</strong> estudio, llenaba su mente <strong>de</strong> aquellas verda<strong>de</strong>s que <strong>de</strong>seaba comunicar a sus oyentes y<br />

<strong>de</strong>jaba a la inspiración <strong>de</strong>l momento la forma <strong>de</strong> expresarlas. Pero, como pue<strong>de</strong> verse, el<br />

famosísimo predicador y escritor no subía en modo alguno al pulpito sin la <strong>de</strong>bida<br />

preparación. Este es el procedimiento i<strong>de</strong>al para predicar, pero pocos predicadores son<br />

capaces <strong>de</strong> adoptarlo, por la extraordinaria capacidad mental que requiere.<br />

2. a Memorización <strong>de</strong>l discurso. — Algunos predicadores dotados <strong>de</strong> buena memoria<br />

pero faltos <strong>de</strong>l valor y habilidad que requiere el método anterior, han adoptado el sistema <strong>de</strong><br />

apren<strong>de</strong>r el sermón <strong>de</strong> memoria. En Francia, durante el siglo xvii, gran<strong>de</strong>s oradores católicos<br />

romanos alcanzaron fama por sus sermones dichos <strong>de</strong> memoria. Pero pocos oradores son<br />

capaces <strong>de</strong> tal hazaña memorística. Por lo <strong>de</strong>más, aun cuando el predicador, por poseer buena<br />

memoria y facilidad <strong>de</strong> palabra, pueda dar con este sistema una impresión bastante parecida a<br />

la predicción sin notas, el público se apercibirá que no habla con entera libertad, sino<br />

enca<strong>de</strong>nado a un manuscrito, que no porque no aparece en el pulpito se hace menos evi<strong>de</strong>nte.<br />

Un tropiezo en la dicción, el error <strong>de</strong> una palabra que es necesario rectificar, etcétera, bastan<br />

para ponerle en evi<strong>de</strong>ncia ante la congregación, y cuando ésta se apercibe <strong>de</strong> que no está<br />

inventando el sermón sino recitándolo, por bueno que este sea, menospreciará al predicador y<br />

sospechará, aunque no sea cierto, que la lección aprendida <strong>de</strong> memoria no es suya, sino <strong>de</strong><br />

otro.<br />

3. a Lectura <strong>de</strong>l sermón. — Parece bastante raro, pero es cierto que algunos predicadores han<br />

alcanzado fama predicando sermones leídos. Este procedimiento es, naturalmente, el más<br />

eficaz para pronunciar sermones gramaticalmente perfectos y ricos en contenido, pues el<br />

manuscrito pue<strong>de</strong> ser pulido a la perfección, evitando pérdida <strong>de</strong> tiempo en repeticiones<br />

enojosas, a lo que tan expuesto se halla el predicador que habla sin notas y con poca<br />

preparación. Predicadores como Hooker, Taylor, Newman, Liddon, Farrar, Jonathan,<br />

Edwards, Shanning, Bushnell, Jorge A. Bordón y otros se han ganado la estima <strong>de</strong> multitu<strong>de</strong>s<br />

leyendo sus sermones, pero ¡qué modo <strong>de</strong> leer!<br />

El presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Harward solía enviar a sus estudiantes a la capilla<br />

don<strong>de</strong> predicaba Van Dyke para que aprendieran el arte <strong>de</strong> hablar en público. Ciertamente,<br />

Van Dyke tenía un manuscrito con el sermón escrito palabra por palabra, pero todo el mundo<br />

sentía que, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> en el papel, estaba el sermón escrito sobre su mente y su corazón. De<br />

vez en cuando, este maestro <strong>de</strong> multitu<strong>de</strong>s bajaba la cabeza, quizás al principio <strong>de</strong> un párrafo,<br />

pero la mayor parte <strong>de</strong>l tiempo se mantenía mirando a sus oyentes frente a frente. Se<br />

adivinaba que habría podido predicar el mismo sermón <strong>de</strong> haber traído al pulpito sólo sus<br />

puntos principales o principios <strong>de</strong> párrafo y que sólo una extremada precaución le inducía a


tomar el sermón entero.<br />

En cambio, el lector ordinario <strong>de</strong> sermones se hace siempre monótono, por buenos<br />

que sean los pensamientos que expone, y ¡no digamos nada <strong>de</strong>l mal lector, el cual resulta<br />

insoportable!<br />

El método <strong>de</strong> llevar todo el sermón escrito al pulpito no es recomendable en todas las<br />

ocasiones por las razones siguientes:<br />

En primer lugar, porque el predicador confiado en su manuscrito pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>scuidar aquella<br />

asimilación <strong>de</strong>l sermón que permitía a Van Dyke leerlo sin leer.<br />

En segundo lugar, el temor <strong>de</strong> apartarse <strong>de</strong> la perfección gramatical <strong>de</strong>l escrito le<br />

impi<strong>de</strong> lanzarse a expresar i<strong>de</strong>as sugeridas en el mismo momento <strong>de</strong> la predicación. Estas<br />

son, sin embargo, las mejores, muchas veces, y en todos los casos las que pue<strong>de</strong>n expresarse<br />

con mayor facilidad y elocuencia.<br />

No argüiremos nada en contra <strong>de</strong>l método <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> impedir la acción<br />

<strong>de</strong>l Espíritu Santo, porque éste pue<strong>de</strong> inspirar al predicador tanto en el pulpito como en el<br />

gabinete <strong>de</strong> estudio, pero lo cierto es que no parecerá a los oyentes tan inspirado por Dios lo<br />

que ven leer, como lo que oyen <strong>de</strong> labios <strong>de</strong> un predicador que, con la vista fija en el<br />

auditorio, pronuncia las palabras con la actitud <strong>de</strong> un verda<strong>de</strong>ro profeta <strong>de</strong>l Señor.<br />

Según el antiguo dicho «la mujer <strong>de</strong>l César no sólo <strong>de</strong>be ser honrada, sino también<br />

parecerlo», el servidor <strong>de</strong>l Señor no solamente <strong>de</strong>be ser real y verda<strong>de</strong>ramente inspirado por<br />

el Espíritu Santo, sino que <strong>de</strong>be dar la sensación <strong>de</strong> que lo es en todas sus activida<strong>de</strong>s. Un<br />

sermón realmente bajado <strong>de</strong>l Cielo, obtenido con mucha oración, pue<strong>de</strong> per<strong>de</strong>r gran parte e su<br />

eficacia al ser pronunciado por su predicador monótono, o exaltado con exceso, quizá por<br />

correr parejas su corto juicio con su sincero fervor espiritual. Tanto el sermón recitado <strong>de</strong><br />

memoria como el sermón leído, por bueno que sea, pier<strong>de</strong> mucho cuando el público se da<br />

cuenta <strong>de</strong> que no son espontáneos.<br />

4. a Predicación por bosquejo. — La mayoría <strong>de</strong> los predicadores usan este método<br />

porque reúne las ventajas <strong>de</strong> los tres anteriores sin caer en sus inconvenientes. Este sistema<br />

exige menos horas <strong>de</strong> preparación y no requiere tanto esfuerzo nervioso y mental en el<br />

pulpito como los dos primeros sistemas mencionados, ni corre tanto peligro <strong>de</strong> monotonía<br />

como el <strong>de</strong>l método tercero.<br />

Las notas breves, al par <strong>de</strong> ser un gran auxilio para la memoria, no imponen ninguna<br />

barrera al predicador, como ocurre con el sermón escrito palabra por palabra. Si el predicador<br />

sabe cómo hacer las notas y cómo usarlas, podrá mirarlas tan discretamente que el público<br />

apenas se dé cuenta <strong>de</strong> ello. Prácticamente, empero, pocos predicadores saben hacerlo sin<br />

<strong>de</strong>latarse ante el público.<br />

Un predicador experimentado pue<strong>de</strong> usar notas extensas, especialmente cuando por su<br />

edad empieza a fallarle la memoria. Su experiencia en la predicación le permitirá usar sus<br />

notas con bastante libertad, por amplias que sean, y añadir o quitar <strong>de</strong> ellas <strong>de</strong>l modo más<br />

natural, sin que el público lo note. Pero un predicador novicio difícilmente pue<strong>de</strong> hacer esto,<br />

y es un triste espectáculo verle tembloroso y atado a notas extensas, obligado a mirarlas a<br />

cada momento y arrastrándose, por así <strong>de</strong>cirlo, sobre un extenso manuscrito, cuando se halla<br />

en la edad <strong>de</strong> volar.<br />

El uso <strong>de</strong> notas extensas, que un excesivo temor induce a consi<strong>de</strong>rar como necesarias<br />

en los primeros tiempos a algunos predicadores, pue<strong>de</strong> convertirse en hábito vicioso cuando<br />

ya no las necesite realmente. El profesor Blackwood, antes citado, afirma que la extensión<br />

i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> las notas para un buen sermón <strong>de</strong> 35 a 40 minutos no <strong>de</strong>biera exce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> dos<br />

cuartillas <strong>de</strong> letra gran<strong>de</strong> y clara. Sería una equivocación tratar <strong>de</strong> ceñirse a tal espacio<br />

escribiendo en letra pequeña, porque su lectura se haría entonces más difícil y llamaría<br />

todavía más la atención <strong>de</strong> los oyentes, siendo en tal caso preferible usar más cuartillas.<br />

Las notas no <strong>de</strong>berían contener sino palabras clave, que sean como señales para el predicador


en un camino que <strong>de</strong>be haber recorrido ya varias veces <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su mente, <strong>de</strong> suerte que una<br />

palabra o una corta frase sea suficiente para recordarle todo un argumento.<br />

COMO PREPARAR UN BUEN SERMÓN<br />

Un predicador al cual se preguntó cuál <strong>de</strong> los cuatro métodos anteriormente <strong>de</strong>scritos<br />

usaba para su predicación, respondió con aplomo: «Uso los cuatro la vez», y explicó:<br />

«Primero formulo un plan <strong>de</strong> sermón con su tema, texto, introducción, puntos<br />

principales y aplicación conclusión, lo que me ocupa generalmente una sola cuartilla».<br />

»Luego escribo el sermón palabra por palabra en unas 20 ó 30 cuartillas; lo reviso<br />

cuidadosamente, tanto como el tiempo me lo permite, quitando <strong>de</strong> aquí añadiendo allá. A<br />

menudo cambio i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> lugar, usando tijeras y goma.<br />

»Cuando la obra me parece completa y bastante perfecta, trato <strong>de</strong> memorizarla,<br />

predicando el sermón mentalmente muchas veces en mis horas <strong>de</strong> <strong>de</strong>svelo y alguna que otra<br />

vez a las sillas <strong>de</strong> mi escritorio. Hago esto, primeramente, con el sermón entero a la vista,<br />

subrayando sus frases clave.<br />

»Luego vuelvo a con<strong>de</strong>nsar el sermón en un nuevo bosquejo <strong>de</strong> una o dos cuartillas.<br />

»A la vista <strong>de</strong> este segundo bosquejo, trato <strong>de</strong> traer a la memoria el sermón entero;<br />

pero a fin <strong>de</strong> recordar textualmente sus mejores frases, repito la lectura <strong>de</strong>l sermón escrito un<br />

par <strong>de</strong> veces, poco antes <strong>de</strong> subir al pulpito.<br />

»Traigo al pulpito el bosquejo últimamente formulado y procuro prescindir <strong>de</strong> él tanto<br />

como puedo, sin rehuir los pensamientos que el Espíritu Santo suele inspirarme a la vista <strong>de</strong><br />

los oyentes, siempre que ellos no me lleven <strong>de</strong>masiado lejos <strong>de</strong>l plan primitivo <strong>de</strong>l sermón; en<br />

tal caso los consi<strong>de</strong>raría pensamientos <strong>de</strong>l diablo y no <strong>de</strong>l Espíritu Santo, para <strong>de</strong>struir el<br />

sermón que Dios me dio en mi estudio en respuesta a la oración.»<br />

Esta es la manera i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> preparar un sermón. El predicador que practique este plan<br />

no estará mucho tiempo ocioso, pero será un predicador cada vez más elocuente y eficaz.<br />

XIV<br />

Elocuencia y retórica<br />

Se llama retórica, en un sentido general, al arte <strong>de</strong> componer y pronunciar una buena<br />

pieza oratoria. En este aspecto todo lo que hemos venido diciendo es una ayuda a semejante<br />

arte, el cual incluye tanto el contenido como la expresión <strong>de</strong> un mensaje oral.<br />

Pero en un sentido más particular se llama retórica o elocuencia a la forma externa <strong>de</strong>l<br />

sermón, que se obtiene mediante la selección <strong>de</strong> a<strong>de</strong>cuadas imágenes, y <strong>de</strong> frases reiteradas<br />

en formas diversas, que dan amenidad y fuerza a las i<strong>de</strong>as. En el sermón elocuente las i<strong>de</strong>as<br />

se graban en la memoria por el embeleso que causa a la mente la variedad <strong>de</strong> imágenes con<br />

que el predicador las presenta.<br />

La homilética, o sea, la buena or<strong>de</strong>nación <strong>de</strong>l sermón, es útil y necesaria para la buena<br />

comprensión, retención y efectividad <strong>de</strong>l mensaje. Pero la homilética, por referirse tan sólo al<br />

contenido básico, al esqueleto <strong>de</strong>l sermón, es seca <strong>de</strong> sí misma. Lo mismo ocurre con su<br />

hermana gemela, la lógica, que es grata a las mentes profundas, a los buenos pensadores, pero<br />

que no todos los oyentes saben apreciar <strong>de</strong>l modo <strong>de</strong>bido. Podríamos <strong>de</strong>cir que, si la<br />

homilética es el esqueleto <strong>de</strong>l sermón y la apologética los nervios y la sangre <strong>de</strong>l cuerpo<br />

oratorio, la retórica es la carne y los músculos. Es <strong>de</strong>cir, lo que o redon<strong>de</strong>a y lo llena,<br />

prestándole estética, color y amenidad. Una <strong>de</strong> las características o virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la oratoria es<br />

la <strong>de</strong> fijar los conceptos en la mente <strong>de</strong> los oyentes, por una reiteración <strong>de</strong> a<strong>de</strong>cuados<br />

sinónimos que prestan a las i<strong>de</strong>as nuevos y variados matices. Esta variedad <strong>de</strong> imágenes y <strong>de</strong>


frases bien redon<strong>de</strong>adas agrada al intelecto y entona el espíritu, <strong>de</strong>l mismo modo que una<br />

música <strong>de</strong> armónicos y variados tonos recrea el sentido acústico.<br />

Todos los predicadores <strong>de</strong>bieran someter su mente a la provechosa práctica <strong>de</strong> leer<br />

trozos selectos <strong>de</strong> literatura; no para imitar al pie <strong>de</strong> la letra, aquellas celebrida<strong>de</strong>s literarias,<br />

antiguas o mo<strong>de</strong>rnas. Nada ridiculiza más al predicador novato que el <strong>de</strong>fecto <strong>de</strong> la<br />

pedantería, <strong>de</strong>l que pronto se darán cuenta sus gentes cultos, por más que ello parezca<br />

acreditarle <strong>de</strong> sabio a los ojos <strong>de</strong> unos cuantos admiradores ignorantes, como aquella oyente<br />

que <strong>de</strong>cía <strong>de</strong> su pastor: «Debe haber dicho cosas muy profundas porque no he entendido ni<br />

una palabra <strong>de</strong>l sermón.»<br />

El aumento <strong>de</strong> la cultura en estos últimos tiempos hace, y hará cada vez más, que en<br />

todas las congregaciones cristianas se encuentren oyentes capaces <strong>de</strong> darse cuenta <strong>de</strong> si el<br />

predicador está usando un estilo superior a sus posibilida<strong>de</strong>s oratorias, y hasta <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar<br />

al autor a quien éste está remendando, quizá sin darse cuenta.<br />

Sin embargo, el joven predicador <strong>de</strong>be leer literatura selecta, para ir enriqueciendo<br />

poco a poco su propio vocabulario y habilitar su mente para po<strong>de</strong>r emplear frases propias,<br />

bien redon<strong>de</strong>adas, que <strong>de</strong>n expresión a sus propias i<strong>de</strong>as con una rica variedad <strong>de</strong> imágenes.<br />

Todo predicador <strong>de</strong>be familiarizarse con trozos <strong>de</strong> oratoria ejemplar, como el famoso<br />

discurso <strong>de</strong> Donoso Cortés en las Cortes Españolas, acerca <strong>de</strong> la Santa Biblia; así como obras<br />

clásicas <strong>de</strong> los maestros <strong>de</strong>l Siglo <strong>de</strong> Oro <strong>de</strong> nuestras letras. Obras dramáticas como El<br />

con<strong>de</strong>nado por <strong>de</strong>sconfiado, o La vida es sueño, <strong>de</strong> Lope <strong>de</strong> Vega, son especialmente útiles a<br />

tal objeto por su carácter teológico. No recomendamos a los predicadores emplear mucho<br />

tiempo en la lectura <strong>de</strong> novelas profanas, aun cuando pue<strong>de</strong>n ser útiles también para<br />

enriquecer su vocabulario y su sintaxis, ya que las horas <strong>de</strong> un servidor <strong>de</strong> Dios son<br />

<strong>de</strong>masiado preciosas para ser empleadas <strong>de</strong> este modo; pero el predicador <strong>de</strong>l Evangelio<br />

necesita aumentar su cultura por los medios más eficaces y que le roben menos tiempo<br />

(Recomendamos como ejercicio <strong>de</strong> oratoria la lectura <strong>de</strong> un pequeño libro <strong>de</strong>l doctor J. F. Rodríguez<br />

titulado El ángel <strong>de</strong> la bondad, consistente en quince mensajes radiofónicos, todos ellos expresados<br />

en un lenguaje altilocuente. Es común y propio entre los predicadores utilizar dicho estilo en algún<br />

párrafo selecto <strong>de</strong>l sermón; pero el doctor Rodríguez lo emplea en esta obrita casi <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la primera<br />

línea hasta la última. Por esto pue<strong>de</strong> ser un ejercicio muy útil a los estudiantes <strong>de</strong> homilética leer en<br />

alta voz esta serie <strong>de</strong> breves sermones, una y otra vez, hasta que consigan hacerlo <strong>de</strong> un modo<br />

corrido y con la más perfecta entonación).<br />

Vamos a exponer <strong>de</strong> modo muy breve los diversos recursos oratorios y figuras <strong>de</strong><br />

lenguaje más comunes.<br />

1.° La metáfora.<br />

La Biblia es el mejor mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> este estilo retórico por ser propio <strong>de</strong> los pueblos<br />

orientales y particularmente <strong>de</strong>l hebreo. Las gentes primitivas se veían obligadas a este<br />

recurso a causa <strong>de</strong> la pobreza <strong>de</strong> su lenguaje. Así, por ejemplo, la palabra «cuerno» era usada<br />

para <strong>de</strong>notar fuerza; «monte» significaba soberbia; «carne», los sentimientos ruines y<br />

pecaminosos <strong>de</strong>l ser humano; «llave», control o acceso, etc. De este modo las i<strong>de</strong>as abstractas<br />

o <strong>de</strong>sconocidas eran expresadas o aclaradas mediante otras <strong>de</strong>as familiares al oyente,<br />

aplicando las cualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> lo conocido a lo <strong>de</strong>sconocido. Esto se observa no solamente en<br />

las metáforas directas como las antes citadas, sino también a las comparativas, <strong>de</strong> las que nos<br />

ocuparemos a continuación. Obsérvese un bello uso <strong>de</strong> metáforas en pasajes bíblicos como el<br />

<strong>de</strong> Isaías 10:1-20; 11:1-9; 18:1-7 y muchos otros.<br />

El libro <strong>de</strong> Job está saturado <strong>de</strong> bellas imágenes que hablan a la mente con más<br />

elocuencia que todos los razonamientos. Es, esencialmente, un diálogo razonado con<br />

imágenes.<br />

Jesucristo usó abundantemente este lenguaje, no lamente en sus gran<strong>de</strong>s parábolas,<br />

sino también en sus discursos, como pue<strong>de</strong> observarse en Mateo 5:13-26; 7:7-20; etc.


El uso <strong>de</strong> la metáfora, aunque no con tanta abundancia como en los tiempos bíblicos,<br />

se practica todavía en el estilo oratorio. En ella encuentran fuerza y belleza <strong>de</strong> expresión los<br />

mejores autores mo<strong>de</strong>rnos. Es <strong>de</strong> admirar el siguiente párrafo <strong>de</strong> estilo metafórico que nos<br />

ofrece Donoso Cortés en su discurso sobre la Biblia:<br />

... «El Génesis es bello como la primera brisa que refresco a los mundos, como la<br />

primera aurora que se levantó en el cielo, como la primera flor que brotó los campos, como la<br />

primera palabra amorosa que pronunciaron los hombres, como el primer sol que apareció en<br />

Oriente. El Apocalipsis <strong>de</strong> San Juan es triste como la última palpitación <strong>de</strong> la naturaleza,<br />

como el último rayo <strong>de</strong> luz, como la última mirada <strong>de</strong> un moribundo. Y entre este himno<br />

fúnebre y aquel idilio, se ven pasar unas en pos <strong>de</strong> otras las generaciones, etc.» El autor <strong>de</strong><br />

este Manual no está completamente <strong>de</strong> acuerdo con el juicio que le merece el Apocalipsis al<br />

eximio autor, ya que en el Apocalipsis vemos, particularmente en sus últimos capítulos, el<br />

albor <strong>de</strong> un nuevo día para la Humanidad redimida; pero prescindiendo <strong>de</strong>l fondo no<br />

po<strong>de</strong>mos menos que admirar la bella y apasionada oratoria <strong>de</strong>l famosísimo discurso <strong>de</strong>l gran<br />

literato español, que cantó como nadie las excelencias <strong>de</strong> la Biblia.<br />

2.° La metáfora comparativa.<br />

Es la forma retórica más abundante en el texto bíblico, sobre todo en la poesía hebrea,<br />

en la cual aparecen dos términos: Uno principal que se quiere realzar, ilustrado por otro<br />

secundario, más familiar y más fácil <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r. Obsérvese la vivacidad <strong>de</strong> expresión y<br />

<strong>de</strong> significado en las siguientes metáforas bíblicas comparativas:<br />

«Como el agua fría al alma sedienta, así son las buenas nuevas <strong>de</strong> lejanas tierras»<br />

(Prov. 20:25). «Como zarzillo <strong>de</strong> oro en nariz <strong>de</strong> puerco, así es la mujer hermosa y faltada <strong>de</strong><br />

razón» «Prov. 11:22). «La esperanza que se prolonga es tormento <strong>de</strong>l corazón, mas árbol <strong>de</strong><br />

vida el <strong>de</strong>seo cumplido» (Proverbios 13:12).<br />

En vez <strong>de</strong> muchas metáforas para un solo concepto, pue<strong>de</strong> a veces usarse una misma<br />

metáfora para diversos casos. Un ejemplo <strong>de</strong> ello lo hallamos en los primeros párrafos <strong>de</strong> un<br />

mensaje radiofónico <strong>de</strong>l doctor J. F. Rodríguez sobre la paternidad. Helo aquí:<br />

«No solamente es padre el que transmite su sangre a otra persona que se llama su hijo. Todo<br />

el que promueve una empresa se consi<strong>de</strong>ra padre <strong>de</strong> la misma. Así, Stephen Douglas es el<br />

padre <strong>de</strong> la doctrina llamada «soberanía popular», en los Estados Unidos. Hipócrates es padre<br />

<strong>de</strong> la Medicina; Homero, <strong>de</strong> la épica; Esquilo, <strong>de</strong> la tragedia; Herodoto, <strong>de</strong> la historia;<br />

Rabelais, <strong>de</strong>l ridículo; Aristófanes, <strong>de</strong> la comedia; Jefferson, <strong>de</strong> la <strong>de</strong>mocracia; Abraham, <strong>de</strong><br />

la fe; Atanasio, <strong>de</strong> la ortodoxia, y Satanás, <strong>de</strong> la mentira».<br />

3.° La antítesis.<br />

Esta forma literaria consiste en poner en comparación dos cosas enteramente opuestas<br />

para hacer resaltar aquello que se propone exaltar. Este estilo es muy a<strong>de</strong>cuado para aplicarlo<br />

a sucesos tales como el nacimiento <strong>de</strong> Cristo, su resurrección o su ascensión. Véase, por<br />

ejemplo, este trozo <strong>de</strong> Fray Luís <strong>de</strong> Granada, que pone en contraste la gloriosa preexistencia<br />

<strong>de</strong> Cristo con su encarnación.<br />

«¡Oh venerable misterio, más para sentir que para <strong>de</strong>cir; no para explicarlo con<br />

palabras, sino para adorarlo con admiración y silencio! Qué cosa más admirable que ver<br />

aquel Señor a quien alababan las estrellas <strong>de</strong> la mañana, aquel que está sentado sobre los<br />

Querubines y que vuela sobre las plumas <strong>de</strong> los vientos, que tiene colgada <strong>de</strong> tres <strong>de</strong>dos la<br />

redon<strong>de</strong>z <strong>de</strong> la tierra, cuya silla es el cielo y estrado <strong>de</strong> sus pies la tierra, ¡que haya querido<br />

bajar a tanto extremo <strong>de</strong> pobreza, naciese, le pariese su madre en un establo y le acostase en<br />

un pesebre!».<br />

Obsérvese en este trozo cómo la metáfora es usada a cual antítesis. Lo mismo que en<br />

el pasaje bíblico siguiente:


«Al que no conoció pecado, hizo pecado por nosotros; para que nosotros fuésemos hechos<br />

justicia <strong>de</strong> Dios en El» (2. a Cor. 5:21).<br />

4.° La interrogación y la admiración.<br />

Hallamos en la Biblia abundantes ejemplos <strong>de</strong> estas formas <strong>de</strong> expresión como pue<strong>de</strong><br />

observarse particularmente en libro <strong>de</strong> Job, los Salmos y la carta a los Romanos. (Véanse Job<br />

7:17-21; 15:1-16 y 38; Salmos 22 y 74 y Romanos 3, 8, 9 y 11.) El predicador mo<strong>de</strong>rno que<br />

predica con énfasis, <strong>de</strong>seando que el mensaje llegue al corazón <strong>de</strong> sus oyentes, no podrá<br />

menos que hacer uso <strong>de</strong> tales formas incisivas <strong>de</strong> expresión, <strong>de</strong> las cuales no <strong>de</strong>be abusar<br />

hasta parecer un charlatán callejero, pero que no <strong>de</strong>be rehusar en lugares apropiados <strong>de</strong> su<br />

mensaje. Los predicadores fríos, o pagados <strong>de</strong> sí mismos, parecen avergonzarse <strong>de</strong> aquellas<br />

formas <strong>de</strong> lenguaje que enfatizan las i<strong>de</strong>as. Tal es su afán <strong>de</strong> no salirse <strong>de</strong> tono.<br />

5.° Figuras <strong>de</strong> reiteración.<br />

Estas son muy frecuentes en la Biblia y suelen ser usadas también por los<br />

predicadores mo<strong>de</strong>rnos más elocuentes, como hemos tenido ocasión <strong>de</strong> ver en el famoso<br />

discurso <strong>de</strong> Donoso Cortés. Debe procurarse, empero, que la reiteración tenga algún motivo y<br />

sentido, no una simple repetición. Es necesaria que la reiteración sea formulada mediante un<br />

sinónimo a<strong>de</strong>cuado que añada nueva luz y color a la inicial expresión <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a. Esto es lo<br />

que observarán nuestros lectores en el antedicho famosísimo discurso sobre la Biblia, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

el principio hasta el fin.<br />

Véase otro ejemplo <strong>de</strong> Miguel <strong>de</strong> Unamuno en su libro Del sentimiento trágico <strong>de</strong> la<br />

vida:<br />

«Una y otra vez, durante mi vida, heme visto en trance <strong>de</strong> suspensión ante el abismo; una y<br />

otra vez heme encontrado sobre encrucijadas en que se me abría un haz <strong>de</strong> sen<strong>de</strong>ros, tomando<br />

uno <strong>de</strong> los cuales renunciaba a los <strong>de</strong>más, pues que los caminos <strong>de</strong> la vida son irreversibles, y<br />

una y otra vez en tales únicos momentos he sentido el empuje <strong>de</strong> una fuerza consciente,<br />

soberana y amorosa. Y ábresele a uno luego la senda <strong>de</strong>l Señor».<br />

Vemos cómo la reiterada expresión «una y otra vez» embellece este párrafo<br />

poniéndole énfasis, y cómo su belleza oratoria es aumentada por algunas oportunas<br />

hipérboles. Nótese que podía el autor usar esta expresión al principio y luego enumerar todas<br />

sus experiencias. Se hubiera entendido lo mismo y hasta hubiera ganado en brevedad; pero<br />

carecería el po<strong>de</strong>r que le daba insistencia <strong>de</strong> la palabra «una otra vez» al principio <strong>de</strong> cada<br />

una <strong>de</strong> las frases. Consi<strong>de</strong>remos este otro párrafo <strong>de</strong>l mismo libro <strong>de</strong>l famoso catedrático <strong>de</strong><br />

Salamanca:<br />

«Hay que creer en la otra vida; en la vida eterna; el más allá <strong>de</strong> la tumba, y en una<br />

vida individual y personal; en una vida en la que cada uno <strong>de</strong> nosotros sienta su conciencia, y<br />

la sienta unirse, sin confundirse con las <strong>de</strong>más conciencias, en la Conciencia suprema, en<br />

Dios. Hay que creer en esa otra vida para po<strong>de</strong>r vivir ésta y soportarla y darle sentido y<br />

finalidad».<br />

6º Figuras <strong>de</strong> reiteración al comienzo <strong>de</strong> las partes <strong>de</strong> la cláusula.<br />

Un ejemplo <strong>de</strong> esta oratoria lo tenemos en el discurso <strong>de</strong> Anatole France ante los<br />

estudiantes <strong>de</strong> Buenos Aires:<br />

«Creo en el amor; creo en la belleza; creo en la justicia; creo, a pesar <strong>de</strong> todo, que en<br />

esta tierra el bien triunfará <strong>de</strong>l mal y los hombres creerán en Dios... ¡Soñad! Si en el sueño no<br />

hay ciencia, no hay sabiduría. ¡Soñad! Vuestros sueños no serán vanos. La Humanidad, tar<strong>de</strong><br />

o temprano, realiza los sueños <strong>de</strong> los sabios. ¡Soñad! No temáis la justicia, amad la verdad».<br />

Como pue<strong>de</strong> verse, todo el bellísimo efecto <strong>de</strong> este párrafo se <strong>de</strong>be a la repetición <strong>de</strong><br />

la palabra creo, cuatro veces en el primer párrafo, y <strong>de</strong> la palabra ¡soñad!, tres veces en el


segundo.<br />

Observamos un breve párrafo <strong>de</strong> este estilo en el antes citado libro <strong>de</strong>l doctor J. F.<br />

Rodríguez:<br />

«Hablemos <strong>de</strong> algo que parece irse <strong>de</strong> la tierra; hablemos <strong>de</strong> algo que parece morir<br />

bajo el peor odio constante <strong>de</strong> los egoísmos, las violencias y el materialismo que impera en<br />

esta edad <strong>de</strong>l siglo xx. Hablemos <strong>de</strong> la bondad».<br />

O este otro párrafo <strong>de</strong> su sermón radiofónico «El privilegio <strong>de</strong> llorar»:<br />

«Dios nos ha dado emoción porque en El mismo <strong>de</strong>be existir un caudal <strong>de</strong> ésta. Nos<br />

dio lágrimas porque El también llora; nos dio alegría porque El se alegra; e hizo posible la<br />

tristeza en nosotros porque su corazón se entristece.»<br />

«Abraham lloró por Sara; lloró José cuando se arrepintieron sus hermanos, lloró<br />

Jeremías la condición apóstata <strong>de</strong> su patria, lloró David la ruina <strong>de</strong> Absalón, lloró Pedro su<br />

dolorosa caída, lloró la pecadora a los pies <strong>de</strong>l Señor, lloraron reyes la pérdida <strong>de</strong> sus tronos.<br />

Y lloró nuestro Salvador, consagrando las lágrimas como un privilegiado cristiano».<br />

He aquí un bello párrafo, también <strong>de</strong>l doctor Rodríguez, con una reiteración basada en<br />

diversos aspectos <strong>de</strong> una misma persona, Cristo: «Nuevamente nos hallamos ante el Maestro.<br />

Ante Maestro con letra mayúscula. Nos hallamos ante el divino Rabí y Salvador Jesucristo.»<br />

7°. Reiteración al final <strong>de</strong> los períodos.<br />

A veces, la palabra que se repite pue<strong>de</strong> ser colocada al final <strong>de</strong> cada período,<br />

produciendo también un interesante efecto <strong>de</strong> reiteración. He aquí un ejemplo <strong>de</strong> un autor<br />

cubano:<br />

«Percibimos por hábito, imaginamos por hábito, sentimos por hábito, <strong>de</strong>cidimos por<br />

hábito, y nuestro carácter es el conjunto <strong>de</strong> nuestros hábitos».<br />

Obsérvese en este ejemplo cómo la frase final redon<strong>de</strong>a y concluye el párrafo;<br />

expresando la aplicación general <strong>de</strong> las afirmaciones anteriores que concluyen todas con la<br />

palabra hábito.<br />

8º. Al principio y al fin <strong>de</strong> los períodos.<br />

Esta forma es más rara, pero pue<strong>de</strong> observarse ejemplo que se hace incisivo por<br />

medio <strong>de</strong> preguntas:<br />

«¿Quién quitó la vida a su propia madre? ¿No fue Neron? ¿Quién hizo expirar con<br />

veneno a su maestro? El mismo Nerón. ¿Quién hizo llorar a la Humanidad? Sólo Nerón».<br />

En este párrafo la clave <strong>de</strong>l énfasis es el propio nombre. Pero la palabra Nerón es<br />

presentada <strong>de</strong> formas diversas, mediante «fue», «el mismo» y «sólo».<br />

Es esta variedad <strong>de</strong> formas, al par que las preguntas, lo que da belleza al párrafo.<br />

9.° Comenzar una frase con la palabra o i<strong>de</strong>a con que terminó la anterior.<br />

He aquí un ejemplo <strong>de</strong> esta forma retórica en la segunda epístola <strong>de</strong> San Pedro, cap. 1,<br />

vers. 5-7:<br />

«... vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, mostrad en vuestra fe<br />

virtud, en la virtud ciencia, en la ciencia templanza, en la templanza paciencia, en la<br />

paciencia temor <strong>de</strong> Dios y en el temor <strong>de</strong> Dios amor fraternal y en el amor fraternal<br />

caridad...»<br />

O este otro <strong>de</strong>l apóstol San Pablo:<br />

«Así también es la resurrección <strong>de</strong> los muertos. Se siembra en corrupción, se<br />

resucitará en incorrupción.<br />

»Se siembra en <strong>de</strong>shonra, se resucitará en gloria; se siembra en <strong>de</strong>bilidad, resucitará<br />

en po<strong>de</strong>r; se siembra cuerpo animal, resucitará en cuerpo espiritual; hay cuerpo animal y<br />

cuerpo espiritual... Cual el terrenal, tales también los terrenales, y cual el celestial, tales


también los celestiales; y así como hemos traído la imagen <strong>de</strong>l terrenal, traeremos la imagen<br />

<strong>de</strong>l celestial» (1. a Cor. 15:42-44 y 48-49).<br />

Po<strong>de</strong>mos observar en todos estos ejemplos cómo la retórica, cuando es fruto <strong>de</strong> una<br />

convicción sincera (como ocurre en el caso <strong>de</strong> los escritores apostólicos), no es una simple<br />

música <strong>de</strong> palabras, sino una reiteración que sale <strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l corazón y enfatiza las<br />

verda<strong>de</strong>s que se procura expresar.<br />

10º. Relación <strong>de</strong> la homilética con la elocuencia.<br />

Como hemos dicho al principio, la homilética parece ser enemiga <strong>de</strong> la elocuencia, ya<br />

que la ciencia homilética frena, <strong>de</strong>tiene, marca sen<strong>de</strong>ros al predicador y le obliga a volver al<br />

camino cuando éste ha alcanzado fogosamente su imaginación tras un bello párrafo oratorio.<br />

Pero la verdad es que la homilética representa el mejor apoyo <strong>de</strong> la oratoria.<br />

Volviendo a la comparación que expresábamos al principio, diremos que la homilética<br />

es tan útil y esencial a la oratoria como el esqueleto lo es <strong>de</strong>l cuerpo. ¿Qué sería, en efecto,<br />

nuestro cuerpo, sin el esqueleto que lo sostiene? Un montón informe <strong>de</strong> carne sin belleza ni<br />

estética alguna. Así son los sermones que el autor ha tenido a veces que sufrir, escuchándolos<br />

<strong>de</strong> labios <strong>de</strong> predicadores fogosos y bien intencionados, pero faltos <strong>de</strong> los necesarios<br />

cocimientos <strong>de</strong> homilética. Hablaban, gritaban, gesticulaban y se entusiasmaban diciendo<br />

«cosas buenas»; pero la gente <strong>de</strong>cía <strong>de</strong>spués, en nuestro expresivo catalán: «Saps lo mateix<br />

quan ha comencat com uan ha acabat» (Sabes lo mismo cuando empieza que cuando acaba).<br />

Porque lo cierto es que el mismo predicador no sabía por dón<strong>de</strong> andaba. Lo curioso <strong>de</strong>l caso<br />

es que tales predicadores escriben a veces sus bosquejos y los traen al pulpito. Pero son<br />

bosquejos disparatados, sin or<strong>de</strong>n lógico alguno, no forman un esqueleto or<strong>de</strong>nado, siguiendo<br />

un plan; sino que son un conjunto <strong>de</strong> frases <strong>de</strong> las que ellos mismos se han enamorado y las<br />

escriben como punto I, punto II, punto III <strong>de</strong>l bosquejo, aun ando no tengan relación lógica<br />

entre sí. Solamente les sirven para alargar el sermón, saltando <strong>de</strong> una frase a otra; no para dar<br />

al mensaje un sentido planificado.<br />

Algunas veces hemos recomendado a algunos predicadores enamorados <strong>de</strong> la retórica, pero<br />

faltos <strong>de</strong> homilética: «Ponga una cinta magnetofónica en operación y escúchese a sí mismo,<br />

<strong>de</strong>spués, a solas, procure seguir el hilo <strong>de</strong> su propio sermón y verá que no pue<strong>de</strong>. Se dará<br />

cuenta <strong>de</strong> los saltos <strong>de</strong> pensamiento que se ha visto obligado a hacer por falta <strong>de</strong> plan.»<br />

Sin embargo, hemos tenido que <strong>de</strong>cir a otros: «No se limite a presentar un esqueleto<br />

en el pulpito, pues la gente espera y necesita algo más.» Hay predicadores hábiles para<br />

escribir un buen bosquejo, pero que son incapaces <strong>de</strong> revestirlo con la carne y los músculos<br />

necesarios para darle cuerpo.<br />

Debemos <strong>de</strong>cir que abundan más los predicadores <strong>de</strong>l primer ejemplo que <strong>de</strong>l<br />

segundo, sobre todo entre la raza latina, ya que nuestra idiosincrasia es <strong>de</strong> gente habladora. Al<br />

famoso orador Emilio Castelar daba placer oírlo, pero se dice que la Cámara <strong>de</strong> los Diputados<br />

temblaba cuando se ponía en pie, pues nadie sabía cuándo iba a terminar. Es mucho peor con<br />

los malos «Castelares» que conocemos.<br />

El discurso oratorio es un arte <strong>de</strong> buena proporción. Es necesario revestir <strong>de</strong> carne el<br />

esqueleto en cada una <strong>de</strong> sus partes; pero no con exceso en ninguna <strong>de</strong> ellas ni tampoco en su<br />

totalidad. En el cuerpo oratorio, como en el cuerpo humano, es peor cuando el exceso es<br />

parcial que cuando es total.<br />

Recordamos a un predicador que a veces (no siempre) traía al pulpito bosquejos bastante<br />

aceptables, y cuando anunciaba su plan, o nosotros lo preveíamos, esperábamos oír un buen<br />

mensaje. Pero ocurría, por lo general, que ponía tanta carne en el primer punto o en los dos<br />

primeros; es <strong>de</strong>cir, hablaba tanto, extendiéndose en frases retóricas (que muchas veces poco<br />

tenían que ver con el mensaje), que al llegar a los últimos puntos, los mejores y que más se<br />

prestaban a una enseñanza espiritual, tenía que apresurarse por el imperativo <strong>de</strong>l reloj, a fin


<strong>de</strong> evitar que algún diácono impaciente apretara <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el vestíbulo el botón eléctrico que<br />

iluminaba el letrerito <strong>de</strong>l pulpito que <strong>de</strong>cía: «Su tiempo ha terminado»; y así nos <strong>de</strong>jaba<br />

contristados y vacíos.<br />

En cambio, hemos oído <strong>de</strong> otro predicador joven y <strong>de</strong> ten<strong>de</strong>ncia mo<strong>de</strong>rnista, quien se<br />

limitaba a leer muy lentamente, con muy poco comentario y pasaba un martirio, haciéndolo<br />

pasar también a sus oyentes, con su hábito <strong>de</strong> mirar a cada momento su reloj <strong>de</strong> pulsera para<br />

cerciorarse <strong>de</strong> que ya faltaban pocos minutos para la hora <strong>de</strong> terminar. ¡Y las manecillas se<br />

movían tan lentamente...! No hay que <strong>de</strong>cir que, aunque no le faltaba inteligencia, sus<br />

<strong>de</strong>fectos eran la pereza y su falta <strong>de</strong> fuego espiritual.<br />

El predicador <strong>de</strong>be cultivar el arte <strong>de</strong> la retórica y mantener un verda<strong>de</strong>ro arsenal <strong>de</strong><br />

frases bellas en el archivo <strong>de</strong> su mente; pero, sobre todo, <strong>de</strong>be llevar un plan bien estudiado,<br />

sobre el cual aplicar aquellas frases hermosas que ha tenido ocasión <strong>de</strong> pensar durante el<br />

estudio <strong>de</strong>l sermón.<br />

EJERCICIO PRÁCTICO<br />

Vístanse con frases retóricas a<strong>de</strong>cuadas los siguientes bosquejos homiléticos:<br />

EJEMPLO 1º<br />

LA MANO <strong>DE</strong> DIOS<br />

Salmo 19:1 y Juan 10:27-29<br />

Introducción. — Hacer notar el gran número <strong>de</strong> veces que la expresión «mano»<br />

aparece en la Biblia, y que en su mayoría se refieren a Dios.<br />

La figura es a<strong>de</strong>cuada, porque cualquier i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> nuestra mente la realizamos con nuestras<br />

manos. La expresión hiperbólica «mano» significa facultad <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r. No po<strong>de</strong>mos<br />

imaginarnos a Dios como un hombre, pero nos ayudará a compren<strong>de</strong>r a Dios (es <strong>de</strong>cir, lo que<br />

El es, lo que hace y se propone) el estudio <strong>de</strong> esta gráfica expresión en la Biblia.<br />

I. Las manos <strong>de</strong> Dios son GRAN<strong>DE</strong>S.<br />

«Los cielos cuentan la gloria <strong>de</strong> Dios y la expansión <strong>de</strong>nuncia la obra <strong>de</strong> sus manos»<br />

(Salmo 19:1).<br />

Hay billones <strong>de</strong> estrellas en el Universo, pero no circulan sin ton ni son. El .Universo<br />

se habría <strong>de</strong>struido a sí mismo si la fuerza que mueve los astros fuera un impulso ciego e<br />

ininteligente. Lo que llamamos leyes <strong>de</strong> la Naturaleza, <strong>de</strong>muestra un Legislador. Por esta<br />

razón los astrónomos pue<strong>de</strong>n pre<strong>de</strong>cir el eclipse, o el paso <strong>de</strong> un cometa <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un<br />

centenar <strong>de</strong> años, con la precisión <strong>de</strong> día, hora y minuto. (En cada uno <strong>de</strong> los puntos <strong>de</strong> este<br />

breve comentario hay lugar para bellas frases oratorias.)<br />

II. La mano <strong>de</strong> Dios es SABIA.<br />

«La diestra <strong>de</strong> Jehová hace maravillas» (Salmo 118:16).<br />

Considérese el «computador electrónico» <strong>de</strong>l cerebro humano, comparándolo con el<br />

complicadísimo instrumento inventado por la ciencia <strong>de</strong>l hombre. Obsérvese:<br />

a) Su pequeño tamaño comparativo.<br />

b) Su material: células <strong>de</strong> carne, en vez <strong>de</strong> voluminosos aparatos <strong>de</strong> metal, plásticos,<br />

cristal, cartón, etc.<br />

c) Sus variadísimas disposiciones y los numerosos órganos <strong>de</strong>l cuerpo que controla.<br />

De nada po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir: «Es imposible, contando con el po<strong>de</strong>r y sabiduría <strong>de</strong> Dios.»<br />

(Nueva oportunidad para poner párrafos que realcen y aclaren los pensamientos esenciales <strong>de</strong><br />

este apartado.)


III. La mano <strong>de</strong> Dios es PO<strong>DE</strong>ROSA.<br />

«Con mano fuerte y con brazo extendido» (Deuteronomio 5:13).<br />

Lo que para el hombre es completa imposibilidad es sencillísimo para los recursos <strong>de</strong><br />

Dios. Ilústrese comparando los recursos <strong>de</strong> un troglodita y los <strong>de</strong>l hombre civilizado,<br />

haciendo observar cómo los avances <strong>de</strong> la civilización tienen como base las leyes sabias <strong>de</strong> la<br />

Naturaleza. El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l hombre no es sino una débil consecuencia y reflejo <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r y<br />

sabiduría <strong>de</strong> Dios. (Aplíquese a esta lógica, seca por sí misma, los recursos <strong>de</strong> la elocuencia<br />

para revestir también esta parte <strong>de</strong>l mensaje con belleza oratoria.)<br />

IV. La mano <strong>de</strong> Dios pue<strong>de</strong> ser RESISTIDA.<br />

Los átomos y moléculas <strong>de</strong>l Universo entero obe<strong>de</strong>cen dócilmente a la voluntad <strong>de</strong>l<br />

Todopo<strong>de</strong>roso; pero no es así con los seres espirituales. Dios tiene servidores convencidos <strong>de</strong><br />

su sabiduría y amor (los ángeles), no robots. Compárese Isaías 53:1-2 con el vers. 3.<br />

La mano que nos creó con impon<strong>de</strong>rable sabiduría y po<strong>de</strong>r y nos redime <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

Satanás no ha anulado nuestra voluntad. Podría aplastarnos, pero nos respeta; respeta nuestro<br />

yo malo, lo redime y colabora con nosotros en la formación <strong>de</strong> un nuevo carácter apto para el<br />

Reino <strong>de</strong> los Cielos. Esto nos lleva a <strong>de</strong>clarar que:<br />

V. La mano <strong>de</strong> Dios es <strong>DE</strong>LICADA.<br />

¿Habéis visto la mano <strong>de</strong> un escultor? Podría sacar kilogramos <strong>de</strong> piedra <strong>de</strong> un solo<br />

golpe y saca miligramos. ¿Habéis visto la <strong>de</strong> un cirujano? Nosotros cortaríamos nervios y<br />

tendones, venas y arterías; él sabe por dón<strong>de</strong> tiene que hacer pasar su bisturí y hasta dón<strong>de</strong><br />

tiene que llegar.<br />

En el terreno espiritual leemos: «Fiel es Dios que no os <strong>de</strong>jará ser tentados más <strong>de</strong> lo<br />

que podéis llevar...» (1. a Cor. 10:13). Su obra en nosotros sigue por toda la vida y proseguirá<br />

hasta el más allá. «Y conoceremos y proseguiremos en conocer a Jehová» (Oseas 6:3).<br />

«...Ahora conozco en parte, entonces conoceré como soy conocido...» (1. a Cor. 1:13).<br />

Por esto, imitando a nuestro Padre, Señor y Mo<strong>de</strong>lo, nuestra mano <strong>de</strong>be ser <strong>de</strong>licada<br />

con nuestros hermanos. Un pastor sabio que tiene que repren<strong>de</strong>r procurará no ofen<strong>de</strong>r al<br />

culpable, pero tampoco quiere <strong>de</strong>jar «pus <strong>de</strong> pecado». Se siente obligado a implorar: «¡Soy<br />

un ministro tuyo, Señor, dame sabiduría!»<br />

VI. La mano <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>be ser ACEPTADA.<br />

Nos ponemos en las manos <strong>de</strong>l médico. Así <strong>de</strong>bemos hacerlo en el terreno espiritual<br />

(Santiago 4:10 y Job 34:32). Sólo así daremos a Dios la ocasión <strong>de</strong> manifestar su gloria en<br />

nosotros. (Revístase también esta parte con bellos y sinceros párrafos oratorios.)<br />

VII. La mano <strong>de</strong> Dios es PROTECTORA.<br />

La diestra que nos ha creado, nos cuida y nos mol<strong>de</strong>a, también nos guarda (Juan<br />

10:27-30). Obsérvense en este pasaje dos manos unidas en el mismo: unas invisibles, las otras<br />

tangibles; si bien forman parte <strong>de</strong> un cuerpo glorificado (Juan 20:27).<br />

Una razón porque Dios no pue<strong>de</strong> abandonar a los suyos se halla en Isaías 49:16. Lo<br />

que era mera hipérbole en cuanto a Israel es realidad en nuestro caso, sus manos horadadas<br />

son testimonio perenne <strong>de</strong> su amor. ¿Cómo podría olvidarnos si le costamos tanto?<br />

VIII. Una última hipérbole GLORIOSA: Is. 62:2-3.<br />

Es una referencia a los gruesos anillos <strong>de</strong> los monarcas orientales. El pueblo redimido<br />

<strong>de</strong>l Señor será un día como «dia<strong>de</strong>ma <strong>de</strong> Reino» en la mano <strong>de</strong> Dios. (Véase Efesios 1:12.)<br />

Conclusión o recapitulación.


Somos mol<strong>de</strong>ados hoy por la mano fuerte, sabia, po<strong>de</strong>rosa y <strong>de</strong>licada <strong>de</strong> nuestro<br />

Creador y Re<strong>de</strong>ntor para que podamos venir a ser un día ejemplo y motivo <strong>de</strong> alabanza,<br />

cuando seremos presentados «a principados y potesta<strong>de</strong>s en los cielos»; «a los 99 justos» <strong>de</strong><br />

la parábola. Es <strong>de</strong>cir, a multitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> millones <strong>de</strong> millones <strong>de</strong> seres inteligentes que no han<br />

necesitado re<strong>de</strong>nción ni transformación por gracia, las cuales pueblan, indudablemente, el<br />

insondable Universo <strong>de</strong> Dios.<br />

Demos gracias por estas sabias manos y sometámonos a ellas, para que podamos un<br />

día ser por ellas elevados a las alturas <strong>de</strong> su propia gloría (Juan 17:24).<br />

EJEMPLO 2º<br />

LOS DOS PARAÍSOS<br />

Génesis 2:8-18 y Apocalipsis 21:1 a 22:6<br />

La Biblia empieza con un paraíso y acaba con otro. Ambos son lugares <strong>de</strong> felicidad.<br />

El primero fue preparado para el hombre natural; el segundo, para un hombre<br />

redimido.<br />

Los escépticos se burlan <strong>de</strong>l relato <strong>de</strong>l Edén. Dicen que es un mito hebreo.<br />

Pensémoslo serenamente.<br />

Hay un Ser en gran manera inteligente, según se observa en la Naturaleza, el cual<br />

estuvo durante siglos preparando las condiciones <strong>de</strong> la tierra para poner en ella toda clase <strong>de</strong><br />

seres vivos y, por fin, el hombre, el único que pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r, admirar y agra<strong>de</strong>cer las<br />

obras <strong>de</strong> su Creador. Si el hombre era la obra cúspi<strong>de</strong> <strong>de</strong> la Creación, si el mundo había sido<br />

preparado para él, ¿no es natural que fuera introducido en alguna especie <strong>de</strong> museo don<strong>de</strong><br />

pudiera apren<strong>de</strong>r más pronto y fácilmente lo que le convenía acerca <strong>de</strong>l hogar que iba a<br />

habitar? (Gen. 2:9). Un hijo <strong>de</strong> Dios, por su inteligencia y espíritu, no podía ser tratado como<br />

un irracional. Las pinturas rupestres prueban que el hombre troglodita era mucho más que un<br />

bruto. Por otra parte, la historia antigua está llena <strong>de</strong> tradiciones <strong>de</strong>l Paraíso: la «Edad <strong>de</strong><br />

Oro» <strong>de</strong> los poetas clásicos, el «Jardín <strong>de</strong> las Hespéri<strong>de</strong>s», etc. Todas coinci<strong>de</strong>n en que se<br />

perdió.<br />

Pero la Biblia termina con otro paraíso recobrado para el hombre, muy superior en<br />

todos sus aspectos. Es muy interesante consi<strong>de</strong>rar sus contrastes:<br />

I. EL PRIMERO ERA TERRENAL.<br />

Se <strong>de</strong>talla su emplazamiento en el Asia Occi<strong>de</strong>ntal. Estaba, por lo tanto, expuesto a<br />

las vicisitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la tierra y fue <strong>de</strong>struido, según parece, por el Diluvio.<br />

EL SEGUNDO PARAÍSO ES CELESTIAL.<br />

Se <strong>de</strong>talla su emplazamiento en el Asia Occi<strong>de</strong>ntal.<br />

Se <strong>de</strong>talla también su situación, nada menos que «el Cielo <strong>de</strong> Dios»; el lugar más<br />

elevado <strong>de</strong>l Universo (Apoc. 21:2). De allí <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> hacia la tierra. (Posiblemente la eleva,<br />

arrancándola <strong>de</strong> la órbita solar para llevar consigo al globo terráqueo renovado por fuego.)<br />

(Compárese 2. a Pedro 3:12-13 y Apocalipsis 21:26.)<br />

II. HABÍA NOCHE.<br />

Esta es necesaria a causa <strong>de</strong> la fragilidad <strong>de</strong> nuestros cuerpos, que requieren <strong>de</strong>scanso;<br />

pero significa casi media vida perdida.<br />

En el segundo no hay noche, porque no hay sol; Dios mismo es su lumbrera (Apoc.<br />

22:5). La actividad es, sin <strong>de</strong>scanso y sin cansancio. El gozo, las alabanzas y las recepciones<br />

<strong>de</strong> los que traen a este bendito lugar «la gloria y honor <strong>de</strong> todas las naciones» <strong>de</strong>l Universo es<br />

incesante (Apocalipsis 21:26).


III. ENTRO SATANÁS (Génesis 3:1).<br />

El gran enemigo <strong>de</strong> Dios, envidioso <strong>de</strong> la felicidad <strong>de</strong> nuestros padres, introdujo en su<br />

alma pura la <strong>de</strong>sconfianza y la ambición, los dos gran<strong>de</strong>s males <strong>de</strong>l mundo. ¿Por qué se<br />

pelean los hombres? Satanás ha manejado siempre la Humanidad tirando a su placer estas dos<br />

riendas.<br />

En el segundo, Satanás es excluido (Apoc. 20:10). Ello significa que no habrá más<br />

pensamientos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sconfianza hacia Dios y hacia el prójimo, ni más ambición, pues no habrá<br />

pecado.<br />

IV. ENTRO EL DOLOR (Génesis 3:17).<br />

La condición <strong>de</strong>l mundo parece que fue variada <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la caída y a causa <strong>de</strong> ella<br />

(Rom. 8:20-22). «Espinas y cardos» en la tierra, instintos feroces en los animales, bacterias<br />

que producen enfermeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las que parece se van produciendo nuevas formas. El dolor<br />

aumenta a medida que progresa el pecado. No somos más felices que los patriarcas, a pesar<br />

<strong>de</strong> que les aventajamos en tantas cosas.<br />

En el segundo, el dolor será quitado. Todos los motivos <strong>de</strong> dolor moral y físico<br />

<strong>de</strong>saparecerán: A la muerte, la enfermedad, la pobreza y el pecado se les llama «las primeras<br />

cosas», consi<strong>de</strong>rándolas sólo como un triste recuerdo <strong>de</strong>l pasado (Apoc. 21:4).<br />

V. ENTRO LA MALDICIÓN (Génesis 3:14).<br />

El único que tiene po<strong>de</strong>r para convertir su palabra en realidad, tuvo que pronunciar<br />

sentencia <strong>de</strong> mal. Nadie más que El pue<strong>de</strong> hacerlo (Salmo 109:28). Es una osadía para<br />

simples humanos el preten<strong>de</strong>r lanzar maldiciones, y más en la Era cristiana (San Mateo 6:44<br />

y Romanos 12:14). En muchos aspectos permanecen todavía los resultados <strong>de</strong> la maldición<br />

divina en el mundo.<br />

En el segundo no habrá maldición, pues no existirá ningún motivo para ella entre<br />

seres perfectos. La última maldición habrá sido pronunciada contra los réprobos y será la<br />

final en el Universo.<br />

VI. HUBO VERGÜENZA (Génesis 3:10).<br />

El hombre no pue<strong>de</strong> sufrir a Dios ni a su palabra cuando hace el mal. (Cítense los<br />

ejemplos <strong>de</strong> Caín huyendo <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong> Jehová, y <strong>de</strong> Joacín quemando el libro <strong>de</strong> la<br />

Ley.) Por esto el cristiano <strong>de</strong>be evitar el pecado, por ser templo <strong>de</strong> Dios mediante el Espíritu<br />

Santo.<br />

En el segundo Paraíso habrá confianza (Apocalipsis 22:4). A pesar <strong>de</strong> vivir en la<br />

presencia <strong>de</strong> Dios no tendrá temor <strong>de</strong> su omnisciencia, porque nada podrá ser hallado<br />

reprochable en sus felices habitantes. Debemos empezar aquí a vivir esta clase <strong>de</strong> vida.<br />

VII. SE CERRO LA ENTRADA.<br />

Dios no quitó inmediatamente el paraíso <strong>de</strong> la tierra, pero lo cerró (Gen. 3:22-24). Era<br />

para los primeros pecadores un testimonio <strong>de</strong> la felicidad perdida.<br />

El segundo paraíso está siempre abierto (Apocalipsis 21:25). Esto maravilló a Juan,<br />

acostumbrado i ver ciuda<strong>de</strong>s antiguas cuidadosamente amurállalas y cerradas. Pero no hay<br />

peligro <strong>de</strong> que entren enemigos en la ciudad celestial. Sus puertas abiertas son símbolo <strong>de</strong><br />

libertad.<br />

VIII. TUVO FIN (Génesis 3:24).<br />

No sabemos cuánto duró la felicidad <strong>de</strong>l primer paraíso, pero es <strong>de</strong> suponer que fue<br />

muy breve, ya que el primer hijo <strong>de</strong> Adán nació ya fuera <strong>de</strong>l Edén.<br />

El segundo no tendrá fin (Apoc. 22:5). Se ha dicho fue sólo lo eterno <strong>de</strong> la felicidad


es felicidad. Cuanto más preciosa y grata es una cosa, peor resulta el per<strong>de</strong>rla. Lo mejor <strong>de</strong>l<br />

cielo es que será nuestro hogar por la eternidad.<br />

¿Tenemos lugar en el segundo paraíso? Está allí nuestro tesoro y nuestra esperanza.<br />

Cualquier clase e bien fuera <strong>de</strong> éste es un engaño y ha <strong>de</strong> venir ser pronto una <strong>de</strong>silusión.<br />

Conclusión.<br />

El cielo, para muchos, ilusión mística, es la única realidad verda<strong>de</strong>ra por ser eterna. Cristo<br />

afirmó su existencia con su autoridad sin igual (Juan 14:2). Pensándolo racionalmente, no hay<br />

Imperio sin capital, como no hay cuerpo sin cabeza. El Universo no pue<strong>de</strong> estar sin un centro.<br />

Cristo nos asegura que tan elevado y bendito lugar será nuestra habitación eterna si nos<br />

unimos a El por la fe. Vino a abrirnos las puertas <strong>de</strong>l Paraíso superior con su muerte expiatoria;<br />

es el segundo Adán (Rom. 5:18-19). Su mayor satisfacción en la misma cruz fue<br />

ofrecer al ladrón moribundo inmediata entrada al nuevo Edén. ¿Está el Cielo abierto para ti?<br />

Estos dos bosquejos se prestan en su <strong>de</strong>sarrollo a altos vuelos oratorios; y son sólo dos<br />

ejemplos <strong>de</strong> una infinidad que pue<strong>de</strong>n ser encontrados por los predicadores mediante un<br />

estudio atento <strong>de</strong> las Sagradas Escrituras.<br />

Nuestro consejo es que se lleve al pulpito un bosquejo similar a éstos; es <strong>de</strong>cir, el<br />

argumento <strong>de</strong>l sermón, con una síntesis <strong>de</strong> las consi<strong>de</strong>raciones principales <strong>de</strong> sus diversas<br />

partes; pero no un escrito completo conteniendo las lucubraciones oratorias a que pue<strong>de</strong>n dar<br />

lugar estos pensamientos en el transcurso <strong>de</strong> la exposición <strong>de</strong>l mensaje. Resultará mucho más<br />

espontáneo si se <strong>de</strong>jan las bellas frases retóricas a la inspiración y emoción <strong>de</strong>l momento. Sin<br />

embargo, el predicador no <strong>de</strong>be esperar que la inspiración se produzca en el pulpito <strong>de</strong> un<br />

modo mágico. Esto no es confiar en que «el Señor dará el mensaje», sino simplemente un mal<br />

consejo <strong>de</strong> la pereza.<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> confeccionar el bosquejo argumentativo, el orador <strong>de</strong>be predicar el<br />

mensaje mentalmente (o en voz alta como hacen algunos en su <strong>de</strong>spacho), y allí exten<strong>de</strong>rse<br />

en frases oratorias, que no llevará en el papel, pero sí en la mente. Debe pensar o pronunciar<br />

estas frases <strong>de</strong> todo corazón en la presencia <strong>de</strong>l Señor antes <strong>de</strong> presentarse a <strong>de</strong>cirlas a la<br />

congregación, y <strong>de</strong>jar a la emoción <strong>de</strong>l momento escoger las más a<strong>de</strong>cuadas entre las diversas<br />

que, como oraciones <strong>de</strong> alabanza, <strong>de</strong> reconocimiento, <strong>de</strong> admiración y <strong>de</strong> gratitud y fe, haya<br />

pronunciado en su mente o con sus labios en la soledad, quizás en la misma cama, pensando<br />

en su sermón o sermones <strong>de</strong> a semana.<br />

Solamente entonces podrá estar seguro, al subir al pulpito, <strong>de</strong> que tiene algo que <strong>de</strong>cir<br />

a su congregación, y que el Espíritu <strong>de</strong>l Señor, que le acompaña, le «recordará las cosas» que<br />

el Señor le ha dicho en su <strong>de</strong>spacho en meditación y oración. Y las frases oratorias saldrán,<br />

no <strong>de</strong> un modo artificial porque están en el papel, sino real y, efectivamente, <strong>de</strong> su corazón.<br />

XV<br />

La elocución <strong>de</strong>l sermón<br />

Muletillas. — El predicador que no se ciñe estrictamente a un manuscrito, sino que<br />

predica con un simple bosquejo o sin él, se ve obligado a construir en el mismo pulpito<br />

muchas frases <strong>de</strong>l sermón. Muchas <strong>de</strong> ellas habrán sido pensadas <strong>de</strong> antemano durante el<br />

estudio y volverán a la mente <strong>de</strong>l predicador por asociación <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as, pero muchas tendrán<br />

que ser improvisadas en el mismo momento <strong>de</strong> la predicación, y si el predicador no viene<br />

muy bien preparado, encontrará dificultad en formular las frases con la rapi<strong>de</strong>z requerida. En<br />

tal caso corre gran peligro <strong>de</strong> introducir palabras <strong>de</strong> significado vago, que se avienen a toda<br />

clase <strong>de</strong> conceptos y se llaman «muletillas», o sea, apoyos que permitan al predicador<br />

<strong>de</strong>scansar un instante para buscar las palabras que le conviene hallar. Hay personas que se<br />

hacen insoportables por el gran abuso <strong>de</strong> muletillas que usan en la misma conversación, y no


menos pesado se hace el orador que cae en el hábito <strong>de</strong> usar alguna <strong>de</strong> tales muletillas con<br />

excesiva frecuencia durante la predicación. He aquí una lista <strong>de</strong> las<br />

MULETILLAS MÁS USUALES<br />

«Precisamente», «verda<strong>de</strong>ramente», «ciertamente», «sencillamente», «<strong>de</strong> cierto», «en<br />

verdad», «gran<strong>de</strong>mente», «oportunamente», «maravillosamente», «amigos míos», «queridas<br />

almas», «queridos hermanos», «en vista <strong>de</strong> esto», «en razón <strong>de</strong> lo dicho», «¿entendéis<br />

ahora?», «sabemos, pues», «comprén<strong>de</strong>los», «po<strong>de</strong>mos pensar», «po<strong>de</strong>mos estar seguros»,<br />

po<strong>de</strong>mos «afirmar», «po<strong>de</strong>mos creer», «es necesario suponer», «en conciencia», «con toda<br />

verdad», «con toda certeza», «es innegable», «lo cual».<br />

A veces se convierte en muletilla la repetición frecuente <strong>de</strong> un texto bíblico o <strong>de</strong> la<br />

línea <strong>de</strong> un himno. Hay predicadores que no pue<strong>de</strong>n terminar un sermón sin tratar <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>mostrar la absoluta perdición <strong>de</strong> la insuficiencia humana por medio <strong>de</strong> la frase <strong>de</strong> Isaías:<br />

«Todas nuestras injusticias son como trapos <strong>de</strong> inmundicia», o bien: «Pasóse la siega,<br />

acabóse el verano y nosotros no hemos sido salvos.» Frases que a causa <strong>de</strong> su alto<br />

simbolismo resultan incomprensibles para el oyente nuevo y, por lo tanto, <strong>de</strong>bieran evitarse,<br />

si no hay la oportunidad <strong>de</strong> explicar la figura.<br />

Spurgeon fue advertido por un crítico, quien cada domingo <strong>de</strong>jaba sus observaciones<br />

escritas sobre su púlpito, <strong>de</strong>l gran abuso que hacía <strong>de</strong> las siguientes líneas <strong>de</strong>l himno:<br />

Ningún precio traigo a ti,<br />

Mas tu cruz es para mí.<br />

Spurgeon reconoció la verdad <strong>de</strong> la crítica y nos dice que se esforzó en no abusar <strong>de</strong><br />

una estrofa tan apropiada y <strong>de</strong> gran significado, pero que al ser repetida en tantos <strong>de</strong> sus<br />

sermones había llegado a per<strong>de</strong>r gran parte <strong>de</strong> su valor para sus habituales oyentes.<br />

En las oraciones, las muletillas más corrientes y la propia mención <strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong>l Señor, que<br />

algunas veces se repite <strong>de</strong> un modo realmente abusivo, resultando, sin darse cuenta, un<br />

quebrantamiento <strong>de</strong>l tercer mandato <strong>de</strong>l <strong>de</strong>cálogo.<br />

Otros recurren a una muletilla más larga añadiendo algún adjetivo al nombre <strong>de</strong>l<br />

Señor como «Padre <strong>de</strong> misericordia», «Padre amantísimo», «Señor todopo<strong>de</strong>roso»,<br />

expresiones que repiten docenas <strong>de</strong> veces en unos minutos.<br />

Todas las palabras y frases que hemos citado, y muchas más que podríamos añadir,<br />

son correctas y útiles usadas alguna vez en el lugar que les correspon<strong>de</strong>, pero se convierten en<br />

fastidiosas muletillas tan pronto como se hace <strong>de</strong> ellas un uso abusivo. El predicador <strong>de</strong>be<br />

velar sobre sí mismo para evitar tales hábitos viciosos, y <strong>de</strong>be aun enseñar a sus miembros a<br />

evitarlos si es posible.<br />

PRONUNCIACIÓN Y ENTONACIÓN<br />

A la corrección <strong>de</strong> estilo sigue en importancia la buena elocución, o sea, la correcta<br />

pronunciación y entonación <strong>de</strong>l sermón.<br />

Spurgeon dice al respecto:<br />

«Empieza a hablar con calma y sin levantar excesivamente la voz <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio.<br />

Ya vendrá la ocasión <strong>de</strong> hablar con calor en el curso <strong>de</strong>l sermón. Sin embargo,<br />

principia con aire <strong>de</strong>cidido, como el que está seguro <strong>de</strong> que tiene algo importante que<br />

comunicar, y asegúrate <strong>de</strong> que el volumen <strong>de</strong> voz es suficiente para que los que están<br />

sentados en los últimos bancos puedan oír <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la primera palabra.»<br />

Aspira profundamente en las pausas, para que la falta <strong>de</strong> aire no te obligue en los


párrafos largos a apresurarte y bajar la voz.<br />

Articula las palabras distintamente. Procura corregir los <strong>de</strong>fectos <strong>de</strong> pronunciación regional.<br />

Los ingleses tienen sus propios <strong>de</strong>fectos regionales. En cuanto a nosotros, po<strong>de</strong>mos notar: las<br />

vocales abiertas, en los predicadores catalanes; la z en lugar le s y la falta <strong>de</strong> terminación <strong>de</strong><br />

muchas palabras, entre los <strong>de</strong> origen andaluz. Tanto unos como otros pue<strong>de</strong>n, con<br />

perseverancia y esfuerzo, lograr hablar buen español. No es excusa el origen regional <strong>de</strong>l<br />

predicador para no esforzarse a tal respecto. Todos <strong>de</strong>ben esforzarse en conseguir la<br />

pronunciación correcta y completa.<br />

Acostúmbrate —dice el Dr. Blackwood— a poner las pausas en el lugar que les<br />

correspon<strong>de</strong>. Tanto en textos bíblicos como los propios párrafos <strong>de</strong>l sermón resultan mucho<br />

más comprensibles para los oyentes si el predicador los pronuncia con las pausas a<strong>de</strong>cuadas.<br />

Haz la prueba con los siguientes textos, pronunciándolos, primero <strong>de</strong> corrido o como tienes<br />

por costumbre, y luego poniendo atención a las pausas según se indica.<br />

Mateo 11:28<br />

«Venid a Mí (pausa) todos los que estáis trabados y cargados (pausa) y Yo os haré<br />

(ligera pausa) <strong>de</strong>scansar»<br />

Juan 4:8<br />

«Dios es (pausa) amor.» Nótese la diferencia en el texto tan breve si se pronuncian las<br />

tres palabras <strong>de</strong> corrido sin hacer la pausa que se indica, si se pone antes <strong>de</strong>l verbo «es». En<br />

tal caso la solemne frase per<strong>de</strong>rá sentido, porque, sobre todo los oyentes <strong>de</strong> los últimos<br />

asientos, la percibirán como «dioses amor», expresión sin significado alguno.<br />

Juan 5:24<br />

«De cierto, <strong>de</strong> cierto os digo (pausa): El que cree en Mí (.pausa ligera) tiene (pausa) Vida<br />

Eterna (.) y no vendrá (pausa ligera) a con<strong>de</strong>nación (pausa), mas pasó (pausa ligera) <strong>de</strong><br />

muerte a vida» (.).<br />

Isaías 1:18<br />

«Venid luego (pausa ligera), dirá Jehová (pausa), y estemos (pausa ligera) a cuentas<br />

(pausa). Si vuestros pecados fueren (pausa ligera) como la grana (pausa), como la nieve<br />

(pausa ligera) serán emblanquecidos (pausa); si fueren rojos (pausa ligera) como el carmesí<br />

(pausa), vendrán a ser (pausaj como blanca lana.»<br />

Hágase la prueba <strong>de</strong> alterar las pausas aquí señaladas y se verá cómo se empeora la<br />

dicción y, por en<strong>de</strong>, la buena comprensión <strong>de</strong>l oyente.<br />

En las pausas marcadas como ligeras la voz <strong>de</strong>be mantenerse pronunciando la última<br />

sílaba más larga que las <strong>de</strong>más, mientras que en las pausas normales <strong>de</strong>be <strong>de</strong>tenerse la voz en<br />

la forma acostumbrada cuando hallamos una coma en el escrito.<br />

Al pronunciar frases muy solemnes y <strong>de</strong> amonestación y en todas las <strong>de</strong> alabanza a<br />

Dios, citas <strong>de</strong> la Sagrada Escritura, etc., la atención a las pausas es <strong>de</strong> gran importancia. En el<br />

calor <strong>de</strong>l discurso y <strong>de</strong> la argumentación el predicador no podrá prestar tanta atención a las<br />

pausas; pero si está habituado a observarlas <strong>de</strong> un modo correcto al hablar <strong>de</strong>spacio y con<br />

solemnidad, lo hará instintivamente al hablar aprisa. El sentido común, más que las reglas, ha<br />

<strong>de</strong> ser su guía al respecto. Si no se <strong>de</strong>tiene sino en las puntuaciones propias <strong>de</strong> la peroración,<br />

pue<strong>de</strong> privar a su público <strong>de</strong> parar atención a ciertas palabras principales y producir la<br />

<strong>de</strong>sagradable sensación <strong>de</strong> que está recitando su discurso como aprendido <strong>de</strong> memoria. Si,<br />

por el contrario, hace sus frases <strong>de</strong>masiado cortas o pone las pausas en lugar in<strong>de</strong>bido, corre<br />

el peligro <strong>de</strong> hacerse pesado a los oyentes, dando la impresión <strong>de</strong> un niño que empieza leer.<br />

Predicadores bastante cultos producen a veces esta impresión cuando, pretendiendo hacerse<br />

solemnes, en el algún período <strong>de</strong>l sermón apelan al curso <strong>de</strong> las frases cortas. El público<br />

inteligente: se da cuenta a la legua <strong>de</strong> cuando las frecuentes pausas y frases cortas son<br />

naturales y tienen como razón la solemnidad <strong>de</strong>l mensaje, o cuando obe<strong>de</strong>cen simplemente a


la falta, <strong>de</strong> palabras o a la vanidad <strong>de</strong>l predicador.<br />

VELOCIDAD EN LA DICCIÓN <strong>DE</strong>L DISCURSO<br />

¿Qué es preferible en el predicador, la predicación rápida, o la dicción lenta y<br />

pausada?<br />

No pue<strong>de</strong> darse regla fija al respecto, porque su conveniencia <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> muchos factores.<br />

En primer lugar el temperamento <strong>de</strong>l predicador. Hay predicares a quienes por su carácter les<br />

caería mal la predicación pausada. Parecería un fingimiento, para los que conocen al<br />

predicador en la intimidad. Otro factor <strong>de</strong>terminante <strong>de</strong> la velocidad es la clase <strong>de</strong> sermón y<br />

los diversos períodos <strong>de</strong>l mismo, ningún predicador sensato pronunciará su sermón <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

primera frase hasta la última a la misma velocidad, ya que con ello daría la sensación <strong>de</strong> que<br />

está recitando. Como indicamos en la cita <strong>de</strong> Spurgeon, es necesario empezar a paso<br />

mo<strong>de</strong>rado y aumentar naturalmente la velocidad al hablar con mayor vehemencia. Cuando<br />

lleguéis a alguna frase que seáis que el oyente recuer<strong>de</strong> bien, parad el ritmo <strong>de</strong>l discurso y<br />

pronunciad aquella frase con calma, o da una sensación <strong>de</strong> alivio a la mente <strong>de</strong> los oyentes,<br />

sobre todo si el predicador es fogoso y ya ha hablado largo rato a gran velocidad. Spurgeon<br />

acostumbraba hablar a razón <strong>de</strong> 140 palabras por minuto según su taquígrafo. La predicación<br />

por la radio suele hacerse a razón <strong>de</strong> 120. Estos datos se refieren a palabras <strong>de</strong> lengua inglesa.<br />

Las palabras españolas suelen ser más largas, y el número <strong>de</strong> ellas es inferior, excepto en<br />

predicadores muy fogosos. La predicación por la radio suele ser más regular que la <strong>de</strong>l<br />

pulpito, <strong>de</strong>bido a que la ausencia <strong>de</strong>l auditorio priva al orador <strong>de</strong>l entusiasmo que produce un<br />

público atento.<br />

XVI<br />

La actitud y el gesto<br />

Spurgeon <strong>de</strong>dica dos capítulos <strong>de</strong> su obra más popular sobre la predicación, al estudio<br />

y crítica <strong>de</strong>l gesto en los predicadores. Pero creemos que no es necesario hacerlo con tanta<br />

extensión en este libro. Con <strong>de</strong>cir que <strong>de</strong>be suprimirse todo gesto raro o ridículo y cultivar la<br />

naturalidad, está dicho todo lo esencial.<br />

El gesto ridículo suele producirse por las siguientes causas:<br />

1. a El temor. El predicador se siente objeto <strong>de</strong> todas las miradas y busca alivio en<br />

alguna acción, llevado por su nerviosismo.<br />

2. a La dificultad para encontrar la palabra a<strong>de</strong>cuada. Un predicador levantaba la<br />

cabeza e introducía dos <strong>de</strong>dos en el cuello <strong>de</strong> la camisa, paseándolos alre<strong>de</strong>dor, cada vez que<br />

sentía dificultad para hallar una palabra. Otros practican la fea costumbre <strong>de</strong> rascarse la<br />

cabeza, dando la falsa sensación <strong>de</strong> hallarse atormentados por parásitos. A los más les<br />

sobreviene una tos seca, forzada, artificial, que, al ser repetida constantemente por un<br />

predicador que no pa<strong>de</strong>ce catarro ni tuberculosis, <strong>de</strong>nuncia a la vista <strong>de</strong> todos que el motivo<br />

está en la mente y no en los bronquios <strong>de</strong>l orador.<br />

3. a El simple hábito, sin razón <strong>de</strong>terminante alguna, es muchas veces suficiente para<br />

crear y perpetuar un gesto ridículo en ciertos predicadores.<br />

He aquí algunos <strong>de</strong> los principales:<br />

GESTOS Y ACTITU<strong>DE</strong>S IMPROPIAS<br />

a) Balancear el cuerpo <strong>de</strong> un lado a otro <strong>de</strong>l púlpito en un movimiento que Spurgeon<br />

llama <strong>de</strong> péndulo.<br />

b) Levantar las hojas <strong>de</strong> una punta <strong>de</strong> la Biblia, rozándolas con el <strong>de</strong>do, como si<br />

estuviera buscando el número <strong>de</strong> una página que no encuentra.<br />

c) Romper la Biblia a puñetazos a cada pensamiento pronunciado con énfasis. Lutero


tenía tal hábito <strong>de</strong> golpear el pulpito, que se muestra todavía en Eisenach una gruesa plancha<br />

<strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra que rompió «golpeando un texto».<br />

d) Ponerse una mano en el bolsillo y para aliviar la tensión nerviosa mover algún<br />

objeto escondido en el mismo, una llave, cal<strong>de</strong>rilla, etc. Lo más <strong>de</strong>sastroso <strong>de</strong> este hábito es<br />

cuando el predicador produce ruido con dichos objetos, distrayendo la atención <strong>de</strong> los<br />

oyentes. Hace medio siglo había un pastor en Barcelona que era notable por esta perniciosa<br />

costumbre, que todos sus buenos miembros lamentaban, pues con ello distraía la atención y<br />

producía una impresión muy <strong>de</strong>sagradable a los nuevos oyentes, como si quisiera hacer<br />

ostentación <strong>de</strong>l dinero que llevaba en el bolsillo.<br />

é) Colocar ambas manos en la cintura, en la actitud que en el lenguaje vulgar se<br />

<strong>de</strong>nomina «en jarras», parece un gesto <strong>de</strong>masiado vulgar y excesivamente ridículo; sin<br />

embargo, algunos oradores han llegado a adoptarlo en ciertos momentos <strong>de</strong> nerviosismo.<br />

f) Levantar la palma <strong>de</strong> la mano izquierda y mirarla fijamente como si en ella<br />

estuviese escrito el sermón, es un gesto ridículo en el que han incurrido varios predicadores.<br />

Spurgeon cuenta <strong>de</strong> uno que tenía a<strong>de</strong>más la costumbre <strong>de</strong> tocar el centro <strong>de</strong> la mano con el<br />

índice <strong>de</strong> la <strong>de</strong>recha como si tratara <strong>de</strong> horadarla.<br />

g) Pasar el <strong>de</strong>do meñique sobre las pestañas cuando falla la memoria ha sido<br />

costumbre <strong>de</strong> muchos predicadores importantes, pero <strong>de</strong>be evitarse si se convierte en hábito.<br />

h) Levantar ambas manos a un tiempo es una actitud que no tiene nada <strong>de</strong> grotesco si<br />

no es exagerada. Rafael pintó a San Pablo en esta actitud, predicando en Atenas, pero pue<strong>de</strong><br />

resultar ridícula si se repite con exceso. Es más natural levantar una sola mano con el índice<br />

en alto y moverla al compás <strong>de</strong> la frase. Pero aun esta acción tan natural, si se repite<br />

constantemente y no sólo en los momentos a<strong>de</strong>cuados, que son al pronunciar consi<strong>de</strong>raciones<br />

sentenciosas, resulta petulante.<br />

Este mismo gesto, tan común en los buenos predicadores y el más a<strong>de</strong>cuado para<br />

muchos períodos <strong>de</strong>l sermón, resulta empero ina<strong>de</strong>cuado en una exhortación muy vehemente,<br />

para la cual es más propio levantar las dos manos.<br />

i) Una acción no permisible en ningún caso, pero en la cual han caído algunos<br />

predicadores, es la <strong>de</strong> cerrar el puño o a veces ambos puños y levantarlos en alto como si<br />

amenazaran con ellos a la concurrencia.<br />

j) Apoyarse sobre la Biblia, extendiendo el cuerpo hacia a<strong>de</strong>lante como para lanzarse sobre<br />

los oyentes, era una actitud característica y común <strong>de</strong> Juan Knox, que resultaba natural y<br />

a<strong>de</strong>cuada para el vehementísimo reformador (véase el último grabado sacado <strong>de</strong> un dibujo <strong>de</strong><br />

la época), pero que <strong>de</strong> ningún modo conviene a un predicador mo<strong>de</strong>rno si no es en un<br />

momento <strong>de</strong> gran emoción, que no en todos los sermones ha <strong>de</strong> producirse.<br />

LA RIGI<strong>DE</strong>Z<br />

Hay muchos predicadores que por temor a caer en gestos ridículos apenas gesticulan<br />

al predicar, ateniéndose en una pose rígida, calculada y fría, que en nada ayuda a la<br />

comprensión <strong>de</strong>l sermón, ni habla mucho en favor <strong>de</strong> la misma sinceridad <strong>de</strong>l predicador. Se<br />

cuenta a este propósito <strong>de</strong> un predicador anglicano, el cual preguntó a un popular dramaturgo:<br />

—¿Cómo es que diciéndoles la verdad <strong>de</strong> Dios el pueblo no acu<strong>de</strong> a escucharme y<br />

concurre en masa oír a usted que sólo representa farsas imaginarias?<br />

A lo que respondió, muy acertado, el actor teatral:<br />

—Es muy sencillo: Usted habla <strong>de</strong> la verdad como si fuese mentira, y yo presento la<br />

mentira como si fuese verdad.<br />

La gesticulación es muy útil en el sermón para dar énfasis y comprensión al mismo,<br />

siempre que se practica acertadamente y con mo<strong>de</strong>ración.<br />

GESTOS INOPORTUNOS


Una <strong>de</strong> las peores calamida<strong>de</strong>s gesticulatorias <strong>de</strong>l predicador es el gesto inoportuno.<br />

Parece imposible, pero algunos predicadores han adolecido <strong>de</strong> este <strong>de</strong>fecto. El gesto no<br />

correspon<strong>de</strong> con la frase o pensamiento en el mismo momento que se pronuncia.<br />

Spurgeon refiere <strong>de</strong> un evangelista que pronunciaba las palabras «Venid a Mí todos los que<br />

estáis trabajados, etc.» con el puño levantado, y ponía énfasis en la última frase <strong>de</strong>l texto «yo<br />

os haré <strong>de</strong>scansar», con una enérgica evolución <strong>de</strong>l puño en alto. Es fácil compren<strong>de</strong>r el<br />

efecto contraproducente <strong>de</strong> este gesto tan poco a<strong>de</strong>cuado a la frase que pretendía subrayar.<br />

El predicador <strong>de</strong>be estar alerta sobre sí mismo para <strong>de</strong>sarraigar cualquier hábito<br />

impropio, tanto <strong>de</strong> fraseología como <strong>de</strong> acción. Como todos los hábitos, es muy fácil suprimir<br />

un gesto ridículo al principio, pero cuesta mucho si se hace viejo. Cada predicador <strong>de</strong>be tener<br />

advertidos a sus íntimos <strong>de</strong> que le avisen si observan en él algún hábito anormal, y procurar<br />

corregirlo inmediatamente.<br />

Que ningún predicador se <strong>de</strong>je empero intimidar por el temor <strong>de</strong> incurrir en gestos<br />

ina<strong>de</strong>cuados, que sea natural, que exprese las cosas como las siente, accionando según sea su<br />

costumbre en la conversación, excepto en frases <strong>de</strong> exhortación sentenciosa que raramente<br />

ocurren en la conversación vulgar.<br />

El predicador es un servidor y un profeta <strong>de</strong> Dios y no un actor; por lo tanto, no <strong>de</strong>be,<br />

como éste, exagerar el gesto. Ningún gesto es malo si es suyo, es <strong>de</strong>cir, algo natural <strong>de</strong> su<br />

persona en el hablar común. Solamente en el caso <strong>de</strong> un gesto muy <strong>de</strong>sacertado, cuando corre<br />

el peligro <strong>de</strong> repetirlo para toda clase <strong>de</strong> frases convirtiéndose en hábito, es que <strong>de</strong>be mirar <strong>de</strong><br />

corregirlo. Pero como esto ocurre a los predicadores con excesiva frecuencia, por esto son<br />

necesarios estas advertencias y el estudio <strong>de</strong>l gesto en los seminarios y escuelas bíblicas.<br />

COMO CORREGIR EL GESTO Y LA DICCIÓN<br />

En ciertos colegios <strong>de</strong> predicadores se corrigen los <strong>de</strong>fectos <strong>de</strong>l orador sometiéndole a<br />

la crítica <strong>de</strong> sus compañeros, en la siguiente forma:<br />

El profesor distribuye hojas que contienen una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> todos los juicios posibles que<br />

pue<strong>de</strong> merecer el predicador a sus oyentes, y cada estudiante subraya <strong>de</strong> la lista lo que le<br />

parece aplicable al compañero predicador, el cual pue<strong>de</strong> ver la impresión que ha causado a la<br />

mayoría <strong>de</strong> sus oyentes por medio <strong>de</strong> las hojas referidas.<br />

Juicio crítico <strong>de</strong>l predicador X.<br />

Actitud general: ¿Descuidada? ¿Tiesa? ¿Cabeza atrás? ¿Inclinado a<strong>de</strong>lante? ¿Manos<br />

en los bolsillos? De puntillas? ¿Movimiento oscilante <strong>de</strong>l cuerpo?<br />

Actitud con respecto a los oyentes: ¿Pretenciosa? De superioridad? ¿Indiferente?<br />

¿Egoísta? ¿Absorbido en el sermón?<br />

Expresión facial: ¿Dura? ¿De estatua? ¿Cruza el entrecejo? ¿Muecas con la boca?<br />

¿Enseña los dientes?<br />

Los ojos: ¿Fijos en el espacio? ¿Mira a menudo el techo? ¿Al suelo? ¿Los fija en<br />

alguna puerta, ventana u otro objeto <strong>de</strong>l local?<br />

Primeras palabras <strong>de</strong>l sermón: ¿Demasiado altas <strong>de</strong> tono? ¿Demasiado fuertes?<br />

¿Demasiado débiles? Demasiado rápidas? ¿Indistinguibles? ¿Con expresión <strong>de</strong> enfado? ¿De<br />

timi<strong>de</strong>z?<br />

Voz: ¿De garganta? ¿Nasal? ¿Chillona? ¿Monona? ¿Normal?<br />

Alientos: ¿Respira poco? ¿Incluye <strong>de</strong>masiadas palabras entre respiración y<br />

respiración? ¿Queda sin aliento? ¿Rompe la frase para respirar?<br />

Volumen: ¿Insuficiente para la sala? ¿Insuficiente al principio? ¿Excesivo al final?


¿Demasiado débil al final? ¿Baja la voz al final <strong>de</strong> párrafo?<br />

Tono: ¿Demasiado alto al empezar? ¿Monótono? ¿Soporífico? ¿Olvida los cambios<br />

<strong>de</strong> tono?<br />

Velocidad: ¿Demasiado aprisa al principio? ¿Demasiado <strong>de</strong>spacio en general? ¿Poca<br />

variación <strong>de</strong> velocidad en el curso <strong>de</strong>l sermón? ¿Poca variación entre discurso y discurso?<br />

Fraseología: ¿Frases <strong>de</strong>masiado largas? ¿Í<strong>de</strong>m cortas? ¿Pausas impropias?<br />

Pronunciación: ¿Correcta? ¿Erres <strong>de</strong>masiado fuertes? ¿Í<strong>de</strong>m débiles? ¿Con sonido <strong>de</strong><br />

G? ¿Faltas entre B y V? ¿Vocales abiertas? ¿L <strong>de</strong>masiado pronunciadas con la lengua<br />

apretada al paladar? ¿Omite por provincialismo consonantes al final <strong>de</strong> palabras? (ejemplo:<br />

Madrí por Madrid). ¿Las sustituye por otra letra? (ejemplos: Madriz por Madrid; R por L, en<br />

curto por culto, arto por alto; J o X por Y, en cuyo, cayado, coyuntura (cuxo, caxado,<br />

cojuntura o coxuntura).<br />

Énfasis: ¿Lo pone equivocadamente en palabras que no lo requieren? ¿Deja <strong>de</strong><br />

ponerlo en palabras que lo necesitan? ¿Demasiado énfasis para ganar tiempo? ¿Demasiado<br />

poco, a estilo <strong>de</strong> recitación?<br />

Gestos: ¿Poco movimiento? ¿Excesivo? ¿Empieza a gesticular <strong>de</strong>masiado pronto?<br />

¿Demasiados gestos iguales? ¿Demasiado mover la mano <strong>de</strong> arriba a abajo? ¿Gestos<br />

espasmódicos impropios? ¿Demasiado índice doctoral? ¿Uso normal y correcto <strong>de</strong>l índice?<br />

¿Puño apretado? ¿Movimientos <strong>de</strong> charlatán con ambas manos?<br />

El estudio <strong>de</strong> las observaciones <strong>de</strong> los oyentes sobre una lista semejante es muy útil al<br />

predicador, por lo que recomendamos a los que nunca han pasado por esta prueba en un<br />

Seminario se sometan a ella poniendo esta lista en manos <strong>de</strong> la esposa o <strong>de</strong> amigos íntimos,<br />

<strong>de</strong> percepción aguda y buena comprensión.<br />

Sin embargo, queremos repetir con Spurgeon: «No se <strong>de</strong>je el lector intimidar por estos<br />

<strong>de</strong>talles temiendo a cada paso el ridículo. Corríjase <strong>de</strong> algún <strong>de</strong>fecto grave si tiene <strong>de</strong> ello<br />

necesidad; pero olvi<strong>de</strong> los juicios <strong>de</strong>l público al dar el mensaje <strong>de</strong> Dios. "La vida es más que<br />

el alimento y el cuerpo más que el vestido", dice Jesús. Del mismo modo, la parte espiritual<br />

<strong>de</strong>l mensaje es más que estos <strong>de</strong>talles. Predicadores correctos en sus maneras pue<strong>de</strong>n ser muy<br />

pobres espiritualmente o en contenido <strong>de</strong>l sermón, y predicadores cargados <strong>de</strong> <strong>de</strong>fectos <strong>de</strong><br />

expresión han sido gran<strong>de</strong>s profetas <strong>de</strong> Dios. Pero si es posible alcanzar ambas cosas, mayor<br />

será nuestra eficacia y más alto el crédito <strong>de</strong> la gloriosa causa que <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>mos.» Tratemos <strong>de</strong><br />

servir a nuestro adorable Señor con los mejores dotes que El mismo nos ha concedido y<br />

usémoslas <strong>de</strong>l modo más a<strong>de</strong>cuado y eficaz posible.<br />

***<br />

ÍNDICE


INTRODUCCIÓN<br />

PRÓLOGO A LA CUARTA EDICIÓN<br />

I. El tema <strong>de</strong>l sermón<br />

II. Sermones textuales<br />

III. Sermones temáticos<br />

IV. Subdivisiones <strong>de</strong>l sermón<br />

V. Buscando material para el sermón<br />

VI. Sermones expositivos<br />

VII. Or<strong>de</strong>nación <strong>de</strong>l sermón<br />

VIII. La introducción <strong>de</strong>l sermón<br />

IX. La conclusión <strong>de</strong>l sermón<br />

X. Clases <strong>de</strong> estudio bíblico<br />

XI. El uso <strong>de</strong> ilustraciones<br />

XII. El estilo <strong>de</strong> la predicación<br />

XIII. La preparación <strong>de</strong>l sermón<br />

XIV. Elocuencia y retórica<br />

XV. La elocución <strong>de</strong>l sermón<br />

XVI. La actitud y el gesto<br />

ÍNDICE<br />

GRÁFICO <strong>DE</strong> POSICIONES INCORRECTAS BOSQUEJO GRÁFICO <strong>DE</strong> UN SERMÓN

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!