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El espacio vacío - Ediciones Península

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prólogo<br />

en la obra fundamental de Granville-Barker, sus Prefaces to<br />

Shakespeare, y que, una vez asumidas y practicadas, encontramos<br />

en <strong>El</strong> <strong>espacio</strong> <strong>vacío</strong>.<br />

Y no solo eso. Para el montaje de <strong>El</strong> sueño, Granville-<br />

Barker diseña el vestuario de las hadas inspirándose en grabados<br />

orientales, y simula el bosque con sedas ondulantes de<br />

color verde. Un año después de su estreno escribe que lo que<br />

la función necesitaba era, simplemente, una gran caja blanca<br />

y desnuda: será esa caja la que utilice Brook en su puesta del<br />

Sueño en 1970, en la RSC, con las hadas balanceándose en<br />

trapecios, por encima de las cabezas de los protagonistas, y<br />

haciendo aéreos malabares al estilo de los equilibristas chinos.<br />

Hay en Brook una cuarta influencia, más amplia, más<br />

subterránea, más esotérica: las enseñanzas espirituales del<br />

maestro místico y filósofo ruso George Gurdjieff (1872-1949),<br />

que en —justamente— La Cuarta Vía propugnó la armonía<br />

de la mente, el cuerpo y los sentidos. Brook conoció y siguió<br />

sus postulados, cuyo resumen nos llevaría muy lejos, a través<br />

de su principal discípula, Jeanne de Salzmann: de ella y de la<br />

impronta de Gurdjieff en su vida habla más ampliamente en<br />

sus fascinantes memorias, Hilos de tiempo.<br />

La impronta de Artaud, en cierto modo emparentable a<br />

la de Gurdjieff, brota durante su brillantísima estancia en la<br />

Royal Shakespeare, donde Brook monta, en 1962 e invitado<br />

por Peter Hall, el mejor Lear de su generación. Dos años<br />

más tarde, en compañía del joven crítico y director Charles<br />

Marowitz, crea con un reducido equipo actoral un teatrolaboratorio<br />

que bautizan como «Teatro de la Crueldad» en<br />

homenaje a Artaud. No se trataba, aclaró en su texto de presentación,<br />

de mostrar escenas sádicas o dolorosas en un sentido<br />

literal, sino «crueles» según la adjetivación que el ardiente<br />

escritor francés aplicaba a su rechazo feroz y extremo<br />

de las formas convencionales.<br />

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