Descargar Nº 1 - Conservatorio Superior de Música de Jaén

CRÍTICA
maestro exhausto, pero feliz de haber sabido de
nuevo hacer revivir una composición tan profunda
y compleja.
Hablar de la técnica del “Maestro”, es hablar de
un huracán programado para rugir en los momentos
deseados, tanto por el compositor, como
por él mismo.
Las manos del “Maestro”, son fuertes, recias y de
una serenidad espeluznante cuando el pasaje requiere
de todo tipo de diferenciaciones. El movi-
Impresión de las manos de Guillermo González en el Teatro
Nacional de China. (Imagen extraída de: http://
tertuliavillera.blogspot.com/
miento de estas manos, es solo el resultado de
una relación entre un profundo conocimiento
musical, formal y técnico de la obra y la transformación
del espíritu en el del compositor interpretado.
Su sonido, es un milagro. Descargado de tensión,
se expande por toda la sala, rebota y hace que
suene perfecto hasta en el último rincón. El no
profesional, sigue pensando que el piano solo
está en la situación de generar un solo timbre, en
fin, el resultado de golpear una cuerda, pero en
las manos del “Maestro” todo es variedad de timbre
y color.
El milagro se produce, al saber hacer diferenciar a
cada dedo, su intensidad en sí mismo y en relación
a la parte que le corresponde del discurso
musical. Saber dónde está cada mano y las diferentes
intenciones que expresan y al final, el peso
de todo el cuerpo, de tal manera, que el sonido
20 enarmonía
sale como extraído con una fuerza brutal, pero de
una finura exquisita, y que nos hace pensar, cómo
es que no se le rompen los dedos después de esa
compleja hazaña.
Y si después esa sutileza se traslada a la manera
de pensar y razonar del compositor, es cuando la
grandeza del intérprete nos inunda.
Para interpretar cualquier obra de Schumann, hay
que extraer cada sonido del todo, trabajarlo por
separado, ir dejando colgados en el aire melodías,
motivos rítmicos, sacar del piano todos los matices,
a veces con toda la fuerza del cuerpo, y una
vez diseminados por la sala, hay que ir ordenándolos
de una forma casi matemática, pero desde
la percepción profunda del corazón.
Y eso es lo que el Maestro realizó en este concierto
y la razón por la que cuando acabó, un intenso
pero gratificante cansancio, llenó su cuerpo y nos
fuimos a casa con una sensación de satisfacción
de saber, cada uno el nuestro, lleno de expresio-
(Imagen extraída de: http://www.guillermogonzalezpiano.com/
esp/galeria5.htm)
nes y mágicos recuerdos.
Gracias “Maestro”, gracias Guillermo González,
por saber dar vida a unas partituras escritas tan
lejos, en la geografía y en la historia, y hacerlas
actuales y vibrantes. Nos vamos con ganas de
volver a oírte y de aprender de nuevo de tu amor
y trabajo por este arte tan emocional y profundo
que es la música.
MARÍA LUISA MONZÓN GALLARDO