+l &¡ . "kJ v - Revista La Calle

El esfuerzo, es una verdad
de Perogrullo, está en la base
de cualquier aprendizaje, en la
de cualquier logro personal o
colectivo. Es cierto que, dependiendo
de las capacidades
de la persona, un mismo trabajo
exigirá distintos esfuerzos,
pero nunca un esfuerzo cero.
Cuando a Atahualpa Yupanqui le
alababan la inspiración de sus
canciones d jo que nadie se en-
gañara, que en las mismas só-
lo había un 10% de inspiración.
El resto era sudoración. Y otro
autor muy pro if ico conflrmó la
bondad y necesidad del es-
fuerzo, al afirmar que é debía
mucho a las vlsitas de las mu-
sas, pero que era necesar o que
cuando aqué las llegaran te en-
contraran trabajando.
Hemos oído días atrás que
se ha diseñado un método que
permite aprender sin esf uerzo.
Pretender que así pueda ser es
una contradicciÓn en sus tér-
m¡nos. Lo que si es cierto es
que ha habido y que hay estu-
diosos que buscan metodolo-
gías que faciliten el aprendizale,
que hagan los contenidos más
asequibles, que hagan del
aprender incluso algo ameno
(deleitar aprovechando, que di-
rÍa el clásico). Pero aprender
con esfuerzo cero sólo sería po-
sible en el paraíso y este mun-
do no es el edén.
En cualquier proyecto edu-
cativo hay cuarro objetivos irre-
nunciables: desarrollar hábitos
de trabajo, adquisición de técnicas
de trabajo intelectual,
despertar y desarrollar el senti-
do de la responsabilidad, asÍ co-
mo el gusto por el trabajo bien
hecho. ¿En cuál de ellos podrí-
amos prescindir del esfuerzo
del educando?
Los padres deberían ser
consciente de esta necesidad
del esfuerzo, que, con la ne-
cesaria dosificación, es exigible
f,u ARgoNA, S"L.
Construcciones y Reformas en general
C/. Snn LtLin, 21 30"140 SANTOMERÁ (Murcín)
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desde los primeros estadios
20 años dándole vid a a sus casas
de la educación. Los deberes,
adecuadamente diseñados,
son igualmente necesarios y
se deben proponer cuanto an-
tes, también con la debida do-
sificación, para lograr los objetivos
citados. Y también de-
berían tener en cuenta los pa-
dres que el esfuerzo exigible
es cada vez mayor, porque
conforme se avanza por las
distintas etapas crece el pro-
Ioill nn[lo0dr'
wt'yw. co rti na h o ga r, com
tagonismo del alumno en su
proceso de aprendizaje, que
cada vez depende menos de
los demás.
Bajar los niveres de exigen-
cia puede haber tenido el re-
sultado buscado: que fuera me-
nor el número de los alumnos
suspensos. Pero también ha tenido,
evidentemente, otros
efectos no deseados, aunque
esperables. Ouiza hayan mejorado
las estadísticas, pero ¡a
qué costel
Hubiera sido preferible que
nuestros hijos continuaran sus-
pendiendo con sus maestros y
profesores algunas de las ma-
terias del curriculum, circuns-
tancia siempre superable, an-
tes de que sea la vida (maestra
imp acable) qu,en, ante la pasi-
vidad de quienes tienen la responsabilidad
de protegerlos,
acabe por suspenderlos. Cuan-
do ya no sea posible ni recupe-
rar ni repetir curso.
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