Ernest Hemingway habla sobre sí mismo como escritor - Conafe
Ernest Hemingway habla sobre sí mismo como escritor - Conafe
Ernest Hemingway habla sobre sí mismo como escritor - Conafe
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
GP: ¿Podría usted decir algo <strong>sobre</strong> ese proceso? ¿Cuándo trabaja usted? ¿Tiene un horario fijo?<br />
EH: Cuando estoy escribiendo un libro o un cuento trabajo todas las mañanas, empezando tan<br />
pronto <strong>como</strong> sea posible después de la salida del sol. No hay nadie que me moleste y hace fresco<br />
o frío y uno entra en calor a medida que escribe. Se lee lo que se lleva escrito y, <strong>como</strong> uno<br />
siempre se detiene cuando sabe lo que va suceder a continuación, sigue escribiendo a partir de<br />
ahí. Se escribe hasta que se llega a un lugar donde a uno todavía le queda jugo y donde se sabe<br />
lo que va a suceder a continuación, y entonces uno se detiene y trata de seguir viviendo hasta el<br />
día siguiente, cuando se vuelve a poner manos a la obra. Se ha comenzado, digamos, a las seis<br />
de la mañana y se puede continuar hasta el mediodía o tal vez antes. Cuando uno se detiene está<br />
tan vacío, y al <strong>mismo</strong> tiempo nunca vacío sino llenándose. Nada puede afectarlo a uno, nada<br />
puede suceder, nada significa nada hasta el día siguiente, cuando volvemos a hacerlo. Lo difícil de<br />
<strong>sobre</strong>llevar es la espera hasta el día siguiente.<br />
GP: ¿Puede usted apartar de su mente cualquier proyecto en el que esté trabajando cuando está<br />
alejado de la máquina de escribir?<br />
EH: Por supuesto. Pero hace falta disciplina para hacerlo y esa disciplina se adquiere. Tiene que<br />
ser adquirida.<br />
GP: ¿Revisa usted su texto cuando relee lo que hizo el día anterior o lo hace más tarde, cuando<br />
ha terminado?<br />
EH: Siempre reviso cada día hasta el punto en que me detuve. Cuando todo está terminado,<br />
naturalmente, uno vuelve a revisar. Hay otra oportunidad de corregir y reescribir cuando otra<br />
persona mecanografía el texto y uno puede verlo en limpio. La última oportunidad la dan las<br />
pruebas de imprenta. Uno agradece esas diferentes oportunidades.<br />
GP: ¿Reescribe usted mucho?<br />
EH: Depende. Reescribí el final de Adiós a las armas, la última página, treinta y nueve veces antes<br />
de sentirme satisfecho.<br />
GP: ¿Había algún problema técnico en ese caso? ¿Cuál era la causa de la dificultad?<br />
EH: Organizar bien las palabras.<br />
GP: ¿Es la relectura lo que vuelve a activar…?<br />
EH: La relectura lo sitúa a uno en el punto en que el texto ‘tiene’ que seguir adelante, porque le da<br />
a uno la certeza de que se ha hecho lo mejor que se ha podido hasta ahí. Siempre queda jugo en<br />
alguna parte.<br />
GP: Pero, ¿no hay ocasiones en que la inspiración falta por completo?<br />
EH: Naturalmente. Pero si uno se detuvo cuando sabía lo que iba a suceder a continuación, es<br />
posible poder seguir adelante. Mientras se pueda empezar, no hay problema. El jugo vendrá.<br />
GP: ¿Y en cuanto a la seguridad económica? ¿Puede ser perjudicial para el buen trabajo literario?<br />
EH: Si la seguridad económica llega pronto y uno ama a la vida tanto <strong>como</strong> a su trabajo, hace falta