Madame Bovary. Gustave Flaubert El argumento - Colegio Lourdes
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<strong>Madame</strong> <strong>Bovary</strong>. <strong>Gustave</strong> <strong>Flaubert</strong><br />
<strong>Madame</strong> <strong>Bovary</strong>, novela del realismo, escrita por <strong>Gustave</strong> <strong>Flaubert</strong>, que<br />
provocó controversia en Francia cuando fue publicada en 1857.Sin embargo,<br />
es considerada como una de las mejores obra de la historia. Además, es una<br />
de las novelas que dieron principio a la narrativa moderna.<br />
<strong>Madame</strong> <strong>Bovary</strong>, es sin duda alguna, la novela más importante del<br />
Realismo. Además de ser una de las selecciones literarias por excelencia en el<br />
género del llamado “romanticismo tardío”, <strong>Madame</strong> <strong>Bovary</strong>, constituye uno de<br />
los puntos de referencia para el movimiento del realismo literario, e incluso,<br />
para la entrada del realismo dentro del ámbito de la filosofía. No obstante, la<br />
historia también se halla estrechamente unida a lo que se conoció como la<br />
novela alegórica, dado que terminará en el suicidio de su protagonista<br />
femenina y en la muerte por decepción amorosa, o pena moral, de su<br />
protagonista masculino. Es también una crítica a la sociedad burguesa del siglo<br />
XIX, posterior a la revolución francesa y al gobierno absolutista de Napoleón en<br />
Francia.<br />
En tres partes con una increíble agudeza literaria, <strong>Gustave</strong> <strong>Flaubert</strong> nos<br />
muestra su punto de vista sobre la vida de la sociedad de alto rango en la<br />
Francia del temprano siglo XIX, al casar al personaje principal con alguien que<br />
nada le ofrece más que exhibirla como si fuese un trofeo y al encontrar en un<br />
estudiante de leyes, con quien tendrá una cruel y triste historia, lo que siempre<br />
buscó, pero que al final, no la llevará a nada más que a su muerte. <strong>Madame</strong><br />
<strong>Bovary</strong>, es pues, más que una novela, un retrato fiel y un paradigma para la<br />
literatura realista y universal y para la filosofía francesa de los siglos XIX a XXI.<br />
Primera parte<br />
<strong>El</strong> <strong>argumento</strong><br />
Origen pequeño-burgués-rural de Charles <strong>Bovary</strong> e influencia de la<br />
madre de éste en su temperamento y educación. Charles se recibe a fuerza de<br />
empeño como médico y su madre le casa con la viuda Heloise, de aparente<br />
buena dote. Conoce a Emma Rouault, hija de un paciente, de la que<br />
prontamente se enamora. La mujer de Charles muere súbitamente y Charles a<br />
instancias del padre de Emma se casa con ella en medio de una exuberante<br />
fiesta campestre.<br />
Al poco tiempo son invitados a una fiesta de la alta sociedad en donde<br />
Emma puede comparar ese estilo de vida que siempre había querido con el<br />
que tiene. Emma se desencanta y literalmente enferma de la sencilla y llana<br />
vida que le ofrece su nada romántico marido. Charles en busca de una solución<br />
y sin nunca sospechar la verdadera causa de la enfermedad de Emma, migra<br />
con ésta desde Tostes a la ciudad de Yonville. Emma se encuentra<br />
embarazada.<br />
1
Segunda parte<br />
En Yonville los <strong>Bovary</strong> conocen a Homais, el farmacéutico, y a su<br />
hospedado y practicante de leyes León, amante de la música y literatura, un<br />
romántico que inmediatamente hace sinapsis con Emma forjándose una<br />
amistad que se torna en amor mutuo no confeso. Nace la hija de Emma siendo<br />
encargada tempranamente a una nodriza. Emma toma distancia de León y éste<br />
confuso y desilusionado emigra a París. Emma vuelve a caer enferma del alma,<br />
tal como lo hiciera por primera vez en Tostes. Imbuida de frustración y<br />
languidez conoce al señor Rodolphe Boulanger de la Huchette en el cual<br />
Emma ve reflejados sus ensueños románticos. Se hacen amantes y Emma<br />
comienza a gastar dinero desmesuradamente en lujos. Emma planea la huida<br />
de ambos, Rodolphe la abandona. Emma cae nuevamente enferma, en su<br />
lenta recuperación se reencuentra con León en una obra de teatro.<br />
Tercera parte<br />
Comienza el romance de Emma con León, paralelo a ello Emma sigue<br />
endeudándose hasta que la situación financiera de los <strong>Bovary</strong> (sin nunca<br />
sospecharlo Charles) se torna insostenible. Al encontrarse abandonada por sus<br />
amantes y rodeada de gente que realmente no ama, Emma toma la decisión de<br />
suicidarse con arsénico. Charles finalmente se da cuenta de todo, la perdona y<br />
luego muere de amor.<br />
UNA OPINIÓN<br />
«<strong>Madame</strong> <strong>Bovary</strong> soy yo», respondía <strong>Flaubert</strong> cuando le preguntaron<br />
por la identidad de ese personaje tan asombrosamente vivo. Y a medida que<br />
vas leyendo la novela y que te vas relacionando con su protagonista, puedes<br />
caer en la cuenta de que también tú eres Emma. Todos pueden serlo.<br />
Y el que no lo crea así es que no ha soñado. ¿Quién no ha creído, al menos<br />
una vez, que estaba bailando con la sensualidad hecha carne? Acicalada como<br />
una actriz debutante, Emma lo cree cuando ejecuta su primer vals con el<br />
vizconde y siente alas en sus pies.<br />
¿Y quién no ha creído, al menos una vez, que la vida estaba en otra<br />
parte y que otra vida más generosa y más intensa nos estaba esperando a la<br />
vuelta del camino?<br />
Emma cree, o necesita creer, que su frente está marcada por la señal de<br />
una determinación sublime y, tras el primer acto de transgresión de la norma,<br />
siente, al mirarse al espejo, que es una de las heroínas adúlteras de sus<br />
lecturas clandestinas.<br />
Su verdadero mal es que está enamorada del amor: de un amor por<br />
encima de todos los amores, de un deseo por encima de todos los deseos. Su<br />
fulminante ideal la ciega, y no ve a su marido, que al final parece aquejado por<br />
la misma enfermedad que su esposa.<br />
La muerte de <strong>Madame</strong> <strong>Bovary</strong> nos coge al final a traición, porque es la<br />
muerte del sueño romántico<br />
2
UBICACIÓN DEL TEXTO<br />
Se centra en la burguesía del siglo XIX, época en la cual transcurre la<br />
novela. Este siglo es el siguiente al considerado el Siglo de las Luces,<br />
caracterizado por el triunfo de la razón, la ciencia y el respeto a la humanidad.<br />
Recibe una clara herencia de este siglo anterior que influye en el modo de<br />
pensar de la sociedad de la época, lo que fue creando poco a poco el<br />
secularismo actual, y que durante el libro se puede apreciar en el decreciente<br />
interés de los campesinos por los temas religiosos. <strong>Flaubert</strong> intenta reflejar el<br />
aburrimiento y la monotonía burguesa a través del adulterio, y la forma de<br />
pensar de la época. Todo esto ocurre tras el final de la Revolución Francesa<br />
(1789-1799).<br />
En el transcurso del libro se nombra a Béranger y en varias ocasiones a<br />
Voltaire que era muy apreciado por ser uno de los principales representantes<br />
de la ilustración, y un crítico feroz de la religión y el clero, aunque profesando<br />
su creencia en Dios. Todas las obras de Voltaire tienen pasajes memorables,<br />
los cuales nombra <strong>Flaubert</strong> a lo largo de toda la obra. Algunos de los<br />
acontecimientos ocurridos durante esta época, aunque no se haga alusión a<br />
ellos en el libro, son, aparte de una clara evolución de la música, la literatura y<br />
la ciencia, el movimiento cartista (revolución de los trabajadores) y la corriente<br />
de pensamiento del romanticismo.<br />
<strong>El</strong> romanticismo se caracteriza por su entrega a la imaginación y la<br />
subjetividad, y la expresión y su idealización de la naturaleza. <strong>Flaubert</strong> critica<br />
en su libro la influencia del romanticismo en las mujeres de su época, y<br />
muestra que no todo es tan perfecto y romántico como se muestra en la<br />
literatura romántica. En Francia el inicio del Romanticismo coincidió con las<br />
guerras napoleónicas a principios del siglo XIX. Sin embargo esta obra es<br />
Realista, y describe el comportamiento humano y su entorno, tal y como actúan<br />
y sucede en la realidad.<br />
Durante todo la novela aparece mayoritariamente la burguesía, y en<br />
algunos momentos representantes de la clase media y trabajadora, aunque en<br />
ningún momento aparecen las clases inferiores o pobres. Emma, la<br />
protagonista de la novela, en un principio pertenece a la clase trabajadora y<br />
vive con su padre en el campo, pero tras su boda comienza una vida lujosa<br />
aunque ella no lo considere así, y anhele vivir entre la más alta burguesía,<br />
como se demuestra en la envidia que tiene al hombre con el que baila en una<br />
fiesta burguesa a la cual la invitan gracias a un trabajo de su marido.<br />
La redacción de <strong>Madame</strong> <strong>Bovary</strong> ocupa a nuestro escritor los años 1851 a<br />
1856, es decir, los posteriores al proceso completo de la revolución del 48;<br />
aproximadamente la empieza el año de la caída de la II Republica y de la<br />
proclamación del II Imperio. Tras la publicación de su obra en 1857, <strong>Flaubert</strong><br />
aún habría de asistir al final de la etapa imperial en 1870, a la ya mencionada<br />
comuna del 71 y a la República, constituida en este mismo año y que<br />
sobrevivirá al novelista más de sesenta años.<br />
BIOGRAFÍA Y OBRAS DEL AUTOR<br />
Novelista francés encuadrado dentro de la escuela realista, alabado por<br />
su objetividad y la esmerada perfección de su estilo, cualidades ambas que se<br />
pueden encontrar en <strong>Madame</strong> <strong>Bovary</strong>, su trabajo más representativo. <strong>Flaubert</strong>,<br />
3
hijo de un médico, nació en Ruán, Normandía, el 12 de diciembre de 1821.<br />
Estudió derecho en París durante un corto periodo de tiempo, pero su frágil<br />
salud le obligó a abandonarlo.<br />
Fue entonces cuando decidió dedicarse a escribir. Entre 1849 y 1851<br />
viajó, en compañía de un amigo, por Grecia y Oriente Próximo, una experiencia<br />
que le inspiró los escenarios exóticos de dos de sus novelas. Afectado por un<br />
desorden de tipo nervioso, transcurrió la mayor parte de su vida de forma<br />
tranquila, junto a su familia, en Croisset, un lugar de campo cerca de Ruán,<br />
donde recibía frecuentes visitas de otros notables escritores. Allí murió el 8 de<br />
mayo de 1880.<br />
La primera novela de <strong>Flaubert</strong>, y la más leída también, <strong>Madame</strong> <strong>Bovary</strong>,<br />
publicada por primera vez en 1857, hubo de enfrentarse muy pronto a un<br />
importante proceso legal. Tanto el autor como el editor fueron acusados por la<br />
inmoralidad de la novela. A pesar de haber sido absueltos, el escándalo<br />
empañó el lanzamiento del libro, y no fue hasta más tarde cuando fue<br />
reconocida como una de las obras maestras de la literatura francesa.<br />
<strong>Madame</strong> <strong>Bovary</strong>, subtitulada Costumbres provincianas, es, en<br />
apariencia, una convencional historia de adulterio, pero logra convertirse en un<br />
profundo análisis de la humanidad y, en concreto, un ataque a la monotonía y a<br />
las desilusiones de la vida burguesa. Emma <strong>Bovary</strong>, con la imaginación repleta<br />
de románticas ilusiones sobre el amor y la pasión, se topa con la realidad de un<br />
insípido matrimonio que la ahoga, y busca las sensaciones sobre las que ha<br />
leído en los libros, a través de una serie de aventuras amorosas, que ella<br />
desea ver como grandes pasiones, pero que no son en realidad más<br />
interesantes que su vida matrimonial. En un ataque de desesperación, se quita<br />
la vida.<br />
<strong>Flaubert</strong> refleja con gran acierto la tragedia de este personaje, y<br />
<strong>Madame</strong> <strong>Bovary</strong> ha resultado ser una obra de referencia constante, hasta el<br />
punto de estar considerada como una obra maestra del realismo.<br />
Otras novelas también importantes de <strong>Flaubert</strong> son Salambó (1863) y<br />
La tentación de San Antonio(1874). La primera de ellas es una narración<br />
histórica ambientada en la antigua Cartago; la segunda está basada en la<br />
leyenda de las tentaciones a las que se tuvo que enfrentar el fundador de las<br />
comunidades religiosas cristianas, san Antonio, en la soledad del desierto.<br />
Aunque estas dos novelas son consideradas en general más cercanas al<br />
romanticismo que <strong>Madame</strong> <strong>Bovary</strong>, casi todas las obras de <strong>Flaubert</strong> combinan<br />
elementos tanto románticos como naturalistas. En sus cartas, publicadas<br />
póstumamente, Correspondance (4 volúmenes, 1887-1893), <strong>Flaubert</strong> calificó<br />
su trabajo de "agonías del arte". <strong>El</strong> infinito cuidado que ponía en conseguir una<br />
gran precisión en los detalles y en el lenguaje se ha hecho legendario. La<br />
devoción de <strong>Flaubert</strong> hacia el arte no podría haber sido puesta de manifiesto de<br />
otro modo mejor que en la perfección que se exigía a sí mismo.<br />
Entre las demás obras de <strong>Flaubert</strong> cabe destacar la novela La educación<br />
sentimental (1869), tres narraciones cortas publicadas con el título de Tres<br />
cuentos (1877), y dos trabajos editados póstumamente, la inacabada novela<br />
Bouvard y Pécuchet (1881) y Diccionario de lugares comunes (1913).<br />
La obra se divide en tres partes:<br />
ESTRUCTURA<br />
4
La primera parte consta a su vez de nueve capítulos que empiezan con<br />
la infancia de Charles <strong>Bovary</strong> y de sus estudios y cómo se caso con una<br />
mujer mayor que él, y empezó a trabajar como médico. También en esta<br />
primera parte conoce a Emma que es hija de un paciente suyo, un<br />
campesino que ha educado a su hija en un colegio de monjas, con<br />
disciplina y como si fuera una niña burguesa. Charles se enamora de<br />
Emma y cuando muere su mujer, decide pedirle la mano a su padre el<br />
cual acepta. La primera parte acaba cuando ya se han casado y se van<br />
a mudar de Tostes y ella ya está embarazada.<br />
La segunda parte consta de quince capítulos y comienza cuando se<br />
mudan. Emma <strong>Bovary</strong> ya se siente frustrada en su matrimonio:<br />
casándose no ha conseguido lo que quería puesto que se ha casado<br />
con un simple médico vulgar y sus aspiraciones son mayores. Decide<br />
que va a conseguir lo que se propuso y va a ser como las mujeres de las<br />
novelas románticas que leía, y conoce a un hombre, Rodolphe, el cual<br />
llega a ser su amante pero éste la abandona. En esta segunda parte<br />
Emma ya tiene a su hija Berthe, la cual es puesta en manos de una<br />
nodriza que se encarga de su cuidado, y Emma no tiene relación con<br />
ella excepto en contadas ocasiones.<br />
La tercera parte, se divide en once capítulos y corresponde a la<br />
relación con su segundo amante, León, el cual termina abandonándola.<br />
Emma, frustrada y perseguida por sus acreedores por gastar más allá de<br />
sus posibilidades y por tanto, perseguida por sus deudas, decide<br />
quitarse la vida con arsénico.<br />
PERSONAJES PRINCIPALES<br />
EMMA BOVARY: Es la hija de un campesino acomodado –el tío<br />
Rouault- y esposa de un médico mediocre (Charles). Es sensual, llena de<br />
sueños, varios de ellos egoístas y vacíos, ve frustrados sus anhelos en medio<br />
de la vida provinciana. Hastiada de su marido, se entrega a dos hombres, León<br />
Dupuis y Rodolphe Boulanger, que demuestran no ser menos vanidosos y<br />
egoístas que ella. Acosada por las deudas, y harta de la vida, se suicida.<br />
CHARLES BOVARY: Esposo de Emma. Graduado como oficial de<br />
sanidad, se traslada a un pequeño pueblo de la Normandía, Tostes, donde<br />
ejerce. Allí se casa, primero con una mujer mayor que él, y luego con Emma.<br />
Ésta acaba por dominarlo y someterlo a sus designios. <strong>El</strong> buen hombre es<br />
limitado y se resigna con poco: considera a su esposa una diosa, sin darse<br />
cuenta que ella le es infiel en sus propias narices. Además su incompetencia<br />
no se reduce al ámbito de lo conyugal, también es un profesional mediocre: por<br />
su culpa provoca la gangrena en la pierna de un paciente, obligando a<br />
cortársela. Después de muerta su esposa, descubre toda la verdad. Muere sólo<br />
y en completa ruina.<br />
PERSONAJES SECUNDARIOS<br />
LEÓN DUPUIS: Pasante notario en Yonville. Allí conoce a Emma y<br />
simpatizan rápidamente, pues tienen gustos afines por las lecturas<br />
sentimentales y las evocaciones románticas. Sin posibilidad de que el amor se<br />
5
concrete, parte hacia Ruán a seguir estudiando. Allí le encuentra a Emma, tres<br />
años después. Viven un amor apasionado y loco que termina mal: él la<br />
abandona y se casa con una mujer "decente".<br />
RODOLPHE BOULANGER: Rico galán que tiene su castillo en los<br />
alrededores de Yonville. Frívolo y seductor, enreda a <strong>Madame</strong> <strong>Bovary</strong> y la<br />
convierte en su amante. Cuando ella lo presiona para que se fuguen, él escapa<br />
dejando arruinada moralmente a Emma. Años después ella lo buscará para<br />
que la salve de otra ruina –la económica- . Él dice no tener tres mil francos.<br />
Emma lo maldice. Después de que ella muere, Rodolphe se encuentra con<br />
Charles. La escena es irónica. <strong>El</strong> burgués no pierde la compostura y no vacila<br />
en humillar, esta vez de frente, al médico arruinado. "Todo es culpa de la<br />
fatalidad", dice éste.<br />
HOMAIS: Farmacéutico en Yonville. Petulante e ignorante, se siente con<br />
derecho a opinar sobre todo. Es el típico burgués de pueblo, con ínfulas de<br />
sabihondo. Se cree anticlerical, pero es tan vulgar como el cura del pueblo. Es<br />
padre de tres hijos a los que quiere convertir en genios científicos. Los niños,<br />
en verdad, son sucios y maleducados. Es el indirecto responsable del suicidio<br />
de Emma, pues ella toma el veneno en el "laboratorio" del boticario. Homais<br />
paradójicamente, es quien siempre da las ideas que llevan a Emma a los<br />
brazos de sus amantes. Después de la muerte de ella, se convierte en<br />
autoridad local y el rey le impone la cruz de honor.<br />
MADAME BOVARY MADRE: Progenitora de Charles. Posible<br />
responsable de la debilidad de su hijo, por sobreprotegerlo tanto. La señora es<br />
intrigante y detesta a su nuera Emma. Sin embargo, saca de varios apuros<br />
económicos a la pareja. Es real enemiga de la literatura y responsabiliza a las<br />
novelas de los "desórdenes" que sufre Emma. Al final pretende quedarse con<br />
su nieta, lo que provoca las iras de Charles y la definitiva ruptura entre madre e<br />
hijo.<br />
MONSIEUR BOVARY: Padre de Charles. No se parece en nada a su<br />
hijo: es borrachín, mujeriego y perezoso. Su pobre esposa lo mantiene. <strong>El</strong><br />
señor se da ínfulas de conquistador, pero no es más que un "viejo verde" en<br />
decadencia. Muere de un infarto.<br />
ELOISE DUBUC: Primera mujer de Charles. "Viuda de un escribano de<br />
Dieppe, que tenía cuarenta y cinco años y mil doscientas libras de renta". Es<br />
enfermiza y celosa. Cuando se descubre que no tenía la cantidad de dinero<br />
anunciada, es acusada por los <strong>Bovary</strong> y muere repentinamente. Aunque<br />
Charles la llora, pronto olvida sus pechos planos y sus pies fríos.<br />
BERTHE: Hija de Emma y Charles. Su madre muy pronto la rechaza y<br />
sólo cuando tiene problemas con sus amantes,<br />
ABATE BOURNISIEN: <strong>El</strong> cura de Yonville. Demuestra su ineptitud de<br />
consejero espiritual frente a las crisis de Emma <strong>Bovary</strong>. Frecuentemente vive<br />
en desacuerdo con el boticario, Homais. Pero juntos son de la misma calaña:<br />
groseros e incultos. <strong>Flaubert</strong> los pone a dormir frente a frente –panza contra<br />
panza- en el velorio de Emma, igualándolos en su condición.<br />
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FELICIDAD: Doméstica de los <strong>Bovary</strong>. Es una chica muy fiel a sus<br />
patronos, al comienzo, y demuestra habilidades para encubrir las escapadas de<br />
Emma con sus amantes. Sobre todo es muy colaboradora y cómplice cuando<br />
su ama está en quiebra económica. Después de muerta Emma, se escapa con<br />
Teodoro y se roba los vestidos más bellos de su señora.<br />
MONSIEUR ROUAULT: Padre de Emma. Es viudo y por causa de un<br />
accidente es que su hija conoce a Charles, quien le cura. <strong>El</strong> viejo es bonachón<br />
y no tiene ni idea de la hija que tiene. Cada año envía un pavo de regalo. La<br />
muerte de Emma lo deja desconsolado y pronto sufre una parálisis que lo lleva<br />
a la muerte.<br />
JUSTINE: Empleado de Homais. <strong>El</strong> joven siempre vive enamorado,<br />
platónicamente, de Emma. Es un personaje tierno, y uno de los pocos que se<br />
destaca en toda la novela por ser noble y fiel.<br />
BINET: Áspero recaudador y director de los bomberos de Yonville.<br />
Emma acude a él como último recurso para que le preste dinero. E incluso<br />
parece que se le insinúa sexualmente.<br />
LIEUVAIN: Ayudante del consejero de Ruán para asuntos agrícolas. Su<br />
verbo exaltado se escucha en los comicios agrícolas y sirve como contrapunto<br />
a la charla erótica de Emma y Rodolphe. Es un personaje puramente<br />
instrumental, y <strong>Flaubert</strong> lo utiliza para expresar la desmesura e hipocresía de<br />
los políticos. Tanto él como Rodolphe son dos mentirosos profesionales.<br />
HIPÓLITO: Joven sirviente de la hostelería "<strong>El</strong> león de oro". Es cojo y<br />
sufre la incompetencia profesional de Charles como médico. Por culpa de éste,<br />
le es amputada la pierna. En el entierro de Emma se comporta muy formal y<br />
estrena la pierna artificial nueva que ella la había regalado en compensación de<br />
la idiotez de su marido.<br />
MADAME LEFRANÇOIS Y MADAME TUVACHE. La primera es dueña<br />
de la taberna "<strong>El</strong> león de oro". La segunda es la esposa del alcalde. Juntas son<br />
chismosas y testigos indirectas de la tragedia de Emma. Aunque las locuras de<br />
ésta les parezcan escandalosas, es seguro que en el fondo de sus corazones<br />
burgueses darían la vida por estar involucradas en alguna aventura como las<br />
que tuvo <strong>Madame</strong> <strong>Bovary</strong>.<br />
LHEREUX: <strong>El</strong> comerciante del pueblo. Un miserable pillo, embaucador y<br />
delincuente, responsable indirecto de la muerte de Emma, pues él la enredó en<br />
varios pagarés por los que ella finalmente no pudo responder. Además es<br />
hipócrita y cínico. En el entierro de su deudora dice: "¡Qué desgracia para su<br />
pobre marido!".<br />
MONSIEUR GUILLAUMIN: No menos ladrón y pillo que el anterior.<br />
Emma lo visita cunado está a punto de que embarguen sus bienes. <strong>El</strong> notario<br />
de Yonville aprovecha la situación para hacer solicitudes sexuales. Emma lo<br />
insulta y después casi vomita.<br />
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DOCTOR CANIVET: Médico prestigioso que, ante la incompetencia de<br />
Charles, se ve en la obligación de sustituirlo en dos ocasiones. Primero en el<br />
caso de la gangrena de Hipólito (es Canivet quien corta la pierna) y luego en el<br />
caso del envenenamiento de Emma.<br />
DOCTOR LARIVIÈRE: Antiguo maestro de Charles. En la novela así es<br />
descrito: "Desdeñoso de cruces, títulos y academias, médico de hospital,<br />
liberal, paternal con los pobres y que practicaba la virtud sin creer en ella, casi<br />
habría pasado por santo a no ser porque su penetrante inteligencia hacía<br />
temerle como a un demonio. Su mirada más cortante que sus bisturís, iba<br />
derecha al alma y desarticulaba toda mentira a través de alegatos y pudores. Y<br />
así era el hombre, pleno de esa majestad llana que dan la conciencia de un<br />
gran talento, la fortuna y cuarenta años de una existencia laboriosa e<br />
irreprochable". Asiste a Emma en sus últimos momentos y es quien dictamina<br />
que ella ya no tiene salvación, pues el arsénico ya llegó al corazón. Es otro de<br />
los pocos personajes nobles y entregados que hay en la novela. Los crítico<br />
aseguran que este personaje es el padre de <strong>Flaubert</strong> ficcionado.<br />
EDGAR LAGARDY. Famoso tenor de quien Emma se enamora<br />
platónicamente después de verlo en ópera "Lucía de Lamermoor", en Ruán.<br />
Rápidamente lo olvida después de encontrar por segunda vez a León Dupuis.<br />
EL CIEGO MENDIGO: Vagabundo que espera a la entrada de Yonville<br />
el coche de transporte, "la Golondrina". Emma siente repulsión por él y se<br />
convierte en augurio de mala suerte. Es el último ser que ella oye sobre la<br />
Tierra. <strong>El</strong> ciego también es otro enemigo de Homais, a quien desprestigia por<br />
haberle prometido curarle y no cumplirlo. <strong>El</strong> boticario logra que lo encierren en<br />
un manicomio.<br />
LUGARES Y ESCENARIOS DONDE SE DESARROLLA<br />
LOS ACONTECIMIENTOS:<br />
<strong>El</strong> libro transcurre en Francia, más exactamente en las ciudades de Rouen<br />
(dónde Charles <strong>Bovary</strong> realiza sus estudios), Tostes (lugar en el cual ejerce de<br />
médico en sus inicios, y vive con su primera mujer) Les Bertaux (donde conoce<br />
a Emma, su segunda mujer) Neufchátel (donde en un pueblo cercano, Yonville,<br />
ejerció su trabajo hasta su muerte) y, en la última parte del libro, vuelve a<br />
aparecer Rouen, pues allí Emma vive sus aventuras con su amante León.<br />
TEMAS PRINCIPALES<br />
La infidelidad de Emma, que no encuentra en su matrimonio lo que<br />
busca, y el remordimiento, la culpa y la frustración que siente Emma por serle<br />
infiel a su esposo.<br />
La ambición de poder y fama: durante la novela existen muchos<br />
personajes que sueñan y tienen como objetivo de existencia en convertirse en<br />
alguien importante y con mucho dinero. Esta clase de personas, que<br />
pertenecen a la burguesía de la época, luchan incansablemente por este<br />
anhelo. Es tal su obsesión que no les importa las consecuencias y daños que<br />
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pueden producir al conseguir su objetivo, cometiendo así actos de gran<br />
frialdad.<br />
Uno de los personajes que reencarna esta ambición es Emma, quien lo<br />
único que desea es ser millonaria. <strong>El</strong>la desea que Charles se haga un médico<br />
famoso no por que quiere a Charles, sino que porque ella quiere ser reconocida<br />
en toda Francia. Para ello ella utiliza a Hyppolyte, sin importarle lo que pueda<br />
pasarle a éste. Ese deseo por el dinero se refleja al morirse el padre de<br />
Charles, en donde Emma no se interesa por la triste situación, sino que sólo le<br />
preocupa la herencia que éste le pueda dejar a Charles. <strong>El</strong>la anhela una vida<br />
junto a las personas más relevantes y famosas de Francia, lo que queda<br />
demostrado al maravillarse con las personas que fueron al castillo de<br />
Vaubyessard. Por último, la causa de su muerte es la consecuencia de estar en<br />
una situación económica muy delicada. <strong>El</strong>la, al ver que no encuentra una<br />
solución para evitar un juicio por endeudamiento termina por quitarse la vida,<br />
evidenciando así que su vida giraba en torno a ser rica e importante.<br />
Lleureux, el comerciante, también retrata a la ambición por el poder<br />
lucrativo. En su afán de obtener dinero, comienza a ofrecer productos para<br />
venderlos de cualquier manera. Se aprovechaba de su astucia para ofrecer<br />
facilidades de pago, haciendo que se le pagara en cuotas, para que el cliente<br />
pudiera adquirir el bien. De esta manera él produjo que sus clientes, como<br />
Emma, se fueran endeudando cada vez más con él, teniendo que pagarles<br />
intereses a éste. Todo este plan lo hizo con el fin de extraer la mayor cantidad<br />
de dinero posible a sus clientes, sin importarle mayormente el fin de éstos, los<br />
cuales pueden terminar en la cárcel. Esto, sin duda representa a un personaje<br />
despreciable y maquiavélico, ya que no le importan los medios sino que el fin<br />
para llegar a ser millonario.<br />
<strong>Flaubert</strong> despreciaba profundamente su época. Y no sólo por un<br />
sentimiento de repulsión personal o de resentimiento. Su odio se dirigía contra<br />
la tontería reinante, la trivialización general de la vida en la Francia de la<br />
segunda mitad del siglo XIX. Y sobre todo, por la muerte progresiva del<br />
Romanticismo, superada en ese momento por el auge del capitalismo, es decir,<br />
el triunfo de la vida material sobre la espiritual.<br />
<strong>Madame</strong> <strong>Bovary</strong> es un vehículo para expresar ese disgusto. En la obra<br />
hay varios estúpidos. Charles, el primero. Ingenuo, con esa ingenuidad que no<br />
parte del conocimiento sino de la ignorancia y la falta de sensibilidad. Homais,<br />
que es un profesional de la imbecilidad, todo lo que hace y dice el farmaceuta<br />
es a favor de la tontería. Pero es una estupidez social aceptada, y claro<br />
reconocida.<br />
Estúpido es Lhereux, el comerciante. Las señoras Tuvache y Lefrançois,<br />
no menos chismosas y fieles. Y por supuesto, estúpida también es Emma,<br />
quien confundió la realidad con sus sueños y por eso le fueron cortadas,<br />
salvajemente, las alas. Estúpida era la realidad francesa de 1830 a 1880. La<br />
nación que había enseñado al mundo el lema de "Libertad, igualdad,<br />
fraternidad", también podía ser la más frívola y egoísta.<br />
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LENGUAJE Y ESTILO DE LA OBRA<br />
Excepto el principio de la obra que esta escrito en primera persona, por<br />
un alumno de una escuela que describe la llegada de un nuevo alumno a clase,<br />
el resto de la novela esta escrito en tercera persona.<br />
Es un narrador omnisciente porque sabe todo lo que ocurre y todos los<br />
pensamientos y sentimientos de sus personajes, y lo retrata desde fuera y lo<br />
hace en tercera persona. Esto es característico de la novela realista, el que<br />
haya un narrador que lo sabe todo y conoce lo que ocurre y lo narra de forma<br />
objetiva y realista aparentemente pero en realidad, debido a que él nos<br />
presenta solo realmente lo que quiere que veamos pues resulta algo subjetiva,<br />
porque solo nos dice lo que quiere decir para que el lector piense o que él<br />
desea que piense.<br />
<strong>Flaubert</strong> dominaba el arte de la paráfrasis e innumerables fragmentos<br />
de la novela resuenan por su efecto, tanto el inmediato como el diferido, en la<br />
imaginación del lector. Por diferentes calles –volvamos al pasaje en cuestión–,<br />
el carruaje reaparecía "más cerrado que un sepulcro y tambaleándose como un navío".<br />
Este fragmento culmina espléndidamente cuando el carruaje reaparece por<br />
última vez:<br />
el sol golpeaba contra los viejos faroles plateados, una mano desenguantada se deslizó debajo<br />
de las cortinillas de lino amarillo y arrojó pedacitos de papel que se dispersaron con el viento y<br />
fueron a caer más lejos, como blancas mariposas en un campo florido de encarnados tréboles.<br />
La imagen que insinúa este pasaje es tan poderosa que evoca en la<br />
mente del lector un óleo antes que una descripción verbal. Pero además de su<br />
poder plástico, en el fragmento resuena un erotismo que se evoca sin<br />
detallarse, que se expande por la imaginería del lector y no por una intromisión<br />
explícita del autor. Como acertadamente lo señala George Steiner en el<br />
capítulo cinco de Después de Babel, <strong>El</strong> desplazamiento hermenéutico: "Cada<br />
vez que releemos un pasaje importante de <strong>Madame</strong> <strong>Bovary</strong>, o de cualquier otra<br />
obra maestra, aprendemos a oír más y mejor, a reconocer nuestras<br />
posibilidades, la significación es un contenido que supera la paráfrasis."<br />
<strong>Flaubert</strong> no sólo era un maestro de la paráfrasis sino que, de hecho,<br />
investigaba con singular ímpetu la perfección descriptiva, se esforzaba por<br />
cincelar transcripciones por entero objetivas, casi científicas. Abundan los<br />
pasajes que son descritos como si se tratara de una cámara de cine que panea<br />
lentamente sobre la realidad revelando ciertos detalles mientras que oculta<br />
otros. La magnífica prosa de <strong>Flaubert</strong> nos envuelve de tal modo, que olvidamos<br />
por entero que es el propio autor quien nos está mostrando esa realidad al<br />
mismo tiempo que nos disimula otra. Los detalle descritos, las acciones<br />
realizadas, las conversaciones y los diálogos, la arquitectura, los bailes, la<br />
vestimenta y, en una palabra, el rico y complejo conjunto que constituye a la<br />
novela como un todo, le otorga una función significante y significativa a cada<br />
detalle. La trama está estructurada por sus detalles pero, simultáneamente,<br />
éstos la determinan.<br />
Al inicio de la novela, por ejemplo, la descripción de la gorra de Charles<br />
<strong>Bovary</strong> semeja la fiel trascripción de un dedicado etnógrafo, pero <strong>Flaubert</strong> no<br />
buscaba meramente un impacto visual, sino que dicha descripción es el<br />
trasfondo que resalta la naturaleza ingenua del personaje y de la insensibilidad<br />
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del rito de la novatada; muestra su carácter de primerizo en los usos y<br />
costumbres del nuevo ambiente escolar y puntualiza las despiadadas burlas de<br />
aquellos que serán sus compañeros. Como muchos biógrafos lo han señalado,<br />
este episodio es autobiográfico y describe un recuerdo infeliz del propio autor.<br />
Aquí el lenguaje cumple una función de evocación emocional que pretende<br />
hacer que lector experimente un poco de la infelicidad del episodio. Este pasaje<br />
también establece, desde el inicio, la oposición entre la sensibilidad personal y<br />
las extenuantes urgencias del medio social, asunto que devendría, justamente,<br />
en el drama fatal de Emma <strong>Bovary</strong>.<br />
<strong>El</strong> lenguaje, más allá del hecho evidente de ser un medio expresivo<br />
ingénito a la literatura, cumple un papel vertebrador en esta novela. <strong>Flaubert</strong><br />
trabajaba con las palabras como un afanado escultor, enmendaba, enriquecía y<br />
expandía incesantemente lo escrito. Volvía constantemente a sus escritos<br />
hasta asegurarse de haber logrado el efecto esperado. Sus frases no sólo<br />
pretendían comunicar una idea, sino que buscaban un efecto de agradable<br />
sonoridad; la lectura debería ofrecer un pensamiento y un corolario musical. Lo<br />
uno sin lo otro disminuiría el valor estético y la literatura perdería su identidad.<br />
<strong>El</strong> ritmo de la escritura trata de mantener una consonancia íntima con la<br />
dimensión afectiva de los personajes. Así, por ejemplo, cuando Emma pasa por<br />
una crisis depresiva se atrinchera en las evocaciones de sus experiencias en el<br />
colegio:<br />
“Hubiera deseado, como antes, confundirse con la enorme fila de blancos velos, que<br />
contrastaban por doquier con las rígidas togas negras de las pequeñas hermanas reclinadas en<br />
sus oratorios. […] En ese momento la sobrecogió un sentimiento de ternura, se sintió<br />
languidecer y enteramente abandonada, como una pluma de ave que gira en la tormenta”.<br />
De este pasaje emana indolencia y languidecimiento, la tonalidad de las<br />
frases, por su forma y contenido, insinúa dicho abandono. Podríamos ponderar,<br />
por contraste, otro pasaje que se inicia con viveza y agitación, pero termina con<br />
un tono de abatimiento:<br />
“La presencia de su persona turbaba la voluptuosidad de aquella meditación. Emma<br />
palpitaba al ruido de sus pasos; después, en su presencia la emoción decaía, y luego no le<br />
quedaba más que un inmenso estupor que terminaba en tristeza”.<br />
En este caso, el fragmento narra un momento en el que Emma se<br />
enfrasca en una profunda meditación sobre su situación, reconoce la intensa<br />
alteración que le causa la presencia de León, pero también consiente la<br />
desolación que causa su ausencia. <strong>El</strong> talento de <strong>Flaubert</strong> hace casi<br />
imperceptible el paso de una emoción a la otra y logra que éstas no sólo<br />
describan sino que exuden cargas emocionales.<br />
<strong>Flaubert</strong>, sin embargo, ejercita el lenguaje hasta límites inusuales<br />
logrando que sus propios personajes sean víctimas o beneficiarios de éste.<br />
Una persona plana o simple, por ejemplo, "carece de lenguaje" o su "habla es<br />
parca". Como ejemplo contrario, cuando Charles recuerda su primer encuentro<br />
con Emma, ella le es presentada como alguien "inteligente" y que "sabe<br />
hablar". En el capítulo ocho de la segunda parte, Rodolfo presta menos<br />
atención al físico de Emma mientras que evoca con pasión "las cosas que dijo<br />
y la forma de sus labios". León, el otro amante de Emma, reflexiona sobre el<br />
mensaje postrero en una tumba: "ambos estaban construyendo un ideal de sí<br />
mismos y adaptaron sus vidas a éste. Los actos del habla invariablemente<br />
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permiten acrecentar los sentimientos". <strong>El</strong> propio lenguaje, entonces, define y<br />
construye a cada personaje.<br />
Emma se pregunta cuál, por el significado en la vida real, de palabras<br />
tales como "pasión", "éxtasis" o "arrobamiento", las cuales poseían una<br />
sonoridad tan bella en los libros. Es, sin embargo, en el capítulo nueve de la<br />
segunda parte, donde aparece con entera claridad el poder creador del<br />
lenguaje:<br />
“<strong>El</strong>la recordaba a las heroínas de los libros que había leído y aquella lírica legión de<br />
adúlteras comenzaron a cantar en su memoria con voces fraternales que la encantaron. <strong>El</strong>la se<br />
estaba transformando en una manifestación de sus propios ensueños”.<br />
Sin duda el estilo que más predomina en <strong>Madame</strong> <strong>Bovary</strong> es el<br />
indirecto. <strong>El</strong> narrador se caracteriza por hacer largas y minuciosas<br />
descripciones de los ambientes en donde transcurren los hechos y de los<br />
sentimientos y acciones de los personajes, a los cuales los describe<br />
generalmente en bloque y directamente cuando quiere describirlos en forma<br />
física y en forma fragmentada e indirectamente cuando se describen sus<br />
pensamientos y forma de ser.<br />
<strong>El</strong> narrador ocupa bastante poco el estilo directo, es decir, los<br />
personajes no hablan con sus palabras. Cuando lo hace, siempre lo hace con<br />
alguna intención, como es por ejemplo, transmitir al lector una característica del<br />
personaje al dejarlo hablar. Este es el caso del farmacéutico, en donde el<br />
narrador ocupa estilo directo, para demostrar que este personaje habla mucho<br />
con el objetivo de que la gente lo considere un sabio y así convertirse<br />
importante.<br />
A pesar de lo dicho anteriormente también el narrador ocupa bastante el<br />
indirecto libre, en el que se mezclan estilo directo e indirecto. Esto ocurre<br />
generalmente cuando el narrador describe una acción y luego el personaje<br />
expresa algo muy importante, como es una emoción fuerte que éste vive en<br />
ese momento. Un ejemplo de esto se presenta cuando Emma y su amante se<br />
expresan su amor hacia el otro.<br />
En cuanto al tipo de palabras y estilo en su modo de expresar los<br />
acontecimientos el narrador posee muchas facetas. Su característica general<br />
es ser muy descriptivo y observador para darnos a conocer lo que acontece<br />
y también para mostrarnos las cualidades de algún personaje. Esto habla de<br />
una meticulosidad para examinar y analizar cualquier acción o cosa. Además<br />
de ello posee la exactitud, seriedad y minuciosidad para relatar ciertos<br />
acontecimientos en donde se requiere conocimientos específicos. Éste es el<br />
caso de la operación a Hyppolyte, en la que el narrador nombra y conoce<br />
perfectamente las partes del pie o cuando éste mismo relata los síntomas que<br />
se le producen a <strong>Madame</strong> <strong>Bovary</strong> por la ingestión de arsénico. Todo lo que<br />
sucede a la protagonista es lo mismo que acontecería si una persona hace lo<br />
mismo en la realidad. Esto demuestra, en conclusión, una objetividad absoluta<br />
por parte del narrador.<br />
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Existe también un tipo de lenguaje para cada estrato social en la<br />
novela. En el estilo indirecto, el narrador se expresa en forma formal pero no<br />
para sólo gente que tenga una cultura superior. Está escrito para la clase<br />
media, ya que se ocupan palabras normales y cotidianas, pero sin groserías ni<br />
frases vulgares. En donde hay cambios en el lenguaje es en el estilo directo.<br />
Existe grandes diferencias, en el vocabulario empleado por la gente del pueblo<br />
(Posadera, Justin, Félicité) al lenguaje de la burguesía, quien era más educada,<br />
por lo que tenía una mejor expresión oral. Para que decir de la gente que va al<br />
castillo, la que habla en forma muy elegante “Sería usted tan amable caballero”<br />
<strong>El</strong> narrador utiliza algunos, flash back, en donde generalmente los<br />
personajes recuerdan fugazmente etapas de su pasado. Esto ocurre con<br />
Emma cuando ella se ve en el convento o cuando se recordaba su vida en Los<br />
Bertaux. Hay también otros personajes como Chales quien recuerda, luego de<br />
que Emma muriese, momentos en la que compartía su existencia con ella. En<br />
conclusión, cabe decir que todos estos flash backs, son recuerdos de épocas<br />
felices de los personajes y que ahora lo recuerdan con el anhelo de volver a<br />
ella, ya que su existencia en el momento actual es desdichada.<br />
Hay además hechos de la novela en donde se viaja al futuro, lo que se<br />
llama un flash foward. Esto ocurre al principio de la novela. <strong>El</strong> narrador<br />
comienza relatanto la entrada de Charles al colegio, para luego volver al<br />
presente en la que empiezan a analizar la vida de los padres de Charles y la<br />
vida de éste desde que nace. También se presentan flash foward en la que los<br />
personajes sueñan algún anhelo determinado. Esto sucede cuando Charles<br />
comienza a pensar en el futuro de su hija.<br />
Las afinidades entre <strong>Flaubert</strong> y Cervantes a menudo han intrigado a los<br />
lectores de <strong>Madame</strong> <strong>Bovary</strong> y Don Quijote. Sus héroes son víctimas de la<br />
literatura y de la imaginación.<br />
Lo que consiguió <strong>Flaubert</strong> fue convertir al lenguaje en un objeto de sí<br />
mismo. En <strong>Madame</strong> <strong>Bovary</strong>, el lenguaje llama la atención sobre el propio<br />
lenguaje, constantemente el texto genera bucles de autorreferencia donde los<br />
significados traspasan los límites de la ficción para invadir la realidad, lo real se<br />
filtra en la ficción o, lo que resulta más conmovedor e inquietante, la ficción<br />
irrumpe en la imaginación de los personaje de ficción.<br />
A 150 años de su publicación, el libro de <strong>Flaubert</strong> continúa ofreciendo<br />
deleites para su lectura, depara sorpresas, enriquece la reflexión sobre nuestro<br />
propio tiempo respecto a las oposiciones entre individuo y sociedad y, sobre<br />
todo, confirma que la literatura es un espacio infinito.<br />
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