anuario de investigaciones culturales número 3 2002 grupo - Atenas

ANUARIO DE INVESTIGACIONES CULTURALES
NÚMERO 3 2002
GRUPO DE INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO
DE LA DIRECCIÓN PROVINCIAL DE CULTURA
MATANZAS
Directora: Teresa Estrada Castro
Consejo de Redacción: Martha Silvia Escalona
Lourdes Díaz Domínguez
Mireya Cabrera Galán
Silvia T. Hernández Godoy
Matanzas, Cuba, 2003
1

Edición: Bárbaro Velazco Valderrama
Diseño: Leonel Betancourt Álvarez
En cubierta: Fachada del Museo Provincial Palacio de Junco.
© Grupo de Investigación y Desarrollo
de la Dirección Provincial de Cultura. Matanzas, 2003
© Sobre la presente edición:
Ediciones Matanzas, 2003
ISbN 959-268-022-1
ISSN 1729-465
Todos los derechos reservados
Ediciones Matanzas
Calle Jovellanos esq. a Medio (altos)
Matanzas
e- mail: milanesAatenas.cult.cu
www.cubaliteraria.com
2

S U M A R I O
Los estudios arqueológicos y la historiografía aborigen de
Cuba (1847-1922)
Silvia T. Hernández Godoy /5
La población negra de Matanzas (1793-1839)
Martha S. Escalona Sánchez /25
El epistolario martiano 1862-1889. Caracterización temática
Lourdes Díaz Domínguez
Isabel Milián Fondevila /47
Varadero: de caserío a centro turístico de relevancia internacional
(1883-1958)
Ernesto Álvarez blanco
Teresa de la C. Iglesias Oduardo /71
Música y verso
María del R. Florido Pérez /89
La revista Mil y la conciencia de identidad matancera
Caridad Contreras Llorca /97
La Cruz Roja de Pedro Betancourt. Colección de piezas
Julián R. Álvarez López /111
El promotor cultural: agente activo en la preservación del
patrimonio comunitario
Laydis L. Daniel Santana /125
3

Los estudios arqueológicos
y la historiografía
aborigen de Cuba
(1847-1922)
Msc. Silvia Teresita Hernández Godoy
5

Msc. Silvia Teresita Hernández Godoy (8/12/1971)
Investigadora Agregada. Labora en el Museo Provincial Palacio de
Junco. Se ha especializado en estudios de arqueología y sobre el
Castillo de San Severino. Ha publicado en revistas especializadas
nacionales e internacionales.
6

El siglo x i x marcó un importante cambio en los niveles del conocimiento
científico, al aparecer en la palestra pública datos e
informaciones en diferentes campos académicos que hicieron
reprobar las concepciones creacionistas y las construcciones
escolásticas aún vigentes en la época. En segundo lugar se
conformó la corriente evolucionista que junto a las ideas del
positivismo lideraron los fines de siglo.
Este significativo avance en la mentalidad científica del
mundo fue influenciado por la obra El origen de las especies
(1859) de Charles Darwin, quien fundamentó una teoría moderna
de la evolución biológica. Entonces las ideas evolutivas
penetraron en la visión acerca del hombre. Al tiempo que se
iniciaron estudios antropológicos sobre grupos autóctonos
vivos, se efectuaron descubrimientos arqueológicos, los cuales
potenciaron un análisis del registro material a través de la
organización de los datos sobre un criterio tecnológico, que
implicó la idea de la evolución en su estructura. Esta hipótesis
se generalizó a partir de los hallazgos iniciales de herramientas
de piedra tallada en el Valle de Somme, Francia (1838) realizadas
por el naturalista francés Jacobo boucher de Perther (1788-1868),
quien utilizó este concepto de un modo inductivo al efectuar
el estudio de la primera secuencia demostrable de la materia
prima empleada.
Aunque en el siglo x x el evolucionismo decimonónico fue
objeto de críticas certeras por el abuso del método deductivo y
la universalidad obligatoria de los hechos y procesos presentados
de forma lineal, de lo simple a lo complejo, en su momento
desempeñó un papel fundamental al crear la preocupación y el
7

afán de conocer sobre la etapa más antigua de la humanidad.
Constituyó la innovación, el viraje hacia el estudio del hombre,
la sociedad y su cultura en el sentido más amplio del término
y de las ciencias naturales. Por su parte la corriente positivista,
expuesta por Augusto Comte y Herbert Spencer, desempeñó
el positivo papel de reunir, clasificar y describir la información
que se iba acumulando.
Es el siglo en el cual por primera vez, en el plano biológico,
se vincula al hombre con el reino animal, la etapa donde la inmensa
mayoría de los científicos, de cualesquiera de los campos
del saber, aplican e indagan a partir de la experimentación, en
cuya vanguardia estaban las ciencias naturales.
Al frente de esos estudios se ubica la Universidad de París
y como consecuencia de todo lo referido, se comienza a perfilar
una nueva disciplina, llamada antropología, que no era sólo lo
que hoy entendemos como tal, sino que la integraban los hechos
arqueológicos. Estas circunstancias favorecieron la formación
de núcleos intelectuales en diferentes países que posibilitaron
el flujo continuo del intercambio científico. Se creó una escuela
francesa de antropología, y una española, que constituyeron
las influencias que llegaron a Cuba a través de profesionales
formados en Europa. La francesa fundamentalmente no centró
su atención en los aspectos sociales y culturales de la historia
humana. Utilizaron las ideas darwinianas al estudiar al hombre
como ser biológico, y desarrollaron dentro del campo antropológico
el análisis de sus características físicas, para progresar los
trabajos de descripción y clasificación de las razas humanas.
Es un período de efervescencia cultural e inquietudes
científicas. La nueva disciplina, que aún no contaba con verdaderos
especialistas de perfil estrecho, convocó en torno a ella,
a naturalistas, médicos, geógrafos e historiadores, viajeros,
marinos y misioneros quienes acumularon un valioso registro
de datos procedentes de todas las regiones del mundo. Los
novedosos conocimientos favorecieron la acción de colectar
8

las piezas halladas para su cuidado y como representación de
las culturas estudiadas.
Esta era la peculiaridad del siglo x i x en Europa, y la mayor
de las Antillas no estuvo al margen de ese gran movimiento
mundial, que se introdujo en Cuba en la primera mitad de ese
siglo y condicionó el surgimiento de la antropología física e
integrada por los contenidos que más tarde darían origen a la
disciplina arqueológica en el país.
Con anterioridad, a lo largo de los primeros siglos del
asentamiento europeo, el interés por desarrollar económica y
políticamente la colonia, unido a la disminución significativa de
la población originaria, hizo que el estudio sobre esos grupos
humanos quedara en el olvido. No era preocupación de las
autoridades metropolitanas aprender sobre los orígenes históricos
de su territorio ultramarino. Es por eso que las obras de
los Cronistas de Indias sobrevivían en bibliotecas o conventos,
en profundo silencio.
Los Cronistas de Indias fueron los primeros historiadores
del Nuevo Mundo. Testigos en su mayoría de la conquista y
colonización de las llamadas tierras vírgenes, sus escritos
(diarios, crónicas, cartas ...), conformaron las fuentes iniciales
para el conocimiento de los primeros habitantes insulares y
continentales. En principio respondiendo al simple acto de
informar a la Corona y posteriormente con la intención de
crear textos, constituyeron el preámbulo de la historiografía
aborigen de Cuba.
En este contexto sobresalen las obras del Padre bartolomé
de Las Casas y de Gonzalo Fernández de Oviedo. Aunque de
hecho no fueron los únicos que abordaron la temática relacionada
con el archipiélago cubano en tiempos de la conquista,
los datos que recogen resultaron los más cercanos a la realidad
y corroborados, algunos de estos, por la arqueología. Pedro
Martyr de Anglería (1459-1526) y Antonio de Herrera y
Tordesillas (1559-1625) también legaron obras de este género.
9

Sin embargo, ambos reiteraron las informaciones de las Casas
y por momentos, sus narraciones son imprecisas e incompletas.
Debido a la rápida colonización de Cuba, sin grandes batallas
con los nativos, y al no cumplimentarse el sueño colonizador
de encontrar oro y plata, las informaciones sobre los aborígenes
de la mayor de las Antillas resultaron excluidas de la
historiografía americana de la conquista. Los datos planteados
por los Cronistas de Indias en los primeros decenios del siglo
x v i, con sus aciertos y limitaciones, quedaron como los únicos
testimonios. Tendrá que esperarse hasta casi finalizado el xviii
y particularmente al siglo x i x, para que los vestigios materiales
de los primigenios habitantes de Cuba, puestos al descubierto
a través de la arqueología, específicamente por los trabajos de
campo efectuados por Miguel Rodríguez Ferrer, seduzcan a los
investigadores. Con ellos se va a iniciar una nueva fase de la
historiografía aborigen, favorecida con la creación de diferentes
corporaciones científicas.
En la Isla surgió la necesidad de fundar instituciones que
agruparan a lo intelectuales y a los profesionales. Siguiendo los
ejemplos europeos se crearon espacios para debatir criterios y
presentar los descubrimientos que se fueran realizando. Es así
que se instituye la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas
y Naturales de La Habana, el 19 de mayo de 1861, centro que
influyó en todos los aspectos de la vida cultural cubana. Gracias
a su existencia y labor se desarrollaron disciplinas como la
geología, paleontología, biología, química, farmacia, antropología
y arqueología. Con su quehacer y actividad surgieron
otras instituciones como la Sociedad Antropológica de la Isla
de Cuba (SAC), el 26 de julio de 1877. En el seno de la misma
se discutieron numerosos problemas: los caracteres físicos,
fisiológicos y facultades intelectuales de los grupos humanos,
datos históricos, arqueológicos, lingüísticos; las razas, y en
especial, la población negra.
Son los profesionales agrupados en estas asociaciones quie-
10

nes lentamente van sumando informes y publicaciones que
señalarán las peculiaridades de la historiografía indocubana.
En este siglo todo giraba aún en torno a las ciencias naturales
y a la antropología física, a la cual se sumaban algún que otro
hallazgo fortuito de vestigios de la cultura material de los antiguos
pobladores del archipiélago cubano.
El iniciador de las exploraciones arqueológicas en Cuba
fue Miguel Rodríguez Ferrer (1815-1899), quien con su labor
condicionó el avance gnoseológico sobre la sociedad comunitaria
de la mayor de las Antillas, al divulgar e interpretar las
evidencias materiales de estos grupos humanos, las que recogió
fundamentalmente en el extremo oriental del territorio entre
los años de 1847 y 1848. El geógrafo español ofreció de esta
forma una nueva vía para su conocimiento, ya que además de
incluir las Crónicas de Indias, los objetos hallados constituyeron
las primeras piezas museables que interpretó y a las que se han
podido reconstruir su historia. Estas fueron hachas petaloides,
numerosos cráneos deformados y dos famosos ídolos: el de
bayamo y el hacha ceremonial de Cueva Ponce.
La caracterización que hizo de ambos según sus dimensiones,
dureza del material y el arte con el cual fueron confeccionados,
le indujeron a concluir erróneamente sobre su origen.
Al concebir a los indocubanos como primitivos no los consideró
con las habilidades requeridas para tales realizaciones, por lo
que determinó la procedencia foránea de estas piezas.
Refiriéndose al Hacha de Cueva de Ponce expone: “¿Cómo
pudo darle este dibujito tan acabado en sus detalles, la mano
del sencillo siboney, que sólo encendía el fuego con la fricción
de unos palitos y no tenía más hierro que las puntas que ofrecía
el sílex pedernal?” 1*
El análisis de las anteriores palabras muestra una visión
* Las citas y referencias aparecen al final de cada trabajo. (N. del ed.)
11

desacertada sobre los grupos aborígenes cubanos, creyéndolos
incapaces por naturaleza de elaborar estos objetos, opinión que
tuvo sus seguidores durante el siglo x i x. Por el hecho de aceptar
la simpleza y salvajismo inherentes a los indios de Cuba, ubica
la factura de estas piezas en Yucatán o México, como posibles
centros emisores (con lo cual manifiesta indicios de un posible
difusionismo) 2 o que pudieron pertenecer a una civilización
anterior a los últimos habitantes de Cuba. A pesar de esta limitación
en la obra de Rodríguez Ferrer, es fácil comprender
como lógica su opinión al considerar el escaso conocimiento
que se tenía sobre estas comunidades antillanas, cuyos trabajos
de campo él había iniciado. Al mismo tiempo debe tenerse en
cuenta el nivel muy alto de los descubrimientos que en esa
fecha se llevaban a cabo en la península yucateca. 3
Estas dos piezas relevantes fueron analizadas por el científico
Andrés Poey, hecho que le valió su ingreso a la Sociedad
Etnológica Americana de los EE.UU. La obra que denominó
Antigüedades cubanas (1855) conserva actualmente su significado
para el conocimiento y estudio del material arqueológico localizado
en la primera mitad del siglo x i x, así como por iniciar la
presencia de cubanos en estos desempeños.
El ídolo de bayamo y los cráneos deformados pasaron a
ingresar los fondos del Gabinete de Historia Natural de la
Universidad de La Habana el 17 de diciembre de 1862, por
la petición que le hiciera Felipe Poey al rector José Valdés
Faurhi el 14 de marzo de ese mismo año. Hoy el referido
cemí se puede admirar en la sala de exposición permanente
del Museo Antropológico Montané de la alta casa de estudios.
Por otra parte, el hacha ceremonial de Cueva Ponce tuvo por
destino los museos de la península. Procedente de Maisí fue
obsequiado a Ferrer el 30 de julio de 1847 por un vecino de
baracoa y actualmente se localiza en el Museo de América de
Madrid, España.
La búsqueda efectuada por Miguel Rodríguez Ferrer en la
12

mayor de las Antillas contribuyó sin lugar a duda al comienzo
del coleccionismo arqueológico. Su acción de colecta puede
definirse como un acto espontáneo en función de la rareza de
las piezas localizadas; sin embargo, esa pasión inicial dio paso a
una labor de mayor alcance, ya que se interesó por describirlas
y cederlas a instituciones y centros especializados como lo fue el
Gabinete de Historia Natural de la Universidad de la Habana.
Su trabajo fue conocido en 1879, al ser editada su obra cumbre,
Naturaleza y civilización de la grandiosa Isla de Cuba.
Por otra parte, en la segunda mitad del siglo se inician
debates en los círculos científicos constituidos, en función
de las huellas aborígenes localizadas. Se establecen diversas
polémicas que trascenderán en el tiempo, hasta su solución
total en el siglo x x, como la presencia de caribes en Cuba, argumentada
por la existencia de los cráneos deformados que
había localizado Ferrer, y cuyos principales exponentes fueron
el periodista Juan Ignacio de Armas (1842-1889) y el abogado
Manuel Sanguily (1848-1925). También los elementos óseos
fundamentaron la proyección de los estudios arqueológicos
primigenios.
En principio la arqueología se vertebró bajo la proyección
de los estudios antropológicos decimonónicos. Estos fueron
impulsados por el arribo a la Isla en 1874 del Dr. Luis Montané
Dardé (1849-1936) graduado de esa especialidad en la Universidad
de París. Valen destacar además, en esta centuria, los
esfuerzos de las instituciones científicas creadas para conocer el
pasado y presente del hombre como género humano, manifiesto
en las primeras expediciones científicas organizadas al oriente
cubano y llevadas a cabo por los Dres. Carlos de la Torre (1890)
y Luis Montané Dardé (1891), momento importante para la
arqueología cubana pues de la Torre reportará en su viaje las
primeras gubias de factura aborigen. 4
Con la llegada de la guerra de Independencia en 1895 ocurrió
un estancamiento en todos los sectores de la vida científica del
país. No obstante, en el transcurso de la contienda se efectuaron
13

algunos hallazgos fortuitos que se divulgarán ya entrado el
siglo x x. Fernando García y Grave de Peralta, integrante de las
huestes mambisas, localiza fragmentos de hachas cuneiformes,
fondos de cazuelas y vasijas de barro (de ello sólo tenemos la
información a través de dibujos) en Las Villas y en los límites
territoriales de Camagüey y Oriente; los primeros en 1897 y
los segundos en 1898. 5
A fines del siglo x i x comienza a manifestarse el ocaso del
evolucionismo como principio rector del conocimiento humano.
Sus opositores centraron la discusión hacia el método de
análisis de esta corriente antropológica. Los evolucionistas,
cuando carecían de datos, procedían a atrevidas extrapolaciones
y deducciones, y no aceptaban los hechos que no se
insertaran en su esquema lineal general de explicación. La
tendencia a separar los hechos de su contexto global fue una
de sus limitaciones características, circunstancias favorecidas
por su relación con el positivismo, que promovía únicamente
la descripción. La historia, de esta forma simplificada respecto
a las sociedades antiguas, se proyectó no sólo en percibir
los acontecimientos independientes, sino que en su visión de
desarrollo-progreso, debían ascender los mismos grados en la
evolución. 6
En efecto esa concepción era un factor negativo de la
evolución como teoría que, no obstante, fue asumida de
forma absoluta durante el siglo x i x. Su error manifiesto fue
el no considerar las creaciones propias y las interacciones
mutuas en la evolución de los pueblos: contactos, asimilación
de tradiciones y transculturación. No obstante el mérito de
los evolucionistas radicó ciertamente en el impulso motor que
sus trabajos concedieron al estudio de las ciencias mundiales
y por ende, de las cubanas. No es menos cierto que a través de
ellas se conformaron disciplinas para la investigación sobre el
hombre, como la antropología y la arqueología, que nacieron
juntas en el x i x y se independizaron, con sus respectivos objetos
de estudio específicos, en el x x.
14

La arqueología durante el siglo x i x tuvo una actividad limitada.
Las excavaciones arqueológicas no se implementaron
con una metodología científica. El proceso de intervención tuvo
como fin la colecta de piezas de hechura aborigen. Por lo tanto
las colecciones privadas y públicas en gabinetes y museos de
historia natural, antropológicos, de carácter polivalente, atesoraron
las evidencias materiales sobre la población nativa de la
mayor de las Antillas, lo cual posibilitó su mejor conocimiento.
Aunque en principio prevaleció el examen descriptivo de los
objetos aislados sin precisar el lugar del hallazgo, como en los
debates efectuados en la SAC, este hecho condujo a establecer
lo relativo a la presencia de caribes en la Isla. Sin embargo, y
a pesar de algunos errores, constituyó un paso de avance al ir
desbrozando el camino hacia la caracterización histórica de una
etapa de la sociedad hasta ahora prácticamente desconocida.
En este contexto intelectual otros hombres hicieron posible
el avance de esta disciplina: el Dr. Andrés Poey (1826-1919)
con su estudio sobre las piezas localizadas por Ferrer, el Dr.
Felipe Poey (1799-1891) con el primer estudio sobre un cráneo
deformado aborigen, y el Dr. Antonio bachiller y Morales (1812-
1899) con sus estudios filológicos del lenguaje y su propuesta
en función de la creación de un museo arqueológico en el seno
de la Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba.
Las obras editadas en el siglo x i x sobre los aborígenes
cubanos y en las que primaron la descripción de los objetos
localizados, las informaciones históricas de los Cronistas de
Indias y la visión de aquellos grupos humanos a través de sus
características físicas, dieron lugar a una corriente de pensamiento
vinculado al mundo prehispánico. La tendencia en la
lírica cubana a finales de la centuria, de marcado espíritu patriótico,
consagró los temas indígenas en sus cantos y poemas,
que posibilitaron la publicación y difusión del nombre siboney,
utilizado para caracterizar a toda la población originaria de
Cuba; de ahí la denominación del movimiento: el siboneyismo.
15

Entonces, el siboney, según la corriente que predominaba,
se asimiló a los que Las Casas definiera como taínos. Fue el
indio protagónico de los antecedentes de la conquista: el que
tuvo relación con el conquistador, el que cultivó la tierra, el
de los cemíes, el casabe, areíto y tabaco. Próximos al arribo
del siglo x x, el ánimo independentista imperante en la Isla
de Cuba se vertebraba sobre el empeño creciente de conocer
nuestras raíces.
En el siglo x x, la arqueología finalmente se independiza
de la antropología y adquiere su propio objeto de estudio y
terminologías; que si bien estuvieron condicionadas por el
positivismo y el historicismo cultural, contribuyeron al cambio
de la proyección de las investigaciones. Por lo tanto, se amplió
el registro de datos de las comunidades aborígenes de la mayor
de las Antillas y su relación con el Caribe insular y continental.
Este proceso fue favorecido por el arribo al archipiélago cubano
de experimentados arqueólogos procedentes de Estados
Unidos, poco después de la intervención norteamericana y
con posterioridad a la instaurada República. Stewart Culin
(1901), Jesse Walter Fewkes (1904), Teodoro de booy (1914) y
Mark Raymond Harrington (1915 y 1919) influenciados por los
postulados de Franz boas (1858-1942), determinaron el enfoque
arqueológico de sus investigaciones.
Abiertamente en contra del evolucionismo, este antropólogo
–naturalizado en Estados Unidos, pero de origen alemán–,
negó la generalidad y destacó el particularismo concreto de
cada sociedad, de ahí la denominación de escuela del relativismo
cultural o particularismo histórico. Además, consideró los
criterios difusionistas en boga a principios del siglo x x como
esquemas simplificados para comprender una realidad lejana
en el tiempo, aunque no rechazó la idea de la difusión cultural
como proceso creador, al conducir una modificación de sí
mismo cuando pasa de un sitio a otro. Planteó que el estudio del
pasado de una cultura (grupo humano) contribuía a su mejor
16

conocimiento. Por consiguiente, la arqueología bajo la égida del
historicismo cultural y el efecto de las enseñanzas boasinas, se
consideró en la etapa como uno de los métodos de la antropología.
Por lo tanto se caracterizó en estos años, de forma general,
como descriptiva, al realizar reconocimientos y excavaciones
breves, proveer de informaciones sobre yacimientos estudiados
e inventariar los artefactos localizados sin establecer muchas interpretaciones,
preocupados sólo por determinar “un esquema
cronológico, mas que el de una verdadera historia cultural.” 7
Los historicistas efectuaron comparaciones entre las industrias
arqueológicas y culturas etnográficas. Estos factores condicionaron
la vigencia de los criterios positivistas en el estudio de
la sociedad comunitaria en la mayor de las Antillas, aunque en
otro aspecto contribuyeron positivamente a aumentar el caudal
de evidencias sobre las antiguas poblaciones de Cuba.
En estos momentos la arqueología se encaminó entonces
hacia la ordenación cronológica con cierto barniz histórico del
pasado. Sin embargo, marcaron un hito porque se dejaba atrás
la simple recogida de la evidencia aislada, y se rebasaban los
límites del estudio descriptivo de una pieza en particular. Hubo
textos que abordaron la temática de la vida de la sociedad comunitaria
de Cuba desde matices descriptivos, es decir, los de
carácter histórico y filológico que contemplaron las soluciones
a las polémicas, debates y misterios del pasado aborigen, a las
cuales contribuyó la arqueología de las primeras décadas del x x.
Por ejemplo, se determinó la inexistencia de caribes en Cuba, se
estableció el origen suramericano de los grupos humanos que
habitaban la mayor de las Antillas a la llegada de los españoles,
la presencia en la Isla de poblaciones de diferentes niveles de
desarrollo socioeconómico y sobre todo cultural, puesto que
este último aspecto servía de hilo conductor. En ese momento
fueron siboneyes (pescadores-cazadores con utensilios de concha,
localizados mayoritariamente en el occidente de Cuba)
y taínos (agricultores-ceramistas con instrumentos de piedra
y barro, creadores de maravillosos objetos como las hachas
17

petaloides y los ídolos).
Los resultados expuestos en estas publicaciones se divulgaron
y llegaron a un público más amplio a través de las obras
de Carlos de la Torre, Manual de Historia de Cuba para maestros
(1901), Mark Raymond Harrington, Cuba antes de Colón (1921) y
de Fernando Ortiz, Historia de la arqueología Indocubana (1922).
Se cree erróneamente que este texto de Ortiz fue publicado
por primera vez en 1935. La razón de este planteamiento se
debe a la importancia de esta segunda edición que anexaba la
traducción del libro de Harrington, Cuba before Colombus, por
lo que es la más conocida. Pero existió una anterior, en 1922,
agotada rápidamente.
Esta Historia de la arqueología indocubana, sin duda alguna,
fue el texto más importante escrito entre 1847 y 1922 que refirió
el estado de la disciplina en la Isla y que en cierta medida aún
mantiene su vigencia para el estudio de esta etapa. El erudito
cubano la escribió para ampliar los datos que integró el autor
norteamericano en su obra, que según Fernando Ortiz, resultaban
incompletos; además de verificar en la obra sus opiniones
sobre la actividad arqueológica en el territorio.
Ortiz reseña los principales aspectos de los textos tratados
y añade algunos trabajos omitidos por el autor norteamericano,
como los que aparecieron en el seno de la Sociedad Antropológica
de la Isla de Cuba: el de Francisco Jimeno, Juan de
Armas, Manuel Sanguily y Juan A. Montalvo. Sin embargo, no
refiere la actividad de esta asociación científica, al igual que
la labor de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y
Naturales de La Habana, así como sus roles significativos en
la conformación de las colecciones arqueológicas en el país;
claro está, ese no fue el objetivo del bibliógrafo cubano, por lo
tanto no es criticable.
En su discurso asume posiciones ante las polémicas arqueológicas
del siglo x i x. En lo referente a la existencia de la deformación
craneana acepta lo errado de los criterios de Juan Ignacio
18

de Armas. Por otra parte, fue capaz de enaltecer la labor de
Fewkes al realizar estudios comparativos de sitios arqueológicos
cubanos y de otras zonas del Caribe, específicamente Puerto
Rico, lo que consideró significativo para el mejor conocimiento
de la vida de nuestros primeros pobladores.
Al historiar la arqueología de Cuba, Fernando Ortiz no fue
sólo partícipe pasivo; sino también un activo integrante de este
acontecer. Se conoce su importante trabajo en el descubrimiento
del montículo funerario de Guayabo blanco en la Ciénaga de
Zapata junto a Juan Antonio Cosculluela y Luis Montané Dardé,
así como su esfuerzo por divulgar este hallazgo en revistas de la
época, como la Revista Cuba y América. Además, en las palabras
finales del libro, informa la localización de pictogramas en una
cueva de Punta del Este (actual Isla de la Juventud), la que se
conocerá posteriormente como la capilla del arte rupestre cubano.
Otro de los aspectos a valorar es su crítica a los gobiernos
de turno que no se ocupaban del desarrollo de las actividades
arqueológicas en la Isla.
Finalmente, se pudiera decir al mismo tiempo, que en su
texto no intenta realizar una interpretación sobre la historia
de la sociedad comunitaria de Cuba; pero el propio Fernando
Ortiz en sus páginas responde: “Porque es aún muy aventurado
formular afirmaciones sintéticas; porque la interpretación
de los hallazgos arqueológicos, especialmente de los últimos
años, está por formalizar y escribir; porque la intensificación
de los estudios paleoetnológicos, etnográficos y filológicos en
toda América, principalmente en los países que bordean el mar
Caribe o de Las Antillas, desde la Florida hasta el Amazonas,
acaso desde el Delaware al Plata, abren continuamente nuevos
horizontes al estudioso de la etnografía comparada, y esa
fomentación científica aconseja mucha parsimonia y circunspección
antes de llegar a juicios asentados y serios”. 8
También es importante destacar en estas dos primeras décadas
del siglo x x el trabajo del ingeniero cubano Juan Antonio
19

Cosculluela (1864-1950) en la Ciénaga de Zapata en 1913-1914
y su obra, Cuatro años en la Ciénaga de Zapata, editada en 1918.
Este fue el punto de enlace entre los autores de los siglos x i x y
x x. A través del estudio del montículo funerario de Guayabo
blanco, en la costanera oriental de este territorio, brindó una
información certera sobre la disposición y orientación de los
cadáveres, en función de la posible localización de algún rito o
práctica funeraria de los pobladores nativos de la zona, como
manifestaciones de culto al sol y a la muerte, tradición aruaca
del continente. Enunció además, la presencia de los restos de
alimentos como ofrendas a los seres allí depositados, cuestión
a debate en las siguientes décadas del siglo x x. Proclamó su
abierta oposición al enlazamiento entre las culturas antillanas
con las yucatecas y mexicanas que obviaba la influencia suramericana,
la cual estimó como única cierta para la migración
hacia las Antillas. Esta fue la razón por la que asumió que el
dialecto indio de Cuba integraba el tronco lingüístico aruaco
continental e insular, de ahí que los taínos y siboneyes formasen
parte de la familia amazónica.
Cosculluela también tuvo desaciertos, aunque más tarde
fueron rectificados por el mismo autor. No obstante, su obra
tuvo un significado real pues presentó novedosos y diferentes
hallazgos relacionados con los aborígenes cubanos, lo que permitió
ampliar el registro de datos que se tenían sobre nuestros
primeros habitantes.
También las colecciones arqueológicas en las primeras
décadas del siglo x x favorecieron la transmisión de los conocimientos
acerca de la forma de vida de la sociedad comunitaria
del territorio cubano, al ser portadores de la nueva concepción
museológica de museo-docente. Sobresale en esta labor el
Museo Antropológico Montané y su relación con la vida universitaria
en la capital. Sus colecciones de prehistoria y antropología
sirvieron de base a la impartición de diferentes materias.
Aunque estas se relacionaron con la historia natural y
20

física, las evidencias materiales estaban expuestas al gran
público y a los especialistas. Su atesoramiento preservó la cultura
material de las antiguas poblaciones antillanas y fueron
un punto de partida hacia elaboraciones históricas de mayor
alcance y complejidad. Con menos piezas que el Montané y
sin una función universitaria en aquellos momentos, el Museo
de Santiago de Cuba (1899), más tarde bacardí en honor a su
fundador, también mostraba sus importantes exponentes de
esa zona del territorio.
Las piezas relevantes resguardadas por coleccionistas
privados y las colecciones públicas incentivaron los estudios
sobre las comunidades aborígenes de Cuba, y de este modo
potenciarían las investigaciones arqueológicas en la mayor de
las Antillas.
De esta forma concluía para la arqueología cubana el año
1922, el que marcó una pauta importante en el desarrollo de
esta actividad en el archipiélago cubano. En estos momentos
comienza a manifestarse una cientificidad en los trabajos de
campo y sus resultados, debido a que se logra sistematizar
el registro arqueológico a través de las intervenciones en los
sitios y las obras históricas, arqueológicas que se editan en
esta etapa. Estos elementos contribuyen al desarrollo de
un historiografía aborigen más completa, la cual favoreció
la generalización del conocimiento de nuestros primeros
pobladores.
Hacia 1922 aún había mucho por hacer para adquirir un conocimiento
profundo de nuestro pasado; pero el papel de- sempeñado
por Miguel Rodríguez Ferrer, los todavía limitados logros
de la arqueología, las primeras publicaciones de algunas obras
trascendentes y el papel de las colecciones públicas y privadas,
crearon las premisas necesarias para el desarrollo de la historia
y la historiografía aborigen en el archipiélago cubano.
Citas y referencias
21

1 Miguel Rodríguez Ferrer: Naturaleza y civilización de la
grandiosa Isla de Cuba, p 191.
2 El máximo exponente del difusionismo fue F. Ratzel (1844-
1904). A este geógrafo alemán le interesaron los fenómenos
de la cultura material como testigos de los vínculos históricos
entre los pueblos. Les concedió una significación mayor que
a los rasgos raciales o al lenguaje.
3 La versión inglesa de Incidentes de Viajes a Yucatán del estadounidense
John Stephens (1805-1852) e ilustrado por el inglés Frederick Catherwood
(1799-1854), donde se divulgaba al mundo los sitios arqueológicos mayas
de ese estado mexicano, se publicó en 1843 y más tarde, entre 1848 y 1850,
se presentó la traducción castellana. Tomado del prefacio al libro de John
Stephens, Viajes a Yucatán. México.1984. 2 t.
4 Las gubias son artefactos de concha realizadas en la última vuelta del
canal basal y ápice de los gasterópodos (caracoles univalvos). Sirve para
raspar y raer la madera.
5 Fernando García y Grave de Peralta: “ Excursiones arqueológicas”. En:
Revista de Arqueología y Etnología. La Habana. Mayo/1940. pp 44-48.
6 Paul Mercier: Historia de la antropología, p 60.
7 José Alcina Franch. Arqueología Antropológica. Ediciones
AKAL. Madrid. 1989. p 33.
8 Fernando Ortiz:Historia de la Arqueología Indocubana.
22

Bibliográficas
Fuentes consultadas
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La Habana, 1956.
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Ediciones Lautaro, buenos Aires, 1947.
COSCULLUELA, JUAN ANTONIO: Cuatro años en la Ciénaga de
Zapata, Editorial E.C.A.G, La Habana, 1965.
DACAL MOURE, RAMÓN y MANUEL RIVERO DE LA CALLE:
Arqueología de Cuba, Editorial de Ciencias sociales, Ciudad de La
Habana, 1986.
GARCíA GONZÁLEZ, ARMANDO: Actas y resúmenes de Actas de la
Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba en publicaciones periódicas del
siglo x i x, Editorial Academia, Ciudad de La Habana, 1988.
HARRINGTON, MARk R.: Cuba antes de Colón, Taller Cultural S.A.
La Habana, 1935.
MERCIER, PAUL: Historia de la antropología, Ediciones Península,
barcelona, 1977.
ORTIZ, FERNANDO: Historia de la arqueología indocubana, Imprenta
el Siglo x x, La Habana, 1922.
_____________: Cuba antes de Colón e Historia de la arqueología indocubana,
Cultural S.A., La Habana, 1935.
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Isla de Cuba, 2 t., Imprenta de Noguera, Madrid, 1879.
Documentales
Archivo del Instituto de Literatura y Lingüística, Fondo Fernando
Ortiz.
Archivo de la Universidad de La Habana, Fondo Histórico Administrativo.
Expediente del Laboratorio y Museo Antropológico
Montané.
Libro de inventario del Museo Antropológico Montané. Universidad
de La Habana.
23

La población negra
de Matanzas
(1793-1839)
Lic. Martha Silvia Escalona Sánchez
25

Martha Silvia Escalona Sánchez (21/7/1961)
Licenciada en Filosofía. Investigadora Agregada. Labora en el
Grupo de Investigación y Desarrollo de la Dirección Provincial de
Cultura. Profesora Adjunta de la Universidad de Matanzas. Se ha
especializado en el estudio de la población negra de Matanzas en
la etapa colonial. Es autora de varias investigaciones publicadas,
total o parcialmente, sobre este y otros temas.
26

La apertura del puerto,1793, contribuyó al ensanche urbanístico
y poblacional de la zona, a la que en 1792 le fue creada la
capitanía pedánea de Yumurí. De inmediato se toman medidas
para el mejor gobierno de la población, las cuales tienen que ver
con los abastecimientos, recaudación de dinero y la prevención
de enfermedades como la viruela, entre otras. [Pedro Antonio
Alfonso, 1854, p.179]
El informe-resumen, rendido por Jimeno en una fecha imprecisa,
que abarca los censos de población realizados entre
1774 y 1827, resulta el mejor documento para constatar el crecimiento
de la población matancera, en particular de la negra. No
obstante, y a pesar de reconocer en Jimeno a un intelectual bien
informado, asumimos estos datos con reserva, pues tenemos
en cuenta los criterios del barón Alexander Humboldt, sobre
que estos cálculos adolecen del defecto de la inexactitud. No
obstante según Jimeno tenemos que:
En 1774, la población total era de 3 249, de los cuales los
negros y mulatos eran 1 232. 1
En 1792, la población aumentó a 6 206, en tanto que la negra
y mulata ascendió a 2 798.
En 1817, la población matancera llegó a la cifra de 20 636,
de los cuales los negros y mulatos eran 11 123.
En 1827, dicha población llegó a la cifra de 45 795, de los cuales
los negros y mulatos constituían 29 124. [Fuente: A.H.P.M.
Miscelánea de Expedientes. Estadísticas Demográficas. Legajo
1, expediente 5]
27

En 1774, Matanzas ocupaba el noveno lugar dentro de las
poblaciones de la Isla, con sus 3 249 habitantes frente a 171 620,
total de Cuba en ese entonces. Sin embargo, se va haciendo patente
el crecimiento de pardos y morenos que ya significaban el
38% de la población. En 1792 Matanzas continuaba en el noveno
lugar dentro de las poblaciones de la Isla, superada entre otras
por La Habana, Santiago, Puerto Príncipe y bayamo. El total de
la Isla había aumentado a 272 301 habitantes. En la jurisdicción
yumurina los pardos y morenos habían aumentado en un 34,3%
en relación con el año 1774 y, tocante a la población blanca, constituían
un 45%, a partir de aquí comenzó a nivelarse la cifra de
pobladores blancos y negros.
Otro informe del cabildo; pero esta vez de 1802, nos revela
a una ciudad en continuo aumento, no sólo en sus predios,
también en sus contornos. Esas cifras los capitulares las exhibían
con orgullo y preocupación, el primero porque las
mismas revelaban la fecundidad del entorno matancero para
el desarrollo de negocios, en el que se destaca el cultivo y la
explotación de la caña de azúcar; el segundo, porque aún no
eran suficientes las prerrogativas dadas a esta Matanzas de
inicios del siglo x i x, en la que continuaba siendo un problema
a dilucidar la entrada masiva de mano de obra negra, así como
el limitar, en beneficio de la región, la competencia hecha
por La Habana. Para ese entonces la ciudad tenía más de 500
solares repartidos, construyéndose casas en muchos de ellos;
“su población era 3 100 almas; dentro del distrito (seis leguas)
había 39 ingenios moliendo y diez próximos a hacer sus zafras:
29 potreros; 500 estancias y sitios de diversas labores, mucha
parte de ellos de tabaco, con cuatro mil doscientos treinta y
dos habitadores estos y aquellos 3 920 entre dueños familiares,
asalariados y esclavos, á que calculan deben agregar 300
personas que componían las dos poblaciones de Ceiba Mocha
y Santa Ana”[sic.] [Pedro Antonio Alfonso, 1854, p. 182]. 2 En
1804, en la visita del Obispo Espada, la ciudad es pobre en su
imagen. Sobre ella se dijo:
28

El todo de la población es de aspecto agradable y
el sitio principal donde está la iglesia se le va añadiendo
por un lado, bastante pueblo, aunque todas
estas casas son de guano y pobres como la más de
su vecindario. Esta asciende al número de tres a
cuatro mil vecinos, y su jurisdicción se extiende a
seis leguas teniendo en ella, y en sus pueblos, de
trece a catorce mil almas con las de dentro de la
ciudad. Hay algunas casas pudientes, unos pocos
comerciantes, y también bastante sociedad. Tienen
los moradores un carácter marcial, benigno y guardan
cierto aire de grandeza [biblioteca de clásicos cubanos.
Obispo Espada. 1999, p. 175]
La jurisdicción no cejó en sus empeños de desarrollo; pero
todavía en 1806 acumulaba serios problemas, más o menos
constantes, que afectaban su estructura urbana y económica.
La solución comenzó a vislumbrarse justo cuando se dieron los
pasos para la segunda habilitación del puerto. 3
En 1817 Matanzas pasó a ocupar el séptimo lugar en las
poblaciones cubanas, la cifra general de habitantes, en la Isla,
era 553 033. En el testimonio se dice que la jurisdicción estaba
compuesta por la ciudad y cinco partidos: Yumurí, Ceiba
Mocha, Santa Ana, Guamacaro y Camarioca. La población
negra libre y esclava aventajaba a la blanca en 1 612 habitantes
más, para un 54%; en el mismo censo se reflejan 76 ingenios,
75 cafetales, 138 potreros y el funcionamiento de dos máquinas
de vapor en ingenios. [A.H.P.M. Fondo Miscelánea de
Expedientes. Estadísticas Demográficas, Legajo 1, expediente
2, 15/2/1817, folio 3] En dicha información se exponen las
diferentes procedencias de los esclavos: bozales sumisos de
África, negros provenientes de países extranjeros: Londres y
Estados Unidos, negros y pardos españoles sumisos; la misma
está complementada con el nombre de los dueños. [A.H.P.M.
29

Miscelánea de Expedientes. Estadísticas Demográficas, Legajo
1, expediente 2, 1/3/1817, folio 64]
Entre 1817 y 1827 se produjo, en la ciudad, el empadronamiento
de 1821 –como paso previo al censo de ese año–, el
que aporta las cifras siguientes: 3 692 blancos y 3 273 pardos
y morenos (de ellos 2 328 esclavos) La población total era de 6
965 residentes. Se destaca la alta cifra de esclavos domésticos
en los predios citadinos, lo cual no era característica exclusiva
de Matanzas, sino una regularidad en toda la isla de Cuba.
[A.H.P.M. Miscelánea de Expedientes. Estadísticas Demográficas,
Legajo 8, expediente 137 a, folio 66].
Resultan interesantes los datos sobre el barrio de San Sebastián,
conocido a fines del siglo xviii como zona de población
negra lo que se demuestra por la diligencia del Capitán (r) de
Morenos bruno de Varaona quien demandó merced de un solar
“en el barrio de San Sebastián destinado a los de su clase.”
[A.H.P.M. Acta Capitular #16, folio 339].
La noticia más remota del mismo data del mes de octubre
de 1693, el día 14 el Obispo “Bendijo una piedra que puso en
el sitio del Altar de una Ermita que señaló y dedicó al Señor
S. Sebastián, junto a la Ciénaga que vierte el Río Yumurí, para
la banda del norte de la Santa Iglesia Parroquial”. [A.H.P.M.
Acta Capitular #1, 1694, folio 10] Debemos precisar que la
ermita nunca se edificó, tampoco ha podido establecerse por
qué crearla allí; una hipótesis apunta hacia el contrabando ilegal
y los peligros de la piratería, se piensa que su edificación
respondía al objetivo de fomentar un núcleo poblacional en esa
zona, pantanosa por demás, que convenía desecar para evitar,
en lo posible, dicho tráfico, a partir de la colaboración de los
habitantes con las autoridades para impedirlo.
Las familias venidas de Canarias para fundar la ciudad se
establecieron a partir de la zona de la Vigía, en las márgenes
del río San Juan, que en otras épocas había servido de refugio
al ilegal comercio, por tanto quedaba desguarnecida la margen
30

del Yumurí, por lo que quizás hubo la intención antes mencionada.
Todo esto, hasta ahora, queda en la más pura especulación.
Igualmente conjeturamos que el nombre San Sebastián
se le debe a la familia Jústiz de Santa Ana, de las primeras y
más importantes del territorio, oriunda de la villa del mismo
nombre, en la región española de Guipúzcoa.
En 1821 las calles que componían la barriada eran: Gelabert,
Contreras, Manzano, Velarde, Salamanca (muy pobladas),
Santa Isabel, Zaragoza, Manzaneda, Dos de Mayo, Compostela,
San Carlos (con pocas viviendas asentadas) y América
(ya demarcada, pero inhabitada). [A.H.P.M. Miscelánea de
Expedientes. Estadísticas Demográficas, Legajo 1, expediente
1]. San Sebastián, en la medida que avanzó el siglo x i x, fue
sufriendo transformaciones, sus pobladores dejaron de ser
exclusivamente personas de color y, junto a ellos, comenzaron
a asentarse familias blancas.
Joaquín Madan, hombre de gran fortuna gracias al tráfico
de esclavos, residió en Gelabert #7 y su casa, además de
acoger a la familia y 12 empleados, contaba con 32 esclavos
domésticos. [A.H.P.M. Miscelánea de Expedientes. Estadísticas
Demográficas, Legajo 1, expediente 1, 20/1/1816, folio 2].
También se produjo un cambio en las calles que lo componían,
puede decirse, en este sentido, que en 1821 se ha trasladado
hacia la zona alta de la ciudad, pues en 1816 abarcaba las calles
de: Gelabert, Contreras, Manzano, Daoiz, Avelarde (Velarde),
Salamanca, Santa Isabel, Zaragoza, Santa Teresa, Ayuntamiento,
Jovellanos, Matanzas y Puente de Yumurí. [A.H.P.M.
Miscelánea de Expedientes. Estadísticas Demográficas, Legajo
8, expediente 137 A].
A partir de la ubicación de 1816, puede inferirse al cuartel
San Sebastián como núcleo gestor del actual barrio de La
Marina, quien a su vez toma el nombre de la calle de Ayllón,
conocida también, en aquel entonces, por calle de La Marina.
Puede incluso deducírsele como el antecedente más remoto de
31

los actuales barrios Matanzas y Simpson, 4 donde tradicionalmente
se ha asentado, junto a determinadas zonas de Pueblo
Nuevo, la población negra y mestiza de la ciudad.
En 1827 Matanzas ascendió al quinto lugar en la Isla, cuya
población total era de 704 487. Resulta elocuente que en sólo
10 años (1817-1827) la presencia negra, libre y esclava se incrementó
como nunca antes. Si sumamos los totales de 1774, 1792
y 1817 nos arroja una cifra de 15 145, en tanto que la suma de
estos diez años es 29 238, casi duplicada. La población negra
total de Cuba era 393 436, lo cual quiere decir que Matanzas
abarcaba el 7,4% de ella.
En ese año, Francisco de Jimeno describió las características
más notables de la ciudad, calificándola de trapecio irregular
si no se tiene en cuenta al barrio de Pueblo Nuevo, el que por
esa época se extendía ampliamente por el sur. Diez cuarteles o
barrios la conformaban: Trelles, San Carlos, San Fernando, Ayllón,
barracones, San Francisco, San Sebastián, La Magdalena,
Santa Isabel y Pueblo Nuevo. Sus calles, calificadas de rectas,
desahogadas y, aunque sin empedrado, de muy buen piso. En
ese tiempo las cinco plazas de la ciudad eran: Armas, Mercado,
Ciénaga, Vigía y Real Aduana; todas espaciosas y la primera
la más popular debido a excelentes condiciones constructivas
que la hacen el punto más importante de reunión social, aún
hoy. De las mil setecientas treinta y cinco casas construidas,
525 eran de mampostería y el resto de madera y guano. Las
primeras se ubicaban en la zona céntrica, las segundas en los
suburbios y terrenos bajos donde debe haber habitado la mayor
parte de la población negra libre de Matanzas. Para ese entonces
la ciudad era la segunda plaza mercantil de Cuba. También en
1827 entraron 231 buques mercantes de diferentes naciones y
salieron 251; los primeros introdujeron valor de 1 387 500 ps
½ reales y los segundos exportaron el de 1 717 347 ps ½ reales.
[Francisco de Jimeno y Fuentes, 1957, pp. 85-89].
Por último, en el aspecto estadístico, haremos referencia al
32

censo de 1839, realizado en la ciudad, y el que se asientan sus
barrios y la composición de cada uno en habitantes:
Matanzas (intrapuentes) 12 972 habitantes, 7153 pardos y
morenos, 4 238 esclavos.
Versalles: 1636 habitantes, 620 pardos y morenos, 601 esclavos.
Pueblo Nuevo: 4 637 habitantes, 1997 pardos y morenos,
1135 esclavos. [ídem, p. 47]
La población negra libre, de la ciudad, constituía casi el 50%
del total de moradores que era de 19 245, cifra bastante alta.
Los esclavos, por su parte, representaban el 31% del total de
población, lo cual resulta una cifra elevada y nos da una idea
de la cantidad de siervos domésticos que se movían dentro de
la ciudad. El estudio sobre población esclava urbana continúa
siendo una deuda de la historiografía matancera.
Los pardos y morenos libres ejercían diversos oficios: albañiles,
barberos, carboneros, zapateros, panaderos, toneleros,
lancheros, tabaqueros, asistentes de enfermos y otros. También
eran muy solicitados para el servicio doméstico, preferentemente
entre los 12 y 18 años de edad. Con el tiempo se creó
un núcleo de propietarios negros que contó con sus propios
esclavos u operarios: esa fue una pequeña burguesía, sobre la
cual cayeron los mayores rigores del proceso denominado La
Escalera, en 1844.
Acumular capitales, a partir de los oficios desempeñados
con relativo éxito, motivó algunos matrimonios mixtos, muy
mal vistos por las autoridades, preocupadas en extremo por la
limpieza de sangre. Aunque en Matanzas no hay noticias sobre
ello, ha sido encontrada en la documentación la Real Cédula de
1805, dada a conocer por la Real Audiencia del distrito, en la
que se prohibió terminantemente los matrimonios entre blancos
y negros. [A.H.P.M. Acta Capitular #21 (1806-1807-1808),
33

31/5/1806, folio 213].
El padrón de pulperías y otras tiendas del barrio San Sebastián,
ejemplifica la relativa prosperidad de esta población
libre:
Calle O‘Relly:
Tienda de ferretería________ Antonio bargas, pardo libre.
Carpintería______________ Juan Manuel Contreras, pardo
libre,
2 oficiales.
Zapatería________________ José Junco, moreno esclavo, 1
oficial.
Zapatería ________________Pascual Moreno, pardo libre, 2
oficiales y 2 aprendices.
Zapatería________________ Rafael Morales, moreno libre.
Zapatería________________ José Mota Morales, pardo libre,
1
aprendiz.
Zapatería________________ José de Jesús, pardo libre.
barbería________________ José barcia de la Paz, pardo libre.
Carpintería______________ José Lorelo González, moreno libre,
2 aprendices.
Zapatería________________ Rafael Molina, moreno libre, 2
oficiales.
En el mismo padrón; pero correspondiente a las calles Contreras,
Gelabert, Manzano, Daoiz, Puente del Yumurí y casillas
de la plaza, se incluyen otros once propietarios de color, de
ellos diez con la condición de libres. A los oficios anteriormente
mencionados se suman los de sastre y posadero [A.H.P.M.
Fondo: Miscelánea de Expedientes. Estadísticas Demográficas,
Legajo 8, expediente 137, 9/2/1816].
34

En cuanto a los esclavos y sus empleos es bien conocido
que estos desempeñaron los propios de su condición, en las
plantaciones y en el medio urbano. En los años 30, cuando en
la Aurora de Matanzas se publicaban los anuncios de ventas o
alquileres, además de las capacidades para ejecutarlos se resaltan
sus habilidades para los idiomas inglés y francés; se da el
caso de personas interesadas en alquilar o comprar, que exigían
que los esclavos supieran hablar una u otra lengua.
Algunos esclavos se hacían famosos por sus servicios, tal
es el caso de un calesero de trío y pareja a quien su amo se vio
obligado a vender, por apuros económicos. Es indudable que
el oficio de calesero fue uno de los más codiciados entre los
esclavos, dado que la rudeza del trabajo era menor y gozaban
de algún que otro privilegio como el salir con frecuencia a la
calle y vestir elegantemente: camisa y pantalón blancos, sombrero
de copa alta, librea de paño azul oscuro con vivos encarnados.
Su popularidad les valía ser satirizados en la obra de jocosos
poetas, como en el caso del poema El Cochero Borracho. [La
Aurora 18/5/1833, p.3].
Carlos blakeley, famoso cirujano dentista, negro, también
ejerció su profesión en Matanzas donde resultó muy conocido
por sus habilidades profesionales y tuvo una amplia clientela.
Su título fue revalidado por la Real Junta de Medicina y Cirugía
de la Isla. blakeley tenía por costumbre asentarse cortas temporadas
en la ciudad y anunciaba su presencia en La Aurora.
[La Aurora, 6/11/1836, Sección Avisos, p. 4].
Otra información habla de la morena Severina Rodríguez,
examinada como matrona (comadrona) por la Junta Superior
de Medicina y Cirugía de la Isla, con un título expedido a su
nombre. [A.H.P.M. Acta Capitular #58 (1840), 11/4/1840] Sin
embargo, debe constatarse que el acceso a la atención médica
por parte de la población negra era sumamente limitado, lo
que se demuestra en la única referencia, en todo el período que
estudiamos, a la Enfermería de San Rafael, situada tres cuadras
35

más allá del Ojo de Agua, más conocida como departamento
Curativo de Calves. Entre sus locales había uno destinado al
tratamiento de esclavos, por el cual los amos debían pagar 10
reales diarios. [La Aurora de Matanzas, 20 de marzo de 1833, p.
3]. Las enfermedades que comúnmente padecían estaban relacionadas
con los sistemas digestivo y respiratorio, también con
los accidentes de trabajo, con las secuelas de castigos excesivos
y con las epidemias. De estas últimas una de las más terribles
fue el cólera. La primera noticia que se tiene sobre la infección
fue publicada el 15 de marzo de 1833. El primer fallecido por
esta causa fue un esclavo, inmediatamente el Gobernador la
desmintió. Según sus palabras no había motivos para pensar
en tal cosa, algo que está fuera de contexto porque a esas
alturas las autoridades matanceras sabían que la epidemia
estaba devastando a La Habana. De hecho desde que el cólera
irrumpió en Europa, La Aurora había realizado un exhaustivo
seguimiento del mismo hasta que tocó puerto habanero, así
como su desarrollo en la capital de la colonia.
A pesar de eso se tomaron las primera medidas para evitar
el contagio, un bando de Gobierno dejó ver, en varias de sus
órdenes, la intención de preservar en lo posible a los esclavos,
no por humanidad; sino porque estaban conservando la costosa
propiedad:
2 do: Obligación de vestir de limpio, diariamente, todos los
vendedores y esclavos que trabajaran en la carnicería, matadero
y en las mismas casillas, fuese cual fuese la clase de venta que
tuvieran.
4 to: Los inspectores y comisarios de barrios debían evitar, a
toda costa, las reuniones, de gente de color en las tabernas.
11 no: Prohibición de enterrar esclavos sin bautizar y sin ponerlo
en conocimiento de los comisarios de barrios. Esta orden
mencionaba expresamente a los vecinos de Pueblo Nuevo,
algunos de los cuales enterraban a sus siervos en el cementerio
36

de Playa de Judíos en tumbas poco profundas o bien dejaban los
cadáveres a la intemperie, con el consiguiente hedor y peligro
para la salud pública.
Este bando se publicó el día 15 de marzo y el 21 una nueva
orden reconocía que la clase más expuesta a los estragos de
la epidemia era precisamente la esclava y criticó el estado de
desaseo y abandono de los almacenes y casas de las márgenes
del Yumurí y el San Juan:
[...] no están muy seguros los amos cuando la epidemia
encuentra la esclavitud entregada a embriaguez
por el abandono del dueño, la desnudez nacida de
inhumanidad, y el castigo excesivamente apasionado
por ignorancia y poca cordura [...] por tanto se
orienta a todas las autoridades implicadas que[...]
cuiden, aconsejen y vigilen [...] que los criados y
esclavos del vecindario no carezcan de auxilios que
por principio de honra y amor propio deben tener
los amos con sus siervos; no solo proporcionándoles
el buen alimento y descanso en tarimas, cuando no
pudiese ser con más comodidad, sino también el
abrigo honesto y saludable de la persona, cuyo abandono
en esta parte puede traernos graves disgustos
[La Aurora de Matanzas, 20 de marzo de 1833, p. 3;
15 y 21 de marzo y 1 de abril de 1833].
La epidemia del cólera se declaró oficialmente el 1º de abril
de 1833. Comenzó por la barriada del Yumurí, donde se asentaba
gran parte de la población negra de la ciudad, por ser una zona
de suburbio. La enfermedad pasó por encima de distinciones de
clase o razas. Con el fin de facilitar el entierro de los difuntos que
aumentaban cada día, las autoridades sanitarias determinaron que
los fallecidos de los barrios San Claudio, Ayllón y San Francisco
serían sepultados sin discriminación ninguna. Para el resto de la
población, con excepción de Pueblo Nuevo, estaba destinado el
37

cementerio de bachicha y los pobres de estos barrios serían enterrados
en el solar del Cura párroco en Ojo de Agua. [La Aurora,
5 de abril de 1833].
La misma preocupación suscitaba el problema de la viruela,
enfermedad que afectaba mucho a la población negra en general,
muy particularmente a la esclava por abandono de los dueños.
Un anuncio insertado en La Aurora deja saber que los sábados,
en la casa capitular, podían ser vacunados los esclavos. Según
se dice en el mismo, Matanzas tuvo un gran trasiego de esta
población, ya fuera porque era traída de otras zonas o dentro
de la misma jurisdicción eran sometidos a una vida trashumante,
por los intereses de los amos, que en mucho recordaba
a la cuerda de cimarrones, dadas las condiciones inhumanas
en que se hacía, por lo que siempre había caldo de cultivo para
las epidemias. [La Aurora, 21 de enero de 1835, p. 3].
Otro aspecto muy interesante es la religiosidad de la población
negra. Este sentimiento estaba muy arraigado en los moradores,
tanto blancos como negros. A estos últimos, sobre todo a los que
venían del África, se les obligaba a asumir como propias, creencias
religiosas ajenas. Lola María de Ximeno y Cruz, la extraordinaria
cronista matancera, refleja en su obra un pasaje en el que no puede
evitar un tono despectivo, dada su condición de mujer blanca y
adinerada; pero que al mismo tiempo tiene el valor de ser un
testimonio fidedigno de la realidad:
En la intimidad del hogar, fielmente y muy veneradas
guardábanse las imágenes en su urna y hasta en el
rincón del miserable esclavo allí veíanse, en la pared
clavada, la humilde y mal grabada estampa rodeada
de grotescos adornos, como de mitos y supercherías
africanas [...] [Lola María de Jimeno, p. 44].
Los pardos y morenos libres se agrupaban en las cofradías
religiosas de la Virgen de la Concepción, Virgen del Rosario y
38

Soledad de María. La ayuda mutua y el auxilio a los necesitados,
en los tres casos, se incluyeron en sus preceptos; a la Virgen de
la Concepción los devotos de San Sebastián le hacían fiestas solemnes
y de gran esplendor, en tanto que a la Virgen del Rosario
también la adoraban los cabildos de nación que “concurren
a la fiesta con sus banderas para hacer salutaciones con ellas
a la Santa Señora, y los criollos le hacen lujosas procesiones”.
[Pedro Antonio Alfonso, 1854, p. 85] No menos esplendor
tenía la bendición de banderas de los Cabildos negros, en los
días festivos de la Virgen del Rosario. En el transcurso del rito
los abanderados situaban sus banderas al pie del altar, con el
objetivo de bendecirlas, pero:
[...]al terminar el acto, eran sacadas del templo por
sus respectivos abanderados desplegándolas en la
calle, donde una atronadora gritería acompañada del
ronco tambor del tango [...].
Los cabildos marchaban entonces, llevando un pendón
al frente y dando a los aires monótonos ecos de
una atronadora algazara, siguiendo así cada uno
hasta frente de la habitación de la primera autoridad,
donde con sus banderas hacían evoluciones a derecha
e izquierda, y después seguían por su rumbo en
dirección a la casa de su nación, donde le esperaba su
consiguiente banquete a usanza de su clase.
Después de colocar las banderas en el lugar de costumbre,
se entregaban por todo el día, a la celebración,
con sus cánticos, bailes, toques repetidos de sus
tambores, cada una sus respectivas naciones. [José
Mauricio Quintero, 1878, p. 566- 567].
La Virgen del Rosario y Nuestra Señora de la Concepción,
en brasil, se corresponden, en el culto afro, con Yemayá, oricha
de las aguas profundas. En el caso de Matanzas no hemos
logrado determinar a cuál oricha se venera en ella. No sería
39

descabellado pensar que hubiera similitud de culto. Matanzas
es, entre otras muchas cosas, una ciudad de aguas, por tanto este
es un elemento significativo que debería tomarse en cuenta.
Esos momentos de alegría, de los pocos que tenían los africanos,
eran vistos con mucha aprehensión por las autoridades.
El artículo número 72 del bando de Buen Gobierno, decía que
sólo en días festivos podían llevar a cabo los cabildos sus bailes.
Estos debían desarrollarse en las zonas marginales de la ciudad
de 10 a 12 del día y desde las tres de la tarde hasta la hora de
las oraciones (aproximadamente hasta las cinco de la tarde).
El capataz que violara esta orden debía pagar una multa de
cuatro ducados la primera vez, ocho la segunda y a la tercera
ocasión 15 días de cárcel y privanza de la superioridad dentro
de su cabildo. [La Aurora, 29 de abril de 1835, p.2].
Los documentos del Archivo Histórico Provincial de Matanzas
reflejan que en 1835 la barriada de San Sebastián contaba
con tres cabildos: Mina, Congo y Carabalí. Los dos primeros
ocupaban casas de tejas y tablas y el último de mampostería y
tejas. [A.H.P.M. Fondo: Miscelánea de Expedientes. Estadísticas
Demográficas, Legajo 8, exp. 141 A), 15/2/1835, folio 1]. Desde
1816, se constata la presencia del cabildo Arará o Espíritu
Santo. De ese año es también la primera ley de registro de
cabildos y se plantea que ya en ese entonces ascendían a 17 en
Matanzas; sin embargo, en los documentos apenas ha podido
confirmarse la existencia de los tres antes mencionados, en el
período estudiado y además el cabildo Virgen de belén, nación
Congo Luango, fundado en 1818. [A.H.P.M. Fondo: Religiones
Africanas, Legajo: 1, exp. 16, 3 folios] 6
La marginalidad de la población negra en Matanzas es ostensible
en muchos aspectos, los esclavos ni siquiera eran vistos
como seres humanos, y los libres, tanto los humildes como los
que ejercían alguna profesión o tenían propiedad, resultaban
tratados como enemigos a los que se debía comprometer con el
sistema, haciéndolos participar en sus instituciones religiosas
40

o militares como las cofradías ya mencionadas y los batallones
de Pardos y Morenos, que en 1835 eran comandados por don
Pedro de Acevedo. Sobre esta última institución no existen
abundantes datos; pero los encontrados ayudan a conformarnos
una idea de su funcionamiento y composición: la Compañía
de Morenos Urbana tuvo en su momento 18 desertores, de
ellos: 8 labradores, 3 zapateros, 3 aserradores, 3 albañiles y 1
desconocido. Las procedencias son varias: Florida, África, San
Agustín, Guinea, Matanzas, La Habana, Macuriges, Santa María
del Rosario y otros; el promedio de edad oscila entre los 15 y los
30 años. [A.H.P.M. Fondo: Gobierno Provincial de Matanzas.
Colonia. Estructura: Negociado de Quintos y Milicias. Milicias
de Color. Desertores. Legajo: 113, expediente 11531].
Aún cuando pertenecer a esta compañía implicaba cierto
prestigio social, no todos estaban dispuestos a sumarse a ella.
Lo demuestra el nivel de deserción anterior y el hecho de que
el alcalde de la Nueva Florida le informe al Gobernador de
Matanzas que se estaba apelando a todos los recursos para
reclutar a los hombres útiles del partido, lo cual muestra cierta
resistencia a la incorporación. [A.H.P.M. Fondo: Gobierno
Provincial de Matanzas. Colonia. Estructura: Negociado de
Quintos y Milicias. Milicias de Color. Desertores. Legajo: 113,
expediente 11550, folios 1-2].
Otras de las instituciones era el Cuerpo de Honrados Obreros
y Bomberos, creado en diciembre de 1835 en La Habana e instituido
en Matanzas el 19 de abril de 1836, con una composición
similar en clases, oficios y prebendas a la de los batallones
de pardos y morenos. [Pedro Deschamp Chapeux, 1976, pp.
69-71]. Los oficios solicitados eran: albañilería, carpintería,
herrería, cerrajería y fontanería. Para estimular a los artesanos
a incorporarse determinaron:
[...] los que se presenten y sean admitidos, gozarán
del fuero concedido a las Milicias urbanas de esta
41

Isla, según lo resuelto por S.E.; [...] y que los primeros
que se apresuren a prestar tan útiles servicios
al público, contraerán mérito por ese solo hecho,
para optar a los ascensos, premios o distinciones.
[La Aurora, 16 de enero de 1836, Junta de Incendios
y Serenos, p. 3].
La mayor segregación se observa en las posibilidades de
acceso a la instrucción. En todo el período una sola escuela
pública acoge en su alumnado a 8 hembras y 9 varones. Estaba
ubicada en el barrio de San Sebastián, en la calle Zaragoza
[A.H.P.M. Fondo: Miscelánea de Expedientes. Estadísticas
Demográficas, Legajo 1, expediente 4, folio 4], quizás esta sea
la escuela gratuita que funcionó en casa de la mulata libre Simeona
Troncoso, a quien no podemos calificar como maestra;
pero tampoco debemos descartar esta posibilidad, de hecho
en la documentación se refleja como dueña del local en que
funcionaba esta escuela gratuita de niños de color, por lo cual el
cabildo le pagaba un alquiler, que en alguna que otra ocasión
le anticipaban. En una de ellas retribuyó el adelanto donando
ocho onzas de oro para ayudar a costear la estatua de Fernando
VII. Este es un gesto inusual en la población negra, aunque sí es
cierto que en las diferentes colectas que se hicieron por diversas
razones de bien público, o la suscripción a algún libro o revista,
entre los interesados se encuentran algunos negros y mulatos
libres. [A.H.P.M. Acta Capitular #47 (1829), folios 4 y 5].
Hay referencias, además, al maestro Felipe Machado, conocido
como el Tullido por su padecimiento de parálisis, al que
se le reconocía su calidad docente y en general su desempeño
frente a la escuela; pero se le criticó la falta de escrúpulo por reunir,
bajo su techo, a niños blancos y negros. [Pedro Antonio
Alfonso, 1854, p. 204].
La propia Diputación Patriótica, compuesta por lo mejor
y más ilustrado de la sociedad matancera, institución que
42

tanto abogó por la enseñanza primaria, no tenía en cuenta a
los niños negros en sus desvelos. La Secretaría de Educación,
de la Sociedad Económica de Amigos del País, impuso en
1816 la prohibición de que los negros ejercieran la enseñanza
de manera abierta. Ellos sólo estaban autorizados a enseñar
limitadamente a niños de su propia raza. La medida sólo
contribuyó a que decreciera el número de alumnos negros en
las escuelas y en consecuencia también estas disminuyeron
[Sandra Morales, 2001, p. 20]. La educación fue un ramo que
constantemente carecía de fondos gubernamentales, hasta para
los propios blancos.
La instrucción de los niños de color estaba muy
abandonada, había para ellos una sola escuela! Se
cerraban para ellos todas las puertas [...] Quien
mire con ojo desapasionado la historia del pasado
tiene que admitir la imposibilidad, para la raza de
color, de efectuar una evolución cultural y moral
mas rápida! [Adolfo Dollero, 1919, p. 73]
Obviamente la cultura negra se impone, no por la vía de la
instrucción; sino a través de la música, bailes, manifestaciones
religiosas, mitos y leyendas. Estas últimas mantenidas gracias
a la tradición oral. Nos llama la atención el caso del esclavo
Gerónimo Angulo, natural de la ciudad de Matanzas, de oficio
zapatero y además “tocador de arpa y de guitarra, muy conocido
en esta ciudad y sus barriadas y términos de la jurisdicción
[...]” [La Aurora, 17 de noviembre de 1838, Sección Avisos, p.3].
Se impone también en el habla popular, la forma de comunicarse
los matanceros, en aquella época, debe ser parecida a esta
graciosa descripción de un, en apariencia, atribulado padre por
el uso del castellano que hace su hijo:
Ya se ve! yo soy catalán, su madre cubana, su ama de
43

cría isleña, y los criados, bien saben Udes de donde
pueden ser, gangaés, congos, lucumiés, carabaliés,
que de estas y otras razas y hordas africanas las
hay gracias a Dios en mi casa. Así el muchacho
que con todos se ha criado y aprendido, arma
tal peloteo de voces y frases estrambóticas, y tal
empedrados de catalanismos, cubanismos, isleñismos
y bozalismos, que voto a Deu si yo mismo
lo entiendo a veces; y la pobre lengua castellana
anda en su boca tan aporreada y apedreada, que de
puro doliente y abatida no encuentra voces para
quejarse. [La Aurora de Matanzas, 18 de junio de
1829, p. 3]
De las leyendas matanceras, tres tienen como protagonistas
principales a los negros, una se conoce como El Cristo de la Cueva
7 y los sucesos se enmarcan en el primer tercio del siglo x i x,
en este caso por el desenlace final, las ideas y sentimientos que
se expresan pudiéramos asumirla como parte de la literatura
oral abolicionista, otra se conoce como La Gaviota del San Juan
enmarcada en la primavera de 1795, resulta una de las más
hermosa y tiene que ver con la identidad de la ciudad; pero
también nos habla de los cultos ancestrales que los esclavos
traían de sus tierras, al hacer referencia a la capacidad de los
dioses africanos de convertir a las mujeres en aves para que
estas nunca murieran. En esta leyenda un personaje secundario,
de gran incidencia, es justamente Tata Mongo quien fue
hecho jefe de brujos en su tierra y “Allá en el África, él podía
hablar con los dioses que tenían poderes extraordinarios, todavía
les hablaba y ellos le hacían grandes favores” [Américo
Alvarado,1960, pp. 50-54]. La tercera, escrita en versos, refiérese
a la pasión amorosa de la mulata Luisa Emilia Monte y Castro
por el joven poeta José María Heredia y el final trágico de la
joven al convertirse en víctima de los celos de su esposo.
44

Esta etapa, en la que Matanzas comenzó consolidarse urbana
y arquitectónicamente, contribuyó al crecimiento de su
población, muy especialmente la negra. En ella los libres fueron
minoría frente a los esclavos, quienes de manera permanente
o transitoria pulularon por la ciudad. Ese núcleo poblacional
contribuyó, y de hecho sobre él recayó el peso fundamental de
este proceso, al engrandecimiento de Matanzas en el sentido
más amplio del concepto. Culturalmente esta huella comenzó
a forjarse en los cabildos de nación primero y en las sociedades
después; pero esa es una historia que aún espera por ser
develada en toda su magnitud.
Citas y referencias
1 Cuando se habla de población negra y mulata se tiene en
cuenta a los libres y esclavos, en todos los casos los primeros
resultaron menos cantidad que los últimos.
2 Según este informe, la jurisdicción Matanzas tenía 11 552 habitantes.
3 Ver: Acta Capitular # 21, sesiones del cabildo matancero en 1806.
4 El nombre del barrio viene del dueño de los terrenos donde este se asienta.
6 Ver Los cabildos afrocubanos en Matanzas de Israel Moliner Catañeda,
quien sostiene la existencia de 17 cabildos en el año 1816, a partir de lo
aportado en una rota o relación de cabildos en la ciudad. Nos consta que
ese documento no se encuentra en los fondos del A.H.P.M. por lo que
asumimos que forma parte del fondo personal del autor. Aunque en su
libro hace referencia a 17, al parecer los que verdaderamente contempla
la relación son 9, el resto según afirma Moliner Castañeda lo obtuvo por
informantes; sin embargo, los incluye como si fueran parte del documento,
lo que a nuestro juicio es un error pues le resta objetividad al mismo
en tanto la memoria tiene un nivel de subjetividad muy grande y en sus
apreciaciones, sobre todo de temporalidad de épocas pasadas, debe admitirse
un margen de incorrección. Por lo demás, conociendo la vigilancia
continua con respecto a los cabildos, resulta muy extraño que si existían
en esa época las autoridades no los hayan contemplado en su informe, que
evidentemente tiene un carácter controlador pues en él se tienen en cuenta
datos tales como: nombre, dirección, nación, capataz y fiestas.
45

7 Según se explica en las palabras al lector, estas leyendas fueron llevadas
a prosa por el Dr. Alvarado a petición de bonifacio byrne y Carlos M.
Trelles para salvarlas del olvido pues ellas pertenecen a la tradición oral
matancera.
Bibliográficas
Fuentes Consultadas
ALFONSO, PEDRO ANTONIO: Memorias de un matancero; apuntes
para la historia de la Isla de Cuba con relación a la ciudad de San Carlos
de Matanzas, Imprenta de Marzol, Matanzas, 1854.
ALVARADO, AMéRICO: Leyendas matanceras, Ediciones Matanzas,
Matanzas, 2001.
Biblioteca de clásicos cubanos. Obispo Espada. Papeles: # 4, Editorial
Imagen Contemporánea. La Habana, 1999.
DOLLERO, ADOLFO: Cultura Cubana (La provincia de Matanzas y su
evolución), Imprenta Seoane y Fernández, La Habana, 1919.
MARTíNEZ CARMENATE, URbANO: Historia de Matanzas (Siglos
x v i–xviii), Ediciones Matanzas, 1999.
MORALES, SANDRA: El negro y su representación social, Editorial de
Ciencias Sociales, Ciudad de La Habana, 2001.
PONTE DOMíNGUEZ, FRANCISCO J.: Matanzas: biografía de una
provincia, Imprenta El Siglo XX, La Habana, 1959.
QUINTERO ALMEIDA, JOSé MAURICIO: Apuntes para la Historia de
la Isla de Cuba con relación a la ciudad de Matanzas desde el año 1693
al 1877, Imprenta El Ferrocarril, Matanzas, 1878.
RUIZ. RAÚL R.: Matanzas. Surgimiento y esplendor de la plantación
esclavista (1793-1867), Ediciones Matanzas, 2001.
XIMENO Y CRUZ, DOLORES MARíA DE: Memorias de Lola María,
Editorial Letras Cubanas. Ciudad de La Habana, 1983.
Fuentes documentales
Fondos: Actas Capitulares 1793- 1815; Miscelánea de Expedientes.
Estadísticas Demográficas; Religiones Africanas; Gobierno Provincial.
Negociado: Colonia.
Fuentes periódicas
46

El epistolario martiano
1862-1889.
Caracterizacion temática
Lic. Lourdes Díaz Domínguez
Lic. Isabel Milián Fondevila
47

Lic. Lourdes Díaz Domínguez (11 de febrero de 1961)
Subdirectora Provincial de Cultura y Profesora Adjunta del ISP
Juan Marinello. Investiga por más de 15 años la vida y obra de
José Martí. Es miembro del Consejo Científico Asesor de la
Dirección Provincial de Cultura.
Lic. Isabel del Carmen Milián Fondevila (2 de julio de 1945)
Investigadora por más de treinta años. Ejerció como profesora del
ISP Juan Marinello desde 1976 a 1999, institución en la que
también fungió como Decana de la Facultad de
Español y Lenguas Extranjeras.
En la actualidad se encuentra jubilada laboralmente. Ostenta entre
otros reconocimientos la Distinción por la Educación Cubana.
Ambas investigadoras obtuvieron mención en el Premio de
Investigación José Martí, que otorga el Centro de Estudios Martianos
por el trabajo cuyo resumen se publica a continuación.
48

El epistolario martiano es básico exponente del ideario político
y de la intimidad grandiosa de uno de los hombres más
trascendentes del siglo x i x, por su humanismo y genealidad
creadora en todas los órdenes.
En el análisis temático de su correspondencia hallamos las claves
fundamentales de la maduración teórica del pensamiento
martiano en una de las obras más íntimas y originales salida
de su pluma.
El punto de partida de la investigación ha sido el texto para
definir sus temáticas, y no las temáticas para analizar el texto.
De lo expresado se define que el objeto de investigación es la
epístola como tal, en relación con las circunstancias epocales,
los propósitos que persigue y las funciones que realiza.
En su conjunto esta primera fase, nos remitió a tres resultados
esenciales:
1) Caracterización temática del epistolario que ofrece la multiplicidad
de ideas, preocupaciones, asuntos permanentes en
su correspondencia, así como conocer la funcionalidad de la
epístola para Martí; ya que este género le permitía romper distancias
al convertirse en una vía idónea para las necesidades
de su labor. Sobre esto se elaboró un esquema de la caracterización
temática y un cuerpo teórico de los núcleos centrales de
su pensamiento en las epístolas de cada año.
2) El índice cronológico entre 1862-1889 posee 1 289 asientos y
contiene el desarrollo de los acontecimientos históricos, familiares,
personales... presentados en cada contexto en que Martí
49

se desenvolvió. Este extenso documento informa al profesor,
investigador o lector común, sobre las diferentes categorías,
principios o asuntos que fueron objeto de atención del maestro
en el período. El índice se conserva íntegro en original en
el Departamento de Fondos Raros y Valiosos de la biblioteca
Provincial Gener y Del Monte, y remite a la persona que busque
información al índice Temático.
3) El índice temático, como su nombre lo indica, se estructura
a partir de grupos temáticos que no se corresponden con la
tradicional división de epígrafes de materias. Los epigrafiarios
del sistema de información más usados, no guardan correspondencia
con los matices infinitos del pensamiento martiano
y las posibilidades de su interpretación, por lo que creamos un
índice sui géneris como instrumento para desarrollar la tarea
investigativa propuesta.
Instrucciones para el uso del esquema de caracterización
general y del índice temático del epistolario martiano:
El esquema de caracterización general del epistolario de
1862-1889 se confeccionó partiendo de una visión cronológica
y evolutiva del pensamiento martiano: es por ello que el primer
rubro que aparece es el año.
Esta sinopsis objetiviza las temáticas que se reiteran a lo
largo de su vida en la etapa estudiada, como puede ser, por
ejemplo, el amor a la patria y su deber para con ella; así como
permite una visualización de las que surgen como producto
de una maduración y politización de su pensamiento como
pudieran ser antimperialismo, latinoamericanismo, o visión
de la sociedad norteamericana, por sólo citar algunas. Toda
definición parte de la comprensión de la evolución de su pensamiento
sobre la base de sus vivencias.
Por ello este proyecto general ofrece un método para la
50

comprensión del cuerpo investigativo que permite hacer uso
del índice temático, según necesidades e inquietudes del investigador,
estudiante o del profesor.
En cuanto al índice temático, como resultado medular de
la investigación, se estructuró en diecinueve grandes grupos
de temas, ordenados alfabéticamente, manifiestos en el pensamiento
de José Martí en los veinte años analizados, y en las
trescientas cincuenta y cinco cartas comprendidas en estos.
Cada unos de esos elementos analizados en sus epístolas, tiene
al lado la cantidad de asientos referidos a esa temática con un
ordenamiento cronológico.
Por ejemplo, dentro del grupo dos está la temática Asuntos
familiares a la que pertenece la referida a Relaciones hijo con
los asientos: 23, 475, 560 y 1012. Estos números identifican las
cartas analizadas y enumeradas en las que Martí trata el tema
en su epistolario. El profesor, estudiante o investigador puede
remitirse a las fichas de contenido, las cuales ofrecen un banco
de información amplio y que contempla además de la carta
analizada, destinatario, fechas y lugares en los que escribe
sobre esto y qué dice. Todo lo anterior permite caracterizar las
relaciones con el hijo en cada etapa.
El índice permite conocer además cuáles fueron los aspectos
que más preocuparon a Martí en determinado año o en un
período, atendiendo a la cantidad de asientos que posee. Por
ejemplo:
- Agradecimiento a individuos: 43
- Necesidades económicas: 32
- Problemas laborales: 31
- Amistad: 62
Posibilita saber también las temáticas que aún no han sido
abordadas por Martí en su correspondencia hasta el año 1889,
citemos por ejemplo: Asuntos obreros, o un grupo de ellas
referidas a ciencia, naturaleza, asuntos políticos. Algunas de
51

estas preocupaciones aparecerán en otra etapa no analizada
todavía por el equipo de investigación.
Para sintetizar las instrucciones se precisa:
1. En la investigación se ha realizado un análisis de caracterización
temática histórico-cronológico del epistolario martiano
desde 1862-1889 con un enfoque de estudio crítico.
El índice cronológico (fichero de contenido) ordenado
numéricamente desde el asiento 1 al 1 289, remite al índice
temático. El índice cronológico contiene por año, según el ordenamiento
de la correspondencia de José Martí en los cinco
tomos del epistolario, ordenado y compilado por Luis García
Pascual y Enrique Plá, una caracterización temática que es el
cuerpo teórico de la investigación.
Caracterización general del epistolario (1862 al 1889)
1862
Cantidad de cartas: 1
Lugar donde la escribe: Hanábana
Destinatarios: Doña Leonor Pérez
Temáticas fundamentales:Amor y respeto a la madre / Amor
a la naturaleza.
Observaciones: -
Total de asientos: (1-2)
2
1869
Cantidad de cartas: 7
Lugar donde las escribe: La Habana
Destinatarios: Rafael María de Mendive 3
Pedro Mendive 1
Carlos de Castro 1
Felipe Gálvez 1
Doña Leonor Pérez 1
52

Temáticas fundamentales: Deber social / Deber patrio/ Amor
a la madre y a su maestro / Relaciones
con el padre / Sacrificio por la
patria/ Reflexiones sobre el sistema
colonial español / Honradez/ Valoración
de la mujer.
Observaciones: Tres de estas cartas las escribe a su querido y
admirado maestro Rafael María de Mendive.
Total de asientos: (3 al 16)
14
1871
Cantidad de cartas: 3
Lugar donde las escribe: La Habana 1/ España 2
Destinatarios: Rafael María de Mendive 1
Francisco Díaz Quintero, director de El Jurado
Federal 2
Temáticas fundamentales: Relaciones con Rafael María de
Mendive/ Sacrificio por la Patria/
Justicia.
Observaciones: El 15 de enero sale deportado para España. No aparecen
más cartas de este año lo cual resulta extraño
pues se encuentra separado de la familia.
Total de asientos: (17 al 22)
6
1873
Cantidad de cartas: 2
Lugar donde las escribe: España
Destinatarios: Ana Martí Pérez 1
Néstor Ponce de León 1
Temáticas fundamentales: Relaciones con la hermana/ Patriotismo/
Independentismo/ Publicaciones/
Honor y dignidad.
53

Observaciones: Distribución del folleto La República española en
New York y España. La carata a Néstor Ponce,
Secretario de la Junta Revolucionaria de New
York es para ofrecer su ayuda en la lucha.
Total de asientos: (23 al 27)
5
1874
Cantidad de cartas: 1
Lugar donde las escribe: España
Destinatario: desconocido
Temáticas fundamentales: Necesidades económicas/ Solicitud
de servicio/ Disculpas.
Observaciones: En esta carta habla de sus propósitos de ejercer
fuera de España. Pretende ir a México, donde
están sus padres y hermanas desde abril.
Total de asientos: (28 al 30)
3
1875
Cantidad de cartas: 9
Lugar donde las escribe: México
Destinatarios: Rosario de la Peña 5
Roberto Mc Dowall 1
Antenor Lezcano 1
Eusebio Valdés 1
Nicolás Azcárate 1
Temáticas fundamentales: Amor/ Dolor/ Tristeza/ Estoicismo/
Discursos/ Solicitud de
servicios/ Valoración de escritores/
Agradecimientos/ Asuntos
literarios/ Definiciones teóricas
sobre literatura.
Observaciones: Vive con su familia y conoce a Manuel Mercado
y a su amor de juventud, Rosario de la Peña,
54

a quien le escribe 5 de las 9 cartas. Muere su
hermana Ana. Escribe en la Revista Universal
con el seudónimo de Orestes. Estrena su obra
de teatro Amor con amor se paga.
Total de asientos: (31al 45)
15
1876
Cantidad de cartas: 7
Lugar donde las escribe: México
Destinatarios: Nicolás Domínguez Cowan 4
Presidente de la Sociedad Gorostiza 1
Adrián Segura 1
Manuel Mercado 1
Temáticas fundamentales: Necesidades económicas/ Relaciones
con familia de la futura esposa/
Amistad/ Periodismo/ Aclaraciones/
Cumplidos.
Observaciones: Este año sobresale su labor periodística en El
Socialista, El Federalista y la Revista Universal.
Funda la Sociedad Alarcón.
Total de asientos: (46 al 57)
12
1877
Cantidad de cartas: 24
Lugar donde las escribe: Veracruz 2/ La Habana 3/ Progreso 2/
Guatemala 14/ México 3
Destinatarios: Manuel Mercado 15
Nicolás Domínguez Cowan 1
Francisco Zayas bazán 1
Joaquín Macal 1
Valero Pujol, director de El Progreso 2
Máximo Gómez 1
55

Justo Rufino Barrios 1
Nicolás Azcárate 2
Temáticas fundamentales: Amistad/ Amor/ Necesidades
económicas/ Sacrificios por la familia/
Deber con la familia/ Honor,
dignidad/ Honradez/ Relaciones
con el padre/ Relaciones con la
familia de Carmen/ Problemas
laborales/ México y Guatemala/
Sencillez/ Modestia/ Valoraciones
de personalidades, de las letras
fundamentalmente/ Humanismo/
Autovalo-ración/ Patriotismo/
Relaciones con Carmen/ Magisterio/
Periodismo/ Sentimientos
filiales/ Publicaciones en revistas y
periódicos con los cuales colabora/
Poesía/ Pintura/ Literatura y política/
Latinoamericanismo/ Crítica
literaria.
Observaciones: Este año se inicia su mayor correspondencia con
Manuel Mercado al separarse de él, también
realiza un viaje clandestino a Cuba. Contrae
matrimonio con Carmen Zayas bazán el 20 de
diciembre de 1877.
Total de asientos: (58 al 197)
140
1878
Cantidad de cartas: 11
Lugar donde las escribe: México 3 / Guatemala 7 / Cuba 1
Destinatarios: Manuel Mercado 8
José Joaquín Palma 1
Francisco Zayas bazán 1
56

Francisco Sánchez 1
Temáticas fundamentales: Relaciones con la esposa y la familia
de esta/ Necesidades económicas/
Sacrificio familiar/ Amistad/ Patriotismo/
México/ Guatemala/
Deber familiar/ Tristeza/ Dolor/
Publicaciones/ Felicidad/ Valoración
escritor y pintor/ Crítica
literaria y artística/ Poesía/ Concepciones
generales de la mujer/
Héroes/ Libertad de pensamiento/
Literatura-política/ Patriotismo/
Política:concepto/ Honor-dignidad/
Rrelaciones padre y madre/
Filosofía y política/ Magisterio.
Observaciones: De marzo a julio trabaja en Guatemala y tiene
a Carmen junto a él. Después sale del país al
ser objeto de injustas traiciones.
En esta etapa se destaca su visión de las sociedades
mexicana y guatemalteca.
Total de asientos:(180 al 277)
98
1879
Cantidad de cartas: 16
Lugar donde las escribe: La Habana 11 / Vapor 1 / Santander 1
/ Madrid 3
Destinatarios:Manuel Mercado 1
Gabriel Zéndegui 1
Casimiro del Monte 1
José Hernández Mederos 1
Nicolás Azcárate 2
Agustín de Zéndegui 1
Miguel F. Viondi 5
57

Carmen Zayas bazán 1
Miguel Gener 1
Francisco de Paula Menocal 1
Leandro J. de Viniegra 1
Temáticas fundamentales: Latinoamericanismo/ Antirracismo/
Sacrificio por la patria/ Sistema
colonial español/ Deber con la
familia/ Deber patrio/ Amistad/
Honor y dignidad/Dolor/ Amor/
Agradecimientos/ Valoraciones
de políticos/ Asuntos literarios/
Relaciones literatura-política/
Humanismo/ Libertad individual/
Problemas laborales/ Necesidades
económicas/ Sentimientos filiales/
Relaciones con la familia de la esposa/
Subsistencia familiar.
Observaciones: Llega en enero a Cuba con su esposa aprovechando
la Paz del Zanjón. En septiembre es
acusado de actividades subversivas contra
España y deportado nuevamente. Solicita
ayuda a su amigo Miguel Viondi a través del
envío de 5 cartas, para resolver problemas
personales.
Total de asientos:(278 al 336)
59
1880
Cantidad de cartas: 22
Lugar donde las escribe: Nueva York
Destinatarios: Miguel F. Viondi 3
Calixto García 1
Ramón L. bonachea 2
Coronel Emilio Núñez 2
58

Manuel Mercado 1
Ramón E. betances 2
Ernesto bavastro 1
José F. Pérez 2
Juan G. Díaz de Villegas 1
A los Cubanos 1
Coney 1
Juan F. del Río 1
Salvador Cisneros betancourt 1
Leandro Rodríguez 1
Miguel Cantos 1
Circular 1
Temáticas fundamentales: La Guerra Chiquita/ Revolución-
Organización/ Emigración/ Estrategia
de lucha/ Necesidades
económicas/ Relaciones con la
esposa/ Agradecimiento/ Amistad/
Deber social/ Patriotismo/
Honor y dignidad/ Caudillismo/
Problemas laborales.
Observaciones: En veinte de las cartas aparece su preocupación
fundamental de esta etapa, que es la Guerra
Chiquita que se desarrolla en Cuba.
Dirige la emigración desde Nueva York,
aunando voluntades, encendiendo de patriotismo
a los cubanos, comunicándose con los
clubes revolucionarios.
Total de asientos:(337 al 431)
95
1881
Cantidad de cartas: 12
Lugar donde las escribe: Nueva York 7/ Venezuela 4/ Sin
destinatario ni lugar /1
Destinatarios: Carmen Zayas bazán 1
Leandro J. de Viniegra 1
59

Gabriel de Zéndegui 1
Enrique José Varona 1
Miguel F. Viondi 1
Nicolás Azcárate 1
Fausto Teodoro de Aldrey 3
Sin destinatario 1
Diego Jugo Ramírez 2
Temáticas fundamentales: Latinoamericanismo/ Venezuela/
Publicaciones/ Agradecimiento/
Relaciones con la esposa/ Valoración
de escritores/ Humanismo/
Sacrificio por el hombre/ Tristeza.
Observaciones: Se detaca en esta etapa su trabajo en Venezuela
como periodista de La Opinión Nacional y en la
Revista Venezolana además de su labor como
maestro en los Colegios Aveledo y Tell Villegas.
Crece su sentimiento latinoameri-canista
a través de su amor por Venezuela.
Total de asientos: (432 al 472)
41
1882
Cantidad de cartas: 21
Lugar donde las escribe: Nueva York
Destinatarios: Amelia Martí Pérez 1
Carmen Zayas bazán 1
Hebero Rodríguez 1
Charles A. Dana 1
Agustín Aveledo 1
Diego Jugo Ramírez 3
Vidal Morales 1
Antonio Maceo 1
Máximo Gómez 1
Gabriel de Zéndegui 3
60

Enrique José Varona 1
Miguel F. Viondi 1
Manuel Mercado 2
Felipe Sánchez 1
Doña Leonor Pérez 1
bartolomé Mitre Vedia 1
Temáticas fundamentales: Necesidades económicas/ Amor/
Publicaciones/ Relación con la
esposa y con la familia de esta/ Relación
con su hermana/ Amistad/
Sociedad norteamericana/ Política
-expansión/ Asuntos literarios/
Problemas teóricos del arte y de la
literatura/ México/ Independentismo/
Patriotismo/ Periodismo/
Valoraciones de pedagogos y políticos/
Antirracismo/ Sacrificio del
hombre/ Revolución: Organización/
Estrategia de Cuba/ Partido
Revolucionario Cubano.
Observaciones: En este año su labor fundamental es el periodismo.
Carmen y su hijo viajan a Nueva York,
Martí llevaba dos años sin verlos. Su estancia
en Nueva York va conformando la visión de
la sociedad norteamericana y la necesidad de
unir a los cubanos para la preparación de la
guerra necesaria.
Total de asientos: (473 al 557)
85
1883
Cantidad de cartas: 3
Lugar donde las escribe: Nueva York
Destinatarios: Amelia Martí Pérez 1
61

Manuel Mercado 1
José A. Cuyás 1
Temáticas fundamentales: Relaciones con la familia (padre,
hermana y esposa)/ Amor/ Sentimientos
filiales/ Necesidades
económicas/ Asuntos literarios/
Periodismo/ México.
Observaciones: Se detaca su labor peridística en la revista
América, de Nueva York. Reliza traducciones
y trabaja en las oficinas comerciales de Carlos
Carranza.
Mariano Martí llega a Nueva York donde
residió un año en compañía del hijo.
Total de asientos:(557 al 574)
18
1884
Cantidad de cartas: 13
Lugar donde las escribe: Nueva York
Destinatarios: Manuel Mercado 8
Adelaida baralt 1
Manuel J. Galván 1
Carlos Fanini 1
Juan A. Pérez bonalde 1
Máximo Gómez 1
Temáticas fundamentales: Plan Gómez-Maceo/ Caudillismo/
Problemas laborales/ Deber patrio/
Sacrificio por la patria/ Sociedad
latinoamericana/ Patriotismo/
Latinoamericanismo/ Héroes/
Sentimientos filiales.
Observaciones: Se desempeña como director de la revista América
y es además Cónsul de Uruguay en Nueva
York, en sustitución de Enrique Estrázulas. Se
separa del plan Gómez-Maceo por estar en
62

desacuerdo con los métodos que emplean los
organizadores de la Revolución.
Total de asientos:(575 al 614)
40
1885
Cantidad de cartas: 14
Lugar donde las escribe: Nueva York
Destinatarios: Manuel Mercado 5
Enrique Estrázulas 1
Heraclio Martín 1
Director de El Avisador Cubano 1
Los cubanos de Nueva York 1
Adelaida baralt 1
Francisco Domínguez 1
José A. Lucena 1
Alejandro Magariñas 1
A quien pueda interesar 1
Temáticas fundamentales: Plan Gómez-Maceo/ Guerra de
los Diez Años/ Héroes/ Autovaloración/
Sacrificio por la patria/
Deber patrio/ Patriotismo/ Problemas
laborales/ Tristeza/ Dolor/
Amistad/ Honor y dignidad.
Observaciones: Continúa su labor periodística en El Latinoamericano.
Publica su novela Amistad funesta.
El hijo y la esposa regresan a Cuba.
Se mantiene separado del plan Gómez-
Maceo.
Total de asientos: (615 al 679)
65
Cantidad de cartas: 34
1886
63

Lugar donde las escribe: Nueva York
Destinatarios: Manuel Mercado 26
Néstor Ponce 1
Juan G. Purón 2
Juan de Dios Peza 1
Nicolás Domínguez Cowan 1
Gerónimo Zelaya 2
Arthur Carroll 1
Temáticas fundamentales: Publicaciones/ Periodismo/ Sentimientos
patrióticos/ Problemas
laborales/ Necesidades económicas/
Sociedad norteamericana/
Plan Gómez-Maceo/ México/
Literatura y política/ Amistad/
Actividades literarias.
Observaciones: Trabaja como corresponsal de periódicos en
Nueva York, fundamentalmente El Partido
Liberal de México y La República, de Honduras.
Realiza también varias traducciones. Además
reinicia labores en el consulado de Uruguay.
Total de asientos: (690 al 781)
92
1887
Cantidad de cartas: 52
Lugar donde las escribe: Nueva York
Destinatarios: Manuel Mercado 26
Nicolás Domínguez 1
José García 1
Fermín Valdés Domínguez 5
Enrique Estrázulas 3
Serafín bello 1
Máximo Gómez 1
José Dolores Poyo 1
64

Juan Arnao 2
Enrique Trujillo 1
Juan bellido de Luna 1
Domingo F. Sarmiento 1
José Pérez del Castillo 2
Rafael Zayas 1
Juan Ruz 1
Enrique José Varona 1
Victoria Smith 1
Director del periódico El Pueblo 1
A los cubanos de Nueva York 1
Temáticas fundamentales: Patria/ Patriotismo/ Necesidades
económicas/ Muerte/ Relación
con el padre/ Amistad/ Crítica
literaria/ Publicaciones/ Relación
con el hijo/ Literatura y política/
Educación popular/ Tregua Fecunda/
Agradecimientos/ Deber
con la patria/ Periodismo/ Independentismo/
Crítica artística/
Guerra de independencia/ Revolución-Organización/Concepto
de
pueblo/ Estrategia de lucha.
Observaciones: En este año se enferma y muere el padre, lo
que lo embarga profundamente.
Ratifica a Mercado sus sentimientos de amor
hacia México.
Orgullo y regocijo experimenta ante el acto de
justicia realizado por su amigo Fermín Valdés
Domínguez quien demuestra la inocencia
de los 8 estudiantes de medicina vilmente
asesinados. Realiza varias colaboraciones periodísticas
donde resalta la temática política.
Expone ideas sobre la raza y la educación
65

popular, lo que demuestra la maduración de
su pensamiento político. Se autovalora como
político antes que escritor.
Total de asientos: (782 al 916)
135
1888
Cantidad de cartas: 41
Lugar donde las escribe: Nueva York
Destinatarios: Manuel Mercado 24
Enrique Estrázulas 5
Néstor Ponce 2
Coronel Enrique Núñez 2
Ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay
1
A los cubanos 1
Juan bonilla 1
Ricardo Rodríguez Otero 1
Secretario Dpto de Estado de E.Unidos 1
José García 1
Rafael Serra 1
Director de El Avisador Cubano 1
Temáticas fundamentales: Periodismo/ Publicaciones/ Amistad/
Agradecimientos/ Asuntos
políticos/ Asuntos literarios/
Asuntos públicos/ Salud/ Necesidades
económicas/ Deber con la
patria.
Observaciones: Las actividades fundamentales que realiza este
año son sus artículos (crónicas) sobre E.U. a
las que llama cartas, por el medio que utiliza
y las que envía a El Partido Liberal de México,
y su trabajo como cónsul de Uruguay.
Total de asientos: (917 al 1074)
66

158
1889
Cantidad de cartas: 61
Lugar de donde las escribe: Nueva York
Destinatarios:Manuel Mercado 19
Néstor Ponce 4
Gonzalo de Quesada 7
Coronel Emilio Núñez 3
Enrique Estrázulas 3
Serafín bello 2
Enrique José Varona 2
Alberto Palomeque 1
Enrique Hernández 1
Enrique Trujillo 1
Juan bonilla 2
Rafael Serra 2
Director de The Evening Post 1
Dpto de Estado de E.Unidos 2
benjamín Guerra 1
Miguel Tedín 1
Amador Esteva 1
Félix Iznaga 1
Manuel de J. González 1
Rodolfo Menéndez 1
D.J. Miller 1
José Ignacio Rodríguez 1
Matilde S. de Castillo 1
Natalia N. de Montejo 1
Adelaida baralt 1
Temáticas fundamentales: Antianexionismo/ Política-expansión/
Sociedad norteamericana/
Latinoamericanismo/ Soledad/
Dolor/ Tristeza/ Honradez/ Es-
67

trategia de lucha/ Publicaciones/
Asuntos literarios.
Observaciones: Entre los elementos que ocupan su atención
en este año está la Conferencia Internacional
Americana que sesionó durante dos meses en
Washington y donde asisitieron varios países
de Latinoamérica. Madura en su pensamiento
el análisis de la política norteamericana con
respecto al afán expansionista del naciente
imperialismo.
Total de asientos: (1075 al 1289)
215
68

Fuentes consultadas
Bibliográficas
.
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NIL DE ESTUDIOS MARTIANOS: Estudio sobre José Martí, Editorial
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FERNÁNDEZ RETAMAR, RObERTO e IbRAHIM HIDALGO: José
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69

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Ciudad de La Habana, 1996.
Periódicas
Carteles 34 (5) 1 feb, 1953, “Intimidades de José Martí”, de Ventura
70

Varadero: de caserío
a centro turístico
de relevancia internacional
(1883-1958)
Prof. Ernesto Álvarez blanco
Lic. Teresa de la Caridad Iglesias Oduardo
71

Ernesto Álvarez Blanco (11/1/1968)
Historiador de la Ciudad de Cárdenas. Profesor Adjunto del
Politécnico de Hotelería y Turismo en Varadero. Ha publicado sus
trabajos en revistas especializadas.
Teresa de la Caridad Iglesias Oduardo (16/10/1958)
Licenciada en Filosofía. Aspirante a Investigador. Labora en el
Museo Municipal de Varadero, Jefa del Departamento de
Investigación. Es Profesora Adjunta de la Universidad Municipal.
72

Las primeras noticias documentales acerca de la existencia
de temporadistas en la península de Hicacos se remontan a
la década del 40 del siglo x i x, cuando los descendientes 1 de
bernardo Carrillo de Albornoz, propietario desde 1763 de la
mayoría de las haciendas existentes en el actual territorio de
Varadero, construyen un pequeño caserío, compuesto de bohíos
y casas de madera con techo de guano o tejas españolas,
conocido más tarde como el Varadero viejo, el que se situaba
alrededor del lugar 2 ocupado por una gran casa de campo y
se utilizaba fundamentalmente durante el verano.
Más tarde, en 1871, según Oscar María de Rojas, 3 fundador
y primer Director del Museo y Biblioteca Pública de Cárdenas,
fabricaron cuatro casas en ese sitio los vecinos cardenenses
Ramón Pagés, Emilio biart, Epifanio bertrán, quien fue Alcalde
de Mar del balneario, y Eusebio García Ruiz. A estas casas se
sumaron otras catorce entre 1872 y 1878. Este caserío corrió
igual suerte que los anteriores, ya que lo destruyó un fuerte
temporal.
En 1881, apunta también Oscar María, 4 se funda el Casino
del nuevo poblado que se fue formando en la península desde
1880, en terrenos segregados de una finca propiedad de Rafaela
García Zalva. Los primeros temporadistas que lo habitaron lo
identificaron como el Varadero nuevo.
En la década del 80 del siglo x i x las principales atracciones
del futuro balneario eran –además de las finísimas y blancas
arenas, las cristalinas aguas y los paradisíacos y vírgenes paisajes
naturales existentes– los viajes en carreta de Cárdenas a
Varadero a través del canal de Paso Malo, la caza, la pesca, los
73

escasos baños de playa, los juegos de pelota, las competencias
de natación, las representaciones teatrales, las veladas culturales,
las serenatas, las incursiones de noche por la playa y la
presencia en la zona de gitanos y titiriteros.
A partir de 1880, se inicia también en la zona un movimiento
cultural espontáneo, con lo que se incrementa la construcción de
glorietas para bailes y las actividades teatrales. Por esta época se
crea además la Sociedad de Recreo y Deportes Varadero Sport
Club, la cual atraerá nuevos visitantes y vacacionistas.
En 1881, debido al interés que suscitaba la península
–perteneciente al quinto barrio del Término Municipal de
Cárdenas– entre los propietarios cardenenses, se crea una sociedad
para la adquisición –por la cantidad de 1 350 pesos, oro
español– de dos caballerías de tierra (equivalentes a 268 404
metros cuadrados) pertenecientes a la hacienda Varadero, el
cual lindaba con el mar, con la propiedad de Regla García Zalva
y con la finca conocida también como Varadero, propiedad por
entonces, del alemán Salomón Stemberger.
Realizada la compra el 1º de junio de 1883 por escritura
pública ante el notario Indalecio Ramos, a Rafael García Zalva,
quien se reservó la décima parte, procedieron los dueños
Ramón Pagés, Joaquín de Rojas, Carlos A. bacot, Francisco
Larrieu, Antonio Pacetti, Juan Fuentes Rosell, Francisco Quian,
Ventura Fernández de Castro y Mamerto Villar, a iniciar las
gestiones para fundar oficialmente un caserío destinado a servir
de estación balnearia. De este modo, se concretó esta idea,
propuesta en 1878 por Casimiro Zalva, uno de los principales
propietarios de la zona.
Poco después que los decenviros 5 adquieren las dos caballerías
de tierra en la península, otros cardenenses secundan
su idea y adquieren parcelas para edificar viviendas para la
temporada veraniega. Entre ellos se hallaban: Miguel Quesada,
Carlos A. Smith, Gastón Rabel, Ernesto Castro Lajonchere,
Enrique Portela, los Sres. Crabb y Triay, Martín Fontoni, Carlos
74

Maden, José Martínez Moreno, Sergio de la Vega, Gustavo J.
Cazimajou, la viuda de Herrero, el Sr. Torres Suárez, Carlos
Segrera, el carpintero catalán Sabater, Carlos Villa, Tellada,
Dupont, 6 Casimiro García Zalva, Agustín Mederos, Jacinto
Rodríguez, Serafín Mederos y Enrique Vilá, vecinos todos de
Cárdenas.
Con la ayuda de estos y con la de los que ya se habían
establecido con anterioridad en la zona, los decenviros logran
edificar en el área que ellos designaron para fundar oficialmente
el poblado, una plaza cercada con bancos de madera, una
hermosa y amplia glorieta, una capilla y un cuartel. Además,
se adquirieron en el transcurso de la década del 80 del siglo x i x,
por varias de las personas que poseían intereses en la zona, los
vapores El Caridad, Isabel Luisa, Saratoga, 7 Enrique y Varadero,
que comunicaban constantemente y con relativa facilidad a
Cárdenas con el balneario y viceversa.
Aunque en 1883 la extracción de sal continuaba siendo la
actividad económica fundamental de la península, en el referido
año –de manera muy incipiente– surge un nuevo renglón,
al establecer Mamerto Villar el servicio de fonda y posada.
Este establecimiento fue considerado por el Ayuntamiento
de Cárdenas de poca importancia, lo cual quizás explica el
porqué exonera a su propietario del pago de la contribución
correspondiente. Durante la temporada invernal el lugar era
utilizado por el propietario y su familia como vivienda.
También en 1883 Antonio Torres construye el kiosco Torres
para la venta de pescado frito y refrescos, el que prosperó con
posterioridad hasta convertirse en el primer hotel de la península,
el antecedente de las grandes instalaciones hoteleras que
se edificarán más tarde en el balneario.
Ya para esta época, el baño en las cristalinas aguas de la península
se había convertido en el principal motivo de la estancia
de los temporadistas. Le cabe a Varadero –si lo comparamos con
lo que ocurría en otras playas cubanas por esa misma época– 8
el mérito de haber sido el primer balneario de Cuba en donde
75

se practicó el baño de mar al aire libre, el que se realizaba con
trajes ligeros para la época 9 y sin otra separación entre los bañistas
que la que imponían las normas sociales.
Desde 1886 Joaquín de Rojas Cachurro, uno de los más
importantes hacendados y comerciantes cardenenses, comenzó
a realizar en representación de su persona y de la de los
otros condueños de los terrenos adquiridos por ellos en 1881,
las gestiones pertinentes para lograr que el Ayuntamiento de
Cárdenas aprobara oficialmente la fundación del poblado, sitio
que era considerado por entonces como el quinto barrio de la
Ciudad bandera.
No es hasta el l7 de mayo de 1887 que Joaquín de Rojas solicita
oficialmente al Ayuntamiento cardenense la autorización
para fomentar un poblado en Varadero, con el objetivo de ser
utilizado en la temporada veraniega. El proyecto se aprobó con
anterioridad por la Sociedad Comunal de los decenviros.
Realizados los trámites necesarios, el Arquitecto Municipal
José López Martínez levantó los planos correspondientes y
trazó las calles, subordinándolas a las construcciones ya existentes.
Además, recomendó al Ayuntamiento que exigiera a
los dueños de los terrenos que donasen el área necesaria –con
lo cual cumplieron los decenviros– para construir las calles,
iglesias, plazas, 10 mercado, escuela 11 u otros establecimientos
públicos imprescindibles.
El 20 de octubre de 1887 López Martínez presentó al Ayuntamiento
el proyecto de reparto de los terrenos (40 manzanas
divididas en 105 solares), que fue aprobado el 5 de diciembre
del mismo año por el Alcalde Municipal Francisco Comas,
oficializándose de este modo la fundación.
A los decenviros se agregaron otros adquirientes de terrenos,
constituyéndose– la Sociedad de Varadero. El objetivo primordial
de dicha sociedad era el fomento urbanístico del lugar.
A partir de la fundación de Varadero se despierta un marcado
interés por el sitio, a lo cual contribuye el nivel social y
76

cultural de los propietarios de terrenos, casas y establecimientos
del balneario, quienes asimilaban el desarrollo cultural de las
ciudades donde residían, para luego recrearlo en las temporadas
veraniegas.
Como consecuencia directa de este proceso, las dos entidades
comerciales, el kiosco Torres y la fonda-posada de Mamerto
Villar, continuaron prosperando.
La Guerra del 95 detuvo por un tiempo el desarrollo urbanístico,
social, económico y cultural del poblado, pues la
implicación de varios de los propietarios de casas y terrenos
en los sucesos políticos, el temor de que fuera utilizada la
península –como en efecto lo fue– para el desembarco de expediciones
mambisas y el establecimiento de un campamento
en el lugar por las fuerzas del General Carlos María de Rojas
casi al término de la contienda, ahuyentaron a los habituales
temporadistas.
Al finalizar la contienda bélica, nuevamente los propietarios
de las escasas entidades comerciales recreativas y de veraneo
existentes, continuaron estimulando la visita al lugar, al mismo
tiempo que diversificaban sus actividades. No obstante, la
prensa habanera de finales del siglo x i x se lamentaba de lo poco
conocido que era entre los cubanos el balneario, mientras que
la revista La Ilustración Cubana, publicada en barcelona en la
misma época, afirmaba que: “Hasta ahora sólo los cardenenses
han elegido, para temporada de verano, este encantador
lugar. Los matanceros ni siquiera la visitan: se conforman con
su playa de judíos”. 12
Al finalizar el siglo x i x, los vendedores ambulantes y temporadistas,
sobre todo los pertenecientes a familias de escasos
recursos económicos, comenzaron a utilizar el servicio de guaguas
de caballo para trasladarse desde Cárdenas al balneario
que contaba hacia 1898 con unas veinticinco casas, situadas
casi todas en el sitio en donde se encuentra hoy el parque de las
8 000 taquillas. La piquera de este singular medio de transporte
77

adicaba frente al café Ambos Mundos de la Plaza Malacoff o
del Mercado (Cárdenas).
No obstante, las familias de mejor situación financiera continuaron
utilizando durante este período, y hasta las primeras décadas
del siglo x x, goletas, lanchones y vapores auxiliados por remolcadores,
especialmente entre estos últimos, los denominados
Cárdenas y Cometa. Al respecto, el pintor cardenense Armando
Maribona anotó en 1955, que de su niñez (finales del siglo x i x
y principios del x x), le quedaba aún el recuerdo “[...] del vaporcito
–pequeño buque, con chimenea, campana y demás
detalles– que prestaba servicio entre Cárdenas y Varadero
transportando carga y pasajeros pues no había carretera, y se
atravesaba Paso Malo únicamente a caballo y quizás en carreta.
Varias familias cardenenses poseían en aquella playa chalets de
madera, pintados de blanco, con techo de tejas y molino de viento
para extraer agua ”. 13
El 12 de agosto de 1900 se celebró en el balneario la Gran
Fiesta de la Paz con la participación de los vacacionistas habituales
y de otras personas que acudieron motivadas por la
calidad y variedad de las ofertas –se celebraron regatas de botes
de remos y de vela, así como juegos náuticos y de béisbol– y
por el singular atractivo que ya para entonces ejerce el poblado
de Varadero con sus bellezas naturales.
De este modo, el alborear del nuevo siglo anunciaría una
nueva época de esplendor para el aún pequeño; pero grato caserío,
signado para convertirse en el siglo x x en un importante
centro turístico reconocido nacional e internacionalmente.
Entre 1900 y 1910 no hallamos ningún elemento que indique
adelanto en el proceso de conversión del caserío en centro
turístico. Lo anterior está estrechamente relacionado con las
pésimas condiciones higiénicas del poblado, la carencia en él
de agua potable, la difícil comunicación 14 con otras regiones de
la Isla y el insuficiente desarrollo económico de la zona.
No es hasta 1910 que nuevamente los ojos de los interesados
78

en fomentar las bondades de Varadero –en este caso de los
norteamericanos, quienes refuerzan por esta época su política
de penetración económica en el país– se fijan nuevamente en
el balneario.
El iniciador de este proceso fue Ricardo Johnson, quien
construyó allí entre 1918 y 1919 la primera edificación de
mampostería 15 que se erigió en el balneario, y fundó en 1910 la
Cuba Chautauqua Resort Association, compañía de bienes raíces, 16
con el fin de promover en los Estados Unidos de América las
condiciones climáticas de Varadero como un sitio ideal para
establecerse o para ser visitado por una larga temporada.
Los resultados de la corporación, que cambió sus propósitos
iniciales por la del negocio de la venta de terrenos, comenzaron
a sentirse rápidamente. José María Vázquez, de Santa Clara,
fue el primer propietario en adquirir un lote de terreno en las
tierras de la Compañía. Lo compró en 1919, medía 30 metros
de frente por 40 de fondo y lo pagó a razón de $2,50 el metro
cuadrado.
La efectiva propaganda efectuada por la Cuba Chautauqua
Ressort Association logró un discreto incrementó del número de
turistas nacionales que cada año vacacionaban en el balneario,
quienes arribaban cada verano desde diversos sitios de la Isla,
por vía terrestre o marítima; a esto se sumó la realización el
31 de julio de 1910, con carácter competitivo, de las primeras
regatas de remos, que atrajeron desde entonces, por su calidad,
variedad y sólida reputación, a aficionados y vacacionistas de
todas partes de Cuba y del mundo.
El éxito alcanzado por las Regatas de Varadero propiciaron
que el balneario también fuera conocido a través de la magia
del cine, pues en agosto de 1918 se estrena en La Habana la
primera cinta, que sepamos, filmada en la península de Hicacos.
17 Se tituló Las regatas de Varadero y tuvo un gran éxito entre
la crítica y el público.
Al incentivo de las regatas se suma en 1911 la construc-
79

ción de la carretera de Cárdenas a Varadero, 18 que repercute
favorablemente en el aumento del número de temporadistas.
Por tal motivo, se incrementan las opciones recreativas que
se ofrecen cada año a los visitantes y los servicios que exige
el flujo de vacacionistas, muchos de ellos pertenecientes a las
altas capas sociales.
El 14 de diciembre de 1915 se inauguró un hotel –el primero
propiamente hablando de la península–, con el nombre de
Varadero. Situado frente al mar del norte, era de madera y tenía
dos plantas, techo de tejas y amplios balcones y portales y se
destinó a personas de buen nivel adquisitivo. Poco después,
durante las décadas del 20, 30, 40 y 50 del siglo x x, se inicia y
consolida el proceso de conversión de Varadero en un centro
turístico de relevancia nacional e internacional.
En 1926 llega a Varadero el millonario norteamericano Mr.
Irene Dupont de Neumors, suceso precedido de la visita que
realizó en el invierno de 1925-1926 Charles A. Meade, uno de
sus empleados.
Una nueva sociedad anónima se funda el 6 de abril de 1926
con el nombre de Compañía Henequenera de Cárdenas S. A; 19 cuyo
verdadero fin era apoderarse de casi toda la península para
convertirla en un coto privado, adonde sólo tuvieran acceso
Mr. Irene Dupont y sus invitados. Más tarde, a esta compañía
se le nombró en 1931 Peña de Hicacos S. A y fue absorbida con
posterioridad por la Dupont S.A.
A la par de la llegada de la electricidad y de las actividades
de compraventa desarrolladas por Mr. Dupont en la península,
se construyen y abren sus puertas durante la segunda mitad
de la década del 20 del pasado siglo, nuevos comercios, así
como pequeños hoteles y casas de huéspedes. De igual forma,
se emprendió cada verano una nueva campaña de publicidad
que incluyó la publicación en varias revistas habaneras, especialmente
en Carteles, de anuncios en los que se combinaban
la promoción de los nuevos trajes de baño salidos al mercado
80

con la propuesta de lucirlos en Varadero.
Al alborear la década del 30 del siglo x x, se emprenden
desde Cárdenas, Varadero y La Habana, fundamentalmente,
nuevas acciones encaminadas a atraer nuevos temporadistas.
Una de las más importantes, fue la imposición de un cancelador
con la leyenda: Visite Cárdenas y su playa de Varadero, a
toda la correspondencia nacional e internacional que salió de
la Ciudad bandera entre 1928 y 1931. Esta propaganda permitió
que el nombre de ambos lugares llegara a los más diversos
lugares de Cuba y del mundo.
En 1930 se declara urbano el poblado a pesar de que muchos
propietarios inscribían aún las propiedades que poseían como
fincas rústicas, con objeto de evadir los altos impuestos. En
enero de este año, se inaugura el bar kukito, 20 primer centro
recreativo nocturno que tuvo el balneario.
El 31 de diciembre de 1931 el Coronel Eugenio Silva adquirió
la finca Cueva del Muerto 21 de manos de Casilda Alzugaray
y beoto. La compró en 25 000 pesos –a unos cinco centavos el
metro cuadrado– pagaderos de la siguiente forma: 5 000 pesos,
que la antigua propietaria recibió en el acto y que le fueron
facilitados por su amigo Emilio Sánchez, dueño del Central
Senado, y el resto en 10 años. La finca tenía una extensión de
cuatro caballerías de tierra y lindaba al norte con el mar y al
este, separadas por Paso Malo, con las propiedades de los
herederos de Sáez.
Concluidas estas operaciones, el Coronel Silva, hombre de
grandes iniciativas e influencias, ordena el inicio de los trabajos
necesarios para construir en la finca de su propiedad el
Kawama Beach Club, nombre con el cual se conoció inicialmente
a la nueva instalación turística –compuesta de varias cabañas
rústicas– posteriormente conocida como Hotel Kawama.
El lento proceso que va convirtiendo a Varadero en un demandado
destino turístico nacional, se ve momentáneamente
detenido en 1933, no sólo por la compleja situación política que
81

vive el país; sino también por el violento ciclón –que alcanzó
categoría de huracán– y el ras de mar que azotó a la costa norte
del Occidente de Cuba el 1º de septiembre. Buena parte de la
riqueza agrícola e industrial de Cárdenas fue destruida y provocó
serias afectaciones en los edificios de la Ciudad Bandera
y el balneario.
Al finalizar la década del 30 del siglo x x, se inicia la parcelación
del reparto Kawama, en terrenos de la propiedad del
Coronel Eugenio Silva. Durante los últimos años de esa década
y el transcurso de la siguiente, adquieren varios lotes en
este lugar el Marqués de Valle Siciliana, los Tarafa, Edmund
Chester, 22 biógrafo del Coronel Fulgencio batista, Paulina Alsina,
cuñada del ex-presidente de la República Ramón Grau San
Martín, Pancho blanco y otros miembros de lo más granjeado
de la sociedad burguesa criolla cubana y extranjera, los que
traen consigo cada año nuevos visitantes al balneario y estos
se encargan de pregonar sus bondades naturales y urbanísticas
a los cuatro vientos.
En la década de 1940, nuevas mejoras repercuten favorablemente
en el aumento de temporadistas. Entre esas acciones se
destacan las inversiones que se realizan para el mejoramiento
de los servicios telegráficos, las cuales se comienzan a realizar
en marzo de 1940.
El 24 de junio de 1949, se constituyó el Patronato Acción
Constructiva Pro Varadero. Seis meses más tarde, el 14 de diciembre,
se solicitó a Carlos Prío Socarrás, Presidente de la República
de Cuba, autorizara el uso del pequeño aeropuerto de
Varadero, entonces alquilado al Ejército Nacional, para realizar
viajes turísticos entre la Playa Azul y la ciudad de Miami.
Como complemento de estas acciones, se establece un
servicio de ómnibus regular entre La Habana y Varadero y
se ordena el inicio de las obras constructivas del puente de
Paso Malo, las que bajo la dirección general del ingeniero
Carlos Jarro Rodríguez se iniciaron el 9 de febrero de 1950 y
82

fueron contratadas a la Pavimentadora Torres S. A. Este puente
bascular, primero de su tipo en Cuba, se nombró “Carlos M.
de Rojas”, en homenaje al General mambí que dirigió la brigada
Cárdenas y fue inaugurado el 21 de octubre de 1956 con
la presencia del dictador Fulgencio batista. Concluido por la
Compañía Avellana y Mendoza S. A., constituyó un gran paso
de avance para la facilitación del acceso marítimo y terrestre a
Varadero, la implantación de una de las tradiciones populares
varaderenses más hermosa: la pesca del camarón; la realización
de las regatas Miami–Varadero; los viajes de los ferrys Miami
cargados de turistas norteamericanos y el desarrollo de las
Regatas Nacionales de Remos.
A finales de 1949 se inicia también la construcción, a un
costo de tres millones de pesos, del famoso Hotel Internacional.
Las obras fueron proyectadas por Mira y Rosich, como arquitectos
e ingenieros principales, con la colaboración de Ricardo
Galbis y Vicente Llerena, como asociados. Más tarde, Leonardo
García, su propietario, vendió el hotel a la Compañía de Hoteles
Internacionales S.A., la cual lo inauguró el 24 de diciembre de
1950, y desde entonces, visita obligada de destacadas figuras de
la vida cultural, política y social de Cuba y el mundo, muchas
de las cuales actuaron en su cabaret o se hospedaron en sus
habitaciones. También se convirtió en un paraíso para varios
representantes de la mafia norteamericana e italiana, jugadores
y representantes de la burguesía nacional con patrón de
conducta estadounidense y vicios de celuloide.
La A.CE.T.VA. (Autoridad del Centro Turístico de Varadero),
organismo oficial, independiente y autónomo, fue creado
por batista por la Ley Decreto No. 2082 del 27 de enero de 1955,
con el propósito de llevar a vías de hecho el plan regulador
de Varadero y en general, lograr el desarrollo y mejoramiento
urbano y turístico de esta playa y de sus inmediaciones, para
colocarla y mantenerla en el rango de centro turístico de
primer orden.
83

La A.CE.T.VA. estaba compuesta de nueve miembros, representativos
de entidades vinculadas de alguna forma a los
objetivos que pretendía lograr. Tenía a su cargo, además, la
administración de los muelles para yates , el puente bascular, el
aeropuerto, el acueducto y la dársena de Varadero. En el edificio
principal de esta última, construido por los arquitectos Nicolás
Arroyo y Gabriela Menéndez, radicaban sus oficinas generales
y su accionar se justificaba a partir del incremento constante del
número de turistas, fundamentalmente norteamericanos, que
se hospedaban cada año en Varadero. Proporcionaba además,
con la complacencia del dictador Fulgencio batista, todo tipo de
garantías a los empresarios e inversionistas norteamericanos.
A finales de la década del 50 del pasado siglo, los terrenos
de la costa sur de Varadero, tradicionalmente relegados a servir
de residencia a pescadores, constructores, obreros y empleados
del turismo, son incluidos en los nuevos planes de urbanización
del balneario. Como consecuencia de este hecho, que tenía
también el propósito de erradicar a los habitantes de esta área
y a los edificios construidos por ellos, la Territorial Náutica de
Varadero S. A promueve en esta época el Residencial Isla del
Sur, destacando entre sus muchas ventajas, la privacidad que
poseía.
Las últimas acciones urbanísticas de la tiranía de Batista
para el mejoramiento del balneario, luego de la inauguración
del puente bascular, se producen en el mes de abril de 1958
y estuvieron encaminadas a la demolición de construcciones
insalubres e ilegales existentes en el balneario, pertenecientes
muchas de ellas a humildes pescadores, trabajadores gastronómicos
y de servicios, etc.
Sin embargo, nada se hizo por evitar la corrupción, los abusos
laborales, la violación en los hoteles y casas de huéspedes
de los convenios colectivos laborales, el expendio de drogas,
la proliferación de casinos, máquinas y jugadores profesionales,
ubicados fundamentalmente en los hoteles Internacional
84

y Kawama, la prostitución, la discriminación racial y social, la
exclusividad en el servicio turístico y otros males.
Sólo la Revolución trazará la estrategia correcta para mantener
a Varadero como un centro turístico de renombre nacional
e internacional, sin escamotear a su verdadero dueño, el pueblo,
la oportunidad de disfrutar sin distinción de razas, clases
sociales y posibilidades económicas, de sus finísimas arenas y
de sus incomparables playas.
Citas y referencias
1 A mediados del siglo x i x las antiguas propiedades de
Bernardo Carrillo de Albornoz se hallaban divididas entre
sus herederos Casilda García de López y los apellidados
Sáez y García o García y Zalva.
2 Esta casa de campo estaba situada sobre un promontorio
arenoso frente al mar del norte, en el lugar conocido
como Las Palmitas. En este sitio se construyó entre 1914
y 1915 el edificio del hotel Varadero, convertido en 1923
en sede del Club Náutico.
3 Oscar María de Rojas: “Para los anales y necrología
de San Juan de Dios de Cárdenas”, (inédito), Cárdenas,
fo. 50.
4 Ibídem, fo. 40.
5 Nombre con el cual se conocen a los 10 propietarios de la caballería
de tierra comprada en 1881 a Rafael García Zalva para crear un caserío en
la península.
6 No se trata de Mr. Irenee Dupont, millonario norteamericano de quien
hablaremos más adelante.
85

7 Era propiedad exclusiva del Sr. Chorchill.
8 Para comprender esta afirmación ver el libro Fabuloso
mar, del prestigioso periodista e investigador cubano
Francisco Martínez Mota.
8 Según el Dr. Antonio Nuñez Jiménez en el texto que
escribió para una Guía Turística de Varadero publicada
en 1994 por las Ediciones Caribbean´s Color S. A este
hecho provocó: “[...]pequeños escándalos, sobre todo
las airosas muchachas que se atrevían a mostrar, con
absoluto desenfado, sus encantadoras y vedadas pantorrillas
”.
10 En el plano aparecen delimitadas 3 plazas de 4 602,27
metros cuadrados cada una.
11 Para escuela se destinó un solar de 1 150 057 metros
cuadrados.
12 Varadero, Comisión de Historia del Comité Municipal
del PCC de Varadero: “Apuntes para la historia de Varadero”,
diciembre de 1983, p. 4.
13 Armando Maribona: “Cárdenas quiere boulevard que
86

Bibliográficas
Fuentes consultadas
AbAD, ÁNGEL: Historia de las parroquias de Cárdenas y Varadero,
Editorial Guerrero, La Habana, 1954.
bOSH, JUAN: La Isla fascinante, Creaciones gráficas, Ciudad de La
Habana, 1999.
DOLLERO, ADOLFO: Cultura cubana (Varadero), Imprenta Seoane y
Fernández, La Habana, 1919.
JONES, GASTÓN R.: Varadero, Centro Turístico Nacional. En Anuario
del Club Náutico de Varadero, Año I, Nro. I, p. 82, Cárdenas, 1935.
LAZCANO, JUAN P.: Catastro de los daños ocasionados por el ciclón y
ras de mar del primero de septiembre de 1933, en el término municipal
de Cárdenas, Imprenta Cultural S.A., La Habana, 1934.
MARTíNEZ MOTA, FRANCISCO: Fabuloso mar, Editorial Gente
Nueva, Ciudad de La Habana, 1988.
MENéNDEZ, RAFAEL: Centenario de la fundación de la ciudad, Imprenta
de la Dirección Municipal de Cultura, Varadero, 1987.
MéNDEZ CAPOTE, RENEE: Domingo Méndez Capote. El hombre civil
del 95, Imprenta Úcar y García, La Habana, 1957.
____________________: A Varadero en carreta, Editorial Gente Nueva,
Ciudad de La Habana, 1984.
MARTíN RODRíGUEZ, M.: “La ciudad de Cárdenas ante las alternativas
del presente”. En Anuario de Cárdenas, Año I, Nro. I,
Cárdenas, 1948.
MARTíNEZ MéNDEZ, MIGUEL: “Del Varadero Viejo”. En Anuario
del Club Náutico de Varadero, Año I, Nro. I, Cárdenas, 1935.
QUEVEDO, ANTONIO: El poeta en La Habana, Consejo Nacional de
Cultura, Ministerio de Educación, La Habana, 1961.
RODRíGUEZ, RAÚL: El cine silente en Cuba, Editorial Letras Cubanas,
Ciudad de La Habana, 1992.
SILVA, EUGENIO: “Posibilidades turísticas de Varadero”. En Anuario
del Club Náutico de Varadero, Año I, Nro. I, p. 78, Cárdenas, 1935.
VALDéS, JUAN b.: Memoria oficial de la Séptima conferencia de Beneficencia
y Corrección de la Isla de Cuba, Imprenta La Moderna Poesía,
La Habana, 1908.
87

Documentales
ÁLVAREZ bLANCO, ERNESTO y TERESA IGLESIAS ODUARDO:
“Historia del Hotel Internacional” e “Historia del Hotel Kawama”
(inéditos), Varadero, 2000.
ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL DE CÁRDENAS: Fondos Actas
Capitulares (1880-1898).
ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE MATANZAS: Fondo Plegables,
Catálogos de Muestras del Mes, Exposiciones transitorias
y colección de fotografías.
ARCHIVO DEL MUSEO OSCAR MARíA DE ROJAS: Colección
documentos.
GARCíA, ANA MARíA, JULIO ObREGÓN, HORTENSIA RODRí-
GUEZ y otros: “Historia del municipio de Varadero” (inédito),
Varadero, 1993.
GARCíA IZQUIERDO, ANA MARíA: “Historia del turismo en Varadero”
(inédito), Varadero, 1986.
HIMELY, LÁZARA: “Trajes de baño a principios del siglo x x”
(inédito), Varadero, 1999.
MARTíNEZ CARMENATE, URbANO: “García Lorca y Cuba: todas
las aguas”, Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura
Cubana Juan Marinello, Ciudad de La Habana, 2002.
VALDéS, LUCíA: “Plano de fundación de la ciudad, 1887” (inédito),
Varadero, 1999.
Periódicas
Boletín de la Cámara de Comercio de Cárdenas, Cárdenas, 1947.
Periódico El Imparcial, Matanzas, 1940-1950.
Periódico Girón, Matanzas, 3 de agosto de 1973.
Periódico La Antorcha, Cárdenas 1932-1958.
Periódico Prensa Libre, Cárdenas, 1935.
Revista Alfa, La Habana, 1952.
Revista Cárdenas social, Cárdenas, 1935-1958.
Revista Carteles, La Habana, 1922-1955.
Revista Gordejuela, Cárdenas, 1940-1958.
Revista Mil, Matanzas, 1946-1952.
88

Música y verso
Lic. María del Rosario Florido Pérez
89

María del Rosario Florido Pérez (Colón, 1958)
Licenciada en Filología. Investigadora Agregada. Profesora Titular
Adjunta de la Universidad de Matanzas. Especialista de la Galería
de Arte de Colón. Ha publicado Síntesis histórica de Colón, 1986;
Colón en el 150 aniversario de su fundación, 1986; Mito y poesía de un
árbol: la ceiba, 2001; y artículos de crítica en la prensa.
90

Desde su propia génesis la música y el verso han viajado
siempre unidos en la historia cultural de la humanidad. Esa
fusión casi mágica ha logrado unir a varias personalidades
del arte, en el común empeño de atrapar en el pentagrama
el misterioso hechizo de la poesía. Así les ocurrió al maestro
Rodrigo Prats y a la poetisa colombina Rosa América Cohalla
quienes protagonizaron un acontecimiento cultural de relieve
singularísimo.
La prensa dio cobertura al suceso desde sus preparativos,
creando una expectativa en la sociedad de la época y de alguna
manera también en la nuestra, porque pudiéramos interrogarnos
¿cómo esta poetisa colombina, humilde y desconocida en
esa fecha, logró que el maestro Prats musicalizara sus versos?
¿Qué poemas fueron seleccionados? ¿Dónde se encuentra esa
música?
Con la ayuda de algunos coterráneos había comenzado
Rosa América a relacionarse con el mundo de la radio en
Cuba, también fueron frecuentes sus incursiones como cantante,
pues poseía una bella voz, cultivada desde los 16 años
en el Instituto Músico-Vocal Perfect Voice y clasificada como
soprano lírico spinto.
Un amigo de la infancia de Rosa América Cohalla, músico
y también director de orquesta, Leonardo Timor, 1 quien
residía desde la década de 1930 en La Habana, muy cercano
a Rodrigo Prats, fue sin dudas, el nexo entre la poetisa y el
célebre músico.
Rosa América conquistó la admiración y el respeto de Prats.
Hasta él hizo llegar su poemario Sortilegio de Amor con el que
91

logró conmover su sensibilidad artística para que trabajara
intensamente y musicalizara en los años siguientes a la edición
del libro, varios de los poemas que allí se publicaban.
Cuando estuvieron de acuerdo los autores con el resultado
del trabajo, llegó el momento de ponerlo a consideración del
público. El lugar escogido no pudo ser mejor: el estreno sería en
Colón, como regalo a sus pobladores, quienes habían alentado
la labor de Rosa América.
En enero de 1942, tenemos la primera información de los preparativos
del recital poético-musical que se celebraría en el Teatro
Canal de esa ciudad. Para la interpretación de la letra, Rodrigo
Prats seleccionó a la conocida soprano Lolita Pérez Moreno. Los
tres artistas coincidían en varios aspectos importantes: tenían
la misma edad (Prats también nació en 1909), estaban en el momento
más pleno de madurez artística y de búsqueda de nuevas
formas para su arte, los tres poseían un gran temperamento que
los ayudaba a vencer cualquier dificultad y estaban animados
por el deseo de hacer un espectáculo que los distinguiera ante
la crítica. Para ello contaron con algo que ya Rosa América sabía
manejar muy bien: la promoción.
A partir del 8 de febrero de 1942, el periódico colombino La
Defensa, comenzó a divulgar el recital. Desde esa fecha y hasta
el mismo 30 de marzo, el semanario fue ofreciendo detalles del
espectáculo en todas sus ediciones, por lo que totalizan diez los
artículos, casi siempre extensos y en primera plana.
En La Prensa de Matanzas, el amigo y poeta Alberto Lovio
reseña el hecho, y en fecha próxima el semanario colombino
El Progreso lo definió como grandioso festival artístico.
Para ultimar los pormenores y observar el escenario, Prats
visitó Colón el lunes 16 de marzo.
A las 8:00 de la noche del 30 de marzo se corrieron las cortinas
del Teatro Canal con la exhibición de la película Vidas sin
rumbos, protagonizada por Henry Fonda y Joan bennet. En la
segunda parte Néstor Herrera de la Arena, en su función de
presidente del Club Rotario tuvo a su cargo la presentación
92

de los artistas.
En el programa del espectáculo, Rosa América, quien ya
había ejercitado sus dotes declamatorias en otras ocasiones,
interpretó los poemas Corazón, Claveles rojos (publicado en el
mencionado poemario como Mustios claveles), Riachuelo, Polos
opuestos, Si me faltaras tú (todos de Sortilegios de Amor) y Volverás
(sin editar, en 1944 apareció en otro libro de la poetisa).
Luego, el maestro Prats y Lolita Pérez Moreno interpretaron
Corazón, Claveles rojos, Riachuelo, Noche de amor y Paisaje tropical
en solos de piano.
Sin embargo, no fueron estos los únicos poemas musicalizados,
porque ya a principios de año, en carta del 29 de enero,
Pedro Junco comunica a su amiga en Colón: “Antes de recibir
la carta 2 había visto ya en Carteles los versos que titula Deseo,
musicalizados por Rodrigo Prats”.
Solamente en el archivo personal de Pedro Junco de la
Sala de Información del Centro Provincial de la Música en
Pinar del Río, pudimos encontrar el programa y la invitación
del espectáculo, que Rosa América envió a su amigo con el
marcado interés de que viajara a Colón en esa fecha para que
la acompañara.
Al respecto, el 25 de marzo él le responde: “Del recital[...]
no sé si vaya. Tal vez es difícil. Te agradezco le hayas hablado
de mí a Rodrígo Prats”.
El 31 de marzo, Pedro Junco está impaciente por saber el
resultado del recital y sin esperar carta de Colón, confiesa:
“Ansío saber el resultado de tu fiesta, aunque me lo imagino,
debe haber quedado fantástica [...]”. Y más adelante se lamenta:
“¿Dijiste el verso para mí? ¡Cuánto siento no haber podido
ir!”
Por su parte el Diario de la Marina, en los primeros días de
abril relató el hecho: “El famoso director y compositor Rodrigo
Prats recorrió las bellísimas composiciones de Rosa América
Cohalla y musicalizadas estas por esa autoridad musical fueron
llevadas a la garganta privilegiada de la soprano Lolita
93

Pérez Moreno, combinándose un programa seductor y bello
que deleitó a la sociedad de Colón que se dio cita en el Teatro
Canal. Rosa América se emocionó. Rodaron lágrimas por sus
mejillas. Emoción justificada en quien, viviendo en un ambiente
estrecho provinciano, donde los valores no pueden destacarse,
se consagraba con la fiesta que se le ofrecía. Fue fino el espectáculo.
De arte exquisito”.
Con este artículo comprobamos no sólo la realización del recital,
sino el alto grado de emotividad que reinó aquella noche.
De la prensa colombina también obtuvimos información
como esta: “Rodrigo Prats [...] ha musicalizado una colección de
versos de la ya consagrada Rosa América, haciendo verdaderos
primores desde el bercuse [sic.], la guajira hasta una bellísima
canción española titulada Mustios Claveles y Corazón”.
Aunque el artículo no se acompaña con la firma del autor,
parte de una información ofrecida directamente por la poetisa
quien era periodista de ese órgano.
Sin lugar a dudas, fueron días memorables en la historia
cultural de Colón, ya que sus habitantes compartieron la expectativa
emocional, conocieron a los virtuosos músicos visitantes
y festejaron el éxito del evento junto a Rosa América, quien
confesó su plena satisfacción.
Resulta conveniente precisar que Prats no preparó el espectáculo
para una ocasión única; sino que realizó otras funciones, y
según nota de prensa no confirmada, realizó una gira artística
por los Estados Unidos con este repertorio que incorporó además
en sus audiciones con su sello inconfundible, para quedar
registradas en lo más importante del acervo musical cubano. 3
En cartas de Pedro Junco a Rosa América se constata lo
planteado en el párrafo anterior: “Te felicito porque Rodrigo
haya escogido uno de tus versos que él musicalizara para que
lo interprete Gil Mondragón. Lo he oído cantar y me parece
insuperable”,(fechada el 5 de mayo de 1942). Y con fecha 22 de
mayo escribe: “Ayer fui al concierto del Círculo de Bellas Artes
94

con la orquesta de cámara que dirige Rodrigo, maravilloso[...]
y cantaron Corazón y Si me faltaras tú”.
Indudablemente, el 30 de marzo de 1942 marcó para siempre
el sensible corazón de Rosa América, quien selló su amistad
con el maestro Prats. Por eso, cinco años después, el jueves 4 de
marzo de 1947, en otro dúo memorable, iniciaron el programa
Música y Verso que se trasmitió por la emisora radial C.M.Z.
del Ministerio de Educación.
Rosa América, quien había alternado su residencia entre
Colón, Matanzas y La Habana, ya en los meses finales de 1946
o a principios del 47, se traslada a vivir en la capital y comienza
un trabajo muy activo en la radio, sobre todo en RHC Cadena
Azul, bajo la dirección de Amado Trinidad. De cómo llegar
a la emisora de radio más escuchada en Cuba se encargaron
Leonardo Timor y Rodrigo Prats.
La poetisa, con su carácter afable, conquistó la simpatía del
director, quien en diciembre de 1949 aprueba su primer guión
de novela radial. Así acumula una experiencia importante en
su prolífero trabajo cultural, que supo aprovechar muy bien
para lograr otra radionovela mejor concebida y de mucha
aceptación, trasmitida por CMQ a partir de enero de 1957, bajo
el título de Babiney.
Cada jueves y sábado a las 5:45 de la tarde, bajo la dirección
de Enrique Medina, salía al aire Música y Verso, una propuesta
diferente para divulgar los valores nacionales, tanto en la
poesía como en la música. La elocución estaba a cargo de Rosa
América y la asesoría musical de Rodrigo Prats.
La CMZ tenía una tónica diferente, pues no era una emisora
comercial; sino que difundía la buena música sinfónica con
programas sobre literatura y arte, charlas, biografías dialogadas
y dramatizaciones históricas, por lo que fue el escenario
apropiado para un programa como este, bien recibido por el
público y la crítica.
Precisamente el 11 de marzo de 1948 en El País aparece
95

una severa crítica a la radio de la época por la cursilería, la alta
propaganda comercial y el mal gusto de muchas emisiones, y
como ejemplo positivo se destaca: “El otro día escuchamos el
programa Música y Verso, que escribe Rosa América Cohalla
[...] Una audición digna de que se escuche entre nosotros y de
que se aplauda en el extranjero”. También el programa tuvo
su promoción en Alerta, El País gráfico, la Revista Radio-Guía y
en Mañana.
Cuando la radio en Cuba era muy joven y ya había ocupado
un lugar preferente en la vida social, Rosa América enfrentó
su reto y lo venció. Música y Verso fue el colofón de aquel feliz
concierto protagonizado en la ciudad de Colón, testimonios
ambos no sólo del éxito del binomio Prats-Rosa América, ni
de la fusión misteriosa y legendaria de música y poesía, sino
también del valor imperecedero y trascendental del arte.
Citas y referencias
1 Era hijo del virtuoso músico valenciano radicado en Colón, Carlos Timor
Ferrándiz. El cuarto de ocho hermanos, todos músicos excepcionales que
ejecutaban cualquier instrumento con maestría.
2 Se refiere a la segunda carta enviada por Rosa América el 21 de enero.
3 En el Departamento de Partituras y Declaración de obras de Rodrigo Prats
96

La revista Mil
y la conciencia
de identidad matancera
Lic. Caridad Contreras Llorca
97

Caridad Contreras Llorca (Cárdenas 1953)
Licenciada en Historia del Arte e Información Científico Técnica
y bibliotecología. Labora en la biblioteca Provincial Gener y del
Monte, donde es Especialista en el Departamento de bibliografía
y coordinadora de investigaciones. Tiene en su haber diversos
estudios relacionados con la cultura matancera, algunos de los que
se han publicado parcial o totalmente.
98

La historia común de un grupo humano, los proyectos y experiencias
compartidas, las relaciones establecidas entre los
miembros de una comunidad en su desarrollo histórico en un
espacio dado, van creando rasgos propios, representaciones sociales
y significaciones comunes, con las que los miembros del
grupo se identifican; surge así el sentimiento de mismidad, la
conciencia de ser ellos y no otros, de distinguirse de los demás,
de pertenecer a esa conglomerado humano, a ese lugar, a esa
historia específica, con el compromiso que ello implica.
En todo análisis de identidad hay que establecer la cuestión
de los límites. Son muchos los estudios realizados; pero dentro
de una identidad claramente definida y autorreconocida como
la conciencia de identidad cubana, no todo es homogeneidad;
no hay una absoluta igualdad interna, sino que hay diferencias
entre los habitantes de diversas regiones. Hay una distinción
objetiva dada por las particularidades desde geográficas hasta
socioeconómicas y culturales en la historia de esas regiones y
aparece también la autopercepción de las mismas por parte de
sus miembros. Estamos en presencia, entonces, del sentimiento
de identidad local.
Plantearnos el tema de la identidad matancera no es ni mucho
menos, un ejercicio teórico, porque la identidad, en gran
medida, se hereda de las generaciones anteriores; pero integra
en el presente, lo que fue creado en el pasado, y esto coloca a
todas las generaciones ante una gran responsabilidad: ¿Qué
representaciones, significados y afectos que sentimos como
parte de nosotros mismos le dejaremos a los matanceros que
vienen detrás?
99

En esta problemática se enmarca nuestro trabajo. Pretendemos
abordar el tema desde un nuevo ángulo: la influencia
que tuvo la revista Mil en el fortalecimiento de la conciencia
de identidad matancera a través de las dimensiones cognitivas,
afectivas y conductuales, partiendo de los elementos que refleja
como contenidos identitarios, lo que nos permite conocer los
elementos heredados que animaron a los matanceros de las
décadas del 40 y 50 a revitalizar su identidad, su sentimiento
de autoestima, y a proyectarse como comunidad hacia el futuro.
Podemos así precisar cuál era en esos años su autoimagen,
dónde se encontraban e identificaban emocionalmente, cuáles
eran las representaciones sociales compartidas, y comparar
con la autoconciencia de los años siguientes, deslindar lo permanente
de lo efímero, estudio imprescindible para llegar a
conclusiones válidas que nos faciliten trazar líneas de acción
para proteger, desarrollar y transmitir los contenidos identitarios
del matancero, porque, todo estudio de identidad tiene,
en última instancia, una finalidad conductual.
Mil: revista urbana
Esta revista salió a la luz el 1º de abril de 1943 como órgano
del Patronato Municipal Pro Calles de Matanzas, el cual
había sido creado el 23 de octubre de 1941 para reconstruir –y
en muchos casos construir– las calles de Matanzas, pues 40
años de mala administración pública tenían a la ciudad en un
estado deplorable. Por eso el mayor peso de su contenido está
en divulgar la labor del Patronato, proyectar la revitalización
urbana de Matanzas, explicar de modo transparente el uso de
los fondos y concienciar a los ciudadanos con respecto a su
responsabilidad. Esto hace que la revista Mil manifieste una
voluntad muy marcada de elevar la autoestima del matancero
y su conciencia ciudadana a través de la información sobre
su pasado, sus rincones, sus personalidades; en fin, sobre
100

su historia, mostrando y valorando al mismo tiempo, cómo
continúa esa tradición en el presente. El 82% del contenido
de la revista está dedicado a la ciudad de Matanzas y tiene la
finalidad señalada.
La revista se mantuvo hasta enero de 1949 y fue dirigida
hasta finales de 1945 por el Dr. José Ángel Treserra, Historiador
de la Ciudad, quien publicó magníficos trabajos sobre diversos
aspectos de la historia de Matanzas y también de Cuba. Repartida
de modo gratuito entre los miembros de la Trinchera
de los MIL, 1 no fue el interés económico el que movió a la
excelencia de sus artículos, sino el afán de que la población
conociera sus raíces, se sintiera orgullosa de ellas y actuara en
consecuencia.
Contenidos identitarios presentados por la revista
Los contenidos identitarios de la revista tanto en la información
gráfica como en la escrita pueden agruparse en cuatro
categorías que según su orden de importancia son: Lugares,
Personalidades, Hechos e Instituciones. Hay otros referentes
al ambiente de la ciudad que se expresan en la poesía y no se
corresponden con esos indicadores.
Lugares
Ocupan el primer plano de la información que la revista
brinda sobre la ciudad. Para su estudio se subdividieron en
urbanísticos, arquitectónicos y geográficos o naturales.
a) urbanísticos
Tratándose de una revista que se propone defender los
intereses urbanos de la ciudad, son estos sitios los más presentes
en la publicación y según su frecuencia de aparición,
sobresalen en ellos:
1.- Las calles. Estos espacios imprescindibles en una ciudad,
ligados entrañablemente a la vida de sus habitantes no
101

sólo en la actividad cotidiana; sino también en el recuerdo de
la calle en que se creció, en que se jugó, en que se ha sido feliz,
son también el objeto principal del trabajo del Patronato Pro
Calles. Ocupan con toda propiedad el primer lugar de los sitios
urbanísticos y lo hace fundamentalmente a través de las fotografías,
que muestran el estado de deterioro de calles y aceras
y el resultado final, después de su reconstrucción.
2.- Vistas de la ciudad. Ese espacio donde transcurre la
vida del hombre, tan pequeña y tan grande, todo un mundo
en sí misma, aparece en vistas panorámicas, aéreas, parciales,
tanto en fotos y grabados como en artículos descriptivos y en
la poesía. Las vistas que más destacan son aquellas en las que
se puede contemplar, desde las alturas, la bahía, el Yumurí, el
Puente de la Concordia y parte de Versalles.
3.- Puente de la Concordia. En la Ciudad de los Puentes, este
es el único que es tratado en la revista de modo particular,
tanto en pinturas y grabados del siglox i x como en fotos y artículos
documentadísimos sobre su construcción; pero no se
limita a hacer historia, sino que se preocupa por su estado de
conservación, da la voz de alarma sobre su deterioro, critica a
las autoridades por su negligencia, mueve al estado de opinión
atacando al sentimiento de todos: “Que no se diga, para afrenta
nuestra, que no hemos sabido conservar en Plena República, lo
que la Colonia nos legara”. 2 El Puente de la Concordia ha mantenido
su significación para los matanceros a lo largo de más
de un siglo, de un modo tal, que en nuestros días ha quedado
constituido en el símbolo de la ciudad.
4.- Proyectos del Bosque de Matanzas y de la Vía Blanca. El
primero de ellos, que nunca pudo realizarse, intentaba sanear
la zona pantanosa que abarca varios cuadras desde el Puente
de la Concordia hasta el actual Parque Watkin y crear como sitio
de recreo y esparcimiento, el Bosque del Yumurí. El segundo
estudiaba la forma más beneficiosa en que la Vía Blanca atravesara
Matanzas y salvara el paso sobre el río Canímar, que en
102

aquella época se hacía mediante el arcaico sistema de bongo
y andarivel, igual que en los siglos anteriores y trataba de
lograr propuestas concretas y factibles que fueran elevadas al
Congreso por los Representantes de Matanzas.
5.- Otros sitios urbanísticos. El barrio de Versalles, cuyas
vistas son muy comunes en la publicación, el Parque Matanzas
(hoy René Fraga), la Plaza de la Vigía y el Parque de la Libertad,
son los otros lugares significativos expuestos por la revista.
b) arquitectónicos
En la mayoría de los casos se trata de los edificios de la
Compañía Panificadora, el Café Baquedano, la destilería de Yucayo
y el Banco Núñez, que aparecen en dibujos propagandísticos
de un carácter muy peculiar. A diferencia del típico anuncio
comercial –que sólo trata de vender un producto– aquí no se
oferta un artículo, sino que se presenta un edificio y su entorno:
el río San Juan, su puente, la Calzada de Tirry y otros elementos
urbanos. Por su elegancia, ubicación y hasta por su significado
económico, estas construcciones forman parte del pasaje
cotidiano y de la identidad del matancero.
Los otros sitios arquitectónicos, que sin ningún tipo de
propaganda, ocupan un lugar significativo en el contenido
identitario que la revista refleja, son la Catedral y la llamada
Casa del Conde de Jibacoa.
c) geográficos o naturales
Por ser las cuestiones urbanísticas el centro de interés de la
revista, los sitios naturales ocupan el último peldaño en esta
categoría; pero eso no significa que no estén suficientemente
presentes, y los datos que arrojan sobre el sentimiento de identidad
y de pertenencia son totalmente válidos. Según el peso
que tienen como contenido identitario podemos ordenarlos de
la siguiente forma:
1.- Los ríos. En su conjunto y cada uno de ellos individualmente
son los sitios que ocupan un lugar relevante y se hacen
presentes, sobre todo, en la poesía. Las referencias al San Juan
103

y al Yumurí son totalmente espontáneas y fiel reflejo del sentimiento
interior; pero la revista da una mayor información
del Canímar, que históricamente no ha sido el más presente en
el pensamiento y afecto del matancero, quizás por su lejanía
del centro de la ciudad. Hay toda una finalidad al llamar la
atención sobre este río, el papel que jugó en la prehistoria de
Matanzas, los asentamientos aborígenes en sus márgenes, los
puentes infructuosamente construidos... ; se quiere movilizar
a todas las fuerzas sociales y presionar sobre las autoridades
gubernamentales para lograr la construcción del puente sobre
el Canímar.
2.- Las Cuevas de bellamar. Únicas en Cuba por sus características,
admirables por la belleza de sus formas caprichosas
y sus colores, por su inmensidad, porque es un regalo de la naturaleza
a Matanzas, este sitio llena de orgullo a los habitantes
de la ciudad por poseer un tesoro semejante y así aparece en
la publicación. Junto a las descripciones realizadas por autores
del siglo x i x como Eusebio Guiteras y José V. betancourt, aparecen
las opiniones de la actualidad y se mueve a la acción: las
Cuevas de Bellamar pertenecen a La Jarcia, deben ser expropiadas,
puestas al servicio de la comunidad y abiertas al turismo
nacional y extranjero, y de modo gratuito a los estudiantes de
las escuelas públicas.
3.- El Abra del Yumurí. Aparece preferentemente en fotografías
y poemas, aunque está presente también en algún
artículo.Despierta una emoción particular en el matancero no
sólo de mediados del siglo x x, pues desde la centuria anterior
fue elegido como representación de la ciudad, lo que se puede
apreciar, durante años, en el periódico La Aurora.
4.- El Valle del Yumurí. Intimamente vinculado con el sitio
anterior, es un elemento natural muy presente en la poesía, que
despierta sentimientos de belleza y paz.
5.- Otros lugares naturales. La bahía, el Pan de Matanzas,
La Cumbre, Monserrat y Los Molinos, en ese orden, son los otros
104

elementos del entorno geográfico que tienen un contenido
identitario significativo según su frecuencia de aparición. La
bahía y el Pan de Matanzas se hacen presentes de modo particular
en la poesía.
Resulta necesario destacar la importancia que tienen los
lugares naturales o urbanísticos relacionados con el Yumurí:
el propio río, el abra, el valle, el puente que lo cruza, los paisajes
a lo largo de su recorrido hasta desembocar en la bahía, el
estado de deterioro urbano de sus alrededores, el proyecto de
crear allí el Bosque de Matanzas. El Yumurí y su entorno –más
aún el urbano– es la zona de la ciudad que más aparece y con
un sentimiento de afecto y de preocupación.
Personalidades
En los contenidos identitarios que presenta la revista,
las personalidades matanceras destacadas ocupan el segundo
lugar. Aquí sólo hacemos referencia a las que aparecen de
modo relevante a través de los artículos y en menor medida,
de fotografías y poemas. Los perfiles registrados, en orden de
importancia, son:
a) Literatos. La figura emblemática del sentimiento de identidad
matancera en el campo de la literatura es, indiscutiblemente,
José Jacinto Milanés. Se brinda información no sólo de
su vida y su obra; sino que se hace tema de la realidad presente
al exigir al Presidente de la República los $20 000 asignados por
la Ley Milanés dictada por su Centenario (1914) para levantar
un monumento al poeta. A Matanzas le asiste el derecho, como
cuna de Milanés, de ostentar dicho monumento.
Gabriel de la Concepción Valdés (Plácido), fusilado por las
autoridades españolas en la llamada Conspiración de la Escalera,
ocupa el segundo lugar entre los literatos que forman parte del
sentimiento de identidad matancera, y es también relevante,
Miguel Teurbe Tolón, en su doble condición de poeta y patrio-
105

ta. Podemos constatar que en la literatura son los poetas –y en
estos poetas concretos, en su vida o en su obra está presente
el espíritu de libertad– los que han pasado a formar parte del
sentimiento de identidad matancera.
b) Educadores. Antonio Guiteras, profesor del famoso
colegio La Empresa, del siglo x i x, es la figura que aparece con
mayor relieve en una serie de artículos. Más cercanos en el
tiempo, el destacado maestro Antonio Luis Moreno y una
figura no tan conocida: Manuel Valdés. Este ilustre pedagogo
que desarrolló su magisterio en La Habana y fue un apóstol
de la educación popular y el primer maestro honrado con el
premio Luz y Caballero, fue rescatado por Treserra para nuestra
historia, pues es hijo de esta ciudad.
c) Personalidades relacionadas con la historia. En un
mismo plano se encuentran el bibliógrafo, erudito y patriota
Carlos Trelles, el patriota Tello Lamar y el primer historiador
de la ciudad, Pedro Antonio Alfonso. Podemos apreciar
que aunque la publicación exhibe magníficos trabajos sobre
personalidades destacadísimas en la historia de Cuba como
combatientes por la independencia –entre los que se encuentra
el dedicado a Domingo Mujica (Jovellanos)– , no corresponden
a la ciudad de Matanzas.
d) Artistas. La única figura relevantemente destacada en el
campo artístico es la de José White, enfatizando su formación y
su estancia en Matanzas. En un grado menor aparecen también
tres pintores matanceros contemporáneos a la revista: Francisco
Coro Marrodán, Rafael Soriano y Alberto Tarascó.
e) Científicos y tecnólogos. La personalidad con mayores
valoraciones en esta esfera está cargada de un fuerte sentimiento
de identidad con la ciudad, no por ella en sí; sino por su obra.
Se trata del arquitecto español Pedro Celestino del Pandal, 3
artífice del Puente de la Concordia y relacionado de una u otra
forma con una serie de construcciones como el antiguo Parque
Cervantes, la actual Calzada del General Betancourt, el puente de
106

hierro sobre el San Juan nombrado Calixto García, la Necrópolis
de San Carlos y los pabellones de la Exposición de 1881. Por las
dificultades (apatía, negligencia, falta de presupuesto) que tuvo
que enfrentar al realizar su obra en beneficio de Matanzas, es
una figura emblemática para el Patronato Pro Calles, del que
la revista es órgano de expresión.
Las personalidades de otras esferas como la vida social, la
economía, la política, el deporte,... no resultan importantes para
la identidad matancera que la revista expone.
Hechos
Aunque esta categoría no es relevante en el contenido identitario
de la revista, hay dos hechos significativos: la fundación de la
ciudad y la Exposición de Matanzas de 1881. buscar nuestro origen
como colectividad y el suceso sociocultural más importante del
último cuarto del siglo x i x y darlos a conocer, implica fortalecer
a través de lo cognitivo la conciencia de mismidad, de compartir
una historia y representaciones sociales comunes.
Instituciones
Las instituciones no constituyen un elemento significativo
en el contenido identitario que la publicación divulga. Lógicamente
la que más sobresale es el Patronato Pro Calles, del
que la revista es órgano de expresión, y con menor peso, hay
referencias a La Empresa, El Ateneo, la Escuela Normal, la Escuela
Provincial de Arte y Amigos de la Cultura Cubana.
Otros aspectos que forman parte del sentimiento
de identidad matancera
En las poesías aparecen con gran frecuencia algunos contenidos
identitarios que tratan del ambiente de la ciudad, como
107

son el silencio y la quietud, una luminosidad –quizás por la
presencia de los ríos y la bahía– que el matancero percibe como
diferente a la de las otras ciudades, una estabilidad y respeto
por el pasado que mantienen viva la tradición, una atmósfera
que por ser indescriptible se dice en términos religiosos, y el
orgullo por ser cuna del arte y la cultura.
Esos sentimientos se expresan con diversas frases: Matanzas
duerme y sueña, está dormida entre los ríos, sus tardes
son quietas, largas, silenciosas, suaves, se embelesa en místico
arrobamiento; es la ciudad provinciana de la tradición/ donde
el tiempo pasa sin causar ultrajes/ sobre las costumbres, sobre los
paisajes... ; es siempre altiva, pura, gentil, siempre la misma en
los buenos y los malos tiempos; es La cuna de las ciencias y las
artes/ El Templo de la paz y del amor, como refleja Carlos Prats
en su poema Matanzas.
En el análisis realizado y en los elementos poéticos, se
pone de manifiesto que en la autoimagen del matancero hay
un predominio de la cultura espiritual sobre cualquier otra
con-sideración, y el sentimiento patrio –expresado fervorosamente–
se manifiesta más por la vía de la cultura que de la
confrontación armada.
La revista Mil como gestora de identidad matancera
Analizando los contenidos de la revista podemos comprobar
que el grupo gestor de la misma, que ha encargado su
dirección al Historiador de la Ciudad, tiene una clara conciencia
de cuáles son las representaciones sociales compartidas que
han heredado, y esos aspectos, presentes en los matanceros
con mayor o menor grado de conciencia y elaboración, son
reforzados por la publicación.
Mil brindó suficiente información para que los ciudadanos
conocieran la historia de su urbe, pues sin el conocimiento no
es posible la identificación, la formación de ideales comunes
108

y el sentimiento de pertenencia; favoreció que se tomara conciencia
de ese pasado común, de esos elementos que por más
de un siglo han tenido alta significación para los miembros de
la ciudad, que son propios y a veces únicos de Matanzas, y que
la distinguen y particularizan de otros pueblos.
Toda identidad tiene una continuidad en el tiempo; el presente
actualiza de modo peculiar ese pasado según el contexto
histórico, y ese presente se encuentra también en la revista. Al
lado de la pasada gloria de la Atenas de Cuba, se señalan aquellos
aspectos de la realidad que entroncan con ella: educadores,
literatos, artistas, instituciones culturales y la enorme tarea del
progreso urbanístico de la ciudad, que en octubre de 1944 había
involucrado ya a más de 2 000 habitantes. Todo esto refuerza
la autoestima del matancero, algo que es fundamental en una
identidad de valencia positiva.
Teniendo en cuenta que la identidad “también se construye,
también es parte de obras, de proyectos y de elementos muy
conscientes de grupos, de generaciones, de gentes, de personas,
de sujetos, de individuos, etc” 4 podemos afirmar que el Patronato
Pro Calles, a través de su revista Mil fue no sólo expresión de
una identidad ya existente; sino también un factor constitutivo
de identidad matancera. Y esa labor la realizó concretamente a
través del urbanismo, que fue la razón de su existencia.
La revista forjó el sentimiento de identidad matancera no
sólo mediante la dimensión cognitiva, dando a conocer el pasado;
sino creando ideales y aspiraciones actuales comunes,
trazando objetivos de participación colectiva que devolviera a
Matanzas parte del esplendor que había conocido en el siglo x i x,
para mejorar sus condiciones urbanas y su higiene y convertirla
en un centro turístico dadas las bellezas naturales excepcionales
que tanto alabaron los viajeros decimonónicos.
El Patronato Pro Calles y su revista Mil resultaron factores
constitutivos de la identidad matancera en esos años, porque,
además, fueron capaces de crear proyectos comunes con los
109

que se sintieron identificados todos los sectores sociales, y
promovieron la participación de la totalidad de los pobladores.
Esto transformó la conducta mortecina y la indiferencia de una
ciudadanía hastiada y agotada por la negligencia y mediocridad
gubernamentales, en una de compromiso y acción. Los
proyectos de urbanización presentados por Mil crearon una
movilización ciudadana que no se había dado nunca antes,
unieron a los matanceros, despertaron el sentimiento de responsabilidad
con respecto a la ciudad y su historia e incentivaron
una praxis transformadora, con lo que pusieron de manifiesto
la dimensión conductual del sentimiento de identidad.
En su época, Mil motivó el conocimiento y la reflexión sobre
la historia de Matanzas, fijó los contenidos identitarios provenientes
del pasado, actualizándolos en medio de la acción
social, contribuyó a precisar la autoimagen del matancero, fomentó
su autoestima, potenció su sentimiento de pertenencia a
la ciudad y engendró una nueva conducta. Medio siglo después
continúa –en los fondos de la Biblioteca Provincial Gener y Del
Monte– brindando el tesoro de su información, una noción de
quiénes somos y un legítimo orgullo por nuestra ciudad.
Citas y referencias
1 Uno de los nombres con los que los gestores del bienestar y progreso de la
ciudad a través de Mil se autonominaban.
2 Mil, 1º enero de 1944, pp.14-15.
3 Natural de Asturias, ocupó la plaza de Arquitecto municipal del Ayuntamiento
de Matanzas por Real Orden de Isabel II de 27 de abril de 1867.
Personalidad injustamente olvidada a pesar de sus singulares aportes a la
arquitectura matancera.
4 Cultura e Identidad Nacional: Memorias del encuentro “Cuba: Cultura e
Identidad Nacional”, La Habana, 23 y 24 de junio de 1995, Ediciones Unión,
Ciudad de La Habana, 1995, p. 69.
110

La Cruz Roja
en Pedro betancourt.
Colección de piezas
Lic. Julián Rogelio Álvarez López
111

Julián Rogelio Álvarez Blanco (16/9/1950)
Director del Museo Municipal de Pedro betancourt. Realiza
investigaciones relacionadas con el territorio en que vive y labora,
al mismo tiempo hace función de historiador de la localidad.
Es Profesor Adjunto de la Universidad Municipal.
112

Nacida en junio de 1859 en el campo de batalla de Solferino
(al norte de Italia), por iniciativa del joven ginebrino Henry
Dunant, la Cruz Roja se funda internacionalmente en octubre
de 1863, con el objetivo esencial de convencer a los Estados de
que los heridos y quienes los atienden no deben ser considerados
adversarios y merecen protección. Desde su creación, esta
institución humanitaria se ha mantenido consagrada al noble
servicio de socorrer a las víctimas y a los enfermos durante
las guerras, accidentes, catástrofes y desórdenes públicos en
tiempos de paz.
En Cuba la primera Sociedad de la Cruz Roja se crea en la
ciudad de Matanzas en junio de 1894 y es disuelta al año siguiente
por desavenencias con el régimen colonial español. Constituida la
República Neocolonial, la organización resurge en Cuba en 1906,
y se instituye nuevamente en Matanzas en 1935.
De acuerdo a los testimonios de la mayor parte de sus
fundadores, la Cruz Roja se oficializa en Pedro Betancourt en
1943. De este año datan las primeras referencias a esta organización
en el territorio, en boletines nacionales y en la prensa
de la época.
En este primer lustro de la década de 1940, la principal
fuente de ingresos en este municipio matancero era la industria
azucarera. Molían en la zona los centrales Cuba 1 y Dolores.
2 Se cultivaban además cereales –significativa la producción
de arroz– y legumbres. El Censo de Población y Viviendas
efectuado en 1943 arrojó que Pedro betancourt contaba con 18
637 habitantes, distribuidos en nueve barrios. Ejercía entonces
la alcaldía Florentino Ibaceta barranco, del Partido Liberal, por
113

la Coalición Socialista Popular. El Partido Comunista se había
incrementado considerablemente en el territorio.
En la esfera social, el pueblo contaba con dos cine-teatros
y en 1941 se había fundado una Escuela Primaria Superior. Se
gestaba entonces la Liga de béisbol Amateur de Pedro betancourt.
3 También fue fundada la Unidad Clínica, primera clínica
privada.
No obstante este aparente florecimiento económico y sociocultural,
las condiciones de vida de la población estaban
supeditadas a los males de la época: predominaban el desempleo,
el juego, la prostitución, la insalubridad y otros flagelos,
y frecuentemente se desataban epidemias.
En los primeros meses de 1943 azota a Pedro betancourt
una gran epidemia de tifus, originada por la contaminación
de las aguas de los pozos. Fue precisamente este flagelo el que
generó la creación de la Cruz Roja en la localidad.
La fundación tuvo lugar en la casa del Dr. Ángel Emilio
Aguiar Santamaría –el que ocupó el cargo de jefe máximo–
y contó además con la presencia de los Doctores José Daniel
Urrutia y Everardo borges, así como del maestro Enrique Pérez
Giorla y el ingeniero Servando Carrillo Álvarez quienes tuvieron
a su cargo la organización de la institución sanitaria.
A la brigada de la Cruz Roja betancourense le correspondió
nacionalmente el número 27. Se crearon pequeñas
brigadas dentro de la misma y un Comité de Damas. 4 Los
primeros brigadistas recibieron adiestramiento mediante marchas
y clases de primeros auxilios. Gradualmente aumentó el
número de miembros.
Entre las primeras actividades de la Cruz Roja en Pedro
betancourt estuvo la vacunación contra el tifus para lo que
se establecieron tres puestos sanitarios, en los que fueron
inmunizadas más de 600 personas. Así se logró dominar la
epidemia . 5
La organización radicaba en el domicilio del Dr. Aguiar 6
114

quien a finales de la década de 1940 donó un terreno de su
propiedad en la calle Luchana entre Sol y Martí 7 para la
construcción del edificio de la Cruz Roja. La obra fue iniciada
alrededor de 1950 con el esfuerzo de los propios miembros.
Los fondos para la misma se ampliaron mediante funciones
benéficas en los cine-teatros de la localidad, colectas públicas
y verbenas populares.
Entre los integrantes de la Cruz Roja existían grados
similares a los militares: Comandante, Capitán, Teniente,
Sargento, Cabo y Soldado, este último destinado a los camilleros.
Los grados estaban limitados al sexo masculino, las
mujeres nada más podían ocupar el cargo de Jefa de brigada.
Sólo ostentó el grado de Comandante en Pedro betancourt
el Dr. Emilio Aguiar.
Entre las actividades realizadas por la Cruz Roja en este
territorio antes del triunfo revolucionario, se destacan los cursos
de adiestramiento recibidos por sus miembros, el trabajo
profiláctico con la población en cuanto a medidas de carácter
sanitario, la atención médica a los niños de las familias más
humildes, las donaciones de sangre (de donante a paciente) y
la atención directa a heridos y evacuados al producirse huracanes,
inundaciones e incendios. 8
El sostenimiento económico de la organización se llevaba
a cabo mediante el aporte mensual de los miembros. Anualmente
se celebraba el 8 de mayo el Día de la Cruz Roja, fecha
en la cual se realizaban colectas en las calles y a la entrada de
las principales vías de comunicación. La Cruz Roja también
participaba en las colectas de la Liga Contra el Cáncer y la
Liga contra la Ceguera.
El 1º de enero de 1959 se abren nuevos horizontes para la
Cruz Roja Cubana a través de los planes de salud pública llevados
a cabo por la Revolución. Las campañas de vacunación
masiva, higienización de barrios insalubres, la creación de
brigadas Sanitarias y el enfrentamiento a las agresiones ene-
115

migas, son algunas de las labores que asume la organización
a partir de entonces.
La Cruz Roja en este territorio mantuvo su edificio hasta
1974, año en que se trasladó hacia allí la Clínica Estomatológica
General Pedro betancourt. El instrumental fue depositado en
una pequeña habitación de la Policlínica Dr. Cesáreo Sánchez
Gómez, 9 en la que se habilitaron además camas para los choferes
de la ambulancia que sería administrada por la organización.
Allí se mantuvo la Cruz Roja hasta obtener un nuevo
local en la década de 1990. 10
La labor de adiestramiento se intensificó a través de cursos
teórico-prácticos, impartidos por miembros fundadores y médicos.
Estos cursos, además de primeros auxilios, incluían la
preparación para tiempos de guerra. Se instituyeron también
estas vías de entrenamiento por parte de los Comités de Defensa
de la Revolución y la Federación de Mujeres Cubanas.
Entre las principales labores llevadas a cabo por la Cruz
Roja betancourense en el período revolucionario se destacan
las Campañas de Vacunación antipoliomielítica y el auxilio a
las víctimas de catástrofes tales como el incendio de grandes
proporciones ocurrido el 14 de marzo de 1960 y las frecuentes
inundaciones en la zona sur del municipio en épocas lluviosas.
Miembros de la organización prestaron servicios en las localidades
orientales afectadas por el huracán Flora en octubre
de 1963 y en la atención a heridos al producirse la agresión
mercenaria por Playa Girón.
A mediados de la década de 1960 se fundan las brigadas
Estudiantiles de la Cruz Roja, integradas por estudiantes de
la enseñanza Secundaria básica, quienes recibieron cursos de
adiestramiento y demostraron sus habilidades frente a brigadistas
de otras localidades.
La creación de las brigadas Sanitarias fue un paso de singular
importancia para el funcionamiento de la Cruz Roja en
esta etapa. Integradas por trabajadores de la salud y de otros
116

organismos, se destacan en las citaciones para la realización de
pruebas citológicas, las visitas a embarazadas y niños pequeños
y, en general, en el apoyo a los programas de Salud. Singular
resulta la ayuda brindada en las campañas para contrarrestar
las epidemias de dengue y conjuntivitis hemorrágica, en las que
se establecieron pequeños hospitales en las zonas rurales.
Alrededor de 1990 la Cruz Roja adquiere su estructura
actual. Sus objetivos se basan en los principios fundamentales
de la organización a escala mundial. Está supeditada a una
Dirección Provincial y esta a su vez a la Dirección Nacional.
Cuenta con un equipamiento adecuado y la integran brigadas
entre las que se destaca el Grupo de Intervención en caso de
desastres. Están formados también el Consejo Municipal y los
Consejos Municipales de Veteranos y de la Cruz Roja Juvenil.
La labor se distribuye en doce frentes atendidos por dos activistas.
Como organización sanitaria, la Cruz Roja continúa su
noble función humanitaria al servicio del pueblo.
Estudio de la colección de piezas de la Cruz Roja en
Pedro Betancourt.
Entre las primeras colecciones que se forman en el Museo
Municipal Gustavo González Pérez, de Pedro betancourt,
luego de su fundación el 29 de junio de 1982, se encuentra la
de piezas vinculadas a la Cruz Roja en el territorio, donadas
por miembros de la organización en diferentes etapas de su
historia. Con el paso del tiempo, esta se enriqueció a través de
los planes de rescate y donaciones espontáneas, hasta alcanzar
un total de 31 piezas.
Seguidamente reflejaremos los resultados del estudio de
las piezas en cada sección:
Sección Historia
La sección cuenta solamente con seis piezas de esta colección:
117

1. Grados
No. de inventario: 0.338
En cartón recubierto con tela y nylon. De forma rectangular
en su parte superior y triangular en la inferior. De color
aceitunado, presenta las barras correspondientes a Sargento
de Primera en rojo sobre fondo blanco.
Mide 12 x 8 cm
Donados por Héctor Mederos Argüelles, fundador de la Cruz
Roja en Pedro betancourt.
2. Gallardete
No. de inventario: 0.339
Entregado a la Cruz Roja por la atención a heridos durante
la batalla de Playa Girón. De tela en color blanco con caracteres
en rojo. Su forma es cuadrada.
Mide 23,5 x 24 cm
Donado por Renal Rosales García, 11 miembro de la Cruz Roja.
3. Monogramas
a) Monograma de tela.
No. de inventario: 0403
En forma circular, con borde azul y cruz roja en el centro
sobre fondo blanco.
Mide 2,5 x 2,5, x 0,2 cm
b) Monogramas de metal
No. de inventario: 0.401 y 0.402
También de forma circular, de borde plateado con una cruz
roja en el centro sobre fondo blanco.
Miden 2 x 2 x 0,5 cm
Pertenecieron al miembro de la Cruz Roja Lorenzo Cintado
Morales, quien los donó al Museo Municipal.
4. Emblema
No. de inventario: 0.400
Utilizado en las gorras de los oficiales. De metal plateado,
con forma ligeramente curveada para su adaptación a la gorra.
118

Representa el Escudo Nacional.
Mide 3,8 x 4,5 x 1,6 cm
También donado a la institución por Lorenzo Cintado Morales.
Sección documentos
Se agrupan en esta sección las 25 piezas restantes de la
colección.
1. Carta de acreditación
No de inventario: 1.539
Fechado el 27 de octubre de 1962. En la misma se hace constar
que Lidia García Roque es miembro de la Delegación Pedro
betancourt de la Cruz Roja.
Mide 27,7 x 20,1 cm.
2. Receta
No. de inventario: 1.538
Data del 29 de enero de 1964. En la misma aparece el emblema
de la Cruz Roja. Se lee en la receta el nombre de Lidia García
Roque y su grupo sanguíneo.
Mide 10,5 x 16 cm
3. Diploma
No. de inventario: 1.537
Otorgado el 15 de abril de 1943 a Lidia García Roque, por alcanzar
la categoría sobresaliente en exámenes de Primeros Auxilios.
Estos documentos fueron donados por la propia Lidia García
Roque, fundadora de la Cruz Roja en Pedro betancourt.
4. Carnés
No. de inventario: 1.503 y 1.515
Fechados respectivamente el 8 de diciembre de 1968 y el
119

7 de agosto de 1978. El primero constituye una constancia de
aprobación de un curso de primeros auxilios, el segundo la
acreditación como miembro de la Cruz Roja. Ambos a nombre
de Luis Alfonso García quien los donó a la institución.
5. boletines y revistas
No. de inventario: 1.526; 1.532; 1.527; 1.531; 1.533; 1.528;
1.529; 1.530; 1.535; 1.536 y 1.534
Se trata de once boletines y revistas de la Cruz Roja Nacional,
fechados entre 1943 y 1960 en La Habana, que forman parte de
los que sistemáticamente recibía la Cruz Roja betancourense y
que circulaban entre sus miembros.
Contienen importantes artículos sobre la labor de la Cruz Roja
en Cuba y en el mundo y en algunos de ellos se hace alusión
al municipio Pedro betancourt.
Datan respectivamente del 1943,1946 (3), 1947 (2), 1948 (2),
1951, 1952 y 1960.
Los fechados hasta 1948 miden 27,5 x 20 x 0,2 cm; los de 1951 y
1952, 30 x 23,4 x 0,2 cm, y el de 1960, 29,5 x 21,6 x 0,2 cm.
Fueron donados al Museo Municipal por Lidia García
Roque.
6. Fotografías
a) Fotografía tomada a los miembros fundadores de la Cruz
Roja en Pedro betancourt. Década de 1940.
No. de inventario: 1.522
Mide 12,5 x 17 cm
Donada por Héctor Mederos Agüelles.
b) Fotografía tomada a los miembros fundadores de la Cruz
Roja en Pedro betancourt. Década de 1940.
No. de inventario: 1.523
Mide 5,5 x 8 cm
Donada por Lidia García Roque.
120

c) Fotografía que muestra la entrega de una canastilla por parte
de la Cruz Roja al niño Emilio Falcón Santana. Década de 1940.
No. de inventario: 1.890
Mide 10,3 x 15,5 cm
Donada por Noema Sieyes.
d) Fotografía de Lidia García Roque, fundadora de la Cruz
Roja en Pedro betancourt. Década de 1950.
No. de inventario: 1.524
Mide 9 x 12 cm
Donada por Lidia García Roque.
e) Fotografía tomada a tres miembros de la Cruz Roja: Luis
Alfonso García, Martín Cintado Morales y uno de apellido
Echazábal cuyo nombre no se ha podido determinar (1958).
No. de inventario: 1.504
Mide 14,3 x 12,4 cm
Donada por Luis Alfonso García.
f) Fotografía que refleja la entrega de diplomas y medallas
a miembros de la Cruz Roja (década de 1960).
No. de inventario: 1.508
Mide 7,3 x 10,4 cm
Donada por Luis Alfonso García.
g) Fotografía tomada en ocasión de una accidente ferroviario
en Santa Clara. Aparecen Luis Alfonso García, Lorenzo
Ramos, Filiberto Valdés y Juan Manuel Martínez, miembros de
la Cruz Roja betancourense (julio de 1959).
No. de inventario: 1.505
Mide 6,3 x 8,3 cm
Donada por Luis Alfonso García.
h) Fotografía de los miembros de la Cruz Roja en una movilización
a labores agrícolas (década de 1960).
121

No. de inventario: 1.525
Mide 12,5 x 20,5 cm
Donada por Héctor Mederos Argüelles.
i) Fotografía del edificio de la Cruz Roja en Pedro Betancourt
(década de 1950).
No. de inventario: 1.304
Mide 20,4 x 25,3 cm
Donada por Héctor Mederos Argüelles.
Citas y referencias
1 Actual Cuba Libre.
2 Posteriormente Jaime López y perteneciente al municipio Jovellanos.
3 Creada en 1944 y con carácter provincial desde 1946, adquirió fama a nivel
nacional e internacional.
4 La componían mujeres que aunque formaban parte de la organización no
participaban en la totalidad de las actividades. No obstante, desempeñaron
una importante función al frente de los puestos de vacunación antitífica.
5 Se emplearon las vacunas Bacteriana Antitífica Finlay y Tifonela LISSA
intradérmica.
6 Situado en la calle Martí esquina a Luchana, actualmente calle 24 esquina
a 23.
7 Actualmente calle 23 entre 22 y 24.
8 Se destacan la labor en ocasión de los huracanes de 1944 y 1948 y durante los
dos grandes incendios del 2 de marzo de 1953 y el 27 de junio de 1955.
9 Fundada en 1967.
10 Situado en la calle 27 entre 22 y 24, donde radica actualmente.
11 Destacado miembro de la Cruz Roja en Pedro betancourt. En 1982 ocupó el
cargo de vocal en el Consejo Provincial de la Sociedad Cubana de la Cruz
Roja en la provincia de Matanzas y fue además miembro del Comité Ejecutivo
y de la Comisión Organizadora. Reside actualmente en Jovellanos.
Fuentes consultadas
122

Bibliográficas
CRUZ ROJA CUbANA: Más de ocho décadas al servicio de la comunidad,
plegable, [s.n.], [s.a.]
__________________: Sociedad Nacional. Ciudad Habana. IV, [s.n.],
1982.
__________________ y MEDIA LUNA ROJA: Retrato de un Movimiento
Internacional, Impreso en Suiza,.[s.n.], [s.a.]
LE RIVEREND, JULIO: La República, Editorial de Ciencias Sociales.
La Habana, 1975.
Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba: Informe Central, Editado
DOR CC / PCC, La Habana, 1975.
Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba: Tesis y Resoluciones,
Editado DOR CC / PCC, La Habana, 1976.
Programa del Partido Comunista de Cuba: Editora Política, Ciudad de
La Habana, 1987.
Sociedad Cubana de Cruz Roja: Matanzas.[s.n.] [s.a.] .
Documentales
ÁLVAREZ LÓPEZ, JULIÁN ROGELIO, NEREYDA CARIDAD
CÁRDENAS PUMARIEGA y MARíA TERESA GARCíA SOUZA.
Historia de Pedro betancourt. 3 era versión. Monografía. Pedro
betancourt, 1993. ( Inédito )
Archivo Histórico Provincial. Matanzas. Fondo: Asociaciones.
bRITO, YOLANDA y EDUARDO PEDRAZA: Hoy es el día de ...
Texto en preparación. Jagüey Grande.
Carta de acreditación otorgada a un miembro de la Cruz Roja en
Pedro betancourt. 27 / X / 1962.
GARCíA MESA, DEYkIS. Cruz Roja Matancera. 1894. Muestra del
Mes. Museo Provincial Palacio de Junco. XII / 1994.
MUSEO “GUSTAVO GONZÁLEZ PÉREZ”: Pedro betancourt, Sección
Historia.1 Sección documentos.
Periódicas
123

Boletín Oficial de la Cruz Roja Cubana. 1946-1948.
Periódico El Imparcial. 1940-1959.
Revista Mensual de la Cruz Roja Cubana. 1943-1952.
Revista Cruz Roja Cubana. IX-X / 1960.
Testimonios (entrevistados en el año 2000 por el autor de esta investigación).
Acosta Herrera, Adalberto
Alfonso García, Luis
Carrillo García, Nelly
Cintado Morales, Eddy
Cintado Morales, Lorenzo
De Armas Ibáñez, beatriz
Eloseguis Núrquez, Zenaida
Falcón López, Francisco
García Roque, Lidia
Gorrín Medina, Ernelys
Hernández Rodríguez, José Dolores
Llanio Santana, Noelia
López Hernández, Geraldina
Martínez Grass, Clara Estrella.
Matos Urzueta, Pablo
Porto Soler, José
Ramos Otaño, Miriam
124

El promotor cultural:
agente activo en la
preservación del
patrimonio comunitario
Lic. Laydis L. Daniel Santana
125

Laidys Luvia Daniel Santana (Matanzas, 1972)
Graduada de Filosofía en la Universidad de La Habana.
Se desempeña como Investigadora Agregada en el Grupo de Investigación
y Desarrollo de la Dirección Provincial de Cultura. Profesora
asistente adjunta de la Universidad de Matanzas.
126

“El promotor cultural es el representante de la cultura en la base. Su desempeño
en las actuales circunstancias resulta estratégico. Tiene que ser un excelente comunicador
que aglutine a las masas y por ello debe sentirse importante”.
Abel Prieto
En la década de los 90 del pasado siglo, comienzan a ser crecientes
los estudios y programas orientados al trabajo comunitario
como respuesta a la necesidad de rescatar los espacios
de participación de la población, para potenciar su papel de
sujeto activo en el constante proceso de transformación de
nuestra sociedad. El estudio y diagnóstico de las comunidades,
barrios, consejos, se ha convertido en tarea de primer orden
para los organismos e instituciones de quienes depende la
implementación de proyectos de desarrollo que se encaminan
al mejoramiento de la calidad de vida y al bienestar de cada
ciudadano.
Conscientes de lo que representa la comunidad para nuestro
sistema social, el gobierno, el Partido y las organizaciones
políticas y de masas conceden especial relevancia al Trabajo
Comunitario Integrado, y un ejemplo de ello lo constituye la
Ley 91 de los Consejos Populares.
Ahora, ¿cuál es el papel del promotor cultural en este
proceso? ¿Cuáles son los vínculos de trabajo de estos actores
sociales con el resto de los factores de los Consejos Populares
en el municipio Matanzas? Sobre el estado actual de estos
elementos y acerca de los gustos, preferencias y tradiciones
culturales de este territorio es que pretendemos recapacitar
en este artículo.
127

Un proceso de investigación culmina con la presentación,
difusión e introducción de los resultados obtenidos. De
esta forma el investigador llega a alcanzar no sólo una mayor
comprensión del fenómeno objeto de estudio; sino que comparte
esa comprensión con los demás; de ahí nuestro interés
en reflexionar acerca de varios elementos que arrojó el Estudio
diagnóstico de las tradiciones culturales, gustos y preferencias del
municipio Matanzas que realizamos recientemente y cuyo resultados
pretendemos sean asumidos como elementos y señales
útiles para todas aquellas personas, instituciones u organismos
que realizan trabajo comunitario.
En la actualidad uno de los objetivos de la política nacional
se encamina a promover la mayor participación de los sectores
sociales en los programas de la Revolución, entre los que
cobra gran relevancia el cultural, ya que como sentenciara el
compañero Fidel “la cultura es alma y espada de la nación”.
De ahí la necesidad de realizar un trabajo cultural, que cuente
con la diversidad y el pluralismo de la sociedad a la hora de
trazar las acciones, orientado a las necesidades sociales y a sus
soluciones.
El Grupo de Investigación y Desarrollo de la Dirección
Provincial de Cultura en Matanzas, se propuso dar solución a
una de las necesidades de investigación que existía en el municipio
cabecera, a solicitud del Departamento de Programas
Culturales de la provincia, del Centro Provincial de Casas
de Cultura, la Dirección Municipal de Cultura, entre otras
instituciones, y para ello ejecutamos el estudio trazándonos
como objetivos:
1. Conocer los gustos y preferencias culturales de la
población del municipio Matanzas partiendo de los Consejos
Populares como unidad de análisis.
2. Indagar en la población sobre el conocimiento de las
tradiciones del municipio.
3. Valorar la interrelación entre las instituciones culturales,
128

la escuela, el médico de la familia, con el trabajo del promotor
cultural.
Para su realización efectuamos una exhaustiva búsqueda
bibliográfica en diferentes instituciones, con el interés de examinar
la mayor información posible sobre el tema.
Entre otros se revisaron los diagnósticos de la Casa de la
Cultura bonifacio byrne los que, aunque aportaron muy poca
información, se tomaron en cuenta para el análisis, junto a lo
que fue arrojando este estudio.
La investigación se desarrolló de febrero a diciembre del
año 2001, con la colaboración de los promotores culturales
de la citada Casa de la Cultura, en ocho de los diez Consejos
Populares del territorio. 1
Métodos y técnicas empleados. Breve información
La elección de los métodos y las técnicas se realizó acorde
al objeto de la investigación y se utilizó la combinación de métodos
cualitativos y cuantitativos según fue conveniente.
La encuesta –a través de un cuestionario– se aplicó a diferentes
grupos sociales con el objetivo de conocer los intereses
y tradiciones culturales, gustos y preferencias.
Por la importancia del trabajo colectivo, la dinámica de grupo
fue otro de los métodos empleados, apoyándonos en las técnicas
de entrevistas grupales y asambleas de análisis y debates que fueron
realizadas con los diez promotores culturales y la especialista
que los atiende. Realizamos, además, entrevistas grupales a líderes
formales e informales, promotores naturales y factores. 2
Para obtener los elementos necesarios se elaboró un cuestionario
que fue aplicado por los promotores culturales a factores en dichos
consejos. Más adelante profundizaremos en los resultados.
La información obtenida nos permitió precisar 29 barrios o
zonas que existen en los ocho Consejos estudiados. 3 De ahí que
nos dimos a la tarea de seleccionar y analizar detalladamente
129

sólo los datos de diez de los veintinueve que pertenecen a los
Consejos. Esta selección se realizó a través del método Criterio
de expertos aplicado a los miembros del Consejo de Dirección
de la Dirección Provincial de Cultura y a los Directores de las
instituciones del municipio de Matanzas. Los índices o elementos
para la selección, en los que un mayor número de personas
coincidieron fueron:
1. barrio marginal
2. barrio o zonas apartadas de la ciudad
3. barrios de gran complejidad social y problemas sociales
4. barrios tradicionales
5. barrios con gran concentración poblacional.
Creemos necesario señalar que los datos que aquí se ofrecen
nos dan una visión general del comportamiento de los gustos,
preferencias y tradiciones culturales en los ocho consejos
estudiados. En el informe de investigación, se precisa detalladamente
cómo se comportan estos aspectos en los consejos y
barrios o zonas seleccionados.
Los elementos más significativos que arrojó, de manera
general, nos permite conocer que en la realización de actividades
en el tiempo libre el 41,5% de los sujetos encuestados
prefieren las recreativas, el 35,8% las culturales y el 22,7% las
deportivas. Pudimos constatar que las tres actividades preferidas
son: El campismo (26,1%); escuchar música (19,6%);
ver TV (19%).
Estos resultados demuestran que las preferencias han variados.
En las investigaciones sobre el uso del tiempo libre en
Cuba 4 se afirma que las actividades que más gustaba realizar
la población era ver televisión, oír música y leer.
130

Gusto por las actividades culturales
El 49,2% de los individuos estudiados gustan mucho de
las actividades culturales, y sólo el 8,1% no optan por ellas;
esto no significa que haya una correspondencia entre el gusto
por las actividades culturales y la realización de las misma.
Sin ser categóricos, podemos decir que de las tres actividades
señaladas, sólo oír música pudiera considerarse que tiene un
sentido y contenido cultural, y este, a su vez, pudiera estar
vinculado con el contenido de lo que se escucha. No obstante
creemos que este punto necesita mayor estudio.
A continuación señalamos por orden de preferencia las siete
actividades, de las 45 que con mayor sistematicidad ofrecen las
instituciones culturales:
1. bailables (26,1%)
2. Recitales (12,4%)
3. Festivales (11,7%)
4. Espectáculos humorísticos (10,6%)
5. Circo (9,7%)
6. Presentación de libros (8,5%)
7. Desfile de moda (8,4%)
Con el interés de conocer si se realizaron actividades culturales
en los barrios, la frecuencia de las mismas y su correspondencia
con lo que les gustaría que se ofreciera, se incluyó
en el cuestionario una pregunta con tres incisos, la que nos
permitió precisar que el 16,8% de los individuos encuestados
plantea que no se realizan actividades culturales en su barrio,
el 29,2% refiere que sí y el 40% a veces. Esto posibilitó reafirmar
que sólo uno de cada siete sujetos encuestados, manifiestan que
en su barrio se realizan actividades culturales.
Resulta interesante el análisis de las cifras de no respuesta
en algunas de las preguntas del cuestionario. Nos llamó la
atención que el 59,2% de los sujetos no hace referencia ni a una
actividad de las que se realizan. Esto nos alerta acerca de la
131

poca realización de actividades culturales en los barrios y/o la
poca divulgación o información en el caso de efectuarse. Como
vemos, sólo el 41% respondió la pregunta y de este el 35,7%
de los individuos plantean que estas actividades se realizan
una vez por mes.
Al analizar el aspecto concerniente a las actividades que
les gustaría se realizasen en el barrio, constatamos que sólo
respondió el 26.9% de los encuestados. Las respuestas apuntan
a bailables, actividades de teatro e infantiles.
Géneros musicales
Con respecto a los géneros musicales observamos que tanto
en las actividades que se brindan en el barrio como las que
ofrecen las instituciones culturales del territorio, las preferidas
son:
1. Música romántica (16,3%)
2. Música popular bailable (14,7%)
3. bailables populares (8%)
4. Música campesina y afrocubana (5,5%)
5. Música mexicana (5,2%)
Conocimiento de las tradiciones culturales
De forma general constatamos que 303 sujetos respondieron
conocer al menos una tradición, lo que significa el 75%
del total de los encuestados. Sólo 99 individuos no conocen
ninguna, lo que representa el 25% del total. Por tanto podemos
afirmar que tres de cada cuatro matanceros conocen al menos
una tradición en el municipio. Observamos además que hay
sujetos que conocen hasta diez de las tradiciones de las que se
les anunciaron.
Celebraciones o fiestas más esperadas
132

El análisis de la información arrojó 26 celebraciones o fiestas
que son esperadas cada año en el territorio, entre ellas se
destacan:
1. Los carnavales (54,4%)
2. Fin de año (19,4%)
3. La fiesta de la Colla (14,4%)
4. Cumpleaños (sobre todo los personales) (5,2%)
5. Semana de la cultura (4,7%)
Queremos apuntar que las fiestas y celebraciones que más
se esperan, están relacionadas, en lo fundamental, con fechas
culturales de la ciudad, celebraciones personales y efemérides
vinculadas al proceso revolucionario.
Sobre la interrelación que existe entre las instituciones y el
trabajo del promotor podemos decir que el 47,6% de los sujetos
estudiados consideran que el trabajo comunitario que se realiza
en los consejos es bueno y el 32,2% regular. Estos últimos opinan
que hay poca comunicación, coordinación y unión entre
los distintos factores y organismos con el promotor cultural. En
muchas ocasiones la carencia de un diagnóstico de los intereses
de la población, unido a que hay consejos muy extensos para un
solo promotor, a la falta de instructores de arte, son elementos
que obstaculizan el buen desarrollo del trabajo comunitario y
atentan contra la integralidad por la que se lucha.
No obstante, un 18,4% de los encuestados consideran que
aunque las relaciones de trabajo entre los factores en los Consejos
Populares podrían ser más efectivas, se han mejorado y
se están realizando más actividades, casi siempre cada uno por
su cuenta por ejemplo: la FMC, CDR, la escuela...
A esto le sumamos que el 58,4% de los sujetos considera
que es necesario trabajar coordinadamente con el promotor
cultural, pues según sus criterios esto facilita:
1. La relación con las instituciones, escuela, salud y las
133

organizaciones de masas.
2. Que el promotor sea el eslabón fundamental en la programación
y divulgación de las actividades.
3. La integración y las actividades, en consecuencia, quedan
con mayor calidad.
4. Que si se apoya el trabajo del promotor se pudieran formar
nuevos talentos en la comunidad y educar a las nuevas
generaciones con valores positivos que redundarían en beneficios
para todos.
Sin embargo, los trabajos coordinados entre el promotor cultural
y el resto de los factores en el consejo se circunscriben a:
1. La realización de actividades para celebrar fechas conmemorativas
importantes.
2. Realización de festivales y matutinos culturales.
3. Atención a los artistas en la comunidad.
Entre los elementos que dificultan realizar un trabajo
coordinado entre los sectores, organismos, instituciones y el
promotor cultural, se plantean:
1. No siempre el promotor cultural vive en el barrio.
2. Falta de recursos materiales y humanos como transporte,
audio, instructores de arte.
3. Falta de sensibilidad, unidad y relación de algunos sectores
con el trabajo del promotor y desconocimiento del mismo.
4. La lejanía.
Nuestra responsabilidad profesional, como científicos
sociales, comprometidos y sensibilizados con la necesidad de
fortalecer el desarrollo del trabajo comunitario en el municipio,
nos exige que a modo de conclusión compartamos algunas
ideas que emergieron en el proceso de investigación y que
consideramos son importantes tener en cuenta para próximos
estudios.
Estas reflexiones preferimos hacerlas más desde una perspectiva
metodológica que teórica (fue así como la vivimos). En
este sentido lo que expondremos se relaciona con la importancia
134

que le concedemos a los referentes conceptuales y metodológicos
utilizados para diseñar y realizar este diagnóstico, y los
obstáculos y limitaciones que confrontamos a la hora de realizar
el trabajo y analizar la información.
Concebimos combinar elementos de la metodología cualitativa
y cuantitativa; sin embargo, el peso fundamental se
dirigió hacia lo cuantitativo por la imposibilidad de movilización
de los promotores y la poca articulación que existe entre
los factores de los consejos y el promotor.
Esto nos hace conscientes de:
1. La necesidad de capacitar y aunar esfuerzos para llevar
a cabo el trabajo sociocultural con una visión integradora.
2. Realizar el diagnóstico en un territorio tan extenso, abarcando
ocho Consejos Populares del municipio, con la mayoría
de las personas que colaboran capacitados sólo para la aplicación
de cuestionarios, determinó que en el resultado prime la
perspectiva cuantitativa.
Por ello es de gran utilidad profundizar en los resultados
que aquí se exponen, realizando diagnósticos en cada uno
de los consejos, con métodos cualitativos y de investigación
–acción– participación. Así se incrementarán los niveles de
participación y protagonismo de todos los sujetos del diagnóstico,
y tendremos una versión más completa de la realidad
que nos propusimos conocer. Este diagnóstico se circunscribe,
casi en su totalidad, desde el referente objetivo, nos brinda descripciones
de la realidad estudiada y carece de la dimensión
subjetiva que tienen en general todos los procesos que ocurren
en la sociedad.
Realizar el diagnóstico con un enfoque cualitativo supone
analizar la realidad social como una totalidad, como un entramado
sistémico de relaciones sociales dinámicas y contradictorias
con las personas actuando: sus emociones, actitudes,
valoraciones, conocimientos y vivencias.
Aunque era nuestro interés, no logramos una participación
135

grupal y comunitaria, la cual es muy importante si se quiere que
sea realmente la comunidad protagonista de los procesos.
Debemos trabajar para fortalecer estos elementos, en ello juegan
un papel importante los promotores culturales y los factores
que inciden en los mismos.
La realidad nos ha demostrado la urgencia de potenciar
y articular el trabajo del promotor y el de los factores en los
Consejos Populares del municipio, de sensibilizarlos en la
necesidad de articulación y participación de todos los grupos
y miembros de la comunidad en el diagnóstico y el trabajo
sociocultural.
Capacitar a todos aquellos promotores naturales, líderes formales
e informales, o sea, a los factores de los consejos para que
apliquen el diagnóstico de sus realidades desde una perspectiva
participativa, utilizando métodos cuantitativos y cualitativos y
que entre todos, hagan del diagnóstico “un proceso educativo
en sí mismo, que produzca aprendizajes y crecimientos, desarrolle
capacidad de análisis crítico y de compromiso, donde
se establecen relaciones comunicativas de horizontalidad en
el trabajo para facilitar el descubrimiento de potencialidades
individuales y grupales; de esta forma garantizamos con el
fin del diagnóstico que los sujetos que participan en la vida de
la comunidad sean cada vez más conductores de los procesos
sociales en los cuales están evaluados”; 5 potenciar la casi nula
posibilidad de movilización y convocatoria que tienen los
promotores culturales en los Consejos Populares y que estos,
juntos con la Comisión Provincial de Recreación, el INDER,
entre otros organismos e instituciones, estudien con más profundidad
los elementos que aportan este estudio y los tengan
en cuenta para realizar su trabajo, serían tareas claves para
realizar más actividades culturales, recreativas y deportivas
que respondan a los intereses y preferencias de la población
de estos barrios. Obviamente, para ello, el promotor cultural
deberá convertirse en protagonista, agente activo de todo
136

este complejo proceso de promover y preservar el patrimonio
cultural comunitario.
Citas y referencias
1 No se incluyeron los Consejos Populares de Pueblo Nuevo y
Corral Nuevo porque no se entregó la información solicitada
a los promotores culturales de la Casa de la Cultura, la cual
era necesaria para conformar la muestra. Además la institución
no contaba con personal indicado para realizar el trabajo de
campo.
2 Estas no pudieron efectuarse tal y como fueron concebidas, pues resultó muy
difícil para los promotores culturales coordinar dicha actividad. Ante esta
situación, previa consulta con el Gobierno Municipal, se decidió realizarlas
sólo con los factores de los Consejos Populares estudiados.
3 Según información obtenida con la técnica asamblea de análisis y debate
realizada con los promotores culturales pudimos conocer que cada consejo
esta compuesta por varios barrios o zonas los cuales tienen sus características
propia y se diferencian en más o menos medida unos de otros,.Esto hace que
haya consejos con gran heterogeneidad respecto o los gustos y preferencias
tanto cultural como de otra índole. Según criterios de los promotores los
Consejos Populares están compuesto: Versalles, Zona Industrial, Hersey,
La Cumbre y Rpto. Americano. Matanzas Este: Simpson, Ojo de Agua,
La Marina, Centro Histórico, Centro de la ciudad, Plaza de Mercado y así
sucesivamente.
4 Esta información se obtuvo del estudio Utilización y eficacia
de las instalaciones e instituciones culturales del municipio
Matanzas de la autora Ana María Peña Rangel (Inédito).
5 Esta tesis que compartimos fue expuesta por María Isabel Romero y Carmen
Nora Hernández en el artículo: Diagnóstico: un acercamiento al tema. En
Boletín Caminos #13, abril 2001, Editado en el Centro Memorial Dr. Martín
Luther king, Jr. p. 5.
137

Fuentes consultadas
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cultural de la población urbana, Centro de Investigación y Desarrollo
de la Cultura Cubana Juan Marinello, [s.a].
IbARRA MARTíN, FRANCISCO y otros: Metodologia de la investigación
social, Editorial Pueblo y Educación, Ciudad de La Habana, 1988.
MACHADO bERMÚDEZ, RICARDO: Cómo se forma un investigador,
Editorial de Ciencias Sociales, Ciudad de La Habana, 1988.
REDONDO bOTELLA, LUISA: Lecturas sobre métodos y teoría de investigación
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ZAYAS AGUIRRE, PEDRO: El rombo investigativo. Un método lógico
práctico para la concepción, proyección y ejecución de investigaciones,
Editorial Adema, Ciudad de La Habana, 1997.
kUNT, LEWIN et al: La investigación–acción participativa: inicios y
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OROZCO GÓMEZ, GUILLERMO: La investigación en comunicación
participativa (selección de lecturas), La Habana. Centro de Intercambio
Educacional Graciela bustillos. Asociación de pedagogos de
Cuba, [s.a].
Documentales
FERNÁNDEZ, MERCEDES y otros: “Estudio sobre satisfacción de
público en el Teatro Sauto”. (Artes escénicas).
HERRERA, PATRICIA: “Los intereses de lecturas de las amas de
casa”. AICA, biblioteca Provincial Gener y Del Monte.
Proyecto de los promotores culturales: Casa de la Cultura bonifacio
byrne.
SUCRE, LIANA: “Las investigaciones sociológicas como instrumentos
para la orientación en el trabajo cultural”.
138

Esta edición consta de 300 ejemplares,
y terminó de imprimirse en diciembre del 2003.
Se emplearon las tipografías
book Antigua y Monotype Corsiva.
Impresión: María de los Ángeles Trelles
Encuadernación: Dalia Romero e Isabel Pérez
139

140