Cortinas de Aire… - Soler & Palau

Editorial
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Pasado el verano, tomamos ya la recta final para abordar el cumplimiento de los objetivos y retos del ejercicio.
Cada año, por esta época, nos encontramos en circunstancias parecidas pero por distintos motivos, ya que los objetivos van variando de un año a
otro, ya sea por nuevos desarrollos, por nuevas líneas de producto, o por la penetración en nuevos mercados. En cualquier caso, abordamos el último
tramo del año con verdadera fuerza y vigor.
Precisamente, el alma de esta fuerza y vigor es nuestro equipo humano. Sin él no podríamos conseguir nuestros retos y objetivos. Gracias al entusiasmo
y compromiso de nuestra gente, conseguimos el camino del liderazgo mundial en ventilación.
Pero no todo es entusiasmo, fuerza y vigor. El verdadero compromiso se fundamenta también sobre la base de la honestidad y la lealtad. Eso sí que
constituye un verdadero compromiso personal.
Principios tales como igualdad de oportunidades para todos los trabajadores, confidencialidad de la información y transparencia en la gestión son elementos
que constituyen la aplicación práctica de algunos de nuestros valores: Honestidad, Responsabilidad y Confianza, que conforman también nuestro
quehacer cotidiano y nos permiten llegar a nuestros clientes con un valor añadido fundamental para marcar la diferencia.
En justa correspondencia, debemos aportar los medios y elementos suficientes para poder trabajar en un marco propicio que nos facilite un nivel de
relación y capacitación personal y profesional también suficientes. Así pues, proyectos de innovación tecnológica o programas de desarrollo de habilidades
directivas son ejemplos de herramientas, unas para facilitar la gestión y otras para desarrollar su capacidad, que en el medio plazo nos van a
permitir abordar, con más agilidad y conocimiento, nuestra tarea.
Si no vamos acompasando la cobertura de las necesidades de infraestructura y las necesidades de desarrollo humano, difícilmente podremos mantener
el nivel que tenemos y que pretendemos seguir desarrollando, tanto en fuerza y vigor, como en ética y responsabilidad.
En resumen, el comportamiento ético y responsable en nuestras acciones frente a nuestro entorno (proveedores, competidores, clientes,…) constituye
una de las bases de nuestra forma de trabajar. Guiados por este código de conducta, hacemos que se convierta en un valor añadido más para nuestros
clientes.
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