Manual de Prácticas de Laboratorio - Anatomía y Fisiología Humanas
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ANEXO I.-<br />
Artículo para discusión en la primera práctica <strong>de</strong> laboratorio <strong>de</strong> <strong>Anatomía</strong> y <strong>Fisiología</strong> Nutrición<br />
La observación y la experimentación<br />
(Arturo Rosenblueht)<br />
Es clásico dividir a las ciencias en dos grupos, uno el <strong>de</strong> las <strong>de</strong> observación, por ejemplo, la<br />
astronomía; y el otro, el <strong>de</strong> las experimentales por ejemplo, como la física o la fisiología. Esta división<br />
implica que hay diferencias esenciales entre la observación y la experimentación científicas.<br />
De hecho, muchos <strong>de</strong> los analistas <strong>de</strong>l método científico, aceptan estas diferencias e intentan proponer<br />
criterios para distinguir una <strong>de</strong> la otra.<br />
Se dice frecuentemente que la diferencia entre una observación y un experimento, estriba en que<br />
en la primera el fenómeno en estudio se <strong>de</strong>sarrolla sin interferencia externa, en tanto que en el segundo,<br />
el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> los hechos ocurre en condiciones previamente planeadas y controladas. Dicho <strong>de</strong> otro<br />
modo, la observación sería el registro, o simplemente la contemplación pasiva, <strong>de</strong> los hechos o<br />
fenómenos, tal como se presentan en la naturaleza; en tanto que la experimentación sería activa, ya que<br />
el experimentador ocasiona o suscita los fenómenos que <strong>de</strong>sea estudiar. La contemplación <strong>de</strong>l<br />
observador seria imparcial y pasiva, en contraste con la actitud <strong>de</strong>l experimentador que seria selectiva y<br />
activa. Estas <strong>de</strong>finiciones encierran dos criterios in<strong>de</strong>pendientes para la distinción que estamos tratando:<br />
Primero, el contraste entre la pasividad <strong>de</strong>l observador con la actividad <strong>de</strong>l experimentador y, segundo, el<br />
que se refiere a la naturaleza <strong>de</strong> los hechos estudiados, que se califican <strong>de</strong> "naturales" en la observación,<br />
y "provocados" en la experimentación.<br />
Por poca reflexión que se haga, se llegará seguramente a la conclusión <strong>de</strong> que la sistematización<br />
<strong>de</strong> los hechos o fenómenos, en naturales y en provocados, es arbitraria. Debemos aceptar que todos los<br />
fenómenos son naturales, incluyendo los que se <strong>de</strong>sarrollan como consecuencia <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s humanas<br />
previas. Si un fisiólogo tiene interés en examinar los resultados <strong>de</strong> la sección <strong>de</strong>l nervio facial, poco<br />
importará que haga su estudio en animales, a los cuales él mismo previamente cortó el nervio, o en<br />
individuos en los cuales la sección ocurrió por acci<strong>de</strong>nte o por algún proceso patológico. Es evi<strong>de</strong>nte<br />
también, que cuando Beaumont aprovechó la fístula gástrica <strong>de</strong> carácter acci<strong>de</strong>ntal que había sufrido<br />
Alexix St. Martín, para estudiar alguna <strong>de</strong> las funciones <strong>de</strong>l estómago, su estudio no fue esencialmente<br />
distinto <strong>de</strong>l que habría realizado, si por ejemplo, hubiera escogido un perro y le hubiese hecho una fístula<br />
gástrica.<br />
Continuaremos ahora tratando <strong>de</strong> encontrar distinciones entre observaciones y experimentos:<br />
Volviendo a la distinción entre observador y experimentador, consi<strong>de</strong>remos ahora el criterio <strong>de</strong><br />
actividad o pasividad <strong>de</strong>l investigador. La actividad en cuestión, podrá ser física o podrá ser mental. Si<br />
ha <strong>de</strong> ser física, cabría nuevamente subdividirla, distinguiendo los casos en los cuales esta actividad no<br />
contribuye directamente al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l fenómeno, para separarlos <strong>de</strong> aquellos otros en los cuales si<br />
contribuye. No creo que haya alguien que piense que el estudio <strong>de</strong> un fenómeno astronómico, sólo<br />
constituye observación cuando el astrónomo se concreta a registrar lo que su telescopio le revela, y hace<br />
<strong>de</strong>spués las medidas correspondientes, y que sería experimento cuando el mismo astrónomo tuviera que<br />
trasladarse a una región remota <strong>de</strong> la Tierra para hacer tal estudio. Es evi<strong>de</strong>nte que en ninguno <strong>de</strong> los<br />
dos casos, el astrónomo estará modificando el fenómeno. Por lo tanto habrá que consi<strong>de</strong>rar como<br />
actividad física pertinente sólo a aquella que interviene en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l fenómeno.<br />
En su admirable Introducción al estudio <strong>de</strong> la medicina experimental, discute Claudio Bernard, el<br />
tema <strong>de</strong>l que nos estamos ocupando y señala que, la única forma <strong>de</strong> actividad que pue<strong>de</strong> ser pertinente<br />
al problema, es la mental y no la física. Esta diferencia en la actitud mental <strong>de</strong>l experimentador<br />
contrastada con la <strong>de</strong>l observador, está implícita en la afirmación <strong>de</strong> Cuvier que "el observador escucha a<br />
la naturaleza, en tanto que el experimentador la interroga y la obliga a <strong>de</strong>scorrer sus velos". La misma<br />
i<strong>de</strong>a está implícita en las expresiones <strong>de</strong>l propio Bernard, cuando dijo que "la observación muestra, en<br />
tanto que la experimentación instruye" y que "la experimentación es una observación razonada”.