Navidad 09 pxp - Misioneros Siervos de los Pobres del Tercer Mundo

¿Cuáles son las páginas del
evangelio que nos hablan de María
como misionera? Lamentablemente
son pocas, pero cada una de ellas
es densa de contenido misionero.
Hoy quisiéramos detenernos un
momento sobre el acontecimiento
de la Anunciación (Lc 1, 26-38).
María está serenamente
ocupada aquella mañana. Está
entretenida en las labores de la
casa paterna en Nazaret… ¿Está
cocinando, cosiendo, cardando
lana o hilando? Tal vez está sencillamente
recogida, como para
descansar un poco en medio de
los quehaceres del hogar. Sin
embargo, María está orando en el
espacio interior de su corazón en
el momento en que el ángel
Gabriel se hace presente, la interrumpe,
la saluda: “Alégrate, llena
de gracia”. Turbada, María se
inclina dulcemente. El ángel se
apresura a decirle: “No temas,
María, porque has hallado gracia
delante de Dios”.
Pág. 12
“María, la primera
en camino”
Hno. Christian de Penfentenyo (francés),msp
¡Sí, alégrate, doncella! Lo
que el Señor ha ido preparando en
tu corazón desde tu concepción hoy
día se revela a ti de manera nueva y
definitiva: “Vas a concebir en tu seno
y vas a dar a luz un Hijo, a quien
pondrás por nombre Jesús”.
“Fiat”, es decir: “Hágase en
mí según tu palabra”, contestó
María.
No es sin cierta alegría y
conmoción que el misionero relee
este encuentro que San Lucas relata
con sobriedad en el capítulo primero
de su evangelio. No es una
simple coincidencia que el misionero
halle aquí algo de su propia historia.
La vocación misionera es una gracia
recibida de lo Alto. Es una realidad
que nace en la intimidad del corazón.
Si la misión es siempre el término
de un envío, el envío es, a su vez,
el término de un encuentro personal
con el autor de la misión. La misión
inicia siempre con una historia interior:
la historia sagrada entre el alma
y Dios.