P.Remigio Paramio Casado. - Provincia de España, Orden de San ...

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NECROLÓGICAS
ECROLÓGICAS
Fallece en la R.A.E. palentina el
P. Remigio Paramio Casado
SE FUE DE ESTE MUNDO EL 31 DE AGOSTO DE 2011, CON 92 AÑOS
El P. Remigio nació en Villaornate
(25-10-1918), un pueblo
del sureste de León, distante
50 km. de la capital. Sus padres,
que atendían por los nombres
de Graciano y Ascensión,
sacaron adelante a sus siete hijos:
Pedro, Consuelo, Graciano,
Antonio, Remigio, José Luis
y Esperanza, con el trabajo del
cabeza de familia (médico rural
en diversas poblaciones de la
comarca) y las atenciones domiciliarias de la madre. De la
abundante progenie sólo vive, con 91 años, Sor Esperanza
religiosa agustina en Madrigal de las Altas Torres.
En 1930, con 12 años y los estudios primarios realizados
en la escuela nacional de Villavelasco, de cuya localidad
era entonces galeno su progenitor, cambia la paramera
leonesa por el monasterio agustiniano de Uclés (Cuenca),
donde realiza los estudios humanísticos e inicia los
filosóficos. Estos últimos, junto con los teológicos, quedarán
paralizados durante seis años, debido al estallido de la
guerra civil española de 1936. Previamente había efectuado
el año de probación (1933) y emitido los votos temporales
(01-11-1934), que depositó en manos del mártir y
actual beato, P. José Gutiérrez.
El conflicto armado le deparó numerosos contratiempos.
El 24 de julio son expulsados del convento todos sus
moradores. A Remigio y varios compañeros más les acoge
en su casa un vecino de Uclés. No queriendo causar
problemas al benefactor, cuatro jornadas más tarde huyen
al campo permaneciendo tres días «debajo de una
higuera». Como aquella vida era imposible de soportar,
vuelven de nuevo al pueblo. Esa misma persona, ayudante
del secretario del ayuntamiento, les facilita sendos salvoconductos.
A uno de ellos, Mateo de la Hera, le sirvió
de muy poco. Fue asesinado.
Paramio continúa en Uclés, hasta tanto se hace cargo
de él y de sus jóvenes hermanos el Consejo Nacional
Tutelar de Menores. Y con esta institución se mueve por
Madrid, Valencia y Cataluña. Incorporado al ejército
«rojo», lucha en los frentes del Ebro y Lérida. Sus calamidades
continúan en el campo de concentración de Ar-
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gelés-sur-Mer (Francia). donde acude en calidad de fugitivo.
De vuelta a la patria, con informes favorables, se ve
obligado a cumplir tres años de «mili» en los cuarteles
nacionales (1939-42).
Finalizado el período militar, reanuda la vida común
y los estudios filosófico-teológicos en el Monasterio de
La Vid (Burgos), compaginándolos con otros actos institucionales,
tales como la profesión solemne, que le es
recibida por el superior de la casa, P. Ángel Villarroel
(01-01-1944) o los ministerios sagrados (19-09-1945), el
diaconado (03-11-1946) y la ordenación sacerdotal (19-
03-1947), que le imparte el obispo de Burgo de Osma,
Mons. Saturnino Rubio. En esta su segunda etapa formativa
mantuvo una estrecha relación con el responsable
de profesos, P. César Vaca, de quien copió abundantes
ideas, que luego utilizará en su futuro apostólico.
Con la juventud por bandera y la mente llena de conocimientos
teológicos y sociales, en agosto de ese último
curso se traslada a la República Argentina, donde
llevará a cabo, con su acostumbrado celo y solvencia
apostólicos, la actividad pastoral, simultaneándola con
la enseñanza y el desempeño de numerosos cargos comunitarios,
repetidos numerosas veces, tales como: coadjutor,
párroco, prior.... Su trayectoria durante los 52
años que permaneció en la nación hermana fue la siguiente:
1 curso en Rosario: 14 en Mendoza y 37 en
Buenos Aires (23 en «S. Agustín» y 14 en «S. Martín de
Tours»)... En dos ocasiones (1957-60 / 73-77) fue Viceprovincial.
Su quehacer americano quedó una década
interrumpido con seis cursos en La Vid
—tres como maestro de profesos y otros tantos como
superior (1960-66)— y cuatro en Columela como prior y
párroco (1966-70).
Nonagenario ya y con la salud muy deteriorada, vuelve
a la patria en la Semana Santa de 2009, recalando en la R.
A.E. de Palencia, donde vivirá dos años largos, con la silla
de ruedas como habitual compañera. Su estado corporal
toca fondo: apenas habla y conoce. Toda su expresión
idiomática (precisamente él, que tenía un «pico de oro») se
reduce a algunos monosílabos, acompañados de su inseparable
sonrisa. Ingresado de urgencia el 20 de agosto en
el Hospital «Río Carrión» de la capital castellana por infec-

ción bronco-pulmonar grave, fallecerá en la paz de Dios
once días más tarde (31-08-2011). Contaba 92 años de
edad y 76 de vida religiosa.
Si físicamente Remigio fue una persona de estatura
media, buena constitución y bien parecido, moralmente
no se quedó atrás, pues reunía todas las cualidades necesarias
para triunfar en la vida: inteligente, trabajador, cercano,
sociable al máximo, ingenioso (siempre tenía algún
chascarrillo a mano para alegrar la conversación). Dispuesto
a desempeñar cualquier labor o cargo comunitario
que le indicaran los superiores. Sus amistades y sus
admiradores se contaban por cientos. (Conmovedor el
detalle: Poco antes de morir, Elena, una dama bonaerense,
le envió unos guantes para combatir el frío (?) y unos
caramelos para endulzar la enfermedad. Hombre de profundas
convicciones religiosas, padre, hermano, pastor...
«El celo de Dios le consumía». Excelente orador y confesor.
Sus predicaciones acercaron muchas personas a Cristo.
Su faceta de escritor, claro y conciso, la dejó reflejada
A orillas del Río Esgueva, en
Santibáñez de Esgueva, Comarca
y Partido Judicial de
Aranda de Duero, Provincia de
Burgos vio la luz Miguel, segundo
de los hijos de Don
Casiano y Doña Aurelia, maestros
nacionales. De seis hermanos
que fueron quedan: el
primogénito Maximiano, religioso
del Amor Misericordioso,
ex general de su Congregación,
María Lucía, Rufina y
Antonio. Miguel, hombre pacífico,
vino a este mundo el 8 de mayo de 1936 cuando
en España se engendraba la contienda fratricida que desencadenaron
antagonismos ideológicos y odios irreconciliables.
Su infancia se desarrolló dentro de una familia profundamente
cristiana. En el seno familiar se acostumbró a
rezar el rosario, devoción que le acompañaría durante
toda la vida, así como un profundo amor a la Madre de
Dios.
A los 12 años llegó al Colegio-Seminario San Agustín
de Palencia para continuar estudios secundarios. Fue
en Palencia donde inició y demostró sus dotes de pintor,
plasmando su arte en los telones del teatro y otras
pinturas ocasiónales del seminario. El P. Emilio San Ro-
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en media docena de obras, relacionadas todas ellas con
la vertiente humano-religiosa (pastoral parroquial, noviazgo,
familia, Cursillos de Cristiandad...). He aquí algunos
títulos: Familia, formadora de personas, educadora de la
fe, promotora de desarrollo; Santa María, ven; Los perros
de don Luján; Reflexionando desde la vida... Entre sus
varias titulaciones ostentaba la de licenciado en Teología
por la Universidad Católica Argentina (UCA).
Los funerales estuvieron presididos por el obispo agustino,
Mons. Mariano Moreno, al que acompañaron en el
altar 32 concelebrantes, entre ellos los PP. Alejandro
Moral y Agustín Alcalde, Asistente General y Provincial
respectivamente. Asistió también un nutrido grupo de familiares,
amigos y convecinos. Terminamos esta breve
semblanza haciendo nuestras las palabras del prologuista
de Los Perros de don Luján: «Qué bueno tiene que ser
Dios, cuando tan bueno es el P. Remigio». Descanse en
paz.
P. José Villegas. OSA
P. MIGUEL LUCAS PEÑA:
Santibáñez de Esgueva (Burgos) 1936, São Paulo (Brasil) † 2011
mán, intuyendo al futuro artista, le llevó a Toledo para
que conociese el cuadro del Entierro del Conde Orgaz y
que Miguel reprodujo después en Palencia. Tomó el
hábito en 1953 y profesó el 31 de agosto de 1954 de
manos del P. Paulino Marcos en Palencia. Una vez emitida
la profesión partió con sus compañeros a La Vid.
En Santa María de la Vid realizó los estudios filosóficos
y teológicos. Profesó de solemnes el 31/08/1957 de manos
del P. Santos Santamarta y allí también recibiría los
ministerios de manos de Monseñor Manuel González
Arbeláez el 16/11/1958, el diaconado de manos de monseñor
Gerardo Herrero el 8/12/1959 y la ordenación sacerdotal
el 10/07/1960 de manos de Monseñor Demetrio
Mansilla. A La Vid volvió el 27 de junio de 2010 para celebrar
las bodas de oro con sus compañeros y familiares.
En las vacaciones de agosto de este año estuvo contemplando
sus cuadros y rezando a la Virgen de La Vid.
Su primer destino fue Brasil. Debía haber viajado con
su compañero Marcial, pero un fuerte resfriado le agarró
en la buhardilla de San Manuel y San Benito, obligándole
a retrasar el viaje, lo que le libró del peligroso accidente
de Iberia en Congoñas. Llegó a principios de 1961
a São Paulo, permaneciendo en Santo Agostinho, ocupando
el tiempo como inspector de alumnos, aprendiz
de portugués, aficionándose a unas clases de violín y
ejercitando sus cualidades de pintor.
Al comenzar el año de 1963 fue destinado a la Parroquia
del Divino Espíritu Santo de Dois Córregos como
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coadjutor, por poco tiempo, ya que en 1964 fue destinado
a la parroquia de San Benedito de Nova Granada,
primero como coadjutor y después como párroco. Es
en este periodo de 1964 a 1973 cuando empiezan sus
problemas respiratorios por la alergia a los caminos polvorientos
y el calor tropical de Nova Granada. Aquí inicia
la época de su afición por el hipnotismo y la parapsicología,
sin dejar la pintura que le acompañará casi hasta
el final de su vida. En uno de sus viajes, al regresar a
Nova Granada desde São Paulo, acompañado como de
costumbre con sus monaguillos, compró un libro de ciencias
ocultas en la estación de autobuses del Buen Retiro
de São Paulo. Como era hombre práctico llevó la teoría
a la práctica con sus amigos «coroinhas», (monaguillos)
y vio que aquello funcionaba.
En 1973 tomó posesión como párroco de la parroquia
de Santo Agostinho de São Paulo, hasta 1978. Son
los años de consolidación como pastor de almas, al tiempo
que se dedicaba a impartir cursos de parapsicología
en Brasil, España, Venezuela, Argentina, Uruguay y Paraguay;
escribir libros de espiritualidad popular y parapsicología.
Llegó a tener pacientes de prestigio, como el
secretario de Educación de São Paulo, el Ministro de
Planificación de Brasil, la familia del Presidente Stroessner
de Paraguay y la familia del Ministro de Comunicaciones
de Venezuela.
Su fama como parapsicólogo le convirtió en uno de
los más conocidos y mejores de Brasil por la facilidad en
realizar la regresión de edad individual y colectivamente,
y aplicar técnicas de sanación con su diálogo, el anillo
atlante, las pirámides, los conos protectores, la relajación,
el aura humana, etc.
Para poder actuar legalmente se licenció en Psicología
Clínica. Era también licenciado en Pastoral, Filosofía,
Pedagogía y titulado en Educación Moral y Cívica.
En 1985 pasó a residir en la nueva casa Viceprovincial,
primero como coadjutor de Santa Rita, después párroco
y alternando de nuevo como vicario parroquial, párroco,
prior y ecónomo. De nuevo y por última vez como
párroco el año 2007 hasta la fecha de su fallecimiento.
Aparte de los muchos escritos, algunos traducidos al
español, entre los que podemos citar Autorrealización a
través de la Parapsicología, A Parapsicología no equilibrio
integral, El hombre que encontró el sentido de la vida, Entrevista
con San Agustín, Catequesis con humor, Beato P.
Mariano de la Mata, cursos y artículos, programas de TV,
la figura del P. Lucas —así se le ha llamado y conocido los
50 años de estancia en Brasil— existen unas facetas dignas
de recordar. Era hombre de comunidad, animador de
la misma, perdonaba fácilmente las ofensas y estaba
siempre de buen humor. Siendo párroco de Santo Agostinho
preparó con la Hermana Franceschini, la confirmación
de más de una treintena de niños/as. Fue un obispo
entrado en años, residente en la parroquia para adminis-
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trar el sacramento y nada más llegar delante de la monja
le dijo que le pagase la cuota y que no habría misa. La
monja comenzó a llorar, los ayudantes en la sacristía no
salían de su asombro. Pues bien el P. Lucas ni se inmutó.
Obedeció al obispo, que confirmó a los confirmandos y lo
despidió. Pidió a todos que permaneciesen en la iglesia,
salió revestido y después de una de sus anécdotas, les
dijo: «ahora comienza la fiesta de verdad, que comience
el coro a cantar» y hubo misa y fiesta, haciendo creer al
pueblo que aquella era la ceremonia principal.
Como pintor deja su obra en la parroquia de Santo
Agostinho con el cuadro del Beato Juan XXIII, primer
cuadro magistral, bajo la dirección de su maestro el pintor
español Pedro Antonio y la serie de los sacramentos
con figuras vivas, entre las que se encuentra el Cardenal
Dom Paulo Evaristo Arns, miembros de la comunidad,
amigos y feligreses, además de la decoración del teatro
Santo Agostinho. Y en La Vid la galería de santos agustinos
españoles, obispos y provinciales de nuestra provincia.
Las pinturas del P. Lucas están por doquier.
Sus libros, sencillos por naturaleza, han tenido fácil difusión
entre la feligresía brasileña; sus mágicas, casi siempre
orientadas a la pastoral, han deleitado a pequeños y
mayores; sus cursos prácticos han tranquilizado algunos
espíritus perturbados, a la vez que alegraban al ecónomo
de turno, cuando entregaba los frutos materiales. Fundó
y dirigió la clínica Mente e Coração de São Paulo.
Como miembro de la comunidad le gustaba agradar,
recibir bien a los visitantes, regalarles algún detalle y olvidar
rápidamente las injurias, cuando las había.
Felizmente el mes de agosto lo había pasado con su
familia en España. Le llegó el final con una salud muy deteriorada
por los problemas respiratorios, la vida sedentaria,
obesidad, diabetes, hipertensión arterial y una infección
pulmonar. Los facultativos le habían prohibido acercarse
a las tintas hacía dos años. El domingo, día 18 y víspera
del fallecimiento quería a todo trance presidir la eucaristía
parroquial, pero se lo impidieron sus compañeros de comunidad.
Al día siguiente ya de nuevo en el Hospital Santa
Cruz no hubo tiempo de someterlo a la tomografía planificada
por unas paradas cardíacas y descansó en la paz
del Señor a los 75 años de edad y 57 de vida religiosa a
consecuencia de dos paradas cardíacas. Y así nos dejó el
P. Lucas, alto, pícnico, polifacético, inquieto, innovador,
siempre dispuesto y disponible, alegre, emprendedor,
buen comunicador y siempre agustino.
El funeral fue presidido por el obispo auxiliar de la
región centro Don Tarsicio Scaramussa, concelebrando
31 sacerdotes entre agustinos, agustinos recoletos, paulinos
y párrocos aledaños. Sus restos reposan en el panteón
del Vicariato, sito en el cementerio del Santísimo
Sacramento del Araça, São Paulo.
P. Pablo Luna, OSA