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MAMBO POA 3 - MIKEL ESSERY BILDUMA<br />

isla de cabo a rabo y no verse sorprendido por sus gentes; por esas<br />

personas de carne y hueso que tienen vidas reales; vidas tan reales<br />

que a menudo rozan la épica. Aunque nos quieran hacer creer que<br />

Cuba es sólo un conjunto de ideas nobles en un territorio marcado<br />

por la igualdad de posibilidades de todos sus habitantes, tenemos la<br />

obligación de saber lo que esos ciudadanos piensan, lo que esos ciudadanos<br />

sienten y sueñan, porque esa gente es el verdadero motor<br />

de la isla por encima de su gobierno; por encima del bloqueo yanqui<br />

y muy por encima de lo que gentes extranjeras de izquierdas o de<br />

derechas piensen de todo eso que solamente sufren y disfrutan los<br />

propios cubanos.<br />

Veinticuatro días en Cuba no son sufi cientes para que se nos revelen<br />

todos los secretos que esconde esa isla surrealista y, sin embargo,<br />

al regresar a casa notamos esa sensación de habernos impregnado de<br />

magia, de música, de ese olor agridulce que desprenden los recuerdos<br />

imprecisos y de una sofocante sensación de calor atmosférico y<br />

humano.<br />

Tres personas, de entre todas las que en Cuba conocimos mi mujer<br />

Beatriz y yo, nos dejaron una marca en la memoria difícil de borrar.<br />

Con una de ellas convivimos varios días, con la otra estuvimos<br />

unas cuantas horas y con la tercera tan sólo unos segundos. Los tres<br />

seres tan distintos y los tres tan verdaderos.<br />

CON TONY EN LA HABANA: POESÍA Y LÁGRIMAS.<br />

Tony tenía cara de buena gente. Sus tejanos recién planchados y<br />

su camisa de lino beige desabrochada hasta medio torso le conferían<br />

un aire de turista que le ayudaba a evitar problemas con la policía<br />

cuando caminaba junto a nosotros , o en ese momento tan esperado<br />

de tomarse una de esas cervezas a la que sólo tienen acceso los<br />

extranjeros. El que Bea y yo conociéramos a Tony no fue fruto de la<br />

casualidad. Un primo suyo afi ncado en nuestro pueblo nos dio un<br />

paquete para que se lo entregáramos en propia mano al llegar a La<br />

Habana. Él se presentó en nuestro hotel a la hora convenida. Lo que<br />

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