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Edición y selección de textos: Cristóbal Emilfork, S.J.<br />
Diseño y supervisión de imprenta: Pablo Fernández, S.J.<br />
Fotografías: Gabriel M. Ortega<br />
Colaboradores: Gustavo Macaya, S.J. ; José Arteaga, S.J.<br />
Gestión: Revista Mensaje<br />
Impresión: GraficAndes<br />
Número de Copias: 7.000<br />
Año 2011
índice<br />
Página<br />
Prólogo 9<br />
Atento el oído…<br />
Eucaristía con <strong>Jesuitas</strong> 13<br />
Tumba de San Alberto Hurtado<br />
La dimensión ignaciana del servicio: alegría y entrega total 14<br />
Celebrar el fracaso 16<br />
Encuentro con Obras Sociales 21<br />
Infocap, la Universidad del Trabajador<br />
Las prioridades de todos: colaborando en la misión 22<br />
Las fronteras de la pobreza y la evangelización 26<br />
Encuentro con jesuitas<br />
Auditorio colegio San Ignacio -Alonso de Ovalle -<br />
31<br />
El discernimiento 32<br />
El peligro de las distracciones 34<br />
Hacia las fronteras 36<br />
Nuestra misión 38
Encuentro con la Red Juvenil Ignaciana 45<br />
Gimnasio colegio San Ignacio - Alonso de Ovalle -<br />
Nosotros somos la Iglesia 46<br />
Nuestra misión: El servicio 48<br />
En tiempos de dificultad… 52<br />
La vocación 54<br />
La evangelización de hoy 58<br />
Eucaristía con colaboradores ignacianos 63<br />
Templo San Ignacio<br />
Vivir es decidir 64<br />
la centralidad de jesucristo 66<br />
La espiritualidad de la cruz 68<br />
Encuentro con jesuitas en formación<br />
Teologado interprovincial San José<br />
71<br />
El lenguaje de la cultura moderna 72<br />
Inculturación y universalidad 74<br />
Los estudios y la inserción 76<br />
La visión sobre el sacerdocio 78<br />
Biografía Adolfo Nicolás, S.J. 80<br />
Página
Prólogo<br />
Atento el oído…<br />
n su visita a Chile, el Padre Adolfo Nicolás nos recordó que hay que darlo<br />
todo; que aquí no valen las medias tintas, que para servir hay que entregarse sin<br />
miedos, con esperanza y cargados de humor. Nos invitó a una “fiesta de amor” a<br />
la cual los pobres, los ex<strong>cl</strong>uidos, los que sufren el dolor, el hambre y la violencia<br />
de la guerra son los invitados de honor. También nos llamó a ofrecer nuestra vida<br />
en el servicio, a hacer de nuestra vocación de cristianos una verdadera entrega<br />
hacia los demás.<br />
Entre el 10 y el 12 de noviembre del año pasado, jesuitas, colaboradores ignacianos<br />
y todos aquéllos que se sienten vinculados a la espiritualidad de san Ignacio, nos<br />
sentimos fuertemente sacudidos. El Superior General de la Compañía de Jesús<br />
visitaba nuestro país y en los sucesivos encuentros que sostuvo nos dejó en <strong>cl</strong>aro<br />
que todos, sin distinción, trabajamos juntos para la misión de Cristo.<br />
Su visita fue breve, pero intensa. Recorrió el Hogar de Cristo, el Santuario<br />
del Padre Hurtado, INFOCAP, Un Techo para Chile, y sostuvo encuentros y<br />
eucaristías con jesuitas, la Red Apostólica Ignaciana, representantes de nuestras<br />
obras sociales o vinculadas con nosotros, la Red Juvenil Ignaciana, la comunidad<br />
del colegio San Ignacio, y con los monseñores Francisco Javier Errázuriz y<br />
Alejandro Goic, entonces arzobispo de Santiago y presidente de la Conferencia<br />
Episcopal, respectivamente. Su mensaje fue estremecedoramente directo para<br />
quienes nos sentimos animados a seguir el camino de Cristo: hay que morir para<br />
vivir, es necesario morir para dar vida.<br />
Porque nuestra espiritualidad no puede evadir la cruz. Cargar con ella es<br />
escuchar la tenue música de los pobres, un sonido suave e imperceptible para<br />
este mundo de estímulos y ajetreos. Para nosotros, cargar la cruz es acompañar<br />
a los pobres que hoy luchan por un sueldo digno, al pueblo mapuche que sigue<br />
esperando un justo reconocimiento, al abusado que carga miedos inmerecidos<br />
[9]
y espera una palabra pidiendo perdón y justicia. Cargar con la cruz es caminar<br />
con el migrante en su peregrinaje de injusticias, y padecer con el preso en la<br />
indignidad de su celda. Cargar con la cruz también implica vivir y hacerse cargo<br />
de los propios dolores y límites, no hacerles el quite. Es “fracasar” por el Reino,<br />
pero un fracaso que se transforma en vida para otros.<br />
Este libro recoge fragmentos de las reflexiones que el Padre Adolfo Nicolás<br />
nos regaló mientras visitó nuestro país. Meditaciones que nos pueden ayudar<br />
a la oración, a discernir los caminos por los que emprender nuevos rumbos,<br />
o confirmar los ya tomados… siempre en libertad y siempre mirando un solo<br />
horizonte: el del Evangelio.<br />
Confío en que sus palabras vuelvan a interpelarnos y animarnos en el seguimiento<br />
de Cristo. Ellas pueden ser buena noticia para nosotros y para muchos que,<br />
como el Padre Hurtado, nos preguntamos ante los acontecimientos que viven<br />
el país, la Iglesia, nuestras propias familias, nuestras comunidades ¿Qué haría<br />
Cristo si estuviera en mi lugar? ¿Qué quiere el Señor de mí? ¿Cómo dar la<br />
vida? ¿Qué cruz he de cargar? ¿En quién ponemos nuestra confianza y nuestra<br />
esperanza? Estoy seguro que las palabras del Padre Nicolás nos pueden iluminar<br />
en la búsqueda de esas respuestas.<br />
Eugenio Valenzuela L., S.J.<br />
Provincial<br />
¿Escuchas?<br />
Porque la música de los pobres es suave,<br />
a veces imperceptible; pero está ahí…<br />
latiendo…llamando<br />
<strong>cl</strong>amando en su mudo grito…
Tumba de<br />
San Alberto Hurtado
[14] Eucaristía con <strong>Jesuitas</strong><br />
La dimensión ignaciana<br />
del servicio:<br />
alegría y entrega total<br />
enir al Santuario del Padre Hurtado es<br />
entrar en el Evangelio de Jesús, en su misión,<br />
en su entrega a los pobres, en su dedicación<br />
a los que parece que en la sociedad<br />
no han encontrado espacio. Alberto Hurtado<br />
y todos nosotros hemos sido ungidos<br />
para servir a los pobres. Los marginados,<br />
separados, ex<strong>cl</strong>uidos…los nuevos pobres<br />
de nuestro mundo.<br />
“O lo damos todo,<br />
o no servimos.”<br />
En la sociedad no hay sitio para muchos.<br />
Los pobres estarán siempre con ustedes, es<br />
una profecía que desgraciadamente se va<br />
realizando generación tras generación (…)<br />
Hubo un tiempo en que eran los miserables,<br />
luego fueron los proletarios, ahora son<br />
los ex<strong>cl</strong>uidos. Pero Dios siempre unge a un<br />
grupo de gente que continúa su labor.<br />
Un libre pensador español, de<strong>cl</strong>aró que, si<br />
bien se consideraba agnóstico, en cualquier<br />
parte del mundo a la que iba, donde había<br />
sufrimiento, allí había una monja o un sacerdote.<br />
Piensen lo que piensen, sean del<br />
país que sean -decía-, donde hay sufrimiento,<br />
donde hay segregación, donde la humanidad<br />
llega a extremos, allí está la Iglesia.<br />
Por lo tanto, cada uno que crea lo que quiera,<br />
pero no se puede negar que la Iglesia<br />
está presente entre los pobres.<br />
Esta unción, que vivió el Padre Hurtado<br />
tan profundamente, no es exterior, no es<br />
un rito. Es la transformación de la persona<br />
por el Espíritu de Dios, que nos mueve<br />
interiormente y nos lleva por el camino de<br />
Jesús. El signo de que eso es verdad es el<br />
entusiasmo, la alegría y la naturalidad con<br />
que se hace el servicio. Esto es natural, lo<br />
hacemos porque es lo que haría Cristo.
“Démoslo todo imaginativamente; de una manera<br />
creativa, alegre, y con humor, pues la santidad tiene<br />
mucho de humor.”<br />
Alberto Hurtado y jesuitas de este tipo nos<br />
han mostrado que esta llamada sigue siendo<br />
actual, y que seguir a Cristo con humor,<br />
con paz y alegría es el mejor testimonio,<br />
in<strong>cl</strong>uso para la promoción de vocaciones.<br />
Cuando me preguntan ¿cómo pensé entrar<br />
a la Compañía? Ciertamente fue por haber<br />
visto a jesuitas dedicados, sirviendo con<br />
humor, alegría y amistad. Eso tiene una<br />
fuerza enorme.<br />
El padre Arrupe solía decir que un candidato<br />
a entrar a la Compañía de Jesús que<br />
no tuviese humor, había que dudar si era<br />
para la Compañía. Y no sólo Arrupe, sino<br />
que los sufis musulmanes, los místicos, dicen<br />
que una persona sin humor hace dudar<br />
si tiene alma. El humor es el otro lado de la<br />
esperanza, por lo tanto, una persona que no<br />
puede superar el propio yo, no puede tener<br />
humor. El humor empieza riéndose de uno<br />
mismo… por eso hay tanto para reír. La dimensión<br />
ignaciana de nuestro servicio consiste<br />
en dar vida y dar la vida. Hay un poe-<br />
ma del gran maestro sufi, Rumi, breve, pero<br />
muy desafiante: “Esta fiesta es una fiesta de<br />
amor; el que no esté dispuesto a darlo todo<br />
que se vaya y se busque otra fiesta, porque<br />
aquí hay que darlo todo”. Esto es una fiesta,<br />
por lo tanto hay alegría. Pero es una fiesta<br />
de amor. Solamente con mucho amor se<br />
puede servir durante mucho tiempo a los<br />
pobres y a los que nadie ayuda.<br />
O lo damos todo, o no servimos. No a medias<br />
aguas. Este Santuario nos hace pensar<br />
en uno de los nuestros que lo dio todo y sirvió.<br />
Porque lo dio todo muchísimos siguen<br />
beneficiándose, en una cadena de amor que<br />
provocó la entrega sin condiciones. Una entrega<br />
generosa, abierta, alegre, pero también<br />
llena de compasión, que es el fuego que nos<br />
mantiene el humor y la esperanza en el servicio.<br />
Démoslo todo imaginativamente; de<br />
una manera creativa, alegre, y con humor,<br />
pues la santidad tiene mucho de humor.<br />
[15]
Qué fácilmente celebramos el éxito, y qué<br />
raramente celebramos el fracaso por el Reino<br />
de Dios! Hay fracasos que vienen por<br />
pereza, pero hay otros que vienen por servir<br />
a los pobres. Los pobres seguirán siempre<br />
con nosotros, porque los problemas no se<br />
solucionarán. Por mucho que el país progrese,<br />
los pobres seguirán entre nosotros.<br />
Lo vemos con nuevas pobrezas, nuevas<br />
enfermedades, nuevos aislamientos, nuevas<br />
segregaciones, que aparecen en nuestro<br />
mundo todo el tiempo.<br />
[16] Eucaristía con <strong>Jesuitas</strong><br />
Celebrar el fracaso<br />
Los que trabajan con los pobres participan<br />
de la cruz de Cristo mucho más, porque<br />
fracasan. Sin embargo, eso no lo celebramos.<br />
El servicio desinteresado, constante,<br />
lo celebramos rara vez. Creo que el Evangelio,<br />
sobre todo en una vocación como la<br />
nuestra, tiene que saber celebrar la cruz. La<br />
cruz es el fracaso por el Reino de Dios. Es<br />
un fracaso que trae vida, que lleva a la Resurrección,<br />
pero que pasa por la cruz.<br />
“Creo que el Evangelio, sobre todo en una vocación<br />
como la nuestra, tiene que saber celebrar la cruz.<br />
La cruz es el fracaso por el Reino de Dios. Es un<br />
fracaso que trae vida, que lleva a la Resurrección,<br />
pero que pasa por la cruz.”
Infocap,<br />
La Universidad del<br />
Trabajador
Las prioridades de todos:<br />
colaborando en la misión<br />
os retos que tenemos los jesuitas son exactamente<br />
los mismos que tienen ustedes, dedicados<br />
a trabajar por la justicia social. Los<br />
grandes desafíos de la religión han sido siempre<br />
el hambre, la pobreza, la guerra, la violencia,<br />
la falta de sentido, la falta de alegría, la<br />
falta de solidaridad, el sufrimiento… la principal<br />
preocupación de las grandes religiones<br />
ha sido siempre cómo disminuir el sufrimiento<br />
de la humanidad. Cómo ayudarla a vivir<br />
más humanamente; cómo acompañarla en la<br />
búsqueda de una sociedad mejor.<br />
“¿Qué podemos hacer,<br />
cómo podemos contribuir<br />
a que las cosas vayan un<br />
poco mejor?”<br />
¿Cómo entramos en esos retos? Ahí, evidentemente,<br />
hay una diferencia entre laicos<br />
y jesuitas, profesionales y no profesionales,<br />
etc. La propia vocación determina la mane-<br />
[22] Encuentro con obras sociales<br />
ra como hacemos el discernimiento para entrar<br />
y contribuir desde nuestra llamada. Entramos<br />
desde distintos puntos, pero todos<br />
colaboramos y trabajamos para encontrar<br />
una respuesta a los mismos desafíos.<br />
Tenemos que discernir, ¿qué podemos hacer,<br />
cómo podemos contribuir a que las cosas<br />
vayan un poco mejor? ¿Dónde y en qué<br />
servicios podemos servir más y mejor a la<br />
Iglesia? Hoy tenemos las mismas preguntas<br />
que tenía San Ignacio en su tiempo. Dónde<br />
servir mejor al Reino de Dios, a la humanidad<br />
que está en búsqueda, que sufre,<br />
que está en camino con esperanza hacia una<br />
sociedad mejor. Las prioridades de la Compañía<br />
son un esfuerzo por responder, dentro<br />
de las necesidades que hay en el mundo, a<br />
estos desafíos. Geográficamente la prioridad<br />
va por África y China. África es el continente<br />
olvidado, dejado al margen. Los países europeos<br />
han empobrecido a África, y muchos<br />
continúan haciéndolo. Hoy políticamente<br />
no son colonias, pero sí económicamente.
“Dios nos está llamando muy <strong>cl</strong>aramente a la<br />
colaboración. La misión es la misión de Cristo, no la<br />
misión de la Compañía de Jesús. Somos conscientes<br />
de que la misión es demasiado grande para que quede<br />
en manos de un grupo”.<br />
La economía africana es una ínfima parte<br />
de la economía mundial. Si África se hunde,<br />
la economía mundial prácticamente no<br />
se afecta. Tenemos una deuda con África, el<br />
que sean tan pobres después de tantos siglos<br />
nos tendría que preocupar a todos. Por otra<br />
parte, la prioridad por China es obvia, pues<br />
el gigante está resurgiendo, y su capacidad<br />
por influenciar el mundo es enorme.<br />
La Compañía de Jesús también tiene una<br />
prioridad apostólica que nos viene por mandato<br />
del Papa: las “Casas Romanas”, es decir,<br />
la Universidad Gregoriana, el Pontificio<br />
Instituto Bíblico y el Instituto Oriental. ¿Qué<br />
relación tiene esto con la prioridad de los<br />
pobres? La mayoría de los estudiantes ahora<br />
provienen del Tercer Mundo. Es un servicio<br />
a iglesias pobres.<br />
Al mismo tiempo, estas universidades están<br />
en un proceso de reforma, en términos de<br />
prestar servicios a instituciones que trabajan<br />
con los pobres.<br />
La Compañía de Jesús se siente llamada,<br />
en este momento, a dar profundidad a todo<br />
lo que hace. Estamos en un mundo en el<br />
que, pese a todas las técnicas que tenemos,<br />
el peligro de la superficialidad es extraordinario.<br />
Se habla de la globalización de la superficialidad.<br />
Hoy, para cualquier estudiante<br />
la tentación es cortar y pegar, porque toda<br />
la información la tenemos en Google. Así,<br />
tenemos una prioridad en el apostolado intelectual<br />
precisamente para dar esa profundidad.<br />
Creemos que la Compañía de Jesús<br />
tiene una tradición intelectual de formación,<br />
de estudios, y eso es muy importante hoy<br />
para la Iglesia y para la sociedad.<br />
La quinta prioridad son las personas desplazadas,<br />
los refugiados, los migrantes. La humanidad<br />
no se resigna simplemente a morir,<br />
entonces los más audaces salen, buscando la<br />
posibilidad de vivir, de crecer, de tener nuevas<br />
oportunidades y también de sostener a<br />
sus familias. He visto filipinos en Japón y<br />
latinoamericanos que viven como ratas, en<br />
[23]
[24]<br />
“Dios amó tanto a la humanidad que dio a su hijo<br />
por toda ella; no sólo por un pequeño grupo”.<br />
sitios pequeñísimos, sin nada, para pagar<br />
poco y enviar todo el resto de dinero a sus<br />
familias. Es un sistema que contribuye a los<br />
países que envían migrantes, pero que no<br />
contribuye a la humanización de nuestro<br />
mundo. El número de desplazados, migrantes,<br />
refugiados, sigue creciendo y es una realidad<br />
que no va a cambiar.<br />
Hay una sexta prioridad que se está desarrollando<br />
tácitamente: los jóvenes. Los jóvenes<br />
son los que nos dan una esperanza para el<br />
futuro. Nos dan esperanza no sólo para encontrar<br />
vocaciones para la Compañía de Jesús,<br />
sino que también para formar una mejor<br />
sociedad futura.<br />
Vivimos en un mundo intercultural, interreligioso,<br />
donde lo que importa es la hu-<br />
Encuentro con obras sociales<br />
manidad. Dios amó tanto a la humanidad<br />
que dio a su hijo por toda ella; no sólo por<br />
un pequeño grupo. En este contexto, los<br />
cristianos tenemos que ser genuinos, auténticos.<br />
Y ser auténticos es ser generosos y<br />
aceptar que Dios trabaja de muchas maneras<br />
en todos. Dios nos está llamando muy<br />
<strong>cl</strong>aramente a la colaboración. La Misión<br />
es la misión de Cristo, no la misión de la<br />
Compañía de Jesús. Somos conscientes de<br />
que la misión es demasiado grande para<br />
que quede en manos de un grupo. Es una<br />
misión para todos.
Las fronteras de la pobreza<br />
y la evangelización<br />
Dónde Dios nos ha ido llamando estos<br />
últimos tiempos? ¿Cuáles han sido los<br />
temas emergentes? Nosotros le llamamos<br />
fronteras. Y es evidente que éstas cambian<br />
según los continentes.<br />
Una frontera que hemos tenido desde siempre<br />
en la Compañía de Jesús es la evangelización;<br />
la que toma un color distinto según<br />
el continente. En Latinoamérica esa evangelización<br />
se da en un mundo donde todavía<br />
hay injusticia, diferencias, desigualdades que<br />
son ya masivas.<br />
Trazando este mapa de retos buscamos la<br />
mayor necesidad, la mayor emergencia, más<br />
universalidad. Ir a donde otros no pueden ir.<br />
Ir a esas fronteras, que son conjuntos de desafíos<br />
donde todos vemos que hay problemas,<br />
pero donde no sabemos qué se puede hacer.<br />
Ahí debemos ir; a estudiar el problema, ver<br />
qué se puede hacer, y buscar alternativas.<br />
[26] Encuentro con obras sociales<br />
En todos nuestros desafíos estamos llamados<br />
a un servicio profético, que no consiste solamente<br />
en hablar. El profeta primero revela lo<br />
que está oculto, lo que los gobiernos quieren<br />
ocultar. Pero no basta con mostrar la realidad;<br />
el profeta tiene que prometer, ofrecer<br />
alternativas. Esta es una preocupación para<br />
todos aquéllos que tratan de servir. Es parte<br />
del servicio profético. El profeta que no ofrece<br />
alternativas es un profeta de mal agüero.<br />
La tercera misión del profeta es dar energía<br />
y esperanza. Por eso es mejor que consideren<br />
siempre un elemento de celebración, de esperanza,<br />
de alegría… porque Dios está con<br />
nosotros, a pesar de todo.<br />
Somos un grupo en la Iglesia y en la humanidad<br />
que está buscando más justicia, más<br />
humanidad, más amistad, más amor, más<br />
capacidad de vivir juntos de una manera<br />
creativa. Por eso tenemos que estar cerca<br />
de los pobres. Para ser sensibles a sus pro-
“Somos un grupo en la Iglesia y en la humanidad que<br />
está buscando más justicia, más humanidad, más<br />
amistad, más amor, más capacidad de vivir juntos de<br />
una manera creativa”.<br />
blemas, para oír su canción y su música. La<br />
música solamente se oye si vivimos cerca,<br />
porque es una música suave, no ruidosa.<br />
Vivir con los pobres; los que puedan, como<br />
ellos. Digo los que puedan porque supone<br />
aceptar una serie de privaciones a las<br />
que nosotros no estamos acostumbrados.<br />
Cuanto más cerca estemos de los pobres<br />
más nos enriquecen espiritualmente.<br />
Al mismo tiempo, tenemos que poner a su<br />
servicio lo que tenemos. Si tenemos fe, la fe.<br />
Si tenemos inteligencia, la inteligencia. Si es<br />
el estudio, el estudio. Si son universidades,<br />
las universidades. Tenemos que hacer mejores<br />
redes intersectoriales, que haya transversalidad;<br />
que la universidad tome sus temas<br />
de investigación del centro social, de colegios,<br />
temas de educación o de fe, que los investigue<br />
y luego se los devuelva. Eso da luces,<br />
da más posibilidades de servir mejor.<br />
[27]
“Tenemos que estar cerca de los pobres. Para ser<br />
sensibles a sus problemas, para oír su canción y su<br />
música. La música solamente se oye si vivimos cerca,<br />
porque es una música suave, no ruidosa”.<br />
[28] Encuentro con obras sociales
Auditorio colegio<br />
San Ignacio - Alonso de Ovalle -
ecimos que el discernimiento es uno de<br />
los puntos peculiares del carisma ignaciano<br />
y, ciertamente, se lo ha estudiado mucho<br />
recientemente. Mi pregunta es ¿realmente<br />
discernimos o no discernimos?<br />
Mis dudas recaen sobre las condiciones básicas<br />
para que haya discernimiento. ¿Hay<br />
libertad interior suficiente? ¿Hay desprendimiento?<br />
¿Hay agilidad para dejar pasar todo<br />
lo que no sea voluntad de Dios y emprender<br />
algo nuevo, porque es la voluntad de Dios?<br />
El testimonio evangélico de la Compañía<br />
no es trabajar mucho. El trabajar mucho es<br />
parte de la vida moderna, y cada uno trabaja<br />
lo que puede, pero hay que buscar un<br />
equilibrio entre el trabajo, la vida espiritual,<br />
las relaciones humanas, la comunidad… de<br />
manera que la persona tenga tiempo para<br />
recibir a los demás. Eso es un testimonio.<br />
[32] Encuentro con jesuitas<br />
El discernimiento<br />
Tenemos que encontrar el equilibrio, porque<br />
es allí donde Dios nos encuentra: en<br />
la realidad, con nuestros talentos limitados,<br />
con nuestra fuerza efectiva, con nuestros límites<br />
espirituales y humanos. Allí hay que<br />
trabajar con alegría y con total dedicación.<br />
Eso sí, darlo todo. Pero darlo todo donde<br />
estamos, donde Dios quiere que lo demos<br />
todo.<br />
“Hay que buscar un<br />
equilibrio entre el trabajo,<br />
la vida espiritual,<br />
las relaciones humanas,<br />
la comunidad… de manera<br />
que la persona tenga tiempo<br />
para recibir a los demás.”
“El discernimiento es imposible si no está totalmente<br />
abierto, si no somos libres para discernir, si no estamos<br />
liberados de nuestros apegos... por eso san Ignacio<br />
quería un desapego total para poder discernir.”<br />
A la hora del discernimiento, la única razón<br />
que cuenta es si algo es para el bien de<br />
las almas, del prójimo, de la Iglesia. Si Dios<br />
quiere que nos movamos, nos movemos.<br />
Si queremos que nuestra Compañía siga<br />
siendo joven y dinámica -llevamos 470<br />
años de vida- tenemos que seguir creando,<br />
abriendo nuevas iniciativas.<br />
Ahora tenemos mucha más conciencia de<br />
nuestra misión universal. He visto en Paraguay<br />
la importancia de esa misión universal:<br />
las reducciones habrían sido imposibles si no<br />
hubiéramos sido universales; porque en ellas<br />
había un sacerdote y un hermano, pero si<br />
necesitaban pintura traían un hermano pintor<br />
de Italia, si necesitaban música traían un<br />
hermano o sacerdote que sabía música de<br />
Alemania; si necesitaban decorar las iglesias<br />
traían un orfebre jesuita de Holanda. Esa capacidad<br />
de moverse a través del mundo hace<br />
que podamos prestar un servicio con una<br />
calidad que de otra manera no tendríamos.<br />
Y en un momento así, necesitamos mucha<br />
más capacidad de discernimiento.<br />
El discernimiento no es fácil, tiene sus condiciones,<br />
sobre todo el discernimiento universal.<br />
Necesitamos tener fronteras más transparentes<br />
y contar con mucha más información.<br />
Es imposible si nuestro discernimiento no<br />
está totalmente abierto, si no somos libres<br />
para discernir, si no estamos liberados de<br />
nuestros apegos históricos u otros. Por eso<br />
san Ignacio quería un desapego total.<br />
[33]
[34] Encuentro con jesuitas<br />
El peligro<br />
de las distracciones<br />
uestro peligro son las distracciones. Veo<br />
con sorpresa y gusto la gran preocupación<br />
que tiene, por ejemplo, san Juan de la<br />
Cruz, con quitar distracciones. ¿Por qué?<br />
Porque la distracción es la gran tentación.<br />
Y no me refiero a distracciones en la oración:<br />
esas son secundarias, son pequeñas.<br />
Estamos distraídos en la oración porque<br />
estamos distraídos en la vida. Son las distracciones<br />
de nuestra vida las que ponen<br />
impedimentos.<br />
“Estamos distraídos en la<br />
oración porque estamos<br />
distraídos en la vida”.<br />
Considero que hay distracción cada vez<br />
que algo secundario -sea ideológico, como<br />
teorías o ideas, sea algo personal, como la<br />
posición, honor, reconocimiento, o algo relacional-,<br />
ocupa tanto nuestra mente que se<br />
hace primario. Y tenemos muchas distrac-<br />
ciones. Pueden ser cosas, como Internet, o<br />
pueden ser personas o relaciones, o pueden<br />
ser situaciones concretas como dolores. Estamos<br />
distraídos cada vez que lo secundario<br />
se hace primario.<br />
Estas distracciones influyen en la oración;<br />
pero estas distracciones -contra las cuales<br />
hemos luchado tanto- son de menor valor<br />
que las distracciones en nuestra vida. Ésas<br />
son las que nos preocupan más. En qué<br />
empleamos nuestra energía espiritual, qué<br />
es lo que dificulta nuestro discernimiento:<br />
éstas son las distracciones importantes. Yo<br />
creo que aquí hay un factor importante de<br />
revisión: porque desde san Ignacio hasta<br />
Arrupe hay una constante de entrega total.<br />
Como san Ignacio, como san Francisco Javier,<br />
como nuestros grandes santos, como<br />
Alberto Hurtado. Total dedicación, concentración;<br />
no hay distracciones. Esto es lo que<br />
preocupa, esto es lo que importa, esto es lo<br />
que Dios quiere… entonces allá vamos.
“El mundo moderno es un mundo de muchísimas<br />
distracciones, porque de eso vive. Nos distraen con la<br />
moda para que compremos, nos distraen con ideologías<br />
para que votemos, nos distraen con imágenes.<br />
No podemos permitir que nos distraigan tanto”.<br />
Hace poco recibí un power point y la idea<br />
central que se repite en todos los fotogramas<br />
es que hay un mundo de belleza y de<br />
verdad enorme que Dios nos ha dado. El<br />
estribillo decía “no estás deprimido, estás<br />
distraído”, porque no ves ese mundo y ves<br />
solamente tu problema interior o tu apego<br />
a esto o a lo otro. Y a todo va diciendo “No<br />
estás deprimido, sino estás distraído”. Yo<br />
creo que tiene toda la razón.<br />
El mundo moderno es un mundo de muchísimas<br />
distracciones, porque de eso vive. Nos<br />
distraen con la moda para que compremos,<br />
nos distraen con ideologías para que votemos,<br />
nos distraen con imágenes. No podemos<br />
permitir que nos distraigan tanto.<br />
Creo que en nuestra espiritualidad y en la<br />
espiritualidad cristiana hay una llamada a la<br />
concentración, a la unificación. San Ignacio<br />
lo repetía tantas veces: hay que estar con<br />
todo en lo que estamos haciendo; vivir plenamente<br />
el magis. Un magis que no implica<br />
posición, ni producción, sino profundidad,<br />
intensidad… Cristo en nosotros.<br />
La Iglesia continúa esperando de la Compañía<br />
lo que dio san Ignacio en términos<br />
de profundidad teológica, espiritual y en<br />
los Ejercicios Espirituales.<br />
[35]
[36] Encuentro con jesuitas<br />
Hacia las fronteras<br />
ablamos muchas veces de las fronteras. Las<br />
fronteras son un símbolo bonito, pero es una<br />
bella imagen manipulable. Hay que definirlo.<br />
El reto no es la frontera. El problema no<br />
es la frontera. La frontera es un conjunto, es<br />
una situación tan difícil, tan problemática, a<br />
la cual nadie quiere ir, o muchos tienen gran<br />
dificultad para ir. Son situaciones difíciles; y<br />
siguen siéndolo después de haber ido a ellas.<br />
Antes eran más geográficas; pero hoy las<br />
fronteras son mucho más cercanas, y tenemos<br />
que tener la habilidad para descubrir<br />
dónde están. Por ejemplo, en educación:<br />
¿tenemos que seguir con colegios o no? Cla-<br />
ro que seguimos con colegios. Primero, porque<br />
el colegio es la mejor oportunidad para<br />
ayudar a un niño o a un joven a crecer y a<br />
entrar en ese proceso de transformación que<br />
quiere san Ignacio. Pero en la educación hay<br />
nuevas fronteras que debemos descubrir.<br />
Hay fronteras en el desarrollo del cerebro<br />
que suponen un nuevo estudio de neurobiología.<br />
Por ejemplo, el gobierno japonés<br />
reconoció hace unos años que su sistema<br />
de educación había crecido en ciencias,<br />
matemáticas, memoria, pero había perdido<br />
imaginación, creatividad y sentido crítico,<br />
que es justo lo que la educación jesuítica<br />
quiere comunicar.<br />
“La frontera es una situación tan difícil y<br />
problemática que nadie quiere ir, o muchos tienen<br />
gran dificultad para hacerlo. Hoy son mucho más<br />
cercanas, y tenemos que tener la habilidad para<br />
descubrir dónde están”.
La frontera nos puede decir dónde están los<br />
problemas, pero no nos dice más. Yo creo<br />
que hay que agregar otra palabra: frontera<br />
tiene que ir con horizonte. Estamos en la<br />
frontera y tenemos horizontes, hay que estar<br />
en la frontera mirando el horizonte. ¿Qué<br />
horizonte? El del Evangelio; eso está <strong>cl</strong>aro.<br />
Nuestros horizontes son horizontes de evangelización,<br />
de Cristo. No estamos en la frontera<br />
solamente por estar en ella.<br />
Estamos llamados a estar ahí con un método<br />
ignaciano, con una manera de proceder, un<br />
camino ignaciano. En la frontera aprendemos<br />
a discernir los problemas de ella, aprendemos<br />
a investigar, a buscar, colaboramos unos con<br />
otros para ver cuáles son los problemas de<br />
fondo para poder servir mejor. Esta combinación<br />
de frontera, horizonte y camino es<br />
importante. El camino es el ignaciano; el horizonte<br />
es el Evangelio, es Cristo.<br />
“La frontera nos puede decir dónde están los<br />
problemas, pero no nos dice más. Hay que agregar<br />
otra palabra: horizonte. Hay que estar en la frontera<br />
mirando el horizonte. ¿Qué horizonte?<br />
El del Evangelio; eso está <strong>cl</strong>aro”.<br />
[37]
[38] Encuentro con jesuitas<br />
Nuestra misión<br />
Cuál es nuestra misión hoy? Nuestra misión,<br />
por supuesto, viene determinada por<br />
el discernimiento local. Yo no puedo decir<br />
cuál es la misión de Chile. Quisiera referirme<br />
a la visión del Evangelio que nos debe<br />
orientar, a la actitud pastoral fundamental<br />
y al estilo comunitario.<br />
“El cristiano es esencialmente<br />
comunitario. Vaya donde<br />
vaya crea comunidad, porque<br />
acepta, perdona, alegra,<br />
apoya, aguanta”.<br />
La visión tiene que ser la del Evangelio, y por<br />
lo tanto tenemos que aprender a incorporarla<br />
de una manera inteligente, con una filosofía<br />
seria, con una teología adecuada. Es todo<br />
un proceso de interiorización y de incorporación.<br />
Digo “incorporación” porque se parece<br />
a “encarnación”. Si nuestra espiritualidad no<br />
se hace cuerpo, es teórica. No basta con definir,<br />
nombrar o encontrar la palabra justa:<br />
hay que hacerla cuerpo, o sea, que nuestro<br />
cuerpo exprese el Evangelio. La encarnación,<br />
la Eucaristía, la resurrección, son todas<br />
corporales. Mientras la espiritualidad cristiana<br />
no se dé en el cuerpo, no ha llegado a<br />
su madurez. La visión, por lo tanto, es la del<br />
Evangelio, pero hecha cuerpo.<br />
La actitud fundamental de san Ignacio, y yo<br />
creo que tiene que seguir siendo la nuestra,<br />
es eminentemente pastoral: ayudar a las almas.<br />
Esta es una ayuda integral, total. Ayudar<br />
a las almas a crecer, a las personas a ser<br />
como Cristo, a llegar a la estatura de Cristo.<br />
El estilo es comunitario. ¿Por qué la Congregación<br />
XXXV habla del tríptico identidadcomunidad-misión<br />
y por qué habla de “comunidad<br />
como misión”? Es algo nuevo en<br />
nuestro lenguaje. Nuestra manera de trabajar<br />
tiene que ser con la comunidad al centro.
El biblista Gerhard Lohfink dice que en el<br />
Nuevo Testamento la palabra comunidad<br />
no aparece, porque no habla de esencias y<br />
usa pocos nombres. El Nuevo Testamento<br />
habla en verbos activos. Si buscamos expresiones<br />
que tienen que ver con la palabra<br />
“mutuo” o “unos a otros”, encontraremos<br />
infinidad de ellas. Solamente en Pablo hay<br />
más de 80 textos: “ayúdense unos a otros”,<br />
“sírvanse unos a otros”, “alégrense unos<br />
a otros”, “cántense salmos unos a otros”,<br />
“perdónense unos a otros”, “carguen con<br />
la carga del otro”. Eso es comunidad. No<br />
se trata de definir, no es tener un documento,<br />
sino es actividad que pasa entre nosotros:<br />
es apoyarnos, es querernos, es ayudarnos,<br />
es perdonarnos, es tener paciencia<br />
unos con otros. Eso es lo que la Compañía<br />
puede comunicar a la Iglesia. Tenemos algo<br />
que comunicar, porque no nos hemos juntado<br />
porque seamos amigos. Dios nos ha<br />
juntado para que seamos amigos, que es<br />
muy distinto. Y ahí hay más profundidad,<br />
más aceptación, hay una apertura que ge-<br />
neralmente suele ser difícil. El mensaje que<br />
a mí me queda es que el cristiano es esencialmente<br />
comunitario. Vaya donde vaya<br />
crea comunidad porque acepta, perdona,<br />
alegra, apoya, aguanta.<br />
Hablando todavía de la misión, ¿cuál debe<br />
ser el sentimiento dominante? Creo que es<br />
la compasión, y en eso Alberto Hurtado<br />
nos da un ejemplo extraordinario. El sentimiento<br />
dominante de todo pastor es la<br />
compasión. Es una compasión discernida,<br />
sapiente, inteligente. La compasión está resultando<br />
ahora el término común a todas<br />
las religiones. ¿Por qué? Porque todos participamos<br />
del vacío fundamental de la persona<br />
humana. Toda persona humana, y eso<br />
la psicología moderna lo aceptaría completamente,<br />
está apoyada en el vacío; no tenemos<br />
base. Lo que llaman no solamente<br />
finitud, que es limitación, sino ausencia de<br />
base, groundless. Por eso somos tan vulnerables.<br />
Por eso un terremoto es una experiencia<br />
tan horrible, porque nos hace sen-<br />
[39]
tir la debilidad fundamental de la persona.<br />
Por eso viajar en avión le da tanto miedo<br />
a mucha gente, porque en el momento en<br />
que empieza la turbulencia parece que no<br />
hay base, y entonces nos quedamos con nosotros<br />
mismos, con nuestros miedos, con<br />
nuestra inseguridad. Hay que captar esto,<br />
y la fuerza del budismo está aquí, captar<br />
que todos carecemos de base. Por lo tanto,<br />
la compasión brota espontáneamente frente<br />
a los demás. Los demás no son objeto de juicio:<br />
son objeto de compasión.<br />
[40] Encuentro con jesuitas<br />
Eso vemos en el Evangelio. A los que los fariseos<br />
consideran dignos de ex<strong>cl</strong>usión, porque<br />
son impuros, Jesús los considera sus amigos<br />
porque provocan su compasión y mueven<br />
sus entrañas. Este es el sentimiento básico<br />
de toda religión. Alberto Hurtado es santo<br />
porque fue compasivo hasta el fondo.<br />
Y eso se puede ejercer en cualquier profesión.<br />
¿Cómo podemos hacer una universidad<br />
cristiana? Llenándola de compasión,<br />
de manera que su investigación y todo su<br />
trabajo sea para ayudar a la humanidad.<br />
“¿Cuál debe ser nuestro sentimiento dominante? La<br />
compasión. Ella brota espontáneamente frente a<br />
los demás. A los que los fariseos ex<strong>cl</strong>uyen, porque<br />
son impuros, Jesús los considera sus amigos, porque<br />
provocan su compasión y mueven sus entrañas. Este es<br />
el sentimiento básico de toda religión”.
“El límite es la cruz. La paradoja es que san Ignacio<br />
nos quiere muertos para nosotros mismos, pero<br />
totalmente vivos para el servicio y el ministerio”.<br />
La gran preocupación de todo grupo religioso<br />
es que todo lo que se tiene sea para<br />
los que sufren, para los pobres. ¿Cómo reducir<br />
el sufrimiento, la pobreza, la inhumanidad,<br />
la violencia?<br />
El límite es la cruz. Quiere decir que no hay<br />
límites. La paradoja, y a mí me gustan las paradojas<br />
porque el budismo me ha enseñado<br />
a apreciar la paradoja, es que san Ignacio nos<br />
quiere muertos para nosotros mismos, pero<br />
totalmente vivos para el servicio y el ministerio.<br />
Y esa es una paradoja: ¿cómo estar totalmente<br />
vivos y muertos al mismo tiempo?<br />
Termino con un ejemplo. Roberto Begnini,<br />
el director de cine italiano de “La Vida<br />
es Bella”, hizo en Florencia una muy hermosa<br />
presentación de La Divina Comedia.<br />
La analizaba capítulo por capítulo y al final<br />
lo recitaba de memoria. Cuando llegó al capítulo<br />
cuarto del Infierno, quiso hacer un<br />
chiste con el cual todos rieron. Dijo: “Hay<br />
una cosa que no entiendo, el primer man-<br />
damiento de la Biblia dice crezcan y multiplíquense<br />
y yo veo que los religiosos ayunan<br />
y viven célibes”. Cuando lo oí, pensé que era<br />
una lástima que Begnini, un hombre tan inteligente<br />
y sensible, no hubiera entendido que<br />
a veces hay que morir para que otros vivan, o<br />
sea, que lo de creced y multiplicaos no es un<br />
mandamiento individual, sino a la humanidad.<br />
Y para que otros vivan, algunos tenemos<br />
que morir. La paradoja nos reta, nos desafía.<br />
La Compañía, la Iglesia, el tiempo, la historia,<br />
y en ella Dios, nos dan muchas oportunidades<br />
para morir. La cuestión es si seremos capaces<br />
de morir para vivir plenamente.<br />
[41]
Gimnasio colegio<br />
San Ignacio<br />
- Alonso de Ovalle -
Nosotros somos la Iglesia<br />
n campo en el que se pide nuestro servicio<br />
es la Iglesia. Unos jóvenes me preguntaron:<br />
¿cómo responde la Iglesia a los problemas<br />
que están emergiendo hoy? Yo les dije, “la<br />
Iglesia responde como respondan ustedes,<br />
porque ustedes son la Iglesia”. La Iglesia no<br />
es el Papa ni los obispos solos. Si no existieran<br />
ustedes, los obispos y los sacerdotes<br />
no tendrían nada que hacer. Ellos están al<br />
servicio de la comunidad, que es la Iglesia, y<br />
que responde a las necesidades del tiempo.<br />
[46] Encuentro con la Red Juvenil Ignaciana<br />
Creo que la Iglesia es la única oferta que tenemos<br />
en el mundo que se preocupa de la<br />
comunidad amplia que es la humanidad. La<br />
única comunidad preocupada por los que<br />
están fuera de ella. Esto lo dijo un anglicano,<br />
no es de mi autoría. Es la única organización<br />
cuyo fin es servir a los de afuera.<br />
Al mismo tiempo, todos sabemos que la<br />
Iglesia tiene sus limitaciones. Todos sabemos<br />
que el “factor humano” está siempre<br />
“La Iglesia no es para los perfectos. La Iglesia es para<br />
todos: buenos y malos, pecadores y no pecadores, ¿por<br />
qué?, porque Dios va mucho más allá de nuestros<br />
pecados; acepta a todos y, conociendo nuestras<br />
debilidades, continúa siendo el Padre de todos”.
“La Iglesia no son sólo el Papa y los obispos. Si no<br />
existieran ustedes, los obispos y los sacerdotes no<br />
tendrían nada que hacer. Ellos están al servicio de<br />
la comunidad, que es la Iglesia”.<br />
en la Iglesia, y eso, sinceramente, creo que<br />
nos hace sentir en casa. La Iglesia no es<br />
para los perfectos. La Iglesia es para todos:<br />
buenos y malos, pecadores y no pecadores,<br />
¿por qué?, porque Dios va mucho más allá<br />
de nuestros pecados, de nuestras limitaciones;<br />
acepta a todos y, conociendo nuestras<br />
debilidades, ha sido y continúa siendo el<br />
Padre de todos.<br />
El tesoro de la Iglesia no es el factor humano.<br />
El tesoro de la Iglesia es que Cristo es la cabeza,<br />
la inspiración, el centro, es el que hace posible<br />
una posibilidad nueva. Y san Pablo decía<br />
“a pesar de todo”. A pesar de todo hay perdón,<br />
a pesar de todo podemos creer. A pesar<br />
de todo nos podemos perdonar. Siempre que<br />
se sientan deprimidos digan esto: a pesar de<br />
todo; porque ése es el mensaje del Evangelio.<br />
La gracia es “todavía más grande”. Esa es la<br />
segunda palabra de san Pablo. Cuando abunda<br />
el pecado, la gracia sobreabunda. Todavía<br />
más. Este “todavía más” es tan importante<br />
como el “a pesar de todo”. La alabra de Dios<br />
está y estará siempre abierta a todos. La semilla<br />
de la Palabra crece en los corazones, dice<br />
el Evangelio; in<strong>cl</strong>uso de noche, cuando todos<br />
están durmiendo; la semilla sigue creciendo<br />
siempre. La comunidad nos ayuda a recordar<br />
que el perdón, la compasión, la esperanza y la<br />
alegría son posibles a pesar de todo.<br />
[47]
Nuestra misión:<br />
El servicio<br />
Qué pueden hacer los jóvenes en este momento<br />
de la historia y de la Iglesia? No es<br />
un momento fácil; vivimos en un mundo<br />
que está cambiando con una rapidez enorme.<br />
La comunicación tiene una rapidez increíble.<br />
Dicen que Google tiene más información<br />
que toda la que tenía la humanidad<br />
en los últimos cinco mil años. El problema<br />
está en quién me prueba que esa información<br />
es correcta y verdadera. No hay manera<br />
de comprobarlo. Tampoco hay facilidad<br />
para pensar o reflexionar. La mayor tentación<br />
que tienen los estudiantes hoy en día<br />
es copiar y pegar. Porque la información<br />
está ahí. No hay tiempo para pensar, para ir<br />
a la biblioteca; no hay tiempo para trabajar<br />
los temas. Google lo pone todo más fácil.<br />
[48] Encuentro con la Red Juvenil Ignaciana<br />
En este contexto, ¿cuál es nuestra misión? La<br />
misión del cristiano sigue tan viva como en<br />
cualquier época anterior: los cambios sociales,<br />
culturales y académicos no afectan el hecho<br />
de que la humanidad sigue necesitando<br />
personas que sirvan, que dediquen su vida al<br />
servicio; pues la humanidad sigue sufriendo.<br />
Seguimos teniendo violencia, pobreza, hambre,<br />
injusticia, y la humanidad sigue sintiéndose<br />
sola. Hay mucha soledad, mucha falta<br />
de esperanza, mucha falta de alegría.<br />
Las necesidades humanas siguen siendo<br />
enormes, y la pregunta sigue siendo: ¿qué se<br />
puede hacer para ayudar a que esta humanidad<br />
sea un poco más humana, a que viva<br />
un poco mejor?
La misión es siempre compleja, y es resultado<br />
de una serie de factores.<br />
Primero, el encuentro con una necesidad: un<br />
terremoto, la pobreza, la violencia, la enfermedad.<br />
Hay un encuentro con una realidad<br />
que es dura, que hace sufrir, y que requiere<br />
una respuesta. Por las comunicaciones con<br />
las que hoy contamos, estas necesidades<br />
cada vez se van haciendo más amplias. Hoy<br />
es todo un país el que llama a toda su gente;<br />
sin contar que existen también necesidades<br />
internacionales.<br />
Segundo factor: un corazón capaz de sentir.<br />
Esto yo lo subrayaría. En el Evangelio cada<br />
vez que pasa algo es porque Jesús ha dejado<br />
que una necesidad de la gente le mueva las<br />
entrañas. Jesús vio las turbas y las entrañas<br />
se le movían, el corazón vibró en esa situación.<br />
El Espíritu de Dios se mueve a través<br />
de nuestros sentimientos, los más humanos,<br />
simples y directos. No hay misión sin este<br />
movimiento del corazón. Si ustedes no sienten<br />
nada, entonces no se preocupen de tomar<br />
una decisión. Para tomar una decisión<br />
hace falta que el corazón “esté dentro”. En<br />
“Los cambios sociales, culturales y académicos no<br />
afectan el hecho de que la humanidad sigue necesitando<br />
personas que dediquen su vida al servicio”.<br />
[49]
“El Espíritu de Dios se mueve a través de nuestros<br />
sentimientos, los más humanos, simples y directos.<br />
No hay misión sin este movimiento del corazón. Si<br />
ustedes no sienten nada, entonces no se preocupen<br />
de tomar una decisión”.<br />
todo el proceso de discernir una llamada a<br />
servir es necesario ver qué es lo que siento,<br />
por qué siento, y a qué responde ese sentimiento.<br />
Como en el tiempo del terremoto: el<br />
terremoto fue tal que todo el pueblo se sintió<br />
conmovido. Es este “sentirse conmovido” lo<br />
que hace posible una misión, una acción.<br />
En el budismo la virtud más importante es<br />
la compasión, la capacidad de sentir “con”<br />
otros. No es conmiseración; decir desde arriba<br />
“pobrecito”. No es eso, es sentir lo mismo<br />
que la otra persona siente. Porque eso moviliza<br />
a la acción, a la misión.<br />
Hay una necesidad, hay un corazón que se<br />
mueve respondiendo a esa necesidad, proporcionando<br />
el compromiso, y, viene la respuesta,<br />
que es el tercer elemento. Es en este<br />
proceso donde nuestra misión se determina,<br />
donde se hace concreta.<br />
[50] Encuentro con la Red Juvenil Ignaciana<br />
La respuesta es siempre una decisión muy<br />
valiente, fundada en las posibilidades que<br />
tenemos todos. El que tiene compasión<br />
con los pobres, sirve a los pobres. El que<br />
siente que los inmigrantes no han sido tratados<br />
humanamente y quiere hacer algo<br />
por ellos, sirve a los inmigrantes. Las posibilidades<br />
son enormes.
En tiempos de dificultad…<br />
os tiempos difíciles son los mejores momentos<br />
para la humanidad. Mi propia experiencia<br />
me dice que en los momentos<br />
difíciles yo he crecido como persona; espiritualmente,<br />
y como cristiano. En los momentos<br />
fáciles lo he pasado muy bien, pero<br />
no he crecido. Porque en esos momentos<br />
uno va patinando sobre la superficie. En los<br />
momentos difíciles, la realidad nos fuerza a<br />
“Necesitamos apoyo.<br />
Ninguno de nosotros<br />
puede luchar solo”.<br />
ir profundo dentro de nosotros mismos: qué<br />
significa la vida, qué quiero yo con mi vida,<br />
qué puedo hacer. El contexto doloroso creo<br />
que se puede aceptar como una gran oportunidad<br />
para crecer.<br />
[52] Encuentro con la Red Juvenil Ignaciana<br />
¿Qué se hace en la Iglesia? ¿Cómo podemos<br />
reaccionar ante un momento difícil? Creo<br />
que el dolor, el sufrimiento, la dificultad, es la<br />
gran oportunidad para que salga lo mejor de<br />
nosotros, o lo peor. Es una oportunidad de<br />
elección. Y como ustedes saben, porque son<br />
familiares con la espiritualidad de san Ignacio,<br />
el momento de la elección es un momento<br />
crítico. Es un momento de discernir qué<br />
es lo que quiero con mi vida, qué significa<br />
esto para mí. Yo creo que son momentos de<br />
creatividad, momentos en los que tenemos<br />
que dejar que lo mejor de nosotros salga.<br />
Les puedo decir, a mis 74 años, que personas<br />
que no han sufrido nunca, se mantienen<br />
bastante superficiales. A lo mejor<br />
muy alegres, pero superficiales. Las personas<br />
que han sufrido tienen una sabiduría<br />
y una profundidad que a todos nos ayuda.<br />
Solidaridad, capacidad de ayudar al prójimo,<br />
capacidad de entender los problemas<br />
de los demás. El sufrimiento y la dificultad<br />
no son para asustarse. Es la gran oportuni-
“En los momentos difíciles, la realidad nos fuerza<br />
a ir profundo dentro de nosotros mismos: qué<br />
significa la vida, qué quiero yo con mi vida. El<br />
contexto doloroso se puede aceptar como una gran<br />
oportunidad para crecer”.<br />
dad para crecer. ¿Y cómo podemos hacer<br />
que la Iglesia responda de una manera positiva?<br />
Respondiendo nosotros. La Iglesia<br />
somos todos nosotros. La respuesta implica<br />
un momento de creatividad; de buscar<br />
nuevas formas de responder. Y ustedes<br />
tienen mucha más capacidad que yo, o la<br />
que tienen los de mi generación.<br />
Ustedes están abiertos. Este es el momento<br />
en el que ustedes toman las decisiones importantes.<br />
Si las toman por dinero, entonces<br />
entrarán al círculo de lo que ahora nos está<br />
molestando. Pero si toman una decisión en<br />
libertad, por servir a su país, a la humanidad,<br />
a una sociedad mejor, entonces están in<strong>cl</strong>uyendo<br />
a la Iglesia en el proceso de mejorar<br />
nuestro mundo. Son momentos importantísimos<br />
pero difíciles, porque el discernimiento<br />
no es fácil. Preferimos escoger el camino<br />
fácil a entrar en dificultades que implican<br />
luchar. Hay que apoyarse en otros, pues la<br />
comunidad es importante.<br />
Necesitamos apoyo. Ninguno de nosotros<br />
puede luchar solo. El Cid Campeador no<br />
existe. Es un resumen literario de toda una<br />
generación de personas que estaban luchando<br />
por la libertad de un país. Estos súper<br />
héroes individuales existen solamente en las<br />
películas o en la literatura.<br />
[53]
La vocación<br />
n estos últimos años, en muchas partes del<br />
mundo, las vocaciones se están debilitando.<br />
No solamente sacerdotes o monjas, sino que<br />
también maestros de escuelas, profesores de<br />
colegios y universidades, médicos, enfermeras.<br />
Personas con mucho corazón, que querían<br />
ayudar a la humanidad, están convirtiendo<br />
su vocación en un simple empleo; en<br />
fuente de dinero. Se está perdiendo el sentido<br />
de la vocación, el sentido de servir, el sentido<br />
de respeto y preocupación por el otro.<br />
Los trabajos no son solamente empleos para<br />
ganar un poco de dinero. Los trabajos son<br />
oportunidades de servir. Hay que pensar<br />
qué quiero hacer yo con mi vida. A quién<br />
doy tanta energía como Dios me ha dado.<br />
Los jóvenes están llenos de energía y ahí<br />
hay una llamada a buscar y definir la vida<br />
de ustedes como vocación. No como un trabajo,<br />
como un empleo, como una manera<br />
de ganarse la vida. ¿Qué quiero hacer con<br />
mi vida? Ahí es donde la búsqueda es más<br />
importante. La Iglesia necesita todo tipo de<br />
[54] Encuentro con la Red Juvenil Ignaciana<br />
servicios: religiosos, sacerdotes, matrimonios,<br />
profesores… todo ayuda a servir a la<br />
humanidad, que es el fin de la Iglesia. Ella<br />
está para servir a la humanidad, en nombre<br />
de Dios. Para darle alegría y esperanza.<br />
Ahora, en nuestra vocación tenemos que armonizar<br />
el reto que suponen las necesidades<br />
humanas: la respuesta que queremos dar<br />
todos, y el contexto social, que determina<br />
mucho nuestro camino. Un camino inspirado<br />
en san Ignacio, que trata de hacernos<br />
personas libres.<br />
Solamente si somos libres podemos escoger<br />
bien. El camino de san Ignacio es básicamente<br />
el liberarnos interiormente. Recuperar la<br />
libertad interior. Y eso no es nada fácil.<br />
Ustedes, jóvenes, que quieren ser libres…<br />
un deseo genuino, auténtico y magnífico,<br />
¿por qué permiten que las tiendas de ropa<br />
les digan cómo tienen que vestir? ¿Por qué<br />
dejan que les quiten la libertad cuando viene
“Solamente si somos libres podemos escoger bien. El<br />
camino de san Ignacio es básicamente eso: liberarnos<br />
interiormente. Recuperar la libertad interior. Y eso<br />
no es nada fácil”.<br />
la moda, porque todos visten así? Entonces,<br />
en nombre de la libertad pierden ustedes su<br />
libertad. El camino ignaciano nos dice que<br />
tenemos que ser libres para decidir lo que es<br />
mejor para nosotros, para nuestras familias,<br />
para los demás. Es un camino de libertad,<br />
de elección, y de elección continua. Hoy tenemos<br />
que usar los medios, pero nosotros<br />
tenemos que decidir cómo usarlos. Usarlos,<br />
como diría san Ignacio, “tanto cuanto” para<br />
el fin que nosotros queremos. O sea, hay una<br />
regla, la del “tanto cuanto”, y ahí entra todo:<br />
dinero, bienestar, progreso, estudios, medios<br />
de comunicación.<br />
Y, ya siendo libres, que lo demos todo. Para<br />
ser libres, y para servir a los demás, hay<br />
que darlo todo. Hoy estamos en tiempos<br />
en que, o se da todo, o nos quedamos todos<br />
a medias. ¿Estamos dispuestos a darlo<br />
todo? Hay una resistencia a hacerlo. Y creo<br />
que eso es importante; es una llamada, un<br />
símbolo para todos nosotros; estamos dispuestos<br />
a darlo todo porque vale la pena.<br />
No porque hay que hacer un sacrificio, sino<br />
porque vale la pena. Porque es la vida de<br />
los demás, es la vida de todos.<br />
Tenemos que desarrollar un corazón que<br />
sepa reaccionar ante la realidad. Pero mantener<br />
la visión alta. No estén a merced de<br />
la información barata y manipulada que<br />
dan las comunicaciones simples. Como<br />
estudiantes, háganselo difícil a los profesores.<br />
No dejen que vayan por el camino fácil.<br />
¿Cómo se hace difícil a los profesores?<br />
Con preguntas duras. No sean tímidos.<br />
Platón, el gran filósofo, decía que el objetivo<br />
de la filosofía es ayudar a las personas a vivir<br />
mejor; a vivir virtuosamente, contribuyendo<br />
a la sociedad. Si lo que ustedes estudian<br />
no les ayuda a vivir mejor, pregunten. Lleven<br />
los problemas de la sociedad a la <strong>cl</strong>ase y<br />
pregunten. Lo mismo se aplica a los curas:<br />
no se las dejen fácil. Háganselo difícil, con<br />
preguntas reales, profundas. Preguntas que<br />
fuercen al profesor a decir “caramba, no he<br />
[55]
“Vivan en contacto con el dolor humano. Eso los<br />
hará pensar y dará una vida más profunda a sus<br />
estudios”.<br />
pensado yo sobre eso suficientemente. Te<br />
responderé la semana que viene”. Ésas son<br />
las mejores preguntas, aquéllas que el profesor<br />
no puede responder inmediatamente,<br />
porque son preguntas tan buenas, tan profundas,<br />
que dejan al profesor desconcertado.<br />
Hacer pensar es siempre un beneficio.<br />
Vivan en contacto con el dolor humano.<br />
Estén en contacto con el voluntariado, con<br />
el servicio. Que el dolor humano de Chile<br />
los afecte. Estén en contacto con los pobres,<br />
con el dolor físico, con el dolor social, o con<br />
el dolor cultural: con pueblos que se sienten<br />
oprimidos, alienados. Eso los hará pensar y<br />
dará una vida más profunda a sus estudios.<br />
[56] Encuentro con la Red Juvenil Ignaciana<br />
Hoy dicen que a los jóvenes les resulta difícil<br />
hacer un compromiso serio, para toda<br />
la vida. Hay situaciones que requieren un<br />
compromiso total: en el matrimonio, en las<br />
relaciones hombre-mujer, cuando se hacen<br />
profundas, si no se da todo, no sirve. Pues<br />
no sabemos si nos aceptan, si verdaderamente<br />
nos quieren, si hay verdadero amor.<br />
Cuando celebro un matrimonio, les digo<br />
siempre a los novios, “ustedes están tomando<br />
un riesgo”. Ése es un riesgo para edificar<br />
a otros, para salir de uno mismo y darse<br />
a otra persona. Eso supone mucha pasión,<br />
mucha valentía y mucha generosidad. Así, si<br />
me piden un consejo, yo les diría: prepáren-
se para darlo todo. <strong>Darlo</strong> todo para la educación,<br />
para la justicia, para el servicio, para<br />
el matrimonio.<br />
<strong>Darlo</strong> todo quiere decir que todos tenemos<br />
que encontrar nuestra vocación, sea cual<br />
sea. Entonces encontrarán la felicidad. Recuerden<br />
que el Evangelio dice: “Si buscas<br />
felicidad, la perderás; si no la buscas, la puedes<br />
encontrar”. Yo creo que eso es muy real;<br />
solamente quien esté dispuesto a perderlo<br />
todo puede ganarlo. Este es el gran reto para<br />
los jóvenes. Hay que decidir: sí o no. Ése es<br />
el reto que el Evangelio nos pone.<br />
“Para ser libres, y para servir a los demás, hay que<br />
darlo todo. Hoy estamos en tiempos en que, o se da<br />
todo, o nos quedamos a medias. ¿Estamos dispuestos<br />
a darlo todo?”.<br />
[57]
La evangelización de hoy<br />
La evangelización sigue siendo la frontera en<br />
la que está involucrada toda la Iglesia, y los<br />
jesuitas, por supuesto. Pero la evangelización<br />
no es solamente predicar. Evangelización es<br />
el proceso por el cual el Evangelio se hace<br />
carne en nosotros, dejando que afecte nuestras<br />
vidas. Para eso tenemos que ser evangelizados.<br />
Y, desde ahí, comunicar y participar<br />
a los demás.<br />
La evangelización hoy en día se ha hecho<br />
muy compleja. Toda evangelización tiene un<br />
contexto. El Evangelio nunca llega a un vacío.<br />
No es que pudiéramos decir “ahí no hay<br />
nada y nosotros llevamos a Dios”. Dios ha<br />
estado trabajando antes de que llegáramos<br />
nosotros: en las culturas, en las personas de<br />
otros contextos, de otros pueblos, de otras<br />
situaciones. No llegamos a un vacío.<br />
[58] Encuentro con la Red Juvenil Ignaciana<br />
De manera que el primer paso para una<br />
evangelización con sentido -sea en Santiago,<br />
sea entre los mapuches, sea en Japón, la India<br />
o África-, es tratar de entender cómo ha<br />
estado trabajando Dios; qué ha hecho hasta<br />
ahora. No es que yo llegue a un pueblo<br />
ignorante. Al contrario, llego a un pueblo<br />
muy enamorado de su religiosidad; con sus<br />
tradiciones, su sabiduría, con su profundidad.<br />
Lo primero que tengo que ver es todo<br />
lo bueno, que es fruto de la obra de Dios. Y<br />
entonces entraré en un diálogo, que empieza<br />
escuchando, no hablando. Escuchando qué<br />
dice la gente de sí misma, cómo es su cultura,<br />
qué valores tiene.<br />
No hay culturas atrasadas. No las hay. Todas<br />
las culturas son fruto del esfuerzo de miles<br />
de años de humanidad tratando de vivir en<br />
respeto mutuo y sacando adelante lo mejor<br />
del corazón humano. Así, hay que empezar
con respeto y con diálogo. Luego, en ese<br />
diálogo, cuando ya hay confianza y conocimiento<br />
mutuo, se puede empezar a participar<br />
lo más profundo que lleva cada uno.<br />
Ellos, sus valores; nosotros, nuestros valores<br />
cristianos. Ellos, su tradición, sus creencias;<br />
nosotros, nuestra fe en Cristo. Es un diálogo<br />
beneficioso para los dos. El evangelizador<br />
aprende y comunica. Saber hacer eso nos<br />
hace más humildes, más receptivos, y, por<br />
lo tanto, podemos también enriquecernos<br />
mientras tratamos de comunicar a los demás<br />
nuestra fe cristiana.<br />
En el capítulo quinto del Evangelio de Mateo,<br />
Jesús dice “yo no he venido a destruir<br />
nada”. Eso es muy importante para el misionero.<br />
Vayamos donde vayamos, no tenemos<br />
que destruir nada, porque todo lo que hay<br />
de bueno viene de Dios. Jesús dice “no he<br />
venido a destruir nada, ni siquiera la ley”.<br />
Así, el primer paso es afirmar la cultura, el<br />
contexto, la sabiduría que viene con la vida<br />
de la gente.<br />
“Evangelización es el proceso por el cual el Evangelio<br />
se hace carne en nosotros, dejando que afecte nuestras<br />
vidas. Para eso tenemos que ser evangelizados. Y,<br />
desde ahí, comunicar y participar a los demás”.<br />
[59]
Segundo, de acuerdo con las Bienaventuranzas,<br />
vienen seis pasajes en los que Jesús dice<br />
“les han dicho… pero yo les digo… y lo que yo<br />
les digo no es en contra de lo que les han dicho,<br />
sino que es lo que les han dicho y más”. Ésa es<br />
la evangelización. Cuando hay confianza y empezamos<br />
a dialogar, entonces se saca lo mejor<br />
de esa cultura y se busca su profundidad.<br />
Y termina el capítulo quinto de San Mateo<br />
diciendo “sean perfectos como su padre celestial<br />
es perfecto”. ¿Qué quiere decir esto? ¿Que<br />
vamos a ser como dioses? Quiere decir que<br />
no hay límite en esta cooperación con otros<br />
pueblos. Tenemos que estar siempre abiertos,<br />
porque la norma es Dios, no soy yo. La norma<br />
no es la Compañía de Jesús, no es mi misión,<br />
mi teología, mi limitación. La norma es<br />
Dios. Ahora, que el mundo se está haciendo<br />
más pequeño, tenemos la gran oportunidad<br />
de aprender los unos de los otros, y crecer todos<br />
juntos.<br />
[60] Encuentro con la Red Juvenil Ignaciana<br />
“El primer paso para una<br />
evangelización con sentido<br />
-sea en Santiago, sea entre los<br />
mapuches, sea en Japón, la<br />
India o África-, es entender<br />
cómo ya ha estado Dios<br />
trabajando en el pueblo;<br />
qué ha hecho Dios hasta ese<br />
momento”.
Vivir es decidir<br />
an Ignacio era plenamente consciente de que<br />
la vida es una elección continua. De la mañana<br />
a la noche estamos tomando pequeñas y<br />
grandes decisiones: en casa, en los negocios,<br />
con la educación de nuestros hijos… todo lo<br />
que sucede a nuestro alrededor está basado en<br />
una serie constante de decisiones. La vida es<br />
decidir. No hay escape. La espiritualidad ignaciana<br />
es eso: ayudarnos a decidir bien.<br />
No puedes decir “yo elijo o no elijo”. Todos<br />
elegimos. Si yo digo “yo decido no elegir”,<br />
quiere decir que mi elección es por dejar las<br />
cosas como están. Es ya una decisión. Sin embargo,<br />
el problema no es si elijo o no elijo, el<br />
[64] Eucaristía con colaboradores ignacianos<br />
problema es si elijo la vida, o elijo la muerte.<br />
Estamos en medio de conflictos, de situaciones<br />
difíciles. Muchas veces nos encontramos<br />
confundidos, perdidos, sin saber qué hacer.<br />
Nuestra vida se da en medio de confusiones,<br />
de dificultades, en un mundo que está cambiando.<br />
Es ahí donde tenemos que tomar<br />
decisiones. Y la espiritualidad de san Ignacio<br />
comienza aquí: hay que decidir sin parar. Si<br />
he aprendido algo en estos dos años y medio<br />
que llevo como Padre General es esto: hay<br />
que decidir sin parar, continuamente.<br />
“La vida es decidir. No hay escape. La<br />
espiritualidad ignaciana es eso: ayudarnos a<br />
decidir bien”.
Y la pregunta que siempre nos acompaña<br />
es: “esta decisión, ¿da vida o no da vida?,<br />
¿es una decisión que aumenta la vida de los<br />
demás, de nuestros compañeros, de nuestra<br />
comunidad?, ¿esto mejorará la vida de otros,<br />
o más bien dará muerte, limitará la vida de<br />
los demás, entristecerá, ex<strong>cl</strong>uirá? Son decisiones<br />
que nos ponen en tensión; son decisiones<br />
reales, decisiones que no son, necesariamente,<br />
políticamente correctas.<br />
“El problema no es si elijo o no elijo, el<br />
problema es si elijo la vida, o elijo la muerte”.<br />
[65]
la centralidad<br />
de jesucristo<br />
risto es el tesoro, el centro de la vida cristiana,<br />
de la vida espiritual. Cristo toma el puesto<br />
de todo lo demás. Cuando uno descubre<br />
que Cristo es el centro, todo lo demás pierde<br />
sentido. Todo lo demás se hace secundario.<br />
El que san Ignacio dejara de ser un hidalgo<br />
famoso, o un guerrero que se distinguió por<br />
su valor, y entrara por el camino de la pobreza,<br />
del seguimiento de Cristo; o bien, el<br />
hecho de que san Francisco de Borja dejara<br />
todo su poder, prestigio y honor para seguir<br />
a Cristo, es como si Madonna se metiera en<br />
un convento para ser monja.<br />
“Cuando uno descubre que Cristo es el centro,<br />
todo lo demás pierde sentido”.<br />
[66] Eucaristía con colaboradores ignacianos<br />
Pensamos que Francisco de Borja siempre<br />
iba con las manos juntas, o que san Ignacio<br />
debía ser un monaguillo de parroquia. Ellos<br />
eran los famosos de entonces, dedicados totalmente<br />
a los valores mundanos, y, de repente,<br />
¡tac! en medio de sus carreras hacia<br />
el honor y el prestigio, de pronto los dos comienzan<br />
a correr en dirección contraria.
¿Qué han visto estos señores? ¿Qué han visto<br />
que de repente han cambiado toda su<br />
vida? La carrera que tenían antes no sirve,<br />
ya todo es secundario, basura. Cristo cuenta.<br />
Todo cambia; ya no estamos en la selva,<br />
hemos salido a la luz y ahora el camino de<br />
nuestra vida nos ofrece nuevos horizontes.<br />
Ésa es la imagen del método ignaciano.<br />
Cómo puedo hacer yo para que mi vida<br />
deje de ser mi vida y empiece a ser la vida<br />
de Cristo. Porque esa es la vida que da vida<br />
a otros. Esa es la vida que ofrece caminos<br />
que valen la pena.<br />
“¿Cómo puedo hacer yo para que mi vida deje de ser<br />
mi vida y empiece a ser la vida de Cristo? Ésa es la<br />
vida que da vida a otros”.<br />
[67]
La espiritualidad<br />
de la cruz<br />
l seguimiento de Cristo no deja sitio a<br />
otros seguimientos. Cuando san Ignacio ha<br />
perdido el barco para ir a Jerusalén, se da<br />
cuenta que ya no puede ir allá, y decide ir<br />
a Roma a ponerse al servicio del Papa, porque<br />
quería servir a la Iglesia. En la iglesia<br />
de la Storta, a la entrada de Roma, tiene<br />
su última visión: ése es el buen camino; ir a<br />
Roma. Siente que Dios le dice: “En Roma<br />
yo estaré con ustedes. Les seré propicio, al<br />
lado de la cruz”. A Roma se va siguiendo a<br />
Jesús con la cruz a cuestas.<br />
[68] Eucaristía con colaboradores ignacianos<br />
La cruz es un factor sumamente importante<br />
en la espiritualidad de san Ignacio. No hay<br />
espiritualidad ignaciana sin la cruz. Porque<br />
no hay verdadera libertad interior sin la<br />
cruz. Sin haber aceptado la cruz no se pueden<br />
tomar decisiones. Por eso el que sigue<br />
a Cristo puede mantenerse en paz; porque<br />
cuando llega la cruz sabe que iba a llegar, no<br />
se asusta. La había aceptado de antemano.<br />
Es un camino siguiendo a Cristo en la cruz.<br />
“Él nos quiere totalmente vivos, y, al mismo<br />
tiempo, totalmente muertos. Ésta es la paradoja.<br />
Para seguir a Cristo hay que morir totalmente,<br />
pero para vivir totalmente”.
San Ignacio habla de darlo todo hasta el final.<br />
Ignacio quiere que sus hijos sirvan a los<br />
demás, de una manera cretiva, de una manera<br />
dinámica… él nos quiere totalmente vivos,<br />
y, al mismo tiempo, totalmente muertos.<br />
Ésta es la paradoja. Y una de las cosas que he<br />
aprendido en Asia es a no negar nunca una<br />
paradoja. Porque ella nos ayuda a encontrar<br />
sabidurías escondidas. Aquí la paradoja es<br />
que para seguir a Cristo hay que morir totalmente,<br />
pero para vivir totalmente. Cristo<br />
nos pide que elijamos morir con él para vivir<br />
con él. El que gana su vida, la pierde; y el<br />
que pierde su vida, la gana.<br />
San Ignacio está en el centro de esa paradoja:<br />
morir totalmente, que no haya ya un<br />
“yo”, ni egoísmo, ni deseos que me quiten<br />
libertad, que me impidan ver la voluntad de<br />
Dios. Quiere personas totalmente dedicadas,<br />
pero también personas totalmente conscientes,<br />
sabias, abiertas, para que puedan ayudar<br />
a los demás. Morir a nosotros mismos para<br />
que muchos más tengan vida.<br />
“No hay verdadera libertad interior sin la cruz.<br />
Sin haber aceptado la cruz no se pueden tomar<br />
decisiones...Morir a nosotros mismos para que<br />
muchos más tengan vida.<br />
[69]
El lenguaje de la<br />
cultura moderna<br />
acques Maritain, el famoso filósofo francés,<br />
dijo hace unos treinta años: “¡Cómo es<br />
que la Iglesia tiene un mensaje magnífico,<br />
un contenido magnífico -la doctrina social,<br />
pero lo presenta de tal manera que no hay<br />
quién lo lea!”. O sea, el lenguaje con que<br />
se presenta la doctrina de la Iglesia no es<br />
el lenguaje de la gente. La gente, primero,<br />
no lo lee, se le cae de las manos, y si lo lee,<br />
no lo entiende. Y, por lo tanto, un mensaje<br />
que no se entienda es como un no mensaje.<br />
Quiere decir que la Iglesia se ha desfasado<br />
de la actitud del mundo moderno.<br />
Este Papa está haciendo unos esfuerzos enormes<br />
por hablar a la cultura moderna. O sea,<br />
tiene sensibilidad, y quiere que la Compañía<br />
de Jesús vaya a las fronteras para encontrar<br />
el lenguaje nuevo de la cultura moderna. La<br />
mejor manera que tenemos nosotros de ayudar<br />
a la Iglesia es tomando esta cuestión en<br />
[72] Encuentro con jesuitas en formación<br />
serio. Tenemos que encontrar un lenguaje<br />
nuevo, porque el mensaje de Jesús sigue vivo<br />
y hay que comunicarlo. Y si no lo sabemos<br />
comunicar con el lenguaje de hoy, lo perderemos,<br />
y se está perdiendo muchísimo.<br />
Un ejemplo concreto serían los sacramentos.<br />
¿Qué ha pasado con ellos? Creo que<br />
los hemos desperdiciado. La Iglesia Católica<br />
ha desperdiciado los sacramentos y ahora<br />
los jóvenes de fuera están recreando los<br />
sacramentos, pero de una manera secular,<br />
porque los jóvenes son creadores de símbolos.<br />
La juventud es sumamente creadora.<br />
Cuando murió la princesa Diana, se creó<br />
allí una liturgia de velas y de luces… popular.<br />
La capacidad simbólica sigue viva.<br />
Nosotros tenemos una tradición simbólica<br />
riquísima y la hemos perdido porque los sacramentos<br />
se han reducido al ritual. El gran
“Tenemos que encontrar un lenguaje nuevo,<br />
porque el mensaje de Jesús sigue vivo y hay que<br />
comunicarlo. Y si no lo sabemos comunicar con el<br />
lenguaje de hoy, lo perderemos”.<br />
teólogo Karl Barth dijo hace cien años: “los<br />
católicos no tienen una teología del matrimonio,<br />
tienen una teología de la ceremonia<br />
del matrimonio, pero no del matrimonio”.<br />
¿Por qué?, porque el sacramento es el matrimonio,<br />
es toda la vida de dos personas<br />
casadas. Esta vida es tanto amor hasta el<br />
final. Esto es sacramento del amor de Dios.<br />
La ceremonia sola no puede ser sacramento<br />
del amor de Dios. El sacramento es la<br />
vida. El bautismo es la vida de fe, es toda<br />
la vida de fe. A mí me bautizaron cuatro o<br />
cinco días después de nacer. Yo no tengo ni<br />
recuerdos ni nada. Pero el bautismo sigue<br />
vivo y mi fidelidad al bautismo es vivir la fe<br />
de una manera viva. La confirmación es la<br />
vida en el Espíritu, que es lo que quería san<br />
Ignacio. O sea, él tiene una teología y una<br />
espiritualidad para vivir la confirmación.<br />
Pero eso no se lo comunicamos a los jóvenes<br />
que se confirman. Les decimos: sois solda-<br />
dos y tenéis que tener una misión. Hay un<br />
desfase de la realidad profunda. Entonces, la<br />
Compañía tiene que ayudar a la Iglesia.<br />
¿Cómo? Con humildad, somos un grupo pequeño<br />
al servicio de la Iglesia, pero con valentía.<br />
El envío hacia las fronteras es un reto<br />
serio e importante que nos ha hecho el Papa.<br />
[73]
Inculturación<br />
y universalidad<br />
na pregunta que me hacen en distintos<br />
sitios es: “Bueno, hasta ahora se nos decía<br />
‘inculturación, inculturación’ y ahora usted<br />
dice ‘universalidad’: ¿cuál de las dos?” La<br />
respuesta es las dos.<br />
Nosotros no podemos servir a la Compañía<br />
universal si no echamos raíces. Si no conocemos<br />
bien nuestra cultura. Si no estamos<br />
inculturados no sabemos cómo entender<br />
otra cultura. Entonces vamos llenos de<br />
prejuicios, vamos a un mundo abstracto y<br />
creemos que ser universal es mejor. Pero si<br />
somos universales sin raíces, sin pies en el<br />
suelo, no somos universales, sino abstractos,<br />
que es distinto. Por lo tanto, la universalidad<br />
es una actitud. La inculturación es una manera<br />
de vivir, una manera de trabajar. Todo<br />
jesuita trabaja inculturándose.<br />
[74] Encuentro con jesuitas en formación<br />
Vayamos donde vayamos debemos aprender<br />
la lengua y entrar en la vida de la gente. Si sé<br />
cómo se entra en la vida de la gente, puedo<br />
ser universal, puedo ayudar en cualquier sitio.<br />
Si me quedo fuera, nunca seré universal.<br />
Entonces, la manera de vivir y de trabajar<br />
es inculturación radical, con raíces, pero el<br />
corazón se mantiene libre.<br />
Esto crea cierta tensión, pero es una tensión<br />
sana, una tensión espiritual, una tensión de<br />
disponibilidad, de apertura. Los budistas dicen<br />
que toda persona camina con los pies<br />
en el fango pero con el corazón en el cielo.<br />
Por eso el símbolo de la jirafa es muy bueno,<br />
porque es el animal que tiene el corazón más<br />
grande, pero la visión muy alta. El corazón<br />
grande para amar a tu tierra, pero la mirada<br />
alta para ver. Por lo tanto es mantenernos en<br />
esta tensión lo que la Compañía nos pide.
“Vayamos donde vayamos debemos entrar en la<br />
vida de la gente. Si sé cómo entrar puedo ayudar<br />
en cualquier sitio. Si me quedo fuera, nunca<br />
seré universal. Entonces, la manera de vivir es<br />
inculturarse radicalmente; con raíces, pero con el<br />
corazón libre”.<br />
[75]
Los estudios<br />
y la inserción<br />
Por qué la Iglesia habla de Dios? Porque<br />
hay una experiencia. ¿Qué experiencia es<br />
ésa? ¿Por qué esa experiencia nos lleva a hablar<br />
de un Dios Trino? Porque experimentamos<br />
a Dios de tres maneras distintas. En<br />
último término es eso. Es el encuentro con<br />
el misterio de Dios, que llamamos Padre<br />
porque Jesús nos lo ha dicho; el misterio de<br />
un Dios que está presente en nuestra historia,<br />
en nuestra humanidad y en los pobres;<br />
que es el Hijo, y Jesús ha dicho que Dios es<br />
así, que es un Dios de compasión; y el Dios<br />
que inspira a los profetas, a la Iglesia, a toda<br />
persona que abre su corazón, y entonces sabemos<br />
que podemos hablar de Dios como<br />
Espíritu consolador, inspirador. Es todo un<br />
lenguaje muy plural, que se sintetiza en tres.<br />
Esa experiencia la tenemos que recuperar.<br />
Mientras no recuperemos esa experiencia,<br />
nuestra teología es abstracta. ¿Por qué hablamos<br />
de todos los misterios? ¿Por qué? El<br />
por qué es la pregunta <strong>cl</strong>ave. No la teoría:<br />
¿qué dice Rahner sobre…? ¿Qué dice tal…?<br />
[76] Encuentro con jesuitas en formación<br />
Eso viene después. La pregunta fundamental<br />
es por qué para mí Cristo significa tanto.<br />
Qué hay detrás de eso, qué hay detrás del<br />
misterio de esa persona. Eso es lo que nos<br />
invita a hacer una teología mucho más profunda<br />
y mucho más seria.<br />
Entonces la siguiente pregunta es qué significa<br />
Cristo para los mapuches que se encuentran<br />
oprimidos, y que además tienen<br />
un lenguaje distinto. ¿Qué significa Cristo?<br />
Eso supone un diálogo muy profundo entre<br />
la cultura mapuche, yo y la teología cristiana.<br />
Es un doble diálogo que tengo que<br />
hacer si quiero ayudar al pueblo mapuche a<br />
entender su cristianismo. Es decir, hay elementos<br />
que requieren de cierta inserción.<br />
Vivir inserto cambia totalmente la mentalidad,<br />
la conciencia, las preguntas.
Ahora, la inserción no es fácil, necesita ciertas<br />
condiciones. Si no se puede, entonces yo<br />
traduciría la inserción al menos por cercanía,<br />
y esto se puede buscar de muchas formas.<br />
Todos los años que yo no he podido vivir en<br />
cierta forma de inserción: cercanía. Entonces,<br />
planifiquen su apostolado y su servicio<br />
con los pobres en el centro.<br />
“La pregunta fundamental es por qué Cristo significa<br />
tanto para mí. Qué hay detrás del misterio de esa<br />
persona. Eso es lo que nos invita a hacer una teología<br />
mucho más profunda y mucho más seria”.<br />
[77]
La visión sobre<br />
el sacerdocio<br />
ecesitamos ampliar nuestra visión del sacerdocio.<br />
El padre Vanhoye tiene un artículo<br />
extraordinario sobre el sacerdocio nuevo. Y<br />
toda la Carta a los Hebreos, que es el único<br />
documento del Nuevo Testamento sobre<br />
el sacerdocio, nos habla de un sacerdocio<br />
muy humilde y muy amplio. Es el sacerdocio<br />
de Cristo, y ahí participan todos. Tenemos<br />
que ser muy generosos en reconocer la<br />
participación de todos los cristianos desde<br />
el bautismo en el sacerdocio, y que nuestro<br />
ministerio sacerdotal es un ministerio de humildad,<br />
de servicio, de descubrir lo que Jesucristo<br />
hace en los demás y apoyar eso. No es<br />
un ministerio de poder y autoridad, ex<strong>cl</strong>usivo<br />
ni nada de eso.<br />
Vanhoye lo tiene también muy bien analizado<br />
y yo lo comparto: nosotros vemos el sacerdote<br />
como cultual, pero esa no es la misión del<br />
sacerdote en el Nuevo Testamento. En lo más<br />
tradicional -in<strong>cl</strong>uso del Antiguo Testamento-,<br />
el sacerdote tiene tres funciones: es un media-<br />
[78] Encuentro con jesuitas en formación<br />
dor, ofrece sacrificios y es una persona consagrada.<br />
Todo cristiano, y por tanto nosotros,<br />
está consagrado a Cristo por el bautismo.<br />
Somos mediadores de la transformación<br />
del mundo. Por ejemplo, cuando un laico<br />
está trabajando por hacer un negocio mucho<br />
más participativo y con más sentido de<br />
justicia y de servicio al país, está mediando<br />
por la transformación del mundo. En Filipinas<br />
ahora hay todo un movimiento llamado<br />
“empresarios responsables”, donde responsable<br />
significa que contribuyen al bien del<br />
país. No solamente hacen dinero. Esto contribuye<br />
a la transformación del mundo, esto<br />
es un servicio sacerdotal.<br />
Y luego el sacrificio es el ofrecimiento de este<br />
mundo al Padre, y san Pablo nos dice “haced<br />
de vuestra vida un sacrificio”. Nuestra vida,<br />
es decir, veinticuatro horas. No solamente la<br />
media hora de la misa, sino veinticuatro horas<br />
estamos ofreciendo nuestra vida. Y lo ves
en las Completas, en la oración de la Iglesia.<br />
Ahí hay un himno que me gusta mucho, que<br />
dice: “Señor, cuando el cuerpo duerme, que<br />
mi corazón esté en vela”. El sacrificio continúa,<br />
el cuerpo ora.<br />
Entonces, nosotros estamos al servicio de<br />
que la Iglesia viva este sacramento. ¡Es un<br />
servicio extraordinario! Pero no tomándolo<br />
en ex<strong>cl</strong>usiva, sino compartiéndolo. O sea,<br />
cuanto más generosos seamos en nuestra<br />
vocación y en nuestro sacerdocio, más servimos<br />
a la Iglesia. Entonces toda ella vive el<br />
sacerdocio de Cristo.<br />
“Tenemos que ser muy generosos en reconocer<br />
la participación de todos los cristianos desde el<br />
bautismo en el sacerdocio, y que nuestro ministerio<br />
sacerdotal es un ministerio de humildad, de<br />
servicio; no un ministerio de poder y autoridad,<br />
ex<strong>cl</strong>usivo ni nada de eso”.<br />
[79]
l actual Superior General de la Compañía de<br />
Jesús nació el 29 de abril de 1936 en Palencia,<br />
España. El tercero de cuatro hermanos, cursó<br />
la mayor parte de sus estudios básicos y secundarios<br />
en Barcelona, ciudad a la que su padre,<br />
militar de profesión, había sido destinado.<br />
Terminó sus estudios en Madrid, en el Colegio<br />
de Areneros de los jesuitas, el año 1953. El 15<br />
de septiembre de ese mismo año ingresó al noviciado<br />
de la Compañía de Jesús en Aranjuez,<br />
de la entonces Provincia de Toledo. Obtuvo su<br />
licencia en filosofía en 1960, en la Universidad<br />
de Alcalá de Henares, para luego partir a Japón<br />
a estudiar lenguas.<br />
Entre los años 1964 y 1968 estudió teología en<br />
Tokio, lugar en el que fue ordenado sacerdote<br />
el 17 de marzo de 1967. Luego residió en<br />
Roma hasta 1971, donde realizó su doctorado<br />
en la Universidad Gregoriana. Ese mismo año<br />
fue nombrado profesor de Teología Sistemática<br />
en la Universidad Sofía de Tokio.<br />
Entre los años 1978 y 1984 fue director del Instituto<br />
pastoral de Manila, Filipinas. El instituto,<br />
[80]<br />
Adolfo Nicolás, S.J.<br />
creado después del Concilio Vaticano II para ser<br />
parte de la actualización de la Iglesia, fue un verdadero<br />
fermento de renovación en toda Asia.<br />
Entre los años 1991 y 1993 fue rector de la casa<br />
de estudiantes jesuitas de Tokio, para luego ser<br />
nombrado provincial de Japón hasta 1999. El<br />
nuevo milenio encontró al padre Nicolás desempeñándose<br />
en una parroquia de sectores marginales<br />
de Tokio, lugar en el que trabajó hasta el<br />
año 2003. Ese sitio, habitado en su mayoría por<br />
inmigrantes asiáticos, permitió a Adolfo tener<br />
un encuentro cercano con la realidad sufriente<br />
de la población más ex<strong>cl</strong>uida del país.<br />
Luego de culminar su trabajo allí fue nombrado<br />
moderador de la Conferencia Jesuita de Asia<br />
Oriental y Oceanía, y el año 2007 formó parte<br />
de la comisión preparatoria de la Congregación<br />
General 35, en la cual, el día 19 de enero<br />
de 2008, fue elegido como el trigésimo Superior<br />
General de la Compañía de Jesús.